Está en la página 1de 930

I

II
III
Administradora de Riesgos Laborales Salud Segura (ARLSS)
Calle 43 No. 18 esquina Cor. Rafael Fernández Domínguez
Ens. La Fe, Distrito Nacional. República Dominicana.
Tel.: 809 563 2757 • www.arlss.gob.do
Twitter: ARLdominicana • Facebook: arldominicana

Título: La Gestión y Vigilancia de Riesgos Ocupacionales.

Prof. Ernesto García Machín.


Derechos reservados.

Primera edición, Santo Domingo, abril 2015.

Diagramación: Guarocuya Féliz Pérez.


Diseño de portada: Alcadio Valdez Pérez.
Imágenes: Alcadio Valdez Pérez • Guarocuya Féliz Pérez.
Corrección: Ernesto García Machín • Víctor Manzueta • Evangelista Martes • Martha Marmolejos.

Este libro fue editado por la ARLSS, como material educativo y de consulta, para distribución gratuita.

PROHIBIDA SU VENTA.

Impreso en Fotomegraf, S.R.L.


Tel.: 809 688 1237

ISBN: 978-9945-8985-0-7
Santo Domingo, República Dominicana.

IV
PRÓLOGO

He tenido la posibilidad de prologar algunos libros de la especialidad y la tarea no


me ha sido fácil.

Revisar, analizar, valorar y criticar un libro lleva tiempo y significa una gran res-
ponsabilidad.

En este caso, me ha sido fácil y muy agradable la tarea encomendada y al final me


he sentido muy satisfecho de haber sido seleccionado para revisar un libro que recoge los
conocimientos y experiencias prácticas de más de 40 años que lleva el autor dedicados a
proteger la salud de los trabajadores cubanos y de otros países.

Considero que este material es un libro de texto, e inclusive de consulta, para las
diferentes maestrías, diplomados y cursos cortos que se brindan en Cuba y en Iberoamérica.
Abarca toda la problemática del diagnóstico, prevención, evolución y control de los riesgos
laborales y finaliza con un capítulo dedicado a la inspección sanitaria de los centros labo-
rales.

En mis 46 años de docencia e investigación en la esfera de la seguridad e higiene


del trabajo, se han publicado buenos libros sobre esta materia, pero ninguno ha concentra-
do de forma tan profunda y didáctica los conocimientos que se requieren en las diferentes
maestrías iberoamericanas. Además, considero que este material es imprescindible para
médicos, ingenieros, psicólogos y otros profesionales y técnicos que laboran en este campo
tan importante, como es el de la salud de los creadores de los bienes materiales y espirituales
de la sociedad.

Agradecemos a García Machín la realización de esta obra, que será de gran utilidad
para nuestros países.

Dr. Antonio Granda Ibarra


Profesor de Mérito
Investigador de Mérito
Salud Ocupacional

V
VI
Presentación
Desde hace años me había propuesto escribir unas notas sobre la higiene del trabajo,
pero siempre por limitaciones de tiempo o la priorización de otras tareas, no me había decidido
a comenzar. La idea de esta publicación surge cuando impartiendo un módulo de Higiene In-
dustrial en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, carecíamos de bibliografía con este
contenido y deseábamos entregar a los alumnos un material docente con el objetivo que les faci-
litara el estudio y les sirviera posteriormente como elemento de consulta en el desempeño de sus
actividades. En el contenido de esta publicación se encuentran incluidos elementos de diferentes
cursos de post grado que hemos impartido, algunos no se incluían en el módulo inicial, pero que
por razones técnicas consideramos útiles como material de estudio para el personal dedicado a
la especialidad.

En nuestros países se publica poco sobre esta disciplina y se dificulta la adquisición


de libros que generalmente provienen de otros países con niveles de desarrollo diferentes a los
nuestros, por lo que pensamos que este material puede ayudar a ofrecer una información valiosa
a los interesados. No es menos cierto que en los últimos años esta situación ha mejorado, por las
posibilidades que brinda la información electrónica con el acceso a muchas de las páginas Web
que tratan sobre el asunto, lo que permite a una parte de los técnicos y profesionales mantenerse
mejor informados.

En estos apuntes que han servido para impartir docencia, el profesional o técnico dedi-
cado a la salud y seguridad en el trabajo, podrá encontrar elementos esenciales que le permitan
desarrollar sus conocimientos en esta disciplina y aplicarlos en su gestión en la protección del
factor más importante de cualquier empresa, “el hombre”. Esperamos también que pueda ser
un elemento promotor de la cultura en salud y seguridad, aspecto éste tan comentado en todas
las publicaciones actuales, poco observado en los colectivos laborales y que sin lugar a dudas,
además contribuye a alcanzar mejores niveles de calidad y competitividad en la empresa.

Se ha intentado que el contenido fundamentalmente incluya elementos que puedan ser-


vir para identificar los riesgos, determinar las situaciones en que es necesario mejorar las con-
diciones de trabajo y minimizar la probabilidad de que los trabajadores sean afectados. Con este
fin hemos tratado de utilizar la experiencia adquirida durante años como inspector y docente,
considerando sobre todo los análisis de situaciones críticas en las que hemos participado y en las
que se han tomado decisiones que permitieron continuar trabajando, sin someter a un “riesgo
irrazonable” al trabajador. Recordemos que nuestro objetivo no es prohibir el trabajo, sino lo-
grar que podamos mantener un nivel de empleo y de producción social sin afectar la salud de los
trabajadores, ya que “el desempleo es el mayor riesgo” al que podemos someter a un trabajador
y su familia.

VII
Debemos resaltar la importancia que tiene para el desempeño de la actividad, conside-
rar la especialidad como una disciplina esencialmente social, aunque tenga un gran contenido
técnico. Por tanto, si sus iniciadores tuvieron la visión de proteger la salud de los trabajadores,
nosotros no podemos olvidar que ellos son nuestro objetivo y siempre debemos defender el dere-
cho que poseen a crear bienes materiales en un ambiente seguro, o sea, a trabajar en condiciones
adecuadas, que le permitan mejorar sus condiciones de vida y convivir con un ambiente laboral
más justo.

Espero que el esfuerzo desplegado pueda ser de utilidad a los lectores, tanto para la do-
cencia, como para su futuro desempeño en la actividad y les aporte elementos necesarios para el
desarrollo de acciones dirigidas hacia la prevención y promoción de la salud de los trabajadores.
Si logramos este objetivo podemos sentirnos complacido.

Ante todo, agradecer a mi país la oportunidad que nos dio en formarnos como espe-
cialistas. Además nos sentimos obligados a recordar a gran número de colegas que me han
acompañado durante años en el desempeño de estas actividades y durante mi formación técnica
en la Salud Ocupacional, a quienes debo agradecer parte de la experiencia adquirida que me ha
facilitado escribir estas notas. Al Dr. Heliodoro Martínez Junco, quien nos envió a estudiar esta
especialidad a los países socialistas. Al Dr. C. Antonio Granda Ibarra y al Dr. Héctor Terry Mo-
linert, compañeros de trabajo durante muchos años en el Ministerio de Salud Pública. A otros
muchos especialistas y técnicos de la Salud con los que trabajamos durante más de 40 años en la
actividad, lo que nos permitió el aprendizaje en la práctica diaria de la inspección y la docencia.
A la Dra. María Esther Linares y al Dr. C. Santos Prieto, con los que hemos compartido mis
inquietudes de la Seguridad y Salud.

Nuestro agradecimiento también, a especialistas como el Dr. Nelson Belisario, el Dr.


Oscar Feo, el Dr. Oscar Betancourt, la Dra. Carmela Martínez y otros, con los que he podido
compartir estas labores, formar personal en sus respectivos países y nutrirme de su experiencia
profesional. Por supuesto, a mi esposa y mis hijos, a los que durante muchos años les he robado
horas de atención personal por estar dedicándome a la Salud de los Trabajadores.

Por último, al Dr. Elisaben Matos, alumno y compañero de luchas durante años por la
Salud de los Trabajadores, que como Director de la Administradora de Riesgos Laborales, apro-
bó la edición de este material como un elemento más para la capacitación del personal dedicado
a las labores preventivas en beneficio de los trabajadores dominicanos.

El Autor
Santo Domingo, 30 de mayo de 2014

VIII
Índice General
Parte 1.
GENERALIDADES Y GESTIÓN DE RIESGOS.
Capítulo 1.
LA HIGIENE DEL TRABAJO.
1. Breve desarrollo histórico de la Higiene del Trabajo. ................................ 5
2. Etapas por las que ha transcurrido el control de la seguridad y salud. ... 6
3. Condiciones de Trabajo y Salud. Niveles o entornos que actúan
sobre el trabajador. .......................................................................................... 8
4. Marco Conceptual. ........................................................................................... 10
5. Concepción integral de esta disciplina. ......................................................... 12
6. Situación actual de la Salud y Seguridad en el Trabajo. ............................ 14
7. ¿Qué es la Higiene Industrial o Higiene del Trabajo? ................................ 18
8. Metodología de Actuación. ............................................................................. 20
9. El Higienista Industrial y sus funciones. ...................................................... 22
10. Los Servicios de Salud y Seguridad del Trabajo en la Empresa.
Las Funciones del Médico. ............................................................................... 24
11. Clasificación de los Factores de Riesgo. ....................................................... 27

Capítulo 2.
LA GESTIÓN Y EVALUACIÓN DE RIESGOS EN LA EMPRESA
MODERNA.
1. Introducción. ..................................................................................................... 31
2. Marco conceptual. ............................................................................................ 31
3. Concepto de Gestión de Riesgos. .................................................................... 33
4. Evolución del contenido de la Gestión de Riesgos. ..................................... 34
5. El proceso de Gestión y Evaluación de Riesgos. .......................................... 36
6. Metodología para aplicar la Evaluación de Riesgos generales de la
empresa. ............................................................................................................. 41
7. Criterios económicos para justificar la inversión en Gestión de
Riesgos. .............................................................................................................. 53

IX
Capítulo 3.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA GESTIÓN DE SEGURIDAD Y
SALUD EN EL TRABAJO.
1. Introducción. ..................................................................................................... 63
2. Marco Conceptual. ........................................................................................... 64
3. Aportes sobre la gestión de riesgos en el periodo analizado. .................... 66
4. Responsabilidad Social Empresarial. ........................................................... 71
5. ¿Cuándo y por qué surge la responsabilidad social? .................................. 72
6. ¿Qué es Responsabilidad Social Empresarial? ............................................ 73
7. ¿Cuál es el contenido de un comportamiento con Responsabilidad
Social Empresarial? .......................................................................................... 75
8. Modelos de Responsabilidad Social establecidos por diferentes
organismos. ....................................................................................................... 81
9. Tendencias de Responsabilidad Social Empresarial. .................................. 88
10. La aplicabilidad en los países en desarrollo. ............................................... 91
11. Limitaciones y retos de la nueva concepción empresarial. ........................ 94
12. Conclusiones. ..................................................................................................... 97

Parte 2.
TOXICOLOGÍA Y VIGILANCIA AMBIENTAL DE CONTAMINANTES
QUÍMICOS.
Capítulo 4.
TOXICOLOGÍA OCUPACIONAL.
1. La Toxicología Ocupacional. Introducción. Áreas o ramas.
Objetivos y procedimientos. ........................................................................... 101
2. Clasificación de las sustancias tóxicas. Relación Riesgo – Efecto. .......... 106
3. Elementos de Toxicinética. Absorción. Vías de entrada.
Distribución y Acumulación. Metabolismo o biotransformación.
Acción combinada. Eliminación o excreción. .............................................. 112
4. Elementos de Toxicodinamia. Efecto de los tóxicos. Evaluación
de la toxicidad. Relación Dosis – Efecto y Dosis – Respuesta. ................. 122
5. Niveles Límites Biológicos. ............................................................................ 129
6. Control de la exposición a contaminantes químicos.
Sistema de Vigilancia. ...................................................................................... 131

X
Capítulo 5.
VIGILANCIA AMBIENTAL. EVALUACIÓN Y CONTROL DE LOS
CONTAMINANTES QUÍMICOS.
1. Introducción. ..................................................................................................... 137
2. Criterios de Evaluación. .................................................................................. 145
3. Aerosoles. ........................................................................................................... 152
4. Procedimiento para la determinación de concentraciones nocivas
(Estudios Ambientales). ................................................................................... 161
5. Representatividad de los resultados. ............................................................ 170
6. La toma de decisión. ........................................................................................ 177
7. Aspectos de Seguridad de las Sustancias Químicas. .................................. 184
8. Métodos Generales de control. ....................................................................... 186

Parte 3.
LA IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE LOS FACTORES DE
RIESGOS FÍSICOS.
Capítulo 6.
MICROCLIMA LABORAL
1. Introducción. ..................................................................................................... 199
2. El Microclima Laboral. Concepto. Procesos que presentan este
factor de riesgo. ................................................................................................. 199
3. Procesos termodinámicos básicos entre el organismo y el
ambiente. La regulación térmica en el hombre. Efectos Nocivos y
Aclimatación. .................................................................................................... 201
4. Evaluación de la exposición al calor. Índices de Evaluación. ................... 208
5. Medición de las variables. ............................................................................... 220
6. Medidas de prevención y control. .................................................................. 231

Capítulo 7.
VENTILACIÓN.
1. Introducción. ..................................................................................................... 239
2. Generalidades. ................................................................................................... 240
3. Tipos de Ventilación. ........................................................................................ 249
4. Evaluación de los Sistemas. Equipos de Medición más utilizados. ......... 260
5. Elementos a considerar en la evaluación de los sistemas. ......................... 268
6. Tipos de ventiladores. ...................................................................................... 279

XI
7. Depuradores de los sistemas de captura de contaminantes. ..................... 281
8. Aplicaciones básicas de sistemas de ventilación. ....................................... 290

Capítulo 8.
EL RUIDO LABORAL.
1. Introducción. Definición de Ruido. ................................................................ 299
2. Física del sonido. Magnitudes y Unidades. .................................................. 301
3. Tipos de Ruidos. ............................................................................................... 308
4. Fundamentos de la Audición. .......................................................................... 310
5. Evaluación del ruido. Criterios de conservación auditiva. ........................ 317
6. Medición del ruido. ........................................................................................... 324
7. Normas. .............................................................................................................. 341
8. Medidas de Control. ......................................................................................... 347

Capítulo 9.
VIBRACIONES.
1. Introducción. ..................................................................................................... 357
2. Definición y Clasificación. Magnitudes. ....................................................... 359
3. El Cuerpo humano como sistema vibrante. .................................................. 363
4. Aspectos que influyen en la medición de las vibraciones. .......................... 365
5. Efectos en el trabajador de la exposición a vibraciones y
actividades con posible riesgo. ....................................................................... 369
6. Medición de las vibraciones. ........................................................................... 379
7. Criterios de Evaluación. .................................................................................. 389
8. Control de la exposición a vibraciones. ........................................................ 394

Capítulo 10.
ILUMINACIÓN.
1. Introducción. ..................................................................................................... 403
2. La Luz y la Iluminación. Conceptos y Propiedades. ................................... 405
3. Factores que influyen en el proceso visual. ................................................... 408
4. Magnitudes, Unidades y Leyes. ...................................................................... 422
5. Efectos de la Iluminación Inadecuada. ......................................................... 430
6. Sistemas de Iluminación. ................................................................................ 435
7. Tipos de Lámparas. .......................................................................................... 441
8. Evaluación de un Sistema de Iluminación. Mediciones. ............................ 447

XII
9. Métodos de Proyectar Sistemas de Iluminación. ........................................ 455
10. Normas. ............................................................................................................. 457
11. El Cromatismo como elemento de mejor rendimiento del sistema. ......... 459

Capítulo 11.
RADIACIONES ELECTROMAGNÉTICAS NO IONIZANTES.
1. Introducción. Concepto, propiedades físicas y clasificación. .................... 463
2. Radiaciones no ionizantes. ............................................................................. 467
3. Radiaciones Ópticas. ....................................................................................... 470
4. Microondas y Radiofrecuencias. .................................................................... 479
5. Láseres. ............................................................................................................... 485

Capítulo 12.
RADIACIONES IONIZANTES.
1. Introducción. ..................................................................................................... 501
2. Nociones elementales de la Física de las Radiaciones Ionizantes. .......... 503
3. Magnitudes y Unidades. .................................................................................. 510
4. Efectos biológicos de las radiaciones ionizantes sobre las
células y los tejidos. ......................................................................................... 514
5. Clasificación y efectos sobre el organismo humano. .................................. 517
6. Fuentes de exposición profesional. ................................................................ 523
7. Protección Radiológica. .................................................................................. 525
8. Medidas generales para el control de la exposición. ................................... 543

Parte 4.
RIESGOS BIOLÓGICOS Y SANEAMIENTO BÁSICO.
Capítulo 13.
RIESGOS BIOLÓGICOS.
1. La Seguridad Biológica como disciplina. ..................................................... 549
2. El Riesgo Biológico y su Evaluación. Niveles de Riesgo. ........................... 558
3. El Control de la Contaminación por Agentes Biológicos.
La Infección Hospitalaria. Medidas Universales de
Seguridad. La Bioseguridad en Instituciones de Salud. .............................. 570
4. Los Laboratorios de las Instituciones de Salud. Riesgos y
Medidas de Contención. ................................................................................... 580

XIII
5. Medidas de Prevención o Contención. Cabinas de Seguridad
Biológica. La Descontaminación. .................................................................. 587
6. Los Desechos en las Instituciones de Salud. Sistemas de
Manejo. Los desechos peligrosos. .................................................................. 604
7. Transporte y envío de material biológico. Planes de Contingencia. ........ 617

Capítulo 14.
SANEAMIENTO BÁSICO DE LOS LUGARES DE TRABAJO.
1. Introducción. ..................................................................................................... 637
2. Orden y Limpieza. ............................................................................................ 638
3. Control de Aguas. ............................................................................................. 643
4. Control de Excretas y Residuales. .................................................................. 653
5. Control de los Desechos Sólidos. ................................................................... 662
6. Control Higiénico de los Servicios de Alimentación. .................................. 678
7. Instalaciones Sanitarias. ................................................................................ 688
8. Control de Vectores. ......................................................................................... 689
9. Contaminación Atmosférica. .......................................................................... 693

Parte 5.
SEGURIDAD EN EL TRABAJO.
Capítulo 15.
SEGURIDAD EN EL TRABAJO Y FACTORES DE RIESGO.
1. Introducción. ..................................................................................................... 697
2. La Seguridad en el Trabajo. ............................................................................ 698
3. Situación de la Seguridad en el Trabajo. ...................................................... 706
4. El Accidente del Trabajo. ................................................................................. 708
5. Condiciones de Seguridad y Factores de riesgo de accidentes. .................. 716

Capítulo 16.
SEGURIDAD DEL TRABAJO Y LA INVESTIGACIÓN DE ACCIDENTES.
1. Introducción. ..................................................................................................... 767
2. Estadísticas de Seguridad. .............................................................................. 767
3. Señalización. ..................................................................................................... 783
4. Equipos de Protección Personal. .................................................................... 793
5. Investigación de Accidentes. ........................................................................... 802

XIV
Capítulo 17.
ELEMENTOS GENERALES SOBRE PREVENCIÓN Y EXTINCIÓN DE
INCENDIOS.
1. Introducción. ..................................................................................................... 823
2. Principios Generales. ....................................................................................... 824
3. La combustión y los factores que intervienen en la misma. ...................... 826
4. Factores de importancia a considerar en el análisis del riesgo de
incendio. ............................................................................................................. 828
5. Etapas del Incendio. ......................................................................................... 832
6. La Prevención de Incendios. ............................................................................ 833
7. La Protección y Extinción contra Incendio. ................................................. 840
8. Explosiones. ....................................................................................................... 859
9. El Plan de Emergencia de incendios y explosiones. ..................................... 861

Capítulo 18.
LA INSPECCIÓN DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO.
1. Desarrollo histórico. ........................................................................................ 867
2. ¿Qué es la Inspección de Seguridad y Salud en el Trabajo? ....................... 869
3. Organización y Alcance. .................................................................................. 871
4. Metodología de la Inspección. ........................................................................ 872
5. Tipos de visitas de Inspección. ....................................................................... 882
6. Niveles de Atención de la Inspección. ............................................................ 883
7. Etapas y Principios para ejecutar la Inspección. ........................................ 884
8. La Inspección de Salud y Seguridad en Cuba. .............................................. 888
9. Anexos. ............................................................................................................... 893

Bibliografía ............................................................................................................. 901

XV
XVI
La Gestión y Vigilancia de Riesgos
Ocupacionales

CAPÍTULO I

Lic. Ernesto García Machín

1
CAPÍTULO I

2
Parte 1.
GENERALIDADES Y GESTIÓN DE RIESGOS.

La Higiene del Trabajo

CAPÍTULO I

3
1. Breve Desarrollo Histórico de la Higiene del Trabajo.
Índice

2. Etapas por las que ha Transcurrido el Control de la Seguridad y Salud.

3. Condiciones de Trabajo y Salud. Niveles o Entornos que Actúan sobre el trabaja-


dor.

4. Marco Conceptual.

5. Concepción Integral de esta Disciplina.

6. Situación Actual de la Salud y Seguridad en el Trabajo.

7. ¿Qué es la Higiene Industrial o Higiene del Trabajo?.

8. Metodología de Actuación.

9. El Higienista Industrial y sus Funciones.

10. Los Servicios de Salud y Seguridad del Trabajo en la Empresa. Las funciones del
Médico.

11. Clasificación de los Factores de Riesgo.


CAPÍTULO I

4
1. Breve Desarrollo Histórico de la Higiene del
Trabajo.
Es imposible comenzar cualquier texto que trate sobre aspectos relacionados con
la salud del trabajador sin hablar del trabajo y de la forma en que ha evolucionado la con-
cepción social del mismo a través de la historia. El trabajo es una paradoja, trabajar permi-
te al hombre transformar la naturaleza y acceder a los medios necesarios para mejorar su
calidad de vida, pero también trabajando puede dañar su salud, por lo que desde que el
hombre adquirió conciencia de esta realidad, ha tratado de protegerse contra los factores
de riesgo que están presentes en las diferentes actividades. El desarrollo de la Higiene del
Trabajo está muy relacionado con el desarrollo de la medicina y la evolución de la con-
ciencia social del significado del trabajo.

En la comunidad primitiva no existía el concepto de trabajo, el hombre desarrolla-


ba sus actividades como una necesidad vital, aportando sus capacidades con el objetivo
de la supervivencia del grupo social al que pertenecía. Posteriormente la actividad laboral
pasó a ser una función de los esclavos, algo denigrante y Sócrates en sus escritos mencio-
naba el daño que podía ocasionar el trabajo, cuando expresó; “Pues estas artes lesionan
los cuerpos de quienes trabajan en ellas...”. Hipócrates describió en esos tiempos el cólico
saturnino, lo que demostraba ya, que se sabia sobre el daño que podía ocasionar el trabajo.
Esta situación mejoró a partir del siglo VIII con la aparición de los Gremios, los cuales eran
organizaciones laborales que representaban los intereses comunes, fijando las condiciones
de trabajo de acuerdo con el criterio del colectivo de maestros y empleados.

En el siglo XVI, Agrícola (1556) y Paracelso (1567) hacen sendas publicaciones so-
bre las condiciones de trabajo y las enfermedades de los mineros, pero es en realidad a
Bernardino Ramazzini (1613-1714) a quien se le atribuye ser el padre de la Medicina del
Trabajo, al proponer preguntar al enfermo ¿En qué trabaja?, sentando de esta manera las
bases de la futura Medicina o Higiene del Trabajo.

En Inglaterra se dan los albores de lo que posteriormente se ha convertido en la


Salud y Seguridad en el Trabajo, al desarrollarse la industrialización más rápidamente
que en el resto de los países occidentales. Es imposible olvidar el significado de la “Re-
volución Industrial”, término utilizado por Federico Engels para describir el proceso de CAPÍTULO I
industrialización que se estaba llevando a cabo en esta nación. Los trabajadores ingleses
estaban sometidos a unas condiciones laborales de crueldad, que fueron el detonante de
la concienciación de parte de la sociedad y resultado de la Ley de Aprendices (1802) y de
la creación del sindicato libre por Adam Smith y Robert Owen. La vigilancia de la salud y
seguridad en el trabajo podemos decir que comienza en Francia en 1810, con la fundación
de una inspección en minas y ya en el 1833 Inglaterra aprueba la Ley de Fábricas (Factory

5
Act), mediante la que se crean los primeros inspectores de fábricas, por supuesto que en
esos momentos el contenido de esta actividad era muy limitado técnicamente.

Con posterioridad a la Revolución Industrial se desarrollan nuevas concepciones


sociales respecto al trabajo y se sitúa este como el elemento más importante en la auto-rea-
lización del hombre, ya que el resto de sus actividades prácticamente estaban determina-
das por su ocupación. No se pueden ignorar durante los siglos XIX y XX la influencia que
tuvieron las revoluciones sociales, las luchas sindicales y en particular las concepciones
humanistas y marxistas en este proceso. También hay que destacar las dos Guerras Mun-
diales en las que se hizo indispensable el garantizar la protección de la fuerza de trabajo.

A partir de los años 50 se incorporan los conceptos de promoción y prevención, lo


cual es una conquista social, incorporando al especialista al lugar de trabajo. En 1953 se
celebra la Conferencia Internacional del Trabajo, donde se sientan las bases de la Medici-
na del Trabajo actual y se determina el objetivo de “adaptar el trabajo al hombre y cada
hombre a su trabajo”.

En 1959 la Recomendación 112 de la Organización Internacional del Trabajo, pro-


mueve asegurar la protección de los trabajadores contra cualquier factor agresivo, contri-
buir a la acomodación física y mental, adaptando el trabajo al hombre y fomentando su
bienestar físico y mental. Como se puede notar el espectro a cubrir en el momento actual
trasciende las fronteras del centro de trabajo, ya que debe dar cobertura a los factores
psicosociales que influyen sobre el trabajador, por lo que solamente las condiciones de
trabajo no van a ser las que determinen su estado de salud.

2. Etapas por las que ha Transcurrido el Control


de la Seguridad y Salud.
James Watt, con el invento de la máquina de vapor, genera la destrucción de la
sociedad artesanal y se crean un gran número de fábricas. Ya hemos mencionado que las
primeras acciones en el campo de la protección de los trabajadores, fueron ocasionadas
por las infrahumanas condiciones de trabajo existentes en las empresas durante el siglo
CAPÍTULO I

XIX, como eran las largas jornadas, ambientes nocivos e inseguros, empleo de menores,
locales inadecuados, etc., todo lo cual se traducía en gran número de accidentes y enfer-
medades profesionales. El desarrollo de las luchas obreras, logró que fueran aprobándose
legislaciones que establecían exigencias al respecto e indemnizaciones a los trabajadores
afectados. Los empresarios comenzaron a preocuparse por la salud de los trabajadores,
con excepciones por razones humanistas. La realidad era que el desarrollo tecnológico ya

6
no les permitía sustituir tan fácilmente al trabajador calificado, era imprescindible adop-
tar la estrategia de proteger la fuerza de trabajo y la economía de la empresa, por lo que
comenzó a surgir el concepto de que “constituía un buen negocio mantener las mejores
condiciones laborales posibles”. De esta manera comienza este proceso que transita por
las diferentes etapas que describimos a continuación.

Seguridad e Higiene: En la misma se consideraba solamente el control de los acci-


dentes y de las enfermedades profesionales, ya que estos eran los aspectos fundamentales
que se pensaba afectaban al trabajador. Las condiciones extremas de falta de seguridad en
los medios de trabajo y los procesos con condiciones nocivas, eran la causa de estos efectos
negativos, comenzándose a trabajar en eliminar y disminuir estos riesgos.

Ergonomía del Puesto: Con el cursar de los años los procesos se van mejorando
y se incrementa la mecanización y automatización de los mismos, surgiendo nuevos fac-
tores que deben adaptarse al hombre. Este se ve obligado a mantener una comunicación
con los medios que trabaja, por lo que es la etapa en que se maneja fundamentalmente la
relación hombre – máquina.

Figura 1: Etapas y Tendencias de la Salud y Seguridad del Trabajo

Tendencias

Etapa I Etapa IV
Seguridad e Higiene Condiciones de Trabajo 1- Desplazar los programas de
Accidentes y Enfermedades Creatividad
Responsabilidad gestión a las empresas.
Participación 2- Seguridad como parte del
Autonomía
proceso (integrada).
3- Estado sólo disposiciones
recomendativas.
4- Sistemas automatizados de
Etapa II gestión.
Ergonomía del Puesto Etapa III 5- Éxito de programas dependen
CAPÍTULO I
Puesto de Trabajo Ergonomía de Sistema
Ambiente y Organización de participación, no de capacidad
de especialistas.

Ergonomía de Sistemas: Con la introducción del análisis de los procesos de forma


sistémica, se incorporan los factores del ambiente laboral y la organización del trabajo

7
como elementos que inciden en el riesgo a que se encuentra sometido el trabajador y co-
mienza a analizarse el problema de forma integral, como sistema.

Condiciones de Trabajo: Es la etapa actual en la cual hay que hacer un análisis


integral de la situación, analizando los aspectos concernientes al ambiente, la tarea y la
organización del trabajo, con el objetivo de obtener creatividad, responsabilidad, partici-
pación y autonomía en el proceso, pero además hay que incorporar factores del entorno
social (macro-mundo), o sea, que no dependen de la empresa, pero que sin duda afectan
al trabajador en el desempeño de la tarea.

Como se puede observar por lo ya expresado, el manejo en las empresas de estas


actividades de una manera tradicional, determina que muchos empresarios están desfasa-
dos respecto al nivel actual de los conocimientos alcanzados. Por supuesto que esto afecta
los resultados de la gestión, los que serán limitados respecto a las posibilidades reales, si
no se modifica la cultura empresarial respecto a esta actividad.

3. Condiciones de Trabajo y Salud. Niveles o


Entornos que Actúan sobre el Trabajador.
El hombre en cualquier sociedad, pasa al menos la tercera parte de su tiempo en el
lugar de trabajo, pero como no es una máquina o pieza del proceso productivo, su cuida-
do tiene que ser el centro de la atención del empresario y tan importante como el manteni-
miento de los equipos tecnológicos. En la actualidad está demostrado que de la capacidad
y participación del hombre en el proceso de la gestión empresarial dependerá el éxito
de la empresa, por lo que es inexcusable que tiene que convertirse en el eje de todas las
acciones y entre ellas las de preservar su salud y lograr un alto grado de satisfacción en
el desempeño de su actividad. Esto hace que la concepción de la salud y seguridad ha ex-
perimentado la necesidad de ampliar su campo de acción preventiva, ocupándose de los
problemas que padecen los trabajadores fuera del ámbito del centro de trabajo, vivienda,
familia, etc., que repercuten en su desempeño y en los resultados de la empresa.

Encontramos por tanto que, el trabajador se encuentra sometido a tres niveles o


CAPÍTULO I

entornos de riesgo, que pueden ser beneficiosos o dañinos para su salud de acuerdo con
las condiciones que puedan existir en cada caso.

Primer entorno, es al que tradicionalmente se han dirigido y se dirigen las acciones


de salud y seguridad en las empresas, ya que los especialistas en la materia poseen los co-
nocimientos para identificar, evaluar los riesgos y proponer las medidas que los eliminen

8
o minimicen. Estamos en el entorno del puesto de trabajo, en la “relación hombre máqui-
na”, en donde se identifican los factores de riesgo más frecuentes, como son las condicio-
nes de diseño del puesto y de los agentes físicos, químicos, biológicos y psicosociales que
pueden afectar al trabajador.

Segundo entorno, es el determinado por las condiciones de organización y direc-


ción de la producción, las que son en general responsabilidad de otros especialistas. En
general quienes se dedican a la salud y seguridad pocas veces participan en las decisiones
sobre estos requisitos, salvo que se trabaje en una empresa que tenga implantada una ges-
tión integrada, o sea, donde se vea esta disciplina como una actividad multidisciplinaria y
de responsabilidad de todos sus miembros. Entre estas condiciones tenemos las formas de
organizar el trabajo, la estimulación material y moral, la selección, formación y evaluación
del personal, los métodos y estilos de dirección, etc. Estos factores de riesgo en general son
fuente de insatisfacción laboral y afectan las relaciones de trabajo.

Tercer entorno, es el que tiene que ver con los aspectos sociales, políticos y econó-
micos, traspasando el marco empresarial y pasando a analizar factores relativos al entorno
social, como son las condiciones de vida, la participación en los asuntos de la comunidad
y las relaciones familiares y sociales del trabajador. La atención de estos elementos sólo es
realidad en aquellas empresas que poseen una potente política de atención al trabajador.

Figura 2:
Entornos de Riesgos

Accidente Efectos
Enfermedad Comportamiento
CAPÍTULO I
Salud

1. Relación 2. Organización 3. Aspectos Sociales,


Hombre-Máquina y Dirección de la Producción Políticos y Económicos
Diseño del puesto Formas de organización Condiciones de vida
Factores físicos Estimulación material y moral Participación comunitaria
Factores químicos Selección, formación y evaluación del personal Relaciones familiares
Factores biológicos Métodos y estilos de dirección Relaciones sociales

9
Una vez que hemos analizado todas las causas que pueden estar perjudicando la
salud del trabajador, es posible poder definir qué es lo que consideramos “Condiciones
de Trabajo” y justificar razonadamente la utilización de este término, como el campo de
atención de los especialistas o dirigentes empresariales si desean preservar la salud de sus
trabajadores.

Existen quienes no aceptan este concepto, ya que al incorporar los factores de or-
ganización del trabajo aducen que se introducen en el contenido de otra disciplina, sin
embargo, es imposible analizar los riesgos a la salud del trabajador sin incluir los factores
asociados a la tarea y la organización del trabajo. Por tanto, vamos a considerar como
“Condiciones de Trabajo” al conjunto de variables que definen la realización de una tarea
concreta y el entorno en que esta se realiza, en cuanto que estas variables determinarán
la salud del operario en la triple dimensión apuntada por la organización Mundial de la
Salud. O sea, será la situación que presenta un lugar de trabajo y en la que el trabajador se
encuentra expuesto a unas variables que pudieran causarle o no, daño a su salud.

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo (INSHT) de España, en la


definición antes mencionada, se refiere tanto a los aspectos de la tarea concreta, es decir,
al contenido más o menos intrínseco de cada trabajo (calificación requerida, exigencias,
etc.), como al entorno físico y organizativo en que se realiza (condiciones ambientales de
iluminación, ruido, clima, etc.), así como al tipo de contratos, horario, etc. Aunque este
término por su alcance ha sido muy discutido y rechazado por los empresarios, consi-
deramos que es mucho más completo que lo denominado como seguridad e higiene, ya
que el trabajador no es afectado sólo por los factores ambientales, sino por el conjunto de
condiciones materiales y organizativas de la actividad presentes en el entorno laboral.
Aún más, consideramos que el empresario por la responsabilidad social que tiene sobre la
salud de sus trabajadores, debe ser más integral y traspasando la frontera de la empresa,
promover acciones para mejorar la calidad de vida de estos. Existen autores que refieren
a este aspecto como procesos de trabajo.

4. Marco Conceptual.
Es de suma importancia determinar el marco conceptual en que nos encontramos,
CAPÍTULO I

ya que el mundo del trabajo ha evolucionado en las últimas décadas, sumido en un pro-
ceso de globalización neoliberal. Se están modificando las empresas, hay una tendencia
hacia las economías de servicios, a la subcontratación, al trabajo a distancia, la población
envejece, surgen nuevos riesgos, por lo que las antiguas estrategias y estructuras estable-
cidas para la protección de los trabajadores también tienen que ser modificadas. En este
sentido es una paradoja que los empresarios del mundo subdesarrollado, que según ellos

10
tanto aspiran a la eficiencia y al incremento de la productividad, aún no hayan adquirido
la misma cultura en la gestión de prevención.

En el mundo actual lo más importante como problema social es alcanzar la posi-


bilidad del empleo. Por esta razón en muchas ocasiones los trabajadores aceptan trabajar
en condiciones desfavorables para su seguridad y salud, por supuesto que influye en esto
también, el nivel de concienciación y la percepción del riesgo que exista al respecto en una
sociedad dada.

Cuando se desean tratar aspectos metodológicos siempre es importante conside-


rar el marco conceptual de análisis del problema, para definir el enfoque que vamos a em-
plear ante las situaciones que se nos presentan en el campo de las Condiciones de Trabajo.
El trabajo no sólo puede observarse desde el aspecto negativo, considerando exclusiva-
mente los factores de riesgo que generan daños a la salud, sino que hay que considerar el
polo positivo que hace potenciar las capacidades del hombre y su bienestar, ya que per-
mite al trabajador realizarse, desarrollar su creatividad, sus iniciativas, sus relaciones, sus
capacidades físicas y mentales y que le posibilita modificar la naturaleza en su beneficio.
En realidad cualquier empresa con una gestión aceptable, tiene que incluir en su políti-
ca la salud y seguridad del trabajo y la mejora continua de las condiciones de trabajo, si
quiere lograr un incremento de su productividad y un sentimiento de satisfacción laboral
que comprometa a los trabajadores en la política y planes de la empresa, en fin en lograr
el éxito de su gestión. Está demostrado que la existencia de Condiciones de Trabajo ade-
cuadas incrementa la productividad y calidad de los productos o servicios, la creatividad,
responsabilidad y participación de los trabajadores en la producción y en suma crea un
ambiente laboral que permite la satisfacción del trabajador y la eficiencia empresarial.

Además debemos recordar en defensa de la salud del trabajador, tanto a empre-


sarios como especialistas que se dedican a la salud y seguridad, que en este mundo glo-
balizado y neo-liberal, el factor más alienante es el desempleo y el subempleo. Por tanto
no podemos idealizarnos, exigiendo en ocasiones condiciones de trabajo imposibles de
alcanzar, ya que la práctica determina la necesidad de admitir un “riesgo tolerable o acep-
table”, siempre que no violemos los principios de la ética. Es por tanto necesario tener
conciencia que eliminar todos los riesgos es una estrategia poco realista e ingenua y nos
quita credibilidad ante la dirección, pues en toda empresa existen:

● Riesgos físicamente imposibles de resolver.


CAPÍTULO I
● Riesgos físicamente posibles de resolver, pero imposibles de resolver económicamente.

● Riesgos posibles de resolver física y económicamente.

11
El enfoque actual de la Salud y Seguridad del Trabajo en el ámbito empresarial del
mundo desarrollado, se basa en dos objetivos esenciales, uno económico y el otro social. El
primero tiene el sentido de lograr el control total de pérdidas y el segundo la mejora de las
condiciones de trabajo y la calidad de vida, o sea, en ser más eficientes y humanizar cada
vez más el trabajo. Estos objetivos en la práctica muchas veces parecen contradictorios, sin
embargo podemos afirmar que coinciden en dependencia del nivel de conciencia social y
del grado de exigencia de la legislación establecida. Está demostrado que es más rentable
atender a las necesidades sociales del colectivo laboral que omitir este principio.

Desde hace años la tendencia en las empresas de prestigio y con nivel competitivo,
es implantar sistemas de “seguridad integrada” que se fundamentan en los dos principios
siguientes:

● Las responsabilidades y funciones correspondientes a la actividad están distribuidas


de forma directa a la línea de mando de la empresa, no es responsabilidad de un
órgano específico.

● Los elementos de salud, seguridad y medio ambiente son inseparables e intrínsecos de


los procedimientos de trabajo.

La aplicación de esta estrategia y la implantación de este nuevo estilo de trabajo,


puede justificarse por múltiples razones, aunque la fundamental es que obtenemos ma-
yor eficacia con una mayor racionalidad. Por supuesto que el concepto de que “seguri-
dad - producción es un todo”, necesita de una política de la empresa en este sentido, de
dirigentes y trabajadores con un nivel de conciencia y formación elevado y un irrestricto
apoyo de la dirección, pues como todo lo nuevo se presenta la resistencia al cambio. De-
bemos recordar que la prevención no existe fuera de las personas que confían en ella y la
practican, ya que es una realidad psico-sociológica cuyo criterio de identidad es la propia
creencia en ella.

5. Concepción Integral de esta Disciplina.


CAPÍTULO I

Como han podido intuir, la Higiene del Trabajo surgió producto de una necesi-
dad de la Medicina del Trabajo, o sea, del médico para conocer los agentes causales de la
morbilidad que encontraba entre el colectivo de trabajadores. Inicialmente el problema de
las empresas era disminuir los accidentes del trabajo y las enfermedades por el costo que
esto significaba, además porque mientras más se desarrollaba la tecnología ya no se hacía
tan fácil sustituir a un trabajador. Esto se trató de resolver con un ingeniero de seguridad

12
que se ocupaba de la seguridad y un médico, el que se ocupaba de los aspectos de salud.
Existía y se mantiene aún en muchas empresas esta dicotomía de funciones como puede
observarse en la figura 3. No estamos de acuerdo con esta estrategia de la actividad, ya
que el médico actual tiene como función esencial la prevención y por tanto debe trabajar
integrado con el técnico de seguridad y salud en las acciones encaminadas a minimizar el
riesgo. Esta división de la actividad que puede considerarse como lógica en el proceso de
desarrollo de cualquier especialidad, es obsoleta en este momento.

Figura 3:
CAMPOS DE ACCIÓN DEL MÉDICO Y DEL HIGIENISTA DEL TRABAJO
Prevención Tratamiento

Higienista

Riesgo Ambiente Metabolitos Enfermedades


Efectos
Factores Modos de Acción Signos Clínicos

Trabajador

¿Estamos de acuerdo
con este proceso?

Médico

Actualmente es necesaria una función multidisciplinaria de trabajo en equipo y


por supuesto las decisiones que se toman no pueden ser unipersonales. En ambos casos,
se han establecido los sistemas de capacitación en pregrado y postgrado para preparar a
estos profesionales en la materia y que puedan realizar en equipo sus acciones. El médico
tiene que manejar la identificación de los factores de riesgo en el ambiente y el especialis-
ta de seguridad y salud, conocer los efectos que pueden causar estos factores a la salud
CAPÍTULO I
de sus trabajadores para que exista un trabajo mancomunado y eficaz en la prevención
del daño. Hay que lograr una sinergia de ambos profesionales en la identificación de los
riesgos, la determinación del daño y la modificación del ambiente contando con la parti-
cipación activa de los trabajadores. La aplicación en los procesos industriales de nuevas
tecnologías que introducían múltiples factores de riesgo a la salud, hizo más complejo el
problema y generó la necesidad de incorporar a otros especialistas que apoyaran los es-

13
tudios en este campo, como son psicólogos, químicos, físicos, ergónomos, etc., los que en
ocasiones deben complementar el trabajo de aquellos que diariamente se enfrentan a los
problemas en la empresa.

En otros países han creado un denominado “Higienista Industrial”, sobre el que


hablaremos más tarde y que se dedica exclusivamente al control de los factores de riesgo
del ambiente laboral, o sea, es quien ejecuta los estudios de contaminantes en los am-
bientes laborales caracterizando la exposición de los trabajadores. Aunque no estamos
en desacuerdo con que la actividad de evaluar el ambiente necesita de determinada es-
pecialización, consideramos que también otros profesionales que trabajan en este campo
deben poseer estos conocimientos y aplicarlos en la vigilancia del ambiente de trabajo del
que son responsables. En este sentido sólo es necesario enfatizar que las situaciones que
se manejan por la Higiene del Trabajo en general son complejas, ya que existen múltiples
factores de riesgo y las interrelaciones que se desarrollan entre ellos exigen que se mane-
jen de forma integral, para poder garantizar la salud del trabajador.

6. Situación Actual de la Salud y Seguridad en el


Trabajo.
En párrafos anteriores manifestamos que la ocurrencia de muertes y lesiones dio
origen a la creación de la disciplina de Salud y Seguridad en el Trabajo. Es una contradic-
ción que después de más de un siglo trabajando en este sentido, la OIT señalara en 1999
que se producen más de 250 millones de accidentes de los cuales 300,000 son mortales,
que representan el 25% de la mortalidad laboral. En América Latina la OPS/OMS estima
que se producen 36 accidentes por minuto, 5 millones al año, 300 muertes por día y 90,000
al año. El costo estimado es elevado, ya que se considera que estos eventos en conjunto
con las enfermedades profesionales representan el 4% del producto interno bruto mun-
dial. Como se puede observar el problema que estamos tratando continúa estando entre
las prioridades de los países por las afectaciones económico sociales que conllevan. En
informaciones de algunos países podemos constatar que la situación no tiene gran dife-
rencia entre economías con diferente grado de desarrollo. Se reportan los siguientes datos:
CAPÍTULO I

Estados Unidos de América en el 1988 informó 400,000 fracturas, más de 2 x 106


lesionados, 200 x 106 días perdidos y el 8,7% de trabajadores lesionados. La antigua Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en su momento tenía de 10 a 12 días de inca-
pacidad por trabajador y el 4% de días perdidos. Brasil en 1982 reportó 1, 078,000 acci-
dentes, de ellos 10,000 fatales. En 1998 España reporta 737,580, de los cuales 1,074 fueron

14
mortales, con un índice de incidencia de 6,81. Como se puede apreciar estas situaciones
representan un elevado costo social y económico para los países.

En el caso de las enfermedades profesionales la situación podemos decir que es


más grave, ya que en los países subdesarrollados existe un total desconocimiento de la
realidad, pues subsiste un deficiente diagnóstico y no se reportan las mismas. Aún en
los países desarrollados se manifiestan serias dificultades, reflejándose en la cantidad de
reclamaciones que hacen los trabajadores para que se les compensen por estos daños a la
salud. Si a esto agregamos, que estas enfermedades desde el punto de vista legal en cada
país están determinadas por el listado oficial que se aprueba, que no es similar en todos
los casos, el sesgo es aún mayor. En la actualidad se habla de enfermedades relacionadas
con el trabajo, que son aquellas que está demostrado que son consecuencia de la actividad
que realiza el hombre, pero que no están reconocidas como profesionales y que deben ser
el objetivo real de la Medicina del Trabajo.

Podemos advertir que en todas las informaciones brindadas por los países y por
los organismos internacionales, se reconoce la existencia de un marcado subregistro, lo
que incide en dificultades para realizar análisis de la situación y poder contrastar entre
empresas, ramas y países. En esto influyen también los diferentes criterios respecto a que
se denomina como accidente del trabajo y enfermedad profesional. Se reconoce también la
existencia de dos problemas comunes a países desarrollados y en desarrollo, el no querer
reconocer las causas de los accidentes y el no reportarlos cuando se conocen.

6.1. Situación de la Gestión de la Enfermedad


Profesional y los Accidentes del Trabajo en
Cuba.
El accidente de trabajo es una pequeña parte de lo que significa la seguridad de
los trabajadores y siempre el resultado de alguna ineficiencia del sistema de trabajo im-
plantado. No obstante se prioriza su gestión por el impacto social que puede causar. Es
común observar que empresas con producciones y colectivos de trabajadores similares, CAPÍTULO I
poseen resultados diferentes ante la prevención de accidentes y por supuesto de la calidad
en el trabajo, ya que generalmente estos aspectos están interrelacionados y marchan de
forma paralela. Por tanto, está demostrado que la empresa será lo que sus empresarios
y el colectivo de trabajo deseen que sea, lo cual se reflejará también en los resultados de
la seguridad. Es imprescindible establecer con esta finalidad un sistema de gestión de la
prevención que incluya entre sus objetivos la disminución de la accidentabilidad y la en-
fermedad laboral.

15
Índice de Frecuencia
9

8 8,4
7,9
7
5,6
6

5
4,09
3,97
4
4,12
3
3,2
2,9
2 2,4
1,9
1

0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Figura 4. Índice de Frecuencia de Accidentes del Trabajo. Cuba.

La situación de la accidentabilidad en Cuba es un complejo problema a resolver,


ya que los indicadores existentes adolecen de problemas de registro, en parte originados
por las modificaciones realizadas durante la década del 90 a la estructura de la propiedad
empresarial en el país y por la que dejaron de registrarse por el sistema de estadística
todas las nuevas formas de organización no estatal, así como, por aspectos relacionados
con la estimulación y la sanción cuando se registran accidentes en un colectivo laboral. De
todas maneras el sistema estadístico existente recoge la información de todo el sector es-
tatal, que podemos considerar una muestra representativa del universo del país y donde
se encuentran las empresas de mayor importancia económica, por lo que sus indicadores
son los que utilizaremos para este análisis.

Como se puede observar en la figura 4, la frecuencia de accidentes mantiene una


tendencia descendente desde el año 1991 hasta la fecha, existiendo en el periodo analizado
una reducción del 84.4% de los casos.

En relación con los accidentes mortales la media de los años 91- 2000, es de 165,
fluctuando los casos por año entre 151 y 233. Aunque cuando hablamos de accidentes y
más de mortales consideramos que ninguna cifra es buena, por los efectos sociales, eco-
CAPÍTULO I

nómicos y sobretodo humanos ocasionados tanto al accidentado como a sus familiares,


no nos queda otra alternativa que analizar la estadística del periodo. En la figura 5 puede
observarse que existe una tendencia descendente del número de casos. En el año 2001 esta
tendencia se mantuvo, registrándose 129 fallecidos por dicha causa. En este indicador ne-
gativo como se puede observar, la pendiente de la tendencia es menor, lo cual considera-
mos que se deba a un registro más real de lo que está sucediendo, aunque sigue existiendo
el presupuesto de que las condiciones de trabajo no mejoraron en el periodo. No obstante

16
se alcanzó una disminución del 35,2% en el 2000 y del 44,6 en el 2001, en estos resultados
consideramos influyó de forma determinante el incremento de las acciones de promoción,
prevención y control.
Accidentes Mortales
300

250

233
200
198 201 193
185 182
150
161 165 151
143
100

50

0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Figura 5. Números de accidentes mortales. Cuba 1991 - 2000

El índice de variación media o días perdidos por accidentes no se comporta de


igual forma, ya que la tendencia de este indicador es ascendente, incrementándose desde
29,0 hasta niveles de 43,7 en el 2000 y 45,3 en el 2001. Contrastando estos valores con el de
España en el 2000 de 22,2, estamos duplicando los días de incapacidad de cada accidente,
lo cual es una señal de que existen condiciones de muy alto riesgo o de que estamos re-
gistrando sólo los accidentes con características graves, lo que afecta este indicador y por
supuesto indirectamente el de la frecuencia.

Enfermedades Profesionales.
Aunque durante años en el país ha existido una Resolución Oficial reconociendo
un listado de enfermedades profesionales y la Seguridad Social ha cumplido con los be- CAPÍTULO I
neficios otorgados a los trabajadores diagnosticados con las mismas, es a partir del 1999,
que se establece un sistema estadístico específico para esta finalidad, por lo que nos limi-
taremos a analizar la situación sólo del periodo 1999-2001, por la mayor confiabilidad de
la notificación.

Como puede observarse en la tabla 1, entre las enfermedades de mayor frecuencia


en estos 3 años encontramos la dermatosis y la hipoacusia, lo que es muy parecido a lo

17
reportado por otros países en estos momentos. Sin embargo, aparece la laringitis nodular
como algo típico de nuestro medio, ya que no es frecuente en las estadísticas de otros paí-
ses y que puede atribuirse al gran número de profesores existentes, así como, por el estar
incluida en el listado de enfermedades profesionales. Otros países no tienen tan elevada
cantidad de personal docente, ni tienen reconocida la enfermedad como profesional. En
otras, se encuentran contenidas la intoxicación por plaguicidas, el saturnismo, la silicosis,
la hepatitis B, labrucelosis, etc.

Tabla 1
Morbilidad por Enfermedades Profesionales, Cuba 1999 - 2001
1999 2000 2001 Total
Diagnósticos
frec. % frec. % frec. % frec. %
Dermatosis 193 35.3 118 29.2 80 21.3 391 29.5
Laringitis Nodular 136 23.8 129 31.4 96 25.7 361 27.3
Hipoacusia 42 7.7 29 7.2 83 22.1 154 11.6
Intoxicación Plaguicidas 27 4.9 25 6.2 34 9.1 86 6.5
Hidrargirismo 28 5.1 45 11.1 33 8.8 106 8.0
Otras 120 22.0 58 14.4 49 13.1 227 17.1
Total 546 100 404 100 375 100 1325 100

Los resultados del decenio analizado, no reflejan la realidad de la situación de las


condiciones de trabajo en nuestro país, tanto en lo concerniente a los accidentes como a
las enfermedades profesionales. Consideramos que esto es consecuencia de una influen-
cia negativa sobre el sistema estadístico en lo referente a la recolección del dato primario
(subregistro) e información de estos eventos. Desde hace un tiempo se viene trabajando
en perfeccionar el sistema de información estadística, controlar con mayor exigencia la
obligatoriedad de las empresas en el registro e investigación de los accidentes e inciden-
tes, además deberán incluirse los casos de trabajadores de las nuevas formas de propiedad
empresarial. Esperamos que en breve tiempo se logre perfeccionar el sistema estadístico,
para que sirva como sistema de alerta-acción, capaz de procesar toda la información que
generen las empresas y permita planificar y tomar acciones oportunas y eficaces.

7. ¿Qué es la Higiene Industrial o Higiene del


CAPÍTULO I

Trabajo?
El proceso de desarrollo de la Medicina del Trabajo fue revelando que los trabaja-
dores eran afectados por determinados agentes del ambiente laboral. Esto crea la necesi-
dad para dar una respuesta adecuada al problema, de elaborar los procedimientos para

18
detectarlos, cuantificarlos y controlarlos, naciendo de esta forma una nueva disciplina
denominada Higiene Industrial, la cual en los momentos actuales se ha convertido en una
especialidad.

La diferencia entre la Higiene Industrial y la Medicina del Trabajo radica, en que


la primera es eminentemente técnica y preventiva, ya que su contenido es el de evaluar y
corregir las condiciones del ambiente laboral, mientras que la segunda vigila las alteracio-
nes de la salud causadas por este. O sea, de la calidad del trabajo del higienista dependerá
la cantidad de trabajo que llegue al médico. La frontera entre estas dos actividades es tan
imprecisa que actualmente se requiere que los médicos dedicados a la Salud Ocupacional
adquieran una sólida formación en materia higiénica y que el ingeniero adquiera los co-
nocimientos básicos sobre los efectos de los factores de riesgos laborales en la salud de los
trabajadores.

La “Higiene Industrial” moderna va más allá de la prevención técnica de la enfer-


medad profesional y trasciende al campo de la salud global del trabajador, incluyendo la
salud comunitaria. De este juicio se desprende que existan diferentes definiciones respec-
to a la misma, entre las que podemos destacar las siguientes:

● Disciplina que se ocupa de que el ambiente de trabajo en que se desenvuelve el


trabajador se encuentre en las mejores condiciones para su biología.

● Disciplina que tiene por objeto la prevención de las enfermedades profesionales


mediante el control de la presencia de sus agentes causales.

Sin embargo existe una definición brindada por la Asociación Americana de Hi-
gienistas Industriales (A.I.H.A.) que a nuestro juicio es la más completa y que expresa lo
siguiente:

● “La ciencia y el arte dedicados al reconocimiento, evaluación y el control de aquellos


factores y entidades ambientales originados en o por el lugar de trabajo, que pueden
causar enfermedad, menoscabo de la salud y el bienestar o importante malestar o
ineficiencia entre los trabajadores o entre los ciudadanos de la comunidad”.

La complejidad del contenido de este concepto determina que los profesionales


CAPÍTULO I
dedicados a la misma se hayan visto obligados a especializarse y existan 4 ramas funda-
mentales en esta disciplina:

● Higiene Teórica. Dedicada al estudio de los contaminantes y su relación con el hombre


a través de estudios y experimentaciones, con objeto de analizar las relaciones dosis
respuesta y establecer unos estándares de concentración que proporcionen un amplio
margen de seguridad.

19
● Higiene de Campo: Es la encargada de realizar el estudio de la situación higiénica
en el ambiente de trabajo, consistente en el análisis de puestos de trabajo, detección
de contaminantes y tiempos de exposición, medición directa y toma de muestras,
comparación con valores estándares, etc.

● Higiene Analítica: Realiza la investigación y determinación cualitativa y cuantitativa


de los contaminantes presentes en el ambiente de trabajo, en estrecha colaboración con
las dos anteriores.

● Higiene Operativa: Comprende la elección y recomendación de los métodos de controlar


e implantar para reducir los niveles de riesgo hasta valores no perjudiciales para la salud.

8. Metodología de Actuación.
La actuación ante la presencia de cualquier factor de riesgo, con pequeñas modi-
ficaciones, puede basarse en un esquema (figura 7) que es aplicable a cualquier situación
de exposición en el trabajo. Como podemos observar en toda situación de riesgo existe un
contaminante, ya sea una sustancia, energía o ser vivo, que puede tener un efecto nocivo
sobre el trabajador expuesto. Por tanto el primer paso en todo proceso consiste en iden-
tificar el agente presente que puede ocasionar el riesgo a la salud. En algunos casos este
problema que al parecer es simple, se convierte en muy difícil por el desconocimiento de
las sustancias que se manipulan, o porque son sustancias y agentes que se generan duran-
te el proceso de producción.

La existencia del contaminante no significa que tengamos que prohibir o eliminar


la exposición del trabajador al mismo, ya que continuamente estamos expuestos a elemen-
tos ambientales como los gases de la combustión y no tenemos afectaciones a la salud, si
los niveles a que se hallan son inferiores a determinados límites. Es incuestionable enton-
ces que tenemos que determinar la cantidad del contaminante a que estamos expuestos y
para esto es necesario hacer “mediciones” en el ambiente laboral.

Una vez hechas las mediciones y conocidos los niveles de los contaminantes, exis-
ten normas de referencia sobre los niveles admisibles con las que debemos comparar (va-
CAPÍTULO I

loración) y de esta forma conocer, si estamos ante una “situación peligrosa” o “una situa-
ción segura” a la salud. El proceder será en el primer caso, tomar las medidas de control
que permitan eliminar o disminuir el contaminante a niveles aceptables y en el segundo
caso establecer el “monitoreo” periódico del ambiente.

Este es un proceso iterativo, que no puede eliminarse mientras se conozca que está
presente el factor de riesgo en el ambiente.

20
La actuación del higienista industrial comprende las tareas siguientes:

● Identificación de los factores de riesgo ambientales que pueden afectar la salud


del trabajador. Es imprescindible para cumplir con esta función, el más amplio
conocimiento de la tecnología (procesos de trabajo), materias primas y productos,
instalaciones, etc.

● Evaluación de los riesgos, incluyendo las mediciones ambientales de los factores de


riesgo, para poder realizar las valoraciones de la exposición de acuerdo con las normas
establecidas y brindar criterios representativos del riesgo a que están sometidos los
trabajadores.

● Control de Riesgos, según los resultados de las etapas precedentes, orientar las
medidas necesarias para reducir o minimizar el riesgo, teniendo presente la necesidad
de proponer sistemas de control económicos, socialmente aceptables y que garanticen
una alta efectividad.

Figura 7. Metodología de Actuación

Contaminante Trabajador

Identificación ¿Qué hay?

Control
Ambiental
Medición ¿Cuánto hay?

Criterios Valoración
Monitoreo

PELIGRO Seguridad
CAPÍTULO I
Las acciones para lograr condiciones que permitan preservar la salud del traba-
jador, incluyen diferentes aspectos que tienen que planificarse de forma integral, ya que
son múltiples los factores de riesgo existentes en cualquier actividad laboral. Con la am-
pliación del concepto preventivo en la atención de la salud de los trabajadores que debe
alcanzar al marco de la comunidad, el contenido de los Programas de Higiene Industrial
según la Organización Mundial de la Salud debe considerar los siguientes objetivos:

21
● Identificar y combatir los factores de riesgos (químicos, físicos, mecánicos, biológicos y
psicoanalíticos) presentes en el ambiente laboral de reconocida y presunta nocividad.

● Conseguir que el esfuerzo físico y mental que se exige al trabajador durante el


desarrollo de su actividad laboral sea acorde a sus capacidades.

● Adoptar las medidas necesarias para proteger a los trabajadores especialmente


vulnerables de las condiciones nocivas del ambiente laboral.

● Identificar, investigar y proponer medidas correctivas de las condiciones de trabajo


que pueden deteriorar la salud de los trabajadores y que la morbilidad del colectivo
no sea superior a la de la comunidad.

● Desarrollar la formación en Salud y Seguridad en el Trabajo de dirigentes y trabajadores


en el cumplimiento de sus obligaciones y lograr de esta forma alcanzar una elevada
“cultura de seguridad” en la empresa.

● Incluir aspectos generales de promoción de salud para lograr mejorar la calidad de


vida de los trabajadores, coadyuvando a elevar el nivel de salud de la comunidad.

9. El Higienista Industrial y sus Funciones.


La necesidad de la Higiene Industrial en las acciones de prevención en salud y se-
guridad del trabajo, originó la creación en los EE.UU. del Higienista Industrial. La Univer-
sidad de Harvard en el 1913, con la creación de una Licenciatura en este campo, fue quien
comenzó a brindar esta especialidad, la cual se ha extendido a otras sedes universitarias.
En la actualidad se considera que existen más de 7,000 higienistas industriales en los Esta-
dos Unidos y en otros países se prepara también personal de este tipo.

El “higienista industrial” ha sido definido por la American Industrial Hygiene As-


CAPÍTULO I

sociation (AIHA) como una persona que teniendo estudios medios o superiores, prefe-
rentemente licenciado en ingeniería, química, física, medicina o ciencias biológicas, por
estudios especiales y entrenamiento, ha adquirido competencia en Higiene Industrial.
Con el sentido amplio que trata este concepto, percibimos que se refiere más bien a una
especialidad que parte de una preparación básica en las profesiones que deben participar
en el equipo de salud y seguridad en el trabajo. Existen otras definiciones a nuestro crite-
rio menos precisas como:

22
● Una persona competente para realizar mediciones del ambiente de trabajo.

● Realizar interpretaciones, juicios y recomendaciones, sobre situaciones de trabajo con


riesgo a la salud.

Con el objetivo de aclarar el amplio espectro de funciones de este personal enun-


ciaremos las expresadas por la AIHA en 1992, para la cual es un personal capaz de:

● Prever los riesgos a la salud que puedan originarse en el trabajo y asesorar sobre su
planificación y diseño.

● Identificar y conocer en el medio ambiente de trabajo la presencia de factores de riesgo


que puedan afectar la salud y el bienestar de los trabajadores.

● Conocer las posibles vías de entrada de agentes nocivos en el organismo humano y los
efectos que los mismos y otros factores, pueden causar a la salud.

● Evaluar la exposición de los trabajadores y los resultados de las mismas a los factores
de riesgo.

● Evaluar los procesos y métodos de trabajo desde el punto de vista de la posible


generación, emisión y propagación de agentes químicos y otros factores nocivos, con
objeto de eliminar o minimizar la exposición.

● Diseñar y recomendar estrategias de control, evaluando su eficacia.

● Participar en el análisis del riesgo global y la gestión de un proceso o lugar de trabajo,


contribuyendo al establecimiento de prioridades.

● Conocer y aplicar el marco jurídico de la práctica de la higiene industrial.


CAPÍTULO I
● Educar, formar e informar sobre aspectos de la comunicación de riesgos.

● Trabajar con eficacia en un equipo multidisciplinario.

● Identificar los factores que pueden tener impacto medioambiental y comprender la


necesidad de proteger el ambiente.

23
10. Los Servicios de Salud y Seguridad del Trabajo
en la Empresa. Las Funciones del Médico.
Este problema continúa siendo algo no resuelto en nuestros días, se estima que
aún la mitad de la población laboral activa carece de servicios adecuados, lo que se vuelve
más crítico en los países en desarrollo. En toda empresa se deben organizar “servicios
preventivos” para “vigilar” la situación de la salud de los trabajadores y su relación con
las condiciones de trabajo.

No todos los lugares de trabajo pueden estructurar sus servicios de forma similar,
existen empresas que pueden por si mismas, controlar tanto las exposiciones (ambiente)
como los efectos a la salud, mientras que otras tendrán que depender de servicios exter-
nos. Lo que si es insoslayable que todo empresario debe tener una estrategia para asegu-
rar la salud a sus trabajadores, acorde con los Convenios 161-85 y 155-81 de la OIT, sobre
los Servicios de Salud en el Trabajo y la Seguridad y Salud de los Trabajadores y Medio
Ambiente de Trabajo.

Los objetivos de estos servicios son los siguientes:

• Proteger la salud de los trabajadores frente a los riesgos en el trabajo (protección y


prevención).

• Adaptar el trabajo y el medio ambiente a las capacidades de los trabajadores.

• Potenciar el bienestar físico, mental y social de los trabajadores (promoción).

• Minimizar las consecuencias de los riesgos, accidentes y lesiones profesionales, así


como, de las enfermedades profesionales y relacionadas con el trabajo.

• Prestar servicios de asistencia sanitaria general de los trabajadores.

Como se puede observar para garantizar la prestación de los servicios que exigen
CAPÍTULO I

estos objetivos, se necesita de un área de personal especializado y con los recursos nece-
sarios, lo que no siempre es factible de acuerdo con las características de la empresa. Esto
en la actualidad en muchos países se resuelve mediante la contratación de estos servicios
a empresas especializadas o por medio de sistemas de seguridad social estatal.

Hemos mencionado que estos servicios deben poseer un equipo multidisciplinario


para satisfacer los requerimientos, pero sin lugar a dudas hasta el momento el profesional

24
tradicional, frecuente y fundamental en estos es el Médico, por lo que consideramos que
debemos describir las funciones del mismo, expresadas en la Resolución 112-59 de la OIT
sobre “Servicios de Salud en el Trabajo”:

• Supervisión dentro de la empresa, de todos los factores que puedan afectar la salud de
los trabajadores y comunicación de los mismos a los empresarios y a los trabajadores
o sus representantes.

• Análisis de las tareas conforme a las condiciones higiénicas, ergonómicas, fisiológicas


y psicológicas, aconsejando al empresario y los trabajadores sobre la mejor adaptación
posible del trabajo al trabajador.

• Supervisión de la Higiene de las instalaciones sanitarias y cualesquiera otras


instalaciones concebidas para el bienestar de los trabajadores de la empresa, tales como
cocinas, cafeterías, guarderías, salas de ocio y cuando fuere necesario, supervisión de
cualquier ajuste de la dieta realizada por los trabajadores.

• Reconocimientos médicos previos al ingreso, periódicos y especiales (incluidos, si


fueran necesarios, exámenes radiológicos y pruebas biológicas) prescritos por las leyes
o reglamentos nacionales o por acuerdos establecidos entre las partes y organizaciones
involucradas, o que se consideren convenientes, desde el punto de vista preventivo
por el médico del trabajo.

• Supervisión de la adaptación hombre-tarea, sobre todo en el caso de trabajadores


discapacitados, de acuerdo con sus características personales y participación en la
rehabilitación y preeducación de este tipo de operarios, así como el asesoramiento
sobre estos temas.

• Asesoramiento al empresario y a los trabajadores en materia de asignación y remoción


de trabajadores a los puestos de trabajo.

• Asesoramiento a los trabajadores a título individual y a petición de éstos, respecto de


cualquier alteración de salud que pueda surgir o agravarse con motivo del trabajo.
CAPÍTULO I
• Tratamiento de urgencia en caso de accidente o indisposición y también en determinadas
circunstancias y conforme con las personas afectadas (incluido el médico de familia
del trabajador), tratamiento ambulatorio de los trabajadores que no hayan producido
baja laboral o que retornen al trabajo después de un periodo de baja.

25
• Formación inicial y continuada regularmente en materia de primeros auxilios,
supervisión y mantenimiento de los equipos de primeros auxilios y cuando fuera
conveniente cooperación con otros departamentos y organismos en este campo.

• Educación del personal de la empresa en materia de seguridad e higiene relacionada


con la salud laboral.

• Recopilación y revisión periódica de estadísticas relativas a condiciones de salud en la


empresa.

• Investigación en materia de Medicina del Trabajo o participación en investigaciones


de este tipo de forma asociada con servicios o instituciones especializadas.

Desarrollo MEDIO
EMPLEO
Económico-Social AMBIENTE

SALUD SALUD EN EL
MEDIOAMBIENTAL
SALUD TRABAJO

Figura 8. Salud y Desarrollo

Cuando analizamos estas funciones podemos determinar que no se menciona de


forma directa la vigilancia del medio ambiente laboral y del impacto ambiental sobre la
comunidad. Es seguro que a estos aspectos tan importantes en la actualidad, no se les va-
loró de igual manera en aquel momento. Hoy en día el médico tiene que incorporar como
tareas fundamentales participar en el control ambiental, tanto el laboral como el comu-
nal, para lograr mejorar la calidad de vida de los trabajadores y un desarrollo sostenible
(Fig.8), sin olvidar los aspectos de la crisis de empleo que se vive en el mundo.
CAPÍTULO I

26
11. Clasificación de los Factores de Riesgo.
La necesidad de evaluar los ambientes de trabajo, determina que el personal de-
dicado a la Higiene Industrial conozca los contaminantes potencialmente dañinos (figura
9) que pueden estar presentes en cualquier ambiente laboral, los que se pueden dividir en
las 3 categorías siguientes:

1. Químicos: son los constituidos por materia inerte y pueden presentarse en el


aire en forma de moléculas individuales (gases y vapores) o de grupos de moléculas uni-
das (aerosoles).

2. Físicos: son los constituidos por las distintas formas de energías mecánicas, tér-
micas o electromagnéticas, que generadas por fuentes concretas pueden afectar a los que
están sometidos a ellas.

3. Biológicos: son los constituidos por seres vivos algunos microscópicos (hongos,
virus, bacterias, etc.), presentes en el ambiente de trabajo, en relación con el mismo y que
pueden ser capaces de producir una enfermedad característica.

Figura 9. Contaminantes del Ambiente Laboral


Gases: No proceden de la
En forma molecular evaporación
Vapores: Proceden de
Químicos
evaporación
(Materia)

En forma de Sólidos: Polvo: Origen mecánico.


Agregados Humo: Origen térmico

Mecánicos Ruido
Vibraciones
Contaminantes Físicos
(Energía) Calor
Térmicos
Frío

Electromagnéticos Ionizante
No ionizante
CAPÍTULO I
Biológicos
(Seres vivos)

27
CAPÍTULO II

28
La Gestión y Evaluación de Riesgos en la
Empresa Moderna.

CAPÍTULO II

29
1. Introducción.
Índice

2. Marco Conceptual.

3. Concepto de Gestión de Riesgos.

4. Evolución del Contenido de la Gestión de Riesgos.

5. El Proceso de Gestión y Evaluación de Riesgos.

6. Metodología para Aplicar la Evaluación de Riesgos Generales de la


Empresa. Elementos Básicos en las Diferentes Etapas.

7. El Criterio Económico para Justificar la Inversión en Gestión de Riesgos.


CAPÍTULO II

30
1.- Introducción.
Es frecuente cuando intercambiamos criterios de Salud y Seguridad con
empresarios, observar que el interés de algunos se basa en eliminar o minimizar
los accidentes y el ausentismo por enfermedad. En la actualidad este es un conte-
nido anacrónico del significado de la Gestión de Riesgos que es necesario modifi-
car, promoviendo una “cultura empresarial” dirigida a ocuparnos de proteger la
integridad del trabajador de los factores de riesgo que conlleva cualquier actividad
laboral, así como, de conocer los otros factores del entorno social que pueden estar
influyendo en su estado de salud. La Gestión de Riesgos tiene que integrarse como
un elemento esencial de la gestión empresarial, pensando en los beneficios que la
misma aporta a elevar la productividad y la calidad en la misma. La empresa mo-
derna está obligada a promocionar y cooperar en mejorar la calidad de vida de sus
trabajadores si desea alcanzar niveles de competitividad y una imagen positiva en
el mercado.

Toda empresa está obligada a establecer una política de gestión de riesgos


que incluya en su plan de negocios, el mejoramiento continuo de las condiciones
de trabajo, promoviendo de esta forma un grado aceptable de satisfacción laboral
y protegiendo la salud de sus trabajadores. El empresario debe concienciar que la
visión integral del proceso, permite conservar en grado óptimo al elemento más
importante de la empresa que es la fuerza de trabajo y sin la participación de la
cual la empresa no podrá optimizar sus resultados. En los países desarrollados
esto se ha ido consolidando como una exigencia por el envejecimiento de la po-
blación trabajadora y la necesidad de cuidar de esta fuerza de trabajo calificada,
en el resto de los países que aún no presentan este problema muchos empresarios
no tienen una actitud consecuente en esta dirección. En Cuba, el envejecimiento
poblacional y la baja tasa de natalidad que se presenta, nos obligan a adoptar una
política de mayor exigencia en esta materia en los años futuros.

CAPÍTULO II
2.- Marco Conceptual.
Todo lo que deseemos hacer en este campo, tiene que partir de la “premisa”
que el trabajador tiene como una prioridad el mantener su puesto de trabajo. La
realidad de la “globalización neoliberal” que ha llevado a un mundo laboral con
nuevas formas de empleo y caracterizado por una tendencia al empleo y subem-

31
pleo, nos obliga a establecer estrategias que permitan minimizar los riesgos de
salud en el trabajo sin disminuir las posibilidades de empleo. Por tanto, ante cada
situación de riesgo es importante considerar en el análisis del problema, el marco
conceptual en que nos encontramos para adoptar decisiones que permitan alcan-
zar condiciones aceptables de riesgo, conservando las posibilidades del empleo.
Cuba en este sentido es la excepción, ya que en los últimos años ha creado alterna-
tivas “sui generis”, incorporando el estudio como una nueva forma de empleo y
manteniendo protegido al 100% de los trabajadores, en los casos que por razones
económicas la empresa racionaliza su puesto de trabajo. No obstante en la actua-
lidad por la situación de la crisis económica mundial se están manejando nuevas
alternativas que modifican el mercado de empleo en el país y los subsidios en el
caso del trabajador desempleado, aunque se mantiene el principio de no dejar a
nadie desprotegido.

El trabajo debe analizarse considerando el polo positivo que hace potenciar


las capacidades del hombre y su bienestar, ya que permite al trabajador realizarse,
desarrollar su creatividad, sus iniciativas, sus relaciones, sus capacidades físicas
y mentales. O sea, aquello que le posibilita modificar la naturaleza en su benefi-
cio, no puede analizarse sólo en su aspecto negativo y observarse nada más que
desde el punto de vista de los factores de riesgo que generan daño a su salud. La
empresa para lograr el éxito de su gestión tiene que incluir una política de salud y
seguridad del trabajo basada en la mejora continua de las condiciones de trabajo,
si quiere realmente lograr un incremento de su productividad y un sentimiento
de satisfacción laboral que comprometa a los trabajadores en su política y pla-
nes de producción y servicios. Está demostrado que la existencia de Condiciones
de Trabajo adecuadas incrementa la productividad y calidad de los productos o
servicios; la creatividad, responsabilidad y participación de los trabajadores en
la producción y un ambiente laboral que permite el bienestar del trabajador y la
eficiencia empresarial.

Los empresarios tienen la tendencia de considerar que hacer “seguridad y


salud” es cumplir con lo que la ley establece, lo que es una estrecha visión de la ca-
tegoría del problema al que tenemos que enfrentarnos. Además, si a este fenómeno
CAPÍTULO II

agregamos que los profesionales dedicados a esta esfera traducen sus ineficiencias,
a la falta de apoyo del empresario, a recursos financieros limitados o a las conduc-
tas de los trabajadores, habría que reconocer que es imposible hacer “seguridad
con eficiencia”. Por supuesto, siempre son necesarias determinadas premisas para
lograr un buen sistema de gestión y buenas prácticas de fabricación las que con-
sideramos pueden sintetizarse en: compromiso de la dirección, integración en la

32
línea de mando, capacitación, mejora continua y participación de los trabajadores.
Cualquier sistema que se establezca tiene que centrarse en el “cambio cultural” y
no sólo en generar documentación que no se transforme en modificaciones de las
condiciones de trabajo. Existen experiencias en grandes y medianas empresas que
sugieren poder utilizar con éxito nuevas formas de gestión y aplicar racionalmente
estos avances. No es posible olvidar que existe la responsabilidad social, tanto del
Estado como de la empresa, en proteger la integridad del trabajador y que el tra-
bajador tiene que asumir su papel en este proceso, que necesita de la participación
de todos los factores del colectivo para alcanzar su objetivo. Pero más importante
aún es la necesidad de que la función principal de los especialistas en la materia,
radique en lograr que empresarios y trabajadores incorporen el “valor de la segu-
ridad” en su gestión o actividad. Hay que establecer en la empresa una escala de
valores donde la “seguridad” ocupe un papel preponderante, ya que el especialis-
ta no puede proteger a quien no quiere ser protegido. El buen especialista es aquel
que sobre la base de los recursos reales que posee, involucrando en estas acciones
a directivos y trabajadores, realiza su labor con los mejores resultados posibles y
no quien se traza metas inalcanzables sin considerar los presupuestos económicos.

3.- Concepto de Gestión de Riesgos.


Con tantas dificultades para el desarrollo de la gestión empresarial dentro
de la crisis actual, podríamos hacernos la pregunta siguiente. ¿Cómo vamos a re-
solver el problema de la Salud y Seguridad del Trabajo? En este complejo marco
en que se plantea el ordenamiento mundial y del cual no está exento ningún país o
empresa, tenemos que evolucionar nuestros conceptos tradicionales y aplicar una
política de Gestión de Riesgos consecuente, la cual tiene que estar soportada en la
Evaluación de Riesgos y la organización de sus acciones a través de un sistema de
Seguridad Integrada.

Es esencial manejar el concepto de Gestión ya que en la actualidad se utili- CAPÍTULO II


za el mismo en todos los campos, en especial en la administración y en ocasiones
encontramos que existen funcionarios utilizando el mismo con un alcance algo
limitado. Para nosotros “gestión” la vamos a definir de la manera siguiente:

“Es el arte de pensar, de decidir y de actuar, es el arte de lograr el éxito, de


obtener resultados que puedan ser definidos, previstos, analizados y evaluados,

33
pero que tienen que ser alcanzados a través de las personas y en una interacción
constante”.

Como se puede observar, este es un proceso complejo que implica una se-
rie de etapas esenciales e inviolables, si deseamos obtener el resultado esperado,
o sea, el “éxito”. ¿Cómo puede definirse entonces la Gestión de Riesgos? Es muy
sencillo, cuando la misma está dirigida a lograr “condiciones de trabajo seguras y
saludables” o lo que es lo mismo, orientada a “disminuir o eliminar el riesgo en un
proceso o puesto de trabajo”, a la prevención de daños a la salud del trabajador, la
denominamos, Gestión de Riesgos.

4.- Evolución del Contenido de la Gestión de


Riesgos.
Como ya analizamos al inicio, es conocido de todos que las primeras accio-
nes en el campo de la protección de los trabajadores, fueron ocasionadas por las
infrahumanas condiciones de trabajo existentes en las empresas durante el siglo
XIX, todo lo cual se traducía en el gran número de accidentes y enfermedades pro-
fesionales. Los empresarios en general comenzaron a preocuparse por la salud de
los trabajadores a causa de las luchas obreras, la aprobación de leyes al respecto,
las indemnizaciones a los trabajadores afectados y porque el desarrollo tecnoló-
gico ya no les permitía sustituir tan fácilmente al trabajador calificado, lo que les
obligó a adoptar estrategias para proteger la fuerza de trabajo.

Los cambios producidos en la economía mundial han tenido una gran in-
fluencia en el mundo laboral, modificando sustancialmente las formas de actua-
ción de los estados, empresarios y trabajadores respecto a la importancia de las
condiciones de trabajo y la necesidad de lograr un desarrollo sostenible. No puede
admitirse que la existencia de condiciones adecuadas de trabajo sea privilegio de
CAPÍTULO II

los países industrializados, ni de las transnacionales, los países en desarrollo y


las medianas y pequeñas empresas no pueden estar exentos de proteger la salud
y la vida de sus trabajadores. Por todas estas razones, es necesario mencionar las
tendencias que en la gestión del riesgo se observan en el mundo y las cuales es
imprescindible considerar en cualquier política o programa que se elabore en la
actualidad a cualquier nivel.

34
Entre las tendencias que se deben considerar están las siguientes:

• El desplazamiento de los Programas de Gestión de Riesgos del nivel del Estado


al nivel de las Empresas, ya que por diferentes razones de desarrollo tecnológico
es muy difícil aplicar políticas preventivas similares hasta en centros de trabajo
de ramás similares.

• La importancia de considerar la Gestión de Riesgos como parte esencial del


proceso productivo o de servicios, con el objetivo de lograr la calidad total,
la eficiencia industrial y el desarrollo sostenible. Esto es lo que denominamos
como la Seguridad Integrada.

• La reducción de las disposiciones legales en este campo, elaborando los


estados sólo textos o recomendaciones sobre principios generales y dejando
las regulaciones específicas a las empresas mediante los Reglamentos Internos,
procedimientos operacionales y los convenios colectivos de trabajo. Los
órganos del Estado se convertirán en la autoridad de control de estas exigencias
particulares adoptadas para el lugar, según sus características.

• La implantación de sistemas automatizados de Gestión de Riesgos en las


empresas que incluyen la vigilancia epidemiológica en salud de los trabajadores
y el análisis costo beneficio.

• El incremento de la participación, se considera que en este campo sin la


participación activa de cada trabajador, el empresario y su línea de mando, es
imposible garantizar los resultados esperados en cualquier política preventiva.
Está demostrado, que el éxito de estos programas no puede depender sólo de
la capacidad del especialista o del equipo de trabajo encargado de la Salud y
Seguridad del Trabajo.

• Ampliar el concepto preventivo de la Salud y Seguridad del Trabajo al marco


de las Condiciones de Trabajo, ya que el concepto de salud no puede limitarse CAPÍTULO II
sólo al bienestar psicofísico, ni al entorno de la empresa. Hay que considerar el
bienestar social y ecológico de estos trabajadores, o sea, que hay que analizar
también aspectos del macromundo, de los factores que le inciden fuera de la
empresa, si deseamos humanizar el trabajo y en fin mejorar su calidad de vida.

35
Es importante hacer una reflexión respecto al aspecto de entregar por los
estados la responsabilidad de los programas preventivos a las empresas. La justi-
ficación de este aspecto se basa en la realidad de que cada empresa posee caracte-
rísticas específicas. Sin embargo, esto tiene también la tendencia negativa de pri-
vatizar los servicios que se prestaban o prestan por los estados para garantizar la
salud y seguridad del trabajo y de transformar la salud en un objeto comercial por
quienes ofrecen los mismos. Debemos partir del principio que el Estado no puede
entregar su responsabilidad social en el cuidado de la salud de sus trabajadores y
que esta no se puede comercializar como un objeto más. Partiendo de la aceptación
de estos aspectos enunciados como premisas necesarias para lograr un Sistema de
Salud y Seguridad del Trabajo en la empresa que garantice el éxito de su gestión,
debemos considerar que existen pocos programas preventivos que integren todos
estos elementos razón por la que les denominamos como tendencias actuales.

5. El Proceso de Gestión y Evaluación de Riesgos.


Queremos expresar que en muchos países existe una legislación que esta-
blece a las empresas la obligatoriedad de realizar la Evaluación de Riesgos. En este
documento no se pretende sustituir los procedimientos establecidos por la legis-
lación, sino solamente proponer un instrumento que coopere con el desarrollo de
este objetivo por las empresas. Antes de describir sintéticamente este proceso es
necesario ofrecer algunas definiciones que faciliten a los especialistas dedicados a
la salud y seguridad en el trabajo, poder introducirnos con claridad en el mismo.
En ocasiones existen discrepancias hasta por especialistas en este campo sobre el
contenido de los términos peligro, riesgo, factor de riesgo e indicador de riesgo,
los cuales se usan indistintamente y esto puede confundir al personal menos ex-
perimentado sobre todo en lo concerniente a la identificación del riesgo y el factor
de riesgo.

A continuación se brindan las definiciones de algunos términos, que consi-


CAPÍTULO II

deramos importantes conocer para quienes tengan que participar en estas activi-
dades.

Epidemiología Laboral. Especialidad dedicada al estudio de las condicio-


nes que regulan la difusión de los accidentes, las enfermedades profesionales y
otras (daños a la salud) derivadas del trabajo en una comunidad.

36
Riesgo. Es la combinación de la frecuencia o probabilidad y de las conse-
cuencias que puedan derivarse de la materialización de un peligro y podríamos
agregar o de un factor de riesgo.

Riesgo Relativo. Este es a nuestro criterio el concepto más importante en el


análisis del riesgo y que en realidad se emplea poco en los aspectos de seguridad,
ya que expresa la razón del riesgo de enfermedad o muerte entre el grupo de ex-
puestos y el de no expuestos.

Peligro. Vamos a considerar a cualquier fuente o situación con capacidad


de daño, ya sea al hombre, a la propiedad o al medio ambiente, y por supuesto a
la combinación de estos. Como podemos observar no solamente estamos conside-
rando los daños a la salud del hombre, sino también aquellos daños materiales o
económicos a la actividad productiva. Este según nuestro criterio es sinónimo de
factor de riesgo, aunque antes algunos autores lo diferenciaban y definían como la
inminencia de producir daño. Se utiliza con mayor frecuencia en los aspectos de
Seguridad y Salud en el Trabajo (SST), en la actualidad ha sido el adoptado por las
Normas de Evaluación en Seguridad Industrial y Salud Ocupacional (OHSAS) por
sus siglas en inglés, 18000 de sistemas de gestión.

Factor de Riesgo. Factor endógeno o exógeno, que puede ser controlado,


precede a la enfermedad (daño), está asociado a un incremento en la probabilidad
de incidencia de la enfermedad y tiene responsabilidad causal en su producción.
Este concepto es similar al anterior, pero la diferencia radica que el anterior se
utiliza en general por los especialistas de SST, mientras que este lo utilizan los hi-
gienistas, ya que es el manejado en Epidemiología.

Indicador de Riesgo. Cierta característica de un individuo que lo hace tener


un riesgo mayor a enfermar que el que no la posee.

CAPÍTULO II
5.1. ¿Es necesario admitir un riesgo tolerable?

Esta es una pregunta que debe hacerse cualquier especialista o empresario


que se enfrente a una situación de Evaluación y Control de Riesgos. La respuesta
al parecer es muy simple pero tiene un alto contenido ético, ya que en realidad no
existe ningún procedimiento desarrollado que nos pueda dar con exactitud cual es

37
el riesgo razonablemente aceptable o tolerable, o sea, aquel que no pueda ocasio-
nar daño al hombre. Este aspecto es ciencia constituida, ya que existe la suscepti-
bilidad individual y como el cálculo se hace en términos de probabilidad, siempre
pudieran surgir trabajadores afectados. Sin embargo tampoco podemos negar la
realidad del desarrollo tecnológico, ya que en ocasiones los niveles alcanzados no
permiten eliminar el riesgo y en otros casos es imposible por razones económicas,
sencillamente lo posible es disminuir el mismo hasta niveles razonables. De aquí
por ejemplo, las discrepancias existentes durante años respecto a los niveles de
sustancias nocivas en el ambiente de trabajo, ya que se concibieron bajo diferentes
criterios de evaluación.

Hay que afirmar que existen procedimientos costo beneficio para justificar
la inversión en el control de riesgos, lo que analizaremos posteriormente y los cua-
les podemos afirmar que son muy útiles al especialista de salud y seguridad para
convencer al empresario sobre la ventaja de la inversión. Por tanto y recordando la
Ley de Peter sobre la prevención que enunciaba, toda persona tiende a exponerse
a su nivel de incompetencia preventiva, debemos ser sumamente cuidadosos en el
nivel de riesgo que aceptemos como tolerable, ya que el hombre no puede consi-
derarse como un medio más de trabajo y por consiguiente la ética del especialista
y del empresario será el factor determinante en estos casos. De lo que no puede
quedar duda, es que es necesario determinar que riesgo podemos admitir y que
esta es la misión más compleja que puede tener el especialista y en la que su expe-
riencia y conocimientos son de gran importancia.

5.2. Gestión de Riesgos.

Se denomina así al proceso que comprende la evaluación, el análisis y con-


trol de los riesgos, del que describiremos a continuación sus diferentes etapas. En
la Figura 1 se pueden observar en síntesis las etapas que el mismo comprende.
CAPÍTULO II

38
Figura 1. Proceso de Gestión de Riesgos

Identificación
del Riesgo
Análisis
del Riesgo
Gestión Estimación
Monitoreo
de Riesgos del Riesgo

Valoración
Evaluación
del Riesgo
de Riesgos
Riesgo
Controlado
Proceso
Seguro SI

NO Riesgo

Planificación Control de
de intervención Riesgos

Evaluación de Riesgos Laborales. Proceso dirigido a estimar la magnitud


de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo la información nece-
saria para que el empresario esté en condiciones de tomar una decisión apropiada
sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas y en tal caso, sobre el tipo de
medidas que deben adoptarse. Este es un proceso dinámico que deberá actuali-
zarse cada vez que los indicadores de salud de los trabajadores o del ambiente
laboral, así lo recomienden.

El análisis del riesgo incluye la identificación y estimación, y es la fase que


proporcionará el orden de magnitud del riesgo. Existen diferentes métodos apro-
ximados (empíricos) de análisis de riesgos que nos permiten jerarquizarlos acor-
des con la importancia de las posibles consecuencias. En este proceso se aplican
escalas cuantitativas arbitrarias de forma que al terminar obtengamos una escala
de valores, que permite jerarquizar el riesgo y utilizar el resultado para presentar
CAPÍTULO II
las prioridades a la dirección de la empresa.

La identificación del factor de riesgo o peligro. Etapa inicial del proceso,


donde como su nombre lo indica se procede a detectar todos aquellos factores que
pueden causar un daño ya sea al trabajador, a la propiedad o al medio ambiente,
para lo que se pueden utilizar diferentes instrumentos (mapa de riesgo, encuesta,

39
etc.). Es importante en este momento lograr la participación del trabajador, permi-
tiéndole aportar sus experiencias y su percepción respecto a los elementos que él
considera como peligrosos. Nuestra experiencia es que debe trabajarse por áreas,
puestos de trabajo y factores de riesgo que pueden afectar al trabajador, como pu-
diera ser el ruido, la carga de trabajo y otros.

La estimación de riesgo. En esta fase se valora la probabilidad de que ocu-


rra el evento y las consecuencias que el mismo puede ocasionar. La probabilidad
estará dada por la frecuencia en que el mismo pueda ocurrir. De todos es conocido
que existen actividades que se desarrollan con sistematicidad en los procesos y
que representan un riesgo para el trabajador; por ejemplo, una reacción química
en la que se generan gases que contaminan el ambiente pudiendo intoxicar al tra-
bajador, cuando este efecto sucede siempre o casi siempre podemos considerar
que existe una alta probabilidad, cuando el hecho sucede con menor regularidad
lo calificamos de mediana o baja probabilidad. El otro elemento a considerar es la
severidad o gravedad del daño lo cual dependerá del efecto o consecuencias y que
puede variar desde molestias ligeras hasta la lesión fatal. En ocasiones es necesa-
rio en esta etapa proceder a realizar mediciones de los contaminantes ambientales
para poseer un criterio más objetivo del riesgo existente.

Valoración del riesgo es la etapa en que comparamos con la norma o crite-


rio establecido, o sea lo que se considera como riesgo tolerable y en la cual termina
el proceso de evaluación. Cuando el resultado a que arribamos nos demuestra que
el riesgo no se encuentra en niveles tolerables debemos pasar a disponer las medi-
das pertinentes para minimizarlos y/o eliminarlos cuando es posible.

Control de Riesgo es una etapa permanente que comprende:

a) La eliminación o minimización del riesgo cuando mediante la evaluación


se obtienen resultados que determinan adoptar medidas de prevención.

b) Mantener un Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las condiciones de


CAPÍTULO II

trabajo (ambiente) y de la salud del trabajador.

Este procedimiento de gestión para que alcance resultados eficaces, necesi-


ta de la responsabilidad y participación de toda la línea de mando de la empresa,
aunque en particular sea una función del personal técnico dedicado a velar por la
seguridad y salud en el trabajo.

40
6. Metodología para Aplicar la Evaluación de
Riesgos Generales de la Empresa.
Elementos básicos en las diferentes etapas.

Ante todo y como premisa para realizar el procedimiento de Evaluación de


Riesgos, la Dirección de la Empresa debe establecer una “política” en la que expre-
se su responsabilidad en la misión esencial de proteger la integridad física y salud
de sus trabajadores, la protección del ambiente y lograr un desarrollo sostenible,
para tener una imagen socialmente responsable.

Este documento es importante ya que al expresar los principios de la di-


rección, determina que todos sus miembros son “responsables” de ocuparse de la
seguridad y salud de los trabajadores como estrategia priorizada y están obligados
por tanto, a colaborar y participar en el proceso de evaluación que es la parte acti-
va y base fundamental de la gestión de riesgos.

La dirección de la empresa tiene que concebir este proceso como parte in-
tegral de la producción o los servicios y un aspecto que coadyuva al éxito de su
encargo económico y exige del empresario:

• Dedicar recursos financieros para planificar acciones preventivas.

• Evaluar previamente los riesgos antes de proceder a la aprobación de


nuevas inversiones en equipos, materias primas, procesos, etc., ya que es mucho
más costoso y a veces imposible, modificar condiciones que no fueron considera-
das en el proyecto inicial.

Un elemento esencial para desarrollar el proceso con mayor facilidad y


efectividad es lograr la participación de los trabajadores en el mismo, tenemos
que “desterrar la concepción de que este es un proceso de los técnicos dedicados CAPÍTULO II
al control de la salud y seguridad del trabajo”. Es necesario conocer la evaluación
subjetiva que tienen los trabajadores y que jerarquización daña cada factor de ries-
go presente; hay que lograr que estos en su accionar diario, identifiquen los riesgos
y apliquen medidas para minimizar los mismos.

41
La evaluación de riesgos es un proceso dialéctico ya que al continuamente
estar variando las condiciones y los factores del proceso productivo o de servicios,
también se modifican los riesgos presentes en el mismo. Por tanto, es necesario
actualizar la evaluación cada vez que se produzcan las situaciones siguientes:

• Se introduzcan nuevos equipos, sustancias y tecnologías.

• Se modifiquen las condiciones de trabajo, incluyendo en este concepto los


factores organizativos.

• Se observen resultados anormales de las mediciones ambientales de con-


trol de riesgos.

• El sistema de vigilancia epidemiológica detecte tendencias anormales de


los niveles de salud de los trabajadores o del ambiente laboral.

• En los plazos que se establece, cuando existe legislación al efecto.

6.1. Sugerencias para la Ejecución de las Etapas del


Proceso de Evaluación de Riesgos.
6.1.1. Ante todo para realizar la evaluación y control de los factores de ries-
go en una empresa (centro de trabajo) se deben analizar las características espe-
cíficas del lugar, así como, las actividades y procesos que en él se desarrollan, no
es posible en todos los lugares accionar de forma similar. Es imprescindible que
quienes participan en la evaluación conozcan a profundidad el proceso.

6.1.2. En los casos que la estructura organizativa de la entidad lo exija, debe


CAPÍTULO II

crearse un Grupo Técnico de trabajo que estará responsabilizado con elaborar el


Diagnóstico de Salud y Seguridad de la empresa, para lo cual deberán proceder a
desarrollar los diferentes pasos del proceso de Gestión y Evaluación de Riesgos,
consideramos que en este procedimiento deben incluirse los aspectos de Protec-
ción del Ambiente. En pequeñas instalaciones se designará a una persona que se
encargue de estos aspectos, la cual deberá auxiliarse de los trabajadores más ca-
pacitados. En los lugares que es necesario un Grupo de Trabajo, al menos debe

42
formarse con el Responsable de la Seguridad, el médico, un representante de los
trabajadores y los jefes directos de las áreas. En todos los casos es imprescindible
la participación de representantes de los trabajadores.

6.1.3. La etapa inicial consistirá en recolectar toda la información posible


y clasificar la empresa por áreas y puestos de trabajo. Esta etapa necesita de una
extensa investigación para obtener la más amplia información sobre las diferentes
actividades que se desarrollan y los múltiples aspectos que pueden ser causa de
riesgos, hay que conocer a plenitud el proceso de trabajo, las materias primas y la
organización del trabajo entre otros. Recomendamos que quienes van a encargarse
de la ejecución de la evaluación, observen con detenimiento cada una de las opera-
ciones que se realizan durante el trabajo.

Se necesita que la empresa facilite un listado previo con la información de


las diferentes actividades (Clasificación de las actividades de trabajo), la cual debe
comprender:

• Áreas externas.

• Etapas del proceso productivo o de servicios.

• Trabajos de mantenimiento.

• Otras tareas específicas.

Además, se debe entregar la relación de todas las materias primas y pro-


ductos elaborados o semi elaborados que puedan considerarse nocivos a la salud.

6.1.4. La etapa de identificación de los riesgos es a nuestro juicio la de ma-


yor importancia y ella determinará el que se realice una evaluación eficaz. Propo-
nemos realizarla en dos partes: CAPÍTULO II

43
Primera parte o participativa.

• Su denominación afirma que es donde se reclama la mayor participación de los


trabajadores y donde se recogerá el criterio de estos, por lo que inicialmente se
les debe explicar el trabajo que va a realizarse.

• Entregar en cada área a los jefes directos y trabajadores, un modelo anónimo


(encuesta) consistente en un listado de los factores de riesgos posibles a
detectar en cualquier lugar o puesto de trabajo. Cada riesgo tendrá una escala
del “0 al 4”, y el trabajador expresará su criterio sobre los riesgos que considera
existen y el grado en que considera lo están afectando, se anexa un modelo
que puede ser utilizado con dicha finalidad. Debe preferentemente realizarse
esta encuesta con trabajadores de experiencia que conozcan bien el proceso
tecnológico. (ANEXO 1)

• Una vez terminada la encuesta se tomará la información brindada por los


trabajadores y se procesará la misma por el grupo técnico encargado de la
evaluación. Este análisis se realizará por puestos de trabajo y talleres o áreas,
según hayan organizado el trabajo. (ANEXO 2)

Segunda parte o valorativa.

• El grupo técnico una vez conocida la percepción de los trabajadores sobre los
riesgos presentes comprobará técnicamente la existencia de los mismos, para
lo cual visitará cada área y puesto de trabajo verificando la existencia de lo
expresado por los trabajadores y tratando de identificar la posible existencia
de otros riesgos, procediendo a incluir los no identificados y excluir los
sobredimensionados en la encuesta.

Es procedente en este momento hacerse las interrogantes siguientes:


CAPÍTULO II

La primera sería de tipo general y estaría dirigida a determinar si para él o


los que ejecutan el proceso, ¿existe riesgo en las condiciones que observa? A conti-
nuación debemos particularizar el problema, para lo cual debemos determinar si
existe una fuente de riesgo y en caso que exista, ¿Quién o qué puede ser dañado?
y por último, ¿Cómo y cuándo puede ocurrir esto?

44
Además, siempre podemos hacernos la pregunta complementaria de ¿A
qué existe riesgo? o ¿Existe riesgo a...?

Los estudios de evaluación de riesgos deben hacerse preferentemen-


te por puestos de trabajo y quedar documentados con la información siguiente:

• Identificación del puesto.

• El riesgo o riesgos existentes.

• La relación de trabajadores expuestos.

• Resultados de la evaluación.

• Referencias a los criterios, procedimientos y métodos aplicados.

• Medidas preventivas.

• Toda la información recogida y verificada se vaciará en un modelo (ANEXO


3 ó 3A) elaborado al efecto, según el tipo de valoración que vaya a emplearse
y por último, se confeccionarán los mapas de riesgos de las diferentes áreas y
puestos de trabajo.

6.1.5. Las etapas de estimación y valoración del riesgo son más complejas
y se desarrollarán por el personal técnico dedicado a la actividad con la participa-
ción de los trabajadores más calificados. Puede comprender métodos aproximados
empíricos, utilizados para determinar la magnitud del riesgo, aunque en muchas
ocasiones se hacen necesarias mediciones que determinen cualitativa y cuantitati-
vamente el nivel de riesgo existente. Ya expresamos antes que la tarea consiste en
determinar el riesgo en función de la probabilidad y las consecuencias (R = P x C),
para lo cual existen diversos métodos de los que describiremos brevemente el de
William T. Fine, el de R. Pickers y uno general del Instituto Nacional de Seguridad
e Higiene en el Trabajo (INSHT), de España. Los valores se miden en escalas cuan-
CAPÍTULO II
titativas o cualitativas (arbitrarias), pero deben utilizarse siempre las mismas, de
forma que al final obtengamos una escala de valores jerarquizables. Esto permite
que en cada empresa sea posible elaborar sus propias escalas si así lo consideran.
Cuando aplicamos la fórmula, los valores asignados a cada factor se basan en el
juicio del investigador que hace el cálculo, por lo que es de suma importancia el
unificar criterios en los casos que existen diferentes evaluadores.

45
MÉTODO DE FINE.

Este autor define al riesgo como Grado de Peligrosidad y lo expresa por la


fórmula siguiente:

Grado de Peligrosidad = Consecuencias (C) x Exposición (E) x Probabilidad (P)


La Valoración del Riesgo se realiza por los criterios siguientes:

FACTOR CLASIFICACIÓN VALOR


1. CONSECUENCIA (C) a) Varias muertes; daños superiores a 300,000 pesos. 50
Resultado más probable b) Muerte, daños de 50,000 a 300,000 pesos. 25
de un daño potencial.
c) Lesiones extremadamente graves (amputación, incapacidad permanente) 15
daños de 500 a 50,000 pesos.
d) Lesiones con baja, daños hasta 500 pesos. 5
e) Heridas leves, contusiones, golpes, pequeños daños. 1
2. EXPOSICIÓN (E) La situación de riesgo ocurre:
Frecuencia con que a) Contínuamente (o muchas veces al día) 10
ocurre la situación de b) Frecuentemente (aproximadamente 1 vez al día) 6
riesgo.
c) Ocasionalmente (de una vez por semana a una vez al mes) 3
d) Raramente (se sabe que ocurre) 1
e) Remotamente posible (no se sabe que haya ocurrido) 0.5
3. PROBABILIDAD (P) a) Es el resultado más probable y esperado si la situación de riesgo tiene lugar. 10
Probabilidad de que la b) Es completamente posible, nada extraño, tiene una probabilidad del 50%. 6
secuencia del daño se
c) Sería una secuencia o coincidencia rara, 10%. 3
complete.
d) Sería una coincidencia remotamente posible. Se sabe que ha ocurrido; 3
probabilidad 1%
e) Nunca ha ocurrido en muchos años de exposición, pero es concebible. 0.5
G.P. = C x E x P

G.P. >= 200 Se requiere corrección inmediata. La actividad debe ser detenida hasta que el riesgo se haya
disminuido.

200 > G.P. >= 85 Actuación urgente. Se requiere actuación lo antes posible.

85 < G.P. El riesgo debe ser eliminado sin demora, pero la situación no es una emergencia.
CAPÍTULO II

46
MÉTODO DE R. PICKERS.

Este autor utiliza la misma fórmula, lo único es que denomina Riesgo a lo


que Fine llama Grado de Peligrosidad.
FACTOR CLASIFICACIÓN VALOR
1. Probabilidad (P) a) Ocurre frecuentemente 10
b) Muy posible 6
c) Poco usual 3
d) Ocurrencia rara 1
e) Virtualmente imposible 0.1
a) Contínua 10
2. Frecuencia de
exposición (E) b) Frecuente (diaria) 6
Situación de riesgo
c) Ocasional 3
d) Poco usual (mensual) 1
e) Raro 1
f ) Muy raro (anual) 0.5
g) Ninguna 0
a) Catástrofe (muchas muertes y heridos graves o daños mayores a 10 millones de 100
3. Consecuencias pesos).
posibles (C) b) Desastre (algunas muertes y heridos graves o daños mayores a 1 millón de pesos) 40
c) Muy seria (algunas muertes y heridos graves o daños mayores a 100,00 pesos) 20
d) Seria (heridos o daños mayores a 10,000 pesos) 7
e) Importante (incapacidad y/o daños mayores a 1,000 pesos) 3
f ) Notable (lesión sin importancia o daños mayores a 100 pesos) 1

Utilizando la fórmula antes descrita y los valores recomendados por este


autor, se llega a un valor de magnitud del riesgo, que permite comparar las di-
ferentes situaciones y mediante el análisis correspondiente establecer las priori-
dades del Plan de Acción. A continuación se expresa la interpretación del autor
respecto al resultado de la evaluación del método, o sea, al cálculo realizado.

MAGNITUD (R) RIESGO


• > 400 • Muy alto: Paralización operación
• 200 a 400 • Alto: Corrección inmediata
• 70 a 200 • Importante: Precisa corrección CAPÍTULO II
• 20 a 70 • Posible: mantener alertas
• < 20 • Aceptable

El método propone también una fórmula empírica para justificar las inver-
siones, definiendo “J” como el factor de justificación que representa la efectividad
del gasto.

47
J = Magnitud del Riesgo (R) x Factor de Reducción del Riesgo (F) / d
Donde:
F = Reducción del riesgo que se alcanzaría tomando la alternativa evaluada (0 - 1)
d =3 Costo final de la inversión (A) / 100

Según el resultado obtenido por esta fórmula podemos llegar a justificar


la inversión comparando diferentes alternativas, asignar los escasos recursos a
las prioridades y buscar los métodos más eficaces para la reducción de los ries-
gos. Según las experiencias de la aplicación de este método, se ha llegado a las
conclusiones siguientes:

FACTOR “J” (Usando $ EUA) COMENTARIO


J < 10 Inversión de dudosa justificación (escasa reducción del riesgo)
J = 10 a 20 Inversión normalmente justificada
J > 20 Inversión de alto valor para reducir el riesgo

MÉTODO SIMPLE (Cualitativo)

Es el más utilizado en la actualidad y en el mismo se realiza una evaluación


cualitativa, por medio de las variables probabilidad y consecuencias, por supuesto
que el evaluador debe considerar incorporar en su análisis el criterio de la exposi-
ción. A continuación se detallará brevemente la forma de aplicar el método.

Consecuencias o severidad del daño.

La evaluación de esta variable se realizará considerando la parte del cuerpo


afectada y la naturaleza del daño. En este caso se consideran las categorías siguientes:

• Ligeramente Dañino. Ejemplos: Cortes y magulladuras pequeñas, irritación de


los ojos por el polvo, dolor de cabeza, disconfort y otros.

• Dañino. Ejemplos: Laceraciones, quemaduras, esguinces, fracturas menores,


CAPÍTULO II

sordera, dermatitis, asma, trastornos músculo – esqueléticos, enfermedades


que conducen a incapacidades menores (parcial) y otros.

• Extremadamente Dañino. Ejemplos: Amputaciones, fracturas mayores,


intoxicaciones, lesiones múltiples, lesiones fatales, cáncer y otras enfermedades
que acorten severamente la vida.

48
Probabilidad de que ocurra el daño

La probabilidad se evaluará según las consideraciones siguientes:

• Alta. Ocurrirá siempre o casi siempre.

• Media. Ocurrirá en algunas ocasiones.

• Baja. Ocurrirá raras veces.

Deben considerarse también para lograr una evaluación más objetiva del
riesgo presente los elementos que a continuación describimos:

• Tipo de personal (sensibilidad individual).

• Frecuencia y tipo de la exposición.

• Fallos en los servicios (electricidad, agua, etc.)

• Fallos en el mantenimiento (componentes de instalaciones, equipos y


dispositivos de protección).

• Protección suministrada por los Equipos de Protección Personal (EPP) y tiempo


de utilización.

• Actos inseguros no intencionados e intencionados.

• Otros que estime necesarios.

Por último, mediante la utilización de una tabla llegamos a determinar el CAPÍTULO II


nivel o magnitud del riesgo, mediante la aplicación de las variables antes descritas.

49
Niveles de Riesgo

Consecuencias
Ligeramente Dañino Dañino Extremadamente Dañino
Baja Riesgo Trivial Riesgo Tolerable Riesgo Moderado
Probabilidad

Media Riesgo Tolerable Riesgo Moderado Riesgo Importante


Alta Riesgo Moderado Riesgo Importante Riesgo Intolerable

A continuación se supone que hay que proceder a tomar decisiones con los
resultados obtenidos, determinando si la situación es tolerable o no y los contro-
les que deben mejorarse o incorporarse al sistema para mantener condiciones de
trabajo saludables y seguras. A este efecto cuando utilizamos los métodos descri-
tos con anterioridad, podemos aplicar los criterios empíricos establecidos en los
mismos. En el caso de evaluaciones donde se utilizan mediciones del nivel de los
factores de riesgo el procedimiento es más complejo, ya que hay que comparar con
las normas, recomendaciones u otras regulaciones vigentes en el país o internacio-
nalmente. El técnico en ocasiones ante determinadas situaciones debe auxiliarse
de estas mediciones ambientales y de las diferentes regulaciones existentes para
tomar decisiones correctas. Debemos apuntar que los niveles establecidos en estos
documentos no aseguran el que no puedan presentarse casos en obreros con carac-
terísticas de susceptibilidad particulares, por lo que esta es una tarea que requiere
investigar sobre todos los criterios existentes. Ante todo sugerimos que deben re-
visarse las normas existentes en el país, pero además recomendamos consultar los
criterios de la Unión Europea y de los EE.UU la Conferencia Gubernamental de
Higienistas Industriales (ACGIH) por sus siglas en inglés. Una vez determinada la
conducta a seguir se debe pasar a la siguiente etapa que consistirá en preparar el
plan de acción para controlar los riesgos detectados.

A continuación describiremos una tabla donde se muestran los criterios


para valorar los resultados del método simple ya descrito y con ayuda de la cual
se puede proceder a tomar las decisiones pertinentes.
CAPÍTULO II

50
Valoración del Riesgo
TRIVIAL No se requiere acción específica.

No se necesita mejorar las acciones preventivas. Sin embargo se deben considerar soluciones
TOLERABLE más rentables o mejoras que no supongan una carga económica importante. Se requieren
comprobaciones periódicas (monitoreo) para asegurar que se mantiene la eficacia de las me-
didas de control.

Se deben hacer esfuerzos para reducir el riesgo, determinando las inversiones precisas. Las me-
didas para reducir el riesgo deben implantarse en un período determinado.
MODERADO
Cuando el riesgo moderado está asociado con consecuencias extremadamente dañinas, se pre-
cisará una acción posterior para establecer con más precisión, la probabilidad de daño como
base para determinar la necesidad de mejora de las medidas de control.

No debe comenzarse el trabajo hasta que se haya reducido el riesgo. Puede que se precisen re-
IMPORTANTE cursos considerables para controlar el riesgo. Cuando el riesgo corresponda a un trabajo que se
está realizando, debe remediarse el problema en un tiempo inferior al de los riesgos moderados.

INTOLERABLE No debe comenzar ni continuar el trabajo hasta que no se reduzca el riesgo. Si no es posible
reducir el riesgo, incluso con recursos ilimitados, debe prohibirse el trabajo.

6.1.6. Una vez determinada la magnitud de los riesgos y tomada la decisión


de como proceder, se comienza la etapa de Control de Riesgos. Se hace necesario
una vez determinadas las posibilidades reales de financiamiento proceder a elabo-
rar el Programa de Prevención o Plan de Acción (ANEXO 4) para minimizar o eli-
minar los riesgos. En este trabajo debe participar todo el Grupo Técnico designado
para hacer la Evaluación y ser aprobado por la máxima instancia de Dirección
de la empresa, pues en caso contrario no conseguiremos alcanzar los resultados
deseados. La elaboración de este Plan debe partir de priorizar las medidas de
control sobre la base de los resultados de la evaluación, o sea, de la magnitud de
los riesgos detectados. Es necesario el considerar para escoger el método de con-
trol más adecuado a los principios siguientes:

• Considerar el nivel tecnológico actual.

• Actuar sobre el riesgo en la fuente.


CAPÍTULO II
• Sustituir los procesos o sustancias empleados por los menos peligrosos.

• Aplicar elementos de ergonomía en los puestos de trabajo, considerando los


métodos de trabajo, la organización de la producción y atenuar el trabajo
monótono y repetitivo en particular.

51
• Dar preferencia a las medidas de protección colectiva a las individuales.

• Capacitar a los trabajadores.

El Programa de Prevención (Anexo 4) que se elabore deberá incluir al me-


nos los aspectos siguientes:

• Medidas para la mejora continua de las condiciones de trabajo


(inversiones,remodelaciones, mantenimiento, etc.)

• Actividades de vigilancia de las condiciones y el ambiente de trabajo.

• Capacitación en Salud y Seguridad a dirigentes y trabajadores

• Aspectos de normalización, integrando los requisitos de Salud y Seguridad en


los procedimientos operacionales.

• Servicios y vigilancia de la salud de los trabajadores.

• Actividades con los trabajadores y sus representantes.

• Financiamiento a estos fines.

La aprobación del Plan se realizará por el Consejo de Dirección y en el mis-


mo estarán definidas las personas responsabilizadas con cada medida y los plazos
de cumplimiento. En este momento debe analizarse que se aseguren los niveles
de riesgos aceptables, que los cambios efectuados no generen nuevos riesgos y el
criterio de los trabajadores respecto a las medidas propuestas.

6.1.7. Por último es recomendable realizar reuniones con los trabajadores


CAPÍTULO II

para informarles de los resultados del proceso y de las medidas a ejecutar, para de
esta forma lograr su participación en la gestión.

Hay que enfatizar que estos planes son dialécticos, ya que la producción es
un proceso dinámico, los riesgos también varían y por tanto, hay que mantener
una vigilancia de la eficacia y eficiencia del sistema establecido. En consecuencia,

52
hay que actualizar periódicamente estos planes en función de los resultados del
procedimiento de control establecido.

7. El Criterio Económico para Justificar la


Inversión en Gestión de Riesgos.
Es una realidad que cualquier Plan de Salud, Seguridad y Medio Ambien-
te que sea aprobado por una empresa no puede olvidarse del fenómeno técnico
– económico que presenta la organización. Cuando indagamos en las empresas
las razones de la existencia de un riesgo determinado, en general la respuesta re-
cibida es que existe una limitación de recursos para acometer la solución. Debe-
mos insistir que aunque la política de las empresas en estos aspectos ha variado,
aún existen empresarios que tratan el problema mediante sistemas tradicionales
y que en ocasiones hasta evalúan esto como un gasto innecesario para la empresa.
Esto nos ratifica la necesidad de poder demostrar mediante el empleo de métodos
analíticos de coste–beneficio la justificación de las inversiones en este campo. Los
métodos descritos previamente sirven a esta finalidad, son de gran ayuda en la
presentación de los planes de inversiones, obligan al estudio con detenimiento de
alternativas diferentes y permiten tomar las mejores decisiones.

Hay que recordar que una inversión no es más que el cambio de una satisfac-
ción inmediata y cierta a la que se renuncia, contra una esperanza que se adquiere
y de la cual el bien invertido es el soporte. En general los empresarios cuando se
proponen hacer una inversión no exigen alternativas y por tanto los especialistas
encargados del proyecto sólo presentan una propuesta, a la cual en general se les
hacen modificaciones. Esto por supuesto simplifica la elaboración del proyecto y
disminuye el costo del mismo, pero en múltiples ocasiones se toman decisiones
incorrectas, que después en la práctica generan situaciones de riesgo muy difíciles
de eliminar por el alto costo que significan las modificaciones en etapas poste-
riores. Siempre debe existir en toda propuesta de inversión una etapa previa de
investigación, que permita presentar diferentes alternativas, con un análisis que CAPÍTULO II
integre los factores técnicos-económicos, políticos y sociales, de forma que el em-
presario pueda tomar la decisión que resulte más factible para la empresa.

Debemos partir en este análisis que existe una relación seguridad – inver-
sión, de forma tal que a una mayor inversión se obtiene un incremento de la segu-
ridad. Sin embargo, como puede observarse en la gráfica, al inicio con un nivel de

53
inversión razonable se consigue disminuir el riesgo en un alto grado, pero a partir
de un determinado valor la curva ya no justificaría la inversión. Este criterio es en
el que se basan en general las normas de salud y seguridad y de aquí que se acepte
un nivel de “riesgo tolerable”.

100
Seguridad

0%
Inversión

Por supuesto que en todos los casos la “ética” debe predominar y además
de los razonamientos económicos han de tenerse en cuenta los supra económicos
(sociales y políticos). Por tanto este es un trabajo que no acepta soluciones buro-
cráticas, que tiene que desarrollarse por un equipo de trabajo, el cual analice las
diferentes alternativas y que esté consciente que el trabajo sin riesgo es práctica-
mente inalcanzable por los elevados costos a desembolsar, pero que garantice que
la empresa mantenga niveles de riesgos razonables y un plan de mejoramiento
continuo de sus condiciones de trabajo.

Para finalizar queremos enfatizar en que ningún modelo económico de aná-


lisis de inversiones relacionado con las condiciones de trabajo y el ambiente, pue-
de sustituir el compromiso social de la empresa con los trabajadores y el entorno,
ya que las inversiones en estos aspectos, además de cumplir con las responsa-
bilidades legales de la empresa, reflejan la “voluntad política” de sus dirigentes
ante el hecho de la salud, seguridad y medio ambiente y determina la “imagen
empresarial” ante el colectivo de trabajadores y la comunidad. Tampoco es posi-
ble olvidar la estrecha relación de lo anterior con las buenas prácticas de fabrica-
ción, la calidad y aseguramiento de un desarrollo sostenible. Es indiscutible que si
CAPÍTULO II

cualquier empresa desea mantener una imagen competitiva en el mercado actual


y alcanzar niveles de eficiencia que le permitan el éxito, no puede postergar a un
segundo plano su política de salud, seguridad y medio ambiente, para lo cual debe
mantener un programa de mejora contínua de sus condiciones de trabajo y actuar
con responsabilidad social.

54
ANEXO 1
Modelo Cuestionario de Identificación de riesgos
Evaluación de Riesgos.
Empresa Establecimiento o centro de trabajo

Área, Instalación ó P. de Trabajo Fecha

No. RIESGO IDENTIFICADO 0 1 2 3


1 Caída de persona a distinto nivel
2 Caída de persona al mismo nivel
3 Caída de objetos por desplome o derrumbamiento
4 Caída de objetos en manipulación
5 Caídas de objetos desprendidos
6 Pisadas sobre objetos
7 Choque contra objetos inmóviles
8 Golpes o contactos con objetos móviles
9 Golpes o cortes por objetos o herramientas
10 Proyección de fragmentos o partículas
11 Atrapamiento por o entre objetos
12 Atrapamiento por vuelco de máquinas o vehículos
13 Sobreesfuerzos físico o mental
14 Estrés térmico
15 Contactos térmicos
16 Contactos eléctricos
17 Inhalación o ingestión de sustancias nocivas
18 Contacto con sustancias nocivas
19 Exposición a radiaciones ionizantes y no ionizantes
20 Explosiones
21 Incendios
22 Accidentes causados por organismos vivos
23 Atropellos, golpes o choques contra o con vehículos
24 Accidentes de tránsito
25 Exposición a agentes físicos
26 Exposición a agentes biológicos
27 Otros (Enunciar)
28 “

Instrucciones para el llenado:


Este modelo recomendamos utilizarlo al comenzar el proceso de Evaluación de Riesgos y tiene como objetivo facilitar la identificación de los CAPÍTULO II
riesgos existentes en cada área, instalación o puesto de trabajo, así como, conocer el sentimiento subjetivo de los trabajadores respecto a los
riesgos que consideran más importantes o que más le puedan afectar.
Se le entregará a los jefes de áreas y a un grupo de trabajadores, será anónimo y el encuestado anotará una cruz en la celda correspondiente a cada
riesgo, según el criterio personal siguiente:
0 - No hay riesgo 1 - Riesgo Pequeño 2 - Riesgo Mediano 3 - Riesgo Alto

55
ANEXO 2
Datos de Identificación de la empresa Datos de la evaluación
Fecha No. Trab. Exp. Sens.
Empresa Establecimiento
Realizado por:
Tipos de riesgos Sensibili-
Área, instalación o puesto de trabajo dad
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 SD MA MB

56
TIPOS DE RIESGOS
1. Caídas a distinto nivel 11. Atrapamiento por o entre objetos 21. Incendios 29. SD - Sensibles y disminuidos
2. Caídas al mismo nivel 12. Atrapamiento por medio de máquinas 22. Accidentes causados por 30. MA - Maternidad
3. Caída de objeto por desplome 13. Sobreesfuerzos físico o mental organismos vivos 31. MB - Mecánicos
4. Caídas de objetos en manipulación 14. Estrés Térmico 23. Atropellos, golpes o choques
con vehículos
5. Caídas de objetos desprendidos 15. Contactos Térmicos
24. Accidentes de tránsito
6. Pisadas sobre objetos 16. Contactos Eléctricos
25. Exposición a agentes físicos
7. Choque contra objetos inmóviles 17. Inhalación o ingestión de sustancias nocivas
26. Exposición a agentes
8. Golpes contra objetos móviles 18. Contacto con sustancias nocivas
biológicos
9. Golpes o cortes por objetos o herramientas 19. Exposición a radiación ionizantes y no
27. Otros (Enunciar)
10. Proyección de fragmentos o partículas ionizantes
28. “
20. Explosiones
CAPÍTULO II
ANEXO 3
IDENTIFICACIÓN GENERAL DE RIESGOS
MODELO DE EVALUACIÓN DE RIESGOS (EVALUACIÓN CUALITATIVA)
Empresa Establecimiento Fecha No. Trab. Expuestos Series
Realizado por
Área, instalación o puesto de trabajo EVALUACIÓN DEL RIESGO
No. Riesgos identificados PROBABILIDAD CONSECUENCIA VALOR DEL RIESGO
SD MA ME
B M A B M A T To M I S

57
Medidas preventivas propuestas Prioridad Fecha Responsable

OBSERVACIONES PARA LA EVALUACIÓN: La evaluación cualitativa se realizará utilizando las tablas del Método de Evaluación General orientado por el
INSTHT de Madrid. A continuación se brindan los significados de los símbolos en el modelo: B = Bajo, M = Medio, A = Alto, T = Trivial, To = Tolerable,
M = Moderado, I = Importante, S = Severo.

CAPÍTULO II
ANEXO 3A
MODELO DE EVALUACIÓN DE RIESGOS (EVALUACIÓN CUANTITATIVA)
Datos de identificación de la empresa
Empresa Establecimiento Fecha No. Trab. Expuestos Sens.
Realizado por
No. Área, instalación o puesto de trabajo EVALUACIÓN DEL RIESGO
Riesgos identificados SD MA ME DEFICIENCIA EXPOSICIÓN CONSECUENCIA NIVEL RIESGO
A M D MD E O F C L G MG M 1 2 3 4

58
Medidas preventivas propuestas Prioridad Fecha VALOR DE RIESGO
INSTRUCCIONES, COEFICIENTES PARA EVALUAR:
DEFICIENCIA EXPOSICIÓN CONSECUENCIA: VALOR DE RIESGO
A=ACEPTABLE 1 E= ESPORÁDICA = 1 L = LEVE = 10 1 = NO INTERVENCIÓN = HASTA 20
M=MEJORABLE = 2 O= OCASIONAL = 2 G = GRAVE = 25 2 = MEJORAR SI ES POSIBLE = 40 - 120
D=DEFICIENTE = 6 F= FRECUENTE = 3 MG = MUY GRAVE = 60 3 = ADOPTAR MEDIDAS DE CONTROL = 150 - 500
MD=MUY DEFICIENTE = 10 C= CONTINUADA = 4 M = MORTAL = 100 4 = CORRECCIÓN URGENTE = 600 - 4000
CAPÍTULO II
ANEXO 4 PROGRAMA DE PREVENCIÓN
Centro de Trabajo Departamento Fecha
No. Actividades Preventivas Propuestas Responsable Fecha Observaciones
a) Organización

b) Medidas correctivas (Mejora condiciones de Trabajo,


Medidas de Seguridad, Higiene y OTS)

c) Evaluación de Riesgos

d) Normas y procedimientos de Seguridad

e) Vigilancia de la Salud (Exámenes médicos y


Morbilidad por Accidentes y Enfermedades)

59
f) Capacitación e Información

g) Planes de Emergencia

h) Protección del Ambiente Comunal

i) Equipos de Protección Personal

CAPÍTULO II
CAPÍTULO III

60
Responsabilidad Social en la Gestión de
Salud y Seguridad del Trabajo.

CAPÍTULO III

61
1. Introducción
Índice

2. Marco Conceptual

3. Aportes sobre la Gestión de Riesgos en el Periodo Analizado

4. Responsabilidad Social Empresarial

5. ¿Cuándo y Por Qué Surge la Responsabilidad Social?

6. ¿Qué es Responsabilidad Social Empresarial?

7. ¿Cuál es el Contenido de un Comportamiento con Responsabilidad Social


Empresarial?

8. Modelos de Responsabilidad Social Establecidos por Diferentes Organis-


mos.

9. Tendencias de Responsabilidad Social Empresarial

10. La Aplicabilidad en los Países en Desarrollo

11. Limitaciones y Retos de la Nueva Concepción Empresarial


CAPÍTULO III

12. Conclusiones

62
1. Introducción.
Es indiscutible que durante el pasado siglo el desarrollo de la Revolución
Científica, desencadenó avances tecnológicos que paralelamente hicieron modifi-
car las condiciones de trabajo. Este fenómeno que debiera haberse generalizado
en la humanización del trabajo, no en todos los casos alcanzó ese objetivo, lo cual
originó que durante este proceso, los trabajadores y sus organizaciones tuvieran
que luchar por alcanzar condiciones de trabajo que no afectaran su salud. Consi-
deramos que los cambios surgidos con la Revolución de Octubre, con la creación
de estados en que los medios de producción pasaron a manos de los trabajadores
y a su vez se convirtieron en responsables del cuidado de la salud y la vida de sus
miembros, tuvo un impacto fundamental en la estrategia seguida por la comuni-
dad internacional en este sentido.

Todos conocemos que los colosales avances tecnológicos del siglo anterior,
determinaron el establecimiento de una economía globalizada y “neoliberal”, que
en vez de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, establecieron políti-
cas de inequidad y ampliaron la pobreza de la mayor parte de la clase trabajadora.
De esta manera, los últimos decenios del siglo se identifican por el establecimiento
de una estrategia económica de mercado que incrementó el desempleo, el trabajo
informal y las condiciones de explotación en general, incluyendo en esto la exis-
tencia de lugares de trabajo caracterizados por la existencia de peligro a la salud
y vida de los trabajadores. No obstante, hay que expresar que en los países desa-
rrollados y en particular en sus grandes empresas (transnacionales) se presentaba
una mejor situación, aunque no exenta de problemas.

Esta situación en Salud y Seguridad del Trabajo (SST) que puede denomi-
narse de caótica, fue expresada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
cuando en un informe del año 2003, describe la misma de la manera siguiente:

“Cerca de 2 millones de personas mueren cada año a causa de su trabajo.


Si bien su número es muy elevado, estas muertes son sólo una parte del proble- CAPÍTULO III
ma. Se calcula que 160 millones de personas en el mundo padecen enfermeda-
des relacionadas con el trabajo. En un tercio de los casos, la enfermedad causa
la pérdida de 4 o más días laborables. Al mismo tiempo, el número mundial de
accidentes, mortales o no, se eleva a 270 millones por año”.

63
“La mayoría de las muertes relacionadas con el trabajo, los accidentes de
trabajo y las enfermedades profesionales que tienen lugar en el mundo pueden
prevenirse”.

En nuestra región de América Latina y el Caribe se reflejó de igual manera


y se plantea que suceden anualmente gran número de accidentes y enfermedades
profesionales, aunque existe un gran subregistro por la falta de atención médica a
los trabajadores, aspecto este que demuestra un alto grado de inequidad.

Como se puede observar las organizaciones estatales y privadas de los dife-


rentes países, a nivel mundial y regional, no han dado una respuesta razonable a
este problema que todos conocen y que según se ha planteado es de suma impor-
tancia para alcanzar un desarrollo sostenible. ¿Por qué? Por lo menos en nuestra
región, considero que por falta de una “voluntad política” de los gobiernos y em-
presarios en implantar programas de prevención eficaces en SST.

El nivel tecnológico actual y la experiencia existente en SST, permiten mejo-


rar ostensiblemente las condiciones de trabajo y la exposición a la que sometemos
a nuestros trabajadores, si quienes están responsabilizados del control fueran más
conscientes preventivamente. Nos hemos pasado decenios teorizando sobre la
materia, elaborando disposiciones jurídicas, normas, procedimientos, programas,
creando estructuras, organizaciones, instituciones, etc., pero careciendo, salvo ex-
cepciones, del liderazgo que permitiera materializar los cambios y hacer la preven-
ción tan necesaria en este campo. Por supuesto que en este sentido ha tenido gran
influencia la falta de cultura preventiva de los dirigentes empresariales y la po-
lítica económica neoliberal establecida en la mayoría de los países, que ha preco-
nizado el individualismo, el consumo y la ganancia como estrategia empresarial.

En el presente documento pensamos tratar sobre estos problemas y la apa-


rición de la nueva doctrina de Responsabilidad Social Empresarial, que aunque
consideramos en principio inobjetable en su esencia, puede convertirse en un en-
gaño para la clase trabajadora.
CAPÍTULO III

2. Marco conceptual.
Ya mencionamos, como los avances tecnológicos y las luchas obreras duran-
te una parte del pasado siglo se tradujeron en mejores condiciones de trabajo, sin

64
embargo este avance en la SST que podemos definir como exitoso hasta la década
de los 60 – 70, se ve frenado por los cambios económicos, políticos y sociales que se
materializaron en años posteriores. La globalización de la economía, consolidada
desde la década del 80 y la desregulación económica como parte de la aplicación
de los principios “neoliberales”, logró en muchos países minimizar el papel del
Estado en la actividad laboral, caracterizándolo como ineficiente y logrando priva-
tizar la mayoría de los servicios públicos. Estas transformaciones del capitalismo
nos llevaron a un nuevo escenario neoliberal, donde cambiaron las condiciones de
trabajo, se incrementaron las inequidades y la pobreza, modificando el empleo e
incrementando la incertidumbre de los trabajadores en su futuro y eliminando las
ventajas que brindaba el famoso “estado de bienestar” tan común en Europa.

De esta manera se va manejando la economía mundial y se desencadenan


algunas crisis locales, hasta que finalmente se manifiesta la crisis de recesión de
la economía mundial, en la que sólo pocos tienen resueltos los aspectos básicos
de alimentación, salud, educación, seguridad, entre otros y por la que se trata de
buscar un nuevo paradigma basado en mayor solidaridad, cooperación y más
equitativo, que permita un desarrollo sustentable. Al parecer esto sólo es posible
admitiendo el papel regulador del Estado, lo cual se puso de manifiesto cuando en
los países desarrollados los gobiernos han tenido que hacer fabulosos empréstitos
a las grandes empresas para salvarlas de la quiebra. Otro elemento esencial en este
aspecto que debemos mencionar, es la falta de ética y transparencia en el manejo
económico de estas transnacionales por los capitalistas antes de que surgieran los
escándalos financieros.

En este marco es que ha transitado la SST en los últimos 40 años aproxima-


damente. La política de los gobiernos en este sentido ha sido también la de mini-
mizar su responsabilidad, transfiriendo la misma a las empresas y los servicios
de prevención privados. Durante todo este periodo también los tecnócratas de la
especialidad, nos hemos dedicado a establecer definiciones, estructuras, sistemas,
normas, etc., que dieran respuesta a la falta de atención de esta problemática. Se
ha orientado el accionar esencialmente a filosofar y elaborar documentos, sobre la
necesidad de establecer sistemas empresariales de gestión de riesgos integrados CAPÍTULO III
a los procesos, identificar y evaluar riesgos, elevar la cultura en SST y por último
se propone una nueva doctrina sobre la responsabilidad social empresarial. No
obstante como ya se analizó los resultados en daños a la salud y seguridad de los
trabajadores descritos por la OIT en el 2003 continúan y son preocupantes.

65
Por consiguiente, queremos enfatizar que consideramos que globalización
y riesgos laborales no son hechos aislados, sino mutuamente relacionados y de-
pendientes. Ambos son elementos del nuevo escenario mundial que amenaza al
bienestar global, a la salud en general de los ciudadanos y de los trabajadores en
particular.

3. Aportes sobre la Gestión de Riesgos en el


Período Analizado.
No debemos olvidar al analizar los aspectos de SST, que es primordial el
considerar que los dirigentes empresariales tienen como primera responsabilidad
la rentabilidad de la empresa.

Los que nos dedicamos a la prevención no podemos utópicamente pensar


que la gestión empresarial tiene como prioridad la prevención, antes que la renta-
bilidad. Si a esto agregamos que durante el periodo se incentivaron los principios
neoliberales, se justifica en parte que haya existido un retroceso en la cultura y el
ejercicio de la gestión de riesgos en esa etapa y una mayor vulnerabilidad a la sa-
lud de los trabajadores.

No obstante hay que expresar que durante el periodo se desarrollaron dife-


rentes elementos técnicos y metodológicos con el objeto de perfeccionar esta ges-
tión, basados en los principios del control de pérdidas y la elevación de la cultura
empresarial. Trataremos de mencionar a nuestro criterio, los aspectos fundamen-
tales a los que se encaminó el desempeño de los especialistas en estos tiempos y
que guardan una relación armónica con las estrategias filantrópicas desarrolladas
por las empresas.

Hay que recordar que por el sector empresarial se desarrolló una estrategia
de competitividad, basada en la integración al sistema gerencial del control de la
calidad, el cuidado del medio ambiente y por último el de la SST, elaborándose con
CAPÍTULO III

estos fines normas internacionales de sistemas “certificables”. En el caso de los


dos primeros elementos se aprobaron la ISO 9000 y la ISO 14000, no habiéndose
aprobado hasta el momento una norma de este tipo para la SST. En la actualidad
se han adoptado por diferentes países las OHSAS 18000, la cual no se ha podido
hacer internacional por la oposición de determinadas organizaciones.

66
Es inobjetable que la integración de estos sistemas a la gestión general mejo-
raría las condiciones de SST. No obstante los tecnócratas que nos dedicamos a esta
especialidad, a veces nos olvidamos que la mayoría de las empresas son pequeñas
y medianas (PYMES), que carecen de posibilidades para aplicar modelos que exi-
gen una gran cantidad de controles administrativos, para los que este tipo de luga-
res de trabajo carecen de las condiciones necesarias. Por consiguiente la aplicación
de estos sistemas, salvo excepciones, ha sido aplicable en las grandes empresas,
pero más aún si se establece la exigencia futura de la certificación, podría ser una
discriminación para las PYMES y sus posibilidades de desarrollo. En el caso de
este tipo de empresas, entendemos que hay que desarrollar sistemas de gestión
más objetivos a sus características, que cumplan con los mínimos deseables y que
en la práctica puedan ser aplicados. La experiencia ha demostrado que en la ac-
tualidad existen hasta grandes empresas que no cumplen con estos sistemas y no
están certificadas.

Sin embargo tenemos que expresar que actualmente se ha exacerbado en


muchos países la implantación de las normas OHSAS 18000 y la certificación de
las mismas, lo cual está muy relacionado a otro aspecto que trataremos a posteriori
sobre la certificación.

Otro elemento esencial desarrollado ha sido la Evaluación de Riesgos (ER),


como base para establecer los programas de prevención. Esto si es algo que debe
poseer toda empresa para poder accionar en el control de los riesgos. Este meca-
nismo permite hacer un análisis de la situación y desarrollar la estrategia preven-
tiva para eliminar o minimizar la exposición a los diferentes factores de riesgos
presentes. En este sentido existen modelos cualitativos y cuantitativos que se han
generalizado internacionalmente y que en ocasiones es una exigencia establecida
en la legislación de diferentes países.

La aplicación de este procedimiento es imprescindible si queremos hacer


prevención. El mismo plantea como fundamental la participación de los trabaja-
dores aunque presenta la realidad que necesita de determinado nivel técnico para
que resulte efectivo. En las PYMES se presentan dificultades para este trabajo, ya
CAPÍTULO III
sea por razones administrativas, técnicas o de percepción al riesgo de los trabaja-
dores, lo que ha determinado la necesidad de contratar a terceros la ejecución del
mismo, a veces formalmente y sin la participación de los involucrados, con el ob-
jetivo de cumplir con la exigencia establecida por la legislación. De esta manera no
se logra alcanzar el objetivo preventivo para que ha sido concebido y se convierte
con frecuencia en una “evaluación virtual” de los técnicos.

67
Como parte de esta evaluación incluye la medición del factor de riesgo, su-
pone obligatoriamente la contratación de un tercero con posibilidades de ejecutar
las mismas. De esta manera surge la necesidad en numerosas empresas de contra-
tar evaluaciones o la de hacer mediciones de los factores de riesgo, generando un
nuevo mercado para los técnicos dedicados a la SST, surgiendo el fenómeno de las
numerosas empresas privadas dedicadas al control de riesgos laborales o servicios
de prevención.

Hasta los años 80 sobre todo en Europa, la gestión de riesgos era ejecuta-
da por organizaciones estatales o por mutuas subvencionadas por el gobierno o
los seguros. A partir de determinado momento con la tendencia a la disminución
por los gobiernos de los gastos sociales, se promueve el auto financiamiento de
estos servicios de prevención. Esto trajo como consecuencia, a nuestro entender,
la mercantilización de la prevención, creándose empresas privadas que asumie-
ron estos servicios, ya sean las denominadas consultorías, Asociaciones de Riesgos
Laborales y Servicios de Prevención de Riesgos Laborales (ARL-SPRL), etc. Este
proceso rápidamente se extendió a Latinoamérica estableciéndose en países como
Chile y Colombia que poseían una franca política neoliberal que promovía la pri-
vatización de los servicios de salud. De esta manera se generaliza una práctica de
la prevención que preconiza la inequidad, ya que sus resultados manifiestan un
menor nivel preventivo, al existir empresas que no pueden acceder por su costo a
estos servicios.

Desde hace bastantes años se ha querido identificar las causas de los ac-
cidentes y los daños a la salud del trabajador, como una consecuencia del com-
portamiento o conducta del mismo, dando menor importancia a las causas orga-
nizativas o técnicas. De esta manera se pretende justificar estos hechos y quitarle
al empresario la responsabilidad sobre los mismos. Sin lugar a dudas todos los
sucesos ya sean positivos o negativos que ocurren en un lugar de trabajo, pueden
achacarse a problemas conductuales, aunque no es menos cierto que la conducta
está muy relacionada con las características del entorno en que se realiza el traba-
jo, de aquí que se haya desarrollado la obligación de las evaluaciones de riesgos
y preconizado la mejora continua de las condiciones de trabajo. Paralelamente y
CAPÍTULO III

para coadyuvar a mejorar la prevención se ha manejado el término de “cultura de


seguridad”, orientándose una política para alcanzar niveles de concientización en
este campo tanto por los trabajadores como por el personal dirigente. De esta ma-
nera surge la necesidad de implantar programas de formación para elevar el nivel
de conocimientos en prevención de trabajadores y personal dirigente, de manera
que transformen la percepción del riesgo. Esto como podemos analizar también

68
es más difícil en las PYMES, ya que estas para aplicar estos programas, tienen que
depender de la contratación de terceros, generalmente los servicios privados antes
mencionados.

Durante todo este proceso podemos observar que se manifiesta un desarro-


llo de las metodologías de gestión y se han creado los elementos necesarios para
mejorar la prevención en las empresas. Al unísono el desarrollo de la ciencia y
la técnica, ha desarrollado métodos e instrumentación para un mejor control del
ambiente de trabajo y un diagnóstico más efectivo de los posibles daños a la salud.
En definitiva podemos afirmar que en este periodo, se ha arribado a establecer los
elementos estructurales y el proceder que debe implantarse en una empresa para
contar con un buen sistema de gestión de riesgos adecuado. Según la Health &
Safety Executive un sistema de gestión eficaz de la SST debe estar compuesto de
los elementos descritos en la figura 1 y estar integrados con el sistema general de
gestión empresarial. Sin embargo los esfuerzos realizados no han sido consecuen-
tes con los resultados alcanzados, fundamentalmente por las concepciones socio
políticas que han imperado en la economía neoliberal.

Figura 1
Sistema de Gestión de SST

Política Desarrollo de la Política

Organización Desarrollo organizativo

Desarrollo de técnicas de
Auditoría Planificación
planificación, medida y revisión

CAPÍTULO III
Medición

Circuito de retroalimentación

Revisión

69
En este sentido queremos comentar sobre algunos aspectos que suponemos
esenciales y que han influido negativamente para alcanzar centros de trabajo se-
guros y saludables:

En primer lugar hay que mencionar la política neoliberal aplicada por los
gobiernos y el fracaso de los modelos impuestos, minimizando en este periodo los
servicios preventivos brindados por el Estado en este campo, al considerar como
“paternalistas” a quienes mantenían este gasto público.

Como una consecuencia de lo anterior, el traslado de estos servicios de pre-


vención a empresas públicas y privadas que deben autofinanciarse, convirtien-
do los mismos en una mercancía a la cual se accede mediante el pago. Además,
hay que pensar que aunque deben ser empresas autorizadas por el Estado, puede
coexistir la falta de ética en la negociación.

Se ha mantenido la dicotomía entre eficiencia y mejores condiciones de tra-


bajo, perseverando el criterio de que sin eficiencia no pueden aplicarse mejoras
sociales.

La elaboración de sistemas de gestión complejos, que son aplicables en


grandes empresas que poseen estructuras capaces de implantar los mismos.

La no aplicación de la “participación” de los trabajadores en la toma de de-


cisiones, en especial las referidas a la SST, aspecto tan manido por los sistemas de
gestión propuestos.

El establecimiento de la “certificación” de los sistemas por empresas autori-


zadas a este fin, elemento que está también permeado por el negocio y por consi-
guiente de posibles debilidades éticas. Además con un efecto discriminatorio para
las PYMES ya que las limitan en su posible desarrollo y por tanto en la mejora de
las condiciones de trabajo.
CAPÍTULO III

No consideramos que estén perdidas las oportunidades de establecer bue-


nas condiciones de trabajo en las empresas y de alcanzar un desarrollo sostenible
de la prevención. Es obvio que para lograr este objetivo se necesitan cambios con-
ceptuales en la globalización del mercado y en la estrategia de la gestión empresa-
rial, con el establecimiento de políticas más humanas, solidarias y equitativas, que
satisfagan las expectativas de los trabajadores y la comunidad. De este principio

70
parte la nueva estrategia que se está promoviendo en los países desarrollados y
que trataremos a continuación.

4. Responsabilidad Social Empresarial


La globalización de la economía consolidada desde la década de los ochen-
ta, generó modificaciones sobre el trabajo, el mercado de trabajo y sobre la forma
de su organización generando un nuevo escenario capitalista, donde estamos en-
frentando una grave crisis que exige transformaciones radicales basadas en va-
lores sociales como la solidaridad y la equidad. Hoy, la globalización sólo puede
inquietarnos y angustiarnos, por la crisis general del desempleo global que se ma-
nifiesta como la más importante consecuencia negativa del sistema (Beck 1999).
Esta situación que se ha evidenciado como insostenible para la humanidad, ha
conducido a manifestar la necesidad del cambio (Figura 2), proponiéndose dife-
rentes soluciones para la supervivencia de las empresas, las que hasta el momento
se basan en maquillar la imagen actual del sistema económico, pero que no defi-
nen aún con objetividad un futuro sostenible.

Figura 2 Aspectos que justifican necesidad del cambio

1. El fracaso escandaloso del modelo neoliberal impuesto y de las recetas


económico-sociales supuestamente científicas.
2. El impacto del incremento del nivel de pobreza debido a las crisis económicas, los
desastres naturales y las guerras.
3. El impacto ambiental por los aportes de nuestra civilización que ha causado cambios
ecológicos que amenazan el desarrollo sustentable.
4. La falta de equidad entre los poseedores y los desposeídos.
5. La presencia de una conciencia social que demanda políticas de desarrollo basadas en
valores éticos y más humanistas.
6. Las limitantes que tienen los gobiernos de establecer legislaciones o de regular todo
sin que los acusen de violar libertades o derechos humanos.
CAPÍTULO III
En los últimos años se ha incrementado en el mundo el interés por los pro-
blemas sociales, medioambientales y de SST, producto del impacto negativo en el
medioambiente y la calidad de vida, como consecuencia de la crisis económica y
cuyo clímax fueron los escándalos bursátiles surgidos en los Estados Unidos de
América (EUA) en el 2002 y que han tenido consecuencias globales. Este marco

71
social actual, desarrolla la inquietud de cómo podemos o qué tenemos que hacer
para mejorar los niveles de vida de la población y en nuestro caso concreto de los
trabajadores, sin limitar el desarrollo. Desde hace unos años a esta interrogante se
le pretende dar respuesta en los países desarrollados (capitalistas), promoviendo
como solución a esta problemática, el denominado “Sistema de Responsabilidad
Social Empresarial” (RSE), que fue aprobada en noviembre del 2010 como norma
ISO 26000, trata de una propuesta basada en valores, del papel que deben jugar
las empresas (lo quieran o no) en el desarrollo económico y la estabilidad social.

A mi criterio personal, en lo referente a la gestión preventiva no existe un


paradigma de sistema en los países desarrollados, que se ajuste a las necesidades
de nuestras realidades económicas. No obstante consideramos importante descri-
bir este sistema, al mismo estar basado en principios éticos, promover el cumpli-
miento de los acuerdos internacionales y de las legislaciones de los diferentes paí-
ses respecto a los derechos de los trabajadores, ya que puede ayudarnos a mejorar
la crisis que refleja el mundo en la protección de la salud de los trabajadores y el
medioambiente.

5. ¿Cuándo y por qué surge la Responsabilidad


Social?
La responsabilidad social no es algo nuevo en nuestro contexto, ya que
siempre han existido empresarios “humanistas” capaces de generar ganancias
pero cuidando del bienestar social de sus trabajadores. Por desgracia considera-
mos que este tipo de empresario es la minoría, que coexiste con otro conjunto que
tiene como objetivo la rentabilidad a toda costa, aunque esto se alcance en base a
violaciones de la ética y la deshumanización del trabajo. Lo primero es tener claro
que toda empresa es un “ente social”, ya que sólo por ser fuente de empleo y con-
tribuir con sus impuestos al Estado está generando riqueza social. De esta manera
CAPÍTULO III

la empresa tiene como responsabilidad esencial el producir mercancías o servicios


para satisfacer las necesidades sociales, pero este proceso no se puede llevar a cabo
sin cumplir con otras obligaciones éticas como pueden ser el cuidado de la SST o
del medioambiente. Hay que tener por primicia, que para aplicar esta estrategia el
empresario debe estar convencido que tiene que desempeñarse con ética, ya que
este sistema está impregnado de valores morales, que son fáciles de violar y difí-
ciles de controlar.

72
El concepto de responsabilidad social está relacionado con el de estado de
bienestar que tiene antecedentes tan antiguos como la civilización china, el mismo
se reactiva a partir del siglo XIX, fundamentalmente en Europa con los cambios
producto de la Revolución Industrial y se desarrolla en estas sociedades durante el
siglo XX. Durante toda esta etapa estos países establecieron sistemas de gobierno
que alcanzaron grandes conquistas sociales para los ciudadanos y los trabajadores
en particular. No obstante, si analizamos los diferentes sistemas aplicados por los
países, en todos los casos se puede observar que existió un elevado grado de par-
ticipación y regulación estatal, tanto en los países escandinavos, Alemania, Gran
Bretaña, etc., como en el campo socialista europeo. En Europa existieron empre-
sarios como Robert Owen y otros que se destacaron en sus empresas por brindar
beneficios sociales. En los EUA aunque no se desarrolló esta filosofía de forma am-
plia, también algunos empresarios como Ford y Rockefeller practicaron la creación
de universidades y fundaciones caritativas que aún existen. Es necesario recordar
que muchos de los cambios surgidos en este periodo no fueron espontáneos, sino
el resultado de las luchas de trabajadores y sindicatos para lograr sus conquistas.

La implantación en las últimas décadas del neoliberalismo y el manejo fi-


nanciero del empresariado que ha llevado a un escenario, con grandes inequida-
des, donde el hambre, la pobreza y el deterioro medio ambiental se ha incremen-
tado, ha generado una conciencia social de enfrentamiento a estos problemas que
amenazan a la humanidad. Como respuesta el sistema imperante está tratando de
buscar salidas que permitan la supervivencia del mismo, evitando las confronta-
ciones con los trabajadores y la comunidad. La existencia de más de 65,000 em-
presas transnacionales donde en algunas se ha acumulado un capital superior al
de muchos países, ha orientado a los teóricos de la economía a proponer como
solución transferir parte de estos gastos sociales al empresariado, disminuyendo
la responsabilidad estatal en esta esfera y generándose de esta forma como una
opción más justa, el sistema de RSE como manifestación o imagen de una política
pública más responsable por empresarios y gobiernos.

CAPÍTULO III
6. ¿Qué es la Responsabilidad Social
Empresarial?
El fracaso manifiesto de las tendencias neoliberales ha llevado al conven-
cimiento que para alcanzar un desarrollo sustentable es necesario establecer un

73
comportamiento de la gestión basado en valores humanos. Esto que pudiera con-
siderarse como un gran logro, es sólo accionar con los principios éticos en la ges-
tión empresarial que fueron olvidados durante estos años, afectando los derechos
laborales de los trabajadores. En conclusión hace falta una nueva cultura empre-
sarial, la que pretende representar este nuevo sistema denominado RSE, el cual no
es más que la adecuación de la organización empresarial capitalista a los desafíos
del mundo actual.

A nuestro criterio la RSE no es más que “establecer una política empresarial


basada en valores éticos, donde se brinde a los trabajadores y a la comunidad, los
mayores beneficios que a la entidad le sea factible”. Por supuesto, que esto implica
en primer lugar, cumplir con todo lo establecido por las regulaciones nacionales e
internacionales. Sencillamente consideramos que en este concepto lo que se afian-
za es la necesidad de librarnos de aquellos empresarios que para ser rentables, en
lo que a SST se refiere, son capaces de obviar los principios elementales de preven-
ción a los trabajadores o a la comunidad.

Desearíamos antes de describir diferentes concepciones de organizaciones


al respecto, analizar el término responsabilidad en este marco. Existen dos tipos
de responsabilidades la interna y la externa. La “responsabilidad interna” (res-
ponsability) es aquella que depende de nuestra conciencia sobre un problema, de
nuestros valores, de lo que uno mismo se siente responsable. Mientras que la “res-
ponsabilidad externa” (accountability) es aquella a la que tenemos que responder
ante otro por una obligación asumida. En el caso de la SST, esta última sería las
regulaciones legales establecidas, en tanto que la interna correspondería a la polí-
tica empresarial de valores que pueden ir más allá de lo exigido legalmente. Poder
establecer una distinción entre ambos conceptos es de suma importancia cuando
vamos a evaluar a una empresa en este sentido, ya que el ir más allá de lo exigible
implica una conducta ética, mientras cumplir lo exigible es una conducta moral.

Aunque son numerosas las definiciones establecidas para la RSE, todas


coinciden en que tiene vinculación con una visión de negocios que incorpora el
respeto a los valores éticos, las personas, las comunidades y el medio ambiente,
CAPÍTULO III

como ejemplo de esto citaremos las siguientes:

Comisión Europea. “Es la integración voluntaria por parte de las empresas


de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comercia-
les y sus relaciones con sus interlocutores. Ser socialmente responsable no significa
únicamente cumplir las obligaciones jurídicas, sino también ir más allá de su cum-

74
plimiento, invirtiendo más en el capital humano, el entorno y las relaciones con la
comunidad.”

Foro de Expertos del Gobierno Español. Es “además del cumplimiento es-


tricto de las obligaciones legales vigentes, la integración voluntaria en su gobierno
y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones so-
ciales, laborales, medio ambientales y de respeto a los derechos humanos que sur-
gen de la relación y el diálogo transparentes con sus grupos de interés, responsabi-
lizándose así de las consecuencias y los impactos que se derivan de sus acciones”.

Business for Social Responsibility (BSR), Estados Unidos. Es “como la


administración de un negocio de forma que cumpla o sobrepase las expectativas
éticas, legales, comerciales y públicas que tiene la sociedad frente a una empresa”.

Como podemos observar se puede afirmar que en las diferentes organiza-


ciones existe concierto en establecer una “nueva cultura empresarial”, en la cual
se comienza a defender el integrar los aspectos sociales en su política de gestión
y no sólo pensar en la rentabilidad. O sea, que la empresa como ente social, debe
trazarse una política que contribuya al bienestar y mejorar la calidad de vida de
sus trabajadores y de la comunidad en que se asienta, lo que supone que se ana-
licen las preocupaciones sociales, laborales, medioambientales y de respeto a los
derechos humanos y se trace un plan de acción consecuente con las posibilidades
de la empresa. Lo que no puede persistir es una gestión basada en la rentabilidad
y la eficiencia, sin ocuparse del principal valor de la empresa que es el trabajador.

7. ¿Cuál es el contenido de un comportamiento


con RSE?
Difícil responder esta pregunta, pues las definiciones existentes expresan CAPÍTULO III
el amplio espectro que abarca este concepto, ya que se pronuncian sobre aspectos
generales como economía, eficiencia, calidad, medioambiente, seguridad y salud,
empleo, etc., en los que todos estamos de acuerdo, ya que se basan en principios
éticos irrefutables. Sin embargo no existe un consenso sobre los elementos que
permiten evaluar la existencia de un comportamiento “socialmente responsable”
por parte de las empresas, situación que se ha querido solventar mediante la ela-

75
boración de diferentes modelos que después comentaremos brevemente. Esto de-
termina que someramente tratemos de orientar la táctica que debiera emplear una
empresa para alcanzar estos objetivos. En la figura 3 se orienta el esquema general
de un programa que pudiera ejecutarse.

Es evidente que en una empresa se presentan los diferentes tipos de las


responsabilidades antes mencionadas, las que pueden clasificarse como internas
o externas, sobre las que ya tratamos, pero éstas a la vez en ambos casos se pue-
den dividir de acuerdo con su prioridad en primarias, secundarias y terciarias. Es
incuestionable que para alcanzar un comportamiento socialmente responsable, es
necesario ante todo realizar un análisis de la situación existente y comenzar por el
accionar dentro de la organización, aunque no se puede olvidar que este modelo
va más allá de las fronteras de la empresa.

FIGURA 3.

ESQUEMA DE UN PROGRAMA DE ACCIÓN EN RESPONSABILIDAD SOCIAL

Acción Social Estudios de Programas de RS


Demandas Sociales
Histórica Impacto Ambiental en empresas de interés

Análisis
de situación
Establecimiento de
Criterios de Evaluación

Evaluación de
Responsabilidades Sociales

Política y
Seguimiento y Programas
Control
Auditorías
Objetivos
CAPÍTULO III

Recursos
Selección de Intervención de
Proyectos Grupos de Interés
(stakeholders)

Implantación de Proyectos de
Acción Social

Generación de
Indicadores de Proyecto

76
En general las empresas de forma inmediata no tienen la capacidad de en-
frentar y cumplir con todas las responsabilidades que se incluyen en este tipo de
comportamiento y que se plantean por los modelos establecidos para su acredita-
ción. Esto no puede ser óbice para no implantar esta nueva estrategia basada en
valores humanos y principios éticos, ya que toda la información actual, promueve
que la sustentabilidad futura de las empresas dependerá en gran medida de esta
actuación, que hasta hace unos años podía calificarse de utópica. Sin lugar a dudas
estos modelos son más fáciles de implantar por sus características en las grandes y
medianas empresas, aunque no es imposible que las pequeñas lo adopten, recor-
demos que lo fundamental es la voluntad política, que se cuente con empresarios y
sindicatos bien intencionados y que se mantenga el control de los organismos esta-
tales competentes, ya que siempre en las organizaciones existen personas carentes
de estos valores. De aquí se desprende que al poderse interpretar el concepto y el
contenido de manera diferente para las personas, carecer de la intervención esta-
tal y entregar como ya se ha hecho la acreditación o certificación a las empresas
privadas, genera el peligro en la práctica de conductas no responsables con los
principios éticos que sustenta el sistema.

Si analizamos como referencia el pacto Global de las Naciones Unidas de


1999, que ha sido uno de los basamentos de esta estrategia, podemos observar en
el cuadro 1 que entre los principios que en el mismo se plantean, no queda bien
definido el de la SST, aunque puede suponerse que queda incluido en los Conve-
nios Colectivos de Trabajo. No sucede lo mismo en referencia al medioambiente
donde es mucho más explícito. Consideramos necesario que por quienes corres-
ponda, se establezcan los elementos básicos que debe cumplir una entidad laboral
para poder acreditarse que posee un “comportamiento socialmente responsable”
y poder hacer evaluaciones más equitativas. En este sentido existe el problema
que al estar tratando de valores y de ética, aspectos estos intangibles, medir este
comportamiento es muy delicado, ya que si estableciéramos unos mínimos desea-
bles, esto significaría cumplir con la legislación laboral establecida en el país, la
cual puede ser deficitaria. Además esto podría ocasionar que una transnacional o
un empresario inescrupuloso se aprovechara de esta insuficiencia, limitando sus
posibilidades de acción y sin embargo ser valorado de que mantiene la condición CAPÍTULO III
de comportamiento responsable. Por otro lado, está diáfano, que no a todas las
empresas puede exigirles niveles similares pues sus posibilidades son diferentes.
Esto no hace más que reafirmar el importante rol que tiene que asumir la organi-
zación estatal en este campo.

77
Cuadro 1. Naciones Unidas: Principios del Pacto Global (ONU, 1999)
Áreas Principios

Principio No.1: Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los


Derechos
derechos humanos reconocidos internacionalmente dentro de su esfera de
Humanos
influencia.
Principio No.2: Deben asegurarse de no actuar como cómplices de
violaciones de los derechos humanos.
Principio No.3: Se pide a las empresas que apoyen la libertad de asociación
y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva.
Trabajo Principio No.4: Que promuevan la eliminación de todas las formas de
trabajo forzoso y obligatorio.
Principio No.5: Que promuevan la abolición efectiva del trabajo infantil.
Principio No.6: Que promuevan la eliminación de la discriminación en
relación con el empleo y la ocupación.
Principio No. 7: Las empresas deben apoyar un criterio de precaución
respecto de los problemas ambientales.
Medio Ambiente Principio No. 8: Adoptar iniciativas para promover una mayor
responsabilidad ambiental.
Principio No. 9: Fomentar el desarrollo y la difusión de tecnologías
ecológicamente racionales.

Como ya mencionamos existen quienes establecen 3 tipos de responsabili-


dades: primarias, secundarias y terciarias; consideramos esta clasificación impor-
tante al establecer la estrategia para alcanzar la nueva cultura empresarial y fun-
damental sobre todo en el caso de las pequeñas empresas. Aunque esto no puede
ser esquemático, no podemos satisfacer necesidades triviales cuando no tenemos
resueltas las básicas. En la figura 4 se pueden observar los tipos de responsabili-
dades y nos orienta que el cumplimiento de las mismas, debe comenzar por los
problemas internos que presenta la organización en la actividad específica, dentro
de los que podemos mencionar están: ser eficientes, entregar con la calidad reque-
rida los servicios o productos elaborados, brindar condiciones de trabajo seguras,
no ser fuente de impactos ambientales y otras. Por supuesto que en este conjunto
se encuentra en primer lugar cumplir con todas las regulaciones establecidas por
los órganos estatales y dentro de ellas las referidas a la SST. Cumplidos con los
CAPÍTULO III

preceptos internos, podemos comenzar a pasar a mejorar los aspectos determina-


dos como externos, que están referidos a los grupos (stakeholders) que tienen in-
cidencia en la actividad y consecutivamente incorporar los aspectos concernientes
a la comunidad en la que se encuentra ubicada.

78
Figura 4 Tipos de responsabilidades empresariales

Primarias
Las inherentes a la propia actividad
Secundarias
Inherentes a la actividad y su
incidencia con los grupos con que
se relaciona
Terciarias
Destinadas a mejorar el entorno
social

Visto el amplio espectro que comprende la RSE y la existencia de diferentes


modelos para su acreditación, es necesario que alguna organización internacional
establezca una guía uniforme de evaluación para este fin, que considere las carac-
terísticas de las PYMES. Consideramos que pudiera eximirse en el documento de
algunas exigencias a las pequeñas empresas y de esta manera hacerse más equita-
tiva esta acreditación, independientemente de la legislación establecida en el país,
lo que evitaría desviaciones de los principios éticos. Una propuesta de los aspectos
generales que debe evaluar la misma serían los siguientes:

Eficiencia económica. Sin lugar a dudas aunque la rentabilidad no pueda


ser el principio que rija la política empresarial, empresa que no cumpla este aspec-
to poco podrá hacer en otras direcciones. Es obvio que la primera responsabilidad
de sus dirigentes es lograr la supervivencia de la empresa y su desarrollo compe-
titivo.

Política basada en la ética. Declaración del compromiso de la dirección y


los mandos intermedios de mantener actuaciones consecuentes a este principio.
Debe existir transparencia en la relaciones con los subordinados y promover la CAPÍTULO III
participación de los trabajadores en la toma de decisiones.

Ofertar productos o servicios que respondan a las necesidades de los


usuarios. En esta dirección que está muy relacionada con la anterior, se incluyen
los aspectos de calidad que en general se encuentran bien regulados en la actua-

79
lidad. Socialmente la oferta debe contribuir a mejorar la calidad de vida de los
ciudadanos.

Establecer una política que sobrepase los mínimos establecidos por la


legislación vigente. Las condiciones que se establecen deben estar acordes con las
posibilidades de cada empresa en particular, basadas en el mejoramiento continuo
y no limitarse a la exigencia estatal. Este aspecto refleja la “voluntad y valores” de
la dirección.

Situar la atención al trabajador como el más importante objetivo de la di-


rección. En este aspecto incluimos la SST, así como, todos los factores relacionados
con las condiciones de trabajo y la participación de los trabajadores en el proceso,
de forma que se alcance un clima de satisfacción laboral.

Desarrollar medidas de protección del ambiente. Eliminar todos los facto-


res que puedan estar causando un impacto negativo al medioambiente y conside-
rar en las nuevas inversiones las condiciones para que no se produzcan.

Integración de la empresa a los programas comunitarios. Relacionarse con


las organizaciones sociales de la comunidad para colaborar en los programas exis-
tentes para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos.

El alcance de estos aspectos es lo que debe concretarse mediante la Guía


de Evaluación, aunque como se establece por el sistema de RSE, no hay un límite
superior, este dependerá en gran medida de la ética y los valores humanos del
empresario, aunque no se puede olvidar en la práctica el factor referido a las po-
sibilidades económicas reales de la entidad. En la figura 5 podemos determinar
cuales son los subsistemas que deben integrar la RSE y por tanto los aspectos que
debe ser capaz de evaluar la Guía que se confeccione.
CAPÍTULO III

80
Figura 5
Subsistemas Componentes de la RSE

COMPETITIVIDAD
Responsabilidad
Social
Empresarial

CONDICIONES
CALIDAD DE
TRABAJO

MEDIO AMBIENTE
SISTEMAS INTEGRADOS

Responsabilidad Social Empresarial

8. Modelos de RSE establecidos por diferentes


organizaciones.
En el escenario social actual, la pregunta siempre presente es:¿qué vamos a
hacer para mejorar los niveles de vida sin renunciar al desarrollo? Como las rela-
ciones de la economía mundial no han variado, recordemos que las transnaciona-
les emplean a más de 90 millones de trabajadores, en muchos casos con condicio-
nes de trabajo infrahumanas, como el caso de las famosas maquilas, los teóricos
tratan de buscar formas en que manteniéndose el sistema, las empresas mejoren en
cuanto a sus acciones preventivas y brinden una imagen más humanista. A conti-
nuación vamos a describir algunos de los modelos que han tratado de evaluar esta
conducta social responsable del empresariado, pero que no son de obligatoriedad
en su aplicación por las empresas y cuyo objetivo es normalizar los procedimien-
tos y acciones de las mismas, para conseguir sus objetivos guiados por un carácter
ético en beneficio del bienestar de los trabajadores.
CAPÍTULO III

Modelo de Balance Social de ANDI – OIT.


Este es un modelo elaborado en 1987 por la Asociación Nacional de Indus-
triales (ANDI) de Colombia y la OIT, que se basa en que la empresa debe confec-

81
cionar, igual que hace para los aspectos económicos, una información sobre los
aspectos sociales en cada periodo evaluativo.

Según la OIT, “El Balance Social por si solo no podrá conseguir transformar
una empresa, pero si es aplicado en un ambiente favorable, será un elemento de
enorme utilidad. Su práctica facilita el desarrollo de una Política Social voluntaria,
ya que es una herramienta fundamental para la toma de decisiones relacionadas
con la Responsabilidad Social libremente asumida”.

Las responsabilidades a evaluar en este modelo se dividen en externas e


internas, las que a su vez se subdividen en aspectos que deben ser evaluados en
cada una de ellas como se observa en el cuadro 2.

Cuadro 2
Responsabilidades a Evaluar

Responsabilidad Alcance Campos que incluye


Área Interna Acciones dirigidas hacia Características Socio-Laborales.
los trabajadores. Servicios Sociales.
Integración y Desarrollo.

Área Externa Acciones dirigidas hacia Relaciones Primarias.


los demás grupos sociales Relaciones con la Comunidad.
con que se interrelaciona. Relaciones con otras Instituciones.

En cada uno de los aspectos enunciados se establecerán indicadores que


permitan evaluar cada una de las variables que se programen controlar en cada
campo. En el caso de la SST se plantean algunos indicadores referentes a la salud
y riesgos profesionales, los que al ser elaborados para países con otros sistemas
socio-económicos, como en el caso de Cuba tendrían que modificarse para ser de
utilidad. En este sentido podrían incluirse otros indicadores en base a las Directri-
ces de SST de la OIT.
CAPÍTULO III

82
Modelo SA 8000 (Social Accountability)
Es un método desarrollado en Norteamérica en 1997 por la Agencia de
Acreditación del Consejo de Prioridades Económicas de Nueva York, ahora deno-
minado de Responsabilidad Social Internacional (SAI), para controlar que las em-
presas transnacionales respeten los derechos humanos, en particular los laborales.
Se confeccionó con el objetivo de facilitar la auditoria, ya que la existencia de dife-
rentes reglamentaciones dificultaba el control de un comportamiento socialmente
responsable.

El mismo establece como prioridad que la empresa deberá cumplir con la


legislación internacional y del país en que opere y que además voluntariamente
cumplirá con otras obligaciones que considere, así como las establecidas en la nor-
ma. Por consiguiente, lo único que es obligatorio para la empresa es cumplir con lo
establecido en las legislaciones, las que en general se reconocen como deficitarias
en los países en desarrollo.

Los requisitos que exige esta norma se dividen en las dos áreas siguientes:

Responsabilidad Social. En la que se incluyen los requisitos de SST más


otros referidos a los derechos laborales.

Sistema de Gestión. En el que se incluyen los elementos requeridos para


asegurar que la empresa cumple con los requisitos de comportamiento establecidos.

Cuadro 3
SA 8000 - REQUISITOS SA 8000
DE RESPONSABILIDAD SOCIAL ELEMENTOS DEL SISTEMA DE GESTIÓN
- TRABAJO INFANTIL - POLÍTICA DE LA EMPRESA
- TRABAJOS FORZADOS - REVISIÓN POR LA ADMINISTRACIÓN
- SALUD Y SEGURIDAD DEL - REPRESENTANTES DE LA COMPAÑÍA
TRABAJO - PLANTEAMIENTO Y APLICACIÓN
CAPÍTULO III
- LIBERTAD DE ASOCIACIÓN Y - CONTROL DE PROVEEDORES,
DERECHO A NEGOCIACIÓN SUBCONTRATAS Y SUBPROVEEDORES
COLECTIVA - IDENTIFICACIÓN DE PROBLEMAS Y
- DISCRIMINACIÓN ADOPCIÓN DE MEDIDAS CORRECTORAS
- MEDIDAS DISCIPLINARIAS - COMUNICACIÓN EXTERNA
- HORARIO DE TRABAJO - ACCESO A LA VERIFICACIÓN
- REMUNERACIÓN - DOCUMENTACIÓN

83
La norma establece para cada uno de los aspectos los requisitos esenciales
que deben ser cumplidos y las evidencias que los sustentan en cada caso. Esto faci-
lita la labor de quienes realizan el control externo y acreditan a la empresa. Como
el SAI no verifica el cumplimiento de los requisitos de forma directa, ha acreditado
a un grupo de empresas comerciales de auditoria para desarrollar esta actividad
de acreditación.

Nuestra consideración de este documento, es que puede satisfacer en parte


el objetivo de RSE para el que fue creado, no obstante en los aspectos de SST sus
objetivos son muy generales y no satisfaría las necesidades de lograr un compor-
tamiento socialmente responsable en este sentido.

Modelo GRI (Global Reporting Initiative)


Este es un modelo que surge en 1997, por la iniciativa conjunta de dos orga-
nizaciones no gubernamentales, CEBES (Coalition of Environmentally Responsi-
ble Economies) y PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Am-
biente) con el objetivo de aumentar la calidad, rigor y utilidad de las memorias de
sostenibilidad. El mismo establece una Guía para la elaboración por las empresas
de los informes de sostenibilidad, en los que se integran los aspectos económicos,
sociales y medioambientales y cuya última versión es del 2006. La adopción de este
modelo es voluntaria y sugiere elaborar una memoria con un contenido estableci-
do, que describe la aceptación de las reglamentaciones vigentes y que sirva como
instrumento para comparar la situación con otras instituciones o sectores. En el
modelo se establecen para los aspectos económicos, sociales y medioambientales,
50 indicadores centrales y 47 adicionales, que pueden ser cualitativos o cuantitati-
vos, con los cuales se pueden evaluar y caracterizar los resultados de la empresa.

Este modelo igual que otros analizados aunque es un avance para una nue-
va cultura de gestión integral, no posee un contenido de SST que pueda garantizar
CAPÍTULO III

que se cumple con las necesidades de prevención en este campo, lo que puede ob-
servarse en el cuadro 4 adjunto. O sea, se necesita además, la existencia de un sis-
tema de gestión de riesgos laborales, que amplifique las exigencias en este campo.

84
CUADRO 4
INDICADORES DE ACTUACIONES SOCIALES: PRÁCTICA LABORAL Y TRABAJO DIGNO
Indicadores principales Indicadores adicionales
LA5: Método de notificación y registro LA14: Evidencia sustancial que
de enfermedades y accidentes confirme el cumplimiento de las
laborales en referencia al repertorio de recomendaciones de la OIT de sus
recomendaciones prácticas de la OIT directrices relativas a los sistemas
sobre registro y notificación de de gestión de salud en el trabajo.
accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales.

LA6: Descripción de las comisiones LA15: Descripción de los acuerdos


conjuntas sobre seguridad y salud formales con los sindicatos o otros
incluyendo la dirección y los representantes laborales de los
representantes de los trabajadores y trabajadores, relativos a la seguridad
Seguridad y Salud una proporción de personal al amparo y salud en el trabajo y proporción de
de dichas comisiones. empleados amparados por cualquier
acuerdo de este tipo.

LA7: Accidentes comunes, días


perdidos y tasas de absentismo laboral
y número de accidentes laborales
mortales, incluyendo trabajadores
subcontratados.

LA8: Descripción de la política y


programas sobre VIH/AIDS (en el lugar
de trabajo y fuera del mismo).

NORMA SGE 21:2005


La norma fue elaborada en el 2001 y actualizada por la Asociación Forética
en el 2005, constituye un Sistema de Gestión Ética y Socialmente Responsable de
carácter voluntario y es la primera norma europea en este campo capaz de ser au-
ditada y certificada. Esta última versión abarca un mayor conjunto de elementos
tanto de dimensión interna como externa y su diseño permite mayor compatibili-
dad con las normas de los sistemas relacionados con el medio ambiente, la preven-
ción de riesgos y con la sociedad, sobre todo con ISO 9000 e ISO 14000.
CAPÍTULO III
Su contenido está dirigido a las 9 áreas de gestión siguientes: alta dirección,
clientes, proveedores y sub contratistas, recursos humanos, entorno social, entor-
no ambiental, inversores, competencia y administraciones competentes. Dentro
del campo de los Recursos Humanos considera la prevención de riesgos como un
aspecto importante sin el cual no se puede alcanzar el reconocimiento del compor-
tamiento socialmente responsable.

85
En su contenido se consideran los requisitos de las Normas SA 8000, las
directrices del “Global Compact”, las del “Global Reporting Initiative”, las Reco-
mendaciones realizadas por la Unión Europea en el “Libro Verde”, las Directrices
de la OIT y las Recomendaciones de la OCDE. Además presenta la ventaja para
su certificación de ser compatible con la ISO 9000, ISO 14000, OHSAS 18000 y las
Directrices de la OIT.

La norma implica el establecimiento de:

• Código de Conducta.

• Manual de Gestión.

• Comité de Ética y Responsabilidad Social.

• Sistema documentado de gestión de la calidad.

• Sistema documentado para la admisión, tramitación y registro de reclamaciones.

• Sistema documentado de gestión medioambiental.

• Sistema documentado de gestión de SST.

• Registro de ausentismo, despidos, bajas voluntarias y bajas por enfermedad.

• Informe de acciones solidarias o de acción social.

• Protocolo de inversiones.

• Auditorías internas de RSE.


CAPÍTULO III

Como puede percibirse esta norma es superior a otros modelos revisados,


ya que permite integrar los diferentes sistemas de gestión y su contenido en SST
es más amplio, por lo que significa un mejor control de la gestión en este sentido.
El problema que pudiera tener para aplicar en la pequeña empresa, es que en este
tipo de entidades para poder cumplir las exigencias establecidas, implantar los

86
sistemas y certificarse, en la práctica necesitaría contratar los servicios de terceros,
lo que les implica a veces costos no permisibles.

ISO 26000
Este es una norma que se comenzó a elaborar como proyecto en el año 2005
y fue aprobada en noviembre del 2010, con el objetivo de integrar los diferentes
sistemas de gestión. Es una guía voluntaria que puede utilizarse en todas las or-
ganizaciones para contribuir a evaluar la incorporación de la RSE, que no puede
ser certificada, ni utilizarse para fines contractuales. No está concebida como un
sistema de gestión y en su propuesta se establece como alcance el siguiente:

• Asistir a las organizaciones a orientar su responsabilidad social

• Proporcionar una guía práctica relacionada con:

• Hacer operativa la responsabilidad social;

• Identificar e involucrar a las partes interesadas;

• Incrementar la credibilidad de los informes y reclamos realizados sobre RS.

• Dar énfasis a los resultados de desempeño y a su mejora.

• Aumentar la confianza y satisfacción de los clientes.

• Promover una terminología común en el campo de la responsabilidad social.

• Ser consistente y no estar en conflicto con documentos existentes, tratados y


convenciones internacionales, y otras normas ISO. CAPÍTULO III
Al decidir desarrollar una norma guía sobre RSE, ISO enfatiza que su inten-
ción no es reemplazar los acuerdos intergubernamentales existentes. Hasta donde
conocemos está elaborada para integrar y hacer compatibles los sistemas de ges-
tión de calidad, medioambientales y de SST. Sin embargo como se conoce existen
normas (ISO 9000 - 14000) para los dos primeros, pero la polémica surgida en los

87
aspectos de SST no ha permitido aprobar la ISO 18000 sobre el tema, por lo que la
norma sobre RSE tiene que pronunciarse por la adopción de cualquier sistema de
gestión en este campo.

Como se puede observar en general las guías o normas de responsabilidad


social descritas, pueden coadyuvar a desarrollar una nueva cultura empresarial
con más ética, pero con excepciones no garantizan un comportamiento respon-
sable en lo que a SST se refiere, lo que implica considerar en todos los casos la
existencia de un sistema de gestión específico. La implantación de estos modelos
presenta la paradoja, que por un lado beneficia la gestión integral y por otro la
hace más compleja, en particular en la pequeña empresa donde sus requerimien-
tos determinan que sean más difíciles de aplicar.

9. Tendencias de la RSE
De la misma forma que existen diferentes modelos elaborados, hay que ex-
presar que existen diferentes tendencias en el sistema y su manera de aplicación.
Tenemos que partir de que este nuevo modo de gestión empresarial ha surgido
por dos cuestiones fundamentales, la necesidad de mantener la pervivencia de la
empresa ante la crisis económica y las presiones de la ciudadanía ante los impactos
sociales en el marco de la calidad, los derechos laborales (SST) y el medioambien-
te. No en todos los casos es resultado de un proceso de evolución de la conciencia
social del empresario, sino que ante una situación creada se brinda una solución
filantrópica por los teóricos, para que pueda subsistir el régimen de explotación
establecido basado en la economía de libre mercado (neoliberal). No es posible
olvidar que la responsabilidad social se promueve en un marco teórico, que podría
admitir otras muchas variantes, como una tendencia en sintonía con la liberaliza-
ción del comercio y la reducción del papel regulador del Estado ante “las fuerzas
del mercado” y la globalización.
CAPÍTULO III

El Sr. Koffi Annan en el Forum Mundial celebrado en Davos en el 1999,


propuso el Pacto Mundial (Global Compact) para promover la actuación respon-
sable del empresariado ante la situación mundial creada por la globalización y que
según sus palabras era una vía para lograr un mercado con valores más humanos.
Este documento se refería a las tres áreas de la RSE y no trataba de establecer a las
empresas nuevas “obligaciones”, sino de recuperar aspectos que en cierta forma

88
estaban ya establecidos en reglamentos internacionales pero que eran obviados
por algunos. Ya en ese momento la situación existente, avizoraba señales inequí-
vocas de la necesidad que el mundo no sólo se rija por intereses económicos y la
necesidad de promover sistemas de gestión que tomen en cuenta la ética y los
valores humanos.

Cuando se analizan los documentos sobre la RSE se puede detectar la exis-


tencia de tres diferentes tendencias, que fluctúan desde aquella en que se adopta
porque no queda otra alternativa que transformar la gestión, hasta la más radical
que plantea transformaciones de fondo en el sistema económico y de mercado im-
perante. A continuación describiremos someramente estas líneas de pensamiento.

La primera tendencia responde a una lógica economicista-neoliberal, quie-


nes adoptan esta línea a nuestro entender no han modificado sustancialmente su
cultura de gestión y lo que tratan es de acomodarse a los nuevos aires de cambio,
pero sustentando el principio de la rentabilidad. O sea, lo que esperan que la adop-
ción de esta estrategia brinde una imagen empresarial que les permita ser compe-
titivos en el mercado, ven el fenómeno como una inversión, donde los compromi-
sos que asuman signifiquen un incremento de la rentabilidad y la supervivencia
futura de la empresa. Se manifiestan partidarios del cambio, sólo con el objetivo
de mantener una imagen aceptable ante los grupos interesados y la ciudadanía.

Una segunda tendencia que es la corriente principal y que podemos deno-


minarla “negociadora”, se fundamenta en armonizar o conciliar los intereses con
los demás grupos sociales involucrados en este proceso. Trata de transitar por un
camino de conciliación y buenas prácticas basado en principios éticos y valores
humanos. La misma trata de modificar la gestión y establecer una nueva cultura
empresarial sin entrar en contradicciones con los grupos interesados. Se mani-
fiesta como una alternativa viable, que pretende alcanzar las modificaciones del
sistema manteniendo la cohesión social y lograr un desarrollo sustentable basado
en la protección de los derechos humanos y el ambiente. Si en la práctica se aplica
con honestidad puede mejorar el grado de bienestar social.
CAPÍTULO III
En tercer lugar encontramos la posición de los más radicales, que podemos
denominar como “humanista”, es la menos frecuente y se encuentra dentro de las
corrientes anti-neoliberales. Esta variante preconiza los cambios sociales profun-
dos y el rescate del poder regulador del Estado en el mercado e insta al accionar
con un profundo sentido humanista de la empresa en pos de eliminar la pobreza,
la inequidad, la degradación ambiental y demás problemas acuciantes y atribui-

89
bles al modelo vigente. No considera válidas las posiciones que tratan de resolver
la situación con medidas mediáticas, que tratan de maquillar la realidad social y
en el fondo mantienen actitudes injustas y socialmente irresponsables.

En la información sobre RSE encontramos que abunda la referida a las dos


primeras corrientes, cuyo contenido es muy parecido. Ambas tratan de promo-
ver esta cultura convenciendo al empresario de que la inversión en este campo
les da ventajas, al poder aumentar la productividad, la competitividad, en fin la
rentabilidad, en un marco de conciliación, evitando de esta manera la confronta-
ción social con los grupos interesados. La tercera corriente tiende a recuperar los
derechos perdidos durante el periodo de la exacerbación del neoliberalismo y que
el empresario incorpore realmente valores éticos a su gestión, que se restituya el
papel del estado como regulador y que los grupos sociales con los que se interre-
laciona la empresa exijan un comportamiento socialmente responsable. Hay que
decir que todas las tendencias coinciden en la necesidad de la interrelación más
estrecha y la participación de los grupos sociales para el éxito de la gestión.

La estrategia de RSE no podemos verla como algo nuevo, pues hemos men-
cionado que siempre han existido empresarios que han aplicado estos principios
en su actuación. Podríamos decir que lo concebimos actualmente como algo inge-
nioso que han creado los empresarios, para paliar las crisis creadas por la estrate-
gia neoliberal, darle una salida elegante a los impactos sociales y poder mantener-
se en el mercado. En este sentido tenemos la incertidumbre de cómo se manejará
este sistema en la práctica, pues muchas empresas en la actualidad no cumplen
ni con los mínimos establecidos en las legislaciones, no obstante lo consideramos
como algo innovador que debe promover el accionar más ético de la empresa y
mejorar las condiciones de SST.

Para caminar hacia un escenario con mayores niveles de equidad y bien-


estar social y menores riesgos de exclusión, se requiere adoptar un enfo-
que integrador, sistémico y multidisciplinario que aborde los diferentes
espacios y dimensiones donde opera y se retroalimenta la exclusión y la
inequidad.
CAPÍTULO III

90
10. La aplicabilidad en los países en desarrollo.
Como se puede observar el sistema de RSE descansa en considerar la em-
presa como un ente social y un sistema que tiene que funcionar integrando los
diferentes subsistemas que la componen. Lograr este objetivo implica tener una
estructura y un personal capaz de desarrollar las actuaciones correspondientes
con un desempeño responsable socialmente. Sin lugar a dudas que se está promo-
viendo un sistema que podemos definir como la etapa superior del desarrollo de la
gestión empresarial. Esta concepción teórica del problema, nos lleva a reflexionar
sobre los siguientes aspectos:

¿Cuántas PYMES en los países desarrollados no tienen condiciones para


aplicar el sistema?

¿La implantación del sistema en las PYMES no implica la compra de los


servicios de gestión de la prevención?

¿Está ideado el sistema para las condiciones concretas que se presentan en


los países en desarrollo?

Desarrollaremos unas reflexiones que den respuesta a estas interrogantes.


Nuestra experiencia de trabajo en países de Europa, que es donde mayor pro-
moción se está haciendo al sistema, nos dice que aun existen gran cantidad de
pequeñas y medianas empresas que no cumplen con los requisitos establecidos
por la legislación de SST y que carecen de un sistema o programa de prevención
adecuado. Fundamentalmente esto se debe a que para la implantación del siste-
ma de SST se necesita una estructura y personal capacitado que pueda formar al
personal y establecer los controles mínimos necesarios. De todos es conocido que
en estas empresas existe el personal administrativo y técnico indispensable o no
existe y cuando existe, este se dedica a los aspectos de control de la producción o
los servicios que se prestan y no a la Seguridad y Salud en el Trabajo. O sea, que
si en la práctica diaria tenemos que no se da respuesta a un nivel de desarrollo CAPÍTULO III
inferior, como van a ser capaces de aplicar un modelo más complejo, que supues-
tamente lleva implícito tener establecidos los sistemas de calidad, SST y protección
del medio ambiente. Por consiguiente, arribamos a la conclusión de que el sistema
ha sido elaborado con la visión de empresas con determinadas condiciones, en
particular para la gran empresa, ya sea nacional o transnacional.

91
Como existe la situación anterior, por lo menos en lo correspondiente a las
PYMES en muchos países se ha adoptado como solución, la de crear los servicios
de prevención de riesgos para los aspectos de SST. No nos pronunciamos en contra
de estos servicios, pero nuestra experiencia práctica nos ha llevado a considerar
que hacen una prevención virtual, al no estar presentes en el lugar de trabajo. Por
supuesto que la existencia de algo que en determinado grado se ocupa del proble-
ma, es mejor que nada, pero en la realidad no dan solución a las situaciones de la
SST en el lugar de trabajo. Además como la existencia de atención preventiva en
SST ha sido impuesta por la legislación, obliga al empresario a contratar estos ser-
vicios y paralelamente hace a este suponer que no tiene la responsabilidad preven-
tiva, ya que piensa que el responsable es el servicio de prevención a quien contrató,
quien debe responder ante los problemas de este tipo. O sea, que establecer estos
sistemas de prevención, servicios que antes en muchos países se venía realizando
por instituciones gubernamentales y se han privatizado, convirtiéndose en una
mercancía para terceros, determina la necesidad de controles de las autoridades
competentes, pues pueden proceder de forma que en ocasiones hace cuestionable
éticamente la actuación en este campo.

En los países en desarrollo como los nuestros, consideramos francamente


que salvo las transnacionales o las grandes empresas nacionales, no tienen en el
presente condiciones materiales para la implantación de estas normas de respon-
sabilidad. En muchos países hay primero que establecer legislaciones que permi-
tan cumplir con los mínimos deseables actuales en los lugares de trabajo, capacitar
a los dirigentes y trabajadores y exigir a todas las empresas el cumplimiento de lo
legalmente establecido mediante el sistema de inspección de SST estatal. Paralela-
mente debemos establecer para grandes empresas una mayor exigencia, requirien-
do inicialmente la existencia de sistemas de calidad, SST y medioambiente y como
etapa final la implantación del sistema de RSE. Consideramos que la implantación
de este sistema tiene que ser el resultado de la evolución del sistema de gestión
empresarial y que es imposible alcanzar un todo, si no hemos sido capaces de
cumplir con las partes de ese conjunto. Otro elemento de suma importancia es
la preparación de los dirigentes para su desempeño con ética, ya que aunque no
esté establecido el sistema, durante todas estas etapas de tránsito, cada acción de
CAPÍTULO III

la empresa tiene que estar determinada por un comportamiento socialmente res-


ponsable.

En Cuba la situación en este sentido es diferente, ya que nosotros continua-


mos considerando al hombre como el elemento más importante en el proceso de
trabajo y mantenemos un sistema político social diferente a otros países del área,

92
donde las empresas son de propiedad privada. Esto no significa que tengamos
todos los problemas de SST resueltos, ni que nuestros dirigentes estén suficiente-
mente preparados para asumir un comportamiento socialmente responsable, pero
si podemos afirmar que existen políticas estatales bien definidas para alcanzar
estos fines.

Gran parte de nuestras empresas pueden considerarse igual que en otros


países como PYMES y en ocasiones carecen de estructuras para implantar siste-
mas tan complejos administrativamente como los de estas normas de RSE, ya que
muchas no pueden satisfacer exigencias administrativas de sistemas como la ISO
9000. No obstante, existe una legislación bastante extensa, una inspección estatal
de la SST que exige el cumplimiento de los mínimos exigidos por la misma en este
campo, además de instituciones estatales que asesoran en la implantación y en el
control de los sistemas de prevención, así como, en la formación del personal en
esta materia. En lo referente a la SST se promueve la implantación de las OHSAS
18000 en todas las empresas con las premisas necesarias. En la actualidad transi-
tamos por un proceso de recuperación de la SST, dirigido al fortalecimiento del
control y la mejora de las condiciones de trabajo, por el impacto negativo que en
estas ocasionó el periodo de recesión de la economía del último decenio del pasa-
do siglo.

En este escenario el país también mantiene una política de protección am-


biental y un programa de incremento de las exportaciones que hace a las empresas
certificarse en los aspectos de calidad. Como vemos están creadas las bases lega-
les y estructurales para que muchas empresas puedan asumir el cumplimiento
de las nuevas normativas de RSE. Nuestra diferencia con otros países, radica en
la existencia de una “voluntad política” del Estado en tener un comportamiento
socialmente responsable en SST y en los demás aspectos que comprende este com-
portamiento, independientemente de que exista o no una norma aprobada en este
sentido.

Tenemos que cuidarnos de cómo vamos a implantar estas normas en el fu-


turo y de los elementos que vamos a institucionalizar con tal fin. Los principios
CAPÍTULO III
en que se basa esta propuesta no se diferencian de la filosofía de nuestro sistema
social, por lo que no debiera significar nada extraordinario el adoptarlo en la es-
trategia empresarial. Sin embargo, nuestro criterio es que no puede aplicarse de
forma similar a como se ha orientado en otros países de estructura social diferente.
En nuestro caso no se justifica el establecimiento de servicios de prevención que
certifiquen los sistemas, esta tiene que ser función de los órganos estatales de con-

93
trol, que autorizan o no a las empresas laborales a desarrollar su actividad, para
lo que se necesita fortalecer las estructuras y la capacidad técnica de las actuales
inspecciones estatales. La certificación tampoco puede ser un objeto de mercadeo
para las empresas que se dediquen a brindar este servicio, tiene que hacerse por
órganos estatales y no puede significar la exclusión para el desarrollo sustentable
de aquellas que no alcancen esta categoría.

Otro elemento de importancia es fortalecer los conocimientos de nuestros


dirigentes empresariales en la gestión integrada que plantea este sistema, basado
en la responsabilidad social como estrategia y los valores éticos y de solidaridad
que siempre han sido una prioridad de nuestro gobierno. En realidad aunque se
ha promovido una política empresarial orientada a la protección del medio am-
biente y la Seguridad y Salud en el Trabajo, hay direcciones empresariales que aún
mantienen estrategias de gestión basadas fundamentalmente en la rentabilidad y
tienen en un segundo plano la mejora de las condiciones de trabajo y la protección
del medioambiente, justificándose con los costos y su efecto en la eficiencia que
resultan de estas inversiones, sin prever el futuro.

11. Limitaciones y retos de la nueva concepción


empresarial
El sistema de Responsabilidad Social Empresarial propuesto por organiza-
ciones empresariales y aceptados por organismos internacionales como la OIT, es
inobjetable, ya que se basa en principios éticos y valores humanos. No obstante,
consideramos que esta es una respuesta de la élite empresarial a la situación actual
de crisis y a la concientización de la ciudadanía en los impactos nefastos que ha
ocasionado el neoliberalismo, tanto en los derechos laborales como al medioam-
biente, tratando de brindar una imagen más humanista del sistema. Aunque no
concordamos con la reducción del papel regulador del Estado que preconiza, de-
CAPÍTULO III

bemos aceptar el sistema con las imprecisiones que presenta, ya que en este mundo
globalizado, neoliberal y con una recesión económica, como estrategia promueve
un comportamiento responsable en SST y medioambiente, así como, un desarro-
llo sustentable que significa, velar por los bienes más preciados del trabajador, el
empleo y la salud.

94
En este siglo y con el desarrollo de la globalización, la empresa está con-
figurada como una institución social de gran peso en el desarrollo económico de
los países, por lo que este hecho en parte ha determinado a las organizaciones
interesadas, a justificar internacionalmente este proyecto de RSE. Sin embargo,
en la práctica se observa que hasta en los países desarrollados, la mayoría de los
centros de trabajo mantienen el manejo tradicional de estas actividades, pues ca-
recen de bases sustentables para establecer sistemas más complejos como este, ya
que necesitan de recursos y una cultura de prevención, que en general escasean
en muchos. Aunque no podemos considerar el sistema como el paradigma que
va a lograr transformar definitivamente las condiciones de SST, debemos como
decía Joseph Stiglitz, no ser espectadores pasivos (negligencia contribuyente), por
lo que estamos comprometidos a participar en este movimiento, pero asumiendo
posiciones en SST que promuevan cambios reales en las estructuras y en el accio-
nar actuales. Como estrategia y herramienta que se proyecta para el accionar ético
empresarial es factible y puede servirnos para mejorar la atención a la SST y la pro-
tección del medioambiente. Como se ha descrito existen diferentes modelos con
este fin, pero nos preocupa que en general son limitados al evaluar las condiciones
de SST, lo que implica siempre la necesidad de integrar un subsistema que atienda
estos aspectos e incrementar el peso de los criterios al evaluar el mismo, en los ya
confeccionados. Hay que decir que las Guías de RSE elaboradas tienden a evaluar
determinados aspectos legales establecidos, lo que a nuestro entender no satisface
los principios éticos de lo que significa una actuación socialmente responsable.

En el marco nacional cubano debemos ser cuidadosos al implantar el sis-


tema de RSE, ya que en el mismo presenta diferentes aspectos que no son conse-
cuentes con nuestra estructura socio política, ni con nuestros principios éticos esta-
blecidos. El primero y de mayor peso es la de minimizar el papel del Estado en la
regulación, quitarle responsabilidad, lo cual ha tenido consecuencias desastrosas,
observables en el escenario mundial y que llegaron a hacer manifestar durante la
crisis 2008-2009 a la canciller Ángela Merkel, “Solo el Estado es capaz de restaurar
la confianza necesaria”.

Otro aspecto crítico en este movimiento es el concerniente a cuales son los CAPÍTULO III
elementos que caracterizan el comportamiento socialmente responsable de la em-
presa. La existencia de múltiples modelos traduce la inexistencia de un consenso al
respecto. De aquí se desprende la necesidad de adoptar un modelo, que basado en
las directrices de la OIT y las normas OHSAS 18000, satisfaga los requerimientos
de las partes interesadas en cuanto a la RSE y la SST, el cual puede ser la ISO 26000.

95
Importante es analizar lo referente a la voluntariedad de este sistema y la
dicotomía que existe entre los que se pronuncian por la misma y los que se pro-
nuncian por un sistema certificable. Estas tendencias son similares a las existentes
para los sistemas de SST. En ambos casos hay sus ventajas y desventajas, ya que la
voluntariedad en el marco de la ética y de la falta de consenso, da la posibilidad de
dejar al libre arbitrio del empresario definir el comportamiento responsable. Por
otro lado, la certificación obligatoria puede crear situaciones insostenibles para al-
gunas PYMES y promover el manejo por terceros de la prevención como mercan-
cía. Somos partidarios de la voluntariedad pero controlada por las instituciones
estatales, ya que la certificación obligatoria es en general sustentada por consulto-
res externos con el sentido de crear un mercado obligatorio para sus servicios de
prevención.

La adopción de una norma de este tipo no consideramos sea capaz por si


misma, de resolver los problemas que se presentan en la SST, ya que como hemos
visto la seguridad y la salud en el trabajo, está aún poco presente en los modelos
preestablecidos. Además es una realidad manifiesta que muchas PYMES, carecen
de bases sustentables para su implantación. Este tipo de empresario tiene pre-
sente, antes que nada la supervivencia de la organización y el logro de sus metas
económicas, por lo que es incapaz de desarrollar actuaciones que piense ponen en
peligro dichas metas. El empresario debe inicialmente ir fortaleciendo la estructu-
ra de la empresa, en particular en lo referente a la SST y lograr un sistema eficaz,
para después poder incursionar en este sistema más complejo. Hay que recordar
que en los aspectos de gestión, el sistema de SST es el único que sitúa al trabajador
como verdadero objetivo empresarial y que en general cumplir la legislación vi-
gente de prevención de riesgos no significa actuar con RSE. Por tanto hay que ser
pragmáticos y proponernos metas alcanzables.
CAPÍTULO III

96
12. Conclusiones
El planteamiento de la ética empresarial como “algo nuevo”, no es admisi-
ble en los empresarios de nuestro sistema social, ya que está implícito en toda la
política del Estado y por tanto toda acción de un empresario tiene que estar ins-
pirada en esta concepción. Nuestro empresario no necesita de una norma de este
tipo para su accionar cotidiano. Como el escenario actual de la globalización del
comercio nos hace tener que adaptarnos a la realidad, sin ilusionarnos considera-
mos a esta norma como una herramienta más, que puede ser utilizada en SST para
beneficio de los trabajadores.

Es conveniente expresar que en esta sociedad global de riesgo que amenaza


al bienestar social, a la salud en general de los ciudadanos y de los trabajadores en
especial y donde la incertidumbre de futuro es una realidad, estos planteamien-
tos de ética y nuevos procederes no bien definidos, destilan desconfianza. Por el
origen de estos modelos, esperamos que esto no se convierta en un engaño para
favorecer a las grandes empresas y que después de implantados, las condiciones
de SST y sus indicadores de resultados, sigan manifestando la existencia de situa-
ciones peligrosas de los lugares de trabajo e incumplimiento de las disposiciones
sobre prevención de riesgos. Sin lugar a disquisiciones es necesario que la im-
plantación de la RSE, implique un nuevo enfoque de la prevención, donde ésta
sea inseparable de los procesos de trabajo y toda la línea de dirección accione en
beneficio de la protección del trabajador y el medioambiente de una forma susten-
table. El Estado no puede fundamentar la prevención en la implantación de estos
sistemas de forma general, sino en el control y la exigencia mediante los órganos
de inspección establecidos y la existencia de planes de prevención adecuados a
las estructuras de cada lugar. Frente al modelo de una norma “paraguas” de la
RSE, algunos expertos piensan que es mejor recurrir a certificaciones de aspectos
parciales del desarrollo sostenible, adecuadas al perfil de riesgo de la compañía.

Las diferentes líneas de acción contra el neoliberalismo apuntan hacia la


necesidad de un cambio social en que el mundo se rija por valores humanos y CAPÍTULO III
principios éticos y no sólo por principios económicos, si este es el objetivo de la
RSE, bienvenida sea. Esperamos que realmente esta iniciativa de al traste con las
condiciones infrahumanas de trabajo establecidas en las “maquilas”, por muchos
empresarios que promueven en este momento la RSE y no se convierta en un ele-
mento más para brindar una “imagen” socialmente aceptable.

97
Por último deseamos expresar que cualquier sistema de RSE que se implan-
te tiene que ser consecuente con las características del país en que se encuentra
la empresa y para el caso de Cuba estimamos deberá cumplir con los requisitos
siguientes:

• Implantación voluntaria.

• Establecer un modelo único que considere las características especiales de la


PYME.

• Procedimientos de evaluación que no requieran de consultorías o auditorias


externas obligatorias.

• Sin objetivos de certificación.

• Económicamente justificable.

• Cumplimiento de las disposiciones legales establecidas en SST.

• Elevación de la formación de dirigentes, líneas de mando y trabajadores en la


gestión preventiva y de RSE.

• Participación de los trabajadores y sus organizaciones en el diseño,


implementación y aplicación del sistema.

• Control estatal del sistema y otorgamiento del aval de comportamiento


socialmente responsable como reconocimiento gratuito a las empresas que
cumplan con los requisitos.
CAPÍTULO III

98
Parte 2.
TOXICOLOGÍA Y VIGILANCIA AMBIENTAL
DE CONTAMINANTES QUÍMICOS.

Toxicología Ocupacional

CAPÍTULO IV

99
1. La Toxicología Ocupacional.
Índice

2. Clasificación de las Sustancias Tóxicas.

3. Elementos de Toxicocinética. Absorción.

4. Elementos de Toxicodinamia.

5. Niveles Límites Biológicos

6. Control de la Exposición a Contaminantes Químicos.


CAPÍTULO IV

100
1. La Toxicología Ocupacional.

1.1. Introducción.
El hombre con el objetivo de satisfacer sus necesidades crecientes se ha vis-
to obligado a transformar la naturaleza y como un elemento más, ha utilizado las
sustancias químicas para alcanzar sus objetivos. La utilización de sustancias quí-
micas se remonta a la antigüedad, en el papiro de Ebers en 1500 a.n.e. se informa
sobre venenos e Hipócrates en 400 a.n.e. describe la intoxicación por compuestos
del plomo. Sin embargo el desarrollo de la Química Orgánica no se produce hasta
el siglo XIX, donde en un ambiente de revolución industrial y política, encontra-
mos que para el 1880 se habían sintetizado unos 10,000 compuestos. En las últi-
mas décadas se mantiene un desarrollo acelerado de la industria química y de la
obtención de nuevos productos que se emplean en los diferentes sectores de la
producción y los servicios. En el momento actual se conocen más de 7 x 106 sus-
tancias, de las cuales se emplean unas 70 x 103 en los procesos de trabajo, pero el
gran problema radica en que sólo se encuentra estudiada la toxicidad de unas 104
y de ellas sólo de aproximadamente 2,500, hay un amplio conocimiento. Estos pro-
ductos que sin lugar a dudas representan un beneficio en el desarrollo económico
social, también pueden convertirse en dañinos para la salud de los trabajadores y
el medio ambiente. Son múltiples las intoxicaciones que pueden ocasionar estas
sustancias, en muchos casos reconocidas como enfermedades profesionales por
la legislación de los países, así como, los desastres naturales que han ocasionado
como los de Minamata (Hg), Seveso (Dioxina) y Bophal (Isocianato de Metilo).

Los accidentes y desastres ocurridos con anterioridad, las numerosas enfer-


medades profesionales que pueden ocasionar y la política que se ha llevado a cabo
por los países desarrollados de traspasar estas tecnologías peligrosas a los países
en desarrollo, hacen que tengamos que adquirir los conocimientos para enfrentar-
nos a las posibles situaciones de riesgo, que puedan crearse en cualquier lugar de
trabajo que se empleen estos medios químicos. Por tanto, es indispensable que el
especialista encargado de la Seguridad y Salud del Trabajo en cualquier nivel de CAPÍTULO IV
un Sistema de Prevención, posea conocimientos elementales de Toxicología, ya
que estos le permitirán interpretar las situaciones de riesgo, ante uno de los facto-
res más frecuentes y complejos que se pueden encontrar en cualquier proceso de
trabajo.

101
Es corriente encontrar jefes y trabajadores que al estar habituados a mani-
pular determinadas sustancias químicas sin haber tenido manifestaciones de me-
noscabo a su salud, afirman que las mismas no hacen daño. Hay que recordar que
no existe ninguna sustancia o producto prácticamente inocuo, de aquí la necesidad
de desarrollar una ciencia que investigue y determine la toxicidad de los mismos.

A este gran problema se viene a agregar desde hace unos años la llamada
“revolución nanotecnológica”, mediante la que se vienen empleando nuevos ma-
teriales con propiedades y tamaños que les permiten una mayor asimilación por
parte de las estructuras biológicas y por consiguiente deben ser más peligrosos
para el trabajador. Con la experiencia que poseemos de la industria química y
dada la velocidad con la que avanza su utilización en la industria, es una exigencia
la investigación de los efectos tóxicos de los nanomateriales y su repercusión en la
salud de los trabajadores de lo que hasta el momento poco se conoce.

1.2. Definición de Toxicología.


Antes de definir el término de toxicología quisiéramos argumentar que
etimológicamente, desciende del término griego “toxicon”, que significa arco y
se supone que se utilizó para estos fines por la similitud con los tóxicos con que
impregnaban las flechas disparadas por aquél. En este tema se utiliza el término
“tóxico”, por lo que debemos aclarar que vamos a considerar como tal, a todo ele-
mento o compuesto químico que absorbido e introducido en el medio interno y
metabolizado, es capaz de producir lesiones en los aparatos y sistemas orgánicos
de la persona e incluso producir la muerte. Es esencial expresar que la toxicidad o
nocividad de una sustancia depende de la naturaleza de la misma, pero también
de la dosis o cantidad, ya que muchos elementos que son beneficiosos y necesarios
para el ser humano se convierten en dañinos al absorberse en niveles superiores a
los normales. Existen sustancias que aunque no ejercen acción en el medio interno
al no absorberse, no están incluidas en esta definición, sin embargo en la práctica
CAPÍTULO IV

de la prevención de la salud ocupacional deben considerarse como tóxicas, ya que


sin absorber se producen lesiones a nivel tópico, como son las bases y ácidos.

Otros conceptos que deseamos aclarar para la práctica es que en las defini-
ciones y publicaciones se manejan indistintamente, los términos tóxicos, venenos
y xenobióticos. Aunque los términos tóxico y veneno son sinónimos, el primero se

102
emplea de forma más amplia para todas las sustancias que entran en contacto con
el organismo causando alteraciones y el segundo sólo cuando la misma penetra en
el mismo de forma intencionada, de lo cual surgen los conceptos de intoxicación o
envenenamiento para denominar los eventos ocasionados por estas sustancias. Es
importante manejar que en sentido general la sustancia nociva que penetra en el
organismo la denominamos xenobiótico.

Con estos aspectos tratados ya podemos pasar a definir qué consideramos


como Toxicología. Es necesario expresar que existen diferentes expresiones del
concepto, aunque todas tienen como esencia que consiste en el estudio de los agen-
tes físicos y químicos y las lesiones que causan a las células de los organismos
vivos. En este tema nos dedicaremos sólo a los efectos causados por los agentes
químicos utilizados durante las actividades laborales y los cuales pueden contami-
nar el ambiente laboral o el medio ambiente en que se encuentra ubicado el lugar
de trabajo, afectando la salud de trabajadores y de la comunidad. La toxicología
requiere para su desarrollo la contribución de diferentes ramas de la ciencia entre
las que se pueden señalar: la Medicina, la Farmacología, la Fisiología, la Patología,
la Química, la Bioquímica, la Biología, la Inmunología, la Física, la Ingeniería, la
Estadística, la Salud Pública y otras, cuyos avances permiten explicar los fenó-
menos de las respuestas atípicas de los organismos vivos o de un daño ecológico
generado por los xenobióticos.

1.3. Áreas o Ramas de la Toxicología


Según se ha ido desarrollando esta ciencia se han generado áreas o ramas
especializadas, que han permitido en la práctica ampliar los conocimientos en este
campo. Entre las mismas se pueden mencionar las siguientes:

La Toxicología Forense es la más generalizada, ya que estudia los aspectos


médicolegales, estableciendo las causas de muerte sobre los envenenamientos pro- CAPÍTULO IV
vocados o voluntarios y determinando sus circunstancias en investigaciones post
mortem.

La Toxicología Clínica estudia las alteraciones de la salud ocasionadas por


las sustancias tóxicas o relacionadas con estas. Su contenido es el de atender a los
intoxicados y establecer tratamientos efectivos.

103
La Toxicología Ambiental estudia el impacto que pueden causar estas sus-
tancias en el medio ambiente y en los organismos biológicos presentes, se ocupa
además, de los efectos en el hombre y del daño que se pueda ocasionar a otras
especies no humanas. En los últimos años este aspecto ha tenido gran expansión
por los cambios ambientales que se han ocasionado por el empleo de tecnologías
no adecuadas.

La Toxicología Farmacéutica que estudia los efectos negativos que pueden


ocasionar los medicamentos. Es de sumo interés por el gran número de medica-
mentos que se introducen continuamente en el mercado y la forma de administra-
ción en los tratamientos para que no ocasionen efectos deletéreos a la salud.

La Toxicología Bromatológica estudia las alteraciones en los alimentos que


puedan afectar la salud, por los elementos que se les agregan a estos con fines de
conservación para hacerlos más agradables al gusto del consumidor o con fines
nutritivos.

La Toxicología Laboral estudia los agentes químicos que pueden causar al-
teraciones biológicas al trabajador por su exposición durante la actividad laboral.
Aunque pudiera considerarse parte de la toxicología ambiental, ha logrado ser
una rama particular por las características de las tecnologías y las exigencias de
los trabajadores en la protección de su salud. Es indudable que los trabajadores se
encuentran expuestos con mayor frecuencia que la población a factores de riesgo
que pueden afectar su salud y al tomar conciencia de estos fenómenos han exigido
respuestas que necesitan de investigaciones en este campo. El contenido de esta
rama es el de mayor interés para nuestro trabajo diario, estando muy vinculada a
los aspectos de la Higiene Industrial y la Medicina del Trabajo.

1.4. Objetivos y Procedimientos


CAPÍTULO IV

El objetivo general de la Toxicología en nuestra especialidad es ocuparse


de estudiar las sustancias químicas utilizadas en la actividad laboral que pueden
penetrar en la economía del trabajador causando intoxicaciones, así como, los
mecanismos de acción en el organismo, con el fin de poder prevenir sus efectos
adversos. El poder alcanzar esta misión necesita que se trabaje en dos aspectos
fundamentales:

104
a) Conocer las propiedades físico - químicas, peligrosidad y efectos tóxicos de las
sustancias.

Como se conoce, cada día se sintetizan nuevas sustancias que durante todo
su proceso de fabricación y empleo por los consumidores pudieran ser causa de
efectos nocivos. Es necesario, por lo tanto, conocer cómo se pueden afectar los
trabajadores o consumidores que las emplean. Los procedimientos fundamentales
que se utilizan para alcanzar esta meta son tres:

• Analogía Química. Este procedimiento se emplea en ocasiones cuando no


existe suficiente información respecto a la toxicidad de un producto. Se basa
en que la respuesta a una nueva sustancia de la que se desconoce su toxicidad
puede suponerse semejante a la de otra sustancia con una estructura química
similar. De esta manera se puede determinar la toxicidad relativa, aunque
consideramos que este método puede ayudar en la práctica y se utiliza en
múltiples ocasiones, pueden considerarse evaluaciones limitadas.

• Experimentación Animal. Estos estudios consisten en establecer los mecanismos


de acción tóxica y los efectos de estas sustancias en animales extrapolando sus
resultados al hombre. De todos son conocidas las discrepancias que existen
sobre la extrapolación al hombre de datos obtenidos en animales, por lo que se
introducen factores de seguridad a los resultados. En muchas ocasiones estos
experimentos no estudian la exposición respiratoria, lo cual es de extrema
importancia en salud ocupacional. Aunque pueden existir limitaciones en los
resultados obtenidos por esta vía, es el procedimiento más utilizado a estos
fines y debe ejecutarse antes de que los trabajadores sean sometidos a la nueva
exposición.

• Estudios Epidemiológicos. La fuente de información más convincente es


un estudio de este tipo cuando ha sido bien realizado. Este procedimiento
permite obtener información muy útil para establecer la presencia o ausencia
de un riesgo, o bien, señalar su baja probabilidad de ocurrencia. Se basan CAPÍTULO IV
fundamentalmente en comparar grupos de expuestos con no expuestos y
determinar la probabilidad de que la sustancia cause efectos adversos.

b) Conocer los niveles de concentración de las sustancias nocivas que no significan


un riesgo para el trabajador, tanto en el medio ambiente laboral como en el
organismo.

105
La Salud Ocupacional debe establecer medidas de control, que permitan al
trabajador que se encuentra en un ambiente con exposición a una sustancia tóxi-
ca no tener efectos adversos a su salud. La colaboración de la toxicología en este
sentido radica en determinar y proponer los niveles de concentraciones en el aire
que supuestamente no causan alteraciones de la salud. Este objetivo requiere de
establecer los métodos analíticos correspondientes para las sustancias manipula-
das, considerando que la vía principal de entrada al organismo es la respiratoria.

Otro aspecto de importancia como parte del control de riesgo es la determi-


nación de estas sustancias en los fluidos biológicos y también en este caso se fijan
niveles permisibles que suponen que no deben ocasionar alteraciones a un trabaja-
dor normal. En esta condición se evalúa la sustancia que penetra por todas las vías,
por lo que sus resultados son una expresión real de la exposición.

2. Clasificación de las sustancias tóxicas.


Existen diferentes clasificaciones de las sustancias tóxicas entre las que po-
demos mencionar las siguientes:

• Según el estado de agregación: sólidos, líquidos, aerosoles, gases y vapores.

• Según la estructura química: metales, cetonas, aldehídos, etc.

• Según el medio en que se presentan. Gases de escape, agua, alimentos, etc.

• Según el sitio de la lesión (órgano diana): hepatotóxicos, nefrotóxicos, etc.

• Según el tipo de efecto: irritantes, asfixiantes, sensibilizantes, etc.


CAPÍTULO IV

• Según el grado de acción tóxica: índices de concentración admisible, dosis letal.

Las sustancias como vemos pueden ser clasificadas por más de una forma,
sin embargo las clasificaciones más útiles para el control de la exposición, suelen
ser las referidas al tipo de efectos que ocasionan y al grado de acción tóxica.

106
De acuerdo al efecto sobre el organismo, o sea, a la acción fisiopatológica
se clasifican en los grupos siguientes:

Corrosivos. Los que causan destrucción de los tejidos sobre los que actúa el
tóxico (sustancias que producen reacciones ácidas, básicas o de deshidratación).

Irritantes. Son las que ejercen acción inflamatoria más o menos inmediata en
piel y mucosas de las vías respiratorias por acción directa.

Primarios. Causan acción local inmediata después de inhalación (amoníaco,


cloruro de hidrógeno, etc.).

Secundarios. Además de acción local, producen acción sistémica (sulfuro de


hidrógeno, fosfinas, etc.).

Asfixiantes. Sustancias que impiden por diversos mecanismos el aporte de


oxígeno a los tejidos causando la asfixia.

• Primarios, simples o mecánicos. Los que no actúan sobre el organismo, son


inertes pero producen el desplazamiento del oxígeno del aire, o sea, que
reducen la cantidad de oxígeno en el aire impidiendo la captación del necesario
para el proceso respiratorio (acetileno, nitrógeno, dióxido de carbono, metano,
etc.)

• Secundarios o bioquímicos. Son aquellos que bloquean algunos de los


mecanismos del organismo, impidiendo el transporte del oxígeno hasta la
célula o su utilización normal por los tejidos (monóxido de carbono, acido
cianhídrico, nitratos, nitritos, sulfuro de hidrógeno, etc.)

Anestésicos y narcóticos. Los que actúan como depresores del Sistema Nervioso
Central (SNC), dependiendo su acción de la cantidad que llega al cerebro, CAPÍTULO IV
deben ser liposolubles (alcoholes, éteres, hidrocarburos alifáticos, etc.).

Tóxicos Sistémicos. Aquellos que se distribuyen por el organismo y actúan


en más de un órgano y/o tejido específico, aunque determinados compuestos
presentan efectos específicos o selectivos sobre un órgano o sistema.

107
• Agentes hepatotóxicos (cloroformo, tetracloruro de carbono, cloroacetaldehído,
etc.)

• Agentes nefrotóxicos (hidrocarburos policíclicos, cadmio, cloroformo, etc.)

• Agentes neurotóxicos (disulfuro de carbono, manganeso, mercurio, etc.)

• Agentes con acción a nivel sanguíneo o sistema hematopoyético (benceno,


nitritos, anilina, etc.)

Neumoconióticos. Sustancias sólidas que penetran y se depositan en los


pulmones induciendo neumopatías con degeneración fibrótica o por simple
acumulación.

Carcinógenos. Los que son capaces de producir proliferación celular


desordenada (asbesto, compuestos de cromo VI, bencidina, dieldrin, cromo,
cloruro de vinilo, uranio, etc.)

Teratógenos. Aquellos que provocan malformaciones en la descendencia


(dioxinas, plomo, iperita, etc.)

Mutágenos. Los que actúan sobre el material genético provocando alteraciones


hereditarias (etilenamina, 3, 4-benzopireno, etc.)

Alergenos. Aquellos que desencadenan reacciones descontroladas de tipo


antígeno – anticuerpo: Se caracterizan porque no actúan sobre todas las
personas y además se presenta en las previamente sensibilizadas (isocianatos,
polvo de algodón, polvos de ciertas maderas, cromo, níquel, etc.)

Otra clasificación muy utilizada que nos ayuda a orientarnos sobre el posi-
ble riesgo de la exposición a una sustancia, es la referida al grado de acción tóxica.
CAPÍTULO IV

Esta clasificación se basa en distribuir las sustancias en grupos según la toxicidad


de las mismas, la cual se evalúa mediante la experimentación en animales de labo-
ratorio, donde se determinan índices toxicométricos como la Concentración Máxi-
ma Admisible (CMA Aire), la Dosis Letal Media Oral (DL50 Oral), la Dosis Letal
Media Cutánea (DL50 Cutánea) y la Concentración Letal Media (CL50 Aire). Estos
grupos orientan pero no determinan, ya que el efecto que puedan ocasionar en la
práctica diaria está muy influenciado por el tipo de tecnología y la manipulación

108
del producto durante la actividad laboral. En este caso como existen diferentes
clasificaciones de acuerdo con el criterio de los investigadores le vamos a proponer
una clasificación que hemos utilizado en nuestro país por años y que se utilizaba
en Europa del Este y otra elaborada con un criterio similar por W.B. Deichmann y
H.W. Gerarde (Tablas 1 y 2).

Tabla 1. Clasificación de las Sustancias tóxicas según grado de acción tóxica (Norma Cubana 19-01-03)

Clase
I II III IV
Súmamente Muy Tóxicas Moderadamente Ligeramente
Tóxicas Tóxicas Tóxicas
Índice Toxicométrico
CMA en aire (mg/m3 ) < 0,1 0,1 - 1 1,1 - 10 > 10
DL50 oral (mg/kg) < 15 15 - 150 151 - 5000 > 50
DL50 cutánea (mg/kg) < 100 100 - 500 501 - 2500 > 2500
3
CL50 aire (mg/m ) < 500 500 - 5000 5001 - 50000 > 50000

Tabla 2. Clasificación de las Sustancias tóxicas según grado de acción tóxica (W.B. Deichmann y H.W.
Gerarde)

Súmamente Moderadamente Ligeramente


Muy Tóxicas Casi Tóxicas
Índice Toxicométrico Tóxicas Tóxicas Tóxicas

DL50 oral (mg/kg) <1 50 500 5000 15000


CL50 aire (mg/m3 ) < 10 100 1000 10000 100000
DL50 cutánea (mg/kg) <5 43 340 2810 22590

Estos índices toxicométricos permiten orientar sobre la capacidad de oca-


sionar daño (Toxicidad) de la sustancia, una vez ha alcanzado un punto del cuer-
po susceptible de su acción. Podemos manifestar que el efecto nocivo depende
esencialmente de la toxicidad y de la cantidad de sustancia que interactúa con el
organismo, lo cual se deduce cuando observamos que pequeñas cantidades cau- CAPÍTULO IV
san alteraciones a órgano funcionales. No obstante, la toxicidad de una sustancia
depende de numerosos factores, siendo especialmente importantes los siguientes:

• Reactividad química. Las sustancias más estables en general poseen una menor
toxicidad que las que se transforman con facilidad.

109
• Vía de penetración. La vía por la que penetre la sustancia como se tratará
posteriormente determina que pueda causar una acción tóxica de mayor o
menor grado.

• Solubilidad en fluidos. Las sustancias más hidrosolubles tienen un mayor


poder irritativo y su acción tiende a ser local, además pueden ser transportadas
por la sangre a los diferentes lugares de acción.

• Naturaleza lipofílica. Esta característica de una sustancia permite una mayor


absorción por tejidos ricos en grasas y la posibilidad de su acción a distancia.

• Metabolización característica. Este aspecto puede ocasionar que sustancias


determinadas al penetrar en el organismo o metabolizarse se convierta en más
o menos tóxicas.

2.1. Relación Riesgo – Efecto.


Las acciones de evaluación y control de las sustancias químicas deben fun-
damentarse en el enfoque de riesgo, con un carácter proactivo y no reactivo, con
el principio de la prevención y no de la recuperación de la salud afectada y para
esto los especialistas dedicados a estos fines tienen que considerar la multicausali-
dad en sus análisis de las diferentes situaciones. Como podemos observar, cuando
deseamos evaluar el riesgo al que la exposición a una sustancia química somete al
trabajador, no podemos hacerlo sólo en base de sus efectos o características tóxicas
que la misma posee, tenemos que considerarlo en el macro mundo del trabajador.
O sea, hay que analizar todos los factores de riesgo que inciden sobre el mismo y
en los que por supuesto el factor laboral es de suma importancia. Por tanto, tene-
mos que partir de la afirmación que cualquier alteración que podamos detectar en
un trabajador o en un colectivo laboral tiene causas multifactoriales.
CAPÍTULO IV

Analizando esta situación podemos razonar que sobre el trabajador actúan


factores de carácter intrínseco y extrínseco, considerando que entre estos últimos
están los factores ambientales que incluyen la exposición a las sustancias tóxicas.
Sobre los factores intrínsecos entre los que se incluyen la edad, el sexo, la raza, la
susceptibilidad individual y otros “indicadores de riesgo”, no podemos ejercer
ninguna acción, ya que como su nombre lo indica son características propias de

110
cada persona. Los factores extrínsecos si permiten ser modificados por nuestras
acciones, ya que los mismos pueden transformarse tanto por la persona como por
la sociedad. Entre los mismos se encuentran las condiciones socio – económicas, el
nivel cultural, los hábitos nutricionales, el estrés, las condiciones de trabajo y otras.
La exposición a sustancias químicas puede ser modificada y controlada, como fac-
tor ambiental y extrínseco que es, minimizando sus efectos deletéreos al hombre y
al medio ambiente. En la Figura 1 se incluye en el grupo de factores ambientales,
además de los químicos, la temperatura, humedad, presión, contaminación bioló-
gica, radiaciones y las exposiciones a otros elementos y a la vez se muestra, como
el proceso de acción simultánea de los factores de riesgo es capaz de producir
efectos a la salud con respuestas diferentes.

Figura 1. Factores de Riesgo y respuestas del Hombre

Factores Intrínsecos

Nula
Ligera
TRABAJADOR Efecto Respuesta Moderada
Severa
Muerte

Factores Factores
Extrínsecos Ambientales

Ya estamos en disposición de demostrar como en el caso particular de la


exposición a sustancias químicas para minimizar el riesgo, el higienista debe como
prioridad disminuir la concentración del agente en el ambiente laboral.

En función de lo descrito con anterioridad podemos expresar que:

D = K. Fint. Fext. Famb


CAPÍTULO IV
Donde:

D = Daño producido.

K = Constante de proporcionalidad.

111
Fint = Factores intrínsecos.

Fext= Factores extrínsecos.

Famb= Factores ambientales.

Si consideramos los factores intrínsecos y extrínsecos como Factores huma-


nos (H) y a los Factores ambientales proporcionales a: la toxicidad del agente (T),
su velocidad de absorción (V), la concentración (C) y el tiempo de exposición (t), la
expresión anterior quedará de la manera siguiente:

D = K. H. T. V. C. t

Cuando analizamos una situación especifica sobre una exposición deter-


minada, las variables H, T y V, podemos considerarlas como constantes debido a
que las características personales y de la sustancias químicas están prefijadas, por
lo que podemos afirmar que el efecto nocivo será proporcional a la concentración
ambiental y el tiempo de exposición del trabajador, lo cual puede expresarse como
sigue.

D = K. C. t

Como en el caso del trabajador, el tiempo de exposición puede considerarse


también como constante, ya que en general es de 8 horas, podemos inferir que el
daño será proporcional al nivel de la concentración existente. Por tanto, la opción
de accionar más práctica y eficaz para disminuir el riesgo, es minimizar las con-
centraciones al nivel más bajo posible.

D = K. C

3. Toxicocinética.
CAPÍTULO IV

La Toxicocinética es el término más general aplicado al estudio del camino


o desplazamiento de las sustancias extrañas (xenobióticos) desde su contacto con
el organismo hasta su eliminación, incluyendo las fases de absorción, distribución,
metabolismo y excreción, determinando la relación entre la dosis que ingresa y la
concentración en sangre y otras muestras biológicas.

112
En la tercera década del siglo XIX, comienzan a publicarse los estudios de
farmacocinética, aplicados por supuesto a la producción de medicamentos, lo que
permitía predecir las respuestas toxicológicas a los mismos. La similitud del pro-
ceso en el organismo de cualquier xenobiótico que ingrese permitió extender este
concepto al de toxicocinética. Esta disciplina proporciona conocimientos que son
de gran ayuda al higienista para mantener la vigilancia de la salud del trabajador
expuesto y por tanto vamos a tratar elementos de las diferentes fases que se pro-
ducen, desde el contacto de un xenobiótico con el organismo hasta su excreción.
El conocimiento de estos aspectos facilita al higienista el análisis y evaluación del
riesgo en situaciones de exposición, así como en la aplicación de medidas de pre-
vención. Las etapas por las que pasa un xenobiótico una vez que entra en con-
tacto con el hombre son: absorción, distribución y transporte, metabolización o
biotransformación y excreción.

Es inevitable al hablar de la toxicidad de las sustancias químicas abordar


como penetra la misma en el organismo y alcanza el flujo sanguíneo. Debemos
recordar que el hombre durante la evolución de la especie ha tratado de indepen-
dizar las variables fisiológicas de su medio interno de aquellas variables del medio
externo, lo que le ha llevado a desarrollar complejos mecanismos de aislamiento
y regulación que permiten mantener sus variables fisiológicas en el entorno reco-
mendable. Este mecanismo de asegurar condiciones constantes en el medio inter-
no es lo que los fisiólogos han denominado como la “homeostasia”.

3.1. Absorción.
La absorción comprenderá el conjunto de equilibrios bioquímicos (Figura
2), que permiten que una sustancia se incorpore desde el medio externo al torrente
circulatorio.

El agente tóxico para que se absorba debe atravesar diferentes membranas CAPÍTULO IV
o barreras celulares para poder arribar al lugar o compartimiento donde ocasio-
nará el efecto nocivo. Estas barreras en sentido general pueden clasificarse en ais-
lantes como es el caso de la piel y de intercambio como son el epitelio pulmonar
y la mucosa intestinal. El mecanismo de paso de las membranas es fundamen-
tal en la absorción y distribución, siendo la permeabilidad del tóxico una de las
características que determina el efecto.

113
Figura 2
Penetración del tóxico del medio externo al interno.
Medio Externo

Piel
Membrana Sistémica
Mucosas - Respiratoria
Fluido intersticial Digestiva
Ocular
Membrana Capilar

Plasma Plasma
Sanguíneo Linfático
(Medio Interno)
Membrana Capilar

Fluido intersticial
Membrana Citoplasmática

Fluido citoplasmático (intracelular)

Existen diferentes mecanismos de paso a través de las membranas citoplas-


máticas los que se resumen en la tabla 3, así como los compuestos característicos
de cada uno.

Tabla 3. Mecanismos de paso de compuestos a través de membranas.

MECANISMOS COMPUESTOS
FILTRACIÓN a través de poros acuosos - Por presión Moléculas Iónicas de bajo peso molecular (PM).
hidrostática u osmótica.

DIFUSIÓN SIMPLE O PASIVA - Se realiza en razón de un Gases y vapores a través de membrana lipoide.
gradiente de concentración.

DIFUSIÓN FACILITADA por mecanismo de transporte - Moléculas Iónicas de alto peso molecular.
Se realiza por molécula portadora a favor del gradiente.
CAPÍTULO IV

TRANSPORTE ACTIVO con demanda energética - Moléculas de alto PM.


Moléculas portadoras contra el gradiente.
PINOCITOSIS Sustancias proteicas en estado líquido.

ENDOCITOSIS (FAGOCITOSIS) Sólidos poco solubles.

114
3.2. Vías de Entrada al Organismo.
Las vías de ingreso al organismo van a ser la dérmica (cutánea), la digestiva
(oral), y la respiratoria. Hay quienes clasifican las mucosas como una vía indepen-
diente aunque en este tema la consideramos incluida en la vía cutánea.

Faringe
Tráquea
Vías Bronquio
Nasales

Epiglotis

Laringe

Alveolos

Bronquiolo
Músculos
Intercostales

Pulmón
Izquierdo

Diafragma
Pulmón
Derecho

• Vía Respiratoria. En el caso de la exposición de los trabajadores esta es


la vía principal de la causa de intoxicaciones profesionales y hay quienes
atribuyen que el 95% de las mismas se producen por esta vía (Figura 3). En CAPÍTULO IV
estas consecuencias se conjugan diferentes factores, el más simple es que al
trabajador le es imposible dejar de respirar, aspirando de 5 a 6 lt/min de aire
en reposo y puede llegar hasta 30 lt en actividad, inhalando por consiguiente
obligatoriamente el contaminante si está en un ambiente (aire) contaminado. A
esto se agrega, que por esta vía no se produce el efecto del “primer paso”, por el
cual el hígado metaboliza estas sustancias convirtiéndolas en menos tóxicas y
más fáciles de excretar. Otro aspecto de interés y que justifica el mayor ingreso

115
por la vía pulmonar, es la gran superficie alveolar que se considera entre 70 y
100 m2, y el mínimo grosor de la membrana (0,001 a 0,004mm), lo cual significa
la posibilidad de una gran superficie vascularizada de intercambio directo con
la corriente sanguínea. Existen en esta vía elementos de defensa como son las
vellosidades y mucosas. La penetración de un contaminante gaseoso por esta
vía estará en dependencia de las variables siguientes:

• Ventilación pulmonar.

• Difusión del disolvente a través de las membranas tisulares, en especial la


alvéolo capilar.

• Solubilidad del disolvente en sangre.

• Circulación de la sangre por los pulmones y otros órganos.

• Solubilidad del disolvente en los tejidos.

Figura 4
Boca
Faringe
Esófago

Hígado Estómago
Páncreas
Intestino
CAPÍTULO IV

Grueso Intestino
Delgado
Recto
Ano

116
• Vía Digestiva. Esta vía (Figura 4) no se considera de gran importancia, sobre
todo cuando se trata de trabajadores que están educados en los aspectos de
higiene. En general la absorción de sustancias tóxicas por esta vía se debe a los
malos hábitos higiénicos personales, como el de fumar o comer los trabajadores
durante la jornada. A esto normalmente contribuye la falta de orden y limpieza
de los locales de trabajo. Por lo que la medida preventiva de mayor importancia
para evitar esta exposición es promover hábitos higiénicos en los responsables
y trabajadores que utilizan o manipulan estas sustancias, para lograr un
comportamiento seguro.

La absorción por esta vía puede efectuarse durante todo el tracto digestivo
y la absorción de la sustancia depende de múltiples factores, entre los que se en-
cuentran la velocidad del vaciamiento gástrico, el peristaltismo intestinal, la inges-
ta de alimentos y otros. Además, es de gran importancia destacar que los tóxicos
que no se absorben por la mucosa bucal, deben pasar por el hígado, sufriendo
transformaciones metabólicas que en general disminuyen su efecto tóxico.

• Vía Dérmica. En determinadas actividades laborales esta puede convertirse en


una vía de entrada importante.

Cuando una sustancia entra en contacto con la piel, pueden suceder los
resultados siguientes:

a) La piel actúa como una barrera efectiva.

b) Se produzca una reacción con la piel y causa una irritación local.

c) Se produzca una sensibilización de la piel.

d) Se absorba la sustancia y llegue al torrente sanguíneo.

Es de gran importancia el control de esta exposición, ya que la “dermatitis


CAPÍTULO IV
por contacto” es una de las enfermedades profesionales más frecuentes, reporta-
das por los servicios de salud ocupacional en todos los países. En general estos
casos ocasionan efectos locales por este tipo de sustancias, sin que se produzca un
proceso de absorción.

117
La piel es la primera barrera de defensa del organismo ante la agresión de
agentes externos y tiene una superficie aproximada de 1.8 m2 y un espesor fluc-
tuante. En esta vía el xenobiótico debe atravesar varias capas de células y llegar
a la dermis, donde se encuentran los capilares, las terminaciones nerviosas y los
anexos cutáneos, para pasar al torrente sanguíneo (Figura 5). Cuando está intacta
no es muy permeable a las sustancias hidrófilas, no obstante puede ser penetrada
por las sustancias lipófilas. Cuando esta dañada puede ser más fácil la absorción,
tanto por las sustancias hidrófilas como por las lipófilas. Las sustancias que mejor
se absorben por esta vía son las liposolubles. En la entrada por esta vía también
pueden influir otras condiciones como el tamaño de las partículas, el espesor y la
humedad de la piel (sudoración), las arrugas, la temperatura, la vascularización y
el contacto con la ropa. Por tanto, en algunas sustancias no puede dejarse de con-
siderar el aporte de esta vía a la absorción total del trabajador.

Figura 5

Tallo del pelo

Epidermis

Dermis Glándula
sebácea

Vaso linfático

Tejido Nervio
subcutáneo

Folículo piloso
Tejido graso
Vena
CAPÍTULO IV

Arteria

Glándula sudorípara

118
3.3. Distribución y Acumulación.
El proceso de absorción termina en la sangre y en la misma, comienza el
proceso de distribución del tóxico a todo el organismo, ya sea en la misma forma
que ingresó o unido a otra sustancia generalmente proteica. En este camino que
sigue el tóxico continúan ocurriendo reacciones bioquímicas y debe atravesar di-
ferentes barreras biológicas antes de ser excretado.

La Toxicocinética trata de interpretar este proceso estableciendo un mo-


delo general y dividiendo el cuerpo en compartimientos para mediante modelos
matemáticos poder explicar la cinética de la distribución de las sustancias. En la
figura 6 observamos el procedimiento general de una sustancia desde su ingreso
en el organismo por las diferentes vías hasta su excreción. El tóxico al ser absorbi-
do ingresa a un compartimiento o conjunto de células con igual papel metabólico
que le denominamos el sistema activo. El mismo distribuye el tóxico en los tres
compartimientos acuosos: el plasmático, el intersticial y el intracelular. Hay una
distribución no uniforme en los tres compartimientos debido a determinadas ca-
racterísticas, como la unión a proteínas, la afinidad por tejidos, vascularización y
otros. Tal como ya analizamos en la absorción las membranas biológicas regulan
estos procesos.

Figura 6.
Modelo Metabólico General

Piel

Sistema Digestivo Sistema Respiratorio

Intestino Pulmones

Alta Concentración Sistema Activo Efectos Adversos

Compartimientos Acuosos CAPÍTULO IV


Sistema Pasivo Plasmático Órgano Crítico
Intersticial
Biotransformación Intracelular

Heces Orina Pulmones Otros

119
Después que el tóxico ha llegado a los compartimientos acuosos se trans-
porta por la sangre a todo el organismo, siendo selectiva la unión a los tejidos
que tienen determinada afinidad química. Los órganos a los que mayor número
de sustancias se unen son el hígado y el riñón. La cinética del xenobiótico en los
tejidos puede ser de dos formas diferentes. Cuando el tóxico alcanza en un tiem-
po largo una concentración elevada sin causar efectos, denominamos a este tejido
como el sistema pasivo y cuando una pequeña concentración en el tejido causa
una respuesta inmediata se le denomina órgano crítico o diana, que son los más
vascularizados y ricos en lípidos.

Por consiguiente, podemos manifestar que al no haber un efecto local se


produce, una acumulación capaz de prolongar los efectos aún sin exposición. Esta
afirmación está muy relacionada con la característica denominada vida media bio-
lógica, que es el tiempo que una sustancia tarda en disminuir en un tejido a la
mitad de su concentración. Esta apreciación es importante para analizar los re-
sultados de los exámenes realizados a trabajadores expuestos y la forma en que
se deben hacer los muestreos biológicos, ya que hemos observado casos en que
después de más de un año sin exposición el trabajador y estando asintomático, ha
continuado excretando xenobiótico en concentraciones superiores a las estableci-
das para un medio biológico determinado.

3.4. Metabolismo o Biotransformación.


Las sustancias tóxicas al ser absorbidas sufren una serie de reacciones bio-
químicas con el objetivo de convertirlas en una sustancia más soluble en agua,
que facilite ser eliminada rápidamente por el organismo. Aunque en general este
proceso de transformaciones metabólicas es un proceso de desintoxicación, de de-
fensa del organismo, en ocasiones se producen metabolitos de mayor toxicidad
que la sustancia inicial.
CAPÍTULO IV

En la biotransformación de estas sustancias tóxicas se producen dos tipos


de procesos, las reacciones de degradación (hidrólisis, oxidación y reducción) y las
de conjugación (acética, con aminoácidos, con compuestos sulfurados, glucoróni-
ca, de alquilación). Todas estas reacciones tienen como finalidad la formación de
metabolitos más hidrófilos o sea más solubles en los medios acuosos de excreción.

120
3.5. Acción combinada.
En las actividades laborales es muy frecuente que el trabajador se encuentre
expuesto a más de una sustancia tóxica, de aquí la importancia del conocimiento
de la acción de éstas cuando actúan de forma combinada sobre el organismo. Está
demostrado que la exposición a más de una sustancia puede potenciar o inhibir los
efectos que producirían si actuaran independientemente. Por consiguiente cuando
el higienista se encuentra con situaciones de este tipo, deberá considerar esta ca-
racterística al proceder a su evaluación.

Cuando se presentan en el ambiente de trabajo contaminantes cuyos efectos


no se interrelacionan, o sea, que el efecto de una sustancia es similar en presencia
o no de la otra, estamos en un caso de acción “independiente”. O sea que cada uno
de los tóxicos concurrentes producen un efecto distinto a través de un modo de
acción diferente. Sin embargo existen casos de sinergismo en que una sustancia
incrementa su acción por la presencia de otra (aditividad o potenciación), o dis-
minuye su acción o inhibe sus efectos (antagonismo). Estas situaciones se pueden
predecir cuando la sustancia actúa sobre un mismo órgano o mecanismo biológi-
co. En los casos en que se desconocen los efectos de las sustancias siempre se con-
sideran como aditivas, en función de brindar una mayor seguridad al trabajador.

3.6. Eliminación o excreción.


Cuando el tóxico ha arribado al torrente sanguíneo tiene dos caminos posi-
bles, el fijarse a una molécula de la sangre o los tejidos, lo cual dificulta su elimina-
ción o eliminarse por algunas de las vías de excreción de que dispone el organis-
mo. Aunque es posible la eliminación de la sustancia inalterada, en general pocas
sustancias son capaces de eliminarse sin una biotransformación que las convierta
en sustancias hidrosolubles. Los factores que influyen y regulan la eliminación de CAPÍTULO IV
las sustancias son los mismos de la absorción, lo único que con un carácter inverso,
o sea que lo que facilita la absorción, limita la eliminación.

Las vías de eliminación de las sustancias tóxicas y sus metabolitos son la


renal, la digestiva y la respiratoria, se pueden excretar también en menor grado
por el sudor, la leche materna y la saliva. La renal es la vía más importante y de
aquí que el estudio de la orina sea tan frecuente en el caso del diagnóstico de las

121
intoxicaciones profesionales. La vía digestiva tiene dos mecanismos, el primero
es cuando la sustancia no se absorbe y pasa directamente a las heces y otro cuan-
do se absorbe y pasan por el hígado a la bilis y por ésta al intestino, de donde es
eliminada en las heces. Una parte de la misma vuelve a reabsorberse pasando a
sangre e hígado nuevamente, repitiéndose el proceso y demorando la eliminación
e incrementando la vida media de la sustancia. La vía respiratoria posibilita la eli-
minación de sustancias que son gases a la temperatura del organismo (sustancias
volátiles), la eliminación por esta vía se efectúa por mecanismos de difusión sim-
ple. Es la vía menos frecuente ya que los metabolitos tienden a ser productos más
solubles en agua y por tanto, más fáciles de eliminar por la orina o la bilis.

4. Elementos de Toxicodinamia. La Acción de los


Tóxicos. Dosis Efecto y Dosis Respuesta.
La toxicodinamia es la rama de la toxicología que estudia la relación entre la
dosis que penetra en el organismo y la respuesta medida. Existen muchas sustan-
cias de las utilizadas en las actividades laborales que no han sido suficientemente
estudiadas y de las que se desconocen sus mecanismos de acción, aspecto que se
trata de justificar planteando la gran incorporación de nuevos productos, los po-
cos especialistas e instituciones dedicados a estos fines, el costo y tiempo de dura-
ción de las investigaciones y otras excusas, cuando la realidad es que se prioriza a
la producción antes que la salud del trabajador.

Las pruebas que más se emplean para determinar los efectos o parámetros
de un agente tóxico son las efectuadas con animales de laboratorio, con todas las
dificultades que se presentan al extrapolar los resultados a los humanos. También
se realizan en menor escala algunos estudios epidemiológicos, pero en realidad
esto tiene poca utilidad práctica en las nuevas sustancias, ya que hay que esperar
un largo tiempo para obtener resultados, además de todos los problemas éticos
CAPÍTULO IV

que conlleva la investigación con humanos.

En general se hacen tres tipos de estudios los de toxicidad aguda, sub -


aguda y crónica, en el primer caso se aplica una dosis y se observan los signos y
síntomas que se manifiestan hasta su muerte, investigando a continuación el daño
histopatológico. En el caso de la sub - aguda se mantienen a grupos de animales
expuestos al xenobiótico entre 21 y 90 días y se determinan los efectos. En el estu-

122
dio de cronicidad la exposición se mantiene desde unas semanas de edad hasta su
muerte.

4.1. Efecto de los Tóxicos


Los tóxicos producen diferentes efectos cuando penetran en el organismo,
esta acción no sólo depende de la dosis que es absorbida, sino el tiempo y la forma
en que la misma es aplicada. De esta forma podemos observar tres tipos diferentes
de intoxicaciones.

a) Intoxicación Aguda.

Alteración grave en el organismo que se manifiesta en un breve periodo de


tiempo, en general antes de las 24 horas de haberse producido la exposición. Se
produce cuando hay una sola exposición o varias en un corto periodo de tiempo a
dosis elevadas, produciéndose además una absorción rápida del tóxico. Este tipo
de intoxicación en general puede considerarse como un accidente.

b) Intoxicación Sub Aguda.

Es un tipo de intoxicación que presenta un menor grado de intensidad (gra-


vedad) que la aguda y sigue un curso sub clínico hasta pasado un tiempo en que
aparecen las manifestaciones. Su diferencia fundamental con la aguda es que su
efecto es menor.

c) Intoxicación crónica.

Se presenta por la exposición repetida a pequeñas dosis durante un periodo


de tiempo largo. Es el tipo de exposición más frecuente en las actividades laborales CAPÍTULO IV
y en ocasiones cuando se manifiesta el daño a la salud ya es irreversible, lo que de-
termina la importancia de su prevención. La forma más frecuente por la que apare-
cen estos efectos tardíos (Figura 7), se debe a la acumulación progresiva del tóxico
en los tejidos, al eliminarse menor cantidad de la absorbida en cada exposición.

123
Figura 7. Intoxicación crónica acumulación del tóxico

1
2
1). Concentración del tóxico en el organismo.
2). Intensidad de respuesta del organismo.
d a). Tiempo transcurrido son manifestación de síntomas.
b). Concentración a que se manifiestan los primeros síntomas.
b
c). Tiempo durante el cual se manifiestan los síntomas.
d) Muerte del organismo.
a c

TIEMPO DE EXPOSICIÓN

4.2. Aspectos a considerar en la exposición y las


intoxicaciones.
Los factores ambientales pueden cooperar a una mayor absorción del tóxi-
co. Las altas temperaturas ocasionan diferentes respuestas en el organismo, como
aceleración del pulso, incremento del volumen respiratorio minuto, de crecimien-
to de la presión arterial y otros, que aumentan el ingreso del tóxico a través de las
vías respiratorias y por ende su paso a la sangre. O sea, que al aumentar la ventila-
ción pulmonar y el pulso, se incrementa la absorción y la velocidad de circulación
sanguínea. De manera similar influye la presión, pues en determinadas condicio-
nes la mayor necesidad de oxígeno requiere una mayor ventilación pulmonar. El
% de humedad también puede influir en este sentido, sobre todo en la inhalación
de contaminantes sólidos.

Es conocido que en muchas ocasiones se les ha facilitado leche, como un an-


tídoto, a los trabajadores expuestos a contaminantes químicos. Esta costumbre ha
creado una cultura nociva en los trabajadores, ya que los mismos consideran que
esta en realidad les protege de los efectos tóxicos de las sustancias que manipulan.
Debemos luchar contra este mito, ya que la verdadera protección del trabajador
CAPÍTULO IV

radica en minimizar la exposición al contaminante. Hay que educar a los empre-


sarios y trabajadores en que existen recomendaciones precisas, para determinar
que tipo de alimentación hay que brindar de acuerdo con el tipo de trabajo y las
sustancias específicas a las que se está expuesto. No es menos cierto que la compo-
sición cualitativa de la alimentación influye en el estado nutricional del trabajador
y por consiguiente actúa como un elemento de defensa del organismo. Por tanto,
debemos promover el facilitar una alimentación balanceada, que satisfaga el gasto

124
energético que demanda la actividad laboral, pero no sostener la cultura de la le-
che como antídoto, ya que el trabajador por ignorancia al creerse resguardado se
descuida de protegerse.

Otro aspecto que se maneja con frecuencia por empresarios y trabajadores


es el referido a la adaptación del trabajador a la sustancia tóxica. Este es un cri-
terio muy peligroso, pues aunque es cierto que se ha demostrado adaptación al
arsénico y a las drogas en pequeñas dosis y se ha determinado disminución de la
sensibilidad a compuestos químicos administrados en forma sistemática, en otros
casos se incrementa la sensibilidad. No podemos negar que existe un fenómeno
de susceptibilidad individual, pero no es real que en las condiciones laborales y a
largo plazo esto se comporte de la misma manera. No podemos permitir el manejo
de criterios de este tipo por las administraciones de los centros de trabajo y que
sometan a trabajadores a una exposición mayor de la permisible porque personal-
mente tenga mayor resistencia.

Estos y otros problemas que puedan surgir en la práctica diaria de la pre-


vención, se pueden resolver con la formación a los dirigentes y trabajadores, deter-
minando que controlar los efectos nocivos producto del manejo de estas sustancias,
sólo es posible con el establecimiento de condiciones de trabajo que minimicen la
exposición.

4.3. Evaluación de la Toxicidad.


Hemos manifestado que todos los años se incorporan en las actividades
laborales nuevas sustancias por las exigencias del mercado, sin haber sido investi-
gadas sus características toxicológicas y en ocasiones con estudios parciales de su
toxicidad. Es imprescindible, si queremos garantizar la protección del trabajador
conocer la toxicidad aguda y crónica de los productos o sustancias a los que el
mismo se expone. En general estos estudios se hacen con animales ya que por de- CAPÍTULO IV
terminadas razones es prácticamente imposible en esta etapa, efectuar otros tipos
de estudios.

El primer aspecto que es necesario conocer son las características de la sus-


tancia que se desea evaluar, si es una sustancia pura o una mezcla de sustancias,
de forma tal que podamos llegar a resultados confiables. Una vez conocido y se-

125
guros de que vamos a trabajar con la sustancia que debemos evaluar, se procede a
determinar la toxicidad aguda de la misma. Con este objetivo se aplicará una dosis
ya sea por vía oral, cutánea o respiratoria a los animales, para evaluar los efectos
que se establezcan en un tiempo de 24 horas.

Los parámetros más utilizados en estos estudios cuando la vía de ingreso es


oral o dérmica son la Dosis Efectiva media (DE50) y la Dosis Letal media (DL50).
La primera se define como la dosis (mg/kg de peso) que se ha aplicado al grupo
de animales para que el 50% de estos presente el efecto prescrito. En el caso de la
segunda será la dosis que causa la muerte en el 50% de los animales. Cuando la
exposición a la que se someten los animales es por vía respiratoria los parámetros
que se utilizan son la Concentración Efectiva media (CE50) y la Concentración Le-
tal media (CL50), que serán las concentraciones en aire en la que el animal expues-
to por un tiempo determinado presenta un efecto específico o les causa la muerte
al 50% de los mismos. En general el utilizar el criterio del 50% de los animales se
ha tomado porque la experiencia ha demostrado ser el más reproducible.

4.4. Relaciones Dosis Efecto y Dosis Respuesta.


La determinación de la toxicidad de una sustancia se basa en la relación
que se pueda establecer entre la concentración del mismo en un lugar y determi-
nado efecto, ya que esto permitiría conocer la probabilidad (riesgo) de un grupo o
persona a sufrir ese daño. Por tanto, podemos establecer las relaciones siguientes:

Relación dosis – efecto, que es una relación para una persona u órgano y
establece la relación entre una dosis y el efecto resultante.

Relación dosis – respuesta, que se utiliza para un grupo de personas o seres


biológicos y que se utiliza para expresar qué proporción de una población presen-
CAPÍTULO IV

ta el efecto estudiado.

En nuestro campo de la higiene sería más correcto llamarle exposición –


respuesta, ya que la dosis no incluye las condiciones medioambientales que si se
consideran en el término exposición.

126
Las consideraciones toxicológicas que puedan derivarse de los estudios de
toxicidad están basadas en una relación dosis – efecto o dosis respuesta. A los
animales se le van aplicando diferentes dosis de la sustancia hasta determinar los
puntos donde todos los animales mueren o todos sobreviven y después estos datos

Figura 8. Curva Dosis - respuesta. Escala Lineal y Logarítmica.


100 100
Respuesta Biológica (%)

Respuesta Biológica (%)


50 50

5 0
Dosis Administrada (mgKg) Logaritmo de la Dosis Administrada
(Williams and Burson, 1985). Fabre y Truhaut, 1976).

se expresan en curvas que relacionan el efecto investigado con las dosis aplicadas.
De acuerdo al tipo de exposición a la que se someta a los animales de experimen-
tación la dosis se expresa en mg/kg o en mg/m3. Aunque pueden buscarse otros
efectos en los estudios realizados lo más frecuente es que en estas curvas expresen
la DL50, ya que la mortalidad es el efecto que más se investiga.

Estas curvas expresan por tanto, el % de mortalidad en función de la dosis


y como el aumento de la mortalidad no viene dado en la misma proporción que
el aumento de la dosis, la respuesta que se obtiene es una curva asimétrica. Para
lograr una curva simétrica (sigmoide) se utiliza una escala logarítmica en las abs-
cisas (Figura 8) en la que se considera el logaritmo de la dosis. En la figura 9 puede
observarse la curva de efecto letal en % de un experimento con animales.

CAPÍTULO IV

127
Figura 9. Curva de Dosis Letal para una sustancia
química en animales de experimentación.
100

Respuesta % Efecto Letal 50

0
LD5 LD50 LD100

En la figura 10 observamos tres curvas para una misma sustancia, una de


dosis efecto, en que no se presentan cambios bioquímicos, o sea, sin un efecto
significativo funcional, otra que implica un efecto significativo en la función de
un órgano y otra de mortalidad. Cuando simultáneamente se estudian diferentes
dosis efecto y la dosis letal, podemos analizando los resultados inferir y proponer
niveles de exposición que supuestamente no causen daño a la salud del trabajador,

Figura 10. Curva dosis - Respuesta para varios efectos de un compuesto químico.

100

A B C
50
% Respuesta
CAPÍTULO IV

0
3 4 5 7 10 20
NOEL DOSIS (UNIDADES ARBITRARIAS)

LD
50
A - Cambios bioquímicos sin significación funcional.
B - Cambios significativos en la funsion de un órgano (EFECTO CRÍTICO).
C - Mortalidad.
NOEL - Nivel de efectos no observables.
LD 50 - Dosis letal para el 50% de la población.

128
o sea, los conocidos “Niveles Límites Admisibles o Permisibles”. En estos casos
siempre se aplica un factor de seguridad al nivel en que no se han observado efec-
tos, para una mayor protección de los expuestos.

5. Niveles Límites Biológicos.


En la práctica de la Higiene Industrial durante las últimas décadas se ha
incorporado como otro elemento más para el control de la exposición a que está
sometido el trabajador, los Niveles Limites Biológicos. Estos se han considerado
como la mayor concentración de sustancias tóxicas o de sus metabolitos en especí-
menes biológicos, a la cual puede estar expuesto un trabajador sin riesgo demos-
trable para su salud o bienestar.

En realidad el control biológico permite de una forma indirecta y comple-


mentaria a las mediciones del ambiente laboral cuantificar la exposición real a la
que está expuesto el trabajador. Hay que considerar esta medida como la más real
de la exposición del trabajador, ya que va a cuantificar todo el contaminante que
ingresa por las diferentes vías y resulta particularmente útil para las sustancias
que penetran a través de la piel. El control biológico presenta múltiples ventajas
sobre el ambiental como la de requerir menor tiempo e instrumentación y utilizar
como equipo de muestreo al trabajador, lo cual determina que en el resultado ob-
tenido estén consideradas variables como la carga de trabajo, los factores metabó-
licos individuales y otros. No obstante esta forma de control tiene sus limitaciones,
la fundamental es que al tener que tomar muestras del trabajador, puede ocasionar
molestias y el rechazo del mismo, como es en el caso de las muestras de sangre.
Otros elementos en este sentido son que aun es limitado el grupo de niveles bio-
lógicos existentes y que aunque existen muchos estudios que correlacionan dosis
interna – efectos en general no se refieren a los daños a largo plazo.

Los límites biológicos pueden ser utilizados por los especialistas de la Hi- CAPÍTULO IV
giene Industrial con diferentes propósitos como son:

a) En la determinación de la exposición del trabajador con fines preventivos o


legales. Ya hemos manifestado que estos límites son una expresión indirecta
de las condiciones de trabajo en que se encuentra el trabajador, por lo que su
conocimiento nos permite utilizarlo como un complemento de los indicadores

129
ambientales para limitar el riesgo y en los casos necesarios como prueba legal
de una exposición.

b) En el pesquisaje de trabajadores expuestos. Cuando se nos plantea en un


colectivo el riesgo a la salud por la exposición a un contaminante, determinar
cuáles son los puestos en que realmente existen trabajadores expuestos.

c) En la Vigilancia Médica para el diagnóstico de las enfermedades profesionales


y como herramienta para la detección de los individuos afectados, siempre
como un control individual de la salud que puede determinar:

• Una sobre exposición laboral. Que pudiera ser individual por malos hábitos
personales o indicarnos unas condiciones del ambiente laboral que son
necesarias modificar.

• Una exposición extra laboral. En ocasiones el trabajador está sometido a


exposiciones por otras actividades laborales o no, que realiza además de la del
puesto de trabajo que estamos estudiando y que es importante definir para
poder resolver el problema de salud que presenta.

• Una enfermedad profesional o no, previa al empleo y que debería haberse


detectado en los exámenes médicos previo a su admisión en el puesto de
trabajo.

Estos aspectos son muy importantes cuando se quiere definir la causa del
daño a la salud que presenta el trabajador y sobre todo en el aspecto legal, para
definir si es una enfermedad de tipo profesional.

Por último, expresar que la incorporación en los últimos años de un grupo


de niveles limites biológicos a las listas de contaminantes laborales es un impor-
tante logro, ya que permite poseer al higienista un elemento más para evaluar el
CAPÍTULO IV

riesgo a que está sometido el trabajador y determinar si su daño a la salud es de


tipo profesional. Debe tenerse en cuenta que estas listas publicadas pertenecen
a países desarrollados, donde las condiciones de vida y laborales del trabajador
difieren de las de los países subdesarrollados, por lo que hay que considerar este
aspecto en el análisis de los resultados que obtengamos y preferentemente cuando
es posible, establecer los niveles normales de la población no expuesta del país en
que los estamos aplicando.

130
6. Control de la Exposición a Contaminantes
Químicos.
En la actualidad en cualquier centro de trabajo se manipulan o se proce-
san, sustancias químicas que por si mismas o por las reacciones que se producen
durante la actividad laboral, someten al trabajador a un riesgo determinado de
afectar su salud. Anteriormente en esta actividad de control se consideraban sola-
mente los centros industriales y en especial los de la rama química, donde por su-
puesto, los niveles de contaminantes utilizados o las reacciones que se manifiestan
hacen que la posibilidad de daño sea muy superior, no solo para el trabajador sino
en ocasiones hasta para la comunidad vecina. En la actualidad hasta un centro de
servicios como puede ser un hotel utiliza productos químicos que pueden causar
alteraciones a la salud de sus trabajadores, de aquí la importancia que en cualquier
centro que emplee sustancias químicas se establezca un Programa de Vigilancia de
la salud de los trabajadores expuestos a estas sustancias.

Como un elemento general, lo primero que debe hacer el responsable de la


Seguridad y Salud en el Trabajo del centro, es hacer un inventario de todas las sus-
tancias químicas que se emplean e investigar con los tecnólogos los posibles con-
taminantes que pudieran generarse en los procesos que en el lugar se desarrollan.

Después debe proceder con la participación de los trabajadores por cada


área o actividad laboral a identificar y evaluar los riesgos químicos existentes, la
percepción de éstos sobre la situación y sus sugerencias respecto a las posibles
soluciones.

Una vez conocidos los contaminantes existentes, deberá buscar la informa-


ción toxicológica de cada una de estas sustancias, determinando su nivel de riesgo
en cada una de las actividades que se emplean.

A continuación se capacitará a todo el colectivo laboral y en especial a los CAPÍTULO IV


jefes directos de las diferentes actividades, sobre el riesgo de las sustancias, forma
de utilización, almacenamiento y otras, de forma que se incorpore todo el personal
en las tareas de prevención.

Como resultado final se elabora un Programa de Control de Riesgos Quí-


micos, el cual debe ser aprobado por la máxima instancia del centro de trabajo y
en el que además de incluir los aspectos planteados con anterioridad y otros como

131
las visitas de control a las áreas, constará de un Sistema de Vigilancia a la salud
que incluye el control ambiental, el control biológico y la vigilancia médica, como
puede observarse en la tabla 4.

Tabla 4
Sistema de Vigilancia a la Salud

Tipo de vigilancia Lugar Tareas

Aire de lugares de Establecer NLA.


Ambiental (Colectiva).
trabajo. Evaluar exposición y riesgo (Directa).

Biológica Establecer NLB


(Colectiva - Individual). Especímenes biológicos. Evaluar exposición y riesgo (Indirecta).

Exámenes médicos pre-empleo y periódicos.


Médica (Individual). Exámenes médicos.
Evaluar existencia de exposición excesiva.

Con esto hemos finalizado los elementos que deseábamos tratar en este Ca-
pítulo, consideramos que el higienista pudiera con esta base de toxicología aplica-
da a la higiene industrial, poder interpretar los elementos necesarios para su traba-
jo diario, sobre todo en lo concerniente a los aspectos médico – biológicos. Sobre el
sistema de vigilancia ambiental, la esencia del trabajo del higienista se tratará en el
próximo tema y en el mismo, se abordarán de manera general los procedimientos
para evaluar la contaminación ambiental por sustancias químicas, así como, las
medidas elementales de control.
CAPÍTULO IV

132
CAPÍTULO V

134
Vigilancia Ambiental.
Evaluación y Control de los
Contaminantes Químicos.

CAPÍTULO V

135
1. Introducción
Índice

2. Criterios de la Evaluación Ambiental

3. Aerosoles

4. Procedimiento para la Determinación de Concentraciones Nocivas


(Estudios Ambientales).

5. Representatividad de los Resultados

6. La Toma de Decisión

7. Aspectos de Seguridad de las Sustancias Químicas

8. Métodos Generales de Control


CAPÍTULO V

136
1. Introducción.
En los últimos decenios, las alteraciones de la salud por la exposición a
agentes químicos, se ha convertido en uno de los riesgos más frecuentes y del que
mayores quejas reciben las autoridades responsabilizadas con la vigilancia de la
salud de los trabajadores. Constantemente se sintetizan nuevas sustancias y pro-
ductos que se incorporan tanto en los procesos productivos como de servicios, casi
siempre sin los estudios suficientes que permitan asegurar que no van a alterar la
salud de los expuestos a las mismas. Ya hemos analizado que no existen sustancias
que podamos considerar “inertes” y como toda sustancia que sea absorbida por
el organismo tendrá que seguir un camino y transformaciones biológicas para su
eliminación, pudiendo causar alteraciones en mayor o menor grado, ya sea a nivel
tisular o celular.

La exposición a agentes químicos (contaminantes) durante la actividad la-


boral representa un factor de riesgo para el trabajador. No obstante, en ningún caso
debemos entender que la presencia de estos xenobióticos en el ambiente laboral
significa que los expuestos contraerán una intoxicación o enfermedad profesional,
ya que para que esto ocurra tiene que existir una concentración del contaminante y
conjuntamente un tiempo determinado de exposición. Sobre estos aspectos es que
vamos a tratar en este tema, la identificación y evaluación del riesgo químico como
objetivo fundamental en la prevención de los daños a la salud causados por los
contaminantes químicos del ambiente laboral. Además de los problemas ambien-
tales, vamos a considerar también otros elementos concernientes a la seguridad de
estos productos referidos al envase, etiquetado y almacenamiento, que coadyuvan
en la presentación del riesgo y que trataremos en la parte correspondiente a las
medidas de control.

La contaminación del ambiente laboral por sustancias químicas es una rea-


lidad en todos aquellos lugares de trabajo en que se producen, manipulan, em-
plean, transportan y almacenan este tipo de productos. El nivel de contaminación
y el riesgo a la salud dependerá, de que estos trabajos se desarrollen cumpliendo
o no las regulaciones sanitarias establecidas para minimizar los niveles de exposi-
CAPÍTULO V
ción. En ocasiones el incumplimiento de las normas en el trabajo, es quien deter-
mina las alteraciones en la salud, lo que hace necesario la existencia de controles
que permitan conocer periódicamente el nivel de exposición a que están sometidos
los trabajadores. La vigilancia sistemática del ambiente es imprescindible y parte
integral de cualquier programa de higiene ocupacional. Las condiciones de traba-
jo potencialmente peligrosas por la presencia de contaminantes, han obligado a

137
desarrollar una disciplina que se ocupa de este campo que denominamos Higiene
Ocupacional o Industrial y la parte específica que trata de estos aspectos, la deno-
minamos Química Sanitaria Industrial en virtud de las características del tipo de
contaminante y el lugar donde estudiamos el fenómeno.

1.1 Definiciones.
Consideramos de interés el enunciar algunas definiciones que se utilizarán
en este tema, para facilitar la interpretación del mismo a quienes por primera vez
se introducen en este campo de acción. A continuación les brindamos las defini-
ciones más importantes.

Química Sanitaria Industrial

Rama de la higiene industrial que tiene como función el control o vigilancia


del ambiente laboral mediante la evaluación cualitativa y cuantitativa de la conta-
minación por sustancias nocivas del ambiente, en particular del aire de la zona de
trabajo.

Agente Químico

Todo elemento o compuesto químico, por si sólo o mezclado, tal como se


presenta en estado natural o producido, utilizado o vertido, incluido el vertido
como residuo, durante una actividad laboral, se haya elaborado o no de modo
intencional y se haya comercializado o no.

Contaminante Químico

Toda porción de materia inerte en cualquiera de sus estados de agregación


CAPÍTULO V

(sólido, líquido y gaseoso), cuya presencia en el ambiente del lugar de trabajo pue-
de causar alteraciones de la salud.

Exposición

Medida del contacto entre el agente químico en el lugar de trabajo y el tra-

138
bajador, normalmente, por inhalación o por vía dérmica y que se expresa en térmi-
nos de concentración y de tiempo de interacción.

Riesgo

La posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado


de la exposición a agentes químicos. Para calificar un riesgo desde el punto de vis-
ta de su gravedad, se valorarán conjuntamente la probabilidad de que se produzca
el daño y la severidad del mismo.

Riesgo Químico

Probabilidad de sufrir alteraciones a la salud por la acción de los contami-


nantes (agentes químicos) durante la ejecución de un trabajo.

Control

Actividad sistemática relacionada con el ambiente o el estado de salud del


trabajador y cuyo objetivo es la evaluación de la situación con la finalidad de dictar
medidas correctoras.

Control Ambiental

Identificación y medición de agentes químicos en el ambiente laboral para


evaluar la exposición ambiental al agente, así como el riesgo a la salud.

Vigilancia de la Salud

El examen de cada trabajador para determinar su estado de salud, en rela-


ción con la exposición a agentes químicos específicos en el trabajo.
CAPÍTULO V

139
Figura 1.
Metodología de Actuación.
CONTAMINANTE TRABAJADOR

IDENTIFICACIÓN (1)

MEDIDAS DE ELIMINACIÓN (2) SI FIN


CONTROL
AMBIENTAL (6)
VIGILANCIA
NO AMBIENTAL O
MONITOREO (5)

MEDICIÓN (3)

EVALUACIÓN (4)

PELIGRO SEGURIDAD

1.2 Metodología de Actuación.


La evaluación de la exposición a un contaminante determinado necesita de
un procedimiento lógico de control, que permita determinar si existe una situación
de riesgo en el lugar de trabajo. En la realidad son pocas las evaluaciones con rigor
que se hacen, ya que en general en la mayoría de los casos se actúa en función de
quejas y problemas y lo que se evalúa es la situación existente en un momento
CAPÍTULO V

determinado.Un control adecuado requiere de la aplicación de un procedimiento


que garantice una exposición sin riesgos para la salud y para cumplir dicho requi-
sito deben cumplirse las etapas establecidas en la figura 1.

140
Etapa 1 o de Identificación

Cuando se desea evaluar el riesgo químico de un lugar de trabajo lo prime-


ro será conocer todos los procesos que se llevan a cabo en el mismo, qué agentes
químicos se utilizan como materia prima, qué reacciones se producen en las que
puedan generarse contaminantes y si los productos elaborados o los desechos del
lugar poseen características que los clasifiquen como peligrosos. Esta es la etapa
más importante de la metodología ya que por la información obtenida es que pro-
cederemos a planificar las acciones a ejecutar en las etapas de medición y evalua-
ción. En esta parte las acciones a realizar comprenderán los elementos siguientes:

• Hacer un inventario de todos los agentes o sustancias químicas empleadas en


la actividad laboral.

• Consultar a los especialistas sobre la tecnología empleada, los riesgos inherentes


a la misma y las regulaciones o normas establecidas en todos los procesos o
actividades que se detecte la existencia de exposición a agentes químicos.

• Consultar a los trabajadores sobre las actividades que consideran con riesgo,
informándoles sobre la importancia de su participación en el proceso evaluativo
y solicitándoles sugerencias al respecto.

Una vez obtenida toda la información necesaria, tenemos que hacernos la


pregunta siguiente; ¿Cuál es el contaminante o agente empleado que puede cau-
sar daño a la salud? La respuesta de esta pregunta necesita de un análisis de la
información recibida y de una verificación sobre la forma en que se ejecutan cada
una de las actividades con riesgo. Esto se logra haciendo un recorrido por todo
el centro de trabajo, comprobando la información recibida en cada actividad con
riesgo químico mediante la observación minuciosa de las operaciones en cada pro-
ceso en que se ha considerado la existencia de exposición a estos agentes. De esta
manera determinaremos los contaminantes a que están expuestos los trabajadores
y en que lugares o puestos de trabajo es necesario evaluar el riesgo, así como, los CAPÍTULO V
lugares en que es posible eliminar el mismo.

Etapa 2 o de Eliminación

En esta etapa debemos preguntarnos: ¿Se justifica la existencia del riesgo?


En la misma es fundamental la participación de la administración, la cual debe

141
apoyar con efectividad a lograr el objetivo de la misma,que como lo indica su nom-
bre es la eliminación o minimización de la exposición en aquellos lugares que se ha
detectado la existencia de riesgos por incumplimientos de las prácticas de trabajo,
faltas de mantenimiento o tecnologías obsoletas. O sea, donde el riesgo existe por
razones relacionadas con la falta de exigencia administrativa en el cumplimiento
de las disposiciones establecidas, problemas en la organización del trabajo, pro-
cesos que pueden ser modificados sin grandes inversiones, es decir, aspectos que
puedan eliminarse con relativa facilidad, hay que ejecutar las acciones pertinentes
inmediatas para resolverlos. Es necesario recordarle a las administraciones, que
la evaluación ambiental es un proceso costoso que sólo debe ejecutarse cuando en
realidad es necesario, no puede estarse aplicando este procedimiento ante la exis-
tencia de una situación de riesgo posible de eliminar con facilidad.

Etapa 3 o de Medición

Esta es una etapa compleja y clave de la metodología, que responde a la


pregunta ¿Cuánto contaminante hay en el ambiente? Responder a esta interrogan-
te necesita de una preparación previa para la ejecución de las acciones correspon-
dientes. Una vez determinados las actividades o puestos en que el trabajador está
expuesto, tenemos que decidir como se realizará la medición, el número de mues-
tras a tomar, los equipos de muestreo y las técnicas analíticas a emplear. Estas de-
cisiones en general se hacen en conjunto con los analistas del laboratorio y se debe
tener bien claro, que el muestreo y las técnicas empleadas deben ser las aprobadas
legalmente en cada país para estos fines, así como ejecutadas en laboratorios que
se encuentren autorizados o certificados. Una vez satisfechas las exigencias ante-
riores se procede al muestreo de los lugares de trabajo determinando en general la
contaminación en el aire, aunque en ocasiones se hace también de superficies de
trabajo y en otros lugares para estudios específicos, determinándose de esta forma
el nivel de la exposición a la que está sometido el trabajador.

Etapa 4 o de Evaluación
CAPÍTULO V

Esta parte se ocupa del análisis e interpretación de los resultados. Una vez
que conocemos los resultados del muestreo es necesario determinar si existe ries-
go a la salud, para lo cual hay que comparar la concentración determinada con
los criterios adoptados por el país en cuestión, ya que todos los países no aplican
normas similares. En el caso que no existan en el país, es necesario auxiliarse de
normas de organismos internacionales u otras de reconocido prestigio. Una vez
realizada la evaluación de cada actividad, arribaremos al criterio de que es segura

142
cuando se cumplen las concentraciones en aire establecidas en la norma o que es
peligrosa si supera estos límites. En relación con el resultado obtenido, se dictarán
las recomendaciones pertinentes y se procederá a su control.

Etapa 5 o de Vigilancia Ambiental

Cuando el resultado de la evaluación es de seguridad, se establece un


muestreo periódico, cuya mayor o menor extensión en el tiempo dependerá de
los niveles de contaminación detectados. Esta etapa tiene como objetivo, controlar
variaciones en el proceso u otras causas que eleven la contaminación ambiental
y que cuando esto ocurra se tomen de forma oportuna las medidas correspon-
dientes. Este procedimiento es denominado por algunos autores como “monitoreo
ambiental”.

Etapa 6 o de Medidas de Control Ambiental

Cuando el resultado de la evaluación es de peligro, es necesario tomar me-


didas de control que eliminen o minimicen la exposición del trabajador, para lo
que en general son necesarias inversiones o cambios tecnológicos que permitan
alcanzar los límites aceptados. No tiene sentido mientras no se efectúen estas me-
didas, continuar evaluando el ambiente ya que vamos a obtener resultados no sa-
tisfactorios y debemos recordar que estaremos incurriendo en gastos innecesarios.
Después que se ejecuten las medidas que mejoren el ambiente laboral se procederá
a comenzar nuevamente el procedimiento de evaluación para comprobar la efi-
ciencia de los cambios realizados.

1.3. Factores que Determinan el Riesgo Químico.


Es importante señalar cuando se va a definir la potencial existencia de ries- CAPÍTULO V
go en un área, proceso o puesto de trabajo, que deben ser analizados una serie de
elementos, que en su conjunto, son los que determinan que exista la posibilidad
real de ocasionar un daño al trabajador. Entre los aspectos que debemos conside-
rar se encuentran los siguientes:

143
• Naturaleza del proceso: Deben analizarse si son procesos en los que existe calor
y sobre todo si carecen de hermetización, lo que permite que el agente químico
contamine con mayor probabilidad al ambiente laboral.

• Naturaleza del contaminante: Este es un elemento de suma importancia para


calificar el riesgo, ya que las características físico-químicas y toxicológicas de
la sustancia pueden facilitar la absorción por el organismo y ocasionar efectos
mas o menos nocivos. El estado de agregación también es importante, ya que
una sustancia gaseosa contamina más fácil el ambiente que una sólida.

• Posibilidad de reacción con otros agentes: Esto puede suceder en procesos en


el que se trabaja con agentes que en su forma original no presentan una gran
toxicidad, pero que al reaccionar en un proceso dan origen a elementos más
nocivos que pueden contaminar el ambiente y en ocasiones causar daños de
otro tipo como puede ser una explosión.

• Vía de entrada al organismo: Este aspecto es de suma importancia, ya que


no es lo mismo un contaminante que penetra por vía gastrointestinal que un
contaminante gaseoso que penetra por vía respiratoria.

• Tiempo de exposición: Ya hemos analizado que el riesgo ambiental depende de


dos factores la concentración y el tiempo de exposición. A veces el tiempo en
que el trabajador está expuesto a la sustancia no justifica la existencia de riesgo.

• Condiciones de trabajo: Otros factores que pueden incidir en la mayor absorción


del contaminante, como pueden ser temperaturas elevadas, mala higiene de
locales y otras.

• Ventilación: Aunque este requisito es parte de las condiciones de trabajo lo


analizamos de forma individual, ya que tanto la ventilación general como la
localizada en las fuentes de contaminación, son el elemento más importante
para el control de contaminantes en el ambiente laboral evitando la inhalación
CAPÍTULO V

respiratoria.

• Sensibilidad o susceptibilidad individual: Este aspecto lo determinan las


características personales y el estilo de vida de los trabajadores y pueden
condicionar en parte el efecto que el contaminante pueda causar a los mismos.
En general debe considerarse en la selección del personal que va a trabajar en
lugares con riesgo químico.

144
2. Criterios de la Evaluación Ambiental.
En la etapa de evaluación mencionamos la existencia de criterios que se
aplican para llegar a definir si el trabajador está sometido a un riesgo. En este
apartado trataremos de explicar los diferentes criterios que pueden ser aplicados
en este sentido. En el tema referido a la Toxicología explicamos los Niveles Lími-
tes Biológicos y su relación con los niveles ambientales a los que normalmente
está expuesto un trabajador, ahora trataremos de explicar los diferentes Límites de
Exposición en el aire del ambiente laboral y como aplicarlos acorde con el tipo de
exposición.

La evaluación de un problema de contaminación del ambiente laboral es


compleja, ya que además de las imprecisiones que ocurren inherentes al procedi-
miento para la determinación de las concentraciones en el aire, está la situación
sobre los criterios existentes para el establecimiento de los límites permisibles, que
en muchos casos son el resultado de acuerdos de compromiso con el nivel de de-
sarrollo tecnológico.

En la Conferencia Internacional de Trabajo celebrada en el 1977 se introdu-


ce el término de Límite de Exposición Ocupacional, lo que significó un avance para
el desarrollo de éstos. Este Límite fue definido como “la concentración de la sus-
tancia nociva en el aire del ambiente de trabajo que representan condiciones, bajo
las cuales se considera que la mayoría de los trabajadores pueden exponerse día
a día, sin que se llegue a producir en ellos efectos adversos a su salud”. Conside-
ramos que esta definición es incompleta porque no incluye los efectos que pueda
causar a las futuras generaciones.

Uno de los objetivos principales de la Química Sanitaria Ocupacional es el


proponer los límites de las concentraciones admisibles de sustancias tóxicas en el
aire de la zona de trabajo, ya que el reconocimiento legal de las mismas por los di-
ferentes países puede ser una medida preventiva importante. No obstante existir
contradicciones de tipo filosófico científico en el establecimiento de estos límites, CAPÍTULO V
es indudable que la aplicación de cualquiera de los mismos, son un instrumento
esencial en la protección de la salud de los trabajadores. El estudio y desarrollo
de límites admisibles comienza a principios del siglo anterior en algunos países
de Europa (Alemania y Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y en
los EEUU. En particular los países que más se dedicaron a este objetivo fueron la
desaparecida URSS y los EEUU, publicando con determinada frecuencia listados
en que recomendaban los posibles umbrales de daño a la salud. En este caso debe

145
hacerse notar que por razones científicas, tecnológicas, económicas y sociales, los
valores de estas listas diferían sobre todo en las sustancias neurotrópicas y los
metales. La diferencia fundamental radicaba en los criterios filosóficos y psico-
fisiológicos empleados para el establecimiento de los valores, ya que los soviéti-
cos planteaban que era una concentración ambiental que no causaría daño ni a la
presente ni a la futura generación, mientras que los norteamericanos la limitaban
a no causar daño durante la vida laboral. Esta concepción estaba penetrada por
elementos económicos y tecnológicos, ya que los norteamericanos defendían su
posición estableciendo que el desarrollo de la tecnología no permitía alcanzar los
niveles que establecían los soviéticos en sus normas, que cumplir estos niveles
exigían costos muy elevados y que no se podían elaborar regulaciones imposibles
de cumplir. De aquí que en el listado soviético y de otros países europeos socia-
listas los límites fueran más bajos. Al parecer los soviéticos tenían razón, ya que
según avanzan los años y la tecnología, los listados publicados por la Conferencia
Gubernamental de Higienistas Industriales (ACGIH) y las recomendaciones del
Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de los EEUU,
recomiendan niveles más bajos.

En la actualidad aunque se mantienen normas nacionales que establecen o


recomiendan las listas de límites de exposición, en la práctica la más empleada es
la de la Conferencia Gubernamental de Higienistas Industriales (ACGIH), que se
publica cada 2 años y donde se propone una lista actualizada bastante amplia de
límites de exposición para el ambiente laboral, a la que en los últimos años se le
ha agregado un grupo de valores límites biológicos. En el caso de esta publicación
los límites se denominan Valor Límite Umbral (TLV) y posee 3 tipos de Límites: el
valor medio ponderado en el tiempo, el valor límite para corta duración y el valor
techo.

De forma general en los listados existentes mundialmente se incluyen 3 ti-


pos de Límites Admisibles, que son los siguientes:

a) Límite Promedio Admisible o Media Ponderada en el Tiempo: Son con-


centraciones medias ponderadas en el tiempo para 8 horas diarias y 40 semanales,
CAPÍTULO V

a las que pueden estar expuestos todos los trabajadores día tras día, sin efectos ad-
versos. Este es el límite más utilizado, no debe emplearse en el caso de sustancias
de acción rápida.

b) Límite Máximo Admisible o Valor Techo: Son concentraciones que en


ningún momento de la jornada laboral pueden ser sobrepasados. Estos límites se

146
aplican para sustancias que causan fundamentalmente irritación inmediata o efec-
tos agudos respiratorios.

c) Límites de Exposición para Cortos Periodos de Tiempo: Son concentra-


ciones medias ponderadas para 15 minutos y espaciadas durante la jornada de
trabajo. Este límite se aplica como un complemento del de la Media Ponderada en
el Tiempo la cual no debe ser sobrepasada. Estas exposiciones no pueden exceder
los 15 minutos, debiendo existir un tiempo mínimo de 1 hora entre las distintas
exposiciones que no deben sobrepasar de 4 en una jornada. Son aplicables para
sustancias que producen efectos agudos.

Las dificultades para establecer límites razonablemente seguros, debido a


los conocimientos de los efectos sobre todo a largo plazo de los productos, en par-
ticular de los de nueva incorporación al mercado, determinan que sea una práctica
imprudente emplear estos criterios como una frontera entre la salud y el daño a la
salud. La existencia de temperaturas que superen los 32 0C y regímenes de trabajo
diferentes a los normales son reconocidos por la ACGIH como factores que inci-
den en la aplicación de estos límites.

Con el objeto de obviar estas dificultades se ha recomendado utilizar un


nuevo criterio denominado “nivel de acción”, el cual establece que cuando se al-
cance el 50% del límite establecido, empiecen a adoptarse medidas preventivas.
Con esto se propone un elemento que permite un margen de seguridad mayor, lo
que significa un menor riesgo para el trabajador. Este criterio preventivo facilita al
higienista realizar el diagnóstico sobre un problema de exposición a un contami-
nante y hacer recomendaciones preventivas para evitar que continúen incremen-
tándose las concentraciones. Sin embargo hay que ser cuidadosos en la aplicación
de este criterio por las implicaciones económicas que conlleva.

En la Norma Cubana se establece un criterio denominado Nivel Orientador


Seguro, proveniente de los acuerdos de la Comisión de Salud del CAME (Comi-
té de Ayuda Mutua Económica), organismo ya desaparecido, a propuesta de los
órganos de salud que realizaban estas investigaciones. Consideramos que este es
CAPÍTULO V
un elemento de gran utilidad pues permite establecer límites en el caso de nuevas
sustancias que se incorporan a los procesos de trabajo y de las cuales no existe
información toxicológica. Esta es una concentración que se estima por medio de
cálculos en base a las características físico - químicas de las sustancias y la posible
toxicidad.

147
2.1. Aspectos a Considerar en la Aplicación de Estos
Criterios.
Uno de los elementos importantes a considerar, es que en la generalidad
de los casos el trabajador está expuesto a más de una sustancia y como conocemos
existe el fenómeno de la posible acción combinada de estas sustancias. Cuando se
desconozca si el efecto de las sustancias son independientes, como seguridad para
los trabajadores se considerarán siempre como aditivas y se aplicará el criterio que
cuando la sumatoria de los límites ponderados sea igual o mayor que 1, existe una
exposición con peligro de causar daños a la salud. O sea, cuando se encuentren
estos casos de sustancias cuyos efectos se suman, se aplicará la fórmula siguiente
para conocer si se cumple o no con el Límite de Exposición establecido.

Σ Ci/ LEI = C1/L1 + C2/L2 …Cn/Ln ≤ 1

Es conocido que los límites establecidos consideran el tiempo de exposición


a la sustancia, el cual en la mayoría de los casos es de 8 horas y 40 semanales. En
muchas actividades laborales, existen regímenes de trabajo especiales que sobre-
pasan estos tiempos, lo que ha promovido modelos que permiten la corrección de
estos límites, los más utilizados son los conocidos como de Brief y Scala, el OSHA
y el farmacocinético de Hickey y Reist. Estos modelos aunque pueden brindar
resultados imprecisos, son útiles para brindar una mayor protección, siempre y
cuando no se utilicen con el sentido de justificar condiciones de exposición que
puedan causar daño al trabajador. A continuación se da la forma de calcular en
cada modelo el factor de corrección que se aplica al límite establecido:

a) Brief y Scala.

Cómputo Diario Cómputo Semanal

FC = 8 x 24 - hd FC = 40 x 168 - hs
hd 16 hs 128
CAPÍTULO V

148
Donde:

Fc = Factor de corrección

hd = horas / día

hs = horas / semana

Límite corregido (TLVc) = Límite establecido (TLV) x Fc

Este modelo no se recomienda para aplicar cuando las jornadas son de 24


horas o menores de 7 horas diarias o 35 a la semana.

b) Modelo OSHA.

Cómputo Diario Cómputo Semanal

FC = 8 FC = 40
hd hs

Límite corregido (PELc) = Límite establecido (PEL) x Fc

c) Modelo Farmacocinético de Hickey y Reist.

Este es un modelo más completo que los anteriores y que considera la acu-
mulación del tóxico en el organismo.

La fórmula simplificada para su aplicación es la siguiente:

(1 - e-8k) (1 - e-120k)
Fp =
(1 - e-t1k) (1 - e-t2k) CAPÍTULO V

149
Donde:

Fp = factor de corrección

k = Constante de velocidad de eliminación de la sustancia en el organismo


= ln 2/t1/2

t1/2 = Vida media biológica de la sustancia en horas

t1 = horas / día

t2 = 24 x días de trabajo a la semana

A continuación (tabla 1) brindamos el cálculo del factor de corrección de


una sustancia por los 3 modelos, donde como se observará, los resultados tienen
sus diferencias.

Tabla 1. Aplicación del Factor de Corrección


Agente Químico: 1,1,2 - Tricloroetano
Tiempo de exposición: 12 horas diarias en 3 días de la semana
Vida media biológica: 16 horas Límite de Exposición: 10 ppm
MODELOS PARA CORRECCIÓN DE LOS LÍMITES DE EXPOSICIÓN
BRIEF Y SCALA OSHA HICKEY Y REIST

Diaria Diaria
Límite corregido = Límite corregido =
Fp = (1 - e-8(0,04)) (1 - e-120(0,04))
10 ppm x 8h/12h x 24 - 12/16 = 5,0 ppm 10 ppm x 8h/12h = 6,6 ppm = 7,5 ppm
(1 - e-12(0,04)) (1 - e-72(0,04)k)
Semanal Semanal
Límite corregido = Límite corregido = K = In 2/t1/2 = 0,693 / 16 = 0,04
10 ppm x 40h/36h x 160 - 36/128 = 11,4 ppm 10 ppm x 40h/36h = 11,1 ppm
CAPÍTULO V

2.2. Límites de Exposición más Utilizados en


Algunos Países.
2.2.1. En los Estados Unidos de Norteamérica se manejan fundamentalmen-
te, 3 tipos diferentes de Límites de Exposición. Los establecidos por la Adminis-

150
tración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA), que son los límites reconoci-
dos legalmente ante cualquier reclamación, se denominan Límites de Exposición
Máxima Permisible (PEL) y comprenden unas 400 sustancias. Este listado ha sido
muy criticado por diferentes estudiosos y entre las deficiencias importantes que
se le atribuyen se encuentra la falta de actualización, así como que constituyen un
compromiso con los empresarios.

La Conferencia Americana Gubernamental de Higienistas Industriales (AC-


GIH) tiene una publicación bianual, en la cual establece los Valores Limites Um-
brales (TLV) para los contaminantes químicos del ambiente laboral y una cantidad
de niveles biológicos de exposición (BEL). Hay que manifestar que esta es una bue-
na guía para el trabajo, ya que aunque no tiene carácter legal es un documento con
límites más actualizados que el de la OSHA. Son límites muy expandidos en su
aplicación por los higienistas en los diferentes países. Se le critica también de que
están influenciados por los criterios de los empresarios y que se han diagnosticado
trabajadores con alteraciones de la salud en lugares con una exposición admisible,
según esta recomendación. Se utiliza en general por la mayoría de los higienistas
en América Latina.

El Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH) de


EE.UU. ha emitido desde 1970 recomendaciones para el manejo sanitario de unas
200 sustancias. Hay que expresar que estos criterios analizan toda la información
disponible al respecto y se proponen los límites de exposición. Son a nuestro juicio
estas recomendaciones las más completas, aunque tampoco tienen carácter legal.

2.2.2. En los países de Europa se han legalizado por la Comunidad Europea


algunas directrices sobre contaminantes específicos (plomo, amianto, cloruro de
vinilo), las cuales deben ser adaptadas por los países de acuerdo a sus condicio-
nes. También se ha emitido la Directiva 91/322/CEE referente al establecimiento de
límites de exposición, en la que se recogía una lista de 27 sustancias. Se mantienen
Comités científicos con la función de estudiar los valores límites establecidos e
incluir nuevas sustancias.
CAPÍTULO V
En Alemania se emite desde el 1958 un listado oficial que establece las con-
centraciones máximas permisibles y que es utilizado también como guía en otros
países de Europa.

En los antiguos países del campo socialista europeo se manejaron por años
los criterios del Consejo de Ayuda Mutua Económica, a partir de la desaparición

151
de este bloque de países, los hay que se han adherido a la Unión Europea y otros
como Rusia que mantienen sus criterios establecidos a estos fines.

2.2.3. En Cuba la adopción de límites de exposición ha tenido que realizarse


de igual manera que en todos los países subdesarrollados, aceptando las propues-
tas establecidas por los países que han investigado en este campo. El alto costo de
estas investigaciones y la falta de los recursos necesarios para tales fines, no nos
han permitido poder desarrollar los estudios que permitan el proponer límites
originales del país, ya que aunque se haya tratado, los estudios en este sentido
han sido limitados. Estas razones nos llevaron a tener que establecer listados de
sustancias procedentes de las investigaciones realizadas en el extranjero y asumir
el riesgo que esto implica, ya que están creadas para otras poblaciones y otras con-
diciones de trabajo.

Desde los años 70 se observó la necesidad de tener una norma que regu-
lara el ambiente laboral y en aquellos momentos por la preparación de nuestros
especialistas y por la información procedente de las relaciones de tipo científico
con el antiguo campo socialista, se adoptó el listado que tenía la antigua Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Las consideraciones para esto se basaron en
la revisión de todos los listados existentes en aquel momento, determinándose
que esta era la relación mas completa, la que establecía niveles mas bajos y por
consiguiente una protección mayor a los trabajadores. De esta forma se aprueba
en el 1976 una norma estatal que establece los límites en concentraciones máximas
admisibles (CMA). En el 1980 y después de la experiencia adquirida se revisa la
norma anterior y se establece una nueva norma que incluyó a 808 sustancias. Con
posterioridad en el 1991 se hace una nueva revisión del listado y de los criterios
establecidos en el mismo. De esta revisión surge la Norma Cubana 19-01-63, que
incluye 290 sustancias con niveles ponderados en el tiempo y niveles máximos ad-
misibles. Este documento que fue producto de la experiencia cubana en la aplica-
ción de la anterior, contenía las sustancias que se manejaban en nuestra economía
y en la confección de la misma se analizó la información de los límites de todos los
países que investigaban en este campo. Esta norma aun se mantiene vigente y en
la actualidad está en un proceso de revisión.
CAPÍTULO V

3. Aerosoles.
En el ambiente laboral se presenta con frecuencia este tipo de contaminan-
tes que por las particularidades que presenta para su muestreo, consideramos
debe tratarse de manera independiente. Vamos a describir elementos que son úti-

152
les conocer cuando deseamos evaluar el riesgo de un ambiente contaminado con
aerosoles sólidos, denominados generalmente como polvos. El muestreo de estos
contaminantes es más complejo que el de gases, ya que sobre estas partículas ac-
túan determinadas fuerzas que influyen en su difusión en el aire del ambiente
laboral y que son importantes juzgar al ejecutar una toma de muestra que pueda
considerarse como representativa de una situación dada.

Ante todo, debemos definir que vamos a considerar como polvos a pequeñas
partículas sólidas producidas por métodos mecánicos y que son suficientemente
finas para mantenerse durante cierto tiempo en suspensión. Existen diferentes ti-
pos de polvos a los que puede estar expuesto el trabajador, por lo que necesitamos
asumir una clasificación que nos oriente, respecto a sus características, los efectos
que pudieran causar y como debe procederse a muestrear. Aunque existen dife-
rentes clasificaciones, vamos a exponer a continuación una que nos parece simple
y que da los elementos esenciales para caracterizar un polvo.

a) Por su Tamaño.

• Sedimentable: Aquel que sus partículas poseen un tamaño entre 10 a 15 μm y


se deposita rápidamente.

• Inhalable: El que sus partículas poseen un tamaño menor que 10 μm y puede


penetrar al aparato respiratorio.

• Respirable: El que sus partículas poseen un tamaño menor que 5 μm y pueden


penetrar en los pulmones.

• Visible. El que sus partículas tienen un tamaño mayor que 40 μm y son


observables a simple vista.

b) Por su forma.
CAPÍTULO V
• Polvos: Cualquier partícula sólida en suspensión.

• Fibras: Partículas mayores que 5 μm de longitud, con un diámetro de sección


transversal menor que 3 μm y relación longitud – anchura mayor que 3.

153
c) Por su origen.

• Animal: Pelo, cuero y otros.

• Vegetal: Polen, paja, tabaco y otros.

• Mineral: Sílice, asbesto y otros.

d) Por sus efectos.

• Fibrógenos: Causan alteraciones pulmonares denominadas neumoconiosis,


con fibrosis pulmonar irreversible.

• Tóxicos. Causan intoxicaciones agudas o crónicas del organismo por la acción


sobre órganos o sistemas.

• Alergénos. Son capaces de producir asma, fiebre, dermatitis, y otras alteraciones


en sujetos sensibilizados, mientras que en otros no causan ninguna reacción.

• Cancerígenos. Los que están demostrados que pueden ser causa de un tumor
maligno.

• Inertes. Los que no se ha comprobado que causen alteraciones importantes de


salud, se les atribuye que se depositan en el pulmón después de una exposición
prolongada, causando disminución de la capacidad respiratoria y molestias.
Este es un criterio que discrepamos, ya que en realidad no existe ninguna
exposición a un contaminante que pueda considerarse inerte, porque no cause
un daño permanente a los tejidos.

3.1. Suspensión de las partículas.


CAPÍTULO V

Entre las diferentes características de las partículas que definen su compor-


tamiento, el tamaño merece un comentario especial. Vamos a analizar a continua-
ción el fenómeno de la sedimentación de estas partículas, por la importancia que
tiene el que se mantenga en el aire de la zona de trabajo una contaminación que
pueda causar efectos adversos sobre el trabajador, en particular sobre los pulmo-

154
nes. Se considera que una partícula en el vacío debiera descender, o sea, sedimen-
tarse con un movimiento uniformemente acelerado por la acción que ejerce sobre
la misma la fuerza de gravedad (Fg). No obstante este fenómeno no ocurre de
manera similar cuando la partícula se desprende en un ambiente de trabajo y se
mezcla con el aire, ya que en estas condiciones se le oponen a la fuerza de grave-
dad, la fuerza de flotación (Ff) y la fuerza de rozamiento (Fr) con el fluido.

Cuando se estudió este fenómeno en una partícula pequeña, se demostró


que al caer va siendo frenada hasta que la aceleración resulta nula, cayendo a par-
tir de este modelo a una velocidad constante o límite. Este proceso de sedimenta-
ción lo describió George Gabriel Stokes para partículas esféricas entre 1 y 100 μm
mediante la ecuación siguiente:

d2 (ρ1 - ρ2) g
V =
18 ƞ

Donde:

V = Velocidad de sedimentación

d = Diámetro

ρ1 = Masa específica de la partícula

ρ2 = Masa específica del fluido portador.

g = Aceleración de la gravedad.

η = Viscosidad del fluido portador


CAPÍTULO V
Mediante esta ecuación que después fue perfeccionada por otros investi-
gadores, podemos conocer la velocidad de sedimentación y determinar el tiempo
que demora una partícula en suspensión en función de su diámetro y densidad.
En la tabla 2 pueden observarse velocidades de sedimentación de partículas esfé-
ricas con diferentes densidades, lo que nos orienta el mayor o menor tiempo que
pueden estar en suspensión y relacionar esto con la posibilidad de ser inhalada
por el trabajador. De acuerdo con la tabla las partículas menores de 10 μm y en

155
particular las menores de 5, son las de mayor riesgo, ya que pueden mantenerse
largo tiempo en suspensión, incrementando la posibilidad de penetrar a los pul-
mones y trasladarse a distancias alejadas de las fuentes sometiendo al riesgo a un
mayor número de trabajadores.

Tabla 2
Comparación de velocidades de sedimentación de partículas esféricas de
diferentes diámetro y densidad.

Velocidad de sedimentación (cm/seg)


DIÁMETRO (µm) ds = 1g/cm3 ds = 2g/cm3 ds = 3g/cm3
100 30 50 120
50 8 16 40
10 0.35 0.7 1.8
5 0.08 0.15 0.45
1 0.03 0.007 0.018

El polvo que contamina los lugares de trabajo está compuesto por partícu-
las de diferentes tamaños, predominando en general las partículas de tamaño res-
pirable, las que no pueden ser observadas a simple vista. Esta razón nos permite
predecir riesgo cuando podemos observar en el ambiente gran cantidad de polvo
(partículas mayores de 50 μm), podemos suponer que la fracción de polvo respi-
rable debe alcanzar también niveles de riesgo, ya que las mismas no son visibles,
pero sabemos que están presentes y que predominan en los ambientes pulvígenos.

Podemos afirmar además, que el conocimiento del tamaño de la partícula


del polvo contaminante del ambiente de trabajo, es un elemento de suma impor-
tancia, para determinar el criterio de riesgo de un polvo, ya que es la característica
que determina la posibilidad del acceso a los alvéolos pulmonares. Otras caracte-
rísticas esenciales son, su composición química, la concentración en aire y el tiem-
po o duración de la exposición, factores todos ellos que influyen en los efectos
CAPÍTULO V

nocivos que puedan causar.

156
3.2. Inhalación del Polvo y Efectos Fisiopatológicos.
Como se conoce la vía respiratoria es la más importante en el ingreso y ab-
sorción de los contaminantes por el organismo. En el depósito y retención pulmo-
nar intervienen factores de índole anatómicos, fisiológicos y físicos. Esto determina
que no todas las partículas que penetran son capaces de alcanzar los alvéolos
pulmonares. Las partículas superiores a 30 μm raras veces alcanzan a penetrar las
vías respiratorias. El aparato respiratorio con sus múltiples ramificaciones, vías
tortuosas, cilios y secreciones, es un filtro que va recolectando la mayoría de las
partículas superiores a 5 μm y también es capaz de eliminar algunas mediante el
aire expirado. Este fenómeno de deposición se desarrolla por diferentes procesos.
Las partículas de gran tamaño se retienen en la cavidad nasal, las de 10 a 20 μm se
depositan por impactación en las vías respiratorias superiores y las de 0,5 a 5 μm
se depositan en tráquea y bronquios por sedimentación. Las menores de 0,5 μm y
en particular las menores que 0,1 se eliminan por difusión debido al movimiento
browniano y las fibras y partículas de contornos irregulares por intercepción.

Las partículas que penetran al aparato respiratorio pueden ser solubles o


insolubles. Las primeras en general causan efectos por la absorción de los com-
ponentes tóxicos que la integran, mientras que las segundas pueden alcanzar los
alvéolos pulmonares, causando las enfermedades conocidas por neumoconiosis.
Por tanto cuando un trabajador se encuentra expuesto a un polvo, pueden ocurrir
tres tipos de efectos.

• En el caso de los polvos clasificados como inertes, como el carbonato de calcio,


ocurren manifestaciones por el depósito en las vías respiratorias sin causar
daño a los tejidos.

• Cuando el polvo posee sustancias nocivas, pueden causar reacciones agudas o


crónicas de tipo tóxico (intoxicaciones), irritantes o alergénicas.

• Cuando se presenta un polvo insoluble, pueden ocasionar los efectos más CAPÍTULO V
graves, las conocidas neumoconiosis que son irreversibles y en ocasiones
causan fibrosis de los tejidos pulmonares.

157
3.3. Evaluación y Muestreo de Polvo.
La evaluación de una situación pulvígena necesita del conocimiento y aná-
lisis de las características higiénicas fundamentales, que a nuestro criterio serían
la naturaleza química y mineralógica del polvo, la concentración en aire y la dis-
persión de las partículas (tamaño y forma). Entre otras de las propiedades que
participan en la determinación del riesgo se encuentran la densidad, reactividad,
solubilidad, superficie específica, floculación e higroscópicidad.

En la práctica es mucho más difícil tomar una muestra de polvo represen-


tativa de un ambiente pulvígeno que de uno contaminado por gases, debido a las
propiedades de las partículas y por los eventos aleatorios que suelen presentarse,
como pudiera ser el caso de una corriente de aire o un incremento de humedad.
Esta situación determina que la variabilidad de los resultados de estas muestras sea
grande y se necesite un gran cuidado durante la ejecución de la toma de muestra.

Establecer la estrategia y tipo de muestra está vinculado con el conocimien-


to del tipo de polvo, en específico lo concerniente a la composición química y el
tamaño de las partículas. En función de estas propiedades se determinarán los
instrumentos para el muestreo, el número de muestras y otros aspectos necesarios
para ejecutar el muestreo y evaluación del polvo. En general los requisitos para
ejecutar un muestreo que sea representativo de una situación dada, son similares
a los analizados en otra parte del tema.

En la evaluación del polvo se utilizan diferentes técnicas analíticas y de


toma de muestra. En general las más frecuentes son las técnicas gravimétricas y el
muestreo mediante filtración. Los tipos de determinaciones más empleadas son:

• Polvo o Concentración Total. Este muestreo en la actualidad se está aplicando


cada vez menos, ya que como su nombre lo indica, toma una muestra en la que
ingresan las partículas que no pueden penetrar al aparato respiratorio. Estas
muestras pueden tomarse con la finalidad de conocer la composición química y
CAPÍTULO V

el grado de dispersión, no las recomendamos en la actualidad para determinar


la concentración, ya que se está sobreestimando el riesgo al no seleccionar las
partículas respirables. Este muestreo en general se realiza mediante filtros
y depósitos para la sedimentación. En la actualidad existen monitores de la
concentración de polvo en tiempo real basados en una difracción directa por
infrarrojos.

158
• Número de partículas por unidad de volumen. Se toma una muestra que se
proyecta en una superficie que posee un adhesivo o se pasa el aire a través de
un medio de captura y posteriormente se observa en el microscopio el número
de partículas por volumen de la muestra. En estos equipos suele existir una
selección de las partículas inhalables. Este tipo de determinación se utiliza
menos en la actualidad, ya que la mayoría de los límites están establecidos en
mg/m3. En el caso del amianto se hace un muestreo con filtro y un accesorio
que se utiliza para este caso, aplicando la técnica analítica aprobada para la
determinación de fibras por cm3.

• Fracción Respirable. En realidad esta es la técnica de muestreo que más se


emplea en la actualidad para la evaluación del riesgo, ya que en la misma se
utilizan instrumentos que seleccionan las partículas capaces de penetrar al
pulmón.

• Composición Química. Estas muestras pueden hacerse mediante el polvo de


un filtro o tomando el depositado en superficies, en ocasiones se toma de la
materia prima o producto.

Figura 2. Curva de retención alveolar.


Según Hatch y Col.

80

60
Captado %

40

20

0
1 2 3 4 5 6 7
Diámetro Equivalente en µm
CAPÍTULO V
¿Qué ha llevado a la adopción del criterio de la fracción respirable para la
evaluación del polvo? Cuando se analizaron los estudios realizados por Hatch y
colaboradores (Figura 2) sobre el tamaño de las partículas que pueden alcanzar los
alvéolos pulmonares, podemos observar que prácticamente las que tienen signi-
ficación especial son las menores de 5 μm, aunque al aparato respiratorio pueden

159
acceder hasta las de 10 μm. En función de estos estudios las partículas se clasifica-
ron en sedimentables, inspirables y respirables, siendo estas últimas las considera-
das como que pueden alcanzar la región alveolar.

Esto motivó que como consecuencia de estos resultados en el 1952, el Con-


sejo Británico de Investigaciones Médicas (BRMC) definió la fracción respirable y
diseñó un modelo que excluye las partículas mayores que 7 μm, el que fue acep-
tado posteriormente en la Conferencia Internacional celebrada en Johannesburgo.

En el 1961 la Atomic Energy Comission (AEC) de los EEUU, definió un mo-


delo de fracción respirable que difiere en la selección de los tamaños de partículas
y excluye a las mayores de 10 μm.
Figura 3. Modelos de Curvas de Fracción Respirable. Especificaciones de la ACGIH para
Tabla 3
100 los colectores de partículas
ACGIH Diámetro Aerodinámico Masa de Partículas
80 de la partícula (µm) Respirables (%)
BMRC
0 100
60 1 97
AEC 2 91
40
3 74
4 50
20
5 30
6 17
2 4 6 8 10 7 9
8 5
10 1

Posteriormente en el 1968 la Conferencia Americana Gubernamental de Hi-


gienistas Industriales (ACGIH), propuso otro modelo que prácticamente no di-
fiere del de la AEC y cuyas especificaciones se muestran en la tabla 3, en la que
se expresa el % de partículas de cada diámetro en el rango entre 0 a 10 μm, que
deben colectarse por los equipos muestreadores. Ambos modelos coinciden con
excepción del tamaño de 2 micras en el que en este caso es del 90% y en el BMRC
del 100%. Este es el modelo más utilizado en los EE.UU. en el muestreo de polvo
mediante ciclones. Estos valores fueron seleccionados por representar aproxima-
damente los porcentajes de partículas que son retenidas por la región alveolar de
CAPÍTULO V

los pulmones en el intercambio gaseoso.

Existe la forma de relacionar los resultados de los modelos británicos y de


EEUU (Figura 3) mediante la expresión siguiente:

AEC = 0,8 BMRC

160
Como se puede observar, en la actualidad el criterio más técnico para eva-
luar el riesgo de la exposición a polvos es mediante la muestra de la fracción de
polvo respirable. Por supuesto que esto implica poseer la instrumentación adecua-
da para evaluar mediante el criterio de fracción respirable que se haya adoptado
por el país.

4. Procedimiento para la Determinación de


Concentraciones Nocivas. Estudios Ambientales
La presencia de sustancias tóxicas en el ambiente es un riesgo a la salud que
es necesario evaluar. En el caso que nos ocupa se hace necesario un estudio epide-
miológico similar al que se realiza en las enfermedades transmisibles, ya que existe
el agente (sustancia), el medio de transmisión (aire) y el trabajador (susceptible)
que sufre el efecto. Sin embargo en nuestro caso se incorporan 2 variables que es
necesario evaluar, la concentración de sustancias en el aire y el tiempo de expo-
sición, lo que nos obliga proceder a conocer las mismas para poder determinar la
magnitud del riesgo.

La medición y evaluación de las concentraciones de contaminantes en el aire


de la zona de trabajo, se convierte en un elemento fundamental para la prevención
de las alteraciones de la salud generadas por el manejo de estos productos. Esta
tarea podemos definirla como el procedimiento que lleva a establecer una opinión
sobre el riesgo a una exposición por agentes químicos y sobre la eficiencia de los
métodos de control utilizados. La actuación en estos casos aunque parezca sencilla
es sumamente compleja, ya que en la misma intervienen factores tecnológicos y es
imprescindible poseer especialistas con experiencia y los recursos necesarios para
obtener resultados que sean representativos de la exposición a que están someti-
dos los trabajadores.

CAPÍTULO V
4.1. Estrategia de Muestreo

Ante todo definiremos que vamos a entender como muestreo o monitoreo,


al conjunto de mediciones que vamos a tomar de una parte del universo y de cuyos
resultados vamos a hacer inferencias sobre la totalidad del universo. De la misma
manera consideramos muestra a cada una de las mediciones que componen un
muestreo.

161
El especialista que procede a ejecutar un monitoreo eficiente tiene que con-
siderar entre sus objetivos los siguientes:

• Ante todo llegar a alcanzar el conocimiento real de la exposición.

• Economizar recursos.

• Limitar el tamaño (tiempo) de la muestra.

Si deseamos lograr estos fines tenemos que considerar una serie de aspectos
como son:

• El emplazamiento de los trabajadores y las actividades que realizan.

• Las técnicas analíticas y el personal necesario.

• La disponibilidad y costos de los equipos.

• La precisión y exactitud de los métodos a emplear (error).

• Los periodos de muestreo.

• La duración y número de muestras necesarios.

• La aceptabilidad para comparar con los criterios higiénicos establecidos.

Como se puede observar establecer una estrategia de muestreo que permita


obtener resultados representativos de una situación de riesgo, es complicado y
necesita de personal altamente calificado si se desea que el proceso sea represen-
tativo y eficiente. Existen otros elementos que se deben razonar y que cooperan en
lograr una estrategia racional y práctica.
CAPÍTULO V

162
4.2. Etapas

Cualquier procedimiento de medición de las concentraciones de contami-


nantes en el aire de trabajo comprenderá las fases de identificación, ejecución y
evaluación de resultados.

En la fase correspondiente a la identificación del riesgo se deberá recoger


toda la información posible que permita establecer los lugares priorizados para
las mediciones, prevaleciendo por supuesto las actividades posibles de generar
contaminación y donde existan quejas de los trabajadores. En la etapa de ejecución
se realizarán las mediciones en los lugares supuestamente con riesgo. En la etapa
de evaluación hay que considerar la aplicación de los criterios correspondientes
al tipo de medición y tomar una decisión que pudiera ser de seguridad, riesgo
o incertidumbre, dictando las medidas pertinentes a cada situación. En esta fase
también se establecerá la periodicidad de mediciones posteriores (monitoreo) en
los lugares que superen el nivel de acción y según los mayores niveles detectados.

4.3. Toma de Muestra

Esta es una tarea a la que en ocasiones no se le valora acorde con la impor-


tancia que tiene en la obtención de resultados representativos de la exposición.
Este proceso de tomar la muestra, en Higiene Ocupacional lo vamos a considerar
como la recolección de una cantidad suficiente de aire de la zona de trabajo para
analizar los posibles contaminantes que pueda poseer. De esta forma podemos de-
terminar la posible exposición del trabajador en la actividad que ejecuta. Como se
puede observar en la figura 4 la toma de muestra activa se puede ejecutar de dife-
rentes formas según la técnica analítica a emplear. Puede tomarse una muestra de
aire total en un contenedor apropiado y llevar ésta al laboratorio para su análisis
o tomar una muestra en la cual el contaminante se separa del aire en un medio de
captura y se analiza posteriormente.
Figura 4. Toma de Muestra.

Medio de Captura
CAPÍTULO V

Aire Contaminado Muestra (Contaminante) Laboratorio (Técnica)

Muestra(Aire Total)

163
Este procedimiento tiene una elevada influencia en los resultados de las
mediciones por los errores que puede introducir. Es necesario para que se pueda
garantizar un grado de confianza adecuado en el resultado, que las mediciones se
realicen por un personal calificado, con una estrategia adecuada y cumpliendo las
exigencias técnicas, de forma que se eliminen todos los posibles errores que pue-
dan introducirse por esta vía.

Todo sistema de muestreo activo, o sea, aquél en que el aire es forzado a pa-
sar por un medio de captura, por desarrollado que consta de tres partes esenciales,
el medio de captura, el medidor de flujo y el medio de aspiración (Figura 5).

• Medio de captura. El mismo dependerá de la forma en que se presenta el


contaminante, los más utilizados son los absorbedores o borboteadores con
soluciones absorbentes y los sólidos absorbentes en tubos de vidrio, ambos
para gases y vapores y los filtros o membranas para aerosoles sólidos (polvos).

• Medidor de flujo. Este será el elemento del sistema que determina el volumen
de aire de la muestra y su precisión es de gran importancia en el error que
podamos tener en los resultados. Existen muchos medidores entre los que
podemos mencionar los rotámetros y los orificios críticos.

• Medio de aspiración. Esta parte del sistema tendrá como objetivo establecer
una diferencia de presión en el sistema que nos permita tomar el volumen de
aire adecuado para su análisis posterior. En general el medio más utilizado son
las bombas de vacío, aunque también pueden emplearse eyectores y otros.
Figura 5. Sistema Activo.

Aire Medidor de Flujo


Medio de Captura Medio de Aspiración
Contaminado
CAPÍTULO V

Como ya se mencionó son dos los procedimientos básicos para la ejecución


de estas muestras, un método consiste en obtener un volumen definido de aire
en un colector de gas a temperatura y presión determinada y el segundo a pasar
un volumen de aire a través de un medio que separa el contaminante del aire
que se desea evaluar. En la actualidad existen sistemas que incluyen elementos
de automatización que permiten programar las muestras, pero que por supuesto
son mucho más costosos y a los que en ocasiones no se puede tener acceso. En

164
nuestros países es posible montar sistemas sencillos y económicos, que pueden ser
utilizados cuando los recursos económicos son limitados y que permiten evaluar
la contaminación con un nivel de precisión aceptable.

También se emplean sistemas de muestreo pasivos en los que el aire no es


forzado y que se basan en los principios de difusión y permeabilidad.

Actualmente se toman muchas muestras cuya medición se realiza directa-


mente en el terreno, ya que se han desarrollado instrumentos a este fin. En general
son muestras que se pueden calificar como instantáneas ya que su lectura es inme-
diata, esto lo veremos cuando describamos los diferentes tipos de instrumentos de
muestreo.

4.4. Clasificación de las Mediciones

Como todas las cosas que se desean clasificar, existen en las mediciones
diferentes características que permiten diferenciarlas y que a continuación relacio-
namos.

4.4.1. Según el Tipo de Instrumentación Empleada

a) Directa. Estos son equipos que toman la muestra y realizan la determi-


nación instantánea de la contaminación investigada, se basan en diferentes prin-
cipios físicoquímicos para determinar la concentración de la sustancia en el aire.
Tienen la ventaja de la rápidez y como desventajas la imprecisión y poca especi-
ficidad en los resultados debido a posibles interferencias. Son muy útiles en tra-
bajos de terreno cuando por determinadas razones se necesita conocer de manera
inmediata el resultado, como cuando se desea penetrar a un lugar contaminado o
ha ocurrido un accidente y se quiere conocer el nivel existente de contaminación
en el momento del suceso.

• Gases y Vapores. Se emplean técnicas colorimétricas como las de los papeles


CAPÍTULO V
y líquidos reactivos y la más utilizada en la actualidad en la práctica la de los
tubos indicadores. También se usan las técnicas no colorimétricas con monitores
eléctricos, térmicos, electromagnéticos y otros.

• Aerosoles. Se utilizan instrumentos ópticos, eléctricos y piezoeléctricos. Los


ópticos basan su medición en los principios de extinción y dispersión de la

165
luz, los eléctricos en la interacción de las partículas y las cargas en el aire y los
piezoeléctricos en el cambio de la resonancia de un cristal piezoeléctrico.

b) Según la toma de muestra. Estos son instrumentos que clasifican la medición


según la forma en que toman la muestra.

• Activa. Son muestras en que el aire es forzado a pasar por un medio de captura
o soporte donde queda retenido el contaminante, es la técnica más empleada en
la evaluación ambiental. Se utilizan diferentes medios de captura que pueden
ser filtros de diferentes tipos, soluciones absorbentes y sólidos absorbentes. En
este tipo de muestreo también se emplean contenedores de volumen conocido
como bolsas o jeringas, donde se toma un volumen de aire del lugar que
después se lleva al laboratorio.

• Pasiva. Son muestras en las que la muestra se toma sin forzar el aire a pasar
por el medio de captura. El aire contaminado por los fenómenos de difusión
de los gases y permeabilidad transfiere al instrumento de muestreo la masa de
contaminante, la que se determina después en el laboratorio. Existen monitores
pasivos específicos e inespecíficos. Su ventaja es que no se necesita de personal
especializado en el centro de trabajo para el muestreo.

4.4.2 Según la Localización

Esta categoría de medición la determina el objetivo que deseamos lograr


con la misma, en función de donde vamos a ubicar el punto de muestreo (Figura
6). En general pueden considerarse los dos tipos siguientes:

Figura 6. Tipos de Muestreo.


a) Personal b) Ambiental

Medio de captura
CAPÍTULO V

Entrada de aire

Bomba de
aspiración

166
• Ambientales o estacionarias. Cuando el punto de muestreo se sitúa fijo, en algún
lugar del área en la cual el trabajador desarrolla su actividad, generalmente en
el lugar de mayor permanencia del trabajador. La altura a la que se sitúa la toma
de la muestra es al nivel de las vías respiratorias. En ocasiones puede ubicarse
en diferentes puntos de un local o área para conocer cómo se manifiestan las
concentraciones en el lugar.

• Personales. Se utiliza para conocer la exposición, generalmente cuando el


trabajador está en movimiento por el área en que realiza su actividad. Consiste
en colocar un sistema de muestreo portátil al trabajador, colocando el punto de
muestreo lo más cercano posible a sus vías respiratorias.

4.4.3 Según la Duración de la Medición

De acuerdo con el tipo de exposición, el contaminante, el tipo de límite de


exposición y la técnica analítica a emplear, se establecerá el tiempo de cada medi-
ción. Este factor es de importancia en la evaluación, ya que debemos recordar que
la exposición está determinada por la concentración y el tiempo de permanencia
en el lugar contaminado. Con el sentido de cumplir con estos propósitos se pue-
den ejecutar las mediciones de la manera siguiente:

• Instantáneas o puntuales. Son mediciones en que el tiempo de muestreo es


corto, en general menor de 15 minutos, recogiéndose un volumen pequeño de
aire. Se utilizan cuando se evalúan contaminantes que tienen como límite un
valor techo, cuando se desea determinar concentraciones en lugares confinados
antes de ingresar, en casos de algún accidente, cuando se desean determinar
picos durante una exposición y otras ocasiones en que las mediciones de largo
tiempo no son útiles.

• Contínuas. Las mediciones se realizan durante periodos de tiempo prolongado,


mayores de 15 minutos, es muy frecuente su uso ya que estas muestras son las
óptimas para evaluar las concentraciones promedio ponderadas en el tiempo y CAPÍTULO V
permiten conocer la exposición del trabajador durante toda la jornada.

4.5 Instrumentación Utilizada en el Muestreo

Existen diferentes tipos de instrumentos utilizados para el muestreo. El hi-


gienista al trazar una estrategia de muestreo debe tener en consideración el tipo

167
de equipos de muestreo que posee o necesita. Es indispensable en la selección del
equipo a emplear, definir que tipo de límite de exposición utilizaremos como re-
ferencia, la forma en que se presenta el contaminante (sólido, líquido o gaseoso) y
las exigencias de la muestra que establece la técnica analítica a emplear. En el apar-
tado referente a la clasificación de las mediciones por los instrumentos utilizados,
se mencionan fundamentalmente 3 tipos de instrumentos los de lectura directa y
los de toma de muestra activa y pasiva.

En la Figura 7 mostramos algunos de los instrumentos utilizados con esta


finalidad.
Figura 7. Instrumentos de Muestreo.
a) de lectura directa

4.2. Bomba manual y eléctrica


4.1. Tubos colorimétricos.
para tubos colorimétricos.

4.3. Monitor multigas 4.4. Monitor multigases por


por conductividad térmica. descomposición catalítica.
CAPÍTULO V

4.5. Monitor de gases 4.6. Monitor de polvo


combustibles con alarma. con difracción de I.R.

168
4.7. Bomba manual y
tubo indicador.

Capa reactiva

110

130

154
10

30

54

70

90
1
Capa filtrante Escala de concentraciones
(ppm - % de vol - mg/m3)

b) Equipos de Toma de Muestras y Accesorios para Análisis Posterior en el Laboratorio

CAPÍTULO V
4.7. Borboteadores 4.8. Bomba de 4.9. Ciclón de Fracción
o Absorbedores Muestreo Personal Respirable

169
4.7. Soporte con filtro para
muestreo de fracción inhalable.

4.8. Rotámetro.

4.9. Tubos absorbentes de


carbón activado.

4.9. Monitores pasivos 4.10. Jeringa para 4.11. Botellas de gases.


de gases. muestreo de gases.

5. Representatividad de los Resultados


Es de suma importancia para diagnosticar la existencia o no de una situa-
ción de riesgo en un centro de trabajo, que las muestras (mediciones) sean re-
presentativas de la realidad y de esta manera poder obtener una evaluación con
CAPÍTULO V

un nivel de confianza aceptable. Con este objetivo el higienista encargado deberá


hacer todos los esfuerzos necesarios para evitar elementos que puedan introducir
errores, durante la planificación, ejecución del muestreo y análisis de los resulta-
dos. El muestreo de contaminantes en el ambiente de trabajo presenta determina-
dos aspectos que necesitan ser vigilados, para que la concentración obtenida sea
una estimación del valor verdadero de la concentración ambiental con un grado de

170
confianza del 95%. En todo muestreo debemos determinar la confiabilidad de los
resultados, ya que van a ser usados probablemente para reclamar el cumplimien-
to de una disposición legal o predecir como se comportará la situación higiénica
de un lugar. Entre las fuentes de errores más frecuentes (Tabla 3) encontramos la
estimación incorrecta del ciclo de trabajo, el empleo de procedimientos inadecua-
dos de trabajo, los errores durante la toma de muestra y el análisis, existencia de
corrientes de aire y otros que influyen en el resultado. En los años 70 Nelson A.
Leidel, Kenneth A. Buch y Jeremiah R. Lynch, hicieron estudios sobre el muestreo,
aplicando los conceptos del intervalo de confianza en la estimación del valor ver-
dadero y la teoría de la decisión en la valoración del riesgo, escogiendo un grado
de confianza del 95%. Cuando se realizan muestras de periodo completo o parcial
se asume una distribución normal y cuando las muestras son puntuales aleatorias
una distribución logarítmica normal. A continuación haremos unos comentarios al
respecto que aunque nunca abarcarán todos los factores a considerar, permitirán
un mejor desempeño en el procedimiento de muestreo y obtener una estimación
más real del nivel de contaminación.

Tabla 3 Errores más frecuentes en la medición


Tipo de error Consecuencias Forma de evitar

Incorrecta estimación Mediciones que se realizan Con la experiencia


del ciclo de trabajo. posteriormente carecen del higienista haciendo
de representatividad. un buen análisis de las tareas
del puesto de trabajo.
Método e instrumental Diferencias apreciables Elección de métodos de toma
de muestreo y análisis. entre lasconcentraciones de muestra y análisis adecuados
medias medidas y las reales a cada situación evaluada.
existentes durante el ciclo Verificación metrológica
de trabajo. y control de los equipos utilizados.

Variaciones aleatorias Pueden influir variando Tratar la concentración media


no observables de factores la concentración existente en cada de un ciclo de trabajo como
determinados como: momento. una variable aleatoria, no como
Corrientes de aire. En mediciones similares una variable constante.
Forma de realizar la tarea. ejecutadas en momentos diferentes Tomarse varias mediciones
se obtienen diferentes resultados. y procesarlas estadísticamente.
Otros.

CAPÍTULO V
a) Variabilidad de los resultados ambientales

Hemos mencionado la necesidad de confiabilidad en los resultados, no obs-


tante en todo muestreo del ambiente laboral se presentan una serie de errores
de tipo sistemático y aleatorio que influyen en los resultados. Estos errores están

171
ocasionados tanto por los equipos y técnicas analíticas utilizadas, como por la ex-
periencia y desempeño del personal que ejecuta el trabajo, así como por las fluc-
tuaciones de la concentración ambiental en el tiempo. Los errores sistemáticos in-
troducidos por los instrumentos de medición se conocen y deberán ser eliminados
o minimizados mediante la verificación de la calibración de los mismos antes de su
empleo. Lo referente a la parte analítica también se conoce y se resuelve aplicando
técnicas comprobadas por instituciones de prestigio y ejecutadas en laboratorios
cuya calidad este certificada por las instituciones responsables en cada país. La
minimización de los errores durante el muestreo no es predecible y dependerá de
la profesionalidad y cuidado del higienista que lo ejecuta.

No obstante en el proceso de muestreo pueden surgir fluctuaciones de la


contaminación dadas por el normal desempeño del proceso tecnológico o por la
forma particular de desempeñarse en la actividad los diferentes trabajadores, el
primer aspecto es imposible de eliminar al ser parte insustituible de la actividad
y el segundo en parte puede minimizarse por la experiencia del higienista que
ejecuta el muestreo. Se plantea que el error que se introduce por las fluctuaciones
ambientales en el procedimiento pueden ser de 10 a 20 veces las de los métodos de
muestreo y analíticos.

El higienista que ejecuta la toma de muestra deberá conocer bien el proceso


tecnológico y estar muy atento a los eventos que se producen durante el mismo
que puedan alterar la medición. Se supone por tanto que los higienistas con expe-
riencia, conozcan previamente los errores provenientes de los métodos de mues-
treo y analíticos, pero no sucede lo mismo con los debidos a fluctuaciones de la
concentración debidas al proceso de trabajo.

Figura 8. Variaciones de la Concentración.


C
CAPÍTULO V

0
8h TIEMPO

172
b) Duración de las muestras.

Este elemento es fundamental en la representatividad de la exposición que


deseamos evaluar, ya que con un resultado de una muestra tomada durante un
periodo corto de tiempo, no se puede determinar la exposición de una jornada de 8
horas y viceversa si se desea evaluar el riesgo de una operación de un periodo cor-
to de tiempo, no se puede tomar una muestra de larga duración. En algunos casos
la duración de la muestra se encuentra preestablecida por el tipo de equipo que
se posee, pero en la mayoría de los casos se puede seleccionar entre segundos y 8
horas, clasificándose en instantáneas o continuas según su duración. La selección
del tipo de muestra a realizar estará en dependencia del contaminante, el tiempo
de exposición, los límites admisibles establecidos, el tipo de problema higiénico
existente y otras que se valoran por el higienista en el lugar. Por ejemplo, cuando
vamos a demostrar la concentración en un lugar confinado donde se ha producido
un accidente, debemos tomar algunas muestras instantáneas para conocer el re-
sultado de la concentración existente en el menor tiempo posible, de igual forma
si fuera un contaminante que se evapora con rápidez o que se utiliza en periodos
cortos de tiempo. En el caso de que deseemos conocer la concentración ponderada
promedio de la jornada laboral es preferente la utilización de muestras continuas
(mayores de 15 min. hasta 8hs).

El tipo de muestra como mencionamos puede estar definido por la dispo-


nibilidad de los equipos, en ocasiones para la práctica diaria en los centros de
trabajo el higienista sólo posee equipos de lectura directa y que permiten ejecutar
sólo muestras instantáneas, lo cual le obliga a trazar su estrategia partiendo de esta
posibilidad.

La evaluación de la exposición diaria es compleja (8hs) y permite establecer


diferentes procedimientos (Tabla 4) como son:

• Muestra única de periodo completo. Son aquellas que se toman durante todo
el tiempo que dura la jornada de trabajo o el tiempo para el que está definido
el límite de exposición.
CAPÍTULO V
• Muestras consecutivas de periodo completo. Es un grupo de muestras que
debe cubrir igual que la anterior el tiempo que dure la jornada de trabajo o el
tiempo definido por el límite de exposición.

173
• Muestras consecutivas de periodo parcial. Son muestras que se toman igual
que las anteriores, pero que sólo cubren una parte del tiempo de exposición
o del tiempo de trabajo. Estas muestras para que se consideren válidas deben
cubrir al menos el 70% de la jornada laboral.

• Muestras puntuales o instantáneas tomadas aleatoriamente. Este es el caso


en que los equipos de muestreo existentes no permiten el muestreo continuo
y cada toma de muestra sólo comprende segundos o minutos. Un elemento a
considerar en este procedimiento es que en ocasiones el aumento de tiempo en
el caso del muestreo aleatorio no disminuye la dispersión de los resultados.

c) Número de muestras.

Esto es algo que no se puede aseverar de forma general, ya que está in-
fluenciado por las condiciones de trabajo, tipo de muestras y otros factores. Por
supuesto que el número de muestras tiene importancia para lograr un resultado
con significación estadística, pero no es menos cierto que no podemos realizar
un número infinito de muestras por el costo que esto representa, pero además,
porque son tantos los factores que intervienen en las variaciones de los resultados
que no se justifica dicho aumento. En cada caso la decisión del número está muy
relacionada a la experiencia del higienista, pues en realidad lo que plantean los
documentos técnicos casi siempre es un mínimo deseable, el que en ocasiones tam-
poco es suficiente para obtener una estimación adecuada de la realidad. En la tabla
4 se recomienda el número adecuado para cada tipo de muestreo, el que no debe
considerarse como un dogma para la práctica diaria, pues lo fundamental radica
en basarse en la evaluación del ciclo de trabajo realizada por el higienista.

d) Posición del punto de muestreo.

Independiente del tipo de muestra que se ejecute, el principio que debe pri-
mar en este aspecto es que el lugar en que se instale el punto de muestreo conside-
re la ubicación de las vías respiratorias del trabajador. Cuando se toman muestras
CAPÍTULO V

estacionarias ya sean generales o de un puesto de trabajo, se ubicará el punto de


muestreo a la altura de la zona respiratoria y lo más cercano posible a éstas. La ubi-
cación debe tener en cuenta si el trabajador está sentado o de pie, para determinar
la altura en las muestras generales. Cuando se utiliza el muestreo de tipo personal
se aplica el mismo criterio debiendo ubicarse el punto de muestreo a una distancia
no mayor de 0,3 m. de la nariz.

174
e) Verificación de los instrumentos.

Este aspecto ya fue analizado cuando se explicó lo concerniente a la varia-


bilidad de los resultados en los muestreos del ambiente de trabajo. Es un elemento
esencial que debe tenerse perfectamente controlado previo a la ejecución de cada
estrategia de muestreo, ya que es indudable que si los instrumentos utilizados
carecen de verificación metrológica las mediciones que ejecutemos carecerán de la
confiabilidad necesaria. Ya se ha analizado que es factible conocer el error sistemá-
tico introducido por los instrumentos de muestreo y análisis.

Tabla 4. Número de Muestras recomendables


TIPO DE MUESTREO Número de Muestras
Muestra única de período completo
1 en la jornada
0h
A 8h
Muestras consecutivas de período completo Mínimo 2
A B
Adecuado 4
A B
Óptimo 7
A B C
Muestras consecutivas de período parcial
Mínimo 3
A B
Óptimo 7
A B
Nota:
Cubrirán al menos el 70% de la
A B C jornada.

Muestras puntuales o instantáneas tomadas aleatoriamente Mínimo 3

Conveniente de 4 a 7
Óptimo de 8 a 11
A B C D E
Nota: Los períodos de muestreo se
eligen aleatoriamente.
A B C D
Es la peor estrategia para determinar
0h 8h
exposición promedio ponderada.
CAPÍTULO V
f) Volumen de aire.

Este factor también puede influir en el cálculo de los resultados. Normal-


mente los límites ocupacionales están expresados para un volumen de aire a tem-
peratura y presión normal (TPN). En los lugares que se muestre a las variaciones

175
de la temperatura o de la presión debidas a la tecnología o a la altura sobre el nivel
del mar de las instalaciones puede modificar el volumen aspirado y en consecuen-
cia tergiversar el resultado. Esto significa que cuando tomamos una muestra de
aire, tenemos que conocer estas variables ambientales para establecer el volumen
de aire a TPN, evitando este posible error. De esta manera podemos comparar con
los límites establecidos o con muestreos realizados en otras condiciones de tempe-
ratura y presión.

g) Otras incidencias durante el muestreo.

Durante el tiempo que dura la toma de muestra pueden ocurrir incidentes


en el proceso de trabajo, que pueden tener influencia en el resultado e incidir en
la dispersión del muestreo. Esto solo puede eliminarse mediante la pericia del
higienista, al ser capaz de identificar cualquier incidente que a su juicio altere el
resultado.

Lo ideal para evaluar el nivel de riesgo del trabajador sería el hacer mues-
tras individuales a cada uno, lo cual es imposible. Ya analizamos que las muestras
son costosas y que debemos limitar en los estudios su número. El higienista sin
afectar la representatividad del resultado puede simplificar este proceso, median-
te la identificación por la observación del proceso de los trabajadores o puestos con
mayor exposición. Cuando el higienista no es capaz de poder identificar a los más
expuestos se procederá al muestreo parcial de los grupos con riesgo homogéneo,
determinando según la tabla 5 el número (n) a muestrear, seleccionando del mis-
mo aleatoriamente a los trabajadores que serán muestreados. Cuando la cantidad
de trabajadores (n) es menor de 7, hay que muestrear al total.

Tabla 5
Selección del número de trabajadores a muestrear.
N Grupo n Muestrear N Grupo n Muestrear
8 7 21 - 24 14
9 8 25 - 29 15
CAPÍTULO V

10 9 30 - 37 16
11 - 12 10 38 - 49 17
13 - 14 11 50 18
15 - 17 12 > 50
18 - 20 13

176
6. La Toma de Decisión
De las múltiples tareas que desarrolla el higienista durante una evaluación
ambiental de un lugar de trabajo, sin lugar a dudas esta es la más importante y sin
la cual todo lo anterior carece de sentido. Este es el momento en que debe definir
si existe o no riesgo, o sea, la probabilidad de que a los individuos expuestos se le
altere su salud si se mantienen en este ambiente. Esta tarea puede realizarse com-
parando los resultados exclusivamente con las normas legales vigentes en el país o
comparando con la información de recomendaciones elaboradas por instituciones
de prestigio, como el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional
(NIOSH) o la Conferencia Gubernamental de Higienistas Industriales (ACGIH),
por sus siglas en inglés.

Es prácticamente imposible cuando en una actividad se maneja un conta-


minante alcanzar un nivel de concentración de cero en el ambiente, lo que ha obli-
gado al establecimiento de los límites de exposición, como un punto de referencia
que sirva para comparar con las mediciones obtenidas y determinar la existencia
o no de riesgo a la salud. Este procedimiento de toma de decisiones puede obser-
varse en la figura 9, mediante el mismo es que se aplican las acciones inmediatas o
futuras que permitan garantizar la vigilancia ambiental y de esta manera deducir
el posible riesgo a la salud de los expuestos.

Figura 9. Procedimiento de toma de decisión.

Obtención de toda la información sobre la exposición


(Niveles de exposición y otras)

Comparación con los límites de exposición legalizados


o escogidos a criterio del higienista.

Decisión - Conclusiones

Aceptable Inaceptable Indeterminada


CAPÍTULO V
Segura Peligrosa Posible Riesgo

Continuar el muestreo para


Dictar las disposiciones o medidas
Mantener la vigilancia ambiental obtener mayor información o
que modifiquen la exposición de
de acuerdo con niveles detectados. proponer medidas que disminuyan
los trabajadores a un nivel seguro.
los niveles detectados.

177
Este procedimiento en la mayoría de los casos es muy simple, ya que gene-
ralmente las concentraciones o son muy superiores o inferiores a las establecidas
por los límites de exposición legalmente establecidos o recomendados. En oca-
siones esta tarea de toma de decisión, se vuelve compleja al analizar resultados
ambientales que están en los alrededores de los niveles establecidos y en los que
brindar una recomendación de mejora pudiera ser cuestionada. Vamos a exponer
algunas de las formas en que se puede desarrollar este procedimiento cuando se
han obtenido los resultados de un muestreo ambiental.

a) Método estadístico.

Este procedimiento fue utilizado por Leidel , Buch y Lynch en los estudios
que realizaron sobre la representatividad del muestreo. En el mismo y por la razón
ya comentada sobre los errores incluidos en cualquier muestreo, cuando determi-
namos la concentración promedio de un grupo de muestras a lo que arribamos es
a un estimado de la concentración real. Con este método se garantiza calcular los
límites extremos (superior e inferior) con un grado de confianza de un 95%, aun-
que hay quienes aceptan también un 90%.

En la práctica la interpretación de límite inferior (LI95) de una sola cola es


que se puede asegurar con una confianza del 95% que la exposición promedio
real es mayor que el LI. De igual manera el límite superior (LS95) garantiza que la
exposición es menor que el LS. La aplicación de este método permite arribar a tres
tipos de conclusiones que son las que se observan en la figura 5. La exposición se
clasifica como aceptable, de conformidad o segura cuando el LS95 es menor o igual
que el límite de exposición admisible, es inaceptable, de no conformidad o peligro-
sa cuando el LI95 es mayor que el límite admisible y se considera de incertidumbre
o de posible sobre exposición, cuando no se cumplen los criterios anteriores y se
carece de un criterio estadístico para afirmar una u otra posición. En la figura 10 se
pueden observar los tres tipos de decisiones a las que podemos arribar.
CAPÍTULO V

178
Figura 10. Método de Toma de Decisión.

Peligro Incertidumbre Seguridad


No Conformidad Posibilidad de Riesgo Conformidad

A B C

B1 B2

LSC
LIC LÍMITE DE
LSC EXPOSICIÓN
LIC

Este método de toma de decisiones en los lugares donde existe mucha fluc-
tuación de concentraciones presenta dificultades para llegar a conclusiones, ya
que en la práctica, con frecuencia da un resultado de incertidumbre lo que obliga
a continuar muestreando.

b) Norma Europea EN 689:1995

En este documento se establece el Índice de Exposición al contaminante


como la relación entre la Concentración media del contaminante ponderada en el
tiempo y el Límite de Exposición Permisible para 8 horas de trabajo. Lo cual pode-
mos expresar de la manera siguiente:

Donde:

IE = Índice de Exposición

CEL = Concentración de Exposición Laboral


CAPÍTULO V
LEP = Límite de Exposición Permisible

La CEL se calcula según lo establecido como concentración media pondera-


da para 8 horas de la manera siguiente:

179
Donde:

C = Concentración del contaminante durante el tiempo ti


ti = Tiempo que dura la exposición C
Una vez realizado todos los cálculos (2) para conocer la CEL se compara
el resultado con el LEP establecido y se obtiene el Índice de Exposición, el cual se
evalúa según los criterios siguientes:

• Cuando en la primera jornada el Índice es ≤ 0,1 y se observa la existencia de


las condiciones normales de trabajo, no es necesario continuar las mediciones,
considerándose terminada la evaluación ambiental.

• Cuando en al menos 3 jornadas de trabajo con condiciones normales de


operación el Índice es ≤ 0,25, se considera la exposición menor al LEP y se da
por concluida la evaluación.

• Cuando en al menos 3 jornadas diferentes de trabajo, el Indice es ≤ 1 y la media


geométrica de los valores del Índice correspondientes a cada jornada es ≤ 0,5,
la exposición es menor al LEP.

• Cuando en cualquier jornada se obtiene un Índice > 1 se considera la exposición


mayor al LEP.

• Cuando se obtengan otro tipo de resultados que no se ajusten a estos criterios,


no es posible hacer conclusiones, por lo que se considera hay que continuar
haciendo mediciones.
CAPÍTULO V

Este método como el anterior es recomendable para lugares con procesos


estables, donde no se producen grandes fluctuaciones de la concentración.

c) Método por determinación del % de la Exposición Máxima Permisible


(EMP)

180
Este es un procedimiento más sencillo que el anterior, donde se compara la
concentración media del contaminante con la del límite establecido y el tiempo de
exposición con el de la jornada de 8 horas y se expresa en por ciento. Se calcula por
la fórmula siguiente:

Donde:

% EMP = Por ciento de la exposición máxima permisible

C = Concentración media del contaminante

LEP = Límite de exposición permisible

T = Tiempo de exposición

8 = Horas de la jornada laboral

La interpretación del resultado consiste en que los valores superiores al


100% superan la norma e indican riesgo y valores inferiores indican que no se han
superado los límites establecidos.

Cuando en los ambientes laborales existe más de un contaminante se obtie-


nen independientemente cada uno de los % de EMP y posteriormente se suman,
adoptando las mismas conclusiones anteriores si sobrepasan o no el 100%.

O sea que:

CAPÍTULO V
Donde:

EMPt = Exposición máxima permisible total

EMPi = Exposición máxima permisible de cada contaminante

181
Es necesario expresar que en este procedimiento no se están considerando
las fluctuaciones en la jornada, por lo que se toma como nivel de acción el 50% y a
partir del mismo se considera la posible adopción de medidas preventivas.

d) Procedimiento de la ACGIH.

Este procedimiento es muy parecido al de % de EMP, ya que consiste en


determinar la concentración promedio ponderada y comparar con el nivel límite
umbral (TLV – NLU) establecido para la sustancia. El cálculo de la Concentración
Promedio Ponderada en el tiempo se realiza por medio de la expresión siguiente:

Donde:

CPP = Concentración Promedio Ponderada del contaminante

C = Concentración del contaminante durante el tiempo ti

ti = Tiempo que dura la exposición C

Se considera que existe riesgo de exposición, cuando la relación entre CPP y


el Límite de Exposición es mayor que 1, cuando el resultado es menor que 1 se con-
sidera un ambiente seguro o de bajo riesgo, de acuerdo con la expresión siguiente:

Donde:
CAPÍTULO V

RE = Riesgo de Exposición

CPP = Concentración Promedio Ponderada del contaminante

NLU = Nivel Límite Umbral (NLU o TLV)

182
En los criterios de la ACGIH se plantea para algunas sustancias niveles de
corta duración, en cuyo caso se exige que deban ser de 15 minutos o menos, con
intervalos no menores de una hora y que no pueden repetirse más de 4 veces en la
jornada laboral.

Otro elemento que considera este criterio es cuando la exposición es de más


de una sustancia y sus efectos se consideran aditivos se aplicará el criterio siguiente:

Donde:

C = Concentración del contaminante

NLU = Nivel Límite Umbral o TLV

En todos los modelos planteados con anterioridad es posible considerar un


Factor de Corrección para los Límites de Exposición en los casos de trabajos con
turnos especiales. Pensamos también que es válido incluir para todos el criterio
de Nivel de Acción (50% LE), el que determina que a partir del mismo se deben
comenzar a emitir medidas preventivas tendentes a disminuir el riesgo.

Consideramos que en los modelos citados el higienista tiene los elementos


estadísticos matemáticos elementales para lograr unos resultados representativos.
No obstante queremos enfatizar en la importancia que tiene la observación de la
actividad laboral y la experiencia del higienista en el análisis de los resultados de
una medición, para llegar a conclusiones objetivas que sean productos de una in-
teracción medición – condiciones de trabajo.
CAPÍTULO V

183
7. Aspectos de Seguridad de las Sustancias
Químicas
En esta parte vamos a tratar de algunos elementos que influyen en la eva-
luación del riesgo por el manejo de sustancias químicas y que en general ocasio-
nan accidentes de incendios, explosiones y en ocasiones de contaminación.

Figura 11: Trasvase Correcto de Sustancias Químicas.

a) Envase y embalaje.

Uno de los problemas higiénicos frecuentes que encontramos en los lugares


donde se almacenan o manipulan sustancias químicas, radica en el tipo de envase
en que se recibe el producto y los riesgos que se generan por su manejo.

En general estos productos en la actualidad se comercializan en contene-


dores metálicos, de plástico y de vidrio cuando son envases de pequeño volu-
men, casi siempre para uso en laboratorios. Una medida esencial para la seguridad
en el manejo de estos productos incluyendo su almacenamiento es la selección
del envase. En este sentido es importante analizar la idoneidad del material y de
CAPÍTULO V

los volúmenes del recipiente en función de como se utilizará y manipulará en el


proceso. Encontramos que en la selección prima el criterio económico y como en
general los grandes envases se ofertan más baratos, se aceptan estas ofertas sin
pensar en las dificultades posteriores. En ocasiones nos encontramos trabajadores
trasvasando sustancias (Figura 11) de grandes recipientes a pequeños o manipu-
lando envases con gran esfuerzo físico y el riesgo de derrames con la consiguiente

184
contaminación. En otros casos los grandes volúmenes adquiridos se mantienen
durante mucho tiempo almacenados con el consiguiente deterioro del contenedor
y la contaminación del ambiente. Por consiguiente como elementos generales para
escoger un envase recomendamos analizar su resistencia, fácil y segura manipula-
ción y volúmenes adecuados de acuerdo con el empleo en el proceso.

b) Identificación o Etiquetado.

Una vez seleccionado el tipo de envase este debe poseer la señalización


que permita identificar su contenido. Las sustancias químicas deben ser fácilmen-
te identificables y todos sus contenedores o envases deben poseer la información
básica, en el idioma del país, de los elementos de riesgo y la forma de manejo con
seguridad. Internacionalmente se han aprobado pictogramas (Figura 12) y frases
R que determinan el riesgo de las sustancias, así como las frases S que orientan o
sugieren las medidas para su manipulación segura. Estas informaciones de seguri-
dad pueden ir impresas de forma visible en la superficie del contenedor y en otros
casos mediante etiquetas de un material resistente que irán adosadas al mismo
también de forma resistente. En cualquiera de las dos formas el formato de estas
informaciones cumplirá los requisitos previstos en las normas existentes interna-
cionalmente.
Figura 12: Etiquetado de Sustancias Peligrosas. Pictogramas Según CEE.

E O F+ F T T+ Xn Xi C N

Explosivo Comburente Extremada- Fácilmente Tóxico Muy Tóxico Nocivo Irritante Corrosivo Peligroso
mente Inflamable para el
Inflamable Ambiente

c) Almacenamiento.

Este es un aspecto complejo para el control, ya que como hemos visto son
muy variados los tipos de productos y los diferentes tipos de contenedores en que
CAPÍTULO V
se comercializan, esto determina que no se pueda prescribir una forma general de
almacenamiento. Los contenedores varían, pueden ser botellas de gases, tanques
metálicos, contenedores plásticos, sacos plásticos y de papel multicapas, de vidrio,
madera y otros. Las características de los productos son diferentes, presentándose
en forma de gases, líquidos y sólidos y si consideramos que sus riesgos también

185
difieren, debemos reconocer que en cada lugar debe hacerse un estudio particular
de caso. Existen normas que regulan todos estos aspectos, desde las condiciones
de diseño que debe poseer un almacén para productos determinados, como la dis-
tancia entre productos, volúmenes de almacenaje, altura de las estibas, ventilación
de locales, productos no compatibles, requisitos de protección contra incendios y
explosiones y otras que si las cumplimos minimizan el riesgo de un accidente en
estas instalaciones (Figuras 13 y 14).

Figura 13: Almacén Ventilado.

8. Métodos Generales de Control


En el apartado anterior analizamos algunos procedimientos para garan-
tizar la confiabilidad de los resultados del muestreo. En este vamos a tratar de
los diferentes métodos que pueden minimizar la exposición de los trabajadores,
cuando llegamos a definir que en un lugar de trabajo existe riesgo por los niveles
de contaminación detectados. Debemos basarnos en el principio que al aplicar las
medidas preventivas, se debe considerar el alcanzar el nivel de contaminación más
CAPÍTULO V

bajo razonablemente posible en el ambiente laboral. Esto significa que en ocasio-


nes aunque lleguemos a resultados que se encuentren a niveles inferiores de los
LEP y sea posible ejecutar otras medidas técnicas u organizativas que minimicen
aún más la exposición, deben proponerse las mismas, ya que en ocasiones existe
falta de información de los efectos a la salud que un contaminante puede causar
a largo plazo en bajas dosis. Por supuesto que debemos analizar cada situación

186
con un elevado criterio ético, ya que el razonablemente posible, se refiere a costos
o posibilidades tecnológicas y no puede convertirse la participación del higienista
en la justificación para someter al trabajador a una exposición que puede causar
una posible alteración de su salud.
Figura 14: Productos no Compatibles.
Cuadro de resumen de incompatibilidades de almacenamiento de sustancias peligrosas.

+ - - - - +

- + - - - -

- - + - - +

- - - + - +

- - - - - X

+ - + - X +

+ Se pueden almacenar conjuntamente.


x Solamente se pueden almacenar en conjunto si se toman medidas
específicas de prevención.
- No deben almacenarse en conjunto.

En el control de la contaminación ambiental, como en todos los factores de


riesgo, existen tres niveles sobre los que podemos actuar, la fuente de generación,
el medio ambiente (aire) en que se difunde el contaminante y el receptor o traba-
jador que está expuesto (Figura 15). Aunque la acción esencial en el control debe
estar dirigida a limitar la generación del contaminante en la fuente, en cada uno de
estos niveles se pueden ejecutar medidas de carácter técnico, ingenieras y organi-
zativas que minimicen la exposición.

El control de la contaminación en un lugar de trabajo comienza desde que CAPÍTULO V


nos proponemos producir un nuevo producto en la industria o comenzar a utilizar
en la producción o los servicios algún tipo de materia prima o producto químico
que según los proveedores aporta beneficios a la tecnología o proceso de trabajo
existente. Es necesario, antes de tomar una decisión al respecto, indagar y buscar
toda la información higiénica disponible sobre estos productos intermedios o fi-
nales, la cual como conocemos en ocasiones es limitada. Si a esto adicionamos que

187
la falta de cultura en seguridad y salud, tiende a que estas decisiones se toman en
múltiples ocasiones, sin la participación de los higienistas y con criterios econó-
micos comerciales, podemos definir este factor como un elemento fundamental de
los problemas higiénicos que se presentan en los ambientes laborales. Por tanto, si
queremos prevenir los daños que pueda ocasionar un agente químico, lo primero
es conocer las características de las sustancias que intervienen en el proceso labo-
ral, los efectos nocivos a la salud que pueden causar y las condiciones de trabajo
necesarias para su manejo seguro. Estos conocimientos deben ser parte esencial
en el análisis de cualquier proyecto de inversión a ejecutar, ya que del diseño de
los lugares de trabajo y la tecnología seleccionada, dependerán en gran medida
los niveles posibles de contaminantes en el ambiente laboral. En la mayoría de las
ocasiones esta etapa no se cumple adecuadamente y nos encontramos el hecho
consumado, se utiliza el producto y se desconoce su composición y efectos, lo cual
determina que el higienista deberá antes de ejecutar cualquier evaluación, adquirir
el conocimiento más completo de las sustancias y la tecnología utilizada.

  
  
     



       €    €   
  
‚         …   

     
   ‚   €      
     ƒ      €       „ 
      †  
      
     „  ‡    
         
­      
­       ­      
CAPÍTULO V

El empleador usuario de un agente químico debe solicitar al proveedor, o


investigar antes de su adquisición e introducción al proceso de trabajo determi-
nadas características, que son esenciales para evaluar el posible riesgo que pueda
ocasionar a quienes manejan el mismo. Entre las medidas que debe tomar están la
obtención de las fichas de datos de seguridad del producto, el tipo de envase y eti-
quetas en que se suministra, así como el idioma de las mismas. Estos son requisitos
primarios que facilitan establecer posteriormente medidas de capacitación y exi-

188
gencias en los procesos de trabajo para el manejo adecuado. Hay que aclarar que
en este análisis no sólo se deben considerar las características de toxicidad, sino las
posibilidades de inflamación o explosión, las que pueden ser causa de accidentes
que afecten tanto a los trabajadores como a la comunidad vecina.

Una vez que el higienista detecta la existencia de riesgo en algún proceso de


trabajo, tiene que estudiar la posibilidad de minimizar el mismo, aplicando el prin-
cipio de la disminución de la concentración y del tiempo de exposición, mediante
las medidas técnicas ingenieras y organizativas pertinentes. A continuación descri-
biremos de forma general medidas que son posibles de ejecutar con esta finalidad.

a) A nivel de la fuente generadora

Diseño de las instalaciones y procesos.

Ya previamente hemos mencionado este aspecto, estas medidas son las


ideales pues son medidas inherentes al proceso mismo, que al no depender de la
intervención del hombre proporcionan una mayor garantía de seguridad.

• Sustitución de sustancias o productos por otros más seguros.

En muchas ocasiones este es un elemento posible tecnológicamente. Por


ejemplo en muchas producciones se utilizaba el benceno como solvente, el que se
ha comprobado que tiene efectos carcinógenos y puede ser sustituido por el tolue-
no que es menos agresivo a la salud, otro ejemplo es utilizar en el desengrasado
con agua en vez de solventes y así otras innovaciones que pudieran realizarse.

• Cambio o modificación del proceso.

Existen procesos que generan riesgos y que pueden ser reemplazados por
otros de menor riesgo, como es el caso de la pintura que se aplica con pistola (aire CAPÍTULO V
a presión) y que pudiera hacerse por inmersión en un depósito. Por supuesto que
estas modificaciones deben ser estudiadas respecto a las variaciones que pudieran
causar en las capacidades productivas y costos.

189
• Hermetización o encerramiento de la fuente.

En un proceso el manejo de los agentes químicos debiera realizarse siempre


que sea posible mediante sistemas cerrados, sin embargo no todas las tecnologías
han sido diseñadas de esta forma. Siempre que sea posible hay que proceder al en-
cerramiento de todas las fuentes generadoras evitando de esta manera que el con-
taminante se difunda al ambiente. Este pudiera ser el caso del llenado de envases
de un medicamento que emita gases o polvos y donde podemos confinarlo en una
cabina y aplicarle una extracción localizada, en casos de sustancias muy peligrosas
a estas cabinas pueden agregárseles guantes (Figura 16), para que el trabajador en
ningún momento tenga que entrar en contacto con la sustancia.

• Aislamiento.

En ocasiones nos encontramos lugares de trabajo en los que están unidos


procesos que contaminan el ambiente con otros que no tienen esa característica.
Esta situación de riesgo, al estar sometiendo a trabajadores a una exposición sin
justificación, tiene cuando es posible tecnológicamente, una fácil solución, al sepa-
rar (aislar) los procesos contaminantes en áreas independientes.
Figura 16: Hermetización de la Fuente.
CAPÍTULO V

190
• Humectación.

Esta es una medida simple que se aplica con frecuencia en aquellos lugares
en que se producen contaminantes particulados (polvos). Esta medida ha demos-
trado ser muy efectiva en el sector minero, donde se han conseguido disminucio-
nes considerables de la contaminación. Hay casos de acuerdo con el tipo de polvo,
en que se necesita adicionar un agente humectante. En la actualidad se utiliza este
método de agua a alta presión para la limpieza de piezas y superficies metálicas en
vez del arenado (sandblasting).

• Ventilación Localizada.

Los sistemas de ventilación por extracción localizada (Figuras 17a, 17b y


17c) es el método clásico en el control de los contaminantes ambientales. Es un
sistema de control eficiente cuando ha sido bien diseñado y se hace un manteni-
miento adecuado. Debe tenerse en cuenta que los contaminantes extraídos deben
separarse del aire que se emite al ambiente general, ya que hay casos que resolve-
mos la exposición del trabajador y exponemos a la comunidad vecina.

Figura 17: Ventilación Localizada.

Ventilador

Ducto

Purificador
Campana
a) Sistema de extracción localizado b) Sistema de extracción de hornos de
fundición.

CAPÍTULO V

c) Sistema de extracción de polvo de pulidora


y humo de soldadora de metales.

191
• Mantenimiento.

El mantenimiento es uno de los factores más importantes en el control de los


niveles de contaminación. Es frecuente ver como una tecnología que fue diseñada
para que cumpliera con los límites ocupacionales establecidos, según va pasando
el tiempo y en particular por falta de un mantenimiento sistemático va elevando
sus niveles de contaminación. En particular en los países en desarrollo por la fal-
ta de piezas de repuesto, se procede a realizar muchas innovaciones que aunque
resuelven la operación de la máquina, no alcanzan los niveles de protección que
brinda el diseño original. El equipo de mantenimiento tiene que ser una parte in-
tegral del programa de control de riesgos que se elabore y velar porque funcionen
también con eficiencia los sistemas establecidos para el control ambiental.

b) A nivel del medio de difusión.

• Higiene de locales y equipos.

Este elemento que parece tan simple, es básico en disminuir la exposición


de los trabajadores y es parte del mantenimiento. Podemos afirmar que cuando
penetramos en un lugar en el que existe falta de orden y limpieza, podemos afir-
mar que es difícil se cumplan otros requisitos más complejos y demuestra una
falta absoluta de cultura en seguridad y salud en el trabajo. Tenemos que tener
conciencia que las emisiones de contaminantes al ambiente, en especial las de ae-
rosoles tienden a sedimentarse contaminando las áreas de trabajo, de igual manera
los derrames de productos, el almacenaje en áreas no establecidas y otros factores
producen un incremento de la exposición. Los centros de trabajo en los que se uti-
lizan agentes tóxicos, deben elaborar un plan sistemático de orden y limpieza que
limite el contacto y posible inhalación de estos y recordar que no pueden utilizarse
sistemas de aire comprimido para la limpieza.

• Ventilación General o por Dilución.


CAPÍTULO V

Este es uno de los sistemas de control general más utilizados en todos los
centros de trabajo con riesgo por el manejo de contaminantes químicos. El sis-
tema más común es el convectivo, mediante puertas, ventanas y aberturas en el
techo (monitores). También es frecuente entrar en locales de trabajo en los que
se encuentran múltiples extractores ubicados en la parte superior de las paredes.
Aunque todo local tiene que poseer una ventilación general por extracción y ésta

192
siempre ayuda en la eliminación de la contaminación, presenta limitaciones para
su aplicación y no es el mejor método para limitar la exposición cuando existen
fuentes intensas y localizadas de contaminación. El uso de la ventilación por
impulsión es peligroso en estos ambientes, ya que en ocasiones puede diseminar
el contaminante por áreas que carecen de este riesgo.

• Sistemas de Alarma.

En los procesos que se emplean sustancias con riesgo de explosión o alta-


mente tóxicas, se recomienda establecer un sistema de monitoreo continuo con
alarma que avise cuando se excedan los límites establecidos.

• Aumento de la distancia emisor receptor.

Es algo objetivo que mientras más cerca esté el trabajador de la fuente, es-
tará expuesto a mayores niveles de contaminantes. Por consiguiente esta es una
medida práctica y poco costosa, que puede alcanzarse mediante el alejamiento de
los mandos de control de la fuente de generación.

c) A nivel del trabajador.

• Vigilancia médica.

Esta es una medida de carácter individual y que puede utilizarse en el aná-


lisis epidemiológico de la situación de salud del colectivo laboral. Ante todo se
deben realizar los exámenes médicos previos al empleo, hay que detectar los tra-
bajadores susceptibles a las sustancias que se van a manejar o alteraciones de la
salud que pueden agravarse por una exposición al agente químico. Después de
acuerdo al programa de vigilancia que se establezca, se realizarán exámenes mé-
dicos periódicos con el fin de detectar posibles efectos nocivos o variaciones del
estado de salud debidas a la exposición. Estos exámenes deben incluir, cuando CAPÍTULO V
existan, las pruebas específicas que determinen el nivel biológico establecido para
la sustancia.

193
• Higiene Personal.

Un elemento tan simple como este ayuda en gran medida a proteger a los
trabajadores de la exposición a estos agentes, en particular por contacto o inges-
tión. Todo centro de trabajo con riesgo debe poseer las instalaciones para el aseo,
las cuales permitirán garantizar la higiene personal de los trabajadores. Hay que
ubicar guardarropas, lavamanos y duchas, así como garantizar el lavado y cambio
de la ropa de trabajo con una frecuencia adecuada.

• Formación e Información al personal.

Está demostrado que en la actualidad sin la participación del colectivo en la


solución de los problemas de salud, no es posible alcanzar un nivel de prevención
adecuado. No es posible que nadie que ignore los riesgos a que está expuesto en
su trabajo, pueda accionar para protegerse y prevenir los daños a su salud. En con-
secuencia todo lugar con manejo de sustancias químicas debe capacitar e informar
a sus trabajadores sobre las mismas, sus posibles efectos y como actuar para su
protección y la de sus compañeros.

• Aislamiento.

En casos en que se manejan sustancias de gran toxicidad, los niveles de


exposición son elevados o difícil de alcanzar los límites de exposición, puede ais-
larse al trabajador en cabinas de mando ventiladas por sistemas que garanticen un
ambiente sin contaminación.

• Régimen de Trabajo.

En este marco se pueden establecer medidas administrativas de organiza-


ción del trabajo, mediante las que se puede limitar la exposición de los trabajado-
res, como pueden ser la rotación del personal por los puestos, la disminución de
la jornada, el establecer estos trabajos en los turnos de menos número de trabaja-
CAPÍTULO V

dores y otras.

194
• Equipos de Protección Personal.

Esta es la medida que más se controla por los jefes, las auditorias e inspec-
ciones, no obstante haber un consenso general que la misma salvo en puestos de
trabajo muy particulares no cumple con la expectativa de proteger al trabajador.
Es prácticamente imposible soportar en condiciones climáticas adversas y con una
carga de trabajo elevada un medio de protección respiratoria durante 8 horas, más
aún, cuando en ocasiones se le exige al trabajador por no ejecutar una modificación
del proceso que pudiera eliminar el riesgo. En puestos de trabajo donde la exposi-
ción es breve, se emplean sustancias de alta toxicicidad, en ambientes confinados
y otros casos, es indispensable la exigencia en la utilización de estos medios, los
cuales deben ser bien seleccionados en relación al grado de protección que brindan
y la comodidad de su utilización.

CAPÍTULO V

195
CAPÍTULO VI

196
Parte 3.
LA IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE
LOS FACTORES DE RIESGOS FÍSICOS.

Microclima Laboral

CAPÍTULO VI

197
1. Introducción.
Índice

2. El Microclima Laboral. Procesos en que se presenta este factor de riesgo.

3. Procesos termodinámicos básicos entre el organismo y el ambiente.

4. La Evaluación de la Exposición al Calor.

5. Medición de las variables.

6. Medidas de prevención y control.


CAPÍTULO VI

198
1. Introducción
La Higiene Ocupacional tiene entre sus objetivos aspirar a establecer en los di-
ferentes procesos de trabajo, condiciones que logren en el trabajador un sentimiento de
satisfacción durante el desempeño de sus actividades. Las condiciones medioambienta-
les de los procesos de trabajo es uno de los factores sobre los que se debe mantener una
constante atención si se desea lograr un elevado rendimiento en las tareas. En este tema
trataremos los aspectos referidos a los factores que determinan que el trabajador tenga
una sensación térmica molesta o que pueda afectar su salud.

En la práctica diaria encontramos puestos de trabajo en los que se hace necesario


trabajar a temperaturas extremadamente frías o calientes. En la realidad de los países tro-
picales como el nuestro, una de las quejas más frecuentes de los trabajadores es la referen-
te al calor, ya que los puestos con temperaturas frías están limitados a los que mantienen
bajas temperaturas por razones de tipo tecnológico, las que en general no es posible modi-
ficar. Por tanto, nos dedicaremos a los aspectos del calor, que en nuestras condiciones es el
causante más frecuente de respuestas psico fisiológicas desfavorables de los trabajadores.
En el caso del frío aunque existen estudios al respecto y normas establecidas, considera-
mos que no es necesario profundizar en el tema, ya que por nuestras características no es
un problema significativo en nuestras condiciones ambientales, por lo que puede consul-
tarse en los casos excepcionales que se presenten. En nuestro medio, estos problemas lo
hemos solventado cuando se han presentado, con dos tipos de medidas, facilitándole al
trabajador ropa de protección y variando el régimen de trabajo, o sea, limitando el tiempo
expuesto al frío.

2. El Microclima Laboral. Concepto. Procesos en


que se presenta este factor de riesgo.
En todos los lugares existen un conjunto de condiciones de la atmósfera de una
localidad determinada o sobre un área durante un largo periodo que están determinadas
por las condiciones geográficas de latitud, altitud y relieve, que prescriben lo que deno-
minamos el clima (Figura 1). En el mundo existen tres diferentes zonas climáticas, las tó-
rridas, las templadas y las glaciales. La tórrida comprende climas ecuatoriales y tropicales CAPÍTULO VI
que pueden ser secos y húmedos. En el caso de Cuba poseemos un clima tropical, con 4
meses de temperaturas que oscilan entre 10 y 20 0C de temperatura y 8 meses con tempe-
raturas superiores a los 20 0C, en varios meses superior a los 300 durante el día. En general
se considera una temperatura media anual de 25 0C con una alta humedad relativa, aspec-
tos estos que como veremos posteriormente justifican las dificultades para la pérdida de
calor por el organismo humano.

199
   
 


 

 
  




  


   


 


  






    




  


Existen lugares en que por sus condiciones particulares se modifican las caracterís-
ticas generales del clima y entonces decimos que ese lugar posee un microclima específico.
Esta es la situación en cualquier centro de trabajo en el que por su tecnología, tipo de edi-
ficaciones, ventilación y otros factores pueden existir condiciones que permitan expresar
que existe un microclima. Por consiguiente consideramos como “Microclima Laboral”, al
clima particular de un espacio donde se realice una actividad de trabajo.

Ya mencionamos que estas condiciones son importantes por la influencia que tie-
nen en la sensación de frío o calor en el trabajador y su relación con la productividad del
trabajo. Nuestro clima general presenta temperaturas mayores de 30 0C y una humedad
mayor del 60% durante gran parte del año. Lo anterior, determinar que cuando instalamos
tecnologías cuyos procesos pueden calificarse de calientes y la ventilación de los locales es
insuficiente, se crean condiciones molestas para los trabajadores. A esto podemos agregar,
que en gran número de ocasiones, este factor de riesgo se presenta por el mal diseño de
los procesos y no tanto por las características del proceso en sí. Todo lo anterior favorece
CAPÍTULO VI

en países como el nuestro, la frecuente exposición a ambientes considerados calientes, en


los que el trabajador se siente molesto y por consiguiente se queja de la existencia de con-
diciones anormales de trabajo.

La exposición a condiciones climáticas anormales podemos definirla como, cual-


quier condición en la que la gran mayoría de las personas adultas no se sienten confor-
tables por el esfuerzo que realiza el organismo para intercambiar calor con el ambiente.

200
Sin embargo, la experiencia nos enseña que la Higiene Ocupacional pocas veces puede
plantearse como finalidad la obtención de alcanzar el confort en este sentido, ya que exis-
ten procesos de trabajo en que esto prácticamente es imposible. Aunque en determinados
procesos tenemos que ser capaces de alcanzar niveles de confort térmico, en la mayoría
nuestro objetivo final será alcanzar niveles de exposición donde el trabajador no pueda
tener daño en su salud, obteniendo el mejor grado de sensación térmica que le permita
sentirse lo más cómodo posible y con un rendimiento adecuado.

Gran número de trabajadores laboran en procesos que pudieran calificarse de ca-


lientes o fríos y que necesitan ser evaluados en este aspecto, para determinar si las con-
diciones térmicas y el régimen de trabajo establecido no constituyen un riesgo a la salud.
Entre los procesos que pueden considerarse calientes tenemos el vidrio, las fundiciones,
la minería, la cerámica, la goma, las panaderías, las cocinas, las tintorerías, los centrales
azucareros y otras. En nuestro caso hay que considerar algunos trabajos a la intemperie,
como son el corte manual de caña o algunos trabajos de la construcción, que si mantie-
nen un régimen de trabajo inadecuado podrían ocasionar problemas de salud. En cuanto
a los ambientes fríos, aunque ya hemos mencionado que en países con climas como el
nuestro no es un problema importante, existen algunos procesos con esta dificultad por
la tecnología que presentan, como es el caso de frigoríficos, pesca, marina mercante, áreas
climatizadas y otras.

3. Procesos termodinámicos básicos entre el


organismo y el ambiente.
El calor es un contaminante que tiene una característica que lo diferencia del res-
to, ya que es el único que puede ser generado por el hombre, pues durante su actividad
(trabajo) el mismo genera calor que tiene que transferir al ambiente para mantener su
equilibrio como animal homeotérmico que es. Pero, además, esta misma condición hace
que el hombre tenga una serie de mecanismos de defensa, que le permiten tener una gran
resistencia a las altas temperaturas.

El cuerpo humano tiene una temperatura promedio de 36.5 0C e intercambia calor


con el medio ambiente, mediante el balance entre la producción y la pérdida de calor en
el mismo, de una forma parecida a la que lo hace cualquier motor de combustión interna. CAPÍTULO VI
Este intercambio de calor se produce entre todos los cuerpos de la naturaleza de la misma
manera, por lo que podemos expresar que la transferencia de calor se producirá desde
el cuerpo más caliente al menos caliente, hasta que se equilibran sus temperaturas. Este
fenómeno se produce mediante los diferentes mecanismos siguientes:

201
a) Conducción. Cuando ocurre entre las moléculas debido al contacto entre estas.
Es la transferencia de calor de un punto a otro del mismo cuerpo, o de un cuerpo a otro
cuando los mismos están en contacto físico.

b) Convección. Ocurre cuando el calor es transmitido por un fluido que se ha ca-


lentado previamente en otro lugar. Es la transferencia de calor de un lugar a otro por
movimiento gaseoso o líquido.

c) Radiación. Ocurre cuando la transmisión es por medio de ondas electromagné-


ticas, depende en gran medida de la temperatura del cuerpo y puede transmitirse en el
vacío. En este proceso la energía infrarroja y visible se transmite a través del espacio, sin
la presencia o movimiento de la materia.

Figura 2: Mecanismos de Ganancia y Pérdida de Calor.


Evaporación
Convección del sudor
(aire)

Conducción

(Superficies Calientes)

Radiación
CAPÍTULO VI

El calor tiende a transferirse desde los puntos en los que la


temperatura es alta hacia aquellos en los que es inferior.

Cuando aplicamos estos procesos en el organismo humano podemos observar que


el mismo se comporta de manera semejante a otro objeto, con la gran diferencia que tie-

202
ne la ventaja de poseer un mecanismo de termorregulación que incluye la pérdida por
evaporación. Los procesos termodinámicos esenciales involucrados en el intercambio de
calor entre el organismo y el medio ambiente (Figura 2) pueden ser descritos mediante la
ecuación básica de balance térmico siguiente.

Donde:

M = Tasa de calor metabólico o calor generado por las reacciones exotérmicas de


vida, producidas por el organismo, esto es, la suma total de las reacciones físicas y quími-
cas del organismo.

S = Tasa de almacenamiento o cambio del contenido calórico del organismo.

E = Tasa de calor perdido por evaporación.

R = Tasa de calor perdido o ganado por radiación.

C = Tasa de calor perdido o ganado por convección.

En condiciones de bienestar térmico esta ecuación de balance puede ser expresada


de la manera siguiente:

3.1. Mecanismos fisiológicos para defensa de las


altas temperaturas.
En la evaluación de los efectos en el hombre de la exposición a los ambientes ca-
lientes, tenemos que considerar la temperatura interna y la temperatura ambiental (ex- CAPÍTULO VI
terna). Ya hemos mencionado como el organismo mediante los mecanismos fisiológicos
de defensa que posee, debe mantener una temperatura interna estable, mientras que la
externa fluctuará acorde con la exposición a la que esté sometido el trabajador. El hombre
como animal homeotermo que es mantiene su temperatura interna casi constante, la cual
tiene una variación diaria de menos de 0.5 0C. No se ha determinado una temperatura
normal ya que se han encontrado variaciones entre 36.1 y 37.2, es importante sobre todo
en este aspecto conocer el lugar en que se ha realizado la medición, ya que en el recto es

203
mayor en 0.6 0C que medida en la boca, donde la temperatura media normal se considera
entre 36.8 y 37.0 0C.
   
    


      ‚   ƒ„…
    €  …
        …
­  €      …

 

En el organismo se produce constantemente un proceso de ganancia de calor como


efecto del metabolismo, la actividad física que realiza y la exposición al calor ambiental,
cuando simultáneamente el mecanismo de defensa o de pérdida de calor no satisface las
exigencias para lograr el equilibrio térmico necesario, se producen efectos que ocasionan
molestias y pueden llegar a ser nocivos a la salud. (Figura 3). Cuando no es posible equili-
brar la pérdida con la ganancia de calor, comienza a incrementarse la temperatura interna
y los mecanismos de termoregulación comienzan a actuar, de forma que se incremente la
pérdida de calor. Ante unas condiciones ambientales adversas, se estimulan los receptores
cutáneos de temperatura, los que envían la señal al centro regulador de la temperatura
corporal situado en el hipotálamo anterior, el que toma las medidas para en caso de una
temperatura elevada, aumentar la pérdida de calor y disminuir la producción de calor
para mantener estable la temperatura interna del cuerpo. Inicialmente se produce una
vasodilatación con una desviación importante del gasto cardiaco a las regiones superfi-
ciales. Simultáneamente hay un incremento del volumen de sangre circulante y del gasto
cardiaco, así como aumento de la sudoración, favoreciendo el transporte del calor interno
hacia la superficie del organismo. Esto se logra mediante la estimulación de los nervios
vasodilatadores, las glándulas sudoríparas y la inhibición de la hipófisis posterior elimi-
nando la vasoconstricción. A la vez se produce la disminución de los impulsos nerviosos
a toda la anatomía para una menor producción de calor. Es necesario resaltar que el hecho
CAPÍTULO VI

de sudar no tiene un efecto refrigerante si el sudor no se evapora, por lo que es importante


el grado de humedad del aire. Cuando se produce el fallo de este mecanismo de defensa,
el organismo comienza a almacenar calor y pueden ocurrir manifestaciones nocivas. En el
caso de los ambientes fríos se produce lo contrario, hay una vasoconstricción y comienzan
temblores involuntarios para generar más calor y evitar los efectos nocivos ocasionados
por el frío.

204
Los problemas higiénicos que se presentan referentes al microclima caliente de los
lugares de trabajo están relacionados con la deficiente combinación de los factores am-
bientales y las dificultades del organismo para lograr el equilibrio térmico. En países con
nuestras condiciones tropicales, son muy frecuentes los problemas de este tipo, ya que la
temperatura media anual aproximada de 25 0C ligada a la alta humedad relativa, viejas
tecnologías y carencia de sistemas de ventilación que garanticen la renovación adecuada
del aire, determinan condiciones molestas y a veces no soportables fisiológicamente por
periodos prolongados de trabajo, con las consecuencias dañinas y a veces peligrosas para
la salud del trabajador.

3.2. Efectos Nocivos.


Analizando la ecuación básica y considerando que M +/- R +/- C es la carga total
impuesta por los efectos del calor del metabolismo y el ambiental, se hace necesario para
mantener el equilibrio térmico una capacidad de evaporación similar (Figura 4). Cuando
la capacidad de evaporación requerida es superior a la capacidad máxima del organis-
mo, se establece una condición de tensión que puede llegar a causar serios trastornos en
la economía del trabajador y en la eficiencia productiva, entre los que podemos citar los
siguientes:

• Psicológicos. En investigaciones realizadas se ha comprobado que la exposición al


calor produce:

Irritabilidad

Laxitud

Disminución de la moral

Ansiedad

Incapacidad para concentrarse.


CAPÍTULO VI

205
   




  


  

 

La existencia de estas manifestaciones afecta el buen desempeño de los trabajado-


res y sus relaciones en el colectivo, así como potencia el riesgo a sufrir accidentes. En una
publicación realizada por Jerry D. Ramsey y col., exponen cómo las condiciones térmicas
influyen en el comportamiento seguro de los trabajadores, lo cual puede observarse en la
figura 5, Davis en Brasil y Osborn en Inglaterra, también han demostrado que los acciden-
tes disminuyen cuando la temperatura es óptima.

Figura 5: Efecto de las condiciones Térmicas en el comportamiento seguro.


Conductas Inseguras %
CAPÍTULO VI

4 8 12 16 20 24 28 32 36

Temperatura de TGBH

206
• Fisiológicos.

Erupción por calor. Este es un efecto que se produce por la exposición al calor y la
humedad, característica de los países tropicales como el nuestro. Se produce una obstruc-
ción de los orificios de las glándulas sudoríparas, con vesículas rojas en el área afectada.
Ocasiona molestia al trabajador y disminuye la capacidad de tolerar el calor.

Agotamiento por calor. Se produce generalmente en personas que realizan tra-


bajos que requieren gran esfuerzo físico y exposición al calor durante un gran tiempo,
cuando el control vaso motor y el débito cardiaco son inadecuados para responder a la
demanda. Sus síntomas y signos pueden ser sed intensa, vahídos, laxitud, fatiga, palidez,
sudoración profusa y piel fría y húmeda.

Calambres por calor. Son resultantes de una exposición prolongada, con sudora-
ción profusa sin restitución adecuada de sal, se caracteriza por contracciones musculares
lentas y dolorosas y espasmos intensos que afectan a los músculos empleados en el trabajo
intenso, en abdomen y extremidades. La piel está húmeda y fría y los músculos afectados
se encuentran duros.

Golpe, Schok o Síncope de Calor. Es una condición médica muy grave, pudiendo
ocasionar lesiones que pueden llegar a la muerte. Un factor importante en la presentación
de esta alteración es la presencia de un esfuerzo físico excesivo. Se caracteriza por el cese
brusco de la sudoración con temperatura muy alta, incluyendo vahídos, náuseas, cefalea
intensa, piel seca, confusión, colapso, delirio y coma.

3.3. Aclimatación
No podemos terminar estos comentarios de los efectos del calor sobre el organis-
mo sin mencionar la característica de aclimatación del organismo a la exposición al calor.
La aclimatación consiste en una respuesta fisiológica caracterizada por la disminución del
costo fisiológico ante una exposición al calor que se repite por varios días (6 – 7).

Este proceso radica en la posibilidad del hombre de trabajar en un ambiente con CAPÍTULO VI
exposición a calor, con un incremento mínimo de la temperatura interna, de la frecuencia
cardíaca y de la pérdida de sales. Estos cambios se desarrollan durante la primera semana
de exposición y se pierde tan rápidamente como se adquiere, o sea que el salir durante
un tiempo de la exposición, como pudiera ser por vacaciones, se necesita de un nuevo en-
trenamiento o aclimatación. Se recomienda hacer esta aclimatación exponiendo al nuevo
trabajador el primer día al 50% de la jornada e ir incrementando el tiempo de exposición el
10% diariamente. En la tabla 1 se demuestran los resultados obtenidos en una experiencia
de aclimatación, que justifica lo antes expuesto.

207
Tabla 1. Efectos de la Aclimatación
Ritmo Cardíaco Sudoración Temperatura
Latidos/min Kg./h.m2 Interna 0C
Sin exposición al calor 111 0.0079 37.8
Primer día de exposición 162 0.621 39.0
Décimo día de exposición 118 0.692 37.9

Nota: De Eichna et al, Am. J. Physiol. 1950, 163:585

4. La Evaluación de la Exposición al Calor. Índices


de Evaluación
Hace mucho tiempo que se vienen realizando estudios respecto a como evaluar el
microclima laboral para poder prevenir los efectos nocivos que un ambiente puede oca-
sionar en los trabajadores. Se conocen los factores que integran el mismo y que pueden
interactuar entre si, de manera que el efecto que ocasiona cualquiera de ellos, puede estar
determinado por el nivel del otro.

El microclima laboral está integrado por cuatro factores ambientales que van a
influenciar de manera determinante, en el intercambio de calor que tiene que efectuarse
entre el hombre y el ambiente, de forma que este pueda mantener sus condiciones homeo-
térmicas, estos son:

• La temperatura del aire.

• La velocidad del aire.

• El contenido de humedad del aire.

• La temperatura radiante.
CAPÍTULO VI

Esta visión individual de los factores es útil desde el aspecto docente e investi-
gativo para la comprensión del proceso de intercambio de calor o para poder modificar
un parámetro del ambiente. No obstante, la experiencia demuestra que no es fácil tomar
decisiones sobre aspectos en que se manejan respuestas fisiológicas, utilizando paráme-
tros individuales, ya que los mismos actúan sobre el organismo de forma integrada. Esto
significa que la influencia de alguno en particular, va a estar condicionada por los nive-

208
les de los otros al actuar conjuntamente sobre el organismo. Estos elementos crearon la
necesidad desde hace muchos años de combinar los diferentes parámetros, creando los
índices o criterios de evaluación. Se han propuesto varios índices con el objeto de describir
la exposición al calor y limitar la tensión que puede producir este factor de riesgo físico,
Goldman (1988) menciona 32 índices, siendo posible que se utilicen muchos más. Todos
tienen sus ventajas y limitaciones inherentes a las condiciones experimentales en las cua-
les se han elaborado. Aunque en los años recientes han existido las tendencias y presiones
para la adopción de límites similares en todo el mundo y como ejemplo tenemos las nor-
mas ISO 7933 y 7243 del 1989, lo importante es aplicar el criterio adecuado a la experiencia
nacional. Por lo tanto podemos afirmar que no existe hasta el momento ningún índice que
proporcione la respuesta ideal para la evaluación de la sobrecarga térmica en todas las
situaciones.

Conocido este aspecto es imprescindible analizar que en cualquier evaluación te-


nemos que seleccionar el índice más adecuado para la condición o actividad especifica
que se presenta. Es frecuente el que se nos hable de confort térmico, este es un criterio que
como posee un componente subjetivo y existen actividades en que no se puede alcanzar,
es difícil de proponerse en la mayoría de las situaciones. Hay que tener conciencia de que
por óptimas condiciones que se establezcan en un lugar de trabajo, al menos un 5% de los
expuestos va a manifestar incomodidad. En la práctica diaria es esencial en este análisis
determinar si nos encontramos ante una actividad en la que deseamos valorar la posibili-
dad de un estrés térmico o una situación de confort, o si estamos realizando un trabajo de
investigación o un control de las condiciones de trabajo. Tenemos que partir del criterio
como en todas las evaluaciones, que las hacemos con el fin de hacer recomendaciones que
logren mejores condiciones de trabajo. Es importante insistir que siempre debemos actuar
con el principio de lograr niveles de exposición razonablemente aceptables, para proteger
al trabajador y permitir que mantenga la mejor eficiencia en la actividad. En el caso espe-
cífico de la exposición al calor hay lugares en los que por el tipo de trabajo es imposible
lograr condiciones de confort térmico, por lo que sería ilógico evaluar con este criterio,
ya que en ningún caso lograríamos cumplir las prescripciones establecidas por el mismo.

Un índice de exposición al calor es un único número que integra los efectos de seis
parámetros básicos en cualquier ambiente térmico al que puede verse expuesto un ser
humano, de tal manera que su valor varía dependiendo del estrés térmico experimentado
por la persona expuesta a un ambiente caluroso. Existen como se ha mencionado diferen-
tes índices, algunos de los cuales vamos a analizar a continuación, de los descritos reco- CAPÍTULO VI
mendamos se utilicen tres fundamentalmente para la práctica diaria del control y el resto
se utilicen en estudios de investigación o en los que se necesita mayor precisión sobre el
tema. En general proponemos seguir el esquema siguiente para la selección del indicador
que vamos a utilizar.

209
Situación Calurosa

Tipo de Actividad

Disconfort Estrés Térmico

Índice de Fanger Índice WBGT o TEC

% de Insatisfechos Otros Estudios

Régimen Trabajo y Descanso

4.1. Índices de exposición al calor más utilizados.


Entre los índices más utilizados tenemos los siguientes:

a) Temperatura de Globo y de Bulbo Húmedo (TGBH o WBGT).

Este es un índice que fue desarrollado en los Estados Unidos de América por Ya-
glou y Minard (1957), para evaluar la sobrecarga térmica en el ejército, aunque en la ac-
tualidad es utilizado en muchos países. En el 1989 se aprueba por la Organización Inter-
nacional de Normalización la norma ISO 7243:1989, lo cual hizo se ampliara su utilización.
Su base consiste, en que no existe una situación peligrosa si no se rebasa cierto valor de
temperatura interna.
CAPÍTULO VI

Es el índice más utilizado en la actualidad para evaluar la tensión térmica. Entre


sus ventajas se encuentra que es un método sencillo de realizar y representa un compro-
miso entre el deseo de utilizar un método muy preciso y la necesidad de poder evaluar
con facilidad un ambiente laboral. El procedimiento de medición elimina la necesidad de
tener que medir la velocidad del aire y los equipos necesarios son de poco costo, aunque
en la actualidad existen medios de medición más complejos para esta finalidad. Se aplica
para evaluar el efecto promedio del trabajador en un periodo representativo de la activi-

210
dad, pero no debe utilizarse para evaluar periodos cortos de exposición, ni sobrecargas
cercanas a la zona de confort y puede subestimar las sobrecargas cuando la humedad es
muy alta. Los límites pueden ser diferentes para otras regiones.

Consiste en la ponderación fraccionada de la temperatura de bulbo húmedo na-


tural (tnw) y la temperatura de globo (tg) y en algunos casos la temperatura seca del aire
(ta). La medición de estos parámetros ambientales se puede realizar con el equipo conven-
cional, el cual debe estar expuesto por lo menos 20 minutos antes de su lectura, aunque en
los instrumentos electrónicos actuales basta con 5 minutos. Conjuntamente debe evaluar-
se la carga física correspondiente a la tarea evaluada. Una vez que se poseen los resultados
de las mediciones del ambiente se procede a calcular el TGBH por las fórmulas siguientes:

En exteriores (con exposición solar).

TGBH = 0.7 Th + 0.2 Tg + 0.1 Ta

En interiores (sin exposición solar, a la sombra)

TGBH = 0.7 Th + 0.3 Tg

En donde:

TGBH = Temperatura de Globo y Bulbo Húmedo en 0C

Th = Temperatura natural de bulbo húmedo en 0C

Ta = Temperatura de bulbo seco en 0C

Tg = Temperatura del termómetro de globo en 0C

Los resultados obtenidos se comparan con los valores límites establecidos por la
norma ISO 7243 para los diferentes tipos de gastos energéticos o categorías de trabajo, CAPÍTULO VI
según la tabla siguiente:

211
Tabla 2.
Gasto Energético Total para una Valor de referencia de TGBH
Categoría superficie de la piel de 1.8 m2
de Trabajo Persona aclimatada Persona no aclimatada
W Kcal*
0
C 0
C
0 M < 117 M < 100 33 32
1 117 < M < 234 100 < M < 201 30 29
2 234 < M < 360 201 < M < 310 28 26
Sin movimiento Con movimiento Sin movimiento Con movimiento
3 360 < M < 468 310 < M < 403 de aire de aire de aire de aire
25 26 22 23
4 > 468 > 403 23 18 20

Nota: 1 Kcal./h = 1.16 W

La Conferencia Americana de Higienistas Industriales (ACGIH) recomiendan los


siguientes límites de exposición al calor, según los regímenes de trabajo establecidos.

Tabla 3. Valores Límites Umbral


Carga de Trabajo
Régimen de Trabajo - Descanso
Ligera Moderada Pesada
Trabajo Continuo 30.0 26.7 25.0
75% de trabajo - 25% Descanso por hora 30.6 28.0 25.9
50% de trabajo - 50% Descanso por hora 31.4 29.4 27.9
25% de trabajo - 75% Descanso por hora 32.2 31.1 30.0

En los casos de exposiciones intermitentes este índice se calcula de la forma si-


guiente:

∑ (TGBH x ti)
TGBHmedio =
∑ ti
CAPÍTULO VI

212
Tabla 4. Comparación de Límites propuestos para TGBH de trabajadores aclimatados
Actividad ACGIH AIHA OSHA ISO NIOSH
32.2 0C 33.0 0C
Descanso 100 kcal/h < 100 kcal/h
(117 watts) (117 watts)
30.0 0C 30.0 0C 30.0 0C a - 32.2 0C b 30.0 0C 30.0 0C
Ligera 100 - 200 kcal/h 200 kcal/h 200 kcal/h 100 - 201 kcal/h < 200 kcal/h
(117 - 233 watts) (233 watts) (233 watts) (117 - 234 watts) (233 watts)
26.7 C
0
26.7 C
0
27.8 C a - 30.6 C b
0 0
28.0 C
0
28.0 0C
Moderada 201 - 350 kcal/h 300 kcal/h 201 - 300 kcal/h 201 - 310 kcal/h 201 - 300 kcal/h
(234 - 407 watts) (349 watts) (234 - 349 watts) (117-234 watts) (234 - 349 watts)
26.1 0C a - 28.9 0C b 25.0 0C a - 26.0 0C b 26.0 0C
Pesada > 301 kcal/h 310 - 403 kcal/h 301 - 400 kcal/h
(350 watts) (360 - 468 watts) (350 - 466 watts)
25.0 C
0
23.0 C a - 25.0 C b 25.0 0C
0 0

Muy Pesada 350 - 500 kcal/h > 403 kcal/h 401 - 500 kcal/h
(407 - 581 watts) (> 468 watts) (467 - 580 watts)
a = Baja velocidad de aire.
b = Alta velocidad de aire.

Por su frecuente utilización y su facilidad para la medición e interpretación este


es el indicador que recomendamos para valorar las situaciones de tensión en actividades
calientes. Al ser este el indicador más utilizado actualmente, en los últimos años ha sido
muy estudiado por expertos de diferentes instituciones y se han emitido diferentes cri-
terios de límites admisibles, que consideramos deben ser conocidos para una mejor eva-
luación de la exposición térmica. En la tabla 4 se describen los criterios de las diferentes
instituciones.

b) Temperatura Efectiva o Temperatura Efectiva Corregida (TE o


TEC)
CAPÍTULO VI
Estos son de los primeros índices desarrollados por Yaglou, Bedford y otros cola-
boradores alrededor del año 1925 para utilizarlo con el objetivo de la climatización. Es un
índice determinado empíricamente del grado de calor percibido por sujetos adiestrados,
expuestos a diferentes combinaciones de temperatura, humedad y velocidad del aire. Se
basa en la sobrecarga equivalente al ambiente saturado, sin movimiento del aire a esa
temperatura.

213
Se elaboraron dos nomogramas (Figura 6) para determinar este índice, uno para
personas con ropa normal y otro para personas con el torso desnudo. El índice inicial de
temperatura efectiva no incluía la temperatura radiante por lo que se propuso el índice de
temperatura efectiva corregida para los casos que exista exposición a radiaciones. En estos
casos se sustituye el valor de la temperatura del aire por la temperatura de globo, teniendo
que hacer una corrección con la carta psicrométrica.

Este indicador posee la ventaja de indicar en una sola cifra el conjunto de las va-
riables del ambiente lo cual facilita la evaluación. Posee desventajas como es el no incluir
el calor metabólico, ni las variaciones en el trabajo, así como, que climas diferentes con la
misma TEC no son necesariamente equivalentes respecto a la tensión fisiológica, en espe-
cial con humedad relativa inferior al 40%.

El rango de los parámetros ambientales que se pueden evaluar son de 1 a 43 0C


para la temperatura del aire de bulbo húmedo y de globo y de 0.1 a 3.5 m/s para la velo-
cidad del aire.

Un Grupo de Expertos de la Organización Mundial de la Salud, basándose en los


estudios de Lind, recomendó los siguientes limites de exposición para los ambientes tér-
micos evaluados por este procedimiento, en los que aceptaban un incremento de 2 0C para
los trabajadores aclimatados. En la tabla 5 se muestran los valores recomendados por la
Oficina Sanitaria Panamericana y los utilizados en Cuba durante años.

Tabla 5. Límites recomendados de TEC


OMS OSP CUBA
Trabajo TEC TEC TEC
Ligero 32 29 29
Moderado 30 27 27
Pesado 28,5 25 26
CAPÍTULO VI

214
Figura 6. Nomograma de temperatura efectiva

60

55

50

Temperatura de globo del aire seco


45 45

40
40 40

35

Temperatura de bulbo húmedo (0C)


35 30 35
35

25
30 30
30
20

25 25
25
15
ida
reg

20 20
cor

10 20
tiva
fec

5
ra e

15 15
atu

15
Velo

per

7.50 0
6.00 5.00
Tem
c
idad

4.00 3.50
3.00 2.50 10 10
del a

2.00 10
1.50
ire (m

1.00
5 5
/s)

0.50 5

0.10 0 0
0 CAPÍTULO VI
c) Índice de Sobrecarga Calórica (ISC).

El índice de Sobrecarga Calórica fue desarrollado por Belding y Hatch en 1965, ha


sido utilizado ampliamente, es más difícil de calcular que el de TGBH y consiste en deter-
minar la carga de calor que debe ser disipada para mantener el equilibrio térmico, expre-
sada como proporción de la máxima evaporación posible. Cuando existen deficiencias en

215
los mecanismos de termorregulación, el calor almacenado por el cuerpo se incrementa y
como consecuencias hay alteraciones de la salud. La tensión calórica impuesta está basa-
da fundamentalmente en la inhabilidad del organismo a ejecutar una razón suficiente de
evaporación.

El ISC hace un análisis de los factores que intervienen en el intercambio calórico


considerando que no hay influencia del calor por conducción, pudiendo expresarse la
ecuación básica de la forma siguiente.

M +/- R +/- C = Ereq

Donde Ereq es igual a la razón de evaporación requerida para mantener el in-


tercambio térmico. Es necesario manifestar que el organismo posee una capacidad de
evaporación máxima (Emax), que es la máxima evaporación posible con todo el cuerpo
húmedo. Conociendo estos elementos, podemos definir este índice como la razón entre
la necesidad de evaporación requerida y la capacidad máxima de esta expresada en %, lo
que podemos expresar de la manera siguiente.

Ereq
ISC = • 100
Emax
Este índice es aplicable para operarios semidesnudos y admite correcciones para
ropa liviana, distintos ritmos de trabajo y exposición continua del trabajador. Mediante
el mismo, es posible estimar la evaporación requerida y la cantidad de agua que es ne-
cesaria reponer, la evaporación máxima de sudor y el tiempo de tolerancia y descanso
requeridos. Es difícil su aplicación en exposiciones variables e intermitentes, tiene limita-
ciones cuando la humedad es alta y sus resultados son válidos para hombres jóvenes acli-
matados. El indicador puede dar una sobreestimación de la tensión en condiciones muy
calientes, ya que en sus cálculos se consideró que la temperatura de la piel se mantiene
constante a 350C.

En condiciones de trabajo cuando aplicamos esta razón podemos arribar a las con-
clusiones siguientes:
CAPÍTULO VI

a) Ereq<Emax, en este caso no hay situación de tensión térmica y el trabajador no


puede ser afectado en su salud.

b) Ereq = Emax, cuando obtenemos este resultado el trabajador se encuentra en la


mayor tensión que es capaz de resistir.

216
c) Ereq>Emax, el trabajador se encuentra a un nivel de tensión que va a presentar
alteraciones de salud.

El cuerpo humano tiene una limitación fisiológica para la sudoración según la cual
el máximo permisible para el enfriamiento es de 600 Kcal./h, lo que equivale a la evapo-
ración de un litro por hora. Cuando Ereq es igual a Emax, tendríamos un ISC de 100 que
refleja ya una situación crítica y que para una jornada de 8 horas sólo puede ser tolerada
por hombres jóvenes aclimatados. Si el ISC es mayor sería necesaria la reducción de la
exposición, lo cual se puede calcular por las expresiones siguientes:

Tiempo de exposición permisible = 250 / Ereq – Emax (en horas)

Tiempo mínimo de recuperación = 250 / Emax – Ereq (en horas)

A continuación enunciamos las consideraciones para interpretar los resultados ob-


tenidos mediante la aplicación del ISC.

ISC Consecuencias Fisiológicas


Tensión leve por frío, se determina con frecuencia en las áreas en que los trabajadores se
- 10 a -20 recuperan de la exposición.
0 No existe tensión térmica.

Tensión térmica leve a moderada. En tareas intelectuales o que requieran destreza pueden
decrecer de manera notable, tareas con gran esfuerzo se produce disminución ligera del
10 - 30 rendimiento.
Tensión térmica severa. Implica peligros para la salud en el caso de personas que no tengan
buen estado físico o no aclimatadas. Cabe esperar disminución en el rendimiento y es una
40 - 60 condición inadecuada para actividades que requieren esfuerzo mental sostenido.

Tensión térmica muy grave. Sólo pocas personas están aptas para el desempeño de estas
actividades, debe haber una selección del personal y ser aclimatados previamente al ingreso.
70 - 90 Se necesitan medidas en las condiciones de trabajo que disminuyan el riesgo a la salud.

100 Máxima tensión tolerada por hombres jóvenes y aclimatados.

d) Sudoración Previsible en 4 horas (SP4H) CAPÍTULO VI


La mayoría de los índices de evaluación del ambiente térmico consideran, ya sea
directa o indirectamente, como el principal factor de estrés para el organismo, el relacio-
nado con la sudoración. Está demostrado que cuanto más sudor tenga que perderse para
mantener el equilibrio térmico y la temperatura corporal interna, mayor será el estrés
impuesto al organismo, razón por la cual se ha desarrollado este índice.

217
El índice fue desarrollado por McArdle y col. (1947), durante la Segunda Guerra
Mundial en la marina británica y validado en Singapur durante 7 años, se basa en la pérdi-
da promedio de sudor (litros) resultante de una exposición en 4 horas de jóvenes europeos
en buen estado físico y aclimatados. Es un índice adecuado para aplicar en condiciones
ligeras y medias de tensión térmica y en trabajadores en reposo o dedicados a actividades
moderadas o ligeras.

El rango de condiciones que considera el índice es:

Temperatura de Globo de 27 a 54 0C.

Temperatura de bulbo húmedo de 16 a 36 0C.

Velocidad del aire de 5 a 250 cm./seg.

Carga metabólica de 54 a 200 Kcal./m2/h

Vestimenta: shorts o calzones.

Figura 7
Nomograma para la predicción de la
“tasa de sudoración prevista durante
4 horas” (TSP4).

Añadir a la temperatura Temperatura de globo


de bulbo húmedo o de bulbo seco 0.05 m/s=WB6
50
Temperatura de bulbo húmedo CO

DB
40 0.15 m/s=WB5
30
0.25 m/s=WB4
20
10 0.35 m/s=WB3
0
50 100 150 200 50 2.50 m/s=WB1
36
kcal/m2h
0.37 m/s=WB2
100 150 200 S1
6.0 S2
W/m2 35.5
Tasa metabólica 37 6.0
45 35
5.0 5.0
37 34.5
4.0 4.0 34
3.0 3.0 33.5
40 35 33
CAPÍTULO VI

2.0 2.5 35 32
34
34 33 31
1.0 1.0 33 32 30
32 31 32
35 25
0.5 31 30 21
16
0.5 30 29
29 0.05
0 0.15
2.50
0 0.25
0.35
30 -0.25 Velocidad del aire (m/s)
-0.5
0.37
1.00
2.50
1.50 0.05-0.37
Velocidad del aire (m/s)

218
Este índice está en forma de un nomograma (Figura 7) del cual se puede obtener
directamente el SP4H con los datos de la temperatura seca, de bulbo húmedo y la veloci-
dad del aire. Este índice recomienda como límite 4.5 lt en 4 horas y el máximo permisible
de 1 litro por hora. Tiene como ventaja que permite estimar la sudoración y la consiguien-
te cantidad de líquido a reponer. En la práctica diaria este no es un índice que se aplique
con frecuencia y presenta las limitaciones de ser inexacto con humedad relativa menor del
40%, no poderse aplicar a exposiciones variables e intermitentes y que sólo es aplicable a
hombres jóvenes aclimatados.

e) Índice de Valoración Media (IVM) o Método de Fanger.

Este índice desarrollado por el profesor danés P. O. Fanger, incluye prácticamente


la totalidad de las variables que forman parte del intercambio térmico y que determinan la
sensación de calor en la persona, eliminando la deficiencia que en este sentido presentan
otros métodos de evaluación. Se basa en los factores establecidos en la ecuación de confort
térmico y comprende factores del ambiente, del tipo de trabajo y del vestido.

Es un método complejo en la práctica, pero es el más recomendable para la eva-


luación en ambientes térmicos moderados, sobre todo en actividades de precisión, inte-
lectuales y otras, donde el confort es necesario, siendo muy importante cuando se desea
proyectar o modificar un determinado ambiente. Aunque su aplicación era engorrosa, en
la actualidad se ha facilitado ya que se han desarrollado instrumentos de medición elec-
trónicos que permiten la evaluación directa, cuya limitante pudiera ser el costo.

Ha sido recomendado por la norma ISO 7730:96 y sus resultados se expresan como
el porcentaje de personas insatisfechas en un ambiente determinado, estableciendo una
escala de calificaciones de la sensación térmica de 7 puntos entre muy frío y muy caliente.
Por lo que denominaremos IVM al promedio de las respectivas calificaciones atribuidas al
conjunto de personas expuestas a una situación térmica de acuerdo con la escala siguiente.

ESCALA DE CALIFICACIONES DEL IVM


- 3 MUY FRÍO + 1 LIGERAMENTE CALUROSO
- 2 FRÍO 0 NEUTRO + 2 CALUROSO
- 1 LIGERAMENTE FRÍO + 3 MUY CALUROSO CAPÍTULO VI
Como podemos observar en la escala el valor cero correspondería a sujetos que se
encuentran con una sensación de confort, los valores positivos a los que manifiestan sen-
sación de calor y los negativos los que sienten frío. Este índice a su vez está relacionado
con el porcentaje previsto de personas insatisfechas (PPI), que predice el por ciento de
personas que se encontrarán térmicamente insatisfechas ante un determinado IMV del

219
ambiente. La relación entre ambos indicadores se establece mediante la curva de la figura
8, en la cual también están determinados los valores de referencia para el bienestar o co-
modidad térmica para estos indicadores, que son los siguientes:

- 0.5 < IMV < + 0.5 y PPI < 10%

Cuando observamos la figura, se puede apreciar que independientemente de


como se manifiestan las condiciones térmicas no existe una situación idéntica para todas
las personas, pero lo más importante, Fanger demostró, que aún cuando el valor del IMV
se corresponde con una sensación neutra, va a existir un 5% de personas que van a ma-
nifestar frío o calor, lo que está determinado porque en la sensación térmica intervienen
factores subjetivos que no se consideran en la ecuación térmica de Fanger. En nuestro país
es muy frecuente encontrar personas, en especial mujeres en ambientes climatizados con
un ambiente agradable y un régimen de trabajo ligero, que manifiestan sentir frío. Por
último, deseamos insistir que cuando se desea evaluar el bienestar térmico en los locales
de trabajo cerrados no industriales, climatizados o no, lo mejor es utilizar este método.

Figura 8: Porcentaje Previsto de Insatisfechos (PPI) en Función del Voto Medio Previsto (IMV)

PPI
(%) 80

40

20

10

5 IMV
-2 -1 -0,5 0 0,5 1 2

-3 -2 -1 0 1 2 3

Muy Frío Ligeramente Neutro Ligeramente Caluroso Muy


frío frío caluroso caluroso
CAPÍTULO VI

5. Medición de las Variables


Los índices descritos previamente necesitan para su determinación la medición
previa de los factores ambientales y en algunos de otras variables como la carga de trabajo
y el vestido. En esta parte del tema vamos a tratar sobre la medición de las variables del

220
microclima que intervienen en la posible sobrecarga térmica y los medios más utilizados
con tales fines. Como ya es conocido los factores ambientales objetivos que intervienen
el intercambio entre el organismo y el medio ambiente son: la temperatura seca, el calor
radiante, la humedad y la velocidad del aire, en esta parte describiremos los medios utili-
zados para la medición de estas variables y la forma general de ejecutar dichas acciones.

El conocimiento preciso de los niveles en que se encuentran cada una de las va-
riables ambientales es esencial para la evaluación del ambiente térmico. No obstante el
determinar cuales y cómo las vamos a medir, dependerá del criterio de evaluación que
vamos a utilizar, de los instrumentos de medición y de la experiencia de quienes evalúan.

5.1. Características para la Selección de los Medios


de Medición
Es importante antes de realizar las mediciones seleccionar los medios más idóneos
para el tipo de medición de acuerdo al procedimiento que se va a adoptar. La selección
de estos equipos (Figura 9) se basará en valorar si sus especificaciones técnicas cumplen
con los requisitos exigidos por el procedimiento que vamos a emplear. Entre los aspectos
importantes a considerar se encuentran:

• El rango de medición, el cual debe estar entre los valores que nos interesa medir.

• La exactitud, o sea que sus resultados sean lo más aproximados posibles a los valores
reales de la variable medida.

• El tiempo de respuesta, que sea el adecuado para el tipo de exposición que estamos
midiendo.

• La reproducibilidad de los resultados.

• La resistencia a las roturas, ya que estos medios se exponen a condiciones adversas


durante su operación. CAPÍTULO VI
• La estabilidad en su operación, o sea que no necesite estarse calibrando o verificando
con demasiada frecuencia.

• El costo del equipo, ya que en ocasiones existen medios sofisticados que aunque
satisfacen nuestros requerimientos y hacen mucho más fáciles y precisas las mediciones,
no están al alcance de nuestras posibilidades económicas.

221
Figura 9: Equipos de Medición

Termómetro de Termómetro Equipo para la


bulbo húmedo de globo medición de TGBH

Anemómetro Equipo electrónico que


Psicrómetro determina el TGBH y las
de álabes
variables ambientales que
componen este índice.
CAPÍTULO VI

222
5.2. Factores Ambientales
A continuación describiremos las variables ambientales a medir, las magnitudes
en que se expresan y los equipos o medios de medición que con más frecuencia se utilizan.

a) Temperatura Seca del Aire. Es la temperatura del aire que rodea al trabajador y
se expresa en grados Celsius (0C), aunque en países anglófonos suele utilizarse el Fahren-
heit (0F). Los medios más usuales de medición de esta variable son los termómetros de
bulbo seco, los termopares, termo resistencias y termistores. En esta medición el aire debe
moverse libremente alrededor del sensor, el que deberá preferentemente estar protegido
contra la radiación. Entre los equipos que se utilizan con esta finalidad tenemos los si-
guientes:

• Termómetros de Bulbo Seco. Se basan en el fenómeno físico de la dilatación de los


cuerpos al aumentar su temperatura. Constan de un pequeño recipiente lleno de
alcohol o mercurio, prolongado por un tubo capilar al cual se le ha aplicado el vacío.
La variación de la temperatura provoca la dilatación o contracción de la masa líquida,
variando la longitud de la columna contenida en el capilar, el cual posee una escala
graduada que indica la temperatura. Es un medio muy sencillo y barato, utilizado con
gran frecuencia, pero tiene que estar bien calibrado para las mediciones y protegerse
de las radiaciones.

• Termopares. Se basan en el efecto Seebeck que es la generación de una diferencia de


potencial entre dos (2) metales distintos. Hay que considerar en la medición los mismos
requisitos que con el termómetro de bulbo, aunque la radiación le afecta menos.

• Termo Resistencias y Termistores. Se basan en la variación de la resistencia eléctrica


con la temperatura de los cuerpos conductores y de cierto tipo de semiconductores. Se
ven afectados por los fenómenos expuestos para este tipo de mediciones.

• Psicrómetros de Aspiración. El equipo utilizado con mayor frecuencia para estos fines
son los psicrómetros que permiten medir la temperatura de bulbo seco y de bulbo
húmedo, ya que están compuestos por dos termómetros de bulbo, uno de los cuales
posee una tela humedecida. Poseen un ventilador que garantiza el movimiento de aire CAPÍTULO VI
uniforme alrededor del bulbo, el cual se encuentra protegido de las radiaciones por
un elemento reflector lo que garantiza una mayor precisión en las mediciones. Existen
otros tipos de psicrómetros (manuales o giratorios) que carecen de ventilador y en los
que el operador debe hacer girar el equipo para obtener el movimiento del aire.

b) Humedad del aire. Este concepto está relacionado con la cantidad de vapor de
agua que puede estar contenido en un volumen de aire. Como su medición no se encuen-

223
tra normalizada se utilizan diferentes magnitudes relacionadas como medida de la hu-
medad y se utiliza en cada caso la que interesa para el procedimiento aplicado. Entre las
diferentes magnitudes tenemos la presión parcial de vapor de agua, la humedad absoluta,
el punto de rocío, la humedad relativa y la temperatura húmeda. En la práctica diaria lo
que más se hace es medir los valores de temperatura de bulbo seco y de bulbo húmedo y
por medio de la carta psicrométrica (Ver Figura 10) determinar la presión parcial de vapor
y la humedad relativa. Es necesario definir dos de las variables que generalmente utiliza-
mos con esta finalidad.

• Temperatura Húmeda Natural. Depende de la humedad del aire y de su temperatura.


Es la temperatura registrada por un termómetro cuyo bulbo está envuelto en una gasa
humedecida con agua destilada. Cuando este termómetro se encuentra protegido
de las radiaciones y sometido a un movimiento de aire ya sea manual o por un
ventilador, al resultado le denominamos temperatura húmeda o temperatura húmeda
psicrométrica.

• Humedad Relativa. Es el cociente entre la presión parcial de vapor de agua del aire a
cierta temperatura y la presión parcial de vapor a saturación que tendría el aire a esa
misma temperatura, todo ello multiplicado por 100 y se expresa en %. Los equipos
para estas mediciones son variados, aunque el más utilizado igual que en el caso de
la temperatura seca, son los psicrómetros ya descritos. Se pueden emplear también, el
termómetro húmedo, el higrómetro, el termo higrógrafo y la célula higróscopica.

Entre los equipos de utilización más frecuente encontramos los siguientes:

• Termómetro de Bulbo Húmedo. Es similar a lo descrito en el caso de la temperatura


del aire, un termómetro de bulbo seco, termopar o termo resistencia, cuyo elemento
sensible está cubierto de una tela que se mantiene humedecida con agua destilada.
Deben tomarse los mismos cuidados en su operación que los expresados para la
temperatura seca, pero en este hay que agregar el mantener la tela limpia y reponer el
agua destilada.

• Higrómetro. Es un instrumento que se utiliza también para la medición indirecta de


la humedad relativa, consta de dos termómetros, uno de bulbo seco y otro de bulbo
CAPÍTULO VI

húmedo igual que el psicrómetro, pero carece de protección a las radiaciones y de


ventilador para el movimiento del aire.

• Termo higrógrafos: Son instrumentos que se utilizan cuando se desea registrar durante
un periodo largo de tiempo las condiciones de temperatura y humedad, situándose
durante algún tiempo en un lugar.

224
• Célula higroscópica. Son aparatos que miden la humedad mediante termo resistencia,
utilizando el punto de rocío de una sal muy higroscópica. Es necesario protegerlos de
la radiación y esperar el tiempo prescrito para la medición según el fabricante.

c) Velocidad del aire. En este caso lo que deseamos medir es el movimiento del aire
existente en el lugar que el trabajador desarrolla la actividad y que incide sobre el mismo,
no siendo importante la dirección, ya que la misma puede variar con relativa frecuencia.
Esta característica hace que los instrumentos de tipo direccionales en ocasiones no sean
los más prácticos en este tipo de medición, aunque esta limitación no determina que se
puedan utilizar si se toman las precauciones necesarias. Las mediciones de esta variable
se expresan en metros por segundo o metros por minuto (m/s o m/min.). En la medición

 


 

 
 ­­€

 



 






‚


 


­







ƒ


ƒ
 ƒ
ƒ
 ƒ
 ƒ



ƒ CAPÍTULO VI
    
    
    

 

de la velocidad del aire se producen muchas fluctuaciones en el tiempo, por lo que se


deben realizar varias mediciones y calcular la velocidad media. Los instrumentos más
utilizados con este objetivo son los catatermómetros, anemómetros, termo anemómetros
y los velómetros.

225
• Catatermómetro. Este es un termómetro de vidrio con alcohol, posee un recipiente
inferior, un capilar y un recipiente superior. El capilar tiene dos marcas de temperaturas,
consistiendo su principio en determinar el tiempo que demora la columna de alcohol
en bajar de la marca superior a la inferior, lo que expresa la capacidad refrigerante del
aire que depende de su movimiento. Posteriormente, mediante una fórmula, se calcula
de forma indirecta la velocidad del aire. Este equipo aunque es bueno para medir
bajas velocidades, en la actualidad se utiliza poco por ser muy frágil y engorroso en la
práctica, aunque su costo es bajo.

• Anemómetros. Se basan en aprovechar la energía cinética del aire en movimiento para


mover elementos mecánicos del equipo, los que se registran por medios eléctricos o
mecánicos. Son de dos tipos los omnidireccionales o de copas que miden la velocidad
del aire en todas sus direcciones y los direccionales, de rueda alada o álabes que miden
en una sola dirección. Los de copas se utilizan para velocidades mayores del aire y
los de alabes para velocidades más pequeñas, su costo es relativamente bajo y son
instrumentos delicados que deben ser calibrados periódicamente.

• Termoanemómetros. Consisten en el acoplamiento de dos termopares o termo


resistencias, una de las cuales es calentada mediante corriente eléctrica. Se basan en
el principio del puente de Wheatstone, cuando el aire pasa por la resistencia la enfría
en función de la temperatura y velocidad del aire en contacto con la misma y altera
la resistencia proporcionalmente a la velocidad. Es un instrumento para mediciones
instantáneas, muy sensibles y precisos, aunque delicados en su operación.

• Velómetros. Son direccionales, se basan en la evaluación de las presiones entre dos


puntos, o sea, que la velocidad del aire se define por la presión diferencial. Son
equipos sólidos, prácticos para el trabajo, pero con limitaciones para la medición de
bajas velocidades, lo que hace que no sea muy utilizado en evaluaciones del ambiente
térmico. Poseen accesorios que los hacen muy prácticos para las mediciones de
sistemas de ventilación.

d) Calor Radiante. La temperatura radiante media es la magnitud que expresa el


calor radiante de los objetos que están alrededor del trabajador. Sirve para conocer el calor
radiante a que puede estar expuesto el trabajador y la posibilidad de intercambio radiante
con el medio, se mide en 0C. La determinación de la temperatura radiante media no se
CAPÍTULO VI

mide sino que se calcula. Los datos para dicho cálculo son la temperatura del aire, la tem-
peratura de globo y la velocidad del aire, sin embargo para la mayoría de las aplicaciones
prácticas sólo se necesita conocer la temperatura de globo. La temperatura de globo es la
temperatura registrada por un sensor situado en el centro de un globo negro característico,
que responde a las fuentes de calor radiante de los sólidos en los alrededores y del calor
convectivo del aire. Depende de la temperatura radiante media, la temperatura del aire, la
velocidad del aire y el diámetro del globo negro del termómetro de globo. Se mide en oC.

226
El equipo generalmente utilizado es el Termómetro de Globo. Consiste en un ter-
mómetro o sensor situado en el centro de una esfera metálica (cobre) hueca de 15 cms. de
diámetro, de color negro mate capaz de absorber la mayor cantidad posible de la radia-
ción infrarroja. El resultado con este equipo tarda unos 20 minutos para que se haya alcan-
zado el equilibrio térmico, en la actualidad los nuevos equipos electrónicos se estabilizan
en unos 5 minutos.

Existen variedad de radiómetros que se han diseñado para la medición de las ra-
diaciones, en realidad los mismos son utilizados en trabajos de laboratorios e investigacio-
nes, pero se utilizan poco en la higiene ocupacional de terreno. El termómetro de globo,
recomendado por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH),
por sus siglas en inglés y la norma ISO, es el medio más generalizado para la medición de
esta variable, ya que brinda un valor aproximado al de la temperatura media radiante y
es de bajo costo.

5.3. Otras Variables


Los índices de evaluación, además de las variables ambientales, incluyen dos va-
riables que en determinados casos es necesario evaluar, la referente al calor metabólico y
la concerniente a la vestimenta del trabajador, en ambos casos brindaremos los elementos
básicos para que quienes realicen estas evaluaciones conozcan qué deben hacer.

5.3.1.Calor Metabólico. El organismo humano como ya hemos manifestado pro-


duce calor al mantener los procesos de funcionamiento de los diferentes órganos, el cual
se incrementa cuando desarrolla algún tipo de actividad y como se necesita mantener la
temperatura interna estable, debe disipar este calor en su intercambio con el ambiente. En
la fórmula de intercambio de calor aparece esta variable, pero además, en muchos de los
indicadores mencionados los límites establecidos están en función de la carga de trabajo
implantada. De aquí que quienes evalúan un ambiente térmico deben considerar el costo
metabólico de cada actividad. Esta variable se expresa en Kcal./h o watt.

Para la evaluación de la carga total de calor metabólico existen tres procedimientos


que mencionamos a continuación.
CAPÍTULO VI
Método del Consumo de Oxígeno. Este método aunque es de gran precisión, es
complejo, requiere de recursos e interfiere en el desarrollo del trabajo. Lo consideramos
adecuado para las evaluaciones referidas a investigaciones de mayor nivel.

Método de la Frecuencia Cardíaca. Este método, aunque tiene una exactitud me-
nor que el anterior y presenta problemas de interferencias en el trabajo pero es más fácil
de aplicar en la práctica diaria.

227
Método de las Tablas. Consisten en la estimación del gasto metabólico mediante
tablas ya elaboradas. Este método aunque menos preciso, es práctico y muy utilizado en
la actualidad. Hay que decir que puede estar influenciado por la experiencia del que eva-
lúa y por el tipo de tabla utilizada, lo que puede ser causa de errores, aunque cuando se
hace con las tablas adecuadas y una buena observación del proceso brindan en la práctica
resultados válidos para una evaluación.

En general estos consumos metabólicos están determinados para 3 tipos de activi-


dades, ligeras, moderadas y pesadas, aunque en ocasiones establecen los gastos en reposo
y trabajo muy pesado.

5.3.2. Vestimenta. La ropa utilizada por el trabajador funciona como un aislamien-


to, o sea, que limita la ganancia de calor del ambiente, pero tampoco facilita la pérdida del
calor generado por el organismo. En los casos del ambiente caluroso, en general el traba-
jador debe llevar ropa ligera que le permita la pérdida de calor por convección y evapo-
ración. Se exceptúan aquellos casos en que el trabajador debe poseer ropa que les proteja
de las radiaciones o impermeables, en las que hay que tomar medidas especiales para que
no se produzca una situación de riesgo. La magnitud que utilizamos para determinar el
aislamiento de la vestimenta es el clo, que es una unidad que expresa el aislamiento tér-
CAPÍTULO VI

mico requerido para mantener a una persona sedentaria confortable a 21 oC. De acuerdo
con este criterio en general, se ha clasificado la vestimenta en cuatro grupos, tal como se
observa en la Figura 11, la ropa ligera de verano se considera como 0.5 clo y la de invierno
como 1 clo. No se incluye en la figura el caso de personas con trajes de baño u otra ropa
similar que se considera 0.1 clo, pues en general los trabajadores no se encuentran en esas
condiciones.

228
5.4. Aspectos a considerar en el procedimiento de
medición de las variables ambientales.
5.4.1. Tipo de evaluación.

Se ejecutan dos tipos de mediciones, las de ambiente general dirigidas a conocer


la situación ambiental de un área o local de trabajo y las de puesto de trabajo que son las
limitadas al lugar que un trabajador o un conjunto de trabajadores (grupo de riesgo) de-
sarrollan su actividad laboral específica.

5.4.2. Características del proceso de trabajo.

Este elemento es de singular importancia para lograr resultados representativos,


es necesario cualesquiera que sea el tipo de medición hacer una detallada observación del
proceso. El que las mediciones se ejecuten en condiciones normales de trabajo, es funda-
mental para determinar que los resultados se corresponden con la exposición real a la que
está sometido el trabajador. Hay tres condiciones que tienen que ser bien determinadas,
la situación del clima exterior, la operación normal de los sistemas de ventilación y el ré-
gimen normal de la producción o los servicios.

5.4.3. Tiempo real de exposición.

Los resultados deben basarse en el tiempo ponderado de exposición, el cual no


debe sobreestimarse. El trabajador en la mayoría de los casos cuando conoce que están
evaluando un factor de riesgo, como medio de defensa, realiza operaciones que tienden a
incrementar los niveles de riesgo y el tiempo de exposición. Debemos estar atentos a que
las operaciones se realicen de la forma prescrita de manera que podamos determinar la
exposición real.

5.4.4. Verificación de los medios de medición.

En todos los países existen instituciones autorizadas para la verificación o calibra-


CAPÍTULO VI
ción de los medios de medición. Es un elemento básico y establecido en todas las normas
que para obtener resultados confiables, los equipos con que realizamos las mediciones
deben cumplir con este principio. Algunos equipos en sus especificaciones de operación
exigen realizar determinadas calibraciones antes de comenzar una serie de mediciones,
como es el control del estado de las baterías.

229
5.4.5. Evaluar inicialmente las situaciones más críticas.

Como es conocido estas evaluaciones son costosas y necesitan de tiempo para su


ejecución. Por tanto, se recomienda para limitar los costos y hacer más eficiente el procedi-
miento, evaluar los momentos en que los niveles de exposición son más elevados. De esta
forma si comprobamos se cumplen los limites aceptables, podemos eliminar el realizar
mediciones innecesarias y facilitar la evaluación. Esto determina también que para medir
en lugares calientes debemos hacerlo inicialmente en días de verano y comenzar por las
horas y procesos de mayor riesgo.

5.4.6. Puntos de medición.

El seleccionar correctamente los puntos en que vamos a medir, tiene una elevada
influencia en los resultados a obtener. Se nos presentarán tres posibilidades.

Medición de puestos de trabajo. En este caso debe tratarse de situar los equipos de
medición lo más cercano al lugar donde el trabajador ejecuta su actividad, sin interferir la
misma. La distancia no debe ser mayor de 0,5m del puesto.

Medición en puestos de trabajo similares. Cuando nos encontramos varios puestos


similares (grupo de riesgo), procedemos a seleccionar aleatoriamente una muestra repre-
sentativa.

Ambiente General. El local o área que se desea evaluar se divide mediante coorde-
nadas creando cuadrados de 10m, los puntos de intersección de las coordenadas serán los
puntos de medición. Los puntos cercanos a las paredes estarán separados 1 metro de éstas.

5.4.7. Número de mediciones.

Independiente de que cada especialista pueda establecer un periodo de muestreo


adecuado a la actividad que esté evaluando, consideramos suficiente para ponderar un
turno de trabajo realizar determinaciones cada 2 horas, lo que implicaría realizar unas
5 mediciones en la jornada laboral. En los casos de características específicas del puesto
CAPÍTULO VI

pudiera tener que incrementarse el número.

5.4.8. Determinación del nivel de exposición.

De acuerdo con el tipo de exposición evaluada en ocasiones se toma el nivel pico


o el nivel ponderado.

230
5.4.9. Altura de la medición.

En forma general recomendamos hacer la medición a una altura de 0,5m cuando


el trabajador está sentado y de 1,3m cuando está de pie. Existen normas que brindan otros
criterios parecidos que pudieran ser aplicados, como los establecidos para la TGBH (Ver
Figura 12).

 

    

  


   

 

6. Medidas de prevención y control.


La evaluación del microclima en el ambiente laboral carece de sentido, si no se
ejecutan en los casos necesarios las medidas que permitan mantener al trabajador en con-
diciones que no afecten su salud y cuando es posible, alcanzar condiciones de confort o
bienestar térmico. En el caso de las condiciones climáticas las mismas estarán dirigidas a
evitar la ganancia de calor o a facilitar el intercambio de éste con el ambiente que rodea
al trabajador. La decisión de las medidas que deben aplicarse necesita del conocimiento
previo de todos los factores que influyen en la situación detectada para lograr modifica-
ciones efectivas y con un costo razonable. Entre las medidas que se pueden recomendar, CAPÍTULO VI
encontramos las siguientes.

• Las relacionadas con eliminar o disminuir en los locales el aporte térmico exterior.

• Las dirigidas a reducir la aportación térmica tecnológica.

231
• Las dirigidas a reducir la aportación térmica no tecnológica.

• Las dedicadas a optimizar las condiciones del aire ambiental.

• La adopción de equipos de protección personal.

Como en todos los casos, deseamos insistir que la última opción debe ser la de
recomendar equipos de protección personal, la cual sólo será adoptada en aquellos casos
que se hace indispensable.

Es un principio del control de los factores de riesgo que la actuación primaria debe
ejercerse sobre la fuente de emisión. En el caso de las edificaciones de trabajo el problema
debe analizarse desde el diseño del proyecto. Hay que tratar que el aporte exterior desde
el proyecto sea mínimo, de manera que la orientación de los edificios evite la radiación so-
lar y se logre una mejor ventilación natural. Es muy importante la altura y tipo de cubier-
tas que se utilizan, ya que en ocasiones se utilizan materiales que permiten con facilidad
calentarse y transmitir la radiación solar al interior. En cuanto a los aportes interiores es
necesario seleccionar aquellos procesos tecnológicos que generen el menor aporte de ca-
lor y en los casos de equipos que son grandes emisores, diseñarlos con apantallamiento o
ubicarlos en locales separados. Cuando hay procesos calientes deben diseñarse los locales
con monitores que permitan que el aire caliente se elimine por las partes superiores de la
edificación. Cuando en los proyectos no se han concebido estas medidas en climas como el
nuestro, surgen rápidamente quejas de los trabajadores y establecer estas modificaciones
posteriormente es más costoso y en ocasiones no son factibles de ejecutar.

Una vez tratadas las fuentes de generación debemos analizar como podemos ac-
tuar en el camino desde la fuente al trabajador expuesto. Esta es una especialidad com-
pleja y en general se necesita de especialistas que diseñen sistemas de ventilación y en
ocasiones de climatización, que permitan crear condiciones climáticas adecuadas para el
tipo de actividad que se desarrolla. Estas aunque son medidas en general costosas deben
concebirse desde el diseño del proceso, por desgracia casi siempre cuando se conciben
es por las exigencias tecnológicas del proceso y no por las necesidades fisiológicas del
trabajador.
CAPÍTULO VI

Como medidas finales encontramos las que se pueden aplicar sobre el trabajador
expuesto. La más frecuente es la de orientar equipos de protección personal, ya hemos
manifestado que es la menos conveniente, no obstante existen casos en los que no hay
otra posibilidad y un ejemplo de esto son los soldadores de arco eléctrico. Existen otros
conjuntos de medidas de este tipo que en ocasiones hay que adoptar y que con frecuencia
no se consideran, como son: regímenes especiales de trabajo y descanso, crear condiciones
especiales en el puesto (aislamiento en cabina), suministro de líquidos, limitar el gasto

232
energético de la actividad mediante automatización o mecanización, exámenes médicos
y educación sanitaria del trabajador. Como se puede observar son múltiples las medidas
que se pueden adoptar cuando un trabajador está expuesto al calor, en nuestro medio en
el caso del frío la solución radica generalmente en facilitarle una vestimenta adecuada y
establecer regímenes de trabajo y descanso.

Deseamos para finalizar el tema hacer una síntesis de algunas medidas que pue-
den aplicarse con el fin de mejorar las exposiciones al calor en los lugares de trabajo.

a) Medidas de control de ingeniería

• Diseño de las edificaciones para permitir la renovación del aire caliente generado por
fuentes de calor en el interior.



 


 


• Utilización de aislamiento en cubiertas y paredes que limiten el calentamiento debido


CAPÍTULO VI
a las radiaciones solares.

233
Riego de superficies

Impermeabilización

Aislante térmico

Forjado

Yeso
Cubiertas con materiales aislantes

• Empleo de elementos en paredes y ventanas que limiten el paso de las radiaciones al


interior de locales.

Sombras producidas por


salientes de ventanas

• Ventilación. Esta es la medida más aplicada, puede ejecutarse mediante sistemas de


ventilación general, ventilación localizada o climatización de los lugares, trataremos
estos aspectos de manera más extensa en otro tema dedicado a la ventilación industrial.
CAPÍTULO VI

234
Soluciones de Ventilación para extracción del calor de las fuentes de generación.

Campana
Extractora

HORNO

• Aislamiento del calor por conducción generado por las superficies calientes existentes
en las áreas de trabajo, mediante la aplicación de materiales aislantes.

Pantallas de protección:

1. Opacas
(reflectantes, absorbentes
o aislantes)
2. Transparentes
3. Enfriadas por agua

Fuente de
calor

Horno
Radiaciones

• Reducción del calor radiante, mediante la aplicación de pantallas u otros medios CAPÍTULO VI
aislantes, en todas aquellas superficies con temperaturas superiores a 35 0C cercanas
al trabajador, para evitar que estas actúen sobre el mismo.

235
b) Medidas administrativas y de organización del trabajo.

• Establecer programas de entrenamiento en prácticas seguras de trabajo para todos


los trabajadores que se encuentren en ambientes con riesgo de sobrecarga térmica, en
particular en la aclimatación de los trabajadores de nuevo ingreso.

• Establecer regímenes especiales de trabajo para las actividades con riesgo a sobrecarga
térmica, en especial para los de mantenimiento, las que pueden ejecutarse en los
horarios del día o las estaciones del año con menos calor.

• Vigilancia de la salud de los trabajadores expuestos, mediante los exámenes médicos


y fisiológicos pertinentes.

• Reducir la carga de trabajo o ritmo de trabajo, estableciendo normas con menores


exigencias en aquellas tareas de carga o movimiento de objetos pesados, incrementando
el número o turnos de trabajo, existencia de trabajadores de relevo y otras.

• Establecer áreas climatizadas con características ambientales que permitan la


recuperación física del trabajador y en las que puedan ingerir líquidos para su
rehidratación.

Por último y no menos importante, es educar al empresario en el significado de


que mantener al trabajador en un ambiente térmico inadecuado, conlleva a la fatiga, la
molestia, la baja productividad, la insatisfacción laboral y en ocasiones el daño a la salud.
CAPÍTULO VI

236
Ventilación

CAPÍTULO VII

237
1. Introducción
Índice

2. Generalidades.

3. Tipos de Ventilación.

4. Evaluación de los Sistemas. Equipos de Medición más utilizados.

5. Elementos a Considerar en la Evaluación de los Sistemas.

6. Tipos de Ventiladores.

7. Depuradores de los Sistemas de Captura de Contaminantes.

8. Aplicaciones Básicas de Sistemas de Ventilación.


CAPÍTULO VII

238
1. Introducción.
El desarrollo tecnológico ha permitido que la humanidad tenga posibilida-
des de alcanzar niveles de producción que satisfagan sus necesidades. No obstante
el sistema social imperante en la mayoría de los países, no promueve al mismo
grado el establecimiento de condiciones laborales que permitan al trabajador sa-
tisfacer su necesidad vital más importante que consideramos es la salud. La intro-
ducción de nuevas tecnologías, además de aportar un innegable beneficio al hom-
bre, han incrementado los riesgos para el trabajador el cual puede verse afectado
en su salud y calidad de vida.

Entre las condiciones de trabajo presentes en la actualidad, es muy frecuen-


te la exposición a sustancias tóxicas y a la sobrecarga térmica en todos aquellos
procesos denominados calientes. La Higiene Ocupacional o Industrial tiene como
uno de sus objetivos controlar los riesgos en el ambiente laboral y como una téc-
nica esencial a estos fines se encuentra la ventilación, mediante la que podemos
controlar los riesgos inherentes al calor ambiental y la contaminación del aire por
sustancias químicas.

Todo trabajador desea un ambiente libre de sustancias tóxicas y con un


clima soportable para realizar sus labores, aspira a un ambiente seguro, donde
se le faciliten condiciones de trabajo que le permitan cumplir con las tareas asig-
nadas, sin tener que exponer su salud debido a una carga térmica excesiva por la
absorción de las sustancias químicas que se manejan en el proceso. Sin embargo,
son frecuentes las quejas que se reciben de los trabajadores en estos aspectos, ya
que los procesos carecen de sistemas de ventilación que permitan renovar el aire
o captar los contaminantes en las fuentes de generación. Los empresarios deben
estar conscientes que cuando el trabajador realiza sus actividades en condiciones
adecuadas de seguridad y salud, es más productivo, ya que adquiere un compro-
miso con aquellos que considera cuidan de su bienestar físico, mental y social. Esto
determina la necesidad de que a los procesos con estos riesgos se les apliquen las
técnicas de ventilación correspondientes para minimizar la exposición al calor y a CAPÍTULO VII
los contaminantes químicos.

Este capítulo no pretende ser un tratado de Ventilación, sino dar al Higie-


nista Ocupacional los conceptos básicos que le permitan en una inspección o re-
visión de un proyecto, poder identificar los aspectos en el diseño u operación que
limitan la eficiencia y brindar en sistemas sencillos sugerencias para su mejora.

239
Los objetivos de seguridad y salud que debe satisfacer un Sistema de Ven-
tilación son los siguientes:

• Renovar el aire de los ambientes de trabajo para mantener condiciones


microclimáticas permisibles y en algunos casos confortables u óptimas.

• Mantener las concentraciones de sustancias nocivas a niveles que garanticen la


salud del trabajador.

2. Generalidades.
Definiciones

2.1.1. Ventilación.

Ventilación será la renovación de aire en cantidad, calidad y forma conve-


niente por razones fisiológicas, higiénicas y tecnológicas.

Es necesario, explicar este concepto que es fundamental al determinar las


características que debe poseer un sistema para satisfacer los aspectos de Seguri-
dad y Salud, ya que en ocasiones para el diseño sólo se consideran los elementos
requeridos por las necesidades del proceso y no las del trabajador.

Ante todo, el sistema debe garantizar una cantidad de aire que satisfaga las
necesidades vitales del trabajador o sea el oxígeno necesario y el poder disipar el
calor generado tanto por la carga de trabajo como por el ambiente. De igual forma
deberá asegurar que se cumplan los límites de exposición permisibles de sustan-
cias tóxicas, así como, las exigencias del proceso relativas a la combustión, enfria-
CAPÍTULO VII

miento de los equipos y otras necesidades tecnológicas. A estos fines, el aire que se
renueva debe poseer una calidad que satisfaga los requerimientos del trabajador y
de los productos que se elaboran. Es decir, debe tener una temperatura, humedad
y % de oxígeno adecuados, no debe estar contaminado con sustancias químicas o
polvos y ser inodoro.

240
El otro elemento que debemos analizar es la forma en que renovamos este
aire para satisfacer las demandas. En ocasiones lo que se desea fisiológicamente
sólo es disipar el calor por convección, por lo que habrá que establecer un sistema
general que asegure el movimiento de aire requerido a dicho fin. En otros casos el
problema higiénico radica en un punto particular del proceso, por lo que deberá
diseñarse un sistema localizado y no general. También es necesaria la homogenei-
dad de la ventilación por lo que tienen que existir las entradas y salidas adecuadas
para garantizar la eficiente renovación del aire.

Finalmente expresar que debe entenderse siempre que ventilación es sinó-


nimo de renovación o reposición de aire sucio o contaminado por aire limpio, por
lo cual un sistema de climatización con una “recirculación del aire al 100%” no
puede considerarse como un sistema de ventilación. Para medir o especificar la
ventilación de un recinto hay que indicar el volumen de aire que se renueva en la
unidad de tiempo en m3/min. o m3/h.

  







2.1.2. Flujo volumétrico o caudal.

Es el volumen o cantidad de aire que atraviesa una sección determinada


por unidad de tiempo. CAPÍTULO VII
Podemos estimar el caudal (Q) en un punto determinado de la sección ba-
sados en la ecuación de continuidad. En general la determinación del caudal (Q)
de circulación de un fluido se realiza indirectamente mediante el cálculo de su
velocidad (v), a partir de la presión dinámica y el área transversal (A) de la sección
considerada de acuerdo con la expresión siguiente:

241
Q = A x V donde:

Q = Caudal en m3/min., m3/h.

V = Velocidad media en m/s, m/min.

A = Área en metros cuadrados (m2).

La ecuación de continuidad representa la Ley de conservación de las masas


de fluido que circula por un conducto (Figura 1). Por tanto, observando la figura
podemos expresar que en la sección A1 la cantidad de fluido que pasará en la uni-
dad de tiempo será igual a:

Q1 = ρ1 A1 V1 Donde: ρ1 = Densidad del aire

A1 = Sección del conducto

V1 = Velocidad media del aire

De la misma manera en A2 podemos expresar que:

Q2 = ρ2 A2 V2 Donde: ρ2 = Densidad del aire

A2 = Sección del conducto

V2 = Velocidad media del aire

Como el sistema se encuentra a una presión constante la cantidad de fluido


que entra por la sección A1 tiene que ser igual a la que sale por A2, por lo que po-
demos afirmar lo siguiente:
CAPÍTULO VII

ρ1 A1 V1 = ρ2 A2 V2

Como en el cálculo de los sistemas se considera el aire incompresible ρ1 =


ρ2 y por tanto:

242
A1 V1 = A2 V2, de forma general podemos considerar que:

Q = A1 V1 = A2 V2 = AV = Constante

Por tanto Q = A V

Esta expresión es fundamental para determinar la eficiencia de un sistema


de ventilación, pues conociendo dos cualquiera de estas variables podemos deter-
minar la tercera.

En los conductos de ventilación el flujo es de régimen turbulento que se ca-


racteriza por el movimiento desordenado de las partículas, lo que determina que
la velocidad en cada punto del fluido no es constante, sino que varía aleatoriamen-
te con el tiempo, ordenándola alrededor de su valor medio.

2.1.3. Pérdida de Carga

Es la caída de presión (consumo de energía) que se produce por el roza-


miento del aire con las paredes del sistema y que debe ser aportada por el ventila-
dor para mantener el movimiento del aire. Se calcula para tramos rectos y puntos
singulares (codos, uniones, campanas, etc.).

2.1.4. Velocidad de Captura

Velocidad del aire en cualquier punto delante de la boca de la campana,


necesaria para aspirar el contaminante generado en ese punto.

2.1.5. Velocidad de Transporte

Velocidad mínima del aire necesaria para mover las partículas en la corrien- CAPÍTULO VII
te de aire.

Esta velocidad debe ser la suficiente para evitar la acumulación de los ma-
teriales que se mueven a través de los conductos, pero no debe ser excesiva ya que
puede deteriorar los mismos por abrasión y generar un ruido molesto.

243
2.1.6. Presión Estática (PE)

La presión que tiende a hinchar o colapsar el conducto y se expresa en mm.


de la columna de agua (mmcda). Normalmente se mide con un manómetro, puede
ser positiva o negativa respecto a la presión atmosférica y debe medirse perpendi-
cular a la dirección del flujo. Ver figura 2.

   
  



 


 




2.1.7. Presión Dinámica (PD)

La presión requerida para acelerar el aire desde la velocidad 0 hasta una


cierta velocidad, es proporcional a la energía cinética del aire. La relación entre PD
y la velocidad (V) del aire en condiciones standard está dada por las expresiones:

V = 4043 PD o PD = V / 4043

La PD se ejerce en la dirección del flujo y siempre es positiva.

2.1.8. Presión Total (PT)


CAPÍTULO VII

Es la suma algebraica de las presiones estática y dinámica. Puede ser po-


sitiva o negativa respecto a la presión atmosférica. Es una medida del contenido
energético del aire por lo que siempre desciende según se aleja del ventilador.

PT = PE + PD

244
Figura 3: PD, PE y PT en Distintos Puntos de un Sistema de Ventilación

 

14 m/s  
 14 m/s  
 

 

 
         

   
   
   ­      „  
€ ­‚ ƒ € ­‚ ƒ

La figura 3 consiste en un conducto al cual se le ha colocado un ventilador


dividiéndolo en dos partes, la de aspiración y la de impulsión. Como se puede
observar en el lado de aspiración la PT y la PE son negativas, o sea inferiores a la
presión atmosférica, mientras que en el de impulsión son positivas. En el caso de
la PD ésta siempre será positiva. Los valores de las diferentes presiones son expre-
sados en mmcda.

2.2. Principios en sistemas de ventilación.

Los sistemas de ventilación están gobernados por los principios básicos de


la mecánica de fluidos, la conservación de la masa y la conservación de la energía.
O lo que es lo mismo, que la energía como conocemos se transforma pero no se
destruye. Con el objeto de simplificar los cálculos y facilitar el diseño de los siste-
mas se han establecido determinadas hipótesis simplificadoras, que permiten al
despreciar los efectos de las mismas, que se cumpla con los principios del flujo de CAPÍTULO VII
conservación de la masa. Estas hipótesis son:

• No se consideran los efectos del intercambio térmico del aire en el interior del
conducto con la temperatura exterior.

245
• Se considera el aire incompresible, ya que pérdidas grandes de la presión
modifican la densidad y cambian el caudal.

• Se supone el aire seco ya que un aire con humedad reduce la densidad de éste
y cambia su caudal.

• Se ignora el peso y volumen del contaminante mezclado con la corriente de


aire.

Cuando eliminamos los efectos que se producen por estos elementos enun-
ciados podemos asumir que:
CAPÍTULO VII

• El caudal que entra por una campana es el mismo que atraviesa el conducto
que sale de ella (Figura 4).

• En la unión de dos conductos que se unen, el caudal de la salida será igual a la


suma de los caudales de ambos conductos.

246
• De la misma manera cuando un conducto se divide en dos, se puede considerar
que la suma de los caudales de cada uno de los conductos, es igual al caudal
del conducto que se dividió.

El principio de conservación de la energía exige tener en consideración los


cambios de energía que se producen según el aire fluye de un punto a otro. Este
principio puede expresarse de la manera siguiente:

PT1 = PT2 + hp

PE1 + PD1 = PE2 + PD2 + hp

Donde:

Subíndice 1 = Un punto cualquiera aguas arriba.

Subíndice 2 = Un punto cualquiera aguas abajo.

hp = Pérdida de energía ocurrida al moverse el aire entre los dos puntos.

Cuando definimos el flujo mencionamos que la ecuación de continuidad


representa la ley de conservación de la masa si consideramos al fluido incompre-
sible, o sea, que no reduce su volumen bajo la acción de presiones externas. Como
en ventilación las variaciones de presión es raro que superen las 0.1 atmósferas y
puesto que el peso específico de un gas (supuesto perfecto y a temperatura cons-
tante) es directamente proporcional a la presión, se determina que la variación
puede ser despreciada, por lo que podemos considerar:

Q = A1V1 = A2V2 = AV = Constante

Donde: CAPÍTULO VII


Q = Caudal (m3/min.)

A = Área (m2)

V = Velocidad (m/min.)

247
Es importante considerar para la práctica que de acuerdo con este criterio,
cuando varía la sección de los conductos, variará la velocidad en los mismos.

Las características del flujo en sistemas de impulsión o extracción se dife-


rencian (Figura 5) y es necesario conocer su efecto para lograr resultados efectivos
cuando diseñamos o proponemos establecer un sistema de ventilación, sobre todo
en climas y condiciones económicas como las nuestras. Existe una gran diferencia,
cuando impulsamos el aire a través de una abertura mantiene su direccionalidad
hasta una distancia considerable, se ha comprobado que en este caso se mantiene
el 10% de la velocidad en la descarga una distancia equivalente a unos 30 diáme-
tros, mientras que con la misma abertura en función de extracción sólo se alcanza
el 10% de la velocidad a 1 diámetro de la descarga y además, el flujo no sería direc-
cional. Este aspecto nos orienta a que en general la extracción es más efectiva para
sistemas de eliminación de contaminantes, cuanto más se acerque la toma de aire
(campana) al lugar en que se genera el mismo y se logre el mayor encerramiento
posible de la fuente. Mientras que los sistemas de impulsión son más efectivos
cuando se requiere crear movimiento de aire en lugares de trabajo con el objetivo
de mejorar el intercambio de calor de los trabajadores por convección, mejorando
las condiciones climáticas, siempre que no existan fuentes generadoras de conta-
minantes.
CAPÍTULO VII

248
3. Tipos de Ventilación
Cuando definimos la ventilación, expresamos que un sistema de ventila-
ción tenía como característica esencial la renovación del aire de un local o edifi-
cación, que se considera contaminado o con determinada composición específica,
por un aire limpio o con las características adecuadas para que el trabajador pueda
desempeñar las actividades laborales sin ver afectada su salud o su rendimiento.
Este procedimiento puede clasificarse de diferentes maneras según los medios uti-
lizados, la forma de diseño o el suministro de aire.

3.1. Según los medios utilizados

Hay que considerar que en todos los locales se produce renovación de aire
por las diferencias de presión o temperatura, por el movimiento de personas y
operaciones de equipos y por la existencia de ventiladores u otros medios mecá-
nicos. En función de como se origina esta renovación, la ventilación puede ser de
tipo natural o mecánica.

3.1.1.Ventilación Natural

Estos sistemas consisten en renovar el aire por medio de ventanas y otras


aberturas utilizando fuerzas naturales como son los gradientes de temperatura y
presión (Figura 6). Por tanto, se habla de ventilación natural cuando no hay aporte
de energía artificial para lograr la renovación del aire, comúnmente la ventilación
natural se consigue mediante aberturas en el local (puertas, ventanas, lucernarios,
etc.) que comunican con el ambiente exterior.

En este tipo de ventilación, las diferencias de temperatura y los efectos del


viento o diferencias de presión entre el exterior y el interior, son el origen de las
fuerzas que ocasionan el movimiento del aire necesario para lograr la renovación
del mismo. En función de estas fuerzas, y de la superficie, orientación y situación CAPÍTULO VII
de las puertas y ventanas es posible lograr tasas de ventilación muy importantes.
En general la ventilación natural es suficiente cuando en el local no hay más focos
de contaminación que las personas que lo ocupan. El principal inconveniente que
presenta es la dificultad de regulación, ya que la tasa de renovación en cada mo-
mento depende de las condiciones climatológicas y de la superficie de las abertu-
ras de comunicación con el exterior.

249



   
   

Es importante en cualquier edificación establecer en su diseño las caracte-


rísticas que permitan la mejor ventilación natural posible, ya que posee la ventaja
de no ocasionar gastos de energía y prácticamente no necesitar de mantenimiento.
Algunos principios generales a considerar para la proyección y evaluación de es-
tos sistemas son los siguientes:

• Los elementos de ventilación (vanos) deben estar bien distribuidos y orientados


de acuerdo con las brisas predominantes.

• Las entradas y salidas de aire no se encontrarán obstruidas por edificaciones,


almacenamientos, árboles, etc.

• Las áreas de aberturas de entrada y salida del aire serán preferiblemente de igual
tamaño y estarán distribuidas de forma que no se establezcan cortocircuitos de
aire.

• En el lado de salida del aire deben considerarse además de los vanos normales,
otros a una distancia vertical superior, de forma que se aproveche el gradiente
térmico en el movimiento del aire.

• En los locales con gran desprendimiento de calor se recomienda el diseño de


monitores en el techo y campanas sobre las fuentes generadoras.
CAPÍTULO VII

En países con climas templados como Cuba, nos pronunciamos por estable-
cer la mayor área de aberturas y en los casos posibles eliminar paredes hasta una
altura de 4m., colocando aleros para limitar la entrada de la lluvia. La experiencia
nos ha demostrado que es importante en este sentido que las aberturas (ventanas)
no se establezcan a niveles superiores a 1.50 m, ya que el flujo de aire pasa sobre
los trabajadores, no creando un movimiento de aire en el lugar de trabajo de forma

250
que facilite la pérdida de calor por convección del trabajador. Es de suma impor-
tancia también orientar la edificación de acuerdo con las brisas predominantes en
cada lugar para lograr la mayor eficiencia. Aunque los monitores se recomiendan
sólo para lugares con desprendimiento de calor, es beneficioso su empleo en nues-
tro clima siempre que sea posible.

En la actualidad, con la necesidad del ahorro de energía, esta ventilación


ratifica aún más su ventaja económica, aunque presenta como desventaja principal
la dificultad de regulación, ya que la tasa de renovación en cada momento depen-
derá de las condiciones climatológicas.

3.1.2. Ventilación Mecánica

La ventilación mecánica como su nombre lo indica es aquella que utiliza


ventiladores para conseguir la renovación, consiste en la inyección de aire fresco
o tratado del exterior al interior del local o la extracción del aire contaminado o
caliente, por medio de un equipo, grupo de equipos o un sistema completo de dis-
tribución de aire. (Figura 7).

De acuerdo con la definición establecida, la inyección puede realizarse por


medio de un sistema de suministro, mediante el que entregamos aire al local por
medio de ventiladores o un sistema de extracción cuando el ventilador expulsa el
aire del local. En algunos casos se emplea la combinación de ambos métodos. La
ventilación mecánica tiene la ventaja sobre la natural que es ajustable y controla-
ble, además puede ser aplicada en locales tales como sótanos o locales interiores
de edificios, que no tienen comunicación directa posible con el exterior y que por
tanto, su ventilación sólo puede lograrse mediante conductos a través de los cuales
se fuerza el paso del aire mediante ventiladores. Como desventajas están su costo
inicial, el gasto de energía en su operación y la necesidad de mantenimiento.

CAPÍTULO VII

251



 


3.2. Según la forma del diseño

La forma de diseño que se escoja estará determinada por el tipo de situa-


ción presente, existen dos formas, la Ventilación General o por Dilución y la Ven-
tilación Localizada.

3.2.1. Ventilación General o por Dilución

Estos sistemas consisten en sustituir el aire contaminado y caliente por aire


limpio y fresco para mantener los niveles exigidos por las normas, cooperando al
control de los riesgos a la salud, de incendios y explosiones, mejorar las condicio-
nes térmicas y eliminar olores molestos. Aunque ambos sistemas son similares en
su diseño, difieren en sus objetivos, en este tema consideramos como de ventila-
ción general a los diseñados para el control del ambiente térmico y por dilución a
los encargados de disminuir la concentración de los contaminantes. La ventilación
general puede diseñarse para locales en que solo existen personas o los focos de
contaminación generan concentraciones mínimas, en cuyos casos puede ser efecti-
va para eliminar o minimizar el riesgo.
CAPÍTULO VII

Cuando el problema es de contaminación del ambiente laboral, el sistema


de ventilación debe diluir el aire contaminado con aire limpio, a fin de disminuir
las concentraciones existentes hasta o preferentemente por debajo de los límites
aceptables, siendo su objetivo eliminar los efectos de las sustancias tóxicas. O sea,
que se trata mediante el suministro o extracción de aire a un local mantener unas
concentraciones determinadas previamente.

252
Aunque se plantea que en principio esta técnica de ventilación por dilución
puede aplicarse en casos de contaminación de los locales, las limitantes que pre-
senta en la práctica para que sea efectiva, la hacen no recomendable para que sean
consideradas en cualquier proyecto. No obstante, es muy frecuente encontrarnos
en las empresas gran cantidad de ventiladores (extractores) colocados en las pare-
des con una eficiencia casi nula. En la mayoría de las ocasiones se establecen estos
tipos de sistemas en lugares con generación de contaminantes, en base a que su
costo inicial es menor, sin considerar los costos de operación posterior y la efecti-
vidad que puede lograrse.

En el caso de los diseños de sistemas para problemas de situaciones térmi-


cas, estos cooperan a minimizar la exposición, pero en pocas ocasiones la resuel-
ven, ya que son incapaces de satisfacer la necesidad fisiológica de pérdida de calor
del trabajador, que exige de una mayor y constante velocidad de aire para poder
intercambiar el calor necesario por convección. La experiencia nos ha demostrado
en nuestro clima que lugares en los que se han diseñado sistemas de este tipo, con
un gran número de ventiladores como extractores, no satisfacen los requerimien-
tos fisiológicos de los trabajadores y surgen o se mantienen las quejas por el calor.

La ventilación general o por dilución para ser eficiente, debe lograr la distri-
bución homogénea del aire de forma que pueda obtenerse una renovación adecua-
da, así como, que el volumen de aire renovado permita cumplir con los límites de
contaminantes establecidos o un ambiente térmico adecuado, ya sea mediante un
sistema natural o mecánico. Siempre es recomendable que en todas las edificacio-
nes y sus locales, se diseñen de manera que se obtenga de forma natural la mejor
renovación posible.

En el diseño de estos sistemas se calculan la cantidad de renovaciones de


aire necesarias con el objetivo de disminuir la contaminación y la carga térmica.
Existen por la experiencia acumulada, tablas que establecen para diferentes ac-
tividades el número de renovaciones adecuadas por unidad de tiempo. Cuando
deseamos evaluar la eficiencia del sistema, el elemento fundamental es conocer el
número de renovaciones de aire por hora o minuto, lo cual se logra determinando CAPÍTULO VII
el caudal de aire que ingresa o se extrae y el volumen del local.

253

 











Conociendo estas variables aplicamos la expresión siguiente:

N = Q/ V donde: N = # de renovaciones de aire

Q = caudal (m3/h)

V = volumen del local (m3)

El número de renovaciones obtenido (N), se compara con las tablas menciona-


das y se determina si es adecuado para el tipo de actividad o proceso de que se trate.

El diseño e instalación de un sistema que intente diluir los contaminantes


de un local de trabajo debe cumplir con los principios siguientes:
CAPÍTULO VII

• Determinar si el contaminante que va a ser generado o manejado en el proceso,


admite ser eliminado mediante este tipo de ventilación. Hay que revisar la lista
existente de los contaminantes para los que no se recomienda aplicar.

• Estimar el caudal, para lo que se necesita conocer el tipo de contaminante, la


velocidad de generación y otras condiciones fisicoquímicas y termodinámicas

254
del mismo, que permitan determinar el caudal necesario para una dilución
satisfactoria.

• Situar los puntos de extracción de los contaminantes cercanos a los puntos de


generación (focos), de forma que se evacuen del local por el camino más corto
y sin pasar por otras áreas donde se encuentren trabajadores.

• Situar los puntos entrada y salida de aire de forma que barran de manera
homogénea el área contaminada, situándose al foco de generación entre el
trabajador y el extractor (Figura 8).

• Evitar la reintroducción en el local del aire contaminado extraído, asegurándose


de que no haya aberturas cerca del lugar de descarga.

• No utilizar sistemas de inyección para dilución de contaminantes ya que estos


crean corrientes de aire, que distribuyen el contaminante por todo el local,
contaminando otras áreas o puestos de trabajo.

La utilización de sistemas de ventilación por dilución (Figura 9), para la


protección de los trabajadores a la exposición de contaminantes, está sometida a
limitantes que deben ser analizados antes de decidir la solución del problema por
esta vía. Entre los factores que se deben considerar tenemos los siguientes:

• En general se necesitan grandes caudales para lograr cumplir con los límites de
exposición aceptables, hay que recordar que el sistema extrae el aire de todo el
local.

• La cantidad de contaminante generado debe ser pequeña, de forma que no


tengamos que emplear caudales sumamente elevados para cumplir con las
concentraciones permisibles.

• Los trabajadores deben estar alejados de la fuente o que la dispersión del


CAPÍTULO VII
contaminante sea lo suficientemente baja, de forma que se logre una exposición
de los trabajadores en el local, inferior a los límites permisibles.

• La toxicidad del contaminante debe ser baja, no nos debemos arriesgar a


difundir contaminantes de alta toxicidad por otras áreas y someter a exposición
a otros trabajadores.

255
• La generación y difusión de los contaminantes debe ser razonablemente
uniforme, de manera que con la renovación establecida se puedan garantizar
niveles seguros de exposición. Esta ventilación es incapaz de controlar la
contaminación de aquellos procesos donde se producen picos de contaminación
durante la jornada laboral.

 










  

 
   

Por los motivos expresados, las instalaciones de sistemas de este tipo sólo
son aplicables para el control de vapores procedentes de líquidos orgánicos poco
tóxicos y no se recomiendan para el control de polvos y humos. Existe un listado
de la Conferencia Americana Gubernamental de Higienistas Industriales (ACGIH)
en que se establecen las sustancias para las que se considera no recomendable este
tipo de ventilación.

Otra de las aplicaciones de la ventilación general o por dilución, es el con-


trol de la carga térmica en ambientes considerados calientes. En general con este
tipo de sistemas, es prácticamente imposible sin modificar las características del
CAPÍTULO VII

aire, lograr condiciones ambientales adecuadas, que satisfagan las necesidades de


intercambio calórico, eviten las molestias y el daño a la salud a largo plazo.

3.2.2. Ventilación Localizada

Las limitantes que poseen los sistemas generales o de dilución de contami-


nantes se obvian mediante este tipo de sistemas, lo cual determina que los espe-

256
cialistas en este campo prefieran resolver las situaciones existentes, mediante sis-
temas localizados más o menos complejos. Vamos a considerar los mismos, como
aquellos que captan el contaminante en el punto de generación mediante extrac-
ción o que impulsan aire a puntos específicos.

a). Sistema de Extracción Localizada

Estos sistemas son un caso particular de la ventilación localizada para el


control de los contaminantes ambientales, cuyo objetivo consiste en captar estas
sustancias lo más cerca posible de su punto de generación, evitando de esta ma-
nera su dispersión. Es muy frecuente que en los procesos con manejo de contami-
nantes nos encontremos sistemas de este tipo, en ocasiones de gran complejidad.

   
 






 

¿Cuáles son las ventajas de estos sistemas que siendo más complejos, son
preferidos por los especialistas cuando se les plantea una situación de este tipo? A
esta interrogante podemos responder lo siguiente:

• La captación más eficiente de los contaminantes, ya que si se diseña de forma


adecuada puede llegar a la captura total, eliminando las posibles dispersiones al
local y al ambiente y garantizando se cumplan las concentraciones permisibles. CAPÍTULO VII
• Requiere caudales inferiores al estar limitada la extracción a lugares puntuales.

• Los contaminantes pueden ser recogidos o neutralizados antes de disponer el


aire a la atmósfera.

257
• En los casos que es necesario controlar la contaminación atmosférica se reducen
los costos al tener que procesar un menor volumen de aire.

• Reducción de costos de limpieza y mantenimiento de equipos y zonas de trabajo.

Como desventajas de estos sistemas pudiéramos citar su complejidad, la


que precisa de controles y de un mantenimiento especializado mayor al que se
necesita en los sistemas de tipo general.

Uno de los aspectos más importantes para decidirse a la instalación de un


sistema de este tipo, es recordar que como toda instalación industrial, un sistema
de extracción localizada necesita mantenimiento, sin el cual no puede garantizar
su funcionamiento a lo largo del tiempo. Este mantenimiento debe incluir la re-
visión periódica de las campanas, la comprobación del caudal de extracción, la
limpieza de los conductos y filtros, la eficiencia de los ventiladores, etc., para lo
cual se necesita de personal y recursos que elevan los costos. Como en ocasiones
no se cumplen estos pasos, la consecuencia es encontrarnos con instalaciones cuya
operación es deficiente.

Como síntesis de como debe operar un sistema, debemos expresar que una
extracción localizada resulta eficaz, cuando:

• Las campanas estarán adaptadas al foco de generación del contaminante


y lo más cerca posible del mismo.

• El caudal de extracción debe ser suficiente para arrastrar la contamina-


ción generada hacia la campana, lo cual dependerá de la adaptación de la misma
al foco, del modo de generación del contaminante y de la presencia de corrientes
de aire externas que puedan dificultar la captación.

3.3. Según el Suministro de Aire


CAPÍTULO VII

Los sistemas de ventilación pueden clasificarse de acuerdo con esta caracte-


rística, en dos tipos: de impulsión y extracción.

Los de impulsión, suministran aire por inyección a todo el local o a los


puestos de trabajo. Este tipo de sistema se emplea en general con la finalidad de

258
resolver situaciones en áreas calientes y deben lograr establecer una velocidad de
aire que satisfaga las necesidades de intercambio térmico. No se recomienda utili-
zarlos en lugares con contaminantes pues pueden dispersar estos a otras áreas. En
ocasiones pueden ser complejos, incluyendo además de los ventiladores, filtros,
conductos, equipos deshumedecedores, etc. En Cuba, la experiencia es que para
los problemas de ambiente térmico este es el tipo de sistema más efectivo, sobre
todo el que suministra a los puestos mediante conductos y a velocidades de 0.5 -
1m/s. En los casos de temperaturas altas es preferible enfriar previamente el aire,
para obtener un mejor intercambio de calor y lograr la mayor satisfacción del tra-
bajador en el puesto.

Los otros sistemas utilizados son los conocidos como de extracción, que
toman el aire del local y lo expulsan al exterior. Estos son los sistemas más utiliza-
dos, sobre todo los ventiladores (extractores) que se colocan en las paredes. Estos
sistemas son muy frecuentes en Cuba igual que en otros países por su fácil insta-
lación y poca necesidad de mantenimiento, aunque casi nunca resuelven adecua-
damente los problemas, ni de contaminantes químicos, ni los de ambiente térmico.
No sucede lo mismo con los sistemas de extracción localizada, que son la solución
eficaz para las situaciones generadoras de contaminación, siempre que se diseñan
correctamente y no contaminen el ambiente exterior, por lo que los mismos deben
incluir los medios para descontaminar el aire extraído.

3.4. Climatización

Aunque los sistemas de climatización se consideran como algo aparte de


la Ventilación Industrial, no es menos cierto que en ocasiones, por determinadas
razones para lograr un microclima laboral adecuado o por razones tecnológicas,
es necesario enfriar el aire suministrado. En general en los procesos industriales,
se utilizan sistemas de este tipo en los lugares muy calientes, donde por medio
de cabinas climatizadas o chorros de aire localizados se le facilita al trabajador la
posibilidad de recuperarse de la exposición o poder mantenerse en el puesto de
trabajo. Además, es muy utilizado en tecnologías que exigen de condiciones climá-
ticas especiales o en aquellos lugares donde se desea un ambiente de confort. Por
CAPÍTULO VII
la necesidad del uso de estos sistemas aunque no se tratarán en este tema, debe-
mos considerarlo como uno de los sistemas de control posibles a utilizar.

La climatización consiste en tratar el aire de un local para conseguir unas


condiciones de temperatura y humedad adecuadas con independencia de las con-

259
diciones climatológicas exteriores. Ya hemos mencionado que este sistema se uti-
liza en lugares específicos, fundamentalmente por razones económicas, ya que su
costo inicial y de operación es elevado. En los mismos, generalmente por razones
de costo se recircula sólo una parte del aire, aunque pueden existir algunos que
por razones técnicas exigen la renovación del 100% del aire. Cuando en los luga-
res de trabajo se presentan contaminantes hay que tener en consideración que el
aire de suministro a éstos, debe hacerse por circuitos independientes y no puede
recircularse, ya que se podrían contaminar otros locales. En nuestro trabajo nos
hemos enfrentado a este tipo de problemas, fundamentalmente en instalaciones
de salud, donde se han establecido sistemas centrales que han contaminado áreas
de trabajo con el aire recirculado provenientes de locales en los que se trabaja con
un contaminante. De igual manera, debe considerarse la necesidad de la limpieza
y desinfección periódica de los sistemas, ya que en los mismos pueden crecer los
microorganismos, pero al mismo tiempo hay que tener cuidado en eliminar los
residuos de estos productos de desinfección o fungicidas, después de su empleo
en los sistemas, ya que pueden contaminar las instalaciones.

En los últimos años se ha expandido la utilización de sistemas enfriadores


de aire, conocidos popularmente como “split”, los que no renuevan el aire de los
locales, solamente disminuyen su temperatura. La propagación de estos sistemas
consideramos se debe a problemas de costo, ya que no es necesaria la instalación
de conductos y su montaje es muy fácil. Es obvio que estos medios no son idóneos
para ningún lugar en el que se manejen sustancias contaminantes, pudiendo acep-
tarse solamente en locales como las oficinas u otras actividades similares.

4. Evaluación de los Sistemas. Equipos de


Medición más Utilizados
CAPÍTULO VII

Es frecuente visitar lugares de trabajo en los que se observan gran cantidad


de extractores situados en las paredes o campanas de extracción en los diferentes
puestos y sin embargo los trabajadores se quejan de la contaminación o el calor
existente, debido a una baja eficiencia de los sistemas por falta de control y mante-
nimiento. En ocasiones hemos inspeccionado lugares donde se quejan de la extrac-

260
ción de un sistema de polvo y cuando se ha revisado el conducto el mismo ha es-
tado tupido por la sedimentación del contaminante.En la práctica con la existencia
de un programa de mantenimiento y control, se hubiera detectado la disminución
de la velocidad de transporte y no se hubiera llegado a una crisis, pues se habría
descubierto el problema y mediante la limpieza periódica se hubiera resuelto la
situación. Estos sistemas de ventilación justifican de manera similar a los otros
medios de producción, tener un mantenimiento y control de sus parámetros de
operación.

El control al que nos vamos a referir en este tema es el elemental, el que


debe conocer el higienista ocupacional para poder determinar en la práctica diaria,
la eficiencia del sistema y hacer recomendaciones generales que deberán ejecutar
los especialistas en la materia. El control del sistema debe comenzar desde que el
mismo es instalado, comprobando si cumple con sus características de diseño y
posteriormente cada cierto tiempo para ajustar si fuera necesario sus condiciones
de operación. Los objetivos que deben cumplir estos controles son los siguientes:

• La evaluación inicial debe comprobar si las características operacionales están


de acuerdo con el diseño y exigir a los proyectistas el cumplimiento de sus
obligaciones.

• Los controles posteriores deben determinar la efectividad del sistema de


ventilación y controlar las condiciones operacionales durante toda su vida útil.

Aunque son múltiples los controles que puede hacer el higienista ocupacio-
nal para conocer la eficiencia del sistema, nos vamos a referir a los esenciales, que
en la práctica permiten determinar la adecuada función de los sistemas de extrac-
ción localizados que son los más complejos.

4.1. Elementos que Deben ser Controlados

El procedimiento que vamos a describir en este apartado, tiene como obje- CAPÍTULO VII
tivo brindar los elementos básicos para que un higienista ocupacional, pueda me-
diante la observación de un sistema y la medición de los parámetros esenciales de-
terminar su estado de operación. Recomendamos proceder de la manera siguiente:

1. Solicitar los planos y memorias del proyecto para conocer las caracterís-
ticas del sistema, comprobando mediante un recorrido por toda la instalación si se

261
mantiene el diseño original, si en los puntos de extracción se observa una buena
eficiencia y si las diferentes partes tienen un buen estado de conservación. Puede
solicitarse información adicional a los trabajadores respecto a sus consideraciones
sobre la eficacia del sistema.

2. Medir la eficiencia del ventilador o ventiladores, determinando las r.p.m.


del mismo, el caudal y la presión estática. Cuando los valores obtenidos están de
acuerdo con el diseño, el problema si existe es en otra parte del sistema.

3. Comprobar en cada campana si mantiene el diseño original y si no pre-


senta deformaciones u obstrucciones que limiten su eficiencia. Se harán medicio-
nes de las velocidades y la presión estática.

4. Comprobar en todos los conductos si mantienen el diseño original y


no presentan deformaciones, roturas, obstrucciones, ángulos inadecuados en las
uniones que afecten la eficiencia del sistema. Medir las velocidades y presión está-
tica en los diferentes tramos de conducto determinando si coinciden con el diseño.

5. Determinar la pérdida de presión causada por los elementos depurado-


res de contaminantes y si no coincide con el diseño, determinar la razón de la mis-
ma. En ocasiones en el caso de filtros los problemas se deben a la acumulación de
los contaminantes y tupición de los filtros.

6. Comprobar el diseño del sombrerete de la chimenea y determinar la efi-


ciencia del mismo, es frecuente encontrar diseños muy deficientes.

Una vez que poseemos estos elementos podemos en la práctica llegar a un


criterio sobre la eficiencia o no del sistema y hacer recomendaciones para su me-
jora.
CAPÍTULO VII

262
 
  
  



  




 




4.2. Componentes de los Sistemas de Extracción y Puntos donde


deben Efectuarse las Mediciones

En la figura 11 se muestran los componentes de un sistema y los lugares en


que se deben efectuar las mediciones de los parámetros que nos permiten evaluar
al mismo. Estos sistemas se instalan generalmente en las grandes empresas, las
que deberían adquirir junto con el sistema los medios de medición para controlar
su eficiencia. Sin embargo, lo que nos demuestra la experiencia es que no existe un
control sistemático de los parámetros operacionales, carecen de los medios para
comprobar las características operacionales y el mantenimiento es muy limitado,
ya que en general sólo lo atienden cuando tienen roturas.

Los sistemas localizados están formados por los componentes siguientes:

A). Campanas que son las estructuras diseñadas para encerrar total o par-
cialmente el foco y conducir un flujo de aire para capturar el contaminante. En
estos puntos se determinará la velocidad en la cara facial de la campana y la veloci- CAPÍTULO VII
dad de captura en el foco de generación del contaminante. También debe medirse
la presión estática, lo cual se hará a una distancia de 3 diámetros del conducto para
campanas planas o con pestaña y 1 diámetro para campanas de forma cónica.

B -C). Conductos que son las tuberías o canales por donde se conduce el
flujo de aire contaminado hasta el punto de descarga, pueden considerarse como
principales (B) y ramales (C). En los conductos principales se medirá la velocidad

263
y presión estática preferiblemente a una distancia de 7,5 diámetros en línea recta
en dirección del flujo, desde la perturbación más cercana (entradas salidas, codos,
etc.). En los conductos ramales de diámetros pequeños se medirá la velocidad. La
medición de la presión estática se realiza nada más que en los conductos redon-
dos, donde no son prácticas las mediciones transversales o donde se requiere un
flujo aproximado. La velocidad en los conductos es importante porque nos deter-
mina la velocidad de transporte y la posible sedimentación de los contaminantes.

D). Ventiladores que son los medios mecánicos utilizados para generar el
movimiento del aire. A la entrada y salida de los mismos se medirán la presión
estática y la velocidad, pudiera medirse la presión total, además se debe medir las
r. p.m. a que está trabajando.

E). Depuradores son los diferentes elementos cuyo objetivo es purificar el


aire antes de su descarga al ambiente exterior. En este punto se medirá la presión
estática a la entrada y salida con el objetivo de determinar la caída de presión que
se presenta. Cuando se detectan lecturas por encima o por debajo de lo normal,
indican que existen problemas de tupición o de daño de las partes que necesitan
de mantenimiento.

4.3. Medios de Medición.

Son múltiples los medios que pueden utilizarse para estas mediciones los
cuales serán mencionados a continuación, describiendo sólo los de utilización es-
pecífica y más frecuentes para las determinaciones de la presión y la velocidad del
aire. Entre los equipos necesarios para una evaluación de ventilación (Figura12)
nos encontramos los siguientes.

• Anemómetro de álabes o de rueda alada. Son direccionales y se basan en


aprovechar la energía cinética del aire en movimiento para mover elementos me-
cánicos del instrumento, los que se registran por medios eléctricos o mecánicos. Su
CAPÍTULO VII

costo es relativamente bajo y son instrumentos delicados que deben ser calibrados
periódicamente. Se pueden utilizar para medir la velocidad de aire en aberturas,
su rango de medición está entre 1 – 15 m/s y no debe utilizarse en diámetros infe-
riores a 500 mm.

264
• Termoanemómetros. Se utilizan para mediciones de la velocidad del aire.
Es un instrumento muy sensible y preciso, para realizar mediciones instantáneas,
aunque delicado en su operación. Como la sonda está expuesta a ensuciamien-
to y corrosión requiere de calibración periódica. Su funcionamiento se basa en la
variación de la resistencia que experimenta un filamento eléctrico sometido a las
variaciones de temperatura en el seno de una corriente de aire. Consisten en el aco-
plamiento de dos termopares o termo resistencias, una de las cuales es calentada
mediante corriente eléctrica. Se basan en el principio del puente de Wheatstone,
cuando el aire pasa por la resistencia la enfría en función de la temperatura y velo-
cidad del aire en contacto con la misma y altera la resistencia proporcionalmente
a la velocidad.

• Velómetros. Se basan en la evaluación de las presiones entre dos puntos, o


sea, que la velocidad del aire se define por la presión diferencial. Su funcionamien-
to consiste en la presión que la corriente de aire ejerce sobre una placa conectada a
un muelle que hace desplazar a una aguja sobre una escala graduada. Son equipos
sólidos, de fácil manejo, prácticos para el trabajo y muy versátiles, ya que median-
te los accesorios que poseen pueden medir un rango amplio de presiones estáticas
y velocidades lineales en los sistemas de ventilación (Figura 13). CAPÍTULO VII

265
  


• Tubos de Humo. Son tubos que mediante una bomba manual de pre-
sión generan humo y mediante la observación del recorrido del mismo permite
comprobar la efectividad del sistema. Este tipo de medio es muy práctico para
determinar rápidamente la eficiencia de una campana de extracción y en galerías
de minas. Es recomendable para determinar bajas velocidades de hasta 0.75 m/s.
   
  


   








 


 



CAPÍTULO VII

• Manómetros. Pueden ser de dos tipos, los que consisten en un tubo de vi-
drio doblado en U, parcialmente lleno de agua y los que uno de los brazos de la U
se inclina por lo que se les denomina inclinados. Los inclinados son más precisos,
ya que pueden incrementar la sensibilidad en un orden de 10 veces, permitiendo
efectuar mediciones del orden de mm. de columna de agua. Con los mismos pue-
de medirse la presión estática como se puede observar en la figura 14.

266
• Tubos Pitot. Consiste en un par de tubos concéntricos, el interior actúa
como tubo de impacto y el externo actúa como una cámara anular que permite la
medida de la presión estática. Se utilizan para determinar las presiones en los sis-
temas, cuando se conectan los orificios de salida de ambos tubos a un manómetro
en U o inclinado se determina la presión dinámica (Figura 15). Son los equipos de
mayor precisión para estas determinaciones, cuando se utilizan con un manóme-
tro inclinado se pueden obtener mediciones de hasta +/- 0.1 mm. Hg. Las medicio-
nes deben hacerse a unos 7.5 diámetros de los puntos singulares, en un número
no menor de 6 en cada diámetro y las diferencias no deben ser mayores del 10%
entre mediciones. Tienen la excelente ventaja que no requieren de calibración y la
desventaja que la medición en algunos puntos se hace difícil.

Figura 15: Tubo Pitot


PT
Tubo PE
Pitot

AIRE PEc

Ducto desde la campana

Otros medios necesarios para la evaluación de estos sistemas pueden ser:

• Medidores de voltaje y amperaje.

• Medidores de ruido y vibraciones.


CAPÍTULO VII
• Tacómetros para medir las r.p.m. del ventilador y el motor.

• Cintas métricas.

267
5. Elementos a Considerar en la Evaluación de los
Sistemas
5.1. Procedimiento para determinar la velocidad en la cara de las
campanas.

Esta es una de las mediciones más frecuentes que realizamos en la evalua-


ción de estos sistemas. Lo general cuando inspeccionamos lugares con estos tipos
de sistemas es que los trabajadores manifiesten que las campanas no aspiran los
contaminantes, lo que nos obliga a verificar la eficiencia del sistema existente. Lo
que con mayor frecuencia hacemos es medir la velocidad en la cara facial de la
campana o utilizar tubos de humo para demostrarle al trabajador que en realidad
el sistema funciona. Este último recurso da buenos resultados ya que objetivamen-
te el trabajador puede observar como el humo es aspirado por el sistema y conven-
cerse de su eficiencia. En el método de medir la velocidad en la cara de la campana,
se divide el área total de la campana en una cantidad de áreas imaginarias (Figura
16) y se determina la velocidad en cada una de las mismas, promediando después
los resultados.

En la campana también pueden realizarse mediciones de la presión está-


tica, la cual puede medirse con facilidad y brindarnos gran información sobre el
sistema. Esta medida nos indica la energía necesaria para acelerar el aire en reposo
hasta la velocidad del conducto, así como las pérdidas ocasionadas con el diseño
de la campana. Estas mediciones se realizan abriendo un pequeño hueco en el
conducto a una distancia de 4 a 10 diámetros en la parte recta del mismo, con un
manómetro o un tubo pitot.
Figura 16: Medición de la Velocidad en la Cara de la Campana

Aire
CAPÍTULO VII

Puntos de
Medición

Entrada del aire


Cara de la campana

268
5.2. La velocidad de captura en las campanas

La velocidad de captura se denomina a la mínima velocidad producida por


la campana en el punto de generación para capturar y dirigir el contaminante ha-
cia ella. Esta velocidad estará determinada por el diseño de la campana y el caudal
aspirado, siendo por tanto importante conocer el caudal necesario, lo que puede
calcularse después de tener las mediciones de velocidad en la cara facial.

Figura 17. SUMIDERO PUNTUAL

Hay que considerar que un conducto se comporta como un sumidero pun-


tual (Figura 17), alrededor del cual se forman superficies o esferas de igual velo-
cidad. Pudiéndose calcular el caudal necesario para campanas de boca circular o
rectangular, por la expresión:

Q = V (10 X2 + A) Donde: Q = Caudal de aire en m3/s

V = Velocidad del aire en el eje de la campana a una distancia (X) del eje de
la boca en m/s.

X = Distancia a la boca de la campana. CAPÍTULO VII


A = Área de la boca de la campana en m.

De esta ecuación podemos deducir que la velocidad se reduce de acuerdo


con el cuadrado de la distancia, de aquí la importancia de acercar lo más posible la
campana al punto de generación si queremos capturar el contaminante de forma

269
eficiente. En muchas ocasiones encontramos sistemas que cuando se mide la boca
de la campana, tienen una velocidad aceptable, sin embargo la misma no es capaz
de capturar al contaminante porque la distancia hasta el punto de la generación es
muy grande. Estos problemas frecuentemente se pueden resolver con sólo acercar
la campana al foco cuando la actividad lo permite.

Debemos resaltar que la velocidad de captura por su importancia para lo-


grar el efecto deseado, es la primera especificación en la que se debe basar el pro-
yectista al elaborar el diseño de un sistema.

5.3. Efecto de Pestañas y Deflectores en las Campanas

Por lo descrito respecto al comportamiento de sumidero sobre el movimien-


to del aire en todas las direcciones hacia la boca de aspiración de una campana, se
presenta un efecto indeseable al producirse un flujo desde la zona posterior de la
campana, que disminuye la aspiración del aire contaminado desde el frente de la
campana y posiblemente la velocidad de captura en el punto de generación. Con
la finalidad de mejorar la eficiencia de la campana se utilizan las pestañas y los de-
flectores. La pestaña (Figura 18) es una superficie situada en la boca de la campana
y paralela a la misma, como barrera para evitar el flujo de aire de la parte posterior
a la misma y mejorar su eficiencia. En la práctica al evitar tener que aspirar dicho
aire se logra obtener la misma velocidad con aproximadamente un 25% de caudal.
El ancho de la pestaña debiera ser igual a la raíz cuadrada del área de la boca ( A).
CAPÍTULO VII

Los contaminantes carecen en la práctica de inercia y su movimiento viene


determinado por las corrientes de aire que existen en el punto considerado. Así,

270
la eficacia de una campana depende de su capacidad para generar en las cerca-
nías del foco emisor del contaminante, velocidades de aire que contrarresten las
corrientes ya existentes en la zona, ya sean estas creadas por el proceso en sí o por
algún fenómeno relacionado. En ocasiones se producen corrientes de aire que in-
terfieren con la corriente de aspiración y anulan la captura del contaminante por la
campana. Con la finalidad de eliminar esta deficiencia se utilizan los deflectores,
que consisten en una superficie que impide el flujo del aire procedente de ciertas
direcciones al frente o los laterales de la campana. En la figura 19 podemos obser-
var como se origina esta deficiencia por una corriente de aire lateral y la forma de
resolver la situación aplicando deflectores.
  

 

 

Una de las maneras que hay de aplicar este principio es cuando situamos la
campana sobre un plano (mesa o piso), el área por la que fluye el aire se reduce en
un 50%, pudiéndose lograr la velocidad deseada con un menor caudal, o sea, una
mayor eficiencia (Figura 20).
   
  

CAPÍTULO VII

  


271
5.4. Medición en los Conductos y Velocidad de Transporte

El diseño de los conductos es fundamental para que logren su objetivo de


trasladar el aire contaminado desde la campana hasta el punto de descarga con
la eficiencia necesaria. Un elemento fundamental es lograr la velocidad mínima
requerida conocida como velocidad de transporte. Es muy frecuente en los con-
ductos que transportan sólidos, quejas por su ineficiencia y cuando se revisan se
determina que el problema consiste en que los conductos se encuentran tupidos
con el material sedimentado. Para que esto no ocurra se deberá garantizar según
el material la velocidad adecuada, ya que tampoco puede ser excesiva pues puede
ocasionar por fricción un deterioro prematuro de los conductos y crear problemas
de ruido. Esto nos obliga a realizar mediciones de control en los conductos que nos
permitan conocer la velocidad del aire en todas sus partes.

La medición no basta con hacerla en el centro del conducto, pues como


conocemos por su régimen turbulento y la fricción con las paredes, la velocidad
no es uniforme en todo su diámetro. Esto origina que deben hacerse entre 6 y 10
mediciones con el pitot u otro instrumento apropiado, en los dos ejes del conducto
(Figura 21), las cuales se promedian como el valor de la velocidad en el punto. El
punto debe situarse en una parte recta del conducto, a una distancia de 3 a 6 diá-
metros de puntos singulares (codos, cambios de dirección, etc.) en la dirección de
la corriente y de 2 a 3 diámetros de distancia cuando se considera el sentido con-
trario de la corriente. Existen tablas que determinan las distancias transversales de
los puntos a las paredes de los conductos según el tamaño de los mismos. En el
caso de los conductos rectangulares se procede dividiendo en pequeñas áreas el
conducto y midiendo en cada una de las mismas la velocidad. En ambos casos se
promedian las mediciones.
CAPÍTULO VII

272
    
   

5.5. Pérdidas en Conductos

Para conseguir la circulación de aire en un conducto se necesita una deter-


minada diferencia de presión entre sus extremos. Esto se debe a que el conducto
ofrece una resistencia al paso de aire y provoca una pérdida de energía igual a la
necesaria para establecer dicha diferencia de presión. A esta pérdida de energía se
le llama pérdida de carga. Las pérdidas de la presión que pueden detectarse en las
mediciones pueden ser ocasionadas por diferentes causas que deben ser detecta-
das cuando hacemos el control higiénico de las instalaciones. Las mismas pueden
originarse por tupiciones en los conductos, daños en los conductos (deformacio-
nes), escapes por roturas y la fricción que se produce por el diseño de codos, en-
tradas de los ramales, expansiones, contracciones, chimenea, depuradores y otras
que ocasionan fricción o turbulencia en el sistema. Vamos a analizar en este apar-
tado algunos de estos problemas que pueden detectarse con facilidad, logrando en CAPÍTULO VII
la práctica cuando se mejoran, una mayor eficiencia.

5.5.1. Uniones y Codos

En el diseño de las diferentes partes del sistema hay que cumplir con los
requisitos para evitar la fricción o la turbulencia y en consecuencia que se produz-

273
can pérdidas no justificadas e inconvenientes en la operación. Con esta finalidad
es básico que se eviten los diseños que provocan el aumento de las pérdidas, como
veremos en las figuras siguientes.
  







 




 
 


 


Ángulo 0 Fracción de pérdida en PV


  en grados en el ramal

 
 
 
CAPÍTULO VII

 
 
 
La pérdida de entrada ocurre
en el ramal.  
 
No incluir ganacia por expansión
 
 
 

274

 




  
   
  


En la figura 22 se demuestran las formas más adecuadas de diseñar las unio-


nes de los conductos para lograr las menores pérdidas posibles. Se puede observar
que las conexiones de conductos a 900 están contraindicadas, recomendándose que
estas uniones (a) sean preferentemente entre 30 y 600. Los conductos ramales de-
ben unirse al principal en ensanchamientos progresivos (b), con un ángulo de 300
o menor, salvo en casos que el espacio no lo permita, aceptándose en estos casos
hasta 450 como máximo. Estas conexiones deben hacerse en puntos alejados (c)
para evitar turbulencias, en ningún caso deben hacerse en el mismo punto del en-
sanchamiento. Los ensanchamientos a donde se conectan los ramales deben tener
un ángulo máximo de 150.

En “d” puede observarse en la figura y la tabla adjunta, la pérdida de velo-


cidad que se produce en el ramal con las conexiones a diferentes ángulos, lo que
demuestra la necesidad de ángulos pequeños para una eficiencia aceptable. En “e”
se muestra como deben ser los tamaños correctos de los conductos en los ensan-
chamientos donde se insertan ramales. Como se puede observar, la dimensión del
conducto debe corresponder con la que mantenga la velocidad mínima de trans-
porte en todas las secciones.

En el caso de los codos se presenta un fenómeno similar, ya que es frecuente


encontrarnos con codos que han sido diseñados con un radio muy pequeño, en
general por problemas de espacio, pero los cuales afectan las características del
sistema aumentando la turbulencia en estos puntos y cooperando a su deterioro
por la abrasión y sedimentación que se produce. En la figura 23 “a y b”, se pueden CAPÍTULO VII
observar los radios de curvatura que se recomiendan y las pérdidas que se pro-
ducen según el radio. En codos de sección circular se recomiendan radios de cur-
vatura entre 2 y 2,5, salvo que sea imposible por problemas de espacio. En codos
cuadrados o rectangulares se recomiendan respectivamente relaciones W/D y R/D
que deben ser iguales o superiores a la unidad.

275
  
  
  
 
  
  

 ­

     

5.5.2. Pérdidas en Chimeneas

Las chimeneas que con mayor frecuencia encontramos en las diferentes em-
presas, son las que poseen sombrerete, sin embargo este es el diseño menos reco-
mendado por las pérdidas que ocasionan el mal diseño o ubicación del mismo.
Es común observar cuando estos elementos están mal diseñados o construidos
incorrectamente y se encuentran situados a una altura inadecuada de la boca de
CAPÍTULO VII

descarga, que prácticamente es como si poseyera un tapón el conducto. En la figu-


ra 24, pueden observarse como debe ser el diseño del sombrerete y las diferentes
pérdidas que se producen según la altura a la que se colocan. También se muestran
otros tipos de diseño que eliminan este problema y son más eficientes. En general
la deficiente ubicación se trata de justificar por la necesidad de la protección contra
la lluvia, no obstante los otros diseños de salida protegen mejor de la lluvia que un
sombrerete situado a 0,75 D. La protección contra la lluvia estará en dependencia

276
de la altura de la parte superior que se agrega a la salida, sin embargo si se alarga
mucho este agregado puede hacer que salga el aire por las aberturas de drenaje. En
ocasiones nos encontramos que cuando la altura de la chimenea es muy elevada, se
produce enfriamiento del conducto y del flujo de aire lo que dificulta el desfogue.

     




   
   
  

  
  

 
 
  
  
  
 

     















 


 

 



 
CAPÍTULO VII


 


 
 




 
 
   
 
 
  
 
   

277
5.5.3. Pérdidas Ocasionadas por Deficiencias en el Mantenimiento

Cuando se revisan los sistemas se detectan deformaciones debidas general-


mente a golpes recibidos por los conductos que elevan las pérdidas por fricción
en los mismos. Otro aspecto que aparece con frecuencia son los agujeros, por los
cuales se producen fugas o aspiraciones que disminuyen la velocidad en parte
del sistema. La falta de limpieza en los conductos ocasiona la disminución del
diámetro y en ocasiones la tupición de éstos, con los efectos negativos que esto
conlleva. Todos estos problemas dependen fundamentalmente del programa de
mantenimiento existente y no es necesario realizar una compleja evaluación con
mediciones para llegar a algunas de estas conclusiones. Por tanto es recomenda-
ble, previamente a la evaluación de un sistema, proceder a la solución de estos
problemas que dependen del mantenimiento y operación de las instalaciones.

5.6. Situación de la Descarga de Contaminantes

Con frecuencia encontramos que la descarga de los sistemas se ubica en


lugares donde los contaminantes pueden reingresar a la edificación, ya que unas
condiciones de descarga inadecuadas pueden ocasionar esta deficiencia por las
turbulencias que se producen en las edificaciones y la posible aspiración de los
sistemas de suministro de aire al local. Es importante en estos casos que el sistema
ingrese el aire por barlovento, o sea, que debe diseñarse la depresión a sotavento.
CAPÍTULO VII

278
   












También hay que considerar la altura de la chimenea y la ubicación de ven-


tiladores de impulsión en los techos que puedan ocasionar esta situación. En este
fenómeno, coopera la ubicación de edificios u obstáculos de otros tipos en los al-
rededores. En la figura 25 se puede observar las características del flujo del aire
en una edificación considerada baja, sin obstáculos en alrededores y en terreno
llano y la altura mínima a la que se deben diseñar las chimeneas. Cuando se desea
conocer el trayecto de las corrientes de aire en los techos de las edificaciones unas
pruebas con tubos de humo pueden ayudar a su determinación.

6. Tipos de Ventiladores
CAPÍTULO VII
En la mayoría de los sistemas de ventilación se necesita una máquina cono-
cida como ventilador, que aporta la energía para el movimiento del aire. En el caso
de los sistemas tratados en el tema, estas máquinas son de dos tipos, los ventilado-
res axiales y los centrífugos.

279
a) Axiales

Denominamos ventilador axial o helicoidal (Figura 26a) a aquellos en que el


flujo de aire sigue la dirección del rotor, estando en línea la entrada y la salida. Es-
tos ventiladores son muy usados para la renovación general de aire de los locales,
son los que normalmente vemos colocados en las paredes de los locales de alma-
cenes y otras edificaciones. Su gran utilización se debe a la facilidad de montaje,
pero tiene en su contra que no puede vencer grandes diferencias de presión, por lo
que está limitado su uso en sistemas de extracción localizados. Estos ventiladores
requieren menos potencia para manejar grandes volúmenes de aires.

Figura 26: Ventiladores

a) Axiales b) De aspas

Movimiento
de aire

c) Tubulares

Los 2 tipos más comúnmente empleados son los de aspas y los axiales tu-
bulares o tipo vane.

Los ventiladores de aspas (Figura 26b) mueven grandes cantidades de aire


contra muy bajas presiones, son los conocidos en nuestro medio como extractores
y que se utilizan colocados en paredes y muros, con descarga libre al exterior. En
ocasiones se utilizan en el interior de los locales para incrementar el movimiento
de aire a un puesto o área de trabajo. El nivel de ruido que ocasionan es bajo y su
CAPÍTULO VII

eficiencia aceptable.

Los ventiladores axiales tubulares (Figura 26c) se utilizan para trabajar con-
tra niveles de presiones medias de hasta 2 mmcda. Son frecuentes en conexiones a
conductos de lugares con poco espacio y donde el nivel de ruido que generan no
ocasione molestias, es frecuente su utilización en la minería.

280
 

 








b) Ventiladores Centrífugos

En este tipo de ventilador (Figura 27), el aire penetra por la abertura lateral
de la carcasa o voluta en la dirección del eje del rotor, donde el mismo es expul-
sado a mayor velocidad por la rotación del rotor en una dirección tangencial a la
voluta. En estos ventiladores la entrada y salida del aire forman un ángulo de 900.
El rendimiento mecánico de los mismos no es muy elevado, pero pueden manejar
cualquier caudal de aire contra altas presiones. Son los utilizados en sistemas con
conductos, en general en los sistemas de extracción de contaminantes.

7. Depuradores de los Sistemas de Captura de


Contaminantes
Son abundantes las quejas de los vecinos de instalaciones industriales por
las molestias que ocasionan los contaminantes emitidos por alguna chimenea o
algún extractor situado en una pared para mejorar la contaminación de lugares CAPÍTULO VII
de trabajo. El higienista ocupacional y los diseñadores de los sistemas de ven-
tilación deben recordar que las situaciones de contaminación de los lugares de
trabajo no pueden eliminarse convirtiéndolas en un problema para la comunidad.
Es elemental considerar que cualquier sistema de ventilación, cuya finalidad sea
la eliminación o minimización de una situación de contaminación, debe incluir
como parte esencial del mismo los equipos que descontaminen el aire antes de ser
lanzado al ambiente.

281
Los “depuradores” son equipos o aparatos cuyo objetivo es separar o re-
tener la mayor cantidad del contaminante que acompañan al aire extraído por
el sistema de ventilación, siendo su eficacia determinada por la cantidad de con-
taminante separada del flujo de aire, lo que se determina por la relación entre
el contaminante existente a la entrada y a la salida en la unidad de tiempo. Esta
determinación debe realizarse mediante un muestreo isocinético cuando son con-
taminantes particulados. La evaluación del rendimiento de un separador se basa
en las medidas de cantidades de contaminantes que entran, salen y las que son
retenidas por el separador.

Los equipos destinados a retener los contaminantes antes de su emisión al


ambiente, son múltiples y específicos según el tipo y características del contami-
nante que se quiera eliminar. Cuando se diseñan los sistemas hay que considerar
estos medios ya que los mismos en general son costosos y no se pueden incluir
posteriormente con facilidad a un sistema, ya que por las pérdidas de carga que
ocasionan necesitarían ser rediseñados. En este apartado vamos a comentar sobre
algunos de los medios utilizados en el control de emisiones de contaminantes par-
ticulados o gaseosos, sin profundizar en cada uno de los mismos.

La selección de un depurador de aire contaminado con partículas (polvo)


dependerá de ciertos aspectos que deben considerarse como son:

• Características, concentración y tamaño de la partícula contaminante.

• Eficacia de separación requerida.

• Características de las corrientes de aire: temperatura, humedad, composición.

• Métodos disponibles de descarga y disposición final.

• Naturaleza del contaminante y riesgo potencial.


CAPÍTULO VII

• Tipo de molestia a la población.

• Regulaciones sobre contaminación atmosférica.

• Micro localización de la industria.

282
a) Equipos más utilizados para contaminantes particulados

• Cámaras de sedimentación.

• Separadores inerciales.

• Colectores centrífugos (Ciclones).

• Equipos de filtración.

• Precipitadores electrostáticos.

• Colectores húmedos y lavadores.

Vamos a hacer un comentario sobre los más utilizados en la industria por


sus características y principios.

 





Las cámaras de sedimentación (Figura 28) no son muy utilizadas, ya que


necesitan de un gran espacio y sólo se emplean como una sedimentación primaria
en el caso de partículas de gran tamaño. Su principio se basa en que el aire al pene-
trar en una cámara amplia disminuye su velocidad y por la gravedad se sedimen-
ta. Se recomiendan para partículas mayores de 50 micras: Existen algunos diseños CAPÍTULO VII
a los que se le han incluido placas para mejorar su eficacia.

283
  

   


Los separadores inerciales (Figura 29) son muy parecidos a las cámaras de
sedimentación, con la diferencia que se le han agregado placas en su interior que
obligan al aire a realizar cambios bruscos de dirección y debido a la fuerza centrí-
fuga o los impactos sobre las superficies diseñadas, se sedimentan las partículas.
Son eficaces para partículas grandes mayores de 20 micras.


 








Los ciclones (Figura 30) son los equipos que con mayor frecuencia encon-
tramos en instalaciones con polvo, por su bajo costo, fácil mantenimiento y poca
pérdida de carga, pero son ineficientes para partículas pequeñas. Es una estructu-
ra cónica donde el aire entra de forma tangencial, creándose una espiral, donde el
CAPÍTULO VII

aire avanza hacia la parte inferior girando entre las paredes exteriores y del con-
ducto de salida. Durante este trayecto por la fuerza centrífuga y el cambio brusco
de dirección, se sedimentan las partículas. Estos equipos pueden ser eficaces para
un tamaño de partícula mayor de 20 micras.

284
Figura 31: Filtros de Tela o de Mangas
Motor Tabique
vibrador

Salida de aire
limpio Entrada de aire
con polvo
Entrada aire
con polvo
Salida de
aire limpio

Motor Salida del


Vibrador polvo

Los equipos de filtración (Figura 31) en la actualidad pueden utilizar dife-


rentes tipos de telas en los filtros, acorde con la característica de los materiales a
filtrar, la temperatura y la facilidad de la limpieza. Estos depuradores remueven el
material contaminante por mecanismos de tamizado, impacto y difusión. Cuando
se operan correctamente y poseen buen mantenimiento, tienen una alta eficiencia
para partículas pequeñas pudiendo remover partículas de hasta 0.01 micras con
un rendimiento del 99.9%. Es necesaria la limpieza periódica de los mismos para
evitar el aumento de la caída de presión en el sistema.

La limpieza de los filtros debe realizarse con frecuencia, ya que la acumu-


lación de polvo en su superficie, puede aumentar la resistencia del sistema y dis-
minuir el flujo del aire. La remoción del polvo puede realizarse por los métodos
de agitación mecánica, el flujo inverso, un chorro de aire comprimido y por ultra-
sonidos.

CAPÍTULO VII

285
TABLA 1. CARACTERÍSTICAS DE LOS MATERIALES FILTRANTES

Temperatura Resistencia Resistencia Resistencia


Tipo de Fibra Máxima de a los a los a la
Operación Ácidos Alcalinos Abrasión

Algodón 800 Pobre Muy Pobre Muy Buena

Nylon 900 Regular Excelente Excelente

Nomex (a) 2200 De regular a Muy buena Muy buena


buena
Acrílico 1250 De regular a
(orlón) Excelente buena Buena

Polipropileno 900 Excelente Excelente Excelente

Polietileno 650 Excelente Excelente Muy buena

Teflón 2600 Excelente Excelente Buena

Fibra de 2850 De regular a De regular a Regular


vidrio buena buena

Filtron (b) 1300 De buena a Buena De buena a


excelente muy buena
Poliéster 1350 Buena Buena Buena
(dacrón)
Dynol (c) 700 Excelente Excelente Muy buena
De regular a
Lana 900 Muy buena Pobre buena
a) Marca de la Dupont
b) Marca de la W.W.C.
c) Marca de la Union Carbide

La eficiencia de los filtros es un factor importante en la selección de los mis-


mos, por las investigaciones realizadas se ha demostrado que los filtros gruesos
no tejidos son más eficientes que las telas tejidas, aunque los poros de la tejida
sean más pequeños, ya que a medida que se hace más eficiente la tela se reduce
la permeabilidad y la facilidad de limpieza, creándose una resistencia excesiva.
Por tanto los filtros deben escogerse como una solución de compromiso entre efi-
ciencia, permeabilidad y facilidad de limpieza. En realidad se hace preferible una
CAPÍTULO VII

mayor permeabilidad y facilidad de limpieza, ya que la eficiencia aumenta con el


tiempo de utilización según se colectan más partículas en el filtro. Los filtros que
se utilizan en la industria en general son de algodón o de materiales sintéticos, en
la tabla 1 se ofrece una relación de posibles filtros a utilizar.

Los precipitadores electrostáticos son equipos de alta eficiencia (99%), con


una caída de presión muy baja, pero son muy costosos por lo que en general sólo

286
se utilizan en grandes empresas. Su principio de funcionamiento se basa en que
el aire contaminado pasa por un campo eléctrico donde las partículas adquieren
una carga y después son atraídas por los electrodos de colección que son de carga
contraria.
Figura 32: Precipitador Electrostático de Placas

Electrodos
Aislante emisores
Salida
gas

Paso
Electrodo  gas
emisor 


Electrodo
colector
Generador
alta tensión
Entrada
gas
Placas de
colección

Partículas
Recogidas

Existen precipitadores de placas (Figura 32) que son los más utilizados en
la industria y que son capaces de limpiar grandes volúmenes de aire. El volumen
mínimo para que sea económicamente aceptable la instalación de un equipo de
este tipo es de aproximadamente 1,500 m3 por minuto.

CAPÍTULO VII

287


 





Los precipitadores tubulares (Figura 33) se utilizan en menor escala, ya que


se aplican para situaciones especiales donde se manejan sustancias adhesivas, ra-
dioactivas, muy nocivas o que se trabajan a presión.

b) Equipos cuyo principio puede ser utilizados para separar gases y vapo-
res, además de partículas.

Los colectores húmedos (Figura 34) son depuradores que se basan en uti-
lizar un líquido, generalmente agua para capturar el contaminante transportado
por el aire. En el caso de las partículas, estas chocan con la corriente del líquido y
son retenidas por éste, en caso de un gas o vapor entra en contacto con el líquido
reaccionando y diluyéndose en el mismo. A mayor contacto del líquido con la
corriente de aire es más eficiente, por lo que existen diferentes diseños que tratan
de lograr el mejor contacto, además de minimizar las desventajas referentes a la
corrosión, el reciclaje del agua y la disposición de los materiales capturados.
CAPÍTULO VII

288
Los depuradores de absorción se basan en transferir el contaminante (gas
o vapor) de una fase gaseosa a otra líquida. Estos equipos aunque difieren son
muy parecidos a los de separación de partículas (polvo), aunque su mecanismo es
distinto. Los más comunes son las torres de relleno. En ellas el material de relleno
ocupa una gran superficie y el líquido desciende por la torre mojando el mismo,
mientras que entra en contacto con el aire contaminado que circula a contraco-
rriente o en la misma dirección. El líquido generalmente es agua o una disolución
en agua de un producto químico. Las torres de relleno o de platos tienen un ren-
dimiento entre 60-90%

Los colectores por absorción se utilizan para separar los gases y vapores del
aire contaminado. Se basan en la propiedad que poseen algunos sólidos de retener CAPÍTULO VII
en su superficie determinados gases y vapores. La sustancia más utilizada es el
carbón activado, aunque también se emplea alúmina activada y sílica gel. Estos
equipos consisten uno o varios lechos de la sustancia absorbente por los que se
hace pasar el aire contaminado, Tienen un rendimiento que se encuentra entre el
90 y 98% siempre que se operen correctamente. La sustancia absorbente debe ser
reemplazada o regenerada después de un periodo de explotación.

289
Los incineradores son equipos que se utilizan cuando el gas o vapor se pue-
de oxidar transformándolo en sustancias inocuas. En los mismos se aplica la com-
bustión que se puede efectuar por llama directa o usando catalizador, oxidándose
la sustancia por alta temperatura. Son efectivos para eliminar los malos olores,
reducir la concentración de hidrocarburos reactivos y riesgos de explosión de ma-
teriales orgánicos altamente combustibles. En los últimos años existe una política
de limitar el empleo de estos equipos ya que los mismos generan también conta-
minación ambiental.

8. Aplicaciones Básicas de Sistemas de Ventilación


A continuación se describirán algunos sistemas recomendados por la AC-
GIH y cuyos principios de diseño pueden ser aplicados con resultados efectivos,
ante muchas de las situaciones de riesgo que en la práctica diaria encontramos en
los lugares de trabajo y que pudieran orientar como resolver los problemas detec-
tados.


 
 




    





 




CAPÍTULO VII


  






 

290











 
 



„
 

 „
­€ 

‚­ƒ

  



 
  



  
 


 





 


 


  
  
   

 
   


CAPÍTULO VII
 

 ­€‚ƒ  „   


…   ƒ†‡ 
 

 …  


‡ˆ…  ‰

291
  





Ž 

  







 

 


 
 


 
 
  ­€‚ƒ„€ƒ…†‡ˆ
‰
  Š
 ‹
 

 
 ­€ƒŒ

  





 
 
 



 




 

CAPÍTULO VII

  ­€€‚

ƒ„…†€

292
  ­€‚

ƒ„…
†







  


 

  




  


 
­

 €‚‚€­ƒ

„‚ƒ…


­

 ˆ‰
‡ ˆ‰
Š
Š

‹
‚‹

†ƒ
­
€
­

CAPÍTULO VII

293
 
 
 
  
   
   
  



  
 

 
   
 



 
 
 

 


 
   
 
 





 
 

  






   Conducto
principal
Conducto
secundario m  
 
a  
Ramal A
b Unión

Ramal C  


CAPÍTULO VII

Ramal B SPHc 3D
Unión 6D

SPHB 3D

SPHA Punto de
medición
Punto de
medición

Damper 2D

Punto de 2D
medición

294
   
 

Š  
        
   
­      €€‚  
ƒ„   ƒ…
   †      
  ‡ ˆ‰       †    
 

“’

’

Š    ‹  Œ Ž


     


 


 ƒ     


  

      


‘’

 



 


 
  ­€‚ƒ„
…
… 



CAPÍTULO VII
†­ ƒ„
…
… 
‡ ˆ

 




 


 

295
  
   
  
  


 

 
 
 



 






 







 

 


 





­€‚ƒ„…††‡  



ˆ 
 
 ‰
Š  
 ‚ƒ„‹
     
Œ‚Ž‘‚†

  
 


  

 

  
­ 

 
   

€

CAPÍTULO VII

  
 
 

  
 

296
El Ruido Laboral

CAPÍTULO VIII

297
1. Introducción. Definición de Ruido.
Índice

2. Física del sonido. Magnitudes y Unidades.

3. Tipos de Ruidos.

4. Fundamentos de la Audición y Efectos del Ruido.

5. Evaluación del Ruido. Criterios de Conservación Auditiva.

6. Medición del Ruido.

7. Normas.

8. Medidas de Control.
CAPÍTULO VIII

298
1. Introducción
Definición de Ruido

Aunque desde tiempos remotos se conoce que el ruido es un factor nocivo


importante a la salud del hombre, ya que Plinio menciona la sordera de los veci-
nos a las cataratas del Nilo y Ramazzini la describe en los caldereros, no era un
problema tan frecuente como en la actualidad. A partir de la Revolución Industrial
con el desarrollo de la máquina de vapor y de la incorporación de nuevas tecno-
logías, como en el caso del transporte, este factor de riesgo se ha convertido en un
contaminante ambiental importante. En el ambiente laboral, sobre todo a partir
de la Segunda Guerra Mundial, con el incremento de la potencia y velocidad de
las máquinas se ha convertido en un componente normal en muchas actividades,
existiendo en la actualidad millones de trabajadores sometidos a niveles de ruido
que constituyen un riesgo a su salud. Por tanto, se puede afirmar que en todas las
esferas de la vida moderna encontramos al ruido como un factor de riesgo a la
salud.

Figura 1.
RUIDO

COMPONENTE NORMAL DE LA VIDA

NUEVAS MEDIOS DE
TECNOLOGÍAS TRANSPORTE

CAPÍTULO VIII

299
Aunque observamos que el ruido está presente en la mayoría de los proce-
sos de trabajo a niveles que dañan la salud de los trabajadores, se puede afirmar
que todavía no se le presta la atención necesaria a esta situación de salud. En oca-
siones, con el objetivo de incrementar la producción se hacen inversiones o inno-
vaciones en nuevas tecnologías que en vez de minimizar incrementan el riesgo.

En muchos países el establecimiento de programas de control se dificulta,


por el temor de los empresarios a que el estudio de la situación dé lugar a pleitos
o medidas correctivas impuestas por las autoridades estatales. No faltan casos en
que el problema es creado por la actitud de las organizaciones laborales cuyas
demandas se reducen a las de tipo salarial únicamente. En nuestro caso este as-
pecto no se vislumbra de esta manera, empleados y empleadores tienen un mismo
objetivo, elevar la calidad de vida de la población, por lo que se han elaborado
normas y se hacen estudios de la exposición en los casos pertinentes para tomar
las medidas higiénicas, que permitan preservar la salud de los trabajadores en los
diferentes sectores de la economía.

Consideramos que mundialmente la deficiencia más generalizada en el con-


trol de este factor de riesgo está dada por la ausencia de programas de evaluación
auditiva de los trabajadores, sobre todo en el sector conocido como de pequeñas y
medianas empresas.

1.1. Definición de Ruido

El ruido de forma general puede definirse como “cualquier sonido moles-


to”. Esta es una definición de tipo funcional, es útil en la práctica diaria ya que
puede ser interpretada por cualquier persona sin tener conocimiento de las carac-
terísticas físicas del sonido. Este aspecto de molestia está en dependencia, además,
de las características del ruido, de la subjetividad del individuo y de las condicio-
nes que le rodean, lo que en un momento puede ser ruido para alguien no lo es en
otra situación.
CAPÍTULO VIII

Figura 2: Definición Objetiva del Sonido

Presión de sonido

Presión atmosférica normal

300
Como se ha introducido en este concepto el término sonido, tendremos que
preguntarnos entonces, ¿Qué es el sonido? A lo que nos podemos responder que
será cualquier variación de la presión atmosférica que el oído pueda percibir (Fi-
gura 2). Esto determina, que en el campo de la Higiene Industrial para establecer la
existencia de ruido debemos hacer mediciones en el lugar de acuerdo con normas
que prescriben determinadas características físicas. Por esto para nosotros como
higienistas, el ruido será cualquier sonido molesto que por su intensidad, compo-
sición espectral u otras causas, resulta indeseable o es capaz de causar daño a la
salud.

2. Propiedades Físicas del Sonido. Magnitudes y Unidades

Ya mencionamos en el apartado anterior que el ruido es un sonido. Igual


que otros factores de riesgo a la salud, el ruido es capaz de producir en una sola ex-
posición o por una exposición continuada un daño irreversible. Como todo factor
a evaluar, las regulaciones establecen un nivel límite y un tiempo de exposición,
el que se expresa como promedios ponderados en el tiempo. Por tanto, estamos
obligados a conocer las características físicas de un sonido y sus magnitudes, para
poder definirlo como un ruido y el tiempo de exposición del trabajador para esti-
mar el grado de nocividad de este factor de riesgo.

 
 

 




 

CAPÍTULO VIII

Desde el punto de vista físico el sonido se define como una forma de ener-
gía ondulatoria, que aparece como variaciones en la presión y en la densidad de la

301
atmósfera originadas por movimientos mecánicos. Este movimiento se produce en
un medio elástico que cuando es el aire, se traduce en una sucesión de variaciones
pequeñas de presión que pueden percibirse por el oído. Por tanto, en el desplaza-
miento de una onda existe transporte de energía pero no de masa. Como el fenó-
meno sonoro es muy complejo, para la mejor comprensión del mismo lo vamos a
considerar como si se comportara como un movimiento armónico simple y vamos
a explicarlo en función de la vibración que produce un diapasón o lámina metálica
(Figura 3). Cuando golpeamos el extremo libre de una lamina metálica o sobre
el diapasón, la pieza metálica comienza a vibrar. Estas vibraciones se transmiten
al aire de los alrededores en formas de ondas de presión, que son fluctuaciones
superiores o inferiores a la presión atmosférica normal, conociéndose las mismas
como compresiones (zona de aumento) y enrarecimientos (zona de reducción), las
cuales se propagan en todas direcciones (Figura 4).

Las ondas al propagarse en un medio elástico presentan múltiples propie-


dades que caracterizan al sonido. No obstante en lo referente a la evaluación de la
exposición al ruido, nos interesan dos que son fundamentales para el análisis de
los posibles efectos, la amplitud que expresa la energía y la frecuencia que deter-
mina que percibamos el sonido cuando está en un rango determinado.

2.1 La Frecuencia.

Antes de definir la frecuencia, debemos previamente conocer el concepto


de “longitud de onda”, que como podemos observar en la figura 4, es la distancia
mínima entre dos puntos de igual fase, o lo que es lo mismo, la distancia recorrida
por la onda en un tiempo igual al periodo o sea, el tiempo requerido para que la
onda complete su ciclo. Como los periodos son tiempos demasiado cortos para ser
medidos, en la práctica del control de ruido lo que medimos es la frecuencia, que
será la cantidad de ciclos que se presentan en la unidad de tiempo. Lo anterior
determina que el periodo es inversamente proporcional a la frecuencia del sonido,
por lo que a mayor periodo, menor frecuencia y lo recíproco.
CAPÍTULO VIII

Partiendo de este concepto la frecuencia se definirá como el número de ve-


ces que un punto alcanza determinada fase en la unidad de tiempo y se expresará
en ciclos por segundo (c/seg.) o Hertzios (Hz).

302
Figura 4: Comportamiento de onda acústica área

Compresión Enrarecimiento

Cresta
Longitud
de onda
Amplitud
Valle

2.2. La Amplitud. El Nivel de Presión Sonora. El Decibel.

La amplitud de la onda, manifiesta como ya hemos mencionado, la energía


de la misma y puede expresarse mediante las tres magnitudes siguientes.

La Intensidad Sonora es la cantidad de energía que pasa a través de un área


que es normal a la dirección de propagación y se expresa en W/m2.

La Potencia Sonora que es la cantidad de energía producida por la fuente en


la unidad de tiempo y se expresa en W.
CAPÍTULO VIII
La Presión Sonora. Es la diferencia de presión existente en un momento
determinado y la presión atmosférica y se expresa en Pa (N/m2).

El nivel de presión de la onda es la característica más importante a evaluar


de la exposición al ruido. El oído es capaz de soportar grandes variaciones de
presión, de unos 10 millones de unidades, aunque picos elevados pudieran causar

303
daño en una sola exposición. Es importante además, que la percepción del cambio
de presión se hace menos sensible según aumentan los niveles, por lo que se in-
crementa el riesgo. Estos elementos son los que determinan que ésta sea la carac-
terística esencial, que unida al tiempo de exposición, prescriben las regulaciones
legales y las que el trabajador en general debe manejar para su protección.

2.3. El Decibel.

El evaluar la magnitud de la exposición al ruido se presentan determinados


problemas que fue necesario resolver en su momento para poder efectuar las me-
diciones e interpretarlas de una forma práctica y confiable, así como, especialmen-
te para el establecimiento de normas o regulaciones. Dos razones, una de origen
práctico y otra fisiológica por el tipo de respuesta del oído humano, determinaron
la necesidad de elaborar una magnitud que respondiera a la utilidad práctica con
un criterio fisiológico: el decibel.

  
 
  


  
   


















CAPÍTULO VIII







304
Un problema era que la magnitud que determina el ruido es la presión, sin
embargo, la gran diferencia de presiones que puede percibir el oído hace incó-
modo y pudiéramos afirmar que prácticamente imposible trabajar las mediciones
con estos valores, ya que el rango audible fluctúa entre 2 x 10-5 Pa y 200 Pa. Esta
razón de 1: 10,000,000 hace que esta unidad de medida absoluta no fuera conve-
niente e hizo necesario establecer una escala relativa que fuera práctica para esta
finalidad. Con dicho propósito se tomo el Bel, una unidad de medida utilizada en
electricidad y comunicaciones, pero como esta unidad aún era muy grande para
diferenciar la característica de sonoridad del oído humano, se adoptó una unidad
10 veces menor, el decibel. De esta manera esta gran escala de valores de presión
queda cubierta por un rango de 0 a 120 decibeles (Figura 5).

Otro aspecto a considerar era la respuesta no lineal del oído humano, esto
complicaba la situación, ya que el oído disminuye su capacidad de detectar dife-
rencias de presión según los sonidos se hacen más intensos. Esto corresponde con
los experimentos realizados por Weber y Fechner, al demostrar que la sensación
auditiva crece en progresión aritmética mientras que el estímulo lo hace en progre-
sión geométrica, es decir, que la sensación crece logarítmicamente. Esta situación
se resuelve también con la escala adoptada en decibeles, la que se reduce según
aumenta la intensidad del sonido y aunque a altos niveles de presión da una res-
puesta burda, es adecuada, ya que corresponde con la respuesta del oído, el cual a
estos niveles no percibe pequeñas diferencias.

Ya analizados los aspectos fundamentales que determinaron la adopción de


una escala práctica en decibeles para la medición del ruido, podemos preguntar-
nos. ¿Qué es el decibel?

Es una unidad adimensional utilizada para expresar el logaritmo de la ra-


zón entre una cantidad medida y una de referencia. En acústica se escogió como
nivel de presión de referencia 2 x10-5 Pa., que es la presión mínima audible (um-
bral) del oído humano en la frecuencia de 1000 Hz. Por tanto:

NPS (dB) = 20 Log P/ P0


CAPÍTULO VIII
Donde:

P = Presión medida.

P0 = 2 x 10-5 Pa.

305
El nivel de presión sonora en dB es el parámetro fundamental, que se de-
termina en las mediciones de ruido y nos expresa la intensidad del sonido y como
observamos en la fórmula, se define como 20 veces el logaritmo del nivel medido
referido al umbral del oído humano.

No obstante ser conveniente la aplicación de la escala de decibeles, se


pueden malinterpretar resultados por quienes desconocen la misma. Ya hemos
analizado que el decibel no corresponde a una escala lineal, sino logarítmica, sin
embargo, muchas personas cometen el error de considerarla lineal. Es de suma
importancia el recordar que cuando la exposición del trabajador es de más de una
fuente sonora, en la práctica el oído humano sólo percibe un pequeño incremento
de volumen. Por ejemplo, en el caso de dos máquinas que emitan niveles similares,
sólo se incrementaría en 3 dB, aunque se duplicaría la presión.

2.4. Otras características de interés para el análisis de una


situación y posibles medidas a adoptar

Velocidad del sonido

Es aquella con la que se propaga una fase dada de la oscilación. Cuando la


temperatura es de 0oC la velocidad es de 331 m/s, aumentando en 0.65 m/s por
cada grado centígrado de aumento de la temperatura.

Figura 6: Propagación de la Onda


Disminución del Nivel
CAPÍTULO VIII

90 dB 84 dB 78 dB

 
   

306
Propagación del sonido

Asumiendo la fuente de sonido como un elemento puntual, que irradia on-


das en todos los sentidos, según se alejan de la fuente se incrementa el radio y el
área de la esfera. Este incremento del área determinará que la intensidad del so-
nido se reducirá según el inverso del cuadrado de la distancia, o sea que cada vez
que la distancia se duplique el nivel de presión sonora disminuirá en 6 dB.

Reverberación, Absorción y Aislamiento

Cuando en un local por su característica de presentar superficies reflectan-


tes, gran cantidad de la energía sonora es reflejada, se puede producir el fenómeno
que los niveles de presión a cierta distancia de la fuente son independientes de
la dirección y distancia de la fuente, creándose lo que denominamos un campo
reverberante. Este fenómeno se denomina reverberación y consiste en la persis-
tencia de un sonido en un punto determinado, debido a las reflexiones sucesivas.
En la figura 19, se observa como el trabajador situado en un punto del local está
expuesto al ruido emitido directamente por la máquina, así como el reflejado por
las superficies reflectantes existentes en el local. Es de importancia para identificar
cuando hay reflexión en un local, el conocer que las dimensiones del mismo en la
dirección de la onda sonora tiene que ser igual o mayor que la longitud de onda.

Cuando el local posee superficies reflectantes el nivel de presión sonora


puede incrementarse en un rango de 5 a 10 dB. En estos casos una de las mane-
ras que existe de disminuir la exposición es mediante la aplicación de materiales
absorbentes, que son porosos, suaves con gran número de espacios de aire que
les permiten transformar la energía acústica en calor. Es importante recordar que
la máxima reducción que podemos lograr por este método es de 10 dB, siendo
menores en general los resultados que en la práctica se obtienen, además, estos
materiales son costosos y en ocasiones, la disminución que se obtiene al aplicar los
mismos no hace eficiente su aplicación en ambientes laborales.
CAPÍTULO VIII
El determinar cuando un lugar posee condiciones adecuadas de reflexión
de las ondas sonoras, se efectúa midiendo el tiempo de reverberación, que es el
tiempo necesario en que un ruido disminuya en 60 dB después de haberse inte-
rrumpido la fuente. Están establecidos los tiempos de reverberación aceptables
para los diferentes tipos de actividades o locales.

307
Ningún material puede ser simultáneamente un buen absorbente y aislante.
Estas dos características de los materiales son opuestas y por consiguiente no puede
haber confusión en su distinción. El aislamiento significa la no propagación del soni-
do, la no transmisión a través del material y por tanto la posible reflexión de las ondas.
Mientras que la absorción es la no reflexión del mismo, la disminución del fenómeno
de reverberación.

La característica de absorción de los materiales se conoce mediante el coeficien-


te de absorción del mismo que no es más que la fracción de intensidad sonora absor-
bida por una superficie y se toma como referencia el sonido que incide en una ventana
abierta, ya que la misma no refleja nada y por tanto su coeficiente será de 1 sabin.

Aunque ya se mencionó el método de la absorción como elemento de utilidad


en el control de este factor de riesgo, no puede sustituir al del aislamiento en efectivi-
dad, lo cual lo confirma la disminución en decibeles que puede obtenerse por la aplica-
ción de cada uno de estos métodos. El aislamiento acústico es un fenómeno técnico de
suma importancia para limitar esta exposición y consiste en interponer un obstáculo
sólido en el camino de la onda. En general, el elemento más común utilizado con este
fin son las paredes que llegan a disminuir el ruido en 45 - 50 dB. Cualquier material o
superficie que refleje las ondas sonoras es en general un buen material aislante.

3. Tipos de Ruido
Es importante para poder efectuar las mediciones de ruido, el análisis de los
resultados, la evaluación del riesgo según la exposición y su control, el conocer los
diferentes tipos de ruido que podemos encontrar en los centros de trabajo. Como
ya mencionamos existen dos propiedades físicas que inciden en la evaluación del
riesgo, las características del espectro de frecuencias y el nivel de presión sonora,
el tercer factor a considerar será la variación en el tiempo. Aunque se establecen
diferentes clasificaciones nos hemos decidido por la establecida en la Tabla 1.
CAPÍTULO VIII

Tabla 1. Tipos de Ruido


TONALES
NATURALEZA DEL ESPECTRO
NO TONALES - CONTINUOS
CONSTANTES
FLUCTUANTES
VARIACIÓN EN EL TIEMPO
NO CONSTANTES INTERMITENTES
DE IMPULSO

308
Según la naturaleza del espectro:

Ruido Tonal. Ruido cuyo espectro presenta tonos audibles discretos, es de-
cir, que el nivel de presión sonora determinado en los medios geométricos de las
bandas de tercios de octava, es superior en 10 dB a las bandas contiguas.

Ruido No tonal o Continuo. Ruido en que no se cumple con la condición


establecida para un ruido tonal.

Según su variación en el tiempo

Ruido Constante. Ruido cuyo nivel de presión no fluctúa significativamen-


te durante el periodo de observación, es decir los niveles determinados según la
respuesta lenta del sonómetro varían en no más de 5 dB en las 8 horas laborables.

Ruido No Constante. Ruido cuyo nivel de presión fluctúa significativamen-


te durante el periodo de observación, es decir los niveles determinados según la
respuesta lenta del sonómetro varían en más de 5 dB en las 8 horas laborables. Este
tipo de ruido puede clasificarse según sus características en fluctuante, intermiten-
te y de impulso.

Ruido fluctuante. Ruido cuyo nivel cambia continuamente y en una apre-


ciable extensión durante el periodo de observación.

Ruido intermitente. Ruido en que se producen de forma intermitente caídas


bruscas hasta el nivel ambiental, volviendo a ascender hasta el nivel superior, el
que debe mantenerse por más de un segundo hasta el nuevo descenso.

Ruido de impulso. Ruido que fluctúa en una razón extremadamente grande


en un tiempo menor a 1 segundo.
CAPÍTULO VIII

309
Figura 7: Registro de los Ruidos Laborales más Frecuentes
dB(A)


Ruido Constante

Tiempo a) Ruido constante

dB(A)


Ruido fluctuante

b) Ruido fluctuante
Tiempo

dB(A)


Ruido de impulso




Tiempo c) Ruido de impulso

4. Fundamentos de la Audición
Cualquier profesional o técnico dedicado a la prevención de la salud de
los trabajadores debe para evaluar el riesgo de la exposición al ruido, conocer la
base fisiológica para la comprensión de los criterios sobre protección auditiva. El
CAPÍTULO VIII

proceso por el que el oído recibe estas ondas de presión y las percibe como un so-
nido es bastante complicado y aunque en los últimos tiempos los investigadores
han aportado nuevos conocimientos, aún existen aspectos que no están completa-
mente explicados. De acuerdo con la finalidad y al personal a la que van dirigidas
estas notas, sólo consideramos necesario brindar los elementos básicos del sistema
auditivo y del proceso de la audición, que sirvan para complementar sus posibi-
lidades de identificar el riesgo a efectos nocivos en la capacidad auditiva de los

310
trabajadores, ante las quejas que recibe en las visitas de control de las condiciones
de trabajo.
 

El oído humano es un sistema complejo que comprende desde el pabellón


de la oreja hasta los centros nerviosos superiores. Se encuentra dividido en 3 par-
tes el oído externo, el oído medio y el oído interno, que componen un conjunto de
elementos destinados a captar, transmitir y percibir las ondas sonoras. De aquí
podemos decir que el oído puede dividirse en una parte conductiva y una percep-
tiva y de esta forma se habla de hipoacusia conductiva o perceptiva de acuerdo a
la parte afectada del sistema (Figura 8 y 9).

Tabla 2. Partes del Oído y Funciones.


OÍDO EXTERNO OÍDO MEDIO OÍDO INTERNO

Partes del
Membrana del Tímpano.
Cadena de Huesecillos. Caracol (Cóclea).
CAPÍTULO VIII
Oído Pabellón de la Oreja.
Ventana Oval. Conductos Semicirculares.
Conducto Auditivo Externo.
Ventana Redonda. Nervios Cocleares y Vestibulares.
Trompa de Eustaquio.
Conducción.
Percepción.
Función Conducción. Amplificación.
Equilibrio.
Amortiguación.

311
El pabellón de la oreja lo consideramos como un radar que tiene como fun-
ción captar las ondas sonoras del espacio, las cuales continúan por el conducto
auditivo externo a impresionar la membrana timpánica. Esta que es la que separa
el oído externo del oído medio y al ser impactada por la energía de la onda sonora
vibra y pone en movimiento la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo)
que se encuentran en la caja timpánica. Existen los músculos del estribo y el tensor
del tímpano cuya acción regula los sonidos y la Trompa de Eustaquio que comu-
nica con la faringe y mantiene el equilibrio con la presión atmosférica. El estribo
transmite a la ventana oval las vibraciones y esta a su vez a la perilinfa en el oído
interno, comenzando la segunda etapa de este proceso, la perceptiva. En esta parte
del proceso las vibraciones se transforman por cambios electroquímicos en impul-
sos nerviosos, los cuales a través del nervio auditivo llegan a los centros corticales.
En esta última parte del proceso, concretamente en las Células de Corti es donde
se presenta el daño anatómico en los trabajadores expuestos al ruido.

Figura 9. Funciones de las Partes del Oído

  


  
CAPÍTULO VIII

312
4.1. Fenómenos Físicos y Fisiológicos del oído.

Umbral de audibilidad. El umbral de audición está determinado por una


presión de 2 x 10-5 Pa en la frecuencia de 1000 Hz. El umbral se hace menos sensible
hacia las bajas frecuencias. Este umbral se incrementa en los trabajadores expues-
tos a ruido de manera permanente por lo que esta característica es importante para
evaluar los exámenes audiométricos de los trabajadores.

Umbral de dolor. Cuando se aumenta considerablemente el nivel de pre-


sión sonora en cualquiera de las frecuencias, se pierde la sensación auditiva y se
convierte en dolor. En el oído normal esta sensación está alrededor de los 135 - 140
dB. En casos que la amplitud del sonido es sumamente grande pudiera ocasionar
una ruptura de la membrana timpánica.

Límites de frecuencias. El oído humano es capaz de percibir los sonidos en-


tre 16 y 20,000 Hz. Según avanza la edad la sensibilidad auditiva se va perdiendo
y cuando se alcanza una edad avanzada las frecuencias que pueden ser percibidas
se reducen al rango de 50 – 8,000 Hz. Los sonidos por debajo de los 16 Hz se de-
nominan infrasonidos y los de frecuencias superiores a 20,000 ultrasonidos (Ver
Figura 10).





 







­€
 ‚
ƒ


CAPÍTULO VIII





€






 ­€
‚„
ƒ

313
Enmascaramiento. Característica determinada por la posibilidad de definir
un sonido en presencia de otro, con frecuencias e intensidades parecidas al del so-
nido que deseamos escuchar. Cuando el nivel del ruido no deseado posea mayor
nivel y sus frecuencias sean más cercanas a la del sonido que deseamos escuchar,
mayor será el enmascaramiento y por tanto la interferencia en la comunicación.

Presbiacusia. Es la propiedad del oído por la cual disminuye la sensibilidad


auditiva, según avanza la edad. Esta condición es importante cuando se evalúa la
pérdida auditiva por la exposición al ruido, ya que debe tenerse en cuenta la pér-
dida por la edad.
 







  

 










 


­




 € €€


4.2. Curvas de Igual Audibilidad


CAPÍTULO VIII

Los estudios realizados por Fletcher y Munson en personal joven deter-


minaron la respuesta del oído humano ante el sonido y demostraron la desigual
respuesta del mismo ante las diferentes frecuencias. Estos estudios estuvieron en
concordancia con la Ley de Weber y Fechner en relación con la respuesta no lineal
del oído. Estas curvas expresan en cada frecuencia la sensación subjetiva del sujeto
como si estuviera expuesto a un sonido de 1,000 Hz., los valores se expresan en

314
una unidad conocida como fonios. En estas curvas (Figura 11), se puede observar
con claridad que el oído es mucho menos sensible a las bajas y altas frecuencias,
lo cual es un elemento a considerar en las evaluaciones del ruido y motivo que
posteriormente se considerará al establecer criterios de protección y en los medios
y procedimientos de medición.

4.3. Efectos del Ruido

Aunque se han realizado infinidad de estudios sobre los efectos del ruido
en los trabajadores expuestos y se han enunciado como veremos a continuación
numerosos efectos que pueden estar vinculados a esta exposición, lo que se reco-
noce por las diferentes legislaciones en los países es la pérdida auditiva. El ruido
no sólo afecta al sistema auditivo, sino que por su relación con otros sistemas pue-
den aparecer otras alteraciones en éstos, en especial en los aparatos cardiocircula-
torio, digestivo y respiratorio. Por tanto vamos a enumerar los diferentes efectos,
pues el higienista ocupacional para hacer prevención tiene que extender su campo
de aplicación a aspectos que en ocasiones no se encuentran legislados, ya que su
objetivo es crear condiciones de trabajo que incrementen la productividad y ele-
ven la calidad de vida. Con este sentido vamos a clasificar los efectos de la forma
siguiente:

4.3.1. Específicos

Pérdida de la agudeza auditiva o presbiacusia. Aunque este es un proceso


natural según avanza la edad, está demostrado que se desarrolla de manera más
marcada y rápida en aquellos individuos expuestos al ruido.

Enmascaramiento. Disminución de la capacidad de definir un sonido en


presencia de otro. Este efecto puede traer lo que denominamos interferencia en
la comunicación y puede en ocasiones ser causa de accidentes u otros incidentes
que dañen la salud del trabajador al no percibir una señal de aviso, puede también
disminuir la productividad, calidad del trabajo y en ocasiones ser causa de estrés. CAPÍTULO VIII
Fatiga Auditiva. Disminución de la capacidad de definir un sonido por des-
plazamiento del umbral. Este efecto se detecta después de una exposición a un alto
nivel de ruido y se recupera un tiempo después que la persona regresa a un am-
biente silencioso. Es detectado mediante la medición del umbral audiométrico y se
denomina como desplazamiento temporal del umbral auditivo (DTU). Su utilidad

315
radica en que por medio de la elevación detectada nos permite predecir el efecto que
va a ocasionar el ruido, expresa la posible pérdida auditiva en el término de 10 años.

Hipoacusia o Sordera profesional. Es la pérdida neurosensorial de la ca-


pacidad auditiva como resultado de la exposición al ruido laboral, que afecta las
altas frecuencias y gradualmente si se mantiene la exposición progresa a las bajas
frecuencias. En este caso, el desplazamiento del umbral que se produce debido a la
exposición al ruido no se recupera y se denomina desplazamiento permanente del
umbral auditivo (DPU), localizándose el daño en el oído interno, el que reiteramos
es irreversible. Esta es la alteración de la salud reconocida como enfermedad pro-
fesional en la legislación de la mayoría de los países.

Este concepto puede considerar el deterioro que se pudiera originar en al-


gunas ocupaciones con riesgos a explosiones o cambios de presión.

4.3.2. No específicos

Sistema cardiovascular. Se pueden producir afectaciones del ritmo cardía-


co, disminución del débito sanguíneo, fluctuaciones de la presión arterial y cons-
tricción de los vasos periféricos. No se han demostrado efectos acumulativos que
puedan sugerir la aparición de enfermedades cardiovasculares.

Aparato respiratorio. Se han informado alteraciones en la amplitud respira-


toria y cuadros de apnea al ruido impulsivo.

Sistema visual. Han reportado dilatación de la pupila, estrechamiento del


campo visual y disminución de la tasa de percepción de los colores y de la visión
nocturna.

Reacciones cutáneas y galvánicas. Se ha informado disminución de la resis-


tencia eléctrica de la piel.
CAPÍTULO VIII

Sangre y otros líquidos corporales. Se reportan alteraciones como eosinofi-


lia, hiperglicemia, hipoglicemia y efectos sobre el sistema endocrino.

Psicofisiológicos. Se han determinado alteraciones en el sueño, afectaciones


en el rendimiento de las tareas psicomotoras, ansiedad, fatiga y estrés.

316
Psicosociales. Causa de molestias, irritación y afectación de las relaciones
sociales.

5. Evaluación del Ruido. Criterios de


Conservación Auditiva
Los criterios utilizados para la evaluación de este factor de riesgo a la salud,
han ido modificándose, sobre todo en la segunda mitad del siglo anterior, con el
desarrollo de la electrónica y contar con los medios de medición que pudieran
cuantificar con mayor precisión el riesgo y el daño que podía causar la exposición
al mismo. Pudiéramos establecer 3 etapas diferentes en los procedimientos de eva-
luación (Figura 12).

  



   
        „
        ­     
    €‚     ­
        
 ƒ­ …† ­

‡ˆ 

Hasta hace unas décadas los criterios de evolución de la exposición al ruido


se basaban en determinar los niveles de presión sonora (NPS) sin considerar el
tiempo de exposición, ni la composición espectral, o sea, se evaluaba con un crite-
rio físico pero no incluía el fenómeno fisiológico, ya que como conocemos por los
estudios de Fletcher y Munson, el oído no percibe los ruidos de manera similar en
todas las frecuencias.
CAPÍTULO VIII
Durante la década de los 60 surgen criterios que incluyen el análisis del rui-
do en función de las frecuencias que consideran la audibilidad. Se incluyeron en
los sonómetros los filtros A, B y C que tienen la función de reproducir la respuesta
del oído en las sonoridades baja, media y altas respectivamente (Tabla 3). La ex-
periencia demostró que en la evaluación de la exposición laboral con el filtro A se
obtenía una respuesta con la mayor correlación entre las mediciones físicas y la

317
evaluación subjetiva, constituyendo una estimación razonablemente fiable y fácil
de medir. Por lo que a partir de ese momento, comienza a utilizarse de forma ge-
neral la ponderación A para estas evaluaciones por su similitud con la percepción
del oído y por brindar una buena información sobre la interferencia en el habla y
la perturbación en la comunidad. Los niveles de presión sonora cuando se emplea
este filtro de ponderación se expresan como dB(A), adoptándose en la mayoría de
los países el nivel de 85 dB (A) como criterio de seguridad para 8 horas de exposi-
ción. Sin embargo, hay que expresar que este es un criterio de compromiso entre
las posibilidades tecnológicas y el poder brindar un nivel aceptable de protección,
ya que se considera que el límite de poco o ningún riesgo estaría por los 75 dB(A),
existiendo en la actualidad una tendencia al establecimiento de límites más bajos.

Figura 13: Comparación de la Curva A con el Nivel de Audibilidad de 40dB




 
 

 


   


 



  
 
  

 

 


   

Tabla 3.
Respuesta de los Filtros de Ponderación
+ 5
VALORES PRÁCTICOS DE LA A
RESPUESTA RELATIVA 0
CAPÍTULO VIII

FRECUENCIAS VALOR C ByC


- 5
(Hz) TEÓRICO
A B C ESCALA A - 10
<55dB 55-85dB >85dB
RESPUESTA RELATIVA - dB

- 15
B
- 20
31.5 - 39 - 17 - 3 - 39.4
- 25
63 - 26 - 9 - 1 - 26.2
125 - 16 - 4 0 - 16.2 - 30

250 - 9 - 1 0 - 8.2 - 35
500 - 3 0 0 - 3.3 A
- 40
1,000 0 0 0 0-
- 45
2,000 + 1 0 0 + 1.2
4,000 + 1 - 1 - 1 + 1.0 - 50
20 50 100 200 500 1,000 2,000 5,000 10,000 20,000
8,000 - 1 - 3 - 3 - 1.1
FRECUENCIA - (Hz)

318
En el mismo periodo de tiempo y basado también en los estudios de la no
linealidad de la sensación auditiva, por lo que no sólo es necesario conocer el nivel
de presión sonora, sino el espectro de frecuencias que le caracterizan para evaluar
su nocividad, la Organización Internacional de Normalización (ISO) propuso un
criterio de riesgo, conocido como criterio N. Este criterio que está basado en las
curvas de igual audibilidad, pero no ha sido aceptado de manera tan general como
el anterior por ser más complejo en su ejecución y procesamiento. Sin embargo
es de gran utilidad cuando la medición de los niveles se hace por frecuencias de
octavas y sobre todo, cuando se quiere conocer las frecuencias que caracterizan el
ruido para seleccionar la protección auditiva más adecuada.

  
 





 
  
  
  
















 

        

  
  ­     €‚

El criterio consiste en considerar los niveles de ruido medidos en cada fre- CAPÍTULO VIII
cuencia entre 63 y 8,000 Hz y compararlos con la tabla o gráfica existentes para
ese fin. En dicha gráfica o tabla se toma de cada frecuencia el valor de la curva N,
inmediato superior al medido en cada una de las frecuencias evaluadas y se deter-
mina el valor mayor como el nivel correspondiente al criterio N. La ISO considera
como el límite de protección para 5 horas de trabajo el nivel 85 (N85), que se co-
rresponde con los niveles referidos a la frecuencia de 1,000 Hz. Existen países que
tienen como límite de seguridad la curva N 80.

319
En los criterios anteriores en el nivel medido no se incluía el tiempo de ex-
posición. En los años posteriores fue posible establecer un nuevo criterio basado
en el principio de igual energía enunciado por Burns y Robinson en el 1970. En el
mismo se plantea que el daño auditivo es determinado por la energía total reci-
bida en el tiempo de exposición, por lo que puede causar daño igual cantidad de
energía recibida en un tiempo determinado, independientemente de como esté
distribuida esa exposición. Conjuntamente se comienzan a desarrollar equipos de
medición que introducen la posibilidad de poder evaluar de esta manera y se es-
tablece el criterio del Nivel Equivalente Continuo, que es de gran utilidad, ya que
en muchas ocasiones el trabajador no está expuesto a un ruido constante durante
toda la jornada. El mismo establece que por cada aumento de 3 dB en el nivel de
un sonido constante se debe reducir el tiempo de exposición a la mitad.

Este criterio se aplica en algunos países de manera diferente (Ver Tabla 4),
así vemos que en los países de la Unión Europea se adopta el criterio de igual ener-
gía ya enunciado. Sin embargo en el caso de los Estados Unidos y muchos países
de América, se aplica la teoría de iguales efectos temporales, en la que la integra-
ción está en función de la presión sonora, la que plantea que presiones iguales
causan efectos iguales. En este caso un incremento de 5 dB en el nivel de presión
sonora, implica la reducción a la mitad del tiempo de exposición.

Cuando el nivel de ruido es variable en el tiempo, existiendo dos o más


periodos con diferentes niveles, se medirá el nivel en cada periodo y el tiempo de
duración y se determinará si el nivel global sobrepasa el límite aceptado, cuando
aplicando la fórmula siguiente, la suma sobrepasa la unidad.

LMP = L1/T1 + L2/T2 + … Ln/Tn ≤ 1

Tabla 4. Niveles Equivalentes Continuos


Criterio de la ACGIH (EE.UU.) Criterio de la ISO (Europa)
Presión Energía
CAPÍTULO VIII

Exposición (Horas) Nivel Sonoro (dB A) Exposición (Horas) Nivel Sonoro (dB A)
16 80 8 85
8 85 4 88
4 90 2 91
2 95 1 94
1 100 1/2 97
1/2 105 1/4 100
1/4 110 1/8 103
1/8 115

320
En ruido de impulsos no es aplicable el criterio del nivel equivalente, ya que
el tiempo de respuesta del reflejo acústico es de 100 a 300 milisegundos, demasia-
do grande para ofrecer protección en este tipo de exposición a sonidos de corta
duración. En general, no se aceptan exposiciones a niveles superiores a 140 dB sin
protección auditiva. Como criterio a aplicar en estos casos puede utilizarse el de la
tabla 5, recomendado por la ACGIH

Tabla 5. Niveles de Ruido de Impulso


Nivel en dB (A) N0 De Impulsos por día
140 100
130 1,000
120 10,000

5.1. Criterios de Daño Auditivo. Audiometrías.

Un diagnóstico con rigor del daño causado por el ruido debe incluir los
criterios ocupacional, higiénico epidemiológico, clínico, de laboratorio y médico
legal. El establecer relación causal entre la pérdida auditiva y la exposición al rui-
do es algo complejo, para lo que no basta con conocer que se trabaja expuesto al
ruido y que existe una disminución ostensible del umbral auditivo. O sea, que el
poseer un audiograma con pérdida auditiva no es suficiente para diagnosticar una
hipoacusia profesional.

   




    




   



  
CAPÍTULO VIII
   


  
         
 
     
      ­     €




321
Aunque quienes evalúan el riesgo ambiental generalmente no son quienes
ejecutan estos exámenes, es importante que tengan conocimientos sobre los mis-
mos, por lo que en nuestro caso vamos a comentar sobre aspectos esenciales de
las pruebas audiométricas, ya que éstas son parte integrante de los programas de
prevención como sistema de vigilancia.

     


         




­
€ 
‚

ƒ
 
ƒ

„
ƒ
















   
 

Los órganos responsables de la salud ocupacional y de la protección auditi-


va en los diferentes países, establecen sus criterios para determinar el daño basán-
dose en el incremento del umbral auditivo en las distintas frecuencias y conside-
ran la pérdida por la edad (Figura 15 y 15a). A continuación se expresan algunos
de los criterios utilizados:

• La Academia Americana de Oftalmología y Otorrinolaringología (AAOO)


establece que la capacidad auditiva se encuentra afectada cuando el umbral
auditivo se eleva en 25 dB en las frecuencias de 500, 1,000 y 2,000 Hz.
CAPÍTULO VIII

• El Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) considera


más adecuado utilizar las frecuencias de 1,000, 2,000 y 3,000 y mantiene los 25
dB de elevación del umbral.

• La Asociación Médica Americana (AMA) considera que las frecuencias de 500,


1,000, 2,000 y 3,000, son las más importantes para la determinación del % de
pérdida.

322
• La Sociedad Británica de Higiene Ocupacional (BOHS), considera la elevación
del umbral en 48 dB en las frecuencias de 500, 1,000, 2,000, 3,000, 4,000 y 6,000.

• En Cuba la norma utiliza el promedio de las frecuencias de 500, 1,000 y 2,000,


así como la pérdida auditiva en cualquiera de las frecuencias altas de 3,000,
4,000 o 6,000 Hz. (Tabla 6)

Tabla 6. Clasificación del Daño Auditivo*


Deficiencia Auditiva Pérdida promedio
Grado de Pérdida Pérdida en 3, 4 ó 6 kHz.
Conversacional en 500, 1,000 y 2,000 Hz.
Normal Ninguna 0 - 25 dB Hasta 25 dB
Deterioro Auditivo Inicial Ninguna 0 - 25 dB Mayor que 25 dB
Hipoacusia Grado I Ninguna o Leve 26 - 40 dB “”
Hipoacusia Grado II Leve a Moderada 41 - 55 dB “”
Hipoacusia Grado III Moderada a Severa 56 - 70 dB “”
Hipoacusia Grado IV Severa a Profunda 71 - 90 dB “”
Hipoacusia Grado V Profunda > 90 dB “”
* Corregida según la edad (Norma ISO 7029 - 1984 E)

Los exámenes médicos para determinar la capacidad auditiva, deben in-


cluir una técnica denominada Audiometría que será parte de todo programa de
control de ruido y mediante la cual se evalúa cuantitativa y cualitativamente el
oído. La técnica más utilizada es la Audiometría de tonos puros con la que deter-
minamos el umbral auditivo del trabajador entre las frecuencias de 250 y 8,000 Hz,
o sea, el nivel más bajo en cada frecuencia que el trabajador puede escuchar, tanto
por conducción aérea como por conducción ósea. Como resultado de esta prueba
se entrega un informe (Figura 16) conocido como Audiograma, que refleja los um-
brales en dB de cada frecuencia. En la figura se presenta el caso de un trabajador
expuesto durante 55 años y en donde se observa pérdida en todas las frecuencias,
aunque mayor en las altas frecuencias. Estas pruebas deben hacerse en los exáme-
nes previos al empleo, en los exámenes médicos periódicos y en el peritaje médi-
co legal para el diagnóstico de la enfermedad profesional. CAPÍTULO VIII

323
 

 
 













„   „… „… †… ‡… ˆ‚


  

 
 ­€

‚ƒ

6. Medición del Ruido.


6.1. Métodos de medición.

La medición de los niveles de ruido en los lugares de trabajo puede tener


diferentes objetivos como son:

• Evaluar la exposición al ruido de acuerdo con el tipo de actividad.

• Evaluar el riesgo de deterioro o pérdida auditiva.

• Evaluar los sistemas de controles técnicos.


CAPÍTULO VIII

• Determinar el nivel de ruido de fondo y su interferencia en la comunica-


ción y seguridad.

Este grupo de objetivos en su conjunto colaboran en proteger la salud del


trabajador durante el desarrollo de su actividad laboral, aunque de todos ellos el
imprescindible es el que garantiza la existencia del procedimiento para controlar o

324
monitorear los niveles de ruido a los que se encuentra expuesto el trabajador y de
esta manera conocer el riesgo o pérdida auditiva de los trabajadores.

La norma ISO 2204 clasifica los métodos de medición en tres tipos:

• Método de Control. Es el más simple y sencillo, el que menos equipo y tiempo


necesita. Se mide en una zona varios puntos en dB (A) y a veces en (C) o (L).
Este es el método más utilizado por la inspección en el control de quejas, en la
evaluación inicial de un lugar de trabajo o por los especialistas del centro de
trabajo en sus evaluaciones periódicas. Las mediciones pueden ser de nivel
equivalente continuo cuando el ruido es no constante.

• Método de ingeniería. Este es más complejo que el anterior, además de las


mediciones en (A), se complementan con filtros de bandas y se registran otros
factores, se utiliza para evaluar interferencia en comunicación, implantar
programas, controlar tecnologías y hacer estimaciones de efectos para proponer
soluciones.

• Método de precisión. Este se aplica en investigaciones o ante situaciones más


complejas en las que se requiere una descripción minuciosa del problema,
mediciones globales con análisis de bandas, picos, fluctuaciones en tiempo,
ultra e infrasonidos, etc.

En realidad el método que más se aplica en la práctica diaria es el de control


y en este suelen ejecutarse mediciones de dos clases:

General. Cuando se desea conocer el comportamiento acústico del local, se


establecen puntos de medición equidistantes y se coloca el micrófono a la altura
media del oído. Cuando se han medido todos los puntos establecidos, pudiera ela-
borarse un mapa de ruido del local determinando las zonas con riesgo.

Puestos de Trabajo. Cuando lo que se desea estudiar es el nivel de riesgo de CAPÍTULO VIII
un puesto de trabajo, la medición se realiza colocando el micrófono lo más cercano
posible al oído del trabajador.

En estas mediciones de ruido según sea el objetivo que nos proponemos se


puede medir el nivel de diferentes manera, se puede medir el nivel total con los
filtros de ponderación C o L, se pueden medir los niveles instantáneos en dB (A),

325
se pueden realizar análisis de frecuencias o se puede medir el Nivel Equivalente
Continuo en A (Leq A).

Este tipo de evaluación sólo es posible hacerla cuando poseemos equipos


que sean idóneos para brindarnos resultados representativos de estos fenómenos
acústicos, los cuales deben cumplir con la doble función de captar las magnitudes
físicas capaces de excitar el oído y brindar información de como percibe un oído
normal la acción del sonido. Existen en la actualidad una amplia variedad de ins-
trumentos disponibles para estas mediciones, no obstante para la evaluación de
las situaciones que se presentan en los lugares de trabajo, los equipos más utiliza-
dos son: el sonómetro o medidor de nivel con filtro de ponderación A con su ca-
librador y para determinaciones más precisas se utilizan con el filtro de octavas y
los dosímetros. Debemos mencionar que estos instrumentos son equipos sensibles
y costosos que en general necesitan de un personal calificado para su operación.

6.2. Equipos de Medición


6.2.1. Sonómetros.

Estos son los instrumentos esenciales empleados para la valoración de los


niveles de presión sonora. El sonómetro es un voltímetro electrónico que mide la
señal de salida de un micrófono. En general están compuestos por un micrófono,
un amplificador con un atenuador calibrado, un grupo de redes ponderadas y un
metro (Figura 17), que puede ser digital o analógico y que expresa el valor eficaz
o Raíz Media Cuadrática (R.M.S.), y en algunos modelos, el valor pico o de impul-
so. El rango de medición es de 20 a 140 dB referido a 2 x 10-5 Pa. En la actualidad
la mayoría de estos equipos, además de medir en dB (A), pueden adquirirse con
filtros de octavas incorporados y también con la posibilidad de medir el nivel equi-
valente continuo, a estos últimos se les denomina sonómetros integradores. Estos
equipos, en general disponen de una salida que permite el análisis automatizado
posterior de toda la información.
CAPÍTULO VIII

Según las normas europeas para sonómetros convencionales e integrado-


res, CEI 651 y 804 y las norteamericanas ANSI S 14 y S14 A, los mismos se clasifican
en 4 tipos (Tabla 7).

326
Figura 17.
Esquema de un sonómetro. Filtros
Externos

Mic Entrada Atenuador Amplificador Filtros de Atenuador Amplificador


Ponderación

Oscilador de
referencia Metro Rectificador Amplificador Atenuador
RMS

Salida

Tabla 7. Clasificación de los sonómetros según CEI y ANSI


Clasificación de los sonómetros según CEI y ANSI
TIPO UTILIZACIÓN
0 Trabajos de laboratorios
1 Mediciones de precisión
2 Medidor de uso general
3 Medidor para inspecciones

Como se puede comprobar los avances en los campos de la electrónica y las


comunicaciones en las últimas décadas, han logrado un gran desarrollo en estos
equipos de medición. ¿De qué dependerá entonces la selección de los equipos?
Vamos a enunciar algunos aspectos que consideramos deben ser analizados antes
de comprar o seleccionar los medios para realizar la medición.

1. En primer lugar lo más importante es la utilización que se les va a dar,


del uso que van a tener los resultados. En ocasiones, se adquieren equipos de alta
tecnología y con infinidad de posibilidades para funciones que con un equipo más
sencillo es posible realizar. CAPÍTULO VIII
2. El tipo de ruido que vamos a medir, fundamentalmente si es constante,
no constante o de impulso. Esta condición prácticamente impone al sonómetro
utilizado poseer determinadas características que permitan unos resultados más
precisos.

327
3. De las especificaciones técnicas del equipo. Este requisito está íntima-
mente ligado a los anteriores. Es necesario por supuesto que el equipo sea capaz
de medir por ejemplo, el rango de frecuencias del ruido existente, si deseamos me-
dir nivel equivalente continuo, debe ser un sonómetro integrador y así, considerar
otros elementos que permiten sea adecuado para los fines deseados.

4. De las condiciones ambientales a que vamos a exponer al equipo. O sea


por ejemplo, si vamos a mantener al equipo en un lugar que pueda estar expuesto
a la humedad, que esté diseñado de forma que tenga un alto grado de protección
a este factor ambiental.

5. Por último, y no menos importante es la posibilidad económica o sea de


cuánto disponemos para la compra. En función de esto se seleccionará el equipo
más idóneo para los objetivos de la medición, o lo que es lo mismo que satisfaga
los requerimientos para el tipo de evaluación a ejecutar.

6.2.2 Dosímetros

En ocasiones se convierte por el tipo de actividad laboral que realiza el tra-


bajador, en prácticamente imposible determinar la exposición con un sonómetro,
ya sea, porque el mismo se encuentra en movimiento constante o trabaja en luga-
res que es muy difícil el acceso, etc. En estos casos la forma más práctica de medir
la exposición es utilizando los dosímetros personales, que se le colocan al trabaja-
dor y están midiendo la exposición durante toda la jornada laboral. El dosímetro,
igual que el sonómetro integrador va acumulando un registro de la energía duran-
te todo el tiempo de exposición. En la actualidad, existen versiones de sonómetros
– dosímetros. Hay que considerar al adquirir estos medios de medición el criterio
de protección por el que están construidos, si es el criterio de la ACGIH (q = 5) o el
de la ISO (q = 3), que como ya analizamos antes difieren. Se adquirirá el tipo que
cumpla con las regulaciones establecidas en el país.
CAPÍTULO VIII

328
   






Además de los elementos mencionados en mediciones de ruido pueden


utilizarse grabadoras, analizadores de distribución estadística, analizadores de
frecuencias, analizadores en tiempo real, aunque en la actualidad los medios más
utilizados en la higiene ocupacional son los mencionados, pues con los software
existentes y las salidas que poseen estos equipos, puede almacenarse la informa-
ción y posteriormente estudiarse todas las variables de estos eventos.

6.2.3. Analizadores de Bandas

Por las razones ya enunciadas sobre la audición y la importancia de la fre-


cuencia del sonido en su captación por el oído o porque los estudios que deseamos
ejecutar nos exijan conocer qué banda del espectro de frecuencias caracteriza el CAPÍTULO VIII
ruido, se utilizan estos medios. Los analizadores o filtros de bandas pueden ser de
octavas, de 1/3 de octava o de % de banda. En general en las mediciones de control
que se ejecutan en los centros de trabajo el más utilizado es el de bandas de octa-
va, en la tabla 8 pueden observar el intervalo de frecuencias que comprende cada
banda central de los filtros de octava.

329
Tabla 8. Bandas de Frecuencia de Octavas
DISTRIBUCIÓN DE FRECUENCIAS POR BANDAS DE OCTAVAS
Frecuencia inferior Hz Frecuencia central Hz Frecuencia superior Hz
22 31.5 44
44 63 88
88 125 177
177 250 355
355 500 710
710 1000 1420
1420 2000 2840
2840 4000 5680
5680 8000 11360

6.3. Algunos aspectos generales a contemplarse al


efectuar las mediciones
a) El tipo de ruido. Este es un elemento fundamental, ya que de acuerdo
a las características del mismo serán los equipos de medición y el procedimiento
de medición que debemos efectuar. No se medirá de la misma manera si es un
ruido constante, no constante o de impulso, ya que en base al tipo de ruido se
deberá disponer del equipo adecuado para realizar una medición confiable. De-
bemos considerar el tipo de respuesta o constante de tiempo que vamos a utilizar
en la medición, si es un ruido con poca variación en el tiempo podemos utilizar la
respuesta lenta (S) y para uno que varíe de forma súbita una respuesta rápida (F).

Tabla 9.
Constante de tiempo de sonómetros
CAPÍTULO VIII

Tipo de respuesta Tiempo de respuesta


Lenta (Slow) (S) 1000 mseg
Rápida (Fast) (F) 125 mseg
Impulso 35 mseg
Pico < 50µ seg

330
Los sonómetros actuales en general poseen 4 tipos de respuesta y según
apliquemos un tipo de respuesta u otro vamos a recibir resultados diferentes. En
la tabla 9, pueden verse las diferentes constantes de tiempo para cada tipo de res-
puesta que ofrecen los sonómetros y en la 10 sugerimos para que tipos de ruido se
deben aplicar.

b) Filtros de frecuencias que debemos utilizar. Esta consideración esta re-


lacionada con el tipo de ruido que se presenta en el lugar y con los objetivos que
tenga la medición que vamos a efectuar. En ocasiones es suficiente medir solo con
el filtro de ponderación A, sin embargo cuando queremos conocer las característi-
cas más detalladas del ruido producido por una máquina o deseamos conocer la
efectividad de un material acústico empleado, hay que utilizar filtros de octava o
de 1/3 de octava.

Tabla 10. Utilización de los tipos de respuesta


TIPO DE RUIDO CONSTANTE TIEMPO RESULTADO

< 6 dB PROMEDIO
CONTINUO LENTO - SLOW
> 6 dB mayor valor menos 3

FLUCTUANTE RÁPIDA - FAST Leq (A)


PICO 131 dB (L)*
IMPULSO IMPULSO 112 dB (A)*
RÁPIDA - FAST 105 dB (A)*

c) Características del Micrófono. Esta condición es de gran importancia, ya


que estos accesorios de medición deben poseer características acordes con el tipo
de ruido y la medición que se va a realizar. Hay que analizar su capacidad de
respuesta ante las condiciones ambientales, las frecuencias, la direccionalidad, la
sensibilidad y otras que pudieran influir en los resultados. Existen en el mercado
diferentes tipos de micrófonos que satisfacen las exigencias para cualquier tipo de
medición.
CAPÍTULO VIII

331
Figura 19: Tipos de Micrófonos

Incidencia aleatoria
Campo libre

Presión
Omnidireccionales

Existen micrófonos de campo libre, de presión y omnidireccionales, los que


más utilizamos en nuestro campo son los omnidireccionales, ya que lo que desea-
mos evaluar es el ruido que en todas las direcciones capta el oído. Cuando utili-
zamos los de campo libre y presión, es importante conocer la dirección en que lo
situamos referente a la fuente de ruido. En el caso de los de campo libre se situarán
de frente a la fuente, pero en el caso de los de presión deben colocarse en un ángu-
lo de 900 respecto a la misma.

 

 

CAPÍTULO VIII

 



332
d) Reflexión. Esta condición está relacionada con el tipo de campo sonoro
que exista en el lugar de la medición. Normalmente en los lugares de trabajo pode-
mos encontrar 3 tipos de campos que son el campo libre, el difuso y el semidifuso.
El primer caso, es en lugares que no existen fuentes que reflejen las ondas sonoras,
es poco frecuente en lugares cerrados, normalmente tenemos esta condición cuan-
do los lugares son muy amplios y sin elementos que reflejen las ondas, en cámaras
anecoicas o en exteriores. El segundo tipo ocurre en lugares donde por la reflexión
de las ondas se produce el fenómeno de reverberación ya descrito, pues hay una
distribución uniforme por todo el local. El trabajador expuesto recibe energía pro-
veniente tanto de la fuente como de las superficies reflectoras. El tercer caso de
campo semidifuso (Figura 20), es el que con mayor frecuencia encontramos en los
locales de trabajo. En el mismo aunque la mayor energía la recibe el trabajador de
la fuente, también recibe de las reflexiones con paredes y objetos situados en el
lugar.

 

  



 


 

 
 





 
 
  

CAPÍTULO VIII

333
En la figura 21, se pueden observar los 4 tipos de campos existentes en
un local en el que asumimos existe una fuente de ruido. Como se observa los ni-
veles sonoros disminuyen alrededor de la fuente en función de la distancia. En
las regiones marcadas como campo cercano y lejano predomina el sonido directo,
mientras que en la denominada como reverberante dominan los efectos de la re-
flexión, aproximándose a lo que se conoce como campo difuso. El considerar en
mediciones de ruido en interiores el campo sonoro en que estamos trabajando es
de gran ayuda para la calidad de las mediciones, pues como se observa en la fi-
gura, las áreas sombreadas en verde indican que se producen fluctuaciones de los
niveles de presión sonora. Según el campo se selecciona el tipo de micrófono y su
ubicación en las mediciones.

d) Ruido de fondo. Cuando vamos a hacer mediciones en un lugar de tra-


bajo en general existe más de una fuente de ruido, no obstante los trabajadores
en general asumen que una de ellas es la causante del problema y las quejas se
plantean sobre un puesto de trabajo o una máquina en particular. Cuando vamos
a efectuar este tipo de mediciones es necesario eliminar del resultado el nivel del
ruido de fondo, para lo cual se procede a restar los dB correspondientes a este del
nivel determinado en la medición. En la figura 22 se puede observar el ejemplo de
un caso y la gráfica correspondiente para la substracción o resta de dB.
CAPÍTULO VIII

334


  
 






    

  

   
    
  

 


   







 

CAPÍTULO VIII
Cuando existe esta situación se procederá a apagar la máquina que se desea
evaluar y hacer la medición del ruido de fondo. A continuación se procede a efec-
tuar la medición con la situación normal de trabajo, o sea, con todos los equipos
trabajando inclusive la máquina a evaluar. Se obtendrán dos resultados los cuales
se comparan y en función del resultado se procederá a restar o no el ruido de fon-
do de la manera siguiente.

335
• Cuando la diferencia es mayor de 10 dB no se hace necesaria ninguna corrección.

• Cuando la diferencia se encuentra entre 3 y 10 dB, hay que hacer la corrección


o resta del ruido de fondo.

• Cuando la diferencia es menor de 3 dB hay que hacer las mediciones con la


máquina o máquinas que se desean evaluar trabajando solas.

e) En ocasiones las mediciones se realizan en lugares donde existen un gru-


po de máquinas similares, las condiciones de trabajo no permiten medir los nive-
les de manera conjunta o hemos hecho una medición por frecuencias y deseamos
calcular el nivel total. En el caso que se haga la medición de cada una de forma
individual o por frecuencias puede calcularse el nivel total de ruido a que está
expuesto el trabajador, sumando los valores obtenidos de forma individual de ma-
nera similar a como se demuestra en la figura 23.


a) Suma de dos niveles similares

 


 


Np1 +Np2 = X + 3 dB

    


1
3
   
2

  
CAPÍTULO VIII

2  
+

     ­ 


t


0

0 5 10 15 


336
El procedimiento se aplicará de la siguiente manera:

• Los diferentes niveles que deseamos sumar se agrupan de mayor a menor.

• Se toma la diferencia entre los dos niveles mayores y se lleva a las abscisas de
la curva de la figura 22, obteniendo en la ordenada los dB que hay que sumar
al valor mayor.

• De esta misma forma se va comparando el nivel mayor obtenido con cada uno
de los niveles que faltan por sumar, hasta terminar el proceso o sea hasta que
la diferencia entre los niveles no se pueda colocar en las abscisas.

f) Condiciones ambientales. Estos factores son de mucha importancia sobre


todo en las mediciones que se realizan a la intemperie. Ya hemos analizado la in-
fluencia de la temperatura en la velocidad del sonido. Otros factores físicos deben
considerarse como la humedad y la velocidad del aire deben ser analizados pues
los mismos pueden alterar los resultados. Por ejemplo, en el caso de la velocidad
del aire es imprescindible acoplar al micrófono un accesorio protector que evite el
efecto del mismo sobre la medición (Figura 24).

CAPÍTULO VIII
6.4. Ejecución de las Mediciones
Como ya mencionamos las mediciones que más realizamos para el con-
trol de la exposición del trabajador son de dos tipos, las que tienen como objetivo

337
conocer el nivel general de exposición existente en un lugar de trabajo y la que
realizamos en puestos de trabajo específicos. En ambos casos el procedimiento
debe cumplir unos requisitos universales mínimos para considerar los resultados
confiables, los que trataremos de sintetizar a continuación. Independientemente
es recomendable en cada país revisar los documentos normalizativos aprobados
para esta finalidad, ya que pudieran incluir algunas especificidades que de no
cumplirse, permitirían el cuestionar la validez de los resultados obtenidos.

Un esquema general para proceder a ejecutar una medición debe incluir los
siguientes pasos.

a) Determinar las características del ruido y toda la información posible del


lugar, de la actividad laboral y del proceso que en el mismo se lleva a cabo. Esta
es una tarea previa a la medición y a nuestro criterio la más difícil e importante en
cualquier estudio que se desee realizar. La calidad de la información obtenida en
esta fase facilitará la ejecución del procedimiento y determinarán la confiabilidad
de los resultados.

b) Conocer perfectamente las especificaciones técnicas y la operación de los


equipos a utilizar.

c) Controlar la exactitud de los instrumentos. Es lo que en la práctica co-


nocemos como verificación o calibración. Se supone que estos instrumentos estén
calibrados por un órgano acreditado a tal finalidad, pero además que sean cali-
brados antes de la ejecución de las mediciones. Con esta finalidad existen en el
mercado patrones conocidos como pistófonos o calibradores que determinan si el
equipo está midiendo correctamente y que deben ser accesorios indispensables de
los sonómetros (Figura 25).
  

CAPÍTULO VIII

  




 


338
d) Hacer un plano o croquis del lugar, determinando los puntos de medi-
ción, así como, cualquier otro detalle importante para el análisis posterior de los
resultados y en ocasiones el poder construir el mapa de ruidos.

e) Determinar el ruido de fondo, aspecto este analizado previamente y co-


nocer si es necesario hacer correcciones a las mediciones que se ejecuten.

f) Determinar los niveles de ruido especificando las características de la


medición y cualquier otro incidente ocurrido durante la misma que a juicio del es-
pecialista pudiera incidir en el resultado. Cuando mencionamos las características
de la medición es expresar si se midió en respuesta Lenta o Rápida, en filtros de
frecuencia o en A, etc.

g) Determinar las condiciones meteorológicas para hacer las correcciones


en los casos necesarios.

h) Analizar los resultados y presentar la información de la forma más com-


pleta y explícita posible. Es necesario recordar que en ocasiones quienes reciben
esta información y en general tienen el poder de tomar las decisiones, desconocen
sobre esta materia, por lo que es práctico ser claros y cuando sea posible ofrecerles
soluciones a los problemas detectados.

Una vez reflexionados los elementos generales a considerar en cualquier


medición y en el supuesto de que hemos obtenido toda la información previa que
nos permita tener una evaluación empírica del riesgo a que está sometido el tra-
bajador, vamos a enunciar los pasos que se deben llevar a cabo en la medición
práctica de un puesto de trabajo.

1. Revise las normas que va a aplicar. Ya hemos mencionado que en todos


los países no se aplican las normas de manera similar, o sea, que no hay una norma
internacional aceptada por todos, por lo que se requiere estar bien informado para
aplicar la evaluación de los resultados. CAPÍTULO VIII
2. Seleccionar el equipo de medición adecuado para el tipo de ruido y el
criterio de evaluación que vamos a aplicar.

339
3. Control de las baterías. Hay que determinar si las baterías poseen carga
suficiente para proceder a medir. Siempre es útil llevar baterías de repuesto ya que
en ocasiones puede extenderse el tiempo de mediciones.

4. Calibración del equipo. Hay que proceder a calibrar el mismo antes de


empezar cada grupo de mediciones, por lo que se debe llevar un calibrador o pis-
tófono.

5. Determinar qué filtro se va a utilizar, en la actualidad en general se utiliza


el A, aunque pueden en ocasiones ser necesario un análisis de frecuencias.

6. Hacer mediciones de orientación, determinar en que campo sonoro se en-


cuentra y determinar el ruido de fondo. De manera general los campos en los loca-
les de trabajo son semidifusos y en exteriores se pueden considerar campos libres.

7. Determine los puntos de medición que previamente ya había selecciona-


do en dependencia del tipo de ruido.

8. Si está en campo difuso o semidifuso utilizar un micrófono omnidireccio-


nal con corrector de incidencia.

9. Comience las mediciones recordando:

• Cuando evaluamos riesgo auditivo el micrófono debe situarse lo más cerca


posible del oído.

• Mantener el sonómetro alejado del cuerpo.

• Usar pantalla protectora de viento si es necesario.


CAPÍTULO VIII

• Vigilar no se produzcan sobrecargas en el sonómetro.

• Estar alejado de las superficies reflectantes.

• Medir a una distancia adecuada de la máquina.

• No medir tras pantallas ni cerca de otras máquinas.

340
• Evitar medir cerca de campos eléctricos o magnéticos ya que pueden influir
sobre los circuitos del sonómetro.

10. De acuerdo al tipo de ruido que exista en el lugar debe procederse de la


manera siguiente:

• Cuando se presenta un ruido continuo o constante se medirá en la escala A y se


utilizará la respuesta Lenta (S),

• Cuando el sonido es fluctuante o no constante se medirá en la escala A y se


utilizará la respuesta Rápida (F). Si se mide con un sonómetro convencional
se tendrá que medir el tiempo de exposición a cada nivel y posteriormente
calcular el Leq de la jornada. Cuando estamos midiendo con un sonómetro
integrador se determinará directamente el Leq.

• Cuando el sonido es de impulso, una variante sería medir en la respuesta


Impulso y el filtro de ponderación A. Otra posibilidad sería medir en la
respuesta Pico y la característica Lineal cuando el sonómetro posee la misma.

7. Normas
Anteriormente se mencionaron diferentes criterios existentes para la eva-
luación de la pérdida auditiva y la relación de la misma con el nivel de presión y
el tiempo de exposición. Existe como hemos referido una diferencia fundamental
entre el criterio del daño sustentado por los europeos (ISO) y los norteamericanos
(OSHA-ACGIH-NIOSH), que siguen el criterio del efecto temporal sustentado por
el CHABA (Comitee on Hearing Bioacustics and Biomechanics). En general los
países se han adscrito a una de estas dos tendencias. Además existe la norma ISO
1999 que se refiere a la determinación de la exposición al ruido y la pérdida auditi-
va inducida por éste, que no fija niveles de exposición sino que deja a los diferentes
países establecer los niveles máximos permisibles de exposición. En Cuba hemos CAPÍTULO VIII
tomado el criterio de la energía acumulada ya que consideramos brinda una ma-
yor seguridad al trabajador.

Las normas en general se mueven en los niveles de 85 ó 90 dB (A) para una


exposición de 8 horas. Hay que expresar que ninguna de estas normas garantizan
al 100% la protección auditiva del trabajador, son un compromiso entre la tecnolo-
gía y la seguridad, a lo que además hay que adicionar la sensibilidad individual,

341
o sea, que existen personas más sensibles a este factor de riesgo. En los últimos
años se plantea que para garantizar un 100% de protección las normas tendrían
que exigir niveles de presión ≤ 75 dB (A) durante la jornada laboral. No obstante
tenemos que ser realistas y admitir que de acuerdo con el desarrollo tecnológico y
las posibilidades económicas de muchos países o centros de trabajo, la exigencia
de este nivel en la actualidad se hace bastante difícil.

Por tanto como ya hemos tratado en la parte correspondiente de este capí-


tulo sobre los diferentes criterios, en esta parte vamos a comentar sólo la Norma
ISO 1999, planteando sus aspectos más generales sobre las mediciones y dejare-
mos al igual que este organismo internacional, a criterio del especialista o del país
en donde se realice la evaluación el fijar el nivel máximo de exposición, aunque
nos adherimos en el momento actual al de 85 dB (A).

A continuación enunciaremos algunos aspectos generales de importancia


referidos a las mediciones del ruido en la Norma ISO 1999:2002, adoptada como
Norma Cubana y que consideramos deben ser conocidos por quienes trabajan en
este campo.

Objetivo

• La medición de la exposición al ruido de una población sometida a riesgo el


nivel de presión sonora equivalente continuo ponderado A correspondiente
LAeq.T, durante una jornada laboral media (supuesta una duración de 8 h)
para un número dado de años de exposición.

• Esta norma es aplicable a ruidos de frecuencia audible (inferior a 10 Khz.


aproximadamente) de carácter estable, intermitente, fluctuante, irregular o
impulsivo.

• Descripción y medición de la exposición al ruido


CAPÍTULO VIII

Generalidades

• Para estimar la pérdida auditiva y el riesgo de déficit auditivo provocados por


la exposición al ruido, la exposición sonora ponderada A promedio, EA, 8h y/o
el nivel de exposición al ruido referido a una jornada laboral de 8 h, deberán
medirse directamente con sonómetros integradores o con instrumentos para

342
medir la exposición sonora, o bien se calcularán a partir de las medidas de
presión acústica y de la duración de la exposición. Estas mediciones pueden
efectuarse ya sea con aparatos fijos o bien portados por el individuo.

• El emplazamiento de los puntos de medida, así como la duración de las


mediciones deberán elegirse de forma que representen la exposición al ruido
sufrida por la población sometida al riesgo, durante una jornada típica.

• Instrumentación

Generalidades.

• Para medir directamente los niveles sonoros continuos equivalentes ponderados


A, se deberán utilizar sonómetros integradores que cumplan, como mínimo,
las especificaciones de la norma IEC 804.

• Hasta que se publique una norma relativa a la instrumentación para medir la


exposición sonora, podrán utilizarse instrumentos adecuados con la condición
de que cumplan los requisitos mínimos siguientes:

- La ponderación en frecuencia del aparato de medida deberá cumplir la


norma IEC 651;

- Para medir adecuadamente la exposición sonora ponderada A, EA,T y el


nivel sonoro continuo equivalente ponderado A, LAeq,T, deberá integrarse la pre-
sión acústica ponderada A al cuadrado sobre periodos de tiempo adecuado;

- Se pondrá un cuidado especial para asegurarse de que el margen dinámi-


co sea suficientemente amplio para las aplicaciones consideradas y de que el ruido
eléctrico inherente y la capacidad de saturación del aparato sean adecuados.
CAPÍTULO VIII
Calibración y comprobación.

• Toda la instrumentación deberá estar calibrada y la configuración para la


calibración y comprobación deberá estar conforme con las instrucciones del
fabricante respectivo.

343
NOTA: Las autoridades responsables de la utilización de los resultados de
las mediciones, pueden prescribir una recalibracion general de la instrumentación
cada cierto tiempo (por ejemplo, anual).

• El usuario deberá proceder a una comprobación “in situ” de la instrumentación,


como mínimo, antes y después de cada serie de medidas. También es preciso
realizar un calibrado eléctrico de los amplificadores, de los registradores y de
los indicadores, así como un control acústico de la sensibilidad del micrófono
y/o del conjunto de los equipos de medida.

Posiciones del micrófono.

• La medición de la presión acústica para la determinación de la exposición


sonora ponderada A y/o del nivel sonoro continuo equivalente ponderado A
deberá realizarse con el micrófono situado en la(s) posición(es) normalmente
ocupada(s) por la cabeza de la persona, en ausencia de ésta.

• Si la persona ha de estar presente o si debe desplazarse, el micrófono deberá


situarse a 0.10 m. +/- 0.01 m de la entrada del conducto auditivo externo del oído
sometido al valor más alto de exposición sonora o de nivel sonoro continuo
equivalente ponderado A. Las posiciones exactas en las que se han realizado
las mediciones deberán indicarse en el informe.

Mediciones

Generalidades.

• Los detalles pertinentes relativos a la instrumentación de medida, al


procedimiento de medición y a las condiciones existentes durante las medidas
deberán consignarse por escrito y se conservarán para consultas posteriores. El
CAPÍTULO VIII

informe deberá incluir una estimación de todas las incertidumbres de medidas


teniendo en cuenta la influencia de factores tales como:

- la instrumentación de medida;

- posiciones de micrófono;

344
- el número de medidas;

- variaciones en el tiempo y en el espacio de la fuente de ruido.

Exposición diaria al ruido a largo plazo.

• La exposición sonora diaria ponderada A o el nivel de exposición al ruido se


determinará para un número suficiente de días y para las personas consideradas,
con el fin de determinar la exposición promedio al ruido en el transcurso de
los años o décadas consideradas, con una incertidumbre global apropiada al
problema de ruido particular.

Medición directa de la exposición diaria al ruido.

• La determinación directa de la exposición diaria al ruido deberá realizarse con


la ayuda de instrumentación que proporcione una indicación de la exposición
sonora ponderada A o del nivel sonoro continuo equivalente ponderado A.
Esta instrumentación integra las fluctuaciones del ruido, producido por una
fuente que varía en el tiempo por los desplazamientos de la persona de un
lugar a otro. Las fluctuaciones pueden cubrir variaciones amplias de nivel
y/o presentar irregularidades temporales. Las fluctuaciones pueden incluir
también ruidos de naturaleza impulsiva.

Medición indirecta de la exposición diaria al ruido.

Generalidades.

• Para la determinación indirecta de la exposición al ruido, deberán medirse los


niveles de presión acústica con la ayuda de un sonómetro o una instrumentación
de registro equivalente. Deberá medirse por separado el tiempo de exposición
para cada intervalo de nivel claramente identificable. CAPÍTULO VIII
Nota. Es preferible utilizar sonómetros integradores. Si se emplean sonó-
metros convencionales, se recomienda utilizar la ponderación temporal F (rápida)
y se desaconseja la ponderación temporal I (impulso).

345
Exposición a ruidos estables.

• Si el ruido es tal que las fluctuaciones de nivel son pequeñas (véase nota), durante
todo el intervalo de determinación del nivel sonoro continuo equivalente
ponderado A, la media aritmética del nivel de presión acústica indicado es
numéricamente igual al nivel sonoro continuo equivalente.

Nota. Puede admitirse que el ruido es estable, si el margen total de los ni-
veles de presión sonora indicados se sitúa en un intervalo de 5 dB medidos con la
ponderación temporal S (lenta).

Exposición a ruidos estables con variaciones escalonadas de


nivel.

• Si el ruido es estable pero se aprecian cierto número de niveles claramente


identificables, se debe medir separadamente cada nivel, junto con las duraciones
correspondientes de los distintos escalones de nivel.

Medición de la exposición diaria al ruido por


métodos de muestreo y distribución estadística.
Generalidades.

• Una aproximación al resultado obtenido por el método directo utilizando un


número de muestras tomadas en diferentes instantes de tiempo, depende del
número de muestras no correlacionadas entre si. La duración de la toma de
muestras y la frecuencia de muestreo deberán elegirse, por tanto, de forma que
proporcionen una estimación suficientemente exacta del nivel sonoro continuo
equivalente ponderado A.
CAPÍTULO VIII

Método de muestreo.

• La indicación de un sonómetro convencional se lee durante el tiempo de


medida Tmed ya sea visual o automáticamente a intervalos de muestreo Delta

346
t [frecuencia de muestreo (1/Delta t)]. El nivel sonoro continuo equivalente
ponderado A, LAeq,Tmed, se calcula, en decibeles.

Utilización de la distribución estadística.

• La indicación de un sonómetro convencional con la ponderación temporal F


(rápida) se lee durante el periodo de medición Tmed visual o automáticamente
a intervalos de muestreo Delta t. Los valores medidos LpAi deberán agruparse
en clases de 5, 2,5 y 1 dB o cualquier valor menor que 1 dB.

Nota. Las clases no deberán ser mayores que, aproximadamente, un quinto


del intervalo entre los niveles de presión sonora medidos.

Como ya mencionamos, la Norma ISO no establece los niveles máximos


permisibles. En Cuba la norma que regula este aspecto es la NC 19-01-04 del 1980.
En este documento normalizativo se establecen los niveles de presión sonora acep-
tables para cada tipo de actividad, así como elementos generales de la protección
contra el ruido. En relación con los valores máximos admisibles, se establece que
para todos los puestos de trabajo es de N80 o de un nivel equivalente continuo de
85 dB (A) para 8 horas de trabajo. A partir de este nivel de exposición general se
establecen otros niveles específicos para algunas actividades, las que en algunos
casos son similares y en la mayoría son inferiores. En el caso de los centros de tra-
bajo ya construidos donde se necesitan medidas tecnológicas complejas o grandes
inversiones para la disminución del nivel se admite un incremento de 5 dB. En
ningún caso se aceptan exposiciones superiores a 135 dB en cualquier frecuencia,
ni un nivel superior a 135 dB (A) cuando el ruido es de impulso. Establece algunos
elementos para la protección auditiva como es el uso de medios de protección y
controles audiométricos a los trabajadores con riesgo.

8. Medidas de Control
CAPÍTULO VIII
El control del ruido debe comenzar desde el proyecto del centro de trabajo,
lo cual en general no se realiza y es lo que ocasiona en parte los serios problemas
que en este aspecto encontramos en los lugares de trabajo. Cuando se proyecta un
nuevo lugar de trabajo o la ampliación o remodelación de uno ya existente, debe

347
analizarse este elemento como uno de los que puede ocasionar problemas de tipo
ambiental y laboral, y en consecuencia planificar las soluciones necesarias. Entre
los aspectos generales a considerar podemos mencionar la ubicación o micro lo-
calización de la edificación, el diseño de los locales y los materiales empleados, la
tecnología que se va a instalar, las máquinas o elementos generadores de ruido, la
ubicación de éstos, el número de trabajadores expuestos, los horarios de trabajo y
cualquier otro aspecto que pueda ocasionar quejas de trabajadores o de la comu-
nidad vecina.

El especialista o técnico de Seguridad y Salud en el Trabajo no realiza un


real trabajo de prevención, si su función se limita a identificar y evaluar el riesgo
al que está sometido el trabajador. En el ejercicio de sus funciones tiene que pro-
mover las medidas preventivas que limiten la exposición del trabajador y en con-
secuencia el riesgo a una pérdida auditiva y para esto es necesario que conozca las
acciones posibles para lograr este fin.

El primer elemento que debemos asimilar es que el control del ruido no


significa necesariamente la eliminación del ruido en el lugar de trabajo, sino que
nuestro objetivo es la minimización del riesgo a la pérdida auditiva por la ex-
posición del trabajador. En realidad lo que el especialista debe lograr es que en
cualquier centro de trabajo en que existan trabajadores expuestos al riesgo se esta-
blezca un Programa de Protección Auditiva que comprenda, acciones de Control
Técnico, Organizativas o Administrativas y Médicas que garanticen una vigilancia
de la situación ambiental y del estado de salud de los expuestos.

La política en este sentido tiene que analizarse de manera cuidadosa y ob-


jetiva, ya que seguramente los procesos de trabajo adoptados fueron decididos en
función de que eran los métodos más eficientes para la ejecución de la actividad la-
boral, no obstante en muchos casos se obvian medidas preventivas por razones de
costo que permiten la obtención de resultados favorables con un costo reducido.
En la mayoría de los centros de trabajo encontramos algunos lugares con niveles
de ruido que pueden causar molestia o daño al trabajador y aunque las medidas
CAPÍTULO VIII

de control no son en ocasiones fáciles de ejecutar, cuando existe conciencia del


problema, se pueden resolver en la práctica muchas de estas situaciones sin gran-
des inversiones o modificaciones complejas.

El procedimiento técnico general de análisis de una situación que exige una


medida de control para disminuir la exposición, debe considerar tres componentes
sobre los que pueden realizarse acciones, la fuente, el medio de difusión (trayecto

348
de la onda) y el receptor (Figura 26). No es posible brindar una receta uniforme
para la solución de los problemas de este tipo, ya que un proceso o máquina ubica-
da en lugares diferentes pueden presentar dos situaciones de riesgo distintas, por
lo que la actuación tendría que ser particular para cada caso.

El procedimiento de control sobre la fuente que genera el ruido, es sin lu-


gar a dudas, el más efectivo para la disminución de éste. Esto se puede lograr
mediante medidas dirigidas a modificaciones tecnológicas, cambios de procesos o
máquinas y nueva localización del centro de trabajo o de las máquinas ruidosas.
Estos son aspectos complejos que necesitan generalmente de personal altamente
capacitado, lo cual se dificulta en los medianos y pequeños centros de trabajo. No
obstante algunos de los referidos al mantenimiento de las instalaciones o aumen-
tar la distancia entre la fuente y el receptor, ya que como conocemos la presión
disminuye en relación con la distancia, pueden ser aplicados en cualquier lugar.

Figura 26. Procedimientos de Control.

FUENTE DE VÍA DE
RECEPTOR
RUIDO TRANSMISIÓN

REFLEJADO
MATERIAL
POR
ABSORBENTE
TECHO

PROTECCIÓN
TRANSMISIÓN DIRECTA PERSONAL
AISLAMIENTO
POR EL AIRE TAPONES
OREJERAS

MONTAJE REFLEJADO
MATERIAL
ANTI POR AISLAMIENTO
ABSORBENTE
VIBRATORIO PISO

MEDIDAS DE CONTROL
1. Diseño acústico
1. Aislamiento de locales. 1. Protección personal.
- Disminución de la fuerza de
2. Tratamiento acústico de 2. Aislamiento del trabajador.
impacto (energía) de los
sistemas vibrantes.
- Mejorando los acoplamientos
pisos, techos y paredes. 3. Rotación del personal. CAPÍTULO VIII
3. Aumento de la distancia 4. Modificación de la organización
entre esta energía y las partes entre la fuente y el receptor. del trabajo.
que irradian sonido.
- Modificando la estructura de 5. Formación del personal.
modo que no irradien sonido.
2. Sustitución por equipos
menos ruidosos.
3. Cambio de procesos.
4. Aislamiento de la fuente de
ruido.

349
Medidas Técnicas

Entre las medidas dirigidas a la reducción de los niveles de ruido en la


fuente podemos mencionar las siguientes:

Mantenimiento. El reemplazo y ajuste de las piezas, rodamientos, engrase


y el cumplimiento de todas aquellas exigencias establecidas en este sentido para el
funcionamiento adecuado del proceso.

Reemplazo de máquinas. Cambio de máquinas más ruidosas por menos


ruidosas, como por ejemplo poner cizallas por martillos o prensas hidráulicas en
vez de mecánicas, etc.

Sustitución de procesos. Igual que en el caso anterior el cambio por proce-


sos menos ruidosos, como puede ser la soldadura en vez del remachado o el pren-
sado en vez del laminado o forjado, etc.

Reducción de la fuerza impulsora de las superficies vibratorias. Mediante


la reducción de la velocidad de rotación o limitando la fuerza eficaz mínima y el
número de percusiones, etc.

Reducción de vibración. Mediante amortiguación, soportes adicionales, au-


mento de la masa de las partes vibrantes y aumento de la rigidez del material, etc.

Reducción de la transmisión a través de sólidos. Mediante la aplicación de


montajes flexibles, secciones flexibles en tuberías, etc.

Reducción del ruido producido por el flujo gaseoso. Mediante la reducción


del caudal, de la presión, de la turbulencia, aplicación de silenciadores de entrada
y salida, etc.
CAPÍTULO VIII

Aislamiento de la fuente. Consiste en evitar que el ruido generado se pro-


pague a los trabajadores de otras áreas o puestos de trabajo con niveles sonoros
que puedan afectar su salud. Esta reducción se logra de diferentes maneras, entre
los métodos posibles tenemos: el aislamiento de la fuente por el encapsulamiento
de la misma, el aislamiento y hermetización de los locales mediante paredes que
no permitan el paso de las ondas sonoras.

350
En cuanto a evitar la transmisión por el ambiente que rodea a la fuente se
pueden establecer barreras o paredes que limiten la transmisión, el tratamiento
acústico de los locales mediante la aplicación de materiales acústicos absorbentes,
el aislar locales y el empleo de silenciadores.




 


 






 




Por último, nos queda actuar sobre el trabajador, que por desgracia es el
método que más aplican los empresarios al considerar que resuelven el problema
con facilitar equipos de protección personal a las áreas o puestos en los que se de-
tectan niveles de riesgo. Este método aunque necesario, en ocasiones es ineficiente
por la resistencia del trabajador a su uso. En esto influye el problema de la falta
de cultura de seguridad, o sea una baja percepción del riesgo, a lo que se suma la
molestia real que producen, sobre todo cuando las condiciones ambientales son
calurosas. En la tabla 11, se pueden observar los resultados de la protección que
brindan estos medios referidos al tiempo real de utilización por los trabajadores. CAPÍTULO VIII
Si el trabajador expuesto usara los mismos permanentemente, en la práctica la ma-
yoría estaría a niveles en los que no pudiera afectarse su audición.

351
Tabla 11.
Equipos de Protección Personal

Tiempo Utilizado Protección Máxima


% dB
50 3
60 4
70 5
80 7
90 10
95 13
99 20
99.9 30

En la protección del trabajador también puede emplearse el aislamiento del


puesto, creando cabinas que reduzcan el nivel de presión que capta el trabajador,
estas cabinas deben construirse con materiales acústicos y unas condiciones climá-
ticas que no causen molestias al trabajador y permitan que el mismo se mantenga
sin exposición (encerrado) en ellas.

Otra manera de reducir la exposición del trabajador es alejándole de la


fuente, lo cual se logra en ocasiones con una pequeña inversión como es la de ale-
jar de la máquina sus controles.

Medidas Administrativas

En infinidad de lugares se han tomado medidas de tipo organizativo que


permiten reducir la exposición de los trabajadores sin tener que hacer inversiones.
Por supuesto que esto implica que se debe hacer un mayor esfuerzo en la orga-
nización del trabajo, entre estas medidas se pueden citar las siguientes: poner en
funcionamiento las máquinas o actividades ruidosas en los turnos en que menos
trabajadores estén presentes, rotando los trabajadores expuestos por puestos con
bajos niveles de ruido, limitando los tiempos de exposición en los puestos con rui-
do, trasladando a otros puestos a los trabajadores susceptibles, el establecimiento
CAPÍTULO VIII

de exigencias de niveles de ruido adecuados en la adquisición de nuevos equipos,


la formación y capacitación y otras que puedan considerarse decisiones adminis-
trativas dirigidas a una menor exposición.

352
Medidas de Vigilancia de la Salud

Estas son medidas de carácter preventivo asistencial que deben incluir como
objetivo fundamental la conservación de la capacidad auditiva de los trabajadores.
Entre estas encontramos los exámenes médicos pre-empleo y periódicos que inclu-
yan pruebas audiométricas, el monitoreo de los niveles ambientales de ruido y la
promoción y educación sanitaria de los trabajadores, lo que en su conjunto debe
constituir un sistema de vigilancia epidemiológica. El objetivo del área que atien-
de la Seguridad y Salud de los centros de trabajo en que existe este factor de riesgo
será poseer un Programa de Conservación Auditiva, que satisfaga estos aspectos.

Consideramos que todo Programa de Conservación Auditiva para ser efec-


tivo debe poseer como mínimo los componentes siguientes:

1. Vigilancia epidemiológica de la salud con especial énfasis en los aspectos


de la audición.

2. Formación y motivación del riesgo, que permita el conocimiento del co-


lectivo del problema existente y promueva la prevención, basada en la participa-
ción del colectivo en su protección.

3. Determinación de los niveles de presión sonora en el ambiente laboral


y de la exposición al ruido de los trabajadores, con un monitoreo periódico de la
situación.

4. Evaluaciones audiométricas periódicas a todos los expuestos para cono-


cimiento de la evolución de su capacidad auditiva.

5. Controles técnicos y administrativos para reducción de la exposición.

6. Sistema de información que permita mantener los registros de la situa-


ción en el tiempo y tomar acciones efectivas y oportunas.
CAPÍTULO VIII
7. Evaluación del programa.

353
CAPÍTULO IX

354
Vibraciones

CAPÍTULO IX

355
1. Introducción
Índice

2. Definición y Clasificación. Magnitudes

3. El Cuerpo Humano Como Sistema Vibrante

4. Aspectos que Influyen en la Medición de las Vibraciones.

5. Efectos en el Trabajador de la Exposición a Vibraciones y Actividades con


Posible Riesgo

6. Medición de las Vibraciones

7. Criterios de Evaluación

8. Control de la Exposición a Vibraciones


CAPÍTULO IX

356
1. Introducción
El desarrollo tecnológico y la mecanización de los procesos de trabajo, con
el objetivo de incrementar la productividad y en parte de humanizar el trabajo, ha
ido incrementando las tareas en las que el hombre al utilizar diferentes medios de
trabajo puede estar expuesto a vibraciones. En la actualidad, el incremento de este
factor de riesgo, determina que puedan identificarse en múltiples actividades la-
borales procedimientos de trabajo que generan vibraciones, las que se transmiten
al trabajador con el riesgo potencial de dañar su salud. Está demostrado que en
algunas profesiones estas situaciones han llegado a constituir un problema de im-
portancia como analizaremos posteriormente, lo que precisa poder evaluar estas
exposiciones y brindar soluciones adecuadas que favorezcan la minimización del
riesgo.

   
 


   
   
     

 

 

CAPÍTULO IX
 

 

357
Cuando se habla de vibraciones normalmente nos referimos a fenómenos
físicos que sólo se diferencian del sonido en que no son audibles y que podemos
percibirlos por el tacto, pero que se pueden caracterizar mediante las mismas mag-
nitudes físicas. En nuestra vida diaria estamos en contacto con un sin número de
sistemas mecánicos y nosotros mismos somos un sistema mecánico, en el cual se
presentan movimientos oscilatorios de las diferentes masas, respecto a un punto
de referencia, que ocurren cuando la energía oscilante de una fuente se transmite a
otra estructura del cuerpo. Es decir, que el organismo viviente se encuentra en un
proceso beneficioso de vibración continua, debido al funcionamiento de sus dife-
rentes órganos. Sin embargo, en algunos casos estamos rodeados de otros fenóme-
nos mecánicos que no son tan deseables como el descrito y que pueden transmitir
vibraciones no deseables a las personas. Estimados de algunos países europeos
consideran que entre el 4 y el 7% de los trabajadores están expuestos a este factor
de riesgo. En la figura 1 se pueden observar algunas de las fuentes que generan
vibraciones.

Las investigaciones sobre la exposición a las vibraciones y el daño a la sa-


lud que estas pudieran ocasionar, tuvieron un gran desarrollo en la época de la II
Guerra Mundial, con determinadas tecnologías que se diseñaron y que sometían a
los militares a altos niveles de vibraciones generales, como el caso de los tanques,
aviones, etc. La investigación en esta esfera ha permitido el perfeccionamiento de
estos medios y su aplicación a otros medios de trabajo desarrollados posteriormen-
te, con el objeto de elevar la productividad del trabajo, minimizar el esfuerzo físico
y el riesgo de daños a la salud. Podemos por tanto manifestar que la vibración es
un fenómeno no deseable, aunque en ocasiones en el diseño de un instrumento
de trabajo pueden concebirse para el buen funcionamiento del mismo, como es el
caso de los martillos neumáticos. Por tanto, vamos a tener dos situaciones, las vi-
braciones no deseadas que se producen por diferentes causas, como puede ser un
mal diseño, tolerancias en la fabricación, desgastes, excentricidades, desequilibrio
de elementos, rodamientos dañados, falta de mantenimiento, etc., y las vibracio-
nes deseadas que son las de los instrumentos, equipos y máquinas diseñadas con
esta finalidad.
CAPÍTULO IX

En este tema vamos a tratar sobre las características físicas de las vibracio-
nes, la forma de identificar y evaluar la exposición, así como, las medidas genera-
les de protección del trabajador a las vibraciones, tanto de las deseadas como de
las no deseadas.

358
2. Definición y Clasificación. Magnitudes.
En el apartado anterior ya mencionamos en qué consisten las vibraciones
pero consideramos necesario brindar una definición física precisa del fenómeno
sobre el que estamos tratando. Las vibraciones son movimientos denominados
periódicos o armónicos ya que se repiten en intervalos regulares de tiempo. En
este capítulo vamos a considerar para la explicación de los aspectos físicos a las
vibraciones como un movimiento armónico simple, aunque en la práctica es un
movimiento amortiguado por la fuerzas de fricción que disipan la energía del mo-
vimiento. En las soluciones a las ecuaciones que brindaremos posteriormente para
describir este fenómeno, consideramos al mismo como un movimiento armónico
simple sin fricción.

Figura 2. Movimiento Armónico Simple.

AMPLITUD

TIEMPO

UN CUERPO VIBRA CUANDO DESCRIBE


UN MOVIMIENTO OSCILATORIO
ALREDEDOR DE SU POSICIÓN DE REFERENCIA

Vamos a considerar como “vibración” al movimiento que corresponde a


una variación en el tiempo de la posición de los constituyentes de un sistema me-
cánico, cuya variación es alternativamente mayor o menor que un valor medio CAPÍTULO IX
tomado como referencia (Figura 2). Este movimiento, puede ser regular en direc-
ción, frecuencia y/o intensidad, o bien aleatorio, que es lo más frecuente.

359
2.1. Clasificación de las Vibraciones.

Las vibraciones de acuerdo con el tipo de efecto que puedan causar al tra-
bajador expuesto, ya que este es el elemento objeto de nuestra evaluación, las po-
demos clasificar de las formas siguientes:

A) Según la parte del cuerpo afectada en:

Vibraciones Generales o Globales. Son aquellas que se transmiten a todo el


cuerpo a través de las superficies de apoyo, tales como los pies en las personas en
dicha posición, la región glútea en los sentados u otras áreas de contacto en el caso
de estar reclinados o en otra posición.

Vibraciones Locales. Son aquellas en que la vibración es aplicada a partes


particulares del cuerpo como los miembros o la cabeza, como por ejemplo a través
de pedales o timones.

B) Según la frecuencia de la vibración:

De muy baja frecuencia. Las que tienen una frecuencia menor de 2 Hz y que
son características de los medios de transporte.

De baja frecuencia. Las que están en un rango de frecuencia entre 2 y 20 Hz


y que también las detectamos en los medios de transporte.

De alta frecuencia. Las que se encuentran en un rango de frecuencia entre


20 y 1000 Hz y que son características de las herramientas portátiles.

2.2. Magnitudes.
CAPÍTULO IX

Aunque ya expresamos que las vibraciones que se producen en el ambiente


laboral no son armónicas, seguiremos utilizando este modelo didácticamente para
desarrollar algunos conceptos básicos necesarios para la interpretación de este fe-
nómeno, el que se asemeja mucho a los utilizados en el ruido, ya que este es un
producto de las vibraciones.

360
Figura 3. Conversión de Desplazamiento a Aceleración

Desplazamiento, d
D d = D sin cot

Tiempo d=D

Velocidad, v v= dd = Dω sin cot


dt

v = Dω = D2πf
Tiempo

v = d d2 = Dω2 sin cot


2
Aceleración, a
dt

Tiempo a = Dω2 = D4π2f2

La forma más sencilla de describir el fenómeno vibratorio es evaluando la


amplitud, ya que la misma expresa la energía del mismo. La determinación de la
amplitud, puede cuantificarse como el desplazamiento, la velocidad o la acelera-
ción en función del tiempo, ya que en estos movimientos sinusoidales estos pará-
metros se encuentran matemáticamente relacionados por la frecuencia, por lo que
conociendo uno de ellos podemos calcular los demás (figura 3). La utilización de
determinado parámetro ha estado determinada por las posibilidades técnicas de
su medición y el tipo de vibración como posteriormente analizaremos.

Desplazamiento. Expresa la distancia entre su posición de reposo y su po-


sición en cada momento del ciclo. La amplitud o desplazamiento describe el con-
tenido de energía de la señal (Figura 4). Su unidad es el metro y es una función
sinusoidal de la forma:

x = A sen wt
CAPÍTULO IX
Velocidad. Expresa el tiempo en que se efectúa el desplazamiento de una
posición a otra y es proporcional al desplazamiento y la frecuencia. Su unidad es
el m/s y se expresa matemáticamente de la siguiente forma:

v = dx/dt = w A cos wt

361
Aceleración. Expresa el cambio de velocidad en el tiempo, siendo propor-
cional al desplazamiento y al cuadrado de la frecuencia. Su unidad es el m/s2 y se
expresa de la forma siguiente:

a = dv/dt = d2x/d

Por tanto podemos afirmar que el movimiento vibratorio estará definido


por su frecuencia y amplitud. De las magnitudes antes descritas, hay que decir que
en la actualidad la más utilizada en las evaluaciones es la aceleración. En ocasiones
en vez de utilizar como unidad el m/s2, se expresa en dB, para lo cual se toma como
valor de referencia o umbral de percepción el nivel de 10-6 m/s2 y se definirían estos
decibelios de la forma siguiente:

dB = 20 log a1/a0 = 20 log a1/10-6

Donde: a1 es el valor de la aceleración medida en m/s2.

También se expresan en ocasiones estos valores referidos a la aceleración de


la gravedad (9.81 m/s2).

Frecuencia. La frecuencia es la característica del movimiento que está deter-


minada por el número de oscilaciones completas que se producen en la unidad de
tiempo. La unidad que se utiliza es el ciclo por segundo o Hertzio. Es de suma im-
portancia en la evaluación del riesgo, ya que como se verá en otra parte del tema,
el cuerpo humano tiene diferentes respuestas a las diferentes frecuencias y está de-
mostrado que la exposición a determinadas frecuencias son más nocivas. Hay que
enfatizar que como ya hemos mencionado, las vibraciones mecánicas a las que está
expuesto el trabajador no son de una frecuencia pura, es casi imposible, normal-
mente lo que se detecta son vibraciones con múltiples frecuencias y en diferentes
direcciones. En la figura 4 se puede observar como se presenta este fenómeno en la
práctica cuando registramos la señal del valor (m/s2) de la aceleración en el tiempo.
CAPÍTULO IX

362
Figura 4. Vibración aleatoria en función de la acelaración y el tiempo.

Aceleración

Tiempo

Es importante mencionar un valor muy empleado en la evaluación de las


vibraciones que es el conocido como valor eficaz, raíz cuadrática media o RMS
en inglés. Como se conoce que los efectos dependen de la energía, se utiliza este
valor que es proporcional a la energía de la vibración y que cuando se calcula para
un tiempo de exposición determinado y se valora como aceleración se denomina
como nivel equivalente de aceleración aeq, El valor eficaz se define según la expre-
sión siguiente:

Valor Eficaz (RMS) = 1/T x2 (t) dt

En consecuencia, por la variación que presenta el valor de la amplitud (ace-


leración) de la vibración en el tiempo, el parámetro más útil para describir la ace-
leración es la aceleración eficaz (rms), que puede definirse como el resultado de la
integración de los diferentes valores de aceleración instantáneos en un determina-
do tiempo.

3. El Cuerpo Humano Como Sistema Vibrante


El hombre posee receptores para algunos factores de riesgo que le permiten CAPÍTULO IX
adaptarse al medio, pero en el caso de las vibraciones se carece de estos receptores
nerviosos específicos, por lo que las normas elaboradas se basan en experiencias
subjetivas realizadas con esa finalidad. Es necesario por tanto, para conocer las
respuestas del organismo a los niveles de exposición y establecer limites de expo-
sición seguros, considerar al hombre como un sistema mecánico.

363
   
 
…€
ƒ
–… †­„ˆ•„ €Š
 

†­„ˆ‰„ €Š

 …
†‡ˆ‹ €Š
’“ƒ
†„ˆ‘„ €Š
Œ€
†ˆŽ„ €Š

Œ€‚ †‰„ˆ‹„ €Š
†Ž‰ˆ•„ €Š
 … 
†‡ˆ‰ €Š
 ”…
ƒ
†Ž„ˆŽ­ €Š
 



  ­ €
 ‚ƒ 
­„ €   


 

  

El hombre como tal, es un sistema elástico muy complejo, en que además


los factores individuales hacen del mismo una masa con diferentes propiedades
de elasticidad y amortiguación. Es esencial para interpretar el efecto de este factor
de riesgo, considerarlo como un compendio de elementos lineales y no lineales
diferentes para cada persona. En el modelo mecánico simplificado expuesto en la
figura 5 se pueden observar que las diferentes estructuras tienen su propio grado
de vibración natural, lo cual es de gran importancia en la evaluación, ya que si se
aplicaran vibraciones de las mismas frecuencias pudiera producirse el efecto de
resonancia con los consiguientes efectos adversos. El conocimiento de estos aspec-
CAPÍTULO IX

tos nos permite también dirigir las acciones de control hacia las frecuencias que
presentan los niveles más peligrosos.

364
4. Aspectos que Influyen en la Evaluación de la
Exposición a las Vibraciones
Cuando el organismo humano entra en contacto con un elemento vibrante
externo, este le transmite esa energía mecánica, haciendo que la masa total o sólo
parte de la misma se desplace de su posición de equilibrio. Las características de
esta transferencia de energía y el desplazamiento que causa en el cuerpo u órgano
receptor, determinarán los diferentes efectos que se han observado en los traba-
jadores expuestos a este factor de riesgo. Como se ha demostrado, el organismo
humano no responde de manera similar a las diferentes exposiciones, por lo que
es necesario caracterizar aquellas que en realidad pueden ocasionar daño al traba-
jador expuesto para proceder a evaluarlas correctamente.

Los efectos de las vibraciones dependen:

• Lugar de Acción
• Dirección
• Espectro de Frecuencia
• Nivel de Aceleración
• Tiempo de Exposición
• Otros

Ante todo hay que determinar el “lugar de acción” de la misma. Los estu-
dios realizados han separado estos efectos de acuerdo con la clasificación expresa-
da previamente de las vibraciones, en “locales y generales”. Las normas aproba-
das, como veremos posteriormente están concebidas de esta forma, o sea, para la
vibración que se transmite a través del sub sistema mano-brazo o para cuando se
transmiten a todo el organismo. El determinar por tanto el lugar de acción, orienta
sobre el tipo de efecto posible, establece qué norma debe aplicarse, el tipo o forma
de medición y las posibles acciones preventivas a ejecutar. CAPÍTULO IX
La respuesta del cuerpo humano a las vibraciones no es lineal, ni es
simétrica y hay diferencias entre individuos (susceptibilidad individual)

365
Esta claro que las vibraciones se generan en diferentes direcciones simul-
táneamente, siendo normal que se transmitan en estas mismas direcciones al tra-
bajador que entra en contacto con ellas. Por supuesto, los niveles de energía que
afectan al organismo no son similares en todas las direcciones y por tanto difieren
los criterios para su evaluación, teniendo que medirse en los 3 ejes. Normalmente
se consideran 3 direcciones lineales, los ejes x (longitudinal), y (lateral) y z (verti-
cal). En la figura 6 pueden observarse estos ejes.

Al evaluar una vibración podemos observar un espectro que tiene en ge-


neral componentes en todas las frecuencias, no obstante, sabemos que el cuerpo
humano y sus partes no poseen la misma sensibilidad para todas las frecuencias.
Cuando analizamos el cuerpo humano como un sistema mecánico, se pudo cons-
tatar que las diferentes partes del mismo tienen frecuencias naturales de reso-
nancia diferentes, las que al ser excitadas por una vibración de frecuencia similar
pueden entrar en resonancia, amplificándose y pudiendo causar un mayor daño.
Analizando esta situación con un sentido energético, lo que sucede es que la fuer-
za excitadora introduce cada vez más energía y se amplifica la intensidad de la vi-
bración, por lo que una pequeña cantidad de energía provoca una gran respuesta
de la estructura receptora.
Figura 6. Sistemas de coordenadas para la evaluación de las vibraciones.

a) Vibraciones Generales.

Z
Z
X
Y
Y
Y

b) Vibraciones locales (mano-brazo)


CAPÍTULO IX

Zh Zh

Xh Yh

366
Por tanto se puede afirmar, que la respuesta del organismo está en depen-
dencia de la frecuencia de la vibración y que es esencial el conocimiento de los ni-
veles de energía que se producen en cada rango de frecuencias, para poder evaluar
el riesgo al que está sometido el trabajador y poder accionar en consecuencia.
Figura 7. Vibración Aleatoria Figura 8. Espectro de Frecuencias

1 Octava
A(m/s )
2
1/3 Octava
Aceleración

Tiempo

Frecuencia (Hz)

Como ya mencionamos cuando ejecutamos una medición de vibraciones,


debemos considerar que el trabajador normalmente se encuentra sometido a una
vibración aleatoria en dirección y frecuencia y obtenemos un resultado de acelera-
ción contra el tiempo en el que no podemos definir la frecuencia, como se puede
observar en la figura 7. Necesitamos por tanto conocer los niveles de energía, para
lo que se emplea el análisis de frecuencias en el rango entre fracciones de Hz hasta
los 1500 Hz, mediante el empleo de los filtros de octavas o de tercios de octavas
con esta finalidad (figura 8).

También existen filtros de ponderación para evaluar la intensidad de la vi-


bración considerando las frecuencias, en función de la sensibilidad del organismo
a las mismas, en las diferentes direcciones y que como el filtro A, en el caso del
ruido incluye el criterio fisiológico en el resultado de la medición.

El otro elemento fundamental para caracterizar el efecto nocivo que puede


CAPÍTULO IX
causar la vibración al trabajador, está dado por el nivel de aceleración a que está
expuesto, el que expresa la energía que transmite el medio vibrante al organismo
receptor. Como ya hemos visto, las vibraciones se presentan de forma aleatoria
tanto en la frecuencia como en la intensidad, por lo que se hace difícil determinar
su magnitud en el tiempo mediante un valor único como se puede observar en la
figura 9a. La solución a este problema se ha logrado mediante la integración en el

367
tiempo de la señal de la aceleración y se expresa por la aceleración continua equi-
valente, que expresa la intensidad de la misma en un solo valor, como si fuera una
aceleración constante que tiene la misma energía que la señal de vibración variable
en un periodo de tiempo determinado. En la figura 9b puede observarse como los
diferentes valores de la señal aleatoria registrada en 9a, se expresan como un solo
valor de energía equivalente en el tiempo. Esto no significa, que no deba prestarse
atención a la cantidad de energía vibratoria transmitida dentro de cada rango de
frecuencias, ya que como hemos analizado, cada parte del organismo presenta
características de amortiguación y resonancia particulares. Además, se considera
que la aceleración eficaz infravalora la intensidad de los movimientos que contie-
nen choques o son marcadamente intermitentes.
Figura 9. Expresión de una señal aleatoria como aceleración contínua
equivalente

a) b)

A(m/s2) A(m/s2)
AeqT

T T

Como en la evaluación de todos los factores de riesgo, la nocividad de la


vibración además está determinada por el tiempo de exposición del trabajador.
Este elemento en ocasiones no es fácil de determinar por el tipo de actividad que
realiza el expuesto, no obstante es esencial para el diagnóstico del riesgo. Como se
podrá analizar posteriormente los límites permisibles establecidos, están determi-
CAPÍTULO IX

nados en función de un tiempo de exposición. Algunos autores plantean para que


se produzcan daños es necesario un tiempo de exposición mínimo de 2,000 horas
y en general se plantea un tiempo mayor de 8,000 horas.

Existen otros elementos que influyen en los efectos que pueden causar las
vibraciones en el trabajador, entre los mismos se encuentra la susceptibilidad indi-

368
vidual, las posturas que se adoptan durante el trabajo, los procedimientos de tra-
bajo, etc., que pueden variar los niveles de transmisión al organismo. Por ejemplo,
la forma en que un trabajador agarre una herramienta vibrante puede determinar
se registren valores mayores o menores de aceleración.

5. Efectos en el Trabajador de la Exposición a


Vibraciones y Actividades con Posible Riesgo.
En el momento actual se reconoce que la exposición a vibraciones produce
efectos nocivos a la salud, así como cambios en el comportamiento y el rendimien-
to o eficiencia del trabajador. Es interesante que en el caso de las vibraciones, en
particular las consideradas como generales, no se establece sólo el límite por daños
sino un criterio de eficiencia, lo cual no se encuentra concebido en los criterios de
evaluación de otros factores de riesgo, o sea, que se establece un límite de efectos
nocivos no observables.

Una de las formas de identificar el posible efecto nocivo que puede ocasio-
nar una exposición a vibraciones, está basada en conocer la frecuencia que posee
la vibración considerada. De acuerdo con las investigaciones realizadas, han en-
contrado que los signos y síntomas causados, se pueden agrupar de acuerdo con
tres rangos considerados como de muy baja frecuencia, de baja frecuencia y de alta
frecuencia, los que analizaremos a continuación.

Muy Baja frecuencia (menor de 2 Hz). Son vibraciones características de


los diferentes medios de transporte por lo que hay quienes le denominan enfer-
medad del viajero. Pueden ocasionar tensión por alteraciones del Sistema Nervio-
so Central (SNC), debidas a estimulaciones del laberinto (aparato vestibular del
oído). Sus efectos varían en intensidad, fundamentalmente según el tiempo de ex-
posición y pueden transitar desde incomodidad, hasta náuseas, vómitos, palidez y CAPÍTULO IX
sudor frío. Estudios realizados han comprobado que son más soportables cuando
hay visión de los alrededores y buena ventilación, así como, que influyen otros
elementos como la temperatura, la dieta, la edad y la experiencia en el trabajo.

Baja frecuencia (entre 2 y 20 Hz). Son también características de los medios


de transporte y se transmiten a todo el organismo, aunque los efectos que se pue-

369
den producir estarán en dependencia de las características de los asientos y ele-
mentos transmisores, así como, de la amortiguación o resonancia de las diferentes
partes del cuerpo. De acuerdo con los niveles de aceleración estos movimientos
pueden ocasionar daño a los tejidos de la masa abdominal. En estudios realizados
se ha demostrado que los efectos son acumulativos, observándose alteraciones del
consumo de oxígeno y de la ventilación pulmonar, molestias osteomioarticulares
(OSMA), síntomas neurológicos como la dificultad para mantener el equilibrio,
variaciones del ritmo cerebral, alteraciones en la visión y cambios en el comporta-
miento, que se manifiestan por aumento de errores y del tiempo de reacción.

Alta frecuencia (entre 20 y 1000 Hz). Estas vibraciones son características


de las herramientas portátiles. Pueden ocasionar tanto efectos de tipo local como
generales, de acuerdo con las características de la frecuencia dominante, por lo que
se han establecido tres grupos diferentes.

Frecuencias inferiores a 40 Hz y con amplitudes de centímetros, producen


lesiones del sistema OSMA, se producen en el manejo de perforadoras neumáticas
pesadas.

Frecuencias entre 40 y 300 Hz y amplitudes del orden de 1 mm, se caracte-


rizan por las alteraciones vasomotoras, en particular de las manos, conocida como
el síndrome de Raynauds o dedos blancos. Es típica de las máquinas de perfora-
ción de los mineros (martillos neumáticos) y se observa después de varios años de
exposición.

Frecuencias mayores de 300 Hz y con amplitudes del orden de 0,01 mm.


Estas vibraciones son generadas por las herramientas manuales que funcionan a
gran velocidad, como las pulidoras y pueden ocasionar en pocas semanas de ex-
posición efectos nocivos en manos, antebrazos, brazos y hombros.
CAPÍTULO IX

370
Tabla 1. Efectos en el trabajador de las vibraciones según frecuencias.
Frecuencia Fuente Efectos
Transporte. Estimulan laberinto oído interno.
Muy Baja (menos de 2 Hz) Aviones, trenes, barcos, etc. Trastornos SNC.
Movimiento de balanceo Mareos y vómitos (mal transporte).
Vehículos de transporte. Lumbalgias, hernias, etc.
Vehículos industriales. Agravan lesiones raquídeas.
Baja (2 - 20 Hz)
Maquinarias agrícolas y tractores. S. Neurológico, dificultad equilibrio, varía
Maquinarias de la construcción. ritmo cerebral.

Alta (20 - 1000 Hz) Herramientas manuales. Alteraciones permanentes hombros y


manos.
<40 Hz (amplitud - cms) Martillo neumático.
Trastornos osteoarticulares
40 - 300 Hz (amplitud 1mm) Herramientas ligeras. objetivables radiológicamente.
>300 Hz (amplitud - 0.01mm) Herramientas Rápidas (pulidoras). Alteraciones vasomotoras.

Aunque ya se han tratado en forma general los efectos, que de acuerdo con
la frecuencia característica de las vibraciones se pueden producir por la exposición
a las mismas, vamos a describir sintéticamente estos trastornos en base al tipo de
exposición, ya sea a todo el organismo (cuerpo completo) o a parte del mismo
(mano), que son los casos que encontramos en nuestro trabajo diario. Aunque el
higienista no tiene que ser un especialista en este aspecto, es importante que posea
información básica sobre los efectos a la salud de forma que le facilite la identifica-
ción y prevención del riesgo al cual puede estar sometido el trabajador.

Exposiciones a todo el organismo

La exposición profesional de este tipo es característica de los medios de


transporte, en equipos de la construcción y la agricultura y en menor grado en las
instalaciones industriales, en la tabla 2 se brinda una relación de actividades en las
que se puede identificar el riesgo.
Tabla 2. Actividades con riesgo de exposición a vibraciones generales.
• Conducción de tractores. • Vuelo en helicópteros y aeronaves de alas rígidas. CAPÍTULO IX
• Vehículos de combate blindados (p. ej., tanques) y otros similares. • Trabajadores que utilizan maquinarias de fabricación de hormigón.
• Otros vehículos todo terreno. • Conductores ferroviarios.
• Maquinaria de movimiento de tierras: cargadoras, excavadoras, bulldozers, • Uso de embarcaciones de alta velocidad.
moto niveladoras, cucharas de arrastre, volquetes, rodillos compactadores. • Conducción de ciclomotores.
• Máquinas forestales. • Conducción de turismos y furgonetas.
• Maquinaria de minas y canteras. • Algunas actividades deportivas.
• Carretillas elevadoras. • Otros tipos de maquinaria industrial.
• Conducción de camiones (articulados y no articulados).
• Conducción de autobuses y tranvías. Fuente: Adaptado de Griffin 1990.

371
Los estudios en este campo se han referido preferentemente a la transmi-
sión de la vibración por los asientos de los vehículos al organismo. Se conoce que
la impedancia del cuerpo en sentido vertical presenta resonancia alrededor de los
5 Hz, por lo que es de suma importancia que el diseño de los mismos atenúe la
intensidad en dicha frecuencia. También ha sido estudiada la transmisibilidad de
estas vibraciones del asiento a la cabeza y se ha encontrado que suele alcanzar su
máximo grado entre 3 y 10Hz. Se han demostrado epidemiológicamente diferentes
trastornos de salud, siendo el más característico el de los problemas de la columna
vertebral. Entre los diferentes efectos a la salud producto de estas vibraciones se
describen los siguientes:

Efectos Agudos
Malestar.
Depende de la frecuencia, dirección, punto de contacto y duración de la
exposición. Esta sensación aumenta o disminuye según el nivel de vibración, no
existiendo límites tolerables prácticos ya que varían según los ambientes, aunque
se consideran cercanos al nivel de percepción.

Interferencia con la actividad.


Causan interferencia en la comunicación por los movimientos que ocasio-
nan fundamentalmente en el órgano de la visión y en las manos.

Alteraciones de las funciones fisiológicas.


Se han estudiado en animales, aunque las conclusiones para los humanos
son dudosas. En el hombre no se han logrado relacionar directamente estos efec-
tos, ya que en ocasiones se presentan en conjunto con otros factores de riesgo pre-
CAPÍTULO IX

sentes en el trabajo. Se ha observado un aumento de la frecuencia cardiaca que se


normaliza con rapidez.

Alteraciones neuromusculares.
Se ha determinado una aceleración del electromiograma de los músculos
superficiales de la espalda en personas sentadas que obliga a mantener una con-

372
tracción tónica, que se supone un reflejo que desaparece si las personas se man-
tienen sentadas y relajadas en posición encorvada. Se plantea que la columna se
encuentra sometida a una carga mayor cuando hay desplazamientos bruscos, la
fatiga de los músculos de la espalda puede ser mayor y puede producirse la dis-
minución o pérdida del reflejo de los tendones.

Alteraciones cardiovasculares, respiratorias, endocrinas y


metabólicas.
Se han observado durante la exposición aumento de la frecuencia cardiaca,
la presión arterial y el consumo de oxígeno. Se han detectado alteraciones metabó-
licas y de hormonas como el ACTH y las catecolaminas.

Alteraciones sensoriales y del sistema nervioso central.


Se plantean la existencia de alteraciones de la función vestibular que pare-
cen ser más importantes en las frecuencias muy bajas o de resonancia del cuerpo
completo. Se considera que existe un efecto sinérgico sobre la audición, incremen-
tando el desplazamiento temporal del umbral. También se han detectado altera-
ciones del sistema nervioso central por potenciales evocados.

Efectos a largo plazo


Riesgo para la salud de la columna vertebral
Existe en general una aceptación de que la exposición a las vibraciones
afecta la columna vertebral e incrementa las molestias lumbares. Aunque existen
discrepancias en relación a la especificidad del diagnóstico, no obstante estudios
epidemiológicos demuestran un alto riesgo a estos efectos en los trabajadores
expuestos durante años. Se plantea que las molestias se producen por los daños CAPÍTULO IX
degenerativos primarios en vértebras y discos intervertebrales. Se han realizado
algunos estudios en los que se ha encontrado insuficiencia muscular y en exposi-
ciones de frecuencias de 40 a 50 Hz, modificaciones degenerativas en los huesos
de los pies.

373
Otros riesgos para la salud
En diferentes estudios se han descrito efectos nocivos en trabajadores ex-
puestos a vibraciones, pero en los mismos este factor de riesgo se encuentra simul-
táneamente con otros factores que pueden contribuir al riesgo, por lo cual no es
posible establecer relaciones causales con la especificidad y consistencia que per-
mitan considerar a la vibración como la causa esencial del trastorno detectado. En-
tre los muchos efectos deletéreos encontrados se encuentran síntomas y alteracio-
nes patológicas de varios sistemas y órganos, entre los que se pueden mencionar
los sistemas: nervioso, músculo esquelético, circulatorio, digestivo, genitourinario
masculino, reproductor femenino y el órgano vestibular. Aunque en ocasiones en
estos casos no se pueda afirmar que la vibración es el factor suficiente y necesario
en el efecto nocivo o que se hayan arribado a conclusiones que nos permitan la
correlación entre ambos, es recomendable que el higienista considere estos efectos
nocivos en los que la vibración pudiera contribuir a su aparición o al incremento
de los mismos.

Actividades con riesgo a la exposición a


vibraciones mano - brazo
• Actividades industriales en las que se utilizan herramientas manuales rotatorias
o de percusión.

• Explotación de canteras y minería.

• Obras de construcción y otros servicios comunales.

• Agricultura y Forestales.
CAPÍTULO IX

• Conductores profesionales de motocicletas y otros medios de transporte.

• Otras.

374
Exposiciones mano - brazo
Este tipo de exposición se presenta particularmente en actividades referidas
al empleo de herramientas manuales y a la manipulación de mandos de máquinas
y equipos, que generan vibraciones y las transmiten a los trabajadores a través de
las manos. En el párrafo anterior se brinda una relación de actividades en las que
con mayor frecuencia se puede identificar el riesgo.

Relacionar la exposición profesional a este tipo de vibraciones y los efec-


tos de las mismas es una tarea bastante compleja por la cantidad de factores que
pueden participar en el proceso, como pueden ser el tipo de equipo, el tiempo, las
condiciones ambientales, las características individuales (susceptibilidad), etc. Es
un elemento de gran importancia en este sentido la condición en que el trabajador
desempeña la actividad, ya que de acuerdo a la forma de agarre, fuerza que ejerza
y postura, se transmitirá y absorberá la energía por el sistema mano – brazo y en
consecuencia se incrementará o no la posibilidad del daño a la salud. Estudios
realizados establecen que las vibraciones superiores a 100 - 200 Hz son aisladas
entre los dedos y las manos y solo las de frecuencias inferiores son transmitidas de
manera significativa a los antebrazos, codos y brazos.

El efecto a la salud generado por estas vibraciones ha sido denominado


como síndrome de las vibraciones mano – brazo y se caracteriza por un conjunto
de trastornos asociados de tipo vascular, neurológicos periféricos, osteomioarticu-
lares y otros. Además vamos a describir fenómenos agudos que se presentan y que
son causa de malestar y de perturbaciones en la actividad.

Efectos Agudos
Malestar Subjetivo.
El trabajador sometido a vibraciones padece de sensaciones desagradables
o molestas, las cuales se van a minimizar en razón de la frecuencia, o sea, según
CAPÍTULO IX
aumenta la frecuencia menor será la sensación desagradable. Se ha observado que
el malestar subjetivo es mayor para las vibraciones verticales y que depende del
espectro de frecuencias y de la fuerza de agarre sobre la herramienta.

375
Perturbación de la actividad sensorial.
Se ha observado un aumento del umbral de sensibilidad táctil en los tra-
bajadores expuestos, lo que asociado a las bajas temperaturas en algunos tipos de
actividad laboral, puede conducir a una reducción permanente de la percepción
sensorial, pérdida de la destreza y ser causa de accidentes en el trabajo.
Figura 10. Dedo blanco inducido por vibración estados avanzados.
a) b)

Tabla 3. Escala del Taller de Estocolmo para las fases del fenómeno de Raynaud.

Fase Grado Síntomas


0 - Ningún ataque.
1 Leve Ataques esporádicos que sólo afectan 1 o más dedos.
Ataques esporádico que afectan a la falange distal y media (rara vez a la próxima)
2 Moderado
de uno o más dedos.
3 Grave Ataque frecuente que afectan a todos las falanges de la mayoría de los dedos.
4 Muy Grave Como en la fase 3, con alteraciones tróficas de la piel en la punta de los dedos.
Fuente: Stockholm Workshop 86 - 1987.

Efectos a largo plazo


Trastornos vasculares.
CAPÍTULO IX

Estos son los efectos más estudiados y más frecuentes encontrados en los
trabajadores expuestos. Este trastorno vaso espástico fue descrito inicialmente por
Maurice Raynaud en 1862 y posteriormente se le han dado diferentes denomina-
ciones como, dedo muerto o blanco, fenómeno de Raynaud de origen profesional,
enfermedad vaso espástica traumática y recientemente, dedo blanco inducido por
vibración. Este trastorno consiste esencialmente en una alteración circulatoria de-
bida a una interrupción temporal de la circulación sanguínea de los dedos, la que

376
está considerada como una enfermedad profesional en la mayoría de los países.
La mayor sensibilidad a estos efectos se ha determinado en las frecuencias de 30
a 200 Hz.

Al comienzo este trastorno se presenta de forma que los trabajadores afec-


tados, durante las crisis que pueden durar hasta 40 minutos, experimentan pérdi-
da completa del sentido del tacto y de la destreza manual. Cuando la exposición
continúa pueden hacerse más frecuentes las crisis y en algunos casos pueden dar
lugar a ulceración o gangrena (Figuras 10 a y b). En la tabla 3, se pueden observar
las distintas fases en que se clasificaron los trastornos de este tipo por el Taller de
Estocolmo. En los últimos tiempos con las medidas preventivas en el diseño de los
equipos y la regulación del tiempo de exposición han disminuido los casos de esta
enfermedad.

Trastornos neurológicos periféricos.


Los expuestos pueden sufrir inicialmente la sensación de hormigueo y
adormecimiento en los dedos y manos, cuando esta exposición continúa pueden
incrementarse estos síntomas afectando la capacidad de trabajo. Esta exposición
puede llegar a causar pérdida de la sensibilidad con un incremento de los umbra-
les vibratorios, táctiles y térmicos, así como alteraciones patológicas de los nervios
de los dedos. Estudios realizados orientan que la neuropatía por vibración puede
desarrollarse independientemente de otros trastornos, producto de la exposición a
vibraciones, determinándose la mayor sensibilidad vibro táctil en el rango de fre-
cuencias de 250 a 300 Hz y una mayor sensibilidad en la reducción de la velocidad
de conducción del nervio a frecuencias de 300 a 700 Hz. En el Taller celebrado en
Estocolmo, en 1986 se propuso una clasificación para establecer las diferentes fases
de esta enfermedad la que puede observarse en la tabla 4.

Tabla 4. Fases neurosensoriales de la escala del Taller de Estocolmo para el síndrome de vibraciones mano-brazo.

Fase Síntomas
0SN Expuesto a vibración pero sin síntomas.
1SN Adormecimiento intermitente, con o sin hormigueo. CAPÍTULO IX
2SN Adormecimiento intermitente o persistente, percepción sensorial reducida.
3SN Adormecimiento intermitente o persistente, discriminación táctil y/o destreza de manipulación reducidas.
Fuente: Stockholm Workshop 86 - 1987.

377
Otra enfermedad común en algunos de estos trabajadores y la que debe ser
diferenciada de la antes descrita es el síndrome del túnel carpiano, que es un tras-
torno debido a compresión del nervio mediano a su paso por el túnel anatómico de
la muñeca. En esta enfermedad influyen otros aspectos como movimientos repetiti-
vos, agarre con fuerza y malas posturas, que unidos a la vibración pueden desenca-
denarla. La electromiografía permite diferenciar este síndrome de otras afecciones
neurológicas.

Trastornos Osteomioarticulares.
Aunque existen diferentes criterios respecto a los efectos óseos y articulares
y existe la necesidad de diferenciarlos de aquellos que pueden ser productos de la
edad o del trabajo manual, no es menos cierto que existen evidencias de que en estos
trabajadores se han encontrado la mayor frecuencia de estos trastornos. En estudios
realizados se ha informado mayor prevalencia de quistes óseos en manos y muñe-
cas, artrosis de muñecas, artrosis y osteofitósis de codo en los expuestos. También
se reporta dolor localizado, hinchazón y rigidez y deformidades de las articulacio-
nes que pudieran estar relacionados con los hallazgos radiológicos de degeneración
ósea y articular. Independientemente de las discrepancias que puedan existir. En
la mayoría de los países cuando se diagnostican estos trastornos en trabajadores
expuestos se consideran como enfermedad profesional, ya que se encuentran legal-
mente reconocidas como tal.

En relación con los trastornos musculares muchos trabajadores refieren debi-


lidad y dolores en manos y brazos. Se reportan fatiga muscular y disminución de la
fuerza de agarre, así como, tenosinovitis, tendinitis y la contractura de Dupuytren,
efectos estos asociados al trabajo manual pesado.

Otros Trastornos.
En estudios realizados en este tipo de trabajadores, se han informado otras
afectaciones que pudieran estar asociadas a la exposición. Se sugiere la pérdida audi-
tiva adicional como resultado de la vasoconstricción de los vasos sanguíneos del oído,
CAPÍTULO IX

no obstante hay que considerar que en general estos medios de trabajo generan nive-
les de ruido superiores a los límites seguros. Además de los trastornos neurológicos
ya mencionados, hay quienes plantean efectos nocivos al sistema nervioso central y
al sistema endocrino. En muchos estudios clínicos se reportan signos y síntomas rela-
cionados con la disfunción de los centros autónomos del cerebro, como pueden ser la
fatiga persistente, dolor de cabeza, irritabilidad, perturbaciones del sueño, anomalías
electroencefalográficas, impotencia, etc., cuya asociación debe ser más estudiada.

378
En Cuba en los estudios realizados a expuestos a vibraciones tanto genera-
les como locales, se han detectado efectos similares a los descritos por las investi-
gaciones de otros países, en particular respecto a los hallazgos osteomioarticula-
res. No obstante puede afirmarse que la prevalencia encontrada, no ha sugerido
que este sea una situación importante de salud en estos trabajadores, pues también
han estado presentes otros factores de riesgo como la edad, el trabajo pesado y
otros, que pudieran influir en el resultado. En cuanto a los trastornos vasculares
hay que expresar que en los estudios realizados esto no es un problema, es posible
que este resultado se deba a que en nuestro país la temperatura ambiente durante
todo el año es elevada, o sea, que son mínimos los días de frío. Se han detectado
trabajadores con pérdida auditiva, pero este aspecto debemos atribuirlo al nivel de
ruido producido por estas máquinas y herramientas.

6. Medición de las Vibraciones


Como en la evaluación de todo factor de riesgo, en este caso hay que medir
el nivel de la exposición, si deseamos obtener una evaluación representativa de la
situación con mayor precisión. La medición de la vibración es difícil, ya que para
proceder a la misma, además de tener que poseer equipos relativamente costosos
y personal de experiencia, deberá ejecutarse un procedimiento meticuloso para
lograr resultados satisfactorios. Las mediciones se hacen muy complejas, ya que
en una misma actividad, generalmente hay que realizar un número grande de
mediciones, pues los trabajadores realizan tareas en las cuales adoptan diferentes
posiciones de trabajo, con diferente fuerza de agarre de la herramienta y dirección
de la vibración. Aunque en las mediciones se pueden determinar el desplazamien-
to, la velocidad o la aceleración, en realidad en la actualidad para evaluar la expo-
sición, lo que se determina es la aceleración, ya que es un parámetro mucho más
estable y las normas vigentes están expresadas en dicha magnitud.

Las mediciones que se realizan pueden estar dirigidas al desarrollo de nue-


vos medios de trabajo, a comprobar los niveles cuando se adquieren nuevos me-
dios, a verificar condiciones de mantenimiento y a determinar la exposición de los CAPÍTULO IX
trabajadores. Esta última es el objetivo más frecuente en seguridad y salud, definir
los niveles de exposición, ya sean a todo el cuerpo o generales y al sistema mano
– brazo o locales.

A continuación vamos a mencionar una serie de aspectos que se deben ana-


lizar y considerar como las etapas a cumplir para realizar una medición de calidad.

379
1. Ante todo hay que hacer una buena observación de la actividad del tra-
bajador, determinando si realiza diferentes tareas, forma en que las ejecuta y el
tiempo de exposición. De esta manera podemos preestablecer la cantidad y el tipo
de las mediciones que tenemos que efectuar.

2. Definir el lugar en que se tiene que colocar el transductor (acelerómetro)


y el efecto de la masa del mismo. Como nuestro objetivo es conocer la vibración
que se transmite al trabajador, la cual puede ser a todo el cuerpo o a las manos, el
acelerómetro se colocará en el punto donde se considere, se efectúa esta transmi-
sión y más real sea el resultado. Otro aspecto consiste en definir que la masa de
este acelerómetro no interfiera en el resultado, ya que si el elemento que desea-
mos medir posee una masa pequeña y el transductor tiene una masa mucho ma-
yor pudiera alterarse la respuesta. Un ejemplo pudiera ser que quisiéramos medir
el taladro (aerotor) que utilizan los estomatólogos y procediéramos a utilizar un
transductor de gran masa.

3. Estimar el tipo y nivel de las vibraciones. Es elemental este aspecto para


proceder a la medición, ya que nos permite escoger los equipos y accesorios con
el que realizaremos las mediciones al conocer el fenómeno que vamos a evaluar.
En la tabla 5 se muestran algunos valores de aceleración de vibraciones en equipos
que causan exposiciones mano-brazo.

4. Elegir el transductor más adecuado por sus características y las condicio-


nes ambientales de operación. Existen diferentes tipos de transductores con dife-
rentes masas, tipos de frecuencias, triaxiales o de una sola dirección, de mayor sen-
sibilidad, más resistentes a la temperatura, humedad, etc. En este caso debemos
seleccionar aquel que por las observaciones previas sepamos que es el mejor para
la medición que vamos a efectuar.
CAPÍTULO IX

380
Tabla 5. Niveles de aceleración en extremidades superiores causados por equipos de trabajo.

a(m/seg2) Tipo de Herramienta


1.183 Remachadoras, Calafateadoras
424 Martillos neumáticos
416 Motocicletas
339 Taladros
251 Esmeriles
195 Quebradoras de pavimento
125 Esmeriles de pedestal
75 Sierras de Cadena
59 Sierras de cepillado
20 Esmeriles manuales

5. Determinar el tipo de medición más adecuado. De acuerdo con los ob-


jetivos de la medición y la forma de trabajo decidiremos el tipo de medición a
realizar. En este sentido se pueden hacer mediciones con filtros de ponderación
globales, de 1/3 de octavas o de octavas, de velocidad, de aceleración, en tiempo
real, de pico, en una dirección, etc., debiendo seleccionar la forma más adecuada
para cumplir con los objetivos deseados.

6. Elegir los medios de medición. En la actualidad existen múltiples equipos


que pueden emplearse y que permiten determinar las características de estos fe-
nómenos, por lo que en este aspecto la única limitante puede ser de posibilidades
económicas. Un aspecto que debe tenerse en consideración es que en mediciones
cuyo objetivo es controlar los niveles de exposición, basta que el sistema de medi-
ción utilizado cumpla con los requerimientos técnicos establecidos por las normas
vigentes.

8. Verificar el funcionamiento de los equipos y calibrar el sistema. Este es un CAPÍTULO IX


elemento esencial que debe efectuarse antes de cada serie de mediciones. No pode-
mos comenzar un proceso de medición sin estar seguros que nuestras mediciones
son confiables. Para este paso se hace necesario poseer los medios de calibración
indispensables y que los mismos estén verificados por los órganos de metrología
nacionales. El procedimiento de verificar el sistema consiste esencialmente en apli-
car una señal conocida y registrar los valores obtenidos, determinando que dichos
resultados se corresponden con la señal generada.

381
Figura 11. Calibrador de vibraciones

10 m/s2 pico
Nivel de Vibración

9. Describir el sistema de medición empleado. Como un sistema de me-


dición de vibraciones está compuesto de partes que pueden variar, es necesario
describir con exactitud los elementos que se utilizaron en la medición. Esto es
fundamental para el caso que se desee comprobar un resultado, poder hacerlo con
un sistema similar, pues si se utilizara otro elemento que tuviera características
técnicas diferentes pudieran obtenerse otros resultados.

Figura 12. Sistemas de Medición


Metro de Vibraciones Filtro

Acelerómetro

Integrador

Sonómetro
Filtro

Acelerómetro
CAPÍTULO IX

10. Determinar los niveles de fondo existentes. Posibilidades de campos


eléctricos y acústicos. La existencia de estos fenómenos puede causar interferen-
cias en las mediciones y por consiguiente, resultados no confiables. Se recomienda
que se valoren las vibraciones en partes no vibrantes del sistema y si se registran
valores inferiores a 1/3 de los medidos se acepta la medición realizada.

382
11. Realizar el montaje del acelerómetro por el método más conveniente.
Conocemos que existen diferentes formas para el montaje del acelerómetro, sien-
do este un paso fundamental para lograr la mejor captación de los niveles de trans-
misión al cuerpo humano. Se hace necesario seleccionar la mejor, ya que por la
utilización de una forma o accesorio inadecuado puede alterar los resultados.

12. Registrar la posición de los mandos. Antes de comenzar cada medición


hay que registrar en qué posición se ubican los mandos, ya que después podemos
tener dudas respecto a los niveles obtenidos e informar resultados incorrectos. No
es lo mismo que el metro se encuentre en la posición de pico que en la de nivel
eficaz, o en una u otra frecuencia.

13. Realizar las mediciones y registrar resultados. Una vez que ya se han
cumplido los pasos anteriores se procede a medir y se registran los resultados.
Hay que asegurarse antes de proceder, que se está trabajando en condiciones nor-
males de operación. Deben tomarse medidas en diferentes lugares, direcciones
y frecuencias para orientarnos respecto a los mayores niveles de exposición. Los
registros pueden ser almacenados por diferentes medios para cuando se desee
posteriormente analizarlos en el laboratorio.

14. Evaluar resultados y confeccionar el informe. Una vez obtenidos los re-
sultados se deben comparar con los criterios de exposición correspondientes, para
evaluar la posibilidad o no del riesgo a la salud. Una vez analizada la situación
sólo faltará el confeccionar un informe lo más detallado posible de las condiciones
de la actividad, las mediciones realizadas, los criterios utilizados para evaluar el
riesgo, el dictamen final sobre el riesgo existente y en los casos necesarios reco-
mendaciones para minimizar o eliminar el mismo.

La medición de las vibraciones se puede realizar en:


CAPÍTULO IX
a Directamente en el equipo o herramienta que las produce.
b En el lugar donde son transmitidas al cuerpo.

383
Figura 13. Esquema general de un metro de vibraciones.
a) Esquema
Acelerómetro

Entrada Amplificador Filtro de Detector


Amplificador paso (baja Amplificador (Pico o Convertidor
de Carga Lin-Log
frecuencia) RMS)

Filtro de Salida Salida Salida


Integrador paso (alta AC DC - Lin DC - Log
frecuencia) Filtros Externos

Fuente de energia
Generador de (baterías o fuente
Calibración externa

b) Metros de Vibraciones

6.1. Medios de medición

Los equipos para la medición de las vibraciones son denominados vibro-


métros, que como ya se ha mencionado tienen como objetivo determinar el ni-
vel de las vibraciones o la dosis que puede ser transmitida al cuerpo en el punto
de contacto de la mismas con este. La condición esencial que deben poseer estos
medios es que deben cumplir con las especificaciones internacionales estableci-
das por la Comisión Internacional Electrotécnica (CIE) y la norma ISO 8041:1990.
”Respuesta humana a las vibraciones. Instrumentos de medida”. Los equipos más
utilizados con este fin son los mismos sonómetros empleados para la medición del
ruido, cuando estos reúnen las características técnicas necesarias, sólo que en estas
mediciones se utiliza como transductor, un acelerómetro en vez de un micrófono
y se le agrega un accesorio denominado integrador. Además en estas mediciones
CAPÍTULO IX

se utilizarán filtros de ponderación o filtros de 1/3 o de Octavas para poder obte-


ner resultados comparables con las normas existentes. En la figura 13 podemos
observar un esquema general de un metro de vibraciones y equipos de los que se
comercializan en el mercado. En la figura 12 puede observarse los dos sistemas de
medición más frecuentes. En la actualidad existen equipos más complejos en los
que se puede almacenar la información en tiempo real, pero en realidad, para el
tipo de evaluaciones que se necesitan en la práctica diaria de terreno no son indis-

384
pensables, los consideramos necesarios para estudios de diseños de máquinas o
modificaciones de tecnologías.

Uno de los accesorios más importantes de estos sistemas de medición es


el acelerómetro (Figura 14), ya que el mismo es quien se encarga de transformar
la energía mecánica de la vibración en la señal eléctrica (voltaje proporcional a la
aceleración), que será registrada por el metro. Como se ha mencionado la selec-
ción del mismo es muy importante, hay que tener en cuenta sus características de
frecuencia, su sensibilidad, la resonancia y otras que pueden afectar los resulta-
dos. Los más utilizados son los del tipo piezoeléctrico. Es necesario considerar la
longitud del cable ya que puede afectar las mediciones. Otro aspecto de suma im-
portancia es la forma de montaje de los mismos para lograr una mayor represen-
tatividad de las mediciones, recordemos que el procedimiento normal consiste en
medir en el punto de contacto, donde se alcance el valor máximo. En la actualidad
se comercializan adaptadores que facilitan el procedimiento, antes era necesario
construir los elementos para poder adaptar estos al punto de medición, con el
riesgo que el diseño o los materiales utilizados ocasionarán efectos de resonancia
o amortiguación que pudieran alterar la medición. Los medios que se ofertan en el
mercado, tanto para vibraciones al cuerpo entero como al sistema mano – brazo,
garantizan que no ocurra este fenómeno. Los mismos pueden montarse como se
observa en la figura siguiente.

Figura 14. Acelerómetros. Tipos y formas de montaje.

a)

CAPÍTULO IX

385
b) Cuerpo Completo
Adaptador para mediciones

Lámina de metal para Cavidad para acelerómetro


montaje del acelerómetro

c) Mano - Brazo
CAPÍTULO IX

Acelerómetro

386
En el caso de las vibraciones globales se pueden montar sobre láminas de
acero, pero con el riesgo de los errores antes mencionados. En la actualidad se
montan en un disco plano que se puede adquirir en el mercado y que se interpone
entre el asiento y el trabajador sin molestar a este. En relación con las vibraciones
mano-brazo existen diferentes tipos de adaptadores, tanto para situarlos en la he-
rramienta generadora de las vibraciones como a la mano directamente. En estos
montajes hay que fijar el cable a la muñeca y brazo del operador para evitar errores
en la medición.

Figura 15. Espectros de frecuencia ponderadas y no ponderadas de


vibraciones mano - brazo
10

8 Ponderado Sin ponderar


Aceleración (cm/s2)

0
63

10

125
15

20
25

315

40

50

63

80

100

125

160

200
250

315
400

500

630

800

1000

1250
Frecuencia Hz

Otro elemento de un sistema de medición de las vibraciones y del que se ha


hablado con anterioridad, son los filtros de ponderación o filtros de frecuencias. Es
esencial en la evaluación del riesgo considerar las frecuencias componentes. En la
mayoría de los casos se emplean filtros de ponderación, parecidos al filtro A que se
utiliza en la medición del ruido, donde el mismo ya atenúa los niveles en función
de la frecuencia, según criterios establecidos para las vibraciones generales o de
mano-brazo y su respuesta se asemeja aproximadamente a como percibe la vibra-
ción el trabajador. Otra forma generalizada es efectuar el análisis por bandas de
octava o de 1/3 de octavas. En la figura 15, se observa la respuesta por frecuencias
de un filtro de ponderación con la atenuación en cada banda, y la respuesta sin
ponderación de una vibración mano – brazo.
CAPÍTULO IX
El utilizar los filtros de ponderación en la práctica diaria de control de la
exposición, simplifica en gran medida la medición, ya que con menos mediciones
podemos tener un criterio del riesgo, mientras que en el análisis por frecuencias se
incrementa el número de mediciones a efectuar. Además nos expresa lo que desea-
mos conocer, ya que refleja la sensación subjetiva del trabajador, la forma en que
el mismo percibe la vibración de forma integrada. No obstante igual que en el caso

387
del ruido hay casos en que se necesita el análisis por frecuencias. Estos filtros de
ponderación son diferentes para las exposiciones de cuerpo completo y de mano
brazo, ya que en ambos casos las frecuencias más sensibles están entre 8 y 16 Hz y
entre 1 y 8 Hz respectivamente. En la tabla 6, se pueden observar las atenuaciones
por frecuencias de un filtro de ponderación para mediciones de mano – brazo y
de cuerpo completo. De la misma manera existen factores de ponderación para los
filtros de octavas.

Tabla 6. Factores de ponderación Kj y Wi para la conversión de las medidas de banda


de tercios de octava en medidas ponderadas de vibraciones mano-brazo y cuerpo com-
pleto respectivamente.

a) Mano – brazo b) Cuerpo completo

Frecuencia (Hz) Factor de ponderación Kj Frecuencia (Hz) Wk para eje z Wd para ejes x e y
0.5 0.418 0.853
6.3 1.0 0.63 0.459 0.944

8.0 1.0 0.8 0.477 0.991


1 0.482 1.011
10.0 1.0 1.25 0.484 1.008

12.5 1.0 1.6 0.494 0.968


2 0.531 0.890
16 1.0 2.5 0.631 0.776

20 0.8 3.15 0.804 0.642


4 0.967 0.512
25 0.63 5 1.039 0.409

31.5 0.5 6.3 1.054 0.323


8 1.036 0.253
40 0.4 10 0.988 0.212
12.5 0.902 0.161
50 0.3
16 0.768 0.125
63 0.25 20 0.636 0.100
25 0.513 0.080
80 0.2
31.5 0.405 0.0632
100 0.16 40 0.314 0.0494
50 0.246 0.0388
125 0.125
63 0.186 0.0295
160 0.1 80 0.132 0.0211

200 0.08
250 0.063
CAPÍTULO IX

315 0.05
400 0.04
500 0.03
630 0.025
800 0.02
1000 0.016
1250 0.0125

388
7. Criterios de Evaluación
Ya conocemos que las mediciones resultantes de cualquier factor de riesgo,
no expresan el nivel de exposición a que el trabajador está sometido, que es el ele-
mento necesario para poder evaluar el riesgo posible. Por tanto, además del nivel
de aceleración equivalente continuo ponderado en frecuencias, necesitamos de-
terminar el tiempo real en que esta realizando la actividad determinada, así como
comparar con los criterios existentes para la evaluación de los límites permisibles.

Es inobjetable que las mediciones que se realizan necesitan para determi-


nar la existencia o no de una situación de peligro o probable daño a la salud, de la
existencia de normas que regulen los límites permisibles en función de los resulta-
dos de las investigaciones en este campo. En la actualidad internacionalmente se
manejan diferentes normas que regulan la exposición a este factor de riesgo y con
cuyos límites es posible comparar los resultados de las mediciones. Las normas
existentes se dividen en dos tipos, las referidas a las vibraciones de cuerpo com-
pleto y las referidas a vibraciones trasmitidas por las manos.

En Cuba poseemos 2 normas para el control de estas exposiciones la NC


19-01-05 “Vibración General. Requisitos generales higiénico sanitarios” y la NC
19-01-08 “Máquinas Manuales. Niveles admisibles de vibraciones”, la primera
coincide con la norma ISO 2631, aunque su documento base se correspondía con
un tema del desaparecido Consejo de Ayuda Mutua Económica y la segunda tenía
como base una norma del mismo y fue aprobada en el 1982. Aunque en la actuali-
dad son nuestros documentos oficiales, no será descrito su contenido y alcance al
existir documentos aprobados internacionalmente a este fin por la ISO.

Entre las normas (criterios) más utilizadas podemos mencionar las siguientes:

ISO 2631-1. 1997. Vibraciones mecánicas y choques. Evaluación de la expo-


sición a vibraciones globales al cuerpo.
CAPÍTULO IX
ISO 5349-1. 2001. Vibración mecánica. Directrices para la medición y eva-
luación de la exposición a las vibraciones trasmitidas a través de las manos.

BS 6841: 1987. British Standard. Guía para la medición y evaluación de la


exposición humana al cuerpo completo de la vibración mecánica y choques repe-
titivos.

389
ACGIH (American Conference of Government Industrial Hygienists). 2002.
TLVs. Valores Limites para Sustancias Químicas y Agentes Físicos en el ambiente
de Trabajo.

La ISO 2631, trata sobre las vibraciones entre 1 y 80 Hz, que pueden ser
transmitidas al cuerpo humano fundamentalmente por los glúteos o espalda (sen-
tados) y para la transmitida por los pies (parados o recostados). Establece 2 niveles
límites de exposición, según la dirección sea en la dirección Z o en las direcciones
X, Y. Los valores límites contenidos en las figuras 16 y 17, expresan el criterio fi-
siológico para evitar la fatiga y la disminución de la eficiencia, no es un criterio de
daño a la salud, para determinar los cuales, se plantea multiplicar los expresados
en las gráficas por 2. En caso que se desee determinar el criterio de molestia (con-
fort) dichos valores se dividirán entre 10.

Como puede observarse en las figuras, en las vibraciones longitudinales


(az) la sensibilidad máxima del organismo se encuentra en el rango de frecuencias
entre 4 y 8 Hz, mientras que en las transversales (ax,y) se encuentra por debajo de 2
Hz. Esta norma es la que más se utiliza en la actualidad para la evaluación de estas
exposiciones. La ACGIH también la utiliza como valores de referencia.
Figura 16. Límites de aceleración en los ejes X - Y en función del tiempo
(Fatiga y disminución de la eficiencia)

20
16 1.6
12.5
10 1.0
8.0 xgn 1 gn peak
6.3 0.63
5.0
4.0
Aceleración az (RMS) en m/s2

0.4
3.15
1min
2.5 0.25
2.0 16min
25min
1.6 0.16
1.25
1h
1.0 0.1
0.8
2,5h
CAPÍTULO IX

0.63
10 dB

0.063
0.50 4h
0.40
0.04
0.315 Para obtener
8h - “límites de exposición”:
0.25 multiplique los valores de
0.025
0.20 16h aceleración por 2
0.16
0.125
0.016
24h
- niveles de confort:
divida los valores de
aceleración por 3.15
a z
0.10
0.016 0.4 0.5 0.63 0.8 1.0 1.25 1.6 2.0 2.5 3.15 4.0 5.0 6.3 8.0 10 12.5 16 20 25 31.5 40 50 63 80
Frecuencias centrales de bandas de 1/3 de Octavas

390
Figura 17. Límites de aceleración en los ejes X - Y en función del tiempo
(Fatiga y disminución de la eficiencia)

20
16 1.6
12.5
10 1.0
8.0
6.3 0.63
5.0
kgn
Aceleración ax az (RMS) en m/s2

4.0 0.4
3.15
2.5 0.25
2.0 1min
1.6 0.16 16min
1.25 25min
1.0 0.1
0.8 1hr
0.63 Para obtener
10 dB

0.063 - “límites de exposición”:


0.50 2.5hr multiplique los valores de
0.40 aceleración por 2

a
0.04
0.315
4hr - niveles de confort: x y
divida los valores de
0.25 aceleración por 3.15
0.025 8hr
0.20
0.16
0.016 16hr
0.125
0.10 24hr
0.016 0.4 0.5 0.63 0.8 1.0 1.25 1.6 2.0 2.5 3.15 4.0 5.0 6.3 8.0 10 12.5 16 20 25 31.5 40 50 63 80
Frecuencias centrales de bandas de 1/3 de Octavas

Según la Directiva de la Comisión de la Unión Europea de 1994, se conside-


ran niveles de aceleración tolerables para 8 horas de exposición, aquellos iguales a
0.25 m/s2 o menores, 0.75 m/s2 como valor máximo y 0.5 m/s2 como nivel de acción.

La ISO 5349 es la referida a la vibración transmitida por las manos en el


rango de frecuencias de 5.6 a 1400 Hz, requiriendo medir en los 3 ejes ortogonales.
Puede medirse el espectro en tercios de octavas, con frecuentas centrales de 6.3 a
1250 Hz y por bandas de octavas con frecuencias centrales de 8 a 1000 Hz. En rea- CAPÍTULO IX
lidad como en este tipo de exposición participan múltiples factores, siendo suma-
mente complejo integrar los mismos para determinar un criterio de daño o efecto
biológico adverso. El documento no establece límites de seguridad, sino que está
concebido como una guía de evaluación, estableciendo como se mide y se calcula
la exposición diaria. Posee una tabla elaborada mediante investigaciones realiza-
das a trabajadores expuestos durante 25 años, que permite estimar el posible efec-

391
to adverso de este tipo de exposición y la cual exponemos a continuación (tabla 7).
La ISO plantea según la relación dosis efecto, que en el 10% de los trabajadores con
una exposición diaria de 3 m/s2 durante 10 años, pueden esperarse la presencia de
afectaciones vasculares en manos.

Tabla 7. Tiempo de exposición en años y porcentajes de población detectados con síntomas de daños vasculares en investi-
gaciones a diferentes valores de aceleración ponderada.

Aceleración ponderada PORCENTAJE DE POBLACIÓN


(ah,w)eq 10 20 30 40 50
m/s2 TIEMPO DE EXPOSICIÓN EN AÑOS
2 15 23 25 25 25
5 6 9 11 12 14
10 3 4 5 6 7
20 1 2 2 3 3
50 1 1 1 1 1

En el caso de las vibraciones transmitidas por las manos, la Directiva de


la Comisión de la Unión Europea de 1994, considera como niveles de aceleración
ponderados tolerables para 8 horas de exposición, aquellos iguales a 1.0 m/s2 (um-
bral) o menores, 5.0 m/s2 como valor limite y 2.5 m/s2 como nivel de acción. En la
tabla 8 se definen los conceptos de dichos valores. Este documento tiene como base
la norma británica BS 6842 – 1997, que de la misma manera que la ISO 5349 no
establece limites de exposición, sino que ofrece información acerca de la relación
dosis – efecto y las magnitudes estimadas en que el 10% de los expuestos pudieran
presentar síntomas vasculares (Ver Tabla 9).

Tabla 8. Niveles de exposición a vibraciones transmitidas por las manos propuestos por la Directiva de la Unión Europea (1994).

A(8)*
Niveles Concepto
m/s2
Valor de exposición por debajo del cual la exposición contínua o repetitiva no
Umbral 1 tiene ningún efecto adverso a la salud y seguridad de los trabajadores.
CAPÍTULO IX

Valor sobre el cual deben ser adoptadas una o más de las medidas** especifi-
Acción 2.5
cadas en los anexos.
Valor por encima del cual una persona no protegida está expuesta a riesgos
Límite de Exposición 5 inaceptables. Está prohibido rebasar este nivel y deberá evitarse implantando
las medidas** previstas en la directiva.

392
Observaciones:

A (8)* = 8 horas de aceleración equivalente ponderada en frecuencia.

** = Información, formación, medidas técnicas, vigilancia en salud.

*** = Medidas apropiadas para la protección de la salud y seguridad.


Tabla 9. Niveles de aceleración ponderada en frecuencias (m/s2 r.m.s) posibles de producir trastornos vasculares (dedos
blancos) en el 10% de los expuestos.
Exposición durante toda la vida (años)
Exposición Diaria en horas
0.5 1 2 4 8 16
0.25 256.0 128.0 64.0 32.0 16.0 8.0
0.5 179.2 89.6 44.8 22.4 11.2 5.6
2 89.6 44.8 22.4 11.2 5.6 2.8
4 64.0 32.0 16.0 8.0 4.0 2.0
8 44.8 22.4 11.2 5.6 2.8 1.4

Los valores recomendados por la ACGIH los consideramos muy importan-


tes por la gran cantidad de países en los que se utilizan como guía de trabajo. Ya
mencionamos previamente que para la vibración de cuerpo completo utilizan los
criterios de la ISO 2631 ya analizadas previamente. En el caso de las vibraciones
transmitidas por las manos se utilizan como base de su contenido las normas ISO
5349:1986 y la ANSI S3.34 – 1986, respecto a los procedimientos e instrumentos
de medición. Los límites que establecen plantean, que es para que casi todos los
trabajadores expuestos no sobrepasen la escala 1 de la clasificación establecida en
Estocolmo para el dedo blanco inducido por vibración. Los límites recomendados
se pueden observar en la tabla 10.

Tabla 10. TLVs para la exposición de la mano


a la vibración en cualquiera de las direcciones Xh5, Yh5, Zh.
Valores cuadráticos medios dominantes* de la componente de las CAPÍTULO IX
Duración de la exposición total diaria* aceleraciones de frecuencia ponderada que no deben excederse
ak5(akeq)
m/s2 g◊
4 horas y menos de 8 4 0.40
2 horas y menos de 4 6 0.61
1 hora y menos de 2 8 0.81
Menos de 1 hora 12 1.22

393
Observaciones:

* El tiempo de vibración total penetra en la mano cada día de manera con-


tinua o intermitente.

** Usualmente uno de los ejes de vibración domina sobre los dos restantes.
Si uno o más ejes de vibración sobrepasan la Exposición Total Diaria se ha sobre-
pasado el TLV.

◊ = 9.81 m/s2

5 Estos TLVs no están pensados para su aplicación en edificios con cimenta-


ción fija, en las estructuras de las plataformas marinas o en los barcos.

8. Control de la Exposición a Vibraciones


Durante el tema se ha tratado sobre la medición y estimación del riesgo por
la exposición a vibraciones. El tratamiento de estos aspectos no tendría justifica-
ción si el higienista una vez detectada una situación de riesgo a la salud, no proce-
diera a elaborar un dictamen técnico y hacer una propuesta de intervención para
eliminar o minimizar el nivel de riesgo. Los efectos negativos derivados de las vi-
braciones son de diferentes tipos y pueden causar, además de los efectos a la salud
ya descritos, deterioro de máquinas, herramientas y edificaciones. La prevención
de las vibraciones es difícil y las medidas a tomar para eliminar o minimizar el
riesgo en la mayoría de las ocasiones, necesitan de especialistas en la materia de
construcción de maquinarias, estructuras, edificaciones, etc., ya que el aislamiento
de las bajas frecuencias es muy complejo. No obstante el higienista deberá conocer
los principios preventivos básicos que pueden aplicarse con esta finalidad, para
poder de acuerdo con sus observaciones del proceso laboral recomendar medidas
que minimicen el riesgo.
CAPÍTULO IX

La planificación e implantación de medidas preventivas debe tener como punto de


partida los resultados de la evaluación de los riesgos por vibraciones.

394
Las medidas preventivas estarán dirigidas a la fuente generadora, al medio
en que se transmiten y al trabajador que las recibe. Normalmente, es el diseñador
- fabricante de las máquinas, herramientas y vehículos o el instalador de un equi-
po el responsable de lograr niveles tolerables de intensidad de la vibración. Otro
aspecto importante consiste en el diseño ergonómico de asientos y empuñaduras,
por lo que esto representa en la transmisión, fuerza de agarre y esfuerzo físico
durante la actividad laboral. En algunas circunstancias, es posible modificar una
máquina para reducir su nivel de vibración cambiando la posición de las masas
móviles, modificando los puntos de anclaje o las uniones entre los elementos mó-
viles.

A continuación detallaremos aspectos que deben observarse para alcanzar


niveles de exposición seguros durante la exposición a las vibraciones.

a). Medidas preventivas en la fuente.

Selección de equipos y herramientas con los niveles menores posibles. Es


importante que antes de adquirir cualquier tecnología o medio de trabajo, inclui-
dos los vehículos que el comprador que adquiere los medios de trabajo, solicite
a los productores los niveles de vibraciones de los mismos, de forma que pueda
conocerse los niveles de exposición a que estarían sometidos los trabajadores. Las
alternativas posibles son el que cumplan con las normas vigentes sin tener que es-
tablecer medidas preventivas o tener que adoptar previamente regulaciones para
su explotación con el menor riesgo posible. Este punto es de suma importancia,
pues cuando por diseño la máquina alcanza niveles adversos a la salud durante su
operación, prácticamente es casi imposible eliminarlos.

Diseño de edificaciones y montaje de los medios de trabajo. Las edifica-


ciones y locales en los que se montarán máquinas que transmiten vibraciones, se
diseñarán de manera que se evite dicha transmisión a través de la estructura. Es
fundamental, en este sentido ubicar las máquinas preferentemente en los pisos
bajos con bases independientes o medios amortiguadores. CAPÍTULO IX
Vigilancia del estado técnico de medios de trabajo (máquinas y vehículos).
Es conocido que con el tiempo de utilización las partes de las maquinarias o herra-
mientas sufren desgastes que ocasionan vibraciones. Esto puede controlarse con
la elaboración de un plan de mantenimiento preventivo, mediante el engrase y re-
cambio de partes y accesorios que extiendan la vida útil de los medios de trabajo,

395
sin un incremento de las vibraciones emitidas. En el caso de los vehículos se debe
vigilar el estado de los sistemas de suspensión y de las superficies de rodaje.

Sustitución o modificación de procesos. En la actualidad se puede elimi-


nar la exposición mediante el cambio de un proceso, por otro que genere niveles
mínimos de vibraciones, un ejemplo de esto seria sustituir el remachado por la
soldadura. En determinados casos con la automatización del mismo proceso, pue-
de eliminarse o minimizarse la exposición. La aplicación de este tipo de medidas
depende esencialmente de posibilidades económicas.

b). Medidas preventivas en el medio de transmisión.

Una vez tomadas todas las medidas posibles para minimizar las vibracio-
nes en la fuente, las acciones se orientarán a evitar la transmisión a través del me-
dio entre la fuente y el trabajador.

Aplicación de materiales aislantes de las vibraciones. En general esta me-


dida tiene el objetivo de aislar dicha transmisión mediante la utilización de ele-
mentos elásticos que interfieren la propagación. Entre los elementos antivibrato-
rios más utilizados encontramos a los muelles o resortes metálicos, el caucho y el
corcho. Los muelles se comportan bien para las bajas frecuencias y el caucho y el
corcho para las altas frecuencias. La frecuencia natural de los elementos elásticos
debe ser más baja que la frecuencia que deseamos aislar. La masa que el muelle
soporta, posee una frecuencia natural con la cual puede entrar en resonancia, que
es lo que denominamos la frecuencia de resonancia del sistema, la frecuencia del
mismo no puede ser mayor que la mitad de la frecuencia natural de la masa para
garantizar una buena eficiencia. En el caso de frecuencias de excitación bajas, es
necesario instalar un amortiguador que sea de una frecuencia propia muy baja, de
manera tal que la relación entre frecuencias sea del orden de 1:3.

La utilización de estos materiales aislantes, aplicados a las bases de las má-


quinas, plataformas, asientos de vehículos y otros lugares, aunque no disminuyen
CAPÍTULO IX

la vibración original de la fuente, si impiden la transmisión de la misma al trabaja-


dor y disminuyen la exposición.

Estos materiales como se ha mencionado se utilizan en la actualidad en em-


puñaduras de las herramientas manuales (ver figura 18) y normalmente reducen

396
las altas frecuencias, pero no son eficientes para las frecuencias que ocasionan los
trastornos vasculares.
Figura 18. Herramientas manuales con empuñadura antivibratoria

Otra forma de aplicación efectiva de estos materiales es en el basamento


de las máquinas pesadas y de baja velocidad, donde como puede observarse en la
figura 19 se construye una base independiente de la cimentación de la estructura
de la edificación, colocando el material aislante en el espacio entre ambas. La masa
de la cimentación debe ser el doble de la masa de la máquina que deseamos aislar.

Figura 19. Aislamiento de una máquina

Máquina

Piso de
Masa de edificación
concreto =
masa de la Material
máquina x 2 antivibratorio

CAPÍTULO IX
En la actualidad este principio es muy aplicado en los vehículos automoto-
res, el aislamiento en los mismos tiene como objetivo lograr condiciones de confort
en el conductor y en el caso de vehículos de transporte en los pasajeros. Como
puede observarse en la figura 19, son numerosas las partes del mismo en las que
se puede limitar dicha transmisión. Sin embargo hay que tener gran cuidado en

397
las modificaciones que puedan hacerse, ya que en cambios de diseño en asientos
se ha comprobado que en vez de reducirlas se incrementan, por no haber conside-
rado las características del vehículo y la frecuencia de resonancia. En los casos de
lugares de trabajo donde hay transmisión por los pisos se utilizan alfombras que
amortiguan las mismas.

Figura 20. Posibles aplicaciones de elementos antivibratorios en un vehículo.

Cabina
Asiento

Suspensión del asiento


Bastidor
Suspensión de la cabina
Suspensión del bastidor

Ruedas

c) Medidas preventivas para aplicar en el trabajador.

Aunque por los métodos anteriores se pudieran obtener resultados de dis-


minución de la exposición, siempre será necesario aplicar acciones en el trabaja-
dor, ya que ellos tienen que participar en el proceso de protección de su salud,
como elemento esencial del mismo.

Formación e información a los trabajadores sobre los efectos


adversos de la exposición a vibraciones.
CAPÍTULO IX

Al trabajador se le debe informar de los posibles efectos a la salud y de


las técnicas y procedimientos de trabajo que limiten la exposición. Deben cono-
cer los niveles de vibración a que están expuestos y de las medidas de protección
establecidas, así como mostrarles la forma de optimizar su esfuerzo muscular y
postura en la ejecución del trabajo. En esta dirección se les debe instruir (entrenar)

398
en los procedimientos de trabajo que permitan posturas, agarres, etc., que limi-
ten la transmisión de las vibraciones. Es importante cuando los trabajadores se
encuentran en ambientes fríos orientarles en la necesidad de mantener las manos
calientes.

Se necesita sensibilizarlos para lograr la participación de los mismos en su


protección, si deseamos ser eficaces en los programas de control.

Organización del trabajo.

Es necesario aplicar sistemas de trabajo que permitan limitar la exposición


del trabajador, lo cual puede lograrse mediante modificaciones de la jornada labo-
ral, aplicando pausas de descanso en la jornada, limitando el tiempo de trabajo y
rotando al personal expuesto.

Equipos de Protección Personal.

Esta deberá considerarse como una medida de prevención suplementaria,


a la que se debe recurrir para incrementar el grado de protección. No podemos
como en ocasiones se hace, el asignar a esta medida el peso en la protección del tra-
bajador ya que el uso de estos equipos, está demostrado que no brinda los mejores
resultados. Al seleccionar estos equipos (guantes, cinturones, plantillas de calzado
y muñequeras antivibración), hay que tener en cuenta su eficacia en amortiguar
los niveles de intensidad, educar a los trabajadores en su forma correcta de uso y
establecer un programa de mantenimiento y sustitución.

Vigilancia Médica.

Debe establecerse un programa de reconocimientos médicos específicos,


tanto antes del empleo como periódicamente durante la vida laboral, para conocer
el estado de salud de los trabajadores expuestos a vibraciones y así poder actuar CAPÍTULO IX
de manera oportuna en los casos de mayor susceptibilidad.

399
CAPÍTULO X

400
Iluminación

CAPÍTULO X

401
1. Introducción.
Índice

2. La Luz y la Iluminación. Conceptos y Propiedades.

3. Factores que Influyen en el Proceso Visual.

4. Magnitudes, Unidades y Leyes.

5. Efectos de la Iluminación Inadecuada.

6. Sistemas de Iluminación.

7. Tipos de Lámparas.

8. Evaluación de un Sistema de Iluminación. Mediciones.

9. Métodos de Proyectar Sistemas de Iluminación.

10. Normas.
CAPÍTULO X

11. El Cromatismo como Elemento para Mejor Rendimiento del Sistema.

402
1- Introducción
El hombre recibe información por diferentes vías sobre el entorno en que
desarrolla sus actividades, lo que le permite en parte protegerse de los riesgos pre-
sentes. La visión es un órgano fundamental en la recepción de esta información,
hay autores que plantean que aproximadamente por esta vía se recibe el 80% de la
misma. No obstante es necesario para la visualización de los objetos y del medio
en general que nos rodea, la existencia de determinada energía, conocida como
luz, la que es esencial para facilitar el proceso visual.

La carencia de niveles adecuados de luz en un lugar determinado, dificulta


por tanto esta interrelación con el ambiente y puede ser causa de efectos nocivos a
la salud, en particular en lo referente a los trastornos visuales y los accidentes. Es
necesario enfatizar que en el caso de la iluminación, no es como en otros factores
de riesgo, donde lo que exigimos es la ausencia o eliminación del factor de riesgo,
en este caso la exposición nociva puede existir tanto por exceso como por defecto
de luz. En Higiene Ocupacional es necesario también considerar los efectos en la CAPÍTULO X
calidad de la producción y la productividad del trabajo, en los que las condiciones
de confort visual tienen una gran influencia. En la figura 1 se pueden observar los
resultados obtenidos por Granjean en la industria de la confección.

En resumen, los especialistas dedicados a la Higiene Ocupacional deben


controlar la calidad de la iluminación existente en los lugares de trabajo, lo que

403
deberá empezar desde el diseño de los locales y puestos de trabajo. Los sistemas
deberán garantizar una iluminación con características que determinen condicio-
nes de confort visual, para lo que cumplirán los requisitos siguientes:

• Niveles de iluminación adecuados según las normas establecidas para las


diferentes actividades.

• Uniformidad u homogeneidad de los niveles de iluminación.

• Ausencia de superficies con brillos que causen deslumbramiento.

• Condiciones de contraste adecuadas para la observación con facilidad del


objeto.

• Utilización de colores que logren un mayor aprovechamiento de la luz y que


psicológicamente no generen molestia.

• Utilización de lámparas que permitan la percepción de los colores.

• Ausencia de luz intermitente o que ocasione el efecto estroboscópico.

Figura 2. Elementos para la Evaluación

ILUMINACIÓN EN
PUESTOS DE TRABAJO

CONCEPTOS CRITERIOS PARA


PREVIOS EVALUAR EL
ENTORNO VISUAL
CONCEPTOS LUMINOTECNICOS
EQUILIBRIO DE LUMINANCIAS
ASPECTOS IMPLICADOS EN EL
RENDIMIENTO VISUAL CONTROL DE DESLUMBRAMIENTOS
EL COLOR Y LAS FUENTES DE LUZ
CRITERIOS PARA DIRIGIR LAS MEDIDA DE NIVELES DE
CAPÍTULO X

FUENTES DE LUZ Y EL TIPO DE ILUMINACIÓN Y DE


ILUMINACIÓN LUMINANCIAS

404
Por último enfatizar que la iluminación es un factor ambiental presente en
todas las actividades laborales, cuya finalidad es facilitar la visualización de las co-
sas en el espacio de trabajo de manera que se obtengan condiciones de seguridad,
eficacia y comodidad, con las que se minimicen las posibilidades de accidentes, las
molestias y deficiencias visuales y se obtenga una mayor productividad y calidad
en los trabajos realizados. La evaluación de la iluminación de un lugar de trabajo
comprende el conocer determinados conceptos de la luminotecnia y el proceso
visual, de manera que al determinar los niveles de iluminación existentes y com-
pararlos con las disposiciones establecidas nos permita considerar si son satisfac-
torios o deficientes para la actividad que se ejecuta, aplicando los criterios técnicos
correspondientes (Figura 2).

2. La luz y la Iluminación. Conceptos y


Propiedades.
Como ya se ha expresado para visualizar un objeto se hace necesaria la luz,
por lo que es esencial definir este elemento para comprender el asunto que esta-
mos tratando. La luz, que llega a nuestros ojos y nos permite ver, no es más que un
pequeño conjunto de radiaciones del espectro electromagnético con longitudes de
ondas comprendidas entre los 380 y los 770 nm. Como puede observarse en la fi-
gura 3, el espectro electromagnético comprende tipos de ondas tan dispares como
los rayos cósmicos, los rayos gamma, los ultravioletas, los infrarrojos y las ondas
de radio o televisión, entre otros. La parte del espectro visible se subdivide en seis
grupos (Tabla 1), que se corresponden con los colores fundamentales en que puede
descomponerse la luz blanca mediante un prisma.

CAPÍTULO X

405
€”˜ €™

    



   

  

… … …†      ‚ 


­ˆ ‡ ‰Š„Š­   ­   € ƒ
„
 
  ‚ 

‹ ‹‹‹‹‹‹‹‹“‹‚

€ ‹‹‹”‹•‹‹‹–—”•‹‹•”
 

‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹

•”•”•••‹•‹–‹—‹‹‹‹‹”‹•‹‹‹–—

 ‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹‹

‹Œ
‹
‹Ž
‹‘
‹‡€
‹‚€
‹’ 

Tabla 1. Grupos del Espectro Visible


Tipo de radiación Longitudes de onda(nm)
Violeta 380 - 436
Azul 436 - 495
Verde 495 - 566
Amarillo 566 - 589
Naranja 589 - 627
Rojo 627 - 770

La luz por tanto será la energía radiante capaz de producir sensaciones vi-
suales y la iluminación será la densidad de flujo luminoso incidente en un punto,
CAPÍTULO X

o sea la cantidad de luz que llega a un objeto determinado y mediante la cual po-
demos visualizarlo con mayor o menor facilidad.

La luz como todas las radiaciones posee determinadas propiedades que son
importantes para el diseño y evaluación de las condiciones de iluminación de los
lugares de trabajo. Cuando la luz encuentra un objeto en su camino e incide en la

406
superficie del mismo, de acuerdo con las características de este, se pueden produ-
cir tres fenómenos. Cuando el cuerpo es transparente, una parte se refleja y del res-
to, una parte es absorbida por el objeto y otra parte es transmitida. En los casos de
cuerpos opacos sólo se producirán los fenómenos de reflexión y absorción. La luz
también tiene otras propiedades, como la polarización, la interferencia, la difrac-
ción o el efecto fotoeléctrico, pero como las tres primeras son las más importantes
en luminotecnia, serán las que analizaremos en nuestro caso.

La forma en que se produce la reflexión dependerá del tipo de superficie en


la que incida la luz. Cuando la superficie es brillante o pulida la reflexión se pro-
duce en una sola dirección y se le denomina regular, cuando la superficie es mate
se refleja en todas direcciones y se le denomina difusa y puede ser una reflexión
mixta cuando hay difusión en todas direcciones con predominio de una dirección,
lo que es característico de alguna superficies metálicas sin pulir, el papel brillante
y otras.
 

  


  

El fenómeno de transmisión – refracción se produce cuando un rayo de luz


atraviesa una superficie u objeto que se interpone en su camino. Siempre que el
rayo de luz pasa de un medio a otro se produce una desviación de la dirección de
los rayos, determinada porque la velocidad de propagación de la luz en cada uno
de ellos es diferente, lo cual se denomina como refracción. Cuando el rayo atravie- CAPÍTULO X
sa completamente un objeto, como puede ser un cristal, decimos que se produce
una transmisión de los rayos de luz, la cual podemos afirmar que es producto de
una doble refracción, ya que se produce este fenómeno al pasar el rayo del aire al
cristal y nuevamente al pasar del cristal al aire. De acuerdo con la superficie que
atraviesan pueden igual que en la reflexión producirse 3 tipos de transmisión, la
regular, la difusa y la mixta (Figura 5).

407
 

    


   
 


La otra característica de los objetos es la absorción, fenómeno esté muy li-


gado al color, ya que cuando el rayo de luz blanca incide en el objeto, este absorbe
una parte y refleja determinadas longitudes de ondas, que nos permiten percibir el
mismo de un color determinado. Este aspecto es importante porque las caracterís-
ticas de color de los objetos van a estar determinadas por el tipo de luz con que lo
iluminamos y por las características de absorción del mismo. Cuando un objeto es
iluminado con una luz blanca y refleja todas las radiaciones lo vemos como blanco,
cuando refleja las radiaciones del espectro correspondientes al rojo, lo veremos de
ese color y cuando absorben todas las radiaciones lo veremos como negro.

3. Factores que Influyen en el Proceso Visual


En el proceso visual participan múltiples factores (Figura 6) que deben con-
siderarse cuando evaluamos la iluminación de un lugar o puesto de trabajo. De-
bemos recordar que consideramos el criterio más importante en una evaluación
de este tipo, la sensación subjetiva de confort visual por parte de los trabajadores,
para lo que debemos lograr que las determinantes del proceso se encuentren en
rangos satisfactorios.
CAPÍTULO X

408
Figura 6. Factores del Proceso Visual
Características del
Características de la visión alumbrado (luz)
(trabajador) Difusión
Acomodación Dirección
Velocidad visión Cantidad
Adaptación Calidad
Edad
Curva sensibilidad
CONFORT
DEL
PERCEPCIÓN VISUAL PROCESO AMBIENTE
VISUAL
Características de la tarea Condiciones del lugar de
Tamaño trabajo
Distancia Espacio (campo visual)
Contraste Postura
Tiempo y movimiento Requerimientos de seguridad
Brillo
Color

En ocasiones dado que el sistema visual del hombre es capaz de adaptarse


a situaciones extremas deficientes de iluminación, no se tienen en cuenta en las
evaluaciones de los sistemas muchos de estos factores que deben ofrecer las con-
diciones óptimas para el confort visual. No basta con evaluar la iluminación sólo
en términos cuantitativos sino también deben estudiarse los criterios cualitativos
que facilitan la percepción del objeto, sin ocasionar un esfuerzo visual o molestia
al trabajador. Ante todo es necesario para el técnico de seguridad y salud, manejar
la fisiología del proceso de la visión para poder analizar como se pueden crear las
condiciones de iluminación más adecuadas en el trabajo.

3.1. Características de la visión.

La visión es el proceso por medio del cual se transforma la luz en impulsos


nerviosos capaces de generar sensaciones. El órgano encargado de realizar esta fun-
ción es el ojo que está compuesto de un grupo óptico (la córnea, el iris, la pupila y
el cristalino), un fotorreceptor (la retina) y otros elementos accesorios encargados
de diversas tareas como protección, transmisión de información nerviosa, alimen-
tación, mantenimiento de la forma, etc., como se puede observar en la figura 7. Es
CAPÍTULO X
frecuente la comparación del funcionamiento del ojo con el de una cámara fotográ-
fica, donde se plantea que la pupila actúa como diafragma, la retina es la película
fotosensible que transmite la señal al cerebro en forma de impulsos nerviosos y el
cristalino actuaría como equivalente a un lente para conseguir un buen enfoque. La
analogía no acaba aquí, pues al igual que en la cámara de fotos la imagen que se for-
ma sobre la retina está invertida. Pero esto no supone ningún problema, ya que el ce-

409
rebro se encarga de darle la vuelta para que la veamos correctamente. Esta analogía
no puede extenderse más allá de la finalidad docente, ya que la cámara no se afecta
por la utilización incorrecta, pero el ojo como órgano viviente si puede ser dañado.

Figura 7: Estructura del Ojo Humano

Sensibilidad del ojo

El ojo es capaz de percibir cualquier radiación visible siempre que su inten-


sidad sea superior a los valores mínimos conocidos como umbrales de percepción
visual, los que varían según la longitud de onda. Al igual que en la fotografía, la
cantidad de luz juega un papel importante en la visión.

Existen 3 tipos de visión posibles que son las siguientes:

La visión fotópica o diurna que está regulada por los conos y los bastones,
CAPÍTULO X

permite observar las diferencias de luz y color, con su máxima sensibilidad en los
555 nm (amarillo-verdoso). Durante el día con condiciones de iluminación mayo-
res de 3 cd/m2, se produce una visión fotópica, que es nítida, detallada y se distin-
guen muy bien los colores.

410
La visión escotópica o nocturna, que está regulada básicamente por los bas-
tones, posibilita las diferencias de luminosidad pero no de colores, desplazándose
la mayor sensibilidad hacia los 480 nm (azul verdoso). A niveles inferiores a 0.25
cd/m2 desaparece la sensación de color y la visión es más sensible a los tonos azu-
les lo que determina que estamos en presencia de una visión de este tipo.

La visión mesotópica es un tipo de visión intermedia entre las dos anteriores.


    




 





    



  

En estas condiciones, se definen unas curvas de sensibilidad del ojo (Figura


8) a la luz visible para un determinado observador patrón, que tiene un máximo
de longitud de onda de 555 nm (amarillo verdoso) para la visión fotópica y otro de
480 nm (azul verdoso) para la visión escotópica. Al desplazamiento del máximo de
la curva al disminuir la cantidad de luz recibida se llama efecto Purkinje.

Esta característica de la visión es importante al diseñar los sistemas de ilu-


minación, ya que toda fuente de luz que emita en valores cercanos al máximo de
la visión diurna (555 nm), tendrá un rendimiento energético óptimo, porque pro-
ducirá la máxima sensación luminosa en el ojo con el mínimo consumo de energía. CAPÍTULO X
No obstante, si la fuente no ofrece una buena reproducción cromática puede pro-
vocar resultados contraproducentes.

411
Acomodación

Fenómeno por el cual el ojo enfoca automáticamente sobre la retina obje-


tos a diferentes distancias. Consiste en aumentar la convexidad del cristalino por
los músculos ciliares (plano a distancia, convexo cercano), incluye cambios en el
diámetro de la pupila. Esta muy relacionada con el confort muscular y postular.
Entre otros factores el tiempo necesario para la acomodación está determinado
por la edad, ya que esta capacidad se va perdiendo con los años, debido a la falta
de elasticidad del cristalino y es lo que se denomina como presbicia, haciendo
que aumente la distancia focal y la cantidad mínima de luz para que se observe
una imagen nítida. Aunque la pérdida de acomodación asociada a la edad puede
compensarse con unos lentes (espejuelos), la presbicia según algunos autores nor-
teamericanos es un problema de salud pública y han calculado el costo de las me-
didas de corrección y la pérdida de productividad en EE.UU. en decenas de miles
de millones de dólares al año.

Adaptación

Es el proceso mediante el cual el ojo se adapta a distintos niveles de ilumi-


nación. Se producen cambios en la dimensión del iris y cambios fotoquímicos en
la retina, permitiendo que el ojo funcione en un rango muy amplio de niveles de
iluminación. El rango de intensidades observables entre el nivel mínimo y mayor
fluctúa entre 1 y 1016, la adaptación de niveles de luz bajos a niveles elevados se
realiza en un tiempo mínimo, mientras que a la inversa el proceso requiere mayor
tiempo. Esta característica es importante cuando son actividades en que el traba-
jador tiene que circular por áreas con diferentes niveles de iluminación. En el caso
de pasar de áreas iluminadas a áreas oscuras se llega a estar adaptado completa-
mente a la hora, mientras que a la inversa se tiene una buena adaptación a minutos
del cambio (Figura 9).
CAPÍTULO X

412
Figura 9. Tiempo de Adaptación



    


   


    
  

Agudeza visual o poder separador del ojo

Es la capacidad de percibir y discriminar con precisión los detalles de los


objetos más pequeños del campo visual, se considera también como la percepción
de objetos muy pequeños o muy próximos. En resumen podíamos afirmar que una
buena agudeza visual es la facultad de distinguir detalles pequeños, de apreciar
dos objetos más o menos separados.

  








 




CAPÍTULO X

      
 
 

413
Se define como el “mínimo ángulo bajo el cual se pueden distinguir dos
puntos distintos al quedar separadas sus imágenes en la retina”; para el ojo normal
se sitúa en un minuto la abertura de este ángulo. Depende asimismo de la ilumina-
ción y es mayor cuando más intensa es ésta. Es uno de los factores que disminuye
en gran medida con la edad (Figura 10) y que hay que tener en cuenta, ya que pue-
de resolverse en parte incrementando los niveles de iluminación.

3.2. Características de la Tarea

Tamaño

El tamaño del objeto es un factor de suma importancia, ya que en función


de la distancia y del ángulo de visión del observador puede afectar la visibilidad
del objeto. Este es un factor que esta muy relacionado con la agudeza visual del
trabajador, es claro que mientras el tamaño del objeto a discriminar sea mayor,
será más fácil el proceso visual y las exigencias de luz serán menores. Cuando la
tarea requiere la discriminación de pequeños detalles, mientras mayor exactitud
se necesite, se exigirán niveles mayores de iluminación.

Distancia

Este factor está relacionado con la acomodación, o sea con la capacidad de


ajustar espontáneamente la distancia focal del cristalino, la cual se va perdiendo
con el transcurso de los años, alejándose el punto focal y disminuyendo la veloci-
dad de acomodación (Tabla 2). Cuando se observan objetos cercanos el cristalino
se acomoda y el iris contrae la pupila lo que mejora la calidad de la imagen al redu-
cir las aberraciones esféricas y cromáticas del sistema y aumentar la profundidad
del campo.
CAPÍTULO X

414
Tabla 2. Distancias del punto focal vs. edad
Distancias medias del punto más cercano que puede ser visto nítidamente a distintas edades
EDAD (Años) DISTANCIA (cm)
16 8
32 12.5
44 25
50 50
60 100

Contraste

Uno de los factores más importantes a considerar es el contraste de lumi-


nancias entre el objeto a observar y su fondo, ya que el ojo en realidad lo que
percibe son las diferencias de luminancias entre el objeto y su entorno o entre las
partes del objeto. Por consiguiente son necesarias unas mínimas condiciones de
contraste para poder percibir el objeto, este aspecto puede ser mejorado mediante
un incremento de la iluminación y un diseño adecuado de los sistemas. No obs-
tante la iluminación sólo podrá aumentarse hasta un nivel determinado, ya que a
partir de un nivel el incremento es nocivo, pues decrece la sensibilidad al contraste
y aparece el deslumbramiento.

Podemos afirmar que sólo el nivel de iluminación no es suficiente para ase-


gurar el confort visual de una tarea, considerándose preciso además, mantener
una relación de luminancias equilibrada entre el objeto y las diferentes superficies
incluidas dentro del campo visual, para lograr un contraste adecuado (Figura 11a).

CAPÍTULO X

415
La relación entre las luminancias y el contraste entre el objeto y su fondo se
ha estudiado ampliamente por diferentes autores y se han establecido los reque-
rimientos para lograr una percepción cómoda. En la figura 11b, se muestran los
resultados de un estudio en que relacionaban la agudeza visual para la percepción
de un objeto oscuro sobre un fondo iluminado de forma creciente con cuatro va-
lores diferentes de contraste. En la curva se aprecia como la agudeza aumenta con
rapidez al principio, después se enlentece con el incremento de la iluminación y
como en todos los casos, se obtienen mejores resultados cuando aumenta el con-
traste. Se puede considerar que un fondo claro amplio y un objeto oscuro propor-
cionan la mayor eficiencia, aunque en la vida real nunca se obtiene el 100%.
Figura 12: Variación de luminancias en alrededores de la tarea
CAPÍTULO X

10= Tarea

3 = Alrededores próximos

1 = Alrededores lejanos

416
Como ya mencionamos previamente, se han realizado recomendaciones de
como deben establecerse las relaciones de luminancias entre la tarea y su entorno
(Figura 12), así como, para los niveles de iluminancia y reflectancia de las superfi-
cies de los lugares de trabajo, de manera que se puedan desarrollar las tareas con
el mayor grado de confort.

En actividades que se utiliza iluminación local en los puestos de trabajo,


debe existir una relación entre esta y la iluminación general, para que se mantenga
niveles de luminancias adecuados. Se recomienda para lograr el equilibrio de lu-
minancias aplicar la fórmula siguiente:

Ig = 3 Ii
Donde:
Ig = Iluminación general
Ii = Iluminación localizada










Tiempo y Movimiento CAPÍTULO X


Otro elemento que tiene que valorarse en la decisión de los niveles de ilu-
minación a establecer para una tarea determinada, consiste en la situación de
movilidad o inmovilidad del objeto que debemos observar o sobre el que debe-
mos trabajar. El ojo necesita un tiempo para que se produzca la sensación visual,
disminuyendo la agudeza visual cuando el objeto expuesto se mantiene un corto

417
tiempo, por consiguiente cuando el punto de observación carece de movimiento se
facilita el proceso visual. Sin embargo existen muchas tareas en que hay que obser-
var objetos en movimiento, como es el caso de una línea de producción, el tiempo
de observación estará determinado por la velocidad de la estera y en general no
es factible disminuir la velocidad de la misma. En estos casos el incremento de los
niveles de iluminación puede ayudar a facilitar el proceso visual. Ya hemos men-
cionado previamente como se ha comprobado mediante estudios que la agudeza
visual se incrementa con mayores niveles de iluminación, aunque por supuesto
hay que cuidar de que no se produzcan luminancias molestas en el campo visual.

Brillo o luminancia

Ya se ha explicado que el ojo humano lo que percibe son las diferencias de


luminancias entre el objeto y su entorno, de aquí la importancia de que se establez-
can niveles de luminancias adecuados que no ocasionen molestias al observador.
Un brillo elevado o una mala distribución de los brillos de las superficies pueden
causar fatiga visual y cuando es muy elevada la luminancia puede llegar a ocasio-
nar deslumbramiento, con una pérdida temporal de la visión y riesgo de causar
un accidente.

Color

El color es en algunas tareas un elemento esencial a considerar en el diseño


y control de la iluminación. Existen actividades en que la calidad y aceptación
del producto depende de la característica del color del mismo. Ya conocemos la
curva de sensibilidad del ojo y que el color que percibimos está determinado por
las longitudes de onda que reflejan los objetos y por supuesto de la composición
espectral de la luz que emiten las lámparas (Figura 14). O sea, que la impresión del
color producida por un objeto está determinada por la composición espectral de
la luz incidente, las propiedades reflectantes del objeto y el medio ambiente al que
está adaptado el sentido del color del observador.
CAPÍTULO X

418
  


 


 
   

 

    



 
Cuando iluminamos el objeto con una luz blanca se reflejan todas o las di-
ferentes longitudes de ondas no absorbidas, determinando el color del objeto con
que nuestros ojos verán el mismo. Cuando todas son reflejadas se verá como blan-
co y si las absorbe todas se verá negro. En los casos que se utilizan fuentes de luz
con un espectro de luz diferente, los colores se verán distorsionados por lo que no
pueden utilizarse en la iluminación industrial, este es el caso de algunas ilumina-
ciones que se emplean en bares y centros nocturnos de diversión.

3.3. Características del sistema de alumbrado.

Cantidad

El sistema de alumbrado existente debe ser capaz de brindar luz en canti-


dad suficiente para facilitar el proceso visual. Cada actividad requiere un nivel es-
pecífico de iluminación en el área donde se realiza. En general, cuanto mayor sea la
dificultad de percepción visual, mayor deberá ser el nivel medio de la iluminación.
Está demostrado que niveles altos facilitan la visión y permite el desarrollo seguro
del trabajo, sin embargo, no se pueden elevar indiscriminadamente los niveles ya
que pueden ser causa de efectos nocivos como es el caso del deslumbramiento. En CAPÍTULO X
general lo que se controla en los sistemas de alumbrado es el nivel de iluminación,
ya que la mayoría de las regulaciones tienen estipulados los niveles para los di-
ferentes tipos de actividad. El nivel óptimo de iluminación en realidad no existe,
es una solución de compromiso en las que cumpliendo la legislación existente,
se facilite la actividad laboral y se proteja al trabajador sin un elevado costo. Los
compromisos o normas no pueden ser similares para todos los países, de aquí,

419
que con frecuencia los niveles establecidos difieren entre los mismos, aunque se
han elaborado recomendaciones de organismos internacionales con la finalidad de
uniformar estos criterios.

Calidad

No basta con el que el sistema de alumbrado suministre la luz en una canti-


dad suficiente, sino que debe ser suministrada una luz cuyo espectro electromag-
nético sea lo más parecido a la luz natural y deben ser considerados dos requisitos
que facilitan la visión de los objetos, como son la difusión y la dirección. La luz
debe tener componentes difusos y directos para una mejor visualización de los
objetos.

Difusión

La distribución de la luz es una característica importante para alcanzar un


ambiente confortable. Se considera preferible una buena iluminación general en
vez de una iluminación localizada, para evitar la fatiga ocular y con el tiempo la
pérdida de la capacidad visual. Hay que tener cuidado en no crear diferencias de
luminosidad demasiado grandes en el campo visual, según el tamaño del objeto y
el tipo de las superficies implicadas, se pueden introducir modificaciones en el di-
seño de tipo general o local, que permitan realizar las tareas sin molestias visuales.

Además, como ya hemos analizado previamente, está demostrado que para


obtener un buen rendimiento, los contrastes en el campo deben ser tales que el
área de la tarea esté más iluminada que los alrededores inmediatos, y que las áreas
más alejadas estén más oscuras. La visibilidad de un objeto se puede dificultar por
diferentes factores entre el que se encuentra la producción de sombras intensas o
deslumbramientos, lo cual puede resolverse utilizando luminarias que aumentan
la capacidad de difusión y disminuyen las luminancias.

Dirección
CAPÍTULO X

El ángulo de incidencia de la luz también puede influir, causando deslum-


bramientos por generar brillos directos en superficies dentro del campo visual o
de forma indirecta cuando se producen reflejos en las superficies de trabajo. Un

420
caso típico de estas situaciones son los puestos de trabajo en que se trabajan con
pantallas de video y en los que se reflejan la luz provenientes de ventanas o lumi-
narias mal ubicadas. En muchas de estas situaciones el problema puede resolverse
con el cambio de ubicación del puesto y en ocasiones de las lámparas.

3.4. Condiciones del lugar de trabajo

Espacio de Trabajo (campo visual)

El campo visual es todo el espacio visible en un momento determinado sin


mover el ojo. Es importante analizar que la posición del objeto de trabajo debe en-
contrarse preferentemente dentro del campo visual cercano para la facilidad de la
visión. El ojo humano posee un campo visual horizontal que abarca unos 1500 para
cada ojo y cuando ambos se superponen llegan a alcanzar los 1800. En el plano ver-
tical este campo es de unos 1300, abarcando unos 600 por encima de la horizontal y
700 por debajo, tal como se puede observar en la figura 15. Los campos visuales de
cada ojo por separado son de tipo monocular, ocurriendo la visión binocular en la
zona donde se superponen ambos campos, siendo esta la que causa la sensación
de la visión tridimensional en el cerebro.

Figura 15. Campo visual






 



CAPÍTULO X
   
   


Postura o posición de trabajo

Este factor también es importante en la evaluación de los sistemas de alum-


brado, ya que la posición del trabajador y del objeto a observar son importantes

421
para el diseño del sistema. No puede aplicarse un sistema similar para un plano
horizontal que en el caso que el plano sea vertical, como pudiera ser una pizarra
de control, ya que el objeto a observar se encuentra en dos posiciones diferentes.
De igual manera, hay que analizar aquellos puestos de trabajo en los que el opera-
rio debe desplazarse a diferentes lugares en un área y en los cuales no tienen que
existir iluminancias similares.

Requerimientos de seguridad

Este aspecto lo determina la característica de la actividad que se realiza.


Cuando son actividades que presentan un riesgo de accidente ante un error que
pueda ejecutar el operario, es necesario se mantengan niveles de iluminación ade-
cuados para el tipo de actividad. En general hay que preservar la seguridad de
los lugares de trabajo, manteniendo hasta en los lugares de menor riesgo como
pudiera ser un pasillo de tránsito, los niveles adecuados para evitar los accidentes.
También es importante el considerar la utilización de luminarias de seguridad,
cuando se trabaja en locales que pueden generarse incendios o explosiones.

4. Magnitudes, Unidades y Leyes


Aunque en el Sistema Internacional de Unidades está definido el joule (J)
para la medición de la energía y la luz, igual que los otros tipos de radiaciones es
una energía, por lo que parecería que no es necesario definir ninguna nueva uni-
dad para el tratamiento de la iluminación. No obstante, debemos recordar que no
toda la energía que produce una lámpara es visible por el ojo humano, ni toda la
energía que consume se convierte en radiaciones visibles, lo cual hace necesario
definir determinadas magnitudes específicas que a continuación describiremos
para el tema y que deben ser conocidas por los que tratan estos aspectos.

Flujo Luminoso. Velocidad de emisión de luz o energía radiada en la uni-


dad de tiempo.
CAPÍTULO X

Es un factor que depende exclusivamente de las propiedades intrínsecas


de la fuente, por lo que se suele denominar como potencia luminosa. O sea, es la
potencia (W) emitida por una lámpara como radiación luminosa a la que el ojo hu-
mano es sensible. Sería posible medirla en watts, pero se hace más práctico definir
una nueva unidad, el lumen, que tome como referencia a la radiación visible, ya
que empíricamente está demostrado, que a 555 nm y a 1 watt de potencia corres-

422
ponden 683 lúmenes. A esta relación entre watt y lumen se le denomina equivalen-
te luminoso de la energía.

Símbolo: (Φ)

Unidad: El lumen. (Lm) Cantidad de flujo luminoso incidente sobre una


superficie de 1 m2 dispuesta de tal manera que cada uno de sus puntos diste 1m de
la fuente que emite 1 candela en todas direcciones.
  
  


 

  


Intensidad Luminosa.

La densidad del flujo luminoso por unidad de ángulo sólido, en una direc-
ción determinada.

El flujo luminoso nos da la idea de la cantidad de luz que emite una lám-
para en todas las direcciones, sin embargo es necesario también conocer para de-
terminadas aplicaciones, como se distribuye el flujo en las diferentes direcciones
y para esto se define la intensidad luminosa, En la figura 16, podemos observar la
diferencia entre ambas magnitudes. La intensidad luminosa siempre es referida a
una dirección determinada, ya que las fuentes luminosas normalmente no emiten
el mismo flujo en todas las direcciones y es una propiedad característica de cada
fuente de luz. Aunque el higienista ocupacional normalmente no mide esta magni-
CAPÍTULO X
tud, pudiera estimarla aproximadamente, midiendo con un luxómetro y aplican-
do la ley del cuadrado de la distancia y si desea conocer el flujo multiplicando el
resultado por 4Π r2.

423
  





 



Símbolo: (I)

Unidad. La candela (cd) que es la magnitud básica internacional de todas


las medidas de luz. Su valor esta determinado por la luz emitida por un patrón de
laboratorio a la temperatura de fusión del platino (60 cd/cm2).

Iluminación o Iluminancia.

Densidad de flujo luminoso sobre una superficie.

Esta es una magnitud muy importante ya que es la más utilizada en la me-


diciones de control de este factor de riesgo, además es la utilizada para establecer
los niveles aceptables en las normas, según los requerimientos que implican las
tareas. Podemos decir que si la luz es la causa de la visión la iluminación es el efec-
to. Cuando conocemos la intensidad de la lámpara empleada es posible estimar la
iluminación que podemos obtener a diferentes distancias de montaje de acuerdo
con la expresión siguiente:

I
E =
d2

En la figura 18 se puede observar objetivamente este efecto. Existe otra uni-


dad, utilizada en países de habla inglesa, denominada footcandle (fc) cuya rela-
ción con el lux es:
CAPÍTULO X

1 lx = .0929 fc

1 fc = 10.76 lx

424
Símbolo: (E) E = Φ / S

Unidad: El lux que es la iluminación que produce un lumen distribuido


uniformemente sobre un metro cuadrado (1lux = 1 lumen / m2)

Luminancia o Brillo Fotométrico. Se define como la intensidad luminosa


de una superficie en una dirección dada por unidad de área proyectada de la su-
perficie. Es una relación entre la intensidad luminosa y la superficie aparente vista
por el ojo.

Es una magnitud muy importante pues lo que vemos es la luz que llega a
nuestro ojo y esto es expresado por la luminancia. Esta propiedad de la luz que
llega al ojo es válida tanto para la proveniente directamente de una fuente de luz
como para la luz reflejada por una superficie. Hay que enfatizar en que solo vemos
luminancia y no iluminancias, aunque en general esta es la que evaluamos. En la
práctica para que un objeto sea visible lo que debemos lograr es que las ilumina-
ciones reflejadas, entre el mismo y su fondo sean diferentes, lo que es determinado
por el contraste.



  
 CAPÍTULO X
  
 
 
 

425
Unidad: Las unidades de luminancias pueden ser expresadas en candela o
lúmenes por unidad de superficie, utilizándose fundamentalmente las siguientes:

Nit = 1 cd/m2

Stilb = 1 cd/cm2 = 1 x 104 cd/m2 = 10,000 nits

Lambert = lm/m2 = 3196 cd/m2

Contraste. Se define como la diferencia de luminancias o brillos entre el


objeto y su fondo en relación a la luminancia del propio fondo.

Símbolo (C)

C = (L2 – L1)/L1

Donde: L1 es la luminancia predominante o luminancia de fondo y L2 la


luminancia del objeto.

Esta definición de la ISO 8995, tiene en ocasiones dificultades para aplicarse


en determinadas situaciones, por lo que se utiliza en la práctica con frecuencia otra
expresión que es la siguiente:

C = (L2 – L1) / L2

Donde:

L1 = Luminancia menor

L2 = Luminancia mayor
CAPÍTULO X

Unidad. El contraste es una de magnitudes que carece de dimensiones y


cuyos valores se encuentran entre 0 y 1, cuando aplicamos la segunda expresión.

C = (L2 – L1) / L2

426
Donde: L2 y L1 son los brillos del objeto y del fondo indistintamente para L2
> L1.
Figura 20: El Contraste

   
Nota: las letras A con la misma luminancia se perciben con
mayor facilidad según el cotraste con el fondo

Reflectancia. Se define como la relación de la iluminación que una superfi-


cie refleja (Luminancia) con relación a la que recibe.

Ya hemos visto que la reflexión es un fenómeno que se produce cuando la


luz choca contra la superficie de separación de dos medios diferentes y que está re-
gida por la ley correspondiente. Esta propiedad está relacionada con el contraste.
Al incidir la luz sobre un objeto se pueden producir diferentes tipos de reflexión,
además de poder producirse fenómenos de absorción y transmisión. Según la se-
lectividad para la reflexión que tenga el cuerpo ante las diferentes longitudes de
ondas, se determinará el color que percibimos.

Símbolo (r).
Iluminancia reflejada (luminancia)
r=
Iluminancia incidente (iluminancia)
Unidad. La reflectancia es una de magnitudes que también carece de di-
mensiones y cuyos valores se encuentran entre 0 y 1.

Rendimiento o eficiencia luminosa. Se define como el cociente entre el flu- CAPÍTULO X


jo luminoso producido y la potencia eléctrica consumida.

Flujo luminoso
Rendimiento =
Potencia consumida

Ya conocemos que toda la energía que consume una lámpara no se convier-


te en luz, como se puede observar en la figura 20. Esta es una característica particu-

427
lar de las lámparas que define la calidad de la misma, ya que mientras mayor sea,
la misma será más eficiente y menos energía se gastará.

Símbolo (η)
η = Φ W

Unidad. La unidad es el lumen por watt (lm/W).

Ley de la Inversa de los cuadrados. La iluminación es inversamente pro-


porcional al cuadrado de la distancia de la fuente.

Cuando hablamos de la iluminación expresamos que la misma estaba en


función de la distancia en que se encontraba la fuente, de la superficie u objeto que
se deseaba observar. Esta ley es la que explica este fenómeno y es muy importante
en la práctica diaria, ya que aplicando su principio en ocasiones podemos incre-
CAPÍTULO X

mentar la iluminación de una actividad sin grandes inversiones, sólo disminuyen-


do la altura o distancia a la que están colocadas las luminarias. En la figura 22 se
puede observar el fenómeno que ocurre cuando el rayo incidente es perpendicular
a la superficie observada.

428
    

 
 
  
   
     
 
 
   
 



Ley del Coseno. La Iluminación es proporcional al coseno del ángulo de


incidencia, que en nuestro caso es el ángulo formado por la dirección del rayo in-
cidente y la normal a la superficie.

Ya vimos que en el caso de la luz incidente perpendicularmente se aplica la


ley del inverso de los cuadrados, pero en general la iluminación tiene también un
componente horizontal que tenemos que considerar.

En este caso como se observa en la figura 23, hay que incluir ambos compo-
nentes.
   


 

 
   
 


 

 

 
  
 

  
 
 
CAPÍTULO X
A la componente horizontal de la iluminancia (EH) es la que denominamos
como la ley del coseno. Es fácil determinar que si α = 0 nos queda la ley inversa de
los cuadrados. Cuando un punto se encuentra iluminado por más de una fuente,
su iluminancia total será la suma de las iluminancias recibidas, por lo que, expre-
sando EH y EV en función de la distancia del foco a la superficie (h) nos queda:

429
n Ii - cos3 αi
EH =
i=1 h2i
n Ii - cos2 αi - sin αi
EV =
i=1 h2i

5. Efectos de la Iluminación Inadecuada


Ya con anterioridad mencionamos los diferentes efectos a la salud, la segu-
ridad y la producción que pueden ocasionar un sistema de iluminación mal dise-
ñado, así como, los requisitos para lograr un adecuado grado de confort visual.
Sin embargo, existen dos fenómenos que consideramos esenciales ampliar en su
conocimiento, como son el deslumbramiento y el efecto estroboscópico, ya que son
aspectos intrínsecos al diseño de los sistemas, que pueden ser eliminados y que
son de marcada importancia en lo que se refiere a la seguridad.

5.1. Deslumbramiento.

Este es un fenómeno que se produce cuando las luminancias en el campo


visual son mayores que las luminancias al que el ojo está adaptado, lo que puede
ocasionar molestia, falta de confort o pérdidas en las capacidades del desempeño
o de visibilidad. En resumen, podemos decir que es un sentimiento molesto o una
pérdida en la capacidad visual debido a una incorrecta distribución de las lumi-
nancias, ocasionada por los factores siguientes:

• Luminancia de la fuente de luz: la máxima luminancia tolerable por ob-


servación directa es de 7,500 cd/m2.
CAPÍTULO X

• Ubicación de la fuente de luz: el deslumbramiento se produce cuando la


fuente de luz se encuentra en un ángulo menor de 450 con respecto a la línea de
visión del observador.

Es de suma importancia por tanto, lograr iluminar evitando desequilibrios


de luminancias entre el objeto y su entorno que puedan ser causa de deslumbra-
mientos. Se pueden producir diferentes tipos de deslumbramientos, hay quienes

430
los clasifican de acuerdo al origen como directos y reflejados y según el efecto en
discapacitante y no confortables. Existe también la clasificación en perturbadores
y molestos. Otros los clasifican como absolutos, relativos y de transición.

La clasificación en directo y reflejada es simple, se considera que el directo


es el causado por fuentes de luz con mucho brillo como luminarias y ventanas,
cuando se encuentran directamente en el campo visual. El reflejado o indirecto
es el causado por la luz cuando se refleja hacia el ojo desde una superficie que se
encuentra en el campo visual, con frecuencia en el área donde se realiza la tarea,
tal como puede observarse en la figura 24a.

La denominación de “deslumbramiento absoluto” es similar al directo, ya


que se produce cuando en el campo visual aparece un objeto o elemento con una
luminancia muy elevada. Es el caso de la lámpara incandescente que vemos en la
figura 24a y cuya luminancia puede ser mayor a 200,000 cd/m2. En la figura 24b
pueden observarse algunos valores de luminancias que pueden servir para identi-
ficar una situación de deslumbramiento.

Figura 24a: Deslumbramiento Directo y Reflejado

Deslumbramiento directo

Superficie
reflectante
Deslumbramiento indirecto
CAPÍTULO X
Los tubos de luz fluorescentes poseen luminancias entre 4,000 a 8,000 cd/
m , similar a los árboles a la luz diurna. Las normas para las Pantallas de Visualiza-
2

ción de Datos recomiendan luminancias de 2,000 cd/m2 para superficies pequeñas


en el campo visual y de 500 cd/m2 para las superficies grandes, esto orienta que en

431
estos trabajos es incompatible la existencia de lámparas en el campo visual, ni la
visión directa de la iluminación exterior.

Se consideran deslumbramientos relativos cuando en el campo visual se


producen relaciones de luminancias muy elevadas. Este es el caso típico del auto-
móvil, que se cruza en la noche con las luces encendidas en una carretera oscura.
Se debe lograr para obtener el confort visual, que exista una disminución gradual
entre el punto u objeto observado (campo foveal) y el fondo y entorno (campo pe-
riférico), lo cual ha sido enunciado previamente.

   

       



  
 

   




 
 


 ­
  ­
 
    €     € ‚  €
€ 
 €   ƒ

Otro tipo de deslumbramiento es el denominado de transición, que se pro-


duce cuando en un periodo breve de tiempo aparecen panoramas con grandes
cambios de luminosidad, como es el caso de entradas y salidas a túneles u otros
locales con luminancias muy diferentes.

En las figuras 25 y 26 puede observarse como afecta este fenómeno la visibi-


CAPÍTULO X

lidad y como deben ubicarse las fuentes de luz para minimizar este efecto nocivo.

432
  
 

 
 

  

 

  
€‚

€‚  ­

­€‚
 ­




Entre las medidas que se pueden adoptar para minimizar este efecto en los
lugares de trabajo, podemos enunciar las siguientes:

• Apantallamiento de lámparas fluorescentes descubiertas.

• Instalar otros elementos reflectores o difusores.

• Elevar cota de montaje de las luminarias, reduciendo el número de luminarias


dentro del campo visual del observador.

• Sustitución de la fuente de luz por otras de menor poder lumínico.

• Aumentar reflectancias del local. Esta técnica busca reducir el contraste entre la
luminancia de la tarea y la luminancia de fondo del local. CAPÍTULO X

433
  
 
  


 
 
 





  


   
           

4.2. Efecto Estroboscópico.

Este fenómeno se basa en que algunos elemento rotatorios de las máquinas


pueden parecer al observador que están detenidos cuando en realidad se encuen-
tran girando, Este es un fenómeno que tiene importancia por la relación que pu-
diera tener con el accidente de trabajo.

La red eléctrica presenta fluctuaciones en la potencia, lo que ocasiona que


en una fuente de luz conectada a una red de corriente alterna de 60 Hz, el flujo
CAPÍTULO X

eléctrico y por consiguiente el flujo luminoso se detiene 120 veces por segundo.
Esta fluctuación cuando sucede en lámparas incandescentes se atenúa ya que el
filamento se mantiene brillando. No obstante cuando esta fluctuación se produce
en lámparas fluorescentes puede dar origen al llamado efecto estroboscópico, que
se manifiesta cuando los elementos rotatorios de las máquinas giran coincidiendo
con la frecuencia de la fuente y parece como si los mismos estuvieran detenidos.

434
Este efecto puede conducir a situaciones peligrosas al cambiar el movimien-
to percibido en maquinarias rotatorias o reciprocantes, pudiendo ser causa de gra-
ves accidentes al trabajador tener una apreciación errónea del estado operacional
de la máquina. Es posible eliminar estas situaciones si la alimentación eléctrica es
de corriente continua o usando lámparas de frecuencia alta (unos 30 kHz) o me-
diante la distribución del sistema en más de una fase de alimentación.

6. Sistemas de Iluminación o Alumbrado


Los sistemas de iluminación suelen clasificarse generalmente de acuerdo
con el tipo de fuente que se utiliza o según la forma del diseño para la función o
actividad que se ejecuta. Como en todos los casos aunque puedan manejarse otras
clasificaciones, en este caso vamos a asumir la siguiente:

Tabla 3. Clasificación de los Sistemas de Iluminación


Cenital
Natural Lateral
Combinada
General
Según la Fuente
General Localizada
Artificial Localizada o Suplementaria
Emergencia
Señalización
Directa
Semi - directa
Según la Distribución de Luz General Difusa
Semi - Indirecta
Indirecta
CAPÍTULO X
En los centros de trabajo en general no se presenta un sólo sistema sino que
encontramos, los diferentes tipos combinados.

435
Iluminación Natural

Este tipo como lo indica su nombre utiliza como fuente la luz proveniente
del sol. Al estar sumamente relacionado con el diseño de arquitectura es bastante
difícil de modificar una vez que no ha sido concebido adecuadamente en la fase
del proyecto. La iluminación natural salvo en casos especiales es preferible a un
sistema artificial, por las ventajas fisiológicas y económicas que posee, por lo que
se justifica que en muchas regulaciones establecidas en esta materia se recomienda
la utilización preferente de la misma durante el día. En países como Cuba, donde
durante la mayor parte del tiempo por su situación geográfica hay altos niveles
de iluminación solar, tiene gran importancia la utilización de la misma ya que du-
rante las horas diurnas se logran niveles de iluminación adecuados, permitiendo
un gran ahorro de energía. El problema fundamental que presenta la iluminación
natural es que no permite niveles estables ya que depende en gran medida de las
condiciones meteorológicas, la hora del día, la ubicación del edificio y sus alrede-
dores, etc. Sin embargo tiene una serie de ventajas como ser fisiológica producien-
do el menor cansancio visual, su espectro permite apreciar los colores en sus va-
lores exactos, produce efectos psicológicos favorables, como el de eliminar efectos
claustrofóbicos y por supuesto es más económica.

Esta iluminación es lograda por las aberturas (vanos) en la edificación o por


el establecimiento de superficies translúcidas (cristales u otras) en las cubiertas, aun-
que deben considerarse los efectos que puede tener en el deslumbramiento y en la
elevación de las temperaturas de los interiores. La iluminación lateral es la que se lo-
gra en las fachadas mediante ventanas, puertas o superficies acristaladas. La cenital
comprende diferentes posibles disposiciones en las cubiertas, ya sea por los techos
conocidos como dientes de sierra, por los lucernarios y por claraboyas directas.

En cualquiera de los casos planteados la proporción de áreas de ilumina-


ción están limitadas a un 20 – 30 % del área, por los problemas de calor y deslum-
bramiento. En nuestro país en ocasiones se han instalado en naves con cubiertas de
fibrocemento y de bajo puntal (6 -7m), claraboyas translúcidas y se han producido
fenómenos de deslumbramiento directo y reflejado, muy molestos en los puestos
CAPÍTULO X

de trabajo. Otra deficiencia muy generalizada es la pérdida de iluminación por


falta de limpieza de los cristales de ventanas, lucernarios y claraboyas al estar a
una altura elevada.

436
Iluminación Artificial

Ya hemos mencionado que la iluminación natural no es capaz de garantizar


niveles de iluminación estables, pero además, en la industria moderna muchas
producciones se realizan durante horas nocturnas lo que obliga a que todo centro
de trabajo esté provisto de un sistema de iluminación artificial, que pueda garan-
tizar los niveles aceptables bajo cualquier condición de trabajo. Este tipo de ilumi-
nación garantiza mediante un diseño adecuado la generación de luz de acuerdo
con las exigencias de cada actividad, en los mismos la luz proviene de lámparas
que transforman la energía eléctrica en luz. Estos sistemas suelen clasificarse de
acuerdo con la distribución en el área a iluminar de la siguiente manera.

 
 


  

  

General. Son aquellos en que las luminarias están dispuestas de forma tal
que proporcionan un nivel de iluminación uniforme en un área determinada. Es
un método de iluminación muy extendido y se usa habitualmente en oficinas, cen-
tros de enseñanza, fábricas, comercios, etc. Se consigue distribuyendo las lumina-
rias de forma regular por todo el techo del local (Figura 27).

General Localizado. En este tipo de sistema las luminarias se concentran en


CAPÍTULO X
los lugares de trabajo, por lo que no se produce una iluminación uniforme en todo
el local. O sea, que en las áreas aledañas a los puestos los niveles de iluminación
son más bajos, ya que la luz se concentra en los puntos donde hace falta. Es im-
portante que en estos diseños se guarden relaciones de luminancias que no causen
fatiga visual o deslumbramiento. Otro problema que pueden traer estos sistemas

437
es cuando se realizan cambios tecnológicos y se cambian de lugar los puestos de
trabajo. Tienen la ventaja de que se pueden conseguir ahorros de energía significa-
tivos, ya que presentan la alternativa de mantener encendidos sólo los lugares en
los que se está trabajando.

Localizada o suplementaria. Son aquellas que se emplean cuando en la ta-


rea que se realiza en puntos específicos se necesita una iluminación suplementaria.
Consisten en aplicar luminarias directamente al lugar en combinación con la ilu-
minación general. Este método se emplea cuando los niveles exigidos son relativa-
mente altos, mayores de 1000 lux y generalmente en tareas visuales de precisión
como puede ser el maquinado de piezas u otras.

La iluminación de un punto determinado siempre proviene de diferentes


direcciones como puede verse en la figura 29, este fenómeno está determinado por
el diseño del local, la reflexión de paredes y techos, pero muy particularmente, por
el tipo de luminarias utilizadas en el sistema de iluminación artificial. Por tanto,
los sistemas artificiales se pueden clasificar de acuerdo con la cantidad de luz que
llega directa o indirectamente al punto de observación como veremos a continua-
ción.
Figura 29: Componentes Direccionales de la Iluminación

Luz directa
Luz indirecta proveniente del techo
Luz indirecta proveniente de las paredes
CAPÍTULO X

438
Clasificación según la distribución de la luz

Iluminación directa. Se produce cuando entre el 90 y el 100% del flujo de


las lámparas va dirigido hacia el suelo. Es el sistema más económico de ilumina-
ción artificial y el que ofrece mayor rendimiento luminoso, por lo que es el más
utilizado en los centros de trabajo. No se encuentra muy influido por los factores
de reflexión del techo y paredes. En su contra tiene, alto riesgo al deslumbramien-
to directo por la reflexión de la superficie útil y el producir sombras duras poco
agradables para la vista. Se consigue utilizando luminarias que concentren la luz
en los puestos de trabajo: Los techos suelen quedar demasiado oscuros. En general
la aplicación de este tipo de iluminación en talleres con techos altos, de conjunto
con iluminación localizada para los puestos de trabajo que necesitan niveles más
elevados, resulta efectiva.

Iluminación semidirecta. Entre el 60 y el 90 % del flujo luminoso se dirige


hacia el suelo y el resto (10 – 40%) es reflejado en techo y paredes. En este caso, las
sombras son más suaves y el deslumbramiento menor que el anterior y el techo
presenta menor oscuridad por la luz dirigida en este sentido. Sólo es recomenda-
ble para techos que no sean muy altos y con paredes claras.

Iluminación difusa. Cuando el flujo se reparte entre el 40 – 60 % hacia abajo


y el resto hacia arriba, o sea que aproximadamente el cincuenta por ciento es de
procedencia directa y otro 50% es indirecto. El riesgo de deslumbramiento es bajo
y no hay sombras, lo que le da un aspecto monótono a la sala y sin relieve a los
objetos iluminados, no hay contrastes que cansen. Para evitar las pérdidas por ab-
sorción de la luz en techo y paredes es recomendable pintarlas con colores claros
o mejor blancos. Este tipo de iluminación puede aplicarse en conjunto con alguna
luz suplementaria, en despachos y almacenes.

Iluminación semi indirecta. Cuando entre el 10 y el 40 % del flujo luminoso


se dirige hacia abajo y del 60 al 90% hacia el techo. Debido a esto, las pérdidas de
flujo por absorción son elevadas y los consumos de potencia eléctrica también, lo CAPÍTULO X
que hace imprescindible pintar con tonos claros o blancos. A su favor está el brin-
dar una iluminación de buena calidad, produce muy pocos deslumbramientos y
con sombras suaves que dan relieve a los objetos. Estos sistemas son aplicables en
viviendas, en centros de trabajo solamente es aplicable en algunos lugares especí-
ficos como algún despacho, oficinas, salas de lectura, etc.

439

  


     


 

         

         

Iluminación indirecta. Es aquella en que solamente entre el 0 al 10% del


flujo se dirige hacia abajo y el resto se dirige al techo. Es una solución muy cara
puesto que las pérdidas por absorción son muy elevadas. Por ello, es imprescindi-
ble usar pinturas de colores blancos con reflectancias elevadas. En los centros de
trabajo no se utiliza en general por el bajo rendimiento y los altos costos. Puede ser
utilizada en viviendas y en algunos lugares de recreación, bares, discotecas, etc.

Tabla 4. Lámparas más utilizadas


Actividad Tipo de Lámpara más frecuente utilizado

Administrativa Alumbrado general: fluorescentes


(Oficinas) Alumbrado localizado: Incandescentes y halógenas de baja tensión

Incandescentes
Halógenas
Comercial
Fluorescentes
CAPÍTULO X

Grandes áreas con techos altos Mercurio de alta presión y halogenuros metálicos
Todos los tipos
Altura montajes < 6 m fluorescentes
Industrial
Altura montajes > 6 m lámparas de descarga a alta presión
Alumbrado localizado: incandescentes

440
7. Tipos de Lámparas
Las lámparas tienen como función transformar la energía eléctrica en luz y
es uno de los componentes de los sistemas de iluminación que determinan la cali-
dad de la luz y los costos del sistema. De aquí la necesidad de conocer los elemen-
tos básicos sobre los diferentes tipos de lámparas existentes para poder seleccionar
la más adecuada para la actividad a desarrollar en el centro de trabajo. Algunas
de las características a considerar serán la luminancia y distribución luminosa, el
rendimiento y duración, la temperatura de color, el índice de reproducción cro-
mática y otras como tiempo de encendido, generación de efecto estroboscópico,
mantenimiento, etc. En los centros de trabajo de nuestro país se utilizan lámparas
fluorescentes, de vapor de mercurio corregidas, mezcla de vapor de mercurio e in-
candescente, vapor de sodio y en menor medida las incandescentes. En las indus-
trias las más utilizados son las de vapor de mercurio y fluorescentes en interiores
y las de vapor de sodio en exteriores.

En los centros de trabajo existen áreas con diseños y tareas visuales diferen-
tes, en la tabla 4, se enumeran actividades comunes y se recomiendan las lámparas
más efectivas para las mismas.

Lámparas incandescentes. Estas fueron las primeras lámparas diseñadas


para producir luz artificialmente, en ellas la incandescencia se logra pasando una
corriente eléctrica a través de un conductor muy fino, obteniéndose luz y calor,
con un bajo rendimiento luminoso.

  



   
  
 
  
  
 
 
  
 
CAPÍTULO X
    
  

Generan mucho calor y pueden producir deslumbramiento, ya que es una


fuente de gran luminancia y su vida media es pequeña en relación con otras lám-

441
paras. Presenta las ventajas de tener un bajo costo y un espectro que permite una
buena reproducción de colores. Existen lámparas incandescentes halógenas que
poseen un mejor rendimiento y pueden utilizarse en iluminaciones potentes y lo-
calizadas.

 


 
 

   

 
  


 

  

  


    
 
   
 

Lámparas de descarga eléctrica. Este tipo de lámparas son más modernas


que las incandescentes y constituye una alternativa de producir luz mediante
fuentes más eficaces y económicas, razón por la cual se ha extendido su uso. Su
principio se basa en emitir luz mediante la excitación de un gas que está sometido
a descargas eléctricas entre 2 electrodos (Figura 32). El espectro producido por es-
tas lámparas es discontinuo, por lo que la luz emitida por la lámpara no es blanca
y la capacidad de reproducir los colores es en general, peor que en el caso de las
lámparas incandescentes. Algunos de estos tipos de lámparas combinan la descar-
ga eléctrica con la fotoluminiscencia, que es un efecto que se produce cuando la
radiación es absorbida por un sólido y reemite radiaciones, que cuando se encuen-
tran en el espectro visible se le denomina fluorescencia.

Existen diferentes tipos de estas lámparas de acuerdo con el gas que utili-
zan y la presión a que está sometido, entre las que tenemos:
CAPÍTULO X

442
 



  
  

 ­ 


 



Las lámparas fluorescentes, están formadas por un tubo de diámetro nor-
malizado (Figura 32), normalmente cilíndrico, cerrado en cada extremo con un
casquillo de dos contactos donde se alojan los electrodos. La eficacia oscila entre
los 38 y 91 lm/W dependiendo del tipo de lámpara y la duración se encuentra entre
5,000 y 7,000 horas. En relación a la reproducción de colores pueden calificarse de
excelentes a moderadas, según la sustancia fluorescente empleada.

El tubo fluorescente no es práctico por su forma alargada, en los últimos


tiempos han aparecido las lámparas fluorescentes compactas (Figura 34), que po-
seen aproximadamente el mismo tamaño que las incandescentes y a las que se le
han denominado popularmente “bombillos ahorradores”, ya que presentan un
ahorro de energía aproximado al 70% comparado con la incandescente.

  
 
     
  
 
     
  
  


CAPÍTULO X

Lámparas de mercurio. Existen en el mercado lámparas de mercurio de


baja presión con revestimientos trifosfóricos y cuya producción de luz es similar
a la de las lámparas fluorescentes. También se utilizan lámparas de alta presión.
Estas emiten un espectro que carece de radiaciones rojas, por lo que se le añaden

443
sustancias que emitan estas radiaciones para mejorar las características de repro-
ducción de los colores.

Aunque estas lámparas tienen una vida útil que se ha considerado de hasta
20,000 horas, teniendo en cuenta la depreciación se establece en unas 8,000 horas.
Su rendimiento lumínico al final del periodo de explotación ha disminuido hasta
el 55%. Su eficacia oscila entre 40 y 60 lm/W y aumenta con la potencia, aunque
para una misma potencia es posible incrementar la eficacia añadiendo un recubri-
miento de polvos fosforescentes que conviertan la luz ultravioleta en visible.

 
  


  

 

  
   ƒˆ„…

  ‰Š  ‚…


  
 
  
­ 

 
  † ˆ…
  ‚‡‡…
 €

 ­ 
 
‚ƒ„…
 
  
 


Lámparas de halogenuro metálico. Es posible mejorar el color y el rendi-


miento lumínico de las lámparas de descarga de mercurio, añadiendo diferentes
metales al arco de mercurio. La eficiencia de estas lámparas ronda entre los 60 y 96
lm/W y su vida media es de unas 10,000 horas. Tienen un periodo de encendido de
unos diez minutos, que es el tiempo necesario hasta que se estabiliza la descarga.
 

 
­

€
‚
ƒ


 
CAPÍTULO X

 




 



444
Lámparas de sodio de baja presión. La descarga eléctrica en un tubo con va-
por de sodio a baja presión produce una radiación monocromática de color ama-
rillo, muy próxima al máximo de sensibilidad del ojo humano (555 nm). Por ello,
estas lámparas son las más eficaces que existen produciendo entre 160 y 180 lm/W.
Otras ventajas que ofrece es que permite una gran comodidad y agudeza visual,
además de una buena percepción de contrastes. La vida media de estas lámparas
es de unas 15,000 horas y como la depreciación de flujo luminoso que sufren es
baja, su vida útil está entre 6,000 y 8,000 horas. Como desventaja tienen que la
reproducción de colores y el rendimiento en color sean malos haciendo imposible
distinguir adecuadamente los colores de los objetos.

 

­
€

‚
ƒ
„­
…


 

 




 



Lámparas de sodio de alta presión. Son parecidas a las de mercurio de alta


presión, pero ofrecen mejor eficiencia y una excelente constancia del flujo lumi-
noso. Tienen una distribución espectral que abarca casi todo el espectro visible,
proporcionando una luz blanca dorada mucho más agradable y con una capaci-
dad para discriminar los colores, mejor que la proporcionada por las lámparas de
baja presión. La eficacia de este tipo de lámparas esta alrededor de los 130 lm/W y
la vida media ronda las 20,000 horas, con una vida útil entre 8,000 y 12,000 horas.

CAPÍTULO X

445
Tabla 5a. Características de Lámparas

Tipo (código) Potencia normal Reproducción del Vida útil


(vatios) color (horas)

Lámparas fluoprescentes de tamaño reducido (FS) 5- 55 Buena 5,000 - 10,000


Lámparas de mercurio de alta presión (QE) 80 - 750 Correcta 20,000
Lámparas de sodio de alta presión (S-) 50 - 1,000 De incorrecta a buena 6,000 - 24,000
Lámparas incandescentes (I) 5 - 500 Buena 1,000 - 3,000
Lámparas de inducción (XF) 23 - 85 Buena 10,000 - 60,000
Lámparas de sodio de baja presión (LS) 26 - 180 Color amarillo monocromático 16,000
Lámparas halógenas de tungsteno de baja tensión (HS) 12 - 100 Buena 2,000 - 5,000
Lámparas de haluro metálico (M-) 35 - 2,000 De buena a excelente 6,000 - 20,000
Lámparas Fluorescentes tubulares (FD) 4 - 100 De correcta a buena 10,000 - 15,000
Lámparas halógenas de tungsteno (HS) 100 - 2,000 Buena 2,000 - 4,000

Tabla 5b. Comparación de Características de Lámparas

Tipo de Lámpara
Característica
Incandescente Vapor de Sodio Vapor de Mercurio Fluorescente

Deslumbramiento Fuerte Reducido Reducido Reducido


Vida Media Baja Elevada Elevada Elevada
Discriminación de Colores Perfecta Muy Malo Buena Muy Buena
Rendimiento Bajo Elevado Elevado Elevado

Podemos concluir este apartado sobre los diferentes tipos de lámparas y


CAPÍTULO X

su relación con el gasto de energía, expresando que no puede ahorrarse energía, a


expensas del confort visual y del rendimiento de los trabajadores, o sea con riesgo
a afectar su salud. Estamos conscientes de la necesidad del ahorro de la energía,
de buscar la mayor eficiencia de un sistema pero siempre que se cumplan otros
criterios de calidad necesarios para lograr el confort visual. En la Tabla 5a y 5b se
expresan las características de algunos tipos de lámparas para su comparación y
posible selección.

446
No obstante, es indiscutible que en la selección de lámparas se convierte en
un factor importante tomar en consideración el gasto energético. Como observa-
mos en la tabla 6 de un estudio de costos realizado en diferentes tipos de lámpa-
ras, las de vapor de mercurio y las fluorescentes presentaron los menores costos
operacionales. Esto nos permite decir que es un factor que determina que estos dos
tipos, sean los más utilizados en los interiores de los centros de trabajo, en depen-
dencia de la altura de los techos y en exteriores los de vapor de sodio por su gran
penetración al humo y la niebla.

Tabla 6. Evaluación de costos de diferentes lámparas


Tipo de Lámpara Costos (cts/lúmenes - hora
Vapor de mercurio 0.0125
Fluorescente 0.0127
Incandescente 0.021
Luz mezclada 0.0219
Vapor de sodio 0.0236

8. Evaluación de un Sistema de Iluminación


Como ya hemos analizado son múltiples los factores que intervienen en el
proceso visual y que por consiguiente debiéramos evaluar para determinar si el
sistema de iluminación es adecuado para las condiciones que el trabajador ejecuta
su actividad. Sin embargo lo que generalmente más se evalúa es el nivel de ilumi-
nación, ya hemos enunciado que no sólo es necesaria una cantidad adecuada de
luz, sino que también es necesaria una luz con calidad, lo que a veces es más difícil
de conseguir. En relación con los sistemas hay 3 elementos esenciales que deben
considerarse para alcanzar el confort visual: el nivel de iluminación, el deslumbra-
miento y el equilibrio de luminancias.

Al especialista de Salud Ocupacional entre los controles que realiza de las CAPÍTULO X
condiciones de trabajo en las diferentes áreas, le recomendamos evaluar del siste-
ma de iluminación los factores siguientes:

• Niveles de Iluminación. Esto se puede realizar mediante mediciones con un


luxómetro o por medio del criterio de los trabajadores y la observación personal.
Cuando se determinen niveles alrededor de 200 lux y exista una disminución

447
gradual de las luminancias (10:3:1) desde el lugar de la tarea hacia los puntos
alejados, pueden aceptarse como adecuados.

• Distribución espacial. En este sentido se hace necesario analizar si la luz


es difusa o dirigida, el ángulo de incidencia, la distribución y altura de las
luminarias, la homogeneidad y condiciones de deslumbramiento.

• Color de la luz y reproducción de colores. La discriminación de los colores es


de suma importancia en aquellas tareas que lo requieren.

• Calor emitido por lámparas. Este aspecto es importante ya sea porque puede
molestar al trabajador que se encuentra en un ambiente desfavorable o porque
en lugares climatizados ocasionan mayor gasto.

Existen otros aspectos accesorios que están muy relacionados con la eficien-
cia de los sistemas de iluminación y que es necesario considerarlos en una evalua-
ción, entre ellos podemos considerar los siguientes:

• Distribución de ventanas, puertas, lucernarios y cualquier otro detalle que


brinde iluminación natural.

• Estado de limpieza de ventanas, luminarias y lucernarios.

• Ubicación de equipos, mobiliarios y puestos de trabajo

• Mantenimiento del sistema y recambio de lámparas (lámparas deficientes).

• Color de las paredes, techos y equipos.

8.1. Equipos de Medición


CAPÍTULO X

Existen en el mercado diferentes medios para medir los parámetros de inte-


rés en la evaluación de un sistema de iluminación, como son la luminancia o brillo
y la iluminancia o nivel de iluminación. Sin embargo en nuestra especialidad en
general lo que se valora son los niveles de iluminación. Aunque ya hemos dicho
que el ojo en realidad lo que ve es luminancia, ésta en realidad se mide sólo en
casos especiales, fundamentalmente por el costo de los equipos.

448


El equipo que utilizamos para la medición de la iluminancia se denomina


luxómetro (Figura 38) y es relativamente barato. Consta de una celda fotoeléctrica
y un galvanómetro. Su principio se basa en el efecto fotoeléctrico, o sea, la conver-
sión de energía luminosa en energía eléctrica que se realiza por una celda de sele-
nio. Sobre dicha celda se ha aplicado una delgada capa de oro, con el objeto que
determine de forma más precisa la porción del espectro útil al ojo humano, ya que
este elemento tiene la propiedad de transmitir la luz con una curva de sensibilidad
parecida a la del ojo. Posteriormente la energía generada por la celda es registrada
mediante un galvanómetro muy sensible.

Tanto para la selección del luxómetro como durante la ejecución de las me-
diciones con el mismo, se deben cumplir los siguientes aspectos para lograr resul-
tados más representativos:

• Utilizar un equipo con el rango de medición apropiado. Estos medios poseen


diferentes rangos de medición debiendo seleccionarse aquel en que se pueda
lograr la mayor precisión.

• Mantener el equipo en la altura de medición especificada en el procedimiento


CAPÍTULO X
aplicado. Esto es importante ya que pueden introducirse errores en la medición
e interpretación de los resultados.

• Utilizar equipos que posean el corrector del ángulo de incidencia.

449
• Las mediciones deben realizarse de manera que sobre la celda fotoeléctrica no
incidan sombras proyectadas o alguna radiación directa.

• El equipo debe protegerse de los factores climáticos adversos como temperatura


y humedad, además la celda no debe mantenerse expuesta a la luz cuando no
se está midiendo.

8.2. Procedimiento para las Mediciones

Las mediciones en los centros de trabajo pueden ejecutarse de diferentes


maneras según la norma o procedimiento escogido, aunque en casi todos los méto-
dos se orientan dos tipos, las mediciones de la iluminación general de los lugares y
las mediciones a puestos de trabajo específicos. Hay que enfatizar en que la simple
observación del lugar no permite estimar con precisión los niveles de iluminancia
por el gran rango de adaptación del ojo humano.

En este apartado vamos a recomendar dos procedimientos similares que


consideramos muy prácticos para estas mediciones, aunque siempre es necesario
considerar si en el lugar que se está ejecutando la evaluación, se ha adoptado algu-
na reglamentación específica.

El método generalizado de medición se fundamenta en dividir el local en


pequeñas áreas iguales. Se mide en el centro de cada área a una altura de 0.85m y
se calcula el valor medio de iluminancia. Es importante la selección de un número
de puntos de medición representativos, para que pueda obtenerse un resultado
con la precisión requerida. Existe a tal fin una relación que permite calcular el nú-
mero mínimo de puntos de medición, partiendo del valor del “Indice del Local”,
que se define según la siguiente expresión:

Longitud x Anchura
Índice de Local =
Altura de Montaje x (Longitud + Anchura)
CAPÍTULO X

En esta expresión, la longitud y la anchura son las dimensiones del local y


la altura de montaje es la distancia vertical entre el centro de la fuente de luz y el
plano de trabajo, tal como puede observarse en la figura 39.

450
   
 


  

  
  


 

 

La relación mencionada para el cálculo de los puntos de medición se expre-


sa de la manera siguiente:

Número Mínimo de Puntos de medición = (X + 2)2

Donde “X” es el valor del índice del local aproximado al entero superior,
salvo en los casos que el valor del índice es igual o mayor que 3, en los que X se
considera siempre 4. Tomando como ejemplo el local de la figura 39 el valor de X
será el siguiente:

Longitud por anchura = 12 x 9 = 108

Altura de montaje x (longitud + anchura) = 3 x (12 + 9) = 63

Índice de Local = 108 / 63 = 1.7 ≈ 2.0 = X

Número mínimo de puntos = (X + 2)2 = (2 + 2)2 = 16

Ya hemos visto como sobre cualquier plano de trabajo y su entorno, la ilu- CAPÍTULO X
minancia no debe tener grandes variaciones ya que esto obliga a una constante
acomodación y en consecuencia a la fatiga visual. Por tanto se considera que debe
existir una uniformidad de iluminancias adecuada entre el punto a observar y su
entorno inmediato no superior a 0.8. Este parámetro a evaluar es denominado
como uniformidad de iluminación el cual se obtiene aplicando la siguiente expre-
sión:

451
Iluminancia Mínima
Uniformidad de Iluminación =
Iluminancia Media

Otro parámetro que permite determinar la homogeneidad del sistema, es el


índice denominado como diferencia de iluminación, el que se recomienda no ex-
ceda la relación de 5:1 en las áreas de trabajo interiores y que se obtiene mediante
la expresión siguiente:
Iluminancia Máxima
Diferencia de Iluminación =
Iluminancia Mínima

Ahora explicaremos el procedimiento que durante años hemos practicado,


que consideramos sencillo de ejecutar y el cual nos ha brindado resultados satis-
factorios.

Algunos aspectos que deben considerarse para las mediciones, ya que in-
fluyen en los resultados, son los siguientes:

• Las mediciones se realizarán en condiciones normales de operación del sistema


de iluminación y de la actividad que se realiza.

• Cuando en la empresa exista más de un turno de trabajo, se realizará en dos


momentos, una medición con condiciones de buena iluminación diurna y otra
en los momentos en que no exista influencia de ésta o sea mínima, generalmente
en turnos nocturnos cuando se trabaja en ese horario.

• El sistema debe mantenerse durante un tiempo encendido para que se estabilice,


sobre todo cuando se utilizan lámparas de descarga.

• Se realizarán dos tipos de mediciones, las de iluminación general de los locales


y la iluminación de puestos de trabajo específico que lo requieran.
CAPÍTULO X

• En cada punto de medición se realizarán al menos 3 mediciones.

452
Mediciones en el Puesto de Trabajo

Estas mediciones se realizarán cumpliendo las recomendaciones siguientes:

• Las mediciones se realizarán en el plano de trabajo.

• El número de puntos se determinará en función de que sea representativo de


las tareas que se realizan.

• Se realizará un mínimo de 3 lecturas en cada punto de medición con un intervalo


no menor de 1 minuto y se promediarán las mismas.

• Durante la jornada de trabajo deberán realizarse 3 evaluaciones, al comienzo, a


la mitad y al final de la jornada.

• Cuando no existe influencia de la iluminación natural basta con hacer 3 lecturas


y promediarlas en cada punto de medición.

• Se determinará como nivel de iluminación del puesto el valor promedio más


bajo obtenido en un punto.

Mediciones de Iluminación General de Locales

Estas mediciones se realizarán cumpliendo las recomendaciones siguientes:

• Se realizarán en un plano imaginario a 0.85 m de altura del piso.

• El local será dividido en unidades de áreas iguales (rectángulos) a partir de


0.6m de las paredes (Figura 40) y se medirá en el punto medio (o) de cada área
y en el punto medio de cada uno de los lados del rectángulo (X y D). CAPÍTULO X

453
Figura 40: Puntos de Medición. Iluminación General

D D
D 0 x 0 x
x x
0 0 x 
x 0
x

0 M  0 0 g 0 
x
0 D

0
0.6m

0 D
x
D 0 x
D

Después de haber realizado las mediciones, se determina la iluminación


media mediante la expresión siguiente:

E = 1/6 MN ( Σ ED + Σ 2 EX + 2 Σ0 )
Donde: E = Nivel medio de iluminación.
M = Número de filas.
N = Número de columnas.
ED = Nivel de iluminación en los puntos exteriores.
EX = Nivel de iluminación en puntos interiores.
EO = Nivel de iluminación en puntos centrales.

En los casos que se desea evaluar una sola sección, la expresión que se apli-
ca es la siguiente:

E = 1/6 ( Σ Emi + 2 Eg )
CAPÍTULO X

Donde: E = Nivel medio de iluminación.


Eml = Nivel de iluminación en los puntos medios de los lados.
EO = Nivel de iluminación en punto central.

454
9. Métodos de Proyectar Sistemas de Iluminación
En la práctica se utilizan 2 métodos para el cálculo de los proyectos de ilu-
minación, el de los lúmenes y el conocido como de punto por punto. El primero
proporciona el nivel medio de luxes mediante la utilización de determinados pará-
metros que se calculan por fórmulas sencillas y es el empleado en la iluminación de
interiores. El de punto por punto se utiliza cuando deseamos una mayor precisión
y consiste en el cómputo de cada luminaria a la iluminación total. Es empleado en
iluminación localizada, generalmente para los cálculos de alumbrado público.

Método de los lúmenes.

Este método como ya dijimos tiene por objetivo calcular el nivel medio de
iluminancia en locales con sistemas de iluminación general. Es muy práctico y fácil
de aplicar ya que en la actualidad existen programas informáticos para esta finali-
dad que permiten conocer de manera inmediata los resultados de las alternativas
que se escojan.

El proceso a seguir en este procedimiento se puede demostrar mediante el


siguiente diagrama de bloques:

Cálculo del Determinar


Entrada SI
N0 de ubicación de Aceptable FIN
de Datos
luminarias luminarias

NO
Hacer cambios necesarios

Para el desarrollo de los cálculos se requiere información sobre las carac-


terísticas del local y de los diferentes elementos que van a ser utilizados en el
sistema. Entre los datos esenciales necesarios para aplicar el procedimiento encon-
tramos los siguientes: CAPÍTULO X
• Tipo de actividad que se desarrollará.

455
• Dimensiones (l x a x h) y características del local a iluminar, considerando el
plano de trabajo a 0.85m del piso.

• Nivel de iluminación media (Em) el cual se determina mediante las


recomendaciones que dan en las normas y documentos de cada país.

• Tipos de lámparas y luminarias más adecuadas para el tipo de actividad.

• Determinar la altura de montaje de las luminarias.

d’
Plano de las luminarias Donde:
h: altura entre el plano de trabajo y las
d h’ luminarias
h
h’: altura del local
d: altura del plano de trabajo al techo
Plano de trabajo
d’: altura entre el plano de trabajo y las
0.85m luminarias

Nota. Se recomiendan para iluminación directa, semidirecta y difusa las alturas siguientes:
Mínima = 2/3 (h’ - 0.85)
Óptima = 4/5 (h’ - 0.85)
Otros tipos de locales como oficinas, aulas, etc., lo más alto posible.

• Índice del local que se calcula por las dimensiones de éste según el método que
se aplique, en el europeo se determina por la siguiente expresión:

largo x ancho
K= x (ancho + largo)
altura (plano de trabajo - luminarias)

• Coeficientes de reflexión de techos paredes y pisos que se encuentran en tablas


para los diferentes acabados. Cuando no se poseen se pueden adoptar los
siguientes:
CAPÍTULO X

Techo: 0.6 - 0.9

Paredes: 0.3 - 0.8

Plano de trabajo: 0.2 - 0.6

Piso: 0.1 - 0.5

456
• Determinar el factor de utilización, el cual se obtiene por el índice del local y el
factor de reflexión y se encuentran en tablas.

• Determinar el factor de conservación o mantenimiento de acuerdo con la


actividad del local, se considera 0.8 para actividades limpias y 0.6 para sucias.

Después de poseer toda esta información se procede al cálculo de lumina-


rias, nivel de iluminación y área por luminaria utilizando las expresiones siguien-
tes.

Nivel de iluminación (lux)


Número de luminarias =
Lámparas por Luminaria X Lúmenes por Lámpara X CU X FC

Flujo Luminoso (lúmenes) X CU X FC


Nivel (lux) =
Área

Lámparas por Luminaria X Lúmenes por Lámpara X CU X FC


Área por luminaria =
Nivel de iluminación (lux)

Para conocer con mayor profundidad como se realiza el cálculo de los sis-
temas de alumbrado y poder comprobar los proyectos, se recomienda revisar los
manuales de iluminación existentes, donde estos aspectos son detallados con ma-
yor precisión.

10. Normas
En el mundo existen diferentes documentos que regulan o recomiendan
los niveles óptimos de iluminación. La tendencia de los mismos ha sido el ir in-
crementando los niveles recomendados según se han ido desarrollando lámparas CAPÍTULO X
más eficientes. No obstante ha sido difícil la adopción por los países de una norma
que establezca niveles de iluminancia adecuados y uniformes, por las razones si-
guientes:

a) Aspectos técnicos o económicos que limitan alcanzar los niveles desea-


dos.

457
b) La necesidad de luz aumenta con la edad.

c) La gran variedad de tareas visuales y actividades.

La norma ISO 8995 aprobada en el 2003, especifica para distintos puestos


de trabajo y tipos de tareas no sólo la iluminancia, sino también el valor límite
del deslumbramiento molesto y el índice mínimo de rendimiento de color de la
fuente y se proponen los parámetros para crear condiciones visuales cómodas.
Especifica también otras características que deben cumplirse en los diseños de los
sistemas para las diferentes actividades y establece que en las áreas en que se hace
un trabajo continuo debe existir una iluminancia mantenida no menor de 200 lux,
lo que parece un nivel que pudiera ser generalizable y posible de cumplir para
cualquier país. Consideramos que este documento puede tomarse como la guía
para la exigencia de las iluminancias en las diferentes tareas, aunque existe una
tabla recomendada en el documento ISO – DIS – 8995 – 87 se enuncian valores
más generales y flexibles de aplicar en la práctica de control diaria (tabla 7). En la
norma ISO 8995, se plantea la relación que debe existir entre las iluminancias de la
tarea y su entorno y definen esta relación expresando que la iluminancia manteni-
da de las áreas inmediatas puede ser inferior a la iluminancia de la tarea, pero no
será menor que los valores dados en la tabla 8, la cual consideramos una guía muy
positiva para la evaluación de los sistemas.

Tabla 7. Niveles de Iluminancia


Rangos de Luminancia (lux)
Tipo de área, tarea o actividad
Bajo Medio Alto
20 30 50 Áreas de trabajo y circulación exterior
50 100 150 Áreas de circulación, orientación sencilla o corta estancia
100 150 200 Locales de trabajo no empleados continuamente
200 300 500 Tareas con requerimientos visuales sencillos
300 500 750 Tareas con requerimientos visuales medios
500 750 1000 Tareas con requerimientos visuales elevados
CAPÍTULO X

750 1000 1500 Tareas con requerimientos visuales exigentes


1000 1500 2000 Tareas con requerimientos visuales especiales
> 2000 Desempeño de tareas visuales muy exigentes o de alta precisión

458
Tabla 8. Relación entre la iluminancia de la tarea y su entorno
Iluminancia de los entornos
Iluminancia de la Tarea
inmediatos
lux lux

> 750 500

500 300

300 200

< 200 Igual a la iluminancia de la tarea

En Cuba durante años utilizamos la norma NC 19 01 11:81, la que se exigían


unos niveles de iluminancia basados en el menor tamaño del objeto de diferencia-
ción y en las características del contraste y además determinaba unos requerimien-
tos generales para los sistemas. Esta norma fue sustituida por la ISO 8995:2003
comentada previamente.

11. El Cromatismo como Elemento para Mejorar el


Rendimiento del Sistema
Al color hasta hace unos decenios se le atribuía importancia sólo por su fun-
ción decorativa, sin embargo en la actualidad se ha determinado que posee otros
aspectos importantes referentes a la Seguridad y Salud en el Trabajo, entre los
cuales se manifiesta la influencia en la iluminación de los locales de trabajo. En un
tema aparte trataremos más ampliamente otros aspectos relacionados con el color.

En este apartado solo vamos a enfatizar en un aspecto que ya se ha mencio-


nado previamente y es como la buena aplicación del color en la industria puede
determinar un mayor rendimiento del sistema de iluminación existente. Ya hemos
visto como con la utilización de coeficientes de reflexión adecuados se pueden CAPÍTULO X
optimizar las posibilidades del sistema instalado, logrando un mejor aprovecha-
miento del mismo y brindando mejores condiciones para el proceso visual. En
general podemos recomendar en este sentido que se empleen coeficientes de re-
flexión con valores del 50 al 65% para paredes, del 20 al 30% para los pisos y
mayores del 75% para los techos, lo cual determina que sean blancos, aunque en
múltiples documentos se brindan otros rangos de coeficientes que también pudie-
ran ser utilizados.

459
Otro aspecto de importancia es el referido al color de la luz de las fuentes
que se utilizan en el sistema. Es de suma importancia en aquellas empresas en las
que es esencial definir el color de los productos, tal como en el caso de las textile-
ras, donde es necesario utilizar lámparas adecuadas, que posean una distribución
espectral acorde con las exigencias de la tarea.

Solo resta terminar este tema expresando que la buena aplicación del color
en los lugares de trabajo, determina mayor eficiencia de la iluminación mejorando
la visibilidad y contribuye a un mejor orden y limpieza, a identificar la señaliza-
ción de los lugares con riesgo, a disminuir la sensación de fatiga e incrementar el
confort.
CAPÍTULO X

460
Radiaciones Electromagnéticas
No Ionizantes

CAPÍTULO XI

461
1. Introducción.
Índice

2. Radiaciones No Ionizantes.

3. Radiaciones Ópticas.

4. Microondas y Radiofrecuencias.

5. Láseres.

6. Vigilancia y Control de la Exposición a Radiaciones No Ionizantes.


CAPÍTULO XI

462
1. Introducción.
Generalmente el hombre está expuesto a radiaciones electromagnéticas (REM), ya
sea de origen natural o por tecnologías que ha creado, por lo que es uno de los factores
de riesgo siempre presentes en algunas de sus formas en los centros de trabajo. Durante
el pasado siglo se desarrollaron grandes avances en las investigaciones en esta esfera, así
como, en su aplicación en los diferentes campos de la economía, lo cual determina que los
especialistas dedicados a los aspectos de Seguridad y Salud deben conocer los elementos
mínimos necesarios para proteger de las posibles exposiciones nocivas a los trabajadores.
En este tema vamos a tratar sobre las propiedades y posibles efectos de las radiaciones
sobre el organismo humano y los aspectos generales para la vigilancia y control de la ex-
posición.

Figura 1a. Espectro Electromagnético


Frecuencia en Hertz
24 22 20 18 15 14 12 10 8 6 4 2
10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 1
Rayos Cósmicos
Rayos Gamma
Rayos X Ondas Hertzianas
Ultravioleta
Infrarrojo
Radar
FM
Televisión
400 700 Onda Corta
Longitud de onda en nm Radiodifusión
Trasmisión
energía eléctrica

-14 -12 -10 -8 -6 -4 -2 2 4 6 8


10 10 10 10 10 10 10 1 10 10 10 10
Longitud de onda en metros

La energía es una propiedad de la materia que se manifiesta en cualquiera de sus


estados o formas y se mide por el trabajo que puede realizar. Es conocido que existen di-
ferentes tipos de energías, encontramos la energía mecánica, la química, la térmica y por
supuesto la electromagnética, las que se diferencian por su origen y cantidad de energía.
La radiación electromagnética por tanto, no es más que una de las formas que tiene de
presentarse y transmitirse la energía en la naturaleza. Podemos en forma simple definir CAPÍTULO XI
que la radiación electromagnética consiste en ondas eléctricas vibratorias que se trasladan
en el espacio acompañadas de un campo magnético vibratorio que tiene las características
de un movimiento ondulatorio. Las radiaciones en general van a constituir una transmi-
sión espacial de energía. Por supuesto que las radiaciones de interés para nosotros, serán
solamente las ondas electromagnéticas o corpusculares a las que está expuesto el trabaja-
dor en su actividad diaria y que pueden ser naturales o emitidas por los diferentes medios
utilizados por el hombre.

463
Figura 1b. Espectro Electromagnético.

Energía Longitud de
Frecuencia
eV onda m
Hz
108 Rayos γ 10-14
1022

106 10-12
1020

104 10-10
1018 Rayos X

102 108
1016 Ultravioleta

1 106
1014 Visible
Infrarrojo
10-2 10-4
1012
1011 10-3
10-4 UHF 10-2
1010 M.O.
Onda corta
10-6 1
108 TV FM

10-8 102
106 Onda media

10-10 104
104 Onda larga

50 10-12 ELF 6x106


0

El conjunto de todas las formas de energía radiante existentes en el universo, que-


da representado de una manera gráfica en el denominado “espectro electromagnético”,
que comprende desde los rayos cósmicos hasta la transmisión de energía eléctrica (Figu-
ras 1a y 1b). En el espectro se pueden distinguir regiones cuyos límites no son estrictos y
CAPÍTULO XI

que comprenden desde las radiaciones ionizantes con gran energía, frecuencias elevadas
y longitudes de onda corta, hasta las radiaciones no ionizantes que poseen longitudes de
ondas mayores y frecuencias bajas.

464
1.1. Propiedades Físicas

Ya definimos una radiación electromagnética, en las mismas se pueden considerar


un campo eléctrico oscilante (E) asociado a un campo magnético (H) que viaja a través del
espacio. En la actualidad se le concede la doble naturaleza de onda partícula, suponiendo
que son corrientes de fotones que se desplazan a una velocidad dada, siendo los campos
eléctricos y magnéticos, perpendiculares entre si en la dirección de propagación.

Figura 2. Propagación de la onda en campo electromagnético.

)
(H
eléctrico (E)

co
éti
gn
ma

H E H
o
mp

E H E
Ca
Campo

Dirección en que se mueve la onda

La doble naturaleza de la radiación electromagnética está determinada por las teo-


rías ondulatoria y corpuscular. Según las investigaciones actuales se acepta que se transmi-
ten en forma de ondas, pero que su energía se concentra en pequeños paquetes o “cuantos
de energía” en lugar de encontrarse distribuida por toda la onda. La energía al depositarse
en los objetos irradiados puede según las características de las ondas, ocasionar, polariza-
cion, calentamiento, iluminación, excitación molecular, ionización y otros efectos.

Las ondas electromagnéticas se pueden caracterizar mediante cuatro parámetros


fundamentales:

Longitud de Onda (λ). Es la distancia medida a lo largo de la línea de propaga- CAPÍTULO XI


ción, entre dos puntos en fase en ondas adyacentes. La misma puede variar entre el nm y
el Km. La unidad es el metro.

Frecuencia (γ). Es el número de ondas que pasan por un punto en la unidad de


tiempo. La unidad es el ciclo por segundo o hertz (Hz).

465
Energía (E). Es la que transporta la radiación y se suele medir en energía por fotón,
siendo su unidad el electrón voltio (eV). Existe la siguiente correspondencia entre el eV y
el julio:

1 eV = 1,60022 x10-19 Julios

Velocidad (v). Es la velocidad de propagación y se toma la velocidad de la luz en


el vacío, que es una constante física y vale aproximadamente 3x108 m/s.

Entre estas magnitudes existen las siguientes relaciones:

u
n = y E=hxn
l
Donde:
n = Frecuencia
u = Velocidad de la luz
E = Energía

Siendo h una constante, la llamada “constante de Planck”, cuyo valor es: h


= 6,6 x10-34 Julio x segundo

Por tanto:

n
E=hxn =hx
l

Luego también se puede expresar que:

De estas igualdades, se deduce que la energía es proporcional a la frecuencia y esta


CAPÍTULO XI

a su vez, es inversamente proporcional a la longitud de onda. Por tanto, también la ener-


gía es inversamente proporcional a la longitud de onda y podemos afirmar que a mayor
longitud de onda menor frecuencia y menor energía según la relación de Max Planck.

Todas las REM poseen propiedades físicas comunes, que son de interés en el aná-
lisis del riesgo por la exposición a las mismas y la aplicación de medidas para protección
de los trabajadores, las que exponemos a continuación:

466
• Se mueven a la velocidad de la luz (3 x108 m/s).

• Cesan cuando se apaga la fuente.

• La densidad de energía es directamente proporcional al cuadrado de la distancia.

• Son reflejadas, absorbidas o transmitidas.

• Existen fenómenos de reflexión, refracción, dispersión, polarización y difracción.

1.2. Clasificación.

De acuerdo a las características de frecuencia, longitud de onda y energía las REM


pueden clasificarse de diferentes formas, a continuación brindaremos una clasificación
general de las mismas, que comprende las exposiciones más frecuentes identificadas en
los centros de trabajo.

Figura 3. Clasificación de las Radiaciones

Rayos X
Rayos γ (Gamma)
Radiaciones Ionizantes Rayos α (Alfa)
Rayos β (Beta)
Neutrones
Ultravioleta (UV)
Visible
Radiaciones No Ionizantes Infrarroja (IR)
Microondas (MO)
Frecuencias de radio

2. Radiaciones No Ionizantes
Las “Radiaciones No Ionizantes” (RNI) son las que no tienen la energía suficiente
CAPÍTULO XI
para ionizar la materia y que se representan en el espectro electromagnético en el interva-
lo que va de 0 Hz a 3 x 1015 Hz. Existe una clasificación de las mismas en función de la fre-
cuencia, en Campos y Ondas cuando se encuentran en el rango entre 0 y 300 Hz y Ópticas
entre 300 GHz y 3 PHz (Figura 4). Como se puede observar el rango de frecuencias en que
se manifiestan estas radiaciones es muy amplio.

467
Figura 4. Clasificación de las RNI

- Campos estáticos (0 Hz)


- Radiaciones de frecuencia extremadamente baja (0 Hz - 30 KHz)
Campos y - Radiaciones de baja frecuencia (30 kHz - 100 kHz)
Ondas - Radiofrecuencias (100 kHz - 300 MHz)
- Microondas (300 MHz - 300 GHz)

- Radiación infrarroja
Ópticas - Radiación visible
- Radiación ultravioleta

2.1. Interacción con la Materia

En la interacción de las radiaciones con la materia se generan procesos de absor-


ción transmisión, reflexión y emisión (figura 5) determinados por los cambios de energía
que se producen en el átomo. Cuando la diferencia entre la energía final y la inicial es po-
sitiva se produce un fenómeno de absorción y cuando es negativa un proceso de emisión.
Tanto cuando un átomo emite o recibe una radiación se produce un cambio de su estado
energético.

Figura 5. Procesos de Interacción de la radiación con la materia

Transmisión
Absorción
Dispersión
Transferencia
parcial de energía
Reflexión
CAPÍTULO XI

Las moléculas pueden presentarse en su estado fundamental o de equilibrio, que


es el estado más bajo de energía o en estados de excitación que son los que su estado de
energía es superior al fundamental.

468
Estos niveles de excitación pueden ser de 3 clases:

• Niveles rotacionales. En los que la energía es muy baja, del orden de 0,001 eV a 0,1 eV
y que produce movimientos rotacionales de los átomos que componen la molécula. Se
caracteriza por corresponder a las radiaciones de microondas e infrarrojo lejano.

• Niveles vibracionales. En los que la energía varía entre 0,1 a 1 eV y que produce
diferentes tipos de vibraciones moleculares. Las variaciones entre los niveles
vibracionales va acompañada de cambios en los rotacionales. Se caracterizan por
corresponder al infrarrojo medio.

• Niveles electrónicos. Son en los que la energía supera 1 eV, generando diferencias de
energía relativamente grandes capaces de producir cambios electrónicos de la molécula,
además de producir también cambios en los niveles rotacionales y vibracionales. Se
caracterizan por corresponder a radiaciones de frecuencias más altas, la ultravioleta y
la visible.

En el caso de las energías rotacional y vibracional éstas se transforman en energía


térmica, mientras que en los de las electrónicas además de la transformación en energía
térmica producen reacciones fotoquímicas.

Tabla 1. Interacciones de las RNI con la materia


RADIACIÓN INTERACCION FÍSICO QUÍMICA EFECTO BIOLÓGICO

Rotacional Térmico
ULTRAVIOLETA Vibracional Térmico
Cambios en configuración electrónica Fotoquímico
Rotacional Térmico
VISIBLE Vibracional Térmico
Cambios en configuración electrónica Fotoquímico
Rotacional
INFRARROJOS Térmico
Vibracional
MICROONDAS Rotacional Térmico
RADIOFRECUENCIAS Rotacional Térmico

CAPÍTULO XI
2.2. Unidades y Magnitudes

La Radiometría es la especialidad que se dedica a cuantificar la energía emitida


por las diferentes fuentes radiantes en función de la longitud de onda. La necesidad del
especialista en Salud Ocupacional de interpretar estas mediciones obliga a que sea necesa-
rio describir las magnitudes y unidades más utilizadas en que se expresan las mediciones.

469
• La energía radiante. Es la energía total emitida por una fuente en forma de radiación.
Se mide en Julios (J) o Watios por segundo (W.s). Su símbolo es Q.

• El flujo radiante o potencia radiante. Es la energía radiante emitida en un tiempo


determinado. Se mide en watios (W) (1 W = 1 J/s). Su símbolo puede ser Φ o P.

• La intensidad radiante. Es el flujo radiante total emitido por la fuente por unidad de
ángulo sólido. Se mide en watios por estereorradián, (W.sr-1). Su símbolo es I.

• La Radiancia. Es la intensidad radiante de una fuente dividida por el área de la fuente.


Se mide en W.sr-1.m-2. Su símbolo es L.

• La irradiancia. Es el flujo radiante recibido por unidad de superficie receptora. Se


mide en Watt por centímetro cuadrado (W/cm2). Su símbolo es E.

• La Exposición radiante. Es la energía radiante incidente sobre una superficie dividida


por el área de la superficie. Se mide en joules por cm2 (J/cm2) Su símbolo es H.

3. Radiaciones Ópticas
Cuando observamos el espectro electromagnético, las radiaciones ópticas ocupan
la zona comprendida entre los Rayos X y las microondas. Se definen según su longitud de
onda y por supuesto como no existen límites divisorios estrictos entre las regiones, existe
un solapamiento entre las diferentes divisiones. La Comisión Internacional de Electrotéc-
nica (CIE) establece una clasificación basada en la interacción sobre el material biológico y
comprende el rango de las longitudes de ondas entre los 100nm y 1 mm, que comprende,
la radiación ultravioleta (UV), la radiación visible (luz) la radiación infrarroja (IR), cada
una de las cuales se dividen en varias regiones, como puede apreciarse en la figura 6.
CAPÍTULO XI

470
Figura 6. Espectro Óptico.
REGIONES CIE OTRAS DENOMINACIONES
100 nm
UVC UV extremo (1/10 nm - 100 nm)
Ultra 280 nm Efectos UV-C (100 nm - 280 nm) Región germicida
UBV Fotoquímicos
violeta 315/320 UV lejano (200 nm - 300 nm)
UVA UV-B (280 nm - 315/320 nm)
Región eritérmica
380/400 nm
RADIACIONES

Azul UV-A (315 nm - 380/400 nm) UV próximo (300 nm - 400 nm)


Luz “negra”(315 nm - 400 nm)
Verde
Visible LUZ o VISIBLE
Amarillo Efectos (380/400 NM - 760/780 NM)
térmicos
Rojo
760/780 nm IR-A (760/780 nm - 1400 nm) IR próximo (760 nm - 4000 nm)
IRA
1.4 µm
Infrarrojo IRB IR-B (1.4 µm - 3 µm) IR medio (4 µm - 14 µm)
3 µm
IRC
1mm - 300GHz IR-C (3 µm - 1 mm) IR lejano (14 µm - 100 µm)

3.1. Radiaciones Ultravioletas

Como se aprecia en la figura 1b las radiaciones UV se localizan entre los rayos X


y las radiaciones visibles, en longitudes de onda entre los 100 y 400 nm. La radiación UV
por sus características va a ser la que genere mayor riesgo entre las radiaciones ópticas,
ya que al poseer mayor poder energético, son capaces de producir cambios en la configu-
ración electrónica de la materia viva ocasionando reacciones fotoquímicas. Comprende el
intervalo más alto de frecuencia de las radiaciones no ionizantes y poseen la propiedad de
tener el mayor poder energético, causando efectos rotacionales, vibracionales y fotoquí-
micos en los sistemas biológicos. La región denominada UV de vacío se encuentra entre
los 100 y los 190 nm y tiene la característica de no causar efectos biológicos.

Fuentes y Usos de la Radiación UV

La fuente más importante de generación de la radiación UV es natural, es el sol, la


exposición a la luz solar directa de los trabajadores en actividades a la intemperie, puede
ser una fuente de exposición relevante en las ramas agrícolas, de la construcción, la pesca
y otras.
CAPÍTULO XI
La cantidad de fuentes artificiales de UV utilizadas en los procesos de trabajo es
muy amplia y pueden dividirse en 2 grupos las de baja y alta intensidad. Entre las de baja
encontramos las lámparas de mercurio de baja presión, las fluorescentes, las lámparas de
descarga y las llamas de corte oxiacetilénico. En las de alta nos encontramos las de vapor
de mercurio de alta presión, los arcos de cuarzo y mercurio, los arcos de carbono y xenón
y el arco de soldadura eléctrica. Podemos observar que en general las fuentes emisoras de

471
este tipo de radiación son lámparas de descarga de diferentes tipos y el arco eléctrico de
corte y soldadura.

Entre los diferentes usos que se pueden identificar en la actividad laboral tenemos:

• Lámparas utilizadas con fines germicidas en locales de hospitales, industria


farmacéutica, industria alimenticia, potabilizadoras de agua, sistemas de ventilación
y otros.

• Lámparas de fototerapia y solares que se utilizan con fines médicos en dermatología,


odontología, rehabilitación, así como para el bronceado estético.

• Lámparas de luz negra o UV-A que se utilizan en laboratorios para detección de


fluorescencia, así como para efectos especiales en espectáculos o lugares nocturnos de
recreación.

• Lámparas para la simulación solar que se emplean en cabinas de ensayo de materiales


para aplicar alta irradiancia, como son las de arcos de carbono, xenón y mercurio.

• El arco eléctrico que se utiliza en el corte y soldadura y en los hornos de fundición de


metales.

• Los equipos de fotocopiados empleados en oficinas y las artes gráficas.

• Los reflectores de alta intensidad por arcos de carbono que se utilizan en espectáculos
o con fines militares.

Por nuestra experiencia, consideramos necesario enfatizar en algunos de los pro-


cesos laborales en los que hemos detectado los mayores problemas con la exposición a
este tipo de radiaciones.

Entre los diversos procesos en que se presenta la exposición a radiaciones UV, es


posible que el más frecuente y que genera mayor riesgo es el de los trabajadores de sol-
CAPÍTULO XI

dadura por arco. Fundamentalmente cuando este tipo de soldadura se realiza en espacios
confinados y en los casos que se hace en materiales reflectantes como es el acero inoxida-
ble. Hay que señalar que en este tipo de actividad, la exposición del ayudante de soldador
siempre es mayor que la del soldador, pues el mismo en la mayoría de las situaciones
carece de los medios de protección personal y además su formación y experiencia en los
riesgos presentes es mínima. En el caso de los espacios confinados se complica la situación
ya que se pueden generar gases contaminantes y en el caso específico de la radiación UV,

472
puede generarse O3, incrementándose el riesgo a una intoxicación, además es posible la
generación de otros contaminantes producto de los materiales a soldar.

Otro sector en el que hemos detectado problemas con los trabajadores expuestos a
estas radiaciones es el de la salud, donde se utilizan estas radiaciones como agente germi-
cida. En particular en los laboratorios de microbiología, de producción de medicamentos,
salones de operaciones y otros, donde mantienen estas lámparas encendidas durante la
ejecución de los trabajos y donde paradójicamente existe personal con desconocimiento
del riesgo a que está expuesto. Lo normal en estos casos es que las lámparas dispongan de
un diseño (cerramientos o de envolturas filtrantes), así como de una ubicación para evitar
el riesgo, apareciendo los problemas cuando se modifica el diseño, hay una mala ubica-
ción o se violan los procedimientos operativos establecidos. También se puede presentar
esta exposición en los trabajos agrícolas, manifestándose los problemas con mayor fre-
cuencia en aquellas actividades en que el trabajador manipula productos o sustancias que
poseen agentes fotosensibilizadores (figura 7), en nuestro caso sobre todo esto lo hemos
observado en los cultivos de cítricos. Existen otras actividades en las que hemos estudiado
estos tipos de exposición por quejas de los trabajadores, pero en general no han tenido
una frecuencia importante.

Efectos de las Radiaciones UV

La acción de la UV sobre sistemas y tejidos biológicos depende de su espectro y


del grado de pigmentación de la piel, disminuyendo el riesgo en las más pigmentadas. En
base a los efectos biológicos observados las radiaciones UV se han dividido en 3 clases o
zonas del espectro como se puede observar en la figura 6, que son las siguientes:

UV – A (315 – 400 nm), Se le denomina también luz negra y produce fluorescencia en


diferentes sustancias. Pueden atravesar la epidermis y penetrar la dermis produciendo
lesiones en la red capilar y las terminaciones nerviosas.

UV – B (280 – 315 nm). Comprende la mayor parte del espectro UV y puede producir
eritema cutáneo.

UV – C (100 – 280 nm). Es la parte del espectro que tiene efectos germicidas. CAPÍTULO XI
Tabla 2. Efectos de Radiaciones UV
RADIACIONES UV UV - B y C UV - A
ÓRGANO 200 - 315 nm 315 - 400 nm

QUERATITIS
CÓRNEA
OJOS CONJUNTIVITIS

CRISTALINO CATARATAS FOTOQUÍMICAS

ERITEMAS
PIEL
EFECTOS CANCERÍGENOS

473
Los efectos más característicos que ocasionan estas radiaciones son:

• Pigmentación de la piel como respuesta fotoquímica.

• Enrojecimiento de la piel y quemaduras.

• Cuando incide sobre el sistema ocular puede producir inflamación del tejido
conjuntivo.

Como se puede observar en la Tabla 2 los efectos de la radiación UV se limitan a la


piel y los ojos. Al ser estas radiaciones absorbidas por la córnea y el cristalino, no se pre-
sentan daños en la retina. No obstante esta condición establece que el efecto más frecuente
sean las fotoqueratitis y las fotoconjuntivitis. Estos efectos son de carácter agudo y apare-
cen un tiempo posterior a la exposición (horas), cuando se produce una exposición a altas
dosis, lo que es típico de la actividad de soldadura cuando se trabaja sin protección ocular.
Este tipo de lesiones leves suelen ser reversibles y no dejan secuelas. En relación con la piel
la UV – A pueden penetrar a la dermis y actuar sobre los capilares y las terminaciones ner-
viosas. El riesgo más antiguo conocido es la exposición solar, el que se incrementa cuando
no se protegen la piel y los ojos y se trabaja en lugares donde la reflexión es muy alta.
En los trabajadores al aire libre, con exposición repetida como pescadores, agricultores y
otros, causa lo que se denomina “piel actínica”, que se caracteriza por una piel seca, parda,
no elástica y arrugada. La falta de control de la exposición puede ocasionar consecuencias
más graves como la queratosis senil y los epiteliomas. Este tipo de exposición que genera
carcinogénesis de la piel, se produce en longitudes de ondas de 260 a 270 nm que coinci-
den con el pico de absorción de los ácidos nucleicos. Aunque el mecanismo etiopatogénico
del desarrollo de este tipo de daño, no está definido plenamente, por la gravedad de estos
efectos se hace necesario la máxima protección de este tipo de exposición.
CAPÍTULO XI

474
Figura 7. Sustancias fotosensibilizantes

Sulfamidas
Salicilamidas
Quinina
Derivados del alquitrán de hulla
Acridina
Antraceno
Fenantrena
Colorantes
Antraquinona
Azul de metileno
Bengala Rosa
Psoralenos
Algunas fragancias
Ciclamato (edulcorante artificial)
Fármacos antiinflamatorios no esteroides (anlagésicos, antiartríticos)
Desodorantes y Bacteriostáticos en jabones
Blanqueador fluorescente para fibras de celulosa, nailon o lana
Fenotiacinas (tranquelizantes mayores, antieméticos)
Sulfonilureas (antidiabéticos orales, medicación para la hipoglucemia)
Ingredientes de filtros solares
6-Acetoxy-Z,4, dimetil-M-dioxano (conservador)
Benzotenonas
Cinamatos
Oxibenzona
Ácido para aminobenzoico (PABA)
Esteres de PABA
Tetraciclinas (antibióticos, antiinfecciosos)
Antidepresivos tricíclicos

CAPÍTULO XI

475
Límites de Exposición

En Cuba no hemos aprobado ningún documento nacional que regule los niveles
de exposición a este tipo de radiaciones. Normalmente en este sentido nos hemos orienta-
do y aplicado los límites recomendados por la Conferencia Gubernamental de Higienistas
Industriales (ACGIH), por sus siglas en inglés, en la cual se recogen todas las zonas del
espectro de este tipo de radiaciones y anteriormente por los criterios que existían en los
antiguos países socialistas de Europa. A continuación les describiremos los valores reco-
mendados por la ACGIH, para protección de la radiación UV que incide sobre la piel y
ojos, cuando se conoce la irradiancia y el tiempo de exposición está controlado.

• En la región entre 320 y 400 nm puede incidir una irradiancia sobre piel y ojos sin
protección de hasta 1.0 mW/cm2 para tiempos mayores de 1000 segundos y para
tiempos menores de 10 segundos hasta 1.0 J /cm.

• Para una exposición de 8 horas sin protección de la piel y los ojos, no debe exceder de
los valores de la tabla siguiente:
Tabla 2. Valores Límites ponderados para una exposición de 8 horas a radiaciones UV
Longitud Valor Valor Límite Efectividad Longitud Valor Valor Límite Efectividad
de Onda Límite (mJ/cm2)<> Espectral de Onda Límite (mJ/cm2)<> Espectral
(nm) (J/m2)<> Relativa, S (nm) (J/m2)<> Relativa, S
(λ) (λ)

180 2500 250 0.012 310 2000 200 0.015


190 1600 160 0.019 313* 5000 500 0.006
200 1000 100 0.030 315 1.0x104 1.0x103 0.003
205 590 59 0.051 316 1.3x104 1.3x103 0.0024
210 400 40 0.075 317 1.5x104 1.5x103 0.0020
215 320 32 0.095 318 1.9x104 1.9x103 0.0016
220 250 25 0.120 319 2.5x104 2.5x103 0.0012
225 200 20 0.150 320 2.9x104 2.9x103 0.0010
230 160 16 0.190 322 4.5x104 4.5x103 0.00067
235 130 13 0.240 323 5.6x104 5.6x103 0.00054
240 100 10 0.300 3253 6.0x104 6.0x103 0.00050
245 83 8.3 0.360 328 6.8x104 6.8x103 0.00044
250 70 7.0 0.430 330 7.3x104 7.3x103 0.00041
254* 60 6.0 0.500 333 8.1x104 8.1x103 0.00037
255 58 5.8 0.520 335 8.8x104 8.8x103 0.00034
260 46 4.6 0.650 340 1.1x105 1.1x104 0.00028
265 37 3.7 0.810 345 1.3x105 1.3x104 0.00024
270 30 3.0 1.000 350 1.5x105 1.5x104 0.00020
CAPÍTULO XI

275 31 3.1 0.960 355 1.9x105 1.9x104 0.00016


280* 34 3.4 .0880 360 2.3x105 2.3x104 0.00013
285 39 3.9 .0770 365* 2.7x105 2.7x104 0.00011
290 47 4.7 0.640 370 3.2x105 3.2x104 0.00093
295 56 5.6 0.540 375 3.9x105 3.9x104 0.00077
297* 65 6.5 0.460 380 4.7x105 4.7x104 0.00064
300 100 10 0.300 385 5.7x105 5.7x104 0.00053
303* 250 25 0.120 390 6.8x105 6.8x104 0.00044
305 500 50 0.060 395 8.3x105 8.3x104 0.00036
308 1200 120 0.026 400 1.0x105 1.0x104 0.00030

476
Notas:
Las longitudes de ondas seleccionadas son representativas; otros valores intermedios
pueden obtenerse por interpolación.
* Son líneas de emisión para el espectro de descarga del mercurio.
◊ 1 mJ /cm2 = 10 J /m2

Tabla 3. Tiempo de exposición para radiación UV actínica


Exposiciones Permisibles
Duración Diaria de Exposición Irradiación Efectiva Eeff(µW/cm2)
8h 0.1
4 0.2
2 0.4
1 0.8
30 min 1.7
15 3.3
10 5
5 10
1 50
30 seg 100
10 300
1 3000
0.5 6000
0.1 30000

3.2. Radiaciones Infrarrojas

Se considera que este tipo de radiaciones infrarrojas (RI) son las comprendidas en CAPÍTULO XI
la región del espectro electromagnético que se extiende desde la zona de luz visible (roja)
en los 780 nm hasta las longitudes de microondas 106 nm. Este tipo de radiaciones son
emitidas por cualquier superficie que esté a una temperatura superior a la del receptor.
O sea, que todos los objetos con temperaturas superiores al cero absoluto, emiten radia-
ciones en función de la temperatura y cuya intensidad dependerá de la misma. Cuando
la temperatura del objeto es inferior a 600 0C el componente fundamental son RI. Estas
radiaciones de forma similar a las UV se subdividen en 3 tipos, la RI – A que comprende
entre 750 y 1400 nm, la RI – B de 1400 a 3000 nm y la RI – C de 3000 a 106 nm.

477
Fuentes y Usos

La radiación infrarroja tiene como fuente de origen natural al sol, además de dife-
rentes fuentes de origen artificial empleadas en la actividad humana (tabla 4). Las fuentes
industriales pueden ser numerosas, ya que pueden generarse por cualquier objeto que
se encuentre a una temperatura superior a la del trabajador, así como por elementos uti-
lizados para generar calor y utilizar en el calentamiento de productos o locales, objetos
incandescentes, llamas y otros similares con elevadas temperaturas, podríamos incluir
que este factor de riesgo puede identificarse en todos los procesos y puestos de trabajo
denominados calientes como los de metalurgia, vidrio, tintorerías, cocinas, etc.

Tabla 4. Diferentes Fuentes de Exposición a Radiaciones IR


Fuente Población Expuesta Exposición Aproximada
Trabajadores a la intemperie, agricultores,
Luz solar 500 w/m2
constructores, marineros, público en general.
Población y trabajadores en general. Alum-
Lámparas de filamento de tungsteno 105 - 106 W/m2 sr
brado general, secado de tintas y pinturas.
Véase lámparas de filamento de tungsteno.
Lámparas de filamento de tungsteno Sistemas de copia (fijación), procesos genera-
50 - 200 W/m2 sr (a 50 cm)
halogenado les (de secado, cocción, retracción y reblande-
cimiento).
Diodos fotoemisores (Ej. Diodo de Juguetes, electrónica de consumo, tecnología
105 W/m2 sr
GaAs) de transmisión de datos, etc.
Proyectores, simuladores solares, luces de
exploración. Operadores de cámaras de im-
Lámparas de arco de Xenón 107 W/m2 sr
prenta, trabajadores de laboratorios ópticos,
artistas de variedades.
Hierro en fusión Hornos de acero. Trabajdores de acerías. 105 W/m2 sr
Batería de lámparas de IR Calentamiento y secado industriales. 103 a 8.103 W/m2 sr
Lámparas de IR en hospitales Incubadoras 100 a 300 W/m2 sr

Efectos de las Radiaciones Infrarrojas.

Ya hemos visto que la interacción de estas radiaciones con el sistema biológico por
CAPÍTULO XI

su bajo poder energético, ocasiona reacciones vibracionales y rotacionales en las molécu-


las, las que determinan el incremento de energía térmica de las mismas. Hay que expresar
que no se producen modificaciones en la configuración electrónica de los átomos. Por
consiguiente, lo que en mayor medida se manifiesta es la queja de los trabajadores que la
perciben como una sensación de “calor“ y por supuesto incrementa la fatiga que acom-
paña a la actividad que se ejecuta, al tener que realizar un mayor esfuerzo para disipar el
calor. De aquí que las RI estén incluidas en la ecuación de balance térmico empleada para
evaluar la exposición al calor, como uno de los factores esenciales que influyen en esta

478
sensación calurosa. Por tanto, hay que considerar que producen efectos muy similares a
los del calor y pueden ocasionar aumento de la temperatura corporal y pulso, pérdida de
sales y deshidratación, fatiga, dolores de cabeza, pudiendo llegar hasta el golpe de calor.

Las radiaciones RI – B y C al sólo ser capaces de tener una pequeña penetración en


la piel, nada más producen efectos de calentamiento superficial, mientras que las de tipo
A pueden causar quemaduras y cambios en la pigmentación. En el caso de los ojos, puede
producirse el efecto más típico mencionado en la literatura que es el caso de las cataratas
del fundidor o del soplador de vidrio. Se plantea que las IR – B y C, pueden producir
lesiones cornéales, eritemas y quemaduras, mientras que las A pueden dañar los tejidos
más profundos, apareciendo opacidades y cataratas en el cristalino.

Límites de Exposición

Se manejan como en todos los factores de riesgo diferentes normas o guías para
evaluar la exposición de este tipo de exposición. En Cuba generalmente este factor lo he-
mos evaluado por su relación con la sensación de calor por medio de la temperatura de
globo radiante, fijando como límite de exposición 380C. También en un momento se estu-
vo evaluando mediante la norma de la antigua Unión Soviética que establecía un límite de
0.2 cal/cm2 para 8 horas de exposición.

El criterio adoptado por nuestra experiencia determina que para considerar es-
tas radiaciones como un factor de riesgo de importancia y que deba ser evaluado, debe
existir una diferencia de temperatura de globo superior a 20C respecto a la temperatura
seca. Cuando en las mediciones no se determina este Δt, no se considera existe una gran
influencia de las RI.

También utilizamos en ocasiones los valores recomendados por la ACGIH, que


comprenden las longitudes de ondas entre 305 y 1400 nm, con el objetivo de proteger la
retina de las lesiones químicas y fotoquímicas. En este caso hemos aplicado en general el
límite recomendado para los posibles efectos retardados a cataratogénesis que es de 10
mw/cm2.

4. Microondas y Radiofrecuencias
CAPÍTULO XI
La exposición a REM ha existido siempre en la corteza terrestre producto de los
fenómenos naturales como pueden ser las tormentas eléctricas y la actividad solar, pero en
general esto no significaba un problema porque su intensidad es muy pequeña y no ocasio-

479
na efectos significativos en los seres humanos. Sin embargo, a partir de la Segunda Guerra
Mundial con el desarrollo de las telecomunicaciones se ha generado la llamada “polución
electromagnética”, la cual puede alcanzar niveles de intensidad que pueden ser nocivos
al humano. Se ha creado conciencia del problema y de la necesidad de la prevención de la
exposición a este factor de riesgo, no obstante este tema sigue siendo objeto de controversia,
sobre todo en lo referente a si los límites de exposición actuales son adecuados o no.

Tabla 5. Espectro Radioeléctrico

Denominación
Abreviatura
Frecuencias Longitud Usos
(Inglés) de onda
Menor 3 Hz > 100,000 km
Extra baja frecuencia 100,000 km -
Extremely low frecuency ELF 3 - 30 Hz
10,000 km
Utra baja frecuencia ULF 300 - 3000 Hz
1,000 km -
Ultra low frecuency 100 km
Muy baja frecuencia VLF 3 - 30 kHz 100 km - 10 km Radio gran
Very low frecuency alcance
Baja frecuencia LF 30 - 300 kHz
Radio,
Low frecuency 10 km - 1 km navegación
Media frecuencia MF 300 - 3000 kHz 1 km - 100 m
Radio de
Medium frecuency onda media
Alta frecuencia HF 3 - 30 MHz 100 m - 10 m
Radio de
High frecuency onda corta
Muy alta frecuencia VHF 30 - 300 MHz 10 m - 1 m
TV
Very high frecuency Radio
Ultra alta frecuencia UHF 300 - 3000 MHz 1 m - 100 mm
TV, Radar
Ultra high frecuency Telefonía móvil
Súper alta frecuencia SHF 100 mm -
Super high frecuency 3 - 30 GHz 10 mm Radar
Extra alta frecuencia EHF 30 - 300 GHz 10 mm - 1 mm Radar
Extremely high frecuency
Mayor 300 GHz < 1 mm

Las microondas y radiofrecuencias (MO y RF) se encuentran en la región del es-


pectro electromagnético comprendida entre los 100 kHz y los 300 GHz, denominada tam-
bién como el intervalo de las frecuencias medias (FM), altas (HF) y extremadamente altas
(UHF). Esta región puede dividirse en el intervalo de 100 kHz a 300 MHz de las RF que
posee longitudes de ondas entre 3 Km. y 1m y el de las MO que comprende desde los 300
MHz a los 300 GHz, con longitudes de ondas entre 1m y 1 mm. Una clasificación general
CAPÍTULO XI

del espectro radioeléctrico se puede observar en la tabla 5.

Estas radiaciones pueden estudiarse en conjunto porque poseen características y


fuentes de exposición similares. Las RF tienen una energía fotónica del orden de 10-9 a 10-6
eV y las MO de 10-6 a 10-3 eV, por lo que no llegan a tener una energía suficiente para ser
ionizantes, pues en dicho caso es necesaria una energía diez mil veces mayor (12.4 eV).

480
Fuentes y Usos

Aunque ya hemos visto que existen fuentes naturales, en realidad estas no son
importantes por su baja intensidad. En este apartado vamos a tratar sobre las fuentes arti-
ficiales que en determinadas condiciones si pueden convertirse en un factor de riesgo para
el personal expuesto. En la actualidad estas radiaciones se utilizan como fuentes de calor
o como medios de comunicación. Estas fuentes se pueden clasificar en intencionales y no
intencionales, considerando como intencionales aquellas que emiten intencionalmente las
radiaciones como pueden ser las emisoras de radio y televisión y las no intencionales, las
que por ineficiencias de diseño u otras causas consiguen exponer a las personas como
pudieran ser los hornos de MO utilizados en los hogares para cocinar.

Los usos más comunes de las MO y RF son en el secado de papas, chapas de ma-
dera, papel, pasterización, esterilización, cocción de pollos, diatermia clínica, soldadura,
emisoras de radio y televisión, radares, teléfonos y otros. Las frecuencias de emisión más
comunes, tanto en hornos como en equipos de Diatermia Clínica, son 915 MHz y 2450
MHz. En cuanto a las potencias suelen oscilar de 1 o 2 KW hasta 50 KW. En radar se utili-
zan potencias muy elevadas y frecuencias de hasta 12 GHz. Por último, en telefonía móvil
la frecuencia suele ser de 900 MHz a 1 GHz y las potencias no son muy elevadas, siendo
este un aspecto sobre el que en los últimos años se ha especulado mucho sobre el riesgo.

Efectos de las MO y RF

Los efectos generados por estas radiaciones dependerán fundamentalmente de la


capacidad de absorción de la materia, de la distribución del campo electromagnético en el
interior y de los mecanismos de termorregulación del organismo. Ya manifestamos que la
energía que poseen estas radiaciones no puede ocasionar efectos ionizantes, no obstante,
si pueden excitar los estados rotacionales y vibracionales de átomos y moléculas con-
virtiendo la mayor parte de esta energía en calor. También se ha comprobado mediante
investigaciones, la existencia de interacciones a nivel microscópico que ocasionan altera-
ciones macromoleculares, a las que se les ha atribuido dependencia de la frecuencia de
resonancia.

Como el ojo y los testículos son los órganos menos vascularizados, van a ser los CAPÍTULO XI
más sensibles a estas radiaciones ya que su capacidad de disipar el calor es menor. Me-
diante investigaciones, se ha demostrado que para que se manifieste un aumento de tem-
peratura en un cuerpo, es necesario que el mismo tenga un diámetro mayor o igual a 1/10
de la longitud de onda. Por consiguiente en el caso del cuerpo humano, las radiofrecuen-
cias menores de 15 MHz (λ > 20m) no constituyen un riesgo térmico. Los efectos biológi-
cos no térmicos y a bajos niveles no son bien conocidos. El valor máximo de absorción en
el hombre se alcanza en el intervalo de frecuencias de 30 a 200 MHz.

481
Como ya se ha expuesto las MO y RF causan incremento de la temperatura cor-
poral, pudiendo en ocasiones acompañarse de lesiones locales, quemaduras y necrosis de
los tejidos, se le aducen también la aparición de cataratas y de esterilidad. Es importante
analizar que por las características de este tipo de radiaciones y no producirse el calenta-
miento con una uniforme absorción y distribución de energía no es posible predecir las
lesiones que puedan causar. En otros métodos de calentamiento como es el caso de las ra-
diaciones IR, el mismo se realiza desde la superficie, mientras que en este caso se produce
un calentamiento interno.

En investigaciones se han observado otros efectos no térmicos en órganos (lesio-


nes), sin que se produjera un incremento de temperatura corporal. Se les ha tratado de
explicar por diferentes teorías, entre las que se encuentran:

• Interacción a nivel molecular, celular o tisular.

• Interferencia directa con fenómenos bioeléctricos.

• Alteraciones en transmisión de información genética.

Hay que mencionar que en lo referente a la exposición laboral, los resultados ob-
tenidos en investigaciones de expuestos no han podido demostrar relaciones directas de
causalidad. Estas investigaciones presentan limitantes en sus diseños, por lo que se re-
comienda hacer estudios epidemiológicos de grandes grupos para llegar a conclusiones
más precisas, ya que se puede afirmar que no demuestran la existencia de una relación
causal entre la exposición a estas radiaciones y los efectos observados. Entre los efectos
de salud observados y que deben manejarse con precaución, por las razones limitantes de
las investigaciones, encontramos: síndrome asténico, alteraciones funcionales del sistema
nervioso, trastornos cardiovasculares, efectos oculares aislados y alteraciones analíticas
inespecíficas.

Debemos finalizar expresando por las razones antes mencionadas, que en situa-
ciones de exposición a estas radiaciones debemos ser cuidadosos al atribuir a las mismas
efectos adversos de salud y tomar decisiones preventivas, sin un estudio que delimite de
forma significativa que las alteraciones están relacionadas con la exposición.
CAPÍTULO XI

Límites de Exposición

Existen diferentes criterios para la evaluación de la exposición a estas radiaciones,


las normas más antiguas se basaban en el incremento de la temperatura corporal y de esta
manera se plantea una Norma en EE.UU. de 10mw/cm2 en los años 50. Unos años más

482
tarde la antigua URSS, por investigaciones realizadas determinó alteraciones de la salud
en expuestos a niveles menores, por lo que se propuso un límite de 10 μW/cm2 para una
exposición de 8 horas. Durante años, mientras fuimos miembros del Consejo de Ayuda
Mutua Económica en Cuba se aplicó este criterio ya que lo considerábamos de mayor se-
guridad para los trabajadores.

Posteriormente la Comisión Internacional de Protección de las Radiaciones No


Ionizantes (CIPRNI) y el Instituto Nacional de Normas (ANSI) de EE.UU. propusieron un
nuevo sistema de límites de exposición. Introdujeron una magnitud que permite expresar
la interacción entre la radiación y la materia viva que en inglés se denomina Razón de
Absorción Especifica (SAR) y que aquí le vamos a denominar Dosis de Absorción Especi-
fica (DAE), el cual puede ser calculado y en ocasiones medido. La DAE de un organismo
biológico es una magnitud dosimétrica (W/Kg.), de la cual pueden derivarse los límites de
exposición y que depende de parámetros tales como la frecuencia de la radiación, la inten-
sidad, la polarización, la configuración de la fuente radiante y del cuerpo, las superficies
de reflexión y el tamaño, forma y propiedades eléctricas del cuerpo.

Según la ANSI se consideró que no se habían observado efectos adversos en ex-


perimentación animal para exposiciones por debajo de 4 W/kg. En función de lo anterior
se propuso la norma que establece unos valores límite de exposición laboral (en ambiente
controlado) de 0.4 W/kg para la DAE media, sobre la totalidad del cuerpo de una persona
y de 8 W/kg para la DAE máxima administrada a cada gramo de tejido durante 6 minutos
o más. Para obtener los límites para el público en general se incorpora un factor de segu-
ridad adicional de cinco.

Como en la práctica el DAE solo es medible en condiciones de laboratorio, se es-


tablecen normalmente unos límites operativos, que se expresan en unidades de E, H o
densidad de potencia (S) correspondientes a una onda plana en el aire, que produciría en
el cuerpo expuesto una DAE bastante aproximada a la fijada como límite básico. La pro-
tección se garantiza limitando los parámetros convencionales del campo radiante, como la
Densidad de Potencia (mw/cm2), intensidad de campo eléctrico (V/m) y campo magnético
(A/m), las que se expresan en la tabla 6 y en las figuras 8a y b.

CAPÍTULO XI

483
Tabla 6. Límites recomendados por CIPRNI

Intervalos de Campo Eléctrico Campo Eléctrico Densidad de Potencia (ondas planas)


Frecuencia MHz V/m A/m W / cm2 mW / cm2
0.1 - 1 194 0.51 100* 10*
1 - 10 194/f 1/2
0.51/f 1/2
100/f* 10/f*
10 - 400 61 0.16 10 1
400 - 2,000 3f1/2 0.008f1/2 f/40 f/400
2,000 - 300,000 137 0.36 50 5
f = frecuencia en MHz
* = valores solamente dados a título indicativo

Figura 8b. Límites operativos de exposición expresados en densidad de potencia según


IPA/INIRC 1983, ACGIH 1989-90, ANSI 1982

S Límites de exposición expresados en densidad


mW/cm2 de potencia equivalente a ondas planas según:
100
CAPÍTULO XI

IRPA / INIRC 1983


ACGIH 1989-90
ANSI 1982
Exposición laboral
10
Exposición laboral
5

Exposición público en
1 general

0.2
0.1
0.1 0.3 1 MHz 3 10 MHz 30 100MHz 30 40 1 GHz 2 10 GHz 100 300 GHz

484
Aunque exposiciones totales del organismo en cortos periodos hasta niveles de
densidades de potencia superiores en 10 veces a los límites establecidos, no debieran oca-
sionar efectos nocivos, se recomienda que las exposiciones cumplan con los límites pres-
critos.

5. Láseres
En la actualidad se utilizan en diferentes actividades humanas la radiación cono-
cida como LÁSER, la cual tiene su origen en la segunda mitad del siglo anterior, cuando
se publican en los EE.UU. unos artículos científicos al respecto. En este momento se fa-
brican una gran variedad de láseres con diferentes características de emisión de acuerdo
con su utilización, por lo que nos proponemos en este apartado limitarnos a brindar los
elementos, que permitan identificar la existencia del riesgo y poder brindar las medidas
de prevención adecuadas al caso.

EL término “LÁSER” proviene de las siglas en inglés del termino “Light Ampli-
fication by Stimulated Emission of Radiation” y es un dispositivo que produce energía
radiante electromagnética coherente dentro del espectro óptico comprendido entre la
zona final del ultravioleta y el infrarrojo lejano. Según la CIE podemos considerarlo como
cualquier dispositivo que se pueda construir para producir o amplificar radiación elec-
tromagnética en el intervalo de longitudes de onda entre 200nm a 1 mm esencialmente
por el fenómeno de emisión estimulada controlada. Como podemos observar, este dispo-
sitivo gracias al fenómeno de la emisión estimulada puede generar unas radiaciones con
propiedades que la diferencian de las fuentes convencionales, resultando una onda muy
perfecta, muy estrecha y de larga duración. Las propiedades que la diferencian de otras
fuentes no estimuladas son:

Monocromaticidad: Es la capacidad de emitir en un intervalo de longitudes de


ondas muy estrecho.

Coherencia espacial y temporal. El conjunto de radiaciones emitidas coinciden en


frecuencia y fase.

Direccionalidad. Es la emisión de la radiación en forma de haz en una dirección


CAPÍTULO XI
determinada.

¿Cuáles son los elementos que componen un LÁSER? Un láser se compone bási-
camente de tres elementos: sistema de bombeo, medio activo y cavidad óptica, tal como
puede observarse en la figura 9 y que se describen a continuación.

485
Figura 9. Esquema de un Láser He - Ne.

Cavidad Óptica
ESPEJO ESPEJO
TOTALMENTE MEDIO ACTIVO PARCIALMENTE
REFLECTANTE (Gas He - Ne) REFLECTANTE

HAZ LÁSER

ELECTRODO ELECTRODO

FUENTE DE
ALIMENTACIÓN
(SISTEMA DE
BOMBEO)

El sistema de bombeo o fuente de alimentación es el encargado de suministrar


energía al medio activo o material que va a producir la emisión estimulada, lo cual puede
hacerse por varias formas.

El medio activo es en el que se produce la emisión estimulada de radiación. Pue-


de ser un medio sólido como el rubí, el neomidio vidrio o el Ni YAG, un medio gaseoso
como el helio neón o el anhídrido carbónico, también existen láseres de medios líquidos,
semiconductores y de electrones libres.

El sistema óptico o cavidad resonante es el lugar donde se amplificará la radiación,


por reflexiones sucesivas en los espejos existentes en la misma.

Combinando las distintas variaciones de estos tres elementos, se han desarrollado


láseres de muy diferentes características que permiten su utilización en múltiples aplica-
ciones.

Los láseres poseen diferentes factores que los caracterizan y que pueden determi-
nar la capacidad de causar un riesgo por la exposición a las radiaciones emitidas por los
CAPÍTULO XI

mismos. Podemos expresar que estos factores son:

Longitud de onda (λ). Ya se ha definido que un láser puede emitir entre longitudes
de onda de 200 nm y 1 mm, o sea, que puede emitir tanto en la región visible del espectro
(400-700 nm), como en la región ultravioleta (200-400 nm) o en la región infrarroja (700-106
nm) que no son visibles. La longitud de onda de la radiación emitida por un láser depende
de la composición química del medio activo y algunos láseres pueden emitir en más de

486
una longitud de onda simultáneamente, O sea, dependiendo del medio activo o compues-
to utilizado se producirán una o varias líneas de emisión a longitudes de onda concretas.

Duración de la emisión. La emisión del láser puede ser de dos formas, continua
cuando la duración es mayor de 0.25 segundos o pulsada cuando su duración es menor
de 0.25 segundos. En el caso de las pulsadas su duración puede variar desde los microse-
gundos hasta decenas de miles de milisegundos.

Potencia o energía del láser. La potencia de salida de los láseres varia mucho de
unos tipos de láser a otros. Los continuos se caracterizan por su potencia media de salida,
medida en watios, la cual puede variar desde los microwatios a los kilowatios. Los pulsa-
dos se caracterizan por su energía total por pulso, medida en julios, la cual puede oscilar
entre desde 0.1 julio hasta centenares de julios por pulso. En pulsos provocados la energía
puede variar de milijulios a decenas de julios y la potencia pico correspondiente de MW
a GW.

Se debe conocer además, la potencia pico, la duración del pulso y la frecuencia de


repetición del pulso.

Clasificación de los Láseres

Debido a que los láseres pueden emitir radiaciones en un amplio intervalo de fre-
cuencias, con potencias y tiempos variables, se diferencia la exposición y en consecuencia
el riesgo a que se somete el trabajador en función de tipo de actividad que realiza. Estos
elementos han originado una clasificación elaborada por la CIE, así como, por otros orga-
nismos dedicados a la seguridad del trabajo, que permite identificar el riesgo potencial de
los mismos y facilita el accionar de los inspectores de SST. A continuación brindamos la
clasificación establecida en la norma UNE EN 60825-1/A2: 2002 que es la adopción de la
IEC 60825-1:1993/A2:2001, esta norma incluye nuevos grupos.

Clase 1: Productos láser que son seguros en todas las condiciones de utilización
razonablemente previsibles, incluyendo el uso de instrumentos ópticos en visión directa.
Se consideran un grupo sin riesgo.
CAPÍTULO XI
Clase 1M: Láseres que emitiendo en el intervalo de longitudes de onda (λ) entre
302,5 y 4000 nm son seguros en condiciones de utilización razonablemente previsibles,
pero que pueden ser peligrosos si se emplean instrumentos ópticos para visión directa. Se
consideran seguros como la Clase 1, siempre que no se observen a través de instrumentos
ópticos como lupas o binoculares.

487
Clase 2: Corresponde a los láseres visibles que emiten una potencia muy baja, la
cual no seria peligrosa ni siquiera aunque el haz penetrase en el ojo humano con toda su
potencia y se enfocase sobre la retina. Son láseres que emiten radiación visible en el inter-
valo de longitudes de onda comprendido entre 400 y 700 nm y menor de 5 veces el LEA de
la Clase 1 para otras longitudes de ondas. La protección ocular se consigue normalmente
por las respuestas de aversión, incluido el reflejo parpebral. Esta reacción puede propor-
cionar la adecuada protección aunque se usen instrumentos ópticos.

Clase 2M: Láseres que emiten radiación visible (400 y 700 nm). La protección ocu-
lar se consigue normalmente por las respuestas de aversión, incluido el reflejo parpebral,
pero la visión del haz puede ser peligrosa si se usan instrumentos ópticos. Similar al tipo
2 pero, no se consideran seguros cuando se utilizan instrumentos ópticos.

Clase 3: Los láseres de la clase 3 presentan un riesgo para la vista, dado que la
respuesta de aversión no es lo bastante rápida para limitar la exposición de la retina a un
nivel momentáneamente seguro y también pueden producirse daños en otras estructuras
del ojo, como la córnea y el cristalino.

Clase 3R: Láseres que emiten entre 302.5 y 106 nm, cuya visión directa del haz es
potencialmente peligrosa pero su riesgo es menor que para los láseres de Clase 3B. Nece-
sitan menos requisitos de fabricación y medidas de control del usuario que los aplicables a
láseres de Clase 3B. El límite de emisión accesible es menor que 5 veces el LEA de la Clase
2 en el rango 400-700 nm, y menor de 5 veces el LEA de la Clase 1 para otras longitudes
de onda.

Clase 3B: Láseres cuya visión directa del haz es siempre peligrosa (por ej. dentro
de la Distancia Nominal de Riesgo Ocular). La visión de reflexiones difusas es normal-
mente segura.

Clase 4: Láseres que pueden producir reflexiones difusas peligrosas, causar daños
sobre la piel y pueden también constituir un peligro de incendio. Su utilización precisa
extrema precaución.

Fuentes y Usos
CAPÍTULO XI

En los últimos años, las características de los láseres ha desarrollado su aplicación


en múltiples actividades humanas, desde los laboratorios de investigación, el medio in-
dustrial, médico, de oficinas, construcción y hasta en el propio hogar. Las dos líneas de
aplicación son la de la transmisión, proceso y detección de información y la de la interac-
ción con medios materiales. Entre los usos más importantes tenemos los siguientes:

488
Comunicaciones Ópticas, como son los casos de las comunicaciones por satélites,
televisión por cable y otras.

Proceso y almacenamiento de información, scanner para identificar códigos de


barra, discos compactos, impresoras y otros.

Mediciones Industriales, como la obtención de líneas y planos de referencia utili-


zados en la agricultura, construcción, etc., en medidas de distancias de geodesia y carto-
grafía, en velocimetría para controlar flujos en tuberías y sangre en arterias, en controles
no destructivos y otros.

Procesamiento de materiales siendo las más frecuentes el corte, la soldadura y el


tratamiento de superficies.

Medicina es una de las ramas en que más amplia aplicación tienen los láseres, em-
pleándose en cortar tejidos, coagular, destruir tumores y otras, las cuales se amplían por
el desarrollo de nuevos equipos y tecnologías médicas.

Aplicaciones militares, telemetría, medidas de velocidades, simuladores de entre-


namiento, localización de blancos y armas.

Efectos

Ante todo hay que expresar que cuando la salida de energía radiante del láser está
confinada, no existe ningún riesgo para la salud del trabajador o usuario y este puede ni
advertir siquiera la presencia de un láser, tal es el caso de los lectores de barras (scanner)
en los comercios y los lectores de CD o DVD. Sin embargo, en algunas aplicaciones médi-
cas, industriales o en investigación, la energía radiante emitida por el láser puede suponer
un riesgo potencial para los ojos y la piel.

Los efectos que pueden ocasionar son diversos, similares a los que pueden produ-
cir las radiaciones UV, IR y visibles, pero más intensos por sus características. Los meca-
nismos de acción son térmicos y fotoquímicos, afectando básicamente a los ojos y la piel, CAPÍTULO XI
aunque también pueden producirse efectos electromagnéticos y mecánicos. Los efectos de
estos mecanismos sobre el organismo para producir un daño están en función de diferen-
tes factores como son:

• La longitud de onda, ya que cada tejido posee diferentes coeficientes de absorción.

• La vascularización del tejido que permite o dificulta la dispersión del calor.

489
• La duración de la exposición, lo que determinará la dosis.

• La irradiancia (W/cm2) o exposición radiante (J/cm2) que nos determinan la densidad


de potencia que recibe el organismo.

• La dimensión de la imagen en la retina cuando la radiación es visible e IR.

Hay que mencionar que en los trabajos con LÁSER en ambientes cerrados se en-
cuentran diferentes factores de riesgo colaterales, o sea que no son específicos al láser,
aunque se relacionan con su aplicación, como son: la contaminación atmosférica, el riesgo
eléctrico, los agentes criogénicos, las explosiones y otras radiaciones.

Ya hemos mencionado los diferentes efectos que causa esta radiación, los cuales
pueden ocasionar daños fundamentalmente en el ojo y en menor grado en la piel. Los
daños en el órgano de la visión dependerán del tipo de radiaciones componentes del lá-
ser. En el caso de las UV se producirá fotofobia, enrojecimiento y lagrimeo producto de la
fotoqueratitis en exposiciones agudas y pueden producirse también cataratas en exposi-
ciones crónicas. Los componentes visibles pueden aumentar la temperatura en la retina y
causar quemaduras en ésta que pueden ser irreversibles. Las radiaciones de tipo infrarrojo
pueden afectar tanto la retina como la córnea y estructura intermedias como el cristalino.

Sobre la piel los daños que puede ocasionar el láser son de menor importancia,
ocasionando eritema, pigmentación de la piel, quemaduras y en ocasiones extremas pu-
diera llegar a un cáncer de piel. En la figura 10, se puede ver un resumen de la variación
de los efectos biológicos del láser para las diferentes bandas espectrales.
Figura 10. Efectos Biológicos
REGIÓN DEL ABSORCIÓN MÁXIMA LESIÓN EJEMPLO DE LÁSERES
ESPECTRO (CIE) DEL OJO ABSORCIÓN EN PRODUCIDA REPRESENTATIVOS
FAr excímero
UV-C y UV-B Fotoqueratitis (195 nm)
200-315 nm Córnea FKr excímero
(248 nm)
He - Cd (325 nm)
UV-A Catarata FKe excímero
Cristalino fotoquímica (250 nm)
315-400 nm
H2 (337.1 nm)
Lesiones
CAPÍTULO XI

He - Cd (441.6 nm)
Visible retinianas Ar2- (varias líneas)
400-789 nm
Retina fotoquímicas y Xr2- (varias líneas)
térmicas He - Cd (632.3 nm)

Lesión
IR-A GaAs (850 nm)
780-1400 nm
Retina térmica
en retina Nd: YAG (1064.5 nm)

Catarata
IR-B e IR-C térmica y GaAs (850 nm)
Córnea quemadura Nd: YAG (1064.5 nm)
1400 nm a 1 mm
corneal

490
Límites de Exposición

Como el efecto biológico de una radiación incidente sobre un tejido depende de


la energía absorbida por unidad de superficie absorbente, la exposición a radiación láser
“directa” se medirá en términos de irradiancia en los láseres continuos o de exposición
radiante en los de impulso.

La Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (IC-


NIRP 1995) y otras organizaciones como la ACGIH y la ANSI han publicado guías y nor-
mas sobre límites de exposición humana a la radiación láser los cuales se actualizan pe-
riódicamente. En la tabla 7 se indican los límites de exposición representativos de varios
láseres usuales. Aunque como vemos existen normas de límites de exposición aprobadas
por las organizaciones responsabilizadas con el control de riesgos laborales, en la prác-
tica los mismos no se utilizan para determinar las medidas de seguridad. Esto se debe
fundamentalmente a las dificultades que presenta la medición en el lugar de trabajo, el
alto costo de los radiómetros y a que casi todos los haces láser sobrepasan los límites de
exposición admisibles. Esta fue una de las razones para establecer la norma de clasifica-
ción por riesgo de los láseres, cuyo objetivo es la aplicación de los límites de exposición en
condiciones realistas. Por tanto, en vez de realizar mediciones de vigilancia en los lugares
de trabajo, se exige al fabricante ejecutar las mediciones y establecer la clase de riesgo a
que pertenece el láser y en base a la clase de riesgo se exigen las condiciones para el tra-
bajo que debe establecer el empresario. En Cuba carecemos de una normativa nacional al
respecto, no obstante en los casos en que es necesario y se poseen los equipos de medición,
se utilizan los criterios orientados por la ACGIH, en los que se establecen límites para la
exposición directa del ojo a un haz, para la exposición a reflexión difusa o a una fuente
extensa y a exposición de la piel.

CAPÍTULO XI

491
Tabla 7. Límites de exposición para láseres usuales
Tipo de Láser Principales Longitudes de ondas Límite de Exposición
Fluoruro de argón 193 nm 3.0 mJ/cm2 durante más de 8 h
Cloruro de xenón 308 nm 40 mJ/cm2 durante más de 8 h
Argón ionizado 488,514.5 nm 3.2 mW/cm2 durante más de 0.1 s
Vapor de cobre 510,578 nm 2.5 mW/cm2 durante más de 0.25 s
Helio - Neón 632.8 nm 1.8 mW/cm2 durante más de 10 s
Vapor de oro 628 nm 1.0 mW/cm2 durante más de 10 s
Criptón ionizado 568,647 nm 1.0 mW/cm2 durante más de 10 s
1,064 nm 1.0 mW/cm2 durante más de 10 s
Neodimio - YAG 5.0 µJ/cm2 durante 1 ns a 50 µs
1,334 nm No EMP para t<1ns
5 mW/cm2 durante 10 s
Dióxido de carbono 10 - 6 µm 100 mW/cm2 durante 10 s
Hasta 8 h, superficie limitada
Monóxido de carbono ~ 5 µm 10 mW/cm2 durante 10 s para
la mayor parte del cuerpo

Todas las normas/directrices contienen valores EMP a otras longitudes de onda y duraciones de
exposición.

Nota: Para convertir EMP en mW/cm2 a mJ/cm2, multiplicar por el tiempo de exposición t en segundos.
Por ejemplo, el MPE para He-Ne o argón a 0.1 s es de 0.32 mJ/cm2.
Fuente: Norma ANSI Z-136.1 (1993); valores TLV de la ACGIH (1995) y Duchene, Lakey y Repacholi
(1991).

6. Vigilancia y Control de la Exposición a


Radiaciones No Ionizantes
En este caso trataremos la protección de los trabajadores de estas radiaciones de
CAPÍTULO XI

forma general, ya que como todas son ondas electromagnéticas que tienen las caracterís-
ticas de un movimiento ondulatorio, las medidas que deben adoptarse son muy similares
para limitar la exposición a límites seguros.

Como es conocido la vigilancia en SST comprende los aspectos médicos y ambien-


tales. En relación a la vigilancia médica la misma dependerá de las regulaciones estable-
cidas en cada país, las que deberán en todo caso incluir la observación y el diagnóstico

492
de los posibles efectos que puede causar la exposición a estos factores de riesgo, lo que
consideramos un objetivo de los médicos por lo que no será tratado en este apartado. Lo
que si es fundamental para el higienista ocupacional es el conocimiento de los aspectos
referentes a la vigilancia ambiental, ya que es su responsabilidad el exigir y proponer me-
didas capaces de mantener al trabajador en condiciones de trabajo seguras. La evaluación
(medición) de la exposición a radiaciones es una tarea compleja, debido a que hay que
tener en cuenta la geometría de exposición ocular, por lo que es aconsejable dejarla en
manos de un experto, aunque el higienista puede mediante su accionar, identificar condi-
ciones que pueden ser modificadas, minimizando el riesgo.

Las medidas de control que permiten al higienista minimizar los riesgos de la ex-
posición a radiaciones, como en todos los factores de riesgo estarán dirigidas a la fuente
de emisión, al medio ambiente de trabajo y al trabajador expuesto, como puede observar-
se en la figura 11. Este control debe basarse en los principios de evitar las exposiciones
innecesarias, la evaluación de las condiciones de seguridad en el lugar de trabajo y la
formación e información de los trabajadores.
Figura 11. Control de las Radiaciones.
Operación adecuada
Aislamiento
FUENTE Mantenimiento Preventivo
Dispositivos de Seguridad
Otras

Barreras
CONTROL DE AMBIENTE Sañalización
RADIACIONES DE TRABAJO Limitación de Acceso
Procedimiento de Trabajo
Otros riesgos no específicos

Formación
TRABAJADOR Información
Equipos de Protección Personal
Vigilancia Médica

CAPÍTULO XI
a) La Vigilancia Ambiental y la evaluación de la exposición.

Conocer los niveles de exposición a las que se encuentra el puesto de trabajo es


una de las funciones esenciales del control de riesgos en un lugar de trabajo. Sin embar-
go, como han podido observar en el tema no se ha tratado sobre la medición de estas

493
radiaciones, ya que con la excepción de las radiaciones IR que pueden ser medidas con el
termómetro de globo, las demás necesitan de equipos costosos y es compleja su medición.
Por supuesto que lo ideal para lograr el control, sería que pudiéramos mantener una vigi-
lancia de los niveles en la zona de trabajo, pero cuando se aplican las medidas preventivas,
es difícil por el diseño actual de estos equipos que se sobrepasen los límites establecidos,
con la excepción de los láseres abiertos.

En la ejecución de las mediciones de REM se presentan diferentes dificultades que


pueden introducir errores en los resultados, como las referidas al tipo de radiación, la
elección de los puntos de medida, el entorno que rodea el lugar de medición, los cálculos
a realizar, la selección de los equipos etc., que hacen compleja la medición y necesitan de
personal especializado. No obstante, en la actualidad existen equipos que aunque son
costosos permiten medir con relativa facilidad los límites de exposición, ya que obvian lo
diferentes problemas que se presentan en estas mediciones, al brindar los resultados de
los campos eléctricos y magnéticos integrados en los 3 ejes, los valores ponderados en el
tiempo y los valores pico. Los equipos que se usan para medidas de intensidad de campo
o densidad de potencia constan de tres partes: la sonda, cables conectores e instrumenta-
ción (Figura 12). Los elementos sensores del campo se incluyen en la sonda. En general
la selección del método de medida y el instrumento a utilizar dependerá de la frecuencia
de la radiación, las características del campo (próximo o lejano), el tipo de modulación
(continua con valores RMS o pulsada con valores pico) y el número de fuentes radiantes.

Figura 12. Equipo para la medición de radiaciones.

Podemos concluir en este sentido, que realizar una medición y evaluación correcta
de los niveles de REM no es una tarea sencilla, necesitándose conocimientos técnicos so-
CAPÍTULO XI

bre las radiaciones y los medios de medición, además de una experiencia en este campo
que permita obtener resultados confiables de los límites de exposición. Es aconsejable que
en casos de mediciones difíciles se solicite la colaboración de un especialista de experien-
cia en este campo, que pueda determinar con precisión los niveles existentes, aplicando
sus conocimientos de situaciones similares observadas previamente.

494
b) Medidas preventivas generales.

Es indiscutible que la función fundamental del especialista en SST, consistirá en


identificar la existencia o no de un riesgo potencial a la salud y que la forma ideal de esto
es obtener los resultados de una medición del lugar de trabajo. Sin embargo no siempre
esto es posible por diferentes razones, lo que si es factible, es detectar las situaciones de
riesgo potencial existentes y orientar medidas preventivas que eliminen o minimicen la
exposición hasta límites seguros. La existencia de situaciones peligrosas en todas las ra-
diaciones puede minimizarse, considerando los principios de limitar el tiempo de expo-
sición, aumentar la distancia de la fuente al receptor y aislar la fuente del receptor. En la
figura 13, podemos observar una situación en la que podemos considerar la existencia de
un riesgo para el trabajador y otra en la cual sin mediciones podemos afirmar que el traba-
jador está con el riesgo controlado. La identificación del riesgo debe orientarse a 2 aspec-
tos esenciales las características de las fuentes y las condiciones de los lugares de trabajo.

La estimación del riesgo requiere un análisis previo de la situación ya que depende


de múltiples factores. En relación con la fuente es esencial el conocimiento de las carac-
terísticas de la misma, en particular la potencia de esta, la cual determinará en primera
instancia la posibilidad del riesgo. La medida más eficiente es la adquisición de equipos
cuyo diseño incluya la seguridad en el origen, ya que, si el equipo no genera riesgo, no
será necesario evaluarlo y además se evitará tener que tomar medidas posteriores. En la
actualidad muchas de las fuentes están encapsuladas o lo que es lo mismo el trabajador
no está expuesto de forma directa a las radiaciones, por lo que no se pueden considerar
un riesgo potencial a la salud.

Figura 13. Identificación del Riesgo.

CARACTERÍSTICAS Encapsulamiento
DE LA FUENTE de la fuente

Barrera

Aislamiento
CONDICIONES DEL del local
LUGAR DE TRABAJO
DISTANCIA TIEMPO
CAPÍTULO XI
NO CONTROL CONTROL
RIESGO POTENCIAL NO HAY RIESGO

495
En la figura podemos observar los 2 tipos de situaciones una en que la fuente
emite de forma directa o reflejada sobre el trabajador y otra en que la fuente se encuentra
encapsulada o aislada, por lo que en caso que la situación lo exija y sea factible la medida
de aislamiento de la fuente sería la solución más adecuada en estos casos.

Otro elemento de suma importancia en la identificación del riesgo es la distancia a


la cual se encuentren el o los trabajadores de la fuente. Debemos recordar que conociendo
la potencia de la fuente, podemos calcular la distancia a la que estas radiaciones no causen
efectos adversos, ya que también conocemos que la intensidad disminuye en función del
cuadrado de la distancia. Por supuesto, no siempre esta medida es posible de aplicar, ya
que en ocasiones no hay el espacio o las características de la actividad exigen que el traba-
jador se mantenga a una distancia determinada.

Después de haber analizado los aspectos antes citados, si consideramos que se


mantiene una situación de riesgo, podemos aplicar barreras o pantallas que limiten la
transmisión de la radiación y eliminen o disminuyan la exposición del trabajador. Estas
barreras pueden ser de diferentes materiales de acuerdo al tipo e intensidad de la radia-
ción.

Por último, en los casos que la aplicación de las medidas anteriores no fuera sufi-
ciente, se procederá a proteger al trabajador con equipos de protección personal que sean
apropiados y eficaces contra la radiación de que se trate. Un ejemplo de estas situaciones
son los casos de los soldadores por arco eléctrico, donde es imposible aumentar la distan-
cia o interponer barreras, por lo que no queda otra alternativa que el uso de estos medios.

En la figura 11 se brinda un esquema de como proceder en el control de estos fac-


tores de riesgo. Una vez enunciados los tres elementos esenciales que pueden aplicarse
ante la presencia de la exposición a radiaciones, vamos a detallar de manera general las
medidas preventivas que pueden ser aplicadas en estos casos.

• La redistribución de las fuentes radiantes, alejándolas lo más posible del puesto de


trabajo.

• Analizar la posibilidad de automatización del proceso, para minimizar la exposición


CAPÍTULO XI

del trabajador.

• Aplicar medidas de organización del trabajo, estableciendo procedimientos escritos


que garanticen el trabajo seguro y revisando su cumplimiento periódicamente.

• Señalizar el riesgo y delimitar áreas de trabajo en que se determinen niveles de


exposición peligrosos.

496
• La restricción del tiempo de exposición a los límites establecidos, de acuerdo con las
normas vigentes.

• La limitación del acceso a las áreas de riesgo a todas aquellas personas no relacionadas
con el puesto de trabajo.

• La información a los trabajadores sobre los riesgos que se presentan en la actividad


y la formación sobre los procedimientos adecuados de trabajo y las medidas de
prevención.

• La vigilancia médica de los trabajadores con los exámenes que incluyan la detección
precoz de las alteraciones a la salud relacionadas con estos factores de riesgo.

• La vigilancia (inspección) por los jefes directos y especialistas de SST de los


procedimientos y condiciones de trabajo establecidas para la prevención del riesgo a
la salud.

CAPÍTULO XI

497
CAPÍTULO XII

498
Radiaciones Ionizantes

CAPÍTULO XII

499
1. Introducción.
Índice

2. Nociones Elementales de la Física de las Radiaciones Ionizantes.

3. Magnitudes y Unidades.

4. Efectos Biológicos de las Radiaciones Ionizantes sobre las Células y los


Tejidos.

5. Clasificación y Efectos sobre el Organismo Humano.

6. Fuentes de Exposición Profesional.

7. Protección Radiológica.

8. Medidas Generales para el Control de la Exposición.


CAPÍTULO XII

500
1. Introducción
En el tema anterior tratamos sobre las radiaciones electromagnéticas y se
manejaron los aspectos referidos a las radiaciones cuya energía no era capaz de
ionizar la materia. En este tema trataremos por separado, las radiaciones ionizan-
tes, por sus características particulares y el alto riesgo que representan para la
salud de los trabajadores. Por tanto, en el desarrollo del mismo nuestro objetivo
será brindar los conceptos básicos, las normas sobre la exposición permisible y las
medidas de control que pueden aplicarse para minimizar la exposición y permitir
al personal encargado de la Salud y Seguridad del Trabajo prevenir y actuar ante
situaciones de riesgo.

Cuando estamos hablando de radiaciones ionizantes nos referimos a los


haces de partículas o de ondas electromagnéticas que en su interacción con la ma-
teria son capaces de descomponer átomos y moléculas que previamente eran neu-
tros. O sea, son aquellas radiaciones que se caracterizan por tener unas longitudes
de ondas muy pequeñas, frecuencias muy altas y gran energía, que determinan su
poder ionizante.

Las radiaciones ionizantes pueden ser clasificadas según su naturaleza en


dos grupos:

• Radiaciones corpusculares: Grupo al que pertenecen las partículas alfa,


las partículas beta, los protones y los neutrones, que son directamente ioni-
zantes.

• Radiaciones electromagnéticas: Grupo que comprende los rayos X y ra-


yos gamma, que son indirectamente ionizantes.

Esta característica de ionizar la materia las hace extremadamente peligro-


sas, lo que unido a la falta de conocimientos sobre los efectos de la exposición a ba-
jas dosis, originó que en los últimos decenios se haya manifestado una política en
CAPÍTULO XII
contra de las instalaciones nucleares en el mundo. No obstante, en los últimos años
se viene aceptando como una de las soluciones a las disminuciones de las reservas
de petróleo, siempre que se apliquen las medidas de seguridad necesarias, aunque
el accidente ocurrido en el Japón ha renovado el rechazo a estas plantas energéti-
cas. Consideramos que ha sido y es lógica, esta lucha por la protección del ambien-
te y de los trabajadores, aunque opinamos que este factor de riesgo como todos los

501
demás, cuando se controla puede ser más beneficioso que nocivo, ejemplo de lo
cual es su aplicación en la medicina. El riesgo no se elimina mediante inculcar el
miedo, sino en base a los conocimientos, mediante la información y formación, de
forma que se logre el cumplimiento de las medidas de prevención necesarias y una
percepción adecuada del nivel del riesgo al que estamos expuestos. No podemos
en ocasiones, basarnos en accidentes que han ocurrido por negligencias operacio-
nales manifiestas, prohibir actividades que pueden brindar un beneficio neto al ser
humano. Estos criterios se justifican y están muy influenciados por la falta de co-
nocimientos científicos existentes aún, de los efectos que pueden ocasionar a largo
plazo, ya que debemos tener presente que este tipo de exposición laboral comenzó
a principios del siglo XX y se incrementó en su segunda mitad, con el desarrollo de
las plantas nucleares de generación eléctrica y la aplicación masiva en la medicina.

Debe recordarse que el hombre siempre ha estado expuesto a este factor de


riesgo por las fuentes naturales de radiación, cuya intensidad (radiación de fondo)
dependerá de la parte del planeta en que se encuentre. Hace más de un siglo al
hombre descubrir la existencia de estas radiaciones, comenzó a investigar como
poderlas utilizar en su beneficio, incrementando mediante las fuentes artificiales
en forma notoria las dosis recibidas. En diferentes actividades como el radio diag-
nóstico, por el desconocimiento existente se utilizaron sin cumplir las medidas de
protección necesarias, causando efectos perjudiciales a la salud de los trabajadores
expuestos. Era clásico hace años en los radiólogos, ver como había que amputarles
falanges de los dedos por la exposición a este factor de riesgo, ya que no se prote-
gían durante su actividad.

EXPOSICIÓN A LAS RADIACIONES IONIZANTES EN


HUMANOS

Radón (fuente interna natural): 33%

Radiación gamma terrestre


CAPÍTULO XII

(exposición externa natural): 15%

Rayos cósmicos (13%)

Exposición médica (20%)

Comida y agua (8%)

Todas las fuentes artificiales (1%)

502
Tal como puede observarse en la figura 1 en estudios realizados sobre po-
blaciones, se ha determinado la contribución de cada una de las exposiciones a las
que están expuestos y es significativo que el % referido a la exposición profesional
(0.4%) es mínimo comparativamente con las recibidas por otras vías. Esto demues-
tra que las medidas preventivas en lugares de trabajo, han mejorado sustancial-
mente y que es necesario controlar con mayor rigor la aplicación sin justificación
de radiaciones en medicina (20.7%), ya que por esta vía la población está recibien-
do una gran dosis.

2. Nociones Elementales de la Física de las


Radiaciones Ionizantes
Es elemental para poder interpretar los fenómenos que generan las radia-
ciones ionizantes, conocer elementos sobre la estructura del átomo, ya que como
hemos manifestado, por su energía al actuar sobre la materia poseen la capacidad
de descomponer los mismos. Debemos recordar que hasta comienzos del pasado
siglo se consideraba que el átomo era una partícula sólida e indivisible.

2.1. Estructura del Átomo.

El átomo es la porción más pequeña de materia que puede intervenir en


una reacción química. Un átomo es tan pequeño que una gota de agua puede con-
tener más de tres mil millones, aunque las investigaciones realizadas a finales del
siglo XIX y durante el XX, demostraron que no era indivisible, ni sólido, que podía
dividirse en partículas más pequeñas y que su mayor parte consistía en espacio
vacío al concentrarse su masa en el núcleo. Se considera que el átomo posee un
diámetro en el orden de 10-8cm, por lo que un átomo gramo de una sustancia, por
ejemplo; de hidrógeno contiene 6.02 x 1023 átomos del elemento. Los diámetros de
los núcleos pueden variar entre 3 x 10-13cm. a 2 x 10-12cm. CAPÍTULO XII
El átomo tiene una estructura formada por un núcleo y una corteza (Figu-
ra2). En el núcleo se encuentran partículas cargadas positivamente denominadas
protones, con una carga aproximada de 1,6 x 10-19 coulombios y partículas sin car-
ga o neutrones. La masa aproximada de ambas es de 1.67 x 10-27 kg. A estas partí-

503
culas también suelen denominárseles nucleones y como puede observarse la carga
del núcleo será positiva.
Figura 2: Estructura Del Átomo

-8
átomo = 10 cm
-12
núcleo = 3 x 10-13 a 2 x 10 cm

En la corteza, alrededor del núcleo, encontramos los electrones que son par-
tículas de carga eléctrica negativa y con una masa pequeña (9.11 x 10-31 kg), menor
que la del protón en 1,836 veces aproximadamente. Estos electrones se mueven en
diferentes órbitas alrededor del núcleo.

Los átomos generalmente se encuentran en estado neutro ya que poseen el


mismo número de protones y electrones. Tanto a protones, electrones y neutrones
se les denomina partículas elementales, en la teoría atómica actual se manejan
otros tipos de partículas que no vamos a tratar en este tema.

2.2. Isótopos Radiactivos. Número Atómico y Número Másico.

Ya sabemos que los electrones que se mueven en las órbitas alrededor del
núcleo poseen unas cargas eléctricas negativas, que sumadas, son similares a la
carga positiva del núcleo, lo que determina, que el átomo en su estado normal es
neutro al contrarrestarse las cargas. El número de protones existentes en el núcleo
o el número de electrones en el caso de los átomos en estado neutro, es lo que se
denomina como número atómico y se representa con la letra Z (figura 3a). Este
CAPÍTULO XII

número es especifico de cada elemento, o sea, que todos los átomos que tengan el
mismo número atómico tienen características químicas similares.

El número másico consiste en la suma de los protones y los neutrones y se


le representa con la letra A. Es evidente por tanto, que el número de neutrones de
un núcleo cualquiera será igual a: N = A – Z.

504
Podemos ya expresar que todas las especies atómicas que posean iguales
número másico (Z) y número de neutrones (N), se les denomina nucleídos. Cuan-
do estos nucleídos tienen el mismo número atómico, pero diferente número má-
sico se les denomina isótopos (figura 3b). Un ejemplo de esto es el Hidrógeno del
que se conocen 3 isótopos, el hidrógeno normal , el deuterio y el tritio .
En conclusión, los isótopos son átomos del mismo elemento, o sea que tienen el
mismo número de protones, pero que tienen diferente número de neutrones.
  



 
 





 

  

 



  

 

  

 



  
  
 
 

2.3. Radiactividad.
CAPÍTULO XII
Se denomina radiactividad o desintegración radioactiva al proceso median-
te el que ciertos nucleídos inestables, emiten radiaciones por las transformaciones
espontáneas que se producen en sus núcleos. Cuando un átomo radiactivo se des-
integra, su núcleo emite una partícula y lo que queda es un elemento diferente.
Como ya se ha mencionado los nucleídos en su estado fundamental son estables,
no obstante existen nucleídos naturales y creados por el hombre que son inesta-

505
bles y que se denominan radio nucleídos, por la facultad que poseen de pasar a
su estado fundamental o de mínima energía mediante la emisión de radiaciones.
Según sea mayor el número de transformaciones nucleares que se produzcan en el
isótopo, el mismo se considera más radiactivo. A este número de desintegraciones
nucleares que se producen en la unidad de tiempo se le conoce como actividad.

2.4. Ionización y Excitación.

La ionización como ya hemos mencionado es el proceso fundamental de


estas radiaciones en su interacción con la materia y se debe fundamentalmente a la
acción de partículas provistas de carga eléctrica. El átomo tiende a mantener por si
mismo, su estado más estable que es el de mínima energía, en el que los electrones
permanecen a una distancia constante del núcleo sin irradiar energía. Cuando el
mismo es excitado aplicándosele determinada energía, el electrón salta a una ór-
bita más alejada de mayor energía, pasando a un estado inestable de ionización o
excitación.

La ionización consiste en un proceso que altera el balance eléctrico normal


en un átomo. Cuando la energía aportada es suficiente para arrancar un electrón
de su corteza y cargarlo positivamente, podemos afirmar que el átomo se encuen-
tra ionizado. Cuando la energía aportada no es suficiente para arrancar el electrón,
sino lo que hace es alejar del núcleo a 1 o más electrones, llevándole a órbitas más
alejadas, se dice que el átomo se encuentra excitado. Estos átomos tienden por si
mismos a pasar a estados de menor energía mediante la emisión de partículas su-
batómicas o radiaciones gamma.

En el caso de las partículas alfa (α), beta (β) y neutrones su acción ionizante
es directa, mientras que los Rx y las radiaciones gamma (g) producen una acción
indirecta por los electrones secundarios que liberan en su interacción con la mate-
ria.
CAPÍTULO XII

2.5. Radiaciones Ionizantes más Frecuentes.

Radiación alfa (α). Son partículas que poseen dos cargas eléctricas posi-
tivas y se originan en el núcleo del átomo durante el proceso de desintegración.
La mayoría de los núcleos pesados con A > 200 son emisores alfa. Se producen al
agruparse ocasionalmente 2 protones y 2 neutrones y son intensamente ionizantes,
con una elevada energía (4 – 10 Mev) y un pequeño poder de penetración (figura

506
4). Como producen una gran ionización a su paso por los materiales su poder de
penetración es pequeño, recorriendo pequeñas distancias, como máximo 10 cm. en
el aire. Aunque un papel es capaz de detener las partículas, pueden ocasionar gra-
ves daños si se incorporan al organismo por inhalación o ingestión. En los núcleos
emisores el periodo de semidesintegración puede variar de 109 años a 10-7 seg.

Radiación Beta (β). Provienen de electrones expulsados por el núcleo de


átomos radioactivos en su proceso de desintegración. Su poder de ionización es
menor que las desintegraciones alfa (α), pero poseen una mayor capacidad de
penetración. Aunque necesitan de mayores espesores para ser detenidos, los blin-
dajes deben ser de materiales de bajo número atómico (madera o plástico), para
evitar que aparezca una radiación de frenado cuya penetración es mayor. Su capa-
cidad máxima de penetración en la madera es de 4 cm. y son capaces de penetrar
en los tejidos entre 0.2 y 1.3 cm.
   

  
   




 ­€


 
  ­‚ ƒ „ 

 
‡ˆ‰‡Š‹‡Œ‰



 …ƒ „

‰ 


   


 
 Ž ‘
   
†

‰
‹‡Œ‰
     
    

Emisión Gamma (γ). Son radiaciones electromagnéticas procedentes del


núcleo, que acompañan o suceden a las desintegraciones α y β, que poseen un
menor poder energético que estas y mayor poder de penetración, lo que dificulta CAPÍTULO XII
su absorción por los apantallamientos. Se produce al pasar el nucleído de un esta-
do de excitación a un estado de menor energía o al fundamental. Son radiaciones
fotónicas similares a los Rx, que se propagan en línea recta y son capaces de atra-
vesar los medios materiales. Su energía puede oscilar entre 10 Kev y 10 Mev con
longitudes de ondas entre 10-8 y 10-11. Es una emisión indirectamente ionizante, ya
que al tratarse de ondas electromagnéticas carecen de carga eléctrica, produciendo
procesos de ionización y excitación en su interacción con la materia.

507
Neutrones. Se encuentran con menor frecuencia que las partículas alfa y
beta y no poseen carga eléctrica. Existen en todos los núcleos atómicos con la ex-
cepción del isótopo más liviano del hidrógeno. Su recorrido dependerá del méto-
do de producción, del material que atraviesa y del tipo de colisiones que se pro-
ducen. La distancia de penetración en el tejido humano puede variar entre 0,6 y
varios cms. Su peligro para la salud radica en la capacidad para liberar radiación
secundaria. Se encuentran cerca de reactores, aceleradores y fuentes de producir
neutrones.

Rayos X. Es una radiación asociada a los aparatos de Rx. Son de naturaleza


electromagnética similares a la gamma, pero que se originan en los orbitales de los
átomos como consecuencia de la acción de los electrones rápidos sobre la corteza
del mismo. Son de gran capacidad de penetración y necesitan de apantallamientos
de grosor elevado para reducir la intensidad de la radiación a la mitad, en ocasio-
nes varios cms. de concreto son necesarios.

2.6. Atenuación de las Radiaciones Electromagnéticas

Las radiaciones X y Gamma al atravesar la materia disminuyen su intensi-


dad a consecuencia de la interacción más o menos compleja que se produce con los
mismos. Este proceso de reducción de la intensidad se conoce como atenuación y
depende de las características de la radiación incidente y del tipo de material con
que interactúa. El conocimiento de esta propiedad es importante en la aplicación
de medidas de control que minimicen la exposición del personal.

La atenuación de las radiaciones sigue una ley exponencial y puede cuanti-


ficarse cuando atraviesa un material por la expresión siguiente:

donde: IO = Intensidad inicial


CAPÍTULO XII

X = espesor del material en cm.

μ = coeficiente de atenuación lineal del material en cm-1.

I = intensidad que emerge a través del material.

508
Como principio general un material es mejor para atenuar las radiaciones
según posea un mayor número atómico y densidad, razón por la que se utiliza el
plomo para la protección en los locales de Rx.

Cuando el medio atravesado es el aire, se cumple la ley del inverso del


cuadrado de la distancia. Por tanto la atenuación se produce según la siguiente
expresión:

Esto significa que una persona expuesta a 1 metro de distancia de una fuen-
te, si es alejada al doble de la distancia (2m) estamos disminuyendo la exposición
en 4 veces y si la acercamos a 0,5 m estamos incrementando su exposición 4 veces.
Este principio es de suma importancia ya que permite en determinadas situacio-
nes, disminuir una exposición sin grandes inversiones, siempre que sea factible
tecnológicamente con el incremento de la distancia entre la fuente y el trabajador.
Y también confirma la necesidad de la información y formación de los trabajado-
res en el peligro que consiste el acercarse a las fuentes de radiación, así como el de
violar las zonas de restricción que se establecen para estos trabajos.

Barreras (Blindaje)

Otra forma de atenuar las radiaciones que pueden incidir sobre un personal
en lugares con exposición, es el interponer barreras entre el trabajador y la fuente
de manera que limiten o eliminen la exposición, para lo cual es necesario conocer
las formas o tipos de radiación que pueden incidir sobre el mismo. Cuando un
objeto irradia pueden incidir sobre el trabajador expuesto radiaciones por las si-
guientes formas:

Directa. Aquella que proviene directamente de la fuente, o lo que es lo mis- CAPÍTULO XII
mo el haz útil necesario para la actividad que deseamos realizar.

Radiación dispersa. Es la que se produce cuando la radiación directa incide


sobre el objeto que encuentra a su paso y se producen reflexiones, cambiando de
dirección y por supuesto disminuyendo su energía.

509
Radiación residual. La que emerge de un medio irradiado después que el
haz de radiación directa lo atraviesa.

Radiación de fuga. Es la que emerge de los blindajes que posee la fuente de


radiación.

Está explícito que la mayor energía la posee la radiación directa, estando


las demás atenuadas por los fenómenos de interacción con la materia que se pro-
ducen en el trayecto del haz. Con el objeto de evitar que estas radiaciones incidan
sobre los trabajadores profesionalmente expuestos u otro personal, se emplean
las conocidas barreras o pantallas de protección, que consisten en materiales que
se interponen en el trayecto, entre la fuente y el punto en que se encuentra la
persona, limitando que la radiación pueda incidir sobre la misma. Estas barreras
se clasifican como primarias cuando se interponen entre el haz útil y el punto en
cuestión y secundarias cuando se interponen entre la radiación de fuga o dispersa
y el punto. En todos los casos estas barreras deben ser calculadas de manera que
atenúen las radiaciones hasta los niveles permisibles de exposición establecidos
por las normas.

En la figura 5, podemos observar como en el local de radiodiagnóstico de


una institución de salud podemos identificar con facilidad las diferentes formas de
radiaciones y las barreras que protegen al personal de los locales anexos.

Figura 5:Diferentes Tipos de Barreras


Barrera
Rad. de Directa Primaria
haz útil
Rad. de Dispersa

Fuente
de Rx
Rad. Residual

Rad. de Fuga
Rad. de Dispersa
Paciente
Barrera Secundaria
CAPÍTULO XII

3. Magnitudes y Unidades
El manejo y control de las radiaciones ionizantes necesita del conocimiento
sobre las magnitudes y unidades que se emplean para las tareas de evaluación,
tanto para la emisión de las fuentes, como de los efectos que causan en su interac-

510
ción con la materia. Las magnitudes y unidades han sido objeto de modificaciones
y encontramos publicaciones de esta materia en las que se exponen resultados en
las unidades antiguas, por lo que en este apartado también se brindarán las equi-
valencias entre las unidades tradicionales con las del actual sistema internacional
de unidades.

Actividad de una fuente de radiación. Es el número de desintegraciones


nucleares espontáneas que se producen en un determinado radio nucleído por
unidad de tiempo. Como consecuencia del propio fenómeno de radiactividad, la
actividad es un concepto relativo, válido solamente para el momento de la medi-
ción ya que decrece progresivamente con el tiempo de forma exponencial.

La unidad correspondiente en el Sistema Internacional es la desintegración


por segundo a la que se llama becquerelio, designándola por el signo Bq.

Becquerelio:= desintegración/seg. (d/s). 1 Bq = 27. 10-12Ci

Unidad antigua: Curio (Ci). 1 Ci = 3.7. 1010 Bq

Periodo de semi – desintegración. Este es un concepto importante para la


evaluación de la actividad de un radioisótopo, así como, para la valoración del
riesgo en una situación dada y con el se puede determinar el momento en que no
supone un riesgo a la salud. Conocemos que en la fuente continuamente se están
produciendo desintegraciones que hacen decrecer la actividad, por lo que se defi-
ne como periodo de semi desintegración, al periodo de tiempo necesario para que
el material radiactivo disminuya su actividad a la mitad de su valor inicial. Este
periodo es diferente para los diferentes elementos y puede variar entre segundos y
años, así tenemos que el sodio 24 tiene un periodo de 15 horas; el yodo 131, 8 días;
el cobalto 60, 5.3 años y el Radium 226, 1,620 años.

Exposición. Este concepto se aplica sólo a campo de fotones no es aplicable


a partículas, o sea, se utiliza para determinar la característica de la ionización pro- CAPÍTULO XII
ducida por un haz de radiaciones gamma o Rx en un punto determinado. Se define
ésta como el cociente dq/dm, donde dq es el valor absoluto de la carga total de
iones del mismo signo producidos en el aire, cuando todos los electrones liberados
por los fotones en un elemento de masa dm de aire, son completamente parados
en él. La exposición sólo hace referencia a la ionización que las radiaciones elec-
tromagnéticas producen al atravesar una masa de aire, para evaluar cuantitativa-

511
mente los efectos biológicos de las radiaciones ionizantes, se hace preciso definir
una nueva magnitud:

La unidad correspondiente en el Sistema Internacional es el coulomb por


kilogramo, de símbolo C/kg, que corresponde a aquella exposición o radiación X o
gamma que al atravesar un kilogramo de aire seco provoca la liberación de iones y
electrones que totalizan un coulombio de carga eléctrica de cada signo.

1 C/kg = 3876 R

Unidad antigua: Roentgen (R). 1 R = 2.58. 10-4 C/kg

Dosis o Dosis absorbida. Es la cantidad de energía cedida por cualquier tipo


de radiación a la unidad de masa, o sea, la energía absorbida por el medio irra-
diado. Se define como el cociente dE/dm, donde dE es la energía depositada en el
elemento de masa dm de cualquier material por la radiación.

La dosis absorbida no ofrece una medida adecuada del daño biológico pro-
ducido por las radiaciones, ya que este no depende solamente ni de la ionización
total producida en una masa de tejido, ni de la energía total cedida al mismo por
la radiación.

La unidad correspondiente en el Sistema Internacional es el Gray (Gy) que


equivale a la absorción de una energía de un julio por kilogramo/masa.

Gy = 1J/Kg = 100 rads

Unidad antigua: Rad (Radiation Absorbed Dose). 1 rad = 100 ergios/gramo


= 0.01 Gy = 1 centigray

Dosis Equivalente. Ya vimos que la dosis absorbida por un tejido no de-


CAPÍTULO XII

termina su efecto biológico resultante. Desde un aspecto cualitativo todas las ra-
diaciones ionizantes pueden ejercer las mismas acciones biológicas, no obstante,
cuantitativamente el efecto puede variar de acuerdo con el tipo de radiación. El
efecto biológico dependerá de la calidad de la radiación y de la distribución en el
tiempo de la dosis absorbida. Con objeto de poder equipararlas y poderlas compa-
rar se ha creado el concepto de dosis equivalente, que se define como el producto
de la dosis absorbida por los factores de eficacia biológica. La dosis equivalente

512
se define en un punto y considera el efecto biológico que las distintas radiaciones
pueden ocasionar.

Dosis Equivalente = Dosis Absorbida x QN

Mediante la ecuación anterior podemos pasar de la dosis absorbida a la


dosis equivalente aplicando el factor de ponderación QN. En este caso N es un
factor que representa aspectos como la dosis absorbida en la unidad de tiempo,
intervalos de tiempo entre dosis recibidas y otros, que son difíciles de cuantificar
en muchas ocasiones, por lo que podemos considerarlo como la unidad. El factor
Q o factor de calidad esta relacionado con el tipo de radiación y se relacionan para
las radiaciones que nos interesan en la tabla 1. La dosis equivalente y sus unidades
sólo se emplearán en problemas de protección radiológica, por lo que en estos as-
pectos de protección cuando se habla de dosis se infiere que es equivalente.
Tabla 1. Relaciones entre dosis absorbida y dosis equivalente
Dosis Absorbida Factor de Calidad Dosis Equivalente
Tipo de Radiación
(Gy) (Q*) (Sv)
10 Alfa 25 250
10 Gamma 1 10
10 Xye -
1 10
10 Neutrones 25 250
10 Protones e iones pesados 25 250
Nota: * Tomado de “The quality factor in radiation protection”. Reporte No40 del ICRU. 1986

La unidad correspondiente en el Sistema Internacional es el Sievert (Sv),


que equivale a la misma energía que define al Gray, o sea, julio por Kg – masa.

1 Sv = 100 rems.
CAPÍTULO XII
Unidad antigua: Rem. 1 rem = 0.01 Sv = 1 centisievert

513
Tabla 2. Magnitudes y Unidades
Magnitud Unidad Antigua Unidad SI Equivalencia
Actividad Curio Becquerel 1 Bq = 27.10-12Ci
Exposición Roentgen Coulombio/Kg 1 C/kg = 3876 R
Dosis Absorbida Rad Gray Gy = 100 rads
Dosis Equivalente Rem Slevert 1 Sv = 100 rems

Dosis equivalente efectiva o dosis efectiva. Como conocemos las dosis equi-
valentes de cualquier radiación produce el mismo daño biológico, esta dosis con-
sistirá en la suma de las diferentes dosis equivalentes, por un factor de pondera-
ción de cada tejido u órgano, expresándose en Sv.

4. Efectos Biológicos de las Radiaciones Ionizantes


sobre las Células y los Tejidos.
Desde los comienzos de la utilización de las radiaciones ionizantes comen-
zaron a observarse manifestaciones de efectos nocivos para la salud del personal
expuesto. Como se carecía de los conocimientos sobre los riesgos que implicaba el
uso de esta energía, la exposición determinó que con rapidez comenzaran a verse
manifestaciones de la piel en los radiólogos y posteriormente otros daños más gra-
ves. Es una realidad que las radiaciones ionizantes son lesivas a los seres vivientes
por la característica de la ionización que son capaces de producir. No obstante, de
manera similar a muchos otros factores de riesgo presentes en el ambiente, el daño
que pueda ocasionar está determinado por la dosis, lo que permite que puedan ser
utilizadas con seguridad, cuando se establecen y cumplen las medidas pertinen-
tes. Una demostración en la actualidad de esta afirmación es el amplio empleo de
las mismas en el diagnóstico médico.
CAPÍTULO XII

514
   
 

 ‚


ƒ„ ˆƒ
  
 
   
 ƒ„ ˆƒ‰


  ƒ„ ˆŠ
  
  
   ƒ„ ˆ‹



    
  
 
 
    …
  


  †

 
 

 
‡
 ­ 

 
€   

Ya mencionamos que el fenómeno de ionización es quien caracteriza a estas


radiaciones. En las células al ser irradiadas se produce un proceso sumamente
complejo, que comienza con la ionización y que puede terminar con la muerte de
la misma si la dosis es muy elevada y tal como se aprecia en la figura 6, puede du-
rar desde fracciones de segundo hasta años.

Los diferentes efectos que se producen por la exposición a las radiaciones,


pueden considerarse el producto del esfuerzo del organismo para compensar la
energía absorbida por la interacción con las mismas y las posibles lesiones que le
pueden ocasionar. Cuando estudiamos las modificaciones que pueden producirse
en el organismo deben considerarse los aspectos generales siguientes:

a). La interacción con las células es una cuestión de probabilidad, del azar,
CAPÍTULO XII
pueden o no haber interacción o daño.

b). El depósito inicial de energía ocurre muy rápidamente, en un periodo


aproximado de 10-17 seg.

515
c).La interacción con la célula no es selectiva, la radiación no escoge ningu-
na parte de la misma.

d). Los cambios visibles que se originan no son específicos, o sea, no pueden
distinguirse de los que ocasionan otros factores de riesgo.

e). Las modificaciones biológicas se producen después de un determinado


tiempo (periodo de latencia), el que depende de la dosis inicial y puede variar
desde minutos a años.

Vamos a considerar que la acción de estas radiaciones en la práctica, se


produce en la célula que es la unidad funcional más pequeña capaz de existir de
forma independiente. La acción comienza como vimos en la figura 6 con la ioniza-
ción y puede terminar con la muerte si la dosis es alta. Como conocemos la célula
está compuesta por agua (>80%), sales minerales y moléculas orgánicas.

El daño puede producirse de forma directa cuando la radiación interac-


ciona y es absorbida por una macromolécula, cambiando su estructura o función.
Estos efectos se demuestran por los fenómenos de inhibición de la mitosis, degene-
ración y muerte celular (Figuras 7a y 7b). También se producen daños indirectos,
cuando las radiaciones actúan sobre el medio (agua) en que están suspendidas
CAPÍTULO XII

las macromoléculas, dando lugar a la formación de iones y de radicales libres que


actúan sobre las mismas. Por ejemplo, puede formarse peróxido de hidrógeno que
es tóxico para la célula. La probabilidad de que los daños que se produzcan sean
de tipo indirecto es superior, ya que la cantidad de agua en la célula es mucho
mayor que la de los demás componentes. Es posible que también se produzca por
la ionización de las grasas.

516
Figura 8: Acciones de las Radiaciones en la Célula

HOH

Acción directa ionización


de macromolécula

DNA
HOH

HOH
Acción indirecta formación de
iones y radicales libres en el agua

Se puede resumir que la acción directa es la que se produce por la ioniza-


ción de una macromolécula y la indirecta que se origina por las reacciones quí-
micas iniciadas por la ionización del agua. La probabilidad de que se produzcan
acciones indirectas es mayor, ya que como expresamos, el agua es el componente
celular que se encuentra en mayor proporción. El daño producido a la célula de-
pende de un mecanismo complejo que además de la cantidad de energía absor-
bida, incluye la velocidad de absorción y del mecanismo seguido por ésta. Los
efectos que pueden ocurrir en la célula serán diferentes en función de la parte que
haya sido afectada, en el caso de que sea afectado el ADN los mismos pueden ser
letales. El ADN es el blanco biológico más crítico debido a la información genética
que contiene y cuando sufre una lesión irreparable puede manifestarse en forma
de mutaciones. En la figura 9 se puede observar el proceso que se produce desde el
momento de irradiación de la célula hasta las manifestaciones del daño a la salud.

5. Clasificación y Efectos sobre el Organismo


Humano.
Conocemos los efectos de las radiaciones sobre las células y tejidos. Como
el organismo humano no es más que un sistema de células, tejidos y órganos que CAPÍTULO XII
deben trabajar armónicamente como un todo, la alteración de cualquiera de sus
partes causará afectaciones en el organismo total. Ya hemos analizado como salvo
excepciones de exposiciones muy intensas, siempre transcurre un tiempo entre la
exposición y la presentación de los efectos, lo que denominamos periodo de laten-
cia y que puede llegar a ser desde inmediatos hasta de años.

517
Fase física IRRADIACIÓN 10-10 seg
Conversión de energía EXCITACIÓN IONIZACIÓN

ACTIVACIÓN AGUA
Fase biofísica ALTERACIONES
Posible protección química
MOLECULARES

EFECTOS BIOQUÍMICOS segundos


Fase bioquímica
Posible restauración ALTERACIÓN ALTERACIÓN
METABÓLICA MORFOLÓGICA horas

Fase biológica EFECTO LOCAL


días
EFECTO GENERAL
Posible reparación años
SOMÁTICO
Eliminación natural GENÉTICO siglos

Los efectos pueden clasificarse de acuerdo a como se transmiten, en gené-


ticos y somáticos. Los primeros son los que afectan a las células germinales y se
transmiten hereditariamente, manifestándose en los descendientes y los segundos
afectan al propio individuo irradiado y no se transmiten hereditariamente. Otra
forma de clasificar los efectos es en función de la incidencia en estocásticos y no
estocásticos (Figura 10).
CAPÍTULO XII

518
Figura 10. Tipos de Efectos y Daños

R. IONIZANTES

EFECTOS DAÑOS

NO ESTOCÁSTICOS ESTOCÁSTICOS AGUDOS TARDÍOS

- Los efectos se producen en - Son menos frecuentes. - Quemaduras de piel. - Cáncer.


un plazo breve (días). - Aparecen al azar, sólo en - Hemorragias. - Hereditarios.
- Relación entre la magnitud algunos individuos. - Diarreas.
del daño y la gravedad de la - No tienen relación con la - Infecciones.
enfermedad (la dosis es dosis.
directa). - Estadísticamente no existe
- Existe un umbral. umbral de dosis.

Los efectos estocásticos son aquellos que no se presentan en todos los casos,
se presentan en forma aleatoria y sin que se conozcan las causas. Estos serían los
casos de la carcinogénesis y las alteraciones genéticas, estando relacionados con
las mutaciones cromosómicas. Se caracterizan por:

a) La probabilidad de que ocurra el efecto biológico y no la gravedad, de-


pende de la dosis.

b) Los efectos son de carácter probabilístico.

c) Una vez producidos son siempre graves.

d) Carecen de dosis umbral.

e) No es posible la reparación total.

Los efectos no estocásticos (Figura 11) son aquellos que a una dosis sufi-
ciente se producirán en todos los individuos, si bien no tiene por que ser la misma
dosis para todos. El valor de la dosis umbral es variable y se toleran dosis totales
más elevadas en irradiaciones fraccionadas que en una irradiación única. El daño CAPÍTULO XII
producido por la radiación aunque puede repararse, en general no se repara total-
mente. Pertenecen a este grupo la mayoría de los efectos somáticos precoces, como
los eritemas y la depilación y algunos de los efectos tardíos. Entre sus característi-
cas podemos mencionar que:

a) La gravedad depende de la dosis.

519
b) Existe relación causal determinista dosis – efecto, existiendo un umbral.

Figura 11. Secuencia Característica de Acontecimientos en Efectos


No Estocásticos.

MINUTOS DE HORAS DE DÍAS DE SEMANAS DE MESES


A DÍAS A SEMANAS A MESES A AÑOS

DAÑO EN INTERFERENCIA DESPOBLACIÓN, REGENERACIÓN,


FIBROSIS,
CÉLULAS EN LA ATROFIA, REPOBLACIÓN,
ARTEROESCLEROSIS,
GERMINALES EN SUSTITUCIÓN DE DETERIORO DE LA RESTAURACIÓN DE
DETERIORO DE LA
CURSO DE CÉLULAS FUNSIÓN DEL LA FUNCIÓN DEL
FUNCIÓN
DIVISIÓN MADURAS TEJIDO TEJIDO

FUENTE: UPTON 1996

A continuación mencionaremos las respuestas que puede tener el organis-


mo humano (trabajador) cuando está expuesto a este tipo de radiaciones (Figura
12) y que suelen en ocasiones ser irreversibles. En general se pueden determinar
dos tipos de respuesta, el síndrome agudo que se presenta después de una expo-
sición breve pero intensa, típico de los accidentes y los efectos crónicos que son
causados por exposiciones de menor intensidad pero con periodos de tiempo más
prolongados, las que son más difíciles de determinar.

El síndrome de radiación aguda se produce por una exposición breve e in-


tensa de todo el cuerpo o parte del mismo. La presentación y gravedad de la en-
fermedad se determina por la dosificación, distribución corporal y el tiempo de
exposición, siendo los tejidos más sensibles el reproductivo, el hematopoyético y
el gastrointestinal. Las lesiones agudas que se observaban hace años en los trabaja-
dores expuestos han disminuido ostensiblemente, por el conocimiento de los ries-
gos y las mejoras en los métodos de prevención, aunque se continúan produciendo
en los casos de accidentes.

No pretendemos hacer una descripción amplia de los efectos, por lo que


mencionaremos algunas de estas respuestas agudas generales y de los tejidos más
radiosensibles.
CAPÍTULO XII

El trabajador puede presentar inicialmente síntomas y signos de anorexia,


náuseas, vómitos diarreas, cólicos, salivación, deshidratación, fatiga, apatía, pos-
tración, arritmia cardíaca, cefalea, hipotensión y otros, predominando los sínto-
mas y signos gastrointestinales y del sistema nervioso central. A esto le continúa
un periodo de latencia y después la denominada fase de enfermedad en la que
se manifiestan signos y síntomas muy parecidos a la fase inicial y cuyos efectos

520
primarios son los hematopoyéticos. En esta fase, la enfermedad adopta según la
localización de la lesión radiológica, una de las formas siguientes: hematológica,
gastrointestinal, cerebral o pulmonar. Posteriormente de acuerdo con la evolución
del tratamiento puede lograrse la recuperación o la muerte del paciente. Cuando
la exposición es localizada la evolución suele ser más lenta con menores manifes-
taciones clínicas.
Figura 12. Relación Dosis Efecto
SÍNDROME DE LA RADIACIÓN

DOSIS EFECTO
Hasta 25 rem Ningún efecto clínico observable inmediato ni diferido.
Hasta 50 rem Ligeros cambios pasajeros en los componentes sanguíneos, sin nungún
otros efecto inmediato, clínicamente detectable, pero con posibilidad de
efectos diferidos que tienen una probabilidad muy pequeña de ser graves en
un individuo medio.
Hasta 100 rem En un 15% de los individuos, naúseas y fatiga con posibles vómitos a partir
de los 125 rems y alteraciones sanguíneas marcadas, que requieren un largo
periodo de tiempo para su restablecimiento. La curación de los individuos es
prácticamente segura, si bien puede haber un acortamiento de la vida.
Hasta 200 rem Se empiezan a manifestar síntomas análogos a los que se original con la
dosis letal y que corresponden al síndrome o enfermedad de la radiación,
produciéndose el restablecimiento normalmente, de no existir complica-
ciones debidas a poca salud anterior y superposición de lesiones o
infecciones, que originan la muerte en una fracción pequeña de irradiados.
Hasta 500 rem Muy probable que se produzca fallecimiento de un 50% de los irradiados.
600-1000 rem Todos los efectos anteriores y muerte del 80% de las personas expuestas en
menos de 30 días.
> 1000 rem Muerte del 100% de las personas expuestas, debido a colapso circulatorio, en
menos de 2 semanas.
Nota: 100 rem = 1 Sv

A continuación se describirán algunos de los efectos sobre los tejidos más


radio sensibles: CAPÍTULO XII
Piel. Estas células son muy sensibles y una dosis de 6 Sv o más, provoca
el enrojecimiento en la zona expuesta en el primer día. A dosis mayores puede
causar lesiones más graves pudiendo observarse depilación, ampollas, ulceración,
necrosis y fibrosis de los tejidos.

521
Sistema hematopoyético, médula ósea y tejido linfoide. Como resultado de
ser muy radio sensibles los precursores hematopoyéticos, la exposición determina
en un corto periodo de tiempo la disminución de las células funcionales de la san-
gre. Una dosis de 2 a 3 Sv puede disminuir el recuento de linfocitos periféricos y
deteriorar la respuesta inmunitaria en pocas horas. La disminución de plaquetas
puede provocar hemorragias y puede producirse anemia por falta de glóbulos
rojos.

Intestino. Las células del epitelio que reviste el intestino delgado son muy
sensibles a la radiación y una exposición aguda a 10 Sv pueden disminuir su nú-
mero en grado suficiente para causar en días la denudación de las vellosidades
intestinales, la cual cuando comprende una superficie grande de mucosa puede
causar diarreas fulminantes y llevar a la muerte.

Órganos reproductivos (Gónadas). Los espermatozoides son resistentes a


dosis grandes, sin embargo los espermatogonios son muy radio sensibles y una
dosis de 0,15 Sv basta para causar oligospermia, y una dosis de 2 a 4 Sv puede
provocar la esterilidad permanente. No obstante las dosis para causar esterilidad
tienen que ser muy elevadas y se dan en casos muy específicos, o cuando, los tra-
bajadores realicen su trabajo en situaciones que se manifiesten violaciones de las
normas de protección. En cuanto a los ovarios se ha observado que la dosis necesa-
ria para producir esterilidad varía en función de la edad y se ha comprobado que
una dosis de 1,5 a 2,0 Sv puede causar esterilidad temporal (anaovulación) y dosis
mayores, esterilidad permanente.

Aparato respiratorio. Aunque el pulmón no es muy radio sensible, la expo-


sición rápida a una dosis de 6 a 10 Sv, puede ocasionar en un plazo entre 1 a 3 me-
ses que en la zona expuesta se desarrolle una neumonía. Cuando la zona expuesta
del pulmón es grande puede ocasionar en unas semanas insuficiencia pulmonar y
llevar a fibrosis y cor pulmonar meses o años después.

Ojo. Las células del epitelio anterior del cristalino, pueden ser afectadas
CAPÍTULO XII

cuando reciben exposiciones, generándose opacidades y cataratas que dificultan la


visión. Se plantea que exposiciones de 1 Sv o más, ya sean de 1 sola vez o de forma
acumulativa, pueden causar este tipo de lesiones.

Otros tejidos también pueden ser afectados aunque en general la radio sen-
sibilidad en estos es menor.

522
Existen efectos denominados estocásticos para los cuales como ya se cono-
ce no existe umbral, que son producto en general de la exposición crónica a bajas
dosis y que por su evolución son difíciles de prever:

Acortamiento de la expectativa de vida. Durante años se ha manejado este


criterio por algunos autores, mediante cálculos hipotéticos que se han hecho. No
obstante en la actualidad pudiera considerarse este riesgo mínimo o inexistente, ya
que en la práctica los trabajadores expuestos reciben mucho menos de los límites
permisibles.

Inducción de Cáncer. Se ha observado que las radiaciones ionizantes poseen


una evidente acción de este tipo. Durante años se detectaron numerosos casos de
cáncer entre los trabajadores expuestos, aunque en la actualidad con las medidas
de protección, estos efectos cancerígenos prácticamente han desaparecido.

Inducción a leucemia. Se ha observado tanto a irradiación aguda como cró-


nica que la probabilidad de estos casos es mayor, según sea mayor la dosis total
recibida. Este efecto igual que el cancerígeno ha disminuido en los últimos tiem-
pos y se considera que el riesgo relativo de los expuestos, no determina un peligro
mucho mayor que el de la población general.

Efectos Genéticos. Son los que afectan a la salud de los descendientes de los
irradiados, o sea que se trasmiten hereditariamente y se deben a mutaciones del
material genético. Estas mutaciones se caracterizan por ser:

a) La mayoría nocivas.

b) Son permanentes una vez producidas.

c) Toda radiación ionizante absorbida por una célula germinal tiene una
pequeña probabilidad de causar una mutación.
CAPÍTULO XII
Los efectos hereditarios de la irradiación, aunque bien documentados en
otros organismos, no se han observado todavía en seres humanos. Han sido estu-
diados en animales y han sido extrapolados al hombre, radicando su importancia
no sólo en el futuro de nuestros hijos o nietos, sino en el futuro de la humanidad.

523
6. Fuentes de Exposición Profesional.
En este apartado queremos relacionar por su importancia en la práctica
diaria, los lugares de trabajo, en que el Higienista Ocupacional puede encontrar
fuentes de radiaciones ionizantes y por tanto la posibilidad de exposición y riesgo
de los trabajadores. Después de los años 50 del pasado siglo, se ha incrementado
aceleradamente la introducción de radio nucleídos y medios generadores de ra-
diaciones ionizantes en muchos sectores de la actividad laboral, incrementando el
riesgo ambiental y laboral por estas radiaciones. En sentido general pueden con-
siderarse lugares con este riesgo los locales, laboratorios, fábricas e instalaciones
que posean una fuente de radiaciones ionizantes, incluyendo las de uso médico, o
donde se produzcan, manipulen o almacenen materiales radiactivos.

• Entre los lugares de trabajo con riesgo podemos enunciar a:

• Las centrales nucleares.

• Las minas con minerales radioactivos.

• Reactores nucleares de investigación.

• Los laboratorios de investigación.

• Unidades de atención médica (hospitales, policlínicos, etc.)

• Puertos y aeropuertos.

• Obras en Construcción.

• Prospección y perforación de petróleo.


CAPÍTULO XII

• Construcción de maquinarias.

• Astilleros.

• Fábricas de alimentos y medicamentos.

524
• Refinerías de petróleo.

• Otros.

En la actualidad son numerosas las actividades en que se utilizan fuentes


de radiaciones ionizantes. En los países en desarrollo como Cuba, encontramos
con gran frecuencia este factor de riesgo laboral en la industria metalúrgica y de
la construcción, empleándose fundamentalmente en “defectoscopía”, o sea, para
control de la calidad de las soldaduras. También se puede ver frecuentemente en
industrias de alimentos y de medicamentos con el objeto de esterilizar los produc-
tos.

El sector donde mayor número de trabajadores expuestos encontramos es


en el de la salud, ya que se emplean en radiodiagnóstico (instalaciones de rayos
X), en radioterapia (tratamientos por isótopos radiactivos) y en laboratorios de
radioinmunoensayo. No obstante la gran utilización de las técnicas de protección
en el ámbito sanitario, se han llegado a lograr valores de exposición que suponen
un mínimo riesgo para la salud de los trabajadores.

Otro lugar de importancia en este campo son las empresas especializadas


en la recogida, almacenamiento y procesamiento de estos desechos “peligrosos”,
tanto por el riesgo al que están sometidos sus trabajadores, como al efecto que
pueden ocasionar al medio ambiente.

Aunque por los graves efectos que los mismos pueden causar, en la mayo-
ría de los países existe un organismo estatal especializado para el establecimiento
de las normas que regulan su utilización y controlan su cumplimiento, de manera
que se garantice la protección radiológica. No obstante, el Higienista Ocupacional
deberá mantener una vigilancia priorizada en estos casos y establecer las coordi-
naciones con las instituciones especializadas en la materia.

7. Protección Radiológica
CAPÍTULO XII
Como se ha analizado previamente el creciente empleo de las radiaciones
ionizantes en diferentes campos de la economía, ha hecho necesario el desarrollar
la prevención especializada en estas actividades, con el objetivo de minimizar el
riesgo a la población actual y a las futuras generaciones.

525
La necesidad de poner en marcha medidas de vigilancia y control, para
prevenir la aparición de efectos biológicos adversos derivados de la exposición
a las radiaciones ionizantes fue denunciada inicialmente por Sidney Russ. Desde
que se detectaron los primeros trabajadores con alteraciones a la salud, se observa
la necesidad de establecer medidas de vigilancia y control y ya en el 1916, Russ en
Inglaterra plantea los problemas que están surgiendo al trabajar sin seguridad y en
consecuencia lo imperioso de establecer condiciones que garanticen el trabajo con
el mínimo riesgo posible. Es de esta forma que ya en el 1928 se funda la Comisión
Internacional de Protección Radiológica (ICRP), que tendrá la misión principal de
hacer posible el uso y beneficio de las radiaciones ionizantes sin ocasionar daños a
la salud de quienes trabajan con ellas, para lo cual dicta recomendaciones de ma-
nera que los diferentes organismos nacionales encargados de esta función preven-
tiva las apliquen y controlen su cumplimiento, con el objeto de evitar la aparición
de efectos biológicos adversos derivados de la exposición a las mismas. Desde esta
fecha dicha Comisión viene creando un sistema de recomendaciones en los que se
establecen restricciones y limitaciones para el uso de estas radiaciones, las cuales
han sido aceptadas por la mayoría de los países. Este sistema complejo es lo que
podemos definir como “Protección Radiológica” y que definiremos de la manera
siguiente:

Disciplina encargada de elaborar los criterios, métodos y vías para evaluar


la acción de las radiaciones ionizantes como factor perjudicial al hombre y su
medio y en consecuencia, establecer las medidas tendentes a asegurar que las
exposiciones a dichas radiaciones se mantienen dentro de límites aceptables.

La nueva filosofía de trabajo de esta Comisión Internacional basa sus accio-


nes preventivas en los principios de justificación, optimización y limitación de la
exposición, los cuales describimos a continuación:

Justificación. Consiste en que el empleo de una tecnología radiactiva se con-


sidere necesario. O sea, que represente ante una de tipo convencional, un beneficio
CAPÍTULO XII

esperado que compense al riesgo. Sólo se justifican las actividades cuyo beneficio
sea mayor que el riesgo.

Optimización. Consiste en que los procedimientos empleados generen do-


sis tan bajas como razonablemente se pueda lograr con los conocimientos actuales.
Este es el denominado criterio ALARA (As Low as Reasonably Achievable).

526
Limitación de la exposición. Consiste en garantizar que los niveles de dosis
alcanzados en el funcionamiento normal de las instalaciones estén dentro de los
límites establecidos, tanto para los trabajadores como para el público en general.
La dosis equivalente individual no superará los límites establecidos.

7.1. Principios de las Técnicas de Prevención.

Estas técnicas tienen como objetivo que el trabajador expuesto a radiacio-


nes reciba la menor dosis posible, tal como se expresa en el criterio ALARA. Está
aceptado que la dosis depende de 3 factores fundamentales que debemos conside-
rar para minimizar cualquier posible exposición nociva a la salud: la distancia, el
tiempo y el blindaje, los que describiremos a continuación.
Figura 13: Efecto de la Distancia en la Exposición

1m 2m 3m
100 U 25 U 11U

Distancia. Cuando hablamos en el apartado 2.6 de la atenuación de las ra-


diaciones, se mencionó que las radiaciones responden a la Ley del Inverso de los
cuadrados. Esto determina que si nos alejamos de la fuente radiactiva el nivel de
radiación disminuirá en función del cuadrado de la distancia y de forma inversa
se producirá el aumento en caso de acercarse a la fuente (Figura 13). Se comprende
de este análisis que en ocasiones solamente con incrementar la distancia entre la
fuente y el expuesto se pueden garantizar condiciones seguras de trabajo, consi- CAPÍTULO XII
derando fuentes a cualquier cosa que pueda causar exposición a la radiación, emi-
tiendo radiación ionizante o liberando sustancias o materias radiactivas. Al aplicar
este principio debe considerarse la distancia que pueden alcanzar las diferentes
radiaciones, ya que en el caso de las alfa conocemos que no se propagan más de
unos pocos centímetros en el aire y sólo una pequeña parte de las beta alcanzan
a más de 3 metros. En otras fuentes emisoras de gamma y Rx este factor es más
importante.

527
Figura 14: Efecto del Tiemo de Exposición en la Dosis

Tiempo. El efecto del tiempo en la exposición es fácil de comprender, ya


que es lógico que a menor tiempo empleado en las operaciones, la dosis recibida
sea menor. Esto exige que los operadores de estas fuentes se encuentren bien en-
trenados, para que realicen las operaciones en el menor tiempo y reciban la menor
dosis. En la Figura 14 puede observarse este efecto a diferentes tiempos.

Figura 15. Aplicación de Masas Diferentes y Atenuación Lograda.

Fuente Fuente
Cobalto-60 500 6.5 cm Hormigón Cobalto-60 500 13.2 cm Hormigón
mRh 250 mR/h mRh 125 mR/h

0.91m 0.91m

1 2

Fuente
Cobalto-60 500 19.8 cm Hormigón
CAPÍTULO XII

mRh 62.5 mR/h

0.91m

528
Blindaje. Esta es la forma de control preferida y en consecuencia la más
frecuente que encontramos, ya que una vez aplicada nos permite asegurar la exis-
tencia de condiciones seguras en el puesto de trabajo. Cuando en la práctica de las
diferentes actividades, se presentan situaciones en las que se hace imposible por
sus características específicas poder alcanzar límites seguros aplicando los princi-
pios de la distancia y el tiempo, podemos atenuar la exposición mediante la inter-
posición de barreras entre la fuente y el expuesto.

Estas barreras o blindajes consisten en materiales absorbentes de una com-


posición y grosor adecuado, de acuerdo con el tipo de radiaciones empleadas,
pues como ya conocemos la penetración de las mismas varía, siendo las más difíci-
les las radiaciones X y Gamma, donde hay que emplear materiales de mayor masa
(plomo y hormigón). Por tanto el blindaje a emplear estará determinado por el tipo
de radiación y la energía de la misma, así como, por la atenuación que deseamos
obtener. Debemos recordar que mientras mayor sea la masa del blindaje o barrera
(Figura 15) que se interpone entre la fuente y el operador, menor será la radiación
que recibirá.

Las barreras o blindajes que interponemos entre la fuente y el trabajador


tienen como objetivo brindar la mayor protección al trabajador, tanto de la radia-
ción directa como de la dispersa. En muchas ocasiones la ubicación de estas barre-
ras sólo garantizan una protección parcial al trabajador, lo cual, puede convertirse
en un mayor riesgo, ya que el trabajador estará confiado que se encuentra en un
lugar sin exposición. En las figuras 16a y b podemos observar estos dos casos.


 



CAPÍTULO XII



  
  



529
7.2. Irradiación Externa, Contaminación Radiactiva y Exposición.

Nuestra función preventiva principal consiste en evitar que el trabajador


sea irradiado, o lo que es lo mismo, tenga una “exposición” a niveles superiores a
los límites establecidos. Esta irradiación externa puede producirse por una exposi-
ción, sin un contacto físico entre ambos y consistirá en la transferencia de energía
de un material a otro (Figura 17). Se produce en aquellas fuentes en que el traba-
jador está expuesto mientras la misma esta activa, tal es el caso de los equipos de
Rx, los aceleradores de partículas y las fuentes encapsuladas.

  
 

  €




  
  

   ‚   ‚

 
   

   
 
  

      


 ­  


Denominamos contaminación radiactiva a la presencia de materiales ra-


dioactivos en cualquier superficie, materiales o medios, incluyendo la persona,
por lo que se puede afirmar que toda contaminación es origen de una exposición.
La contaminación radiactiva del trabajador, consiste en que el mismo puede en-
trar en contacto con la sustancia radiactiva y la misma penetrar al organismo por
cualquiera de las vías conocidas. La contaminación puede ser más peligrosa que la
irradiación externa, pues en estos casos la persona continúa expuesta hasta tanto
se elimine el radio nucleído por el metabolismo o porque decaiga la actividad ra-
dioactiva con el tiempo transcurrido.

En este campo es frecuente tener que calcular la dosis absorbida, para lo


cual es necesario determinar “la exposición” que dicha fuente produce en un pun-
to determinado, el lugar o puesto de trabajo. Este término, es muy utilizado en
CAPÍTULO XII

las evaluaciones de riesgos, y tiene gran importancia para el control, ya que su


resultado nos orienta sobre el probable problema y las posibles acciones a tomar.
Vamos por tanto a definir la “exposición” como la acción y efecto de someter a las
personas a radiaciones ionizantes y puede ser de los siguientes tipos:

Externa. Cuando la exposición proviene de fuentes exteriores al organismo


humano.

530
Interna. Exposición ocasionada por fuentes interiores en el organismo.

Total. Es el resultado de la suma de las exposiciones externas e internas.

Continua. Es aquella exposición externa prolongada cuya tasa puede variar


en el tiempo, o la exposición interna resultante de una incorporación per-
manente cuya importancia puede variar en el tiempo.

Única. Exposición externa de corta duración o la exposición interna resul-


tante de una incorporación de radio nucleídos en corto tiempo.

Global. Exposición que se considera como homogénea a todo el organismo.

Parcial. Exposición que incide esencialmente sobre una parte del organis-
mo, o sobre uno o varios órganos o tejidos, o exposición del cuerpo entero
no homogénea.

La “contaminación” podemos decir en nuestro caso, nos indica el peligro


que representa un material o medio de trabajo y puede ser el efecto en ocasiones
de la exposición a la que se sometió la cosa en sí. La misma se define como la pre-
sencia indeseable de sustancias radioactivas en una materia, superficie, medio o
persona cualquiera. En el organismo humano se clasifica en:

Externa o cutánea. Cuando se ha depositado en la piel.

Interna. Cuando los radio nucleídos han penetrado en el organismo por


cualquier vía.

7.3. Trabajadores Profesionalmente Expuestos

Es de sumo interés para los que estamos vinculados a la protección de los CAPÍTULO XII
trabajadores, conocer en cada caso a quienes les debemos que aplicar la vigilancia
sobre los diferentes factores de riesgos presentes en un ambiente laboral. Como ya
hemos analizado, toda la población está expuesta a unos niveles de radiación pro-
veniente del ambiente natural en que vive, por tanto en nuestro caso nos interesa
de una manera práctica determinar a quienes tenemos que controlar, lo que en
sentido general podemos definir como aquellas personas que reciben una exposi-

531
ción (dosis) adicional con razón de su trabajo. En Cuba se define como trabajador
ocupacionalmente expuesto (TOE) a toda persona que por el ejercicio de su profe-
sión esté sometida a exposición ocupacional, ya sea en jornada completa, parcial
o temporal.

Es indiscutible que todo el personal de una instalación (centro de trabajo)


en el que existen fuentes de radiaciones ionizantes no se encuentran expuestos
al mismo riesgo. Desde el punto de vista práctico, es importante en estos casos
poder identificar y seleccionar qué trabajadores deben ser controlados y mante-
nérseles una estricta vigilancia de la salud. Lo más sencillo sería incluir a todo el
personal de un centro de trabajo, sin embargo, esto podemos considerarlo desde
el aspecto operativo y fundamentalmente económico, un error, ya que estaríamos
derrochando esfuerzos y recursos. Imaginemos que en un centro de la salud en el
que existan fuentes de Rx, incluyéramos en la vigilancia a todo el personal de la
misma. Existen criterios divergentes respecto a la clasificación de los trabajadores
profesionalmente expuestos, no obstante vamos a exponer el procedimiento que
consideramos debe seguirse para identificar el personal que va a mantenerse den-
tro del sistema de vigilancia.

• Lo primero es identificar los tres grupos de trabajadores que normalmen-


te existen en estos lugares, clasificándolos de la manera siguiente:

a) Los trabajadores profesionalmente expuestos, que serán aquellos traba-


jadores que por su trabajo habitual están sometidos a una exposición con-
tinua u ocasional a las radiaciones, recibiendo una dosis anual superior a
1/10 de la dosis anual establecida.

b) Los trabajadores que por su trabajo habitual en forma ocasional están


expuestos a radiaciones.

c) Otros trabajadores que no se encuentran en ninguno de los grupos ante-


riores.
CAPÍTULO XII

Una vez identificados estos grupos se procederá de la manera siguiente:

• Se determinará si los trabajadores del grupo “b” reciben una dosis su-
perior a 1/10 de la dosis anual fijada para el grupo “a”. En caso positivo se
pasarán al grupo a y en caso negativo serán incluidas en el grupo c.

532
• Los trabajadores pertenecientes al grupo profesionalmente expuestos se
clasificarán en dos grupos de acuerdo a la probable exposición y de esta ma-
nera, según la dosis se determinarán los elementos de vigilancia necesarios
que deben implantarse para garantizar el trabajo con el mínimo riesgo. De
acuerdo con este criterio los trabajadores se clasificarán en dos categorías:

Categoría A.

Los trabajadores profesionalmente expuestos que por las características de


la actividad y/o por las condiciones de trabajo existentes es probable que reciban
dosis superiores a 3/10 del límite de dosis anual, para los que debemos establecer
las medidas siguientes:

a) Utilizar dosímetros que midan la dosis externa total del organismo.

b) En los casos que exista riesgo de recibir dosis locales superiores en partes
del cuerpo, colocar dosímetros en dichas partes.

c) En aquellos casos que existe riesgo de contaminación interna efectuar las


determinaciones pertinentes para evaluar la dosis.

Categoría B.

Los trabajadores profesionalmente expuestos que no es probable reciban


dosis superiores a 3/10 del límite de dosis anual establecido.

En estos casos no se exigirá el uso del dosímetro personal, siempre que se


realice el control de dosimetría de área de forma que garantice que las dosis son
inferiores a los 3/10 del límite.

De esta manera se optimizará la utilización de los recursos necesarios, tanto CAPÍTULO XII
de vigilancia ambiental como de la vigilancia médica, organizando racionalmente
las mediciones ambientales y los exámenes médicos necesarios para cada caso.

533
7.4. Señalización de las zonas de trabajo.

Este es un elemento que contribuye a limitar la probable exposición de los


trabajadores ya que orienta al personal sobre el comportamiento y el riesgo en las
diferentes áreas de los lugares de trabajo. Durante años la señal tradicional utili-
zada para indicar la presencia de este factor de riesgo es la presentada en la figura
18, no obstante la ISO propuso un nuevo símbolo en el documento 21482 del 2007.

   
 

  
 


El Reglamento aplicado en Cuba establece dos tipos de zonas (Figura 19)


que describimos a continuación:

Zona controlada. Se considera a toda zona de trabajo en la que se requiera


la prescripción de medidas de protección o disposiciones de seguridad especificas
para:

a) Controlar en condiciones normales de operación, las exposiciones nor-


males o impedir la dispersión de la contaminación;

b) Prevenir las exposiciones potenciales o limitar su magnitud.


CAPÍTULO XII

Zona supervisada. Se considera toda zona de trabajo que no haya sido defi-
nida como zona controlada y en la que es preciso mantener bajo control las condi-
ciones de exposición ocupacional, aunque normalmente no sean necesarias medi-
das de protección ni procedimientos de seguridad específicos.

534
  

    

   
 


    


 



En otros países se aplican otros sistemas de señalización (Figura 20) como


es el caso de España donde existe una clasificación en:

Zonas vigiladas. Cuando es probable que se reciban dosis superiores a 1/10


de los límites establecidos pero improbable recibir dosis superiores a los 3/10. En
las mismas no es obligatorio el uso de dosímetros personales, pero debe man-
tenerse la dosimetría de área. Es similar a la clasificada como supervisada en la
clasificación anterior.

Zonas controladas. Son aquellas en la que es probable recibir dosis supe-


riores a 3/10 de los límites de dosis anuales establecidos, En estas es obligatoria
la dosimetría de área y la dosimetría personal cuando existe riesgo de exposición
externa, se pueden subdividir en:

1. Zonas de permanencia limitada, cuando hay riesgo de recibir una dosis


superior a los límites de dosis establecidos.

2. Zonas de permanencia reglamentada, cuando hay riesgo de recibir en


cortos periodos de tiempo una dosis superior a los límites de dosis fijados.

3. Zonas de acceso prohibido, cuando hay riesgo de recibir, en una exposi-


ción única, dosis superiores a los límites fijados.
CAPÍTULO XII
   


         


    

535
Además de acuerdo a las características del trébol (Figura 21), se puede co-
nocer si el riesgo es por radiación externa o por contaminación o por ambos fenó-
menos a la vez. En el caso de radiaciones externas el trébol poseerá los bordes con
puntas y en caso de contaminación estará situado en un campo punteado, cuando
se presentan ambos casos, el trébol poseerá ambas características.
  
 


   

 

7.5. Vigilancia Radiológica

El conocer los niveles de radiaciones en los lugares de trabajo es una acción


preventiva de gran importancia, ya que mediante ella podemos conocer la proba-
ble exposición de los trabajadores y clasificar el tipo de zona. La vigilancia radioló-
gica de los niveles de los lugares de trabajo, permite conocer mediante los equipos
adecuados la exposición (dosis) que recibe el trabajador, así como verificar que
estamos trabajando dentro de los límites de seguridad establecidos y comprende
la medición tanto de los niveles de radiación en el aire como de la contaminación
de superficies. En los casos de fuentes encapsuladas deberá comprobarse la her-
meticidad o estanqueidad de las mismas. La complejidad técnica de este factor de
riesgo implica que en ocasiones la función del higienista ocupacional sea sólo, la
de identificar o detectar las situaciones de riesgo, ya que en múltiples casos para
la evaluación y solución de los problemas detectados, se precisa de la asesoría de
un personal técnico especializado en la materia. El especialista de SST no obstante,
deberá mantener una vigilancia constante de las zonas con este riesgo, verificando
que se cumplan los procedimientos de trabajo y las medidas de vigilancia estable-
cidas para el control radiológico.
CAPÍTULO XII

La evaluación de los límites de protección establecidos se realiza mediante


equipos de medición cuyos principios se basan en evaluar los procesos físico-quí-
micos de las radiaciones ionizantes al interactuar con la materia. Los detectores se
agrupan de acuerdo con el proceso de emisión que se produce, ya sea de emisión
fotónica, electrónica o de ionización. Considerando la funcionalidad los equipos
de medición pueden clasificarse en detectores de área y dosímetros.

536
Los detectores de área. Son equipos que como su nombre lo indica, se uti-
lizan para la medición de la dosis por unidad de tiempo en un lugar de trabajo
o sea en el lugar posible donde pueda existir exposición, tanto de radiactividad
ambiental como de contaminación radiactiva. A continuación describimos los di-
ferentes tipos que pueden adquirirse en el mercado y para el tipo de radiaciones
que se utilizan.

Detectores de Centelleo (emisión fotónica). Se basan en la emisión de luz


por ciertas sustancias luminiscentes al ser excitadas. La energía luminosa tras-
formada en eléctrica es amplificada y registrada. Sirven para radiación alfa, beta,
gamma y Rx.

Detectores de Semiconductores o de emisión electrónica. Están basados en


la aplicación de electrodos a caras opuestas de un cristal semiconductor con dife-
rencia de potencial. Funcionan como una cámara de ionización, con mejor resolu-
ción energética y rendimiento para detección de gamma y Rx.

Detectores por producción de iones. Son basados en la ionización produci-


da cuando la radiación atraviesa un gas produciendo iones, los que son recolecta-
dos en los electrodos, midiéndose la corriente generada.

Son de los tres tipos siguientes:

Cámaras de ionización. Consisten en un recipiente lleno de gas a cierta


presión, con dos electrodos entre los que existe una diferencia de potencial. Son
sensibles a cualquier tipo de radiaciones pero se utilizan para fotones y beta con
preferencia.

Contadores proporcionales. Poseen características constructivas similares


a las cámaras, su diferencia radica en que aumenta la tensión de polarización. Su
resolución es peor que la de las cámaras de ionización y se utilizan para las radia-
ciones beta y alfa. CAPÍTULO XII

537



Contadores Geiger-Muller. Cuando a un contador proporcional se le eleva


la tensión aplicada se convierte en uno de este tipo, el que genera impulsos de
amplitud constante con independencia de la energía cedida por la radiación inci-
dente. Están diseñados para la detección de fotones y partículas beta y su principal
inconveniente es la relativa lenta velocidad de operación.

El procedimiento más frecuente para determinar la exposición de los traba-


jadores, es la vigilancia de la exposición individual mediante la dosimetría perso-
nal. La misma consiste en evaluar mediante instrumentos (dosímetros personales)
la dosis que está recibiendo el trabajador. Los dosímetros personales más utiliza-
dos son los tipos siguientes:

Dosímetros de cámara de ionización. Tienen la forma de plumas y se utiliza


para conocer de manera inmediata el nivel de la exposición a que se ha sometido
el trabajador. Son cámaras de ionización que se colocan en el bolsillo y evalúan la
radiaciones beta y gamma, aunque existen también para Rx y neutrones. Su difi-
cultad radica en que pueden descargarse por diferentes causas, brindando resul-
tados faltos de precisión por lo que se recomienda utilizarlos con un dosímetro de
otro tipo. El intervalo de medición es limitado.
CAPÍTULO XII

Dosímetros de película (Figura 23). Se basan en el mismo principio de la


impresión de la película por la luz. Se revela la película y el ennegrecimiento pro-
ducido en la película se compara con otra película expuesta a una radiación co-
nocida. Su ventaja fundamental es que puede almacenar de forma permanente la
información obtenida. Como desventaja presenta que la película no es equivalente
al tejido biológico.

538
Figura 23: Dosímetro de Película

Porta dosímetros con


Carcasa Ventana filtros incorporados

Soporte Película Filtro

Dosímetros de termoluminiscencia (Figura 24). Son los que funcionan ba-


sados en la propiedad que tienen determinadas sustancias de emitir luz después
de haber sido calentadas al estar expuestas a las radiaciones, respondiendo la can-
tidad de luz emitida proporcionalmente a la dosis de radiación. Como ventajas
puede expresarse que poseen mayor precisión, menor umbral de detección y un
intervalo de dosis más amplio que los dosímetros de película. Como desventaja se
plantea su incapacidad de guardar un registro permanente.
    
    



CAPÍTULO XII
    
      

La Vigilancia Radiológica es una parte indispensable en cualquier progra-


ma de protección que elaboremos para centros de trabajo con este factor de riesgo,
ya que mediante ella podemos conocer, tanto los niveles de las áreas como las do-
sis que el trabajador ha recibido, determinar si se está cumpliendo con las normas

539
establecidas para este tipo de exposición y aplicar las medidas de intervención
necesarias.

Para finalizar con este aspecto de la vigilancia, enfatizar en que la misma


comprende vigilar la irradiación externa o dosis a que el trabajador ha estado ex-
puesto, por medio de la dosimetría de área o ambiental y la dosimetría personal,
mediante los equipos más adecuados al tipo de radiación presente, los que de-
ben estar certificados (calibrados) por los organismos metrológicos autorizados a
este fin. En aquellos casos que exista el riesgo de contaminación interna o sea, de
incorporación de radio nucleídos, es necesario además efectuar la vigilancia di-
recta mediante contadores de radioactividad corporal o indirectamente mediante
el análisis radioquímico de las excretas. Tanto en el caso de irradiación externa
como de contaminación, la periodicidad de estas mediciones se realizará según la
importancia y características de la exposición, cumpliendo lo establecido en las
disposiciones legales vigentes en cada país o por lo recomendado por las normas
internacionales. Un ejemplo de esto son la recomendaciones que brinda la norma
ISO 20553 del 2006 respecto al monitoreo en las situaciones de contaminación in-
terna y que se exponen en la siguiente tabla.
Tabla 3. Necesidad de programas de monitoreo de acuerdo a la situación de exposición (ISO 20553)
Tipo de monitoreo requerido Normativa Nivel recomendado
Cuando el trabajador está
ocupacionalmente expuesto y la
Cuando es probable que la dosis
Lugar de Trabajo contribución de la dosis evaluada por
efectiva anual sea mayor que 1 mSv.
incorporación de radionucleidos es
probable sea significativa.
Si el trabajador puede estar expuesto
Cuando es probable que la dosis
Monitoreo Individual a más del 30% de la dosis límite por
total anual exceda de 6 mSv.
exposición interna.

7.6. Limitación de Dosis


CAPÍTULO XII

Desde el comienzo de la utilización de las radiaciones ionizantes se comen-


zaron a observar efectos nocivos a la salud de los trabajadores expuestos a radia-
ciones y en consecuencia se comenzaron a establecer medidas de protección que
limitaran la exposición y por tanto, el riesgo a un daño a la salud. Según fueron
transcurriendo los años y se fueron ampliando los conocimientos en este campo,
se han ido incrementando las exigencias en el cumplimiento de los límites per-
misibles de exposición, así como en las medidas de protección en general. Desde

540
comienzo del siglo anterior, se fueron estableciendo límites por diferentes especia-
listas, pero desde el 1928 al crearse la Comisión Internacional de Protección Radio-
lógica (ICRP), todos los límites se establecen por este organismo y sus recomen-
daciones son aceptadas por los demás organismos internacionales y la mayoría de
los países. Las recomendaciones adoptadas por esta Comisión en el 1977 sentaron
las bases para los Sistemas de Protección Radiológica hoy vigentes. En la tabla 4 se
puede observar como fue evolucionando la filosofía del establecimiento de estos
límites de dosis en los años transcurridos, hasta arribar a la filosofía actual de “tan
bajo como sea razonablemente posible” con los principios de justificación, optimi-
zación y limitación de dosis.

Tal y como podemos observar en la tabla 4 los niveles que se han estable-
cido a partir de los años 70 son límites máximos o superiores, o sea, niveles que
no deben sobrepasarse en ningún momento. Lo anterior está determinado por las
características de este factor de riesgo y el conocimiento limitado respecto a los da-
ños que pueden ocasionar las bajas dosis a largo plazo, orientándose una filosofía
de alcanzar los menores niveles de exposición posibles. El cumplimiento de los lí-
mites anuales de dosis constituye una medida fundamental en la protección frente
a las radiaciones ionizantes, considerándose que son valores que nunca deben ser
sobrepasados, que deben ser rebajados de acuerdo con los resultados obtenidos
mediante los estudios de optimización y que se aplican a la suma de las dosis reci-
bidas por exposición externa e interna en el periodo considerado.

Tabla 4. Evolución de la Protección Radiológica y los límites de dosis.


Año Límites recomendados Recomendado por
1902 10 R/día (50 R/semana) Rollins
1925 1 R/semana para 200Kv Rx Mustscheller y Slevert
1928 Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP). Creación
1929 Consejo Nacional de Protección Radiológica (NCFR-USA). Creación
1934 0.2 R/día (1 R/semana) ICRP
1950 0.3 Rem/semana ICRP
1956 5 rem/año (0.1 Rem/semana media) ICRP
1959 ALAP (As Low As Practicable - Tan Bajo como Sea Practicable) ICRP
ALARA (As Low As Really Achievable - Tan Bajo como Sea Realmente
CAPÍTULO XII
1965 ICRP
alcanzable)

1973 ALARA (As Low As Reasonably Achievable - Tan Bajo como Sea
ICRP
Razonablemente alcanzable)
1977 Justificación, Optimización, Limitación individual de dosis ICRP

541
En Cuba durante años hemos utilizado los límites recomendados en cada
momento, por el ICRP, inicialmente establecidos en la Norma Cubana 69-01, la que
fue sustituida por las “Normas Básicas de Seguridad Radiológica” del 30/11/01,
que es una Resolución conjunta de los Ministerios del Medio Ambiente y de Salud
Pública. Los límites exigidos en ambos documentos se describen en las tablas 5a y
5b, siendo necesario aclarar que los vigentes son sólo los de la tabla 5b.

Tabla 5a. Límites de dosis establecidos en la Norma Cubana 69-01.


DENOMINACIÓN DEL LÍMITE DOSIS EQUIVALENTE PARA CADA GRUPO DE ÓRGANOS CRÍTICOS
I II III
mSv(rem) mSv(rem) mSv(rem)
LÍMITE PERMISIBLE DE DOSIS
50 (5) 150 (15) 300 (30)
PARA TOE
LÍMITE DE DOSIS PARA MIEM-
5 (0.5) 15 (1.5) 30 (3)
BROS DEL PÚBLICO
TOTAL CRISTALINO PIEL 100cm2MANOS-PIES

Tabla 5b. Exposición Ocupacional y Límites de Dosis establecidos


en las Normas Básicas de Seguridad Radiológica. Cuba 2001.
DENOMINACIÓN
DOSIS EQUIVALENTE PARA CADA GRUPO DE ÓRGANOS CRÍTICOS
DEL LÍMITE
Trabajadores Ocupacionalmente Estudiantes
Población
Expuestos (TOE) (16 - 18 años)
1 mSv en un año
20 mSv año, promedio 5 años 5 mSv en un año si el
CUERPO Dosis Efectiva 6 mSv en un año
50 mSv, en cualquier año promedio de 5 años
es 1 mSv
CRISTALINO Dosis
150 mSv en un año 15 mSv en un año 50 mSv en un año
Equivalente
MANOS Y PIES PIEL
(1cm2) Dosis equiva- 500 mSv en un año 150 mSv en un año 150 mSv en un año
lente
CAPÍTULO XII

Como se puede observar entre las dos normas se ha disminuido la dosis


que puede afectar a todo el cuerpo en 30 mSv, brindando por tanto mayor protec-
ción al trabajador expuesto.

542
8. Medidas Generales para el Control de la
Exposición
Ante todo decir que tanto en nuestro país como en la mayoría en los que se
trabajan con radiaciones ionizantes los casos de trabajadores que sobrepasan los lí-
mites de exposición son mínimos. Consideramos que esto se justifica por el actual
conocimiento de lo dañina que puede ser una sobredosis de este tipo, haciendo
que los empleadores creen mejores condiciones de protección y los trabajadores
que generalmente son de alta calificación, realicen su trabajo cumpliendo con los
procedimientos establecidos. Lo anterior demuestra que el peligro que presentan
las radiaciones, puede ser controlado y convertirse en beneficioso en cualquier
actividad, si somos capaces de establecer un sistema de protección adecuado. Las
graves situaciones de emergencia que se han presentado han sido en general por
averías o accidentes ocasionados por violaciones o falta de mantenimiento en los
procesos. Los sistemas de seguridad establecidos en la actualidad supuestamente
deben minimizar este riesgo.

Ya hemos mencionado que el control de este factor de riesgo por la comple-


jidad y los daños que puede ocasionar, necesita en ocasiones de personal altamen-
te especializado capaz de evaluar el riesgo y proponer las medidas que lo mini-
micen. No obstante el especialista o técnico encargado de la salud y seguridad del
trabajo, tiene como una de sus funciones, independientemente de que posea espe-
cialistas asesores en la materia, la de vigilar el cumplimiento de los requerimientos
que garanticen la operación dentro de las condiciones de seguridad. Las medidas
básicas de protección se basarán en los tres elementos esenciales ya mencionados
de distancia, tiempo y blindaje. Por tanto, consideramos que el objetivo de los téc-
nicos y especialistas deben estar dirigido a integrar en el Programa de Prevención
de SST de la empresa la vigilancia en protección radiológica incluyendo entre sus
acciones las siguientes:

a). Control de los límites de dosis. Este aspecto comprende la determina-


ción de los niveles de radiación en el área, la vigilancia del aire, la comprobación CAPÍTULO XII
de la estanqueidad de las fuentes encapsuladas, la medida de la contaminación
en superficies y el control radiológico de los efluentes. Además de la vigilancia
de las dosis individuales mediante los dosímetros personales en los casos que lo
requiera.

543
b). Exigir en locales y puestos de trabajo condiciones que garanticen las
medidas de protección necesarias para minimizar el riesgo. Entre algunas de estas
medidas pueden mencionarse:

• Utilizar la mínima cantidad de material radiactivo y en caso de equipos


que generen radiaciones controlar que se aplique la menor energía para el proceso
a realizar.

• Limitar la permanencia cercana de los trabajadores a las fuentes de radia-


ción, manteniendo a los trabajadores lo más alejados posible de las mismas siem-
pre que el proceso tecnológico lo permita.

• Limitar al mínimo el personal expuesto, mediante la limitación del acceso


a las zonas de riesgo del personal no autorizado y mantener en la zona de trabajo
el personal indispensable para realizar el trabajo con un nivel adecuado de segu-
ridad.

• Limitar el tiempo de exposición mediante la organización de las operacio-


nes de forma que se logre un mínimo de permanencia en al área con riesgo.

• Establecer un mantenimiento que garantice el blindaje adecuado de las


fuentes encapsuladas, así como situar pantallas o barreras entre las fuentes y los
trabajadores expuestos.

c). Información y formación de los trabajadores. Hay que estar constante-


mente informando a los trabajadores sobre los riesgos a los que están expuestos,
de forma que sean capaces de auto protegerse de los mismos. El conocimiento de
los riesgos derivados de las radiaciones ionizantes y las medidas preventivas y
de control, así como de las acciones a tomar en el caso de emergencias es la forma
esencial de garantizar el cumplimiento del programa de protección radiológica. La
ignorancia es la promotora del incumplimiento de los procedimientos y las medi-
CAPÍTULO XII

das de seguridad y conlleva como resultado los incidentes y accidentes que han
llevado a las situaciones de emergencia.

En este aspecto todos los trabajadores deben ser instruidos en:

• Los riesgos radiológicos.

544
• La necesidad del cumplimiento de los requisitos técnicos, médicos y ad-
ministrativos.

• Las normas y procedimientos de protección radiológica.

• En el caso de las mujeres la obligatoriedad de informar con inmediatez su


estado de embarazo.

d). Vigilancia Médica. Este es un elemento esencial que debe organizarse


con el servicio médico y que debe tener como objetivo la evaluación de la apti-
tud inicial y permanente de los TOE para las tareas que se le encomienden. Debe
constar de un expediente personal del trabajador en que se registre su estado de
salud desde su ingreso en el lugar de trabajo, hasta que el mismo haya sido dado
de baja de la empresa, debiendo conservarse el mismo hasta 30 años después de
haber estado trabajando en el lugar. Este expediente o historia ocupacional deberá
constar de:

• Informe del examen médico previo al empleo.

• Informe sobre los exámenes médicos periódicos.

• Informe sobre reconocimientos médicos extraordinarios.

• Registro dosimétrico de toda la vida profesional.

• Registro de exposiciones excepcionales y de otras como las complemen-


tarias de exámenes médicos.

e). Equipos de Protección Personal. Aunque este debe ser el último recurso
que debe aplicarse en la protección de las radiaciones, en ocasiones es imprescin-
dible su utilización. Es importante se seleccionen medios de comprobada eficien- CAPÍTULO XII
cia y que requieran del trabajador el menor esfuerzo fisiológico durante su utiliza-
ción. Deberá entrenarse a los trabajadores en el uso de los mismos y evaluar si la
utilización de estos, no incrementa el tiempo de exposición y en consecuencia en
incremento de la dosis.

545
f). Disposición de los Desechos. Aunque esta es una acción que corresponde
a especialistas de la rama ambiental, por el peligro que puede ocasionar a la comu-
nidad consideramos importante incluirla. Es elemental que toda empresa que ma-
neje desechos radioactivos garantizar la eliminación de los mismos sin constituir
un peligro para las personas y el medio ambiente, para lo cual tomará las medidas
pertinentes.

Por último, sólo nos resta enfatizar en que por el riesgo que pueden pre-
sentar las radiaciones ionizantes, es ineludible a toda empresa que posea instala-
ciones de este tipo, mantener una política de “mejora continua de las condiciones
de trabajo” que priorice la situación de estos trabajadores y la minimización de la
exposición.
CAPÍTULO XII

546
Parte 4.
RIESGOS BIOLÓGICOS Y SANEAMIENTO
BÁSICO.

Riesgos Biológicos

CAPÍTULO XIII

547
1. La Seguridad Biológica como Disciplina.
Índice

2. El Riesgo Biológico y su Evaluación. Niveles de Riesgo.

3. El Control de la Contaminación por Agentes Biológicos.

4. Los Laboratorios de las Instituciones de Salud. Riesgos y Medidas de Con-


tención.

5. Medidas de Prevención o Contención.

6. Los Desechos en las Instituciones de Salud. Sistemas de Manejo. Los Dese-


chos Peligrosos.

7. Transporte y Envío de Material Biológico. Planes de Contingencia.


CAPÍTULO XIII

548
1. La Seguridad Biológica como Disciplina.
1.1. Conceptos Generales de Riesgos Biológicos.

Consideramos se hace indispensable antes de abordar este tema, recordar en


que consisten los riesgos biológicos a los que se encuentran expuestos los trabajado-
res y como pueden ser causas de accidentes y enfermedades profesionales cuando
no se toman las medidas preventivas establecidas para el trabajo con estos agentes.

En los últimos decenios se han producido cambios epidemiológicos que


han generado una preocupación global respecto a las enfermedades infecciosas
emergentes y re-emergentes. Sin lugar a dudas la aparición de nuevas enfermeda-
des como el VIH, el desarrollo de nuevas tecnologías en laboratorios de investiga-
ción y a escala industrial, el haberse producido accidentes (infecciones) en lugares
de trabajo, las posibilidades del fácil transporte de estos agentes nacional o inter-
nacionalmente y al final, el haberse intentado utilizar como agentes de guerra o en
acciones terroristas, ha determinado un gran interés por los temas vinculados con
la bioseguridad o seguridad biológica.

Generalidades.

Desde los comienzos de la humanidad existe información sobre la existen-


cia de epidemias, pero en esos tiempos eran atribuidas a un origen religioso o so-
brenatural. Aunque se citan en algunos documentos de autores que consideran el
“contagio”, o sea que la causa de las enfermedades era la transmisión de gérmenes,
estos carecían de la forma de comprobar tal criterio sobre el proceso infeccioso.

No es hasta el siglo 17 que comienza el rápido desarrollo de la investigación


en este campo, Anton Van Leeuwenhoek (1632 – 1723) hace unos lentes que permi-
ten la observación de las bacterias y las clasifica en bacilos, cocos y espiroquetas.
Después Robert Hooke confirma estos trabajos y desarrolla el microscopio de len- CAPÍTULO XIII
tes compuestos (1678), los cuales continúan perfeccionándose con el tiempo. Du-
rante los siglos XVIII y XIX se trabajó en aspectos relacionados con la fermentación
y la doctrina de la generación espontánea, la cual se descartó por los resultados ob-
tenidos. En los trabajos de Louis Pasteur entre 1850 y 1880, se desarrollan técnicas
asépticas y demuestra que las fermentaciones son producidas por microbios. Por
último, Robert Koch estableció los postulados que probaban que los microorganis-
mos eran la causa de las enfermedades. A partir de este momento la microbiología

549
se desarrolló rápidamente y a comienzos del siglo XX ya habían sido descritos la
mayoría de los microorganismos causantes de enfermedades.

El tema que vamos a tratar está dirigido en particular al personal de la sa-


lud, por lo que en general nos referimos a los agentes biológicos (microorganis-
mos) considerados causantes de enfermedades infecciosas. No obstante hay que
considerar como posibles riesgos biológicos, la exposición a otros elementos o
agentes existentes en el medio ambiente (figura 1), que pueden causar daño al tra-
bajador en los entornos de las actividades que ejecutan, por la posible exposición
durante su desempeño.

De acuerdo con la Directiva 90/679/CEE se consideran “Agentes biológicos”,


a los microorganismos, con inclusión de los genéticamente modificados, a los cul-
tivos celulares y a los endoparásitos humanos susceptibles de originar cualquier
tipo de infección, alergia o toxicidad”. Esta definición contempla dos categorías en
los contaminantes biológicos: los agentes biológicos vivos y los productos deriva-
dos de los mismos; ya que ambos pueden generar una enfermedad como conse-
cuencia de la exposición de los trabajadores a los mismos. En definitiva el concepto
de agente biológico incluye, pero no está limitado, a bacterias, hongos, virus, ric-
kettsias, clamidias, endoparásitos humanos, productos de recombinación, cultivos
celulares humanos o de animales, así como, los agentes biológicos potencialmen-
te infecciosos que estas células puedan contener, priones y otros organismos que
causen o puedan causar enfermedades al hombre, a los animales y a las plantas.
CAPÍTULO XIII

550
Como se puede observar en la figura 1, en el caso de la Salud Ocupacional
y de los riesgos a que puede estar expuesto el trabajador, el ámbito de los agentes
biológicos es más extenso, ya que consideramos además de los microorganismos y
sus productos derivados, a “todos los seres vivos”, como pueden ser otros anima-
les y plantas. No obstante como vamos a tratar de estos riesgos en el entorno sa-
nitario, la referencia en este tema será fundamentalmente dirigida a la protección
del trabajador de las enfermedades o accidentes causados por microorganismos.
Se considera que el trabajador está sometido a un riesgo biológico cuando en con-
tacto con organismos vivos en el ambiente laboral, puede adquirir una enferme-
dad infecciosa o parasitaria y reacciones tóxicas y alérgicas.

A continuación describiremos de forma simple algunas características de


los grupos de agentes antes mencionados.

Virus: Formas de vida más simples, no celulares, de tamaño extraordinaria-


mente pequeño y que su ciclo vital requiere la existencia de un hospedero.

Bacterias: Organismos unicelulares simples sólo visibles con el microsco-


pio, pero que son capaces de vivir en un medio determinado sin pasar por
un huésped intermedio, se multiplican por división simple o fisión binaria
y es de destacar la capacidad de algunas de formar esporas.

Tabla 1. Entornos laborales conposible exposición a agentes biológicos

Sector Ejemplos Sector Ejemplos


Cultivo y recolección Productos
Ganadería farmacéuticos y de
Agricultura origen vegetal.
Silvicultura
Pesca Cuidados personales. Peluquería y quiropodia
Productos agrícolas Matederos. Plantas de
Labopratorios clínicos
envasado de alimentos.
y de investigación.
Almacenes: silos para
cereales, tabaco y otros
Biotecnología. Centros de producción
procesamientos.
Procesamiento de cuero
animal. Centros ambulatorios.
Fábricas textiles.
Procesamiento de
madera: aserraderos,
Mantenimiento de
edificios.
Plantas de depuración
Edificios enfermos
CAPÍTULO XIII
papeleras, fábrica de de aguas residuales y
corcho. fertilizantes.
Cuidado de animales Sistemas industriales
de laboratorio para el tratamiento de
Asistencia sanitaria residuos.
Cuidado de pacientes:
médico, dental.
Fuente: Dutkiewicz y col., 1988

551
Protozoos: Organismos unicelulares, la mayoría de vida libre, aunque algu-
nos viven como parásitos y los hay que necesitan de varios huéspedes para
completar su desarrollo.

Hongos: Forma de vida microscópica perteneciente a un phylum vegetal


que deriva de algas y que presenta una estructura vegetativa denominada
micelio, su hábitat es el suelo y algunos son parásitos del hombre.

Helmintos: Son parásitos microscópicos con ciclos vitales complicados y


con diversas fases de desarrollo.

Artrópodos: Grupo con características especiales que pueden transmitir


numerosas enfermedades y que comprenden los insectos, los arácnidos y
otros; considerándose los seres vivos más abundantes del planeta.

En los últimos años se ha incrementado el interés en las enfermedades cau-


sadas por “priones”, a partir de la identificación de la encefalopatía espongiforme
bovina en Inglaterra. Estos priones son agentes infecciosos constituidos exclusiva-
mente por proteínas, que producen alteraciones neuro degenerativas contagiosas
en diversas especies de animales, como es el caso de las vacas locas ya mencionado.

Otro aspecto que consideramos debe ser tratado para poder identificar el
riesgo asociado a un determinado agente biológico son las propiedades que les
hacen infectantes y en consecuencia más peligrosos, entre las que podemos citar
las siguientes:

Patogenicidad: Es la capacidad de un microorganismo para provocar enfer-


medad o lesiones progresivas, de originar un proceso infeccioso específico.

Virulencia: Introduce el concepto de grado, o sea los organismos virulentos


muestran patogenicidad cuando se introducen en el huésped en muy pe-
CAPÍTULO XIII

queñas cantidades, o sea, es la capacidad del agente de producir una enfer-


medad más o menos grave, indica la severidad de la reacción.

Toxigenicidad: Es la capacidad para producir sustancias tóxicas en el huésped.

Invasividad: Es la capacidad de penetrar en los tejidos del huésped, multi-


plicarse y diseminarse.

552
Mutagenicidad: Capacidad de ciertos agentes biológicos de cambiar o al-
terar algunas de las características de su especie o grupo, bajo condiciones
especiales.

Antigenicidad: Capacidad del agente causal de actuar como antígeno, dan-


do lugar a la formación de anticuerpos en el organismo invadido.

Especificidad: Es la capacidad que poseen determinados agentes biológicos


de tener características propias o relativas a su especie.

Por último, recordar las diferentes vías de ingreso de los agentes biológicos
que pueden ser, la inhalatoria, la dérmica, la digestiva y la parenteral, aspecto este
cuyo conocimiento es fundamental, ya que la forma de posible ingreso al organis-
mo orienta el tipo de acciones preventivas más efectivas. El nivel de prevención
que se deberá aplicar en un lugar de trabajo con este tipo de exposición, estará
determinado por el grupo a que pertenezca él o los agentes biológicos con que en
el mismo se trabaje. Los agentes biológicos se clasifican, en función del riesgo de
infección, en los cuatro grupos siguientes:

a). Agente biológico del grupo 1: aquel que resulta poco probable que cause
una enfermedad en el hombre.

b). Agente biológico del grupo 2: aquel que puede causar una enfermedad
en el hombre y puede suponer un peligro para los trabajadores, siendo
poco probable que se propague a la colectividad, existiendo generalmente
profilaxis o tratamiento eficaz.

c). Agente biológico del grupo 3: aquel que puede causar una enfermedad
grave en el hombre y presenta un serio peligro para los trabajadores, con
riesgo de que se propague a la colectividad, existiendo generalmente una
profilaxis o tratamiento eficaz.
CAPÍTULO XIII
d). Agente biológico del grupo 4: aquel que causando una enfermedad gra-
ve en el hombre, supone un serio peligro para los trabajadores, con muchas
probabilidades de que se propague a la colectividad, sin que exista general-
mente una profilaxis o un tratamiento eficaz.

553
Tabla 2. Clasificación de los Grupos de Riesgo de los Agentes Biológicos
AGENTES BIOLÓGICOS RIESGO DE PROFILAXIS O
RIESGO INFECCIOSO PROPAGACIÓN
GRUPOS DE RIESGO TRATAMIENTO EFICAZ
A LA COLECTIVIDAD

1 Poco probable que cause


enfermedad No Innecesario
Pueden causar una
enfermedad y constituir un Poco Posible
2 Probable generalmente
peligro para los trabajadores
Puede provocar una
enfermedad grave y Posible
3 constituir un serio peligro Probable
generalmente
para los trabajadores
Provocan una enfermedad No conocido
4 grave y constituyen un serio Elevado
en la actualidad
peligro para los trabajadores

1.2. La Seguridad Biológica

En ocasiones a este término se le han dado diferentes significados, por lo


que tenemos como primer paso dejar definido el contenido que vamos a dar al
mismo. En muchos casos se ha querido concebir como una actividad que protege
de todos los riesgos presentes en el ambiente, en nuestro caso la concebimos como
la prevención de los riesgos derivados exclusivamente de la exposición o contac-
to con los agentes biológicos. Por tanto, como definición vamos a asumir que: La
“bioseguridad” es el conjunto de actividades intervenciones y procedimientos de
seguridad ambiental, ocupacional e individual que garantizan el control del riesgo
biológico.

También podríamos expresar que la “bioseguridad” puede entenderse


como una doctrina de comportamiento encaminada a lograr actitudes y conductas
que disminuyan el riesgo del trabajador a adquirir infecciones en el medio laboral,
aunque consideramos que este es un concepto más restringido que el anterior-
mente expresado, ya que se puede entender como algo dirigido sólo a modificar
el comportamiento del trabajador, sin considerar los aspectos relacionados con las
condiciones de trabajo que deben existir para un comportamiento seguro.

Tenemos que considerar una tercera definición que en Cuba es la oficial-


CAPÍTULO XIII

mente aprobada por el Decreto Ley 190 de 1999 sobre la Seguridad Biológica y que
expresa lo siguiente:

Conjunto de medidas científico – organizativas, entre las cuales se encuen-


tran las humanas, y técnico - ingenieras que incluyen las físicas, destinadas a pro-
teger al trabajador de la instalación, a la comunidad y al medio ambiente de los
riesgos que entraña el trabajo con agentes biológicos o la liberación de organismos

554
al medio ambiente ya sean estos modificados genéticamente o exóticos; disminuir
al mínimo los efectos que se puedan presentar y eliminar rápidamente sus posibles
consecuencias en caso de contaminación, efectos adversos, escapes o pérdidas.

a) Fundamentos y principios de la seguridad biológica.

Los fundamentos de la seguridad biológica parten de dos elementos gene-


rales que deben existir en cualquier lugar de trabajo con riesgo, la disciplina en el
cumplimiento de los procedimientos seguros de trabajo establecidos y la existen-
cia de condiciones de trabajo que permitan cumplir con las operaciones de manera
segura. No obstante respecto al riesgo que estamos analizando, se plantea que
cualquier medida preventiva de bioseguridad a cualquier nivel deberá fundamen-
tarse en los principios siguientes:

• Universalidad. Se debe involucrar a todo el personal de la institución y no


solamente al que supuestamente está sometido al riesgo directo por la actividad
que realiza. Todo el personal del centro de trabajo estará informado de los
posibles riesgos y deberán cumplir con todas las medidas preventivas para
limitar la exposición.

• Uso de barreras. Comprende el concepto de evitar la exposición directa a los


agentes biológicos, a sangre u otros fluidos en potencia contaminantes u otros
elementos nocivos, mediante la utilización de medidas o materiales que se
interpongan o aíslen del contacto con los mismos

• Medios de eliminación de material contaminado. Se refiere al conjunto de


dispositivos y procedimientos adecuados por medio de los cuales el material
posiblemente contaminado se elimina sin riesgo.

Estos principios se utilizan en la práctica para proponer las medidas pre-


ventivas que permitan minimizar o eliminar la exposición a estos agentes o mate-
riales potencialmente infecciosos. En bioseguridad se utiliza para describir estos CAPÍTULO XIII
métodos seguros de manejo, el término “contención”, en el cual se incluyen las
medidas tanto para los trabajadores, como para otras personas y el medio ambien-
te. Esta contención se califica como “primaria” cuando está dirigida a la protec-
ción del trabajador y del medio ambiente inmediato en que realiza su actividad y
comprende esencialmente las medidas de buenas prácticas en los procedimientos

555
utilizados, el uso de equipos de trabajo seguros y en los casos posibles la inmuni-
zación del personal.

La contención “secundaria” es la referida a la protección del medio am-


biente exterior del lugar de trabajo mediante el buen diseño de la instalación, los
procedimientos y técnicas seguras y los equipos que garanticen seguridad. Estos
aspectos son esenciales considerarlos cuando se evalúa el riesgo del lugar de tra-
bajo y se determinan las medidas de contención necesarias, especificando las prác-
ticas y procedimientos destinados a minimizar o eliminar las exposiciones a estos
factores de riesgo.

Figura 2. Componentes del Programa de Bioseguridad

FORMACIÓN NORMAS Y
CONTINUADA PROCEDIMIENTOS

PROGRAMA
INTEGRAL DE
BIOSEGURIDAD

VIGILANCIA RECURSOS
SANITARIA ASIGNADOS

b) Organización de la Prevención en Seguridad Biológica

En la actualidad en todos los países existe la legislación referida a la Segu-


ridad Biológica, donde en general se establece la obligatoriedad a las entidades
laborales que poseen este riesgo de mantener condiciones de trabajo adecuadas y
establecer un reglamento o programa de prevención. Este programa de Seguridad
Biológica será el elemento esencial para controlar este riesgo, ya que en el mismo
CAPÍTULO XIII

se establecerán los procedimientos de trabajo que deben ser cumplidos por todos
los trabajadores y supervisados por toda la línea de mando, por lo que debe estar
integrado al programa general de SST como parte del mismo. En múltiples oca-
siones hemos observado que en los centros de trabajo no se maneja este programa
por los responsables de SST, estableciendo un sistema paralelo de control por los
especialistas de bioseguridad, lo que consideramos es un error ya que parcializa
las actividades de control y determina una menor eficacia preventiva. El programa
que se elabore en cada centro de trabajo en los que se determine la existencia de

556
riesgo, deberá incluir los elementos esenciales mostrados en la figura 2 para garan-
tizar la seguridad en este tipo de trabajo.

En nuestro país la resolución 8 del 2000 del Ministerio de Ciencia Tecnolo-


gía y Medio Ambiente establece el “Reglamento general de seguridad biológica
para las instalaciones en las que se manipulan agentes biológicos y sus produc-
tos, organismos y fragmentos de estos con información genética”. En la misma se
responsabiliza a los organismos y empresas que cuentan con instalaciones de este
tipo a establecer los programas y determinar funcionarios responsables de su eje-
cución y control. Por tanto, en el Ministerio de Salud Pública y sus instituciones a
las diferentes instancias, tiene que existir un funcionario (especialista) dedicado a
controlar la actividad. En la misma resolución, su artículo 4 establece lo siguiente:

Los titulares de las entidades que tengan a su cargo instalaciones en las cua-
les se haga uso de agentes biológicos, sus productos, organismos y fragmentos de
estos con información genética, deberán crear estructuras que atiendan los aspec-
tos relacionados con la seguridad integral de las mismas, realizando entre otras,
las funciones asesoras siguientes en materia de seguridad biológica:

a). Discutir los problemas relacionados con la seguridad biológica que se


planteen en cada periodo, así como la prioridad para su solución, recomen-
dando a la dirección de la instalación las acciones necesarias;

b). Participar en la elaboración y aprobación de los planes y programas de


seguridad, incluyendo los planes de comprobaciones a los equipos y siste-
mas de seguridad y planes de emergencia con el fin de recomendarlos a la
dirección de la instalación;

c). Analizar y recomendar los programas de capacitación del personal en


materia de seguridad biológica;

d). Recomendar la relación del personal con acceso a las áreas de riesgo CAPÍTULO XIII
biológico;

e). Controlar el cumplimiento de los planes de inmunización del personal


cuando sea necesario;

557
f). Asesorar los protocolos de investigación, desarrollo, control y temas re-
lacionados con el diagnóstico o la producción, que involucren agentes bio-
lógicos, sus productos y fragmentos de estos con información genética; y

g). Cualquier otra que le asigne el Director de la entidad.

En el caso de las actividades relacionadas con el sector sanitario, el Progra-


ma o Reglamento que se establezca en cada entidad, deberá incluir las medidas de
contención necesarias para proteger tanto al trabajador, a los usuarios de los servi-
cios (pacientes), como al público en general. Las Instituciones de salud, por tanto,
requieren del establecimiento y cumplimiento de un PROGRAMA DE BIOSEGU-
RIDAD, como parte fundamental de su organización y política de funcionamien-
to, el cual debe involucrar objetivos y normas definidos que logren un ambiente
de trabajo ordenado, seguro y que conduzca simultáneamente a mejorar la calidad
y alcanzar los óptimos niveles de seguridad en las diferentes actividades que se
realizan en las mismas. Este programa debe ser como mencionamos previamente,
parte integrante del programa de SST que debe poseer el centro de trabajo para la
actividad en general que en el mismo se desarrolla.

2. El Riesgo Biológico y su Evaluación. Niveles de


Riesgo.
Ya mencionamos en la primera parte, cómo en los últimos decenios se había
constituido la atención a la seguridad biológica en una prioridad de la salud y se-
guridad del trabajo, así como de la preservación del medio ambiente, tanto por los
cambios epidemiológicos que se han presentado como por el desarrollo de labora-
torios de investigación de alto riesgo (Biotecnología), como por la introducción en
determinados procesos industriales de estos agentes. La prevención de los efectos
nocivos a la salud que se pueden producir por la transmisión de estos agentes a
quienes están expuestos a los mismos, ha determinado como en otros riesgos la
obligación de evaluar el nivel de riesgo de los lugares en que se manipulan agentes
CAPÍTULO XIII

biológicos.

La evaluación de estos riesgos en general ha estado dirigida hacia los tra-


bajadores de la salud, en particular los de los laboratorios y los trabajadores agrí-
colas, actividades en las que en realidad existe la mayor exposición, pero además,
porque han sido frecuentes las situaciones de enfermedades profesionales por esta
causa. No obstante con el desarrollo tecnológico en las últimas décadas se han

558
incorporado a este grupo de expuestos muchas otras actividades. Es por esto que
vamos a mencionar algunas de ellas, en las que el higienista debe manejar la po-
sible presencia de este factor de riesgo cuando realice la evaluación general y el
control de los mismos.

• Laboratorios: Laboratorios humanos y veterinarios de investigación y clínicos.

• Hospitales e Instituciones de Salud: Actividades de atención médica en general


y otras.

• Industria Farmacéutica.

• Actividades agropecuarias. Arroz, Vaquerías.

• Actividades de recogida, tratamiento y disposición de desechos líquidos y


sólidos.

• Trabajos subterráneos, tanto de la construcción como mineros.

• Industria de alimentos: Láctea, Harina y derivados, Azúcar y derivados,


Conservas, Carne.

• Biotecnología.

• Otros. Industrias de la lana, algodón y pieles; abonos orgánicos.

Hay que identificar bien en estos casos cuando se encuentra el factor de


riesgo presente, pues en ocasiones nos plantean la presencia del riesgo sin existir
el mismo, como es el caso de los centros de animales para la experimentación, ya
que en estos casos los animales son “sanos”, o sea que no existe exposición “real”
a infecciones con agentes biológicos. CAPÍTULO XIII
En este grupo queremos resaltar a la biotecnología, por ser una tecnología
relativamente novedosa en lo referente a la prevención de riesgos. Esta consiste en
las técnicas de tratamiento de materias y/o la obtención de determinados produc-
tos o servicios, por medio de agentes biológicos en ocasiones con la modificación
artificial de su material genético (ingeniería genética).

559
A continuación vamos a mencionar algunos procesos en los que pueden
emplearse estas técnicas:

Fermentaciones industriales – Producciones de alcohol, ácido acético, vita-


minas, antibióticos, cerveza.

Obtención de enzimas – Detergentes.

Obtención de medicamentos – Insulina, antibióticos.

Obtención de vacunas.

Procesos de depuración de aguas domésticas e industriales.

Aplicaciones militares.

Entre los efectos nocivos que se han determinado en estas actividades bio-
tecnológicas y que nos pueden servir como indicadores de riesgos potenciales nos
encontramos: infecciones, alteraciones de la flora bacteriana, respuestas alérgicas,
alteraciones respiratorias, descenso de glóbulos blancos y plaquetas, fiebre, altera-
ciones renales, dermatitis y respuesta retardada.

2.1. La Evaluación de Riesgos Biológicos.

Después de haber analizado la necesidad preventiva de establecer un Pro-


grama o Reglamento en cada lugar de trabajo en que potencialmente pueda existir
exposición del trabajador a agentes biológicos y además la existencia de regula-
ciones que obligan a establecer el mismo, así como a designar a un especialista
responsable de su ejecución y control, es procedente tratar como vamos a orientar
este proceso en las entidades.
CAPÍTULO XIII

Cuando en cualquier actividad laboral se manejen agentes biológicos, se


hace necesario proceder a una evaluación inicial del riesgo para que de acuerdo
con el resultado de la misma, podamos establecer las medidas de contención que
en el lugar deben aplicarse. Podríamos preguntarnos por qué es necesaria esta
evaluación, a lo que podemos respondernos que de acuerdo al nivel de riesgo que
detectemos se exigirán medidas más o menos complejas, lo que se reflejará en los
costos y el mantenimiento de las instalaciones.

560
Por lo expresado anteriormente, se justifica plenamente que conjuntamente
con la evaluación general de riesgos que debe hacerse en toda entidad laboral, se
incluya el aspecto referente al factor de riesgo biológico, cuando éste está presen-
te. El procedimiento es parecido al ya manejado de forma general para el riesgo
químico, pero difiere esencialmente en que en estos casos no se han llegado a esta-
blecer “valores límites permisibles” de agentes biológicos y además, está determi-
nado esencialmente por el tipo de agente biológico y los efectos nocivos que estos
pueden causar al trabajador, así como por al grado de exposición de la actividad.
En este caso, el nivel de consecuencia vendrá dado fundamentalmente por el gru-
po de riesgo en el que hayamos clasificado al agente biológico y la probabilidad de
que se materialice el daño, vendrá definida en función de la posibilidad de exposi-
ción. Dicha exposición estará condicionada a que exista intención deliberada o no
de utilizar estos agentes en el trabajo, así como por el tiempo dedicado a las tareas
con riesgo y la existencia de medidas de prevención o contención.

Como en la evaluación de otros riesgos ya analizados, el método de actua-


ción consiste en la identificación del factor de riesgo, en los casos necesarios su me-
dición y por último hacer la valoración de la situación, paso este que es complejo
ya que como se maneja no existen límites establecidos. La evaluación del riesgo en
relación a la exposición a agentes biológicos se realizará atendiendo a dos criterios
básicos que son los siguientes:

a). El grupo de riesgo al que pertenece el agente biológico, cuya clasifica-


ción está en dependencia esencialmente del riesgo de infección que pueden
causar a las personas.

Tabla 3. Grupos de Riesgo de los Agentes Biológicos


Riesgo de Infección Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Grupo 4

Enfermedad en el hombre Poco Probable Puede Grave Grave

Peligro para el Trabajador No Puede Serie Serie

Riesgo de propagación
CAPÍTULO XIII
No Poco probable Si Si
colectiva

Profilaxis o tratamiento - Si Si No

Ejemplos - Clostridium Tetani Mycobacterium Virus de fiebre


Tuberculosis hemorrágica

561
Esta clasificación que ya vimos anteriormente, determina 4 grupos de agen-
tes biológicos de acuerdo con el grado de peligro que presentan, siendo su peligro-
sidad ascendente, tal y como puede observarse en la tabla 3, la cual proviene de
una publicación del CDC de Atlanta y es aceptada internacionalmente.

En Cuba la clasificación oficial establecida es similar respecto a los agentes


que afectan a las personas y al ambiente, encontrándose establecida en la Resolu-
ción No 42/1999 del Ministerio Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA),
que los clasifican en:

• Grupo I: Escaso riesgo individual y comunitario, siendo muy poco probable


que causen enfermedades en trabajadores saludables.

• Grupo II: Presentan riesgo individual moderado y comunitario limitado,


pueden causar enfermedades, pero normalmente no constituyen un riesgo
serio para el trabajador saludable, la comunidad y el medio ambiente.

• Grupo III: Representan un riesgo individual elevado y comunitario bajo, suelen


provocar enfermedades graves, no propagándose de ordinario de una persona
infectada a otra, pero usualmente existen medidas profilácticas y tratamiento
especifico eficaz.

• Grupo IV: Presentan un elevado riesgo individual y comunitario; suelen


provocar enfermedades graves en las personas, pudiendo propagarse
fácilmente de un individuo a otro directa o indirectamente; usualmente no
existen medidas profilácticas ni tratamiento especifico eficaz. Son exóticos para
el territorio nacional.

b) El grado de exposición que puede presentar el trabajador en la actividad


que realiza (figura 3). Este aspecto se determina partiendo de dos posibles
situaciones que se presentan en las diferentes actividades.
CAPÍTULO XIII

Existen situaciones en las que no hay una intención deliberada de mani-


pular o utilizar agentes biológicos pero que pueden existir en el ambiente o en las
personas, animales o muestras que se manipulen. Este es el caso de los trabajos con
animales o personas supuestamente sanas, durante la atención en las consultas o
ingresadas, en los que se desconoce si le pueden transmitir al trabajador una infec-
ción por un agente biológico. En estos casos aunque estamos ante la presencia de

562
“incertidumbre”, sin lugar a dudas el peligro es menor pero es más difícil llegar
a un criterio de certeza, no obstante siempre que se cumplan con las buenas prác-
ticas durante las operaciones de trabajo podemos garantizar la seguridad de los
trabajadores.
Figura 3. Grado de exposición.
No existe intención deliberada
de manipular o utilizar agentes biológicos.
Ej. Actividades de Asistencia médica y agropecuarias.

Grado de
exposición
Existe intención deliberada
de manipular o utilizar agentes biológicos.
Ej. Actividades de laboratorios de microbiología y
procesos productivos

Otras situaciones que se presentan son aquellas en las que sí existe la inten-
ción deliberada de manipular estos agentes, como son los casos de los laboratorios
o procesos industriales en los que se trabaja con los mismos. En estas situaciones
de exposición es más fácil de determinar el riesgo y por supuesto se deben tomar
todas las medidas de contención establecidas para el grupo de riesgo al que perte-
nece el agente.

Figura 4. Metodología y Etapas de Actuación

1. Identificación del Factor de Riesgo


- Intención deliberada de manipular el agente biológico
- No intención deliberada o sospecha - Medición

2. Medición del Contaminante


- Muestreo del aire
Evaluación del - Cultivo
Riesgo - Conteo de colonias (UFC/m3)
- Identificación del agente
CAPÍTULO XIII
3. Evaluación de los resultados
- Falta de criterios (límites admisibles) para
estas exposiciones

563
Esta evaluación como en todos los procedimientos de este tipo consta de
3 etapas como podemos apreciar en la figura 4, la identificación, la medición y la
evaluación. En ocasiones se presentan dificultades por el tipo de actividad para
poder efectuar las mediciones y en el caso de la valoración por la inexistencia de
límites admisibles en el ambiente laboral. De forma similar a la exposición por
agentes químicos, la vía inhalatoria, en este caso de “bioaerosoles” es la situación
de riesgo más habitual.

Identificación del riesgo.

En esta etapa hay que comenzar con la mayor búsqueda de información


tanto del agente biológico al que se le atribuye la exposición, como de la tecnología
empleada en el manejo del mismo. Lo más importante es identificar y clasificar
el agente biológico presente, ya que esto determina de acuerdo con su grupo de
nivel de riesgo, las medidas de contención que deben ser aplicadas en el lugar de
trabajo. Existen tablas internacionalmente donde están clasificados estos agentes
por grupos de riesgo y las posibles medidas de contención.

Sobre la información necesaria para la evaluación del riesgo biológico, se


debe determinar en cada situación analizada las características de ésta en cuanto a:

• La patogenicidad del agente infeccioso o la sospecha de que puede ser


infeccioso, incluyendo la incidencia y la gravedad de la enfermedad

• La posible vía de transmisión, cuando exista duda sobre cualquiera de las


posibles vías, se asume ésta como posible y sobre todo en el caso de la vía
inhalatoria que como se conoce es la más habitual en los casos estudiados.

• La estabilidad del agente es un aspecto que considera la posible formación de


esporas y la posibilidad del agente para mantenerse durante largo tiempo en el
ambiente.
CAPÍTULO XIII

• La dosis infecciosa mínima del agente (virulencia) para considerar la posibilidad


de causar la infección, estas dosis pueden variar de una a miles de unidades.

• La concentración de organismos infecciosos por unidad de volumen, así como


el volumen o cantidad del concentrado, aspecto importante porque influye en
la forma de manipulación.

564
• El origen del material potencialmente infeccioso también representa un
elemento a considerar, ya que puede provenir de fuentes seguras o dudosas.

• La disponibilidad de investigaciones tanto en animales como en personas que


ofrezcan información de utilidad relacionados con el factor de riesgo y los
posibles efectos.

• La disponibilidad de una profilaxis eficaz o el tratamiento ante casos de


enfermos que pudieran ocurrir.

• La experiencia y del nivel de capacitación del personal que se encuentra


expuesto al factor de riesgo.

• La descripción de las operaciones que se realizan en el proceso de trabajo y


otras posibles formas de ejecutarse.

• La situación de salud que presentan los trabajadores expuestos.

A esta parte, en ocasiones el prevencionista no le atribuye la importancia


que posee, siendo esencial para poder alcanzar resultados objetivos sobre una si-
tuación dada. Después de conocer a profundidad las características de la situación
es que debemos realizar la visita de inspección al lugar de trabajo, e identificar en
la realidad los puestos de trabajo en los que el factor de riesgo está presente y su-
ponemos existe exposición. En este momento es que poseemos los elementos para
poder definir la necesidad de realizar mediciones en los casos que se requiera.

Medición del Contaminante.

Esta etapa comprende la toma de la muestra, el cultivo y conteo de colonias


y la identificación del agente.
CAPÍTULO XIII
Las técnicas de toma de muestra para la evaluación de estos microorganis-
mos dependerán del medio en que se desea determinar, ya sea en las superficies
del lugar, materias primas, medios biológicos, agua, alimentos, o aire. En nuestro
caso nos referiremos al muestreo en superficies y aire, ya que en el resto de los
medios están perfectamente descritas sus técnicas por otras especialidades de la
salud. En otro apartado del tema trataremos sobre las diferentes técnicas posibles

565
a utilizar. Después de tomada la muestra, ésta se envía al laboratorio para su pro-
cesamiento y conocer los resultados.

Una vez conocido el nivel de contaminación y el tipo de microorganismos


presentes poseeremos un dato que nos ofrece información de gran importancia
para tomar una decisión más acertada. Debemos recordar que este paso no es im-
prescindible en el procedimiento de la evaluación.

Evaluación de los resultados.

Esta etapa es la más compleja, ya que consiste en hacer el análisis de toda


la información obtenida, la que unida con los elementos observados en los lugares
de trabajo con posible exposición nos permite determinar el nivel de riesgo (1 – 4)
existente en cada lugar y en consecuencia las medidas de contención exigidas para
poder mantenerse en un ambiente de trabajo seguro. La evaluación se efectuará
analizando la totalidad de la información obtenida, en particular la referida a:

• Tipo, grado y duración de la exposición.

• Clasificación del agente biológico en función de su riesgo infeccioso, así como


sus características más específicas, los factores de riesgos inherentes al tipo de
actividad (proceso, manipulación).

• Enfermedades que pueden contraerse por razón de su actividad laboral.

• Efectos nocivos en general que pueden causar los agentes biológicos presentes,
enfermedades profesionales previas.

Este análisis deberá ser lo más exhaustivo posible y siempre en el caso de


situaciones que presentan elementos de incertidumbre en relación con la clasifica-
CAPÍTULO XIII

ción, se debe optar por el principio de brindar el mayor nivel de seguridad para el
trabajador. Por supuesto que estos casos donde no se posee información completa
sobre estos factores, determinar el nivel de riesgo es un desafío para el preven-
cionista e invariablemente debe tratarse de evitar las decisiones de tipo subjetivo.
Siempre se tomarán las medidas de contención consideradas como precauciones
universales establecidas para estos trabajos.

566
Cuando evaluamos los factores de riesgos físicos y químicos, tenemos la
ventaja de la existencia de criterios o límites admisibles de exposición, elemento
del que carecemos en los riesgos biológicos lo que complica la toma de decisiones.
La dificultad de establecer estos límites para los agentes biológicos, radica en que
estos pueden ser infectantes en un amplio rango de concentraciones ambienta-
les, ya que el efecto dependerá del grado de virulencia del agente, así como de la
respuesta inmunológica del expuesto, aspectos a considerar en las decisiones a
que arribemos. Otro aspecto de importancia a considerar, es que hay estudios de
lugares en los que se ha determinado que los agentes que pueden transmitirse por
aire son los que han originado la mayoría de las infecciones. Por lo que cuando no
tenemos bien caracterizada la vía de transmisión, se debe considerar la vía aérea
como una posibilidad de transmisión necesaria de controlar.

La ACGIH y otras organizaciones dedicadas a la salud laboral, no han lle-


gado a establecer criterios referidos a los “bioaerosoles”, aunque existen investi-
gaciones que sugieren límites para los lugares estudiados y países que han esta-
blecido regulaciones para la producción de medicamentos, alimentos, quirófanos
y otras áreas hospitalarias, oficinas, etc. En general estas recomendaciones se es-
tablecen para la instalación de los sistemas de ventilación o climatización, en los
que se utilizan filtros que controlan la contaminación. En la producción industrial
de medicamentos o alimentos se plantean límites en las recomendaciones denomi-
nadas como “buenas practicas de fabricación”, que pueden utilizarse tanto para el
diseño como para el control de las instalaciones de este tipo.

2.2. Control del Ambiente. Métodos de Muestreo.

Este apartado tratará sobre una breve descripción de las formas de mues-
treo, que con mayor frecuencia deben realizar los especialistas responsables del
control de la contaminación en los lugares de trabajo. Sólo vamos a describir los
procedimientos referidos al muestreo en superficies y en el aire ambiente. De ma-
nera general cuando se van a aplicar estos controles, recomendamos consultar las
técnicas empleadas en la bibliografía correspondiente y los detalles específicos al CAPÍTULO XIII
respecto, ya que de forma general puede cambiar el volumen de aire a muestrear,
los medios de filtración a emplear, etc., en relación con la técnica de laboratorio
empleada. Una vez determinada la técnica y el método de muestreo se deberán es-
tablecer los puntos de muestreo, el número de muestras y en el caso de los “bioae-
rosoles” el tiempo de muestreo, aspectos estos en los que es de suma importancia
la experiencia de quien ejecuta el estudio.

567
2.2.1. Muestreo en Superficies.

Esta técnica se utiliza cuando se desea conocer la contaminación de instru-


mentos y muebles de trabajo, ropa, manos, suelos, paredes y cualquier otra super-
ficie o medio de trabajo, por contaminarse durante su uso o para comprobar su es-
tado después de haber aplicado un proceso de desinfección. Consiste en remover
o limpiar con materiales apropiados por diferentes procedimientos los posibles
microorganismos presentes en alguna superficie de las mencionadas y proceder
después a determinar el nivel de contaminación.

Con este objetivo se emplean con mayor frecuencia los procedimientos si-
guientes:

• Placa de contacto. Son placas que poseen un medio de cultivo sólido en exceso
para el microorganismo que se desea detectar. La placa invertida se coloca
sobre la superficie a muestrear, manteniéndola inmóvil y presionada durante
un tiempo.

• Frotis. Este procedimiento consiste en frotar las superficies con torundas


estériles de algodón u otro material apropiado, las cuales después se pasan
por una placa que tenga un medio de cultivo sólido o se introducen en una
solución isotónica la cual después se siembra en el medio sólido.

• Lavado. Se utiliza un medio líquido con el que se lava la superficie que se


está valorando y este líquido después es sembrado en un medio de cultivo.
Es frecuente este tipo de muestreo hacerlo para las manos del personal,
introduciendo estas en una bolsa plástica con agua o una solución específica.

Este método es una herramienta que en la práctica permite además de deter-


minar la contaminación existente, demostrar la falla en los programas de limpieza
y desinfección, así como en el uso y mantenimiento de los equipos de protección
CAPÍTULO XIII

personal. Aunque no hay criterios internacionales de los niveles de contaminación


aceptables en estos casos, es de gran valor para demostrar a los dirigentes y traba-
jadores el incumplimiento de las buenas prácticas y de los programas de limpieza.
En la actualidad existen métodos que en breve tiempo permiten brindar el resulta-
do del muestreo y demostrar la existencia de contaminación.

568
2.2.2. Muestreo del aire del ambiente de trabajo.

El principio para la ejecución de este muestreo es similar al de las sustancias


químicas, en general se aplican diferentes procedimientos para determinar la can-
tidad de microorganismos en un volumen del aire. Debemos recordar que estos
agentes se trasladan mediante partículas sólidas o líquidas, de aquí que los pro-
cedimientos aplicados consistan en separar mediante un soporte adecuado estas
partículas del aire y determinar mediante las técnicas de cultivo correspondientes
la contaminación existente de agentes biológicos.

Entre los diferentes procedimientos que pueden aplicarse para este mues-
treo se encuentran los siguientes:

a). Sedimentación. Consiste en el procedimiento más simple y empleado


con mucha frecuencia, de colocar placas de Petri destapadas con un medio
de cultivo durante un tiempo en el ambiente que se desea muestrear.

b). Recolección en medio liquido. En este caso el aire se hace pasar por un
medio de cultivo líquido o una solución isotónica donde quedan retenidos
los microorganismos.

c). Filtración. En este procedimiento el aire pasa a través de diferentes tipos


de materiales filtrantes, en el que quedan retenidas las partículas portado-
ras de los microorganismos.

d). Impactación. Procedimiento por el cual el aire aspirado se impacta sobre


un medio de cultivo sólido, con el cual se procede al cultivo de los microor-
ganismos.

El muestreo o monitoreo de aerosoles establecido en el Manual de la OSHA


recomienda el uso del equipo de muestreo de dos etapas o el ciclón cuando se de-
sea conocer el conteo total o solamente las respirables y no respirables. También CAPÍTULO XIII
sugieren la utilización de impactadores de cascada. En el mercado existen dife-
rentes equipos de ambos tipos para el muestreo del aire ambiental, dependiendo
la selección de cual el especialista considere más adecuado a los fines propuestos.
Estos medios garantizan la recolección de entre el 95 -100% de las partículas supe-
riores a 0,8μ en el medio agar. Se recomienda el agar de soya tripticasa para bacte-
rias y el extracto de agar malta para los hongos. Aunque estos equipos son capaces
de recolectar partículas de virus no se recomienda su utilización para estos fines.

569
3. El Control de la Contaminación por Agentes
Biológicos.
Como ya se ha tratado la lucha contra la enfermedad del ser humano ha pa-
sado por etapas históricas basadas en la investigación científica y en la experiencia
muchas veces dolorosa. En los últimos decenios se ha presentado una situación
epidemiológica particular con las enfermedades infecciosas, ocasionada por la
aparición de nuevas enfermedades, enfermedades re-emergentes y otros aspectos
que han determinado una preocupación internacional al respecto y a tomar las ac-
ciones preventivas correspondientes, desarrollándose masivamente programas de
bioseguridad por todas las organizaciones internacionales y nacionales dedicadas
a la salud.

La experiencia ha demostrado que los trabajadores con mayor riesgo de


exposición a estos agentes, se encuentran en los sectores agrícolas y sanitario. En
nuestro país por el gran desarrollo del sector salud, éste presenta un elevado nú-
mero de trabajadores con posible exposición, lo cual determina que se convierta
en una prioridad de las autoridades sanitarias la prevención y control de estos
factores de riesgo. A pesar de que están demostrados los numerosos riesgos a los
que se encuentra expuesto el personal sanitario y en particular el de contraer una
enfermedad infecciosa, existe la paradoja en el sector que no se le da en ocasiones
la importancia que tiene la “evaluación de riesgos” para los trabajadores, enfocán-
dose la prevención hacia la atención “del paciente”. Este tema está fundamental-
mente dirigido a orientar las medidas universales de seguridad establecidas para
estas actividades y su control en las instituciones de salud, incluyendo elementos
sobre la infección hospitalaria y su sistema de vigilancia. Es importante expresar
que aunque mucho se han estudiado estos aspectos y existe numerosa informa-
ción al respecto, la prevalencia de estas enfermedades en trabajadores y pacientes
persiste en todos los países como problema sanitario. La razón es que los resulta-
dos no sólo dependen del establecimiento de regulaciones, sino que se necesita de
un nivel de “cultura preventiva”, que los trabajadores tengan el conocimiento, la
CAPÍTULO XIII

motivación, en resumen el comportamiento seguro durante su actividad laboral.

570
3.1. El riesgo en las Instituciones de Salud.

En esta parte nos referiremos específicamente a las Instituciones de Salud


pero los elementos que se describan son válidos también para el personal de la
actividad veterinaria u otros que están relacionados con agentes biológicos infec-
ciosos.

El control del riesgo en estas instalaciones en general ha estado dirigido a


los hospitales, aunque es real que éstas son las instalaciones de atención sanitaria
más importantes y donde mayores riesgos se presentan, no es menos cierto que
en el caso de las infecciones todo el personal de cualquier instalación de salud se
encuentra expuesto a un determinado nivel de riesgo. En todas las instalaciones
de atención sanitaria, la evaluación debe tener en cuenta la incertidumbre acerca
de la presencia de agentes infecciosos en pacientes, animales o en los materiales
y muestras procedentes de estos, ya que salvo los pacientes o muestras que están
identificados como infecciosas, en la mayoría de los casos se desconoce si están
contaminados con un agente infeccioso. Esto determina que la evaluación sea más
difícil, ya que es imposible salvo excepciones asegurar con un grado de absoluta
certeza que no existirá exposición. Esta situación es válida tanto para evaluar las
actividades del personal profesional y técnico como para el personal auxiliar. Por
esta razón y por la obligación legal y social que tienen las instituciones de velar
por la salud y seguridad de sus trabajadores, los riesgos deberán ser evaluados en
cada una de las etapas que componen la actividad y en todos los casos se aplicarán
las denominadas “precauciones universales”, que implican mantener una actitud
constante de autoprotección, con hábitos de trabajo seguros, aplicando el principio
fundamental de que todas las muestras deben manipularse como si fueran infec-
ciosas. Es fundamental entonces priorizar el conocimiento de lo que podemos lla-
mar las “Buenas Prácticas”, que pasan por el principio esencial de la Bioseguridad:
“No me contagio y no contagio”. Desde el punto de vista personal es un grave e
irracional error, el pensar que soy resistente y nunca me voy a contagiar, más en
el caso de los profesionales y técnicos que tienen conocimientos en este sentido.

3.1.1. La infección hospitalaria.


CAPÍTULO XIII
Como ya hemos mencionado el riesgo de infectarse por agentes biológicos
está presente en cualquier institución de prestación de servicios sanitarios, aun-
que no es menos cierto que las mismas se caracterizan por presentarse con mayor
frecuencia en los hospitales. Estas infecciones han sido una preocupación y se han
estudiado por los profesionales de la medicina desde la antigüedad, por el desa-

571
rrollo de epidemias entre los pacientes ingresados en dichas instalaciones. A pesar
del progreso alcanzado en la salud y las prestaciones de atención médica, no se
han podido eliminar estas situaciones en el ámbito hospitalario. Muchos facto-
res propician la infección en los pacientes hospitalizados, entre los que podemos
mencionar: la reducción de la inmunidad de los mismos; la mayor variedad de
procedimientos médicos y técnicas invasivas, que crean posibles vías de infección;
la transmisión de bacterias fármaco resistentes en poblaciones hacinadas en los
hospitales donde las prácticas deficientes de control de infecciones pueden facili-
tar la transmisión. Las infecciones se presentan en todo el mundo y afectan tanto
a los países desarrollados como a los carentes de recursos, aunque en estos los
problemas de control son más complejos.

A este tipo de infecciones que se producen en el ámbito hospitalario se les


denomina “nosocomiales”, término que etimológicamente procede del griego,
“nosos” que significa enfermedad y “komien” que es cuidar. Se consideran infec-
ciones nosocomiales, todo proceso de infección ya sea local o sistémico que apa-
rece después de 48 horas de ingresado el paciente, durante su estadía o hasta 72
horas de haber sido dado de alta, sin que hubiera evidencia de ella en el momento
del ingreso. O sea, que son las infecciones que pueden atribuirse a microorganis-
mos adquiridos durante su estadía en el hospital. La Organización Mundial de
la Salud (OMS) en su “Guía Práctica para la prevención de infecciones nosoco-
miales” las define de la manera siguiente: Una infección contraída en el hospital
por un paciente internado por una razón distinta de esa infección. Una infección
que se presenta en un paciente internado en un hospital o en otro establecimiento
de atención de salud en quien la infección no se había manifestado ni estaba en
periodo de incubación en el momento del internado. Comprende las infecciones
contraídas en el hospital, pero manifiestas después del alta hospitalaria y también
las infecciones ocupacionales del personal del establecimiento. En la figura 5 se
puede observar las infecciones más comunes detectadas en Francia en institucio-
nes de salud.
CAPÍTULO XIII

572
    
 

       
  €€
 †
€‡ˆ‰ˆ
ˆŠ
€


‚ 
‚ ‚ ­ ‹‡­­
‹‡Œ ƒ„
ƒ„
…
ƒ

ŽŠ
…

‹ƒŒ
  ƒ
 ‘ 
  
      


En la actualidad aunque en toda instalación sanitaria existen programas


dedicados al control de estas infecciones, se estima que entre un 5 – 10% de los
pacientes ingresados son afectados por las mismas, con un incremento de la esta-
día y mortalidad de los pacientes y reflejándose también en los costos de los ser-
vicios. Esto por supuesto, nos orienta que el personal que trabaja en estos lugares
se encuentra con frecuencia expuesto y que puede adquirir como consecuencia de
su trabajo una enfermedad, que en ocasiones pudiera hasta no estar considerada
como profesional por la seguridad social en determinados países. De aquí la ne-
cesidad de establecer una vigilancia y control de estas infecciones que garantice
también la seguridad biológica de los pacientes y trabajadores.

En los hospitales y otras instituciones de salud, no todos los servicios po-


seen el mismo riesgo. Existen procedimientos que tanto para el paciente como el
trabajador incrementan el riesgo, pero también otros aspectos pueden coadyuvar a
la mayor exposición e infección del personal, como los debidos a la falta de condi-
ciones de trabajo o al incumplimiento de las medidas preventivas o de contención CAPÍTULO XIII
establecidas para estas actividades, en ocasiones por la falta de una formación del
personal en este sentido.

En la atención básica de salud se emplean por los profesionales y técnicos


muchos procedimientos que pueden infectarles o transmitir el microorganismo a
otras personas en función del desempeño durante la aplicación de los mismos. Sin
embargo cuando se evalúa la exposición es importante distinguir que se pueden

573
ejecutar dos tipos diferentes de procedimientos, que implican peligros y medidas
diferentes. Estos pueden clasificarse en:

Los procedimientos no invasivos, o sea aquellos que no penetran piel, mu-


cosas o cavidades del paciente y por tanto su riesgo es ínfimo, como puede ser el
control de signos vitales y algunas curaciones.

En el caso de Cuba el desarrollo social de la Salud Pública y la universali-


zación de estos servicios, llevan a considerar estos principios de bioseguridad y
las precauciones para evitar la transmisión de infecciones, como un elemento a
priorizar en el cuidado de la salud de sus trabajadores. Recordemos que la mejor
defensa para eliminar la cadena de transmisión de las infecciones es reforzar la
“asepsia”.

3.1.2. La prevención de la infección nosocomial.

La prevención de las infecciones nosocomiales constituye una responsabi-


lidad de todos los jefes de los servicios e instituciones proveedores de atención de
salud, estableciendo programas de vigilancia y prevención de estas infecciones.
En cada institución de salud deberá existir un “Comité de Control de Infecciones”
y un plan de trabajo anual para evaluar y promover una buena atención de salud,
aislamiento apropiado, esterilización y otras prácticas, capacitación del personal y
vigilancia epidemiológica, que permita prevenir las mismas.

3.1.3. El sistema de vigilancia de la infección nosocomial.

La tasa de incidencia de infecciones nosocomiales en los pacientes de un


establecimiento determinado es un indicador de la calidad y seguridad de la aten-
ción. El establecimiento de un sistema de vigilancia para supervisar esa tasa es
un primer paso indispensable para conocer los problemas y prioridades locales
y evaluar la eficacia de la actividad de control de infecciones. En toda institución
CAPÍTULO XIII

de salud no basta con tener establecido un sistema de vigilancia pasivo, en el que


sólo se manejen las informaciones que se reportan por los procedimientos normales
del hospital, esto en general tiene poca sensibilidad y se recomienda establecer un
sistema de vigilancia activa. La vigilancia necesita para ser efectiva, la existencia
de un especialista idóneo que asuma estas funciones, de forma que pueda analizar
sistemáticamente la información de las tasas de morbilidad y mortalidad de la insti-
tución, verifique los procedimientos de trabajo establecidos, oriente la capacitación

574
del personal, realice estudios de prevalencia e incidencia, etc. En resumen, que sea
el delegado de la “dirección” en estas funciones y que proponga las intervenciones
y los estudios necesarios para evitar o controlar las causas o factores de riesgo ca-
paces de generar las infecciones. Podemos afirmar, que un sistema de vigilancia en
esta dirección para ser efectivo deberá cumplir con los puntos siguientes:

• Indicadores válidos de calidad (tasas ajustadas según el riesgo, etc.).

• Retroalimentación oportuna eficaz (rápida, útil).

• Realización apropiada de las intervenciones.

• Evaluación del impacto de las intervenciones mediante la vigilancia sistemática


de las tendencias y otros estudios.

3.2. Las Precauciones Universales de Seguridad

En este apartado trataremos sobre los elementos de bioseguridad conoci-


dos como precauciones universales, que constituyen las medidas preventivas de
carácter general que deben cumplirse en las instalaciones de cualquier tipo que
manipulen agentes biológicos y cuyo objetivo será el de minimizar la exposición
de pacientes, trabajadores y población general, a los agentes biológicos presentes
y el riesgo a infectarse por su manejo inadecuado. Su aparición como disciplina
surge a finales del pasado siglo, cuando ante las situaciones epidemiológicas del
momento, comenzaron a elaborarse normativas que regulaban el trabajo con mi-
croorganismos.

El sistema que vamos a describir fue establecido por el Centro de Control


de Enfermedades (C.D.C) de Atlanta, en 1987, a través de un grupo de expertos,
quienes desarrollaron guías para prevenir la transmisión y control de la infección
por VIH y otros patógenos provenientes de la sangre, hacia los trabajadores de la CAPÍTULO XIII
salud y sus pacientes. Este procedimiento se recomendó para que todas las Institu-
ciones de Salud adoptaran una política de control de la infección y le denominaron
“Precauciones Universales”.

Ante todo queremos resaltar que el elemento más importante de la bio-


seguridad es el estricto cumplimiento de las prácticas y procedimientos de tra-
bajo apropiados y el uso eficiente de materiales y equipos, los que constituyen

575
las medidas esenciales de contención para el personal y el medio. Esto lo afirma
Garrison, cuando expresa que “la bioseguridad representa un componente vital
del sistema de garantía de la calidad, y debe entenderse como una doctrina enca-
minada a lograr actitudes y conductas que disminuyan el riesgo del trabajador de
adquirir infecciones en el medio laboral”. La experiencia por estudios realizados
demuestra que lo fundamental en estos lugares radica en cumplir con las “buenas
prácticas” de trabajo. Es por tanto necesario promover el conocimiento y control
de lo que podemos denominar como las “Buenas Prácticas”, que constituyen el
principio esencial de la Bioseguridad: ‘No me contagio y no contagio”. Las mismas
nos indican como hacer las operaciones sin cometer errores y evitar los accidentes,
y si ocurren, como debemos minimizar sus consecuencias. Entre estas prácticas
damos mucha importancia a las medidas de higiene personal y ambiental, en par-
ticular a lo que denominamos “limpieza”, a las que con frecuencia no se les presta
la importancia requerida. A nuestro criterio personal es más importante lavarse
las manos, que otras medidas más complejas que en ocasiones recomiendan los
especialistas en esta rama.

Ahora vistos estos elementos básicos, podemos describir en que consisten


las “precauciones universales” en las instituciones de salud. Como ya expresamos,
en la mayoría de las ocasiones, los trabajadores de la salud desconocen en deter-
minados servicios o cuando están aplicando un procedimiento, si se encuentran
expuestos a un riesgo biológico. Por tanto, ante la “incertidumbre” se proceden a
establecer las precauciones universales, basadas en el principio de que “todos los
pacientes y sus fluidos corporales independientemente del diagnóstico o motivo
por el cual haya asistido al servicio, deberán ser considerados como potencialmen-
te infectantes y se tomarán las precauciones necesarias de prevención para evitar
la transmisión”. Con esto estamos expresando, que el trabajador de la salud debe
asumir que cualquier paciente puede estar infectado por algún agente transmi-
sible y que por tanto, debe proceder a protegerse, actuando de acuerdo con las
medidas preventivas establecidas y con los medios adecuados.

¿Qué se entenderá por Precauciones Universales? Se entienden como Pre-


CAPÍTULO XIII

cauciones Universales al conjunto de técnicas y procedimientos destinados a pro-


teger al personal que conforma el equipo de salud de la posible infección con cier-
tos agentes biológicos, principalmente el Virus de la Inmunodeficiencia Humana,
el Virus de la Hepatitis B y el Virus de la Hepatitis C entre otros, durante las activi-
dades de atención a pacientes o durante el trabajo con sus fluidos o tejidos corpo-
rales, constituyendo la estrategia fundamental en la prevención del riesgo laboral
para todos los microorganismos vehiculizados por la sangre. Su principio básico

576
es que la sangre y otros fluidos corporales deben considerarse potencialmente in-
fecciosos. Podemos observar que aunque estas medidas, son válidas para cual-
quier agente biológico presente en el ambiente laboral, ya que lo que implican, es
mantener una actitud constante de autoprotección, con hábitos de trabajo seguros,
aplicando el principio fundamental de que todas las muestras deben manipularse
como si fueran infecciosas.

Entre las precauciones universales que deben cumplirse en cualquier insti-


tución de salud, debemos destacar las siguientes:

• Vacunación (inmunización activa).

Se dispone en la actualidad de vacunas para muchos de los riesgos biológi-


cos a los que están expuestos estos trabajadores, por lo que en los casos que exista,
esta deberá ser aplicada a todos los posibles expuestos.

• Normas de higiene.

Estas son a nuestro criterio las más importantes para evitar que los trabaja-
dores se contaminen, entre las normas generales que deberán cumplirse podemos
resumir las siguientes:

a). Prohibir que los trabajadores coman, beban o fumen en las zonas de tra-
bajo en las que exista riesgo.

b). Los trabajadores utilizarán ropa de trabajo específica y se les proveerá de


los equipos de protección personal adecuados.

c). Se poseerán lugares para el aseo del personal y el depósito de la ropa y


equipos de protección contaminados.
CAPÍTULO XIII
d). La institución facilitará los medios de aseo personal, así como el lavado
y desinfección de la ropa y equipos de protección.

e). Los trabajadores que presenten heridas o lesiones sólo podrán trabajar si
las mismas pueden ser protegidas con apósitos impermeables antes del tra-
bajo. Cuando las lesiones no se puedan cubrir se les situará en otro trabajo.

577
f). Antes de comenzar y terminar la jornada laboral y cada procedimiento
que implique contaminación, se procederá al lavado de manos, para el cual
en ocasiones es necesario productos antisépticos y secarlas con papel des-
echable o corriente de aire.

g). Estará prohibido el pipeteo con la boca.

h). El trabajador no podrá salir de la zona de trabajo con ropa contaminada.

i). Otras

• Elementos de protección de barrera.

Existen procedimientos que necesitan del uso de ciertos equipos de protec-


ción personal, para impedir la contaminación del trabajador o que puedan trans-
mitir los agentes biológicos a otros pacientes o personas, entre estos medios están
los gorros, espejuelos de seguridad, tapabocas, guantes, batas, delantales y botas.

• Cuidado en manejo y manipulación de los objetos punzocortantes.

Este es un factor de riesgo presente cuando se manipulan medios de trabajo


que pueden causar pinchazos o cortes a los trabajadores, permitiendo traspasar la
barrera de defensa más efectiva del organismo que es la piel. Por consiguiente hay
que tomar todas las medidas para evitar que estos accidentes que se presentan con
frecuencia, no se produzcan durante su utilización y en la eliminación de estos
desechos.

• Esterilización y desinfección correcta de instrumentales y superficies.

Aunque ambas técnicas serán tratadas con mayor amplitud en otra parte
CAPÍTULO XIII

del tema, hay que dejar sentada su importancia en la destrucción de los agentes
infecciosos, evitando la posibilidad de daños a las personas.

• Disposición adecuada de los desechos contaminados.

Esta medida es de gran importancia ya que no sólo protege a los pacientes


y trabajadores de las instituciones de salud, sino que su alcance se extiende a la
comunidad y el medio ambiente.

578
Como se ha podido observar las precauciones universales no son más que
medidas de prevención o “contención” de tipo general, elaboradas para la preven-
ción de la exposición a determinadas infecciones y que no obstante, es factible su
aplicación como medidas básicas generales de prevención para todos los trabaja-
dores que se encuentren expuestos a agentes biológicos similares.

3.2.1. Clasificación de las áreas según el riesgo.

El trabajador de la salud por su actividad en sí, presenta infinidad de posi-


bilidades de transmitir y contraer enfermedades infecciosas, ya que su exposición
a la contaminación por estos agentes es frecuente durante las tareas y procedi-
mientos que ejecuta diariamente. Sin embargo, es evidente que no se presenta el
mismo riesgo en todas las áreas de una institución, ni todos los trabajadores tienen
el mismo nivel de riesgo. Por tanto es práctico para facilitar la implantación de los
programas preventivos, clasificar las diferentes áreas de la institución de salud se-
gún el nivel de riesgo y establecer regulaciones preventivas específicas para cada
caso.

De esta forma podemos clasificar las áreas en tres tipos del hospital, que son
las siguientes:

Áreas de alto riesgo o críticas. Se consideran aquellas en las que existe un


contacto directo y permanente con sangre y otros fluidos corporales y en las cuales
se aplicarán las precauciones universales. Se pueden incluir en esta categoría: las
Áreas de cirugía, Hospitalización en general, Unidades de cuidados intensivos y
recién nacidos, Unidades de quemados, Salas de parto y Ginecobstetricia, Unida-
des Sépticas, Unidades de diálisis, Urología, Servicios de urgencias, Rayos X de
Urgencias, Laboratorio Clínico, Banco de Sangre, Odontología, Patología, Lavan-
dería y Depósitos de desechos finales.

Áreas de riesgo intermedio o semicríticas. Se consideran aquellas en las que


se ejecutan actividades en la cual no hay un contacto permanente con sangre, pero CAPÍTULO XIII
exigen que durante el procedimiento que se realiza se apliquen las normas de bio-
seguridad. En esta categoría se encuentran, las Áreas de consulta externa, Áreas
de consulta especializada, Esterilización, Fisioterapia, Rayos X de hospitalización,
Areas de preparación de soluciones enterales y parenterales, Servicios de alimen-
tación, Servicios de mantenimiento y Servicios de limpieza y aseo.

579
Áreas de bajo riesgo o no críticas. En las que sus actividades no implican
exposición a sangre. En esta categoría tenemos las Áreas administrativas, Pasillos,
Salas de Espera, Farmacia, Oficinas de nutrición y otras.

Como se podrá observar gran número del personal se encuentra expuesto


y por tanto la implementación de estas medidas en las instalaciones de salud es de
suma importancia.

Esta clasificación nos orienta que el riesgo no depende tanto del tipo de
paciente, como de las actividades o procedimientos que se realizan, por lo que es
necesario ejecutarlos tomando las precauciones recomendadas en todos los casos
en que es posible contaminarse por el contacto con agentes biológicos. Para preve-
nir alteraciones en la salud de estos trabajadores, será esencial que en cada caso,
el personal posea una formación adecuada en bioseguridad y utilizar las barreras
protectoras recomendadas.

4. Los Laboratorios de las Instituciones de Salud.


Riesgos y Medidas de Contención.
Es una paradoja que el Sector de la Salud que tan gran participación ha
tenido en el desarrollo y los logros alcanzados en la Salud y Seguridad del Tra-
bajo desde sus inicios, no tenga similar preocupación con sus trabajadores que
el demostrado para otras ramas. Esto es un problema universal y no particular
de nuestro país, desconocemos las razones por las cuales el médico en general
no proyecta los conocimientos que posee, en demostrar la interrelación entre la
salud y las condiciones de trabajo, tanto de él, como del personal en general que
colabora en los servicios de salud. Sin embargo se conoce que el trabajador de la
salud está expuesto en todas las instituciones, y en especial en los laboratorios, a
múltiples factores de riesgos que pueden afectar su salud. Este fenómeno es de
suma importancia en Cuba por el alto número de trabajadores involucrados en
estas actividades.
CAPÍTULO XIII

La OMS consciente de la importancia del tema, convocó en el 1981 a un


Grupo de Trabajo para que analizara los riesgos del sector salud y las medidas a
tomar, sin embargo, aún no se ha adquirido el nivel de conciencia que reconozca
la Gestión de Riesgos como una prioridad de la actividad, aunque después del
surgimiento del VIH se ha mejorado esta situación. En este apartado trataremos
sólo la parte del problema referida a los laboratorios, los cuales con el creciente

580
desarrollo tecnológico y la aplicación de nuevas técnicas han incrementado los
factores de riesgos que presentan. En general el trabajo de los laboratorios no se
valora con el grado de peligrosidad que los mismos presentan, cuando en realidad
por sus características deben recibir un tratamiento especial, que será diferenciado
acorde al tipo de instalación, o lo que es lo mismo, dirigido de acuerdo con el tipo
de actividad a que se dedica el mismo, si queremos determinar el grado real de
riesgo que presentan.

4.1. El Riesgo en el Laboratorio.

El laboratorio por la variedad, tipo y complejidad de los factores de riesgo


presentes, no permite generalizar sobre aspectos de salud y seguridad, necesita
hacer estudios dirigidos hacia las situaciones específicas que se presentan en cada
caso. Como área especial de riesgos en las instituciones sanitarias ha sido estu-
diada por diferentes autores, los cuales han detectado la existencia de factores,
técnicas y operaciones que someten a los trabajadores a exposiciones con riesgo
para la salud. En un estudio realizado en Francia durante 4 años en 96 laborato-
rios encontraron que el 13.5% del personal había padecido de accidentes, otros
estudios señalan a un 20% de trabajadores con afecciones de la piel, elementos
que nos orientan la necesidad de establecer condiciones que minimicen los riesgos
identificados.

El riesgo biológico es el más específico que puede observarse en estos lu-


gares y determina cuando no establecemos los controles necesarios, el riesgo de
adquirir cualquier tipo de infecciones, en ocasiones con agentes de alta patogenici-
dad. No obstante, existen otros riesgos en los laboratorios que son tan importantes
como el biológico por las consecuencias que pueden ocasionar a la salud de sus
trabajadores y que deben analizarse de manera integral, como son:

a) El riesgo químico, que está presente por el manejo y utilización de pro-


ductos nocivos capaces de causar intoxicaciones y accidentes si no se mani-
pulan en condiciones de seguridad. CAPÍTULO XIII
b) Los riesgos físicos que están generados por los diferentes medios de tra-
bajo que la tecnología moderna ha incorporado a estos servicios. Los apara-
tos mecánicos, los utensilios cortantes y puntiagudos, el calor, las mezclas
explosivas, la alta presión, la electricidad, las radiaciones electromagnéticas,
los ruidos, vibraciones y el ultrasonido, son elementos que pueden afectar
a estos trabajadores.

581
Diferentes prácticas que generan riesgos en el laboratorio, ya que facilitan
la contaminación y exposición a diferentes factores de riesgo, en particular
a los agentes biológicos, encontramos las siguientes:

El manejo de animales de experimentación.

La generación de aerosoles y partículas infectantes por vía aérea.

La manipulación de líquidos tóxicos y nocivos.

El vertido y rotura de recipientes.

El pipeteo.

La apertura de ámpulas.

La manipulación de agujas y cristalería.

Otras.

Por último, consideramos que por manipularse sustancias químicas y bio-


lógicas de características y nocividades muy diversas, la existencia de diferentes
niveles de exposición, de medios de trabajo que generan factores de riesgos físicos,
el desarrollar la docencia con personal poco instruido en el desempeño seguro y
el realizar investigaciones para el desarrollo de nuevas técnicas y compuestos, nos
permite afirmar que estamos ante instalaciones con un alto nivel de riesgo. A esto
podemos agregar, que fruto del “periodo especial” se deterioraron las condiciones
de trabajo y se produjo una disminución de la “percepción del riesgo”, ante la
necesidad de continuar desarrollando en dichas condiciones actividades tan nece-
sarias socialmente, lo cual afecta la implantación de medidas preventivas. En la ac-
CAPÍTULO XIII

tualidad, con la recuperación de la economía se están reparando las instalaciones y


estableciendo mejores condiciones de trabajo que limitan la exposición, pero esto
requiere de tiempo para terminar esta estrategia, por lo que mientras, se necesita
un estricto control del riesgo en estas instalaciones y una conciencia preventiva de
“autoprotección” de cada trabajador.

582
4.2. La Gestión de Riesgos en el laboratorio.

Ante todo debemos definir que vamos a considerar como laboratorio en


nuestro caso, a las instalaciones de cualquier institución de salud en que se mani-
pulen agentes biológicos o compuestos químicos con la finalidad de investigación,
diagnóstico, servicios de análisis, docencia, capacitación y otros.

Queremos expresar que como ya se conoce la gestión de riesgos en cual-


quier lugar de trabajo tiene que caracterizarse por su integralidad, o sea, aunque
aquí nos estamos refiriendo esencialmente al riesgo biológico, sería ilógico elabo-
rar un plan preventivo en estas instalaciones sin incluir otros riesgos presentes.
Por tanto, estas instalaciones tal como ya hemos expresado, requieren por su peli-
grosidad el poseer un “plan de prevención” que garantice la Salud y Seguridad de
sus trabajadores y en el que será parte esencial del mismo la Seguridad Biológica.
Entre los aspectos generales que debe incluir el plan se encuentran los siguientes:

• Evaluación de Riesgos. Será la etapa inicial de cualquier plan que deseemos


desarrollar sobre gestión de riesgos. Es necesario en cada instalación tener
identificados los factores de riesgo presentes, evaluar las prioridades y
determinar las acciones necesarias.

• Incluir en los procedimientos operacionales las medidas de seguridad que debe


cumplir el personal durante su desempeño (Buenas Prácticas).

• Revisar las reglas de seguridad establecidas para cada puesto de trabajo e


incluir en los casos necesarios las medidas de protección correspondientes.

• Establecer un plan de capacitación sistemático que incluya la seguridad


integrada a todos los procedimientos y operaciones del laboratorio.

• Elaborar e implantar un Reglamento de Salud y Seguridad de estricto


cumplimiento en que se definan las obligaciones de toda la línea de mando y
CAPÍTULO XIII
los trabajadores.

• Mantener un Sistema de Vigilancia Epidemiológica que permita conocer la


morbilidad y su relación con las condiciones de trabajo, para identificar las
causas y accionar sobre las mismas.

583
• Establecer un control sistemático de las Condiciones de Trabajo, que incluirá
las inspecciones por los especialistas, pero en particular el control por los jefes
de las áreas con la participación de los trabajadores.

4.4. Requerimientos de los laboratorios según su nivel de


contención

Los laboratorios microbiológicos constituyen lugares de trabajo con carac-


terísticas especiales, que sin lugar a dudas presentan riesgos de causar enfermeda-
des infecciosas para las personas que trabajen en ellos o que se encuentren cerca
de los mismos. Durante todo el transcurso de la historia de la microbiología se han
contraído infecciones en los laboratorios dedicados a estos fines. Los laboratorios
como ya se ha visto, pueden clasificarse universalmente en cuatro niveles de se-
guridad biológica que se estructuran siguiendo una combinación tanto de técnicas
de laboratorio como de equipos de seguridad e instalaciones. Esta clasificación fue
propuesta por el CDC de Atlanta y es aceptada por la OMS. A continuación vamos
a definir de forma muy general los diferentes tipos de laboratorios de acuerdo a
esta clasificación y en las tablas 4 y 5 se resumen los requisitos que deben cumplir-
se en los mismos, para el desarrollo de estas actividades.

4.4.1. Laboratorios de nivel de contención 1

Estos son los laboratorios convencionales que existen en cualquier institu-


ción de salud dedicada a la educación o en las que se manipulen agentes bioló-
gicos que presentan un riesgo mínimo de afectar al trabajador. En los mismos, el
trabajo que se lleva a cabo no supone riesgo significativo de enfermedad para un
trabajador sano. En los mismos se trabaja con cepas definidas y caracterizadas de
microorganismos viables, que no se conocen como generadores sistemáticos de
enfermedades en humanos adultos sanos. No obstante, como en todos los casos
deben cumplirse determinados requisitos para evitar enfermedades y accidentes.
CAPÍTULO XIII

584
4.4.2. Laboratorios de nivel de contención 2

  

Son laboratorios educativos, de diagnostico, clínicos u otros laboratorios


donde se trabaja con un amplio espectro de agentes de riesgo moderado que se
encuentran presentes en la comunidad y que están asociados con enfermedades
humanas de variada gravedad. En este grupo de laboratorios se encuentran los
laboratorios de diagnóstico y de atención de salud (de salud pública, clínicos o de
hospital), los que deben estar diseñados para cumplir como mínimo, los requisitos
de este nivel de bioseguridad 2.


CAPÍTULO XIII
  
  


 





  

585
4.4.3. Laboratorios de nivel de contención 3

Los laboratorios considerados como del Nivel de Bioseguridad 3 son aque-


llos como las instalaciones clínicas, de producción, investigación, educación o
diagnóstico, donde se trabaja con agentes exóticos o autóctonos con potencial de
transmisión respiratoria y que pueden provocar una infección grave y potencial-
mente letal.


   
 
 
 
  

   
 
     

  
­  
  

€
‚  ƒ
 

  

Tabla 4. Resumen de las medidas de contención según Nivel de seguridad biológica


Nivel de seguridad biológica
1 2 3 4
Aislamiento del laboratorio No No Deseable Sí
Laboratorio de cierre hermético para la
descontaminación No No Sí Sí
Ventilación:
Flujo de aire de entrada No Deseable Sí Sí
Mecánica por el sistema del edificio No Deseable Deseable No
Mecánica e independiente No No Deseable Sí
Salida de aire filtrado No No Sí Sí

Entrada de doble puerta No No Sí Sí

Cámara de aire No No No Sí
CAPÍTULO XIII

Cámara de aire con ducha No No No Sí

Tratamiento de efluente No No No Sí
Autoclave:
In situ Sí Sí Sí Sí
En el laboratorio No No Sí Sí
De doble extremo No No Deseable Sí

Cámaras de seguridad biológica


Clase I o II No Sí Sí Deseable
Clase III No No Deseable Sí

586
4.4.4. Laboratorios de nivel de contención 4

Se consideran aquellos laboratorios en los que se trabaja con agentes peli-


grosos o tóxicos que representan un alto riesgo individual de enfermedades que
ponen en peligro la vida, que pueden transmitirse a través de aerosoles y para
las cuales no existen vacunas o terapias disponibles. Son laboratorios de máxima
seguridad, puede considerarse tanto una instalación independiente como parte de
una zona claramente demarcada dentro del edificio general. El personal requiere
vestuario de entrada y de salida, con duchas. Es imprescindible contar con auto-
clave con doble puerta, o una esclusa o cámara de descontaminación superficial
para los materiales.

5. Medidas de Prevención o Contención.


Como en todas las situaciones de riesgos garantizar la seguridad de los tra-
bajadores, de las personas y en este caso también de los pacientes, dependerá de
minimizar o eliminar la posibilidad de la exposición al factor de riesgo que en esta
ocasión será el agente biológico en cuestión. Aunque este principio debe conside-
rarse desde el mismo momento de la concepción del proyecto de la instalación, no
obstante por diferentes causas en las inspecciones de Seguridad y Salud, es fre-
cuente encontrarnos con situaciones en que el diseño de las instalaciones, las téc-
nicas empleadas y la organización del trabajo establecida, determinan condiciones
que brindan posibilidad de una exposición peligrosa. El procedimiento preventivo
a seguir en estas situaciones de la probable exposición a un agente biológico, es si-
milar a los aplicables a cualquier factor de riesgo, una vez identificados se procede
a evaluar el riesgo y de acuerdo con el resultado se emitirán las medidas necesarias
para minimizar o eliminar el mismo. Estas medidas preventivas o “de contención”
como se les denomina en estos casos, dependerán de la clasificación de riesgo ad-
judicada al tipo de instalación, aunque en todos los casos se deben cumplir las
medidas de precaución universales.

CAPÍTULO XIII

587
TABLA 5.
Relación de los grupos de riesgo con los niveles de seguridad biológica, las prácticas y el equipo
Grupo Nivel de Ejemplos de Prácticas
de riesgo seguridad biológica laboratorios de laboratorio Equipo de seguridad
1 Laboratorio Básico-Nivel Enseñanza básica TMA a Ninguno; trabajo en la mesa
de Seguridad Biológica 1 de laboratorio al descubierto

2 Laboratorio Básico-Nivel Servicios de atención TMA y ropa protectora; Trabajo en la mesa de


de Seguridad Biológica 2 primaria de salud: riesgo biológico laboratorio al descubierto y
hospital de nivel primario: CSBb
diagnóstico, enseñanza y
salud pública

3 Laboratorio de Diagnótico especial Prácticas de nivel 2 y ropa CSB y/o la restante contención
Contención-Nivel de especial, acceso controlado, primaria para todas las
Seguridad Biológica 3 flujo direccional del aire actividades

4 Laboratorio de Unidades patógenas Igual que el nivel 3 y entrada CSB de clase III o ropa de
Contención Máxima-Nivel de peligrosas con cámara de aire, salida presión positiva, autoclave de
Seguridad Biológica 3 para la ducha y eliminación doble extremo, aire filtrado
especial de residuos
a
TMA - técnicas microbiológicas apropiadas.
b
CSB = cámara de seguridad biológica.

En este apartado trataremos con mayor especificidad las medidas referidas


a las “cabinas de seguridad biológica” y a la “desinfección”, ya que consideramos
que en la práctica diaria, se presentan situaciones en las cuales debe saber identi-
ficar el tipo de cabina utilizada y en el caso de accidentes, averías, derrames, o sea
ante emergencias, poder aplicar la descontaminación adecuada.

5.1. Medidas Generales de Prevención o Contención.

Las ya mencionadas medidas o “precauciones universales”, constituyen la


estrategia fundamental para la prevención del riesgo laboral en cualquier labo-
ratorio o institución de salud u otro sector para todos los microorganismos vehi-
culizados por la sangre u otros medios biológicos. Basados en el principio que la
sangre y otros fluidos corporales deben considerarse potencialmente infecciosos,
aceptaremos que en las instituciones de salud no existen pacientes de riesgo. sino
maniobras o procedimientos de riesgo, por lo que se han de adoptar las medidas
preventivas establecidas en las maniobras o procedimientos en los que exista la
posibilidad de contacto con la sangre y/o fluidos corporales, así como cualquier
CAPÍTULO XIII

otro medio que pueda causar la infección de los trabajadores, pacientes y las per-
sonas de la comunidad.

No obstante ya hemos establecido que la prevención ante cualquier expo-


sición a un factor de riesgo es similar, por lo que enunciaremos algunas de las
prescripciones generales que un inspector debe controlar en sus visitas a estas
instalaciones y que proporcionan mantener niveles de protección adecuados tanto
para el trabajador como para otras personas y el medio ambiente.

588
Sobre la fuente

a). Selección de equipos y diseños adecuados para los diferentes procedi-


mientos de:

• Centrifugación

• Cabinas de seguridad biológica

• Sistemas de aspiración mecánica

• Normas para transporte de muestras (recipientes)

• Tratamiento y eliminación de desechos (esterilización, desinfección e in-


cineración)

b). Sustitución - técnicas de ingeniería genética

c). Modificación del proceso - mecanización o automatización por manipu-


lación.

d). Encerramiento del proceso - cabinas de seguridad

e). Descontaminación - autoclave, desinfección química

Sobre el medio

a). Orden y limpieza

b). Locales adecuados (espacio) CAPÍTULO XIII


c). Ventilación por dilución (filtros HEPA 99.99% - 0,3 nm-μm)

d). Control de vectores

e). Descontaminación

589
f). Eliminación de desechos

g). Controles ambientales

Sobre el trabajador

a). Formación e información

b). Acceso a locales

c). Limitar el número de expuestos

d). Equipos de Protección Personal

e). Higiene personal (instalaciones sanitarias)

f). Vigilancia médica y sanitaria

• Exámenes pre-empleo

• Inmunizaciones

• Exámenes periódicos (historia ocupacional - reconocimiento individual -


controles biológicos)

• Conservar historia clínica 10 años como mínimo

En el caso de los laboratorios de diagnóstico y de atención de salud (institu-


ciones de salud) estarán diseñados para cumplir como mínimo, los requisitos del
CAPÍTULO XIII

nivel de bioseguridad 2. Ya que se hace imposible a ningún laboratorio ejercer un


control absoluto sobre las muestras o pacientes que reciben y el personal puede
verse expuesto a organismos de grupos de riesgo más altos de lo previsto.

590
5.2. Cabinas de Seguridad Biológica (CSB)

Este es uno de los medios de protección más eficaces que puede aplicarse
como barrera de contención para los agentes biológicos. Sin embargo es necesario
poder identificar estos medios, ya que existen diferentes tipos, de acuerdo con los
agentes biológicos y el nivel de seguridad de la instalación. Hay que dejar bien
claro que no se pueden confundir, aunque pueden ser muy parecidas, las cabinas
de seguridad químicas (campanas de laboratorio) con las cabinas de seguridad
biológica (CSB) ya que sus principios de diseño y su operación son diferentes. Otro
medio que es importante distinguir es la CSB, de los denominados “flujos lamina-
res”, aunque su diseño es muy parecido, estos últimos tienen por objetivo proteger
la contaminación del producto y no del trabajador, aunque existen tipos de CSB
con flujo laminar que si cumplen ambos propósitos.

Las CSB tienen como objetivo proteger de la contaminación al ambiente,


tanto del laboratorio como la exterior y al trabajador de los aerosoles que se pue-
dan producir al manipular materiales con agentes biológicos generalmente infec-
ciosos. Estos aerosoles se producen durante los diferentes manejos que se desarro-
llan durante los procedimientos de trabajo, como pueden ser la siembra de placas,
la inoculación, la agitación de tubos, etc. El tamaño de los aerosoles que se produ-
cen suelen ser menores de 100μm, por lo que no son visibles a simple vista, lo que
determina que el trabajador no suele protegerse de los mismos al no percibirlos
y que puedan ser inhalados y además contaminar los materiales o superficies de
trabajo donde se realizan las tareas. Se ha comprobado que las CSB cuando se
explotan correctamente son muy eficaces en limitar la exposición a los aerosoles,
reduciendo las infecciones de los trabajadores y la contaminación de los materiales
y del ambiente.
TABLA 6. Selección de la CSB según el grado de protección deseado
TIPO DE PROTECCIÓN SELECCIÓN DE LA CSB
Protección personal, microorganismos de los grupos Clase I, Clase II, Clase III
de riesgo 1 a 3.
Protección personal, microorganismos del grupo de Clase III
reisgo 4, laboratorio para trabajar con cámara de
guantes.
CAPÍTULO XIII
Protección personal, microorganismos del grupo de Clase I, Clase II
riesgo 4, laboratorios para trabajar con trajes
especiales.
Protección del producto. Clase II, Clase III sólo si incluye flujo laminar
Protección contra cantidades mínimas de sustancias Clase IIB1, Clase IIA2 ventilada hacia el
químicas/radionucléidos volátiles. exterior
Protección contra sustancias Clase I, Clase IIB2, Clase III
químicas/radionucléidos volátiles.

591
Existen diferentes tipos de CSB, lo que está determinado por el nivel de
seguridad o tipo de protección que se desea alcanzar. Es importante seleccionar
el tipo de CSB adecuado para el objetivo y la actividad correspondiente, ya que
si no escogemos el tipo apropiado, podríamos estar limitando la protección e in-
crementando el riesgo y los costos. Por consiguiente, podemos afirmar que para
seleccionar el tipo de CSB debemos considerar los criterios generales siguientes:

• Riesgo que entraña el agente.

• El tipo de técnicas empleadas y la posible generación de aerosoles.

• Necesidad de proteger el trabajo experimental o productivo.

• Cuando se manipulan agentes de tipo 3 y 4 los niveles de contención requeridos


sólo se logran con cabinas clase III.

En la tabla 6 se orientan los tipos de CSB más adecuados al tipo de protec-


ción que se desea. Es importante expresar que toda cabina, independientemente
de su clase, debe poseer filtros de alta eficiencia (HEPA), los que permiten retener
el 99.97% de las partículas de hasta 0,3μm de diámetro y el 99.99% de las mayores,
lo que garantiza que el aire que sale de las mismas carece de microorganismos y
por tanto no contamina el ambiente. Estos filtros cuando se aplican a la salida del
aire que se dirige a las superficie de trabajo, evita se contaminen los materiales y el
producto del trabajo, denominándose como flujo laminar

CSB - Clase I

Este tipo es el más sencillo, es muy similar a las campanas de los laborato-
rios de química, con la diferencia que posee un filtro HEPA en la salida de aire al
ambiente. El aire exterior penetra por la abertura frontal a una velocidad no menor
de 0.38-0.4 m/s, barriendo la superficie de trabajo y alejando el posible aire conta-
CAPÍTULO XIII

minado de la zona respiratoria del trabajador hacia el conducto de extracción, por


donde se evacúa al exterior a través de un filtro.

592

  




 




 

 
 
 





 
 








Este tipo de diseño por ser el más sencillo y económico se utiliza con mayor
frecuencia, brinda protección personal y ambiental, pero no protege a los materia-
les o productos elaborados. Suele emplearse también para el trabajo con radionu-
cleidos y sustancias químicas volátiles.

En síntesis las CBS – Clase I, tienen las características siguientes:

• No previene la exposición por contacto, ni garantiza la protección del producto.

• El aire se introduce por abertura frontal y es extraído al 100% pasando por un


filtro de alta eficiencia (HEPA).

• La abertura no debe ser superior a 20 cms., con una velocidad del aire en
dicha área de aproximadamente 0,4 m/s, por experiencia prefiero 0.5 m/s. La
velocidad admitida será aquella que no afecte las actividades, ya que cuando CAPÍTULO XIII
es mayor afecta fundamentalmente el encendido de los mecheros.

CSB - Clase II

Según se fueron desarrollando las actividades con agentes biológicos y los


controles de calidad, se llegó a considerar la necesidad de proteger a los materia-

593
les o productos, de la contaminación del aire proveniente del exterior del local,
para lo que se diseñó este nuevo tipo de CSB. Esta clase se divide en cuatro tipos
y difieren de la clase I en que sólo permiten que entre en contacto con la superficie
de trabajo aire que previamente ha sido filtrado. Las mismas pueden utilizarse en
trabajos con agentes biológicos de los grupos 2, 3 y 4, pero con estos últimos, sólo
en caso que se utilicen trajes presurizados. En estas CSB el ventilador interno (F)
succiona aire del local a través de la abertura frontal obligándolo a pasar por la
rejilla delantera de la cámara. La velocidad mínima exigida en la abertura frontal
deberá ser de 0,38 m/s, aunque por la experiencia preferimos que sea algo mayor.
El aire aspirado pasa por un filtro HEPA (E) y desciende hacia la superficie de
trabajo, dividiéndose antes de llegar a la misma en dos partes que son aspiradas
por las rejillas de extracción delantera y trasera, por lo que cualquier contaminante
generado en la zona de trabajo será capturado por estas corrientes descendentes.
Del aire aspirado por el ventilador el 70% se vuelve a circular a la cámara a través
del filtro y el 30% restante se elimina. En estas CSB también puede como en el caso
del tipo 1 ser utilizada en trabajos con radionucleidos o sustancias químicas.

Las características generales de estas CSB se pueden sintetizar para su iden-


tificación y control en las siguientes:

• Se desarrollaron para proteger a los trabajadores y a los materiales.

• El número de ventiladores es variable.

• No previenen del contacto

Tipo A

• 70% de aire recirculado

• Velocidad mínima frontal 0.4 m/s


CAPÍTULO XIII

• Velocidad media flujo laminar 0.4 m/s

Tipo B

• 30% del aire recirculado

594
• Velocidad mínima frontal 0.5 m/s

• Velocidad media flujo laminar 0.25 m/s

  


 
 


 




 
 

 



 


 


 



  




­
 



CSB - Clase III

Este tipo de cabina de seguridad son las que mayor protección garantizan,
por lo que se emplean para los casos en que se trabaja con agentes biológicos o
materiales que han sido clasificados en niveles de bioseguridad 3 y 4.

Protege, tanto a los trabajadores como al producto y al ambiente, son ce-


rradas herméticamente y ventiladas a prueba de gases. Las operaciones que se
realizan en la misma se hacen a través de guantes de goma. La CSB funciona a CAPÍTULO XIII
presión negativa y tanto el aire que ingresa a la misma como el de salida es filtrado
mediante filtros HEPA, en algunos casos en el aire que se descarga al ambiente,
después del filtrado se aplica una incineración. La cámara debe tener una caja de
paso que pueda esterilizarse y vaya equipada con una salida de aire provista de
un filtro HEPA. Puede ir conectada a una autoclave de doble puerta en la que se
descontaminará todo el material que entre o salga de la cámara.

595
Las características generales de estas CSB se pueden sintetizar para su iden-
tificación y control en las siguientes:

• Ofrece el grado máximo de protección.

• Herméticamente sellada.

• Aire inyectado del exterior o del local es filtrado.

• Se extrae el 100% del aire que es filtrado mediante 2 filtros HEPA en serie.

• Tiene caja de paso, conectada en ocasiones a un autoclave.

  



  
  



 

 
 

 


 

  
 

 
  



 

 
 ­

 



5.3. La desinfección y esterilización

En la aplicación de las medidas de protección o bioseguridad en laborato-


CAPÍTULO XIII

rios u otras instalaciones con riesgos de infección, conocer los elementos referentes
a la desinfección y esterilización es fundamental, pues estas acciones son esencia-
les para la protección de los trabajadores, el ambiente, así como para los materiales
y productos que en las mismas se manipulan. Sin embargo, antes de introducirnos
en este campo, es importante comprender la importancia del principio de la lim-
pieza previa, ya que ésta es un requerimiento esencial para que pueda lograrse
una desinfección o esterilización adecuada. Hay que tener siempre presente que

596
los objetos sucios no pueden desinfectarse o esterilizarse rápidamente y en ocasio-
nes determinan una mala calidad en los resultados de estos procesos.

En la esfera de la desinfección y la esterilización son utilizados con frecuen-


cia muchos términos que deben ser del conocimiento de quienes participan en
la práctica de estas actividades, por lo que a continuación enunciaremos los que
consideramos más importantes.

Desinfección – Es el procedimiento que tiene como objetivo eliminar la po-


sibilidad de causar una infección, utilizando un medio físico o químico capaz de
destruir los gérmenes nocivos, pero no necesariamente las esporas.

Desinfectante – Sustancia o mezcla de sustancias químicas utilizada para


destruir los microorganismos, pero no necesariamente las esporas, suelen aplicar-
se a superficies u objetos inanimados.

Descontaminación – Cualquier proceso utilizado para eliminar o matar los


microorganismos, aunque también se utiliza para referirse a la eliminación o neu-
tralización de sustancias químicas y materiales radiactivos.

Esterilización – Es el proceso que destruye todas las formas de microorga-


nismos, incluso las bacterias vegetativas y las que forman esporas, los virus lipofí-
licos e hidrofílicos, los parásitos y hongos que se presentan en objetos inanimados.
Por tanto, con la esterilización se produce la destrucción de todos los gérmenes,
incluidas las esporas bacterianas que pueda contener un material.

5.3.1. Limpieza del material de laboratorio

La limpieza previa es fundamental para conseguir una correcta desinfec-


ción o esterilización. Muchos productos germicidas sólo son activos sobre material
previamente limpio. La limpieza previa debe llevarse a cabo con sumo cuidado CAPÍTULO XIII
para evitar la exposición y posible contaminación con los agentes infecciosos.

La limpieza consiste en la eliminación de suciedad, materia orgánica, man-


chas y cualquier elemento que pueda observarse en las superficies o medios de
trabajo. Incluye el cepillado, la aspiración, el desempolvado en seco, el lavado o el
fregado con un paño y agua con jabón o detergente. La suciedad, la tierra y la ma-
teria orgánica pueden albergar microorganismos e interferir con la acción de las

597
sustancias utilizadas en la descontaminación (antisépticos, germicidas químicos y
desinfectantes). Está demostrada la importancia de realizar la limpieza previa de
las superficies y medios de trabajo, removiendo los microorganismos y la sucie-
dad, como elemento para lograr la efectividad de los procesos de esterilización y
desinfección. La limpieza previa permitirá disminuir los tiempos de aplicación de
los mismos y la mayor efectividad del procedimiento. Por lo tanto uno de los pa-
rámetros que se debe considerar en la descontaminación es la “biocarga”, la cual
se define como la cantidad de materia orgánica y contaminación microbiana de un
objeto en un momento determinado, por ejemplo: la sangre, las heces y el esputo,
son sustancias que producen un alto grado de biocarga en un objeto. La presen-
cia de materia orgánica limita la eficacia de los desinfectantes y obliga a utilizar
mayor concentración del producto y mayor tiempo de aplicación, afectando la efi-
ciencia del procedimiento al incrementarse los costos. Otro aspecto de importancia
a considerar en la limpieza es el de utilizar materiales que sean químicamente
compatibles con los germicidas que vayan a utilizarse después. Es muy frecuente
utilizar el mismo germicida químico para la limpieza previa y la desinfección.

5.3.2. Desinfección con Germicidas Químicos

El empleo de productos químicos permite desinfectar a temperatura am-


biente los instrumentos y superficies que no resisten el calor seco o la temperatura
elevada. Es necesario antes de proceder a efectuar una desinfección considerar una
serie de elementos que determinarán la efectividad o no del proceso que se piensa
ejecutar, como son:

a). La actividad desinfectante del producto.

b). La concentración que ha de tener el producto para su aplicación.

c). El tiempo de contacto con la superficie que se ha de descontaminar.


CAPÍTULO XIII

d). Las especies y el número de gérmenes que se han de eliminar.

El producto desinfectante debe tener un amplio espectro de actividad y una


acción rápida e irreversible, presentando la máxima estabilidad posible frente a
ciertos agentes físicos, no debiendo deteriorar los objetos que se han de desinfec-
tar, ni tener un umbral olfativo alto ni especialmente molesto.

598
Una correcta aplicación de los desinfectantes será, en general, aquella que
permita un mayor contacto entre el desinfectante y la superficie a desinfectar. Por
supuesto, es imprescindible el considerar en su evaluación que la aplicación se
pueda hacer de manera que no presente riesgos para las personas o animales que
entren en contacto con el mismo. Son muchos los productos químicos que en la ac-
tualidad se ofrecen en el mercado para utilizarse con estos fines. Como productos
químicos que son, la mayoría pueden considerarse nocivos para el ser humano y
el ambiente, lo que nos orienta a utilizarlos de forma limitada, o sea, sólo cuando
es necesario y por supuesto el indicado para el procedimiento establecido. Es im-
portante solicitar a los proveedores las especificaciones técnicas para poder elegir
el producto adecuado, además se deberá solicitar la ficha de seguridad del que se
desea emplear, para conocer las medidas de prevención necesarias y los daños que
puede causar al personal y al ambiente.

Pueden utilizarse como desinfectantes o antisépticos muchos tipos de sus-


tancias químicas. Dado que el número y la variedad de productos comerciales es
cada vez mayor, deben elegirse cuidadosamente las formulaciones que sean más
indicadas para las necesidades concretas. Los tiempos de contacto con los desin-
fectantes son distintos para cada material y cada fabricante, por lo que, todos los
procedimientos para el uso de desinfectantes deben cumplir con las especificacio-
nes del fabricante.

Normalmente no se necesita recurrir a germicidas químicos para la lim-


pieza ordinaria de suelos, paredes, equipo y mobiliario, aunque en determinados
casos de control de brotes pueden aplicarse.
TABLA 7. Diluciones recomendadas de compuestos que liberan cloro
SITUACIONES -LIMPIAS-a SITUACIONES -SUCIAS-b

Cloro libre requerido 0.1% (1g/l) 0.5% (5g/l)


Solución de hipoclorito sódico 20 ml/l 100 ml/l
(5% de cloro libre)
Hipoclorito cálcico (70% de cloro libre) 1.4 g/l 7.0 g/l
Dicloroisocianurato sódico en polvo 1.7 g/l 8.5 g/l
CAPÍTULO XIII
(60% de cloro libre)
Dicloroisocianurato sódico en comprimidos Un comprimido por Cuatro comprimidos
(1.5g de cloro libre por comprimido) litro por litro
Cloramina (25% de cloro libre) 20 g/l 20 g/l
a
Despues de retirar el material grueso.
b
Para enjuagar,por ejemplo sobre la sangre o antes de retirar el material grueso.

599
5.3.3. Sustancias empleadas como germicidas en la desinfección

En cualquier instalación que presente riesgos de infecciones por agen-


tes biológicos, se aplican estos procedimientos y nos encontramos que entre las
sustancias de mayor utilización se encuentran las siguientes: el Cloro (hipoclori-
to sódico), el Dicloroisocianurato sódico, las Cloraminas, el Dióxido de cloro, el
Formaldehído, el Glutaraldehído, los Compuestos fenólicos, los Compuestos de
amonio cuaternario, los Alcoholes y el Yodo y los yodóforos. Podemos observar
en este grupo que es muy frecuente el uso de sustancias cloradas, por lo que en la
tabla 7 se recomiendan algunas de las diluciones empleadas para el uso correcto.

5.3.3. Procedimientos de descontaminación química.

Espacios y superficies

La descontaminación del espacio, el mobiliario y el equipo de laboratorio


requiere la combinación de desinfectantes líquidos y gaseosos. Las superficies
pueden descontaminarse con una solución de hipoclorito sódico (NaOCl); una
solución que contenga 1 g/l de cloro libre puede ser apropiada para la limpieza
general, pero se recomiendan soluciones más potentes (5 g/l) cuando se trate de
situaciones de alto riesgo. Para la descontaminación de espacios y superficies, las
soluciones de lejía pueden sustituirse por fórmulas que contengan un 3% de pe-
róxido de hidrógeno (H2O2).

Las salas y el equipo pueden descontaminarse por fumigación con formal-


dehído gaseoso, que se obtiene calentando paraformaldehído o hirviendo formol.
Este procedimiento es sumamente peligroso y debe ser realizado por personal es-
pecialmente adiestrado. Todas las aberturas del local como ventanas, puertas y
otras, deben sellarse con cinta adhesiva o un material análogo antes de que se
desprenda el gas. Tras la fumigación, la zona debe ventilarse completamente antes
de permitir la entrada del personal. Toda persona que entre en el local antes de
CAPÍTULO XIII

ser ventilado debe poseer mascarillas respiratorias apropiadas. Para neutralizar el


formaldehído puede utilizarse bicarbonato amónico gaseoso.

La fumigación de espacios reducidos con vapores de peróxido de hidróge-


no también es eficaz, pero requiere equipo especializado para generar el vapor.

Descontaminación de cámaras de seguridad biológica.

600
Para descontaminar las CSB de las clases I y II se dispone de aparatos au-
tónomos que generan, ponen en circulación y neutralizan el formaldehído ga-
seoso de forma independiente. Si no se dispone de ese equipo, debe colocarse la
cantidad apropiada de paraformaldehído (concentración final de 0,8% de para-
formaldehído en el aire) en un depósito sobre una hornilla eléctrica caliente. En
una segunda hornilla, también dentro de la cámara, se coloca otro depósito con
bicarbonato amónico en una cantidad un 10% mayor que el paraformaldehído del
primer depósito. Ambas hornillas deben estar enchufadas fuera de la cámara para
que se pueda controlar su funcionamiento desde el exterior. Si la humedad relati-
va es inferior al 70%, también debe colocarse un depósito con agua caliente en el
interior de la cámara antes de sellar los bordes de la ventana frontal con cinta ad-
hesiva fuerte. Sobre la abertura frontal y el orificio de evacuación se fija con cinta
adhesiva una lámina de plástico grueso, con el fin de asegurar que el gas no pueda
filtrarse a la sala. Los orificios de penetración de los cables eléctricos que pasan por
la abertura frontal también deben sellarse con cinta adhesiva.

Se enciende la hornilla con el depósito de paraformaldehído y se apaga


cuando se haya evaporado totalmente. La cámara se deja en reposo, durante al
menos 6 horas. Entonces, se enciende la segunda hornilla y se permite que el bi-
carbonato amónico se evapore. En ese momento se apaga la hornilla y se enciende
el ventilador de la CSB durante dos intervalos de unos segundos para permitir
que el gas de bicarbonato amónico circule por el interior. La cámara se dejará en
reposo durante 30 minutos antes de retirar el plástico de la abertura frontal y del
orificio de salida de aire. Se limpiarán sus superficies con un paño para eliminar
los residuos antes de volver a utilizar la cámara.

Lavado y descontaminación de las manos

Esta es la acción de descontaminación más importante de todas, ya que las


manos son el factor fundamental en evitar la transmisión de las infecciones. En la
mayoría de las situaciones, un lavado correcto de las manos con jabón normal y
agua basta para descontaminarlas, pero en las situaciones de alto riesgo se reco- CAPÍTULO XIII
mienda utilizar jabones germicidas. Se frotarán bien las manos, durante un míni-
mo de 10 segundos; a continuación se lavarán con agua limpia y se secarán con
una toalla de papel desechable, secadores de aire caliente o un paño limpio.

Se recomiendan llaves de agua accionadas con el pie o el codo. Cuando no


existan, debe utilizarse una toalla de papel o paño para cerrar los mandos de las
mismas con el fin de evitar volver a contaminarse las manos ya lavadas.

601
En ocasiones cuando las manos estén ligeramente sucias y no se pueda la-
varlas con agua y jabón, pueden limpiarse con alcohol para descontaminarlas.

5.4. Esterilización

Como ya conocemos, el procedimiento de la esterilización consiste en la


destrucción de todos los gérmenes, incluidos las esporas bacterianas que pueda
contener un material. Existen diferentes tipos de esterilización que mencionamos
a continuación.

Desinfección y esterilización por calor.

Es la más utilizada para la descontaminación de patógenos.

Esterilización por calor húmedo bajo presión (autoclave).

El calor húmedo es especialmente eficaz cuando se utiliza en autoclave. Un


método muy utilizado, por fiable, eficaz y de fácil empleo, consiste en introducir
el material a esterilizar en bolsas adecuadas y cerradas, dejándose durante 15 - 20
minutos a 121oC. El material y los objetos que se vayan a esterilizar deben agrupar-
se sin apretarlos en la cámara, de modo que el vapor pueda circular sin dificultad
y el aire pueda salir fácilmente. Las bolsas deben permitir que el vapor penetre en
su contenido.

Cuando no se dispone de autoclave, puede recurrirse a la ebullición del


agua, preferentemente conteniendo bicarbonato sódico durante 30 minutos, o bien
al empleo de una olla de presión al nivel máximo de presión de trabajo.

Esterilización por calor seco.


CAPÍTULO XIII

Se utiliza para tratar muchos objetos de laboratorio que pueden soportar


temperaturas de 160 0C o más durante dos a cuatro horas. Generalmente en este
procedimiento los objetos deben mantenerse durante dos horas a 170 0C, contadas
a partir del momento en que el material ha llegado a dicha temperatura.

602
Esterilización con vapores químicos.

Este tipo de esterilización sólo debe aplicarse a aquel material que no pue-
da ser esterilizado al vapor. Los agentes gaseosos, tales como el formaldehído o el
óxido de etileno, tienen una actividad bactericida y esporicida en el intervalo de
30 - 80 0C. La esterilización en este caso, se lleva a cabo en esterilizadores diseñados
específicamente, que también se denominan autoclaves y que permiten obtener las
condiciones de presión, de temperatura y de humedad adecuadas. El empleo de
óxido de etileno y formaldehído en estas actividades es peligroso para la salud,
por lo que se debe hacer por personal instruido en la materia y garantizando las
condiciones de trabajo necesarias.

Esterilización por Radiaciones Ionizantes.

Basan sus efectos en la capacidad de destrucción celular. Debido a su poder


de penetración, la radiación gamma es la empleada en la esterilización del mate-
rial sanitario y sobre todo en el ámbito industrial. La instalación de esterilización
por rayos gamma ha de cumplir requisitos especiales como instalación radiactiva,
lo que limita su aplicación, a menos que sea una institución que disponga de las
condiciones exigidas para ello.

Incineración

La combustión o incineración es también una forma de calor seco que se


utiliza fundamentalmente para lograr la esterilización de los desechos sólidos. Es
un método útil para eliminar los restos humanos, animales y los desechos de otro
tipo, con o sin descontaminación previa. Muchos incineradores, especialmente los
que tienen una sola cámara de combustión, no resultan satisfactorios para tratar
material infeccioso, cadáveres de animales y plásticos.

En la actualidad se cuestionan sanitariamente los incineradores, por las


repercusiones ambientales negativas que los mismos conllevan y se insiste en la CAPÍTULO XIII
necesidad que en su diseño sean más eficientes y minimicen los efectos de conta-
minación al ambiente.

Para finalizar hay que insistir en que estas medidas de contención (desinfec-
ción y esterilización), pueden ser consideradas como barreras primarias o secun-

603
darias, ya que garantizan tanto la protección de las infecciones en los trabajadores,
como a la población en general de la comunidad en la que se disponen los mismos.

6. Los Desechos en las Instituciones de Salud.


Los desechos se han convertido en un problema por el crecimiento pobla-
cional de las comunidades urbanas. Simultáneamente, en éstas se incrementan los
servicios de atención médica y los desechos que generan los mismos y que poseen
características especiales, fundamentalmente por el posible carácter infeccioso de
los mismos que los hace considerar como peligrosos para quienes tienen que en-
trar en contacto con ellos. O sea, que el sector de la salud en la actualidad genera
una situación de riesgo por los desechos que produce, tanto por el aumento en
volumen debido al incremento de las instituciones, como por las características
peligrosas de parte de los mismos.

El riesgo a la salud no sólo incluye al personal que tiene la responsabilidad


del manejo de estos desechos en las instituciones, sino a otro personal que en el
desarrollo de sus actividades tiene que manipular los mismos. El riesgo de afecta-
ciones a la salud se incrementa por la falta de formación en estos aspectos, la falta
de medios adecuados para el tratamiento y disposición, la carencia de equipos de
protección personal, etc., aspectos estos que son frecuentes observar. Esta situa-
ción extiende el riesgo a la comunidad cuando en el transporte y la disposición
final de los mismos, no se cumple con los requerimientos sanitarios exigidos en
estos casos. Ante esta situación de riesgo identificada en gran número de países
e instituciones de salud, la OMS ha orientado establecer programas de control de
desechos en las instituciones de salud, en particular en los hospitales que son los
que presentan un mayor volumen de generación de desechos peligrosos. Cuba
que presenta un amplio sistema de salud y un gran plan de inversiones en nuevas
instalaciones y remodelaciones, no está exenta de los problemas enunciados y de-
berá establecer estrategias en las diferentes instituciones, que permitan alcanzar
el manejo seguro de estos desechos y minimizar el riesgo a la salud del personal
CAPÍTULO XIII

sanitario y de la población.

El conocimiento de los volúmenes de desechos generados por la institu-


ción, así como la composición de los mismos, es una información de alto valor para
poder trazar la estrategia y establecer un programa de control. En diversos países
se han realizado estudios sobre la cantidad de desechos que se producen en hos-
pitales, determinándose tasas de generación que oscilan entre 1 – 4 Kg. /cama /día.

604
Hay que analizar que la generación no es similar en todos los países, ya que está
en dependencia de los hábitos y economía de la población. En México se hizo un
estudio que determinó una tasa de 3 Kg./cama/día, que parece racional para países
como el nuestro, aunque lo preferible es hacer el estudio específico en cada país o
institución, cuando nos proponemos desarrollar un programa de este tipo. Tam-
bién se han ejecutado estudios de la composición de los desechos hospitalarios en
otros países de América, habiéndose reportado resultados que fluctúan entre el
10 y el 40% de desechos peligrosos. En este sentido hay que recordar que todo el
desecho del hospital no puede clasificarse de peligroso, ya que la mayor parte de
los mismos son similares a los de la población general. En estudios realizados en
Chile por ejemplo se determinó entre un 10 – 20%, mientras que los Estados Uni-
dos reportan entre el 5 – 10%.

Como se puede analizar por estos estudios, se hace necesario por razones
económicas proceder a la separación de los desechos peligrosos del resto de los de-
sechos, ya que el tratamiento del volumen general como peligrosos implicaría un
elevado costo. Además imposibilita el poder recuperar algunos de los materiales
que pueden reciclarse minimizando el impacto ambiental y en ocasiones hasta el
recibir ingresos por su venta. Aunque está demostrada la necesidad de proceder a
la clasificación de los desechos, en la práctica no resulta fácil lograrlo, tanto por la
formación del personal dirigente como de los responsabilizados en el manejo, así
como en ocasiones por la carencia de los medios idóneos para el correcto manejo.
Está demostrado que una buena separación de los desechos peligrosos en el origen
facilita el manejo sanitario de los desechos peligrosos y permite cumplir con los
objetivos esenciales de un programa de control de los mismos, que son:

• Controlar los riesgos a la salud

• Facilitar el reciclaje, tratamiento, almacenamiento, transporte y disposición


final.

6.1. Los Desechos en las Instituciones de Salud. CAPÍTULO XIII


Las instituciones de Salud, en especial los hospitales, generan desechos de
carácter sólido, líquido y gaseoso, producto de las actividades que en los mismos
se realizan y que pueden contaminar tanto a las personas como al medio ambien-
te. En general en esta parte nos vamos a referir a los procedimientos de control
orientados para los “desechos infecciosos”, por la importancia del manejo de los
mismos en función de la prevención de los riesgos que implican.

605
Es necesario ante todo definir algunos términos utilizados en la esfera del
control sanitario de los desechos en general, para poder identificar los desechos
que en realidad son un peligro y que necesitan por consiguiente un manejo dife-
renciado. Vamos a considerar como “desecho o residuo en general” a las sustan-
cias u objetos que se eliminan o se está obligado proceder a su eliminación, al no
poder ser utilizado por sus características en el proceso productivo o de servicios.
O sea, es un objeto, material, sustancia, etc., que no tiene valor de uso directo en el
proceso que lo generó y que es descartado por su propietario. Mientras que “de-
secho o residuo peligroso”, se considera cualquier desecho que en un momento
determinado pueda causar efectos adversos a las personas, la propiedad y al me-
dio ambiente, por sus características de corrosividad, reactividad, explosividad,
toxicidad, inflamabilidad o patogenicidad, siendo esta última característica la que
nos interesa desde el aspecto del control de los riesgos biológicos. En Cuba la Ley
del Medio Ambiente en su definición de desechos peligrosos también incluye a los
provenientes de cualquier actividad con características biológicamente pernicio-
sas e infecciosas que representen un peligro para la salud humana y el medio am-
biente. Hay que mencionar que la definición sobre desecho peligroso es bastante
imprecisa y cambiante de acuerdo con la fuente que se considere.

En las instituciones de salud los desechos que pueden ser considerados


como peligrosos, se corresponden con un amplio espectro de sustancias o mate-
riales disímiles, por las actividades que en las mismas se realizan. Entre los dife-
rentes desechos peligrosos que pueden generarse por las instituciones de salud, se
encuentran los infecciosos, a los que vamos a dirigir la atención en esta parte del
tema. Los desechos considerados como infecciosos, son los que provienen de áreas
de atención a pacientes infectados o sometidos a algún tipo de tratamiento como
por ejemplo: áreas de aislamiento, laboratorios, salas de emergencia, sala de par-
tos, y cuyo destino final será la incineración, el alcantarillado o el relleno sanitario.

Este grupo de desechos comprenderán:

Desechos ordinarios o basuras.


CAPÍTULO XIII

Residuos de alimentos.

Piezas anatomopatológicas.

Materiales hospitalarios desechables: tales como agujas, jeringas, tubos,


sondas, catéteres.

606
Material de laboratorio y equipos que por su composición y uso represen-
tan un riesgo biológico y/o tóxico.

6.2. Clasificaciones de los Desechos de las Instituciones de Salud.

Como en todos los casos que se manejan clasificaciones, existen diferentes


propuestas, cualquiera de ellas puede ser útil para el propósito de identificación
de estos y establecer un programa que minimice el riesgo de la exposición du-
rante el manejo de los mismos. A continuación vamos a exponer la clasificación
del Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS)
que consideramos la más práctica para países como el nuestro y que incluye al
grupo de los infecciosos como uno de los tres grupos en que se deben separar los
desechos. En Cuba, existe también un Reglamento del Ministerio de Salud Pública
que establece una clasificación para los desechos peligrosos en la cual se incluye el
grupo de infecciosos, pero que a nuestro criterio, en la práctica hace más compleja
la segregación.

6.2.1. Clasificación del CEPIS

Esta clasificación propone tres categorías principales y nos parece ser prác-
tica tanto para identificar los mismos, como para proceder a su separación en los
lugares que se generan.

a). Desechos infecciosos. Se consideran todos los generados en las diferen-


tes etapas de la atención de salud, que han entrado en contacto con los
pacientes y que supuestamente están biocontaminados. Entre los mismos
podemos considerar a los siguientes:

Materiales provenientes de salas de aislamiento de pacientes.

Materiales biológicos. CAPÍTULO XIII


Sangre y productos derivados.

Restos anatómicos patológicos y quirúrgicos.

Materiales cortopunzantes.

607
Desechos de animales.

b). Desechos especiales. Se consideran los generados durante las activida-


des auxiliares en las instituciones de salud y que no han entrado en contacto
con pacientes, ni supuestamente con agentes infecciosos. Entre los mismos
podemos considerar a los siguientes:

Materiales o sustancias químicas.

Materiales o sustancias farmacéuticas.

Materiales o sustancias radioactivas.

c). Desechos comunes. Se consideran los generados por las actividades ad-
ministrativas, auxiliares y generales de otro tipo, que no se hayan incluidos
en los grupos a y b, no representando peligro para la salud. Sus caracterís-
ticas son similares a las de los desechos domiciliarios.

6.2.2. Clasificación establecida por el Reglamento para el manejo de


los desechos peligrosos de las instituciones de salud de Cuba.

En este documento elaborado por el Ministerio de Salud Pública se estable-


ce para las unidades de Asistencia Médica la clasificación siguiente:

A – Residuos Sólidos.

• Comunes.

• Biológico – infecciosos.
CAPÍTULO XIII

• Patológicos.

• Punzocortantes.

• Especiales.

608
B – Residuos Líquidos.

C – Residuos Gaseosos.

Tabla 8. Categorías de desechos peligrosos en la atención de salud.


Clase de desechos Descripción y ejemplos

Desechos infecciosos Desechos que presuntamente contienen agentes patógenos, por ejemplo,
cultivos de laboratorio; desechos de pabellones de aislamiento; tejidos
(hisopos), materiales o equipos que han estado en contacto con pacientes
infectados; excretas.

Desechos patológicos Tejidos o humores humanos, por ejemplo, partes del cuerpo; sangre y otros
humores corporales; fetos.

Objetos cortantes y punzantes Desechos de instrumentos cortantes y punzantes, por ejemplo, agujas,
equipo de infusión, bisturíes, cuchillos, navajas, vidrio roto.

Desechos farmacéuticos Desechos que contienen productos farmacéuticos, por ejemplo, productos
vencidos o innecesarios, artículos contaminados por productos farmacéuticos
(frascos, cajas) o que contienen esos productos.

Desechos citotóxicos Desechos que contienen sustancias con propiedades genotóxicas, por
ejemplo, medicamentos citostáticos (a menudo empleados para el tratamiento
del cáncer), sustancias químicas genotóxicas.

Desechos químicos Desechos que contienen sustancias químicas, por ejemplo, reactivos de
laboratorio, revelador de películas, desinfectantes vencidos o innecesarios;
disolventes.

Desechos con alto contenido de metales pesados Pilas, termómetros rotos, esfignomanómetros, etc.

Contenedores a presión Cilindros y cartuchos de gas, latas de aerosol.

Desechos radiactivos Desechos que contienen sustancias radiactivas, por ejemplo, líquidos
sobrantes de radioterapia o de investigaciones de laboratorio; objetos de
vidrio, paquetes o pepel absorbente contaminados; orina y excretas de
pacientes tratados o examinados con radionucleótidos sin sellar; fuentes
selladas.

Como se puede observar en las clasificaciones descritas de una forma u


otra, aunque están ordenados o definidos los grupos de diferente manera, se co-
rresponden. Lo importante en este sentido es escoger en cada caso aquella que
sea más fácil de interpretar por el personal y por consiguiente se cumpla con el
principio de una separación adecuada de los desechos en su origen, para poder
manejarlos y tratarlos con mayor seguridad y eficiencia.
CAPÍTULO XIII
En la mayoría de los países en la actualidad existe alguna disposición legal
que establece la clasificación de los mismos. En la tabla 8 se ofrece una clasificación
de los diferentes desechos peligrosos que se pueden identificar en las instituciones
de salud.

609
6.3. Los desechos infecciosos y el riesgo a la salud.

Lo primero que debemos conocer para evaluar la probable situación de ries-


go en una institución de salud es conocer “el universo de personas que debemos
proteger” de este factor de riesgo. Conocer este dato es un elemento importante
para sensibilizar tanto a los responsables de las actividades, como al personal en la
necesidad de accionar para prevenir los efectos adversos a la salud por el manejo
inadecuado de estos desechos y establecer las estrategias a este fin. Como expues-
tos en este caso vamos a considerar a todas las personas que potencialmente pue-
den estar en contacto con los mismos, ya sea en actividades de atención médica,
como al resto del personal de apoyo o servicio que participan en el proceso. Por
supuesto que además se incluyen los pacientes, así como, el personal dedicado a
la recogida, transporte y disposición final aunque no pertenezcan al sector salud.

La disímil composición de estos desechos como ya hemos visto puede


ocasionar diferentes daños a la salud, que dependerán de la composición de los
mismos y del manejo inadecuado de estos. Entre los posibles riesgos que pueden
ocasionar podemos identificar las infecciones, por la gran cantidad de microorga-
nismos patógenos que pueden contener. En la actualidad se da gran importancia
en estas instituciones a las infecciones por los virus del VIH y de la hepatitis, los
efectos causados por objetos punzantes o afilados es otra situación de riesgo, ya
que el manejo incorrecto de los mismos es causa de accidentes en los trabajadores
por cortadas o pinchazos que ocasionan heridas, las que casi siempre se infectan
por la contaminación previa del material. El pinchazo por agujas de jeringuillas es
un accidente muy frecuente en los procedimientos de manejo que se utilizan.

Como se puede observar son numerosos y en ocasiones severos, los daños a


la salud que pueden ocasionar estos residuos infecciosos. Esto determina la nece-
sidad de establecer procedimientos de trabajo que prevengan los efectos adversos
a la salud de trabajadores, pacientes y al medio ambiente.
CAPÍTULO XIII

6.4. Manejo de los desechos infecciosos en las instituciones de


salud.

Como manejo de los desechos vamos a considerar el proceso que incluye las
etapas de manipulación, recolección (segregación), almacenamiento, transporte y
disposición final, las que deberán cumplir los requerimientos sanitarios que per-
mitan minimizar el riesgo de accidentes o enfermedades en estos procedimientos.

610
La garantía de que se pueda controlar el riesgo consistirá en establecer un progra-
ma de acuerdo a las características del lugar, que incluya en los procedimientos de
cada técnica de trabajo, los aspectos higiénicos que deberá cumplir el personal, así
como los controles y evaluación periódica de la actividad por los responsables. Por
supuesto que es necesaria la existencia de condiciones indispensables, como es por
el poseer depósitos adecuados, lo que implica la necesidad que a estos programas
se le asigne un financiamiento mínimo. A continuación describiremos algunos ele-
mentos que deben considerarse para establecer, controlar y evaluar un sistema de
manejo adecuado en una institución de salud, partiendo del momento en que se
generó el desecho por la aplicación de una técnica médica.

6.4.1. Determinación de los volúmenes e Identificación de desechos


generados.

Cualquier sistema de control de los desechos que se desee implantar tiene


que partir del conocimiento de los volúmenes de generación y de la identificación
de los volúmenes de cada categoría de los desechos peligrosos, de acuerdo con
la reglamentación aprobada en cada país. En general, aunque existen estudios al
respecto realizados en diferentes países, es preferible realizar muestreos que nos
indiquen con mayor precisión la realidad objetiva de la institución en que se desea
aplicar el sistema, ya que con frecuencia encontrarnos grandes diferencias entre
los servicios que brindan instituciones similares, lo cual puede reflejarse tanto en
la cantidad como en el tipo de desechos.

La determinación de la generación de desechos peligrosos y en particular


de los infecciosos, se debe realizar mediante muestreos en cada área de trabajo,
para lo que se utilizan indicadores de Kg./cama/día y de Kg./consulta/día. Una vez
conocido este dato, podemos planificar las necesidades para establecer el progra-
ma y trazarnos la estrategia más eficiente.

6.4.2. Recolección y segregación primaria de los desechos.


CAPÍTULO XIII
La primera etapa de un sistema de manejo de desechos consistirá en reco-
lectar los desechos generados en los puestos de trabajo en depósitos o recipientes
con características sanitarias adecuadas, para lo cual es una condición la existencia
de estos medios en la institución. Los depósitos utilizados para estos fines deben
poseer las características siguientes: material resistente, hermeticidad (con tapa),
peso ligero, impermeables, de fácil lavado y desinfección, de fácil transportación y

611
preferentemente de apertura mediante pedal. Los materiales más empleados son
el acero inoxidable, los plásticos y la fibra de vidrio.

  


 
   
     
      
       

En la actualidad se emplean de manera general las bolsas plásticas, que se


introducen dentro de los depósitos primarios para facilitar el manejo, evitando
el contacto directo con el desecho. Estas bolsas (figura 12) deben cumplir con las
especificaciones que a continuación se enuncian:

• Resistentes a la manipulación, evitando roturas y derrames durante la


recolección y transporte.

• Espesor y tamaño acorde con el tipo de desecho a manipular. Se recomiendan


diámetros de 300 cm para desechos patológicos y 200 para el resto y su tamaño
será el adecuado para que sean llenadas sólo hasta el 80% de su capacidad.

• Material adecuado que permita someter a los procesos de desinfección en los


casos necesarios.

• Ser opacas para impedir la visión del contenido, sobre todo en el caso de los
CAPÍTULO XIII

restos quirúrgicos.

• Impermeables de manera que no permitan las filtraciones de líquidos.

Por supuesto que un buen manejo no se consigue sólo con la existencia


de los depósitos, es fundamental en esta etapa la segregación o separación de los
desechos de acuerdo con su categoría. Esta es una medida sin la cual no se puede

612
alcanzar el éxito de ningún sistema, pues si no se logra separar los residuos, el
proceso de tratamiento se encarece, recordemos que los residuales peligrosos a
tratar, en general oscilan entre un 5 – 20% y al no proceder a separarlos tendríamos
que tratar al 100%. En la tabla 9 puede observarse una forma de separación de los
desechos infecciosos del resto de los desechos.

Tabla 9. Separación de Desechos según características


Tipos de Desechos Estado Físico Envasado Código de Color

Sangre, cultivos y muestras Bolsas de plástico de diámetro


Desechos Sólidos Rojo
almacenadas de agentes 200cm
infecciosos y desechos no
anatómicos derivados de la
atención de pacientes y de Recipiente hermético de metal o
Desechos Líquidos Rojo
los laboratorios plástico

Recipiente rígido de metal o


Cortopunzantes Desechos Sólidos Rojo
plástico

Bolsas de plástico de diámetro


Desechos Sólidos Rojo
300cm
Patológicos
Recipiente hermético de metal o
Desechos Líquidos Rojo
plástico

Desechos Sólidos Bolsas de plástico Negro

Generales
Recipiente hermético de metal o
Desechos Líquidos Negro
plástico

El método más empleado en las instituciones es separar los residuos en tres


categorías, lo que se hace señalizando los depósitos a ese fin, ya sea mediante un
símbolo, letra o color que identifique el contenido. Uno de estos grupos siempre
será el de los infecciosos o biocontaminados. En general se emplea para esta sepa-
ración las siguientes categorías o grupos:

Categoría A (Residuos Biocontaminados). Estos comprenden los siguien- CAPÍTULO XIII


tes tipos, biológico, sangre o hemoderivados, quirúrgico, anatómico, patológico,
punzocortantes, cadáveres de animales contaminados, materiales de asistencia de
pacientes. En general todo aquel residuo que haya entrado en contacto con algún
fluido corporal, estos residuos tienen como código el color rojo que corresponde
al color de la bolsa que debe contener el recipiente respectivo y además el símbolo
de riesgo biológico.

613
Categoría B (Residuos Especiales). Que comprenden los radiactivos, farma-
céuticos, químicos peligrosos. Estos residuos tienen como código el color amarillo
que corresponde al color de la bolsa que debe contener el recipiente respectivo. En
los casos que corresponda se le agrega al color el símbolo de radioactividad.

Categoría C (Residuos Comunes). Son los residuos que no han entrado en


los grupos anteriores. Estos residuos tienen como código el color negro que co-
rresponde al color de la bolsa que debe contener el recipiente respectivo. Son los
únicos que pueden tener el mismo destino que los residuos domiciliarios de la
comunidad.
   

6.4.3. Transporte interno y almacenamiento temporal.

Después de haber recolectado los residuos en el lugar que se generan, se


procede a su traslado a los lugares destinados para su almacenamiento temporal.
Para la ejecución de esta operación de transporte, se hace necesario también ob-
servar requisitos que permitan asegurar condiciones de seguridad para trabajado-
res, pacientes y personas en general. Por supuesto que además de un desempeño
adecuado de las operaciones establecidas, se hace necesaria la existencia de los
CAPÍTULO XIII

“medios idóneos”. Entre los aspectos que deben observarse en estas operaciones,
podemos mencionar los siguientes:

• Carros de tracción manual con características similares de tamaño, resistencia,


fácil limpieza, etc., establecidos para los depósitos, que permita el traslado
con facilidad y sin riesgos de derrames, malos olores, etc. Estos medios deben
lavarse y desinfectarse diariamente, después de cada jornada de recolección.

614
• Establecer el recorrido por las vías de tránsito de la institución destinadas a los
servicios de limpieza o mantenimiento y evitando el cruzamiento con servicios
supuestamente limpios, como los de alimentos.

• Establecer un horario y frecuencia de recogida, evitando que los desechos se


mantengan mucho tiempo almacenados en los lugares de generación y tratando
que se ejecute la mayoría de estas tareas en los momentos de menor actividad
de la institución.

• No diseñar o emplear sistemas de recolección por conductos, ya que estos


pueden contaminarse con facilidad y su limpieza y descontaminación es difícil.

• La recogida debe preferentemente organizarse por tipos de desechos y las


rutas, horarios y frecuencias, planificarse en función de las características de
los mismos y de las instituciones.

Una vez recogidos los desechos se transportan a un lugar centralizado de


la institución destinado a su almacenamiento provisional, hasta que los transpor-
tes de las empresas municipales de recogida de desechos o en algunos casos de la
institución, lo trasladan a su disposición final. En algunos hospitales de gran tama-
ño, además del lugar centralizado existen lugares de almacenamiento por pisos o
áreas, lo que hace más complejo el control de la situación.

En los lugares centralizados de almacenamiento provisional deben evaluar-


se los aspectos siguientes:

• Ubicación. Se ubicarán en un lugar alejado lo más posible del resto de las áreas
de la institución y a sotavento de la misma. El lugar debe estar diseñado con una
superficie impermeable, preferentemente techada con muros de contención o
atarjeas que eviten la entrada de las agua pluviales y permitan el drenaje de
las mismas, una capacidad mayor (3 veces) que el volumen diario generado y
con los señalamientos correspondientes. En el caso de locales cerrados deben CAPÍTULO XIII
diseñarse de forma que se facilite la limpieza y ventilación de los mismos.

• Exclusividad para el almacenamiento de los desechos. Esto significa que estos


lugares sólo pueden emplearse para almacenar los desechos, estando prohibido
almacenar cualquier otro tipo de materiales.

615
• Seguridad. Deben existir las condiciones para que ningún personal no
autorizado tenga acceso a estos lugares.

• Higiene. Existirán las condiciones tanto constructivas como de medios de


limpieza, para lograr que el lugar se mantenga con una perfecta limpieza. Esto
implica que deben contar con agua a presión y desagües que permitan eliminar
con facilidad las aguas de limpieza y por supuesto superficies impermeables.
Deben estar protegidos contra vectores. Existen en algunas instituciones
lugares diseñados de forma inadecuada que dificultan la limpieza y entrada de
la radiación solar y que se convierten en focos infecciosos y de vectores.

• Periodo de almacenamiento. En ningún caso que se mantengan a temperatura


ambiente la recogida deberá exceder las 24 horas. En los casos de restos
quirúrgicos y otros que se almacenan en lugares refrigerados al no existir
incinerador en la institución, se recomienda una temperatura inferior a los 4oC,
pero nunca deberán mantenerse más de 4 días.

6.4.4. Tratamiento de los desechos.

En realidad esta es una etapa que se debe cumplir en el caso de los desechos
peligrosos, particularmente nos referimos en este caso a los infecciosos en el lugar
que se generan, antes de pasar a la etapa de la recolección y transporte. En casos
como el de los restos quirúrgicos, cuando la institución posee incineradores, la
incineración se ejecuta por el personal dedicado a esta actividad posterior al alma-
cenamiento temporal. En determinados casos y en otros países estos tratamientos
son aplicados por empresas especializadas en la recogida de estos desechos, que
los recogen en la institución y los transportan hasta los lugares de tratamiento y
disposición final.

Cuando hablamos del tratamiento a que sometemos a los residuales infec-


ciosos para garantizar su manejo seguro durante las diferentes etapas, lo más fre-
CAPÍTULO XIII

cuente es aplicar procesos de desinfección y esterilización para minimizar o elimi-


nar el riesgo a infecciones, los que ya han sido previamente tratados.

6.4.5. Transporte y disposición final.

Estas son las etapas finales de cualquier proceso de manejo de los dese-
chos y es posterior al almacenamiento temporal en la institución. La recogida y

616
transporte de los desechos de las instituciones de salud en general se realiza por
los servicios establecidos en la comunidad, aunque en ocasiones hay instituciones
que poseen su propio transporte o contratan los servicios de empresas privadas
autorizadas.

En el caso de los desechos generales o comunes no tienen ningún riesgo


mayor que los de la comunidad, no obstante para el caso de los desechos
considerados como infecciosos estos servicios deberán cumplir con los re-
quisitos siguientes:

No deben mezclarse con otros tipos de desechos.

Los desechos deberán poseer envases autorizados y estar señalizados de


acuerdo con las categorías establecidas para ser recogidos.

Los vehículos deben ser destinados exclusivamente a estos fines, serán ce-
rrados, preferentemente con sistema mecánico de carga y descarga y con superfi-
cies impermeables que permitan su fácil limpieza y desinfección.

La disposición final de los desechos es la etapa final del manejo y consiste


en situar los mismos en un lugar definitivo, en el caso de los infecciosos después
de su tratamiento. En general su ubicación es en los conocidos vertederos, en los
que cuando no se realiza cumpliendo los requisitos establecidos, pueden gene-
rar serios problemas ambientales y un alto riesgo para los trabajadores del lugar.
Cuando a estos desechos se les aplican los tratamientos establecidos antes de su
vertimiento, pueden disponerse de la misma forma que los desechos generales
domésticos. Lo que no debe permitirse en ningún caso, es la disposición sin previo
tratamiento de los desechos infecciosos.

7. Transporte y envío de material biológico. Planes


de Contingencia. CAPÍTULO XIII
7.1. El transporte del material biológico.

El desarrollo de las comunicaciones y las posibilidades de cooperación téc-


nica entre las diferentes instituciones de salud, ha incrementado el riesgo en este
campo, ya que se pueden trasladar muestras y en ocasiones hasta personas, de

617
un lugar a otro con rapidez y facilidad. Este fenómeno que sin lugar a dudas es
beneficioso para poder hacer un rápido diagnóstico, en ocasiones puede conver-
tirse en una situación de riesgo cuando se realiza sin cumplir con las regulaciones
establecidas.

El transporte de muestras biológicas es un tema en el que se ha de tener


especial cuidado ya que es un riesgo potencial de contaminación tanto para los
trabajadores del sector salud, como para todas aquellas personas que durante su
traslado tienen contactos con las mismas, por razones de trabajo u otra. Se han es-
tablecido controles internacionales, tanto para las personas como para los anima-
les que viajan internacionalmente con objeto de evitar la transmisión de las enfer-
medades infecciosas, sobre todo cuando se detectan brotes de alguna enfermedad
de este tipo en alguna región o país. También por razones preventivas existen una
serie de regulaciones básicas aceptadas internacionalmente y unas normas de sen-
tido común que se deben respetar cuando una muestra biológica viaja desde un
lugar en el que se genera, hasta el lugar en el que se analiza, independientemente
de que sea dentro de la propia institución de salud, de una institución a otra, de
una ciudad a otra, o de una parte a otra del mundo.

En estos procesos se producen tres situaciones diferentes que necesitan de


especial atención, ya que pueden ser causa de accidentes con incremento del ries-
go a otras personas:

• El transporte de la muestra dentro de la propia institución o de un punto de


extracción periférico a un laboratorio de diagnóstico centralizado

• La recepción y apertura del recipiente con muestras biológicas

• El transporte de éstas por terceros, ya sea mediante el correo o por empresas


autorizadas a estas actividades.
CAPÍTULO XIII

En este caso trataremos de abordar los elementos esenciales que se deben


cumplir en el transporte o transferencia de estos materiales, procedimientos en los
que se debe cumplir estrictamente con las reglamentaciones nacionales e interna-
cionales existentes en esta materia, de forma que:

1. Se minimice la probabilidad de que los embalajes/envases se dañen y derramen


su contenido.

618
2. Eliminar la posibilidad de exponer a los que manipulan estos medios al riesgo
de los efectos adversos que pueden ocasionar estos envíos.

7.1.1. El Transporte de medios biológicos.

Los requisitos de lo que vamos a referir en este apartado se refieren a todo


transporte o transferencia que incluya agentes infecciosos de seres humanos, de
plantas, de animales y las toxinas producidas por microbios y por material ge-
nético potencialmente peligroso en sí mismo o cuando se introduce en un vector
apropiado. Todos los agentes biológicos y los materiales que los contienen o se
sospecha que los contienen serán considerados por los encargados de su manejo y
control como materiales peligrosos; y su transporte y transferencia estarán some-
tidos a los controles establecidos.

El proceso de transporte de estas muestras incluye el envasado y envío de


estos materiales por vía aérea, marítima o terrestre, realizado generalmente por
una empresa de transporte comercial no perteneciente a la organización sanitaria.
Cuando nos referimos a una transferencia consideramos el proceso de intercam-
biar estos materiales entre las instituciones sanitarias o científicas. En la transfe-
rencia el riesgo es menor ya que casi siempre se realiza en medios de transportes
de las instituciones de salud o científicas y por el mismo personal sanitario, el
que tiene pleno conocimiento de los peligros inherentes a estas actividades y sabe
como proceder en el manejo de estos materiales. Hay que considerar que en ambos
procedimientos se ha de tener especial cuidado, ya que son un riesgo potencial de
contaminación para el trabajador de la salud o transportista que lleva la muestra,
al público en general y al receptor de la misma.

7.1.1.1. Transporte interno.

Vamos a considerar este procedimiento el que comprende las tareas desde


que se toma la muestra en los diferentes servicios de la institución hasta que la
misma llega al laboratorio. En estos casos el peligro fundamental es la rotura o CAPÍTULO XIII
derrame de estos materiales con la siguiente contaminación, por lo que la precau-
ción esencial consistirá en transportar los mismos en contenedores seguros para
esta tarea. Lo más generalizado es la toma de la muestra en tubos de ensayo, los
cuales estarán en buen estado y serán tapados con seguridad después de colocar-
les el material biológico, habitualmente sangre. Estos tubos se colocarán después
en gradillas, con capacidad suficiente para la cantidad de muestras tomadas, las

619
cuales a su vez se colocarán en un envase o contenedor con agarradera, de material
impermeable y que evite los derrames durante su transporte, garantizando ante
la rotura de cualquier tubo una protección adicional. El final seguro de la tarea
consistirá en circular por las diferentes vías de la institución, desde el lugar de la
toma de muestra hasta el laboratorio escogiendo las vías destinadas al personal y
de menor circulación posible.

7.1.1.2. Transporte de unidades de la periferia a un laboratorio


central.

Este es el transporte que puede producirse entre servicios de atención pri-


maria que carecen de laboratorios, o de servicios que aunque posean laboratorios,
necesitan realizar estudios que sus laboratorios no practican y tienen que enviarlos
a laboratorios especializados existentes en otra unidad del territorio. Los requisi-
tos establecidos en estos casos son muy similares a los establecidos en el apartado
de transporte externo. La ventaja que tiene este transporte, es que al realizarse
de forma habitual por personal de salud que conoce el peligro que constituye la
muestra, la forma segura de manejarlo y el comportamiento ante una eventuali-
dad, por supuesto disminuye el riesgo del accidente.

7.1.1.3. Recepción y apertura de las muestras.

Este es un aspecto de gran importancia en el “control de los materiales bio-


lógicos”, ya que del mismo depende fundamentalmente la garantía de que ningún
material biológico transportado pueda extraviarse, con las consecuencias adversas
a la salud y al medio ambiente, que en los casos de estos agentes se pueden oca-
sionar.

Este procedimiento debe desarrollarse de forma que garantice el control


estricto de todas las muestras recibidas evitando el extravío de las mismas, que
se cumplan los requisitos establecidos para su transporte, así como la seguridad
CAPÍTULO XIII

de quienes reciben los materiales. Tanto los laboratorios, como otras instituciones
que puedan recibir estas muestras, poseerán un sólo lugar donde puedan ser en-
tregadas y en el cual existirá un registro del tipo de muestra, lugar de procedencia,
condiciones del envío, etc., que permitan controlar todos los requisitos necesarios
que exigen las regulaciones pertinentes al transporte y la seguridad biológica. El
personal responsabilizado con estas tareas debe estar entrenado en el manejo de
estos materiales y conocer perfectamente los procedimientos que debe adoptar

620
ante contenedores de materiales que presenten señales de daños. Cuando se ten-
gan sospechas de que el material biológico ha sufrido daños deberá procederse a
abrir los contenedores con las precauciones correspondientes al tipo de material.
En todos los casos de contenedores que sean transportados debe realizarse la des-
infección externa antes de su envío y apertura.

7.1.1.4. Transporte externo.

En la actualidad se realiza con frecuencia el transporte y envíos de mate-


riales biológicos entre instituciones de salud o laboratorios, utilizando el servicio
de empresas de mensajería, por lo que se han tenido que establecer regulaciones
para proteger a los trabajadores de las líneas aéreas y marítimas, de los servicios
postales, las empresas de mensajería y a la población en general de la exposición
a estos agentes infecciosos. Esas reglamentaciones establecen los requisitos para
el manejo seguro de estos materiales y en particular describen la forma adecuada
de proceder al envase y embalaje de los mismos. El personal de laboratorio deberá
enviar las sustancias infecciosas de acuerdo con las normas de transporte estable-
cidas, lo que permitirá, asegurar que el público y los trabajadores de la cadena de
transporte potencialmente expuestos estén protegidos de los riesgos a cualquier
agente que se encuentre en el envase.

La protección durante las operaciones de transporte se logra mediante:

a) Los requisitos rigurosos para el envasado, el que será capaz de resistir el manejo
brusco y contendrá todo el material liquido dentro del envase sin ninguna
pérdida;

b) El marcado o señalización adecuada del envase con el símbolo de peligro de


sustancia biológica y otros rótulos para alertar al personal de la cadena de
transporte del contenido peligroso del envase;

c) La existencia de la documentación sobre los contenidos peligrosos del envase, CAPÍTULO XIII
en el caso de que sea necesaria para una situación de emergencia;

d) La capacitación del personal en la cadena de transporte para familiarizarlo con


los contenidos peligrosos y la forma en que debe actuar ante una situación de
emergencia.

621
En estas actividades existen dos aspectos que consideramos esenciales para
minimizar el riesgo a un accidente, que son las referidas al tipo de envase y a el
marcado de los mismos.

7.1.1.5. Transporte por carretera.

Este es el transporte más generalizado de estas materias peligrosas, por lo


que consideramos necesario exponer los factores que se necesitan asegurar antes
de proceder a cualquier envío por esta vía. Entre los elementos a considerar encon-
tramos los siguientes:

a). El grado de riesgo del material biológico.

b). La necesidad de proceder a un envase seguro en contenedores apropiados y


con la señalización correspondiente.

c). La formación del personal en los elementos referidos a la seguridad biológica


y la transportación de estos materiales.

d). La existencia de los controles necesarios durante las diferentes operaciones que
deben realizarse durante la carga, descarga y el transporte.

e). La compatibilidad de los productos transportados y el grado de separación que


deberá existir para evitar contaminaciones.

f). Las rutas a seguir, o sea determinar las vías más cortas y seguras.

g). La tenencia de los medios de seguridad necesarios para intervenir en cualquier


accidente, que pueda producirse durante las operaciones.
CAPÍTULO XIII

h). Los planes de actuación o emergencia ante un posible accidente y la necesidad


de la participación de las autoridades en los casos de accidentes críticos.

7.2. Tipo de Envase. Reglamentación Internacional.

Los contenedores, envases o embalajes para los envíos de estos materiales


deberán cumplir las exigencias de los determinados organismos y acuerdos in-

622
ternacionales referidos a las sustancias peligrosas, además de las que el país haya
emitido, con el objetivo de minimizar el riesgo de enfermedades a quienes los ma-
nipulan o contaminar al ambiente en caso de un accidente. Las recomendaciones
internacionales han sido elaboradas por el Comité de Expertos de las Naciones
Unidas en Transporte de Mercancías Peligrosas, pero existen otros documentos
emitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de
Aviación Civil Internacional (OACI), la Asociación de Transporte Aéreo Interna-
cional (IATA) y otras. En ningún caso estas reglamentaciones internacionales pre-
tenden sustituir a las disposiciones nacionales, no obstante cuando se carezca de
las mismas deben seguirse las internacionales. Es importante señalar que en los
casos de transporte internacional también deberá cumplirse con lo establecido en
materia de importación y exportación.

La Reglamentación de las Naciones Unidas prescribe el sistema básico de


embalaje/envasado triple, que es el recomendado para estos materiales infecciosos
o potencialmente infecciosos. El mismo consta de tres partes, el contenedor pri-
mario, el contenedor secundario y el envase externo, sus componentes pueden ser
observados en la figura 14.

Recipiente primario. Es el que contiene la muestra, debe ser estanco, a prue-


ba de fugas y estar debidamente etiquetado en relación con el contenido. Será de
vidrio o de plástico con un cierre hermético que impida fugas. Los tapones de ros-
ca son preferibles, aunque se pueden utilizar de corcho u otro material, en ambos
casos se sujetará con alambre, cinta adhesiva u otro material, para asegurar que
no puedan abrirse y derramarse. El recipiente primario se envolverá en material
absorbente (toallas de papel, algodón hidrófilo o guata de celulosa) en cantidad
suficiente para absorber todo el líquido en caso de rotura y derrame o fuga. Este
recipiente se coloca dentro de un contenedor secundario.

Recipiente secundario. Debe ser resistente y estanco, ya que su función bá-


sica consiste en proteger al primario de golpes y retener las fugas ante roturas del
primario. En el se pueden poner varias muestras en sus recipientes primarios. En-
tre el mismo y el envase exterior se colocará material de relleno para evitar daños
CAPÍTULO XIII
por choques.

Envase externo. Consiste en una envoltura exterior para proteger el reci-


piente secundario de los daños físicos exteriores durante el transporte y permitir
las posibles manipulaciones. Estará confeccionado de un material lo suficiente-
mente resistente que permita su manejo seguro. En el mismo se colocarán adhe-

623
ridas las direcciones del destinatario y del remitente, así como, las señalizaciones
que exija el transportista y que identifiquen el contenido, etiqueta de sustancia
infecciosa o de sustancias biológicas perecederas. En la parte exterior de este reci-
piente irá adherido un ejemplar del formulario de datos relativo a la muestra, así
como cartas y demás material informativo que permitan identificarla o describirla.

Estos formularios deberán confeccionarse por triplicado y en los mismos


se informarán los datos relativos a la muestra, las cartas y demás material necesa-
rios que permitan identificarla o describirla, conocer su destinatario y remitente,
así como, toda la demás documentación exigida por las diferentes autoridades,
de acuerdo con la reglamentación vigente. Los otros dos ejemplares son para el
expedidor y para laboratorio receptor que lo recibirá con suficiente antelación por
correo aéreo. Esto permite que el receptor identifique adecuadamente la muestra,
esté prevenido sobre su llegada y pueda tomar las medidas oportunas para que su
manipulación y examen se hagan en condiciones de seguridad.
CAPÍTULO XIII

624
625
CAPÍTULO XIII
7.3. Señalización.

Como ya se ha descrito los envases exteriores deben estar marcados de ma-


nera que pueda ser identificado perfectamente su contenido. En el caso de los ma-
teriales peligrosos es necesario colocar las etiquetas y símbolos aprobados interna-
cionalmente para estos casos como puede observarse en la figura 14 y 15.

Existen tres tipos de etiquetas que deben aplicarse a estos envases:

– Riesgo: en forma de cuadrado ajustado a 45°, se requieren para la mayoría


de las mercancías peligrosas.

– Manipulación: en varias formas rectangulares, se requieren para algunas


mercancías peligrosas, además de las de riesgo.

– Orientación: deben aplicarse en dos lados opuestos del embalaje.

Ningún envío de material biológico debe hacerse sin colocar al envase las
etiquetas correspondientes.

  


     
   
 
CAPÍTULO XIII

7.4. Transferencia.

El riesgo potencial que implica el manejo de estos agentes biológicos, hace


necesario que en los diferentes países tenga que establecerse un control, mediante
un registro nacional de las instituciones que poseen estos medios. Por tanto, cada
país tiene sus reglamentaciones con el objetivo de asegurar que no se pueda hacer
una transferencia o traspaso de la posesión de materiales biológicos de una insti-

626
tución a otra, sin la respectiva autorización de la autoridad competente, por lo que
esto puede significar para la población en general. La obtención de las autoriza-
ciones de este tipo exigen justificar la necesidad de la transferencia, así como, las
características del personal y las condiciones de seguridad de las instalaciones a
donde se van a transferir.

7.5. Los accidentes.

En las últimas décadas con el incremento de la cultura ambiental, los ac-


cidentes de transporte de medios peligrosos son de los sucesos más temidos por
la población, aunque se han emitido múltiples reglamentaciones de seguridad al
respecto, en especial las referidas a la protección ambiental. Es un hecho que el
control de estas actividades se hace difícil, por lo que dependen en gran medida
de los controles estatales existentes y de la responsabilidad institucional e indivi-
dual del personal involucrado en ellas. Cuando el sistema establecido funciona
con deficiencias o la cultura en bioseguridad del personal es pobre, pueden gene-
rarse accidentes que podrían afectar sensiblemente a las poblaciones, llegando a
producirse hasta situaciones de desastre. Para evitar estos eventos se necesita fun-
damentalmente, la formación del personal en el riesgo que presenta la actividad y
el cumplimiento de las medidas de señalización y envase de estos productos, así
como, garantizar la confección de planes de contingencia y establecer los procedi-
mientos de limpieza y desinfección en casos que se produzcan derrames o fugas.

No obstante estar analizando los problemas del transporte de estas mues-


tras, se hace necesario mencionar que en las instituciones de salud, son frecuen-
tes las exposiciones causadas por roturas de los contenedores con la consiguiente
contaminación, los pinchazos por agujas y hasta la ingestión, sobre todo en los
laboratorios que manejan estos materiales.

7.5.1. Accidentes por derrames y pinchazos

En las instalaciones de salud que manejan materiales biológicos son fre- CAPÍTULO XIII
cuentes los incidentes o accidentes por estas causas que pueden contaminar al am-
biente laboral o a los trabajadores. Los derrames de las sustancias son producto de
la rotura de los recipientes o tubos con material infeccioso durante los diferentes
procedimientos de trabajo, contaminando las superficies, equipos y en ocasiones
al personal. El minimizar estos casos depende del cumplimiento de los procedi-
mientos tal y como están orientados. Es fundamental revisar el estado de los enva-

627
ses de vidrio como los tubos de ensayo, balancear adecuadamente las centrífugas,
trasvasar los materiales en cabinas de seguridad y otras medidas que limitan la
contaminación en caso de rotura. Además si las mismas ocurrieran, se procederá
a descontaminar los lugares cumpliendo con los procedimientos establecidos al
efecto.

El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud del Trabajo de los E.E.U.U.


ha calculado la ocurrencia de entre 600,000 y 800,000 lesiones por pinchazos anual-
mente de las cuales más de la mitad no se informan. Nuestra experiencia es que la
situación en nuestro país y otros es muy similar, ya que estos eventos frecuentes
en las instituciones de salud, no son reportados como accidentes y sin lugar a du-
das, pueden exponer a los trabajadores a varios patógenos presentes en la sangre
que pueden causar infecciones serias o mortales. Entre los patógenos que en la
actualidad pueden causar este riesgo, con serias consecuencias para la salud, nos
encontramos a: el virus de la hepatitis B (VHB), el virus de hepatitis C (VHC) y el
virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Los estudios realizados sobre el tema han demostrado que los pinchazos
están relacionados con las siguientes causas: no recubrir las agujas con su tapa;
transferir un fluido corporal de un recipiente a otro y no eliminar debidamente las
agujas usadas en recipientes a prueba de pinchazos. Nuestra experiencia en este
aspecto ha sido en general, que el trabajador reclama el accidente o enfermedad
profesional por estas causa, después que le ha sido diagnósticada la enfermedad.
La prevención de estos incidentes se basará en la manipulación cuidadosa de je-
ringuillas y agujas en los procedimientos, sobre todo cuando no se encuentren
estériles y disponer los desechos punzocortantes en depósitos adecuados a estos
fines y siempre descontaminados.

7.5.2. Procedimiento de limpieza y descontaminación de derrames.

En caso de que se produzca un derrame de material infeccioso o potencial-


CAPÍTULO XIII

mente infeccioso, en cualquiera de las actividades en que se manipulan estos ma-


teriales se aplicará el siguiente procedimiento de limpieza y desinfección:

1. Antes de comenzar el procedimiento ponerse los guantes y la ropa pro-


tectora, e incluso protección facial y ocular en los casos necesarios.

628
2. Cubrir el derrame con materiales absorbentes para evitar su dispersión
por la superficie.

3. Aplicar un desinfectante apropiado sobre la zona inmediatamente circun-


dante y el material absorbente. En general, son apropiadas las soluciones de
lejía al 5%; sin embargo, para los derrames en aeronaves deben utilizarse
desinfectantes a base de amonio cuaternario. El desinfectante se aplicará en
círculos concéntricos, comenzando por el exterior de la superficie del derra-
me y procediendo hacia el centro.

4. Después del tiempo necesario (30 minutos), retirar todos los materiales.

5. Si hay vidrios rotos u objetos punzantes, juntarlos con una pala o un


trozo de cartón rígido y depositarlos en un recipiente a prueba de perfora-
ciones para su eliminación.

6. Repetir la limpieza y desinfección de la zona afectada por el derrame.

7. Colocar el material contaminado incluyendo el empleado en la limpieza


en un recipiente para desechos a prueba de fugas y de perforaciones.

8. Tras una desinfección satisfactoria, informar a las autoridades competen-


tes que el lugar ha quedado descontaminado.

Figura 16. Actuación ante una emergencia


Activación del Sistema
de Emergencias

PROTEGER

AVISAR
CAPÍTULO XIII
CONSCIENCIA
RECONOCIMIENTO DE
SOCORRER RESPIRACIÓN
SIGNOS VITALES
PULSO

629
7.6. Planes de contingencia y procedimientos de emergencia.

En toda institución que trabaje con microorganismos infecciosos deberán


establecerse las precauciones de seguridad acordes con el riesgo que entrañen los
microorganismos y los animales utilizados. En los casos que los microorganismos
sean de los grupos de riesgo 3 ó 4, es aún más importante la existencia de un plan
escrito de medidas de contingencia para hacer frente a los accidentes, el cual debe
estar coordinado y aprobado por las autoridades locales responsabilizadas con
estas funciones (Salud, Medio Ambiente, Defensa Civil, Ministerio del Interior y
otras). Las autoridades sanitarias y otras, nacionales o locales deberán orientar y
en ocasiones participar en la elaboración del plan de preparación para emergen-
cias.

7.6.1. El Plan de contingencia o emergencia.

El plan de contingencia debe prever las actuaciones y los procedimientos


operativos para las situaciones siguientes:

1. Precauciones contra catástrofes naturales, como incendios, inundaciones,


terremotos y explosiones.

2. Evaluación del riesgo biológico.

3. Medidas aplicables en caso de exposición accidental y descontaminación.

4. Evacuación de emergencia de personas y animales de los locales.

5. Tratamiento médico de emergencia de las personas expuestas y heridas.

6. Vigilancia médica de las personas expuestas.


CAPÍTULO XIII

7. Manejo clínico de las personas expuestas.

8. Investigación epidemiológica.

9. Continuación del funcionamiento tras el incidente.

630
En la elaboración del plan habrá que prever la inclusión de los siguientes
elementos:

1. Identificación de microorganismos de alto riesgo.

2. Localización de zonas de alto riesgo, como laboratorios, almacenes y lugares


de animales.

3. Identificación del personal y de las poblaciones en riesgo.

4. Identificación del personal con responsabilidades y de sus funciones en caso


de un evento, como en los casos del especialista de bioseguridad, el personal
de seguridad, las autoridades sanitarias locales, clínicos, microbiólogos,
veterinarios, epidemiólogos, servicios de bomberos y de policía

5. Lista de los servicios de tratamiento y aislamiento que pueden atender a las


personas expuestas o infectadas

6. Vigilancia médica y tratamiento del personal expuesto en emergencias.

7. Medidas aplicables en casos de exposición accidental y descontaminación.

8. Transporte de las personas expuestas o infectadas a las instituciones de atención


médica

9. Lista de fuentes de inmunosueros, vacunas, medicamentos y materiales y


suministros especiales

10. Suministro de material de emergencia, como ropa protectora, desinfectantes,


estuches de material para derrames químicos y biológicos, material y
suministros para la descontaminación. CAPÍTULO XIII
11. La lista de los servicios públicos de emergencia a lo que cualquier miembro de
la institución debe pedir ayuda en caso de situaciones que sea necesario.

631
7.6.2. Equipo de emergencia

Las instituciones que trabajan con materiales peligrosos, en este caso agen-
tes biológicos, deberán planificar y garantizar los medios de protección necesarios,
para garantizar la ejecución de los planes con las menores afectaciones a la salud
de los trabajadores y la población. Se dispondrá del siguiente equipo de emergen-
cia:

1. Botiquín de primeros auxilios, que contendrá todo lo dispuesto por las


autoridades sanitarias para el tipo de exposición y los posibles efectos.

2. Extintores de incendios y mantas para apagar fuegos.

Otros materiales que deben incluirse de acuerdo con el tipo de instalación y


los factores de riesgo presentes son los siguientes:

• Vestimenta protectora completa (monos de una pieza, guantes y capuchas,


para incidentes con microorganismos de los grupos de riesgo 3 y 4)

• Mascarillas respiratorias que cubran toda la cara, provistas de filtros para


partículas y sustancias químicas

• Material para la desinfección de locales, como rociadores y vaporizadores de


formaldehído

• Camillas

• Herramientas, como martillos, hachas, destornilladores, escaleras de mano,


cuerdas y otras
CAPÍTULO XIII

• Material para señalizar zonas peligrosas.

7.6.3. Primeros Auxilios.

En todos los lugares de trabajo debiera existir personal preparado en los


primeros auxilios, con mayor razón se hacen imprescindibles en aquellas instala-
ciones en las que pueden ocurrir situaciones de emergencias y en que la aplicación

632
de técnicas médicas adecuadas permitan minimizar el daño a la salud de los afec-
tados. El objetivo de los primeros auxilios es conseguir que cualquier persona sin
conocimientos médicos, sepa que debe hacerse ante un accidente o emergencia, ya
que de la aplicación de los primeros auxilios y la forma de transportar al afectado
puede depender su vida.

Los primeros auxilios consisten en la aplicación experta de procedimientos


aceptados de tratamiento médico en el momento y el lugar en que se produce un
accidente. Es el método aprobado para tratar a la víctima de un accidente hasta
que se la pueda poner en manos de un médico para el tratamiento definitivo de la
lesión.

El equipo mínimo de primeros auxilios consta de un botiquín, ropa protec-


tora y del equipo de seguridad para la persona que presta los primeros auxilios.

CAPÍTULO XIII

633
CAPÍTULO XIV

634
Saneamiento Básico de los Lugares
de Trabajo

CAPÍTULO XIV

635
1. Introducción.
Índice

2. Orden y Limpieza.

3. Control de Aguas.

4. Control de Excretas y Residuales.

5. Control de los Desechos Sólidos.

6. Control Higiénico de los Servicios de Alimentación.

7. Instalaciones o Facilidades Sanitarias.

8. Control de Vectores.

9. Contaminación Atmosférica.
CAPÍTULO XIV

636
1. Introducción.
La gestión de seguridad y salud en el trabajo es en el mundo actual una
exigencia inexcusable para cualquier empresa que desee tener una imagen social-
mente aceptable. Es una contradicción, que la mayoría de las publicaciones, in-
vestigaciones e inspecciones a las que tenemos acceso, tratan sobre los problemas
referidos a la gestión y a los factores de riesgo de complejidad técnica, los que
en muchas ocasiones las empresas pequeñas y medianas en particular tienen li-
mitaciones técnico – económicas para resolverlos. Sin embargo, no se describen
en general los aspectos sobre el saneamiento básico de los lugares de trabajo que
consideramos esenciales para poder lograr un lugar de trabajo adecuado. Es inob-
jetable que el saneamiento contribuye en un alto grado a proteger al trabajador de
los riesgos presentes, a incrementar el grado se satisfacción laboral y en suma a
mejorar su calidad de vida .

Es indispensable por tanto, antes de adentrarnos en el tema, establecer la


definición de lo que consideramos como saneamiento básico de un centro de tra-
bajo. A nuestro criterio es el conjunto de acciones técnicas y socioeconómicas de
control sanitario, con el objetivo de alcanzar niveles aceptables de condiciones hi-
giénicas en el ambiente laboral y la reducción de los riesgos a la salud. Entre los
aspectos a controlar se incluyen: el manejo sanitario del agua y los alimentos, las
excretas y residuales líquidos, los desechos sólidos, los vectores y la contamina-
ción atmosférica.

La modesta experiencia que tenemos en la actividad, confirma que la empre-


sa que no cumpla con estos requisitos, que a nuestro juicio son la base de cualquier
programa de mayor complejidad que nos propongamos llevar a cabo, difícilmente
será capaz de lograr implantar un sistema de gestión preventiva eficaz. Soy del cri-
terio que quienes carecen de conciencia para mantener un lugar de trabajo en con-
diciones higiénicas aceptables, es poco probable que se ocupen de mantener unas
condiciones ambientales que no ocasionen daño a los trabajadores y a la comuni-
dad. Por tanto hay que insistir en el control de estos aspectos, para lograr mantener
los centros de trabajo con las mejores condiciones de saneamiento, lo que colabora
CAPÍTULO XIV
a evitar además de accidentes y enfermedades, a un mejor desempeño laboral y
minimiza las manifestaciones de insatisfacción ante la tarea. Paradójicamente en
muchas ocasiones los responsables de Seguridad y Salud y dirigentes de la em-
presa poseen pocos conocimientos en estas materias, por lo que se hace necesario
incluir en la formación de estos, los elementos que les permitan controlar la higiene
del ambiente laboral y evitar un impacto ambiental negativo para la comunidad.

637
Este tema está dirigido a promover los conocimientos básicos del sanea-
miento, con el objeto de promover una cultura tanto de la dirección como del co-
lectivo de trabajadores y los funcionarios dedicados al control de las condiciones
de trabajo hacia mejorar los niveles del saneamiento y en particular el orden y la
limpieza. Es imposible obtener resultados de excelencia, si nos orientamos a los
problemas complejos y previamente no se resuelven estos problemas más simples,
que aún están presentes en muchos lugares de trabajo. Nuestro objetivo inmediato
en todos los casos, tiene que ser alcanzar “un lugar de trabajo limpio y ordenado”
o lo que otros llaman una empresa o producción limpia.

Esperamos que el tema les sea útil y práctico a los especialistas dedicados
a la Salud y Seguridad del Trabajo, así como al resto del personal relacionado con
estas funciones en las empresas, para la aplicación en su gestión cotidiana. Desea-
mos por ultimo mencionar un pensamiento de Frank E. Bird, el cual expresó que
“el orden es el primer paso para hacer algo correctamente y si usted no puede
manejar el orden de su empresa no la podrá administrar”.

2. Orden y Limpieza.
Hay que recordar que lo más valioso de un país es el “capital humano” y
que millones de trabajadores pasan una gran parte de su tiempo diariamente de-
dicados a las tareas para las que están contratados, por lo que tenemos que crear
las condiciones higiénicas en que trabajar no “dañe” su salud, que resulte agrada-
ble, de manera que puedan obtenerse los beneficios económicos y sociales que el
trabajo significa, tanto para el trabajador en sí, como para el país en su conjunto.

Entre los diferentes factores de riesgo a los que se encuentra expuesto un


trabajador y que determina el nivel de la cultura preventiva existente, se encuentra
el “orden y limpieza de los lugares de trabajo”, aspecto este de suma importancia
y al cual en ocasiones no se le da la importancia que requiere. Existen sectores y
ramas en que no cumplir con este requisito los inhabilitan en sus producciones o
CAPÍTULO XIV

servicios, como son la alimenticia, la de medicamentos, la gastronómica y otras,


sin embargo en la actualidad aún se encuentran infinidad de lugares que no le
brindan atención a estos aspectos.

Este es un factor de riesgo presente en todas las actividades que es necesa-


rio controlar, podríamos afirmar que indispensable, si deseamos garantizar un ni-
vel de seguridad y salud aceptable. Son frecuentes los accidentes que se producen

638
por causas debidas a suelos resbaladizos por derrames, materiales depositados
en lugares inapropiados, exposición a polvos con la consecuente afectación de la
salud, etc., aspectos todos que responden a la falta de un programa de orden y lim-
pieza adecuado y a la falta de cultura en estos aspectos del colectivo laboral y su
dirección. En nuestros colectivos laborales se manejan y preocupan generalmente
por los riesgos producto de situaciones técnicas complejas, que necesitan muchas
veces de grandes recursos económicos para resolverlas y se olvidan los elementos
más simples como el que estamos tratando, que pueden resolverse con “voluntad,
cultura y exigencia”, sin necesidad de grandes inversiones.

Podemos afirmar que en un lugar de trabajo sin orden y limpieza el traba-


jador incrementa el riesgo de dañar su salud, ya que este factor está demostrado
que puede ser causa de:

• Accidentes, ya que se producen golpes por caídas, como consecuencia de un


ambiente desordenado o sucio, el piso resbaladizo, acumulación de materiales
de desechos y otros factores que son consecuencia de la falta de organización.

• Enfermedades, ya que la suciedad acumulada puede contener bacterias y atraer


animales que pueden transmitir enfermedades. Algunos polvos depositados
pueden ser causa también de enfermedades cuando son respirados por los
trabajadores.

• Incendios, que ponen en peligro y afectan tanto a los edificios y equipos de


trabajo, como a la propia vida de los trabajadores y vecinos, sobre todo cuando
se almacenan productos peligrosos.

Los aspectos mencionados reafirman la necesidad de que en todo lugar de


trabajo se considere entre sus actividades fundamentales mantener el orden y la
limpieza, desarrollando acciones encaminadas a la capacitación de los trabajado-
res en este aspecto, si deseamos lograr la participación activa de los mismos para
alcanzar y mantener un “paisaje o imagen” de un “centro de trabajo limpio y orde- CAPÍTULO XIV
nado”. El trabajo se convierte en un suceso más seguro, saludable, bonito, agrada-
ble y fácil de ejecutar cuando lo realizamos en un lugar ordenado y limpio. Si las
cosas o productos que tenemos que utilizar están ordenadas ejecutamos en menos
tiempo la tarea y por supuesto producimos más y nos cansamos menos, o sea, eli-
minamos en parte la fatiga que produce el trabajo y además el riesgo de accidentes
y enfermedades disminuye.

639
El “orden y la limpieza” debe ser un hábito del colectivo en general y res-
ponsabilidad individual de cada trabajador. Las normas de trabajo en todos los
lugares deben incluir un tiempo para que el trabajador mantenga su puesto limpio
y ordenado como una forma más para aumentar la producción, la seguridad y la
salud de los trabajadores. Este comportamiento se refleja también en un beneficio
hacia la comunidad, ya que minimiza el impacto ambiental evitando molestias
al vecindario, lo que genera una imagen favorable (Figura 1) de la empresa en lo
referente a la protección del medio ambiente.

 



Por tanto en todo lugar de trabajo deberá existir un programa de orden y


limpieza donde se expliciten las responsabilidades de cada una de las partes que
participan en la ejecución del mismo y se describan los procedimientos de trabajo
que deben ser aplicados en cada caso. En estos planes deberá quedar establecido
con claridad que cada puesto de trabajo debe quedar limpio y ordenado al final del
turno, o sea que se hará una limpieza diaria de todos los puestos y al menos una
limpieza general del lugar de trabajo de forma semanal.

El mantener un lugar “limpio y ordenado”, exige la premisa de crear y con-


solidar “hábitos de trabajo”, mediante acciones encaminadas a la formación a los
trabajadores en este sentido. Por tanto para cumplir este objetivo es necesario edu-
CAPÍTULO XIV

carlos en las normas y procedimientos básicos, las que deben estar concebidas en
acciones determinadas por los principios de: eliminar lo innecesario, establecer los
lugares para almacenar los materiales útiles, identificar las áreas de trabajo, tránsi-
to, almacenaje y desechos, evitar ensuciar y limpiar enseguida.

640
• Eliminar lo innecesario y seleccionar lo útil.

En múltiples ocasiones se observa en los talleres, patios y otros lugares can-


tidades de objetos usados mal ordenados y que dan una percepción de falta de
higiene y cuando se plantea eliminarlos, nos responden que sirven para la recupe-
ración de piezas o para la producción. Hay que determinar en realidad lo que es
necesario y almacenar sólo estos elementos necesarios realmente en condiciones
adecuadas y por supuesto eliminar todo aquello que no tiene utilidad, ya que estos
lugares son muy proclives a convertirse en focos de vectores y causa de accidentes.

Esta es la fase “más difícil” pues es donde se rompe lo tradicional, los há-
bitos incorrectos, ya que en general hay la costumbre de ir almacenando cosas de
ninguna o poca utilidad para cuando hagan falta. Es común el encontrarnos alma-
cenamientos de objetos usados y cuando preguntamos en que se utilizan, los tra-
bajadores desconocen en que pueden utilizarse. Hay que romper con la costumbre
de tener un “rastro” de objetos o piezas no utilizables.
   
    

• Crear lugares para almacenar los materiales útiles y los desechos (Organización).

Hay que crear las condiciones para que se cumpla la experiencia popular
CAPÍTULO XIV
de que “cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa”. Es innegable que los jefes
son quienes tienen que crear las condiciones necesarias con esta finalidad. Este es
un problema generalizado, tanto para herramientas y materiales útiles como para
los productos terminados y desechos de la producción. Cuantas veces usted no
se encuentra un torno de maquinado, con las virutas metálicas en el piso por los
alrededores y las piezas elaboradas situadas en cualquier lugar. De forma similar

641
encuentra herramientas o materias primas en lugares inapropiados, obstruyendo
el desarrollo de las tareas y ocasionando que el trabajador tenga que hacer des-
plazamientos innecesarios y en ocasiones que pueda tropezar con objetos o ser
golpeado por los mismos.

En el caso de las herramientas deben crearse estantes o pañoles para ubicar


las mismas en forma ordenada (figura 2), de igual forma es necesario que existan
depósitos o contenedores tanto para los materiales de trabajo, como para los pro-
ductos elaborados y los desechos de la producción, con los espacios correspon-
dientes asignados para su ubicación. No se puede limitar el espacio de trabajo, ha-
ciendo más tenso y peligroso el trabajo. Los desechos de la producción deben ser
eliminados del puesto de trabajo como mínimo al término de cada turno o antes,
siempre que limiten la seguridad de los movimientos en el lugar.

• Identificar las áreas de trabajo, tránsito, almacenaje y desechos.

Hay que acondicionar el lugar y establecer los medios para identificar per-
fecta y fácilmente lo que se encuentra en cada lugar, así como, las vías de tránsito y
de almacenaje de forma que sea cómodo encontrar lo necesitado, almacenar lo útil
y crear seguridad en el tránsito de los materiales por las áreas de trabajo. Es impor-
tante en este sentido señalizar las áreas de tránsito y almacenaje de los productos,
materias primas y desechos de la producción. De esta manera evitamos que en las
zonas de trabajo y tránsito se coloquen objetos que dificulten el trabajo, obstruyan
el camino y que puedan ser causa de accidentes o demoras en la producción.



CAPÍTULO XIV



642
• Evitar ensuciar y limpiar enseguida.

Es el principio clásico y más importante para mantener en buen estado de


higiene y seguridad en cualquier lugar de trabajo. Es necesario generalizar la cul-
tura de no ensuciar y que en los casos que por determinadas situaciones se pro-
duzcan situaciones peligrosas, como pudiera ser un derrame de algún medio de
trabajo (figura 3), ya sea por la caída de un envase u otra causa, proceder a su lim-
pieza inmediata. El personal tiene que estar al tanto en cada puesto de trabajo de
la limpieza del entorno y de aquellos puntos que generan este problema.

• El orden y la limpieza no son una tarea de “campaña” sino una tarea


“sistemática”.

El poder cumplir con este principio dependerá de la importancia que se le


atribuya a estos aspectos y reflejará la cultura de los mandos en la actividad de sa-
lud y seguridad. Por supuesto, es necesaria la existencia de las normas o procedi-
mientos que establezcan la disciplina y exigencia de su cumplimiento. El ordenar
y limpiar no puede considerarse por el centro de trabajo como una tarea anual o en
los paros del proceso, es una actividad diaria, incluida en las obligaciones del tra-
bajo, aunque pueden existir “limpiezas especiales” en determinados momentos.

3. Control de Aguas.
3.1. El agua y la salud.

El agua es un elemento que ha estado ligado al desarrollo socioeconómico


de los pueblos y hasta una época relativamente cercana no se comprendía la im-
portancia que la misma constituía para la salud. En la actualidad con el cambio
climático y la explotación de sus reservas, su abastecimiento se está convirtiendo
en un grave problema para la humanidad en un futuro no muy lejano. No se con-
cibe el proyecto de una nueva empresa, si su ubicación no garantiza el suministro
necesario de agua para su operación eficiente. El agua tiene importancia biológica
CAPÍTULO XIV
y sanitaria para la conservación de la salud, ya que es el constituyente más abun-
dante del organismo, aproximadamente el 60 - 70% de su peso, encontrándose en
forma de una solución de sales en la que también se encuentran disueltos materia-
les metabólicos y coloides específicos.

643
El organismo humano requiere de un consumo de agua adecuado para po-
der mantener su temperatura, para la digestión, absorción y distribución de los
alimentos, para la eliminación de los desechos, etc., o sea, que es necesario mante-
ner un equilibrio entre el ingreso y la pérdida para conservar la vida. Se plantea en
teoría, que la persona puede subsistir con solo 5 litros/día, aunque en realidad se
necesitan de 40 – 50 litros para conservar la higiene personal y doméstica. Por su-
puesto que dicha cantidad mínima está muy relacionada con el ambiente y la cul-
tura del lugar en que se encuentre la persona. El agua se considera en la actualidad
como un alimento. No obstante, el agua para satisfacer las funciones de transporte
de materiales nutritivos y eliminación de los desechos, permitiendo conservar un
ambiente físico – químico constante, requiere de determinados niveles de calidad
físico-química y bacteriológica, ya que en caso contrario, puede ser el medio idó-
neo para la transmisión de algunas enfermedades.

Las enfermedades producidas por las aguas que no cumplen los requisitos
higiénico-sanitarios se caracterizan por presentarse en forma endémico - epidémi-
ca. Las características de estas epidemias son:

• La enfermedad aparece en forma explosiva en la población que ingiere el agua


y se desarrollan más o menos en un tiempo determinado en dependencia del
periodo de incubación.

• Tiene una distribución geográfica particular de los casos, que debe estar
relacionada con el sitio de la contaminación.

• La enfermedad no hace distinción de edad, sexo, profesión, etc.

• Es frecuente que puedan aparecer en forma mixta o sea mezcladas con otras
infecciones intestinales.

• Se representa gráficamente como una curva en forma de aguja.


CAPÍTULO XIV

3.2. Contaminación de las aguas y riesgos a la salud.

El agua puede contaminarse por causas naturales o como consecuencia de


la actividad humana, lo que determina alteraciones físicas, químicas y bacterio-
lógicas que la convierten en un peligro para la salud. En el manejo sanitario lo
importante es controlar los aspectos químicos y bacteriológicos, ya que en general

644
las personas rechazan las aguas que aparecen físicamente alteradas, pues estas
características pueden percibirse organolépticamente, como es el caso de la turbie-
dad, el olor y el sabor.

Entre las enfermedades más frecuentes por contaminación de tipo biológico


ocasionadas por el agua podemos destacar las siguientes:

- Enfermedades diarreicas agudas - Cólera

- Disentería bacilar (shigellosis) - Disentería amebiana

- Fiebre tifoidea - Hepatitis infecciosa

- Giardiasis - Leptospirosis

En los casos de la contaminación química ya sea de tipo natural o antropo-


génico, también pueden ser causa de efectos adversos a la salud, a continuación se
mencionan algunas de las más frecuentes:

• Yodo. La carencia del mismo puede ocasionar bocio.

• Fluoruros. Niveles inferiores a 0,5 mg/l es causa de caries dentales. Niveles


superiores a 2 mg/l es causa de la fluorosis.

• Nitratos. Concentraciones superiores a 100 mg/l es causa de metahemoglobinemia


infantil.

• Plomo. Las aguas naturales contienen de 0,01 - 0,03 mg/l. La ingestión de esta
sustancia puede causar saturnismo.

• Arsénico. Se han detectado algunos sistemas con concentraciones elevadas de CAPÍTULO XIV
este producto (0,6 - 0,8 mg/l) que son causantes de intoxicación endémica por
este metal.

• Cadmio. En aguas naturales y de consumo las concentraciones varían entre 1-


10 ug/l y esta asociado a la enfermedad denominada itai - itai.

645
• Mercurio. La mayoría de los compuestos se transforman en agua en metil
mercurio forma muy tóxica y acumulativa.

3.3. El Agua en el Lugar de Trabajo.

En cualquier lugar de trabajo se requiere determinado abastecimiento en


cantidad o volumen de agua y con una calidad determinada para la actividad que
se realiza, así como para el consumo de los trabajadores. Se necesita que este abas-
tecimiento cumpla con los requisitos exigidos por la autoridad sanitaria, pues en
caso contrario puede conllevar efectos adversos en la salud de los trabajadores y
serias afectaciones a la actividad laboral.

En los centros laborales se detectan con frecuencia determinadas situacio-


nes que deterioran los parámetros de calidad del agua y que deben ser controladas
y modificadas por la empresa cuando existan, como son:

• Empleo de fuentes de agua potable no autorizadas sanitariamente por la


autoridad competente.

• Empleo de redes comunes para el agua potable y el proceso industrial, lo que


puede ser causa de conexiones cruzadas y de contaminación.

• Depósitos de almacenamiento inadecuados o falta de limpieza.

• Red de distribución deteriorada por deficiente mantenimiento.

• Carencia de un tratamiento adecuado para el agua en caso de fuentes propias.

• Tuberías de residuales industriales o sociales ubicadas o en condiciones que


pueden contaminar la red de distribución del agua.
CAPÍTULO XIV

• Carencia de un programa de vigilancia de la calidad del agua.

Como ya mencionamos, todo lugar de trabajo debe contar con el abasteci-


miento suficiente para garantizar la actividad productiva o de servicios y el con-
sumo humano. En el tema nos estaremos refiriendo al agua de consumo humano,
la cual debe ser potable, o sea, estar libre de contaminaciones físicas, químicas,

646
bacteriológicas y radiactivas, además de ser agradable a los sentidos. El volumen
suministrado de agua potable debe garantizar las necesidades de bebida, higiene
personal, limpieza de pisos y fregado y elaboración de los alimentos. Cuando las
empresas se dedican a la producción o servicios de alimentos la totalidad del agua
suministrada debe ser potable.

En los lugares de trabajo nos encontramos con dos situaciones, el caso que
el suministro proviene del acueducto público o que se abastezca mediante un ser-
vicio particular de la empresa. En general aquellos que reciben agua del sistema
público pueden considerarse que tienen un nivel de calidad aceptable. En el caso
de los sistemas particulares el control debe ser más estricto, ya que la calidad de-
pende de la empresa y en ocasiones no se cumplen con las condiciones sanitarias
en la fuente, no existe un tratamiento adecuado, ni hay vigilancia de la calidad
sanitaria.

En estos casos lo primero es conocer la fuente de origen que puede ser de


tipo superficial o subterránea. En nuestro país lo más frecuente es la utilización
de fuentes subterráneas, no obstante en muchos casos pueden ser superficiales.
Las aguas superficiales son las más peligrosas, al poder contaminarse por todos
los elementos que se arrastran durante el escurrimiento y además, incorporar ele-
mentos que aunque no son contaminantes peligrosos, alteran sus características
de turbiedad, color, olor y sabor. Las subterráneas son en general satisfactorias
desde el punto de vista físico y bacteriológico y casi siempre sólo necesita de una
desinfección para el consumo humano.

3.4. Criterios de la calidad del agua.

El agua en absoluto estado de pureza no existe en la naturaleza, pero ade-


más como ya se conoce, puede contaminarse por las características del suelo y
por los desechos producto de las actividades humanas. Lo anterior determina que
para su control sanitario no se puedan exigir niveles de calidad absoluta, sino que
se han establecido normas que establecen criterios o límites de tolerancia en fun-
ción del uso a que se destinan, existiendo parámetros de calidad de los diferentes
CAPÍTULO XIV
aspectos sanitarios que son necesarios evaluar para clasificarla como potable.

En función de este criterio, agua potable se considera aquella que cumple


los requisitos físicos, químicos y bacteriológicos para ser usada en la bebida o la
elaboración de los alimentos y agua contaminada la que tiene alterada su calidad

647
por la presencia de microorganismos patógenos o de sustancias químicas. El as-
pecto de mayor importancia sanitaria para el consumo humano es el referido a las
bacterias y otros microorganismos patógenos.

Partiendo de la existencia de estos criterios, es necesario que en todo lugar


de trabajo según el tipo de abastecimiento que posea, se mantenga un control sis-
temático de la calidad del agua que toman los trabajadores. La vigilancia sanitaria
de la calidad del agua consiste en la continua y sistemática evaluación e inspección
sanitaria de la inocuidad y aceptabilidad del agua potable. Comprende la inspec-
ción sanitaria y el examen de las muestras de agua.

¿Qué acciones deben ejecutarse para garantizar un suministro adecuado


sanitariamente?

En el caso de los lugares que el suministro es del sistema público (acueduc-


to).

• Se tomarán muestras para el estudio bacteriológico en tanques de almacenaje y


red de distribución, con una frecuencia apropiada o en casos de algún brote de
enfermedades digestivas.

• Se inspeccionaran los tanques de almacenamiento y los sistemas de distribución,


para comprobarse la limpieza y estado de mantenimiento. En los casos de
tanques enterrados con mayor frecuencia.

• Se realizarán determinaciones de cloro residual al menos a la entrada y al final


del sistema de distribución.

En el caso de los lugares que el suministro es propio.


CAPÍTULO XIV

• Se debe verificar periódicamente el estado de las condiciones higiénicas de la


fuente y la protección sanitaria de la misma, con mayor frecuencia cuando la
fuente es de tipo superficial.

• Se tomarán muestras para el estudio bacteriológico en la fuente, tanques de


almacenaje y red de distribución, con una frecuencia mensual o en casos de
algún brote de enfermedades digestivas. Anualmente se hará una muestra
para el estudio de las características físico químicas.

648
• Se realizarán determinaciones de cloro residual diariamente siempre que se
aplique la desinfección, en tanques de almacenaje y al menos al comienzo y
final de la red de distribución.

• Se inspeccionaran los tanques de almacenamiento y la red de distribución


con objeto de comprobar la limpieza y estado de mantenimiento, con mayor
frecuencia en los casos de tanques enterrados o cisternas.

Los criterios para considerar el agua apta para el consumo humano son los
establecidos en las normas correspondientes de cada país. En el tema nos vamos a
referir con más amplitud al control bacteriológico, por la importancia del mismo
con la probabilidad de que se presenten brotes agudos de enfermedades digestivas.

Los exámenes de laboratorio que se ejecutan para determinar la calidad del


agua son los siguientes:

• Exámenes físicos: temperatura, turbiedad, color, olor y sabor.

• Exámenes químicos: pH, dureza total, cloruros, fluoruros, nitrógeno amoniacal


y orgánico, nitratos y nitritos, metales pesados y otros componentes orgánicos
e inorgánicos.

• Exámenes bacteriológicos:

Conteo del número total de bacterias.

Presencia de coliformes (Número más probable).

Al poderse convertir los brotes agudos de enfermedades digestivas en un


grave problema de salud de los colectivos laborales, es necesario mantener un
sistemático control bacteriológico del abastecimiento de agua y los encargados de CAPÍTULO XIV
la salud de los trabajadores deben saber interpretar los resultados de los análisis
bacteriológicos que les reporta el laboratorio, para proceder con la oportunidad
necesaria ante resultados que indiquen contaminación en las aguas. En Cuba se
emplea para determinar la contaminación bacteriológica del agua el examen del
número más probable de bacterias coliformes. La misma consiste en analizar 5
porciones de agua de 10 ml., o de 100 ml. cada una. Los resultados se interpretan
según la tabla siguiente:

649
Tabla 1. Resultados de análisis bacteriológico de agua.
# de porciones Resultados
Positivas Negativas NMP x 100ml
0 5 Menos de 2.2
1 4 2.2
2 3 5.1
3 2 9.2
4 1 16
5 0 Más de 16

Esta investigación cuando resulta positiva, nos indica la contaminación con


residuales y por tanto la posibilidad de que en cualquier momento se contamine
con microorganismos patógenos. Los resultados que informa el laboratorio del
NMP x 100 ml. son: menos de 2.2, 2.2, 5.1, 9.2, 16 y más de 16. Se considera acep-
table hasta un resultado de 5.1, no obstante consideramos que un buen sistema de
vigilancia en un lugar de trabajo, debiera aceptar sólo resultados menores de 2.2
y que cualquier resultado superior a este debiera tener como resultado acciones
encaminadas a lograr optimizar la calidad del agua.

3.5. El Tratamiento del Agua.

Un aspecto relacionado con la vigilancia de la calidad del agua que es im-


prescindible considerar, es el concerniente al tratamiento, sobre todo en los luga-
res de trabajo que poseen sistemas propios de abastecimiento. El tratamiento del
agua aunque tiene como objetivo general mejorar la calidad, puede ser aplicado
por los criterios siguientes:

Higiénico. El de mayor interés para nosotros y que consiste en eliminar o


CAPÍTULO XIV

reducir las bacterias, los protozoarios y otros organismos, la mineralización


excesiva, las sustancias tóxicas y diversas materias orgánicas.

Estético. Consiste en reducir la concentración de color, olor, turbiedad y


sabor.

Económico. Consiste en reducir la corrosión y las incrustaciones por dureza.

650
El tratamiento del agua para el consumo humano generalmente comprende
los procesos de aireación, coagulación, sedimentación, filtración y desinfección.
Desde el punto de vista sanitario es importante que siempre al menos se garan-
tice la desinfección al agua, por lo que sólo describiremos el procedimiento para
controlar sanitariamente, el tratamiento que se está aplicando para la desinfección
adecuada al agua de consumo con el objetivo de eliminar los gérmenes patógenos.
Existen diferentes tratamientos para la desinfección de las aguas, se emplean mé-
todos de acción oxidante (ozono), de acción tóxica (cloro) y de acción física (UV),
pero en nuestro país se usa de forma general la desinfección química con gas cloro
o con hipoclorito de sodio, por consiguiente lo que se determina es el cloro residual
existente en una muestra de agua. Con esta finalidad se emplean dos métodos el
de la ortotolodina y el del DPD (N1N diethyl-p-phenyllendiamine), este último
es más efectivo ya que no existen interferencias ante la presencia de nitritos. El
método más empleado es el de la ortotolidina que consiste en agregar 0,5 ml. del
reactivo a 9,5 ml. de agua, presentándose una coloración amarilla si tiene cloro re-
sidual. El tubo de ensayo se coloca en un equipo comparador que posee una escala
que nos indica el cloro residual del agua. Siempre que esta concentración sea de
0,3 ppm, se puede asegurar que el agua tiene garantía sanitaria. El procedimiento
con las tabletas de DPD es similar, sólo que se le agrega una tableta al volumen de
agua y adquiere una coloración diferente (rosada), la cual se compara con la escala.

Por último, en este aspecto es de utilidad para determinados lugares o si-


tuaciones donde es necesario aplicar la desinfección antes de su uso, brindar el
procedimiento para ejecutar la misma con efectividad para volúmenes pequeños.
Debe recordarse que siempre que se agrega el desinfectante se debe esperar unos
30 minutos, tanto para determinar el cloro residual como para beber el agua. Aun-
que se puede utilizar el hipoclorito directamente agregándolo de forma sólida, es
preferible diluirlo previamente y agregar después al volumen total de agua que
deseamos desinfectar de acuerdo con la tabla siguiente:

CAPÍTULO XIV

651
Tabla 2. Desinfección de agua con hipoclorito.
Cantidad de hipoclorito en gramos necesaria
Volumen de agua a para obtener 1 ppm
clorar (m3)
Hipoclorito 47% Hipoclorito 60%
1 2 1.7
2 4 3.3
3 6 5.0
3.7 7.5 6.2
7.5 15.0 12.5
9.4 18.7 15.7
11.3 22.5 18.8
13.2 26.2 22.0
15.1 30.0 25.2
18.8 37.5 31.3
37.6 75.0 62.7

El procedimiento más práctico es preparar una solución madre de cloro con


la cual después procedemos a desinfectar los pequeños volúmenes de agua. En
este caso podemos utilizar para determinar los gramos necesarios de hipoclorito,
la fórmula siguiente:
Donde:
C X I g = gramos de hipoclorito
g= C = Concentración en mg/l o ppm deseada
% de cloro X 10 l = litros de agua
% = actividad del hipoclorito empleado

Cuando la cantidad de agua a clorar es pequeña se puede proceder de la


CAPÍTULO XIV

manera siguiente:

a) Se disuelve en un litro de agua 6 gr. de hipoclorito al 60% o 7 gr. de hi-


poclorito al 47% en agua limpia, preferentemente filtrada y se envasa en un frasco
oscuro.

652
b) Se utiliza esta solución para la desinfección de acuerdo con los volúme-
nes siguientes:

En aquellos casos que el agua es turbia se aplica el doble de solución. La


solución no debe usarse después de 1 semana de preparada.

4. Control de Excretas y Residuales.


4.1. Generalidades.

La evacuación de las excretas y residuales constituye uno de los principales


problemas sanitarios más graves de la época actual, por los contaminantes que
pueden emitir al medio ambiente. En el caso de los lugares de trabajo, en particu-
lar el de algunos tipos de industria, pueden causar modificaciones en la ecología
de una región o territorio, afectando la calidad de vida de sus habitantes y gene-
rando efectos adversos a la salud. Este es un problema sanitario importante pues
los proyectistas de las nuevas instalaciones siempre prevén el gasto de agua, ya
que sin la misma es imposible operar, pero en ocasiones ignoran la inclusión de
sistemas adecuados de tratamiento de residuales por el costo que estos implican y
por supuesto que el agua gastada hay que disponerla al ambiente.

La responsabilidad de la evacuación sanitaria de estos desechos es del em-


presario, el cual instalará los procedimientos de tratamiento adecuados que eviten
efectos nocivos a la salud y el medio ambiente. En cualquier proceso de trabajo se
presentan productos finales que afectan al ambiente por eficientes que sean las ins-
talaciones, además de los que generan los trabajadores producto de su actividad
vital, para lo que se necesitan sistemas que permitan modificar sus características
y poder disponerlos sin causar efectos deletéreos al ambiente.

Los sistemas de disposición de excretas y residuales deben garantizar des-


de el punto de vista sanitario, la recolección confiable e inofensiva de las materias
de desecho y su evacuación segura al suelo o las corrientes de agua mediante un
CAPÍTULO XIV
tratamiento adecuado por medio de:

• Sistemas sin vehiculación hídrica.

• Sistemas con vehiculación hídrica.

653
En general en este tema no nos vamos a referir a los sistemas “sin vehicula-
cion hídrica” ya que estos no se aplican en los lugares de trabajo salvo en aquellos
que se encuentran en zonas apartadas, en actividades de la agricultura o la cons-
trucción y en las que al ser actividades temporales pueden utilizarse las letrinas
sanitarias.

El abastecimiento de agua en los procesos de trabajo, como se ha expresado,


lleva como resultado la generación de líquidos contaminados con excretas u otras
materias sólidas o líquidas, ya sea producto de la actividad humana o del proceso
industrial, que son capaces de contaminar el ambiente y determina la necesidad
de establecer sistemas de disposición adecuados, que preserven este de la conta-
minación por estos desechos.

Los desechos líquidos industriales están compuestos por las aguas proce-
dentes del proceso en si, que puede tener características muy diferentes y las tam-
bién conocidas como aguas negras o residuales sociales, producto de la mezcla del
agua con los desechos humanos. Las excretas constituyen el conjunto de sólidos y
líquidos provenientes de las heces fecales y orina y su composición es la siguiente:

La prevención de las infestaciones de origen fecal oral es el objetivo funda-


mental del control de los residuales líquidos, aunque en el caso de los residuales
industriales también es de importancia la amplia gama de sustancias tóxicas que
se emplean en los procesos de trabajo y que pueden ser causa de contaminaciones
frecuentes de las aguas y suelos.

Constituyentes Heces fecales % Orina %

Agua 77 95.5

Orgánica 20 3
Materia
Seca Inorgánica 3 1.5
CAPÍTULO XIV

654
 


  


  



   
  


  
 ‚ ­
 

€ €
  ­

4. 2. Proceso de estabilización de las excretas.

Es necesario conocer el proceso de descomposición y de estabilización de


las excretas para poder interpretar los procesos de tratamiento que se aplican a las
mismas. Las excretas tienen una gran proporción de materia orgánica y todas las
materias orgánicas se descomponen, sobre todo en sus componentes nitrogena-
dos, carbonatados y sulfurados, en el caso de las excretas humanas que se carac-
terizan por su composición rica en nitrógeno, el proceso está representado por el
ciclo del nitrógeno (Figura 4).

En la biodegradación natural de las excretas se producen los tres procesos


principales siguientes:

a). Transformación de los compuestos orgánicos complejos en productos más


simples y estables.

b). Reducción de la masa y el volumen a veces hasta en un 80%. CAPÍTULO XIV


c). Destrucción de los organismos patógenos.

En los procesos de tratamiento de los residuales por distintos procedimien-


tos lo que se trata es de lograr estos mismos resultados y además, en el caso de los
industriales que tienen contaminantes químicos nocivos, neutralizar los mismos.

655
4.3. Composición de las aguas residuales.

Las aguas residuales de cualquier lugar de trabajo están compuestas por los
denominados residuales sociales, similares a los de cualquier vivienda y que son
producto de las actividades humanas y los residuales industriales cuya composi-
ción depende del tipo de industria, además se le pueden unir las aguas subterrá-
neas, de lluvia y superficiales.

El volumen de residuales que emite una industria está muy relacionado con
el gasto de agua de la instalación y se calcula que representa entre el 60 y el 75%
de la suministrada. Lo anterior, determina que para poder establecer un control
adecuado de la emisión de los residuales industriales se requiere el conocimiento
de la cantidad de agua utilizada por unidad de tiempo y la calidad de la misma,
así como el conocimiento de las normas de calidad del agua utilizada y de las es-
tablecidas para las residuales.

4.4. Sistemas de Tratamiento y Disposición de Residuales.

Todo lugar de trabajo cuyo aporte de residuales se identifique como un


probable foco de contaminación ambiental, deberá tener un programa de control
de los vertimientos de sus residuales, de forma que pueda verificarse el cumpli-
miento de las regulaciones establecidas al respecto. Las normas de vertimiento son
de características diferentes a las del agua, ya que el control de las descargas gene-
ralmente requiere de procesos muy complejos y costosos. Por esta razón no existen
parámetros similares para cada vertimiento, las exigencias de la carga del efluente
se establece en función de la capacidad de dilución del lugar de disposición final y
del impacto ambiental que pueden causar.

Los centros de trabajo suelen estar conectados a los sistemas públicos de


alcantarillado cuando están ubicados en zonas urbanas y cuando están en zonas
apartadas o en pequeñas poblaciones sin alcantarillado, generalmente vierten sus
CAPÍTULO XIV

residuales a cursos de agua que pasan cercanos o lo infiltran al subsuelo. Cuando


los residuales no se vierten al alcantarillado público es frecuente que se conviertan
en un problema socio-ambiental, ya que por desgracia los inversionistas como se
ha mencionado, siempre buscan los lugares que garanticen el suministro de agua,
pero no siempre brindan la misma prioridad a la disposición final de estas. No
consideran este problema, se olvidan que la misma después de usarla hay que
verterla en algún sitio, que generalmente puede afectar al medio ambiente y la

656
comunidad. Por supuesto que esto está determinado por los costos que tienen que
incluir para el tratamiento y en ocasiones a la poca importancia que se le da a la
protección del medio ambiente.

En el caso que se vierta al alcantarillado público, el problema del control se


minimiza, ya que supuestamente este vertimiento ha sido aprobado por las autori-
dades correspondientes. En el caso que el lugar posea un tratamiento determinado
sólo seria necesario la vigilancia de que el mismo funcione correctamente, verifi-
cando que los resultados de los análisis de su vertimiento estén acorde con los que
le fueron autorizados.

Las situaciones mas complejas son aquellas en que la industria u otro lugar
de trabajo, no posea o posea un sistema de tratamiento propio que descarga a un
curso de agua cercano o se infiltra al subsuelo. En estos lugares es necesario un
estricto control de los efluentes por la propia industria y por las autoridades am-
bientales, mediante muestras sistemáticas para verificar los parámetros de calidad
de las descargas. Cuando la descarga es de tipo inorgánico los análisis requeridos
son pocos, se incluyen el pH, la alcalinidad, acidez, sólidos disueltos totales, tem-
peratura, turbidez, sólidos en suspensión y los correspondientes a los elementos
propios del proceso como pueden ser cadmio, plomo y otros. En el caso de lugares
en que el vertimiento comprende sustancias orgánicas e inorgánicas se necesita
un mayor número de análisis, pues además de los ya enunciados, es necesario
conocer el oxígeno disuelto (OD), la demanda bioquímica de oxígeno (DBO), la
demanda química de oxígeno (DQO), compuestos volátiles, sólidos suspendidos,
sabor, olor, color, aceite, grasas y fenoles. Como se puede observar el control de
los vertimientos es un procedimiento complejo y costoso, por lo que necesita de
una vigilancia estricta de su cumplimiento. Los parámetros usuales que utiliza-
mos para determinar la contaminación de los efluentes de aguas industriales son:
DBO, DQO, sólidos en suspensión y sólidos totales, metales pesados y el pH. (Ver
Tabla 3)

Como ya hemos visto, por la complejidad del tratamiento y control de los


vertimientos, se prefiere en muchas ocasiones separarlos de acuerdo con su conte- CAPÍTULO XIV
nido, casi siempre se hace un sistema para los residuales sociales o aguas negras y
otro sistema para las aguas industriales. Otro elemento importante para limitar el
vertimiento y en ocasiones disminuir costos en el tratamiento es la reutilización de
las aguas tratadas de residuales industriales.

657
Tabla 3. Parámetros a controlar en diferentes procesos.
Tipo de industria Parámetros
Enlatados de frutas y vegetales DBO, sólidos totales en suspensión, conformes fecales, pH.
Sólidos totales en suspensión, pH, amoníaco, DQO, metales pesados,
Químicos inorgánicos
fluoruros, azufre, sulfitos, sulfuros, cianuros, carbón orgánico total, amonio.
Sólidos totales en suspensión, pH, cianuros, fenoles, amonio, metales pesados,
Hierro y acero
sulfitos, fluoruros, nitratos, manganeso.
Limpieza de metal Sólidos en suspensión, pH, metales pesados, cianuros, fluoruros, fósforo.
Químicos orgánicos DBO, sólidos en suspensión, pH, fenoles, cianuros, metales pesados.
Refinerías de petróleo DBO, DQO, sólidos en suspensión, pH, fenoles, amonio, sulfuros, cromo.
Plásticos y sintéticos DBO, DQO, sólidos en suspensión, pH, metales pesados, fenoles.
Pulpa y papel DBO, sólidos en suspensión, pH, color.
Sólidos en suspensión, pH, bifenoles policlorinados, cloro,
C. Termoeléctrica
metales pesados, calor.
Textiles DBO, DQO, coniformes fecales, pH, fenoles, sulfuros, cromo, color.

Los tratamientos que se aplican a las aguas residuales se clasifican en tres


tipos de acuerdo al grado de reducción de la contaminación y del mecanismo del
proceso.

Tratamiento Primario. Es el que elimina las materias sólidas que se sedi-


mentan o flotan y reduce en parte la materia biodegradable.

Tratamiento Secundario. Es el que elimina la materia biodegradable no eli-


minada por el primario.

Tratamiento Terciario. Es el que elimina la materia orgánica no biodegrada-


ble, los sólidos en suspensión y las sales inorgánicas.

En los sistemas de tratamiento de residuales para lograr disminuir la agre-


sividad del residual, facilitando la biodegradación y neutralización de éste, se em-
plean los procesos siguientes:
CAPÍTULO XIV

Remoción de las materias sólidas, que consiste en separar los cuerpos sóli-
dos de gran tamaño y densidad como arenas, piedras y otros, así como las grasas
y aceites para facilitar el tratamiento. Los procedimientos más empleados son el
cribado, el desmenuzado, la separación de arena y la sedimentación. En el caso de
la sedimentación se incluyen el tanque séptico, el tanque Imhoff y la fosa moura,
sistemas muy generalizados en todos los países.

658
Remoción de los sólidos en suspensión, los sólidos que no fueron elimina-
dos en el proceso anterior se separan mediante procedimientos de sedimentación,
flotación, floculación y filtración que permiten eliminar la materia biodegradable.

Neutralización de los residuales, se aplica cuando los mismos tienen una


característica ácida o alcalina, de manera que se pueda obtener un pH entre 6 y 9,
para lo cual se le agregan diferentes sustancias.

Remoción de las sustancias coloidales se obtiene mediante el proceso de


coagulación el que consiste en agregar sustancias químicas que permiten la forma-
ción de flóculos de las partículas suspendidas.

Remoción de los sólidos inorgánicos, entre los que se pueden mencionar


los cloruros, los fosfatos, los nitratos y los metales, se utilizan diferentes métodos
como la evaporación, la electrodiálisis, el intercambio iónico, la ósmosis inversa y
la coagulación química.

Remoción de los sólidos orgánicos, para este fin se emplean métodos bioló-
gicos o de oxidación que pueden clasificarse en anaeróbicos y aeróbicos. Los trata-
mientos anaeróbicos consisten en descomponer la materia orgánica en ausencia de
oxígeno, como ejemplo de este tenemos la digestión que se realiza en los tanques
sépticos. Los productos finales de la acción de las bacterias anaeróbicas son: CO2,
CH4, NH3, H2S, y ácidos grasos, combinándose el NH3 con el CO2 y formando
bicarbonato de amonio.

Las plantas de tratamiento de residuales anaeróbicas se emplean en resi-


duales con DBO mayor de 2000 mg/l, o sea, con gran contenido de materia orgáni-
ca como pueden ser las industrias de cítricos, mataderos, papel y otras. Estas plan-
tas pueden llegar a poseer una efectividad del 90% en la reducción del DBO, con
un costo aceptable. Por la frecuencia en nuestro país de tanques sépticos y pozos
absorbentes que son elementos típicos de este tipo de tratamientos describiremos
las características de ambos. CAPÍTULO XIV
Tanque séptico.

Es un depósito hermético de concreto, ladrillo, etc., destinado a facilitar los


procesos siguientes:

659
• Sedimentación de la materia en suspensión, clarificando el efluente aunque el
mismo está en estado séptico, con olor desagradable y con gran contaminación.

• Retención de los sólidos flotantes y las grasas que sufren una digestión y
desintegración.

• Reducción del número de bacterias patógenas.

• Digestión anaeróbica de la materia depositada en el fondo, dando un cieno más


estable.

Puede considerarse una buena solución para lugares de hasta 100 personas.

Pozo absorbente.

Consiste en un pozo de 1.2 a 1.8 m de diámetro con tapa de hormigón y con


revestimiento de juntas abiertas para la infiltración en el terreno del efluente del
tanque séptico. No es una solución muy deseable por el riesgo a contaminar las
aguas. Deben cumplir los requisitos siguientes:

El fondo debe estar a 1.5 m del manto freático como mínimo.

Debe estar al menos a 15 m de las fuentes de agua.

En el caso de los aeróbicos se pueden citar como ejemplos las lagunas de


oxidación, los filtros percoladores y los lodos activados. Vamos a describir las la-
gunas de oxidación ya que son sistemas muy frecuentes en el país y con resultados
eficientes.

Lagunas de estabilización.
CAPÍTULO XIV

En Cuba, en los últimos decenios ha sido el método más utilizado por ser
el proceso más sencillo y económico de oxidación biológica, además porque se ha
demostrado que en nuestras condiciones climáticas resulta muy eficiente.

660
Son estructuras sencillas de tierra, abiertas al sol y al aire, pueden clasificar-
se como aeróbicas, anaeróbicas y facultativas, de acuerdo a las poblaciones micro-
bianas con las que trabajan, ayudadas con el oxígeno proveniente de la fotosíntesis
de las algas. Consisten en lagunas construidas en el terreno con una profundidad
de 1 a 2 m, en las cuales la materia orgánica se desintegra, formándose C02 el que
es utilizado por las algas. Estas lagunas pueden ser de tipo aerobio donde el oxíge-
no es suministrado por las algas. Las facultativas son aquellas donde existe un pro-
ceso aerobio en la superficie y anaerobio en el fondo, desarrollándose los procesos
de oxidación progresiva de la materia orgánica en condiciones aeróbicas, reacción
superficial y descomposición de la materia orgánica bajo condiciones anaeróbicas.

En contra de las lagunas sólo podríamos expresar, la necesidad de tener


que emplear extensiones grandes de terreno y el no ser prácticas en zonas urbanas,
mientras que a su favor tiene, la poca necesidad de mantenimiento, el bajo costo de
operación y su efectividad en climas como el nuestro.

Tanques de evaporación.

Otro sistema de tratamiento eficaz y económico en países con climas secos


y calurosos, de residuales que posean sustancias químicas (plaguicidas), son los
tanques de evaporación.

Estos pueden ser de dos tipos, techados o abiertos, según los niveles de pre-
cipitación del área en que sean ubicados. Es esencial que los mismos se encuentren
ubicados a 1.5 m como mínimo del manto freático. Su funcionamiento es muy eco-
nómico ya que parte del balance entre el volumen de agua que ingresa al tanque
y el volumen de agua capaz de ser evaporada anualmente mediante la energía
natural (temperatura y radiación solar).

Por último, en este tema consideramos importante exponer un esquema


completo (figura 5), con las diferentes etapas que pueden formar parte de una
planta de tratamiento de residuales. CAPÍTULO XIV

661
Aunque anteriormente no mencionamos el proceso de desinfección de los
efluentes y aparece en este esquema, deseamos agregar, que como todos los pro-
cesos su efectividad no es total, por lo que además de quedar siempre partículas
en suspensión, se encuentran gran cantidad de microorganismos presentes con
probabilidad de la presencia de patógenos. Esto nos obliga, sobre todo en las insta-
laciones de atención médica a proceder a la desinfección del efluente para minimi-
zar el riesgo de transmisión de enfermedades. Debemos recordar que es necesario
un efluente con la menor cantidad de materia en suspensión para que sea más
efectivo este proceso.

5. Control de Desechos Sólidos


5.1. Generalidades.

Este es uno de los problemas que más afecta el orden y la limpieza de los
lugares de trabajo y al que no se le brinda gran importancia, ocasionando moles-
tias no sólo para el desempeño eficiente del trabajo en sí, sino para la población
vecina del lugar en que están situados. Son frecuentes las quejas de la población
CAPÍTULO XIV

respecto a problemas de malos olores, vectores y otros efectos adversos que pue-
den ocasionar el inadecuado almacenamiento, transporte y disposición final de
estos desechos, sobre todo en algunos tipos de procesos.

En la actualidad el manejo adecuado de los desechos puede considerarse


una especialidad dentro de la salud ambiental, ya que en realidad es necesario
un personal capacitado para establecer sistemas de control eficientes. Tendríamos

662
ante todo que hacernos la pregunta siguiente: ¿Qué consideramos como desechos?
Como en todos los casos pudiéramos brindar diferentes respuestas, en el caso de
una industria o centro de trabajo, pudiéramos responder, que es todo aquello que
el responsable del lugar considera que no tiene un valor suficiente para conser-
varse. También podemos definir como desechos sólidos o “basuras”, a todos los
residuos putrescibles o no, exceptuando las excretas humanas, resultantes de la
amplia gama de actividades que desarrolla una comunidad. Como nuestro objeti-
vo es brindar los elementos esenciales que permitan controlar este factor de riesgo
sólo vamos a mencionar los componentes esenciales que pueden formar parte de
los desechos en los lugares de trabajo.

5.2. Clasificación de los desechos.

Es importante conocer como pueden clasificarse los desechos para definir


el manejo que debe darse a los mismos y exigir por parte de las autoridades sani-
tarias el establecimiento de programas adecuados de control.

Según la fuente que los origina, los desechos se clasifican en domésticos,


que son los provenientes de las viviendas y servicios de alimentación, compuestos
generalmente por restos de alimentos, papel, recipientes, telas, etc. El grupo de
los comerciales que provienen de establecimientos como hoteles, oficinas, tiendas,
restaurantes, escuelas y otros, cuya composición es muy similar a la de los domés-
ticos pero que difieren en volumen. Otro grupo, es el de los residuos industriales
cuya composición difiere en volumen y composición de los anteriores y cuyas ca-
racterísticas son muy variables ya que están definidas por el tipo de actividad de
donde provienen. Hay quienes consideran como grupos separados los desechos
hospitalarios por sus características especiales, también hay quienes consideran
como otro grupo los desechos públicos que son los provenientes del barrido de
calles y podas de las áreas verdes.

Sanitariamente los desechos se clasifican en putrescibles (orgánicos) y no


putrescibles (inorgánicos), lo cual es importante sobre todo en relación con su al-
macenamiento temporal y su disposición final. En cuanto a su aspecto económi-
CAPÍTULO XIV
co es importante la clasificación en recuperables y no recuperables, ya que en la
actualidad la recuperación o reciclaje es una de las medidas más aplicada para el
manejo de desechos, por lo que puede significar en la reducción de sus volúmenes
y la disminución de costos del sistema de tratamiento y disposición. Además sani-
tariamente facilita el control de estos en todas sus etapas de manejo y disminuye
el riesgo de contaminación al ambiente.

663
Según el desarrollo del país será la composición de los desechos sólidos. La
proporción de los de origen doméstico y comercial puede llegar hasta el 50 % del
total. En la actualidad uno de los problemas que se ha incorporado al manejo de
desechos es el tratamiento que se debe aplicar al grupo de desechos considerados
como peligrosos, que se considera que puede fluctuar entre un 10-20%.

Los desechos sólidos constituyen un problema que cada día se agudiza más,
en especial en el mundo subdesarrollado por la migración de la población hacia las
grandes ciudades, el desarrollo industrial sin analizar el impacto ambiental y sus
efectos como causa de enfermedades y de contaminación del medio ambiente. Los
problemas que los mismos ocasionan se pueden considerar de tres tipos:

• Afectaciones a la estética

• Contaminación del ambiente.

• Afecciones a la salud.

5.3. Elementos generales del manejo de los desechos.

5.3.1. El programa de manejo de desechos.

Es necesario analizar los diferentes elementos que deben considerarse cuan-


do vamos a ocuparnos del control en este campo de la higiene. Debemos recordar
que como todo factor de riesgo para poder establecer un programa de control ade-
cuado se hace imprescindible determinar la situación de determinadas premisas
que pueden viabilizar su éxito o llevarnos a un rotundo fracaso cuando intentemos
aplicarlo. Entre los elementos generales que debemos considerar en el análisis de
la situación de los desechos y por supuesto que deben ser parte de las alternativas
de solución encontramos los siguientes:
CAPÍTULO XIV

• Asignar responsabilidades

• Identificar las posibilidades del reuso y reciclaje

• Clasificar y evaluar la generación de desechos

664
• Garantizar el almacenaje seguro

• Mejorar el manejo del almacenaje de sustancias químicas, medicamentos y


otros

• Entrenar al personal

• Garantizar la seguridad del trabajador

• Alternativas de tratamiento y disposición adecuada

Estos programas aunque en centros de trabajo de actividades similares pue-


den ser muy parecidos, tienen que ser elaborados para las condiciones particulares
que cada caso presenta, ya que en ocasiones se quiere copiar un programa que
parte de la empresa central y el mismo no se ajusta a las características de un lugar.
Estos programas generales son una guía que debe adaptarse a las condiciones de
cada lugar.

5.3.2. Desechos Peligrosos.

Es necesario conocer que en esta esfera del control sanitario de los desechos,
es necesario identificar entre los desechos en general, aquellos que en realidad re-
presentan un peligro mayor y que necesitan por consiguiente un manejo diferen-
ciado. Vamos a considerar como “desecho o residuo en general” a las sustancias u
objetos que se eliminan o se está obligado proceder a su eliminación, al no poder
ser utilizado por sus características en el proceso productivo o de servicio. O sea es
un objeto, material, sustancia, etc., que no tiene ya valor de uso directo en el proce-
so que lo generó y que es descartado por su propietario. Mientras que “desecho o
residuo peligroso”, es cualquier desecho que en un momento determinado pueda
causar efectos adversos a las personas, la propiedad y al medio ambiente, por sus
características de corrosividad, reactividad, explosividad, toxicidad, inflamabili-
dad o patogenicidad. CAPÍTULO XIV
En Cuba la Ley del Medio Ambiente define este término, como aquellos
provenientes de cualquier actividad y en cualquier estado físico que, por la magni-
tud o modalidad de sus características corrosivas, tóxicas, venenosas, explosivas,
inflamables, biológicamente perniciosas, infecciosas, irritantes o cualquier otra,
representen un peligro para la salud humana y el medio ambiente. Hay que men-

665
cionar que internacionalmente la definición sobre desecho peligroso es bastante
imprecisa y cambiante.

Entre los diferentes desechos que pueden considerarse como peligrosos en-
contramos los siguientes:

• explosivos;

• líquidos y sólidos inflamables o sustancias que en contacto con el agua emiten


gases inflamables;

• sustancias susceptibles de combustión espontánea;

• oxidantes;

• peróxidos orgánicos;

• sustancias tóxicas;

• corrosivos;

• sustancias o medios infecciosos;

• sustancias que al reaccionar forman alguna con las características precedentes.

Como se puede observar los desechos que pueden ser considerados como
peligrosos, se corresponden con un amplio espectro de sustancias o materiales
disímiles, muchos de los cuales encontramos presentes en numerosos lugares de
trabajo por las actividades que realizan. En los casos que se identifica la presencia
de este tipo de desechos, siempre se deberá asumir un manejo diferenciado para
CAPÍTULO XIV

los mismos, de forma que se garantice no afecte a la salud de los expuestos o al


medio ambiente.

5.3.3. Los desechos peligrosos y el riesgo a la salud.

Lo primero que debemos conocer para evaluar la probable situación de


riesgo en un centro de trabajo es conocer “el universo de personas que debemos

666
proteger” de este factor de riesgo. Conocer este dato es un elemento importante
para sensibilizar tanto a los responsables de las actividades como al personal, en la
necesidad de accionar para prevenir los efectos adversos a la salud por el manejo
inadecuado de estos desechos y establecer las estrategias con este fin.

Como expuestos en estos casos debemos considerar a todas las personas


“potencialmente expuestas”, a todas las que están en contacto con los mismos, ya
sea en actividades directas de la producción o de servicios, así como al resto del
personal de apoyo o servicio que participa en el proceso. Por supuesto que se in-
cluye el personal dedicados a la recogida, transporte y disposición final aunque no
pertenezcan al centro de trabajo.

La disímil composición de estos desechos como ya hemos visto puede oca-


sionar diferentes daños a la salud, que dependerán de la composición de los mis-
mos y del manejo inadecuado de estos. Entre los posibles riesgos que pueden oca-
sionar, podemos identificar los siguientes:

• Infecciones. Por la gran cantidad de microorganismos patógenos que pueden


contener estos desechos. Es de importancia en el personal dedicado a estas
actividades el control de las infecciones por los virus de VIH, de la hepatitis y
otros agentes biológicos.

• Efectos adversos por exposición a genotóxicos. La absorción de estas sustancias


por las diferentes vías de ingreso al organismo, es causa de diferentes efectos
nocivos.

• Efectos adversos por exposición a sustancias químicas y farmacéuticas. El


manejo de estas sustancias puede ser causa de accidentes e intoxicaciones, si
no se cumplen los procedimientos establecidos. Hay que tener cuidado cuando
estos productos se eliminan a los alcantarillados pueden afectar el proceso de
las plantas de tratamiento.
CAPÍTULO XIV
• Efectos adversos por exposición a materiales radioactivos. Estas sustancias
pueden ser causa de graves efectos a la salud, que pueden transitar desde el
simple dolor de cabeza, hasta la muerte y está demostrado que pueden ser
mutagénicas y teratógenas. Hay un ejemplo famoso de la falta de control en
este aspecto, cuando en un país de Latinoamérica se botó un isótopo en un
vertedero de desechos comunales.

667
• Efectos causados por objetos punzantes o afilados. Estos objetos provocan
accidentes en los trabajadores por cortadas o pinchazos, causando heridas que
casi siempre se infectan por la contaminación previa del material.

Como se puede observar son numerosos y en ocasiones severos, los da-


ños a la salud que pueden ocasionar estos residuos. Esto determina la necesidad
de establecer procedimientos de trabajo que incluyan medidas que garanticen la
seguridad e higiene y eviten los efectos adversos a la salud de trabajadores y al
medio ambiente.

5.2.4. La Minimización y Separación de los Desechos.

Estos son dos principios esenciales en la actualidad para lograr un mane-


jo más eficiente de los desechos. Hay que decir que aunque están relacionados
no son similares. La minimización tiene como objetivo, reutilizar o reciclar todos
los desechos de la producción o los servicios, para de esta forma minimizar el
volumen de los desechos que deben ser tratados o transportados a su lugar de
disposición final. Por supuesto que para poder lograr este principio necesitamos
realizar previamente la clasificación de los desechos, separando los útiles de los
no aprovechables. La minimización de los desechos tiene que convertirse en una
estrategia preventiva de la empresa, que va más allá de la simple separación. Esta
parte comprende la restricción en la compra de materias primas y productos, en
particular aquellos que se clasifican como peligrosos, seleccionando los menos pe-
ligrosos, la preferencia de las ofertas de productos reciclables y la exigencia de las
buenas prácticas de fabricación de manera que se produzca la menor cantidad de
desechos.

La separación de los desechos es un método que ayuda a la minimización


de los mismos, ya que permite reutilizar o reciclar parte de estos, lo que contribuye
al financiamiento de la actividad y brinda una mayor protección al trabajador ex-
puesto. Aunque existen muchas clasificaciones para ejecutar esta separación, con-
CAPÍTULO XIV

sideramos que la propuesta por el CEPIS de Perú para las instituciones de salud es
muy práctica para países como el nuestro y posible adaptar a otros tipos de centros
de trabajo. Esta clasificación propone tres categorías principales y nos parece ser
práctica tanto para identificar los mismos, como para proceder a su separación en
los lugares que se generan.

668
a) Desechos infecciosos. Se consideran todos los generados en las diferentes
etapas de la atención de salud, que han entrado en contacto con los pacientes y que
supuestamente están biocontaminados.

Entre los mismos podemos considerar a los siguientes:

• Materiales provenientes de salas de aislamiento de pacientes.

• Materiales biológicos.

• Sangre y productos derivados.

• Restos anatómicos patológicos y quirúrgicos.

• Materiales cortopunzantes.

• Desechos de animales.

b) Desechos especiales. Se consideran los generados durante las activida-


des auxiliares en las instituciones de salud y que no han entrado en contacto con
pacientes, ni supuestamente con agentes infecciosos. Entre los mismos podemos
considerar a los siguientes:

• Materiales o sustancias químicas.

• Materiales o sustancias farmacéuticas.

• Materiales o sustancias radioactivas.

c) Desechos comunes. Se consideran los generados por las actividades ad-


ministrativas, auxiliares y generales de otro tipo, que no se hayan incluidos en los
CAPÍTULO XIV
grupos a y b, no representando peligro para la salud. Sus características son simi-
lares a las de los desechos domiciliarios.

Queremos terminar enfatizando que la minimización de los desechos debe


ser una política de toda empresa, ya que el tratamiento y disposición final de los
mismos cuando se manejan pequeños volúmenes es fácil y barato, mientras que el

669
manejo de grandes cantidades requiere de condiciones que hacen que el proceso
sea complejo y costoso.

5.3. El manejo sanitario de los desechos en el centro de trabajo.

El control de los desechos en el centro de trabajo consta de la vigilancia de


tres fases esenciales: el almacenamiento, la recolección, y por último, el tratamien-
to y disposición final.

La primera etapa de un sistema de manejo de desechos consistirá en alma-


cenar los desechos generados en los puestos de trabajo en depósitos, contenedores
o recipientes con características sanitarias adecuadas, para lo cual es una condi-
ción la existencia de medios necesarios y adecuados en la instalación. Como lugar
de almacenamiento vamos a considerar tanto los puestos de trabajo donde se ge-
neran, como los que existen en algunos centros de trabajo grandes como los hospi-
tales, donde hay lugares intermedios para almacenar temporalmente los desechos
procedentes de las diferentes áreas. Lo fundamental en esta fase del proceso es la
existencia de los depósitos adecuados y suficientes de acuerdo al volumen y tipo
de desecho existente.

En la actualidad se emplean diferentes tipos de envases, motivados sobre


todo por el incremento de la separación de los desechos con el fin de su reciclaje
y reutilización. En general, exceptuando algunos casos especiales de envases, los
contenedores para los desechos deben poseer las características siguientes:

• Ser impermeables.

• Estar provistos de tapa.

• De estructura fuerte para resistir la manipulación.


CAPÍTULO XIV

• Resistentes a la oxidación.

• Fáciles de llenar, vaciar y limpiar.

• Tener asas o agarraderas.

670
• No tener bordes cortantes.

• Tener un tamaño suficiente y con posibilidad de manipularse sin gran esfuerzo.



Es importante que los lugares donde se ubican estos depósitos se manten-


gan en buen estado de limpieza y que exista un programa de lavado y desinfección
frecuente de los mismos, sobre todo en los casos que se manipulen desechos pu-
trescibles o con posibilidad de causar infecciones. Cuando existen locales donde
se centraliza la recogida para su almacenamiento temporal, los mismos deberán
situarse en áreas donde no sea posible el acceso de animales y vectores, con acceso
restringido a las personas y fáciles de limpiar.

En la actualidad se considera que en esta etapa es fundamental proceder


a la separación de los desechos según su composición. Está demostrado que una
buena separación de los desechos en el origen, minimiza el volumen en general,
facilita el manejo sanitario de los peligrosos y permite cumplir con los objetivos
esenciales que debe alcanzar un programa de este tipo, que son:

• Minimizar los riesgos a la salud

• Facilitar el reciclaje, tratamiento, almacenamiento, transporte y disposición


final. CAPÍTULO XIV
La fase de recolección comprende el proceso de recoger los desechos en los
lugares donde se generan, su traslado a lugares de almacenamiento temporal en
el centro de trabajo y en la mayoría de las ocasiones hasta su lugar de disposición
final. En la ejecución de esta operación de transporte, se hace necesario también
observar requisitos que permitan asegurar condiciones de seguridad para los tra-

671
bajadores y personas en general, para lo que además de un desempeño adecuado
de las operaciones establecidas por los encargados, se hace necesaria la existencia
de los “medios idóneos” para estas operaciones. Entre los aspectos que deben ob-
servarse en estas manipulaciones, podemos mencionar los siguientes:

• Verificar la existencia de carros de tracción manual o automotor con


características sanitarias similares, en cuanto a tamaño, resistencia, fácil
limpieza, etc., establecidos para los depósitos, que permita el traslado con
facilidad y sin riesgos de derrames, malos olores, etc. Estos medios deben
lavarse y desinfectarse diariamente, después de cada jornada de recolección.

• Establecer el recorrido por las vías de tránsito de la instalación destinadas a los


servicios de limpieza o mantenimiento y evitando el cruzamiento con servicios
supuestamente limpios, como los de alimentos en fábricas o instalaciones de
este tipo.

• Establecer un horario y frecuencia de recogida acorde a la producción, evitando


que los desechos se mantengan mucho tiempo almacenados en los lugares de
generación y tratando que se ejecute el grueso de estas tareas en los momentos
de menor actividad.
Figura 7. Etapas del proceso de control de los desechos de un centro de trabajo.

RETORNO A PROVEEDOR
DESECHOS
DE VENCIMIENTOS

RECICLAJE DEL MATERIAL


SELECCIONADO SEPARACIÓN

DESECHOS DESECHOS
PELIGROSOS GENERALES

TRATAMIENTO Y DISPOSICIÓN DE DESECHOS

INCINERACIÓN
QUEMA AL AIRE LIBRE
CAPÍTULO XIV

DESINFECCIÓN QUÍMICA
DESINFECCIÓN TÉRMICA (AUTOCLAVE)
ENCAPSULADO

DISPOSICIÓN FINAL
VERTEDERO MUNICIPAL
ALCANTARILLADO
ENTERRAMIENTO EN ENTIDADES

Como fase final está el tratamiento que pueden darse a estos desechos en
el lugar de trabajo antes de su disposición final. Cuando hablamos de tratamiento

672
nos estamos refiriendo a los procesos a que sometemos a los desechos peligrosos
en particular para garantizar su manejo seguro durante las diferentes etapas. En
general en los centros de trabajo de nuestro país no es frecuente la aplicación de
tratamientos específicos a estos desechos, sino que lo más frecuente es que por
medio de los servicios comunales se trasladen a los vertederos municipales. No
obstante en el caso de desechos infecciosos es frecuente que se lleven a incinera-
dores que poseen las instituciones correspondientes o se apliquen otros procesos
de desinfección. También en algunas fábricas metalúrgicas se desguazan equipos
metálicos con el objeto de utilizarlos como materias primas, de esta misma forma
se procede con restos de papel, cartulina y telas, que son reciclados en las indus-
trias del papel. La agroindustria lo hace con los desechos orgánicos de algunas
producciones los que se utilizan como abono. De esta manera se minimizan los
desechos que sería necesario transportar a los vertederos designados para su dis-
posición final.

El transporte de estos desechos se hace generalmente por dos vías, en los


centros de trabajo pequeños la recogida y transporte se realiza por los servicios
municipales, mientras que los grandes centros tienen que garantizar el servicio
por medios propios. En ambos casos la autoridad sanitaria tiene que velar porque
la frecuencia y calidad del servicio, no origine problemas a los trabajadores del
centro ni a la comunidad. En este sentido hay que velar porque la frecuencia de la
recogida satisfaga los requerimientos de acuerdo con los volúmenes generados y
el tipo de desecho. Es importante en este caso velar por el tipo e higiene del trans-
porte que se utiliza, ya que en ocasiones estos transportes se convierten en un foco
de infección y molestia para la comunidad. Debe recordarse que la buena limpieza
diaria de los camiones es imprescindible, por razones higiénicas y de conservación
de los equipos.

   
 

CAPÍTULO XIV

673
Existen muchas de estas grandes industrias, sobre todo aquellas ubicadas
en zonas rurales que poseen sus propios vertederos para la disposición final, en
estos casos lo primero que debe verificar el inspector es que el lugar destinado a
ese fin ha sido autorizado por las autoridades correspondientes. La disposición
final es muy importante por los numerosos problemas sanitarios que ocasiona, con
frecuencia se le brinda poca importancia y por lo general carece de condiciones
sanitarias. Por tanto, como este es un elemento que debe ser controlado en la ins-
pección a los centros de trabajo que disponen sus desechos por su cuenta, vamos
a describir brevemente las características de los diferentes métodos que se pueden
encontrar con mayor frecuencia en estos lugares.

En el esquema de la figura 7 se puede observar los diferentes aspectos que


deben ejecutarse para el manejo adecuado en un centro de trabajo, tanto para los
desechos generales como para los peligrosos.

5.3.1. Métodos de disposición final.

Vertedero a Cielo Abierto.

Este es el tipo de disposición final más frecuente en los países con carac-
terísticas de desarrollo similares a las de Cuba y aún bastante frecuente en paí-
ses desarrollados, pues no requiere grandes inversiones, ninguna planificación y
muy poco mantenimiento. Es un método con muchos inconvenientes sanitarios,
presentando un aspecto antiestético, con generación de humos y malos olores y
siendo una fuente de insectos y roedores.

No obstante cuando no hay otra alternativa, al menos deben cumplir con


los requisitos siguientes:

• Estar ubicados lejos de las poblaciones o del centro de trabajo y a sotavento.


CAPÍTULO XIV

• Tener un área limitada y cercada.

• Tener personas que vigilen el lugar.

• No se permitirá en el área personas ajenas, ni animales.

674
• Debe existir instalación de agua para incendios.

• Existir lugares de estancia para los trabajadores con las facilidades sanitarias
necesarias.

Relleno Sanitario.

Este es un método sanitario efectivo y relativamente económico, el cual con-


siste en depositar los desechos en forma planificada y controlada en un sitio selec-
cionado. Permite recuperar terrenos para la agricultura u otros objetivos.

Los desechos son esparcidos y compactados, cubriéndolos posteriormente


con una capa de tierra, la cual es apisonada. Se emplean según las características
del terreno dos métodos diferentes el de zanjas en terrenos llanos y el de prismas
para terrenos irregulares. En el primer caso, se abren zanjas paralelas de 3m. de
ancho por 1,5 - 1,8 m de profundidad, a 3 m de separación y de la longitud que per-
mita el terreno. Se debe cubrir con al mínimo 0.6 m de tierra la basura depositada
diariamente. En el de prismas, la basura se va situando acorde a las características
topográficas y debe cubrirse igual que el en método anterior. La distancia mínima
de los rellenos a las poblaciones debe ser de 500 m y debe tener una zona de pro-
tección sanitaria con áreas verdes de unos 300 m.


 

 






  

  „…
‚ƒ

­€ ­€
CAPÍTULO XIV

Compostaje o conversión en abono.

Es un método que se emplea en el tratamiento de los desechos orgánicos,


es utilizado con frecuencia en algunos centros agroindustriales. Consiste en un

675
proceso biológico mediante el cual se desmenuza y tritura el material y se trata
en condiciones anaeróbicas, aeróbicas o por ambas a la vez. El método mejor es el
aeróbico, en el que se genera una temperatura de 71° C, este calor acelera el pro-
ceso de fermentación, reduce la presencia de organismos patógenos y de insectos
y roedores.

Incineración.

Este es un método costoso que se encuentra bastante cuestionado en la ac-


tualidad, consiste en quemar las basuras en grandes hornos a altas temperaturas
hasta convertirlas en cenizas. El mismo se basa en la eliminación de la humedad,
la quema del material combustible con desprendimiento de gases y un residuo
de cenizas y por último la conversión de los gases malolientes a un estado menos
desagradable. Actualmente es muy cuestionado por la contaminación atmosférica
que puede generar.
   
  
  




CAPÍTULO XIV

5.3.2. Etapas de un Programa para el Manejo de Desechos en el


Centro de Trabajo.

En todo centro de trabajo, sobre todo en aquellos que se generan desechos


peligrosos, debiera elaborarse un programa o procedimiento de trabajo, que per-
mitiera un manejo sin afectar la salud de los trabajadores y el medio ambiente. Sin
lugar a dudas, como ya hemos mencionado, el control de los desechos tanto por

676
su significado ecológico como a la salud, se ha convertido en un problema com-
plejo que necesita de la participación de técnicos especializados en la materia, los
cuales deberán proponer a la Dirección la alternativa más económica y efectiva
sanitariamente para el manejo de los mismos. Esto obliga a estudiar el problema
en cada lugar en particular, analizando diferentes variantes y proponer un pro-
grama que permita resolver la situación existente con la mayor eficiencia posible.
La implantación de un sistema de manejo de los desechos en un centro de trabajo
deberá aplicarse en forma gradual, no podemos modificar de golpe los hábitos ad-
quiridos, aunque esto no significa que las etapas sean a continuación una de otra,
lo que si es esencial es no comenzar una si no está implantada la anterior, ya que
los resultados serían contradictorios. Por tanto, recomendamos que un programa
con esta finalidad debiera separarse en cuatro etapas, que son las siguientes:

Primera etapa. Esta consistirá en identificar el problema, para lo que se debe


conocer el volumen y tipos de desechos generados, las condiciones de almacena-
miento temporal, la existencia o no de tratamiento, las posibilidades de reutiliza-
ción y reciclaje y la disposición final.

Segunda etapa. Una vez determinado el problema hay que implantar o mo-
dificar aspectos concernientes a la política de la empresa en lo referente a la capa-
citación del personal, la elaboración de procedimientos o prácticas y la exigencia
de buenas prácticas de fabricación o desempeño.

Tercera etapa. En este momento una vez que se han creado las premisas
para la aplicación del programa en el colectivo laboral, es que podemos comenzar
con la separación de los desechos.

Cuarta etapa. Esta sería la parte final donde se aplicarían los métodos de
tratamiento y disposición final específicos para el tipo de centro de trabajo en cues-
tión.

Este programa, por supuesto, deberá incluir para cada una de las etapas, CAPÍTULO XIV
una evaluación de los resultados con objeto de proceder a efectuar las intervencio-
nes necesarias con oportunidad.

677
6. Control Higiénico de los Servicios de
Alimentación.
En muchos centros de trabajo existen servicios de alimentación para los tra-
bajadores, en nuestro país la existencia de comedores es casi general y por la im-
portancia sanitaria del mismo, es un factor que debe ser controlado por todo quien
supervisa las condiciones de trabajo. La inspección de estos lugares debe dirigirse
a dos objetivos esenciales, identificar las condiciones de conservación, elaboración
y fundamentalmente, manipulación de los alimentos, que pudieran convertir a
estos en un factor de riesgo de transmisión de enfermedades digestivas y evaluar
desde el aspecto nutricional si la dieta es adecuada para el gasto energético de
acuerdo con el tipo de actividad.

Vamos a considerar como “alimento”, a todas las sustancias que componen


la dieta humana, tanto si se encuentran en estado natural como si han sido ma-
nufacturadas o preparadas, incluyéndose en este concepto al agua. El trabajador
tiene necesidad de una buena alimentación, no obstante, el alimento puede con-
vertirse en un factor de riesgo, causando efectos adversos a la salud, cuando se
carece de control sanitario en estos servicios de alimentación colectiva. En la figura
11 podemos observar los beneficios y daños que pueden causar.

Figura 11. Beneficios y Daños que puede causar el alimento


ALIMENTO

BENEFICIO DAÑOS

Aporte de energía necesaria


Enfermedades infecciosas
Intoxicaciones Químicas
Intoxicaciones por animales y
plantas nocivas
CAPÍTULO XIV

Actividad Enfermedades parasitarias


Metabolismo
Humana

Mayor
Productividad

678
6.1. Elementos de Nutrición.

Sin lugar a dudas que alimentarse adecuadamente es un factor esencial


para la salud y que no sólo es importante comer mucho, sino comer una dieta que
aporte al organismo los componentes necesarios para poder obtener su máximo
rendimiento. De aquí se desprende que en cualquier centro de trabajo, sea funda-
mental garantizar al trabajador una dieta que satisfaga el gasto energético y que
le proporcione los componentes necesarios para mantenerse en las mejores condi-
ciones físicas y mentales para el desempeño de su actividad. Por tanto podemos
afirmar que el alimento es indispensable para el mantenimiento de la vida, ya que
compensa el gasto de energía del metabolismo y de la actividad que el hombre
realiza y permite que se logre un desempeño laboral con una productividad del
trabajo satisfactoria.

En esta parte del control de la alimentación vamos a ser muy concretos, ya


que generalmente en estos lugares existen especialistas en nutrición que determi-
nan la dieta que debe corresponder a cada actividad y establecen la composición
del menú que debe suministrarse. Sin embargo quienes supervisan estos comedo-
res deben controlar y poder identificar mediante diferentes procedimientos senci-
llos, la existencia de problemas, tanto en la cantidad como en la composición de los
alimentos ofertados. Queremos sugerir algunos elementos que pueden ser útiles
para detectar situaciones que puedan estar afectando al trabajador y poder hacer
una evaluación rápida de las mismas.

Ante todo, algo que nos permite identificar con rapidez la situación existen-
te son las opiniones de los trabajadores, las cuales nos pueden llevar a determinar
problemas que pudieran necesitar de una encuesta más detallada o de estudios
de evaluación de la oferta. Debemos recordar que la composición de la dieta debe
contener los nutrientes esenciales, o sea, proteínas, grasas, carbohidratos, vitami-
nas, oligoelementos y agua. En general por la simple observación, quien supervisa
el lugar puede conocer a “grosso modo”, si se oferta una variedad de alimentos
que incluyan estas necesidades. Es muy frecuente en estas visitas recibir quejas de
los trabajadores respecto a la cantidad ofertada, por supuesto que esta es impor-
CAPÍTULO XIV
tante para conocer la energía suministrada (Kcal.) Como conocemos que un g. de
proteína aporta casi 4 Kcal., 1 g de grasas 9 Kcal. y un g de carbohidratos aporta 4
Kcal., podemos por un método simple recogiendo la información de la salida de
alimentos del almacén durante un periodo y conociendo el número de comensales
calcular aproximadamente, la cantidad de Kcal., suministradas a cada trabajador
diariamente o en un periodo determinado. Una dieta equilibrada será aquella que

679
aporte al trabajador la energía suficiente para el tipo de actividad que realiza, o
sea, que le aporte proporcionalmente y en suficientes cantidades, los distintos nu-
trientes necesarios en cada caso, considerando además la edad, el sexo y el estado
fisiológico. En la tabla siguiente se muestran los porcentajes en Kcal. que se consi-
deran adecuados por cada uno de los nutrientes suministrados de la dieta.

Calorías aportadas por Porcentajes de calorías totals (%)


Proteínas 12 - 13
Carbohidratos 55 - 65
Grasas 20 - 30

Otra forma para evaluar la oferta consiste en el pesaje de una muestra de las
raciones servidas al azar, es preferible hacerlo en el momento antes de comenzar
el servicio de las raciones ya preparadas y después en intervalos de acuerdo con
el número de comensales. De esta forma se puede estimar el promedio en cada ra-
ción de los diferentes tipos de alimentos y posteriormente calcular las Kcal. totales
suministradas y por tipo de nutrientes. Es importante conocer que existen progra-
mas computarizados para el análisis de esta información, que permiten brindar
rápidamente los resultados.

6.2. Condiciones Higiénicas.

Este es el factor fundamental que debe controlar el personal responsabili-


zado con la salud en los centros de trabajo. Si los aspectos nutricionales son im-
portantes, también es importante poder asegurar que el entorno y las prácticas de
almacenamiento, preparación y manipulación en general cumplan con las exigen-
cias higiénicas, de forma que garanticen su inocuidad, salubridad y buen estado
de calidad. No podemos aceptar que la falta de higiene en los locales donde se
procesan alimentos y una manipulación descuidada, convierta en un agente noci-
CAPÍTULO XIV

vo, lo que supuestamente es beneficioso. La contaminación de los alimentos con


microorganismos capaces de transmitir enfermedades al hombre, conocidas como
enfermedades de transmisión por alimentos (ETA), es el efecto adverso más fre-
cuente, con la ocurrencia de brotes en estos lugares como resultado de condiciones
higiénicas deficientes en las diferentes etapas de su conservación, procesamiento
y manipulación.

680
Es necesario para eliminar o minimizar el riesgo de brotes alimentarios en
estos lugares y garantizar que los alimentos se consuman en buen estado, contro-
lar los mismos desde su origen, hasta que son consumidos por el trabajador. Cuan-
do los alimentos proceden de una fuente con garantía sanitaria y es transportado y
conservado en condiciones higiénicas, la contaminación se produce generalmente
por la manipulación deficiente. Este es un problema perfectamente evitable, siem-
pre que consigamos que los encargados del procesamiento y manipulación, sean
capaces en su desempeño de cumplir con los principios de la higiene alimenticia.

Entre las principales fuentes de contaminación que pueden alterar el ali-


mento se encuentran las siguientes:

• Condiciones de transporte inadecuadas por contacto directo con polvo, aguas


contaminadas, altas temperaturas, etc.

• Manipulación incorrecta y por personas enfermas o portadores.

• Deficiente limpieza y fregado de equipos, utensilios y locales.

• Almacenamiento y conservación inadecuada.

• Presencia de insectos y roedores.

• Carencia de hábitos adecuados de higiene personal.

6.2.1. El manipulador de alimentos.

El manipulador de alimentos es como ya expresamos, el eslabón más im-


portante del proceso, por lo que consideramos que la garantía sanitaria del alimen-
to estará determinada por la “cultura higiénica” que posea el mismo. ¿A quienes
deben considerarse manipuladores de alimentos? Podemos responder que a todas CAPÍTULO XIV
las personas que tienen contacto con el alimento en cualquiera de sus fases, por
tanto deben ser capacitados en estos principios de higiene, desde el chofer que
busca los alimentos, hasta el personal que sirve las raciones. Ya que durante todo
este trayecto el alimento puede contaminarse, de forma directa o indirecta, con mi-
croorganismos o sustancias nocivas capaces de alterar el mismo y provocar daños
a la salud. Debemos recordar que el alimento es un medio ideal para el crecimiento

681
de microorganismos y que en ocasiones es imposible conocer a simple vista si un
alimento está contaminado.

La necesidad de la capacitación sistemática de este personal, radica en que


son las personas que durante todo el proceso están en contacto con el alimento, lo
que les permite detectar manejos incorrectos, alteraciones en el proceso o en los
productos y otras situaciones, por lo que pueden prevenir consecuencias adver-
sas, tomando acciones oportunas que eviten el consumo de un alimento alterado.
Cuando este personal, como sucede con frecuencia, carece de la capacitación hi-
giénica necesaria, puede asegurarse que se convierte en la fuente principal de la
contaminación del alimento.

Generalmente la imagen higiénica del manipulador manifiesta la forma-


ción recibida, por esto deseamos esbozar algunas condiciones de higiene personal
que deben observarse por quienes hacen los controles de estos lugares. Entre los
aspectos a observar están los siguientes:

• Mantener una perfecta higiene personal y limpieza de las manos con lavado
frecuente y uñas limpias.

• Ropa de trabajo adecuada, limpia y el pelo cubierto.

• No tocar con las manos los alimentos ya elaborados.

• No poseer lesiones en las manos o enfermedades gastrointestinales o


respiratorias.

• No fumar y escupir en las áreas de trabajo y evitar hablar, toser o estornudar


cerca de los alimentos.
CAPÍTULO XIV

• Mantener limpias todas las superficies, equipos y utensilios del proceso.

• Mantener protegidos todos los alimentos del contacto con insectos y roedores.

• Conservar en refrigeración los alimentos sobrantes que van a ser utilizados.

682
• Inspeccionar la calidad de los alimentos antes de su elaboración y antes de
servirlos.

• Mantener una muestra testigo de los alimentos procesados.

6.2.2. Condiciones Higiénicas de los locales de alimentación.


Requisitos a verificar.

El otro elemento que debe ser verificado son las condiciones higiénicas de
los locales donde se almacenan, procesan o consumen los alimentos, priorizando
la limpieza como el factor más importante para evitar la contaminación de los
alimentos. Debemos considerar en este control, las cocinas y demás locales donde
se preparan, almacenan y sirven alimentos, en los que deberán ser verificados los
requisitos siguientes:

Requisitos higiénicos generales.

• Los pisos, paredes y techos deben ser de material impermeable, lisos y


mantenerse en buen estado de limpieza.

• Poseer un sistema de abastecimiento de agua en cantidad suficiente y con


calidad sanitaria.

• Existir un sistema de desagües que permitan la limpieza de los locales, se


encuentren en buen estado de mantenimiento y que posea trampa de grasa.

• Las puertas y ventanas poseerán protección contra insectos y roedores.

• Poseer los medios necesarios para el almacenamiento y conservación adecuada


de los alimentos.
CAPÍTULO XIV
• Tener depósitos para los desperdicios con tapas y limpios; manteniendo las
áreas donde se ubican los mismos con una limpieza adecuada.

• Contar con las condiciones de ventilación adecuadas que permitan desarrollar


las actividades.

683
• Los equipos o utensilios deben tener un diseño sanitario y mantenerse en
perfecto estado de limpieza.

• Evitar la existencia de cortocircuitos entre las áreas sucias y de preparación y


oferta de los alimentos.

• Selección previa de los alimentos a procesar u ofertar.

• Hábitos higiénicos de los manipuladores de alimentos.

6.2.3. Almacenamiento y Conservación

El alimento siempre necesita de un almacenamiento antes de su procesa-


miento y consumo. Durante esta etapa deben existir condiciones que permitan
mantener sus características intrínsecas, sin producirse alteraciones que modifi-
quen los nutrientes, ni contaminarse por elementos presentes en el ambiente. Las
condiciones y requisitos de almacenamiento establecidos para estos lugares de-
penden básicamente del tipo y facilidad de deterioro del alimento que se desea
guardar. Por consiguiente las exigencias sanitarias en este campo serán diferen-
tes para los alimentos no perecederos (azúcar, harina, frijoles), semi perecederos
(papa y otros tubérculos) o perecederos (leche, carne, cremas). El almacenamiento
estará organizado de manera que permita hacerse la inspección diaria del estado
de los alimentos, el consumo de acuerdo con la rotación de las existencias y sobre
todo la limpieza diaria del área.

Entre las condiciones generales que se deben analizar en la evaluación sani-


taria del almacenamiento de estos productos encontramos los siguientes:

• Locales limpios, secos, bien iluminados y ventilados.


CAPÍTULO XIV

• Tipo de alimento y facilidad del deterioro.

• Cantidades mínimas necesarias.

• Control de las condiciones del producto, calidad en la recepción.

• Ordenados por grupos o tipos de alimentos.

684
• Ubicación en estantes y depósitos adecuados, no almacenar en el piso.

• No almacenar con sustancias nocivas.

• Protección contra insectos y roedores.

Los alimentos perecederos, necesitan de condiciones especiales de conser-


vación a temperaturas controladas en cámaras frigoríficas o de congelación, con el
objetivo de alargar su vida. En este tipo de almacenamiento es necesario controlar
la temperatura y humedad de acuerdo al tipo de producto, así como evitar la po-
sibilidad de transmisión de olores de unos a otros productos. Entre los requisitos
que deberán cumplir estas instalaciones y que deben verificarse durante las ins-
pecciones son los siguientes:

• Pisos, paredes y techos impermeables, lisos y limpios.

• Deben poseer desagües protegidos.

• Poseer anaqueles, ganchos, bandejas, etc., de acuerdo al tipo de alimento y con


condiciones sanitarias.

• Poseer termómetro e higrómetro para conocer la temperatura y humedad.

• No deben llenarse las cámaras, los productos no deben unirse entre si, ni
pegarse a las paredes, de forma que exista circulación del aire frío.

• Ordenar los alimentos de forma que se pueda realizar una adecuada rotación
de los productos.

• Guardar los diferentes tipos de alimentos en compartimientos o áreas separados.


CAPÍTULO XIV
• Establecer un programa de higienización de forma que se mantengan limpias
y libres de olores.

• Hacer inspección diaria de los productos.

685
En esta inspección diaria es fundamental controlar el registro de tempera-
tura según el tipo de alimento, pero además todo control sanitario que se realice a
estas áreas debe incluir el control de la temperatura, por lo que a continuación se
recomiendan las temperaturas adecuadas para los diferentes tipos de alimentos.

• Temperatura máxima aceptable 10 OC

• Frutas, verduras, mayoría de alimentos de fácil descomposición de 7 a 10 OC

• Huevos de 4 a 6 OC

• Productos lácteos de 3 a 8 OC

• Carnes y Aves de 0 a 3 OC

• Pescado y Mariscos de - 1 a – 5 OC

• Alimentos congelados de 18 a – 29 OC

Para terminar, expresar que las autoridades de inspección sanitaria deben


comprobar en cada visita el estado de los alimentos almacenados, procediendo a
tomar las medidas sanitarias correspondientes cuando se identifiquen síntomas de
alteración o deterioro en los mismos.

4.4.4. Requisitos para limpieza de equipos, utensilios y locales.

La limpieza tiene que ser una característica esencial de todos los lugares
que se dedican a la elaboración y expendio de alimentos. Las cocinas y comedores
deben limpiarse al terminar cada turno de preparación o servicio de comida, esta
limpieza incluye además de los locales, los equipos y utensilios que se emplean
CAPÍTULO XIV

en el trabajo. Los métodos empleados deben poseer características que eviten al-
teraciones o la contaminación de los alimentos. Algo de suma importancia en la
protección sanitaria del alimento, lo constituye la forma de fregado de los equipos
y utensilios empleados. Garantizar la limpieza de estos medios necesita establecer
un procedimiento que cumpla con los pasos siguientes:

686
a). Todos los equipos, superficies y utensilios utilizados en la elaboración y
el servicio de los alimentos, deben lavarse diariamente y cada vez que sea necesa-
rio durante el proceso.

b). Antes del fregado deben eliminarse todos los residuos de alimentos.

c). El fregado manual de los utensilios se realizará preferentemente en fre-


gaderos de 3 compartimientos o etapas aplicando el procedimiento siguiente:

• Lavar con agua tibia (45 OC) y detergente.

• Eliminar el detergente mediante enjuague con agua corriente.

• Sumergir en agua caliente (80 OC) o en solución desinfectante.

• Ponerlos a escurrir.

• Guardar en lugar protegido contra insectos y roedores.

En estos lugares suelen emplearse máquinas para el lavado de la vajilla, no


se puede pensar que por utilizar máquinas este problema está resuelto. Cuando se
ejecuta el lavado con estos equipos, para que el lavado se haga con calidad deben
cumplirse determinados principios que cuando son violados, no garantizan un la-
vado eficaz. Siempre deberá practicarse cumpliendo con los procedimientos ope-
racionales orientados por los fabricantes. Por tanto, recomendamos en estos casos,
que se controle el procedimiento de acuerdo con el tipo de máquina empleado y
se verifique la eficacia, observando el resultado final de la limpieza en los medios
lavados.

Finalmente debemos recordar que para aplicar procedimientos de lavado


eficaces, es indispensable la existencia de un surtido suficiente de vasos, platos, CAPÍTULO XIV
tazas, etc., de manera que se garantice la demanda del servicio. No se debe fregar
y secar los utensilios con paños, porque el tiempo no permita el secado correcto, o
servir el alimento en utensilios mojados.

687
Tabla 4. Instalaciones sanitarias en lugares de trabajo.
Tipo Instalación Sexo Tipo área Cantidad Número de trabajadores
1 De 1 a 19
2 De 20 a 49
M I - II - III 3 De 50 a 99
5 De 100 a 200
1 Por cada 50 o fracción mayor que 25
Inodoro 1 De 1 a 9
2 De 10 a 24
3 De 25 a 49
F I - II - III 4 De 50 a 74
5 De 75 a 100
1 Por cada 50 o fracción mayor que 25
1 De 1 a 19
2 De 20 a 49
Urinarios M I - II - III 3 De 50 a 99
5 De 100 a 200
1 Por cada 30 o fracción mayor que 15
I - II 1 Por cada 20 o cada fracción mayor que 15
Lavamanos M-F
III 1 Por cada 10 o fracción mayor que 5
I 1 Por cada 20 o cada fracción mayor que 15
Duchas M-F II 1 Por cada 10 o fracción mayor que 5
III 1 Por cada 5
Bebederos M-F I - II - III 1 Por cada 30
I 1 Por cada 1
Taquillas M-F
II - III 2 Por cada 1

7. Instalaciones o Facilidades Sanitarias.


Muchos empresarios no tienen conciencia de la importancia que tienen es-
tas instalaciones en el buen desarrollo de la actividad laboral y la calidad de vida
de los trabajadores. La falta de dichas facilidades influye en la aparición de en-
fermedades en el colectivo, pero además, es un elemento de insatisfacción y en
CAPÍTULO XIV

ocasiones hasta afecta la eficiencia laboral.

En todo lugar de trabajo deben existir las instalaciones sanitarias requeridas


para que los trabajadores puedan satisfacer las necesidades elementales de higiene
personal y de agua para beber. Como es de todos conocidos esta exigencia tiene
una mayor importancia, cuando los centros presentan características productivas
o del servicio, que nos hace clasificarlos indistintamente como sucios o molestos

688
y peligrosos o nocivos y en los cuales el trabajador puede estar en contacto con
sustancias que causen efectos adversos a la salud. Las reglamentaciones higiénicas
de trabajo existentes en los diferentes países recomiendan la existencia de estos
medios en relación al sexo, número de trabajadores y clasificación de la actividad,
aunque en todos los casos no coinciden estos criterios en cuanto al número, lo que
si queda definido es la obligación de la existencia de los mismos.

En la tabla 4 describimos las exigencias establecidas en nuestro país de


acuerdo con la NC 107 del 2001. La experiencia nos ha demostrado, que quienes
están encargados de controlar estos aspectos deben ser flexibles y aplicar un pen-
samiento lógico al evaluar estas situaciones.

Debe recordarse que la cantidad de instalaciones exigidas están concebidas


para el turno con mayor número de trabajadores y no para la plantilla general de
trabajadores.

8. Control de Vectores.
La existencia de programas de control de vectores en todos los lugares de
trabajo, es otro aspecto que debe ser controlado por quienes verifican las condicio-
nes laborales, ya que la presencia de estos significa un riesgo a la salud de los tra-
bajadores y en algunas producciones para la calidad del producto. Existen algunas
actividades de trabajo que por sus características, son atractivas para la existencia
de estos agentes biológicos, por lo que se hace aún más importante el control de
los mismos, como es el caso de las industrias de procesamiento de alimentos. En
muchas ocasiones los empresarios consideran que este es un problema de estética
y no analizan la situación como un serio problema higiénico, que puede traer con-
secuencias graves para la industria y la salud de los trabajadores, así como para la
comunidad vecina, las cuales pueden rechazar la presencia del centro de trabajo y
establecer reclamaciones a las autoridades correspondientes.

Lo que denominamos como vectores son todos aquellos integrantes del rei- CAPÍTULO XIV
no animal que toman parte en la transmisión de enfermedades. Es el portador
viviente del agente etiológico de una enfermedad, que la transmite al hombre por
inoculación, diseminación o por ambos mecanismos a la vez y que actúa como
hospedero intermediario. De acuerdo a como los vectores pueden transmitir los
agentes etiológicos se pueden considerar como mecánicos o biológicos. Los vecto-
res de importancia sanitaria son los artrópodos y roedores.

689
En muchos casos las empresas consideran que poseen un buen control de
vectores porque periódicamente se hacen fumigaciones en los locales. Hay que ex-
presar que un programa de control de vectores adecuado comprende un conjunto
de acciones, no sólo el control químico, que tienen que tender a eliminar o minimi-
zar la presencia de estos en el ambiente laboral. Por consiguiente las empresas tie-
nen que desarrollar programas basados en medidas de control permanente, donde
el orden y limpieza es fundamental y en el que se incluyen también medidas como
la fumigación, que son medidas de carácter transitorio con el objetivo de accionar
con rapidez ante altos índices de infestación.

Las medidas que deben aplicarse en cualquier programa de control serán


integrales y estarán determinadas, por el conocimiento de las características del
vector y la cadena epidemiológica de la enfermedad que el mismo es capaz de
transmitir. Siempre debemos recordar que para evitar la contaminación ambiental
deben preferirse los métodos de control biológicos a los químicos.

Entre las medidas generales se pueden mencionar las siguientes:

• Orden y limpieza.

• Saneamiento del medio, para la reducción o eliminación de criaderos y guaridas.

• Aislamiento de los edificios (Protección con mallas y otras).

• Control biológico, mediante peces larvívoros para el mosquito o salmonellas y


virus para los roedores.

• Control químico, mediante el empleo de insecticidas y rodenticidas.

• Protección de los alimentos.


CAPÍTULO XIV

• Utilización de trampas.

• Protección personal, mediante ropas especiales, mosquiteros y repelentes.

El problema más frecuente que nos encontramos en nuestros lugares de tra-


bajo es la infestación de roedores, cucarachas, moscas y mosquitos. Consideramos

690
que quienes inspeccionan estos lugares o tienen la responsabilidad de la SST en la
empresa deben poseer los conocimientos básicos para el control de los mismos, los
que describimos a continuación:

Moscas.

• Educación Sanitaria.

• Saneamiento del medio.

Control de los desechos sólidos.

Correcta evacuación de excretas y residuales.

Eliminación de otros posibles criaderos en especial de materia orgánica.

• Control con plaguicidas.

Rociamiento espacial de interiores con piretrinas y sinérgicos al 0.1% y en


exteriores con Malathion al 5%.

Rociamiento residual en lugares de descanso con Diazinon al 1%, Dipterex


al 1%, Malathion del 2 - 5% o Lindano al 1%.

Cuerdas impregnadas con Diazinon al 25% a razón de 10m por cada 9,2
metros cuadrados.

Cebos preparados con azúcar y Malathion o Diazinon al 2%.

• Protección mecánica de puertas y ventanas. CAPÍTULO XIV


• Control biológico con machos estériles o con gérmenes patógenos como el
bacillus thuringiensis.

691
Mosquitos.

• Educación Sanitaria.

• Medidas en la fase acuática.

Permanentes.

Eliminación de depósitos artificiales de agua.

Relleno sanitario de terrenos bajos.

Drenaje de zonas bajas y pantanosas.

Limpieza, canalización y entubamiento de zanjas, arroyos, etc.

Mantenimiento de embalses de agua, letrinas, tanques sépticos, etc.

Comunicación de marismas con el mar.

Transitorias.

Control biológico con peces (guajacón), bacillus thuringiensis, etc.

Control químico.

• Medidas en la fase adulta.

Control químico con plaguicidas y repelentes.


CAPÍTULO XIV

Control mecánico con mallas, mosquiteros o ropa especial.

Roedores.

• Educación Sanitaria.

692
• Saneamiento Básico.

Eliminación de las fuentes de alimentación.

Eliminación de lugares que sirven de guaridas.

• Construcciones a prueba de roedores.

• Control químico.

Fumigantes. (gases).

Rodenticidas naturales y sintéticos.

• Control biológico.

• Trampas y ratoneras.

Cucarachas.

• Educación Sanitaria.

• Saneamiento Básico.

Eliminación de las fuentes de alimentación (limpieza).

Eliminación de lugares que sirven de guaridas.

• Control químico. Malathion 1-5%


CAPÍTULO XIV
9. Contaminación Atmosférica.
Este es un aspecto que se ha convertido en un problema mundial, ocasionado
en gran medida por las emisiones de las industrias a la atmósfera. Se han convertido
en problemas políticos y sanitarios de carácter internacional los elevados niveles de

693
contaminantes en las ciudades de algunos países, las modificaciones en la capa de
ozono, el calentamiento global, los cambios climáticos, fenómenos todos ocasiona-
dos por las emisiones excesivas de contaminantes a la atmósfera. Por tanto, no se
puede concebir una nueva inversión o inspeccionar una fábrica o centro de trabajo,
ignorando evaluar la emisión de contaminantes gaseosos que aporta al medio am-
biente. Aunque en los últimos decenios se ha insistido en los aspectos ambientales,
no obstante se continúa sin tener un nivel de percepción adecuado de estos proble-
mas y en muchas ocasiones se trata de disminuir el costo de las inversiones, elimi-
nando medidas de protección ambiental.

Una medida muy relevante en el manejo de la contaminación atmosférica


generada por la producción industrial, consiste en la planificación territorial de las
industrias molestas o nocivas, así como, la determinación de una zona de protección
sanitaria en los proyectos de las nuevas instalaciones. Existen tipos de producción
en que se ha demostrado que contaminan el ambiente o causan molestias al ve-
cindario y que aunque en su diseño se tomen medidas de control efectivas para la
limpieza de las emisiones a la atmósfera, para garantizar una protección adecuada,
se establecen distancias entre las zonas residenciales y el lugar donde está ubicado
el foco contaminante. La extensión de esta zona dependerá de las características de
los contaminantes emitidos según el tipo de producción y debe estar establecida en
la legislación correspondiente.

Es frecuente encontrarnos con sistemas de control en la fuente de generación


de contaminantes, que eliminan o minimizan la exposición del trabajador, sin em-
bargo en los que no han considerado la posible afectación de su descarga al medio
ambiente, la cual se realiza sin medios de separación o neutralización de los mismos.
Es necesario por tanto que en las visitas de control que se realizan a los lugares de
trabajo donde existen sistemas de extracción en el origen, además de proceder a
controlar la eficacia de estos, se verifique y evalúe la limpieza del aire expulsado al
ambiente y se exija la minimización también de los contaminantes emitidos al am-
biente comunal.

La reducción de los contaminantes en las emisiones industriales se puede lo-


CAPÍTULO XIV

grar por diferentes procedimientos, aunque hay dos métodos que son los más usua-
les en el control de estas emanaciones. La sustitución de materias primas, combusti-
bles, procesos y equipos suele ser la solución más efectiva y la aplicación de métodos
de limpieza o minimización de los contaminantes en el aire extraído, que es el más
aplicado en los casos de los procesos de trabajo que contaminan el ambiente exterior.
El control de las emisiones se realiza mediante equipos diseñados específicamente
para la reducción de partículas o gases y en algunos casos para eliminar olores.

694
Parte 5.
SEGURIDAD EN EL TRABAJO.

Seguridad en el Trabajo y
Factores de Riesgo
CAPÍTULO XV

695
1. Introducción.
Índice

2. La Seguridad en el Trabajo.

3. Situación de la Seguridad en el Trabajo.

4. El Accidente del Trabajo

5. Condiciones de Seguridad y Factores de Riesgo de Accidentes.


CAPÍTULO XV

696
1. Introducción
El objetivo de la Salud y Seguridad del Trabajo consiste, en garantizar la sa-
lud de los trabajadores con una concepción integral y fundamentalmente preventi-
va, por lo que es inadmisible concebir un texto sobre el tema, sin tratar el problema
que en la práctica dio origen a la creación de esta disciplina, el accidente. Debemos
recordar, que los empresarios capitalistas comienzan a preocuparse por esta situa-
ción, cuando el desarrollo de la tecnología les exige mantener la fuerza de trabajo
calificada, la cual debido a las condiciones de trabajo imperantes sufría de graves
problemas de salud, en particular los ocasionados por accidentes muchas veces
mortales. A esto, por supuesto, se sumaron las demandas de la clase trabajadora,
lo que les indujo a ocuparse de mejorar las condiciones en que se desarrollaba la
actividad laboral y de esta manera poder conservar a los trabajadores calificados,
evitando las demandas sociales y presentando una imagen humanista.

El desarrollo tecnológico de la humanidad ha conllevado a mejores condi-


ciones de vida, de atención médica y un aumento de la expectativa de vida, pero
paradójicamente han surgido factores de riesgo que han llevado al accidente (de
todo tipo) a convertirse en una de las primeras causas de muerte en los países y
se considera internacionalmente como un problema de salud con tendencia ascen-
dente. Esto obliga al personal dedicado a la salud y seguridad en cualquier país
a dirigir las acciones a disminuir los accidentes de trabajo, colaborando en dismi-
nuir dicha tasa de mortalidad e invertir la tendencia.

En relación a los fines de salud hay quienes describen el accidente como


un acontecimiento casual, por lo general desgraciado o dañino, independiente de
la voluntad humana, provocado por una fuerza exterior que actúa rápidamente
y se manifiesta por la aparición de lesiones orgánicas, trastornos mentales o am-
bos. Aunque discrepamos de algunos elementos expresados en esta definición, la
expresamos con el sentido que se analice por los lectores, una vez hayan revisado
todos los elementos referidos en el tema respecto a estos eventos. En Cuba en el
año 2000 se encontraba como la cuarta causa de muerte, con 4,978 accidentes inclu-
yéndose en los mismos el accidente del trabajo, aunque el mismo no aparece como CAPÍTULO XV
uno de los factores fundamentales de la situación existente.

En este tema se tratará sobre los aspectos fundamentales de la seguridad,


que a nuestro juicio debe conocer cualquier especialista o técnico dedicado a la
prevención de los riesgos en el trabajo, para dirigir las acciones y prevenir en su
centro de trabajo los accidentes, logrando mejorar en el colectivo la percepción del
riesgo y un clima razonable de seguridad.

697
2. La Seguridad en el Trabajo.
2.1. Concepto

Es importante comenzar manifestando que en este capítulo vamos a consi-


derar la Seguridad del Trabajo, como el conjunto de técnicas y procedimientos que
tienen por objeto, eliminar o minimizar los factores de riesgos, que pueden con-
ducir a la materialización de accidentes durante el desarrollo de las actividades la-
borales. Como se puede observar, en esta definición está implícito el carácter pre-
ventivo de esta especialidad, ya que resalta que su accionar consiste en eliminar o
minimizar las causas capaces de materializar los mismos. Aunque no nos agrada
tratar estos aspectos de la forma en que se ejecuta en muchos centros de trabajo,
donde los aspectos de atención médica e higiene ambiental, se manejan por un
departamento médico y los de seguridad por los técnicos e ingenieros, creándose
una dicotomía en la concepción preventiva y en la atención de los problemas de
salud y seguridad, desde el punto de vista didáctico no nos queda otra alternativa
que desarrollarlo de manera independiente. Es cierto que en la seguridad encon-
tramos muchos aspectos que dependen de las tecnologías o procedimientos de
trabajo,que pertenecen al sector de la ingeniería y la organización del trabajo, no
obstante el personal sanitario tiene que ser capaz de identificar los mismos, rela-
cionarlos con la salud de los trabajadores y exigir en conjunto con los especialistas
de seguridad las medidas preventivas necesarias. Nuestro criterio es que tanto
los especialistas de salud como los de seguridad tienen que tratar el problema de
forma integral y por tanto, ser capaces de identificar los problemas existentes en
ambos campos, aunque para establecer las medidas preventivas siempre debe tra-
bajarse en equipo y prevalecer los criterios de los especialistas más calificados, se-
gún el aspecto de que se trate. Que el control en seguridad esté fundamentado en
la aplicación de un conjunto de conocimientos y técnicas no médicas para eliminar
o minimizar el riesgo a la ocurrencia de un accidente, no significa que el personal
de salud no esté identificado con las mismas y viceversa en lo que se refiere a las
acciones de higiene por el personal de seguridad.
CAPÍTULO XV

La seguridad como ya mencionamos es una rama eminentemente social y


preventiva, por tanto debemos tratar estos aspectos de manera tal que nuestro
desempeño sea capaz de alcanzar los objetivos trazados, considerando el contexto
social y el nivel de desarrollo de cada país. Ante todo pensar que si las condiciones
de trabajo existentes son producto del desarrollo alcanzado por cada sociedad, la
cultura preventiva también es un producto de ese nivel de desarrollo y expresa la
evolución de dicha colectividad y la calidad de vida de sus miembros. Es impo-

698
sible ante situaciones de riesgo identificadas establecer una receta única, general-
mente proveniente de una sociedad diferente, con un nivel cultural distinto, por
lo que debemos ser objetivos y analizar cada situación de acuerdo con el lugar y
características de su desarrollo social. No podemos pensar que todos los miembros
de una comunidad o colectivo laboral poseen cultura en prevención, ya que como
producto social esta sólo existe y se práctica, por quienes han alcanzado ese nivel
de cultura y que en realidad creen en su efectividad. De esto se deriva que en la
práctica no podemos aplicar una táctica similar para exigir las medidas de segu-
ridad y salud en los diferentes lugares de trabajo y que en ocasiones encontremos
resistencia en la aceptación de las mismas por el empresario, justificando las de-
ficientes condiciones de trabajo por problemas de tipo económico. El especialista
o inspector deberá con ética ser flexible y práctico en sus exigencias, siempre que
la aceptación de una situación de riesgo se pueda tolerar sin un peligro inminente
a la salud del trabajador. Hay que analizar que la función general de los técnicos
radica en el control de riesgos y para esto se debe alcanzar la mayor fiabilidad en
el sistema, lo cual en la realidad práctica significa lograr un nivel de riesgos tole-
rable, ya que la estrategia de eliminar todos los riesgos es poco realista y nos quita
credibilidad ante los responsables de las empresas.

Por tanto, ¿Qué es realmente la seguridad? Podemos manifestar que es la


función que nos permite alcanzar y mantener un óptimo estado de funcionamiento
de un sistema de trabajo, garantizado por un nivel de riesgo aceptable. La esencia
de la misma consiste en contribuir a la coordinación y funcionamiento armónico
de los sistemas operativos y no puede funcionar como un sistema independiente
que busque resultados específicos, sin participación del resto de las áreas.

¿Qué es realmente la Seguridad?


Es la función que nos permite alcanzar y mantener
un óptimo estado de funcionamiento de un sistema, garantizado
por un nivel de riesgo aceptable.

CAPÍTULO XV
Nuestro objetivo en cualquier centro de trabajo tiene que ser incluir la segu-
ridad como un sistema más, de los que contribuyen a la estabilidad y continuidad
de los sistemas de trabajo y cuyas metas serán lograr confiabilidad en el desempe-
ño humano, en los procesos y tecnología y en el logro de resultados.

699
Meta de la seguridad - confiabilidad del sistema

En el desempeño humano
En sistemas, procesos y tecnología
En el logro de resultados

2.2. La Prevención del Riesgo

Todas las empresas en la actualidad desarrollan un conjunto de actividades


o medidas adoptadas o previstas en las diferentes fases de su proceso que están
dirigidas a evitar o minimizar los riesgos. No obstante existen diferentes formas
de aplicar estas medidas, lo que está determinado por la concepción (política) de la
dirección en el contenido de la prevención. La prevención de la que generalmente
se enorgullecen los empresarios tiene un principio reactivo, o sea generalmente se
aplican las medidas después de ocurrido un evento que ha ocasionado un daño
material o humano. Este no puede ser el tipo de prevención a la que aspiramos, ya
que se adopta una posición pasiva hasta tanto ocurre el hecho y es entonces cuan-
do nos ocupamos de la eliminación de los factores que han contribuido al mismo.
Nuestro objetivo como se ha expresado previamente, consiste en lograr un “alto
grado de confiabilidad” en el sistema, para lo cual hay que identificar y eliminar
siempre que sea posible todos aquellos factores que puedan ocasionar una deses-
tabilización del mismo, con los consecuentes daños materiales y humanos, o sea
hay que desarrollar lo que denominamos un accionar proactivo, hay que prevenir.

Otro aspecto de sumo interés que deben conocer quienes se dedican a estas
funciones es el alcance que pueden tener estas acciones preventivas. En muchas
ocasiones se considera que cuando tratamos sobre prevención sólo nos ocupamos
de acciones encaminadas a la disminución de los riesgos. Hay que analizar que
cuando tratamos aspectos que pueden causar alteraciones a la salud, los progra-
mas tienen que tener un elevado sentido humanista y para cumplir con este prin-
cipio, debemos tener bien identificado que el contenido de esta disciplina se ex-
tiende más allá de investigar el accidente y tomar las medidas correspondientes.
CAPÍTULO XV

El trabajador que ha sido lesionado debe sentirse atendido mientras transcurre su


padecimiento y considerar en los programas de las empresas las posibilidades de
reincorporación al trabajo, en ocasiones mediante la recalificación.

En consecuencia podemos tratar la prevención de riesgos laborales como


el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas, en todas las fases del

700
proceso empresarial, (incluida la concepción, diseño y proyecto de procesos, luga-
res de trabajo, instalaciones, dispositivos, procedimientos, etc.) dirigidas a elimi-
nar o minimizar los riesgos laborales. Al analizar este contenido podemos afirmar
que es incompleto desde el ámbito de la salud, ya que no incluye aquellas medidas
de rehabilitación o recuperación del trabajador afectado por los factores presentes
en su entorno laboral.

Por tanto, la prevención de riesgos laborales, en los programas que se ela-


boren por las empresas, deben incluir los elementos considerados por la Organiza-
ción Mundial de la Salud para cada uno de los tres niveles de atención siguientes:

Prevención Primaria: Es la más eficaz y está dirigida a evitar los riesgos o la


aparición de los daños, mediante el control eficaz de los factores de riesgos que no
pueden eliminarse. Puede aplicarse en:

• El diseño de la instalación, tecnología, etc. Es en términos absolutos la medida


más eficaz. Consiste en considerar los principios preventivos en el momento
que se concibe el diseño de instalaciones, equipos, herramientas, puestos de
trabajo, procesos, métodos, organización del trabajo, etc. con la finalidad de
eliminar o minimizar los riesgos.

• Acciones sobre la fuente, de manera que se elimine o minimice el factor de


riesgo, aplicando las medidas técnicas más eficaces sobre el elemento, máquina
o proceso que genera el riesgo, como puede ser el aislamiento o enclaustramiento
de dicha fuente.

• Acciones sobre el medio de transmisión, o sea el ambiente del lugar de trabajo,


evitando la exposición, generalmente interponiendo barreras entre la fuente y
el receptor de manera que se elimine la posibilidad del daño.

• La persona o trabajador. En general utilizando los tan conocidos equipos de


protección personal. Es aplicado con mucha frecuencia, aunque es el menos CAPÍTULO XV
efectivo en ocasiones son necesarios. Es en particular de gran ayuda entre estas
medidas, la vigilancia de la salud individual y la formación en materia de salud
y seguridad, la cual muchas veces posee un carácter formal.

Prevención Secundaria: Es la que comprende la etapa en que se inicia el


proceso de alteraciones de la salud, aunque no se manifieste de una forma clara.

701
En la misma aparecen las modificaciones detectadas que en muchas ocasiones son
reversibles, se incluyen muchas acciones de atención médica que tienen como ob-
jetivo la vigilancia de la salud del trabajador, que permiten el diagnóstico precoz y
el tratamiento oportuno y eficaz.

Prevención Terciaria: Se aplica cuando existe una alteración patológica de


la salud, durante la convalecencia o posterior a la misma. Estas acciones son en
general de atención médica y de rehabilitación. Es importante aclarar que además
de la rehabilitación médica debe existir la rehabilitación laboral, de aquellos casos
en que se hace necesaria para la reinserción del trabajador a la actividad laboral

En realidad para hacer prevención en Seguridad y Salud del Trabajo, los


programas o planes elaborados por los centros laborales deben considerar los
principios generales siguientes:

• Evitar la existencia de riesgos en los procesos de trabajo.

• Evaluar los riesgos cuando la existencia de los mismos es inevitable.

• Eliminar o minimizar los factores de riesgo en la fuente u origen.

• Adaptar las condiciones de trabajo a las características de los trabajadores.

• Considerar la evolución de la tecnología.

• Sustituir todas las actividades o elementos peligrosos por otros menos


peligrosos, siempre que sea posible.

• Planificar e integrar la prevención en todas las actividades del centro.


CAPÍTULO XV

• Priorizar la protección colectiva a la individual.

• Establecer planes de formación que eduquen al trabajador en una cultura de


seguridad.

702
RECORDAR
“UN PROCEDIMIENTO DE TRABAJO QUE PUEDA HACERSE CON Y SIN
SEGURIDAD, PUEDE CONSIDERARSE UN
MAL PROCEDIMIENTO DE TRABAJO”

2.3. Limitaciones en el cumplimiento de los programas de


prevención.

En este sentido deseamos analizar un problema que en ocasiones es muy


manido por los especialistas de seguridad y salud, los que manifiestan que la di-
rección hace caso omiso a sus recomendaciones o que no consideran estas medidas
como una prioridad en los planes de la empresa. Considero por experiencia, que
esta situación, que en ocasiones puede ser real, es un indicador de que nuestra ges-
tión preventiva es deficiente y en realidad incomprendida por la manera en que
desarrollamos la misma. A continuación vamos a analizar algunos aspectos que
considero pueden determinar estas circunstancias y que todo especialista debe
tener presente para ir eliminando dichas limitaciones con su dedicación y lograr
un desempeño efectivo.

• La primera función de un centro de trabajo es cumplir con su objetivo social.

O sea, que un lugar ante todo debe cumplir con los planes productivos o de
servicios que se hayan trazado. Si quien está encargado de la gestión de seguridad
se convierte en un elemento que continuamente plantea disposiciones o medidas
que obstruyen el desarrollo normal de la actividad laboral, llegará el momento que
lo ven como alguien que entorpece el normal desarrollo del proceso y comienzan
a ignorar sus disposiciones. La solución de esta situación radica en que se manejen
las recomendaciones o las deficiencias detectadas, como elementos que coadyuvan
al mejor desarrollo del proceso laboral. No todas las medidas que se dictan pueden CAPÍTULO XV
ser prohibitivas, hay que brindar también soluciones, que manteniendo la activi-
dad minimicen el riesgo y si es posible que incrementen los resultados del proceso
y mejoren la eficiencia.

• La falta de cultura preventiva en dirigentes y trabajadores.

703
No todo el personal del colectivo laboral posee el nivel de conocimientos en
seguridad y salud de los técnicos y por tanto es imposible pensar que ellos puedan
percibir el riesgo de la misma forma que lo apreciamos los que trabajamos en este
campo. Esta diferencia se manifiesta significativamente entre los centros de trabajo
pertenecientes a grandes empresas y los centros pequeños. La solución a este as-
pecto radica en la capacitación continua del colectivo en los riesgos presentes en la
actividad y en las formas de eliminarlos o minimizarlos. La formación debe estar
dirigida a modificar los comportamientos como la meta a corto plazo, ya que la
modificación de la cultura, aspecto muy mencionado en la actualidad, implica un
periodo mucho más extenso y en el que influyen múltiples factores sociales.

• La característica abstracta o intangibilidad de la prevención.

Tenemos que considerar que estamos tratando de convencer a quienes de-


ben actuar, sobre cosas que no han sucedido y esto no es fácil de lograr. Cuando
se hace prevención reactiva es fácil que se nos comprenda y se apliquen las me-
didas propuestas, ya que el accidente ha ocurrido, es un hecho evidente, quienes
tienen que adoptar las modificaciones están palpando la situación acontecida. La
solución de este aspecto tan complejo no puede resolverse mediante la emisión de
medidas prohibitivas, hay que resolver este problema demostrando objetivamente
que los procedimientos preventivos ayudan al buen desarrollo de la actividad y
son incompatibles o al menos minimizan la posibilidad de los accidentes.

• La falta de integración de la seguridad y salud a los planes de la empresa,


considerando los programas de seguridad como algo a lo que hay que
subordinarse.

En muchos casos los especialistas de seguridad se encuentran desvincula-


dos de los planes generales de la empresa y actúan de forma independiente, pen-
sando que su actividad por la importancia social que conlleva tiene que priorizarse
sobre el resto de las tareas. Nada más falso que este razonamiento. El especialista
tiene que conocer y participar o sea estar integrado a los planes productivos y de
CAPÍTULO XV

servicios y ser un factor que viabilice su ejecución, pues debe recordar que una
organización ineficiente poco podrá hacer, tanto respecto a la seguridad como a
sus otras funciones. Es fundamental que los dirigentes directos de la producción
vean al personal de seguridad como alguien que le asesora en sus funciones, que
es partícipe del proceso, para que le consulten los posibles cambios de proceso o
procedimientos previamente a su aplicación. Una forma inteligente de resolver
este fenómeno es integrarse a los programas de calidad y protección del ambiente,

704
ya que el primero en general está implantado y posee un gran apoyo por el sig-
nificado que tiene respecto a la competitividad del producto y el segundo por las
presiones de la comunidad existentes en la actualidad respecto al impacto ambien-
tal y al desarrollo sostenible. Hay que participar en los resultados de la empresa
y llegar a ser considerado como parte del proceso productivo o de servicio que se
desarrolla en la entidad, si queremos que nuestras disposiciones se promuevan y
ejecuten.

• El considerar los errores humanos como el factor causal esencial de los hechos
y no los otros fallos del sistema de trabajo.

Desde hace muchos años se maneja que los problemas de seguridad tie-
nen causas de origen organizativo, técnico y humano. En la mayoría de los casos
investigados, se presenta como que las causas básicas son errores humanos o de
conducta. No es menos cierto que en todo suceso va a presentarse alguna causa
referente al desempeño del trabajador, pero esto no es suficiente para considerar
esta como la fundamental y al trabajador como el culpable de lo acontecido. Su-
pongo que de esta manera, se pretende justificar la calidad de los programas de
prevención existentes y el trabajo de los especialistas en este campo. Debemos re-
cordar que en todo sistema ya sea humano o tecnológico, el error siempre pudiera
considerarse humano, ya que la máquina o procedimiento que falló fue diseñada
por el hombre. Por tanto tenemos que concebir la posibilidad del error como algo
probable en cualquier sistema y no encubrir o hacer resistencia a aceptar los pro-
blemas como técnicos u organizativos, ya que no reconocer esto, conlleva a que
no se necesite modificar el proceso o tecnología. Hay que identificar los fallos y
proceder a lograr un sistema, que aunque se produzca un fallo no ocasione acci-
dente. No es menos cierto que es necesario alcanzar un “comportamiento seguro”
del trabajador, pero esto puede lograrse mediante formación y disciplina, ya que
no hacemos nada en culpar al factor humano cuando siempre el mismo va a estar
presente por ser indispensable en el proceso. Además hay que recordar que el
hombre siempre tiene una alta fiabilidad pese a los errores que pueda cometer y
continúa siendo el elemento más fiable de cualquier sistema, pues ante situaciones
complejas de peligro en los sistemas automatizados, cuando se producen fallos, al CAPÍTULO XV
final es él quien tiene que tomar las decisiones. Por consiguiente, la dirección de la
empresa y los especialistas de seguridad deben estar conscientes de que conviven
con el error y que su objetivo es identificar los factores que pueden llevar a fallos
en el proceso, para modificarlos y alcanzar un procedimiento con mayor confiabi-
lidad, de manera que aún fallando el trabajador, no ocasione pérdidas humanas o
materiales.

705
• No considerar la factibilidad en las medidas correctivas que disponen.

La falta del análisis económico o tecnológico en las disposiciones o mo-


dificaciones que se recomiendan, determina que en ocasiones se les preste poca
atención ya sea por falta de financiamiento o porque el proceso técnicamente no
admite la modificación, lo que determina falta de credibilidad en las sugerencias
o en la capacidad de quien las emite y como consecuencia no se adoptan. Este es
un aspecto al que en su análisis es indispensable agregar el significado social que
representan las medidas sugeridas, ya que en lo referente a la salud es imposible
ignorar el criterio de los usuarios (trabajadores) y la percepción que estos tienen de
la situación. Razón esta que nos permite afirmar, que en ocasiones en materia de
salud, las decisiones no pueden determinarse sólo por el resultado de un estudio
costo beneficio, sino que deberán incluir el análisis social que comprende el man-
tenimiento de la salud y el mejoramiento de la calidad de vida.

3. Situación de la Seguridad en el Trabajo.


Durante la segunda mitad del pasado siglo, los avances de la ciencia alcan-
zaron niveles inimaginables, los que al ser aplicados en las diferentes tecnologías
y procesos de trabajo, permitieron mejorar la productividad y las condiciones de
trabajo, aunque también aparecieron nuevos factores de riesgo. No obstante este
desarrollo de la tecnología y de las condiciones de trabajo, no ha sido equitativo ni
en los países desarrollados, ya que se ha logrado en general sólo en determinados
sectores y empresas, manteniéndose en muchos de los colectivos laborales condi-
ciones que afectan la seguridad y salud de sus trabajadores. En los países en de-
sarrollo esta situación aún es más grave ya que las posibilidades de inversión son
menores y se manifiesta una cultura preventiva y percepción del riesgo muy infe-
rior en sus trabajadores. Paradójicamente con estos avances, se puede afirmar por
datos procedentes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que en lo
CAPÍTULO XV

referente a la Seguridad y Salud en el Trabajo el desarrollo alcanzado deja mucho


que desear, ya que la accidentalidad en el mundo ha alcanzado niveles alarmantes.

Existen algunas evidencias que la industrialización inicialmente incremen-


ta la accidentalidad, ya que se incorporan nuevos factores de riesgo a los procesos,
como la mecanización, el transporte, las fuentes energéticas, etc., que unidos a la
poca formación de los trabajadores en dichas técnicas pueden ser causa de dicho

706
incremento. Otro aspecto a considerar que repercute en esta situación en los dife-
rentes países, es que más del 90% de las empresas son consideradas medianas y
pequeñas, no teniendo en muchos casos los recursos económicos para acometer
los cambios tecnológicos necesarios o mantener sistemas de seguridad eficientes.
Según un informe del 2003 la Organización Internacional del Trabajo expresaba
sobre esta situación de inseguridad lo siguiente:

• Cerca de 2 millones de personas mueren cada año a causa de su trabajo.

• Al mismo tiempo, el número mundial de accidentes, mortales o no, se eleva a


270 millones por año.

• Las muertes por accidentes de trabajo comprenden el 19% del total de fallecidos
y es la cuarta causa de muerte.

Como vemos, el panorama social que se plantea es sumamente serio, aún


más, si consideramos que en muchas ocasiones los accidentes y muertes que ocu-
rren no son notificados, lo cual permite suponer que estas cifras deben ser supe-
riores. Hay que manifestar que todos los dedicados a estas funciones tenemos el
gran desafío de disminuir esta grave situación en los próximos años, ya que está
demostrado que “los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales que
tienen lugar en el mundo pueden prevenirse”.

Este problema de salud no se encuentra en manera alguna distribuida uni-


formemente entre las distintas regiones del mundo, ni es igual en todos los países.
Las razones que explican estas diferencias en las tasas, están relacionadas funda-
mentalmente con la equidad y el nivel de desarrollo, presentando una disminu-
ción en los países desarrollados y una tendencia a mantenerse o elevarse en los
países subdesarrollados. Se puede afirmar que en este fenómeno ha incidido la
política de exportar los trabajos peligrosos a los países en desarrollo. A lo anterior
puede agregarse, el bajo nivel de la educación en estos países en desarrollo, con
las subsiguientes dificultades en la asimilación de las nuevas tecnologías y de una CAPÍTULO XV
baja percepción del riesgo.

En América Latina y el Caribe en particular durante decenios, la política


neoliberal con sus propuestas de privatización, libre comercio, procesos de refor-
mas, flexibilización laboral, etc., sólo ha logrado incrementar la inequidad y el
deterioro de las condiciones de trabajo. En informes del Banco Interamericano de

707
Desarrollo y de la Organización Sanitaria Panamericana, se expresa el nefasto im-
pacto de esta política en las siguientes cifras sobre el estado de la salud de los tra-
bajadores de la región, lo cual puede observarse en la figura 1 y que demuestran el
grado del impacto en la salud y la economía de estos países, así como, la necesidad
de establecer políticas de salud que den un vuelco a dicha situación.

Figura 1. Situación de la SST en Latinoamérica y el Caribe

IMPACTO DE ACCIDENTES Y ENFERMEDADES OCUPACIONALES

36 ACCIDENTES POR MINUTO


5 MILLONES DE ACCIDENTES AÑO
90,000 ACCIDENTES MORTALES AÑO
300 MUERTES DÍA
9 - 12% DEL PNB EN LAC

Las estadísticas de accidentes del trabajo sitúan a las muertes por esta causa
en el tercer lugar entre las diferentes causas, por lo que estamos obligados a tomar
medidas que eviten la muerte de miles de trabajadores a los que les quedarían
una extensa vida laboral. Se plantea por la OIT que si todos los estados establecie-
ran estrategias de prevención de accidentes adecuadas, se podrían reducir unas
300,000 muertes y unos 200 millones de accidentes; simultáneamente se ganarían
numerosos años de trabajo de una fuerza laboral en ocasiones de alta calificación,
así como se disminuirían los pagos por indemnizaciones, todo lo cual contribuiría
a mejorar la calidad de vida de los trabajadores.

4. El Accidente del Trabajo.


El accidente del trabajo tiene una importancia tan grande en el contexto
de la Seguridad y Salud en el Trabajo que puede considerarse el elemento que
originó la aparición de esta disciplina, ya que el costo de las lesiones y muertes
CAPÍTULO XV

producto de las condiciones de trabajo existentes en las fábricas, determinó que los
empresarios comenzaran a pensar en la necesidad de proteger a los trabajadores.
Se demostró con el tiempo, que además de poder mantener a esta fuerza de trabajo
calificada, era más efectivo y barato prevenir los eventos que causaban estos daños
que los costos que los mismos ocasionaban.

708
El objetivo fundamental de la seguridad consiste en preservar la vida del
trabajador, principal activo de la empresa, de los accidentes a que se expone du-
rante el desarrollo de la actividad que realiza. El accidente se caracteriza por el
impacto que ocasiona en el colectivo laboral, tanto por la forma imprevista en que
se producen, como por sus consecuencias que en ocasiones son fatales. Es necesa-
rio por tanto definir qué se considera como accidente de trabajo, ya que de dicho
concepto depende en ocasiones que podamos determinar que un lugar es más o
menos seguro. Desde un punto de vista técnico consideramos accidente del trabajo
a “todo suceso anormal, no querido ni deseado que se presenta de forma brusca e
inesperada, aunque normalmente evitable, que interrumpe la normal continuidad
del trabajo y puede causar lesiones a los trabajadores o daños a la propiedad”. Son
muchas las definiciones existentes, en general cada país posee la suya a veces con
un contenido complejo, ya que incluye aspectos más relacionados con los aspectos
legales para los pagos de las indemnizaciones, que en realidad con la voluntad de
prevenir los mismos. A continuación exponemos tres de estas definiciones, que
como observarán aunque su esencia sea similar, pueden ser causa de diferentes
interpretaciones legales, complicando en ocasiones entre los especialistas la deter-
minación de un evento como accidente de trabajo o no.

En España se considera accidente del trabajo a toda lesión corporal que el


trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta
ajena. Esta definición es bastante amplia, no obstante excluye a los trabajadores
por cuenta propia y exige como es lógico una relación de causalidad entre la lesión
y el trabajo. Es flexible, ya que no sólo incluye los accidentes sino que permite in-
cluir las alteraciones progresivas de la salud (enfermedades) y basta con que exista
una relación causal indirecta para que se considere como beneficiario de los dere-
chos de la seguridad social. Esta amplia interpretación alcanza a considerar que
son accidentes de trabajo cuantas lesiones sufra el trabajador “durante el tiempo y
en el lugar de trabajo”. La disposición comprende otros aspectos como el traslado
entre el domicilio y el trabajo y actividades de salvamento o similares.

En Argentina caracterizan al accidente como todo acontecimiento súbito y


violento ocurrido durante o en ocasión del trabajo, o en el trayecto entre el domi- CAPÍTULO XV
cilio del trabajador y el lugar de trabajo, siempre que el damnificado no hubiere
interrumpido o alterado, dicho trayecto por causas ajenas al trabajo. Como puede
observarse esta definición también posee un amplio espectro para su aplicación a
los hechos de origen laboral.

709
En Cuba la ley establece que el accidente es el hecho repentino relaciona-
do casualmente con la actividad laboral, que produce lesiones al trabajador o su
muerte. En este concepto no se incluyen los eventos que se producen en el trayecto
y los que son originados por actividades de beneficio social, salvando vidas y en la
defensa de la patria, aunque desde el aspecto de la seguridad social se les brindan
los mismos beneficios que al accidente de trabajo.

El que no se haya podido establecer una definición internacional que recoja


de forma similar los aspectos que determinan que un evento sea reconocido como
accidente del trabajo, trae como consecuencia dificultades en la interpretación y
diferencias en las estadísticas, que hacen que generalmente no sean comparables
los resultados entre países o áreas.

Nuestra experiencia nos ha llevado a considerar que todas estas definicio-


nes han sido elaboradas en base a buenas intenciones de los juristas y especialis-
tas, pero en función de los intereses de las disposiciones legales referentes a la
seguridad social y no en base a los principios de la protección y la prevención del
trabajador. Esto condiciona los múltiples conflictos laborales que se presentan en
muchos casos para el reconocimiento de un evento de este tipo como accidente
de trabajo y poder acceder a los beneficios de la seguridad social. A continuación
enunciaremos a nuestro juicio las características que desde el aspecto de la segu-
ridad y la prevención de los accidentes debe cumplir un evento para considerarlo
como accidente de trabajo.

a). Debe ser un hecho repentino, súbito, violento, no esperado.

b). Tiene que ocasionar lesiones al trabajador.

c). Existirá una relación de causalidad con la actividad laboral en su más


amplio sentido, incluyendo en esto todos los eventos que se produzcan du-
rante su estancia en el lugar de trabajo o en el desempeño de actividades
relacionadas con el mismo.
CAPÍTULO XV

d). Que no sea una acción deliberada del trabajador con el objetivo de pro-
ducirse un daño o lo que es lo mismo, no puede considerarse como una
lesión auto provocada.

710
El resto de los aspectos que en ocasiones se manejan para determinar la
categoría del accidente no son del contenido de la seguridad del trabajo, sino de
los mecanismos legales existentes para la indemnización del trabajador y los bene-
ficios que del mismo puede recibir. Este aspecto aunque forma parte de la protec-
ción que brinda la sociedad al trabajador ante el hecho consumado, son determi-
nados por los especialistas de seguridad social en el marco de los beneficios que la
legislación vigente prescribe en cada país.

LOS ACCIDENTES DE TRABAJO SON LOS


INDICADORES MÁS INMEDIATOS Y EVIDENTES
DE UNAS MALAS CONDICIONES DE TRABAJO

Por tanto la definición del accidente del trabajo no puede estar permeada
de los problemas económicos de los seguros sociales y empresas capitalistas, los
que tratan de demostrar que el accidente no es de trabajo en detrimento de los
beneficios del trabajador. La función de los especialistas de seguridad debe ser la
prevención y protección del trabajador y su función es dentro del marco ético co-
rrespondiente, identificar las causas y condiciones de trabajo que determinan estos
eventos, así como, las medidas necesarias para que no se repitan. Es inadmisible
querer alcanzar reducción de los indicadores en función de no reconocer como de
trabajo los eventos de este tipo, justificando las deficientes condiciones de trabajo
y atribuyendo las causas a la conducta irresponsable del trabajador. Recordemos
por último, que los accidentes de trabajo son los indicadores inmediatos y más
evidentes de unas malas condiciones de trabajo y dada su frecuencia y gravedad,
la lucha contra los mismos será el primer paso de toda actividad preventiva.

4.1. El incidente de trabajo.

Un elemento de importancia a considerar en la prevención de accidentes


son los incidentes. El incidente se considera al suceso anormal que se presenta de
forma brusca e imprevista, que interrumpe o dificulta el proceso de trabajo sin
producir lesión al trabajador. Es el suceso anterior a la pérdida, el contacto que CAPÍTULO XV
causa o que podría causar la lesión, por consiguiente cuando se permiten que exis-
tan las causas potenciales, estamos permitiendo que pueda producirse el contacto
que causa el accidente. Diferentes estudios han demostrado en el pasado siglo la
relación existente entre los accidentes e incidentes, donde se puede observar que
por cada accidente que se produce ha ocurrido una cantidad mucho mayor de
incidentes, los que cuando no se registran, hace imposible el tomar medidas y por
tanto evitar que se produzca el hecho con lesión.

711
Figura 2. Relación Accidentes - Incidentes según Bird
P
R
E
Lesión Incapacitante
1 V
E
Lesión Leve 10
N
Accidentes con C
30
daño a la propiedad
I
Incidentes sin lesión o 600
daño visible
Ó
N

Ya de esta forma Heinrich desde los años 30 expresaba que hasta ese mo-
mento el análisis de las causas de los accidentes se había basado en los graves, lo
cual se debía a la interpretación errónea de lo que en realidad era el accidente. En
su estudio demostraba que de 330 accidentes que se producían, 300 no ocasionan
lesiones, 29 causaban lesiones leves y sólo 1 causaba lesiones graves. Frank Bird
posteriormente en 1969, en otro estudio, establece que por cada accidente grave o
incapacitante se producían 10 leves, 30 con daño a la propiedad y 600 sin conse-
cuencias (Ver Figura 2). Tye y Pearson entre 1945 y 1975 estudiando este problema,
obtuvieron que por cada accidente fatal o grave se originaban 3 accidentes con
baja, 50 con lesiones que requerían primeros auxilios, 80 con daño a la propiedad
y 400 sin consecuencias. Según informaciones de la OIT, estudios realizados en Es-
tados Unidos y Finlandia demostraron que por cada accidente mortal se producen
más de 1000 con lesiones incapacitantes y que la relación de los mortales con los
incidentes o cuasi accidentes es de 1:70000. Estas cifras determinan la importancia
del accionar sobre los factores que causan el incidente, ya que cualquiera de ellos
en presencia de ciertas condiciones puede tener una consecuencia más grave o sea,
convertirse en un accidente. Observando los resultados en los múltiples estudios
realizados se demuestra la importancia preventiva que tiene la actuación sobre los
CAPÍTULO XV

incidentes, ya que la frecuencia de estos es muy superior y por tanto si orientamos


las acciones preventivas sólo sobre los factores que ocasionan los accidentes con
lesiones, estamos disminuyendo la probabilidad de evitar los daños a los trabaja-
dores y a la propiedad. Hay que enfatizar que el accidente de trabajo es sólo una
pequeña parte de los eventos que deben investigarse para garantizar la seguridad
de los trabajadores y el resultado de alguna ineficiencia del sistema de trabajo im-
plantado y de la gestión de los especialistas.

712
Queremos hacer mención que en las normas de Sistemas de Gestión (18000)
aprobadas en el 2007, se modifican los conceptos de accidente e incidente.

4.2. Causalidad de los accidentes

Es necesario para hacer prevención de accidentes, partir de que son ne-


cesarios conocimientos de Epidemiología, para su aplicación en la investigación
científica de las causas que originan los mismos y mediante su eliminación evitar
la producción de estos eventos. En la actualidad el principio determinista utilizado
años atrás de que a una causa correspondía un efecto podemos afirmar que es ob-
soleto, considerándose que la mayoría de los eventos presentan múltiples causas
para que se produzcan. El considerar al accidente como producto de la existencia
de una serie de factores que se desencadenan en un orden y que coinciden en
tiempo y espacio para que se produzca el contacto con una fuente de energía que
supera los límites admisibles por el cuerpo humano, es esencial para determinar
las causas y las posibles medidas a tomar. Está demostrado que los accidentes de
trabajo no tienen una sola causa, sino que son una secuencia de una serie finita
de fenómenos, que se pueden agrupar como factores de riesgo, algunos de ellos
ajenos al trabajador y determinados por las condiciones de trabajo, así como, otros
debido a los comportamientos atribuidos al hombre que trabaja. (Ver Figura 3)
Figura 3. Desarrollo de un accidente o incidente.

Factores de Riesgo Comportamientos

Causas

Accidente Incidente

Lesiones Daños Ambos Sin lesiones


Materiales CAPÍTULO XV
Cuando se habla de seguridad en los aspectos referidos a la prevención de
accidentes, los especialistas manejan métodos de investigación que en ocasiones
no consideran los principios epidemiológicos para el análisis de las causas. Los co-
nocimientos sobre Epidemiología Laboral son básicos para el personal dedicado a
la prevención, ya que esta ciencia consiste en “el estudio de las condiciones que re-

713
gulan la difusión de enfermedades y accidentes en el colectivo de trabajo”, lo que
permite elaborar investigaciones de carácter científico, mediante las que alcance-
mos resultados con valor significativo sobre las causas del fenómeno y proceder a
ejecutar las acciones necesarias para la eliminación de las condiciones peligrosas
existentes.

El modelo causal de pérdidas permite identificar y comprender las causas


que originan los accidentes y por consiguiente una pérdida. Es necesario conocer
la secuencia de las etapas de un accidente para poder realizar una investigación
adecuada, la cual se ejecuta aplicando dicha secuencia en sentido inverso, de for-
ma tal que logremos un análisis científico e identificar las causas determinantes
del mismo (Figura 4). En síntesis como expresaba Heinrich, los factores de la se-
cuencia de un accidente constituyen un elemento clave para el que se interesa en
las labores de prevención de accidentes, si se desea alcanzar resultados eficaces.

Figura 4. Modelo Causal de Pérdidas


FALTA DE CAUSAS CAUSAS ACCIDENTES PÉRDIDA
CONTROL BÁSICAS INMEDIATAS INCIDENTES
1. Programas Factores Personas
inadecuados Personales Actos y Contacto con
2. Normas condiciones energía a Propiedad
inadecuadas Factores de Inseguras sustancia
3. Cumplimiento Trabajo Procesos
inadecuado de
normas

Analicemos las distintas etapas y los elementos que comprende cada una
de ellas para una mejor aplicación de la investigación y análisis de estos eventos:

Pérdida. Esta se corresponde con el “resultado final del suceso o sea la con-
secuencia” del mismo y en la que influye la casualidad (suerte). Como ya hemos
mencionado las pérdidas fueron el origen de la seguridad y estas pueden afectar a
las personas, a la propiedad o a los procesos.
CAPÍTULO XV

Accidente/Incidente. Es el hecho que determina la pérdida, es anterior a la


misma y podemos considerarlo como aquel que podría causar la lesión o el daño
material. En el caso de las pérdidas personales, las mismas están determinadas
por el contacto o intercambio de energía que al superar los límites admisibles por
el hombre, produce el accidente o el incidente en casos que no haya daños perso-
nales.

714
Causas Inmediatas. Son las circunstancias que se presentan justo antes de
que se produzca el accidente. Generalmente son a las que se les atribuye la ocu-
rrencia del mismo, pues son las que rápidamente se observan o las personas in-
volucradas mencionan, se les clasifican en actos o comportamientos inseguros y
condiciones inseguras. El atender sólo a estas causas no evita que se continúen
produciendo estos hechos, ya que los mismos son originados además por otros
factores que existen en el proceso de trabajo.

Causas Básicas. Son los factores que generan los actos y condiciones inse-
guras y que permiten explicar realmente las razones que determinan y explican
las situaciones creadas. Estas causas pueden ser de carácter conductual, técnico y
organizativo y en todos los casos son las que debemos conocer, para modificándo-
las lograr la eliminación o minimización del riesgo y la ocurrencia de estos hechos.

Falta de Control. Esta es en muchas ocasiones el factor fundamental de la


ocurrencia de los accidentes, ya que es la etapa que da inicio a cualquier evento de
este tipo. La falta de control por la administración de los programas de seguridad
determina que no se corrijan a tiempo factores que pueden causar pérdidas. Po-
der garantizar el control de los factores de seguridad es esencial, determinando la
existencia de una política en este campo que garanticen programas y normas de
seguridad y se controlen por todos los mandos empresariales.



   

  
CAPÍTULO XV

715
En la secuencia de los accidentes es importante analizar que mientras la
ocurrencia de los mismos es un problema de causalidad, o sea, que están genera-
dos por la existencia de un conjunto de factores suficientes y necesarios para que
se produzca el hecho, las consecuencias sin embargo, dependen del azar o lo que
es lo mismo de la casualidad. En la figura 5 podemos observar como en una activi-
dad de izaje de cajas con grúa, con similares condiciones de trabajo y los mismos
factores de riesgo presentes, la caída del objeto puede convertirse simplemente en
un incidente con daño a la propiedad o un accidente de leves o graves consecuen-
cias, lo que estaría determinado sólo por la ubicación del trabajador en el momen-
to de la caída de la caja.

LA LESIÓN GRAVE PUEDE OCURRIR DESDE EL


PRIMER EVENTO O EN CUALQUIER OTRO.
MORALEJA: EVÍTENSE LOS INCIDENTES

5. Condiciones de Seguridad y Factores de Riesgo


de Accidentes.
En este apartado nos vamos a referir sólo a los factores físicos también co-
nocidos como mecánicos por su forma de acción y a los de organización del tra-
bajo, ya que el resto de los factores físicos, químicos, biológicos y los referidos a
incendios y explosiones, que pueden ocasionar este tipo de eventos han sido trata-
dos en otros temas. Analizaremos de forma general estos factores, con un sentido
práctico para quienes lean este tema, de forma que sean capaces de identificar los
que con mayor frecuencia se presentan en el ambiente laboral y puedan determi-
nar las probables situaciones de riesgo que puedan existir y las posibles medidas
de control a aplicar.

De manera general entre los aspectos que deben controlarse para identificar
CAPÍTULO XV

los factores mecánicos, o sea, todos aquellos que son capaces de producir lesiones
traumáticas a los trabajadores, encontramos los siguientes:

• condiciones generales de lugares de trabajo

• máquinas y equipos

716
• herramientas manuales y a motor

• equipos de elevación y transporte

• manipulación de cargas (manual y mecánica)

• condiciones de almacenamiento

• electricidad

• calderas y recipientes a presión

• organización del trabajo

• orden y limpieza

En realidad muchos de los elementos mencionados sólo pueden tener una


solución adecuada cuando los mismos son analizados y considerados durante la
etapa de proyecto o diseño del centro de trabajo, ya que sólo tienen solución en
dicha etapa, pues dependen del tipo de proceso, de la edificación que se constru-
ya, de las máquinas y equipos que se adquieran, etc., aspectos estos que son muy
difíciles de modificar una vez ejecutada la inversión.

5.1. Condiciones generales de los lugares de trabajo.

El lograr establecer espacios de trabajo sin riesgo o sea que los lugares en
el que se desarrollan las actividades laborales sean seguros, es fundamental para
la prevención de los accidentes. Es común detectar falta de espacio en los puestos,
zonas de paso estrechas, almacenamiento y vías de circulación inadecuadas y la
falta de orden y limpieza en las instalaciones. Estas condiciones generan frecuen- CAPÍTULO XV
tes traumatismos en los trabajadores motivados en general por caídas al mismo
nivel y a diferentes niveles, golpes y atrapamientos por máquinas, equipos y ve-
hículos en movimiento o golpes contra objetos fijos o en movimiento. Entre los
aspectos más importantes que se deben observar en los controles de seguridad
encontramos los siguientes:

717
• Dimensiones de los puestos o lugares de trabajo. Estos deben tener una
amplitud necesaria para las tareas que en el mismo se realizan. Aunque existen
documentos en que se recomiendan diferentes dimensiones para estos lugares
y en la legislación de algunos países se regulan las mismas, coexiste un criterio
uniforme en este sentido. Se considera un espacio de trabajo adecuado (figura
6) cuando el lugar tiene un área de unos 2 m2 por 3 m de altura, lo que determina
un volumen de 12 m3 por trabajador, en el caso de oficinas y otras actividades
de servicio se puede admitir hasta 2.75 m de altura.

• Pisos, paredes, techos, desniveles y barandas. El estado que pueden presentar


estos elementos es de suma importancia para evitar sobre todo las caídas de
trabajadores a un mismo nivel o a diferentes niveles. Las condiciones que
deben observarse para considerarles como posible factor de riesgo, están
determinadas casi siempre por el estado de mantenimiento que presentan o
por las ausencias de protecciones en las aberturas existentes. Los pisos deben
ser de materiales resistentes de acuerdo con las actividades que se realizan,
nivelados, no resbaladizos y de fácil limpieza. Los techos deben estar en buen
estado de mantenimiento y a una altura aceptable, en el caso de naves en países
de clima cálido como el nuestro, las cubiertas deben ser buenas aislantes de la
CAPÍTULO XV

radiación solar y estar a alturas de 7 metros o más. En todos los locales, los pisos
y paredes no deben presentar huecos o aberturas peligrosas y cuando existan
las mismas deberán estar protegidas. En el caso de los pisos los huecos sin
cubrir se protegerán todos preferentemente con protecciones fijas y en paredes
y otros elementos constructivos, aquellas aberturas que generan un riesgo de
caída de alturas mayores de 2m, como es el caso de las plataformas o puertas,

718
se les situarán barandas de protección. Estas barandas deben tener una altura
y resistencia adecuadas, recomendándose 0.9m y 150 Kg./m respectivamente.

• Vías de circulación. La característica principal que deben tener estas vías está
determinada por su espacio y estarán limitadas y señalizadas. Estas vías pueden
ser pasillos de personal o para vehículos de transporte y carga. Los pasillos
de personal pueden ser principales o secundarios (figura 7), para los que se
recomienda una anchura de 1.2m y 1m respectivamente, no aceptándose pasillos
menores de 0.8m. En el caso de los que brindan acceso de los trabajadores a
máquinas, se acepta una anchura de 0.6m y entre las máquinas y las paredes se
recomienda 0.8m. La aplicación de estas regulaciones en ocasiones deberá ser
flexible, ya que dependen en gran medida del diseño previo de la instalación o
el proceso.

Figura 7: Pasillos - Distancias Mínimas

Pasillo Principal - 1.2 m

P. Secundario - 1 m

Pared

0.6 m
0.8 m

En los pasillos para vehículos de transporte o manipulación de cargas su


anchura estará determinada por el ancho del vehículo y el sentido de la circula-
ción. Cuando son vías de un sólo sentido se recomiendan anchuras de 1.6m más
el ancho del vehículo, aunque puede admitirse hasta 0.8 cuando la circulación es
poca. En el caso de circulación en doble sentido se recomienda 2 m más el ancho
de los vehículos. Estas vías deben poseer una altura mínima acorde con la altura CAPÍTULO XV
del vehículo y los elementos que se van a transportar, agregándole un espacio adi-
cional no menor de 0.3m.

• Rampas, escaleras y escalas. En estos elementos constructivos existentes


en cualquier centro de trabajo, son frecuentes que se produzcan caídas de
los trabajadores, por lo que deberán cumplir determinados requisitos para

719
garantizar la seguridad y no incrementar el esfuerzo físico del trabajador. En las
rampas que se utilizan para salvar desniveles los pisos deben ser de anchura,
resistencia y con coeficientes de fricción adecuados al tipo de tránsito que se
realiza por ellas. Las pendientes no serán superior al 12% cuando su longitud
es de hasta 3m, del 10% hasta 10m y del 8% para distancias mayores.(Figura
8). En las rampas de carga su resistencia debe soportar un peso superior a 4
veces el máximo estimado, cuando están en un mismo piso su pendiente no
debe ser mayor del 10% y si en las mismas se utilizan carretillas manuales
se recomienda no tener pendientes mayores del 5%. En los casos que pasen
por encima de lugares donde puedan situarse trabajadores es recomendable
instalarse rodapiés de 0.15m y barandas.
Figura 8: Determinación de la Pendiente

h
Pendiente (%) = L X 100 h

Las escaleras fijas (figura 9) exceptuando las de servicio deberán tener una
anchura mínima de 1m, una pendiente entre 20 y 450, poder soportar cargas de
500Kg./m2 y poseer descansos a 3.7m o menos, cuando su altura sea superior a 4
escalones poseerán barandas en los lados abiertos y en los casos de anchura menor
de 1m pasamanos en 1 de sus lados, en anchuras mayores de 1m se emplean pa-
samanos a ambos lados, los que estarán separados de la pared 0.4m. Es necesario
que se distingan los escalones claramente y la altura de las contrahuellas y distan-
cia de la huellas deberán ser uniformes. Deben evitarse las escaleras de caracol las
que sólo se admitirán en casos excepcionales.
Figura 9: Dimensiones de las Escaleras Fijas
CAPÍTULO XV

2.2 m
90 cm

de 13 a
20 cm 3.7 m
de 23 a 38 cm
1-2 m

a 1m (mínimo 1m)

720
Las escalas fijas (figura 10) son muy peligrosas sobre todo cuando se utili-
zan a grandes alturas, por lo que las mismas deben estar aseguradas sólidamente
a los edificios o equipos, tener un espacio libre de 0.4m a ambos lados del eje de
la escala, una distancia máxima entre peldaños de 0.3m y una distancia mínima
entre el frente y la pared de 0.75m y entre la parte posterior y cualquier obstáculo
de 0.16m. Cuando tienen una altura mayor de 4 metros, deben disponer de una
protección circundante de diámetro entre 0.6 y 0.7m, con descansos cada 9m, me-
dida innecesaria en conductos o pozos angostos, en los que por su configuración
no se justifican.
  




 

  
 
 


   


  
  

 
 
 



  

En los centros de trabajo también se utilizan escaleras de mano que con


frecuencia causan accidentes, por sus malas condiciones de mantenimiento o por
el empleo incorrecto de las mismas, aspectos estos que deben controlarse por los
técnicos encargados de la protección de los trabajadores. Es de suma importan-
cia capacitar a los trabajadores en la utilización de las mismas con seguridad, un
elemento en este sentido es el ángulo de apoyo y la distancia (figura 11) que debe
existir cuando se apoya en su parte superior para el acceso a otro nivel de la cons-
trucción, como puede observarse en la figura 11.

CAPÍTULO XV

721
   
 
 




 ­







• Puertas, vías y salidas de evacuación. Las puertas son un elemento común


en todo centro de trabajo y al parecer no debiera ser un factor de riesgo de
accidentes, no obstante son causa de accidentes frecuentes por golpes, debido
a su mal diseño o estado de mantenimiento. Son diferentes los tipos de puertas
que encontramos en los lugares de trabajo, entre las más frecuentes podemos
citar, las puertas normales, o sea la que se utilizan en las áreas administrativas,
las de corredera, las de vaivén y las mecánicas.

En sentido general las puertas deben poseer una anchura y altura adecua-
das, estar señalizadas, no poseer obstáculos a su acceso, ni estar ubicadas a una
distancia de posiciones de trabajo que puedan golpear a los trabajadores al ser
abiertas. Las normales deben tener una anchura mínima de 1m y una altura mí-
nima de 2m. Las puertas de vaivén deben poseer un visor transparente o señales
que permitan conocer cuándo va a ser abierta por otra persona al lado opuesto. En
el caso de las puertas de corredera poseerán elementos de protección que eviten
que la puerta pueda caer al salir de sus carriles y las puertas mecánicas poseerán
elementos de seguridad, de manera de evitar en ambos casos, que estas golpeen
o atrapen al trabajador. En todos los centros laborales deben existir al menos 2
puertas de salida al exterior a no más de 45m de distancia y de un ancho míni-
CAPÍTULO XV

mo de 1.2m. Cuando las puertas dan acceso a escaleras deberán poseer descansos
iguales al ancho de la misma. En los centros considerados peligrosos las puertas
de emergencia son un elemento esencial como vía de evacuación, en estos casos la
anchura de las mismas estará en concordancia con el número de trabajadores que
deben evacuarse, podrán abrirse fácilmente y en cualquier momento durante la
jornada laboral. En todos los casos las puertas de evacuación al exterior abrirán en
ese sentido y cuando dan acceso a pasillos hacia el interior.

722
5.2. Máquinas, equipos y herramientas de trabajo.

Desde principios de las actuaciones en seguridad se menciona como ele-


mento fundamental, la relación hombre – máquina. Es indiscutible que un elevado
porcentaje de los accidentes, ocurren porque el trabajador para ejecutar sus tareas
tiene que practicar un contacto directo con la máquina, equipo o herramienta, la
cual si no cumple los requisitos de seguridad puede causar una lesión al mismo.
Vamos a definir para este tema como máquinas o equipos de trabajo, todos los que
el trabajador puede utilizar en su actividad laboral, en nuestro caso a todos aque-
llos que tanto en las esferas de la producción o los servicios el trabajador utiliza en
el desempeño de sus tareas, excluyendo las instalaciones de agua, electricidad, etc.

Las causas de los daños que recibe el trabajador por el contacto con las par-
tes peligrosas o elementos móviles se deben generalmente a golpes, cortes o atra-
pamientos, en ocasiones también por los materiales elaborados, ya que se pueden
proyectar esquirlas o partículas y en algunos casos la proyección de elementos de
las propias máquinas, como es el caso de discos, poleas y otros. Es necesario para
identificar los posibles lugares peligrosos, verificar las condiciones de seguridad
del punto de operación, en los puntos de transmisión de energía, los posibles pun-
tos de pellizco, las piezas rotatorias o reciprocantes y los puntos en que se produ-
cen partículas, chispas o posibles partes voladoras. Aunque estos son los lugares
de mayor interés, sin dudas el lugar en que se produce el mayor número de lesio-
nes es en el punto donde podemos afirmar que cuando controlamos el riesgo de
una máquina o equipo, debemos observar los elementos móviles y de transmisión,
así como las posibilidades de que se proyecten materiales o partes de la máquina
durante la operación.

EL DISEÑO DE LA MÁQUINA DEBE GARANTIZAR QUE NO OCURRA ACCIDENTE,


INCLUSO CUANDO EL TRABAJADOR DISMINUYA SU NIVEL DE ATENCIÓN O
REALICE UN MOVIMIENTO ERRÓNEO.

Considerando este aspecto en un sentido amplio, se puede afirmar que la


CAPÍTULO XV
seguridad en la utilización de las máquinas y equipos de trabajo implica tres ac-
tuaciones básicas:

a). Verificar que las máquinas y equipos de trabajo con los que se desarro-
llan las tareas posean las condiciones de seguridad exigidas en las norma-
tivas existentes.

723
b). Brindar a los trabajadores la capacitación sobre los riesgos de cada me-
dio de trabajo y la forma de evitar ser lesionados durante el desempeño de
sus tareas.

c). Controlar que en las diferentes tareas que las máquinas y equipos se uti-
lizan sea de forma segura.

Las máquinas y equipos deben ser diseñados considerando los principios


de prevención intrínsecos y los ergonómicos, de forma que garanticen la segu-
ridad durante la operación, no obstante en muchos casos se mantienen puntos
peligrosos que pueden ser causa de un accidente. El trabajo del especialista de se-
guridad en estos casos debe estar dirigido a prevenir el contacto del trabajador con
la parte peligrosa de la máquina. En este sentido el primer aspecto a considerar,
será la existencia del espacio suficiente en los puestos de trabajo para el trabajo or-
denado y la fácil accesibilidad a las partes de las máquinas. Como criterio general
la mayoría de la gente piensa con razón y no están equivocadas, que la seguridad
en máquinas consiste en que estas posean una protección (guardera) que evite ac-
ceder a los puntos peligrosos. Nos adherimos a este criterio como el fundamental
para evitar las lesiones y agregamos uno adicional que está vinculado al mismo,
el mantener una distancia entre el trabajador y el punto peligroso que impida el
contacto.

CAPÍTULO XV

724
Como existe una gran diversidad de estos medios presentes en los lugares
de trabajo, vamos a enunciar los elementos generales para evitar los riesgos mecá-
nicos que las mismas pueden ocasionar y algunas medidas que pueden aplicarse
en el campo de la protección de las máquinas. Por tanto, algunos de los elementos
que podemos considerar para protegernos de estos riesgos son los siguientes:

Resguardos. Estos elementos son los más utilizados, son eficaces y tienen
la finalidad como ya mencionamos, de evitar el contacto con la parte peligrosa ya
sea por cubrir la misma o mantenerla lo suficientemente alejada del trabajador. Es
muy frecuente encontrar que los resguardos que poseen las máquinas se les qui-
tan por el personal de mantenimiento y después no se les vuelven a incorporar al
medio de trabajo, lo cual es algo que no puede admitirse. Existen diferentes tipos
de resguardos que pueden clasificarse según su diseño como fijos, envolventes,
distanciadores, regulables, móviles y móviles con enclavamiento. En la figura 12
pueden observarse diferentes resguardos. Entre las características a observar en
los mismos podemos señalar que las dimensiones de las ranuras o accesos de los
resguardos serán tales que no permitan alcanzar la zona deben ser capaces de
resistir los posibles impactos en los casos de proyecciones de las máquinas. Su
masa y dimensiones deben ser adecuadas de acuerdo con la frecuencia de apertu-
ra y cierre, así como, con la capacidad de los operarios para manejarlos, ya que si
ocasionan un gran esfuerzo o dificultades al trabajador este tiende a desecharlos.
No pueden tener bordes cortantes u otros elementos que puedan causar lesiones y
cuando el proceso tiene que ser observado deben ser transparentes.


Dispositivos de Seguridad. Son dispositivos cuya misión consiste en evitar CAPÍTULO XV


el funcionamiento de la máquina o detener esta ante el surgimiento de una situa-
ción peligrosa durante la operación, evitando el posible accidente.

Doble mando. Son dispositivos que exigen la utilización de las dos manos
para poder operar la máquina. Este elemento al obligar a utilizar ambas manos
para la operación, impide los posibles cortes o atrapamientos en manos y brazos.

725
Algunos trabajadores interrumpen el dispositivo para poderlos trabajar con una
sola mano, lo cual debe verificarse en los controles de seguridad.

Células fotoeléctricas. Estos dispositivos se colocan en la zona peligrosa de


la máquina y consisten en un haz de luz que al penetrar la mano o el cuerpo en la
zona peligrosa e interrumpirse el haz, se detiene la misma.

Pantallas de protección. Son resguardos móviles que se accionan en el mo-


mento que una parte peligrosa de la máquina se pone en funcionamiento, sin estar
el mismo en su posición de seguridad la misma no funciona o se detiene.

• Parada o freno automático. Estos dispositivos son elementos que se utilizan


para detener la máquina cuando el trabajador penetra en la zona peligrosa.

• Botón o palanca de seguridad. Es un dispositivo que se utiliza para hacer detener


la máquina cuando se va a realizar una operación peligrosa o se presenta una
situación peligrosa y requiere de una acción voluntaria del trabajador para
detenerla y ponerla en condiciones de seguridad lo más rápido posible en caso
de necesidad.
CAPÍTULO XV

• Interruptor de seguridad o bloqueo. Dispositivos que se utilizan en general


durante las operaciones de mantenimiento y que consisten en un interruptor
con llave para bloquear la puesta en marcha de la misma, salvo por los
responsables de la operación.

726
Nota: Es importante evitar que estos dispositivos puedan ser inutilizados
fácilmente, acción que realizan en ocasiones los trabajadores por comodi-
dad o para ganar tiempo.

Procedimientos Normalizativos Operacionales. En estos procedimientos


deben estar incluidos los aspectos de seguridad, ya que como conocemos la se-
guridad es un proceso que debe estar integrado al procedimiento de trabajo, para
lograr que los responsables del proceso exijan por el trabajo cumpliendo con los
requisitos de la seguridad y la prevención de los accidentes.

Señalización. Este es otro aspecto que debe considerarse para garantizar


la seguridad de las máquinas, estas deben tener señalizadas las partes peligrosas
como un elemento más que colabora a evitar conductas peligrosas. Este aspecto se
tratará con mayor amplitud en otra parte del tema.

5.3. Herramientas de Trabajo.

Son frecuentes los accidentes por la utilización de este tipo de medios de


trabajo, ya sean manuales o de motor, ya que existen riesgos de golpes y cortes,
lesiones oculares, esguinces por movimientos violentos y contacto eléctrico. En
este apartado revisaremos de forma general las herramientas más utilizadas, sus
posibles riesgos y medidas para mitigarlos. Las herramientas manuales se dividen
en diferentes tipos, las de golpe como los martillos y cinceles, las de bordes filosos
como los cuchillos y hachas, las de corte como los alicates y tenazas y las de torsión
como los destornilladores y llaves. Entre las de motor encontramos los martillos
neumáticos, las taladradoras, moto sierras y otras.

Como los factores de riesgo más frecuentes que se detectan en la utilización


de las herramientas, podemos mencionar, el uso inadecuado de las mismas, el
empleo de instrumentos de mala calidad y defectuosos, el transporte y almacena-
miento incorrecto y la falta de formación de los trabajadores, todos los que pueden
ser causa de lesiones. Como medidas preventivas para minimizar los riesgos en el CAPÍTULO XV
empleo de estos medios podemos mencionar las siguientes:

• Adquisición de herramientas de buena calidad.

• Capacitación de los trabajadores en la adecuada utilización.

727
• Control del estado de conservación y mantenimiento periódico de las mismas.

• Almacenamiento adecuado en cajas y pañoles.

• Empleo de medios de protección personal como guantes o espejuelos en los


casos necesarios.

En la figura 15 se pueden observar diferentes maneras de empleo correcto


e incorrecto de herramientas la que puede considerarse como una de las causas
principales de los accidentes.

En el caso de las herramientas de motor los riesgos a los que está sometido
el trabajador son similares a los mencionados para las herramientas manuales,
pero se le incorpora el contacto eléctrico y otros factores físicos que son tratados
en otros temas como el ruido y las vibraciones. Las medidas específicas en el caso
de las eléctricas estarán orientadas a trabajar con voltaje de seguridad y poseer
doble aislamiento.
  
 










 
 

 
 




CAPÍTULO XV


 


728
5.4. Manipulación de cargas de forma manual y mecanizada.

En todos los procesos laborales se hace necesaria la manipulación y el trans-


porte de materiales o productos, ya sea de forma manual o mecanizada. Estas
tareas que son tan cotidianas en cualquier lugar de trabajo, cuando no se ejecutan
cumpliendo con las regulaciones de seguridad, pueden ser una fuente de nume-
rosos accidentes con daño a la salud de los trabajadores y en ocasiones mortales.
Durante estas operaciones los jefes directos y los técnicos de seguridad deben ob-
servar se cumplan los siguientes aspectos generales que son elementales para que
puedan ejecutarse estas tareas de forma segura.

• La elevación y descenso de cargas se hará lentamente y de forma vertical.

• No se transportarán cargas sobre las personas.

• No se dejarán los equipos de elevación o izaje con cargas suspendidas.

• No se transportarán personas conjuntamente con la carga.

• El operador tendrá buena visibilidad de la zona de operación.

• Estarán delimitadas las zonas de circulación de personas y cargas

5.4.1. Manipulación manual de cargas.

Aunque como después veremos la tendencia desde hace bastante tiempo


es a la mecanización de estos procederes, aún en la actualidad existen numerosas
actividades donde el hombre es quien ejecuta estas tareas y así será durante mu-
cho tiempo en los países en desarrollo. Se puede considerar como manipulación
manual, las operaciones que realizan los trabajadores al transportar o sujetar una
carga, mediante acciones de empuje, tracción, levantamiento o desplazamiento. CAPÍTULO XV

729
Estas tareas cuando exceden las capacidades del organismo humano, pue-
den ser causa de efectos dañinos, en particular las famosas lesiones sacro lumbares.
Este es uno de los problemas que continua manifestándose con bastante frecuencia
en algunos colectivos laborales y en la actualidad presentan una alta incidencia
en países desarrollados. En ocasiones se mantienen discrepancias respecto a si se
consideran o no como accidentes de trabajo, dicho cuestionamiento puede perju-
dicar en estos casos al trabajador para recibir los beneficios de la protección esta-
blecida. Otros efectos que pueden producir estas tareas son el sobreesfuerzo con la
consiguiente fatiga, las caídas de los objetos manipulados con golpes o cortes y las
caídas al mismo o diferentes niveles.

Los factores de riesgo a identificar por quienes tienen que hacer prevención
son múltiples y complejos, a continuación enunciamos los elementos de más im-
portancia en el control de estas actividades:

Esfuerzo Físico. Toda tarea necesita para su ejecución de un determinado


esfuerzo físico. Este es un factor esencial ya que el hombre posee determinadas
capacidades que no pueden ser excedidas, por tanto hay que identificar si la exi-
gencia o compromiso de su capacidad física de trabajo es demasiado grande y si se
producen posiciones o movimientos bruscos y de torsión o flexión del tronco que
precipiten la aparición de trastornos del sistema osteomioarticular.

Las características de la carga. Este es un factor relacionado con el anterior


y en el que se debe observar la facilidad de agarre de la carga, el peso y volumen
de la misma, que el exterior carezca de aristas o bordes cortantes, elementos pun-
tiagudos y otras peculiaridades que puedan ser peligrosas.

Características del lugar de trabajo. Las condiciones existentes en el lugar


pueden incidir incrementando el riesgo a accidentarse. Debe observarse esencial-
mente si hay el espacio suficiente para la ejecución de la actividad, si los pisos son
resistentes, nivelados y no resbaladizos.
CAPÍTULO XV

La exigencia de la tarea. En este sentido hay que valorar el tiempo real de-
dicado a este trabajo, las pausas de descanso, las distancias a recorrer, el ritmo de
trabajo y la posibilidad de interrumpir el mismo cuando se sienta agotado.

Condiciones personales del trabajador. En esta actividad se necesitan de


condiciones de aptitud física que en ocasiones son ignoradas y con frecuencia en-

730
contramos a trabajadores desempeñando estos puestos que no son aptos para los
mismos y hasta con enfermedades que les limitan. Si además se suma a esta situa-
ción, que no son entrenados en la forma correcta de levantar cargas se convierte
esto en un grave problema. La prevención de los efectos nocivos que pueden oca-
sionar estas tareas, está determinada por cuatro medidas de carácter general.

• Creación de condiciones adecuadas en los lugares de trabajo.

• Selección del personal con aptitud física.

• Entrenamiento en el levantamiento, transporte y sujeción de las cargas.

• Control de los jefes inmediatos en el cumplimiento de las normas operacionales.

   







  

5.4.2. Manejo mecanizado de cargas.

La necesidad de una mayor productividad del trabajo y el hecho real de


los problemas que ocasiona a la salud la manipulación manual, unido al desarro-
llo tecnológico han determinado que día a día se disponga y utilicen con mayor
frecuencia equipos de elevación y transporte en estas labores. Esta mejora de las
condiciones de trabajo eliminando gran parte del esfuerzo físico, aunque sin lugar CAPÍTULO XV
a dudas humaniza las tareas, puede convertirse en un factor de riesgo importante
cuando no se garantizan los requisitos de seguridad en el diseño y operación de
dichos medios.

Entre los equipos, aparatos y máquinas que se emplean en la manipulación


y transporte de cargas y materiales podemos citar los siguientes:

731
• Aparatos de elevación como grúas de aguilón, puentes grúas, ascensores,
montacargas, etc.

• Aparatos de tracción como cadenas, cables, poleas, ganchos, etc.

• Aparatos continuos como cintas transportadoras, tornillos sin fin, etc.

• Carretillas transportadoras rodantes de diferentes tipos.

En general la operación incorrecta de estos medios somete al trabajador


a diferentes riesgos. Entre los más frecuentes se pueden señalar los pellizcos al
montar o desmontar los aparejos utilizados para izar las cargas, el aplastamiento
en el descenso o caída de las cargas, lesiones por fallo de los frenos, cables y ca-
denas, desplome de grúas por pesos excesivos, atrapamientos entre superficies
deslizantes, caídas de objetos de las cintas transportadoras, choques y vuelcos de
los medios de transporte, caídas de objetos por mala colocación en transportes y
otros. Con frecuencia estos tipos de accidentes por sus características tienen conse-
cuencias extremadamente graves o mortales.

Hay que señalar que estos medios son complejos y en realidad requieren de
un sistema de control por personal especializado que certifique las condiciones de
seguridad. Es imposible en una inspección de control general de las condiciones de
seguridad certificar que un medio de este tipo cumple con las normativas exigidas,
ya que en estos equipos se necesita de una inspección técnica muy especializada.
Por tanto, consideramos que en estos casos, el control que realiza el personal dedi-
cado a la seguridad debe velar por los elementos básicos que durante la operación
pueden observarse y en especial, exigir la tenencia de la certificación de seguridad
que deben expedir los especialistas de los organismos o empresas autorizadas a
ese fin. Desde el punto de vista práctico el personal de seguridad en esta tarea, se
convierte en un fiscalizador del especialista o empresa que certifica la seguridad
del equipo. Esta es a nuestro parecer la manera más efectiva de poder garantizar
la seguridad de estos medios.
CAPÍTULO XV

Los factores de riesgo que en estos medios de trabajo generan las situacio-
nes de peligro enunciadas, deben identificarse en cada caso y los controles que
se realizan en este sentido irán dirigidos de forma priorizada hacia los elementos
que mencionaremos de manera general a continuación, aunque en cada caso pue-
den consultarse las regulaciones técnicas establecidas. Entre los factores más fre-

732
cuentes en estas operaciones de manipulación y transporte de materiales podemos
enunciar los siguientes:

• Carencia de señales e interruptores contra exceso de carga.

• Falta de pestillos de seguridad en los ganchos y señal de carga máxima.

• Falta de dispositivo final de carrera y sistema de frenado que impida


deslizamiento de carga.

• Deficiente mantenimiento y carencia de pruebas de cables y otras partes de


equipos.

• Inexistencia de normas operacionales

• Carencia de resguardos en partes móviles o en lugares de caídas de materiales.

• Operadores sin la calificación necesaria

• Otros.

Por la complejidad que presenta este control consideramos necesario am-


pliar sobre algunos de los elementos que deben ser observados en las inspecciones
a algunos de los equipos más utilizados con estos fines. En cada caso estamos su-
poniendo que estos medios cumplen la premisa de estar construidos y diseñados y
con la certificación correspondiente, de manera que puedan ser utilizados siempre
en condiciones de seguridad aceptables, o sea, que no representen peligro ni para
los que los operan, ni para otros trabajadores que se encuentren en el entorno.

5.4.2.1. Aparatos de elevación


CAPÍTULO XV
Grúas

En múltiples ocasiones las labores que se realizan en los centros de trabajo


necesitan para ejecutarse de la elevación y transporte de cargas, ya que por sus ca-
racterísticas requieren de la ayuda de este tipo de equipos. Los tipos de grúas más
utilizadas son las grúas puentes o grúas viajeras, las llamadas grúas pórtico y los

733
monorrieles; en la construcción, son frecuentes las grúas torres y las de aguilón.
La preocupación principal del especialista de seguridad estará dada en exigir que
durante la operación de los diferentes equipos no se transporte carga por sobre los
trabajadores y que se respeten los límites de carga establecidos. Esto determina
que las áreas de trabajo tengan delimitadas las zonas de tránsito de las cargas y
que cada grúa tenga señalizada de forma visible su carga nominal y posean inte-
rruptores y señales acústicas contra el exceso de carga.

En el caso de las grúas puentes es importante revisar el acceso del operador


al equipo, para lo que debe poseer un pasillo de tránsito que permita el movimien-
to seguro del trabajador, en particular en lo referido a la altura con los techos y que
del mismo a la cabina exista una distancia adecuada y con escalera de acceso. Uno
de los accidentes que ha causado muchas muertes es la ruptura del cable de acero,
al operario no estar atento durante la elevación de la carga, lo cual debe garantizar-
se mediante la existencia y funcionamiento de dispositivos como los interruptores
de límites de carrera. Cuando estas grúas operan en exteriores con viento se em-
plean tenazas de riel automáticas para impedir que rueden en forma involuntaria.
Otros elementos que deben controlarse son la existencia de los topes y defensas
de trole y las defensas de puente, lo que evita el sobre recorrido, con el objeto de
reducir impactos y detener el equipo. También deben controlarse la eficacia de los
frenos, pues aunque los operadores no los utilizan frecuentemente, es obvia su im-
portancia cuando se produce un fallo del motor de la grúa en movimiento, ya que
no se puede aplicar el procedimiento de inversión. En estos equipos se necesita
que los accesos a los interruptores eléctricos para su conexión y desconexión, sean
de los denominados de acceso restringido bajo llave, ya que pueden ser fuente de
graves accidentes en particular para trabajadores de mantenimiento.

Muchos de estos medios se emplean en áreas exteriores sobre todo en las


actividades de la construcción. En ellas se emplean en gran número las llamadas
grúas torres y las grúas de aguilón (figura 18), en las que tienen que observarse
además, otras características como la velocidad del viento y las distancias a objetos
cercanos, en particular las líneas eléctricas, en el caso de los vientos se controla me-
CAPÍTULO XV

diante interruptores que se activan automáticamente por un anemómetro. Estas


grúas estarán provistas de lastres o contrapesos fijos y el operador estará en una
cabina protegida y con la visibilidad adecuada. Y lo más importante, debe com-
probarse la calificación del operador de la grúa, el cual debe poseer la certificación
de que se ha entrenado y está autorizado para trabajar estos equipos.

734
Una prueba práctica de la seguridad de las grúas es el ejecutar un izaje con
el 25% más de la carga nominal de la grúa, la cual pudiera hacerse con determina-
da periodicidad y sobre todo después que se ha sometido a una reparación.

 



 







  
 












 






 

Ascensores, montacargas y otros.

Son muchos los centros de trabajo que poseen más de un nivel en el que
se ejecutan sus actividades laborales, por lo que necesitan de estos equipos que
permiten transportar a las personas, los materiales y los productos terminados
entre las diferentes áreas. En este apartado vamos a tratar sobre los tres tipos de
equipos más comunes en estos lugares. Denominamos ascensor a una instalación
permanente de desplazamiento vertical que permite el transporte entre dos o más CAPÍTULO XV
niveles, y que comprende un recinto cerrado, o cabina, cuyas dimensiones permi-
ten el acceso de personas, y que se desplaza entre unas guías verticales rígidas.
Estos equipos por tanto, se utilizan sólo con el propósito de subir o bajar personas
entre los diferentes niveles de una edificación. Un segundo tipo de equipo es el
montacargas, el que es similar a los ascensores pero que permite el traslado tanto
de personas como de cargas y el tercer tipo es el monta platos o montacargas de

735
servicio, el que por las características constructivas de la cabina no permite el acce-
so de personas. En la actualidad se emplean dos tipos de ascensores los de tracción
por motores eléctricos y desde finales del siglo pasado se ha incrementado el uso
en bajas alturas de los ascensores hidráulicos.

Como en el caso de los equipos de elevación tratados anteriormente, el con-


trol de la seguridad de estos es complejo, por lo que en general se realiza por
órganos o instituciones acreditados en cada país para emitir las certificaciones pe-
riódicas sobre la seguridad de los mismos. Existen en la actualidad normas inter-
nacionales que regulan la construcción de estos equipos, por lo que en su diseño
por las empresas constructoras importantes se garantizan las condiciones de se-
guridad. Casi todos los países poseen en la actualidad reglamentos o normas que
regulan estos equipos, las que al ser elaboradas guiándose por las disposiciones
internacionales no muestran grandes diferencias. No obstante el principal pro-
blema que se presenta con estos medios es la posterior falta de mantenimiento
con el riesgo que esto representa, sobre todo cuando son equipos que transportan
personas.
 
     








  
CAPÍTULO XV

Por tanto recomendamos que el técnico de seguridad, dirija sus acciones a


comprobar que se ejecutan las inspecciones y mantenimiento por empresas acre-
ditadas para la certificación de seguridad de los mismos, además debe verificar
durante sus controles de seguridad se cumplan los elementos básicos siguientes:

• Existencia del certificado de seguridad por empresa acreditada.

736
• Todo el recorrido estará protegido e inaccesible al personal salvo por las puertas
de acceso.

• Las cabinas deberán detenerse niveladas con la puerta de acceso.

• La protección inferior de la cabina para evitar atrapamientos. (Figura 19)

• Las puertas de acceso con buen cierre y enclavamiento eléctrico.

• Señalizaciones de la carga máxima admisible.

• Poseer dispositivos de seguridad capaces de detener la cabina cuando excede


la velocidad o se rompe el cable (paracaídas).

• Los montacargas tendrán acceso restringido sólo a personas autorizadas.

5.4.2.2. Aparatos de Tracción. Elementos auxiliares

Durante estas operaciones se utilizan diferentes elementos auxiliares cuyo


estado es necesario observar para identificar si constituyen un factor de riesgo, ya
que en múltiples ocasiones por sus condiciones de mantenimiento o forma de em-
pleo, son los causantes de accidentes. Entre los más importantes encontramos los
cables y poleas, las cadenas y los ganchos.

Cables, cadenas y poleas

La mayoría de los equipos antes mencionados utilizan los cables como com-
ponentes del equipo o como elementos auxiliares para la elevación de las cargas,
por lo que la comprobación de su estado de mantenimiento y resistencia es funda-
mental, pues de los mismos es que se mantienen suspendidas las cargas.
CAPÍTULO XV
Los cables deben ser de materiales y tamaños adecuados al tipo de opera-
ciones que se realizan o van a realizar. En este sentido es elemental que se conozca
la resistencia de los cables para poder garantizar que la carga máxima que se le
aplique impida la ruptura del mismo, lo que se logra mediante el factor de segu-
ridad que en general es de 5. Esta es una exigencia que implica que durante el uso
se hagan comprobaciones por el desgaste de los mismos, lo que en general no se

737
efectúa, ya que es una verificación que necesita de laboratorios especializados. Por
tanto, el técnico de seguridad deberá verificar elementos más sencillos durante sus
inspecciones. Uno de los aspectos que deben observarse es el estado de manteni-
miento y observar que deben estar libres de nudos, torceduras o cocas, así como
que estén provistos de guarda cabos resistentes.

En las inspecciones de rutina de estos medios de elevación, las partes móvi-


les que supuestamente pueden causar mayor riesgo son el cable y tambor y las po-
leas, no obstante el cable sigue siendo la parte móvil más crítica en la operación de
estos equipos. Es indudable que el movimiento continuo va desgastando el cable
y puede llegar a ocurrir una rotura con el consiguiente accidente, hecho que debe-
mos prevenir y que sólo puede garantizarse mediante la sustitución de los cables
en mal estado, no obstante este es un problema complicado y en muchas ocasiones
hay resistencia a la sustitución de estos elementos. Esto hace que los controles del
grado de deterioro de los cables se haga difícil, tanto por el trabajo que conlleva
técnicamente, como por la aceptación de la necesidad de los cambios necesarios
para evitar las fallas. Hay regulaciones que establecen que cuando hay más de 12
alambres rotos en un cabo o el 10% de hilos rotos, hay razones para cuestionar su
uso. También puede evaluarse el desgaste o reducción que ha sufrido el diámetro
del cable. Es también imprescindible revisar el estado de los bloques de poleas
ya que las gargantas de las mismas deben ser adecuadas a las dimensiones de los
cables y deben presentar una superficie lisa y curvada, sin aristas ni discontinui-
dades, de forma que se minimice el desgaste o posibles cortes, ya que en muchas
ocasiones no se emplean los cables adecuados.

Existen operaciones en las que en vez de cables se utilizan cadenas de alea-


ción de acero en la elevación de las cargas, este tipo de elemento auxiliar se utiliza
sobre todo para las eslingas y tienen que cumplir con determinadas condiciones
de seguridad. Como en el caso de los cables deben estar libres de torceduras, los
anillos o ganchos de sus extremos serán del mismo material, no tendrán eslabones
desgastados, estirados o con grietas, ni se permitirán empalmes atornillados. En
el caso que sea necesario sustituir eslabones estos serán del mismo material de la
CAPÍTULO XV

cadena original. Cuando las mismas se enrollan en tambores, ejes o poleas, estarán
provistas de ranuras que permitan, de forma similar al caso de los cables, su enro-
llado sin deterioros. Aunque estos elementos son muy fuertes y más capaces que
los cables de soportar las condiciones de trabajos a las que se les somete, se hace
imprescindible la revisión periódica de su estado.

738
Ganchos.

Los ganchos de las grúas tienen una importancia vital en garantizar la segu-
ridad del levantamiento, aunque en general los mismos son diseñados para elevar
cargas mayores, el desgaste o daño producto de su utilización reduce el margen de
seguridad, lo que implica la necesidad de su control.
   

Estos deben estar señalizados con la carga máxima, ser de acero o hierro
forjado y poseer pestillos de seguridad que eviten el desprendimiento de las car-
gas y su diseño en las partes de contacto con cables o cadenas será redondeado
para evitar el desgaste de las mismas. El técnico de seguridad debe comprobar en
la defectación de los ganchos, los aspectos siguientes: si el gancho está doblado,
para lo cual comprobará que la garganta no sobrepase un 15% de su abertura ini-
cial; si el gancho está torcido, para lo cual comprobará que el mismo no posea un
ángulo de desviación mayor de 100 y por último, que no presente grietas o des-
gastes significativos. Ante la identificación de estos defectos deberá procederse al
cambio inmediato del gancho.

 

CAPÍTULO XV

       


 
    

739
Eslingas.

Las eslingas son los elementos que se utilizan para sujetar la carga a la grúa
o equipo de elevación, son muy variadas e importantes en la seguridad, ya que
por lo general en la mayoría de los levantamientos, los componentes de la eslinga
están sometidos a fuerzas mayores que el cable de elevación u otros elementos del
equipo.

La seguridad de la elevación de cargas mediante el eslingado está determi-


nada por los siguientes factores:

• Utilización de cables, cadenas y accesorios de resistencia adecuada y en buen


estado de mantenimiento.

• Accesorios o acoplamientos adecuados al tipo de carga.

• Número de ramales de la eslinga.

• Forma de la atadura y ángulo que se le aplique a la carga.

• Controles y mantenimientos regulares.

      ­ € ‚ƒ 





  
 
 
CAPÍTULO XV






 


 
„  
     ‚    

740
Es necesario considerar que el uso seguro de las eslingas depende en gran
medida de cómo está sujeta la carga y del ángulo en que es colocada. Cuando el
ángulo con la horizontal es menor, su capacidad de carga se reduce, acción que se
puede observar con frecuencia al utilizar eslingas demasiado cortas. Como puede
observarse en la figura 22 la forma de agarre de la carga y el ángulo que forma
son muy importantes, ya que las tensiones que se originan disminuyen su límite
de carga, al no producirse una distribución similar entre las ramas. Se recomienda
que su ángulo no sea mayor de 450, para lo cual deberán emplearse accesorios
metálicos que no se desplacen y permitan la estabilidad de la carga durante su
elevación y traslado. En cables de eslingas se considera con un factor de seguridad
≥ 5 y un número máximo de alambres rotos no mayor de 10.

    
  

 

 





 

 





 

 

 

  

CAPÍTULO XV
Guarda cabos y Grapas.

El empleo de estos elementos auxiliares es importante para mantener el


buen estado de los cables, la estabilidad de la carga y por supuesto preservar las
eslingas de la rotura. Existen dos tipos de guarda cabos como pueden observarse
en la figura 24, ambos tipos pueden ser utilizados siempre que la anchura de la lá-

741
mina de metal empleada (E), sean de 0.3 y 0.4 del diámetro para cables menores o
mayores de 30mm respectivamente. Otro requisito que se recomienda en los tipos
cerrados es que la abertura (F) sea de 1.25 veces el diámetro del cable utilizado.
Estas especificaciones tienen por objetivo conseguir un buen ajuste y resistencia de
estos elementos.

Existen tres tipos de anillos de acuerdo con la forma, en pruebas realizadas


a elementos de similar material y diámetro se ha comprobado que los de forma C,
poseen mayor resistencia y por consiguiente son los más recomendables.

  

  

  




 
 

 

 

    
   
 ­   



     

Otro aspecto que debe controlarse es el referido al montaje inadecuado de


las abrazaderas en los cables de acero. Como la parte del perno en forma de U tiene
menor sujeción que la abrazadera, cuando se forma un lazo la parte de la abraza-
dera debe colocarse en la porción viva del cable para garantizar la seguridad de
la sujeción. Además se recomienda que la distancia entre las mismas sea de 6 a 8
veces el diámetro del cable. El número que deben colocarse dependerá también
del diámetro y tipo de cable, para lo que existen tablas que regulan la cantidad que
CAPÍTULO XV

puede variar entre 3 y 7. En la figura 24 se puede observar la colocación correcta


de estos elementos.

Por último mencionar que todos los aparejos y equipos complementarios


de elevación de cargas deberán guardarse cuidadosamente en un lugar destinado
a tal fin, para evitar su deterioro.

742
5.4.2.3. Aparatos continuos de transporte.

Los riesgos que producen estos elementos de transporte de carga en los


centros de trabajo pueden ser bastante serios y en muchas ocasiones mortales. Es
posible que por esta razón los trabajadores estén más conscientes del peligro que
presentan estas instalaciones cuya misión es transportar productos sólidos, a gra-
nel o bien objetos o recipientes de forma continua. Aunque en algunos casos tienen
una apariencia segura, son capaces de atrapar una parte del cuerpo o la ropa del
trabajador y lo halan al interior de la máquina con consecuencias inimaginables.
De estos medios vamos a referirnos a los más frecuentes que son las cintas trans-
portadoras o transportadores de bandas y los tornillos sinfín.

  

Transportadores de bandas.

Estas máquinas están constituidas por una banda sinfín flexible, accionadas
por motores eléctricos situados en los extremos, que se desplaza por unos rodillos
libres. Por su diseño y forma de operar, presenta riesgos específicos como son los
pellizcos y atrapamientos, las caídas de materiales, las caídas de altura y cuando CAPÍTULO XV
transportan materiales a granel la exposición a polvo.

Como para su operación se requieren poleas para mover la banda, al cam-


biarlas de posición, tensarlas y sostenerlas, se convierten en puntos de pellizco y
atrapamiento. Como la mejor prevención de estos accidentes se recomienda limi-
tar el acceso del trabajador a estas zonas o sea aplicar guarderas que eviten que

743
partes del cuerpo penetren a estos puntos o partes móviles. El control que debe
realizar el técnico para identificar la presencia de este factor de riesgo, consistirá
esencialmente en verificar la existencia de estas medidas. Cuando estos transpor-
tadores son elevados se eliminan los factores anteriores, pero surgen otros, hay
que considerar la existencia de medidas que impidan la caída de los objetos sobre
los trabajadores o la caída de los mismos cuando van a desarrollar tareas en estos
equipos. Comprobar que en las zonas de paso de trabajadores existen dispositivos
de protección que eviten la caída de los objetos sobre las personas y la existencia
de pasillos con barandas son los factores a considerar en estos casos.

En todos los transportadores son beneficiosos los dispositivos de parada


de emergencia, que corten automáticamente la alimentación desde cualquier po-
sición, por lo que deben ser accesibles a todo lo largo de la banda, de forma que si
un trabajador es atrapado o cae en la banda, pueda ser capaz de poder detener la
máquina, ya que conocemos que estos medios son generalmente de gran tamaño.
Se utilizan con frecuencia a este fin, alambres o cuerdas a lo largo del transporta-
dor que activan el interruptor de parada.

 

 





Transportadores de tornillo o Tornillo sinfín.


CAPÍTULO XV

Estos medios de transporte de materiales son de longitud limitada y con-


sisten en una hélice de paso ancho que al girar arrastra el material contenido en la
artesa hacia delante (Figura 26). Pueden ser muy peligrosos ya que su principio de
operación determina un punto de pellizco en la entrada, complicando esta situa-
ción el hecho que dicho punto de entrada se mantiene oculto con el material que
lo cubre y el trabajador generalmente se mantiene cerca para abastecer el mismo.
Por tanto, estos equipos se caracterizan por el riesgo de atrapamientos de pies y

744
manos y en ocasiones del cuerpo completo del trabajador. El técnico de seguridad
deberá por tanto identificar como situaciones peligrosas, aquellas que propicien la
accesibilidad del trabajador al tornillo sinfín, como por ejemplo la no existencia en
el punto de abastecimiento de materiales, de dispositivos que no permitan el acce-
so de pies o manos, que las artesas se mantengan tapadas o que la tolva de entrada
sea dimensionada de forma que el trabajador no pueda alcanzar el punto de pelliz-
co. Hay que exigir dispositivos de seguridad que no permitan la puesta en marcha
y detengan las máquinas si tratan de operarse con las tapas de las artesas quitadas.

5.4.2.4. Transportadores Móviles.

En los centros de trabajo se utilizan diferentes vehículos para el transporte


de las cargas, entre los que se encuentran tractores, transportes elevadores de pla-
taforma y otros medios especializados, no obstante en este apartado nos referire-
mos sólo al medio más empleado que es el conocido como “montacargas” (figura
27), o sea la carretilla elevadora movida por motor eléctrico o de combustión. La
misma consta además de un chasis rígido, un mástil vertical para el desplazamien-
to de las horquillas de sujeción y una placa porta horquillas. Estos equipos que
son tan útiles y que eliminan en gran medida los esfuerzos que deben realizar los
trabajadores en estas tareas, pueden convertirse en fuente de accidentes, funda-
mentalmente por la mala operación de los mismos.

Vamos a enunciar los factores esenciales que consideramos deben contro-


larse por los técnicos de seguridad en los lugares donde se realicen labores con es-
tos equipos, para evitar las caídas de cargas y objetos, así como las caídas, choques
o vuelcos de la carretilla que son los riesgos más frecuentes en estos trabajos.
   


CAPÍTULO XV
Control del montacargas.

Describiremos los elementos elementales a revisar por el técnico en sus


controles y que deben ser una función diaria del operador, antes de comenzar su

745
trabajo. El montacargas tendrá una cabina con buena visibilidad y un pórtico o
cubierta superior resistente a las caídas de objetos o cargas, en la actualidad todos
estos medios los poseen en su diseño original, pero en ocasiones se les quitan. Se
comprobará el óptimo estado de los frenos de pie y de mano, ya que este elemento
representa la posibilidad de evitar múltiples incidentes durante la operación. Veri-
ficará la existencia de señalamiento de la carga máxima igual que en cualquier otro
equipo de elevación, existencia de señal acústica sobre todo para cuando se trabaja
en marcha atrás y de horquillas adecuadas para el tipo de carga en que se utilizan.

  
   





  

Control de la Operación.

La mayor cantidad de los accidentes se producen por malas condiciones


de trabajo en el lugar o por violaciones de los procedimientos establecidos. En
relación con las condiciones de trabajo, en primera instancia es necesario observar
si están señalizadas las zonas de carga y tránsito y si la anchura de los pasillos es
adecuada para que no se produzcan choques con la carga almacenada o pueda ser
aprisionado un trabajador entre el montacargas y las paredes o la carga almace-
nada. Estos pasillos además deben poseer una superficie nivelada, con buen man-
tenimiento y libres de áreas resbaladizas, por lo que el orden y limpieza es una
CAPÍTULO XV

condición importante a controlar. Es fundamental que las superficies de tránsito


estén libres de huecos u obstáculos ya que por el tamaño de las ruedas del mismo
se pueden producir vuelcos o caídas de la carga.

En cuanto al procedimiento de trabajo (Figura 28), en múltiples ocasiones


estos equipos se les entregan a trabajadores que saben manejar autos, pensando
que saben por tanto operar un montacargas, cuando para la operación de estos se

746
requiere de mucha más habilidad y de una capacitación especial. La primera exi-
gencia que debe comprobarse, es que los operadores de estos medios hayan sido
entrenados para estas labores.
Figura 29: Transición Segura de la Carga a un Camión

Ruedas
bloqueadas

Muelle de carga

Plataforma con resistencia adecuada

Además durante la operación se tratará de identificar el empleo de algunos


de los procederes que se ejecutan con frecuencia y que incrementan la ocurrencia
de accidentes como son:

• Circulación con carga o sin ella a velocidades excesivas y con movimientos


bruscos, deberá considerarse un límite de velocidad máximo de 20 Km. y en
algunas zonas aún menor.

• Traslado de personal montado en las uñas del montacargas o sobre la carga.

• Utilización del montacargas como elevador de personal sin tomar las


precauciones necesarias.

• Circular con carga o sin ella con las horquillas levantadas, la carga debe
trasladarse con la horquilla lo más bajo posible.

• Traslado de cargas sin la sujeción adecuada.

• Dejar el montacargas parqueado con la carga elevada y en ocasiones CAPÍTULO XV


funcionando.

• Operar permitiendo que otros trabajadores estén parados bajo la carga o en


lugares muy cercanos.

747
• Trabajar en pendientes o muelles para vehículos de carga sin cumplir las
medidas para estos trabajos.

• Almacenar los productos u objetos no cumpliendo con las normas establecidas


para cada tipo de contenedor (cajas, tanques, sacos, etc.)

    

 
  

    
  
   
   
   

    
   
   

Figura 31: Montacargas Utilizado Como


Plataforma de Trabajo
CAPÍTULO XV

5.5 Almacenamiento.
Todo proceso de producción o servicio tiene en mayor o menor escala este
tipo de actividad, que se caracteriza cuando se ejecuta violando los procedimien-

748
tos de seguridad prescritos por ocasionar daños a los trabajadores, materiales u
objetos almacenados y a las instalaciones del centro de trabajo, con graves con-
secuencias en dependencia del tipo de materiales almacenados. El correcto alma-
cenamiento de los materiales elimina o minimiza en gran medida factores como
los posibles desprendimientos, corrimientos, reacciones químicas, etc. de lo alma-
cenado, evitando las graves consecuencias que se pueden derivar. Los riesgos en
los almacenamientos de cargas son diversos y aunque los más frecuentes son las
caídas de materiales, los choques contra objetos y los desplomes o derrumbes,
también son importantes los incendios o contaminaciones, aspectos estos que no
trataremos aquí ya que son objeto de otros temas del libro.

En el apartado referente a la manipulación de carga nos referimos a de-


terminados aspectos que sin lugar a duda están presentes en el almacenamiento
y cuya observancia es esencial en conseguir la seguridad en estos trabajos. No
obstante consideramos necesario exponer algunos elementos sobre las áreas espe-
cíficas de almacenamiento y las formas seguras en que se deben ejecutar, aspectos
que el especialista en seguridad debe conocer para lograr identificar los posibles
riesgos. La identificación de riesgos en estas áreas está íntimamente relacionada
con las características del lugar, los materiales u objetos y el tipo de procedimiento
de almacenamiento, que se corresponde fundamentalmente con la forma en que se
adquieren a los proveedores o se suministran.

En cuanto a las características de las áreas de almacenamiento, lo primero


que debemos evaluar, es si las mismas son en exteriores o en locales interiores de
edificaciones. Cuando son en áreas exteriores, hay que observar que el pavimento
esté nivelado, libre de huecos, con drenaje y resistencia adecuada al tipo de carga y
vehículos que circulan por el mismo. La forma de ordenar en el espacio y la altura
de lo almacenado también son elementos básicos a controlar, es frecuente encon-
trar estos almacenes situados en áreas por las que pasan líneas de distribución
eléctricas de alto voltaje o que no guardan las distancias de seguridad establecidas,
aspectos en que se debe ser inflexible. Cuando las áreas se encuentran en el interior
de edificaciones deben observarse las condiciones ya mencionadas para las super-
ficies de los pisos, aunque en esto casos, además debe analizarse la existencia de CAPÍTULO XV
las pendientes en los cambios de nivel y en relación con el orden y la altura, las
exigencias serán las determinadas por las regulaciones establecidas para el tipo
de almacenaje. Es importante cuando se utilizan almacenes en pisos altos, evaluar
la resistencia de los pisos y determinar las cargas por m2 que pueden resistir con
seguridad, es recomendable que siempre que vayan a almacenarse cargas pesadas
se utilicen preferentemente almacenes en pisos bajos.

749
El tipo de almacenamiento a emplear y sus exigencias de seguridad estará
determinado por el tipo de materiales u objetos, que pueden ser materiales a gra-
nel, tanques, cajas, fardos, sacos, perfiles, garrafones y las formas más utilizadas
en la actualidad, que son almacenar los elementos en estantes, paletizados o en
contenedores. En todos los países y empresas existen normas respecto a los pro-
cedimientos seguros que deben aplicarse para cada tipo de almacenamiento. Las
normas generales de manejo de materiales expresan que las bolsas, paquetes con-
tenedores almacenados en hileras deben ser apilados, bloqueados, entrelazados y
limitados en altura de forma que sean estables y estén asegurados contra caídas y
deslizamientos, aunque no especifica el significado de bloqueo, entrelazado y limi-
tado en altura, por lo que en cada lugar deberán aplicarse las normas establecidas
para esta actividad.

En este apartado vamos a considerar algunos aspectos que deben identifi-


carse en los controles para garantizar la seguridad en estos lugares:

Almacenamiento a granel. En estas situaciones el peligro más grande es


quedar enterrado ya sea por caídas en pilas profundas o tolvas y silos, así como,
por deslizamientos, por lo que en los trabajos en estas condiciones se deben ob-
servar que el trabajador utiliza los medios anti caídas, existen protecciones y se
guardan distancias para que no puedan ocurrir este tipo de eventos. También debe
manejarse de acuerdo con el tipo de material la posibilidad de contaminación, fal-
ta de oxígeno o riesgo de explosión.

Almacenamiento por estibación. En este tipo de almacenamiento, los ma-


teriales se colocan unos sobre otros directamente o sobre superficies resistentes
y pallets formando bloques de forma piramidal. En estos casos la altura y forma
de colocar los diferentes materiales es muy importante para que no se produzcan
desplazamientos con las consiguientes caídas y derrumbes. Estas exigencias de-
penderán en cada caso de las características particulares de los materiales y resis-
tencia de los envases. Otro elemento importante a observar es el cumplimiento de
las anchuras en pasillos ya que esto puede ocasionar accidentes por choques con
CAPÍTULO XV

los materiales o trabajadores.

Almacenamiento en estanterías. Este tipo de almacenamiento se utiliza tan-


to para materiales envasados o no y se ha incrementado en los últimos tiempos en
almacenes mecanizados, ya que permite una mayor utilización del espacio y por
supuesto cuando su diseño y operación es adecuado brinda una gran seguridad.
Los aspectos que deben identificarse por el especialista estarán orientados hacia

750
garantizar la estabilidad de los estantes, lo cual se logra mediante una resistencia
adecuada de las superficies y elementos de unión entre estanterías o con la estruc-
tura de la edificación. Deben considerarse también la seguridad del movimiento
de las cargas mediante pasillos adecuados y señalizaciones. Los riesgos son simila-
res al del caso de la estibación o sea los choques y caídas de objetos. El especialista
de seguridad debe identificar todos aquellos factores que facilitan los riesgos a
caídas y desplazamientos de lo almacenado y establecer los procedimientos ope-
racionales que limiten la ocurrencia de estos hechos. Es importante mencionar que
cada tipo de material conllevará medidas específicas en este sentido, de manera
que puedan garantizarse la eliminación de estos accidentes.

5.6. Electricidad

Aunque son muchas las personas que le tienen miedo a la electricidad,


como el riesgo y la electricidad son invisibles y además su uso se ha generalizado
de tal forma que es impensable vivir sin ella, se ha manifestado una tendencia a
trabajar en condiciones que pueden ser causa de accidentes, tanto en la actividad
laboral como en la vida diaria. Aunque la frecuencia de estos accidentes no es tan
alta como la de otros riesgos si se puede afirmar que en general son graves o mor-
tales, sobre todo en el sector de la generación y distribución de energía eléctrica.
La electricidad puede causar diferentes daños a la salud del trabajador, pudiendo
considerarse dos efectos como productos de la acción física de la descarga en sí,
los denominados como fisiológicos directos, que son inmediatos a la descarga y
en que se manifiestan desde la sensación de hormigueo, hasta asfixia, alteracio-
nes cardíacas y de otros órganos vitales, quemaduras y que pueden llegar hasta
la muerte. Los efectos indirectos que pueden manifestarse a continuación de la
descarga, aunque están relacionados con esta, se producen debido a actos involun-
tarios de los trabajadores como son las caídas de altura ante una descarga, golpes
contra objetos y otros tipos de accidentes.

En este apartado vamos a tratar los elementos fundamentales de este riesgo,


de manera que el especialista de seguridad sea capaz de identificar los factores
sobre los que debe actuar en su trabajo de prevenir el contacto eléctrico. Debemos
CAPÍTULO XV
comenzar comentando dos aspectos importantes en la prevención de este riesgo,
primero es esencial eliminar el mito de que los circuitos de 110 voltios son segu-
ros, pues aunque muchas personas han sufrido contactos de este tipo sin conse-
cuencias adversas, este voltaje es capaz de matar con facilidad en determinados
entornos y de hecho son más los accidentes con este voltaje que con el de 220 o 440

751
voltios a los cuales casi todos respetan. Un segundo aspecto es el concerniente al
punto de contacto y el recorrido de la corriente, ya que cuando el flujo pasa por
órganos vitales como el corazón, diafragma y músculos del pecho, los resultados
pueden ser mortales.
Tabla 1. Efectos de la corriente eléctrica alterna en el cuerpo humano.
Intensidad Efectos
1 a 3 mA No existe peligro y el contacto se puede mantener sin problemas.
3 a 10 mA Produce una sensación de hormigueo y puede provocar movimientos reflejos.
Tetanización muscular o contracción de los músculos de las manos y los brazos que impide soltar
10 mA
los objetos.
25 mA Paro respiratorio (si la corriente atraviesa el cerebro).
25 a 30 mA Asfixia (si la corriente atraviesa el tórax).
60 a 75 mA Fibrilación ventricular (si atraviesa el corazón).

Para la comprensión y análisis del riesgo eléctrico es imprescindible recor-


dar los fundamentos de la electricidad y en particular la Ley de Ohm o ley básica
de los circuitos eléctricos, la que expresa que la intensidad de la corriente es direc-
tamente proporcional a la tensión e inversamente proporcional a la resistencia del
conductor.

Donde:

Intensidad de la corriente (I), se refiere a la cantidad de corriente que pasa


por el conductor y es la causa fundamental de las lesiones que origina la electrici-
dad al circular por el cuerpo humano y se expresa en amperes.

Voltaje o tensión (V), se refiere a la propiedad que está determinada por la


diferencia de potencial entre dos puntos, a mayor tensión mayor intensidad. La
alta tensión en si no es peligrosa, sin embargo se convierte en peligrosa cuando es
CAPÍTULO XV

baja la resistencia. Se expresa en voltios.

R o resistencia (R), se refiere a la propiedad que poseen los materiales de


oponerse al paso de la corriente y se expresa en ohmios.

752
Además de las características de la electricidad ya mencionadas, existe otra
que tiene influencia sobre las consecuencias de los contactos eléctricos, la frecuen-
cia. Su influencia en los efectos está dada porque la resistencia total del cuerpo
decrece con el aumento de la misma, pero además, se ha comprobado que la re-
sistencia es mayor para corriente continua que para la alterna. Esta característica
se refiere al número de ciclos o hertzios, que está determinado por el número de
veces que la onda cambia de sentido en la unidad de tiempo. De acuerdo con la
frecuencia la electricidad puede clasificarse en 3 tipos:

Corriente alterna de baja frecuencia, se consideran las que poseen una fre-
cuencia menor de 1000Hz. Esta es la corriente más peligrosa tanto por ser la más
utilizada en los centros de trabajo como en el hogar, así como porque el riesgo de
causar fibrilación ventricular es mayor en las frecuencias utilizadas. En Europa en
general se genera y distribuye corriente de 50Hz mientras en América la frecuen-
cia utilizada es de 60Hz.

Corriente alterna de alta frecuencia, se consideran aquellas en que su fre-


cuencia es superior a los 1000 Hz. Este tipo de corriente se considera menos pe-
CAPÍTULO XV
ligrosa, ya que su uso es más limitado, se utiliza en radar, medicina y otros, pero
tiene la característica de que a elevadas frecuencias surge un efecto denominado
pelicular, mediante el que la corriente circula por la piel, sin penetrar el cuerpo.

753
Corriente continua o también denominada corriente directa, es la corriente
en la que el sentido de las cargas no cambia. Aunque es la menos peligrosa ya que
necesita para que produzca efectos nocivos de mayor tiempo de exposición.

La identificación de los factores que inciden en el riesgo eléctrico y su eva-


luación para la aplicación de acciones preventivas correspondientes, necesita el
conocimiento por el especialista de seguridad, de los efectos fisiológicos que esta
puede ocasionar al organismo para poder interpretar el nivel del peligro al que
está expuesto el trabajador. Si nos hiciéramos la pregunta de qué cantidad de co-
rriente es mortal, no podríamos dar una respuesta precisa. No obstante en la Tabla
1 y la Figura 32 se pueden observar un resumen de criterios de expertos que nos
orientan sobre las consecuencias a diferentes exposiciones.

Debemos comenzar analizando que el cuerpo humano que es conductor


de electricidad, presenta la protección de la piel que puede tener una resistencia
de hasta 100,000 ohm, si se encuentra bien seca. Si observamos la Figura 32 y co-
nocemos que en un circuito eléctrico doméstico, el dispositivo de seguridad no se
activa hasta que tiene una carga de 20 – 30 amperes o sea unos 20,000 a 30,000 mili
amperes, o lo que es lo mismo de 100 a 1000 veces lo que se requiere como dosis
mortal, parecería que nadie pudiera soportar una descarga eléctrica de 110 voltios.
Sin embargo aunque hemos mencionado que poseemos la protección de la piel,
en ocasiones hay que considerar otros factores del entorno que pueden facilitarse
produzca el accidente fatal. Tal es el caso de la simple transpiración u otra hu-
medad en el lugar que pueden disminuir la resistencia de la piel en 200 veces. Es
importante también, el aspecto ya referido al recorrido de la corriente por el orga-
nismo, considerando los que incluyen el tórax y la cabeza como los más peligrosos.
Otras circunstancias a considerar serán la superficie y presión de contacto y el tipo
de calzado que se utiliza. De manera, que sintetizando podemos expresar que la
gravedad del efecto que pueda ocasionar el contacto eléctrico están determinados
por tres factores.

• La intensidad de la corriente.
CAPÍTULO XV

• La duración del contacto.

• La zona del cuerpo recorrida.

754
Ya estamos en condiciones de establecer la dirección que debe seguir el es-
pecialista de seguridad en la prevención del riesgo eléctrico para evitar accidentes
de este tipo. Como sin lugar a dudas el accidente eléctrico se produce cuando
se produce un contacto ya sea de tipo directo o indirecto entre la corriente y la
persona, el principio tiene que ser evitar el contacto o minimizar la intensidad
de la corriente a niveles tan bajos que puedan considerarse como seguros. Como
la prevención fundamental radica en eliminar el contacto, debemos analizar que
el trabajador en general está expuesto a dos formas de contactos, el denominado
directo que es el que se produce entre la persona y partes activas de la instalación
eléctrica, como son los conductores bajo tensión. En este tipo de contacto normal-
mente son importantes las cantidades de corriente que pasan al organismo y sus
consecuencias generalmente son más graves. El contacto indirecto es cuando se
produce el contacto de la persona con una masa accidentalmente bajo tensión, o
sea cuando el contacto es con un elemento de un aparato o equipo que no forma
parte del circuito eléctrico y que normalmente no debiera estar en tensión, pero
que por una situación accidental la adquiere. Las situaciones más frecuentes se
producen por la pérdida de aislamiento de un conductor, que entra en contacto
con la masa del equipo y cuando la persona entra en contacto con la masa del equi-
po, cierra el circuito y se produce la exposición a una tensión similar a la existente
entre el mismo y tierra.
  



 



CAPÍTULO XV

Una vez analizados los posibles contactos que pueden ocurrir pueden des-
cribirse algunas situaciones detectadas con frecuencia en los centros de trabajo y
que son fuente de factores de riesgo eléctrico, por lo que el especialista orientará
sus controles a identificar los elementos siguientes:

755
• El deficiente mantenimiento de los circuitos e instalaciones eléctricas, con
partes activas sin la protección adecuada.

• Carencia de aterramiento de máquinas y otros equipos.

• Libre acceso a lugares con alto voltaje.

• Carencia de los medios de protección para realizar este tipo de trabajos.

• Otros.

Entre los elementos que podemos utilizar para la prevención de ambos ti-
pos de contacto se encuentra la opción de minimizar la corriente que contacte al
trabajador, ya sea de forma directa o indirecta, para lo cual se aplica la tensión o
voltaje de seguridad. Como conocemos la resistencia del cuerpo humano depende
de diferentes factores, pero se acepta como una resistencia media la de 1,000 ohm
y si observamos la tabla 1, se puede determinar una intensidad de corriente de
0.025 Amp. como segura. Partiendo de lo cual y aplicando la ley de Ohm, podemos
llegar a determinar que un voltaje o tensión de 25 voltios puede considerarse como
seguro.

Tensión = Intensidad X Resistencia = 0.025 Amp X 1,000 Ohmios = 25 voltios.

Aunque siempre hay que considerar la susceptibilidad individual del ex-


puesto, supuestamente por debajo de este valor de tensión la corriente no produce
daños. Por tanto, sería ideal que todas las instalaciones de un centro de trabajo y
del hogar poseyeran este voltaje, sin embargo esto es inaplicable para algunas má-
quinas o equipos que necesitan de voltajes mayores, lo que limita su utilización y
exige de otras formas de protección. A continuación mencionaremos las medidas
de carácter general que pueden aplicar los especialistas para minimizar el riesgo
de los trabajadores expuestos a contactos eléctricos.
CAPÍTULO XV

Protección contra el contacto directo.

Utilización de tensiones de seguridad (< 25v), sobre todo en áreas que se


consideren peligrosas, como pueden ser las húmedas o confinadas y en algunos
lugares en que no se pueden evitar el acceso a puntos activos, como en algunas
máquinas herramientas que se emplea iluminación de bajo voltaje.

756
Recubrimiento de las partes activas. Proteger las partes activas evitando el
contacto con la misma, ejemplos de esto son las cajas eléctricas, el aislamiento de
los conductores y otras medidas.

Alejamiento de las partes activas. Cuando a las partes activas se hace impo-
sible aislarlas deberán situarse a una distancia no peligrosa o sea que se imposi-
bilite el contacto de la persona o elementos que manipule en su trabajo con partes
en tensión.

Interposición de obstáculos. Estas medidas consisten en limitar el acceso a


los lugares de peligro. Es frecuente observar transformadores y otras instalaciones
eléctricas ubicadas en centros de trabajo que se encuentran cercadas y a las que
sólo puede acceder el personal autorizado.

Protección contra el contacto indirecto.

Las medidas que son orientadas con este objetivo, se consideran como pa-
sivas cuando son orientadas a evitar la aparición de una tensión de defecto peli-
grosa mediante aislamientos complementarios o un contacto inocuo al utilizar ten-
siones de seguridad y activas que evitan la permanencia de una tensión peligrosa.

Entre las pasivas que evitan el contacto, puede citarse el doble aislamiento,
que consiste en aplicar un aislamiento de protección o reforzado a las herramien-
tas manuales eléctricas. En la actualidad la mayor parte de estas herramientas tie-
nen la carcasa plástica además del doble aislamiento. Entre estas medidas también
se puede mencionar la inaccesibilidad simultánea de las partes en tensión y la
masa. Otras medidas que pueden aplicarse para hacer el contacto no peligroso son
la utilización de tensiones de seguridad, la separación de circuitos y las conexiones
equipotenciales.

Como medidas activas con la finalidad de evitar la permanencia de una


tensión de defecto peligrosa se emplea la puesta a tierra con dispositivos de corte, CAPÍTULO XV
la puesta a neutro con dispositivo de corte y los relevadores de tensión de tierra.
La puesta a tierra con dispositivo de corte es muy utilizada, este elemento de pro-
tección limita la tensión accidental en caso de un contacto fortuito a masa, ya que
la derivación de la tensión a tierra pone en cortocircuito la tensión peligrosa, evi-
tando que la corriente de defecto pase totalmente a través del trabajador.

757
   
 

5.7. Calderas y recipientes a presión.

Este factor de riesgo en la seguridad lo vamos a tratar de manera sintética,


ya que aunque es cierto que cuando ocurren la energía liberada es tan devastadora
que en general causan un desastre de gran magnitud, en la actualidad estos acci-
dentes son poco frecuentes. Por el diseño en nuestros días de estos equipos, es di-
fícil la ocurrencia de un accidente si se cumplen con el mantenimiento y los contro-
les establecidos. Estos medios de trabajo igual que en los de elevación y transporte
son técnicamente complejos y por su forma de operar difíciles de inspeccionar por
el especialista de seguridad, por lo que su control deberá dirigirse a la exigencia
del cumplimiento de los mantenimientos y revisiones de los órganos acreditados
para esos trabajos y en particular asegurarse que se ha expedido la certificación de
seguridad para poder operar. Por supuesto que el inspector de seguridad y salud
debe en sus visitas verificar el estado de los indicadores de nivel, las válvulas de
seguridad, los manómetros, fugas de vapor, salideros de combustible, además de
los otros factores de riesgo que son comunes a cualquier lugar de trabajo.


  ­


€‚ 
ƒ„

CAPÍTULO XV

…

† 
‡
†


 





 



758
Hay quienes discrepan de este sistema de control general por los inspecto-
res encargados de la seguridad y salud del trabajo y consideran que esto debe ser
una inspección completa del equipo. No estamos en contra de este criterio, sólo
que consideramos que esta es una función de los especialistas que dan el manteni-
miento y certifican la seguridad del equipo. Nos preguntamos, cómo un inspector
de seguridad puede verificar el interior de una caldera o de un equipo de presión
cuando llega a un centro de trabajo. ¿Se detiene la producción o servicio durante
días para que se realice la inspección? En la práctica el sistema propuesto previa-
mente es el que se aplica en la mayoría de los países. O sea el inspector verifica los
elementos básicos y la certificación para la operación segura es emitida por empre-
sas autorizadas a esa finalidad, las cuales tienen que ejecutar con la periodicidad
establecida, los controles complejos que necesitan estos equipos.

5.8. Organización del Trabajo

Este es un factor de riesgo presente en todas las actividades desde que se es-
tableció la división del trabajo, pero que ha adquirido extrema importancia desde
que Taylor elaboró sus teorías para el incremento de la productividad, de manera
tal que transformó la organización productiva generando la ciencia de la organi-
zación científica del trabajo. Al unísono, puede expresarse que este incremento de
la productividad basado en principios que concebían el estímulo económico como
única motivación del trabajador y a este como un apéndice de la máquina, condu-
jeron a la deshumanización del trabajo, que sin lugar a dudas afecta la salud y es
causa de accidentes. Múltiples estudios posteriores han demostrado que Taylor no
tenía toda la razón, que es necesario para que el trabajo se considere satisfactorio,
tener sentido para quien lo ejecuta.

En la actualidad estos aspectos por su importancia se han convertido en


una ciencia de la gestión empresarial, por lo que no seria posible explicar su con-
tenido y relaciones con la seguridad y salud en tan breve espacio. La relación con
los accidentes y efectos a la salud, nos obliga a comentar algunos elementos de
esta disciplina, que son importantes evaluar por el especialista en cualquier proce-
so laboral e identificar en el trabajo de prevención, ya que pueden convertirse en
CAPÍTULO XV
factores de riesgo. En la figura 36 se puede observar como sobre el trabajador en
una situación de trabajo, actúan diferentes factores que determinan que la misma
pueda ser causa de insatisfacción laboral, constituyendo por tanto la organización
un elemento fundamental y motivo de particular atención cuando analizamos los
riesgos laborales. Considero que el grado de satisfacción del trabajador es de suma
importancia en lograr un desempeño seguro por parte de los trabajadores. Entre

759
los factores organizativos que tienen una marcada influencia en la seguridad y sa-
lud del trabajo y pueden ocasionar un alto grado de insatisfacción, se encuentran
aquellos que se refieren al tiempo de trabajo. Muchos accidentes se relacionan con
la excesiva carga de trabajo a que está sometido el personal, ya sea por el horario
o jornada establecida o por el ritmo de trabajo. Está demostrado que la duración y
distribución de la jornada y en particular la extensión a más de 8 horas y los tur-
nos nocturnos hacen las tareas más peligrosas y afectan la calidad del desempeño.
Cuando analizamos situaciones de este tipo debemos considerar el tiempo de tras-
lado del hogar al trabajo, la necesidad de tiempo libre del trabajador para resolver
los problemas personales en correspondencia al modo de vida y otras que están
relacionadas con estas situaciones.

Figura 36: Factores de una Situación de Trabajo

Organización Factores
del Trabajo Extralaborales

Entorno Características
Trabajo Personales

“Para que el trabajo sea satisfactorio debe tener sentido para quien lo ejecuta”

Con el ritmo de trabajo sucede algo parecido ya que cuando las normas que
se establecen son tan exigentes que le dificultan al trabajador su cumplimiento,
este tiende a abandonar los trabajos o a ejecutar el mismo sin cumplir los procedi-
mientos establecidos, todo lo que implica consecuencias negativas en la seguridad
y calidad de los resultados del trabajo. Por supuesto y no es que le demos la razón
a Taylor, pero el salario o remuneración deberá estar acorde al contenido de tra-
bajo y al menos con la satisfacción de las necesidades básicas del trabajador. Una
remuneración que no satisfaga expectativas e incrementos por promoción, puede
CAPÍTULO XV

ser un motivo de gran fluctuación de personal, lo que incide en la falta de califica-


ción de los trabajadores y sobre todo en aquellas tareas peligrosas, llega a ser una
causa más de accidentes por inexperiencia en el desempeño.

En los últimos decenios la tendencia hacia la automatización de los proce-


sos, aunque ha incrementado la productividad, la calidad y aminorado el esfuerzo

760
físico del trabajo, también ha incrementado la monotonía, limitando las posibili-
dades de comunicación, de autonomía e imposibilita en ocasiones la toma de deci-
siones en la ejecución de las actividades, situaciones que influyen en el desempeño
seguro.

Se conoce que existen organizaciones con diferentes estilos de mando. En


general se continúa aplicando con bastante frecuencia, el sistema de que “el jefe
siempre tiene la razón” y no se cuenta con la participación y criterios de los traba-
jadores. Este método autoritario que en otras épocas puede haber tenido resulta-
dos favorables está demostrado que en prevención tiene resultados limitados.

Los aspectos de organización mencionados en los párrafos anteriores, son


algunos de los que debemos analizar cuando nos encontramos con problemas de
seguridad que están relacionados con factores de la organización. Está demos-
trado que estos aspectos tienen gran influencia en los resultados de la seguridad,
por lo que no pueden ser ignorados en el análisis de las situaciones de riesgo que
se nos presentan. La organización del trabajo sin lugar a dudas es una disciplina
compleja, por lo que en ocasiones el responsable de seguridad deberá asesorarse
con especialistas en la materia, que les ayuden a identificar y modificar aspectos
de esta que afectan el trabajo seguro, considerando desde la estructura de la em-
presa, la selección del personal y los cuadros de la organización, hasta el control
del sistema y otros.

CAPÍTULO XV

761
Figura 37. Factores de Riesgo en la Organización del Trabajo

Factores de riesgo de
la organización del trabajo

TEMPORALES TAREA EMPRESA


Jornada trab. Automatización Estabilidad
Ritmos-Pausas identificación e mando
Turnos estatus comunicación
D. Descanso iniciativa participación
Vacaciones calificación promoción

ADECUADAS

SI NO

Satisfacción Deshumanización

5.9. Orden y Limpieza

Este elemento aunque lo estamos citando al final de todos los factores que
pueden incidir en la seguridad no es menos importante que los anteriores, aunque
en general no se le considera esencial en la prevención de accidentes, pensamos
que por carecer de elementos técnicos complejos como en otros factores del entor-
no de trabajo. Sin embargo la experiencia nos ha demostrado, que la carencia de
condiciones de orden y limpieza adecuadas, son una expresión de una deficiente
gestión, incluyendo los aspectos referentes a la seguridad y salud. En cualquier
CAPÍTULO XV

actividad laboral son numerosos los accidentes que se producen por golpes, caídas
y resbalones producto de un ambiente desordenado o sucio, suelos resbaladizos,
materiales mal ubicados, desechos acumulados, etc. Velar por el orden y limpieza
de los lugares de trabajo es un principio básico de seguridad y prioridad de la
gestión empresarial.

762
LA EMPRESA QUE CARECE DE UN ORDEN Y LIMPIEZA
ADECUADO ES DIFÍCIL QUE POSEA UNA GESTIÓN
ACEPTABLE DE SEGURIDAD Y SALUD.

El orden y la limpieza tiene que convertirse en un hábito de los miembros


del colectivo laboral y las normas de trabajo deberán considerar el tiempo nece-
sario para que los puestos de trabajo y el entorno laboral se mantengan en condi-
ciones adecuadas, lo cual contribuye a un trabajo más seguro y eficiente. Con este
objetivo, los programas de prevención incluirán acciones encaminadas a forma-
ción de hábitos de trabajo en este sentido y establecer normas y procedimientos
que favorezcan el mantenimiento de condiciones higiénicas adecuadas basadas en
cuatro tipos de actuaciones fundamentales dirigidas a:

• Eliminar lo innecesario y seleccionar lo útil.

• Crear los lugares de almacenar los materiales útiles y los desechos.

• Identificar las áreas de tránsito, almacenaje y desechos.

• Evitar ensuciar y limpiar enseguida.

Por último, queremos enfatizar en la necesidad de mantener condiciones


de trabajo que limiten la ocurrencia de accidentes y en la importancia que tiene en
alcanzar este objetivo, el trabajo conjunto de especialistas en la materia con la par-
ticipación de todo el colectivo laboral en la identificación de los factores de riesgo.
El poder aspirará la existencia de condiciones seguras, necesita de una persistente
acción preventiva basada en la mejora continua de las condiciones de trabajo y del
comportamiento, para lo que se deben desarrollar las acciones hacia aquellos fac-
tores de riesgo identificados como fuentes de incidentes o accidentes.

CAPÍTULO XV

763
CAPÍTULO XVI

764
Seguridad del Trabajo e
Investigación de Accidentes

CAPÍTULO XVI

765
1. Introducción
Índice

2. Estadísticas de Seguridad.

3. Señalización.

4. Equipos de Protección Personal.

5. Investigación de Accidentes.
CAPÍTULO XVI

766
1. Introducción.
Este tema complementa al anterior, tratando algunos aspectos inherentes a la se-
guridad del trabajo cuyos conocimientos les son muy importantes al especialista dedicado
a estas funciones, tanto para poder identificar situaciones y condiciones peligrosas, como
para poder investigar, analizar el comportamiento de la accidentalidad y determinar las
causas fundamentales de los accidentes. Hemos escogido aspectos que suponemos esen-
ciales que el especialista domine, por lo que se ha limitado la información en función de
ofrecer elementos que le permitan manejar en la práctica la identificación, evaluación y
en ocasiones hacer propuestas de mejora sobre la prevención de los accidentes. Aunque el
contenido de los aspectos tratados no es exhaustivo, esperamos que lo propuesto cumpla
con el objetivo antes señalado.

2. Estadísticas de Seguridad.
En la vida actual se considera al nivel de información como el elemento básico
para poder ejercer de manera adecuada cualquier tipo de gestión y por supuesto la pre-
vención de accidentes no está exenta de este principio. El poder realizar cualquier estudio,
investigación o interpretar los mismos, necesita manejar un mínimo de conocimientos en
estadísticas, que les son necesarios dominar a los especialistas de seguridad para lograr
presentar sus informes, con un grado de confiabilidad y calidad para su aceptación por
los dirigentes de la empresa. Por tanto, los especialistas en seguridad deben ser capaces
de recoger, ordenar, tabular y analizar los datos de interés, así como aceptar o rechazar
determinadas hipótesis y hacer inferencias respecto a la población bajo estudio, que en
este caso son los trabajadores de su empresa.

Sin lugar a dudas los índices de accidentalidad constituyen una de las principales
herramientas que dispone el especialista en prevención, o cualquier persona que asuma
estas funciones, para poder evaluar la situación en que se encuentra la organización que
está analizando y asumir un plan de acciones consecuente con los resultados obtenidos.
Es inobjetable por tanto, que el registro y control estadístico de la accidentalidad tiene que
formar parte del sistema de gestión de la empresa con el objetivo de permitir a los mandos
en general y en este caso a los de seguridad mantener una vigilancia de la situación para
tomar decisiones oportunas. Es frecuente sin embargo que toda esta información se con- CAPÍTULO XVI
vierta en un trabajo inútil, ya que no se hace el análisis de la misma con la finalidad de la
elaboración de los consiguientes planes de acción. En general los sistemas establecidos se
complacen con brindar información sobre los riesgos, demostrar los complejos controles
de registro que poseen, y describir a veces con imprecisiones los problemas existentes.
Debemos preguntarnos si en estos casos vale la pena dedicar esfuerzos a estas tareas, que
en ocasiones necesitan bastante tiempo.

767
La Organización Internacional del Trabajo, desde el 1929, con la recomendación
sobre la prevención de accidentes viene trabajando en este sentido y se han realizado
posteriormente diferentes reuniones de expertos en estadísticas, para tratar de uniformar
la misma en los diferentes países, cosa que hasta el momento actual no ha sido posible. El
no haber logrado establecer un sistema único de información depende de los intereses y
posibilidades técnicas y materiales en cada país, lo que está relacionado también con inte-
reses de empresarios y compañías de seguros, todo lo cual limita las reales posibilidades
de estos sistemas y hacen difícil o imposible hacer comparaciones de los resultados entre
países y a veces hasta entre empresas.

Una de las deficiencias mayores que se detectan en estos sistemas es el conocido


como “el subregistro”, o sea, que se reportan menos eventos de los realmente ocurridos.
Puede afirmarse que este fenómeno es producto de múltiples causas, entre las que se pue-
den citar la carencia de un sistema uniforme, de personal calificado, la cobertura limitada
y otras. No obstante razono que “ocultar” estos eventos forma parte del problema, el cual
consideramos se ha incrementado durante el proceso neoliberal y con la aparición del
incidente. Es frecuente que se visiten empresas donde con facilidad les exponen que no se
han presentado accidentes en dos o tres años, sin embargo hemos observado trabajadores
laborando con un ojo o un dedo lesionado, lo cual es obvio ocurrió en esos días y lo más
probable que sea producto del trabajo.

Hay que recordar que en la cultura empresarial actual tener accidentes o enfer-
medades productos del trabajo, es signo de una gestión preventiva deficiente, por lo que
los responsables tratan de que estos no se reporten como accidentes de trabajo. Como por
otro lado la ley brinda la posibilidad de dar la misma cobertura económica si se reporta
por ejemplo, un accidente de trabajo como un accidente de trayecto, se le paga al traba-
jador por esta vía y no aparece como accidente de trabajo. Este sólo es un ejemplo de lo
que puede ocurrir, pero además, hay países en los que quienes registran y atienden estos
casos son las organizaciones del seguro, en muchas ocasiones privadas, las que funcionan
en base a la obtención de ganancias y a las cuales las empresas les conviene demostrar que
no se producen accidentes de trabajo, ya que le incrementan el pago de las primas. Todos
estos fenómenos de la actual cultura empresarial, del incidente, de las indemnizaciones
y otros influyen en esta situación, limitando la calidad de la información estadística en
detrimento de los objetivos preventivos. O sea, que nos limita en poder evaluar la mag-
nitud de la accidentalidad, la efectividad del programa de prevención de accidentes, las
CAPÍTULO XVI

medidas de control aplicadas y la identificación de los lugares o puestos de trabajo con los
índices más elevados, para poder concentrar en ellas, las acciones preventivas.

Como conclusión de estas reflexiones sobre la información de la accidentalidad


podemos expresar que en general es deficiente, existiendo investigaciones que plantean
que se reportan muchos menos accidentes de los que en realidad ocurren y que es difícil
la comparación entre países. En todas las informaciones brindadas por los países y por

768
los organismos internacionales se reconoce la existencia de un marcado subregistro, lo
que incide en dificultades para realizar el análisis de la situación y poder contrastar entre
empresas, ramas y países. En esto influye, sin lugar a dudas, los diferentes criterios res-
pecto a qué se denomina accidente del trabajo. Se reconoce también la existencia de dos
problemas comunes a países tanto desarrollados como en desarrollo, que consisten en el
no querer reconocer las causas de los accidentes y el no reportarlos cuando se conocen.
En un informe sobre registro y notificación de accidentes del trabajo en la 90 reunión de la
Conferencia Internacional del Trabajo en el 2002, se expresa que “el número de casos que
no se notifican es alarmante”.

2.1. Sistemas de Notificación, Registro y Control Estadístico de


Accidentes.

Como ya se ha tratado los registros de accidentes de trabajo, son muy necesa-


rios para la gestión de prevención de accidentes en la empresa, ya que si los utilizamos
adecuadamente, se convierten en un sistema de vigilancia que nos permite mantenernos
actualizados de la situación y nos alertan cuando tenemos que tomar acciones urgentes.
Por tanto cualquier empresa debe tener estructurado un sistema en que “todo accidente o
incidente” que se produzca en cualquier lugar de trabajo sea informado con la inmediatez
requerida para su registro, investigación y tomar las decisiones oportunas. Nos propone-
mos en este apartado orientarles algunos elementos o principios para lograr establecer los
procedimientos que garanticen una buena información de la accidentalidad en cualquier
centro laboral, que sea factible de aplicar con las mínimas condiciones y que además se
utilice eficazmente en el accionar preventivo. Lograr que el sistema de información sea
efectivo, dependerá fundamentalmente de la participación en el mismo de todos los man-
dos y trabajadores en general, pero en gran medida de que el diseño que se establezca no
sea tan complejo que se rechace por quienes le tienen que aplicar en la base.

Es necesario reflexionar sobre que elementos vamos a informar y como vamos a


registrar estos accidentes. Los accidentes de trabajo pueden ser clasificados en función de
diferentes variables e indicadores que se han orientado por la OIT y que están generaliza-
dos, pero que en muchos casos no son aplicables, ya que en algunos países o lugares por
sus condiciones particulares no es posible clasificar el evento en algunas de sus variables.
Otro aspecto de interés a analizar al implantar estos sistemas es que la OIT, no registra
accidentes sino lesionados y esto tiene importancia en nuestro accionar. El considerar los CAPÍTULO XVI
lesionados en vez del evento en sí tiene importancia en prevención, pues epidemiológica-
mente lo que estamos calculando son tasas de accidentalidad, mientras que cuando calcu-
lamos en función de los eventos calculamos la probabilidad de que se produzca el suceso.
En realidad es un fenómeno conceptual, pero en nuestro caso preferimos se reporten los
lesionados, ya que para prevenir los mismos hay por supuesto que eliminar las causas y
éstas salen en realidad de la investigación que se realiza de cada uno de los lesionados.
Además, porque siempre van a detectarse más lesionados que accidentes, pues un solo

769
evento puede ocasionar más de un lesionado. Este criterio por supuesto, está muy influen-
ciado porque las investigaciones de accidentes incluyen los intereses de tipo económico,
por los beneficios que establecen las legislaciones de seguridad social. Otro aspecto a va-
lorar es, si el reportar lesionados estaría eliminando el registro de los incidentes, elemento
este tan promovido en los últimos años por todos los investigadores en la materia como
algo muy útil para la prevención y que sin lugar a dudas elimina todos los accidentes le-
ves en los que no existe la pérdida de una jornada laboral, disminuyendo las tasas y por
tanto el riesgo. Estos aspectos que son complejos, sólo los deseamos mencionar para que
sea objeto de análisis por quienes establecen un sistema, ya que como mencionamos están
permeados en gran medida de los criterios de costos de accidentes, pérdida empresarial y
no del humanismo relacionado a la prevención. Otro elemento de importancia es que en
el mundo se considera que más del 90% de la actividad laboral la desarrollan pequeñas y
medianas empresas, las que en muchas ocasiones carecen de personal técnico o dedicado
a estas funciones de prevención y en ocasiones el personal dirigente que se ocupa de es-
tas tareas puede dedicarles muy escaso tiempo. Existen otros componentes del problema
que se pudieran mencionar, pero consideramos que los ya descritos nos indican que cada
empresa siguiendo las pautas orientadas en cada país de acuerdo con los indicadores de
la OIT, deberá establecer el sistema que sea capaz de lograr resultados veraces y que les
sirvan para en base a sus resultados accionar en minimizar los riesgos detectados.

Un elemento muy importante para la efectividad de esta información es el modelo


establecido de “registro primario” o notificación del accidente. A todos nos sucede que
cuando se nos permite solicitar información sobre algún evento, casi siempre solicitamos
más de la necesaria. La información solicitada debe ser sólo la necesaria para los fines que
nos proponemos, ya que cuando pedimos información excesiva o muy compleja, nos es-
tamos arriesgando a que o no se informe o se informe de manera incompleta o incorrecta
con las dificultades posteriores en su procesamiento y análisis. Debemos recordar que este
registro primario debe ser llenado por el mando directo o trabajador en el lugar que ocu-
rre el accidente, por lo que debe ser lo más sencillo posible y recoger sólo la información
necesaria para poder conocer los datos básicos del trabajador y el accidente o incidente
ocurrido, es el documento sólo de reporte del evento, que permite proceder a posterior a
las acciones de investigación y toma de decisiones.

Un segundo paso del sistema sería la investigación del accidente, la que será ob-
jeto de otro apartado en este tema, en esta parte si es necesaria ampliar las variables que
CAPÍTULO XVI

se registran, ya que supuestamente hay que determinar las causas que han motivado los
mismos y mediante los análisis correspondientes, poder detectar los factores de riesgo
necesarios modificar en cada caso.

La tercera etapa consistirá en mantener un registro o base de datos, donde se re-


suman los casos con los resultados de cada evento y las decisiones tomadas, todo lo cual
estará avalado por los expedientes de la investigación.

770
En la actualidad en el mercado se proponen muchos sistemas automatizados de
este tipo, que son muy prácticos y que en ocasiones pueden ser aplicados en algunas em-
presas con una inversión mínima. No obstante el alcance tecnológico alcanzado en el cam-
po de la informática y las bondades de estos sistemas y sin estar en contra de los mismos,
pensamos que la situación de muchas de las empresas pequeñas y fundamentalmente en
los países subdesarrollados, no posibilita en ocasiones la aplicación de esta metodología,
debiendo establecerse con métodos tradicionales la notificación obligatoria y la existen-
cia de registros. Aspiramos que los sistemas estadísticos se utilicen para una prevención
proactiva, que permitan hacer pronósticos y modificaciones del entorno laboral que mi-
nimicen el riesgo de accidentes, sin embargo, aún existen especialistas que carecen de
esta visión del problema y continúan actuando con una estrategia correctiva, después de
ocurrir el hecho, desaprovechando las ventajas que los mismos les pueden proporcionar
como sistema de vigilancia.

2.2. Indicadores de la Accidentalidad.

La estadística de accidentes debe utilizar indicadores relativos que nos permitan


comparar el estado de la seguridad, con otros lugares de trabajo que presenten riesgos
similares o con la información de otros países, donde supuestamente se considere que
existe un buen nivel en este campo. Por tanto no podemos utilizar números absolutos
a este fin, ya que los mismos no son capaces de reflejar el nivel de la gestión preventiva.
Es imposible conocer con un número absoluto el riesgo a que está sometida la población
trabajadora, ya que en cada caso el nivel de riesgo dependerá de la cantidad de expuestos.
Esto es lo que en Epidemiología se denomina como tasas, las cuales al ser comparadas en-
tre dos poblaciones o grupos, nos permiten determinar el riesgo relativo de una población
expuesta en relación con la no expuesta. De aquí que el utilizar indicadores de acciden-
talidad nos permite determinar de una forma objetiva la situación de riesgo existente, la
evolución de la gestión preventiva y adoptar acciones correctivas oportunas. En el mundo
de la prevención se han propuesto y aplicado diferentes indicadores, no obstante noso-
tros vamos a hacer referencia a los más utilizados en base a los recomendados por la X y
XIII Conferencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo de la OIT (1962 -1982), aunque
mencionaremos también algunos utilizados en los EE.UU.

Ante todo debemos definir desde el punto de vista estadístico que vamos a consi-
derar como accidente de trabajo, de trayecto e incidente para su registro. Las definiciones CAPÍTULO XVI
establecidas por la OIT en sus recomendaciones prácticas sobre registro y notificación de
1996, expresan lo siguiente:

Accidente del Trabajo: Suceso ocurrido en el curso del trabajo o en relación con el
trabajo que causa: a) lesiones profesionales mortales; b) lesiones profesionales no morta-
les.

771
Accidente de Trayecto: Es aquel que ocurre en el camino que debe recorrer el tra-
bajador entre el lugar de trabajo y: a) su residencia principal o secundaria; b) el lugar en
que suele tomar sus comidas; o c) el lugar en que suele cobrar su remuneración, y es causa
de defunción o de lesiones corporales que conlleven pérdida de tiempo de trabajo.

Incidente: Suceso acaecido en el curso del trabajo o en relación con el trabajo, en


el que la persona afectada no sufre lesiones corporales, o en el que sólo estas requieren
cuidados de primeros auxilios.

Como se puede observar la última definición de incidente está permeada de una


solución de compromiso que no permite en ocasiones determinar la categoría del evento,
ya que desconocemos cual es el límite de esos primeros auxilios, pues un trabajador en de-
terminados puestos con una lesión que requiera este tipo de atención, a lo mejor no puede
desempeñarlo sin estar exponiéndose a un mayor riesgo. En consecuencia recomendamos
que se consideren las definiciones establecidas legalmente en cada país y que la diferencia
entre accidentes e incidentes, en estos casos, no sea determinada sólo en función de que la
lesión sufrida por el trabajador determine la ausencia o no de su puesto por más de una
jornada laboral. Otro elemento a considerar es cuando el accidente es múltiple ya que exis-
ten indicadores que establecen el número de trabajadores lesionados en el denominador y
en otros se plantea el número de accidentes. Hay que considerar que un accidente puede
causar más de un lesionado, por lo que puede existir una empresa con mayor número de
lesionados que otra y sin embargo cuando se reportan los accidentes, sus indicadores son
similares, cuando en realidad el riesgo es diferente. En este sentido recomendamos regis-
trar el número de lesionados pues nos parece más real para un análisis de riesgo.

Hay otras consideraciones que es necesario hacer para lograr resultados compara-
bles como son:

• El número de horas hombres trabajadas en el periodo serán aquellas de exposición


real al riesgo, por lo que a las horas contratadas se les eliminarán las referentes a
vacaciones, bajas por diferentes causas y otras.

• No se incluirán los accidentes de trayecto, aunque debe estar bien definido qué se
considera trayecto, ya que en ocasiones accidentes que ocurren en actividades
CAPÍTULO XVI

trabajando fuera del centro de trabajo, se les registra como trayecto para no afectar el
indicador de accidentalidad.

• Es beneficioso calcular además de la forma orientada de trabajadores lesionados


con baja, un indicador que incluya a los lesionados con baja y sin baja, ya que este
resultado nos proporciona una información que puede servirnos para alertarnos sobre
una situación determinada, ya que estamos manejando probabilidades.

772
• Es aconsejable el elaborar estos indicadores por las diferentes áreas de la empresa con
riesgos homogéneos para detectar donde se encuentra el mayor riesgo.

Sólo nos queda en estas sugerencias recordar, que como ya hemos analizado los
países tienen establecidas diferentes definiciones legales que tienen que ser respetadas
cuando se establece un sistema.

Con el fin de posibilitar el estudio comparativo de la accidentalidad, se utilizan


diversos índices estadísticos, cuya definición y cálculo se resumen a continuación.

Índice de Frecuencia.

Este índice representa el número de accidentes ocurridos por cada millón de horas
trabajadas. A nuestro criterio es el índice más importante para las funciones de preven-
ción pues lo que refleja es el riesgo a ocurrencia o la incidencia de estos sucesos por un
número determinado de horas de exposición. Es importante analizar por que se utiliza un
millón de horas. Cuando se hizo este índice se consideró como una industria de tamaño
medio, aquellas que tenían 500 trabajadores y esto se corresponde con esta cifra de horas,
si en el año (50 semanas) dichos trabajadores laboran 8 horas, durante 5 días a la semana.
La expresión utilizada para su cálculo es la siguiente:
Nº Total de accidentes en el periodo 6
IF = X10
Nº de horas hombre trabajadas en el periodo

Debemos recordar que accidentes son los “trabajadores lesionados” con pérdida
de más de una jornada laboral, de manera similar se deberá considerar esta variable en el
resto de los indicadores. Lo más difícil en este indicador es determinar las horas hombre
reales trabajadas, pero esta es una variable que la tienen que entregar los departamentos
de personal de las empresas. Este es un indicador que en la empresa pequeña es difícil de
aplicar, ya que en muchas no se contabiliza la cantidad de horas trabajadas.

Índice de incidencia.

Este es un indicador que como el anterior expresa la incidencia de sucesos, o sea


CAPÍTULO XVI
los accidentes con pérdida de más de una jornada laboral, no por horas trabajadas, sino
por el promedio de trabajadores en un periodo determinado. Es un indicador también
aceptado por la OIT pero que sólo se justifica utilizar en aquellos lugares que por sus
características es muy difícil o imposible obtener el número de horas trabajadas. Tiene la
ventaja que es más fácil de calcular e interpretar por los mandos de las empresas.

773
La expresión utilizada para su cálculo es la siguiente:

 
  


Índice de Gravedad.

Este indicador que nos expresa el número de jornadas perdidas por cada mil horas
trabajadas, o sea proporciona información sobre la invalidez resultante por los accidentes
en el periodo.

La expresión utilizada para su cálculo es la siguiente:

Nº Total de días pérdidos en el periodo


IG= x 10³
Nº de horas hombre trabajadas en el periodo

Este indicador presenta dificultades para su comparación por los diversos mé-
todos para calcular los días perdidos en los diferentes países respecto a las muertes y la
invalidez permanente. Estos problemas determinaron que al no haberse llegado al acuer-
do de un baremo uniforme con este fin, se aconseja no utilizar los mismos y por tanto el
indicador pierde importancia al no incluir las muertes y las incapacidades permanentes
como días perdidos. Mientras no se resuelva este problema la utilidad de este indicador es
cuestionable, ya que una empresa con accidentes mortales o graves puede tener un índice
de gravedad mejor que otra que haya tenido algunos accidentes leves. Sin embargo este
indicador puede ser aplicado en la práctica empresarial aplicando el baremo propuesto
en su momento por la OIT u otro, ya que nos proporciona una información que permite
conocer sobre un aspecto importante del accidente y actuar en consecuencia sobre los
factores de riesgo que estén incrementando la gravedad de los accidentes. Sin incluir la
mortalidad y la invalidez permanente, por supuesto que no expresa una valoración real
de la gravedad que es su objetivo esencial. Otro elemento que puede considerarse para
hacer más real este indicador si se decide utilizarlo, es acordar que a los accidentes leves
con menos de una jornada pérdida, se les adjudique una cantidad de horas pérdidas y
recordar que sólo se incluyen los días laborables.
CAPÍTULO XVI

Índice de Duración Media (Gravedad).

Este es un indicador que trata de una manera más sencilla el aspecto de la grave-
dad y presenta el mismo problema que el indicador anterior respecto a las muertes y la
invalidez permanente. No obstante su objetivo es evaluar indirectamente la gravedad en
función de proporcionar el promedio de días perdidos por cada suceso.

774
La expresión utilizada para su cálculo es la siguiente:
Nº Total de días perdidos por accidentes en el periodo
IDM= X10³
Nº de accidentes con pérdida de jornada en el periodo

Las jornadas pérdidas se calculan de manera similar a como se hace con el índice
de gravedad y puede calcularse sólo para los accidentes con baja o incluir también los
sin baja, teniendo en cuenta determinar previamente el tiempo que se acuerde para estos
eventos.

Índice o Tasa de Mortalidad.

Es un indicador importante por el impacto social que el mismo representa no sólo


para el colectivo laboral sino para la familia y en ocasiones la comunidad. En general
este tipo de suceso tan lamentable, sensibiliza a la dirección de las empresas en un nivel
mucho mayor que el haberles estado informando elevados índices de frecuencia durante
largos periodos de tiempo. Fundamentalmente la importancia que le atribuyen, está origi-
nada por las implicaciones legales que conllevan estos hechos y por la imagen que se crea
de la empresa en la comunidad. Esperar que se produzcan estos eventos para eliminar los
riesgos que causaron los mismos, es muestra de insensibilidad en prevención de riesgos,
pero sin lugar a dudas el especialista de seguridad tiene que aprovechar estas circunstan-
cias para lograr modificaciones de las condiciones de trabajo. Por tanto es un indicador
que es imprescindible incluir en cualquier sistema estadístico, aunque ya hemos explicado
que desde el aspecto técnico preventivo no es el más importante en la prevención de ac-
cidentes, ya que la ocurrencia de estos hechos mortales está influenciada en gran medida
por la casualidad.

Este es el indicador más veraz, ya que este tipo de evento es difícil de ocultar por
las implicaciones legales que los mismos conllevan, aunque en general se trata de culpar
de los mismos a las actuaciones de los trabajadores. Es más importante su análisis en em-
presas consideradas como peligrosas por las actividades que desempeñan y en las cuales
estos eventos se producen con mayor frecuencia como la minería, la construcción y otras.

Las expresiones utilizadas para su cálculo son las siguientes: CAPÍTULO XVI
Accidentes mortales en el periodo 8
I. de Frecuencia= X10
Horas hombre trabajadas en el periodo

Accidentes mortales en el periodo


I. Incidencia= X10 5
Promedio de trabajadores en el periodo

775
Riesgo Relativo.

Es una forma sencilla de comparar el riesgo de lesión entre distintos grupos de


trabajadores. Este es un indicador muy utilizado en las investigaciones epidemiológicas
de enfermedades, pero poco utilizado por los especialistas de seguridad para evaluar la
situación de la accidentalidad. Se puede definir como la razón entre el riesgo a lesionarse
de los expuestos a un factor de riesgo y ese mismo riesgo entre los no expuestos al mismo
factor de riesgo. Tiene por objeto comparar la tasa del grupo en estudio con otro grupo
de referencia, el cual generalmente no se encuentra expuesto a los riesgos del grupo en
estudio o que posee un nivel de riesgo tolerable y por el resultado obtenido, determinar
si hay un mayor o menor nivel de riesgo. Cuando su resultado es mayor de 1 nos indica
cuantas veces es más probable la lesión en los expuestos con respecto al grupo de referen-
cia o no expuestos. Se utiliza mucho en las empresas, tomar como grupos de referencia a
los trabajadores administrativos o al colectivo general de trabajadores.

La expresión para calcular este indicador es la siguiente:


  



2.3. Procedimiento para el control de la accidentalidad.

En las empresas el cálculo de los índices de frecuencia, gravedad y mortalidad


son esenciales para controlar de forma periódica el comportamiento de la accidentalidad,
convirtiendo estas estadísticas en un componente del sistema de vigilancia en seguridad
y salud del trabajo. Trataremos de exponer un procedimiento simple que pueda ser apli-
cado por cualquier centro de trabajo y que sea capaz en la práctica de esta tarea de com-
portarse como una fuente de alerta sobre situaciones peligrosas y mediante el análisis
periódico, preferentemente mensual, permita proyectar las acciones que disminuyan la
accidentalidad. Establecemos a continuación las etapas en la elaboración y ejecución y
enunciamos aspectos que pensamos permiten lograr resultados confiables en el registro
de estos eventos.
CAPÍTULO XVI

776
Figura 1. Operación del Sistema

Notificación por Área de Recursos


Accidente Resp. del Área y Humanos
Médico Procesamiento

Área de Seguridad
Análisis

Investigación
de Accidentes

Dirección

Organismos Estatales de
Control

Primera etapa o concepción del sistema.

Como cada centro de trabajo tiene sus características particulares, el especialis-


ta de seguridad deberá analizar cuales pueden ser las diferentes fuentes de información
existentes y quienes estarán responsabilizados con la notificación de los casos. Debemos
recordar, que pueden existir fuentes internas o sea del mismo centro de trabajo y fuentes
externas de los servicios médicos de los sistemas de salud del territorio. En el centro debe
ser el responsable administrativo del área de trabajo o mando directo del trabajador ac-
cidentado el responsable de llenar el modelo y notificar el caso, cuando exista en el lugar
servicio médico, el responsable de la atención médica también deberá registrar y notificar
el caso atendido. La aplicación de este doble control interno permite verificar la confiabi-
lidad de la información recibida. En relación a las fuentes externas, todos los documentos
que arriben al centro notificando de estos casos serán enviados al área que esté encargada
del sistema de registro, que consideramos debe ser la de seguridad.
CAPÍTULO XVI
Otro aspecto de importancia para la operatividad del sistema es determinar el área
o personal que se responsabilizará con el procesamiento de la información. Esto depen-
derá fundamentalmente de la estructura organizativa del centro de trabajo, es frecuente
que se realice por los departamentos de personal o recursos humanos porque tienen ma-
yores facilidades y está además relacionado con otras tareas de control que debe ejecutar,
aunque preferimos cuando hay condiciones que se ejecute por las áreas de seguridad y
salud. Una vez determinados los dos aspectos anteriores se puede establecer el flujo de la

777
información, debemos considerar que siempre hay que enviar una información periódica
a los organismos del estado que controlan los accidentes, la cual será elaborada siempre
por el área de seguridad y aprobada por la dirección.

Fundamental en esta etapa es la confección de al menos 3 modelos que permitan


recoger la información. Proponemos que debe existir un modelo de notificación obligato-
ria del accidente que debe ser llenado por el responsable del área de trabajo y el médico
en los casos que existan servicios médicos. Este modelo debe ser lo más sencillo posible,
con los datos esenciales, para que su llenado no se convierta en un problema para la ope-
ratividad del sistema. Un segundo modelo sería el de investigación de accidentes, en el
cual se registraría una mayor información. Este modelo sería llenado por los especialistas
de seguridad por lo que los mismos pueden ser tan complejos como aspectos deseen ser
controlados, aunque siempre debemos recordar que no se debe incluir información que
no vamos a utilizar. Las diferentes variables que se incluyan en estos modelos deben sa-
tisfacer las sugeridas por la OIT. El tercer modelo será un registro general que recogerá la
información de todos los accidentes ocurridos, tanto los del modelo de notificación como
de las investigaciones realizadas, en el supuesto que todos los accidentes se investigaran
sólo contendrán el resultado de estas investigaciones. En este registro general se incluirán,
mediante el procesamiento de la información recibida los indicadores de accidentalidad.
En los centros en que sea posible esta información debe ser automatizada.

Como final de esta etapa se hace necesario una capacitación o entrenamiento del
personal designado a participar en el mismo y sin la cual la experiencia establece que nin-
gún sistema funciona correctamente.

Segunda etapa o puesta en funcionamiento del sistema.

Esta etapa debiera comenzar con un periodo de entrenamiento o pilotaje para ve-
rificar su operatividad, analizar sus posibles deficiencias y corregir las imperfecciones
detectadas. Sugerimos como un posible flujo de información el procedimiento descrito en
la figura 1, que consideramos deberá ser flexible de acuerdo con la estructura del centro
de trabajo.
CAPÍTULO XVI

Como se puede observar cuando el accidente se produce el responsable del área


y/o el médico deben notificar el mismo a las áreas de Recursos Humanos y de Seguridad y
Salud del Trabajo. El área de Recursos Humanos registrará el caso para el procesamiento
de la información en los periodos establecidos, que preferentemente será mensual e in-
corporará cualquier otra información que reciba posteriormente sobre el caso. Mientras
tanto el área de Seguridad e Higiene procederá a ejecutar la investigación del suceso y
enviará la información establecida a R. Humanos para completar el registro del caso. En

778
los periodos determinados se enviarán a Seguridad y Salud del Trabajo los resultados del
procesamiento para su análisis, o sea las tablas de salida e indicadores, una vez obteni-
dos los resultados del análisis se elabora un informe a la dirección con la propuesta de
las acciones a tomar en caso que fuera necesario. Por último esta información después de
ser aprobada por la Dirección de la empresa, será enviada en los plazos establecidos a los
órganos de control estatal.

Tercera etapa o etapa de control.

Como es por todos conocido, un sistema que no se controla carece de la confia-


bilidad necesaria. Debemos recordar que parte del personal incluido en el sistema no es
especialista en la materia, pero además no podemos obviar las fallas humanas en el siste-
ma, por lo que se necesita periódicamente comprobar la eficacia del mismo. ¿Cómo com-
probar que está funcionando con eficacia? Existen en el mismo centro posibilidades de
este control siempre que se haga un trabajo en equipo entre quienes notifican, procesan y
analizan la información. Como lo esencial en el sistema y donde se producen los mayores
errores es en la notificación de los casos, con el procedimiento propuesto se puede contro-
lar con facilidad, ya que no pueden existir diferencias entre los certificados médicos por
accidentes de trabajo y las notificaciones recibidas de las áreas. Otro elemento bastante
habitual es el que existan errores en los índices calculados, lo que se resuelve mediante la
revisión de los especialistas en la materia cuando reciban la información procesada.

Deseamos llamar la atención que en el procedimiento enunciado nos hemos esta-


do refiriendo a “lesionados” como accidentes, o sea a sucesos que han ocasionado lesiones
con una pérdida mayor de una jornada laboral. No obstante se presentan muchos acciden-
tes con lesiones leves que en este caso no se registran, ya que se consideran incidentes y
otros hechos sin pérdida de jornada que tampoco se registran. En la actualidad se maneja
la importancia de los mismos en la prevención y por tanto consideramos de utilidad su
registro, lo cual no sería un grave problema para el sistema ya que sólo implicaría agregar
al modelo de notificación la variable de accidente sin lesión o con lesión sin pérdida de
jornada laboral.

2.4. Las Estadísticas como Sistema de Vigilancia


CAPÍTULO XVI
En realidad si vamos a utilizar las estadísticas como una mera base de datos para
conocer lo que acontece, nuestro criterio es que no vamos a aprovechar la posibilidad que
nos ofrece para la prevención de la accidentalidad o de cualquier daño a la salud de los
trabajadores. Sin lugar a dudas, es importante el mantener una buena base de datos, sobre
todo para cuando se quieren ejecutar investigaciones retrospectivas, pero no es menos

779
cierto que esta base de datos es de mayor utilidad preventiva, cuando su análisis se con-
vierte en parte de un sistema de vigilancia y además, permita establecer pronósticos, ya
que puede predecir la evolución de los sucesos permitiendo accionar en forma proactiva
y no reactiva como convencionalmente se realiza.

Con esta finalidad vamos a proponer un método relativamente simple que permi-
te el control de la accidentalidad con la utilización de los índices de frecuencia y gravedad
ya propuestos. Una de las herramientas más utilizadas por los epidemiólogos y estadís-
ticos para conocer las variaciones temporales de los eventos de salud, radica en la apli-
cación de las series cronológicas, que consisten en la presentación ordenada en el tiempo
de las observaciones registradas. Mediante la utilización de este método el especialista
puede determinar la curva de expectativa o sea los casos esperados, así como establecer
los límites de variación habitual para el año en curso, en las que se establecen las zonas de
éxito, seguridad, alerta y de alarma, con lo cual se puede accionar oportunamente según
los resultados.

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo (INSHT) de España re-


comienda la utilización del método de las líneas límites, que fue desarrollado por investi-
gadores británicos y el cual se basa en los mismos principios estadísticos epidemiológicos
previamente comentados. Este método permite disponer de un instrumento que mediante
procedimientos matemáticos y gráficos nos mantiene actualizados sobre la situación que
presenta la accidentalidad en el centro de trabajo y brinda la posibilidad de la evaluación
de su comportamiento en los periodos establecidos. A continuación se expone brevemen-
te este método estadístico de control, basado en la distribución de Poisson (Simeón Denis,
matemático francés), idóneo para el seguimiento y vigilancia del índice de frecuencia,
mediante el que se pueden detectar si los cambios experimentados se deben a una fluc-
tuación aleatoria o a la existencia de un nuevo factor que ha modificado las condiciones
de seguridad. Mayor información puede consultarse en las Notas Técnicas de Prevención
1, 2 y 236 del INSHT de España.

El método consiste en establecer un índice de frecuencia esperado, que se determi-


na en base a los índices históricos que se han presentado en la entidad o a los resultados
del año anterior, con una disminución acorde a la política de la empresa y se determinan
en función del número de horas trabajadas y de unos márgenes de confianza establecidos,
CAPÍTULO XVI

un valor límite superior (LS) y un valor límite inferior (LI) para el índice de frecuencia es-
perado que previamente ha sido fijado. En la aplicación del método en el centro de trabajo
hay que considerar tres casos que están en dependencia del número de horas trabajadas
y que son los siguientes:

a). Cuando las horas trabajadas en un mes es menor de 10,000, no es aplicable, de-
biéndose considerar periodos mayores de meses para poder aplicarlo, es decir el periodo
en que se acumule este número mínimo de horas.

780
b). Cuando las horas trabajadas en el mes o periodo considerado es superior a
10,000 pero inferior a 1,200,000, el intervalo de confianza se determina empleando una Ley
de Poisson de media.

c). Cuando el número de horas trabajadas en el mes o periodo considerado es


superior a 1,200,000 el intervalo de confianza se determina aplicando una ley Normal. En
estos casos que son los de las grandes empresas los límites son calculados mediante las
expresiones siguientes:

  
 
 
  


 
 

  






 
 
 



Vamos a continuación a enunciar el procedimiento para elaborar el diagrama o
gráfico mensual (Figura 2) mediante este método.

• Se hace un sistema de coordenadas donde en las ordenadas se sitúa en índice de


frecuencia y en las abscisas los meses del año.

• Se sitúa una línea paralela al eje de las abscisas en el valor establecido como índice de
frecuencia esperado. CAPÍTULO XVI
• Se calculan los límites superior e inferior mediante las fórmulas correspondientes para
el mes (LS1 y LS2) y además los correspondientes a 2 y 3 meses (LS2, LS3, LI2 y LI3), los
que se sitúan también en el gráfico paralelos al IF esperado.

• Se calculan los índices de frecuencia de cada mes y se van situando en la gráfica.

781










 



          

La evaluación de la accidentalidad mediante este gráfico o histograma, de acuer-


do con la evolución del índice de frecuencia mensual, permite afirmar con un nivel de
confianza del 90%, que las condiciones de seguridad han experimentado una variación
significativa, cuando:

a). El Índice de Frecuencia de un solo mes, cae más allá de las rectas LS1.












 

b). Los Índices de Frecuencia de dos meses consecutivos caen mas allá de las rectas
LS2.


CAPÍTULO XVI









 

782
c) Los Índices de Frecuencia de tres meses consecutivos caen más allá de las rectas
LS3.












 

Con este método también se pueden elaborar otras gráficas anuales acumuladas
para controlar las tendencias a largo plazo, las que pueden ser muy útiles cuando el índice
de frecuencia a lo largo del año manifiesta una tendencia al alza o fluctúa durante el pe-
riodo sobre el índice de frecuencia esperado, aunque los resultados mensuales estuvieran
en los límites de seguridad.

Consideramos que cualquier servicio de prevención, con los elementos estadísticos


básicos relacionados anteriormente u otros similares, posee un instrumento potente para
vigilar la situación de la accidentalidad, ya que mediante la información que el mismo le
ofrece, es capaz de tomar decisiones oportunas ante variaciones de los factores de riesgo.

3. Señalización
El mundo en que vivimos podemos definirlo como la civilización de la informa-
ción, ya en el apartado precedente estuvimos hablando de la necesidad de la información
en ese caso referida a las estadísticas. En las diferentes actividades laborales hay la nece-
sidad de intercambiar información entre los participantes para poder ejecutar las tareas
asignadas. El desarrollo tecnológico ha determinado que en muchas ocasiones estas acti- CAPÍTULO XVI
vidades sean de carácter internacional y se realizan entre personas que hablan diferentes
idiomas, lo que les limita en el necesario intercambio de información. De aquí que ha
sido necesario elaborar un sistema que permita comunicarnos con cualquier destinatario
y que surgiera la necesidad de establecer sistemas de señales que fueran inteligibles para
cualquier persona. El mundo actual se ha convertido en un mundo de señales, algunas de
carácter internacional como las de tránsito, de esta forma cuando andamos por las calles

783
estamos observando continuamente señales que nos orientan como peatón o conductor a
cumplir las regulaciones establecidas. En el ambiente laboral también se ha aplicado esta
técnica como un elemento complementario de prevención, facilitando al trabajador deter-
minada información que le alerta de situaciones peligrosas.

Por tanto la “Señalización” consiste en la técnica que mediante estímulos brinda


información a una persona (trabajador) sobre la mejor conducta a seguir ante una circuns-
tancia que se quiere resaltar. En el caso que se aplica para la protección del trabajador en
el ambiente laboral, se denomina “señalización de seguridad” y podemos definirla como
aquella que suministra una indicación relativa a la seguridad de personas y/o bienes. La
misión fundamental de la señalización será la de llamar rápidamente la atención del tra-
bajador sobre una situación o peligro de forma que reaccione de un modo previamente
establecido. Para poder lograr esta finalidad, cualquier sistema de señales que se implante
en un centro de trabajo deberá cumplir determinados principios para que pueda conside-
rarse efectivo, entre los que podemos enunciar los siguientes:

• Atraer la atención de los trabajadores a los que está destinado el mensaje específico.

• Conducir a una sola interpretación.

• Ser claras para facilitar su interpretación

• Informar sobre la acción o conducta especifica a seguir en cada caso

• Ser factible de cumplirse en la práctica con la indicación que brinda.

Como la señalización tiene el objetivo de alertar sobre un riesgo, será obvio que
antes de proponer un sistema de señalización se deberá haber ejecutado previamente la
evaluación de los riesgos y determinado las probables situaciones de emergencia, ya que
este sistema deberá utilizarse cuando los riesgos existentes y las posibles emergencias,
pongan de manifiesto la necesidad de complementar las medidas adoptadas. No se pue-
de considerar la señalización como una medida que pueda sustituir la adopción de las
medidas técnicas u organizativas tendentes a minimizar o eliminar el riesgo, que es el fin
de nuestro trabajo en prevención. No obstante se pueden considerar como elementos que
CAPÍTULO XVI

orientan utilizar la señalización, las siguientes situaciones en las que se hace necesario:

a). Llamar la atención del trabajador sobre determinado riesgo, prohibición


u obligación.

b). Alertar de posibles situaciones de emergencia y las medidas urgentes


requeridas para su protección y evacuación.

784
c). Facilitar a los trabajadores localizar e identificar los medios o instalacio-
nes de protección, evacuación, emergencia y primeros auxilios.

d). Orientar a los trabajadores cuando se realizan determinadas maniobras


peligrosas.

Estas situaciones se presentan en cualquier lugar de trabajo, lo que justifica la ne-


cesidad de la aplicación de esta técnica, sin embargo es recomendable no abusar de la
misma ya que puede disminuir su eficacia. En ocasiones pueden observarse en lugares de
los centros de trabajo diferentes señales en un mismo lugar, no pudiendo definirse cual de
ellas es la esencial. De acuerdo con las situaciones mencionadas antes, para utilizar la se-
ñalización y cuidando el que su utilización sea efectiva, sugerimos algunos lugares donde
preferentemente se deben situar. Entre estos lugares podemos mencionar los desniveles
u obstáculos, las vías de circulación, las tuberías, los recipientes, las áreas de sustancias
tóxicas o peligrosas, la ubicación de equipos de protección contra incendios y medios de
salvamento y socorro y otros.

3.1. Clases de señalización

Como en todos los casos, la clasificación de las señales puede hacerse de acuerdo a
diferentes características. Una de las clasificaciones se corresponde con los sentidos o for-
ma en que se percibe la señal en cuestión, por lo que podemos expresar que existen tantas
clases como sentidos poseemos. En general en lo referente a la señalización de seguridad
la clase más utilizada es la óptica, y en menor grado las acústicas y las gestuales. La seña-
lización óptica es aquella en la que se aprecia la situación de riesgo por medio de la vista,
mediante la utilización de formas y colores, mientras que la acústica lo hace por medio
del oído y sonidos predeterminados y las gestuales como lo indica su nombre, mediante
gestos que el trabajador ejecuta.

 

CAPÍTULO XVI
 
  
   
 
  
  



 

  




785
Otra forma de clasificar estas señales está basada en el significado de la señal (Fi-
gura 3), o sea, está determinada por la información que desea transmitirse al trabajador
y la conducta que se espera asuma ante la presencia de dicha señal. De esta manera se
clasifican las señales en cinco tipos diferentes de acuerdo al mensaje enviado.

• Prohibición: Es la que prohíbe un comportamiento que puede provocar un riesgo. Es


circular y consiste en un pictograma negro sobre fondo blanco con bordes y banda
transversal a 450 descendente roja, debiendo cubrir el rojo al menos el 35% de la señal.

• Obligación: Es la que obliga a un comportamiento determinado. Es circular u consiste


en un pictograma blanco sobre fondo azul, el que debe cubrir al menos el 50% de la
superficie.

• Advertencia: Es la que advierte sobre la presencia de un riesgo o peligro. Consiste en


un triángulo equilátero cuya base deberá ser paralela a la horizontal, es un pictograma
negro sobre fondo amarillo donde el amarillo deberá cubrir como mínimo el 50% de la
superficie de la señal y con bordes negros.

• Emergencia o socorro: La que brinda información relativa a salidas de emergencia,


socorro, primeros auxilios, o a los dispositivos de salvamento. Es de forma rectangular
o cuadrada y consiste en un pictograma blanco sobre fondo verde.

• Incendio. Las que brindan información sobre la ubicación de los dispositivos de lucha
contra incendios. Son de forma rectangular o cuadrada y consisten en un pictograma
blanco sobre fondo rojo, debiendo este cubrir al menos el 50 % de la superficie.

• Indicativa: Las que proporcionan informaciones distintas a las anteriormente descritas.

• Riesgo permanente. Se utiliza para indicar elementos estructurales que es imposible


proteger. Consiste en pintar bandas oblicuas amarillas inclinadas a 600 sobre fondo
negro.
CAPÍTULO XVI

786
   
    


  



Las señales también pueden clasificarse de acuerdo con las características de las
mismas, en este caso la forma como se presenta y se transmite el mensaje y que guarda
una estrecha relación con la clasificación que enunciamos referente a la forma de percep-
ción por los sentidos. De acuerdo con esta forma de clasificar podemos encontrar los tipos
de señales siguientes.

En forma de panel: Señal que mediante la combinación de una forma geométrica,


de colores y de un símbolo o pictograma, proporciona una determinada información, que
además se sitúa en un lugar con suficiente iluminación que permita una visibilidad ade-
cuada.

Luminosa: Señal que se emite mediante un dispositivo formado por materiales


transparentes o translúcidos, iluminados desde atrás o desde su interior, de manera que
aparezca la señal como una superficie luminosa.

Acústica. Señal sonora predeterminada que se emite por medios apropiados y en


las que no interviene la voz humana.

Verbal. Mensaje predeterminado emitido mediante la voz humana.


CAPÍTULO XVI
Gestual. Señal que se emite mediante movimientos o posiciones de brazos y ma-
nos de manera codificada, cuando se realizan maniobras peligrosas o a distancia.

Adicional: Señal que se utiliza en conjunto con señales de las denominadas de pa-
nel para facilitar una información complementaria.

787
De estas queremos resaltar las de carácter gestual que son de gran relevancia en
las actividades de izaje o elevación de cargas, en las que el trabajador se encuentra gene-
ralmente a una gran distancia y en muchas ocasiones sin otros medios de comunicación.



 
     
   
 

  
     
­   
€‚  

  ­ ‚  


ƒ„
    
  ƒ €  …   
  †

3.2. Señalización de etiquetas.

Es necesario tratar el problema de la señalización en las etiquetas de los envases


de productos quimiotóxicos, ya que en los últimos decenios se han ido estableciendo re-
gulaciones para la comercialización en lo relativo a la clasificación, envasado y etiquetado
de sustancias y preparados peligrosos, que obligan a que todo producto esté debidamente
etiquetado y que la etiqueta posea una señal que identifique su riesgo. Esta es una medida
de suma importancia en la protección de los trabajadores y en la prevención de las intoxi-
caciones agudas de los que manipulan estas sustancias.

En múltiples ocasiones los productos se transportan y descargan por trabajadores


que desconocen las propiedades o nunca han visto la ficha de seguridad de un producto
determinado, otras veces en los centros de trabajo se trasvasan productos sin identificar
su contenido, etc., actividades que facilitan la exposición de los trabajadores ya sea por
contacto, por inhalación y en ocasiones hasta por ingestión. Es frecuente el comercio entre
países con diferentes niveles culturales e idiomas, todo lo cual determinó la necesidad de
establecer internacionalmente regulaciones referentes a las etiquetas de los productos que
CAPÍTULO XVI

incluyeran las señales y las frases “R” y “S” que las complementan y que indican el posi-
ble riesgo y las medidas de prevención. En la figura 6, pueden observarse las diferentes
señales que internacionalmente deben incluirse en las etiquetas de estos productos y su
significado, lo cual es importante que sea del conocimiento de todos los que participan en
el manejo de las mismas.

788
   

    


   

       


  

  ­   


 €  ‚
‚‚ ‚‚ ‚‚‚ ƒ „

Por consiguiente la exigencia de mantener etiquetados y señalizados los produc-


tos químicos no está referida sólo a los productores y comercializadores, sino a todos los
centros de trabajo en que se manejan estos productos, por lo que no se puede aceptar en-
contrar envases de los mismos sin identificar, ya sea provenientes de trasvases realizados
en el proceso o por residuos o desechos del trabajo realizado.

  ­  
  

    









CAPÍTULO XVI
3.3. Señalización de tuberías, cilindros de gases y otros.

La señalización no está limitada al campo de las señales o avisos de seguridad, sino


que puede emplearse para identificar múltiples elementos que se utilizan en la actividad
laboral. En particular se emplea el color para identificar tuberías, cilindros de gases com-

789
primidos y otros medios en general que se quieran indicar o resaltar, mediante lo que se
ha determinado como un “código de colores”. Hay que decir que tanto en las tuberías de
fluidos como en los cilindros de gas, no se ha podido lograr que en todos los países se es-
tablezcan colores uniformes para la identificación de los mismos. Estos códigos debieran
ser similares en todos los lugares y sencillos de forma que el trabajador pudiera identificar
adecuadamente y con facilidad el objeto señalizado aunque se trasladara de ubicación
laboral. Esto por desgracia en general no se ha logrado encontrándonos con códigos dife-
rentes y en ocasiones complejos para su identificación. En la figura 7 se pueden observar
algunos ejemplos de tuberías señalizadas mediante el color para diferentes fluidos.

En relación con los cilindros o botellas de gases comprimidos el color aplicado a


los mismos nos permite conocer su contenido y por tanto nos orienta sobre los procede-
res seguros que debemos seguir en su manipulación para evitar posibles accidentes. En
la figura 8 se pueden observar las diferentes partes que forman un cilindro, como se les
aplican los colores para su identificación y que puedan distinguirse con facilidad. En los
cilindros se aplica un color en el cuerpo y un color de señalización en la ojiva, con una
franja o banda adicional entre la ojiva y el cuerpo para su identificación. El color de la ojiva
y de la banda, especifican el gas concreto que contiene la botella, siendo en ocasiones el
color de la franja el mismo que el de la ojiva.

Como ya hemos mencionado existen diferentes normas que regulan la identifica-


ción de estos envases, a continuación expresaremos un código de colores que se aplica al
cuerpo del cilindro con estos fines.

• Rojo: Inflamables y combustibles.

• Negro o gris: Oxidantes e inertes.

• Verde: Tóxicos o venenosos.

• Amarillo: Corrosivos.

• Naranja: Butano y propano industriales.


CAPÍTULO XVI

• Gris plateado: Mezclas de calibración.

790
  
    
 

  
  
 ‚ ƒ 
   
 €
  
      „ …

 

 




   
 




†  
‡ 
 
 ­ 

Cuando el contenido del cilindro son mezclas de gases, al cuerpo de la botella se


le aplica el color correspondiente al gas con mayor % en la mezcla y la ojiva se pinta en
cuarterones con los colores correspondientes a los gases de la mezcla, pudiendo ser de
hasta 4 componentes (figura 8).

3.4. Los colores de seguridad.

El color no sólo es de interés en la señalización, sino que es un factor de seguridad


importante en todo lo que corresponda al diseño de un lugar de trabajo, por los efectos
psicofisiológicos que causa en los trabajadores y que pueden influir en su comportamien-
to. Los colores de seguridad a utilizarse son el amarillo, naranja, verde, rojo, azul, blanco,
negro o gris y violeta, aunque los más empleados son los que se observan en la tabla 1.

 
    
  
 ƒ
 „  …

 ƒ
 „ †‡ˆ‰…


„
Š‹
 
‡ ‰ Œˆ‰   ‰‡…
  ­
‰
 Ž„
 ‡†‡ ‰Š ‰‡ ‰ 



‘ ƒ’‡ˆ‰
‘ ‡’‡ˆ‰
CAPÍTULO XVI

 ƒ’‡ˆ‰  

…
€
 
 ƒ’‡ˆ‰ “ 
 „

”„ ‡
Š …

 ƒ’‡ˆ‰ „

”
 
 
‡ …

 ‚
 ‡
 
‡ …

Š „ “
Œ
”
‹“ ‰Š …

 ‡ˆ‰ 
 „ Š ‡‡ˆ‰„
‰…
  “„’“ ‰Š  Š •– ‰  Š
…

791
Estos colores deben aplicarse con un color de contraste que permita identificar con
facilidad el pictograma, símbolo o descripción que tenga la señal. Los colores de contraste
se muestran en la tabla siguiente.

Tabla 2: Colores de Contraste


COLOR DE SEGURIDAD COLOR DE CONTRASTE
ROJO BLANCO
AMARILLO NEGRO
AMARILLO VIOLETA
VERDE BLANCO
AZUL BLANCO

A continuación daremos una descripción breve del uso de cada color y algunos
ejemplos de situaciones en los que se utilizan.

Rojo. Se utiliza para indicar la ubicación de elementos para combatir incendios y


se aplicará en: extintores, hidrantes, rociadores, etc.

Naranja. Se utiliza para indicar riesgos de máquinas o instalaciones en general,


a fin de prevenir cortaduras, desgarros, quemaduras, descargas eléctricas y otros daños.
Puede aplicarse en: elementos de transmisión mecánica tales como: engranajes, poleas,
volantes, partes cortantes, etc., partes interiores de tapas protectoras de órganos de má-
quinas, Interior de cajas de instrumentos eléctricos, caja de llaves, fusibles, conexiones
eléctricas u otras, que deban mantenerse cerradas por razones de seguridad, indicadores
de límites de carrera de piezas movibles de máquinas, etc.

Azul. Se utiliza para indicar precauciones en situaciones tales como: control eléc-
trico, llaves mecanismos en general, cerciorándose antes de hacerlo que la puesta en mar-
cha de dispositivo no sea causa de un accidente. Se puede aplicar en: cajas de interrupto-
res eléctricos, botones de arranque de máquinas.

Verde. Se utilizará para indicar la ubicación de elementos de seguridad y primeros


CAPÍTULO XVI

auxilios, y se aplicará en: ubicación de cajas de máscaras, ducha de emergencias, camillas,


botiquines, anuncios de seguridad, puertas de acceso a salas de primeros auxilios, etc.

Amarillo y negro. Se utilizan en combinación para indicar lugares con riesgo que
deban resaltar de un conjunto, en prevención contra posibles golpes, caídas, tropiezos, etc.
y se aplican en obstáculos a la altura de la cabeza, obstáculos verticales que signifiquen
riesgo de golpearse, desniveles abruptos en el piso, bordes de fosos y plataformas no pro-

792
tegidas, vehículos de carga (en los parachoques), primera y última contrahuella de cada
tramo de escalera, etc.

Blanco, gris o negro. El color blanco o gris sobre fondo oscuro, o color gris o negro
sobre fondo claro, se utilizará para facilitar el mantenimiento del orden y de la limpieza
de los locales de trabajo, como también para indicar los límites de zonas de circulación de
tránsito en general, posición de receptáculos de residuos, elementos de higiene y se apli-
carán, entre otros, en los siguientes casos: señalamiento de vías para tránsito de vehículos
y peatones, flechas de sentido de circulación, demarcación de áreas que deban quedar
libres de obstáculos o destinadas al almacenamiento, sectores para trabajos de izaje, etc.

Violeta. Se empleará para señalar lugares donde exista peligro o riesgo, debido a
la radioactividad. Se colocará el símbolo especial sobre las puertas, los recipientes, los pi-
sos y cualquier equipo que pueda presentar peligro de contaminación. Entre las distintas
aplicaciones están las habitaciones o áreas en donde se guarden, manipulen materiales
radioactivos o que hayan sido contaminados por estos; los recipientes donde se guar-
den desperdicios contaminados o que contengan materiales radioactivos y los terrenos en
donde se entierren o se guarden materiales y equipos contaminados.

   




  

    


  
   
   
   ­€ ‚

Por último, hacer una llamada sobre la influencia psicofisiológica que está demos-
trada que ejercen los diferentes colores, por lo que tenemos que tener en consideración,
que una mala aplicación del color en los lugares de trabajo puede ocasionar molestia a los
trabajadores y facilitar los accidentes de trabajo, en resumen incrementar el riesgo laboral.
En la tabla 3 pueden observarse los diferentes efectos que se ha demostrado ocasionan los
colores.
CAPÍTULO XVI

4. Equipos de Protección Personal (EPP).


Una función esencial de la Seguridad es proteger al trabajador de los agentes o
factores de riesgo presentes en el ambiente laboral, para lo que los especialistas cuentan

793
con técnicas que aplican a esta finalidad. Según la situación presente, siempre se aplicará
preferentemente la protección colectiva, no obstante hay situaciones en que además es
necesario recomendar y exigir, el empleo de la protección individual por medio de los
denominados equipos de protección personal (EPP).

EL EQUIPO DE PROTECCIÓN PERSONAL (EPP)


NO PUEDE CONSIDERARSE UNA SOLUCIÓN
SATISFACTORIA PARA LA PREVENCIÓN DEL
DAÑO A LA SALUD DEL TRABAJADOR.

Es de todos conocido que el trabajador rechaza la utilización de los mismos, sal-


vo en situaciones en que los factores de riesgo son tan agresivos, que sabe que si no los
utiliza el daño es inminente, tal es el caso de los mineros en la utilización del casco o de
los soldadores con las mangas, ya que los primeros saben que se golpearán en la cabeza
y los segundos que tendrán una quemadura. Sin embargo no sucede de la misma forma
con aquellos trabajadores a los que se les entregan medios para la protección auditiva, los
cuales en múltiples casos observamos que no los están utilizando o los están utilizando
incorrectamente. Ante estas situaciones queremos culpar al trabajador de indisciplinado,
de falta de cultura preventiva, etc., cuando no es menos cierto, que el EPP es algo molesto
adicionado a nuestro cuerpo, que limita nuestros movimientos, en ocasiones nos da calor
y por tanto lo rechazamos porque nos resulta incómodo. Aún ante esta realidad es imposi-
ble renunciar a su utilización como técnica preventiva, pero debemos considerar que sólo
debemos acudir al EPP cuando no hay otra alternativa preventiva posible.

SOLO SE DEBEN UTILIZAR LOS EPP CUANDO NO


HAY OTRA ALTERNATIVA PREVENTIVA POSIBLE.

4.1. El Equipo de Protección Personal. Definición y Clases.

Vamos a considerar como EPP, a un medio destinado a ser llevado o sujetado por
el trabajador para que lo proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguri-
dad o su salud, durante la ejecución del trabajo, así como cualquier complemento o acce-
CAPÍTULO XVI

sorio dedicado a tal fin que sean indispensables para el funcionamiento del mismo (Ver
figura 9). Como en todos lo casos que se desea hacer una clasificación existen diferentes
aspectos a considerar, de forma general podemos agrupar los EPP de acuerdo con la parte
del cuerpo que protegen, según del factor de riesgo del que nos protegen y de acuerdo con
su forma de comercialización.

794
En el caso de la parte del cuerpo que será protegida podemos considerarlos divi-
didos en:

Protección total o integral, cuando el EPP brinda una protección al organismo en


general como pueden ser los casos de los trajes protectores de gases contaminantes o de
contaminación radiactiva, los arneses anticaídas y otros.

Protección parcial, cuando el EPP sólo protege a una parte específica del organis-
mo, en este caso se consideran divididos de acuerdo a la parte que protegen, de la forma
siguiente: para la protección de la cabeza, la cara y los ojos, el tronco y abdomen, los bra-
zos y manos, las piernas y pies, las vías respiratorias, y las vías auditivas.

Según el factor de riesgo del que protegen se pueden considerar los grupos si-
guientes:

• Químicos

• Térmicos

• Mecánicos

• Eléctricos

• Biológicos

• Ionizantes

• Intemperie

CAPÍTULO XVI

795
  
  

 
  

     ­     


    

 €€‚
€‚
ƒ  „
„€

De acuerdo con la forma de comercializar estos medios existen regulaciones en la


Unión Europea al respecto, que es la utilizada en nuestro país por las relaciones comercia-
les que mantenemos, pero cuyos requisitos pueden servir de orientación para cualquier
país en que se deseen regular estos equipos. De acuerdo con esta clasificación los EPP se
consideran de tres tipos.

CATEGORIA 1. Se consideran los EPP destinados a PROTEGER DE LOS RIES-


GOS MÍNIMOS, que tengan como finalidad eliminar o limitar el riesgo al usuario de:

• Agresiones mecánicas cuyos efectos sean superficiales (guantes de jardinería, dedales,


CAPÍTULO XVI

etc.)

• Productos de mantenimiento pocos nocivos (guantes de protección contra detergentes,


etc.)

• Protección contra manipulación de piezas calientes no superior a 50 oC ni a choques


peligrosos (guantes, delantales, etc.)

796
• Agentes atmosféricos ni excepcionales ni extremos (gorros, ropas, zapatos y botas,
etc.)

• Pequeños choques y vibraciones que no afectan partes vitales y no provocan lesiones


irreversibles (guantes, calzado ligero, etc.)

• Radiación solar (espejuelos de sol)

Son EPP de diseño sencillo, en los que el trabajador puede determinar por sí mis-
mo la eficacia contra el riesgo y en los que sus efectos pueden ser percibidos a tiempo sin
peligro para el usuario. En este grupo se acepta que el fabricante puede certificar directa-
mente el cumplimiento de las exigencias esenciales de seguridad.

CATEGORIA 2. Se consideran los destinados a PROTEGER DE LOS RIESGOS DE


GRADO MEDIO O ELEVADO, pero no de consecuencias mortales o irreversibles. Son los
que no están clasificados como tipo 1 ó 3. Ej. guantes contra riesgos mecánicos, protecto-
res auditivos, botas de seguridad, etc. En este grupo para su certificación, el fabricante
debe someter un prototipo del equipo a una tercera parte con competencia en la materia
(institución acreditada), para que verifique el cumplimiento de las exigencias esenciales,
mediante las pruebas y ensayos correspondientes.

CATEGORIA 3. Se consideran los destinados a PROTEGER DE LOS RIESGOS


DE CONSECUENCIAS MORTALES O IRREVERSIBLES, son EPP de diseño complejo,
destinados a proteger al usuario de un peligro mortal, grave e irreversible, sin que pueda
evitar a tiempo su efecto. Pertenecen a esta categoría los siguientes:

• Los equipos de protección respiratoria filtrantes

• Los equipos de protección respiratoria aislantes, incluidos los de inmersión

• Los equipos que brindan una protección limitada en el tiempo contra las agresiones
químicas o contra las radiaciones ionizantes
CAPÍTULO XVI
• Los equipos de intervención en ambientes calientes, cuyos efectos sean comparables a
una temperatura igual o superior a 100 0C, con o sin radiación de IR, llamas o grandes
proyecciones de materiales en fusión

• Los equipos destinados a proteger de caídas en alturas

• Los equipos destinados a proteger de los riesgos eléctricos

797
El proceso de certificación es similar al descrito para los equipos de categoría 2,
agregándose que debe someterse al procedimiento de aseguramiento de la calidad por
una institución acreditada.

4.2. El problema de la selección, adquisición y utilización de los


EPP.

Hay que reflexionar sobre el grave problema que representa la selección de los
EPP, ya que en gran número de estudios realizados los trabajadores se quejan de la falta
de calidad incluyendo la eficacia e incomodidad de los mismos. En ocasiones quienes ad-
quieren estos equipos es un personal que desconoce sobre seguridad o sobre los requisitos
técnicos que deben cumplir los mismos para proteger del riesgo, en otras ocasiones se po-
see limitada información técnica y se compra mediante algún catálogo que se obtiene y no
es menos frecuente que se compre por la oferta más barata que se encuentra. De la buena
selección del equipo depende en gran parte su efectividad protectiva y que al trabajador
le resulte más cómodo su empleo.

El procedimiento para seleccionar el EPP tiene que comenzar con el estudio previo
del trabajo que se realiza y conocer en detalle la forma correcta de ejecutarlo. En este es-
tudio debemos arribar al conocimiento de cuatro elementos esenciales para una selección
adecuada que son los siguientes:

Los factores de riesgo presentes. Una vez convencidos que los factores identifi-
cados no son posible eliminarlos o minimizarlos a un nivel tolerable, determinaremos
que tipo de EPP utilizaremos, pues para cada riesgo existen los correspondientes medios
específicos.

Las condiciones de trabajo en que se desarrolla la actividad. Ya que en ocasio-


nes el EPP puede limitar los movimientos, generar incomodidades o nuevos riesgos que
determinan que el trabajador rechace su utilización. Por lo que podemos afirmar que los
EPP protegerán de los riesgos, pero no deben ser incómodos para el desempeño de la
actividad.
CAPÍTULO XVI

Las partes del cuerpo que deben ser protegidas, para lo que es necesario además
de determinar estas, definir cual es el equipo idóneo para la mejor protección de las mis-
mas.

Las alternativas de adquisición de EPP existentes en el mercado. Hay que conocer


las diferentes ofertas presentes en el mercado y solicitar la información de las característi-
cas técnicas de los equipos que necesitamos, para escoger la más idónea a la situación que

798
deseamos solventar. No es una buena opción como hacen algunos, comprar en función
del precio, ya que lo más barato casi siempre es menos eficaz y al final sale más caro.

EL EPP ES UN MEDIO DE USO ESTRICTAMENTE


PERSONAL QUE NO ELIMINA EL FACTOR DE RIESGO.

Otro problema que se presenta con frecuencia en lugares que se les facilitan los
EPP a los trabajadores, es que estos no los utilizan y por supuesto para justificar ese com-
portamiento se escudan en que no es idóneo para el trabajo que realizan. Hay que reco-
nocer que en ocasiones tienen razón en sus quejas, al no haberse realizado una selección
correcta, pero es frecuente también una débil percepción del riesgo y la falta de control
y exigencia en este sentido por los responsables directos del trabajador. No obstante hay
que analizar que el uso del equipo no depende sólo de que el adquirido sea eficaz en
proteger del factor de riesgo, sino que deben considerarse otros aspectos como el de la
formación y participación en el programa de prevención de los trabajadores.

Es importante recordar que el EPP como su nombre lo indica, son dispositivos de


uso estrictamente personal, destinados a proteger la salud e integridad física del trabaja-
dor y que por razones higiénicas no podemos pensar en economizar recursos facilitando
un EPP para varios usuarios. Por supuesto que lo anterior, no se comporta exactamente
así para determinados medios muy costosos, como pudieran ser los de salvamento, en los
que puede admitirse el que sólo se adquiera un número suficiente para la mayor cantidad
de trabajadores a utilizarlos en un turno, ya que estos son equipos de utilización esporá-
dica ante situaciones de emergencia.

Como la mayoría de los EPP son de uso personal, la adquisición de estos será de
acuerdo con las tallas de los usuarios. Además de esta característica, para poder conside-
rar que se ha hecho una selección adecuada, los EPP deberán cumplir las siguientes:

Eficacia. O sea, deben brindar una protección adecuada del riesgo a que está ex-
puesto el trabajador, cualidad esencial para su aceptación por parte del mismo. Cuando
el trabajador considera que el medio no es eficaz, no acepta el mismo y por tanto no lo
utiliza. Es necesario convencerle en situaciones cuando está sometido a más de un factor
de riesgo, o cuando determinado medio de protección colectiva no garantiza exposiciones CAPÍTULO XVI
tolerables, que es preferible aceptar una protección parcial eficaz a una exposición que
pueda afectar su salud.

Comodidad. Esta es una cualidad que en ocasiones no se considera por quien


selecciona o adquiere el EPP, no obstante ser de suma importancia, ya que determina la
utilización del mismo por el trabajador. Entre los aspectos que deben considerarse en este
sentido se encuentra el peso, volumen, transpiración, pérdida de facultades al realizar la

799
tarea y otros. En países tropicales con alta temperatura y humedad es prácticamente im-
posible por ejemplo, el soportar los trajes impermeables que se utilizan en la agricultura
para la aplicación de plaguicidas y que se importan de países con climas diferentes, donde
es soportable su utilización.

Facilidad de mantenimiento. Esta es una característica fundamental que garanti-


za el cuidado del equipo y la protección eficaz que el mismo pueda brindar. En múltiples
ocasiones se adquieren equipos, a veces de los más costosos y para los cuales se carece de
los accesorios para recambio o reparación. Un caso típico es encontrarse equipos de pro-
tección respiratoria con filtros que no se recambian y que en ocasiones hasta ni existen en
el mercado del país, siendo necesario solicitarlos a proveedores extranjeros. El problema
se vuelve más grave cuando los trabajadores desconocen sobre estos aspectos y están uti-
lizando el medio con el criterio de que les está protegiendo.

4.3. Certificación de Calidad y Registro de los EPP.

Un serio problema en muchos países es la adquisición de EPP que carecen de


certificaciones de calidad otorgadas por instituciones acreditadas para estos fines. En la
compra de los EPP es muy importante exigir a quienes los producen y comercialicen la
certificación de calidad de estos. En los diferentes países que producen estos equipos exis-
ten normas de calidad establecidas para los mismos, ya previamente mencionamos la
clasificación de los países europeos y de forma general las exigencias para que el producto
esté certificado. Otros países como los Estados Unidos de América, poseen otras normas,
pero de manera similar tienen que certificar la calidad de estos productos. Esta exigencia
al proveedor por quienes adquieran los productos garantiza en gran medida la eficacia de
los mismos. Hay que enfatizar, que no todas las instituciones o laboratorios pueden otor-
gar estas certificaciones sino sólo aquellas que están avaladas para estos fines en cada país.

Algunos países han establecido un registro oficial de los EPP autorizados a comer-
cializar, donde el productor, importador o comercializador del equipo tiene que presentar
muestras y la documentación con las especificaciones técnicas y en los casos necesarios los
resultados de las pruebas de laboratorios acreditados. El registro puede otorgar la licencia
para comercializar el producto, pero cuando lo considere necesario hacer verificaciones
en las muestras presentadas y en función de estos resultados aprobar o no el mismo. En
CAPÍTULO XVI

determinados EPP este control incluye la certificación de la calidad del proceso de pro-
ducción.

Consideramos que en los países no productores de estos equipos, es de impor-


tancia para garantizar la calidad protectiva, el establecimiento de estos registros y la exi-
gencia de que no se puedan importar y comercializar sin poseer la aprobación del órgano
regulatorio establecido al efecto.

800
PROCEDIMIENTO PARA DETERMINAR NECESIDAD DEL USO Y ADQUISICIÓN DEL EPP APROPIADO

FINALIZA
EXISTEN FACTORES DE
RIESGO NO CONTROLADOS NO PROCESO
NO EPP

SI

FINALIZA
EXISTE RIESGO DE ACCIDENTE NO PROCESO
NO EPP

SI

FINALIZA
EPP PUEDE DISMINUIR A RIESGO TOLERABLE NO PROCESO
NO EPP

SI

SELECCIÓN
SE REQUIERE EPP
ADECUADA

EFICACIA
NO
COMODIDAD DETERMINAR CARACTERISTICA DEL NO
ADQUISICIÓN
MANTENIMIENTO EPP APROPIADO
COSTO

SI

DETERMINAR CARACTERISTICA DEL PLANIFICAR ADQUISICIÓN


EPP APROPIADO NECESIDADES

En el esquema previo recomendamos las etapas a seguir de un procedimiento que


consideramos práctico para la adquisición de los EPP. Es esencial para obtener buenos
resultados, que sea un personal capacitado en seguridad y salud quien tenga la función de
seleccionar y comprar estos equipos, ya que el procedimiento se basa en el conocimiento
de los riesgos y la calidad de protección del equipo ante la exposición a la que se encuen-
tra el trabajador.

Este trabajo de tipo técnico no lo debe realizar un personal administrativo sin co-
nocimientos de la materia, existiendo la costumbre de responsabilizar con esta tarea a las
áreas comerciales o de insumos. Como se puede observar en el esquema, es importante
CAPÍTULO XVI
determinar las características técnicas del EPP para su adquisición y planificación y esto
sólo puede realizarse por especialistas en la materia.

801
5. La Investigación de Accidentes.
5.1. Generalidades.

Aunque no somos partidarios como prevencionistas, de adjudicar a la investiga-


ción de accidentes la posición de elemento fundamental en la gestión de riesgos por su
carácter reactivo, no es menos cierto que en los diferentes sistemas de gestión se le da
un alto grado de importancia, ya que con la aplicación de dicha metodología, pueden
al identificar las causas, minimizarse los riesgos, evitando la ocurrencia de otros hechos
parecidos al investigado. Por consiguiente, no seriamos consecuentes si en el tema no tra-
tamos este asunto, sobre el que es imprescindible hacer algunas reflexiones, tratar algunos
elementos teóricos y sugerir un procedimiento práctico que permita detectar las “causas
básicas” que ocasionan los mismos.

Debemos mencionar, que concebimos la importancia de esta técnica como una


herramienta de trabajo, que permite mediante los diferentes modelos o procedimientos,
el conocimiento específico de las causas de la accidentalidad y con lo cual se pueden apli-
car las medidas correctoras oportunas que minimicen el riesgo. No puede concebirse por
los empresarios o profesionales que la llevan a cabo, como una exigencia legal o formal,
con cuyo cumplimiento están exonerados de la responsabilidad social que conlleva un
accidente con el colectivo laboral. Tenemos que pensar que conocer todas las causas que
intervinieron para que se produjera el fracaso que todo accidente significa, nos permitirá
evitar su repetición y en consecuencia evitar los daños tanto sociales como económicos, a
familias, empresas y a la comunidad en general.

“UN ACCIDENTE ES UN FRACASO, QUE SE REPITA


UNA NEGLIGENCIA”.

Es frecuente encontrarnos con centros de trabajo de características tecnológicas y


humanas similares y en los cuales la accidentalidad es muy diferente, lo que se debe en
parte a la falta de una conciencia o una cultura preventiva, en fin, a la existencia de una
política preventiva ineficaz de algunos que permiten el comportamiento erróneo del co-
CAPÍTULO XVI

lectivo, condicionado por el entorno en que desarrollan su trabajo y donde por supuesto
estas investigaciones no se realizan con procedimientos adecuados o se ejecutan de una
manera formal. Es imprescindible establecer un sistema de gestión de la prevención que
considere entre sus objetivos la investigación de accidentes, no como una cosa formal,
sino con el rigor necesario que garantice calidad en los resultados. Sólo podremos lograr
efectividad en la aplicación de este proceder, cuando se lleva a cabo por personal con los
conocimientos necesarios y mediante metodologías y estrategias, que permitan la colabo-
ración de todo el colectivo laboral.

802
5.2. Elementos teóricos de la investigación de accidentes.

5.2.1. La identificación de los factores de riesgo.

Ya previamente hemos manejado la necesidad e importancia de identificar los di-


ferentes factores de riesgos presentes en el ambiente laboral, como una premisa para la
prevención de los daños a las personas y a la propiedad. La investigación de accidentes
debe comenzar por consiguiente, con la determinación de los factores de riesgo que han
participado en el evento ocurrido como un objetivo especifico de este procedimiento. No
obstante, la información obtenida en el mismo como resultado de un análisis científico de
la situación, puede emplearse con diferentes fines como son:

Predicción. O sea, determinar la futura presencia de alteraciones de la sa-


lud, en este caso de accidentes, al establecer comparaciones con personas
no expuestas.

Causalidad. El determinar la asociación del factor de riesgo presente con el


daño, ya que un factor en sí mismo no tiene por que ser causal, ya que pue-
den estar influyendo otras variables para que se presente el daño.

Diagnóstico. En determinadas situaciones la presencia del factor de riesgo


nos permite establecer un diagnóstico del problema, cuando está demostra-
do que la presencia de estos incrementa la probabilidad de que se presente
una mayor incidencia.

Prevención. Esta demostrado que cuando un factor de riesgo está asociado


a un daño, cuando eliminamos o minimizamos el mismo, estamos redu-
ciendo la probabilidad de que se materialice el efecto.

Como es obvio el realizar una buena identificación de riesgos, nos permite alcan-
zar el objetivo que se haya trazado cualquier investigación epidemiológica. Esto obliga al
personal dedicado a estas investigaciones a poseer una buena formación en este campo, si
desea lograr confiabilidad en sus resultados.
CAPÍTULO XVI
5.2.2. Identificación de las causas.

Históricamente se ha manifestado la tendencia de establecer una dicotomía de


causas, separándolas en las originadas por factores técnicos y factores humanos, en la ac-

803
tualidad esta concepción del problema ha variado y se han incluido otros factores como el
entorno ambiental y la organización del proceso. Es muy frecuente en las investigaciones
de accidentes que sus conclusiones establezcan como causa de las mismas, las atribui-
das al factor humano y en múltiples ocasiones con un pobre análisis que sólo alcanza a
reconocer las causas inmediatas del mismo. Es indiscutible que necesitamos conocer las
causas de los accidentes y que en general siempre es posible achacárselas al factor huma-
no, ya que en últimas circunstancias el hombre ha sido quien diseñó incorrectamente la
máquina, el puesto o el proceso de trabajo, etc. No obstante esta no es una solución del
problema, ya que el hombre como factor no puede ser eliminado del proceso laboral, es
cierto que podemos accionar para mejorar su comportamiento, pero siempre vamos a
tener presente al mismo y en consecuencia la posibilidad del error humano. Por tanto en
estas investigaciones preventivas lo importante no es encontrar culpables, sino detectar
todas las causas básicas del por qué de los mismos, de manera que podamos eliminar pre-
ferentemente aquellas que dependen de factores técnicos y organizativos. De esta manera
limitamos el que se produzcan errores por comportamientos incorrectos y que cuando
se produzcan se minimice el daño, evitando los análisis de culpabilidades, los que en
ocasiones son sólo del interés de empresarios y seguros, por el significado económico
que representan. Queremos enfatizar que en estas investigaciones debe primar el sentido
preventivo y social de eliminar las causas para evitar el daño y que cuando en una cadena
epidemiológica se elimina cualquiera de las mismas, no puede producirse otro hecho si-
milar, disminuyéndose la incidencia de estos casos. Además es un hecho demostrado que
el comportamiento del trabajador, está condicionado en gran medida por el entorno am-
biental en el que el mismo desarrolla la actividad y por la cultura empresarial propia que
la organización haya definido e implantado, siendo a estos aspectos a los que considero
que debemos dirigir nuestros esfuerzos para obtener resultados eficaces.

Si deseamos utilizar la investigación con fines preventivos debemos determinar


todas las causas, partiendo del principio que en la generalidad de los casos existe más de
una causa (multicausalidad). Hay necesidad de conocer los motivos previos al accidente
para un buen análisis y determinación de las mismas, lo cual en muchos de los casos se
vuelve difícil al existir sólo información a veces limitada de los eventos que han ocasiona-
do daños. Con este sentido preventivo es importante ejecutar la investigación de todos los
eventos, incluyendo los que no han ocasionado daños (incidentes), para obtener la mayor
información existente, de forma que podamos actuar siempre que sea posible previamen-
te a que se produzca el accidente con lesión.
CAPÍTULO XVI

5.2.3. La percepción del accidente.

Es importante analizar la forma en que percibimos el accidente de trabajo por los


miembros de la organización, ya que de esta percepción dependerá el procedimiento que

804
aplicamos para la investigación del mismo. Existen diferentes formas de percibir estos, las
que enunciamos a continuación.

Evento único.

Esta es la manera en que se percibe por aquellas empresas en las que se carece de
política de prevención. Es un enfoque limitado en el que no se analizan los factores ni las
causas básicas que han originado el hecho. Tratan en general de buscar a un culpable.

Secuencia de eventos.

Es la filosofía de Heinrich donde se establece que los accidentes son resultado de


una cadena de eventos (efecto dominó), donde si se extrae una de las fichas se evitan estos
hechos.

Percepción estadística.

Se establecen registros que mediante análisis estadísticos se determinan aquellos


factores no aleatorios presentes.

Evento ramificado.

Este es un método muy utilizado por las grandes empresas que necesita de per-
sonal capacitado para llegar a conclusiones útiles. Se conoce como árbol de causas. Este
será el método que recomendaremos posteriormente ya que consideramos que es el más
factible de aplicar y llegar a conclusiones por un personal con una formación básica en la
especialidad.

Secuencias Multilineales de eventos

Pudiéramos decir que este es una variante del método del árbol que considera el
factor tiempo, por lo que es algo más complejo y difícil de aplicar.
CAPÍTULO XVI
Como puede observarse, de acuerdo a la concepción del fenómeno, cada organiza-
ción fundamentará el modelo “conceptual” de desarrollo del análisis de las causas de un
accidente, de acuerdo con la política preventiva establecida, que responde a la situación
concreta que presenta. Lo fundamental es que cualquier estrategia establecida, sea de uti-
lidad para extraer conclusiones preventivas de aplicación práctica.

805
5.2.4. Principios de la Investigación de Accidentes.

Cualquier investigación de accidentes deberá cumplir con determinados princi-


pios si deseamos alcanzar resultados “preventivos”. Entre los preceptos que debe satisfa-
cer el procedimiento de investigación aplicado consideramos los siguientes:

• La prevención del accidente de trabajo es más amplio que cumplir con la ley.

• Deben registrarse e investigarse todos los accidentes y otros eventos (incidentes) que
pueden causar daño.

• Se aplicará el concepto epidemiológico de la multicausalidad.

• Las estadísticas de accidentes cooperan de forma objetiva a evaluar la gestión


preventiva.

• Debe unificarse y concretarse la información de registro sin limitar el alcance de la


investigación.

• Es una responsabilidad del jefe directo con participación de los demás factores del
centro de trabajo.

• No existen errores meramente humanos.

• La prevención e intervención no significa generación de informes.

6. La Investigación de Accidentes y sus etapas.


La investigación de accidentes es una técnica preventiva que se inicia cuando ocu-
rre un suceso con la finalidad de tratar de conocer las causas que lo motivaron, así como
de aprovechar la experiencia del hecho consumado para evitar repeticiones. Como todo
CAPÍTULO XVI

procedimiento de trabajo consta de diferentes etapas o pasos a seguir, hasta alcanzar el


resultado previsto. El procedimiento tiene que estar dirigido a buscar las causas del hecho
para adoptar acciones correctivas y no a buscar culpables, ya que esto implica limitaciones
en la información de los participantes por el temor a las posibles sanciones. Se recomienda
que la metodología que se aplique tenga flexibilidad para adaptarse a las circunstancia y
lograr que sea efectiva. Tal como podemos observar en la figura 10, el proceso consta al
menos de 4 etapas bien definidas.

806
  
  


 

A). Recolección de la información.

Esta es una etapa muy importante del proceso, ya que de la misma depende el
conocimiento de los antecedentes y de como se produjo el hecho en sí. De la profundidad,
veracidad y objetividad de la información obtenida dependerá el que se pueda realizar un
análisis y diagnóstico adecuado del problema. El poder conseguir este objetivo depende
de que se inicie en el menor tiempo posible después de la ocurrencia del accidente y que
participe el mando directo y los demás trabajadores involucrados. La participación del
mando directo (capataz o jefe de brigada) desde el inicio de la investigación es de extrema
importancia en los resultados, ya que el mismo supuestamente debe ser quien mejor co-
noce el proceso de trabajo. Es esencial la forma de actuar del mando en estas situaciones,
estimulando a los trabajadores en brindar información de los hechos y evitar que estos se
atemoricen pensando que se puedan tomar represalias o aplicar sanciones por su compor-
tamiento. El poder efectuar una investigación efectiva depende en parte de las acciones
del mando directo, el que deberá una vez conocido el suceso proceder a:

• Controlar el lugar de los hechos.

• Brindar la atención de primeros auxilios y solicitar ayuda en casos necesarios. CAPÍTULO XVI
• Controlar la ocurrencia de accidentes potencialmente secundarios.

• Identificar las fuentes de evidencias en el lugar de los hechos cuando ocurre el


accidente. Ya que hay factores de riesgo que pueden estar presentes en el momento
de ocurrencia del hecho y posteriormente variar, como pudiera ser la iluminación, la
ventilación, etc.

807
• Evitar que se alteren o retiren las evidencias.

Una vez tomadas estas acciones puede procederse a recolectar la información para
lo que sugerimos el esquema siguiente:

• Formarse una visión general de la situación. Consiste en determinar como las personas,
los materiales y el medio ambiente se encuentran involucrados en el fenómeno
ocurrido.

• Entrevistar a testigos y otras personas relacionadas. Se consideran como testigos a


los que pudieron observar lo ocurrido. En ambos casos se deben aceptar sólo hechos
probados y no criterios subjetivos de valoración. Existen principios que deben
cumplirse para lograr buenos resultados en las entrevistas.

• Reconstrucción de los hechos. Este es un paso que sólo se realizara si fuese necesario,
para obtener determinada información.

• Inspeccionar los equipos, herramientas y materiales que se utilizaban y verificar sus


normas de uso.

• Revisión de la documentación. Se debe revisar toda la documentación referente a


formación, procedimiento de trabajo, mantenimiento, etc., que nos pueda aportar
información sobre el hecho.

• Analizar los posibles fallos del material, equipo o estructura

B). Análisis de las Causas.

Esta etapa es la más importante en la investigación, ya que en la misma de acuer-


do con la metodología o procedimiento que apliquemos se llegará al conocimiento de las
causas básicas que ocasionaron el evento. Sólo si se lleva a cabo un procedimiento que
garantice el análisis en profundidad de todas las causas que intervinieron en el mismo,
CAPÍTULO XVI

se podrán determinar las causas básicas y tomar las medidas correctoras eficaces que im-
pidan la repetición del accidente. En el apartado 7 de este tema se describen los métodos
más usuales para investigar accidentes.

808
C). Propuesta de Medidas.

En esta etapa, es necesario proponer la eliminación mediante las acciones corres-


pondientes, de aquellas causas que se determinaron como “básicas” en el procedimiento
de análisis. No obstante debe recordarse que cada medida que se adopte puede tener una
fiabilidad diferente, un efecto diferente y sobre todo un costo diferente. Por lo que en
general las medidas que se adoptan de forma inmediata, sólo tienen un efecto paliativo,
no son definitivas, la eliminación de las causas básicas en ocasiones requiere de mayor
tiempo y de elaborar un programa que debe aprobarse por la dirección de la empresa. En
numerosas ocasiones estas medidas involucran a diferentes áreas de la empresa.

D). Informe del accidente.

Toda investigación realizada necesita se haga un informe, el cual tiene como obje-
tivo tener una constancia en el futuro del hecho ocurrido, de las causas que lo originaron
y servir como un elemento para el control de las medidas orientadas, pero además para
cumplir con la información que solicitan las autoridades de trabajo de cada país sobre
estos eventos que en ocasiones tienen trascendencias legales.

El contenido de estos informes puede variar según las exigencias de las autorida-
des de cada país, las que en general están en correspondencia con el sistema de informa-
ción estadística que tengan implantado. Es importante la flexibilidad en la inclusión de los
datos del informe, de forma que satisfaga la información requerida por las autoridades,
pero que a la vez sirva de sistema de vigilancia a la empresa y de control para el cumpli-
miento de las acciones preventivas.

Consideramos que un informe que tenga la siguiente estructura, puede satisfacer


las necesidades de una empresa de cualquier país.

a) Datos introductorios: Accidente #, fecha, tipo, organismo, etc.

b) Datos del trabajador: Nombre, edad, sexo, etc.


CAPÍTULO XVI
c) Datos del accidente: Puesto de trabajo, hora, forma, agente, tiempo de
trabajo, descripción, etc.

d) Consecuencias: Naturaleza de la lesión, parte del cuerpo, tipo de invali-


dez, etc. En estos aspectos deberá tenerse en consideración las orientaciones
de la Organización Internacional del Trabajo en el registro y notificación.

809
e) Análisis y determinación de las causas: Deben quedar descritas las cau-
sas que participaron en la generación del accidente y definida a juicio de
los investigadores la causa fundamental. Recordar que puede emplearse
cualquier técnica basada en la multicausalidad, aunque se recomienda el
árbol de causas.

f) Conclusiones y recomendaciones: Deben quedar bien definidas las ac-


ciones para eliminar o minimizar los riesgos comprobados.

g) Información complementaria: Todos los elementos que se consideren


cooperen a la aclaración de los hechos. Fotos croquis, etc.

7. Métodos de Investigación de Accidentes.


Análisis de las Causas.
El análisis de causas es el punto de partida para tomar medidas que eliminen o
reduzcan al mínimo posible la repetición del accidente y por tanto es a nuestro juicio la
etapa más importante de la investigación de los accidentes de trabajo. Es necesario por
tanto, aplicar de forma sistemática una metodología de investigación que permita identi-
ficar las causas principales y recomendar medidas preventivas eficaces para evitar estos
hechos. En este apartado vamos a describir algunos de los métodos más empleados a este
fin, que se vienen utilizando y que tienen en común el ser un análisis de tipo causal. Hay
no obstante, otros métodos que no se detallan por ser de aplicación en instalaciones con
procesos complejos, como es el caso del árbol de fallos y el HAZOP o Análisis Funcional
de Operatividad, técnica basada en la premisa de que los accidentes se producen como
consecuencia de una desviación de las variables de un proceso respecto de los parámetros
normales de operación, razón por la que es muy utilizado en instalaciones tecnológicas de
la industria química.

Existen diversos métodos de análisis de causas de accidentes. A continuación se


hará una descripción resumida de tres de los métodos que son más utilizados en la ac-
tualidad. Dos de ellos son métodos que se han empleado específicamente para el análisis
CAPÍTULO XVI

de accidentes en el campo de la prevención, como son el análisis de la cadena causal y el


árbol de causas y un tercero, el denominado diagrama de Ishikawa o espina de pescado
que se desarrolló para los problemas de calidad, pero que se emplea también para los
accidentes.

810
Método del Análisis de la Cadena Causal

Este método se basa en el modelo causal de pérdidas, permitiendo identificar las


causas que originan un accidente o incidente y en consecuencia una pérdida. El mismo ya
fue analizado en la primera parte de este tema y consta de 5 etapas como puede observar-
se en la figura 11.


    


 
 

   
  
 
   
  


   
    
 
 
   

      

 

 

En este modelo de investigación de las causas se parte de la pérdida y se asciende


lógica y cronológicamente en sentido inverso de la cadena causal, pasando por cada una
de las etapas indicadas en la figura y buscando los antecedentes de cada etapa a la ante-
rior, mediante la pregunta “por qué”. La correcta aplicación de esta secuencia en sentido
inverso, nos permitirá mediante un análisis científico identificar las causas determinantes
del accidente.

El proceder con este modelo puede sintetizarse en los pasos siguientes:

• Anotar todas las pérdidas.

Las mismas pueden involucrar a personas, propiedad, procesos y, en últi-


ma instancia, a las capacidades de producción.

Ejemplo: Herida en mano derecha

• Anotar los contactos o formas de energía que causaron la pérdida.


CAPÍTULO XVI
Este es el suceso anterior a la “pérdida”, el contacto que podría causar o que causa
la lesión o daño. Consiste en identificar el contacto con la fuente, que transfiere una ener-
gía superior a la capacidad límite del cuerpo o estructura. Cuando se permite que existan
las condiciones de trabajo inseguras, queda siempre abierto el camino para el contacto con
una fuente de energía.

811
Ejemplos: Golpear contra (corriendo hacia o tropezando con), golpeado por (obje-
to en movimiento), caída a distinto nivel (ya sea que el cuerpo caiga o que caído el objeto
y golpee el cuerpo), caída al mismo nivel (resbalar y caer, volcarse), atrapado entre (aplas-
tado o amputado), contacto con (electricidad, calor, frío, radiación, substancias cáusticas,
substancias tóxicas, ruido), etc.

• Elaborar listado de causas inmediatas (actos y condiciones inseguras).

Son los actos inseguros (comportamientos) y las condiciones peligrosas


(circunstancias), que se presentan justo antes de ocurrir el contacto y que
constituyen las causas inmediatas.

Ejemplos:

Actos inseguros: Operar equipos sin autorización, no señalar o advertir,


fallo en asegurar adecuadamente, operar a velocidad inadecuada, poner
fuera de servicio los dispositivos de seguridad, etc.

Condiciones peligrosas: Falta de protecciones y resguardos, equipos de


protección inadecuados o insuficientes, herramientas con protección insu-
ficiente, espacio limitado, peligro de explosión o incendio, ambiente con-
taminado con gases, polvos, humos, emanaciones metálicas, vapores, etc.

• Elaborar listado de causas básicas (factores personales y factores del trabajo).

Estas son el origen de las causas inmediatas y en última instancia del accidente,
son generalmente más difíciles de identificar y por tanto, necesitan de una investigación
más profunda. No obstante es imprescindible su identificación, ya que su control es lo que
garantiza la real prevención de estos eventos. Estas causas comprenden a factores perso-
nales y factores del trabajo.

Ejemplos:
CAPÍTULO XVI

Factores personales: capacidad inadecuada, falta de conocimiento, falta de habili-


dad, tensión (estrés), etc.

Factores del trabajo (medio ambiente laboral): diseño inadecuado del puesto de
trabajo, normas obsoletas, compras incorrectas, herramientas, equipos y materiales inade-
cuados, etc.

812
• Elaborar listado de faltas de control.

Este paso del procedimiento consiste identificar la falta de controles preventivos


que permiten se produzcan las causas de los accidentes. Tiene por objeto identificar los
elementos del sistema de prevención que no se cumplen en la práctica diaria y que pue-
den desencadenar la cadena causal. Entre los aspectos comunes que originan la falta de
control encontramos la existencia de: a) sistemas de prevención no adecuados, b) normas
o procedimientos no adecuados, c) incumplimiento de las normas y procedimientos.

Este modelo es utilizado con frecuencia y puede brindar resultados efectivos cuan-
do se aplica con el rigor necesario.

b) Diagrama de Ishikawa o espina de pescado (diagrama causa - efecto)

Aunque este método se utiliza generalmente en control de la calidad, tam-


bién puede utilizarse en la investigación de las causas de accidentes.

En la aplicación de este método las causas se agrupan en los 4 tipos que podemos
identificar en un puesto de trabajo durante el desarrollo de una actividad determinada,
como son las referentes a:

• Método: Consiste en determinar la existencia de la instrucción o procedimiento de


trabajo que especifique como desarrollar el trabajo e identificar los elementos del mismo
que contribuyeron al accidente, ya sea, por incumplimientos del procedimiento o por
defectos en el diseño de este, que generan la posibilidad del desempeño inseguro.

• Persona: Se refiere a determinar los aspectos humanos que pueden haber contribuido a
que ocurra el accidente/incidente, como pueden ser la falta de formación, condiciones
de salud, etc.

• Material: Se deben determinar las causas referentes a productos, sustancias peligrosas


que se emplean en el desarrollo de la actividad y los riesgos de estas en las condiciones
de manipulación empleadas. CAPÍTULO XVI
• Máquina/Equipo/Instalación: Se deben determinar todos los factores de la máquina,
equipo o instalación que durante el proceso de trabajo completo puedan haber sufrido
una variación y contribuir así a que ocurra el accidente /incidente.

813
   
 
  

 
 

  

Para la representación del Diagrama, igual que en el análisis de la cadena causal,


se parte a la derecha de la hoja del suceso que ha ocasionado la pérdida y desde la izquier-
da se traza una flecha que divide la hoja en la que lo estamos representando por la mitad.
Hacia esta línea central se dirigen cuatro flechas que agrupan cada una a los aspectos indi-
cados (método, persona, material, equipo). Las causas que tienen que ver con cada uno de
estos aspectos se agrupan en torno a cada flecha siguiendo el mismo sistema. Con objeto
de completar la identificación de las causas, en cada antecedente encontrado nos pregun-
tamos por qué ha ocurrido y se sitúa en una flecha que según el nivel del por qué, se va
situando de forma paralela a la central que va a parar a la flecha principal del aspecto. Así,
el siguiente antecedente estará en una flecha paralela a la del aspecto y que termina en la
anterior horizontal. Y así hasta llegar a las causas raíz en cada rama.

El aspecto que toma el Diagrama es el de una espina de pescado, como puede ob-
servarse en la figura 12, por lo que también se le denomina de esta manera.

c) El Árbol de Causas.

Ya hemos visto que existen diferentes métodos que se aplican para la investigación
de las causas de los accidentes, no obstante consideramos que el más práctico para los
técnicos situados en empresas a nuestro juicio, es el “árbol de causas”, ya que es simple,
CAPÍTULO XVI

exhaustivo y cumple con nuestras expectativas de arribar a las causas básicas del evento
con un criterio epidemiológico. El método parte del postulado que no hay una, sino múl-
tiples causas y que estas no pueden reducirse sólo a los errores humanos o a los errores
técnicos. No obstante queremos recordar que cuando un trabajador ha cometido un error,
esto se debe a que anteriormente otro ser humano no ha podido, no ha sabido o no ha que-
rido prevenir el riesgo, lo que nos orienta a resolver sobre todo los errores de tipo técnico
y organizativo.

814
Esta herramienta de investigación tan extendida en la actualidad, se construyó en
la década del 60 – 70, con los aportes esenciales del Instituto Nacional de Investigación
de Seguridad (INRS), de Francia y de la Comunidad Económica del Carbón y el Acero
de la Unión Europea (UE) y ha sido validada por la práctica de los especialistas a nivel
internacional. En la misma se parte del accidente y mediante un razonamiento lógico en
un camino hacia atrás en el tiempo, se van identificando las disfunciones (causas) que lo
provocaron. De forma similar es posible aplicarlo a los incidentes. Por tanto, podemos
expresar que el “árbol de causas” es una técnica de investigación válida que representa
gráficamente la concatenación de causas que han determinado el suceso último, materia-
lizando el accidente. Es un plano completo del accidente, elaborado mediante una serie
de relaciones lógicas establecidas entre los diferentes hechos que dieron lugar al mismo
y que nos conduce a determinar las causas básicas que lo motivaron. En la figura 13 se
pueden observar las diferentes etapas que comprende la construcción del árbol.

• Construcción del árbol

La construcción del árbol comienza con la recolección de la mayor información


posible sobre el evento ocurrido, ya que de la calidad de la misma dependerá el análisis
y por consiguiente que el árbol presente objetivamente las causas que contribuyeron al
mismo. Esta información deberá ajustarse a los principios siguientes:

- Recoger hechos concretos y objetivos y no interpretaciones o juicios a


priori.

- Utilizar un cuadro de observación que descompone la situación de tra-


bajo en cuatro elementos: individuo – tarea – material – medio.

- Investigar prioritariamente las variaciones, o sea, lo que no ocurrió como


de costumbre.

- Empezar por la lesión y remontar lo más lejos que sea posible.


Figura 13. Etapas de la Construcción del Árbol

Situación de
Accidente CAPÍTULO XVI
Comparar Confeccionar Organizar las
Identificar Completar el
las dos lista de variaciones
variaciones árbol
situaciones variaciones (árbol)

Situación
habitual

815
Una vez que hemos recogido los antecedentes (variaciones) que contribuyeron al
accidente, estamos en condiciones de poder organizar dicha información y establecer las
relaciones lógicas entre los hechos identificados. Se suele construir de arriba hacia abajo,
comenzando siempre en el daño o lesión, aunque también se puede construir en otras
direcciones, teniendo en cuenta que siempre se inicia en el hecho último: el daño o lesión.

La ordenación o elaboración gráfica del árbol se hace mediante preguntas que nos
vamos haciendo a partir del daño y estableciendo el siguiente código para los hechos
analizados.

 

Para avanzar en la construcción del árbol de causas, se realizan las siguientes pre-
guntas para uno y cada uno de los hechos que aparezcan en el mismo:

¿Qué ha tenido que ocurrir para que este hecho se produjera?

¿Tuvo que ocurrir alguna otra cosa?

Una vez que llegamos en todas las ramas a un punto donde no recibimos informa-
ción adicional, o sea que no hay respuestas a las preguntas, dejamos de hacernos pregun-
tas y se cierra esta rama.

Las relaciones lógicas que pueden establecerse son de los 4 tipos que a continua-
ción se describen:

Relación en cadena. Es cuando el hecho (x), tiene un único antecedente (y), o sea,
(x) se producirá solo si se produce previamente (y), y que se produzca (y) es suficiente
para que se produzca (x). Esto se expresa gráficamente de la forma siguiente:
CAPÍTULO XVI

Ejemplo: Existencia de una Mezcla Inflamable.

P- ¿Qué tuvo que ocurrir para que existiera una mezcla inflamable?

816
R- Qué se utilizara para depositar el aceite (punto de inflamación 20000C) un depó-
sito con restos de gasolina (punto de inflamación 4000C) de un trabajo previo.

P- ¿Fue preciso que ocurriera otra cosa? No.

      


   


Relación de Conjunción. El hecho (x) requiere de la producción de más de un


hecho predecesor para que se produzca. Gráficamente se representa:

Ejemplo: Se produce un principio de incendio.

P- ¿Qué tuvo que ocurrir para que se produjera el principio de incendio?

R- Qué existiera una mezcla inflamable

P- ¿Tuvo que ocurrir otra cosa?

R- Qué incidieran sobre la mezcla partículas incandescentes

P- ¿Fue preciso que ocurriera otra cosa? No.


CAPÍTULO XVI

817
    
  
  
   

Relación de Disyunción. Varios hechos son independientes entre si pero tienen un


predecesor común, es decir, estos no se producirán sin la previa producción del hecho (y).
Gráficamente se representa:

Ejemplo: El trabajador desconoce la utilización de mezclas inflamables / En el ta-


ller no se delimitan las áreas.

P- ¿Qué tuvo que ocurrir para que el trabajador desconociera la existencia de mez-
clas inflamables?

R- Que nadie le informara, problema organizativo que permite la existencia de


riesgo.

P- ¿Qué tuvo que ocurrir para que en el taller no se delimitaran las áreas de riesgo?

R- Nadie se preocupa de esto, problema organizativo que permite la existencia de


riesgo.
CAPÍTULO XVI

P- ¿Fue preciso que ocurriera otra cosa? No

818
a) No se informa al trabajador
de desbarbado la existencia de
Organización deficiente una mezcla inflamable
que permite la b) No se delimitan en taller
existencia de riesgo áreas u operaciones con
riesgo

Independencia. Cuando se constata que un hecho (X) se hubiera producido in-


cluso si otro hecho (Y) no se hubiese producido. Gráficamente no están relacionados y se
representa:

Ejemplo: Ruedas lisas - Hielo

No existe ninguna relación entre ambos hechos

 

 

Por último, describiremos un ejemplo de árbol de causas de un accidente en el que


resultó un trabajador aplastado entre el camión y su remolque. De la investigación reali-
zada surge el siguiente diagrama de causas.

CAPÍTULO XVI

819







 





    


   
 





­

En el diagrama se observa que las causas inmediatas de accidente fueron que el


trabajador estaba entre el camión y el vehículo y que el camión retrocedió. Ante la pre-
gunta de por qué ocurrieron ambos hechos, vemos que existen elementos que dependen
del comportamiento del trabajador, los cuales pueden achacarse a mala formación, pero
también sin lugar a dudas hay una falta de control por los responsables que permiten
hacer operaciones sin cumplir las regulaciones de seguridad. En el análisis surge la pen-
diente del patio como una causa básica y el camión habitual averiado, lo que dificultaba el
enganche del remolque. Por tanto si se iba a ejecutar una operación no habitual deberían
haberse controlado por el responsable del área la aplicación de medidas adicionales de
seguridad. Es cierto que podemos responsabilizar al trabajador de haber cometido un
acto inseguro, pero como ya hemos analizado previamente, esta no es la mejor forma de
prevenir que se cometa otro accidente similar.

Nos queda enfatizar, que los objetivos preventivos de toda investigación, se al-
CAPÍTULO XVI

canzarán según seamos capaces de eliminar los factores de riesgo detectados. Cuando
eliminamos uno sólo de los antecedentes se eliminará, la cadena causal y por consiguiente
el que no ocurra otro evento similar, si nos proponemos evitar todos los accidentes pareci-
dos, es necesario eliminar todos los factores de riesgos (causas básicas) detectados.

820
Elementos Generales sobre Prevención y
Extinción de Incendios

CAPÍTULO XVII

821
1. Introducción.
Índice

2. Principios Generales.

3. La combustión y los factores que intervienen en la misma.

4. Factores de importancia a considerar en el análisis del riesgo de incendio.

5. Etapas del Incendio.

6. La Prevención de Incendios.

7. La Protección y Extinción de Incendios.

8. Explosiones.

9. El Plan de Emergencia de incendios y explosiones.


CAPÍTULO XVII

822
1. Introducción
El fuego es un fenómeno conocido por todos desde épocas muy remotas,
que ha contribuido en gran medida al desarrollo de la humanidad y de las dife-
rentes sociedades y que hasta nuestros días tiene múltiples campos de aplicación,
sobre todo en la transformación de energía. Sin embargo, por otro lado al ser una
energía poderosa la falta de control de la misma puede ocasionar grandes pér-
didas, tanto de vidas humanas como de bienes materiales. Frecuentemente con
los problemas del cambio climático y el auge que ha tomado la protección del
ambiente, estamos recibiendo información sobre grandes destrucciones de áreas
forestales por incendios que obligan a utilizar gran tiempo y recursos para su ex-
tinción con el consiguiente daño ecológico y económico. De la misma manera los
incendios en los centros de trabajo causan grandes pérdidas económicas y a veces
con un saldo de lesionados y fallecidos, sobre todo en aquellas actividades con
riesgo a este tipo de eventos. En nuestro caso el objetivo fundamental de este tema,
es orientar al personal de salud y seguridad del trabajo sobre elementos esenciales
que les permitan en su accionar diario, poder colaborar con los especialistas en la
materia en eliminar o minimizar el efecto adverso, que los incendios pueden oca-
sionar en los centros de trabajo donde prestan sus servicios.

En este tema posiblemente se tratará sobre el factor más antiguo dentro de


la salud y seguridad del trabajo, pero que en la actualidad presenta una gran diná-
mica y brinda múltiples alternativas al especialista para el manejo del riesgo. Has-
ta hace unos años la actuación de los encargados en las empresas de neutralizar
las pérdidas ocasionadas por los incendios estuvo dirigida hacia la extinción de los
mismos y podemos expresar que se le consideraba como el que tenía que ocuparse
de los medios extintores, el criterio general estimaba al especialista (bombero),
como el personal que ante un incendio procedía a apagar el mismo. El desarrollo
de la sociedad ha demostrado que en este campo igual que en cualquier otro, el
método preventivo sustentado en el establecimiento de sistemas de vigilancia y
programas de capacitación y divulgación, así como, el control mediante la inspec-
ción sistemática con un elevado nivel de exigencia, permiten alcanzar mejores re-
sultados. Por tanto, las acciones en la actualidad a planificar en este sentido, serán
CAPÍTULO XVII
preferentemente de tipo proactivo y son mucho más complejas, con alternativas
basadas en el principio preventivo de eliminar las causas de estos desastres. Todo
esto debe considerar el fundamento de establecer el mejor y el más económico mé-
todo de protección para cada situación en particular.

823
2. Principios Generales.
Ante todo, hay que expresar que para que cualquier plan tenga credibilidad
es imprescindible una activa participación y control de la “dirección de la empre-
sa”. Podemos afirmar que el riesgo a incendios está presente en cualquier actividad
y por tanto es necesario que preparemos técnicamente al personal para el enfren-
tamiento del mismo. Es fundamental para los dirigentes, especialmente los jefes
directos de la producción (supervisores) y el personal dedicado a la prevención
y extinción de incendios en las empresas, el conocimiento de algunos conceptos
y elementos básicos, hay que saber como se origina un fuego, los tipos de fuego,
como se pueden extinguir y el comportamiento ante estas situaciones de riesgo,
aspectos todos que le permitirán actuar con mayor efectividad en la eliminación
de las causas que podría originar un siniestro de este tipo e intervenir en su extin-
ción de forma oportuna y eficaz. El personal dirigente como en cualquier actividad
tiene que ser el promotor de estas acciones y el que más exija su cumplimiento, por
lo que esto representa en la protección de las instalaciones y la producción de la
que es “responsable”, así como, por el significado que la misma tiene en satisfacer
las necesidades de seguridad de la población vecina, pero además y ante todo, por
el daño a la vida y salud de los trabajadores que prestan sus servicios en el lugar.

El primer concepto a considerar por ser lo esencial que nos ocupa, es el de


“prevención y protección de incendios”, que lo concebimos como la “aplicación
de los conceptos científicos y técnicos para eliminar o reducir las causas de incen-
dios, explosiones y otros eventos afines, así como, la aplicación de las técnicas más
adecuadas para su rápida detección y extinción, con el objetivo de minimizar los
daños que puedan ocasionar a la salud y las pérdidas de vidas y/o bienes materia-
les”. Por tanto es imprescindible la actuación a dos niveles:

• El preventivo, evitando se inicie el incendio, mediante el establecimiento de


condiciones y métodos de trabajo seguros.
CAPÍTULO XVII

• El de protección, que consiste en evitar la propagación, reduciendo sus


consecuencias. En este nivel se utiliza la protección pasiva, que consiste en
el diseñar las instalaciones con este fin, así como la activa, al determinar las
acciones a ejecutar en caso de ocurrencia de un hecho de este tipo.

En la prevención de estos eventos los especialistas de las entidades existen-


tes o de las nuevas inversiones, deben considerar la necesidad de dirigir sus accio-

824
nes a la investigación técnica de los diferentes factores que inciden en la ocurrencia
de eventos de este tipo, lo cual les permitirá elaborar la estrategia de intervención
al respecto, garantizando el mayor grado de seguridad posible.

Entre los aspectos que deben evaluarse con esta finalidad encontramos los
siguientes:

1. La protección de las vidas humanas. Este es el factor fundamental y se


logra esencialmente con la disminución de los factores de riesgo, es de suma im-
portancia en caso de que se produzca un siniestro, el tener garantizado los planes
y vías de evacuación, así como, la asistencia médica primaria y secundaria a los
afectados.

2. Eliminación o minimización y control de las causas que generan los in-


cendios y explosiones, para lo cual deben regular y controlar, las exigencias reque-
ridas en los procesos tecnológicos, los tipos de instalaciones adecuadas para estos
procesos, el personal que debe participar en el mismo y otros aspectos que pueden
ser causa de un evento de este tipo.

3. Determinación de las necesidades de medios de extinción, tanto fijos


como portátiles, lo cual estará en función del tipo de sustancias que se manejen en
el proceso, de la tecnología, del tipo de edificaciones, etc.

4. El desarrollo del incendio y otros elementos que permitan su aislamiento,


lo cual estará determinado por el tipo de incendio y las posibilidades de propaga-
ción del mismo.

5. La existencia y/o necesidad de sistemas de detección y alarma y el estado


de mantenimiento de los mismos en los casos requeridos.

6. La disminución de los posibles daños mediante la implantación de las


regulaciones y una organización que limite el peligro. CAPÍTULO XVII
7. La capacitación y entrenamiento del personal en las técnicas de preven-
ción y extinción, así como, la divulgación masiva de estos aspectos.

825
3. La Combustión y Factores que Intervienen en la
Misma.
El fuego es consecuencia de un proceso que se produce durante las reaccio-
nes químicas de combustión (oxidación – reducción), liberándose gran cantidad
de energía. Como conocemos la mayor parte de las sustancias son en mayor o me-
nor grado combustibles, por lo que se necesita conocer los diferentes factores que
influyen en el incendio, para facilitar el trabajo de prevención y extinción de estos
fenómenos. En un evento de este tipo se produce una reacción que es muy rápida,
con desprendimiento de luz y calor. Dicha combustión necesita para iniciarse de 3
factores: el combustible, el comburente y una energía de activación, o sea lo que se
describe mediante el denominado “triángulo del fuego”. Con el avance de la cien-
cia, se descubre que en el proceso del fuego existe un componente adicional, que
es la denominada reacción química en cadena, que modifica el concepto conocido
del fuego y establece la diferencia entre fuego con presencia de llamas (teoría mo-
derna o tetraedro) y fuego incandescente (teoría antigua o triángulo). O sea, que
para que el fuego se mantenga es necesaria la existencia de otro factor, una energía
suficiente para mantener “la reacción en cadena”, dando lugar al comportamiento
descrito como “tetraedro del fuego”.

El inicio de un incendio sólo necesita que una sustancia calentada o no,


CAPÍTULO XVII

desprenda vapores que formen una mezcla, la cual ante una fuente de ignición
(chispa) puede arder. En este proceso de combustión se producen radicales libres
o iones y calor, los que pueden volver a reaccionar sucesivamente con el oxígeno
del aire. Este proceso es al que se denomina “reacción en cadena” y se produce
cuando la cantidad de calor desprendido es elevada y el combustible continúa
descomponiéndose y generando vapores que al mezclarse con el oxígeno del aire
se inflaman incrementándose el incendio. Por tanto, el proceso consiste en que
partiendo de una reacción inicial, se producen combustiones sucesivas que es la

826
denominada reacción en cadena. En el caso de los combustibles sólidos, estos al
ser calentados reaccionan en contacto con el oxígeno del aire sin producirse vapo-
res por lo que no se produce la reacción en cadena y es lo que observamos como
“cuerpos incandescentes”.

A continuación vamos a describir cada uno de los factores que componen


el “tetraedro del fuego”:

Combustible. Toda sustancia susceptible de combinarse con el oxígeno de


forma rápida y exotérmica. Estos pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos y sólo
queman en fase de gaseosa, por lo que los sólidos necesitan previamente un aporte
de energía que los lleve a ese estado.

Comburente. Toda aquella mezcla de gases donde el oxígeno está en pro-


porción suficiente para que en su seno se produzca la combustión. El comburente
más común en los incendios es el aire por el contenido de oxígeno que posee.

Energía de Activación. Es la mínima energía suficiente para que se inicie


la reacción y dependerá de la naturaleza del combustible y de las condiciones de
manipulación del mismo.

Reacción en Cadena. Proceso que permite la propagación del incendio,


siempre que se mantenga una energía de activación suficiente y una mezcla ade-
cuada.

La reacción general que se produce durante la combustión es la siguiente:

Combustión Completa:
C(Carbono) + O2 CO2 + H2O + calor + luz
CH4 + 2O2 = CO2 + 2H2O + calor + luz
Combustión Incompleta: CAPÍTULO XVII
CH4 + O2 CO2 + CO + C (humo) + H2O + calor + luz

Para que se produzca una combustión completa es necesaria la existencia


de oxígeno suficiente que permita la transformación del combustible. En la com-
bustión incompleta, la cual está también presente en los incendios, se produce
gran cantidad de humos y monóxido de carbono, que son factores de riesgo que

827
en los incendios pueden ocasionar grandes daños a la salud, tanto a las personas
atrapadas en el lugar como al personal (bomberos) de rescate. La reacción de com-
bustión es imposible si no se presentan los 3 factores del triángulo, por lo que la
prevención de estos eventos se basará en eliminar uno de sus componentes. En
general esta reacción se basa en la presencia del oxígeno del aire, pero existen com-
puestos que lo contienen como la nitroglicerina, el nitrato de amonio y otros, que
sólo necesitan de calor para combustionar. Existen otros combustibles o materiales
inflamables que no tienen que reaccionar con el O2 para incendiarse, tal es el caso
del cloro, que puede reaccionar con el hidrógeno generando el proceso siguiente.

H2 + Cl2 = 2 HCl + calor + luz

Como se puede observar la posibilidad que un material entre en combus-


tión y se queme, dependerá de sus propiedades físicas y químicas. En general po-
demos afirmar que los materiales son inflamables únicamente en estado de vapor,
son pocos los sólidos y líquidos que arden directamente ante una fuente de igni-
ción. De aquí la importancia del conocimiento de la capacidad de los materiales
de formar vapores y de la temperatura a que se inflaman. Como la capacidad de
formar vapores está determinada por la temperatura, podemos afirmar que sin
calor y sin una fuente de ignición cualquier material inflamable puede utilizarse
con plena seguridad.

4. Factores de Importancia a Considerar en el


Análisis del Riesgo de Incendio.
Temperatura de inflamación (Flash point)

El punto de inflamación de una sustancia es un elemento de suma impor-


tancia para el análisis del riesgo, como hemos visto la existencia de vapores facilita
la posibilidad de iniciar el fuego. Definiremos este parámetro como la menor tem-
CAPÍTULO XVII

peratura a la que se produce el vapor suficiente que mezclado con el aire forma
una mezcla, que mediante el aporte de una energía de activación es capaz de en-
trar en ignición y producir una llama. Ejemplos de este parámetro en combustibles
pueden ser:
Kerosene 37.8 0C

Gasolina - 42.75 0C

828
Sobre la base de este indicador se clasifican los materiales en combustibles
o inflamables. Las clasificaciones utilizadas en Europa y en Estados Unidos son
diferentes (Tabla 1), por lo que debe considerarse cuál es el criterio empleado para
evitar confusiones con el etiquetado.

Tabla 1. Clasificación de los materiales según grado de combustibilidad.


EUA (OSHA) EUROPA (UE)
Clase I Inferior a 37.8O C Extremadamente Inflamable Inferior a 0O C
Clase II Entre 37.8 y 60O C Altamente Inflamable Entre 0 y 21O C
Clase III Entre 60 y 93.3O C Inflamable Entre 21 y 55O C

Temperatura de ignición o de auto inflamación (fire point).

Es la temperatura más baja a la que una sustancia combustible en presencia


de aire puede entrar en combustión espontánea sin presencia de una energía de
activación externa. La temperatura de ignición se refiere tanto a sólidos, líquidos,
gases y vapores y está en dependencia del calor suministrado a la sustancia tan-
to por convección, conducción o radiación en que pueda alcanzarse la ignición
espontánea. Este es un parámetro que debe considerarse sólo como orientador
ya que puede variar sustancialmente al cambiar las condiciones. En el caso de
los combustibles sólidos dependerá del régimen de corriente de aire, del calenta-
miento y del tamaño del sólido, mientras que en los gases y vapores intervienen
muchos más factores, entre los que se encuentran, la concentración de la mezcla,
la forma y tamaño del espacio donde se produce la ignición, el régimen y duración
del calentamiento, tipo y temperatura de la fuente y otros. A continuación se brin-
dan algunos ejemplos de sustancias con sus temperaturas de ignición.

Gasolina 371 °C

Acetileno 335 °C CAPÍTULO XVII


Propano 466 °C

Metano 537 °C

829
Combustión espontánea.

Es la que se produce cuando sustancias que son malas conductoras del ca-
lor, se calientan internamente, elevándose la temperatura hasta autoinflamarse o
lo que es lo mismo alcanzar el punto de ignición. Este comportamiento de la sus-
tancia o sea el proceso de calentamiento puede estar determinado por reacciones
que generen calor o por reacciones bacteriológicas.

Límites de inflamabilidad.

Es necesario para que se produzca la ignición que exista una mezcla de


combustible - comburente adecuada. Esta mezcla inflamable comprende una esca-
la variable de porcentaje de gases o vapores y oxígeno del aire que es propia para
cada combustible. Estas proporciones se encuentran en un rango, por lo que se han
determinado los límites extremos dentro de los que puede producirse la combus-
tión. Existe por tanto un limite superior de inflamabilidad y un limite inferior, por
lo que cuando las mezclas se mantienen por encima o por debajo de los mismos,
estamos eliminando el riesgo del incendio o explosión. Estos límites se expresan
en % de volumen de la sustancia en mezcla con el aire y en general el límite infe-
rior es el más importante para el control del riesgo. Un ejemplo del valor de cono-
cer esta característica de la sustancia, es que un tanque vacío de un solvente es más
peligroso por la mezcla que se forma en su interior que un tanque lleno, por lo que
se han producido múltiples accidentes al soldar estos tipos de envases vacíos sin
previamente tomar las medidas pertinentes. Conocer los límites de inflamabilidad
de las sustancias es esencial en la prevención de estos eventos, ya que para que se
produzca la ignición se requiere que la mezcla se encuentre dentro del rango esta-
blecido (mezcla óptima) para cada sustancia.

Peligrosidad del combustible.


CAPÍTULO XVII

El peligro del combustible después que se ha inflamado está determinado


por diferentes factores como son los siguientes:

Poder calorífico. Es la cantidad de calor que puede emitir el combustible


por unidad de masa cuando sufre la combustión completa (Mcal/Kg.).

830
Reactividad. Es la capacidad que tienen algunos combustibles de producir
reacciones de gran potencial energético y que en ocasiones pueden ser ex-
plosivas por si mismos o al combinarse con otros.

Toxicidad. Combustibles que en su combustión pueden emitir humos y ga-


ses de gran toxicidad que dificultan la evacuación y extinción del incendio.

Velocidad de combustión. Esta determinada por la cantidad de combustible


consumida por unidad de tiempo en condiciones dadas. Es mayor mientras
disminuye su compactación.

Velocidad de propagación. Consiste en la velocidad superficial de las lla-


mas en un combustible y refleja la capacidad de extensión y propagación
del incendio. Sólo se aplica a los combustibles sólidos y en particular a los
utilizados en revestimientos.

Focos de ignición.

La existencia de la energía calorífica es indispensable para que se inicie el


fuego y por consiguiente es importante que el especialista sea capaz de identificar
los diferentes focos de ignición presentes en el ambiente laboral. Algunos autores
han clasificado las fuentes de energía en diferentes categorías, Sax (1979) describe
cuatro categorías básicas que son las siguientes:

1. Calor generado por reacciones químicas.


2. Calor generado por energía eléctrica.
3. Calor generado por energía mecánica.
4. Calor generado por reacciones nucleares.
Aunque en esta clasificación todos los grupos son fuentes de calor, desea-
ríamos agregarle un grupo práctico que pudiéramos denominar como térmicas,
CAPÍTULO XVII
muy frecuentes en los ambientes de trabajo y en el que incluimos a las llamas
abiertas, las superficies calientes y la radiación solar.

Según estadísticas de las causas de incendios, encontramos entre las más


frecuentes en orden decreciente, las llamas abiertas, las superficies calientes, la

831
energía eléctrica, los medios de fumar y la ignición espontánea. Se incorporan a es-
tas causas el orden y limpieza y los sucesos provocados. Esta información debe di-
rigirnos en la práctica a buscar identificar los focos relacionados con estas causas.


   
 





 


 








 
  

5. Etapas del Incendio.


Podemos afirmar que un fuego comienza por el calor producido por una
fuente que puede transmitirse, ya sea por conducción, convección o radiación (Fi-
gura 2) a materiales que pueden entrar en combustión. De esta forma se desarrolla
un proceso (incendio) que puede separarse por sus características en 3 etapas o
fases, la ignición, la propagación y las consecuencias (Figura 3). Esta división per-
mite desde el punto de vista teórico, de acuerdo con los diferentes eventos que se
desarrollan, analizar las acciones que sería necesario planificar en cada una para
eliminar o minimizar el riesgo y sus consecuencias.
CAPÍTULO XVII

832
• La ignición será el producto de la acción de los diferentes componentes
del tetraedro del fuego para producir la inflamación del combustible. Es
imprescindible en esta etapa que se eliminen las condiciones de que exista la
energía de activación necesaria y un foco de ignición que aporte la misma.

• La propagación será la evolución del incendio en espacio y tiempo. En función


del tiempo los combustibles líquidos y gaseosos son mucho más peligrosos ya
que pueden propagarse en un orden de segundos. En cuanto al espacio existen
dos tipos de propagación, la horizontal y la vertical, según se produzcan en el
mismo nivel o a diferentes niveles, lo que está determinado por el diseño y las
características estructurales de las edificaciones.

• Las consecuencias de un evento de este tipo es su etapa final y siempre causarán


daños humanos y/o materiales, dependiendo el grado del daño a las personas
fundamentalmente de la dificultad que pueda presentarse para la evacuación
del lugar.

6. La Prevención de Incendios.
Esta técnica consiste en la aplicación de todas aquellas medidas tendentes a
CAPÍTULO XVII
evitar la ocurrencia de un incendio, las cuales se basan en actuar sobre los factores
que forman parte del tetraedro, ya sea de forma individual o combinada. Por tan-
to, tenemos que pensar siempre en los métodos que debemos aplicar para eliminar
o actuar sobre cada uno de estos elementos (Figura 4).

833
   
  

  

 
 
  

    
   

  
• Actuación sobre el combustible.

Aunque a veces existe la posibilidad de cortar el flujo del combustible, es en


general imposible eliminarlo, ya que en muchas ocasiones el mismo es parte del
proceso tecnológico en cuestión. Sin embargo, se pueden aplicar procedimientos
que eviten la formación de mezclas inflamables, sustituir el producto, disminuir
las cantidades a utilizar, hacer un buen manejo de los desechos peligrosos, diseñar
sistemas de ventilación y extracción, almacenaje y transporte seguro, etc.

• Actuación sobre el comburente.

Es la aplicación de técnicas dirigidas a sustituir el comburente o a separar


este del combustible. La eliminación del O2 solo puede hacerse en casos especiales
en reactores, tuberías, tanques, etc., mediante la utilización de gases inertes como
el CO2. N2 o Argón, a esta operación se le denomina como inerciado.

Las técnicas de prevención y extinción se basan en suprimir o controlar


uno de los 4 factores del fuego, el más fácil de eliminar.
CAPÍTULO XVII

• Actuación sobre la energía de activación.

Se basa en eliminar el calor o las fuentes de ignición que puedan aportar


la suficiente energía para inflamar el combustible. Es importante recordar que la
energía requerida por un gas o vapor inflamable es muy baja (0.5 mJ o menos) y se
encuentra presente en diferentes actividades diarias. Este es el aspecto más impor-
tante para la prevención del incendio, pues con medidas, en ocasiones elementales

834
se pueden evitar serias desgracias. Entre las medidas que debemos controlar está
la existencia de instalaciones eléctricas seguras, la prohibición de fumar, el uso de
herramientas antichispas, permisos especiales de trabajo con llamas abiertas, uso
de la puesta a tierra, el uso de calzado adecuado para evitar riesgo de electricidad
estática, etc.

• Actuación sobre la reacción en cadena.

Significa el impedir la formación de la combustión en el combustible me-


diante la adición de compuestos que dificulten el proceso, en esto tenemos los
casos de los tejidos ignífugos, agregar antioxidantes a plásticos, etc.

Existen medidas preventivas de actuación sobre los diferentes elementos


que componen el tetraedro, algunas de la cuales se exponen en la tabla 2.
Tabla 2. Algunas medidas para la prevención del incendio.
COMBUSTIBLE COMBURENTE E. ACTIVACIÓN R. CADENA
Sustituyéndolo Manteniendo atmósferas Actuando sobre los focos Introduciendo productos
Eliminándolo pobres en oxígeno. de ignición. que inhiban la reacción en
Ventilando Eliminando el oxígeno. Prohibición de fuegos, cadena.
Refrigerando chispas y llamas, Ignifugación.
sustitución de herramien-
Recubriéndolo con
tas, etc.
materiales incombustibles
Reduciendo la cantidad al
mínimo imprescindible

6.1. La Evaluación del Riesgo.

Como en todas las evaluaciones, evaluar el riesgo de incendio significa de-


terminar la magnitud del mismo, en base a la probabilidad que el evento se mate-
rialice y de las consecuencias o el daño que puedan ocasionar, ya sean humanos o
materiales.
RI = Probabilidad x Consecuencias CAPÍTULO XVII
Lo primero que debemos determinar es la probabilidad, la cual dependerá
de la coincidencia en espacio y tiempo del combustible, con un foco de ignición
que posea la energía suficiente para iniciar el incendio. En el caso del combustible
hay que considerar el tipo de combustible, las diferentes características de los mis-
mos, que los definen como más o menos peligrosos y que se analizan en este tema,

835
así como su manejo. De la misma manera es necesario identificar la existencia de
focos de ignición que puedan ser origen de estos sucesos, ya sean de carácter tér-
mico, mecánico, eléctrico y químico y la capacidad del foco de causar el incendio.

Una vez conocidas las probabilidades, procede determinar las consecuen-


cias que pudiera ocasionar el incendio, o sea, los daños materiales o personales
que el mismo pudiera producir. Este análisis debe considerar las condiciones exis-
tentes para el caso de que una vez iniciado el incendio, el mismo no pueda pro-
pagarse magnificando los daños. Por consiguiente este factor estará determinado
por las medidas de protección pasivas y activas existentes en la instalación para
evitar el inicio y la propagación del incendio, minimizando los daños que puedan
ocasionar.

En la evaluación del riesgo al incendio se utilizan diferentes listas de che-


queo, que tienen como objetivo identificar la situación existente en lo referente a
los factores de riesgo que pueden facilitar la materialización del incendio, como
son, el manejo del combustible, los posibles focos de ignición presentes, las carac-
terísticas constructivas de las instalaciones, los medios de protección, las posibi-
lidades de evacuación y otras características especificas del lugar que se está con-
trolando. Mediante estas listas se evalúa cualitativamente el cumplimiento de los
requisitos legalmente establecidos y cuando se les asigna un valor a cada aspecto
pudiera llegarse a tener una evaluación cuantitativa de la situación analizada. En
el caso que desarrollemos una evaluación de esta forma habría que establecer las
magnitudes o criterios de riesgo.

Una vez identificados los factores de riesgo, se pueden aplicar diferentes


metodologías existentes para evaluar la magnitud del riesgo. La razón de que in-
ternacionalmente se empleen varias metodologías, se debe esencialmente a los
múltiples factores que intervienen en estos eventos y el fin que se propusieron sus
autores. Debemos recordar que estos métodos, como todos los métodos generales,
han surgido de experiencias de un grupo de investigadores, que lo han aplicado
CAPÍTULO XVII

en lugares con determinadas características y con un objetivo particular, por lo


que siempre hay que considerar las condiciones específicas del lugar y el objetivo
que deseamos lograr, seleccionando el más adecuado. Por supuesto en algunos
países está normalizado un método especifico y en estos casos hay que emplear el
legalmente establecido, sirviéndonos de los demás como elementos orientativos.
Hay que expresar que la mayoría de los métodos existentes evalúan solamente la
magnitud de las consecuencias derivadas del incendio, y no tienen en cuenta la
probabilidad de inicio del incendio. Particularmente considero que esto se debe a

836
que estos métodos en la economía de mercado están muy relacionados con el pago
del seguro, sin considerar el aspecto preventivo, o sea, la probabilidad del inicio
del incendio. En este contexto sólo queda enfatizar que en cada país los especia-
listas deberán basar sus evaluaciones en los métodos y normas contra incendios
aprobadas, pues como se puede observar internacionalmente no existen criterios
unificados en estas regulaciones.

Entre algunos de los métodos más utilizados en Europa encontramos los


siguientes:

Método de Gretener. Es el método más utilizado en España, evalúa cuan-


titativamente el riesgo de incendio, tanto en construcciones industriales como en
establecimientos públicos. El método calcula el riesgo potencial de incendio, que
está determinado por los factores de riesgo presentes y los medios de protección
existentes. Partiendo de este criterio se calcula el riesgo efectivo y se fija un riesgo
de incendio aceptable, teniendo en cuenta el peligro para las personas, Por último
se valora el nivel de seguridad, en suficiente o insuficiente, considerando la razón
entre el riesgo efectivo y el aceptable.

Método de Gustav Purt. Este método puede considerarse una derivación


simplificada del método Gretener.

Método α. Este método determina la resistencia de estabilidad para un sec-


tor y tiene como objetivo evaluar el confinamiento de las consecuencias del incen-
dio, pudiera expresarse que evalúa el aislamiento del mismo.

Método de los Coeficientes k. Es un método similar al anterior que evalúa


la resistencia – estabilidad en un sector, aunque se considera más preciso.

6.2. Clasificación de las instalaciones según el peligro de


incendio.
CAPÍTULO XVII
La clasificación del peligro de incendio en una instalación se define anali-
zando el tipo de producción y las sustancias que se emplean en la misma. Es impor-
tante enunciar que existen normas que clasifican el proceso tecnológico de acuer-
do con el riesgo de incendio y explosión, estableciéndose en función de la misma
los requerimientos preventivos que deben cumplirse en cada tipo de instalación,
tanto en lo referente al diseño como a los materiales a emplear. Las exigencias de

837
resistencia al fuego en las instalaciones y la aplicación de la construcción de muros
cortafuegos, así como, la distancia entre las edificaciones, estará determinada por
el riesgo que presenta el tipo de producción que se realiza en las mismas. Estas se
clasificarán en función de la producción más peligrosa, exceptuándose los casos
en que el área en que se ejecute la actividad sea menor que el 10% de la instalación
y estén establecidas condiciones que eviten la propagación del incendio. Cuando
por necesidades de tipo tecnológico es obligatorio situar en edificaciones con otros
usos, procesos con peligro de incendio, se realizará de la manera siguiente:

• En edificios de una planta se ubicarán en locales que al menos tengan una


pared al exterior.

• En edificios de varias plantas, en el perímetro del piso superior y con el entrepiso


incombustible.

6.3. El Grado de Resistencia al Fuego.

Todos los materiales utilizados en la construcción de las edificaciones o


equipos son combustibles, aunque por supuesto este proceso no se desarrolla en
todos de manera similar. Esta característica es de suma importancia en la preven-
ción y protección, por lo que debe ser considerada en el diseño o modificación de
cualquier proceso tecnológico para garantizar su seguridad y minimizar los efec-
tos adversos del evento.

Los materiales según sus características pueden clasificarse en tres grupos


de acuerdo a su “grado de combustibilidad”, o sea, al tiempo que demoran en que
se desarrolle el proceso de combustión, aunque existen otras clasificaciones.

Incombustibles. Aquellos que en un tiempo determinado y bajo la influen-


cia del fuego o la alta temperatura, no se inflaman, no se consumen y no se car-
CAPÍTULO XVII

bonizan. Ej. Todos los materiales inorgánicos naturales y artificiales, así como los
metales que se utilizan en la construcción.

De poca combustión. Aquellos que en un tiempo determinado y bajo la


influencia del fuego o de alta temperatura, con dificultad se inflaman, consumen o
carbonizan, y continúan el proceso, sólo deteniéndose cuando se separa la fuente
de calor. Ej. Piezas de yeso, hormigón, arcilla, madera tratada y otros.

838
Combustible. Aquellos que en un tiempo determinado y bajo la influencia
del fuego o de alta temperatura, se inflaman o consumen y continúan el proceso
aún después que se retira la fuente de calor. Ej. Los materiales orgánicos no some-
tidos a tratamiento ignífugo.

De acuerdo a este principio es que determinamos el grado de resistencia


al fuego de una instalación, existen cinco grados que estarán determinados por el
tiempo que transcurre desde que comienza la combustión hasta que se produce la
falla de la estructura, controlándose los requerimientos de estabilidad, integridad
y aislamiento. En diferentes documentos técnicos se brinda información sobre las
características de los elementos y materiales constructivos.

EL GRADO DE RESISTENCIA AL FUEGO LO DETERMINA EL “GRADO DE


COMBUSTIBILIDAD” DE LOS MATERIALES CONSTRUCTIVOS EMPLEADOS.

Es necesario aclarar que la resistencia al fuego de todos los componentes


de una edificación no tienen que ser similares. Además es importante conocer que
la resistencia al fuego de un material no necesariamente determina su comporta-
miento ante el fuego, ya que la resistencia al fuego de las planchas de hierro aun-
que no sean combustibles es pequeña, pues pierden sus propiedades mecánicas
ante las altas temperaturas. Es muy frecuente en edificaciones de instalaciones
industriales, encontrarnos con estructuras de acero; el cual cuando los cimientos
o columnas de estos adquieren la temperatura de 500 0C, pierde sus propiedades
mecánicas, no aguanta el peso que tiene que soportar y la estructura se derrumba.
Por ello, las estructuras de acero se suelen proteger con materiales aislantes como
el hormigón.

Como conclusión de este análisis podemos afirmar que una edificación se


considera que posee una estructura incombustible, cuando los materiales de la
misma pueden arder hasta consumirse sin que se produzca derrumbe.

6.4. Elementos Cortafuegos CAPÍTULO XVII


Es un elemento constructivo de prevención de incendios, consideramos en-
tre los mismos a los muros o paredes y los entrepisos de las edificaciones (Figura
5), los que son importantes ya que nos permiten limitar o no permitir la propaga-
ción del siniestro. Es un tipo de medida que puede ser aplicada en instalaciones
ya existentes cuando en su diseño no fueron concebidas. En todos los casos deben

839
ser de materiales incombustibles, con el grado de resistencia que especifiquen las
regulaciones vigentes y diseñadas de forma que aunque se produzca un derrumbe
parcial se garantice su estabilidad. En ocasiones es necesario pasar conductos a
través de los mismos, para lo cual debe garantizarse el sellaje de estos en función
de mantener el grado de resistencia exigido. Se recomienda el uso de estos elemen-
tos en los casos siguientes:

• División de grandes instalaciones industriales.

• División de industrias con procesos tecnológicos diferentes.

• División de almacenes de combustibles y áreas comerciales.

• División de almacenes de combustibles.

• Cuando se desea disminuir distancias entre edificaciones.


 
 




 


 
     



 

CAPÍTULO XVII

7. La Protección y Extinción contra Incendio.


La protección contra incendios consiste en el conjunto de medidas técnicas
que debemos aplicar con la finalidad de paliar los efectos producidos por el incen-
dio. Sin lugar a dudas, como en todos los riesgos presentes en un ambiente laboral,
este es en la práctica difícil de eliminar, por lo que tenemos que prepararnos para

840
la lucha contra el suceso. Es de importancia la capacitación sistemática del perso-
nal en estos aspectos, pues la intervención de personal sin adiestramiento en estos
casos puede ser fatal, la existencia de una Brigada contra Incendios bien prepara-
da garantiza el éxito inicial de estas acciones. Las medidas de protección estarán
dirigidas esencialmente a la protección de las estructuras, la detección y alarma,
la evacuación y la extinción. Cuando el sistema de prevención falla y se genera el
incendio, es necesario adoptar las acciones que nos permitan evitar su propaga-
ción y en consecuencia minimizar los daños. Ante un evento de este tipo, dichas
acciones se resumen en tres categorías diferentes, tenemos que ser capaces de:
• Detectar
• Evacuar
• Extinguir.

CAPÍTULO XVII

841
7.1. Detección del Incendio

Esta fase del problema consiste en descubrir, localizar e informar con la


mayor brevedad posible el evento, para lo cual necesitamos establecer un sistema
adecuado de vigilancia (Figura 6). De esta forma logramos pasar a la extinción y
evacuación de las personas en el momento oportuno, antes que la magnitud del
mismo ocasione mayores dificultades para las acciones de extinción y genere con-
secuencias más graves a personas e instalaciones. Por tanto es posible afirmar que
de la rapidez de la detección dependerá el éxito del plan de emergencia contra
incendios.

La forma tradicional de la detección era mediante la vigilancia que efec-


tuaban los guardias de protección de las instalaciones, este método que aún se
continúa utilizando en muchos lugares, aunque está demostrado que es ineficaz,
sobre todo en instalaciones con alto riesgo por el tipo de proceso o con dificultades
para la evacuación de las personas. En la actualidad la tendencia es a utilizar los
sistemas automáticos que permiten una vigilancia permanente y por tanto comen-
zar los trabajos de extinción en el momento oportuno. El diseño y montaje de estas
instalaciones es complejo y costoso y tienen que ser proyectados por especialistas
de la materia para que sean eficaces y no malgastar recursos. Otro aspecto de im-
portancia que limita su empleo en los países en desarrollo, son las posibilidades de
mantener el sistema en buen estado técnico, lo que limita sus ventajas. En general
en las grandes instalaciones se emplean ambos métodos al unísono y es la opción
que consideramos más práctica y efectiva. En aquellos centros de trabajo más pe-
queños donde siempre existen personas en sus diferentes instalaciones, salvo que
la tecnología que se utilice lo demande, consideramos que no se deben poner siste-
mas automatizados por el costo inicial y las exigencias del mantenimiento.
   



 
 

 
  
   

CAPÍTULO XVII

­





 
  


 

€

­  



  
 
 

  
 
 
 € 

  

 
  



842
En general los sistemas automáticos se clasifican según el tipo de detector
o sensor que controla un fenómeno físico o químico del incendio, de forma que
cuando se presenta emite una señal al centro de control y pueden también activar
los sistemas de alarma y extinción. Los diferentes tipos de detectores existentes se
describen en la figura 7. La selección del tipo más adecuado a utilizar depende de
las características del posible incendio y de su evolución en el tiempo, en la tabla
3 se brinda un criterio de la eficacia de los diferentes tipos de detectores ante las
clases de incendios, la que puede ser útil para su selección.

Tabla 3. Eficacia del detector según tipo de fuego


Tipos de Fuegos
Tipo de Detector
A B c
Gases (Iónicos) ALTA ALTA MEDIA
Óptico de Humos ALTA BAJA MEDIA
Temperatura Fija BAJA ALTA BAJA
Termovelocimétrico MEDIA ALTA BAJA
Ultravioleta BAJA ALTA ALTA
De llamas
Infrarrojo BAJA ALTA BAJA

7.2. Extinción del Incendio.

Como ya hemos visto para que se genere y se mantenga un fuego es nece-


saria la coexistencia de los cuatro elementos que componen el tetraedro del fuego.
Por tanto, para lograr la extinción del mismo basta con eliminar uno o más de
ellos. Una vez presente el fuego no queda más remedio que accionar sobre el mis-
mo, para lo cual tenemos que plantearnos dos interrogantes:

¿Es posible apagar fácilmente el incendio?

¿En caso de que no sea fácil, podemos detener su propagación?


CAPÍTULO XVII
En cualquier caso para lograr una respuesta adecuada a estos objetivos,
podemos accionar de diferentes formas, las que estarán determinadas por el factor
que se desee eliminar, lo cual está en dependencia del tipo de combustible presen-
te y de la técnica más factible. Los métodos generales de extinción que se aplican
son los siguientes:

843
• Sofocación. Consiste en actuar sobre el comburente, ya sea eliminando el aporte
de oxígeno cubriendo el combustible con un material de difícil combustión, o
reduciendo la cantidad de oxígeno mediante aplicación de gases inertes.

• Eliminación. Consiste en actuar sobre el combustible, eliminando el flujo de


combustible a la zona del fuego y retirando todo combustible existente en las
proximidades.

• Enfriamiento. Consiste en actuar sobre la energía de activación, eliminándola


y deteniendo la reacción en cadena, para lo que se utilizan sustancias que
absorban dicha energía como es el caso del agua.

• Inhibición. Neutralización de los radicales libres que provocan la reacción en


cadena, para lo que se utilizan sustancias cuyos radicales libres se combinan
con los radicales producidos en la combustión y rompen la reacción en cadena.

Un elemento de gran importancia a considerar en la extinción, es la evolu-


ción del incendio en función de los tipos de materiales que participan en el proceso
de combustión. De acuerdo con el material dependerá el tiempo de propagación,
así como, los productos que se generan en la combustión, todo lo cual es esen-
cial para determinar el riesgo a que se expone el personal y las posibilidades de
acciones para su extinción. Como se puede observar en la figura 9, el tiempo de
CAPÍTULO XVII

evolución del incendio en los materiales gaseosos y líquidos, es mucho más rápido
que en los materiales sólidos, por lo que el procedimiento de intervención y las
técnicas de extinción y evacuación deben considerar esta característica.

Otro elemento que debemos observar en esta parte del proceso es el color
del humo generado en la combustión, lo que puede ser un indicador que nos per-
mita identificar el tipo de materiales en combustión, así como del peligro por los
productos de la misma, pudiendo planificar las acciones con una mayor efectivi-

844
dad y seguridad para el personal. En general se pueden presentar las situaciones
siguientes:

• Blanco o Gris Pálico


Indica que existe una buena combustión, se están consumiendo libremente
los combustibles, con suficiente oxígeno y buen desprendimiento de vapores de
dicho combustible.

• Negro o Gris Oscuro


Se está produciendo una combustión incompleta por falta de oxígeno alta-
mente caliente o lugares cerrados, en presencia de una corriente de aire será emi-
nente una explosión o se trata de incendios en hidrocarburos

• Amarillo, Rojo, Violeta o Verde


Indica que se están generando gases tóxicos mortales.

CAPÍTULO XVII
7.2.1. Tipos o clases de Incendios

Existen diferentes clasificaciones de incendios, las más utilizadas son la eu-


ropea (UE) y la norteamericana (NFPA), que aunque son parecidas no son simila-
res. Es importante el identificar la clase de fuego, ya que el proceder para su con-

845
trol en todos los casos dependerá del tipo de fuego presente y por supuesto que
los medios a utilizar operativamente estarán determinados por aquellos que sean
más idóneos para la extinción de la combustión que se desarrolla. En este tema no
vamos a pronunciarnos a favor de ninguna de las dos clasificaciones más emplea-
das internacionalmente, sólo recomendamos que cada especialista aplique la que
legalmente está establecida en el país, aunque pueden analizar los criterios que en
el tema se brinda al respecto.

En el caso de la Unión Europea (Tabla 4) se clasifican de la manera siguiente:

• Clase A. Fuegos de materiales sólidos comunes, generalmente de tipo orgánico


y cuya combustión normalmente se produce con formación de brasas. Ej. Papel,
madera, plásticos, tejidos, etc. En estos casos suele aplicarse agua a chorro o
pulverizada.

• Clase B. Fuegos de líquidos y sólidos de bajo punto de fusión. Ej. Etanol,


metanol, gasolina, parafina, etc. En estos incendios puede aplicarse el CO2,
polvos químicos secos, espuma y líquidos vaporizantes. El agua en estos casos
sólo debe ser aplicada por personal profesional.

• Clase C. Fuegos de gases. En estos casos pueden utilizarse espumas y polvos


químicos secos.

• Clase D. Fuegos de metales y compuestos químicos reactivos. Ej. el sodio, el


magnesio, el catalizador de níquel finamente dividido y otros. Se recomienda
utilizar polvos inertes como la arena seca, la ceniza de sosa o la caliza, no
debiendo utilizar nunca agua, CO2, o cualquier extintor de líquido vaporizado.

• Fuegos Eléctricos. Los “incendios denominados eléctricos” en realidad no


constituyen una clase independiente sino que se incluyen en las A, B, C o D,
cuando estos se producen en presencia de corriente eléctrica, aunque existen
CAPÍTULO XVII

quienes los clasifican como un grupo independiente por las características


particulares que se presentan. Mientras no se haya interrumpido la corriente
eléctrica nunca podrá utilizarse la espuma o el agua como agentes extintores
en estos fuegos. El conocer la clase de incendios determina un proceder más
eficaz y seguro en la extinción, al utilizar el medio extintor adecuado, ya que en
ocasiones la aplicación de un medio equivocado puede ocasionar mayor daño.

846
En la tabla 4 se exponen los tipos de incendios con ejemplos de los materiales
que los generan.
Tabla 4. Clases de incendios y materiales que los producen según UNE 20010/76
Materiales Clase de Incendio

Sólidos con brasas Madera, papel, telas, corcho, cartón, caucho, etc. A

Liquidos inflamables y sólidos Gasolina, petróleo, aceites, grasas, pinturas, barni-


B
licuables ces, disolventes, gasoil, alcohol, cera, etc.

Gases inflamables Propano, butano, metano, gas ciudad, acetileno, etc. C

Metales y productos químicos


Magnesio, titanio, sodio, potasio, uranio, etc. D
reactivos

Cualquiera de los anteriores con presencia de


Fuegos Eléctricos
corriente eléctrica


Como ya hemos mencionado existe otra clasificación empleada en la ma-


yoría de los países de América. Esta clasificación es la utilizada por la OSHA y la
NFPA, que son las agencias norteamericanas de inspección de salud y seguridad y
de protección contra incendios. La clasificación utilizada es parecida a la anterior,
pero en la misma se incluye un grupo para los fuegos eléctricos. En la tabla 5 se
describe esta clasificación y los medios extintores adecuados.

7.2.2. Agentes Extintores

Por supuesto que cualquier procedimiento que apliquemos para la extin-


ción del incendio necesita utilizar un “agente extintor”, que son las sustancias que
basándonos en los métodos ya descritos son capaces de lograr finalizar el evento.
Es importante que conozcamos las características (Tabla 6) de los de mayor utili-
zación, para poder escoger el idóneo ante la presencia de un tipo de incendio. A
continuación describiremos de algunos de los más utilizados, sus aplicaciones e
inconvenientes.
CAPÍTULO XVII

847
Tabla 5. Clases de fuego según OSHA y medios de extinción adecuados.
Máximo recorrido hasta
Clase Descripción Medio extintor
el extintor. (OSHA)
Papel, madera, tela, y algunos materia- Espuma, flujo con carga,
A 22.86 m
les de hule y plástico. producto químico seco, agua.
Líquidos inflamables o combustibles,
Bromotrifluorometano, bióxido
gases inflamables, grasas y materiales
B de carbono, producto químico 15.24 m
similares y algunos materialesde hule
seco, espuma, flujo con carga.
y plástico.

No especificada. Distribuir
Bromotrifluorometano, bióxido
C en base a un patrón
Equipo Eléctrico energizado de carbono, producto químico
apropiado para riesgos
seco.
clase A o clase B.
Metales combustibles como magne-
D sio, titanio, circonio, sodio, litio y Polvos especiales, arena. 22.86 m
potasio.

• Agua. Es el agente más utilizado. Sus propiedades extintoras se basan en el


enfriamiento, la sofocación, el emulsionamiento y la pulverización.

Aplicaciones.

Chorro. Se utiliza en fuegos de Clase A, ya que debido a su gran alcance


puede ser utilizada a distancia.

Pulverizada. Se utiliza en la extinción de fuegos de Clase A y en el control


de fuegos de Clases A, B y C. Se aprovecha la condición de que al estar finamen-
te dividida vaporiza con rapidez y por tanto aumenta su poder de enfriamiento.
Además expande su volumen 1700 veces con lo que reduce el volumen de O2.

Inconvenientes.
CAPÍTULO XVII

• Conduce la corriente eléctrica.

• Por su densidad es inefectiva ante combustibles líquidos.

• No puede usarse en fuegos de metales (Clase D) por el riesgo de explosión.

• Dispersa la mayoría de los combustibles líquidos y sólidos subdivididos.

848
• Causa grandes daños materiales.

• Espumas. Son burbujas de aire formadas a partir de soluciones acuosas con


agentes espumantes. Sus propiedades extintoras se basan en el enfriamiento,
la sofocación y la eliminación.

Aplicaciones.

Se emplean en fuegos de Clases A y B. Existen de diferentes tipos según su


coeficiente de expansión y a la composición del espumógeno.

Inconvenientes.

• Son conductoras de la electricidad.

• Pueden provocar daños materiales.

• No deben aplicarse sobre metales.

• Polvos Químicos. Son diferentes sales orgánicas finamente pulverizadas,


como el bicarbonato de sodio y potasio, el fosfato monoamónico y otros. Sus
propiedades extintoras se basan en la inhibición, la sofocación y el enfriamiento.

Aplicaciones.

Polvo Seco (BC). Efectivo para combustibles líquidos y gaseosos (Clases B


y C). Su componente básico es el bicarbonato.

Polvo polivalente (ABC). Es eficaz en fuegos de Clases A, B y C. Su compo-


nente básico es el fosfato monoamónico.
CAPÍTULO XVII
Inconvenientes.

• Son abrasivos y poseen gran capacidad de dispersión.

849
• Aunque son malos conductores de la electricidad, no se recomienda usarlo en
equipos delicados.

• Incompatibles con las espumas.


Tabla 6. Agentes Extintores. Características.

AGENTE EXTINTOR TIPO DE ACTUACIÓN APLICACIÓN INCONVENIENTES

Enfriamiento Conduce electricidad


Sofocación Chorro Dispersa combustibles
AGUA
Dilución Pulverizada No efectiva en líquidos
Emulsión No aplicable a metales
Inundación
ESPUMAS Sofocación Pueden conducir la electricidad
Aplicación sobre el
De alta y baja expansión Enfriamiento No aplicable a metales
foco de incendio
POLVO SECO
Bicarbonato Sódico o Sofocación Producto extremadamente
Sobre el foco de
Potásico Inhibición sucio incompatible con las
incendio
POLVO POLIVALENTE Enfriamiento espumas
Fosfato monoamónico
Inundación No aplicable en exteriores
Sofocación
DIÓXIDO DE CARBONO Aplicación sobre el No eficaz ante sólidos
Enfriamiento
foco de incendio Asfixiante

• Dióxido de Carbono. Es un gas muy utilizado, sus propiedades extintoras se


basan en la sofocación y el enfriamiento.

Aplicaciones.

Especial para fuegos eléctricos o mecánicos delicados.

Inconvenientes.

• Ineficaz en la mayoría de los fuegos de Clase A.


CAPÍTULO XVII

• Poco efectivo en exteriores y fuegos de combustibles líquidos y gaseosos.

• Incompatible con fuegos de metales.

• Hidrocarburos Halogenados (Halones). Sus propiedades extintoras se basan


en la inhibición y el enfriamiento. En la actualidad está prohibida la producción

850
de este tipo de sistemas por los efectos medioambientales que ocasionan, sólo
se admiten los ya instalados y se maneja su eliminación total.

Aplicaciones.

• Se utilizan en general el HALON 1211(CF2 ClBr) y el HALON 1301 (CF3 Br), en


fuegos Clase A su efectividad depende de la generación de brasas, en Clases B
y C su efectividad es aceptable

• Se utilizan fundamentalmente en la protección de equipos eléctricos y delicados


como los de procesamiento de datos.

Inconvenientes.

• Muy tóxicos a temperaturas elevadas.

• Poca eficacia en fuegos con brasas.

• Efectos medioambientales con afectación de la capa de ozono.

Tabla 7. Clases de Incendios y eficacia de los Agentes Extintores


AGENTES EXTINTORES
Clases de fuegos Agua Espuma Polvo
CO2 Halones
pulverizada física polivalente
SÓLIDOS CON BRASA:
A B B B A A
Madera, papel, etc.
LÍQUIDOS INFLAMABLES:
B Sólidos Licuables, gasolina, A B B A A
cera, etc.
GASES INFLAMABLES:
C NA NA B NA NA
Butano, acetileno, etc.

D
METALES Y PRODUCTOS
QUÍMICOS REACTIVOS
NA NA NA B B CAPÍTULO XVII
Nota: B = Buena, A = Aceptable, NA = No aceptable

851
• Agentes extintores especiales.

Aplicaciones.

Se utilizan en fuegos de metales (Clase D)

Se presentan en forma de gas, líquido o polvo, siendo la última la más em-


pleada.

Inconvenientes.

Hay que conocer la naturaleza del metal y seleccionar con certeza el agente
adecuado.

Necesidad de formar operarios para su aplicación.

En ocasiones se producen vapores tóxicos

7.2.3. Sistemas de Extinción.

La aplicación de los agentes extintores se realiza mediante diferentes me-


dios, los cuales según los riesgos presentes en las edificaciones, pueden ser insta-
laciones fijas (Redes) o extintores portátiles.

Instalaciones Fijas (Redes).

En aquellos lugares que por su importancia económica o por el peligro que


presentan a la generación de un incendio de grandes proporciones y consecuen-
cias, se hace necesario el establecer estos tipos de sistemas de gran capacidad de
CAPÍTULO XVII

extinción y rapidez de respuesta, ya que en estos casos los sistemas portátiles son
incapaces de lograr la extinción. Las normas establecidas en diferentes países de-
terminan la existencia de estos sistemas en las entidades que según sus caracte-
rísticas de riesgo lo exigen, ya sean de producción, servicios o habitacionales. En
nuestro país existen las regulaciones al respecto y el Cuerpo de Bomberos tiene la
responsabilidad de la aprobación de estos proyectos antes de su instalación. Lo
anterior es de suma importancia ya que las especificaciones de diseño deben coin-
cidir con los medios que utiliza el Cuerpo de Bomberos, pues en caso contrario su

852
utilidad y eficacia está limitada ante un siniestro de envergadura. Estos sistemas
se clasifican de acuerdo con el agente extintor que se utilice por lo que pueden ser
de agua, espuma, polvo químico y CO2, pudiendo accionarse de forma manual o
automáticamente. En ocasiones no tienen por que proteger a todos los locales de
la entidad, pudiendo situarse de forma localizada para las áreas específicas de
mayor riesgo.

El tipo de sistema más generalizado es el de agua ya que es el más econó-


mico y abundante de los agentes extintores. Estos sistemas o redes pueden estar
compuestos por diferentes elementos como: fuente y tanques de almacenamiento,
equipos de bombeo, hidrantes, bocas de incendio, rociadores, mangueras y otros.
Los sistemas de espumas se instalan ante la necesidad de extinguir fuegos de líqui-
dos inflamables que puedan alcanzar grandes dimensiones, se utiliza con medios
similares al del agua solo que poseen además un proporcionador del espumógeno.
Estos tipos de sistemas fijos deben ser diseñados por personal altamente calificado
y además, su costo es elevado, lo cual determina que se instale sólo en lugares en
los que lo determine la evaluación realizada. Otro problema es que como todo sis-
tema existente en la empresa necesita del mantenimiento programado, sobre todo
de los equipos de bombeo y del estado de las mangueras, pues cuando el mismo
no se cumple, en el momento del hecho los medios no funcionan y los daños son
superiores, al no estar prevista esta situación en el plan de acción para emergen- CAPÍTULO XVII
cias.

Extintores Portátiles.

Estos medios son los más utilizados en las empresas. Consisten en equipos
o aparatos de accionamiento manual que permiten aplicar un agente extintor so-

853
bre el fuego. Presentan las ventajas de que pueden ser operados por cualquier per-
sonal con un mínimo entrenamiento, que se halle cercano al principio de incendio,
pudiendo proceder a evitar su propagación y además su costo será reducido con
relación a los sistemas fijos. Estos medios se diferencian según el tipo de agente,
su sistema de funcionamiento, etc., los más frecuentes son los de CO2, espuma y
polvo seco.

   




Existen diferentes clases de extintores en nuestro caso describiremos una


clasificación que consideramos útil para el trabajo.

Dependiendo de la Carga

• Portátiles. Masa total no mayor de 20 Kg.-

• Sobre ruedas (carretillas). Son los dotados de ruedas para su desplazamiento y


en general su masa total es mucho mayor.
CAPÍTULO XVII

Dependiendo de su Presión

• De presión permanente.

• De presión no permanente.

854
Dependiendo de su Eficacia.

• Se clasifican según el tipo y volumen del incendio que son capaces de extinguir,
poseen un número y una letra, el número indica el volumen del incendio y la
letra la clase (A, B, C, D).

Un aspecto de extrema importancia para lograr la eficacia de estos medios


es la localización de los mismos. Esta se hace considerando determinados factores,
por lo cual no tienen que ser similares para todos los lugares las regulaciones en
este sentido. En cada país deberán cumplirse con lo establecido en la legislación,
sin embargo consideramos posible de aplicar en condiciones como las nuestras, la
distancia de 20 metros para alcanzar el extintor en entidades con riesgo de incen-
dios de desarrollo lento. Cuando existen posibilidades de incendios de desarrollo
rápido, puede reducirse esta distancia hasta 15 mts o menos, si se considera por el
especialista en dependencia del nivel de riesgo. Es necesario ubicar estos medios
en lugares bien visibles, cercanos a las entradas del local y no expuestos a daños.
La situación de estos no puede limitar su facilidad operacional, siempre estará
la parte superior del extintor a una altura no mayor de 1.7 m. y su parte inferior
a más de 10 cm. del piso y de forma que no constituyan un obstáculo en las vías
de evacuación. Sólo resta señalar algunos elementos que deberán valorarse para
evaluar la ubicación de un extintor como adecuada, entre los requisitos básicos a
cumplir están los siguientes:

• Fácil acceso (Cercanía al lugar y no estar obstruidos).

• Bien señalizados y de fácil visualización.

• Que el tipo de riesgo del lugar coincida con la clase del extintor.

• Estar colgados.

La verificación y mantenimiento sistemático de estos medios es el aspecto


CAPÍTULO XVII
que garantiza ante cualquier principio de incendio la extinción del mismo con
oportunidad, estos controles comprenden desde vigilar que estén accesibles, hasta
el envío de los mismos en los plazos exigidos a empresas especializadas para la
revisión de sus partes y recarga con los agentes extintores.

855
   


 
 


  

 



  

    




Es fundamental también que todo el personal que se encuentra en los cen-


tros de trabajo donde existen estos medios de extinción, sean instruidos en el em-
pleo de los mismos, ya que en gran número de lugares uno se encuentra que el
personal desconoce estos aspectos y está demostrado que la actuación inicial es
fundamental en evitar la propagación de estos sucesos. Esta instrucción elemental
no necesita de mucho tiempo, ni de un nivel escolar elevado, cuando se imparte,
sólo participa el personal de las brigadas contra incendios y en ocasiones los traba-
jadores más cercanos a estos medios carecen de los conocimientos para operarlos.
En general sólo hay que prepararlos en como funciona el extintor, el tipo de fuego
donde los debe emplear y en la forma de empleo. En la figura 12 se puede observar
como se debe aplicar el agente extintor con un medio portátil.

7.3. Evacuación.

En toda edificación o industria los trabajadores ante la generación de un


incendio deben tener la garantía de poder evacuar el lugar sin peligro de sus vidas.
Está demostrado que en ocasiones el pánico y los humos que se producen, ocasio-
nan dificultades en la evacuación y como consecuencias se incrementan los da-
ños personales, incluyendo las muertes. El poder prevenir estos efectos dependerá
CAPÍTULO XVII

esencialmente de poseer un plan de evacuación que establezca las condiciones


organizativas de los medios humanos y materiales para prevenir el riesgo, garan-
tizar una intervención inmediata y la evacuación segura. Los planes poseerán 4
tipos de etapas o fases, alerta, alarma, intervención, y apoyo. Cuando estos planes
fallan, en general es por una mala implantación y en particular por la falta de ca-
pacitación e información al personal. Se supone que el tiempo de evacuación total
de las instalaciones varíe entre 2.5 y 4 min., y que cualquier lugar con alto riesgo
no esté a más de 30 m. de una salida.

856
Entre los objetivos esenciales que debe lograr el plan y por tanto aparecer
en el mismo encontramos los siguientes:

• Conocer los edificios, instalaciones y los riesgos que poseen.

• Garantizar el estado operacional de todos los medios de extinción disponibles.

• Disponer de personal capacitado para enfrentar estos eventos.

• Mantener informado al personal sobre como proceder ante una emergencia.

En nuestro caso vamos a proceder a describir algunos elementos necesarios


para proceder a realizar el plan de evacuación. Ante todo, es necesario seleccionar
las vías y salidas de evacuación con las características apropiadas, de forma que se
minimicen los daños a las personas y a los bienes materiales. En los casos necesa-
rios se deben tomar las medidas pertinentes para que estas satisfagan los requeri-
mientos de diseño exigidos para las mismas por su importancia para la seguridad
del personal. Como el factor “miedo o pánico” juega un papel determinante en
estos eventos se impone el facilitar las acciones al personal, por lo que las vías de
evacuación tienen que cumplir determinados requisitos que a continuación enun-
ciamos.

• El ancho de las escaleras no debe ser menor de 0.6m x 100 personas.

• No se pueden considerar escaleras de caracol ni con pasos radiales.

• Las escaleras exteriores serán de 0.7 m. como mínimo, su inclinación no mayor


de 450, con baranda y comunicarse con la salida a un mismo nivel.

• Las cajas de escaleras deben ser cerradas, con iluminación natural, no poseer
salientes o equipos salientes a alturas inferiores a 2 m., no tener instalaciones CAPÍTULO XVII
de gases combustibles, ni puestos de trabajo.

• El ancho mínimo de las puertas debe ser de 0.80 m. y la altura de 2.10 m., en
algunos casos puede aceptarse 1.90.

857
• Las puertas deben abrir hacia afuera, en los casos que dan a vías de evacuación,
a locales que permanecen menos de 15 personas, a servicios sanitarios y/o que
pertenecen a almacenes de menos de 200 m2, se admiten abrir hacia adentro, no
se admiten las puertas de corredera o levadizas.

• Los locales situados en sótanos mayores de 300 m2 deben poseer al menos 2


salidas de evacuación.

• En los lugares de trabajo los pasillos de tránsito deberán tener como mínimo
0.6m. de ancho.

• Cuando existan diferencias de nivel entre superficies de pisos se instalarán


rampas antirresbalables.

• Todas las vías de evacuación deberán garantizar una iluminación adecuada de


emergencia en caso que falle la energía eléctrica.

• Las distancias entre los puestos de trabajo y las salidas al exterior se determinará
según el grado de resistencia al fuego de la instalación y en la generalidad de
los locales existirán al menos 2 salidas de evacuación.

• En edificios altos deben existir salidas hacia la azotea o cubierta superior.

• Las vías y salidas de evacuación deben estar correctamente señalizadas.

   
  

           


   
 
    

CAPÍTULO XVII

    


 
  ­ 
 

€‚  ƒ ‚


­        

     

858
En todas las edificaciones tenemos que determinar cuales son las salidas
de evacuación y para seleccionar las mismas debemos partir del principio que sus
condiciones permitirán el rápido movimiento de las personas para lograr la eva-
cuación en el menor tiempo posible. Vamos por tanto a considerar como salidas de
evacuación las siguientes:

• En plantas bajas todas las puertas que se comunican con el exterior directamente
o a través de pasillos, vestíbulos o escaleras, que a su vez se comunican con el
exterior.

• En las plantas altas las salidas al pasillo o galerías que conducen a la escalera o
directamente a la escalera con salida al exterior o a través de un vestíbulo.

• Del local a locales contiguos de una misma planta y que a través de los mismos
se pasa a las vías de evacuación.

• Salidas directas o a través de pasillos o vestíbulos a patios interiores abiertos.

Otro elemento de suma importancia para lograr la evacuación segura es el


proceder a la capacitación del personal que va a intervenir directamente en el in-
cendio, informar al resto sobre las disposiciones de evacuación e insistir en que las
personas no entrenadas se alejen del siniestro, ya que estas ayudas con personal no
entrenado en ocasiones son causa de peores consecuencias. Por lo anterior se hace
necesario preparar brigadas de extinción, de primeros auxilios y de evacuación,
que sean capaces de ejecutar cada etapa del plan sin que se genere pánico entre los
trabajadores. Esta política incluye el adiestramiento de este personal y la ejecución
de simulacros con periodicidad, además de reuniones informativas con todo el
personal.

8. Explosiones.
CAPÍTULO XVII
Aunque estos no son sucesos muy frecuentes en ningún lugar, no es menos
cierto que pueden producirse en determinadas circunstancias cuando se manejan
materiales inflamables, por lo que se expresarán algunos elementos generales que
ayuden a su prevención. Estos eventos son producto de reacciones muy rápidas de
la combustión que generan grandes volúmenes de gases con emisión de luz, soni-
do y energía térmica. Pueden ser explosiones de gas/vapor o explosiones de polvo.

859
Explosiones gas/vapor. Se producen cuando una mezcla que se encuentra
en el rango de inflamabilidad recibe una energía de activación (ignición). El daño
dependerá del volumen de la mezcla y de si esta se encuentra en un espacio cerra-
do.

Explosiones de polvo. El sólido al quemarse en el aire tiene una reacción de


combustión lenta porque la superficie expuesta al O2 es limitada y la energía libe-
rada es absorbida por el ambiente. En el caso de los polvos esta superficie aumenta
considerablemente y se acelera la reacción en tan gran medida que puede ocurrir
una explosión. Las condiciones requeridas son similares a las de la ignición de un
gas o vapor, tiene que existir una concentración entre los límites de explosividad.
Los valores inferiores pueden variar según el material, pero se acepta un valor
promedio práctico de 20 mg/m3, los valores superiores en muchos casos se desco-
nocen. El segundo aspecto a considerar es que debe existir una fuente de ignición,
que en el caso de los polvos aunque es más elevada que en los gases es pequeña
(20 mJ).

Este tipo de explosión difiere de las de gases en que se produce en 2 etapas:

Explosión primaria. Es una explosión pequeña que no produce daños, pero


que genera una gran concentración de polvo fino en el rango de explosividad den-
tro del área.

Explosión secundaria. Es una explosión que causa gran daño y es conse-


cuencia de las concentraciones ocasionadas por la explosión primaria.

Control de las explosiones.

Este control debe basarse ante todo en evitar concentraciones peligrosas


mediante el establecimiento de las medidas de proceso y los medios de extracción
CAPÍTULO XVII

que limiten la contaminación ambiental. Además, se debe monitorear el ambiente


con la periodicidad suficiente para conocer los niveles de polvo y gases, los equi-
pos eléctricos cumplirán los requisitos de seguridad, las máquinas estarán puestas
a tierra, etc. Las edificaciones con riesgo de explosión poseerán cubiertas ligeras o
paneles de desahogo de 1 m2 por cada m3 de volumen.

El hecho de que las explosiones de polvo se desarrollan en 2 etapas, permi-


te aunque la diferencia es de milisegundos entre la ignición y el desarrollo de la

860
presión que causa la destrucción, la aplicación de sistemas de protección que se
basan en dispersar sustancias no inflamables en la zona de la explosión. La hume-
dad también limita la posibilidad y amplitud de la explosión siendo este un factor
favorable en nuestro país y en otros con características meteorológicas similares.

9. El Plan de Emergencia de Incendios y


Explosiones.
Es incuestionable que en todo tipo de instalaciones existe una determinada
probabilidad de que se produzca un incendio y por supuesto es el deber de la Di-
rección del lugar y de los especialistas, crear las condiciones para que en ese caso
se produzcan la menor cantidad de daños a las personas o a los bienes materiales.

EMERGENCIA
Situación no deseada e imprevista que puede poner en peligro la integridad física de las
personas, dañar gravemente las instalaciones y afectar al medio ambiente, exigiendo una
actuación rápida y la evacuación de las personas.

Lo primero que tiene que tener elaborado la entidad es el Plan de Emer-


gencias correspondiente, donde estará detallada la responsabilidad del personal
y las acciones que cada uno deberá ejecutar en caso de un evento de este tipo. Te-
nemos la experiencia de que en ocasiones hemos visitado entidades donde existen
los planes, están creadas las brigadas correspondientes y sin embargo le hemos
preguntado a un trabajador situado aledaño a un extintor como se opera este y
no lo ha sabido. Con este comentario queremos expresar que en este caso, como
en todas las acciones preventivas, tiene que existir además de la priorización de la
Dirección, la participación del colectivo y la capacitación como elementos indis-
pensables para lograr el éxito de la gestión. Todo plan necesita de los medios nece-
sarios para poder ser eficaz, pero en estas situaciones en las que puede crearse una
situación de pánico, la organización y la ejecución de las acciones en el momento
oportuno tienen un significado elevado en la seguridad de las personas y bienes. CAPÍTULO XVII
El Plan debe incluir las etapas de alerta, alarma, intervención y apoyo, las cuales
comentaremos de forma sucinta a continuación.

• Alerta. En esta etapa se incluye al conjunto de acciones para alertar o poner en


acción a las brigadas o personal designado para participar en estos eventos.

861
Debe avisarse también al personal encargado de la evacuación para que prepare
condiciones en casos necesarios.

• Alarma. Comprende el aviso al personal, mediante las señales orientadas


para la evacuación de las instalaciones o zonas con peligro, en cada lugar se
establecerán los métodos operativos según las posibilidades del mismo.

• Intervención. Esta es una fase que comprende el conjunto de acciones necesarias


para el control de la emergencia, en la misma deben participar diferentes niveles
y equipos de la instalación. Deben considerarse 2 niveles de intervención.

• Apoyo. Fase que incluye a todas las acciones que se organicen para facilitar
los trabajos de control del incendio, tanto para las brigadas de la entidad como
para las fuerzas del Cuerpo de Bomberos.

Estos planes una vez elaborados necesitan de un proceso de implantación,


pues muchas veces no se llega a abordar esta fase y en el momento del siniestro
los resultados son fatales. Es necesario como elementos básicos la formación del
personal y la ejecución de simulacros con determinada periodicidad.

Acciones básicas en cada fase del incendio.

Al detectar un incendio se tratará de extinguir utilizando los procedimien-


tos establecidos en el “plan de emergencias” existente en la empresa, sin embargo
deseamos a continuación brindar algunas sugerencias generales para el personal.

Fase de Alerta.

Una vez detectado el principio de incendio se tratará de extinguir con los


medios existentes en el área.
CAPÍTULO XVII

• Dar el aviso a las brigadas de incendio y evacuación de la empresa.

• Evacuar al personal de la zona y permitir el paso sólo a personas autorizadas.

• Cerrar todas las ventanas y puertas del local y de los locales aledaños evitando
se propague el fuego.

862
Fase de Alarma.

Una vez que se observe que el incendio se incrementa, proceder a dar la


señal de evacuación y sacar a las personas de todas las instalaciones.

• Avisar a los cuerpos de bomberos.

Fase de intervención.

• En esta fase se procederá con todos los medios que posea la Brigada de Incendios
a la lucha contra el fuego, evitando su propagación.

Fase de apoyo.

• Consistirá en brindar todo el apoyo a los cuerpos de bomberos y evitar el acceso


de personal no autorizado a la zona de peligro.

Medidas Generales de Prevención de Incendios.

Finalmente sólo quedaría expresar la necesidad de que toda instalación en


la que exista riesgo de que se produzca un evento de este tipo, no puede estar sa-
tisfecha con elaborar un plan de emergencias. El objetivo final debe ser eliminar
o minimizar la probabilidad de ocurrencia de un evento, hasta el grado de mayor
seguridad factible técnica y económicamente. Esto determina que el especialista
de cualquier empresa, deberá accionar sobre los factores de riesgo identificados
en sus instalaciones, incluyendo en los planes de inversiones y mejora continua
de la empresa, las medidas preventivas de incendios correspondientes para evitar
emergencias de acuerdo con los principios generales siguientes:

• Diseños de instalaciones y procesos que cumplan con las regulaciones de


seguridad.
CAPÍTULO XVII
• Formación e información a los trabajadores sobre el riesgo presente y su forma
de actuar durante las actividades laborales y ante un posible incendio.

863
• Sustitución de los productos combustibles por otros que sean menos
combustibles o ignífugos.

• Eliminación de materiales combustibles: Control y eliminación de residuos,


orden y limpieza.

• Condiciones seguras en almacenamiento de combustibles: Utilizar recipientes


estancos; almacenar estrictamente la cantidad necesaria de combustible;
mantenimiento periódico de las instalaciones de almacenamiento para evitar
fugas y goteos, mantener los combustibles en lugares frescos y lejos de focos de
ignición.

• Ventilación de los locales para evitar las concentraciones peligrosas de gases y


vapores.

• Recubrimiento e ignifugación de los materiales combustibles.

• Señalización del riesgo de incendio en almacenes, envases, tuberías, etc. que


puedan contener materiales peligrosos.
CAPÍTULO XVII

864
La Inspección de Seguridad y
Salud en el Trabajo

CAPÍTULO XVIII

865
1. Desarrollo Histórico de la Inspección del Trabajo.
Índice

2. ¿Qué es la Inspección de Seguridad y Salud en el Trabajo?

3. Organización y Alcance.

4. Metodología de la Inspección.

5. Tipos de Visitas de Inspección.

6. Niveles de Atención de la Inspección.

7. Etapas y Principios para Ejecutar la Inspección.

8. La Inspección de Salud y Seguridad en Cuba.

9. Anexos.
CAPÍTULO XVIII

866
Es imposible dar por terminado estos temas sin comentar un elemento
esencial del sistema de salud y seguridad del trabajo, el referido a la inspección
como parte del proceso administrativo que nos permite controlar la eficiencia del
mismo. Como mencionamos en la parte inicial de estas notas, uno de los objetivos
del sistema era que sirviera en la práctica para el control de los factores de riesgo
por los especialistas o funcionarios dedicados a ese fin. Por consiguiente, se impo-
ne tratar sintéticamente la forma en que concebimos el control de la seguridad y
salud en el trabajo como fruto de la experiencia durante años en los servicios de
inspección estatales y en dos grandes empresas en la que trabajamos como asesor,
ya que esto pudiera ser de utilidad para establecer por quienes trabajan en el sec-
tor, la metodología de control más idónea para sus objetivos concretos de trabajo.

Por tanto, se tratará de hacer una descripción de la forma en que se viene


actuando mundialmente en esta dirección y una visión de como por experiencia
pensamos se puede actuar en países como el nuestro. Como elemento adicional
describiremos dos “Listas de Chequeo” generales que elaboramos durante nuestra
etapa de inspector y que pudieran ser de interés para los que se encuentran bus-
cando la forma de controlar con efectividad estos factores de riesgo. Debemos de-
jar por sentado que por el gran contenido sociopolítico que tiene esta actividad, el
tema esta influido de nuestra percepción del fenómeno que se ha producido en el
manejo de esta política a partir de los años 70, resultado de la aplicación del “neo-
liberalismo” y que a nuestro criterio han deteriorado las condiciones de trabajo, en
función de la productividad del trabajo y del lucro de los empresarios.

1. Desarrollo Histórico de la Inspección del


Trabajo.
En realidad el surgimiento de las acciones de inspección (prevención) para
el control de las condiciones de Seguridad y Salud en el Trabajo es mucho más
reciente que las actividades de control médico o del estudio de los efectos a la sa-
lud en los trabajadores, de las cuales existen referencias desde épocas anteriores.
Hay que destacar que la aparición de la inspección del trabajo está relacionada CAPÍTULO XVIII
con el desarrollo tecnológico que se produce con la máquina de vapor a finales del
siglo XVIII. Las condiciones de hacinamiento, falta de higiene, horarios excesivos
de trabajo, empleo de niños, una política de dejar hacer y otras, contribuyeron a
generar situaciones infrahumanas de trabajo que dieron pie a graves accidentes
y efectos adversos a la salud. Esta situación determinó la necesidad de establecer
legislaciones protectoras, que inicialmente respondían a los problemas del tiempo

867
de trabajo, la edad, la higiene básica y por supuesto fue necesario crear la inspec-
ción para velar por las disposiciones establecidas. De esta manera ya en el año 1810
aparece en Francia una Inspección de minas y en Inglaterra son nombrados los
primeros inspectores de fábricas en el 1833. Durante el resto del siglo, aunque ya
con órganos de inspección, se continúa manteniendo una situación tan agresiva a
la salud de los trabajadores, que se manifiesta el peligro de no garantizar la repro-
ducción de la fuerza de trabajo. Estos elementos desarrollaron las luchas sociales
y las organizaciones de los trabajadores comenzaron a demandar mejoras de sus
condiciones de trabajo para garantizar su vida y salud. Tan grave era esta situación
que Marx y Engels en su bibliografía se refieren a esta, como una expresión concre-
ta de la explotación capitalista.

La situación real que se presentaba a finales del siglo XIX era un problema
para los trabajadores, pero también afectaba a los empresarios. Los médicos, las
organizaciones sindicales y la opinión pública en general apoyaban la necesidad
de la inspección y de la mejora de las condiciones de trabajo. Paralelamente a esto
se continuaban desarrollando nuevas tecnologías, estudios de organización y de
tiempos, continuaban las luchas de los trabajadores, etc., todo lo cual determinó
que a principios del siglo XX todos los países industrializados tuvieran su sistema
de inspección para minas y fábricas, el cual durante ese siglo se extendió al resto
de los sectores de trabajo.

Durante todo el pasado siglo con el desarrollo tecnológico, los nuevos fac-
tores de riesgo en el trabajo, el desarrollo de estudios sobre la organización y las
pérdidas, la necesidad de fuerza de trabajo en las dos guerras mundiales, los movi-
mientos sociales, la aprobación de nuevas disposiciones de protección y seguridad
social y otras, determina que hasta los años 70 se fortalezca la seguridad y salud en
el trabajo y su sistema de inspección como una responsabilidad del Estado. En los
últimos decenios con el arribo de la política neoliberal de disminuir los gastos del
Estado, de privatizar los servicios de atención médica y de traspasarle la respon-
sabilidad a las empresas y el control a instituciones privadas, como pueden ser las
CAPÍTULO XVIII

empresas consultoras o mutuas de prevención, consideramos que han debilitado


los sistemas de inspección estatal y en consecuencia ha disminuido el control y la
exigencia en relación con las condiciones de trabajo. En nuestro país este no es el
caso, ya que como analizaremos posteriormente nuestra inspección es sólo estatal,
aunque pueden existir órganos consultores o asesores en la materia.

868
2. ¿Qué es la Inspección de Seguridad y Salud en
el Trabajo?
Aunque en este apartado nuestra intención es definir nuestra concepción
de esta materia, su contenido y alcance, debo aclarar que es contemplada desde
el perfil del higienista del trabajo, ya que nuestra formación y mayor experiencia
ha estado marcada por el accionar en el campo de la Salud Ocupacional. Por tan-
to, podemos afirmar que concebimos esta actividad como una forma de accionar
preventivamente en la eliminación de los factores de riesgo, mediante la vigilancia
epidemiológica del ambiente laboral y de la salud del trabajador.

Hay que expresar que la Inspección que estamos tratando en todos los paí-
ses, es parte de dos y a veces tres sistemas más generales que en la actualidad
existen, la Inspección del Trabajo, la Inspección Sanitaria y la Inspección de Incen-
dios. En este fraccionamiento se refleja en la práctica diaria una situación similar
a la existente entre seguridad y salud, en nuestro caso vamos a mantenerla por un
problema didáctico – administrativo, ya que en realidad es sumamente difícil de-
terminar las fronteras entre estos campos. Como ya expresamos vamos a realizar
el análisis de esta actividad partiendo de las acciones que desarrolla la parte sani-
taria y de trabajo dentro de la estructura general del país en cuestión. De manera
general la Inspección Sanitaria es una actividad de control fundamental para la
prevención de los riesgos a la salud de los miembros de la comunidad, al exigir
la existencia de condiciones higiénicas y la eliminación de los factores de riesgo
detectados. Por supuesto, que como las definiciones pueden ser diferentes en cada
país o lugar según el contenido que se asuma, es necesario definir como va a ser
tratada en el tema.

Podemos asumir que etimológicamente, la Inspección Sanitaria es una ac-


ción puesta en práctica para inspeccionar o examinar la sanidad de las cosas o
personas, mientras que administrativamente, es la actividad que el estado asume
para satisfacer el interés general de mantener la prevención de la insalubridad
pública. En nuestro caso asumiremos las siguientes definiciones en el desarrollo CAPÍTULO XVIII
de este tema:

Inspección Sanitaria. Sistema del Ministerio de Salud Pública (Sistema Na-


cional de Salud) que ejecuta actividades de tipo técnico, administrativo y jurídico,
para el control higiénico epidemiológico de las condiciones del ambiente y su re-

869
percusión sobre la salud del hombre, basándose en la exigencia de las leyes, nor-
mas y reglamentos vigentes en cada país.

Inspección en Salud Ocupacional o del Trabajo. Es un caso particular de


la Inspección Sanitaria, ya que la misma esta dirigida a controlar el ambiente labo-
ral y la repercusión en la salud del trabajador, además tiene que evaluar los posi-
bles impactos al ambiente y comunidad vecina a los lugares de trabajo.

Inspección de Seguridad y Salud en el trabajo: Sistema multifactorial que


ejecuta actividades de tipo técnico, administrativo y jurídico, para controlar las
condiciones de trabajo y su repercusión en la salud del trabajador, así como el im-
pacto en la salud de la comunidad vecina, basándose en las leyes, reglamentos y
normas vigentes en cada país.

La participación del “higienista industrial” en las organizaciones sanitarias


dedicadas a la Inspección de Salud y Seguridad del Trabajo, consiste en ejecutar
el control de las condiciones de trabajo en sus visitas a los centros de trabajo, con
el propósito de identificar, evaluar y controlar los factores de riesgo existentes,
así como, verificar el cumplimiento de las disposiciones sanitarias establecidas en
dicha esfera. Los inspectores tendrán entre sus funciones el contenido siguiente:

• Evaluar los riesgos laborales, mediante la identificación de los factores de


riesgo, la vigilancia del ambiente laboral y los posibles efectos a la salud del
trabajador.

• Proponer las medidas correctivas necesarias cuando se detectan condiciones


que pueden alterar el estado de salud.

• Exigir el cumplimiento de las medidas sanitarias propuestas y en ocasiones


aplicar las sanciones correspondientes a los infractores.
CAPÍTULO XVIII

• Aprobar los proyectos de nuevos centros de trabajo y procesos tecnológicos, en


especial aquellos que se consideran potencialmente peligrosos o nocivos a los
trabajadores y/o la comunidad.

• Evaluar el impacto ambiental que pueda estar ocasionando un centro de trabajo


a la comunidad vecina.

870
• Lograr una mayor productividad del trabajo y el ahorro en las erogaciones de
la Seguridad Social.
 

 

 ­ 
€‚‚ƒ„
€
…
€†ƒƒƒ‡

ˆ ‰

Š  Š ˆ‹Œ  Š† ˆŠ 


ˆ ­ Š  ˆ ­ 

3. Organización y Alcance.
La organización de la inspección y su estructura funcional, está influida por
factores históricos, políticos, geográficos, etc., que difieren de un país a otro, por
lo que no se puede establecer de una forma dogmática la estructura de la misma.
En la mayoría de los países la rectoría del sistema la realiza el Ministerio de Tra-
bajo y participan en la misma los Organismos de la Salud Pública y del Cuerpo de
Bomberos. En algunos lugares también existen inspecciones de los Sindicatos, los
Institutos del Seguro Social y otras instituciones relacionadas con esta esfera.

Generalmente en todos los países existen institutos de investigaciones y la-


boratorios adjuntos a estas organizaciones que sirven de asesoría y apoyo logísti-
co – técnico al sistema de inspección. Existen algunos países que mantienen estas

CAPÍTULO XVIII
estructuras centralizadas y en otros son subordinadas a los gobiernos locales.

Es importante aclarar que el alcance de esta inspección de Salud y Seguri-


dad varía en cada país, ya que al estar determinada por la legislación existente, en
unos será más amplia al existir reglamentaciones más desarrolladas y profundas
en esta materia y en otros más restringidas, al poseer solamente leyes generales
sobre la materia y dejar a juicio del inspector algunas decisiones. A nuestro criterio
la existencia de múltiples documentos legales, dificulta sobre todo el rol del ins-

871
pector estatal general, por lo que recomendamos que el alcance de estas inspeccio-
nes sea regulado mediante un Reglamento General que incluya los aspectos más
importantes que deben controlarse en toda visita de inspección general y elaborar
otros documentos adjuntos para la inspección especializada. El rol del inspector
general a nuestro juicio debe ser fundamentalmente exigir el cumplimiento de las
condiciones de trabajo básicas, detectar los factores de riesgo y cuando estos sean
complejos solicitar la colaboración de especialistas en la materia específica.

Aunque la estructura más frecuente que nos encontramos es la presidida


por los ministerios de Trabajo, la experiencia nos ha demostrado en visitas realiza-
das a diferentes países, que independientemente de lo regulado por la legislación,
el sistema lo rige el órgano que adquiere el mayor prestigio científico técnico y
quien es capaz de evaluar y asesorar con efectividad en los problemas existentes.
Lo anterior es de suma importancia para determinar el alcance al que puede llegar
cada una de las ramas de la inspección, ya que como se manejó previamente, en
algunos aspectos no pueden deslindarse con precisión los campos de actividad. En
la práctica el alcance lo determinará el desarrollo y la capacidad técnica de los ins-
pectores, así como, el apoyo técnico de los laboratorios que posea el sistema, por
supuesto que por razones de ética o en casos de dudas, siempre deberá coordinar-
se con los otros órganos encargados de la inspección cuando se trate de funciones
inherentes a los mismos.

Vale la pena mencionar la gran importancia que tiene en el buen desempe-


ño de esta actividad la cooperación entre los órganos de inspección, ya que hemos
encontrado lugares en que no se ha logrado una buena interrelación en el trabajo
de los mismos, lo cual limita el desarrollo de la gestión y en consecuencia los re-
sultados preventivos se ven frenados.

4. Metodología de la Inspección.
CAPÍTULO XVIII

Hasta hace unos decenios en la inspección predominaba el carácter policial


o represivo, aunque siempre existieron inspectores que practicaban la asesoría y
promoción de las acciones para mejorar las condiciones de trabajo. Este tipo de
proceder ha sufrido cambios y se considera que el inspector no sólo es el policía,
sino un educador y promotor de las prácticas dirigidas a mejorar las condiciones
de trabajo y a modificar las concepciones en este campo, tanto de los empresarios
como de los trabajadores, de forma que con su labor educativa al colectivo laboral
se logren modificaciones del comportamiento y alcanzar una cultura en seguridad

872
y salud mediante la participación de todo el colectivo en las tareas preventivas.
En este nuevo escenario esto no implica que deje de ser exigente y en ocasiones
represivo en su accionar, no aceptando situaciones que puedan conllevar una ele-
vada probabilidad de riesgo a la salud, en cuyos casos aplicará las sanciones que
establezca la legislación. Sin embargo los resultados del desempeño no se pueden
evaluar por el número de sanciones impuestas o de las recaudaciones por las mul-
tas, sino por los cambios que se logren en la mejora de las condiciones de trabajo y
en los indicadores de salud de la comunidad laboral.

LA INSPECCIÓN DEBE:
Priorizar la frecuencia de controles a los lugares con mayores riesgos.
Asesorar en sus visitas de control promoviendo formas de mejora de
las condiciones de trabajo.
Controlar el cumplimiento de las medidas dictadas mediante las
reinspecciones en los plazos establecidos.
Sancionar a quienes violen las disposiciones y mantengan
condiciones peligrosas para los trabajadores.

Cualquiera que sea la estructura política del país o la de los servicios de


inspección, su función básica consistirá en visitar todos los lugares de trabajo de
la región o territorio asignado, para evaluar o verificar el cumplimiento de las
condiciones de trabajo establecidas en la legislación vigente. Estas visitas deben
ser planificadas con una regularidad determinada, sin embargo no es menos cier-
to que generalmente estos servicios carecen de la suficiente cantidad de recursos
humanos calificados, lo que dificulta el logro de dicho propósito. Además hay que
considerar que se presentan solicitudes de servicio a las cuales hay que brindarle
atención con urgencia, como son los casos de quejas o denuncias de situaciones
críticas de riesgo, que necesitan de atención inmediata y limita el tiempo real para
el trabajo planificado. Si a las situaciones existentes de personal y tiempo, agre-
gamos que es ilógico visitar todos los lugares con la misma periodicidad, ya que
las condiciones existentes y en particular los niveles de riesgos difieren, lo reco-
mendable es clasificar los lugares de trabajo acorde con determinados indicadores CAPÍTULO XVIII
de riesgo y en función de esto establecer las prioridades para los controles de la
inspección. De esta manera es factible establecer una periodicidad o frecuencia
de los controles para todos los lugares, que se pueda cumplir sistemáticamente y
mantener actualizadas las condiciones de trabajo existentes en cada territorio. En
el Anexo 1 se describe una posible forma de clasificación que pudiera aplicarse en
estos casos.

873
La estrategia de inspección de Salud y Seguridad en el Trabajo no es similar
en los diferentes países, aunque en general podemos clasificarla en dos tipos, la
inspección general y la especializada. En el primer caso que es el más frecuente, el
inspector hace un control general de todos los elementos que se encuentran regu-
lados en la legislación vigente, casi siempre mediante el procedimiento conocido
como “Guías de Inspección o Listas de Chequeo” (Check List), el cual se comenta-
rá posteriormente. En este caso no se profundiza en algunos elementos que poseen
un alto componente técnico, como pueden ser máquinas complejas, ascensores,
grúas, calderas y otros. La denominada inspección especializada es la que se diri-
ge a ramas específicas de la actividad y al control particular de estos elementos de
alta complejidad tecnológica y por supuesto es ejecutada por un personal técnico
especializado en cada tipo de proceso e instalaciones tecnológicas. Este tipo de ins-
pección necesita siempre de personal altamente calificado, equipos de medición
y laboratorios de apoyo, teniendo suma importancia, sobre todo en el caso de la
evaluación y aprobación de los proyectos de nuevas inversiones.

En realidad no tenemos preferencia por ninguna de estas dos variantes,


pensamos que se complementan. Nuestro criterio es que la inspección debe ser
integral (general), donde se identifiquen todos los factores de riesgo a los que es-
tán expuestos los trabajadores y después de un proceso de evaluación de riesgos,
en los casos que se identifiquen factores complejos o resultados en los que el ins-
pector general tenga incertidumbre sobre la existencia de riesgo o que su nivel
de conocimientos no le permita dictar disposiciones factibles, debe participar la
inspección especializada. En los diferentes países es frecuente que esta inspección
especializada se realice por personal de los institutos de investigación dedicados
a cada especialidad, a solicitud de los órganos de inspección general o por institu-
ciones certificadas por los órganos estatales con esa finalidad, como es el caso de
los ascensores y calderas.

Métodos.
CAPÍTULO XVIII

Como ya hemos expresado no existe una forma única de controlar, evaluar


y estudiar el proceso de trabajo y su relación con la salud. Existen diferentes pro-
puestas de los órganos de inspección e instituciones de investigación dedicadas
a estos menesteres, que se diferencian fundamentalmente en la mayor o menor
complejidad que aplican al estudio de los factores de riesgo, a los recursos técni-
cos, presupuesto que hay que emplear y por supuesto a la política del Estado. En
este tema vamos a describir brevemente algunos de los posibles procedimientos a
adoptar, basándonos en una revisión de los modelos empleados en México que se

874
analizan por Laurell y Noriega en una publicación y que son demostrativos de lo
que podemos encontrarnos en la práctica diaria. No vamos a analizar el fenómeno
como lo hicieron los autores de la misma, ya que la experiencia que tenemos es la
de una inspección estatal, que con ética defiende los intereses de los trabajadores
como un derecho de clase dirigente, pero con una visión social de desarrollo tra-
tando de no parcializarse con ninguna de las partes que componen este fenómeno
social. Sabemos que en la práctica esto es difícil, ya que siempre interviene la per-
cepción humana del fenómeno analizado, aunque en nuestro caso particular, debe
considerarse que tenemos la ventaja de manejar estas situaciones en una sociedad,
donde los medios de producción son propiedad de los trabajadores.

Por consiguiente vamos sobre todo a manejar los aspectos técnicos de estos
procedimientos y el alcance de los mismos. Si es importante aclarar, que estamos
considerando que en todos los casos podemos relacionarnos con los trabajadores y
recibir información de estos, cosa que en la práctica de otros países está prohibido
por los empresarios.

Guías de Inspección (Listas de Chequeo).

Esta es la forma más generalizada de la inspección estatal, es el instrumento


que utilizan los diferentes organismos del Estado que tienen la responsabilidad de
la prevención en la seguridad (accidentes), la salud o los incendios, mediante la
ejecución de la actividad de control. En casi todos los países el mayor peso de esta
inspección la realizan los órganos de los Ministerios de Trabajo o de Inspección de
Trabajo y por tanto están orientadas a identificar fundamentalmente los riesgos de
seguridad o sea de daños a instalaciones y trabajadores producto de accidentes,
aunque también verifica otras condiciones generales de trabajo establecidas por
la legislación laboral y que pueden afectar a los trabajadores. Esta inspección en
algunos países al ser integral puede llegar a incluir hasta aspectos de la seguridad
social, de salarios y otros, cuyo control es también responsabilidad del ministerio
rector de las condiciones de trabajo. Hay que expresar que la experiencia nos ha
demostrado, que existen países en los que al tener la inspección de trabajo un al-
cance tan amplio, se priorizan otros aspectos en merma de los controles de segu-
CAPÍTULO XVIII
ridad y salud.

Este procedimiento de inspección es el más frecuente que utiliza la inspec-


ción estatal, consiste en la observación de los lugares de trabajo, mediante guías
o listas de chequeo que orientan al inspector de cualquiera de los órganos, sobre
los elementos que debe evaluar. Están dirigidas hacia aquellos aspectos que los

875
técnicos que elaboraron el documento consideran más importantes, que no deben
quedar sin verificarse y que seguramente forman parte de la estrategia preventiva
orientada por el Estado o la empresa. Hay que expresar que estas guías casi siem-
pre están orientadas a prevenir los accidentes, que carecen de criterios epidemio-
lógicos y son algo superficiales en otros factores sociolaborales. Coincidimos con
otros autores que en esta inspección no hay una visión integrada del trabajo como
actividad y relación social, pero esto no se lo podemos achacar al procedimiento,
sino a quienes lo ejecutan y al tipo de sistema social en que con mayor frecuencia
se desarrolla el mismo, ya que si se aplicara en un lugar con un sistema social di-
ferente y por funcionarios con ética, este defecto estaría solventado. Este aspecto
también está relacionado con la visión técnica ambientalista que se le atribuye al
procedimiento y a la falta de participación del trabajador.

Sin lugar a dudas este método con sus deficiencias, es en la práctica el único
que puede ampliar la cobertura del control a los lugares de trabajo con una calidad
aceptable, ya que proporciona una guía que orienta la evaluación del inspector, lo
dirige hacia los factores fundamentales y en parte elimina las valoraciones subje-
tivas. No obstante consideramos que las deficiencias que se le atribuyen en el caso
mexicano y en otros similares, se pueden obviar si se elabora una guía integral
que incluya todos los factores de riesgo que comprende la seguridad y salud en
el trabajo, o sea, se consideren las condiciones de trabajo en su totalidad y se apli-
que por inspectores capacitados con la participación de los trabajadores, ya que
por supuesto el trabajador es quien mejor conoce los riesgos a que está expuesto.
Sin lugar a dudas que también es necesaria una política estatal que garantice una
legislación en materia de inspección laboral, que respete el derecho a la seguridad
y salud de los trabajadores y apoye a los funcionarios en la ejecución del control y
la prevención de riesgos.

No podemos obviar al tratar sobre el método el citar la ética de los inspecto-


res, como el factor más importante para una buena aplicación del mismo, ya que en
el caso que estamos tratando, la mayor deficiencia del procedimiento en algunos
CAPÍTULO XVIII

lugares, es la corrupción de los funcionarios que lo aplican. Esto determina que


en cualquier sistema social debe existir un exigente procedimiento en la selección
de los inspectores y una estructura para el control del desempeño que elimine o al
menos minimice este fenómeno. La experiencia nos indica que el ingreso de estos
funcionarios de la inspección debe ser mediante un sistema de plazas por oposi-
ción, donde ingresen al mismo los más capaces técnicamente, con prestigio social
y honestidad comprobada, de forma que estas plazas no sean usadas en beneficio
político o personal y se elimine el nepotismo.

876
Al final de este tema se anexarán dos guías elaboradas por el autor en dife-
rentes momentos e instituciones estatales, que podrían orientar en este sentido. El
Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo de España tiene una publi-
cación referida a la evaluación de los riesgos en la PYMES, en la cual se orientan
guías bastantes completas sobre los factores de riesgo y que podrían servir para
inspecciones más amplias. Consideramos que cualquier guía que se escoja debe
ser analizada y adaptada a las condiciones concretas del lugar en que se desea im-
plantar, para lo que es necesario siempre hacerles modificaciones.

El Modelo Obrero

Este procedimiento surge en Italia como resultado de la lucha de clases de


los trabajadores, tratando de resolver la situación de la no participación de estos
en los aspectos de identificación y evaluación de los riesgos de seguridad y salud,
planteados en el método descrito anteriormente. En América Latina fue utilizado
en su momento en varios países por grupos de profesionales progresistas unidos a
los sindicatos. Este modelo trata de limitar las características técnicas y hacer más
social esta actividad, no obstante los promotores del mismo, en su concepción caen
en la trampa de menospreciar radicalmente el elemento teórico técnico ambienta-
lista, lo cual a nuestro criterio es también un error. Considero que la concepción
social del modelo es válida, pero que debe ser aplicada con los conocimientos y
el apoyo técnico necesario para lograr resultados confiables y respetados por el
empresario. Algo parecido a este procedimiento lo observamos en algunos paí-
ses del antiguo campo socialista europeo donde los sindicatos poseían un cuerpo
de inspectores calificados y además, instituciones para realizar mediciones de los
factores de riesgo e investigaciones en esta materia. En países de Europa occiden-
tal según fueron desarrollándose las luchas sindicales y sus modelos de estado
de bienestar, algunas organizaciones sindicales adoptaron una estrategia similar,
creando instituciones y estructuras con personal calificado para estos fines.

Por supuesto que con las nuevas tendencias en el mundo laboral y la alta
complejidad de los procesos tecnológicos, la forma de aplicar el método ha ido
cambiando en su concepción inicial y se ha acercado más a las concepciones clási-
CAPÍTULO XVIII
cas de abordar estos problemas. Consideramos que este modelo puede ser efectivo
y utilizarse como un procedimiento que promueva las mejoras de las condiciones
de trabajo, sólo si es capaz de contar con un elemento técnico de apoyo que les per-
mita alcanzar conclusiones generalizables y lograr una mayor calidad de vida para
los trabajadores. Los principios de que la salud no se vende y de que la experiencia
de los trabajadores es fundamental en el estudio de la relación trabajo salud, bases

877
de este modelo, son elementos que es necesario incluir en cualquier modelo que se
utilice en evaluar las condiciones de trabajo.

Este modelo se desarrolla en tres etapas que son las siguientes:

Primera etapa: Se realiza una encuesta a los trabajadores que componen un


grupo homogéneo, identificando los riesgos presentes fundamentalmente por la
percepción de los mismos de la situación existente.

Segunda Etapa: Consiste verificar y en ocasiones en evaluar mediante los


registros de bioestadísticas y mediciones de los riesgos identificados en la primera
etapa, elaborando los mapas de riesgos correspondientes.

Tercera Etapa: En función de los resultados obtenidos se establece la estra-


tegia o plan de acción, en donde se concretan para los lugares estudiados la solici-
tud de mejora de las condiciones de trabajo.

En el mismo no se establecen modificaciones conceptuales del estudio de


los factores de riesgos laborales, sino que hace un reordenamiento de los mismos
estableciendo cuatro grupos que tratan de ser consecuentes con la visión obrera
del fenómeno. Los grupos de factores de riesgo son los siguientes:

• El ambiente interno y externo de la empresa.

• Factores de riesgo característicos de la empresa.

• Fatiga derivada del esfuerzo físico.

• Resto de los factores nocivos que causan cansancio, como monotonía,


repetitividad, etc.
CAPÍTULO XVIII

Finalmente considero que el modelo es eficaz, al tratar que los trabajadores


se apropien de los conocimientos técnicos y sean capaces por sus propios medios
de evaluar las condiciones de trabajo, determinando los factores que pueden estar
afectando su salud. Estimo que si este método es bien aplicado por las organiza-
ciones sindicales u otras, puede ser de mucha utilidad, ya que el conocimiento de
los factores de riesgo no puede ser exclusividad de los empresarios y los técnicos

878
de la seguridad y salud. Los trabajadores tienen el derecho de conocer los factores
que pueden afectar su salud, pero además, con esto se contribuiría a promover la
famosa “cultura de seguridad”, la responsabilidad individual y la participación,
términos tan manejados en los sistemas de gestión de riesgos y que con bastante
frecuencia no se aplican en la práctica diaria.

Otros Métodos.

Existen otros métodos de evaluación y control de las condiciones de trabajo,


que pueden ser utilizados por los órganos de inspección cuando se desea realizar
una evaluación de los riesgos con mayor profundidad, o sea que generalmente
sólo pueden ser aplicados en estudios e investigaciones de situaciones determina-
das, ya que son procedimientos que en la práctica cotidiana la inspección estatal,
sindical o empresarial no puede ejecutar por su complejidad y tiempo necesario.

• Método LEST.

Es un método de carácter global, que considera cada aspecto del puesto


de trabajo de manera general. Fue desarrollado en 1978 por un centro de investi-
gación francés con el objetivo de llegar a un diagnóstico lo más objetivo y global
posible del puesto de trabajo, aunque no puede ser utilizado en todos los puestos
de trabajo sin distinción. Es aplicable preferentemente a los puestos fijos del sector
industrial poco o nada calificados, no permitiendo una visión integral de la em-
presa, sino que esta se convierte en una suma de las evaluaciones de los puestos.

La aplicación del método supone la participación de los trabajadores y el


que ya antes se hayan resuelto los riesgos inherentes a la seguridad e higiene que
no son contemplados por el mismo. El procedimiento tiene un doble carácter ob-
jetivo subjetivo ya que evalúa algunas variables cuantitativas, mientras que los
aspectos psicosociales y de carga mental son evaluados de acuerdo con la opinión
del trabajador. Consiste en una guía de observación que relaciona 16 variables
agrupadas en 5 dimensiones: entorno físico, carga física, carga mental, aspectos CAPÍTULO XVIII
psicosociales y tiempo de trabajo, otorgándosele a cada una puntuación entre 0 y
10. No se incluyen en la valoración otros aspectos de la vida laboral como el salario
y la contratación.

Este método aunque es más amplio que las guías normales de inspección,
adolece de que sólo permite establecer un diagnóstico sobre factores que se ha

879
demostrado son nocivos a la salud, no permitiendo establecer nuevas relaciones
entre estos y la salud de los trabajadores, así como, que al incluir indicadores cuan-
tificables elimina la experiencia de los trabajadores. Sin lugar a dudas el método
promueve la conciliación entre las partes, la socialización del conocimiento y pro-
pugna el carácter técnico, aunque disminuye el poder de estos. No obstante se
puede considerar que tiene grandes ventajas en los aspectos siguientes:

• Promueve la difusión de los conocimientos necesarios para el estudio de las


condiciones de trabajo, ya que explica cada pregunta formulada en la guía y
como debe ser evaluada.

• Puede servir de base a programas de formación sobre las condiciones de trabajo,


ya que su aplicación puede incitar a la mayor adquisición de conocimientos en
la materia.

• Proporciona un lenguaje común para aquellos a quienes interesa el mejora-


miento de las condiciones de trabajo, que facilita la integración de todos los
factores de la empresa en acciones encaminadas a dicha finalidad.

• Método de Gardell y Frankenhaeuser.

Este es un método de evaluación que se desarrolla en Suecia en una situa-


ción sociopolítica determinada y con la finalidad de servir para las necesidades de
negociación sindical y legislativa, pudiendo contar con recursos para las investi-
gaciones en este campo. El desarrollo y éxito del mismo estaba basado en el libre
acceso al centro de trabajo, la participación de los trabajadores y la existencia de
recursos técnicos y económicos para inversión. Aunque domina la tendencia de
que la ciencia la hacen los investigadores, no es menos cierto que se cuenta con la
participación de los sindicatos tanto para el planeamiento de los estudios como
para los planes de acción producto de los resultados obtenidos y que los trabaja-
CAPÍTULO XVIII

dores participan en la investigación. Es muy difícil por su complejidad utilizarlo


como un instrumento de inspección.

En el método, se estudia la relación trabajo salud en el proceso laboral, con


la concepción teórica de que el contenido psicológico del mismo es generador de
estrés y enfermedades psicosomáticas. Hay que tener en consideración que el mé-
todo se aplica en un país desarrollado donde hay un alto contenido de mecaniza-
ción y automatización de los procesos.

880
Los instrumentos de que consta el método son los siguientes:

• Un instrumento elaborado por expertos para estudiar el proceso laboral que


consta de 44 aspectos a evaluar objetivamente. En esta parte se evalúan los
factores del ambiente y aspectos de la organización del trabajo y el contenido
del mismo

• Otro cuestionario de 16 aspectos básicos y 125 preguntas, referidas a las


características de su trabajo y su experiencia subjetiva referente a la tensión,
fatiga y problemas de salud. En el mismo también se incluyen aspectos de la
organización, disciplina, satisfacción, accidentes y otros.

• Un tercer instrumento que mide parámetros fisiológicos del estrés y los ritmos
circadianos y que se aplica a un número más reducido de trabajadores, ya
que las pruebas que se hacen constan de una gran complejidad y necesitan de
tiempo.

• Un último instrumento que es un cuestionario que se aplica al trabajador


para determinar problemas psicosomáticos y algunas pruebas clínicas, esta
parte también es limitada por las mismas razones descritas en el instrumento
anterior.

La inspección sistemática de los centros de trabajo no puede aplicar este


método por su complejidad, ya que necesita de muchos recursos tanto humanos
como materiales y de un tiempo, que sólo es posible emplear cuando se realizan
investigaciones más amplias.

Como se puede observar, de los métodos descritos, ninguno es óptimo, cada


sistema o país debe elaborar su propio modelo acorde a sus características y los
objetivos que se desean alcanzar. Sin embargo para el caso de la inspección estatal

CAPÍTULO XVIII
tenemos que llegar a la solución de compromiso, que la alternativa más factible es
la Guía de Inspección, siempre que se elabore para las condiciones concretas de lo
que se desea evaluar, por lo que los contenidos de estas pueden ser muy diferentes
aunque el objetivo general sea el control de las condiciones de seguridad y salud.

881
5. Tipos de Visitas de Inspección.
La verificación de las condiciones de trabajo se ejecuta mediante las visitas
que hacen los funcionarios de la inspección (inspectores) a los diferentes centros
o lugares de trabajo existentes en cada territorio. Estas visitas pueden realizarse
como producto de la planificación que se elabore o por otras situaciones que se
presentan y a las cuales hay que prestar atención casi siempre de manera preferen-
te e inmediata. En base a los objetivos propuestos en cada caso podemos clasificar
estas visitas de control en los tipos siguientes:

a) Visitas de Inspección o Encuesta. Estas son las visitas planificadas que


se realizan por primera vez a un lugar de trabajo, para aplicar la guía de
inspección establecida o para actualizar la misma en cada periodo de con-
trol determinado para el tipo de lugar. En este caso se tiene que hacer un
recorrido general por todas las áreas de trabajo, verificando las condiciones
existentes, además se controlarán los indicadores de accidentes y enferme-
dades y cualquier otra información que a juicio del inspector le permita
llegar a identificar con mayor precisión los riesgos presentes. En ocasio-
nes puede ser necesario medir algunos de los factores de riesgo. Al final
el inspector llenará un acta en la que dejará descritas las violaciones y las
medidas que deberá ejecutar el empresario y los plazos en que deben ser
cumplidas. En el caso de necesidad de acciones más severas, por considerar
un peligro inminente a la vida o salud del trabajador, puede llegarse hasta
la clausura o paralización provisional del local o de la actividad, hasta tanto
el jefe de la inspección tome la medida definitiva.

b) Visitas de reinspección o de control de plazos. Estas son las visitas que


se realizan entre dos visitas de inspección y en ellas se verifica el cumpli-
miento de las medidas dictadas con anterioridad y se incluyen nuevas que
puedan observarse durante la misma. La acción terminará como en el caso
anterior, con el acta de inspección u otra medida si fuera necesario. Esta
CAPÍTULO XVIII

visita es de extrema importancia cumplirla en los plazos establecidos, ya


que los supervisados actúan o no, de acuerdo a la seriedad en verificar las
medidas dictadas en los plazos establecidos.

c) Visitas de denuncia o quejas. Estas son visitas no planificadas, que se


producen con motivo de las denuncias o quejas de los trabajadores, veci-
nos de un lugar de trabajo o de cualquier ciudadano, por situaciones que
según el denunciante le están afectando o le pueden afectar. En estas visitas

882
generalmente se va a investigar una situación específica que está violando
las disposiciones legales vigentes, es frecuente que para evaluar la molestia
se necesite hacer mediciones de la contaminación ambiental. Al final de la
misma debe elaborarse un acta en la que se deje constancia de las medidas
que debe cumplir cualquiera de las partes querellantes, además de hacer
un dictamen técnico que se le entregará posteriormente a todas las partes
interesadas.

d) Visitas de estudio o investigación. Son las que se realizan con el interés


de adquirir conocimientos sobre nuevas situaciones de riesgo surgidas en el
territorio, ante problemas de salud atípicos en el cuadro epidemiológico o
por solicitud de personas naturales o jurídicas. En general este tipo de con-
troles necesita de un tiempo grande y de recursos de laboratorio, ya que hay
que hacer mediciones ambientales y biológicas, así como exámenes clínicos
para demostrar las causas del fenómeno detectado. En muchas ocasiones
estos estudios son originados por las situaciones identificadas mediante la
vigilancia ambiental o clínica, o son producto de los resultados de las visitas
de inspección planificadas.

6. Niveles de Atención de la Inspección.


En todo sistema de inspección existe una estructura con diferentes nive-
les, que salvo excepciones coincide con la división político-administrativa de cada
país. Estos niveles generalmente son tres, el nacional, el regional (provincia, esta-
do, autonomía, región etc.) y el local. La experiencia de años en este trabajo nos ha
demostrado que las funciones de cada nivel deben tener características específicas
y la ejecución de las inspecciones a las empresas debe organizarse de acuerdo con
una clasificación de los lugares de trabajo, establecida según la importancia econó-
mica y de riesgos, por lo que recomendamos organizarla de la manera siguiente:

Nivel Nacional.
CAPÍTULO XVIII
Tiene como funciones principales, desarrollar la estrategia del país, orientar
metodológicamente y establecer el planeamiento de las tareas para cada perio-
do. Deberá también manejar las coordinaciones con los organismos e instituciones
con responsabilidades en la seguridad y salud de los trabajadores y controlará el
desarrollo de los planes trazados en todos los territorios. A este nivel se visitarán
con los funcionarios de la inspección que atienden las mismas, a las empresas de
importancia nacional de los diferentes territorios cuando se supervise el trabajo de

883
los mismos. En los casos que el sistema posea instituciones de investigación, de-
terminará los problemas que deben ser investigados con prioridad, participando y
apoyando dichas actividades. De igual forma organizará la formación continua de
postgrado de todos los inspectores.

Nivel Regional.
Desarrolla funciones similares al del Nacional en el ámbito de su territorio
y tendrá que inspeccionar todas las empresas que tienen importancia económica o
en que sus riesgos determinan el control por un nivel más especializado, así como,
dar seguimiento al cumplimiento de las disposiciones dictadas por el nivel supe-
rior en sus visitas a empresas ubicadas en sus límites de acción. Este nivel según la
estructura administrativa del país puede ser un estado, provincia o región.

Nivel Local.
Este nivel es el más importante ya que al mismo pertenecen el mayor nú-
mero de empresas a controlar de acuerdo con la clasificación que se establezca.
Su responsabilidad es la de visitar todas las empresas ubicadas en su territorio,
exigiendo por el cumplimiento de las disposiciones legales vigentes. Orientando
las posibles soluciones y aplicando las sanciones establecidas cuando se verifique
el incumplimiento reiterativo de las mismas. En ocasiones solicitará la asesoría
de los niveles superiores cuando se identifiquen problemas complejos que no se
encuentren capacitados técnicamente para resolver a este nivel. Este nivel es en
nuestros países el municipal.

7. Etapas y Principios para Ejecutar la Inspección.


Lo primero que debe hacer el inspector cuando va a inspeccionar un lugar
o centro de trabajo es actualizarse con detalle la actividad o proceso industrial que
en el mismo se desarrolla, para lo que debe revisar toda la información posible al
efecto.
CAPÍTULO XVIII

Toda inspección debe cumplir con varias etapas para poder afirmar que se
ha cumplido adecuadamente el procedimiento orientado, a continuación describi-
mos la forma en que consideramos debe ejecutarse.

• Inicialmente el inspector al arribar a una empresa para su inspección es


solicitar la presencia del responsable administrativo o gerente.

884
Es frecuente encontrar que el responsable, Director o Gerente no se encuen-
tra en el lugar, sin embargo muchos inspectores proceden a realizar la inspección
para cumplir con el planeamiento aprobado. En estas situaciones no se debe pro-
ceder a ejecutar la tarea con otra persona que no es la responsable, sino coordinar
la fecha en que se puede realizar, ya que es común que posteriormente el res-
ponsable presente inconformidades por las deficiencias que fueron identificadas y
aceptadas por otro. Siempre recordarse que la persona que atiende la seguridad y
salud no es el responsable administrativo de la empresa. Con el fin de evitar estas
situaciones es preferible avisar previamente de las inspecciones a las direcciones
de los lugares planificados, aunque esto no es óbice para la ejecución de inspeccio-
nes imprevistas cuando sea necesario.

• Identificarse y explicar la actividad que va a ejecutarse.

Es esencial identificarse como inspector y a continuación describir el ob-


jetivo de la visita, especificando que al final debe realizarse una reunión con el
responsable y las partes que hayan participado en la inspección.

• Realizar el recorrido por las áreas acompañado del responsable designado.

No se puede realizar una inspección objetiva, si el inspector no recorre to-


das las áreas de la entidad inspeccionada, para identificar y poder evaluar los fac-
tores y situaciones de riesgo observadas. En este recorrido con ética y discreción
en los casos que se requiere, debe solicitar información a los trabajadores, ya que
estos recordemos son la fuente que mejor conoce los problemas de su trabajo.

• Llenado de la Guía de Inspección.

Esta es una acción que normalmente se hace por el inspector después de


haber observado e identificado los factores de riesgos existentes. En la misma se

CAPÍTULO XVIII
anotarán los resultados de cada una de las variables descritas en la misma cuando
se hace por primera vez y posteriormente se actualizarán cada vez que se repita
una visita de las denominadas de reinspección.

• Llenado de la Diligencia de Inspección.

Esta tarea es indispensable para dar como ejecutada una inspección, ya que
este documento es el “acta” donde se establecen las conclusiones de la actividad

885
y las medidas o exigencias al responsable de la entidad inspeccionada. Además,
porque la misma es la evidencia legal de la violación detectada al estar firmada por
el empresario o su representante designado.

• Conclusiones con la Dirección de la Empresa.

Al final de cada inspección se debe realizar una reunión con la Dirección y


en los casos necesarios solicitar la autorización de la misma, para que participen
otros factores de la empresa que pueden ser útiles en la solución de los problemas
detectados. Tal es el caso del Sindicato o de otra organización política o social que
pueden colaborar en lograr cambios de comportamiento en el desempeño del co-
lectivo en esta actividad preventiva. En esta reunión pueden conciliarse con la Di-
rección algunos de los plazos establecidos previamente, si se considera pertinente
por el inspector.

Sin lugar a dudas que todo órgano y acción de inspección de salud y seguri-
dad del trabajo debe cumplir con determinados principios, para que pueda accio-
nar de manera efectiva y sea respetada por los empresarios y los otros factores que
participan en el proceso. Consideramos que entre los elementos fundamentales
que podemos mencionar, están los siguientes:

• Tener un respaldo legal, o sea, tienen que existir los documentos legales que
autoricen la ejecución de estas actividades por los funcionarios autorizados.

• Obligación de los responsables administrativos de recibir al inspector.

• Tener acceso a todo centro de trabajo en horas laborables.

• Existir la cooperación con otros órganos de inspección y organismos del


territorio.
CAPÍTULO XVIII

• Poseer personal capacitado, objetivo, imparcial y flexible, lo que determina una


selección previa de los inspectores del sistema.

• Obligación de los responsables administrativos del lugar en acompañar a los


inspectores durante la ejecución de la inspección.

886
• Poseer la facultad de hacer inspecciones imprevistas e inesperadas.

• Poder interrogar a los trabajadores sobre situaciones observadas.

• Carácter confidencial de la actividades, no se puede informar sobre ninguno de


los aspectos observados salvo con las partes interesadas.

• Existencia de un registro oficial o expediente con la documentación de las


acciones ejecutadas.

• Facultad para proponer o aplicar sanciones como clausuras y multas a los


violadores de las disposiciones legales.

• Posibilidad de hacer mediciones de los factores de riesgo presentes.

• Facultad de que todo proyecto de nueva instalación o de cambios tecnológicos


en los existentes debe ser aprobado previamente por las autoridades de SST
antes de su ejecución.

CAPÍTULO XVIII

887
8. La Inspección de Salud y Seguridad en Cuba.
No podemos obviar iniciar este aspecto sin mencionar el estado del Sis-
tema de Inspección antes de 1959. Hay que decir que este en realidad no existía,
ya que era una estructura concebida para beneficiar económicamente a determi-
nados miembros del partido que alcanzaba el gobierno. Salvo algunas honrosas
excepciones, su personal (inspectores) carecía de los conocimientos técnicos para
desarrollar estas funciones y se dedicaba a usufructuar de los privilegios del cargo,
exigiendo compensaciones a los empresarios, lo cual era normal por la corrupción
existente en las esferas del gobierno. Este fue el primer elemento que tuvo que
cambiar la revolución, comenzando con la formación de personal técnico capaz de
enfrentar la actividad y crear un sistema de control que con honestidad exigiera a
los empresarios el cumplimiento de las disposiciones legales establecidas.

En la actualidad, el Sistema de Seguridad y Salud en el Trabajo, se encuentra


regulado en Cuba por el Código de Trabajo y otras disposiciones legales, donde se
establecen las funciones de los organismos estatales, responsables de hacer cum-
plir las disposiciones establecidas para garantizar condiciones saludables y segu-
ras de trabajo. Por consiguiente, cada uno de estos organismos poseen su estructu-
ra de inspección dirigida a controlar los aspectos concernientes a las funciones que
les adjudica la Ley. Forman parte de este Sistema de Inspección, los Subsistemas
de Seguridad que es controlado por la Inspección de Trabajo del Ministerio de Tra-
bajo y Seguridad Social, el Subsistema de Salud o Higiene que es controlado por la
Inspección Sanitaria del Ministerio de Salud Publica, el Subsistema de Prevención
de Incendios controlado por la Inspección de Incendios del Cuerpo de Bomberos
del Ministerio del Interior y por último la Inspección Sindical que puede actuar en
todo el ámbito a que se refiere la Ley.
CAPÍTULO XVIII

888
Figura 3. Organización de la Inspección Sanitaria Estatal en Cuba.

Consejo
Consejo Popular Consejo
Popular Popular

Policlínico

CENTRO O UNIDAD MUN. DE HIGIENE


NIVEL MUNICIPAL Y EPIDEMIOLOGÍA
FISCALIZACIÓN

LABORATORIOS

CENTRO PROVINCIAL DE HIGIENE


NIVEL PROVINCIAL Y EPIDEMIOLOGÍA

LABORATORIOS

UNIDAD NACIONAL DE SALUD


NIVEL NACIONAL AMBIENTAL
INSTITUTOS DE INVESTIGACIÓN

8.1. El Sistema de Inspección Sanitaria o de Higiene del Trabajo


en Cuba.

Desde comienzos de los años 60, el Ministerio de Salud Pública empezó a


dar pasos para determinar la relación salud – trabajo desarrollando el control de
las condiciones de trabajo mediante la inspección sanitaria. Por supuesto que en
estos años se carecía de personal calificado, por lo que se elaboró una Guía de Ins-
pección específica para este tipo de inspecciones, pero sin una gran complejidad
técnica y se exigía que se elaborara un informe por escrito de cada inspección. La
preparación de inspectores especializados en el campo de la Medicina e Higiene
del Trabajo en el transcurso de esos años permitió que ya en el 1975, se propusiera
e implantara una Ficha o Guía de Inspección (Anexo 1) más completa, que orien-
taba al inspector en su tarea, evaluaba los factores de riesgo y permitía determinar
las condiciones generales existentes en los lugares de trabajo de cada territorio. De
esta manera era posible conocer a cada nivel del sistema de inspección la situación CAPÍTULO XVIII
sanitaria y dirigir la estrategia hacia los aspectos que podían estar afectando la sa-
lud de los trabajadores. Esta ficha se estuvo aplicando hasta finales de los años 80,
donde con algunas modificaciones pasó a convertirse hasta el momento actual en
la ficha general que aplica la Inspección Sanitaria. Hay que aclarar que en este sis-
tema la inspección de un Centro de Trabajo, como se ha mencionado previamente,
comprende el llenado de la ficha y de la Diligencia de Inspección.

889
Tabla 1. Distribución y Calificación de los inspectores Año 2000

Nivel
Nacional Provincial Municipal Total %
Calificación

Médicos Especialistas en Higiene y


18 72 462 552 17.1
Epidemiología
Médicos Especialistas en Medicina
General Integral
- 14 218 232 7.2

Ingenieros 5 54 11 70 2.1
Veterinarios 3 29 171 208 6.4
Técnicos en Higiene y Epidemiolo-
5 143 1938 2086 64.6
gía

Otros 9 16 60 85 2.6
Total 40 328 2860 3228 100
% 1.2 10.3 88.5 100

La inspección sanitaria posee 3 niveles de fiscalización, el local (N. Prima-


rio), que abarca el territorio correspondiente a un municipio, se ejecuta desde los
Policlínicos existentes y es dirigida por los Centros o Unidades Municipales de Hi-
giene y Epidemiología. El Provincial (Secundario) que se ejecuta desde los Centros
Provinciales de Higiene y Epidemiología y el Nacional que se ejecuta por la Direc-
ción de Salud Ambiental apoyada técnicamente por los Institutos de Investigación
correspondientes al área de la higiene y epidemiología. En el caso de la Salud
Ocupacional las inspecciones son realizadas a todos los niveles por el cuerpo de
inspectores del Sistema de Inspección Sanitaria y a nivel nacional es apoyada por
el Instituto de Salud de los Trabajadores.

Como es conocido, el sistema de salud cubano tiene un elevado desarrollo


de los servicios y de recursos humanos, ofertando una cobertura total de la po-
blación, por lo que el órgano de inspección tiene características similares, ya que
abarca a todo el territorio nacional y cuenta con un elevado número de inspecto-
CAPÍTULO XVIII

res. Hay que resaltar que todos los inspectores son profesionales universitarios o
técnicos medios superiores en las diferentes especialidades. En la tabla 1 se brinda
la distribución y calificación aproximada de estos en al año 2000, cifras que pue-
den haber tenido algunas modificaciones en la actualidad. Como se puede obser-
var existe un sistema con la fortaleza necesaria para el control de las condiciones
higiénicas de los lugares de trabajo, el cual además de las leyes generales, posee
resoluciones del Ministerio de Salud Pública que regulan su accionar.

890
8.2. La Inspección de Trabajo.

En nuestro país como en otros muchos la Seguridad y Salud en el Trabajo


tiene como organismo rector al Ministerio del Trabajo, el cual posee una Oficina
Nacional de Inspección del Trabajo. Dicha oficina tiene como misión dirigir, eje-
cutar y controlar la inspección estatal en materia laboral y de seguridad social con
sentido ético y espíritu educativo, fiscalizando el cumplimiento de la legislación
laboral, de protección del trabajo y seguridad social y aplicando medidas ante las
violaciones detectadas.
   
 




 

  
 ­€

Entre sus funciones se puede observar que tiene el amplio espectro de la te-
mática laboral y como parte de la misma los concernientes a la Seguridad y Salud.
La estructura de este Sistema de Inspección está integrado por 16 Unidades Orga-
nizativas Básicas: la Oficina Central, 14 filiales provinciales y la filial del Municipio
Especial Isla de la Juventud, como se puede observar en la figura 4.

CAPÍTULO XVIII

891
Esta inspección está más dirigida en la materia de la que estamos tratando,
a los aspectos de seguridad, aunque está facultada para intervenir en todos los as-
pectos que violan las disposiciones de la seguridad y salud. Aunque la inspección
que se realiza en la actualidad tiene un carácter integral, tienen especialistas de
alta calificación y experiencia en máquinas y equipos de alto riesgo, como son las
grúas, calderas, equipos de presión y otros, ya que antes gran parte de las acciones
de control eran orientadas con un criterio especializado. Por el tipo de fiscalización
que ejerce este órgano sus inspectores son ingenieros de las diferentes especialida-
des como puede observarse en la figura 5.

Hay que mencionar que en el caso del Ministerio de Trabajo, existe en se-
guridad y salud una estructura paralela de especialistas que tiene la función de la
gestión y promoción de estos aspectos y que comprende a la instancia municipal,
la cual trabaja en estrecha coordinación con la inspección.

Conclusiones.

Para terminar el tema queremos hacer énfasis en algunos elementos tratados


y que son esenciales para cualquier sistema de Inspección Estatal de la Seguridad
y Salud. Ante todo que hay que crear una estructura ajustada a las características
de cada país, con una cobertura nacional, que cuente con personal calificado y con
alto nivel ético y un sistema de laboratorios que permita cuantificar los riesgos. El
procedimiento práctico será la “guía o ficha de inspección”, elaborada en base a
las características propias de cada lugar y dirigida hacia las situaciones de riesgo
que se consideren están ocasionando los mayores efectos adversos a la salud de
los trabajadores. Esperamos que los aspectos descritos permitan a quienes están
interesados en la materia y lean estas notas, analizar la situación particular que se
presenta en su caso y poder mejorar los sistemas en que participan.

En los anexos se brindan algunos ejemplos, de clasificaciones y fichas que


hemos elaborado en algún momento de nuestra actividad como inspector y que
CAPÍTULO XVIII

pueden servir de orientación a quienes deseen organizar un sistema.

892
9. Anexos
Anexo 1. Clasificación de los centros de trabajo

Es fundamental que la inspección de los centros de trabajo permita el con-


trol de la totalidad de las empresas situadas en un territorio. No obstante esto se
hace imposible, si no establecemos una planificación de los objetivos a inspeccio-
nar en base al riesgo de las entidades y al número de inspectores existentes. Du-
rante nuestros años de experiencia en los diferentes niveles de inspección hemos
llegado a la conclusión que cualquier sistema tiene que establecer prioridades para
el control de los riesgos y esto sólo podemos lograrlo mediante una clasificación
en base a determinados indicadores. Es necesario con esta finalidad determinar
inicialmente el universo de centros de trabajo existentes en el territorio, el que se
procederá a clasificar en función de los indicadores establecidos. Estos indicadores
no tienen que ser similares para todos los territorios o países, sino que dependen
de las características particulares del lugar. A continuación describimos dos clasi-
ficaciones establecidas en diferentes momentos durante nuestro trabajo.

Clasificación 1.

Variables
Tipo A Tipo B Tipo C
o Indicadores
No Trabajadores > 500 200<Ñ<500 < 200

Gran No de trabajdores Factores nocivos controlados.


expuestos a factores No existen intoxicaciones o
casos de efermedades Los que por sus
Nocividad nocivos. Casos de características no están
intoxicaciones o enferme- profesionales.
Límites de sustancias nocivas incluidos en los otros
dades profesionales. grupos.
en niveles permisibles.
Peligrocidad Índice de Frecuencia > 30 Índice de Frecuencia < 30
Importancia
Nacional Territorial Local
económica

CAPÍTULO XVIII
Periodicidad Trimestral Semestral Anual

893
Clasificación 2.
Variables o Indicadores Grupo “A” Grupo “B” Grupo “C” Grupo “D”
N de Trabajadores
O
> 500 500 - 200 199 - 100 < 100
Importancia Económica Nacional Territorial Local Local
Nivel de Riesgos Importante Moderado Tolerable Mínimo
Accidentalidad > 2.2 2.2 - 1. < 1.5 < 1.5
Enfermedades Profesionales SI (1 año) SI (3 años) NO NO

Enfermedades Comunes > 15% 15 - 10% 5 - 9% <5

Periodicidad de Visita Cuatrimestral Semestral Anual Bianual

La periodicidad de las visitas de inspección es flexible y su frecuencia se


programa esencialmente en función de la cantidad de centros, nivel de riesgos que
presentan y recursos humanos disponibles. Siempre priorizando los que se clasifi-
can como A y B que deben ser de ejecución obligatoria en los plazos establecidos.

Consideraciones sobre las variables establecidas en las clasificaciones:

1. Número de Trabajadores.
Se considera el número de trabajadores que laboran en el lugar visitado, no
se puede informar el número de trabajadores totales de la empresa cuando esta
tiene más de un centro.

2. Importancia Económica.
Se clasifican los centros visitados de acuerdo al impacto social que implican
la producción o los servicios que oferta, según sea, de alcance nacional, territorial
o local.
CAPÍTULO XVIII

3. Nivel de Riesgos.
El Nivel de Riesgos se determina por cualquiera de los métodos existentes,
en función de la probabilidad y las consecuencias de acuerdo con la evaluación
realizada por la empresa y analizado por la inspección.

894
4. Accidentalidad.
Este indicador está expresado por el índice de incidencia de accidentes del lugar.

5. Enfermedades Profesionales.
Se consideran A o B, cuando en el centro se han diagnosticado enferme-
dades de esta categoría en el periodo de tres (3) años o un (1) año anteriores a la
fecha de la visita, el resto de los centros son aquellos que no poseen este tipo de
enfermedad.

6. Enfermedades Comunes.
Este indicador aparece expresado en el % de ausentismo que tenga el centro
por enfermedades conocidas como comunes o sea de todas las ausencias justifica-
das mediante certificado médico.
Cuando hacemos el análisis para clasificar un centro se debe ser flexible,
considerando el comportamiento de estas variables y las condiciones objetivas ob-
servadas. Esto significa, por ejemplo, que en determinados casos un centro que
posee 40 trabajadores, podría ser clasificado como “A”, si tuviera una alta poten-
cialidad de riesgos”. Siempre debe manejarse como elemento fundamental para
clasificar al centro el indicador que presenta el peor resultado.

CAPÍTULO XVIII

895
CAPÍTULO XVIII

896
897
CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XVIII

898
899
CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XVIII

900
Bibliografía Consultada
1. ACGIH (American Conference of Governmental Industrial Hygienists). TLVs. “Valores Límites para
Sustancias Químicas y Agentes Físicos en el Ambiente de Trabajo”. 2002.

2. “Análisis de Situación de Salud”. Martínez Calvo S. y col. ed. Editorial Ciencias Médicas (ECIMED). La
Habana. 2006.

3. Aneas A. “La Responsabilidad Social en las Microempresas: Dificultades, Riesgos Laborales, Retos y
Propuestas”. Proceedings of the Fourth International Conference on Occupational Risk Prevention -
ORP2006.España. www.prevencionintegral.com

4. Assumpta A. y col. “La Responsabilidad Social en las Microempresas: Dificultades, Riesgos Laborales,
Retos y Propuestas”. Proceedings of the Fourth International Conference on Occupational Risk Preven-
tion. ORP 2006. España. www.prevencionintegral.com

5. Ayensa Vázquez J. A. “La Responsabilidad Social Corporativa en material preventivo”, utilizando


como referencia el índice INA de Nasco. SPRL. Ministerio de Defensa. Zaragoza. España. Proceedings
of the Sixth International Conference on Occupational Risk Prevention- ORP 2008. www.prevencionin-
tegral.com

6. Baquedano Inostroza A. y col. “Fortalecimiento de los Factores Protectores, el Nuevo Desafío de la Res-
ponsabilidad Social Empresarial”. Proceedings of the Fifth International Conference on Occupational
Risk Prevention. ORP 2007. España. www.prevencionintegral.com

7. Bernés González Luis M. “Implantación del Plan de Autoprotección”. Rev. Mapfre Seguridad. N0 42,
1991.

8. Betancourt O., “Texto para la enseñanza e investigación de la Salud y Seguridad en el Trabajo”. Quito.
1999.

9. Bibby A. “Las Multinacionales y las Prácticas Socialmente Responsables”. ”Mejores Empresas: Mirar
hacia atrás, mirar hacia delante”. Rev. Trabajo No 62. 2008.

10. Bioseguridad en laboratorios de Microbiología y Biomedicina. 4ta Edición. CDC y NIOSH. Washing-
ton.2004.

11. Biosafety in Microbiological and Biomedical laboratories. 5th Edition.U.S. Department of Health and
Human Services. Washington. 2007.

12. BS 6841: 1987. British Standard. Guía para la medición y evaluación de la exposición humana al cuerpo
completo de la vibración mecánica y choques repetitivos.
BIBLIOGRAFÍA
13. Bonomi G. Brennan L. Varela P. La Responsabilidad Social Empresarial en el marco de las relaciones
laborales. Universidad de la República. Uruguay. 2003.

14. Como nos afecta el láser. Rev. Mapfre Seguridad. N0 104. Madrid. 2006.

15. Condiciones de Trabajo y Salud. INSHT. Madrid. 1989.

16. Consideraciones sobre la emisión de radiación en soldadura por arco. Rev. Salud y Trabajo. INSHT.
Madrid. 1993.

901
17. Control de Contaminantes Químicos III. www. Estrucplan on Line. 10/2004.

18. Convenio de Rótterdam sobre el Procedimiento de Consentimiento fundamentado previo aplicable a


ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional. UNEP – FAO.
2000.

19. Corrales C. Morales R. Estudio Comparativo de los Sistemas de Gestión en Seguridad y Salud Ocupa-
cional y su Aplicación en las Pequeñas y Medianas Empresas del Sector Manufacturero de Lima.Pro-
ceedings of the Fourth International Conference on Occupational Risk Prevention.ORP2006. España.
www.prevencionintegral.com

20. Curso Básico de Seguridad y Salud en el Trabajo. I Edición. García Machín E. y Prieto Fernández
S.MTSS. La Habana. 2003.

21. Curso Básico de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo. II Edición. García Machín E. y PrietoFer-
nández S., Fraternidad Muprespa. Madrid. 2004.

22. Curso de Medicina del Trabajo. Editorial Orbe. Instituto Cubano del Libro. La Habana. 1978.

23. Decreto Ley 101. Reglamento para la Inspección Sindical de PHT. La Habana. 1982.

24. Decreto Ley 190. De la Seguridad Biológica. La Habana. 1999.

25. Decreto Ley 246. Sobre las infracciones de la legislación laboral, de protección e higiene del trabajo y de
seguridad social. La Habana. 2007.

26. De la Calle Agudo Miguel A., Aproximación al fenómeno de las combustiones espontáneas. Rev. Map-
fre Seguridad. N0 76, 1999.

27. Desechos Hospitalarios: Riesgos y recomendaciones generales sobre su manejo. Ministerio de Salud
Chile. 2001.

28. Directrices Técnicas sobre el manejo ambientalmente racional de los desechos médicos y biomédicos.
PNUMA. Suiza. 2003.

29. Directrices relativas a los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo ILO - OSH 2001.
Ginebra. 2002.

30. Efectos Actínicos de la Radiación Óptica. Rev. Mapfre N0 33. Madrid, 1989.

31. El Control de Partículas en Ambientes Laborales. Ed. Mapfre. 1979.


BIBLIOGRAFÍA

32. El Láser: principio de funcionamiento, aplicaciones y protección. Rev. Mapfre N0 34, Madrid, 1989.

35. Enciclopedia de Medicina, Higiene y Seguridad del Trabajo. OIT. Ed. Ministerio de Trabajo. Ma-
drid.1974.

36. Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo. OIT. Ed. Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales.
Madrid. 2001.

37. Encyclopedia of Occupational Health and Safety. ILO.4th Edition, Geneva, 1998.

902
38. Enfermedades Ocupacionales. Guía para su Diagnóstico. OPS. Washington 1986.

39. Epidemiología Laboral. INSHT. Madrid. 1992.

40. Evaluación de las Condiciones de Trabajo en Pequeñas y Medianas Empresas. INSHT. Madrid. 1994.

41. Evaluación de Riesgos Laborales. INSHT. Madrid. 1996.

42. Fundamentals of Industrial Higiene. 5th edition. NSC. USA. 2002.

43. Fernández Muñiz B y col. Occupational Health and Safety and Corporate Social Responsibility: Inci-
dence on Economic Performance. Universidad de Oviedo, Proceedings of the Sixth International Con-
ference on Occupational Risk Prevention - ORP2008. España. www.prevencionintegral.com

44. García Machín E. Estudio de las Condiciones de Trabajo y Posibles Patologías en Cortadores de Caña
Quemada. Boletín de Higiene y Epidemiología, Año XII, N0 3, La Habana, 1974.

45. García Machín E. La Contaminación del Ambiente de Trabajo. Folleto Centro Nacional de Información-
de Ciencias Médicas. La Habana. 1974.

46. García Machín E. Seguridad e Higiene en el Control de la Maquinaria Agrícola. Boletín de Higiene y
Epidemiología, Año XII N0 3. La Habana, 1974.

47. García Machín E. Metodología para el Control Sanitario de los Centros de Trabajo. Revista Cubana de
Higiene y Epidemiología Vol. 13, N0 1. La Habana, 1975.

48. García Machín E. Estudio del Riesgo por Exposición al Ruido en una Industria Textil. Revista Cubana
de Higiene y Epidemiología. Vol. 17, N0 3 y Vol.18, N0 1. La Habana, 1979.

49. García Machín E. Un estudio sobre el ruido molesto. Revista Cubana de Higiene y Epidemiología,
Vol.8, Pág. 119 – 127. La Habana. 1980.

50. García Machín E. Estado Actual de la Atención, Investigación y Control por Plomo en Cuba. Revista
Cubana de Higiene y Epidemiología, Vol. 27, N0 4. La Habana, 1989.

51. García Machín E. Estudio exploratorio en trabajadores expuestos a aluminio en la Central Electronu-
clear de Juraguá. Revista Cubana de Higiene y Epidemiología, 1-2. La Habana, 1995.

52. García Machín E. Consideraciones sobre la accidentalidad laboral. Gaceta Laboral N0 5, MTSS, la Ha-
bana, 2003.

53. García Machín E. Necesidad de la permanencia en el trabajo de los mayores de 60 años. Estrategia para
la preparación y establecimiento de condiciones de trabajo que garanticen su seguridad y salud.Revista
BIBLIOGRAFÍA
Cubana Salud y Trabajo, Vol. 7, N0 1-2. Dic 2006. La Habana

54. García Machín E. Reflexiones metodológicas sobre la gestión y control de la seguridad y salud en los
centros de trabajo. Revista Cubana de Salud y Trabajo 2009;10 (1):63-71

55. Gómez Mompeán M.A. Lorca Soto A. El desarrollo de la PRL a través de la norma SGE 21:2005 como
sistema de Gestión Ética y Responsabilidad Social Empresarial. Proceedings of the Fourth International
Conference on Occupational Risk Prevention - ORP2006.www.prevencionintegral.com

903
56. Guía para la manipulación manual de cargas. Universidad de Navarra. 2003.

57. Guía Técnica para la evaluación y prevención del riesgo eléctrico. INSHT. Madrid. 1997.

58. Guía de Saneamiento Básico Industrial. IMSS. México. 1987.

59. Higiene. Del Puerto Quintana C. y col. Ed. Pueblo y Educación. La Habana. 1989.

60. Higiene del Medio. Tomo III. Editorial Ciencia y Tecnología. Instituto Cubano del Libro. La Haba-
na.1976.

61. Higiene Industrial Básica. INSHT. Madrid. 1986.

62. Higiene Industrial. INSHT. Barcelona. 1994.

63. Hot Environments-Estimation of de heat stress on working man, based on the WBGT-index. ISO 7243.
1982.

64. Información Sobre Los Riesgos de Los Productos Químicos. Ministerio de Trabajo de los EE.UU.Admi-
nistración de la Salud y Seguridad Ocupacional. OSHA 3117.1989.

65. ISO 20553: 2006 Radiation protection — Monitoring of workers occupationally exposed to a risk of
internal contamination with radioactive material.

66. ISO 2631-1. 1997. Vibraciones mecánicas y choques. Evaluación de la exposición a vibraciones globales
al cuerpo.

67. ISO 5349-1. 2001. Vibración mecánica. Directrices para la medición y evaluación de la exposición a las
vibraciones transmitidas a través de las manos.

68. ISO 8041. 1990. Human response to vibration – Measuring instrumentation.

69. ISO. Participando en la futura Norma Internacional ISO 26000 sobre Responsabilidad Social. 2006.
www.iso.org/sr

70. ISO 26000 Sobre responsabilidad social: La tercera generación de estándares internacionales. Boletín Minero
1191. 2005. Chile. www.sonami.cl

71. ISO/DIS 26000 – ISO/TMB WG SR GUIA SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL. 2009 www.iso.org
BIBLIOGRAFÍA

72. Korinfeld S. y col. El Nuevo paradigma económico y las condiciones de trabajo. Revista Trabajo(s) No
32. B. Aires. 2001.

73. La Costa Berna J. M. El control del humo en caso de incendio. Revista Mapfre Seguridad. N0 71, 1998.

74. La Costa Berna J. M. Seguridad contra incendios en los productos de la construcción. La reacción al
fuego en la Europa Comunitaria ¿la solución futura? Revista Mapfre Seguridad. N0 52, 1993.

75. Largo Domínguez M. Responsabilidad Social Corporativa. Compatibilidad con la Prevención de Ries-
gos Laborales. España. 2006. www.preventionworld.com

904
76. La Epidemiología sin Esfuerzo. Goldberg M. Ed. Díaz de Santos. Madrid. 1994.

77. La Salud en la Fábrica. Laurell Asa C., Noriega M. Ed. Era. México. 1989.

78. OIT. La Seguridad en Cifras. Ginebra. 2003.

79. La Higiene Ocupacional en América Latina. Una Guía para su desarrollo. OPS/OMS. Washington. 2001.

80. Límites de Exposición Profesional para Agentes Químicos en España. INSHT. 2004

81. López Burián C. El rol del estado en la responsabilidad social de las empresas: un debate necesario.
Montevideo. 2006. www.lasociedadcivil.org

82. Madrigal Juan B. Sistemas de gestión Integrados ¿Mito o Realidad? Rev. Normalización N0 1. La Ha-
bana. 2001.

83. Manual de Bioseguridad. Ministerio de Desarrollo Social y Salud. Argentina. Mendoza. 1999.

84. Manual de Ergonomía. Ed. Mapfre. Madrid. 1997.

85. Manual de Fundamentos de Higiene Industrial. CIS. NJ. EUA. 1981.

86. Manual de Higiene Industrial. Ed. Mapfre. Madrid. 1996.

87. Manual de Medidas Acústicas para el Control del Ruido. Burk Werner. Ed. Blume. Madrid. 1969.

88. Manual de Seguridad en el Trabajo. Ed. Mapfre. Madrid. 1992.

89. Manual Técnico de Seguridad. W.J. Hackett, G.P. Robbins. Ed. Rep. y Serv. de Ingeniería. México.1982.

90. Manual de Toxicología. Klaasen C.D, Watkins John B. 5ta Ed. Mc Graw Hill. México. 2001.

91. Martínez García F., Dirección de la seguridad integral en convergencia con los objetivos empresariales.
Revista Mapfre N0 82. Madrid. 2001.

92. Martínez Martínez M.A. Criterios Económicos en la Inversión en Seguridad p 3-9. Rev. Mapfre Seguri-
dad. N0 41, Madrid, 1991.

93. Medicina del Trabajo. Desoille H. y col. Ed. Científico Técnica. La Habana. 1986.

94. Medicina Laboral. La Dou. J. Ed. Manual Moderno. México. 1993. BIBLIOGRAFÍA
95. Medición y Valoración de la influencia del Ruido y las vibraciones en el hombre. IPT. La Habana.1982.

96. Métodos para la Evaluación Económica de los Programas de Atención de Salud. Drummond. M, F,
ycol. Ed. Díaz de Santos. Madrid. 1991.

97. Moreno Jiménez B. Garrosa Hernández E. Globalización y Riesgos Laborales Emergentes. Revista
Ciencia y Trabajo No 32. Madrid. 2009 www.cienciaytrabajo.cl

905
98. NC 19-01-05: 80. “Vibración General. Requisitos generales higiénicos sanitarios”. CEN. La Haba-
na.1980.

99. NC 19-01-11:81. Iluminación. Requisitos Generales Higiénico Sanitarios. CEN. La Habana. 1981.

100. NC 19-01-08: 82. “Máquinas Manuales. Niveles admisibles de vibraciones”. CEN. La Habana. 1982.

101. NC 107: 2001. Seguridad y Salud en el Trabajo. Saneamiento Básico en Locales y Puestos deTrabajo.
Requisitos Generales. ONN. La Habana 2001.

102. NC 573. Seguridad Biológica. Principios y Vocabulario. ONN. La Habana. 2007.

103. NC. 18001. Seguridad y Salud en el Trabajo ― Sistemas de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo
― Requisitos. La Habana. 2004

104. Nocoes Gerais de Toxicología Ocupacional. CPEHS – OPS. Sao Paulo.1989.

105. Neurotoxicología. Almirall Hernández P. Ed. UCV. Caracas. 2001.

106. Noise Abatement. C Duerden. Ed. Butterworth & Co. London. 1970.

107. Noise Measurements. Trampe J. Bruel & Kjaer. Denmark. 1971.

108. Nonionizing Radiation Protection. WHO. 1982.

109. Norma Covenin 2249-93. Iluminancias en tareas y áreas de trabajo. Venezuela. 1993.

110. NTP 1. Estadísticas de Accidentalidad en la Empresa. INSHT. Madrid. 1981.

111. NTP 2. Estadísticas de Accidentalidad en la Empresa. Caso Práctico. Madrid. 1981.

112. NTP 74. Confort Térmico – Método de Fanger para su evaluación. Centro de Investigación y Asistencia
Técnica. Barcelona.1983.

113. NTP 211. Iluminación de los centros de trabajo. Madrid. 1988.

114. NTP 234. Exposición a radiofrecuencias y microondas (I). Evaluación. INSHT. Madrid. 1989.

115. NTP 236. Accidentes del Trabajo: Control estadístico. INSHT. Madrid. 1989.
BIBLIOGRAFÍA

116. NTP 244. Criterios de Valoración en Higiene Industrial. INSHT. Madrid. 1989.

117. NTP 261. Láseres: riesgos en su utilización. INSHT. Madrid, 1991.

118. NTP 348. Envejecimiento y Trabajo: la visión. INSHT: Madrid. 1994.

119. NTP 436. Cálculo estimativo de vías y tiempos de evacuación. INSHT. Madrid. 1997.

120. NTP 511.Señales visuales de seguridad: aplicación práctica. INSHT. 1999.

906
121. NTP 522. Radiofrecuencias y microondas (I): evaluación de la exposición laboral. INSHT. Madrid.1999.

122. NTP 523. Radiofrecuencias y microondas (II): control de la exposición laboral. INSHT. Madrid. 1999.

123. NTP 540. Costes de los accidentes de trabajo. Procedimiento de evaluación. INSHT. Madrid. 1999.

124. NTP 589. Instalaciones radiactivas: definición y normas para su funcionamiento. INSHT. Madrid 2003.

125. NTP 599. Evaluación del riesgo de incendio: criterios. G. Duarte Viejo y T. Pique Ardanuy. INSHT.
Madrid. 2003.

126. NTP 600. Reglamento de seguridad contra Incendios en establecimientos industriales (RD786/2001). G.
Duarte Viejo y T. Pique Ardanuy. INSHT. Madrid. 2003

127. NTP 614. Radiaciones ionizantes: normas de protección. INSHT. Madrid. 2004.

128. NTP 635. Clasificación, envasado y etiquetado de las sustancias peligrosas. INSHT.2005.

129. NTP 643: Responsabilidad social de las empresas (I): conceptos generales. INSHT. España. 2004.

130. NTP 647: Responsabilidad Social de las Empresas. Modelo SAI 8000 (Social Accountability). INSHT.
España. 2005.

131. NTP 648: Responsabilidad Social de las Empresas. Modelo GRI. INSHT. España. 2005.

132. NTP 654. Láseres: nueva clasificación del riesgo (UNE EN 60825-1 /A2: 2002). INSHT. Madrid.2005.

133. NTP 687: Responsabilidad Social de las Empresas. Modelo de Balance Social ANDI-OIT (I). INSHT.
España. 2006.

134. NTP 688: Responsabilidad Social de las Empresas. Modelo de Balance Social ANDI-OIT (II). INSHT.
España. 2006.

135. NTP 693: Condiciones de Trabajo y Códigos de Conducta. INSHT. España. 2006.

136. NTP 745: Nueva Cultura de Empresa y Condiciones de Trabajo. INSHT. España. 2007.

137. Núñez Astray Francisco y otros, Incendios en edificios de gran altura. Rev. Mapfre Seguridad. N0
25,1987.

138. OIT. Estrategia global en materia de seguridad y salud en el trabajo. Conclusiones adoptadas por la
Conferencia Internacional del Trabajo en su 91ª reunión. 2003.
BIBLIOGRAFÍA
139. T. J., O´Neill Los riesgos de corrosión por plásticos en los incendios. Revista Mapfre Seguridad. N0
32,1988.

140. O´Reilly Herrera Y., y Sanabria Reyes O. La Seguridad Industrial como vía para la satisfacción laboral
y la solución de problemas productivos. Revista Mapfre Seguridad # 64. Madrid. 1996.

907
141. Ortiz Lavado A., Sistema de gestión de seguridad y salud ocupacional, ¿Hacia la ISO 18000? Revista
Mapfre Seguridad N0 73. Madrid. 1999.

142. Principios Básicos de Higiene General. Ed. Universitaria. UASD. Santo Domingo. 2002.

143. Problemas de Toxicología Industrial. PNUMA – CAME. 1986.

144. Prontuario de Salud Laboral y Prevención de Riesgos Laborales. Moreno M.A. y León J.M. Ed. Univ.de
Cádiz. 2001.

145. Protección Radiológica. Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid, 1988.

146. Plan de Actuación en Responsabilidad Social (RS). Revista Prevención, Trabajo y Salud No 37. Madrid.
2006.

147. Química Sanitaria Ocupacional. Ibarra E. Ed. INSAT- IESS. Quito. 2000.

148. Radiaciones no ionizantes. Prevención de riesgos. INSHT. Madrid, 1988.

149. Reglamento “Normas Básicas de Seguridad Radiológica”. Resolución conjunta CITMA - MINSAP. La
Habana. 4/1/2002.

150. Reglamento “Para la gestión segura de desechos radiactivos” .Resolución No. 35. CITMA. La Habana.
2003.

151. Remy P. ISO 26000 El Standard de Responsabilidad Social. 2008. www.iso26000peru.org

152. Repensando la Salud. Feo Istúriz O. Ed. Universidad de Carabobo. Venezuela.2003.

153. Resolución 215. Reglamento de la Inspección Sanitaria Estatal. MINSAP. 1987.

154. Resolución Conjunta 2 sobre enfermedades profesionales. MINSAP – MTSS. La Habana. 1996.

155. Resolución 19. Ministerio del Trabajo y Seguridad Social de Cuba. La Habana. 2003.

156. Resolución 31. Ministerio del Trabajo y Seguridad Social de Cuba. La Habana. 2002.

157. Resolución 32. Ministerio del Trabajo y Seguridad Social de Cuba. La Habana. 2001.

158. Rezzónico R.C. Responsabilización y desarrollo humano: Una mirada sobre la Responsabilidad Social
BIBLIOGRAFÍA

Corporativa en la gestión organizacional y empresarial en Córdoba, Argentina. Proceedings of the


Fourth International Conference on Occupational Risk Prevention - ORP2006.España. www.preven-
cionintegral.com

159. Rodríguez Sanz de Galdeano B. Responsabilidad Social en las Empresas y Seguridad y Salud Laboral:
luces y sombras y propuestas de intervención. Univ. Pública de Navarra. Pamplona. ORP2005. España.
www.prevencionintegral.com

160. Romero Díaz C. Gerencia Empresarial desde una perspectiva ergonómica. Universidad Rafael Belloso.
Maracaibo. 2008.

908
161. Rubio Romero J.C. Sistemas de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo ¿Certificables o no certi-
ficables? Directivas de la OIT vs. Normas OHSAS 18001. Sección Jurídica No 14. Madrid. 2001.

162. Rubio Romero J.C. OHSAS 18001-DIRECTRICES DE LA OIT. 2003. www.preventionworld.com

163. Ruido y Sordera. Contribución al estudio de la Hipoacusia Profesional. Alvarez Alvarez A. Ed.GraFi-
Cus. Santo Domingo. 1997.

164. Sánchez Toledo Ledesma A. El Standard OHSAS 18001: motivos, obstáculos y beneficios percibidos
por las empresas certificadas. AENOR. Madrid. 2009. www.prevencionintegral.com

165. Seguridad Industrial y Salud. Asphal, C Ray. 4ª Edición. Ed. Prentice Hall. México. 2000.

166. Seguridad y Condiciones de Trabajo en el Laboratorio. INSHT. Madrid. 1992.

167. Stiglitz, J. Ética, asesoría económica y política económica. Seminario Internacional “Etica y Desarrollo”.
Washington, USA. Documentos INEAM, BID. 2000.

168. Suárez Miranda C., Conducta humana en los incendios. El miedo. Rev. Mapfre Seguridad. N0 17,1985.

169. Texto para la Formación del Técnico de Higiene y Epidemiología. MINSAP. La Habana. 1982.

170. Texto para la Formación del Técnico de Higiene y Epidemiología Especializado en Higiene del Trabajo.
Ed. Pueblo y Educación. La Habana, 1987.

171. Thermal Comfort. P.O Fanger. Ed. Mc Graw Hill.New York 1972.

172. Toxicocinética Aplicada a la Higiene Industrial. INSHT. Madrid. 1988.

173. Toxicología Industrial. Quer Brosa S. Ed. Salvat. Barcelona. 1983.

174. Toxicología Laboral Básica. INSHT. Madrid. 1989.

175. Trabajando en Ambientes muy Calurosos. Servicio de Salud Pública. NIOSH – CDC. EE.UU. 1992.

176. Tratado de Fisiología Medica. Arthur C Guyton. Mc Graw Hill Interamericana. Madrid. 1998.

177. Trigo Portela J. Responsabilidad Social de la Empresa. Contenidos y Excesos. Jornada Etica y Empresa.
Foment del Treball Nacional. España 2003.

178. Valoración Higiénica de Contaminantes Químicos en el Medio Ambiente Laboral. Asoc. para la Pre-
vención de Accidentes. Santander. España. 1996.
BIBLIOGRAFÍA
179. Valores Límites para Sustancias Químicas y Agentes Físicos en el Ambiente de Trabajo. ACGIH. Ed.Ge-
neralitat Valenciana. España.2003.

180. Ventilación Industrial. Ed. Generalitat Valenciana. España 1992.

181. Ventilación Industrial. Quinchia Hernández R., Puerta Sepúlveda J. Ed. Litografía Dinámica. Mede-
llín.1988.

909
189. Vigilancia Epidemiológica en Salud de los Trabajadores. Betancourt O., Segarra A. OPS/OMS. 1994

190. Vyhmeister R. y col. Responsabilidad Social Corporativa: Perspectivas de la prevención de Riesgos


Laborales. Actas del cuarto Simposio Internacional de Riesgos Laborales y Salud Ocupacional. ORP
2006. España. www.prevencionintegral.com

191. Vyhmeister R. Responsabilidad Social Corporativa y prevención de riesgos laborales. Actas del se-
gundo Simposio Internacional de Riesgos Laborales y Salud Ocupacional. ORP2005. España. www.
prevencionintegral.com

192. Vyhmeister R.Visión Europea de la Responsabilidad Social Corporativa: Perspectivas de la Prevención


de Riesgos Laborales.. Proceedings of the Fourth International Conference on Occupational Risk Pre-
vention.ORP2006. España. www.prevencionintegral.com
BIBLIOGRAFÍA

910
911
BIBLIOGRAFÍA
Este libro se terminó de imprimir en los talleres gráficos de
Fotomegraf, S.R.L., en el mes de abril del 2015.-
BIBLIOGRAFÍA

912
913
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA

914

También podría gustarte