Está en la página 1de 13

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/366808283

Arqueología de intervención, arqueología de investigación y el Decreto Foral


62/1998 que regula las actividades arqueológicas en Bizkaia (País Vasco,
España): cuando la costumbre d...

Article · January 2023


DOI: 10.21001/rap.2022.32.6

CITATIONS READS

0 16

3 authors, including:

Román Rodríguez Calleja


Universidad de Valladolid
5 PUBLICATIONS   1 CITATION   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Proyecto arqueológico en el paraje de la ermita de San Pedro de Berriz (Berriz, Bizkaia) View project

All content following this page was uploaded by Román Rodríguez Calleja on 02 January 2023.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


José Luis Ibarra Álvarez
Miguel Ángel Berjón Lobato
Román Rodríguez Calleja

32 2022
Pàgs. 121-132
DOI 10.21001/rap.2022.32.6
Universitat de Lleida
ISSN 1131-883-X
ISSN electrònic 2385-4723
www.rap.udl.cat

Arqueología de intervención, arqueología


de investigación y el Decreto Foral 62/1998
que regula las actividades arqueológicas
en Bizkaia (País Vasco, España): cuando
la costumbre devora a la normativa
Rescue archaeology, research archaeology
and Provincial Decree 62/1998 regulating
archaeological activities in Biscay (Basque
Country, Spain): when customs devour
regulations

Durante décadas, la arqueología española ha estado domi- For decades, Spanish archaeology has been dominated by
nada por una división entre la arqueología de intervención y the division between rescue archaeology and research archae-
la arqueología de investigación. Bizkaia no ha sido ninguna ology. Biscay is no exception. However, since the mid-1990s
excepción. Sin embargo, desde mediados de los años noven- the province has been subject to regulations on archaeological
ta, esta provincia tiene normas que regulan las actividades activities (Provincial Decree 62/1998) which only envision ar-
arqueológicas (Decreto Foral 62/1998), y estas normas única- chaeology as a means of research. Therefore, why can these
mente entienden la arqueología como investigación. Por tanto, two versions of archaeology be identified in Biscay? The main
¿por qué podemos identificar en Bizkaia esas dos versiones de objectives of this paper are to explain this particular situation
la arqueología? Exponer esta situación tan particular y pro- and offer an in-depth investigation into the reasons behind
fundizar en las razones que pudieran explicar una realidad tan such a contradictory reality.
contradictoria son los objetivos principales que perseguimos
en este texto Keywords: Archaeological research, rescue archaeology,
archaeological regulations, Biscayan archaeology, Biscay
Palabras clave: Investigación arqueológica, arqueología de
intervención, normativas arqueológicas, arqueología vizcaína,
Bizkaia

121
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

«Cuando despertó, el dinosaurio La Ley de Patrimonio Cultural creó el marco


todavía estaba allí» referencial común para los bienes protegidos de
toda la comunidad autónoma del País Vasco, pero
Iniciada la década de los ochenta del siglo XX, según un sistema de actuación definido previa-
uno de los firmantes de este texto comenzaba su mente por la Ley 27/1983, de 25 de noviembre, de
formación arqueológica en Bizkaia de manera ex- Relaciones entre las Instituciones Comunes de la
tracurricular. Éramos estudiantes universitarios Comunidad Autónoma y los Órganos Forales de
que colaboraban con un investigador particular, sus Territorios Históricos. Las instituciones fora-
quien tenía autorización administrativa y presu- les de cada una de las provincias de la comunidad
puesto para materializar su proyecto, consistente asumían competencias en el desarrollo legislativo
en buscar respuestas sobre el pasado acudiendo a y ejecución en materia de conservación, restaura-
los procedimientos arqueológicos. Nuestras labo- ción, mejora y, en su caso, excavación del patri-
res diarias se reducían a excavar el estrato y tami- monio histórico-artístico, monumental y arqueo-
zar el sedimento, recuperar los restos arqueológi- lógico. Por tanto, cada territorio histórico debía
cos y describir meticulosamente las evidencias en desarrollar reglamentariamente la normativa por
el registro de campo. También debíamos observar la que se regirían los asuntos transferidos.
y reflexionar. Los más experimentados del equipo Expresión en Bizkaia de este reparto compe-
catalogaban y analizaban los restos recuperados tencial fue la creación de un Área de Arqueología
una vez que los menos avezados los habíamos adscrita al Servicio de Patrimonio Cultural de la
procesado e inventariado. Organizado el registro Diputación, así como la dotación de una plaza de
y analizados los restos, el director del proyecto técnico (posteriormente fueron dos) para gestionar
asumía el estudio, interpretación y contextualiza- las materias transferidas. También, como acción
ción de las evidencias, en colaboración con algún positiva, entre 1994 y 1998,2 el Departamento Fo-
especialista en otros campos de conocimiento. ral de Cultura publicó normativas para regular la
Finalmente, los resultados eran difundidos en el ejecución de las actividades arqueológicas provin-
mundo académico. ciales en versiones anuales corregidas y mejoradas.
Esa formación nos llevó a entender la actividad Un importante número de bienes fueron califi-
arqueológica como una investigación ejecutada a cados o inventariados como arqueológicos, lo que
partir de un proceso articulado en etapas, que se incrementó la posibilidad de afección sobre ese pa-
ordenaban de acuerdo con una sencilla secuencia trimonio y obligó a buscar soluciones a tal situa-
de acciones que partían de un objetivo inicial. El ción. Si consultamos el noticiario Arkeoikuska, que
esquema se ha mantenido con el tiempo, si bien desde 1982 publica el Centro de Patrimonio Cul-
ha incorporado nuevos contenidos, una mejor tural Vasco reuniendo reseñas de las actuaciones
organización interna y colaboraciones más estre- anuales en toda la comunidad autónoma, constata-
chas y extensivas. mos que, entre 1984 y 2006, las noticias recogidas
La misma década conoció la sensibilización como «intervenciones arqueológicas» registraron
por el patrimonio cultural de las administracio- en Bizkaia un crecimiento progresivo, desde las 3
nes, que se implicaron en medidas positivas para de 1986 a las 28 del año 2000 o las 48 de 2006.
su conservación, protección, investigación y difu- Al igual que hicieron otras administraciones
sión. El patrimonio arqueológico no quedó mar- para rescatar la información histórica de los bienes
ginado. El capítulo cuarto del Título III de la Ley amenazados (Rodríguez Temiño 2004; Roig i Buxó
de Patrimonio Cultural Vasco de 19901 quedará 2013), la Diputación vizcaína optó por un sistema
como testigo. Además, se valoraron como arqueo- de relación contractual de libre mercado, según lo
lógicos bienes no contemplados así anteriormen- dispuesto en los artículos 45.5, 49.1, 49.2 y 50 de
te. La nueva mirada inclusiva se proyectó sobre la Ley 7/1990. Quien promovía una obra que afec-
los cascos históricos de las villas (figura 1), y tam- taba a bienes arqueológicos calificados o inventa-
bién sobre edificaciones e instalaciones preindus- riados financiaba el proceso de salvamento. Esto
triales cuando quedaba acreditada su antigüedad permitía al promotor contratar al arqueólogo (em-
fundacional. presa o autónomo) más rentable económicamente
y con mayor rapidez para liberar de cargas un de-
terminado enclave. Este sistema fue poco interven-

1. La Ley 7/1990, de 3 de julio, ha sido modificada por


la Ley 6/2019, de 20 de mayo, en busca de una gestión más
integral del patrimonio cultural e incorporando bienes no
contemplados en 1990. El título IX del texto de 2019 afecta 2. Desde el Decreto foral 62/1998, de 12 de mayo, el De-
al patrimonio arqueológico, pero, como apenas introduce partamento Foral de Cultura no ha publicado ninguna nueva
novedades sustanciales, nuestras referencias remitirán a la normativa a este respecto. En consecuencia, no habiéndose
Ley 7/1990, por ser el texto legal vigente durante el periodo producido tampoco la derogación de este último reglamento
que pretendemos analizar en este artículo. de 1998, entendemos que sigue vigente a día de hoy.

122 Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

Figura 1. Vista aérea del casco histórico de la villa de Durango (Bizkaia), calificado en 1995
como Bien Cultural, con la categoría de Conjunto Monumental (Procedencia de la imagen:
Archivo Arkeologi Museoa).

cionista. La administración foral limitó su papel a boral remunerada; puede que fuera la falta de un
controlar la capacitación de la persona contratada, corporativismo sostenido por un código deonto-
a consensuar ciertas cuestiones técnicas y a vigilar lógico, o la ausencia de ética profesional —quién
el cumplimiento de lo acordado. sabe—, pero lo cierto es que en los noventa se im-
Exceptuados tres condicionantes, a saber, a) puso la costumbre de referir dos arqueologías dis-
causa coyuntural en el origen; b) promotor priva- tintas y enfrentadas. Una acaparó el calificativo
do o público en la financiación, y c) premura en de «investigación», al propender hacia patrones
los plazos, tanto para los trabajos de campo como de referencia científicos y ajustarse a los modos
para entregar a la administración un documento de hacer tradicionales, y otra fue designada como
arqueológico final, la metodología de trabajo y los «de intervención» (entre otros nombres), y su fi-
procedimientos utilizados eran los tradicionales: nalidad se redujo a solucionar a un promotor y
precisión y meticulosidad con los estratos, rigor a la administración una situación coyuntural de
en el registro, recuperación de materiales, conser- riesgo detectada en un bien arqueológico prote-
vación, estudio multidisciplinar, interpretación y gido. Los procedimientos y resultados de algunas
difusión (Leguina y Baquedano 2000; Roig i Buxó de esas actuaciones justificaron negarles la capa-
2013). En algunos casos se reconocieron las apor- cidad de aportar verdadero conocimiento históri-
taciones de la arqueología de salvamento, tanto en co (Barreiro Martínez 2013; Leguina y Baqueda-
los procedimientos introducidos para afrontar si- no 2000; Rodríguez Temiño 2004).
tuaciones novedosas, como en su capacidad para Esta dicotomía investigación-intervención
aportar valores al conocimiento histórico en el triunfó también en Bizkaia tempranamente.
área urbana y en el medio rural (Azkarate y Gar- Miguel Unzueta Portilla, técnico del Área de Ar-
cía Camino 1996; Moya Maleno 2010; Roig i Buxó queología de la Diputación Foral, nos ofreció su
2013; Quirós Castillo 2013). testimonio en las jornadas conmemorativas del
Puede que ese «poderoso caballero, Don Dine- cincuentenario del Instituto Alavés de Arqueolo-
ro», fascinara a quienes carecían de otra salida la- gía en 2007 (Baldeón Iñigo et al. 2009: 691-692).

Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6 123
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

Para Unzueta Portilla, la Ley 7/1990 de Patri- práctica arqueológica, aumentando los controles
monio Cultural Vasco abrió el concepto de pa- de calidad sobre ella, y denostar la mera existen-
trimonio arqueológico a bienes no tipificados cia de la otra, llegando a relajar y rebajar esos
anteriormente de tal modo. La consecuencia fue mismos controles.
la necesidad de una arqueología de intervención, La arqueología de investigación fue acaparada
limitada a una «exhumación honrosa» de los por la Academia. No parecía un proceder desacer-
vestigios cuando se vieran afectados. Gran parte tado. Era (y es) la responsable de transmitir el co-
de esos bienes correspondían a cronologías pos- nocimiento teórico y práctico de la arqueología
medievales. Su carácter arqueológico fue el re- como disciplina histórica. Pero esa apropiación
sultado de un acto administrativo, desligado de no se resolvió sin críticas. Para Eduard Riu-Ba-
cualquier «presión» ejercida por la investigación, rrera (1998/1999), la defensa académica de la
como había sucedido con la arqueología medieval pureza y rigor científicos en la metodología de
en los ochenta, por ejemplo. Afortunadamente, investigación arqueológica estuvo acompañada
continuó inalterada la antigua línea arqueológica, del «síndrome de la hidalguía, menospreciando
aquella que proponía a la administración, a través el ejercicio profesional con finalidades operati-
de su política de subvenciones anuales, nuevos vas». También se incidió en: a) la incapacidad de
proyectos de investigación científica (figura 2). la institución para adaptarse a los cambios en la
Esta valoración de Unzueta Portilla apunta disciplina; b) su desconexión de la realidad profe-
hacia una baja estima de la arqueología de inter- sional, que demandaba una formación integral y
vención y a su incapacidad para aportar conoci- de mayor calidad, y c) su insensibilidad respecto
miento de valor sobre el pasado, porque nace aje- a los valores y enfoques propios de cada época,
na a criterios e intereses científicos. Al expresar puesto que la arqueología no solo precisa renovar
esa opinión, Unzueta incurre en el peligro del que investigadores y docentes (Abad 1993; Gutiérrez
nos prevenía Salvatierra Cuenca (1994): apostar Lloret 2011; Ruiz Zapatero 1998; 2005). Para Va-
favorablemente por una de las modalidades de querizo Gil (2018), la universidad se encuentra en

Figura 2. Necrópolis romana de Tribisburu (Bermeo, Bizkaia), un proyecto de investigación


dirigido hasta 2002 por Dolores Cantón (Autor: José Luis Ibarra).

124 Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

la base de muchos de los factores que han contri- convierten en el prototipo de arqueólogo para los
buido a la descomposición de la arqueología espa- promotores. Mientras, asistimos a una paulatina
ñola durante las tres últimas décadas, por acción, separación entre las problemáticas científicas y
omisión, irresponsabilidad o incompetencia. las políticas patrimoniales, entre las interpreta-
Si bien se centra en la arqueología urbana, ciones y los métodos, entre la ciencia y la técnica
M.ª Carmen Reimóndez Becerra (2018) resume (González Villaescusa 2012).
en cinco puntos las principales críticas vertidas Nos quedaría la última crítica: el insuficien-
sobre una arqueología incapaz de generar cono- te número de publicaciones con respecto a la
cimiento. En primer lugar, la falta de rigor cien- gran cantidad de registros arqueológicos excava-
tífico, dada la inexistencia de un proyecto susten- dos (Gutiérrez Lloret 2011). Las administraciones
tado en un buen conocimiento de la problemática intentaron subsanar esta carencia con anuarios
histórica del bien arqueológico afectado. y noticiarios, aunque en ellos la información es
En segundo lugar, el predominio de los inte- descriptiva y escasa para una interpretación y
reses económicos, puesto que se busca rentabili- comprensión de la actividad relatada.
zar los libros contables. Si en algo hay que restar, Sin obviar que hay mucha verdad en estas crí-
se resta en las partidas de lo «arqueológico», aun- ticas, Carmen Fernández Ochoa (2006) prefiere
que la arqueología quede reducida únicamente a pensar que, en la arqueología de intervención, hay
su apariencia formal. Esta crítica podemos unirla empresas o arqueólogos autónomos que practi-
a la que Reimóndez Becerra cita en cuarto lugar: can una arqueología científica perfectamente vá-
la facilidad para sucumbir a las presiones de- lida, aunque en ocasiones resulte algo incompleta
sarrollistas. Se presupone que el promotor inter- en ciertas fases de la actividad, por su excesiva de-
vendrá no solo en la elección de quien ejecute el pendencia del mercado laboral, antes que aceptar
programa de rescate, sino también en los proce- que la liberación del suelo también es su principal
dimientos, los tiempos de ejecución y hasta en los preocupación, o que la administración no contro-
resultados finales de la actuación, con un único la la actividad ni el proceso. Entendemos, en este
objetivo: la rápida liberación de cargas del suelo. sentido, que la arqueología no es diferente de otra
Para ello presionará al técnico de la administra- actividad económica cualquiera. Por ello, encon-
ción y al arqueólogo o empresa contratada. traremos pluralidad de comportamientos en indi-
Esta relación contractual ha dejado variadas viduos y empresas, desde los que tienen una esca-
opiniones, casi siempre peyorativas respecto a la sa o nula conciencia de sus responsabilidades con
parte arqueológica: informes «blandos», poco o la materia que tratan, hasta quienes resuelven su
nada elocuentes en lo tocante a la intervención trabajo con diferentes cotas de dignidad y hones-
realizada; priorización de lo estratigráfico; pos- tidad. Por nuestra parte, preferimos aliarnos con
tergación de la difusión; olvido del estudio de quienes consideran que cada individuo (empresa
los restos materiales, etc. (Altuna 2003; Azkarate o autónomo) es responsable de sus actuaciones,
y García Camino 1996; Fernández Ochoa 2008; resueltas según sus criterios e intereses, que son
González Ruibal y Ayán Vila 2018; Rodríguez Te- los que deben servir para evaluar su trabajo, pero
miño 2004; 2010; Roig i Buxó 2013). El fin, estar no el de los demás.
disponible en el mercado de trabajo. Evidente- La división maniquea entre intervención e in-
mente, si predominan los intereses económicos vestigación, a nuestro entender, carece de todo
sobre los científicos, podemos sumar dos nuevas sentido. El mundo académico, ya sea a través de
críticas: profesionales escasamente corporati- licenciaturas, diplomaturas o másteres, no reali-
vistas, porque hay que conseguir contratos en un za distinciones entre sus titulados. De igual modo
mercado muy competitivo y de oferta irregular, actúa la administración cuando concede autori-
y personal con baja cualificación, más proclive zaciones y se refiere a todos los solicitantes como
que los arqueólogos experimentados a emplearse arqueólogos. ¿Por qué categorizar entonces las
como mano de obra barata, lo que puede provocar acciones arqueológicas y a quienes las realizan?
que los cualificados abandonen finalmente el sis- Para Vaquerizo Gil (2015; 2018), un arqueólo-
tema (Rodríguez Temiño 2011). Algunos autores go completo debe responsabilizarse de canalizar
elevan la baja cualificación hasta la dirección de los resultados de su trabajo de modo que puedan
ciertas excavaciones, que no quedan, según ellos, ser asumidos rápida y profundamente por la co-
en manos experimentadas (Hidalgo 2010; Moya munidad científica: excavando, estudiando ma-
Maleno 2010; Salvatierra Cuenca 1994). Resulta- teriales, proponiendo hipótesis, interpretando,
do de esta situación, como han señalado Albert exponiéndose al debate…, pero también ponien-
Ribera i Lacomba (2004) o Vicente Lull (2007), do al servicio de la sociedad todo ese trabajo y
ha sido la normalización de un sistema en el que esfuerzo.
las empresas o los autónomos que liberan los te- En esa definición caben todos los arqueólogos y
rrenos con máxima rapidez y escasos hallazgos se arqueólogas, con independencia de la modalidad

Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6 125
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

arqueológica en la que estén implicados. El que ción única de la arqueología como investigación
uno, varios o todos los aspectos que cita Vaquerizo en todos los niveles donde puede ser aplicada?
Gil se atiendan y completen dependerá, en primer (Leguina y Baquedano 2000: 70)
lugar, del tipo de decisiones que tome el arqueó-
logo director en una actuación concreta, por ser «La mujer de César debe también
el que tiene la capacidad de decidir en qué grado estar libre de sospecha»
cumple con las obligaciones que corresponden a
su oficio ante la administración y ante la sociedad. Bizkaia debería contemplar la arqueología en
Y, en segundo lugar, dependerá de cómo realiza 2022 como una disciplina científica que busca y
su labor cada miembro del personal en el puesto ofrece soluciones adecuadas a los complejos pro-
asignado. En ningún caso los equipos de trabajo blemas de los bienes arqueológicos en la sociedad
procederán a realizar su actividad de una manera del siglo XXI. A pesar de ello, la política maniquea
u otra porque deban ajustarse a un modelo estan- de bloques distintos y enfrentados, investigación
darizado de comportamiento como arqueólogos, frente a intervención, continúa instalada en la
según sus trabajos encuentren encaje en la inves- mente del colectivo arqueológico y de los técnicos
tigación o en la intervención y en función de si forales. La arqueología de investigación ha logrado
la cronología de los bienes sobre los que se actúa siempre la valoración más positiva. Las críticas se
tiene una antigüedad mayor o menor. han dirigido a la arqueología de intervención.
David Barreiro Martínez (2013) reúne hasta Según hemos visto más arriba, la «obsesión»
siete denominaciones para las actividades ar- por no perder oportunidades en el mercado laboral
queológicas (y para los arqueólogos), a quienes se llevaría a algunos participantes en la arqueología
niega capacidad de generar conocimiento históri- de intervención a ser negligentes en la construc-
co con su actividad. Cualquiera de tales términos ción del documento arqueológico que incorporan
encuentra sus defensores y sus detractores. Algu- en memorias e informes, y a despreocuparse de su
nos, porque implican la acción conjunta y colabo- difusión, que en Bizkaia no supera una síntesis,
rativa de varios agentes, y otros, porque se ven ne- poco trabajada, en el noticiario Arkeoikuska (Gar-
cesitados de una precisión terminológica mayor. cía Camino 1992; Azkarate y García Camino 1996).
Pero, ¿es necesario definir a los arqueólogos y En las jornadas de 2007 del Instituto Alavés de
arqueólogas cuando la arqueología es una disci- Arqueología, Iñaki García Camino —que, en su
plina permeable, sometida a constantes cambios, calidad de técnico foral del Área de Arqueología,
tanto internos como externos, que la obligan a in- tomó parte en la mesa de debate Transmitir cono-
teractuar continuamente con diferentes agentes y cimientos. La arqueología y su proyección social—
en diferentes ámbitos? Escribían Ruiz Zapatero y deslizó un breve comentario en el que refirió que
Burillo Mozota en 1988, respecto al variado nú- el bajo nivel de difusión no es una práctica exclu-
mero de términos acuñados para denominar dis- siva de la arqueología de intervención, sino que
tintos enfoques en la arqueología, que esa parcela- también alcanza a la «intachable» arqueología de
ción terminológica entrañaba el peligro de llevar investigación. En unos casos, el desinterés por su-
a creer que hay diversas arqueologías, cada una perar la fase informativa del noticiario obedece a
con su entidad propia, aislada del resto y que, en memorias incompletas o mal resueltas, a las que
su desarrollo, cumple un fin completo. Una con- no se quiere prestar más dedicación, y, en otros,
cepción semejante, trasladada a la realidad actual, al deseo de controlar qué información se divulga
negaría la práctica del trasvase de profesionales mientras se completa la actuación y se culmina
de unos campos de actividad arqueológica a otros, la publicación general (Baldeón et al. 2009: 683).
y de unas cronologías a otras. Un arqueólogo o Una pregunta que quizá deberíamos haber for-
arqueóloga que ha trabajado preferentemente en mulado con anterioridad, pero que todavía tiene
procesos de salvamento, por ejemplo, es perfec- sentido en este punto, es: ¿cómo sabemos que
tamente capaz de incorporarse a un equipo de una actividad arqueológica es de investigación?
investigación, adaptarse al nuevo entorno y po- ¿Resultaría suficiente que alguien nos informase
ner al servicio del proyecto de que se trate todo el verbalmente de ello?
enriquecimiento metodológico y científico que ha De acuerdo con las etapas del proceso arqueo-
extraído de su experiencia; y viceversa. lógico expuestas al principio de este texto, en-
¿No es hora, por tanto, de asumir que la ges- tendemos que solamente mediante la consulta
tión del patrimonio arqueológico debe entender, directa de la memoria final de resultados, o de
fomentar y desarrollar el carácter de investiga- su versión publicada, podríamos reconocer si ese
ción que existe cuando se aplica la metodología documento testimonia una verdadera acción de
arqueológica, anulando la separación tradicional investigación. Bastaría consultar para ello la in-
entre «arqueología de intervención» y «arqueo- formación narrativa y gráfica contenida en cada
logía de investigación», en favor de la considera- uno de sus capítulos.

126 Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

En Bizkaia, últimamente, los proyectos de in- el inicio del proyecto y la difusión pudiera benefi-
vestigación que llegan a desarrollarse son escasos. ciar a algunos autores por su relación directa con
Están planteados por personas o equipos que con- los centros de investigación, en los que resulta fa-
fían principalmente en alcanzar una subvención vorable la actualización curricular periódica. Esos
de la Diputación Foral para su desarrollo, y en al- plazos ajustados entre el inicio de la actividad y
gunos casos del Centro de Patrimonio Cultural del la difusión de un documento final científicamente
Gobierno Vasco —si encajan dentro de sus compe- irreprochable, ¿podrían ser rasgos característicos
tencias—, o de algunos ayuntamientos que quieren de la arqueología de investigación?
poner en valor su patrimonio municipal. La Uni- El noticiario Arkeoikuska nos puede ayudar
versidad de Deusto (Bilbao) carece de relevancia a nuevamente. Entre 1981 y 2006, los programas de
este respecto, y los museos provinciales de arqueo- investigación registraron 44 personas autorizadas
logía apenas se han involucrado en esta cuestión. para ejecutar actividades en yacimientos desde la
Actualmente, la Diputación Foral asume el pa- Prehistoria a la Edad Media. De ese total, 16 ex-
pel principal en la promoción y la financiación cavaciones han publicado los resultados finales,
de las actividades arqueológicas. Las razones son mientras que las 28 restantes todavía no lo han
muy diversas: a) desarrollo de los programas pro- hecho. Algunas de ellas tuvieron lugar hace casi
pios del Área de Arqueología, como su «proyec- cuarenta años y concluyeron en la década de los
to» sobre testigos en cuevas excavadas por José noventa. Posiblemente nadie ha dudado que los
Miguel de Barandiarán en la primera mitad del implicados en la dirección de esas actuaciones
siglo XX; b) socialización del elemento arqueoló- eran (y son) investigadores que practican una ar-
gico, al combinar su proceso de investigación con queología científica.
la musealización de lo mejor conservado, una vez El caso vizcaíno más singular está representa-
consolidado y restaurado; c) aprovechamiento de do por el poblado romano de Forua. Su gestión
la rehabilitación de edificios emblemáticos para ha tenido tres fases distintas. Arrancó en 1982
una mejor comprensión de su biografía y de la como proyecto de investigación de tres arqueólo-
del emplazamiento, y d) coyunturas de urgencia, gos, mediante subvención de la Diputación Foral.
bien ante nuevos descubrimientos de pinturas En 1988, el jefe del Servicio de Patrimonio Cultu-
rupestres prehistóricas, bien ante monumentos ral decidió primar dos yacimientos porque permi-
dolménicos afectados por acciones de repobla- tían programas para su socialización: el poblado
ción forestal. Los bienes arqueológicos de cro- de Forua y el conjunto protohistórico de Gasti-
nología posmedieval no han alcanzado todavía buru. Este criterio se expresó en la compra de te-
igual grado de interés, en cuanto a investigación, rrenos, en cierres de seguridad, en largas campa-
valorización, documentación y democratización ñas de excavación con financiación suficiente y en
del conocimiento, que los de época romana, pre- la consolidación de las estructuras descubiertas
rromana y prehistórica. Tampoco la Diputación (Baldeón Iñigo et al. 2009: 691). Gastiburu fina-
ha evidenciado la necesidad de impulsar o privi- lizó en 2002, después de que los técnicos forales
legiar programas que recuperen informaciones solicitaran al director del proyecto la entrega de
del conjunto de excavaciones concluidas y cuyos un documento que permitiera una interpretación
materiales están olvidados en los centros de depó- razonable y documentada de lo realizado.3 El po-
sito, una acción sugerida a las administraciones e blado de Forua, hallándose en idéntica situación,
investigadores en algunos foros (Gutiérrez Lloret prosiguió su actividad de modo ininterrumpido
2011; Rodríguez Temiño 2006-2007). hasta la actualidad (figura 3).
Esa pluralidad de motivaciones queda mate- Durante los últimos años, para continuar el
rializada en formas y resultados también muy programa previsto para el poblado de Forua, cada
variados. En las cuevas con arte parietal prehis- campaña anual se financia por el sistema de lici-
tórico descubiertas en la última década, o en los tación de contrato de servicios con la administra-
encargos de excavar antiguos testigos —que, por ción foral, lo que no ha motivado cambios en la
lo general, son asignados directamente a arqueó- dirección ni en los objetivos.
logos del ámbito académico—, la Diputación Fo-
ral de Bizkaia ha visto resueltos sus expedientes
con prontitud, esto es, plazos muy cortos entre
el inicio del proyecto y su publicación en alguna 3. Luis Valdés, responsable del proyecto en el yacimien-
to protohistórico de Gastiburu (Arratzu, Bizkaia), publicó
de las dos series que ofrece su revista Kobie (Pa-
en 2009, en la colección Bibliotheca Archaeologica Hispana
leoantropología y BAI). de la Real Academia de la Historia, dos volúmenes con los
Seguramente, el estudio multidisciplinar resul- resultados de su investigación hasta ese momento. A pesar
tante no tendría objeciones de la Academia, a pesar de cumplir la condición impuesta por la administración
de que el origen de alguna de las actividades esté foral para dar continuidad a los trabajos arqueológicos, el
yacimiento de Gastiburu no ha sido reabierto todavía para
en una causa coyuntural. Acortar los plazos entre
la investigación.

Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6 127
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

Figura 3. Poblado romano (Forua, Bizkaia). Excavación en 2005 del sector oeste de la estructura
n.º 7 por parte de la empresa Ginerradi, SL (Autor: José Luis Ibarra).

A pesar de que han transcurrido cuarenta ca, con independencia de su origen, de la relación
años, en opinión de Iñaki García Camino (Bal- contractual con el promotor y de la rapidez en la
deón Iñigo et al. 2009: 673), en el poblado de ejecución, no se produjera hasta que sus respon-
Forua la transmisión de la información es todavía sables se pronunciasen al respecto a través del do-
insuficiente. La cerámica común fue estudiada en cumento arqueológico final de la actividad y que
la tesis de la dirección del yacimiento, y se ha di- permitiese conocer a terceros a) los interrogantes
fundido alguna síntesis muy general de resulta- históricos que se buscaban responder; b) una des-
dos (Martínez Salcedo 2004; 2010). Sin embargo, cripción razonada de las acciones, procedimien-
falta disponer aún de la documentación completa tos y metodologías empleadas; c) los datos estra-
del registro del suelo y del estudio de los restos ar- tigráficos del archivo del suelo y de las estructuras
queológicos asociados, acciones que permitirían emergentes, si las hubiera, presentados de forma
tanto el acceso de otros investigadores al registro narrativa y gráfica; d) los resultados derivados de
estratigráfico resultado de esos cuarenta años de los estudios y análisis multidisciplinares de todos
actividad, como disponer de una interpretación los restos arqueológicos recuperados, debida-
íntegra y argumentada del yacimiento. mente contextualizados en su marco histórico a
Este panorama que ofrece la arqueología de través de su interpretación, y e) las metas alcan-
investigación en Bizkaia en lo relativo a la pre- zadas, los fines incumplidos y las líneas futuras
sentación y exposición de sus resultados (tanto de investigación.
en memorias e informes como en publicaciones) Pero, ¿cuáles son los plazos para dar un pro-
parece no justificar el que solamente la arqueolo- yecto arqueológico por finalizado? Las normati-
gía de intervención haya recibido críticas sobre vas no se han olvidado de fijarlos, pero son in-
idénticos aspectos. Parecería más razonable, tal y cumplidos de modo general, o el documento
como hemos apuntado anteriormente, que cual- entregado resulta de mero compromiso y cumple
quier valoración sobre una actividad arqueológi- los mínimos requeridos por la administración. La

128 Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

respuesta, por tanto, queda en manos de quien El articulado de ese decreto —que, en general,
está al frente de una actuación arqueológica y del ha envejecido muy bien— nos revela los crite-
tiempo que le lleve completar ese documento. rios de la administración provincial en materia
Porque, evidentemente, no todas las activida- arqueológica. El primero sostiene que las activi-
des de investigación o de intervención se pueden dades arqueológicas son siempre investigación.
ajustar a idénticos plazos. No todos los yacimien- Las condiciones para solicitar autorizaciones y
tos resultan igual de sencillos o complejos en su las obligaciones que se derivan de su obtención
estratigrafía, en su interpretación y en su contex- resultan idénticas para todas las actuaciones y
tualización histórica. No todos aportan la misma para todos los solicitantes.
cantidad de restos arqueológicos que es necesa- El segundo criterio es que la calidad presida
rio procesar, analizar, estudiar, restaurar y datar. cualquier actividad, tanto en los aspectos más
No todas las actividades y arqueólogos están en técnicos del proceso como en los más históri-
igualdad en cuanto a medios económicos, técni- cos. El artículo 7 reserva las autorizaciones a
cos y humanos. Quienes se vinculan al mundo los licenciados en historia que acrediten cono-
académico, a pesar de sus recortes presupuesta- cimientos arqueológicos para resolver la proble-
rios, disponen de ciertas ventajas, por ejemplo, en mática del yacimiento. El artículo 9.1 supedita
medios e instalaciones que no deben costear de esa experiencia arqueológica a la participación
sus bolsillos, al tiempo que pueden administrar y dirección en excavaciones del mismo periodo
su tiempo entre docencia e investigación, algo y tipología que el yacimiento para el que se so-
que es ajeno a los excluidos de ese entorno. licita el permiso. También requiere que el solici-
Y conste que estas cuestiones no se expresan tante demuestre —mediante publicaciones, por
aquí para justificar actividades arqueológicas mal ejemplo— que tiene una línea de investigación
resueltas, memorias deficitarias o publicaciones acreditada en el campo histórico al que compe-
tardías. Al contrario, son razones que hay que te su solicitud.
considerar para exigir una mirada justa cuando Además, permite la codirección cuando así
se valora la actividad arqueológica que se desa- lo aconseje la secuencia multitemporal del ya-
rrolla en diferentes ámbitos y en condiciones des- cimiento. Ello garantiza que la dirección de los
iguales. En consecuencia —insistimos—, cual- trabajos, en determinados niveles estratigráficos,
quier evaluación sobre la actividad arqueológica será asumida por personas competentes.
debería realizarse sobre el trabajo de individuos o La tercera y última cuestión refrenda la ar-
equipos específicos, y no sobre determinados co- queología como fuente de información histórica,
lectivos, que puede que ni siquiera existan como aplicable a cualquier periodo cultural en el que su
tales, salvo en la visión maniquea de algunos inte- participación sea reclamada. El artículo 7.b del
resados en mantenerla. decreto autoriza la formación de un equipo en el
que coexistan un director científico y un director
Ignorantia legis non excusat: arqueológico. La función del segundo es sacar
el Decreto Foral 62/1998, adelante la documentación del registro del suelo
de 12 de mayo cuando el director científico carece de experien-
cia acreditada en esa metodología.
Bizkaia no es, seguramente, el único territorio En Bizkaia, privilegiar la experiencia técnica
que continúa oponiendo prejuiciosamente in- y el conocimiento histórico anularía la crítica de
vestigación a intervención, tanto en actuaciones que la arqueología de intervención carece de obje-
como en arqueólogos. Sorprende más que la ad- tivos para guiar el proceso arqueológico. Contar,
ministración no sea ajena a la situación. en la dirección o codirección, con personas acre-
Porque si la práctica real de la arqueología ditadas para las fases históricas que se presupo-
vizcaína es la descrita anteriormente (como nos nen en la estratigrafía de un yacimiento permitirá
confirmaba Unzueta Portilla en 2009), hay una disponer de un buen conocimiento de la cuestión
pregunta inevitable que debemos plantear: ¿cómo histórica, definir unos objetivos claros y precisos
encaja en esa realidad el Decreto Foral 62/1998, y abordar coherentemente el trabajo.
de 12 de mayo, del Departamento de Cultura de la Aunque el artículo 9.1 refiere el modo de avalar
Diputación Foral de Bizkaia,4 que establece, des- la cualificación, no aporta criterios cuantitativos:
de hace casi tres décadas, la normativa que rige ¿Cuántas direcciones de yacimientos del mismo
en la provincia para ejecutar actividades en su pa- periodo y tipología hay que acreditar? ¿Cuántas
trimonio arqueológico? publicaciones de la problemática histórica con-
currente en el yacimiento son precisas? En los
decretos forales precedentes (44/1994 y 56/1995),
se pedía demostrar al menos tres direcciones ar-
4. Boletín Oficial de Bizkaia, número 98. Miércoles, 27
queológicas o nueve colaboraciones en excavacio-
de mayo de 1998, págs. 7617-7629.

Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6 129
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

nes de yacimientos del mismo periodo histórico visibles fuera del grupo al que están asignados, a
que el yacimiento sobre el que se pretende actuar. pesar de las cualidades técnicas y científicas de
Desde 1996, esa condición desaparece. su currículo personal; c) opiniones críticas sobre
El Decreto 62/1998 extiende igualmente su objetivos, procedimientos y construcción del do-
control sobre el proyecto arqueológico. Así, se- cumento arqueológico, vertidas en general sobre
ñala la necesidad de exponer los objetivos y ex- la arqueología de intervención, en ocasiones por
pectativas, la superficie que hay que explorar, los los técnicos de la propia administración; d) una
procedimientos y técnicas que se aplicarán, las arqueología de intervención mayoritariamente
medidas de conservación, el presupuesto o las carente de contenido histórico, de la que cabe
fuentes de financiación. sospechar, en palabras que tomamos de Rodrí-
Destacaremos el primero de los requisitos, que guez Temiño (2020), su perfecta inutilidad para
reclama una exposición detallada de la problemá- acrecentar nuestro conocimiento sobre el pasado.
tica histórica que se pretende resolver mediante la ¿Qué o quién ha fallado para que aquellos que
actuación solicitada, además de la hipótesis de tra- saludaban con esperanzador optimismo la nor-
bajo de la que se parte. Esta condición ofrece otro mativa foral en Bizkaia —como instrumento co-
argumento para rebatir la supuesta falta de objeti- rrector de las desviaciones detectadas a finales del
vos cuando se interviene por urgencia en Bizkaia. XX en la práctica arqueológica en relación con
A la vista de las condiciones que impone el De- los objetivos, los procedimientos y los resultados
creto Foral, la administración queda bien infor- (Azkarate y García Camino 1996)— constaten y
mada de las acciones que se van a desarrollar en lamenten su ineficacia solo una década después
un yacimiento, de las razones que las justifican y (Baldeón Iñigo et al. 2009)?
de las garantías técnicas y científicas del equipo. Ajenos al funcionamiento del ámbito admi-
La normativa garantiza también el conoci- nistrativo, nos preguntamos: ¿sucederá lo mis-
miento de los resultados. Primero, por la admi- mo en otras materias reguladas por la adminis-
nistración. El artículo 27 impone al técnico foral tración foral, o esa paradoja entre normativa
inspecciones para comprobar el grado de cumpli- y costumbre afecta únicamente al patrimonio
miento del proyecto autorizado y de las garantías arqueológico? ¿Por qué, si es así? ¿Hasta dónde
científicas en los procedimientos. El resultado de alcanza la responsabilidad de la administración
la inspección podría llevar a suspender la autori- y sus técnicos en una situación tan peculiar?
zación y paralizar la actividad (artículo 30). Fernando Chueca Goitia (1965) prevenía contra
Además, el artículo 11 impone al titular de los técnicos, que se estaban convirtiendo en una
una autorización varias obligaciones, como, por nueva aristocracia, y más teniendo en cuenta su
ejemplo, presencia continuada durante los tra- condición de burócratas, y que amenazaban con
bajos, informe final que incluya un resumen del ser «un centauro en el que se unirán la autoesti-
proyecto, documentación exhaustiva (narrativa mación y la fuerza», que no condescenderá fácil-
y gráfica) de los estratos identificados, inventa- mente al diálogo y que demostrará su influencia
rio de restos materiales, interpretación de la se- y poder en el manejo y funcionamiento del siste-
cuencia estratigráfica y de las fases de ocupación ma. Víctor M. Fernández (2011), en su recensión
del yacimiento, perspectivas futuras de estudio, del libro El futuro de la arqueología en España.
resultados de las analíticas practicadas y acta de Charlas de Café: 45 profesionales hablan sobre el
depósito de los restos arqueológicos y muestras futuro de la arqueología, se muestra aliviado por-
entregados en el centro de depósito correspon- que la universidad escapa del primer plano de
diente. Este informe o memoria pasa a integrarse las críticas más duras, que van dirigidas contra
en un archivo arqueológico (artículo 28), que, al las administraciones autonómicas, por no haber
ser de consulta pública, garantiza que terceras controlado eficazmente las intervenciones, por
personas pueden revisar la documentación final. despreocuparse del buen hacer en las mismas o
¡La paradoja está servida, en Bizkaia! Por un por descuidar la calidad de los informes de re-
lado, el Decreto Foral 62/1998, que lleva treinta sultados, sin valor histórico alguno (Fernández
y cuatro años en activo, entiende la arqueolo- Martínez 2012: 233).
gía solo como investigación y ofrece un articu- Y, en esta situación, ¿cuál es el papel de los
lado claro y estructurado de obligaciones para arqueólogos y arqueólogas? La frase «la arqueo-
todos los solicitantes de autorización. Por otro logía o es investigación o no es arqueología» (Fer-
—¿cómo? ¿desde cuándo?—, el imperio de la nández Ochoa 2008, Olmo Enciso 2011/12) sería
costumbre: a) dos maneras separadas de enten- motivo, sin duda, de una profunda reflexión del
der el proceso arqueológico, bien como interven- colectivo. Los vizcaínos lo tendríamos más fácil
ción, bien como investigación; b) dos grupos de si, sobreponiéndonos a la fuerza de la costumbre,
arqueólogos categorizados en modalidades dife- nos atuviéramos a la letra del decreto y a la ética
renciadas, con rarísimas posibilidades de hacerse profesional. La arqueología tiene una finalidad.

130 Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

Pero si la reducimos a lo meramente formal, y las Miguel Ángel Berjón Lobato


actuaciones no completan de manera adecuada C/ Enrique Eguren, 3, 6º D
01009 Vitoria-Gasteiz
su secuencia íntegra de acciones, ¿no estaremos mberjon@gmail.com
rozando el concepto de expolio, del que se acusa
a aficionados, saqueadores y «piteros»?
Román Rodríguez Calleja
Paseo de la Estación, 6, 2º C
José Luis Ibarra Álvarez 48510 Trapagaran
C/ Larrako Torre, 34, 1º roman_rodrical@hotmail.com
48015 Bilbao
joseluis.ibarra@hotmail.es
Data de recepció: 07/04/2022
Data d’acceptació: 18/05/2022

Bibliografía

Abad, L. (1993). La arqueología y los nuevos pla- Fernández Ochoa, C. (2006). Investigaciones en la
nes de estudio. Revista d’Arqueologia de Ponent 3: ciudad de Gijón desde una perspectiva arqueológi-
347-349. ca: luces y sombras de la arqueología urbana. En:
Arizaga Bolumburu, B., Solórzano Telechea, J.  A.
Altuna, J. (2003). El patrimonio arqueológi- (eds.). El espacio urbano en la Europa medieval.
co. Plan Vasco de Cultura (2004-2008). Consejo Instituto de Estudios Riojanos. Logroño: 61-76.
Vasco de Cultura. Internet: <https://www.ivap.
euskadi.eus/contenidos/informacion/pvc_desa- Fernández Ochoa, C. (2008). Arqueología e his-
rrollo_2004/es_def/adjuntos/patrimonio_arqueo- toria de los centros urbanos. Adistancia, 23 (4):
logico.pdf> (Consulta 7 abril 2021). 69-78. Internet: <http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/
bibliuned:adistancia-2008-23-3631/Documento.
Azkarate Garai-Olaun, A., García Camino, I. (1996). pdf> [Consulta 7 abril 2021].
La ciudad, documento histórico: reflexiones so-
bre la práctica de la arqueología urbana en la Co- Hole, F., Herizer, R. F. (1977). Introducción a la
munidad Autónoma del País Vasco. Kobie (Serie arqueología prehistórica. Fondo de Cultura Eco-
Paleoantropología), 23: 141-161. nómica. Madrid.

Baldeón Iñigo, A., García Camino, I., Lara Vives, García Camino, I. (1992). Los archivos arqueoló-
G., Quirós Castillo, J.  A., Sagarzazu Andueza, I., gicos: conclusiones. En: Nazioarteko Jardunaldiak
Sesma, J., Tabar Sarrías, M.  I., Unzueta Portilla, Interbentzio Arkeologia: 1991.eko Abenduak (16-20),
M., Val Recio, J. del (2009). Transmitir conoci- Miramar Jauregia, Donostia/ Jornadas Internaciona-
mientos. La arqueología y su proyección social. les Arqueología de Intervención: diciembre 1991 (16-
En: Llanos Ortiz de Landaluce, A. (coord.). Actas 20), Palacio Miramar, San Sebastián/ International
del Congreso Internacional “Medio siglo de Arqueo- Sessions Intervention Archaeology: December 1991
logía en el Cantábrico Oriental”. Instituto Alavés (16th-20th), Miramar Palace, San Sebastián. Euskal
de Arqueología. Vitoria-Gasteiz: 637-707. Kultura Ondarearen Zentrua/Centro de Patrimonio
Cultural Vasco. Bergara: 333-334.
Barreiro Martínez, D. (2013). Arqueológicas. Hacia
una arqueología aplicada. Bellaterra. Barcelona. González Villaescusa, R. (2012). Introducción a la
edición española. En: Galinié, H. Ciudad, espacio
Chueca Goitia, F. (1965). Las ciudades históricas urbano y arqueología. La fábrica urbana. Publica-
(un drama de nuestro tiempo). Revista de Occi- cions de la Universitat de València. Valencia: 11-22.
dente, 24: 274-297.
González Ruibal, A., Ayán Vila, X. (2018). Arqueo-
Fernández Martínez, V. M. (2012). «Jaime Alman- logía: una introducción al estudio de la materiali-
sa Sánchez (ed.) “El futuro de la arqueología en dad el pasado. Alianza Editorial. Madrid.
España. Charlas de café – 1. 45 profesionales ha-
blan sobre el futuro de la arqueología”. JAS Ar- Gutiérrez Lloret, S. (2011). La arqueología ensi-
queología, Madrid, 2011. ISBN 978-84-938146-8- mismada. En: Almansa Sánchez, J. (ed.). El futu-
7», Complutum, 23(1): 232–234 ro de la arqueología en España. JAS Arqueología.
Madrid: 111-116.

Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6 131
J. L. Ibarra Álvarez, M. Á. Berjón Lobato, R. Rodríguez Calleja, Arqueología de intervención, arqueología de investigación

Hidalgo, R. (2010). La ciudad dentro de la ciu- conocimiento histórico. Kobie (Serie Paleoantro-
dad: reflexiones sobre la gestión y conservación pología), 25: 75-82.
del patrimonio arqueológico en ámbito urbano
en Andalucía. En: Hidalgo, R. (coord.): La ciudad Roig Buxó, J. (2013). Trabajo, mercado y cono-
dentro de la ciudad: la gestión y conservación del cimiento. La arqueología como profesión. En:
patrimonio arqueológico en ámbito urbano. Semi- Quirós Castillo, J. A. (dir.). La materialidad de la
nario de Arqueología, Universidad Pablo de Ola- historia. La arqueología en los inicios del siglo XXI.
vide. Sevilla: 5-20. Akal. Madrid: 177-197.

Leguina, J., Baquedano, E. (eds.) (2000). Un futu- Rodríguez Temiño, I. (2004). Arqueología urbana
ro para la memoria. Sobre la administración y el en España. Ariel. Barcelona.
disfrute del Patrimonio Histórico Español. Visor.
Madrid. Rodríguez Temiño, I. (2006-2007). Pisar la historia.
Revista d’Arqueologia de Ponent, 16-17: 239-256.
Lull, V. (2007). Los objetos distinguidos. La ar-
queología como excusa. Bellaterra. Barcelona. Rodríguez Temiño, I. (2010). Arqueología urbana
en tiempos de crisis. En: Arqueología, patrimonio
Martínez Salcedo, A. (2004). La cerámica común histórico y urbanismo en las ciudades patrimonio
de época romana en el País Vasco. Servicio Central de la humanidad de España. Actas de las Jornadas
de Publicaciones del Gobierno Vasco. Colección Técnicas sobre Arqueología, Patrimonio Histórico y
de Patrimonio Cultural 1. Vitoria-Gasteiz. Urbanismo, Tarragona 1 y 2 de diciembre de 2009.
Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad
Martínez Salcedo, A. (2010). El poblado romano de España. Ávila: 19-29.
de Forua. Un asentamiento de la Edad Antigua en
Bizkaia. Aunia 29: 36-52. Rodríguez Temiño, I. (2011). Arqueología con fu-
turo. En: Almansa Sánchez, J. (ed.). El futuro de la
Moya Maleno, P. R. (2010). Grandezas y miserias arqueología en España. JAS Arqueología. Madrid:
de la arqueología de empresa en la España del si- 197-202.
glo XX. Complutum 21: 9-26.
Ruiz Zapatero, G. (1998). Enseñando arqueolo-
Olmo Enciso, L. (2011-2012). Un arqueólogo en la gía… ¿Hay algo que decir? Arqueoweb: Revista
ciudad: en los inicios de un ensayo. Cuadernos de sobre Arqueología en Internet, 0: sp. Internet: <ht-
Prehistoria y Arqueología, 37-38: 39-52. tps://webs.ucm.es/info/arqueoweb/pdf/0/02_Es-
trella.pdf< [Consulta 12 diciembre 2021].
Quirós Castillo, J. A. (2013). ¿El fin de la arqueo-
logía? La arqueología a inicios del siglo XXI. En: Ruiz Zapatero, G. (2005). ¿Por qué necesitamos
Quirós Castillo, J. A. (dir.). La materialidad de la una titulación de Arqueología en el siglo XXI?
historia. La arqueología en los inicios del siglo XXI. Complutum, 16: 255-269.
Akal. Madrid: 9-34.
Ruiz Zapatero, G., Burillo Mozota, F. (1988). Me-
Reimondez Becerra, M. C. (2018). Arqueología ur- todología para la investigación en arqueología
bana: perfil profesional y nuevas tendencias. En: territorial. Munibe (Antropología y Arqueología),
Galán-Pérez, A.  M., Pardo San Gil, D. (coords.). Suplemento, 6: 54-64.
Las profesiones del Patrimonio Cultural: compe-
tencias, formación y transferencia del conocimien- Salvatierra Cuenca, V. (1994). Arqueología urba-
to: reflexiones y retos en el Año Europeo del Patri- na: investigación y gestión. La situación de Anda-
monio Cultural. GE-IIC y ACRE. Madrid: 141-149. lucía. Arqueología y Territorio Medieval, 1: 75-82.

Ribera Lacomba, A. (2004). La investigación cien- Vaquerizo Gil, D. (2015). Arqueología para un fu-
tífica y la ¿gestión? del patrimonio arqueológico turo incierto… La profesión de arqueólogo tras la
urbano en Valencia (y otros lugares también de- crisis devastadora del “pelotazo”. Pyrenae, Revista
jados de la mano de Dios). En: Domínguez Arranz, de Prehistòria i Antiguitat de la Mediterrània Occi-
A. (ed.): Jornadas de Arqueología en Suelo Urbano dental, 46 (2): 89-120.
(Huesca, 19 y 20 de marzo de 2003). Instituto de
Estudios Altoaragoneses. Huesca: 129-131 Vaquerizo Gil, D. (2018). Cuando (no siempre) ha-
blan “las piedras”: hacia una arqueología integral
Riu-Barrera, E. (1998-1999). Sobre la capacidad en España como recurso de futuro. Reflexiones
de la arqueología de intervención para generar desde Andalucía. JAS Arqueología. Madrid.

132 Revista d’Arqueologia de Ponent 32, 2022, 121-132, ISSN 1131-883-X, ISSN electrònic 2385-4723, DOI 10.21001/rap.2022.32.6

View publication stats

También podría gustarte