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¡Al fin voy a ir! 3, 2, 1… .

Todo comenzó cuando yo, que por cierto me llamo María,


decidí ir a la feria científica con mis amigos, Lorena, una chica que se le dan muy
bien las matemáticas, Elisa, se enfada por todo, y Francisco, que es un chico, sin
más. Nos lo recomendó nuestro profesor de física, decía que si íbamos y hacíamos
un trabajo de un experimento, nos subía 1 punto en el boletín.

Vimos a un joven que decía haber inventado una máquina del tiempo, así que
decidí preguntar. Me interesé mucho por lo que el trabajo lo hice de este invento,
ahora fuimos a comer a casa de Lorena, luego vinieron nuestros padres sobre las
23:30, cuando llegué a mi casa me acosté directamente porque estaba reventada.

Al día siguiente me interesé tanto que fui otra vez allí, la feria es de viernes a
domingo, allí estaba, otra vez, pero esta vez con menos gente porque fui a las
06:30 y la feria habría a las 07:00, estube hablando un poco con el jóven y le
intenté convencer, y así fue, me dijo que me vaya a mi casa que esta noche a las
22:30 vaya a su casa para darme una larga charla sobre las posibles
consecuencias y normas que debo de seguir.

Al fin llegó la noche, no cené nada porque también habíamos quedado para cenar
juntos. Tengo que admitir que era guapo, bueno por dónde íbamos, cuando
llegamos cenamos mientras hablábamos un poco de nuestra vida. Creo que me ha
empezado a gustar, él me dio una charla bastante larga y un manual para que
supuestamente me lo estudiara esta noche. No se que paso pero derrepente
empezamos a besarnos, hay, yo pensé: - Este ya es mio -.

A la mañana siguiente me desperté en en esa misma casa, no recuerde que pasó,


creo que bebí un poco de más, jeje, solo un poco, buena la cuestión es que me fui
corriendo a mi casa para ducharme, y preparar la mochila con tres cosas, todo eso
tenía que hacerlo antes de las 05:45 porque el experimento era a las 06:00. La
calle estaba muy solitaria, pero por lo menos iba con Manuel, casualmente dados
de la mano.

Cuando llego, me ducho corriendo y me pongo a hacer la mochila, recuerdo que en


mi mochila eché una cámara de fotos, fruta exótica, que para ese entonces no
habían descubierto y una libreta para utilizarla como diario y apuntar notas
importantes.

Todo esto no lo saben mis amigos, ya se lo contaré todo este lío.

¿Por dónde nos hemos quedado? ¡Ah! ¡Sí!. Cuando llegamos al sitio del
experimento, yo solo pienso en que esa bata blanca le queda genial, ¡Madre mía
qué obsesión tengo con él!. Se notaba mucho que estaba nerviosa, me temblaba
mucho la voz. Me dice que me meta en la máquina y que voy a ir a la época de los
egipcios, más concretamente a el
47 a.C, en la coronación de Cleopatra.

¡Al fin voy a ir! y él me gritó ¡No te enamores de nadie! ¿Eh?, 3, 2, 1 …, de repente
empiezo a sentir como si me estuviera cayendo de un rascacielos.
De pronto aparezco en una plaza con un mercadillo muy grande, pero muy muy
grande, era todo de colores marrones muy claros, color arena, con unos puestos con
unas mantas en el suelo y cuatro palos de madera con otra tela haciendo de toldo,
hacía mucho calor, así que fui a la fuente central, era redonda con unos detalles
de un barco hecho de roca caliza con unos leones dentro del barco, pero los leones
eran dorados, a lo lejos, muy lejos se ven las pirámides reflejando la luz del sol con
la punta dorada. Bebí mucha agua porque hacía mucho calor, no entendía nada
de lo que decía la gente pero cambié una piña por un filete de carne de elefante,
dos filetes de carne de león, cuatro granadas y 2 racimos de uva. Todavía estaba
amaneciendo y todo el mundo se dirigía a un mismo lado, yo supuse que irían a la
coronación de Cleopatra, por lo que los seguí.

Caminamos durante 1 larga hora bajo el achicharrante sol y al fin llegamos a un


esfinge muy grande.

Ellos empiezan ha hacer un especie de ritos muy raros para nosotros, pero
mientras pienso, me pongo a pensar en que nosotros tenemos la semana santa,
cosa que para ellos será muy rara sacar una figura de madera, en otro trozo de
madera pintado, llevado a hombros a los sones de una música, bueno que mas da,
al fin sale Cleopatra, una mujer con pelo negro con una especie de corona con una
serpeinte dorada, que le cuelgan unas cadenas doradas, tambien tiene una túnica
blanca con un cinturón dorado y unos cetros raros. Respecto a su cara se parece un
poco a las imágenes actuales, decidí echarle una foto, tenía los ojos pintados de
azul, con un eyeliner super largo, y los labios pintados de un rojo poco fuerte.

Después de transcurrir varias horas al fin acabó el evento y decidí comer algo.
Intenté entenderme con un chico con el pelo marrón oscuro y una túnica blanca,
también muy apuesto como mi científico querido, uff que cursi ha sonado eso. Al
final voy a su casa, bueno a su choza mejor dicho y comemos esos filetes que me
han dado, también un poco de fruta. No se porque pero me suena esta historia,
intenté explicarle cómo estoy aquí pero no entendía nada, el intento besarme, yo le
hiba a besar también pero recuerdo que estoy con Manuel y yo no puedo hacer
eso, eso me recuerda a que tengo 3 minutos y 40 segundos aproximadamente para
volver a la plaza, al sitio exacto donde aparecí por primera vez en el 47 a.C.. De
repente le hago un gesto de adiós y salgo corriendo por unas callejuelas con
chozas hechas de barro y paja. - ¡No me va a dar tiempo!, ¡Nooo! -
Justo pegué un salto y llegué gracias a una señora me empujo sin querer. Bueno
pero lo importante es que llegué.

Cuando llegué me eché a llorar con Manuel porque casi me quedo atrapada en el
47 a.C., él intenta consolarme y todo se me olvido cuando me empieza a besar otra
vez.

Luego se lo conté a mis amigos, y resulta que Lorena se lió también con un chico,
porque resulta que ayer se como no sabían donde estaba, creían que me habían
secuestrado y para quitarse las penas decidieron salir de fiesta. Yo estaba por
cogerlos de los pelos y bolearlos por alli pero bueno.

Y esta es la historia de cómo nos conocimos. ¡Venga!, ¡Que te vaya bien en cole!
¡Sácame un diez! si es posible.

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