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EL SUICIDIO

INTRODUCCIÓN

Es necesario saber lo que es el suicidio, pues de manera general se le define como la


muerte por un acto de violencia dirigido hacia uno mismo con la intención de morir. Al
respecto según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo define como el acto
deliberado de quitarse la vida. Cabe recalcar que su prevalencia y los métodos utilizados
varían de acuerdo a los diferentes países, es decir de acuerdo al entorno y factores sociales
que prevalecen en los individuos.

Se puede decir entones que, la ola de este fenómeno denominado “suicidio” siempre ha
existido en la sociedad, siendo las cifras y estadísticas fieles testigos de su existencia, sin
embargo, aunque la sociedad avance, este siempre estará presente.

El autor (Durkheim) tras definir el suicidio observa en su argumentación que pueden quedar
incluidos los hechos accidentales, así establece la siguiente matización: “Hay suicidio
cuando la víctima, en el momento en que realiza la acción, sabe con toda certeza lo que va
a resultar de él.”

El suicidio se puede definir como un fenómeno social ya que tiene dos características
interconectadas. Por un lado es un fenómeno individualizado y, es un fenómeno
relativamente estable en todas partes del mundo. Por tanto, representa gestos
independientes e individualizados que, sin embargo, son repetidos por varias personas.
Cada individuo, en este sentido, utiliza formas individuales en la actuación. De hecho, el
fenómeno del suicidio y la elección de la muerte por parte del suicida son dos fenómenos
completamente ajenos a la naturaleza estelar del suicidio. Los dos elementos son
independientes entre sí.

Por ende, el autor se ocupa del interés que este fenómeno puede tener para la sociología,
ya que el suicidio puede considerarse además de en su vertiente individual, en su vertiente
colectiva, ya que cada sociedad presenta una cifra casi invariable de suicidios aun cuando
el periodo estudiado sea demasiado largo. Es así que el suicidio es un fenómeno
independiente, con naturaleza propia, de cuyo estudio se encarga la Sociología y en
concreto este libro. Por lo que en el presente informe se desarrollará el libro titulado “El
Suicidio” del autor antes señalado (Émile Durkheim), el cual está dividido en tres libros, así,
el primero trata de los factores extra sociales y se divide en 4 capítulos, el segundo trata de
las causas sociales y tipos sociales y se divide en 6 capítulos, y el tercero trata del suicidio
como fenómeno social en general, el cual se divide en 3 capítulos.

1. LOS FACTORES EXTRASOCIALES

1.1. El Suicidio y los estados Psicopáticos

Se rechaza que la tendencia al suicidio, es una variedad de la locura,


sólo puede ser una locura parcial y limitada a un solo acto.Los
estados psicopáticos que constituyen la enajenación mental no
pueden explicar la inclinación colectiva al suicidio,No podemos
relacionar estrechamente el suicidio con la locura más que
restringiendo arbitrariamente el sentido de las palabras,pues todas las
muertes resultantes de un acto realizado por el causante mismo con
pleno conocimiento de las consecuencias presentan

1.2. El suicidio y los estados psicológicos normales

La raza,es un agregado de individuos que presentan características


comunes.Según Prichard: «Bajo el nombre de raza se designa a todo
un conjunto de individuos que presentan caracteres hereditarios más
o menos comunes, de cuyo origen debe prescindirse», será muy
difícil averiguar las relaciones existentes entre las diferentes razas y
el suicidio, la influencia del entorno doméstico, la familia la que, con
su acción, neutralizaría la tendencia al suicidio o impediría que
estallara

1.3. El suicidio y los factores cósmicos

Hay dos factores de esta especie a los que se ha atribuido una


influencia suicidógena: el clima y las temperaturas de las diferentes
estaciones.Las ciudades las que pasan por las mismas fases, los
factores cósmicos no puede explicar las variaciones mensuales o
estacionales del suicidio. Si las muertes voluntarias aumentan de
enero a julio, no es porque el calor ejerza una influencia perturbadora
sobre el organismo, es porque la vida social resulta más intensa

1.4. La imitación

No hay nada tan fácilmente transmisible por vía de contagio como el


suicidio,un hombre puede imitar a otro sin solidarizarse con él o sin
ser miembro de un grupo social,es decir un estornudo, un movimiento
coreiforme, un impulso homicida, pueden transferirse de un sujeto a
otro,por ello ciertos autores, que atribuyen a la imitación un poder que
no tiene, han pedido que se prohíba a los periódicos publicar relatos
de suicidios y delitos.

2. CAUSAS SOCIALES Y TIPOS SOCIALES

2.1. MÉTODO PARA DETERMINARLOS

Podemos constituir los tipos sociales de suicidio clasificándolos no


directamente y según sus caracteres, sino comprobando las causas que
los producen, esta será a primera vista una clasificación etiológica, así
penetramos mucho mejor en la naturaleza de un fenómeno, ya que
conocemos sus causas. A través de este método se puede establecer la
naturaleza de los suicidios y su número, pero no sus caracteres distintivos.

En primer lugar, hay que fijarse en la causa inmediata de un suicidio, que


es la que figura en las diligencias judiciales, y en las tablas estadísticas
sobre los mismos donde las causas tienen un apartado especial. Esos nos
indican los antecedentes inmediatos de los distintos suicidios. Aunque
hemos de considerar estas informaciones con cierto escepticismo, ya que
son informaciones ofrecidas por personas cercanas al suicida u otro tipo
de informadores, que tal vez no sepan la causa real del suicidio.

2.2. EL SUICIDIO EGOISTA

El suicidio egoísta se caracteriza principalmente por la descomposición del


entorno social, religioso o afectivo en el que estas personas se
desenvuelven. Se da cuando el sujeto está poco integrado en la sociedad.

Ahora vamos a observar desde el punto de vista de la familia y la sociedad


política.

En un principio se pensó, y si se miran las cifras a priori, sin una mayor


profundidad es lo que se ve, que las personas casadas se suicidaban más
que las solteras, pero esta afirmación es completamente falsa y lo
demostró Berlinton padre que tras un detenido estudio concluyó que no es
causa del matrimonio, sino causa de la edad, ya que si se estudia a todos
los solteros frente a todos los casados, tenemos en cuenta también a
personas de corta edad que en ningún caso están casadas y debido a su
corta edad tampoco tienen en general tendencia al suicidio, por lo tanto si
queremos comparar estos dos grupos, habremos de hacerlo con personas
de igual edad tanto solteros como casados, y así se comprueba que la
cifra de suicidios es mayor en los primeros que en los segundos.

Se establece que el suicidio varía en razón inversa del grado de


desintegración de la sociedad religiosa; doméstica y política. Esta
proximidad demuestra que, si esas diferentes sociedades ejercen un
efecto ralentizador sobre el suicidio no es por consecuencia de caracteres
particulares de cada una de ellas, sino por una causa que es común a
todas; El suicidio varía en razón inversa a del grado de desintegración de
los grupos sociales de que forman parte los individuos. Cuando la
sociedad está completamente integrada tiene los individuos bajo su
dependencia; considera que están a su servicio y por consiguiente no les
permite disponer de sí mismos a su antojo; Se opone, pues, a que eludan,
por la muerte, los deberes que con ella tienen.

2.3. EL SUICIDIO ALTRUISTA

Se llama así el acto suicida en el que, previamente a él, el suicida mata a


los miembros de su familia a fin de ahorrarles los supuestos sufrimientos a
ellos. Es propio de la melancolía.

Una individualización excesiva conduce al suicidio, una individualización


insuficiente produce los mismos efectos. Cuando el hombre está desligado
de la sociedad se mata más fácilmente.
Llamamos a este tipo de suicidio altruista porque como hemos llamado
egoísta al estado en que se encuentra el yo cuando vive su vida personal
y no obedece más que a sí mismo, la palabra altruismo expresa bastante
bien el estado contrario, aquel en el que el yo no se pertenece, en que se
confunde con otra cosa que no es él, en que el polo de su conducta está
situado fuera de él, en uno de los grupos de que forma parte.

Es solitario de la ética refinada que pone tan alta la personalidad humana


que esta ya no puede subordinarse a nada. Hay pues entre ellas toda una
distancia que separa a los pueblos primitivos de las naciones más cultas.
Pero, en dichas sociedades cultas aún existe un medio especial donde el
suicidio altruista está en estado crónico; Por ejemplo, ell ejército. En todos
los países europeos se ha observado que la aptitud de los militares para el
suicidio es muy superior a la de la población civil de la misma edad.

2.4. EL SUICIDIO ANÓMICO

Es el que se da cuando existe una falla o dislocación de los valores


sociales, que lleva a una desorientación individual y a un sentimiento de
falta de significación de la vida.

La anomia es en las sociedades modernas un factor regular y especifico


de suicidios, el suicidio anómico proviene de que la actividad de estas
personas está desorganizada y esta es la razón de su sufrimiento.

Comparando este tipo de suicidio con el suicidio egoísta podemos decir


que, aunque guardan cierta relación ocupan parcelas sociales diferentes:
el primero se ocupa del mundo empresarial mientras que el segundo se
centra en carreras intelectuales.

Durkheim establece que sólo queda una posibilidad y es que la institución


misma del divorcio por la acción que ejerce sobre el matrimonio, esta
predisponga al suicidio. El debilitamiento de la disciplina matrimonial
agrava la tendencia al suicidio de los hombres y disminuye el de las
mujeres.

2.5. FORMAS INDIVIDUALES DE LOS DIFERENTES TIPOS DE


SUICIDIOS

Existe una primera forma de suicidio, que se distingue por un estado de


languidez melancólica, que hace que el individuo se encierre en sí mismo
haciéndose insensible a lo que le rodea. Durkheim dice que esta es una
forma elevada del suicidio egoísta, pero existe también una forma más
vulgar. El individuo se impone como única tarea satisfacer sus
necesidades y si se le impide este fin último la existencia deja de tener
sentido. Es el suicidio epicúreo. La melancolía se reemplaza por sangre
fría especialmente en el momento último. Como ejemplo están los
vividores que cuando ya no pueden continuar con su existencia fácil se
matan con tranquilidad.
Bajo el prisma común del suicidio altruista, caracterizado por ser un
suicidio activo, encontramos el suicidio obligatorio en el que el sujeto se
mata porque su conciencia se lo ordena.

Hay otra clase de suicidios que se diferencia de los anteriores porque


están marcados por un carácter pasional, no es el entusiasmo, la
conciencia o la fe religiosa, sino la cólera y lo que acompaña a la
decepción. Son un ejemplo las personas que tras cometer un asesinato
seguidamente se suicidan. Parece ser que este tipo de suicidios está bajo
la naturaleza del suicidio anómico.

Otro tipo de suicidio que trata Durkheim, es el suicidio estoico, que,


aunque ya se ha tratado desde el punto de vista del suicidio egoísta puede
verse desde otro punto de vista completamente diferente. Si es estoico
profesa una absoluta independencia para todo lo que traspasa el recinto
de la personalidad individual, y al mismo tiempo se coloca en estado de
estrecha dependencia frente a la razón universal y le reduce a no ser más
que el instrumento por el que ella se realiza. También el suicidio que
practica a veces es apático como el del egoísta y realizado como un deber
igual que el altruista. Las causas sociales de las que dependen los
suicidios difieren de las que determinan la manera de ejecutarse, por lo
que no se puede establecer ninguna relación entre los tipos de suicidio y el
modo de ejecutarlo.

3. EL SUICIDIO COMO FENÓMENO SOCIAL EN GENERAL

3.2. El elemento social del suicidio

Las condiciones individuales de las que se podría suponer que depende el


suicidio son dos:

a) Situación externa que rodea al agente.

b) Por otra parte, existen innumerables circunstancias que parecen provocar


el suicidio precisamente porque el fenómeno se produce de forma particular.
En efecto, los hechos más diversos y contradictorios pueden servir de
pretexto para el suicidio. Es así que, de todos los descubrimientos realizados
se deduce que la tasa de suicidio social solo puede explicarse
sociológicamente; para cada pueblo existe una fuerza colectiva de una
energía dada, que empuja al hombre a suicidarse. En tanto, respecto a los
hechos privados, que suelen ser considerados en primer plano, no son más
que justificaciones proporcionadas por el estado moral de la sociedad.

En suma, se puede deducir que todo pueblo tiene colectivamente una


tendencia al suicidio que le es propia y de la que depende la importancia del
tributo que paga a la muerte voluntaria. De modo que las tendencias
colectivas tienen existencia propia, si bien emplean otros medios, actúan del
mismo modo sobre el individuo, desde el exterior.
Así, nosotros mismos sufrimos la presión que ayudamos a ejercer sobre los
demás, nos enfrentamos a dos fuerzas contrapuestas. Uno proviene de la
colectividad y busca apoderarse del individuo, el otro proviene del individuo y
rechaza al primero.

En virtud a ello, se afirma que: entre todos los saberes únicos que
constituyen la gran masa de la nación, no hay ninguno respecto del cual la
corriente colectiva no sea casi totalmente externa, pues cada uno de ellos
contiene un solo fragmento. Es a veces un error fundamental confundir, como
tantas veces se ha hecho, el tipo colectivo de una sociedad con el tipo medio
de los individuos que la componen.

Durkheim afirma: Si la sociología existe, no puede ser más que el estudio de


un mundo aún desconocido, diferente a los explorados por otras ciencias. Y
ese mundo es un sistema de realidades.

Por lo tanto, la fuerza colectiva que impele al hombre a matarse cala en él


poco a poco. En igualdad de circunstancias, la tendencia al suicidio crece a
medida que transcurre la vida, sin duda porque se requieren repetidas
experiencias para hacerle sentir todo el vacío de una existencia egoísta o
toda la vanidad de las ambiciones inagotables. De ahí que los suicidas
cumplan su destino por capas generacionales.

3.3. Relaciones del suicidio con el resto de fenómenos sociales

La cuestión más importante es saber dónde clasificar el suicidio, si entre los


actos morales permitidos o entre los prohibidos, así, se llega a la conclusión
de que si dejamos de lado la diversidad de detalles que presentan las
medidas represivas adoptadas por los diversos pueblos, vemos que la
legislación sobre el suicidio ha pasado por dos fases principales:

1) Se prohíbe al individuo destruirse a sí mismo por su propia iniciativa, pero


el estado puede dejar que lo haga. Por tanto, el acto inmoral es cuando está
enteramente decidido por el individuo y los órganos de la vida colectiva no
han colaborado en él; vale decir, en ciertas circunstancias la sociedad se deja
desarmar y acepta lo que reprobaba en principio.

2) Condenación absoluta y sin excepción alguna. El derecho a disponer de


una vida humana, excepto cuando la muerte sea la pena de un delito. Sólo se
le quita al individuo afectado, pero también a la sociedad. Es una facultad
que se sustrae tanto al derecho colectivo como al privado. El suicidio se
considera inmoral, en sí mismo y por sí mismo, sea quien sea los partícipes.
Así, a medida que se avanza en la historia, la prohibición, en lugar de
relajarse, se radicaliza. Y si hoy en día la conciencia pública parece menos
firme en su juicio sobre este punto, este estado de flaqueza debe provenir de
causas accidentales y pasajeras, pues no parece verosímil que la evolución
moral, tras avanzar durante siglos en la misma dirección, vuelva atrás.
3.4. Consecuencias Prácticas

En principio, resulta vital juzgar si el suicidio se considera normal o anormal.


Concluyendo que no hay pueblo en el que no se viole la moral. Por ejemplo,
el crimen es necesario, no puede no existir. Una imperfección necesaria no
es una enfermedad. De lo contrario, deberíamos ver la enfermedad en todas
partes, ya que la imperfección está en todas partes. Así que es normal. En
cuanto al suicidio: es un elemento de la constitución normal y también, muy
probablemente, de toda constitución social. El suicidio es simplemente la
forma que toda moral asume necesariamente, en condiciones particulares,
que no pueden manifestarse.

4. CONCLUSIONES:

El egoísmo, no es un factor simplemente auxiliar; es una causa generadora. Si el


lazo que liga al hombre con la vida, se afloja, es porque el nexo que lo une a la
sociedad, se ha relajado. Los incidentes de la existencia privada, que parecen
inspirar inmediatamente el suicidio y que pasan por sus condiciones determinantes,
en realidad no son más que causas excepcionales. Si el individuo cede al menor
choque de las circunstancias es porque el estado en que se encuentra, la sociedad
ha hecho de él una fuerza dispuesta al suicidio.

El suicidio coexiste con el homicidio. A veces son mutuamente excluyentes, otras


veces reaccionan de la misma manera bajo la influencia de las mismas condiciones.
Hay algunos suicidas que tienen ciertas afinidades con los asesinatos y viceversa.
Sin embargo, no pueden ser de la misma naturaleza; pues, suicidio y homicidio
frecuentemente varían en proporción inversa entre sí, no porque sean dos caras
diferentes de un mismo y único fenómeno, sino porque constituyen, bajo ciertos
aspectos, dos corrientes sociales opuestas.

Si el suicidio es un fenómeno individual debido a factores sociales, la única


respuesta posible para frenarlo es reintegrar al sujeto dentro del grupo social de
referencia. Según Durkheim, la reintegración de las personas en un grupo es posible
a través del trabajo, que permite al individuo reconstruir el sentimiento de
pertenencia a un grupo social y recuperar la posesión de las reglas sociales. La
educación es para Durkheim un antídoto más y un medio con el que es posible
prevenir o curar el sentimiento de frustración que puede llevar al individuo al suicidio.

REFERENCIAS:

Durkheim, É. (1897). El Suicidio, un estudio de sociología. Epublibre.

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