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Cescijuc

Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas

Montaño del Castillo Abraham Alonso

MATRÍCULA: V2003SONLCV0007

Octavo Cuatrimestre

PLANTEL: Sonora

Tanatología

15/12/2022

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Tema l.- Introducción a la Tanatología
Ciencia forense que se ocupa del estudio de todo aquello que tiene que ver con la muerte
De la persona, desde las cuestiones puramente administrativas hasta los detalles biológicos.
1.1 Definiciones.
Es el estudio interdisciplinario del moribundo y de la muerte. Especialmente de las medidas
para minimizar el sufrimiento físico y psicológico de los enfermos terminales, así como la
aprehensión y los sentimientos de culpa o pérdida de los familiares y amigos, al igual que
evitar la frustración del personal médico”.
1.2 Conceptos filosóficos de la muerte
La muerte es uno de los momentos de la vida del hombre, es el último acontecimiento en
que participa, pero es a su vez el suceso que pone fin a la existencia del individuo, por
tanto morirse es una experiencia individual y única que depende de la trayectoria,
formación y condiciones así como el contexto social en que este se desenvuelve, lo que trae
consigo diferentes comportamientos y aceptaciones en la conocida o denominada fase
terminal, es precisamente este aspecto el que nos lleva a reflexionar cómo debe ser la
actuación ética de nuestros profesionales en correspondencia con las exigencias de la
Medicina Contemporánea y con las características de nuestro Sistema Nacional de Salud.
Nuestro trabajo es resultado de las interpretaciones hechas a las concepciones existentes en
el mundo referido a lo que se considera "buena muerte", a partir de lo cual hacemos una
propuesta que se corresponde con nuestras costumbres, tradiciones y sobre todo con
nuestros servicios de salud.
1.3 Conceptos Históricos de la muerte en diferentes culturas
En sentido más estricto, se refiere este término a la cesación de la vida y en especial a la
cesación de la vida humana.
1.4 Conceptos Médicos de muerte
Cese de la actividad integrada del organismo, que se manifiesta con una serie de signos
clínicos (ver diagnóstico de la muerte). No existen estados intermedios entre la vida y la
muerte: solo cabe que dicha actividad vital orgánica se mantenga (aunque sea con ayuda) o
que ya no exista
1.5 Agonologia
: Estudio de la muerte y el cadáver. Cadáver.
1.6 Diagnósticos de muerte
Diagnóstico de muerte. Se declara fallecido: A todo paciente con lesiones incompatibles
con la vida o signos biológicos evidentes de muerte clínica. A aquel paciente en el que no
se hayan iniciado maniobras de RCP en los primeros 15 min. De PCR.

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1.7 El Servicio médico forense de la ciudad de Medico
El SEMEFO (Servicio Médico Forense) es la institución de apoyo judicial, que con el
tiempo se ha convertido no solo en un pilar auxiliar de la procuración, administración e
impartición de justicia en la ciudad, sino en una parte fundamental para la resolución
judicial de casos principalmente de orden penal, civil, laboral y familiar. Esto se debe a que
no solo apoya a la institución en casos de muerte, sino que en aquellos casos con
implicaciones medicolegales con personas vivas.
1.8 Funciones
misión principal es la de emitir diversos dictámenes y certificados de orden médico,
psiquiátrico, psicológico, antropológico, odontológico, dactiloscópico y la realización de
estudios de laboratorio de tipo químico toxicológico e histopatológico, todo ello
encaminado a proporcionar a la autoridad elementos científicos sustentables para el auxilio
a la procuración, administración e impartición de justicia.
1.9 Necropsia médico legal
¿Qué es la necropsia médico legal?
La necropsia médico legal es un procedimiento normado al método científico y a petición
de la autoridad competente, cuya finalidad es determinar la causa y mecanismos de muerte,
así como otorgar los elementos necesarios para la identificación del cadáver.
1.10 Exhumaciones
Por exhumación se entiende la retirada del suelo de un cuerpo o de los restos incinerados.
También se refiere a la alteración de los restos dentro de una tumba, en particular cuando se
reabre para su enterramiento.
1.11 Tratamiento del cadáver en el anfitratiatro
Los requisitos para exhumar un cadáver son: Debe haber trascurrido un tiempo determinado
desde que se realizó la inhumación hasta que se puede realizar la exhumación, de manera
que todo el proceso de degradación del cuerpo se haya consumado. Compete a Sanidad
Mortuoria de cada Comunidad Autónoma determinar el tiempo mínimo necesario para
poder realizar la exhumación de un cuerpo, así como a los cementerios en aplicación de las
normas que tenga establecidas. Debe reunir las condiciones higiénico-sanitarias adecuadas.
Por esta razón la mayoría de los cementerios no realizan esta práctica durante el período
estival evitando los meses de más calor. Son los familiares directos, los titulares de la
unidad de enterramiento, un juez o el propio cementerio por tareas de mantenimiento,
quienes pueden solicitar una exhumación.

1.12 Desastres masivos

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Pueden ser causados deliberadamente por los seres humanos (como el terrorismo y las
guerras) o pueden ser causados por errores (como un accidente en el lugar de trabajo o un
incendio en una casa). Los desastres también pueden ser causados por la naturaleza (como
por ejemplo, terremotos, inundaciones o incendios).
Tema ll. Las Ciencias Forenses y la Investigación de Muertas violentas
2.1 Entomología forense
El estudio de esta fauna asociada a los cadáveres recibe el nombre de entomología forense.
La entomología forense o médico – legal, por lo tanto, es el estudio de los insectos
asociados a un cuerpo muerto para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte.
2.2 Medicina Forense
Determinar la causa y circunstancias que rodea una muerte de origen violento. Ser un
auxiliar de justicia, procurando un testimonio experto sobre eventos médicos complejos
para un no ilustrado, como son los jueces, fiscales, abogados, jurado, etc.
2.3 Fenómenos Cadaravicos
Por fenómenos cadavéricos se entiende el conjunto de cambios, alteraciones y/o
modificaciones que sufre el cuerpo de un ser vivo al momento de fallecer.
Autolisis
Es el proceso de autodestrucción celular que conduce a la degradación de un tejido o de un
órgano, son cambios internos que el cuerpo humano sufre después de la muerte. La palabra
proviene del griego auto (uno mismo) y lisis (destruir, romper, disolver, aflojar). Cuando se
comienza a observar flacidez en los órganos del de causes entonces que la autolisis se
puede observar en un cadáver.
Putrefacción
Para María Melino y Julián Pérez Porto, “Lo putrefacto, es lo podrido: aquella sustancia
orgánica que se ha descompuesto, sufriendo cambios en sus cualidades y estado. La
putrefacción implica una alteración de lo orgánico, que adquiere una forma más simple a
través de procesos químicos y físicos. Las diferentes materias que forman el organismo se
reducen y adquieren una composición más sencilla”.
La putrefacción de un cuerpo es uno de los factores fundamentales sobre los que se sustenta
el trabajo de los profesionales forenses a la hora de poder descubrir cuándo murió o fue
asesinado. En concreto se establecen cuatro fases dentro del proceso de putrefacción:
1. Cromática: que es cuando, como consecuencia de una putrefacción intestinal, aparece
una mancha verde en el abdomen, tarda determinadas horas en aparecer;
2. Enfisematosa: cuando, entre otras cosas, se produce la llamada circulación póstuma, ésta
tarda determinados días en aparecer;

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3. Colicuativa: los tejidos se transforman en magma, tarda determinados meses en aparecer,
y
4. Reductiva: cuando las partes blandas y óseas se transforman o desaparecen, tarda
determinados años en aparecer.
Es así que se considera que la putrefacción humana es la descomposición de la materia
orgánica por la acción de bacterias que ataca al cuerpo humano.
Periodo reductivo
También llamada reducción esquelética. En esta fase se presenta una total putrefacción del
cuerpo humano, quedando sólo restos óseos.
Antropofagia cadavérica. Es la última fase de los fenómenos cadavéricos. Según Burton, J.
F., “es la destrucción del cadáver debido a la acción de los animales. Las moscas depositan
sus huevos alrededor en la nariz, boca, ano, etc. Más tarde se desarrollan larvas, que son
muy voraces; le sigue la fase de pupa y finalmente se originan las moscas adultas”.
Entonces, se entiende a esta fase como la destrucción del cuerpo humano a consecuencia de
los animales que lo devoran. Los animales más comunes que se observan en esta fase son
las ratas que comen partes blandas de cara y manos y dejan una superficie corroída. Los
perros y lobos devoran los miembros inferiores, especialmente. Los peces prefieren el
cartílago de la oreja, los párpados y los labios. Es así que, los fenómenos cadavéricos
destructores se consideran como la última acción que realiza y/o sufre el cuerpo humano a
consecuencia del fallecimiento del individuo. Con esto se busca establecer un mejor
entendimiento de lo que sucede con nuestro cuerpo al momento de que se extingue la vida.
Por ende, se considera que la importancia médico legal de la antropofagia cadavérica es que
requiere un diagnóstico diferencial con traumatismos ante mortem.
2.4 Cronotanatodiagnisco. Conjunto de observaciones y técnicas que permiten señalar dos
momentos entre los que, con mayor probabilidad, se ha producido una muerte.
2.5 Ciencias forenses que auxilian el trabajo del anfitriatro
Arte forense: El retrato compuesto o hablado, realizado a partir de la memoria de la
víctima, es el más famoso, pero también se llevan a cabo dibujos con base en videos y
fotos, y progresiones de edad en caso de personas desaparecidas. Utilizan un restirador,
lápices, testimonio, ya sean verbales o con fotos y videos, para ofrecer opciones al artista.
ANTROPOLOGÍA FORENSE: Para poder determinar el sexo, talla, edad, grupo étnico, e
incluso llegar a la reconstrucción facial de restos humanos, se requiere de varias semanas
de trabajo en el laboratorio antropológico.
BALÍSTICA FORENSE: La balística forense, como rama de la balística general y parte
fundamental de la Criminalística, tiene como objetivo que en sus laboratorios se lleven a
cabo todos los procedimientos y estudios necesarios de los cartuchos, balas y armas
relacionadas con los homicidios, suicidios, accidentes y lesiones personales.

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DACTILOSCOPÍA: Aunque la gran mayoría de las impresiones dactilares pueden hallarse
en el lugar del hecho, en otros casos es necesario que los objetos que posiblemente tengan
huellas latentes sean trasladados a los laboratorios para su reactivación, utilizando polvos,
vapores de yodo, ciano-acrilato de sodio o por medio del rayo láser.

FOTOGRAFÍA FORENSE: La participación del fotógrafo para realizar la fijación


fotográfica de la escena y todo lo relacionado con la misma es fundamental; sin embargo,
es sólo la primera parte de su trabajo, ya que posteriormente tendrá que trasladarse al
laboratorio de fotografía forense para llevar a cabo el revelado del material con el que serán
ilustrados los dictámenes.
GRAFOLOGÍA: Permite establecer, con sólo leer una firma, si el individuo es zurdo o
diestro, blanco o negro, hombre o mujer, tiene problemas mentales, rango de inteligencia y
qué enfermedades padece.
HECHO DE TRÁNSITO: Mediante la aplicación de diferentes técnicas de análisis
químico, pueden examinarse los fragmentos de pintura, efectuando distinciones en cuanto
al calor y los compuestos de las mismas.
INCENDIOS Y EXPLOSIVOS: Para el estudio de los residuos que dejan los incendios y
las explosiones, pueden utilizarse la cromatografía de capa fina, la cromatografía gas-
líquido y la cromatografía líquida de alto rendimiento; pudiéndose determinar el tipo de
sustancia que se utilizó.
MEDICINA FORENSE: Si se considera que el laboratorio es el lugar en donde se realizan
trabajos de investigación científica, bien puede estimarse el necrocomio o a los Servicios
Médicos Forenses como los laboratorios que utilizan los médicos para el estudio minucioso
del cadáver, y para determinar su identidad y causa de muerte.
METEOROLOGÍA FORENSE: Es el análisis de las condiciones climáticas pasadas de un
lugar específico. Es una rama bastante empleada en los procesos judiciales en los que
participan compañías de seguros y también en las investigaciones de homicidios.
ODONTOLOGÍA FORENSE: La utilización del laboratorio en la odontología forense se
realiza cuando se requiere obtener o elaborar moldes para determinar las características
dentales de un individuo.
PSICOLOGÍA FORENSE: Comprende un amplio rango de prácticas que involucran
principalmente evaluaciones de capacidad de los acusados, informes a jueces y abogados y
testimonio en juzgados sobre temas determinados
QUÍMICA FORENSE: En esta importante especialidad se aplican todos los conocimientos
y técnicas químicas con objeto de conocer la naturaleza de cualquier sustancia o elemento.
Su participación en la investigación es multi e interdisciplinaria con otras ciencias forenses.
TOXICOLOGÍA FORENSE: Puede ser aplicada en sujetos vivos o muertos. En personas
vivas se toman muestras de orina y de sangre. En la orina puede determinarse,

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principalmente, la presencia de medicamentos y drogas de adicción; en la sangre puede
hallarse alcohol etílico.
2.6 Identificación de individuos desconocidos
La primera etapa consiste en encontrar pistas sobre la identidad del fallecido. Tales indicios
pueden derivarse, por ejemplo, del lugar y de la hora de la muerte, la vestimenta y las joyas
del difunto, pero también de características físicas como la estatura, la complexión o la
edad
2.7 Inhumación o cremación de resta inhumación
Consiste en el enterramiento de un cadáver y la cremación o incineración es reducir el
cuerpo a cenizas. Es decir, en la cremación no se produce la descomposición del cuerpo,
como sí sucede en la inhumación. El de la incineración es, por lo tanto, un proceso mucho
más rápido, que dura unas pocas horas para los humanos.

2.8 Autopsia psicológica


Proceso indirecto de recolección y análisis de información respecto al comportamiento de
una persona que ha fallecido, teniendo como objetivo acercarse a la comprensión de las
circunstancias de su muerte lógica.

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Tema lll. – La mente humana ante la muerte
3.1. – Como reacciona el hombre ante la muerte
La muerte es la única prueba de que el momento final ha llegado a la vida de una persona,
todos los seres vivos pasan por esta etapa y es el momento en que las funciones vitales han
cesado. El morir es un proceso que tiene a la persona con muchos miedos e inseguridad.
Cuando la muerte llega al núcleo de la familia el sufrimiento se puede experimentar
dependiendo del tipo de muerte, sea accidental, natural o violenta. Así como la edad, la
cultura, la relación afectiva que se tiene con el fallecido.
El sufrir la muerte y la separación son dos de las pérdidas más fuertes que puede sufrir una
persona. La pérdida más dolorosa y contundente es la muerte de uno mismo o de algún
familiar, así como un cambio radical en alguna parte del cuerpo, por ejemplo, perder algún
miembro o la vista, o la presencia de una enfermedad crónico degenerativas, como el
cáncer, la esclerosis múltiple, accidentes cerebrovasculares, enfermedades renales etc.
Otro tipo de pérdida es la separación o abandono de personas que fueron importantes para
ellos. Cada pérdida causa dolor y por consiguiente la aparición del duelo que es una
respuesta normal al dolor que se está sintiendo y la angustia de la pérdida es el inicio de la
recuperación, si no se lleva a cabo este proceso, la persona tenderá a estar en un estado de
intranquilidad, dolor, impaciencia y a la no aceptación de la partida de la persona.
Otro de los acontecimientos que una persona puede vivir es el abandono de la pareja, ya
que muchas personas creen que la vida termina aquí, pero en realidad no es así, aún se tiene
mucho para seguir viviendo y buscar motivaciones para cada día afrontar esta pérdida. Este
tipo de duelo se asemeja a la pérdida de un ser querido, porque involucra sentimientos y
emociones que se parecen, muchas personas han vivido esta pérdida y saben el dolor que
eso significa. La intensidad con la que las personas viven esta ruptura va a depender
muchas veces del apego que se tuvo con la pareja.
3.1.1. – Paciente
La muerte de un paciente para un oncólogo no deja de ser un fracaso. A pesar de que cada
vez tenemos mejores tratamientos, todavía no podemos curar a todo el mundo. Cuando
tenemos una situación que sabemos que es irreversible intentamos escuchar al paciente, le
explicamos la situación y trabajamos para que pueda afrontarla.
Impacta. Cuando no has visto ninguno impacta, el primero que vi morir fue cuando era
estudiante de Enfermería, pero era una muerte prevista porque era un hombre mayor. Es
mucho más duro cuando es un paciente joven o cuando no te lo esperas. He vivido dos
casos especialmente complejos de dos hombres que no llegaban a los cincuenta años y que
en cuestión de minutos murieron cuando nadie se lo esperaba.

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3.1.2 – Familiares y amigos
La primera reacción ante la noticia del fallecimiento de un ser querido es de incredulidad y
confusión. Estos sentimientos reflejan la pérdida de la capacidad de reacción y la dificultad
de conexión con la realidad y permiten al doliente graduar el nivel de dolor que puede
soportar. Cuando la muerte es inesperada, la reacción de aturdimiento y choque es más
intensa, pero incluso en situaciones en que la muerte puede preverse, por ejemplo, después
de una enfermedad grave, la persona en duelo suele expresar alguna reacción de
descreimiento.
Llamamos “estado de choque” a las respuestas ante experiencias abrumadoras, que
producen estrés mental y emocional, y aparecen inmediatamente después de la muerte del
ser querido. El doliente puede experimentar temblores, aumento del latido del corazón,
cansancio, agotamiento, dolores abdominales agudos.
Para compensar estas sensaciones y manejar el dolor, las emociones más frecuentes que
surgen son: ansiedad, llorar profusamente, desesperarse o tener una reacción de
agresividad. Coexistiendo con estados de anonadamiento, aturdimiento e incredulidad. Son
reacciones normales ante una experiencia “anormal”.
En ocasiones, la persona puede llegar a sentirse animada, mostrando una capacidad de
adaptación en apariencia sorprendente a la situación. En otros casos los dolientes se hunden
totalmente, cayendo en un estado de desesperanza e indefensión. A veces pueden pasar de
un estado a otro en pocos minutos.
Otra reacción común puede ser la falta de respuesta emocional, la imposibilidad de darse
cuenta de lo que ocurre alrededor. El doliente puede olvidar algunos aspectos del evento.
Son una protección biológica que evita y protege del desbordamiento emocional.
Cuando anestesian al doliente, los estados de aturdimiento y choque lo insensibilizan ante
la dura realidad de la muerte y permiten que pueda responder a las demandas externas
posteriores a la pérdida del ser querido. Son respuestas biológicas adaptativas, pues
proporcionan un escape temporal para reducir la sintomatología. Tienen una función
protectora del organismo.
El doliente tiene dos necesidades de carácter opuesto:
– La necesidad de conectar con el dolor para elaborar la realidad de la pérdida.
– La necesidad de proteger el organismo de un posible colapso si la sintomatología es
excesiva.
El organismo responde a estas necesidades con desbordamiento emocional y con
insensibilización/eficacia. Ambas son respuestas normales en la inmediatez a la muerte del
ser querido. Este hecho puede ser muy estresante y, a veces, traumático. Es importante que
el doliente comprenda las reacciones conductuales que ha tenido en esa circunstancia tan
dura y no se juzgue.

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3.1.3. – Medico y personal tratante
Se plantean los cambios en relación a la muerte a lo largo de la historia. Se recoge el
discurso más significativo del proceso de un grupo de médicos cuya tarea era trabajar sobre
la relación médico-paciente, analizando los emergentes surgidos en relación con la
problemática de la muerte. Se evidencian en los médicos mecanismos defensivos de
negación muy intensos frente a la muerte de los pacientes, mayores cuanto más compleja es
su propia vinculación con la muerte. Se trabajan estas ansiedades y mecanismos defensivos
en grupo operativo observando que es un instrumento de gran utilidad para la elaboración
de estas dificultades de los médicos frente a la problemática de la muerte de los pacientes.
3.2. – Etapas del duelo
La pérdida de alguien querido es una de las experiencias que más dolor psicológico
produce. Sin embargo, dentro de esta clase de experiencias dolorosas existen matices,
formas diferentes de vivir el duelo tanto en lo emocional como en lo cognitivo.
Esta idea es la que desarrolló la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross en su teoría de las 5
etapas del duelo, publicada en el año 1969 en el libro On death and dying". Esta idea sirve
para entender mejor el modo en el que se sienten las personas en fase de duelo y cómo
tienden a actuar.
1. Etapa de la negación
El hecho de negar la realidad de que alguien ya no está con nosotros porque ha muerto
permite amortiguar el golpe y aplazar parte del dolor que nos produce esa noticia. Aunque
parezca una opción poco realista, tiene su utilidad para nuestro organismo, ya que ayuda a
que el cambio de estado de ánimo no sea tan brusco que nos dañe.
La negación puede ser explícita o no explícita, es decir, que, aunque nos expresemos
verbalmente aceptando la información de que el ser querido ha muerto, a la práctica nos
comportamos como si eso fuese una ficción transitoria, es decir, un papel que nos toca
interpretar sin que nos lo creamos del todo.
En otros casos, la negación es explícita, y se niega de manera directa la posibilidad de que
se haya producido la muerte.
La negación no puede ser sostenida de manera indefinida, porque choca con la realidad que
aún no se ha llegado a aceptar del todo, así que terminamos abandonando esta etapa.
2. Etapa de la ira
La rabia y el resentimiento que aparecen en esta etapa son fruto de la frustración que
produce saber que se ha producido la muerte y que no se puede hacer nada para arreglar o
revertir la situación. El duelo produce una tristeza profunda que sabemos que no puede ser
aliviada actuando sobre su causa, porque la muerte no es reversible. Además, la muerte es
percibida como el resultado de una decisión, y por eso se buscan culpables. Así, en esta
fase de la crisis lo que domina es la disrupción, el choque de dos ideas (la de que la vida el

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lo deseable y la de que la muerte es inevitable) con una carga emocional muy fuerte, por lo
que es fácil que se den estallidos de ira.
Así, es por eso que aparece una fuerte sensación de enfado que se proyecta en todas las
direcciones, al no poder encontrarse ni una solución ni alguien a quien se le pueda
responsabilizar completamente por la muerte.
Aunque una parte de nosotros sepa que es injusto, la rabia se dirige contra personas que no
tienen la culpa de nada, o incluso contra animales y objetos.
3. Etapa de la negociación
En esta etapa se intenta crear una ficción que permita ver la muerte como una posibilidad
que estamos en posición de impedir que ocurra. De algún modo, ofrece la fantasía de estar
en control de la situación.
En la negociación, que puede producirse antes de que se produzca la muerte o después de
esta, fantaseamos con la idea de revertir el proceso y buscamos estrategias para hacer que
eso sea posible. Por ejemplo, es frecuente intentar negociar con entidades divinas o
sobrenaturales para hacer que la muerte no se produzca a cambio de cambiar el estilo de
vida y "reformarse".
Del mismo modo, el dolor es aliviado imaginando que hemos retrocedido en el tiempo y
que no hay ninguna vida en peligro. Pero esta etapa es breve porque tampoco encaja con la
realidad y, además, resulta agotador estar pensando todo el rato en soluciones.
4. Etapa de la depresión
En la etapa de la depresión (que no es en sí el tipo de depresión que se considera trastorno
mental, sino un conjunto de síntomas similares), dejamos de fantasear con realidades
paralelas y volvemos al presente con una profunda sensación de vacío porque el ser querido
ya no está ahí.
Aquí aparece una fuerte tristeza que no se puede mitigar mediante excusas ni mediante la
imaginación, y que nos lleva a entrar en una crisis existencial al considerar la
irreversibilidad de la muerte y la falta de incentivos para seguir viviendo en una realidad en
la que el ser querido no está. Es decir, que no solo hay que aprender a aceptar que la otra
persona se ha ido, sino que además hay que empezar a vivir en una realidad que está
definida por esa ausencia.
En esta etapa es normal que nos aislemos más y que nos notemos más cansados, incapaces
de concebir la idea de que vayamos a salir de ese estado de tristeza y melancolía.

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5. Etapa de aceptación
Es en el momento en el que se acepta la muerte del ser querido cuando se aprende a seguir
viviendo en un mundo en el que ya no está, y se acepta que ese sentimiento de superación
está bien. En parte, esta fase se da porque la huella que el dolor emocional del duelo se va
extinguiendo con el tiempo, pero también es necesario reorganizar activamente las propias
ideas que conforman nuestro esquema mental.
No es una etapa feliz en contraposición al resto de etapas del duelo, sino que al principio se
caracteriza más bien por la falta de sentimientos intensos y por el cansancio. Poco a poco
va volviendo la capacidad de experimentar alegría y placer, y a partir de esa situación las
cosas suelen volver a la normalidad.
3.3.- Enfrentamiento al personal que trabaja con pacientes terminales
Desde el comienzo de la vida la muerte siempre ha sido desagradable, y siempre ha
buscado algo más allá. Nuestro inconsciente no reconoce un verdadero final de nuestra vida
aquí en la tierra, nos es inconcebible morir por una causa natural o vejez. La muerte de por
sí va asociada a un acto aterrador, algo que exige pena y castigo.
Hacer frente a un paciente después de diagnosticar una enfermedad incurable siempre es
difícil. La cuestión no es preguntarnos cómo deberíamos de decírselo sino cómo
compartirlo. El D. U. E. debe ser capaz de hablar francamente sin sinónimos de muerte
inminente, debe de dejar una puerta abierta a la esperanza. Es fundamental que haga
comprender al paciente que no está todo perdido, que no va a desahuciarle por el hecho de
ser moribundo pues es una batalla que van a librar juntos paciente familia y personal
sanitario sea cual sea el resultado. A la pregunta de cuánto tiempo va a vivir se le puede
contestar con que nadie lo sabe puesto que de la forma contraria es una de las formas
peores de tratar al enfermo. Un caso especial sería informar al jefe de familia de la
brevedad de su futura vida, aunque en este caso también se le puede comentar que ponga en
orden sus cosas mientras tenga tiempo y fuerza para hacerlo.
1ª Fase: Negación y Aislamiento
La mayoría al enterarse de su enfermedad mortal reaccionan diciendo, "no, yo no, no puede
ser verdad ". Esta negación es común tanto en aquellos a los que se les comunica
directamente desde un principio su enfermedad, y a aquellos a los que no se les decía
explícitamente y que llegaban a aquella conclusión por sí mismos. La negación, por lo
menos la negación parcial, es habitual en casi todos los pacientes, no sólo durante las
primeras fases de la enfermedad o al enterarse del diagnóstico, sino también más adelante,
de vez en cuando. La negación funciona como un amortiguador después de una noticia
inesperada e impresionante, permite recobrarse al paciente y, con el tiempo, movilizar otras
defensas menos radicales. La necesidad de negación existe en todos los pacientes alguna
vez, luego, la necesidad va y viene, y el oyente sensible y perceptivo reconocerá esto y
respetará las defensas del paciente sin hacerle consciente de sus contradicciones. Cuando
estén dispuestos a hablar se abrirán, y compartirán su soledad, unas veces con palabras,
otras con pequeños gestos o comunicaciones no orales.

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2ª Fase: Ira
Cuando no se puede seguir manteniendo la primera fase de negación, es sustituida por
sentimientos de ira, envidia, y resentimiento. Les surge la siguiente pregunta: "¿Por qué
yo?". Esta fase de ira a diferencia de la anterior es muy difícil de afrontar para a la familia y
el personal. Esto se debe a que la ira se desplaza en todas las direcciones y se proyecta
contra lo que les rodea, a veces casi al azar.
3ª Fase: Pacto
En realidad, el pacto es un intento de posponer los hechos; incluye un premio "a la buena
conducta ", además fija un plazo de "vencimiento " impuesto por uno mismo y la promesa
implícita de que el paciente no pedirá nada más si se le concede este aplazamiento.
4ª Fase: Depresión
Cuando el paciente desahuciado no puede seguir negando su enfermedad, su insensibilidad
o estoicismo, su ira y su rabia serán pronto sustituidas por una gran sensación de pérdida.
Todas estas circunstancias y otras añadidas son razones de depresión para el paciente
moribundo que va a causar un dolor preparatorio por el que ha de pasar el paciente
desahuciado para disponerse a salir de este mundo.
Cuando la depresión es un instrumento para prepararse a la pérdida inminente de todos los
objetos de amor, entonces los ánimos y las seguridades no tienen tanto sentido para facilitar
el estado de aceptación. Y si se les permite expresar su dolor en este tipo de depresión,
encontrará mucho más fácil la aceptación final. En el dolor preparatorio no se necesitan
palabras o se necesitan muy pocas. Es mucho más un sentimiento que puede expresarse
mutuamente y a menudo se hace mejor tocando una mano, acariciando el cabello, o
sencillamente, sentándose en la cama en silencio.
5ª Fase: Aceptación
Cuando el paciente ha tenido tiempo para asumir su situación y se le ha ayudado a pasar
por las fases antes descritas llegará una fase en la que su destino no le deprimirá ni le
enojará. Se sentirá cansado, y débil o sentirá la necesidad de dormitar a menudo. No hay
que confundir esta fase con una fase feliz. Para el paciente, esta fase está desprovista de
sentimientos y es la familia quien necesita más apoyo. El paciente lo único que necesita es
la presencia de alguien a su lado, aunque no haya comunicación oral, simplemente el
silencio, el contacto entre las manos pueden ser las comunicaciones más llenas de sentido.
Tenemos que saber que las fases en el proceso del enfermo terminal no son hieráticas, sino
un proceso dinámico y por tanto no tenemos que obligar a nadie a pasar por todas y cada
una de ellas, según la persona puede pasar de una fase a otra saltándose alguna de ellas o no
contemplarlas. Lo que si conocemos es que el pase por estas fases facilita la aceptación de
la muerte como algo natural y hace de este proceso algo idóneo, para aceptar nuestro fin,
así como ayuda a la recuperación del duelo en la familia.

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Durante todas estas fases el único sentimiento común que siempre persiste es la esperanza.
Aún los enfermos más realistas, y los que aceptan de mejor manera su situación, mantienen
una chispa de esperanza para su curación o para la aparición de un medicamento nuevo.
Esta chispa de esperanza les sostiene durante días, semanas o incluso meses de sufrimiento.
El papel del D. U. E. en este caso, no se trata de decirles mentiras, pero es importante
compartir con el paciente su esperanza. La reacción de la familia ante la enfermedad del
paciente contribuirá en mucho a la respuesta de éste. Es muy importante para el enfermo y
la familia, ver que la enfermedad no rompe totalmente un hogar, ni priva completamente a
todos los miembros de cualquier actividad placentera.
3.4. – Apoyo al enfermo y a la familia del enfermo terminal
El dolor, aun a pesar de no ser el único síntoma, sí es el que más angustia genera al paciente
y a su familia. Y por ello, es prioritario abordarlo de una forma eficaz y precoz.
Debemos valorar cuidadosamente la agresividad en las decisiones terapéuticas y el
beneficio esperado de las mismas. Debemos comprender que unas horas de dolor en un
paciente terminal suponen un gran sufrimiento, añadido a la propia situación de
terminalidad. La primera condición, por tanto, será determinar que nos encontramos ante
una enfermedad en fase terminal, lo que en ocasiones no es tan fácil como pueda parecer.
En la situación de terminalidad los cambios son frecuentes en cuanto a la cualidad e
intensidad de los síntomas, entre ellos el dolor, según avanza la enfermedad. Esto obliga a
una revisión constante de las estrategias terapéuticas, adaptándolas a las diferentes
necesidades del paciente. Lo que inicialmente puede significar la adición de medidas
terapéuticas agresivas y, finalmente, retirar cualquier otra medicación que no vaya
encaminada al control del dolor, hasta llegar a la sedación terminal si fuera preciso.
El paciente desahuciado tiene necesidades muy especiales que pueden cubrirse si nos
tomamos tiempo para escuchar y averiguar cuáles son. Muchos pacientes se aferran a la
vida porque tienen asuntos pendientes. Todos estos se encuentran mejor después de hacer
confesiones o de encontrar soluciones para el cuidado de otros, y generalmente, morían
poco después de que desapareciera el asunto pendiente.
Hay un momento en la vida de un paciente en que deja de haber dolor, y la mente deja de
imaginar cosas, la necesidad de alimento se vuelve mínima y la conciencia de lo que le
rodea desaparece en la oscuridad. Es entonces cuando los familiares recorren los pasillos
del hospital, atormentados por la espera. En esos momentos es demasiado tarde para las
palabras, y, no obstante, es cuando la familia pide más ayuda con o sin palabras.
El personal sanitario puede ser una gran ayuda, durante estos momentos finales, si logran
comprender los conflictos de la familia en ese momento y ayudan a seleccionar la persona
que se sienta más capaz de estar junto al paciente moribundo.

1. Asumir que la profesión de Enfermería brinda a sus profesionales la oportunidad especial


de ayudar y confortar al moribundo, así como de proporcionar consuelo y comprensión a
sus familiares, en un momento muy difícil y de acuciante necesidad de apoyo humano.

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2. Que el Equipo de Salud se proporcione respaldo y comprensión mutuamente, ya que el
asumir los profesionales de la salud (y especialmente los de Enfermería) la responsabilidad
de un proceso terminal puede resultar sumamente estresante. Este "espíritu de equipo”
incidirá directamente en la calidad de los cuidados al paciente terminal, optimizando por
ello la satisfacción de sus necesidades.
3. Animar al Equipo de Salud a escuchar (y a parecer siempre dispuesto a hacerlo) a los
pacientes que deseen hablar de sus miedos y temores. Procurar una relación franca y
sincera entre el Equipo de Salud y el paciente y sus familiares.
4. No ser demasiado estrictos con las normas y protocolos de la institución donde
trabajemos a la hora de aplicarlos, sino más bien adaptarlos a las necesidades de cada
enfermo. Así evitaremos la pérdida de autocontrol en el paciente y los consiguientes efectos
estresantes, depresivos y de indefensión.
5. En cuanto a dar información al paciente sobre el pronóstico de su enfermedad, no
podemos negar al enfermo tanto el derecho de conocer la verdad como de no querer
conocerla. Así pues, habrá que valorar si lo desea y es conveniente o no, por medio del trato
directo con él, a través de sus preguntas, actitudes y también valorándolo con la familia. No
se puede decir ni negar la verdad por sistema.
6. Agilizar si estuviera hospitalizado, si el paciente y/o familia lo desean y resulta
conveniente, la alta voluntaria. De esta manera el paciente puede morir en su hogar, en un
ambiente íntimo rodeado de sus familiares y amigos.
7. No extremar las medidas terapéuticas para alargar la vida a costa de aumentar el
sufrimiento del paciente o alejarlo del contacto humano. Quizá, así, en lugar de alargar la
vida se está alargando la muerte.
8. Tener unos criterios útiles para el uso y administración de fármacos, a fin de adecuarlos a
la situación de enfermedad terminal y a su objetivo de confort, teniendo en cuenta la
dificultad de administración.
9. Ofrecerle al paciente la posibilidad de ayuda religiosa en las horas finales de su vida, si
así lo desea.
10. Ayudar y orientar a los familiares en las formalidades postmortem: cumplimentación de
impresos, derivación a otros profesionales (trabajador social, sacerdote, etc.).
11. Trabajar con profesionalidad: si personalmente no deseamos plantearnos el tema, al
menos como algo cotidiano en nuestro trabajo debemos aceptar que el fin de toda vida es la
muerte. Esto, por supuesto, sin llegar a la frivolidad que se observa en muchos
profesionales, que parecen estar tan acostumbrados que no personalizan la situación,
comprendiendo el sufrimiento tanto del enfermo como de la familia.
12. Por último, contemplamos la asistencia a la familia en el duelo, intentando en la medida
de lo posible evitar la aparición del duelo patológico.
3.5. – Manejo del concepto de muerte a los niños

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Con el desarrollo de la humanidad, la postura frente a la muerte ha cambiado drásticamente.
Mientras en la antigüedad, las culturas aborígenes y precolombinas la consideraban como
un ritual de paso, algo natural y en lo que se involucraba a toda la tribu, con el desarrollo de
la medicina y los avances científicos comenzó a considerarse a la muerte como un enemigo
que debe ser derrotado. Por esta razón, en muchas ocasiones es un tema tabú con los niños,
donde se opta por mantenerles alejados del tema, o se impregna el fenómeno de la muerte
de denotaciones fantásticas con el fin de ‘suavizar’ la realidad. Es de vital importancia
explicar a los niños todo lo relacionado con la muerte, pues también atraviesan por un
proceso de duelo que requiere un acompañamiento.
al explicar la muerte de una manera adecuada, se facilita el proceso de elaboración del
duelo y se logran prevenir complicaciones en los niños. Además, es fundamental tener
presente que, en función de la edad, la muerte se entenderá de una forma diferente. A
continuación, se presenta una aproximación de la percepción de la experiencia de la muerte,
desde el enfoque del ciclo vital:
Hasta los 2 años: no se tiene concepción de muerte, sin embargo, se percibe la ausencia de
la persona fallecida -y de cualquier otra-, y hay una especial susceptibilidad a los cambios
en las rutinas.
Entre los 3 y los 6 años: el pensamiento es egocéntrico, mágico y literal. Se percibe la
muerte como un estado reversible y no se contempla la ausencia de funciones vitales. El
egocentrismo puede llevarlos incluso a pensar que la muerte fue su culpa -por haberse
portado mal, por ejemplo-, y suelen presentarse reacciones de perplejidad y confusión.
Entre los 6 y los 10 años: Cerca de los 7 años se entiende la muerte como un proceso
irreversible. Comienzan a mostrar preocupación por el bienestar propio y el de sus seres
queridos. Pueden presentarse muchas preguntas frente a la pérdida, y existe la posibilidad
de presentar síntomas de ansiedad.
De los 10 años en adelante: En la adolescencia ya hay concepto de la muerte similar al de
los adultos, aunque menores recursos de afrontamiento y de regulación emocional.
Es fundamental tener presente que los niños, niñas y adolescentes manifiestan su malestar
de formas diferentes. En los más pequeños se pueden presentar alteraciones de sueño o
alimentación, ecopresis, enuresis, dolor abdominal, irritabilidad, dificultades atencionales y
bajo rendimiento académico, confusión, apatía, ansiedad o hiperprotección hacia los seres
queridos. En los adolescentes se espera algo similar a los adultos, como el aislamiento o la
negación, aunque también suele presentarse irritabilidad y ansiedad. Aunque esto puede ser
preocupante, forma parte del proceso del duelo y, en condiciones normales, tenderá a
desaparecer.
Si hay una persona cercana que está en un proceso hospitalario, o presenta alguna
enfermedad grave, es importante incluir a los menores, informarles de la situación y
responderles todas las preguntas que tengan.

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La persona que le comunique al niño o niña el fallecimiento debe ser alguien cercano, con
quien tenga una conexión emocional suficiente que le facilite la expresión emocional y
hacer preguntas.
En el caso de suicidios, con los más pequeños se debe limitar la información de la causa y
llevarlo a términos de accidentalidad. En adolescentes, se recomienda abordar el tema de
una voluntad de muerte, pero haciendo mucho énfasis en los procesos de trastorno mental,
el sufrimiento y la falta de recursos personales que estaban acompañando el proceso.
Utilizar la palabra ‘muerte’ con el fin de clarificar lo ocurrido, presentándola como una
parte natural de la vida, evitando transmitir rechazo o sentimientos negativos frente a esta.
Es importante ‘no contaminar’, ni proyectar en el niño o la niña nuestros propios miedos o
carencias.
Tener presente que hasta los más pequeños pueden entender el concepto de muerte, y
pueden elaborar un duelo. Se debe adaptar a la etapa evolutiva y acompañarlos en el
proceso, permitiéndoles la libertad de sentir a su manera.
Cuando proceda, utilizar expresiones como ‘tenía una enfermedad’ o ‘llevaba mucho
tiempo enfermo’, con el fin de generar la percepción de que lo habitual es tener una vida
longeva, evitando generar miedo de una muerte inmediata. En menores adolescentes, es
posible explicar en profundidad la causa, ya sea enfermedad, accidente o cualquier otra.
Para los más pequeños se recomienda una explicación de cómo la muerte implica la
detención de las funciones vitales -el corazón ya no funciona, ya no puede respirar, etc.-,
pues el pensamiento simbólico se desarrolla hasta los 7 – 8 años de edad.
Si el niño, niña o adolescente es quien se encuentra en un proceso de enfermedad, no se
debe ocultar la información médica. Es posible que desde el inicio del malestar hubiera
contemplado la posibilidad de morir, y se le debe acompañar en el proceso, sin negarlo, ni
adelantarse a los acontecimientos.
Cuando la muerte se presenta en un ambiente hospitalario, puede ser beneficioso contar con
el apoyo de algún profesional en salud, que pueda ayudar a responder las dudas médicas
frente al deceso.
Algunos estudios sugieren que mantener y retomar las rutinas favorece significativamente
la elaboración del duelo para los menores, buscando siempre mantener un ritmo que sea
tolerable y permitiendo espacios de desconexión y distracción.
Dar espacio a la expresión emocional, validando y acompañando estas emociones,
transmitiendo esperanza.
Mantener una ‘relación simbólica’ con la persona fallecida. Ayudar a los niños, niñas y
adolescentes a redefinir su relación con el ser querido, buscando preservar recuerdos
significativos. Incluso, una comunicación unilateral con esta persona, por medio de cartas,
dibujos o similares, también puede ser beneficioso para ellos.

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Asegurarse que el menor no se siente culpable por la muerte de la persona, e intentar
reducir el miedo de que otro familiar pueda morir pronto. Esto es necesario especialmente
con los más pequeños.
Preguntarles si desean asistir a las ceremonias. Para esto, se les debe explicar en qué
consistente estos rituales y lo que van a presenciar: ataúd, ceremonia ritual, llanto, tristeza,
etc. Si decide asistir, debe estar en compañía de un adulto todo el tiempo. Si decide no
hacerlo, respetar su decisión y no criticarlo por esto. Sin embargo, puede ser favorable abrir
un espacio alternativo en el que se ofrezca una ceremonia personal de despedida.
¿Qué se debe evitar al explicar la muerte a los niños?
Consciente o inconscientemente en situaciones de enfermedad, muerte o duelo, la familia
realiza una serie de acuerdos y conductas en relación con los niños, bajo la creencia que eso
facilitará el proceso. Sin embargo, hay muchos indicadores de que esto puede ser
contraproducente. A continuación, exponemos algunos aspectos que se deben evitar al
explicar la muerte a los niños:
Apartar al niño, niña o adolescente del entorno, bajo la creencia que, si no presencian nada
relacionado con la situación, no sentirán dolor.
Negar que los niños, niñas y adolescentes también necesitan elaborar un duelo.
Esperar que, en los más grandes, la elaboración sea igual a la de un adulto, ignorando que
conductas de irritabilidad, alteración en los ciclos de alimentación y sueño, bajo
rendimiento académico, entre otros, responden al dolor, y están relacionados directamente
con el proceso de duelo.
Crear y usar fantasías para explicarle la muerte a los más pequeños, como por ejemplo ‘se
fue al cielo’, ‘está durmiendo’ o ‘se fue de viaje’. Estas fantasías de muerte al no ser claras,
en especial de cara al futuro, pueden generar falsas expectativas y magnificar el dolor
innecesariamente. También evitar eufemismos como ‘se lo han llevado’, ‘ha desaparecido’
o similares, pues estos pueden generar miedo al abandono o a ser alejados de sus seres
queridos.
Mostrar la muerte como algo malo, algo que no debería pasar, incluido culpar al difunto o a
sus cuidadores, frente a los niños.
Postergar dar la noticia. Ocultar por un tiempo lo ocurrido, o negar la situación.
Forzar al niño o niña a ver, tocar, abrazar o besar al cadáver. Si desea, puede acercarse -
preferiblemente cuando se hayan hecho los arreglos funerarios-, y se le debe acompañar en
todo momento.
Forzarle a evitar jugar o distraerse.
Ignorar que en los niños los espacios de dolor y tristeza son intermitentes.
Esperar hasta la muerte de un familiar o conocido para hablar de ella puede ser un error,
pues cuando esto ocurre todo el sistema se encuentra alterado; y muchas veces no se

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pueden atender adecuadamente las necesidades de los niños, niñas y adolescentes,
dificultado la elaboración de sus procesos de duelo.
Se recomienda que se hable abiertamente del tema, de forma espontánea cuando se presente
la oportunidad -por ejemplo, si se menciona en un programa de televisión-; o en espacios
destinados para esto, abriendo la puerta a las preguntas y a la expresión de sentimientos.
También se puede abordar la muerte desde los procesos de la naturaleza, como la muerte de
las flores y las hojas en otoño, la muerte de los animales, etc.
Acorde con la edad, abordar temas como la muerte en la guerra, en los accidentes, por
enfermedades, etc.
En muchos países existen celebraciones relacionadas con la muerte, como el Día de los
Muertos en México, el Festival de Obon en Japón, Chuseeok en Corea, o el Día de Todos
los Santos en España, entre otros. Se puede investigar sobre ellas o participar directamente.
Para una adecuada elaboración del duelo cuando llegue el momento, es fundamental que en
casa se haya hablado de la muerte previamente y se maneje como algo natural. Si esto se
logra, muy posiblemente los infantes y adolescentes logren elaborar un duelo de forma
adecuada y toda la familia supere la pérdida. Sin embargo, si se evidencia un malestar
mayor al esperado, la sintomatología no muestra señales de remisión, o los cuidadores
sienten que no cuentan con las herramientas para acompañar el duelo de los menores, se
recomienda buscar asesoría profesional para realizar el acompañamiento al duelo.
3.6. – Personas suicidas
El suicidio, ponerle fin a tu propia vida, es una reacción trágica a situaciones de vida
estresantes; más trágica aún porque el suicidio puede prevenirse. Si estás pensando en
suicidarte o conoces a alguien que esté teniendo sentimientos suicidas, aprende a identificar
los signos de advertencia del suicidio y a comunicarte para buscar ayuda y tratamiento
profesional de inmediato. Puedes salvar una vida; la tuya o la de otro.
Los signos que advierten sobre el suicidio o los pensamientos suicidas incluyen lo
siguiente:
Hablar acerca del suicidio, por ejemplo, con dichos como “me voy a suicidar”, “desearía
estar muerto” o “desearía no haber nacido”
Obtener los medios para quitarse la vida, por ejemplo, al comprar un arma o almacenar
pastillas
Aislarse de la sociedad y querer estar solo
Tener cambios de humor, como euforia un día y desazón profunda el siguiente
Preocuparse por la muerte, por morir o por la violencia
Sentirse atrapado o sin esperanzas a causa de alguna situación
Aumentar el consumo de drogas o bebidas alcohólicas

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Cambiar la rutina normal, incluidos los patrones de alimentación y sueño
Hacer actividades arriesgadas o autodestructivas, como consumir drogas o manejar de
manera negligente
Regalar las pertenencias o poner los asuntos personales en orden cuando no hay otra
explicación lógica para hacerlo
Despedirse de las personas como si no se las fuera a ver de nuevo
Manifestar cambios de personalidad o sentirse extremadamente ansioso o agitado, en
especial cuando se tienen algunos de los signos de advertencia que se mencionaron con
anterioridad
Los signos de advertencia no siempre son obvios y pueden cambiar de persona a persona.
Algunos dejan en claro sus intenciones mientras que otros guardan en secreto sus
pensamientos y sentimientos suicidas.
Los pensamientos suicidas pueden tener distintas causas. Con mayor frecuencia, los
pensamientos suicidas pueden ser el resultado de sentimientos que no puedes afrontar
cuando se presenta una situación abrumadora en tu vida. Si crees que no hay esperanzas en
el futuro, puede que pienses, equivocadamente, que el suicidio es una solución. Es posible
que experimentes una especie de estrechez de criterio donde, en medio de una crisis, sientas
que el suicidio es la única salida.
También puede existir una propensión genética al suicidio. Las personas que cometen
suicidio o que tienen pensamientos o conductas suicidas suelen tener antecedentes
familiares de suicidio.
Factores de riesgo
Aunque los intentos de suicidio son más frecuentes entre las mujeres, los hombres son más
propensos a completar el suicidio ya que tienden a usar métodos más letales, como las
armas de fuego.
Tal vez corras más riesgos de suicidarte en los siguientes casos:
Si ya has intentado suicidarte antes
Si te sientes desesperanzado, inútil, agitado, aislado de la sociedad o solo
Si te sucede una situación estresante, como la pérdida de un ser querido, el servicio militar,
una separación o problemas financieros o legales
Si tienes un problema de consumo de sustancias; el abuso del alcohol y las drogas puede
empeorar los pensamientos suicidas y hacerte sentir lo suficientemente temerario o
impulsivo como para actuar en función de tus pensamientos
Si tienes pensamientos suicidas y tienes acceso a armas de fuego en tu hogar
Si tienes un trastorno psiquiátrico no diagnosticado, como depresión grave, trastorno de
estrés postraumático o trastorno bipolar

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Si tienes antecedentes familiares de trastornos mentales, abuso de sustancias, suicidio o
violencia (que incluye abuso sexual o físico)
Si tienes una enfermedad que se puede asociar con la depresión y los pensamientos
suicidas, como una enfermedad crónica, dolor crónico o una enfermedad terminal
Si eres lesbiana, gay, bisexual o transgénero y no encuentras apoyo en la familia o estás
expuesto a un entorno hostil
3.7. – Ayuda a familiares de victimas de suicidio u Homicidio
El dolor que experimenta una familia tras la muerte de uno de sus miembros se incrementa
hasta niveles casi insoportables cuando ésta se ha producido por un suicidio. Las muertes
violentas, y en particular el suicidio, son las más difíciles de aceptar. Se buscan
explicaciones, se pretende encontrar culpables, no se sabe cómo mitigar una angustia que se
muestra aturdidora.
El efecto del suicidio en la familia constituye una tragedia devastadora que provoca serios
destrozos en la vida de los sobrevivientes, introduciéndoles en un duelo, por regla general,
muy traumatizante y prolongado. Sobre todo, en el caso de las madres, al tener más
interiorizado su papel tradicional de cuidadoras, encuentran muchas dificultades para
entender que sus desvelos, sus cuidados, sus intentos de protección y sus esfuerzos de
contención hayan sido ineficaces a la hora de evitar la tragedia.
Por otra parte, la mayoría de las familias viven el suicidio como un verdadero estigma que
les llena de vergüenza y que no les es fácil sobrellevar. Y esto parece ser así incluso aunque
desde el entorno se evite todo señalamiento negativo y se les trasmita todo el apoyo posible.
Así, en ocasiones, se busca enmascarar una realidad extremadamente dolorosa y se fabrica
un verdadero tabú respecto a lo que en verdad le ocurrió a la víctima, ocultando la causa
real de la muerte. No deja de ser una forma de protección de algo que no se quiere aceptar
porque resulta más amenazante de lo que uno está dispuesto o capacitado para soportar.

Aquel terapeuta que pretenda ayudar a la familia para superar de manera adecuada el
proceso de duelo por un suicidio necesita manejar una serie de pautas terapéuticas para
facilitar la evolución psicológica de los familiares en las diversas etapas y evitar así la
aparición de duelos patológicos.

Pero conviene entender que no existen panaceas ni remedios infalibles. Cada ser humano es
distinto y reacciona ante un mismo evento de manera original. Y, por otra parte, es evidente
que el impacto no será el mismo para los hijos del suicida que para sus hermanos, padres o
pareja.

Algunos principios generales de intervención inmediata en los casos de suicidio serían los
siguientes:

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1.- Acompañar a la familia en algunas tareas fundamentales:
Reconocimiento compartido de la realidad de la muerte y del modo como ésta se produjo
(confrontación directa, ritos funerarios, visitas a la tumba…)
Experiencia compartida del dolor y la pena. Será preciso captar, comprender y respetar la
expresión de sentimientos complejos y contradictorios (ira, decepción, desamparo, alivio,
culpa…) presentes, en mayor o menor grado, en las relaciones familiares tras haberse
producido el hecho luctuoso.
Reorganizar el sistema familiar reestructurando las relaciones para compensar la pérdida.
Abrirse a nuevas relaciones y vivir abiertos a nuevas metas en la vida. En el proceso de
duelo (un año o dos como mínimo) cada estación, cada fiesta o acontecimiento evoca la
pérdida. Habrá que evitar que la idealización del muerto, la sensación de deslealtad o el
miedo a otras pérdidas impida contraer nuevos vínculos o empuje a abandonar
compromisos.
2.- Trabajar para atemperar el sistema impulsivo y preparar a los más jóvenes para que sean
capaces de tolerar las inevitables frustraciones que acompañan a toda vida humana. Es
importante ayudarles a entender que el sufrimiento, el fracaso en el logro de objetivos, las
contrariedades y los conflictos son experiencias dolorosas con las que es preciso contar.
Deben, por lo tanto, ser integradas como componentes inevitables de la vida y pueden ser
manejadas de forma constructiva sin dejarse arrastrar por los senderos sombríos de la
autoaniquilación.
3.- Ayudar a la familia para que comprenda que el suicidio estuvo relacionado con la
enfermedad y no con fallos en los que, inevitablemente, ellos hubieran podido incurrir.
Parece que explicar la muerte por suicidio como un síntoma de una enfermedad mental
puede disminuir el riesgo de la imitación, mecanismo que, según se ha comprobado, puede
inducir a algún otro miembro de la unidad familiar a seguir el mismo camino que el suicida.
4.- Separar la forma de la muerte del muerto mismo. J. Montoya Carrasquilla subraya que
en la muerte por suicidio es preciso separar la forma de la muerte del muerto mismo; hay
que rescatar al occiso de la forma en que ha muerto, diferenciar su vida del modo de morir.
Conviene hacer esa distinción para que se produzca el proceso de sanación. Es preciso
hacer aflorar el convencimiento de que lo que realmente importa no es la manera como
murió el ser querido, sino el hecho de que ya no está. Por lo tanto el trabajo terapéutico de
recuperación y de duelo debe hacerse por su ausencia y no por su modo de morir.
5.- Conocer la estructura global de la familia y la posición funcional de la persona que
muere. Si eso es importante, en general, para todo aquel que pretende ayudar a una familia,
y fundamental para quien se propone hacerlo con quienes han perdido uno de sus
miembros, se convierte en imprescindible cuando el muerto lo es por suicidio. Pretender
tratar todas muertes del mismo modo constituye un craso error. Fundamentalmente porque
no basta con orientar la ayuda, de acuerdo a nociones corrientes de duelo, a la expresión
abierta del dolor. Es preciso conocer el modelo de relación que utiliza la familia, su grado
de cohesión, el tipo de comunicación más o menos sano que mantienen entre sí sus

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integrantes y que mantenían con el difunto, el papel más o menos relevante que éste
desempeñaba, su posible función como mantenedor homeostático de la estructura familiar,
etc., etc…
6.- Ayudar a vencer los mecanismos de negación. Es importante también que el terapeuta
tenga un buen control de su propia emotividad y acompañe a la familia para que ésta vaya
logando superar sus naturales mecanismos de negación. Parece conveniente (Bowen) no
rehusar términos directos como “muerte”, “morir”, “enterrar” o “suicidio”, evitando otros
menos directos como “el que se fue”, “el que ya no está”… La utilización de expresiones
claras sirve para señalar que se es capaz de hablar con naturalidad de este tema por más
doloroso que resulte y ayuda a los demás a sentirse cómodos y a abrir sistemas emocionales
cerrados. Los vocablos alusivos pretenden suavizar la realidad de una muerte traumática,
pero contribuyen a la confusión y a no enfrentarse a una dolorosa realidad que no deja de
existir por más que se pretenda edulcorarla o enmascararla.
7.- Facilitar la expresión de los sentimientos. Una acción terapéutica fundamental es
permitir la expresión del dolor estimulando sus manifestaciones sobre todo en aquellos
familiares que tratan de mantener un control excesivo sobre sus emociones.
8.- Priorizar el duelo. En el trabajo con familias que deben abordar duelos difíciles es
importante ayudarles a “priorizar el duelo”, algo así como “establecer una jerarquía de
dolientes” que impida la usurpación del dolor por parte de familiares que, no siendo los más
afectados, tienden, debido a su peculiar personalidad, a comportarse como si fueran los que
más sufren restando protagonismo y atención a quienes verdaderamente más la necesitan.
Habrá que hacer un trabajo de contención de las personalidades histriónicas que, como se
dice popularmente, desearían ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el
entierro. Es importante lograr la solidaridad de toda la familia para que brinde su apoyo
emocional al “doliente priorizado” (padre, madre, esposo/a, hijos…) incrementando así sus
actitudes altruistas y su disposición de acompañamiento a quien realmente es más
menesteroso.
9.- Adquiere una especial importancia el apoyo a la familia respecto al manejo que ésta
debe hacer de los sentimientos de culpabilidad. A este respecto convendría tener en cuenta:
Que la culpa es una fase habitual por la que pasan todos cuantos pierden un ser querido. Es
conveniente ‘normalizar’ este sentimiento y vivir como algo natural el hecho de
preguntarse qué se hizo mal o qué se dejó de hacer bien.
Que, aunque se produjo en ese determinado momento, el suicidio pudo también haber
ocurrido antes y si realmente no sucedió así en ello tuvieron mucho que ver los desvelos y
los cuidados que generosamente brindó en su momento la familia. Es este un aspecto que
conviene destacar.
Que si el propio suicida jamás deseó padecer la enfermedad que le llevó a la muerte,
tampoco tiene ninguna lógica cargar sobre las espaldas de la familia, del médico, del
psicólogo o del psiquiatra una decisión que ni desearon, ni alentaron.

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10.- Señalar, finalmente, como algo importante la necesidad de dar tiempo al tiempo. Es
tarea fundamental del terapeuta trasmitir serenidad. Los procesos de duelo no pueden ni
ahorrarse, ni precipitarse porque cuando se cierran en falso se convierten en fuente de
patologías. La familia tendrá que comprender que no existe receta mágica que pueda
liberarle del dolor de la separación, máxime cuando ésta ha sobrevenido de forma
inesperada y violenta. Habrá que confiar en el valor analgésico del paso del tiempo y en sus
efectos terapéuticos.
Tema lV Los servicios Funerarios del siglo XXl
4.1. – Los ritos funerarios en las culturas humanas
Los rituales funerarios se conciben como prácticas socio-culturales específicas de la especie
humana, relativas a la muerte de alguien y a las actividades funerarias que de ella se
derivan tales como velorios, rezos, entierros, cremaciones, momificaciones, edificación de
monumentos y sacrificios humanos entre otros y sea cual sea la opción funeraria que se
practique, están caracterizados por un elaborado código simbólico sobre la base del cual se
construye la realidad social, producto de una cultura sincrética, donde coexisten trazas de
origen indígena que se mezclan con elementos sagrados de origen español para generar las
tradiciones funerarias bajo dos premisas fundamentales: la búsqueda de la vida eterna y la
atenuación del dolor que la muerte trae consigo mientras se espera la tan ansiada
resurrección que identifica a los miembros de la cultura que los realiza, constituyéndose de
esta manera la semiosis1 social de la muerte para acceder a la semiótica de la vida a través
de la celebración de estas prácticas mortuorias.
En la celebración de estos rituales, obviamente está presente el lenguaje y es gracias a él
que el hombre aprehende las cosas para construir su universo de sentido con leyes, hábitos
y costumbres con arreglo a lo cual se posesiona no sólo de lo asible sino también de lo
invisible, de lo que existe en la naturaleza, pero que no es susceptible de ser percibido a
menos que se haga por el concurso de la palabra y es con ella que se puede crear un
universo de sentido e instaurar en él una determinada realidad.
Bajo este prisma, el lenguaje no sólo supone un sistema de signos altamente elaborados,
sino que reviste un hecho social. A partir de esta consideración, se puede abordar el estudio
de algunos ritos fúnebres en distintas sociedades. obviamente, en el amplio espectro de
posibilidades que proporciona el culto a la muerte, sería una gran ambición intentar hacer
una descripción total de estas prácticas mortuorias, por consiguiente, el eje de este trabajo
se centrará en los rituales más celebrados en la colectividad, tanto en la civilización oriental
como en la occidental destacando los más representativos de cada cultura. Es oportuno
indicar en este momento que la selección de los países que conforman el objeto de este
estudio, obedece al hecho de que sus rituales son los más célebres de sus culturas debido a
las características que presentan, como se verá más adelante.

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4.2. – Tratamiento del cadáver
Levantarlos del lugar y observar a su alrededor a fin de buscar los indicios elementos
materiales probatorios que pudieran encontrarse en el lugar o por debajo del cuerpo.
Cuando se trate de fosas clandestinas, sólo se hará uso de la herramienta adecuada para
retirar las capas superiores de tierra, de preferencia con la supervisión de un antropólogo
forense, por lo que al ser ubicados los restos, se suspenderá la actividad y el resto de la
excavación se llevará a cabo de manera manual.
Determinar posición y orientación de los cadáveres.
1. Posición y orientación de los cadáveres.
2. Búsqueda de indicios o evidencias biológicas y de otra naturaleza
Examen externo de los cadáveres.
Observar si presenta lesiones externas y describirlas detalladamente, al igual
que las ropas y cualquier otro indicio – elementos materiales probatorios que
se considere importante para la investigación, a fin de que con la técnica
indicada se realice la recolección y embalaje de dichos indicios – elementos
materiales probatorios.
Examen de las ropas In situ.
El especialista debe describir con detalle el tipo de prenda, sus características, color, diseño
del tejido y las etiquetas, en especial la talla de la prenda, anotando su estado de
conservación.
Las prendas deben permanecer sin ser tocadas hasta llegar al laboratorio o sala de
autopsias, para evitar la pérdida de evidencia en el lugar y no introducir alteraciones
innecesarias.
Previo al traslado, verificar el inventario de evidencias recuperadas.
* Traslado.
Trasladar el cadáver al anfiteatro con extremo cuidado a fin de no alterar los indicios
elementos materiales probatorios existentes en él, así como en sus ropas.
Embalaje.
Colocarlo en bolsa de plástico.

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Etiquetado.
Cerrar y etiquetar las bolsas de plástico donde se deberán colocar los datos referentes a:
-Carpeta de Investigación
-Folio
-Fecha
-Hora
-Tipo de indicio – elemento material probatorio
-Identificación (número, letra o combinación)
- Traslado a distancia.
En caso de que el traslado sea a grandes distancias, colocar el cadáver en un contenedor con
refrigeración. Asegurarse de que el cadáver esté dentro de una bolsa sellada, o los restos
dentro de una caja cerrada, para evitar alteraciones y garantizar la cadena de custodia.
El examen de los cadáveres se realiza directamente en el anfiteatro o lugar que sea
acondicionado para procesar, por parte de los expertos forenses quienes llevarán a cabo los
estudios correspondientes
4.3. – Tipos de inhumaciones
La definición que nos proporciona la RAE es: acción o efecto de inhumar/enterrar (un
cadáver). Es decir, cuando hablamos de una inhumación estamos refiriéndonos a un
enterramiento, un entierro o un sepelio. Aunque hoy la inhumación pierde adeptos frente la
cremación/incineración, sí que fue una tradición que nos acompañó durante muchísimos
años.
Inhumación Religiosa:
En primer lugar, debemos tener claro que no todas las religiones siguen el mismo protocolo
para sus rituales de despedida, por ello, primero nos aseguraremos bien de las bases que
cada religión establece. El más común que podemos encontrarnos en el territorio nacional
es la despedida católica. Este tipo de despedida siempre se acompaña de un breve responso
o misa del párroco del lugar (o el seleccionado por la familia).
Inhumación Civil:
Las inhumaciones Laicas cada vez ganan más adeptos y en cuanto a ellas no hay unos
protocolos inalterables, ya que cada ceremonia es completamente personalizable a los
gustos y deseos del difunto. Aunque en este tipo de ceremonia no nos encontramos una
figura religiosa, sí que es común que los familiares o amigos más cercanos ofrezcan
algunas palabras en honor al fallecido.

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Las Inhumaciones se realizan en los cementerios. Existen varios tipos de sepulturas para
realizar una Inhumación: nicho, columbario, tumba, panteón o mausoleo.
Nicho:
Cavidad realizada en un muro o pared para introducir los restos enferetrados
Columbario:
Cavidad realizada en un muro o pared para introducir la urna de cenizas.
Tumba:
Edificación o cámara, parcial o totalmente enterrada, en la que se depositan los restos en un
cementerio.
Panteón:
Monumento funerario destinado a la sepultura de varias personas, generalmente de la
misma familia.
Mausoleo:
Edificación que se elabora para conservar y alabar a los restos de una persona, familia
entera o grupo de personas con algún tipo de relación.

Para poder realizar una Inhumación fuera de un cementerio, hay que solicitarlo al
ayuntamiento competente mediante una solicitud.
Por norma general, estas solicitudes no se aprueban, ya que los cementerios también se
rigen por unas normas sanitarias que fuera de los mismos no se pueden llegar a asegurar.
4.4. – Culto a los muertos
En México le rendimos culto a los muertos, el primero de noviembre se recuerda a los
muertos chiquitos (aquellos que fallecieron siendo niños) “Angelitos” y el dos de
noviembre a los muertos adultos.
Las familias mexicanas inician con los preparativos días antes, limpian y ponen flores en
las tumbas de sus difuntos, además en casa realizan las ofrendas, una costumbre muy
arraigada en nuestro país, la ofrenda o “altar” como también se le llama, se compone de los
platillos y bebidas que al difunto más le gustaban, algunas personas las realizan pequeñas
muy discretas y otras echan mano de su creatividad realizando verdaderas obras de arte.

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4.5. – Antecedentes de las agencias funerarias
A medida que más agencias funerarias se establecieron en el siglo 20, las organizaciones
profesionales surgieron para servir a la industria funeraria. La capacitación formal proveyó
a las funerarias con habilidades necesarias para desempeñar sus funciones y para dirigir un
negocio. Las floristerías, fabricantes de ataúdes y las agencias de seguros de vida se
desarrollaron junto a la industria funeraria. Los grupos étnicos generalmente prefirieron las
funerarias dirigidas por miembros de su propia comunidad. Después de que las leyes de
inmigración se relajaron en la década de 1960, muchas comunidades recién fundadas
minoritarias aún no habían establecido sus propias funerarias. Cuando un empresario de
pompas fúnebres étnico no estaba disponible, las funerarias comenzaron a prestar servicios
adaptados a colectivos específicos, como los grupos europeos vietnamitas, latinos y
orientales. Como resultado, las funerarias comenzaron a realizar servicios en una variedad
de tradiciones no occidentales religiosas, como el hinduismo y el budismo.
4.6. – Perfil de empleados de las funerarias
Así, las principales cualidades que deben mostrar los Empleados de Tanatorios y Funerarias
son el respeto, la discreción, la empatía y la actitud de servicio, en unos momentos tan
especiales. Ser capaces de reconocer las emociones de los asistentes al funeral y sus
necesidades en cada momento son habilidades de mucho valor en este oficio. Lo esencial es
dirigir el servicio y conducir y acompañar a los dolientes a través de todas las decisiones
administrativas y procesos legales necesarios para enterrar o incinerar a una persona,
intentando no perturbar el proceso de duelo y facilitando en todo momento las cosas para la
familia.
Aún no disponemos de una titulación oficial y reglada para convertirse en Empleado o
Empleada en Tanatorios y Funerarias, pero es posible acceder a la certificación profesional
preparándose el temario a través de cursos en institutos y escuelas profesionales. Las
certificaciones profesionales que regulan el oficio funerario son varias, aunque en ocasiones
un mismo empleado puede obtener varios certificados y ocuparse de diversas funciones
según sea requerido.
Para obtener el Certificado de profesionalidad SSCI0412 de Operaciones en Servicios
Funerarios debes formarte a través de un curso en una academia o instituto práctico
reconocidos con cursos de tanatopraxia. Una vez apruebes, podrás solicitar
automáticamente el Certificado de Profesionalidad SSCI0412 de Operaciones en Servicios
Funerarios.
Con esta acreditación en mano, ya estás lista para acceder a tu primer empleo. Sólo la
experiencia te dotará de la pericia necesaria para detectar los estados de ánimo y las
necesidades de los clientes, pero de momento ya estás preparada para trabajar en tanatorios
y servicios funerarios. Empresarios, tanatorios y servicios funerarios tendrán la garantía de
que eres capaz de gestionar cualquier servicio funerario, rellenando la documentación
necesaria y contratando los servicios necesarios, además de ser capaz, si llegara la ocasión,
tanto de acondicionar los hornos crematorios y demás instalaciones como de acondicionar
los cadáveres para su exposición.

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Si quieres, puedes obtener una sola certificación profesional, ya que en la actualidad hay
bastante demanda de profesionales. Pero te convendrá sacártelos todos, para garantizar que
el empleo no te falte y puedas aplicar a cualquier puesto. Son 4 los tipos de certificado
profesional de Servicios Funerarios que existen:
- Operaciones en servicios funerarios
- Actividades Funerarias y de mantenimiento en cementerios
- Atención al cliente y organización de actos de protocolo en servicios funerarios
- Tanatopraxia y tanatoestética
4.8. – Trato
Es la responsable final del servicio, por lo que deberá conocer todas las posibilidades al
alcance de la familia del finado, en función de su presupuesto y deseos, con el fin de
solventar cualquier incidencia y ofrecer soluciones a cualquier tipo de problema que
pudiera presentarse.
- Conduce, acompaña, guía y aconseja en el proceso a la familia o responsables del entierro
de la persona fallecida.
- Se encarga de recoger las directrices de recomposición y acondicionamiento del cadáver
para el tanatopractor o el especialista estético, si procediera.
- Se ocupa de todo el papeleo necesario, documentación, contratación de proveedores,
medidas de higiene y seguridad....
- Gestiona y supervisa la ejecución de las labores de disposición de cuerpos (enterramiento,
en nicho o panteón, incineración, depósito o transformación, si procediera...).
Lo esencial es dirigir el servicio y conducir y acompañar a los dolientes a través de todas
las decisiones administrativas y procesos legales necesarios para enterrar o incinerar a una
persona, intentando no perturbar el proceso de duelo y facilitando en todo momento las
cosas para la familia.
Los empleados de Tanatorios y Funerarias se ocupan de un servicio esencial: el de proveer
paz emocional cuando llega el final de una vida, que al fin y al cabo es el final de un ciclo.
Desde el comienzo de las civilizaciones antiguas, todo grupo humano ha prestado una
atención sacralizada al rito de despedida de los difuntos: desde las momificaciones egipcias
y los enterramientos de sus faraones en pirámides hasta los monumentos funerarios de los
antiguos generales romanos, pasando por los ritos de incineración vikingos o la ceremonia
japonesa de preparación mortuoria para favorecer el tránsito a la otra vida. Cada cultura
siempre ha prestado mucha atención a cómo decir adiós a los que dejan de existir, para
poder aceptar su marcha.

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4.9. – Palabras
Los tipos de palabras por las que pasa un proceso algún familiar en el proceso de un funeral
deben de sentirse de manera comprensiva, para la persona pueda pasar el proceso de la
manera más atenta.
4.10. – Actitudes adecuadas
Un excelente servicio al cliente y una sinceridad auténtica constituyen una gran parte de la
reputación de una funeraria, razón por la cual estas dos cualidades son muy importantes
para los directores de funerarias y su personal. El personal te debe tratar bien y con una
profesionalidad consumada.
4.11. – Servicios ofrecidos por las agencias
La tramitación del servicio en el tanatorio, la compra del féretro y el traslado del difunto al
tanatorio las debe hacer la misma funeraria, ya que quien lo tramita es quien deposita el
cuerpo en el féretro y conduce los restos. Lo que sí es posible es que otra empresa termine
el servicio desde el tanatorio. En dicho caso se ofrecen los mismos servicios excepto el
traslado al tanatorio. El velatorio no es obligación, pero no se puede trasladar al difunto
hasta pasadas 24 horas desde la hora indicada en el certificado médico de defunción ya que
Sanidad no permite enterrar, incinerar o trasladar antes de haber transcurrido ese periodo.
Es por eso por lo que es necesario que el cuerpo esté en un lugar durante esas 24 horas que
puede ser en el tanatorio, en casa o se puede dejar en el hospital donde se ha producido la
defunción y hacer una salida directa desde allí.
Hay hospitales que disponen de velatorio o que permiten velar al difunto durante un tiempo
determinado, lo que evitaría tener que contratar un tanatorio. En ese caso la funeraria se
desplaza con el féretro y allí lo prepara.
En los domicilios ocurre lo mismo: la funeraria desplaza el medio de transporte con el
féretro, la capilla, las flores y lo monta al gusto de los familiares del fallecido.

4.12. – Conservación de cadáveres por embalsamiento

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La conservación transitoria y el embalsamamiento son procedimientos empleados en la
preparación de un cuerpo. Pese a que cumplen el mismo fin, que es conservar el cadáver,
tienen sustanciales diferencias.
La conservación transitoria es un proceso temporal, más urgente, que se emplea para
retardar la putrefacción del cuerpo y que requiere normalmente actuar con cierta celeridad.
Cuenta con diversos tipos de procedimientos, como la refrigeración, la congelación y el uso
de químicos en menor cantidad y concentración.
Respecto del embalsamamiento es una técnica de la que seguro hemos oído hablar pues se
utiliza desde la antigüedad, especialmente difundida en el antiguo Egipto para conservar
sus momias, si bien se utilizaban otro tipo de sustancias.
Esta técnica se emplea en cadáveres que requieren ser expuestos por más de 72 horas. Es
necesario aplicar sustancias químicas en mayor cantidad y concentración, con la finalidad
de impedir el proceso de descomposición.
El embalsamamiento es una técnica que impide el proceso de putrefacción y la
conservación transitoria solo retrasa la descomposición en un lapso, por lo que el
embalsamamiento requiere de la aplicación de sustancias químicas en una mayor
concentración y el uso de formol es inevitable.
El embalsamamiento se emplea con frecuencia en personalidades reconocidas que
requieren un velatorio de varios días, como, por ejemplo, miembros del gobierno o líderes
religiosos; sin embargo, las técnicas de conservación transitoria proporcionan un funeral
más ecológico y menos agresivo para el medio ambiente.
Según la normativa, la conservación transitoria de un cadáver será obligatoria, entre otros,
cuando la inhumación o la incineración vaya a realizarse después de 48 horas y antes de 72
horas desde el fallecimiento.
También cuando vaya a ser velado o expuesto en un lugar público hasta un máximo de 48
horas desde el fallecimiento, y en traslados al extranjero, exclusivamente cuando la
normativa del país de destino así lo exija.
Por su parte, el embalsamamiento será obligatorio cuando la inhumación o la incineración
no se pueda realizar antes de 72 horas desde el fallecimiento; o cuando vaya a ser velado o
expuesto en un lugar público por un plazo mayor de 48 horas desde el fallecimiento.
También en los traslados por vía aérea, marítima o ferroviaria, cuando la normativa del
medio de transporte así lo exija, y en los enterramientos en criptas o en lugares no comunes
(especiales) de carácter religioso o civil debidamente autorizados.
Se recurrirá al embalsamamiento cuando, a criterio del profesional responsable, las técnicas
de conservación transitoria no garanticen la adecuada conservación del cadáver hasta el
momento de la inhumación o incineración.

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En cualquier caso, las sustancias que se empleen para realizar las técnicas de tanatopraxia
deberán haber sido debidamente autorizadas para el fin para el que sean utilizadas.
Desde el punto de vista de la actuación medicolegal sobre un cadáver embalsamado es de
utilidad para establecer la identidad y diagnóstico de la causa de la muerte, sin embargo,
presenta serios inconvenientes para el estudio de la data de la muerte, estudios
hematológicos y toxicológicos.
Igualmente, para evitar los productos que se utilizan para el procedimiento, en el caso de la
conservación con fines docentes, se suele usar formol para la conservación de los cadáveres
en las facultades de Medicina.
Así, pueden conservarse los cuerpos para la enseñanza por las cátedras de anatomía, sin ver
alterado el estado de su enfermedad o el daño provocado por la causa de la muerte a
consecuencia de los productos utilizados.
La refrigeración, sin embargo, se usa en cadáveres que necesitan conservarse para autopsia,
para identificación o bien por deseo de la familia. Este proceso se lleva a cabo en cámaras
especiales que mantienen la temperatura entre 0º y 4º.
4.13.- Servicios de cremación
La cremación es la destrucción por medio del calor, en un horno crematorio, de cadáveres,
restos humanos y restos cadavéricos hasta su reducción a cenizas. Cualquier cadáver puede
ser incinerado con independencia de la causa de la muerte, salvo los contaminados por
radiaciones o productos radiactivos.
La palabra crematorio tiene su origen en el latín crematio, cremationem o cremationis que
significa quemar, incinerar. A pesar de la popularidad de esta práctica en los últimos
tiempos, la cremación data de la antigüedad.
Un método alternativo usado en algunas culturas, como la hindú, es quemar el cuerpo en
una pira que consiste en una pila de tablas seca en donde se coloca, ya sea encima o dentro,
el cuerpo de la persona.
El apilamiento es encendido con fuego, el cual consume a la madera y al difunto. Este
método no es común en el mundo occidental, en donde el uso de hornos crematorios está
extendido.
Características
El manejo del crematorio no precisa de personal especializado y requiere un mantenimiento
mínimo. Los hornos crematorios Duval posibilitan un entorno de pulcritud con ausencia de
olores, bajo nivel sonoro, en consonancia con la decoración y contribuyen a la mejora del
medio ambiente.
Cuando se pierde un ser querido, el solo pensar en el proceso fúnebre causa un gran
problema a la familia. Con el fin de terminar con el dolor o vivir un duelo adecuado, las
personas muy pocas veces ponen la atención necesaria al proceso funerario que ofrecen los
cementerios o crematorios. Es aquí cuando las empresas fraudulentas ponen manos a la

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obra, para aprovecharse de la situación y ofrecer un servicio de poca calidad o muchas
veces clandestino.
Después de la cremación
Durante el proceso de cremación, órganos y otros tejidos son vaporizados y oxidados. Lo
que queda en la retorta son pequeños fragmentos de hueso. Estos restos son metidos en otra
máquina (cremulador) que los reduce a cenizas.
Urna de cenizas
La Ley obliga a que las cenizas viajen en una urna sellada (aproximadamente dos kilos y
medio de peso), que permita identificar al difunto al que correspondan (certificado de
cremación). Es entregada a la familia, normalmente, en unos días.
Qué hacer con las cenizas
Somos libres del destino de las cenizas, pueden reposar en espacios habilitados del
cementerio, ser esparcidas o guardarse en columbarios, tenerse en el propio domicilio o
incluso hay quien escoge la opción de realizar un diamante con el carbono que se obtiene
de las cenizas del difunto, algo que algunas funerarias ofrecen entre su amplio catálogo de
servicios.
La hidrólisis alcalina, una alternativa a la cremación de cadáveres
Una alternativa a la cremación de cadáveres que está “ganando adeptos” es la hidrólisis
alcalina, mucho más ecológica porque produce ocho veces menos CO2, nada de dioxinas y
necesita un tercio de la energía. Además, el resultado es una mezcla de sales no
contaminantes (o escasamente, incluso se evita que el mercurio de los empastes vaya a la
atmósfera).
Para llevar a cabo la operación basta introducir los restos mortales en un cilindro de acero y
tratarlos con una disolución acuosa de hidróxido potásico a 150-170 ºC bajo presión. El
ADN y las proteínas se degradan y junto a estos subproductos se obtiene fosfato cálcico
procedente de los huesos.
4.14. – Programas de apoyo teratológico a clientes
El acompañamiento tanatológico comprende una “acción compasiva” que de forma natural
y empática nace del entendimiento del sufrimiento mental y físico que otra persona
atraviesa en diferentes pérdidas. Esta empatía natural hacia otros nos mueve a “actuar” y
acompañarlos en su proceso de transición y entendimiento y darle un sentido al sufrimiento.
Es importante saber que nos son terapias o sesiones psicológicas, sino simplemente un
acompañamiento con un entendimiento del proceso natural del morir desde la perspectiva
Budista, que aportará a aquel que la atraviesa, un sentido de confianza con la mayor
claridad y calma posible.

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Tema V Leyes protectoras de cadáveres
5.1. – Tanato -legislación y 5.2. – Ley general de salud
Artículo 315. Los establecimientos de salud que requieren de autorización sanitaria son los
dedicados a:
I. La extracción, análisis, conservación, preparación y suministro de órganos, tejidos y
células.
II. Los trasplantes de órganos y tejidos.
III. Los bancos de órganos, tejidos y células.
V. Los bancos de sangre y servicios de transfusión.
La Secretaría otorgará la autorización a que se refiere el presente artículo a los
establecimientos que cuenten con el personal, infraestructura, equipo, instrumental e
insumos necesarios para la realización de los actos relativos, conforme a lo que establezcan
las disposiciones de esta Ley y demás aplicables.
CAPITULO II: DONACIÓN
Artículo 320. Toda persona es disponente de su cuerpo y podrá donarlo, total o
parcialmente, para los fines y con los requisitos previstos en el presente Título.
Artículo 321. La donación en materia de órganos, tejidos, células y cadáveres consiste en el
consentimiento tácito o expreso de la persona para que, en vida o después de su muerte, su
cuerpo o cualquiera de sus componentes se utilicen para trasplantes.
Artículo 322. La donación expresa constará por escrito y podrá ser amplia cuando se refiera
a la disposición total del cuerpo o limitada cuando sólo se otorgue respecto de determinados
componentes.
En la donación expresa podrá señalarse que ésta se hace a favor de determinadas personas o
instituciones. También podrá expresar el donante las circunstancias de modo, lugar y
tiempo y cualquier otra que condicione la donación.
Artículo 323. Se requerirá el consentimiento expreso:
I. Para la donación de órganos y tejidos en vida.
II. Para la donación de sangre, componentes sanguíneos y células progenitoras
hematopoyéticas.
Artículo 324. Habrá consentimiento tácito del donante cuando no haya manifestado su
negativa a que su cuerpo o componentes sean utilizados para trasplantes, siempre y cuando
se obtenga también el consentimiento de alguna de las siguientes personas: el o la cónyuge,
el concubinario, la concubina, los descendientes, los ascendientes, los hermanos, el
adoptado o el adoptante; conforme a la prelación señalada.

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El escrito por el que la persona exprese no ser donador, podrá ser privado o público, y
deberá estar firmado por éste, o bien, la negativa expresa podrá constar en alguno de los
documentos públicos que para este propósito determine la Secretaría de Salud en
coordinación con otras autoridades competentes.
Las disposiciones reglamentarias determinarán la forma para obtener dicho consentimiento.
Artículo 325. El consentimiento tácito sólo aplicará para la donación de órganos y tejidos
una vez que se confirme la pérdida de la vida del disponente. En el caso de la donación
tácita, los órganos y tejidos sólo podrán extraerse cuando se requieran para fines de
trasplantes.
Artículo 326. El consentimiento tendrá las siguientes restricciones respecto de las personas
que a continuación se indican:
I. El tácito o expreso otorgado por menores de edad, incapaces o por personas que por
cualquier circunstancia se encuentren impedidas para expresarlo libremente, no será válido.
II. El expreso otorgado por una mujer embarazada sólo será admisible si el receptor
estuviere en peligro de muerte, y siempre que no implique riesgo para la salud de la mujer o
del producto de la concepción.
Artículo 327. Está prohibido el comercio de órganos, tejidos y células. La donación de
éstos con fines de trasplantes se regirá por principios de altruismo, ausencia de ánimo de
lucro y confidencialidad, por lo que su obtención y utilización serán estrictamente a título
gratuito.
Artículo 328. Sólo en caso de que la pérdida de la vida del donante esté relacionada con la
averiguación de un delito, se dará intervención al Ministerio Público y a la autoridad
judicial, para la extracción de órganos y tejidos.
Artículo 329. El Centro Nacional de Trasplantes hará constar el mérito y altruismo del
donador y de su familia, mediante la expedición del testimonio correspondiente que los
reconozca como benefactores de la sociedad.
TITULO DECIMOCTAVO: MEDIDAS DE SEGURIDAD, SANCIONES Y DELITOS
CAPITULO VI DELITOS
Artículo 459. Al que saque o pretenda sacar del territorio nacional sangre humana sin
permiso de la secretaria de Salud, se le impondrá prisión de uno a diez años y multa
equivalente de cien a quinientos días de salario mínimo general vigente. Si el responsable
es un personal de la salud, a la pena anterior se añadirá suspensión del ejercicio profesional
por 4 años.
Artículo 460. Al que saque o pretenda sacar del territorio nacional derivados de sangre
humana sin permiso de la Secretaria de Salud, se le impondrá prisión de uno a cinco años y
multa equivalente de diez a veinticinco días de salario mínimo general vigente. Si el

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responsable es un personal de la salud, a la pena anterior se añadirá suspensión del ejercicio
profesional por 4 años.
Artículo 461. Al que saque o pretenda sacar del territorio nacional, órganos, tejidos y sus
componentes de seres humanos vivos o de cadáveres, sin permiso de la Secretaría de Salud,
se le impondrá prisión de cuatro a quince años y multa por el equivalente de trescientos a
setecientos días de salario mínimo general vigente en la zona económica de que se trate. Si
el responsable es un profesional, técnico o auxiliar de las disciplinas para la salud, a la pena
anterior se añadirá suspensión en el ejercicio de su profesión u oficio hasta por siete años.
Artículo 462. Se impondrán de seis a diecisiete años de prisión y multa por el equivalente
de ocho mil a diecisiete mil días de salario mínimo general vigente en la zona económica de
que se trate:
I. Al que ilícitamente obtenga, conserve, utilice, prepare o suministre órganos, tejidos y sus
componentes, cadáveres o fetos de seres humanos.
II. Al que comercie o realice actos de simulación jurídica que tengan por objeto la
intermediación onerosa de órganos, tejidos incluyendo la sangre, cadáveres, fetos o restos
de seres humanos.
III. Al que trasplante un órgano o tejido sin atender las preferencias y el orden establecido
en las listas de espera a que se refiere el artículo 336 de esta Ley. En el caso de la fracción.
III, se aplicarán al responsable, además de otras penas, de cinco a diez años de prisión. Si
intervinieran profesionales, técnicos o auxiliares de las disciplinas para la salud, se les
aplicará, además suspensión de cinco a ocho años en el ejercicio profesional, técnico o
auxiliar y hasta seis años más, en caso de reincidencia.
Artículo 462 Bis. Al responsable o empleado de un establecimiento donde ocurra un deceso
o de locales destinados al depósito de cadáveres, que permita alguno de los actos a que se
refieren las fracciones I, II y III del artículo anterior o no procure impedirlos por los medios
lícitos que tenga a su alcance, se le impondrá de cuatro a nueve años de prisión y multa por
el equivalente de cinco mil a doce mil días de salario mínimo general vigente en la zona
económica de que se trate.
TITULO DECIMO CUARTO: DONACIÓN, TRASPLANTES Y PÉRDIDA DE LA
VIDA
Capítulo III: TRASPLANTES
Artículo 330. Los trasplantes de órganos, tejidos y células en seres humanos vivos podrán
llevarse a cabo cuando hayan sido satisfactorios los resultados de las investigaciones
realizadas al efecto, representen un riesgo aceptable para la salud y la vida del donante y
del receptor, y siempre que existan justificantes de orden terapéutico.
Está prohibido:
Trasplante de gónadas o tejidos gonadales.

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El uso para cualquier finalidad, de tejidos embrionarios o fetales producto de abortos
inducidos.

Artículo 331. La obtención de órganos o tejidos para trasplantes se hará preferentemente de


sujetos en los que se haya comprobado la pérdida de la vida.
Artículo 332. La selección del donante y del receptor se hará siempre por prescripción y
bajo control médico, en los términos que fije la secretaria de Salud.
No se podrán tomar órganos y tejidos de menores de edad vivos.
Médula ósea: Consentimiento expreso de los representantes legales del menor.
Menores de edad que han perdido la vida, solo se podrán tomar órganos y tejidos para
trasplantes con el consentimiento expreso de los representantes legales del menor.
En caso de personas sujetas a interdicción no podrá disponerse de sus componentes, ni en
vida ni después de su muerte.
Artículo 333. Requisitos respecto del donante, trasplantes entre vivos:
Mayor de edad y en pleno uso de sus facultades mentales.
Donar un órgano o parte de él que al ser extraído su función pueda ser compensada por el
organismo del donante.
Tener compatibilidad aceptable con el receptor.
Estar informado sobre los riesgos de la operación, consecuencias de la extracción de órgano
o tejido; por un médico distinto de los que intervendrán en el trasplante.
Haber otorgado su consentimiento, en términos del artículo 322.
Parentesco por consanguinidad, civil o de afinidad.
a) Resolución del Comité de trasplantes de la institución hospitalaria, previa evaluación
médica, clínica y psicológica.
b) Consentimiento expreso ante Notario Público, precisar que el consentimiento es altruista,
consciente y que no recibe remuneración. Revocable en cualquier momento previo al
trasplante, en vivos.
c) Cumplir con los requisitos legales y procedimientos establecidos por la secretaria, para
comprobar que no se está lucrando.
Artículo 334. Donantes que hayan perdido la vida:
Comprobar la pérdida de la vida del donante.
Consentimiento expreso.
Asegurarse que no exista riesgo sanitario.

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Artículo 335. Profesionales que intervengan en la extracción de órganos y tejidos o en
trasplantes, entrenamiento especializado e inscritos en el Registro Nacional de Trasplantes.
Artículo 336. Asignación, gravedad del receptor, la oportunidad del trasplante, beneficio
esperado, compatibilidad, etc.
Artículo 337. Los concesionarios deben otorgar todas las facilidades que se requieran para
el traslado, de acuerdo a las normas oficiales mexicanas, secretarías de comunicaciones y
transportes y salud.
Artículo 338. El Centro Nacional de Trasplantes tendrá a su cargo el Registro Nacional de
Trasplantes:
I. Los datos de los receptores, donadores y fecha del trasplante.
II. Los establecimientos autorizados artículo 315.
III. Los profesionales que intervengan en trasplantes.
IV. Los pacientes en espera de algún órgano o tejido, integrados en listas estatales y
nacional
V. Los casos de muerte cerebral.
Artículo 339. El Centro Nacional de Trasplantes y los Centros Estatales de Trasplantes
decidirán y vigilarán la asignación de órganos, tejidos y células, dentro de sus respectivos
ámbitos de competencia. Asimismo, actuarán coordinadamente en el fomento y promoción
de la cultura de la donación.
Artículo 340. Secretaría de Salud a través de la Comisión Federal para la Protección contra
Riesgos Sanitarios.
Artículo 341. La disposición de sangre, componentes sanguíneos y células progenitoras
hematopoyéticas, estará a cargo de bancos de sangre y servicios de transfusión.
Artículo 342. Órgano o tejido que haya sido extraído, desprendido o seccionado por
intervención quirúrgica, accidente o hecho ilícito y que sanitariamente constituya un
deshecho; condiciones higiénicas y su destino final se hará conforme a las disposiciones
generales aplicables, salvo que se requiera para fines terapéuticos, de docencia o de
investigación, en cuyo caso los establecimientos de salud podrán disponer de ellos o
remitirlos a instituciones docentes autorizadas por la Secretaría de Salud, en los términos de
esta Ley y demás disposiciones generales aplicables.
CAPITULO IV PÉRDIDA DE LA VIDA
Artículo 343. Para efectos de este Título, la pérdida de la vida ocurre cuando se presentan la
muerte encefálica o el paro cardiaco irreversible.
I.-Ausencia completa y permanente de conciencia.
II.-Ausencia permanente de respiración espontánea.

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III.-Ausencia de los reflejos del tallo cerebral, manifestado por arreflexia pupilar, ausencia
de movimientos oculares en pruebas vestibulares y ausencia de respuesta a estímulos
nocioceptivos.

Se deberá descartar que dichos signos sean producto de intoxicación aguda por narcóticos,
sedantes, barbitúricos o sustancias neurotrópicas.
Artículo 344. Los signos clínicos de la muerte encefálica deberán corroborarse con
cualquiera de las siguientes pruebas:
I.-Encefalograma que demuestre la ausencia total de actividad eléctrica, corroborado por un
médico especialista.
II.-Cualquier otro estudio de gabinete que demuestre en forma documental la ausencia
permanente de flujo encefálico arterial.
Artículo 345. No existirá impedimento alguno para que a solicitud o autorización de las
siguientes personas: el o la cónyuge, el concubinario, la concubina, los descendientes, los
ascendientes, los hermanos, el adoptado o el adoptante; conforme al orden expresado; se
prescinda de los medios artificiales que evitan que en aquel que presenta muerte cerebral
comprobada se manifiesten los demás signos de muerte a que se refiere la fracción II del
artículo 343.
Artículo 346. Los cadáveres no pueden ser objeto de propiedad y siempre serán tratados
con respeto, dignidad y consideración.
Artículo 347. Para los efectos de este Título, los cadáveres se clasifican de la siguiente
manera:
I. De personas conocidas.
II. De personas desconocidas.
Los cadáveres no reclamados dentro de 72 horas posteriores a la pérdida de la vida y
aquellos de los que se ignore su identidad serán considerados como de personas
desconocidas.
Artículo 348. La inhumación o incineración de cadáveres sólo podrá realizarse con la
autorización del oficial del Registro Civil que corresponda, quien exigirá la presentación
del certificado de defunción.
Los cadáveres deberán inhumarse, incinerarse o embalsamarse dentro de las cuarenta y
ocho horas siguientes a la muerte, salvo autorización específica de la autoridad sanitaria
competente o por disposición del Ministerio Público, o de la autoridad judicial.
La inhumación o incineración de cadáveres sólo podrá realizarse en lugares permitidos por
las autoridades sanitarias competentes.

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Artículo 349. El depósito y manejo de cadáveres deberán efectuarse en establecimientos
que reúnan las condiciones sanitarias que fije la Secretaría de salud.
La propia secretaría determinará las técnicas y procedimientos que deberán aplicarse para la
conservación de cadáveres
Artículo 350. Las autoridades sanitarias competentes ejercerán el control sanitario de las
personas que se dediquen a la prestación de servicios funerarios. Asimismo, verificarán que
los locales en que se presten los servicios reúnan las condiciones sanitarias exigibles en los
términos de los reglamentos correspondientes.
Artículo 350 bis. La Secretaría de Salud determinará el tiempo mínimo que han de
permanecer los restos en las fosas. Mientras el plazo señalado no concluya, sólo podrán
efectuarse las exhumaciones que aprueben las autoridades sanitarias y las ordenadas por las
judiciales o por el Ministerio Público, previo el cumplimiento de los requisitos sanitarios
correspondientes
Artículo 350 bis 1. La internación y salida de cadáveres del territorio nacional sólo podrán
realizarse, mediante autorización de la Secretaría de Salud o por orden de la autoridad
judicial o del Ministerio Público.
En el caso del traslado de cadáveres entre entidades federativas se requerirá dar aviso a la
autoridad sanitaria competente del lugar en donde se haya expedido el certificado de
defunción
Artículo 350 bis 2. Para la práctica de necropsias en cadáveres de seres humanos se
requiere consentimiento del cónyuge, concubinario, concubina, ascendientes, descendientes
o de los hermanos, salvo que exista orden por escrito del disponente, o en el caso de la
probable comisión de un delito, la orden de la autoridad judicial o el Ministerio Público.
Artículo 350 bis 3. Para la utilización de cadáveres o parte de ellos de personas conocidas,
con fines de docencia e investigación, se requiere el consentimiento del disponente.
Tratándose de cadáveres de personas desconocidas, las instituciones educativas podrán
obtenerlos del Ministerio Público o de establecimientos de prestación de servicios de
atención médica o de asistencia social.
Artículo 350 bis 4. Las instituciones educativas que obtengan cadáveres de personas
desconocidas serán depositarias de ellos durante diez días, con objeto de dar oportunidad al
cónyuge, concubinario, concubina o familiares para reclamarlos.
En este lapso los cadáveres permanecerán en las instituciones y únicamente recibirán el
tratamiento para su conservación y el manejo sanitario que señalen las disposiciones
respectivas.
Una vez concluido el plazo correspondiente sin reclamación, las instituciones educativas
podrán utilizar el cadáver.
Artículo 350 bis 5. Los cadáveres de personas desconocidas, los no reclamados y los que se
hayan destinado para docencia e investigación, serán inhumados o incinerados.

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Artículo 350 bis 7. Los establecimientos en los que se realicen actos relacionados con
cadáveres de seres humanos deberán presentar el aviso correspondiente a la Secretaría de
Salud en los términos de esta Ley y demás disposiciones generales aplicables, y contarán
con un responsable sanitario que también deberá presentar aviso.
DISTANASIA, EUTANASIA Y SUICIDIO ASISTIDO
DISTANASIA: Dis(malo) y tanathos(muerte), ensañamiento terapéutico u obstinación
terapéutica.
Consiste en retrasar la muerte todo lo posible, aunque no haya esperanza de curación y eso
signifique infligir al paciente sufrimientos añadidos a los que ya padece y que no lograrán
evitar la muerte, solo aplazarla horas o días en condiciones lamentables para el enfermo.
EUTANASIA: Eu(bueno) y tanathos(muerte). El arte de procurar una muerte confortable
Acelera la muerte con o sin el consentimiento del paciente.
Muerte sin sufrimiento físico.
Inmunidad a los médicos en caso de eutanasia:
Enfermo consciente pida repetidamente morir.

Remedio para el dolor sea la muerte.


Consenso entre dos médicos, en cuanto a la conveniencia de poner fin a esa vida.ç
Activa, positiva o directa: Administrar una sustancia letal o en dosis letal.
Pasiva, negativa o indirecta: No aplicar el tratamiento para no prolongar la agonía del
paciente. Voluntaria o no.
SUICIDIO ASISTIDO: El médico proporciona al enfermo terminal los medicamentos con
que él mismo dará fin a su vida.
Que el enfermo en forma consciente y voluntaria repetidamente pida morir.
Que no se encuentre algún remedio para el dolor o sufrimiento del paciente y que la única
alternativa para éste sea la muerte.
Que exista consenso entre dos médicos, en cuanto a la conveniencia de poner fin a esa vida.
Capacidad de decidir por su vida.
Solicitud escrita ante testigos que el paciente es legalmente capaz y actúa de forma
voluntaria.
Quince días después, repetir verbalmente ante el médico.
Transcurrir 48 horas entre la solicitud verbal y la extensión de la receta. El paciente se
reserva el derecho de rescindir la solicitud.

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Prohibido que el médico o la enfermera ayuden al paciente.
LEY GENERAL DE SALUD CAPÍTULO IV, DE LOS DERECHOS, FACULTADES Y
OBLIGACIONES DE LOS MÉDICOS Y PERSONAL SANITARIO.
Artículo 166 Bis 21: Prohíbe la práctica de la eutanasia, entendida como homicidio por
piedad, así como el suicidio asistido.
Código penal federal
Artículo 312: Quien prestare auxilio o indujere a otra persona para que se suicide, será
castigado con la pena de 1-5 años de prisión. Si se presta hasta el punto de ejecutar el
mismo la muerte, prisión de 4-12 años.

5.3. – Casos en los que se realiza la necropsia de ley


Este procedimiento se realiza a las personas que hayan tenido una muerte violenta que son
las asociadas a aquellas muertes por homicidio, suicidio o accidentes de cualquier tipo; en
las cuales cuando se presentan estos casos, la necropsia debe de ser de ley.
Una autopsia es realizada por un médico llamado patólogo. Este tipo de médico es un
experto en examinar tejidos y líquidos corporales. Los familiares pueden solicitar que se
haga una autopsia después de que un ser querido ha fallecido.
Para llevar a cabo la necropsia médico forense es indispensable la orden por escrito de la
autoridad investigadora ministerial o judicial, debiéndose acompañar de las actuaciones con
que se cuenten hasta el momento, de la cadena de custodia y del cadáver.
El protocolo de necropsia tiene como finalidad la homologación de criterios para realizar
un trabajo preciso y minucioso, el cual debe establecer el procedimiento de necropsia en el
cadáver, es importante recalcar que este Procedimiento de Necropsia será realizado
únicamente, por Expertos Forenses
5.3. – Requisitos para el traslado de cadáver en la republica mexicana o hacia el
extranjero
La muerte de una persona ya sea esta un amigo o familiar, es un escenario demasiado
doloroso que hay que enfrentar al momento de formalizar todos los trámites que requiere el
funeral. En la mayoría de los casos, las familias están distribuidas en lugares

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geográficamente distantes, por lo que, a la muerte de algún ser querido, es común que este
desee como última voluntad ser enterrado en el lugar donde nació.
A veces es necesario el traslado del cuerpo de ese ser querido a cualquier otro estado o
ciudad, por lo que es necesario procesar la documentación requerida para llevar a cabo este
movimiento. Para que sea realizado adecuadamente el traslado del cuerpo, los papeles que
certifican el triste suceso tienen que ser procesados para obtener el certificado de traslado.
Esta credencial la expide en Ciudad de México, la Agencia de Protección Sanitaria.
Para mover el cuerpo de un fallecido de un estado a otro es necesario tramitar un permiso
sanitario. Este permiso, ya sea para la cremación o la inhumación, solo puede solicitado
ante la Autoridad Sanitaria que la Agencia de Protección Sanitaria después de dos días
luego del deceso.
Este trámite puede ser realizado también por la funeraria que se haya contratado para los
funerales. Lo que si será necesario es que usted cuente con toda la documentación que le
hemos explicado con anterioridad. Por sí solo este trámite no posee costo alguno. Pero si la
funeraria realiza el papeleo deberá pagarle por esta gestión.

-Carta de poder firmada por dos de los testigos del fallecimiento.


-Certificado de la defunción, original y copia.
-Formato de la solicitud TAPS-DSSCP PSET 1, completado y firmado.
-Si el traslado es a otro país o entidad, requerirá también la constancia de
embalsamamiento, especialmente si la distancia rebasa los 300 km.
En caso de encontrarse fuera de México, deben llevar al consulado General una serie de
documentos, entre ellos los siguientes:
Original y copia del acta que acredite la defunción. Esta debe ser emitida la autoridad
extranjera que corresponda.
Cualquier documento que pueda comprobar la identidad del fallecido como mexicano
pueden ser:
Pasaporte
Acta de nacimiento
Certificado de nacionalidad
Carta de la naturalización
Declaración de la nacionalidad de México.

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Documento original del deceso concedido en la funeraria
Credencial original expedida en la funeraria por el embalsamamiento.
Comunicación original del fallecimiento expedida por la autoridad que le corresponde.
Permiso original del movimiento del cadáver, expedido por la autoridad que le
corresponda.
Copia de la entrega del cadáver a su familiar, que está acreditada por la autoridad
correspondiente.
Copia del pasaporte de la persona solicitante del trámite.
En caso de tener que asentar el acta de la defunción en el consulado general, es necesario
que presente dos testigos.

Es una autorización o salvoconducto que permite realizar el traslado de un cadáver en un


vehículo autorizado para ello. El fallecido será llevado de una entidad federativa a otra, o
de un municipio a otro cuando el difunto tenga cuarenta horas de desaparecido o cuando
haya fallecido por una enfermedad infectocontagiosa.
Ahora bien, este permiso, como ya sabemos, se solicita cuando la persona fallece en otro
estado o país. En el caso de este último, el familiar debe realizar el Registro de Defunción
ante la Representación consular. En ambos casos, es obligatorio avisar a la autoridad
sanitaria sobre el manejo y movimiento de cadáveres (traslado de cadáveres o restos áridos,
inhumación, cremación o internación de cadáveres).
Para obtener este permiso son necesarios los siguientes documentos o requisitos
Documento de Identidad oficial con fotografía.
Certificado de defunción.
Acta de defunción.
Tesis de Embalsamado.
Carta poder simple.

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El movimiento del cadáver de un lugar a otro, pueden realizarlo los familiares o en dado
caso los comparecientes que realicen la declaración de la defunción. Al realizar la solicitud
tienen que proporcionar la siguiente información:
Datos del fallecido. Apellidos y nombres, ocupación, edad y domicilio.
Estado civil. En caso de que estuviese soltero, viudo o o casado, los datos del cónyuge son
importantes.
Apellidos, nombres, ocupación, edad y el domicilio de los testigos.
Grado de parentesco de los testigos en caso de ser parientes.
Datos de los padres del difunto solo si se conocen estos.
Causa o enfermedad que produjo el fallecimiento.
Hora del deceso en caso de conocerse,
Informe si la muerte fue por causas de violencia.
Los restos mortales deben ser colocados en un cofre metálico, sellado adecuadamente y
transportado en el interior de un contenedor de madera.
5.5. – Robo de cadáveres
CODIGO PENAL FEDERAL TÍTULO DECIMOSÉPTIMO DELITOS EN MATERIA
DE INHUMACIONES Y EXHUMACIONES CAPÍTULO ÚNICO VIOLACIÓN DE LAS
LEYES SOBRE INHUMACIONES Y EXHUMACIONES
Artículo 280. Se impondrá prisión de tres días a dos años o de 30 a 90 días multa: I. Al que
oculte, destruya o sepulte un cadáver o un feto humano, sin la orden de la autoridad que
deba darla o sin los requisitos que exijan los Códigos Civil y Sanitario o leyes especiales.
II. Al que oculte, destruya, o sin la licencia correspondiente sepulte el cadáver de una
persona, siempre que la muerte haya sido a consecuencia de golpes, heridas u otras
lesiones, si el reo sabía esa circunstancia.
En este caso no se aplicará sanción a los ascendientes o descendientes, cónyuge o hermanos
del responsable del homicidio.
III. Al que exhume un cadáver sin los requisitos legales o con violación de derechos.
Artículo 280 Bis. Se impondrá pena de cinco a ocho años de prisión y de quinientos a mil
días multa, a quien incinere, sepulte, desintegre o destruya total o parcial el cadáver o restos
humanos de una persona no identificada, sin autorización de las autoridades competentes en
la materia.
Artículo 281. Se impondrá de uno a cinco años de prisión:
I. Al que viole un túmulo, un sepulcro, una sepultura o féretro.

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II. Al que profane un cadáver o restos humanos con actos de vilipendio, mutilación,
brutalidad o necrofilia. Si los actos de necrofilia consisten en la realización del coito, la
pena de prisión será de cuatro a ocho años.

5.6. – Venta de órganos y tejidos


Artículo 327. - Está prohibido el comercio de órganos, tejidos y células. La donación de
éstos con fines de trasplantes se regirá por principios de altruismo, ausencia de ánimo de
lucro y confidencialidad, por lo que su obtención y utilización serán estrictamente a título
gratuito.
Artículo 328.- Sólo en caso de que la pérdida de la vida del donante esté relacionada con la
averiguación de un delito, se dará intervención al Ministerio Público y a la autoridad
judicial, para la extracción de órganos y tejidos.
Artículo 329. El Centro Nacional de Trasplantes hará constar el mérito y altruismo del
donador y de su familia.

De igual forma el Centro Nacional de Trasplantes se encargará de expedir el documento


oficial mediante el cual se manifieste el consentimiento expreso de todas aquellas personas
cuya voluntad sea donar sus órganos, después de su muerte para que éstos sean utilizados
en trasplantes.
5.7. – Inhumaciones clandestinas
La acción de enterrar los restos mortales de un individuo es conocida como inhumar. Al
acto y resultado de inhumar, en tanto, se lo denomina inhumación.
La inhumación se concreta cuando el cadáver de una persona es enterrado. Se trata del
método más usual para disponer el cuerpo tras la muerte: los restos se colocan en un ataúd,
el cual se ubica en un nicho, en una cripta o se lo sepulta. También existe la posibilidad de
la incineración.
Es importante mencionar que el fallecimiento da lugar a diversas ceremonias que dependen
de la cultura y que suelen variar con la época. Muchas veces se realiza un velatorio, que es
una reunión de los seres queridos del difunto, quienes se juntan para rendirle homenaje y
despedirlo. Una vez que el velatorio concluye, el muerto es trasladado al cementerio para su
inhumación o cremación.
De todas formas, los rituales funerarios pueden diferir mucho entre sí. La religión juega un
papel muy importante: en algunas el cadáver es amortajado e inhumado directamente.

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Los momentos previos a la inhumación, en definitiva, tienen mayor o menor relevancia
según factores culturales, históricos, religiosos e incluso personales. Hay individuos que
dejan constancia de su decisión de no tener velatorio y que hasta piden evitar la
inhumación, optando por ser cremados.

5.8. – Cremación de órganos tejidos y fetos sin autorización de los familiares


Artículo 348.- La inhumación, cremación o desintegración de cadáveres sólo podrá
realizarse con la autorización del oficial del Registro Civil que corresponda, quien exigirá
la presentación del certificado de defunción.
Los cadáveres deberán inhumarse, cremarse, desintegrarse, embalsamarse y/o conservarse
dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a la muerte, salvo autorización específica de
la autoridad sanitaria competente o por disposición del Ministerio Público, o de la autoridad
judicial. Para el caso de cadáveres de personas no identificadas se estará a lo dispuesto en la
Ley General en materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición cometida por
Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
La inhumación, cremación, embalsamamiento o la aplicación de cualquier otro proceso, sea
químico o biológico, para la conservación o disposición final de cadáveres sólo podrá
realizarse en lugares permitidos por las autoridades sanitarias competentes.
Artículo 348 Bis.- Los prestadores de servicios funerarios deberán disponer de recipientes o
contendedores de material biodegradable adecuados, que impidan el derrame de líquidos o
el esparcimiento de olores, que se colocarán dentro de los ataúdes, en los casos previstos
por las autoridades sanitarias.
Artículo 348 Bis 1.- Corresponde a la Secretaría de Salud emitir disposiciones que
prevengan los riesgos sanitarios por la reutilización y destino final de los ataúdes y féretros.
Toda reutilización o donación de ataúdes o féretros provenientes de servicios de cremación
o desintegración de cadáveres, se hará previo procedimiento de desinfección y aviso a la
autoridad sanitaria competente. El establecimiento será responsable de la utilización de
productos biodegradables para llevar a cabo dicho procedimiento.
Artículo 348 Bis 2.- Las autoridades sanitarias locales estarán facultadas para llevar a cabo
verificaciones a los establecimientos para constatar el cumplimiento de lo previsto en el
artículo anterior. Asimismo, deberán prever programas y mecanismos destinados a la
destrucción o reutilización de ataúdes y féretros en condiciones ambientales responsables.
Artículo 419.- Se sancionará con multa de hasta dos mil veces la Unidad de Medida y
Actualización, la violación de las disposiciones contenidas en los artículos 55, 56, 83, 103,

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107, 137, 138, 139, 161, 200 Bis, 202, 263, 268 Bis 1, 282 Bis 1, 346, 348, 348 Bis, 348
Bis 1, 350 Bis 6, 391 y 392 de esta Ley.

Bibliografía
Dr. Eduardo Vargas Alvarado, (1 de enero del 2015), Tanatología Forense, Editorial
Trillas, Nº 184 Paginas.
Francisco José García Arellano, (1 de enero del 2015), Tanatología medicoforense. La
Fragilidad de la existencia humana, Editorial Trillas, Nº 192 Paginas.
Cuidados Paliativos. Proceso Asistencial integrado. Consejería de Salud Junta de
Andalucía. 2002

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