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 La falacia de la custodia compartida

Autora: Sonia Vaccaro

Psicóloga clínica

“Los niños aprenden lo que viven:…Si un niño vive con hostilidad aprende a ser
violento…Si un niño vive con seguridad aprende a tener fe...Si un niño vive con
aceptación y amistad aprende a hallar amor en el mundo.” A. Rascovsky

La epistemología es la ciencia de las ciencias, es la doctrina de los fundamentos y


métodos del conocimiento científico. En ciencias sociales, el método científico
postula que si se parte de premisas falsas, se arriba a conclusiones falaces.

El concepto de “custodia compartida”, parte de la premisa de “compartir


equitativamente la custodia de las hijas y los hijos en un matrimonio”. Premisa
falaz en esta primera década del siglo XXI, porque lamentablemente aún no se
alcanzó la equidad en el reparto de las tareas del matrimonio entre el hombre y la
mujer, por lo tanto si a una situación inicial desbalanceada se le aplica la división
en partes iguales, lo único que se hace es profundizar la asimetría entre las partes.

El año pasado, un estudio internacional1, desvelaba que en España los hombres


sólo realizaban 1 hora de las 5 horas del trabajo doméstico. El mismo estudio

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Estudio sobre la relación entre la división del trabajo doméstico y la formación de la pareja,
coordinado por Almudena Sevilla, investigadora del Departamento de Economía de la Universidad de
Oxford publicado en la revista „Journal of Population of Economics‟: Basado en 13.567 entrevistas
realizadas en 12 países, de las cuáles 1.781 se llevaron a cabo en España. Los resultados revelan que
España ocupa la octava posición en la clasificación de igualdad entre hombres y mujeres en países
desarrollados, por detrás de Suecia, Noruega, Reino Unido (incluida Irlanda del Norte, que se examina
aparte en la investigación), Estados Unidos, Holanda e Irlanda y por encima de Nueva Zelanda, Japón,
Alemania, Austria y Australia. La puntuación española fue de -0,08, no muy lejos del último clasificado
(-0,16) y a una distancia notable del primero del ranking: Suecia (0,43). Ellas realizan cuatro de cada
cinco horas de trabajo doméstico. (2009)

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concluía que las madres españolas dedicaban al cuidado de sus hijas/os 4 horas
diarias de media de las 6 horas necesarias, mientras que los padres dedicaban a
este menester la mitad de tiempo que sus parejas: 2 horas.

Sin embargo, a la hora de legislar con referencia a la custodia de los hijos/as, se ha


considerado que la equidad está lograda y por lo tanto corresponde aplicar una
división igual entre las partes, sin tener en cuenta la historia acerca del cuidado de
los hijos, previa al divorcio. Quienes legislan, han considerado que un juez a través
de una sentencia, es capaz de solventar esta brecha y el desnivel que podría existir
entre las partes, otorgando la custodia compartida cuando ambos progenitores no
alcanzan un acuerdo.

Partir de la premisa de la custodia compartida coactiva, en casos de desacuerdo


entre las partes, es dejar de lado -entre otras cosas- los postulados de la Psicología
evolutiva, aquello que diferencia la psiquis y las necesidades de cada criatura de
acuerdo a su período evolutivo2. Es obviar, por ejemplo, la teoría del apego, que
destaca la importancia del vínculo con la madre durante los primeros años de vida,
y creer que un fallo judicial hará que un padre, que hasta el momento del divorcio
no se ocupó más que de ejercer un rol productivo, pasará a tener –por Ley- una
función nutritiva con sus hijas e hijos, sólo porque lo expresó teóricamente a través
de “un plan de parentalidad”3.

Así como la aceptación del pretendido “síndrome de alienación parental”


invisibilizaba la historia previa de violencia y abusos en una relación de pareja, la
custodia compartida coactiva, no sólo invisibiliza esta violencia, sino que además,
invisibiliza a los hijos e hijas como sujetos en evolución dinámica, que la aplicación
de una Ley no podrá hacer estática en dirección a que, como “lecho de Procusto”,
esta evolución se adapte a la letra de la normativa.

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No es lo mismo un niño de 12 años que uno de 12 meses, no es lo mismo un niño de 8 años con un
desarrollo evolutivo cognitivo que le permite desarrollar una moralidad autónoma a un niño de 3 años
donde la socialización y la autonomía aún están en proceso de evolución. etc. (Wnnicott 1980, Piaget
1984 , Spitz 1973)
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N. de la A: Me pregunto quién controlará que este plan se cumpla tal y como se redactó.
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Acerca de la constitución del psiquismo

El pasaje de la vida intrauterina a la vida en el mundo exterior, marca en los


seres humanos un primer paso en el proceso gradual de diferenciación y
autonomía con respecto al medio. En este estadio la única autonomía que la
criatura humana posee es la de respiración. La dependencia es absoluta hacia
quien materna (situación “óptima” si quien materna es coincidente con quien la
ha gestado), a quien reconocerá por la voz o sus “sonidos” (en el útero se
sienten sonidos), sus olores y el contacto con la piel al amamantar (Teoría del
apego, J. Bowlby). Esta situación inicial, es considerada por varios autores
(Wallon, Bleger, etc.) como confusional, ya que la criatura aún no puede
discriminar yo-mundo. No obstante, comienza a entablar relaciones objetales. En
este estadio, el vínculo con la madre será estructurante para sí misma y para su
mundo4.

Las persona humana, se halla desde el nacimiento, estrechamente unida al


medio y al intercambio que realiza con el mismo, esta interacción es fundante
para el establecimiento de su subjetividad, en especial a medida que va
diferenciándose entre yo-no yo.

Resumiendo, se podría afirmar que la identidad de una criatura, su constitución


como individuo/a, se forma, desde el entorno, a través de un ambiente estable,
confiable, sólido y armónico. Sus objetos, lo que la niña o el niño van sintiendo
como propios, aquello que va conformando “su mundo”. Sus olores, sus colores,
el ambiente que lo rodea, aquel espacio que puede recorrer con los ojos cerrados
y del cual se va apropiando cuando comienza a llevarse los objetos a la boca,
cuando los coge al comenzar a andar, cuando los cambia de lugar y los
colecciona a medida que crece. Todo esto es lo que le brindará seguridad y le
permitirá crecer y ser él/ella mismo/a. Le permitirá conocerse y diferenciarse de
otros y otras. Es aquello que llamamos subjetividad. Lo que le brinda identidad,
lo que le permite sentirse “idéntico a sí mismo”

El afecto incondicional de quienes le rodean, saberse querido pase lo que pase y

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Ver en autores como Spitz, y J. Bowlby, las consecuencias de la privación materna.
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haga lo que haga, saberse comprendido y con permiso para equivocarse.
Saberse protegido y cuidado. Saberse respetado. Todo esto es lo que hará que
comprenda, que quiera, que se acepte, que respete, que adquiera seguridad y
equilibrio.

El sitio que ocupa en las relaciones familiares, es además un factor básico en


este proceso de diferenciación y construcción de su subjetividad.

Si este universo se “fractura” a partir de ser impuesto5 entre 2 casas, dos


cuartos, dos barrios, dos ciudades (a veces 2 países!), y entre 2 criterios
opuestos (no diferentes o distintos, sino contrarios), hemos de saber que el
carácter esquizoide será un rasgo presente en estas criaturas, además de la
ansiedad confusional, la culpa y el sentimiento caótico prevalente. Su sitio en las
relaciones familiares será el de un objeto de intercambio que se entrega, se trae,
se lleva.

Si se considera que legislar sobre las necesidades “reales”6 de las criaturas es


posible, estamos considerándolos objetos de derecho, y no sujetos con derechos.
Estamos negando las necesidades propias de cada edad, y estamos haciendo de
la niñez, la categoría de “adultos en miniatura”, cuando en realidad, las niñas y
los niños son personas con necesidades propias y específicas a través de las
diferentes edades.

La custodia compartida impuesta, no contempla ni la etapa evolutiva de las


criaturas, ni las consecuencias que deparará en el futuro el crecer entre 2 fuegos
permanentes, ya que si una pareja no se pone de acuerdo, no lo hará porque lo
fije un juez por decreto, y ya sabemos lo que sucede: “…el hilo se corta siempre
por la parte más delgada…” Cada decisión en la vida de esa niña o de ese niño,
implicará un recurso judicial, un expediente y la presentación de una querella. El
niño o la niña crecerán en un campo de batalla que lejos de contribuir a su
bienestar, lo harán sentirse culpable, inhibido o en estado de alerta permanente.
Crecerán niños desorientados, desbordados, con tendencia a la melancolía, con

5
Es importante destacar, que con esta imposición, se rompe la dinámica del deseo de la criatura, ya
que no puede decidir con quien quiere estar ya que se la obliga a cumplir el régimen impuesto por el
juez, lo que hará imposible que se respete lo que el niño o la niña quieren y sienten hacer.
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Aquellas necesidades que respeten su estadio evolutivo
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necesidad de un entorno estable que brinde seguridad, con dualidad e indecisión.
Seres que crecerán en el caos y la esquizoidia, con mensajes dobles, criaturas
que se sentirán objetos de uno y otro progenitor, criaturas que se sentirán cosas
y no personas y que crecerán enajenadas de sus deseos “por Ley”.

Creer que otorgar la mitad de la custodia de cada hijo o hija a cada uno de los
progenitores es ser ecuánime y “justo”, es no considerar el requisito mínimo que
la infancia necesita para desarrollarse: el orden, la estabilidad, un entorno
continente y predecible. Es negar que el conflicto se va a perpetuar, mediatizado
ahora a través de la justicia. Es sobrecargar a la justicia de conflictos nuevos que
no se resolverán con la aplicación de la letra rígida de una ley.

Me pregunto: ¿Qué clase de generaciones estamos creando? podremos pedirle a


estas criaturas coherencia el día de mañana? Podremos hablarles de límites y de
orden? y lo que es más grave y peligroso: siendo criaturas que crecieron y
vivieron en un campo de batalla, ¿podremos hablarles de resolución pacífica de
los conflictos?

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Bibliografía

Bowlby, John, Attachment and Loss: Vol I, 2nd, (1999) Ed. Basic Books

o The Making and Breaking of Affectional Bonds, (2005) Routledge Classics.

Piaget, Jean, “La formación del símbolo en el niño: imitación, juego y sueño.
Imagen y representación” (1963), Ed. Fondo de Cultura Económica

Sptiz, Renèe, “El primer año de vida del niño”, México, (1974), Fondo de Cultura
Económica

Tran-Thong, “Los estadios del niño en la psicología evolutiva”, Madrid. (1981),


Pablo del Río Editor.

Wallon, H. La evolución psicológica del niño, Buenos Aires (1979), Ed. Psique.

o “El papel del “otro” en la conciencia del “yo”. Estudios sobre Psicología
genética de la personalidad. Buenos Aires. (1965b), Ed Lautaro.

Winnicott, Donald, "La Familia y el Desarrollo del Individuo”, (1984), Buenos


Aires, Ed. Paidós.

 Todos los derechos reservados. No está permitida su reproducción total o


parcial sin citar a la autora.

Este texto está referido exclusivamente a la custodia compartida coactiva y en los casos de
conflicto entre las partes. Desde lo ideal, considero que el acuerdo entre ambos
progenitores para compartir no sólo la custodia, sino la responsabilidad total con referencia
a sus hijas e hijos, es un estado óptimo para la pareja en general y las hijas y los hijos en
especial.
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