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2do. de sec.

Tema 12 II Bimestre

Una comunidad guiada por el Espíritu de Dios …

El conocimiento de que el Espíritu Santo está presente en nuestras vidas, que Él produce todas las
funciones milagrosas que vivimos día a día, que Él mora con nosotros(as) para siempre y nunca nos
dejará o desamparará, es causa de gran felicidad, satisfacción y consuelo. ¡Gracias a Dios por este
precioso don: ¡el Espíritu Santo y su obra en nuestras vidas!

• ¿Qué representa el Espíritu Santo para los católicos?


Para los católicos, el Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad y es considerado como
Dios mismo. Representa la presencia activa de Dios en la vida de los creyentes y en la Iglesia. El Espíritu
Santo desempeña un papel vital en la fe católica y se le atribuyen diversas funciones y significados:

1. Santificador: El Espíritu Santo es el Santificador que transforma y santifica a los creyentes. Se le atribuye
el poder de purificar, renovar y hacer crecer la vida espiritual de las personas.

2. Guía y Consolador: El Espíritu Santo guía a los creyentes en su camino de fe, iluminando sus mentes y
fortaleciendo sus corazones. Se le considera un Consolador que brinda consuelo, paz y aliento en
momentos de dificultad.

3. Inspirador de la Escritura y la Tradición: Se cree que el Espíritu Santo inspira la Palabra de Dios en las
Sagradas Escrituras y guía a la Iglesia en la interpretación y comprensión de la Revelación Divina.
También se le atribuye la transmisión de la Tradición Apostólica.

4. Dador de dones espirituales: El Espíritu Santo concede dones y carismas a los creyentes, capacitándolos
para servir a la Iglesia y a los demás. Estos dones pueden incluir sabiduría, conocimiento, fe,
discernimiento, profecía, lenguas, entre otros.

5. Unificador de la Iglesia: El Espíritu Santo une a los creyentes en la comunidad de la Iglesia, estableciendo
la comunión y lazos fraternos entre ellos. Se le atribuye el don de la diversidad de carismas y
ministerios, pero en unidad de fe y amor.
• Averigua y elabora, en tu cuaderno, el organizador gráfico “La rueda de atributos” y en el centro
dibuja o pega una imagen que represente, según lo estudiado, al Espíritu Santo. Luego, escribe
alrededor palabras que lo definan.
Aprendiendo para actuar

Es muy probable -y casi seguro- que Jesús, después de su Resurrección, se apareciera a sus
apóstoles, no para sorprenderlos, sino para darles ánimo y, sobre todo, seguridad de su mensaje: la
salvación. Con estas apariciones, Jesús se despedía de ellos, no sin antes prometerles estar con ellos
hasta el fin del mundo. Con esto último, se abre la era del Espíritu Santo quien viene del Padre y del
Hijo para “quedarse con nosotros hasta el fin del mundo”.

A los cincuenta días de la Resurrección se celebra Pentecostés. Esta fiesta que ya existía entre los
hebreos, pues era la fiesta en la que Moisés a los cincuenta días de la salida de Egipto, da gracias a
Dios por la liberación de su pueblo.

En Pentecostés, nuevamente, la Promesa de Jesús, de Dios, se cumple: “Les conviene que Yo me


vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se los enviaré” (Jn 16, 7-
8). El Paráclito, el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, Dios, viene a nosotros a
quedarse hasta la consumación del mundo, se queda para seguir ardiendo la presencia de Dios
entre nosotros, para mostrarnos el camino a seguir, para ver el pecado y denunciarlo (Jn 16, 8-13) y,
sobre todo, para guiarnos mientras esperamos la segunda venida del salvador.

Mientras tanto el Espíritu de Dios nos irá introduciendo a su vida, la vida en el Espíritu, para que
continuemos nuestra misión de ser luz y sal de la tierra, dando frutos de amor, alegría, paz,
paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí (Gal 5, 22-23) y no dar frutos
de la carne como fornicación, impureza y libertinaje; idolatría y superstición; enemistades y peleas;
rivalidades y violencias; ambiciones y discordias; sectarismos y envidias; ebriedades y orgías; y todos
los excesos de esta naturaleza.

El Espíritu de Dios entonces no es la figura decorativa de cuadros y pinturas en forma de paloma o


fuego solamente, el Espíritu Santo es Dios quien reside en su Iglesia, que está en los sacramentos,
que acude a los obispos y sacerdotes y cuida de la grey del Señor hasta que vuelva

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