238 ERIE H. ERIKSON.
wet deber adulto, y 2 medida que se diferencian e] choque com-
petitive y el abrazo sexual, quedan eventualmente sometidas a ese.
seaido etico que constituye la caracteristica del adulto.
[in .térmings estrictos, recién ahora puede desarollarse plena-
mente la verdadera genitalidad, pues gran parte de Ja vida sexual
que precede a estos compromisos. corresponde a la busqueda de
iuentidad, o esté dominada por las tendencias faélicas o vaginales
que hacen de fa vida sexual una suerte de combate genital. Por
atro lado, con excesiva Frecuencia se describe 1a genitalidad como
un estado permanente de dicha sexual recfproca, Este, entonces,
puede ser ei lugar adecuado para completar nuestro exainen de la
genitalidad,
A fin de lograr una orientacién bésica en esta cuestidn, citaré
Jo que ha llegado hasta mf como la declaracién mds breve de
Freud. A menudo sé afirma, y los malos habitos de conversacién
patecen corroboratlo, que el’ psicoandlisis ‘como terapéutica intenta
convencer al pacienite de que sdlo tiene una obligacién frente’ a
Dios ya sus. semejantes:, tener buenos orgasmos, con un “objeto”
adecyado yen forma regular. Desde luego, esto es falso. Alguien
le pregumts cierta vez a: Freud qué pensaba que una persona nor-
mal-debfa ser capaz de hacer para vivir bien. Es provanie que el
interlocutor esperara una respuesta complicada, Pero Freud, en
el tono brusco de sus antiguos dias. respordid. segiam <* atwrma:
Lieber und arbeiten (amar y trabajar), Conviene meditar sobre
esta simple f$rmula; se vuelve mas profunda a meaiaa que se
reflexiona sobr¢ ella, Pues cuando Freud dijo “amor”, se referia
al amor’ genital y al amor genital; cuando dijo amor y trabajo, se
refirié a una productividad general en el trabajo que no preocu
parfa al individuo hasta e] punto de hacerlo perder su derecho o
su capacidad de ser genital v capaz de amar. Asi. podemos refle-