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Yessica Carrillo - Eternamente Tuya
Yessica Carrillo - Eternamente Tuya
Ambos tendrán que luchar contra todos para estar juntos y poder salvar a los humanos de la
maldad que se aproxima.
Capítulo 1
Una noche como cualquier otra, encerrada en mi habitación escuchando música y leyendo
un buen libro. ¿Tiéntame en la oscuridad? Mmm... Tengo que decir que Beatriz tiene unos
gustos muy raros en muchas cosas, sobre todo libros.
-Adelante. – Dije.
La puerta se abrió y pude ver a mi hermana Julmary. Seguramente viene a pedirme un favor
o un libro. No sería raro, ya que todas las chicas del país tienen la fiebre de Christian Grey.
Ni que fuera la gran cosa.
-No nada, solo quería saber si me podías prestar unos pendientes para usarlos mañana en la
universidad. -Pregunto ella. -. Y... Él libro de Cincuenta Sombras más Oscuras.
- ¿Enserio Julmary?
-Hola, hola, amigola ... Vístete y ponte más hermosa, iremos al cine con los chicos.-me dijo
ella.
- Hola Beatriz... ¿Cómo estás? -la salude haciéndome la graciosa. -. Yo estoy bien, gracias
por preguntar.
- Por favor... Iremos a ver Cincuenta Sombras más Oscuras. -dijo y sabía que estaba
haciendo pucheros. -. Ya se compraron las entradas. Ven por fís...
- Arg... Está bien -. Dije levantándome para buscar que ponerme. -. ¿Quiénes van?—. Le
pregunte.
-Los mismos de siempre... Dylan, Ryan, Jasón... Andrea, Helens, tú y yo cariño –me
respondió.
-Ok. Te esperamos.
-Nah...Lo mismo de siempre, nada nuevo que contar. –Me dijo sonriendo.
-La verdad... Tengo que decirte que no me hace gracia ver Cincuenta Sombras más Oscuras
con los chicos. –Le dije susurrándole, para que ellos no me escucharan. –Sabes la
mentalidad que ellos tienen.
Mientras hacíamos la fila para entrar a la sala de cine, tuve la misma sensación que en mi
auto al llegar. La curiosidad pudo más que yo y volví la vista. Pude ver a un hombre, a unos
cuantos kilómetros de donde me encontraba yo. El chico tenía apariencia de "Chico
Peligroso". El era alto y su aspecto físico era de impacto. Su cabello era negro como una
noche sin luna y vestía como un modelo de revista. Me estaba haciendo perder la paciencia
por su culpa. Y ahora me sentía súper intrigada con ese hombre que me observaba. Tenía
una rara sensación cuando me miraba. Jamás en mi vida me había sentido así, era como sí
leyera mi mente y supiera todo lo que estaba pensando. Ya que yo de estúpida no dejaba de
mirarlo.
Él me observaba o más bien me devoraba con la vista. Me miraba de arriba hasta abajo, y
creía ver una sonrisa de su parte. ¿Pero quién se cree este tío para mirarme así? Tal vez
debería ir y ponerlo en su lugar. Pero no tuve tiempo de hacerlo ya que Andrea me tomo del
brazo para entrar a la sala de cine. Voltee a ver dónde estaba el chico misterioso, pero había
desaparecido de mi vista. Entramos a la sala tomando asciento y viendo como comenzaban
a pasar los trailer. La película en si era buena, pero no soy fanática BDSM. Eso no va
conmigo. Y lo peor era ver las escenas sexuales con Dylan, Ryan y Jason mirándonos y
haciendo bromas, mientras sonreían maliciosamente. Idiotas…
Al terminar la película, todos nos fuimos a cenar algo. Los chicos y nosotras bromeábamos
sobre muchas cosas, en especial sobre la universidad y las constantes queja sobre que se
acabara el año pronto y llegará nuestra graduación. Me moría de risa porque Dylan y Ryan
se burlaban del nuevo profesor de trigonometría. Las chicas lo odian, en el buen sentido de
la palabra. En especial Beatriz y Jason que decían que era gay. Yo no tengo nada contra él,
sino con la materia y no soy de las que critica a las personas, pero... Nahuel Meller si
parecía gay.
-¿Qué les pareció la película chicas? –Pregunto Jason mientras caminábamos a la salida.
-Nos encantó.... Obvio. —Dijo Beatriz respondiendo por todas. —Pero...Tengo que decir
que Christian Grey está más bueno que nunca. Le daría lo que quisiera.
Todos rompimos a reír con la respuesta de ella. Era cierto que Christian Grey estaba
bueno, pero no para tanto. Al salir del cine nos dirigimos todos a nuestros respectivos
autos y nos despedimos tomando direcciones diferentes. En mi caso siendo la que vivía
más lejos tenía que apresurarme a llegar a mi auto. Cuando llegue a mi auto y saque las
llaves de mi bolso, escuches unos susurros de personas que provenían de algún lugar
oscuro detrás de mí. Al voltearme no había nadie, sólo las luces de los faroles y las letras en
grande de Cinex que había en frente. Desconcertada subí a mi auto poniéndolo en marcha
para salir de ahí rápido. Estaba tan concentrada con la música que sonaba en la radio, que
cuando solo faltaban unos kilómetros para llegar a mi casa, mi auto literalmente se apagó.
''Tiene.Que.Ser.Un.Chiste''.
Intenté encenderlo, pero literalmente está muerto. Tenía gasolina, sí en la mañana llené él
tanque. No sé qué le ocurría, así que salí de mi auto tomando mi bolso y caminar a mi casa,
la verdad solo me quedaba a unas siete casas para llegar a la mía. Me apresuraba en
caminar para llegar rápido. Cuando caminaba sentía mucho frio, mucho frío. Las hojas de
los árboles se movían de un modo que me aterraba, haciendo que me apresurara en
caminar más rápido ya que estaba muy oscura la calle y los únicos sonidos que se
escuchaban eran la de los perros ladrando. Mi teléfono sonó y pensé que tal vez era una de
las chicas que querían saber si ya había llegado a casa. Pero el número era desconocido. Lo
abrí y leí y lo que decía él mensaje me asustó.
‘‘Desconocido’ '
Cuando voltee a ver quién era, no había nadie, pero escuchaba voces. Eran como unos
susurros y la verdad empecé a temblar del miedo. Otro sms llego y rápidamente lo leí:
‘‘Desconocido’ '
¡¡¡ELIZABETH, CORRE!!!
No espere un segundo y salí corriendo como una alma que lleva él diablo por toda la calle.
Podía escuchar pasos detrás de mi, como sí vinieran por mí y estaba demasiado asustada
como para voltear a ver. Llegue a mi casa y abrí la puerta rápidamente para cerrarla de un
portazo sin mirar atrás. Subí las escaleras hacia mi habitación donde me encerré y me deje
caer al piso cansada por la carrera del siglo que di. Mi teléfono sonaba y yo no quería
mirarlo, me daba miedo mirarlo. Pero no aguantaba más, así que lo cogí y abrí el mensaje.
‘‘Desconocido’ '
‘‘Desconocido’ '
'' Elizabeth''
¡NO! ESPERA……
Intente llamar a ese número, pero sonaba apagado. No supe que pensar de verdad. ¿Quién
era esa persona? ¿Cómo sabia mi nombre? Eran muchas cosas que procesar y tantas me
daban dolor de cabeza. Decidí irme a dormí, tal vez las cosas en la mañana serían mejores.
Me di un largo baño y luego me puse mi piyama de corazones rosas. Quité él cobertor de
mi cama y me acosté para cubrirme hasta él cuello.
No sé en qué momento me quede dormida. Pero hay a veces cuando algunas, pero no todas
las personas saben que están soñando, y yo soy una de ellas. Sabía que era un sueño, pero
se veía real, se sentía muy real. Siempre tenía sueños fantásticos, pero esta vez toda se veía
diferente. Me veía a mí misma caminando por un sendero en un bosque oscuro, con árboles
altos y que solo se escuchaban mis pasos al caminar. La luna resplandecía en lo alto,
dándole claridad al oscuro bosque.
A lo lejos se escucha alguien decir este especie de poema. El viendo me envolvía en una
caricia y mi curiosidad me mataba, así que me acerque más hasta que escuche:
“Elizabeth "
Era como un susurro a lo lejos del sendero. Alguien me llamaba, pero no podía ver quién
era. Así que camine más a ver si lograba ver algo.
Seguía escuchando esa voz y camine mirando a todos lados tratando en encontrar a la
persona de esa dulce voz.
Pregunté mirando a todos lados para ver sí podría ver quién era esa persona que me
llamaba.
Al darme la vuelta pude ver a un ángel oscuro de hermoso cabello negro y unos ojos de un
azul intenso que cualquiera diría que ven más allá del alma. Él me sonrió cuando me
acerqué a él y pude ver que sus dientes eran puntiagudos, dándoles un toqué sexy y
peligroso, y hasta ahora no me había dado de cuenta.
Sus palabras me tranquilizaron y me acerque tanto que solo unos centímetros nos
separaban. El me extendió los brazos y yo tome sus manos, dejándome envolver en un
abrazo por el ángel oscuro.
El me abrazaba y empezaba a tocarme por todas partes e intente alejarme, pero él me tenía
bien cogida por la cintura y no podía moverme. Nadie en la vida me había tocado así.
Jamás he tenido novio, y mi vida sexual no era muy activa que digamos. Sí. Soy virgen. No
he encontrado al hombre perfecto aún, y sé que será difícil porque soy muy tímida en que
me vean semidesnuda o en traje de baño. Julmary siempre me regañaba por cubrir mi
cuerpo. “No sé por qué te cubres tanto Elisabeth. Tienes un cuerpo muy hermoso y siempre
tienes hombres a tus pies y no te das cuenta". Sus palabras siempre sonaban en mi cabeza
haciéndome pensar sí era verdad o mentira. Pero este hombre no me soltaba; y empezando
a asustarme. Quise. Gritar pero el ángel me tapó la boca con una de sus manos tan grandes
y blancas como el mármol. Empecé a retorcerme contra él, pero lo único que hacía era en
vano. Él muy pendejo no me soltaba.
''Se mía para siempre. ‘‘Como seré tuyo hoy y siempre... - Dijo él y con esas palabras me
mordió en el cuello, haciéndome gritar de dolor. Pero al parecer mis suplicas no lo detenían
y seguía mordiéndome y tocándome por todos lado. No era un ángel para mí ahora. Era el
mismo demonio y yo era su presa. Tenía que hacer algo y ¡Ya! Con una de mis rodillas lo
golpee en toda la entrepierna con fuerza, haciendo que me soltara. Jamás en la vida había
golpeado a un hombre ahí, pero no me quedaba de otra. Mi padre siempre insistía en que
Jumary y yo aprendiéramos a defendernos de cualquier pendejo que quisiese aprovecharse
de nosotras. "Sólo por sí las moscas" decía papá. Él cayó al suelo gritando y rodando como
un bebé; cuando me dispuse a correr, él levantó la vista y quedé petrificada del miedo. Sus
ojos ya no eran azules, eran de un negro que sólo me decían que estaba metida en un gran
lío. Sé movió tan rápido que no lo vi venir. Sólo me di de cuenta cuando estaba tirada en el
suelo tratando de levantarme, pero él fue más rápido que yo y se posiciono encima de mí
tomándome de las muñecas y poniéndolas encima de mi cabeza. Con una de sus manos
sujetando mis muñecas y con la otra me recorría el cuerpo y no sabía qué hacer. ¿Era mi
fin?
Con un movimiento ágil empezó a desgarrándome la ropa que tenía, dejándome desnuda
debajo de él. Ahora sí estaba aterraba. Trataba de despertarme, pero no podía, no podía y
por más que quería luchar no lograba liberarme de él. Empezó a desabrochar los botones de
sus vaqueros sin ni siquiera soltarme. Me agarró de los tobillos y me separó las piernas para
avanzar sobre ellas hasta quedar suspendido encima de mí.
Sin hacerme caso me chupa un pezón y lo muerde. Me aprieta el pezón con los dientes y
con el pulgar y el dedo índice tira del otro. Me besa rudamente, metiéndome la lengua en la
boca para absorber mis gritos.
Vuelve a besarme.
Sin dejar de besarme, desliza una mano hasta mi cintura, mis caderas, y la posa en mis
partes íntimas… Ay. Introduce un dedo en mí y lentamente empieza a trazar círculos
alrededor de mi sexo. Cierra los ojos un instante y contiene la respiración.
De repente se sienta y se quita los calzoncillos liberando su erección. ¡La madre que lo
pario! Yo no se de tamaños ni nada por el estilo; pero sí no me equivocó esa cosa debía de
medir unos veinticinco, veintisiete centímetros y sí es más. Se arrodilla, se mueve entre mis
piernas para que las abra a él. Oh, no, no,no… ¿Cómo va a entrar eso en mí?
-No te preocupes. - me susurra mirándome a los ojos-. Fuisteis hecha para mi.
Se inclinó apoyando las manos a ambos lados de mi cabeza, de modo que me cubre con
todo su cuerpo. Me mira a los ojos y veo deseo en ellos.
-Por… por favor… no me hagas esto- . Suplique una vez más apuntó de echarme a llorar
como una bebé.
- Yo…Yo…No por favor, no. - Suplique otra vez. Pero no sabía que estaba suplicando está
vez.
-Serás mía Elizabeth Phillips.-Dijo pegado a mis labios-. Hoy, Mañana y Siempre.
¡¡¡NOOO!!!
Desperté de un salto jadeando y sudando. Eran las 3:30 am y yo no podía dejar de pensar en
ese sueño, por más que quisiera. Siempre que cerraba los ojos era el mismo sueño. Y no
quería dormir, no quería que esos sueños. Me hacían tener unas extrañas sensaciones dentro
de mí. Tal vez la película me afectó un poco y esperaba que en la mañana todo fuera
diferente y olvidarme de la noche anterior. Qué pensaría Beatriz si se enterara que tuve un
sueño erótico y aterrador, y de pasó con alguien que ni conocía.
Al salir del baño me encontré con Julmary sentada en mi cama y mirándome con una
sonrisa que por extraño que suene, me recodaba al gato sonriente de "Alicia en el País de
las Maravillas" y daba un poco de miedo.
-Buenos días hermana. ¿Cómo amaneces hoy? - Preguntó mientras que se cruzaba de
brazos.
-Buenos días a ti también. Ehh la verdad no dormí nada, y mejor no preguntes-. Dije
mientras me acercaba al armario a sacar mi ropa.
-Sí por decirlo así-. Dije sin dar más detalles sobre el asunto.
-Papá fue a recoger tú coche donde se te quedó anoche, así que ya lo pueden usar como
antes-.Dijo levantándose de la cama y yendo hacia la puerta.
La mire con cara sorprendida. Yo no vi a mis padres anoche. Ellos estaban dormidos
cuando llegué a la casa. Y mucho menos recordaba haberles dicho algo sobre mi coche.
Eso me pareció súper extraño. Lo del coche, que mi padre y mi hermana digan que yo hablé
con ellos, y ese sueño...
- Okey gracias.
La verdad creo que omití muchas cosas. Pero ella no me preguntó nada más y preferí dejar
ese tema hasta ahí.
Yo sólo me senté en la mesa sin prestar mucha atención a lo que decía hasta que mamá
llamó mi atención.
- Buenos días cariño… ¿Te sientes bien? -.Pregunto frunciendo el ceño. -Te veo un poco
apagada y tú siempre estás hablando.
- Ehh…Bueno sí…Lo que pasa es que no puede dormir eso es todo-.Dije regalándole una
sonrisa para que no se preocupara.
Ella me sonrió y se dispuso a ser mi desayuno. Julmary me contaba sobre muchas cosas y
sobre todo un libro que estaba leyendo y me lo recomendaba una y otra vez. Pero la verdad
para que leerlo sí ella prácticamente era un audio libro andante.
-¿Tienes prisa princesa? -.Pregunto Papá cuando me vio levantarme de la silla apurada.
-Ehh… sí Papá-. Respondí lanzándoles un beso y saliendo por la puerta apurada hasta
llegar a fuera.
De camino a la universidad, no dejaba de pensar en ese sueño que tuve con ese hombre de
hermosa voz y que de pasó me había desvirgado. Es el colmo de lo insólito, no puedo creer
que yo allá tenido un sueño erótico. Eso me pasa por estar juntándome tanto con los chicos.
En la radio sonaba una canción que me hacía pensar en muchas cosas. Sobre toda una vez
cuando en 9no año uno de mis mejores amigos se me declaró. Fue tanto el impactó que él
no me habla por el hecho de mi reacción. ¿Qué quería que hiciera? ¿Ahh? Jamás pensé que
yo le gustará. Aún escuchando la letra de esa canción me da un poco de pesar con Daniel.
No quería terminar nuestra amistad, pero él lo quiso así. De hecho se fue a vivir a
Vancouver con su madre, ya que con su padre no se llevaba bien.
This is the proof and not the faith I try to find. There shouldn't be a good in goodbye.
"Siempre te he amado, pero tú nunca me viste más que como un amigo". "Te quiero y
espero que encuentres a ese chico que te robe el corazón como yo no pude". Sólo escucha
está canción para que me recuerdes cada vez que la la oigas… adiós Elizabeth".
Al llegar a la Universidad, aparque junto al Saab de Beatriz. Ella estaba absorta en
cualquier cosa que pensara, tanto que ni de cuenta se dio que había llegado.
- Éhh…Hola Liz… ¿Que cuentas?-. Preguntó dándome un espacio para sentarme junto a
ella.
No sé porque, pero el sueño que tuve la noche anterior me daba vueltas en la cabeza sin
saber porque en realidad.
- Liz…Soy tú mejor amiga… y sabes que puedes contarme lo que tú quieras -.Me dijo
tomándome del brazo para que levantará la vista y la mirará.
- Okey, okey…Pero dime que me tienes con la intriga -.Me dijo acercándose más para
poder escuchar bien.
Empecé contándole con todo lo que pasó después que salimos del cine y ella abrió los ojos
como platos cuando le estaba contando. Le conté sobre las voces que se escuchaban en la
calle mientras camina. Los sms y por último el sueño. Ella me miraba entre asombro y creo
que preocupación.
-Madre mía… ¿Y estas bien? ¿No te pasó nada?-.Preguntó aún sin salir de su asombro.
- Estoy bien…Gracias a Dios -. Le dije mirándola a los ojos. -Lo que me gustaría saber es
¿Quién es la persona que me envió esos sms? ¿Y cómo sabía mi nombre?
- Dios esto me vuelve loca -. Dije mirando hacia ningún lugar en especial.
- Tranquila, piensa que esa persona sólo quería advertencia o prevenirte de un peligro -.Me
dijo. Aunque la conocía bien y sabía que lo hacía para que no pensara en eso más.
De repente a unos cuántos kilómetros donde nos encontrábamos, escuchamos a Andrea que
nos llamaba. Venía junto con Julmary, Helens y Jason.
- Bueno… Lo que pasa es que hay un chico nuevo en la Universidad. Y es un Bombo-. Dijo
Andrea.
-Hay sí… que bello-. Dijo Jason con un tono femenino que nos hizo reír.
- Hay verga… ¿Por fin saldrás del closet?-.Preguntó Beatriz levantando una ceja.
- Ni que fuera marisco… Nada que ver-. Dijo cruzándose de brazos y sonriéndole
pícaramente.
- Si en fin, el chico es muy guapo. Es él otro perfecto. Ufff... -. Dijo Julmary suspirando y
abanicándose con la mano.
- Okey no digo nada más-. Dije levantando las manos para mostrarme un poco asustada. Se
volvían locas por un chico.
- Es como si fuera un modelo de revista. Me recuerda a Ian Somerhaler, dios es muy bello -
.Dijo Helens brincando como loca.
Seguíamos charlando sobre el dichoso chico nuevo. Tanto hablaban de él que hasta a mí me
picaba la curiosidad de ver al tal "chico nuevo" Mmm… ¿Me preguntó sí será verdad en lo
guapo? Bueno luego lo comprobare con mis propios ojitos marrones.
Tenía que estar muy bueno. Todas las chicas andaban en la universidad parecían perras en
celo.
Qué horror.
Todos nos dirigíamos a clase; me acordé de que debía buscar mis libros en mi casillero. Así
que les dije a las chicas que se adelantaran mientras yo iba por el pasillo.
Mientras llegaba a mi casillero todo estaba en calma hasta que una de las chicas de la
facultad de medicina le susurraba a su compañera que él chico nuevo venía por el pasillo.
Me apresure en casar mis libros, cuando me dio por voltear y ver que estaban viendo esas
chicas. Al darme de cuenta de que era al chico nuevo que venía por el pasillo caminando a
paso lento.
Él tiempo se detuvo unos segundos para mí. Ese era el tal chico que las muchachas decían
que era guapísimo. Eso es quedarse corto en lo guapo. El chico por alguna razón se me
hacía conocido, pero no podía recordar de dónde. Sentía como sí lo conociera de hace
mucho tiempo, pero era imposible. Algo en mi me decía que ese chico no era un ángel de
Dios, se le sentía una vibra peligrosa y eso me desconcertaba. Aparte la vista de él y cerré
mi casillero tratando de pasar de desapercibida. Pero para mí desgracia tropecé y mis libros
cayeron al suelo dejándome con más vergüenza de lo normal.
¡Demonios!
Sólo esto me pasa a mí, sólo a mí. "Tranquila, tranquila" Pensé. Nadie te vio, sólo
recógelos y vete a clases rápido. Cuando me incline para recogerlos, unas manos se me
adelantaron y al levantar la vista, quedé sin palabras. Unos hermosos ojos azules intensos
tan lindos que a cualquiera dejaría sin respiración me observaban.
- Gracias-. Le dije cuando recupere el sentido del habla. Él me sonrió y me entrego mis
libros.
¡Elizabeth! Concéntrate…
- ¿Tu eres nuevo cierto? -. Obviamente ya lo sabía pero tenía que preguntárselo igual.
- Sí, soy nuevo -. Me respondió -. Por Dios… Pero que descortés soy. Mucho gusto… -. Me
tendió la mano y yo la acepte -. Mi nombre es Alexander Mccartney, pero tú me puedes
llamar Alex.
- Mucho gusto, Alex -. Respondí sonriendo -. Mi nombre es Elizabeth Phillips, pero todos
mis amigos me dicen Liz. Pero que tonta soné.
- ¿No te molesta que te diga Elizabeth? Es que me gusta mucho más tú nombre completo -.
Me dijo sonriéndome.
- No… llámame como tú quieras y perdóname, pero tengo que irme a clases de francés -.
Le dije dando un paso adelante para irme pero él me llamó y me sujeto del brazo antes de
irme.
- Espera… Yo también tengo que ir a esa clase -. Me dijo mirándome intensamente.
Lo cómico de la situación es que mientras caminábamos por el pasillo, todas las chicas y
chicos nos miraban. Ellas con envidias y los chicos no sé por qué razón me miraban
raramente. Me sentía el centro de atención, y eso la verdad no me gustaba para nada, de
pasó avergonzada por la forma en que Alexander me miraba. Me perturba su mirada, me
siento violada por esos ojos.
Cuando entramos en el salón todos voltearon a vernos, sobre todo Beatriz como queriendo
decir: "Dios niña que hombre". Sí… chicas él quería que lo acompañara… eso es todo.
- Bueno… ¿No te molestaría sentarte conmigo? Es que la verdad era la primera persona que
conozco y me siento un tanto incómodo -. Me preguntó en un tono seductor y daría por
hecho sí me pedía que saltara yo lo haría sin dudar.
¿Enserio? incómodo se sentía él. Jajaja sí supiera cómo me siento yo desde que he
estudiado aquí. Se siente como el juguete nuevo de la universidad.
Caminamos hasta el final del salón y tomamos asiento. Por lo general no me siento al frente
de la clase, siempre al final para no llamar la atención de nadie. La campaña volvió a sonar
y la profesora Thorne en el aula y mandó a hacer silencio a la clase. La profesora de
historia empezó dándonos una charla sobre la historia y el romance, pero lo que más dio
risa fue cuando dijo la palabra "Sexo". Toda el aula empezó a reír y yo me sonroje, no sería
raro en mí.
- Esto sí que me gusta -. Dijo Dylan poniendo sus manos detrás de su cabeza y sonriendo
con lobo.
- Señor Fitzpatrick, porque no nos da un concepto sobre que tiene que ver el amor con el
sexo -. Dijo la profesora -. Ya que se muestra tan interesado en el tema.
- Yo sé la daría profe… Pero es que… -. Miro a su alrededor y luego al frente otra vez -. No
quiero ser grosero y aquí hay demasiadas señoritas.
- Que considerado de su parte… -. Dijo la profesora mirando a toda el aula -. A ver… otro
alumno… ¿Señorita Mason?
- ¿Yo? -. Dijo Andrea un poco avergonzada y bajando la cabeza antes de hablar -. Mejor
pregúntele a otro ¿Si?
- Que raro Andrea que te de pena hablar de sexo sí eres virgen todavía -. Dijo Gleisis la
chica más odiosa del salón.
Todo el salón se hecho a reí, pero conociendo a Andrea no se quedaría callada y la pondría
en su lugar.
- Claro… Lo que pasa es que no todas somos tan zorras arrastradas y rogonas como otras…
-. Dijo Andrea mirando en su dirección.
Todo el salón estalló en risas, hasta yo. Mientas Gleisis se puso roja de coraje. Pero no me
interesa, Andrea es mi amiga y como otra hermana para mí y Gleisis se lo tenía merecido.
Para mi sorpresa Alexander levantó la mano y toda la clase se volteó a ver en nuestra
dirección.
- Bueno…Profesora. Usted nos está pidiendo en concepto sobre el sexo y amor; y que
pintan los dos pintan juntos. - Dijo ladeando la cabeza en mi dirección-. Yo diría que desde
mi punto de vista, el amor es un sentimiento incondicional que sientes hacia una persona.
Sin importar lo demás, sólo esa persona y nadie más. Y cuando encuentras a la indicarla...
Con sólo mirarla a los ojos basta. -. Cuando dijo eso me miro a mí y yo me puse roja de
vergüenza.
- Y el sexo para todos es algo placentero, pero yo diría que es sexo es mejor cuando se hace
con amor. Sólo con esa persona que sientes que es para ti y no sólo hacerlo para tener
placer. Diría que sin ninguno de los dos sólo sería… ¿Cómo decirlo… Una cosa de una
noche o algo pasajero y yo no soy así. Prefiero encontrar a esa chica y hacer las cosas como
Dios manda. Carpe Diem -. Dijo terminado de hablar.
Todas en el salón soltaron un "Ahhh". Sobre todo yo que quedé impactada con sus
palabras. No todos los días se consigue un hombre así de lindo. Y algo más absurdo de lo
normal era que cuando él hablaba yo sentía que todas las palabras que decían iban dirigidas
solamente a mí.
La clase se tornó tranquila después de eso y me parecía bien. No quería que me preguntaran
a mí, porque sin duda no sabría que decir y segundo quedaría en ridículo en frente de la
clase y de Alexander. Mi teléfono sonó y sin que la Profesora me viera lo saqué de mi
cartera y mire el sms. Era de Beatriz.
Beatriz: P
Elizabeth : D
Beatriz: P
¿Quieres que te golpee? El chico nuevo no te quita la vista de encima. Lo único que falta es
que te tiré encima de la mesa y te desnudé lentamente…
Elizabeth : D
No seas tonta Beatriz y deja de buscar que me acueste con el primero que se me pase por el
frente. No soy una puta.
Beatriz : P
Sí crees que es mentira; mira tú misma y verás que no te miento. Al chico nuevo le gusta, y
como no gustarle sí eres un Bombón andante ;)
Levanté la vista para mira a Alexander y como Beatriz me había dicho el me estaba
observando intensamente. Era como sí tratará de leer lo que estaba pensando y espero por
Dios que no pueda por que sí no me moriría.
- ¿Sucede algo malo? -. Le pregunté tratando de averiguar en sus ojos que era lo que estaba
pensando.
- No. Claro que no. - Me dijo mirándome sin pestañar un segundo. -. Sólo es que me gusta
eso tres lunares que tienes en tú oreja izquierda. Son muy lindos y pocos peculiares.
- Ehh… Bu… Bueno la verdad ya me lo han dicho. Pero nunca he prestado atención a eso -.
Sólo fue lo único que se me ocurrió decir.
En mis 21 años de vida, jamás me había pasado una situación en la que me sentía como en
este momento. Me sentía estúpida y lo peor que no quería dar una mala impresión y que el
pensara que era una niña cobarde.
- Creo… que será mi segunda cosa favorita hasta ahora -. Dijo meneando la cabeza de un
lado al otro y recostándose en el asiento.
- ¿Y cuál es la primera? -. El sólo me sonrió mostrándome esa linda sonrisa que me dejaba
sin respiración. Pero antes de que me dijera algo, la Profesora nos estaba mandando hacer
un trabajo en grupo de dos personas.
- Quiero que para la próxima clase cada grupo me haga una breve obra sobre él amor. Una
mujer y un hombre okey. - Dijo caminado para borrar la pizarra-. Pueden tener como
ejemplo a Romeo y Julieta del gran autor Shakespeare. Beatriz y Dante por Dante
Alighieri… o cualquiera que se les ocurra.
- ¿No importa que sea Crepúsculo? - Preguntó Andrea -. Ya sabe…Por Edward y Bella.
La campana del almuerzo sonó y todos nos apresuramos a salir. Alexander me siguió hasta
la cafetería y charlábamos sobre muchas cosas diferentes. Sobre qué cosas hacía. Que
lugares había visitado y a cuales le gustaría ir y para mi sorpresa viajaba mucho. Mientras
nos sentamos todos en la mesa él no apartaba los ojos de mí en ningún momento. Las
chicas trataban de coquetear con él, pero sólo me miraba a mí.
¡SÓLO A MÍ!
Y me sentía feliz, no debería por la verdad no lo conocía bien y en cierta parte Beatriz tenía
razón en decir que me miraba diferente.
Cuando la mire ella me sonrió y sé que pensaba que entre Alexander y yo había algo raro.
Como una especie de atracción y no se sí sea mentira o verdad porque ni yo misma lo sabía.
- Elizabeth te iba a preguntar sí quería hacer la tarea en algún lugar que no fuera nuestras
casas -. Me dijo Alexander en voz baja sólo para que yo lo oyera.
¿Una cita? Tranquila… lo dijo en el sentido de reunirse contigo y hacer la tarea nada más.
Oh tal vez sí…
Debo dejar de leer los libros que las chicas leen. Me van a traumar un día de estos.
Capítulo 3
Había pasado una semana en que Alex llegó a la universidad y las cosas en esos días se
volvieron súper locas. Las chicas en la universidad hacían lo imposible por llamar su
atención, pero él estaba ajeno a ellas y sólo se interesaba en lo que yo hacía. No es que me
molestara, pero en cierta forma me sentía un tanto incómoda con los rumores que se habían
esparcidos en tan poco tiempo. Rumores como sí, estábamos viéndonos a escondidas, sí
eras novios, y sobre todo unas chicas que alegan que nos vieron en él estacionado de la
universidad haciendo cosas indecentes, cuando él ni yo nos habíamos quedado solos en
ningún momento. Beatriz a cada instante me hacía bromas sobre los rumores y que Alex me
quería más que a una amiga. No se sí era cierto, pero siempre mantenía cierta distancia con
él, y lo trataba como a los demás chicos.
- Gracias.
- ¿Te refieres al más allá, fantasmas y esas cosas? - le preguntó frunciendo él ceño.
- Tienes razón en eso. - Me dice acercándose un poco a mí. - La verdad es que las leyendas
son lecciones, contienen verdades. Y como dices tú, no porque no lo allá visto... No quiere
decir que no exista.
- Exacto. - Le sonreí porque yo pensaba algo muy parecido. - As oído las leyendas que se
escuchan aquí.
Su cercanía me podía un poco incómoda. Así que sólo me senté de lado para verle el rostro
mientras le contaba una de las historias que me habían contado cuando era niña y me había
encantado y aterrado a la vez.
- Bueno hay una que eh escuchado mucho. -. Le dije emocionadas por contarle está historia
ya que siempre le he contado este cuento a mis amigas en mis piyamadas.
- Te escuchó.
Según la leyenda, nadie puede convertirse en este vampiro, al menos de forma voluntaria.
El Bluatsauger se genera a partir de circunstancias tan desagradables como espontáneas. En
general, se trata de difuntos que no han sido bautizados y adeptos a la magia negra.
Tal vez por eso una de las mejores maneras de ahuyentar a un Bluatsauger es gritando el
nombre del Salvador.
Las apariciones del Bluatsauger en las leyendas populares son precedidas por el brote de
alguna enfermedad endémica. Generalmente se acusaba de ser un Bluatsauger al primer
desafortunado en morir durante una plaga, cuyo cadáver -se creía- se encargaba de esparcir
el mal hasta que su tumba era identificada y su cuerpo era prolijamente purificado.
Uno de los medios para impedir que el sospechoso de ser un Bluatsauger se levantara de la
tumba era colocándole un racimo de uvas debajo del mentón. En otras regiones, menos
proclives a ese gasto innecesario, bastaba con ponerle una moneda o una piedra en la boca.
Ningún remedio tradicional se encarga de matar a un vampiro. Para hacerlo hay que
enfrentarlo directamente. Tampoco es posible eliminar a un vampiro antes de que se
complete el proceso de transformación.
En el caso del Bluatsauger, solo se buscaba mantenerlo recluido dentro del ataúd, ya que si
se lo mataba la peste podría extenderse más allá de los límites del cementerio.
Creo que todos coincidiremos en que resulta muy complicado matar algo que está muerto.
- Concuerdo contigo. - Me dijo. -. Perdón, sigue contando que está muy buena la historia.
- Bueno... Ese detalle no pasó desapercibido para aquellos pueblos que creían firmemente
en los vampiros. Tal vez por eso abundan métodos y medicinas tradicionales cuyo único fin
es limitar a la tumba la existencia del vampiro, pero rara vez matarlo.
- De hecho - me interrumpe Alex -. Y salvo algunas pocas excepciones, las formas de matar
a un vampiro fuera de su sepulcro son siempre las mismas: estacas, fuego, decapitación, y
no mucho más.
- Exacto. - Sonreí mientras nos levantabamos para seguir a los chicos que iban caminando.
Alex me ofreció su brazo para que lo acompañara y así lo hice.
- De hecho... Sí.
- ¿Enserio? - le dije.
- Sí.
- Bueno la historia se llama "La amante macabra."
De rodillas ante el altar, el joven atendía la solemne ceremonia, presidida por el obispo; el
fragante olor del incienso y de las flores frescas, los dulces cánticos de los acólitos que
entonaban la misa en latín, sellaba el ambiente de la iglesia.
Luis de Olmedo agradecía a Dios por haberle permitido alcanzar sus ambiciones, el deseo
de su vida, y esta muestra de fervor ante la imagen no era ajena a los asistentes. Lo
contemplaban con emoción, a sabiendas de que sus virtudes, que destacaban entre la frívola
corte de la nueva España, eran la promesa de contar con un sacerdote que seguramente
procuraría guiar a las almas por el buen camino.
Entre los fieles, sin embargo, no todos vieron en él a un ser inmaculado. Una mujer, de ojos
negros y profundos, observó su figura esbelta, varonil, que se distinguía pese a su sotana.
La bella mujer siguió la ceremonia, pendiente de los gestos y movimientos del apuesto
religioso, y cuando éste recibió al fin la bendición, dos lágrimas nublaron sus ojos. Más no
era la culminación del rito lo que la conmovía, sino su pasión, que surgió impetuosa al ver
su rostro, cuando al dar la vuelta, se encaminó hacia la salida.
En silencio, con la cabeza casi baja, el padre Luis agradecía tímidamente las felicitaciones
de la gente, que lo abordaba desde uno y otro lado del pasillo, pero al pasar junto a la
mujer, sintió una sacudida terrible, que le hizo levantar la vista. Sus ojos acariciaron los de
ella. Miró el amor, la pasión, la promesa de una entrega absoluta, urgente; todo ello le
ofrecía aquella desconocida, que en esos momentos le dijo en su pensamiento: “¡Si
quisieras ser mío, yo te haría más feliz que cuanto pueda hacerte Dios en el paraíso!”.
Arrebatado en su contemplación, el joven no pudo disimular la pasión extraña y repentina
que en él había surgido. Como ella, se quedó inamovible, perplejo, hasta que la mujer,
segura ya del sentir que había despertado en el joven, le tomó la mano, la oprimió con
fuerza al tiempo que le dijo en voz muy baja, en tono de reproche:
Anonadado, retiró la mano que parecía quemarle. No supo cómo logró salir de la iglesia y
esquivar a tanta gente, que arrodillada o de pie le quería besar la mano, encomendarse a su
fe, felicitarlo. ¿Cómo salvarse de la vergüenza que sentía? ¿Cómo era posible que le
hubiera pasado esto? Él, ¡que hacía unos minutos apenas se ordenaba! El dolor era más
profundo aún porque entendió, que acababa de perder su alma.
Días después, una mano sigilosa deslizó un papel bajo la puerta de su celda. El padre quitó
el sello; intrigado, leyó las pocas letras: “Clara Monteagudo. Casa de las Arsinas. Calle de
las doncellas”.
—¡Clara Monteagudo! ¡La pecadora más famosa de la corte! ¡Oh Dios! ¡Es una aliada del
demonio!
Cuenta la leyenda que a los dos días, como si fuera una respuesta a su conjuro, recios
golpes se escucharon en la puerta de su celda. Entró el superior, quien tras una larga arenga
sobre sus obligaciones como nuevo sacerdote, le indicó que se le había asignado una
parroquia pobre y alejada de la ciudad, que habría de administrar de inmediato.
El padre Luis aceptó de buena gana, con el deseo de alejar de su mente el tortuoso recuerdo
de la mujer, que ya se había convertido en una obsesión.
—¡Sí, padre superior! justo lo que deseo es una parroquia fuera de la traza de la ciudad, o
en alguna provincia.
El anciano sacerdote creyó que la intención del joven era servir a Dios de un modo humilde
y desinteresado. Equivocado como estaba, no muy lejanos se hallaban los acontecimientos
que traerían la verdad.
Atravesaron la ciudad caminando, como acostumbraban hacer sus diligencias los religiosos
de este tiempo. La ciudad se hallaba a oscuras, fría, silenciosa, sumida entre sueños. Más al
pasar frente a una casona de dos pisos, cuyos balcones destacaban, grandes y tenuemente
iluminados, el padre se detuvo, con el corazón anhelante, dejando escapar su pensamiento:
—¡Ahí está ella! ¡Oh, Dios Mío! ¡Dejadme contemplarla una vez más!
Pero en la soledad de su habitación, en la recóndita hora de la noche que escogía para sus
oraciones y descanso, se postraba inútilmente ante el altar. Era imposible orar. Su imagen
se le aparecía, con sus ojos profundos mirándolo, llamándolo, imperiosa o suplicante.
Entonces lloraba, pedía perdón al Cristo que lo miraba desde el crucifijo, le suplicaba
liberarlo del terrible maleficio; más luego depositaba un beso, suave y reverente, en la
mano que la mujer le había oprimido. Le parecía escuchar las palabras que Clara
Monteagudo le dijera en la iglesia: “¡Desdichado! ¿Qué has hecho?”.
—¿Qué hice? ¡Ordenarme sacerdote! No... no sólo eso... ¡Renuncié al amor! ¿Acaso debo
ser casto para siempre? ¿Acaso he de llevar por siempre esta sotana negra, que ha de ser mi
sudario cuando me envuelvan en el ataúd?
Se asustaba de sus reflexiones, temía un castigo divino, pero al fin, dando un paso al frente,
tembloroso, desesperado, su deseo se manifestó, rotundo:
—¡No puedo más, Dios mío! ¡Tengo que verla! ¡Sólo una vez más!
Afuera, el manto de la noche, negro y denso, soltó su furia. Los rayos trazaban grietas
luminosas al tiempo que la lluvia tormentosa se dejó caer. El padre Luis se puso su sayal y
sombrero, y abandonó la parroquia, al amparo de las sombras.
Cuando llegó al límite de la traza de la ciudad, una voz ronca y sombría lo detuvo, lo llamó
por su nombre. El padre volteó a mirar al hombre que se encontraba a unos pasos de él.
Mulato, de aspecto humilde pero de talante orgulloso y decidido, traía consigo dos caballos
cuyas riendas sujetaba con la mano. El padre, acercándose de mala gana, le contestó:
—¿Qué queréis?
—¡Padre, os pido auxilio para un moribundo!
—¡Ah, padre! Si os negáis, ¡A fe mía que os parto el corazón! —Dijo empuñando su arma.
El sacerdote miró el puñal, mas no era la muerte lo que temía, sino perder la ocasión de
cumplir con su propósito. Entonces dispuso:
El padre aceptó que el hombre lo vendara, extrañado pero tranquilo por cumplir lo que creía
un acto obligatorio de su investidura. Cabalgaron por un tiempo sobre los vigorosos
corceles, entre la lluvia incesante y el silencio nocturno. Al fin, su misterioso acompañante
le ordenó detenerse, lo ayudó a desmontar.
—¿Qué misión?
El hombre lo guió de prisa a través de una callejuela, abrió una puerta, y después de
introducirlo a un aposento, le quitó la venda. El lujo de la estancia sorprendió al padre,
quiso preguntar el nombre del dueño, quitarse las ropas mojadas, pero ya no tuvo tiempo de
nada, porque en ese momento, el mismo hombre que lo había traído abrió de prisa una
puerta que daba a un espacio interior:
Otro sirviente, que aguardaba al padre dentro de la alcoba, volteó a verlos en cuanto
entraron, con un gesto abatido le dijo:
Al tiempo que esto pronunció, el sirviente se hizo a un lado, entonces se pudo ver a una
muerta, acostada sobre su lecho y amortajada entre cuatro cirios.
El padre Luis no halló qué hacer, no podía creer lo que veía, pero el sirviente lo sacó de su
estupor.
—Ella os esperaba, padre, me hizo ir por vos. Más si no pudisteis salvar su alma ¡Velad al
menos su cuerpo durante esta noche!
El padre obedeció, confundido, torpe en sus movimientos. Extrajo el rosario que solía
guardar en la pequeña bolsa de su sotana, y comenzó a orar, a correr las cuentas. Pero no
pudo hacerlo, se detenía en una frase y allí se quedaba, repitiéndola, sin darse cuenta. Al
fin, al escuchar la puerta cerrarse tras de sí, con los pasos de los dos sirvientes alejándose,
se atrevió a mirarla.
Vio su rostro lozano y su cuerpo, joven y hermoso, que la muerte no parecía haber
maculado. Pero al alargar su mano para tocar la de ella, sintió la rigidez, la frialdad, el
pulso inexistente.
Así transcurrió la noche; el padre velaba con ardoroso cuidado a la muerta, sin pensar ni
preocuparse ya por el pecado, por él mismo y su futuro. Sólo atendía a su dolor, a su amor
truncado, al momento privilegiado que le parecía vivir al estar con su amada aunque fuera
en la muerte.
Pero el amanecer se aproximaba y con él la separación. Así, al verla otra vez, pálida y
rígida, recordó su mirar, su pasión prometida, pensó en el vacío en que habría de vivir en
adelante, y con un impulso ya irreprimible, se inclinó sobre la muerta y besó sus labios
suavemente.
Más de pronto, su beso se detuvo cuando una leve respiración se unió a la suya y le
devolvió la caricia; el cadáver le abrazó, su rostro cobró vida, en susurros le dijo:
“¡Te he esperado tanto, que he muerto! ¡Pero volveré a ti todas las noches, porque soy
tuya!”
Cuando volvió a tomar conciencia, se encontró ante el padre superior, que lo observaba
angustiado. Al querer levantarse de la cama, vio que estaba en la celda de su presbiterio.
Quiso hablar al padre, preguntar qué había pasado, pero el superior lo hizo acostarse de
nuevo. Trató de calmarlo, observando su fatiga y debilidad. Le pidió callar, y entonces le
contó extensamente lo sucedido, para al fin concluir:
—El sirviente de esa desventurada os trajo aquí, de regreso, hace dos días.
—¡Ay, padre! ¡Está muerta!
—¡Claro que está muerta! Gracias a Dios terminarán las tremendas orgías que celebraba en
su palacio! ¡Se acabaron sus malos ejemplos! ¡Mirad que hasta el virrey acude a sus
cuidados! Y fijaos, qué atrevimiento: personajes allegados a esa disoluta, pretendían que
fuera enterrada en terreno sagrado, pero el Santo Oficio no lo permitió, de modo que su
cuerpo pecador reposa ahora en aquella colina... -dijo, señalando la pequeña loma que a lo
lejos se miraba desde la ventana-. Ahora descansad, que ya es de noche; debéis reponer
vuestras fuerzas.
—¡Por Dios, hijo mío! ¡Ni vos ni nadie podía salvar esa alma condenada! ¡No penséis más
en ella! ¡Esa mujer tenía vendida ya su alma al demonio con su conducta disoluta!
El padre Luis se recostó otra vez, cerró los ojos. Momentos después, el superior abandonó
la habitación, creyendo que ya dormía.
Quizá esto sucedió realmente, él no lo supo a ciencia cierta, porque la inquietud dominaba
su mente, más allá del sueño o la vigilia. Tenía la certeza de su muerte, más sentía que no lo
estaba realmente, sentía su presencia, tenía miedo de ello, pero a la vez, el deseo de verla lo
vencía.
Cuando las campanas de la iglesia terminaron de dar los doce tañidos, golpearon a la puerta
de su parroquia. Como entre sueños se levantó, abrió la puerta, y ante él apareció el
sirviente mulato, que con voz cavernosa le apuró:
Esta vez entró por la puerta principal; el sirviente lo condujo a una habitación lujosa, en
cuyo lecho se hallaban ropajes dispuestos para él, que el sirviente le mostró.
Mudó rápidamente su sotana por un traje de fino corte, cuya seda y terciopelo se ajustaba
con perfección a su figura. Así se observó en el espejo, parecía el más gallardo caballero de
la corte, su mismo gesto había cambiado.
Detrás de él, de pronto, llegó la voz dulce de Clara Monteagudo. Él no volteó, quiso mirarla
a través del espejo, pero su imagen no se reflejaba. Mas al volverse se encontró con ella.
—¡Aquí estáis! ¡Viva estáis! ¡Sois realidad o una quimera venida de extraños territorios!
¡No sé...! ¡No quiero saber...!
Ya muy entrada la noche, ambos descansaban en el lecho, más aún en el ensueño, el padre
Luis observó su palidez, su expresión desencajada, como la de una moribunda. Por un
momento, creyó percibir en el ambiente un olor a tierra mojada, o más bien a humedad de
tierra de sepulcro. Mas su idea se detuvo cuando ella le dijo:
El joven tomó una manzana de las viandas cercanas, la cortó, pero al hacerlo se hirió el
dedo.
—¡Te has hecho daño, bien mío! ¡Deja que te cure!
La mujer tomó su mano, besó su dedo y bebió, anhelante, las pequeñas gotas que salían de
la herida. Aún saboreando el líquido dijo, casi para sí:
Él la escuchó, asombrado, porque al caer ella en sus brazos, y antes de quedarse dormida,
sus ojos lo miraron, brillantes como nunca, más dominados ahora por un tono rojizo.
Durante tres semanas el idilio continuó, hasta que una tarde, el padre se encontró en su
celda, despertado por el prior. Preocupado, éste quiso saber la razón de su agotamiento. Se
había desmayado en dos ocasiones mientras oficiaba la misa, actuaba como un sonámbulo,
y, peor todavía, tenía noticias de que se flagelaba todos los días al terminar los maitines, lo
que le parecía muy extraño, dadas sus cualidades de santo varón.
—¡Yo sé que son pesadillas! ¡Sé que Ella ha muerto y sin embargo, la veo todas las noches!
¡Me visita o yo acudo a su mansión!
—Sí, un vino suave y dulce que me causa sopor. Pero padre, creédme: ¡Son sólo sueños,
sueños concupiscentes!
—¡No entiendo!
—¡Sólo tenéis que obedecer! ¡Después me contaréis el fin de dicho sueño y ya veremos qué
se hace!
Esa noche, el padre Luis siguió paso a paso las instrucciones de su confesor. Tomó la copa
de vino, y fingió caer en un sopor profundo. Clara lo condujo al lecho, lo cobijó solícita
mientras él, recostado hacia el lado izquierdo, dormía en apariencia.
Por unos momentos le acarició el cabello suavemente, le dijo al oído frases amorosas, más
de pronto comenzó a llorar; abrazándolo, le susurró vehemente:
—¡Pobre amor mío, qué pálido estáis! Os aseguro, que sólo beberé un poco de vuestra
sangre, sólo tomaré de vuestra vida, lo que me basta para que no se extinga la mía. Si no te
amara tanto, bien podría servirme de las venas de cualquier otro, pero desde que te vi,
desde que te amé, todos me repugnan.
Con una pequeña aguja, Clara hizo una incisión en su brazo derecho y bebió, apurada, unos
cuantos sorbos de su sangre. Después le colocó un pequeño emplasto en el lugar de la
herida; se sentó a su lado, lo miró con ternura.
Él abrió los ojos lentamente, como entre sueños la miró, rozagante, llena de vida; en su
mirada estaba otra vez el fulgor, y un brillante color rojo nutría sus pupilas.
Acarició su rostro, la atrajo hacia sí. Quería decirle que su sangre era para ella, que gustoso
se la daba. Quería amarla como nunca, entregarse. Pero no pudo hablar, se sentía débil,
mareado, unas náuseas profundas lo dominaban. De pronto, todo se oscureció ante su vista,
de muy lejos escuchó la voz de Clara, su voz, que se perdió con sus palabras:
—¡Perdonadme, perdonadme Luis!
—¡Volved en ti, amadme otra vez! ¡Y cómo, insensata! ¡Oh torpeza, oh vicio terrible!
¡Minar el cuerpo de quien amo! ¡Insípida sangre he de beber cuando vos desaparezcáis!
Al día siguiente, el padre Luis se hallaba ante el prior. No quería contarle lo sucedido,
pensaba, aún esperanzado, que todo había sido un sueño, aunque mucho antes de la trampa
ya había notado la fisura en sus brazos, ya presentía. Pero entonces, si hablaba, su amante
correría peligro. El superior le reconvino:
—Ya no me cabe la menor duda, esa mujer es un vampiro, y tiene pacto con el diablo.
Ahora me explico las muertes atribuidas a los murciélagos en los últimos tiempos.
—Nos veremos al pie de la colina a las cinco de esta tarde. Traed una pala, un cordel
grueso, y agua bendita.
Ascendieron la cuesta; el superior, con ánimo enérgico, el padre Luis, serio y pensativo. Al
llegar a la cumbre, caminaron hasta detenerse en un llano; en él se hallaba un árbol y a un
lado una tumba sencilla, en cuyo frente se alzaba una estela de madera con una inscripción
que decía: C. M.
El padre Luis se estremeció, caminó hacia atrás, en ademán de retirarse, pero el superior lo
detuvo, tajante. Cavaron sin mucho esfuerzo, la tierra se sentía ligera; luego levantaron el
pesado ataúd con la ayuda de una cuerda, y entonces, sudorosos y cesantes, abrieron la caja.
Dentro descansaba Clara. Su rostro se veía lozano, sus mejillas sonrosadas, su cuerpo,
fresco y garboso como cuando vivía. En sus labios, que esbozaban una breve sonrisa,
manaba una pequeña gota de sangre.
Al verla así, el padre Luis se conmovió; en sus ojos se asomó el deseo de huir con ella en
brazos, de alejarla del prior, que en cuclillas la observaba, con la mano temblorosa
empuñando una estaca puntiaguda.
A lo lejos se escucharon los siete repiques del anochecer, justo provenientes del campanario
de su parroquia. Entonces el prior se irguió, y en el momento en que impulsó su diestra para
atacar, el padre Luis lo sujetó del brazo.
—¡No! ¡No!
—¡Quitad, insensato!
Lucharon por un instante y al fin, el padre cedió; el prior atravesó el corazón de la mujer
con el certero golpe de su estaca. Un grito de dolor resonó en la colina.
El rostro de la muerta se volvió rígido, una expresión dura, colérica, la cubrió, pero en
seguida, el prior roció el cadáver con agua bendita, y éste se convirtió en polvo.
Ya en la noche, postrado ante el altar, murmuraba una súplica de muerte, cuando de pronto,
percibió el aroma de tierra de sepulcro, al tiempo que un aire frío inundó la estancia.
Cuando levantó la cabeza, tuvo ante él la visión.
La figura de Clara, era la misma, pero estaba pálida, demacrada, tenía el gesto duro,
sombrío, que le vio antes de desaparecer.
—¡Llevadme con vos, señora! ¡Decid si mi alma puede ser prenda para vos! ¡Llevadme!
El Santo Oficio determinó que la relación de los hechos fuera guardada cuidadosamente, a
fin de evitar el escándalo. No debía conocerse nada, sobre todo acerca del destino del
sacerdote, cuya exaltación y visos de locura, sellaron el tono de su relato.
- Guao... - dije ya que me había quedado muda por la historia. Una vampira enamorada de
un sacerdote. Bueno eso sí que es trágico y escalofriante.
- Tú eres mejor. - me dijo y me miró a los ojos y por alguna razón creí ver algo en sus ojos.
Pero no sé qué fue. No tuve tiempo de verlo por más tiempo ya que Dylan le preguntó algo
y se pusieron a conversar.
- Amiga... Estuviste toda la tarde hablando con Alex - me dijo Julmary susurrando en mi
oído, para que él no escuchara.
- Me estaba contando una historia de terror y creo que se nos fue él tiempo.
- Siempre es así cuando un chico está ena... - Se aclaró un poco la garganta. -. Nada.
Olvídalo...
Al asentir todos, le pasó un DVD a Jason para que lo pusiera y en un instante él auto dio
pasó Bom Bidi Bom de Nick Jonas con Nicki Minaj. Todos comenzaron a cantar y Alex
también mientras me miraba de arriba abajo, como lanzando una indirecta clara. La cual me
hizo enrojer.
Voltee mi rostro para mirar por la ventana mientras ellos cantaban, y yo pensaba en la
historia que el me había contado. Que hubiera pasado sí él sacerdote se hubiera quedado
con la vampira. ¿Estarían juntos?
La luz que inundaba mi habitación me arrancó del profundo sueño que tenía. Me despierto
y abro los ojos, es una bonita mañana de Marzo.
Me levantó de la cama y voy directamente al baño. Me cepillo los dientes casi con
violencia. Luego de eso, me quité mi piyama y entre en la ducha. El agua estaba calientita y
agradecí a eso ya que me relajo los músculos de la espalda y me calmo el pulso. Había
soñado con Alexander Mccartney y no entendía por qué yo soñaba con él. Ese historia que
me había contado, enserio sí que me hizo soñar con cosas de lo más raras. Pero había algo
en Alexander que no me cuadraba bien y no sabía en realidad que era.
Al final, cerré el grifo del agua y me seque con la toalla apresuradamente, acelerando otra
vez. Me puse una camisa roja manga larga y unos vaqueros negros. Volví a frotarme el
cabello con la toalla y luego me pasé el cepillo a toda prisa. Arroje la toalla a la cesta de la
roa sucia y lancé el cepillo y la pasta de dientes que había dejado antes al neceser.
Asunto: El trabajo.
Hola Elizabeth… Buenos días. Espero no haberte despertado, sólo quería saber sí te
parecería bien hacer el trabajo de Literatura hoy en mi casa. Lo que pasa es que mi tío no se
encuentra muy bien y no quiero dejarlo sólo.
Alexander :P
¿Ir a su casa? Aunque una parte de mi de mi me decía una y otra vez que lo dejara para otra
ocasión, otra parte se moría de la curiosidad por ver su casa y además conocerlo mejor.
De: Elizabeth Phillips.
Asunto: El trabajo.
Hola Alex… Buenos días para ti también y no tranquilo ya estaba despierta. Y claro
podemos reunirnos como a las 5 y hacer el trabajo de una vez. No lo quiero dejar eso para
ultimar hora. ¿Me das tú dirección?
Liz :D
Aunto: El trabajo.
Alexander :P
Asunto: El trabajo.
Tranquilo no hay problema. Te espero a las 5:00 p.m okey nos vemos.
Liz :D
De: Alexander Mccartney.
Asunto: El trabajo.
Alexander :P
- Pues…Yo tengo que salir a hacer un trabajo de Literatura con un amigo -. Dije.
-Eh… ¿Tu amigo John? ¿No lo sé? Podría ser su tío-. Le respondí.
- Hablé con John hace unos días y me comentó que su sobrino venía a vivir con él un
tiempo. Seguro es el mismo chico-. Dijo papá.
- Sí eso creo, me dijo que su tío estaba enfermó y me imagino que sí es el mismo -. Dije.
Luego de eso no dijimos palabras. La tarde pasaba rápida y la hora en que Alexander
viniera a buscarme se acercaba. Me sentía nerviosa y no entendía el motivo de estos
nervios.
No se sí era buena idea ir a su casa. Lo conozco hace una semana y aunque sea muy lindo y
caballeroso, había algo en el cómo sí estuviera ocultando un secreto. Oh tal vez era sólo mi
imaginación; Todas las chicas de la universidad se lo comían con la mirada cada vez que lo
veían por el pasillo, sobre todo, la ramera de Glesis Wesly. Sé que sí tuviera la oportunidad,
se le lanzaría directamente a la cremallera de su pantalón y… Uffffff… No se que me pasa
y tampoco porque me altero.
Sacó de mi armario unos jeans azules, con una camisa de tirantes rosa pálida y unas
hermosas zapatillas a conjunto con mi vestuario.
Toc…Toc…Toc…
Tocaron a la puerta de mi habitación y antes de que dijera palabra alguna, Beatriz y Andrea.
- Hola… ¿Qué pasa? ¿Por qué me miran así? -. Pregunté ya que me miraban como sí
hubieran visto un fantasma.
- ¿Cómo así? -. Pregunté bajando la vista para ver lo que tenía puesto.
- ¿Cómo se supone que vaya? Sólo vamos a hacer un trabajo por Dios… -. Dije poniendo
los ojos en blanco.
- Nosotras somos como la hada madrina de la cenicienta, así que cenicienta es hora de que
en vez de ir al baile… vayas a ver al príncipe antes de la medianoche -. Dijo Andrea.
- Sólo déjanos a nosotras ayudarte un poco. -. Dijo Beatriz antes de que dijera algo. -.
Vamos a quitarte ese vestuario que tienes y ponerte el que te trajimos -. Dijo sacando una
bolsa de su cartera.
- Hay pero que buena amiga eres Andrea -. Digo levantando las cejas.
- La mejor de todas -. Me sonríe la muy bruja.
Ok… Ya es hora de que te vayas Liz -. Dije Beatriz mirando por la ventana de mi
habitación. -. Ya llegó el Dios griego… -. Dijo como sí tuviera un orgasmo.
- ¡Beatriz! -. La regaño.
La dos se echaron a reír y fue imposible no reír también. Aunque a veces sean un poco
locas son mis amigas y muy rara veces estoy tan de acuerdo con sus opiniones.
Al salir por la puerta, veo a Alexander a recostado en una camioneta negra muy lujosa.
Cuando levanta la vista hacia mí, me mira de arriba a abajo y sonríe. No sé por qué pero
siento que mis mejillas están rojas. Dios…por lo que más quieras que no me sonroje… Que
no me…sonroje.
- Eres la cosa más hermosa que he visto. -. Dije mirándome como queriendo decir: "Tú eres
de mi propiedad"
Él se hace a un lado y me abre la puerta del coche para que yo entrara. No se pero cuando
cerró la puerta sentí un escalofrió extraño. Como cuando venía de regreso del cine ese día
que fuimos los chicos a ver la película. Era como una alerta. Al cabo de unos minutos me di
de cuenta que no sabía dónde demonios vivía Alex. Las calles se veían espeluznantes
mientras las recorríamos y eso que apenas eran las 5:20 pm. La casa de él estaba muy lejos
ya que entramos por un sendero que conducía directo al bosque, sí tratará de asesinarme
qué lugar más conveniente que un bosque alejado de la cuidad.
- Vivo en una mansión alejada de la ciudad con mi tío John -. Dice de repente.
- No sé sí haz llegado a oír de ella, pero tiene de nombre " El Palacio de Medianoche". -.
Dice señalando con su dedo al frente, donde puedo ver unas luces provenientes de una gran
casa.
- Que nombre tan conveniente… Creo que sí he oído de él. -. Le respondo -. Pero nunca
había visto la mansión de cerca. Mi padre es amigo de tú tío, así que él sí debe de saber, ya
que seguro a venido mucho.
- ¿Tú padre se llama Eleazar? -. Pregunta curioso mientras el coche se detiene en el frente
de la mansión.
- Mi tío me hablo de él -. Me dice mientras me ofrece su mano para bajar del coche. -. Dijo
que era un gran hombre.
- Es el mejor -. Estoy de acuerdo con eso. Mi papi es el mejor que hay.
-¿Y tus padres? -. Le preguntó cuándo abre la puerta de la casa. -. ¿Por qué no vives con
ellos?
- Oh…Lo siento…no quería… -. Que imprudente Elizabeth me regaño yo misma una y otra
vez.
- ¿Qué edad tienes Alex? -. Le preguntó mientras él me dirige a lo que creo que es la sala.
Es muy grande y está adornada con cosas rojas y negras.
- ¿Qué edad crees que tengo? -. Me pregunta dándome una sonrisa que me dejó aturdida
por unos segundos. Tengo que controlarme, que idiota soy.
Su casa es impresionante. Era como una de esa casa del siglo XX. Y a decir verdad, me
encantaba como estaba decorada. Los detalles, los cuadros colgados, la chimenea
gigantesca… y sobre todo el estante de libros en una esquina. Me encanta.
- ¿Te parece que escojamos ya el tema del trabajo? - Me pregunta mientras nos sentamos en
el sofá de cuero negro.
- Sí por supuesto -. Digo dándole un sorbo al refresco. -. ¿De qué te gustaría que lo
hiciéramos? -. Le preguntó.
- Mmm… Qué te parece sí escogemos un libro. Cualquiera no importa de lo que sea y sólo
lo interpretamos -. Su propuesta no era mala.
- Jajaja sí. De hecho esos fueron los libros que empecé a leer y soy fanática de la saga o lo
era. -. Le respondí.
- Bueno entonces lo conoces muy bien. -. Dice como la cosa más normal del mundo. -. Yo
seré Edward Cullen y Tú Bella Swan entonces.
- Síp. ¿Qué capitulo hacemos? - Pregunta sacando del estante el libro de Crepúsculo.
- Jamás pensé que leyeras eso. -. Le digo dándole un espacio para que se siente a mi lado.
- A mi hermana le encanta y bueno como cosa rara de ella me los hizo leer. -. Dice
encogiéndose de hombros como cosa normal.
- Sí, su nombre es Ashley. Es la menor, sólo tiene 18 años y ahora sí te preguntas donde
está… Pues… Está en un paseo del instituto. -. Me dice entregándome el libro.
- Estoy seguro que a ella también. -. Me responde. - ¿Y bien? ¿Qué capitulo haremos? -.
Pregunta.
- Okey. -. Le respondo. Comenzamos a actuar y me daba risa pero tenía que aguantarme.
Casi sonrió.
- Adelante - Me animó con tranquilidad, lo cual me dio tiempo para recobrar la compostura.
- No sé cómo empezar -. Admití.
- No.
- No. Fue el sábado, en la playa -. Me arriesgué a alzar los ojos y contemplar sus ojos
azules que me dejaban hipnotizada. Parecía un ángel. -. Me encontré con un viejo amigo de
la familia… Jacob Black. -. Proseguí -. Su padre y Charlie han sido amigos desde que yo
era niña.
Me sequía mirando sin hablar y sólo me miraba mientras yo sequía con mis diálogos.
- Su padre es uno de los ancianos de los quileute -. Lo examiné con atención. Una
expresión helada sustituyó al desconcierto anterior-. Fuimos a dar u paseo… -. Evite
explicarle toda la historia y lo dice con mis propias palabras. -. Me contó una historia de
terror…
- Continúa -. Me ánimo.
- …Sobre vampiros. -. Cuando dije eso algo en los ojos de Alex me asustaron. No sabía que
pero juraría que sus ojos se veían negro en vez de azules. Ahora no le podía ver la cara,
pero sí los nudillos tensos, convulsos, de las manos en sus muslos.
- Eh inmediatamente te acordaste de mí?
Alexander permaneció en silencio, sin perder de vista hacia algo en frente de él. De repente,
me alarmé, ¿dije algo malo?
- No estoy bien sólo que he… nada, olvídalo -. Me respondió ahora fijando la vista en mí. -.
Prosigue.
Cuando trato de empujarlo, él se aparta de mí y me mira con ojos que reflejan el deseo.
- Lo siento. -. Se disculpa.
- La verdad es que no era como lo tenía planeado hacerlo. -. Me dijo mientras entrelazaba
muestras manos. -. La verdad… Es que desde que te vi me gustaste mucho. Pero no quería
que tú lo supieras porque apenas nos conocemos. -. Me dijo con voz que derretiría hasta la
mantequilla.
- Bueno… ¿Por qué no? ¿Cierto? -. Le dije mirándolo directamente a esos ojos azules como
el mar. -. Sí quiero ser tú novia.
- Será mejor que te llevé de una vez. -. Dice demostrando temor, pero algo cómico también.
Salimos tomados de las manos desde su casa, y todo el trayecto en coche también. Por
primera vez en mucho tiempo me sentía feliz. Quién diría que yo podría tener novio, y de
pasó que sería el chico más lindo y popular de la universidad. Estoy segura que las chicas
se morirán cuando se enteren.
Cuando llegamos al frente de mi casa ya eran las 11:25 pm y las luces seguían encendidas.
Alexander se bajó del coche y pasó por el frente de el para abrirme la puerta del copiloto
para salir.
- Creo que por los momentos no decirles nada. -. Le dije mirándolo a los ojos. -. Lo que
pasa es que nos conocemos desde hace poco y a mi padre le daría algo.
- Bueno es hora que entre. - Dije dándome la vuelta, pero antes sentí el impulsó de darle un
beso de buenas noches. Así que me volteó y le plantó un beso. -. Buenas noches.
Cuando subo las escaleras y entró en mi habitación me pongo a cantar sin darme de cuenta.
Parezco una niña con un juguete nuevo.
- Bueno… Tú sí que estas feliz -. Dijo una voz detrás de mí haciéndome gritar del susto.
- ¡Julmary! Dios… ¿No sabes tocar? -. Le preguntó llevándome la mano al pecho.
- Sí obvio que se tocar, pero estabas tan entretenida cantando que no me escuchaste… -. Me
dijo -. Y eso… ¿Qué te pasó que esta tan contenta cantando A thousand years? -. Dijo
levantando una ceja.
- Nada… -. Le respondo.
- Oh vamos… Elizabeth. -. Hace un puchero que siempre me hace reír. -. Nunca me cuentas
nada.
- Alexander Mccartney me beso y somos novios -. Dije al fin para ver que me tenía que
decir.
- Hay okey… Qué lindo… ¡Por Fin…! Tienes Boyfriends que finooooooo… -. Gritaba
como loca.
- Okey ya… Vete a dormir -. Le dije abriéndole la puerta para que saliera.
- Okey, okey… Es que me siento tan emocionada. -. Respondió ella haciendo un giro como
bailarina de ballet.
No sé sí saben cuándo tienes ganas de gritar… Pero a la vez sabes que no puedes. Pues…
así me sentía. Alex y yo éramos novios, y para ser muy sincera, aún no me lo creía. Mi
teléfono vibraba y por las sospechas que tenía era Beatriz.
- HOLAAAA… Cuéntame todo… -. Dijo ella antes que dijera algo yo.
- Te conozco bruja… -. Me dijo riendo ahora ella. -. Okey… Okey… Cuéntame que pasó.
- ¡¿CÓMO?! -. Grito Beatriz. -. Retroceso… Te beso… te beso… ¿Osea, boca con boca? -.
Preguntó ella.
- Lo siento es que es muy emocionante… jajaja y ¿Qué más pasó? -. Preguntó intrigada.
- Bueno… Hablamos y me dijo que yo le gusté desde la primera vez que me vio. Y me
pidió que fuera su novia. -. Le dije a Beatriz segura de tener una sonrisa en mi cara.
- Lo siento jajaja es que yo sabía que estoy iba a pasar ¡lo sabía! -. Decía una y otra vez. -.
¿Y qué le respondiste? Y no me digas que no porque te mató.
- Al principio quedé en estado de shock y cuando le iba a decir que no, me pidió una
oportunidad y le termine diciendo que sí. -. Le respondí.
- ¡HAY QUE EMOCIÓN! -. Decía Beatriz cantando. -. Mi amiga tiene novio… Mi amiga
tiene novio… -. No sé por qué sospechaba que me iba a cantar esa canción.
- Mira quién habla… Lo mismo diría tuyo y Jason…-. ¡Ja! Es bueno contraatacar con eso
jejeje.
- Jason y yo no somos novios -. Dijo Beatriz. -. Sólo nos gustamos, pero el muy idiota no
me pide que sea su novia, así que mientras no lo haga… No toca a este bomboncito -. Me
respondió.
- Y ahora lo defiendes… ¿De quién eres amiga Elizabeth? -. Me dijo con un tono enojado.
- Lo sé, es que me obstina que coquetee con otras chicas. -. Dije y sé que está celosa. Pero
conociéndola, jamás lo va a admitir.
- Cierto. Bueno… espero que lo tuyo y Alexander funcionen. -. Me ánimo. -. Ya era hora de
que consiguieras un hombre querida.
- Sí… Yo también espero. -. Le respondí bostezando. -. Triz… Ahora te dejó tengo mucho
sueño.
Estaba muy cansada como para desvestirme. Lo único que recuerdo es que puse la cabeza
en mi almohada y quedé sumida en un profundo sueño.
Capítulo 5
Finalmente, me despertó la tenue luz de un día nublado. Yacía con el brazo sobre los ojos,
groqui y confusa. Algo, el atisbo de un sueño digno de recordar, pugnaba por abrirse pasó
en mi mente. Gemí y rodé sobre un costado esperando volver a dormirme. Y entonces lo
acaecido la noche anterior irrumpió en mi conciencia.
-¡Oh!
Salté de la cama y me precipité hacia el baño sin reconocer mis emociones. No me conocía
a mí misma, ni por dentro ni por fuera. El rostro del espejo, con los pómulos, era
prácticamente el de una desconocida. Después de cepillarme los dientes, me esforcé por
alisar la caótica maraña que era mi cabello. Me eché agua fría sobre el rostro e intenté
respirar con normalidad sin éxito evidente. Regresé a mi cuarto casi a la carrera.
Resultó difícil decidir qué ponerme. Dudaba que ponerme por primera vez. Él caso que
tenga novio, no significa qué debería cambiar. A él le gusté tal cual me conoció.
Terminé poniéndome mi única falda, de color negra y una camisa roja que Andrea me había
regalado de cumpleaños. Un rápido vistazo en el espejo y creo que estoy lista para irme al
instituto.
-¿Se puede saber que te ocurre? -. Julmary estaba sentada en el sofá de la sala mirándome
divertida por algo.
- ¿Qué? -. Corro a la puerta para comprobar lo que mi hermana me dice y es cierto. Cuando
abro la puerta él me está esperando en su auto. Al verte salió de él y vino hacia mí.
- Pensé en que podría venir a buscar a mi novia. -. Dijo dándome un beso rápido.
- Vamos te llevare a la universidad nena. -. Me sonroje cuando me dijo nena. Creo que me
podría acostumbrar a esto.
Yo le pregunté varias cosas también y me sorprendió lo mucho que a viajado. Me contó las
ocurrencias de su hermana en esos viajes y o divertida que era. Me contó cómo eran sus
padres y para ser sincera, lo hacía con mucho orgullo y respeto. Y eso eran tan lindo de él.
- ¡Lizzy! -Me llamaron a lo lejos. Busqué con la mirada la voz que me llamaba, y entonces
vi a Daniel. Venía corriendo hacía el auto.
Al salir del auto sin haberme movido apenas, Daniel corrió hacia mí y me estrechó con
efusividad entre sus brazos.
Me agobiaba con miles de besos en la mejillas, incluso me apretó tan fuerte que hasta me
dejó casi sin respiración. Un segundo más tarde me saltó de forma brusca, casi dejándome
caer al suelo. Me quedé extrañada por su comportamiento, hasta que vi a Alexander…
Tenía a Daniel sujeto por el brazo. Su rostro y su mirada eran para temblar de miedo.
Salvaje, aterrador…
- No. La. Toques -Daniel lo miró sin entender nada, y yo la verdad tampoco-. Es mi chica.
- Lo siento… Alexander, suéltalo, está bien -. Le digo tocando su brazo para que me miré-.
Él es Daniel Johnson, uno de mis mejores amigos.
- Mucho gusto -. Dice Daniel extendiendo su mano para estrecharla con la de Alex.
- Un gusto, lamentó lo que acaba de suceder -. Se disculpa Alexander -. Pensé que eras
alguien que quería hacerle daño a Elizabeth.
- Oh… Vaya… No sé qué decirte Daniel-. Le dije mirando de reojo a mi novio que se lo
comía con los ojos.
- Sí… Bueno, estas más hermosa que nunca -. Dice Daniel y Alex me apretó más a él.
¿Estás celoso de Daniel?
Cuando estamos en el auto siento una rara tensión entre Alexander y yo. Y no entiendo el
¿por qué? Y como no entendía que sucedía le pregunté.
- Pues no parece-. Le digo-. Luces como alguien que quiero matar algo.
- Pues es lo que quiero hacer en este momento-. Dice fríamente haciéndome estremecer.-.
Lo siento amor… Es que ese amigo tuyo me saca de mis casillas.
- ¿Daniel? -. Digo atónita-. Pero sí no hizo nada malo para que te enojaras con él.
- ¿Prefieres ser tú él único idiota que babee por mí?-. Digo riéndome saliendo del coche y
llegando a su lado.
- Definitivamente…-. Dice mientras me besa y no puedo evitar derretirme. -. Sólo para mis
ojos.
Cuando nos apartamos veo que tenemos público. Andrea, Julmary y Beatriz con las bocas
abiertas, y Jason, Dylan y Ryan con miradas llenas de simpatía y maldad.
Cuando caminaba de la mano con Alexander, muchas de las chicas me miraban feo. Como
con envidia y pude darme de cuenta que los chicos también miraban a Alex feo. Sobre todo
Travis el novio de Gleisis, y Víctor su hermano.
Beatriz me dijo que Jason por fin le había pedido que fueran novios, pero que aún no le
había dado una respuesta.
-Sí… Me imagino que tú y Alex están bien. -. Me dijo levantando las cejas.
- De hecho sí yo te contará lo que me cuando veníamos para acá? -. Le digo mientras los
chicos bromean y Alex no me escucha.
- ¿Daniel? -. Me mira como sí me hubiera vuelto loca.-. Oh… espera, ¿Daniel Johnson?
- Sí… y lo peor es que Alexander estaba hay.-. Le digo-. Y se puso celoso de él, enserio…
tenías que verlo. Me dio miedo que hubiera una pelea o algo.
- Es obvio… Elizabeth, Alexander sólo está protegiendo lo que es suyo.-. Me regaño como
si fuera mi culpa.
- Primero... Yo soy su novia, no de su propiedad. Segundo, no tiene por qué ponerse celoso
de Daniel-. Le espeto.
- ¿Cómo qué no?-. Dice ella poniendo los ojos en blanco-. Alexander es hombre y desde
que llegó a la universidad no ha visto a otra chica que no seas tú. Es obvio que tú le gustas
de verdad, y todos sabemos que Daniel está súper obsesionado contigo-. Me Dice ella-. No
creas que nadie se dará cuenta de ello.
- Eso fue hace 2 años Beatriz y sabes que yo sólo lo quiero como un amigo-. Le digo.
- Todos nos dábamos de cuenta que nadie estaba obsesionado con ella. - Dijo Andrea
sentándose a mi lado.
- Pero cambiando él tema... No creo que eso sea cierto. -. Dije mirando a Andrea y luego a
Beatriz.
- A mí me enserio me gusta Alex y sí Daniel vino con otras intenciones… Pues lo siento
por él-. Digo segura de sí.
- Hay no lo sé… Tú sabes que en ese tema yo no quiero hablar.-. Le digo sin mirarla.
En el trayecto del día no ocurrió nada nuevo. Todo era igual que el día de ayer y en de antes
ayer y así sucesivamente. Alexander era mi novio sí, pero sentía que él me ocultaba y cada
vez que le preguntaba como murieron sus padres o de dónde provenía, nunca me respondía,
siempre esquivaba las preguntas.
Alexander cada vez que me veía con Daniel se ponía celoso. Y siempre le decía lo mismo
que no se preocupara que yo era suya. Y lo que más me desconcertó fue lo que me
respondió.
Menos mal que sólo faltaba unas dos semana para su cumpleaños. Pero algo en su mirada
me intrigo y me asustó en un sentido.
Que será eso que quiere que le diga. Oh a lo mejor ahora que será lo que yo le vaya a
responder.
Mejor esperando que llegué ese día tengo que pensar que le voy a dar de obsequio y aún no
se. Sé que le gustan muchas cosas que a mi me gustan.
Alex no podía soportar ver a Daniel cerca de mi, ya que él se había sumado a nuestro grupo
cuando estábamos en la universidad.
- Alex...
- Lo sé... -. Dijo rodeándome en un abrazo. -. Sólo que se que él siente algo por ti y eso me
frustra.
- La de ¿Sí lastima a mi niña... Te perseguiré al fin del mundo para hacerte sufrir? - Me
dijo mientras sonreía.
- Sí...
Nos miramos intensamente y nos estamos como hacen las película de amor.
Alexander no apartaba los ojos de mi mientras le daba instrucciones a las chicas sobre
algunas cosas que me parecieron bien para la decoraciones de la fiesta.
Alex me sacó a pasear por el porche de su casa y me encantaba ya que era muy grande y
todo era verde. Me gustaría vivir un día en un lugar así algún día. Caminamos hacia el
bosque, por un sendero llenos de flores silvestres de muchos colores. Él caminaba tomando
mi mano, pero sumido en sus pensamientos. Tenía la sensación de que Alexander no era la
clase de persona a la que alguien pudiese acostumbrarse, y ni siquiera he conocido a su
hermana menor. Ya que me dijo que seguía de paseo con su instituto.
Nos sentamos debajo de la sombra de un árbol y nos abrazamos por un largo rato; hasta que
él hablo.
- No lo sé… una enfermedad o algo así. -. Me dijo como esperando que fuera sincera.
- Bueno… No. -. Dije siendo totalmente sincera. -. Te amo mucho para dejarte. Y si
tuvieras algo… Yo estaría contigo en todo momento. -. Dije mirándolo a los ojos. -. ¿Por
qué me preguntas eso? ¿Tienes algo malo?
- No, no claro que no. -. Me sonrió. -. Esperaba que dijeras algo como eso.
- He estado esperándote por tanto tiempo… Que no puedo creer que al fin he encontrado al
amor de mi eternidad. -. Dijo viéndome a los ojos.
- ¿No será de tú vida? -. Preguntó. -. Pero ser eternamente tuya… Me gusta cómo suena
eso.
- ¿Quieres ser eternamente mía Elizabeth Phillips? -. Preguntó dándome muchos besos.
- Y sí te doy más besos… -. Empezó a besarme como loco y por alguna razón terminamos
acostados en el césped.
Me dio un último beso antes de salir corriendo los dos hasta la casa. Al entrar a la casa se
oía música y pude ver a Andrea bailando por toda la sala con unas cintas naranjas y negras.
Estaba bailando Back to Beautiful de Sofía Carson, una de mis cantantes favoritas.
Julmary y Beatriz también bailaban como locas hasta que Alex me preguntó si quería bailar
y antes de responderle, me estaba haciendo bailar a su alrededor. Nuestras miradas siempre
se encontraban cuando bailábamos. Era como si no hubiera nadie más, sólo él y yo bailando
en la sala. Beatriz estaba en la escaleras y me sonreía. Andrea y Julmary tenían unas
escobas y cantaban con ellas como locas.
Cuando Alexander poso sus manos en mi cintura, sentí un escalofrió que me invadió por
todo el cuerpo. Me hacía sentir cosas que jamás había sentido.
Retrocedí. Se quedó inmóvil cuando me moví, por lo que ya no pude oírle respirar.
Durante un instante nos miramos el uno al otro con precaución: Luego, la tensión de su
mandíbula se relajó gradualmente y su expresión se llenó de confusión.
- No, lo opuesto. -. Le respondí ya que se veía culpable. -. Soy yo… Es que nunca me ha
tocado un hombre y cada vez que estoy contigo… Siento muchas cosas…Y… Bueno, me
da miedo.
Sonrió de oreja a oreja y luego camino hasta detrás del mueble sacando una guitarra de ahí.
- No es fácil -suspiró-. Pero está tarde estaba todavía… Indeciso. Sólo quiero que confíes
en mí.-. Dijo y empezó a tocar. Beatriz apagó el equipo y junto con ellas Andrea y Julmary
nos observaban embelesadas.
Alexander comenzó a cantarme y yo casi me caigo al suelo cuando reconocí la canción.
Héro de Enrique Iglesias. Amo esa canción, de todas es mi favorita.
Mientras Alex cantaba, yo me senté junto a él en el mueble y sentía que lágrimas corrían
por mis mejillas. Era tan romántico y yo como boba tenía miedo de estar con él.
¿Mentiras?
¿Recordarías?
¿Estoy en lo profundo?
Abre la puerta y se aparta a un lado para que entre yo primero. Vuelvo a mirarlo. Quiero
saber que hay ahí dentro. Respiro hondo y entró. Y siento como sí me hubieran
transportado al siglo XVI, a la época de la Inquisición española. Es muy agradable, y la luz
es tenue, sutil.
En realidad no veo de dónde sale, de algún sitio junto a la cornisa, y emite un resplandor
ambiental. Las paredes y el techo son de un color azul oscuro, que da a la espaciosa
habitación un efecto pacifico. Pero lo que domina la habitación es una cama. Es más grande
que las de matrimonio, con dosel se cuatro postes tallado de estilo rocoso. Parece de finales
del siglo XIX. Cuando me giro él está mirándome fijamente, como suponía.
- Es mi habitación. -. Dice.
Él camina hacia una estantería y saca un libro y me lo entrega. Lo miro sin entender nada.
Parece un diario viejo.
- Claro… Me encanta leer-. Le dije mirando la portada tenía un sello con una E.P.
No lo quise despertar, por lo que tomé el libro que me había dado para leerlo y me senté en
el sillón de cuero que estaba justo al lado de la ventana. En la cubierta había dos iniciales
ladradas en oro. ¿É.P? Cuando lo abrí pude ver que era una especie de diario antiguo o algo
así.
29 de Julio de 1679.
Era de noche y estaba lloviendo muy fuerte. Por lo general estaba corriendo para llegar
pronto a casa. Mi padre se enojaria conmigo por quedarme en casa de los Masen tomando
él té. Cuando caminaba junto a un parque, unos hombres me abordaron y querían abusar
de mí, tuve que forcejear con ellos, pero eso no envito que me lanzaron al suelo con tanta
fuerza que me costaba respirar. Cuando estuve apuntó de caer inconsciente, de la nada un
hombre alto y apuesto como una ángel vengador salió de la nada y los detuvo. Me
desplome en el suelo y creo haberme desmayado, Pues no recuerdo que sucedió después de
eso.
Se acercó a mí como cazador buscando a su presa, y no sabía qué hacer en realidad. Sin
darme cuenta y tiempo de pedir ayuda… Estaba encima de mí, entre mis piernas y jadeaba
de excitación. Me dijo que yo era suya y que dejara que tomara libremente lo que le
pertenecía. Y teniendo el dolor más horrible de mi vida… Me quitó la virginidad un
completo desconocido.
Cuando término conmigo, me dijo que esa unión sólo se daba con las almas gemelas, y yo
era la suya. Me contó que era un vampiro, una criatura de la noche que llevaba vagando
sólo por muchos siglos… Hasta que me encontró. Y supo porque había estado esperando
tanto tiempo.
10 de Julio de 1680.
Un año más tarde, me casé con Maximiliano. Sí ese era el nombre de mi esposo. Y sí no se
los he dicho también soy vampira. Fue extraño al principio beber sangre, no es normal
para mi, pero poco a poco me iré acostumbrando. Y yo que pensaba que iba a convertirme
en una loca vampira atacando a gente inocente. Max me contó que había unos cazadores,
destinado a asesinar vampiros y otras criaturas que existían en él mundo. Habían atacado
varios de sus aquelarres y querían eliminar a la plaga como nos decían, de todo el mundo.
Y según ellos vivir en armonia, pero Max dijo que eso no era cierto, ellos querían otra
cosa y tenía que averiguar que era. Nosotros no atacábamos a personas, y era cierto pues
no éramos monstruos. Solíamos vivir en paz con los humanos y sólo esa paz duro hasta que
Samuel Petrova apareció. Un maligno brujo tan poderoso que había reunido a su propio
bando de hechiceros para eliminarnos. Max y yo nos mantendremos escondidos en uno de
los aquelares en las afueras de Rumania, hasta que estemos seguros de todo peligro.
31 de Octubre de 1689.
Sé que no debería estar feliz por estar huyendo de cazadores locos… Pero ya han pasado
demasiados años y hoy es el día más feliz de mi vida. Nació mi primer hijo. Max y yo
éramos muy felices, a pesar de las circunstancias, éramos padres y yo estaba segura que
ningún cazador iba a rebatarme mi felicidad, esté pequeño regaló que nos fue dado.
16 de Marzo de 1907
Nuestro hijo ya era un hombre y un gran guerrero, entrenando todo él tiempo con los otros
jóvenes que vivían con nosotros en él aquelare. Teníamos otra hija de 14 años, ya que Max
me dijo que los niños vampiros llegan a madurar a los 25 años. Así que mi hijo ya era un
vampiro maduro y al no encontrar a su pareja hembra, estaría bien por los momentos.
Pero con un gran vacío por dentro. Ansiando ser llenado.
Max se contactó con una bruja amiga suya, Andrina. Ella es "el ojo que todo lo ve" había
tenido una visión sobre una profecía y que era sobre nuestro hijo mayor. Nos dijo que él
conocería a una chica que iba a ser la elegida de derrotar a Samuel y a sus cazadores. Que
el sería su protector y la tendría a salvo hasta que ella cumpliese los 23 años de edad. Él
sabrá que es la indicada cuando la vea… Sentirá una conexión con ella. Y ella con él. Sé
convertirán en uno sólo y podrán liberar a los vampiros y a otros seres sobrenaturales de
los cazadores y ser como eran antes. Él quiere irse sólo a buscarla, prometió tardar lo que
fuese con tal de poder encontrarla.
Yo no sabía que pensar sobre el libro. ¿Era cierto? Me congele por un instante y el libro se
cayó al suelo. Alexander era… era… No podía ser.
- Elizabeth… Déjame explicarte… -. Dijo dando pasos hacia mí. Pero yo daba pasó hacia
atrás.
- Eres un… ¿Eres un vampiro? -. Dije sin creer lo que acababa de decir.
- Sí… soy un vampiro.-.Dijo mirándome fijamente y luego camino hasta la cama.-. Sé que
piensas que esto debe ser una locura… Pero no me temas… Yo… no puedo soportar la idea
de que me tengas miedo.
- No puede ser.
- Creeme hay leyendas que son ciertas. -. Me dijo paseándose por la habitación y luego
mirando. -. No tengas miedo.
- No te tengo miedo… -. Dije y era cierto no le tenía miedo, pero a la vez quería una
explicación. -. Sólo quiero que me cuentes… Porque me acabo de enterar que mi novio...
Dios, están difícil decirlo.
- Sé que ya leíste la historia del diario de mi madre y sé que te sonara loco… Pero todo es
cierto. -. Me dijo.
- Espera… ¿Qué edad tienes Alexander? -. Le pregunté.
- 25 -. Me dijo.
- ¿Desde hace cuánto tiempo tienes 25? -. Le pregunté dando pasos al frente.
- Desde 1907 -. Dijo mirando por la ventana en vez de mis ojos. Cálcule en mi mente…
Y… Dios!!!
- Esto es una locura… -. Digo.- Jamás pensé que tú… Dios… ¿Quienes más saben sobre
esto?
- Jhon. Sólo él lo sabe.- Me dice. -. Sé que leíste el diario y viste que una bruja tuvo una
visión sobre una chica.
- Sí… ¿Qué con eso? -. Le pregunté estando más cerca de él. Era extraño pero no le tenía
miedo.
- ¿Es un chiste cierto? -. Le pregunté esperando que me digera que no, pero sólo asintió con
la cabeza.-. ¡Eso no puede ser! YO SOY HUMANA.
- Dejaras de serlo dentro de poco.- Me dijo.
- No… Al menos que quieras que lo haga. -. Me sonrió seductoramente. -. Tranquila no voy
a morderte, jamás te haría daño, mi amor.
- ¿Es falso? -. Le pregunté mirándolo a los ojos.- ¿Lo que decías sentir por mí? ¿Era falso,
sólo para acercarte a mí?
- No… Jamás.- Dijo caminando y tomando mis manos en las suyas.- Sé que es muy extraño
para ti… Pero desde que te vi esa noche… supe que eras para mí.
- La noche que fuiste al cine con tus amigo.- Me dijo sentándose en la cama conmigo a su
lado.- Escuché que los cazadores estaban aquí cerca de Berlín. Y que estaban tras la pista
de la elegida. Pues… Acababa de toparme con uno en el cine donde ustedes estaban y lo
mate. -. Se calló esperando que dijera algo.
- Prosigue.-. Lo alenté.
- Cuanto estaba apuntó de irme… Te vi. -. Dijo mirándome directamente de los ojos a la
boca.- Y sentí como sí me hubiera clavado una fecha en el corazón. Y en seguida supe que
eras tú. Al principio no estaba seguro… Pero cuando volteaste y me miraste lo supe,
cuando vi tus hermosos ojos. Me sentí más vivo que nunca y supe que tenía que estar
contigo. -. Dijo guiándome a la cama para que me sentara con él.
- Te seguí hasta tú casa, y a mitad de camino tú auto se detuvo. Los cazadores estaban tras
de ti también. Tenía que estar seguro de que estabas bien, por eso entre en tú universidad y
en tú vida. Y poco a poco me fuiste enamorando Elizabeth. Te he esperado durante mucho
tiempo, y créeme que no voy a dejarte ir.
- Explícame por qué dijiste que pronto iba a dejar de ser humana. -. Le pregunté.
- Cuando un vampiro alcanza la madurez suficiente tiene más poder del que cree… -. Me
mira como esperando a que diga algo. Pero, se limita a seguir. -. … Pero cuando un
humano que tiene descendencia de magia y esas cosas… Lo alcanza cuando en su
cumpleaños número 23. Sobre todo, ya que tiene ayuda de su otra mitad y al estar juntos, se
vuelven uno sólo.
- Bueno… Lo más normal es un voto de amor. -. Me dice y creo que está sonrojado.
- Sobre esto de ser un vampiro.-. Le dije sentándome cerca de la ventana.- ¿Te alimentas de
sangre humana o de animales?
- Y… ¿Alguna vez as intentado consumir sangre de animales? -. Tenía que tener varias
respuestas.
- Tengo la habilidad de leer la mente. Y antes de que preguntes… Sí como Edward Cullen.-
Me respondió antes de que le preguntará.-. Velocidad, súper fuerza y la habilidad de
hipnosis.
-Sí.
-¡No!.-. Me dijo un poco alterado.-. Jamás usaría algo tan sucio para conseguir algo de ti.-.
Y con eso me tenía atrapada contra él colchón y su músculoso cuerpo. Mi respiración se
aceleró por un milímetro de segundo, mientras el sólo me miraba.-. Quiero que entiendas
que yo te amo. Y te prometo… Te juro que jamás te haré algo en contra de tú voluntad. Te
deseo Elizabeth. Te deseo como no sabes cuánto y quiero estar contigo. Pero sólo cuando tú
quieras.
De pronto se aparta. Los dos respiramos con dificultad y nuestros jadeos se suman. Bajo las
manos a sus brazos y cuando alzó la vista para mirarlo veo lujuria en ellos. Trago saliva
instintivamente. Me baja la mano al trasero. Me atrae con fuerza hacia sí, contra su
erección.
¡¡¡Madre Mía!!!
- Lo siento.-. Me disculpe con él.-. Me deje llevar.
- Sé que quieres que todo sea normal.-. Le dije.-. Pero necesitó tiempo para pensar y
analizar las cosas.
- Te daré el tiempo que quieras.-. Me dijo.-. Pero esto tiene que quedar entre nosotros dos.
Nadie puede saber esto Elizabeth.
- Será mejor que bajemos. Beatriz está buscando una excusa para verificar sí estas atada a
la cama.-. Me guiño un ojo.-. Y Julmary y Andrea dispuestas a sacar una foto.
- Jajaja.-. Me gusto como lo decía.-. No quisiera una foto mía en Google ¡por Dios!.-.
Exclame.
- Sólo para mis ojos.-. Dijo y antes de que articulara una palabra me robó un beso. Y lo
único que quedaba era que se lo devolviera. Cosa que no me costaba.
Habían pasado cinco días desde que me enteré de que Alexander era un vampiro. Pero
sencillamente aún no me lo creía en realidad. En esos cinco días, Alex no se apareció en la
universidad, y aunque ponía las escusas de que estaba ayudando con su fiesta, yo sabía que
sólo quería darme tiempo para asimilar todo mejor. Ojalá hubiera una guía o algo que me
dijera con actuar con esto; y por sí acaso crepúsculo no cuenta, ya que es una historia
inventada. Pero Bella acepto a Edward tan cual era, ¿Por qué yo no, eh? Pero lo que era
cierto era que yo empecé a enamorarme de Alex y sabía que él no haría nada para dañarme.
Hoy era su cumpleaños y Beatriz junto con las chicas le organizaron una gran fiesta de
cumpleaños en su mansión; y ya que era 31 de Mayo. Ese era el tema de la fiesta. Beatriz
exigió que todo el mundo fuera disfrazado y al final de la fiesta iban a coronar a los dos
mejores disfraces. La princesa y él príncipe de Halloween; ¿En serio Beatriz? Y para que
no fuera trampa todos en la fiesta iban a votar en unos papeles, como en las graduaciones
del instituto. Para rematar mi mala suerte, no tenía ningún disfraz; Y no quería que Beatriz
se enterarse porque seguramente me prestaría o me obligaría a ponerme algo loco.
Aún que tenía tiempo de ir a comprarle un regaló a Alex. ¿Qué se le da a tú novio que es
vampiro y ha vivido muchos años más que yo y podría tenerlo todo? La fiesta comenzaría a
partir de la 9 de la noche y llevaría a mi hermana conmigo ya que me rogo y rogo por ir.
Toc… Toc…Toc…
- Adelante -. Dije. Mi madre entró en mi habitación con una caja blanca en las manos.
- Hola cariño, ¿vas a salir? -. Me preguntó, viendo que tenía mi bolso puesto y las llaves del
auto.
- Ah… Sí, tengo que ir a comprar un regaló para Alexander y tal vez entré también en la
tienda de disfraces; ya que no tengo nada que ponerme.
- No creo que eso sea necesario -. Me dijo sonriendo y colocando la gran caja en mi cama.
- Pues… Estaba pensando que tal vez te gustaría usar este vestido.
- Iba a dártelo cuando te casaras -. Me dijo dándome las manos -. Pero creo que no hay
mejor día para que lo uses que hoy.
¿Qué obsequiarle?
¿Qué obsequiarle?
¿Qué obsequiarle?
- Sí, obvio que iré -. Le dije -. Sólo esto yendo a comprar un regaló para Alex. ¿Y tú dónde
estás?
- Bueno… Beatriz, Julmary y yo, llegamos temprano a terminar con los globos y la
máquina de niebla -. Dijo - Y tuve que llamar a Dylan y Jason para que vinieran a ayudar
con el hielo y las mesas, y etc…
- Hmm, okey -. Dije
- Por cierto, la hermana de Alex está aquí ayudando con la decoración -. Me dijo como sí
nada.
-La verdad no se me paso por la cabeza -.Dije saliendo del auto y caminando hacia el centro
comercial y mientras entraba vi una tienda de música.
- Buenas tardes -. Me saludo la chica -. Bienvenida a Sonic Music. ¿En qué puedo
ayudarte?
- Hola, verás mi novio está de cumpleaños y es músico; y como verás quisiera regalarle
algo -. Le informé.
- Bueno sí quieres puedes echar un vistazo y cualquier cosa que te interesé o pueda
ayudarte, sólo dime - Me dijo antes de volver detrás de un mostrador.
- Bueno te diré que está guitarra es única -. Me informó la chica -. Sólo se hicieron 5 de
estás guitarras y muchos cantantes la han estado buscando, pero no la encuentran -. Me dijo
-. Sólo llegó aquí como cosa rara.
- La quiero -. Le dije a la chica.
- No, tranquila -. Le dije -. Eso es lo de menos. ¿Será posible que me ayudes a envolver la
guitarra?
Veinte minutos después salía de la tienda con una caja del regaló del tamaño específico de
la guitarra. De nuevo en marcha hacía mi casa para poder arreglarme el cabello, poder
arreglarme tranquilamente. Cuando llegué a casa, subí las escaleras hasta mi habitación y
coloqué la caja con la guitarra en mi cama y cerré la puerta con seguro. Me quité la ropa y
encendí mi equipo de música y entre en la ducha.
Everything is possible
It'nothing we can't do
y yo creo en ti
Después de una larga y refrescante ducha, empecé a secarme e cabello con el secador.
Mientras seguía con mi cabello vi que tenía un correo electrónico, mientras paseaba por
frente de la pc. Cuando lo abrí, vi que era un correo de Andrea.
Jajaja no sé. Y ya que estas hablando de eso… Déjame dos espacios. No te puedo decir
nada. Sólo hazlo y no digas nada.
Okey… No diré nada. Aunque me esté muriendo por saber. Te dejó me tengo que arreglar.
Nos vemos dentro de poco.
Asunto: Impaciencia…
- ¿Qué? -. Le preguntó.
- Bueno… ¿Será que alguna de las dos me dirá que sucede? -.Preguntó desesperándome.
- Gracias -. Le digo.
- Bueno, okey -. Dice Julmary -. Beatriz te manda este antifaz, ya que todos tendrán uno.
- Okey -. Le digo tomando la bolsita y abriéndola para encontrar un hermoso antifaz blanco
con detalles plateados. A veces tengo la certeza de que Beatriz es bruja. Pero siempre lo
descartó.
- Okey, buscó mis zapatos negros de tacón y nos vamos -. Dice Julmary saliendo de la
habitación corriendo.
- Mamá, las chicas y yo nos quedaremos a dormir en casa de Beatriz. Después de que
termine la fiesta -. Le informó para que no se preocupé sí no aparezco.
En una maleta pequeña meto lo necesario para después de la fiesta. Mi teléfono empieza a
sonar y sonrío al ver quién está llamando.
- No hay de qué -. Dice -. No hay nada que no se pueda ser por una vieja amiga.
- Bueno. Ya tienes la dirección de la mansión y cuando lleguen me envías un sms por favor
-. Le digo.
Después de esperar a Julmary por treinta minutos, ya estábamos de camino a la fiesta. Eran
las 10:25 y tenía como veinti tantos mensajes de Beatriz con Julmary preguntando donde
estaba metida. Cuando me estaba desesperando divisé las luces de la mansión, y unos
cuántos autos estacionados en la entrada. Cuando puse estacionar, Julmary me ayudó a
bajar de auto, ya que con el vestido era un poco difícil. Ella se encargó de llevar los dos
regalos, aunque he de ella era más pequeño que el mío.
- Entrare primero con los obsequios -. Me dijo Julmary entrando por la puerta y
desapareciendo.
Mientas subía los escalones, miles de pensamientos andaba en mi cabeza. Tenía miedo de
ver a Alex, aunque no sabía por qué exactamente miedo sí él no me haría daño. Cuando
entre por la puerta pude sonreír al ver la decoración. Al parecer las chicas se esmeraron en
la decoración y les quedó asombrosa.
Las luces me aturdía un poco pero, y al ver mejor, vi que había demasiada gente. Una
máquina de neblina o humo; como quieran llamarla en realidad. Mientras me acerqué a los
escalones de la escalera, vi a Alex por primera vez en cinco días. Bailaba con Beatriz que
lucía un traje plateado y un antifaz a conjunto. La canción de I Wanna Live Forever de
Zayn con Taylor Swift sonaba muy fuerte y cuando estaba apuntó de bajar el primer
escalón… La luz de un reflector me ilumino el rostro. Así llamando la atención de todo el
mundo en la fiesta.
Okey que vergüenza… Enserio. Pero la vergüenza se fue cuando Alexander se volvió para
verme. Vi que sonreía detrás de ese antifaz negro. Me llené de confianza y continúe mi
caminata; como si fuera la reina del mundo.
Era divertido ver la cara de todos los chicos con la boca abierta mirándome. Y al llegar al
último escalón, una mano se estiro para que la tomará. Era él. Mi novio que no perdía el
tiempo en ir a rescatarme de cualquier de los piropos que los chicos querían hacer ja,ja,ja.
Tomé su mano y cuando iba a decir la frase "feliz Cumpleaños " Él me tomó de la cintura
con fuerza y me beso. Era un beso como del tipo "Sabes que me perteneces" Fue como si el
tiempo se detuviera y no existiera nadie más que nosotros.
- Gracias nena -. Me dio un breve beso antes de que una chica de cabello negro apareciera
detrás de nosotros.
- Mucho gusto Ashley -. Le dije estrechando la mano que me ofrecía -. Soy Elizabeth.
- Sí lo sé -. Dijo -. Mi hermano habla maravillas de ti. Pero mejor no los agobio y los dejó
para que gocen de la fiesta -. Con eso se fue revoloteando como bailarina de ballet.
- Sí claro -. Le digo -. Espero que te gusté el regaló que compré para ti. Aunque son dos…
En realidad.
- No tenías que comprarme nada nena -. Me responde -. Aunque tengo que admitir que me
mata la curiosidad por saber.
Hay empezamos a bailar Starving de Hailee Steinfeld, mientras las luces y la gente nos
rodea bailando como loca.
No creo que yo pueda tener una mejor noche que está. Y como la noche no durará para
siempre… Es mejor gozar mientras se pueda.
Capítulo 8
Luego de una larga hora bailando y charlando con los chicos y las chicas sobre la fiesta, y
la fantástica decoración, que hicieron las chicas con ayuda de los chicos. La hermana de
Alex conversaba con todos. Era gracioso ver a los chicos babeando por ella. El colmo era
como la miraba Jason y a él como lo miraba Beatriz. Pobres.
Después de la presentación del Dj puso una canción llamada Closer de The Chainsmokers ;
sí no estaba equivocada y Alex me sacó a bailar otra vez.
- ¿Te gusta tú fiesta? -. Le preguntó a Alex cuando toma dos copas de coctel y me entrega
una.
- Sí… porque tú estás conmigo -. Me responde dándome un beso casto en los labios.
- En el baño -.Le respondo -. Tenía que llamarte. Pues… Mira entra con los chicos por la
puerta principal y consíganse conmigo detrás del escenario. Estoy vestida de Cenicienta.
Cuando salgo del baño me encuentro con Andrea, que está vestida como ninfa del bosque.
- Necesitó que distraigas a Alex unos minutos y cuando sea el momento que todos miren al
escenario -. Le digo.
Cinco minutos me encontré con los chicos detrás del escenario. Listos para poder empezar
el show.
Las Luces del escenario se apagaron, llamando la atención de toda la gente. Los chicos
aprovecharon sus lugares y subí hasta quedar en medio del escenario con un micrófono en
las manos y alumbrada con un reflector.
- Hola chicos -. Les dije y mi voz salía de los altavoces -. Gracias a todos por venir al
cumpleaños número 25 de mi novio -. Alex me miraba sonriendo -. Y para que todos aquí
se emocionen… Les traje una sorpresa.
- Damas y Caballeros… Les presentó a la banda ¡The Vamps! -. Digo gritando y todo el
mundo empieza a gritar como locos. Los chicos se ven iluminados por las luces y yo bajo
del escenario, situándome en una esquina viendo a los chicos comenzar a cantar Can We
Dance.
Sé que no te conozco,
Sé que no te conozco,
se cargó el ambiente
Sé que no te conozco,
Sé que no te conozco,
Sé que no te conozco,
La gente se volvió loca con aplausos gritos y o solo podía ver la sonrisa en el rosto de
Alex. Antes de que yo pudiera reaccionar, Bradley llamo la atención de todos y yo me puse
nerviosa porque sabía lo que iba a decir.
- Gracias a todos aquí por recibirnos. - Dijo Bradley -. Tenemos otra sorpresa para el
cumpleañero. Su novia preparo esto para él y esperamos que te guste -.Bradley tomo su
guitarra y me estrego el micrófono mientras la música espesaba a sonar.
- Esto es Love me like you do de Ellie Goulding - Dije y a continuación comencé a cantar.
Sígueme a la oscuridad
Apareciendo, desapareciendo
Todos estaban como locos brincando y cantando conmigo. Hasta Alex cuya sonrisa
destacaba en la pista.
Así que ámame como lo haces, á-á-ámame como lo haces
Al levantar la vista hacia el público que tenía presente; a la única persona que podía
distinguir era a Alexander. Me miraba de una manera tan intensa, tan especial, que hacía
que mi corazón brincara de emoción y que mis piernas flaquearan.
Todos me aplaudían y gritaban de emoción. No podía creer que hubiese cantado en público,
y lo hice porque todo el tiempo que estuve en ese escenario, con los reflectores en mi
rostro, con todos los invitados de la fiesta mirándome. Yo sólo veía a Alex.
- Gracias a todos los que están aquí presente en esta noche tan especial. - Dije mirando a
todos los presentes. - Quiero volver a desearle un feliz cumpleaños a mi novio Alex, cuya
sonrisa no disminuye a causa de la sorpresa, que espero que te allá gustado.
Beatriz me guiñaba un ojo y sonreía como tonta. Se abrió pasó entre los chicos que la
estorbaban y subió al escenario conmigo.
- Bueno, esto fue una grandiosa sorpresa. - Dijo señalando a la banda y a mí.- Pero la noche
es corta y hay que disfrutarla al máximo. Así que chicas, chicos, The Vamps… Y Liz. ¡Es
hora de festejar en grande!
- Bueno dado que la hermosa anfitriona está en lo correcto- Dijo Bradley llamando la
atención de todos.- ¡Pues Dj ponte algo bueno para bailar!
Todos gritaron como locos y comenzaron a bailar al ritmo de Hey Mama de David Guetta
feat Nicki Minaj. Mientras bajaba las escaleras del escenario buscando a Alexander con la
mirada, no lo vi por ninguna parte. Con las luces de la fiesta y la máquina de humo no me
hacía más fácil buscarlo, hasta que Jason me pidió bailar con él, ya que Beatriz estaba
bailando con Bradley y seguramente él estaba celoso.
- Beatriz me ha dicho que le pediste que fuera tú novia .- Añado, esperando que eso animé a
Jason a contarme que es lo que en realidad siente por Beatriz.
- Claro. Tú sabes que ella es una de mis mejores amigas, y es obvio que me cuente todo.-
Le respondió de la forma más normal del mundo.- La pregunta del millón es ¿qué pasa
entre ustedes dos?-. Le preguntó.
- ¿Estás bromeando?-. Le preguntó un tanto incrédula. -. Dios… Ustedes son unos tontos.
Ella está enamorada de ti Jason, siempre lo ha estado y tú nunca te diste cuenta.
- Sí en verdad la quieres, pues te digo de una vez que hagas algo rápido, antes de que
alguien te tumbe el mandado.- Le aconsejó mirando a Beatriz bailando de lo más feliz con
Bradley.
- Tienes razón. -Dijo para sí.- Necesitó hacer algo ya. Ahora vuelvo.- Me dijo dejándome
sola mientras subía al escenario y tomaba el micrófono.
¡Oh... Rayos!
- Hola… Por favor detengan la música y escúchenme-. Dijo Jason mientras todos los
presentes lo miraban preguntándose qué pasaba-. Tengo algo que decirle a una persona y
quiero que sepa que no es nada fácil para mí decir esto; pero lo haré.
- Yo… También estoy enamorada de ti y claro que quiero ser tú novia.- Dijo con una gran
sonrisa. Jason soltó el aire que retenía y tomó a Beatriz en sus brazos y le dio un beso.
Bueno beso se queda corto en realidad. Todos aplaudieron, incluyéndome en realidad,
porque era tan romántico.
Pasado dos horas y no sabía dónde estaba Alexander. Ni su hermana se veía por ninguna
parte. Todos seguíamos bailando y disfrutando, pero yo estaba inquieta, hasta que vi a
Ashley, la hermana de Alex en el escenario anunciando que era hora de cantar en
cumpleaños. Fue cuando lo vi aparecer de la nada y se veía extraño. Se notaba que algo le
pasaba y no sabía que en verdad.
Terminado de cantar el cumpleaños y que Alex soplara las velas. Todos le dieron abrazo de
felicidades y cuando llegó mi turno pude apreciar que sus ojos eran de un azul más intenso
de lo normal. Al sentir su abrazo, sentí una vibra que me recorría todo el cuerpo y al
parecer él se dio de cuenta porque escuché un pequeño gruñido en mi oreja.
- ¡Chicos una foto! -. Nos gritó Julmary con su cámara en las manos. Creo que posamos
muchas veces para una simple foto. Cuando por fin se fue le pregunté a Alex que le ocurría.
- Nada mi amor -.me respondió dándome un casto beso en los labios-. Baila conmigo-. Me
tomó de la cintura antes de contestar. The Dream de Code Blue comenzó a sonar y las luces
cambiaron de color, dando un toqué romántico. Teniendo en cuenta que era una fiesta de
Halloween. Todos estaban acaramelados, sobre todo Beatriz y Jason.
Cuando volví a ver a Alexander a los ojos, vi que sus ojos ya no eran azules. Eran de un
color plata tan intenso que a cualquiera le darían miedo esos ojos sí les salieran de repente
de la oscuridad.
Cuando la canción término, sin decir palabras, me soltó y se encamino hacia la escalera
subiendo a toda prisa hacia su habitación supongo. Sin importar nada lo seguí por las
escaleras y sin tocar la puerta de su habitación entre como sí nada.
Al entrar a la habitación, me encontré con que estaba vacía. La puerta del balcón se
encontraba abierta, así que camine hasta allí y Alex tampoco estaba allí. Cuando me iba a
dar media vuelta para regresar a la fiesta, vi a Alexander en el jardín, de camino al bosque
por un sendero. Bajé las escaleras que estaban en el balcón y lo seguí. Eran las 3:30 de la
madrugada y se supondría que el debería estar en la fiesta que era para él, no caminando
sólo en el bosque.
Mientras caminaba por el sendero, tuve una extraña sensación. Era como un deja vú. La
luna iluminaba el sendero y el bosque alrededor se veía escalofriante. Escuché un fuerte
gruñido, que me erizo la piel haciéndome temblar. Al frente vi una figura sentada en el
suelo y me asusté como una cobarde. Pero al darme cuenta de que esa figura sentada allí era
Alexander, me acerqué más a él.
Su cara refleja el deseo y el hambre. Sin darme la menor oportunidad de reaccionar; está de
pie mirándome de arriba hasta abajo con lujuria y yo me preguntó si realmente hice bien en
venir hasta aquí. Alex me toma fuerte de la cintura y como cosa rara me tropecé con mi
propio vestido. Haciendo que los dos cayéramos al suelo y él encima de mí.
El sueño que tuve hace un mes, en él que un desconocido que me poseía en el bosque a la
luz de la luna; se está materializado en mi mente. ¿Pero sería realmente capaz de Alexander
de tomarme en contra de mi voluntad?
Este no es Alexander.
Es el vampiro.
Capítulo 9
- Alex… Tranquilo -. Trataba de calmarlo ya que me recorría una y otra vez las manos por
la cintura, haciendo que sintiera cosas extrañas en mi interior.
- No voy a irme a ningún lado, hasta que me digas que te sucede -. Le digo sentándome
junto a él -. Soy tú novia Alexander, y quiero ayudarte. Pero sí no me dices no puedo.
Él pone su cabeza entré las rodillas y respira una y otra vez profundamente para poder
calmarse un poco creo. Yo mientras tanto me abrazo con mis propios brazos a causa del
frío que siento. Después de lo que creo un largo rato, levanta su hermoso rostro hacía mí.
Mostrándome el sufrimiento en sus ojos, y yo más que nadie en el mundo quería que fuese
feliz y no sufriera.
- No quiero preocuparte nena -. Me dije mirándome y tomando mis manos frías en las suyas
-. No quiero hacerte daño Elizabeth. No sabía que mi conversión sería tan difícil hoy, y no
puedo tenerte cerca sin pensar en…-. Se calla bajando la vista como si estuviera
avergonzado.
- Cuando un vampiro llega a su madurez, sus sentidos se hacen más fuerte e intensos -. Me
tiende la mano para que me levanté y lo hago -. Y al no tener una compañera, se nos hace
más fácil tenerlos controlados -. Mientras él me decía todo eso. Yo sólo pensaba OMG,
enserio me va a decir lo que yo creo-. Y ahora que te encontré, todas esas necesidades salen
a relucir. Y la bestia dentro de mí me pide que reclame lo que me pertenece, y yo no quiero
forzarte a nada. Por eso estoy lejos de la fiesta y de ti.
Oh Dios mío.
- Me estas queriendo decir que tú…-. Me faltaban las palabras y sentía mis mejillas
enrojecer -. Qué… ¿¿¿Tú quieres…???
- Sí, Elizabeth -. De repente me suelta y da un paso atrás -. Así que por favor vete antes de
que haga algo de lo que me pueda arrepentir.
Sin pensarlo di media vuelta y salí corriendo por el sendero. Dejando atrás a mi amado con
cara de tristeza. Corría desesperada por el jardín hasta llegar a las escaleras del balcón y
subirla como demente. Pero de repente sentí como algo dentro de mí iba cambio. Era como
una necesidad de saciar algo, y no entendía que me sucedía. La luna estaba en lo alto
alumbrado la casa y los alrededores. Sólo una parte de mí, una parte dentro de mí me
gritaba: “Búscalo y entrégate"
Pero sentía una pisca de miedo. No miedo a lo que fuera a suceder, sólo que cómo
cualquier chica se espantaría al ver la situación. Caminando en la habitación de aquí para
allá, vi que en la cama se encontraba el regaló que le di a Alex. La guitarra con el mensaje
que le había escrito antes de llegar a la fiesta.
"Te has convertido en lo más importante para mí. Te amo como nunca pensé amar a nadie.
Sin saber exactamente lo que hacía, me quité los tacones que tenía y los puse en la esquina
de la habitación, junto con la guitarra. Cerrando la puerta con seguro, me acerque al balcón,
y tomando una decisión que cambiaría mi vida por completo miré al bosque y dije:
- Alex… Sé que me escuchas -. Dije a la distancia, sabiendo que por el ruido de la casa él
podía escucharme -. Sé que no quieres hacerme daño y sé que es un tormento para ti. No
tengo miedo mi amor -. Dije y tomando una respiración profunda dije -. Me entregó a ti
Alexander, en cuerpo y alma. Hazme tuya. Aquí y ahora.
Cuando me estaba agachando para recoger mis tacones, sentí una brisa en mí espalda y algo
que no sabía cómo describir. Al darme la vuelta, tenía a Alex justo de tras de mí. Pegado a
mí sí era posible, y cuando intenté dar un paso atrás, me tomó con fuerza por la cintura y
pegándome a él.
Oh, Dios…
- Quiero… Quiero que me hagas el amor Alexander -. Le dije un poco agitada y nerviosa a
la vez -. Quiero que me hagas completamente tuya.
Cierra los ojos, respira muy hondo y mueve la cabeza, como sí respondiera a mi petición.
Cuando vuelve a abrirlos, ha recuperado la determinación, ha tomado una férrea decisión.
- Elizabeth…-. Dice lentamente mirándome directo a los ojos-. Esto es muy importante y
no quiero que lo hagas porque te sientes en la obligación de hacerlo -. Me dice mirándome
para ver sí cambié de opinión.
- Yo… Quiero hacerlo -. Le digo tomando su cara en mis manos-. No tengo miedo Alex…
Sólo va a ver un hombre para mí.-. Y ese eres tú.
Sin darme tiempo de decir nada más, se abalanza sobre mí y me empuja contra la pared.
Antes de que me dé cuenta, me sujeta las dos muñecas con una mano, me las levanta por
encima de la cabeza y me inmoviliza contra la pared con las caderas.
Con la otra mano me agarra el cabello, y pega sus labios a los míos. Gimo, lo que le
permite aprovechar la ocasión para meterme la lengua y recorrerme la boca con experta
pericia. Nunca me había besado así. Mi lengua acaricia tímidamente la suya y se une a ella
en una lenta y erótica danza de roces y sensaciones, de sacudidas y empujes. Levanta su
mano y me agarra la mandíbula para que no mueva la cara. Estoy indefensa, con las manos
unidas por encima de la cabeza, la cara sujeta y sus caderas inmovilizándome.
Siento su erección contra mi vientre. Dios mío… mis piernas empieza a temblar. Alexander
me desea, me desea de verdad. Siento que el suelo se mueve. Soy pura sensaciones.
Contengo la respiración cuando Alex pone sus dos manos en mi espalda y empieza soltar
los lazos de mi corcel.
- ¿Estás bien? -. Me pregunta con voz cariñosa.
- Bueno… Es que -. No sabía cómo decirle que tenía vergüenza de que me viese desnuda -.
Tengo miedo.
- Es que nunca nadie…-. Le digo mordiéndome el labio y respirando con dificultad le digo-
. Bueno, nadie nunca me ha visto desnuda.
Lentamente deshace los lazos de mi corcel y los jala hasta que caen al suelo. Poco me habré
el cierre del vestido y este cae al suelo dejándome sólo con mi sujetador blanco y bragas de
encaje que me quedan de muerte. Se aparta un poco y me observa.
Me ruborizo. Me rodea con sus brazos, me acerca su cuerpo y me aprieta fuerte. Una mano
me recorre la columna hasta la cintura y sigue avanzando, sigue la curva de mi trasero y me
empuja suavemente contra sus caderas.
Entre besos y besos, llegamos dando tumbos hasta la cama y caemos en ella. Sin darme
cuenta Alexander y yo estábamos completamente desnudos y tengo que decir que me
impresionó el tamaño de su miembro. Casi brinco de la impresión y el me dijo que me
calmara y que estaría bien. Lentamente empezó a seducirme con caricias y besos. Cada vez
que me miraba los senos, me sonrojaba y trataba de cubrirme. Pero el me apartaba las
manos y me decía que admiraba lo hermoso que eran, y que no debería darme vergüenza
que él los viera.
- Eres tan hermosa, Elizabeth. Sé mía. Sólo mía - Apretaba su cuerpo contra el mío, los
músculos totalmente tensos, increíblemente fuerte, temblando de necesidad.
- No podía haber nadie más, Alexander - contesté dulcemente mientras pasaba los dedos
por la piel aregente de su espalda. Acariciando su rostro, contraído por la desesperación, me
deleite con el tacto de su pelo - Confío en ti, sólo en ti. Alexander me agarró por las
caderas.
- Seré tan delicado cómo pueda, amor. No cierres los ojos, quédate conmigo.
Abajo en la fiesta comenzaba a sonar I Don't Wanna Live Forever de Zayn con Taylor
Swift y la música nos rodeaba en la habitación. Alex se posiciono encima de mí. Estaba
preparada para él, húmeda, caliente, pero cuando sentí el momento en que su erección
entraba en mí intimidad y llegaba a mi barrera, hizo que mi cuerpo se tensara.
- Será sólo un instante, amor. Y después te llevare a ver las estrellas - Me miro como sí
esperará mi aprobación.
Lo miré con ojos trémulos, confiando plenamente en él. Alex se movió hacía adelante
penetrando mi cuerpo por completo, enterrándose en mí.
- ¿Necesitás tiempo?
Pequeñas gotas de sudor perlaron sus músculos, tensos. Empezó a moverse sobre mí muy
lentamente, haciéndome jadear con cada embestida. Me estaba reclamando como suya,
enterrando su cuerpo en el mío una y otra vez, con un hambre insaciable.
“Me entregó a ti en este momento. No existe nadie más que tú. No sé dónde acabó ni donde
empiezo. Sólo sé que brillo con tú luz"
Alexander me miró a los ojos y pegó su frente a la mía. Mis pensamientos se dispersan…
No hay más que sensaciones… Sólo él… Ay, Dios… Por favor… Mi cuerpo se pone
rígido.
“Te aceptó cómo mía, para siempre. No existe nadie más para mí que tú. Tú vida acaba y
empieza conmigo. Mi luz es tú luz desde hoy"
Dicho eso, hundió sus dientes en la curva de mí hombro, aplastándome contra el colchón y
haciéndome gritar a todo pulmón mientras los dos nos corremos al mismo tiempo. Me deje
ir en un arrollador e intenso orgasmo.
Después de esto, mi vida cambiaria completamente. Pero de algo está muy segura. Estoy
locamente enamorada de Alexander.
Capítulo 10
Abrí mis ojos lentamente y sonreí como una boba. Alex aún estaba encima de mi y podía
ver su hermoso rostro mirando hacia arriba con la boca abierta. Lentamente bajo él rostro
hasta él mío y me beso lentamente. Arrancándome un jadeo, ya que aún seguía enterrado en
mi.
- ¿Cómo te sientes? -me pregunta al fin saliendo dentro de mi, arrancándome un jadeo
involuntario.
Él me sonríe y vuelve a besarme. Abajo en la fiesta se escuchan los gritos de todos los
chicos y la música a alto volumen. Por un momento me había olvidado de donde nos
encontrábamos. Pero ese es él efecto que tiene Alex en mi cuando estamos juntos. Todos lo
demás desaparece a nuestro alrededor y sólo estamos él y yo.
- ¿Quieres quedarte aquí o bajar a la fiesta? -me pregunta.
- Ahh... Creo que es mejor que bajemos a la fiesta. -le respondo sentándome en la cama y
cubriéndome con la sábana. -. Por lo mucho que me gustaría quedarme aquí contigo, se
estarán preguntando donde estaremos nosotros.
- ¡Hermanito! -. Grito una chica vestida de princesa egipcia, que se parecía un poco a Alex.
Creo que debe ser su hermana.
- Hermana querida.... ¿En que puedo ayudarte? -. Le preguntó Alex con una sonrisa.
- Veo que estas... Diferente y contento. -. Dijo mirándole de arriba a abajo. -. ¿Porque será?
No podía ocultar él sonrojo de mis mejillas. Era muy obvio él porque se encontraba tan
feliz. Pero sólo espero que ella no pida detalles, por que no podría soportar verla de nuevo a
los ojos.
- Arg... ¡Amor! -. Dijo como sí fuera la cosa más horrible. -. Mejor me voy a bailar o me
van a empalagar con tanto cariño público. Bye... -. Dijo y se fue dando vuelta por toda la
pista y la perdimos de vista.
- A veces no la aguanto. -. Me dijo Alex tomándome de la cintura y guiándome a la pista.
- Baila conmigo.
- Está bien.
Me dedica una sonrisa radiante, me hace girar al compás de la música. Oh, baila tan bien
que es muy fácil seguirle. Nos sonreímos mutuamente como tontos, mientras me hace girar
alrededor de toda la pista.
- Mientras sean contigo, no tendré ninguna queja. -. Me dice acercándose lentamente a mis
labios.
Cuando nos besamos, es como sí no existieran los problemas, ni nadie que nos separara.
Éramos sólo él y yo. Y ahora que me había entregado a él, estaba segura de que Alexander
era él único hombre al que yo podría amar. Y eso sería para siempre.
No se sí sólo eran yo, pero había demasiado calor a nuestro alrededor. Y Alex no parecía
notarlo, porque sólo era entre nosotros. No podíamos dejarnos llevar en frente de tanta
gente. Eso sería de lo más inapropiado.
- Alex... -. Le dije separándome de sus labios en un jadeo.
- ¿Porque? -. Preguntó.
- Es que no me haces pensar con claridad y temo decirte que sí a lo que sea. -. Le respondí
mirándolo a los ojos.
- ¿Enserio? -. Preguntó con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba ver. -. Pues... Lo haré
más a menudo.
Eso me hizo sonreír y abrazarlo más. A veces era tan romántico. Still Falling For You de
Ellie Goulding comenzó a sonar y Alex me dio una vuelta y me tomó de la cintura mientras
me cantaba la canción al oído.
Beautiful mind...
So what to do
- Sí mis padres preguntan por mi, diles que me quedé a dormir en tú casa. -. Me pidio.
- ¿Qué? -. Le pregunté.
- Me quedaré con Jason en su casa, en lo que quedé de la noche. -. Me dijo al oído para que
no nos escucharan. -. Y no quiero que se enteren.
- Pero, Beatriz... Yo me iba a quedar en tú casa. -. Le dije un poquito molesta por este
cambio a último minuto.
Okey. No quería ser mala amiga, ni arruinar sus planes. Así que lo mejor sería es que me
fuera a casa con Julmary, y sí mis padres preguntaban sobre algo les diría que no me sentía
muy bien.
- Está bien.
- Sí, sí, sí... -. Le respondi. -. Ahora vete con tú príncipe y nos vemos luego.
- Yo también.
Le dije mientras veía que ella se iba dando saltos hasta donde se encontraba Jason y lo
abrazaba. Comencé a mirar a mi alrededor en busca de mi hermana para irnos, cuando Alex
me tomó de la cintura desde atrás. Haciéndome saltar por su llegada tan sigilosa.
- Tú hermana ya se fue.
- Sí se fue hace una hora en tú auto. -. Dijo de lo más tranquilo. -. Pensé que sería lindo que
pasaramos él resto de la noche... Juntos. -. Me dijo con voz ronca. Haciendo que mi cuerpo
se estremesiera de antelación, por eso.
- Yo...
- Shhh... -. Me dijo mientras me daba un beso. -. Quiero volver a hacerte mía.
- Es que... ¿Que van a pensar mis padres de que no llegué con Julmary? -. Le dije.
- Tranquila. -. Dijo. -. Eso está resuelto. Tus padres pensaran que estas durmiendo donde
Beatriz y luego te encontrara conmigo para ir a cenar a tú casa y conocer finalmente a tus
padres.
- ¿Cómo...? -. Dije.
- Está bien.
Nos despedimos de algunos chicos y la hermana de Alex nos pidió que nos fuéramos a
dormir, que ella se despediria de todos los demás. Alex y yo subimos las escaleras a su
habitación, donde nos acostamos en la cama y nos abrazamos.
La ropa fue desapareciendo y Alex me hizo él amor nuevamente. Fue tierno y a la vez muy
apasionado. No podía creer de lo que me estuve perdiendo todo este tiempo.
- Eres mejor que un príncipe. -. Le respondo mientras observó cómo me sonríe y me acerca
lentamente.
Ya ha transcurrido un mes desde él cumpleaños de Alex. La verdad las cosas han estado
muy tranquilas, últimamente. Y eso me aliviaba. No me gusta ver a mi novio preocupado
por mí, y mucho menos por mis amigos y familia.
Ashley la hermana de Alex me cae súper bien. Es muy graciosa y nunca teme decir lo que
piensa en realidad. A veces me divierto viendo cómo se pelea por una tontería con su
hermano.
En este mes eh estado leyendo libros y pergaminos que tiene Alex en su casa. Me
sorprendieron muchas cosas que leí. No sabía que existían tantas criaturas sobrenaturales.
Hombres lobos, brujas y magos, cambiantes, híbridos, demonios y hasta fantasma. Creo
que siempre supe que había algo más allá. No podemos ser tan egoístas al pensar que
somos los únicos en este mundo. En muchos de estos libres habían varias versiones de
cómo era él mago Samuel, y las cosas inhumanas que había echó. Tanto como para
erizarme la piel.
Hoy decidí llegar un poco más temprano a la universidad, ya que teníamos exámenes
finales, y en un mes por fin sería nuestra graduación. Y por eso andaba con muchas cosas
en la cabeza. Alex me ayudaría con la conclusión del trabajo de literatura, por eso dirigí a
toda velocidad por él pasillo, hasta llegar a mi casillero.
Al abrirlo para sacar mis libros, me sorprendí mucho. En él se encontraba una extraña caja
de regaló negra con roja con una nota donde se encontraba una hermosa caligrafía con un
mensaje para mi.
Para la mujer más hermosa del mundo. La que me desvela todas las noches... Y quisiera
tener en mi cama todas las noches....
Le quité la tapa, en ella se encontraba un collar muy hermoso con un diamante de color
negro. Era muy hermoso, sí. Pero no era mi estilo para nada...
¿Sería de Alex?
- Muy bien, gracias. - le dije. -. Llegué temprano, porque prometiste ayudarme con él
trabajo.
- Está bien. -. Le dije -. Esto es lo que tengo. -. Le dije sacando él trabajo y comenzando a
leerlo.
Nos tomó como diez minutos hacer la conclusión. Estoy segura de que de haberlo hecho
sola, no hubiera sido igual. Todos estaban conversando de algo, asi que no pude evitar
preguntarle a Alexander por él extraño regaló que encontré en mi casillero.
- Bueno, primero quería agradecerte por ayudarme con él trabajo. Sin ti estoy segura de no
poder haberlo terminado. Y segundo gracias por él obsequio que me dejastes en mi
casillero... Pero aún no es mi cumpleaños.
Él me miro con él ceño fruncido. Enserio parecía muy confundido y perplejo con lo que le
estaba diciendo.
Saqué la caja, sin que ninguno de los chicos se dieran cuenta. Alex sostuvo la caja en sus
manos y luego la abrió. Cuando leyó la nota, su expresión me aterradora de verdad. La
guardó en su bolso y se sentó derecho mirándome a mi.
- No. -. Me respondió. -. Pero claramente sabe dónde estás. Y eso es algo que no puedo
soportarlo.
Me sentía muy nerviosa y a la vez muy paranoica mirando a mi alrededor. Podía sentir a
alguien mirándome. Y en realidad eso era una sensación horrible.
- Mientras estés conmigo no dejaré que nada te pase. -. Me dijo mirándome intensamente a
los ojos. -. Lo juro.
Lo mire y sólo sonreí. Sabía que daría la vida por mi, al igual que yo lo haría por él. Menos
mal que la profesora Thomas nos mandó a hacer un examen sorpresa sobre él trabajo que
acabamos de entregar, y de los cuales estaba tomando él tiempo de corregirlos.
Él día transcurrió lentamente y yo me volvía loca a cada hora y minuto que pasaba. Salimos
de la universidad y Alex directamente conmigo nos dirigimos al aparcamiento.
- Suena genial, cuñada. -. Le dijo Alex. -. Pero ya tenemos planes. Discúlpanos con los
chicos.
- ¡Bye! -. Le grite.
- Hay que irnos a mi casa. -. Me dijo Alex mientras encendía él auto y arrancábamos hacia
la carretera. No nos tardamos mucho en llegar a su casa. Alex conducía muy rápido.
Estaciono detrás de una camioneta negra y salió a toda velocidad del auto para abrirme la
puerta del copiloto.
- Vamos. -. Me tendió la mano y me ayudó a salir del coche. -. John nos espera dentro con
un amigo.
¿Un amigo?
Alex me tomó la mano y me guío a la sala. Al entrar en él estudio, un hombre alto y muy
apuesto se levantó del sofá negro de cuero. Su cabello era rubio y sus ojos de un verde muy
bonitos.
- Mi amor, quiero presentarte a un gran amigo mío. -. Dijo Alex acercándose a su amigo. -.
Este es Benjamín.
Creo que mis mejillas se tiñeron de un rosa intenso, por la vergüenza. No quería saber que
cosas le abra contado Alex de mi.
- Sí, eh hablado mucho de ti con él. - dijo. -. Pero veo que cierta persona no puede evitar
tener la boca cerrada.
- No seas aguafiestas, Alexander. -. Le dijo con una sonrisa. -. Sabes que soy un galán por
naturaleza.
- Y pobre del día para esa chica. -. Le respondió con una sonrisa. Benjamín lo miró con
cara de pocos amigos.
- Elizabeth recibió un obsequio y estoy seguro de que se lo envió ese maldito psicópata.
- Eso quiere decir que hay alguien que nosotros posiblemente conocemos, y que puede estar
bajo su control. -. Afirmó Alex mirándose fijamente las manos.
- No puedes ir a ningún lugar sola Elizabeth. -. Me dijo Alex. -. Sí quieres ir a algún lugar,
me dices y yo iré contigo. ¿Entendido?
- Yo ayudare con eso. -. Dijo de repente Benjamín de pronto. -. Cuando no puedas estar
cerca, yo la cuidaré por ti. Con mi vida.
- Nos vemos está noche. -. Dijo antes de desaparecer por la puerta con una elegancia de un
rey.
- Vamos a llevarte a tú casa. -. Me dijo Alex tendiéndome la mano. La tomé sin pensarlo
dos veces y salimos al porche donde se encontraba John sentado en una mecedora, leyendo
un libro.
En todo él camino hacia mi casa, ninguno de los dos dijimos palabra en todo el trayecto.
Alex miraba por la ventana del auto y parecía que su mente estaba en otro lugar. Muy
lejano.
Yo por otra parte tenía muchas cosas en mi cabeza. Las cosas se ponían cada vez peor, y
temía por mi amigos y por mi familia. Ese lunático era capaz de hacer cualquier cosa con
tal de hacerme daño.
Alex me sacó de mis pensamientos cuando estaciono en frente de mi casa y bajo para
abrirme la puerta del copiloto.
Sólo nos quedamos mirándonos sin decir palabra alguna. De golpe, me agarra por las
caderas y me arrastra hacia él, mientras yo hundo las manos en su cabello y su boca me
reclama. Yo gimo en su boca y una de sus manos me sujeta él pelo y me echa hacia atrás la
cabeza mientras nos besamos salvajemente.
Rompimos él beso y los dos jadeábamos. Abro los ojos parpadeantes y me encuentro con
su dulce mirada azul intensa. Dios... Los suyos tienen un color extraordinariamente lindos.
Entre en la casa y subí a mi habitación. Tomé mi mp4 y conecto los audifonos para
ponérmelos. Me acosté en la cama y comencé escuchar una canción.
Enseñame a luchar
Yo te enseñare a ganar.
Recordé algo que me había dicho Alex sobre la historia sobre mi. No sabía nada sobre
magia. Cerré mis ojos y mentalice con todas mis fuerzas un diario de hechizos que me
pudiera ayudar. No se cómo explicarlo, pero la imagen vino a mi mente sin querer y
mientras más lo veía en mi mente, sentía como extraña corriente eléctrica recorría mis
dedos y luego una extraña luz se materializó ante mi ojos y los abrí, algo cayó en mi
cabeza, haciéndome gemir de dolor por él golpe.
- Au... -. Gemí.
Me senté sobre mi cama y vi en mi regazó un libro extraño de color rojo de cuero. Con
hermosos diamantes de colores.
Lo tomé en mis manos y lo abrí. Una luz me cegó los ojos un instante, y unas hermosas
letras aparecieron ante mis ojos.
Diario de Encantamiento...
Era mío. Pero yo no tenía él apellido Mccartney. Ese era él apellido de mi novio no él mío.
Sin darle importancia, comencé a hojear y había miles de hechizos en él. Sonreí
emocionada. Enserio tenía poderes mágicas. Quién lo diría. Ahora podía luchar al lado de
Alex.
Pero para eso tendría que practicar y mucho. Radioactive de Imagine Dragons sonaba en
mis oídos, mientras yo me llenaba de tanta información como pudiera. Y perdiendo él hilo
del tiempo, tanto que no fui consiente en que momento me quedé sumamente dormida. Y
así navegando entre las aguas de mi subconsciente, donde tenía sueños hermosos junto a mi
amado. Donde no había maldad. Sólo nosotros dos.
Capítulo 12
- Sí, vuelve a dormir. -. Me dijo mientras se acostaba a mi lado. -. Estaré contigo hasta que
despiertes.
- Magia.
- Mmm...
- ¿Elizabeth? -. Me preguntó, pero oía su voz muy lejana, y mientras me sumia en un sueño
profundo.
Me desperté cuando él ruido de un trueno sonó en los cielos. Me estire como una gatita y
abrí mis ojos para mirar por la ventana. Llovía a cántaros fuera y hacía un frío tremendo.
- Ya veo. -. Me dijo dejando él libro sobre él sofá y venía caminando hacía mi. -. Creo que
tenemos una conversación pendiente amor.
- Anoche cuando estabas medio dormida, me dijistes que habías echó magia. -. Me decía
mientras dejaba él libro sobre la mesita de noche y se sentaba en mi cama.
Me lo quedé mirando sin parpadear. No recordaba haber dicho eso. Pero en cierta forma,
tendría que contarle en algún momento, y al parecer, había llegado ese momento.
- Bueno, sí...
- Y de repente este diario apareció frente a mi. -. Tomé él diario de mi mesa de noche y se
lo tendí, para que pudiera verlo. -. Lo leí y tiene muchos hechizos que nos pueden servir.
Pero lo más asombroso de todo es que ¡Tengo poderes, Alex! -. Grite bajito, para que sólo
él me escuchara. -. Los tengo. Y quiero aprender a usarlos.
- Lo siento. -. Me dijo de pronto, dejándome libre del abrazo. -. Te estoy presionando, y tal
vez, ni tú misma no conoces él alcance de tus poderes.
- No puedes bajar. -. Le dije levantándome de la cama. -. ¿Cómo les explicar a mis padres
que estés aquí?
- ¿Qué? -. Pregunté. Pero no tuvo caso, ya que había salido por la ventana y desaparecia en
la lluvia.
Escuché él timbre sonar cinco minutos después de que saliera por la ventana. Me había
cambiado la pijama y bajaba las escaleras, cuando lo vi en la puerta principal, hablando con
mi madre.
- Alex, ¿Cómo estás? -. Le preguntaba mi madre con una sonrisa. -. Pasa cariño, no te
quedes allí afuera con esta lluvia.
- Gracias.
- Buenos días, Alexander. -. lo saludo mi padre. -. ¿Cómo estás? ¿Y cómo está John?
- Bien señor Phillips. -. Le respondió. -. Mi tío se siente bien. Le manda muchos saludos.
- Tengo mucho tiempo sin verlo. -. Le dijo mi padre. -. Tal vez un día de estos lo vaya a
visitar.
Nos sentamos y mamá nos sirvió él desayuno. Alex comía como sí nada. Y yo sólo lo
miraba con los ojos muy abiertos. Quién diría que los vampiros comían comida humana.
- Calma, hijas. -. Nos regañó papá. -. Y... Dime, Alexander. ¿Qué tienes planeado hacer
después de graduarte?
- Bueno, muchacho, tienes planes ya. -. Le dijo papá. -. Elizabeth y Julmary no se han
decidido aún.
- Papá... -. Le dije.
- Lo sé... Lo sé. -. Me respondió. -. No las presionare para que busquen trabajo. Ya son
grandes y pueden decidir que harán en sus vidas.
- Bueno... Señora Phillips, su desayuno está muy bueno. -. Le comentó Alex a mi madre,
cambiando él tema.
- Y que lo digas. -. Dijo Julma. -. También tenía planes. Y como de costumbre se estropean
siempre.
Alex y yo subimos a mi habitación y pusimos una película de terror en él dvd mientras nos
acostábamos en la cama a verla.
Me asusté tres veces en él trayecto de esa película. Y sentía vergüenza cada vez que gritaba
asustada. Y Alex sólo estaba allí sosteniéndome.
Suspiré aliviada cuando la película término. Cuando por fin lo miré a los ojos, Alex me
estaba contemplando con unos ojos que no supe interpretar. Se levantó en silencio y se
detuvo, esperándome. Me acerque a él y lo abrace por la cintura.
- Sí... -. Dijo mientras sus labios tocaban los míos en un ardiente y peligroso beso. Muy
peligroso.
- Me tengo que ir. -. Me informó rompiendo él beso. -. Pero volveré cuando tus padres
estén dormidos.
- Está bien.
Al mismo tiempo, pasa las manos por delante, me palpa los pechos, me agarra los pezones
entre los dedos y me los pellizca suavemente. Contengo un gemido y noto mi cuerpo
reaccionar, revive una vez más para él.
Me mordisquea y me chupa la cintura, sin dejar de pellizcarme los pezones, y mis manos
aprietan con fuerza sus hombros exquisitamente. Aparta mis manos lo oigo rasgar mi
piyama de golpe, dejándome desnuda.
Me sujeta las caderas y se sitúa, y yo me preparó para él. Muy despacio, me penetra,
sujetándome las manos a la vez. Se retira lentamente, para entrar de golpe, haciéndome
gemir.
- Te.Deseo.Tanto... -. Me decía con voz ronca, mientras seguía entrando y saliendo de mi,
haciéndome gemir muy fuerte. En ese momento escuchamos la puerta de mi habitación
sonar.
- Rayos... -. Susurre.
- Es que bajé a tomar un vaso de agua. -. Me dijo con voz dudosa. -. Y escuché ruidos
extraños en tú habitación.
- Me estaba bañando.
- Ve a dormir. -. Le dije. -. Estaré bie... -. En ese intante Alex entró de golpe en mi.
Haciéndome gritar.
- Estoy bien. -. Le respondí tratando que mi voz no sonara agitada. -. Me golpee con la
cama. Vete a dormir.
- Está bien. -. Me dijo. -. Buenas noches.
- ¡Okey! .- Le grite.
Alex continuo con su danza, mientras yo era como la arcilla. Lista para ser moldeada. Y él
era muy bueno en eso. Me deje llevar, viendo estrellas y fuegos artificiales.
- No puedo creer que hicieras eso con mi hermana allí. -. Lo regañe después de un rato.
- Fue muy excitante. -. Me dijo con una sonrisa pícara en los labios.
- Para ti.
- Lo sé. -. Me dijo.
- ¿Porque? -. Preguntó.
- Tengo miedo de ser una debilidad para ti. -. Lo miré a los ojos. -. Y de que se aprovechen
de eso para hacerte daño. No soportaría perderte.
- Después de haber vivido tantas vidas... -. Me dijo. -. Al fin encontré algo por lo que morir.
Y créeme, tú eres mi vida ahora. Y siempre lo serás.
Ya sólo faltan dos semanas para nuestra graduación. Y en la universidad ya se sentían los
nervios por él baile, los vestidos y los esmoquin que llevariamos esa noche.
Yo por otra parte tenía muchas cosas en mi cabeza, como para que un vestido fuera mi
mayor preocupación en estos momentos. Las chicas y yo iríamos al centro comercial hoy
en la tarde, a buscar vestidos. Alex y Benjamín están a las afueras de la ciudad buscando
nuevas pistas sobre él paradero de Samuel. Se reunirán con nosotras en mi casa, ya que
Julmary organizó con Andrea ver unas películas en la sala de mi casa. Mis padres salieron
al cine y luego a cenar, asi que llegarían tarde a casa.
En este mes eh podido hacer varios hechizos de mi diario. No los más potentes, en realidad.
Pero me sigo esforzando cada día que pasa, para poder hacerlo. Mientras las chicas miraban
un estante con ropa, yo me encontraba sentada viendo por la vitrina a la gente que pasaba.
Observé como un pobre ciego estaba tirado en él suelo, en una esquina de una tienda de
comida. El pobre levantaba la mano pidiendo limosna. Sentí mucha pena por él. Y luego
recordé un hechizo que tenía en mi diario. Lo saqué de mi bolso, busqué él hechizo y me
concentré en él hechizo.
- No. -. Me respondió. -. Tranquila, yo vine a buscarte y las chicas están en los mostradores.
- Oh, gracias a Dios. -. Musite.
- Nah... Lo vi y fue como una estaca al corazón. -. Me dijo con una sonrisa traviesa. -. Es él
tuyo y además es él color favorito de Alexander.
- Ajá.
- No es nada... Mmm...
- Ya deben estar en la ciudad. -. Me respondió. -. Irán a casa cambiarse y luego nos verán
en tú casa.
Nos dirigimos al mostrador donde estan las chicas cancelando los vestidos. Mientras,
Ashley y yo platicamos un rato sobre algunas cosas, como él peinado, maquillaje y entre
otras cosas.
Bueno...
Espero que Alex no se molesté porque Daniel está aquí con todos nosotros. Sí no, tendré
problemas con mi novio. Beatriz me miró desde él sofá y supe con su mirada lo que estaba
pensando en ese momento.
Sólo levanté mis hombros con indiferencia y camine hacia donde ella estaba.
En ese instante tocaron él timbre y como Andrea estaba cerca de la puerta, fue a abrirla.
Escuché voces y luego vi a aparecer a Andrea, seguida por Alex y Benjamín. En él instante
que Alexander vio que Daniel estaba en él sofá sentado hablando con Mairi, puso una cara
de pocos amigos.
- Mucho gusto a todos. -. Les saludo. Fue súper divertido ver la cara de Andrea y Mairi
cuando lo vieron y más cuando les hablo con ese acento británico. Aparte de que era muy
apuesto.
- Un gusto. -. Respondieron todos.
- Vamos a dejar las cosas en la cocina, Ben. -. Le dijo Alexander lanzadome una de sus
miradas de "Contigo quiero hablar señorita".
Me levanté del sofá y los seguí hacia la cocina. Cuando dejaron todo en la encimera, se
volvió a mi y me miró.
- ¿Me puedes explicar que demonios hace ese aquí? -. Me preguntó furioso.
Alex me miró con ojos de fuego y de repente me tomó de la cintura y me estrecho contra su
cuerpo.
- Bueno. -. Le dije tratando de empujarlo, pero era imposible. -. A lo mejor siempre este así
y no me den ganas ni de verte en pintura.
- ¿Aguafiestas yo? -. Dijo como sí fuera la cosa más terrible del mundo.
- ¿Quién es un aguafiestas? -. Preguntó Julmary mientras entraba en la cocina.
No sé qué fue lo que sucedió en ese instante. Pero no se sí a ustedes les allá pasado alguna
vez esa tipo escena de película donde los personajes se ven por primera vez. Algo así estaba
pasando con Benjamín y mi hermana.
- Y este pequeño ángel, ¿quién es? -. Preguntó Benjamín, aun viéndola intensamente.
- Soy Julmary Phillips. -. Ella se le acercó y le tendió la mano, la cual él le estrecho por un
momento un poco largo. -. La hermana de Elizabeth.
- Mucho gusto Julmary. Soy Benjamín Zirmmenman. -. Le respondió él con esa sonrisa que
volvió loca a las chicas. -. De haber sabido que Elizabeth tenías una hermana tan...
Bellísima, hubiera venido más seguido a tú casa.
Alex y yo sólo nos miramos sonriendo. Esos dos se traían algo. Quién lo diría.
- Bueno, ¿vamos a ver esas películas o no? -. Preguntó Alex.
- Sí, vamos. -. Dije yo señalando con la mano él camino a la sala. -. Después de ustedes.
Nos dirigimos a la sala y hay estaban todos sentados esperando que comenzará la primera
película. Andrea apagó las luces y reprodujo la película. Todos estaban callados
entretenidos en la película, y Alex que estaba sentado conmigo me abrazaba y sonreía como
un tonto enamorado. Ciertamente yo estaba segura que yo misma lo miraba de la misma
forma.
- No, tranquilo. -. Le respondí mientras abría una bolsa de papitas. -. Estoy bien.
- Ah, entiendo. -. Dijo. -. Y... ¿Cómo están las cosas entre ustedes? -. Me preguntó.
Dios... ¿Por qué tantas preguntas?
- Estamos muy bien, gracias. -. Le respondí esperando que con eso no me preguntará más
nada.
Sus ojos se abrieron mucho y miró al suelo un largo rato, para luego levantarlos y mirarme.
- Mmm... -. Dijo. -. Sabes, cuando volví esperaba verte de nuevo. Y no se, tal vez, sólo tal
vez... Pensé que tú y yo podríamos ser algo más.
Oh... Dios.
- Daniel... -. Musite.
- Pero luego te vi con Alexander y me di de cuenta que tú jamás me verías de esa forma. -.
Dijo mientras se levantaba de la silla. -. Pero, así son las cosas y tengo que aceptarlas.
- Lo siento mucho, Daniel. -. Le dije. -. Sabes que mi intención nunca fue lastimarte. Pero
te veo sólo como un amigo nada más.
- Sí.
- ¿Él que Daniel admitiera que está loco por ti? -. Me dijo. -. Sí.
- Lo siento.
- ¿Feliz? -. Dije.
- Es la verdad.
Fuimos a la sala y dejamos la demás comida comida en la mesita. Vi que Daniel no estaba
por ningún lado.
- ¿Y Daniel? -. Pregunte.
- Se veía como enfermó él pobre. -. Dijo de pronto Ryan. -. ¿Que le habrá pasado?
Miré a Alex y él me devolvió la sonrisa. Nos sentamos a ver la otra película. Me sentía un
poco mal por Daniel. No quería que por mi culpa se distanciara de los chicos.
Vimos todas las películas y los chicos se fueron uno por uno, hasta que sólo quedamos
Alex, Benjamín, Julmary y yo.
- Adiós Alex, Benjamín. -. Se despidió con la mano y subió las escaleras hasta su
habitación. Sí se voltea se que le gusta Benjamín. Un escalón, dos, tres, cuatro... Y volteó.
¡Ja! ¡Lo sabía! Hay hermanita... hermanita.
- Adiós.
- Okey.
Se fue al auto y luego se perdieron en la carretera. Cerré la puerta y suspire. Pero que
noche. Subí a mi habitación y me di un largo baño. Me senté en mi cama y saqué mi diario
para prácticar un poco. Vi un hechizo que me dio curiosidad. Podía hacer desaparecer
cosas.
Así que tomé un lápiz y me enfoque en él mientras decía él hechizo.
Lo hice tal cual decía y para mi gusto, desaparecio. Jajaja cada vez hacia más cosas y me
encantaban. Seguí practicando otros hechizos, hasta que él sueño me ganó. Así que me
acosté y me abrace al mi diario hasta quedarme profundamente dormida.
Capítulo 14
Él día tan esperado ya llegó. La graduación. Mi hermana estaba más feliz que un político en
navidad, y aunque lo esté negando a cada rato, se que se arregla para Benjamín. Todos
estamos enterados de que se gustan. Aunque lo niegue.
- ¿Cómo me veo? -. Preguntó dando una vuelta como las modelos de Victoria's Secret.
- Porque está loco por ti. -. Le dijo Ashley, mientras terminaba con mi maquillaje.
- Así se empieza... -. Dijo Ashley dándome él último retoque de lápiz de ojos. -. Hasta que
uno de los dos se lancé primero al agua.
- No puedo con ustedes. -. Dijo poniendo las manos en jarras y dándose la vuelta para irse a
su habitación.
- Muchas gracias, Ashley. -. Le dije mientras me levantaba del sofá y iba a mirarme al
espejo. -. Me encanta. Gracias.
- No es nada. -. Me sonrió.
- Estoy ansiosa por oír él discurso de Andrea. -. Le dije mientras me ponía los pendientes y
él collar que Alex me había obsequiado. -. Quién diría que Ann diría él discurso de
graduación.
- Y que lo digas. -. Me dijo Ashley. -. Bueno nos vemos en la universidad. Tengo que irme
yo a arreglarme. No quiero ir con cualquier trapo viejo. Lo único viejo en la graduación,
sería mi hermano.
- Shhh... No le digas que te lo dije. -. Me dijo riendo. -. No quiero herir su gran ego. ¡No
vemos! -. Gritó mientras salía con una elegancia por la puerta.
- Okey.
Vaya... Al fin llegó nuestra graduación y no lo puedo creer. Cuatro años aquí compartiendo
muchas cosas con mis amigos y las locuras que hemos hecho juntos. También conocí él
amor, conocí a esa persona que tenía esperando muchos años. Él que me hizo sentir más
viva que nunca, Alexander.
Muchas cosas que eh vivido a su lado. Unas muy buenas y otras no tanto. Y aunque un mal
nos está siguiendo, tengo la esperanza de que más adelante, las cosas estarán mejor.
Mis padres estaban en la fila número cuatro, grabando con una video cámara mientras la
ceremonia comenzaba. Todos estábamos sentados escuchando a la rectora de la
universidad, dando él típico discurso de graduación. Uno por uno fuimos pasando a recoger
nuestros diplomas, y lo más vergonzoso fue cuando pase yo y Alex grito ¡Hermosa! Me
sonroje completamente.
Uno de los profesores anunció que Andrea iba a dar él discurso de graduación. Todos
aplaudimos cuando la vimos subir a la tarima y tomar él micrófono en sus manos.
- "Hoy damos un paso más adelante. Dejando atrás lo que fue nuestro segundo hogar, por 4
años. Hagan lo que hagan a partir de este momento y por él resto de su vida, no dejen de
soñar. Porque todo es posible. Trabajen duro y sin descanso para convertir esos sueños y
metas en realidad. Hagamos las cosas con pasión y diviértanse en él trayecto. Para que un
día, sólo un día, se den de cuenta de que ustedes pueden hacer lo que sea. Felicidades
graduados del 2017. ¡Lo hicimos, chicos! "
Todos los graduados nos reunimos a fuera con nuestros familiares. Mis padres nos llevaron
a Julmary y a mi a cenar al Bellsouth uno de los restaurantes más costosos de la ciudad.
Nos obsequiaron unas hermosas gargantillas de plata, eran muy hermosas. Nos reuniríamos
con los demás en un salón que la universidad había alquilado para la fiesta. Nuestros padres
nos dejaron y se fueron a casa. Obvio no se quedarían, ya que iban a casa de Alexander,
para visitar a John.
Contemplé la pista de baile; se había abierto un espacio vacío donde una pareja bailaba con
mucha gracia. Eran Alex y Ashley. Nadie podía igualar la elegancia que ellos desprendían.
Alex de pronto volteó y me miró. Le dijo Algo a su hermana en él oído y vino hacia donde
yo me encontraba.
- Hermosa... -. Dijo Benjamín uniéndose a nosotros y mirando a Julmary con esa sonrisa
coqueta. -. No hay palabra para describir como se ven, chicas.
Alex colocó mis brazos alrededor de su cuello, y de repente, nosotros también estábamos
bailando por toda la pista. La canción de Total Eclipse of the Heart de Bonnie Tyler.
Julmary atrajo mi atención en una vueltas y me sonrió. Le devolví la sonrisa. Me
sorprendió darme cuenta de que realmente estaba disfrutando mucho de está fiesta.
Bailamos dos canciones más y luegos nos unimos a los chicos que estaban sentados en una
mesa.
- Ustedes sólo piensan en comida. -. Dijo Andrea poniendo sus manos en la cadera.
- ¿En que otra cosa voy a pensar? -. Le preguntó frunciendo él cejo. Vi la cara de Andrea, y
juró por Dios que ella quería decir otra cosa. Pero sólo se sentó y se callo. Mmm... Hay
gato encerrado allí.
Comimos de todo y los chicos no paraban de hacer chistes sobre todos. Recordamos
muchos momentos juntos y gracias a Dios ninguno dejaría de verse, porque enserio lo
echaría de menos. Todos volteamos hacia él escenario donde se encontraba Mairi con un
micrófono en la mano.
- Así me gusta. -. Dijo. -. Quisiera invitar a cantar una canción a dos grandes amigos.
Denles un aplauso a ¡Alexander Mccartney y Elizabeth Phillips!
¡¿Cómo?!
Todos aplaudían y yo sólo eh mirabá a Alex con la boca abierta. Él me tomó de la mano y
me guió hasta él escenario. Mairi nos entregó dos micrófonos y bajo. Todos aplaudían y
gritaban.
- Alex... -. Le susurre.
- Okey...
Los músicos que había contratado la universidad comenzaron a tocar Perfect de Ed Sheeran
feat Beyoncé, y Alex me miró, mientras comenzaba a cantar.
Él comparte mis sueños, espero que algún día compartamos una casa
Well baby, I'm dancing in the dark, with you between my arms
Y ella se ve perfecta
Y él se ve perfecto
no yo no merezco esto
Todos nos aplaudían como locos cuando terminamos la canción. Alex me tomó de la
cintura y me dio un beso en los labios. Nos dejamos de besar y hicimos una reverencia a
todos los presentes, que seguían aplaudiendo.
Me ayudó a bajar del escenario y caminamos a la mesa donde estaban nuestros amigos.
Todos nos felicitaron y Alex y yo hicimos una especie de reverencia como lo hacen en las
películas cuando les presentan a alguien de la realeza.
Lo miré y era un hombre alto y moreno. Era atractivo, pero no lo conocía. Podía ser uno de
los chaperones.
- Gracias.
- La dejó entonces señorita. -. Me dijo mirándome de arriba a abajo, y luego se dio la vuelta
y se marchó por donde llegó.
Llegué con los chicos y me senté junto a Alex. Estuvimos un rato más en la fiesta, y luego
decidimos irnos a mi casa. Yo me encontraba muy cansada y Julmary también. Nos
despedimos de todos en la fiesta y luego salimos al estacionamiento. En la trayectoria hacia
mi casa, Benjamín le preguntaba cosas a mi hermana, la cual se sonrojaba por todos. Yo
sólo sonreiba mientras miraba a Alexander de reojo, él cual también sonreiba.
- Llegamos. -. Dijo Alex mientras bajaba del auto y me abría la puerta.
- Fue muy divertido... -. Le decía Julmary a Benjamín. Me adelante para abrir la puerta de
la casa y me di de cuenta de que estaba entre abierta. Esto me extraño mucho.
Alex entró y Benjamín se quedó con nosotros afuera. Pero yo me desespere y no escuché a
Benjamín cuando me gritó. Entre sin que pensarlo y la escena me dejó en shock.
Capítulo 15
Julmary estaba histérica. No más que yo en realidad, pero estaba que lloraba la pobre. No
podía culparla a la pobre.
- ¡Rayos! -. Dijo Benjamín con los ojos bien abiertos. -. Tienes carácter. Me gusta.
- Está bien.
Todos nos dirigimos a la cocina y nos sentamos en la sillas la barra. Benjamín calento él
agua del té y nos sirvió a todos una taza, acompañada por una galletas de chocolate. Todos
nos mirábamos, sin saber como comenzar a contarle la vedad.
Comencé con lo de la noche del cine, hasta esa misma noche. Julmary sólo nos miraba
como sí estuviéramos locos. Y obviamente tuvimos que demostrarle que decíamos la
verdad, haciendo cada uno algo.
Ella tenía la boca abierta, sin saber que decir. De repente se levantó de la silla y le dio una
bofetada a Benjamín, que estaba más sorprendendido que yo.
- ¿Que? -. Pregunté.
- En seguida lo llamare. -. Dijo mientras le echaba una última mirada a mi hermana y se iba
a la sala.
- En realidad, sí. -. Dijo. -. Tiene sangre mágica al igual que tú. Sólo que ella no la a podido
poner en práctica.
- ¿En serio? -. Dijo Julmary.
- Sí.
- ¿No te a pasado que cuando estas llorando, llueve? -. Le preguntó. -. Cuando estas
enojada algo se rompe, ¿verdad?
- ¿Como sabes eso? -. Le preguntó ella. Y no me había dado de cuenta de que era cierto.
- Porque temí que pensaras que estaba loca. -. Me dijo. -. Además tú hiciste lo mismo.
- No es igual.
- Lo sé. -. Dijo. -. Perdóname. Han pasado muchas cosas está noche y... Estoy tratando de
asimilarlas.
- Te entiendo. -. Le dije mientras le daba un abrazo. -. También estoy asustada. Pero,
creeme que nuestros padres volverán, sanos y salvo.
- Okey.
- Luchar. -. Me respondió.
- Te amo.
- Vamos.
- Vamos. -. Nos dijo Alex a nosotros. Fuimos a la sala y allí habían muchas personas.
Muchos de ellos voltaron al vernos.
- Buenas noches. -. Dijo Alex.
- ¿Eres la hechizera? -. Preguntó una chica de cabeza negro y largo. Con la orejas
puntiagudas. Parecía un duende.
- Sí. -. Le respondi.
- Inclusive yo. -. Dijo un hombre que se levantaba del sillón y caminaba hacia él centro de
la habitación. -. Tenía cierta curiosidad por conocerte.
- Que descortes soy. -. Me dijo haciendo una reverencia. -. Soy Maximiliano Mccarthey.
Oh. Mi. Dios.
- Es... -. Le dije.
Okey no pensé jamás tener a mi suegro en frente de mi. Con razón se me hacia familiar su
rostro. Era la misma copia de Alexander. Él padre de Alex se me acercó y me tomó la
mano, para depositar un beso.
- Y muy hermosa. -. Dijo una mujer de cabello rubio que se acercaba al padre de Alex. -.
Soy Elizabeth. La madre de Alexander.
- Ah... Mucho gusto. -. Estire la mano, la cual ella tomó y apreto suavemente.
- No sabes él gusto que siento, al ver a mi hijo por fin completo. -. Dijo.
- Quiero presentarme. -. Dijo un hombre alto, moreno y musculoso. -. Soy Noah Mistral. Y
soy un lycan.
- ¿Es enserio? -. Le preguntó mi hermana.
- Sí. -. Le respondió. -. Soy él líder del clan del norte. Vinimos a ayudar.
- No hay porque, majestad. -. Me dijo otra vez usando él majestad, conmigo. -. Ese
malnacido merece morir.
- Noah tiene razón. -. Dijo una chica alta. -. No podemos estar en paz, mientras ese maldito
loco mata a nuestra familia y amigos.
- Samuel secuestro a los padres de mi mujer. -. Dijo Alex. -. Y lo hizo para que ella cediera
y fuera a rescatarlos.
- Está usandolos de señuelos. -. Dijo Benjamín levantándose del sillón donde estaba
sentado. -. Con él único propósito de que Elizabeth vaya sola.
- ¿Y como haremos para encontrarlo? -. Preguntó una chica bajita y con orejas puntiagudas
como duende. -. No sabemos ni por donde empezar.
- Tenemos varias pistas. -. Dijo Noah. -. Creemos que se encuentra en la cueva de los
lamentos.
- Dicen que se encuentra en lo más profundo del bosque. -. Continúo contando mi hermana.
-. Las personas que siguiera han estado cerca, ven cosas... Fantasmas y otras cosas.
- Ni siquiera nosotras que somos brujas, hemos podido encontrarla. -. Dijo una chica. -. Por
eso nos alegramos por verte. Con nuestra reina será mucho más fácil.
- Cuando... Un vampiro toma a una compañera. -. Me decía lentamente como sí fuera una
niña de cinco años, a la cual tenían que decirle las cosas lentamente para entenderlas. -.
Está automáticamente se vuelve su compañera. Oh como dicen ustedes los humanos,
esposas.
- ¿Hubieras cambiado de opinión sobre estar conmigo? -. Me preguntó con los ojos negros.
- Lo sé. -. Dijo.
- Benjamín está en lo cierto. -. Dijo Julmary con las mejillas sonrojadas y mirándolo de
reojo.
- Por los momentos tú y Julmary vayan arriba a descansar un poco. -. Me dijo Alex. Miró a
su hermana Ashley y ella se levantó de la silla. -. Acompañalas.
- Tranquilo. -. Dijo ella y nos miró. -. Vamos chicas. Las llevare a su habitaciones.
Alex me echó una última mirada y con ella supe que estaba un poco avergonzado por la
discusión que tuvimos. Subimos la escalera y Ashley nos condujo por él pasillo hasta las
que serían nuestras habitaciones. Julmary se quedó en la habitación que era de Ashley y uo
me quedé en la de Alex.
Estaba muy inquieta en la habitación. Ya habían pasado dos horas y media y no tenía idea
de que estaban haciendo los demás. Salí de la habitación, haciendo una piyama de Ashley.
Me dirigí por él pasillo, cuando pase por la habitación de Julmary y la vi entre abierta. Me
acerqué a la puerta y vi a Julmary con...¿Benjamín? Y se estaban besando. ¡Besando!
No sabía sí debía entrar o irme. Iba a entrar, cuando sentí que me jalaban desde atrás y me
arrastraban rápidamente por él pasillo, hasta la habitación de Alexander. Forcejeaba y
cuando vi que cerraron la puerta. Le di un mordisco en la mano y escuché él guejido de
Alex.
- Ah, no. -. Le dije tratando de empujarlo, pero ciertamente no podía con él. -. Estoy
enojada contigo.
- No es eso. -. Dije. -. Yo... Me imaginé una boda, como la de los cuentos de hada. Y
ahora... Ya no importa. Ya estoy casada.
- En estos momentos no quiero hablar de eso. -. Le dije. -. Quiero que mis padres regresen
sanos y salvo.
- Lo harán. -. Dijo. -. Te lo prometo.
- Lo que quieras.
Sonreí y lo abrace.
- Sí. -. Le respondi con una sonrisa. -. ¿Oh tienes otra cosa en mente?
- Tal vez...
Me levanté de la cama y fui a cepillarme los dientes al baño. Usé él cepillo de Alex, ya que
no había otro. Me di un relajante baño con agua calientita y tomé una muda de ropa que
alguien había dejado para mi en la mecedora de la esquina. Cuando iba saliendo, me
encontré con mi hermana en el pasillo. Ella se me acercó al verme, y me sonrió.
Y... ¿Por qué abra sido? ¿Oh por quién? Mejor dicho.
- ¿Qué? -. Dijo.
Sus ojos se abrieron mucho. Y pude ver que empezaba a ponerse colorada.
- Ajá.
- Es cierto. -. Me dijo. -. Entró como sí nada... Y me beso. No había reaccionado. Fue muy
rápido.
- Ya veo. -. Dije.
- Hubo mucho movimiento en la casa anoche. -. No dijo. -. Por eso, quería saber sí habían
pegado un ojo anoche.
- Más o menos, en realidad. -. Dijo Julmary.
- Bueno... Hoy todos los demás iremos a entrenar en él bosque. -. Dijo ella. -. Ustedes
tienen consejo de brujas.
- ¿Consejo? -. Pregunté.
No vería a Alex en un largo rato por lo que me estaba dando a entender su hermana.
Cuando terminamos de desayunar, fuimos al estudio y entramos. Allí se encontraban todas
las brujas que habían venido a ayudar. Formaban un círculo en él centro y habían velas por
todos lados. Las cortinas estaban cerradas y la única claridad en la habitación, eran las
velas.
- Majestad... Es un gusto que se nos uniera. -. Dijo una chica de cabello negro.
- Tranquilas. -. Dijo una chica de cabello rojo. A la que reconocí de anoche. -. Con nosotras
irán aprendiendo.
- Está bien.
- Sientense con nosotras en e círculo y repitan lo mismo que nosotras. -. Nos dijo. Hicimos
lo que nos pidió.
Una chica colocó un mapa del país en él suelo y en e centro del círculo. Me pidió una gota
de sangre. Así que con una aguja, me saqué una gotica del dedo y la deje caer en él centro
del mapa. Todas cerraron los ojos y Julmary y yo las imitamos. La vibra en la habitación
comenzó a cambiar. Se sentía un iré fresco que nos envolvia en un abrazo. No se como,
pero sentía como las palabras brotan solas de mi boca.
De repente la gota de sangre se fue moviendo por él mapa. Era una locura. Julmary miraba
fascinada él mapa. La pobre estaba como paralizada. Seguro pensando que está soñando,
pobre.
- ¡¿QUE DEMONIOS!? -. Gritó Julmary, haciendo sobresaltarme.
- Me están jodiendo. -. Dijo Julmary. -. Pensé que estaba soñando... Y ahora me doy cuenta,
de que no.
- Al principio nos pasa a todas. -. Dijo una chica. -. Pero al final uno se acostumbra.
Seguimos con la mirada él rastro de mi sangre y está se movía muy rápido, hasta llegar a un
punto donde se encontraba lo más profundo del bosque. La sangre se concentraba en ese
punto y de repente él mapa se incendió completamente.
- Eso quiere decir que allí se esconde Samuel. -. Dije mirandolas a todas. -. ¿No es cierto?
- Sí mi señora. -. Me respondió Amber. -. Como sus padres se encuentra allí, es más fácil
localizarlo.
- ¿No se supone que ese lunatico, tenía protecciones y no se que otras cosas? -. Preguntó
Julmary.
- Sí, princesa. -. Respondieron todas a la vez.
- Esto... De princesa me gusta. -. Me susurro Julmary. -. Lo que quiero decir es que ¿Como
lo encontramos nosotras entonces?
- Digamos, que siendo usted la reina. -. Dijo Lucía la chica de cabello rojo. -. Ningún
hechicero, tanto viejo como joven... Puede superar sus poderes.
- Pero igual lo encontramos. -. Dijo Julmary con una sonrisa. -. Somos como la liga de la
justicia. ¡Que emocionada estoy!
- Lo siento.
Nos levantamos y todas unieron sus manos, inclusive Julmary y yo. Cerramos los ojos y
recitamos un cántico. Las velas se apagaron y las ventanas se abrieron de golpe. La casa
comenzó a temblar y todas sentíamos la fuerza que nos envolvió como él abrazo de
nuestras madres. Ese amor aplastante y fuerte, que nos envolvió.
Salimos fuera de la casa y allí en él patio estaban todos los demás entrenando. Al oirnos, se
volvieron a vernos. Alex se encontraba apoyado en un árbol, hablando con una chica de
cabello negro, que al verme fruncio él cejo con arrogancia.
Bajé los escalones como toda una reina, seguida por mi... Clan. Sí así podría llamarlas.
Ellas me seguían como sí no importara nada. Llegamos hasta donde Noah está luchando
con otro chico, él cual nos miraron y levantaron sus cejas al vernos paradas, como todas
unas amazonas.
- Sí nos disculpan. -. Dije en voz alta para que todos me pudieran oír.
- Estamos ocupados, a decir verdad. -. Dijo la chica que estaba hablando anteriormente con
mi novio.
- Lamentó interrumpir tú charla tan entretenida. -. Le dije con él mismo tono de altaneria
que ella había usado conmigo. -. Pero lo que tengo que decir es muy importante, y no puede
esperar.
- ¿Tu no sabes con quién estas hablando? -. Me preguntó cruzando los brazos sobre sus
pechos.
- Mmm ya. -. Le respondi con una sonrisa. -. Soy Elizabeth Phillips, bueno, Elizabeth
Phillips de Mccartney. La esposa de Alexander.
Su cara cambio totalmente. ¡Ja! Tomate esa pequeña chica. Julmary miraba la escena con
diversión y a la vez con le lanzaba miradas a Benjamín, que se la comía con la mirada.
- Exactamente.
- Seguramente. -. Dijo mi hermana sonriendo de oreja a oreja. -. Pero está en buenas manos.
Ah... Por cierto, soy Julmary, la cuñada de Alex.
- Mmm ya. -. Dijo sonriendo tan falsamente como deben ser sus tetas. -. ¿Que es tan
importante que no puede esperar?
- Sabemos donde se esconde Samuel. -. Dije. Todo él mundo se quedó callado, mirándome
impresionados.
- Sí.
- Son mis padres los que están secuestrados. -. Le dije alzando la voz. -. Y por ningún
motivo me voy a quedar sentada, viendo como todos ustedes van y arriesgan sus vidas, para
salvarlos.
- Elizabeth, tiene razón. -. Dijo Julmary. -. No nos vamos a quedar sin hacer nada.
- Auch... Creo que te tocó una fiera. -. Le dijo un chico pelirrojo a Benjamín.
- Ya calmense. -. Dije. -. Lo siento pero Julmary tiene razón, no nos quedaremos de lado.
- Sí... Lo sé. -. Dijo mirándome con las cejas levantadas. -. Las necesitamos.
- ¿Y eso que tiene de malo? -. Preguntó Julmary poniendo sus manos en su cintura.
- Nada. -. Le respondió. -. Pero se supone que ustedes son nuestra realeza. Y es nuestro
deber pelear por ustedes.
- Mira... Lobito. -. Le dijo Julmary alzando la mano en él aire. -. ¿Quieres ver de que es
capaz una chica?
Antes de que Noah pudiera decir palabra, Julmary lo aventó por los aires, haciéndolo caer
unos metros más adelante de nosotros.
Todo él mundo se quedó atonito, incluyendome. Jamás había visto a mi hermana hacer
magia. Benjamín sonreia de oreja a oreja. Parecía estar pasandola de lo mejor, observando
él espectáculo.
La miré y ella me devolvió la mirada, como queriéndose hacer la que no sabía nada. Me
acerqué a ella y miré donde había caído él pobre de Noah. Esté se levantó del suelo
maldiciendo y se sacudio las hojas del cabello.
- Todos los días... -. Respondió Benjamín. Julmary podía estar haciéndose la loca, pero por
dentro, se estaba muriendo de la emoción.
- Unos hechizos efectivos, según tú, no creo que nos sirvan. -. Dijo Debora mirándose las
uñas y luego mirando a Alex. -. ¿Está es la hechicera? ¿Estas seguro?
- Por los poderes de la madre tierra, dame él poder que te pido. -. Dije.
Él suelo donde nos encontrábamos comenzó a temblar, mientras yo miraba a esa perra. Él
viento soplaba fuerte y él cielo se oscurecio.
- Tierra rica y nutritiva... Dame él poder que te pido... Cubre con tú manto, lo que tan
deliberadamente no aguanto. ¡Ya, te lo ordenó!
De repente él suelo donde se encontraba Debora se sacudio y ella gritó cuando salió
volando en él aire y una mano de la tierra la sujeto antes de caer al suelo.
- ¡¿Que demonios haces?! -. Me gritó.
- ¡Sueltame! -. Me gritó.
- Con mucho gusto. -. Le dije, mientra traqueaba mis dedos y la mano de tierra la soltaba,
haciéndola caer en un charco de lodo.
- Creo que tienes un poco de lodo en la boca. -. Le dije con una sonrisa, mientras le daba la
espalda y miraba a todos que me observaban con la boca abierta y con diversión. -. Chicas,
vamos a adentro a prepararnos.
- No.
- Me tiene sin cuidado sí está furioso conmigo. -. Le dije mientras todas entrábamos en la
casa. -. Yo estoy más furiosa.
- Mmm, me huele a problema. -. Me dijo.
- Y grande.
- Magia.
Capítulo 16
Entrenamos toda la tarde en él estudio, las chicas y mi hermana se fueron conociendo más
mientras cada una mostraba un conjuro. Todas me caían muy bien y eran muy paciente con
nosotras.
- Sí, tienes razón. -. Me dijo. -. Iré a ver sí puedo preparar algo de comer para cuando
lleguen.
Subí hasta la habitación de Alex y cerré la puerta con seguro. Me desvesti y fui al baño a
darme una ducha de agua calientita. Puse mi mp3 en él equipo de música que tenía
Alexander en su cuarto y Wolves de Selena Gómez comenzó a salir por los altavoces,
inundando la habitación. Me metí en la bañera y me relaje un rato. Mi teléfono sonó y tomé
una toalla para secarme las manos y tomarlo.
- ¿Diga? -. Pregunté.
- Vaya, vaya... -. Me dijo una voz al otro lado de la línea. -. No pensé que tendría él honor
de volver a hablar contigo.
- Auch. -. Dijo. -. Sí tuviera sentimientos, diría que eso me dolió. -. Dijo con esa maldita
risa. -. Pero no los tengo.
- ¿Que demonios quieres? -. Le pregunté.
- Sabes que tengo a tus padres. -. Me dijo. -. Sabes también que quiero algo que tú tienes.
- Tal vez tú lo no sepas. -. Le dije sentandome en la bañera. -. Pero voy a ir por ti... ¡Te voy
a mandar al infierno! -. Le grite colgandole él teléfono. Puse él teléfono encima de la silla
cerca de la bañera y respiré hondo mientras me hundía completamente en la bañera. No se
cuanto tiempo estuve bajo él agua, hasta que escuché que alguien me tocaba la puerta de la
habitación. Salí de la tina y me envolvi en una toalla para ir abrir la puerta. Abrí y era Alex
parado del otro lado, mirándome con cara de bobo.
- Porque no vas y pasas un rato a solas con esa chica. -. Le dije dándome la vuelta y yendo
a la cama donde estaba la ropa. -. Con Debora. Estoy segura de que estaría encantada de
estar a solas contigo.
- ¿Estas... Celosa? -. Me dijo con una sonrisa.
- Claro que no. -. Dijo ofendido. -. Nunca tuve nada con ella y jamás lo tendré.
- Pero aún así, ella es una resbalosa contigo. -. Le digo mientras lo señalo con él dedo.
- No tienes que estar preocupada por eso. -. Dijo envolviendome en sus brazos. -. Sólo
tengo ojos para ti.
- Lo se... Lo siento. -. Le dije. -. Estoy un poco... Estresada con todo lo que está pasando.
- Lo se, amor. -. Dijo guiandome a la cama. -. Pero todo va a estar bien. Rescataremos a tus
padres.
- Sí, lo sé. -. Le dije mientras sonreia y averiguaba sus intenciones. -. ¿Que estas haciendo?
- Llevandote a la cama. -. Me dijo.
- No hay tiempo para eso. -. Le dije. -. Las chicas vendrán y necesitó estar lista.
- Pueden esperar unos veinte minutos... -. Dijo jalandome la toalla y dejándome desnuda y a
su merced. -. Oh tal vez... Treinta.
- Alex...
- No más palabras. -. Me dijo mientras me besaba y supe que estaba pérdida en ese beso.
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- Pensé que te habías ido por él restrete. -. Me dijo Julmary, mientras entraba a la sala.
- Ehh... No. -dije un poco sonrojada por recordar porque me tarde. -. Me estaba secando él
cabello.
- Bueno preparé unos aperitivos. -. Dijo señalando la mesa. -. Las chicas ya están llegando.
- Bueno, quemamos en decirles que estamos aquí para celebrar él aniversario de los padres
de Alex. -. Le dije sentandome en uno de los sofas. -. Sí preguntan por nuestros padres...
Diremos que salieron de viaje.
- Está bien. -. Me respondió. En ese momento él timbre sonó y ella me sonrio mientras iba a
abrir la puerta. Yo respiré hondo y me preparé para no delatar nada. A los pocos segundo,
Julmary apareció en él pasillo con Andrea, Mairi, Niza, Orliannys, Beatriz y Halsey.
- Sientense. -. Le dije. Ellas lo hicieron y tomaron los refrescos que Julmary había puesto
en la mesa.
- Julmary me dijo que tus padres se fueron de viaje. -. Me dijo Andrea mientras le daba un
sorbo a su refresco.
- Exactamente. -. Le dije.
- Sí. -. Le respondi.
- Están invitadas al aniversario de mis padres también, chicas. -. Dijo Ashley entrando a la
sala.
- No, como crees Ashley. -. Dijo Andrea. -. A Julmary y Elizabeth se entienden que estén
invitadas, ya que somos casi parte de tú familia.
- Yo estoy organizando todo, así que ustedes se quedan a cenar. -. Les dijo.
Ashley nos acompaño un rato y platicamos de muchas cosas. La tarde se fue volando y la
noche llegó muy rápido. Ashley llamó a un catering estos llegaron y fueron directo a la
cocina. No pensé que él clan enteró se fuera a prestar para está farsa.
En él patio trasero habían varias mesas que la verdad no sabía de donde habían salido.
Estaban todos allí reunidos y las chicas fueron bajando los escalones hasta llegar al centro.
Benjamín me hizo señas para acercarme a él. Tomé a Julmary de la mano y la llevé
conmigo hasta donde Benjamín.
- ¿Dime?
- Bueno... -. Dije.
- ¿Elizabeth que? -. Le dije. -. ¡Ya basta, Julmary! Acepta la realidad. -. Dije dándome la
vuelta y viendo como Benjamín se la cargaba y se la ponía en él hombro. -. ¡Un día me lo
agradeceras!
- Ah... Fue a hacer unas cosas. -. Le dije. -. Volverá dentro de un rato... Quizás.
- Mmm ya... Bueno, vamos a bailar. -. Dijo.
- Vamos.
Bailamos un rato y luego cenamos. Los lobos estaban en la mesa cerca de los árboles
comiendo carne cruda. Gracias a Dios que no estaban cerca de las muchachas, porque sería
algo difícil de explicar.
- Buenas noches. -. Dijo Andrea llamando la atención de todos. -. Soy Andrea, para los que
no me conocen y está es mi amiga Beatriz.
Andrea:
Beatriz:
Borrachos de sentimientos,
Andrea:
Beatriz:
Beatriz:
Borrachos de sentimientos,
Ambas:
Ambas:
La cara de los lobos y los vampiros eran un poema. Andrea sabía bailar muy bien y Beatriz
también. Teniendo en cuenta que estaban con un público algo... ¿Anticuados? Creo. Con
ese estilo de música, pero igual se estaban divirtiendo.
Vi a Noah y Liam platicando con Alexander. Estos dos le decían algo y él sólo se reía y
luego me miró. Se percató que lo miraba y les dijo algo a los chicos, los cuales lo
acompañaron hasta donde yo encontraba.
- Amor... -. Me dijo aún sonriendo. -. Noah y Liam... Quieren preguntarte algo.
- Oh... -. Dije. -. ¿Y tú también quieres saber sí Andrea tiene novio? -. Le pregunté a Liam.
- Él es Noah. -. Le dije.
- Mucho gusto. -. Le dijo Noah tendiéndole la mano, la cual Andrea estrecho.
Él le sonrió y la guío a la pista, mientras comenzaba a sonar When the Darkness Comes de
Colby Caillat. Le hice señas a Liam para que sacara a Mairi a bailar, y este no perdió él
tiempo. Orliannys, Niza y Halsey estaban bailando con varios vampiros. Irónico jamás
pensé decir esa frase, en mi vida.
Julmary apareció por la puerta, completamente vestida con otra ropa diferente. Se le veía un
brillo diferente a mi hermanita.
- ¿Que? -. Le pregunté.
- Te amo.
Sonreí.
- Nos vemos mañana, tal vez. -. Dijo Andrea dándome un beso en la mejilla.
- Sí... -. Me susurro.
- Ya cállate. -. Me dijo.
Me reí y luego mi teléfono sonó. Lo tomé y vi que él número era él de Andrea. Lo contesté
de inmediato.
- Porque no vienes y averiguas sí tus amigas están bien? -. Me dijo una voz al teléfono.
- Calma... Calma muñeca. -. Me respondió él desgraciado. -. Tus amigas están bien... Por
ahora.
- Mira desgraciado. -. Le dijo ella. -. Sí tú les llegas a hacer daño a nuestros padres y a
nuestras amigas... Lo último que verás en tú mugrienta vida... ¡Será nuestro rostro! -. Le
grito colgandole él teléfono.
- Te dije que me encargaba. -. Me guiño él ojo ella. -. A todos, me dirigió. -. Dijo. -. Está
noche preparence.
- Para luchar.
Capítulo 18
- Escuchamos él gritó de Julmary. -. Dijo Noah. -. Y vinimos corriendo a ver si estaba bien.
- Secuestraron a Andrea, Mairi y Beatriz. -. Les respondi. -. Las demás ya se habían ido.
- No tengo la menor idea. -. Le respondi. -. Pero hay que hacer algo ¡Ya!
Todas cerramos los ojos y cada una de nosotras repitió él cántico una y otra vez. Una luz
brillante se materializó en frente de nosotras y sentí un extraño jalón en mi vientre. No fue
como la última vez que hicimos esto, porque se sintió muy diferente.
- ¿Que pasó? -. Les pregunté a las chicas que se miraban con una extraña expresión de
sorpresa y miedo.
- Mi señora... Lo que pasa es que... -. Me estaba diciendo Roxanne. Pero Benjamín entró en
la sala y nos llamó diciendo que estaban todos listos esperándonos.
- Vámonos. -. Les dije a las chicas que aún se miraban con esa extraña expresión.
Salimos de la casa y fuimos a reunirnos con todos que nos esperaban. Los lobos andaban
sin camisa y mi hermana me miraba con él cejo fruncido ante estos. Yo sólo me encogi de
hombros y miré a los demás que se estaban preparando. Los lobos entraron al bosque y
desaparecieron, seguido por los demás. Alexander me hizo subirme encima de él y yo la
verdad no entendía para que, así que lo obedeci, al igual que lo hacia mi hermana con
Benjamín.
- ¿Lista? -. Me preguntó.
Cruzó como un misil, la oscura y densa masa de maleza del bosque sin hacer ruido, sin
evidencia alguna de que sus pies rozaran él suelo.
- Está es la ruta que ustedes digieron. -. Dijo Benjamín. -. Muestren él camino chicas.
Elle se me acercó y tomó mi mano, al igual que la de Julmary. De pronto una luz blanca
apareció frente a nosotras y se alejaba hacia la penumbra del bosque.
- Hay que seguír la esfera de luz. -. Le dije a todos. -. Nos mostrará él camino.
Seguimos la esfera de luz hasta lo más profundo del bosque. Mientras más nos
acercabamos, más denso se sentía él aire.
De pronto la esfera se hizo más grande y más grande, hasta explotar frente a nuestros ojos.
Yo le solté la mano a Alexander y camine hacia donde la esfera había desaparecido.
- Pero... No hay nada. -. Dijo desconcertado uno de los vampiros. Creo que se llama
Jeremías.
- Esa es mi chica. -. Oí decir a Alex con orgullo. -. Los lobos cuiden él perímetro.
- Sí los necesitamos, sabrán él momento de atacar. -. Dijo Benjamín. Los lobos se miraron
unos a los otros y desaparecieron en él bosque.
- Hay que tener mucho cuidado. -. Dijo Elle mirándome de reojo, como sí me quisiera decir
algo más.
- Vamos. -. Les dije a todos. Miré a Alex y él me tomó la mano mientras nos entrábamos en
la cueva. Olía super horrible y se escuchaban risas burlonas y gritos de dolor.
- No tengo miedo.
- Hay guardias. -. Dijo Alex señalando arriba de nosotros y en él frente dos lobos gigantes.
- En esto. -. Dijo estirando la mano. -. Este atentos. -. Dijo muy bajito, y de repente lanzó
una bola de fuego que se estrello en frente de nosotros, alertando a las criaturas que
protegian las jaulas.
- Listos. -. Dijo Alexander. -. ¡Ataquen! -. Grito mientras todos corrían hacía adentro a
luchar.
Los licántropos se habían unido a nosotros. Los lobos adoptaron posiciones a cada extremo
de nosotros. En ese instante me percaté de que había más lobos. A unos ya los conocía y a
los otros nunca los había visto nunca. La explosión demográfica de los vampiros era
inevitable con tantos lobos sueltos a nuestro alrededor.
- ¡Andrea! -. Corrí hacia una de las jaulas y allí estaban las chicas encadenadas. -. ¿Están
bien?
- Es una larga historia. -. Le dije poniendo mis manos en los barrotes de la celda. -. Las voy
a sacar en seguida.
Identifiqué a Noah que estaba cerca de mi y lo llamé. Él gran lobo volteó la vista a mirarme
y se percató de lo que estaba tratando de hacer. Cambio a su forma humana otra vez y se
me acercó.
- ¡Rayos! -. Dijo tomando los barrotes en sus manos y arrancando las protecciones de un
jalón. Así abriendo la jaula. Hice un movimiento con la mano y las cadenas desaparecieron
de las manos y pies de las chicas.
- Esto es un poco difícil de explicar ahora chicas. -. Les dije. Me percaté de que Noah
miraba a una esquina de la jaula y me di de cuenta de que había otras mujeres allí. Pero ya
no se podía hacer nada por ellas. Ya estaban muertas.
- Estaban en una jaula cerca de la nuestra. -. Dijo Andrea. -. Pero se los llevaron hace rato.
De pronto una serpiente horrible apareció detrás de nosotros y se lanzó hacia Mairi. Ella
grito, pero la serpiente no logró tocarla. Ya que Noah la agarró por la cabeza y se la
arrancó.
- Odio estas malditas cosas. -. Dijo furioso. -. ¡Estoy arto! -. Grito echando fuego por los
ojos.
- Noah. -. Le dije mientras miraba a nuestro alrededor. Donde se bata una guerra. -.
Calmate.
- Estas cosas. -. Me dijo señalandóme a la criatura muerta en él suelo. -. Mataron a mis dos
hermanos. Y por órdenes de ese infeliz. -. Dijo. -. ¡Y tú me pides que me calme y guardé la
compostura en estos malditos moment..! -. Estaba diciendo. Hasta que Andrea lo abofeteo
fuerte. Dejándonos anonadados.
Noah se tocó la mejilla donde Andrea le había pegado y se quedó mirandola con mucha
sorpresa.
- Vamos.
Busqué a Alex con la mirada y no lo vi. Sé que le dije que no me separaria de él. Pero la
vida de mis padres corrían peligros. Seguí con Noah y las chicas él túnel, Hasta llegar a una
puerta de metal grande. Escuché él grito de mi madre y me asusté mucho. Noah pateo la
puerta tres veces antes de que cayera al suelo. Entramos al salón y allí se encontraban mis
padres, encadenados al suelo. Un hombre que usaba una capa negra se dio la vuelta y me
sonrio.
- Hay... Eres tan dulce. -. Dijo caminando por él salón. -. Eres tan ingenua.
- No me conoces.
- Eres Elizabeth Phillips. -. Dijo riendo y dando una vuelta a su alrededor. -. ¡Elizabeth
Phillips! Una chica corriente.
- No. -. Le dije.
- ¿No? -. Dijo levantando las cejas. -. ¿Y quién eres entonces?
- Soy Elizabeth Mccartney. -. Le dije con una sonrisa. -. La reina de las brujas y la esposa
del rey de los vampiros. ¡La que te va a dar una patada en él culo!
Su expresión cambio completamente y me hizo un gesto con la mano para que atacara. Yo
sólo entre con los chicos en él salón y lo reté con la mirada.
- Eso... ¡Nunca! -. grite mientras le aventada él primer rayo. Haciéndolo volar por toda la
cueva, hasta caer en una pila de huesos. Él se levantó y vi que sus ojos eran de posos
negros. Sus uñas se habían alargado y me sonreia con maldad.
- Aunque seamos sólo nosotros... -. Dijo Elle. -. Somos suficientes para acabar contigo.
- ¡Guardias! -. Gritó Samuel, haciendo que varias criaturas se les unieran. -. Acaben con
ellos. Pero a la hechicera, dejenmela a mi.
- Noah, protege a las chicas. -. Le dije. En eso se armó la locura en ese lugar. Benjamín
trato de atacarme varias veces, pero yo siempre lo esquivaba de una forma u otra. Caminó
hacia mi y pasó muy cerca. Me di la vuelta con cuidado para seguir sus movimientos.
- Lamentó esto, preciosa, pero... ¿no es mejor que tus padres no se vean implicados en todo
esto? -. Dijo con voz cortés, amable.
De repente caí en cuenta de que hiciera lo que hiciera, tenía que tener cuidado con la vida
de mis padres. La euforia repentina me había insuflado coraje. Pronto habría terminado
todo y nadie haría daño a mis padres, ni amigos. Vi a Alexander entrar por la abertura
donde había estado la puerta y vio la pelea que se estaba formando. En ese instante todo
pasó en cámara lenta.
Samuel aprovechó mi distracción y sacó una especie aguja de metal grande y me la lanzó.
Oí a Elle gritarme, pero antes de poder hacer algo para defenderme, Alexander se adelantó
poniéndose en frente de mi para recibir él ataque.
- ¡Alex! -. Grite. Alexander se tocó él pecho donde está aguja se había clavado
horriblemente. Cayó al suelo en frente de mi, haciendo una mueca de dolor.
- Supongo que ahora vasa decirme que vas a vengar a tú novio. -. Dijo.
- ¿Que hicistes? -. Le pregunté arrodillándome junto a Alex y posando mis manos alrededor
de su herida.
- Bueno, verás. -. Me dijo cruzandose de brazos. -. Eso que tiene tú novio en su pecho, es
una aguja que posee un veneno muy letal. -. Dijo riendo como un niño esperanzado por
recibir un obsequio.
- Tú pequeña brujita, tiene razón. -. Dijo Samuel. -. Por eso lo escogí para ti, pero mejor así.
-. Dijo. -. Mató dos pájaros de un sólo tiro.
- Alex... -. Le dije tomando su rostro en mis manos. -. ¡Alex, por favor! ¡mi amor,
escucháme, por favor! -. Le suplicaba.
- No. -. Me dijo.
De pronto, me enojé, y más que eso: se apoderó de mi un instinto homicida que avivo por
completo mi absoluta desesperación. Tomé la aguja del pecho de Alex sacandola
rápidamente y haciéndole hacer una mueca de dolor.
La aprete entre mis manos y en ese momento deseaba más que nada hundirla en la pecho de
ese maldito. Samuel tenía claro cuales eran mis intenciones y se puso en guardia, para
atacarme. Proferí un feroz gruñido que nacía en él fondo de mi estómago. Comprendí que
las comisuras de mis labios se habían curvado en una sonrisa.
- No creo. -. Le dije. -. ¡Lo sé! -. Le grite corriendo así él. Eso le sorprendio, y trato de
defenderse usando magia. Pero yo estaba muy cabreada y eso no me iba a detener. Cuando
estuve cerca de él forcejeamos y en eso, y cuando pensé que estaba por perder... Le clave la
aguja en él cuello. Haciendo que profiriera un gritó de dolor y cayera al suelo gritando y
maldiciones.
Me acerqué hasta quedar frente a él. Y usé ese sonrisa irónica que le gustaba usar con
todos.
- Mi señora... -. Ellas se miraron otra vez, como no sabiendo como empezar. -. Usted...
¿Embarazada?
- Imposible. -. Susurré.
Aunque no tenía experiencia con embarazos, bebés o cualquier cosa relativa a ese mundo,
no era ninguna idiota. Había visto suficientes películas y programas de televisión para saber
que esto no funcionaba así. Sólo me había retrasado cinco días. Sí en verdad estaba
embarazada, mi cuerpo aún no había registrado ese hecho.
- Imposible. -. Repetí.
- Los embarazos en nuestro mundo son diferentes al de una humana. -. Dijo Rozanne. -.
Pero usted, está completamente en cinta.
- Es cierto... -. Dijo Noah olfateando él aire. -. No lo había notado antes. Pero sí estas
embarazada.
Oh Dios Mío...
Alex gimoteo en él suelo aún. Corrí hasta donde estaba él y me arrodille tomando sus
manos.
Las chicas formaron un círculo a mi alrededor y todos los demás también. Las chicas
comenzaron un cántico curativo, para poder ayudarme. Pero, yo sólo pensaba en otra cosa.
Mi bebé. Alex. No podía dejar que se fuera.
Cerré mis ojos y desee con todas mis fuerzas que él veneno que había sido insertado en él
cuerpo de Alex, a través de la aguja de metal, saliera de su cuerpo. Él lugar comenzó a
temblar, haciendo que todos se sobresaltaban.
- Sí.
- Estoy... Tan feliz. -. Dijo sentándose y tomando mi cara en sus manos, y tratando de
besarme. Pero yo esquive él beso. -. ¿Que sucede?
- Espera. -. Le dije limpiando su boca con la manga de mi camisa. -. Ahora sí. -. Le dije
dándole un beso. De esos besos apasionados.
Se produjo una explosión de jubiló: aullidos de desafío y gritos de alegría llenaron él lugar.
Roxanne abrazo a Lucía. Noah tomó él rostro de Andrea y se dieron un beso... Tal vez, más
prolongado y ardiente de lo que pensé. Benjamín y Julmary igual se abrazaron, al igual que
todos los demás en él lugar. Liam cargó a Mairi y se puso a darle vueltas en círculos.
- Sus padres están inconcientes, majestad. -. Me dijo Elle. -. Cuando despierten, pensaran
que todo fue un sueño.
- Gracias. -. Le dije. -. ¿Puedes levantarte? -. Le pregunté a Alex.
Mis padres no recordaban nada de lo sucedido, gracias a las chicas. Para ellos, tuvimos que
crear algunos recuerdos para que no hubieran estados perdidos al despertar. En está semana
todo a estado muy tranquilo. Descubrimos que la persona que nos había estado traicionando
a todos, no era nada menos que Debora. La verdad no me sorprende para nada. Lástima que
los lobos se encargaron de ella, porque sí yo misma la hubiera tenido frente a mi... Ni que
lo cuente.
Alexander se había recuperado rápidamente. Tanto así, que les pido mi mano a mis padres.
Los cuales se sorprendieron mucho y mi madre más. Pensó de una vez que estaba
embarazada, y la verdad, no sabía en ese instante sí decirle la verdad o no. Así que no
dijimos nada, para que no pensaran que esa era la razón para casarnos.
Beatriz, Mairi y Andrea no habían dicho nada a nadie. Y eso que los demás habían estado
preocupados por ellas. Pero la verdad, yo confiaba en ellas y sabía que no hablaran.
Sobre todo Andrea y Mairi que estaban de parejas con Noah y Liam. ¿Quién lo diría?
Alexander y yo estábamos contentos con la llegada de nuestro primer hijo o hija. Habíamos
sacado las cuentas y sí nuestros cálculos no estaban mal... Yo había concebido él día del
cumpleaños de Alexander. La primera vez que estuvimos juntos.
La boda había sido programada para celebrarse en un mes. Y este mes se había ido volando
rápidamente. Ashley organizó todo para que la ceremonia se realizará en la mansión de
media noche, donde vivía con Alex.
Tomé una bocanada de aire y tomó él brazo de mi padre mientras me guiaba hacia él jardín.
La música sonaba tan fuerte y subía flotando por las escaleras de la entrada, junto con la
fragancia de miles de flores. Me concentré en la idea de Alexander esperándome. La
música me sonaba tan familiar, A thousand years de Christina Perry.
Andrea, Mairi, Julmary, Ashley y Beatriz comenzaron una lenta danza llena de gracia
mientras caminaban por la alfombra que estaba en él jardín. Menos mal que él pasillo hacia
él altar era corto, hasta que por fin llegué, ahí. Alexander extendió su mano; Mi padre tomó
la mía y, con un símbolo tan antiguo como él mundo, la colocó sobre la de Alex. Yo rocé él
frío de su piel y me sentí en casa.
Hicimos votos sencillos con las palabras tradicionales que se habían dicho millones de
veces, aunque jamás por una pareja como nosotros. No me di de cuenta de que estaba
llorando hasta que llegó él momento de escuchar las palabras que nos unirán para siempre.
Él señor Collins nos declaró marido y mujer, y entonces Alex acunó mi rostro en sus manos
cuidadosamente, como sí fuera tan delicada como los pétalos blancos que se balanceaban
sobre nuestras cabezas. Intenté comprender, a través de las lágrimas que me cegaban, él
hecho surrealista de que está persona maravillosa, será mía.
Sus ojos azules también parecían llenos de lágrimas, a pesar de que eso era imposible.
Inclinó su cabeza hacia la mía y yo me alcé sobre las puntas de los pies y arrojé mis brazos,
con ramo y todo, alrededor de su cuello.
Él comenzó él beso y él mismo tuvo que terminarla. Al final él gentío estalló en un aplauso
y él movió nuestros cuerpos para ponernos de cara a nuestros amigos y familiares, pero yo
no pue apartar la vista de la suya para mirarlos a ellos.
Los brazos de mi madre, con la cara surcada de lágrimas, fuera los primeros que me
rodearon cuando finalmente retiré los ojos de Alex. Y entonces me fueron pasando mano
por mano en la multitud, de abrazo en abrazo, y apenas fui consciente de a quién pertenecía
cada par de brazos.
La boda se transformó con suavidad en la fiesta de recepción, prueba del plan intachable
que Ashley había trazado. Habían contratado a unos músicos muy buenos, y obviamente
invité a mis amigos de The Vamps.
Todas que volvieron locas al verlos llegar. Alex y yo bailamos de vals Iris de Goo Goo
Dolls. Mis padres y los de Alex se nos habían unidos en él vals. Todo fue perfecto.
A la hora de aventar él ramo todas gritaban y yo no aguantaba la risa, viendo como Andrea,
Julmary y Mairi se empujaban. Dios no dejaban a las demás chicas ni estar en él centro de
la pista.
- Uno... -. Dije alzando él ramo. -. Dos... Y... ¡Tres! -. Grite aventando al aire él ramo. Me
voltee y vi que Andrea alzando él ramo en su mano y gritando.
Noah que se estaba tomando una copa de champán vio que Andrea había agarrado él ramo.
Seguido fue atacado por sus compañeros que están cercas de él. Fue muy gracioso.
Andrea se percató de eso y se acercó a los chicos que lo estaban atacando. Les dijo algo y
luego hablo con Noah. Yo me reuní con Alex y este se echó a reír.
- ¿Y? -. Le pregunté.
- Está enojada con él porque piensa que él no se quiere casar. -. Dijo aún riendo. -. Y...
Me úni a él y me volví para ver la cara de Noah. Él pobre había quedado impresionado con
lo que ella le había dicho. Andrea le lanzó él ramo a Noah y se fue a la mesa con las chicas.
Noah se quedó allí parado mirando por donde se había ido.
- Sí hasta este punto no había logrado meter a Andrea en su cama. -. Dijo Alex. -. Ahora
menos.
- ¡Alexander! -. Lo regañe.
No podía con él. Pero aún así lo amaba con todas mis fuerzas. Comimos él asombroso
banquete que había traído él catering que contrató Ashley. The Vamps nos deseo mucha
felicidades a la hora del brindis, seguidos por amigos, familiares y nuestros padres.
Todos nos sorprendimos cuando The Vamps subió al escenario. Pensé que iban a cantar,
pero Noah los acompañó en él escenario, haciendo que los lobos aullaran de jubiló.
- Ya verás. -. Me dijo.
- Quiero desearles a Alex y Liz muchas felicidades en su matrimonio. -. Dijo. -. Les deseo
lo mejor. Y para demostrar eso... Les hemos preparado está canción.
La gente estalló en jubiló y aplaudían como locos.
- Y para que digan que no soy nada romántico. -. Dijo mirando a Andrea. -. Quiero
dedicarle esto a mi gata salvaje. Andrea esto es para ti.
Entonces The Vamps comenzó a tocar Neutron Star Collision (Love Is Forever) de Muse, y
Noah, ¡estaba cantado! Dejando a una Andrea con la boca abierta.
Yo estaba buscando
Halos no brillan
Entonces se disiparan
Yo nunca
Todos estallamos en aplausos. Quién ve al lobo canta. Andrea estaba sonriendo como boba.
Noah la llamó al escenario y todos gritábamos su nombre para que ella subiera. Se levantó
de su silla y fue hasta donde se encontraba un Noah un poco nervioso.
- Sabes que para mi no hay otra mujer. -. Le dijo al micrófono. -. Por eso te pido aquí.
Frente a todos. -. Dijo arrodillándose y dejándola con la boca abierta. -. Andrea Walker...
¿Te casarías conmigo?
Le dijo sacando una cajita de terciopelo rojo que reconocí. Era de Tiffany él anillo. Se lo
mostró y todos gritábamos como locos.
tu corazón se ha roto,
Dylan y los demás estaban sentados al lado de nuestra mesa. Ryan se había echó novio de
Orli, y Dyaln... Bueno, se sorprendió mucho al enterarse de que Andrea ya tenía novio. Al
parecer a él le gustaba Andrea... Pero como siempre vivían peleando. Nadie se lo hubiera
imaginado.
Pero él dolor no le duro mucho, ya que según le oí decir a Ryan, ya tenía los ojos puestos
en Nicole. La prima de Mairi. Dios proteja a esas dos almas.
- Eso es lo que yo quiero saber. -. Le dije señalando a Andrea. -. ¿No estabas interesado en
ella?
- Bueno... Sí. -. Dijo alzando los hombros. -. Me gustaba. Es linda... Pero no creo que
hubiéramos echó una buena pareja.
- No tranquila. -. Me dijo. -. Ella y ese chico Noah, que no tengo la menor idea de donde
salió... Se ve que hacen bonita pareja.
- Yo los dejó entonces. -. Dijo Dylan. -. Iré a comer los dulces en la mesa.
Me reí y se lo di.
no apartes la mirada,
No apartes la mirada
No apartes la mirada
No apartes la mirada
No apartes la mirada
no apartes la mirada,
- ¿Qué? -. Me dijo.
- Soy la mujer más feliz del mundo. -. Le sonreí como boba. -. Pusiste mi mundo patas
arriba.
- Tú pusiste mi mundo patas arribas, la noche que me lanzaste esa mirada sexy. -. Me dijo.
- Sí lo hiciste. -. Me dio un beso rápido en los labios. -. Me lanzaste esa mirada... Y yo caí.
- Por mirarme como sí fuera un banquete al que querías hincarle los dientes. -. Le respondí.
Él se echó a reír.
- ¡Alex! -. Le dije mirando a los lados. -. ¿Que pensaran los demás sí desaparecemos como
sí nada?
- Yo también.
No apartes la mirada
No apartes la mirada
No apartes la mirada
No apartes la mirada
Epílogo.
5 años después.
- Deberíamos de practicar nosotros para tener otro bebé. -. Me dijo alzando una ceja.
- Y yo los amo a todos ustedes. -. Le dije. Tocaron a la puerta fui abrir. Eran todos nuestros
amigos y mi hermana con sus bebés. Eran tan lindos. Cecilie y Christopher eran gemelos, y
aún así Julmary estaba embarazada de su tercer hijo. Está hermana mía...
- Gracias.
Todos nos reunimos en la casa y allí fuimos la típica familia. Alex me abrazo mientras
observamos la escena tan calidad.
- Te amo. -. Le dije.
- Eternamente. -. Me dijo.
Este libro me llevo mucho esfuerzo tengo que decirlo. Pero con ayuda y mucha paciencia
pude terminarlo. Se los dedico a esas personas que no me dejaron tirar la toalla. Andrea,
Diosnelson, Julmary, Edward y por supuesto Nicole… Con su buen sentido de la música.
GRACIAS… Los adoro… Espero que les guste de verdad.
http://elespejogotico.blogspot.com/2007/10/bluatsauger-vampiro-de-alemania.html