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EL ACOSO ESCOLAR: SU DETECCIÓN Y SU MANEJO

DESDE LA ESCUELA SECUNDARIAEN COORDINACIÓN


CON LA FAMILIA. ALGUNOS REFERENTES TEÓRICO-
CONCEPTUALES PARA SU ESTUDIO
Oralia Argüello Hernández
oralia1017@hotmail.com
Guadalupe Chávez González
guadalupe_ch@hotmail.com
Escuela Normal Regional de Especialización Coahuila
Facultad de Filosofía y Letras de la UANL

RESUMEN
En este trabajo se pretende poner en perspectiva el fenómeno del acoso escolar también conocido como
bullying, se parte del análisis de la violencia en varios ámbitos de nuestra sociedad hasta llegar a las
manifestaciones de violencia en la escuela, se destaca la diferencia entre agresión, violencia y violencia
escolar particularmente el acoso escolar o bullying. Por otro lado, se describen algunos de los rasgos de
personalidad de los sujetos que se ven involucrados en este tipo de situaciones y se citan algunos de los
factores de riesgo que pueden propiciar que el acoso se presente, y las consecuencias que puede llegar a
tener tanto en quien perpetra la violencia como en quien es víctima si no se actúa a tiempo. El propósito
principal de este trabajo es mostrar que las y los jóvenes que son víctimas de acoso escolar, pueden sufrir
alteraciones en su desarrollo socioemocional y repercusiones en el aspecto académico.

Palabras clave: agresión, violencia, acoso escolar, actores del acoso escolar, factores de
riesgo.

PROBLEMATIZACIÓN
Desde siempre la violencia se ha manifestado en diferentes ámbitos de la vida social y
aparece de manera creciente en las preocupaciones y actividades de diversos actores
sociales. Se ha convertido ya en un fenómeno mundial y se considera como un problema
global que afecta las relaciones sociales (Marina, 2006).
La violencia está presente en nuestra vida diaria, se sabe de ella a través de la
radio, la televisión, los periódicos, se presenta en las calles, se observa en el ámbito
educativo, se percibe un deterioro progresivo de la convivencia escolar, que se manifiesta
en el clima social y emocional (o es consecuencia de él), en algunos centros educativos
la convivencia escolar se ha degradado y se han hecho más visibles aspectos como la
violencia, indisciplina, vandalismo, malos modales y actos disruptivos (Marina, 2006). Esta

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situación ha llevado a los docentes a tomar medidas preventivas y correctivas ante las
situaciones de violencia que se presentan en las aulas.
El comportamiento inadecuado se manifiesta en el aula, durante los recesos, en
diferentes espacios dentro de la escuela, incluso ocurre sin respetar la presencia de
profesores, prefectos y demás personal de la institución; dichos comportamientos suelen
practicarse también a través de medios electrónicos haciendo uso de las tecnologías de
la información y la comunicación (Marina, 2006).
Las ideas que se comparten enseguida, tienen el propósito de lograr una
aproximación a los conceptos de agresión, violencia y acoso escolar para tratar de
delimitar el planteamiento del problema de investigación.
Agresión. Jiménez (2012) sostiene que el ser humano es conflictivo por naturaleza,
sin embargo, la cultura lo lleva a ser “pacífico o violento”. Él afirma que la violencia del ser
humano se encuentra más en su ambiente que en sus genes, sostiene también que “la
agresión es inevitable, no así la violencia” (Jiménez, 2012: 13). En estas afirmaciones se
contrapone a Rousseau quien afirma que el hombre primitivo vivía en “estado de
naturaleza”, libre e igual a los demás, guiados por sus “sentimientos” y en consonancia
consigo mismo y con su entorno y que al surgir la sociedad se oculta la bondad natural de
los hombres y se tornan malos (Abad- Díaz, 1996: 255).
La agresión dice Renfrew, (2010), es definida como: un comportamiento que es
dirigido por un organismo hacia un blanco, que resulta con algún daño; la agresión se
clasifica como un comportamiento; un comportamiento es observable, por lo tanto, es
objetivo; las condiciones internas que influyen para desencadenar la agresión tales como
sentimientos, actitudes o pensamientos agresivos son subjetivos por lo cual su
interpretación está sujeta a prejuicios personales.
En cuanto a la influencia de factores biológicos en la agresión, Olweus (1983),
citado por Renfrew (2010), llevó a cabo un estudio con jóvenes adolescentes, él estudió
los niveles de testosterona en la sangre y encontró correlaciones significativas entre el
nivel de testosterona y el comportamiento agresivo inducido. De este estudio se concluyó
que la testosterona puede influir en el comportamiento agresivo pero su efecto no es
determinante. Se ha encontrado, además, que los sujetos del sexo masculino tienden a
ser más agresivos que los del sexo femenino.

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Un aspecto importante que es necesario destacar para comprender en forma
integral el fenómeno de la violencia es el relacionado con los factores sociales y
ambientales de la agresión. Los psicólogos sociales, en los estudios que han realizado
sobre estímulos que causan agresión, sostienen que hay eventos estresantes en el
entorno que pueden influir para que ésta se presente, consideran también que dichos
eventos no provocan agresión por sí solos, pero pueden provocar “un estado subjetivo
cognitivamente mediado”, que puede desencadenar la agresión (Renfrew, 2010: 154).
Los estímulos que han sido estudiados y que están relacionados o inciden con la
agresión o conductas agresivas, son el ruido, el calor, los estímulos eróticos, a veces el
ejercicio físico, el territorio y el hacinamiento (Renfrew, 2010: 154). La influencia puede
darse en diversos grados y dependiendo de las circunstancias.
Además de ciertos factores sociales y ambientales, también existen factores
psicosociales que pueden contribuir a generar una agresión. Albert Bandura quien es
investigador y que además es el creador de la teoría social del aprendizaje, define la
agresión como “una conducta dirigida a causar daño personal o destrucción de la
propiedad” […] “su definición de daño personal incluye la devaluación y degradación
psicológica” (Renfrew, 2010: 203).
Renfrew cita a Bandura, (1973) y su descripción de las “tres importantes influencias”
que inciden sobre la agresión: “orígenes”, “instigadores” e “instauradores”; Bandura
expresa que los “orígenes” se deben básicamente a los factores ambientales, sin
descartar los biológicos que también pueden influir. También sostiene que hay tres formas
básicas en que un ser humano puede “desarrollar agresión por imitación”:

 Influencias familiares: cuando un padre a través de sus formas de relación le enseña


a su hijo que la agresión es un buen medio para desenvolverse en el mundo.
 Influencias subculturales: cuando el sujeto está inmerso en un ambiente en el cual las
conductas agresivas contribuyen a alcanzar estatus social.
 Se puede desarrollar también la agresión por “imitación simbólica”, por medio de
modelos agresivos en los medios de comunicación. Además, se afirma que la
“imitación” se puede dar tanto en el nivel personal como en el cultural (Renfrew,
2010:203).

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Entonces, el comportamiento agresivo que un niño puede exhibir está determinado
por muchos factores, entre ellos la intensidad de su motivación o el deseo de lastimar a
otros, el grado de frustración que genera su ambiente, su exposición a modelos agresivos
y la ansiedad o culpa al manifestar la agresión (Maussen y otros, 1980: 374-375).
Violencia. El concepto de violencia más allá de la definición que se consigue en el
diccionario, es poco claro, se exponen aquí algunas definiciones.

La violencia es la acción contraria al orden o disposición de la naturaleza. Aristóteles hace dos


distinciones: el movimiento según naturaleza que es el que lleva los elementos a su lugar
natural y el movimiento por violencia que es el que los aleja. Acción contraria al orden moral,
jurídico o político, en este sentido se dice “cometer” o “sufrir” violencia (Abbagnano, 2004:
1090).

Blair (2009) señala que el análisis de la violencia abordado desde el ámbito social
se torna demasiado complejo al tratar de ahondar tanto en su origen y sus causas, así
como en sus expresiones. También cita a Jean Claude Chesnais (1981), quien propone
la siguiente definición:

La violencia en sentido estricto, la única violencia medible e incontestable es la violencia física.


Es el ataque directo, corporal contra las personas. Ella reviste un triple carácter: brutal, exterior
y doloroso. Lo que la define es el uso material de la fuerza, la rudeza voluntariamente cometida
en detrimento de alguien. (Blair, 2009: 13).

Un rasgo importante que está presente en las manifestaciones de la violencia es el


grave peligro que representa para la víctima; están en juego tanto la vida, como la salud,
así como también la “integridad corporal” o la “libertad individual”. Este fenómeno traspasa
“las formas de la vida política y hunde sus raíces más profundamente en la cultura” (Blair,
2009: 13). Alain Pessin, citado por Blair (2009), afirma que la violencia está presente de
continuo en la sociedad y que se actualiza en ciertos momentos históricos, pero no es

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hasta que ésta se desborda y se vuelve problema cuando se tiene conciencia de ella (Blair,
2009).
Semelin a su vez, citado por Blair (2009), sugiere establecer tres categorías que
habrán de diferenciar diversos tipos de violencia, estas categorías son:

 Distinguir la violencia sangrienta (muertes) de la violencia estructural que plantea


Galtung refiriéndose a situaciones de “miseria y opresión”.
 La violencia cotidiana contenida en nuestras formas de vida.
 La violencia espectáculo, ya que es capaz de llamar la atención y la censura, habiendo
en esto cierta ambivalencia ya que al mismo tiempo puede atemorizar y cautivar.

Blair (2009) cita a Murphy, quien apoyado en Ted Gurr sostiene que la naturaleza
no nos predispone a la violencia; son las condiciones sociales las que ocasionan el
<<pasaje al acto>>. Entonces, “la violencia es un comportamiento adquirido”, no es pues
instintivo, y puede por lo tanto ser evitable (Blair, 2009: 15), como lo mencionan Abad-
Díaz al citar a Rousseau y su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los
hombres, en el que sostenía que “la bondad natural del hombre primitivo se había
corrompido por culpa de la vida social” (Abad 1996: 255).
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2011, reconoce a la violencia como
un “problema de salud pública” y la clasificó en tres grandes categorías a partir de la
perspectiva de quien ejerce el acto: violencia auto infligida que comprende el
comportamiento suicida y autolesiones; violencia interpersonal es la que se da entre la
familia, la pareja y la comunidad; violencia colectiva que se manifiesta en ambientes
sociales, políticos y económicos [(OMS, 2003: 19) en Castillo, 2011: 418].
La violencia tiene un “carácter multifacético” y se presenta en diversas escalas
(micro, meso, macro o mega) y ámbitos (individuos, familias, grupos, instituciones,
civilizaciones). En la actualidad las manifestaciones de violencia se pueden apreciar en
“las guerras” y en quienes las llevan a cabo, en “la economía” a través de “explotación,
discriminación o marginación”; en “la política” cuando hay “totalitarismo” o dominio de uno
o varios partidos; en “la ideología mediante la manipulación de la opinión pública”; en “la
familia”, en “la enseñanza a través de pedagogías no liberadoras, autoritarismos

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pedagógicos, castigos corporales, intransigencias, desobediencia injustificada”; en “la
cultura mediante racismo, discriminación de género”, entre otras (Jiménez, 2012: 13-52).

 Acoso escolar.
Castillo (2011), cita a Eduardo Dato (2007), quien sostiene que para distinguir la violencia
del acoso es necesario considerar las respuestas que aporta el alumno; cuando indica -
“alguna vez”-, se considera maltrato y cuando indica - “con frecuencia”- se clasifica como
“acoso o bullying”. “El carácter repetitivo, sistemático y la intencionalidad de causar daño
o perjudicar a alguien que habitualmente es más débil, son las principales características
del acoso”.
Una clasificación para las formas de violencia que se manifiestan “específicamente
entre alumnos” [(Ruiz y Muñoz en prensa) Muñoz, 2008)] son: agresión física que puede
ser directa (golpes, patadas, etc.) dirigida a la víctima, o indirecta al provocar daño o
perpetrar robo de objetos personales; agresión verbal, que puede ser de persona a
persona o utilizando otros medios (cartas, recados, correos electrónicos, mensajes de
texto, etc.) en los que el agresor puede o no identificarse; agresión social por medio de
dispersión de rumores con el propósito de “violentar a la víctima” propagando una imagen
social negativa de ésta; exclusión social, al obstaculizar la “aceptación” de la persona
acosada en su grupo de compañeros.
Dan Olweus afirma que “la agresividad intimidatoria entre escolares es un
fenómeno muy antiguo”; en 1983, al lado de Earling Roland da a conocer los estudios que
hasta ese momento y desde 1973 habían realizado en Noruega y que se ampliarían a los
países escandinavos. Más tarde, al final de los ochenta y principio de los noventa, el acoso
entre iguales se comenzó a investigar en otros países, entre ellos Japón, Inglaterra, Países
Bajos, Canadá, Estados Unidos y Australia (Castillo, 2011: 418).
Olweus (1998) define el acoso y la intimidación de la siguiente forma: “Un alumno
es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante
algún tiempo a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos. En esta
situación se produce también un desequilibrio de fuerzas (una situación de poder
asimétrica): el alumno expuesto a las acciones negativas tiene dificultad para defenderse
y en cierto modo está desvalido frente a quienes lo hostigan”, citado por (Castillo, 2011:
418-419).

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 Actores del acoso escolar
En el fenómeno del acoso participan tres figuras: el acosado o víctima, el acosador, que
es quien agrede y los espectadores. Dan Olweus, citado por (Castillo, 2011: 419),
distingue dos tipos de víctimas: las pasivas o sumisas; son estudiantes ansiosos e
inseguros, con un negativo auto concepto, no protestan ante los insultos o ataques de que
son víctimas; los provocadores; son chicos que denotan ansiedad y “reacción agresiva”,
su comportamiento puede provocar “irritación y tensión” en sus compañeros.
Los agresores o acosadores por lo regular son impulsivos, gustan de “dominar a
otros”, pueden ser ansiosos e inseguros “sienten la necesidad del poder y del dominio”
(Olweus, 1998) citado por (Castillo 2011: 419). Además, utilizan diferentes modos de
“intimidación y exclusión” tales como apodos, mofas, insultos, habladurías (Monclús &
Saban, 2006: 29, en Castillo, 2011: 419). Dichos modos de exclusión pueden causar
problemas psicológicos y sociales que afectan la convivencia y por consiguiente la
adaptación social (Castillo, 2011: 419).
Los espectadores, son los estudiantes que no se involucran en las situaciones de
intimidación y que por lo general no son los que toman la iniciativa, se les llama “agresores
pasivos, seguidores o secuaces” [(Olweus, 1998: 53), en Castillo, 2011: 419]. A los
espectadores no siempre se les puede considerar como partícipes, ya que la “pasividad”
no permite deducir una actitud a favor de quien lleva acabo la agresión.

 Factores de riesgo
La violencia escolar o el acoso escolar es un problema complejo en el que inciden diversos
factores además de las características de los actores. La interrelación entre los diversos
entornos en que las y los jóvenes se desenvuelven propicia el surgimiento de la
problemática, por lo tanto, este fenómeno se debe estudiar desde una “perspectiva
ecológica”, a partir del estudio de los niveles que propone Bronfenbrenner (Lucio, 2012).
Un primer entorno es la familia, en ella los adultos encuentran amor y apoyo y los
niños y adolescentes aprenden de ellos la forma de comportarse en la sociedad a través
de las normas, valores, creencias y comportamientos que les son transmitidos. Si los
padres son respetuosos y se ajustan a las normas de la sociedad tendrán un impacto
positivo en el niño, en cambio, si escuchan frases que no coinciden con las conductas, se
genera confusión y posibilita el aprendizaje de conductas negativas.

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Las características físicas y psíquicas de los alumnos es otro factor que influye en
la aparición del acoso escolar, tales como la obesidad, el color de piel o de pelo y algunas
discapacidades, así lo señalan Ortega y Mora-Merchan (2000). En cuanto a los rasgos
psíquicos, la hiperactividad es un elemento que puede influir tanto para ser acosado si se
es frágil físicamente y altera el ritmo en su clase, como si se es fuerte y puede ser él el
acosador, así lo señalan Berger (2000) y Tobeña (2001) en Lucio (2012).
De las (Heras, 2001, citado por Lucio, 2012), afirma que un factor que puede
propiciar que un alumno sea acosado es la timidez exagerada, producto quizá de una
experiencia social vergonzosa. Algo en lo que todos los estudios coinciden es que la
mayoría de los agresores son hombres y que el tipo de agresión que más practican es la
física; y las mujeres agreden menos y cuando lo hacen tienden a practicar violencia
psicológica y aislamiento social.

Los rasgos propios de los centros escolares tienen también un impacto en la generación de
violencia o acoso escolar por la gran variedad de factores que se entrelazan como son: el
currículum, los docentes, los estudiantes, los espacios físicos, el tipo de organización, etc.
(Lucio, 2012).

Los medios de comunicación son elementos muy valiosos de los que se dispone en la
sociedad actual, las nuevas tecnologías son herramientas de uso cotidiano en los planteles
educativos, pero pueden también convertirse en una amenaza para las personas y sus familias
porque son utilizadas además para transmitir la violencia, y esta puede influir en las conductas
de los espectadores (Lucio, 2012).

Es necesario destacar la enorme influencia de la escuela en la formación de sus


estudiantes y uno de los grandes desafíos de ésta, a decir de Extebarría (2001) es la
complejidad para instruir a las y los jóvenes que parecen no entender el comportamiento
que la sociedad espera de ellas(os), una sociedad en dificultades ante la falta de valores.
Es imprescindible, dice Lucio, (2012), entonces encontrar los motivos que dificultan la
integración positiva de las y los jóvenes en la escuela y tomar las medidas
correspondientes.

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A partir de las investigaciones se afirma que las mujeres tienen mayores
habilidades para adaptarse al entorno escolar y se genera una buena comunicación con
los docentes, en cambio, la sociedad espera de los hombres que se manejen con
agresividad, y este comportamiento (Rovira, 1999), puede producir repudio o aceptación,
además Miedzain (1995), sostiene que el hecho de relacionar la rudeza con la hombría es
promover la violencia en los chicos sin que les importe el dolor de los otros (Lucio, 2012).
La sociedad se apoya en la escuela y espera que ahí sus hijos alcancen la
socialización al adquirir modelos de comportamiento y roles para que sean capaces de
dar solución con agilidad a conflictos sociales. La escuela desempeña diversas labores
sociales, así lo afirma Cerezo (1998), entre ellas la “custodia”, que consiste en insertar al
estudiante al sistema social actual, con los valores que son necesarios; y la “educativa” a
través del aumento de destrezas y conocimientos (Lucio, 2012).
Sin embargo, los centros escolares se pueden ver inmersos en violencia sistémica
al obstaculizar el aprendizaje de sus estudiantes, sobre todo los que se ven afectados por
el fracaso escolar, ya sea porque la institución los excluye o ellos mismos toman la
decisión de retirarse con la consecuente desventaja de una educación truncada, según
(Ross, 1999, citado por Lucio, 2012) el estudiante asume la culpa y la institución nunca
reconoce su incapacidad para ofrecer una oportunidad educativa satisfactoria.
Asimismo, (Jares, 2001, citado por Lucio, 2012), afirma que en la escuela tanto los
alumnos como los demás integrantes de la misma tienen problemas de diversa índole
como pueden ser políticos, económicos o culturales tanto dentro como fuera del sistema
educativo, ya sea por la movilidad propia del sistema educativo y las políticas que lo rigen
o por los procesos “micro políticos” que se dan al interior de cada escuela.
Otro factor de conflicto que se genera en los centros escolares es la lucha por el
poder, y que provocan problemas que rebasan el ámbito profesional y se extienden al
ámbito personal, éstas tensiones, como lo señala Martínez (2001), pueden llegar a
entorpecer acuerdos que derivan en daños a la institución.

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M ETODOLOGÍA
La línea temática denominada Pedagogía y práctica docente en las escuelas normales,
en la que se inserta este trabajo, ofrece la oportunidad de que al llevar a cabo esta
investigación cuyos resultados serán valorados bajo una perspectiva interpretativa que
involucra la hermenéutica, la fenomenología y el interaccionismo simbólico. Una vez
concluida la investigación puede enriquecer la formación docente de los estudiantes
normalistas al aportar elementos que les ayudaran a prevenir o dar respuesta a las
situaciones de acoso escolar que se pudieran presentar en sus futuros centros de trabajo.
Este trabajo de investigación se llevará a cabo en una escuela secundaria de la
ciudad de Saltillo, Coahuila. Algunos de los medios para recabar información que se
utilizarán, son los siguientes: revisión de las normas y reglas de convivencia o para evitar
el acoso escolar, observación en el centro escolar, cuestionarios, entrevistas.

RESULTADOS
Este trabajo es un producto preliminar de la investigación sobre acoso escolar o bullying
que se está realizando, y aunque el avance es incipiente, vamos sobre seguro, dada la
cantidad de elementos que es posible tener a la mano para sustentar nuestra propia
propuesta. Hasta ahora, se ha trabajado en la elaboración del marco teórico y en el diseño
de los instrumentos que se aplicarán (a maestros, alumnos, padres de familia y
autoridades del centro escolar) para recoger información.
A partir de los resultados que se obtengan de los cuestionarios y entrevistas, se
buscará elaborar propuestas de trabajo con alumnos, docentes y padres de familia que
estén a la mano de los estudiantes de las escuelas normales para que se preparen en
este aspecto tan importante y puedan dar mayor apoyo a la resolución de estos problemas.

REFERENCIAS
Abad-Díaz. (1996). Historia dela Filosofía. MacGraw-Hill/Interamericana de España: Abbagnano,

Nicola. (2004). Diccionario de Filosofía. México: Fondo de Cultura Económica.

Lucio López, Luis Antonio. (2012). Bullying en prepas. Una mirada al fenómeno desde la axiología
y la violencia. México: Trillas.

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Mussen. Conger. Kagan. (1980). Desarrollo de la personalidad en el niño. México: Trillas.

Renfrew, John. (2010). La agresión y sus causas. México: Trillas

Blair Trujillo, Elsa, (2009). Aproximación teórica al concepto de violencia: avatares de una
definición Política. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26711870002
ISSN 0188-7742.

Castillo-Pulido, Luis Evelio. (2011). El acoso escolar. De las causas, origen y manifestaciones a la
pregunta por el sentido que le otorgan los actores. Magis. Revista Internacional de
Investigación en Educación, Julio-Diciembre, 415-428.

Marina J. A. (2016). La violencia en la escuela. El Mundo, 31(06). Nov. 2016. Recuperado de


zaharras.steilas.eus/dok/arloak/lan_osasuna/gaiak/Bulling/JAMarina.pdf.

Jiménez-Bautista, Francisco (2012). Conocer para comprender la violencia: origen, causas y


realidad. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10520680001.

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