Está en la página 1de 367

Dedicatoria: Para mi mejor amiga, Andrea León.

Argumento:
Patrick Graham es un joven y exitoso empresario reconocido internacionalmente, proveniente de
una de las más importantes familias de Londres, por una desilusión amorosa se mudó a Los
Ángeles y pese a ser un mujeriego empedernido lleva una vida muy solitaria hasta que se cruce en
su camino Andrea Swan.

Pese a haber tenido una vida difícil la hermosa joven es alegre y carismática pero no confía en los
hombres, ambos se conocen en una accidentada situación y se involucraran en un enredado
acuerdo para que ella finja ser su novia ante su familia durante un par semanas. ¿Lograrán ambos
superar sus temores y disfrutar su amor plenamente?....
Capítulo 1: Encuentro

(POV Patrick)

– Buenos días señor Graham – dijo mi secretaria poniéndose de pie cuanto me vio llegar.

– Buenos días Ángela ¿Tengo algún mensaje? – pregunté.

– Por supuesto señor – dijo abriendo la agenda – lo llamaron para confirmar su asistencia a la gala
benéfica de la próxima semana.

– Aun no he decidido si viajaré a Londres la próxima semana así que cancélalo pero enviaré mi
contribución ¿Algo más?

– Bueno señor respecto a eso llamó su madre y estaba muy enojada porque no ha contestado sus
llamadas dijo que la llamara lo antes posible y… – lucía incómoda.

– ¿Y?... – dije para que siguiera.

– Dijo que le diera el mensaje palabra por palabra.

– Pues bien dímelo ya, Ángela – le dije exasperado.

– “Patrick más vale que te pongas en contacto conmigo lo antes posible y espero que ni siquiera
pienses en faltar a la reunión que organizó tu hermana así que espero verte aquí el próximo jueves
o yo misma iré hasta allá y arrastraré tu trasero hasta aquí y no olvides traer a tu novia, muero por
conocerla” – terminó Ángela respirando profundo luego de tan largo mensaje

– Gracias Ángela puedes retirarte.

– Sí señor.

– Ahora si estás frito Graham jajaja vamos a ver de dónde vas a sacar esa novia jajaja porque no
creo que quieras presentarle a tu familia a ninguna de tus conquistas jajaja.

– Ya quieres parar de reírte Jake no es gracioso tendré que viajar a Londres y no se que le diré a
mamá – dije algo enojado ante su falta de solidaridad.

– Lo se lo siento pero tienes que admitir que la situación es graciosa y si yo estuviera en tu lugar
estarías partiéndote de la risa a costa mía – y contra eso no pude rebatir así que terminamos
riendo a todo pulmón.

– ¿Y que tal Irina de entre tus conquistas es la más decente y de buena familia? – sugirió Jacob.

– Estás loco o solo te estás burlando de mi?... Irina es una loca posesiva sabes muy bien que está
detrás de mi desde que llegué a Los Ángeles, solo me acosté con ella una vez y pretendía que le
proponga matrimonio, si la llevo a conocer a mis padres es como echarme la soga al cuello además
lo de la novia se lo dije a mamá hace más de dos meses para calmar su preocupación sabes bien
que ella creía que aun no había olvidado a Josette que iba yo a saber que al día siguiente Helens se
comprometería – dije explicándoselo como si fuera un niño.

– Pues debiste decirle que ya terminaron – dijo Jake como si yo no lo hubiera considerado ya.

– ¡Oh como no lo pensé antes!... – dije con ironía


– Claro que lo intenté hace dos semanas llamé para decirle pero ella empezó a llorar al teléfono
diciendo lo feliz que estaba de que todos estemos encontrando la felicidad, de que Erick y Rosalie
ya lleven un año de casados y sigan tan enamorados, Helens y Jasper vayan a casarse, que yo al fin
estuviera rehaciendo mi vida y que al fin toda su familia ha encontrado la felicidad.

Jacob y yo pasamos el resto de la mañana contemplando mis posibilidades y riendo de las mismas
cada vez que se nos ocurría algo más gracioso.

Jacob Studt es mi encargado de seguridad, mi mano derecha y además mi mejor amigo, nos
conocimos en la secundaria debido a un programa de intercambio y jamás perdimos contacto, por
su difícil situación económica además del accidente que dejó a su padre en silla de ruedas no pudo
ir a la universidad y tuvo que hacerse cargo de su padre y su hermana menor.

Se unió al ejército para poder mantener a su familia aunque la vida militar no era lo suyo, pero
adquirió valiosos conocimientos así que en cuanto me mudé a Los Ángeles le propuse que
trabajara conmigo, él solicitó su baja con honores y aceptó mi propuesta laboral.

Se preguntarán cual es mi problema. Soy Patrick Graham tengo 27 años, soy rico, exitoso saqué a
flote la Corporación Graham y en unos cuantos años la convertí en una de las más importantes del
país con inversiones en diferentes países, compramos compañías en crisis, si es posible las
sacamos a flote y conservamos de lo contrario vendemos las acciones al mejor postor.

En otras palabras soy uno de los solteros más codiciados de Los Ángeles y del país, aunque parezca
pretencioso sé que nunca le soy indiferente a las mujeres, para resumir hace mas de dos años
estuve a punto de casarme pero ella me dejó un día antes de la boda con una simple carta que
decía que no estaba segura y que lo mejor era que no cometiéramos en un error del que nos
arrepentiríamos.

Fue vergonzoso, doloroso y muy humillante pero sin duda fue lo mejor, pues era obvio que ella no
me amaba y aunque en aquel momento sufrí mucho, puse tierra de por medio y me concentré en
esta que era una de las empresas pertenecientes a la familia y a la que papá tenía bastante
abandonada, unos meses después me di cuenta de que yo tampoco la amaba, solo estaba
deslumbrado por su belleza.

Mi madre vivía preocupada pensando que aun sufría por ella pese a que le había repetido muchas
veces que estaba bien, ella siempre preguntaba si tenía novia y por supuesto no podía decirle que
yo no tenía novia si no conquistas de una noche, solo sexo casual, había sido siempre muy
cuidadoso con la prensa así que ella jamás se había enterado que su hijo era un mujeriego y
prefería que siga sin saberlo.

Nunca fui demasiado divertido siempre fui algo nerd, solitario y sigo siéndolo pero después de lo
de Josette me volví un mujeriego pues me di cuenta de que no se puede confiar en las mujeres
porque aunque Josette no me lo dijera yo se que había alguien más.

Pero ahora me hallaba en una encrucijada hace un par de meses mi madre llamó y para varias se
encontraba preocupada por mi escasa vida amorosa y para zafarme de ella le dije que tenía novia.

Ahora mi hermana menor se casa y tengo que estar con ella en todos los festejos que piensa
ofrecer y todos desean conocer a la supuesta novia, si digo que terminamos justo ahora, todos
sabrán que mentí y me niego a presentarme como el fracasado al que plantaron prácticamente
frente al altar y que aun continua pensando en su ex porque aunque no es cierto todos pensarían
que es así y no quiero darle a nadie la satisfacción de chismear a mis expensas, unos toques en la
puerta me sacaron de mis pensamientos.

– Adelante.

– Hola Patrick – dijo Jake – aquí están los documentos que necesitabas ya están firmados esa
compañía ya es tuya.

– Perfecto Jake gracias eso va a ser todo por hoy – dije aun concentrado en los documentos que
estaba revisando.
– De acuerdo... ¿Ya pensaste en que harás cuando llegues a Londres? – preguntó esta vez con
genuina preocupación.

– No aun no, tal vez contrate a alguien – dije en tono de broma.

– Tal vez no sería mala idea – dijo Jake considerándolo.

– ¿Es en serio Jake? – pregunté incrédulo.

– Tienes que admitir que sería la solución a tu problema diría lo que quieras que diga y sin
compromisos.

– Señor Graham si no me necesita para nada más ya me tengo que ir – dijo Ángela asomando su
cabeza por la puerta.

– Si claro Ángela ya te puedes retirar.

– Seguro ya no me necesitas? – dijo Jake – porque si quieres que coordinemos algo para el viaje yo
te puedo ayudar.

– Claro que si como no – dije riendo – tu lo único que quieres es ver a mi prima ¿Cuando te le vas a
declarar?

– Hasta mañana Patrick y creo que deberías ir a descansar y dejar eso para mañana por que ya
estás diciendo puras tonterías.

– Hasta mañana Jake – aunque él no lo reconociera vivía enamorado de mi prima Vanesa.


El tiempo se fue volando y decidí salir a tomar un café ya todos se habían ido hacía horas o al
menos eso yo pensaba porque al regresar de la cocina y pasar por la sala de juntas me encuentro
con una hermosa y divertida sorpresa.

Una hermosa joven delgada, de largo cabello castaño con un vestido azul marino, sus zapatos
beige de tacon alto acomodados junto a la puerta, se deslizaba con gracia descalza con un ipod
bailando de un lado a otro de lo más relajada repartiendo papeles en diferentes carpetas y aunque
no era de mi interés no pude evitar la tentación de recostarme en el marco de la puerta a ver el
entrenido espectáculo.

Hasta que en un fluido movimiento se dio la vuelta y nuestras miradas se cruzaron de inmediato la
piel de sus mejillas se torno de un intenso carmesí y por un instante me quedé atrapado por esos
intensos ojos color chocolate.

– Ah… yo… eh… – murmuraba sin articular una frase en particular.

– ¿Trabajas aquí? – pregunté directamente porque estaba seguro que de haberla visto antes, la
recordaría.

– Yo me llamo Andrea Swan soy nueva a penas tengo un mes aquí – dijo en voz baja.

– Pero no trabajas en esta área porque no te había visto antes aquí – dije divertido al verla tan
nerviosa.

– Mi amiga Ángela necesitaba irse y tenía que organizar esto para la junta de mañana así que yo lo
estoy haciendo por ella ¿Y tu quien eres? – preguntó al fin.

– Mucho gusto Patrick Graham – dije tendiéndole mi mano.


El rubor nuevamente subió a su rostro y al juntar nuestras manos sentí una extraña y agradable
sensación como una descarga eléctrica y ella retiró su mano rápidamente.

– Oh lo siento señor Graham yo no… – dijo atragantándose con las palabras.

– Tranquila solo termina con lo que estabas haciendo y si necesitas algo estaré en mi oficina – dije
sonriéndole usualmente no toleraba a los empleados torpes pero por alguna razón en ella me
parecía adorable.

– Gracias señor hasta mañana – salí hacia mi oficina aun sonriendo.

Al cabo de media hora mi trabajo estaba terminado, ya pasaban de las 11 así que me puse mi saco
tomé mi portafolios y me encaminé hacia los ascensores y nuevamente escuche su voz pero esta
vez estaba llorando al teléfono y me detuve a escuchar.

– Lo sé Phil pero ya no puedo darte más dinero – extrañamente esto me enfureció quién era Phil y
porque le pedía dinero.

– Es en serio me echarán de mi departamento sino me pongo al corriente con el pago…

– Te entiendo Phil…

– Lo sé, lo sé, esto es tan frustrante…

– ¿Cómo está mamá?...

– Eso es genial me alegro mucho…


– Hazme un favor no le menciones nada de esto lo peor para su salud en este momento es
preocuparse, ella debe estar tranquila…

– Cuídala mucho, adiós…

Colgó su celular para luego guardarlo en su bolso y presionó la tecla del ascensor aun sollozando,
por alguna razón me sentí impotente y con la necesidad de envolverla entre mis brazos y
consolarla.

Avancé en silencio hasta ella y le tendí un pañuelo, ella dio un brinco cuando se percató de mi
presencia, pero cuando me vio lo tomó y susurró un gracias, el ascensor abrió sus puertas, ambos
ingresamos en silencio.

La miré y nuestras miradas se cruzaron fue como si algo se rompiera en ella, la lágrimas
empezaron a correr por sus mejillas y yo no pude reprimirme antes de que me diera cuenta ya la
había rodeado con mis brazos.

Ella sollozaba en mi pecho e instintivamente la presioné más entre mis brazos y besando su cabeza
aspiré el embriagador aroma de su cabello.

– Lo siento – dijo y al levantar la mirada sus labios quedaron a pocos centímetros de los míos.

Levante mi mano y acaricie su sonrojada mejilla, moría por besarla y estaba determinado a hacerlo
pero una fuerte sacudida del ascensor nos hizo perder el equilibrio, casi haciéndonos caer y la luz
del ascensor se apagó dando paso a la tenue luz de emergencia.
Capítulo 2: Encerrados

Patrick (POV)

– ¿Estas bien? – le pregunté escrutando su rostro ante la tenue luz de emergencia del ascensor.

– Si estoy bien – dijo aun secando sus lágrimas.

– Creo que eso será inútil – dijo cuando presioné el botón de emergencia.

– ¿Porqué? – pregunté automáticamente.

– Porque a esta hora no hay nadie de mantenimiento se supone que ya no tendría que haber
nadie del personal, solo están Sam en el vestíbulo y Seth en la sala de monitoreo y me temo que
los ascensores no tienen cámaras instaladas.

– ¿Cuanto tiempo dices que llevas trabajando aquí? – pregunté impresionado por sus
conocimientos. Yo era el dueño y no tenía ni idea.

– Un mes ¿por qué? – dijo cautelosamente.

– Porque estás más enterada de mi personal y sus horarios que yo – dije sonriéndole y de
inmediato sus mejillas se tiñeron de rosa.
– Lo lamento. Cuando estoy nerviosa siempre hablo de más y se todo eso porque vivía con Ángela
antes de que ella se mudara con su novio y Sam y Seth son hermanos y además primos de Ángela
– dijo mirándome tímidamente.

– No te disculpes señorita Swan.

– Prefiero que me llamen Andrea.

– Pues bien Andrea entonces ¿que haremos? – le pregunté.

– Llamar a Sam ¿Tiene celular? el mío no tiene saldo – dijo a manera de disculpa.

– Si claro – rebusqué en mis bolsillos y para nuestra mala suerte no lo encontré.

– Demonios – gruñí – creo que lo olvidé en mi oficina.

– Pues bien solo nos queda una cosa por hacer – dijo y soltó un suspiro.

– ¿Cuál? – pregunté intrigado.

– Ponernos cómodos y esperar, será una larga noche – dijo y quitándose su chaqueta se sentó con
la espalda apoyada en una de las paredes del ascensor, estiró sus largas y torneadas piernas y las
cruzó, no pude evitar sonreír pese a la situación y la imité acomodándome junto a ella.

La atmosfera entre nosotros se había cargado de la misma electricidad que instantes antes
habíamos sentido cuando nuestras manos se juntaron y la podía palpar en el ambiente y estaba
seguro de que ella también la sentía pues podía notar su nerviosismo.
– ¿En que área trabajas? – pregunté para romper el incómodo silencio.

– En relaciones pública, me gradue hace poco y en un golpe de suerte logré conseguir un empleo
aquí como la asistente personal de la señora Smith – contestó en voz baja.

– ¿Y que hacías aquí a esta hora? – le pregunté sin poder contener mi curiosidad.

– Hoy Ángela y su novio cumplen 8 meses y el la invitó a cenar, así que me pidió que fotocopiara y
organizara todo para la junta de mañana. Pero no contaba con que tendría que organizar unos
documentos a último momento y enviárselos a la señora Smith, así que se me hizo tarde y ahora
heme aquí – dijo sonriendo tímidamente y yo le correspondí también sonriéndole.

Y de repente vino a mi mente mi madre, ella se pondrá furiosa por no llamarla y obviamente me
sería imposible hacerlo hasta mañana, además aun no sabía que hacer respecto al viaje a Londres
ni lo que le diría a mamá cuando la llamara y no pude evitar fruncir el ceño a mis pensamientos.

– ¿Ocurre algo malo? – preguntó frunciendo el ceño haciéndome reír.

– Aparte de lo obvio claro – añadió rápidamente.

– No… bueno si… no creo que sea algo que quieras escuchar – dije luchando contra el impulso de
desahogarme con ella.

– Soy buena escuchando y guardando secretos, además siempre puedes correrme si digo algo –
dijo enarcando una ceja.

– Pues tengo que viajar a Londres porque mi hermana va a casarse, estará presente toda la familia
y... – dije debatiéndome entre continuar o no.
– ¿Acaso no te llevas bien con tu familia? – preguntó intentando adivinar.

– No… no es eso amo a mi familia y muero por verlos, los extraño mucho – dije con nostalgia.

– ¿Entonces cual es el problema? Porque hasta ahora no entiendo – dijo confusa.

– Es que hace dos años estuve a punto de casarme, pero ella canceló la boda un día antes.

– ¿Y ella estará en la boda de tu hermana? – preguntó.

– Sí.

– ¿Y aun te resulta doloroso verla? – pregunto en un susurro.

– No claro que no… yo continué con mi vida y la olvide es más fue lo mejor que me pudo ocurrir –
dije sinceramente.

– ¿Acaso no la amabas?

– Creo que no… al menos no de esa manera, mi familia y la suya siempre fueron cercanas tanto
que prácticamente crecimos juntos, ella era muy hermosa y extrovertida, siempre me había
gustado, yo en cambio no era para nada divertido como ella era más bien solitario… un nerd, pero
cuando terminé la universidad tomé valor y le dije lo que sentía, nos hicimos novios y un año
después le pedí que se casara conmigo pero ahora me doy cuenta de que solo estaba enamorado
de la idea de nosotros juntos.
– Debió ser doloroso que todo terminara de esa manera – dijo ella mirándome de una manera que
me hizo sonreír.

– ¿Qué ocurre? ¿Que es tan gracioso? – preguntó frunciendo el ceño.

– Es tu mirada es muy cálida – le dije y ella sonrió y bajó la mirada completamente ruborizada.

– Gracias... Pero aun no me has dicho cuál es tu problema – dijo claramente intentando desviar mi
atención.

– Si claro – dije sin evitar sonreír – mi madre está furiosa conmigo porque no me he comunicado
con ella y quiere que confirme mi asistencia y la de mi novia.

– ¿Y tu novia no quiere ir? – dijo en voz baja y contenida.

– Ese es el problema no existe tal novia – dije para aclarar la situación.

– ¿No tienes novia? – dijo sonriendo genuinamente.

– No.

– Espera déjame entender... Tu le dijiste eso a tu madre que te tenías novia ¿como porque? – dijo
entretenida.

– Mi madre cree que mi vida amorosa después de Josette se estancó pero no es así, si bien es
cierto que no he tenido relaciones largas después de ella he tenido muchas… citas – dije
incomodo.
– Y eso se traduce en sexo casual ¿verdad? En otras palabras eres un mujeriego – dijo ella
captando el mensaje.

– Algo así – admití sonrojado creo que por primera vez en mi vida.

– ¿Y que me dices tú? Tu novio se va a preocupar por ti – dije intentando averiguar más de ella.

– Oh no yo no tengo novio – dijo secamente y supe que no era un tema del que ella quisiera
hablar.

– No quiero ser indiscreto pero que te ocurría hace un rato… yo te oí al teléfono no quise espiarte
fue casualidad – dije intentando explicarme.

– Ah… eso.

– También soy bueno escuchando… a veces – dije y logré hacer que sonriera.

– No es nada del otro mundo solo son los problemas a los que se enfrenta la otra mitad – dijo
mirando sus manos.

– Oh ya veo problemas económicos.

– Si, a mi madre la operaron recientemente. Un transplante de corazón y antes ya le habían


practicado otra cirugía, hubieron muchos gastos que el seguro no cubrió, Phil su esposo hipotecó
su casa y yo aporté en cuanto pude, todos nuestros ahorros se fueron, lo peor es que ahora ellos
podrían perder su casa porque tienen pagos atrasados en el banco, lo cual sería muy malo para mi
madre en este momento, afectaría mucho su recuperación preocuparse por esos problemas y yo
también podría perder mi apartamento porque estoy atrasada con la renta – dijo soltando un
suspiro.
– ¿Y tu padre? – pregunté pensando en que tal vez el podría ayudarla, pero su semblante cambio
de mediato a uno más sombrío.

– El murió, además no sé si algún día lo tuve – dijo en tono mordaz.

– ¿Hay algo que me quieras contar sobre él? – dije intrigado.

– No me lo tomes a mal pero no me gusta hablar de él simplemente no fue un buen padre, mejor
cuéntame que le vas a decir a tu mamá cuando vayas a verla – dijo retomando su buen humor.

– Aun no tengo ni idea – idea dije sonriendo por su repentino buen humor.

Ambos empezamos a reír y hablar de trivialidades, su risa me resulto un sonido hermoso y de lo


más fascinante además de muy contagiosa, me sorprendía a mi mismo lo fácil que era ser
espontáneo y hablar con ella sobre todo en una situación como esta cuando nunca he sido muy
comunicativo y sobre todo después de lo de Josette siempre que hablaba con una mujer iba al
punto si complicaciones románticas o conversaciones tan personales.

Se le escapó un bostezo y no pude evitar sonreír.

– Lo siento – dijo sonrojada.

– No sé porque te disculpas, es muy tarde.

– Creo que en realidad muy temprano – dijo enarcando una ceja.

– Creo que tiene tienes razón en eso, pasan de la una, creo que deberíamos dormir un poco.
– Y ahora la razón la tiene usted señor Graham – dijo mientras se colocaba su chaqueta sobre su
regazo introduciendo los brazos en las mangas y ambos nos reclinamos un poco más contra la
pared del ascensor.

*******************************

Un dolor punzante en mi espalda no me permitía seguir durmiendo, me sentía confuso, en general


adolorido, pero me sentía cálido, un aroma dulce y confortable inundaba mis fosas nasales.

Al percibir ese aroma recordé lo ocurrido. Ese era su olor, era ella que descansaba su cabeza en mi
pecho. Aún dormida dándome la oportunidad perfecta para ver sus hermosas facciones.

Definitivamente era muy hermosa, un mechón de cabello caía sobre su mejilla y lo coloque lo mas
delicadamente posible detrás de su oreja, por desgracia ese roce fue suficiente para despertarla.

– Buenos días – dijo estirándose aun con los ojos cerrados.

– Buenos días, lo lamento no quise despertarte.

– No importa ¿Qué hora es? – preguntó reprimiendo un bostezo.

– Son las 7:30 – le contesté.

– Los de mantenimiento ya deben estar aquí – dijo y se inclino para volver a pulsar el botón de
emergencia nuevamente y luego volvió a tomar su lugar.
Traté de enderezarme y cada musculo de mi espalda protestó.

– ¿Dolorido? – preguntó divertida.

– No sé por qué tendría que estarlo – dije en tomo sarcástico

– ¿Y tu cómo estás? – le pregunté.

– No sería la primera vez que duerma en un sitio incómodo, sobreviviré. Aunque creo que alguien
tendrá muchos problemas aquí si no consigue una novia – dijo en tono burlón.

– Ni me lo recuerdes. Mamá estará furiosa se supone que debía llamarla anoche y no lo hice.

– Se que eres mi jefe, bueno el jefe de mi jefa y puedes correrme cuando quieras pero pagaría por
ver lo que le dirás a tu madre cuando llegues a visitarla – dijo sonriendo maliciosamente y antes de
que pudiera pensarlo un poco las palabras se escaparon de mi boca.

– Y yo pagaría para que me acompañaras – dije sin rastro alguno de humor.

– ¿Disculpa? ¿Es una broma? – preguntó ella en un susurro.

– Si lo piensas bien es la solución para tus problemas y los míos, yo me haría cargo de los pagos
vencidos de tu madre y los tuyos si me ayudas en esto ¿Qué dices? – pregunté impaciente por su
respuesta.

– Yo… ah… yo… – balbuceaba sin formar nada coherente y de repente un fuerte ruido nos
interrumpió y las puerta del ascensor se abrieron abruptamente.
Capítulo 3: Acuerdo

Andrea (POV)

– Yo… eh… yo – definitivamente sus palabras me dejaron tan desconcertada que no encontraba
mis palabras y estaba balbuceando como una estúpida.

Un fuerte sonido atrajo nuestra atención y las puertas se abrieron abruptamente y nos
encontramos bajo a la atenta mirada de los dos empleados de mantenimiento que acaban de abrir
las puertas.

– Señor Graham – exclamaron a la par.

– Buenos días señores – contestó Patrick con educación aunque con un trasfondo de irritación
creo que por nuestra conversación inconclusa y ambos nos pusimos de pie.

– Creo que será mejor que me vaya señor Graham, hasta luego – dije atropelladamente y me
precipité con rapidez.

– Espere señorita Swan – gritó y pude ver como Victoria y Tanya se detenían en su camino para
mirarnos.

– Si señor – le contesté girándome completamente sonrojada.


– Puede tomarse el día libre, yo arreglaré todo con la señora Smith y Andrea… no olvides lo que te
dije – dijo regalándome una sonrisa ladina que me dejó sin aliento.

– De cuerdo, gracias – fue lo único que pude contestar.

Al traspasar la puerta de mi apartamento la cerré y me recosté contra la misma deslizándome


hacia el piso.

– ¿Dios que haré? – me pregunté a mi misma en susurro.

Creo que él me gustó, es la primera vez que siento interés por un hombre y es precisamente el
dueño de la empresa en la que trabajo.

Aun puedo recordar lo que sentí cuando me dio la mano en la sala de juntas, oh Dios la sala de
juntas, estaba haciendo el ridículo pensando que estaba sola y aun ahora estando sola puedo
sentir el rubor en mis mejillas al recordarlo.

Él es tan guapo que debería ser ilegal, esos ojos verdes que me miraban con tanta intensidad, sus
labios bien delineados y esa sensación, esa suave corriente eléctrica agradable y excitante al tocar
su piel y en el ascensor su abrazo se sintió tan bien fue exactamente lo que necesitaba para
calmarme.

Se sintió tan bien hablar con él, lo que me llevó a preguntarme ¿Por qué le conté mis problemas?
Yo no soy muy comunicativa en lo que a mi vida personal concierne siempre he resuelto todo sola
y ahora llega él y por algún motivo empiezo a sufrir vómito verbal y no puedo parar de hablar.
Si, él me gustó, sino no habría sentido esa oleada de… ¿celos? cuando hablaba de su supuesta
novia y de sus conquistas, no puedo reaccionar de esa manera, no puedo interesarme en él no se
puede confiar en los hombres y menos en uno que admite ser un mujeriego sin remedio.

Lo más sensato que podía hacer era alejarme de él y de inmediato el pensamiento de no volverlo a
ver me provocó nauseas.

No puede evitar golpearme mentalmente ¿que tiene ese hombre de especial lo acabo de conocer?
No es posible que me duela alejarme de alguien que acabo de conocer.

Por otro lado está su loca propuesta que sería la solución a todos mis problemas pero ¿puedo
hacerlo? ¿puedo fingir frente a su familia y ser convincente? Y lo más importante ¿seré capaz de
cumplir con mi parte del acuerdo sin salir lastimada?

Ya no podía seguir dándole vueltas al asunto necesitaba una ducha, dormir un poco y después
cuando lograra ver las cosas más claras pensaría seriamente su propuesta.

Un irritante sonido me saco de mi sueño profundo. Era mi celular el que sonaba, miré el número
pero no sabía a quien correspondía.

– Hola… – dije aun con la voz ronca.

– Lo siento, creo que te desperté – dijo Patrick al teléfono y me sentí estúpida por el hecho de que
su voz se sintiera tan familiar.

– No, está bien ¿en qué le puedo ayudar señor Graham? – contesté atropelladamente.
– No quiero ser molesto... Pero me gustaría saber si has considerado lo que te propuse – dijo en
tono más formal como si estuviera negociando una importante adquisición.

– La verdad no se que decirle – le conteste.

– Te molestaría venir a mi casa para que habláramos más sobre el tema…

Dude un momento en contestar sin saber si debería o no aceptar entrevistarme con él en su casa y
él percibió mi incomodidad.

– Pero si te sientes más cómoda en un sitio más público yo lo entenderé, será como tú quieras –
dijo y pude escuchar algo de tención en su voz.

– No su casa estará bien es más privado, no me sentiría cómoda hablando de esto en público –
respiré haciendo uso de todo mi valor.

– Perfecto pasaré a recogerte en una hora.

– De acuerdo, nos vemos luego Andrea.

Colgó sin más y tarde me di cuenta de que ni yo le di mi dirección ni él me la preguntó.

Mirando mi celular me doy cuenta de que tengo tres mensajes de texto de Ángela.

Ángela bfa (10:23 a.m)

Andrea... ¡¡¡Tengo que contarte algo!!!


Angela bfa (11:00 a.m)

Porque aun no has llegado?…

Angela bfa (11:45 a.m)

Andrea estás bien? Donde estás? Andrea me estás preocupando por favor llámame ya…

¡Maldición!... dormí tan profundamente que no escuché mi celular y conociendo a Ángela debía
estar realmente preocupada, marqué su número y ella contestó al primer timbrazo.

– ¿Andrea estás bien? – dijo casi sin aliento.

– Hola Ángela buenos días, yo estoy bien ¿Que tal tu día? – le conteste intentando animarla.

– He estado tan preocupada por ti, no viniste a trabajar y no contestabas el teléfono y además…

– ¿A demás qué? – la incité a continuar.

– ¿Porque no viniste a trabajar? – preguntó firme sin responder mi cuestionamiento.

– Por que anoche se me hizo tarde con la señora Smith y después de preparar la sala de juntas me
quedé encerrada en el ascensor.

– ¿Entonces es cierto?
– ¿Que es cierto?

– Andrea aquí todos dicen que el señor Graham y tu tienen una aventura, que tú te quedaste con
él en su oficina y se les hizo tan tarde que cuando el ascensor se averió ya no había nadie del
personal de mantenimiento y les tocó pasar juntos la noche ahí – concluyó Ángela.

– ¿Queeé? – grité sin aliento – ¿Quién dijo eso?

– Fueron Tanya y Victoria, ellas vieron cuando los de mantenimiento los sacaron y el chisme se
esparció como pólvora.

– ¡Malditas chismosas! – gruñí.

– No les hagas caso a ese par de arpías, solo están desesperadas por no lograr que el señor
Graham se fije en ellas sobre todo Tanya, lo ha perseguido desde que él llego a hacerse cargo de la
compañía.

– Si Ángela ya después me las arreglaré con ese par, ahora tengo que salir.

– ¿Con quien? – preguntó Ángela reluciendo de curiosidad.

– La curiosidad mató al gato – le dije y sin más colgué.

Salté de la cama consciente de que no tenía mucho tiempo para arreglarme elegí un vestido corto
de color negro negro, ceñido con un ancho cinturón rojo, con unos zapatos negros de tacón alto y
corrí a la ducha.

Baje con cinco minutos de anticipación y un reluciente volvo plateado estaba estacionado con
Patrick recostado a la puerta del pasajero.
– Buenas tardes señor Graham – saludé tímidamente.

– Buenas tardes señorita Swan – dijo con una deslumbrante sonrisa.

Abrió la puerta del copiloto, entré y el cerró la puerta para luego desplazarse con elegancia hacia
su puerta ante mi demasiado atenta mirada.

Su alocada conducción nos llevó en un tiempo record hasta Malibú en un incomodo silencio
llegamos a su casa si se le podía decir así.

La propiedad estaba rodeada por enormes muros de piedra y aun desde afuera podía verse que
era una enorme manción nos detuvimos frente a un enorme portón metálico de color blanco y
Patrick digitó un código el cual nos dio paso.

El lugar era enorme con un bellísimo y enorme jardín frontal, Patrick se estacionó en frente de su
inmensa casa y salió elegantemente a grandes zancadas para ayudarme a salir del auto.

Tomo mi mano para llevarme dentro de la casa y allí estaba de nuevo esa sensación al sentir su
piel pero esta vez mantuve su agarre.

El interior de la casa era aun más impresionante, amplia y espaciosa, muy bien iluminada.

Me condujo hacia la sala con las paredes color blanco con finos y costosos cuadros colgando,
muebles color beige y enormes ventanales que iban de la ventana al techo con una piscina que
relucía en azul bajo el sol, la casa se encontraba sobre una pendiente rocosa de manera que el
agua de la piscina parecía fusionarse con la del océano.

– Te gusta – pregunto parándose junto a mí.


– A quien no, tienes una bellísima vista desde aquí – dije sin despegar la mirada de los lujosos
ventanales.

– No más hermosa que la que tengo frente a mí en este momento – dijo mirándome fijamente
dejándome sin recordar como respirar.

– Y deberías verla desde mi habitación… es aun mejor – dijo sonriéndome.

– Yo eh – tartamudeé y respiré profundamente intentando reunir mis pensamientos dispersos.

– Con todo respeto señor Graham pero no he venido aquí para ser seducida sino para escuchar su
enredada propuesta de empleo – dije haciendo uso de la poca concentración que tenía en ese
momento.

– Lo lamento no era esa mi intención, solo estaba señalando un hecho irrefutable, mi habitación
tiene la mejor vista, pero reitero que en este momento yo tengo la mejor… eres muy hermosa –
dijo otorgándome una sexy sonrisa ladina.

– Está bien solo estoy algo nerviosa – dije sin poder controlar mi boca.

– Pues deberíamos tomar asiento… ¿Te parece Andrea? – yo solo asentí y obedecí mientras él me
imitaba.

– Pues bien señor Graham soy toda oídos – dije intentando actuar como la mujer adulta que era y
no como una adolescente hormonal.

– Pues es simple Andrea te estoy ofreciendo la solución para tus problemas y los míos a cambio de
un par de semanas de tu tiempo – dijo encogiéndose de hombros.
– Y exactamente que tendría yo que hacer en ese tiempo? – dije enarcando una ceja.

– Nada que no quieras hacer – dijo sonriendo lascivamente.

– En realidad solo tienes que viajar conmigo a Londres, presentarte como mi novia y ser linda con
mi familia, te prometo que no pasará nada que ambos no deseemos que pase – dijo sin rastro
alguno de humor.

– ¿Entonces me estás pidiendo que me presente en tu casa y le mienta a tu familia a cambio de


solucionar mis problemas?

– Exactamente.

– ¿Básicamente me estás contratando como tu novia?

– Si – dijo sonriendo con humor.

– ¿Te puedo preguntar algo? – dije tímidamente.

– Por supuesto.

– ¿Porque yo? Allí afuera debe haber una docena de chicas detrás de ti ¿Porque pagar tanto
dinero para que sea yo?

– Yo… no sé – dijo confuso como si él mismo no supiera porque lo estaba haciendo.


– Pero creo que esa es la verdadera razón no eres como las demás mujeres que conozco, eres la
mujer más honesta además de hermosa que he conocido en mucho tiempo – dijo en voz baja
como si estuviera hablando consigo mismo.

– Me conociste anoche – puntualicé.

– Yo solo lo sé, lo puedo sentir que eres alguien en quien puedo confiar – dijo en voz baja.

– ¿Entonces que dices aceptas trabajar conmigo como mi novia? – dijo mirándome expectante, me
quedé perdida en su mirada y mi respuesta escapó de mis labios sin que pudiera detenerla.

– Acepto…
Capítulo 4: Conversaciones.

(Andrea POV)

– Bien entonces tenemos un trato? – dijo tendiendo su mano hacia a mi mirándome con sus
intensos ojos verdes.

– Tenemos un trato – dije tomando su mano y allí estaba de nuevo esa agradable sensación.

– Ahora puedo invitarte a comer? – dijo sonriéndome.

– De acuerdo – dije devolviéndole la sonrisa.

– Señor Graham la cena está servida – dijo una mujer de unos 60 años parada en el umbral de la
sala.

– Gracias Sue – dijo sonriéndole dulcemente y ella correspondió a su sonrisa de forma maternal.

Tomó mi mano y me condujo hasta el comedor retirando la silla para que me sentara. Cenamos en
medio de un silencio de lo más incómodo, la cena estaba deliciosa pero yo me encontraba tan
nerviosa que a penas y la pude apreciar.

– Tienes planes para el sábado? – preguntó cuando ya estábamos en sala nuevamente.


– Nada en particular ¿porqué? – respondí intrigada.

– Perfecto entonces tu y yo tenemos una cita el sábado – dijo con una sonrisa adornando su
hermoso rostro.

– Una cita?... Que no se supone que solo fingiremos ante tu familia? – pregunté enarcando una
ceja.

– No es a lo que me refería pero…

– Pero qué? – le interrumpí.

– Bueno ahora que lo mencionas lo mejor sería salir regularmente e intercambiar información
sobre nosotros y sobre nuestras familias de ese modo todo será más creíble entre nosotros ¿No te
parece? – dijo pensativo.

Debía reconocer que él tenía razón debíamos saber detalles sobre la vida del otro o correría el
riesgo no solo de ser descubierta sino además de hacer el ridículo.

Por otro lado estaba el hecho de que él en verdad me atrae mucho y había una gran posibilidad de
que saliera lastimada de todo esto y la posibilidad sería más grande entre más tiempo pasara con
él.

– De acuerdo – dije a regañadientes – tienes razón no quiero meter la pata frente a tu familia.

– Perfecto – dijo con su sonrisa radiante y sin darme cuenta yo también estoy sonriendo, es tan
difícil no contagiarse con su entusiasmo.
– Entonces cenarás aquí todas las noches hasta el día del viaje – dijo aun sonriendo pero
autoritario.

– No creo que eso sea buena idea – dije recordando las habladurías de algunas de las mujeres que
trabajan en la empresa sobre todo Tanya y Victoria.

– Por que? – dijo serio de repente.

– Es que no es correcto – susurré.

– Se que casi no te conozco pero me doy cuenta de que eres una pésima mentirosa, así que
ahorraremos tiempo si me dices el verdadero motivo por el que no aceptas mi invitación – dijo
muy serio haciéndome recordar que él era el jefe en todo esto.

– Bien conoces a Tanya y Victoria? – pregunté.

– Si claro que las conozco – dijo en tono despectivo.

– Pues gracias a ellas en la empresa se está corriendo el rumor de que tu y yo tenemos una
aventura y esa la razón por la que estábamos solos tan tarde en la empresa y tuviéramos que
pasar la noche en el ascensor – dije sintiendo el ardor en mi rostro.

– Pues déjalas hablar – dijo simplemente.

– Pero…

– Pero qué? Acaso te avergüenzas de mi? – dijo sonando exasperado y algo herido.
– Tu eres el jefe y yo una simple asistente ¿Tienes idea de lo que se dirá de mi? – dije en un
susurró golpeándome mentalmente por permitir que me intimide tanto.

– Y a caso te importa mucho el que dirán? – preguntó sin rastro alguno de humor en su voz.

– En realidad no, nunca me ha importado pero este es el primer empleo estable y bien pagado que
tengo así que no estoy interesada en perderlo – dije intentando explicar mi punto.

– Entiendo tu punto pero tu empleo no estará en riesgo de ninguna manera yo me encargaré de


todo con tu jefa – dijo restándole importancia.

– Pero…

– Pero nada déjalo todo en mis manos – dijo tajante y supe que era mejor mantener la boca
cerrada.

– De acuerdo – dije en un susurro y miré mi reloj dándome cuenta de lo tarde que era.

– Ahora si no hay nada más que me quieras decir me gustaría regresar a mi apartamento

– Aun es temprano – dijo con el ceño fruncido.

– Lo sé pero si voy a viajar contigo a Londres la semana próxima tendré que resolver algunas cosas
antes así que aprovecharé lo que reta de la tarde – dije aunque en realidad lo que necesitaba era
un par de horas a solas pues me sentía abrumada por todo lo ocurrido.

– Oh lo siento – dijo algo apenado.


– No te preocupes – dije tomando mi bolso.

– Espera yo te llevaré – dijo poniéndose de pie.

– No es necesario – dije sonriéndole.

– Insisto – dijo y por su tono supe que no había discusión sobre esto.

El camino a mi apartamento estuvo lleno de sonrisas ladinas, miradas coquetas y sonrojos por mi
parte cada vez me convencía más de que saldría lastimada de todo esto.

– Llegamos – dijo en cuanto estacionó el auto.

Yo solo sonreí y él correspondió a mi sonrisa mientras abría la puerta y caminaba a grandes


zancadas para abrir la mía, tomó mi mano y no me soltó hasta llegar a la entrada del edificio.

– Hasta mañana señor Graham – dije en un susurro.

– Hasta mañana Andrea – dijo sonriendo de esa forma en que me quitaba el aliento.

Sin previo aviso se acercó y me beso en la comisura de los labios para luego alejarse hasta su auto
aun sonriendo y dejándome completamente sin palabras.

**********
– No lo puedo creer!… – gritó Ángela cuando le conté todo lo ocurrido con lujo de detalles.

– Ya deja de gritar Ángela – dije intentando calmarla.

– Pero como no quieres que me emocione Patrick Graham el exitoso empresario y mi mejor amiga
juntos – dijo aun sonriendo.

– Ángela quieres parar por favor será solo por trabajo, fingiré ser su novia pero no será real – dije
exasperada.

– Si tienes razón pero ya cambia esa cara y vive la fantasía irás a Londres y estarás rodeada de
lujos y fiestas ¿Qué más quieres? – dijo poniendo los ojos en blanco.

Hoy el día en la oficina había sido un infierno cuando llegué todo el personal femenino me miraba
como si fuera un bicho raro y los susurros a mis espaldas no podían faltar, miré la hora y por
suerte estaba a punto de terminar, terminé con los catálogos que estaba organizando y se los
entregué a la señora Smith.

– Muy bien Andrea eso será todo ya te puedes ir – dijo aun mirando los catálogos.

Me encaminé a mi escritorio, apagué la computadora y recogí mi bolso y mi abrigo cuando el


teléfono sonó.

– Oficina de Miranda Smith – contesté de inmediato.

– Hola Andrea, espero que no hayas olvidado nuestro compromiso – dijo esa voz que me estaba
trastornando en el último par de días.
– No por supuesto que no

– Te importaría esperarme en recepción no tardaré mucho solo serán unos minutos?

– Claro no hay problema – me apresuré a decir

– Nos vemos en unos minutos Andrea.

– Ok – contesté y luego colgué con el pulso completamente desatado ¿Cómo es posible que me
encuentre tan trastornada por solo una llamada suya?

Al bajar del ascensor caminé hasta la recepción para esperar a Patrick y maldije internamente
cuando vi a Tanya y Victoria recostadas contra el mostrador de recepción hablando con Jane la
recepcionista y al verme automáticamente se callaron y luego empezaron a susurrar así que
preferí darles las espalda y concentrar mi atención en el ir y venir de las personas afuera de las
enormes puertas de cristal del lobby de la empresa.

– Lista preciosa – dijo Patrick a mis espaldas y me giré para verlo a unos cuantos metros
acercándose hacia mí, pero lo que no me esperaba fue lo que ocurrió a continuación.

Patrick se acercó a mí sonriendo y sin decir nada más puso su mano en mi nuca y me acerco más a
él hasta juntar nuestros labios tomándome por sorpresa, mientras que con su otra mano
acariciaba mi rostro opacando cualquier pensamiento con la deliciosa sensación de sus labios
deslizándose sobre los míos suavemente, podía sentir su aliento embriagador en mi boca y el
delicioso aroma de su perfume invadiendo mis fosas nasales.

Los susurros a mis espaldas desaparecieron al instante y aunque podía sentir las miradas a
nuestras espaldas de repente fue muy fácil ignorarlas.
Se separo de mí mirándome intensamente y aun sosteniendo mi rostro se giró hacia nuestras
demasiado atentas espectadoras.

– Se les perdió algo? – les preguntó irritado.

– No señor Graham – respondieron las tres en coro.

– Entonces me gustaría saludar a mi novia sin sus miradas sobre nosotros – dijo y en cuanto
pronunció la palabra novia a las tres se les escapó un jadeo por la impresión.

Patrick tomó mi mano y me condujo hasta su auto y una vez que estuvimos en marcha y recobre
parte de mi capacidad para pensar comencé a hablar.

– Porque hiciste eso – pregunté en susurro.

– Porque esas tres te estaban molestando, además detesto el chisme y a mis expensas – dijo
restándole importancia.

– Espero que tengas hambre – dijo en una clara muestra de querer cambiar de tema.

– Un poco – contesté él sonrió y pisó el acelerador a fondo.


Capítulo 5: Tiempo Juntos.

Nos encontrábamos ya cenando en la casa de Patrick y no podía evitar observarlo cada vez que
sabía que él no me estaba mirando y estudiar sus hermosas facciones casi no había tocado mi
plato de espagueti a la bolognesa pues cada vez que lo miraba mi mente divagaba recordando
aquel beso.

Cada vez que tomaba un sorbo de vino imaginaba sus labios húmedos sobre los míos y me
permitía soñar con que ese beso no había sido por callar a sus chismosas empleadas y que él había
sentido lo mismo que yo porque me amaba.

– Ocurre algo? – preguntó Patrick haciendo que mis mejillas ardieran por haberme sorprendido
mirándolo.

– Nada – me apresuré a responder.

– Eres adorable cuando te sonrojas, pero dime que ocurre casi no has tocado tu cena.

– Es solo que me siento muy nerviosa no estoy segura de que debamos hacer esto – mentí.

– No tienes por qué estarlo es para eso que estamos aquí para conocernos mejor y estar más
relajados, en cuanto a si esto es correcto o no nos ayudaremos mutuamente y si es correcto para
nosotros no entiendo por qué preocuparse por los demás – dijo enarcando una ceja.

– Ven – dijo ofreciéndome su mano en cuanto terminamos de cenar.


Me condujo a través de la enorme sala hasta su elegante y bien organizado estudio el cual para ser
de su uso personal era demasiado grande, con una gran cantidad de libros en las estanterías que a
juzgar por las cubiertas eran en su mayoría primeras ediciones y una bellísima alfombra persa
color beige junto a unos sillones negros de cuero con una pequeña mesa de cristal en el centro y
cuadros antiguos en las paredes.

Caminó elegantemente hasta su escritorio de caoba y me ofreció una de las sillas frente al
escritorio para que tomara asiento.

– Está es mi familia – dijo girando un portarretratos.

Y por supuesto su belleza no era una casualidad pues esa no parecía una familia promedio sino
una de las fotografías retocadas que aparecen en las revistas.

– Ella es mi mamá se llama Esther es ama de casa aunque debió ser decoradora profesional
porque tiene un gusto exquisito, este es mi papá es médico cirujano tiene clínicas a lo largo del
país y dos aquí en Estados Unidos, una está en New York y otra aquí en Los Angeles – dijo
señalando a la pareja sentada en la banca de un enorme jardín su madre tenía el cabello castaño y
su padre rubio, ambos hermosos y muy elegantes.

– Este es mi hermano Erick y su esposa Rosalie se casaron hace más o menos un año – dijo
señalándolos ella rubia, hermosa y con un cuerpo envidiable y él de cabello oscuro con una sonrisa
infantil pese a su descomunal tamaño.

– Y ellos son Helens y Jasper – dijo señalándolos ella delgada, de cabello oscuro y el rubio y alto.

– Ellos son los que se casaran? – pregunté aun mirando la fotografía.

– Si él es hermano de Rosalie – dijo sonriendo.


– Y ella es Nessie – dijo señalando una hermosa joven de piel blanca y cabello cobrizo parecido al
de Patrick – bueno en realidad se llama Vanessa pero así le decimos es mi prima pero vive con
nosotros desde que tenía diez años cuando sus padres murieron en un accidente de tránsito – dijo
mirando su imagen con cariño se veía tan tierno.

– La quieres mucho – pregunté aunque era obvio.

– Si – dijo sonriendo – ella siempre fue muy tierna y tímida, cuando sus padres murieron estaba
tan asustada, tan triste que fue imposible no encariñarse, ella y Helens se convirtieron en las niñas
consentidas de la casa para todos.

Hablamos de sus padres y de sus hermanos, de los sitios a los que habían viajado y las preferencias
de ellos así como las suyas y descubrí que la comida italiana era su favorita al igual que la mía.

Continuamos hablando hasta que llegó la hora de irme.

– Adiós – dije antes de bajarme de su auto.

– Hasta mañana – dijo con su sonrisa ladina y se bajó del auto para ayudarme a salir.

– No olvides que tenemos una cita – continuó cuando estaba a punto de entrar.

– No me dirás a dónde iremos.

– No – dijo sonriendo ampliamente.

– De acuerdo – murmuré.
– Pasaré por ti a las nueve – dijo antes de entrar en su auto.

***************

– A donde vamos? – pregunté en cuanto me subí a su auto lista para nuestra misteriosa cita.

– Ya lo veras – dijo y arrancó el auto.

– Rodeo Drive!... Estás bromeando? – exclamé en cuanto me di cuenta de donde había


estacionado su auto.

– Necesitas ropa – dijo encogiéndose de hombros.

– Ya tengo ropa – dije a la defensiva.

– Insisto – dijo atrapándome en su profunda mirada.

– No – susurré aun aturdida sin ser capaz de articular ninguna otra palabra.

– Por qué no? – preguntó serio.


– Porque cuando pienso en nuestro loco acuerdo me siento muy incómoda así que trato de no
pensarlo mucho pero será más difícil si se que lo que estoy usando cuesta una fortuna y que a
demás tu pagaste por ello y si alguien llegara enterarse de esto – dije exasperada.

De inmediato su mirada se suavizo, se desbrochó el cinturón y tomó mi rostro entre sus manos
otorgando una sonrisa deslumbrante.

– No lo tomes así Andrea ya te lo había dicho lo que piensen los demás no debe importarte
además son nuestras vidas y podemos hacer lo que queramos y en cuanto a la ropa necesitas ropa
adecuada para la ocasión, puedes considéralo como tu uniforme de trabajo ¿de acuerdo? – dijo
aun sonriéndome

– De acuerdo – dije a regañadientes.

– Perfecto – dijo sonriéndome antes de bajar del auto.

Al entrar a una de las boutiques nos esperaba una mujer alta, rubia, delgada elegantemente
vestida y maquillada de unos 30 años.

– Buenos días señor Graham – le saludo ella tendiéndole la mano.

– Buenos días Lexie – saludó Patrick educadamente.

– Andrea te presento a la señorita Lexie Williams, Lexie ella es la señorita Andrea Swan mi novia –
dijo Edward sonriente por mi incomodidad.

– Mucho gusto – dije sintiendo mis mejillas arder.

– Ella te ayudará con las compras – explicó Patrick.


– A que te refieres? – le dije en un susurro.

– Si me lo permite seré su asistente de compras hoy – dijo amablemente la señorita Williams. Yo


solo pude sonreír a la amable señorita Williams.

– Perfecto entonces me podrían decir exactamente lo que buscan? – preguntó profesionalmente


la señorita Williams.

– Viajaremos a Londres y necesitaremos, un vestido adecuado para una boda, varios vestidos tipo
coctel, al menos 3 vestidos de noche, ropa cómoda para al menos dos semanas, zapatos,
accesorios y todas esas cosas, no hay límite de gastos – se apresuró Patrick a contestar agitando la
mano intentando restarle importancia.

– De acuerdo… le parece bien si empezamos – dijo la señorita Williams dirigiéndose a mí.

– Claro – susurré.

– Muy bien sígame por aquí por favor – dijo indicándome el camino.

Pero antes de seguirla le otorgué una mirada de horror a Patrick y el sonreía ampliamente.

No sé porque se la estaba pasando tan bien con mi incomodidad ¿acaso no se daba cuenta de que
esto le iba a costar una fortuna? De inmediato la señorita William empezó a arrastrarme por toda
la tienda tomando prendas de cada una de las perchas a nuestro paso.

Luego fuimos hasta el enorme probador que en realidad parecía una habitación con un gran sillón
blanco, una pequeña mesa de centro con un elegante ramo de flores cuidadosamente ordenadas,
un enorme espejo y un amplio cubículo junto al cual colgaba una bata blanca de seda, en donde de
inmediato la señorita Williams me condujo junto con la monumental pila de ropa para que me
probara.

– Señorita Williams creo que este vestido es muy corto – dije mirando en el espejo.

– Tonterías tienes unas piernas hermosas debes lucirlas y llámame Lexie – dijo sonriéndome.

– De acuerdo Lexie confiaré en ti – dije devolviéndole la sonrisa.

Llevaba más de una hora probándome ropa, zapatos, eligiendo accesorios y cuando pensé que la
tortura estaba por terminar Lexie apareció con un sin número de conjuntos de fina lencería.

– No usaré eso – dije de inmediato.

– Claro que si el señor Graham me acaba de reiterar que debes tener un vestuario completo para
su viaje y eso lo abarca todo – dijo sonriéndome pícaramente asiendo que mis mejillas ardieran.

– De acuerdo – dije resignada tomando el conjunto negro de lencería y entre nuevamente al


probador.

– Te vez genial, espera no te lo quites ese te ira de maravilla con un corsé, lucirá perfecto con el
vestido de noche negro que elegiste, no tardo – dijo antes de desaparecer rápidamente.

– Lexie… – llamé sin obtener respuesta.


¿Porque estaba tardando tanto? y yo atrapada aquí con este conjunto de lencería que no deja
nada a la imaginación entonces recordé la bata que había afuera y decidí salir, ponérmela y revisar
porque Lexie tardaba tanto, lo que no esperaba era la sorpresa con la que me encontraría al abrir
la puerta.

– Patrick – dije casi sin aliento aun parada en el marco de la puerta sin poder moverme y de
inmediato sentí que mi rostro ardía por completo al darme cuenta de lo que levaba puesto o más
bien de lo que no llevaba.

– La señorita Williams dijo que tenías problemas para decidirte con algunas prendas así que me
envió a ayudarte – dijo si dejar de recorrer mi cuerpo con su intensa mirada.

Maldije internamente a Lexie Williams por enviar a Patrick aquí ¿a caso estaba loca?... pero de
inmediato recordé que ella creía que Patrick en realidad era mi novio y no era tan descabellado
que él me ayudara a decidir que prendas de lencería comprar.

Su mirada penetrante me sacó de mis pensamientos y mi corazón empezó a acelerarse aun más
cuando él empezó a acercarse hacia mí y yo me encontraba de pie sin poder moverme de allí, llego
junto a mí y acaricio mi mejilla con su mano.

– Luces realmente adorable cuando te sonrojas – dijo en voz baja con su rostro a pocos
centímetros del mío, su aroma inundaba mis fosas nasales nublando por completo mi cordura.

– Te ves hermosa – susurró.

Tomó mi rostro entre sus manos juntando nuestros labios deleitándome con la dulce sensación de
sus labios moviéndose con suavidad sobre los míos.

Nuestros labios empezaron a moverse de forma demandante, acaricio mis labios con su lengua
pidiendo permiso para profundizar el beso y yo se lo concedí.
Nuestras respiraciones se transformaron en jadeos y Patrick empezó a caminar conmigo hacía el
interior del cubículo sin dejar de besarnos cerrando la puerta y dejándome atrapada entre la pared
y su cuerpo, sus manos empezaron a recorrer por los lados de mi cuerpo acariciando mis caderas,
y mis muslos.

Tomó una de mis piernas y la envolvió en su cintura mientras sus labios continuaban devorando
los míos, provocando en mi cuerpo sensaciones que jamás había sentido, haciendo a mi cuerpo
arder por completo.

Su cuerpo me presionaba aun más contra la pared permitiendo que su erección rozara contra mi
intimidad y extrañamente el saber que me deseaba me hizo soltar un leve gemido que me
sorprendió pero la sensación de tenerlo cerca y disfrutar de sus caricias no me permitieron
detenerme a analizar nada, lo único que quería era disfrutar de este momento sin importar lo que
viniera después.

Sus labios abandonaron los míos para luego deslizarse por mi cuello, continuó bajando hasta el
inicio de mis pechos, podía sentir su respiración acelerada y cálida sobre mi piel y cuando llegó
hasta mi seno derecho y lo mordisqueó suavemente por encima de la fina tela tuve que morder mi
labio inferior para contener un gemido.

Ambos nos encontrábamos fuera de control sabía que debíamos parar pero no podía pensar con
claridad y tampoco tenía la suficiente fuerza de voluntad para pedirle que parara hasta que unos
toque en la puerta nos sacaron de nuestra burbuja personal.

De inmediato nos separamos y miré a Patrick sin saber que hacer pero él me miró con fingido
horror y pude notar que estaba intentando contener una sonrisa ¿acaso a él nada le afectaba?
Simplemente abrió la puerta y le dijo a la señorita Williams

– Definitivamente nos quedaremos con este.

Y salió dejándonos a ambas sin palabras…


Capítulo 6: Tiempo Juntos

(POV Patrick)

Me encontraba revisando mis mails en mi Blackberry mientras esperaba a Andrea que se estaba
probando la ropa que usaría en nuestro viaje a Londres pero desde anoche me resultaba muy
difícil concentrarme en lo que sea que hiciera pues el recuerdo de aquel beso que le robé a Andrea
me perseguía en todo momento.

Con solo recordarlo podía sentir claramente la dulzura de su aroma, la suavidad de su piel, la
calidez de sus labios moviéndose tímidamente sobre los míos.

Mi pretexto por haberle robado aquel beso fue que lo había hecho para callar a mis chismosas
empleadas y en cierto modo fue verdad, me enfureció mucho ver como cuchicheaban a sus
espaldas mirándola de manera nada amistosa, pero en el fondo era lo que estaba deseando hacer
desde la noche que lo conocí.

Ella es tan diferente a cualquier mujer que hasta ahora haya conocido, me hace perder el control y
la razón, cuando la tengo cerca solo pienso en buscar la manera de retenerla a mi lado por más
tiempo y cuando no está la extraño tanto que es doloroso. ¿Dios que es lo que me ocurre con esta
mujer? Esa es la pregunta que ha rondado en mi mente desde que la conocí.

– ¿Se encuentra cómodo señor Graham? ¿Hay algo que pueda ofrecerle? – dijo amablemente la
señorita Williams sacándome de mi ensoñación.

– Estoy bien gracias. Pero me gustaría saber si todo está siendo del agrado de la señorita Swan –
dije sin poder ocultar mi interés.
– Oh por supuesto aunque está algo indecisa con algunas prendas, tal vez usted pueda ayudarla –
dijo sonriendo.

– Claro si no es mucha molestia – dije correspondiendo a su sonrisa.

– Claro que no es ninguna molestia señor Cullen, por aquí por favor – dijo indicándome el camino
para llegar al área de probadores.

– Está en este, enseguida vuelvo – dijo y se retiró.

Abrí la puerta entre y la volví a cerrar a mis espaldas y en seguida vi la puerta del cubículo abrirse y
a Andrea parada en el umbral de la puerta usando únicamente un provocativo conjunto negro de
lencería que dejaba muy poco a la imaginación, permitiéndome admirar su bellísima silueta y
resaltando aun más su hermosa piel, haciéndola lucir completamente irresistible.

– Patrick – susurró mientras el rubor se extendía por sus mejillas.

– La señorita Williams dijo que tenías problemas para decidirte con algunas prendas así que me
envió a ayudarte – dije sin poder evitar recorrer su cuerpo descaradamente con la mirada.

Ella desvió la mirada pero se quedó estática como buscándole significado a mis palabras hasta que
su mirada se cruzó con la mía nuevamente y mi cuerpo me tomó por sorpresa pues cuando me di
cuenta ya estaba frente a ella acariciando su rostro con mi mano y sus labios a pocos centímetros
de los míos.

– Luces realmente hermosa cuando te sonrojas – dije en voz baja encontrándome perdido en esos
profundos ojos color chocolate.

– Te ves hermosa – dije y tomé su rostro entre mis manos ansioso por volver a deleitarme
probando su labios.
Cuando mis labios tocaron los suyos me sentí en el paraíso deleitándome con su dulzura y su
calidez moviendo mis labios suavemente sobre los suyos disfrutando de las sensaciones.

Nuestras respiraciones se transformaron en jadeos, mi corazón latía ferozmente y nuestro beso se


volvía cada vez más insistente, acaricié sus labios con mi lengua para que me diera un mejor
acceso a la suya y ella me lo permitió.

Eso fue todo lo que necesité para perder la razón y empecé a caminar hacia el interior del cubículo
llevándome a bella conmigo y cerré la puerta de un puntapié y presioné a Bella con mi cuerpo
contra la pared.

Mis manos avariciosas empezaron a recorrer su cuerpo por sus costillas, sus caderas y muslos.

Tomé su pierna por detrás de su rodilla y la sostuve a la altura de mi cadera envolviéndola a mi


alrededor.

No pude evitar presionarme aun más contra ella y cuando mi erección rozó contra su intimidad
tuve el placer de escuchar como de sus labios escapaba un gemido y en ese momento me perdí en
las sensaciones.

Lo único en lo que podía pensar era en hacerle el amor, en probar cada centímetro de su tersa
piel, en sentir su cuerpo unido al mío, en oírla gemir mi nombre y en ella convulsionando de placer
entre mis brazos.

Deslicé mis labios por su cuello aspirando su aroma y saboreando su piel, continué besando hasta
el inicio de sus pechos y tome uno de sus senos y lo mordisqueé suavemente por encima de la tela
haciéndome sonreír internamente al escuchar su gemido ahogado.

Cuando la miré estaba mordiendo su labio inferior para contener sus gemidos, con los ojos
cerrados y la cabeza hacia atrás contra la pared.
Pensaba en que debíamos parar pues Andrea no era del tipo de mujer para tener sexo en un
probador y luego olvidarla, ella se merecía algo mejor pero mi cuerpo no me obedecía.

Nos separamos cuando por unos toques en la puerta nos percatamos de que la señorita Williams
estaba de regreso. Andrea se separó de mi sobresaltada y yo no pude evitar mirarla con fingido
horror esforzándome por contener una sonrisa, era tan segura algunas veces pero tan tímida otras
y se veía hermosa con el cabello ligeramente alborotado y los labios aun más rojos y levemente
hinchados por nuestros besos.

Abrí la puerta y cuando la señorita Williams nos miró deforma perspicaz el salvaje rubor en el
rostro de Andrea no pasó desapercibido para mí.

– Definitivamente nos quedaremos con este – dije dirigiéndome a la señorita Williams y salí.

Me acomodé en el cómodo sillón en donde en un inicio estaba esperando a Andrea sintiéndome


completamente confuso y caliente como el infierno.

Mi respiración aun estaba algo acelerada y mi corazón aun latía fuertemente en mi pecho, no
podía creer lo que acababa de pasar había estado a punto de hacerle el amor a Andrea en un
probador.

El pensamiento me torturaba por lo poco que la conocía me había dado cuenta de que ella no era
de el tipo de mujeres para tener una aventura pero por otro lado me sentía muy feliz por lo que
acababa de ocurrir.

Besarla y sentirla de esa manera tan íntima, la suavidad de su piel, su aliento mezclado con el mío,
sus suaves gemidos de excitación aun en este momento puedo escucharlos con claridad y hacen
que mi cuerpo entero se estremezca, incluso su aroma se quedo impregnado en mí.
Aun no sabía cómo actuar cuando la viera salir y el teléfono sonó sacándome de mis
pensamientos.

– Hola Jake

– Hola Patrick solo llamaba para decirte que ya todo está arreglado en el banco también en el
apartamento y ya reservé el piloto e hice todos los arreglos para el viaje.

– Perfecto Jake gracias - colgué y vi a Andrea y a la señorita Williams saliendo con un joven
cargado con un montón de bolsas y paquetes.

– Espero que hayas comprado algo lindo – susurré en su oído.

– Compré varias cosas lindas incluyendo un conjunto negro de lencería – dijo desafiante pero no
pasó desapercibido su sonrojo.

– Deben ser unas hermosas prendas y seguro te quedarán aun mejor – dije siguiéndole el juego.

– Eso espero porque pagaste una fortuna por ello – dijo sonriendo.

Sonreí con alivio al ver que no se encontraba ofendida ni enojada conmigo por lo que acababa de
ocurrir.

La administradora me devolvió mi tarjeta de crédito y con eso estábamos listos para irnos.

Abrí la puerta del pasajero para que Andrea subiera y en cuanto subí y arranqué el auto pude
sentir como un silencio incómodo se extendía sobre nosotros.
– Te ayudaré a desempacar – dije en cuanto llegamos.

– Y si la llevas a tu apartamento creo que sería más práctico que volver a acarrear todo ese
equipaje ¿no te parece? – dijo vacilante.

– De acuerdo…. Andrea yo… – comencé aun sin saber claramente que decir y su hermosa mirada y
ese tímido sonrojo no me ayudaban a organizar mis pensamientos dispersos.

– La verdad es que no se que decir sobre lo que ocurrió… no se que significo para ti… ni como lo
interpretaste… – y me detuve cuando me di cuenta de que su expresión cambiaba de la
incomodidad al enojo.

– Acaso piensas que soy una maldita caza fortunas? – preguntó indignada.

– No es eso lo que… – pero no me permitió continuar.

– Acaso piensas que me volveré loca y te perseguiré por toda la ciudad buscando que me
propongas matrimonio? – dijo aun indignada.

– No sé como pude pensar que este ridículo acuerdo funcionaría, todos los hombres son iguales no
se porqué pensé que un mujeriego como tú podría ser diferente – abrió la puerta bruscamente y
prácticamente saltó del auto.

El terror me invadió, me baje rápidamente y corrí hasta ella alcanzándola en la entrada y


tomándola del brazo logre hacerla girar y sin detenerme a pensarlo estampé mis labios sobre los
suyos, besándola con toda la desesperación que sentía en ese momento.

Por un breve instante no me correspondió pero casi de inmediato sus labios comenzaron a
moverse en perfecta sincronía con los míos hasta que nos separamos en busca de aire.
– Lo siento tanto, no fue eso lo que quise decir – dije apoyando mi frente en la suya mientras
nuestras respiraciones se calmaban.

– Lo lamento – dijo en un susurro

– No te disculpes – dije tomando su rostro entre mis manos – tienes razón me comporté como un
idiota.

– No debí reaccionar así, cuando estés listo para hablarlo lo haremos – dijo dulcemente – además
para mí también sería algo incómodo ahora – continuó ahora sonriendo tímidamente.

Una vez más le di un casto beso en sus dulces labios aliviado por sus palabras.

– No eres un juego Andrea, me gustas y me vuelves loco, pierdo el control contigo y se que tu
mereces más pero no se si debamos empezar una relación en este momento – dije con sinceridad.

– Patrick puedes tomarte todo el tiempo que quieras porque... me siento igual que tu, también me
gustas pero tengo miedo, me cuesta mucho confiar en las personas y más cuando de hombres se
trata – dijo en voz baja.

– En serio te gusto? – dije sin poder ocultar mi sonrisa, ella solo asintió sonrojada murmuró una
despedida y entró en el edificio.

Yo me quedé parado viendola hasta que desaparecio y para mi sorpresa volvió a salir corriendo y
envolviendo sus brazos en mi cuello unió nuestros labios en un suave pero apacionado beso.

– Hasta el lunes – susurró contra mis labios sonriendo, se aparto y desapareció en el interior del
edificio dejándome ahí parado con una estúpida sonrisa en el rostro.
*************

– Oye conozco es sonrisa… No me digas que ya te acostaste con esa chica? – dijo Jacob de forma
reprobatoria.

– Que te hace creer eso? – dije a la defensiva.

– Estás demasiado relajado y sonriente – dijo frunciendo el ceño.

– Te parece? – pregunté sin poder ocultar mi sonrisa al recordarlo que sucedió con Bella en el
probador.

– Patrick eres un imbécil te estás aprovechando de la pobre chica para meterla en tu cama eso no
estás bien ella no es como tus conquistas habituales – dijo algo enojado.

– Jacob quieres calmarte y dejar de actuar como mi papá y no me he acostado con Andrea se muy
bien que ella no es como las mujeres con las que me he acostado ella es diferente a cualquier
mujer que haya conocido hasta ahora – dije y cuando miré a Jake estaba parado mirándome con la
boca abierta.

– Y ahora que? – pregunté exasperado.

– Oh por Dios!... pensé que después de lo de Josette nunca diría esto pero parece que al fin el
conquistador ha sido conquistado – dijo sonriendo.
– Estás loco – susurré devolviendo la mirada hacia mi laptop.

– El que está loco eres tú pero por Andrea Swan – dijo aun sonriendo y solo lo miré frunciéndole el
ceño pues la verdad es que aun no quería analizar mis sentimientos por ella.

– Patrick eres mi mejor amigo y si yo no te lo digo nadie más lo hará estás enamorado de esa chica
y entiendo que tengas miedo mostrar tus sentimientos por ella después de lo que pasó con Josette
yo tendría miedo porque aunque lo superaste fue humillante y muy doloroso para ti, pero debes
pensar seriamente en hablarle de tus sentimientos, ella te hace feliz hasta ahora pensé que solo
era un reto para ti y aunque dijeras lo contrario pensé que solo querías una aventura con ella pero
puedo ver que no, ella en realidad te hace feliz, la pregunta es ¿Estás dispuesto a hacerla feliz?
Porque si no le dices lo que en realidad sientes por ella se alejará – dijo está vez serio y yo solo
pude asentir perplejo hacia mi amigo que acababa de darme mucho en que pensar.

– Muy bien Casanova pasando a otro tema aquí están todos los documentos del banco – dijo Jacob
depositando un folder sobre mi escritorio.

– Gracias.

– Tu vuelo a Londres sale el jueves a las 9 de la mañana.

– Perfecto – dije volviendo la mirada nuevamente a mi laptop.

– Me necesitas para algo más – dijo intentando contener su curiosidad y yo sabía perfectamente a
que se debía.

– No nada más – dije para impacientarlo.

– Si necesitas algo házmelo saber – dijo de mala gana.


– Espera... Jake hay algo más.

– En que te ayudo? – preguntó suspirando.

– Quiero que hagas tus maletas porque vendrás conmigo a Londres – dije y fue todo lo que
necesité para que su expresión se iluminara.

– De acuerdo – dijo sonriendo.

– Acaso crees que les quitaría a mi prima y a ti la oportunidad de verse, intimidarse mutuamente y
que como siempre ninguno de los dos se atreva a nada – dije a penas pudiendo contener la risa.

– No le veo la gracia Graham. Además Nessie y yo solo somos amigos.

– Sabes doctor corazón deberías poner en práctica tus propios consejos – le dije.

– Sabes que mejor me voy creo que el amor te está trastornando, pero aunque te burles de mi
piensa en lo que te dije la chica no va a estar hay toda la vida esperando a que te decidas – dijo
ahora genuinamente preocupado.

– Lo haré amigo, gracias – dije y con eso nos despedimos.

Aunque no lo hubiera querido reconocer delante de Jake él tenía razón en cada palabra Andrea
me interesaba más de lo que quería reconocer y no estaría siempre disponible ella no solo es
hermosa e inteligente sino también sensible y muy inocente la pregunta era ¿Podía iniciar una
relación con ella y olvidar los fantasmas del pasado? La verdad es que sin importar lo que
lográramos en el futuro lo único que me importaba era tenerla cerca y lucharía para seguir juntos
en el futuro.
Capítulo 7: Bienvenida.

Casi caigo de la cama sobresaltada por el estridente sonido de mi despertador.

Me levanté rápidamente rumbo a la ducha y no podía dejar de pensar en ningún momento en el


sábado, las caricias de Patrick, en sus besos tiernos y apasionados, su aliento mezclado con el mío,
la forma en que me estremecía con el tacto de sus manos sobre mi piel, podía sentir tan
claramente aquella sensación de excitación con solo recordarlo, jamás había sentido el deseo de
irme a la cama con alguien pero con él era diferente su sola proximidad despertaba en mi deseos
inimaginables.

– Buenos días – dijo Angela sobresaltándome ya que había entrado sin hacer ningún ruido gracias
a las llaves que aún conservaba y yo aun estaba envuelta en una toalla deambulando por la
habitación soñando despierta con Patrick y sus caricias.

– Hola amiga me asustaste ¿Qué haces aquí tan temprano? – le pregunté.

– Traje café y unos rollos de canela tenemos que ponernos al día sobre el fin de semana – dijo con
los ojos reluciendo de curiosidad.

Angela había pasado todo el fin de semana con Ben fuera de la ciudad y ahora estaba habida de
saber cada detalle de mi cita del sábado con Patrick, estaba completamente estupefacta cuando le
hable sobre nuestro tour de compras por Rodeo Drive con mi propia asistente de compras y casi
muere de la impresión cuando le conté lo que había pasado con Patrick en el probador.

– No lo puedo creer – dijo sin aliento – yo habría matado a la tal Lexie por interrumpir debiste
haberla enviado a donde sea, digo no me malinterpretes amo a Ben y el señor Graham es mi jefe y
lo respeto pero está buenísimo Andrea – yo solo sonreí ante su euforia.
– Andrea por Dios no puedes dejarlo pasar tienes que darte una oportunidad con él los he visto al
salir de la oficina y por la manera en que te mira ten por seguro que ese hombre está loco por ti –
continuo.

– Ya te lo dije Angela él me dijo que le gusto pero no está listo para ninguna relación seria y… yo
tampoco – dije suspirando con pesar.

– Andrea él no es tu padre, que Charlie haya sido un mal padre, un hombre violento y que tu
madre viviera para él pese a todo lo que las hacia sufrir no quiere decir que todos los hombres
sean iguales, tienes que darte la oportunidad de conocer el amor, además tú no eres como tu
madre, eres muy fuerte y valiente, después de todo lo que has pasado ya deberías saberlo – dijo
queriendo reconfortarme.

Angela salió antes que yo pues tenía algunos pendientes en la oficina que tenían que estar
resueltos al final del día pues Patrick y yo saldríamos dentro de pocos días rumbo a Londres y
habían aun mucho detalles que arreglar en la oficina, me arreglé rápidamente y yo salí con la
intención de llegar lo más rápido posible al trabajo y ver a Patrick pues aunque él me llamó el
sábado para invitarme a salir al día siguiente me había comprometido a pasar el domingo en casa
de mamá y así lo había hecho.

Cuando salí del edificio me encontré a Patrick recostado en la puerta trasera de un Bentley de
color negro.

– Hola preciosa – dijo con esa sonrisa que me dejó sin aliento y de inmediato abrió la puerta para
mí.

– Hola – susurré.

– Otro de tus juguetes – pregunté arqueando una ceja mientras el asentía otorgándome una
deslumbrante sonrisa, entré en el auto y Patrick entró luego.
– Buenos días – dije al notar que Jacob el encargado de seguridad de Patrick estaba tras el volante.

– Buenos días señorita Swan – contestó educadamente.

– No debiste molestarte pasando por mi – dije sonriéndole.

– Para mi no es molestia al contrario es todo un placer, te ves hermosa – dijo tomando mi mano y
llevándosela a sus labios y yo no pude evitar sonrojarme aunque me parecía estúpido sonrojarme
por ese simple gesto después de lo que ocurrió entre nosotros el sábado.

– Ayer fue un largo día sin ti – añadió.

– Si yo también te extrañé – concordé con él.

– Como está tu madre? – preguntó.

– Bien de excelente animo – dije sonriendo al recordar su mejoría.

– Me alegro mucho – contestó sonriendo.

– Aunque Phil se encuentra algo extrañado porque el viernes fue al banco a pedir una prorroga y
le dijeron que no podían darle información de momento.

– En serio? – preguntó Patrick intentando luciendo completamente inocente.


– Pero el sábado pese a que no trabaja el banco un joven alto, moreno llegó a dejarle los papeles
que certifican que su deuda con el banco está saldada – pude escuchar a Jacob tosiendo pero
continuó con la vista en el camino.

– Patrick yo asumí que te harías cargo de los pagos atrasados no de la totalidad de la deuda eso es
algo que no puedo aceptar –dije en voz baja.

– Por favor podemos hablar de eso después, ahora estoy muy feliz de verte y me gustaría que
habláramos de cosas más agradables – dijo acariciando mi mejilla con sus nudillos.

– De acuerdo pero me pusiste en una situación muy difícil no sé si Phil me creyó que conseguí un
financiamiento en la compañía – repliqué.

– Sabes además de verte un momento para alegrarme el día quería despedirme surgió algo de
último momento en Nueva York así que no nos veremos hasta el miércoles por la tarde – de
inmediato mi ánimo cayó en picada.

– Hey – dijo tomando mi rostro entre sus manos – volveré pronto.

– No te preocupes por mi estaré bien – dije dándole la mejor sonrisa falsa que pude, el solo sonrió
y depositó un casto beso en mis labios.

Patrick me acompañó hasta el interior del edificio así que en cuanto bajamos tomo mi mano y no
me soltó hasta dejarme en mi lugar de trabajo dejando con la boca abierta a la mayoría del
personal femenino de la empresa cuando me beso al despedirse fue un beso corto y bastante
tierno pero que logró despertar cada terminación nerviosa de mi cuerpo.

A diferencia de la semana pasada el día fue lento en la oficina pues la hora de salida no me ofrecía
nada más que tiempo libre para extrañar a Patrick.
Cuando al fin llego la hora de salida mi corazón se salto un latido al ver el auto en el que Patrick
me había recogido en el sitio de siempre esperándome pero para mi enorme decepción fue Jacob
quien bajó del auto y sonrió amablemente.

– Buenas tardes señorita Swan, el señor Graham me ha pedido que me encargue de su


trasportación hasta que el regrese – dijo abriendo la puerta trasera del auto.

– Ok… gracias – dije sin saber que más decir.

El camino a mi apartamento fue de lo más incomodo pues no conocía a Jacob y no tenía idea de
cómo tratarlo.

– Llegamos – dijo cuando estacionó a fuera del edificio en el cual se encontraba mi apartamento.

– Gracias – susurré.

– Espere señorita Swan – dijo Jacob.

– Solo Andrea por favor.

– No es apropiado pero te tomaré la palabra por esta vez porque hay algo que me gustaría decirte
no como empleado sino como amigo de Patrick – dijo sonriendo ampliamente.

– Pues bien soy toda oídos – dije correspondiendo a su sonrisa aunque por dentro mi corazón latía
desbocado ante la sola mención de su nombre.

– No voy a entrar en detalles sobre los sentimientos de Patrick hacia ti pero tienes que saber que
él está muy interesado en ti, sabes el debió tomar un vuelo anoche para llegar a tiempo a la
reunión que tenía hoy en la mañana pero la canceló y cambió de horario porque quería traerte a la
oficina y despedirse de ti en persona nunca había cancelado una reunión por nada ni por nadie,
pareces una buena chica así que se buena con él, lo han lastimado mucho – dijo mirándome ahora
con seriedad.

– Gracias Jacob – dije sinceramente.

– De nada señorita Swan – dijo sonriendo nuevamente.

************

Miércoles por la mañana me desperté incluso antes de que el despertador sonara y con energías
renovadas al saber que hoy vería a Patrick, habíamos hablado por teléfono largo tiempo cada
noche pero nada se comparaba con tenerlo cerca fui hasta mi armario buscando entre mi ropa y
eligiendo un pantalón ajustado color negro, una blusa gris de seda y tacones negros.

Me apresuré arreglándome, antes de salir revisé mi aspecto frente al espejo, me alboroté un poco
el cabello, dejé los primero botones de la blusa desabrochados, tome mi bolso y salí.

Los chismes en la oficina habían disminuido considerablemente ya casi ni me miraban al pasar


Angela se divertía mucho pues decía que para las demás empleadas era como una leyenda pues
había logrado conquistar al inconquistable Patrick Graham, sobre todo ahora que se corría el
rumor de que lo acompañaría a Londres y conocería a sus padres.

Todas acudían a Angela para conocer los detalles de mi romance con el jefe por suerte era mucho
más ingeniosa que yo y la versión oficial según Angela era que nos conocimos hace algo más de
dos meses cuando vine aquí a mi entrevista de trabajo y fue amor a primera vista, de inmediato
me invitó a salir pero lo habíamos mantenido en secreto porque era algo muy reciente pero que él
se había cansado de ocultarlo y quería aprovechar la boda de su hermana para presentarme a su
familia.
Al principio me enojé con ella por su atrevimiento pero ahora lo agradecía porque tenía que
reconocer que era una buena historia, debía contarle a Patrick pues podríamos decirle lo mismo a
su familia.

Patrick se había puesto en contacto con mi jefa y lo había arreglado todo, en mi ausencia Angela
se quedaría en mi puesto ya que como Patrick no estaría solo tendría que tomar sus llamadas y
mensajes, pero mi jefa no había sido muy discreta y mi amiga se había encargado de poner su
granito de arena confirmando el viaje a todo el que se lo preguntaba.

Cuando Jacob me recogió en la mañana me había dicho que el avión de Patrick aterrizaría a las dos
de la tarde y estaba contando los minutos para verlo.

Exactamente a las dos con cuarenta minutos mi celular sonó y al ver el nombre en la pantalla mi
corazón martilleó frenéticamente en mi pecho.

– Hola – contesté.

– Hola cielo – dijo la seductora voz de Patrick.

– Como estás? – fue lo único que me salió aunque en realidad quería decirle cuanto lo había
extrañado.

– Ahora que te escucho mejor y estaré aun mejor cuando te vea ¿puedes subir a mi oficina?

– No creo que sea posible – dije luchando con la tentación.

– Será solo un momento necesito hablar contigo, es importante – dijo serio y pensé que podía ser
importante además moría por verlo aunque solo sea un momento.
– De acuerdo pero solo un momento porque mi jefa salió y ya debe estar por llegar.

– Perfecto te estaré esperando.

– Voy para allá – dije y colgué.

Me encaminé hacia la oficina de Patrick completamente con el pulso desatado y los nervios de
punta.

– Hola señorita Swan el señor Graham la está esperando – me dijo Angela de forma sugerente
cuando pasé junto a su escritorio.

– Cállate – modulé hacia ella.

Cuando abrí la puerta él estaba revisando unos documentos en su escritorio pero de inmediato se
levanto y caminó tan rápido hacia mí que prácticamente nuestros cuerpos se estrellaron
haciéndome retroceder contra la puerta, mientras tomaba mi rostro entre sus manos y me besaba
con hambrienta desesperación moviendo sus labios de forma insistente hasta que tuvimos que
separamos en busca de aire.

– Bienvenido – susurré sin aliento.

– Esta es la mejor bienvenida que me han dado en toda mi vida – dijo con su sonrisa
deslumbrante.

– Dios… si supieras cuanto te he extrañado – dijo apoyando su frente en la mía.


– Yo también.

– Te traje algo – dijo sonriendo y saco una caja de piel roja con la palabra Cartier escrita en letras
plateadas – ábrela.

Y al abrirla me quedé sin palabras pues me encontré con una gargantilla de diamantes y aretes a
juego un conjunto sencillo y elegante, para nada extravagante era mi estilo o lo sería si pudiera
comprar joyas de este tipo.

– Patrick es hermoso pero no puedo aceptarlo – dije cerrando la tapa de la caja.

– Claro que puedes y lo harás quiero que los uses en la boda – dijo dejando claro que no habría
discusión.

– De acuerdo pero será un préstamo, te lo devolveré en cuanto regresemos y ahora debo volver
antes de que llegue mi jefa – dije mientras me acercaba a él para despedirme pero el fue más
rápido que yo y me acorraló contra su escritorio y en un segundo sus labios estaban nuevamente
devorando los míos mientras sus fuertes brazos presionaban mi cuerpo contra el suyo.

Me tomo entre sus brazos y me sentó en el escritorio abriéndose paso y acomodándose entre mis
piernas, pronto empecé a sentirme demasiado acalorada tanto así que la ropa empezaba a
molestarme y moría por empezar a quitarle la suya, sin detenerme a pensarlo envolví mis piernas
alrededor de su cintura atrayéndolo más hacia mí y solté un pequeño gemido que fue ahogado en
sus labios cuando sentí su erección rozar mi intimidad separa por nuestra ropa.

Sus labios se deslizaron por mi cuello y por el escote de mi blusa cuando la voz de Angela desde el
alta voz en el escritorio de Patrick nos sacó de nuestro frenesí.

– Señor Graham lamento molestarlo pero el arquitecto Montgomery ya está aquí.


– Dígale que me espere en la sala de juntas lo atenderé en 5 minutos – dijo Patrick.

– En verdad lo lamento preciosa pero tengo que solucionar esto hoy mismo – dijo con pesar.

– No te preocupes además debo apresurarme mi jefa no tarda en llegar – dije aun con la
respiración acelerada mientras alisaba mi blusa y acomodaba mi cabello.

– Tranquila luces preciosa – dijo sonriendo y me atrajo hasta sus brazos para luego depositar un
casto beso en mis labios.

– Nos vemos luego – yo solo asentí y salí de la oficina.

– Wow… – dijo Angela cuando me vio salir.

– Que? Que ocurre? – pregunté.

– Lamento en verdad haber interrumpido – dijo aun sonriendo.

– No interrumpiste nada – dije encogiéndome de hombros.

– Si como no ¿acaso ya te viste en un espejo? – dijo enarcando una ceja y yo de inmediato empecé
a acomodar mi cabello.

– Lo sabía… – dijo señalandome – ya cálmate Andrea estás bien, es más estás hermosa ese brillo
que traes en los ojos y el sonrojo en tus mejillas no hay que ser un genio para darse cuenta de que
lo que interrumpí allí dentro era algo muy pero muy interesante.
– Angela por favor – dije mirando a mí alrededor pero afortunadamente no había nadie cerca –
mejor me voy.

Regresé a mi escritorio caminando entre nubes luego de una sesión de besos apasionados sobre el
escritorio de Patrick pensando en que si nos encontrábamos en la misma situación está noche en
su casa era claro que no iba a tener la fuerza de voluntad necesaria para frenar las cosas.

Justo unos minutos después regreso mi jefa y el trabajo me mantuvo ocupada hasta la hora de
salida.

Apagué mi computadora mientras empezaba a recoger mis cosas cuando vi a Angela parada frente
a mi escritorio.

– Sabes lo mucho que te voy a extrañar? – preguntó sonriendo.

– Tanto como yo a ti – dije poniéndome de pié para abrazarla.

– Cuídate mucho y por una vez en tu vida déjate llevar se feliz y no pienses en nada más – dijo
Angela en mi oído mientras aun estábamos abrazadas.

– Lo intentaré.

– Nos vamos? – dijo Patrick sorprendiéndome.

– Si solo nos estábamos despidiendo.

– Adios amiga, señor Graham suerte en su viaje – dijo Angela.


– Gracias Angela – contestó el más formal.

– Lista? – preguntó mientras Angela se alejaba.

– Si estoy lista – respondí pensando en fuero interno en que Angela tenía razón y seguiría su
consejo al pie de la letra.
Capítulo 8: Noche De Tormenta.

– Y que me dices de tu padre? – preguntó Patrick de forma casual mientras nos encontrábamos en
su cómodo sofá compartiendo una copa de vino blanco después de haber cenado.

Habíamos estado hablando sobre nuestro fin de semana y de lo que habíamos hecho mientras
estábamos separados y él me había hecho un montón de preguntas sobre Renata, Phil y las
escasas amistades que había dejado en Forks.

– No hay mucho que decir sobre él, si alguien te pregunta solo debes decir que falleció de cáncer
hace casi dos años y que era policía – dije queriendo zanjar el tema lo último que quería ahora era
recordar el infierno que era la vida junto a Charlie Swan.

– Porque nunca hablas de él? – preguntó Patrick con cautela.

– Es solo que no me gusta hablar de él – dije y no pude evitar estremecerme recordando los
arrebatos violentos de mi padre cuando bebía.

– Te hizo mucho daño verdad? – preguntó en voz baja.

– Patrick no entiendo porqué tanto interés por él fue un mal hombre y un pésimo padre, es parte
de mi pasado y si no me importa a mi no debe importarte a ti – dije sintiéndome desesperada.

– Lo lamento no quise hacerte sentir incómoda es solo que hemos hablado mucho y ya casi lo
sabes todo de mí y me has contado sobre tu madre, sobre Phil, Ángela y sé que no te agrada
hablar de tu padre es solo que tenía curiosidad, quería saber de ti – dijo dulcemente.

– Tal vez tengas razón en lo último pero aun hay cosas sobre ti que no se, como por ejemplo que
sucedió exactamente con Josette cuando terminaron – dije temiendo haberlo incomodado pues la
verdad solo quería distraer su atención.
– Tienes razón ya te he contado sobre nosotros y como le pedí que se casara conmigo – ya en una
de nuestras noches de platica me había contado como le pidió matrimonio en frente de toda su
familia y la de ella en la fiesta graduación de Josette y no pude evitar sentir celos imaginándolo de
rodillas ofreciéndole un anillo a aquella mujer a la que aun sin conocer me hacía sentir intimidada.

– No hay mucho que contar sobre como terminamos, la verdad es que a nadie le gusta ir por allí
contando como lo dejaron un día antes de la boda – añadió sonriendo y tenía que reconocer que
no era un tema nada cómodo.

– Además ya te lo había dicho simplemente me envió un sobre a la oficina yo estaba arreglando


los últimos detalles antes de nuestra “luna de miel” – dijo señalando comillas en el aire – cuando
llegó el sobre con una nota que decía: lo siento no puedo hacerlo, atentamente Josette y esa fue la
manera en que me terminó – dijo Patrick aun sonriendo lo cual supuso una gran tranquilidad para
mi pues parecía que ella en verdad ya no le importaba.

– Solo una nota? – pregunté y él asintió.

– Pero yo me había dado cuenta de que llevaba tiempo distante y pensaba que solo estaba
nerviosa por la boda y los preparativos, yo también estaba nervioso por la ceremonia habrían 300
invitados, pero creo que había alguien más, solo que nunca lo pude confirmar y luego de que
termináramos tampoco tenía sentido seguírmelo preguntando – dijo encogiéndose de hombros.

No pude evitar imaginar cuan duro habría sido para él enfrentar la vergüenza y la humillación de
todas esas personas y sus murmuraciones sin contar con el dolor de haber sido defraudado por la
persona que amaba, no podía culparlo por haberse negado al amor y convertirse en un mujeriego,
porque ahora estaba segura que era así por miedo a ser lastimado, no confiaba en ninguna mujer
así que jamás se acercaba lo suficiente para ser lastimado.

– Y tú?... que me puedes contar sobre tu vida amorosa – y de inmediato sentí el sonrojo
extenderse en mis mejillas ¿Cómo le decía que mi experiencia amorosa era escasa y mi
experiencia sexual ninguna?
– Eres adorable cuando te sonrojas – dijo sonriendo mientras acariciaba mi mejilla sonrojada y
acercó sus labios a los míos besándolos suavemente.

El aparatoso sonido de un trueno retumbó inundando la habitación haciéndome sobresaltar,


seguido de enormes gotas de lluvia estrellándose contra el cristal de los ventanales.

– Creo que será mejor que me vaya – dije tomando mi bolso.

– Está loca si crees que te voy a dejar ir con este clima – dijo firmemente.

– Dijimos que no apresuraríamos las cosas – susurré.

– Y así será pero no te permitiré irte con este clima por favor quédate – dijo mirándome
intensamente.

– Además aquí tienes todo lo que necesitas y mañana podremos ir directamente al aeropuerto –
añadió.

– De acuerdo – dije resignada a que no permitiría que me fuera.

– Ven – dijo tendiéndome su mano y dirigiéndome hasta el piso de arriba hasta una de las
habitaciones.

Me llevó hasta una de las puertas y al abrirla mi mandíbula cayó abierta, la habitación era
impresionantemente amplia y elegante, color blanco, una enorme cama con almohadas y edredón
blanco, muebles en tonos beige y celestes con toda una pared de cristal que proporcionaba una
impresionante vista del océano sumido en la oscuridad.
– Esta es mi habitación – dijo y antes de que yo pudiera decir nada tomo mi rostro entre sus
manos.

– Te dije que no quería apresurar nada y no lo haré – susurró sobre mis labios y yo solo asentí –
pero esta es la mejor habitación de la casa y quería que la usaras, yo iré a una de huéspedes, en mi
armario están las maletas con todas tus cosas empacadas, ponte cómoda – añadió sonriéndome.

Otro trueno retumbó rompiendo el silencio de la habitación logrando sobresaltarme nuevamente.

– Espera – dije cuando empezó a caminar hacia la puerta.

– No voy a desalojarte de tu habitación, tu cama es enorme, además no me gustan las tormentas


y… confió en ti no tienes irte – dije y de inmediato una sonrisa se dibujo en su boca cincelada.

*********

Patrick se había ido a su estudio a revisar unos documentos aunque en realidad creo que fue un
pretexto para concederme algo de espacio así que aprovechándolo, saque el cepillo dental que
llevaba en mi cartera, después de cepillarme los dientes me di una relajante ducha y desempaque
un pijama Victoria Secret’s color azul oscuro parte del sinnúmero de prendas que habíamos
comprado el sábado y que ya se encontraba empacada en dos enormes maletas dentro del
armario de Patrick, dudo que él las haya empacado y prefería no pensar mucho en Sue empacando
mi nueva lencería francesa.

Para cuando Patrick volvió me encontraba sentada contra el cabecero de su cama cubierta con el
edredón de su cama pues esta bata era bastante corta.
– Ese color le da a tu piel un aspecto adorable – dijo antes de dedicarme una sonrisa y se dirigió
hacia el baño.

Al cabo de un rato apareció con un pantalón de pijama celeste, el cabello húmedo y su torso
desnudo era la viva imagen de la tentación así que costó toda mi fuerza de voluntad apartar la
mirada.

Abrió el edredón a mi lado y se metió a la cama en silencio pero podía sentir su mirada sobre mí y
no pude resistir la tentación de mirarlo y quedé atrapada por el hechizo de su mirada.

– Buenas noches – susurró mientras acaricia mi mejilla suavemente con su mano para luego
deslizarla hacia mi cuello y atraerme hasta juntar nuestros labios en un corto beso – duerme bien
preciosa.

– Tu igual – murmuré aturdida.

Nos recostamos y él deslizó su brazo por mi cintura no lo detuve porque lo sentí como un gesto
cariñoso y protector, disfrutando de su calidez y su aroma masculino me sumí en la inconsciencia.

***********

Solo podía escuchar el sonido de cosas rompiéndose, no otra vez pensé aun adormilada, cuando
abrí los ojos todo estaba oscuro pero podía ver que estaba en la habitación de nuestra vieja casa
en Forks, llovía intensamente y Patrick dormía a mi lado.
Me levanté y caminé hacia la puerta de mi habitación pero el ruido había cesado giré y di unos
pasos hacia mi cama pero Patrick continuaba dormido de repente una mano sobre mi boca me
impidió respirar pero no lograba ver a mi agresor hasta que un relámpago iluminó la habitación y
pude ver mi reflejo en el espejo mientras era inmovilizada por él.

– Creíste que podías escapar de mí – dijo la iracunda voz de mi padre y pude percibir el fuerte olor
a alcohol.

Intente liberarme y pedirle ayuda a Patrick pero el dormía profundamente.

– No creas que él te ayudará, tu madre me abandonó por tu culpa y ahora me las vas a pagar – dijo
colocando una fría navaja en mi cuello para luego deslizarla hacia mi nuca y continuar bajando por
mi espalda, podía sentir claramente el frío metal a través de mi pijama.

– Todo esto es tu culpa – levantó la mano con la que empuñaba la navaja y la introdujo de golpe
en mi espalda.

Desperté abruptamente, gritando mientras Patrick sacudía mis hombros y las lágrimas
comenzaban a correr por mis mejillas.

– Tranquila, estás a salvo, solo fue un mal sueño – dijo rodeándome con sus brazos mientras yo
sollozaba en su cuello.

– Lo lamento – dije luego de unos minutos de lagrimas y sollozos.

– Quieres hablar al respecto? – preguntó suavemente.

– Son solo pesadillas hacía tiempo que no ocurría tal vez fue por la tormenta, crecí en Forks un
pequeño pueblo en el estado de Washington donde llueve todo el tiempo y mi padre era un
hombre muy violento por eso no me gusta hablar de él y creo que la tormenta me trajo esos
recuerdos – dije restándole importancia.

– Si no quieres contármelo ahora está bien pero por favor no le restes importancia – dijo aun
sosteniéndome contra su pecho.

– Gracias – susurré y dejándome llevar levanté mi rostro y junte sus labios con los míos.

Nuestros labios se movían suavemente pero de inmediato la naturaleza del beso cambió
volviéndose mucho más apasionado.

Pese a que aun temblaba de miedo por mi vivido y tormentoso sueño de inmediato sentí a mi
cuerpo responder con la misma pasión que en la tarde mientras estábamos en su oficina y su
respuesta no se hizo esperar, nuestras lenguas barrían la boca del otro explorándola, devorándola,
repartiendo electricidad por donde sus manos me acariciaban.

Suavemente nos recostamos en la cama sin despegar nuestros labios mientras él acariciaba mi
rostro y su mano continuaba deslizándose por mi cuello y por encima de mis senos sin detenerse a
acariciarlos, bajando por mi estómago y aun por encima de la fina seda me estremecía ante su
tacto.

Su mano continuó su recorrido hasta llegar a mi muslo y se detuvo.

– Te deseo más de lo que nunca llegué a desear a ninguna mujer pero no quiero que te sientas
presionada a hacer nada que no quieras – susurró cerca de mis labios con sus ojos oscurecidos por
la pasión contenida.

– No hay nada que desee más en este momento que estar entre tus brazos – dije con la
respiración entrecortada y de inmediatos sus labios regresaron a los míos aun con más pasión.
Sus labios se deslizaron por mi mandíbula, por mi cuello y hombro removiendo con sus dientes la
fina tira para apartarla de su objetivo y continuó hacia el otro lado para repetir la acción con el
otro tirante y así lograr que mis senos quedaran al descubierto ante su hambrienta mirada, y
siguió repartiendo besos húmedo por mi pecho hasta llegar a uno de mis senos y tomarlo entre
sus labios.

Succionaba suavemente mis senos alternando su atención entre ambos enloqueciéndome por
completo, despertando cada terminación nerviosa de mi cuerpo.

Sentía mi cuerpo arder en llamas por sus íntimas caricias arrancado un gemido tras otro de mi
garganta, abandono mis senos para volver a mis labios, podía sentir su tremenda erección contra
mi cadera.

Se enderezó frente a mi tomándome entre sus brazos me levantó hasta estar sentada frente a él
para quitar mi bata por mi cabeza dejándome únicamente con la diminutas bragas a juego con la
bata, me miró unos segundos con adoración y de inmediato volvió a mis labios besándome con
pasión mientras sus manos acariciaban mi espalda hasta que se topó con la pequeña cicatriz
horizontal en mi espalda que antes no había notado ya que la tira del broche de mi brazier la cubre
casi por completo y pude sentir que sus labios se tensaban sobre los míos pero sabiamente no dijo
nada y en unos instantes más la tensión había desaparecido debido a nuestras caricias.

– Tienes algún método anticonceptivo – preguntó Patrick de repente.

– Píldoras – dije entre jadeos sin pensarlo el sonrió y se inclinó había a la mesita junto a la cama y
saco un preservativo.

– Por precaución usaremos esto aunque se que estoy en perfecto estado de salud pues mi último
chequeo fue hace un mes y siempre me cuido – dijo con la respiración acelerada y lo dejó a un
costado de la cama.

Yo estaba demasiado abrumada con las sensaciones pensar en lo que el acababa de decir.
Sus labios continuaron devorando los míos mientras su mano se movió hasta mi cadera y
enganchó sus dedos en mi ropa interior.

– Espera no se como hacer esto – dije de repente invadida por el miedo.

– Andrea ya te lo dije si no estás convencida… – puse mi dedo índice contra sus labios.

– Es solo que nunca lo he hecho – dije sintiendo mi rostro arder.

– No has hecho que? – preguntó confuso.

– Nunca he tenido relaciones con nadie… esta… esta es mi primera vez – dije titubeando.

– Pero las píldoras…

– Mi doctora me las resetó para regular la menstruación – le expliqué.

Pude ver la confusión y luego la comprensión atravesando su rostro, de inmediato su mirada se


suavizo.

– Estás segura que deseas que yo sea el primer hombre en tu vida? – dijo con sus hermosos ojos
verdes oscurecidos por la pasión.

– No hay nadie más en el mundo con quien me imagine haciendo esto – dije sosteniendo su
mirada.
– Lamento si fui brusco en un inicio, no tenía idea y aunque suene machista de mi parte... No
sabes cuánto me excita saber que soy el primero – dijo frotando su erección sugestivamente en mi
vientre para que yo pudiera sentirla.

Mientras me besaba aun podía sentir su pasión pero a la vez sus besos eran más tiernos, pero no
pasó mucho antes de que se volvieran más profundos e insistentes.

Su mano se deslizó con facilidad dentro de mi ropa interior y gimió suavemente al sentir lo
húmeda que me encontraba.

Sus hábiles dedos acariciaban mi intimidad estimulándome hasta hacerme perder la razón tanto
así que no supe en que momento había removido mi única prenda y se había quitado las suyas
dejándome sin aliento al ver su cuerpo desnudo y su descomunal erección.

– Creo que no necesitaremos esto – susurró contra mis labios lanzando el preservativo sobre la
mesa de noche, yo a penas era consciente de lo que escuchaba.

Se posicionó sobre mi cuerpo y muy lentamente se deslizó dentro de mi hasta que sentí el dolor
profundo en cuanto traspaso la fina barrera de mi virginidad, de inmediato un jadeo de dolor se
escapó de mis labios y mis uñas se clavaron en su suave pero musculosa espalda.

– Eres hermosa – susurró entre gemidos.

– Y ahora eres solamente mía – mordí mi labio para contener un gemido de excitación al escuchar
sus palabras.

Se quedo quieto un momento para darle tiempo a mi cuerpo de adaptarse al suyo para luego
empezar a moverse muy lentamente.

De inmediato el dolor remitió para dar paso a algo que jamás había experimentado… el placer.
Su miembro entraba y salía de mi cuerpo casi por completo haciéndome tocar el cielo y
arrancándome gemidos en cada estocada.

Sus embestidas eran cada vez más rápidas y profundas hasta alcanzar un ritmo frenético, dentro
de mi empezaba a formarse una extraña y desconocida sensación mientras gemía audiblemente.

Podía sentir como el fuego aumentaba en mi vientre hasta que con tres embestidas más pude
sentir como mi cuerpo entero se fragmentaba entre sus brazos por el placer de mi primer orgasmo
golpeándome con fuerza mientras balbuceaba una enredada versión de su nombre.

La habitación se llenaba de nuestros gemidos, con dos embestidas más Patrick se quedó quieto
con los ojos cerrados y los músculos de sus brazos y espalda tensos mientras se vaciaba en mi
interior susurrando mi nombre.

Me besó suavemente antes de salir de mi y luego acomodó las sabanas para cubrir nuestros
cuerpos desnudos.

– Ven aquí – dijo sonriendo mientras me atraía al abrigo de sus brazos.

– Debes descansar, mañana será un largo día – dijo y besó mi cabeza y segura entre sus brazos me
abandoné en un sueño profundo.

Capítulo 9: Sentimientos.

Aun un adormilada y con los ojos cerrados me pregunté en donde me encontraba y solo tarde dos
segundos en recordar donde me encontraba y la maravillosa noche que había pasado con Patrick.
Todo había sido perfecto el había hecho de mi primera vez algo realmente especial, cada beso,
cada caricia con solo recordar lo que había pasado la noche anterior lograba estremecerme y
ahora ya no me quedaba la menor duda de que lo amaba, él había entrado en mi corazón y lo
amaba con locura la pregunta era ¿Llegaría él a amarme algún día? Prefería no pensar demasiado
en esa respuesta y optaba por imaginar que me amaba igual que yo a él y disfrutar de esa hermosa
fantasía.

Abrí los ojos para encontrarme con los brillantes rayos del sol invadiendo la habitación de Patrick
que con la brillante luz de la mañana lucía aun más impresionante y al girar mi rostro hacia los
enormes cristales que daban hacia la terraza recordé la primera vez que vine a su casa y él había
dicho que su habitación tenía la mejor vista de toda la casa y definitivamente tenía razón.

La impresionante habitación solo se veía opacada por la maravillosa vista del océano bañado por
el sol, definitivamente la habitación y la maravillosa vista hacía del lugar algo surrealista, envolví
mi cuerpo desnudo en la sabana y caminé hasta las puertas de la terraza para admirar mejor la
maravillosa vista.

– Definitivamente la vista ha mejorado de forma impresionante esta mañana – dijo Patrick a mis
espaldas usando solamente el pantalón de su pijama y con el cabello húmedo pues al parecer ya
se había duchado y yo me apresuré a acomodar la sábana que había acomodado
descuidadamente a mí alrededor y que dejaba descubierta gran parte de mi espalda, aunque
cubrirme era algo estúpido después de lo ocurrido anoche.

– Buenos días – susurré deslumbrada por su enorme sonrisa sosteniendo una charola con lo que
parecía nuestro desayuno.

– Buenos días – contestó aun sonriendo y se detuvo a darme un corto beso en los labios antes de
poner la charola en la mesa que había en la terraza.

Desayunamos en un silencio cómodo en medio de miradas tiernas y sonrisas coquetas aunque con
algo de prisa pues el avión estaba programado para las 9 de la mañana y teníamos poco tiempo.

*******
Nos encontrábamos ya dentro del lujoso y moderno avión privado de Patrick cuando el capitán dio
el aviso de abrochar los cinturones pues estábamos a punto de despegar.

No quería ser paranoica pero aunque Patrick se había comportado de forma habitual y
extremadamente cariñoso después de haber hecho el amor anoche, tenía la sensación de que por
momentos estaba pensativo y mi lado pesimista se manifestó enseguida haciéndome pensar que
estaba arrepentido por lo que habíamos hecho pero decidí ignorar aquellos pensamientos y darle
tiempo después de todo eso era lo que el me había pedio en un inicio, ya me diría lo que le ocurría
cuando estuviera listo.

Patrick paso gran parte de viaje trabajando y yo imité a Jacob quien leía un libro sobre casos del
FBI sin resolver y saqué un libro de mi bolso para leer. Empecé leyendo Fallen de Lauren Kate
perdiendome en la historia, pero de vez en cuando sentía la mirada de Patrick y cuando levantaba
la mirada lo veía lanzándome miradas lascivas por encima de su laptop y de vez en cuando
interrumpía su trabajo para cruzar unas cuantas palabras conmigo.

– Arriba dormilona – susurro Patrick besando suavemente mi sien.

– Lo siento me quede dormida – dije estirándome aun adormecida.

– No tienes por que disculparte fue un largo vuelo – dijo sonriendo – abrocha tu cinturón estamos
a punto de aterrizar.

Por suerte el aterrizaje fue muy suave y calmado.

Después de las largas horas de vuelo el avión aterrizó a las 4:30 de la mañana hora de Londres y
apenas salimos había un Audi SUV color negro esperándonos y su conductor abrió la puerta y bajó
rápidamente, en cuanto lo vi lo reconocí era el padre de Patrick.
– Patrick hijo que gusto verte – dijo con los brazos abiertos y Patrick correspondió a su abrazo
mientras yo me quedaba parada junto a Jacob con los nervios de punta.

– Respira – me susurró Jacob amablemente y entonces me di cuenta que estaba conteniendo el


aliento.

– Jacob que gusto volver a verte – dijo Carlisle amablemente.

– Hola Carlisle – contestó Jacob con la misma emoción.

– Y quien está hermosa jovencita? – dijo dirigiéndose a mi y de inmediato Patrick se paró a mi lado
y me acercó a él abrazándome por la cintura.

– Papá te presento a mi novia, Andrea Swan – dijo Patrick mirándome a los ojos con tal adoración
que me derritió el alma.

– Mucho gusto señor Graham – dije extendiendo mi mano hacía el pero fui tomada por sorpresa
cuando al igual que a Patrick me abrazó.

– Nada de señor solo Carlisle por favor, a demás ya casi eres parte de la familia Andrea – dijo
sonriendo.

– Gracias Carlisle y por favor solo Andrea – dije sintiendo el sonrojo en mis mejillas mientras
Patrick sonreía por mi expresión.

Jacob se acomodó en el asiento del copiloto al ver que Patrick se deslizaba conmigo en el asiento
trasero colocando su brazo en mis hombros y tomó con su mano libre mi mano.

– Relájate, todo va a estar bien – susurró en mi oído.


– Para ti es muy fácil decirlo – susurré en respuesta.

En menos de lo que creí llegamos a la mansión de campo de los Graham rodeada por altos y
gruesos muros de piedra, nos detuvimos frente a un gran portón negro Carlisle sacó la mano y
digitó un código y de inmediato la puertas se abrieron para darnos la imponente mansión color
beige rodeada por una enorme área verde.

Cuando estacionamos frente a la casa me estremecí al ver la gran comitiva que empezaba a salir
por la puerta pensé a ser aun demasiado temprano.

– Patrick – gritaron todos a coro.

Todos estaban allí y aun en pijamas aquella familia parecía sacada de un comercial de ropa de
cama Esther, Helens, Jasper, Vanessa, Erick y Rosalie quienes estaban pasando unos días allí pues
en realidad tenían un apartamento en Belgravia uno de los mas exclusivos barrios residenciales de
Londres en el mismo edifico también los padres de Patrick tenían un apartamento ya que el
edificio les pertenecía.

Gracias a Dios todos lucían igual que en las fotografías y a nadie se le había ocurrido cambiar de
look, todos sonreían cálidamente, después de los abrazos para con Patrick y Jacob la atención se
centró en mi y Patrick me atrajo a su cuerpo aferrándome por la cintura.

– Familia les presento a Andrea Swan, mi novia – dijo Patrick con cierta nota de petulancia y de
inmediato me vi inmersa en un mar de saludos y abrazos.

Una vez adentro vi la exquisita decoración de la casa y pude ver el talento y el buen gusto que
poseía la madre de Patrick a la hora de decorar.

– Vengan chicos los llevaré a su habitación para que descansen un poco antes del desayuno – dijo
Esther encaminándose hacia las escaleras.
Patrick tomó mi mano y todos la seguimos hasta la planta superior.

– Esta es tu habitación Jacob ponte cómodo y tu mi cielo tu habitación está igual que siempre no
se ha movido nada – dijo Esther sonriéndole con ternura a su hijo y nos acompañó hasta la puerta
de la habitación de Patrick que quedaba al final del pasillo.

– Descansen chicos y una vez más bienvenida a la familia Andrea –dijo amablemente.

– Gracias señora Graham.

– Ah ah ah – dijo Esther reprobatoriamente.

– Gracias Esther – dije rectificando de inmediato.

– Debes estar exhausta – dijo Patrick conduciéndome al interior de la habitación.

– Ven aquí – dijo y me ayudo a quitarme la chaqueta y los zapatos – descansemos un poco.

Ambos nos acomodamos en la cama y Patrick me abrazó por la espalda atrayéndome a su cuerpo,
estaba exhausta y pronto caí en un sueño profundo.

***********
Me desperté aun envuelta en el calido abrigo que me ofrecían los brazos de Patrick y de repente oí
que llamaban a la puerta, rápidamente me zafé de su agarre, Patrick también lo había escuchado
pero continuó dormilado en la cama.

– Hola Andrea – dijo Helens tras la puerta impecablemente vestida y arreglada completamente
diferente a su look de la mañana.

– Hola Helens – contesté sonriéndole.

– Lamento despertarlos pero el desayuno estará listo dentro de poco y mamá me envió a
llamarlos.

– De acuerdo Helens bajaremos en seguida – dije y cerré la puerta.

Fui hasta el baño mientras Patrick aun se estiraba en la cama, me lave los dientes cepille mi
cabello y me metí en la ducha.

Mientras me duchaba pensaba en que Patrick no había venido tras de mi a la ducha aun cuando ya
estaba despierto y escucho a Helens, de inmediato mi temor se acrecentó ¿Acaso se había
arrepentido de haber hecho el amor conmigo? ¿O acaso para él solo había sido sexo y no quería
que me hiciera falsas ilusiones?

No, no podía ser tan pesimista tal vez solo estaba un poco asustado por el hecho de que las cosas
hayan sido un poco apresuradas y necesitaba algo de tiempo, de seguro era eso.

Salí de la ducha y me envolví en una bata sintiéndome tranquila de mi conclusión y el estaba junto
a la puerta y me sonrió dulcemente y en ese momento mis miedos se disiparon.

– Descansaste – dijo acariciando mi mejilla.


– Si ¿Y tu? – le pregunté.

– Por supuesto, la compañía no pudo ser mejor – y juntó sus labios con los míos en un casto beso –
no tardaré - susurró.

Con mejor ánimo busqué en mi maleta y opté por un conjunto de lencería blanco, unos jeans, una
blusa blanca de mangas cortas, chaqueta café, botas del mismo color y coloque todas las prendas
sobre la cama.

Me apresuré en vestirme antes de que Patrick saliera de la ducha pero no fui lo suficientemente
rápida pues apenas había terminado de ponerme mi ropa interior cuando él salió de la ducha
envuelto en una toalla con el pecho descubierto y su cabello húmedo y desordenado, su mirada
recorrió descaradamente mi cuerpo a medio vestir y se acercó a mi lentamente.

Colocó su mano en mi mejilla y juntó nuestros labios en un beso lento pero profundo al cual yo
respondí inmediatamente, sus brazos se deslizaron por mi cuerpo presionándome más contra el
suyo mientras su lengua barría mi boca cambiando la naturaleza del beso.

Suavemente me hizo retroceder hasta recostarme con delicadeza en la cama y se acomodó sobre
mí, continuó besando mi mejilla, siguió deslizando sus labios hasta alcanzar mi cuello hasta llegar
al inicio de mis pechos, podía sentir su erección contra mi muslo, engancho su dedo índice en la
copa de mi brazier y descubrió uno de mis senos y tomando el pezón entre sus labios empezó a
succionar suavemente arrancando un gemido de mi garganta y entonces... el encanto se rompió.

– Chicos tía Esther los está esperando – dijo la voz de Vanessa del otro lado de la puerta, pude
escuchar como soltaba una risita y de inmediato sentí el calor subir por mi cuello hasta mis
mejillas.

– Enseguida vamos Nessie – gritó Patrick sonriendo por mi expresión.


Nos vestimos tratando de ser rápidos en nuestro arreglo, Patrick se opuso unos jeans y una camisa
blanca con la que se veía divino para luego bajar tomados de la mano.

– Oh mírenlos… se ven tan lindos – exclamó Esther en cuanto entramos al hermoso comedor
decorado con grandes cortinas rojas y paredescolor azul grisáceo y un mueble con espejo en la
pared de la cabecera.

– Hacen una linda pareja – secundaron Helens y Rosalie mientras Vanessa solo sonreía y me
pareció que lo hacía mirando a Jacob.

Y de inmediato empezaron una ronda de preguntas sobre como y donde nos conocimos
afortunadamente mientras estábamos en el avión le había contado a Patrick la versión que Angela
había divulgado aun temiendo a que se disgustara, pero por el contrario a Patrick le pareció una
excelente historia e incluso dijo que merecía un bono por ello, así que nos apegamos a ese
argumento y en cuanto a nuestras preferencias gracias a nuestras pláticas nocturnas las
conocíamos a la perfección.

– Espero que hayas traído algo lindo para la recepción que daremos esta tarde para celebrar que al
fin todos estamos juntos será fabuloso la haremos en el jardín, claro que si no encontraremos algo
para que uses – dijo Helens sonriendo amablemente.

– No creo que sea necesario pero te agradecería si me ayudaras a escoger algo de entre lo que
traje – le dije a Helens ya que Patrick me había hablado del excelente gusto que tenía su hermana.

– Claro que si, además organicé algo sencillo solo la familia y unos cuantos amigos para celebrar
que todos estamos juntos – dijo emocionada.

– Seguro que solo unos cuantos amigos?– preguntó Patrick.

– Bueno casi todos nuestros amigos – contestó Helens.


El desayuno trascurrió sin incidentes pero pude confirmar mis sospechas a Vanessa le gustaba
Jacob y cada vez que ella estaba distraida él la miraba como si fuera el espectáculo más
interesante del mundo, en cuanto todos terminaron Helens decidió que era hora de ocuparnos de
nuestros vestidos para la fiesta pues ya nos quedaban pocas horas.

**********

Para cuando los invitados empezaron a llegar ya todas estábamos listas en la habitación de Helens
quien había escogido para mi un vestido beige corto de un solo tirante, ligeramente ajustado, con
una cinta ancha color crema bajo el busto que según Helens lo resaltaba favorablemente y arreglo
mi cabello dejándolo suelto, colocó un broche plateado en un costado me onduló las puntas Desde
la ventana de la habitación de Helens pude ver a Patrick su hermano y Jacob hablando con los
invitados y me quedé con la boca abierta viéndolo con su traje gris hecho a medida y sin corbata
pues era una fiesta bastante informal si se consideraba el estilo de vida de los Graham.

– Se ve muy guapo verdad – dijo Esther en voz baja junto a mí y yo solo asentí sonriendo.

Mi rostro empezó a arder en ese momento de seguro me había descubierto viendo a su hijo con la
boca abierta.

– No tienes porque apenarte me alegro que estés tan enamorada de él puedo verlo en tus ojos, la
forma en que lo miras – dijo sonriendo – y la forma en la que él te mira a ti, tengo que agradecerte
este cambio, junto a ti es diferente… más feliz puedo ver cuanto te ama, solo puedo decirte
bienvenida a la familia – añadió Esther y besó mi mejilla.

– Gracias Esther – dije sinceramente.


Deseaba con todo mi corazón que Esther tuviera razón sobre los sentimientos de su hijo pero
sabía que no era así, talvez algún día pero no debía hacerme ilusiones, por lo pronto viviría
intensamente el tiempo que lo nuestro durara.

Al traspasar la puerta hacia el jardín pude ver a Patrick de espaldas a mi pero giró de inmediato
cuando Jacob me miró y me señaló con su barbilla, tuve el placer de ver como los ojos de Patrick
recorrieron todo mi cuerpo y se apresuró hacia mi sin despegar su mirada de mi.

– Luces realmente hermosa – dijo aferrándose con su brazo a mi cintura.

– Gracias.

– Mi hermana hizo un buen trabajo contigo tendré que agradecérselo más tarde – dijo cerca de mi
oído.

– Hola Jacob – dije en voz baja apenada por haberlo ignorado.

– Hola señorita Swan – dijo respetuosamente.

– Por favor Jacob solo Andrea.

– De acuerdo Andrea – dijo sonriendo.

– Patrick – dijo una voz masculina a nuestras espaldas y al girarnos había un joven rubio, de ojos
azules, ligeramente más bajo que Patrick y aproximadamente de la misma edad.

– Mike – dijo Patrick con sequedad.


– ¿Como estás? – preguntó Mike mientras se daban un tenso apretón de manos.

– Mas que bien – dijo Patrick mientras sentía su brazo tensarse alrededor de mi cintura – te
presento a mi novia Andrea Swan.

– Mucho gusto Mike Thomas – dijo tendiéndome su mano.

– Mucho gusto Andrea Swan – dije educadamente aunque lo único que quería era saber porque
Patrick se comportaba así.

– Si nos disculpas Mike hay muchas personas a las que deseo saludar – se disculpó Patrick
rápidamente con él.

Quise preguntar el porque de su antipatía hacia Mike pero no tuve tiempo pues fuimos abordados
por muchísimos conocidos de Patrick a los que me presentó con orgullo y de buen agrado.

Patrick y yo nos encontrábamos compartiendo una copa de champagne con Jacob y Vanessa
cuando vi a Helens prácticamente corriendo hacia nosotros en sus altos tacones plateados la
verdad es que no entendía como lo lograba.

– Lo siento hermanito, pero necesito que me prestes a tu novia un momento – y sin esperar su
respuesta tomo mi brazo y literalmente me arrastró.

– Nessie – dijo para que también nos siguiera dirigiéndonos hacia la casa.

– Rose tu también – dijo cuando pasamos junto a Rosalie quien se encontraba cerca de la entrada
platicando con Erick y Carlisle.

– ¿A donde vamos? – pregunté ya en el interior de la casa.


– A mi habitación – contestó Helens – hay algo desagradable de lo que debemos ocuparnos –
añadió y mi corazón empezó a latir desbocado ¿Acaso Helens lo sabía todo?

– Me van a decir de una vez por todas que ocurre – dije en cuanto entramos a la habitación de
Helens y el semblante de Helens se volvió más serio pero Rosalie y Vanessa no parecían intrigadas
de manera que ellas sabían de que se trataba.

– Primero que nada sientate frente al espejo necesitamos retocar tu peinado y maquillaje –
automáticamente obedecí.

– Andrea ¿Patrick te ha hablado de su exnovia? – preguntó Alice y yo respiré profundo, era eso
sobre lo que quería hablar.

– ¿La que lo plantó un día antes de la boda? – pregunté pretendiendo parecer inocente.

– Exacto… veo que Patrick te lo ha contado todo – dijo Rosalie sonriendo.

– No me extraña se nota que mi hermano está muy enamorado de ti – dijo Helens.

– Si se ven hermosos juntos – añadió Vanessa y yo solo podía permitirme fantasear que lo que
ellas percibían era cierto.

– Pero en fin, se suponía que la perra de Josette no vendría pero seguramente se enteró de que
Patrick y tú estarían aquí y decidió venir a lanzar algo de su veneno – dijo Rosalie.

– Y por eso estás aquí, porque debes lucir maravillosa y eclipsarla por completo – dijo Helens y
comenzó con su tarea.
– Será mejor que bajemos Patrick está muy impaciente creo que ya viene para acá – dijo Vanessa
observando por el ventanal.

– De acuerdo ya estamos listas, bajemos – dijo Helens.

– Oh, oh… zorra a las doce en punto – dijo Vanessa y todas corrimos hacia el ventanal.

Al asomarnos vimos a Patrick justo frente a nosotras caminando hacia la casa y una mujer delgada,
de cabello castaño claro, con un vestido corto color verde menta, varios metro detrás de él
apresurando su paso para alcanzarlo.

– Ahora vamos a bajar nos dispersaremos y tu harás como si ella no importara porque así es,
vamos – dijo Helens, tiró de mi brazo y salimos.

Efectivamente las chicas se dispersaron y yo me dirigí hacia donde Patrick hablaba con Josette, ella
le sonreía coquetamente y pese a que Patrick lucía serio y algo incómodo la sangre me hervía al
verlos juntos pero una figura masculina bloqueó mi campo de visión.

– Hola Andrea – dijo Mike Thomas.

– Hola – respondí intentando ser educada.

– Espero que te la estés pasando bien porque se nota que Patrick la está pasando muy bien – dijo
maliciosamente mientras volteaba hacia donde se encontraban Josette y Patrick.

– Ambos la estamos pasando muy bien – respondí ignorando su comentario malintencionado.

– ¿Quieres ir por una copa? – preguntó Mike.


– No muchas gracias – me apresuré a responder.

– Vamos serán solo unos minutos – insistió.

– Creo que mi novia dijo que no – dijo Patrick con la hostilidad marcando su aterciopelada voz.

– Tranquilo Graham solo le hacía compañía a tu novia mientras tu estabas ocupado con Josette –
dijo levantando las manos.

– Pues en tal caso gracias pero déjame aclararte que yo jamás estoy ocupado para ella – dijo en el
mismo tono gélido y sin más me tomó por la cintura aunque podía sentir la tensión en los
músculos de su brazo.

Me llevó al interior de la casa y nos dirigió hasta el final de un corredor y abrió la puerta para
descubrir el lujoso estudio de Carlisle que era parecido al de Patrick pero mucho más amplio y con
más libros, entramos buscando intimidad pese a que la casa se encontraba desierta pues todos se
encontraban en el jardín disfrutando de la fiesta.

– ¿Me puedes decir que hacías con ese idiota? – soltó de repente entramos en el estudio.

– ¿Que? – pregunté sorprendida.

–Ya me oíste que hacías hablando con ese idiota? – insistió y no pude evitar que la ira me
invadiera por sus acusaciones.

– Acabo de verte en un agradable reencuentro con tu ex y tu me acusas de coquetear con Mike


cuando intentaba librarme de él – le dije de forma acusatoria.
– Con que ahora es Mike – chasqueó.

– ¿Para esto querías que viniera? Para comportarte de esa manera y demostrar que solo soy una
adquisición – pregunté en un susurro.

– Aun no me has contestado ¿acaso te gusta? – casi gritó ignorandome.

No podía creer este fuera el mismo hombre que me había hecho el amor tan dulcemente, no
podía creer que se estuviera comportando de esa manera después de lo que paso con su ex
entendía que fuera desconfiado pero no permitiría que me tratara de esa manera.

– Porque te comportas de esa manera? O a caso te diste cuenta de que aun amas a Josette y estás
buscando una maldita escusa para deshacerte de mí, porque si es así solo debes decirlo – dije al
borde de las lágrimas.

– No cambies de tema además sabes muy bien que no se trata de eso – gritó pasandose la mano
por el cabello repetidamente.

– Si te vas a comportar como un maldito clon de mi padre yo me largo – dije y me giré para salir
del estudio pero su mano se aferro a mi muñeca y me impidió avanzar.

– No te vayas, te necesito conmigo – dijo suavizando su tono de voz y su cuerpo atrapó el mió
contra la puerta.

– ¿Porque que me quieres aquí? – grité en su cara.

– Porque te amo – dijo con los dientes apretados.

– ¿Que? – dije en un susurro.


– Te amo – dijo sosteniendo mi rostro entre sus manos con su mirada clavada en la mia.

– ¿Es que acaso no lo has notado? Te amo y no soporto la idea de que puedas estar en los brazos
de otro hombre… Te amo – continuó mirándome, suplicando por una respuesta.

– Yo también te amo – dije y una lágrima traicionera se deslizó por mi mejilla.

El exhaló todo el aire que había estado reteniendo y limpió delicadamente con una caricia de su
dedo índice la lágrima para luego tirar de mi rostro hasta unir nuestros labios besándolos
suavemente.

Nuestras labios se movían de forma sincronizada suavemente hasta que su lengua acaricio mis
labios y yo le concedí acceso a mi boca y entonces nos perdimos en las sensaciones.

Sus labios se movían hambrientos sobre los míos y yo correspondía a sus besos apasionados, su
cuerpo se presionó aun más contra el mío haciéndome sentir su tremenda erección contra mi
cadera mientras aferraba mis manos a su sedoso cabello.

Una de sus manos viajó hasta mis pechos acariciándolos por encima de mi vestido mientras la otra
tomaba mi pierna y la sostenía en su cintura, abandono mis pechos para alargar su mano y ponerle
seguro a la puerta, su cuerpo se frotaba contra el mío haciéndome gemir fuertemente por la
proximidad de nuestros sexos.

Algo en mi gemido lo hizo perder el control pues con un sensual gruñido me levanto entre sus
brazos hasta dejarme sentada en el borde del escritorio, llevó sus manos hasta el cierre de mi
vestido y lo bajo para luego deslizar rápidamente la parte superior de mi vestido y se deshizo
rápidamente de mi brazier lanzándolo al piso para luego devorar mis pechos apasionadamente.
Deslicé su saco por sus hombros hasta dejarlo caer al piso y con mis temblorosos dedos
desabroché los botones de su camisa dejando su pecho al descubierto y me incliné para besarlo
pasando mi lengua por su suave y cálida piel y tuve la satisfacción de oírlo gemir por mis caricias.

Sus manos se perdieron bajo la parte de mi vestido que aun llevaba puesta acariciando la parte
interior de mis muslos, gemimos a la par cuando el introdujo dos de sus dedos en mi húmedo
centro.

– Te necesito – dije entre jadeos.

– No tanto como yo a ti – respondió y quitó habilmente mis bragas.

Mis manos volaron a la cintura de su pantalón luchando desesperadamente por deshacerme de su


cinturón, el vio mi estado y se hizo cargo de mi tarea liberando su pronunciada erección.

– Eres tan hermosa – susurró.

Se hundió rápidamente en mi haciéndome arquear la espalda lo que provocó que la penetración


sea más profunda haciéndome gemir tan fuerte que casi fue un grito mientras envolvía mis
piernas alrededor de su cintura para atraerlo más a mi.

Teníamos suerte de que no hubiera nadie cerca pues nuestros gemidos resonaban en la gran
habitación.

– Oh por Dios eres tan cálida Andrea – dijo y aceleró el ritmo de sus embestidas.

Con cada estocada el fuego en mi vientre se acrecentaba hasta que explote en sus brazos
rindiéndome al placer que mi cuerpo experimentaba y pocos segundos después el encontraba
también su liberación.
– Te amo Andrea Swan – susurro cerca de mis labios aun con la respiración acelerada.

Yo no pude hacer más que cerrar los ojos y sonreír mientras saboreaba sus palabras
embriagandome en ellas.
Capítulo 10: Incidentes.

– Lo siento – dijo Patrick mientras acariciaba mi espalda.

Yo me encontraba sumamente cómoda recostada sobre su pecho escuchando los latidos de su


corazón mientras aun yacíamos a medio vestir sobre la alfombra en el estudio de Carlisle.

– ¿Sentir qué? – pregunté.

– Lo de hace un rato no debí hablarte así, tu no hiciste nada malo, es solo que me enfureció ver a
ese imbécil contigo – dijo con la voz tensa.

– ¿Porque lo odias tanto? – pregunté levantando mi cabeza para poder mirarlo.

– No diría que lo odio – dijo pensativo.

– Pero no lo toleras – añadí.

– Si – contestó sonriendo.

– ¿Me dirás el porque? – insistí.

– Sabes eres muy curiosa – dijo besando la punta de mi nariz.

– Si yo respondo a tus preguntas creo que también merecería algo de información – añadió
sonriendo pero pese a su sonrisa su mirada era cautelosa.
– Me parece justo – dije en contra de toda mi lógica.

– Pues la verdad es que nuestras familias siempre se han llevado bien, pero Mike y yo no tanto,
estudiamos siempre en las mismas instituciones y el no era tan buen estudiante como yo, sus
padres siempre me ponían como un buen ejemplo así que él creció con un odio gratuito hacia mi,
siempre fue muy competitivo, hacía lo imposible por salir con las chicas que me gustaban y me
quitó a un par de novias, y en los negocios también hay intentado hacerme algunas malas jugadas
pero no lo ha conseguido, es más cuando estuve con Josette siempre estaba rondándola el
simplemente es un tipo en el que no se puede confiar – dijo jugueteando con un mechón de mi
cabello mientras con su otra mano trazaba círculos en mi espalda.

– Trataré de recordarlo – susurré.

– ¿Que te dijo Josette? – pregunté sin poder detenerme.

– Nada en especial. Solo me saludo se disculpó por lo ocurrió hace un par de años e intentó
entablar algo de conversación, pero yo le dije que no era posible porque ya había dejado
demasiado tiempo sola a mi novia – dijo mientras acariciaba mi mejilla con sus nudillos.

– Ahora te toca – dijo.

– ¿Que quieres saber? – pregunté.

– Lo que tú quieras compartir conmigo – dijo mientras su mano se detenía acariciando sobre la
cicatriz en mi espalda.

– ¿Quieres saber que me ocurrió en la espalda verdad? – le pregunté.

– Solo si tú me lo quieres contar – se apresuró a responder.


– Creo que ya te has hecho una idea – dije acomodando mi mejilla en su pecho para que no viera
mi rostro.

– ¿Fue tu padre quien te hizo esto? – pregunto con una mezcla de incredulidad y enojo en su voz.

– Si fue él… estaba ebrio y muy enojado – dije y no pude evitar el estremecimiento que recorrió mi
cuerpo al recordar lo ocurrido.

– Maldito bastardo – mascullo Patrick en voz baja mientras me presionaba más contra su pecho.

– Te prometo que te lo contaré todo pero creo que ahora deberíamos volver a la fiesta, deben
estarse preguntando en donde estamos – vi que quería seguir preguntando pero sabiamente lo
dejó pasar y yo lo agradecí.

Ambos nos levantamos en silencio y empezamos a vestirnos y arreglarnos para volver a la fiesta.

– Espera – dijo cuando intenté alcanzar el pomo de la puerta para salir – en verdad lo lamento solo
ahora empiezo a darme cuenta lo difícil que debe ser para ti confiar en un hombre y yo me
comporté como un idiota contigo y no puedo dejar de decirte lo mal que me siento por ello – dijo
con voz torturada.

– Está bi… – intenté decir pero me silencio colocando su dedo índice sobre mis labios.

– No digas que está bien no lo está y te prometo que controlaré mis celos jamás volveré a tratarte
de una forma tan injusta – dijo mirándome intensamente.

– Te creo y te perdono – dije antes de darle un corto beso en los labios.


– Como me veo – dije acomodando mi cabello cuando salimos al pasillo y Patrick cerró la puerta a
nuestras espaldas con el propósito de volver a la fiesta.

– En verdad soy un maldito suertudo… mi novia es muy sexy – dijo sonriéndome de esa forma que
me hacía olvidar como respirar.

Se acerco a mí rápidamente, me tomó por la cintura presionándome a su cuerpo y me beso


apasionadamente devorando mis labios, barriendo cada rincón de mi boca con su lengua mientras
presionaba su cuerpo contra el mío haciéndome retroceder hasta que mi espalda chocó contra la
puerta.

Patrick abandonó mis labios y deslizó los suyos hasta mi barbilla y continuo mordisqueando
suavemente mi mandíbula hasta llegar a mi cuello donde se detuvo a torturarme con sus besos
hasta llegar a la base de mi cuello mientras me presionaba con sus caderas aun más haciéndome
sentir su creciente erección.

Podía sentir su errática respiración en mi cuello mientras que mi corazón latía desbocado en mi
pecho y mi respiración era un jadeo, mi cerebro me decía que debíamos parar estábamos en el
pasillo y cualquiera podría venir, pero mi cuerpo lo deseaba con desesperación, deseaba
desvestirlo allí mismo y volver a hacer el amor con él, pero ganó mi cerebro.

– Tenemos que volver… o Helens… vendrá a buscarnos – dije entre jadeos y cuando levanté mi
mirada allí estaba Josette de pie al final del pasillo mirándonos con los ojos abiertos como platos y
su rostro se encontraba pálido con la expresión de haber tragado algo desagradable pero no pasó
ni una fracción de segundo antes de que se recobrara y salió de allí volando pero por lo que dejaba
ver su rostro había visto nuestras nada discretas caricias.

Patrick se separó de mí y acomodó su saco así que aquel pequeño incidente paso desapercibido
para él y decidí no arruinar nuestro momento mencionando a esa molesta mujer y sonreí
internamente al recordar su expresión de disgusto al vernos definitivamente eso me iba a tener de
buen humor toda la noche.

– Lista – preguntó Patrick ofreciéndome su brazo.


– Por supuesto – dije tomándolo.

Al parecer nadie había notado nuestra ausencia la fiesta continuaba sin nosotros en el jardín y
todos los invitados la disfrutaban, Rosalie bailaba con su esposo, Vanessa hablaba con Jacob y
Helens al parecer era la única que lo había notado nuestra desaparición porque me guiño un ojo
miró a Josette y me sonrió abiertamente.

Patrick me condujo hacia la pista de baile y empezamos a movernos lentamente al ritmo de la


música, mi mirada se encontró con la de Josette que se encontraba charlando con Mike pero aun
lucía muy molesta, así que después de asesinarnos brevemente con la mirada decidí concentrarme
en el bellísimo hombre que bailaba conmigo y me susurraba palabras dulces al oído.

La noche transcurría y la fiesta era un éxito incluso yo la estaba disfrutando y me encontraba mas
relajada.

Después de cenar nos quedamos charlando todos en la mesa, entonces me disculpe pues
necesitaba ir al baño.

Patrick quiso acompañarme pero insistí en que se quedara con los demás pues ya conocía el
camino, cuando estaba a punto de salir me detuve frente al espejo, mientras acomodaba mi
cabello no podía evitar recordar el momento tan íntimo que acabábamos de compartir Patrick y yo
¡me dijo que me ama!... No lo puedo creer… sonriendo alisé mi vestido y dándome prisa salí del
baño ansiosa de encontrarme con Patrick en nuestra mesa cuando una conversación en la sala
llamó mi atención.

– Ya te presentaron a la nueva conquista de Patrick – dijo Josette de forma despectiva.

En cuando escuché de que iba la conversación decidí quedarme donde estaba y continuar
escuchando.
– No estaba algo… ocupada con Tayler – dijo de forma sugerente la rubia que la acompañaba.

– Pero los vi bailando y hasta donde sé no es una simple conquista pues la ha presentado como su
novia a todos los invitados – añadió.

– Tonterías – dijo Josette irritada – esa mujer no es competencia para mí.

– Después de lo que me contaste creo que está bastante interesado en ella – dijo la rubia.

– Eso es solo sexo Lauren, además no dudo que la haya traído hasta aquí solo para darme celos –
le contestó Josette.

– ¿Y ya te la presentó? – le preguntó Lauren.

– ¡Claro que no!… sabes bien que aun sigue dolido conmigo por lo que paso pero lo voy a
recuperar voy ha hacer que vuelva arrastrándose, porque estoy segura de que aun está loco por
mi – dijo Josette y la respiración se me quedó atrapada en la garganta.

– Pero no dices que a penas y te dejó hablar – le recordó Lauren.

– Ya te lo dije solo está enojado por lo que le hice pero volverá a mi de eso estoy segura – contestó
Josette algo irritada con su amiga.

– ¿Y que pasará con Mike? – le preguntó Lauren.

– Mike es solo diversión y así se quedara me equivoque cancelando mi boda, Patrick es más…
estable – dijo Josette.
– Eso quiere decir que es más rico – dijo Lauren.

– Además está buenísimo – dijo Josette y amabas rieron.

– Pero amiga ahora tienes competencia y de la buena por que aunque no lo quieras reconocer ella
es muy bonita – dijo Lauren de forma burlona.

– ¿Pero acaso te has vuelto loca? – le preguntó Josette completamente indignada – esa mosca
muerta no es competencia para mi, para cuando termine con Patrick el ya la habrá corrido de aquí.

La sangre en mis venas hervía en ese momento veía todo de color rojo, caminé hasta donde se
encontraban y deseaba con todas mi fuerzas arrancarle sus costosas extensiones una a una pero
me contuve.

– Pero esta mosca muerta está aquí para quedarse y ni se te ocurra poner tus manos sobre mi
novio o vas a saber de lo que esta mosca muerta es capaz de hacerle a una zorra como tú – ambas
se pusieron pálidas cuando me escucharon era claro que lo último que esperaban era verme
frente a ellas.

Josette trató de recomponerse y en un instante su rostro fue de la sorpresa a la furia y en cuanto


se paró frente a mi y abrió la boca para empezar a hablar fue interrumpida.

– Mucho cuidado con lo que vas a decir Josette – dijo Helens caminando hacia nosotras.

– Ella me faltó al respeto no pretenderás que se lo permita – dijo Josette pretendiendo hacerse la
victima.

– Por favor Josette estás hablando conmigo, si no te soportaba cuando eras la novia de mi
hermano menos voy a pretender que te tengo alguna consideración ahora – dijo Helens.
– Pero Helens ella empezó ¿no es así Lauren? – insistió Josette pero Lauren estaba tan nerviosa
que apenas y asintió.

– Pero Helens nada… te conozco muy bien y se de lo que eres capaz.

– Helens vas a creerle más a una desconocida que a mi? – preguntó ofendida.

– No me vengas con eso que en ti no se puede confiar o crees que no se que mientras estabas con
mi hermano te revolcabas con Mike – la cara de Josette al escuchar a Helens era todo un poema.

– En cuanto a Andrea por supuesto que confío más en ella que en ti y me alegro mucho de que no
necesite ayuda para ponerte en tu lugar, mas vale que la dejes en paz y conserves el bajo perfil
mientras estás aquí porque ya deberías saber bien que si mis padres permiten que estés en esta
casa es únicamente por lo mucho que consideran a tus padres, así que espero que trates a Andrea
con respeto y como tengas la retorcida idea de meterte entre ella y mi hermano mas te vale que
desistas o te las vas a ver conmigo y sabes bien que yo no me ando con rodeos – dijo Helens
mientras que Josette echaba humo pero los argumentos de Helens la habían dejado sin palabras.

– Vámonos Andrea mi hermano te está esperando – dijo Helens.

– Nos vemos chicas – les dije sonriendo.

– Que disfruten la velada – Helens añadió y en cuanto estuvimos fuera de la vista de ese par de
arpías empezamos a reír por lo ocurrido.

Camino a la mesa le conté todo lo que había pasado y Helens se puso furiosa pero decidimos
olvidarnos del incidente y seguir disfrutando de la fiesta pese al mal rato que acabábamos de
pasar.
Para mi fue muy sencillo olvidarlo pues cuando llegué hasta la mesa Patrick se puso de pie y
tomando mi mano me llevo hasta la pista de baile y pegándome a su cuerpo empezamos a
movernos pegando sus labios en mi oído mientras su cálido aliento hacía que se me pusiera la
carne de gallina.

– No sabes cuanto deseo que estemos a solas – susurró.

– Quiero quitarte este vestido y perderme en tu cuerpo – susurro otra vez besándome por debajo
de la mandíbula.

– ¿Y que estamos esperando? – dije y sentí como sus labios se curvaban en una sonrisa, no fue
sino hasta que Patrick cesó sus caricias para clavar su mirada en mi que me di cuenta de lo que le
acababa de pedir y sentí el calor subir por mis mejillas.

Tomó mi mano y me condujo hasta donde se encontraba su familia y después de disculparnos


argumentando que estábamos cansados por el viaje y el cambio de horario entramos a la casa y
literalmente corrimos hacia nuestra habitación entre besos y tropezones.

– Moría por estar a solas contigo – murmuró Patrick contra mis labios cerrando la puerta de un
puntapié.

Mientras sus labios continuaban devorando los míos sus manos bajaron el cierre de mi vestido
dejándolo caer a mis pies y sus labios abandonaron los míos para devorar mis senos con pasión.

Sus labios volvieron a los míos y caminamos hacia la cama sin despegar nuestros labios mientras
yo le quitaba el saco y con toda la rapidez que me era posible desabrochaba su camisa.

Para cuando llegamos hasta la enorme cama ya estábamos completamente desnudos, la ropa y los
zapatos estaba dispersa por todo el piso de la habitación, nos encontrabamos deseosos del otro.
Patrick me tumbó sobre la cama y sin preámbulo alguno me penetro de golpe mirandome a los
ojos, de mis labios se escapó un fuerte gemido y mi espalda se arqueó al recibir su profunda
embestida.

Sus rápidas embestidas y oírlo gemir mi nombre en mi oído me enloqueció hasta el punto de
hacerme gritar de placer, mi grito pareció excitarlo aun más, pues sus ritmo se volvió frenético y el
calor en mi interior crecía y crecía hasta que llegó a mi envolviendo todo mi ser en un devastador
orgasmo y me abandoné al placer mientras pronunciaba una distorsionada versión de su nombre y
luego de dos envestidas más el también encontró su liberación gritando mi nombre.
Capítulo 11: Día En Familia.

Al despertar y estirarme aun con los ojos cerrados en la cálida y enorme cama de Patrick debido a
mis músculos adoloridos sonreí al recordar el maratón sexual de la noche anterior.

- Me encantaría saber que estás pensando - dijo Patrick junto a mí y al abrir mis ojos lo encontré
recostado de lado apoyado con su codo observándome con su intensa mirada y una sonrisa
deslumbrante.

- En ti - susurré sonriendo mientras abrazaba mi almohada.

- Mas te vale - dijo y me arrastró entre sus brazos besándome apasionadamente mientras se
acomodaba sobre mi cuerpo.

- Buenos días - dijo presionando su erección contra mi pelvis.

- Buenos - días respondí tratando de sonar casual pero mi voz era un jadeo y el hecho de que
ambos estuviéramos aun desnudos solo lo hacía mas excitante podía sentir mi sexo
humedeciéndose cada vez más.

- Prefieres levantarte ya o te nos quedamos un rato más en la cama? - preguntó restregándose


contra mi.

- Opción dos por favor - murmuré.

- Excelente elección - dijo y sin más insertó en mí de un solo golpe.

Mientras empujaba fuertemente en mi interior arrancando de mis labios un gemido por cada
estocada haciéndome tocar el cielo por la exquisita sensación de sus penetraciones fuertes y
profundas se escucharon unos toques en la puerta y Patrick se detuvo.
- Patrick... - llamó Helens desde le otro lado de la puerta pero Patrick no respondió.

- Andrea... - dijo Helens ahora.

- Dime Hel... - y no pude terminar porque Patrick sonriendo maliciosamente me penetró con
fuerza.

- Mamá dice que bajen a desayunar - dijo Helens soltando una risita.

- En seguida... bajamos - dije torpemente interrumpida por otra profunda embestida.

- Ok solo... apresúrense - dijo Helens y por su tono de voz supe que estaba sonriendo.

Quise reclamar pero el continuó acelerando el ritmo de sus embestidas y toda la razón en mi
mente se nublo sumergida en un mar de sensaciones del que no quería salir.

Hasta que exploté ruidosamente presionándome a su alrededor en un intenso orgasmo en el cuan


él me siguió.

******

Después de una duche rápida y de vestirme con unos jeans, una blusa celeste de mangas cortas y
converse nos apresuramos hacia el piso inferior.

Cuando bajamos Patrick se quedó en la sala de entretenimiento viendo un partido de basquetbol


con los demás hombres de la casa mientras que yo preferí reunirme con las chicas en la cocina
pero cuando entre saludando sentí mi rostro arder al ver a Helens.
- Buenos días - contestaron todas en coro.

- Espero que hayas dormido bien cielo - dijo Esther cariñosamente pero antes que yo pueda
contestar Helens intervino sonriendo.

- Tranquila mamá estoy segura de que Andrea tuvo una noche y una mañana muy muy muy
placentera - dijo Helens sugestivamente.

- ¡Helens...! - la amonesto Esther y yo no podría haber estado más avergonzada.

Por suerte Helens no continúo con el tema y entre todas terminamos el desayuno rápidamente ya
que Esther les había dado el fin de semana libre a los empleados que trabajaron prácticamente
hasta la mañana recogiendo el desorden de la fiesta.

*******

El impredecible clima de Londres nos sonreía pues hoy el sol estaba radiante aunque el clima
continuaba siendo un poco más frío de lo que estaba acostumbrada me recordaba a los pocos días
soleados en Forks.

La familia entera había decidido pasar el día relajándose en el enorme jardín y almorzar allí,
Carlisle se encargaría de la parrilla mientras las chicas hacíamos ensalada y puré de patatas.

- Deberías decirle que te gusta - le dije en voz baja a Vanessa o más bien a Nessie como me había
pedido que la llamara cuando la vi mirando a Jacob con adoración mientras poníamos los
cubiertos en la mesa del jardín.

- ¿Qué? ¿Yo? no... No sé de qué hablas - dijo completamente sonrojada.


- Vamos Nessie no hay que ser un genio para darse cuenta de que ustedes se gustan - dije y
mientras hablábamos su mirada y la de Jacob se cruzaron y ella se puso de un intenso color
carmesí.

- Para muestra un botón - murmuré.

- ¿Soy tan obvia? - preguntó en voz baja.

- Pues si salta a la vista pero también es obvio que el se muere por ti deberían hablarlo - le
contesté.

- ¿Tu crees? - preguntó y yo solo me limité a asentir.

- De acuerdo lo pensaré - dijo sonriendo.

Pronto todo estuvo listo y todos no encontrábamos degustando la maravillosa comida entre
bromas y risas.

Después de terminar con el helado napolitano que Esther nos sirvió de postre y recoger los platos,
copas y vasos volvimos a nuestros lugares en el jardín hasta que Erick quien resultó ser un
entusiasta del fútbol propuso jugar un partido.

Los equipos estaban armados por un lado Jacob, Nessie, Patrick y yo, por otro lado Erick, Rosalie,
Jasper y Helens mientras que Carlisle y Esther se ocupaban de arbitrar recostados cómodamente
en una tumbona, Jake estaría en la portería por nuestro equipo y Erick que se jactaba de ser un
excelente guardameta sería el portero del equipo contrario.
El marcador cambiaba contantemente 1-0 en nuestra contra, empate, 2-1 a nuestro favor,
nuevamente empate, y las caídas estaban a la orden del día sobre todo por parte de las chicas,
Rosalie se quejaba constantemente por el lodo en su cabello pues había llovido mucho el día
anterior a nuestra llegada y aun habían charcos en el suelo.

Tanto Erick como Jake eran muy buenos sobre todo Erick era muy difícil anotar con él en la
portería y lo sabía así que hacía comentarios sobre lo genial que era cada vez que lograba atrapar
el balón.

El tiempo se agotaba y parecía que el encuentro quedaría empatado pero en el último momento
Nessie me pasó el balón y en un golpe de suerte Jasper resbaló y logre avanzar y anotar ante la
mirada atónita de Erick pues era el primer gol del día anotado por una chica.

De inmediato Patrick me levantó en sus brazos y me besó ante las risas de los presentes.

- Oh querida!... te felicito - dijo Esther y me abrazó sin importarle que me encontrara sudorosa y
cubierta de lodo seguida por Carlisle.

- Hijo creo que te acaban de dar un lección de humildad - dijo Carlisle a Erick quien hacía muecas
para nada conforme con el resultado del partido.

Después de un momento todos nos disculpamos pues necesitábamos una ducha con urgencia.

- Gracias - dijo Esther envolviendo en su abrazo nuevamente - hace tanto tiempo que no veía a mi
hijo tan feliz y relajado, gracias por hacerlo tan feliz.

- De nada, es él quien me hace feliz - dije tragando el nudo en mi garganta y parpadeando para
disipar las lágrimas que amenazaban con salir por las atenciones que está familia tenía con una
completa desconocida como yo.
Apresuré mi paso hacia la habitación y cuando entre escuche a Patrick preparando el baño así que
me paré junto a la ventana intentando calmar mi repentino ataque de sentimentalismo pero fue
inútil las lágrimas traicioneras empezaron a fluir pese a mis esfuerzos por controlarlas.

Patrick envolvió sus brazos a mi alrededor abrazándome por la espalda sobresaltándome y sentí su
risa mientras besaba mi cuello pero cuando me miró a la cara todo su cuerpo se tensó.

- ¿Qué es lo que va mal cariño? - preguntó con la preocupación marcando sus hermosos ojos.

- No es nada - dije rápidamente.

- Amor puedes decirme lo que sea que esté pasando por favor no me preocupes - dijo tomando mi
rostro entre sus manos clavando su intensa mirada en mí.

- Es solo que tu familia me hace sentir... amada, son una hermosa familia y yo soy una desconocida
y me tratan... como si fuera parte de la familia - dije en un susurró intentando que mi voz no se
quebrara pero falle miserablemente.

- Cielo, eso es porque eres muy fácil de amar - dijo presionándome contra su pecho - eres la mujer
más hermosa y dulce que he conocido ¿Como no te amarían?... ¿Porque lloras? - preguntó
mientras me conducía hacia el sillón.

- Es solo que jamás me había sentido así mi familia nunca fue así solo éramos papá, mamá y yo.
Papá no se interesaba mucho en nosotras y para mamá la misión de su vida era estar al pendiente
de papá y no molestarlo en nada aunque sus esfuerzos fueran inútiles - dije mientras las lagrimas
continuaban rodando por mis mejillas.

- ¿Quieres hablar de ello? - preguntó Patrick mientras me atraía a su pecho envolviéndome en sus
brazos.
Decirle esto a Patrick fue más sencillo de lo que creía fue como si se rompiera una presa dentro de
mi y la información empezó a fluir.

- Papá era oficial de policía en Forks siempre tuvo un carácter muy fuerte y cuando comenzó a
beber todo se salió de control, luego empezó a golpear a mamá, ella siempre lo justificaba decía
que estaba estresado que no era un mal hombre, se desvivía por atenderlo y procuraba que nada
lo moleste creo que en el fondo temía que papá me lastimara y se esforzaba por que nada
desencadenara su furia, siempre que peleaban mamá me decía que me encerrara en mi habitación
y yo lo hacía porque él me daba miedo, hasta que una noche llegó ebrio y la golpeo sin razón
alguna, la golpeo tan fuerte que me asusté y llamé a la policía. Cuando la policía llegó arrestaron a
papá y trasladaron a mamá al hospital, no tuvo heridas importantes pero necesitó varias puntadas
en una ceja y tuvo varios moretones en el rostro pero cuando la policía llegó a tomar su
declaración se negó a presentar cargos pese a que la señora Weber la madre de Ángela le
aconsejó que lo hiciera, ella dijo que no iba a encarcelar al padre de su hija, yo me enojé mucho
con ella por no hacerlo, pero al menos decidió dejarlo - Patrick solo escuchaba en silencio pero
podía sentir como cada músculo de su cuerpo se tensaba.

- El se fue y por varias semanas no supimos de él, mamá cambió todas la cerraduras de la casa,
hasta que un día llego a media noche y se las arregló para entrar por una ventana, era una noche
de tormenta muy común en Forks y los ruidos de cosas rompiéndose en la planta baja me
despertaron. Me levante rápidamente pero antes de que fuera consiente de lo que ocurría alguien
me tomo por la espalda podía sentir su aliento a alcohol y de inmediato supe que era papá - dije
respirando profundo para poder continuar.

- Vi nuestro reflejo en el espejo iluminado por un relámpago y esa imagen de él manteniéndome


inmovilizada con una mirada salvaje y la ira marcando su rostro me ha producido pesadillas por
mucho tiempo.

- Eso fue lo que soñaste la noche que te quedaste conmigo en mi casa? - preguntó y yo asentí.

- Mi padre no amaba a mamá pero la veía como de su propiedad y me culpaba porque ella lo había
dejado y esa noche me lo dijo antes de clavarme una navaja en la espalda. Nunca he tolerado la
sangre así que cuando me hirió y la olí me desmayé, él se fue pensando que me había asesinado.
Desperté al día siguiente en el hospital, la herida no lastimó ningún órgano pero perdí mucha
sangre porque no fue hasta las 3 de la madrugada que mamá volvió en sí que me encontró y pidió
ayuda, Ángela estaba conmigo y me dijo que mamá también estaba en el hospital con un par de
golpes y una contusión leve pero ya estaba bien y al fin decidió denunciar a papá por maltrato en
intento de asesinato - concluí.

- ¿Y qué pasó con tu padre? - preguntó Patrick en un susurro.

- Estuvo en prisión un tiempo, mamá y yo nos mudamos aquí, yo conseguí empleo medio tiempo
en un supermercado hasta que terminé la preparatoria, logre entrar a la universidad y Ángela
decidió estudiar en el mismo lugar, nos mudamos a un pequeño apartamento y conseguimos
trabajo como camareras en una cafetería cerca del campus. Hace dos años me llamaron desde el
hospital de Forks para avisarme que mi padre estaba internado, tenía cáncer terminal por lo visto
sus años de alcoholismo causaron gran daño a su hígado.

- ¿Fuiste a verlo? - preguntó acomodando un mechón de cabello en mi oreja.

- Después de pensarlo toda la noche en la mañana decidí irlo a ver, fue una gran impresión verlo
tan devastado, me pidió perdón y no pude negarme así me quedé con él durante una semana
hasta que finalmente falleció, volví a Los Ángeles y me concentré en el trabajo y la universidad,
mamá conoció a Phil y parece que al fin encontró la felicidad con él, me gradué y llegue a trabajar
a tu empresa, me quede atrapada en el ascensor y ahora heme aquí - dije con una fingida sonrisa.

Sin decir nada me besó suavemente, cuando nos separamos se puso de pie llevándome con él dijo
exactamente lo que necesitaba oír.

- Te amo...

Volvió a juntar nuestros labios en un beso lleno de amor y ternura devorando mis labios sin prisa
alguna, tomo el borde de mi blusa y yo levanté mis brazos para facilitar su tarea, él me la quitó
lentamente y yo hice lo mismo con su camiseta.
Las prendas caían una a una sobre el piso mientras caminábamos lentamente sin dejar de
besarnos y acariciarnos hacia el baño.

Entramos en la ducha y jadee al sentir el agua caliente sobe mi piel Patrick cerró la cortina y
poniendo gel de baño en la esponja empezó a lavar mi cuerpo lentamente mientras yo disfrutaba
de su contacto y sus atenciones.

Luego con mis manos temblorosas yo imité su acción nos quedamos bajo el chorro de agua
mientras nuestros besos se volvían cada vez más exigentes y todos los músculos de mi vientre se
tensaban ante sus caricias.

Ambos estábamos llenos de deseo por el otro y pronto Patrick me levanto haciendo que mis
piernas se envolvieran en su cintura y me recostó contra los fríos azulejos del baño pero a penas y
tuve tiempo de notar su temperatura pues fui penetrada profundamente arrancando un profundo
gemido de mi garganta.

Continuó torturándome a un ritmo lento y cadencioso mientras encontraba el consuelo que


necesitaba entre sus brazos.

Sin dejar de embestirme bajó su rostro hasta mi pecho succionando uno de mis pezones con
fuerza mientras yo enredaba mis dedos en su sedoso cabello y tiraba mi cabeza hacia atrás
disfrutando de la maravillosa sensación, gimiendo descontroladamente.

Mis gemidos parecieron hacerle perder el control pues sus embestidas se volvieron más rápidas
hasta alcanzar un ritmo frenético hasta que ambos nos abandonamos dejándonos llevar al mismo
tiempo por un orgasmo devastador ahogando nuestros gemidos en nuestros labios.

- Te amo - susurré apoyando mi frente en la suya.

- ¿No más de lo que yo te amo a ti ? - dijo para luego ponerme con cuidado en el piso de la ducha y
cerró el grifo.
Al salir de la ducha Patrick se colocó una toalla alrededor de su cintura y me envolvió en una suave
y esponjosa bata de baño blanca y me atrajo a su pecho.

- Te amo más que a mi vida, nos conocemos hace poco pero no puedo imaginar vivir sin ti, te
amaré, te protegeré y no permitiré que nada ni nadie vuelva a lastimarte de esa manera - dijo
mirándome intensamente con aquella promesa impresa en sus hermosos ojos verdes.

- Y yo te amo a ti gracias por amarme de la misma manera que yo te amo a ti, te prometo que
intentaré con todas mis fuerzas confiar en ti al 100% - dije sosteniendo su rostro.

- Te prometo que jamás seré como él - susurró.

- Lo sé - dije y con un dulce beso sellamos nuestras promesas.


Capítulo 12: Algunas Personas Simplemente No Saben Cuándo Rendirse.

Llevaba solo tres días con Patrick y su maravillosa familia pero probablemente había sido más feliz
en estos días de lo que había sido en toda mi vida, Londres se había convertido rápidamente en mi
ciudad favorita de todo el mundo y despertar con Patrick era lo mejor.

Nos encontrábamos todos juntos en el comedor, la mayoría disfrutando del desayunando, pero yo
apenas conseguía la coordinación suficiente para obligarme a comer pues mi estómago se
encontraba prácticamente cerrado, las miradas abrazadoras de Patrick que estaba sentado a mi
lado sacudían todo mi sistema nervioso.

Intentaba ignorarlo y concentrarme en la conversación y las bromas de Erick pero resultaba


imposible, pues aun cuando no lo mirada podía sentir sus ojos sobre mi, logrando que me
transportara hasta esta mañana en la cama y luego en la ducha, sus manos recorriendo mi cuerpo,
sus caricias, sus besos, la sensación de el dentro de mi embistiéndome con fuerza.

– Me encantaría saber en que estas pensando – susurró Patrick en mi oído sonriendo


maliciosamente trayéndome de vuelta al presente y de inmediato sentí el calor en mis mejillas por
mis pervertidos pensamientos.

– En ti… en lo de esta mañana… – susurré en respuesta.

– ¿Ah si?... pues creo que tu y yo estamos en sintonía – dijo de forma seductora mientras deslizaba
su mano por debajo de mi falda acariciando mis mulo.

Tuve que concentrarme para no soltar un gemido delante de todos cuando inserto dos dedos
dentro de mi ya húmeda intimidad, por suerte no tardo mucho en retirar su mano o todos en la
mesa se habrían dado cuenta de nuestro comportamiento libertino.

– Creo que aun tenemos tiempo – dijo mirando su reloj y yo asentí levemente a su pregunta no
formulada.
Patrick se puso de pie y me ayudo a ponerme de pie cuando Helens nos detuvo.

– Hey… Ustedes dos a donde creen que van? – dijo poniéndose de pie rápidamente.

– Patrick iba a ayudarme a escoger lo que voy a usar hoy, no tengo ni idea de que vestir en un
partido de polo – me apresuré a contestar pero a Helens no se le escapaba nada y captado
claramente nuestras intenciones dijo:

– No es necesario, eso es cosa de chicas y ya es hora de que empecemos arreglarnos – dijo


mientras prácticamente corría hacia mi y antes de darme cuenta erra arrastrada hacia el piso
superior

– Nessie, Rose apresúrense – gritó sobre su hombro.

Todas no esmeramos arreglándonos pues los chicos tenían un partido de polo que se supone es
todo un evento social ya que es en un club muy renombrado o algo así.

Después de descartar la mitad de la ropa que había traído Helens al fin encontró lo que para ella
era el vestido perfecto, por suerte me encantaba su elección del vestido pues dado a que el día era
soleado eligió uno de mis favoritos sencillo pero elegante.

El vestido era azul, cuello en v hasta la rodilla, sin mangas, ceñido en la cintura pero de falda
amplia, la costura bajo el pecho junto con el escote resaltaban mis senos y un bolso de mano
plateado haciendo juego con mis zapatos, aretes y brazalete de plata, mi maquillaje era bastante
natural y opté por recoger mi cabello en una coleta.

Mi imagen en el espejo me encantó definitivamente la mujer que me miraba desde el espejo


parecía sacada de las paginas sociales de Vanity Fair era para mi una suerte tener a Helens para
consultarle sobre mi vestimenta y aun mas que a ella le gustara jugar conmigo a la barbie.
***********

– Te ves muy hermosa – dijo Patrick nuevamente.

– Gracias, tu también te ves bien, bonito auto – le dije a Patrick una vez que estacionó su hermoso
Aston Martín de color negro.

– Gracias – dijo sonriendo y se bajó caminando rápida y elegantemente para abrir mi puerta.

– Polo Park Club…! – dije con la boca abierta.

– Si – contesto sonriendo con suficiencia.

– Que no es este el club en el que juegan los príncipes William y Harry? – él solo asintió sonriendo.

– Que no es solo para gente de la realeza? – pregunté.

– Si… príncipes, duques, duquesas... – dijo agitando la mano con desdén – pero también hay varias
familia de renombre que no pertenecen a la realeza y tienen acceso.

– Entre ellas la tuya – concluí.

– Exacto – dijo mientras tomaba mi mano y empezábamos a caminar con los demás.
– Ven te mostrare el lugar – dijo Patrick apartándonos del grupo.

El lugar era precioso, pasto verde por donde mires y una elegante casa club con restaurante, bar y
cafetería, cuando nos dirigíamos hacia las caballerizas un tipo alto de cabello castaño gritó el
nombre de Patrick haciéndonos girar a ambos.

– Garrette – dijo Patrick radiantemente y se saludaron con gran familiaridad.

– Mira te presento a mi novia Andrea Swan – dijo Patrick con cierta nota de petulancia.

– Andrea el es Garrett Hodgins uno de mis mejores amigos – continuó.

– Señorita Swan es un placer conocerte y darme cuenta de que el gusto en cuanto a mujeres de mi
amigo mejoro durante su estadía en Estados Unidos – dijo sonriendo amablemente.

– Gracias para mi también es un placer conocerte Garret y llámame Andrea.

– Amigo las mujeres en Estados Unidos son tan bellas como tu novia? Porque si es así tendré que
plantearme muy seriamente una mudanza – dijo claramente queriendo molestar a Patrick.

–Ya compórtate o te golpearé – advirtió Patrick intentando sonar enojado.

– De acuerdo hermano no te enojes – dijo Garrett levantando las manos en señal de rendición.

– Bueno Andrea si me permites me llevo a tu novio a los vestidores porque tenemos un partido de
polo que ganar y no queremos perder contra Mike y su partida de inútiles
– ¡Claro que no!... – exclamó Patrick.

– ¿Quieres que te acompañe de vuelta con Helens y los demás? – preguntó Patrick.

– No es necesario me las arreglaré sola.

– Nos vemos en un rato preciosa – dijo y después de darme un corto beso en los labios salieron
prácticamente corriendo.

El lugar era enorme y aunque recordaba como regresar me entretuve caminando lentamente y
admirando el entorno perdida en mis pensamientos, la estaba pasando tan bien, Patrick me ama
eso aún me parece un sueño y su familia es maravillosa, los días de seguro se irían volando y me
aterraba regresar a la realidad, la ciudad y los chismes en la oficina, Patrick estaba tan relajado
aquí, conmigo y con su familia que me preguntaba cómo sería nuestra relación cuando
volviéramos al entorno laboral.

Cuando me detuve bajo la sombra de un enorme árbol vi a Patrick acercarse con Garrett, se veía
tan guapo en su uniforme de polo, que era una camiseta roja pantalón blanco y botas del mismo
color, ambos estaban tan inmersos en su plática que no lograron verme.

Garrett miró hacia atrás, le dijo algo desagradable al parecer pues sus sonrisas se evaporaron y
antes de irse palmeó la espalda de Patrick y luego apareció en mi campo de visión la razón de su
cambio de humor Josette venía tras él con pasos rápidos y mi corazón empezó a acelerarse.

Patrick puso cara de desagrado y aminoró su paso hasta detenerse mientras ella se apresuraba a
su lado con una sonrisa radiante.

Ella le dijo algo a lo que el contestó e intentó seguir caminando pero ella tomándolo del brazo lo
hizo detenerse nuevamente y en un rápido movimiento engancho su brazo en el cuello de Patrick
y poniéndose en punta de pie lo besó.
De inmediato el reaccionó en intentó apartarla pero ella se aferraba más a él mientras yo solo
podía mirar con la bilis subiendo por mi garganta, él la apartó con fuerza y esta vez se soltó de su
agarre, él le dijo algo más con los dientes presionados.

Miró a su alrededor y cuando nuestras miradas se encontraron empezó a caminar a grandes


zancadas hacia mi sin importarle que Josette continuaba llamándolo a sus espaldas, pero yo no
sabía que decir y si continuaba allí tomaría a Josette de sus costosas extensiones y la arrastraría
por todo el club así que opte por girar sobre mis talones y empezar a caminar rápidamente.

En mi afán por salir huyendo choqué contra un caballero vestido exactamente igual que Patrick y
Garrett pero su camiseta era color verde así que debía ser del equipo contrario.

– Lo lamento – murmuré, él se giró rápidamente y para mi mala suerte se trataba de Mike


Thomas.

– Andrea Swan… que agradable sorpresa – dijo de inmediato.

– Hola Mike – dije intentando ser cortés aunque lo que me provocaba era echarme a correr.

– ¿Viniste a verme jugar? – pregunto con una sonrisa coqueta.

– No, vino a verme jugar a mí – dijo Patrick con la voz tensa a mis espaldas.

– Lastima que tendrá que verte perder – dijo Mike.

– Eso ya lo veremos – le contestó Patrick.

– Si ya lo veremos y límpiate ese labial rojo que por cierto no creo que sea de tu novia – lo provocó
Mike.
Patrick se limpió la boca de forma brusca y vi claramente como por el rostro de Patrick pasó la idea
de írsele encima.

– Vamos, creo que querías decirme algo – dije rápidamente tomándolo del brazo de inmediato su
semblante cambió y me tomó de la mano.

– Ven – dijo y empezó a caminar con rapidez.

Claramente estaba buscando un lugar donde pudiéramos hablar en paz pues ya todos los
jugadores y el público estaba agrupándose en el campo de juego, continuamos caminando hasta
llegar a lo que parecía un vestidor.

– Aquí podremos hablar – dijo Patrick mientras miraba a nuestro alrededor y se aseguraba de que
no había nadie mientras yo solo lo miraba sin saber que decir.

– Andrea lo que viste…

– Lo se no fue tu culpa, me di cuenta – lo interrumpí.

– Si lo sabes porque te fuiste de esa manera, parecía que estabas huyendo de mi – dijo pasándose
la mano por el cabello en un claro gesto de frustración.

– No!… yo… no lo sé – respondí al fin.

– Ella no significa nada Andrea – dijo tomando mi rostro entre sus manos para que mi mirada no
pudiera escapar a la suya.
– Es que ella es tan exasperante y…

– ¿Y qué? – preguntó.

– Y es hermosa, elegante y… – fui interrumpida por sus labios sobre los míos moviéndose de forma
insistente.

– Es a ti a quien amo – dijo con intensidad, su respiración entrecortada aun sosteniendo mi rostro
y esta vez fui yo quien atrajo su rostro para volver a besarlo.

– Lo siento – susurré contra sus labios y continué besándolo con desesperación mientras el
correspondía a mi beso con la misma pasión.

El deseo florecía en mi interior mientras nuestras respiraciones se aceleraban cada vez más y
Patrick presionaba mi cuerpo contra el suyo.

Ni siquiera fui consciente en el momento en que Patrick me llevó a uno de los cubículos hasta que
cerró la puerta de un puntapié recordándome a nuestro encuentro en aquella tienda en Los
Ángeles.

– Eres la única a la que amo – susurró contra mi cuello mientras besaba y mordisqueaba – eres tan
hermosa.

Sus labios se deslizaron por mi cuello besando toda la piel que mi escote le permitía para luego
mordisquear mis pechos por encima de mi vestido dejando escapar un jadeo mientras su mano
bajaba por mi cadera, mi muslo para luego perderse bajo mi vestido hasta llegar a mi húmeda
intimidad.
Dejé escapar un gemido cuando dos de sus dedos se insertaron en mí al igual que aquella vez en la
tienda quería decirle que parara aunque en realidad eso era lo último que deseaba y cuando
escuche el sonido de su bragueta bajándose supe que sus intenciones no eran parar.

Levantó mi pierna hasta enredarla en su cintura e hizo a un lado mi ropa interior para llego entrar
en mi sin más preámbulos moviéndose con fuerza dentro de mí.

Sus embestidas eran cada vez más profundas mientras yo me encontraba completamente
extasiada pese al lugar en el que nos encontrábamos tuve que morder su hombro cuando el
orgasmo sacudió mi cuerpo casi al mismo tiempo que él se quedó quieto presionándose contra mi.

Nos arreglamos y salimos a toda prisa de aquella habitación luego de nuestro acto ilícito.

– ¿Estamos bien? – preguntó antes de irse con los demás.

– Por supuesto – conteste antes de ponerme en puntillas para besarlo, él sonrió y salió corriendo
hacia su caballo.

Con mi pulso y respiración empezando a tomar su ritmo normal me dirigí hacia donde estaban las
chicas.

– ¿Dónde estabas? – preguntó Helens de forma perspicaz yo solo sonreí y de inmediato sentí mi
rostro arder.

– Con esa expresión no tienes que responder – dijo Nessie.

– Claro que no de seguro Patrick la llevo en y tour privado por los rincones más alejados del club –
dijo Rose y empezaron las risas y los comentarios en doble sentido a pesar de que me estaba
divirtiendo con sus bromas preferí alejar la atención.
– Donde están Esther, Carlisle y Jacob? No los veo desde que llegamos – dije para cambiar de
tema.

– ¿Desde que llegamos o desde que desapareciste con Patrick? – preguntó Rosalie riendo
nuevamente seguida de las demás.

– Lo siento Andrea – dijo Nessie – mis tíos están por allá con unos amigos y Jacob estaba aquí pero
hace un momento se encontró con un amigo y está por allá dijo y de inmediato se sonrojo cuando
descubrió que Jacob la estaba mirando.

Estábamos viendo el juego y todas aplaudimos cuando Patrick hizo una anotación, lo siguiente que
vimos fue como Mike pasaba a toda velocidad en su caballo y golpeó a Patrick que por suerte se
mantuvo sobre su caballo.

De inmediato se excusó diciendo que era un accidente, los demás quisieron protestar pero Patrick
les dijo que todo estaba bien, pues obviamente se las quería cobrar ganando el partido.

Seguí viendo el juego al parecer todo estaba bien hasta que vi a Josette unos metros más allá y
cuando nuestras miradas se encontraron la vi apresurarse hacia donde me encontraba.

– Que demonios quiere esa zorra – siseó Rosalie cuando la vio venir hacia nosotras.

– Hacerle la vida tan miserable como la suya a los demás – respondí en voz baja.

– Seguramente, esa no sabe cuando rendirse – dijo Nessie.

– Déjamela a mí – dijo Helens.


– Tranquila Helens creo que puedo manejar esto – respondí.

– Así que sigues aquí, estaba preocupada por ti después de cómo saliste corriendo, pensé que ya
te habrías ido – dijo Josette en un tono de falsa preocupación.

– Pues como ya habrás visto aquí estoy – contesté con mi mejor sonrisa reservada para las zorras
hipócritas.

– Quiero que sepas que jamás fue mi intención que nos vieras a Patrick y a mi juntos – dijo
simulando culpabilidad – pero cuando hay tanta pasión entre dos personas…

– Eres una… – siseó Helens antes de que yo la interrumpiera.

– Tranquila Helens no pasa nada y cuando digo que no pasa nada es porque no pasa nada – dije
mirando a las chicas.

– En cuanto a ti – dije ahora dirigiéndome a Josette – lo único que vi fue a Patrick rechazándote
otra vez.

– Ah sí… ¿y entonces porque saliste huyendo? – preguntó desafiante.

– De hecho me fui porque quería darles algo de intimidad porque me imagino que ser rechazada
cuando te has arrastrado tanto debe ser realmente humillante – concluí.

La cara de Josette era un poema, las chicas solo sonreían radiantemente al ver su expresión y la
multitud estalló en aplausos cuando el partido termino 12 a 9 a favor del equipo de Patrick.

Él se bajó ágilmente de su caballo y corrió hacia mí y levantándome del piso me besó


apasionadamente ignorando a Josette y a la multitud que nos rodeaba.
Vagamente fui consciente de los aplausos de las carcajadas de las chicas y las voces de Erick,
Jasper y Garrett celebrando su victoria mientras los labios de Patrick aún se movían sobre los míos
devorándolos.

Cuando Patrick me soltó escuché una maldición entre dientes y a Josette irse pisando fuerte pero
ninguno de los dos le prestó atención.

– Me cambio y regreso para comer juntos – dijo Patrick antes de darme un corto beso en los
labios.

– De acuerdo – contesté.

Mientras Patrick se alejaba pude ver como Mike lo miraba desde el otro lado del campo y no solo
fue el hecho de que lo que lo miraba fijamente sino la forma en que lo hacia lo que me heló la
sangre.

Decidí alejarlo de mi mente y disfrutar del resto del día y así fue el resto del día fue mágico y
rápidamente olvidé las cosas malas que habían ocurrido.
Capítulo 13: Amor Y Pasión.

Miré el reloj por millonésima vez y por lo visto las manecillas se negaban a moverse no podía
esperar a terminar con esto.

– Ya deja de moverte o vamos a tardar aun más – amenazó Helens.

– Ok lo intentaré – dije levantando las manos en señal de rendición.

– Esta es la última prueba del vestido si algo sale mal no habrá tiempo para arreglarlo – dijo sin
siquiera mirarme ya que toda su atención se encontraba puesta en supervisar el trabajo de la
modista que hacía los últimos arreglos de mi vestido.

Alice había reservado un lugar entre sus damas de honor para la “novia de su hermano” cosa que
agradecía y aunque la idea en el fondo me mortificaba lo haría por ella.

Todos los vestidos estaban listos a excepción del mío por lo cual era la prioridad ya que la boda se
celebraría en tres días y era mejor obedecer a Helens en todo o sus nervios de novia empezaban a
salir a flote y empezaría a ponerse neurótica.

Apenas y podía creer lo rápido que han pasado estas dos maravillosas semanas, estos días han
sido como un sueño del que me aterra despertar, Patrick

ha sido muy lindo conmigo desde que lo conocí pero en el tiempo que hemos estado aquí ha sido
aun mejor está más relajado y sonriente me es difícil creer que es el mismo empresario que me
sorprendió bailando aquella noche en la sala de juntas, el solo pensamiento me hace sonrojar.

– Ya puede quitárselo señorita Swan – dijo la modista sonriéndome amablemente.


– Gracias – respondí correspondiendo a su sonrisa.

– Lo ves no fue tan malo, ahora ya puedes irte a jugar con mi hermano – dijo Helens levantando
ambas cejas igual que Erik.

– Si lo se – dije corriendo mientras iba a cambiarme.

Me quité el vestido con sumo cuidado pues no quería estropearlo y atraer la ira de Helens sobre
mi, en cuanto estuve fuera del vestido tome mi jeans, botas, blusa y chaqueta y me vestí a toda
velocidad pues ya había tardado demasiado y Patrick me estaba esperando.

Devolví el vestido a la habitación de Helens y salí rápidamente precipitándome hacia abajo por las
escaleras.

– ¿Lista? – preguntó Patrick sonriendo.

– Si, lamento la demora – dije sin aliento por mi reciente carrera.

– Está bien se lo persistente que Helens puede ser y mas estos días en los que se encuentra tan
estresada – dijo mientras recogía su mochila y tomó mi mano mientras me conducía hacia la
salida.

– Es natural, es su gran día y quiere que todo salga perfecto – dije encogiéndome de hombros.

– Supongo que sí por suerte Jasper siempre logra calmarla – dijo sonriendo pues era cierto la
paciencia de Jasper era infinita en estos días y era el único capaz de tranquilizar a Helens cuando
sus nervios se salían de control.

– Si es una suerte que se tengan el uno al otro se nota que se quieren mucho.
– ¿A ti también te gustaría una gran boda como la de mi hermana? – preguntó Patrick de repente
y un escalofrío recorrió mi columna vertebral ¿Por qué estamos hablando de esto?

– No lo se, creo que me gustaría algo más sencillo, no me gusta ser el centro de atención – dije
intentando esconder mi miedo y sonar casual.

– Creo que a mi también me gustaría algo menos llamativo – dijo mientras seguíamos nuestro
camino hacia las caballerizas.

– ¿A donde vamos exactamente? – pregunté para cambiar de tema aunque en realidad moría por
saber el porque de esa pregunta.

– Ya lo veras – dijo sonriendo pícaramente.

Patrick me había propuesto pasar un día tranquilo en el campo alejados de todos lo cual me
parecía una idea de lo más tentadora.

Los últimos días habían sido un poco estresantes entre pruebas de vestido y Helens protestando
cada vez que algo no salía de acuerdo a sus deseos lo que mas me provocaba era alejarme con él,
no es que Helens ya no me pareciera divertida al contrario era muy agradable pero todo esto de la
boda la estresaba un poco, ella ama a Jasper y quiere que el día en que ambos unan sus vidas sea
más que perfecto.

Tener un día tranquilo solo para nosotros sería de lo más reconfortante ya que mañana es la
despedida de soltera de Helens y los chicos también festejarían así que nos dividiríamos y luego
estaríamos demasiado agitados con los últimos detalles de la boda.

– Aquí tiene señor Graham – dijo un hombre de mediana edad que sostenía las rindas de dos
hermosos caballos, uno blanco y el otro color chocolate.
- Gracias Josephe - dijo Patrick el asintió y se retiró.

– Este será el tuyo se llama chocolate – dijo Patrick tendiéndome las riendas del caballo.

– Un nombre muy apropiado – dije mientras las tomaba – es muy hermoso.

– Sí y muy tranquilo, perfecto para ti que no tienes mucha experiencia montando – añadió.

– Si solo lo he hecho un par de veces y no por mucho tiempo – respondí ya que solo lo había hecho
dos veces cuando Ángela y yo fuimos a pasar el fin de semana a la finca de los tíos de Ben.

– ¿Te puedo preguntar algo? – le dije a Patrick mientras nos adentrábamos en el bosque sobre el
lomo de nuestros caballos.

– Por su puesto lo que quieras – contestó rápidamente con el ceño fruncido al ver la indecisión en
mi rostro.

– ¿Te has dado cuenta de que Jacob y Nessie se gustan? – pregunté dudando un poco de si el se
molestaría con Jacob aunque dudaba que él no se hubiera dado cuenta de algo tan obvio.

– Claro quien no se daría cuenta están locos el uno por el otro – dijo riendo – pero porque te
costaba preguntármelo.

– Es que pensé que tal vez Jacob no le dice nada porque cree que no te agradaría la idea de que el
saliera con tu prima.
– Por supuesto que no Jacob es mas que un empleado para mi es mi mejor amigo, además es un
hombre responsable que se preocupa por su familia y se que ama Nessie y que serían muy felices
juntos – contestó Patrick.

– ¿Y entonces que lo detiene? – pregunté confusa.

– Lo mismo me pregunto yo y se lo he dicho pero según él Nessie solo es una buena amiga – dijo
Patrick.

– Pero es mas que obvio que el la ama.

– Si pero el no quiere reconocerlo a veces creo que siente que el no es suficiente para Nessie por
las estúpidas diferencias sociales – dijo Patrick.

– Eso es absurdo ambos se aman y ninguno de los dos se atreve a nada.

– Ya casi llegamos ¿lo ves? – anunció Patrick.

Se podía divisar un pequeño claro lleno de flores, la hierba verde y los vivos colores de las flores
bajo la luz del sol parecían brillar, el lugar era simplemente mágico.

– Déjame ayudarte – dijo Patrick bajando ágilmente de su caballo mis piernas se tambalearon al
apoyarse en el suelo por el largo viaje a caballo pero los brazos de Patrick me impidieron caer.

– Este lugar es bellísimo – dije mirando mi entorno.

– Si es muy hermoso y tranquilo, lo encontré por accidente – dijo Patrick sonriendo.


– ¿Por accidente? – pregunté.

– Si por accidente, cuando tenía 12 años salí a cabalgar solo, me perdí y encontré este sitio,
después logré encontrar el camino a casa pero conservé el secreto eres la primera persona a la
que traigo aquí – dijo tomándome de la cintura para acercarme mas a él.

– Me siento alagada – murmuré aturdida por su proximidad.

– El que esta alagado de que estés aquí conmigo soy yo – dijo antes de unir nuestros labios en un
corto beso.

– No sabes cuanto te amo Andrea Swan – dijo presionando su frente contra la mía.

– No tanto como yo te amo a ti – susurré embriagada con su aroma masculino y fui premiada con
una radiante sonrisa.

– Ven – dijo y tomó mi mano para conducirme hasta el centro del prado.

Patrick se quitó de la espalda la enorme mochila de excursión que traía y saco una manta y varios
pequeños contenedores con nuestro almuerzo.

Nos recostamos en la manta a disfrutar del delicioso almuerzo que Sara, el ama de llaves de la casa
nos había preparado.

– Ya no puedo con nada más – dije después de comer la última fresa con crema.

– Sara se ofenderá – dijo señalando la cantidad de comida que había sobrado.


– Le explicaré que estaba delicioso pero que ya no podía más.

Nos recostamos de lado en la manta el uno frente al otro y empezamos a hablar, hablar y hablar
incluso me contó en detalle como gracias a un programa de intercambio que ganó Jacob se
conocieron y se volvieron buenos amigos y como a pesar de su corta edad él y Nessie ya se sentían
atraídos.

Me habló también sobre la carrera militar a la que Jacob se vio obligado a recurrir para mantener a
su familia cuando un conductor ebrio embistió el auto de su padre dejándolo atado a una silla de
ruedas y como contactó a Jacob cuando se mudó a Estados Unidos y lo puso a cargo de su
seguridad personal y debido a su excelente trabajo lo puso al frente de la seguridad de la empresa.

– El y su familia deben estar muy agradecidos – murmuré hipnotizada por sus hermosos ojos
verdes.

– Si su padre principalmente, para el fue un alivio que Jake solicitara la baja en el ejercito, no solo
estaba el hecho de que corría peligro constantemente sino que aunque él lo negara su padre podía
darse cuenta de no le gustaba la vida militar – dijo mientras acariciaba mi rostro.

– Lo que hiciste por Jacob fue grandioso eres un muy buen amigo – dije orgullosa de él.

– En realidad yo soy quien está en deuda con él, cuando llegué a Los Ángeles fue mi único amigo y
apoyo en esa difícil etapa, además es un empleado ejemplar su ascenso en la empresa se lo ha
ganado por si mismo – concluyó.

– El me cae muy bien, tal vez sea por que te cuida tan bien.

– Si es un gran amigo fue el primero en hacerme ver lo que sentía por ti e insistió en que te lo
dijera – dijo mientras acariciaba con su dedo pulgar mis labios.
– Tendré que agradecérselo y decirle que aplique sus consejos para si mismo – murmuré aturdida
por la intensa mirada de Patrick.

– Ya se lo he dicho pero nos ocuparemos de ese par después ahora lo único que quiero es disfrutar
de la compañía de la mujer a la que amo y perderme en su cuerpo – dijo atrayéndome para
estampar sus labios en los míos en un beso lento pero profundo, presionando mi cuerpo contra el
suyo hasta dejarme debajo de él.

Sus dulces labios moviéndose sobre los míos y sus manos recorriendo mi cuerpo me hacían perder
la razón y la consciencia.

– Alguien podría vernos – dije entre jadeos cuando me levantó para deslizar mi chaqueta por mis
hombros.

– Nadie viene por aquí – contesto con la respiración agitada y de un tirón me quitó mi camiseta.

Sus labios se apoderaron de los míos en un beso urgente, lleno de pasión y cuando nos
recostamos nuevamente y pude sentir su erección presionándose contra mi cuerpo no pude evitar
gemir ante el placer de saber cuanto me deseaba a veces aun me costaba creer que un hombre
como él me amara.

Deslicé rápidamente el cierre de su chaqueta empujándola por sus hombros para quitársela lo más
rápido posible el deseo palpitaba fuertemente en mi interior, el fue más rápido en quitarse su
camiseta para luego regresar a mi recorriendo mi cuello con su labios hasta llegar a mi pecho.

Enganchó su dedo índice en la copa de mi brazier y succionó mi pezón con fuerza para luego
repetir la acción con el otro mientras yo literalmente me deshacía entre sus brazos.

Sus labios continuaron descendiendo besando y mordisqueando todo a su paso hasta la cintura de
mis jeans los desabrochó y se deshizo de ellos rápidamente llevándose consigo mis bragas.
Se recostó sobre mi y en un rápido movimiento me dejo a horcajadas sobre él, gemí cuando el
tejido de sus jeans rozó mi sensible intimidad.

– Te quiero sobre mi te ves tan hermosa – dijo antes de sentarse quedando frente a frente
uniendo nuestros labios otra vez mientras quitaba hábilmente mi brazier.

– Quiero verte así bajo la luz de el sol… luces como un diosa… tan sensual con tu cabello cayendo
sobre tu espalda… luces tan salvaje… tan deseable… – dijo entre beso y beso.

Me sostuvo contra su pecho levantándome para desabrochar sus jeans y el revelador sonido del
cierre bajándose solo logró aumentar la anticipación.

Coloco su mano debajo de mi para colocarse en mi intimidad, dejando que me deslizara


lentamente sobre él disfrutando a cada centímetro sus invasión.

Posó sus manos sobre mis caderas para guiar mis movimientos, logré encontrar mi ritmo luego de
unos cuantos movimientos, la sensación de él debajo de mi, su rostro reflejando mi placer, la brisa
envolviéndonos y el cálido sol sobre nuestros cuerpo todo esto era tan excitantes.

Con cada movimiento me sentía más cerca de mi liberación, con dos movimientos más mi cuerpo
empezó a convulsionar a su alrededor gritando su nombre mientras mi cuerpo se sacudía aun con
mi orgasmo casi al mismo tiempo que él clavó sus dedos en mis caderas presionándose contra mi
con un sensual gruñido para luego atraerme a su pecho.

– Te amo – susurré besando su pecho.

– Yo también te amo, no puedo creer lo afortunado que soy de tenerte – dijo y beso mi cabello.

– Ven será mejor vestirnos la temperatura está empezando a descender y no quiero que te
enfermes – dijo cuando sintió mi piel helada.
– ¿A donde se fue la tarde? – pregunté cuando Patrick me ayudó a subir a mi caballo y me di
cuenta que el sol estaba cayendo.

– No lo se, el tiempo siempre vuela cuando estoy contigo – dijo besando mi mano y de repente la
lluvia calló sobre nosotros como si alguien hubiera abierto el grifo.

– Maldición – chasqueó Patrick y se subió rápidamente a su caballo.

– Sígueme estamos demasiado lejos de la casa pero hay una cabaña no tan lejos podemos
quedarnos hay hasta que la lluvia pase – dijo señalando un punto en el bosque.

Después de cabalgar por unos diez minutos llegamos a una pequeña caballa de madera Patrick se
bajo rápidamente me dejo bajo la saliente del techo y amarró a los caballos allí para protegerlos
de la lluvia.

– Wow… eso fue inesperado – dijo Patrick, metió la mano en una grieta en la pared y saco una
llave plateada, abrió la puerta y ambos entramo rápidamente.

– ¿Que es este lugar? – pregunté en cuanto cerró la puerta.

– Papá y Erik son amantes de la casería y aquí tienen algunas reservas muchas veces los acompañé
y fuimos sorprendidos por tormentas inesperadas como esta, y este es un refugio seguro, ven
quítate eso no quiero que te enfermes – dijo y abriendo un armario sacó dos toallas y dos mantas.

– Gracias – murmuré intentando contener las sacudidas de mi cuerpo por el frío aunque cuando
Patrick empezó a quitarse la ropa repentinamente empecé a entrar en calor el se envolvió su
toalla en la cintura, caminó hasta la pequeña chimenea y la encendió, luego quitó la sabana blanca
que cubría en sillón de cuero.
– Ven – dijo tendiéndome su mano y juntos no acurrucamos en el sillón frente a las llamas.

La lluvia continuó y empeoro con truenos y relámpagos terminamos cenando las sobras de
nuestro almuerzo envueltos cada uno en una manta y agradeciendo a Sara por haber empacado
tanta comida.

Besé su pecho estaba tan cálido y el deseo que había sentido cuando llegamos y lo vi desnudo
remitió con mas fuerza y busque sus labios besándolos con pasión dejando claras mis intensiones.

– Pensé que le tenías miedo a las tormentas – dijo con la respiración acelerada.

– No contigo respondí – atrayéndolo nuevamente.

– Esas son excelentes noticias – dijo contra mis labios y en un rápido giro me encontraba bajo su
cuerpo desnudo sintiendo la calidez de su piel envolví mis piernas en su cintura jadeando al sentir
su erección contra mi intimidad.

Patrick sintió mi necesidad por él y sin mas preámbulos unió nuestros cuerpos haciendo el amor
con verdadera pasión disfrutando cada centímetro de nuestros, el silencio del lugar solo era roto
por los truenos y por nuestros gemidos de placer disfrutando de sus profundas estocadas llegue al
climax gritando su nombre y continuamos amándonos hasta que nuestros cuerpos no pudieron
más y me deje llevar por la inconsciencia entre sus brazos...

Capítulo 14: Noche De Chicas.

– Arriba dormilona – susurró Patrick en mi oído.

– ¿Que hora es? – pregunté mientras me incorporaba percibiendo el aroma del café que Patrick
había colocado en la mesita de noche.
– Las 12 – dijo Patrick quien ya se había duchado y vestía unos jeans y una camiseta de mangas
largas color negro.

– ¿Que?... porque me dejaste dormir tanto – dije sentándome rápidamente.

– Te veías tan hermosa dormida que no quise levantarte a demás… anoche casi no dormiste –
contestó dedicándome una mirada lasciva.

– Si claro hermosa y todo Helens me va a matar – mascullé y me levanté a toda prisa.

– Espera, no te enojes conmigo – dijo Patrick envolviéndome entre sus brazos, presionándome
contra su pecho mientras acariciaba mi cabello, logrando de inmediato que la tensión
desapareciera.

– No estoy enojada contigo solo que Helens necesita ayuda, aun hay muchas cosas por hacer y no
quiero que algo salga mal por mi culpa – dije envolviendo mis brazos en su cuello.

– Tranquila no te preocupes por Helens, mamá, Rose y Nessie la están ayudando en todo saben
que no fue culpa nuestra, no elegimos quedarnos en el bosque apropósito aunque… a mi me
encanto hacerlo – añadió rápidamente y no pude evitar sonreír ante aquella mirada que te
invitaba a tener toda clase de pensamientos pervertidos.

– De acuerdo me calmaré – dije estirándome para tomar la taza de café y beber un sorbo.

Después de un corto beso me precipité hacia la ducha, hoy era la dichosa despedida de soltera de
Helens y no quería que se enojara conmigo por desaparecer tanto tiempo ya había sido suficiente
con el sermón que nos dio Esther cuando llegamos en la mañana, la pobre estaba muy preocupada
por nosotros y aunque le explicamos que nos sorprendió la tormenta, tuvimos que refugiarnos en
la cabaña y además no teníamos señal en el celular nada impidió que se desahogara un poco con
nosotros aunque al final se disculpó pero de todas maneras me sentí como una adolescente
regañada.

La despedida de soltera de Helens no sería nada del otro mundo optó por una salida de chicas a un
exclusivo club londinense, solo estaríamos Helens, Rosalie, Nessie, el resto de sus damas de honor
a las cuales aun no conocía y unas cuantas amigas.

Los chicos por su parte no habían revelado sus planes la verdad es que hasta donde sé ni Patrick ni
Jasper saben cuales son los planes pues Erik lo había organizado todo.

Me apresuré poniéndome unos jeans, la primera blusa que encontré, unas balerinas, me recogí el
cabello en una coleta y fui a buscar a Helens, al no encontrarla en su habitación baje en su
búsqueda pero solo encontré a Jasper y Patrick viendo un partido de futbol.

– Buenos días Andrea – saludó Rosalie a mis espaldas sobresaltándome.

– Hola Rose – me apresuré a responder.

– Lo siento no pretendía asustarte – dijo mientras acomodaba flores en un enorme jarrón.

– No te preocupes es solo que creo que estoy un poco distraída ¿has visto a Helens? – pregunté.

– Salió de compras con Nessie, estaba tan estresada que Jasper la convenció de que saliera a
distraerse un poco – dijo sonriendo.

Sonreí ante la situación, por eso dicen que toda fiera tiene su domador el único que logra hacer
que Helens se calme y entre en razón es Jasper.
– Jasper es el único que logra calmarla – dijo como si leyera mis pensamientos – hoy estaba
estérica porque no entregarán el pastel a primera hora del sábado como estaba planeado sino una
hora antes de la recepción – concluyó Rosalie poniendo los ojos en blanco.

– Porque no contrató una organizadora de bodas? Habría sido mucho más sencillo para ella.

– La verdad es que todos lo sugerimos pero Helens quiso ocuparse ella misma y creo que con lo
poco que la conoces te habrás dado cuenta que cuando algo se le mete en la cabeza no hay quien
la haga cambiar de idea – dijo Rose.

– ¿Que hacen chicas? – preguntó Patrick abrazándome por la espalda.

– Solo charlábamos un poco – contestó Rosalie.

– Bueno chicos los dejo tengo un montón de cosas que hacer – dijo Rosalie antes de retirarse.

– Helens salió – dijo Patrick.

– Lo se Rose me lo acaba de decir – dije recostando mi cabeza en su pecho.

– ¿Que quieres hacer mientras esperamos que vuelva? – susurró mordisqueando mi oreja
logrando ponerme la piel de gallina.

– Tengo que llamar a Ángela, a mamá y si me prestas tu laptop revisaré mis correos no lo hago
desde que salimos de Los Ángeles – dije mientras me volteaba para quedar frente a frente.

– Puedes tomar lo que tu quieras, estas en tu casa – dijo mientras sostenía mi rostro entre sus
manos.
– Lo que quieras – repitió antes de juntar nuestros labios.

– Estaré en la habitación.

Subí las escaleras y llegar a la habitación le marqué a mi mamá por suerte se había tomado uno de
los medicamentos que prácticamente la dejan noqueada y la charla fue breve.

Le había dicho a mamá que estaría fuera del país por trabajo y de momento prefería que siga
creyéndolo ya después lidiaría con ella, así que fue un alivio que no tuviera oportunidad para
interrogarme, básicamente me disculpé por no haberla llamado antes y le pregunté como se
encontraba, afortunadamente continuaba mejorando ahora que la charla con Angela fue otra
cosa…

– Estas en todas las revistas en la sección de sociales – gritó Ángela antes de que hubiera
pronunciado una sola palabra.

– ¿Que? ¿De que estás hablando?

– Como te lo dije estás en la sección de sociales de todas las revistas.

– ¿Y porque no me lo dijiste antes? – pregunte indignada.

No tenía idea de que la noticia hubiera llegado hasta Estados Unidos sabía que habían salido un
par de fotos en el periódico de aquí con un reportaje sobre los partidos que se jugaron ese día y
las personas que asistieron pero gracias a Dios me prestaron muy poca atención solo me
distinguieron como la misteriosa acompañante de Patrick Graham.
– Porque no me habías llamado y porque no quería interrumpirte – contestó mi amiga en tono
sugerente.

– Como es que estoy en las revistas no entiendo – dije completamente desconcertada.

– Pues de hecho mi jefe y tu lo están… Wow!... que bien se ve el jefe con su uniforme de polo y
ese vestido te queda genial pareces de la realeza – comentó de forma distraída.

– Gracias amiga. Estas viendo uno de los artículos en este momento? – pregunté casi sin aliento.

– Si, lo tengo en mi compu y te lo estoy enviando a tu correo para que los revises en seguida.
Deberías haber visto el rostro de Tanya, Jane y Victoria cuando vieron las fotos – dijo riendo.

– ¿Se las mostraste? ¿Porque lo hiciste? Me odiaran aun más y correrán el chisme en toda la
oficina.

– Si lo hice a primera hora de la mañana y lo siento amiga pero no podías negarme el placer de ver
sus rostros – dijo Ángela riendo seguramente al recordar sus expresiones.

– Debiste haberlas visto sobre todo a Tanya su cabeza por poco gira como la de la niña del
exorcista – añadió mi amiga.

Me levanté de la cama, corrí hasta el escritorio encendí la laptop y abrí mi correo electrónico,
busqué el correo de Ángela y allí estaban en vivo y a todo color.

– Oh por Dios!... te llamo luego Ángela – dije en un susurro y colgué sin despegar los ojos de la
pantalla.
Había una foto de Patrick ayudándome a bajar de su auto, otra ingresando al club tomados de la
mano, Patrick corriendo hacia mi al finalizar el partido de polo feliz por su victoria y yo
esperándolo con una sonrisa que me dividía el rostro y la última de Patrick besándome
apasionadamente.

No lo podía creer en que momento nos tomaron estas fotos y me quedé helada cuando empecé a
leer el artículo.

"Parece que al fin conquistaron a uno de los solteros mas codiciados del Reino Unido y de los
Estados Unidos donde Patrick Graham presidente de Graham Corporation reside desde hace
varios años tras haber terminado su relación con Josette Stanley hija del famoso empresario
Richard Stanley.

La feliz pareja fue vista en el Polo Park Club, la joven de procedencia americana de lo cual aun no
se conoce ningún detalle se encontraba entre el público animando a su novio en compañía de
varios miembros de la familia Graham.

La pasión de esta pareja salta a la vista, creo que no pasará mucho tiempo antes de que
escuchemos sonar campanas de boda…"

– Graham… – grité en cuanto terminé de leer el artículo.

– ¿Que ocurre? – preguntó Patrick en cuanto entró en la habitación.

– ¿Ya habías visto esto? – pregunté señalando las imágenes en la pantalla y de inmediato vi cruzar
por su rostro un rastro de culpabilidad pero no tardó en disimularlo.
– Debo confesar que si – dijo como si nada.

– ¿Y por que no me lo habías dicho? – dije poniéndome de pie – te das cuenta de que yo jamás he
estado en la prensa y además todos los que me conocen lo verán y sabrán de lo nuestro y…

– Si ¿y? – me interrumpió.

– Como que ¿y? – pregunté confusa – todos sabrán que soy tu novia y no creo que yo sea lo más
adecuado para la imagen de Patrick Graham el exitoso empresario – dije mientras mi histeria
crecía.

– Solo espera a que sepan que soy una simple asistente en tu empresa la prensa te va a destrozar
ya puedo ver los titulares creerán que soy una caza fortunas, que no estoy a tu altura y...

Lo siguiente que sentí fue sus labios sobre los míos silenciando mis protestas moviéndose de
forma insistente llevándome hasta la cama.

Su cuerpo presionando el mío, su dulce aroma invadiendo mis fosas nasales, su lengua explorando
mi boca, solo eso bastó para que difícilmente pudiera recordar de qué estábamos hablando con
anterioridad.

– Lo único que la prensa dirá es lo afortunado que soy por que mi novia es la mujer más hermosa
del mundo… la más sexy… y que me vuelve loco – dijo entre beso y beso recorriendo mi cuello con
sus labios.

– Así que no quiero que te preocupes por tonterías ¿De acuerdo? – dijo mirándome intensamente
y yo asentí hipnotizada por su mirada.
– Bien solucionado esto creo podría tener un momento a solas con mi novia antes de que ella me
abandone para ir a una despedida de soltera – dijo mientras mordisqueaba suavemente mi
mandíbula y una de sus mano desabrochaba mis jeans deslizandose rápidamente hacia mi ya
bastante húmeda intimidad haciendome gemir con la sensación de su tacto.

Antes de darme cuenta estaba desnuda, con Patrick sobre mi cuerpo, disfrutando de las profundas
embestidas del hombre que amo y que logra hacerme olvidar de todos mis problemas y hasta de
mi propio nombre.

**********

Entrar en "The Dark House" el club nocturno donde celebraríamos la despedida de soltera de
Helens era como entrar a otro mundo las luces de distintos colores parpadeando al ritmo de la
música, las meseras vestían ajustados pantalones cortos de cuero negro y corsés de satén del
mismo color que se ataban con cintas de color rojo, el cabello recogido en una alta coleta, los ojos
maquillados en colores oscuros y brillantes labios carmesí dándoles un aspecto de vampiresas,
dejando claro la idea que se quería proyectar.

La sensual mesera nos condujo hasta una de las áreas V.I.P. conocí a Sophie, Mary, Grace, Julmary
y Caroline, las dos últimas eran americanas y damas de honor de Helens.

La noche transcurría entre la diversión de las presentes, todas nos encontrábamos bastante
eufóricas por las tres rondas de cosmos que habíamos bebido.

La mayoría de las chicas se encontraban saltando de aquí a allá en la pista de baile a excepción de
Nessie que prefirió hacerme compañía ya que yo prefería no despegarme de mi asiento pues ya
empezaba a notar los efectos del alcohol y los tacones asesinos que llevaba puestos no ayudarían
mucho.

Helens encontró entre mi ropa el diminuto vestido negro que la señorita Williams me convenció
de comprar en Los Ángeles y dijo que sería perfecto para esta ocasión sumándole a demás estos
Lobutini negros que me estaban matando.

– Chicas tengo una sorpresa para Helens – dijo Rose aun escribiendo un texto en su celular.

Todas nos pusimos de pie y seguimos a Rose quien por lo visto conocía bastante bien el lugar,
hasta lo que parecía un reservado.

– Vamos Helens dentro te espera tu sorpresa – dijo Rose con picardía.

– ¿Que sorpresa? – preguntó Helens.

– Es para que abandones todo ese estrés que traes encima los últimos días – respondió Rose.

– ¿Qué a que te refieres? – pero antes de recibir una respuesta Rosalie prácticamente la lanzó al
interior de la habitación y cerró la puerta.

– ¡Qué!…Rosalie Hale te mataré – gritó Helens a través de la puerta.

– ¿Que hiciste? – pregunté.

– La encerré con un stripper – contestó riendo – lo que ella no sabe es que el bailarín en realidad
es Jasper – de inmediato todas rompimos a reír.
– Vaya despedida de soltera la de nuestra amiga – dijo Caroline y todas rompimos a reír.

Todas volvimos a nuestra mesa y la euforia de las chicas continuó mientras, todas las amigas de
Helens eran muy divertidas y me hicieron sentir incluida en todo momento.

Me discupé para ir al baño y me apresuré en volver con las chicas y cuando caminaba por el pasillo
cubierto de espejos de vuelta a nuestra mesa, una mano cubrió mi boca y me jaló hacia una puerta
entre los paneles de espejos que no tenía idea de que existía.

La puerta se cerró rápidamente pegándome al cuerpo de mi misterioso secuestrador y antes de


verlo siquiera la corriente que sacudió mi cuerpo al tocar el suyo y su inconfundible aroma me
indicaron de quien se trataba.

Rápidamente me giré en cuanto me liberó y ante la tenue luz pude verlo sonriéndome con picardía
mientras me acorralaba contra la pared y me besaba con desesperación.

– ¿Que haces aquí? – pregunté con la respiración entrecortada pero sonriendo.

– Vine a traer a Jasper y pensé en irme y dejarte para que te sigas divirtiendo con las chicas pero
cuando te vi con este vestido y esos tacones no me pude resistir – dijo mientras recorría mi cuerpo
con su mirada y se presionaba más contra mi cuerpo haciéndome sentir su creciente erección.

– Me alegro de que estés aquí – dije contra sus labios – ¿pero no nos meteremos en problemas
por estar aquí?

– Tu no te preocupes por nada, nadie nos molestará – afirmó antes de apoderarse de mis labios
nuevamente.

Llegamos hasta el escritorio dando traspiés hasta quedar apoyados sobre el, por lo poco que pude
apreciar del lugar la habitación era una oficina que se veía muy elegante aun con la tenue luz que
palpitaba al ritmo de la música, desde ahí la vista de la personas que disfrutaban de la noche a
nuestros pies era impresionante aunque ellos no podían vernos a través del cristal que parecía un
espejo si lo veías desde la pista de baile.

Inmediatamente Patrick bajó el cierre de mi ajustado vestido y tirando de él lo dejó caer en el piso.

– ¿Acaso quieres volverme loco? – preguntó al ver mi corsé negro, mis diminutas bragas y mis
altísimos tacones todos del mismo color yo solo sonreí al ver sus ojos llenos de pasión y deseo.

En unos cuantos segundos mis bragas habían sido arrancadas y estaba sentada sobre el escritorio,
Patrick volvió a mis labios besándome de manera febril mientras sus dedos exploraban mi
intimidad.

Sus labios abandonaron mis labios para deslizarse por mi mandíbula, luego mi cuello
mordisqueando suavemente despertando cada terminación nerviosa de mi cuerpo,
estremeciéndome en cada caricia.

– Me vuelves loco – susurró contra mi cuello y yo solo pude responder con un gemido mientras
sus dedos continuaban penetrando en mi interior llevándome al borde del orgasmo.

Continuó descendiendo mordisqueando mis senos por encima del fino tejido y siguió su camino
sin detenerse hasta llegar a mis muslos besándolos.

Sus dedos abandonaron mi interior haciéndome estremecer y dejándome deseosa de más.

Sorpresivamente sus labios subieron hasta posarse sobre mi sexo, jadee por la impresión he
intenté detenerlo pero el ignoró mi débil protesta y continuó con su tarea atormentándome con
su lengua proporcionándome un inmenso placer que puso fin a cualquier resistencia de mi parte.
La habitación se llenaba de mis gemidos y de los suyos amortiguados contra la piel de mi sexo, sus
caricias aceleraron y mi clímax llego tomándome por sorpresa mientras gemía con fuerza y me
aferraba a su sedoso cabello.

Se enderezó y me abrazó, me aferré a él aspirando su aroma masculino, mis manos fueron hasta el
botón de sus vaqueros desabrochándolo y bajando la bragueta para luego liberar su enorme
erección.

Pude escuchar su risa ahogada al ver mi desesperación por poseerlo y de ninguna manera me hizo
esperar de una sola estocada estuvo en mi interior, apoyé mis brazos en el escritorio para
sostenerme de sus fuertes embestidas mientras mi cuerpo entero convulsionaba al sentir como el
calor crecía en mi interior.

Ambos caímos sobre el escritorio cuando nuestros cuerpos encontraron su liberación al mismo
tiempo agotados por la intensidad de nuestros orgasmos.

– Creo que debemos irnos alguien podría venir – dije en cuanto recuperé el aliento.

– No te preocupes nadie vendrá esta es la oficina de Garrett – dijo Patrick.

– ¿Garrett trabaja aquí? – pregunté.

– Es el dueño, de hecho tiene cinco clubes como este en total en la ciudad – contestó mientras
empezábamos a vestirnos.

Intenté recoger mis bragas del piso pero Patrick fue más rápido que yo y me las arrebató.

– Oye eso es mío – protesté.


– Creo que te lo guardaré hasta más tarde – dijo mientras las doblaba y guardaba en su bolsillo,
luego salimos de allí tomados de la mano

– ¿Patrick viniste con Jacob? – pregunté gritando para que me escuchara por encima de la música.

– Si lo dejé hablando con Garrett – contestó.

– Yo creo que ya no – dije señalando hacia la pista.

Nessie lucía muy eufórica bailando con Jacob colgada de su cuello mientras Jacob intentaba
sostenerla era claro que las chicas habían seguido bebiendo.

– Hola Andrea que gusto verte por aquí – saludo Garrett que apareció en ese momento.

– Hola Garrett lo mismo digo – dije mientras me envolvía en un abrazo como los que da Erik.

– Espero que se estén divirtiendo y que todo les esté resultando muy… placentero – dijo en tono
sugerente, mi rostro entero empezó a arder por su comentario y Edward como siempre sonreía
por mi incomodidad.

No nos quedamos por mucho más, Helens se marchó con Jasper lo más rápido que pudo y Patrick
se hallaba impaciente por llevarme a casa así que Jacob, Nessie, Patrick y yo nos despedimos y
salimos de allí.

– Iré a prepararle un baño – le dije a Patrick al llegar pues Nessie estaba bastante pasada de copas
y se durmió en el auto.
Entré, me quité los zapatos y corrí hasta la habitación de Nessie y abrí el grifo de la bañera,
escuche la puerta de la habitación abrirse y me apresuré vertiendo aceite de jazmín pero al salir
me quede helada en mi lugar, al parecer el alcohol había desinhibido mucho a Nessie.

Jacob acostó a Nessie en su cama o al menos eso intentaba.

– Porrr favorrr Jake quédate conmigo – dijo Nessie arrastrando las palabras mientras se aferraba a
su cuello.

– Por favor Ness no me hagas estos – pidió Jake con voz suplicante.

Era obvio que estaba teniendo una lucha interna a la que Nessie puso fin cuando tiró de él con
fuerza hasta besarlo con verdadera pasión envolviendo una de sus piernas en la cintura de Jake.

Me sentí como una curiosa pervertida así que preferí deslizarme en silencio hacia afuera y darles
algo de privacidad.

– Todo bien con Nessie – preguntó Patrick recostado en la cama cuando entré en nuestra
habitación.

– Si, todo bien – dije sonriendo pues la había dejado en excelentes manos.

– Entonces cierra la puerta y ven aquí – dijo Patrick mirándome de una manera que prometía una
noche muy ajetreada.
Capítulo 15: La Cena De Ensayo.

Desperté entre los cálidos brazos de Patrick, él aun dormía y desde mi posición podía apreciar
cada uno de sus hermosos rasgos y de inmediato las imágenes de la noche anterior invadieron mi
mente haciendo que el calor subiera a mis mejillas al evocar los momentos tan íntimos que
compartimos en la oficina de Garrett y la forma en que hicimos el amor prácticamente hasta el
amanecer al llegar a casa.

– ¿En que piensas? – dijo Patrick con voz somnolienta al abrir los ojos.

– En nada en particular – mentí – solo te observaba dormir.

– A mi también me encanta observarte dormir y observar cuando ríes y como tu rostro se deforma
de placer cuando hacemos el amor – dijo girando sobre mi dejándome bajo su cuerpo e
inmovilizando mis manos por sobre mi cabeza con las suyas mientras que mi rostro entero ardía al
escuchar sus palabras.

– Tus mejillas están tan sonrojadas – añadió sonriendo.

– No lo estarían si dejaras de decir cosas como esas – dije casi sin aliento.

– Pues diré cosas como esas mucho más seguido porque amo tus sonrojos y porque es la verdad…
– dijo antes de detenerse en mi cuello besándolo y mordisqueándolo hasta llegar a mis pechos
donde la sabana me cubría para quitarla con sus dientes dejando mis senos expuestos – amo ver
tu rostro cuando hacemos el amor, amo tus gemidos de placer, amo saber que soy yo quien te
causa esas sensaciones, amo ver tu rostro cuando explotas de placer y aunque suene machista
amo saber que solo yo te he causado esas sensaciones porque eres mía.

Antes de que pudiera decir algo sus labios estuvieron sobre los míos devorándome con pasión, sus
manos liberaron las mías para empezar a recorrer mi cuerpo.
Sus labios llegaron hasta mis senos succionando cada uno de ellos mientras su mano acariciaba mi
sexo e introdujo dos de sus dedos en mi húmeda intimidad enloqueciéndome por completo.

Retiró sus dedos y yo casi grité de frustración pero el volvió a mis labios y eso fue suficiente para
hacerme olvidar mis protestas mientras su mano acariciaba mis muslos para luego tomar una de
mis piernas y envolverla en su cintura rosando mi sexo con su enorme erección, presionándome
contra ella, provocándome hasta que decidió ponerle fin a mi espera e insertarse dentro de mi de
una sola embestida.

Ambos gemíamos con cada movimiento y a cada estocada estaba más cerca de mi liberación,
continuó embistiéndome hasta que ambos gemimos con fuerza y nos abandonábamos ante el
placer de nuestros orgasmos.

Luego de un rato más en la cama, muchos besos y palabras amorosas decidimos ducharnos y bajar
a desayunar.

Cuando entramos en el comedor tomados de la mano a las 12:15 todos estaban en sus sitios, era
tarde pero todos se habían trasnochado incluso Carlisle y Esther se había tomado la noche libre y
salieron a disfrutar de ella así que todos nos habíamos levantado muy tarde y apenas se estaba
sirviendo el desayuno.

– Buenos días – saludamos y todos nos respondieron a la par.

Pese a haber dormido poco todos estábamos completamente relajados y riendo de las anécdotas
ocurridas la noche anterior o casi todos pues pude darme cuenta de la cara que traía Nessie y la de
Jacob no era mejor.

Todos continuaban rememorando lo bien que se la habían pasado en el exclusivo club nocturno de
Garrett mientras que Erick protestaba por su fallida fiesta de despedida pues uno a uno los chicos
se habían ido tras sus respectivas parejas dejándolo solo.
– Finalmente me di media vuelta y fui a buscar a mi bellísima esposa – dijo mientras besaba la
sonrojada mejilla de Rosalie que a juzgar por su expresión había tenido una noche como la de
Patrick y yo.

Todos rieron nuevamente por los pucheros de Erick y de nuevo mi mirada corrió a la falsa sonrisa
de Jacob y el rostro de Nessie quien a diferencia de Jake no se molestaba en ocultar su enojo.

– Que extraño no te vi anoche en el club – comenté de forma distraída mientras pensaba que
habrían pasado entre ese par pues cuando salí de la habitación de Nessie estaban muy pero muy a
gusto.

– Pues a mi no me extraña porque sospechosamente mi hermanito y tú no estaban por ninguna


parte al parecer no querían que los encontraran ¿Qué andaban haciendo eh…? – preguntó
levantando ambas cejas.

– No seas curioso hermano – contestó Patrick claramente irritado por la curiosidad de su hermano
mayor.

Al terminar de desayunar vi a Nessie levantarse de su silla con claras intenciones de salir de allí lo
más rápido que le era posible.

– Nessie espera necesito tu ayuda con algo – dije mientras me ponía de pie rápidamente
ignorando la mirada de curiosidad de Patrick.

– Si claro vamos – dijo en voz baja mientras las dos salíamos del comedor.

– Tú me dirás – dijo Nessie una vez que estuvimos cómodas en las sillas del jardín.

– Bueno la verdad es que no necesito nada pero no me gusta verte así de triste y quiero que me
digas que fue lo que pasó anoche.
– ¿Que?... No… ¿De qué?... A que te refieres? – dijo disimulando muy mal.

– Anoche te vi con Jake en tu habitación – dije y al ver su rostro profundamente sonrojado añadí –
no es que te estuviera espiando te preparé el baño y cuando salí Jacob y tú ya estaban en la cama
así que salí de la habitación dejándolos solos.

– La verdad ni yo misma se lo que pasó – dijo suspirando con frustración.

– ¿Acaso no te acuerdas de nada de lo de anoche? – pregunté ya Nessie había bebido mucho y tal
vez no lo recordara.

– Claro que lo recuerdo todo, bueno casi todo, es decir bebí de más anoche y hay muchas cosas
confusas en mi cabeza pero recuerdo claramente cuando Jake me llevó hasta mi habitación y todo
lo que ocurrió después – dijo nuevamente sonrojada.

– Entonces si recuerdas lo del beso – afirmé.

– Claro que me acuerdo de lo del beso, todo iba muy bien al principio el dudaba pero en cuanto
nuestros labios se juntaron su actitud cambio, me besó como ningún hombre me había besado
nunca, sus manos recorrían mi cuerpo, en verdad pensé que lo haríamos pero entonces yo
empecé a desabotonarse la camisa y…

– ¿Y que? – la animé a continuar.

– No lo sé, solamente se detuvo y dijo que no era correcto y salió de la habitación – concluyó con
una mezcla de enojo y frustración en su voz.

– Todo se arreglará Ness – dije tomando su mano para reconfortarla.


– Yo estoy enamorada de él, yo… creo que lo amo – confesó con los ojos anegados en lágrimas.

– Y él te ama a ti eso es obvio pero creo que el tiene miedo de reconocerlo.

– ¿Pero a que es a lo que le teme Bella? – preguntó suplicándome una respuesta.

– No lo sé Ness, si lo piensas el amor es aterrador, siempre puedes salir lastimado y más cuando
amas tanto a una persona como él te ama a ti, he visto cómo te mira es como un ciego que logra
ver la luz del sol por primera vez.

– Yo no estoy tan segura – contestó.

– Intenta hablar con él – la animé.

– Lo intenté en la mañana a penas intuyó mis intenciones me evitó – dijo totalmente frustrada.

– Pues si no responde a palabras tendrá que responder a hechos – le dije con firmeza.

– ¿A qué te refieres? – preguntó enjugándose las lágrimas.

– ¿Nessie ya te viste en un espejo?... Eres una mujer espectacular, hermosa inteligente y con un
cuerpo de infarto, así que muéstrale de lo que se está perdiendo.

– ¿Y cómo lo haré?
– ¿Muy sencillo, entre tus amistades debes tener muchos amigos guapos verdad? – pregunté. – ¿Si
por? – preguntó confusa.

– Pues porque esta noche Jacob Black va a experimentar de primera mano los celos al verte del
brazo de otro hombre que a demás de ser muy guapo está loco por ti ¿Qué te parece?

– Pues sería genial pero la verdad es que tengo varios pretendientes pero no quiero alentar a
ninguno ya sabes que solo amo a Jake – dijo suspirando.

– No es necesario, sabes cuando yo cursaba la secundaria era una de las mejores alumnas así que
di muchas clases particulares y en ocasiones hasta dejaba que me copiaran si quienes me copiaban
se llevaban bien conmigo de manera que la mitad del equipo de futbol me debía favores y Patrick
me dijo que eres una excelente estudiante – dije levantando ambas cejas al puro estilo de Erick.

– Creo que ya se a qué te refieres y tengo al candidato ideal – dijo comprendiendo mi plan.

– Vamos – dijo tomando mi mano y casi arrastrándome al interior de la casa.

– ¿Y ustedes a donde van con tanta prisa? – preguntó Patrick que iba saliendo de la sala
acompañado por Jacob.

– Íbamos a escoger que se pondrá Nessie esta noche en la cena de ensayo porque tiene una cita y
quiere lucir espectacular – mentí.

– ¿Y se puede saber de quién se trata? – preguntó Jacob intentando contener la ira en su voz.

– Un amigo de la universidad – dijo Nessie en voz baja.


– Bueno los dejamos chicos – dije tomando la mano de Nessie mientras la arrastraba hacia las
escaleras.

– ¿Viste la cara que puso Jake? – le pregunté tras entrar en su habitación.

– Parecía enojado ¿en realidad crees que esto funcione?

– Por supuesto que se haya enojado es una buena señal eso quiere decir que se muere de celos de
saber que te gusta otro hombre.

Tras hurgar por un rato entre los vestidos de noche que Helens le había comprado a Nessie para
estos días y tras discutir mucho nos decidimos por un vestido que a ella le parecía muy atrevido
era largo plateado, ceñido de corte corazón que resaltaba su busto y con un corte que dejaba al
descubierto unas de sus piernas.

Continuamos buscando accesorios y joyería, luego fuimos a mi habitación y escogimos lo que yo


usaría.

La tarde se fue volando y en menos de lo que creímos ya eran las 5 de la tarde y el equipo de
estilistas que Helens había contratado llegó y prácticamente instaló un spa junto a la piscina bajo
techo, así que todas nos relajamos y nos dejamos mimar, bueno casi todas pues Nessie era un
manojo de nervios.

Por suerte para Nessie Esther tenia una mascarilla y Helens solo pensaba que todo tenia que salir
perfecto esta noche.

– Ok ya esta bien las dos me van a decir de una vez por todas que se traen – cuchicheó Rose.
– Hemos ideado un plan para que Nessie ponga celoso a Jacob a ver si al fin se anima a dar el
primer paso – dije divertida y continúe revelándole los detalles de nuestro plan y ella dejó escapar
una carcajada que alertó a las demás.

– ¿Que ocurre? – preguntó Esther quitándose las rodajas de pepino de los ojos.

– Pasa que Andrea ideó un plan para ver si al fin Jacob reacciona y este par se atreven a decirse lo
que sienten – le respondió Rose y empezó a relatar nuestro plan.

– Vaya ya era hora de que alguien hiciera algo – dijo Esther.

– ¡Tía Esther!...

– Ay cariño por favor si ya me están aburriendo, bien pensado Andrea – dijo de forma aprobatoria.

A las 8 en punto todas estábamos lista para bajar a la fiesta, me miré por última vez al espejo
buscando algo que pudiera mejorar en mi aspecto pero definitivamente los estilistas habían hecho
un buen trabajo me hicieron un tratamiento capilar para luego peinar mi cabello con suaves ondas
dejándolo suelto y colocando un hermoso y elegante broche plateado en forma de lirio.

Revisé mi vestido y me di cuenta de que había elegido el correcto era negro, de finos breteles, con
gran parte de la espalda descubierta, largo y ceñido, con una cinta plateada bajo el busto con
diminutos cristales swarovski en el mismo tono, que combinaba con el broche en mi cabello, y
sandalias altas plateadas.

Era consciente de que mi aspecto era bueno y que mi vestimenta era elegante y sexy a la vez, pero
en el fondo mi obsesión por mi apariencia se debía a que sabía que Josette estaría al acecho.

El teléfono de Nessie sonó sacándome de mi ensoñación y por el nerviosismo en su rostro supe


que su cita había llegado.
– Demetri llegó – anunció Nessie y tecleó rápidamente un mensaje a su cita.

– Bueno chicas que la fiesta comience – dijo Helens sonriendo.

Todas la seguimos y al pie de la escalera estaban los chicos esperándonos ataviados en sus
elegantes trajes sonriendo, excepto Jacob que se encontraba en un rincón como un adolescente
malhumorado pero al ver a Nessie sus ojos se iluminaron aunque cuando vio a su cita acercarse y
ofrecerle su brazo su enojo fue más que evidente.

Tomé el brazo de Patrick y nos dirigimos hacia nuestra mesa en la enorme carpa que se había
colocado en el jardín saludando a todos los conocidos de Patrick conforme íbamos pasando.

– Esto fue idea tuya verdad – susurró Patrick dirigiendo su mirada hacia Jacob.

– No se de que me hablas – murmuré sonriéndole dulcemente.

– ¿Sabes que estas atormentando a mi mejor amigo? – preguntó fingiendo estar enojado.

– Lo se pero es por una buena causa, es en beneficio de un bien mayor – le expliqué.

– Esta bien, esta noche te perdono cualquier cosa por que estas hermosa – dijo acercándose hasta
mi rostro para darme un casto beso.

Jacob no podía quitarle los ojos de encima a Nessie que se encontraba del brazo de su
acompañante saludando a algunos amigos.
Su nombre es Demetri Vulturi y por lo que Nessie me contó no solo era guapo sino también
miembro de una muy reconocida familia, un excelente deportista y un buen amigo que accedió a
ayudarla.

La velada transcurría y el enfado de Jacob parecía aumentar conforme pasaban los minutos hasta
que desapareció de la mesa. Me disculpé con todos en la mesa y me dirigí al baño, me apresuré
para volver con Patrick, apenas había traspasado la puerta hacia el jardín cuando escuche voces
discutiendo de forma acalorada.

– Ese hombre no te conviene, acaso no ves como te mira – dijo Jacob.

– Y que te da el derecho de decidir con quién puedo o no salir – contratacó Nessie.

– Nessie… – intentó conciliar Jacob suavizando el tono de su voz.

– Nessie nada – contestó completamente enfurecida – si yo te importara no habrías salido


corriendo de mi habitación como lo hiciste ni te hubieras negado a hablar conmigo y arreglar las
cosas – los ánimos no se calmaría así que decidí intervenir.

– Ok chicos siento interrumpir pero como sigan con esto van a llamar demasiado la atención.

– Lo lamento Andrea yo mejor me retiro – dijo Jacob avergonzado.

– Nada de me retiro, vengan conmigo – dije y los tome a ambos de los brazos alejándolos de la
fiesta y conduciéndolos hasta la parte posterior de la casa a un pequeño cobertizo de jardinería
muy alejado de la casa y aun mas de la fiesta, abrí la puerta, encendí la luz y les indiqué que
entraran.

– ¿Qué? – preguntó Jacob.


– Entren allí ahora mismo y resuélvanlo en cualquier momento explotarán, arruinaran la fiesta y
Helens jamás se los perdonará – dije aun sosteniendo la puerta abierta. Ambos entraron y
entonces cerré la puerta por fuera.

– ¿Espera que haces? – gritó Jacob.

– Arréglenlo pronto o no saldrán de allí – dije firmemente.

Tras dejar a los tortolitos encerrados en el cobertizo decidí regresar con Patrick y darles algo de
tiempo a solas para arreglar sus problemas.

Habría avanzado unos 10 metros cuando me di cuenta de que allí estaba de nuevo acercándose mi
peor pesadilla.

Se planta frente a mi con su arrogancia habitual, envuelta en un elegante vestido purpura de


diseñador y su cabello recogido en un sofisticado moño, maldije internamente al verla ¿Por qué
tiene que ser tan perfecta?

– Nos encontramos de nuevo – dijo Jessica mirándome de forma altanera.

– Creo más bien que has venido siguiéndome, acaso tu vida es tan aburrida que ahora te dedicas a
acecharme – dije intentando como en otras ocasiones ignorarla.

– No desperdiciaría ni un minuto de mi vida en ti sino fuera porque me estas estorbando – dijo


señalándome con su dedo índice luciendo una perfecta manicura.

– Yo jamás me he atravesado en tu camino aunque no puedo decir lo mismo de ti – dije


intentando continuar con mi camino pero ella ajustó la distancia bloqueando mi camino.
– Por supuesto que lo haces aléjate de Edward él y tu son muy diferentes ¿que note das cuenta de
que ustedes jamás funcionaran? Él aun me ama solo está dolido en cuanto se aburra de ti
regresará a mi – dijo intentando como siempre provocarme pero yo intente hacer caso omiso pese
a que mi sangre comenzaba a hervir y empecé mi camino de vuelta a la fiesta.

– Un momento a mi no me dejas con la palabra en la boca – dijo tirando de mi brazo.

– No te atrevas a volver a tocarme – dije liberando mi brazo de un tirón.

– Pues aléjate, no te das cuenta de que para Patrick solo eres una aventura el jamás se casará con
una vulgar americana oportunista como tú – dijo con desprecio.

Sentí mi sangre latiendo con fuerza en mis oídos, está vez no habían ni invitados ni prensa cerca
así sin detenerme a pensarlo levante mi brazo y estampé mi mano en su mejilla con tal fuerza que
se tambaleó en sus altísimos tacones.

– Y no se te ocurra volver a meterte conmigo, si antes no había reaccionado era por respeto a esta
familia, pero si me buscas me encuentras y te vas a enterar de lo que esta vulgar americana le
puede hacer a tu rostro.

– ¿Qué está pasando aquí? – preguntó Helens aunque al oír mis palabras y ver a Josette
acariciando su sonrojada mejilla la respuesta era más que evidente.

– Esta loca me atacó Helens – prácticamente gritó Josette.

– Pues me alegro mucho, hace tiempo que merecías que alguien te ponga en tu sitio y me alegro
de que fuera ella porque ya te había advertido que la dejaras en paz, no haz hecho mas que
fastidiar desde ella y mi hermano llegaron.
– Pero Helens…

– Pero Helens nada. Te conozco muy bien Josette y te aconsejo que la dejes en paz o todo el
mundo incluyendo a mi hermano y a tus padres se van a enterar de que la verdadera razón por la
que cancelaste la boda fue porque te revolcabas con Newton.

– Así que esa fue la verdadera razón – comentó Patrick a nuestras espaldas.

– No Patrick… cariño no puedes creerles yo…

– Cállate Josette siempre sospeché que entre él y tu había algo pero preferí confiar en ti –
respondió Patrick con acritud.

– Patrick… cariño… es mentira ellas solo quieres dejarme mal ante ti, es más ella me atacó – dijo
señalándome. Pero en lugar de prestarle atención a sus acusaciones tomó mi rostro entre sus
manos dijo en un tono mucho más suave:

– ¿Estas bien amor? – yo solo asentí y el volvió su colérica mirada hacia Josette.

– Esta es la última vez que te lo digo estás perdonada y eso es lo único que tendrás de mi de
manera que no me interesa si te revolcaste con Newton o cualquier otro, lo único que me interesa
es que nos dejes en paz.

– Pero…

– Pero nada Josette no me interesas y mas te vale que la dejes en paz porque ella – dijo
tomándome de la cintura para acercarme más a su cuerpo – no está aquí para darte celos sino
porque la amo, es la mujer de mi vida y tendrás que respetarla como tal o atenerte a las
consecuencias – mi corazón saltó en mi pecho al oír sus dulces palabras.
– En otras palabras espero no volver a verte cerca de nosotros, dicho esto volvamos a la fiesta –
dijo Patrick y sin más comenzamos a caminar de vuelta a la fiesta.

– Adiós querida – dijo Helens que hasta ahora había estado en silencio maravillada por la
intervención de su hermano.

– ¿Estás bien? – preguntó de nuevo Patrick en voz baja una vez que estuvimos en nuestra mesa.

– Si ¿Cómo supiste lo que estaba pasando? – pregunté.

– Vi a Helens siguiendo a Josette y tu estabas tardando mucho así que decidí ir a ver que pasaba –
dijo encogiendo sus hombros.

– Patrick yo no quise pelearme con ella es solo que… – pero no pude continuar pues sus labios me
silenciaron.

– Lo se ella es desesperante pero ya no volverá a molestarte ella sabe que no estoy jugando – dijo
Patrick de forma sombría.

– A que te referías cuando le dijiste a Jessica que me dejara en paz o se atenga a las
consecuencias?

– Su padre tiene problemas económicos y mi padre acudió a mi para que lo ayudara, si yo retiro mi
ayuda en este momento la compañía tendrá que ser vendida por partes y la familia Stanley iría a la
quiebra y no hay nada a lo que Josette le tema más que a eso.

– ¿Y lo harías? – pregunté en un susurro, Patrick al ver mi mirada horrorizada dijo:


– Claro que no, los padres de Josette son excelentes personas completamente diferentes a ella y
jamás les haría eso, pero ella no lo sabe – añadió sonriendo.

Decidí enviarle un texto a Nessie para saber si las cosas se habían arreglado y deseaba que los
liberara pero su respuesta me hizo sonreír.

Dame 30 minutos más Wink…

Para cuando los brindis empezaron Jacob y Nessie ya estaban en nuestra mesa destilando miel,
Patrick me miro de forma sospechosa al verlos pero yo solo me encogí de hombros fingiendo
inocencia.

El resto de la noche estuvo mucho más relajada hubieron brindis y más brindis, platicas amenas,
muchas risas y por supuesto Patrick no dejaba de provocarme acariciándome por debajo de la
mesa hasta que en la primera oportunidad escapamos a nuestra habitación a disfrutar el uno del
otro por el resto de la noche.
Capítulo 16: Una Noche Inolvidable.

Al mirarme en el espejo con mi vestido de dama de honor pude apreciar el excelente gusto de
Helens pues ella misma los había diseñado, el vestido era de seda color rosa pálido, largo con un
prominente escote en la espalda, finos breteles, la falda en corte A, sencillo pero muy elegante
ideal para una boda por la tarde.

Mi cabello recogido con bucles cuidadosamente peinados cayendo en cascada, sumado al


hermoso vestido me daba un aspecto fresco y elegante.

– Guao… luces preciosa – dijo Patrick al entrar en la habitación.

– Ahora solo falta el toque final – dijo tomando el juego de gargantilla y aretes que me trajo el día
que volvió de su viaje.

Lo abrió frente a mi para que tomara los aretes y en cuanto me los puse el se apresuró a ponerme
la gargantilla y no perdió la oportunidad de repartir dulces besos en mi cuello, mordisqueando
suavemente mis hombros de inmediato mi pulso se desato y el deseo empezó a florecer en mi
interior, no nos habíamos visto desde el desayuno pues había estado encerrada con los estilistas
que contrató Alice, solo habían sido unas cuantas horas y ya lo extrañaba tanto, extrañaba su
tacto, su aroma, sus besos.

No podía creer cuanto lo había extrañado, debía aprender a controlarme pues pronto nuestras
vidas volverían a la normalidad y no podríamos estar juntos todo el día como ahora.

– Me vuelves loco – susurró contra mi piel.

– Me encanta el aroma y la suavidad de tu piel – dijo mientras continuaba tentándome con sus
caricias.
– Creo que… deberíamos… parar – dije entre jadeos.

– No lo creo – respondió antes de apoderarse de mis labios con autentica pasión.

Sus labios se movían sobre los míos de forma insistente y sus manos empezaron a acariciar mis
muslos por encima del vestido y en un fluido movimiento terminé sentada sobre la cómoda
mientras sus labios se deslizaban por mi cuello y continuaban descendiendo hasta besar toda la
piel que el escote de mi vestido le permitía.

Sus manos se perdieron bajo mi vestido, acariciando mi intimidad primero por encimas de mis
bragas para luego hacerlas a un lado deslizando dos de sus dedos en mi interior enloqueciéndome
con los movimientos de su mano y mientras sus labios absorbían mis gemidos, mis manos se
deleitaban acariciando su firme pecho por encima de la camisa hasta llegar a las solapas de su saco
y lo deslizé por sus hombros hasta que esta terminó en el suelo.

– Andrea… – llamo Nessie al otro lado de la puerta sacándonos de nuestra burbuja personal.

– Maldición – masculló Patrick en voz baja.

– En seguida voy – le grité.

– Lo siento tengo que irme – dije en voz baja intentando controlar el ritmo de mi respiración.

– Tal vez sea lo mejor o te habría quitado ese vestido y no te habría dejado salir de esta habitación
en lo que resta del día – dijo de forma seductora provocándome.

– Será mejor que me vaya no quiero enojar a Helens – dije antes de darle un casto beso y salir
huyendo de la tentación.
Bastante acalorada y muy frustrada por la interrupción de Nessie caminé hasta la habitación de
Helens y efectivamente ella estaba hecha un manojo de nervios preguntando una y otra vez si
todas las cosas estaban en orden y afortunadamente todo estaba listo tal y como ella lo había
planeado lo cual era una suerte pues Rose se estaba encargando de ella, Esther estaba recibiendo
a los invitados, Nessie se encontraba flotando entre pétalos de rosa y yo soy muy torpe con ese
tipo de cosas.

Esta mañana Nessie me conto que ella y Jacob habían pasado la noche juntos y que él le había
planteado iniciar una relación, aunque aún no sabían cómo funcionaría lo lograrían, de momento
él iba a alquilar una casa cerca de la casa de los Graham y se tomaría una semana más para estar
con ella.

El momento de bajar para comenzar con la ceremonia llegó y mis nervios también
afortunadamente tener gran parte de la atención sobre mí al caminar hacia el improvisado altar
con una preciosa pérgola de flores al final resultó más fácil de lo que pensaba ya que iba del brazo
de Edward.

Ambos tomamos nuestro lugar y entonces vi como Helens caminaba o más bien flotaba del brazo
de un orgulloso Carlisle, mientras Esther los observaba y sonreía secando discretamente las
lágrimas de emoción que corrían por sus mejillas.

Alice lucía bellísima envuelta en su hermoso vestido blanco y un clásico velo largo que le daba un
aspecto de época pero a la vez moderno gracias a al diseño de su vestido.

Se veía bellísima y aquel brillo en su mirada no dejaba lugar a duda de que Jasper era todo cuanto
necesitaba para ser feliz, al mirar a Jasper se podía apreciar el mismo brillo que en los ojos de
Helens como si los sentimientos de cada uno se reflejaran en los ojos del otro.

El estar allí presenciando la unión de dos persona cuyo amor podía sentirse en el ambiente me
hizo pensar en Patrick y yo, en como en tan corto tiempo había llegado a tener sentimientos tan
profundos por él y si algún día llegaríamos tan lejos como Helens y Jasper, un momento ¿que hago
yo pensando en matrimonio? a mí siempre me ha aterrado la idea de casarme y ahora estoy
pensando en cuanto deseo pasar el resto de mis días con Patrick.

Respiré profundo para quitar aquellos pensamientos de mi cabeza y entonces me atrapó la intensa
mirada de Patrick que se veía guapísimo con su esmoquin de pie frente a mi al otro lado del altar y
la manera en que me miraba me hizo recordar nuestras caricias atrevidas en la habitación hace un
rato y de inmediato mis mejillas ardieron, él al ver mi expresión esbozó una sonrisa ladina que me
dejaba claro que estaba pensando lo mismo que yo.

Si hace un mes alguien me hubiera dicho que hoy estaría viviendo este cuento de hadas a su lado
me habría muerto de risa, jamás había pensado que podría amar a alguien de esta forma todo lo
que habíamos pasado juntos últimamente me hacía desear con todas mis fuerzas quedarme junto
a él para toda la vida.

El reverendo los declaró al fin marido y mujer dando por terminada la hermosa ceremonia ante los
aplausos de los presentes y la orgullosa mirada de Carlisle y Esther.

La recepción empezó y por primera vez en días Helens se encontraba completamente relajada y
logrando disfrutar al máximo de la fiesta al igual que todos los demás.

Nessie y Jacob destilaban miel no se separaban ni un minuto, Patrick y yo disfrutamos de la fiesta


sin ningún contratiempo ya que la amenaza de Patrick mantuvo a Josette en un segundo plano
aunque de vez en cuando mientras Patrick y yo disfrutábamos juntos de la velada veía su mirada
envenenada a lo lejos pero no me importaba pues Patrick se encontraba centrado en mi, es más
no creo que la haya notado siquiera.

La fiesta fue hermosa cada detalle salió exactamente como Helens esperaba, tanto ella como
Jasper lucían radiantes y muy enamorados.

Llegó la hora de que la novia lance el ramo y con ello la mayoría de las solteras o más bien debo
decir todas las solteras menos yo se agruparon para intentar atraparlo mientras yo las miraba
sentada junto a Patrick y apoyada en su pecho con sus brazos a mi alrededor una de las mesas más
próximas al espectáculo o más bien la batalla que intentaban liberar por el ramo.
– ¿No vas a intentar atraparlo? – preguntó Patrick en mi oído.

– No… además así le dejo más espacio a Nessie, Caroline y Elena – dije mirando divertida hacia
ellas.

– Acaso no te gustaría atraparme en el sagrado vinculo del matrimonio? – susurró de forma


seductora dejándome sin palabras.

-Andrea deberías ir y atrapar el ramo – dijo Rose que se encontraba sentada en la misma mesa
que nosotros y era completamente ajena a la pregunta de Patrick.

– No prefiero darles ventaja a las chicas – conteste sonriendo como pude aunque la pregunta de
Patrick me había dejado completamente descolocada.

– Listas chicas – gritó Helens y me dirigió una mirada de complicidad.

Helens lanzó el ramo y para mi sorpresa este cayó sobre mis piernas o más bien fue lanzado con
premeditación hasta allí por una Helens que sonreía con suficiencia, por lo visto al lanzarme el
ramo estaba dándole un claro mensaje a su hermano.

Después de muchas risas y más bromas por parte de Erick acerca de que ahora si su hermano
estaba obligado a casarse conmigo, los novios decidieron subir a cambiarse y dar por comenzada
su luna de miel, así que después de despedirse afectuosamente de todos sobre todo Patrick y yo
abrazándonos con fuerza ya que no nos veríamos a su regreso finalmente partieron.

– Ven – dijo Patrick tomando mi mano para que le siguiera – hay algo que preparé para ti.
– ¿El jeep de Erick? – pregunté algo desconcertada cuando Patrick se detuvo junto al jeep de su
hermano que se encontraba estacionado en la parte de atrás de la casa.

– No tontita – dijo tomando mi rostro hasta juntar nuestros labios en un corto beso – esto nos va a
llevar hasta lo que te quiero mostrar, es una sorpresa así que ya no preguntes.

– Vamos – dijo tendiéndome su mano para ayudarme a subir.

La verdad me tenía intrigada por saber cuál era esa sorpresa de la que me hablaba y mi
impaciencia aumento al ver que nos adentrábamos al oscuro bosque.

Al cabo de 20 minutos logré vislumbrar una pequeña luz a lo lejos y al acercarnos más pude darme
cuenta que se trataba de la pequeña cabaña de caza en la que nos refugiamos durante la tormenta
de hace unos días, la cual extrañamente se encontraba iluminada.

Se estaciono en silencio, caminó hasta mi puerta para ayudarme a bajar del monstruoso jeep de
Erick, caminamos hasta la puerta de la cabaña y por primera vez me pareció que Patrick estaba
nervioso.

Cuando abrió la puerta prácticamente me quedé sin aliento al ver la maravillosa sorpresa, la
chimenea se encontraba encendida, había velas por todas partes y un camino de pétalos de rosas
rojas desde la puerta hasta una cama con hermosas sábanas de seda color marfil que Patrick debió
traer pues cuando estuvimos aquí durante la tormenta no estaba y que se encontraba cubierta por
pétalos de rosas.

La habitación se encontraba completamente invadida por el aroma de las rosas y las velas, entré a
la cabaña prácticamente en trance, maravillada por la hermosa sorpresa que Patrick había
preparado para mi.

– Patrick esto es… – intenté hablar pero el nudo de emociones en mi garganta me lo impidió así
que giré y lanzándome hacia él estampé mis labios contra los suyos devorándolos con pasión.
El correspondió de inmediato a mi desesperado beso atrayéndome más, presionándome contra él,
cerró la puerta dando un puntapié y pegada a su cuerpo me condujo hacia el interior de la cabaña
mientras su lengua barría cada rincón de mi lengua.

Continuó besando mi cuello hasta el inicio de mis senos, tomo los breteles de mi vestido y los
deslizó uno a uno besando y mordiendo con suavidad mis hombros durante el proceso, para luego
seguir bajándolo por mis pechos mis caderas hasta dejarlo caer a mis pies.

Al verme únicamente con unas diminutas bragas y mis tacones dejó escapar un gemido ronco, ya
en otras ocasiones me había fijado en su fascinación por lo tacones altos y la lencería.

Me atrajo a su cuerpo y sus manos no se quedaron quietas recorrían mi cuerpo con pasión
empujándome con su cuerpo hasta dejarme sentada en una pequeña mesa.

– Me encanta tu aroma… y tu piel… es tan suave – dijo entre beso y beso de inmediato empecé la
tarea de quitarle su ropa desabrochando su camisa lo más rápido que mis temblorosos dedos lo
permitían para luego deslizar la camisa y el saco a la vez por sus hombros, de inmediato llevé mis
manos hasta su cinturón el cual retiré de un tirón para luego seguir con él botón sin separarnos a
penas unos centímetros.

Me presionó más contra el haciendo que nuestros sexos se frotaran haciéndome sentir su erección
y aumentando de esa manera la anticipación mientras acariciaba mis muslos incitándome a que
envuelva las piernas en su cintura.

En un fluido movimiento llegamos hasta el pequeño sillón quedando a horcajadas sobre él


mientras ambos gemíamos por la deliciosa fricción.

– He pensado en ti de esta manera desde que fuimos interrumpidos – dijo con la respiración
entrecortada mientras me presiona más contra él –jamás tendré suficiente de ti.
Su necesidad era tan palpable como la mía de un tirón destrozó mi ropa interior y sin quitarse el
pantalón liberó su enorme erección y tomándome de las caderas se insertó en mi rápidamente
casi grité cuando lo sentí llenando mi interior y empecé a mover mis caderas mientras en busca de
placer.

Sus manos se aferraban a mis caderas con fuerza presionándome contra él suplicando por más
mientras el lugar se llenaba de nuestros gritos y gemidos conforme ambos sentíamos el placer del
orgasmo sacudiendo nuestros cuerpos.

Patrick me abrazó atrayéndome a su pecho y besó mi cabello susurrando cuanto me amaba y


necesitaba.

– Inglaterra me recuerda mucho a Forks – comenté mirando las gruesas gotas de lluvia que
golpeteaban contra los cristales de la ventana.

– He oído que la península de Olimpic es un lugar muy lluvioso – contestó Patrick antes de dar otro
sorbo a la copa de champagne que estábamos bebiendo.

Me encuentro completamente relajada en su regazo nuestras piernas alrededor de las de cada


uno, cubiertos únicamente por la sábana de seda color marfil que nos envuelve.

– Hay algo de lo quería hablarte – dice luego de beber todo el contenido de su copa y su rostro se
vuelve más serio.

De inmediato la pesimista que hay en mi imagina lo peor que de seguro ya se hartó de mi, que ya
se dio cuenta de que somos completamente diferentes, que solo estaba confundido, que jamás
podrá amarme y quería darme un maravilloso recuerdo de nuestra última noche juntos.
– ¿De qué? – pregunté con la voz ronca.

– Pues quería hablar de nosotros y de los últimos días juntos – dijo y de inmediato el temor me
sofocó así que me limité a escuchar en silencio mientras las lágrimas pugnaban por salir.

– Llevo conociéndote cerca de un mes y jamás he conocido una mujer como tu, eres única Andrea
y no creo poder encontrar jamás a alguien con quién me sienta como me siento cuando estas
junto a mi – dijo clavando su intensa mirada en mi.

– Y los últimos días junto a ti y mi familia han sido maravillosos, me haces feliz y deseo verte
siempre tan feliz como en estas maravillosas semanas, quiero protegerte siempre y asegurarme de
que lo seas, deseaba preguntarte esto frente a todos pero luego pensé que era mejor que te lo
dijera a solas sin presiones ni miradas indiscretas, solos tu y yo – continuó mientras se inclinaba
para recoger algo de un cajón en la mesa junto a la cama.

– Andrea Swan aceptarías casarte conmigo, ser mi esposa en las buenas y en las malas, dejarme
acerté feliz y protegerte siempre – dijo mientras abría una pequeña caja de terciopelo negro y
dejaba al descubierto un sencillo pero precioso anillo con un delicado diamante del cual se
desprendían hermosos destellos debido a la luz de las velas.

– Respira – me recordó y solo entonces fui consciente de que estaba conteniendo el aire.

Mi cerebro no lograba hacer las conexiones adecuadas y me había quedado sin habla mientras las
lágrimas se agolpaban en mis ojos ante la cara de ansiedad de Patrick.

– Por favor di algo – suplicó mientras con su dedo índice atrapaba una lágrima que corría por mi
mejilla.

Yo solo pude asentir mientras mordía mi labio para controlar el torrente de lágrimas que intentaba
escapar de mis ojos.
– ¿Eso es un sí? – preguntó sonriendo.

– Claro que si – logré decir al fin y luego el se abalanzó sobre mi hasta juntar nuestros labios en un
beso que encerraba todas las emociones que estábamos sintiendo en se momento.

– Te amo – susurré contra sus labios.

– Y yo te amo a ti – murmuró antes de que continuara besando mis labios, luego mis mejillas, mi
mandíbula, mi cuello y mi pecho hasta finalmente detenerse en mis senos sumiéndome en una
dulce tortura.

Abandonó mis pechos para volver a mis labios y de inmediato se introdujo dentro de mi mientras
que el silencio del lugar solo era roto por nuestros gemidos y el sonido de los truenos.

Sus embestidas eran cada vez más fuertes y profundas una tras otra hasta que mi cuerpo empezó
a tensarse para luego liberarse de forma violenta y después de dos embestidas más Patrick
también encontró su placer.

– No puedo creer que hayas dicho que si – dijo aun con la respiración entrecortada besando mi
frente.

Tomó la caja con el anillo que se encontraba aún abierta junto a la almohada, lo sacó de la caja y
tomando mi mano colocó el anillo en mi dedo y depositó un beso en ella mientras yo no podía
borrar la sonrisa de mi rostro.

– Acabas de hacerme el hombre más feliz del mundo – dijo mientras se giraba y me atraía a su
pecho.

– Y tú a mí la mujer más feliz del mundo – añadí aspirando su dulce aroma.


– Descansa amor mañana será un largo día – dijo depositando un casto beso en mis labios y entre
sus brazos los truenos ya no inspiraban ningún temor en mí, segura y más feliz de lo que nunca
había sido me mi vida me sumí en la inconsciencia.
Capítulo 17: De Vuelta A La Realidad.

– Buenos días futura señora Graham – susurró Patrick en mi oído arrancándome de mi profundo
sueño.

– Buenos días – murmuré aun con los ojos cerrados abrazada a mi almohada.

– Arriba dormilona – continuó mientras repartía dulces besos en mi espalda descubierta.

– Por favor quiero dormir un poco más – supliqué.

– Lo siento preciosa pero si no nos vamos ahora será muy tarde y mi madre desea comer con
nosotros antes de irnos.

– ¿Pues que hora es? – pregunté.

– Son las 11:30 – respondió.

– ¿Las 11:30? Debiste levantarme antes – le recriminé mientras me levantaba de un salto.

– Tranquila amor solo vístete, iremos a casa, comeremos con la familia y luego iremos al
aeropuerto.

– Pero aun tenemos que empacar – protesté.

– Llamé a Sara para que lo hiciera, nuestras maletas ya están listas – dijo tomando mi rostro entre
sus manos dejando un casto beso en mis labios.
Nos arreglamos y volvimos a la casa, tal como dijo Patrick tuvimos tiempo suficiente de comer con
su familia después de que Nessie emitiera un grito al ver el anillo en mi mano y suponer lo que
significaba, Patrick les dio las buenas noticias, todos se alegraron por nosotros en especial Esther y
luego finalmente nos despedimos.

Despedirme de los Graham resultó más difícil de lo que había esperado sobre todo cuando Esther
llorando me abrazó con fuerza y susurró en mi oído lo feliz que estaba por nosotros, fue como si
me estuviera alejando de mi propia familia, jamás habría pensado que aquellos extraños al igual
que Patrick iban a entrar en mi corazón de aquella forma.

La voz del capitán anunciando que ya podíamos desabrochar nuestros cinturones me sacó de mi
ensoñación.

– ¿Estas bien? – preguntó Patrick mientras ambos desabrochábamos nuestros cinturones.

– Si – me apresuré a contestar.

Patrick frunció el ceño pues claramente no estaba satisfecho con mi respuesta pero prefirió
dejarlo pasar.

– Ven – dijo levantándose y tomando mi mano.

– En el viaje hacia aquí Jake estaba con nosotros así que preferí que nos quedáramos aquí afuera –
dijo mientras abría la puerta de una impresionante habitación con paneles de madera
exquisitamente decorada con algunos muebles de cuero negro y la cama y las mesas de noche en
madera de color oscuro.

– Es muy hermosa y elegante – murmuré admirando la decoración.


– Y solo para nosotros – murmuró en mi oído mientras deslizaba mi chaqueta por mis hombros –
durante todo el vuelo – dijo mordiendo suavemente el lóbulo de mi oreja.

De inmediato el deseo explotó en mi cuerpo al sentir su cercanía y su cálido aliento en mi cuello


donde repartía besos húmedos mientras tomaba el borde de mi blusa y la deslizaba poco a poco
acariciando mi piel con sus dedos de forma tortuosa, levante los brazos para facilitar su tarea.

La blusa cayó al suelo y le siguió mi brazier, de inmediato sus labios se posaron en mis senos
besando, acariciando, succionando, atrapándome en una dulce tortura. Las demás prendas fueron
cayendo al piso una a una mientras el me besaba con posesión, devorando mis labios me llevó
hasta la cama completamente desnuda ante su lujuriosa mirada.

El subió a la cama y se quitó los zapatos a puntapiés para luego acomodarse sobre mi cuerpo y
seguir besándome, sus labios descendieron por mi cuello, por mi pecho, por mi vientre y aun más
abajo deteniéndose en mi intimidad volviéndome loca de placer mientras devoraba mi sexo, yo
solo podía gemir sin control y su exquisita tortura paró hasta que mi cuerpo convulsionó de placer.

Volvió a mis labios haciendo que probara mi propia excitación, con dedos tembloroso desabotoné
su camisa, la deslicé por sus hombros y la lancé al piso para luego continuar con sus jeans y sus
boxers que con su ayuda fueron a parar al mismo lugar que su camisa y sin más preámbulos se
adentró en mi interior embistiendo con fuerza.

– Eres una diosa – susurraba en mi oído mientras aceleraba el ritmo de sus embestidas y mis
caderas se levantaban para recibirle en cada empuje hasta que el orgasmo nos golpeó
arrastrándonos a ambos mientras gemíamos sin control.

– Te amo – susurré.

– Y yo te amo a ti preciosa, mas de lo que jamás pude imaginar que amaría a alguien – dijo
mirándome con intensidad.
– Eso fue genial – dije ganándome una sonrisa ladeada de su parte.

– Y es solo el comienzo… Arribamos al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles a las 2 de la tarde


del domingo justo a tiempo para reponernos y volver a trabajar el lunes como lo teníamos
planeado.

En el aeropuerto ya nos esperaba el volvo de Patrick con un hombre de unos 30 años vestido con
unos jeans y un jersey negro parado junto a la puerta del piloto.

– Hola Quil – saludó Patrick con familiaridad – te presento a mi prometida Andrea Swan.

– Andrea él es Quil, es el sobrino de Sue – añadió.

– Mucho gusto – dije tendiéndole mi mano la cual de inmediato aceptó.

– Lo mismo digo señorita Swan, Quil Ateara a sus órdenes – dijo sonriendo de forma cálida.

Ambos nos deslizamos en el asiento trasero del auto y viajamos en silencio mientras Patrick
olisqueaba mi cabello y besaba mi sien y mi mejilla ocasionalmente mientras yo me acurrucaba en
su abrazo.

– Patrick debo ir a mi apartamento – protesté cuando vi el rumbo que tomábamos.

– Por favor – dijo haciendo un adorable pucheros – quédate al menos esta noche.

– De acuerdo – dije después de meditarlo un segundo y recordar que en mis maletas aun habían
un par de prendas que no había usado y que servirían para la oficina y como premio me gané una
radiante sonrisa de su parte.
Traspasamos el ahora familiar portón de la casa de Patrick y allí estaba imponente como siempre
su bellísima mansión y Sue nos esperaba en la puerta dándonos la bienvenida con una cálida
sonrisa muy parecida a la de su sobrino.

Quil estacionó el auto frente a la entrada, se bajó rápidamente y abrió mi puerta mientras Patrick
bajaba por el otro lado hasta llegar a mi lado y rodearme la cintura con su brazo.

– Bienvenidos señor Graham, señorita Swan – dijo aun sonriendo, con solo verla se notaba que
sentía un gran afecto por Patrick.

– Gracias Sue – Quieren que les prepare algo de comer – preguntó Sue amablemente.

– Gracias Sue pero comimos en el avión creo que subiremos a refrescarnos – dijo tomando mi
mano conduciéndome hacia las escaleras y luego hacia su habitación.

La habitación de Patrick era tan espléndida como la recordaba ofreciendo la misma imponente
vista del océano. Me quité mis botas y fui directamente al baño a lavarme el rostro y cuando
levanté la mirada Patrick estaba recostado en el marco de la puerta.

– Quieres ir a relajarte en la piscina un rato – dijo mirándome con una sonrisa tan cálida como si le
hubiese pasado algo maravilloso y aun no lo pudiese creer.

– Si me encantaría… espera no tengo ningún traje de baño – dije recordando ese pequeño detalle.

– No hay problema abajo hay trajes de baño nuevos en caso de visitas – dijo solucionando mi
dilema.

– De acuerdo – dije y bajamos tomados de la mano rumbo a la piscina.


– Están en aquel armario – dijo señalando un mueble de madera y al abrirlo me encontré con
varios trajes de baño aun con la etiqueta, tanto para hombres como para mujeres, principalmente
de mujeres y de inmediato en mi mente apareció el monstruo de los celos ¿Por qué otra razón
tendría tantos trajes de baño femeninos?

– No… – dijo tomándome por los hombros haciéndome girar por lo visto intuyó lo que estaba
pensando – ni siquiera lo pienses.

– ¿Que ni siquiera piense que? – dije intentando sonar calmada pues en el fondo no tenía motivos
para sentirme así, porque todas aquellas mujeres eran parte de su pasado y era yo quien llevaba
un anillo en mi dedo recordándome su promesa de que siempre me amará, pero pese a eso mi
tono de voz fue demasiado mordaz.

– Yo no he dicho nada es tu casa y puedes recibir a quien quieras.

– No hagas esto – dijo en tono suplicante – tu eres la única mujer que amo y deseo, solo contigo
deseo pasar el resto de mi vida – dijo tomando mi rostro entre sus manos.

– Esos trajes de baño los compró Helens hace un año vinieron todos de visita y Helens los compró
para ella, Nessie, Rosalie y mamá, además si algo te puedo jurar es que eres la primera mujer que
traigo a esta casa y que duerme en mi cama – dijo mirándome intensamente dejándome en claro
que él decía la verdad y supe que debía dejar de atosigarlo con estúpidas preguntas sobre el
pasado así que preferí no pensar mucho en el asunto o me volvería loca pensando en sus viejas
conquistas y a donde las llevaba así que lo mejor sería dejar el pasado en el pasado, solo tomé uno
de los trajes de baño y fui a cambiarme.

– Lo siento – susurré al volver ya con la mente más despejada.

– No lo sientas si hubiese habido alguien en tu pasado yo me estaría volviendo loco, tengo suerte
de que seas solo mía – dijo envolviendo sus brazos a mi alrededor atrayéndome hacia su cuerpo.
– Te ves tan hermosa – añadió Patrick devorándome con la mirada al verme con un pequeño traje
de baño de dos piezas color azul.

– Gracias – murmuré tímidamente sin saber por que a veces me sentía así con él después de todas
las veces que hemos hecho el amor.

Después de que mi repentino ataque de celos quedara olvidado al fin pude relajarme, nos
quedamos tomando el sol y hablando, hablando, hablando y hablando me comentó que Quil el
sobrino de Sue se encarga del mantenimiento de la casa y de algunas otras cosas, está casado, su
esposa se llama Claire y están esperando un bebé.

Al final Patrick me lanzó a la piscina y pasamos un buen rato allí jugando y chapoteando como un
par de niños hasta que nuestros besos y caricias se volvieron cada vez más intensas y atrevidas.

La temperatura seguía subiendo hasta que Patrick me llevó ala escalinata de la piscina y se sentó y
llevándome entre sus brazos me colocó a horcajadas sobre él.

Sus labios me devoraban sus manos me presionaban más contra su cuerpo haciéndome gemir con
la deliciosa fricción de mi intimidad sobre su erección separadas tan solamente por nuestros trajes
de baño.

Todo mi cuerpo vibraba ante sus caricias que se volvían cada vez más atrevidas no fui consciente
del lugar en el que nos encontrábamos hasta que sentí como desataba la parte superior de mi
bikini.

– Espera… alguien… puede venir – dije con la respiración entrecortada mientras él repartía besos
húmedos a lo largo de mi cuello.

– Nadie vendrá – murmuró y volvió a mis labios besándome de una manera tan carnal y llena de
necesidad que hizo que olvidara cualquier objeción de mi parte.
Sus labios continuaron besando todo a su paso, deslizándose por mi cuello, por mi pecho, besando
mis senos torturando mis pezones mientras sus manos desataban los lazos de mi biquini.

– Patrick… por favor… no… – dije como pude.

– Tranquila – dijo sin detenerse en su tarea – Sue y Quil salieron de compras, así que no volverán
en un largo rato – añadió y de un tirón me dejo completamente desnuda ante su hambrienta
mirada que mi sexo palpitara de deseo por él.

– Solo déjame disfrutar de ti – dijo con la voz cargada de deseo.

Rápidamente liberó su erección y en un certero movimiento se insertó dentro de mi mientras


ambos gemíamos a la par, sus manos sobre mis caderas presionándome más, haciendo la
penetración aún más profunda mientras mis caderas se movían cada vez más rápido en busca de
placer.

Me encontraba inmersa en un mar de sensaciones del que no quería salir, la sensación de él


dentro de mí, su aroma, la suavidad de sus labios sobre mi piel, sus manos acariciándome y
dejando descargas eléctricas a su paso.

La imagen de él y yo amándonos en una piscina con una impresionante vista a una bellísima playa
privada, con el sol cayendo en el horizonte tiñendo el cielo con impresionantes tonalidades y
desprendiendo del océano destellos color naranja, todo esto en conjunto no solo resultaba erótico
sino sumamente romántico.

Mientras mi mente divagaba entre las sensaciones y los sentimientos que albergaba por este
hombre, sentía que mi corazón y mi cuerpo no podían contener lo que estaba sintiendo y en una
magnifica explosión nuestros cuerpos se liberaron casi al mismo tiempo haciendo que ambos
arqueáramos nuestros cuerpos mientras ambos gemíamos con fuerza.
– Creo que jamás tendré suficiente de ti – dijo con la respiración entrecortada mientras envolvía
sus brazos a mi alrededor y me atraía a su pecho.

– Lo mismo digo – dije aspirando su aroma.

Después de una larga ducha ambos pasamos lo que restaba de la tarde acurrucados en un sofá
viendo televisión hasta la hora de la cena.

Estaba realmente hambrienta y el filete con papas de Sue estaba realmente delicioso, mi plato
estaba vaciándose con rapidez hasta que vi la mirada cargada de deseo de Patrick, mi estómago de
inmediato se encontró hecho nudos y el deseo nuevamente empezó a quemar en mi interior
¿Acaso alguna vez se irá este sentimiento de anhelo? ¿Acaso siempre lo desearé con la misma
desesperación?

Llegamos a tropezones hasta habitación de Patrick donde la ropa que llevábamos encima quedo
en el piso en pocos segundos mientras nuestras manos recorrían el cuerpo del otro y nuestros
labios se devoraban con hambrienta necesidad para luego caer a la cama conmigo entre sus
brazos y embestirme con fuerza a un ritmo frenético de forma salvaje sin ninguna delicadeza
abandonándonos en los brazos del otro hasta que nuestros cuerpos estallaron dejándonos
saciados y agotados.

***********

El vestido que me acabo de poner es gris humo, ceñido, hasta la rodilla con la falda cruzada
dejando una pequeña zona descubierta en el centro donde convergían ambas partes, una
chaqueta blanca, zapatos del color de la chaqueta y un largo collar de plata con un dije en forma
de rosa.

– Luces preciosa – dijo Patrick saliendo del su armario.


– Gracias tu también luces muy bien – dije devorándolo con la mirada. Lucía tan guapo y elegante
con el cabello húmedo por nuestra reciente ducha, una camisa blanca, un pantalón gris, la corbata
colgando en su cuello aun sin atar y el saco en su brazo.

Dejó el saco sobre la cama y se acercó hasta el espejo de sus cómoda para anudar la corbata.

– Déjame ayudarte – dije y empecé a anudarla por él.

– Debes tener cuidado – dijo en tono de advertencia. – ¿Cuidado con qué? – pregunté
rápidamente.

– Un hombre podría acostumbrarse a esto – dijo colocando sus manos en mi cintura para
acercarme él. – Eso espero señor Graham – dije sonriéndole dulcemente.

*******

– Aquí vamos – dije respirando profundo cuando Patrick estacionó su auto al llegar a la empresa.

Patrick solo sonrió en respuesta al intuir el motivo de mi inquietud.

En cuanto traspasamos la entrada tomados de la mano las miradas empezaron a seguirnos,


algunas con simple curiosidad, otras dándonos la bienvenida de forma atenta y sincera y otras
cuantas – tres para ser precisa – me miraban con autentico desprecio desde el mostrador de
recepción donde se reunían a criticar a los demás.
Al entrar en el ascensor el teléfono de Patrick sonó y de inmediato se enfrasco en su conversación
hablando sobre algo relacionado con una nueva propiedad y su reinauguración, me di cuenta de
que Tanya y Victoria también subieron, debieron haber corrido mucho para habernos alcanzado
antes de que las puertas se cerraran, sus miradas fijas en nosotros, aunque Patrick se encontraba
absorto en su llamada y no lo notaba.

– Hoy estaré muy ocupado y no podremos salir a almorzar juntos – dijo Patrick con gesto
contrariado cuando colgó el teléfono yo solo asentí y sonreí de forma confortante.

Iba a contestarle cuando su teléfono volvió a sonar, lo sacó de su bolsillo y mientras el hablaba
presté más atención a lo que Victoria y Tanya susurraban.

– La muy idiota pensó que seguiría con ella sin aburrirse – susurró Tanya.

– Pues por lo que se ve ya se está aburriendo, pronto la veremos llorando por los rincones –
añadió Victoria entre risitas a las que Tanya correspondió.

En realidad quería tomarlas por el cabello y arrastrarlas por el piso pero respiré profundo y centré
mi atención en el maravilloso espécimen masculino que sostenía mi mano, se veía tan deseable
con ese traje a medida, su cabello rebelde y el ceño fruncido mientras escuchaba con atención.

– De acuerdo Ángela ya voy en camino – dijo antes de colgar.

– ¿Problemas? – pregunté.

– Algo así – respondió. Los cuchicheos y las risitas a mis espaldas continuaban ¿acaso ese par no
iban a callarse?

– Como te decía – dijo Patrick guardando su BlackBerry no podremos salir a almorzar, tengo
demasiado trabajo pendiente.
– No importa – me apresuré a contestar para que no se notara mi decepción, me había
acostumbrado a pasar el día entero junto a él y ahora me costaba que nos separáramos aunque
solo fuera durante las horas de trabajo.

Pude ver en mi visión periférica el gesto de burla con el que me miraban ese par de arpías.

– Claro que importa quiero que almorcemos juntos, algo rápido, en mi oficina si no te importa
claro y te prometo que esta noche te compensaré y llevaré donde elijas, todo será como tu quieras
– dijo acariciando mi mejilla con ternura.

De inmediato las risitas burlonas de Tanya y Victoria cesaron, mientras que un ahh… algodonoso
escapó de los labios de dos de las chicas de contabilidad que también se encontraba en el
ascensor.

Mi sorpresa fue mayor cuando al llegar hasta el piso en el que trabajo salió del ascensor conmigo,
me acompañó hasta mi escritorio y se despidió con un casto beso, para luego marcharse
llevándose con él las miradas de todo el personal femenino.

Mi jefa aun no había llegado pero el trabajo ya estaba esperando por mí, tenía una pila de
correspondencia sobre mi escritorio que necesitaba ser ordenada.

– Buenos días Andrea – saludó sonriente como siempre, la señora Smith era una mujer de unos 40
años, muy elegante, rubia y de muy buen cuerpo para su edad, además de ser una jefa increíble
desde el momento en que llegué a trabajar aquí – pasa a mi oficina por favor.

– Enseguida – dije tomando mi agenda.

– Bueno primero lo más importante – dijo cuando cerré la puerta de la oficina.


– ¿Cómo te fue con los Graham? – preguntó con los ojos reluciendo de curiosidad.

Contesté a todas sus preguntas intentando no ser descortés, cuando su curiosidad fue saciada
empezó a ponerme al día con mis obligaciones hasta que…

– ¡Oh por Dios! – casi gritó – ¿y ese anillo?

De inmediato sentí el rubor quemando en mis mejillas y maldije internamente por no haber
pensado en esto debí haber dejado el anillo en casa de Patrick ahora todos quienes noten el anillo
me harán la misma pregunta.

– ¿No me digas que te propuso matrimonio? – preguntó tirando de mi mano para tener una mejor
vista del anillo y yo solo asentí en respuesta a su pregunta.

– ¿Y como es que no empezaste por contarme semejante noticia? – me recriminó y empezó toda
una nueva ronda de preguntas antes de volver al trabajo.

Salí de allí y me encaminé a hacer mi trabajo el cual no tardé demasiado en terminar gracias a que
Ángela había hecho un gran trabajo en mi ausencia y todo estaba en orden.

– Aquí está todo lo que me pidió – dije depositando es su escritorio mi trabajo terminado.

– Esta bien Andrea ahora necesito que te reúnas con Ángela para saber si el señor Cullen dio su
aprobación al presupuesto que le dejé y lo revisen juntas lo necesito antes de enviar las
invitaciones – concluyó mi jefa.

– Andrea – llamó mi jefa.


– Si – Yo voy a salir y volveré después del almuerzo así que tómate tu tiempo – dijo guiñándome
un ojo.

Yo solo asentí sintiendo el rostro en llamas, tomé las carpetas y fui hasta los ascensores, durante
todo el camino mi corazón latía con fuerza ante la posibilidad de hacerle caso a la señora Smith y
colarme en la oficina de Patrick un instante.

– Hola Ángela – dije cuando llegué hasta su escritorio ella de inmediato levantó la vista que tenía
fija en su computadora, se levantó y corrió hacia mi.

– ¿Como has estado amiga? Me has hecho mucha falta ¿Cómo te fue? ¿Cómo te trató la familia
del jefe? – dijo tomando mi mano libre.

– Ahhhhh… – gritó sobresaltándome no solo a mi sin a todos los que estaban a nuestro alrededor
¿Qué esto? – dijo señalando mi anillo.

– Ángela solo puedo contestar una pregunta a la vez y ya párale que estas llamando la atención de
todos, mejor vamos a tu escritorio y hablamos mientras revisamos esto – dije mostrándole las
carpetas que llevaba.

Nos sentamos y empecé a responder pacientemente al interrogatorio de mi amiga y cuando le


conté como me había pedido matrimonio Patrick, se emocionó tanto que tiró todos los papeles al
piso.

– Déjalo yo lo recojo – dije y me agaché a recoger los papeles cuando escuche el sonido de unos
tacones que se aproximaban.

– ¿Está Patrick? – preguntó una mujer con voz altanera.


– Buenos días señorita Denali, lo siento pero el señor Graham se encuentra muy ocupado así que…
señorita Denali no puede entrar – pero Ángela no tuvo oportunidad de continuar hablando pues la
única respuesta que obtuvo fue la puerta del la oficina de Patrick cerrada de un portazo.

Me incorporé rápidamente pues me había quedado inmóvil abrazando los papeles ¿Quien era esa
mujer y porque venía aquí con esa actitud tan altanera y posesiva? Y sobre todo ¿Que significaba
para Patrick? Sacudí mi cabeza intentando reaccionar y me puse de pie.

– Esa mujer es una pesadilla se llama Irina Denali y por lo que se ha perseguido al señor Graham
desde que él llegó a Los Ángeles – dijo Ángela intuyendo lo que e iba a preguntar.

– ¿Porque llega comportándose de esa manera?

– Así es ella, no supera que el señor Cullen la haya rechazado, de seguro llegó en ese estado
porque vio tus fotos con el jefe y se enteró de que él ya está de regreso – respondió.

– Tranquila amiga tu eres la que lleva el anillo – añadió Ángela al ver mi expresión.

– ¿Es que acaso nunca se va a terminar siempre habrá otra mujer tras él? – dije con desanimo
pues ya le había hablado a Ángela sobre Josette y los malos ratos que nos había hecho pasar.

– Amiga no tienes nada de que preocuparte solo hay que ver como te mira el jefe para saber que
eres la única para él y si no le prestó atención a la pesada de Irina antes mucho menos lo hará
ahora – dijo Ángela tomando mi mano con ternura.

Tomé mi lugar junto a Ángela e intenté hacer mi trabajo y concentrarme en ello pero era inútil
aquella mujer cuyo rostro ni siquiera había visto colmaba todos mis pensamientos, ni siquiera
llevaba 10 minutos allí dentro y me parecía que habían trascurrido horas, lo peor es que no se
escuchaba ni un solo murmullo salir de la oficina y mi imaginación volaba y volaba hasta que la
puerta se abrió de golpe y un hermosa figura alta, delgada, rubia y muy elegante emergió de la
oficina de Patrick gritando.
– Esto no se va a quedar así Patrick cuando encuentre a esa maldita se va a acordar de mi – dijo
aun mirando al interior de la oficina y entonces centro su atención en mi y sus ojos azules
destellaron con furia.

Definitivamente había visto nuestras fotos…

Capítulo 18: Solo Tú.

La mirada envenenada de aquella rubia no dejaba lugar a duda, había visto nuestras fotos en la
prensa y su desprecio hacia mi era palpable.

Su enojo era tal que aun se encontraba de pie frente a la puerta abierta de la oficina de Patrick
concentrando su iracunda mirada en mi pero en un instante paso de la conmoción a la resolución
y empezó a caminar a grandes zancadas hasta donde yo me encontraba.

– Así que tu eres la maldita zorra que me quiere quitar a Patrick – dijo poniéndose de pie con las
manos en la cintura delante del escritorio de Ángela.

Me puse de pie y enfrenté su mirada con la mayor dignidad que me fue posible pues la vista de
aquella bellísima mujer delante de mí no ayudaba mucho a mi precaria autoestima.

Lucía impecable, elegante y muy hermosa con un vestido corto color crema muy ajustado y
tacones altos del mismo color, su cabello rubio cuidadosamente planchado, desvié mi mirada
hacia mis manos y entonces vi mi anillo de compromiso destellando y eso me dio el valor para
enfrentarla pues Patrick pudo escoger a la mujer que él quisiera pero me eligió a mi.

– No se a que te refieres – dije sosteniéndole la mirada está vez sin temor alguno – yo no te he
robado absolutamente nada.
– No te hagas la tonta que sabes perfectamente que hablo de Patrick – dijo casi gritando y detrás
de ella pude ver a Tanya que había salido del despacho de su jefe y continuaba de pie en la puerta
sonriendo con satisfacción pero cuando estaba a punto de contestar Patrick salió de su oficina con
el ceño fruncido e irradiando una mezcla de tensión y enojo.

– ¿Se puede saber que demonios te pasa Irina? – dijo mientras se aproximaba hacia nosotras.

– Patrick tu no puedes amar a esta imbécil, ella no es suficientemente mujer para ti y sabes que
cuando te hartes de ella volverás a mi – dijo Irina de forma petulante y pude ver la furia ardiendo
en los ojos de Patrick.

– Entre tú y yo jamás ha habido una relación y jamás la habrá – dijo en tono mordaz.

– Solo lo dices porque quieres seguir entreteniéndote con esta zorra – dijo de forma despectiva y
vi sus intenciones de lanzarse sobre mi, intensiones que también Patrick vio y se colocó entre las
dos.

– Irina lo voy a repetir por última vez entre nosotros no hay ni habrá nada, Andrea no es ningún
capricho la amo, y si no puedes respetar a mi futura esposa te ruego que te retires por la buenas o
llamaré a seguridad.

– ¿Qué has dicho? – preguntó Irina casi sin aire y de inmediato su mirada fue hacia mi mano,
deteniéndose en mi anillo.

– Lo que oíste Irina, Andrea y yo vamos a casarnos y si no puedes comportarte de manera cortés
con ella tendré que llamar a seguridad – dijo Patrick recalcando su amenaza.

La ira brillaba en los ojos de Irina que dedicó una larga y envenenada mirada hacia mí y luego se
marchó pisando con fuerza.
– Y eso va para todos – dijo Patrick hacia todos aquellos que se habían acercado a ver el
bochornoso espectáculo y entre ellos Tanya con una expresión que no solo mostraba su sorpresa
sino también su repulsión ante la sola idea de que yo me convirtiera en la esposa de Patrick
Graham.

Deseaba que la tierra me tragara y por mas que pensara no encontraba ninguna ruta de escape
ante la curiosa mirada de mis compañeros de trabajo pero Patrick fue mas rápido que yo y
rodeando mi cintura con su brazos tiro de mi con suavidad para que lo siguiera a su oficina.

En cuanto entramos cerró la puerta y en cuanto estuvimos a salvo de miradas curiosas me atrajo a
su pecho.

– Lo siento tanto mi amor, detesto que Irina te haya hecho pasar ese mal rato – dijo
presionándome más contra su cuerpo.

– Amor dime que no estás enojada por esto – dijo cuando mi silencio se prolongó pero lo cierto es
que no eran celos… bueno tal vez si estaba celosa pero no enojada con él es solo que esta escena
que acabábamos de protagonizar frente a mis compañeros de trabajo me había dejado fuera de
lugar sin contar con la amenaza implícita de una bellísima y elegante mujer para quitarme al
hombre que amo.

– Por favor dime algo – continuó.

– La verdad no se que decir – dije en tono mas brusco de lo que pretendía.

– Andrea ella no significa absolutamente nada...

– Lo sé – lo interrumpí.
– Entonces háblame dime que es lo que estás pensando – insistió tomando mi rostro entre sus
manos para que no pudiera escapar de su escrutadora mirada.

– Patrick no te estoy culpando de nada por que se que no es tu culpa pero no puedo evitar
sentirme tan incómoda, se que no tengo ningún derecho a juzgarte o pedirte explicaciones sobre
tu pasado pero tienes que admitir que lidiar con tus ex es muy molesto y mas aun cuando
provocan una escena como esa en mi lugar de trabajo, no quiero ni imaginar lo que todos dirán
todos en la oficina.

– Lo que los demás digan no debe importarte en absoluto – dijo soltándome exasperado – vas a
ser la señora Graham y si quieren conservar el maldito empleo tendrán que tratarte con respeto.

– Ese es el punto Patrick llevo muy poco tiempo aquí y ahora resulta que me voy a casar con el
jefe, no quiero que me respeten por ser tu prometida quiero que me respeten por mis propios
méritos.

– De acuerdo – dijo respirando profundo – entiendo pero aun así no necesitas la aprobación de
nadie más que la mía – dijo con su sonrisa ladeada aproximándose envolviéndome en sus brazos.

– Patrick… – lo regañé aunque me encantaba verlo relajado y juguetón.

– Prometo que en el futuro me abstendré de defender a mi mujer gritándole a todos mis


empleados pero ahora… – dijo presionándome más contra su cuerpo – quisiera hacerte olvidar el
mal rato que tuviste que pasar y que de alguna manera fue por mi culpa.

Sus labios se estamparon contra los míos en un beso hambriento, lleno de pasión y erotismo, su
lengua recorría cada rincón de mi boca mientras me levantaba y me llevaba hasta su escritorio
donde me dejó mientras yo envolvía mis piernas a su alrededor, me arquee y gemí al sentir su
erección contra mi sexo.
Sin decir una palabra despejó el escritorio dejado caer todos los documentos que estaban encima
y me empujó con su cuerpo hasta dejarme recostada en el escritorio y continuó besándome
mientras sus manos se perdían bajo mi vestido y prácticamente arrancaba mi ropa interior.

– Espera... estamos en tu oficina… no es correcto – dije entre jadeos aunque en el fondo sabía que
sería incapaz de frenarlo pues el deseo barría por todo mi cuerpo.

– Esta oficina es a prueba de ruidos, nadie nos molestará – dijo mientras sus labios recorrían mi
cuello descendiendo hacia mi pecho, repartiendo besos húmedo hasta donde se lo permitía mi
escote.

Y decidí olvidarme de todo y abandonarme a las sensaciones que me producían sus caricias.
Ambos estábamos en sintonía, ambos deseábamos lo mismo, perdernos en el cuerpo del otro.

Creo que Patrick necesitaba sentir que todo estaba bien entre nosotros y yo necesitaba sentir que
él era solo mío y que ni Josette ni Irina ni ninguna otra de sus locas ex podrían separarme del
hombre que amo.

Nuestra necesidad del otro era tal que Patrick desabrocho su pantalón, liberó su erección y
rápidamente se hundió en mi interior, ambos gemimos con fuerza saboreando la dulce sensación.

De inmediato comenzó a embestirme con fuerza sin decirnos una sola palabra pero mirándonos a
los ojos diciéndonos sin palabras cuanto nos necesitábamos el uno al otro, amándonos en silencio
y de forma salvaje, el único ruido que inundaba la habitación eran nuestros gemidos.

Las embestidas aceleraron aun más aumentando el fuego en mi interior, con cada empuje no solo
sentía placer sino también la seguridad de que él solo es mío y yo soy suya, que nos
pertenecemos, tensándome cada vez más hasta que alcancé la liberación de forma gloriosa con la
seguridad de que él y yo enfrentaríamos lo que sea juntos, luego de dos embestidas él también se
abandonó a su placer con un varonil gemido que hizo que me estremeciera al saber que era yo
quien provocaba que el perdiera el control de esa forma.
– Solo tu… eres la única… te amo tanto que me aterra perderte – dijo apoyando su cabeza en mi
pecho mientras ambos intentábamos recuperar el ritmo habitual de nuestras respiraciones.

– Te entiendo… Yo siento exactamente lo mismo – contesté aun con la respiración acelerada


envolviendo mis brazos en su cuello para acariciar su cabello.

Luego de un par de minutos de estar allí abrazados nuestras respiraciones volvieron a la


normalidad, nos incorporamos y empezamos a arreglarnos.

– Ven a casa conmigo – dijo de repente.

– Patrick acabamos de regresar a trabajar y a penas es… la hora del almuerzo – dije luego de
consultar mi reloj.

– Si pero después de esto solo quiero estar a solas contigo en un lugar más tranquilo.

– ¿Acaso no tienes trabajo que hacer? Si mal no recuerdo dijiste que hoy estarías sumamente
ocupado.

– No realmente los asuntos de mayor importancia los he atendido en el transcurso de la mañana y


el resto puedo hacerlo desde casa más tarde – dijo encogiéndose de hombros.

En el fondo sabía bien que el mentía y que si aceptaba el se atrasaría en su trabajo, tan solo lo
decía porque quería que ambos fuéramos a casa y nos olvidáramos de todo lo que pasó hoy y
aunque la oferta era tentadora debía ser responsable o intentarlo.

– Patrick tu eres el dueño de la empresa y puedes hacer lo que te provoque pero yo tengo mi
propia jefa y si ella me necesita aquí, aquí me quedaré – dije con firmeza.
Patrick me dedico una mirada de suficiencia que claramente decía que el ganaría al final pero yo
no estaba dispuesta a irme y dejar mi sitio de trabajo abandonado, él no dijo ni una sola palabra
más solo tomó su BlackBerry y tecleó algo rápidamente y en cuestión de dos minutos se
escucharon unos tímidos toque en la puerta y me apresuré a abrir.

– Dejaste tu celular en mi escritorio y está sonando – dijo Ángela tendiéndome el teléfono.

– Gracias – le dije, tomé el teléfono y lo contesté rápidamente.

– Hola Andrea – dijo a voz de mi jefa al otro lado de la línea.

– Hola señora Smith dígame en que la puedo ayudar – dije en tono profesional.

– Solo quería avisarte que no podré volver a la oficina cambiaron de repente dos citas que tenía
mañana para hoy en la tarde y todas son relacionadas con la recepción del hotel, debo ocuparme
de eso así que solo termina el trabajo con Ángela y envíamelo al hotel, Ángela tiene la dirección
envíalo con cualquiera de los mensajeros de la empresa.

– Ángela y yo ya terminamos con eso y lo enviaremos enseguida – respondí de inmediato.

– De acuerdo luego no tendrás mas que contestar mis llamadas – miré a Patrick y se encontraba
con una radiante sonrisa de triunfo se levantó rodeó su escritorio y me arrebató el teléfono.

– Hola Amanda habla Graham…

– Necesito salir y que Andrea me acompañe tienes inconveniente con que Ángela se ocupe de los
teléfonos…

– Gracias Amanda – dijo y colgó.


– Listo eres mía el resto del día – dijo devolviéndome mi celular.

– ¿Recuerdas que dijiste algo así como que no volverías a interferir en mi trabajo? – dije con
acritud.

– ¿Y si empiezo a cumplirlo desde mañana? – dijo atrayéndome a su cuerpo con una sonrisa
infantil y radiante ¿Quién podría resistirse a esa sonrisa? Me besó con pasión, la misma con la que
yo le correspondí y de inmediato mi cuerpo empezó a desear el suyo nuevamente.

– Creo que mejor nos vamos – susurró contra mis labios.

– Necesito ir a mi apartamento a recoger algo de ropa – dije ya en el auto.

– De seguro Sue se encargo de la ropa de tu equipaje o podemos pasar a comprarte algo – le


dediqué una mirada envenenada a la que rápidamente respondió.

– De acuerdo pasaremos por allí – dijo poniendo en marcha su auto.

– Nunca había entrado en tu apartamento – dijo observando con curiosidad gracias a Dios Ángela
había pasado por aquí pues el apartamento estaba aun más limpio y ordenado que cuando lo dejé.

– Nada comparado con tu casa, como verás es más pequeño que tu habitación – dije sonriéndole.

– Pero me gusta es muy… cálido y agradable cada detalle me recuerda a ti.

Serví la comida italiana que habíamos comprado camino aquí y comimos sentados sobre la
alfombra de la sala riendo como un par de niños.
Después de comer recogí todo nuestro desorden y fui hasta mi habitación a recoger las cosas que
en un principio vine a buscar y Patrick me siguió en silencio, parecía tan fuera de lugar en mi
pequeña habitación, jamás se me había ocurrido imaginarlo de pie frente a mi cómoda.

– ¿Ella es tu madre? – dijo señalando una de mis fotografías.

– Si, y el es Phil – dije señalando la foto de la boda de mi madre.

– ¿Cuando vas a presentármela?

– ¿Quieres conocerla? – pregunté atónita aunque la verdad es que en algún momento tendría que
conocerla y hablarle sobre nuestros planes de boda.

– Por supuesto no sería correcto conocer a mi futura suegra el día de la boda ¿No te parece?

– ¿Que te parece si almorzamos con ella el domingo? – pregunté en un susurro.

– Me encantaría – contestó de inmediato – muero por estar contigo e involúcrame en tu vida –


dijo tomando mi rostro entre sus manos.

– Muero por conocer cada detalle de tu vida, quiero que conozcas todo de mí y quiero conocer
todo sobre ti, quiero que mi día empiece y termine contigo – añadió antes de juntar mis labios con
los suyos.

Lentamente me quitó mi vestido y yo desabotoné su camisa con la misma lentitud, besando la piel
que quedaba expuesta conforme avanzaba en mi tarea para luego deslizarla sobre sus hombros y
dejarla caer, así continuamos hasta que terminamos desnudos con una pila de ropa a nuestros
pies.
Me tomó entre sus brazos y me llevó hasta la cama dejándome sobre ella y me cubrió con su
cuerpo.

– Te amo tanto – susurró contra mis labios y luego se adentró en mí… Pasamos el resto de la tarde
en la cama hablando, riendo, acariciándonos y amándonos.

– ¿Quieres que salgamos a cenar o prefieres que pidamos algo? – preguntó Patrick jugueteando
con mi cabello mientras yo me hallaba recostada en su cálido pecho.

– Cocinaré para ti – dije incorporándome.

– De acuerdo – dijo él sonriendo.

Me puse mis bragas y su camisa y fui hacia la cocina, empecé a buscar ingredientes, pues Ángela
me había dicho que había dejado algunas compras cuando vi a Patrick de pie junto al fregadero
únicamente vestido con un bóxer negro luciendo realmente apetecible.

– ¿Te gusta la lasaña? – pregunté en voz baja y algo distraída.

– Me encanta.

– De acuerdo – dije y empecé a ocuparme en cocinar.

El estar en la cocina con Patrick y tan poca ropa cubriéndonos me distraía mucho pero también me
hizo pensar que en este preciso instante parecíamos una pareja común y corriente realizando una
tarea tan sencilla y domestica como cocinar.
– Porque no adelantas un poco tu trabajo mientras yo termino con esto – sugerí luego de un rato
de sus torpes intentos por ayudarme en la cocina.

– De acuerdo tengo que reconocer que soy muy malo en esto – dijo haciendo un tierno puchero –
¿me prestas tu laptop?

– Claro esta en mi habitación. Patrick fue a buscarla, se acomodó en el sofá de la sala y


encendiéndola se dispuso a trabajar.

– Necesitas una nueva con un urgencia – dijo señalando mi vieja laptop – y un auto.

– No, estoy bien así gracias – dije sonriendo dulcemente.

– Claro que no, me aterra como te has estado movilizando por la ciudad sin un auto propio – dijo
estremeciéndose.

– Tenía uno pero lo vendí cuando tuvieron que operar a mamá, desde entonces Ángela pasa por
mí para ir a la oficina y no salgo mucho, así que de ninguna manera necesito que me compres un
auto – dije dando por terminada la discusión.

– Tienes razón no lo necesitas… desde ahora uno de mis autos estará siempre a tu disposición y
contra eso no hay discusión – dijo antes de ponerse de pie y caminar hacia mi.

– Lo que tú no entiendes es que vas a ser mi esposa Andrea, todo lo mío será tuyo así que debes
acostumbrarte a ello, quiero mostrarte el mundo y darte todo cuanto desees porque te amo ¿lo
entiendes? – asentí en silencio abrumada por la intensidad de aquellas palabras y luego de un
corto beso volví a la cocina a seguir con mi tarea hasta que la cena estuvo lista.

– Esto está delicioso – dijo al probar el primer bocado. – Gracias es la práctica de años.
– ¿Tu madre te enseñó a cocinar?

– La verdad es que la cocina no se le da demasiado bien así que para cuando cumplí 12 ya estaba
lista para empezar aprender.

– Pues aprendiste muy bien – dijo antes de seguir comiendo.

Terminamos de cenar y Patrick me ayudo con los platos, no podía creer que el Gerente General de
la Corporación Graham estuviera lavando los platos en mi cocina.

– ¿De que te ríes? – preguntó enarcando una ceja.

– La verdad es que jamás pensé tener al Gerente General de la Corporación Graham en mi cocina
lavando los platos – contesté y al transmitir mis pensamientos no pude evitar reírme con fuerza.

– ¿Te estás riendo de mi? – dijo simulando enojo.

– Por supuesto que no, yo sería incapaz – dije intentando mantenerme sería pero no lo logré.

– Por supuesto que si y vas a pagarlo caro – dijo y empezó a acercarse, yo salí corriendo mientras
el me seguía hasta alcanzarme y dejarnos caer en la alfombra con el sobre mi haciéndome
cosquillas.

– Lo siento, lo siento… por favor… ya para – supliqué riendo.

– De acuerdo – dijo y sus manos se desplazaron por mi cintura y mis caderas hasta colarse por
debajo de su camisa la cual yo llevaba puesta.
Subió sus manos húmedas lentamente acariciando todo a su paso y a la vez llevándose la camisa
con el hasta quitármela y dejarme únicamente en bragas, tomó mis manos y las levanto
sosteniéndolas sobre mi cabeza.

– Te ves preciosa – susurró.

Mientras me mantenía inmóvil bajo su cuerpo toda mi piel parecía arder conforme su mirada me
recorría, sus labios se posaron sobre mi estómago y todo mi cuerpo se estremeció.

Sus labios besaban todo a su paso encendiendo cada terminación nerviosa en mi cuerpo conforme
iban descendiendo hasta legar a mis labios para devorarlos con pasión y luego repartió besos
húmedos a lo largo de mi mandíbula, mi cuello, mi pecho hasta llegar a mis endurecidos pezones
succionándolos con fuerza, para luego continuar descendiendo hasta llegar a mi única prenda y
retirarla.

Sus labios y su lengua se desplazaban por mi húmeda intimidad arrancando de mi garganta


gemidos conforme sus besos producían oleadas de placer, torturándome hasta que mi cuerpo
convulsionó con el orgasmo y luego volvió a mis labios callando mis gemidos con sus besos.

– Jamás tendré suficiente de ti – dijo contra mis labios y me penetró con fuerza una y otra vez
hasta que nuestros cuerpos convulsionaron presa de la pasión con un orgasmos devastador.

– Te amo – susurré.

– Yo te amo más – dijo antes de dejar un casto beso en mis labios.

Decidimos quedarnos a dormir en mi apartamento y allí entre sus brazos aspirando su aroma me
di cuenta de que me sentía en casa en cualquier lugar mientras me encontrara junto a él.
Capítulo 19: Noche De Fiesta.

Este era el segundo día en que Patrick y yo nos levantábamos para ir al trabajo luego de pasar la
noche juntos y la sensación me gustaba, los dos habíamos desayunamos juntos mientras el leía el
periódico luciendo completamente deseable con su cabello húmedo por la ducha, usando solo sus
boxers Calvin Klein negros y yo mi pijama hasta que Quil llegó con su ropa.

Éramos como una pareja común y corriente recorriendo la habitación arreglándose y recogiendo
sus cosas.

– Me ayudas con el cierre – dije dándome la vuelta y sosteniendo mi cabello en alto para facilitar
su tarea. Subió el cierre lentamente besando mi espalda en el proceso.

– Creo que conozco este vestido – musitó.

– Creí que no lo recordarías – respondí sonriendo.

Llevaba puesto el mismo vestido que usé la noche en que nos conocimos y quedamos atrapados
en el ascensor.

– Por supuesto que sí como iba a olvidarlo después de verte con él, me encanta como se ajusta a
tu figura y aun más como luce cuando te mueves de forma tan sensual como lo hacías aquella
noche en la sala de juntas – susurró contra mi cuello mientras deslizaba sus manos por mi cintura,
mis caderas, mis muslos y me atraía más contra su cuerpo.

– ¡Patrick¡… – lo amonesté en voz baja pues mi respiración empezaba a volverse más pesada por
su cercanía y el sentir su erección contra mi cuerpo no ayudaba.

– Es la verdad, aquella noche salí a buscar un café para intentar despejarme, había sido un día
difícil. Pero verte a ti fue un espectáculo maravilloso, lucías hermosa, relajada y completamente
deseable… al igual que ahora – dijo dándome la vuelta para encontrar mis labios fundiéndonos en
un beso cargado de deseo y pasión.

Cuando sus manos alcanzaron el cierre de mi vestido que hacia tan solo un minuto el había
cerrado lo deslizó suavemente hacia abajo, quise protestar y decir que íbamos a llegar tarde pero
ya era demasiado tarde ambos ardíamos en deseo por el otro.

Con extremo cuidado me quitó el vestido empujándolo por mi cuerpo hasta que cayó al piso di un
paso hacia atrás para salir del vestido él lo recogió para luego colocarlo cuidadosamente sobre una
silla.

– Quiero verte usándolo hoy – aclaró al ver mi expresión de desconcierto por su inusual cuidado
con mi ropa, luego se quitó su camisa y el pantalón y los dejó en la misma silla que mi vestido.

– Aunque será una tortura imaginarte todo el día con ese vestido, no podré concentrarme en el
trabajo – añadió antes de que sus labios empezaran a deslizarse por mi cuello.

Mientras acariciaba mi espala desabrochó mi brazier lanzándolo al otro extremo de la habitación,


sus manos se movían con delicadeza sobre mi cuerpo pero pese a eso a cada centímetros que sus
manos acariciaban mi piel parecía arder y ambos gemimos al sentirnos piel con piel.

Siguió su camino hasta mi cintura, mis caderas, luego continuó descendiendo hasta llevarse la
última prenda que llevaba puesta y la dejó caer en el piso, imité su acción y llevando mis manos a
su cintura empecé a deslizar sus boxers.

Llegamos a tropezones hasta la cama sin despegar nuestros labios mientras nuestras lenguas
batallaban la una con la otra, hasta que abandonó mis labios para concentrar su atención en mis
senos arrancándome gemidos con la dulce tortura.
Se posesionó entre mis piernas y sin más juegos previos se introdujo en mi interior embistiendo
con fuerza, arrancándome gemidos en cada embestida hasta que ambos encontramos nuestra
liberación.

– En realidad me he acostumbrando a esto – dijo Patrick mientras le anudaba la corbata.

– ¿A que anude tu corbata? – pregunté concentrada en mi tarea.

– Si – contestó sonriendo – pero no solo me refiero a eso sino a que seas lo último que vea en la
noche y lo primero al levantarme, te amo y amo pasar cada minuto contigo.

La intensidad de su mirada me dejó sin palabras.

– Se que todo entre nosotros ha sido muy rápido pero no me imagino compartiendo mi vida y
formando una familia con nadie más que contigo, así que creo que ya es hora de que fijemos una
fecha para la boda – dijo y yo no contesté nada y solo lo besé con intensidad saboreándolo,
aspirando su aroma.

– ¿Que te parece dentro de 3 meses? – susurró contra sus labios.

– Dos como máximo – y yo asiento rindiéndome a sus deseos que también son los míos.

Ya era la hora del almuerzo y Patrick estaba tan ocupado que ni siquiera tendría tiempo de
almorzar conmigo en su oficina, según me había dicho prefería dejarme en libertad para que salga
a almorzar lo que quiera en lugar de confinarme en su oficina, pero yo sabía la realidad y esa era
que nuestra escapada de ayer había hecho que se retrasara en su trabajo y ahora tenía que sufrir
las consecuencias sacrificando incluso su hora de almuerzo así que decidí llamar a Ángela para ver
si ella podría almorzar conmigo o se encontraba en las mismas condiciones que Patrick.

– ¿Hola Ángela estás libre para salir a almorzar conmigo?


– Lo siento pero estoy demasiado ocupada como para salir a comer después pediré algo – dijo
confirmando mis sospechas.

– ¿Patrick tampoco te ha pedido nada para almorzar verdad?

– Me temo que no amiga.

Lo primero que se me ocurrió fue llevarle el almuerzo aunque tal vez no le gustaría ser
interrumpido, pero se supone que el será mi esposo en un futuro bastante cercano así que debería
acostumbrarse a que me preocupe por él.

– ¿Te apetece comida china para el almuerzo? – le pregunté a mi amiga sonriendo.

*******

– Su orden señorita – dije poniendo la comida de Ángela sobre su escritorio.

– Gracias amiga muero de hambre – dijo dando clic al mouse de su computadora y de inmediato la
impresora cobró vida mientras ella tomaba su comida.

– Déjame adivinar trabajo atrasado – dije y ella solo asintió – debes estarme odiando – añadí.
– Todo lo contrario – esta mañana recibí un jugoso cheque – dijo sonriendo – una bonificación por
haberme ocupado de la oficina de la señora Smith durante el viaje y su escapada de ayer, el señor
Graham siempre ha sido un buen jefe y si me va a seguir premiando así por un par de horas más
de mi tiempo cada vez que ustedes deciden escaparse espero que lo hagan más a menudo.

Ángela llevaba casi un año trabajando como la secretaria de Patrick desde que su anterior
secretaria que casualmente vivía en el mismo edificio que Ben y con quien Ángela había hecho
buena amistad la recomendó, supongo que lo que decía era cierto porque jamás la había oído
quejarse de su trabajo.

– Pues entonces te felicito – dije recordando las palabras de Patrick en nuestro vuelo a Londres
cuando le conté la versión que Ángela había divulgado sobre como nos habíamos conocido e
iniciado nuestra relación, recuerdo que él había dicho que mi amiga merecía un bono por su
creatividad y ahora su promesa se había materializado antes de que mi amiga empezara a odiarme
por el trabajo extra que de cierta forma tenia que hacer por mi culpa.

– Bueno creo que iré a entregarle la comida al jefe – dije.

– Ha estado muy ocupado toda la mañana deberías aprovechar y desestresarlo un poco – dijo
Ángela levantando ambas cejas, puse los ojos en blanco y fui hasta la oficina de Patrick.

Al abrir la puerta el levantó la mirada hacia mi dedicándome una cálida sonrisa mientras seguía
con su conversación telefónica.

– Si sigue con eso y mantenme al tanto de todo – dijo antes colgar.

– Servicio a domicilio – dije mostrándole la bolsa con comida china que traía.

– ¿Me trajiste el almuerzo? – asentí correspondiendo a su deslumbrante sonrisa y fuimos


interrumpidos por una nueva llamada así que fui hasta la mesa coloque allí la bolsa saqué las
cajitas con la comida china y leve su comida hasta su escritorio pues sabía que sería difícil
despegarlo de allí.

– No debiste molestarte – dijo cuando al fin colgó el teléfono y se echó hacia atrás en su silla
abriendo sus brazos para mi, oferta que de inmediato acepté acurrucándome en su regazo.

– Claro que debía, no permitiría que mi futuro esposo muriera de inanición.

Sus brazos me presionaron más contra su pecho beso mi cabello y aspiró profundamente.

– ¿Día ocupado? – susurré.

– No sabes cuanto pero tenerte aquí es tan reconfortante, haces que la tensión desaparezca.

– Me alegra poder ser de ayuda – murmuré aspirando el aroma de su pecho.

– Gracias por el almuerzo, muero de hambre y eso huele delicioso.

Comimos no sin ser interrumpidos por un par de llamadas, recogí el desorden e introduje todo en
la misma bolsa en la que traje la comida y la tire a la basura mientras el seguía hablando por
teléfono, me acerqué hasta su escritorio con el fin de despedirme y dejarlo en paz pero el me
sujetó con fuerza haciéndome sentar en su regazo así que lo complací y me recosté en su pecho
cerrando los ojos y aspirando su aroma mientras el seguía al teléfono.

Cuando finalmente colgó su mano se deslizó por debajo de mi vestido acariciando mis muslos y me
besó con pasión mientras sus manos acariciaban la cara interna de mi muslo y sus dedos rozaban
mi intimidad hasta que finalmente apartó mi ropa interior e introdujo dos de sus dedos en mi
haciéndome gemir con sus movimientos.
¡Oh por Dios¡… Sexo en la oficina por segundo día consecutivo, esto no era correcto y lo sabía pero
resultaba tan excitante sobre todo cuando Patrick dejó de acariciarme para presionar una tecla en
su escritorio y escuche el clic de la puerta cerrándose con seguro.

Decidí que después le diría mi postura sobre hacer el amor en su oficina y en horas de trabajo pero
de momento lo deseaba demasiado como para detenerlo.

En un fluido movimiento me vi sentada en el escritorio de Patrick mientras él subía mi vestido, se


deshacía hábilmente de mi ropa interior y abría mis piernas besando la cara interna de mis muslos
hasta llegar a mi intimidad haciéndome gemir por el placer que me otorgaba y continuó
haciéndolo hasta que mi cuerpo estalló de placer.

Apoyé mi manos en el escritorio mientras intentaba recuperarme y controlar mi respiración pero


entonces vi como Patrick aun sentado en su silla se desabrochaba su pantalón para liberar su
erección lo cual era una clara señal de lo que deseaba me tomo por la cintura haciéndome caer de
su escritorio a horcajadas sobre su regazo y sin más preámbulos me levanto y entró en mi de una
sola estocada gimiendo al mismo tiempo que yo, moviéndonos a la par en busca de placer hasta
que un nuevo orgasmo llego y luego de dos estocadas el también estallo en mi interior.

El mes se fue volando yo me encontraba constantemente ocupada en la oficina por los últimos
preparativos de la inminente reinauguración del nuevo hotel que adquirió Patrick que se
celebraría mañana, ambos estábamos muy ocupados pero pese a ello pasábamos cada minuto de
nuestro tiempo juntos incluso habíamos ido a almorzar con mamá un par de veces y sonreí al
recordar nuestro primer almuerzo con ella.

FLASH BACK

La semana se había convertido en un borrón lleno de trabajo y felicidad, le habíamos hablado a


Esther para darle la fecha de la boda y ella se ofreció a encargarse de la organización de la boda,
dijo que ella tenía una amiga aquí el Los Ángeles que era organizador de bodas y que con su ayuda
y la de Helens organizaría todo desde Londres pero que vendría un par de semanas antes de la
boda para asegurarse de que todo marchara a la perfección, lo cual yo agradecí pues ya había visto
la prueba de que ellas eran geniales organizando bodas.

Todo era perfecto por esos días y por ello me tomó por sorpresa que nuestra temida cita del
domingo llegara tan pronto.

El miércoles había llamado a mi mamá y le conté sobre Patrick naturalmente se sorprendió mucho
al saber que estaba teniendo una relación con alguien aunque de momento omití lo de nuestro
compromiso pues no quería que sufriera un infarto con tantas noticias juntas pero al final se
mostró más que feliz de conocer a Edward y nos invitó a almorzar con ella el domingo y aquel día
había llegado.

– ¿Nerviosa? – preguntó Patrick en cuanto estacionamos su auto afuera de la casa de mi madre.

– No… bueno si… es decir mi madre practica la cocina creativa así que o le quedará delicioso o será
un fracaso, además querrá ser linda contigo pero es algo despistada y suele ser exasperante y…

– Tranquila – me interrumpió Patrick sonriendo.

– Sobreviviremos a ella – añadió con fingido horror y fuimos hasta la puerta tomados de la mano
para enfrentar a mi madre.

Toqué el timbre luego de tomar aire para tranquilizarme y de inmediato se abrió la puerta
mostrando a Phil tras ella con una gran sonrisa.

– Hola chicos, pasen.

– Hola Phil él es Patrick mi novio – dije sonrojándome, Patrick sonrió al ver mi expresión y estrechó
la mano de Phil quien luego de las presentaciones nos condujo a la cocina donde mi madre se
encontraba condimentando un bol de ensalada.
– Hola cielo – dijo secándose las manos y de inmediato se lanzó hacia mi con los brazos abiertos –
no sabes cuanto te he extrañado.

– Hola mamá yo también te he extrañado mucho – dije devolviéndole el abrazó

– Me alegra mucho que hayan venido – dijo soltándome y concentrando su atención en mi


bellísimo acompañante.

Mi madre se quedó con la boca abierta al verlo y yo quería patearla para que reaccionara.

– Mamá te presento a Patrick el es de quien te hablé – dije tomándola del brazo y


afortunadamente eso la trajo de regreso.

– Mucho gusto Patrick Graham – dijo Patrick tendiéndole la mano pero ella en lugar de
estrechársela lo abrazó sorprendiéndolo pero por suerte Patrick le devolvió el abrazo y pareció no
molestarle.

– Es un gusto conocerte Patrick me alegro mucho de que hayas podido venir con Andrea.

– Es un placer para mi conocerla al fin Andrea me ha hablado mucho de usted.

– No le creas ni una sola palabra – dijo de forma juguetona.

– Patrick estoy viendo el partido de los Mariners en la tele ¿quieres venir a verlo mientras la cena
esta lista? – preguntó Phil.
– Si claro – dijo Patrick y después de darme un casto beso se alejo con Phil dejándome sonrojada
en compañía de mi madre.

– ¿Como te has sentido mamá? – pregunté en cuanto se fueron.

– Muy bien cariño cada vez me siento mejor ahora que mi nena al fin tiene novio y es más guapo
de lo que imaginaba.

– Gracias mamá – dije irritada.

– Hay hija sabes que no fue eso lo que quise decir pero en realidad elegiste bien.

– Mamá por favor no empieces.

– Ay por favor hija déjame saborear el momento – dijo sonriéndome dulcemente y no pude evitar
corresponder a su sonrisa y me escabullí hacia el comedor con una pila de platos para poner la
mesa.

– Y cuéntanos Patrick como conociste a mi hija me imagino que en el trabajo porque ella casi
nunca sale – dijo mi madre en cuanto estuvimos todos en la mesa.

– Si nos conocimos en la oficina – respondió tomando mi mano depositando un beso en ella


haciendo que mi madre suspirara.

– Déjame decirte que hacen una hermosa pareja. Sus hijos serán bellísimos.

– ¡Mamá!...
– Lo siento hija pero tenía que decirlo además. Estoy muy emocionada a excepción de Mark es la
primera vez que traes a un chico a casa.

– ¿Mark? – preguntó Patrick enarcando una ceja.

– Era el hijo de nuestros vecinos, él era solo un par de meses mayor que Andrea así que eran
inseparables. Desde bebé se podría decir que incluso compartían cuna ya que Patrice la madre de
Mark y yo éramos muy buenas amigas además ella era madre soltera y debía trabajar así que
pasaba mucho tiempo en casa lo hacían todo juntos incluso cuando crecieron.

– No solo era mi amigo, también lo era de Ángela – musité.

– Si pero a diferencia de Ángela él y tu solo se separaban cuando tu padre llegaba del trabajo – dijo
mi madre perdida en sus recuerdos.

– ¿Y llegaron a ser novios? – preguntó Patrick con sequedad.

– Claro que no, Mark y yo solo éramos amigos. Además el se mudó a Arizona cuando cumplimos
14 años – su reacción era sencillamente irracional así mejor no le diría que Mark me dio mi primer
beso durante nuestra despedida el día en que se mudó. Patrick pareció relajarse por suerte mi
madre había tenido un acierto hoy con la cena pues estaba deliciosa y después del postre decidió
lanzar la gran noticia.

– ¡Van a casarse!... – casi gritó mi madre.

– Felicidades chicos – se apresuró a decir Phil.

– Gracias Phil – dijo Patrick mientras yo continuaba prestando atención a mi madre que de pronto
preguntó:
– ¿Estás embarazada? – preguntó mi madre mirándome a mi y luego a Patrick quien me miró con
expresión divertida.

– Claro que no mamá – dije y al ver mi expresión me creyó.

– Ok entonces felicidades.

FIN DEL FLASHBACK

El teléfono sonó arrastrándome al aquí.

– Hola oficina de la señora Amanda Smith en que le puedo ayudar.

– ¿Andrea?…

– ¿Nessie?… – Si soy yo pero por favor no repitas mi nombre en voz alta.

– ¿Por qué a que te refieres? – pregunté intrigada.

– Porque no quiero que Jake te escuche pero mañana en la mañana estaré en Los Ángeles acabo
de hablar con Patrick y va a guardarme el secreto, voy a quedarme en una suite de su nuevo hotel.

– De manera que sorprenderás a Jake en la fiesta del sábado – dije comprendiendo su plan.
– Exacto ¿ya sabes que usaras en la fiesta? – preguntó.

– Aun no, pensaba salir de compras el sábado en la mañana.

– ¡Como lo sospechaba Helens!... en fin te envió algo para que uses en la fiesta.

– Gracias – murmuré no muy convencida de lo que Helens me habría enviado.

– Confía en mi te quedará perfecto – dijo intuyendo mi nerviosismo – así que pasa por el hotel a
las 5:00 p.m y tendré todo listo para una sesión de spa privada.

– De acuerdo allí estaré.

– ¡Que emoción¡… No puedo esperar para ver a Jake y a ti y a Patrick los he extrañado mucho.

– Yo también te he echado de menos.

– Ok entonces nos vemos mañana.

– Nos vemos.

De repente me sentía mucho más tranquila aunque aun guardaba cierto temor con respecto al
vestido que Helens había enviado para mi me sentía mejor al saber que Nessie estaría conmigo
pues no me parecía muy agradable sumergirme entre un mar de personas adineradas que no tenía
idea de como me recibirían y a las cuales no conocía en lo más mínimo, de manera que contar con
una cara amigable me resultaba muy reconfortante.
**********

– Andrea… – gritó Nessie cuando abrió la puerta y se echó a mis brazos.

Me parecía mentira que todos los miembros de la familia de Patrick me hubieran aceptado y me
hubieran tomado afecto en el corto tiempo que compartí con ellos pero lo cierto es que yo sentía
lo mismo hacia ellos.

– ¿Y que para mi no hay abrazo? – protestó Patrick.

– Claro que si no seas celoso – dijo soltándome para abrazarlo a él.

– Espero que a partir de mañana te hospedes en casa – dijo Patrick cuando la ronda de abrazos
terminó.

– Bueno respecto a eso…– dijo dubitativa.

– ¿Que pasa? – preguntó Patrick frunciendo el ceño.

– En lugar de hospedaje estaba pensando en que me ofrecieras un empleo.

– ¿Un empleo?...
– Si un empleo y no me mires así, amo a Jake – dijo sonrojándose – quiero estar con él y una
semana juntos cada par de meses no es suficiente para mi y se que tampoco para él pero ya
conoces a Jake el sería incapaz de hacerme elegir entre Londres y él pero esto es lo que quiero –
dijo y de inmediato la mirada de Patrick se suavizó.

– Y en cuanto al hospedaje no será necesario me quedaré en el apartamento de Elena ella solo usa
cuando viene y como tiene dos habitaciones no será ningún problema – añadió.

– De acuerdo y hablaremos el lunes sobre lo que harás en la empresa – de inmediato Nessie soltó
un grito de emoción y se lanzo a sus brazos dándole las gracias una y otra vez.

– Bueno Patrick... Dios sabe que te extrañado muchísimo. Pero ahora Andrea y yo necesitamos
tiempo a solas para cosas de chicas así que… – extendió su mano hacia la puerta dejando la frase
inconclusa.

De inmediato llego todo un equipo para encargado de mimarnos, relajarnos y embellecernos.

Luego de un masaje, manicure, pedicura, mascarillas, peinado y maquillaje me puse el vestido que
Helens me envió era de satén negro azulado, largo, ajustado, con un ligero corte sirena, finos
breteles y tan descubierto en la espalda q era casi indecente pero debía reconocer que resaltaba
muy bien mis pocos atributos.

Patrick me envió un mensaje diciendo que me esperaría al pie de la escalera del salón en el que se
celebraría la recepción, así que Nessie y yo salimos de la suite y tomamos el ascensor.

En el trayecto hacia la fiesta ambas estabamos irradiando nerviosismo yo porque no me agradaba


ser el centro de atención y Nessie porque estaba impaciente por ver la reacción de Jacob cuando
la viera y le dijera que había venido para quedarse.

Al llegar bajamos por la elegante escalera que descendía hacia la recepción la cual estaba
recubierta de una alfombra roja y por alguna razón me recordó a la escalera del Titanic pero al
mirar hacia el frente pude ver todo el esplendor en el salón con una decoración exquisita, lleno de
elegantes personas y meseros llevando bandejas con copas de champagne la señora Smith si que
sabe organizar una fiesta pero todos mis pensamientos quedaron dispersos cuando vi la figura de
Patrick son su elegante esmoquin esperándome con su radiante sonrisa y todo lo demás se
evaporó cuando tomé su brazo.

– Te ves tan hermosa – susurró y beso mi siente aspirando el aroma de mi cabello ante las miradas
curiosas que acababan de presenciar su muestra de afecto y de inmediato sentí el rubor
extendiéndose en mi rostro.

Vagamente fui consciente de que Nessie estaba a mi lado y de que la mandíbula de Jacob casi cayo
al piso desencajada por la impresión pero era de esperarse pues Nessie estaba hermosa en un
ajustado vestido color rosa pálido, pero él de inmediato paso de la sorpresa a la alegría y con una
radiante sonrisa fue hasta ella y le ofreció su brazo el cual ella tomó de inmediato.

Patrick me condujo por el salón hasta la pista de baile me tomó entre sus brazos y empezamos a
mecernos suavemente al ritmo de la música, Jacob y Nessie también nos imitaron.

– Creo que tratas de matarme con este vestido – dijo acariciando mi espalda desnuda.

– En realidad no lo escogí yo, fue Helens quien me lo envió.

– Entonces no se si llamarla y agradecérselo o enfadarme con ella por que ahora tendré que
espantar a todos los tipos que se te acercaran esta noche porque luces bellísima y muy deseable
no se cuanto tiempo me podré contener antes de arrastrarte hasta una de las habitaciones – dijo
otorgándome una mirada lasciva.

Continuamos allí en la pista de baile con mi cabeza recostada en su pecho mientras el me


susurraba lo mucho que me amaba y me deseaba, me provocaba diciéndome lo que ocurriría
cuando la velada concluyera y estuviéramos a solas, sus palabras, su cercanía y su perfume
aumentaban mi deseo por el que cada vez era más fuerte.
Y es que así habían sido las últimas semanas no se que es lo que me pasaba pero siempre lo
deseaba y el correspondía a mi deseo como anoche en la piscina y esta mañana en su gimnasio y
en la ducha y en el escritorio de su despacho en el garaje antes de venir hasta aquí.

Me encontré deseando que la fiesta se terminara y pudiéramos estar solos, me sonrojé


furiosamente ante mis pervertidos pensamientos.

– ¡Maldita sea¡… – murmuró Patrick tensándose de repente y al seguir su mirada pude ver la razón
de su irritación.

Mike Newton entraba al salón en ese preciso instante acompañado nada mas y nada de menos de
una despampanante Irina vestida con un muy ajustado y escotado vestido rojo con el cual
destrozaría la autoestima de cualquiera de las presentes ¿Por qué tenia que ser tan hermosa?

Patrick volvió su atención a mi y continuo con lo nuestro pero no era ningún secreto para mi que
Mike y él eran como el agua y el aceite y no podía olvidar el incidente del partido de polo en
Londres aun no podía olvidar la manera en que miró a Patrick ese día y cuando nuestras miradas
se encontraron tampoco me gusto la manera en que me miró y cuando me sonrió no pude evitar
sentir un escalofrío en mi columna.

En definitiva esta iba a ser una noche muy interesante...

Capítulo 20: Visitantes Indeseables.

Pese a la presencia de nuestros para nada bienvenidos invitados Patrick y yo continuábamos


deslizándonos en la pista de baile, entre sus brazos y aspirando su aroma era muy sencillo
olvidarse del mundo entero, pero era imposible no ver las más que obvias miradas indecentes que
Irina le dedicaba a mi futuro esposo, por otro lado estaba Mike que hacía lo mismo conmigo solo
esperaba que Patrick no lo percibiera pero era algo con lo que no debía contar.
– No sé por qué el imbécil de Mike tiene que mirarte de esa manera, como lo siga haciendo voy a
partirle la cara – dijo Patrick con los dientes apretados.

– No le prestes atención solo quiere provocarte y si armas un escándalo aquí y arruinas la fiesta él
habrá ganado – dije en tono conciliador.

– Lo intentaré pero no prometo nada – dijo apoyando su frente en la mía cerrando sus ojos.

– ¿Cómo fue que lo invitaste? – pregunté.

– Yo no lo invité pero se le envió una invitación al padre de Irina de seguro ella la tomó y decidió
traer a ese mal nacido – dijo Patrick irradiando tensión.

Yo sabía muy bien lo que Patrick sentía por Mike, no solo era el hecho de que gracias a él Josette
lo dejó prácticamente al pie del altar sino que había mucha más historia, detrás de ellos había toda
una infancia y adolescencia de resentimiento, la cual Patrick no había hecho nada para merecer,
nada excepto ser el mismo.

Lo peor de todo es que Mike lo miraba de una forma extraña diferente a lo que yo consideraría
solo una enemistad de la adolescencia, para Patrick Mike solo era un parasito indeseable que le
había hecho mucho daño pero en la forma en que Mike lo miraba a él había algo más, como si
deseara a toda costa hacerle daño y no podía deshacerme de esa sensación la misma que había
sentido el día del partido de polo.

Traté de sacudirme aquellos pensamientos pesimistas, tal vez solo era el hecho de que amaba
demasiado a Patrick y temía que algo pudiera pasarle, de seguro solo era eso y estaba viendo
fantasmas donde no los había.

– Ven hay algunas personas a las que debo saludar y quiero presumir a mi bellísima prometida –
dijo Patrick en cuanto terminó la canción y me condujo fuera de la pista de baile.
Empezamos con el recorrido y conocí a varios abogados de renombre, al propietario de una
aerolínea, hoteleros, banqueros e incluso a dos productores de Hollywood, luego escuché una voz
familiar pronunciar mi nombre.

– ¡Andrea Swan!... no lo puedo creer.

– ¿Mark? – pregunté aunque lo estaba viendo frente a mí y él sin pensarlo me envolvió en sus
fuertes brazos y tuve que soltarle la mano a Patrick – jamás pensé encontrarte aquí.

Por suerte el abrazo no se prolongó por demasiado tiempo porque podía sentir la mirada de
Patrick sobre nosotros así que me apresuré a presentarlos.

– Mira Mark te presento a Patrick Graham mi prometido – dije mirando a Patrick quien envolvió su
brazo en mi cintura de manera posesiva mientras tendía su mano para estrechar la de Mark.

– Patrick te presento a Mark Stevens.

– Bueno de hecho ahora soy Mark Andrews.

– Espera ¿tienes algún parentesco con Thomas Andrews el de la empresa maderera? – Mark
asintió sonriendo.

– Ok ya me perdí – dije sin entender nada.

– Pues como lo oyes a los dos meses de mudarnos a Arizona mi padre fue hasta allá por un viaje de
negocios y se hospedó en el mismo hotel en el que mi madre estaba trabajando como
recepcionista al parecer él nunca la olvidó, él estaba divorciado en ese entonces, se casaron y
cuando supo de mi existencia parecía bastante feliz – explicó Mark sonriendo.
– ¿De manera que todo va bien entre padre y tú? – pregunté sin poder ocultar mi curiosidad.

– Pues creo que si, hemos convivido por casi ocho años y cuando el reapareció en mi vida ya era lo
suficientemente grandecito como para entender la situación, se conocieron durante una fiesta y
terminaron al poco tiempo cuando él se fue a estudiar al extranjero nunca supo de mi existencia
de manera que no fue culpa de nadie más que del destino – concluyó Mark.

Por supuesto que aquello respondía el porque estaba en aquella fiesta donde los invitados eran
tan selectos, además tenía que admitir que mi amigo lucía muy bien, más que bien ahora era casi
tan alto como Patrick y musculoso pero aún conservaba aquella sonrisa casi infantil, lucía muy bien
en su esmoquin.

La conversación se extendió un rato más y aunque Patrick estaba un poco más relajado su brazo
seguía sosteniéndome por la cintura de manera posesiva y luego de disculparnos seguimos
nuestro camino.

Luego de un par de bailes más y saludar a más invitados, Patrick necesitaba hablar con un socio de
su padre al que me había presentado hace un rato, así que me dejó en nuestra mesa en compañía
de Jacob y Nessie los cuales destilaban miel, no sabría decir cuál de los dos estaba más feliz.

No pude evitar pensar al verlos tan enamorados en cuanto tiempo habían desperdiciado con sus
inseguridades, debía yo también dejar a un lado las mías y disfrutar cada día de mi nueva vida
junto a Patrick, estaba tan absorta pensando en ello que no vi a Mark acercarse hasta que estuvo
frente a nuestra mesa sonriendo dulcemente saludo a Jacob y Nessie antes de dirigirse a mi.

– Ya que tu novio está ocupado pensé que me podrías conceder este baile – dijo tendiéndome su
mano.

Correspondiendo a su sonrisa tomé su mano y caminamos hasta la pista de baile.

– Aún me parece mentira que te haya vuelto a encontrar – dijo Mark.


– Lo mismo digo han sido mucho años lejos.

– Sabes que no fui yo quien rompió el contacto – dijo él con cierto reproche.

– Lo lamento se que eso fue mi culpa pero pasaron muchas cosas.

– Lo sé aún sigo en contacto con Eric él me contó lo que pasó con tu padre y que tu madre y tú se
habían mudado pero que nadie sabía a donde – dijo mirándome con ternura.

– Decidimos poner tierra de por medio, solo Ángela y su madre lo sabían pero mi madre les pidió
que nos guardaran el secreto o lo más seguro es que mi padre nos siguiera el rastro en cuanto
quedara en libertad.

– Si hubiese sido mi decisión jamás te habría dejado ¿lo sabes verdad? – preguntó mirándome a
los ojos.

– Eras mi mejor amigo claro que los sé, solo teníamos 14 años así que no fue tu decisión, además
irte fue lo mejor que te pudo pasar encontraste a tu padre, tu madre es feliz y mírate te ves muy
bien – él sonrió de forma tímida pero su sonrisa se borró de inmediato.

– Es verdad, me han pasado cosas buenas desde entonces pero… te perdí.

– No digas eso podemos volver a ser amigos ahora – dije intentando dejar claro que solo quería su
amistad.

– Sabes que para mi eras mucho más que una amiga y a pesar del tiempo y la distancia sigo
sintiendo lo mismo.
– Mark yo…

– Lo sé no tienes que decir nada – me interrumpió.

– Sé que nunca sentiste lo mismo por mi y si en aquella ocasión permitiste que te besara fue
porque era la despedida, además sé que ahora hay alguien que ocupa tu corazón, he visto como lo
miras – dijo mirando en dirección a Patrick que en ese momento miró en nuestra dirección y no
pudo ocultar su incomodidad al vernos – y como te mira él – añadió sonriendo.

– Yo no se que decirte – dije en un susurro.

– No hace falta que digas nada es solo que no pude evitar decirte lo que siento, me prometí que si
algún día te volvía a ver te lo diría, pero no te preocupes respeto tus sentimientos y tu relación –
dijo con solemnidad – pero no ayuda mucho ver la hermosa mujer en la que te has convertido y lo
preciosa que luces con ese vestido – añadió sonriendo para aligerar la atmosfera entre nosotros.

Luego de eso terminamos de bailar en silencio y luego me acompañó a mi mesa, después de la


mirada que Patrick nos dedicó hacia unos pocos minutos me extrañó que no estuviera ya aquí de
manera que escaneé el salón en su búsqueda y entonces vi el motivo de su tardanza.

Irina sostenía su brazo sonriendo con coquetería mientras hablaba y Patrick escuchaba con gesto
de incomodidad lo que ella le decía, era obvio que él deseaba zafarse de ella pero debía actuar con
diplomacia en lugar como este rodeado de flashes y personas importantes.

Finalmente ella no pudo seguir deteniéndolo y Patrick regreso a mi lado.

– Saludando a las invitadas – dije sin poder dejar los celos a un lado y Patrick lo notó.

– Creo que era la invitada la que me saludaba a mi – dijo sonriendo mientras acariciaba mi mejilla.
– Además creo que yo debería estar más celoso viendo como mi futura esposa baila con su novio
de la adolescencia – dijo intentando bromear pero pude ver que al él no le había agradado vernos
juntos.

– No era mi novio solo éramos amigos – aclaré.

– Si pero el siente algo más por ti, lo se por la forma en que te mira.

– Para mi es solo un buen amigo – Patrick no estaba muy convencido pero sabiamente prefirió
dejarlo pasar.

– ¿Y qué quería Irina? – pregunté para cambiar de tema.

– Disculparse por lo del otro día en la oficina, asegura estar arrepentida y que no volverá a ocurrir.

– ¿Y le crees?

– La verdad es que no – dijo Patrick suspirando – solo espero que se comporte esta noche.

– Lo mismo digo – y sin detenerme por las personas que nos rodeaban acerqué mi rostro al suyo y
lo besé. Luego de eso la velada transcurrió de forma agradable pese a que Mike e Irina
continuaban rondando pero nos encontramos tan a gusto que ninguno de nosotros les prestaba
atención.

– En seguida vuelvo, necesito ir al baño – dije poniéndome de pie.

– ¿Quieres que le diga a Nessie que te acompañe? – preguntó Patrick.


– No déjala en paz se la está pasando muy bien – dije mirando lo feliz que se veía bailando con
Jake – creo que podré encontrar el baño yo sola.

Efectivamente no me tomó mucho tiempo encontrar el lujoso baño que afortunadamente estaba
vacío.

Entre a uno de los cubículo y escuché como una persona entraba en el baño y cerraba la puerta de
uno de los cubículos desocupados, cuando salí me encontré con una desagradable sorpresa
recostada en los lavamanos.

– Hola Andrea – dijo Mike.

– Hola Mike – respondí con una sonrisa forzada – creo que te has equivocado de baño.

– De hecho no – dijo aproximándose peligrosamente – te estaba esperando – añadió, su aliento


olía a alcohol y su perfume me resultaba demasiado empalagoso.

Pese a que mi corazón empezó a latir aún más fuerte de lo que ya lo hacía intenté controlarme
después de todo había alguien más en el baño aunque no se porque eso no me reconfortó.

– No se para que lo harías además este no es el lugar más adecuado para platicar – dije
retrocediendo dos pasos e intentando sonar calmada.

– Afuera estaba tu novio y como jamás deja que te me acerque pensé que podría tenerte solo para
mi por algunos minutos – dijo y tomó mi mano de inmediato traté de zafarme de su agarre pero
Mike era muy fuerte y en lugar de soltarme me envolvió entre sus brazos sosteniéndome con
fuerza.
– ¿Qué crees que haces? Suéltame o empezaré a gritar – lo amenacé retorciéndome para que me
soltara sin tener éxito.

– Creo que puedo hacer algo al respecto – dijo y estampo sus labios contra los míos.

Solo fueron dos segundos los que tardé en pensar en que hacer pero para mi fue una eternidad,
asqueada por el contacto de sus labios intentando abrirse paso entre los míos, levante mi rodilla y
lo golpee en su entrepierna con todas mis fuerzas de inmediato me soltó y se recostó el los
lavamanos maldiciendo por el dolor del golpe que había recibido pero no me detuve a escucharlo
y salí corriendo tan rápido como pude pero entonces todo mi mundo se tambaleó.

Fue como si alguien hubiese sacudido el piso bajo mis pies y luego todo empezó a dar vueltas, tuve
que aferrarme a la pared para no caer al piso.

– ¿Andrea estás bien? – dijo Mark frente a mí.

– Si es solo un mareo – murmuré.

– No te ves nada bien, estás muy pálida – dijo preocupado.

– Creo que bebí demasiado – dije sonriendo para tranquilizarlo de ninguna manera iba a decirle lo
que acababa de ocurrir ni a él ni a Patrick o era seguro que aquí se armaría un escándalo.

– ¿Quieres salir a tomar aire?

– Si creo que eso suena bien – respondí.


– Ven déjame ayudarte – dijo rodeando mi cintura con su brazo y solo habíamos caminado un par
de metros cuando Patrick apareció por el pasillo caminando hacia nosotros y por la tensión en su
mandíbula me hacía saber que no estaba nada feliz de ver a Mark abrazándome por la cintura.

– Creo que deberías llevarla a casa, no se siente bien – dijo Mark antes de que Patrick dijera nada y
de inmediato su expresión cambió y se centró en mi.

– ¿Qué ocurre? – dijo tomando mi rostro entre sus manos de inmediato Mark me soltó y Patrick
tomó su lugar.

– Estoy bien solo fue un mareo – respondí quitándole importancia aunque de seguro el mareo era
producto de la adrenalina abandonándome – en un minuto estaré bien.

– Claro que no, estás muy pálida, nos iremos a casa y no hay discusión.

– Gracias Mark – dijo de forma genuina.

– De nada – respondió mi amigo.

Luego de hacer una breve parada en nuestra mesa para beber un poco de agua y despedirnos de
Jacob y Nessie, me sentía mucho mejor, estuve tentada a regresar al baño a refrescarme pero
preferí no tentar a la suerte y saqué discretamente un espejo de mi bolso y afortunadamente mi
aspecto no estaba tan mal.

Patrick pidió que le trajeran su auto hasta la puerta trasera y así evitamos a los fotógrafos en la
entrada y para cuando llegamos a su casa ya me sentía como nueva y decidí seguir con mi decisión
de que no le contaría el incidente con Mike en el baño pues de seguro lo que él quería era
molestar a Patrick así que lo mejor era callar.
De camino a casa mi estómago seguía sin protestar de manera que el penoso incidente en el baño
de damas se había escurrido de mi memoria y había sido reemplazado por el deseo.

Patrick lucia muy apetecible con su esmoquin mientras conducía, concentrado en la carretera con
el corbatín colgando del bolsillo de su chaqueta y el primer botón de la camisa desabrochado.

– ¿Seguro estas bien? – preguntó aun preocupado y yo me limite a asentir.

– Creo que deberíamos ir al médico para asegurarnos de que todo está bien.

– Claro que no Patrick ya deja de preocuparte estábamos en una fiesta de seguro el champagne se
me subió eso es todo – finalmente asintió no muy convencido.

– ¿Y qué hacía Mark allí contigo? – preguntó intentando sonar casual.

– No me digas que estás celoso de Mark – dije si poder evitar sonreír al verlo celoso.

– Es solo que estaba preocupado porque no volvías y con Irina en la fiesta no quería arriesgarme a
que te hiciera pasar un mal rato pero cuando te fui a buscar te encontré con él y… no me gustó ver
cómo te abrazaba – dijo con la mirada fija en la carretera.

– Mark solo trataba de ayudarme cuando salí del baño me sentí mareada y él se dirigía hacia allá,
me vio sosteniéndome en la pared y se acercó para saber si estaba bien, eso fue todo sabes bien
que yo solo te amo a ti no tienes por qué estar celoso – dije alargando mi mano para acariciar su
rostro.

– No estoy celoso – dijo y yo lo miré enarcando una ceja – bueno tal vez un poco, pero no me
puedes negar que ese tipo siente algo por ti te mira como si quisiera llevarte a la cama.
– Patrick por favor él es solo un amigo y te repito no tienes por qué sentir celos de Mark ni de
nadie – asintió, tomó mi mano, la beso y luego de eso se relajó nuevamente.

– ¿Segura que estas bien? – preguntó por enésima vez cuando entramos en su casa.

Pero ya estaba cansada de responder y solo hice lo que tanto llevaba deseando hacer, me lance a
sus brazos y devoré sus labios con pasión, presionándome contra su cuerpo hasta que nos
separamos en busca de aire, Patrick le daba a Sue los fines de semana libre y la perspectiva de
tener la casa para nosotros solos solo resultaba más excitante.

– Creo que mejor deberías descansar – dijo con la respiración entre cortada pero pese a su
protesta podía sentir su erección creciendo.

– Ya habrá tiempo para descansar ahora solo hay una cosa que deseo hacer – dije antes de besarlo
nuevamente.

Llegamos hasta la sala dando tras pies dejando en el camino varias de nuestras prendas mientras
devorábamos nuestros labios deseosos de más. Llegamos hasta la sala y sin detenerme a pensar
más mis manos fueron directamente hacia su pantalón, desabroché su cinturón para luego
sacárselo de un tirón y lanzarlo al piso, luego el resto de nuestras prendas desapareció por
completo incluyendo mis bragas de encaje negro que quedaron rotas en el piso.

Caímos al enorme sofá blanco y sus manos empezaron a recorrer todo mi cuerpo despertando
cada terminación nerviosa a su paso, su lengua batallaba con la mía hasta que abandono mis
labios y continuó besando mis mejillas y mordiendo suavemente mi mandíbula hasta llegar a mi
cuello.

Envolví mis piernas en su cintura y gemí al sentir su erección presionándose contra mi sexo.

Sus labios continuaron descendiendo hacia mis senos succionando mis endurecidos pezones
alternado su atención a ambos mientras su mano acariciaba mi intimidad aumentando el calor
dentro de mí, gemí cuando dos de sus dedos entraron en mi empujando con fuerza haciéndome
retorcer bajo su cuerpo.

En un fluido movimiento me encontré a horcajadas sobre Patrick mientras él devoraba mis senos y
mi impaciencia por sentirlo dentro de mi crecía a tal punto que no lo soporté más y tomando su
erecto pene lo conduje haca mí y me deslicé sobre él.

Ambos gritamos a la par cuando él colocó sus manos en mis caderas y arqueó las suyas
presionándome contra él con fuerza.

– Eres solo mía – declaró mientras yo solo podía gemir una enredada versión de su nombre.

– Dilo – dijo inmovilizando mis caderas para impedir que siguiera moviéndome sobre él.

– Soy… solo tuya – dije entre jadeos y el gimió al escuchar mi respuesta y me libero para que
pudiera seguir moviéndome en busca de placer mientras él arqueaba sus caderas en cada uno de
mis movimientos haciendo la penetración aún más profunda gimiendo en cada movimiento
mientras el fuego en mi interior crecía cada vez más hasta que finalmente mi cuerpo entero
convulsionó por el orgasmo y arqueó sus caderas sosteniéndome contra él abandonándose al
placer con un varonil gemido.

– Soy solo tuya – le aseguré aun con la respiración entrecortada él sonrió de forma tímida y besé
sus labios suavemente.

Fuimos a la ducha donde nuestros besos se volvieron cada vez más apasionados y cuando fui
consiente estaba recostada contra la pared de la ducha con mis piernas alrededor de su cintura y
Patrick penetrándome bajo el cálido corro de agua proveniente de la ducha.

Pese a los esfuerzos de Mike e Irina por arruinarnos la velada esta noche estaba siendo muy
placentera y por la forma en que Patrick me hacía el amor podía decir que continuaría siéndolo.
Capítulo 21: Sorpresas.

En cuanto desperté estiré mi cuerpo y cada musculo protestó deliciosamente tenso por la maratón
sexual de anoche, miré a Patrick que aun dormía a mi lado, lucía relajado y aún más joven con el
cabello revuelto y su respiración acompasada, nada que ver con el elegante ejecutivo que es en la
oficina.

Miré el reloj y me asombró ver que ya eran las 11 de la mañana así que decidí hacer el desayuno,
me levante intentando no hacer el menor ruido pero cuando lo hice una especie de vértigo me
sacudió y tuve que volverme a sentar sobre la cama.

Después de visitar el baño me encaminé a la cocina y hurgué en el enorme refrigerador hasta dar
con los ingredientes que necesitaba y en poco tiempo ya tenía casi todo listo.

Escuché mi celular sonando en algún lugar de la sala y cuando lo localicé vi el nombre de Mark en
la pantalla pues la noche anterior habíamos intercambiado números.

– Hola hermosa – saludó Mark.

– Hola Mark – contesté mientras volvía a hacer mi camino hacia la cocina.

– Perdón si te desperté se que anoche no estabas bien pero me quedé preocupado por ti y quería
saber cómo te sentías.

– Gracias por preocuparte Mark anoche solo me sentía un poco extraña pero hoy me encuentro
como nueva.

– Si anoche fue una noche muy extraña – concordó algo distraído.


– Bueno días preciosa – dijo Patrick abrazándome por la espalda y besándome en el cuello.

– Buenos días amor – contesté sonrojándome al saber que Mark de seguro nos podía escuchar del
otro lado de la línea.

– Creo que mejor hablamos después – dijo Mark con cierta nota de incomodidad en su voz.

– De acuerdo.

– Andrea… si necesitas algo siempre estaré aquí para ti ¿lo sabes verdad?

– Claro que si – dije y tuve que ahogar un gemido cuando Patrick deslizó su mano bajo mi bata y al
darse cuenta de que no llevaba ropa interior su mano comenzó a provocarme.

– Adiós Andrea – dijo.

– Adiós – dije en un esfuerzo por sonar normal.

– ¿Quién era? – preguntó entre besos.

– Mark – contesté aunque de seguro Patrick ya lo suponía pero igual lo sentí tensarse – estaba
preocupado por lo de anoche y quería saber como me encontraba – añadí rápidamente.

– Que atento de su parte – dijo pero no pudo mantener la tensión fuera de su voz.

Me giré rápidamente, enrede mis brazos en su cuello y me puse de puntillas para besar sus labios
lentamente al principio luego de forma febril.
– Tu eres el único – le dije con la respiración entrecortada y volví a sus labios besándolo de forma
apasionada recorriendo con mi lengua cada centímetro de su boca, mordiendo sus labios
suavemente, dejándole en claro cuanto lo amaba y lo deseaba.

Su respuesta no se hizo esperar y en unos cuantos movimientos me subió en la isla de la cocina y


mi bata era lanzada en el otro extremo de la cocina mientras que nuestros labios continuaban
unidos y nuestras lenguas luchaban la una contra la otra.

Enredé mis piernas alrededor de su cintura atrayéndolo más el me aparto hasta dejarme recostada
sobre la superficie de granito y sus manos cubrieron mis senos masajeándolos, mientras su boca
recorría mi estómago y mi vientre hasta que llego a mi intimidad y el placer me hizo perder la
cordura.

Cuando mi cuerpo no pudo más y me abandoné en el placer del orgasmo que el acababa de
darme, me ayudó a incorporarme y me beso haciéndome probar mi esencia en sus labios, mis
manos acariciaron su espalda desnuda hasta llegar a su cintura y empecé a empujar con mis
manos los pantalones de su pijama mientras el succionaba uno de mis pezones y al sentir que mi
mano acariciaba su miembro, perdió el control y de inmediato me penetró.

– Amo estar dentro de ti – susurró en mi oído mientras yo solo podía gemir con sus profundas
estocadas.

Ambos gemíamos sin control hasta que el placer nos invadió y ambos fuimos sacudidos por un
orgasmo devastador.

Lo abrasé y descanse mi frente en su hombro mientras él me envolvía con sus brazos y me


presionaba en su pecho esperando a que nuestras respiraciones volvieran a su ritmo habitual.

Desayunamos en la terraza era un día precioso y el mar resplandecía bajo la luz del sol que lo
inundaba todo.
– ¿Qué quieres hacer hoy? – preguntó Patrick ayudándome a acomodar los platos en el fregadero.

– No lo se me siento un poco cansada porque no solo nos quedamos en casa y nos relajamos.

– Segura que te sientes bien – dijo tocando mi frente – tal vez deberíamos ver a un médico.

– Estoy bien Patrick es solo que ayer fue un largo día, además podemos ir a la playa un rato, desde
que estoy quedándome aquí jamás te he visto ir a la playa y no entiendo como viviendo en un
lugar como este no sales a disfrutar del sol y el mar.

– De acuerdo haremos lo que tu quieras – dijo atrayéndome a sus brazos y posando sus labios en
mi cabeza.

– Muy bien señorita vaya a buscar su biquini – dijo dándome una nalgada juguetona – hoy
pasaremos el día en la playa.

Hice lo que me pidió y volví en seguida con un traje de baño blanco, nos tomamos de la mano y
salimos corriendo hacia la playa, luego nos tendimos al sol un rato hasta que me tomó en sus
brazos y entramos al agua.

– Patrick – lo reprendí cuando salí del agua luego de que el me dejara caer a propósito, en un
instante me envolvió en sus brazos y me besó de forma lenta y profunda.

– ¿Me creerías si te digo que fue sin querer? – me preguntó sin poder dejar de sonreír.

– Claro que no – dije y luego lo besé de la misma forma en la que él lo había hecho hace un
instante hasta que el empezó a caminar hacia la playa conmigo en sus brazos.
Al llegar me dejó sobre la arena y cubrió mi cuerpo con el suyo mientras su lengua exploraba cada
rincón de mi boca logrando que cada terminación nerviosa de mi cuerpo comenzara a arder por
completo y de inmediato empecé a desear que volvamos al interior de la casa.

Sin pensarlo enredé una de mis piernas alrededor de su cintura, él empezó acariciar mi muslo
presionando más su erección contra mi intimidad pero entonces la voz de Nessie nos sacó de
nuestra burbuja personal.

– ¡Oh por Dios mis castos ojos! – exclamó.

– Creo que me gustaría creer eso – dijo Patrick lanzándole una mirada exasperada pues llegaba de
la mano de Jacob.

– Lo siento no queríamos interrumpir – se disculpó Jacob.

– No te preocupes, porque mejor no vamos a la piscina y tomamos algo – propuse y todos


aceptaron. Nessie y Jacob se pusieron sus trajes de baño y luego nosotras fuimos juntas a preparar
piñas coladas las cuales bebimos con los chicos junto a la piscina.

Los chicos nos lanzaron a la piscina y luego todos chapoteamos como niños.

En mitad de la tarde preparamos ensalada de atún y comimos en una de las mesas junto a la
piscina.

La tarde transcurrió rápidamente y de forma entretenida, riendo sin parar por las ocurrencias de
Jacob, luego Nessie propuso ir a la playa para ver la caída del sol y todos concordamos con ella.

– Adelántense yo los alcanzaré enseguida.


– ¿Estas bien? – preguntó Patrick mientras Jacob y Nessie seguían su camino hacia la playa.

– Si solo voy necesito ir al baño – le expliqué.

– De acuerdo – dijo y besó mi frente antes de seguir a los chicos.

No mentí al decir que iba al baño pero en realidad mi objetivo era el pepto-bismol del botiquín
porque mi estómago estaba muy revuelto, por supuesto no le diría esto a Patrick para no
preocuparlo pero si seguía así tendría que ser una buena chica e ir al médico.

Encontré el medicamento lo ingerí y lo bebí rogando porque mi malestar estomacal desapareciera


porque odio los hospitales, las agujas, los médicos y como siguiera así terminaría en el consultorio
de uno.

Procuré regresar rápido pero cuando salí encontré a una hermosa joven de cabello castaño claro
con un gran vientre de embarazo tomando el sol en una tumbona junto a la piscina y de inmediato
supe que se trataba de Claire la esposa de Quil.

– Hola – dije y de inmediato se sobresaltó.

– Lo siento no quería asustarte – me apresuré a decir – Claire ¿verdad?

– No te preocupes es solo que últimamente estoy cansada y distraída todo el tiempo – dijo
acariciando su vientre – y tu debes ser Andrina la mujer que al fin logró conquistar a Patrick.

– Soy Andrea – dije completamente ruborizada – parece que ya no falta mucho para que nazca.

– Solo unas cuantas semanas más por suerte – dijo sonriendo.


– Debes estar impaciente.

– Si lo estoy muero por conocerlo y tenerlo entre mis brazos además hoy por hoy me siento
demasiado pesada y mis pies me están matando.

– ¿Sabes si va a ser un niño o una niña? – No, quisimos que fuera una sorpresa, no puedo creer
que ya este por nacer parece que fue ayer cuando me enteré de que estaba embarazada.

– Quil debió estar muy feliz cuando lo supo – comenté.

– Pues si, después del shock inicial – dijo sonriendo – yo estaba tomando anticonceptivos, así que
cuando los malestares empezaron pensé que tenía un virus estomacal o algo así jamás pensé que
se tratara de un embarazo.

– Andrea… ah hola Claire – dijo Patrick que venía llegando en ese momento y la saludo con un
beso en la mejilla – veo que Sue ya llego.

– Si así es pero salió con Quil a comprar algunas cosas y yo preferí esperarlos aquí, espero que no
les moleste – dijo con gesto de disculpa.

– Claro que no Claire siéntete en tu casa – dijo Patrick.

– Veo que ya conociste a mi futura esposa – dijo tomándome por la cintura y me dio un corto beso
en los labios – lamento interrumpirlas pero Nessie dice que vuelvas o te perderás la mejor parte.

– De acuerdo ¿quieres acompañarnos Claire?


– Gracias pero creo que prefiero quedarme aquí y descansar un rato – ambos nos despedimos y
fuimos hacia la playa.

Mientras Jacob y Nessie jugueteaban riendo en la orilla Patrick y yo nos sentamos en la arena con
mi espalda apoyada en el pecho de Patrick y sus brazos rodeando mi cuerpo.

– Te amo – susurró Patrick en mi oído – eres lo mejor que me ha pasado.

– Yo también te amo – dije y luego bese su cuello – te amo tanto que a veces me da miedo amarte
así, porque si te perdiera…

– No tienes nada que temer estoy aquí para ti y así será mientras viva, estoy muy agradecido con
Ángela por dejarte haciendo su trabajo y regalarme ese hermoso espectáculo en la sala de juntas –
dijo riendo.

– ¡Patrick!... – lo regañé.

– Hasta con el ascensor por averiarse y dejarme pasar la noche contigo – continuó y no pude evitar
sonreír con aquellos recuerdos.

– Esto es hermoso – dije señalando el horizonte con el sol cayendo, arrancando destellos del mar y
el cielo tiñéndose en una infinidad de tonos.

– No lo creo porque en este preciso instante estoy teniendo la visión más bella del mundo – dijo
mirándome y no pude evitar besar sus labios profundamente disfrutando de su sabor y su calidez.
***************

– Despierta preciosa – susurró Patrick en mi oído y cuando abrí los ojos lo vi completamente
arreglado con un traje negro sin corbata, el cabello hacia atrás y oliendo delicioso.

– ¿Qué hora es? – dije incorporándome rápidamente y el mismo vértigo del día anterior me lanzó
de vuelta a la almohada.

– Wow… ¿Estas bien? – preguntó Patrick.

– Si solo me levanté demasiado rápido.

– Tranquila aún es muy temprano para ti pero yo ya debo irme porque tengo un desayuno de
trabajo y tengo que pasar a recoger unos papeles por la oficina antes – dijo acariciando mi mejilla.

– Pues que tengas un buen día entonces – dije atrayéndolo hasta juntar nuestros labios.

– Quil te llevará al trabajo – dijo Patrick en cuanto nos separamos.

– De acuerdo.

– Me tengo que ir – dijo y beso nuevamente mis labios.

– Te amo – susurre.

– Y yo te amo a ti – respondió sonriendo y me lanzó un último beso antes de salir de la habitación.


Después de quedarme por 20 minutos más en la cama abrazada a la almohada de Patrick
aspirando su aroma me levanté, me duché y me vestí con unos pantalones negros de vestir, una
blusa roja de botones sin mangas de seda y unos tacones negros.

Me maquillé ligeramente y recogí mi cabello en una coleta antes de bajar a desayunar.

– Hola Sue – la salude mientras me sentaba a desayunar.

– Buenos días Andrea – dijo poniendo delante de mí un plato con pan tostado y huevos revueltos.

– Gracias Sue.

– De nada querida ¿quieres café o jugo? – dijo mientras servía una taza de café pero el olor me
revolvió el estómago así que preferí tomar jugo de naranja y por más que luché contra mi
estómago no pude terminar mi desayuno.

En cuanto me levante de mi lugar ante la mirada reprobatoria de Sue que alegaba que no estaba
bien irme al trabajo prácticamente sin desayunar, me despedí de ella con un beso en la mejilla y
salí disparada hasta donde Quil me esperaba.

– Hola desconocida – dijo Á

ngela dejando un cappuccino en sobre mi escritorio.

– Hola Ángela – dije poniéndome de pie y nos saludamos con un abrazo.

– ¿Cómo te fue con Ben? – pregunté sabiendo que ella y Ben pasarían el fin de semana en la finca
de sus tíos.
– No pudimos salir de la ciudad hubo una emergencia en la oficina y su jefe lo hizo trabajar el
sábado e incluso llevó trabajo a casa – dijo con una sonrisa brillante.

– Ok… ¿entonces por qué estás tan feliz? – pregunté confusa.

– Porque mientras estaba sola en nuestro departamento decidí limpiar un poco y encontré una
pequeña cajita de terciopelo escondida en su armario – dijo dando saltitos.

– ¡Nooo!…

– Siiiiii… era un anillo de compromiso.

– De seguro por eso quería llevarte fuera de la ciudad y proponértelo.

– Si, y esta mañana me dijo que para compensarme lo del fin de

semana me tenía una sorpresa muy especial preparada esta noche y estoy muy nerviosa no se
como he logrado controlarme en frente de él hasta ahora – dijo al borde de la histeria.

– Tranquila todo va a salir bien.

– Eso espero y me voy porque tengo mucho trabajo que hacer si quiero salir temprano.

– De acuerdo amiga y felicidades – le dije aunque ella ya iba camino a los ascensores dando
saltitos.
Cuando volví a mi escritorio encendí mi computadora y tome un sorbo del cappuccino que Ángela
me había traído pero el sabor hizo que mi estómago se revolviera por completo y aunque respiré
profundamente para controlar las náuseas fue inútil y salí corriendo al baño donde devolví todo lo
que había desayunado, luego me lave la manos, la cara y enjuagué mi boca.

Al volver a mi escritorio ya me sentía mejor y por suerte el malestar no regresó en todo el día pero
empezaba a preocuparme.

– Hola amor – dije cuando mi celular sonó y vi que era Patrick.

– Hola preciosa ¿ya estas por salir?

– Si estoy apagando la computadora ¿tú ya estás listo?

– Lo siento cielo pero tengo algunas cosas d último minuto que arreglar y Jake se quedará a
ayudarme pero Quil está esperando por ti para llevarte a casa.

– De acuerdo, pero siento que hoy a penas y te he visto.

– Lo siento cielo pero te prometo que trataré de llegar temprano.

– Está bien – dije resignada – te amo.

– Y yo te amo a ti preciosa – dijo antes de colgar.

Hoy Patrick había tenido mucho trabajo solo nos habíamos visto cuando se despidió en la mañana
y un corto momento antes de que el saliera para una junta al otro lado de la ciudad de manera
que no pudimos almorzar juntos y ya lo estaba extrañando mucho toda esta apretada agenda suya
me hacía desear cerrar los ojos, volver a Londres con su familia y tener de vuelta al Patrick relajado
y no al elegante empresario.

– Hola Quil – lo saludé al salir.

– Hola señorita Swan – dijo abriendo la puerta del auto para mi.

– Gracias Quil – dije entrando – pero no se cuántas veces tendré que pedirte que me llames
Andrea.

– Creo que no las suficientes – dijo sonriendo.

– ¿Y como está Claire?

– Bien aunque quejándose de sentirse cada día más pesada – dijo y era un hecho que al hablar de
ella se le iluminaba el rostro.

– Si ayer me lo comentó y hablamos un poco sobre su sorpresivo embarazo.

– Si fue una sorpresa para ambos – dijo Quil.

Y en cuanto él pronunció esas palabras recordé la conversación con Claire “Yo estaba tomando
anticonceptivos así que cuando los síntomas empezaron pensé que era un virus estomacal o algo
así jamás pensé que se tratara de un embarazo” Yo tenía los mismos síntomas y también había
estado tomando anticonceptivos.

No… de seguro Clare olvidó alguna de sus píldoras y yo las había tomado siempre sin falta incluso
había tenido la regla este mes durante solo un día pero no era la primera vez que eso me ocurría y
entonces la realidad me golpeó.
La noche en la que nos quedamos atrapados en la cabaña de caza a causa de la tormenta, esa
noche no había tomado mi píldora.

– No puede ser – murmuré y sentí como la sangre se drenaba de mi rostro.

– ¿Se siente bien señorita Swan? – dijo Quil mirándome por el espejo retrovisor.

– Si es solo que olvidé comprar algo puedes detenerte en la siguiente farmacia. Quil asintió y luego
de conducir por un par de calles más se detuvo frente a una farmacia.

– No tardo – dije y entré en la farmacia caminando por los pasillos de forma ausente dejando que
mi cuerpo obrara de manera automática, por suerte solo había una persona en la caja así que
pague y de inmediato estuve de vuelta en el auto.

– ¿Lista? – preguntó Quil.

Yo solo asentí en la cabeza mientras me preguntaba si estaba lista para esto.

Cuando llegamos a casa Patrick me despedí de Quil y fui directamente hasta nuestra habitación y
saqué la prueba de embarazo de la bolsa de la farmacia.

Definitivamente no podía hacerlo estaba demasiado nerviosa necesitaba un poco de aire así que
me quité la ropa que traía puesta y la reemplace por unos shorts, un top beige y una balerinas del
mismo color, llegue hasta la playa y me quité los zapatos para caminar descalza por un rato
pensando en cuál sería el resultado y que haría si el resultado era positivo y sobre todo que diría
Patrick.
Finalmente me obligue a entrar a la casa para hacer la bendita prueba para así terminar con la
incertidumbre, después de leer y releer las instrucciones al fin la hice y coloqué el test sobre el
lavamanos esperando por el resultado.

Me senté sobre la tapa del inodoro sin poder pensar en nada más que en lo lento que transcurrían
los segundos y cuando al fin se cumplió el tiempo indicado en las instrucciones necesité reunir
todo mi valor para ver el resultado de la prueba.

Y allí estaban dos pequeñas líneas color de rosa que cambiaban todos mis planes en un futuro
próximo, estaba congelada con aquella prueba entre mis manos, levante mi mirada hacia el espejo
y vi mi reflejo lucía aún más pálida de lo normal.

Deje la prueba sobre el mesón del lavamanos y no pude evitar levantarme el top para ver mi
vientre aun plano en el espejo buscando algún indicio de crecimiento y aceptando al fin que una
vida crecía dentro de mí.

De inmediato el miedo remitió dando paso a una mezcla de ternura y emoción un bebé fruto del
amor que había nacido entre Patrick y yo crecía dentro de mi aún estaba muy nerviosa pero el
miedo se había ido.

– Andrea – llamó Sue del otro lado de la puerta y yo di un salto antes de responderle.

– Si dime Sue - traté de responder con normalidad.

– La señora Esther está al teléfono y quiere hablar contigo.

– De acuerdo Sue salgo en un segundo.

Me guarde la prueba de embarazo en el bolsillo lateral de mis shorts, fui hasta la cama y tomé el
teléfono, había estado tan distraída que no lo había escuchado sonar.
– Hola Esther – contesté.

– Hola cielo ¿Cómo estás? – pregunto de forma maternal y por un segundo me sentí al descubierto
y tuve que recordarme a mí misma que no había manera de que ella supiese de mi embarazo.

– Muy bien Esther.

– ¿Estas segura? Te noto algo extraña ¿Patrick está contigo? – dijo y casi podía verla frunciendo el
ceño con preocupación, por un momento considere decírselo y preguntarle cuál creía q sería la
reacción de Patrick pero lo mejor era que él fuera el primero en saberlo.

– Claro que si Esther solo estoy algo cansada hace poco que llegue de la oficina y Patrick aun esta
allá resolviendo algunos asuntos pendientes – mentí.

– Oh cielo… debes tratar de descansar un poco y también Patrick en fin yo solo te llamaba para
decirte que la próxima semana Carlisle y yo estaremos en Los Ángeles él tiene que resolver
algunos asuntos con sus socios y yo voy a ir a organizar algunas cosas sobre la boda.

– Eso es genial Esther nos dará mucho gusto verlos ya sabes que respecto a la boda tienes carta
blanca confío en tu buen gusto – le aseguré y en verdad era así pues ya habíamos hablado sobre el
número de invitados y que no queríamos nada demasiado grande así que lo demás se lo dejaría a
ella.

– De acuerdo cielo te volveré a llamar para decirte que día viajaremos, no puedo creer que mi
bebé vaya a casarse al fin gracias por hacerlo tan feliz Andrea.

– Creo que las cosas son al revés – dije y oí su risa al otro lado de la línea.
– Cuídate mucho y dale mis saludos a mi hijo

– Ok lo haré.

– Nos vemos pronto cielo, te quiero mucho.

– Yo también te quiero mucho – dije y me quede sonriendo por las atenciones de mi encantadora
suegra cuando colgué el teléfono.

– Vaya me gustaría saber con quién hablabas para saber a quién quieres tanto que te deja con una
sonrisa en el rostro al escuchar su voz – dijo Patrick con rudeza de pie en la puerta, al principio
pensé que estaba jugando pero al ver su rostro me di cuenta de que algo andaba mal.

– Solo hablaba con tu mamá Patrick ¿Qué te pasa? ¿Por qué hablas así? – pregunté desconcertada.

– ¿Quieres saber que me pasa? – preguntó con acritud.

– Por supuesto.

– Esto es lo que me pasa – dijo arrojando sobre la cama un sobre manila, de inmediato tome el
sobre y lo abrí sin la más mínima idea de que encontraría y al abrirlo y ver su contenido me quedé
sin aliento.

Tres fotos de gran tamaño en las que aparecía besando a Mark cada foto con una toma más
cerrada de la misma fotografía que claramente habían sido sacadas en la fiesta del hotel ¿pero
cómo? La primera y última vez que besé a Mark éramos adolescentes pero entonces recordé a
Mike besándome en los baños.

– ¿Cuándo pensabas decirme la verdad? – gritó Patrick sacándome de mi letargo.


– Esto es un error Patrick no puedes creer que yo te haría algo así fue Mike el me besó en el baño
no Mark y si preferí no decirte nada fue para que no te pelearas con él, seguro fue él quien armó
todo esto.

– Andrea una imagen habla más que mil palabras ¿Acaso me lo ibas a decir un día antes de la
boda? – dijo mirándome con sus ojos verdes destellando con furia.

– No puedo creer que hayas dicho eso, yo no soy Josette – grité invadida por la ira.

– Pues estas siguiendo sus pasos a la perfección.

– Patrick mírame a los ojos y dime si en verdad eliges creerle a quien sea que te entregó esas fotos
en vez de creerme a mi – dije y él prefirió darme la espalda y fijar su mirada en el océano.

– Patrick por favor habla conmigo – dije con mis ojos llenándose de lágrimas, pero no obtuve
respuesta alguna.

– De acuerdo. Será como tú quieras, pero quiero que sepas que me lastimas al desconfiar de mí y
aún más al compararme con Josette, así que cuando te des cuenta de tu error espero que no me
busques porque no quiero volver a verte – dije quitándome el anillo de compromiso que me había
obsequiado y luego lo lancé sobre la cama tome mi celular que estaba sobre la mesita de noche y
salí corriendo de allí.

Al salir de la casa corrí por varias hasta que tuve que parar en busca de aire, mientras mi mente
confusa seguía procesando lo que acababa de ocurrir acababa de enterarme que estaba
embarazada y casi al mismo tiempo el hombre que amo me acusaba de serle infiel con mi mejor
amigo.

Me maldije a mí misma por no haber buscado mi cartera antes de salir ahora estaba sola con nada
más que mi teléfono.
Busqué el número de Ángela y cuando estaba a punto de presionar la tecla de llamada me detuve
recordando su cita con Ben, no podía arruinar su gran día así que me decidí por otro número.

– Hola hermosa – dijo la cálida voz de Mark casi podía verlo sonriendo del otro lado de la línea.

– Por favor… podrías… venir por mí – dije entre sollozos.

– ¿Estas bien Andrea? – dijo ahora con la preocupación marcando su voz.

– Por favor no me hagas preguntas ahora solo ven por mi.

Le di la dirección y él estuvo allí en tiempo record, en cuanto me vio se bajó de su auto, llegó
corriendo hasta mi y me envolvió en sus brazos.

– Solo sácame de aquí por favor – dije contra su cuello el me llevó abrazada hasta su auto, abrió la
puerta para mi, entré y cuando él estuvo frente al volante me alejo de allí en su auto sin hacer una
sola pregunta tal y como se lo había pedido.
Capítulo 22: Te Necesito.

– Gracias – dije tomando el pañuelo que Mark me ofrecía con mis dedos temblorosos.

– De nada ¿A dónde quieres que te lleve? – preguntó Mark intentando sonar casual pero su voz
estaba cargada de ansiedad ante mis incesantes lágrimas.

– A mi apartamento queda en… ¡maldición! – exclamé recordando que no traía nada más que mi
celular y las llaves de mi apartamento estaban en un bolso dentro del enorme armario de Patrick.

– ¿Qué ocurre? – preguntó Mark frunciendo el ceño.

– Es que deje mis llaves y la única copia la tiene Ángela.

– Tranquila hermosa solo llámala, pregúntale donde está y pasaremos a recogerla – dijo Mark
queriendo tranquilizarme.

– Es que sé muy bien donde está Ángela... bueno no lo sé con exactitud pero sé que está con Ben y
él le propondrá matrimonio esta noche así que no quiero interrumpirla y arruinar su gran noche
con mis problemas – dije tomando una gran bocanada de aire para calmarme.

– Pues entonces ven conmigo a mi apartamento te das un baño te relajas un poco, duermes y en la
mañana podrás llamar a Ángela – dijo sonriéndome dulcemente.

– Ese parece un buen plan – dije intentando corresponder a su sonrisa pero solo salió una mueca
nada convincente y vi como sus ojos se arrugaban con preocupación pero pese a eso no me hizo
pregunta alguna.
Mark dejo su Lamborghini en su plaza del parking y me condujo al ascensor y este nos llevo hasta
el último piso.

– Wow – exclamé cuando entramos a su pent-house.

– Lo se es un cambio agradable en Forks cortaba el césped y trabajaba un par de hora en la


biblioteca – dijo sonriendo y yo intenté sonreírle también pero era como si mis labios no me
obedecieran.

– ¿Estas bien? – solo agite la cabeza afirmativamente pues no confiando mucho en mi voz.

– Ven creo que necesitas sentarte un momento – me condujo hacia un gran sofá de cuero marrón,
sirvió dos copas de vino blanco y tomé un gran sorbo antes de recordar la prueba de embarazo
que tenía aun en mi bolsillo y de inmediato me sentí culpable por no estar cuidando bien de mi
bebé sobre todo después de lo ocurrido con su padre.

– He tratado de no preguntar pero no tolero verte así – dijo Mark y durante un momento pensé en
decirle que no quería hablar de ello pero después de todo él estaba implicado directa o
indirectamente en este asunto.

– Lo siento Mark es solo que tuve una discusión con Patrick y… – tuve que tragar el nudo de
emociones en mi garganta que me impedía hablar – piensa que tu y yo tenemos un romance.

– ¿Que? Acaso está loco tu jamás le harías eso ¿acaso no se ha dado cuenta aun de la maravillosa
mujer que tiene a su lado? – exclamó enojado.

– Tiene fotos – dije en un susurro.

– ¿Fotos de quien? – preguntó confundido.


– No me preguntes como pero alguien le dio unas fotos en las que tu y yo aparecemos
besándonos.

– ¿Qué?... eso es imp… – dijo dejando la frase sin concluir con la mirada en blanco, esa mirada que
yo conocía bien y que significaba que algo se le había ocurrido.

– Ok conozco esa mirada que pasa por tu mente – dije agitando mi mano frente a su rostro.

– La rubia… – dijo aun con gesto ausente.

– ¿A que te refieres?

– Un rato después de que Patrick y tú se fueron de la fiesta porque te sentías mal fui al baño y una
rubia entro detrás de mí y solamente me beso sin decir nada.

– ¿Como era ella? – pregunté aunque ya sabía la respuesta.

– Era una joven rubia, delgada, llevaba el cabello suelto y un vestido rojo, solo me besó me sonrió
y salió del baño, luego traté de buscarla pero no la encontré.

– ¡Maldita Irina! – grité – claro que no la encontraste ya había obtenido lo que necesitaba – dije
levantándome y caminando de un lado a otro.

– ¿Ahora me vas a explicar quién es ella y que es lo que está pasando? – dijo Mark.

– Irina es una ex de Patrick que no se resigna a que lo suyo ya se acabó y ahora encontró la forma
de fastidiarnos, el hombre que la acompañaba me abordó en el baño y me besó a la fuerza lo
golpee y salí corriendo por eso estaba tan alterada cuando me encontraste, de seguro Irina nos vio
bailando y se dio cuenta de que Patrick me habría creído si le decía lo ocurrido porque él conoce
muy bien a Mike pero si eras tú el que aparecía en las fotos tendría la oportunidad de hacer dudar
a Patrick así que te incluyó en sus planes y consiguieron a alguien para que hiciera un montaje con
ambas fotografías – dije y no pude evitar que mi voz se quebrara pues en mi interior el dolor crecía
y crecía.

Mark me atrajo a sus brazos y me presionó contra su pecho dejando que llorara libremente
mientras el solamente me abrazaba y besaba mi cabello hasta que me cansé.

– Lo lamento – dije en cuanto fui capaz de articular las palabras – no debí llamarte y hacer que me
veas en este estado pero no sabía a quien mas llamar.

– No te disculpes me alegra que me llamaras no me gusta verte llorar pero te prefiero aquí
conmigo que llorando sola en cualquier otro lado – dijo acariciando mi mejilla.

Cuando levanté la mirada nuestros labios estaban a tan solo unos pocos centímetros, podía sentir
su cálido aliento su mano acarició mi mejilla y su rostro comenzó a acortar la distancia. Moví
levemente mi rostro de manera que sus labios solo besaron la comisura de los míos.

– Lo siento no debí – dijo con pesar.

– Esta bien, es mi culpa no debí haber venido aquí después de lo que me dijiste en la fiesta del
sábado – dije sintiéndome culpable.

– No digas eso Andrea tu y yo somos amigos y sin importar que no correspondas a mis
sentimientos estaré allí siempre que me necesites, solo fue un impulso creo que ahora necesitas
comer algo y descansar.

– Gracias pero no tengo hambre – dije pues mi estómago estaba hecho nudos.
– Si no puedo convencerte entonces te voy a mostrar la habitación de invitados – dijo tomando mi
mano y me condujo hasta la habitación de invitados.

– Descansa – dijo besándome en la frente y me dejo sola frente a la puerta. Entré y encendí la luz,
iluminando la lujosa habitación blanca decorada con muebles en tonos beige y marrón pero no
estaba de humor para apreciarla de manera que me dirigí al baño.

Al estar frente al espejo sobre el lavamanos doble y ver mi penoso reflejo no pude evitar
desmoronarme, ahora estaba sola y al fin me permití llorar como deseaba hacerlo sollozando con
fuerza y derrumbándome en el piso.

¿Patrick como reaccionarias si supieras que vas a ser padre? Tal vez debería decírselo mañana,
pero está tan enojado por lo de las fotos y me niego a decírselo en este momento solo pensaría
que estoy usando mi embarazo para manipularlo, además no soportaría que dude de que este
bebé es suyo o que me vuelva a comparar con Jessica, aun no se si se pueda perdonarle que haya
dudado así de mi.

Mi lado mas racional en cambio me hace ver el hecho de que ya una vez confió en una mujer y ella
lo traicionó exponiéndolo públicamente al dejarlo poco antes de una boda a la que estaba invitaba
la crema innata de la sociedad londinense es natural que al ver esas fotos haya dudado yo también
lo habría hecho, lo que me dolía en verdad es que no me haya querido escuchar que aunque le
expliqué lo que había ocurrido en realidad no me haya otorgado ni tan siquiera el beneficio de la
duda.

¿A quien engaño? Lo necesito, aun después como se comportó lo necesito pero ¿que puedo
hacer? no me quiere escuchar y después de sus duras palabras yo no iba a insistir solo me
quedaba esperar a que entrara en razón.

***************
– Gracias por esto Mark – dije señalando mi nuevo vestido zapatos y bolso que él me había llevado
a comprar ya que no tenía nada que usar para el trabajo – te prometo que te lo pagaré.

– No digas tonterías y ve a trabajar – dijo con una brillante sonrisa.

– Adiós.

– Adiós y llámame si necesitas que venga por ti para llevarte a casa.

– Lo mas seguro es que me lleve Ángela en la mañana le envié un texto diciéndole que me lleve la
llave que ella conserva, pero si te necesito te prometo que te llamo.

– De acuerdo – dijo antes de arrancar su auto.

Ya me había ocupado de los correos de mi jefa y de todos sus pendientes de manera que mi única
tarea era contestar el teléfono, no había sabido nada de Patrick y aunque estuviera muy enojada
con él lo extrañaba mucho.

Era una mañana bastante tranquila en la oficina lo que era poco conveniente para mi pues la falta
trabajo solo me dejaba más tiempo libre para pensar.

Fantaseaba con el aroma de las rosas y la velas en la cabaña de caza en la que Patrick me pidió que
fuera su esposa, con sus caricias, con que le decía que tendríamos un bebé y el sonreía y me
besaba con pasión, besaba mi vientre y empezaba a susurrarle palabras dulces a nuestro pequeño.

– Hola, hola – dijo Ángela poniendo la llave de mi apartamento y un late en mi escritorio con una
brillante sonrisa que se desvaneció en cuanto levanté la mirada.

– ¿Que ocurre Andrea? Mi jefe no ha venido a trabajar hoy y ahora te veo y algo en tu expresión
me dice q no eres la misma de ayer ¿Qué pasó?
– Te prometo que te lo contaré todo después Ángela pero en este momento no puedo hablar –
dije tragando el nudo que se estaba formando en mi garganta.

– De acuerdo yo tengo que volver a mi trabajo pero tenemos que hablar – yo solo asentí no quería
hablar sobre lo ocurrido con Patrick y menos en la oficina o me derrumbaría.

Bebí un largo sorbo de late y allí estaba otra vez esa sensación en mi estómago y salí al baño
rápidamente, apenas y logré llegar, las nauseas eran espantosas y aunque mi estómago ya estaba
vació los espasmos no cesaban, definitivamente el café debía quedar fuera de mi dieta. Me puse
de pie aunque mis piernas se sentían temblorosas, tenía la frente cubierta de sudor y mi aspecto
de seguro era lamentable.

– ¿Andrea estas bien? – dijo mi jefa saliendo de uno de los cubículos yo ni siquiera la había
escuchado entrar.

– ¿Eras tu la que vomitaba? – preguntó preocupada.

– Si estoy bien gracias – dije como pude y fui hasta los lavamanos para enjuagar mi boca.

– Estas muy pálida creo que lo mejor será que te vayas a casa es mas tómate un par de días libres
si lo necesitas no te ves nada bien – dijo examinando mi rostro.

– Se lo agradezco mucho y creo que esta vez le tomaré la palabra y aprovecharé para visitar al
médico – dije pensando en que ya era hora de que empezara a cuidar de mi bebé y tuviera mi
primera cita con mi ginecóloga.

Salí de la oficina, tome un taxi hasta mi apartamento y al entrar lo primero que hice fue quitarme
los zapatos, le envié un texto a Ángela diciéndole que me había sentido mal y había vuelto a casa,
luego fui hasta mi habitación me quité el vestido y me lancé a la cama en ropa interior.
Unos golpes en la puerta me sobresaltaron por lo visto me había quedado dormida, me envolví en
mi bata y salí rápidamente.

– Vaya pinta la que tienes – dijo Ángela en cuanto abrí la puerta.

– Te traje algo de comer – dijo dejando una bolsa con el logo de nuestro restaurante de comida
china favorito sobre la mesa.

– Gracias Angie, soy una muy mala amiga ¿como te fue anoche con Ben? – de inmediato una
enorme sonrisa se dibujó en su rostro y extendió su mano hacia mi para mostrarme su anillo de
compromiso.

– Es hermoso, tienes que contármelo todo – dije mientras me sentaba a la mesa y ella imitaba mi
acción.

– Me llevó a un restaurante muy lujoso y se arrodilló allí frente a todo el mundo y me pidió que me
casara con él – dijo soltando un grito de emoción.

– Me alegro mucho por ti amiga mereces ser muy muy feliz con el hombre que amas.

– Y lo soy pero no tengo mucho tiempo y ahora me vas a contar que es lo que está pasando entre
mi jefe y tu – dijo mientras sacaba la comida de la bolsa – y no me digas que nada porque tu no te
pones así por nada y mi jefe no había faltado al trabajo sin un motivo importante nunca.

Respiré profundo antes de empezar mi relato contándole paso a paso lo que había ocurrido la
noche de la fiesta y lo ocurrido el día anterior solo guardándome la noticia de mi embarazo.

– No lo puedo creer así que la maldita de Irina lo consiguió – dijo exasperada.


– Si lo logró, él prefirió creerle a ella que a mi – dije limpiando las lagrimas que empezaban a
correr por mi rostro.

– Ok no quiero defenderlo pero talvez el hecho de que su novia de la juventud lo hay plantado
prácticamente frente al altar porque se acostaba con su peor enemigo tenga algo que ver con el
hecho de que al ver las fotos automáticamente pensara que era cierto – dijo enarcando una ceja.

– Y tu punto es… – dije recogiendo todo de la mesa.

– ¿Que harás si entra en razón y te pide perdón? Ustedes se aman deberían hablarlo.

– Por como se comportó ayer no creo que vaya a entrar en razón muy pronto – dije mientras hacía
mi camino hasta el bote de basura en la cocina.

– Pues yo creo que ya entró en razón – dijo Ángela corriendo hacia mí, manteniendo mi celular en
alto.

Lo había dejado en vibración y el nombre de Patrick y su foto iluminaban la pantalla, la foto que le
había tomado mientras estábamos en Londres, él sonriendo relajado con un jersey azul y el
Támesis a sus espaldas en uno de nuestros tantos paseos por la ciudad, todo un contraste con el
hombre enojado de ayer.

Esa llamada significaba que estaba dispuesto a hablar pero también recordaba haberle dicho
cuanto me lastimaba y que si no me escuchaba cuando se diera cuenta de su error no quería que
me buscara.

– ¿Vas a contestar o no? – dijo Ángela sacándome de mis pensamientos.

Tomé el teléfono de las manos de Ángela, rechacé la llamada y luego lo apagué.


– ¿Eso quiere decir que no aceptarás sus disculpas? – preguntó Ángela en voz baja.

– No, eso quiere decir que no se lo voy a poner fácil, lo haré sufrir un poco – dije sonriendo
esperanzada de que todo se arreglaría pero lo haría pagar lo que me había hecho pasar desde
ayer.

Patrick (POV)

– Patrick… ¿pero que demonios pasó aquí? – escuché la voz de Jake a lo lejos.

– Patrick – repitió ahora sacudiendo mis hombros haciendo que despertara por completo
sintiendo el dolor taladrando en mi cabeza y la luz lastimando mis ojos.

– ¿Me quieres explicar que es lo que te pasa? – dijo entre molesto y preocupado recogiendo una
botella vacía de bourbon y todo lo que había lanzado en el piso de mi despacho.

– ¿Dormiste aquí? – preguntó prestándole mas atención a mi aspecto.

– ¿Que te hace pensar eso? – dije de forma sarcástica incorporándome en el sofá. – Ya deja de
hacerte el gracioso y dime que es lo que te pasó anoche.

– Pasa que todas las mujeres son iguales – le respondí sin poder dejar la amargura fuera de mi voz.

– ¿A que te refieres? ¿Dónde está Andrea? – dijo mirando a su alrededor.


– No vuelvas a hablarme de ella – dije con brusquedad.

– Ya basta Patrick no se que es lo que pasó entre ustedes pero tu y yo sabemos que Andrea es lo
mejor que pudo ocurrirte en mucho tiempo.

– Me engaño eso es lo que pasó, tiene una aventura con el tal Mark al parecer eran novios en la
adolescencia o algo así debes haber visto como la miraba en la fiesta del sábado la devoraba con la
mirada me di cuenta enseguida pero quise confiar en ella, que estúpido fui ¿no? ni siquiera lo
disimulaba – dije exasperado por su insistencia en defenderla.

– Discúlpame Patrick, pero me resulta muy difícil de creer Andrea no parece ese tipo de chica.

– Pues lo es – dije tomando el sobre que estaba también en el piso y que había visto una y otra vez
la noche anterior deseando con todas mis fuerzas que cuando volviese a ver aquellas fotos no
fuese su rostro el que apareciera besando a otro hombre, mire a Jacob y vi la incredulidad en su
rostro, el tampoco podría creer que ella me hubiera hecho algo así.

– ¿Que te dijo ella sobre esto? – preguntó en voz baja aun con la mirada fija en las fotos.

– Lo único que hizo fue negarlo todo, se hizo la victima, dijo que no la buscara más y lanzo el anillo
de compromiso sobre la cama – dije sirviéndome una copa.

– Y por un minuto te detuviste a pensar que talvez ella te estaba diciendo la verdad – dijo Jake
quitándome la copa antes de que me la llevara a los labios.

– Creo que es mas que evidente o no te basta con que tenga pruebas de su infidelidad – contesté
irritado.
– Amigo no quiero contradecirte en todo pero tampoco quiero que te equivoques en esto, estas
fotos pudieron ser tomadas por alguien mal intencionado, tal vez el la besó pero eso no quiere
decir que ella haya estado de acuerdo, ni tu ni yo sabemos que paso antes y después de esta foto
– dijo Jacob y desee creer en que todo esto había sido un malentendido pero seguir creyendo en
ella y albergar esperanzas de que todo esto era un engaño sería aun mas doloroso cuando tenga
que enfrentar la realidad.

– Bueno para empezar ¿Cómo obtuviste las fotos? – preguntó aun examinándolas.

– Ayer encontré a Irina al salir de la oficina, me entregó el sobre y dijo que las había rescatado de
alguien de la prensa a quien tuvo que sobornar para que mi imagen no se viera perjudica si estas
fotos salían a la luz pública.

– ¡Acaso estas loco!... ¿De entre todas las personas crees que de repente Irina cambio y tiene un
corazón de oro? Pues déjame decirte que la verdadera Irina habría pagado para que esas fotos
salieran en todos lo periódicos para que te enteraras de la peor manera, odiaras a Bella y entonces
ella llegaría a ofrecerte consuelo – dijo exasperado.

– Vamos amigo siempre te he considerado un hombre inteligente. Si Irina te las entregó es porque
te está manipulando para que odies a Andrea y ella quede como heroína de esta historia – insistió
haciéndome dudar de lo que hasta ahora creía cierto.

– Ella me dijo que quien la besó en los baños fue Mike – dije empezado a pensarlo todo mas
detenidamente.

– ¿Quien Irina?

– No, Andrea dijo que Mike era el que la había besado en los baños y que ella no me dijo nada
para evitar un pleito entre nosotros ¿Crees que haya sido un montaje? – dije sintiendo que la
sangre era drenada de mi rostro.
– Es lo mas probable pero es muy fácil salir de la duda solo tiene que revisarlas un fotógrafo
profesional yo me encargaré de esto tengo un amigo que nos puede ayudar – dijo señalando las
fotos.

– ¡Dios, soy un idiota!

– Desearía decirte que no pero en esta ocasión si que lo fuiste pero creo que aun estas a tiempo
de arreglarlo solo tendrás que arrastrarte un poco y suplicar – dijo riéndose a mis expensas.

– Talvez tengas razón me dijo que si no la escuchaba no quería volver a verme y no quise hacerlo –
dije recordando su rostro mientras yo la acusaba de engañarme y su voz llena de ira cuando me
dijo que no la buscara y yo ni siquiera tuve la decencia de mirarla.

– Debo ir a la oficina tengo que hablar con ella – dije corriendo hacia mi habitación.

– Yo iré ocuparme de esto – dijo Jacob detrás de mí y supuse que se trataba de las malditas fotos
aunque ya no me interesaban.

No entendía como pude ser tan estúpido para dudar de ella, Andrea es diferente a todas alas
mujeres que he conocido y ahora corría el riesgo de perderla por mis inseguridades.

Me duché y vestí en tiempo record, tomé mi auto rumbo a la Corporación y en el camino tome el
celular y marqué su número, su teléfono empezó a sonar mientras mi corazón latía con fuerza en
mi pecho esperando por escuchar su voz, pero los timbrazos cesaron para dar paso al buzón de
voz así que lo volví a intentar.

– ¡Maldita sea! – grité golpeando el volante. Apagó el celular obviamente estaba muy enojada. Al
llegar pase directamente por la oficina de Amanda pero Andrea no estaba en su escritorio tal vez
estuviera ocupada o aun no regresaba de almorzar fui hasta mi oficina y Ángela tampoco estaba,
traté de esperar pacientemente pero ya no podía mas así que decidí marcar a la oficina de
Amanda.
– Habla Amanda Smith.

– Hola Amanda habla Patrick.

– Hola Patrick ¿Cómo estás?

– Bien pero quería saber si Andrea no ha vuelto aun de almorzar.

– Pensé que Andrea te habría avisado.

– ¿Avisarme que? – pregunté rápidamente.

– Ella se fue a casa temprano, alrededor de las 10:30 no se sentía bien.

– ¿Que le pasó? – pregunté con el pulso desatado.

– Pues en la mañana entré al baño y la escuché vomitar, estaba pálida y se sentía muy mareada así
que la envié a casa, le dije que se tomara un par de días para que…

– Gracias Amanda tengo que irme – la interrumpí antes de salir prácticamente corriendo. Conduje
hasta su apartamento lo más rápido que pude sintiéndome como un completo idiota por haberla
puesto en esta situación ahora debe estar en su apartamento sola, triste y enferma. Mi teléfono
sonó anunciando una llamada y al revisarlo se trataba de Jake.

– Dime Jake.
– Patrick no me gusta decir te lo dije pero...

– Al grano Jake – dije mal humorado.

– Mi amigo revisó las fotos dijo que quien las hizo, hizo un muy buen trabajo pero definitivamente
son un montaje.

– Gracias amigo, aunque ya lo sabía.

– Pues en tal caso te deseo suerte.

– Y la voy a necesitar creme – dije antes de colgar. Bajé de mi auto, corrí hasta llegar a su
apartamento y toqué la puerta.

– ¿Necesitas algo más Áng…? – dijo mientras abría la puerta y se quedo en silencio en cuanto me
vio y no pude evitar fijarme en lo hermosa que lucía usando únicamente una pequeña bata color
marfil que me daba una excelente vista de sus piernas, estaba descalza y con el cabello suelto.

Deseaba preguntarle como se sentía, si ya estaba mejor, llevarla a ver al medico aunque fuera a
rastras pero verla vestida tan solamente con esa diminuta bata solo hizo que me olvidara de todo
y la deseara con desesperación.

– Solo te necesito a ti – dije y antes de darle tiempo de reaccionar y decirme que me largara, la
envolví en mis brazos y la besé, como lo esperaba ella me rechazó presionando sus manos con
fuerza contra mi pecho.

– ¿Que demonios crees que haces? – dijo contra mis labios.


– Recuperar lo que es mío – dije antes de lograr inmovilizarla contra la pared presionando mi
cuerpo contra el suyo para luego volver a besarla moviendo mis labios con insistencia hasta que
me correspondió, si algo sabía es que ella me amaba pese a su enfado me seguía deseando.

No lograba pensar en nada más que en saciar el deseo que en ese instante me consumía, en
hacerla mía, en perderme en su cuerpo y hacerla olvidar que me había comportado como un
animal con ella.

Disfruté al máximo de su aroma, de su sabor y de la suavidad de sus labios, no importaba si me


rechazaba, su cuerpo aun me pertenecía y respondía a mis caricias, de seguro luego me diría todo
lo que me merezco y yo lo soportaría porque la necesito mas que al aire para respirar, la amo y
con tal de que me perdonara y vuelva a estar a mi lado haría lo que fuera.

Capítulo 23: Dulce Tormento.

– ¡Rayos!... si no me doy prisa voy a llegar muy tarde – exclamó Ángela consultando su reloj.

– ¿Segura que vas a estar bien? No tienes muy buena pinta – dijo Ángela escrutando mi rostro.

– Gracias – dije en forma sarcástica.

– Sabes muy bien a lo que me refiero Andrea tú siempre luces hermosa pero jamás te había visto
tan… triste – dijo mi amiga con pesar.

– Voy a estar bien Angie solo me siento algo cansada – dije dejándome caer en el sofá – voy a
dormir un rato, luego me daré una ducha y estaré como nueva, ya vete no quiero que llegues
tarde.
– Por cierto antes que lo olvide ¿podrías prestarme los pendientes de oro blanco que te regaló tu
madre el día de la graduación? – dijo juntando sus manos en súplica.

– Si claro están en mi joyero – dije señalando mi habitación.

– Es el cumpleaños del jefe de Ben y tiene una cena con él y sus compañeros el viernes y quiere
que lo acompañe y ya sabes como soy si no te los pido ahora de seguro lo recordaré a último
momento – dijo antes de salir corriendo a mi habitación y luego de regreso mientras guardaba mis
pendientes en su bolso.

– Nos vemos luego – dijo pero al llegar a la puerta dio media vuelta, corrió hacia a la mesa y tomo
su celular.

– Casi lo olvido – dijo sonriendo mientras salía a toda prisa por la puerta.

– Nos vemos luego – gritó sin voltear.

– Nos vemos – dije a la puerta cerrándose.

No habían pasado más que un par de minutos cuando la puerta volvió a sonar y sonreí pensando
que mi despistada amiga de seguro olvidó algo.

– Necesitas algo más Ang… – dije mientras abría la puerta y dejé la frase inconclusa al ver quien
llamaba a mi puerta.

Era Patrick de pie frente a mi lucía agitado y con el cabello desordenado pero le daba un aire sexy
y salvaje como si se hubiera pasado la mano por el cabello varias veces como me he dado cuenta
de que hace cuando está nervioso, sus preciosos ojos verdes recorrieron mi cuerpo lentamente de
pies a cabeza con esa mirada llena de deseo que siempre ha logrado que cada terminación
nerviosa de mi cuerpo despierte.
– Solo te necesito a ti – dijo y antes de darme tiempo de reaccionar estaba entre sus brazos con
sus labios luchando por abrirse paso entre los míos, coloqué mis manos en su pecho y lo empujé
con fuerza pero a penas y logré que nuestros labios se separaran un par de centímetros.

– ¿Qué demonios crees que haces? – dije contra sus labios ya que sus brazos me mantenían
pegada a su cuerpo, aunque moría por enroscar mis brazos en su cuello, tirar de él hacia mí y
besar sus labios con pasión aún estaba muy enojada con él.

– Recuperar lo que es mío – dijo antes que empezara a moverse conmigo entre sus brazos, cerró la
puerta de un puntapié y me dejó aprisionada entre la pared y su cuerpo, besándome con
insistencia luchando porque le correspondiera, su boca sabía a menta pero había un ligero matiz
de alcohol que me hacía pensar que había estado bebiendo luego de nuestras discusión.

Quería abofetearlo, gritarle que me había lastimado, que se largara, pero estar en esta posición
con el cuerpo de Patrick pegado al mío sintiendo como su erección crecía rápidamente contra mi
vientre y sus labios moviéndose con insistencia contra los míos no ayudaba a mis intenciones de
rechazarlo.

¿A quién engañaba? Lo deseaba, lo deseaba con todo mi ser, mi cuerpo entero vibraba con cada
una de sus caricias y mis hormonas desquiciadas a causa del embarazo no me ayudaban a pensar
claro, así que deje de luchar y le devolví el beso cargado de todo el deseo que sentía, ya después le
haría saber lo enojada que estaba con él.

Mis manos volaron a su cuello tirando de él pegándome más a su cuerpo devorando sus labios, mi
cuerpo ardía en deseos por el suyo, cada fibra de mi ser deseaba sentirlo dentro de mí.

Sin perder tiempo en ese mismo lugar atrapada entre su cuerpo y la pared empezó a desatar el
nudo de mi bata para luego deslizarla por mis hombros.

Dejé caer mis brazos para que la bata cayera al piso, luego desabrochó mi brazier deslizando los
breteles por mis brazos y de inmediato mis trémulos dedos volaron hacia su camisa, él ayudó a mi
tarea prácticamente arrancándose la camisa luego dirigí mis manos hacia su cinturón
desabrochándolo y quitándolo de un tirón.

Rápidamente me levantó del piso y yo envolví mis piernas en su cintura.

Sus besos y sus caricias eran desesperados como si luchara por asegurarse de que yo era real, de
que en realidad estaba en sus brazos, que aún era suya mientras que yo lo deseaba con cada fibra
de mi ser.

En aquel momento aunque hubiese querido mantenerme enojada y ofendida no habría podido
porque aunque una pequeña parte de mi cerebro trataba de recordar que era así como debía
sentirme no lograba recordar siquiera porque habíamos discutido lo único que me invadía era el
deseo y la pasión.

Sin decir una sola palabra camino conmigo hasta el sofá dejándome sobre el mientras su avariciosa
mirada recorría mi cuerpo.

Se posicionó entre mis piernas y sus manos acunaron mis senos, pellizcando ligeramente mis
pezones para luego deslizarse por todo mi cuerpo hasta llegar a mis caderas llevándose mis bragas
entre sus manos, dejándome completamente expuesta y en un rápido movimiento estaba a
horcajadas sobre él sintiendo su erección separada de mi sexo tan solo por su pantalón.

Ninguno de los dos quería juegos previos lo único que deseábamos era sentirnos, olvidándome de
todo llevé mis manos hasta su pantalón liberando sus ataduras hasta dejar libre su erección y yo
misma la guie hacia mi interior dejándome caer sobre ella disfrutando de cada centímetro de él
dentro de mí y fui recompensada no solo con un gran placer sino con ver como Edward dejaba
caer su cabeza hacia atrás y cerraba los ojos con los labios entre abiertos en un gesto lleno de
placer.

Ninguno de los dos dijo nada ambos nos deseábamos demasiado, nuestras caricias y los gemidos
de placer eran suficientes, mis movimientos eran frenéticos y el con sus manos en mi cintura los
marcaba hasta que el placer del orgasmo llegó envolviendo todo mi cuerpo, luego de dos
embestidas se quedó quieto aferrándose a mi cintura dejándose ir con un gruñido de placer.
– Te amo tanto Andrea – dijo Patrick aun jadeando contra mis labios.

– ¿Porque no dices nada? – dijo alarmado ante mi silencio.

– ¿Acaso has dejado de amarme de un día parar otro? – dijo mirándome intensamente y entonces
mi ira por lo ocurrido volvió.

– Para qué quieres que te responda si no crees en mí – dije mientras me ponía de pie rápidamente
y podía sentir su mirada recorrer mi cuerpo mientras llegaba hasta mi bata, me agachaba a
recogerla y me la ponía.

– Por favor Andrea escúchame un segundo – dijo poniéndose en pie y ahora fui yo la que no pudo
evitar recorrer con la mirada cada centímetro de su torso desnudo mientras acomodaba su
pantalón y luego recogía el resto de su ropa y empezaba a vestirse.

– Te estoy escuchando ¿no? – dije en forma brusca.

– Sé que debes estar muy enojada conmigo por lo de ayer.

– No sé qué pudo haberte dado esa impresión – murmuré de forma sarcástica.

– ¡Andrea por favor!

– ¿Quieres ya parar? – grité ante su atónita mirada.

– Solo para refrescarte la memoria ayer yo necesitaba que me escucharas, te rogué que creyeras
en mí y así como te supliqué que me escucharas también te dije que estabas lastimándome al
compararme con Josette y sobre todo te aseguré que cuando te dieras cuenta de tu error no me
buscaras porque no quería volverte a ver ¿lo recuerdas?

– Claro que lo recuerdo y no sabes lo arrepentido que estoy de haberte tratado de esa manera –
dijo acercándose a mí.

– No te atrevas a acercarte Patrick y por favor hazme llegar las llaves de mi apartamento, las dejé
en el bolso negro que está en tu armario – dije dándome la vuelta.

– ¿Y cómo entraste? – preguntó mientras recogía su saco del piso.

– Esta mañana Ángela me llevo la copia que guardaba – respondí y tarde me di cuenta de lo que
acababa de decir.

– ¿Me puedes explicar en dónde y con quien pasaste la noche? – casi gritó.

No le respondi y sólo lo miré.

– Andrea te hice una pregunta, por favor respóndeme – dijo acercándose a mi impaciente porque
le respondiera.

– En casa de Mark – le dije sin dudarlo sabía que se enojaría pero en el fondo quería que se
retorciera de los celos por haberme tratado como lo hizo.

– ¡Maldita sea! – exclamó con la mandíbula tensa y dándose la vuelta con los puños apretados
empezó a caminar de un lado a otro como león enjaulado – ¿por qué tuviste que ir a la casa de ese
idiota? Lo único que él quiere es meterte en su cama. Debiste haberme llamado.

– ¿Para qué?... ¿Para qué siguieras ofendiéndome? Eres el colmo Patrick después de todo lo que
me dijiste como crees que yo iba a llamarte para seguir rogandote – dije dándome la vuelta rumbo
a mi habitación pero él fue más rápido y tomándome del brazo me hizo girar y me envolvió entre
sus brazos pegándome a su cuerpo.
– Pero porque tenías que llamarlo a él pudiste haber llamado a Ángela o a Nessie – dijo contra mis
labios pero lo empujé con fuerza y aunque no logré liberarme de su agarre el entendió el mensaje
y me soltó retrocediendo un paso.

– En primer lugar Ángela estaba con Ben quien le iba a proponer matrimonio y yo no iba a ser
quien echara a perder su gran momento, en segundo lugar no iba a poner a Nessie en la difícil
postura de elegir si ponerse de tu parte o de la mía y en tercer lugar ya me cansé de decirte que
entre Mark y yo no ha pasado ni pasará nada él se portó como el buen amigo que es, me ofreció
su hombro para llorar y me brindó un lugar donde pasar la noche, además fuiste tú quien me puso
en esa situación al comportarte como un idiota que no se te olvide.

– Lo sé y no sabes cuánto lo siento, debí creerte, debí confiar en ti – dijo acortando la distancia
entre nosotros, tomo mi rostro entre sus manos y clavó su mirada en la mía con sus ojos verdes
llenos de arrepentimiento.

– Y si soy un idiota, pero te amo Andrea, por ti daría mi vida y sé que me merezco que me repitas
una y otra vez lo imbécil que soy pero también sé que tú me amas – añadió pegando su cuerpo al
mío.

– ¿Qué te hace pensar que con una disculpa vas a borrar todo lo que dijiste y yo voy a correr de
vuelta a tus brazos? – le pregunté intentando sonar enojada pero teniéndolo tan cerca me costaba
mucho trabajo no besarlo y olvidarme de todo.

– Tú y yo nos amamos y no podemos estar separados – dijo mientras sus labios se acercaban
peligrosamente a los míos, pero haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad giré mi rostro
dejando que sus labios se posaran en mi mejilla pues si permitía que me besara terminaríamos
haciendo el amor aquí mismo sobre la alfombra.

– Lo puedo sentir, puedo sentir como tu cuerpo reacciona ante mis besos y mis caricias – dijo
acariciando con su nariz mi cuello, aspirando mi aroma y haciendo acopio de toda mi fuerza puse
mis manos en su pecho empujándolo para poner aunque sea unos cuantos centímetros de
distancia entre nosotros para poder articular las palabras.
– Te amo, no lo voy a negar pero lo que dije ayer fue muy en serio yo no voy a permitirte que me
faltes el respeto como lo hiciste y luego volver corriendo a tus brazos – dije zafándome de su
agarre y alejándome de él.

– Lo se Andrea y lo siento, haré lo que sea que me pidas con tal de que me perdones.

– Necesito que te vayas, eso es lo único que necesito en este momento.

– No… no me pidas eso mi vida, te amo, por favor no me alejes de ti – dijo en tono suplicante
avanzando hacia mí nuevamente pero yo levanté mi mano en señal de que se detuviera.

– Yo también te amo Patrick más que a mi vida pero no voy a permitir que nadie me menosprecie
ni siquiera tú, así que si quieres hacer algo por mi vete, ahora necesito pensar y para eso necesito
mi propio espacio así que pienso quedarme aquí y te ruego que respetes mi decisión – dije
manteniéndome firme aunque mis ojos ardían a causa de las lágrimas que pugnaban por salir.

– Te voy a complacer Andrea, pero recuerda que te amo y aunque en este momento estás
sumamente enojada en el fondo sabes que yo te respeto mucho, yo sé que no es justificación para
mi comportamiento pero los celos me cegaron – dijo y en dos pasos estuvo frente a mí
envolviéndome en sus brazos.

– Me volví loco al verte en esas fotos besando a otro hombre, los celos me cegaron, la idea de
perderte es tan dolorosa que me trastornó por completo, no imagino mi vida sin ti – dijo con sus
labios a pocos centímetros de los míos y sus manos se cerraron alrededor de mis brazos
atrayéndome a su cuerpo.

– Eres la mujer de mi vida Andrea, te amo, es contigo con quien quiero pasar el resto de mi vida y
formar una familia – ante sus palabras no pude evitar que una lágrima rodara por mi mejilla pero
no era el momento indicado para decirle que nuestra familia ya se estaba formando, que día con
día nuestro hijo crecía dentro de mí.
– No mi amor por favor no llores – dijo tomando mi rostro entre sus manos y acercó su rostro al
mío hasta juntar nuestros labios en un beso lento y profundo, cuando nos separamos el pegó su
frente a la mía, ambos quedamos jadeando por el beso y ya no pude contener mis lágrimas – no
me gusta verte así y no sabes la agonía que siento al saber que soy yo el causante de esas
lágrimas.

– Debes irte Patrick – dije cerrando mis ojos, él besó mi frente y escuché sus pasos alejándose,
luego la puerta cerrándose y para cuando abrí mis ojos ya me encontraba completamente sola.

Pese a que yo le había pedido que se fuera no pude evitar sentir una sensación de vacío y
abandono al saber que se iba.

Luego de regodearme en mi dolor durante largo rato me di una ducha me puse unos jeans y un
top azul y decidí llamar a mi doctora para concertar una cita pero por desgracias había salido de la
cuidad y no podría recibirme hasta el viernes.

El resto de la tarde pasó entre suspiros, lágrimas y mirar el teléfono controlándome para no
tomarlo y decirle a Edward que viniera por mí, pero debía ser fuerte y mantener mi postura no
estaba dispuesta a aceptar que me tratara de esa forma y creyera que al día siguiente todo va a
estar bien.

Por suerte las lágrimas y todo lo vivido en el día lograron que durmiera profundamente.

Después de una buena noche de sueño y una ducha me sentía mucho mejor, mi estómago se
sentía casi normal así que después de una taza de té y un par de rebanadas de pan tostado decidí
que iría a trabajar, quedarme aquí solo me deprimiría más y mi doctora no me recibiría hasta el
viernes.

Abrí mi armario y tomé una falda negra de tubo y una blusa de seda sin mangas color azul y al
mírame en el espejo me sentí satisfecha la falda se ajustaba muy bien a mi figura y sabía de sobra
que a él le gustaba mucho el aspecto de mi piel con el color azul, me puse unos tacones negros,
recogí mi cabello en una coleta, me maquillé ligeramente, tomé mi bolso y salí.

Al llegar a la puerta del edificio allí estaba estacionado el auto de Mark y él recostado en el la
puerta del copiloto con un sonrisa brillante.

– ¿Mark que haces aquí?

– Pensé que podrías necesitar transporte.

– No debiste haberte molestado.

– No es molestia – dijo abriendo la puerta de su auto para mí – intenté llamarte anoche pero tu
celular estaba apagado.

– Si lo siento es que quería dormir sin interrupciones.

Gracias a Dios a Mark no se le ocurrió hacerme preguntas sobre mi situación con Patrick aunque
estoy más que segura que moría de curiosidad pero se contuvo y nos limitamos a hablar de
trivialidades y a recordar algunas anécdotas de nuestra niñez.

– Adiós Mark y gracias por traerme.

– Cuando quieras hermosa ¿quieres que pase por ti cuando salgas?

– No – me apresuré a responder – Ángela me llevará.


– De acuerdo – dijo resignado y después de despedirnos con un beso en la mejilla se fue y yo entre
al edificio.

Llegue a mi escritorio y antes de que me pusiera cómoda el teléfono sonó.

– Buenos días oficina de Amanda Smith – contesté en tono profesional.

– ¿Me quieres decir quién te trajo? ¿Era ese malnacido verdad? ¿Qué hacías con él? – dijo la
iracunda voz de Patrick al otro lado de la línea.

– Tu mismo lo has dicho me trajo a la oficina ¿Qué no es obvio? – pregunté desafiante.

– Eso ya lo sé envié a Quil para ver como estabas y si necesitabas algo pero cuando llegó ya te
estabas subiendo al auto de ese imbécil – dijo y podía imaginarlo con la mandíbula tensa y los
dientes apretados mientras se pasaba la mano por el cabello una y otra vez.

– Ya para de insultarlo solo paso por mí y me trajo al trabajo, creí que había quedado claro que
entre él y yo no hay ni habrá nada – dije en tono firme.

– Lo lamento – dijo suavizando el tono de su voz – confío en ti pero no en él y no quiero que


vuelvas a verlo.

– Lo siento Patrick, pero no eres mi dueño y no vas a decirme lo que puedo o no hacer, y ahora si
me disculpas estoy en mi lugar de trabajo así que voy a colgar.

- Andrea no te atrevas a… – fue lo último que escuché antes de colgar.

– ¿Andrea que haces aquí? – dijo la voz de mi jefa sacándome de mi letargo – te dije que te
tomaras unos días.
– Lo sé y se lo agradezco pero ya me siento mucho mejor y tengo una cita con mi doctora para el
viernes.

– De acuerdo pero si te vuelves a sentir mal por favor dímelo.

– Gracias señora Smith así lo haré y ahora ¿Hay algo que pueda hacer por usted? – pregunté.

– De momento solo necesito que organices mi correspondencia. Ni muy bien había empezado mi
tarea mi jefa me pidió que entrara a su oficina.

– En que la puedo ayudar – dije una vez adentro.

– El señor Graham me llamó y me pidió como un favor personal que te envíe a su oficina – dijo mi
jefa entre incomoda y divertida.

– Señora Smith siento mucho que se vea en esta situación…

– Tranquila Andrea – dijo interrumpiendo mis disculpas.

– Se oía bastante… desesperado ¿Metió la pata en algo verdad? – dijo con sus ojos reluciendo con
curiosidad.

– Algo así – murmuré.

– ¿Y lo estamos haciendo sufrir? – preguntó enarcando una ceja.


– Un poco – contesté sin poder evitar sonreír.

– Pues ve luego me cuentas – dijo yo solo asentí y antes de salir de allí añadió – y tómate tu
tiempo Andrea, resuélvanlo, ustedes se aman y hacen una hermosa pareja.

Hice mi camino hacia el ascensor y luego hasta la oficina de Patrick con el corazón latiéndome tan
fuerte que lastimaba mis costillas.

– ¿Esta muy enojado? – le pregunté a Ángela sin preámbulo alguno.

– Está hecho una fiera – dijo Ángela en voz baja – ¿Por qué está tan enojado?

– Se dio cuenta de que Mark me trajo – dije poniendo mis ojos en blanco.

– Pues creo que eso resuelve el misterio, pero como para cada fiera hay un domador te suplico
que entres allí y lo calmes – dijo levantado sus cejas de forma sugestiva.

– ¡Ángela!... – la regañé.

– Por favor ten piedad de mi si quieres que llegue viva y sin volverme loca al final del día
desestrésalo un poco – dijo juntando sus manos a manera de súplica.

Dejé a mi loca amiga en su escritorio y con la mano en el pomo de la puerta tomé aire antes de
abrirla y entrar.

– Son unos ineptos ¿Qué tan difícil es encontrar alguien eficiente hoy en día? – dijo claramente
exasperado pero en seguida se dio cuenta de mi presencia y suavizó un poco su rostro.
– De acuerdo Jake confío en ti quédate hasta que arreglen ese error – dijo antes de colgar y luego
depositó su celular en su escritorio antes de caminar hacia mí que me había quedado inmóvil junto
a la puerta cerrada.

Lucía imponente con ese traje gris, se había aflojado la corbata del mismo color, los primeros
botones de su camisa desabrochados, además de su cabello desordenado y su ceño fruncido eran
clara muestra de su frustración pero a la vez lo hacían lucir muy caliente o talvez solo eran mis
hormonas fuera de control.

Estaba lista para su ira mientras el caminaba hacia mí con la respiración acelerada y el ceño
fruncido pero no se detuvo hasta estar frente a mí, tan cerca que nuestras narices se rozaban y su
aroma inundaba mis fosas nasales.

– ¿Porque me haces esto? – preguntó con la mandíbula tensa tomando mi rostro entre sus manos
y me beso, sus labios abriéndose paso entre los míos con pericia y aunque intenté poner
resistencia era inútil pues su beso lejos de saciar mi sed de sus labios solo me hacía desear más y
más.

Me arrastró entre sus brazos hasta el interior de su oficina hasta dejarme apoyada contra su
escritorio mientras sus labios no daban tregua a los míos y sus manos acariciaban mis muslos
llevándose mi falda entre ellas de a poco.

– Patrick… por favor estamos… en tu oficina… no es… – dije dejando la fase a medias cuando dos
de sus dedos se adentraron en mi húmeda vagina cambiando mis protestas por gemidos
arrastrándome en su dulce tormento.

Eso era para mí Patrick estos días un dulce tormento ¿Cómo alejarme de él? ¿Cómo mostrarme
firme y ofendida? cuando su sola presencia hace que me olvide de todo, cuando con solo un roce
de su mano hace que el deseo recorra mi cuerpo.

Para cuando fui consiente ya estaba tan solo en ropa interior sentada en el borde de sus escritorio,
lo único que deseaba era sentirlo piel con piel así que empecé a desabrochar su camisa, luego le
quité su corbata y lancé al piso, para luego deslizarle a camisa y el saco por sus hombros.
Ambos estábamos desesperados por sentir al otro sus manos llegaron hasta mi brazier y este se
unió rápidamente al montón de ropa en el piso, luego volvió a la única prenda que me quedaba
que quedo desintegrada entre sus manos lejos de molestarme su arrebato me encendió más y en
un instante lo tenía dentro de mí, tuve que morder su hombro para sofocar un grito de placer, él
arqueó su cabeza y soltó un varonil gruñido.

– La sangre me hierve cuando te veo cerca de ese tipo – dijo contra mis labios para luego
continuar besándome y embistiéndome.

– Eres… solo… mía – dijo entre embestidas mientras yo gemía sin control.

Se mostró algo brusco y posesivo pero pese a eso sentí su amor en cada beso, en cada caricia, en
cada te amo y en la forma que nos aferramos el uno al otro cuando llegamos al orgasmo.

– Te amo – susurró apoyando su frente en la mía – te extraño tanto, mi casa se siente vacía y
silenciosa sin tu presencia y tu risa, en las noche no puedo dormir, mi cama se siente enorme y fría
sin ti, te amo y te necesito a mi lado – dijo con fervor logrando que mi corazón se derritiera con su
confesión y aunque en realidad ya lo había perdonado decidí mantenerme firme un poco más solo
para defender mi postura y que no olvidara su error.

– También yo te amo… con locura… – dije aun jadeando – y me siento igual pero aun necesito
tiempo.

Cerró sus ojos con fuerza, todo su cuerpo incluyendo su mandíbula se puso tensa al instante, pero
para cuando sus ojos volvieron a abrirse su mirada ya no era para nada severa sino dulce y
arrepentida.

– Lo haré te daré tu espacio aunque me cueste estar sin ti cumpliré con tus deseos hasta ganarme
tu perdón – dijo antes de darme un casto beso en los labios.
***************

Alcancé a tientas el despertador aun con los ojos cerrados pero era hora de levantarme o llegaría
tarde, me puse de pie y allí estaba de nuevo ese vuelco en el estómago y tuve que correr al baño a
toda prisa me había pasado lo mismo ayer así que debería ser cuidadosa al moverme en las
mañanas por suerte después de vomitar el malestar pasaba considerablemente.

Una vez duchada, vestida y arreglada me esforcé por comer un poco de granola mientras pensaba
en como lograría mantenerme firme el día de hoy y no claudicar ante Patrick pero el timbre de mi
puerta me sacó de mi ensoñación y en cuanto abrí un enorme y hermoso arreglo de rosas blancas
y rojas me esperaba.

– Buenos días señorita Swan – dijo Quil oculto tras el enorme ramo.

– Buenos días Quil – respondí mientras me hacía a un lado dejándole el camino libre, él fue hasta
la mesa y lo dejó allí.

Después de nuestro encuentro de ayer en su oficina había recibido una caja de chocolates, dos
ramos de flores al menos 30 llamadas perdidas y 10 mensajes en mi buzón de voz, con cada
mensaje mis ganas de marcar su número y decirle que lo perdonaba aumentaban.

– ¿Está lista o prefiere que la espere abajo? – dijo Quil algo ansioso.

– Quil yo… – Por favor señorita si quiere que continúe disfrutando de los beneficios de mi empleo
le ruego que me permita llevarla – suplicó.

Ayer había insistido en llevarme pero yo me negué, finalmente llegó Mark y me llevó al trabajo y
aunque de seguro Patrick se enteró y se puso como un energúmeno no me reclamó nada.
– Esta bien Quil pero ya te he dicho que me llames Andrea, dame un minuto me lavo los dientes y
nos vamos – dije resignada.

Al salir del edificio el teléfono de Quil comenzó a sonar él contestó de inmediato mientras
caminábamos hacia el auto.

– Hola mi amor – respondió cariñosamente y fue obvio que la llamada era de Claire pero de un
momento a otro su rostro paso de la ternura a la conmoción y el nerviosismo.

– ¿Qué?... ¿Cómo?... ¿Estás bien?... – preguntó fuera de si – Llegaré lo más rápido que pueda dejo
a la señorita Swan en la oficina y salgo para allá por favor dile a la tía Sue que no se separe de ti, te
amo – dijo antes de colgar.

– ¿Que pasa Quil? – pregunté.

– Es Claire parece que el bebé ya va a nacer, ella y tía Sue ya van rumbo al hospital.

– Pues que estas esperando ve a verla.

– Pero el señor Graham espera que yo la lleve – insistió.

– Quil por favor no pierdas más tiempo ve con Claire, en este momento ella te necesita más que a
nadie, ve y déjame a Patrick a mí que yo me encargo de decirle que me negué a ir contigo y te exigí
que fueras con tu esposa, yo tomaré un taxi – dije tajante.

– De acuerdo, muchas gracias señorita Swan – dijo antes de irse a toda prisa. No habían pasado ni
dos minutos de que Quil se fuera cuando vi acercarse al auto de Mark.
– Hola hermosa – dijo en cuanto se bajó.

– Hola Mark – lo saludé dándole un beso en la mejilla. – Pasé a ver si necesitabas que te llevara al
trabajo – dijo sonriendo como siempre.

– Ya te dije que no es necesario que te molestes.

– Y yo ya te dije que para mí no es ninguna molestia no voy a ir a la oficina sino hasta las 10 así que
créeme, no me cuesta ningún trabajo – dijo mientras abría la puerta el copiloto para mí.

– ¿Quieres que pase por ti a la hora de salida o te regresas con Ángela? – dijo cuando llegamos.

– No, hoy pedí permiso para salir una hora antes porque tengo una cita médica.

– ¿Estás enferma? – preguntó preocupado.

– No es solo un chequeo, pero no creo que quieras oír sobre mi ginecóloga.

– Claro que no – dijo algo sonrojado – pero para mí no es ninguna molestia llevarte.

– Por favor Mark no quiero abusar de ti – dije apenada pensando en que aunque él sabe que no le
correspondo, sus sentimientos por mi aún siguen allí.

– Andrea por favor – dijo acariciando mi sonrojada mejilla – eres muy transparente, siempre he
amado eso de ti y me doy cuenta que te sientes incómoda por que conoces mis sentimientos hacia
ti pero aunque no me correspondas sigues siendo mi mejor amiga, durante los años que estuvimos
separados siempre extrañé tu amistad, nuestras platicas, siempre fuiste una buena amiga, me
apoyaste en todo y no quiero perderte ahora que te acabo de encontrar, créeme cuando te digo
que te deseo toda la felicidad del mundo aunque aún no estoy muy feliz con Graham por haber
dudado así de ti.

– Lo sé yo también estoy muy enojada con él aunque sé que está muy arrepentido, pero pese a
todo lo que pasó lo amo.

– Lo se hermosa – dijo sonriendo aunque esa sonrisa no llegó a sus ojos.

– Ahora ve a trabajar que se te va a hacer tarde – dijo para aligerar el ambiente.

Nos despedimos rápidamente y en cuanto me acomodé en mi escritorio saqué mi celular respiré


profundo y marqué el número de Patrick.

– Andrea mi amor – contestó al primer timbrazo.

– Hola Patrick – dije con el corazón martilleando rápidamente en mi pecho ¿Cómo era posible que
solo con escuchar su voz al teléfono me sintiera así?

– Que gusto escuchar tu voz – dijo dulcemente.

– Solo llamaba para rogarte que no te enojes con Quil.

– ¿Por qué habría de hacerlo? – preguntó extrañado.

– Porque fue por mí a mi apartamento pero recibió una llamada de Claire avisando que iba rumbo
al hospital porque al parecer su bebé ya va a nacer.
– ¿En serio?... Me alegro mucho.

– Pero en fin el punto es que insistió en que debía traerme pero yo le ordené que se fuera y le
aseguré que hablaría contigo para que él no tuviera problemas.

– Entiendo y… ¿Quién te trajo? – preguntó algo tenso.

– Me trajo Mark – dije y solo escuché silencio al otro lado de la línea

– Él es solo un amigo – añadí rápidamente.

– Lo sé – dijo luego de unos segundos.

– Andrea ya sé que me pediste algo de espacio y yo acepte dártelo pero me gustaría llevarte a casa
esta tarde, que hablemos y luego salgamos a cenar.

– Patrick…

– Por favor Andrea – me interrumpió – concédeme un par de horas de tu tiempo.

– Esta bien pero por favor esta noche no, voy a pasar a ver a Claire al hospital espero que el bebé
ya haya nacido para la hora de salida.

– Yo también pasaré por allí ¿Quieres que te lleve? – pregunto.

– No – dije rápidamente – necesito hacer unas cosas antes mejor nos vemos haya y luego
podremos hablar todo lo que quieras.
– De acuerdo mi vida será como tú quieras, te prometo que no te vas a arrepentir – dijo y por su
voz casi podía verlo sonreír al otro lado de la línea.

– De acuerdo pero ahora tengo que colgar porque tengo mucho trabajo que hacer – mentí.

– Esta bien mi vida y no olvides que te amo más que a mi vida – dijo con voz apasionada y luego de
varios segundos de silencio yo tampoco pude ocultar lo que quería decirle.

– Yo también te amo – dije y me apresuré a colgar.

Sostuve mi cabeza entre mis manos mientras respiraba profundamente intentando clamarme por
suerte el día en la oficina estuvo un poco ocupado y eso disminuyo las oportunidades de ponerme
a pensar en Patrick, en lo que pasó, en nuestra platica de esta noche y en el hecho de que
dependiendo de nuestra conversación le diría que vamos a ser padres.

Luego de agendar unas citas para mi jefa esta salió a una reunión y como ya le había pedido
permiso con anticipación me dio luz verde para que me fuera.

Mientras recogía mis cosas y apagaba la computadora me preguntaba si ya había hecho sufrir los
suficiente a Patrick y lo más seguro era que la respuesta fuera que no pero el hecho de ir a mi
primer control prenatal me hacía sentir optimista y tomé la decisión de concederle a Patrick aquel
tiempo para estar juntos, ponérsela fácil, disfrutar de él y al fin revelarle que va a ser padre.

Mientras estaba en el ascensor mi teléfono sonó y al mirar la pantalla y ver que era Nessie tomé
una profundo respiración antes de contestar.

– Hola.
– Hola ingrata he estado intentando llamare y tu celular siempre está apagado.

– Nessie lo lamento sé que no te he llamado pero…

– Ni siquiera digas nada ya me contó Jake el numerito que te armo el neurótico de Patrick y ya
hablé con él y le grité un poco por ser tan idiota – dijo y casi podía imaginarla haciendo pucheros al
otro lado de la línea – debiste haberme llamado en cuanto todo eso ocurrió.

– Lo siento Nessie pero no quería ponerte en esa postura de tener que elegir entre ponerte de su
lado o del mío y más ahora que vas a empezar a trabajar en la empresa.

Ella y Patrick habían acordado que empezaría el lunes para que tuviera tiempo de instalarse
cómodamente en el departamento de Jake cosa que a Patrick no le hizo mucha gracia pero
después de todo tanto ella como Jacob son adultos libres de tomar sus propias deciciones.

Los regaños de Nessie y su furia con su primo continuaron hasta que llegué a la salida del edificio

– Mark ya estaba allí estacionado. Como de costumbre me recibió con una brillante sonrisa
observándome tras sus gafas oscuras, lo saludé levantado mi mano y modulando “5 minutos”, él
asintió y espero recostado en su auto mientras yo seguía escuchando a Nessie y luego de
prometerle que al día siguiente desayunaríamos juntas al fin colgó.

– Hola hermosa – dijo inclinándose hacia mí para besar mi mejilla.

– Hola Mark.

– ¿Qué tal tu día? – dijo manteniendo la puerta abierta para mí.

– Tranquilo ¿Qué tal el tuyo? – dije una vez que ambos estuvimos dentro.
– Solo tuve que asistir a una larga y engorrosa junta con mi papá pero el resto del día estuvo bien.

– ¿Y has visto a Patrick? – dijo fingiendo echándome un rápido vistazo.

– Hoy no lo he visto creo – contesté en voz baja.

– ¡Andrea! – dijo de forma reprobatoria.

– Aunque me encantaría partirle la cara por el mal momento que te hizo pasar y por dejarte ir así,
me doy cuenta de que tú lo amas y él a ti pero jamás arreglarán sus diferencias sino se sientan a
hablar –añadió simulando concentrarse en la carretera pero podía notar su mandíbula tensa pues
sabía que para él no era fácil decir aquellas palabras con las que me empujaba a los brazos de
Patrick.

– Acepte verlo más tarde y en verdad intentaremos arreglar las cosas.

– En verdad me alegro Andrea – dijo mientras entraba al estacionamiento subterráneo del


hospital.

– Gracias Mark – dije colocado mi mano sobre una de las suyas que se aferraba al volante y
entonces todo ocurrió muy deprisa.

Un impacto…

Dolor…

Conmoción…
Al borde de la inconsciencia sentía como alguien me sacaba del auto de Mark y luego todo se
volvió oscuro.

Capítulo 24: Atrapada.

Desperté confusa en una habitación en la que apenas y podía captar unos cuantos detalles ya que
no solo mis parpados se sentían muy pesados sino que estaba sumida casi por completo en la
oscuridad la única iluminación era la delgada línea de luz proveniente de la puerta abierta no más
de dos o tres centímetros.

Cerré mis ojos intentando controlar el mareo que sentía antes de que se transformara en náuseas
y a la vez intentaba razonar donde estaba, pero lo último que recordaba era estar en el auto de
Mark rumbo al hospital y entonces fue cuando lo recordé.

Hubo un impacto por el lado del conductor y mi cabeza se golpeó contra el cristal de la puerta por
eso me dolía tanto, pero fue solo cuando intenté tocar mi cabeza fue cuando me di cuenta de que
mis manos estaban atadas a los costados de la cama.

¿En dónde estaba? Porque si de algo estaba segura era que esto no era un hospital ya que en los
hospitales no atan a sus pacientes con soga barata ¿Y Mark que le había ocurrido a él?

Mientras volvía poco a poco a la realidad intentando ignorar el dolor sordo en mi cabeza y
enfocarme un poco más para obtener una respuesta a todas aquellas preguntas me di cuenta de
que el lugar era muy silencioso no se escuchaba el más mínimo rastro de vecino alguno o de vida
urbana, más bien el silencio solo era roto por el canto de los grillos.

– Si por mi fuera la mataría en este mismo instante – dijo una voz que me resultó muy conocida.

– Lo sé pero tú y yo tenemos un trato cariño recuérdalo… Todo a su debido tiempo – dijo otra
persona lentamente y su tono hizo que mis vellos se pusieran de punta pues esa voz sí que la
reconocía.

– De acuerdo – dijo la voz femenina en tono irritado, luego escuché un portazo y el sonido de un
auto encendiéndose para luego alejarse.

La puerta se abrió lentamente y vi la figura de Mike en el marco de la puerta y todas las piezas
cayeron como en un macabro puzle.

Alguien me había sacado del auto antes de que me desmayara, ese era Mike, la voz que escuché
afuera era la de Irina y esto un secuestro.

– Vaya, vaya, vaya, parece que al fin despertó la bella durmiente – dijo Mike mientras se acercaba
a mí y mi pulso se aceleraba más y más.

– ¿Dónde estoy? – pregunté tratando de mantener la voz firme.

– En un lugar donde tu querido Patrick jamás te encontrará.

– ¿Porque haces esto Mike?. Sé que odias a Patrick ¿pero porque ir tan lejos? – insistí ante su
silencio.

– No se trata solo de odiar a tu noviecito sino de dinero – dijo sonriendo irónicamente.


– Pero pensé que tu…

– ¿Que yo era rico? – dijo riendo aún más fuerte.

– Mi familia es muy rica, pero mis padres no me darán un centavo más ¿puedes creer que mi
padre me corrió de mi propia empresa? y ya que siempre me han restregado que les gustaría que
sea como el imbécil de Graham desde que tengo uso de razón me dije: ¿porque no matar dos
pájaros de un solo tiro?

– ¿A qué te refieres? – pregunté en un susurro con la boca repentinamente seca por y el miedo
que cerraba mi garganta no solo por el hecho de estar prisionera a su merced, sino porque sus
palabras y la manera en que las dijo tenían otra implicación, la de lastimar a Patrick y estaba casi
segura que no solo se trataba de hacerle daño a través de mi sino que de alguna manera quería
atentar contra él.

– A que tu noviecito va a pagar lo que le pida por rescatar a su amada, él iría hasta el fin del
mundo para recuperarte así que tenerte aquí es tener poder para manejarlo a mi antojo – dijo
acariciando mi mejilla y yo voltee la cara de inmediato lejos de sus asqueroso contacto.

Tenía que alejar la atención de Patrick hacerle creer que entre él y yo ya no había nada que yo ya
no era de su interés, que Mike creyera que yo no le era de utilidad para atraerlo aunque eso
significara mi muerte.

– Pues deberás esperar sentado porque gracias al numerito que Irina y tu armaron en la fiesta del
sábado Patrick y yo terminamos yo ya ni siquiera estoy viviendo con él llevo toda la semana
quedándome en mi apartamento lo que había entre nosotros se acabó – dije lo más
convincentemente que pude pero para mi sorpresa en lugar de enojarse sonrió de esa forma que
siempre me ha parecido aterradora.

– No me creas tan idiota Andrea – dijo sentándose en el borde de la cama junto a mí.
– Cuando convencí a Irina para hacer aquella jugada en la fiesta para ella era una estrategia para
separarte de su adorado Patrick pero para mí era una prueba para ver qué tan valiosa me podrías
resultar y al ver que a pesar de aquella treta el maldito de Graham aun te seguía como un perro
faldero me di cuenta de que tú eras perfecta para mis planes, reconozco que al ver a Nessie aquí
pensé que ella podría ser una buena opción pero el idiota de Black esta con ella todo el tiempo,
además Irina solo me prestaría su amable colaboración porque así se libraría de ti, de manera que
te seguí la pista y solo confirmé que eras mi mejor opción.

– Y en cuanto a Irina al ver que nuestro plan había fallado se desesperó tanto que no fue muy
difícil lograr que cooperara a cambio de sacarte para siempre de su camino.

– Por favor Mike no lo hagas Patrick te dará todo el dinero que quieras y tu podrás irte a donde
quieras, por favor no lo lastimes eso solo te afectaría a ti crees que podrás salir libre de todo esto
si atentas contra un miembro de la familia Graham, que además es uno de los empresarios más
ricos e influyentes de los Estados Unidos – dije desesperada dejando a un lado mi mascara de
indiferencia.

– No si nadie se entera de lo ocurrido y ya que no habrán testigos… – dijo dejando la frase en el


aire y por su sonrisa macabra y su mirada sabía que Mike no estaba hablando a la ligera él estaba
dispuesto a todo.

Mike no se detendría antes mis suplicas, jamás lo haría, no solo lo cegaba la ambición sino
también la venganza, una venganza enfermiza contra Patrick cuyo único delito era ser una persona
que siempre hace lo correcto o a menos lo intenta, ser él mismo, un magnifico y exitoso ser
humano.

– Mike por favor si quieres lastimarlo has lo que quieras conmigo pero a él no le hagas nada – dije
al borde de la histeria.

– Oh por supuesto que haré lo que quiera contigo – dijo bajando su rostro muy cerca del mío, su
mano acariciando mi rostro, luego deslizándose por mi cuello hasta el escote de mi blusa
manoseando mis pechos, siguiendo por mi abdomen, mientras sus labios besaban mi cuello
causándome tanta repulsión con sus caricias que las náuseas empezaban a aparecer. De nada
serviría gritar porque nadie vendría en mi ayuda, de nada serviría hablarle de mi bebé eso solo
habría sido más a su favor para manipular a Patrick pero entonces algo se me ocurrió y no pude
evitar expresar mis pensamientos en voz alta.

– Irina no lo sabe ¿verdad? – pregunté y de inmediato se detuvo y se incorporó.

– Ella está loca pero quiere a Patrick para ella, no lo quiere muerto, ella no lo lastimaría – continúe
ante su silencio y de inmediato lo vi en sus ojos.

Él le había hecho falsas promesas a Irina y por extraño que pareciera ahora deseaba con todas mis
fuerzas ver a Irina para poder hablarle de los verdaderos planes de Mike, ella era mi única
esperanza.

– La engañaste ¿verdad?... En cuanto vuelva le gritaré lo que paneas hacer con Patrick, le diré que
le mentiste – le grité dominada por la ira y de inmediato la furia destello en sus ojos.

– ¡Cállate maldita perra! – gritó antes de que su puño impactara contra mi mandíbula con tal
fuerza que fue imposible evitar que mi cuello girara tan bruscamente que dolió sin contar que
sentía mi mandíbula en llamas y un líquido caliente brotando por el lado izquierdo de mi labio
inferior que de seguro estaba partido.

– Tú no vas a decir nada o me aseguraré de matarlos a todos ¿O crees que Irina me importa? Para
nada cielito ella es solo otro peón en mi juego y la desecharé en cuanto ya no me sirva así que más
vale que no agotes la poca paciencia que tengo o harás que tu querido Patrick sufra mucho dolor
antes de dejar este mundo – dijo antes de salir dando un portazo dejándome nuevamente sumida
en la oscuridad donde ya no pude controlar más mis emociones y dejé salir todas las lágrimas y los
sollozos que me estaban ahogando.
Patrick POV

Miré el reloj por enésima vez caminando de un lado para otro como si el padre del bebé que
estaba por nacer fuera yo y no Quil quien se encontraba con su esposa en la sala de partos.

– ¿Quieres dejar de caminar de un lado a otro Patrick? Vas a hacer un hoyo en el piso – dijo Jacob
sonriendo sentado cómodamente en una de las sillas de la sala de espera del hospital con sus
brazos alrededor de Nessie acurrucada apoyando la espalda contra su pecho.

– Es que ya debería haber llegado, dijo que pasaría por aquí y luego iríamos juntos a cenar y mira
la hora que es y aun no llega, estoy muy preocupado porque no me contesta el celular.

– No seas exagerado hace muy poco que llegaste y de seguro quiso comprar algo para él bebe de
Quil antes de venir – dijo Nessie.

– Si ya sabes cómo son las mujeres cuando van de compras – dijo mirando a Nessie.

– No lo sé tengo un mal presentimiento – dije sintiendo mi corazón comprimirse porque con cada
minuto que pasaba esa sensación, ese sentimiento de dejavú aumentaba.

– Tranquilo Patrick de seguro solo estás nervioso por verla y arreglar las cosas con ella, pero debes
respirar profundo y calmarte – dijo Nessie.

– Tal vez Andrea olvidó su celular en algún lado o se quedó sin batería, deberías llamar a Angela lo
más seguro es que esté con ella – añadió Jacob.

– Tienes razón – dije y me alejé para marcarle a Ángela que contestó al tercer timbrazo.

– Dígame señor Graham.


– Hola Ángela ¿Andrea está contigo? – pregunté sin más preámbulos.

– No – dijo algo sorprendida – creí que estaría con usted en el hospital.

– Me dijo que tenía algunas cosas que hacer y que vendría después pero aún no ha llegado.

– Pero ella salió temprano precisamente porque iba para el hospital tenía una cita con su doctora
– dijo confusa.

– ¿Qué? ¿Pero porque no me lo dijo? De seguro se volvió a sentir mal y no me lo dijo ¿y si se sintió
mal estando sola?

– Creo que Mark iba a llevarla – dijo Ángela titubeando pero antes de que tuviera tiempo de
reaccionar algo captó mi atención.

– Un par de médicos empujaba con algo de prisa una camilla y aunque solo logre un pequeño
vistazo de ella estaba casi seguro quien era su ocupante, era Mark pero ¿qué le había ocurrido
para estar inconsciente en una camilla, con un cuello ortopédico y una herida en la cabeza que
lucía bastante delicada? Y lo peor de todo era que si él estaba aquí en esas condiciones ¿Dónde
estaba Andrea?...

Andrea (POV)

Desperté con el sol filtrándose por la pequeña ventana de la habitación en la que me encontraba
prisionera lastimando mis ojos hinchados, mi labio y parte de mi mejilla parecían querer explotar,
pero cuando me acostumbre a luz que se filtraba por entre las viejas y amarillentas cortinas que
algunas vez debieron ser blancas, pude obtener un mejor vistazo del lugar en el que estaba.

La habitación no era demasiado amplia pero estaba bien distribuida y pese a que se veía muy
descuidada parecía que alguna vez fue un espacio agradable, las paredes estaban recubiertas de
madera, había un pequeño y viejo escritorio con una silla, un sillón café y una polvorienta
alfombra a juego, un pequeño armario, varios estantes con unos cuantos libros cubiertos de polvo
y una puerta que debía ser un baño.

Solo había dormido una hora o dos cuando el cansancio me venció prácticamente al amanecer y
ahora que estaba despierta, mi cabeza latía fuertemente necesitaba usar el baño, lavarme la cara y
beber un poco de agua.

Luché contra mis restricciones pero solo conseguí lastimar la piel de mis muñecas, de seguro
tendrían moretones horribles aunque en ese momento era lo que menos me importaba, no podía
dejar de pensar en lo que Mike planeaba y en Patrick a quien tal vez jamás volvería a ver.

¿Cómo había podido será tan estúpida?

Deje que el maldito orgullo ganara y me había alejado de él, Patrick se había equivocado en verdad
pero también sabía que estaba profundamente arrepentido y en lugar de arreglar las cosas me
había enfocado en hacer que él comprendiera la magnitud de lo que había hecho.

Si hubiera dado mi brazo a torcer, si hubiese vuelto a su lado tal vez nada de esto habría pasado y
hoy habría despertado entre los brazos de Patrick, habríamos desayunado juntos y habríamos
pasado el día en la cama haciendo el amor, en lugar de estar secuestrada en esta vieja cabaña
deseando con todas mis fuerzas que Mike no pueda hacerle daño.

Podía recordar cada uno de nuestros momentos juntos, la noche que me sorprendió en la sala de
juntas y el ascensor averiado que causo que pasáramos nuestra primera noche juntos, la noche en
que hicimos el amor por primera vez, nuestro viaje a Londres, los momentos que pasamos con su
familia, nuestros paseos por la ciudad, nuestro día de campo y la tormenta que nos dejó atrapados
en la cabaña de caza, sonreí pensando en que esa noche habíamos concebido a nuestro bebé pero
de inmediato la sonrisa se borró de mi rostro al pensar en que tal vez jamás volvería a ver a Patrick
y que él jamás se enteraría de que íbamos a ser padres.

Las lágrimas se agolparon en mis ojos y pensé en mi bebé apenas empezaba a hacerme la idea de
que sería madre pero ya lo amaba, él era la prueba del amor que nos teníamos su padre y yo, se
suponía que yo debía protegerlo pero ahora estaba aquí, a la merced de Mike y las posibilidades
de que sobreviviera a esto y conmigo mi bebé eran mínimas.

– Lo siento mucho bebé, pase lo que pase te amo – susurré y entonces el crujido de la puerta
abriéndose me alertó de que no estaba a solas.

– Buenos días bella durmiente – dijo Mike que llevaba una botella de agua y lo que parecía un
emparedado de mermelada.

– Necesito ir al baño – dije ignorando su saludo.

– De acuerdo – dijo y se inclinó a desatar una de mis manos – pero no quiero que intentes nada –
añadió con frialdad y yo asentí.

Me desató y me llevo hasta el baño aferrándose a mi brazo, entré y cerré la puerta, abrí el grifo y
afortunadamente comprobé que la casa disponía de agua potable, usé el baño lave mis manos,
limpie el polvo del espejo con mi mano, examiné mi cara y lave la sangre seca en la comisura de mi
boca, dolía mucho y un hematoma empezaba a aparecer donde estaba la hinchazón, enjuague mi
boca y empecé a recorrer el pequeño cuarto de baño buscando algo que pudiera usar como arma
pero aparentemente no había nada que pudiera usar.

Luego abrí el gabinete sobre el lavamanos y encontré un viejo cepillo, un envase de enjuague
bucal casi vacío y un frasco de loción en las mismas condiciones, al ser de vidrio aquel frasco de
loción era mi mejor opción.
Abrí la puerta lentamente con el corazón martilleando casi dolorosamente contra mis costillas y
como sospechaba Mike estaba esperando allí, era ahora o nunca en un rápido movimiento estrelle
el frasco contra su cabeza rompiéndolo en pedazo.

Mike soltó un aullido y una maldición entre dientes pero no pudo evitar tambalearse y caer hacia
atrás, así que aproveche para correr.

Abrí la puerta de la habitación, luego continúe hasta llegar a la puerta de salida pero entonces
sentí como Mike tiraba dolorosamente de mi cabello.

– ¿A dónde crees que vas? – dijo tirando más fuerte de mi cabello, intente zafarme de su agarre
inútilmente hasta que alcancé su rostro y lo arañe pero aun así no me soltó.

– Maldita perra – casi gritó y en un instante el dorso de su manos se estrelló contra mi pómulo
derecho con tal fuerza que caí al piso, a penas y noté cuando me arrastraba de regreso a la
habitación y cerraba la puerta.

Al menos esta vez cerró la puerta sin molestarse en atarme miré mis muñecas y las froté al ver las
líneas rojas que se había formado gracias a mis ataduras. Me senté en la cama y vi mis zapato
cerca del escritorio, los tome y los acomode junto a la cama al menos no seguiría descalza.

Lo único que quería era llorar, sentía que con cada minuto que pasaba mi destino se sellaba, pero
decidí no rendirme y luchar hasta el último minuto que me quedara así que tome la botella de
agua y bebí un largo, luego tome el sándwich y empecé a comerlo en pequeños trozos.

Patrick (POV)
Dos largos días sin noticias suyas, sentía que mi mundo se caía a pedazos a cada minuto que
pasaba mi miedo y mi angustia crecían, más aun después de recibir esa nota de rescate la misma
noche en que no llegó a nuestra cita en el hospital.

Mark ya había despertado y estaba fuera de peligro aunque tendría que usar cuello ortopédico por
un tiempo, también rindió su declaración pero por desgracia no dijo nada que nos ayudara a
encontrar a Bella.

El televisor permanecía apagado porque ya no toleraba ver su foto y escuchar la noticia de su


secuestro una y otra vez.

La policía entrando y saliendo de la sala, hablando entre ellos en voz baja solo aumentaban mi
ansiedad, la nota de rescate decía claramente que no involucrara a la policía pero Jacob me había
convencido de que era lo mejor, contacto a varios amigos suyos y organizaron un operativo lo más
discreto posible.

– Cariño ¿cómo estás? – preguntó mi madre por quinta vez desde que había llegado.

Papá había viajado por negocios y ella lo había acompañado para arreglar los detalles de la boda
con Andrea y al llegar se habían encontrado con todo esto.

– Estaré bien cuando ella esté aquí – dije en voz baja, ella se sentó junto a mí y tomó mi mano en
silencio lo cual agradecí. Nos quedamos así por unos minutos más hasta que mi celular sonó
sobresaltándonos a ambos, esperé la señal de uno de los agentes y tomé el teléfono.

– Hola

– Hola Patrick – dijo una voz distorsionada al otro lado de la línea.


– ¿Quién eres? – Eso no es lo que debería importarte sino cuanto tiempo le queda de vida a tu
mujercita si decides no cooperar, por su bien espero que ya tengas listo mi dinero.

– Si lo tengo, pero necesito hablar con ella para estar seguro de que está bien.

– De acuerdo – dijo y escuche con atención pero solo escuche un murmullo creo que el
secuestrador pidiéndole a Andrea que hablara – o al menos eso esperaba – pero solo escuché
silencio y mi corazón empezó a latir desbocado.

– Habla – gritó el secuestrador cuya voz me pareció familiar aunque alejada del teléfono no estaba
muy seguro, pero ante la negativa a hablar solo resonó un golpe y un jadeo audible.

Estaba casi seguro que era ella y ese infeliz a había golpeado, empecé a caminar de un lado a otro
queriendo gritar de impotencia.

– No te atrevas a tocarla – grité sin saber si era escuchado o no – quítale las manos de encima.

– Creo que tendrás que confiar en mi – dijo nuevamente al teléfono.

– Escúchame bien maldito bastardo – si la lastimas te encontraré y te mataré con mis propias
manos.

– Aquí las amenazas las hago yo, así que ven con el dinero al callejón trasero de aquel lugar al que
llevaste a tu novia aquella noche en la que se veía tan deseable con ese ajustado vestido negro
azulado, casi te la arrebato directamente de tus brazos en la pista de baile esa noche, ven en una
hora y si traes a la policía lo sabré – dijo antes de colgar.

– ¿Rastrearon la llamada? – pregunté desesperado.


– Lo lamento señor Graham pero no hubo manera de rastrear la llamada fue muy corta y no sé si
están usando algún dispositivo, la asistencia de un hacker o ambas, fue imposible rastrearla, pero
necesitamos que nos de toda la información sobre el lugar donde lo citó el secuestrador.

– Necesito un minuto a solas – dije y me precipite a mi habitación mientras a mis espaldas


empezaban a organizarlo todo.

No la ayudarían y ese infeliz la mataría si no tenía el dinero, no permitiría que la siga lastimando,
tenía que actuar y rápido.

Tomé lo que necesitaba incluyendo el maletín que contenía los 5 millones que ese infeliz había
pedido de rescate y lo lancé el por el balcón, luego con cuidado bajé intentando escapar de mi
propia casa al encuentro de un maniático en cuyas manos de una forma u otra había puesto a la
mujer que amo.

– Sabía que lo harías – dijo la acusadora voz de Jacob a mis espaldas.

– Lo siento Jake pero no voy a arriesgar su vida, así que iré hasta allí y no hay nada que puedas
hacer al respecto – dije con firmeza.

– De acuerdo – dijo recogiendo el maletín del piso – te acompañare y no hay nada que puedas
hacer al respecto – añadió imitándome.

– No Jake, no te voy a poner en riesgo.

– Vamos Patrick estuve en el ejército, te seguiré a una distancia prudente, nadie notará que estoy
allí, sino vas a seguir el plan que ya habíamos trazado al menos déjame ir contigo, vigilar a la
distancia y llevar a cabo parte del plan de ser necesario – ante su insistencia no me quedo más que
aceptar.
Andrea (POV)

Mi mejilla aun ardía por la bofetada de Mike al no haber querido hablar con Patrick, pero no sabía
que me dolía más, si el golpe de Mike o el no haberle podido decir a Patrick por última vez que lo
amaba, pero de haberlo hecho solo lo habría atraído hacia su muerte.

Estaba tan sumida en mis dolorosos pensamientos que no me había dado cuenta de que Mike
hablaba con alguien en la sala, así que pegue mi oído a la puerta.

– Eso espero – dijo Mike.

– Sabes que no sé nada de computadoras pero es absolutamente confiable, puedes confiar en su


trabajo la llamada es imposible de rastrear. Era Irina estaba segura era su voz y la esperanza brotó
de nuevo en mi interior, tal vez era tarde para mí pero si le decía a Irina lo que Mike planeaba ella
tal vez podría impedirlo, pero debía ser muy cuidadosa.

– De acuerdo, debo ir por mi paga.

– Esta bien pero creo que ya deberíamos deshacernos de esa – dijo Irina.

– Tranquila cariño todo a su tiempo, si algo llegara a complicarse la necesito como mi póliza de
seguro pero puedes apostar a que en cuanto ya no me sea de utilidad te libraré de ella para
siempre y te aconsejo que tengas cuidado con ella es muy rápida e inteligente – contestó Mike y
salió dejando a Irina sola.

Esperé y esperé pensado en que le diría a Irina, como la convencería de las verdaderas intenciones
de Mike pero ni siquiera en mi mente sabia como lo haría.
Creo que habían pasado alrededor de dos horas cuando la puerta se abrió y vi entra a Irina
luciendo fantástica vestida con jeans negros, un suéter negro ceñido, botas planas del mismo color
y el cabello recogido en una coleta.

Irina se paró frente a mí y me analizó minuciosamente de arriba abajo lo que aunque parezca
imposible dada la situación socavó bastante mi delicada autoestima ya que no estaba luciendo mi
mejor look, me había duchado lo que era bueno pero había tenido que usar la misma ropa y mi
cabello que solo había peinado con mis dedos lucia desastroso.

– No te atrevas a moverte porque si intentas algo como lo que le hiciste a Mike te vas a arrepentir
– dijo llevando su mano hasta la parte posterior de su jeans y para mi sorpresa sacando una
pistola.

– Irina por favor no tienes que hacer esto estás a tiempo de escapar y abandonar este loco plan –
dije suplicante.

– ¿Y perder la que probablemente sea la única oportunidad de deshacerme de ti? Ni loca, aunque
la verdad es que no sé qué fue lo que Patrick vio en ti por más que te miro no puedo entenderlo –
dijo con la mandíbula tensa.

– Irina yo sé que me odias pero sé que quieres a Patrick y no importa lo que hagas conmigo pero a
él debes protegerlo de Mike – dije y al parecer eso llamo su atención.

– No sé de qué hablas, pero definitivamente haré contigo lo que quiera y en cuanto a Patrick lo
único que sucederá es que tendrá una esposa que si tenga clase – dijo señalándose.

– ¿De verdad piensas que Mike odiándolo como lo odia no le hará daño? – pregunté y vi la duda
en sus ojo durante un segundo pero de inmediato desecho la idea.

– Claro que no Mike y yo tenemos un trato y dejamos cada punto de él muy claro.
– Piénsalo bien Irina ¿en verdad crees que Mike sería incapaz de mentirte? Él es inestable y tú nos
has puesto a todos en sus manos, por favor Irina piénsalo bien – le supliqué.

– No vas a enredarme con tus jueguitos mentales, así que más te vale quedarte cayada antes de
que acabes mi paciencia y me deshaga de ti antes de lo previsto – dijo molesta y salió de la
habitación dejándome sola en mi encierro con la angustia de que mi última esperanza se había
ido.

Patrick (POV)

– ¡Tú!... – dije incrédulo.

– Sabía que eras un demente pero no te creí capaz de tanto – añadí al ver a Mike esperando por
mí en el lugar acordado dentro un auto negro.

– Mejor nos ahorramos los melodramas y subes al auto Graham.

– No intentes nada raro, quiero tus manos sobre el maletín donde las pueda ver todo el tiempo,
creo que no hace falta que te recuerde a vida de quien está en juego – dijo apuntándome con un
revolver en cuanto estuve dentro del auto.

– Y ponte esto – añadió lanzándome un antifaz negro, en cuanto me lo puse y fui incapaz de ver
nada arranco el auto.
*********

El auto se detuvo y al fin me quité el estúpido antifaz para encontrarme en medio de la nada, en
una especie de bosque.

– Muy bien ahora dame el dinero.

– Necesito verla antes – dije con firmeza.

– Dame el dinero y luego la tendrás y no estoy para jueguitos Graham, si no me das el dinero
ahora le van a dar un tiro en la cabeza a tu bellísima novia y no queremos eso verdad – dijo con
una estúpida sonrisa en su rostro de manera que lancé el maletín delante de mí y metí mis manos
en los bolsillos de mi chaqueta accionando el dispositivo del maletín.

– Ahora quiero verla – dije.

– En un minuto estará aquí – respondió Mike pero entonces la quietud de la noche fue
interrumpida por el fuerte estruendo de un disparo entre los árboles.

Sin dudarlo corrí hacia donde venía el sonido y escuche el jadeo de dolor de Mike detrás de mí por
lo visto el maletín de seguridad había hecho lo suyo y le dio una fuerte descarga eléctrica, mire
hacia atrás sin dejar de correr y lo vi el suelo.

Seguí corriendo hasta encontrarme con una silueta vestida de negro corriendo a lo lejos, intenté
ajustar mis ojos a la oscuridad buscando a Andrea, pero la espesura de los arboles impedía el paso
de la luz de la luna, pero al acercarme más vi su silueta tirada en el piso y mi corazón casi se
detuvo presa del pánico.

– Andrea – grité corriendo hacia ella.


– Andrea, mi vida ¿estás bien? – dije abrazándola.

– Patrick por favor vete Mike quiere matarte – dijo con la voz ronca.

La atraje más hacia mi pecho y fue allí cuando sentí la humedad en su blusa y me di cuenta de que
estaba herida en el abdomen.

– ¿Que te paso mi cielo?

– Irina y yo forcejeamos y el arma se disparó.

– ¿Irina? – pregunte interrumpiéndola.

– Ella estaba ayudando a Mike, pero debes irte, estaré bien Patrick es solo que la sangre me
marea, tú debes irte ahora por favor.

– Claro que no, no te dejaré aquí ¿puedes ponerte de pie? – dije y ella asintió, envolví su brazo en
mi cuello y cuando la levante dejo escapar un jadeo de dolor.

– ¿Estas bien? – volví a preguntar y ella volvió a asentir. Sabía que Jake no debía estar muy lejos, la
señal del maletín que accioné hace poco lo guiaría hasta aquí, así que solo debíamos resistir un
poco más.

– Dame… un segundo – dijo Andrea entre jadeos, estaba sufriendo y cada segundo sabiéndolo se
me hacía eterno, aún sosteniéndola la apoyé contra un árbol.
– Suéltala Graham – dijo Mike a mi espalda poniendo el frio cañón de su arma en mi nuca – vamos
a volver y vas a abrir ese maletín.

– Ven aquí cariño o le volare la cabeza a tu amorcito – dijo extendiendo su mano hacia Andrea y
ella sin dudarlo la tomó.

– Vamos Graham desactiva el maletín – dijo Mike apuntando a Andrea. Caminamos en silencio de
vuelta hasta el maletín e hice lo que me había pedido.

– Muy bien ahora tu vendrás conmigo cariño – dijo aferrándose más a ella.

– ¡No!... maldita sea Mike este no era el trato – grité desesperado.

– Esta bien Patrick – dijo sonriendo para tranquilizarme pero una lágrima rodó por su mejilla y con
sus labios moduló un –te amo– pero entonces un débil sonido como de sirenas empezó a
aumentar gradualmente y la mirada desesperada de Mike me indico que sabía que estaba
perdido.

Lo siguiente no me lo esperaba Mike lanzó a Andrea al piso empujándola con fuerza y aunque ella
amortiguo la caída con sus manos su cabeza se golpeó contra una roca.

– ¡¡¡Andrea!!! – grité ignorando a Mike que me apuntaba me agaché y la abracé.

– Andrea por favor mírame, dime algo, por favor – supliqué con la voz ronca por las lágrimas
contenidas pero ella continuo con sus ojos cerrados y entonces volví a sentir el cañón del arma en
mi cabeza.

– Si voy a caer... ¡Caerás conmigo! – gritó y abracé más fuerte a Andrea esperando lo inevitable y
muriendo mil muertes por la culpa de haberla puesto en esta situación y no poder hacer nada por
ella ahora que estaba herida, fue entonces cuando sonó el estruendo de un disparo.
El sonido de las sirenas y los autos frenando se desató y para mi sorpresa yo aún seguía vivo
aferrándome a Andrea.

Miré hacia atrás y vi a Mike tirado en el suelo con los ojos abiertos mirando a la nada en un charco
de sangre proveniente de la parte posterior de su cabeza y a Irina de pie sosteniendo aún el arma
con el rostro libido y una clara expresión de no creer lo que acababa de hacer, la policía de
inmediato se puso en movimiento esposándola.

– ¿Patrick estas bien? – dijo Jake corriendo hacia nosotros.

– Esta herida Jake – dije desesperado con las lágrimas surcando mi rostro, Jake gritó algo que a
penas y capté y al momento dos paramédicos me arrebataban a Andrea de los brazos.

– Va a estar bien Patrick déjalos trabajar – dijo Jacob apartándome de su lado, quise poner
resistencia pero él tenía razón ahora yo no podía hacer nada por ella y eso era lo que más me dolía
no haber hecho nada por ella cuando debí haberlo hecho.

– Si aquel día la hubiese escuchado nada de esto habría pasado – murmuré para mí mismo.

– Ya deja de culparte amigo, Andrea es muy fuerte estará bien – dijo palmeando mi hombro.

Me pareció una eternidad el tiempo que tardaron en subirla a la ambulancia ante mi insistencia
me permitieron subir con ella, según los paramédicos la bala no parecía haber tocado ningún
órgano vital pero el hospital más cercano aún estaba lejos y les preocupaba la pérdida de sangre,
además debían examinar mejor el golpe en su cabeza.

A la luz de la ambulancia pude obtener un mejor vistazo de su rostro y me maldije a mí mismo al


ver la herida en su frente, sus pómulos hinchados y su labio roto, si Irina no hubiera matado a ese
malnacido lo habría hecho yo mismo.
Tome su mano entre las mías sin despegar mi vista de ella en todo el trayecto aun ahora llena de
golpes lucía hermosa, en silencio me juré que de ahora en adelante viviría para ella y la protegería
con mi vida.

Capítulo 25: Dulce Despertar.

Patrick (POV)

– Hijo tratamos de llegar lo antes posible – dijo mi padre que acababa de entrar en la sala de
espera con mi madre aferrada a su mano.
– ¿Cómo pudiste irte así? ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba? – dijo mi madre en cuanto
llego hasta mí pero mi expresión le hizo ver que no estaba para sermones.

– ¿Cómo está Andrea? – preguntó suavizando su expresión.

– Los paramédicos no creen que la bala haya tocado ningún órgano pero les preocupaba la pérdida
de sangre y el golpe en la cabeza, el lugar en donde la tenían oculta estaba muy lejos de aquí,
tardamos mucho en llegar y hasta ahora no me han dado ninguna información – dije desesperado.

– Cálmate cielo – dijo mi madre tomando mi mano.

– Por favor papá has algo – supliqué – tuve intenciones de llevarla a tu clínica pero este era el lugar
más cercano.

– Fue la decisión más acertada hijo, conozco al director del hospital, déjame hablar con él para
conseguir información y ver si me deja intervenir, pero por favor trata de calmarte – asentí y mi
padre desapareció por el pasillo.

Luego de lo que pareció una eternidad lo vi regresar por el mismo lugar por el que se había ido,
esta vez acompañado de otro médico en un scrub celeste con una expresión ilegible en el rostro
que hizo que el bello de todo mi cuerpo se pusiera en punta.

– ¿Que paso papá? ¿Qué te dijeron? – pregunté levantándome de un salto desesperado por saber
lo que ocurría con Andrea.

– Hijo… – titubeó.

– ¿Qué ocurre papá? Habla de una vez – le insté.


– Hijo los paramédicos tenían razón la bala no toco ningún órgano vital, respecto al golpe causó
una fractura de cráneo simple, aun esta inconsciente pero estará bien…

– ¿Pero si está bien porque aun esta inconsciente? ¿Cuándo va a despertar?

– Hijo cálmate por favor ella despertara pronto y estará bien, pero hay algo que quiero
preguntarte.

– ¿Qué? – dije con el corazón latiendo aceleradamente en mi pecho.

– Hijo… – dudó mi padre – ¿Sabías que Andrea está embarazada?

– ¿Qué dices? – pregunté en un susurro.

– ¿Estás seguro Carlisle? – preguntó mi madre.

– Completamente – dijo el otro médico que hasta ahora había estado en silencio junto a mi padre.

– No tenía idea – murmuré.

– Este es el doctor Thompson es quien está atendiendo a Andrea – dijo mi padre. Me parecía
increíble un bebé de ambos, Andrea embarazada, una mezcla de emociones se arremolinaba en
mi interior y la felicidad era la que se destacaba.

– ¿Cómo está el bebé? – pregunté saliendo de mi letargo y recordando la situación en la que


estaba Andrea.
– Ella perdió mucha sangre y eso no es bueno para él bebe de manera que le haremos una
trasfusión para prevenir…

– ¿Doctor quiere usted decir que la vida de mi hijo podría estar en riesgo? – le interrumpí.

– Cálmese señor Graham, de momento no ha habido una amenaza de aborto en concreto, pero
existe la posibilidad, haremos la transfusión y luego habrá que esperar para ver cómo evoluciona
la paciente. Las cosas que mencionó el medico después de eso sobre las posibilidades a favor y lo
optimista que era al respecto fueron solo palabras confusas, de cualquier manera yo no estaría
tranquilo hasta que Andrea despertara y el bebé estuviera completamente fuera de peligro.

Eran raras la cosas que ahora pasaban por mi mente pero a pesar del miedo que hacía que sintiera
mi garganta cerrada y el pecho con una presión que casi no me dejaba respirar no podía evitar
pensar en cómo sería él, si tendría mi cabello o el suyo o sus ojos, si sería un niño parecido a mi o
una niña con su cabello y esa hermosa sonrisa que siempre me hace sentir feliz al instante en que
la veo, sería feliz con lo que fuera, lo amaría tanto como amo a su madre.

La imaginaba en una cama de hospital pero en mejores circunstancia, sana y feliz con nuestro
bebé acabado de nacer entre sus brazos. Yo junto a ella dejando que nuestro pequeño envuelva
sus pequeños deditos alrededor de mi dedo índice sintiendo que mi corazón estaba a punto de
saltar de mi pecho de felicidad.

La imaginaba con un niño de cabello cobrizo corriendo por la playa y luego con una niña riendo
mientras el viento agitaba sus cabellos castaños, ella sería una gran madre de eso no tenía ninguna
duda pero yo…

Por mi culpa tal vez ella jamás lo sabría, tal vez no solo perdería a nuestro bebé sino también… No,
no y no, no podía siquiera pensar en eso, el medico dijo que estaría bien, ella va a estar bien y
también nuestro bebé, no podía siquiera considerar perderlos a ambos, pero el hecho de que ella
aun estuviera inconsciente sacaba a flote mis peores temores.
Todo esto era mi culpa, le prometí hacerla feliz, protegerla siempre y en lugar de cumplir con mis
promesas a la primera dificultad la había apartado de mi lado sin siquiera escucharla, ya no podía
soportarlo más, recargué mi frente contra la pared y deje escapar las lágrimas que tanto pugnaban
por salir.

– Tranquilo hijo verás que todo va a salir bien – dijo mi madre colocando sus manos en mis
hombros en un inútil intento por consolarme.

Para ese entonces ya estaba junto a la cama de Andrea sosteniendo su mano aunque ella aún se
encontraba inconsciente.

– Todo esto es mi maldita culpa mamá, yo tengo la culpa de todo lo que pasó, si solo la hubiera
escuchado en lugar de echarla de mi lado nada de esto habría pasado.

– No digas eso hijo, no podías adivinar lo que Mike planeaba, incluso ahora me cuesta creer que
ese muchacho que vi crecer haya hecho tanto daño.

– Es mi culpa mamá y si pierde a nuestro bebé ella jamás me lo va a perdonar – dije luchando por
controlar las ganas de gritar de frustración.

– Cariño ya oíste al médico ella estará bien y respecto al bebé solo mencionó el riesgo que se corre
por la pérdida de sangre como una posibilidad pero estoy segura de que tu padre está haciendo
todo lo que está en sus manos para que ella reciba la mejor atención de manera que no hay razón
para ser tan pesimista – dijo ella enjugándose las lágrimas.

La noche se me hizo eterna deseando a cada minuto que transcurría que ella despertara y me
sonriera de esa manera cálida que siempre tiene un efecto calmante en mí.

– Hijo… hijo… – dijo mi padre sacudiendo suavemente mi hombro y el sol colándose por la ventana
de la habitación me hizo entrecerrar los ojos.
– Deberías ir a casa, darte un baño, descansar un poco y luego vuelves, logre que tu madre se
fuera hace más o menos dos horas pero conociéndola no debe tardar mucho en volver – dijo
sosteniendo en su mano lo que parecía ser la historia clínica de Andrea.

– No papá no pienso moverme de aquí hasta que ella despierte y esté seguro de que ella está bien.

– Hijo ya te lo dije ella estará bien y despertará cuando esté lista.

– ¿Cómo está el bebé? – pregunté de pronto saliendo por completo de mi somnolencia al recordar
ese pequeño gran detalle.

– Te traigo buenas noticias hijo, el bebé está fuera de peligro.

– ¿En serio papá?

– Por supuesto hijo ya es oficial, me vas a hacer abuelo – dijo extendiendo sus brazos para que lo
abrazara y no dudé en hacerlo.

– Ahora solo quiero que ella despierte – dije volviendo mi mirada hacia ella que parecía dormir
serena en aquella cama.

– Lo hará hijo te lo prometo ocurrirá en cualquier momento – insistió mi padre y yo solo asentí.

– Vuelvo en un rato – añadió antes de salir y yo volví a mi lugar en la silla junto a ella.

– Por favor despierta – susurre acariciando su rostro y no pude controlar las lágrimas brotando por
mis ojos.
– Por favor despierta, te necesito conmigo, te amo más que a mi vida, no puedo vivir sin ti, por
favor abre los ojos – dije tomando su mano y recostando mi cabeza contra el borde de su cama.

– Por favor no llores – dijo ella con voz ronca – no me gusta verte así.

Tarde unos cuantos segundos en mirarla temiendo que todo haya sido producto de mi
imaginación pero cuando fije mi mirada en ella, sus hermosos ojos color chocolate estaban fijos en
mí llenos de preocupación, con su ceño fruncido.

Mi corazón se saltó un latido y de inmediato renovó su marcha acelerado al verla al fin despierta,
quise abalanzarme sobre ella y besarla pero debía tener sumo cuidado de no lastimarla, me
invadía la ira cada vez que miraba su rostro lleno de golpes y su labio roto, así que con mucho
cuidado me acerque lentamente a ella y besé su frente, al separarme de ella no pude evitar
estudiar cada detalle de su rostro para luego depositar un casto beso en sus labios.

Andrea (POV)

Incluso antes de ser consciente de mi misma el dolor hizo aparición por todo mi cuerpo no había
un solo centímetro que no me doliera y lo siguiente que escuché fue un sollozo amortiguado.

– Por favor despierta, te necesito conmigo, te amo más que a mi vida, no puedo vivir sin ti, por
favor abre los ojos – dijo esa voz que tanto conocía y amaba.

En cuanto abrí los ojos lo primero que vi fue su cabello cobrizo destellando a la brillante luz que
entraba por la ventana, se aferraba a mi mano con su frente apoyada contra el borde de la cama.

– Por favor no llores – dije intentando que mi voz sonara lo más clara posible – no me gusta verte
así.
Levantó levemente su cabeza sin mirarme directamente como si dudara de que en realidad fuera
yo quien le hablaba y no el producto de su imaginación, pero cuando nuestras miradas se
encontraron mi corazón se rompió al ver sus ojos rojos y su semblante cansado.

Se quedó congelado y vi sus intenciones de lanzárseme encima pero en lugar de eso se acercó a mi
lentamente y con mucho cuidado hasta que sus labios besaron mi frente.

Se enderezo y me miro detenidamente examinando cada detalle de mi rostro y lo vi estremecerse


como si alguien lo hubiera golpeado.

De inmediato recordé los golpes de Mike y me imagine que mi rostro no debía lucir nada
glamoroso en este momento, traté de sonreír torpemente y él de inmediato sacudió lo que sea
que pasaba por su mente que de seguro era culpa por todo lo ocurrido, se volvió a acercar a mi
dándome un corto beso en los labios cuidando de no lastimar mi labio roto.

– Mi bebé – susurré sobresaltándome de repente.

– ¿Cómo está mi bebé? – dije más alarmada al sentir el dolor en prácticamente todo mi cuerpo al
intentar levantarme.

– Tranquila – dijo sonriendo y acariciando mi mejilla – el bebé está bien, tuvimos mucha suerte
con el disparo, removieron la bala sin necesidad de cirugía, también con el golpe en tu cabeza y
aún más con nuestro bebé, por lo visto es tan fuerte como su madre.

– Gracias a Dios – dije soltando el aire que no me había dado cuenta de que estaba conteniendo.

– ¿Desde cuándo lo sabes? – preguntó colocando su mano con gesto ausente sobre mi vientre con
tal suavidad que a penas y sentía su tacto como si no pudiera creer lo que crecía dentro de mí.
– Lo supe el día en que discutimos por lo de las fotos – dije en voz baja.

– ¿Debiste habérmelo dicho? – dijo frunciendo el ceño.

– Jamás vuelvas a hacerme pasar por algo como esto – soltó de repente.

– ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba por ti? Estuve a punto de sufrir un infarto cuando me
entere de que te habían secuestrado – casi gritó haciéndome sentir como una adolescente
regañada, como si algo de lo que pasó con Mike e Irina fuera mi culpa, pero estaba tan feliz de
verlo bien y de saber que finalmente los tres estábamos juntos y a salvo que lo dejé desahogarse.

– ¿Cuándo pensabas decirme que vamos a ser padres? – dijo más calmado aunque no pudo dejar
el dolor fuera de su voz.

– Estaba tan nerviosa, ni siquiera había contemplado la posibilidad hasta que iba de camino a casa
y Quil hizo un comentario sobre el embarazo de Claire, así que me detuve a comprar una prueba
casera, te lo iba a decir en cuanto llegaras a casa, pero estabas tan enojado conmigo, pensabas
que yo era de lo peor y no habría soportado que dudaras de que él bebe fuera tuyo – dije y el
cerró los ojos un segundo y respiró profundo intentando dominarse pero aun así su rostro
reflejaba frustración y culpa, Patrick era muy protector y en ese momento estaba segura de que se
estaba culpando de absolutamente todo lo que me había pasado.

– Lo siento, no debí hablarte así nada de lo que pasó es tu culpa, aquí el único culpable soy yo –
dijo tomando mi mano y llevándosela a sus labios.

– ¿Crees que podrás perdonarme? – dijo clavando su torturada mirada en mí.

– Ya lo había hecho – dije extendiendo mi mano en su mejilla – lo hice en el mismo instante que te
vi tan desesperado y arrepentido en mi apartamento, solo quería mantener mi postura porque
estaba muy enojada y quería que te dieras cuenta de cuanto me habías lastimado, pero el día del
secuestro iba a ponértelo fácil y volver a casa contigo, por cierto… ¿Cómo están Claire y su bebe?
– Tanto ella como el bebé están bien y en casa, fue una niña y Quil está fascinado con ella aunque
ambos estaban preocupados por ti.

– Me alegro mucho de que todo haya salido bien con la bebé – dije deseando conocerla.

– Nunca me cansare de pedirte perdón – dijo presionando su mejilla contra la palma de mi mano.

– No tengo nada que perdonarte no tienes la culpa de lo que Mike e Irina hicieron.

– Cuando te vi y vi lo que ese mal nacido te había hecho sentí ganas de matarlo. Si Irina no lo
hubiera hecho lo habría hecho yo mismo – dijo cerrando los ojos con fuerza.

– ¿Quieres decir que…?

– Si, Irina le disparó a Mike, él iba a dispararme por la espalda mientras te sostenía en mis brazos
pero ella lo hizo primero para salvar mi vida – dijo Patrick y yo cerré los ojos suspirando de alivio y
agradeciendo mentalmente a Irina.

– ¿Y qué va a pasar con ella? – pregunté y de inmediato vi su mandíbula tensarse.

– Estoy muy agradecido con ella por haberme salvado, pero no puedo olvidar lo que ella y Mike te
hicieron, le pedí a Jake que le contratara un buen abogado y eso es todo lo que haré por ella – dijo
y supe que ya no quería hablar de tema.

– ¿Cómo está Mark? – dije de pronto recordando a mi amigo.


– Está muy adolorido, pero estará bien. Tendrá que usar cuello ortopédico por algún tiempo, se
fracturó el brazo izquierdo y tiene un par de costillas lastimadas. Pero es fuerte y sana rápido,
papá dice que le darán el alta mañana.

– De seguro pasará a verte antes de irse, desde que despertó al día siguiente del secuestro ha
estado preguntando por ti todo el tiempo, debo reconocer que la ha estado pasando muy mal –
dijo Patrick haciendo un gesto de desagrado.

– Sigue sin gustarte Mark – afirmé.

– No es mi persona favorita en el mundo. Pero debo agradecerle que te haya apoyado cuando yo
no lo hice, es solo que no me agrada mucho saber que el mejor amigo de mi futura esposa está
enamorado de ella y no lo niegues porque es demasiado obvio – dijo tratando de ocultar su
irritación sin lograrlo.

– No tienes que estar celoso de Mark – dije sonriendo – después de todo él estuvo abogando por
ti, tratando de convencerme de luchar por mi felicidad junto a ti.

– Bueno… – dijo arqueando las cejas con asombro – tal vez ahora me cae un poco mejor, pero solo
un poco.

– Mamá debe estar muy preocupada – dije recordando la facilidad con la que se angustia y entra
en pánico.

– No te preocupes por ella no sabe nada, me puse en contacto con Phil después de enterarme de
lo del secuestro y él pensó que lo mejor sería no decirle nada así que Jacob se encargó de
arreglarlo todo para que Phil y ella se fueran unos días al campo así la mantendría alejada de la
televisión pero él y mi padre han estado en contacto todo el sobre tu estado de salud, así que tal
vez ella y Phil ya estén de camino a la ciudad – dijo Patrick y yo suspiré de alivio sabiendo que
mamá estaba bien, ella es muy sensible y toda esta angustia pudo haber afectado su salud
seriamente.
– Gracias – susurré. – No hay de que, no hay nada que no haría por ti – dijo acariciando mi mejilla
para luego depositar un casto beso en mis labios.

– ¡Oh cariño al fin despertaste!... estaba tan preocupada por ti – dijo Esther entrando en la
habitación con los brazos abiertos.

– Hola Esther – dije disfrutando de su abrazo y su cariño maternal, había aprendido a querer a esta
mujer como si fuera mi propia madre.

– Hijo deberías ir a darte una ducha y comer algo – dijo ahora centrando su atención en Patrick.

– Estoy bien mamá – dijo obstinado como siempre.

– Por favor Patrick, ve a casa date una ducha come algo y luego si Carlisle lo autoriza también
podrías traerme algo de comer porque muero de hambre – de inmediato su mirada se dulcifico y
tras darme un beso en la frente salió de la habitación.

– Nos diste un susto de muerte cariño, me alegro mucho de que tú y mi nieto estén bien, te voy a
cuidar y consentir mucho ¡Aún no puedo creer que voy a ser abuela! – dijo abrazándome
suavemente.

– Gracias Esther pero no quiero darte ninguna molestia – dije antes de tomar una nueva
cucharada de la sopa que me había traído Patrick antes de irse a casa asegurándome que volvería
de inmediato.
– No digas tonterías cielo, ni siquiera puedes imaginar lo angustiada que estaba cuando Carlisle y
yo llegamos, estaba tan ilusionada con los preparativos de la boda y me encontré con todo esto –
dijo frunciendo el ceño y con lágrimas en los ojos.

– Pensaba darles una sorpresa por lo que no llame antes de tomar el vuelo y al llegar encontré a
mi pobre hijo destrozado acababa de recibir la noticia de tu secuestro, estaba desesperado, pensé
que se volvería loco – dijo recordando lo ocurrido con gesto ausente, como si volviera a estar allí y
no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.

– Y cuando te trajeron aquí él estaba completamente desesperado suplicando que te salvaran, se


sentía tan culpable por haberte echado de su lado, aún más cuando supo lo del bebé – dijo Esther
colocando su mano suavemente en mi vientre.

– Mi hijo es algo terco y obstinado, pero te ama con locura, no ha querido separarse de ti ni un
segundo, estaba aterrado de que no despertaras pese a que Carlisle y los demás médicos le habían
asegurado que estarías bien, así que por favor tenle paciencia, aunque sé que no debo decírtelo
porque en tu mirada puedo ver cuanto lo amas.

– Pero ya basta de lágrimas – dijo quitando un con sus pulgares las lágrimas que habían rodado
por mis mejillas – ahora toma tu sopa, tienes que alimentarte para que mi nieto crezca fuerte y
sano.

– Es más – dijo arrebatando la cuchara de mi mano – creo que comenzaré a consentirte ahora
mismo.

No paro de hablar mientras me alimentaba como si fuera una niña, ni siquiera podía recordar a mi
madre haciendo esto por mí cuando estuve enferma de niña, continuó haciendo planes sobre la
habitación del bebé, colores, diseños, ropa y juguetes.

Luego de tres largos días en el hospital, de recibir muchas visitas entre ellas la de Mark quien
estaba mejor y me alegraba mucho aunque no podía evitar sentirme culpable ya que por mi causa
se vio involucrado en esto, también vinieron Ángela y Ben, Nessie y Jacob.
Más tarde fui sorprendida por el resto de la familia Graham, Helens y Jasper, Rosalie y Erick,
quienes habían volado dejando todas sus ocupaciones de lado únicamente para ver que estuviera
bien y todos se alegraron por la noticia de que iban a ser tíos y por supuesto tuvimos que soportar
las bromas de Erick sobre la abstinencia y refunfuñando porque su hermanito menor iba a ser
padre antes que él para luego arrastrar a Rose de regreso a casa para empezar a “practicar”.

Y como olvidar la visita de mi madre llorando como una magdalena tuve que consolarla hasta que
se calmó, tuve miedo de darle la noticia del bebé ya que ella estaba completamente en contra de
tener hijos tan joven, pero al final lo hice y ella estaba eufórica, completamente emocionada con
la idea.

– Al fin en casa – dije en cuanto entramos en nuestra habitación y Patrick me ayudo a


acomodarme en la cama, ya me sentía mucho mejor, los moretones empezaban a atenuarse y mi
labio partido ahora tenía una pequeña costra, mi cabeza solo dolía por momentos aunque solo era
un dolor sordo, pero aun sentía dolor en mi abdomen.

– ¿Qué? – pregunté ya que Patrick no dejaba de mirarme.

– Es que aún no puedo creer que estés aquí – dijo sentándose en el borde de la cama.

– Creí que te había perdido para siempre – dijo con la voz ronca casi ahogándose con las palabras,
manifestando ese pensamiento que lo había mantenido torturado los últimos días.

– Lo sé, yo también estaba muy asustada por ti Mike dijo que te mataría en cuanto obtuviera el
dinero, dijo que no lo atraparían porque no dejaría ningún testigo, pensar en que no iba ver nacer
a mi hijo y que pese a que tanto mi bebé como yo muriéramos también tu morirías era
desgarrador – dije y no pude evitar que las lágrimas empezaran a correr por mis ojos.

– No quiero que vuelvas a en pensar en eso – dijo atrayéndome a su pecho – jamás volverás a
pasar por nada ni ligeramente parecido a lo que tuviste que pasar, además Dios sabe que no
soportaría tener que atravesar de nuevo por la angustia de no saber de ti.
– Tengo algo tuyo aquí – dijo hurgando en su bolsillo.

– Lo he traído conmigo desde el día en que quedamos de vernos en el hospital – dijo sacando mi
anillo de compromiso, tomo mi mano y lo devolvió a su lugar.

– Y espero no volver a cometer ninguna estupidez que haga que huyas de mi porque mi corazón
no soportaría tu rechazo – dijo antes de besar mi mano.

– No lo harás – dije tragando el nudo de emociones en mi garganta – la próxima que te comportes


como un idiota no huiré solo me desquitare contigo en la cama – dije él sonrió y lo atraje para
besarlo con toda la pasión que me fue posible demostrar.

– Creo que esa idea me gusta más – dijo contra mis labios y ambos nos echamos a reír felices de
ser tan afortunados.
Capítulo 26: Síndrome de Abstinencia.

Mi recuperación ha sido un desfile interminable y en ocasiones abrumador de mimos por parte de


Patrick, Sue y de mi adorable suegra e incluso mi madre que de vez en cuando viene a verme pero
Phil y yo la persuadimos de que es mejor que vaya a casa y descanse.

Luego de que todos los Graham volvieran a Londres, Esther insistió en quedarse a cuidarme y por
ende a su nieto, además de ocuparse más de cerca de los detalles de la planeación de la boda, la
cual estoy más que feliz de dejar en sus expertas manos con la colaboración a la distancia de
Helens con quien teníamos largas charlas mediante Skype para decidir entre diversidad de objetos
de decoración para la boda.

Llevaba mes y medio en casa bajo la obsesiva mirada de Patrick que en su mayoría pasaba el día
junto a mí o en su despacho, desde que me dieron de alta había estado trabajando en casa y
yendo a la oficina solamente cuando le era imposible evitarlo.

Era genial sentirme tan mimada y protegida pero Patrick estaba llevando esto a niveles
alarmantes, tenía la impresión de que era como una frágil bailarina de cristal que se iba a romper
con la más mínima presión y eso me estaba volviendo loca porque ya me sentía como yo misma,
las molestias y dolores habían desaparecido por completo y mi cuerpo lleno de hormonas gritaba
de deseo por él.

Hacía ya varias semanas que me sentía bien pero para él no habían cuidados suficientes y el
incidente de hace tres semanas lo había dejado completamente trastornado.

Cuando me desperté esa mañana y estiré mi brazo solo me encontré con la almohada vacía pero al
enfocarme un poco más escuche el tenue sonido de la ducha en el baño, ya no tenía ni un solo
moretón en mi cuerpo, los raspones se habían curado y el dolor en mi estómago había
desaparecido casi por completo a excepción de cuando hacía un movimiento brusco.
Me levanté, me quité el pijama y caminé hacia la ducha completamente desnuda y allí estaba él
con los ojos cerrados dejando que el agua cayera por su cuerpo desnudo sin percatarse de mi
presencia.

Allí de pie admirando su deseable cuerpo mis hormonas empezaron a hacer su trabajo y toda clase
de escenas eróticas protagonizadas por los dos pasaron por mi mente, de manera que sin
detenerme a pensarlo ni un segundo abrí la mampara de la ducha y me deslicé dentro abrazándolo
por la espalda, haciendo que se sobresaltara.

– Buenos días – dijo dándose la vuelta para quedar frente a frente mientras recorría mi cuerpo con
su mirada, definitivamente habían sido unas largas semanas de abstinencia.

– ¿Cómo amanecieron mi hijo y la mamá más hermosa del mundo? – dijo posando su mano en mi
vientre con ternura, pero su tierno toque era lo último que quería.

Deseaba sus manos recorriendo mi cuerpo su boca sobre la mía deslizándose por mi cuello,
devorando mis senos, su lengua deslizándose sobre mi estómago, mi vientre y llegando aún más
abajo.

El solo pensamiento hizo que mi cuerpo entero se sintiera en llamas así que sin responder a su
pregunta envolví mis brazos en su cuello y lo atraje hacia mí poniéndome de puntillas y besándolo
con todo el deseo que sentía por él en ese momento.

El me devolvió el beso con la misma intensidad presionándome contra su cuerpo, fundiéndonos en


ese beso y su erección rápidamente se hizo notar contra mi vientre haciendo estremecer mi sexo.

La cascada de agua caliente cayendo sobre nosotros solo ponía mi piel más sensible, él nos giró y
me dejó aprisionada contra su cuerpo y la pared de la ducha, frotándose contra mí, sus labios
bajando por mi cuello besando todo a su paso hasta el inicio de mis pechos e involuntariamente yo
empecé a gemir pero entonces él se congelo y apoyó su frente contra mi hombro.
– ¿Qué pasa? – pregunté con la respiración entre cortada.

– No creo que esto esté bien… podría lastimarte – dijo Patrick con la respiración igual de alterada
que la mía levantando su mirada hacia mí y podía ver sus ojos verdes oscurecidos por la pasión
pero su temor era más fuerte que su deseo, a veces creía que cada vez que me miraba seguía
recordando la imagen de mí en el hospital inconsciente, herida, llena de golpes y raspones.

– Está bien – dije pegándome más a él restregándome contra su erección – quiero esto, no tienes
idea de cómo lo deseo – continué antes de atraerlo a mis labios.

Esta vez nuestros besos eran aún más frenéticos nuestras manos no podían quedarse quietas y el
parecía haberse olvidado de sus reticencias hasta que me tomó por los muslos para que envolviera
las piernas en su cintura, pero al hacerlo un grito ahogado de dolor se me había escapado, él se
congelo de inmediato y luego estalló lanzándome un millón de preguntas.

– ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? ¿Debemos ir al hospital? Pero que estoy diciendo claro que
debemos ir al hospital – dijo contestándose a sí mismo.

– Estoy bien – dije sonriendo para convencerlo de que estaba exagerando intenté atraerlo hacia
mí de nuevo pero el desenvolvió mis brazos de su cuello con suavidad pero con el ceño fruncido.

– Iremos al hospital – dijo tomando mi rostro entre sus manos mirándome intensamente con el
ceño fruncido y de inmediato mis hormonas aceleradas se hicieron presentes de la peor manera.

– Ya basta quieres – dije apartando sus manos con poca delicadeza.

– Te estas comportando como un demente solo hice un movimiento brusco y sentí algo de dolor
pero estoy bien – dije saliendo de la ducha malhumorada para luego envolverme en una toalla.

– Llamare a papá – amenazó Patrick desde el baño.


– ¡Oh perfecto! – dije exasperada – llama a mi futuro suegro y dile que me lastimé intentando
seducirte de seguro le parecerá muy entretenido.

Y al parecer esa fue una experiencia demasiado traumática para mi sobreprotector futuro esposo
y desde entonces he visto frustrados todos y cada uno de mis torpes intentos por seducirlo.

Ya estaba completamente repuesta pero Patrick continuaba con sus miedos y eso me estaba
volviendo loca y me ponía de muy mal humor, si seguíamos así pasaríamos nuestra luna de miel
jugando damas chinas.

– Yo creo que el nuevo club que Garrett abrió en la ciudad es nuestra mejor opción – dijo Helens.

– Si yo muero por conocerlo dicen que es muy exclusivo – dijo Ángela – Andrea me ha contado que
su club en Londres era increíble.

– Entonces no se diga más – dijo Helens – será en el club de Garrett les avisaré a los chicos para
que no se aparezcan por allí.

– Bueno que si lo hacen no sería el fin del mundo – dijo Rose sonriendo pícaramente.

– ¿O debo recordarte lo bien que lo pasamos en tu despedida de soltera cuando los chicos
decidieron reunirse con nosotras? – añadió Rose sonriendo perdida en sus recuerdos.

– ¿Estás de acuerdo Andrea? – preguntó Nessie.


– Si de seguro será un lugar estupendo – dije levantando mi vaso de jugo de naranja para darle un
sorbo.

Nos encontrábamos junto a la piscina hablando sobre mi despedida de soltera, había insistido en
que no quería ninguna fiesta sino que solo saliéramos por allí un rato, pero hoy me encontraba
particularmente malhumorada.

– ¿Andrea estás bien? – preguntó Ángela.

– ¿No estarás pensando en dejar a mi hermano plantado en el altar? – preguntó Helens frunciendo
el ceño.

– ¡Claro que no! – exclamé horrorizada.

– ¿Cómo puedes decir eso?

– Es que parece que estas distraída e irritable – dijo Nessie.

– Es más si no los conociera diría que te hace falta un poco de buen sexo – dijo Helens tomando un
sorbo de su bebida y no pude evitar fulminarla con la mirada.

– ¡Es eso!... – gritó Rose – no sé cómo ha sido posible pero tienes todos los síntomas del síndrome
de abstinencia a mí me pasa cuando Erick me hace enojar y lo castigo sin sexo.

Al ver mi expresión todas se echaron a reír antes de soltar tantas preguntas que me aturdieron
hasta que al fin accedí a hablar y les conté el fatídico intento de seducirlo en la ducha que traumo
tanto a Edward que ha esquivado cada uno de mis intentos por seducirlo.

– Pues tienes que usar todas tus armas de seducción – afirmó Rose.
– Necesitamos la lencería más sexy jamás imaginada – dijo Helens.

– Un momento chicas ya intenté todo lo que tenía a la mano y no sé si ya me vieron pero déjenme
decirles que no me caracterizo por ser muy sexy que se diga – dije exasperada.

– Eso no es cierto y lo sabes – dijo Ángela enarcando una ceja y de inmediato la alarma en mi
rostro se disparó al saber lo que se venía.

– Ángela no – advertí pero ella hizo caso omiso.

– ¿Exactamente a qué te refieres? – preguntó Nessie.

– A que Andrea y yo tomamos clases de pole dance y ella era muy buena – dijo Ángela.

– ¿En serio? – preguntaron incrédulas Helens, Nessie y Rose a la par.

– Gracias por la confianza chicas – refunfuñé.

– Ignórala son solo las hormonas – dijo Rose para que Ángela continuara.

– Pues resulta que yo quería darle una sorpresa a Ben para su cumpleaños así que decidí tomar
clases de pole dance dos meses antes y mi amiga aquí presente – dijo señalándome – después de
mucho rogarle acepto acompañarme por solidaridad, pero resulto que le fue mucho mejor que a
mí.

– Pues ahí lo tienes – dijo Helens con esa sonrisa que hacía que casi vieras la bombilla
encendiéndose sobre su cabeza.
– ¿Qué? ¿A qué te refieres? – pregunté cada vez más asustada aunque por las sonrisas en sus
rostros no sabía ni porque preguntaba.

– ¡Ay por favor Andrea!... Eres más inteligente que eso, así que no te hagas la desentendida y ve
por tu bolso mientras yo hago unas llamadas.

– ¿A dónde vamos? – pregunté.

– ¿Que no es obvio? – dijo Nessie y todas gritaron….

– ¡De compras!...

– Ya está todo listo – dijo Helens guardando su celular para ese entonces íbamos hacia el
estacionamientos de centro comercial cargadas de bolsas.

– ¿Y exactamente donde haremos esto? – pregunté sintiendo mis nervios crecer conforme
transcurrían los minutos.

– En el club de Garrett él se está encargando de que todo, nos dará un lugar y de hecho ya está
instalando todo lo necesario para esta noche – dijo Helens.
*****************************

– Helens no estoy segura de que esta onda de callejera le vaya a gustar a Patrick – dije
señalándome a mí misma con los nervios de punta y las piernas temblándome tanto que rogaba
no tropezar con los tacones de mis botas mientras estiraba mi minifalda como si mágicamente
más tela fuera a aparecer.

– Claro que le gustará – dijo Helens – en el fondo todos los hombres fantasean con ver a su mujer
vestida así haciéndoles un baile privado.

– Además te ves preciosa – dijo Rose.

– Y cuando vea tus habilidades lo vas a volver loco – añadió Ángela.

– Si eres la mitad de buena de lo que Ángela asegura te ira muy bien, hasta estoy pensando en
pedirte unas clases – dijo Nessie.

– Eso espero – murmuré, solo esperaba no tropezar con mis propios pies, caer y terminar
adolorida además de con mis ojos irritados por estos lentes.

Respiré profundo, me coloque el antifaz y entré para ver a Patrick tenso paseándose de un lado a
otro luciendo completamente comestible con esos jeans ajustados y una camisa negra con sus
mangas dobladas hasta los codos que se ajustaba perfectamente a su musculosa figura sonreí al
ver su expresión cuando me vio, sus ojos casi se salían de sus cuencas y su mirada recorrió todo mi
cuerpo, definitivamente mi atuendo le había llamado la atención.

Sonreí mientras caminaba hacia el tubo que Helens le había dicho a Garrett que instalara, tomé mi
lugar mientras la canción “Side To Side” de Ariana Grande empezaba a sonar y automáticamente
mi cuerpo empezaba a moverse al ritmo de la música.
Patrick (POV)

Por más que intentaba concentrarme en los documentos que estaba leyendo en lo único que
podía pensar era en Andrea, en sus intentos por seducirme y el hecho de que cada vez es más
difícil rechazarla.

Después de ver cuánto dolor le había causado aquel día en la ducha me propuse esperar hasta
después de la boda para estar seguro de que ella estuviera completamente bien y aunque me
repetía a mí mismo que era un idiota no podía evitarlo ya le había causado suficiente dolor y
sufrimiento al alejarla de mi lado llegando al punto de poner su vida en peligro.

Con solo pensarlo mi cuerpo se estremecía, no querría verla jamás sufriendo por mi culpa y la sola
idea de perderla me mataba.

Pero por otro lado con solo recordar sus intentos por seducirme y su cuerpo desnudo aquel día en
la ducha, el agua corriendo por su piel, su delicioso aroma invadiendo mis fosas nasales, me hacía
fantasear con ella, con su cálido cuerpo fusionado con el mío, sus gemidos, su rostro
contrayéndose de placer.

– ¡Concéntrate! – me reprendí a mí mismo cuando empecé a sentir como mi miembro se sacudía,


pero no podía evitarlo extrañaba sus besos apasionados hoy más que nunca que no la había visto
desde la hora del desayuno y no estaba de muy buen humor que digamos.

– Muy bien Patrick deja lo que estés haciendo porque es hora de divertirnos – dijo Erick seguido
por Jasper, Jacob, Ben a quien últimamente había estado tratando y que me caía muy bien e
incluso Mark con quien ahora teníamos una relación mucho más cordial.
– De acuerdo solo déjenme terminar con esto – dije señalando los documentos que tenía sobre el
escritorio.

– Nada de eso – dijo Erick arrebatándomelos. Suspiré de frustración pero sabía que era una batalla
perdida, así que me puse de pie y los seguí.

– Vamos Patrick quita esa cara – dijo Jasper al verme mirando por la ventanilla con expresión
ausente, los demás chicos se habían ido con Erick.

– Estoy seguro que al final de la noche vas a tener una gran sonrisa en tu rostro – dijo mientras
estacionaba frente al nuevo club de Garrett.

– ¿Espera a que te refieres? – pregunté.

– Ya lo veras – dijo e ignorándome bajo al encuentro con los demás chicos. Luego de una hora de
tragos y plática masculina a la que incluso Garrett se dio el tiempo para sumarse Jasper y Jacob se
pusieron de pie.

– Bueno Patrick hay algo de lo que tenemos que hablar si nos acompañas – dijo Jasper.

– Ya déjate de misterios y por favor habla de una vez – espeté.

– Yo que tú les haría caso Patrick como tu amigo te digo que te conviene – los secundo Garrett y
aunque no muy convencido suspiré resignado y los acompañé.

Me condujeron hasta una zona apartada del bullicio frente a un par de puertas de caoba y cuanto
estuvimos frente a ellas Jacob y Jasper se colocaron a los costados de las mismas y me indicaron q
las abriera y cuando entre los muy infelices cerraron las puertas a mis espaldas.
La habitación parecía ser originalmente una oficina pero había sido convertida en un escenario de
pole dance o al menos eso parecía con la tenue iluminación.

– ¡Debe ser una broma!... – grité cuando supe el propósito de encerrarme aquí intenté abrir la
puerta pero estaba cerrada con llave.

¡Iba a matarlos! En cuando saliera de aquí los mataría, pensé mientras caminaba de un lado a otro
como león enjaulado.

Pero entonces mis pensamientos fueron interrumpidos cuando el pequeño escenario se iluminó y
una figura se materializó frente al tubo.

Aquella chica era delgada, su cabello rubio caía en una cascada de suaves rizos hasta la mitad de
su espalda, lucía un diminuto top rojo dejando expuesta parte de la blanca y perfecta piel de su
abdomen, una minifalda negra de tablones encontrados que dejaba muy poco a la imaginación y
exponía el inicio de un liguero del mismo color que sostenía sus medias de mallas, unas botas
negras de tacón alto que subían hasta arriba de sus rodillas, la mitad de su rostro estaba cubierto
por un antifaz negro recubierto de tul con hilos pateados y lo que parecían ser cristales swarovski
sobre sus ojos y sus labios brillaban con el mas rojo de los labiales.

Una sensual música empezó a llenar la habitación y aquella desconocida empezó a moverse y
contornearse al ritmo de la música, caminando sensualmente alrededor del tubo apoyándose en él
y luego deslizándose por él, no podía hacer más que tragar saliva, mi boca estaba reseca y mi
ritmo cardiaco se disparó tanto que mi respiración se volvió irregular, pero lo más martirizante fue
cuando en uno de sus sexys giros en el tubo mi miembro dio una sacudida.

¿Qué hacía yo aquí encerrado con esta mujer sintiéndome así de excitado? Quería pensar que era
la falta de sexo la que me tenía completamente excitado con esta completa desconocida mientras
la mujer a la que amo probablemente esté pensando en mí en este momento ya que ella tampoco
estaba nada contenta con nuestra falta de actividad en la cama.
Mis piernas se sentían temblorosas así que me senté en el sillón dispuesto frente a ella para que
disfrutara del show cómodamente, me sentía como un adolescente hormonal disfrutando de su
primer baile privado.

Pero aún faltaba mucho para que mi dulce tortura terminara y mi cuerpo entero tembló cuando
ella se separó del tubo luego de otro elaborado giro y empezó a caminar hacia el borde del
escenario, bajo los dos escalones y caminó hacia mí.

Se movía al ritmo de la música incluso mientras caminaba y empezó a rodearme clavando en mí su


intensa mirada azul enmarcada por largas pestañas que sobresalían de su antifaz.

Pasó una de sus manos por mi hombro y luego mi pecho conforme caminaba a mí alrededor hasta
que se plantó frente a mí moviéndose sensualmente y yo no podía despegar mi mirada de ella
aunque mi vida hubiese dependido de hacerlo.

Y mi tortura fue mayor cuando mi autocontrol fue puesto a prueba, aquella desconocida se sentó
a horcajadas sobre mí y su aroma solo me ponía peor, olía a fresas y alguna otra fragancia floral,
olía muy parecido a Andrea solo que esta no era mi Andrea.

Aquella chica se froto descaradamente contra mí moviéndose al ritmo de la música lanzado su


cabeza hacia atrás, quería apartarla ponerme de pie y salir de allí de inmediato pero mi cuerpo no
respondía.

Mi autocontrol se resquebrajaba a un ritmo alarmante para cuando me di cuenta mis manos


estaban en la parte superior de sus muslos atrayéndola hacia mí.

– Ummmm… – ronroneó ella al sentir mi erección contra su sexo separados solo por la ropa.

Esto no estaba para nada bien no sabía quién era esta mujer ni porque me atraía de esta forma
pero no podía hacerle esto Andrea, ella era el amor de mi vida y no podía hacerle esto.
Aquella desconocida seguía moviéndose sobre mí acariciando mi cuello con su nariz y haciendo
acopio de todas mis fuerzas la tome por los hombros y la separé de mí lo más que pude.

– Lo siento, eres hermosa pero no puedo hacer esto, amo a mi prometida y esto no puede llegar
más lejos – dije con la respiración acelerada.

Ella sonrió maliciosamente y con suavidad retiró mis manos de sus hombros y aun sobre mí se
acercó a mi oído.

– Solo cierra los ojos y piensa que soy ella – susurró con voz ronca – será nuestro secreto.

– Lo sabré yo – dije lo más convencido que pude aunque en realidad solo me provocaba arrancarle
la ropa.

La miré y allí estaba de nuevo esa sonrisa maliciosa y sexy en sus labios carmesí.

Se levantó moviéndose sensualmente, dejando que la música la envolviera y casi sufro un infarto
cuando llevo sus manos a sus pechos acariciándolos levemente deslizando sus manos por todas su
perfecta anatomía para luego llevarlas a un costado de su falda, bajó el cierre lentamente y dejo
caer la prenda en el piso luego le siguió su top quedándose solamente en un diminuto y muy
revelador conjunto de lencería negro.

Verla solamente en su diminuta ropa interior, ligero, medias y botas de tacón alto casi me hizo
perder el control, tuve que aferrarme a mi asiento para no levantarme y atraerla a mi regazo, pero
ella no había terminado con su espectáculo y aun moviéndose sensualmente llevo sus manos hacia
su espalda y en un instante estaba despojándose de su sujetador y dejando a la vista su hermosos
y bien formados pechos.

Abría mi boca intentando decir algo para detenerla mientras caminaba hacia mí, pero volvía a
cerrarla sin lograr que ningún sonido saliera.
Cuando ella se sentó sobre mí a horcajadas nuevamente con sus pechos desnudos a solo
centímetros de mi rostro y sus dulces labios se unieron a los míos supe que estaba perdido.

Sus besos eran apasionados y cargados de necesidad, soltando suaves gemidos cuando nuestras
lenguas se rozaban, volviéndome completamente loco, no había manera de que pudiera detenerla
incluso cuando la razón me decía que debía hacerlo, sin despegar nuestros labios sus manos se
deslizaron a los botones de mi camisa luchando por abrirlos rápidamente.

Sus labios abandonaron los míos para deslizarse por mi cuello y continuar su camino hacia mi
pecho mordisqueando mi piel sensible.

Sus manos llegaron a la cinturilla de mis pantalones y empezó a desabrochar mi cinturón mientras
sus pechos subían y bajaban mostrándome en su respiración aceleraba que ella me deseaba con la
misma desesperación que yo.

– Espera… detente… – dije con la respiración completamente errática, mi corazón latiendo


desbocado en mi pecho y una dolorosa erección en mis pantalones.

– Shhhh… – fue todo lo que salió de sus labios y acercándose a mi boca todas mis protestas fueron
silenciadas con un beso profundo y lleno de hambrienta necesidad que solo reflejaba el estado en
el que yo me encontraba mientras sus manos continuaban en sus tarea hasta que finalmente
liberó mi erección y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando su mano rodeo mi pene
frotando suavemente.

Gemí de pacer y a la vez de frustración no había manera de que pudiera frenar a esta mujer pero
tampoco había forma de que yo le fuera infiel a Andrea.

– Detente… por favor… – dije entre jadeos – no puedo hacerle esto a mi prometida.

– Claro que puedes hacérselo – dijo aquella desconocida sonriendo sensualmente.


Y de seguro fue mi imaginación porque su voz era idéntica a la de Andrea pero apenas y tuve
tiempo de procesar lo que oía cuando aquella chica arranco su antifaz y era ella, allí estaba mi
Andrea rubia y de ojos azules pero era ella sonriéndome.

– ¿Cómo…? – intenté decir pero su mirada reflejaba la misma necesidad que yo y antes de que
pudiera decir nada más ella se colocó de rodillas entre mis piernas y sus labios estaban sobre mi
erección deslizándola dentro de su boca.

Cualquier pregunta que tuviera hasta ese momento sobre que había estado ocurriendo aquí fue
eclipsada al sentir su cálida boca rodeando mi erección, mis caderas se elevaron automáticamente
y tomé su cabeza presionándola más contra mí para estar más profundamente dentro de ella.

Su boca se deslizaba sobre mi pene, su lengua lamía desde la base hasta la punta para volver a
introducirlo hasta el fondo rozándome levemente con sus dientes volviéndome loco, haciendo que
deseara tanto estar dentro de ella que era casi doloroso.

– Ya basta – dije jalándola hasta acomodarla en mi regazo tirando de sus piernas para que quedara
a horcajadas sobre mi presionando nuestros sexos separados solo por su ropa, y la atraje a mis
labios besándola quizás con demasiada rudeza pero eso no parecía molestarle, emitió un gemido
ahogado pero sonrió al verme desesperado deseándola a más no poder.

Mis manos locas por sentirla se deslizaban por la cara interna de sus muslos sintiendo su tersa piel
hasta que mi mano llego hasta su núcleo paseando mis dedos por su húmeda hendidura y
teniendo el placer de oírla gemir desesperada por sentirme.

– Te deseo ahora mismo – dije antes de romper sus delicadas bragas de encaje, ella gimió en voz
alta, podía ver el deseo en sus ojos y rápidamente tomo mi erección entre sus manos y se deslizó
sobre ella en un rápido movimiento que provoco que ambos echáramos nuestras cabezas hacia
atrás por la intensidad del placer que sentíamos.

Había sido demasiado tiempo sin estar dentro de ella y al parecer las hormonas del embarazo
habían tenido a Andrea deseando que este momento llegara porque sus movimientos eran
rápidos, desesperados, sus labios entreabiertos en busca de aire y sus gemidos con cada
movimiento me lo demostraban.

Tenerla sobre mí de esa manera con su rostro mostrando placer con cada movimiento,
escuchando sus sensuales gemidos y tenía que reconocer que la peluca rubia era algo
desconcertante pero a la vez muy excitante.

– Dios te sientes tan bien – dije con la mandíbula apretada tomando sus caderas hundiéndome
aún más profundo en ella y Andrea gritó cerrando sus ojos con fuerza dejando caer su cabeza
hacia atrás, dejándose llevar por el placer de su orgasmo y sentir su centro palpitando a mi
alrededor sumado al verla tan entregada a placer hizo que me dejara ir derramándome en su
interior.

Andrea cayó sobre mi pecho acomodando su rostro en mi cuello aun jadeando y yo no pude hacer
más que aferrarme a ella aspirando su dulce aroma.

– Está es la mejor despedida de soltero que cualquier hombre pudiera desear jamás – murmuré en
su oído.

– Me alegra que te gustara porque a mí me encantó – dijo mirándome tímidamente bajo sus
larguísimas pestañas postizas con el rubor extendiéndose en sus mejillas.

– Adoro tus sonrojos aunque debo reconocer que contrasta mucho con tu imagen, te ves… tan
sexy – dije acariciando su sonrojada mejilla y recorriendo su cuerpo descaradamente con mi
mirada.

– Tal vez deba dejarte volver a tu despedida de soltero – dijo poniéndose de pie pero la vi morder
su labio y estremecerse cuando mi miembro salió de su interior.
Verla allí de pie solo hizo que la deseara más aun con la peluca puesta, con las medias, ligero y la
bragas rotas, mi miembro no tardo en volver a despertar y por la mirada que ella me dedicó supe
que mi mujer tampoco había tenido suficiente por esta noche.

– De ninguna manera voy a volver allí fuera – dije atrapando su mano y tirándola sobre mí regazo.

– Por ahora lo único que quiero es llevarte a casa y perderme en tu cuerpo una y otra vez – dije
recorriendo con la palma sus redondos pechos sintiendo como se endureciera con mi toque.

– Entonces iré a cambiarme – dijo poniéndose de pie rápidamente.

– Creo que quiero un poco más de ti vestida así – dije mordiendo mi labio inevitablemente y ella
sonrió sonrojándose furiosamente.

– Mis cosas están en el baño dame un minuto – dijo antes de desaparecer.

– Allí esa mi chica de vuelta – dije cuando reapareció con su cabello castaño y sus ojos chocolate a
la vista de nuevo, vistiendo la misma ropa sexy con la que acababa de seducirme y con un abrigo
de gabardina negro en el que se envolvió rápidamente abrochando sus botones pero cuando vi su
abrigo cubriendo su provocativo atuendo la detuve antes de que abrochara el cinturón del abrigo.

La atraje hacia mí para luego dejarla arrinconada contra la pared, le quité el abrigo rápidamente
para luego colocarme de rodillas y luego de levantar su falda y sostenerla en sus caderas pase mi
lengua a lo largo de su hendidura y fui recompensado con un largo gemido.

Conforme mi boca succionaba y lamia su intimidad ella se aferraba con fuerza a mi cabezo hasta
lastimarme en el momento en que su orgasmo llego pero sentirla disfrutando así palpitando sobre
mi boca solo me encendió más.
Me puse de pie mientras ella jadeaba apoyada en la pared aun con los ojos cerrados y la tomé por
los muslos haciendo que envolviera sus piernas a mí alrededor y sin más me hundí en ella.

– ¡Patrick! – gritó aferrándose a mis hombros mientras de mis labios solo escapaban gemidos y
gruñidos de placer al estar tan dentro de ella embistiéndola con fuerza.

Lo único que podía pensar era en hacerla mía una y otra vez, tendría que usar toda mi fuerza de
voluntad para salir de esta habitación.

Por suerte no había ninguna prisa en hacerlo.

Capítulo 27: EPÍLOGO.

Al abrir los ojos lo primero que hice fue estirar mis brazos, cada parte de mi cuerpo se sentía
deliciosamente tensa debido a la actividad física del último par de días y sobre todo de anoche.

Sentía mis mejillas arder al recordar la noche del jueves, después del baile privado en la despedida
de soltero de Patrick y el muy satisfactorio final del mismo todos sus temores habían quedado en
el olvido y ambos éramos insaciables había sido demasiado tiempo de abstinencia y nos
encontrábamos ansiosos por disfrutar del otro pero era difícil en una casa llena de gente ante la
obsesiva planeación de Helens que revoloteaba a mi alrededor todo el tiempo.

La noche anterior se suponía que Patrick y yo no debíamos dormir en la misma habitación, idea
que a ambos nos parecía ridícula después de todo lo que hemos pasado y sobre todo por el hecho
de que estaba embarazada pero para Helens y Esther parecía muy importante.
Para Esther la razón era meramente superstición, ella pensaba que era de mala suerte que el
novio y la novia se vieran antes de la boda, parecía ser algo importante para ella y a pesar de las
protestas de Patrick lo convencí de que aceptáramos.

El interés de Helens más bien tenía que ver con la obsesión por obtener la perfección en esta boda
y eso incluía que la novia durmiera bien y estuviera con la piel completamente tersa y sin rastro de
ojeras, así que conocedora de nuestra reciente “época de sequía” quería que Patrick mantuviera
sus manos lejos de mí pero eso no impidió que se colara a mi habitación a media noche e
hiciéramos el amor hasta estar completamente satisfechos y agotados.

Instintivamente estiré mi brazo hacia su lado de la cama para encontrarme con sabanas frías y una
almohada vacía y sonreí al recordar que Patrick había salido de nuestra habitación al amanecer
para dejar que su madre y hermana creyeran que habían ganado.

Miré el reloj sobre la mesita de noche y me sorprendí al ver que eran casi las 11, el sábado había
llegado y con él el día de mi boda, era casi un milagro que Helens no haya venido a despertarme ya
hace mucho. Tome mi bata, me dirigí al baño y al salir escuche unos suaves toques en la puerta.

– Adelante – dije pensando que ya era extraño que Helens no estuviera apresurándome pero a
quien vi aparecer fue a Rose.

– Buenos días – dijo cerrando la puerta detrás de ella.

– Hola Rose – dije sonriéndole – pensé que sería Helens enojada porque me quede dormida.

– Debió haber venido hace casi dos horas pero la convencí de dejarte dormir un poco más porque
después de la visita de Patrick anoche pensé que estarías cansada – dijo subiendo y bajando las
cejas al puro estilo de su esposo.

– ¿Qué? – pregunté fingiendo no saber de lo que hablaba.


– No tienes que fingir conmigo nos estamos quedando en la habitación de al lado y vi entrar a
Patrick anoche, además ustedes no son muy silenciosos que digamos – dijo soltando una risita y
estoy segura de que mi rostro era de un rojo brillante.

– Pero tranquila que no le diré ni a Helens ni a Esther, intentaron lo mismo conmigo y Erick la
noche anterior a nuestra boda pero tampoco tuvieron éxito – pero lo que más me preocupaba era
su esposo y sus bromas – y no te preocupes que ya soborné a Erick adecuadamente así que no dirá
nada – dijo sonriendo pícaramente.

– Gracias Rose – dije soltando el aire que no había dado cuenta a que estaba conteniendo.

– No hay de qué pero ahora debes apresurarte porque en cualquier momento entrará Sue con el
desayuno ya que le dije a Helens que me ocuparía de que estuvieras lista en una hora para para
que el estilista y la maquiladora hagan lo suyo.

– De acuerdo… ¿Dónde está Helens?

– Ya la conoces, está ocupándose de todo personalmente y debo reconocer que todo está
quedando precioso puedes verlo por ti misma – dijo señalando el balcón.

Y cuando salí al balcón mi mandíbula casi se desencajo al ver la transformación que había ocurrido
en la playa.

El sitio destinado a la ceremonia con las sillas alineadas cubiertas de satén blanco con un listón
azul alrededor y hay una hermosa pérgola blanca colmada de flores al final del ya instalado
corredor lleno de cientos de flores.

El área destinada para la recepción no se quedaba atrás cada detalle tenía impreso el toque
personal de Helens, los hermosos arreglos florales alternados con preciosos centros de mesa de
cristal con velas flotantes y una zona lounge con cojines en el piso para que los invitados se relajen
y la decoración con telas le daba a todo un toque etéreo al moverse con la brisa del mar.
Mis ojos se llenaron de lágrimas admirando tanta belleza, pese a que siempre enfatizamos que
queríamos una boda íntima y relajada Helens y Esther se las habían arreglado para respetar
nuestros deseos y llevar nuestra idea a otro nivel.

– Es hermoso verdad – dijo Rose detrás de mí.

– Es todo lo que soñé y mucho más – dije limpiando mis lágrimas.

Después del desayuno que apenas pude apreciar porque mi estómago estaba hecho nudos por los
nervios y tomar una ducha llegaron el estilista y la maquilladora.

Luego de una mascarilla capilar, una facial, un recorte de puntas capas de maquillaje y de casi
dormirme mientras trabajaban en mi…

– Quedaste preciosa – anunció Esther entrando en la habitación envuelta en un hermoso vestido


color turquesa que le daba a su piel un aspecto maravilloso.

– Gracias Esther pero tu estas impresionante – dije observando a mi muy elegante suegra.

– ¡Oh tonterías cariño! – exclamo.

– Hoy nadie se preocupara de mi todas las miradas van estar sobre ti, serás la envidia de todas las
solteras – añadió y no me quedaba ninguna duda de que aquello era más que cierto.

A veces era molesto que todas las mujeres babearan por tu futuro esposo y aunque en el fondo
aun temía volver a encontrarme con alguna loca como Irina, me sentía segura del amor de Patrick
y eso mantenía mis temores a raya.
– ¿Llegue a tiempo para el vestido? – dijo mi madre irrumpiendo en la habitación.

– Claro que si – se apresuró a decir Esther.

– Mamá estas impresionante – dije al verla tan arreglada usando el vestido que Esther había
comprado para ella.

– Gracias cariño pero eres tú la que importa hoy y estas preciosa mi amor – dijo con lágrimas en
los ojos.

Esther saco la gran bolsa que contenía mi vestido de novia que hasta ahora había sido un secreto
casi para todos y para ese entonces Ángela, Helens, Rosalie y Nessie que serían mis damas de
honor ya estaban en la habitación.

Esther abrió la cremallera de la bolsa y un jadeo escapo de los labios de todas al sacar el vestido.

Y es que mi vestido era un sueño hecho realidad, era hermoso, cómodo y elegante una mezcla que
rara vez se logra obtener con éxito, con la ayuda de mi madre y Esther me puse el vestido y
terminé de arreglarme.

– ¡Oh por Dios! – exclamó Helens.

– El diseñador hizo un excelente trabajo fusionando nuestras ideas te ves preciosa – añadió Helens
girando a mi alrededor revisando mi peinado y maquillaje ya que todo en mi imagen el día de hoy
había sido pensado por ella.

– Y ahora – dijo tirando de mi mano hasta situarme frente al espejo – esto fue una petición de
Patrick, hizo que le prometiera que me aseguraría de que te dieras cuenta de lo hermosa que
seguramente estarías hoy.
Me quede mirando fijamente a la mujer frente al espejo y tuve que controlarme parpadeando
repetidamente para disipar las lágrimas.

Yo jamás soñé con encontrar el amor, una boda y con todo lo que esta implica, después de la
convivencia con mi padre ni siquiera estaba segura de querer casarme un día.

Pero aquí estaba contemplado mi reflejo con mi corazón a punto de estallar de la emoción con el
vestido de novia más hermoso jamás imaginado.

El satén contra mi piel se sentía maravilloso y la brisa que entraba por la ventana lo hacía fluir de
manera que parecía que estaba flotando.

El vestido era de satén blanco se ajustaba perfectamente a mi cuerpo y se ensanchaba en la


cintura, con hermosos breteles decorados con diminuta pedrería, mi cabello estaba recogido en
un moño bajo con mechones ondulados escapando, dándome un aire de sofisticación que jamás
pensé lograr y el maquillaje que un principio pensé podría ser demasiado lucía natural y entonaba
perfectamente con el vestido.

– Bueno la hora llegó – dijo Helens abriendo la puerta para que nuestras madres fueran a tomar su
lugar. Sentía mis piernas temblar no sabía cómo haría para no caer por las escaleras, incluso
estaba reconsiderando mi decisión de caminar sola hasta el altar solo para tener alguien a quien
aferrarme en caso de tropezar, estaba tan nerviosa, odiaba ser el centro de atención e
irremediablemente hoy lo sería.

Logré bajar las escaleras y llegar hasta la playa sin ningún incidente y allí estaba Patrick de pie al
final del corredor sonriéndome y mirándome como si fuera su más grande tesoro.

Al ver a la forma en que miraba y me sonreía de inmediato mi pulso se calmó y lo único que quería
era llegar hasta él.
Las chicas tomaron su lugar y yo finalmente llegué hasta Patrick correspondiendo su brillante
sonrisa.

Lucía guapísimo con su esmoquin y el viento alborotando su cabello mientras el sol le arrancaba
destellos y la pérgola de flores junto con el mar a sus espaldas hacían que luciera como un sueño
del que tenía miedo de despertar.

– Estás preciosa – susurro cuando tomo mi mano y deposito un beso en ella antes de ofrecerme su
brazo.

Las hermosas palabras del ministro durante la ceremonia eran solo como una melodía de fondo
haciendo perfecto nuestro momento, aún más cuando llego el momento de los votos y ambos los
dijimos sin aparta la mirada del otro.

La emoción fue tal que no pude evitar que lagrimas rodaran por mi rostro cuando terminé de decir
mis votos.

– No me canso de decirte lo hermosa que luces – dijo Patrick en mi oído mientras nos
deslizábamos por la pista de baile.

– Me alegro de que te guste porque él diseño fue idea de Helens, yo solo pedí algo sencillo – dije
feliz de que el vestido le hubiera gustado.

– Y esa es una de las cosas que más me gustan de ti, tu sencillez tu manera de ser, ese corazón tan
puro que se robó el mío – dijo pegando su frente a la mía.

– Soy tan afortunado – añadió.

– Te amo – susurré. – No más que yo señora Graham – respondió sonriendo y unió nuestros labios.
7 años después...

La vida era perfecta ahora, pese a los años que habían transcurrido, los muchos tropiezos y
pruebas que nuestro amor había tenido que pasar en los últimos años y que tal vez algún día les
contaré ahora todo era perfecto.

Miraba a mi familia jugando feliz en la playa, para mí era un deleite ver a mi pequeña saltado
alrededor de su padre cada vez que encontraba una concha o algo que atraía su atención en la
arena y a nuestro pequeño riendo sobre sus hombros.

Verlos felices a ellos y a su padre era lo que más feliz me hacía en esta vida y al ver como la mirada
de Patrick encontraba la mía y allí estaban sus ojos llenos de adoración que cada vez que se
centraban en mi afirmaban su amor mientras yo los observaba jugar y reír sentada en la arena.

Hoy nuestros hijos estaban más eufóricos que nunca porque mañana viajaríamos a visitar a sus
abuelos en Londres y pasaríamos allí la fiestas navideñas como lo hacíamos cada año, ellos
adoraban estar allí acompañados por su primos y siempre terminaban al borde de las lágrimas
cuando teníamos que volver a casa.

Dado a que ni mi madre ni Phil tenían parientes cercanos con quienes pasaran estas fiestas se
unían a nosotros cada año de manera que la familia entera, incluyendo a Nessie, Jacob y su
pequeño Taylor de 3 años se unía en estas fiestas y siempre resultaban perfectas.

Patrick dejo a nuestros hijos jugando en la orilla no sin antes advertirles que tuvieran cuidado.

Dios nos había bendecido con dos hijos hermosos y sanos, nuestra pequeña Lizzy de 6 años y
nuestro pequeño Anthony de 4 que al igual que nuestra hermosa hija había llegado de forma
inesperada pero la noticia de que nuestro segundo hijo estaba en camino solo había llegado a
acrecentar nuestra felicidad.

Patrick se acercó hasta mí sin apartar su mirada de la mía ni un solo instante y se sentó junto a mí
en la arena abriendo sus brazos para mí, me recosté en su pecho aspirando su aroma que me
resultaba tan embriagador como el primer día.

– Me has hecho tan feliz – susurró.

– No más de lo que tú a mí – dije dándole un corto beso en los labios.

– Amo verte feliz y sé que te gusta mucho estar aquí – dijo Patrick y sabía lo que iba a decir antes
de que lo dijera.

– Sé que temes a que yo no sea feliz con la decisión que tomamos, temes que solo lo haga por ti
pero también fue mi decisión y soy muy feliz con ella debes creerme.

Sus brazos se sentían como mi hogar y mientras el olisqueaba mi cabello a la vez que repartía
besos por mis sienes y mejillas susurrando cuanto me amaba podía sentir la felicidad completa,
tenía el hombre que amaba a mi lado y unos maravillosos hijos que amaba con todo el corazón y
oír sus risas mientras formaban un castillo torcido de arena hacía que mi corazón se hinchara de
amor por ellos.

**********

Cerré con cuidado la puerta de la habitación de la habitación de Anthony mientras veía a Patrick
salir de la habitación de Lizzy y él me sonrió.
Amábamos a nuestros hijos pero su energía no tenía fin así que siempre era un alivio cuando se
dormían, además mañana sería un largo día todos volaríamos a Londres a pasar las fiestas
navideñas, así que tendría que levantarme temprano porque aun habían muchas cosas por revisar.

Patrick llego hasta mí y me tomó en sus brazos sin hacer el menor ruido envolviendo mis piernas
en su cintura, devorando mis labios hasta que llegamos a nuestra habitación y me dejo sobre la
cama cubriendo mi cuerpo con el suyo, comenzando a dejar besos húmedos a lo largo de mi
cuello.

– Te deseo tanto – susurró en mi oído provocando que la piel se me pusiera de gallina.

– También yo – dije entre jadeos.

Esta era otra de las cosas que amábamos de que nuestros hijos se durmieran, disfrutar de nuestro
tiempo juntos, aun nos deseábamos como el primer día y hoy particularmente lo deseaba después
de nuestros besos apasionados en la mañana que fueron interrumpidos cuando nuestros hijos
despertaron.

Nos giró dejándome a horcajadas sobre él desatando rápidamente mi bata de seda color marfil
para luego quitar mi pequeño camisón a juego escrutando cada parte de mi cuerpo con su intensa
mirada.

Se sentó quedando cara a cara conmigo, sus manos acariciaron mis pechos mientras nuestros
labios se devoraban.

Sus labios se deslizaron por mi cuello hasta llegar a mis senos, succionando con fuerza, alternando
su tortura de uno al otro mientras yo me aferraba a su cabello y disfruta entre gemidos de sus
caricias.
Nuestro deseo llego a tal punto que sus manos fueron hasta mi intimidad y desgarró las delicadas
bragas de encaje para luego entrar en mi de un solo golpe y tuve que morder mi labio para ahogar
un grito de placer.

Ambos nos movíamos rápidamente en busca de placer mientras mi pecho y el suyo se rozaba
aumentando nuestro deseo mientras él me presionaba más contra él hasta que finalmente
nuestro orgasmo llego al mismo tiempo y tuvimos que ahogar nuestros gemidos en los labios de
otro.

Patrick cayó de espaldas en la cama llevándome aun aferrada su pecho con sus brazos
rodeándome, mientras ambos esperábamos que nuestra respiración errática y el pulso acelerado
se calmaran.

Luego de vestirnos porque cuando nuestros hijos tenían pesadillas en medio de la noche venían a
nuestra cama, nos cubrió a ambos con las con las sabanas y tras un corto beso en los labios ambos
nos abandonamos a la inconciencia en los brazos del otro.

**************

– Mis niños – dijo Esther extendiendo sus brazos.

– Abuela – gritaron mis hijos y el pequeño Taylor corriendo hasta sus brazos.

– No puedo creer que hayan crecido tanto – dijo al borde de las lágrimas.

– Mamá solo han pasado 3 meses desde que los viste – dijo Patrick poniendo los ojos en blanco.
– Los niños crecen muy rápido hijo, ya deja de contradecirme y vengan aquí a darle un abrazo a tu
madre – dijo extendiendo sus brazos para nosotros.

Luego de los respectivos saludos a toda la familia mis hijos fueron al encuentro de sus primos, ya
que Helens y Jasper habían tenido una hermosa niña con pasión por la moda igual que su madre a
sus cortos 5 años y esperaban a su próximo bebé que llegaría dentro de un par de meses, Erick y
Rose tenían a su pequeño Kellan de 5 y a su hermosa Nikky de 4.

– ¿Es que acaso Helens al fin logró que te pasaras al lado oscuro? – protestó Patrick descargando
nuestras maletas con la ayuda de Phil, Carlisle y Jacob que se encargaron del equipaje de todos.

– Te oí – dijo Helens – además si Andrea me hubiera hecho caso de todo lo que le aconseje
empacar por video chat tendrías al menos 3 maletas más.

– Amor vamos a estar aquí hasta el 6 de enero además los regalos de navidad para los niños y el
resto de la familia ocuparon mucho espacio – me defendí.

– ¿O preferías que los compráramos aquí bajo las amables indicaciones y sugerencias de Helens
llevándonos a recorrer cada tienda de Londres? – pregunté enarcando una ceja.

– Por supuesto que no cariño tienes razón – dijo Patrick con horror al recordar las últimas fiestas
navideñas en que Helens nos había convencido de comprar los obsequios navideños aquí en
Londres.

– Eres la mejor cariño – dijo dándome un corto beso en los labios.

Luego de arreglar a nuestros hijos los dejamos bajar a jugar bajo el cuidado de sus padres mientras
nosotras como era ya costumbre cuando estábamos juntas nos arreglábamos en la habitación de
Helens.
– Luces preciosa, me encanta como ese color resalta tu piel – dijo Patrick al verme bajar por las
escaleras examinando detenidamente mi vestido coctel color zafiro.

– Gracias – susurré.

– Luces tan hermosa que desearía no tener que esperar hasta después de la cena.

– ¿Esperar para qué? – pregunté.

– Es una sorpresa – dijo sonriendo.

– Genial, también tengo una para ti.

– En serio – dijo con sus ojos brillando de curiosidad.

– Si y espero que te guste porque será tu regalo de navidad.

– Si viene de ti de seguro lo amare – dijo con su seductora sonrisa ladeada.

Todos pasamos un rato muy agradable, y la cena navideña que habíamos preparado entre todas
estuvo deliciosa y los postres fueron el deleite de los niños.

Mis hijos corrían felices por toda la casa con sus primos, amaban estar aquí, mi madre y mi suegra
siempre se han llevado muy bien y al verlas riendo juntas me hacían pensar que la decisión que
habíamos tomado era la correcta y que el panorama para nuestro futuro solo mejoraba cada vez
más.
Cuando ya nos disponíamos a abrir los regalos Patrick me tomo de la mano y me sonrió, de esa
manera supe que era hora de hacer nuestro anunció.

– Familia tenemos un anunció que hacerles – dijo atrayendo la atención de los presentes.

– Mi hermosa esposa y yo hemos tomado una decisión – dijo atrayéndome por la cintura – van a
tenernos en casa mucho más seguido.

– En serio hijo nos van a visitar más seguido – dijo Esther con los ojos brillando de emoción.

– Tan seguido que nos tendrás aquí para almorzar cada domingo – dije y pude ver su rostro
marcado por la confusión y la incredulidad.

– Nos mudaremos a Londres – anunció Patrick al fin sacándola de su confusión.

– ¿En serio? – preguntó sin poder creerlo y ambos asentimos.

– Oh mis amores – dijo abrasándonos a ambos.

– Pero cariño ahora te sentirás más sola en Los Ángeles – dijo dirigiéndose a Nessie.

– Pues la verdad es que no lo creo tía – dijo Nessie – porque viviendo a un par de cuadras de Rose
de seguro que llegamos para almorzar juntos los domingos.

– ¿Y no creerás que se pueden robar a mi única hija y deshacerse de nosotros verdad? –


interrumpió mi madre que también había aceptado mudarse con nosotros.
– Patrick me ayudo a conseguir empleo como entrenador del equipo de básquet de una
secundaria – explicó Phil.

Jacob y Nessie también se mudarían ya que el padre de Jacob vivía desde hace mucho con Rachel
la hermana de Jacob que ahora era la señora de Mark Andrews y esperaban a su primer hijo en
cuestión de semanas.

Patrick expandiría la empresa a Londres y además él y Jacob se habían embarcado en un nuevo


proyecto una empresa de seguridad privada en la cual él y Jacob serían socios.

Esther estaba aún en estado de shock y Carlisle la miraba expectante porque todos pensamos que
se desmallaría dela emoción.

– ¿Es en serio? – volvió a preguntar con las lágrimas rodando por su rostro.

– Tan en serio que la propiedad de los Hamilton que colinda con la de ustedes ya es nuestras y nos
mudaremos a fines de enero así que… ¡Feliz Navidad! – le dije a modo de respuesta y fue entonces
cuando empezó a sonreír y abrazar a todos llenándonos de preguntas.

– ¿En serio vamos a vivir aquí mami? – preguntó mi pequeña seguida por su hermano.

– Si mis amores – dije agachándome a su altura – vamos a vivir aquí en Londres muy cerca de los
abuelos.

– ¿Y mi abu Renne también? – preguntó mi pequeño Anthony.

– Dentro de la propiedad que compramos hay una hermosa casa de huéspedes en la que la abuela
Renne y el abuelo Phil vivirán – les expliqué.
– ¿Y nuestros primos podrán venir a jugar todos los días? – preguntó mi pequeña con los ojos
brillando de emoción.

– Tal vez no todos los días pero si se verán todos los días porque asistirán la misma escuela – les
dije y de inmediato los gritos de emoción y los planes de los niños comenzaron a estallar.

Cuando la euforia por las nuevas noticias se apaciguó decidimos que era momento de abrir los
regalos y mi corazón empezó a latir desbocado cuando llego mi turno de darle mi regalo a Patrick y
luciendo el bellísimo collar que el cavaba de colocar en mi cuello le entregué la pequeña caja
plateada atada con un listón azul.

Patrick la tomó y desató el listón para luego fruncir el ceño cuando la abrió y pasó de la confusión,
a la conmoción y finalmente a la alegría, sus ojos se clavaron en los míos.

– Feliz Navidad – susurré ante la mirada confundida de todos los presentes que se preguntaban
que estaba ocurriendo hasta que Patrick saco la prueba de embarazo que me había practicado la
semana pasada.

– Voy a ser papá otra vez – gritó y corrió hasta mí envolviéndome en sus brazos y fue entonces
cuando todos comprendieron y empezaron a rodearnos abrazándonos y felicitándonos, inclusos
nuestros hijos se pusieron felices al saber que pronto tendrían un nuevo hermanito.

– Bueno mis niños creo que ha sido suficiente por hoy – dijo Esther tomando a mis hijos de las
manos cuando empezaron a frotar sus ojos y bostezar, los demás al ver la hora también
empezaron a llevar a sus respectivos hijos a la cama.

– No es necesario Esther lo haré yo – dije poniéndome de pie.

– Claro que no cariño, déjame disfrutarlos – dijo guiñándole un ojo a Patrick – vamos mis
pequeños la abuela los llevará a la cama y les leerá un cuento.
Así que después de besar a mis hijos y desearles dulces sueños se fueron tomados de las manos
abuela.

– Es hora de tu sorpresa – susurró Patrick en mi oído abrazándome por la espalda llevándome


hasta la salida donde uno de mis abrigos me esperaba y el jeep de Erick estacionado en la entrada,
caminamos hasta él y me ayudo a subir.

Cuando vi el rumbo que tomábamos empecé a imaginar a donde nos dirigíamos y mis sospechas
se materializaron cuando Patrick se estacionó.

– Señora Graham me regalaría una noche de su encantadora compañía en el mismo lugar en el


que acepó ser mi esposa – dijo con su sonrisa radiante.

– Por supuesto que sí señor Graham – dije y él se bajó rápidamente y rodeó el auto para abrir mi
puerta y en lugar de ayudarme a bajar del monstruoso vehículo de Erick me tomó en brazos.

Abrió la puerta y la cabaña estaba impecable, el lugar estaba decorado igual que la noche que me
había pedido que nos casáramos.

– Pensé que sería ideal celebrar aquí el comienzo de nuestra nueva vida aquí pero ahora hay más
de un razón para celebrar – dijo dando un puntapié en la puerta para cerrarla para luego
colocarme con suavidad en el piso y para mi sorpresa cayo de rodillas y besó mi vientre.

– No sabes cuanta felicidad me has dado – dijo acariciándome mis piernas dejando que sus manos
vagaran bajo mi vestido – jamás supe lo que era el verdadero amor hasta que te conocí.

– Soy yo la que debe agradecer todo lo que me has dado – dije acariciando su cabello.

– Yo estaba demasiado herida y llena de inseguridades, jamás pensé que llegaría a conocer el
amor, tú me sanaste y me enseñaste lo que era el amor, me enseñaste a confiar, me has dado una
vida llena de felicidad y hermosos detalles, me has dado dos hijos maravillosos y ahora otro
pequeño que crece en mi interior – concluí con mi respiración cada vez más agitada por sus carias.

– Tienes razón – dijo subiendo mi vestido hasta dejar mi vientre descubierto – aquí dentro crece
nuestro bebé – añadió repartiendo besos sobre mi piel y su cálido aliento sumado a mis hormonas
fuera de control me estaban volviendo loca.

– Y no sabes cuánto me excita saberlo – dijo poniéndose de pie arrastrado mi vestido con su
manos hasta sacarlo por mi cabeza.

Me besó lentamente pero de forma profunda, su lengua luchando con la mía mientras me llevaba
a la cama.

Esa noche hicimos el amor lentamente, sin prisas, disfrutando en varias ocasiones de cada
centímetro del cuerpo del otro, aferrándome a sus brazos cada vez que explotaba de placer.

Acurrucada con mi cabeza en el pecho de Patrick rodeándolo con mis brazos mientras disfrutaba
de aroma, su calidez y el tranquilizante latido de su corazón, aun no podía creer lo fácil que estaba
resultando dejarlo todo atrás y comenzar una nueva vida con la familia que me acogió con los
brazos abiertos sin conocerme.

Me dolía un poco separarme de Angie pero el saber que a ella y a Ben les iba de maravilla me
hacía sentir mejor, sobre todo ahora que ella tenía un cargo ejecutivo en la empresa ya que Patrick
confiaba mucho en ella y Ben también había sido promovido en su trabajo y podrían darle a su
pequeño hijo una hermosa vida, además la vería cuando viajáramos por trabajo.

Definitivamente habíamos tomado la decisión correcta, mis hijos amaban estar aquí adoraban
pasar tiempo con sus primos y sus consentidores abuelos y la casa que Patrick y yo habíamos
comprado era preciosa.
Una bellísima propiedad de 5 hectáreas que colindaba con la de sus padres, mis hijos serían muy
felices con todo ese espacio para jugar.

Después de pasar mi primer año en la compañía mi jefa decidió abrir su propia empresa de
marketing y había empezado a adiestrarme para que me hiciera cargo de su puesto, así que hace
cerca de 5 años que soy yo la encargada de las relaciones públicas de Graham Corporation.

Cuando nuestro segundo hijo nació Patrick habilitó una oficina en casa para mí, así que en su
mayoría manejo todo desde casa, solo voy un par de horas al día a la oficina y por las fotos y
videos que nos había enviado la decoradora de mi nueva oficina y la casa en general estaban
quedando según nuestras especificaciones.

Sue había decidido venir con nosotros a Londres, Claire y Quil junto con su pequeña hija se
quedarían a cargo de nuestra casa en Los Ángeles pues Patrick y yo habíamos decidido conservarla
pues un par de veces al año tendríamos que volver por asuntos de la empresa, además era un
lugar demasiado hermoso y lleno de buenos recuerdos como para deshacerse de él.

– Segura que no extrañaras el clima soleado de California – dijo Patrick jugueteando con un
mechón de mi cabello – sé muy bien que el frío y la lluvia no te gustan demasiado, incluso te traen
malos recuerdos.

– Hace mucho tiempo que deje atrás los fantasmas del pasado, así que mi percepción del clima ya
no es la que solía ser, extrañaré la casa y nuestras tardes en la playa, pero siempre podemos
visitarla en vacaciones, además hace mucho que descubrí que mi hogar esta entre tus brazos – dije
antes de devorar sus labios con pasión, agradecida con Dios por haberme dado más felicidad de la
que jamás habría podido imaginar.

FIN……………
Agradecimientos: Quiero agradecerle a mi hermana del alma y mejor amiga Andrea León,
porque sin su insistencia no hubiera terminado este libro, él cual está dedicado a ti. Espero te
guste. Gracias a esas canciones que me inspiraron con varios de los capítulos, entre risas y
sonrojos jajaja. Ariana Grande , Sía y por supuesto Nicki Minaj. Muchos besos.... sí quieren
contartame envienme un mensaje a mi correo o facebook que están en estos link de abajo. Los
respondere cuando pueda.

También podría gustarte