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Analisis Narratologico de Visita de Duel
Analisis Narratologico de Visita de Duel
1
Verrani, H. (1992). Narrativa uruguaya contemporánea: periodización y cambio literario. Revista
iberoamericana. Vol. LVIII (Núm. 160-161), 777 – 805.
2
Maggi, C. (1968). Paco Espínola: vida y obra. Capítulo oriental: la historia de la literatura uruguaya.
(Cap. 26), pág. 403.
Visita de duelo
Los hechos correspondientes a la trama del cuento van desde la salida del personaje desde
su casa cabalgando el tostado, hasta su camino de regreso a casa, nuevamente montando
el tostado, sin embargo, la trama entendida por Tomashevski constituye todos los hechos
narrados y comprendidos de forma cronológica que respeten la causalidad temporal. De
esta forma, podemos decir que la trama iría desde la muerte del hijo del compadre hasta
la vuelta del personaje cabalgando el tostado. La muerte constituirá, siguiendo a
Tomashevski, el primer acontecimiento, dado que es la causa de todo lo que sucede luego,
el entierro, la presencia en el mismo de quienes recibieron la noticia y finalmente la acción
del personaje que inicia el argumento.
Ya el argumento es el relato, es la construcción artística, el modo de presentar la
trama, Tomashevski dice que es el modo en que el lector se va enterando de lo ocurrido.
Para ver el argumento, podemos localizar las relaciones presentes entre los personajes.
Entre el compadre Indalecio y el personaje que lo viene a visitar hay una amistad, una
relación de afecto. La visita se da por la muerte del hijo de Indalecio, de modo que, luego
de apreciar las relaciones entre sí de los personajes más frecuentes en el cuento, queda
bien denotado el tema del mismo. Este tema es el motivo central del cuento, y es a partir
de él, desde donde se construye el cuento. Como ya se ha especificado en renglones
anteriores, el motivo central del cuento es la muerte del hijo del compadre Indalecio. Los
motivos dinámicos presentes serán aquellos que, como señala Tomachevsky, en caso de
modificarlos, alterarían el relato. Así, un motivo dinámico sería el saludo que le hace el
personaje que viaja en el tostado al personaje Indalecio: “-¡Buenas! Lo acompaño en
sentimiento, compadre. M’hijo le habrá dicho lo del reumatismo, que me tenía embarao
en la cama. No pude venir a la desgracia. Cuando el personaje expresa esto, aclara
muchas cuestiones, con el saludo confirma que le está hablando al compadre Indalecio, y
por lo tanto llegó a destino. Informa porque no estuvo el día del entierro y también que
su hijo notificó la razón de su ausencia. Además de estas informaciones, los motivos
dinámicos permiten el avance del relato.
Un motivo estático será aquel que, de suprimirse no alteraría el relato. Están
como parte del procedimiento artístico y pueden ser prescindibles. Un motivo estático es
el que el narrador introduce con los patos: “Afuera, en el patio, varios patitos marchaban
a paso de infante, de uno en uno, rumbo al tajamar”. Esta descripción es totalmente
prescindible para el relato, pero constituye un procedimiento estético. En este caso
constituye un contrapunto que permite cortar una situación tensa mediante la descripción
de otra graciosa o cómica. Esto hace con que el lector se recupere brevemente de la
situación trágica o radical que se estaba narrando.
Siguiendo nuestro análisis del relato, nos cabe ahora observar algunas
distorsiones en el orden cronológico de la historia. En este sentido, la primer anacronía
que presentaremos es una analepsis externa: “-¡M'hijo, compadre! ¡Tan bueno! Bueno
derecho; guapo, cariñoso... No volvía de la pulpería sin llenar las maletas con chucherías pa la
madre y pa las hermanas. ¡Y guapo!... Cuando no tenía quince años lo pillé pitando atrás del
galpón. Le hice volar el pucho de un revés, y se me vino ciego. Se sofrenó y me gritó, llorando:
"¡Tata, lo abro si no fuera mi tata!" Yo casi lo deslomo a rebencazos. Pero contento, compadre,
orgulloso. Y a cada golpe, que él aguantaba sin dar un quejido, yo pensaba: "¡Esto sí es macho!"
"¡Hasta cuándo aguantarás, m'hijito lindo!" Y me cansé, y lo dejé, y él se quedó todavía un rato
parao, sin moverse, como diciéndome: "¡Seguí, canejo, seguí!" Aquí se evoca un
acontecimiento del pasado. Como claramente se observa, ese acontecimiento es el
puñetazo que el compadre Indalecio le da a su hijo cuando este aun no tenía quince años.
La razón de dicha agresión es haberlo encontrado fumando detrás del galpón,
probablemente estaba allí buscando esconderse de Indalecio. La razón de esta evocación
en ese momento del relato probablemente sea para introducir la idea del coraje y la
“guapeza” del difunto. Esta analepsis ayuda a dar testimonio de su comportamiento, el
cual, si recordamos el contexto de la narración, se sitúa en un ambiente rural. En la zona
rural uruguaya es común observar en la población masculina, la valoración de
comportamientos de valentía, coraje y hombría.
Respecto a la duración, el tiempo del relato es mayor al tiempo de la historia.
Esto podemos verlo claramente en las pausas utilizadas por el narrador, los
procedimientos de contrapunto, puntualmente la descripción de los patitos en fila y el
charabón. Además de esto, el relato está cargado de analepsis, de las cuales una ya la
hemos citado anteriormente.
Sobre el modo, si seguimos a Genette, el relato se condice con el clásico y por
ende, se lo encuadra en una focalización cero; un narrador omnisciente que, a pesar de
sus pocas intervenciones, demuestra saber más que los personajes. En dos pasajes
demuestra conocer los pensamientos del personaje: “Vadeó un arroyito de mala muerte,
bordeado por unos sauces llorones que otra vez lo volvieron a hacer pensar en su
compadre”. Otro pasaje más claro: “El montecito de sauces llorones y la osamenta lo
volvieron a hacer pensar en la muerte. No soplaba viento; y un calorcito traicionero se
pegaba a las cosas”. Cabe destacar que conoce también el hambre de los pájaros: “En el
ombú los pájaros entraban y salían. Daban vueltas por alrededor, tiritando y muertos de
hambre...”
3
Tacca, O. (1973). Las voces de la novela. Madrid, España: Ed. Gredos. Pág. 72.
personas con súper-poderes ni nada similar. Todo el relato guarda una mímesis con la
realidad. Todo esto confluye para que la verdad poética sea apreciablemente elevada.
4
Tomashevski, B. (1982). Teoría de la literatura. Madrid, España: Ed. Akal. Pág. 10.
halla? A lo mejor se creen que no los queremos. Siempre con sequedá, sin mostrarles los
dientes nunca... El pobre quién sabe qué se creería. ¡Pucha, qué bárbaros!” El narrador
también nos expresa directamente: “El otro se quedó mudo. Y como no daba pie a la
conversación, su visitante, cuidando de no encontrarle los ojos, miraba al techo, miraba
al suelo, volvía a mirar al techo. De pronto golpeaba la caña de la bota con el rebenque
y entreabría el penoso silencio…”. Vemos primeramente como el lenguaje utilizado por
los personajes los caracteriza como individuos propios del contexto en el cual se
desarrolla la historia. Además, se aprecia que el compadre sufre de reumatismo, lo que da
a entender que puede ser de avanzada edad. Indalecio expresa su rudeza, le cuesta
expresar sentimientos. Finalmente, en el último fragmento introducido vemos la voz del
narrador, quien describe el momento incómodo del compadre.
Desarrollo de la trama
Centro Editor de A. L.
Artigas.
literatura uruguaya.