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Oscar Espinoza Valenzuela

PRINCESAS DIAGUITAS
EN EL SILENCIO DEL CHOAPA
PRINCESAS DIAGUITAS EN EL SILENCIO DEL CHOAPA

© Oscar Espinoza Valenzuela


Inscripción Nº 199.203
I.S.B.N. 978-956-345-111-5

Imagen portada: Carolina de la Fuente


Producción general y diseño: Anaïs Lesty
Edición: Paloma Bravo
Impresión:

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE


1ª edición, diciembre 2010
Queda prohibida la reproducción de este libro en Chile
y en el exterior sin autorización previa de la Editorial.
/ ÍNDICE

. loquenomematamefortalece 11
. princesa del comienzo 12
. nocturno para una princesa-golondrina 14
. princesa del solitario canelo cheken 15
. simplemente 17
. huyendo…huyendo 19
. princesa visionaria 21

las primeras princesas (1-2-3-4-5-6-7-8)


. princesa 1 25
. princesa 2 27
. princesa 3 29
. princesa 4 31
. princesa 5 32
. princesa 6 33
. princesa 7 35
. princesa 8 35

. Cuz-Cuz….Cuz-Cuz (princesa gata montés) 39


. los chamanes rotos 41
. princesas breves 43
. el parque de las princesas 45
. adormecida 47
. princesa liberada 49
. once princesas ( las de Gabriela ) 51
. princesa diaguita de Huintil 53
. Cárcamo – La Colonia – Illapel 55
. princesa diaguita de los márgenes del río Illapel 57
. mi princesa 60
. princesa de la arqueología 62
 Ǥϐ‹‹• ͸ͷ
Presentación

Sé de cascadas de agua, viento, arena y desierto, de relatos


antiguos contados mientras la abuela amasaba el pan, de
poesía sé poco, nada, sé de lecturas y mil lecturas, de sonidos
y arrullos, así es como llego a la poesía de Oscar Espinoza,
atraída por las palabras y su sonido, de lo que me cuentan, de
lo que no me dicen.

Princesas, mujer diaguita, pieles morenas, trenzas, cuentas


adornando cabellos, pasado, presente, memoria.

El poemario Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa es


sensual, dulce, descubre el romance del poeta con su prin-
cesa y nos pide le acompañemos mientras la reconoce en el
paisaje y va construyendo, reconstruyendo, el acto poético.

En tu cintura todo cae y recae


en ese tenue espacio de silencio,
todo sabe a desierto pedregoso
ávido de misterios.

Desde ese misterio emerge la poesía de Espinoza, simple, cla-


ra, invitando a la lectura y la relectura, negando el olvido.

Paloma Bravo,
Santiago, 13 de enero
A la memoria de nuestros ancestros
desarraigados de su voz y presencia viva.
A mi esposa Delicia y mis hijos, por su paciencia.
A mis padres, hermanos y familiares.
A los amigos de siempre, los más queridos.
A la tierra indefensa de nuestros valles.
Al agua.
PRINCESAS DIAGUITAS
EN EL SILENCIO DEL CHOAPA

Hoc non pereo habebo fortior me


/loquenomematamefortalece/

Aquí estoy
bajo la lluvia
con mi princesa
pequeña entre los brazos.

Todo el tiempo
bajo la lluvia.

Puedo irme,
pero no todavía…

11
Oscar Espinoza Valenzuela

PRINCESA DEL COMIENZO

Un fuerte olor a cuero de lobo me despierta


muy cerca de mi marisma cavernaria
piel de lobo abrigando pieles negras
túmulos cristalizados en la nieve.

ƒ†ƒϐ‹•—”ƒ‡•–ž’‡‡–”ƒ†ƒ
por el cuchillo del invierno,
cada árbol enterrado con sus ramas
…ƒ†ƒŠ—‡•‘…‘•—–‹‡””ƒ›…‘•—•ϐŽ‘”‡•
cada risa con su greda milenaria.

Hay una suerte de semillas


dispersas entre calaveras,
inquietantes garras feroces que me alcanzan
hay escombros de fuegos y de lágrimas
unas pequeñas serpientes saladas
que se arrastran.

Hay mejillas húmedas de princesa solitaria,


hay pequeñas penas reconciliadas ,
hay cárceles donde sólo entra la luna
asoma uno , dos , tres barrotes
y se marcha.

El inca soberano está muerto desangrado


inclinado sobre la diaguita estancia de las cosas,
el pueblo marcha y no marcha,

12
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

huye y no huye,
teme y no teme.

Por doquier un cacique se alza en armas,


mas no logra abrir los ojos del destino
aunque las mejillas húmedas de la princesa
se llenen de tristeza… solitaria.

13
Oscar Espinoza Valenzuela

NOCTURNO
PARA UNA PRINCESA-GOLONDRINA

La magia colgando de tus venas – golondrina,


la sutil presencia de la música en tus manos,
ayer subías con un ruego en la mirada
ƒ›‡”…ƒ–ƒ„ƒ•›ϐŽ‘”‡…Àƒ•ǥ

¿Quién te enredó los poros princesa-golondrina?


¿Quién te esquivó en beso y en palabras?
¿Quién desnudó tus pétalos amarillos?
¿Quién bebió tu lozanía?

Ahora no ríes no cantas no lloras…


Ahora despacio te sientas me miras…
Tus ojos pintados de lágrimas negras…
Desnudos nocturnos de noche humedecida.

Nocturnos de ti… Princesa-golondrina…


De ti nocturnados… Princesa-golondrina…
Tus ojos besados… Nocturnos de ti…
De ti nocturnados…
Princesa-golondrina.

14
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

PRINCESA DEL
SOLITARIO CANELO CHEKÉN

Corro,
corro,
rodeándome de cortezas de canelo,
tiritando
como astilla que resbala,
por el Estero Pupío
y más abajo…

Por los cauces del agua cristalina


mojo y remojo la pisada,
siento miradas sobre el mundo
semicírculos prisioneros de gargantas,
los canelos chekenes danzan
ϐŽ‘–ƒ†‘‡–”‡—„‡•ǡ
con sus estrellas verdes
y sus ramas granizadas…
siéntome raíz
bajando a los minerales,
a la roca de cuarzo
a su brillantez perfumada.

Soy un habitante de tierra


un polvo de cabellos y dientes
un ojo de llama en altura,
una roca que relata
día a día los soles de su estirpe.

15
Oscar Espinoza Valenzuela

Diaguita trascendente
entre tus manos…..
Diaguita
corteza-de-canelo,
a ti vuelvo
ƒŽϐ‹ƒŽ†‡Ž˜‡”•‘ǥ
Princesa del solitario canelo chekén.

16
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

SIMPLEMENTE

Simplemente
secaron tus ríos.
Y no,
no recuerdes.
Y no,
no te mires.
Y no,
no comiences,
simplemente
secaron tus ríos.

Simplemente
escanciaron tu cáliz,
y esta orilla seca moribunda
quedó en copa rota de sales gruesas
y ya no sabe a alas de mariposa,
quedó en copa de raras raíces negras,
quemazón de cuerdas y gargantas,
roce quemante en las entrañas,
que cae raspando sobre músculos,
y vibrando sobre huesos
reprimiendo hojas y ramas…
Cayendo... Rodando…
Simplemente secando
días torrenciales.
Simplemente secando
párpados blancos.

17
Oscar Espinoza Valenzuela

Simplemente secando
barbas y botas.

Y donde hubo cavernas invisibles…


Pasó muerte seca, secando
las acuarelas de la razón…
pasó la muerte que llega llegando,
simplemente seca y secando
la razón…

18
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

HUYENDO. . . . . . . . . . . . . HUYENDO

Voluptuosa
selvática
corriendo,
de los captores.
huyendo… huyendo…

Al aire los cabellos


la hierba quemada
lastimera escapando
huyendo… huyendo…

De su huella ponzoñosa,
huyendo… huyendo…

De su cruz y su espada,
huyendo… huyendo…

Alas en sus talones,


huyendo… huyendo…

Gritos en la mirada,
lágrimas en los jarrones
bajando las cascadas
huyendo… huyendo…

19
Oscar Espinoza Valenzuela

Illapel
río de miel,
huyendo… huyendo.

Huintil
viento sutil,
huyendo… huyendo…

Quelén
viento en la piel,
Huyendo… huyendo…

Cuz-cuz
me atrapa la cruz,
huyendo… huyendo…

20
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

PRINCESA VISIONARIA

Ahora me siento en el dintel,


no hay piedra,
la máquina sanguinaria lo ha segado todo,
‹ϐ‹‡”‘ƒ…‹‡Ž‘ƒ„‹‡”–‘ƒ–‡‹•‘Œ‘•ǡ
planicie estéril sin esperanza,
sus fauces pulverizan
la roca y el elemento
no hay piedras
no hay palabras
sólo ilusión y rito
en despertar solitario…

El viento no llega.

Los chamanes corren desnudos


huyendo de las águilas multicolores
que se aproximan,
los chamanes se abandonan al acantilado
los gritos llenan la noche
arriba corre el agua
abajo vaga el río
vuelos desnudos
de chamanes rojos
entre sombras
de hierbas verdes...

21
Oscar Espinoza Valenzuela

Un chamán pasa… en vuelo rasante


un quintral guiñe… su ojo de fuego,
un chamán delirante… extiende los brazos
tocando el cielo.

La princesa llora su piedra disgregada


—…‘…‘‹‡œ‘ǥ—…‘ϐ‹ƒŽǡ
su único consuelo… su única desdicha,
su única esperanza… su único chamán…

La princesa llora… su piedra dis-gre-ga-da,


—…‘…‘‹‡œ‘ǥ—…‘ϐ‹ƒŽǤ

22
LAS PRIMERAS PRINCESAS
Princesa 1

Millones de espejos en las nubes


de la rama más absurda disgregándose
apagando el silencio contraído
en la espesa niebla de la sangre.

Humo vertiginoso y ascendido,


mujer diaguita
poderoso canto
de piedras de río.

Alforja de cueros de llamas


poderosa montaña de mieles
y leches nevadas,
hierba verde fragante
arrancada en la noche de los pumas.

Mujer diaguita lléname de tus sonrisas,


alma-niña lléname de tus mañanas,
semilla prodigiosa lléname de tus cánticos,
empápame del río de tus ojos.

25
Oscar Espinoza Valenzuela

Átame en la plegaria de tus labios espesos,


sumérgeme abeja en tus enjambres,
quiébrame rocío en la llovizna,
deshójame otoño en la ventana.
Mujer diaguita relámpago de la selva,
mujer diaguita ánfora de los rediles peñascosos,
mujer diaguita enredadera luminosa
mirada quieta boca en reposo.
Mujer diaguita,
rocío quebrándose en la llovizna,
– mano suave – suave pelo –
– risa suave – suave sueño –
pies levitando en la verdura,
tierra humedecida
‡–”‡Ž‘•Žƒ”‰‘•†‡†‘•ϐ‹‘•Ǥ
Mujer diaguita,
cuánto busco y cuánto llamo,
aquellos, tus grandes ojos milenarios;
aquellas, tus alas de agua y fuego;
aquellos, tus soles de verano;
aquella, tu alma aproximándose,
a mi cuerpo de roca,
’‡–”‹ϐ‹…ž†‘•‡…—ƒŽ“—‹‡”†Àƒ
sobre mi mano…

26
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

Princesa 2

Trenzas largas del otoño


negro pelo cruzado en cuentas de colores
piedras brillantes y sobre todo
la mirada llena.

Princesa de las altas cumbres


dame tus lanas
tus árboles mansos
tu raíz enamorada
tus tallos verdes
tu sustento.

Aprisiona mi aliento en tu aliento


besa mi silueta larga de acantilado
sube enredadera a mi semblante
poesía mi alma dura
no la dejes marchita
poesía mi canto
mis dolores.

27
Oscar Espinoza Valenzuela

Y cuando la brava espesura de la selva


funde ciudades en piedra y en silencio,
cuando los pumas vaguen solitarios
sobre las cuencas vacías,
cuando todo sea eterno y divino,
un golpe herirá mis manos,
un grito salvaje se hará de mi casa-inocencia
desconcertando la fértil llanura,
en cabalgata de viento inusitado,
se sembrarán fuegos y temblores,
se sembrarán llagas ponzoñosas,
se arrodillarán las montañas majestuosas,
se beberán como bestias
la joven sangre
de las princesas diaguitas,
en una larga pedregosa y fría
noche sin luna…

28
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

Princesa 3

Ahora no sé qué decir ante tu cuerpo herido


ante tus manos sangradas
ante tu pecho seco.

No sé qué decir para reconciliarme


con tu carne morena,
con tus labios de fuego,
con tu mirada de soles,
con tu vertiente consumada…

Ahora no sé qué hacer con mis manos,


con mi pecho, con mi boca.

/Solitario de ti
despojado de ti/

Por la maraña de hoscas lanzas,


’‘”Žƒ‡–”‡ƒ†ƒƒ–ƒœƒ†‡Žƒ•ϐŽ‘”‡•ǡ

/Solitario de ti
despojado de ti/

Por la secreta red de los quebrantos,


por la secreta jauría de zorros,

/Solitario de ti
despojado de ti/

29
Oscar Espinoza Valenzuela

Como una pluma mojada


secándose al sol para luego volar…
/Solitario de ti
despojado de ti…/

30
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

Princesa 4

Pura, gota-de-agua
enarbolándose en el capullo de la aldea
pura, pies-de-ríos
sobre las piedras
pura, paloma
pura, aire-de-la-montaña
primorosa
llenando los espacios
pura, raíz-de-mundo
en su pequeño silencio,
luz sólo luz
encegueciendo la mirada
pura, gota-de-agua,
poesía prima
de la naturaleza,
poesía de mis últimos días,
princesa mía
raíz-de-mundo
pura
gota-de-agua
que no llega…

31
Oscar Espinoza Valenzuela

Princesa 5

Ya no soy más
de mi delicada conciencia
de mi grave voz de mi mirada
ya no soy más de mi
soy tuyo
princesa muerta en la piedra
polvo ceniza de las pisadas piedras
polvo amarillo de los pisados ríos
caña quemada carbón de la noche
pisado sendero diaguita
hoyado mil veces por la muerte
pisado
secretado desde la profunda tierra
emergiendo entre raicillas
con un pelo enmarañado
con telas pequeñas
con verdes y barrosos tegumentos
papilas saboreando la greda
greda de tus largas y añosas manos
greda de tus muslos descubiertos
greda de tu lengua sigilosa
greda de tu piel… greda morena…

32
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

Princesa 6

Yo sé que anduviste en el mar


porque aún huelo la sal de tu cuerpo
salobre princesa del cobre
llámame a tu cintura
libérame de los dedos de tu pie
de tus manos y orejas
de tu nariz
salobre princesa del cobre
ϐŽ‘”ƒœ—Ž…”‹•–ƒŽ‹œƒ†ƒ
rastro azurita del alma
entraña de las profundas grietas
salobre princesa del cobre
aún te tienen cabizbaja
aún te quieren despeñar al abismo
aún te quieren raptar de nuestras costillas
aún te quieren separar de tus valles
aún te quieren secar de tus ríos
te quieren sola para desaparecerte
para que no urdas planes extraños
con tus semejantes

33
Oscar Espinoza Valenzuela

para que no urdas los rituales


con los tuyos
–‡“—‹‡”‡•‘Žƒ›†‡•…‘ϐ‹ƒ†ƒ
te quieren sola y perdida
te quieren cabizbaja equilibrando el abismo
sola tan sola
como la noche sin luna en que te despedazaron
como la noche sin luna en que se te hicieron los ruines
como la noche sin luna en que te quitaron
de la suave cama de hierbas
de la sombra fresca de tus
ríos
piedras
cañas
montes
diaguitas.

34
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

Princesa 7

Beso el aroma que dejaste


‡Žƒ•ϐŽ‘”‡•’”‡Óƒ†ƒ•†‡”‘…À‘
en las venas
en los cauces de las rocas
que habitan las ventanas
cobijando mis sentidos.

Beso la piedra y la hierba,


todo el orden que me diste,
la sombra de tu cerro,
la paloma de tu vientre,
la clara esperanza de encontrarte
entre los peces de este río…
Atrapada enredada prisionera
de las verdes llamas
de las rojas nubes
de los amarillos estambres
de la primavera,
de la loca estampida
de las llamas
llano abajo
en carrera prodigiosa.

35
Oscar Espinoza Valenzuela

Prisa prisionera
levitando
llano arriba
presurosa
estallando entre las risas
de la tarde
diaguita mujer
campo de rosas.

36
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

Princesa 8

No sé por qué el verde tallo


a algunos hombres los sofoca
pierden el hilo de las cosas
y taciturnos en la noche despedazan
lo que construyeron los tambores,
y taciturnos en la noche despedazan
lo que tanto fue dado a las princesas.

Claro está que la lanza fue débil,


no se hundió fuerte bajo la coraza,
…Žƒ”‘‡•–ž“—‡ŽƒϐŽ‡…Šƒˆ—‡–‘”’‡
y no cegó para siempre la codicia,
no desterró para siempre estos dolores.

Hoy los arcabuces golpean


en el medio de la frente,
y ruedan por tierra los millones
de princesas moribundas,
vestidos en harapos,
cubiertas de agónicas desdichas.

37
Oscar Espinoza Valenzuela

Princesa que lloras


en mi vientre vaciado y dolorido,
princesa que gimes,
princesa que gritas sobre mi oído,
mientras unos cuantos observan y callan,
con los treinta dinares en el bolsillo,
al clamor de la tarde,
entregándote a la mandíbula batiente,
a los roedores de las piedras milenarias,
a esas sabandijas innombrables
que transportando la desdicha
entregan las princesas
al lúgubre
cirujano de la muerte.

Princesa diaguita
dame la paz.
Princesa diaguita
dame la palabra
Princesa diaguita
Poesía …
Poesía para siempre mi alma.

38
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

C U Z-C U Z. . . . . . . .C U Z-C U Z
(PRINCESA GATA MONTÉS)

Como un otro perfume


gravitando en el semblante
un otro sabor agridulce
en tu garganta peregrina
un extraño otro tormento…

En tu cintura todo cae y recae


en ese tenue espacio de silencio,
todo sabe a desierto pedregoso
ávido de misterios.

Mas – todo resulta necio sin tu piedra,


sin tu silueta de lunas
sin tu estrella
sin tu cuz-cuz de pelaje terciopelo
y ojos rojo-fuego…
sin tu cuz-cuz
de piedra piqueteada al viento,
sin tu cuz-cuz
de llano risueño
sin tu cuz-cuz
de pelaje terciopelo…

Mas – ronda siempre un otro solitario,


algo que disuelve todo y lo conquista

39
Oscar Espinoza Valenzuela

un – qué se yo – destello de inframundo


un – qué se yo – pedazo de amatista.

Mas – se acerca la altura al precipicio –


y hay un otro sosiego que se interna
hay una dulce –qué se yo– mortaja
que se desenvuelve hacia la tierra.

Cuz-cuz…….cuz-cuz….
gata montés – princesa
que te conoce y te aprisiona
felina entre las piedras
cuz-cuz….cuz-cuz…..cuz-cuz
felina entre las piedras…

40
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

LOS CHAMANES ROTOS

Tuvieron que usar sus pesadas maquinarias


para desterrar las piedras polvorientas
y subrepticiamente
anclarlas en el olvido.

Cada molécula de agua,


cada partícula de sus cuerpos,
disgregándose
en coordenadas remotas
e ininteligibles.

Los chamanes bajaban hasta las rocas


chamanes cansados
cansados cuenta gotas solitarios
cactus adormecidos de espinas negras…

Los chamanes traían sus piedras lajas en las manos,


sus animales bien cebados,
comidas de mañana y de noche,
toda su alfarería…
todas sus lanas…
para entibiar los huesos
de la espera…
Los chamanes traían
mañanas frías
y cunas de piedra…

41
Oscar Espinoza Valenzuela

Los chamanes simplemente no hallaron nada….


Los chamanes simplemente entristecidos…
Callados en vuelo…
Remontando las nubes negras del olvido…
En el silencio del Choapa…

Sus aleteos aún permanecen


’‡–”‹ϐ‹…ƒ†‘•›ƒ†‘”‡…‹†‘•Ǥ

42
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

PRINCESAS BREVES

Toda la malacología
no explica tu hermosura,
tu suave canto de molusco
tu rocío….

II

Roja médula epidural,


llanto de serpientes y águila,
lágrima dura
esparcida en la alfarería…

III

Ruedas de metal,
mercurio sulfuroso,
la bohemia de Puccini
que cuelga de las paredes…

IV

Almohada dientecito,
reloj blanco conejito,
¿Qué reza la princesa
por las noches?

43
Oscar Espinoza Valenzuela

La princesa sobre el precipicio,


verdadero paraíso perdido,
Yo - detengo tu vuelo de paloma
y me muero por ti…

44
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

EL PARQUE DE LAS PRINCESAS

El merecido sitio del reposo


el parque de las princesas espera,
de noche su escenario iluminado
disfraza de sombras los árboles blancos
luminosas antorchas arrebatadas
a la distante aurora.

De noche el parque sólo presiente


el agua del río que cruza las casas,
los sifones de agua en la noche oscura
bajo las casas que cada invierno
levantan sus faldas sin problemas.

El parque ciego de las princesas.


El parque mudo de las princesas.
El parque sordo de las princesas.

Entre tierra y agua,


soportando la muerte…

Vamos todos al parque.

¿Al parque de los poetas?

No

45
Oscar Espinoza Valenzuela

ΫŽ’ƒ”“—‡†‡Žƒ•’”‹…‡•ƒ•Ϋ

Y ¿dónde está?

Preguntarás,

inocentemente preguntando…

Más cerca de lo que imaginas…


Responde el poeta.

46
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

ADORMECIDA

Recorro parte del camino


por la tarde,
ando en busca de tus ojos
silencioso,
mis alas son frágiles
como soplo de primavera.

Ya no tengo prisa
como antes,
sólo tengo temores
escondidos,
mis pétalos se deshacen
como niño mirando al cielo.

Rueda la cascada entre las piedras,


Žƒ•‰‘–ƒ•„”‹…ƒ–—•†‡†‘•ϐ‹‘•ǡ
llora la noche
y en el alto nido
nace la vida.

Sentado espero
tu regreso,
sentado encima
del silencio,
sentado siento que anochece,
el rumor de la luna
sentado siento.

47
Oscar Espinoza Valenzuela

Y tú llegas por un segundo,


por un segundo estás sobre mi sombra,
sobre mi párpado adormecida,
en mí tan sólo
por un segundo…

48
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

PRINCESA LIBERADA

Liberada de su cuerpo,
una voluta de humo,
casi una hoja,
una perla de agua
en el capullo de la aldea…

Princesa sola y una


enlazada con la muerte,
cada poro,
cada cabello,
una maravilla prima del espacio…

Los esclavos del mercado


aún te clavan los ojos
queriéndote colgar en sus vitrinas,
queriendo marcar en tu carne rosa
el timbre violeta
de los mataderos…

Sobre la dura costra del planeta


te tienen de cabeza,
de cabeza verdirroja,
ϐ‹Ž‹‰”ƒƒ†‘”‹†ƒǡ
arañando las tristezas de tus ojos,
haciendo casi tuyas
las palabras de otros labios.

49
Oscar Espinoza Valenzuela

Te tienen a salvo del oscuro,


del impertérrito
sepulcro de los sueños.

Te tienen desnuda en la escafandra


en el alga
en la sal gruesa
en el coral
estrellada en mil brazos
recogida
astillada en mil barcos
dolorosa
entre dientes apretados
sumergida…

50
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

ONCE PRINCESAS
(las de Gabriela)

Arribo al alto páramo con mi boca polvorienta,


‡ƒ…‡”…‘ƒŽƒϐ‹‡•–ƒ†‡Žƒ‘…Š‡
con mi letrero de ladera y canto,
montaña: pedregosa vertiente,
cascabel de pezuñas y garganta,
hueso grueso surcado de rocas de río…
hay algo que repta sobre la corona
lanzando a la orilla los pechos desolados,
once llaves para once puertas,
once cepillos de dientes…
‘…‡ƒ†‡”ƒ•ƒϐ‹Žƒ†ƒ•›…ƒ”„‘‘•ƒ•
pintarrajeando tu nombre,
once páginas en blanco
esperando tu regreso…
luego el viento golpea tu ventana,
el cristal rebusca, recome, regresa,
luego el agua golpea la ventana,
el cristal truena respira tiembla,
once miedos esperando…
esperando…
esperando tu regreso…

Abraza ahora tus once maravillas,


esparce el aceite luminoso,
corre con todas las princesas,
sube al alto páramo,

51
Oscar Espinoza Valenzuela

desierta la huesa,
de una vez para siempre
dobla los linos
y vuela vuela lejos del llanto
acurrúcate silenciosa
en los pliegues del manto
bebe su agua
paladea su vino
y trocada en azul mariposa
libera tenue tus cantos
y
gira
girando…
la primavera…

52
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

PRINCESA DIAGUITA DE HUINTIL

Antes del inca soberano estaba


tu belleza
de río manso,
tu aliento
de agua cristalina,
tus brazos en alas
por los aires
en el cóndor
extendida…

Bajo el sol
la vida era diferente,
los tuyos tus iguales
hacían más fecundo el valle
más profunda la amistad
entre el guanaco tutelar
y los cerros…

Princesa diaguita mirada sutil,


de Huintil proviene tu estirpe sonora,
tus cerros luminosos,
tus anónimas quebradas
y el despertar de la tierra…

Princesa de mirada gentil


en Huintil palpita tu alegría,
la risa que esculpiste

53
Oscar Espinoza Valenzuela

en la oquedad de los cerros


simplemente resuena
en estos días…

Huintil, Huintil…
cuna de princesa enamorada,
húmedas horas en pasta de greda
felina formas inspiradas.
Huintil, Huintil…
Cuna de princesa diaguita enamorada.

54
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

r$‡B$ 9=r7 $=7=;1 r177 ?(7r

Se marcha el tren….
Su humo lleva en el rostro
un aroma leve de naranjas…

ž”…ƒ‘Ϋƒ‘Ž‘‹ƒΫ ŽŽƒ’‡Žǡ
se marcha el tren.
Y la vía no tiene regreso.

Y los huesos blancos de mis diaguitas negros…


Y los huesos blancos de mis diaguitas buenos…
Y los huesos blancos de mis diaguitas alfareros…
Y los huesos blancos de mis diaguitas
yacen bajo tierra,
formando estalactitas
de sangre morena…

En las catedrales blancas de estas mis montañas


como puntos negros sobre el roquedal,
cual gaviotas buscando su carroña,
reptan los sepultureros del recuerdo.

ž”…ƒ‘Ϋƒ‘Ž‘‹ƒΫ ŽŽƒ’‡Žǡ
se marcha el tren
y la vía no tiene regreso.

Más allá un aroma de hembra matutina…


Un pañuelo perfumado de gata en celo…

55
Oscar Espinoza Valenzuela

Un cielo abierto extendido a la curtiembre…


Con aroma a leche a pan
a coirón y cañas de totora….

Más allá el tren se va se va


evadiendo mi canto primigenio…
La princesa cierra los ojos con tristeza…
Los naranjos quiebran sus ramas y se marchan…

ž”…ƒ‘Ϋƒ‘Ž‘‹ƒΫ ŽŽƒ’‡Žǡ
se aleja el tren,
y la vía no tiene regreso
y la vía no tiene regreso.

56
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

PRINCESA DIAGUITA
'(7=E9‡B,(;(E'(7B=177 ?(7

Desarraigo extremo.
La princesa llora in situ.

Tanto se ha extendido el incaico poderío,


los mitimaes no dan a basto,
las alfareras han gastado sus manos,
’‡”‘ƒ†ƒ‡••—ϐ‹…‹‡–‡ǥ

Los hombres van y vienen,


por los abiertos pasos cordilleranos,
de la costa llega el cargamento
comida seca,
apreciadas conchas de moluscos,
para el rito funerario…

Todo parece tan sencillo…


Uno a uno van desapareciendo
ascendiendo a la montaña
antes que llegue la noche…

Las antorchas preparadas,


las ropas preparadas,
los animales preparados,
la princesa preparada,
para el rito funerario…

57
Oscar Espinoza Valenzuela

Ahora están marchando.


Los cánticos de la montaña
retumban en el eco de la noche:

Ϋ—‡ŽƒŽ—ƒ‘Šƒ˜‡‹†‘Ϋ
¿Por qué…. por qué será?
Ϋ—‡Žƒ’Žƒ›ƒ‡•–žƒ‰‹–ƒ†ƒΫ
¿Por qué… por qué será?
Ϋ—‡•‡˜‹‘’ƒ•ƒ”‡Ž’—ƒΫ
¿Por qué….por qué será?
La princesa diaguita llora
y el río absorbe su tristeza
lava sus perlas
las transporta
por el valle cruzando
con su cargamento clandestino,
desde la cordillera vuela la pena,
la princesa no recuerda su linaje,
imagina en lenguas extrañas su destino…

¿Cómo nombrar la noche sin despertar sospechas?


¿Cómo decir el viento sin palabras?
¿Cómo partir la semilla sin provocar reproches?
¿En qué sendero solo pisar la tierra humedecida?

¿Dónde el cántico de los pájaros


‘Žƒ…‘Ž‘“—‹ƒŽ„‡ŽŽ‡œƒ†‡Žƒ•ϐŽ‘”‡•ǫ
¿Dónde el río protector de los rebaños?
¿Dónde busco, en qué piedras, lo acontecido?
¿A qué hora, de las mismas piedras, te levantas?

58
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

En Illapel
la princesa llora
el río cruje
y lenta cae la nieve.

En Illapel
el espacio es breve
la princesa es muda
y lenta cae la nieve.

En Illapel
algo despierta,
una montaña decide marcharse,
la princesa
llora
y lenta cae la nieve…

59
Oscar Espinoza Valenzuela

MI PRINCESA ...

Mi princesa viene del frío de la costa,


con su alforja verde colmada de estrellas,
mi princesa viene en la caracola
en la ola-espuma
de su barcarola,
en el canto inmenso
de la lejanía…

Mi princesa viene de su casa blanca


de su golondrina,
de la matutina
gaviota de las balsas,
de los soles tibios
bordados en la orilla…

Mi princesa viene con el poderío


que sumo la vida
en su enredadera…

Mi princesa viene…..para no marcharse,


•‘„”‡Žƒ•’‹‡”ƒ•ϐ‹”‡•†‡Žƒœ—Ž†‡Ž‹”‹‘ǡ
viene en hombros duros de las peñas blancas,
sobre las narices del estío,
mi princesa viene con sus atavíos
de la nochebuena…

60
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

Mi princesa viene …. y es tan sublime todo,


sus manos sus labios su perfume
su déjà vu †‡ϐ‹‡•–ƒ
su devenir de rosas
su secreto breve
de las cosas.

Mi princesa viene
con toda la alegría
a diestra y siniestra
desbordada,
ahora y siempre viene
por la senda angosta
y el frío de la costa
se pierde en la nada
de las sombras.

61
Oscar Espinoza Valenzuela

PRINCESA DE LA ARQUEOLOGÍA

La poesía del Choapa está en sus piedras,


en los lechos de sus ríos,
en la poesía unitrino de las ánimas,
en los papers arrugados
de la historia.

En los tiempos del inca no había


ni Cornely ni Montané ni Ampuero
mas todo se desarrollaba y acontecía,
la cadena milenaria de las sombras
se multiplicaba en lo más profundo de los grises
y en su oralidad vertiginosa
la greda mojada y húmeda
daba forma a la brillante alfarería
en sus zigzagueos multicolores
se preñaba la selva salvaje
más allá de cualquier enigma
simplemente
llevando
el agua fresca y cristalina
simplemente
ofrendando
la sangre roja ….

Y se advino la princesa de la arqueología,


en todos los valles señalados

62
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

tocó midió plasmó


en sus hojas cuadriculadas
dibujó,
a horcajadas sobre las piedras milenarias,
dibujando cada surco de la piedra
sobre los vestigios auténticos de lo humano,
imaginóse mis trabajos
mis comidas
mis ritos
mis funerarios encuentros
adivinó mi vieja chamanería
auscultó todo
con sus dedos blancos
hasta llegar al momento preciso del desastre,
hasta llegar al vernáculo acontecimiento
hasta alcanzar la semilla más querida
y ahí en ese rincón ignoto
habló la piedra y la greda,
habló el río y la llovizna,
habló la princesa
en su silencio
en su canto de libélula liberada
en su mirada
en su gesto
en su piedra
en su paloma
en sus maíces
en sus dolorosas manos
en sus piqueteadas piedras de montaña
habló
en el viento de los valles clandestinos

63
Oscar Espinoza Valenzuela

habló
en las más estrechas quebradas de la memoria
en donde la llama y el guanaco
plasmaron su señorío…

La princesa de la arqueología
cerró mis ojos
cerró mi boca
bebiendo el agua
de mis suspiros…

La princesa diaguita
cerrando los ojos
entrando en mi boca
suspirando
en mis suspiros
…‘ϐ‹×‡‹˜‡”•‘
matutino
en mi palabra
y se hizo de mis venas siderales
de mis largas noches de invierno,
se hizo de mis cabellos
y contemplando
la máquina sanguinaria
que arrastraba el valle hacia el abismo
se refugió aquí…….en mi mágica palabra.

64
Princesas Diaguitas en el silencio del Choapa

FINIS

Princesa
pasa
siéntate
recuesta tus cabellos
en mi hombro…

Sé luciérnaga
y bebe
de mi plato de estrellas…

65
Agradecimientos

Al Gobierno Regional de la Región de Coquimbo.


A Editorial Cuarto Propio.
A los amigos de las Tertulias Literarias de Illapel.
A Carolina de la Fuente por sus bellos dibujos.

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