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Eugenismo
Eugenismo
EUGENISMO
Qué es el eugenismo
El eugenismo es el movimiento político e ideológico que predica una mejora
cualitativa, biológica, “natural” de la población, frente a la mejora moral, económica
o “cultural”.
A esa mejora la bautizó como “eugenesia” Sir Francis Galton, palabra que,
literalmente, significa “ciencia del buen nacer”. Los mecanismos para conseguirla
pueden ser “positivos” (por el fomento de la reproducción de los “más aptos”) o
“negativos” (por las trabas o la incapacitación a los “menos aptos” para que no se
reproduzcan).
EL EUGENISMO DE ROOSEVELT
Para el archivo de documentos relacionados con los temas de este blog, esta vez
sobre el eugenismo, incluyo una notable carta enviada por Theodore Roosevelt, en
ese momento presidente de los Estados Unidos, a su compatriota Charles
Davenport, uno de los más influyentes eugenistas del mundo. Davenport había
fundado la Eugenics Record Office, fue un señalado personaje público que ejerció
como consultor en multitud de lobbies, comisiones o proyectos oficiales implicados
en las leyes sociales, migratorias, o académicas, y promovió la asociación y
organización internacional entre expertos y notables eugenistas de multitud de
ámbitos de conocimiento.
Esta carta es una de las pruebas más elocuentes para quienes califican al propio
presidente norteamericano como eugenista, o algo peor. No voy a entrar en ese
debate, pero me parece necesario señalar que no se entenderá nada de nuestro
pasado si lo revisamos siempre con una visión maniquea que todo lo reduce a
buenos y malos, como están haciendo los fundamentalismos religiosos de todo cuño
con tal de erigirse en únicos defensores de la vida y la moral. Roosevelt no fue Hitler,
y su carta debe ponerse en contexto, junto al resto de su obra política.
Por mi parte, me limito a presentar la copia en formato gráfico y también mi propia
traducción de la carta al español, precisamente porque creo que se trata de un
documento que conviene conocer. Pone de manifiesto la coartada del “interés
nacional” que casi siempre subyace a las políticas de población de todo signo. Poco
o nada tiene que ver con las decisiones individuales sobre cuándo y con quién se
forma pareja, se tienen los hijos o se ponen frenos al embarazo o a la gestación,
especialmente en los casos de malformaciones o problemas congénitos detectados
Perspectiva Social. 2°año ISFD N° 168
Profesor Germán Castellá
antes del nacimiento. Permitir a las personas tomar tales decisiones en las mejores
condiciones, según sean sus intereses y los de sus hijos, no es lo mismo que legislar
para que lo hagan en función de los “intereses generales” interpretados por la
ideología de los que gobiernan.
Imagen en Eugenics Archive, sitio absolutamente obligado para cualquiera que
quiera conocer la historia del movimiento eugenista en Estados Unidos
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TRADUCCIÓN DE LA CARTA:
The Outlook
287 Fourth Avenue New York Lawrence
3 de enero de 1913.
Mi estimado Mr. Davenport:
Estoy muy interesado en los dos memorandos que me ha enviado. Son muy
instructivos y, desde el punto de vista de nuestro país, muy preocupantes. Usted
dice que estas personas no son responsables de sí mismas, que son
responsabilidad de la “sociedad”. Coincido con usted si quiere decir, como supongo,
que la sociedad no tiene beneficio en permitir que los degenerados se reproduzcan.
Es realmente extraordinario que nuestro pueblo se niegue a aplicar a los seres
humanos conocimientos tan elementales como los que cualquier granjero eficiente
debe aplicar a su propia ganadería. Cualquier grupo de ganaderos que permitiese
no criar a sus mejores ejemplares y dejase que todo el aumento proviniese de los
peores, sería tratado como candidatos a ingresar en un sanatorio. Sin embargo,
fallamos en entender que esa conducta es racional comparada con el
comportamiento de una nación que permite la reproducción ilimitada de sus partes
física y moralmente peores, mientras alienta o se confabula con el egoísmo frío o el
sentimentalismo retorcido como el criterio a partir del cual los hombres y las mujeres
deben casarse, tener familias numersas si ya son casados, permanecer solteros, no
tener hijjos o tener sólo uno o dos. Algún día nos daremos cuenta de que el primer
deber – el deber ineludible – del buen ciudadano del tipo correcto es dejar su sangre
tras de sí en el mundo, y que no nos conviene permitir la perpetuación de los
ciudadanos del tipo equivocado. En absoluto.
Faithfully yours,
(Signed, ‘Theodore Roosevelt’)
Charles B. Davenport, Esq.,Cold Spring Harbor, L.I.
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