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CAPITULO 3 VIOLENCIA, CULTURA ESCOLAR E INCLUSION I cultura, pacto social y equidad I Los binomios: inclusién/malestar versus exclusion/violencia I Los binomios en la escuela I La inclusi6n: una labor colectiva ta palabra “vielencia” es la que aparece con mayor frecuencia en los medios periodisticos. También es habitual que la escuchemos en charlas familiares, de trabajo o entre quienes estin esperando un colectivo 0 haciendo cola en un supermercado. Alunos medios de comunicacién, ademés, difunden noticias rela- cionadas con hechos de violencia que, aunque a veces no Hlevan la palabra en su titulo, incluyen imagenes en las que podemos ver de modo descarnado, y reiterado, la capacidad de destruccién que tene- mos los seres humanos. Esas noticias son consumidas con avidez por lectores y espectadores, y se genera asi un mecanismo que hace que de la violencia sea, al mismo tiempo, un hecho el fendmeno soc real y un hecho mediatico. En los tiltimos aftos, a partir de las facilidades tecnolégicas que pro- porciona internet, la produccién y difusién de este tipo de imagenes se ha extendido también al Ambito privado, una modalidad a la que los jévenes no han permanecido ajenos. Muchos consumidores habituales de noticias de violencia en los medios se muestran perplejos frente a tun grupo de alumnos que hacen desmanes dentro de su escuela, gra- ban los hechos con sus teléfonos celulares y suben sus filmaciones a internet. Estas imdgenes, que sin duda impactan, parecen romper con Ia idea de cémo deberfan ser las cosas. Se trata de jévenes que eligen mostrarse a través de su-capacidad de destruccidn y de adultos que, al “Teleritse_a €8a. $i is 10 se sienten involucrados con esas escenas. Esas imagenes son vistas muchas veces como si no existieran nexos entte la violencia como fendmeno de toda la sociedad, los medios de Comunicacién, los nifios y los jévenes, los adultos y la escuela como ‘nstitucién, set configuracién social produce configuraciones subjetivas di : shay cuestiones sociales que, si bien no son determinantes, Sondicionan los modos de las respuestas. En este capitulo nos interest ind, i lagar sobre algunos aspectos de nuestra época para poner ¢P ransioos dl : : isreigs ' vinculo que existe entre las configuraciones de las culturas insti z 3 2 z Mara Brawer | VIOLENCIA. Odeo construir autorided pare una escuela inchusiva cionales escolares y algunas de las caracteristicas de la violencia que °¢ genera hoy en las escuelas. En tal sentido, resulta imprescindible reco! dar que las configuraciones institucionales juegan un rol fundamental en la construccién de la subjetividad de los nifios y los jévenes. Para avanzar en nuestro objetivo, hemos recurrido al marco tedrico que nos proporciona un texto emblemético como “El malestar en la cultura’, de Sigmund Freud, y el capitulo titulado “El malestar contem- pordneo”, del libro El deseo del analista, escrito por Javier Aramburu. Cultura, pacto social y equidad La cultura exige a quienes pretenden ser parte de ella una renuncia a la satisfaccién inmediata de sus pulsiones **, A medida que crecemos, vamos admitiendo que no podemos hacer todo lo que queremos. El hecho de que un nifio se lleve todo a la boca, que le guste destruir algunas cosas, que busque jugar con la comida o con sus propios excre- mentos tiene un limite que la cultura impone a través de los adultos. Cuando los chicos van regulando el empuje de su propio cuerpo ¥ comienzan a tomar dominio sobre s{ mismos, experimentan la valora- cién social. A modo de ejemplo, basta mencionar la alegria que sientea muchos padres cuando sus hijos empiezan a controlar sus esfinteres 0 cuando logran adquirir algiin habito social ponderado por la cultur® como usar cuchillo y tenedor. Como vemos, la premisa narcisista de “hago todo lo que quiero” 9° es compatible con la existencia de una cultura. Pero si la exigencia 4 renunciar a una satisfaccién ya experimentada no viene acom| ¢ recibir a cambio algo mejor, la renuncia no es posible. Esto es valido ®° solo para los chicos, sino también para los adultos: una persona adulé no deja de fumar a cambio de nada, lo hace porque en el horizon vislumbra que tendré una salud mejor. Asi, la alegria que m ; los padres cuando su hijo aprende a controlar los esfinteres Bratifica al propio nifio, y lo ayuda en la tarea de renunciar a la satisfaccién previa; la recompensa es el festejo de los padres por ese logro. Por eso la posibilidad que tiene un nifio de renunciar a algo Para insertarse en la cultura est en estrecha relacién con la exigencia del adulto; cuando eso ocurte, el pequefio accede a compartir la construccién comin que es la cultura: valores, criterios, practicas de respeto. Esa construccién comiin, que requiere el limite al despliegue pulsional, es la que posibi- lita el lazo social y otorga un lugar de pertenencia. Acceder a lo comtin, 4 eso que se comparte, a la ciudadania que atraviesa a todos aquellos que fueron incluidos, significa ser alojado, tener un lugar en la trama institucional y en la trama social, Toda cultura exige un pacto de convivencia. De no existir este acto, cada individuo-estarfa sometido a la arbitrariedad del otro; 0 habrfa acuerdo que pudiera superar lo individual. Freud sostiene que sta sustitucién del poder del individuo por el de la comunidad es ¢l paso cultural decisivo. Su esencia consiste en que los miembros de la comunidad se limitan en sus posibilidades de satisfaccién, n tanto que el individuo no conocfa tal limitacién. El siguiente equisito cultural es, entonces, la justicia, 0 sea, la seguridad de que el orden juridico ya establecido no se quebrantaré para favo- tecer un individuo 5, Precisamente, uno de los requisicos de un Estado democrético We los ciudadanos perciban de sus instituciones la actualizacién Nyt? de st promesa de igualdad expresada en su orden jury « <¢ Suficiente que la Ley Nacional de Educacién —en ¢l cx de fa 'Bentino— hable de las escuelas inclusivas y de ine lee cape lite secundario; es necesrio que cada insiucin ecole cepa 68 cada toma de decisién, en cada una de si en derech, {2 inelusién escolar. Que todos los ciuda na eo ol Bytay. 1 SStudiar define la igualdad ante la ley, est nila “ado debe Sarantizar, entre otras cuestiones, una vacan' no “808 Ai vol, XX. Sigmund: “El malestar en la cultura’, en Obra i s Amortoreu, 2001, p. 94, 3 £ 6 s q £ 5 z 5 z & a 5 z VIOLENCIA. Cémo construir autoridad para una escuela inclusive nes, Pero el proceso de Jos nifios y todos los jove ] i criterios de equie mediante la aplicacién de criter at las condiciones necesarias para que este proceso se pueda llevar a cabo, para que el acto con a * transmite lo comin (aquello que es compartido phate ad, aquello que hace identidad) pueda cener en cuenta las diferencias con «cada sujeto se va incorporando a los procesos de ensefiamza escuela para todos inclusién solo es posible dad} por eso se requiere cre las qu y aprendizaje. Nosotros, como actores del sistema educativo, tenemos que avanzat hacia un modelo con mayor capacidad de inclusién y de conocimiento; este es el horizonte que nos orienta en nuestra tarea. La educacién no es un instrumento tinico de cambio, pero sf uno de los més importan- tes por su potencia de transformacién; de ah{ que podamos pensar en lla como una herramienta dil para reconstruir muchos de los lazos que, a lo largo de varias décadas, se fueron fragmentando en nuestra sociedad (como resultado de la polarizacién social, de la impunidad, de la falta de proyecto colectivo, del desempleo, de un bajo presupuesto en educacidn, del desprecio por la investigacién cientifica, de priorizat la renta financiera en lugar de la produccién industrial...). En paralelo con esa fragmentacién, dentro de la sociedad se transformé también el sentido de lo que significa un marco legal, se perdié la dimensién de la inclusién y se reforz6 la nocién de lo punitivo; todo esto también pus? én cuestidn a la Justicia como institucién y provocé una crisis profund en la credibilidad de la autoridad, El siguiente ejemplo nos puede ayudar a pensar y ver con mds da tidad cémo esa fragmentacién social puede hacer eclosién en la inst tucién escuela a través del discurso d recortié y sigue recortiendo la infan cuando seas grande?”, Se trata le los alumnos. Una pregunta qué cia de todos es “;Qué querés set de pe incespblacion del mundo adulte nera jue abre la dimensié i toga que peice jugar ase lo que ain nose ok en sat en i Puedalegara set. Una maestracontaba que una teas dif cultades que tenfa en la & i oo poca de la crisi i sus alumnos de primaria era ense Hey ee 2001, en Argentina, cot ‘nsefiarles el tie m| no lograban comprender esta dimensi Po futuro de los ae ocurtié planteatle a un grupo a esa dificultad, s¢ Fen ser cuando sean grandes?” estaba el futuro, Pero todos se ir ut ys de un rato surgid una respuesta, jay a otra, “poliefa”, r "jypar a ser" es un derecho que les p w de la realidad, identificarse con 0 quienes sons s6lo necesitan que otros los puedan jugar a serlo, El juego per esuna manera de ir haciéndose... Tal hos denunclaba, de otra manera, “que se vayan todos” del 2001, no habia wn modelo, un ideal que nos permitiera comunidad; ladrén 0 policfa era un t chicos que mostraba la falta de lazo lugar o el tuyo %, escuela inclus! jr autoridad pare wna Como eonstruir au VIOLENCIA. bernar implica garantizar la inclusigy i erna del Estado consideran que g° De ah{ que un proyecto de pais que te s a uncia. . : : solo exigit la ren ién como las herramientas social y no a c formal y la educacion com: cial call gore Husibn social favorezca el oie - i : , . s de incl { sola existencia oe cto de la promesa de la ley. Aun — ‘ 0 oa id nN ac ral = no es suficiente para que la tarea de log deni a este proyecto no rio poner en relacién los conceptos de cultum, sea — Sera — a escuela y en cada aula, si pretendemo n idad e s : pacto social'y equa kaak mar as{ la sociedad. actualizar en acto el orden juridico y transformai Los binomios: inclusién/malestar versus exclusién/violencia Para poder pensar al en el marco de la ins gunos de los fendmenos de violencia que se dan abordarlos y resolve titucién escolar —y buscar modos de prevenitlos tlos—, se hace Necesario entender ciertos rasgos ue caracterizan a la confi rac guracién cultural actual, Como herramient le andllisis en esq direccié tar en Ia : que creemos que una claté posibl €n aquellos feng identificar las diferenc eet las entre En su libro ao TO. sigl . lo 0 del analj. ‘i el texto feuding mye Jie ter, wicbul 4 “star en la cultura” y dice: Voy a tomar ‘0 en |, i de la ta Version que puede llegar a tenet ode que en gi Victim, mds bier Is voya Nt i Se m, Ast, entonces, del empui ie jek ce vamos a encontrar la 2 "6s cambios ‘una cara ge EN ce "Ya que destituir la idea Peto tambj a de vic: estar se py, cae a in La fas ‘ahi Puede encon: Sate de Uoriqueo infantil © la socie “1 emp, «ly de los lazos B27 Aambuny Javier. yy ‘tiados a buscar otras | Aramburu subraya el malestar como resto de la operacién de la indusién a una cultura, En su texto, Freud plantea el malestar como df deajuste irreductible entre el sujeto y la cultura, como la falta de amonia entre el sujeto y la cultura. Y prosigue Aramburu: EI malestar ubica los puntos de crisis del sistema simbélico de una culrura. Pero también se puede leer que la cultura es el vinew- lo mismo, el medio de expresar el malestar. La culrura misma es el malestar, el estar disconforme, no conforme al uno del sistema. Malestar y remedio. La cultura es malestar y remedio para el malestar en tanto que la cultura forma parte de las maneras de procesar el malestar *. Si el malestar implica el desajuste entre el sujeto y ef sistema sim- bolico al que pertenece, es entonces la propia cultura la que permite la posibilidad del cambio. La rebelién del incluido y la del excluido peniurigataaieenanl “existe entre ef malestar del x Tl obrew, que wie ne rac del xi : Ten ee ce ee "wu malar en hcg 0 en boot a - are oe s s = z 3 z £ s 5 z a VIOLENCIA. Gémo construir autorided para une escuela inclusive orden més justo, un poco mds equitativo. En cambio, aquel que es excluido y produce una revuelta ¢ diferente, desorienta el mundg simbélico creado por la cultura, se entromete de manera distuptivay rompe con dicho orden instituido sin proponer otra cosa; asi, deja alg vista la verdad de la vida: no hay garantias. Este tipo de violencia og que Silvia Ons llama “posmoderna’ y describe como aquella que se infiltra por doquier, que ¢s ubicua, que no tiene limites... Ya no podemos localizarla, pulula por todos lados, se expande locamente. La mayoria de las veces irrumpe sin estrate- gias, navega desmadrada. Desprovista de encuadres ideolégicos, sin los antiguos marcos que podrian imaginariamente darle una razén, da lugar al dicho corriente de “la violencia por la violencia 73 en einen san se scadice solo econémica o social sie que, 4s, es también afectiva. Que una persona sea excluida imple ca una falta de lugar para alojarla, es no necesitarla, es Eo Fare DoS TE 7 ee Porvons Sem cel Om n cuenta, que no la necesita, que no la aloja. Por ej cuando 4 sauiotaceaneanandaeieaa busquen, no representa un problema en si el hecho de que, cuando encuentran, lo reten, después de buscarlo incesantemente; el problems surge si su papa o su mam4 no se dan cuenta de que él falta, y ef i S¢ preocupe por 4. * 4 de relaciones, de condiciones institucionales, ; de procedimientos -

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