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DIRECCIÓN GENERAL DE POSTGRADO, INVESTIGACIÓN Y EXTENSION

POLÍTICA PENITENCIARIA Y SU RELACIÓN CON LA RESOCIALIZACIÓN DEL


PENADO

Abg. Esp. Richard Eduardo Riveros Cáceres

Caracas, Febrero 2019


POLÍTICA PENITENCIARIA Y RESOCIALIZACIÓN DEL PENADO 2

Política Penitenciaria y su relación con la Resocialización del Penado

Richard Eduardo Riveros Cáceres

Universidad José María Vargas

Notas del Autor

Richard Eduardo Riveros Cáceres, Facultad de Derecho, Dirección General de Postgrado

Universidad José María Vargas, Av. Sucre, Los Dos Caminos, Torre José María Vargas,

Distrito Capital, Caracas, Venezuela

Contacto: riveroscaceres@hotmail.com

Caracas, Febrero 2019


POLÍTICA PENITENCIARIA Y RESOCIALIZACIÓN DEL PENADO 3

Índice de Contenido

Portada........................................................................................................................................ 2

Índice de Contenido ................................................................................................................... 3

Política Penitenciaria y su relación con la Resocialización del Penado ..................................... 4

Políticas Penitenciarias............................................................................................................... 6

Situación del Sistema Penitenciario en Venezuela .................................................................... 8

Objetivos del Sistema Penitenciario....................................................................................... 9

Violencia en las Cárceles Venezolanas .................................................................................... 11

Análisis del Artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela ....... 12

Derechos de los privados de Libertad ...................................................................................... 13

Reinserción Social del Penado ................................................................................................. 15

Conclusiones ............................................................................................................................ 16

Recomendaciones ..................................................................................................................... 18

Referencias Bibliográficas ....................................................................................................... 20


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Política Penitenciaria y su relación con la Resocialización del Penado

La política criminal en nuestro país presenta una profunda crisis, la criminalidad amenaza

brutalmente a la sociedad venezolana, sobre todo en la capital del país y las principales ciudades,

es sabido que en estos últimos diez años se ha incrementado dramáticamente la delincuencia y la

criminalidad organizada, siendo un tema de medular importancia en nuestra sociedad.

El problema de la delincuencia es enfocado, con frecuencia, en forma simplista y unilateral por

las autoridades, creyéndose que bastan, para, resolverlo, la creación de leyes represivas y el

aumento de las fuerzas policiales. Aun cuando reconocemos la necesidad de la represión no

creemos que sea el único medio ni el mejor para disminuir la criminalidad. Demostración palpable

de lo antes dicho es el extraordinario aumento de la delincuencia que estamos presenciando en

nuestro país.

El delito no puede estudiarse ni combatirse en forma abstracta, totalmente desligado de la

realidad social de cada país, sino reconociéndole su carácter complejo que le hace objeto de

diversas ciencias, algunas de reciente aparición: Criminología, Criminalística, Ciencia

Penitenciaria, y Política Criminal.

Las políticas penitenciarias en Venezuela están enmarcadas al objetivo de que asegure la

rehabilitación del interno y el respeto a los derechos humanos, utilizando para ello el marco

normativo constitucional y legal, es así que la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela en su artículo 272 establece que el “Estado garantizará un sistema penitenciario que

asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos”.

Para poner en marcha una verdadera, eficaz y eficiente Política Penitenciaria que logre el

cometido constitucional de rehabilitar y reinsertar socialmente a los privados de libertad, es más

que necesario que haya sobre todo una voluntad política para logra el objetivo, que repercutiría
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en el mejoramiento de la calidad de vida de los privados de libertad, sus familias y en toda la

sociedad, también, será necesario destinar mayores recursos al sistema penitenciario, para

mejorar y ampliar la infraestructura carcelaria, aumentar y capacitar el personal penitenciario a

fin de que estos asuman el control y la conducción de los centros penitenciarios, disminuir el

hacinamiento mediante la agilización de los procesos, atacar el ocio y controlar el tráfico de

drogas y armas mediante la creación de verdaderos programas y espacios para la educación y

deportes.
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Políticas Penitenciarias

El surgimiento de la cárcel como medio para lograr la rehabilitación y posterior reinserción

social del penado, ha fracasado desde sus inicios, evidenciándose más su función represiva y de

aislamiento social. A partir de allí, nace la necesidad de crear políticas penitenciarias para lograr

el objetivo fundamental de la pena, mediante la realización de programas destinados a optimizar

la situación de las cárceles y de los penados.

Las políticas penitenciarias en Venezuela están enmarcadas al objetivo de que asegure la

rehabilitación del interno y el respeto a los derechos humanos, utilizando para ello el marco

normativo constitucional y legal, es así que la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela en su artículo 272 establece que el “Estado garantizará un sistema penitenciario que

asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos”.

Aunado a ello, la Ley de Régimen Penitenciario en su artículo 2 reafirma la garantía

constitucional ut supra señalada, en ese sentido, detalla el prenombrado artículo que “Durante el

periodo de cumplimiento de la pena deberán respetarse estrictamente todos los derechos

inherentes a la persona humana consagrados en la constitución…omissis…”.

La política penitenciaria de Venezuela en los últimos 10 años, con algunas peculiaridades, no

se diferencia sustancialmente de las políticas elaboradas en los 40 años anteriores, visto que

todas fueron concebidas para lograr la reinserción social del recluso, siendo las estrategias para

ello siempre las mismas: mejoramiento de la infraestructura penitenciaria y del personal;

reducción del hacinamiento penitenciario; implementación de programas educativos y laborales.

Actualmente las políticas penitenciarias en Venezuela presentan múltiples dificultades para su

implementación, debido fundamentalmente a deficiencias en el tratamiento penitenciario por


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factores como el hacinamiento carcelario producto de la sobrepoblación, a la que se suma las

carencias personales penitenciario idóneo, la corrupción y la poca o nula gestión Gubernamental.

Pero también debemos agregar, que el Estado abandonó los esfuerzos para descentralizar el

sistema penitenciario, pues, con ello se ha perdido una de las pocas alternativas que aún quedan

para revertir la grave situación penitenciaria del país.

La descentralización del sistema tiene múltiples ventajas: favorecería la prestación de

servicios más eficientes y un mayor control administrativo de los establecimientos; permitiría el

diseño de estrategias propias para cada penal, de acuerdo a las características de su población

reclusa, de su personal y de la idiosincrasia colectiva, es decir, se daría respuestas más precisas

ante las especificidades locales; multiplicaría la capacidad técnica en torno al tema; propiciaría

una mayor participación de la comunidad en la solución de los problemas, todo ello sin hablar

del impacto positivo que tendría en el trabajo del Juez de Ejecución. Del modelo centralizado de

la gestión penitenciaria no se puede esperar otra cosa que los consabidos y perennes males que la

aquejan: ineficiencia, corrupción y clientelismo.

En ese contexto, en Venezuela se debe reorientar o reformular la política penitenciaria a

través de acciones normativas, actividades políticas y administrativas, hacia la atención de los

fundamentos básicos de la pena y el objetivo principal de su ejecución, es decir, hacia la

resocialización del penado.


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Situación del Sistema Penitenciario en Venezuela

La grave situación del sistema penitenciario en Venezuela es uno de los graves problemas que

vive el país y que actualmente no se ha podido resolver debido a la falta de políticas serias y

coherentes.

Aunque el problema carcelario se ha agravado, la situación no es nueva, en el 2006, la Corte

Interamericana de Derechos Humanos condenó a Venezuela por los sucesos del ya demolido

Retén de Catia en 1992, cuando al menos 63 presos fueron asesinados y 20 desaparecidos por

parte de los guardias.

Llama profundamente la atención el motivo por el cual ocurren todos estos problemas en

nuestras cárceles y es que muchos son los factores que hacen posible esta terrible situación que

viven día a día los privados de libertad, entre ello, el retraso procesal, el hacinamiento, el

precario estado de las cárceles. A esto se suma el poco personal penitenciario sin formación

adecuada en el área.

Otro factor importante, es la ausencia o ineficiencia de las autoridades penitenciarias para

mantener el control interno, que ha generado un fenómeno en el que se establecen acuerdos

informales con los mal llamados pranes o líderes negativos. A partir de estos acuerdos se accede

a ciertos privilegios, como la suspensión de las requisas, poder instalar piscinas dentro de los

recintos, permitir el ingreso de armas y drogas, entre otras situaciones. Ejerciendo (los pranes) el

control de las cárceles a través de métodos violentos, que dejan a la población reclusa

desamparada, hecho que va en contra del precepto constitucional que obliga al Estado a

garantizar el derecho a la vida, en especial de las personas privadas de la libertad.


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La insostenibilidad del sistema penitenciario en Venezuela responde a problemas en el diseño

de la política criminal, al déficit financiero y a la inoperatividad de las actividades de

resocialización.

Bien vale la pena traer a colación lo expuesto por el profesor Tulio Chiossone al señalar que

No tenemos cárceles, sólo tenemos horrorosos sitios de expiación, los establecimientos penales

venezolanos deben crearse y organizarse en armonía con nuestra constitución o realidad social,

es decir, de acuerdo con los resultados que otorgue la observación del medio criminógeno y de

la psicología de nuestro sujeto delincuente.

Objetivos del Sistema Penitenciario

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, señala expresamente cual es el

objetivo principal del sistema penitenciario, en efecto el artículo 272 establece:

El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o

interna y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios

contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación, funcionarán bajo

la dirección de penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias, y se

regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos estadales o

municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización. En general, deberá

preferirse en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias. En

todo caso las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con

preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria. El Estado creará las instituciones

indispensables para la asistencia postpenitenciaria que posibilite la reinserción social del

exinterno o exinterna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo

y con personal exclusivamente técnico.


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Bajo este precepto constitucional se plantea un fin u objetivo central que es “la rehabilitación

del interno o interna”, y, como medios para cumplir este objetivo se plantean entre otros; El

respeto de los derechos humanos, el trabajo y capacitación para el trabajo, la educación y el

deporte.

En ese mismo orden de ideas, el artículo 2 de la Ley de Régimen Penitenciario consagra y

ratifica el objetivo principal, al señalar:

La reinserción social del penado constituye el objetivo fundamental del período de

cumplimiento de la pena.

Durante el período de cumplimiento de la pena deberán respetarse estrictamente todos los

derechos inherentes a la persona humana consagrados en la Constitución y leyes nacionales,

tratados, convenios, acuerdos internacionales suscritos por la República, así como los

derivados de su particular condición de condenado.

De acuerdo a lo precedentemente señalado, el sistema penitenciario debería funcionar bajo

condiciones que:

1. Aseguren la rehabilitación de interno o interna.

2. Respete los Derechos Humanos.

3. Que cuenten con espacios para el trabajo, la educación, el deporte y la recreación.

4. Que cuenten con personal preparado.

5. Que sea descentralizado.

6. Que pudiera ser privatizado.

7. Régimen abierto de preferencia.

8. Asistencia pos-penitenciaria.
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Violencia en las Cárceles Venezolanas

Los expertos enumeran causas históricas y estructurales tras la desatada violencia carcelaria:

la lentitud de los tribunales que tienen a más de dos tercios de los presos esperando juicio,

funcionarios corruptos, la falta de nuevos centros y poca eficiencia en las políticas penitenciarias,

el hacinamiento, la insuficiencia o falta de preparación del personal penitenciario, son algunas de

las causas.

Otro factor determinante de la violencia carcelaria es el tráfico de estupefacientes y de armas

de fuego en los penales. Anteriormente, las muertes y lesiones ocurridas dentro de los centros

penitenciarios eran producto de riñas con armas blancas o de fuego de fabricación carcelaria, es

decir los chuzos y chopos. Actualmente, debido a la anuencia de los funcionarios penitenciarios,

comienzan a aparecer las armas de fuego en las cárceles.

Finalmente, tendríamos que sumar el repliegue o entrega virtual del control por parte del

Estado, que pasó a ser ejercido por la población reclusa, la cual se ha organizado y constituido en

un poder informal, que se contrapone a las debilidades en el ejercicio del mando por parte de la

autoridad formal, es decir los funcionarios penitenciarios. Son los penados, comandados por un

pran o líder negativo quienes, en la práctica, deciden e imponen la dinámica del penal,

desplazando la autoridad administrativa.


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Análisis del Artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

El artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece la manera

de cómo debe funcionar el sistema penitenciario del país, asi como también, establece el derecho

que tienen las personas privadas de libertad, señalando al respecto que se garantizará un sistema

penitenciario que asegure la rehabilitación del interno y el respeto a los derechos humanos, que los

establecimientos penitenciarios cuenten con espacios adecuados para el trabajo, deporte, estudio y

recreación, entre otros, pero además, le agregaría que dichos centros de reclusión no excedan el

límite de su capacidad para albergar penados y que los mismos sean clasificados y segregados

según el delito cometido.

La razón de ser del precedente artículo es que se aplique en nuestro sistema penitenciario una

política criminal seria, objetiva y moderna, que facilite al Estado la aplicación de medidas de tipo

preventivo y penal distintas a llevar la criminalidad a límites tolerables. Logrando como fin

principal el tratamiento, la reeducación, la rehabilitación y futura reinserción social del penado,

cuya eficacia y eficiencia dependen ciertamente de la inversión estatal, su organización, la

infraestructura, los recursos humanos profesionales, el marco regulatorio de funcionamiento, y la

planificación y ejecución del plan de acción enmarcado en la política penitenciaria nacional.


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Derechos de los privados de Libertad

En el año 1955 mediante el primer congreso de las Naciones Unidas sobre prevención del

Delito y Tratamiento de los Delincuentes fueron establecidas reglas para el tratamiento de los

privados de libertad, estas pautas constituyen el documento oficial más importante en el

penitenciarismo mundial.

Por su parte Venezuela, inspirada en las reglas mínimas de la ONU sobre este respeto,

reconoce expresamente los derechos que tienen los privados de libertad, en efecto, el artículo 272

de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela señala que “El Estado garantizará la

rehabilitación del interno o interna y el respeto de sus derechos humanos”. De igual manera, la

Ley de Régimen Penitenciario, reafirma este derecho fundamental al cual están sujetos todos los

privados de libertad, así el artículo 2 de la prenombrada Ley prevé:

Durante el período de cumplimiento de la pena deberán respetarse todos los derechos

inherentes a la persona humana consagrados en la Constitución y leyes nacionales, tratados,

convenios, acuerdos internacionales suscritos por la República, así como los derivados de su

particular condición de condenado. (Negritas nuestro).

Finalmente, el Código Orgánico Procesal Penal también reconoce los derechos que tienen los

privados de libertad y el derecho a defenderlos, asi lo establecen el artículo 10 al mencionar:

En el proceso penal toda persona debe ser tratada con el debido respeto a la dignidad

inherente al ser humano, con protección de los derechos que de ella derivan, y podrá

exigir a la autoridad que le requiera su comparecencia el derecho de estar acompañada de

un abogado de su confianza. (Negritas nuestro).

Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que nuestro marco jurídico, muy a pesar de las

deficiencias e incoherencias, garantizan a los privados de libertad sus derechos humanos (solo en
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teoría), vuelvo a repetir, solo en teoría, ya que una cosa es la normativa legal y otra muy distinta,

la que viven a diario los penados y los procesados en nuestras cárceles, que es bajo esta realidad

actualmente vivida en todos los centros penitenciarios donde se evidencia la flagrante

vulneración de todos y cada uno de los derechos de los privados de libertad.

Es importante señalar que los derechos de los privados de libertad no sólo implican

prohibiciones para el Estado sobre actos que vulneren estos, también implica compromisos por

parte del Estado para tomar las medidas y correctivos adecuados para garantizar la protección de

los derechos humanos de los privados de libertad, así como las políticas penitenciarias adecuadas

para hacer uso racional y proporcionado de la sanción de privación de libertad.


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Reinserción Social del Penado

La resocialización en el contexto penitenciario se encuentra arraigada en dos creencias básicas

fundamentales: por una parte, que es posible, mediante una serie de prácticas especializadas,

lograr el cambio de la persona condenada, y, por otra, que el desarrollo de dichas prácticas,

durante la privación de la libertad y en el contexto de la prisión, es posible y puede obtener

dichos resultados. Desde esta perspectiva, se considera que la función principal de la pena

durante la ejecución de la privación de la libertad debe orientarse a la preparación de quien ha

sido condenado para su retorno a la sociedad, luego del cumplimiento de la sanción penal.

Sin embargo, es importante señalar que el contenido y alcance de la resocialización está dado

en el marco del sistema penitenciario por la definición normativa de ésta, por una parte, y por las

prácticas por medio de las cuales ésta se desarrolle, por otra. De esta manera, la resocialización

presenta dos características: se establece como finalidad del tratamiento penitenciario, y por lo

tanto orienta las actividades que se realizan en el marco de la ejecución de la pena (trabajo,

estudio, enseñanza, actividades culturales, entre otras).

Por último, debe señalarse que se entiende que una exitosa resocialización hace parte de un

proceso de prevención terciaria. En este sentido, el tratamiento penitenciario, para lograr los

fines resocializadores de la pena, debe tener efectos preventivos sobre la reincidencia de las

personas que han sido seleccionadas por el sistema penal en virtud de una condena,

especialmente para que vuelvan a entrar al circuito del sistema penal, es decir, para que no sean

nuevamente condenadas. Así las cosas, el tratamiento penal debe contener programas y acciones

de enseñanza, educación y reeducación para una formación profesional, programas de trabajo,

una verdadera individualización y clasificación de los privados de libertad, comunicación con

sus familiares, servicios sociales y asesorías jurídicas.


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Conclusiones

El sistema penitenciario está vinculado no sólo al desarrollo del Derecho Penal, sino a la

evolución de los derechos humanos y del derecho internacional. Sin ninguna duda, los penados

deben ser juzgados y condenados por los delitos cometidos, conforme la ley. También de

acuerdo a la ley, tienen derecho a ser tratados como personas y a rehabilitarse para una eventual

reincorporación a la sociedad.

Uno de los principales problemas del sistema penitenciario en Venezuela, y en la mayoría de

los países latinoamericanos, son las equivocadas políticas penitenciarias, que provocan

sobrepoblación, que no sólo causa hacinamiento, sino también violencia y corrupción, y,

consecuencialmente, no logran el fin de la ejecución de la pena, es decir, no se logra la

rehabilitación del penado.

La política criminal y penitenciaria debe estar dirigida a que el aparato jurisdiccional se

comprometa para que las normas penales sean eficaces, con el fin de evitar que personas

inocentes o aquellas responsables de faltas leves y delitos menores, sean enviadas a la cárcel. La

prisión, según la nuestro ordenamiento jurídico, debe ser una medida excepcional. Por otro lado,

debe investigarse y procesar a los operadores de justicia que favorecen a los delincuentes para

disminuir considerablemente la reinante corrupción en el sistema penitenciario.

La militarización del sistema penitenciario no es una solución, por el contrario, ceder el

control de las cárceles a los militares, no sólo significaría un retroceso del proceso democrático,

en detrimento del poder civil, sino que el sistema de rehabilitación quedaría en letra muerta en

tanto los militares no tienen formación para ejercer esa función.

La rehabilitación es el único camino para cerrar el círculo de la seguridad integral, donde

frente a un delito se haga una adecuada investigación criminal, con pruebas científicas que
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permitan una condena en manos de jueces imparciales que dicten condenas adecuadas al delito y

un sistema penitenciario que rehabilite al privado de libertad y permita su reinserción social y así

evitar la reincidencia criminal.

Finalmente, para poner en marcha una verdadera, eficaz y eficiente Política Penitenciaria que

logre el cometido constitucional de rehabilitar y reinsertar socialmente a los privados de libertad,

es más que necesario que haya sobre todo una voluntad política para logra el objetivo, que

repercutiría en el mejoramiento de la calidad de vida de los privados de libertad, sus familias y

en toda la sociedad, también, será necesario destinar mayores recursos al sistema penitenciario,

para mejorar y ampliar la infraestructura carcelaria, aumentar y capacitar el personal

penitenciario a fin de que estos asuman el control y la conducción de los centros penitenciarios,

disminuir el hacinamiento mediante la agilización de los procesos, atacar el ocio y controlar el

tráfico de drogas y armas mediante la creación de verdaderos programas y espacios para la

educación y deportes.
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Recomendaciones

Un buen comienzo para mejorar el sistema penitenciario que faciliten el cumplimiento del fin

resocializador de la pena y garanticen el respeto de los derechos humanos de todos los privados

de libertad, serían acciones orientadas a contrarrestar las debilidades de la infraestructura, de las

condiciones sanitarias, de las capacidades y competencias del personal penitenciario y carcelario

y de las tecnologías de seguridad, vigilancia y gestión de información procurar la

descentralización y privatización de las cárceles, agilizar los procesos penales y evitar en la

medida de lo posible el uso excesivo de la prisión como sanción para aquellas faltas o delitos

menores.

De tal manera que aplicación del mandato constitucional establecido en el artículo 272, y,

reiterando lo inicialmente señalado, se recomienda:

 Evitar el uso excesivo de la prisión como sanción casi exclusiva en aquellos casos de

faltas o delitos menores, para evitar el hacinamiento.

 Realizar una verdadera individualización y clasificación de la población carcelaria.

 Programa de reparación y construcción de cárceles, y procurar crear dos cárceles en

aquellos estados grandes o con mayor índice de violencia para clasificar a los penados y a

los procesados sin sentencia definitivamente firme.

 Descentralizar las cárceles y privatizarlas.

 Crear de un instituto con carácter técnico que genere políticas penitenciarias hacia los

estados, supervise las gestiones de los gobiernos regionales en cuanto al cumplimiento de

los estándares internacionales y que además, coordine la atención post-penitenciaria

integrando al sector público y privado, ONG y otros actores sociales del país.
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 Incorporar profesionales penitenciarios con credenciales universitarias y experticia en lo

que tiene que ver con la administración y dirección de los recintos carcelarios, aunado a

ello, implementar nuevas tecnologías para brindar mayor seguridad y control, así como

también dotar a estos funcionarios de equipos modernos, para que verdaderamente

cumplan las funciones de seguridad, vigilancia y atención dentro de las cárceles.

 Incrementar el presupuesto de alimentación y generar condiciones para la adecuada

prestación del servicio de salud.

 Diseñar y ejecutar planes para la atención integral en cumplimiento de los derechos a la

educación, trabajo, recreación, cultura y deporte.

 Conformación de Comités de Derechos Humanos para la Paz en cada penal.


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Referencias Bibliográficas

Asamblea Nacional Constituyente. (1999). Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela. Publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria No. 5.908.

Asamblea Nacional Constituyente. (2000). Ley de Régimen Penitenciario. Publicada en Gaceta

Oficial No. 36.975.

Chiossone, T. (1936). Organización Penitenciaria Venezolana. Caracas: Coop. de Artes Gráficas.

Delgado, F. (2000). Reforma penal y cultura legal en Venezuela. Un acercamiento cualitativo.

Revista Capítulo Criminológico, vol. 28 (No. 4).

Morais, M. (2009). Situación actual de los Derechos Humanos en las Cárceles de Venezuela.

Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS). Caracas: Fundación

Friedrich Ebert en Venezuela.

Rosales, E. (2010). Sistema penal, seguridad ciudadana y policía en las metrópolis (Venezuela y

el contexto regional). Revista Espacio Abierto, vol.19 (No. 2).

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