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Resumen:
Marco teórico:
En la instrumentación astronómica se utilizan los espectrógrafos que son más sofisticados que
un prisma [2]. La mayoría de los telescopios grandes tienen espectrógrafos. Este instrumento
funciona igual que un espectroscopio, es decir, descompone la luz en las diferentes longitudes
de onda que la conforman con la única diferencia de que presentan una cámara que almacena
la imagen del espectro y su capacidad óptica es mucho mejor [3]. El espectro de un cuerpo
celeste revela la presencia de los elementos químicos que lo componen y describe sus
condiciones físicas, tales como temperatura y densidad. Además, los espectros también
pueden informar sobre la velocidad de un cuerpo celeste con respecto a la Tierra utilizando el
efecto Doppler. De esta manera, también se pueden medir las distancias a estrellas, galaxias o
planetas extrasolares. Sin embargo, para la próxima generación de espectrógrafos se espera
buscar rastros de vida en las atmósferas de exoplanetas con condiciones similares a la Tierra
[2]. Teniendo en cuenta lo descrito anteriormente, se presentarán algunas de las condiciones
químicas que presenta cada uno de los planetas a evaluar.
Mercurio: Se cree que posee un núcleo compuesto de una aleación hierro-níquel que se
encuentra desprovisto de azufre. Hay evidencia de que se encuentra parcialmente fundido, o
líquido. Un manto muy delgado desprovisto de óxido ferroso (FeO), pero que se encuentra
altamente compuesto de silicato de magnesio (MgSiO3). El contenido de FeO es menos del
0,1% en masa de la porción de silicatos del planeta y el contenido volátil predecido es nulo.
Por otro lado, se establece la generación de dióxido de carbono (CO 2) por reacciones entre los
componentes metálicos carbonados con las trazas de FeO de los silicatos [4]. Las
temperaturas de superficie son extremadamente calientes en el día y frías en la noche,
llegando a 430 °C en el día y a -180 °C en la noche [5].
Mercurio es el segundo planeta más denso después de la Tierra. Además, se cree que posee
hielo en sus polos norte y sur pero se encuentran dentro de profundos cráteres, pero solo en
las regiones que se encuentran en la sombra permanente. Por otra parte, Mercurio en vez de
poseer una atmósfera, este posee una exosfera muy delgada que se conforma por átomos
disparados desde la superficie debido a los vientos solares junto con los fuertes impactos de
meteoritos. Su exosfera se compone principalmente de oxígeno, sodio, hidrógeno, helio y
potasio [5]
Más adelante, con el mismo sistema Venera, se encontró que también hay presente un 2% de
nitrógeno aproximadamente, además de tener radionucleidos de potasio (K), Uranio (U) y
Torio (Th), en concentraciones aproximadas de 4% de K, 6.5 ppm de U y 20 ppm de Th,
concentraciones muy comparables a las presentes en la tierra. [4]
Dada a la baja cantidad de oxígeno (O2) que existe en este planeta, el CO no puede sufrir una
oxidación directa hacia CO2. Por lo que, la atmósfera opta por un mecanismo de
recombinación fotoquímica haciendo uso de la relativa alta concentración de HCl. Los
átomos de Cl sufren esta recombinación al reaccionar con las trazas de O2 provenientes de la
fotólisis del H2Ov y del CO2, produciendo así un agente oxidante muy fuerte como lo es el
dióxido de cloro (ClO2). Este agente si puede oxidar directamente al CO hasta el CO2. Las
trazas observadas de HCl son suficientes para catalizar la recombinación de CO y O 2, y
además puede suministrar átomos de hidrógeno (H) a la atmósfera superior a una velocidad
mucho mayor que la fotólisis del H2Ov.
Marte: La densidad teórica vs. El modelo de profundidad de Marte revela que este presenta
un núcleo más pequeño y menos denso. Por otro lado, el manto es más denso que el de la
Tierra. Toda esta información puede explicarse si el núcleo de Marte es solamente sulfuro
ferroso (FeS) y el manto está enriquecido en silicatos. La completa ausencia de hierro
metálico es compatible con la información anterior. Adicionalmente, las bajas temperaturas
de Marte explican por qué las reacciones químicas entre los gases atmosféricos y las rocas de
superficie son tan lentas. Sin embargo, el color rojizo de Marte se debe a una posible
oxidación del material de su corteza. Esta oxidación puede ser una consecuencia de la
penetración de luz ultravioleta en la superficie [4].
Por otro lado, la composición de la atmósfera de Marte no es tan conocida. El gas dominante
corresponde a CO2. Como en el caso de Venus, la destrucción fotoquímica de CO 2 para
producir CO y O2 es muy eficiente. Además, debe existir un mecanismo que reforme CO 2 por
medio de la oxidación del CO para proveer CO 2 puro a la atmósfera. Además, debido a la
baja velocidad de escape que este presenta, átomos calientes producidos en reacciones en la
exosfera pueden perderse completamente del planeta. Estos pueden corresponder a átomos de
carbono, nitrógeno y oxígeno [4].
Cabe mencionar que este planeta presenta altas cantidades de agua, aunque el agua líquida es
inestable en la superficie y, tanto las masas de hielo en las capas polares como en la
atmósfera son despreciables. Por lo tanto, se espera que estas altas cantidades se asocian a
los minerales hidratados en la corteza y en el manto, como a los extensos depósitos de hielo
mineral cercanos a la superficie [4].
Tierra: Se presentarán solo algunas de las características químicas de la Tierra, para tomarlas
como punto de comparación con los demás planetas del sistema solar. Para empezar, la Tierra
cuenta con una estructura de densidad diferenciada, empezando con un núcleo metálico
(cerca de la tercera parte de la masa de la Tierra), seguido de un masivo manto de silicatos
ferromagnesianos y aproximadamente un 10% de óxido ferroso (FeO) (cerca del dos terceras
partes de la masa de la Tierra) y una delgada corteza (cerca del 1% de la masa total) rica en
metales alcalinos (Litio (Li), Sodio (Na), Potasio (K), Rubidio (Rb), Cesio (Cs)), aluminio
(Al) y todos los elementos metálicos cuyos iones son mucho más grandes o pequeños que el
ion magnesio (Mg2+) y el ion ferroso (Fe 2+). El núcleo se subdivide en un núcleo interno
sólido ligeramente más denso que el hierro (Fe) (cerca del 1% de la masa de la tierra) y un
núcleo externo líquido ligeramente menos denso que el hierro, con un contenido aproximado
del 15% de componente ligero como azufre (S) o Silicio (Si).
Con respecto a los últimos planetas del Sistema Solar, cabe mencionar que Júpiter presenta
una masa aproximada de 300 veces la Tierra y una densidad de tan solo 1,3 g/cm 3. Además,
Saturno presenta una densidad de 0,7 g/cm 3. Basado en lo anterior, se determina que Júpiter y
Saturno presentan composiciones elementales parecidas a las del Sol. Urano y Neptuno se
caracterizan por densidades más altas que Saturno. Sin embargo, todas las evidencias indican
que también presentan una composición similar a la solar, pero con abundancia de metales
pesados y posiblemente tienen nubes de metano [4].
Objetivo:
Se busca analizar las composiciones químicas de los diferentes planetas del sistema solar y
realizar una comparación de los mismos respecto a la tierra, para así explicar para cada uno
de los planetas planteados (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) por qué no es posible la vida tal
como la conocemos y que se debería hacer si se quisiera colonizar estos planetas para
albergar vida.
Referencias: