Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TEMA 12 Una Comunidad Guiada Por El Espíritu de Dios
TEMA 12 Una Comunidad Guiada Por El Espíritu de Dios
Tema 12 II Bimestre
El conocimiento de que el Espíritu Santo está presente en nuestras vidas, que Él produce todas las
funciones milagrosas que vivimos día a día, que Él mora con nosotros(as) para siempre y nunca nos
dejará o desamparará, es causa de gran felicidad, satisfacción y consuelo. ¡Gracias a Dios por este
precioso don: ¡el Espíritu Santo y su obra en nuestras vidas!
1. Santificador: El Espíritu Santo es el Santificador que transforma y santifica a los creyentes. Se le atribuye
el poder de purificar, renovar y hacer crecer la vida espiritual de las personas.
2. Guía y Consolador: El Espíritu Santo guía a los creyentes en su camino de fe, iluminando sus mentes y
fortaleciendo sus corazones. Se le considera un Consolador que brinda consuelo, paz y aliento en
momentos de dificultad.
3. Inspirador de la Escritura y la Tradición: Se cree que el Espíritu Santo inspira la Palabra de Dios en las
Sagradas Escrituras y guía a la Iglesia en la interpretación y comprensión de la Revelación Divina.
También se le atribuye la transmisión de la Tradición Apostólica.
4. Dador de dones espirituales: El Espíritu Santo concede dones y carismas a los creyentes, capacitándolos
para servir a la Iglesia y a los demás. Estos dones pueden incluir sabiduría, conocimiento, fe,
discernimiento, profecía, lenguas, entre otros.
5. Unificador de la Iglesia: El Espíritu Santo une a los creyentes en la comunidad de la Iglesia, estableciendo
la comunión y lazos fraternos entre ellos. Se le atribuye el don de la diversidad de carismas y
ministerios, pero en unidad de fe y amor.
• Averigua y elabora, en tu cuaderno, el organizador gráfico “La rueda de atributos” y en el centro
dibuja o pega una imagen que represente, según lo estudiado, al Espíritu Santo. Luego, escribe
alrededor palabras que lo definan.
Aprendiendo para actuar
Es muy probable -y casi seguro- que Jesús, después de su Resurrección, se apareciera a sus
apóstoles, no para sorprenderlos, sino para darles ánimo y, sobre todo, seguridad de su mensaje: la
salvación. Con estas apariciones, Jesús se despedía de ellos, no sin antes prometerles estar con ellos
hasta el fin del mundo. Con esto último, se abre la era del Espíritu Santo quien viene del Padre y del
Hijo para “quedarse con nosotros hasta el fin del mundo”.
A los cincuenta días de la Resurrección se celebra Pentecostés. Esta fiesta que ya existía entre los
hebreos, pues era la fiesta en la que Moisés a los cincuenta días de la salida de Egipto, da gracias a
Dios por la liberación de su pueblo.
Mientras tanto el Espíritu de Dios nos irá introduciendo a su vida, la vida en el Espíritu, para que
continuemos nuestra misión de ser luz y sal de la tierra, dando frutos de amor, alegría, paz,
paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí (Gal 5, 22-23) y no dar frutos
de la carne como fornicación, impureza y libertinaje; idolatría y superstición; enemistades y peleas;
rivalidades y violencias; ambiciones y discordias; sectarismos y envidias; ebriedades y orgías; y todos
los excesos de esta naturaleza.