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Manco Capac y Mama Ocllo fueron enviados por el Dios Sol para enseñar a los hombres a vivir como seres humanos. Les dio una vara de oro para que fundaran un imperio donde se hundiera. Llegaron al valle del Cusco, donde se hundió la vara, y allí Manco Capac enseñó a los hombres a cultivar la tierra y criar animales, mientras Mama Ocllo enseñó a las mujeres a hilar y tejer, fundando así el Imperio inca.
Manco Capac y Mama Ocllo fueron enviados por el Dios Sol para enseñar a los hombres a vivir como seres humanos. Les dio una vara de oro para que fundaran un imperio donde se hundiera. Llegaron al valle del Cusco, donde se hundió la vara, y allí Manco Capac enseñó a los hombres a cultivar la tierra y criar animales, mientras Mama Ocllo enseñó a las mujeres a hilar y tejer, fundando así el Imperio inca.
Manco Capac y Mama Ocllo fueron enviados por el Dios Sol para enseñar a los hombres a vivir como seres humanos. Les dio una vara de oro para que fundaran un imperio donde se hundiera. Llegaron al valle del Cusco, donde se hundió la vara, y allí Manco Capac enseñó a los hombres a cultivar la tierra y criar animales, mientras Mama Ocllo enseñó a las mujeres a hilar y tejer, fundando así el Imperio inca.
En la antigüedad, el Dios Sol se solidarizó de los hombres de la tierra que vivían
en forma brutal y no como personas. Entonces decidió enviar a sus dos hijos: Manco Capac y Mama Ocllo, con el objeto de enseñar a las personas a vivir como verdaderos seres humanos. Por lo que a aquella pareja los puso en una isla del lago Titicaca, de donde salieron para cumplir con el mandato del Padre Sol; quien previamente les había entregado una vara de oro para que por donde fueran hincaran en la tierra y donde ésta se hunda fundaran un imperio. Saliendo del lago caminaron hacia el Norte, hincando la vara de oro llegaron a Tamputocco; de donde continuaron hasta un cerro llamado Haunacaure; llegando al valle del Cusco donde se hundió la vara en la tierra. Se quedaron allí, donde Manco Capac enseñó a los hombres a arar la tierra, criar los animales; Mama Ocllo hizo lo propio con las mujeres, enseñándoles a hilar, tejer. Ese imperio llegó a constituir más tarde el Tahuantinsuyo. LA SIRENA En las orillas del lago Titicaca vivía un joven que creaba y cantaba canciones muy bellas, dicen que hasta hacía bailar al cojo y hacer cantar al mudo. En una nuche de luna el joven se fue a cantar a la orilla del lago, se sentó en una piedra grande y cantó en voz alta, entonces se le acercó una muchacha muy guapa con cola de pez, quien acompañó en canto. Los dos cantaron a la tierra, al sol, a los árboles, la noche pasó rápidamente, de pronto cantó el gallo por tres veces y los dos se prometieron volverse a ver a la otra noche, a la noche siguiente, la chica estaba esperando ya en el lugar. El joven al volver a dialogar preguntó. -¿Quién eres?. Ella respondió –A mí me llaman sirena, vivo en las aguas azules, donde no hay hambre, no existe la envidia, ni la injusticia, nadie muere, ni tampoco envejece. El joven repuso. –Tu voz es linda, cuanto quisiera que me lleves a tu pueblo para vivir juntos por siempre.- Mientras conversaban había transcurrido la noche y sin que se dieran cuenta salió el sol, la joven se sumergió en el agua. El joven para no perderla, la siguió sumergiéndose al agua, pero se convirtió en charango, desde entonces aquel joven está rondando por las cumbres más altas, las pampas, los ríos y el lago, esta siempre en las techumbres de casas, con su melodía que hace bailar a propios y extraños.