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09 de mayo del 2023

marzo de 2015

LAS MUJERES
DURANTE LA GUERRA
MUNDIAL
Por :
Natal i a León Sol er, Hi stori adora,
U ni versi dad Externado de Col om bi a

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Enfermeras de la Cruz Roja francesa. Fotografía de Bain N ews Service, ca. 1914–1915. Colección Library of
Congress, Washington, D. C.

A di ferenci a de l os di sti ntos frentes que desafi aron m i l es de hom bres durante l os cuatro
años que duró l a conti enda m undi al , l as m ujeres resi sti eron otros que, m al que bi en,
cam bi aron a l a soci edad occi dental . La l ucha en el hogar, en l a naci ente i ndustri a, en l a
agri cul tura y hasta, en al gunos casos, en l os frentes de batal l a com o vol untari as, di eron
cuenta de su parti ci paci ón durante l a Gran Guerra que fue tan i m portante com o l a de l os
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hom bres. 

Colección Library of Congress, Washington, D. C.

Madres, esposas, hi jas, novi as y herm anas cam bi aron sus ofi ci os de am as de casa y de
servi ci o dom ésti co por trabajos que antes eran ejerci dos por hom bres en l aboratori os,
tal l eres y fábri cas, convi rti éndose en una nueva m ano de obra en l a i ndustri a durante l a
guerra. Otras, en cam bi o, deci di eron com parti r con l os sol dados en l os frentes de batal l a.
Por un l ado, l as que ejerci eron una l abor hum ani tari a com o vol untari as de l a Cruz Roja; por
otro, aquel l as que, a pesar de l uchar por su condi ci ón, hi ci eron parte de grupos de m ujeres
que parti ci paron en l as ofensi vas contra l os austri acos, com o el caso del afam ado Batal l ón
Fem eni no de l a Muerte.

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La reina de Inglaterra, María de Teck, esposa de Jorge V, pasa revista a las mujeres de la Sección Nacional de Automóviles.
Fotografía de Agence Rol., 1918. Colección Bibliothèque Nationale de France.

Pero l a batal l a que l i braron l as m ujeres antes de l a Gran Guerra, fue por el derecho al voto y
por una nueva posi ci ón soci al y pol í ti ca en l a soci edad. Movi m i entos fem eni nos que años
atrás vení an m ani festándose en pro de su condi ci ón, serí a si l enci ado por l as decl araci ones
de guerra. Con el ti em po, vi udas, huérfanas, sol teras y casadas dem ostraron cual i dades que
l a soci edad desconocí a. Al term i nar l a guerra, m uchas m ujeres confi aban que su l abor serí a
reconoci da y podrí an gozar de sus derechos pol í ti cos, ci vi l es y económ i cos.

Labor humanitaria
Con l a creaci ón, el 21 de agosto de 1914, de l a Agenci a Internaci onal de Pri si oneros de Guerra
por parte de l a Com i si ón Internaci onal de l a Cruz Roja, m ás de 3.000 personas auxi l i aron a
l os m i l i tares y ci vi l es heri dos en guerra prestando servi ci os sani tari os y bri ndando l a
ayuda necesari a para restabl ecer contacto con l as fam i l i as que fueron separadas por l a
conti enda. 

“Sea una enfermera entrenada”, ca. 1917 -1918. Colección Library of Congress, Washington, D. C.

La enferm erí a se convi rti ó, entonces, en una profesi ón con una gran acogi da entre
num erosas m ujeres vol untari as de cl ase m edi a y al ta en l os paí ses al i ados tanto com o en
l as potenci as central es. Profesi onal es y vol untari as, fueron desti nadas a hospi tal es de
cam paña donde su i ndi scuti bl e l abor, en l a atenci ón de sol dados heri dos, l as convi rti ó en
ángel es dada su com prensi ón por aquel l os hom bres destrozados en cuerpo y al m a. La
Scotti sh Wom en Hospi tal s, l a Am eri can Wom en’s Hospi tal s, l a Vol untary Ai d Detachm ent
(VAD), l a Queen Al exandra’s Im peri al Mi l i tary Nursi ng Servi ce (qai m ns) y l a Pri ncess
Mary’s Royal Ai r Force Nursi ng Servi ce son al gunas de l as organi zaci ones que apoyaron a
l as fuerzas m i l i tares y a l os ci vi l es. 

“Por cada combatiente, una trabajadora de la Y.W.C.A. detrás de la segunda línea de defensa”. Litografía de Ernest Hamlin
Baker, ca. 1918. Publicado por The United States Printing & Lith. Co. Colección Library of Congress, Washington, D. C.

El com prom i so hum ani tari o de l as m ujeres l l egó a traspasar fronteras y bandos. El si e
Ingl i s, sufragi sta bri táni ca y m édi ca de l a Escuel a de Medi ci na para l a m ujer de Edi m burgo,
l ogró establ ecer uni dades m édi cas equi padas por un gran personal fem eni no en el frente
occi dental , servi ci o que supo aprovechar el gobi erno francés, pues el bri táni co no l o aceptó
con agrado. Entre 1915 y 1916 Ingl i s envi ó uni dades de l a Scotti sh Wom en Hospi tal s a Serbi a,
Sal óni ca, Rum ani a, Mal ta, Córcega y Rusi a. 

“Auf Wiedersehen”. Despedida de un soldado alemán frente a la planta de ácido carbónico Gotha. Fotografía de Bain News
Service, 27 de enero de 1915. Colección Library of Congress, Washington, D. C.

Al fi nal i zar l a guerra enferm eras vol untari as con el ti em po se convi rti eron en cél ebres
novel i stas, arti stas y pi oneras tal es com o Vera Bri ttai n, Agatha Chri sti e, E. M. Del afi el d y
Am el i a Earhart que, graci as a sus grandes obras y rel atos, destacaron el l ado hum ano de l a
guerra.

Solo por temporada y de reemplazo


Con l a guerra m uchas m ujeres adqui ri eron nuevos rol es y ofi ci os que l am entabl em ente,
tení an fecha de caduci dad. Desem peñados antes por hom bres, el l as l os rem pl azaron de
m anera tem poral en fábri cas, l aboratori os, em presas, granjas, en el m anejo de transportes
y hasta en l a i nsti tuci ón pol i ci al de l as ci udades. Esta fue una experi enci a en l a que l a m al a
paga y l a i ncerti dum bre de quedarse si n em pl eo con el regreso de l os hom bres a sus puestos
de trabajo, hi zo parte de l a transform aci ón y l os cam bi os que vi vi eron l as m ujeres durante
l a guerra.

En la plataforma de la estación del ferrocarril de  Montmirail, Francia, la señora Hammond, de la Cruz  Roja americana,
sirve agua a un soldado británico.  Fotografía de la Army Signal Corps, EE. UU, 31  de mayo de 1918. Colección Library of
Congress, Washington, D. C.

La costura y el arte del bordado, que en pri nci pi o convocaba a l as m ujeres a un espaci o
pri vado en el que se com partí an hi stori as y se confecci onaban vesti dos, carpetas, pañuel os
y cobi jas, se vol vi ó un trabajo asal ari ado debi do al creci m i ento de l a i ndustri a texti l por el
aum ento en l a producci ón de uni form es. Para m edi ados de 1915, en Franci a se i m pl em entó
el sal ari o m í ni m o para l as m ujeres que trabajan en esta i ndustri a. En 1917, el gobi erno
francés decretó que el pago debí a hacerse por pi eza acabada, tanto para hom bres com o para
m ujeres, y al fi nal i zar l a guerra, el sal ari o no l l egó a i gual arse al de el l os. La m ecanografí a
fue otro de l os ofi ci os que i ntrodujo a l as m ujeres en l os trabajos de ofi ci na, y generó l a
deserci ón del servi ci o dom ésti co. Con el ti em po, l a redacci ón de cartas, ofi ci os y l i stas
crearon un nuevo rol de l a m ujer en l a soci edad: el de secretari a. 

Trabajando en un torno en la escuela de  entrenamiento Lincoln Motor Co., Detroit, Michigan,  durante la Primera Guerra
Mundial, ca. 1914-1918. Colección Library of Congress, Washington, D. C.

En Franci a, Gran Bretaña y Al em ani a m ás de un m i l l ón de m ujeres fueron contratadas para


trabajos que no eran preci sam ente para su capaci dad: obreras en fábri cas de arm am ento, l o
cual generó, en al gunas organi zaci ones si ndi cal es, ci erta preocupaci ón no sol o por l a m al a
paga que el l as reci bí an, si no por l a dedi caci ón, m i nuci osi dad y paci enci a con que
real i zaban su trabajo, que al fi nal , era m ejor que el de l os hom bres. Las obreras bri táni cas
que trabajaban en l os arsenal es ubi cados al este de Londres fueron l l am adas
cari ñosam ente “l as canari as”, debi do a l a m ani pul aci ón del tri ni trotol ueno (TNT) que l es
producí a una especi e de i cteri ci a en l as m anos, el pel o y l a cara, dándol es un col or am ari l l o
bri l l ante.

Empacadoras. Fotografía de Agence Rol., 1917 . Colección Bibliothèque Nationale de France.

Con el ti em po, l as m ujeres i m poní an el ri tm o. Al gunas com o pol i cí as, a di ferenci a de l as


que si gui eron con sus rol es dom ésti cos para preservar el orden y l os derechos por l os que
l uchaban l os hom bres en l os cam pos de batal l a, ayudaban a m antener l a di sci pl i na y el
com portam i ento en l as fábri cas y al bergues. Por l as cal l es, parques y al rededores de l as
ci udades, se l es veí a patrul l ar. Otras eran conductoras de buses, porteras, l i m pi adoras y
m ecáni cas de carros, com o tam bi én de am bul anci as en l os cam pos de batal l a.

¡Mecanógrafas, Washington las necesita! Litografía  de Prudential Litho, Co., ca. 1917 . Colección Library of  Congress,
Washington, D. C.

El di scurso heroi co que exal taba l a propaganda de l a guerra l l egó a perturbar a l as m ujeres.
Se l es ani m aba para que parti ci paran en l a cam paña, pero de una m anera suti l , pues su
l abor era l a de i ncenti var a l os varones para que se enl i staran. Lo que no se i m agi naron es
que m uchas tam bi én querí an parti ci par y vi vi r el heroí sm o de l a guerra. Con l a creaci ón de
l os ejérci tos auxi l i ares m uchas i ngl esas parti eron para l os frentes, aunque seguí an si endo
ci vi l es. Entre 1916 y 1918, m ás de 100.000 m ujeres se uni eron al Wom en’s Arm y Auxi l i ary
Corps (waac). Por sus buenos servi ci os, el 9 de abri l de 1918, l a rei na Marí a asum i ó el cargo y
tí tul o de com andante en jefe, razón por l a cual se conoci ó que el Queen Mary’s Arm y Corps
(qm aac), i ntegrado por cerca de 35.000 m ujeres, cl asi fi cadas entre ofi ci ni stas, operadoras,
tel egrafi stas, cam areras, choferes, jardi neras, i rí a a Franci a.

Mujer recluta de la armada rusa. Fotografía de Agence Rol., 1916. Colección Bibliothèque Nationale de France.

El sufragio femenino

Militar inglesa en el frente serbio. Fotografía de Agence Rol., 1918. Colección Bibliothèque Nationale de France.

El derecho al voto fem eni no fue reconoci do con el fi n de l a guerra. A pesar de que el
m ovi m i ento fem i ni sta tuvo una pausa durante l a conti enda, esta fue cruci al para que l as
m ujeres dem ostraran sus capaci dades y fueran reconoci das en i gual dad de condi ci ones con
l os hom bres. Su constante l ucha por el derecho al voto y l a rei vi ndi caci ón de sus derechos
soci al es, pol í ti cos y económ i cos, fue un proceso que i ni ci ó a m edi ados del si gl o xi x y tuvo
frutos con el fi n de l a Gran Guerra. Esto generó un cam bi o en l a soci edad, com o tam bi én en
el pensam i ento de m i l es de m ujeres y hom bres que l l egaban de l a guerra. Se abrí a ante sus
ojos una nueva real i dad: encontraron unas m ujeres m ás fuertes e i ndependi entes. 

Conductora de tranvía en Burdeos. Fotografía de Agence Rol., 1916. Colección Bibliothèque Nationale de France.

La rel aci ón entre hom bres y m ujeres cam bi ó, com o tam bi én entre el l as, en especi al entre
l as que el egí an quedarse en el hogar com o l as que querí an i rse. U na seri e de obstácul os
tuvi eron que sobrel l evar al gunas m ujeres al ejercer el derecho que se l es habí a reconoci do
l egal m ente y que l entam ente l a soci edad tuvo que aceptar. Hechos com o l a revol uci ón rusa
en 1917, l a aprobaci ón en el Parl am ento bri táni co de l a l ey de representaci ón del puebl o en
1918, en l a que se aprobó el voto fem eni no a m ujeres de 30 años y el com prom i so del
Woodrow Wi l son de apoyar una enm i enda a l a Consti tuci ón para ejercer el derecho al voto
en 1919, fueron rel evantes para el reconoci m i ento de l a m ujer y de todos sus derechos en l a
soci edad. 

Las bomberas de Londres. Fotografía de Agence Rol., 1916. Colección Bibliothèque Nationale de France.

Edith Cavell
(Norfolk,1865 - Bruselas, 1915)
Acusada de trai ci ón por l as fuerzas de
ocupaci ón al em anas en Bél gi ca, esta
enferm era  de l a Cruz Roja fue ejecutada por
un pel otón de fusi l am i ento el 12 de  octubre
de 1915. Los al em anes habí an descubi erto que
esta hi ja de un reverendo  y anti gua
com adrona, no sol o atendí a sol dados de
num erosas naci onal i dades en el hospi tal de
Berkendael si no que l os ayudaba a escapar a
l a neutral Hol anda. A  parti r de entonces l a
fi gura de Mi ss Edi th Cavel l se convi rti ó en
í cono de l as fuerzas  al i adas, y su trági ca
hi stori a reforzó l a propaganda anti al em ana
ante l a opi ni ón públ i ca m undi al , sobre todo
l a de Estados U ni dos, paí s que aún m antení a
su neutral i dad. En vano, vari os paí ses habí an
pedi do que se apl i cara l a Convenci ón  de
Gi nebra, según l a cual se debí a proteger al
personal sani tari o.

Referencias
Duby, Georges y Mi chel l e Perrot. Historia de las mujeres en occidente: el si gl o XX. Madri d, Taurus
Mi nor, 2000.

Hobsbawm , Eri c. Historia del siglo XX: 1914-1991. Barcel ona, Crí ti ca, 1996.

Mason, Am anda. “12 Thi ngs You Di dn’t Know About Wom en In The Fi rst Worl d War”. Im peri al
War Museum s, en http://www.i wm .org.uk/hi story/12-thi ngs-you-di dnt-know-about-wom en-i n-
the-fi rst-worl d-war

Wi l l m ott, H. P. La Primera Guerra Mundial. Barcel ona, Inédi ta Edi tores, 2004.

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