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1° Evaluación Diagnóstica Ed. Religiosa
1° Evaluación Diagnóstica Ed. Religiosa
ORACIÓN: ¡Dios amoroso! Ayúdame a amar al prójimo como tu Hijo amado. Ilumina nuestras
sombras de egoísmo, riega nuestra aridez, cura nuestras heridas. Suaviza nuestra dureza, elimina
con tu calor nuestras frialdades, haznos instrumentos de esperanza. Amén.
SITUACIÓN SIGNIFICATIVA: La pandemia mundial COVID-19 ha generado diversos acontecimientos como: pérdida de vidas
humanas e inestabilidad emocional en las personas. Después de dos años de confinamiento, vamos a retornar a las clases de forma
semipresencial y presencial, debemos tener en cuenta los nuevos hábitos adoptados para el cuidado de nuestra salud, y la
interrelación con el prójimo. En este contexto la Iglesia nos convocó a la unidad y solidaridad para acercarnos a Dios, sobre todo en
los momentos difíciles, fortaleciendo así la esperanza, la fe y la gratitud a Dios por mantenernos sanos y salvos a pesar de todas las
circunstancias vividas en esta pandemia. Ante esta situación ¿qué hábitos de salubridad aprendimos? ¿De qué manera podemos ser
testimonio de unidad y solidaridad con el prójimo para cuidar el don de la vida, regalo de Dios, desde los valores que Jesús
nos enseñó?
Leemos la Palabra de Dios: “Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos,
ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó.
La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los
cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.” (Mateo 15, 30-31)
2do Recurso lee y analiza: JESÚS SANA A DIEZ LEPROSOS (Lc 17, 11-19)
Un día, siguiendo su viaje a Jerusalén, Jesús pasaba por Samaria y Galilea. Cuando
estaba por entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos
de lepra. Como se habían quedado a cierta distancia, gritaron:
— ¡Jesús, Maestro, ¡ten compasión de nosotros! Al verlos, les dijo:
—Vayan a presentarse a los sacerdotes. Resultó que, mientras iban de camino,
quedaron limpios.
Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y
le dio las gracias, no obstante que era samaritano.
— ¿Acaso no quedaron limpios los diez? —Preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros nueve? ¿No hubo ninguno que
regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? Levántate y vete —le dijo al hombre—; tu fe te ha sanado.