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Decreto 170: Trastorno Autista: 

El Trastorno Autista o Trastorno del Espectro


Autista, consiste en una alteración cualitativa de un conjunto de capacidades
referidas a la interacción social, la comunicación y la flexibilidad mental, que
pueden variar en función de la etapa del desarrollo, la edad y el nivel intelectual de
la persona que lo presenta.
El análisis funcional es una herramienta que nos permite entender por qué
suceden las conductas, así como averiguar la forma de cambiarlas. Se utiliza
mucho en psicoterapia. Pero, ¿cómo realizar un buen análisis funcional?

una herramienta que nos permite identificar los antecedentes y los


consecuentes de una determinada conducta, para así entender en qué
contextos aparece, con qué función, para qué, etc. Sin embargo, va más allá:
también está enfocada en determinar qué factores mantienen esa conducta,
qué factores fueron relevantes en su adquisición, etc.

1. Definición de la conducta o conductas problema

2. Análisis de las respuestas

3. Análisis de los estímulos antecedentes

4. Análisis de los estímulos consecuentes

5. Estrategias de autocontrol

6. Recursos del sujeto

7. Factores de mantenimiento de la conducta o conductas problema


Los factores de mantenimiento de la conducta problema son aquellos que
hacen que esta no se extinga. Siguiendo con el ejemplo mencionado del niño
que grita cuando se enfada, un factor mantenedor podría ser que la madre,
cuando el padre retira la atención de él, le abraza para que se calme.
8. Factores relevantes en la adquisición del problema
Para realizar buen análisis funcional de la conducta, será importante también
detectar qué factores son relevantes en la adquisición del problema. Es
decir, ¿Qué ha podido originar esta conducta? ¿Por qué ha aparecido?
¿Qué estímulos se relacionan con su aparición y adquisición? Se trata de
volver al origen, a la causa, para entender mejor esta conducta.

9. Programa de tratamiento a seguir


Finalmente, el último paso del análisis funcional es diseñar un programa de
tratamiento a seguir personalizado para cada paciente y conducta . Para
ello, deberemos tener claros qué objetivos de intervención queremos trabajar
con la persona, es decir, qué queremos conseguir, en qué período de tiempo y
de qué manera.
Hemos ofrecido una posible guía para hacer un análisis funcional de la
conducta; sin embargo, en otras fuentes podréis encontrar guías que varían
ligeramente en alguno de sus pasos. Eso sí, lo más importante de este
proceso es anotar toda la información relevante del caso, utilizar
procedimientos de registro detallados, observar, etc., para identificar con
claridad qué antecede a la conducta problema y qué consecuencias tiene para
que esta se mantenga.
Todas las conductas humanas tienen un porqué (y un para qué), siempre;
llegar a conocer estos elementos nos permite acercarnos un poco más a
la mente y al comportamiento humanos, y por consiguiente, como terapeutas,
ayudar a la persona que tenemos delante.

El análisis funcional de la conducta permite organizar la información más


importante del paciente. En él se tienen en cuenta las relaciones sociales de la
persona, sus conductas problemáticas y los acontecimientos que han adquirido
importancia en el origen y mantenimiento del problema.
a) Registros de conductas: se agrupan una serie de eventos conductuales bien
definidos que el evaluador supone son relevantes al caso que se está estudiando,
sin pretender ser exhaustivo en la observación. Generalmente se utiliza en
diseños de caso único y son construidos ad hoc para él.

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