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CENTRO UNIVERSITARIO DEL NORTE

UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA


LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
ABOGACÍA Y NOTARIADO

Derecho Penal I

Ensayo: La Pena de Muerte


Dara Joana Elizabeth Maas Tuchez
202043352

29 de abril de 2021, Cobán A.


La Pena de Muerte

Cuando se menciona la pena de muerte en la sociedad crea cierta controversia sobre este
tema, ya que lo tienen como un tema tabú, mas sin embargo por la controversia que sea
crea al hablar de él, no crea razonamiento en las personas y no profundizan bien sobre el
tema. Para profundizar sobre este tema, es necesario empezar por saber que es una pena.

Pena deriva del sanscrito Punya, que significa pureza o virtud (valores espirituales que
debía alcanzar el delincuente a través del sufrimiento por el delito cometido). Nosotros
consideramos, que la pena “es una consecuencia eminentemente jurídica y debidamente
establecida en la ley, que consiste en la privación o restricción de Bienes Jurídicos, que
impone un órgano jurisdiccional competente en nombre del estado, al responsable de un
ilícito penal”. En Guatemala en el Art. 41 del Código Penal encontramos las penas
principales; en este caso nos enfocaremos en la pena de muerte (el cual está regulado en
el Art 18. CPRG y Art. 43. COPE).

La pena de muerte consiste en la ejecución de un condenado por parte del Estado, como
castigo por un delito establecido en la legislación; los delitos a los cuales se aplica esta
sanción penal suelen denominarse crímenes o delitos capitales. El Código Penal de
Guatemala (1973) estipula la pena de muerte para el parricidio (Art 131. COPE), el
homicidio con circunstancias agravantes y el homicidio del presidente y del
vicepresidente (Art 383. COPE). Su aplicación es preceptiva para la violación de menores
de 10 años con resultado de muerte (Art 172 COPE). También lo es para los casos de
secuestro cuando la víctima es menor de 12 años o mayor de 60, cuando ésta muere o
sufre lesiones físicas graves o un trauma psicológico permanente (Art 201. COPE).

Según la Constitución de 1985 (Art. 18. CPRG), la pena de muerte no puede imponerse
a mujeres, a personas de más de 60 años, a los culpables de delitos de carácter político o
de delitos comunes relacionados con ellos, ni a personas extraditadas con la condición de
que no se les aplicará dicha pena, ni en los casos en los que una condena se fundamente
en pruebas circunstanciales. Una sentencia sólo puede imponerse después de agotados
todos los recursos de apelación. La Constitución establece que el Congreso puede abolir
la pena de muerte. En la práctica, la pena de muerte judicial raramente se ha aplicado en
Guatemala. Antes de las ejecuciones de septiembre de 1996, en 1982 se habían llevado a
cabo cuatro. Otras 11 se consumaron en 1983 en virtud del decreto de emergencia 46-82,
promulgado durante el estado de sitio impuesto cuando en 1982 el general Efraín Ríos
Montt se hizo con el poder. El decreto establecía tribunales militares secretos con potestad
para imponer la pena de muerte para una amplia variedad de delitos de carácter político.
Hubo contradicciones en las pruebas alegadas contra los ejecutados y serios indicios de
que éstos «habían confesado» bajo tortura. El decreto fue anulado tras el derrocamiento
del general Ríos Montt en agosto de 1983. En abril del mismo año, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, teniendo presente el caso de Guatemala, solicitó
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte Interamericana) una opinión
consultiva sobre la ampliación del ámbito de la aplicación de la pena de muerte por un
Estado Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Convención
Americana).

A pesar del fallo de la Corte Interamericana en 1983, según el cual la ampliación del uso
de la pena de muerte violaría la Convención Americana, en marzo de 1995 el Congreso
guatemalteco aprobó el decreto 14-95, que amplía la aplicación de la pena de muerte a
todos los declarados culpables de secuestro, incluso a los cómplices y a quienes traten de
ocultar tal delito.

En 1996, tras un aumento de la sensación de inseguridad pública provocada por el alto


número de secuestros, atracos a mano armada y linchamientos callejeros, varios sectores
de la sociedad guatemalteca aceptaron la pena de muerte como un medio eficaz para
combatir la delincuencia común. Entre los que se opusieron a ella estaban algunos grupos
locales de derechos humanos y la Iglesia católica. Desde las ejecuciones llevadas a cabo
en septiembre de 1996, el Congreso ha aprobado nuevas leyes que cambian el pelotón de
fusilamiento por la inyección letal como método de ejecución, manifestando así su
intención de que la pena capital se mantenga vigente como castigo penal.

Amnistía Internacional se opuso a la pena de muerte por considerarla una violación del
derecho a la vida y la forma más extrema de castigo cruel, inhumano y degradante. La
Convención Americana protege ese derecho y condena este tipo de castigos. La
organización lamenta profundamente el dolor de las víctimas de tales crímenes, pero no
cree que la aplicación de la pena de muerte sirva nunca como factor disuasorio que impida
la comisión de delitos violentos, ni que sea nunca un castigo apropiado. Las
investigaciones realizadas respaldan la postura de Amnistía Internacional sobre la pena
de muerte y nunca han aportado pruebas convincentes de que la pena capital sirva para
disuadir de cometer delitos con más eficacia que otros castigos.
En la actualidad el indulto no se encuentra regulado en el ordenamiento jurídico
guatemalteco actual, en virtud de que el decreto que regulaba dicha disposición se
encuentra abrogada. A pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos
ordenó a Guatemala en el año 2005 a adoptar las medidas administrativas y legislativas
necesarias, para establecer un procedimiento que garantice, que toda persona condenada
a muerte tenga derecho a solicitar recurso de gracia de la pena. Igualmente, la Convención
Americana de Derechos Humanos (Art. 1, 2, 4, 5, 8) y el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (Arts. 6.1, 6.4 y 14.1), tratados ratificados por Guatemala, consideran
el recurso de conmutación de la pena como un recurso humanitario, orientado a evaluar
en cada caso la conveniencia de la ejecución de una persona condenada a muerte. Por su
lado, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Arts. 2 y 6) -también
ratificado por Guatemala- exige garantizar a las personas condenadas a muerte el recurso
de gracia, para lo cual es preciso garantizar un procedimiento efectivo en la solicitud,
trámite y resolución. Durante el año dos mil ocho fue aprobado (el doce de febrero de dos
mil ocho) el decreto 06-2008 el que restituía el indulto para condenados a muerte, sin
embargo, este decreto fue vetado por el presidente Álvaro Colom; razón por la cual no
existe procedimiento a través del cual se logre el indulto.

Mientras se mantenga la pena de muerte siempre existirá el riesgo de que personas


inocentes sean ejecutadas. Todos los sistemas de justicia penal son vulnerables a la
discriminación y es necesario tener en cuenta la posibilidad del error judicial. Cuando la
capacidad para obtener una buena asistencia letrada se convierte en uno de los factores
más importantes en la determinación del resultado de un juicio, cuestiones como la raza,
la clase social y la falta de medios económicos pueden tener un efecto considerable sobre
la administración de justicia

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