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Alpaquitay de mi Challhuapuqio

Cuenta la historia que un caserío llamado Challhuapuquio alejado de la población vivían un


anciano a quién le habían abandonado porque él era muy pobre y ellos se avergonzaban de
eso. El pobre anciano lloraba y lloraba desconsoladamente por sus hijos, cuando un día
repente fue al pueblo a buscar noticias de sus hijos, al ver que nadie sabía nada, él ya
estaba de regreso a su casa. De pronto, cuando observó a un señor vendiendo alpacas, el
anciano la vio un pajo dormido y desde ahí no le quitaba el ojo de encima.
El anciano preguntó por el precio y el señor respondió:
- Ese alpaquita cuesta s/100.00 soles, el anaciano sorprendido por el precio le pidió una
rebaja, porque si o si quería comprarlo. El señor que vendía le respondió bruscamente y
le respondió que no había rebaja.
El anciano muy triste regresó a su choza a buscar todos sus ahorros y se dio con la sorpresa
de que tenía esa cantidad muy contento. Él volvió al pueblo el camión ya estaba por irse,
pero el anciano gritó desesperado: señor espere un favor. El vendedor paró el carro y para
su buena suerte, aún seguía sin vender la alpaquita muy emocionado entregó el dinero al
señor.
El anciano, después de recibir el animalito amarró con una soga a la alpaquita y se llevó a
su casa que quedaba a una hora del pueblo de Buenavista, donde hace mucho frío. El
anciano de alegría ya no lloraba de sus hijos, porque ya tenía su compañía a quién le puso
un nombre Emilianita en honor de su hermana quien había fallecido con un rayo en las
cumbres de la zona.
Al día siguiente el anciano salió a pastorear su alpaquita junto a sus otros animalitos a orillas de
lago Qumir se llamaba así, por su colorido verdusco, asimismo, este estaba cubierto de
matorrales donde habitaban las wallatas que eran una especie de aves parecidos a ganso
cuando casaban las personas su carne no era tan agradable, pero según los ancestros
comentaban que esa laguna era muy peligrosa para los animales y personas.
El anciano cuando atardecía volvía su casa como todos los días llevando algo de leña para
cocinar su cena. Un sábado por la noche corrió un viento muy fuerte, el anciano lo único
que hizo fue abrazar a Emilianita, y de pronto recordó la leyenda del lago, y comenzó
hablarle a su animalito mencionado que en ese lago engaña a los animales como también a
las personas, salen del lago animales u otras cosas para engañar a todo tipo de seres vivos,
lo único que el lago quiere son cadáveres de hombres, en caso de animales quiere hembras
porque según la leyenda del lago encantado, es una mujer, por lo cual cada año hay
desapariciones en ese lugar, así murmurando el anciano se quedó dormido.
Después de una noche larga se despertó y de muy temprano hizo su desayuno y preparó su
chuno picante para llevar como su fiambre. Luego de terminar sus quehaceres de la casa se
puso su sombrero negro y su poncho para ir a pastar, junto a él amarró su alpaquita con
una soga y se echó marchar otra vez cerca de lago con la curiosidad de saber la verdad.
Horas después el anciano se quedó dormido, la alpaquita junto a otros animales se quedó
comiendo los pastizales a orillas de lago, pararon horas y horas y el anciano no despertaba, él estaba
con un sueño profundo. De pronto, del lago salió una alpaca grande que le decía a Emilianita –
ven Emilianita, ven – Emilianita con tanto miedo se acercó a su dueño, porque había
recodado lo que había comentado su dueño, y este comenzó lamer sus oídos de su dueño,
pero no despertaba el anciano
. La alpaquita con tanto miedo no hacía caso el llamado de la alpaca del lago, cuando
despertó el anciano llegó ver una alpaca de color negro y pensó que estaba soñando, quería
decirle algo, pero no pudo, y así fue que la alpaca se hundió entre las profundidades del lago.
Ya era hora de ir a casa, y esa noche entre sus sueños del anciano alguien le hablaba diciendo
al quien quieres mucho mañana morirá y el anciano se despertó desesperado, y lo único que
hizo fue rezar a los Santos de su pueblo, y dijo:
- Espero que no se cumpla mi sueño, porque de lo contrario sería una desgracia para mí,
mi Emilianita es el ser que más quiero, quien nunca se alejó de mi lado.
Al día siguiente el anciano se levantó con un presentimiento malo. Él estaba muy raro y
dijo:
- Mejor no llevo a mi Emilianita, porque algo malo puede suceder.
Pasaron las horas y la alpaquita tenía mucha hambre y lo único que el anciano tenía que
hacer es llevarle al a orillas de lago Qumir, porque el anciano ya no tenía otros animalistos,
porque ya se habían muerto. Emilianita era su única compañía y salieron a orillas del lago,
porque no quedaba otra para satisfacer su apetito de su animalito. El anciano se cargó su
manta, empezó a caminar por la colina muy preocupado y preguntándose, ¿qué significará
ese sueño de anoche? ¿qué pasará? Haciéndose esas preguntas bajo los cerros, Emilianita
lloraba bajando como si algo pasara. De pronto, cuando llegaron al lago rodeado de totoras,
el anciano no veía nada de raro y estuvo más tranquilo. Emilianita comía muy apresurada,
pasaron las horas y nada paradójico pasaba, el anciano tewnía mucha hambre y empezó a
charchar su coquita que había traido, mientras Emilianita seguía comiendo.
Ya era la hora de irse a casa y en está ocasión el anciano se había olvidado amarrar a su
alpaquita para llevarlo a casa, el anciano cargó su manta y empezó a caminar y no se daba
cuenta que Emilianita no le estaba siguiendo mientras él ya se encontraba cerca a su casa,
mientras la alpauita seguía comiendo a orillas del lago. El anciano al llegar a su casa muy
cansado soltó la soga y entró a su choza a descansar un rato. Al igual que su dueño
Emilianita no se había dado cuenta de su compañía y se sintió mal, muy temeroso y
nuevamente se le apareció una alpaca de color negro que le decía suavemente – ven
Emilianita, ven, y ella cómo tenía miedo se puso en un lugar oscuro donde la alpaca no le
podía ver, pero tan solo eso hizo que la alpaca se enfureciera más y salió del lago negruzco,
muy molesta, nuevamente repetía – ven Emilianita, ven, pero la alpaquita no salía,
porque tenía miedo así pasaron las horas y la cólera de la alpaca crec´´ia más y más y dijo:
Es la última vez que te llamo no querrás que te pase algo malo o si, pero eso tan solamente
decía para que Emilianita salga y fue así que la alpaquita salió temblando de mucho miedo
y se puso a pensar: ¿Dónde estará mi dueño? ¿por qué no está aquí que le habrá pasado?
La alpaca le dijo:
- Que pasó mi amiga Emilianita tu dueño te dejó y ahora si quieres
volver con ella tendrás que luchar conmigo y haremos un trato, cuando yo pierda volveré al
lago y tu volverás con tu dueña, pero si es que pasa todo lo contrario tú te hundirás en el
lago y eso será lo más probable, porque yo te ganaré dijo, la alpaca con un aire de ganador,
lo único que dijo Emilianita, no es justo yo aún soy muy pequeña para pelear contigo y la
alpaca le respondió:
- Eso no importa, tú tan solamente pelea.

Si eres una temerosa no lo harás. Lo que pasa es que tú tienes miedo de perder dijo la
alpaca. La alpaquita aceptó el reto y comenzó la pelea ya para arriba, ya para abajo, y esos
momentos hizo una tormenta muy fuerte y es donde fue que el anciano se despertó,
porque había un ruido muy fuerte, salió de su choza , vio el lago y estaba negro daba
mucho miedo el anciano se asustó, y así fue a divisar a Emilianita que siempre estaba
detrás de su choza y se dio con la sorpresa de que su alpaquita no estaba, él muy triste lo
único que hizo fue cargar su manta, abrigarse y empezó a caminar rápidamente contra el
viento y la tormenta muy desesperado bajo la colina pensando en cosas malas que si tal vez
iba a morir Emilianita, el anciano ya se le estaba cayendo las lágrimas de mucha tristeza.
Horas después llegó el anciano al lago encantado se puso detrás de los arbustos,
matorrales desde allí estuvo viendo como peleaba su querida Emilianita con la alpaca de
lago, se puso a recordar su sueño de anoche en donde le decía alguien que iba a pasar una
desgracia, el anciano dijo de seguro que mi Emilianita morirá en esta pelea, cuando de
pronto veía a su alpaquita ya muy rendida y cuando pasó unos minutos es ahí que
Emilianita cayó al lago y la alpaca se convirtió en gigantescas olas que se llevó al fondo a su
pobre alpaquita, el anciano ya no podía hacer nada solo lloraba desconsoladamente.
Al día siguiente muy temprano el anciano subió a la colina sin fuerzas, llegó a su choza y se
sentía destrozado por lo sucedido, y comenzó a gritar Emilianita por qué me abandonaste
sabiendo que tú fuiste mi única compañía. Ya nada podía hacer el anciano solo tenía que
olvidarse y llevar todos días flores al lago y desde entonces el lago ya no volvió devorar más
animalitos. Tiempo después cuando sus hijos regresaron en busca de su papá ya no lo
encontraron el anciano había muerto en soledad.
Seudónimo: Aylli

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