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Manuel Ruiz Garcíaes catedrático del departamento

de biología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.


Sus investigaciones se centran en el estudio de la genética
de poblaciones, filogenia molecular y filogeografía de una gran
variedad de animales neotropicales.

ZOOLOGÍA

El jaguar: genes
y conservación
La historia poblacional del gran félido
americano revelada por el ADN

D
Manuel Ruiz García

os niños indígenas jugaban en un claro de la selva cuando un ja-


guar se les acercó. El gran felino empezó a jugar con ellos. Estos,
todavía de edad temprana, no mostraron miedo ante el animal.
Accidentalmente, el gato arañó a uno de los infantes en la meji-
lla y el pequeño, enrabietado, golpeó al jaguar con un bastón. El
animal simplemente se dio media vuelta y se internó en la selva.

La anécdota, descrita por Alexander von Humboldt, refleja las últimas décadas se ha producido una reducción importante
el hecho de que, a pesar de la capacidad de los jaguares para de la distribución geográfica del jaguar, y varios organismos de
atacar a los humanos, raramente han sucedido incidentes al conservación internacionales lo han incluido en sus listas para
respecto. (No obstante, en los últimos años se ha informado de promover su gestión y protección.
algunos casos de jaguares que han matado a humanos en Bra- Pero para favorecer la conservación del jaguar debemos
sil y Colombia.) conocer la salud genética de la especie. Interesa averiguar su
Por el contrario, este gran felino manchado ha sido y es variabilidad genética, esto es, el número de variantes genéti-
afectado de forma negativa por diferentes actividades huma- cas existentes y cuán extendidas se hallan en los distintos in-
nas, como la caza y la fragmentación del territorio causada, so- dividuos. También conviene conocer el grado de aislamiento
bre todo, por la deforestación de su hábitat. Debido a ello, en genético, o de intercambio reproductivo, que hay entre las di-
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EN SÍNTESIS

El jaguarestá considerado una especie vulnerable La aplicaciónde marcadores moleculares y Esos estudiosconcluyen también que los tamaños his-
y su número de individuos se halla en declive. diversos procedimientos estadísticos han de- tóricos de sus poblaciones han sido notables y que la
Para diseñar planes de conservación del felino mostrado que las supuestas razas de jagua- especie no ha atravesado cuellos de botella recientes,
resulta decisivo conocer su variabilidad genética res, basadas en criterios morfológicos, no se aun cuando durante varias décadas se ha cazado in-
y el grado de aislamiento de sus poblaciones. corresponden con la realidad. tensamente.

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El jaguargoza todavía de una bue-
na salud genética, aunque para la
conservación de la especie convie-
ne frenar la fragmentación de su
hábitat.

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versas poblaciones de jaguares descritas. ¿Existen, en realidad, sus caras pintándose los grandes bigotes del gran gato; y los
múltiples poblaciones de jaguares con características genéti- guaraníes, para quienes los eclipses eran causados por el ja-
cas diferenciadas o, por el contrario, las distintas poblaciones guar celestial, constituyen algunos ejemplos de la importan-
se hallan conectadas mediante flujo genético y la mayoría de cia del félido en la vida de los pueblos indígenas centro y sud-
los rasgos se hallan extendidos por todas ellas? La respuesta americanos.
a estas preguntas determinará si la especie debe ser protegi- El término jaguar deriva de un vocablo indígena guaraní,
da en cada una de sus poblaciones o si su gestión debe reali- jaguara, que significa «comedor de carne que mata a su presa
zarse de forma integral. de un solo salto». El animal depreda una ingente variedad de
La aplicación de diversos métodos moleculares y otros pro- especies; en total, más de 85. Ataca sobre todo a pecaríes, ca-
cedimientos analíticos han permitido abordar esas cuestiones. pibaras, pacas, agutíes, armadillos, caimanes y tortugas. Cabe
Los resultados han puesto de manifiesto que las supuestas ra- destacar que los jaguares representan los únicos grandes felinos
zas de jaguares, propuestas a principios del siglo xx a partir de que matan a sus presas penetrándoles el cráneo con sus gran-
datos craneométricos y de la coloración y patrón de las pieles, des caninos. Algunos científicos han especulado que su robus-
no se corresponden con la realidad. También han demostrado ta cabeza y poderosos caninos se hallan adaptados para rom-
que los tamaños históricos de sus poblaciones han sido nota- per las corazas de caimanes y tortugas, tanto terrestres como
bles y que estas han experimentado una expansión relativamen- acuáticas. Según ellos, después de la masiva extinción de her-
te reciente en la historia. bívoros de finales del Pleistoceno, muchos carnívoros america-
nos se extinguieron y el jaguar sobrevivió al especializarse en
La especie la caza de los muy abundantes reptiles acuáticos de ríos y la-
El jaguar (Panthera onca) es el mayor gato silvestre de las Amé- gos latinoamericanos.
ricas. Algunos ejemplares han llegado a pesar hasta 158 kilo- El félido se ha visto perjudicado por diversas actividades an-
gramos, aunque el peso habitual en los machos es de unos 100 trópicas. En los años sesenta y setenta del siglo xx, el tráfico de
kilogramos y en las hembras de unos 70 kilogramos. Su talla su hermosa piel moteada con rosetas de diferentes formas fue
puede alcanzar hasta los 2,75 metros desde los bigotes hasta muy intenso. Los Estados Unidos importaron 23.347 pieles en-
la cola. Su extraordinaria capacidad como depredador, al igual tre 1968 y 1969. El país que más contribuyó a esa exportación
que su extrema fuerza física, ha motivado que muchos pueblos fue, sobre todo, Brasil, pero también lo hicieron Bolivia, Colom-
indígenas lo hayan considerado una de sus deidades e iconos bia, México, Paraguay y Perú. Aunque en la actualidad la deman-
religiosos más importantes. El templo maya al dios Jaguar en da de pieles no supone la misma amenaza que en décadas pa-
Tikal (Guatemala); los olmecas, que deformaban sus cabezas sadas, otros peligros acechan al jaguar. Al haberse reducido los
para que se parecieran a la del gran gato manchado; los ma- ambientes donde el felino prospera, debido a la mayor extensión
tiz, famosos hombres jaguar del río Yavarí, tránsfugas huidi- de la agricultura, la ganadería y la caza indiscriminada de mu-
zos en la frontera amazónica entre Perú y Brasil que adornan chas de sus presas (especialmente el pecarí), numerosos jagua-

salvo indicación contraria, todas las imágenes son cortesía del autor

Muestras culturales indígenasrelacionadas con el jaguar. Las espinas y dibujos en el rostro de este indígena matiz del río Yavarí,
en la frontera amazónica entre Perú y Brasil, asemejan los bigotes del jaguar (izquierda). Cerámica maya guatemalteca con símbo-
los alusivos al félido (derecha).

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res se han especializado en la caza de ganado vacuno, caballos,
cerdos y perros. Por lo tanto, a menudo son eliminados para evi-
tar que destruyan propiedades humanas. Del mismo modo, en
algunas zonas de su rango de distribución los jaguares son ca-
zados como alimento por los humanos.

Distribución geográfica
Hasta hace pocas décadas, los territorios ocupados por el jaguar
se extendían desde el sudoeste de los Estados Unidos hasta la
zona media de Argentina. Sin embargo, hoy en día el felino ha
sido eliminado casi en su integridad de los Estados Unidos, El Panthera P. o. veraecrucis
Salvador, Uruguay, así como de una buena parte de México, la onca arizonensis
costa brasileña, Guatemala y Argentina. Su situación tampoco
parece ideal en Panamá, Costa Rica, Honduras y, probablemen- P. o. goldmani
te, en algunas zonas de Perú, Colombia y Venezuela. P. o. hernandesii P. o. onca
Debido a la presión humana, se calcula que la distribución
norte del jaguar, en Estados Unidos y México, se ha contraído P. o. centralis
unos 1000 kilómetros hacia el sur (lo que representa una reduc-
ción del área septentrional del 67 por ciento), mientras que, en
Sudamérica, su distribución sur se ha contraído unos 2000 ki- P. o. peruviana
lómetros hacia el norte (un 38 por ciento de reducción del área
P. o. paraguayensis
meridional). Algunos autores afirman que, desde 1900, la distri-
bución geográfica del jaguar ha disminuido un 37 por ciento de
forma global, mientras que, desde la llegada de los europeos, la
superficie ocupada por él ha pasado de 15.000.000 a 9.340.000
kilómetros cuadrados.
Además, todavía se desconoce el estado de conservación y dis-
tribución de la especie en el 17 por ciento (cerca de 3.300.000 ki-
lómetros cuadrados) de su área de distribución histórica anterior
a la llegada de los europeos. Esas zonas poco estudiadas abar-
can áreas considerables de México, Guatemala, Colombia, Ecua- Mapacon la distribución geográfica aproximada de las diferen-
dor y Brasil. Debido al declive del jaguar, la Unión Internacional tes subespecies de jaguares reconocidas morfológicamente por
para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo clasificó como Seymour en 1989.
especie vulnerable, mientras que la Convención sobre el Comer-
cio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Sil-
vestres (CITES) lo incluyó en el Apéndice I en 1973. loa hasta Tehuantepec y desde Sinaloa hasta Luisiana, en Esta-
Por lo tanto, el jaguar requiere múltiples estudios de gené- dos Unidos; Panthera onca veraecrucis, desde el oriente de Mé-
tica, ecología y sistemática para promover su conservación a xico (Tabasco, Veracruz y Tamaulipas) hasta el centro de Texas;
medio y largo plazo. Pero para ello debemos conocer cuál es el Panthera onca goldmani desde Belice, al norte de Guatemala,
grado de aislamiento genético, o de intercambio reproductivo, hasta Campeche y Yucatán, en México; Panthera onca centra-
que se da entre las poblaciones de jaguares. Si el aislamiento lis, en el norte, centro y costa pacífica de Colombia, así como
entre ellas es grande, cada población presentará característi- en Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Honduras;
cas genéticas propias, lo que motivará una gestión de conser- Panthera onca onca, desde Venezuela hasta Guyana (parte nor-
vación específica en cada una de ellas. Por el contrario, si todas te de su distribución), la zona oriental de Brasil, toda la cuen-
las poblaciones se hallan conectadas y existe flujo genético en- ca amazónica (que incluye Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y
tre ellas, la mayoría de los rasgos estarán extendidos por to- Brasil), desde Pernambuco hasta Río Grande del Sur, y desde el
das ellas y la población conjunta deberá ser manejada de for- norte del Mato Grosso brasileño hasta el departamento de San-
ma integral. ta Cruz en Bolivia; Panthera onca peruviana, en la zona coste-
ra de Perú y Ecuador (aunque el estatus de esta subespecie no
Subespecies descritas está claro, ya que el material biológico analizado ha sido muy
Antes de abordar el estudio de las características genéticas de escaso), y Panthera onca paraguayensis, desde el sur de los es-
las poblaciones de jaguar, recordemos sucintamente las subespe- tados brasileños de Mato Grosso, Paraná y Sao Paulo hasta Pa-
cies, o razas, que han sido reconocidas por los zoólogos a partir raguay y noreste de Argentina.
de variables morfológicas: principalmente, características cra- Una de las primeras aproximaciones para resolver la reali-
neométricas, del pelaje y del tamaño de los animales. Las pri- dad de la existencia de esas subespecies fue llevada a cabo en
meras clasificaciones fueron propuestas por varios autores en 1997 por Shawn E. Larson, del Acuario de Seattle. El investi-
el primer tercio del siglo xx, entre las que destaca la de Regi- gador estudió 11 características craneales en 170 especímenes
nald I. Pocock en 1939. En 1989, Kevin L. Seymour, del Museo procedentes de diversos museos de Estados Unidos. Al aplicar
Real de Ontario, se basó en el estudio de ese autor para descri- un análisis discriminante, no halló diferencias apreciables en-
bir las siguientes subespecies: Panthera onca arizonensis, dis- tre las supuestas subespecies. Su estudio concluyó que, desde
tribuida desde Arizona hasta Nuevo México y Sonora; Panthera un punto de vista craneométrico, todos los individuos tendían
onca hernandesii, en la parte occidental de México, desde Sina- a presentar una elevada variabilidad, pero en cambio se obser-

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guar (para el análisis, basta con disponer de pelos, manchas de
sangre, trozos de huesos o excrementos del animal). Hasta el
presente, solo se han realizado unos pocos trabajos desde esta
perspectiva con el jaguar, pero los resultados han arrojado luz
sobre la evolución molecular del felino. Además, los nuevos da-
tos han ayudado a dilucidar la salud genética de la especie, lo
que reviste una enorme importancia para el desarrollo de es-
trategias de conservación.
Entre los marcadores moleculares que se han aplicado al
estudio de los jaguares destacan los microsatélites (STRP, de
short tandem repeat polymorphisms), pequeños elementos re-
petitivos de ADN que contienen tándems de 1 a 6 pares de ba-
ses. Estos marcadores, que normalmente corresponden a re-
giones no codificantes, se caracterizan por ser muy abundan-
tes en el genoma de los eucariotas, presentar una distribución
aleatoria y ser sumamente polimórficos. Debido a que el nú-
mero de tándems es muy variable entre los individuos de una
especie dada, los microsatélites son extremadamente útiles
para diferenciar individuos y para determinar las relaciones
de parentesco e, incluso, las relaciones filogenéticas entre es-
pecies próximas [véase «Microsatélites de ADN», por E. R. Mo-
xon y C. Wills; Investigación y Ciencia, marzo de 1999]. Tam-
bién es importante la utilización de genes que se encuentran
en el ADN mitocondrial (región de control, ATP8, 16S RNA y
NADH5), porque poseen elevadas tasas de evolución, no expe-
rimentan recombinación (al ser un ADN haploide) y ofrecen
detalles muy interesantes del grado de parentesco entre lina-
jes de hembras a lo largo de la historia (ya que el ADN mito-
condrial se hereda exclusivamente de la madre).
El primer paso para conocer la salud genética de una pobla-
ción dada consiste en determinar su variabilidad. Todos los da-
tos obtenidos hasta el presente indican que las poblaciones de
jaguar exhiben un alto nivel de variabilidad genética. En nues-
De las pieles de jaguarescazados en diversas poblaciones indí- tros estudios hemos comprobado que los 12 microsatélites ana-
genas, el autor obtuvo pequeñas muestras de tejido destinadas al lizados en 250 jaguares silvestres de toda Latinoamérica poseen
análisis genético. En la imagen, piel procedente de la Amazonía un valor promedio de unos 14 alelos, una cifra elevada. También
boliviana (Rivera Alta, río Beni). resulta importante la heterocigosis esperada (el porcentaje es-
perado de individuos heterocigotos para un marcador determi-
nado). Se estima que el 87 por ciento de los animales estudiados
vaba baja heterogeneidad entre las poblaciones. Ello implica- son heterocigotos para el promedio de los microsatélites exa-
ría que las subespecies descritas de jaguares deberían tratarse minados. Este valor supera a los hallados en el otro gran felino
como una única unidad evolutiva. americano, el puma, cuya heterocigosis en América varía entre
Sin embargo, desde hace numerosas décadas existen datos el 42 y el 71 por ciento (en el análisis se incluyeron las diversas
de que algunas poblaciones de jaguares difieren marcadamen- subespecies). Esos datos ponen de manifiesto que las poblacio-
te de sus vecinas. Por ejemplo, los jaguares de Campeche, en nes de pumas han estado sometidas de forma más persistente
México (P. onca goldmani), los que presentan el menor tama- a los efectos de la deriva genética y cuellos de botella que las
ño de todos, tienen como vecinos, en los estados de Tabasco poblaciones de jaguares.
y Veracruz, animales de talla muy superior (P. onca veraecru- Cuando se analiza la diversidad genética del ADN mitocon-
cis). No obstante, estas diferencias pueden atribuirse más bien drial se obtienen resultados semejantes a los hallados con el es-
a presiones de selección natural diferencial, según el ambiente tudio de los microsatélites. Los jaguares examinados en nues-
y el tipo de presas que consumen los félidos, y no a diferentes tro laboratorio presentan una alta diversidad nucleotídica (el
relaciones filogenéticas entre las poblaciones. equivalente de la heterocigosis) en tres genes mitocondriales:
NADH5, un 8 por ciento; 16S rRNA, un 4 por ciento, y ATP8, un
Estudios genéticos 9 por ciento. (Los valores de heterocigosis para los microsaté-
La herramienta más poderosa para determinar cuántas unida- lites no se pueden comparar directamente con los de diversi-
des evolutivas existen en el mundo de los jaguares, y compro- dad nucleotídica mitocondrial, porque la primera se basa en el
bar así la veracidad de las subespecies descritas, se basa en el ADN diploide del núcleo, mientras que la segunda lo hace en
análisis de marcadores moleculares. Se trata de genes, o frag- el ADN haploide de las mitocondrias.)
mentos de genes, que permiten distinguir individuos o pobla- Por lo tanto, en conjunto, los jaguares se caracterizan por una
ciones. La técnica de la reacción en cadena de la polimerasa gran variabilidad genética, no solo por lo que respecta al genoma
(PCR) ha permitido estudiar especies de las que es muy difí- nuclear, sino también al mitocondrial. Los datos resultan alen-
cil obtener muestras del animal vivo, como es el caso del ja- tadores para la conservación del jaguar, ya que las especies con

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m a r ca d o r e s m o l e c u l a r e s

Estudio genético del jaguar: microsatélites de ADN


Algunos conocimientos importantes para orientar la conser- dada, por lo que los microsatélites resultan muy útiles para dife-
vación del jaguar, como la diversidad genética de las poblacio- renciar individuos y para determinar las relaciones de parentesco
nes o los cambios que ha experimentado la especie a lo largo del entre ellos.
tiempo, pueden estudiarse mediante la aplicación de marcado- Una vez se ha establecido el genotipo de todos los anima-
res moleculares, como los microsatélites del ADN nuclear. Estos les mediante el proceso que se ilustra abajo, se realizan los análi-
están formados por secuencias repetitivas de ADN que se hallan sis matemáticos derivados de la teoría genético-poblacional que
constituidas por tándems de 1 a 6 pares de bases. El número de permiten determinar las características de las distintas poblacio-
tándems es muy variable entre los individuos de una especie nes y conocer la evolución de la especie a nivel genético.

Células de bulbo piloso ♀ 4 Mediante electroforesis


se determina el genotipo del
♂ individuo para un microsatélite
(se ilustra el microsatélite
Fca96 de cuatro jaguares)
1 Se obtiene una 3 Mediante la técnica de reacción
muestra de pelo, en cadena de la polimerasa se
con células adheridas amplifican millones de veces los
al bulbo microsatélites. El número de repeticiones
2 Se extraen 1 2 3 4
de bases puede ser distinto entre el ADN
pequeñas cantidades de origen materno (♀) y el de origen
de ADN de la célula paterno (♂)

Microsatélite

elevada variabilidad genética poseen mayores posibilidades de significativa entre las poblaciones para los genes mitocondria-
supervivencia ante cambios externos o ambientales. les. Ello sugiere que tanto machos como hembras han podido
atravesar, históricamente, el mayor río del mundo.
¿Existen varias subespecies? Esos valores de heterogeneidad han sido ratificados por
Para poder conservar las poblaciones de jaguares todavía exis- otros autores, entre ellos, Eduardo Eizirik, de la Pontificia Uni-
tentes, debemos conocer cuántas unidades genéticamente di- versidad Católica de Río Grande del Sur en Porto Alegre, y sus
ferentes hay en la naturaleza. Ello equivale a dilucidar si las colaboradores, quienes publicaron sus resultados en Molecu-
subespecies morfológicamente propuestas desde hace décadas, lar Ecology en 2001. También lo han confirmado las estima-
comentadas con anterioridad, se corresponden con diferentes ciones teóricas que hemos realizado sobre el flujo genético en-
acervos genéticos identificables con métodos moleculares. tre dos poblaciones de jaguares en Colombia (la del oeste de
Para averiguarlo, se emplearon ambos tipos de marcadores la cordillera oriental de los Andes frente a la del este). De los
moleculares anteriormente citados. El análisis de los 12 mi- cálculos se deduce que estaría produciéndose un intercambio
crosatélites demostró que 4 de ellos (Fca45, Fca126, Fca136 y reproductivo entre ambas poblaciones de entre 3 y 12 jagua-
Fca225) presentaban diferencias entre las poblaciones estudia- res por generación. Se trata de una cifra elevada, la cual in-
das de jaguares. Además, los 12 microsatélites analizados en dica que, desde un punto de vista reproductivo, las poblacio-
conjunto permiten diferenciar también esas poblaciones. Sin nes no se hallan totalmente aisladas. Sin embargo, hoy segu-
embargo, la heterogeneidad era relativamente pequeña (mien- ramente no existen animales que puedan cruzar esa barrera
tras que los análisis de heterocigosidad dilucidan la riqueza ge- montañosa, al tratarse del área más intervenida y de mayor
nética en cada población, los de heterogeneidad determinan presión demográfica humana, por lo que es muy posible que
el grado de diferencias genéticas entre poblaciones). Los re- esos valores representen estimaciones de flujo génico que se
sultados demuestran que, en promedio, las diversas agrupa- dieron hasta hace poco.
ciones de jaguares consideradas comparten un 97 por ciento Para determinar si algunas de esas subespecies definidas me-
de la variabilidad genética (es decir, solo se diferencian en un diante características craneométricas, del pelaje y del tamaño
3 por ciento). Incluso si comparamos las frecuencias de los mi- de los animales constituyen entidades biológicas reales, utili-
crosatélites de poblaciones de jaguares al norte del río Amazo- zamos un análisis estadístico basado en la teoría de J. K. Prit-
nas con las que se hallan al sur de este, la heterogeneidad es chard y otros autores, del año 2000, mediante el programa in-
tan solo del 0,6 por ciento. Esto es, el 99,4 por ciento de la va- formático STRUCTURE. El método emplea cadenas de Markov
riación genética es compartida por ambas poblaciones. Por lo Monte Carlo y genotipos multilocus (los que corresponden a
tanto, ni siquiera un obstáculo geográfico notable como el río varios genes o microsatélites) para inferir la estructura pobla-
Amazonas ha evitado el contacto genético entre las poblacio- cional y, al mismo tiempo, asignar los individuos a poblaciones
nes de jaguares. De idéntico modo, el análisis con los tres ge- específicas. El modelo considera K poblaciones y los individuos
nes mitocondriales reveló que la heterogeneidad entre los in- son asignados a cada una de ellas o, si sus genotipos son consi-
dividuos de diferentes regiones sudamericanas era muy limita- derados mixtos o híbridos, a dos o más. Cincuenta y seis jagua-
da. Tampoco el río Amazonas constituyó una barrera geográfica res fueron genotipificados para 13 marcadores microsatélites.

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En un primer análisis, en el que no se incluyeron los orígenes guayensis). Los resultados demostraron que las mejores pro-
geográficos de los ejemplares, los jaguares fueron asignados a babilidades de asignación correspondían a dos agrupaciones.
tres grupos diferentes. Sin embargo, cada uno de esos grupos Igual que en el anterior análisis, se comprobó que esos anima-
no contuvo animales de zonas geográficas concretas ni pre- les no compartían orígenes geográficos ni características físicas
sentaron rasgos físicos semejantes. Los animales de diferen- comunes. Así pues, en ningún caso se ratificaron a nivel mo-
tes subespecies morfológicas y con diversos orígenes geográfi- lecular las subespecies morfológicas establecidas hace décadas
cos aparecían entremezclados en los tres grupos. Esta primera por diferentes zoólogos.
aproximación revela que no existen acervos genéticos geográ- Una explicación de la inexistencia de subespecies molecula-
ficamente bien delimitados en las zonas estudiadas y que en res de jaguares tiene que ver con la excepcional movilidad y la
una misma región geográfica pueden converger animales con extensa ocupación territorial de los jaguares. En 1980, George
perfiles genéticos diferenciados. B. Schaller y Peter G. Crawshaw determinaron en Brasil, me-
Una segunda aproximación incluyó la asignación subespe- diante radiotelemetría, que una hembra tenía un rango de mo-
cífica que, a priori, se había hecho de cada animal. Entre los vimiento de 25 a 38 km2, y un macho, de más de 90 km2. Se ha
ejemplares analizados, se consideró la existencia de cuatro subes- calculado que se necesitan casi 4000 km2 para asegurar una
pecies (P. onca goldmani, P. o. centralis, P. o. onca y P. o. para- producción anual de varios jóvenes jaguares. También se ha
estimado que algunos machos solitarios se desplazan a lo lar-
Hap 1 - Bolivia go de cientos de kilómetros y que, incluso, un animal había re-
Hap 2 - Perú corrido hasta 65 kilómetros en una sola jornada.
Hap 5 - Colombia En el caso de los jaguares, reviste más importancia el perfil
Hap 8 - Colombia genético individual que las características genéticas que pue-
100 Hap 9 - Colombia dan encontrarse en poblaciones determinadas. Para ratificar
100 Hap 19 - Colombia esta afirmación procedimos a calcular las probabilidades de
100 Hap 30 - Perú coincidencia de los perfiles genéticos de dos jaguares cuales-
93 Hap 31 - Perú quiera a partir de los primeros 8 de los 12 microsatélites que
100
100
Hap 21 - Perú habíamos estudiado. Así, del conjunto de jaguares examina-
100 Hap 28 - Desconocido dos en Colombia, se necesitaría analizar 6,73 × 1014 ejempla-
100 Hap 32 - Costa Rica res para encontrar dos que tuvieran el mismo perfil multige-
Hap 33 - Desconocido notipo. Como el lector comprenderá, ni en Colombia ni en el
Hap 29 - Perú resto del planeta existe tal cantidad de jaguares. Ello signifi-
Hap 14 - Colombia ca que resulta prácticamente imposible encontrar dos anima-
100
Hap 10 - Colombia les que tengan los mismos genotipos para tan solo 8 de los mi-
Hap 11 - Perú crosatélites empleados.
100 Hap 12 - Bolivia
100 Hap 22 - Bolivia Divergencias históricas
Hap 26 - Guatemala
94 Otro aspecto importante para comprender por qué no se han de-
Hap 18 - Colombia
100 sarrollado razas moleculares de jaguares guarda relación con su
100 Hap 23 - Colombia
100 presencia relativamente reciente en Latinoamérica, hace unos
100 93 Hap 27 - Colombia
100
Hap 25 - Bolivia
500.000 años. El jaguar que conocemos hoy es una especie jo-
ven. Las selvas latinoamericanas lo recibieron hace mucho me-
Hap 24 - Bolivia
nos tiempo que a otros pequeños felinos como los ocelotes y
Hap 17 - Colombia
los margay.
Hap 15 - Bolivia
De hecho, los tiempos de divergencia entre las poblaciones
Hap 16 - Colombia
Hap 20 - Perú de jaguares son mucho más recientes que los de algunos feli-
nos mencionados. En 2001, Eduardo Eizirik y sus colaborado-
Hap 4 - Colombia
Hap 34 - Colombia res estimaron, a partir de los haplotipos de la región de control
100 Hap 3 - Colombia del ADN mitocondrial de 37 individuos, una divergencia tem-
Hap 13 - Bolivia poral de entre 280.000 y 510.000 años para las poblaciones de
Hap 6 - Colombia jaguares. Ello significa que los diferentes linajes mitocondria-
Hap 7 - Colombia les maternos se empezaron a separar en esas fechas. Esos auto-
res obtuvieron también una filogenia de la especie con figura
Uno de los métodospara determinar la posible existencia de de estrella, con ramas cortas y compactas, lo cual coincide con
razas o subespecies corresponde al análisis de los diferentes ha- un patrón de divergencia reciente. Además, hallaron un haplo-
plotipos mitocondriales del gen NADH5 en jaguares de distintas tipo ancestral ampliamente distribuido por todas las poblacio-
procedencias. En la figura se representa un árbol que agrupa en nes al norte del Amazonas, lo cual es sinónimo de un gran flu-
distintas ramificaciones los 34 haplotipos analizados según su afi- jo genético, al menos en esa zona.
nidad. Se observa que las agrupaciones no siguen un ordenamien- Nuestro estudio con el gen mitocondrial NADH5 reveló tres
to dependiente del origen geográfico del animal muestreado: en tiempos de divergencia en los haplotipos identificados en los
una misma agrupación aparecen jaguares de Bolivia, Guatemala jaguares. Los haplotipos más diferenciados se separaron hace
y Colombia; en otra, ejemplares de Perú y Costa Rica. Ello signi- entre 500.000 y 600.000 años, lo cual concuerda con los datos
fica que las razas morfológicas no están sustentadas por los aná- de Eizirik. Pero también detectamos otro período de intensa di-
lisis moleculares. (Las cifras en las ramificaciones indican el por- vergencia hace entre 150.000 y 250.000 años y otro hace entre
centaje de fiabilidad de las asociaciones en los árboles.) 10.000 y 55.000 años. Esos períodos de fragmentación haplo-

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típica se asocian a varios cambios climatológicos. La primera muestra la firma inequívoca de una expansión poblacional en
época coincide con el período más frío de la glaciación conoci- su genoma nuclear.
da como Mindel en Europa y Kansas en Norteamérica. La se- El análisis del ADN mitocondrial (gen NADH5) con distintos
gunda se corresponde con el período glacial Riss I para Europa procedimientos tampoco evidenció ningún cambio demográfi-
central e Illinois para Norteamérica. Por último, el tercer pe- co histórico en las distintas poblaciones estudiadas; al contra-
ríodo coincide con diferentes picos fríos y secos a lo largo de la rio, confirmó una fuerte expansión poblacional desde hace unos
cuarta glaciación, que provocaron la fragmentación de las sel- 500.000 a 600.000 años.
vas donde habita el jaguar. Por consiguiente, la divergencia y La ausencia de desequilibrio gamético en las poblaciones de
aparición de nuevas variantes de haplotipos mitoncondriales jaguares nos hace pensar que, durante la historia natural de esta
concuerdan con la reducción y fragmentación de las selvas la- especie, los tamaños poblacionales han sido notables, la con-
tinoamericanas durante los períodos climatológicos más fríos sanguinidad no ha sido importante y la diferenciación genéti-
y secos mencionados. ca entre las poblaciones no ha sido extrema, como ya habíamos
comentado para otros análisis. Los resultados revelan que los
¿Cuellos de botella? procesos históricos antiguos ejercen una influencia mucho ma-
Un último aspecto de interés para orientar la conservación del yor en las características genéticas de las poblaciones actuales
jaguar consiste en saber si las poblaciones han pasado por un que los acontecimientos demográficos acontecidos en las últi-
cuello de botella reciente debido a la caza para la obtención de mas décadas, como la caza indiscriminada en los años sesen-
sus pieles. ta y setenta por las pieles. El pasado más remoto está fielmen-
Cuando las poblaciones están sometidas a un cuello de bo- te grabado en los genes.
tella se produce desequilibrio gamético, esto es, se observa que Lo comentado no significa que el jaguar no se halle en pe-
las frecuencias de los alelos de un gen determinado se correla- ligro o en un estado vulnerable. Eizirik y sus colaboradores
cionan con las frecuencias de los alelos de otro gen sin que am- efectuaron en 2002 diversas simulaciones poblacionales y ob-
bos se hallen ligados físicamente. Existen diversos eventos evo- servaron que una población con un tamaño inicial de menos
lutivos que dan lugar a este fenómeno, pero la deriva genética de 300 individuos tenía una probabilidad de persistencia de
(el cambio aleatorio de las frecuencias alélicas, generación tras entre el 97 y 100 por ciento en 100 años, mientras que se ne-
generación, debido al número limitado de reproductores) y la cesitarían unos 650 animales para una persistencia total de
endogamia en poblaciones pequeñas constituyen los fenóme- 200 años. Del mismo modo, determinaron que el porcentaje
nos más frecuentes. No obstante, cuando las poblaciones vuel- de hembras en período reproductivo, los cambios en el tama-
ven a expandirse, se produce un decaimiento rápido del dese- ño promedio de la camada y, especialmente, la mortalidad en
quilibrio gamético. las hembras afectaban de forma ostensible a la población mí-
Sabemos que los microsatélites que hemos estudiado en los nima viable de jaguares. De este modo, llegaron a la conclu-
jaguares han evolucionado independientemente uno del otro. sión de que una población mínima viable debe constar de 650
Por lo tanto, el estudio de estos nos permite conocer si las po- individuos. Seguramente, muchas de las actuales poblaciones
blaciones de jaguar han pasado por algún tipo de cuello de bo- de jaguares más aisladas no alcanzan ese tamaño (por ejem-
tella que les haya hecho perder variabilidad genética. Distintos plo, en diversas zonas de México, Guatemala, Costa Rica o la
tipos de análisis han puesto de manifiesto que las poblaciones costa Atlántica brasileña).
de Colombia, Amazonía boliviana y colombiana y, globalmen- Globalmente se puede concluir que, desde el punto de vista
te, en toda la Amazonía, no han pasado por un cuello de bote- genético, el jaguar es una especie todavía rica y que no ha su-
lla reciente. frido las consecuencias adversas de la deriva genética en po-
Cuando se examinó por separado la población del departa- blaciones pequeñas o de los cuellos de botella que caracteri-
mento de Loreto, en la Amazonía peruana, y la de la costa At- zan a muchas especies silvestres debido al impacto negativo
lántica y Pacífica de Colombia (la supuesta subespecie centra- de los humanos. Eso abre una luz de esperanza para el futuro
lis), se detectaron ciertos indicios de un cuello de botella. En la de esta formidable especie. Pero es necesario que se conserven
primera zona hubo una intensa caza de jaguares por sus pieles amplias áreas de selva inalteradas, con abundantes corredo-
a finales de los años sesenta del siglo xx. La segunda zona mues- res entre ellas, para que el jaguar pueda seguir siendo su más
tra mucha más vulnerabilidad genética que la población orien- conspicuo depredador.
tal y amazónica en Colombia. De hecho, está mucho más cas-
tigada por la deforestación y la presencia humana que la zona
amazónica. Muchas fincas ganaderas, sobre todo en Antioquía,
Santanderes y la costa Atlántica colombiana, han sufrido bajas P ARA SA B ER MÁS
en el número de cabezas de ganado debido a los jaguares y eso Movement patterns of jaguar.G. B. Schaller y P. G. Crawshaw en Biotropica, vol. 12, págs. 161-
ha provocado una fuerte caza de este animal desde hace déca- 168, 1980.
das en esa área del norte de Colombia. Por consiguiente, tan- Inference of population structure using multilocus genotype data.J. K. Pritchard, M. Ste-
to la destrucción del hábitat como la caza directa pueden ha- phens y P. Donnelly en Genetics, vol. 155, págs. 945-959, 2000.
Jaguar conservation genetics.E. Eizirik et al. en Cat News, número especial, vol. 4, págs. 31-34,
ber dejado su firma a nivel genético en la población colombia-
2008.
na de jaguares. The effect of habitat fragmentation on the genetic structure of a top predator: Loss of
Sin embargo, la aplicación del test g interlocus (que mide diversity and high differentiation among remnant populations of Atlantic forest jaguars
la varianza del número de tándems de repetición en los dife- (Panthera onca).T. Haag et al. en Molecular Ecology, vol. 19, págs. 1000-1016, 2010.
rentes microsatélites analizados) a la muestra total de jagua- Population genetics and phylogeography of the largest wild cat in the Americas: An analy-
sis of the jaguar by means of microsatellites and mitochondrial gene sequences.M. Ruiz
res examinada demostró un claro ejemplo de expansión pobla- García et al. en Molecular population genetics, phylogenetics, evolutionary biology and conser-
cional, con un aumento del tamaño de las poblaciones y diver- vation of the neotropical carnivores, dirigido por M. Ruiz García y J. M. Shostell. Nova Science
sificación de linajes haplotípicos. Ello significa que el jaguar Publishers, Hauppauge, Nueva York, 2012.

Junio 2013, InvestigacionyCiencia.es  31

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