Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Plaza Central de Mercado de Bogotá - William García
Plaza Central de Mercado de Bogotá - William García
9 7895 87 8114 21
SESQUICENTENARIO
Pontificia Universidad Javeriana | Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297
del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del
Ministerio de Gobierno.
Universidad Nacional de Colombia | Vigilada Mineducación. Creación de la Universidad Nacional de Co-
lombia: Ley 66 de 1867. Acreditación institucional de alta calidad: Resolución Ministerial 2513 del 9 de abril
del 2010. Régimen orgánico de la Universidad Nacional de Colombia: Decreto 1210 de 1993
inp 31 / 03 / 2017
Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad
Javeriana y la Universidad Nacional de Colombia.
11 28
Reconocimientos De la calle al edificio
Inicios de la plaza, 1846-1861
Terminación de la plaza, 1875-1882
Sistema de abastos de Bogotá, 1882
Higiene y arquitectura para las
plazas de mercado, 1886-1890
La concepción de La Concepción
13 88
Prólogo Salubridad,
Silvia Arango aseo y ornato
Las razones de un paradigma
El temor expectante
Salubridad
Aseo
Ornato
La tríada conceptual salubridad,
aseo y ornato
18
Introducción
132 312
Del edificio a la calle Conclusiones
La plaza de mercado como factor en Hacia la construcción de un
la urbanización de la ciudad, 1900 paradigma
Plaza y burocracia, 1900-1917 Un enfoque historiográfico
La fuga de las musas: el concurso
para la Plaza Central de Mercado,
1917
Polémicas alrededor de la nueva
plaza, 1919-1924
Finalización de la Plaza Central
de Mercado, 1924-1927
La vida de la Plaza Central
de Mercado, 1927-1946
Razones para una demolición,
1946-1953
264 326
Higiene, elegancia Epílogo. Una plaza
y comodidad caminante
El umbral entre los siglos xix y xx
o las variaciones de un paradigma
Higiene
Comodidad
Elegancia
La tríada conceptual higiene,
elegancia y comodidad
334
Bibliografía
RECONOCIMIENTOS
L
a realización de este libro se debe a la confluencia de múltiples
factores y actores, sin los cuales no hubiese sido posible este
emprendimiento. Por esta razón, quiero reconocer y agradecer,
en primera instancia, la inmensa colaboración de los profesores Carlos
Niño, Alberto Saldarriaga, Germán Mejía, Jorge Ramírez y Natalia
Gutiérrez, de la Maestría en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura
de la Universidad Nacional de Colombia, quienes con sus luces orientaron
esta investigación. En especial, quiero manifestar mi agradecimiento
a la arquitecta Silvia Arango, quien con perspicacia fue paciente
directora y amable confidente de las inquietudes que dieron lugar a
este trabajo. Así mismo, resultó fundamental el impulso que le dio a
esta publicación la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Pontificia
Universidad Javeriana, en cabeza de su decano Giovanni Ferroni y su
directora Luz Mery Rodelo, quienes me dieron el espacio y el tiempo
para decantar las ideas que finalmente dieron origen a este libro.
11
PRÓLOGO
C
uando se hace una investigación en el marco académico de
una maestría o un doctorado, normalmente se parte de un
tema, es decir, de algo que se desea indagar; luego se elabora
una hipótesis, es decir, una síntesis reducida de lo que se desea decir
o probar, y después se aclara la metodología, esto es, el camino que
se recorrerá para hacerlo. En ese momento se escogen las fuentes
históricas más idóneas para estructurar la metodología y probar —o
falsear— la hipótesis que explica el tema. De esta manera, las fuentes
históricas (documentos escritos, gráficos o materiales) suelen funcionar
como “pruebas” que aporta el investigador para mostrar que lo que
busca decir es verdadero o, al menos, verosímil. Dependiendo de su
habilidad, sacará más o menos jugo a estas fuentes leyéndolas “entre
líneas” y usándolas como indicios.
13
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Por otro lado, cabe preguntarse: ¿por qué se escogieron estas dos
tríadas de paradigmas y no otras? La respuesta más obvia es porque
las encontró reiteradamente en los documentos consultados, pero
hay otra respuesta menos evidente: porque están en la base de la idea
que se tenía en Colombia de la arquitectura en el cambio de siglos y
explica el nacimiento social de la profesión misma. Los tres pares de
conceptos no coinciden exactamente con la tríada de Vitruvio: firmeza
(firmitas), utilidad (utilitas) y belleza (venustas), aunque tienen que
ver con estos conceptos. Lo que aquí encontramos es el eco de una
teoría encarnada en un tiempo y lugar, es decir, una historización de
la teoría. En el siglo xix, la cultura arquitectónica prácticamente no
existía en el país y tampoco había estudios formales de la profesión.
Desde 1884, los cursos de arquitectura en la Academia de Bellas
Artes introdujeron un saber culto a una minoría muy restringida,
pero la capilaridad de estos conocimientos a sectores más amplios
de la población fue introduciendo unos valores que identificaron a
los arquitectos y los diferenciaron de los otros gremios que tenían
que ver con la construcción: los ingenieros, los maestros de obra y los
artesanos. El horizonte conceptual que descubrió William García con |16
sus pares de paradigmas proporcionó una versión más verosímil de
nuestra historia de la arquitectura, pues demostró que la arquitectura
moderna no “llegó” a Colombia en una determinada fecha, sino que
“fue llegando” o, mejor, se fue formando en un proceso dilatado, dentro
de un contexto social y con unos personajes específicos.
Silvia Arango
Profesora titular de la Escuela de Arquitectura
Universidad Nacional de Colombia
INTRODUCCIÓN
La Central de Mercados es un arrecife donde encallan muchas naves
aventureras que arribaran en viaje de ilusiones, con sobordo victo-
rioso de esperanzas y manifiesto de inocencias empujadas por brisas
locas o desencantos de amor. Vienen los tripulantes piratas, los ma-
rinos de agua dulce, los capitanes contrabandistas, y desembarcan
en su puerto, que cubre el cuadrilátero de cuatrocientos metros, vo-
ciferantes, cada uno de ellos con una distinta manifestación de vida,
con una diferencia de latitud, y se empotran en sus cuatro callejones
que se prolongan hasta un límite ya demarcado y preciso. A veces la
tripulación, que llegara en trance de furrusca y de parranda, pierde
la ruta. No oye el sonido de la sirena hogareña que los llama, que los
reclama en un grito de absolución. Se pierden allí, en las tabernas
y en los comercios, sin pasaportes ni carnet de marineros. No les
queda otro recurso que enrolarse en el barco de muertos sin literas,
sin ración y sin reglamento.1
L
as plazas de mercado son el puerto de los que no tienen mar.
Un puerto donde tiene lugar el encuentro de dos mundos: el
mundo rural y el mundo urbano, universos siempre dispuestos
al encuentro, pero siempre separados por sus diferencias, un lugar
donde los individuos confrontan sus diferencias y comparten sus
1 José Joaquín Jiménez, “La Central de Mercados”, Las famosas crónicas de Ximénez
(Bogotá: Planeta, 1996). En adelante, todas las citas conservan la ortografía y la
puntuación de las fuentes originales.
19
Plaza Central de Mercado de Bogotá
4 Las dimensiones del lote y del edificio en el cual se insertó el proyecto resultaban
equivalentes a la dimensión de la plaza de Bolívar de hoy en día: 100 x 100 m.
Figura 1. Mercado en la plaza de Bolívar en 1850
Fuente: El Gráfico 431 (1918)
Plaza Central de Mercado de Bogotá
7 Es imposible dejar de notar que la figura de Juan Manuel Arrubla aparece como pro-
motor y constructor en tres de los cinco proyectos que caracterizaron el inicio de la
transformación física de la ciudad para esa década.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
27|
DE LA CALLE AL EDIFICIO
1 “La plaza de mercado es, hoy por hoy, la que produce mejor renta al Municipio,
y es lo único positivo con que cuenta para atender á los gastos que demanda la
29
Plaza Central de Mercado de Bogotá
2 “Ciertos estamos de que si el ilustre libertador de tres Repúblicas hubiera sabido que
la presencia de su imajen [sic] había de causar tantos males a esta población, priván- |32
dole de sus goces i comodidades; de que era necesario para conservar viva su memoria,
renunciar para siempre a las ventajas que brinda para un mercado el lugar en que hoi
[sic] se encuentra colocada su estatua, habría renunciado también a semejante honra
[…]”. Francisco Barberi, Manuel Francisco Vergara et al., Justa representación. Carta
de los habitantes al Señor Gobernador de la Provincia [Bogotá] jul., 1846.
3 “Estas mismas observaciones pudiéramos hacer respecto de las casas porque su va-
lor se ha fijado siempre en este lugar en razón de su centralidad, i esta se ha apetecido
por la comodidad que las familias gozaban por tener cerca donde proveerse diaria-
mente de los objetos que necesitaban […]”. Francisco Barberi et al., Justa representa-
ción, señor Gobernador de la Provincia (Bogotá: Imprenta de Nicolás Gómez, 1846).
De la calle al edificio
Por otro lado, la insistencia del Cabildo en situar los nuevos desarrollos
en lugares próximos al centro de Bogotá5 nos permite inferir que las
autoridades concebían la ciudad como un organismo centrípeto antes
que centrífugo, es decir, una visión que estructura la dinámica urbana
alrededor de “centralidades”, v. g., centros políticos, centros econó-
micos, centros de abasto y, en general, una serie de equipamientos
que congregan una imagen de ciudad y consolidan, en el imaginario
urbano, el centro fundacional de la ciudad como centro de poderes, en
torno del cual se sitúan las principales funciones motoras de la ciudad.
33|
Si bien fue el gobernador Lombana quien, una vez finalizada su gestión
en 1849, planteó la necesidad de organizar los abastos de Bogotá, fue el
5 Desde 1848, el Cabildo Municipal exigió que la construcción del mercado público se
realizara a dos cuadras de la plaza de Bolívar, en los terrenos correspondientes al
huerto de las monjas de La Concepción.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Propuesta
Señores del cabildo
Juan Manuel Arrubla entre vosotros presento lo que sigue:
Cada día se hace más urjente [sic] en esta ciudad la necesidad de
establecer en ella una plaza de mercado propiamente destinada a
este objeto, de manera que los víveres se conserven con aseo i orden,
i los que los espenden [sic] tengan establecimientos permanentes, có-
modos i bien distribuidos, cual conviene a la decencia y moralidad
pública; existen en todas las capitales del mundo civilizado […].
12 Antonio Ponce et al., Contrato celebrado con A. Ponce para la construcción de una plaza
de mercado en Bogotá (Bogotá, 1859).
De la calle al edificio
1. 6 galerías de 108 metros de largo por 4.80 metros de ancho, co- |38
municadas entre sí, y todas de 1 piso de altura. Estas galerías
deberían estar sostenidas por 204 columnas cilíndricas, cons-
truidas de ladrillos circulares, con una altura de 2.80 metros y
un diámetro de 32 centímetros.
2. 252 tiendas cada una de 8.20 mt de frente por 4.80 mt de pro-
fundidad, con cielos rasos blanqueados y suelos de ladrillo.
14 Ordenanza 2 de 1861.
De la calle al edificio
39| 15 Contrato para la construcción de una plaza de mercado. El Colombiano [Bogotá] i.8,
oct. 26, 1861.
41| 18 Ordenanza 1.ª de 1864 “Mandando consignar un recuerdo del nombre del General
Tomás Cipriano de Mosquera en la plaza de mercado de Bogotá”.
La primera acción que Briceño tomó para “destrabar” las obras pú-
blicas de la ciudad fue priorizarlas. En un interesante informe sobre
obras públicas de 1874, Briceño explicó los criterios que establecieron
el orden de preferencia en el que se debían acometer las obras en la
43| ciudad,22 empezando por las obras “ya iniciadas” y continuar con las
obras “de primera necesidad” para la ciudad.
21 Cenón Padilla, Informe a la municipalidad de Bogotá por el Jefe municipal de este dis-
trito en el acto de la apertura de sus sesiones en el año de 1865 (Bogotá: Imprenta de
Echevarría Hermanos, 1865).
22 “Son tantas las necesidades que tiene hoy esta ciudad en tal ramo, que en mi con-
cepto, se hace indispensable fijar el orden de preferencia en las ya acometidas i en las
que se emprendan”.
Desde luego he creído que se deben colocar en primer lugar las obras emprendidas
ya, a fin de darles término… En seguida es necesario emprender la construcción de
Plaza Central de Mercado de Bogotá
las obras que se reputan como de primera necesidad. Sigue luego las que cuentan
para su ejecución con fondos especiales, i que solo necesitan para llevarlas a cabo de
pequeños ausilios [sic] que sea preciso prestarles de las rentas del común”. Registro
Municipal 5 (1874): 22. |44
23 Acuerdo 11 de 1875 “aprobatorio del contrato celebrado por el síndico municipal, so-
bre compra de una plaza de mercado”.
25 “El Concejo municipal de Bogotá en uso de sus facultades legales, Acuerda: Parte
primera. Presupuesto de Rentas”. Anales del Concejo (1892): 227.
28 Acuerdo 1 de 1881, “por el cual se establece una plaza de mercado. Art. 1 Destínase
hasta la cantidad de cinco mil pesos para comprar la manzana que forma el solar de
Figura 6. Planta general de la plaza de mercado de La Concepción, fase 2, 1882
Fuente: Elaboración propia a partir de otras fuentes documentales de la época
un solo dueño, encerrado en las calles, 9.ª y 10.ª. Al Norte (o sean las terceras de las
49| carreras de San Félix y Tarqui y las carreras 3.ª y 4.ª. Al Occidente, o sean de las
carreras de Tunja y Vélez)”.
29 Sin embargo, el monopolio sobre las ventas de víveres en lugares diferentes al mer-
cado de La Concepción ya se había desmontado por cuenta del Acuerdo 17 de 1874,
que estableció la plaza de San Francisco como plaza de mercado a cielo abierto.
â â
â Entrada norte de productos
Plaza de Nariño
de clima frío: sal, ganado, algodón,
frutas y hortalizas
Mercado de la Concepción
â Entrada occidental de productos
Cochiquera de clima templado y cálido:
mercancía importada, ganado,
Coso trigo, maíz, frutas y verduras
â Entrada sur de productos
de clima templado y cálido:
frutas y hortalizas
Capítulo ii - Derechos
Art. 2. En la plaza de abastos se cobrará:
Por cada puesto bajo cubierta, veinte centavos de peso diarios; y
Por cada puesto en descubierto, cinco centavos de peso diarios.
Art. 3. En la plaza de Nariño se cobrará:
Por cada carga de maíz o miel, diez centavos de peso diarios;
Por cada carreta de madera, leña, forraje (pasto) o carbón, quince
centavos de peso diarios;
Por cada cabeza de ganado mayor ó menor, diez centavos de peso
diarios; y
Por cada carga de forraje (pasto), un centavo de peso diario.
Art. 4. En la cochiquera se cobrará:
Por cada cerdo, diez centavos de peso diarios, por la pertenencia
ahí hasta por veinticuatro horas; pasadas éstas, se pagará á razón de
dos y medio centavos de peso por cada día.
Art. 5. En el coso se cobrará:
Por cada res ó caballería mayor, treinta centavos de peso diarios;
Por cada cerdo ó caballería menor, diez centavos de peso diarios; y
Por cada bestia depositada por los particulares, dos y medio cen-
tavos diarios.
Art. 6. Se entiende por puestos en la plaza de abastos: |52
Bajo cubierta, un cuadrado que mida dos metros por cada lado y
En descubierto, un cuadrado que mida un metro veinticinco cen-
tímetros por lado.
Art. 7. El hecho de ocupar un puesto implica la obligación de pagar
la respectiva cuota de arrendamiento, sea cual fuere la porción de él
que se ocupe, y en ningún caso será otorgada gracia ni rebaja alguna.33
39 Esta tendencia no fue exclusiva del medio colombiano. Una lectura de los exámenes
para optar al diploma de higiene pública y de medicina del real colegio de cirujanos
de Inglaterra, incluía entre sus pruebas las siguientes: “4. Describa y trace un diseño
ligero de la clase de edificio que usted considere apropiado para alojar trabajadores
agrícolas. 5. Describa e ilustre con diseños. Un retrete de aguas sucias […]”. Registro
Municipal de Higiene vi.11 (1917): 1262.
De la calle al edificio
40 Cernícalo, “Al mercado”. El Zancudo [Bogotá] abr. 20, 1790 [1890]: 13.
41 Este concurso también fue conocido en Bogotá como “la construcción del mercado
de menudos”.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Plaza de mercado:
47 Luis Rubio Saíz, Informe que el presidente del Concejo Municipal saliente presenta a los
honorables miembros del Concejo Municipal (Bogotá: Imprenta de la Nación, 1892) 16.
Hace tres años que a solicitud de las cordereras, se les impuso a los
expendedores de marrano un trasteo de esta galería al Pabellón de
Carnes, con grave perjuicio de los intereses de esos trabajadores […];
perjuicios consistentes […] más que todo con la pérdida del mobi-
liario, enseres o aparatos que poseían en la galería y que no podían
utilizar en los Pabellones por la estrechez del espacio y por haber allí
mesas de mármol inadecuadas para su oficio […] ¿Y qué resultó? Que
pocos días después, la práctica demostró la inconveniencia del pro-
cedimiento y lo desacertado de la providencia, por lo cual sin que
nadie lo solicitara, hubo que deshacer lo hecho, es decir, disponer
que el cordero volviera a su puesto y el marrano al suyo.53
53 Gerardo Castro et al. Memorial (Bogotá, sep. 21, 1911). El resaltado en itálicas es mío.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Considerando: |72
1. Que hace más de un año que se promovió por el Concejo un
concurso de ingenieros-arquitectos para el levantamiento de
planos de mercados cubiertos […].
58 Alfredo Ortega.
De la calle al edificio
LA CONCEPCIÓN DE LA CONCEPCIÓN:
LA TIPOLOGÍA DE GALERÍA COMO RESPUESTA
AL PROBLEMA DE SALUBRIDAD
75| 1. Galerías cubiertas a dos aguas por tejas de barro, que evitaban
la exposición de los alimentos al sol y al agua.
77| 60 Acuerdo 9 de 1882, “sobre administración fiscal de plazas de mercado: Art. 1 Se des-
tinara como lugares para mercados públicos lo siguientes: Para mercado de abastos
-La plaza conocida con el nombre de plaza de La Concepción, la cual contiene mil
cuatrocientos veinte puestos, los cuales se alquilarán a los expendedores de víve-
res, y ciento cuarenta y dos tiendas, cuyo alquiler se sacará a remate por el Consejo
administrativo”.
Figura 27. Galerías del hotel Lazareto Figura 28. Galerías de la plaza de
mercado de Las Nieves
Fuente: M. D. Proto Gómez, 1891. Archivo
de Bogotá Fuente: Arq. Alfredo Ortega (1903). Ar-
chivo de Bogotá
De la calle al edificio
83|
89
Plaza Central de Mercado de Bogotá
De esta manera se produjo una relación directa entre salubridad y ornato, |92
dependiente de obras públicas como el aseo y empedrado de las calles.
4 Salud pública y salubridad se toman aquí como palabras sinónimas tal y como se ex-
plica en la página 92.
5 “Policía urbana”. El Colombiano [Bogotá] sep. 14, 1861. El resaltado en itálicas es mío.
Salubridad, aseo y ornato
Esta lógica de acción reseñada tanto por el alcalde Trimiño como por
la prensa articulaba el aseo como acción que permitía alcanzar, de
manera simultánea, tanto la salubridad como el ornato en la ciudad.
Desde luego he creído que se deben colocar en primer lugar las obras
emprendidas ya, a fin de darles término, i atender la reparación ur-
jente [sic] que exijan las existentes.
En seguida es necesario emprender la construcción de las obras
que se reputan como de primera necesidad. |94
Siguen luego las que cuentan para su ejecución con fondos espe-
ciales […].
En cuarto lugar he considerado las de interés individual, o mejor
dicho, aquellas cuya ejecución redunda en provecho directo de
muchos propietarios […].
EL TEMOR EXPECTANTE
9 Renán Silva, Las epidemias de viruela en 1782 y 1802 en la Nueva Granada (Cali:
Universidad del Valle, 1992).
Salubridad, aseo y ornato
10 “En 1633 apareció en Santafé el tabardillo o fiebre tifoidea, y familias enteras des-
aparecieron víctimas del flagelo. La ciudad quedó casi despoblada y sus últimos
sobrevivientes, ya sin herederos, dejaron todos sus bienes a un escribano real de
97| apellido Gil; tal el origen del nombre con que se conoce esa epidemia en nuestra
historia: Peste de Santos Gil. El arzobispo Bernardino de Almanza, que se hallaba
en Pamplona, hizo viaje precipitado a Chiquinquirá y dispuso que la imagen de la
Virgen que allí se venera se trajese a Santafé de Bogotá en procesión de rogativa.
El prelado murió en la Villa de Leiva en donde contrajo la fiebre […]. El abogado
Santos Gil, al morir debió sentir algún remordimiento de no haber dado mejor uso a
las fortunas que había heredado, pues se hizo enterrar en el umbral de la Iglesia de
La Concepción, ‘desnudo de la cintura arriba y con soga a la garganta y a la cintura,
y sin ataúd’”. Concejo de Bogotá, Expediente de proyecto de acuerdo por el cual se des-
tina una suma para combatir la epidemia de gripa (Bogotá, 1918). Los resaltados en
itálicas son míos.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Con toda seguridad, en la Bogotá del siglo xix las autoridades ejer-
cieron el poder y la influencia sobre los habitantes a través de muchos
otros métodos y medios, pero el temor y el miedo gozaron del beneficio
de la eficiencia y la unanimidad. Los alcances de este poder no eran
desconocidos para algunos personajes inescrupulosos de la época que,
aprovechándose de los temores de los habitantes, sembraban el pánico
entre la población anunciando la llegada de una u otra epidemia con
el único fin de obtener ganancias con la venta de medicinas “salva-
doras” capaces de librar, a quien pudiese comprarlas, de los males |98
que falsamente ellos mismos se encargaban de crear y propagar. Por
esta razón las autoridades tuvieron que tomar medidas prohibiendo
la especulación y la alteración del orden público como resultado de
anuncios de tipo apocalíptico.
SALUBRIDAD
forme hizo énfasis no solo en la epidemia del cólera, sino en una visión
de la salubridad de mayor alcance y a largo plazo:
Con una visión de largo plazo, Vicente Lombana sintetizó una estra-
tegia para la solución a los problemas de salubridad de Bogotá en tres
acciones: “Por de pronto lo que necesita más urgentemente la capital
es aire puro, agua limpia, buena carne i pan barato i bien preparado”.13
15 Julián Viana Razola, comp., Novísima recopilación de las leyes de España (Madrid,
1829) libro vii, título xix, libro ix, título v.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
17 “Los alimentos de mala calidad, entre los cuales tenemos ahora en abundancia el
pan de trigo apolvillado, y recargado de ballico, obran como venenos en el canal in-
testinal, producen síntomas muy graves; por consiguiente, deben haber influido en
las enfermedades actuales”. Facultad de Medicina, Epidemia reinante en Bogotá á fin
de 1830; y preceptos de higiene pública (Bogotá: Imprenta de B. Espinosa, 1831) 19.
20 La tesis doctoral de Emilio Quevedo MD define los miasmas como aquellas “par-
tículas pútridas surgidas de la tierra y de los animales en descomposición”. Emilio
Quevedo, El tránsito desde la higiene hacia la salud pública en Colombia en el contexto
de las interacciones internacionales (Bogotá, 1998) 111.
Salubridad, aseo y ornato
finalidad era librar a los hospitales de todas las personas que no es-
tuviesen enfermas, sino que eran simplemente huérfanos, inválidos o
locos.23 Lo que se proponía era una solución de emergencia que ante
todo evitara cualquier tipo de relación entre ciudadanos “higiénicos”
y ciudadanos “no higiénicos”.
Respecto al tema del agua, Vicente Lombana decía: “pocas habrá tan
buenas como las de esta ciudad i ningunas que estén más descuidadas.24
La Bogotá del siglo xix dependía del cielo y del suelo para solucionar el
problema de las aguas. Las aguas del cielo, es decir, las aguas lluvias,
eran las que en gran parte facilitaban y permitían que las calles de
la ciudad estuvieran limpias. En tanto que las aguas del suelo, prove-
nientes de fuentes subterráneas y de los ríos canalizados, eran las que
se proveían para el consumo humano. La conciencia sobre la calidad
del agua como factor de la salubridad demuestra la experiencia ad-
quirida por las autoridades a partir de los conocimientos científicos
de los médicos de la época y de las múltiples epidemias ya padecidas
desde el siglo xvi. De acuerdo con su uso, el manejo del agua tenía
dos variantes. La primera tenía que ver con el suministro de agua
pura para el consumo humano y para el aseo de los espacios físicos
públicos y privados en la ciudad. La segunda, mucho más compleja,
era cómo deshacerse de las aguas que ya habían sido utilizadas y
contaminadas por los ciudadanos en casos como la limpieza de calles
y excusados públicos. Respecto a la primera variante, el gobernador
Lombana propuso una estrategia que proveía de aguas suficientes y,
109| además, limpias y puras:
23 “La Casa de Refugio daba asilo a los expósitos, a niños desamparados y a perso-
nas adultas desvalidas. Una fornida matrona, que había sido capataz en la Casa
de Corrección, dirigía este establecimiento, naturalmente con hábitos poco blan-
dos, en especial para con los niños”. Miguel Samper, La miseria en Bogotá (Bogotá:
Imprenta de Gaitán, 1867).
ASEO
Esta cotidianidad vuelta costumbre por la fuerza del tiempo fue con-
virtiendo en ley ese panorama urbano. Sin embargo, por la amenaza
113|
31 Con el deliberado énfasis por los espacios exteriores en la ciudad, no se quiere dar a
entender que el espacio público de la Bogotá decimonónica se limitaba a las plazas y
parques de la ciudad. La noción de espacio público a mediados del siglo xix integra-
ba, además, la experiencia comunitaria que se daba en lugares como el patio o la sala
de una casa; es decir, espacios donde el encuentro social tenía lugar. Por lo tanto, el
concepto de espacio público de ese momento estaba construido por los lugares físicos
y por las relaciones y experiencias que los habitantes establecían en estos espacios.
Las positivas experiencias en el interior de los espacios acondicionados para tal fin
estarían, de este modo, relacionadas con el rechazo de otros espacios públicos exte-
riores, caracterizados por el desaseo y la insalubridad.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
32 Mariano Pinillos, El jefe político del cantón de Bogotá (Bogotá: Imprenta de Sánchez)
1849.
33 Mariano Pinillos.
Salubridad, aseo y ornato
los halla corrompidos los quitará, los hará arrojar fuera de la ciudad
i aplicará la pena que corresponda al espendedor [sic].34
34 Mariano Pinillos.
35 Mariano Pinillos.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
37 Alfonso Acevedo.
Salubridad, aseo y ornato
Para la segunda mitad del siglo xix, el problema del aseo de las calles
se manejó por medio de contratos para utilizar bestias, pero este
sistema tuvo serias dificultades de control y daño a la infraestructura
vial de la ciudad, tal como lo relata con gran ironía el columnista con
seudónimo Cernícalo en el periódico El Zancudo del año de 1890:
ORNATO
Para entender el rol del segundo criterio propuesto por Lombana (1849)
para el desarrollo de la ciudad, es necesario entender el significado
del concepto de ornato en el contexto histórico de mediados del siglo
xix. En el Diccionario de Autoridades (drae),40 para finales del siglo
xviii la palabra ornato significa: “s.m. Adorno, atavío, aparato y com-
posición”. Viene del latín ornatus, que significaba lo mismo.41 En el
siglo XVI, Garcilaso de la Vega ejemplifica el uso de este concepto así:
“Lo estimaban por su hermosura y resplandor para ornato y servicio
de las casas reales”.
40 Primer Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (1737), el cual tiene |120
la particularidad de ejemplificar con citas de reconocidos autores de la época las de-
finiciones adoptadas por este diccionario como forma de argumentar y autorizar el
uso y aplicación de las palabras, respetando su grafía y acentuación originales.
45 “Ornamentos. Figuradamente se toma por las calidades y prendas morales del suge-
to [sic], que le hacen más recomendable”. Academia Española Madrid, Diccionario
de Autoridades.
47 “Adorno, m. Conjunto de cualquier clase de cosas que sirve para *adornar o embe-
llecer otra; por ejemplo, el lenguaje”. Moliner María, Diccionario de uso del español
(Madrid: Gredos, 1999) 711.
Salubridad, aseo y ornato
Policía Urbana:
En este ramo seguimos esperimentando [sic] una mejora notable.
Se albean i pintan las casas; se mejoran los empedrados; i van las
calles perdiendo aquel aspecto inmundo, con que ofendían la vista y
la salud a un tiempo: i no es de lo menos, que hayan dejado de ser
mansión de cerdos i de otros brutos, de ceba i holganza, que solían
disputar hasta las aceras. Hay motivos para esperar grandes me-
joras en el orden de salubridad, Aseo i Ornato de la capital.48
1. Que para que puedan llevarse a efecto los acuerdos del cabildo
de esta ciudad, sobre numeración de puertas i cuadras i denomi-
nación de calles, es preciso que se blanqueen todos los edificios
comprendidos en el área de la ciudad.
48 El Colombiano [Bogotá] sep. 14, 1861. Los resaltados en itálicas son míos.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Esta visión del gobernador Briceño nos hace concluir que el ornato,
aunque no era un requerimiento urgente, sí era un referente de ideal
urbano para las autoridades municipales. Este ideal fue impracticable
a finales del siglo xix, porque los escasos recursos de la ciudad obli-
gaban a considerar a otras obras como más importantes, tal y como
lo planteó en 1874 el regidor Justo Briceño:
Son tantas las necesidades que tiene hoy esta ciudad en tal ramo,
que en mi concepto, se hace indispensable fijar:
El orden de preferencia en las ya acometidas i en las que se em-
prendan […] I en fin, las de lujo, o sean de ornato y comodidad, a las
cuales no debe dárseles sino el último lugar.52
Todo parece indicar que hacia finales del siglo xix la noción de ornato
en su acepción estética ya no designaba solamente una visión del
conjunto urbano, sino que además se concentraba en los detalles de
ciertas construcciones particulares calificadas como “elegantes”: “Y
este notable adelanto ha venido a efectuarse en momentos en que en
toda la ciudad se advierte entusiasmo pasmoso por las construcciones
y se levantan con inusitada rapidez, elegantes y sólidas moradas de
muy recomendable arquitectura”.55
54 Colombia ilustrada, 2.
|126
55 Colombia ilustrada, 2.
LA TRÍADA CONCEPTUAL
SALUBRIDAD, ASEO Y ORNATO
1886 Informe del presi- “Aseo de la Ciudad - Obras de Ornato Junta de Aseo
dente del Concejo. - Salubridad General”. y Ornato
Sept. 1885 - Feb.
1886
Sin embargo, la finalización de la plaza a finales del siglo xix solo fue
el inicio de una nueva serie de problemas debidos a su éxito comercial
y a la gran acogida que mantuvo hasta comienzos del siglo xx.1 Esta
situación terminó por desbordar la capacidad del edificio lo que hizo
que la actividad comercial ocupara las calles aledañas, y diera lugar
133
Figura 1. Incendio de las galerías Arrubla, 1900
Fuente: Eduardo Serrano, Historia de la fotografía en Colombia
(Bogotá: Planeta, 2006)
2 En este sentido se expresa Germán Mejía cuando cita a James R. Scobie para co-
mentar el caso bogotano: “El crecimiento de las actividades comerciales y de la |136
burocracia fueron las fuerzas más significativas en el establecimiento del modo de
urbanización porteño, y este modo fue notablemente similar al desarrollado por las
ciudades industrializadas. La expansión comercial y burocrática, por lo tanto, pue-
den estimular el mismo desarrollo urbano que produce la industrialización y dar
como resultado modos similares de crecimiento urbano”. Germán Mejía Pavony, Los
años del cambio. Historia urbana de Bogotá, 1820-1910 (Bogotá: ceja, 1999) 23.
4 drae.
Del edificio a la calle
Convenio 1:
1. María del Carmen Carbonell de Moreno cede a título gratuito
al Distrito de Bogotá, un área de terreno que mide cuatro mil
metros cuadrados.
2. María del Carmen Carbonell de Moreno hace esta cesión con
la condición de que reconstruya en el terreno cedido la plaza de
mercado del barrio de Chapinero.5
Estos son los otros dos convenios que se desprenden del Acuerdo 15
de 1889:
Convenio 2:
1. Dionisio Mejía cede, a título gratuito, al Distrito de Bogotá, un
área de terreno que mide tres mil doscientos metros cuadrados.
Convenio 3:
1. Luis G. Ribas cede, a título gratuito, al Distrito de Bogotá, un
137| área de terreno que mide ocho mil metros cuadrados.
2. Luis G. Ribas hace esta cesión con la condición de que se cons-
truya un parque en el terreno a que ella se refiere.6
5 Acuerdo 15 de 1889, “sobre fomento del barrio Chapinero y aprobatorio de unos con-
venios”. El resaltado en itálicas es mío.
6 Acuerdo 15 de 1889.
Figura 4. Pabellón de víveres en Chapinero
Fuente: Archivo de Bogotá
Del edificio a la calle
8 Antonio Izquierdo 5.
Figura 7. Barrio del Mercado. Vista norte de Chapinero, c. a. 1900
Fuente: Antonio Izquierdo, Lotes en Chapinero (Bogotá: Tipografía Salesiana, 1900)
Figura 8. Lotes del barrio del Mercado, c. a. 1900
Fuente: Antonio Izquierdo, Lotes en Chapinero (Bogotá: Tipografía Salesiana, 1900)
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Para el inicio del siglo xx, la plaza de mercado era la institución que
mejor renta le producía al municipio, lo cual contrastaba con sus con-
diciones físicas y de salubridad, por lo cual el Concejo de Bogotá enfocó
sus esfuerzos hacia su mejoramiento y expidió el Acuerdo 4 de 1900:
Considerando:
1. Que hace más de un año que se promovió por el Concejo un
concurso de ingenieros-arquitectos para el levantamiento de
planos de mercados cubiertos;
2. Que presentados los planos y nombrado el jurado examinador,
el informe de este no fue favorable á ninguno de los proyectos
presentados, por no reunir condiciones adaptables á las cos-
tumbres y necesidades de esta Ciudad;
3. Que posteriormente se contrataron nuevos planos con un
arquitecto extranjero,10 que hasta la fecha no los ha pre-
sentado; en todo lo cual se han hecho gastos de consideración
infructuosamente;
4. Que es de suma importancia emprender, lo más pronto posible,
la reconstrucción de la plaza de mercado central; pues como
hoy existe constituye un permanente foco de insalubridad.11
Art. 2 Esta Junta tendrá facultad para adoptar los planos que crea
convenientes, siempre consultando, tanto la índole y costumbres de
los habitantes de la ciudad, como la circunstancia de poderse llevar
a cabo, en cuanto sea posible, con elementos del país; lo mismo que
las indispensables condiciones, de solidez, ventilación, elegancia e
higiene.12
12 Acuerdo 4 de 1900.
13 Acuerdo 4 de 1900.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
18 Eduardo Gerlein et al., Memorial de los vecinos del barrio las Nieves solicitando se les
autorice a construir la plaza de mercado de ese barrio [Bogotá] sep. 22, 1902.
Uno de los aspectos que resultó crucial en este concurso fue el terreno; las
bases planteaban que el lugar y área de construcción de la nueva plaza
debían corresponder al sitio original, es decir un terreno de 100 m × 100 m
159| ubicado en el sector de lo que hoy se conoce como San Victorino (carrera
10.a con calle 10.a). Esta decisión, sin embargo, tuvo consecuencias in-
sospechadas en el destino del concurso.
161| 1. El piso al nivel del suelo debe ser de cemento o asfalto y acondi-
cionado para que las aguas-lluvias no formen depósito, es decir,
provisto de desagües con sus correspondientes sifones y calcu-
lados de manera que en caso de un aguacero de sesenta milímetros
no se produzcan inundaciones. Estos desagües correrán a las al-
cantarillas adyacentes […].
24 “8. Podrán admitirse en el concurso proyectos y planos que tengan por base la reedi-
ficación de la actual plaza de mercado […], reuniendo las condiciones de higiene y co-
modidad estipulados en las condiciones anteriores […]”. Plaza de Mercado. Concurso
para levantar planos [Bogotá] jun. 8, 1917.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
1. El edificio no debe contener sino un piso alto destinado a los si-
guientes usos:
Depósitos de granos y patatas
Almacenes de ropa y mercancías
Oficinas para los empleados del servicio del mercado
2. El piso del nivel del suelo estará destinado para la venta de comes-
tibles y puede ser dividido así:
El perímetro lo compondrá una edificación de mampostería des-
tinada a almacenes de servicio para las calles y carreras y para el
interior de la plaza. Estos almacenes deberán estar acondicionados |162
para la venta de víveres de dueños directos o de revendedores.
El área central podrá dividirse en cuatro patios descubiertos y
separados por andenes cubiertos formando una cruz. Estos andenes
pueden tener una disposición análoga al andén de la estación de fe-
rrocarril de la Sabana, es decir, con los desagües hacia los muros.
Figura 20. Detalle de Concurso para Figura 21. Detalle de Concurso para
levantar planos. Terreno de 100 m x 100 m levantar planos. Terreno de 90 x 90 m
Fuente: Archivo de Bogotá Fuente: Archivo de Bogotá
28 Años más tarde se descubrió que este seudónimo correspondía al Sr. Guillermo
F. Klatt.
32 Zoilo Cuéllar, Informe del presidente del Concejo Municipal de Bogotá Doctor Zoilo E.
Cuéllar B. ante la misma corporación sobre las tareas de esta en su periodo de 1 de no-
viembre de 1917 a 31 de octubre de 1919 (Bogotá: Imprenta Municipal, 1919) 56.
Del edificio a la calle
POLÉMICAS ALREDEDOR
DE LA NUEVA PLAZA, 1919-1924
Dedicar todos sus esfuerzos y todas sus energías, y unidos en una |172
sola voluntad [para] resolver el grave problema que de manera de-
cisiva se impone para salvar a Bogotá de las epidemias y demás en-
34 Ernesto Sanz de Santamaría, Mensaje del Alcalde Bogotá al Consejo [sic] Municipal
(Bogotá: Imprenta Municipal, 1921) 62.
Figura 22. Vista aérea de la Plaza Central de Mercado, 1.ª etapa
Fuente: Sociedad de Mejoras y Ornato
Nota: Diseño y construcción de esta primera etapa a cargo del ingeniero Joaquín
Fonseca, director de Obras Públicas Municipales
Plaza Central de Mercado de Bogotá
35 Juan Maldonado B., Proyecto de Acuerdo por el cual se hace un contrato sobre la direc-
ción técnica de la plaza de mercado de La Concepción [Bogotá] oct. 11, 1921.
36 Acuerdo 51 de 1920.
Figura 23. Plaza Central de Mercado, pabellón occidental. Diseño del ingeniero
Joaquín Fonseca (1923)
Fuente: Archivo de Bogotá
Plaza Central de Mercado de Bogotá
37 Alberto Manrique Martín et al., Proyecto de Acuerdo por el cual se ordena la construc-
ción de la plaza de mercado de La Concepción [Bogotá] jun. 25, 1920.
39 Juan B. Maldonado, Proyecto de Acuerdo por el cual se hace un contrato sobre la direc-
ción técnica de la plaza de mercado.
Del edificio a la calle
40 En realidad, este informe fue elaborado por tres miembros del Concejo; sin embargo,
la copia encontrada del informe solo está firmada por el concejal Bazzani, sin que se
hayan podido determinar los nombres de los demás autores.
41 Luis Alfredo Bazzani, Estudio de las condiciones técnicas bajo las cuales se han adelan-
tado y se adelantan los trabajos de construcción de la Plaza Central de Mercado [Bogotá]
mar. 15, 1922: 132.
zzani haya afirmado que los planos “no tienen firma responsable ni la
constancia de haber sido sometidos a los trámites legales”. De acuerdo
con el testimonio del ingeniero Joaquín Fonseca —que se citará más
adelante—, parece ser que los planos originales se extraviaron y, por
lo tanto, los planos que Bazzani analizó no son los planos revisados
por Manrique Martín y la Dirección de Higiene y Salubridad, sino
que se trató de planos que correspondían a la construcción efectiva:
En este sentido, se pidió algo casi imposible para ese momento: cambiar
el nivel de cota (±0.00) sobre el cual se empezó a edificar el proyecto,
pues se tomó como nivel (0.00) el punto más bajo del terreno, y se
buscó responsabilizar a quien asumiera la continuación del proyecto
para llevar a cabo la corrección de ese error. En general, se trató de
una crítica bien estructurada, sustentada en la experiencia directa
con la obra, que terminaría por contaminarse de razones políticas.
52 Jorge Álvarez Lleras, Circular Sociedad Industrial de Ingenieros [Bogotá] nov., 1920.
Figura 26. Plaza Central de Mercado, 2.ª etapa. Diseño del arquitecto Pablo
de la Cruz. Construcción Ulen &. Co.
Fuente: Sociedad de Mejoras y Ornato
187|
cuyas dimensiones están indicadas en el dibujo que se acompaña, y con el cual debe
armonizarse el proyecto que se presente”. Contrato con la Sociedad Industrial de
Ingenieros referente a la elaboración de unos planos para la continuación de la obra de
construcción de la Plaza Central de Mercado [Bogotá] jun. 7, 1922.
Radiología del Hospital San Juan de Dios (1925), el Instituto Pedagógico Nacional,
1.ª etapa (1927), el Palacio de Justicia (1929-1933) y el Parque Nacional en Bogotá
(1934). Murió en 1954.
Del edificio a la calle
189|
Sesión n.º 3, abril 20 de 1925: Esta sesión inició con la presentación del
ingeniero Fonseca de un facsímil con el que pretendía demostrar la
superioridad de sus planos frente a los elaborados por De la Cruz y la
Sociedad Industrial de Ingenieros, para ello “lee conceptos de eminentes
Cuando Fonseca afirmó: “Con relación a los puestos [de venta] llama
la atención al hecho de que caben más en un espacio regular que en
otro de las mismas dimensiones, pero irregular”, se entrevé aquí una
mentalidad ingenieril que concebía todos los espacios con iguales di-
mensiones y características, de manera que un espacio dedicado a la
venta de lácteos era igual al espacio donde se vendían ropas, defecto
que ya había sido señalado en el informe de Bazzani. El ingeniero |194
Fonseca no solo desconoció este error, sino que, por el contrario,
consideró una virtud que todos los espacios fueran iguales, y criticó
la irregularidad de los espacios para los puestos de venta propuestos
por el arquitecto De la Cruz, con la justificación, no en razón de sus
cualidades espaciales, sino en la menor cantidad de puestos que con-
llevaba esta distribución espacial.
59 “La Sociedad Colombiana de Ingenieros resuelve llamar la atención del socio Sr.
Fonseca sobre el artículo 68 del reglamento que a la letra dice: ‘nadie tiene derecho
a publicar las discusiones y documentos de la Sociedad, sin autorización de la Junta
Central’”. Anales de Ingeniería, acta n.º 334, xxxiv.403 (abr. 27, 1925).
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Otro cambio trascendental tuvo que ver con el modelo de gestión para
llevar a cabo las construcciones públicas en la ciudad; se pasó de un
modelo donde las obras públicas eran dirigidas y construidas por el
municipio, a un modelo de concesión, en el que las obras más impor-
tantes se asignaron a un contratista privado: la empresa Ulen & Co.61
Esta compañía norteamericana se conocía internacionalmente por ser
especialista en la construcción de grandes infraestructuras de ingeniería
y arquitectura, y localmente, por la construcción de las Bocas de Ceniza
a partir de 1924 y la reconstrucción del centro de Manizales en 1926.
|196
Este nuevo modelo de gestión se adaptó para alcanzar mayores índices
de eficiencia, teniendo en cuenta la lentitud de la construcción de las
61 Acuerdo 55 de 1924, “por el cual se aprueba un contrato con Ulen & Co”.
Del edificio a la calle
El informe del interventor de las obras a cargo de Ulen & Co. deja en-
trever los alcances de su participación en la construcción de la nueva
Plaza Central de Mercado:
Mercado Central
El proyecto de esta obra se recibió de la Dirección de Obras
Públicas municipales, aprobado por el Concejo y por la Dirección
Nacional de Higiene. Los señores Ulen & Co sólo han introducido a
este proyecto pequeñas modificaciones de detalle […].
El proyecto consta de tres pabellones, de los cuales estaba ter-
minado el occidental y en construcción más o menos hasta la mitad,
el oriental.
En el pabellón occidental se han hecho las siguientes modifica-
ciones que estaban a punto de terminarse: cambiar los extremos que
estaban inconclusos por estar destinados a unirse a la parte central
en el proyecto primitivo que se abandonó […], cubrir una azotea
que con el cambio de proyecto ofrecía serios inconvenientes y no
podía utilizarse; transformar en un solo salón la serie de tiendas en
197| el segundo piso para dar lugar así a la colocación de mayor número
de puestos pequeños […], construir escaleras en los extremos por ser
insuficiente la única que existía en el centro.63
63 Obras contratadas con Ulen & Co. “Informe del Interventor. Bogotá, septiembre
de 1925”. Consejo [sic] Municipal. Memoria Municipal de Bogotá correspondiente al
Bienio de 1923 a 1925 (Bogotá: Imprenta Municipal, 1925) 32.
Figura 31. “Las fotografías muestran (1, 2, 4 y 5) varios aspectos de los trabajos
que se adelantan en el mercado de La Concepción y (3) al ingeniero don Pablo de
la Cruz mostrando los planos de esta plaza”
Fuente: El Gráfico (1925)
Figura 32. Pabellón occidental sin reformar, 1921
Fuente: Archivo de Bogotá
Figura 33. Pabellón occidental reformado, 1925
Fuente: Museo de Bogotá
Del edificio a la calle
Pedido de la Cubierta
Con fecha 24 de junio los señores Ulen & Co sometieron a la di-
rección de las empresas municipales tres cotizaciones, recibidas por
cable, de las armaduras para la cubierta y de la teja metálica, que
fueron:
a) De casa cuyo nombre no se dio, por $22.100 F.A.S. New York.
201| Las láminas galvanizadas con aleación de cobre.
b) De Blas Knox Co por $22.700 F.A.S. New York. Las láminas
galvanizadas de la clase y marca Armco incluyendo cumbreras y el
pináculo para la rotonda, pero excluyendo corn isas, etc.
c) De la United Status Steel Products, por $23.700 cif. Puerto
Colombia.65
203|
68 “A este acto asistieron: José María Lombana, Ministro de Obras Públicas, Alejandro
Herrera - Ministro de Relaciones Exteriores, Pablo Murcia - Ministro de Gobierno,
Julio Garzón Nieto - Ministro de Hacienda; así como miembros de la Sociedad de
Embellecimiento, y el Sr. Fonnegra, representante del Gerente de Ulen & Co. en
Bogotá, Mr. Trueheart.” El Tiempo [Bogotá] may. 22, 1927: 1.
Figura 38. “En el centro el Dr. Abadía. A un lado, el doctor Piedrahita, el general Franco,
el doctor Jorge Vélez y el concejal Monsalve”
Fuente: El Tiempo [Bogotá] may. 22, 1927: primera página
Del edificio a la calle
71 Rafael Trujillo Gómez, Exposición de Motivos del proyecto de Acuerdo 255 por el cual se
ordena la construcción de una plaza de mercado en el barrio de LasAguas, jul. 29, 1927.
72 Miguel Aguilera et al., Proyecto de Acuerdo 284 de 1927, “por el cual se dispone la cons-
trucción de una plaza de mercado en una de las zonas septentrionales de la ciudad”.
Acuerdo 6 de 1940
Alternativa 2 (1942): Carrera 69, entre avenida de Las Américas y calle 13.
80 El plan completo de vías se conocerá con el tiempo como el Plan Soto Bateman.
Acuerdo 92 de 1944.
Figura 54. Plano de zonificación de Bogotá aprobado por el Acuerdo 21 de 1944
Fuente: Archivo de Bogotá
Figura 55. Ubicación de plazas de mercado, 1944
Fuente: Archivo de Bogotá
Plaza Central de Mercado de Bogotá
81 Acuerdo 88 de 1944.
PESADILLA
Me dormí profundamente, pero el sobresalto me despertó…
Acababa de transitar por un antro de repulsiva suciedad… Semejaba
ser la guarida de espantables brujas… era un ambiente pleno de des-
orden… seres haraposos portando en la cabeza desgraciados atados
233| se confundían aquí y allá con fardos hediondos, con trozos de carnes
sanguinolentas y putrefactas… Mi situación era difícil… Sin em-
bargo debía lograr un propósito: obtener mi mercado…
88 Manuel José Balcázar, “Mejoras urbanas,” Santa Fe y Bogotá, revista mensual II.11
(1946) 174.
SUEÑO
Otra noche también soñé. Pero el escenario fue distinto: Una
vasta y clara galería semejante a los hangares de aviones me es-
peraba con amplias puertas abiertas. Todo era luz, todo era brillo;
la bóveda en cristales difundía generosa claridad sobre pasadizos
cuyos pisos eran en cerámica de alegres colores.
Me entusiasmé con tan hermosas y ordenadas pilas de coliflores
y tomates bermejos…
La escena parecía una tela de Gauguin, hecha viva por los co-
lores y perfumes tropicales de las piñas, los mangos y las curabas.
Hice un agradable paseo, compré con calma y planee cuidadosa-
mente la selección de manjares exquisitos, creo que hasta entoné
una alegre tonada…
Así me desperté
La Pladieuse91
92 Autores del proyecto: arquitectos Luz Amorocho, Enrique García, José J. Angulo y
Carlos Martínez.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
La prensa escrita
ficio del mercado, lo que motivó a este periodista a ejercer una fuerte
presión sobre los concejales para lograr la demolición de esta plaza.
97 Camilo Pardo Umaña, “Una amenaza para Bogotá”. El Espectador [Bogotá] dic. 20,
1948.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
aquí se pretende acabar con una costumbre por aberrante que ella
sea, saltan al camino los intereses subterráneos de la política, del elec-
torero que ha edificado sobre ella una carrera o una profesión.98
98 Camilo Pardo Umaña, “Una amenaza para Bogotá”. El Espectador [Bogotá] dic. 20,
1948.
99 Para 1940 se calculaba una población de 372 000 habitantes, mientras que para 1949
este cálculo se aproximaba a los 700 000 habitantes.
Que como medio para provocar una solución en el tiempo, por las
consecuencias que acarrearía la permanencia de un estado inde-
finido de agotamiento en la utilidad de los inmuebles destinados a
las plazas de mercado, el Acuerdo 54 de 1949 prohíbe hacerles am-
pliaciones y mejoras.102
Corbusier,103 las cuales no hacían otra cosa que confirmar las ideas
que siete años antes había planteado el ingeniero Alfredo Bateman
respecto al problema de los abastos y las plazas de mercado:
Plan Regulador
El retiro del mercado central fue estudiado también por los téc-
nicos urbanistas y extranjeros colombianos autores del plan regu-
lador. Ellos propusieron la construcción de la Central de Víveres y
la construcción de pequeños mercados, cómodos e higiénicos, en
todos los barrios a donde los habitantes puedan acudir a comprar
los víveres. Lo que se va a hacer será el principio de la ejecución
de este plan.104
movimiento de la plaza
De la Plaza Central de Mercado […] se surten hoy casi todas las
plazas de los barrios y los almacenes de víveres. Las estadísticas
demuestran que mensualmente llega a esta plaza un promedio de
veinte mil toneladas de víveres, o lo que es lo mismo, cinco mil ca-
miones de cuatro toneladas. Estas solas cifras bastan para demostrar
la congestión del tránsito que se contempla.105 |246
103 Decreto 185 de 1951, “por el cual se adopta el Plan piloto de la ciudad, y se dictan
normas sobre urbanismo y servicios públicos, artículos 10,11 y 12.
104 Luis Elías Rodríguez, “El 1.º de junio comenzará la demolición de la plaza”.
El Espectador [Bogotá] abr. 18, 1952.
106 “El abandono, hacia 1970, de los grandes mercados de Les Halles, en París, del Covent
Garden Market, en Londres, o del Quincey Market, en Boston, parecía la parte más
visible de un proceso generalizado de desaparición de los viejos mercados cubiertos”. |248
Thorne, R., Covent Garden Market. Its history and Restauration, The Architectural
Press, London, 1980. Citado en Manuel Guardia Bassols et al., “Los mercados pú-
blicos en la ciudad contemporánea. El caso de Barcelona”. Revista Bibliográfica de
Geografía y Ciencias Sociales (serie documental de geocrítica), xii.744 (2007).
107 Los administradores de las plazas de mercado en sus informes de 1942 y 1950 advir-
tieron sobre la tendencia de las plazas de mercado hacia un permanente crecimiento,
por lo que demandaron de la administración municipal nuevas medidas que contem-
plaran este fenómeno. Para 1942, véase Mensaje del Alcalde Municipal al honorable
Concejo de Bogotá, en sus sesiones de 1939-1941. Para 1950 véase: El Espectador [Bogotá]
abr. 18,1952.
Del edificio a la calle
108 Aunque inicialmente los pasajes comerciales contemplaban espacios para otros usos,
como oficinas y vivienda, con el tiempo la actividad comercial terminó por dominar
el uso de la mayoría de los espacios.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Este suceso fue bien recibido por parte de la prensa escrita, la cual,
sin embargo, lamentó que su desaparición no sea “del todo, como lo
desearía la ciudadanía sino por etapas, ya que es necesario ir reem-
plazándola por mercados seccionales donde los habitantes puedan
adquirir los víveres que necesitan con la misma facilidad pero con |250
mayor higiene”.110
109 Acuerdo 84 de 1945, “Art. 25. Para facilitar la ejecución de la ‘Avenida del
Libertador’[…], destinase la totalidad o una parte […], del recargo o participación
municipal […], a cubrir el setenta por ciento (70%) del valor de los siguientes edifi-
cios[…]: f) El pabellón oriental de la Plaza Central de Mercado[…]”.
110 Luis Elías Rodríguez. “El 1.º de junio comenzará la demolición de la plaza”. El
Espectador [Bogotá] abr. 18, 1952.
Del edificio a la calle
considerando:
Que el funcionamiento de las plazas municipales de mercado, si-
tuadas en el Centro, Las Nieves y Chapinero, no presta a los ciuda-
danos garantías de seguridad, moralidad y salubridad;
Que, como medio para provocar una solución en el tiempo, por
las consecuencias que acarrearía la permanencia de un estado in-
definido de agotamiento en la utilidad de los inmuebles destinados
a las plazas de mercado, el Acuerdo número 54 de 1949 prohíbe ha-
cerles ampliaciones y mejoras;
251| Que por la situación e incapacidad de las plazas municipales se
ha tolerado la ocupación de andenes y calzadas que circundan sus lo-
cales, con notable perjuicio para el tránsito de peatones y vehículos;
Que a pesar de los esfuerzos hechos por las autoridades, no se han
podido tomar medidas efectivas compatibles con un funcionamiento
aceptable de las referidas plazas;
111 De acuerdo con la trascripción de la emisión radial del suceso realizada por Radio
Sutatenza.
Figura 64a. Demolición del pabellón oriental de la Plaza Central de Mercado, 1952
Fuente: igac
Figura 64b. Demolición del pabellón oriental de la Plaza Central de Mercado, 1952
Fuente: Museo de Bogotá
Plaza Central de Mercado de Bogotá
decreta:
ARTICULO 1. Clausúranse definitivamente en el presente año las
siguientes plazas municipales de mercado en las fechas que a conti-
nuación se fijan:
La plaza central de La Concepción, el día primero de agosto;
La plaza de Las Nieves, el día dos de septiembre, y
La plaza de Chapinero, el día dos de octubre […].
Comuníquese y publíquese. Cúmplase. Dado en el Palacio
Municipio de Bogotá, a 16 de julio de mil novecientos cincuenta y
tres. Coronel julio cervantes quijano, Alcalde Mayor112
|254
La clausura y demolición de la Plaza Central de Mercado se inició el 1.º
de agosto de 1953. Por este motivo, tuvo lugar una procesión eclesiás-
tico-militar entre la Plaza Central de Mercado y la plaza Matallana113
112 Decreto 463 de 1953, “por el cual se dispone la clausura de plazas de mercado y pro-
piedad municipal”.
113 Esta plaza se localizaba en el lote occidental de la plaza España (entre calles 10.ª y
11 con carreras 18 y 19 de Bogotá).
Figura 65. Demolición del pabellón oriental de la Plaza Central de Mercado
Fuente: El Espectador [Bogotá] sep.16, 1952
Plaza Central de Mercado de Bogotá
A partir del análisis del Decreto 463 de 1953 es posible concluir que:
Figura 66a. Informe del gobernador Figura 66b. Decreto 463 de 1953, firmado por el
de Bogotá (1849), Vicente Lombana coronel Julio Cervantes Quijano, alcalde mayor
de Bogotá
Fuente: Museo de Bogotá
Fuente: Archivo de Bogotá
Plaza Central de Mercado de Bogotá
|258
116 Albert Camus “Lo absurdo y el suicidio” El mito de Sísifo, Ed. Losada (Buenos Aires,
2004) 16.
Figura 68. “La Plaza Central de Mercado, futuro palacio municipal”
Fuente: El Tiempo [Bogotá] oct. 29, 1953
LA MADUREZ DE UN PARADIGMA
EN LA PRIMERA MITAD SIGLO XX
EL UMBRAL ENTRE LOS SIGLOS XIX Y XX
O LAS VARIACIONES DE UN PARADIGMA
E
l hallazgo de un manuscrito donde el arquitecto y concejal
de la ciudad Julián Lombana sitúa los principios de higiene,
elegancia y comodidad como condiciones indispensables en el
diseño y construcción de edificios para plazas de mercado en 1903 fue
decisivo para entender los criterios que se tuvieron en cuenta para la
arquitectura de la ciudad durante los inicios del siglo xx:
1 Julián Lombana, Informe sobre plazas de mercado [Bogotá] oct. 16, 1903. El resalta-
do en itálicas es mío.
265
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Estos tres principios que recogió Izquierdo son los mismos que de
manera parafraseada propuso Julián Lombana para las plazas de
mercado tres años después, higiene, elegancia y comodidad.4 Para
Lombana, esta síntesis conceptual sería resultado de una reflexión
madura, pues estos principios ya aparecían de manera expresa en dos
documentos de su autoría: el proyecto de acuerdo y el texto final que
daría lugar al Acuerdo 4 de 1900.
Aseo
Higiene
Comodidad Elegancia
Salubridad Ornato
|268
Paradigma siglo XIX Paradigma siglo XX
HIGIENE
7 Emilio Quevedo.
8 Emilio Quevedo.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Higiene privada
Hasta finales del siglo xix en nuestro país, se consideraba la salud como
un bien individual, por lo tanto, la responsabilidad de su cuidado co- |272
rrespondía a cada persona. Se trataba de un modelo de higiene derivado
del modelo hipocrático-galénico de la Grecia clásica, que establecía
una relación directa entre el estado de salud y el recto equilibrio de
los cuatro humores que componían el ser humano: sangre, flema, bilis
9 Emilio Quevedo.
Higiene pública
273|
El establecimiento de la higiene pública en Colombia fue consecuencia
de la Constitución centralista de 1886, según la cual la salubridad
pública es una responsabilidad del Estado. Su primer efecto concreto
fue la promulgación de la Ley 30 de 1886, “por la cual se crea la Junta
11 Emilio Quevedo.
12 Emilio Quevedo.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
14 Emilio Quevedo.
Higiene, elegancia y comodidad
comienzos del siglo XX.17 Todo lo anterior hizo que las plazas fuesen
estigmatizadas injustamente a lo largo de la historia en diferentes
textos y documentos que tomaban como fundamento las ideas
decimonónicas alusivas a la teoría miasmática, y que solo hasta la
segunda década del siglo XX empezaron a ser desenmascaradas.
17 “[…] El foco de infección formado allí, generador a nuestro juicio de muchas de las
enfermedades que han dado en azotar últimamente con marcado rigor e insisten-
cia a la población”. Zoilo Cuéllar y Roberto Olarte. Informe al Concejo Municipal
[Bogotá] sep. 6, 1915.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Pues en cuanto a la parte moral de aquel antro inicuo, que decir? Con una
sola frase podríamos sintetisar [sic] el martirio a que se somete en Bogotá
a cierta clase de personas decentes que por carencia de recursos se ven
obligadas a ir al famoso mercado, diciendo sin exageración: “El inmortal
genio del Dante hubiera caracterizado mejor, en condiciones gráficas,
peripatéticas, el Infierno de la Divina Comedia describiendo el mercado
de La Concepción de Bogotá, en uno de los días de mayor concurrencia”.
¡Putulum! Allá cayó doña Petra enredada por unos perros que
reñían; ¡pobre señora! Y más encima se le fue un pilón de panelas,
quebrantándole las espinillas.
—¡Sáquenme de aquí, por Dios! Gritaba la infeliz señora sin po-
derse mover, á tiempo que saltaban por sobre ella algunas aguilillas
que debían ir muy de carrera, seguidas de otros desocupados, que
tomando seguramente por un fardo a doña Petra, le pusieron un pie
sobre el abdomen y ¡zas! brincaron al otro lado haciéndola exhalar
un angustioso grito.22
21 Cernícalo, “Al mercado”. El Zancudo [Bogotá] abr. 20, 1790 [sic] [1890]: 14.
22 Cernícalo 14.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
23 Cernícalo 14.
24 Cernícalo 14.
Higiene, elegancia y comodidad
25 “En el siglo primero de la era cristiana, los godos usaban por bebidas hidromiel y
cerveza hasta embriagarse y esta costumbre perdura todavía al cabo de los veinte
siglos, con la diferencia de que en Colombia se usa la miel de caña en vez de la de
carbona, rubia y deliciosa, que los primeros dipsómanos empleaban. Este hidromiel,
que en Colombia se llama guarapo, produce al fermentarse un alcohol etílico que no
es tan dañoso como el metílico de la chicha el que cargado de multitud de principios
sépticos, resultado de la descomposición de las substancias proteicas, forma el terri-
ble veneno que va a producir los temibles estragos que vemos en los consumidores,
285| tanto en lo físico como en lo moral”. Cenón Solano, Informe de trabajos de la Dirección
de Higiene y Salubridad en el año de 1915 [Bogotá].
26 “Aquí todos los que se sientan en el banco de los acusados son individuos alcoholiza-
dos inveterados, por el funesto vicio de la chicha, industria suicida en casi todos los
departamentos. Desgraciadamente los crímenes se cometen en nuestras poblaciones
por causa de este vicio, y en un momento dado matan inconscientemente sin motivo
ni razón.” Posada Guillermo, Fiscal, citado por Cenón Solano, Informe de trabajos de
la Dirección de Higiene y Salubridad en el año de 1915.
COMODIDAD |286
30 María Moliner, Diccionario de usos del español I (Madrid: Espasa Calpe, 1999).
A lo largo del siglo xix, la noción de comodidad cada vez es más aso-
ciada a las condiciones urbanas, a los medios físicos que permitían
el tránsito de personas y carruajes por la ciudad, a los lugares que
permitían el encuentro a cielo abierto y, en general, a los espacios que
permitían la permanencia de los habitantes por fuera de sus viviendas
y lugares de trabajo:
Acuerdo 4 de 1865
Sobre empedrados y aceras en las calles y plazas de la ciudad.
considerando:
1. Que las vías públicas, plazas y plazuelas de la ciudad no
prestan al vecindario un servicio cómodo, fácil y agradable, por en-
contrarse en mal estado la mayor parte de los empedrados y enlo-
sados que hay actualmente, y no existir aquellos en algunas calles
de la población.33
289|
español a la palabra comodidad. En este trabajo se está aludiendo al comfort fran-
cés teniendo en cuenta el contexto beauxartiano que influyó en la cultura y en la
arquitectura de los años 20. Mientras que el confort inglés llegaría —vía Estados
Unidos— posteriormente y se enmarcaría principalmente en los desarrollos tecno-
lógicos de los años cincuenta.
Acuerdo 14 de 1872
Sobre refacción, mejoramiento y sostenimiento de las vías públicas
considerando:
2. Que la parte de los caminos del Estado que parten de la ciudad
no han sido refaccionados en la parte que queda dentro del Distrito,
por quienes debieran hacerlo, lo que los constituye incómodos en
verano e imposibles en invierno; y
3. Que es un deber de la Municipalidad propender, por cuantos
medios legales estén a su alcance, para hermosear la ciudad, Capital
de la Nación y del Estado, y dar comodidad y garantía a sus mora-
dores y transeúntes.34
36 Jorge W. Price.
Higiene, elegancia y comodidad
38 Carlos Uribe et al. Memorial de los vecinos del barrio de las Nieves al Concejo Municipal
[Bogotá] sep. 22, 1902.
Figura 7. Alrededores de la plaza de mercado de La Concepción, s . f.
Fuente: Sociedad de Mejoras y Ornato
Higiene, elegancia y comodidad
ELEGANCIA
que en los colegios de segunda enseñanza los muros deben estar de-
corados y ornamentados artísticamente, para que los alumnos, en
sus distracciones y ocios, se fijen en algo bello que eleve sus pensa- |298
mientos y formen así una base noble a sus aspiraciones y de respeto
por los monumentos del arte.45
45 Jorge W. Price.
Higiene, elegancia y comodidad
46 Jorge W. Price.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
53 Acuerdo 16 de 1917.
54 Antonio Samper Uribe, Proyecto de Acuerdo, “por el cual se crea un premio anual
de arquitectura urbana”. [Bogotá] mar. 5, 1917.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
1900 Acuerdo 4 de 1900, por “Las indispensables condiciones de soli- Arq. Julián
el cual se reglamenta dez, ventilación, elegancia e higiene”. Lombana
la reconstrucción
de la plaza de La |306
Concepción, y se
autoriza la construc-
ción de otras plazas de
mercado.
1900 Chapinero: “Ciudad “La ciudad del porvenir, la grande, hermo- Citado por
del Porvenir” sa, cómoda y salubre capital de Colombia, Antonio
busca la ancha sabana para extenderse, Izquierdo,
aire para oxigenarse, luz para iluminar urbanizador
sus edificios y alegrar a sus habitantes”.
1901 Memoria descriptiva “Como se ve, pues, en las plantas y el Alcalde
del proyecto para el alzado, por su forma, capacidad y dis- Ricardo
Palacio Municipal de tribución, se ha dado la amplitud con- Morales
Bogotá veniente para que llenen las condiciones Arq.
de higiene, elegancia, comodidad y ornato, Alejandro
condiciones indispensables de todo edifi- Manrique
cio de carácter público, como lo es este
proyecto destinado para la primera Casa
Consistorial de Bogotá”.
1903 Informe sobre Plazas “2. Nómbrese por la presidencia un con- Arq. Julián
de Mercado presen- sejero en asocio de el [sic] médico de sa- Lombana
tado al Concejo de nidad e ingeniero municipal; para que
Bogotá al levantar el nuevo plano la compañía
constructora lo haga de acuerdo con esta
comisión y quede así atendida la Higiene,
la elegancia, la comodidad que deben de
tener esta clase de construcciones”.
1917 Congreso de “Y no hay que creer que este interés sólo Ing. Carlos
Mejoras Nacionales, se manifiesta en las grandes poblacio- Narváez
Urbanismo e nes; también en las pequeñas y en las
Ingeniería Sanitaria antiguas buscan la manera de que su
expansión consulte la higiene, la comodi-
dad y belleza en todas sus formas”.
“Los medios de consultar lo más posible
ante todo la higiene, luego la comodidad
y la estética”.
1922 “Estudio de las “iii. Falta en absoluto una pieza muy Ing. y
Condiciones técnicas importante en trabajos de esta natu- concejal
bajo las cuales se raleza como es la memoria descriptiva Luis Alfredo
han adelantado y se del proyecto; falta que fue la causa del Bazzani
adelantan los trabajos error fundamental cometido al dar co-
de construcción de mienzo a la construcción sin conocer a
la Plaza Central de ciencia cierta que condiciones de higiene,
Mercado”. de comodidad […] de estética y armonía
presentaba el proyecto”.
1924 Bogotá Futuro “En el orden higiénico también se en- Ing. Enrique
Proyecto de cuentra la necesidad común de fijar los Uribe
Urbanismo lugares para la colocación de cemente- Ramírez
rios y de plazas especiales de mercado.
Por lo que respecta a la comodidad y al
arte, el proyecto de una ciudad futura
presenta las mayores ventajas, ya que el
proyectista ha hecho estudios especiales
respecto a la colocación de los edificios,
monumentos, parques, etc., que exterio-
rizan el sentimiento artístico de los ha-
bitantes de la ciudad y ha determinado
en el plano los lugares apropiados para
su colocación”.**
“Este segundo sistema ha sido justamen-
te criticado por un especialista francés,
el señor Camilo Sitte, quien dice que
con él sólo se obtendría una ciudad de
sistema rectangular, sin arte ninguno,
309| incómoda, desprovista de higiene, etc.”***
313
Plaza Central de Mercado de Bogotá
1911 Informe de la visita “El Pabellón de Carnes, Cómodo, elegan- M.D. Manuel N.
al mercado de La te, higiénico y en donde se ofrecen a los Lobo / Luis Zea
Concepción donde expendedores mesa de mármol, ganchos
se describe el nuevo & &, por un pequeño impuesto […]”.
Pabellón de carnes
1917 Congreso de “Y no hay que creer que este interés sólo Ing. Carlos
Mejoras Nacionales se manifiesta en las grandes poblaciones; Narváez
- Urbanismo también en las pequeñas y en las anti-
/ Ingeniería guas buscan la manera de que su expan-
Sanitaria sión consulte la higiene, la comodidad y
belleza en todas sus formas”.
“los medios de consultar lo más posible
ante todo la higiene, luego la comodidad
y la estética”.
319|
1921 Informe del “Los planos levantados por el inteligen- M. D. R.
Director de Higiene te y activo Director de Obras Públicas Arango, director
sobre el proyecto de Municipales son modelo de la aplicación municipal de
la Plaza Central de de los conocimientos científicos a las ne- Higiene
Mercado cesidades de Bogotá. Allí se reúnen las
condiciones de higiene, comodidad […] y
gusto arquitectónico.”
321|
Todos estos ejemplos son muy reveladores de una forma de pensar y
concebir la ciudad y la arquitectura aplicada a lo largo de casi noventa
años —desde mediados del siglo xix hasta comienzos del siglo xx—
a partir de un paradigma teórico que sustentó y explicó el proceder
de las autoridades municipales, y, sobre todo, de los profesionales de
la arquitectura. La existencia de este paradigma permite afirmar,
empero, que la arquitectura de este periodo fue también resultado
de un proceso reflexivo basado en realidades propias, que utilizó
Plaza Central de Mercado de Bogotá
UN ENFOQUE HISTORIOGRÁFICO
325|
EPÍLOGO
|326
En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad,
los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o
negros o grises o blanquinegros según indiquen relaciones de parentesco,
intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos
que ya no se puede pasar entre medio, los habitantes se van: se
desmontan las casas; quedan sólo los hilos y los soportes de los hilos.
L
a historia de la Plaza Central de Mercado de Bogotá, desde
su nacimiento en el siglo xix hasta su muerte a mediados del
siglo xx, revela una situación particular que contraviene la
historia de la mayoría de las arquitecturas, pues se trató de un edi-
ficio que no permaneció en un sólo lugar, por el contrario, esta plaza,
como si se tratara de la Ersilia caminante de Italo Calvino, varió su
ubicación y se esforzó por perfeccionar su diseño a lo largo de más de
un siglo de existencia en su trasegar por la calle 10.ª hacia el occidente
de Bogotá. Este tránsito la llevó a dejar de ser una plaza central, tal
como su nombre lo sugería, para distanciarse, en un lento movimiento
que dejaba tras de sí una maraña inacabada de ruinas y relaciones
comerciales que habían surgido a su alrededor.
327
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Ubicación n.º 2.
Plaza de Bolívar
calle 10.ª-carrera 10.ª
Ca lle 12
Ca lle 11
1864-1953
Ca lle 9
Sector de “El Cartucho”
Demolido año 2002
calle 10.ª-carreras 1.ª y 14
Sector de “El Bronx”
En demolición
calle 12.ª-carreras 15 y 16
Ca lle 10
Ubicación n.º 3.
Plaza Matallana
calle 10.a - Carrera 19
1953-?
331|
Aunque fueron solamente tres los lugares que ocupó la Plaza Central de
Mercado a lo largo de su historia, la gran cantidad de comercios creados
a su alrededor evidencian el alto impacto en la transformación socio-
económica que tuvo esta área de la ciudad conocida como el barrio Santa
Inés, un sector originalmente de carácter residencial que, sin embrago,
estaba signado por el eje oriente-occidente de la calle 10.ª, por donde
además transitaba el tranvía a comienzos del siglo xx. En efecto, fue
a lo largo de esta calle donde con mayor fuerza se manifestó y aún se
manifiesta el carácter de estos negocios, originados por la insuficiente
capacidad de los edificios que se proyectaron para albergar la totalidad
de las actividades de la plaza. El plano que los concejales de la ciudad
Alberto Borda y Aparicio Rey hacen de la calle 10.ª hacia el año de 1912
(figura 3) es radiografía de esta situación, donde en efecto sitúan un
importante número de chicherías establecidas en las inmediaciones de
la plaza de mercado a comienzos del siglo xx y cuya génesis es explicada
por los concejales de la ciudad como resultado de la existencia de esta:
2 Mallarino Manuel, Informe al honorable concejo de un memorial suscrito por los Srs.
Alberto Borda, Aparicio Rey et al. [Bogotá] sep. 17, 1912.
Epílogo
BIBLIOGRAFÍA
|334
LIBROS
Academia Española Madrid. Diccionario de Autoridades. Madrid: Gredos, 1963.
Aprile-Gniset, Jacques. La ciudad colombiana. Siglo xix y siglo xx. Bogotá:
Banco Popular, 1992.
Archivo General de la Nación. Reglas para embellecer. Documentos que hicieron
un país. Bogotá: Archivo General de la Nación, 1997.
Banco de la República. Bogotá en caricatura. Bogotá: Banco de la República,
1985.
Camus, Albert. El mito de Sísifo. Madrid: Alianza, 2004.
Corominas, Joan. Diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid:
Gredos, 1954.
De Rojas, Fernando. “Manual de arquitectura y consideraciones generales
sobre los caminos de hierro”. Enciclopedia Hispanoamericana. París:
Librería de A. Bouret e hijo, 1874.
Facultad de Medicina. Epidemia reinante en Bogotá á fin de 1830; y preceptos de
higiene pública. Bogotá: Imprenta de B. Espinosa, 1831.
García de Diego, Vicente. Diccionario etimológico español e hispánico. Madrid:
Espasa Calpe, 1985.
García Guillén, Diego. “Judaísmo, medicina y ‘mentalidad inquisitorial’
en la España del siglo xvi”. Alcalá, Anget et al. Inquisición española y
mentalidad inquisitorial. Barcelona: Ariel, 1984.
García Medina, Pablo. El método experimental aplicado a la clínica médica.
Bogotá: Imprenta de La Luz, 1897.
Pagina opuesta: Memorial firmado por los vivanderos de la Plaza Central de Mercado, dirigi-
do al Concejo de Bogotá en 1906.
335
Plaza Central de Mercado de Bogotá
REVISTAS
Anales de Ingeniería (1887).
Anales de Ingeniería, acta n.º 333, xxxiv.403 (1925).
Anales de Ingeniería, acta n.º 334, xxxiv.403 (1925).
Boletín de la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá 1.17 (1919).
Bibliografía
PERIÓDICOS
Colombia Ilustrada [Bogotá] 1889-1892.
El Colombiano [Bogotá] 1861-1864.
El Constitucional [Bogotá] 1848.
El Espectador [Bogotá] 1947, 1948, 1952.
El Repertorio: periódico oficial de la provincia de Bogotá [Bogotá] 1857.
El Tiempo [Bogotá] 1915, 1917, 1918, 1921, 1922, 1925, 1926, 1927, 1936.
El Zancudo: periódico cándido, antipolítico, de caricaturas costumbres y avisos
337| [Bogotá] 1890-1891.
TESIS DOCTORAL
Quevedo, Emilio. El tránsito desde la higiene hacia la salud pública en Colombia
en el contexto de las interacciones internacionales. Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de Medicina. Bogotá, 1998.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
Rubio Saíz, Luis. Informe que el presidente del concejo municipal saliente
presenta a los honorables miembros del concejo municipal. Bogotá: Imprenta
de La Nación, 1892.
Ruiz, Lino. Informe del secretario de gobierno del estado soberano de
Cundinamarca. Zipaquirá: Imprenta de Echeverría Hermanos, 1863.
Samper, Miguel. La miseria en Bogotá. Bogotá: Imprenta de Gaitán, 1867.
Sanz de Santamaría, Carlos. Mensaje del Alcalde Municipal al honorable
Concejo de Bogotá, en sus sesiones de 1939-1941. Bogotá: Imprenta
Municipal, 1943.
Sanz de Santamaría, Ernesto. Mensaje del Alcalde Bogotá al Consejo [sic]
Municipal. Bogotá: Imprenta Municipal, 1921.
Solano, Cenón. Informe de trabajos de la Dirección de Higiene y Salubridad en el
año de 1915. Bogotá, 1915.
Solano, Cenón. Organización de la higiene pública. Bogotá: Imprenta de El
Siglo, 1918.
Trimiño, Bernardo. El alcalde de la ciudad. Bogotá: Imprenta de la Nación, 1859.
Uribe Ramírez, Enrique. “Bogotá Futuro”. Revista Técnica de Obras Públicas de
Cundinamarca. Bogotá: Imprenta del Departamento, 1924.
LEGISLACIÓN
Acuerdos de la municipalidad de Bogotá espedidos [sic] en los años de 1864 a
1866. Bogotá: Imprenta de Nicolás Gómez, 1866.
Acuerdo 2 de 1872, “que provee de medios a la salubridad y ornato de la ciudad”.
Acuerdo 14 de 1872.
Plaza Central de Mercado de Bogotá
|344
Plaza Central de Mercado de Bogotá. Las variaciones
de un paradigma 1849-1953, se editó en los talleres
de la Editorial Pontificia Universidad Javeriana
en el mes de diciembre de 2017. En su composición
se usaron los caracteres de la familia Bodoni.
ISBN 978-958-781-142-1
william garcía ramírez
9 7895 87 8114 21
SESQUICENTENARIO