Los fundamentos de la teologia
moral a partir del Concilio
Vaticano II
Fray José Wilson TELLEZ CASAS, O. FM."
Debo comenzar esta intervencién, clarificando el porqué del titulo que acompafia
: Ponencia: Los fundamentos de la teologta moral a partir del Concilio Vaticano I.
area que me parece Oportuna y necesaria puesto que con el titulo en mencién no
retendo afirmar que el Concilio Vaticano I haya delimitado o definido ‘nuevos’ funda-
tentos a la moral catélica. El interés de los padres conciliares debeSi bien, Hama la atencién el hecho que
ningtin documento conciliar se haya dedi-
cado exclusivamente a la moral, salvo las
menciones explicitas contenidas en Ja O.T.
numeral 16, para los padres conciliares el
tema de la moral debja ser, por su impor-
tancia e interés, un aspecto transversal en
sus reflexiones, es asi que la Constitucién
Gaudium et Spes, a lo largo de sus cap{-
tulos toca aspectos esenciales y fundantes
en y para la moral cristiana, a saber:
1. La dignidad de todo hombre, mani-
festada en su identidad de ser imagen
de Dios. (GS 12-15).
2. Laconciencia eclesiolégica y escato-
l6gica, presentada como base para un
didlogo ético que una a los creyentes
con los demas hombres.
3. Laimportanciade la indole comunitaria
de la vocacién humana (GS 24-2530).
4. Lajusticia y la caridad que exigen una
mayor atenci6n a las necesidades so-
ciales y un mayor cultivo de la res-
ponsabilidad y participacién social
(GS 31).
La exigencia del bien Comiin, que no
Suprime, sino que realza ta dignidad y el
Tespeto debido a toda Persona (GS 28),
6. El valor y la autonomfa de la activi-
dad del hombre en el mundo, asi
como el valor humanizador del traba-
jo (GS 33-34).
7. El concepto de pecado, en su triple
relaci6n a Jas cosas, a los dem4s hom-
bres y al mismo Dios (GS 12-15).
Por lo anterior, podemos constatar que
la reflexi6n de la Teologfa Moral, en el es-
quema del Concilio Vaticano II, no se de-
fine por una serie de conceptos que bus-
can hacer una sistematizacién de Ja moral.
Sin desconocer, sin embargo, que la re-
flexién y la postura de Jos padres concilia-
Tes, respecto a los principales fundamentos
de la moral, son orientadores, permitiendo a
Jos tedlogos moralistas un acercamiento y
didlogo con la teologia dogmatica y biblica
en particular, pero a la vez con otras aproxi-
maciones al hombre en su ser y quehacer
como la filosofia, la antropologfa, la socio-
logia y la psicologia. Ms que aportes con-
tenidos en un texto, los documentos del
Concilio recogen la inquietud para que la
moral cristiana ayude en la tarea de acer-
car el hombre al mundo contemporineo,
Y este, a mi juicio, es uno de los grandes
aportes conciliares a la reflexién de la teo-
logia moral, que ésta no se convierta en
un manual de prohibiciones o recomenda-
ciones, sino, en un campo de reflexiénLoS FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGIA MORAL.A PARTIR DEL Concitio Varicano IT
teolégica que tenga como punto de parti-
da la fe, como objetivo la humanizacién y
como nticleo y eje de reflexion, una histo-
ria y cultura particular que debemos asu-
mir sin temor, ni temblor. La moral cris-
tiana centrada en la Revelacién y basada,
no en el exclusivo cumplimiento de nor-
mas 0 leyes, sino en el seguimiento de una
Persona concreta, Jesucristo, nos permi-
tiré hablar en y a nuestro mundo de impe-
rativos y exigencias éticas que no buscan
Los temas fundamental
Noes facil hacer una sistematizacién,
de los aportes hechos por el Concilio. Quie-
ro detenerme, en los que considero, son
los aspectos que pueden catalogarse como
fundamentos de una moral y ética cristia-
nas hoy.
MD El primero, Ja reflexion antropolé-
gica. Para el Concilio ‘Vaticano Ii, la vision
del hombre se fundamenta en una autono-
mia que no desconoce, ni niega la teonomfa
Preconciliar. Es decir, que si bien, el es-
fuerzo del Concilio Se centré en colocar al
hombre en e] niicleo de la reflexion sobre
su libertad y autonomfa, déndole la Tes-
Ponsabilidad requerida, no ge alej6 de una
vision eclesial en la que Dios Sigue siendo
Cfr DEMMER,
Opn hs
1988,
latam Totius” 16,
P. 504,
Th
de la teologia moral
“Christologie, anthropolo;
otra cosa que la vivencia del Evangelio en
un mundo cada vez mds secularizado y
alejado de Dios.
Ahora bien, ,c6mo podemos concre-
tizar el aporte del Concilio Vaticano Ia la
reflexi6n de la teologfa moral? En dos gran-
des lineas: la primera, los temas fundamen-
tales a la moral y la segunda, de orden
metodoldgico, la forma como se ha de
presentar la teologia moral hoy.
el norte y guia del-hombre. Mas aun, la
antropologia conciliar no es vista ni en-
tendida sin una relacién estrecha con la @
cristologia. El Concilio, puntualiza que es
Jesucristo, imagen del hombre nuevo,
como el hombre puede revelarse a si mis-
mo (GS 22) Jesucristo es el nuevo Adén,
el hombre perfecto, El cristocentrismo del
Concilio se sitia en un contexto de pensa-
miento que, a su vez, nos envia a condi-
ciones antropoldgicas con las que conser
va una relacién vital>,
El moralista Klaus Demmer al hablar-
nos de las implicaciones antropolégicas de
Ja fe, en el Concilio, nos aclara que In com-
Prensién de la moral se presenta en una
théologie morale. Attentes suscitées par Uhistire
‘mR, Latourelle, Vatican Il: Bilan et Perspéctivas. Paris: Editions du Cerf,f José Wuson Té1.ez Casas
doble dimensién: la “elevacién” del hom-
bre por medio de la gracia y la salvacién
(curacién) del hombre herido por el peca-
do. La naturaleza “elevada” y la naturaleza
“curada” (redimida) indican la “transfigu-
racién” del hombre provocada en y por
Jesucristo.
Asi, en la vision antropolégica de la
moral, se debe tener presente que, para el
Concilio, Cristo es el modelo de toda per-
feccién humana (GS 40). El comporta®
miento ético del hombre busca la creacién
del creyente que comprende que la moral
no es simplemente un conjunto de normas
ylo leyes que se deben acatar, sino que
ésta exige un compromiso serio y radical
con el hermano. “La exposici6n de la teo-
logia moral no deberfa ya caer en un
reduccionismo antropolégico; en un indi-
vidualismo que pretenda ignorar Ja comu-
nidad; en un evasionismo que desconozca
el cardcter itinerante del pueblo de Dios”
El tercer fundamento de la moral en
el Concilio es “la utilizacién” de la Pala-
de un hombre nacido del Espiritu y orien-(@ bra de Dios por parte de la moral. Dos
tado por el Maestro. Por ello, puntualiza el
documento conciliar, “el misterio del hom-
bre sélo se esclarece en el misterio del
Verbo encarnado” (GS 22). @
El segundo fundamento de Ja moral
es la vision eclesial dibujada en el Conci-
lio. Los padres de Ja Iglesia nos dejan una
Iglesia-comunién en Ja que el compromi-
so del creyente se convierte en una verda-
dera misi6n y responsabilidad. En este. sen-
tido, la moral cristiana, desde Gaudium et
Spes, recuerda su compromiso social.
Podemos afirmar que Ja moral “marca”
Vaticano II no se centra exclusivamente
en la vida fntima del creyente, mds all4 de
lo que podemos Hamar “pecados sexua-
Jes” se encuentra la responsabilidad social
+ PINCKAERS 5, OP
preguntas nos pueden acompajiar en esta
breve reflexién: {Cul es el papel de lare- _
velaci6n divina en el campo de laéticacris-
tiana? O para ser més claros: {Cémo el
moralista y en general todo creyente, debe
Teer Ja Escritura i sacar de ella una en-
sefianza moral?
En otras palabras nos proponemos,
apoyados en el Concilio, establecer la re-
lacién fundamental que existe entre la Sa-
grada Escritura y la moral. Dicha relacién
encontré un eco e interés particular du-
rante el Concilio Vaticano IL. Los padres
conciliares hablaron breve pero muy fuer-
te de la relacién que debe existir entre la
Palabra de Dios y la teologia moral. Des-
pués de haber formulado en Dei Verbum
Les sources de a morale Chrétienne. Paris: Editions du Cerf, 1993. p. 315LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGIA MORAL A PARTIR DEL. CONCILIO VATICANO II
24 el deseo general para que el estudio de
la Sagrada Escritura sea como el alma de
la Sagrada Teologta, el Concilio utiliza en
Optatam Totius 16,4, decreto sobre la for-
macién de los presbiteros una férmula
precisa:
‘Téngase especial cuidado en per-
feccionar la Teologia moral, cuya
exposicién cientifica, nutrida con
mayor intensidad por la doctrin
de la Sagrada Escritura, deberé
mostrar la excelencia de la voca-
cién de los fieles en Cristo y su
obligacién de producir frutos en la
caridad para la vida del mundo.
Este deseo, a la vez tarea se ha con-
vertido en base para la reflexién de la teo-
logfa moral en Jos tltimos afios. Se trata
de saber por qué y cémo Ia Escritura
alimento fundamental, fuente normativa de
Jateologia moral y no simplemente un pun-
to de referencia, de autoridad o un lugar
teolégico apropiado. Dicho de otra mane-
Ta, “la referencia a la Escritura Santa en
teologia moral, antes de serun problema
de método de trabajo, es una cuestién
* G MEDIEVILLE. Thdologie
Ch HARING B. La ley de Cristo,
HAMEL, B.
un esfuerzo
morale fondamentale, Paris: ICP,
Paris: Desclée de Brouwer, 1955 :
2 Pregunta si el recurso a la Sagrada Escritura para buscar normas morales no constituye
doble y fruto de un afén de seguridad, una necesidad de pasar de una autoridad a otra, de una
@pistemolégica: zpodemos y debemos re-
ferimos a la Escritura en Moral?,
La pregunta es importante en la me-
dida en que antes del Concilio la tarea dela
teologia moral no era otra que determinar
el cardcter especifico y el contenido de Ja
“ley nueva”*. Ahora bien, esta ley nueva
no es otra que la accion interior del Espfri-
tu Santo que nos configura con Cristo. Y
si es el mismo Espiritu quien en nuestro
interior nos ayuda a actuar en conformi-
dad con Jos mandatos y ensefianzas del
Sefior, si El es la ley nueva gpor qué tene-
mos que recurrir a la Escritura?, jel evan-
gelio, como ley del Espiritu, escrito en los
corazones de los hombres no es suficien-
te?, {las normas morales no estén “Smpre-
sas” por el Creador en la conciencia de los
hombres (Rm 2,15)?, éLa Escritura nos
puede dar otro mensaje distinto al que nos
da el Espiritu del Sefior?’
Alo anterior, la reflexién posterior al
Concilio, nos ha ayudado a precisar que
€s incontestable que el Espiritu del Sefior
actiia en nosotros y nos ilumina para que
de acuerdo al evangelio y por medio de
2002, p.69
‘olopfa de la norma a una teologia de la Biblia. Cit, B. Hamel “L’Ecriture, ame de la théologie
morale” En: Gregorianum, Vol 54, 3, 1973, p. 417.
a
9nuestra vida y obrar busquemos Ia santi-
dad, a la cual hemos sido llamados desde
el bautismo. pero también es cierto, como
Jorecuerda el Padre Jesuita Eduard Hamel,
que nosotros somos viajeros, peregrinos
en este mundo, homo viator sujetos a la
tensién escatolégica del ya pero todavia
no. Del Espiritu del Sefior hemos recibido
por el momento las primicias, las arras (2
Cor 1,22) que inauguran una transforma-
ci6n que debe continuar durante toda nues-
tra vida, Es por ello que si bien el evange-
lio estd ya grabado 0 escrito por el Espfritu
Santo en el coraz6n del hombre, debe a la
vez ser preservado de todo riesgo y no
alterado gracias ala debilidad humana. Para
evitar este riesgo debemos dirigirnos a Ja
Sagrada Escritura como testigo autoriza-
do del acontecimiento revelador de Dios
an Jesucristo. Testigo veraz que ayudé,
orient6 y models las primeras comunida-
les cristianas. As{ no podemos, ni debe-
aos hablar de oposicién entre ley interior
el Espiritu y Ja Escritura. Por el cont
‘0, debemos hablar de cunplinieny,
”
Forma” como se ha de presentar la teolo;
José Roman-Flecha Andrés, al estruc-
tar la teologfa del Concilio Vaticano II,
ima que
EI Vaticano IT ha sido un Conci-
lio fecundo Para la moral cristia-
Un mismo Espiritu que nos re- :
cuerda desde el interior “todo lo que
yo os he dicho” (Jn 14,26) pero que
también nos lo recuerda desde el exte-
rior inspirando los autores de los evan-
gelios que nos comunicaron todo Jo que |
Cristo hizo por y para nosotros. Es el
Evangelio escrito en el coraz6n de cada
uno de nosotros que nos dard Ia fuer-
za necesaria para dar frutos de justicia_
y caridad, pero es la Escritura, como
objetivacién reconocida del aconteci-
miento salvador quien nos acordaré el
contenido y el origen de la Justicia y la
Caridad verdaderas: Jesucristo el Se-
fior. Dicho de otra manera, la ley del
amor infundida en nuestros corazones |
se objetiva en preceptos escritos en el”
evangelio. La Escritura Santa es la que
nos permite como cristianos e Hijos de
Dios, tomar conciencia de nuestra vo-
caciOn y actuar de acuerdo a los que
el Sefior ha grabado en nuestros cora-
zones “por el Espfritu Santo que se nos -
ha dado.”
na y para su estudio sistematico,
en cuanto que aporté orientacio-
nes imprescindibles para la vida
prdctica de los cristianos como
una nueva conciencia, un nuevo
énfasis sobre muchos temas mo-LOS FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGIA MORAL A PARTIR DEL. Concitso Varicano If
rales y, finalmente, una nueva
orientacién metodolégica para el
estudio y elaboracién de la Mo-
ral fundamentada®.
Explicitamente el Concilio lama la
atencién sobre la responsabilidad en Ja
formacién de los aspirantes al sacerdocio
en aspectos tan fundamentales como la
Teologia Moral.
El restablecimiento de un contac-
to estrecho entre la teologia mo-
Tal, la Sagrada Escritura y Ja tra-
dicién, basado en la fe, en el
magisterio y en el mantenimiento
de la referencia a la ley natural.
De alli se desprenden, en primer lu-
gar, el llamado urgente para que los tedlo-
80s moralistas “utilicen” Ja Sagrada Escri-
{ura no como el libro de recetas que
Soporta argumentos e intereses Persona-
les, sino como el texto en el que se descu-
bra lo que Dios ha hecho por el hombre.
En segundo lugar, lama la atencin sobre
la relaci6n que debe existir entre la teolo-
Biay la vida espiritual del creyente. Desde
“ste punto de vista, Jos padres conciliares
Fecordaron que uno de los principios de la
moral cristiana es Ja fe, La respuesta mo-
ral del cristiano a la Mamada de Dios, es
ROMAN.
una respuesta de fe y adhesién a una per-
sona, a Jesucristo el Sefior, imagen del
hombre nuevo y soporte del actuar moral
del seguidor. El documento invita a dar a
la teologia moral “esta dimensién espiri-
tual interna que exige el pleno desarrollo
de Ja imagen de Dios que se encuentra en
el hombre, y el progreso espiritual que Ja
ascética y la mistica presentan”
Ahora bien, junto a esta exposicién y
peticion del Concilio, un aspecto que pode-
mos y debemos mencionar como elemento
metodolégico para la moral cristiana es la
apertura del Concilio al mundo. Mas que
un tema tratado por los padres conciliares,
Ja relaci6n con el mundo se constituy6 en
un aspecto esencial y determinante a Io lar-
g0 de las sesiones conciliares. En cuanto a
la moral, la voluntad de actualizacién del
mensaje de Cristo es, sin duda, una ruptura
que marca una diferencia con la presenta-
cién clsica de la moral de los manuales
empleados en los afios sesenta
Elcentro de los debates postconciliares
¢s el resurgimiento directo de la pregunta,
Puesta en otro tiempo a San Pablo y a la
Iglesia a lo largo de su historia, acerca del
encuentro entre el evangelio y el mundo, la
confrontucién entre la fe cristiana y la sabi-
duria, la ciencia y la cultura humana./ ‘jose Wu.son Téurez Casas
Elemento fundamental que sostiene el
didlogo ecuménico en la actualidad. El
Concilio invitaba a tedlogos y particular-
mente a tedlogos moralistas a reconocer
que la fe cristiana no esta vinculada nece-
sariamente a una sola y tnica cultura. La
Constitucién pastoral sobre la iglesia en el
mundo actual afirma:
El creciente intercambio entre los
diferentes pueblos y grupos socia-
les descubre més ampliamente a
todos y a cada uno los tesoros de
las diversas formas de cultura, y
asi, poco a poco, se va preparan-
do una forma mas universal de
cultura humana que promueve y
expresa la unidad del género hu-
mano tanto mas cuanto mejor res-
peta las particularidades de las di-
ferentes culturas (GS 53).
El Vaticano I aboga por Ja Hamada
multiculturalidad de la fe como mediacién
necesaria para el anuncio del Evangelio.
Con ella no se diluyela universalidad de la
Iglesia, sino que se vitaliza:
La Iglesia, que ha vivido en el
transcurso de la historia en va-
tiedad de circunstancias, ha em-
pleado los hallazgos de las di-
versas culturas para difundir y
explicar el mensaje de Cristo en
80 predicacién a todas las gen-
tes, para investigarlo y compren-
derlo més profundamente, para
expresarlo mejor en la celebra-
cién litargica y en Ja vida de la
comunidad multiforme de los fie-
les. (GS 58).
'Y més adelante afirma que:
-la Iglesia, enviada a todos los
pueblos de cualquier tiempo o
terzitorio, no esta ligada exclusi-
va 0 indisolublemente a ningu-
na raza o nacién, a ningun gé-
nero particular de costumbres, a
ningtin modo de ser, antiguo o
moderno. Adhiriéndose a su pro-
pia tradicién y consciente al mis-
mo tiempo de su misién univer-
sal, puede entrar en comunién
con las diversas formas de cultu-
ra; comunién con la que tanto la
Iglesia como las diferentes cul-
turas se enriquecen (GS 58).
Asf pues, el encuentro que se debe dar
entre la fe y las culturas no consiste en una
simple yuxtaposicién o una simultaneidad,
para los padres conciliares es un verdadero
encuentro donde se deben dar el dislogo y el
enriquecimiento mutuo. Dicho encuentro debe
promover Ja inculturacién que se convierte
para Ja teologfa moral cristiana en una labor y
tarea que comenzé en el pasado, se debe con-
solidar en el presente y proyectar en el futuro.AOS FUNDAMENTOS DE tA TEOLOGIA MORAL. A PARTIR DEL CONCILIO Varicano Ht
A lo dicho hasta ahora, seria muy exten-
so explicitar la orientaci6n metodolégica
elaborada en el Concilio. Quiero breve-
mente, recoger siete aspectos presenta-
dos por el profesor Richard McCormick
que nos ayudan a sintetizar este aspecto.
Para McConmick el Concilio ha esboza-
do una nueva orientacién metodolégica,
tanto para la elaboracién de los juicios
morales como para la ensefianza de la
teologfa moral. Ellos son:
1, Fundamento en una antropologia
religiosa bastante completa.
2. Sensibilidad hacia el cambio
sociopolitico y familiar.
Quiero finalmente, recoger una inquie-
tud que se presenté a lo largo del Concilio
mismo y que ha caracterizado la reflexién
posterior de la moral. En palabras de S.
Pinckaers®, la apertura al mundo modemo
en todas las direcciones, que puede ca-
racterizar la obra del Concilio Vaticano Hi:
libertad de conciencia, ecumenismo, di
3. Perspectiva ecuménicaen la bis-
queda de la verdad en materias
morales. (GS 16; UR 23).
4. Concepcién de la vida moral
como una unidad basada en el
amor de Cristo. (LG 42).
5. Orientacién pastoralde Ia teologfa y
apertura a las ciencias empfricas.
6. Enfasis en Ia libertad de investi-
gaciGn y de expresién (GS 63).
7. Competencia de los laicos en las
decisiones éticas concernientes
al mundo secular.
logo con las otras religiones, atencién a
las ciencias y a la dimensién politica, pro-
dujo en algunos creyentes y te6logos un
movimiento fuerte de reaccién que los ha
Uevado de un extremo a otro, hasta crear
alergias frente a las posiciones tradiciona-
les. De la obediencia, algunas veces, in-
fantil o servil a la ley, pasamos a la reivin-
Sigo la reflexién planteada por el tetogo dominico Pinckaers, resulta interesante ta presentacién que
hace sobre este tema. Para profundizar este aspecto Iéase: S. Pinckaers, OP. Les sources de la morale
Chrétienne, Paris: Editions du Cerf, 1993. p. 315-317,
a
83.dicaci6n de los derechos de la conciencia
subjetiva. La doctrina de la ley natural fue
arrasada y abandonada por los tedlogos,
en nombre de las ciencias.
La moral va a ser revisada a partir de
Ia sociologia, de la psicologfa, de la antro-
pologia, de las filosofias en boga, sin que
haya un interés por discernir y mantener
lo que especifico de la moral. En particu-
lar la moral cristiana es presentada como
una moral simplemente humana, explica-
ble a partir de valores humanos en Ja que
Ja especificidad cristiana se refugia en una
inspiraci6n generosa alimentada por la ca-
ridad y ésta a su vez ordenada a la promo-
cién humana. La moral se dobla a aquello
que se ha llamado “el horizontalismo” de
la teologia, en el que cada vez se habla
menos de Dios.
El didlogo y la confrontacién del
pensamiento cristiano con las corrien-
tes modernas son necesarios y no po-
demos negar que pueden ser benéficas,
sin embargo, el peligro se produce por
Ja falta de preparacion, por la falta de
formaci6n intelectual o en muchos, una
fe sin raices, principalmente entre los
sacerdotes.