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Ej. Arquitectura 1. El Partenà N. H - R
Ej. Arquitectura 1. El Partenà N. H - R
55)
Geografía e Historia
Comentario:
La imagen corresponde al templo del Partenón,
proyectado por Fidias y construido por los arquitectos
Ictinos y Calícrates, quienes comenzaron su
construcción en el año 447 antes de Cristo y la acabaron
en el 432 a. C. Las obras se iniciaron tras ser el antiguo
templo arrasado por los ejércitos de Jerjes. Fue Pericles
quien decidió la construcción de un templo dedicado a Atenea en el mismo emplazamiento
pero con un nuevo proyecto realizado. Fidias y Calícrates, serían los encargados de diseñar y
dirigir la reconstrucción de toda la Acrópolis.
Según el proyecto, cada edificio de la Acrópolis conservaba su fisonomía propia y autónoma,
permitiendo al visitante captar la esencia de cada construcción, según el ángulo visual más
adecuado, especialmente la del Partenón. El Partenón tenía 69,50 metros de longitud y 31 de
anchura. Su cella se divide en dos estancias separadas por un muro, que convertía al recinto en
un doble templo. En la mayor de las estancias se hallaba la estatua en crisoelefantina de la
Atenea Parthenos y en la menor se hallaba el tesoro de la diosa y el tesoro público. Después
estaba el opistódomos. Como quiera que parte del marfil y del oro dedicado a la estatua de la
Diosa desapareció, Fidias fue acusado de robo y condenado a prisión, donde murió, según
algunos autores, aunque otros hablan de que falleció en el destierro, víctima de los enemigos de
Pericles.
La orientación este-oeste tenía el objetivo de conseguir que el sol naciente proyectara sus rayos
directamente sobre la estatua de Atenea en el día de su fiesta. Este homenaje a Atenea se
completa con los temas que decoran el templo. Así pues, las esculturas que incluían sus
frontones representaban dos acontecimientos importantes de la historia de la diosa: su
nacimiento de la cabeza de Zeus, inserto en el frontón oriental; y su disputa con Poseidón para
conseguir el dominio del Ática, en el occidental.
Análisis simbólico:
La simbología del Partenón está relacionada con la
mitología griega. El mismo templo, como lugar de culto de
Atenea, simboliza la protección que ésta ejerce sobre la
polis ateniense por ello la cella acogía una colosal escultura
de 11 metros de la diosa, hoy perdida, pero de la que aún
se conserva el basamento que la sostenía.
Pero la simbología escultórica del Partenón se completa con
la decoración escultórica que presentaba el edificio. Los dos frontones del templo reproducían
los temas del nacimiento de Atenea y el combate entre esta diosa y Poseidón por el Patronato
del Ática.
Si en las zonas más elevadas del templo las historias que aparecen son protagonizadas por los
dioses, a medida que descendemos, los temas se van humanizando. De esta manera, en los
noventa y dos metopas aparece la lucha de los atenienses con los centauros (Centauromaquia)
en la fachada meridional; con las amazonas en la occidental (amazonomaquia); con los gigantes
o titanes en la oriental (Gigantomaquia) y en el lado norte la Guerra de Troya. Se representan
como si de viñetas se tratase. Todo este conjunto simboliza la capacidad de la polis de Atenas
para vencer a sus enemigos, representando las luchas que los atenienses o sus antepasados
mantuvieron con amazonas, gigantes, centauros o troyanos, temas clásicos en la mitología
griega.
Por último, en el friso interno, rodeando los muros de la cella, aparece una escena muy
conocida por los atenienses, ya que ésta se repetía cada cuatro años. Era la procesión de las
grandes fiestas Panateneas, cuyo tema central era la entrega a la diosa de un rico peplo tejido y
bordado por las doncellas que lo portaban y que, a su vez, iban acompañadas por toda la
ciudad que se convertía así en protagonista de la iconografía del Partenón. Todo ello es un
trasunto de la propia polis ateniense y de sus valores cívicos, de su organización y de sus
costumbres. El friso de la cella es símbolo, por tanto, de la propia ciudad de Atenas y pretende
demostrar su supremacía en el mundo helénico.
En todo este programa escultórico, así como en el diseño de las trazas generales del templo, se
ha creído ver la mano de Fidias, el más destacado de los artistas atenienses del siglo V a.C. Sin
embargo, las diferencias estilísticas dentro del conjunto son tan marcadas que puede darse por
segura la participación de varios artistas para rematar tan amplia obra. Pese a todo, se ha
hablado de un "estilo Partenón" para definir la elevada calidad de las representaciones
escultóricas que el templo acogía.
C) Análisis sociológico:
El Partenón se edifica en "plena época clásica", que se desarrolla tras la finalización de la
Segunda Guerra Médica contra los persas (480-479 a.C.). Durante su transcurso, los atenienses
se vieron obligados a evacuar la ciudad, la cual acabó siendo saqueada por las tropas de Jerjes,
el rey persa. No obstante, la victoria final correspondió a los griegos, quedando consolidada
durante unos años la hegemonía de Atenas. En esta polis se abordó un proceso de
reconstrucción de edificios arruinados por los persas. Las actuaciones fueron especialmente
intensas en la Acrópolis, donde el Partenón vino a sustituir a otro templo que se estaba
levantando en el mismo lugar cuando se produjo la invasión.
La construcción del Partenón viene a coincidir en gran parte con el gobierno del arconte Pericles
(443-429), durante el cual se consolida el sistema democrático y la ciudad vive unos años de
esplendor, paz y prosperidad. El contacto del gobernante con filósofos como Anaxágoras es
posible que explique el afán por la proporción y el orden que apreciamos en el Partenón. Todo
ello queda recogido en la frase del filósofo: "al principio era el caos; después vino la inteligencia,
que todo lo puso en orden".
CONCLUSIÓN
Como templo de estilo dórico, el Partenón es heredero de otras obras. Aunque el canon dórico
se empleó ya en época arcaica, en el periodo clásico podemos considerar precedentes del
Partenón el Tesoro de los atenienses en Delfos (490 a.C.) o el templo de Zeus en Olimpia
(acabado en el 457 a.C.), hoy desaparecido, pero que puede considerarse como prototipo del
estilo.
Por otro lado, debe mencionarse que la decoración del Partenón incluía la policromía de
algunas de sus partes. Así ocurría con todos los elementos escultóricos o con los triglifos.
Incluso, en algunos casos, se recurrió al dibujo de motivos vegetales.
La historia posterior del Partenón representa un paradigma de despropósitos. Durante más de
dos mil cien años el edificio se conservó casi intacto, en un estado aceptable de conservación,
pese a ser destinado a diversos usos: siendo primero iglesia bizantina y luego iglesia cristiana,
añadiéndose un campanario, que pasó a ser alminar cuando los turcos lo utilizaron como
mezquita. En este estado se encontraba, cuando el 26 de septiembre de 1687, una bomba
veneciana hizo estallar el polvorín que los turcos habían instalado en su interior, destruyéndose
totalmente la cella y algunas de sus columnas. A comienzos del siglo XIX el inglés Lord Elgin
decidió arrancar del templo muchas de las obras escultóricas y llevarlas hasta su país, donde
aún se encuentran hoy, alojadas en el Museo Británico. Tras algunos intentos de restauración
durante el pasado siglo, entre 1921 y 1929, se llevó a cabo una reconstrucción más sistemática.
Hoy el edificio se enfrenta a un nuevo enemigo: la contaminación atmosférica. Sin embargo, a
pesar de estos ataques, el Partenón sigue ahí, desafiando al tiempo, en una lección de sobriedad
y belleza difícilmente superables y como paradigma del arte clásico que bien por aceptación o
rechazo ha dejado huella a lo largo del Arte, siendo el Partenón de Nashville, Tennessee, una
réplica a escala real del mismo.