Está en la página 1de 3

HIJO DE LADRÓN

La identidad marginal presente en Aniceto Hevia, abarca un proceso de formación que se inicia
con la detención de él y de su madre viviendo su infancia, esta experiencia le forma un concepto
de la vida de su padre, ya que este último pasaba muy poco tiempo con él, principalmente por
trabajar como delincuente y estar constantemente siendo perseguido por la policía. Esta última
experiencia, con la gran condena que sufre su padre en la cárcel y sumado a la muerte de su
madre, obliga a Aniceto hijo a discernir sobre lo que sería futuro, escoger entre quedarse en
Buenos Aires con sus hermanos, que ni siquiera volvían a la casa, o partir sin rumbo en busca
de ayuda. Entre sus peripecias, posterior a la ocasión en que fue expulsado de la casa de una
familia conocida de su padre, con algo de suerte, Aniceto parte a la cordillera a unos trabajos
agrícolas en primera instancia y como ayudante de carpintería en segunda. En este viaje a la
cordillera, mencionado recién, Aniceto conoce a su amigo, que lo recuerda en varias
oportunidades en especial en el momento en que está preso, este compañero de una u otra
forma juega un rol importante en el proceso de construcción de la identidad del protagonista, ya
que con él comparte verbalmente algunas de las experiencias vividas a lo largo de la vida y
viene a ser su único y gran amigo en la historia con él cuál siente la compañía física de alguien.
Después de la partida de este amigo y los problemas con la documentación que le impedían
abandonar al país, Aniceto se encuentra con el alboroto en las calles de Valparaíso, en ese
momento de la historia Aniceto siente uno de sus momentos de mayor soledad y confusión
previos al período que pasa en la cárcel, el personaje principal no logra captar lo que se vive en
el caos de la ciudad y sólo atina a tratar de escapar de ser herido o ser detenido por la policía,
más tarde al ver como la gente que lo rodeaba se trenzaba en riñas y golpes decide participar
lanzando un proyectil a un par de policías que transportaban a un detenido herido.
Inmediatamente, ante su sorpresa es detenido, ya en la cárcel como hemos mencionado
reiteradamente, vive una de sus mayores experiencias que lo encaminan a formar su identidad,
ahí conoce a algunas personas detenidas en el motín y posteriormente ante el juez es
injustamente acusado de robar una joyería, siendo que él no había cometido ese delito
precisamente. Ya terminada su odisea en la cárcel sale psicológicamente nuevo a la calle, como
si recién hubiera nacido, comenta metafísicamente su dolor producto de una herida al pulmón y
decide buscar un sustento, algo que le permite hacer lo mínimo, sobrevivir. En la caleta El
Membrillo de Valparaíso conoce a Alfonso Echeverría, El Filósofo, y a Cristián, con ellos
comparte la experiencia de vivir y recolectar metales extraños desde la arena que luego
cambiaba a un comerciante de la ciudad por dinero suficiente para subsistir. Ante el ofrecimiento
de El Filósofo de ir a trabajar como contratistas, Aniceto Hevia inicia una nueva etapa en su
vida, ya formado como adolescente decide aceptar el ofrecimiento y parte a trabajar recobrando
el ánimo de formar una nueva amistad y pensando que tenía que dejar atrás su pasado.

Los hechos que mejor ejemplifican que Aniceto Hevia está en el proceso de construcción de su
identidad son el deseo de buscar algo mejor para su vida futura, la aventura de abandonar su
hogar no es fácil para cualquier menor, pero en este caso Aniceto ya sumergido en la mundo
marginal decide aceptar maduramente este desafío y buscar nuevos rumbos. Son varios e
interesantes los ejemplos que podemos utilizar para demostrar que el protagonista de la obra se
encuentra sumergido en un mundo marginal como el hecho de no tener una buena y completa
educación escolar, el poco apoyo familiar, las escasez de recursos económicos, en el sentido
psico-social es importante destacar que Aniceto vive una vida con tendencia al aislamiento, en la
cuál posee sólo un amigo, no presenta en ningún momento de la historia un sentimiento claro de
amor hacia alguna mujer, a excepción de los trabajos en el sector de Mendoza en que
tímidamente intenta conocer a una mujer casada. Otro ejemplo importante que tiene que ver con
el aislamiento y soledad que siente Aniceto junto con el lugar en el mundo que ocupa en el
mundo es el hecho de sentirse socialmente inferior y diferente a los ladrones, esto lo piensa
cuando entra a una celda de la cárcel y se ve rodeado de delincuentes, siente que los
malhechores no tienen nada que robarle, no se meterían con él, en cierto modo por la violencia,
aspecto totalmente contrario a la personalidad de Aniceto. Además, paradójicamente, Aniceto
sentía algo similar con los solitarios, siendo que él también lo era. A todo esto se suma la
condición de marginal de Aniceto, por el hecho de no poseer grandes recursos, vivir en la
miseria, ser un desheredado, ganándose honradamente su comida diaria, pero por sobre todo,
como el mismo lo afirmaba, el vivía porque estaba vivo, esta frase refleja junto con el momento
en que narra su dolor interior, que nace a raíz de una herida real que tenía en uno de sus
pulmones, metafísicamente narra ese dolor interior que sentía principalmente por todo lo duro
que había sido su vida hasta ese momento, cada vez que recordaba esos momentos difíciles
sentía más y más dolor, esa parte de la historia viene a ser como una reflexión por parte de
Aniceto Hevia ante tan injusta vida y el dolor físico que sentían en el momento.

Aniceto Hevia (hijo): Es el hijo menor de la unión matrimonial, hecha por Aniceto Hevia
(papá) y Rosalía. Es quien, con el paso de los años; cuenta su vida desde la niñez hasta la
juventud cuando tenía 17 años Toda la experiencia vivida, le otorgo poder tener una mejor
idea de la vida, apreciar y aclarar si existencia como joven; todo esto se puede ver como un
persona de evolución, ya que a medida que se desarrollan él va teniendo
cambios.Aprende a ser más tolerante; tras pasar malos tratos, logrando conseguir una
visión más óptima de la vida, siempre desde el punto de vista de pobreza.Físicamente,
tiene ojos de color oscuro, orejas de un tamaño normal, cabello negro, delgado y de
frente pequeña. No es muy sociable que se diga; ya que es muy tímido, pero sin dejar de
lado de ser un personaje fuerte y muy profundo. Le toca ser fuerte, ya que luego de quedar
huérfano de madre; y lidiar con la condena de su papá se va adaptando y buscando que
hacer con su vida, y profundo porque a pesar de todas adversidades en contra. Siempre
mantuvo la calma; se puede comprar con los pescadores que en completo silencio tejen sus
redes, manteniendo sus sentimientos escondidos y pensamientos no manifestados.
Socialmente hablando, este personaje pasa de vivir una vida relativamente normal; sin
mayores complicaciones (excepto por la situación del papá), a tener una vida precaria,
cubriendo a duras penas con las necesidades básicas. Su educación de niño fue normal,
hasta que el fallecimiento de su mamá más la sentencia del padre; cambian su destino
drásticamente, teniendo que velar por si mismo de trabajo a muy corta edad, abandonado a
su suerte.

Aniceto Hevia (padre): Es el papá de Aniceto Hevia (hijo); se conoce como un ladrón
español, apodado “El Gallego”. Este sr. era alto, blanco, con grandes cejas muy pobladas, la
cara un poco cuadrada, bigote de color castaño y con canas, manos blancas, grandes de
vello rojizo. Parece mentira pero era socialmente, sobrio, de carácter muy tranquilo; era muy
ahorrador y serio en todos sus negocios. No era socioeconómicamente bajo; vive bien,
pero de la mano de su actividad delictiva; lo que se conoce como “antisocial” y errada,
debido a esto es condenado a una larga sentencia en la cárcel.

Lo cual termina en un abandono de los hijos; y por lo tanto aunque no se diga; se


entiende que todo su patrimonio baja de nivel.
Rosalía: Es la esposa de Aniceto Hevia (papá) y mamá de Aniceto Hevia (hijo); quien tenía
nacionalidad Chilena. Es una mujer de baja pequeña, y muy comprometida con las labores
de la casa. Es muy agradable y atenta con su familia y amigos.

Joao Hevia: Es el hijo mayor de Aniceto Hevia (padre) con Rosalía; de piel blanca y pelo
castaño.

Ezequiel Hevia: Segundo hijo del matrimonio.

Daniel Hevia: Siendo el tercer hijo de Aniceto y Rosalía.

Amigo de Aniceto (hijo): Provenía de una familia muy culta y respetada; y pues al solo se
le ocurrió por estar aburrido holgazanear por todo el mundo. Utilizaba lentes, ropa nueva,
ojos apagados, oscuros y chiquitos. Siempre andaba con dos tortugas.

Bartola: Amiga de Aniceto (hijo) es quien lo ayuda al momento de quedarse solo. Era una
mujer delgada, bajita, de aspecto muy señora y vestida humildemente. Tenía unos
hermosos ojos color miel, le daban un aire de ternura, dulzura y una curiosa elegancia.

Isaías: Era el esposo de Bartola; un hombre de pequeña estatura, fuerte, con barba larga,
poco cuidado, de cara ceñuda y agudos ojos. Este era cojo, sumamente miserable, malo,
salvaje y desvergonzado.

Alfonso Echeverría (“El Filósofo”): Este señor se lo consigue a Aniceto (hijo) en la playa;
recolectando metales pequeños. Era un caballero muy simpático, amable, interesante.
Poseía un bigote negro, con una frente amplia. Luego le ofrece que viva con él, en el
conventillo. Sentía simpatía por Esperanza, la vecina le gustaba. También era muy pobre.

Cristián: Es amigo de Alfonso; a quién también Aniceto encuentra en la playa, tenía la


barba muy grande, el cabello le cubría completamente la cabeza. Era un hombre bien rudo,
miedoso y arisco, nada sociable. Pobre también.

La señora italiana: Era una mujer muy longeva; pero muy buena la cual vivía sola en la
parte de atrás de un galpón, de una casa que alquiló la familia de Aniceto. Fue quien le
mostro los folletos a Aniceto; donde empezó a leer.

También podría gustarte