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Figura 1. Energía básica.

Antes del nacimiento, nuestra energía vital básica se encuentra en estado


latente.
El impulso de los pulmones vacíos a recular al ser "incitados" y "pinchados" por el aire es lo que
llamamos "reflejo instintivo" (del latín instinguere, "incitar", y stinguere. "pinchar"). Puede decirse que
nuestro instinto es exhalar.
Del mismo modo, el primer encuentro entre los ojos y la luz estimula el impulso a ver formas.

Figura 2. Instintos primarios. Nuestra energía básica es puesta en marcha por nuestro primer encuentro
con el mundo exterior. En el momento del nacimiento. se establecen los senderos de la relación con el
mundo exterior. El bebé respira, se mueve busca calor y contacto, alimento y descanso.
Nuestras "e-mociones" primarias son el miedo y la ira. Están marcadas por un cambio en los patrones
de respiración y en los latidos del corazón, que se aceleran y tornan erráticos, en movimientos caóticos
o en "re-acciones" como las de encogerse de miedo o atacar verbal mente a otros.

Figura 3. Reacciones/Emociones primarias. Cuando uno de nuestros movimientos instintivos se bloquea,


por la razón que sea. la energía debe ir a algún lugar: se convierte en una reacción/emoción primaria de
miedo o ira.

Figura 4. Reacciones secundarias. Si. por alguna razón, nuestras reacciones/emociones primarias de ira o
miedo están bloqueadas y no podemos expresarlas, la energía debe desplazarse a otro lado. En este
caso, se desplaza a las reacciones secundarias, una laguna estancada de movimiento aprisionado.

Figura 5. Instintos secundarios. En la laguna de emociones secundarias estancadas, es inevitable que


parte de la energía escape y vuelva a producir conductas instintivas falsas. Entran en esa categoría todos
los trastornos de la alimentación. el sueño, la respiración y el sexo, así como la agitación, parálisis, etc.

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