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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Morgade, Graciela
TECNOLOGÍAS DE GÉNERO Y CARRERA PROFESIONAL DOCENTE: DESAFÍOS DE LAS
MUJERES EN UN SISTEMA EDUCATIVO "FEMINIZADOR"
Nómadas (Col), núm. 14, abril, 2001, pp. 82-88
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105115268007

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de la Docencia

NÓMADAS
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TECNOLOGÍAS
DE GÉNERO Y CARRERA
PROFESIONAL
DOCENTE: DESAFÍOS
DE LAS MUJERES EN UN
SISTEMA EDUCATIVO
“FEMINIZADOR”
Graciela Morgade*

Este trabajo presenta algunos avances de una investi- This paper presents some results of an ongoing research
gación en curso1 referida a los procesos cotidianos de cir- project referred to daily processes of circulation of power in
culación del poder en la dirección de escuelas primarias the task of leading a primary school and being a woman.
asumida por mujeres docentes.
Its purpose is twofold: from a social perspective, to deepen
Su propósito es doble: desde la perspectiva social, pro- the research of the powerful network of meanings related
fundizar la indagación de la potente trama de significacio- to gender that challenges women in formal power positions;
nes de género que interpela a las mujeres en los cargos from the perspective of subjects, to analyze systematically
directivos; desde la perspectiva de los sujetos (las sujetas the “human action” of women that build, exert and
en realidad) desplegar analíticamente la “acción huma- legitimize their power as the head in the every day life of
na” de las directoras que construyen, ejercen y legitiman schools.
su poder en la vida cotidiana escolar.

* Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Master en Ciencias Sociales y Educa-


ción (FLACSO). Docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, Argen-
tina. Especializada en temas de género y educación, en particular en la docencia como
trabajo femenino: la vida cotidiana de mujeres y varones docentes en la escuela, la
feminización del magisterio y, en el presente, la carrera profesional de las mujeres en el
sistema educativo.

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Introducción de género se expresan en esas vi- do marcan valoraciones diferencia-
das reales y cotidianas según la les acerca de lo “apropiado” o no
Siguiendo a Teresa de Lauretis configuración particular (Elias, “apropiado” que un determinado
(1996), entendemos que las tecno- 1994) que adoptan al integrarse espacio social puede ser para un
logías de género integran los dispo- con las relaciones económicas, sujeto particular. Esta aparente con-
sitivos sociales de subjetivación y, étnicas, generacionales, etc., que tingencia podría sugerir errónea-
por lo tanto, las relaciones de po- también interpelan la subjetivi- mente una interminable movilidad
der propias del mundo contempo- dad social del particular. coyuntural; no obstante, dado que
ráneo. Dice la autora: constituyen la dimensión
“(...) como la sexualidad, social del sexo y éste es
el género no es una propie- en la actualidad una de
dad de los cuerpos o algo ori- las más poderosas formas
ginalmente existente en los de clasificación social, las
seres humanos, sino el con- tecnologías de género son
junto de efectos producidos uno de los elementos más
en los cuerpos, los compor- fuertes que intervienen en
tamientos y las relaciones el proceso de subjeti-
sociales; en palabras de vación humana.
Foucault, por el despliegue
de una tecnología política Ahora bien, como la
compleja”. identidad - o la posición -
de género no se poseen de
Postulamos también manera permanente ni en
que en esos dispositivos forma absoluta, en tanto
existen discursos hege- relación social de poder,
mónicos de género y por el género debe ser ejerci-
lo tanto también discur- do, actuado, en forma
sos subordinados. Esto constante. Esta hipótesis
implica que antes que un de trabajo implica al me-
todo homogéneo y esta- nos otras dos anticipacio-
ble, el despliegue de esa nes: por una parte, que los
tecnología política inclu- cuerpos, los comporta-
ye tensiones, quiebres y mientos y las relaciones
movimientos; en suma, sociales de los sujetos es-
que se trata de un campo tán permanentemente
de lucha. comprometidos en cues-
tiones de género; por otra
La condensación parte, que la construcción
simbólica de esos discur- de las relaciones de géne-
sos integra el imaginario social Esa configuración se encuentra ro es un proceso permanente, en el
que interviene en la construcción situada históricamente, de modo cual también interviene la
de los sujetos: se trata de los sen- que la construcción identitaria que deconstrucción crítica (de Lauretis,
tidos - o los “mandatos” - sociales va produciendo cada sujeto, relati- 1996).
que, más o menos formalmente vamente inestable, puede variar
codificados, interpelan a los suje- según el énfasis que adopte cada Partiendo de estas premisas, es-
tos particulares a lo largo de toda una de esas relaciones. Del mismo tudiar los discursos de género des-
la vida en la forma de expectati- modo, también según el contexto de una perspectiva social implica
vas acerca del ser y el hacer hu- de relaciones de poder, los proce- indagar sistemáticamente los modos
manos. Los discursos hegemónicos sos sociales de atribución de senti- en que las instituciones sociales

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constituyen dispositivos de femi- indagado profusamente en investi- establecida explícitamente. En el
nización o de masculinización. Y gaciones anteriores (Morgade, caso de la ciudad de Buenos Ai-
desde la perspectiva de los sujetos 1992, 1997) 2 en qué sentidos la res, se encuentra en el Estatuto del
particulares, las maneras en que se docencia para las mujeres ha impli- Docente Municipal, versión local
combinan las relaciones sociales en cado e implica relaciones de poder del Estatuto del Docente Nacio-
una vida y un contexto determina- y de saber dialécticamente articu- nal. Según esa norma, el acceso al
dos colocando en un lugar central ladas con los contenidos hegemó- cargo de dirección se produce des-
teórico y empírico a la subjetividad nicos de los discursos de género pués de haber aprobado un curso
sexuada de las personas y sus prác- femenino. Y en concordancia con de capacitación, una prueba de
ticas cotidianas. los procesos comunes a los otros tra- oposición y una entrevista con el
bajos “femeninos”, la segmentación jurado. Están en condiciones de
horizontal se ha combinado con la comenzar el proceso de selección
Género, docencia y segmentación vertical: si bien hubo quienes se encuentren en los luga-
acceso al mujeres directoras desde los inicios res superiores del orden de puntaje
del cargo previo, que
cargo directivo es el de vicedirección,
en la puntaje obtenido por
Argentina antecedentes.

Al igual que en la Ya en este aspecto


mayoría de los países aparecen diferencia-
latinoamericanos, el ciones para mujeres y
sistema educativo ar- varones (Morgade y
gentino puede ser con- Arri, 1998). En un tra-
siderado un caso típico bajo escasamente re-
de burocracia estatal, munerado y valorado
ya que fue organizado socialmente, el ascen-
con una lógica pira- so se presentó a los
midal y centralista. En maestros varones co-
tanto encarnación de mo la mejor alternati-
un tipo ideal, su valor va para encontrar un
predominante es la racionalidad, la del sistema educativo, estas nunca sentido a su permanencia en la es-
impersonalidad, la intercambia- participaron en ese cargo en forma cuela: por cada tres mujeres debía
bilidad de las personas en los car- proporcional a la base de maestras acceder al cargo un maestro varón,
gos equivalentes y el registro de grado, ni siquiera en la actuali- independientemente del puntaje
sistemático de todos los procedi- dad en que la tendencia es un au- que hubiese obtenido. Este proce-
mientos. De alguna manera, un tipo mento femenino progresivo. so de “discriminación positiva”3 vi-
ideal “masculino” (Blackmore, Mucho menos aún en el cargo de gente por veinte años4 , se combinó
1994, 1999). “supervisión”, que nuclea a grupos con la falta de concursos sistemáti-
de alrededor de veinte escuelas; en cos, formando una “base” masculi-
El sistema se caracteriza por una la actualidad, en la distribución na en condiciones para el ascenso.
particular configuración de relacio- cuantitativa del escalafón los varo-
nes de género: no se trata solamente nes pasan de ser el 20% en las di- Las maestras suelen enfrentar
de la masiva presencia cuantitativa recciones de escuela a ser el 66% expectativas diferenciales en el pro-
de mujeres en la base y las tareas de las supervisiones de distrito. ceso del concurso. Si bien aparece
de enseñanza frente a alumnos/as como constante la valoración de los
sino, y tal vez fundamentalmente, Al igual que otras organizacio- conocimientos pedagógicos y admi-
de las relaciones, procesos y tradi- nes burocráticas, la regulación de nistrativos del/a postulante, suele
ciones asociadas al trabajo. Hemos la carrera profesional docente está ponderarse con singular importan-

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cia el “criterio” para el ejercicio del saber académico que se obtiene en legítimo) masculina. Esto impli-
cargo: quienes integran el jurado la formación previa. “Si es una per- ca que no se trata solamente del
suelen considerar que tal ejercicio sona que tiene “calle” 5 digamos... aprovechamiento institucional de
requiere, antes que nada, “tener si ejerció el rol de vicedirector bien o ciertos atributos propios de las
criterio”, habilidad que es evalua- ejerció una suplencia de director bien relaciones de género de la moder-
da centralmente en la entrevista y siempre resolvió bien, indudable- nidad, sino de algunas manifesta-
que se realiza en forma personal y mente se nota”. Dice un maestro ciones de la forma patriarcalista
la prueba de oposición que consis- integrante de un jurado. Y tener de liderazgo que desde Max
te en el análisis de una situación calle es diferencial entre mujeres Weber ha sido condenada en la
escolar. y varones... gestión moderna de las institucio-
nes: la autoridad que se obtiene
“Tener criterio” se re-traduce de Parecería que en el discurso en virtud de los designios de la
diversas maneras: como una organizacional predominan- tradición y, fundamentalmente, el
estrategia para partir de lo te se supo- uso en cierta medida arbitrario de
conocido y aportar nuevos la norma que hace de los hom-
elementos, en forma de su- bres sujetos más
gerencias; como la capaci- prácticos, más
dad de tomar decisiones y resolutivos.
resolver situaciones pro-
blemáticas a partir de En términos
una interpretación propia weberianos laxos
de la situación, con tac- diríamos que el
to para contener a los/ liderazgo racional
as diferentes actores burocrático del sis-
de la comunidad es- tema educativo se
colar y creatividad apoya, o legitima su
para encontrar salidas orden, sobre la base
no establecidas pre- de formas patriarcales
viamente o como el de ejercicio del poder
“balance” entre lo que está estable- (Morgade, 2000). En
cido, regulado, conocido por todos/ ne que el hombre tanto supuestos “porta-
as (“instituido”) y el margen de in- tiene más “criterio” y representa dores” del poder mascu-
novación e imprevisibilidad que la racionalidad y la legalidad, que lino, los hombres agregarán
toda situación social implica. Y en son dimensiones complementarias: legitimidad a los cargos que ocu-
la escuela la tarea cotidiana requie- lo racional se funda en lo legal y lo pen y en este sentido contribuirán
re una toma de decisiones perma- legal es racional. Ambas implican al poder burocrático. Esta comple-
nente; por lo tanto, interpela al objetividad, en tanto posibilidad de ja combinación de discursos
“criterio” en forma continua. tomar decisiones desgajadas de la racionalistas y patriarcalistas se plas-
emocionalidad subjetiva. man en las expectativas hacia las
El “criterio” parecer superar en supervisiones en una forma sintéti-
importancia a la formación peda- Pero la “objetividad” moder- ca: “si es varón, mejor”.
gógica básica. No es que ésta no sea na, ampliamente discutida por la
considerada relevante: la tarea pro- epistemología crítica y la feminis- No obstante, la tendencia
fesional es básicamente educativa. ta, no ha sido otra cosa que la ma- cuantitativa en los últimos años ha
No obstante, parecería que el cri- nera hegemónica masculina de sido el incremento de la proporción
terio (en este caso muy cercano de ocultar la persistencia de un cier- de mujeres maestras en los cargos
lo que se denomina “sentido co- to grado de arbitrariedad. El po- de dirección. En 1988 eran el 57%
mún”) tiene mayor probabilidad der formal entonces es reforzado mientras que diez años más tarde
para equilibrar una situación que el por la autoridad (en tanto poder son el 80%.

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Las mujeres han ganado concur- ción de estructuras diferenciales de tivo que parecen encontrar fren-
sos en virtud de sus conocimientos, interacción con los otros partici- te a una comunidad sexista es
su experiencia y su voluntad. pantes de la comunidad educativa, hacer alianzas con algunas madres
en particular con los/as maestros/as. pero, sobre todo, “entregarse” y
Con frecuencia las directoras sien- exigir de “sus maestras” una con-
Mujeres en la dirección ten el cambio y perciben que la ten- ducta similar. La fuente de la le-
de las escuelas sión negociadora que articula la gitimidad de su poder es justamente
primarias voluntad individual del maestro o su dedicación, su entrega, su com-
la maestra con la de su autoridad promiso político. Y su presencia
Del mismo modo que el pasaje “oficial” en el nivel local de la es- social en la comunidad llega a ser
a ser director de escuela represen- cuela adquieren intensidades dife- potente.
ta una suerte de etapa “natural” en renciales a las que existían con un
la carrera docente masculina, en antecesor varón. Las directoras per- Sin embargo, la relación de las
el caso de las mujeres la maestra ciben, con crudeza, que el poder no mujeres con el poder en la escuela
pasa desde un lugar de parece contradictoria.
“par” y un poder res- Muchas mujeres con-
tringido en el aula a ciben al poder como
detentar, sobre todo, violento o autoritario
una autoridad formal. en sí mismo. Se asimi-
De ser una igual pasa la a un proceso reñido
a representar al sis- con la ética docente y
tema frente a sus que su búsqueda solo
colegas; de la tarea satisface intereses per-
pedagógica de la en- sonales e individua-
señanza a niños y listas despreciables.
niñas, a la gestión bu- “Quiere escalar” apa-
rocrática de la admi- rece como una cate-
nistración escolar, a la goría que organiza uno
conducción de la co- de los sentidos nega-
munidad educativa y, tivos más consolida-
a veces, a la innovación pedagó- “se tiene” por la mera delegación dos del compromiso con una
gica. Evidentemente, se agregan formal del Estado y que una mujer carrera profesional, o política.
contenidos muy poco presentes en que accede a un cargo de autori-
la imagen del “ser maestra” o “ser dad en la jerarquía piramidal del Sin embargo, aun cuando resul-
maestro”. Pareciera que en el caso sistema educativo enfrenta obstá- ta poco frecuente autoadscribirse
de los varones, aunque el cambio culos que van más allá de los desa- un deseo “profundo” de llegar a un
es similar, parecen acceder a una fíos de toda gestión de conducción: cargo de poder, las maestras direc-
tarea más importante que la de el “ser mujer” es en sí mismo una toras, de hecho, asumen mayor
estar en el aula y más “apropiada” limitación. poder y autoridad; encaran respon-
para su sexo: “Es muy difícil que los sabilidades de liderazgo y de toma
hombres estén en menudencias... También se dan cuenta de que de decisiones, resignificación de
visualizando cosas pequeñas que no las expectativas de la comunidad normas y construcción de otras ex-
hacen al gran problema. El hombre son más positivas frente a un di- plícitas e implícitas; gestión de ini-
tiene una mirada más abarcativa. Por rector que frente a una directora. ciativas y aun enfrentamiento ante
eso es mejor compañero...” (Merce- Reconocen que los directores tie- la superioridad.
des, vicedirectora). nen un reconocimiento social por
anticipado al salir “al barrio” o al El director varón, menos aferra-
Estas significaciones de género interactuar con otros miembros de do a las normas, protector frente al
implican, entre otras, la construc- la comunidad. El modo más efec- afuera amenazante y, con frecuen-

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cia, virilmente seductor en un der superior o usa – virtual, como rística de la génesis del sistema
mundo de mujeres, parece estar amenaza, o realmente – el regla- educativo argentino o bien al
colocado “por fuera” del trabajo pe- mento, la norma escrita y sancio- compromiso afectivo y la entre-
dagógico cotidiano... Las directo- nada por el poder legislativo del ga. En ambos casos, componen-
ras por su parte suelen encontrar mundo extraescolar. Y muchas di- tes del dispositivo feminizador
una conexión interna, necesaria y rectoras entonces son percibidas que, no obstante, las hace tam-
al mismo tiempo estratégica, entre como autoritarias. Paradójicamen- bién ocupar “con legitimidad” un
su tarea cotidiana y la dimensión te, el empleo de los recursos lega- espacio que no se veía tan legíti-
sustantiva y técnica del trabajo: les es generalmente antipático y mo en primera instancia.
uno de los sentidos principales de coloca a las mujeres en una po-
la tarea cotidiana es el de acompa- sición concebida como “regla- Parecería entonces que en la
ñar, supervisar o facilitar el trabajo mentarista”. La norma es, con vida cotidiana escolar existen cier-
de las maestras. Aunque en ocasio- frecuencia, un respaldo institu- tos modos que se correlacionan con
nes su dedicación derive en situa- cional pero la hace enfrentar la si- “lo femenino”. Pero también exis-
ciones conflictivas: ten otros más asociados
“Después de una reunión con “lo masculino” a
(en que hubo un análisis partir de los cuales las
de una clase por ejemplo) mujeres en cargos de
yo les digo ‘Ahora no se dirección (o poder)
vayan a llorar a la sala construyen y recons-
de maestros’. Inmediata- truyen su posición. No
mente salen y se van a llo- obstante - y es casi
rar a la sala de maestros... tautológico - los mo-
No se les puede decir dos que presentan
nada...”, dice Leonor, continuidades con las
una directora que ha relaciones de género
quebrado un pacto im- hegemónicas aparecen
plícito de “no agresión” como válidos.
que parece regir en las
escuelas primarias: no La constatación de
entrar a las salas de clases. Vivida tuación de aparecer como “auto- las tendencias no obtura tampoco
como una invasión del mundo pri- ritaria” al hacer cumplir las normas la identificación de prácticas “fe-
vado por la escasez de la práctica, que, supuestamente, son raciona- meninas” entre los directores va-
la observación pedagógica también les... Y en la Argentina en que vi- rones: a veces, como liderazgo
es un potente recurso para el acom- vimos en la actualidad, suele ser pedagógico; otras –menos-, como
pañamiento sustantivo en el traba- menos condenable la seducción entrega a la comunidad o como
jo y la directora que logra franquear del líder patriarcalista varón que compromiso sustantivo con el tra-
esa valla, logra entonces devenir la aplicación de una norma por bajo; y en ocasiones, hasta llegan
una verdadera líder pedagógica. parte de una mujer. a perder legitimidad.

También convocar al superior Así, “privadas” de alguna ma- Es evidente entonces que los
(supervisor) puede ser una instan- nera de las atribuciones raciona- sujetos políticos que dirigen las
cia de empoderamiento y en oca- les de las reglas y de la autoridad escuelas se construyen y recons-
siones el empleo del Reglamento previa masculina, las mujeres di- truyen diariamente en un entre-
Escolar aparece como un recurso; rectoras tienden a reforzar la legi- cruzamiento de discursos que,
también en última instancia, pero timidad de su poder a través de afortunadamente, para bien y para
existente. En una situación límite recursos discursivos diferenciales mal, van más allá de los sentidos
en que resulta imposible ejercer su a los que apelan a la matriz dominantes.
poder, la directora recurre al po- civilizatoria/ maternalista caracte-

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MORGADE, Graciela. “El determinante de
Citas Bibliografía género en el trabajo docente de la escue-
la primaria”. Buenos Aires: IICE-UBA/
Miño y Dávila Eds, 1992.
1 “Género, autoridad y poder en la direc- BLACKMORE, Jill. “In the shadow of men:
ción de las escuelas primarias”. Tesis doc- the historical construction of educational “Mujeres en la educación. Géne-
toral en proceso. Universidad de Buenos administration as a masculinist enter- ro y docencia en la Argentina 1870-
Aires, Facultad de Filosofía y Letras. prise” en Blackmore, Jill et al. Gender 1930”. Buenos Aires: IICE-UBA/Miño
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2 Morgade, Graciela (1992) El determinante University Press, 1994.
de género en el trabajo docente de la escue- MORGADE, Graciela y ARRI, Alejandro.
la primaria. Buenos Aires: IICE-UBA/ Troubling Women. Buckingham: El “techo de cristal” de las maestras en
Miño y Dávila Eds. Y de la misma edito- Open University Press, 1999. Buenos Aires: un analizador de la rela-
rial (1997,comp.) Mujeres en la educa- ción contradictoria entre las mujeres y el
DE LAURETIS, Teresa. “La tecnología del poder formal. Actas de las V Jornadas de
ción. Género y docencia en la Argentina género” en Mora, Revista del Área
1870-1930. Historia de las Mujeres y Estudios de
Interdisciplinaria de Estudios de la Mu- Género, Universidad Nacional de La
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ción positiva ya que este recurso se utili- sofía y Letras, UBA. 1996.
za cuando un grupo está en evidentes ELIAS, Norbert. Conocimiento y poder. Ma- “Relaciones de género y ejercicio
peores condiciones para acceder a un drid: Ed. La Piqueta, 1996. del poder: una lectura desde la vida coti-
puesto que el grupo mayoritario. En el diana de la escuela”. Actas de las VI Jor-
caso de la docencia es más bien un recur- FOUCAULT, Michel. (1ª. Ed. 1984) nadas de Historia de las Mujeres y Estu-
so discriminatorio tendiente retener a un Microfísica del poder. Madrid: La Pique- dios de Género, Universidad de Buenos
grupo creando condiciones especiales de ta, 1992. Aires, Oficce 2000.
las que no gozan el resto de las trabaja-
doras. (1ª. Ed. 1977) Historia de la sexua- SAWICKI, Jana. Disciplining Foucault. New
lidad. Barcelona: Siglo XXI, 1984. York: Routledge, 1991.
4 En febrero de 2001 ha sido suprimido.
(1ª. Ed 1990) Tecnologías del yo. WEBER, Max. (9º edición) Economía y so-
5 Tener “calle” significa disponer de Barcelona: Paidós, 1996. ciedad. México: Fondo de Cultura Eco-
saberes que no se aprenden en los libros nómica, 1984.
ni en la academia sino fundamentalmen- MCNAY, Lois. Foucault and Feminism:
te de la experiencia. De alguna manera Power, Gender and the Self. Boston:
se trata también de una idea asociada al Northeastern University Press, 1993.
mundo extradoméstico.

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