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Vivir el tiempo pascual en familia

Con el Domingo de Resurrección comienza los cincuenta días del tiempo pascual que
concluye en Pentecostés.

La Octava de Pascua: es la primera semana dentro de los cincuenta días del tiempo
pascual. Es la semana que empieza después del Domingo de Resurrección, y se
considera como si fuera un solo día, es decir, el júbilo del Domingo de Pascua se
prolonga ocho días seguidos como se celebran las fiestas judías, igual que cuando
celebramos la navidad que no es un solo día (25 de Diciembre) como muchos piensan
sino que también es una octava.

Durante esta Octava de Pascua, en la misa las lecturas evangélicas se centran en los
relatos de las apariciones del Resucitado, la experiencia que los apóstoles tuvieron de
Cristo Resucitado y que nos transmiten fielmente.

En la primera lectura iremos leyendo de modo continuo las páginas de los Hechos de
los Apóstoles.

Al celebrar la Resurrección de Cristo, también estamos celebrando nuestra propia


liberación de la esclavitud del pecado.

Las familias pueden celebrar esta importante fecha con actividades como:
1.  El cirio Pascual de la familia (este rito es inspirado en la costumbre judía de
encender una lámpara en la celebración del día de reposo y nuestro día de
reposo es Jesús quien nos dijo «Vengan a mí todos los que están cansados y
agobiados, y yo los aliviaré»)
2. La mesa familiar se decora de manera festiva,
3. Asamblea familiar para unirnos a la iglesia y leer las lecturas propias de cada
día.
4. Invitar personas con las que la familia comparte la fe, para un momento de
oración, o para celebrar la Pascua, de la misma manera que a veces invitamos
a alguien para “celebrar Navidad”.

Estos diferentes encuentros, pueden terminarse con alguna de las siguientes


oraciones:

- Dios de eterna misericordia, que reavivas la fe de tu pueblo con la celebración anual


de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros tu gracia, para que comprendamos a
fondo la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos
ha dado una vida nueva y de la Sangre que nos ha redimido.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén
 
- Abre los ojos de nuestra fe para que recibamos con alegría la salvación que nos trajo
tu Hijo, danos tu sabiduría para reconocerlo en la historia; y, por tu misericordia
haznos, participar de su triunfo pascual.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

- Tú, Señor que nos has salvado por el misterio pascual, continúa favoreciendo con
dones celestes a tu pueblo, en especial a nuestra familia, para que alcance la
libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a
gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y da vida por los
siglos de los siglos. Amén.

- Dios todobondadoso, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los
hombres, concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo y nuestro hermano.
Amén

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