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3.1. Aplicación de un nivel adecuado de conocimientos.

Se puede afirmar que toda resolución judicial es un acto consciente dentro del proceso

legal y, por lo tanto, debe estar basada en la aplicación cuidadosa del conocimiento

relevante. La emisión de una resolución judicial requiere de una motivación que se basa

en el conocimiento objetivo y jurídico. Es importante recordar que la comprensión de la

realidad objetiva se desarrolla a través de diferentes niveles interconectados de

conocimiento. El nivel sensorial se adquiere a través de los sentidos y el nivel empírico

incluye procesos cognitivos como la sensación, percepción y representación.

Por otro lado, el nivel lógico del conocimiento es abstracto y se compone de formas del

pensamiento como el concepto, juicio, raciocinio, razonamiento, hipótesis y teoría, lo

que permite una comprensión más profunda de lo que es objeto de la actividad

cognoscitiva. Es importante destacar que existe una relación necesaria de

interdependencia entre ambos niveles del conocimiento.

La complejidad de la motivación de una resolución judicial depende de la complejidad

del caso y del nivel jerárquico del juez encargado de emitirla. Es necesario tener un

conocimiento jurídico especializado que se actualice constantemente y que se

complemente con conocimientos filosóficos, lógicos, así como de las áreas de las

ciencias naturales y sociales que sean relevantes para una fundamentación adecuada de

la solución del caso. No se espera que el juez sea un experto en todas las áreas, pero sí

que tenga una especialización adecuada en su área jurídica y una información general

suficiente para desempeñarse adecuadamente. Los peritos proporcionarán explicaciones

especializadas, pero el juez debe tener la información necesaria para poder evaluar su

veracidad en función del contexto del proceso. Además, las reglas de la experiencia

individual y social pertinentes para el caso también juegan un papel importante.


La disposición constitucional que se menciona en este texto es acertada porque requiere

que la motivación escrita de las decisiones judiciales incluya los fundamentos en que se

basa la decisión y una mención expresa de la ley aplicable. La motivación de una

resolución judicial implica la necesidad de una argumentación que se base en múltiples

inferencias, tanto de tipo enunciativo como jurídico, que deben concluir en una

inferencia jurídica definitoria en el caso en cuestión. La calidad, profundidad y

pertinencia del conocimiento aplicado para solventar la argumentación es lo que hace

que una motivación sea efectiva, y no la cantidad de conocimiento utilizado. Es

necesario aplicar un enfoque cognoscitivo riguroso para comprender el contenido del

proceso y la finalidad del procedimiento.

El concepto jurídico de motivación de las resoluciones no incluye la simple

enumeración de afirmaciones o negaciones, aserciones superficiales, citas irrelevantes,

entre otros. Es responsabilidad de los abogados con título y potestad jurisdiccional

fundamentar rigurosamente sus resoluciones mediante una estricta argumentación y

correcta inferencia. Según la prescripción constitucional, la motivación de las

resoluciones es obligatoria en todas las instancias, desde el Juzgado de Paz hasta la

Corte Suprema. Si bien la obligación de fundamentar la resolución es universal, la

calidad de la fundamentación no puede ser exigida de igual manera a todos. Un Juez de

Paz sin formación jurídica fundamentará sus resoluciones utilizando su inteligencia,

reglas de experiencia individual y social, intuición y sentido común, ya que los casos

que conocen suelen ser relativamente simples y fácilmente analizables.

En todo el territorio nacional peruano, más de 4,000 jueces de paz sin formación en

Derecho, ni siquiera en educación secundaria, cumplen diariamente con su labor de

impartir justicia. Aunque no hayan pasado por una facultad de Derecho, estos jueces de

paz desempeñan un papel importante en la administración de justicia, ya que a menudo


actúan como mediadores y su enfoque de la resolución de conflictos se basa más en el

sentido común que en la formalidad legal. En muchos casos, su enfoque resulta más

eficaz para resolver disputas que la justicia formalizada de los tribunales superiores.

3.2. Coherencia en la argumentación.

La motivación es un proceso psicológico que impulsa a una persona a actuar de cierta

manera para lograr un objetivo o satisfacer una necesidad. Desde un punto de vista

lógico, la motivación debe estar respaldada por una argumentación coherente y

estructurada que justifique la acción o el comportamiento que se desea realizar.

Para que una argumentación sea efectiva, es necesario que esté libre de contradicciones

y falacias. Además, debe estar bien organizada y presentada de manera clara y concisa

para que sea fácil de entender. Es importante que las afirmaciones o negaciones

formuladas estén basadas en pruebas sólidas y no simplemente en suposiciones o

conjeturas.

La argumentación también implica la derivación de las respectivas significaciones

probatorias, lo que significa que cada afirmación o negación debe estar respaldada por

evidencia o pruebas que demuestren su veracidad. Es importante que las pruebas

presentadas sean relevantes para el caso en cuestión y que estén respaldadas por fuentes

confiables y verificables.

Por último, una argumentación efectiva debe mantenerse enfocada en el caso a resolver

y evitar las disgresiones innecesarias que no contribuyan al argumento principal. Esto

significa que la presentación de ideas debe estar bien relacionada y organizada de

manera lógica para que sea fácil de seguir y entender.

Así es, la coherencia en la argumentación implica la aplicación natural y pertinente de

las leyes y reglas lógicas, tanto en el aspecto objetivo como en el jurídico del caso en
cuestión. Esto implica que se deben utilizar las inferencias adecuadas según la

naturaleza del punto a resolver, ya sea enunciativa o jurídica. Por ejemplo, pueden ser

necesarios silogismos, inferencia por analogía, inferencia por silogismo hipotético, entre

otros. Además, es posible que se requieran múltiples inferencias jurídicas durante la

argumentación hasta llegar a la que determine la estructura lógico-jurídica de la

resolución.

En resumen, la argumentación coherente y lógica en la motivación implica la aplicación

adecuada de las leyes y reglas lógicas, tanto en el aspecto objetivo como en el jurídico

del caso, y el uso de inferencias adecuadas según la naturaleza del punto a resolver.

Lograr una argumentación coherente y efectiva en la motivación de una resolución.

En este sentido, es fundamental que la argumentación se mantenga directamente

relacionada con el caso objeto de la resolución y que las formas de pensamiento

aplicadas en la disgresión estén referidas a aquello que se está resolviendo y desde el

punto de vista que se está resolviendo. Cualquier forma de pensamiento que no

corresponda al problema objeto de la resolución será impertinente y desnaturalizará la

argumentación.

Además, las operaciones cognoscitivas y los métodos cognoscitivos también deben ser

aplicados con rigor y pertinencia para garantizar una argumentación efectiva. Esto

implica que se deben utilizar las operaciones cognoscitivas adecuadas según la

naturaleza del caso en cuestión y los métodos cognoscitivos más apropiados para

resolver el problema planteado.

En resumen, la relación directa entre el caso objeto de la resolución y la argumentación

es fundamental para una motivación coherente y efectiva. Las formas de pensamiento,


operaciones cognoscitivas y métodos cognoscitivos aplicados deben ser rigurosos y

pertinentes para garantizar una argumentación adecuada.

3.3. La pertinencia.

asegurar que la argumentación esté estrechamente relacionada con el caso en cuestión y

con los puntos que se deben resolver. Cualquier forma de pensamiento que no esté

directamente relacionada con el problema objeto de la resolución puede resultar

impertinente e incluso desnaturalizar la argumentación y la fundamentación.

Por lo tanto, es importante aplicar rigurosamente las operaciones cognoscitivas y los

métodos cognoscitivos, tales como la observación, comparación, análisis, síntesis,

abstracción, concretización, hipotético-deductivo, inductivo, axiomático, analógico,

entre otros, para garantizar la pertinencia y la coherencia de la argumentación en

relación con el caso a resolver.

En resumen, la relación directa entre el caso materia de la resolución y la argumentación

es fundamental para asegurar la pertinencia y la coherencia de la fundamentación.

Además, es importante aplicar rigurosamente las operaciones y los métodos

cognoscitivos para garantizar que la argumentación esté estrechamente relacionada con

el caso en cuestión y los puntos que se deben resolver.

4. Finalidad de la motivación de la resolución.

La motivación de las resoluciones judiciales también contribuye a la transparencia del

proceso judicial y a fortalecer la confianza de la ciudadanía en el sistema de justicia.

Cuando los ciudadanos perciben que las decisiones judiciales están debidamente

fundamentadas y explicadas, se sienten más seguros de que se está actuando conforme a

Derecho y se fomenta el respeto a las decisiones judiciales.


En definitiva, la motivación de las resoluciones judiciales es una herramienta esencial

para garantizar el acceso a la justicia, la transparencia del proceso judicial y la confianza

de la ciudadanía en el sistema de justicia.

5. Tipos de infracción al deber de motivar resoluciones.

Según la experiencia en la administración de justicia, especialmente en el ámbito penal,

existen dos tipos de infracciones al deber de motivar las resoluciones judiciales: la

ausencia de motivación y la motivación deficiente. En la práctica, es necesario aplicar

un criterio cualitativo para identificar la falta de motivación en las resoluciones

judiciales, ya que los infractores a menudo utilizan frases vacías que sustituyen la

verdadera fundamentación. Estas frases incluyen, por ejemplo, "por sus propios

fundamentos" o "de conformidad con lo opinado y cuyos fundamentos se reproducen",

y suelen ser acopladas mecánicamente a la parte resolutiva de la sentencia.

 Ejemplo: "Trujillo, veintisiete de noviembre de mil novecientos ochentiséis.

"AUTOS y VISTOS: oído el informe oral a que se contrae la sentencia de fojas

ciento setentidós, con lo expuesto por el señor Fiscal Superior del Tribunal, por

mayoría y por los fundamentos del auto apelado de fojas ciento sesentiséis, su

fecha ocho de setiembre del año en curso, CONFIRMARON dicho auto que

declara infundada la excepción de naturaleza de acción...".

En el ejemplo citado, se puede observar que la resolución comienza con la fecha y la

identificación de los autos, pero luego simplemente se mencionan ciertos fundamentos

del auto apelado sin explicarlos o desarrollarlos. Aunque se mencionan los

fundamentos, esto no constituye una verdadera motivación ya que no se explica el

razonamiento detrás de la decisión tomada. En este caso, la resolución puede ser

considerada como una resolución con motivación deficiente.


Como se aprecia nítidamente la resolución expedida por mayoría carece de un

fundamento propio. Los fundamentos del auto apelado fueron rebatidos por el Fiscal y

por el defensor del apelante; entonces, resultaba necesario que el Tribunal esgrimiera

nuevos argumentos que desvanezcan las refutaciones del Fiscal y del defensor. Los que

resolvieron por mayoría incurrieron en una especie de petición de principio; pues, si a

los Vocales que por mayoría confirmaron aquel auto apelado se les preguntara ¿por qué

lo confirmaron?, la única respuesta que les queda es: "porque era confirmable". En

cambio el voto singular del Vocal Risco Díaz, si fue debidamente fundamentado.

Un colega nos refirió un caso que, en nuestro concepto, constituye un ejemplo de

aquello que llamamos motivación deficiente por absoluta impertinencia. El tenor de

aquel relato es el siguiente:

"X" era instruido bajo la imputación de haber cometido tres delitos que configuraban un

concurso real: delito de robo, de apropiación ilícita y de usurpación. Que el inculpado

presentó el testimonio de escritura pública de la compra-venta, debidamente registrada a

su nombre, del inmueble y alegando que lo poseía en ejercicio del derecho de

propiedad, promovió Cuestión Prejudicial. Que la parte civil alegaba que su derecho

posesorio había sido lesionado ya que él también presentaba título de propiedad. Que el

Juez en forma apresurada y superficial resolvió declarando infundado dicho medio de

defensa técnico. Que el auto fue apelado. Que el Fiscal Superior en lo Penal al redactar

su dictamen se concretó a hacer disquisiciones sobre la imputación por el delito de robo

y que no dijo una sola palabra respecto de la usurpación que fue tomado como tema

para la Cuestión Prejudicial. Que el Tribunal Correccional al expedir su resolución

simplemente consignó como "fundamento" (?) aquello: "de conformidad con el

dictamen fiscal, cuyos fundamentos se reproduce..." y confirmó el auto apelado.


Como se nota ni el Fiscal ni el Tribunal se ocuparon del objeto del problema técnico-

jurídico planteado. No estudiaron con cuidado el Incidente. Dilucidaron sobre un punto

extraño a aquel en el que gravitaba la Cuestión Prejudicial. Entonces, desde el punto de

vista lógico incurrieron en un vicio de razonamiento llamado falacia de sustitución de

tesis; sustituyeron "usurpación" por "robo"; pero, terminaron resolviendo como si

hubieran discernido respeto de la usurpación. Se incurrió en una impertinencia,

absoluta. De modo que, en rigor, el Tribunal resolvió la apelación sin ninguna

argumentación sobre el verdadero tema de la apelación. Al parecer no es un caso único.

El correctivo debe consistir en prohibir que la Sala Penal de la Corte Superior (Tribunal

Correccional) y la Sala Penal de la Corte Suprema recurran al facilismo de remitirse

mecánicamente al dictamen fiscal.

La motivación también resulta deficiente cuando, de acuerdo al caso concreto, resulta

superficial y/o unilateral o cuando las formas del pensamiento esgrimidos resultan

contradictorias antagónicamente o bien cuando está plagado de vicios de razonamiento

o de demostración (falacias o paralogismos) que anulan su consistencia y conducen a

conclusiones erróneas o cuando sólo contiene una caótica u ordenada pero simple

enumeración de folios, etc.

Conclusión:

La motivación de una resolución judicial implica necesariamente una argumentación

estructurada coherentemente, sin contradicciones, desorden de ideas o falacias. La trama

interna de la argumentación debe permitir derivar con naturalidad la conclusión de la

resolución. Una argumentación coherente y consistente requiere de un conocimiento

jurídico especializado y complementado con conocimientos teóricos extrajurídicos, así

como la aplicación de las reglas de la experiencia, nivel de inteligencia e intuición del

encargado de resolver el caso. Si se logra una convergencia adecuada entre la


coherencia y el conocimiento en la argumentación, la motivación de la resolución

resultará consistente.

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