La deflación (o inflación negativa) es el fenómeno contrario a la inflación, es decir, una
caída general y continuada de los precios de la economía y, aunque puede parecer que una bajada en los precios es algo positivo, la realidad es que la deflación tiene efectos muy perjudiciales en la economía. La deflación puede generar un círculo vicioso en la economía, ya que puede provocar una reducción del gasto y la inversión, lo que supondría un menor crecimiento económico y un aumento en el desempleo, es el fenómeno contrario a la Inflación y consiste en la caída generalizada y prolongada (como mínimo, dos semestres según el FMI) del nivel de los precios de bienes y servicios. Por lo general, la deflación es causada por la disminución de la demanda, lo cual representa un problema mucho más grave que la inflación, toda vez que una caída de la demanda significa una caída general de la economía. Con la deflación se crea un círculo vicioso por el que, al caer la demanda, las empresas ven reducidos sus beneficios al tener que reducir los precios para conseguir ventas.
¿Por qué se produce la deflación?
La deflación tiene como causa la reducción de la demanda, generalmente causada por una crisis económica y la consecuente limitación en la renta de los hogares, que a su vez reduce su gasto. En este contexto, las empresas se ven obligadas a reducir precios de forma generalizada para paliar la menor demanda. Cuando esto se produce de manera generalizada, el nivel general de precios de un país cae, provocando la deflación. Pero la deflación tiene también otras causas, como el aumento de la productividad de la economía. Al mejorar los procesos productivos, las empresas se vuelven más eficientes, produciendo lo mismo o más con menos recursos y, en consecuencia, sus costes operativos se reducen de manera significativa. Esto provoca que muchas empresas puedan ofrecer sus productos más baratos, sin que ello necesariamente esté relacionado con una menor demanda o merma de calidad. ¿Qué impacto tiene la deflación sobre la economía? La deflación tiene un impacto negativo sobre un país en términos macroeconómicos, que puede ser incluso peor que el de la inflación. Los expertos coinciden en que la reducción en el nivel general de precios genera un círculo vicioso que desincentiva la demanda y, en consecuencia, también los ingresos de las empresas. Esto, a su vez, provoca que los precios caigan aún más, y los consumidores tenderán a esperar cada vez más para comprar esperando un recorte de precios aún mayor. Asimismo, las empresas se verán obligadas a recortar empleos, reduciendo la renta de las familias y la demanda. Pero es que, además, la deflación aumenta la carga real de las deudas. Esto, en una economía tan endeudada como la española, supone un problema añadido. Si los precios bajan, el PIB se reduce de forma automática, pero la deuda se mantiene igual, de manera que la deuda aumenta en términos relativos, aumentando el riesgo país. Esto puede deberse a una disminución de la demanda, a un aumento de la oferta o a una combinación de ambos. Las fluctuaciones del mercado pueden atribuirse a menudo a diversos factores, como un cambio en la demanda o un aumento de la oferta. Esto puede deberse a que los compradores ya no necesiten la misma cantidad de bienes, o a que los fabricantes produzcan más de lo que necesitan los clientes; en cualquier caso, los efectos de esto pueden tener un impacto drástico en los precios y los beneficios. Mientras que algunas empresas son capaces de adaptarse rápidamente y ajustar sus niveles de producción para adaptarse mejor al entorno actual del mercado, otras pueden encontrarse en una situación difícil en la que sus recursos ya no se ajusten a las demandas actuales de los clientes. En cualquier caso, es esencial que los empresarios vigilen las tendencias de su sector y se mantengan al corriente de cualquier cambio que pueda afectar a sus ventas y beneficios. la deflación puede dar lugar a salarios más bajos y a menos puestos de trabajo, ya que las empresas intentan reducir costes. Las empresas suelen responder a la deflación reduciendo costes, lo que puede significar salarios más bajos para sus empleados y menos puestos de trabajo. Esto puede tener un efecto perjudicial para los afectados, no sólo económicamente, sino también emocionalmente, dejándoles con sentimientos de impotencia e incertidumbre. Comprender la dinámica de la deflación y sus posibles consecuencias es esencial para que las empresas, los responsables políticos y los ciudadanos estén preparados para manejar la situación como sea. La deflación puede ser perjudicial para una economía si se vuelve grave y prolongada, pero también puede tener algunos beneficios, como hacer que las exportaciones sean más competitivas y aumentar el valor real del reembolso de la deuda. La deflación puede ser un arma de doble filo para una economía. Cuando se vuelve grave y prolongada, puede tener importantes efectos perjudiciales, como provocar la quiebra de empresas, lo que podría provocar una recesión de la economía. En la otra cara de la moneda, la deflación puede acabar siendo beneficiosa en la medida en que, cuando bajan los precios, las exportaciones se vuelven más competitivas en los mercados mundiales y los titulares de deudas pueden devolverlas con mayor valor real, ya que su dinero llega más lejos. Por lo tanto, es importante -incluso frente a la deflación- que los responsables de la política económica mantengan un control estricto de las tendencias inflacionistas para que las presiones deflacionistas no se vuelvan excesivas y causen trastornos. Los bancos centrales suelen utilizar herramientas de política monetaria, como los tipos de interés, para luchar contra las presiones deflacionistas en la economía. Los bancos centrales desempeñan un papel crucial en la gestión de las presiones deflacionistas regulando el sistema monetario. Principalmente, deben actuar como una influencia estabilizadora sobre la inflación y el empleo manipulando los tipos de interés y otras herramientas de la política monetaria. Esto puede utilizarse para disuadir a los prestamistas de acumular un exceso de efectivo, lo que ayuda a fomentar los préstamos, los créditos y el gasto dentro de la economía. Con el aumento del gasto aumenta la demanda, los precios y los salarios, lo que ayuda a contrarrestar las presiones deflacionistas. Al ajustar los tipos de interés, los bancos centrales suelen poder tener efectos inmediatos y directos sobre los factores que afectan a las fuerzas deflacionistas de la economía.