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Hoy voy a hablar de las yeguas de Diomedes y el octavo trabajo que Heracles tuvo que enfrentar para redimir

sus
pecados.
Euristeo (rey de Micenas), ordeno a Heracles realizar una nueva labor, esperando que en esta ocasión encontrara
por fin la muerte.
Debía adentrarse en la feroz y peligrosa región de Tracia, afamada por las bárbaras costumbres de sus habitantes y
robarle a su rey, Diomedes (un gigante hijo del dios Ares) sus preciadas yeguas comedoras de hombres.
El trabajo era doble, pues si quería llevarse a las yeguas debía enfrentar también a su propietario y rey de los
bistones, Diomedes, que era terrible en el combate e inflexible con los derrotados.
Heracles acompañado de varios hombres, llego al establo donde se encontraban las terribles yeguas que estaban
amarrados a los pesebres con cadenas de bronce, pues su bravura rompía las cuerdas y cualquier otro material, se
alimentaban de carne humana; generalmente extranjeros que su dueño les echaba sin piedad alguna.
Heracles y los suyos no tardaron mucho en someter a sus guardianes y robar a los equinos huyendo hacia el mar.
Pero rápidamente el rey de los bistones fue avisado y se encamino al combate.
Heracles había dejado las yeguas al cuidado de su amigo Abdero, quien no tardo en ser devorado por los feroces
monstruos. Diomedes, desafío a Heracles el cual a pesar de la fuerza y descendencia del rey tracio Heracles se
impuso en la batalla y logro derrotarlo, arrojando su cuerpo, aun vivo, a sus propias yeguas para que pusieran fin a su
vida.
Al terminar de engullir el cadáver de Diomedes, las yeguas perdieron su antigua fiereza y monstruosidad y se
tornaron animales mansos, que fueron conducidos hasta Euristeo en Micenas, quien luego las consagro a la diosa
Hera. Heracles, en honor y reconocimiento a su fiel amigo Abdero, erigió la ciudad que lleva su nombre, Abdera.
Las yeguas, sin la bravura ya de otros tiempos, encontraron la muerte entre las faldas del Monte Olimpo, donde los
animales salvajes que allí moraban les dieron muerte para hacer un gran banquete.
Según el escritor hispano – latino, Higinio, los nombres de los animales eran Podargo, Lampón, Dino y Janto. Se
dice que el famoso caballo de Alejandro Magno, Bucéfalo, descendía de esta yegua.
8° TRABAJO: ROBAR LAS YEGUAS
DE DIOMEDES

YEGUAS DE
DIOMEDES
Tracia

HERA
HERCULES
DIOMEDES
EURISTEO

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