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Las 3 preguntas / Segunda Parte / Estudio FLD / 28 de Septiembre 2022

Objetivo: Que las personas identifiquen las características con las cuales compagina la
naturaleza original del hombre, y pueda encaminarse hacía esa búsqueda en el Señor.

Miremos en la naturaleza la siguiente lección:

Las abejas tienen un trabajo muy importante, ellas polinizan, fecundan, son servidoras
incansables. Fueron creadas para eso, y en base a eso, sus características. Imagínate que a
un pez le tocara hacer el trabajo de una abeja. No podría. Físicamente no podría. O si un
perro quisiera hacer el trabajo de las aves. O si los caballos quisieran hacer el trabajo de
las lombrices… sería un caos. Cada uno fue creado para una función específica y si tratan
de hacer algo que no corresponda con esa función van a frustrarse, a sentirse inútiles y a
desperdiciar su vida.

Lo mismo pasa con el ser humano; y si esto pasa con las características físicas, cuándo no
más con las características de identidad, de valores y principios con los cuales fuimos
creados. Es decir con nuestra programación, nuestro software.

En Amós 3:3-4 el Espíritu nos revela lo siguiente: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren
de acuerdo? (…)” Una de las razones por las cuales nos sentimos ajenos a nosotros
mismos es porque vivimos desacuerdo con los principios originales. Nuestras acciones no
compaginan con las características innatas y vinculadas a nosotros desde la creación.

Pablo dijo en Romanos 7:24: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de
muerte?”.

Y la razón por la que Pablo se sentía miserable, desvinculado de sí mismo está expuesta en
los versículos 15 al 20 de Romanos 7.

“Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco,
eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17 De manera
que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. 18 Y yo sé que en mí,
esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el
hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si
hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.”

Mientras el hombre persista en vivir desvinculado de su origen y las cosas implícitas en


éste, vivirá una vida miserable, vacía, en constante pugna, batalla y derrotas.

Ahora ¿Cuáles son las características innatas en nosotros desde la creación?

Partamos de que fuimos creados a imagen (molde) y semejanza (espíritu) de Dios. Por
ende, estamos vinculados al carácter de Dios, a la esencia de Dios y esto es el amor:
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1 Juan 4: 8).

La base de nuestro carácter original es el amor, y el amor se manifiesta de la siguiente


manera en nuestra vida:

“(…)22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23.

Por eso el apóstol dice: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero
el mayor de ellos es el amor.” 1 de Corintios 13:13.

Ahora descompongamos esas características que tiene como base el amor.

El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Él, dice de sí mismo: “Yo soy el Alfa y
la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el
Todopoderoso.” Apocalipsis 1:8.

Esto es en otras palabras: “Yo soy infinito”. Ahora ¿Cómo puedes tu ser semejante a quien
es infinito? Tienes que ser, por ende, infinito también.

En el libro Historia de la Redención, la hermana White dice lo siguiente:

“Cuando Adán salió de las manos del Creador, llevaba en su naturaleza física, mental y
espiritual, la semejanza de su Hacedor. “Creó Dios al hombre a su imagen”, con el
propósito de que, cuanto más viviera, más plenamente revelara esa imagen, más
plenamente reflejara la gloria del Creador. Todas sus facultades eran susceptibles de
desarrollo; su capacidad y su fortaleza debían aumentar continuamente. Vasta era la
esfera que se ofrecía a su actividad, glorioso el campo abierto a su investigación. Los
misterios del universo visible “las maravillas del que es perfecto en sabiduría”. invitaban al
hombre a estudiar. Tenía el alto privilegio de relacionarse íntimamente, cara a cara, con su
Creador.” La Educación, Pag. 15

El hombre fue creado para estar en constante desarrollo. No para estancarse. Hay en
nuestra alma un intenso deseo de crecer cada día. Por eso el Señor nos dice: “Mas la
senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es
perfecto.” Proverbios 4:18. “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros
la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Filipenses 1:6.

Otro principio está reflejado en Génesis 2:18 : “No es bueno que el hombre esté solo, haré
ayuda idónea para él”.

“Entre todas las criaturas que Dios había creado en la tierra, no había ninguna igual al
hombre. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea
para él.” Génesis 2:18. El hombre no fue creado para que viviese en la soledad; había de
tener una naturaleza sociable. Sin compañía, las bellas escenas y las encantadoras
ocupaciones del Edén no hubiesen podido proporcionarle perfecta felicidad. Aun la
comunión con los ángeles no hubiese podido satisfacer su deseo de simpatía y compañía.
No existía nadie de la misma naturaleza y forma a quien amar y de quien ser amado." PP/
p26:2”

Otra de las características la vemos en Génesis 2:19: “Jehová Dios formó, pues, de la tierra
toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las
había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.”

Dios creo al hombre para que viviera una vida de feliz servicio. Para que se gozara en su
trabajo, para que disfrutara ser útil para otros. Por eso no era “bueno” que el hombre
estuviera solo.

“"Dios dio el trabajo como una bendición con que el hombre ocupara su mente,
fortaleciera su cuerpo y desarrollara sus facultades. En la actividad mental y física, Adán
encontró uno de los placeres más elevados de su santa existencia." PP/ p31:3”

Otra de estas características la encontramos en Génesis 1:29:

“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la
tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.”

El hombre en el Edén no trabajaba para sí. No trabajaba para sobrevivir, pues Dios era su
proveedor continuo. Trabaja para otros. No tenía ansiedad.

“La pareja culpable experimentaba un sentimiento de pecado. Sentían temor por el


futuro, una impresión de necesidad y desnuda el alma. El dulce amor y la paz, y ese feliz y
arrobado contentamiento, parecieron haber desaparecido, y en su lugar los sobrecogió
una sensación de necesidad que nunca habían experimentado antes. Entonces, por
primera vez, prestaron atención a lo externo. Nunca habían estado vestidos sino que los
había envuelto una luz como a los ángeles celestiales.”

En Génesis 3:10 nos muestra otro hecho del carácter: “Y él respondió: Oí tu voz en el
huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.”

El hombre fue creado para estar en perfecta armonía con la ley de Dios. Fue hecho
obediente. Diseñado para sentir el deseo de rendir su voluntad al amor de Dios.

“Su naturaleza estaba en armonía con la voluntad de Dios. Su mente era capaz de
comprender las cosas divinas. Sus afectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo
el dominio de la razón. Era santo y se sentía feliz de llevar la imagen de Dios y de
mantenerse en perfecta obediencia a la voluntad del Padre." PP.54 p25:5”
Dios nos hizo compatibles con su Ley.

“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu


Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y
grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo.”

Otra característica, está reflejada en Génesis 2:17:

“mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás.”

Dios nos creó libres para que conociendo lo bueno, nunca dejáramos que lo malo nos lo
quitara.

Hemos dicho que: “Todo lo que es creado es creado con un propósito, y por ende es
hecho compatible con las peculiaridades de ese propósito.” Entonces, ¿Para qué fuimos
creados?

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