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LA POTESTAD REVOCATORIA DE LA
ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO EN EL
DERECHO CHILENO.

TRABAJO DE MAGÍSTER

CRISTIAN G. OÑATE. ESCOBAR

VALDIVIA-CHILE
2016
3

ÍNDICE DE CONTENIDOS.

Página.

Índice de Abreviaturas: 5

Resumen: 6

Introducción: 7

1. Orígenes desde el Derecho Administrativo Español: 9


1.1.- Retrato histórico: 9
1.2.-Aproximación conceptual de la doctrina y jurisprudencia española: 12
2. Regulación en el derecho chileno: 21

2.1.- Aproximación histórica a la revocación en Chile: 21

2.2.- Análisis conceptual de la norma actualmente vigente: 24

2.2.1.- Concepto: 25

2.2.2.- Limitaciones legales a la Potestad Revocatoria: 28

2.2.2.1.- Letra a): Cuando se trate de actos declarativos o creadores de


derechos adquiridos legítimamente: 28

2.2.2.2.- Letra b): Cuando la ley haya determinado expresamente otra


forma de extinción de los actos: 36

2.2.2.2.1.- Caducidad: 36

2.2.2.2.2.- Invalidación y Nulidad judicial: 38


4

2.2.2.2.3.- Decaimiento: 39

2.2.2.2.4.- Regulación especial de la Revocación: 40

2.2.2.2.5.- Otras formas de extinción especial establecidas para actos


administrativos: 43

2.2.2.3.- Letra c): Cuando, por su naturaleza, la regulación legal del acto
impida que sean dejados sin efecto: 44

2.3.- ¿Existen otros límites dentro de nuestro derecho para el ejercicio de


la revocación?: 47

2.3.1.- Confianza legítima en la Revocación: 48

2.3.2.- La revocación frente al derecho a la igualdad: 49

3.- ¿Cuál es la regla general dentro de nuestro derecho administrativo,


revocabilidad o irrevocabilidad?: 51

Conclusiones: 54

Bibliografía: 57
5

ÍNDICE DE ABREVIATURAS.

CPR Constitución Política de la República.


CGR Contraloría General de la República.
LEA Ley 18.834 que establece Estatuto Administrativo.
LBPA Ley 19.880 que establece las bases de los Procedimientos
Administrativos.
LOCBGAE Ley Orgánica Constitucional que establece las Bases
Generales de la Administración del Estado.
LPACAP Ley 39/2015, denominada, del Procedimiento
Administrativo Común de las Administraciones Públicas.
LRJPAC Ley N° 30/92 de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común .
6

RESUMEN.
La legislación chilena reconoce de manera expresa la revocación administrativa como una de las
principales facultades de los órganos de la Administración del Estado. Sin embargo, la
regulación actual entrega poca claridad respecto a sus límites y ámbitos de aplicación. La
revocación chilena –regulación que tiene su origen desde el derecho español-, está recogida en el
artículo 61 de la Ley 19.880, y plantea 3 limitaciones:a) Cuando se trate de actos declarativos
o creadores de derechos adquiridos legítimamente; b) Cuando la ley haya determinado
expresamente otra forma de extinción de los actos; o c) Cuando, por su naturaleza, la
regulación legal del acto impida que sean dejados sin efecto. En este sentido, se establecen los
alcances de las mismas, como la fijación de otros límites dentro de nuestro sistema jurídico. Para
finalizar se determinará si la revocabilidad de los actos administrativos constituye la regla
general o no en nuestro Derecho.

ABSTRACT.
Chilean law expressly recognizes the administrative revocation as one of the main
powers of the organs of the State Administration. However, the current
regulation provides little clarity about its limits and scope. Chilean revocation -
Regulation which originates from the Spanish- right is enshrined in Article 61 of
Law 19.880, and raises three limitations: a) In the case of declarative acts or
creators of legitimately acquired rights; b) Where the law has expressly
determined otherwise extinguishing acts; or c) Where, by its nature, the legal
regulation of the act prevents are left without effect. In this sense, the scope of
these are set, such as setting other limits within our legal system. To end will
determine whether the revocation of administrative acts or not is the general rule
in our law.
7

INTRODUCCIÓN.

La actividad pública y política de todo país necesita la adaptabilidad de sus


decisiones al cambio de los tiempos, de las situaciones y de las visiones que se
tienen en torno a cómo resolver diversas disyuntivas que se presentan en el diario
vivir. El Estado, por tanto, debe tener herramientas para revisar sus decisiones, y
actualizarlas cuando corresponda. Es para ello, que existen los mecanismos de
revisión que establece la ley al respecto.
La potestad revocatoria de la Administración del Estado está recogida en
el artículo 61 de la Ley de Bases que establece los Procedimientos
Administrativos. Ella regula la posibilidad que tienen los órganos de la
Administración del Estado, de dejar sin efecto, hacia el futuro, un acto
administrativo válido, en pleno vigor, causando efectos hacia los administrados.
Se trata de revisar un acto administrativo que nació válido, pero que sin embargo,
no se ajusta al interés general, motivo por lo cual resulta inconveniente que este
siga produciendo efectos.
Sin embargo, es al momento de establecer sus límites donde se ha podido
apreciar sus principales dificultades. La presencia de tres limitantes sin mayor
desarrollo jurisprudencial ni doctrinario, traen consigo la dificultad práctica en
torno a determinar cuándo será posible la intervención de la revocación a manos
8

de la Administración del Estado, o, de caso contrario, cuando estaremos en


presencia de una situación limitada por la mencionada disposición legal.
En el mismo sentido, resulta del todo confuso determinar si la
revocabilidad de los actos administrativos sigue siendo un principio rector y
aplicado dentro de nuestro Derecho, aspecto que, clarificado los límites de la
revocación, posibilitaría una conclusión definitiva al respecto.
Los objetivos del presente trabajo es conceptualizar la revocación
administrativa en nuestro sistema jurídico, establecer sus límites, poner de
manifiesto las principales contradicciones doctrinales al respecto, y determinar la
existencia de otros no establecidos de manera expresa en nuestra actual
legislación. De igual forma, será necesario corroborar si la revocabilidad es la
regla general o excepción dentro de nuestro Derecho Administrativo.
La sistematización del presente trabajo se configura en relación a la
metodología analítica a utilizar, a fin de verificar el comportamiento de la
revocación en nuestro sistema jurídico, buscando concluir las formas de
comportamiento e interpretación que ha realizado tanto doctrina y jurisprudencia
en torno a las variables que conforman esta relevante potestad.
En este contexto, el trabajo ha sido estructurado de tal forma de iniciar el
análisis con el origen de nuestra legislación, la cual se remonta al derecho español.
Seguido a ello, se revisará brevemente los orígenes de la revocación en nuestro
país, para pasar posteriormente a su conceptualización, detallando cada una de las
limitantes que establece la ley, doctrina y jurisprudencia al respecto, para finalizar
estableciendo cuál es la regla general en nuestro derecho respecto a la
revocabilidad o irrevocabilidad de los actos administrativos.
9

1. ORÍGENES EN EL DERECHO ADMINISTRATIVO ESPAÑOL.

1.1.- RETRATO HISTÓRICO.

La facultad entregada al administrador chileno en el artículo 61 LBPA de


revocar de oficio los actos de la Administración del Estado, tiene un origen más
bien difuso, toda vez que ha sido recogida por distintos ordenamientos dentro
del derecho administrativo latinoamericano y continental europeo1.No obstante
ello, si se trata de determinar dentro de los distintos ordenamientos jurídicos
comparados cuál es la normativa de la cual tributa nuestra legislación en esta
materia, la revocación administrativa presente en la ley 19.880, tiene su referencia
o derivación desde el derecho español, particularmente, facultad hoy recogida a
través del artículo 109.1 de la Ley 39/2015, denominada, del Procedimiento
Administrativo Común de las Administraciones Públicas (en adelante
LPACAP),y que derogara la Ley N° 30/92 de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (en
adelante LRJPAC), de la cual, a través de su antiguo artículo 105.1 tributaba

1 Véase artículo 121 de la Ley de Podrecimiento Administrativo de Honduras, artículo 152 de la Ley General de
la Administración Pública de Costa Rica; Artículo 18 de la Ley de Procedimiento Administrativo de Argentina;
Artículo 82 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos de Venezuela; artículo 51 del Reglamento de la
Ley 2341 del Procedimiento Administrativo en Bolivia; artículo 140 del Código de procedimiento Administrativo
de Portugal.
10

nuestra revocación administrativa. En esta se establece el homólogo de la


revocación de oficio de nuestro ordenamiento dentro del Derecho
Administrativo español. En razón de ello, corresponde someter a un breve
análisis los orígenes de la norma comentada, así como a su vez los alcances de la
misma.
Con anterioridad al año 1992, no existía regulación expresa en el Derecho
administrativo español respecto de la potestad revocatoria. La Ley de
procedimiento española del año 1958, vigente hasta inicios de los noventa, no
regulaba la revocación, dejando sólo al desarrollo jurisprudencial y doctrinario los
alcances de la misma. Debido a ello, no es menor señalar la dispar doctrina
existente a tal época, la cual,por un lado, no se ponía del todo de acuerdo frente a
la existencia de la revocacióna manos del administrador;mientras que, por otro,
entre los que propugnaban por el reconocimiento de la misma, existía poca
claridad respecto de los alcances de la revocación. No obstante lo anterior, como
señala Iñigo Sanz Rubiales, “la revocabilidad de los actos desfavorables se pudo
deducir de la interpretación sensu contrario del viejo principio de irrevocabilidad
de los actos declarativos de derechos, que sí tenía su plasmación en diversos
preceptos de la Ley de Procedimiento de 1958, sobre todo en el relativo a la
revisión de oficio de actos anulables”2.

Con la entrada en vigor de la LRJPAC, a través del artículo 105.1,se


logra“reconocer, de forma explícita y con carácter general, la revocabilidad de los
actos de gravamen”3.

2Sanz Rubiales, I., "Revocación de sanciones administrativas por motivos de oportunidad", en Revista de
Administración pública, Nº. 148, p. 360.
3Ibid., p. 361.
11

En ese entonces, la potestad revocatoria se encontraba regulada en el


Título VII del mencionado cuerpo legal, denominado “De la revisión de los
actos en vía administrativa”. En el capítulo primero, caratulado como “revisión
de oficio” se establecía originariamente que “Las Administraciones Públicas
podrán revocar en cualquier momento sus actos, expresos o presuntos, no
declarativos de derechos y los de gravamen, siempre que tal revocación no sea
contraria al ordenamiento jurídico”.

Dicha redacción fue modificada a través de la Ley N° 4 del 13 de enero de


1999, la cual estableció la redacción en los términos siguientes:"Las
Administraciones públicas podrán revocar en cualquier momento sus actos de
gravamen o desfavorables, siempre que tal revocación no constituya dispensa o
exención no permitida por las leyes, o sea contraria al principio de igualdad, al
interés público o al ordenamiento jurídico."

Como señalara Marta Franch, la redacción de la norma habría venido a


resolver los principales problemas de la antigua disposición. Señala la autora, que
“el tema que se planteaba en la legislación anterior es si para dejar sin efecto un
acto no favorable se debían observar las mismas garantías que para la revisión de
oficio. La Ley N°30/92LRJPAC resuelve este tema de una forma clara y en un
sentido negativo, no son necesarias las mismas garantías.”4 Por otro lado, José
Luis Sánchez Gil, destaca que dentro de las novedades que traía tal reforma,se
encontraba la desaparición de la mención a los actos expresos o presuntos. A su
vez,se sustituye, también de acuerdo a los planteamientos que sirvieron de base a

4Franch, M. “Revisión de Oficio”. En Cisneros, Germán; Fernández, Jorge; López, Miguel (Coordinadores)
Control de la Administración Pública. Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho Administrativo, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, Ciudad de México D.F., p. 199.
12

la reforma, la expresión “actos declarativos de derechos y los de gravamen”, por


la de “actos de gravamen y desfavorables”5

Recientemente, la Ley N°30/92,LRJPAC,ha sido derogada de manera


íntegra y expresa por la ya mencionada Ley N°39/2015LPACAP, que establece
el Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, la
cual, desde el próximo 2 de octubre de 2016 entrará en vigor respectivamente.

1.2.- APROXIMACIÓN CONCEPTUAL DE LA DOCTRINA Y


JURISPRUDENCIA ESPAÑOLA.

La distinción que tiene la doctrina española respeto a los alcances de los


conceptos utilizados por el legislador español respecto a la revocación, varía en
relación a la manera en cómo se ha entendido dicha potestad, es decir, si se
puede concebir esta desde una perspectiva más amplia o genérica –como era la
visión clásica-, comportándose como una manifestación especial en torno a cómo

5Sanchez Gil, J. L., “La Revisión de los Actos administrativos por las administraciones Públicas en la nueva Ley

4/1999, de modificación de la Ley 30/1992, De régimen jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común”. Revista Jurídica de la Comunidad de Madrid, número 4 Agosto- Octubre
1999., P. 111.
13

era entendida la revocación6, o más bien en sentido estricto, describiendo a la


misma como la revisión de actos por razones de oportunidad o conveniencia
cuya causa fundante es el interés general. Hoy en día, en derecho comparado -y
desde luego también en el caso español- la discusión parece estar al menos
zanjada, siendo mayoritaria la posición que entiende la revocación en el llamado
sentido estricto.7

El antiguo artículo 105.1 de la Ley 30/92LRJPAC(hoy 109.1LPACAP)


establecía que la revocación es un mecanismo de revisión administrativa respecto
de actos que cumplen una específica característica: ser actos de gravamen o
desfavorables. Aquellos actos administrativos que tienen un destinatario externo
pueden afectar a éste de dos maneras diferentes: favoreciéndole, con la
ampliación de su patrimonio jurídico, otorgándole o reconociéndole un derecho,
una facultad, un plus de titularidad o de actuación, liberándole de una limitación,
de un deber, de un gravamen produciendo, pues un resultado ventajoso para el
destinatario; o bien, como segunda hipótesis, restringiendo su patrimonio jurídico
anterior, imponiéndole una obligación o una carga nueva, reduciendo, privando o
extinguiendo algún derecho o facultad hasta entonces intactos. Los primeros son
los actos favorables o ampliatorios de derechos y facultades; los segundos, actos
de gravamen o limitativos.8Son estos últimos sobre los cuales puede recaer la
potestad revocatoria de la Administración.

6 García de Enterría, E, Fernández, T.R., Curso de Derecho Administrativo, Volumen I, Quinta Edición, Editorial
Civitas S.A. Madrid, 1992 p.638
7
Bocanegra Sierra, R., La anulación de oficio de los actos administrativos, Academia Asturiana de Jurisprudencia, 1998,
p.77.
8Op. Cit. García de Enterría, E., Fernández, T. R. p.555.
14

No obstante ello, la doctrina española ha delimitado aún más la revocación


y su aplicación práctica, contrastándola con otros principios del ordenamiento
jurídico, y categorías clasificatorias de los actos administrativos que para estos
efectos, adquieren relevancia.A este respecto, René Santa María señala que debe
tratarse además de actos “puros”, entendiendo por tales aquellos que en sus
efectos sólo se generan consecuencias desfavorables para los destinatarios del
acto dictado, ya que -según señala el autor-, en el escenario en el cual se generen
efectos perseguidos por terceros –denominados “actos de doble efecto”9-o en el
caso en que en el mismo sujeto se radiquen al mismo tiempo consecuencias
favorables y desfavorables– entendidos como “actos mixtos”- se deberá
prescindir de la posibilidad de aplicar la revocación para estos casos, ello en razón
a que generaría dudas la aplicabilidad de los efectos del acto, respectode sobre
quién recaen y cuáles son sus alcances respectivamente, lo que, como señala
Santa María, restringe o recorta el ámbito de aplicación objetiva del entonces
vigente artículo 105.1 de la Ley N° 39/2015LRJPAC. Lo anterior, parece
consecuente con el respeto a la equidad y la no vulneración del derecho de otros
particulares, ante la posible desigualdad en el trato frente a la revocación de un
acto administrativo que afecta a más de un sujeto10.

En definitiva, lo que logra hacer el autor es delimitar los actos


desfavorables y de gravamen aplicando las limitantes generales establecidas en el
artículo 106LRJPAC (establecido en la nueva norma en el artículo 110 de la Ley
N° 39/2015LPACAP) de manera tal de identificar ciertas situaciones que se

9Íbid.
p. 556.
10
Cfr. con Santamaría Arinas, R. J., “La reforma del artículo 105.1 LPC y la revocación de los actos
administrativos”, en Revista de Administración Pública, enero-abril 2000, N° 151, pp. 441-464.
15

presentarán en relación a los efectos de un acto administrativo en los interesados,


con la conceptualización alemana que establece los “actos de doble efecto”, así
como además, lo que ha entendido como“actos mixtos”. De especial relevancia
es el primero, donde se alude a “actos de doble efecto”o “mit
Doppelwirkung”respecto de aquellos “que resuelven un conflicto entre intereses
privados que concurren o están en colisión, en relaciones jurídico administrativas
triangulares o multipolares”11. Estamos en presencia de estas situaciones –dentro
de otras- en materia urbanística y ambiental, así como además, en la dictación de
reglamentaciones especiales, donde las regulaciones administrativas afectan a
distintos sujetos, siendo cuestionado para la doctrina aludida el uso de la potestad
revocatoria para estos casos.

Lo cierto es que resulta enormemente interesante el contraste entre el


concepto de acto de gravamen o desfavorable versus lo planteado por nuestro
ordenamiento jurídico y que, sin perjuicio de pormenorización futura, el análisis
del derecho español denota un trato doctrinal distinto y por cierto más acabado
en la delimitación de los conceptos existentes, versus la redacción actual de
nuestro artículo 61 LBPA y el casi nulo trabajo teórico y jurisprudencial en
nuestro país al respecto.

Por otro lado, no deja de llamar la atención que René Santa María A. logra
llevar el análisis –aunque de manera muy somera- hacia la conceptualización de la
revocación en relación a sus consecuencias sobre los efectos del acto revisado,

Schmidt-Assmann, E., La Teoría General del Derecho Administrativo como sistema. Ediciones Jurídicas y Sociales S.A.,
11

Madrid, 2003, p. 323


16

los que utiliza para establecer el campo de acción de la revocación y los límites
que a propósito de su aplicación práctica se generan.

Continuando el análisis de la norma aún vigente, el artículo 105.1 LRJPAC


señala además los límites específicos a los cuales se someterá el administrador
español cuando desee aplicar la revocación, siendo estos los siguientes: el acto
revocatorio no debe constituir dispensa o exención no permitida por las leyes, ser
contrario al principio de igualdad, al interés público o al ordenamiento jurídico.

Que la revocación no constituya dispensa o exención no permitida por las


leyes, quiere decir que el acto revocatorio no puede ser un mecanismo para
obviar, no realizar o incumplir lo solicitado por la ley para llevar a cabo un
determinado mandato. En el caso en que la ley establezca expresamente la forma
de extinción de un acto administrativo y sus efectos, la revocación no podrá
utilizarse como una forma de incumplir el mandato expreso entregado por el
legislador. En este sentido, un ejemplo claro de ello lo constituye la
imposibilidad de liberar de una sanción administrativa a sólo uno de un conjunto
de afectados en similares situaciones.

En este mismo sentido, la potestad revocatoria no podrá vulnerar el


principio de igualdad, límite natural a las actuaciones de la Administración del
Estado, la cual estará impedida de generar diferenciaciones arbitrarias en el trato
con los administrados, no pudiendo nacer, a propósito de la aplicación de la
facultad revocatoria, situaciones que generen una dicotomía no fundada y
arbitraria respecto al trato del administrador y sus actos frente a la situación de
sus administrados. Así por ejemplo, en el caso de la imposición de una sanción
17

administrativa, si se revoca la sanción, “puede producirse que se conserven los


actos de gravamen, en el ejemplo la sanción impuesta, a otros particulares
competidores del beneficiado de la revocación”12.

Respecto del interés general como límite a la revocación, la doctrina


española que ha tratado el asunto, no parece del todo clara en cómo debe ser
entendido. En este sentido, Santa María, a propósito del análisis de ciertos fallos
del Consejo de Estado español, denota la falta de certeza respecto a si este
concepto jurídico indeterminado se comporta como límite efectivo al ejercicio de
la potestad revocatoria, o más bien como causa justificante de la misma.13

Por último, la revocación será contraria al ordenamiento jurídico español,


cuando este prohíba expresamente la revocación para determinados actos, o los
efectos del mismo sean contrarios a Derecho.

Con la derogación de la Ley N°30/92LRJPAC, de 26 de noviembre, la


nueva ley trajo consigo algunas incorporaciones en materia de límites, señalando
la nueva redacción que podrá darse lugar a la revocación “mientras no haya
transcurrido el plazo de prescripción. La frase“en cualquier momento”, propia de
la regulación que rige hasta el 1 de octubre de 2016, es desechada, incluyendo el
factor temporal dentro de las limitantes que el operador jurídico deberá tomar en
consideración para efectos de evaluar la posible aplicación de la potestad
revocatoria.De esta forma, el legislador español alude al plazo de prescripción del
ejercicio de acciones en contra del acto administrativo dictado, como mecanismo

12Bermúdez, J., “El principio de confianza legítima en la actuación de la administración como límite a la potestad

invalidatoria.”, en Revista de derecho (Valdivia) [online]. 2005, vol.18, n.2, p. 83-105


13Op. Cit. Santamaría Arinas, R. J. p.466.
18

de seguridad y certeza jurídica, que permite la consolidación de las situaciones


jurídicas, de tal manera que, una vez cumplido el transcurso del tiempo en el cual
se pudieron haber ejercido derechos por parte de los administrados, el Estado
tampoco podrá hacer uso de la facultad en estudio.

Por último, dentro de las limitaciones generales establecidas al conjunto de


prerrogativas con que cuenta la Administración para revisar un acto
administrativo, se incluyen las señaladas en el artículo 106 Ley N°30/92
LRJPAC(hoy artículo 110 Ley N°39/95LPACAP), aplicables también a la
revocación, por cuanto ésta es una especie de revisión, el cual dispone que: “Las
facultades de revisión establecidas en este Capítulo, no podrán ser ejercidas
cuando, por prescripción de acciones, por el tiempo transcurrido o por otras
circunstancias, su ejercicio resulte contrario a la equidad, a la buena fe, al derecho
de los particulares o a las leyes.” La norma en cuestión, contiene una serie de
principios moduladores de la revisión de actos administrativos, y de cierta forma,
una ratificación del carácter restrictivo con que dicho ejercicio debe contemplarse
en el Derecho español. Estamos en presencia de principios y limitaciones de
carácter general, a las cuales el legislador recurrió a fin de que sea la
jurisprudencia administrativa la que determine cómo los mismos limitan el
ejercicio de la revocación, como una de las modalidades de la revisión de oficio
de los actos administrativos existentes.

En relación a la equidad, la Jurisprudencia ha declarado que “hay


circunstancias en que la justicia y el derecho han de auxiliarse de la equidad,
puesto que la equidad es un principio general del Derecho que puede operar
como supletorio del mismo y que resulta de aplicación en diversidad de
19

ocasiones”14. El principio de la equidad no significa otra cosa que dar al caso una
solución más justa y más adecuada a sus esenciales características15, "aplicar una
solución de equidad no significa de ningún modo emplear un criterio de
benevolencia. Se trata, simplemente, de hacer justicia, o si se quiere, de llegar a la
justicia del caso. La equidad es una forma de normatividad no jerarquizada16.

Respecto a la Buena fe, ha señalado la jurisprudencia española que existe


vulneración a la misma,"cuando la Administración hace cualquier clase de
manifestación sobre la validez de un concreto aspecto o elemento de su
actuación administrativa, o que haya generado la apariencia de que esa era ya una
cuestión previamente analizada y valorada por ella y que, posteriormente,
promueva la revisión de oficio con base en la invalidez de ese mismo elemento y
en contradicción con su anterior manifestación sobre esa concreta cuestión”17.De
igual, forma se vulnera tal principio cuando “se finge ignorar lo que se sabe (…),
se realiza un acto equívoco para beneficiarse intencionadamente de una dudosa
significación o se crea una apariencia jurídica para contradecirla después en
perjuicio de quien puso su confianza en ella”18.

Respecto al derecho de los particulares, ha señalado El Tribunal Supremo


español a propósito de la nulidad, que “la acción de nulidad es improcedente
cuando por el tiempo transcurrido su ejercicio resulte contrario a la equidad o al
derecho de los particulares”; y añade que: “la seguridad jurídica exige que se
mantengan las situaciones que han creado derechos a favor de sujetos
14Sentencia TS de 10 octubre 1955 [RJ 1955\2800]; de 21 octubre 1957 [RJ 1957\2810]); de 3 junio 1960 [RJ
1960\2218]; de 3 octubre 1974 [RJ 1974\3571]; y 2 mayo 1978 [RJ 1978\1646]).
15Sentencia TSJ de Canarias de 14 de abril de 2000 [JT 2000\1167]).
16Sentencia TS de 20 de mayo de 19875.
17Sentencia TS de 27 de diciembre de 2006 (RJ 2006\10062).
18 Sentencia TS de 29 de enero de 1965 [RJ 1965\262]).
20

determinados, sujetos que confían en la continuidad de las relaciones jurídicas


surgidas de actos firmes de la Administración, que no fueron impugnados en
tiempo y forma, por lo que había razón para considerarlos definitivos y actuar en
consecuencia. Ello no quiere decir que la acción de nulidad no pueda ejercitarse
contra los actos firmes de la Administración. Puede promoverse contra actos
firmes, pero su ejercicio es improcedente cuando con ello se vulneran las
necesidades derivadas de la aplicación del principio de seguridad jurídica,
principio que está indisolublemente ligado al respeto a los derechos de los
particulares.19 Nos parece que dichas consideraciones aplicables respecto de los
actos administrativos que adolecen de vicios de nulidad, con mayor razón son
predicables respecto de actos administrativos válidos, que son aquellos sobre los
que opera la revocación.

Finalmente, respecto a límite establecido por otras leyes, nos remitimos a lo


dicho en párrafos anteriores referente a los límites específicos.

19 Sentencia TS 23 de octubre de 2000 y de 29 de noviembre de 2005.


21

2. REGULACIÓN EN EL DERECHO CHILENO.

2.1.- APROXIMACIÓN HISTÓRICA A LA REVOCACIÓN EN


CHILE.

Antes de iniciar el análisis de fondo del asunto, es menester apuntar que


antes de la entrada en vigencia de la LBPA, no existía regulación alguna de la
revocación, sino sólo reconocimiento jurisprudencial20 y algún trato de la
doctrina al respecto, orientado a fijar los límites de la misma.21

El reconocimiento de la revocación dentro de nuestro ordenamiento


jurídico no es casual. Se extraía de diversas normas de Derecho Público, las que,
contemplaban diversas potestades que interpretadas de manera armónica
permitían entender la revocabilidad como la regla general dentro de la
Administración del Estado. Fue la Ley N°18.575 que establece la Ley Orgánica
Constitucional sobre las Bases Generales de la Administración del Estado (en
adelante LOCBGAE) de la cual se desprendió la potestad revocatoria. Así, el
artículo 3º inciso segundo de la citada norma establece los principios de
eficiencia, eficacia, y de impulsión de oficio de los procedimientos
administrativos, el artículo 8º dispone el deber de la Administración de actuar
bajo propia iniciativa en el cumplimiento de sus funciones, como a su vez el
artículo 10 inciso segundo, que alude al control jerárquico en torno a la legalidad
y oportunidad de las decisiones de sus subalternos. En el mismo sentido,

20 Véase: Dictamen N° 89.271 de 1966, Dictamen N° 16.211 de 1979; Dictamen N° 23308 de 1998, todos de la
Contraloría General de la República.
21 Caldera Delgado, Hugo, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo II, Editorial Parlamento, 2001, Santiago, p. 129.
22

a propósito del interés general, los artículos 54 inciso segundo y 55 de la norma


en comento aluden al valor que motiva la revocación, como lo es el interés
general, señalando que este exige el empleo de medios idóneos de diagnóstico, decisión y
control, para concretar, dentro del orden jurídico, una gestión eficiente y eficaz.

Con todo, es relevante señalar que, según se desprende de la Historia de la


LOCBGAE, en el proyecto originario contemplaba, en su artículo 27 una breve
regulación de la revocación para nuestro derecho. Establecía la norma que la
revocación, caducidad o modificación de los actos administrativos, cuando afecten al patrimonio
del administrado, darán derecho a éste a una indemnización por la lesión patrimonial sufrida, a
menos que se funden en causales justificadas imputables al afectado22. El articulado partía de
la base de la existencia de la revocación y se limitaba a establecer, con rango
orgánico constitucional, que ésta debe siempre llevar aparejada la
correspondiente indemnización de perjuicios. Así, en la discusión de la norma se
planteó lo siguiente: “Como es sabido, la revocación es una causal de extinción
de los actos administrativos, fundada en razones de interés público y por decisión
unilateral de la autoridad, que supone el pago de la indemnización del daño
causado al administrado. Es propia, especialmente, de los contratos
administrativos y de los actos de concesión. La disposición propuesta, sin
embargo, no obstante conformarse a los principios generales, parece contradecir
la garantía al derecho de propiedad que consagra el Nº 24º del artículo 19 de la
Constitución Política.”23 Como se puede apreciar, mayor acogida no tuvo dicho
precepto, dado los cuestionamientos existentes en torno a su contradicción con

22 Historia de la Ley 18.575 que establece la Ley Orgánica Constitucional sobre las Bases Generales de la
Administración del Estado. Congreso Nacional. p. 239.
23Íbid.
23

el derecho de propiedad, al plantear la posibilidad de no indemnizar las


consecuencias del acto revocatorio, cuando la causa en el origen de este, sea
imputable al afectado, aspecto que –según se sostuvo- colisiona con la garantía
fundamental señalada.

En definitiva, y como se puede apreciar de los fallidos intentos previos de


legislar al respecto, en palabras de Francisco Almonacid Fernández, “previo a la
dictación de la LBPA, ya existía un acuerdo entre los autores nacionales en el
hecho que, si bien es dable pensar que la Administración puede volver sobre sus
propios actos, en razón de mérito, oportunidad o conveniencia, con miras a
ajustar su actuación al interés general, constantemente dinámico, deben existir
limitantes que, en protección de los principios de seguridad jurídica que permiten
la estabilidad del régimen jurídico, impidan la revocación de aquellos actos
administrativos que declaren derechos preexistentes en favor de terceros o que
hayan creado derechos subjetivos, o en definitiva importen un ensanchamiento
de la esfera jurídica de los administrados”24.

Por otro lado, la legislación actualmente vigente, plasmada en la LBPA, al


igual que el derecho comparado, no estableció definición alguna de lo que se
debe entender por revocación. No obstante ello, es relevante mencionar que en la
discusión legislativa, se intentó incluir por parte del Senador Andrés Zaldívar una
redacción distinta a la actualmente existente. A través de la indicación N° 95,
sugirió el reemplazo del texto descrito, por otro que declare que los actos
administrativos admiten revocación total o parcial, por razón de oportunidad o

24Almonacid Fernández, Francisco, La Extinción de los Actos Administrativos. Círculo Legal Editores, Santiago,
p. 111.
24

conveniencia, en cualquier momento en que varíen las circunstancias que lo


motivaron. La referida indicación fue rechazada con los votos de los Senadores
señora Frei y señores Boeninger, Cantero y Núñez, quienes optaron por
mantener la redacción propuesta, referida a las excepciones a la revocabilidad
prevista en este artículo 61 LBPA25.

2.2.- ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LA NORMA


ACTUALMENTE VIGENTE.

El análisis en cuestión se iniciará tratando de establecer la


conceptualización de lo que entendemos por revocación. Una vez clarificado
aquello, nos enfocaremos en aquellos casos en que no procede la potestad
revocatoria, causales establecidas en la norma a través de sus letras a), b) y c),
determinando sus alcances y limitaciones al concepto general, con la finalidad de
poder establecer el ámbito de aplicación de la potestad revocatoria.

25Historia
de la Ley 19.880, que establece Base de los Procedimientos Administrativos que rigen los Órganos de la
Administración del Estado. Congreso Nacional, p. 220.
25

2.2.1.- Concepto.
La LBPA se refiere en su artículo 61 a la potestad revocatoria
del administrador en los siguientes términos:
Procedencia. Los actos administrativos podrán ser revocados por el órgano que los
hubiere dictado.
La revocación no procederá en los siguientes casos:
a) Cuando se trate de actos declarativos o creadores de derechos adquiridos legítimamente;
b) Cuando la ley haya determinado expresamente otra forma de extinción de los actos; o
c) Cuando, por su naturaleza, la regulación legal del acto impida que sean dejados sin efecto.
Desde su concepción lingüística, revocar consiste en dejar sin efecto una
concesión, un mandato o una resolución26. Etimológicamente el verbo proviene
del latín revocare (donde “re” es “hacia atrás”, y “vocare” significa “llamar o dar
un nombre”), que significa dejar sin efecto algo que se ha dicho anteriormente27.
Desde dicha conceptualización, el término revocar llevado al derecho fue
entendido por mucho tiempo como el genus dentro de las potestades dela
administración, como sinónimo de la facultad general de revisión de los actos
administrativos del Estado28. En este sentido, y como se ha podido comprobar
sucintamente del análisis del derecho administrativo español, los alcances de la
revocación a raíz de esta conceptualización han sido variados, encontrándonos
por un lado a aquellos que la entienden como una facultad que permitiría a la
Administración del Estado echar pie atrás frente a actos administrativos por

26
Diccionario de la Real Academia Española (RAE). Disponible en sitio: http://dle.rae.es/?id=WPJkEZX
27
Diccionario Etimológico de Chile. disponible en sitio: http://etimologias.dechile.net/?revocar
28
Fortes Martín, Antonio. (2006). “Estudio sobre la revocación de los actos administrativos”. Revista de derecho
(Valdivia), 19(1), 149-177.
26

motivos de ilegalidad, conveniencia y oportunidad29, mientras por otro, aquellos


que señalan su procedencia sólo frente a las dos últimas situaciones30. No
obstante, todo parece indicar que tanto la doctrina como la jurisprudencia
administrativa31, han establecido el ámbito de aplicación de la potestad
revocatoria en el segundo sentido, motivo por lo cual, entenderemos para el
correcto desarrollo de este trabajo la facultad comprendida en el artículo 61
LBPA, como aquella que recae sobre actos administrativos en los que por
motivos de conveniencia u oportunidad basados en el interés general de la
nación, deben ser modificados o dejados sin efecto respectivamente.

En este orden de ideas, la Contraloría General de la República ha señalado


a la revocación como una potestad que “consiste en dejar sin efecto un acto
administrativo por la propia Administración mediante un acto de contrario
imperio, si aquél vulnera el interés público general o específico de la autoridad
que lo emitió, de manera que deberá fundarse en razones de mérito, conveniencia
u oportunidad”32. La definición es interesante, en razón que señala la procedencia
de tal facultad, cuando la autoridad administrativa verifica que la vigencia en el
tiempo de un determinado acto administrativo lesiona el interés general o
específico de la autoridad que lo emitió, por lo que deberá desaparecer del
ordenamiento jurídico. La importancia de esta definición radica en que
establecería la causa fundante para el ejercicio de la potestad revocatoria, en la
cual por conveniencia u oportunidad, en la finalidad de orientar siempre el
29
Op. Cit. Santa maría, Arinas, R. J, p. 461-464
30
Poblete V., J.,Actos y contratos administrativos. Editorial Legal Publishing Chile, Quinta edición, 2010, p. 27. Véase
además Olguin, H.,Extinción de los actos administrativos: Revocación, invalidación y decaimiento, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1961. P. 79.
31
Dictamen N° 560 de 2008 de la Contraloría General de la República.
32
Dictamen N° 2.641 de 2005, N° 18.529 de 2009, ambos de la Contraloría General de la República.
27

actuar de la Administración del Estado en torno al fin que persigue, como lo es el


interés general de la comunidad, debe actuar siempre regido por este concepto
jurídico indeterminado. Por otro lado, si bien es cierto que la Contraloría alude a
un interés “general o específico” de la autoridad que lo emitió, dicha distinción
sólo apunta a diferenciar entre el interés del órgano respecto a las especiales
funciones que desempeña, versus el resguardo general que debe realizar todo
órgano en pos de los objetivos que persigue la Administración, en conformidad a
la Constitución y las leyes.

En el mismo sentido, explica Moraga Klenner la facultad en estudio,


definiéndola como “aquella que priva de efectos ex nunc a un acto administrativo
por ser o pasar a ser éste contrario al interés público o general o, específicamente,
del objeto o giro y bienes públicos de la entidad emisora del acto”33. En casi los
mismos términos que el órgano contralor, se refiere Bermúdez –en el año 2014-
respecto a la revocación señalando que “consiste en la extinción anormal de un
acto administrativo producto de la dictación de un acto de contrario imperio por
parte de la propia administración pública que dio lugar al acto original, por
razones de mérito, oportunidad o conveniencia”34. Dicho interés, puede
responder o no a las mismas razones de interés público que tuvo en cuenta
inicialmente la Administración para dictar el acto cuya revocación ahora
pretende35, por tanto, la revocación podrá fundarse en un interés de la
Administración, distinto al que motivó el nacimiento del acto.

33Moraga K., C.,Tratado de Derecho Administrativo: La actividad formal de la administración del Estado. Tomo VII,
Editorial Legal Publishing Chile, Santiago, 2010, p. 258.
34Bermúdez Soto, Jorge. Derecho Administrativo General, tercera edición, Editorial Legal Publishing Chile, Santiago,
2014, p. 217.
35Op. Cit. Fortes Martín, Antonio, p.149-177.
28

De las definiciones señaladas, corresponde destacar el punto neurálgico de


la revocación, la cual es su causa motiva, su justificante para el ejercicio de la
potestad que la concreta: el interés general. Este valor, constituye el motivo sine
qua non de la revocación en nuestro sistema jurídico. Como se señalaba en el
apartado inicial, el interés general es causa fundante y a la vez límite de la
revocación, toda vez que justifica su concreción, como a la vez no puede
sobrepasar el mismo en su actuación, ya que de lo contrario, se actuaría fuera de
los límites reconocidos por el ordenamiento.

2.2.2.- Limitaciones legales a la Potestad Revocatoria.

De la lectura del primer inciso del artículo 61 LBPA pareciera que se


estableciera lo que podría ser la regla general en materia de revocación dentro de
nuestro derecho administrativo. No obstante, acto seguido a ello se siguen tres
limitantes, cada una de ellas bastante generales las que, como verificaremos,
reduce de forma significativa el ámbito de aplicación de la revocación
administrativa en nuestro país. Las analizamos a continuación.

2.2.2.1.- Letra a): Cuando se trate de actos declarativos o creadores de


derechos adquiridos legítimamente:

Para entender adecuadamente esta limitante es necesario responder


distintas interrogantes que surgen al efecto. En primer lugar es necesario
establecer qué entendemos por actos declarativos o creadores de derechos, qué
quiere decir que hayan sido adquiridos de manera respectiva, para finalizar
analizando a qué se alude con el vocablo "legítimamente".
29

Una de las clasificaciones de los actos administrativos diferencia, respecto


de la incidencia del contenido del acto en las situaciones jurídicas de sus
destinatarios, entre actos declarativos y constitutivos -o creadores de derechos
para este caso-, siendo los primeros aquellos que se limitan a acreditar relaciones
o situaciones jurídicas sin alterarlas (por ejemplo, una certificación o una
inscripción registral), o constitutivos, esto es aquellos que crean, modifican o
extinguen relaciones o situaciones jurídicas (por ejemplo, el otorgamiento de una
concesión o el nombramiento de un funcionario)36. En el caso de marras, la
normativa señala que no procederá la revocación cuando el acto administrativo
declare la existencia de un derecho o dé lugar a la creación de uno.

Si se realiza un símil con el caso español, podemos apreciar que los límites
de la revocación parten de perspectivas diversas. Mientras el artículo 109.1 de la
Ley N°39/2015LPACAP establece el criterio de distinción en los actos de
gravamen o desfavorables, restringiendo la revocación sólo a casos de dichas
características, es decir, no pudiendo aplicarse en la creación de situaciones
favorables para el administrado, la normativa chilena es bastante distinta. Para
entender esto, primero hay que clarificar que ambas legislaciones trabajan con
criterios de distinción, o categorías dentro de la clasificación de los actos
administrativos disímiles. El derecho chileno, por un lado centra el criterio
diferenciador en la forma en cómo incide el contenido del acto en el
administrado, ya sea declarando o creando relaciones jurídicas, mientras que en el
caso español, la clasificación utilizada se centra en la mayor conveniencia o

36Parejo,L.; Jiménez Blanco, A.; Ortega Álvarez, M.,Manual de Derecho Administrativo", volumen 1, quinta edición,
1998, p. 712.
30

inconveniencia en la esfera jurídica del administrado del acto administrativo


dictado.

A primera vista, pareciera ser que la categoría que diferencia entre actos
favorables y desfavorables sería del todo más adecuada como criterio de
distinción para determinar la procedencia de la revocación, dado que, si tomamos
el caso español, si bien es cierto existen dudas en torno a los alcances de los actos
desfavorables en otros sujetos, o la presencia de actos favorables y desfavorables
producto de un mismo acto administrativo que recae a su vez en un mismo
sujeto, podemos apreciar que no existen dudas en cuándo estamos en presencia
de un acto de dichas características.

La redacción nacional genera mayores incertidumbres que claridades


almomento de establecer esta primera limitante, precisamente por la utilización
de una categoría clasificatoria bastante compleja, sobre todo en nuestro sistema
jurídico, en donde existen un conjunto de corrientes doctrinales y
jurisprudenciales que complejizan aún más la labor hermenéutica propiamente
tal. Así, el fenómeno de propietarización de los derechos, provoca un impacto
importante a la hora de determinar los alcances de la revocación.

El problema que se genera, en primer lugar, como lo ha entendido un


sector de la doctrina37, es en relación a entender que las situaciones jurídicas o
derechos creados por un acto administrativo, se incorporan dentro del
patrimonio del interesado, motivo por lo cual pasan automáticamente a estar

37
Soto Kloss, Eduardo, La invalidación de los Actos administrativos en el Derecho Chileno en Revista de Derecho y
Jurisprudencia, T. LXXXV, Nº 3, 1988, pág. 160 y ss. Véase además Sentencia de CS del 10 de septiembre de 2003,
Rol 3125-2003.
31

amparados por el derecho de propiedad del artículo 19 N° 24 de nuestra


Constitución Política de la República. Ello se reflejaría, con mayor razón, con el
empleo del vocablo "adquiridos" que utiliza el legislador en la primera limitante
en análisis, circunstancia que resulta concordante con la tesis doctrinal en este
sentido.

La interrogante que surge de forma inmediata, apunta a establecer qué


entendemos por "derecho", como a su vez, cuándo estos “derechos” se
incorporan dentro del patrimonio del interesado, en su esfera de resguardo, y por
tanto, dignos de protección por el derecho de propiedad. En este sentido, y para
estos efectos, se ha entendido por derecho como la "situación de poder concreta
y consolidada, jurídicamente protegida, que se integra al patrimonio jurídico de su
titular al que se encomienda su ejercicio y defensa"38.

De la definición antedicha, surge la interrogante en torno a determinar


cuándo se realiza esta incorporación en el patrimonio del interesado. En este
sentido, se pueden verificar dos posibles posiciones en torno a cuándo se radican
los efectos del acto administrativo en elel administrado: O se incorporará de
manera inmediata una vez dictado el acto administrativo que genera la creación
de un derecho, o se incorporará en el patrimonio, cuando los efectos del mismo
se plasmen en el administrado de manera concreta, a través de circunstancias
tangibles y comprobables. La distinción es de suyo relevante, toda vez que
permite establecer los alcances de la limitación en estudio.

38
Cordero Vega, Luis. Notas sobre la invalidación y la Nulidad de Derecho Público, p. 7
32

De las dos posibles interpretaciones planteadas, la jurisprudencia


administrativa, en el último tiempo ha tomado una posición bastante clara,
inclinándose por entender que la limitación a la potestad revocatoria en análisis se
da cuando efectivamente hay hechos que permiten acreditar la incorporación en
el patrimonio del afectado.

Así, la Contraloría General de la República ha señalado que la revocación


de la resolución exenta N° 360, de 2015, del Hospital de la Dirección de
Previsión de Carabineros de Chile, que regulaba la asignación pecuniaria por la
realización de actividades peligrosas a los servidores de ese centro de salud, se
ajustó a la normativa aplicable, ya que no afectó derechos adquiridos de los
trabajadores que se señalan, "toda vez que de acuerdo a lo dispuesto en el
numeral 2 de la citada resolución exenta N° 360, de 2015, la aludida asignación
debía quedar estipulada en los contratos de trabajo de los funcionarios
beneficiados, lo que, de acuerdo con lo certificado por ese hospital, no ocurrió en
el caso de los recurrentes, motivo por el cual es dable concluir que aquellos no
han adquirido el derecho a su pago."39 De igual forma, el órgano contralor ha
señalado que no se ajustó a derecho que el Centro de Referencia de Salud de
Peñalolén Cordillera Oriente dejara sin efecto las resoluciones de adjudicación y
de aprobación de contrato, por cuanto "la recurrente participó en el proceso
licitatorio sin que se le advirtiera por la Administración que su oferta no cumplía
con las bases administrativas –argumento invocado por el CRSCO para declarar
su propuesta inadmisible y desierto el proceso–, por lo que suscribió el contrato
de buena fe, aprobado por la resolución correspondiente, del que nacen derechos

39 Dictamen N° 90901 del 16 de noviembre de 2015 de la CGR.


33

y obligaciones para las partes. Por ende, se producía a su respecto una


situación jurídica consolidada, que no se puede afectar mediante revocación."40

En resumidas cuentas, lo que hace la Contraloría es constatar que existirán


casos en los que no basta el sólo hecho que se dicte el correspondiente acto
administrativo, sino que, si es necesaria la plasmación en un acto posterior, como
lo es la celebración de un contrato, este debe llevarse a efecto para radicarse en el
patrimonio del interesado los efectos del acto administrativo. Así, en el caso del
Hospital de la Dirección de Previsión de Carabineros de Chile, el acto
administrativo -Resolución Exenta N° 360, de 2015- no fue del todo suficiente
para consolidar la relación jurídica -y por tanto el derecho a la asignación de los
trabajadores-, sino que faltaba un acto posterior, como lo era la inclusión de
dicha cláusula en sus respectivos contratos. Mientras que en la segunda situación,
se produce lo contrario, es decir, producto que se radicó en el patrimonio de la
interesada una relación contractual con la administración, dado que se dictó
resolución adjudicatoria, se firmó, se contrató y se dictó resolución que aprueba
este último acto, el órgano se ve impedido de revocar dicho acto.

Como se puede apreciar, sería al menos cuestionablela aseveración que


dice que "la revocación no se podrá dar cuando el acto genera efectos favorables
a los administrados, considerando como tales aquellos que amplían el patrimonio
jurídico del destinatario, otorgándole un derecho que antes no existía, o, al menos
eliminando algún obstáculo al ejercicio de un derecho preexistente, o
reconociendo una facultad, un plus de titularidad o de actuación"41. En efecto,

40
Dictamen N°76032 del 24 de septiembre de 2015 de la CGR.
41Op.Cit. Cordero Vega, L., p. 6.
34

existirán actos favorables y creadores de derechos, los cuales podrán ser


revocados mientras no hayan sido incorporados al patrimonio del interesado,
dado que existirán situaciones en las cuales el sólo nacimiento del acto
administrativo no radicará de manera inmediata el derecho en el patrimonio del
afectado. En el ejemplo de marras, la asignación recibida por los funcionarios
desde luego es una situación jurídica favorable, pero la cual requiere, para generar
su irrevocabilidad, que ingrese al patrimonio de los administrados a través de la
inclusión en los respectivos contratos, tal como lo ha señalado la Contraloría
General de la República, y como lo requiere la misma normativa en cuestión.

No obstante lo anterior, desde luego que habrá casos en los cuales la sola
notificación de la resolución o decreto bastará para que este produzca efectos, y
se radiquen por tanto los derechos que corresponda en el patrimonio del
interesado, motivo por lo cual estaremos en presencia de derechos adquiridos, y
por lo tanto, no será posible el ejercicio de la revocación.

En este orden de ideas, podremos apreciar que este tipo de interrogantes


no se daría respecto a actos declarativos de derechos, toda vez que en estos
casos, el ordenamiento jurídico se remite a reconocer una situación jurídica
preexistente a la que de manera formal se le reconoce valor jurídico. La situación
planteada surge a propósito de actos constitutivos de derechos, en los cuales, el
administrador da nacimiento a una relación jurídica con el Estado. Esto último,
nos lleva a concluir que no se podrán revocar actos declarativos que traigan
consigo la incorporación -jurídicamente reconocido- de un derecho en el
patrimonio del interesado.Así por ejemplo, el reconocimiento de la calidad de
exonerado político en virtud de la Ley N° 19.234 se realiza a través de un acto
35

administrativo de carácter declarativo, el que reconoce una situación anterior,


como lo fue haberse desempeñado en la administración pública o privada y haber
sido cesado en sus funciones por motivaciones políticas entre las fechas que
determina la ley,

Resta por analizar qué podemos entender cuando el legislador habla de


derechos adquiridos "legítimamente". Ni la historia de la ley desde su creación, ni
la doctrina, como tampoco la jurisprudencia administrativa, parecen hacerse
cargo mayormente de lo que se quiso decir incluyendo este término. Pareciera ser
que sólo apunta a exacerbar el concepto que lo precede, en términos de señalar
que los derechos adquiridos en conformidad a la ley no pueden ser afectados por
la revocación, lo cual constituye por cierto una tautología, toda vez, que no se
podrán adquirir derechos sin que el procedimiento mismo sea en conformidad al
ordenamiento jurídico.42

Por lo mismo, sería más bien confuso el planteamiento llevado a cabo por
Fortes Martín en torno a que, referirse a derechos adquiridos legítimamente
abriría la puerta al reconocimiento de supuestos en los que eventualmente se
adquieran en forma ilegítima derechos, lo que por otra parte perfectamente
podría justificar o permitir la acción revocatoria o en su caso revisora de la
Administración.43 Del razonamiento a contrario sensu llevado a cabo por el autor
podría ser cuestionado, dado que tal conclusión traería como efecto una
desnaturalización de lo que se ha entendido por revocación, en el sentido que
esta procede cuando, por razones de mérito u oportunidad sea necesario dejar

42 Cfr. Millar, Javier, (2008) "La potestad Invalidatoria en el Derecho chileno" Tesis para optar al grado de Doctor en
Derecho. Universidad de Chile, Santiago, p.265
43
Op. Cit. Fortes Martín, A., p.140.
36

total o parcialmente sin efecto un acto administrativo, y no así por vicios de


legalidad en el nacimiento o proceso de creación del acto, situación que es
posible de ser revisada a través de la invalidación administrativa, instrumento que
por antonomasia radica en sí la potestad de expulsar del ordenamiento jurídico
actos administrativos que adolezcan de vicios o irregularidades de este tipo.

2.2.2.2.- Letra b): Cuando la ley haya determinado expresamente otra forma
de extinción de los actos.

En estos casos, el administrador se ve imposibilitado de revocar un acto


administrativo en pleno vigor, no siendo aún suficiente argüir un interés general,
toda vez que es la propia ley la que se ha encargado de establecer, de manera
expresa, los mecanismos a través de los cuales este se debe dejar sin efecto y las
causas que la motivarán. La situación a la cual alude la ley, corresponde a
aquellas otras formas de extinción del acto administrativo, motivo por la cual no
es posible aplicar la revocación del artículo 61 LBPA. Se trata de situaciones
donde es el propio legislador quien ha establecido otra forma de dejar sin efecto
el acto dictado. En este sentido, es posible identificar los siguientes casos:

2.2.2.2.1.- Caducidad.

Carlos Carmona la ha entendido como parte dentro de los actos de gravamen


o restrictivos, particularmente dentro de los actos extintivos, que define como
aquellos cuyo efecto es extinguir un derecho o una relación jurídica, bien
actuando directamente sobre estos o sobre el acto origen del derecho o relación44.

44Carmona Santander, C., Las Formas de Actuación de la Administración. El Acto Administrativo, Facultad de Derecho
de la Universidad de Chile, Santiago, 2005, p. 49 y 50.
37

A su vez, Bermúdez ha señalado que es una forma anormal de extinción del acto
administrativo que opera en aquellos casos en que el acto contiene una
modalidad, ya sea un plazo, condición resolutoria u otra, que de cumplirse
conlleva la desaparición del acto administrativo45. En estos términos podemos
encontrar en distintas disposiciones del Decreto Ley 1939 de 1977, que establece
las normas adquisición, administración y disposición de bienes del Estado, dentro
de las cuales destacamos, a fin ejemplar, la consagrada en el artículo 92, que
señala que si el beneficiario de un Acta de Radicación no diere cumplimiento a las obligaciones
impuestas, infringiere las prohibiciones que se le fijaren o destinare el inmueble a fines ilícitos o
inmorales, la Dirección podrá declarar caducada la radicación con el solo mérito del informe de
un funcionario competente, previa audiencia del afectado.Además, declarada la caducidad, el
ocupante será considerado para todos los efectos legales como tenedor ilegal, y se procederá a la
restitución del inmueble, de acuerdo con el procedimiento establecido en el artículo 19.Lo que
señala la norma es que frente al incumplimiento de las obligaciones contraídas en
la Resolución que otorga Acta de Radicación -que consiste en el acto
administrativo a través del cual el Estado autoriza a un particular a ocupar de
manera regular un terreno fiscal con fines habitacionales-, previa verificación en
terreno por funcionario de la Administración, como además de audiencia con el
interesado, se podrá caducar el acto administrativo señalado, lo que generará el
procedimiento de restitución del inmueble fiscal.

No obstante el análisis anterior, un sector doctrinal establece que “no es del


todo claro que la caducidad pueda conceptualizarse, en términos generales, como
una forma de extinción de los actos administrativos, pues en numerosas

45Op. Cit. Bermúdez, J. p. 141


38

ocasiones esta institución opera únicamente en el plano de la eficacia de los actos


administrativos, generando la cesación de los efectos del mismo, pero sin alterar
su existencia”46.

2.2.2.2.2.-Invalidación y nulidad judicial.

Se realiza un análisis conjunto de ambos instrumentos, toda vez que ambos


generan idéntica sanción: la expulsión del ordenamiento jurídico de un acto
administrativo por ilegalidad.

En este sentido, para los casos en los cuales el acto administrativo trae
consigo un vicio de legalidad, que lo hace por tanto posible de ser anulado,
resulta oportuno hacer uso de la facultad invalidatoria de la Administración. La
Invalidación, regulada en el artículo 53 LBPA, establece que la autoridad
administrativa podrá, de oficio o a petición de parte, invalidar los actos contrarios a derecho,
previa audiencia del interesado, siempre que lo haga dentro de los dos años contados desde la
notificación o publicación del acto. Como se señalara, esta actuación lo que busca es
expulsar del ordenamiento jurídico un acto que no se condice con el mismo, ya
sea por vicios en el proceso de creación, al momento de su nacimiento, o por
cuestiones de fondo que lo hacen contrario al ordenamiento jurídico.

En caso de no ser posible hacer uso de la potestad invalidatoria, producto de


que han pasado más de dos años desde la dictación del acto administrativo,
puede utilizarse la acción de nulidad de derecho público, instrumento que existe
en nuestro ordenamiento jurídico para anular actos contrarios a derecho, cuando

46Herrera Valverde, J.,& Ruiz-Tagle Gutiérrez, S.,“La caducidad de la Resolución de Calificación Ambiental.”
Revista de Derecho, Valdivia, 2014,p.169-190.
39

no es posible recurrir a los restantes mecanismos de revisión administrativos. No


obstante la existencia de acabados análisis a nivel doctrinal respecto a esta
institución, al punto de catalogarse por algunos como la “piedra angular” del
ordenamiento jurídico institucional47, resta por señalar que la nulidad de derecho
público genera la desaparición del ordenamiento jurídico del acto administrativo
objeto de anulación, producto de un vicio de validez que lo hace ilegal, y por
tanto antijurídico, contrario a los artículos 6º y 7º de nuestra Constitución
Política, los que establecen los principios de juridicidad, Supremacía
Constitucional y responsabilidad respectivamente.

Por tanto, tratándose de actos en los que la causa para privarlos de efectos
radica en su ilegitimidad congénita y no en razones de mérito u oportunidad
sobrevinientes en consideración al interés público, lo que procede es hacer uso de
los mecanismos instituciones –invalidación o anulación- que el legislador ha
previsto para privarlos de efectos y no de la revocación.

2.2.2.2.3.- Decaimiento.

Esta institución, si bien es cierto no ha sido recogida de manera expresa por la


ley, si tiene una acogida mayoritaria tanto en la jurisprudencia como doctrina
respectivamente. Se habla de decaimiento “cuando desaparecen los presupuestos
de hecho y/o de derecho que movieron a la Administración a emitirlo o porque
se hace inutilizable48”. Además, “en sus efectos, el decaimiento producirá una
inexistencia sobreviniente, pero solo de los efectos del acto, pues éste, a lo menos

47 Soto Kloss, E., Derecho Administrativo. Temas Fundamentales. Editorial Legal Publishing, Primera Edición.
2008, p. 428.
48
Silva Cimma, E., Derecho Administrativo chileno y comparado: Actos contratos y bienes. Volumen Quinto, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago 1992.,P. 160
40

desde el punto de vista formal, continuaría vigente, aunque estéril49. Estamos en


presencia de esta situación cuando por ejemplo, se entrega un inmueble fiscal
para la construcción de un edificio, terreno el cual, producto de un siniestro
natural ocurrido al tiempo de haberse dictado el acto administrativo, queda
inundado permanentemente.

Por lo tanto, en la aplicación de esta institución en nuestro país, frente a la


ocurrencia de una circunstancia que modifica los presupuestos que justificaron el
nacimiento de un acto administrativo, lo que lleva necesariamente al decaimiento
del mismo, esta actuará ipso facto, sin necesidad de la dictación de un acto
posterior. En este sentido, será infructuoso revocar, toda vez que habrá operado
el decaimiento, enervándose los efectos del acto, el cual válido en su nacimiento,
ha perdido su vigencia por la ausencia de sus efectos.

2.2.2.2.4.- Casos especiales de revocación.

El sistema jurídico chileno contempla la regulación de casos especiales de


revocación, los que, por contenerse en normas especiales tienen aplicación
preferente respecto de la regulación contenida en el artículo 61 LBPA. Se trata de
situaciones en las que el propio legislador ha establecido en la regulación
sectorial, causales especiales de revocación. En estos casos, el carácter supletorio
de la LBPA, establecido en el primer artículo de esta norma, obliga a la aplicación
de la norma especial por sobre la general, situación que se presenta en los casos
que se pasan a exponer.

49Ibid.
41

En materia de derecho de migrantes, el Decreto Ley 1.094 establece un


cúmulo de situaciones en las cuales es la propia ley la que establece los motivos y
formas en las cuales se dejan sin efecto los distintos actos administrativos
dictados. Así, respecto al otorgamiento de la calidad de asilado político y
refugiado se establece en el artículo 38 inciso segundo de la norma en comento,
que el Ministerio del Interior podrá, por razones de orden público o de seguridad nacional o no
haberse acreditado suficientemente la identidad del peticionario, denegar la concesión del
documento de viaje o revocar el concedido. En este caso, el beneficiario deberá restituir el
documento al Ministerio del Interior. El artículo 43, por su parte, establece que por el
sólo transcurso del tiempo se entenderá revocada la permanencia definitiva,
expresando que se considerará revocada tácitamente la permanencia definitiva de todo
extranjero que se ausente del país por un plazo ininterrumpido superior a 1 año. Es más
dentro del primer título de la norma, el párrafo 10 establece expresamente un
cúmulo de situaciones que motivan la revocación de los distintos actos
administrativos que otorgan los distintos permisos de residencia en nuestro país.
Así lo hacen lo hacen los artículos 65 y 66 respectivamente, señalando que deberán
revocarse los siguientes permisos y autorizaciones:1.- Los otorgados en el extranjero a personas
que se encuentren comprendidas en alguna de las prohibiciones indicadas en el artículo 15;2.-
Los otorgados en Chile con infracción a lo dispuesto en el artículo 63, y 3.- Los de extranjeros
que, con posterioridad a su ingreso a Chile como turistas o al otorgamiento del permiso del que
son titulares, realicen actos que queden comprendidos en los números 1 ó 2 del artículo 15 o en
el N° 3 del artículo 63. En estos casos, el legislador señala que frente al
cumplimiento de ciertos supuestos fácticos corresponderá la revocación de
dichos actos administrativos. Situación distinta se presenta en el artículo
siguiente, en el cual se entrega la facultad a la autoridad administrativa de dictar o
42

no tales actos: Artículo 66.- Pueden revocarse los permisos de aquellos extranjeros que, con
motivo de actuaciones realizadas o de circunstancias producidas con posterioridad a su ingreso a
Chile como turistas o al otorgamiento del permiso o autorización de que son titulares, queden
comprendidos en alguno de los casos previstos en el artículo 64.

Sin perjuicio de lo anterior, parece ser que el legislador confunde la ya


analizada caducidad, con la revocación propiamente tal, toda vez que, más que
una situación de oportunidad o conveniencia basados en el interés general,
estamos en presencia del cumplimiento de condiciones resolutorias que justifican
la terminación de la vigencia del acto administrativo que otorgó el permiso de
residencia respectivo. De los casos analizados de la normativa en comento, sólo
el primero de ellos, regulado en el artículo 38, compartiría las características
propias de la revocación administrativa, toda vez que se fundamenta la aplicación
de la revocación en cuestiones de seguridad nacional y orden público.

Situación parecida encontramos, en materia de nacionalidad,donde la


propia Carta Fundamental, en su artículo 11 respecto a la nacionalidad, establece
que esta se pierde producto de la revocación -en el caso de los numerales 2°, 3° y
4°- en los siguientes términos:Artículo 11. La nacionalidad chilena se pierde: 2º.- Por
decreto supremo, en caso de prestación de servicios durante una guerra exterior a enemigos de
Chile o de sus aliados; 3º.- Por cancelación de la carta de nacionalización, y 4º.- Por ley que
revoque la nacionalización concedida por gracia. Todos estos casos son aparentes
situaciones en las que la misma Constitución Política establece la revocación del
acto administrativo o de la ley que otorgó la respectiva nacionalidad chilena. En
el caso del numeral 2°, se mandata a la misma Administración la revocación de la
nacionalidad por el motivo señalado; respecto al numeral 3°, en virtud del DFL
43

N° 5.142, la cancelación de la carta de nacionalización se hace a través de decreto


supremo fundado, con la firma de todos los Ministros de Estado, por los
motivos expresamente establecidos, correspondiendo a ocurrencias que hagan
indigno al poseedor de la carta, o haber cometido delitos establecidos en la Ley de Seguridad
Interior del Estado; y por último el número 4°, que ordena a la ley revocar este tipo de
nacionalidad. Como podemos apreciar, si bien es cierto, no es una norma de rango legal la que
mandata casos de revocación, sino más bien constitucional, si constituye una de las situaciones
especiales en las cuales en el ámbito administrativo se ejerce la revocación, y en la cual se ve
limitada la facultad revocatoria en los términos del artículo 61.

De la misma forma que en materia de extranjería, el constituyente


confunde las instituciones de revocación y caducidad, incluso con la cancelación
propiamente tal, cuestión que de todo modo, no trae mayores consecuencias
prácticas.

2.2.2.2.5.- Otras formas de extinción especial establecidas para actos


administrativos.

Se trata de situaciones las que Claudio Moraga Klenner50, califica como


aquellos casos de derecho estricto, señalando por estas situaciones aquellas en las
cuales, la norma especial señala de manera expresa un particular forma de
extinguir tales actos administrativos. El ejemplo más común dentro de nuestra
legislación se ve respecto de los nombramientos de funcionarios públicos,
realizados al amparo de la Ley N° 18.834 Sobre Estatuto Administrativo (LEA),

Cfr. Moraga Klenner, C., “Notas sobre la validez y efectos de los actos administrativos” Apuntes de Clases,
50

Universidad de Chile, Santiago, p. 261-262


44

trabajadores los cuales sólo pueden ser cesados en sus funciones en


conformidad al artículo 146 LEA.

2.2.2.3.- Letra c): Cuando, por su naturaleza, la regulación legal del acto impida
que sean dejados sin efecto.

Estamos en presencia de esta situación cuando los efectos de un acto


administrativo no pueden ser revocados, dado que de lo contrario, se
desnaturalizaría el mismo. En el nacimiento de estos actos, subyacen resguardos y
motivaciones, de tan estricto cumplimiento, los cuales, no pueden ser
despreciados a través de un acto revocatorio, el que no guarda el cuidado
suficiente en el respeto de los mismos.

La situación que por antonomasia se puede subsumir en la descripción


anterior, son las sanciones administrativas, las que, previo a un procedimiento
que resguarda un conjunto de garantías legales y constitucionales, se fijan a través
de un acto administrativo sancionatorio.

Así lo ha manifestado la jurisprudencia administrativa, la cual a propósito


de una situación en la cual se verificaba la legalidad del acto que revocó la pérdida
de la condición de funcionario público, señaló al respecto que, “tampoco procede
revocar dichos actos sancionatorios, conforme a los límites establecidos para la
revocación en el artículo 61, letra c), de la Ley 19.880, puesto que ésta no procede
en aquellos casos en que, por la naturaleza del acto administrativo, su regulación
legal impide que sean dejados sin efecto, como ocurre respecto de aquellos
decretos o resoluciones expulsivos válidamente dictados, cuyas consecuencias
jurídicas propias, consistentes en la pérdida de la condición de funcionario
45

público, ya se agotaron en el tiempo, como ha sucedido en la especie respecto de


los recurrentes”51.

Por otro lado, en un caso de similares características, un Funcionario de la


Policía de Investigaciones acude en contra de Resolución que revocó
sobreseimiento a su favor, previa solicitud de Director Nacional de la institución
a superior jerárquico que había resuelto. El procedimiento, regulado en el
Decreto N° 40 de 1981 del Ministerio de Defensa Nacional, que aprueba el
Reglamento de Disciplina del Personal de Investigaciones de Chile, establece el
procedimiento a través del cual corresponde sancionar o sobreseer a un miembro
de la institución. En el mismo se establece que el superior jerárquico de quien
habría cometido irregularidad podrá sancionarlo o sobreseerlo según
corresponda, decisión la cual culmina con el acto decisorio, el que señala además
sólo serán conocidas por el Director Nacional de la Institución, cuando sean
elevadas vía reclamo, cuestión, que acá no se presentó, finalizando el
procedimiento con el respectivo sobreseimiento. Al respecto, señala el órgano
contralor que “corresponde mencionar que este Organismo de Control,
atendido que el apuntado artículo 61 de la ley N° 19.880 no contiene un
concepto de revocación, ha señalado que aquella consiste en dejar sin efecto un
acto administrativo por la propia Administración, en caso que aquél vulnere el
interés público general o específico de la autoridad emisora, decisión que debe
fundarse en razones de mérito, conveniencia u oportunidad, entendiéndose
limitada por la consumación de los efectos de aquel o por la existencia de
derechos adquiridos (aplica dictámenes Nos 2.641, de 2005 y 8.058, de 2009, entre

51 Dictamen N° 68870 del 2009 de la Contraloría General de la República.


46

otros). En armonía con ello, es dable agregar que este Ente Fiscalizador, ha
establecido, entre otros, en sus dictámenes Nos 49.994, de 2000; 26.816, 63.787 y
74.035, todos de 2010, que los actos administrativos que inciden en medidas
disciplinarias producen sus efectos jurídicos a contar de su total trámite, lo que en
el procedimiento en análisis ocurrió con la emisión y posterior notificación al
recurrente de la aludida resolución (R) PRI N° 4, de 2012, mediante la cual se le
sobreseyó en la investigación de que se trata. Por lo tanto, cabe concluir que en el
caso en estudio el referido superior jerárquico solo pudo revisar de oficio y
revocar su decisión, en caso que existieran razones de mérito, conveniencia u
oportunidad o error manifiesto que así lo determinara antes de su total trámite, lo
que no se observa en la especie, pues aquella jefatura procedió a dejar sin efecto
la citada resolución (R) PRI N° 4, de 2012, con posterioridad a su total
tramitación, lo que no se ajustó a derecho ni aún con fundamento en una orden
del Director General de la PDI. En mérito de lo expuesto, la autoridad
competente deberá realizar los trámites correspondientes con el objeto de
subsanar la señalada irregularidad.”52

Como se puede apreciar, la naturaleza de un procedimiento especialmente


cuidadoso, que cautela especiales derechos del interesado, como lo son el debido
proceso, el derecho a defensa, entro otros de especial relevancia, no puede ser
dejados sin efecto, ni tampoco tergiversados por la revocación administrativa,
toda vez que de lo contrario, se desvirtuará el resguardo de las garantías
fundamentales ya señaladas, las que deberán ser respetadas dentro del
procedimiento administrativo.

52 Dictamen N° 35081 del 20 de mayo de 2014 de la Contraloría General de la República.


47

En general, los procedimientos sancionatorios son de especial resguardo


dentro de nuestro derecho, motivo por lo cual, como ha señalado por el órgano
contralor, no será posible aplicar la revocación una vez finalizado el acto
sancionatorio.

2.3.- ¿EXISTEN OTROS LÍMITES DENTRO DE


NUESTRO DERECHO PARA EL EJERCICIO DE LA REVOCACIÓN?

Cabe plantearse la legítima duda en torno a si existen otros límites que


nuestro derecho haya establecido para el ejercicio de la revocación dentro de
nuestro derecho, en términos similares a lo establecido en el artículo 110 de la
Ley española N° 39/2015LPACAP.

Al respecto, corresponde señalar que la LBPA no establece otra limitación


respecto a la revocación, como respecto a ningún otro mecanismo existente para
la revisión de los actos administrativos. No obstante ello, es menester contrastar
la aplicación de otros principios de nuestro ordenamiento con lo ya dicho de la
revocación.
48

2.3.1 Confianza legítima en la Revocación.

Surge la duda sobre si el principio de confianza legítima constituye un


límite, como plantean algunos respecto de la invalidación53, al momento de
querer revocar un acto administrativo. En términos de Silvia Diez Sastre, “es
razonable entender que las actuaciones precedentes de la Administración pueden
generar en los administrados la confianza de que se actuará de igual manera en
situaciones semejantes”54
A este respecto, la aplicación de este principio en la potestad revocatoria
trae una serie de complicaciones, que ni la doctrina ni la jurisprudencia se han
dedicado a tratar. Se trata de conjugar los intereses particulares manifestados en
la legítima confianza que tiene el interesado en que una situación jurídica se
mantenga en el tiempo, versus la necesidad de extinguir por cuestiones de mérito
u oportunidad, de manera absoluta o parcial el acto dictado en razones de interés
general. Como podemos apreciar la contradicción de intereses particulares versus
el general se palpa de manera clara al momento de verificar los límites de la
revocación.

Parece ser, en todo caso, que la protección de la confianza legítima del


interesado en la consolidación de las relaciones creadas, amparados por el
principio de certeza o seguridad jurídica, no se vería afectado en la medida que las
circunstancias que motivas la revisión del acto administrativo fueran
efectivamente sobrevinientes o no consideradas al momento de entrar en vigor el

53 Cfr. Bermúdez Soto, J.,“El principio de confianza legítima en la actuación de la administración como límite a la
potestad invalidatoria”. Revista de derecho (Valdivia), 2004, p. 83-105.
54 Diez Sastre, Silvia, El precedente administrativo, fundamento y eficacia vinculante, Editorial Marcial Pons, Madrid, 2008,

p. 377.
49

acto dictado, es decir, objetivamente verificable por administrador y


administrado.

No obstante ello, la Administración deberá ser especialmente cuidadosa en


cautelar que a través del interés general no se disfrace del interés particular o de
uno o unos pocos. Afirmar que existe un interés general por encima de los
intereses particulares, que existe un interés social, del conjunto, de todos, que es
superior moralmente a los intereses de las diversas partes, es la tarea que debe
presidir el quehacer administrativo del Estado y de los entes territoriales que lo
componen.55

Por último, y en relación al punto siguiente, se podría interpretar que la


aplicación de la confianza legítima como límite a la revocación, generaría un
eventual menoscabo al derecho de igualdad. “En efecto, la observación de los
tratos discriminatorios y arbitrarios que pueda tener la Administración con los
ciudadanos se percibe principalmente comparando las respuestas que ella da en
iguales situaciones a diversos sujetos. Percibidas estas respuestas diferenciadas
pueden incoarse rápidamente los mecanismos de ajuste ya sea cuestionando la
legalidad o la razonabilidad de esos tratos disímiles.”56

2.3.2.- La revocación frente al derecho a la igualdad.

Es el respeto al derecho de igualdad entre los ciudadanos un límite no


consagrado de manera expresa por el legislador, pero que deberá ser tomado en

55Rodríguez Arana, J., EL interés general en el derecho administrativo: Notas introductorias. Revista de Derecho.
UNAM. México. 2012. P. 84
56Letelier Wartenberg, R., Contra la confianza legítima como límite a la invalidación de actos
administrativos. Revista chilena de derecho, 2014, 609-634.
50

cuenta a la hora de evaluar la utilización de la potestad revocatoria por parte del


órgano que la ejerce, toda vez que su protección jurisdiccional proviene
directamente desde la Constitución Política. Así lo ha expresado Bermúdez,
señalando que “así como la teoría de los derechos adquiridos impide a la
Administración Pública ejercer sus potestades de revocación, el principio de
igualdad entra a ejercer una presión extensiva u omisiva, para los casos de actos
de gravamen57.” En el caso ya analizado por la doctrina, y que corresponde a las
sanciones administrativas, hay que ser bastante cuidadoso, dado que “no es
posible afirmar la pretendida libertad absoluta para la revocación de actos
desfavorables, sin tener en cuenta la vigencia de otros principios como el
señalado de igualdad”58.

El requerimiento al administrador por tanto, apunta a una mayor prolijidad


en el ejercicio de la discrecionalidad administrativa, en términos de que la
determinación sobre la procedencia del ejercicio de la potestad revocatoria, esté
amparada a través de una fundamentación sólida, previniendo siempre, no caer
en decisiones que generen diferenciaciones arbitrarias entre los administrados, lo
que perfectamente puede conllevar una eventual interposición de acciones
administrativas como judiciales en pos de la protección del derecho a la igualdad
consagrado expresamente en el artículo 19 N° 2 de nuestra Constitución Política
de la República.

57
Op. Cit. Bermúdez, Jorge.
58
Ibid.
51

3. ¿CUÁL ES LA REGLA GENERAL DENTRO DE NUESTRO


DERECHO ADMINISTRATIVO, REVOCABILIDAD O
IRREVOCABILIDAD?

Hasta antes de la regulación expresa de la revocación a través la ley 19.880,


la jurisprudencia administrativa reconocía en términos bastante claros la
revocabilidad de los actos administrativos como principio general dentro de
nuestro ordenamiento jurídico. Así lo manifestó la Contraloría General de la
República en reiterados dictámenes, señalando, al respecto que “no procede
aplicar el concepto de "cosa juzgada" con el mismo sentido y alcance que se le
otorga en el campo del derecho privado, lo expuesto, por cuanto en el ámbito
administrativo rige como principio general que los actos son esencialmente
revocables”.59

Con la consagración de la revocación en el artículo 61 se establece de


manera expresa la posibilidad de revisar, por motivos de oportunidad o
conveniencia, actos administrativos vigentes, disposición de la cual se extrae el
principio de revocabilidad de los actos administrativos en nuestro derecho.
Ahora, desde luego que la revocabilidad no está libre de limitaciones, tal como se
ha detallado en páginas anteriores, las que imposibilitan en las situaciones ya

59 Dictamen N° 23308 de fecha 6 de julio de 1998. Véase además Dictamen N° 12174 de 23 de abril de 1990.
52

aludidas la utilización de tal facultad. De igual manera lo ha visto el órgano


contralor, el cual ha venido reconociendo tal facultad en distintos dictámenes
hasta el día de hoy.60

Ya se señalaba en páginas anteriores, que la revocación no solamente se


encuentre expresa en el artículo 61 LBPA, sino que se recoge además de normas
de derecho público que justifican su existencia. Es la LOCBGAE,a través de sus
artículos 3 inc. Segundo, 8, 10 inc. Segundo, 54 inc. Segundo y 55
respectivamente, la que reconoce un conjunto de principios y mandatos del
legislador al Administrador, de los cuales se desprende la natural potestad de la
administración para revisar sus actos por razones de interés general.

Por otro lado, las limitaciones en nuestro derecho no son del todo tan
generales a las planteadas dentro del derecho español, en el cual se manifiesta la
imposibilidad de revocar Actos administrativos favorables, toda vez que la norma
reguladora deja fuera de manera expresa los señalados, posibilitando el uso de la
facultad revocatoria –como veíamos- sólo frente a actos de gravamen o
desfavorables.

Sólo como matiz, dentro de nuestro derecho, podremos señalar que en la


especie, y como se esbozó en páginas anteriores, respecto de actos declarativos
de derecho de carácter favorable que incorporan formalmente derechos en el
patrimonio del interesado, no será posible la revocación administrativa,
aplicándose por tanto la irrevocabilidad de los actos administrativos como regla
general para este tipo de decisiones administrativas.

60 Dictámenes N°73055 de diciembre de 2010, y N° 15469 de febrero de 2015.


53

Por otro lado, a diferencia del caso español, en donde “los debates
doctrinales relativos a la admisión, y en su caso extensión de la potestad
revocatoria de la Administración, tradicionalmente se han sustentado en el hecho
de que, a salvo los supuestos en los que se trata de rectificar simplemente errores
materiales o aritméticos, a la Administración sólo le está permitido volver sobre
sus propios actos declarativos de derechos a través de un concreto y específico
cauce procedimental, a saber, el denominado recurso o proceso de lesividad, y
ello ante el reconocimiento de un principio capital, cual es el de inmutabilidad o
irrevocabilidad de los actos”61, la situación en nuestro país es bastante distinta,
sistema jurídico que no incluye la declaración de lesividad ni en la invalidación ni
en la revisión de actos válidos –como lo es a través de la revocación- dentro del
procedimiento administrativo, lo que de no ser por la especial relevancia que
juega en nuestro ordenamiento el derecho de propiedad en los términos ya
señalados, se podría establecer, que la revocación chilena es una potestad
levemente más amplia que la de su similar español.

61Op. Cit. Fortes Martín. p.149-177.


54

CONCLUSIONES.

Del presente trabajo se han podido concluir los siguientes puntos:

1. La revocación establecida en el artículo 61 LBPA, tiene su símil más


cercano en el caso español a través del artículo Ley N°30/92 LRJPAC (el
cual será derogado a partir del 2 de octubre de 2016 por el artículo 109.1
de la Ley N° 39/2015LPACAP), del cual es tributaria en su génesis
respectivamente. No obstante ello, importante son las diferencias entre
ambas, destacando de manera especial las categorías clasificatorias de acto
administrativo disímiles entre ambos ordenamientos las que influyen de
manera gravitante en la extensión enfoque y problemáticas que se generan
en uno y otro según corresponda. Mientras el derecho español diferencia
entre actos favorables y desfavorables, nuestro derecho clasifica para estos
efectos en actos declarativos y constitutivos de derechos.
2. La revocación en nuestro derecho debe ser entendida en términos de la
CGR, aduciendo esta que consiste en dejar sin efecto un acto
administrativo por la propia Administración mediante un acto de contrario
imperio, si aquél vulnera el interés público general o específico de la
autoridad que lo emitió, de manera que deberá fundarse en razones de
mérito, conveniencia u oportunidad. La causa fundante debe ser el interés
general, principal aspecto a considerar por el administrador a la hora de
hacer uso de ella.
3. La principal limitante a la revocación está establecida en la letra a) del
artículo 61 LBPA. A este respecto es relevante destacar que la normativa
no impide de manera estricta la revocación sobre actos declarativos o
55

constitutivos de derecho, sino sólo en el caso en que se hayan incorporado


en el patrimonio del interesado, cuestión que deberá ser verificado en cada
caso, no bastando en aquellas situaciones donde se constituyan relaciones
jurídicas, el mero nacimiento del acto administrativo, sino que además
todas aquellas actuaciones que hagan radicar en el patrimonio del sujeto
los efectos del acto. Los únicos casos en donde no será posible la
revocación, será en los actos declarativos favorables, producto que la
Administración se limita a reconocer jurídicamente ya la existencia de
hecho en el patrimonio del interesado la relación jurídica manifestada
formalmente.
4. La limitante de la letra b) apunta a establecer otros casos de extinción del
acto administrativo, tales como la caducidad, la renuncia de los efectos del
acto o desistimiento del procedimiento administrativo, la invalidación, y la
nulidad del acto, casos de extinción de actos de la forma en que
expresamente a establecido la Ley, entre otros casos de revocación
especial, expresamente establecidos dentro de nuestro ordenamiento
jurídico, los que no obstante, en su mayoría corresponden a casos de
caducidad, hecho que refleja la constante confusión del legislador entre
ambos conceptos.
5. La limitante de la letra c) tiene su correlato práctico en aquellos actos
administrativos que por su especial naturaleza no pueden ser dejados sin
efecto por criterio de conveniencia u oportunidad, arguyendo que por un
interés general, es necesario cesar en sus efectos al acto administrativo. Los
casos que mejor ejemplifican esta situación son las sanciones
administrativas, actos decisorios que provienen de un lato y cuidadoso
56

procedimiento administrativo que cautela importantes derechos


fundamentales como el debido proceso y el de defensa jurídica.
6. Además de las limitantes señaladas podemos incluir además aquella que
proviene del principio de igualdad, mandato que regula los actos de la
administración, y que por tanto, debe ser de especial cuidado de no ser
afectada por el órgano que dicta el acto revocatorio, en términos de no
generar diferenciaciones arbitrarias, carentes de fundamento entre los
administrados.
7. Por último recalcar, que dentro de nuestro derecho administrativo, la regla
general que es aplicada respecto a la potestad en estudio, es la
revocabilidad de los actos de la Administración del Estado, matizada por
limitaciones establecidas en la norma y doctrina, que si bien es cierto,
restringen bastante el campo de aplicación de la revocación, permiten de
igual modo, generar una aplicación más o menos constante dentro de
nuestro derecho de la potestad revocatoria de la Administración del
Estado.
57

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REPÚBLICA.
8. DICTAMEN N° 2.641 DE 2005, N° 18.529 DE 2009, AMBOS DE LA

CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA.


9. DICTAMEN N° 90901 DEL 16 DE NOVIEMBRE DE 2015 DE LA

CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA.


10. DICTAMEN N°76032 DEL 24 DE SEPTIEMBRE DE 2015 DE LA

CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA.


11. DICTAMEN N° 68870 DEL 2009 DE LA CONTRALORÍA GENERAL DE LA

REPÚBLICA.
12. DICTAMEN N° 35081 DEL 20 DE MAYO DE 2014 DE LA CONTRALORÍA
GENERAL DE LA REPÚBLICA.
13. DICTAMEN N° 23308 DE FECHA 6 DE JULIO DE 1998. VÉASE ADEMÁS

DICTAMEN N° 12174 DE 23 DE ABRIL DE 1990 DE LA CONTRALORÍA


GENERAL DE LA REPÚBLICA
14. DICTÁMENES N°73055 DE DICIEMBRE DE 2010, Y N° 15469 DE FEBRERO
DE 2015 DE LA CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA.

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