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AGUA BENDITA

¿QUÉ ES?

El Agua Bendita es un Sacramental, un signo sagrado con el que, imitando de alguna manera al Sacramento del
Bautismo, expresa algunos de sus efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia fundada
por Cristo. Por el Agua Bendita, los hombres se disponen a recibir el efecto principal del sacramento del Bautismo y
se santifican diversas circunstancias de la vida.
¿PARA QUÉ SE USA ?

Se usa para reforzar los efectos del Bautismo, por ejemplo, pedir a Dios el perdón de los pecados, la salud del alma,
psiquis y cuerpo, el aumento de las virtudes (fe, esperanza, amor, unidad, responsabilidad, fortaleza, alegría), la
liberación de los enemigos (demonios, vicios, obsesiones, odios, violencias, drogas, relaciones destructivas), etc.
¿CÓMO SE CONSIGUE ?

Se llena de agua limpia un recipiente en buen estado, rotulándolo (si se puede) Agua Bendita, y se va a una
Parroquia, Santuario, Convento o lugar donde haya una Sacerdote o Diácono católico, válidamente ordenado, y se
le pide que la bendiga indicándole como se la usará.
GENTE QUE USÓ EL AGUA BENDITA:

- SANTA TERESA: “Estaba una vez en un oratorio, y se me apareció hacia el lado izquierdo, una abominable figura;
le miré especialmente la boca, porque me habló, y la tenía espantosa. Parecía que le salía una gran llama del
cuerpo, que estaba toda clara, sin sombra. Me dijo espantosamente que bien me había librado de sus manos, mas
que él me tornaría a ellas”. Entonces, asustada, trató de espantarlo con el signo de la cruz. El demonio la abandonó,
pero regresó rápidamente. Esto sucedió varias veces hasta que recordó que había agua bendita cerca: “Dos veces
me sucedió esto. Yo no sabía qué hacer. Tenía allí agua bendita y la eché a aquella parte, y nunca más retornó”.
En otro momento, Santa Teresa contó que el demonio estuvo cinco horas atormentándola “con tan terribles dolores
y desasosiego interior y exterior, que no sabía si podía soportar más. Las que estaban conmigo estaban espantadas
y no sabían qué hacer ni yo cómo valerme”. La santa admitió que solo encontró alivio después de pedir agua
bendita y arrojarla al lugar donde vio a un demonio cerca. Es en la explicación de este hecho que se da a conocer
su cita más famosa:
“Tras muchas ocasiones, tengo la experiencia de que no hay nada como el agua bendita para hacer huir a los
demonios y evitar que regresen. De la cruz también huyen, mas vuelven. Debe ser grande la virtud del agua
bendita”, señaló.
Más tarde, aseguró que conoció la consolación del alma luego de tomar el agua bendita, que le generó “como un
deleite interior” que la confortaba. “Esto no es un antojo, ni cosa que me ha acaecido sola una vez, sino muchas, y
he mirado con gran advertencia. Digamos, es como si uno tuviese mucho calor y sed, y luego bebiese un jarro de
agua fría, y sintiera un gran alivio. Considero que es una gran cosa todo lo que está ordenado por la Iglesia, y me
conforta mucho ver que tengan tanta fuerza aquellas palabras, que así se pongan en el agua, para que sea tan
grande la diferencia con lo que no es bendito”, continuó.
Santa Teresa de Ávila cuenta muchas otras historias sobre el poder del agua bendita en el resto del capítulo 31 de
su Autobiografía: El Libro de la vida.
- SAN VICENTE: “Si quieres ser útil a las almas de tus prójimos, recurre primero a Dios de todo corazón y pídele con
sencillez que te conceda esa caridad”, decía San Vicente Ferrer, quién solía dar un regalo especial a las esposas
que peleaban mucho con sus maridos. Él solía regalar a las señoras un frasquito con agua bendita y les
aconsejaba: "Cuando su esposo empiece a insultarle, échese un poco de esta agua a la boca y no se la pase
mientras el otro no deje de ofenderla". Esta famosa "agua de Fray Vicente" ayudaba mucho a las familias porque la
mujer, al no contestarle al marido con la ayuda del agua bendita, entonces no había peleas, porque lo que produce
la pelea no es la palabra ofensiva que se oye, sino la palabra ofensiva que se responde.
FRACISCO, PAPA: “Queridos hermanos y hermanas, cuando metemos la mano en agua bendita –entrando en una
iglesia tocamos el agua bendita- y hacemos la señal de la Cruz, pensemos con alegría y gratitud en el bautismo
que hemos recibido, -esta agua bendita nos recuerda el bautismo- y renovemos nuestro "Amén", -“Estoy contento”-,
para vivir inmersos en el amor de la Santísima Trinidad” (Catequesis de los miércoles, 02/05/2018).

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