Está en la página 1de 5

ROMPER LAS MALDICIONES

Mateo 5, 17-19
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar
plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse
hasta la última letra o tilde de la ley.

Proverbios 26:2 
Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, Así la maldición nunca
vendrá sin causa.

Génesis 3:14
Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que
todos los animales, y más que todas las bestias del campo; sobre tu vientre andarás, y
polvo comerás todos los días de tu vida.
Génesis 3:17
Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del
árbol del cual te ordené, diciendo: ``No comerás de él", maldita será la tierra por tu
causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida.

¿QUÉ SIGNIFICA LA MALDICIÓN?

1. f. Imprecación que se dirige contra alguien o contra algo, manifestando enojo y

aversión hacia él o hacia ello, y muy particularmente deseo de que le venga algún daño.

¿QUÉ ES UNA MALDICIÓN ESPIRITUAL?

Una maldición es la expresión de un deseo maligno dirigido contra una o varias personas
que, en virtud del poder mágico del "mago" o del "practicante", logra que ese deseo se

cumpla.

¿Qué quiere decir Maldito el hombre que confía en el hombre?

El hombre siempre busca un refugio, en alguien quien confiar, pues se descubre desde

su existencia en este mundo en relación con el otro, por tanto, humanamente necesita

de alguien que lo acompañe y guíe. JEREMÍAS (17,5:10)


¿QUÉ ES UNA MALDICIÓN DE SANGRE?

Se conoce como maldición sanguínea a aquella maldición de sangre que causa debilidad

y puede reaparecer en los descendientes de la persona a la que le fue lanzada en primer

lugar.

¿CÓMO EVITAR MALDICIÓN?

La mejor protección que existe contra una maldición es educarnos, eliminar de nuestra

vida las supersticiones, los miedos, las ideas oscurantistas que no tienen que ver nada

con la realidad, practicar el bien y no desear mal a nadie.

El movimiento de “batalla espiritual” enseña la necesidad de romper las maldiciones

hereditarias y de anular compromisos que quedaron pendientes con el diablo, incluso

después de que la persona fuera salva por Cristo. Se enseña que heredamos las

maldiciones que acompañaron a nuestros antepasados, a causa de sus pecados y pactos

demoníacos, y que necesitamos anular estas maldiciones hereditarias.

Uno de los textos usados para defender este punto es Éxodo 20:5, donde Dios amenaza

con visitar la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de

los que lo aborrecen. “No los adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy

Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y

cuarta generación de los que me aborrecen” (Ex 20.5).

Sin embargo, enseñar que Dios hace caer sobre los hijos las consecuencias de los

pecados de los padres, es sólo la mitad de la verdad. La Escritura nos dice igualmente

que si un hijo de padre idólatra y adúltero, viendo las malas obras de su padre teme a

Dios y camina en sus caminos, nada de lo que el padre hizo caerá sobre él. La conversión

y el arrepentimiento individual “rompen”, en la existencia de las personas, la “maldición

hereditaria” (un efecto solamente posible a causa de la obra de Cristo). Este fue el punto

enfatizado por el profeta Ezequiel en su predicación al pueblo de Israel de la época (lea

cuidadosamente Ezequiel 18).


A través del profeta Ezequiel, Dios los reprendió afirmando que la responsabilidad moral

es personal e individual ante Él: “tanto el alma del padre como el alma del hijo mías son.

El alma que peque, ésa morirá” (Ez. 18:4, 20). Y que, por la conversión y una vida recta,

el individuo está libre de la “maldición” de los pecados de sus antepasados, ver Ezequiel

18:14-19. Este pasaje es muy importante, pues nos muestra de qué manera el mismo

Dios interpreta (a través de Ezequiel) el significado de Éxodo 20:5.

Aplicando a nuestros días, es evidente que el creyente verdadero, ya rompió con su

pasado y con las implicaciones espirituales de los pecados de sus antepasados cuando,

arrepentido, vino a Cristo en fe.

Hay más, el apóstol Pablo nos aclara que el escrito de deuda que nos era contrario, es

decir, la maldición de la ley,ya no posee ningún efecto sobre nosotros ya que Jesús lo

anuló en la cruz:

Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión de vuestra carne, os

dio vida juntamente con Él, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo

cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos

era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz. Y habiendo despojado a

los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos

por medio de Él (Col. 2:13-15).

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros

(porque escrito está: Maldito todo el que cuelga de un madero (Gá 3:13).

Por tanto, toda condenación que pesaba sobre nosotros fue removida completamente

cuando Cristo pagó, de forma suficiente y eficaz, nuestra culpa ante Dios. Ahora bien, si

la obra de Cristo en el Calvario a nuestro favor fue lo suficientemente poderosa para

quitar de nosotros la maldición de la santa ley de Dios, cuanto más puede quitar

cualquier cosa que podría ser usada por Satanás para reclamar derechos sobre nosotros,

incluyendo pactos hechos por nosotros con las entidades malignas, o por nuestros

padres en nuestra ignorancia.


Basta un simple estudio en las Escrituras y del lenguaje usado para describir nuestra

redención, para que no quede ninguna duda de que el creyente, al igual que un esclavo

expuesto a la venta en la plaza, fue comprado por precio, y que ahora pasa a pertenecer

totalmente a su nuevo Señor. El antiguo jefe no tiene más derecho sobre él, como

rezaba la legislación romana de la época.

Así, Pablo en 1 Corintios 6:20 dice que fuimos comprados por precio. La palabra en el

griego para “comprados” es agorazo que significa: comprar, redimir, pagar un rescate;

este término era utilizado para el acto de comprar un esclavo en la plaza, o pagar su

rescate para liberarlo. Así que, ahora siendo libres, no debemos dejarnos otra vez

esclavizar (1 Co. 7:23), hemos sido rescatados por la preciosa sangre de Cristo:

Sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de

vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa,

como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo (1 P. 1:18-19).


¿CUÁLES SON LAS MALDICIONES GENERACIONALES?
Según ella las cosas adversas que nos suceden se deben a maldiciones que nos llegaron
por pertenecer a un grupo familiar cuyo árbol genealógico fue infectado por la
iniquidad, es decir que los delitos de una persona son genéticamente transferidos a
todos sus descendientes.
¿Cuáles son las causas de las maldiciones generacionales?
Una maldición generacional es la consecuencia del pecado dentro de una familia. Se
refleja en problemas que surgen generación tras generación, debido a pecados
recurrentes.
HAY TRES PASOS PARA ROMPER UNA MALDICIÓN GENERACIONAL SEGÚN LA BIBLIA:
1. (1) Dale tu vida a Jesús; la sangre de Jesús quita nuestro pecado.
2. (2) Pelea la batalla con armas espirituales (como la Palabra de Dios y la armadura de
Dios).
3. (3) Recupera el control sobre el poder de tu voluntad.

Pastor Carlos Herrera Paz EMAIL:coorvicol@hotmail.com Cel. 3014706707


FUNDACION CRISTIANA GLORIA ADIOS

También podría gustarte