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Centenaria, Piadosa, Ilustre y Primitiva

H e r m a nd a d d e N t r a . S r a . d e V i l l a v i c i o s a
y Beato Cristóbal de Santa Catalina
Parroquia de San Lorenzo. Córdoba.
¡HÁGASE!
Boletín formativo

Vocalía N. º 265,
de Formación marzo, 2023
OREMOS EN HERMANDAD
Oración de la primera estación del Vía Crucis (Jesús en el huerto de los
olivos) escrita por el Cardenal Joseph Zen Ze-Kiun, 2008. (enlace)
Jesús, Dios Omnipotente, que te hiciste débil a causa de nuestros pecados, te
resultan familiares los gritos de los perseguidos, que son eco de tu agonía. Ellos
preguntan: ¿Por qué esta opresión? ¿Por qué esta humillación? ¿Por qué esta
prolongada esclavitud?
Vuelven a la mente las palabras del Salmo: «Despierta, Señor; ¿por qué duer-
mes? Levántate, no nos rechaces más. ¿Por qué nos escondes tu rostro y olvi-
das nuestra desgracia y opresión? Nuestro aliento se hunde en el polvo, nuestro
vientre está pegado al suelo. Levántate a socorrernos» (Sal 43, 24-27).
No, Señor. Tú no usaste este Salmo en Getsemaní, sino que dijiste: «Hágase tu
voluntad». Podrías haber convocado doce legiones de ángeles, pero no lo hi-
ciste. Señor, el sufrimiento nos da miedo. Se nos presenta de nuevo la tentación
de aferrarnos a los medios fáciles del éxito. Haz que no tengamos miedo del
miedo, sino que confiemos en ti.

Oración de la primera estación del vía Crucis (Jesús es condenado a


muerte) escrita por San Juan Pablo II, año 2000. (enlace)
A lo largo de los siglos, la negación de la verdad ha generado sufrimiento y
muerte. No bastan decisiones a medias. No es suficiente lavarse las manos. […]
Cristo, que aceptas una condena injusta, concédenos a nosotros, y a los hom-
bres de todos los tiempos, la gracia de ser fieles a la verdad, y no permitas que
caiga sobre nosotros, y sobre los que vendrán después de nosotros, el peso de
la responsabilidad por el sufrimiento de los inocentes.
ALIMENTA TU FE LIBRO DEL MES
Título: Allí estabas tú. Junto a Jesús en la Pasión. Autor: Jesús Martínez
García. Editorial: Cobel. Precio: 6,95 €. Reseña: Importa mucho volver los
ojos a aquel momento de nuestra vida, la Pasión del Señor. Porque allí
estábamos todos con nuestros pecados, y estábamos en la mente de Jesús
colgado en la cruz. Vuelve a considerarlo porque allí estabas tú.

APUNTES PARA VIVIR CON DIOS


El Vía Crucis (de Romano Guardini)
Este texto está dedicado a la más antigua y hermosa de las devociones popula-
res, el “Vía Crucis de Nuestro Señor y Salvador”.
Nació esta devoción directamente del corazón del pueblo, de su afán por poner
vivamente ante la vista los santos misterios de la Salvación, tomar parte en ellos
y poder decir: “Así fue, y aquí sucedió esto, y allí aquello”.
Ya los cristianos de la primera comunidad de Jerusalén anduvieron, en ciertos
momentos y para devota memoria, el camino que había tenido Jesús que reco-
rrer. Tomaba, así, vida ante su mirada interna lo que había sucedido en este
camino y en aquel cruce de calles; lo que había pasado por sus corazones en
aquellas horas angustiosas, para revelar más tarde su infinito significado a la luz
de la mañana de Pascua y en la plenitud espiritual de Pentecostés. Ellos trans-
mitieron a otros lo que recordaban, y éstos, a su vez, a otros. Y, cuando más
tarde llegaron los peregrinos a Jerusalén, se encontraron con una tradición an-
tiquísima que vinculaba a ciertos lugares los acontecimientos más importantes
de la última andadura del Señor. Hacían en ellos su “statio” –o estación, término
que, en el antiguo lenguaje de la Iglesia, significaba pararse y recordar devota-
mente algún suceso, en actitud de entrega a Dios– y retrocedían con la mente
a aquellos días, imaginándose que ellos mismos habían pertenecido a la pe-
queña y fiel comitiva que había seguido los pasos del Señor y compartido su
sufrimiento.
Más tarde surgió en Occidente la idea de plasmar los sucesos del Vía Crucis en
imágenes y colocarlas en las iglesias. Se quería, así, hacer accesible este ejer-
cicio de santa evocación a quienes no podían peregrinar a Tierra Santa. Fueron,
sobre todo, los franciscanos quienes realizaron este esfuerzo. El Vía Crucis, li-
mitado al principio a las iglesias de esta Orden, fue pronto erigido en todas las
ciudades, hasta que, finalmente, se permitió que todas las iglesias y capillas,
cumpliendo determinadas formalidades, representaran las catorce “estaciones”.
También las gracias espirituales de esta devoción se volvieron accesibles a to-
dos: al que recorre el Vía Crucis, es decir, va de una estación a otra y medita
los misterios de la Pasión arrepintiéndose de sus pecados, se le conceden las
mismas indulgencias que si anduviera el camino de la Pasión en Jerusalén.
Tal fue el origen que hoy conocemos. El Vía Crucis es una devoción popular de
purísima ley, pues aúna imágenes y pensamientos, acción externa y disposición
interior, verdad histórica y cultivo del espíritu de fe. Es la más apropiada para
acercarse a la Pasión del Señor de forma a la vez reverente y confiada, espon-
tánea y bien configurada, como es propio del espíritu del pueblo. De ello dan
testimonio, singularmente, las estaciones cuyo contenido no procede de la Sa-
grada Escritura, como, por ejemplo, la caída de Cristo bajo la cruz. El pueblo
dejó aquí volar su imaginación y acertó en lo esencial. ¿Acaso no es la idea
directriz del conjunto que el Señor cae una y otra vez bajo la pesadísima cruz, y
vuelve a levantarse de nuevo con la fuerza de su amor? A quien lo medite hon-
damente, el encuentro del Señor con la Verónica se le revela como una maravilla
de religiosa intimidad.
El Vía Crucis siempre tiene algo nuevo que decir al que lo reza. Un día es una
estación la que le habla de modo más penetrante; otro día puede ser otra. Algu-
nas escenas permanecen largo tiempo mudas, pero, cuando las despierta al-
guna experiencia espiritual nueva, empiezan de pronto a hablar al alma. Otras
estaciones las acompañan con su luminoso misterio sin cambiar durante años.
Y si alguien se acostumbra a llevar sinceramente al Vía Crucis experiencias per-
sonales, azarosas preocupaciones y perplejidades, recibirá a menudo insospe-
chada luz e inesperado consuelo. Dos enseñanzas tiene, ante todo, que darnos
esta devoción. En primer lugar, nos enseña a sentir en propia carne lo que el
Señor padeció. Caminamos con él, sufrimos con él. Entonces se nos revela qué
grande es el amor del Salvador, y qué grande nuestro pecado. Aprendemos a
arrepentirnos, y tal vez recibamos la gracia de una profunda conversión.
En segundo lugar, el Vía Crucis es una escuela de superación. Vemos cómo
sufre el Señor amarguísimos dolores de cuerpo y alma, pero también cómo los
supera por amor a Dios y a nosotros. Y aprendemos a vivir nuestro destino de
forma semejante. En este Vía Crucis resalta, sobre todo, este segundo aspecto.
El primero no ha sido olvidado; pero el Vía Crucis debía mostrarse, ante todo,
como una escuela de superación del dolor. Con ello espera el autor prestar un
servicio a más de una persona en estos duros tiempos. El que sigue el Vía Cru-
cis ha de reencontrar en las distintas estaciones su propia vida, y ver unidos sus
sufrimientos diarios a los del Señor; y sacar de ahí comprensión y energía para
no sólo soportar su dolor, sino incluso superarlo.

ESTACIONES DEL VÍA CRUCIS


Tradicional Siguiendo los relatos evangélicos
I Jesús es condenado a muerte Jesús en el huerto de los olivos
Jesús, traicionado por Judas, es
II Jesús con la cruz a cuestas
arrestado
III Jesús cae por primera vez Jesús es condenado por el Sanedrín
IV Jesús se encuentra con su Madre Jesús es negado por Pedro
El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la
V Jesús es juzgado por Pilato
cruz
La Verónica enjuga el rostro de Je- Jesús es flagelado y coronado de es-
VI
sús pinas
VII Jesús cae por segunda vez Jesús es cargado con la Cruz
Jesús encuentra a las mujeres de Je- Jesús es ayudado por el Cirineo a lle-
VIII
rusalén var la Cruz
Jesús encuentra a las mujeres de Je-
IX Jesús cae por tercera vez
rusalén
Jesús es despojado de sus vestidu-
X Jesús es clavado en la cruz
ras
Jesús promete su Reino al buen la-
XI Jesús es clavado en la cruz
drón
La madre y el discípulo junto a la cruz
XII Jesús muere en la cruz
de Jesús
Jesús es bajado de la cruz y entre-
XIII Jesús muere en la Cruz
gado a su Madre
Jesús es bajado de la cruz y puesto
XIV Jesús es puesto en el sepulcro
en el sepulcro

 Sabías que...
El próximo día 2 de abril es Domingo de Ramos y comienza la Semana Santa:
todos estamos llamados a la celebración profunda del Triduo Sacro y la Vigilia
Pascual del Sábado Santo, más allá de la contemplación de las catequesis
plásticas que, con autentico sentido catequético, nuestra cultura de pueblo
cristiano manifiesta en las calles de la ciudad.

Estamos en el tiempo litúrgico de Cuaresma, tiempo de meditación y


profundización para el cristiano. A su vez, preparamos la gran fiesta de la
resurrección del Señor. Ayuno, oración y limosna, son los tres pilares de este
tiempo litúrgico y en nuestra Hermandad, como es natural intensificamos la
recogida de alimentos para los más necesitados. Si está en tus posibilidades
puedes entregar alimentos no perecederos (azúcar, lentejas, arroz, etc.) en la
sede de nuestra Hermandad los viernes de 7 a 9 de la tarde.

La Vocalía de Obras Sociales y Caridad de la Hermandad dispone también


de una cuenta de BIZUM, la aplicación para móvil que permite hacer donativos
sin necesidad de conocer el número de cuenta bancaria del receptor del pago.
Es un servicio que prestan la mayoría de los bancos para hacer transferencias
inmediatas desde un teléfono móvil.
Por medio de este servicio puedes realizar donativos a la Hermandad. Para ello,
solo hay que acceder a Bizum desde la App de vuestro banco, seleccionar hacer
donativo o enviar ONG, según el banco, y marcar el 02497.

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