Son los comportamientos aprendidos en una sociedad, comunidad o grupo
social determinado, que hacen que sus miembros estén condicionados para percibir como masculinas o femeninas ciertas actividades, tareas y responsabilidades y a jerarquizarlas y valorizarlas de manera diferenciada. La constante asignación social de funciones y actividades a las mujeres y a los hombres naturaliza sus roles, condiciona sus identidades, su visión del mundo y su proyecto de vida. La naturalización de los roles y atributos de género es lo que lleva a sostener que existe una relación determinante entre el sexo de una persona, su capacidad para realizar una tarea y la valorización social que se le otorga a dicha tarea. Considerar como naturales los roles y las capacidades es creer que son inmutables. Reconocer y descubrir que estas características, supuestamente fijas e inamovibles, son asignaciones culturales, es lo que permite transformarlas. Desnaturalizar la percepción que se tiene del ser varón o mujer y reconocer que sus roles y capacidades han sido socialmente construidos permite pensar de otro modo los lugares que ambos pueden ocupar en la sociedad. En un contexto social dado, los roles de género de los hombres y las mujeres pueden ser flexibles o rígidos, semejantes o diferentes y complementarios o conflictivos. Particularmente en las situaciones de crisis, como la guerra, terremotos, hambrunas, los roles pueden cambiar, pero, luego, las antiguas actitudes pueden regresar y las mujeres suelen ser desplazadas lo que se traduce en nuevas expresiones de la discriminación o de barreras para el acceso al empleo, la formación profesional, etc. Tanto las mujeres como los hombres realizan múltiples roles en sus vidas, en la esfera productiva -actividades dirigidas a la producción de mercancías para el consumo o el comercio y las generadoras de ingreso- y en la esfera reproductiva - actividades relacionadas con la creación y sostenimiento de la familia y el hogar. No obstante, en la mayoría de las sociedades, los roles de los hombres en la esfera productiva son prominentes, si bien se están produciendo cambios significativos en su involucramiento en las actividades doméstico y de cuidado. Generalmente se desarrollan fuera del hogar lo que les permite realizarlos secuencialmente y no simultáneamente. Las mujeres, por su parte realizan varias tareas simultáneamente, desempeñando múltiples roles (multitarea) dentro de la esfera reproductiva y productiva. Desempeñan así un rol productivo, reproductivo o doméstico (atención y cuidado de la supervivencia de la vida humana) y comunitario (las tareas que como generalmente como extensión del rol de cuidado realizan en beneficio de la comunidad (promoción y mantenimiento de recursos escasos como el agua, el cuidado de la salud, la educación, etc.). La mayoría de las veces este trabajo es voluntario y, por ende, no remunerado y, por supuesto, considerado como natural, derivado de su condición de cuidadoras y, por tanto, invisible en las estadísticas nacionales. Por su parte, la gestión comunitaria de los hombres tiende a ser más visible y de mayor valor social. Qué son los roles de género Los roles de género son todo comportamiento que se percibe en la sociedad como adecuado para cada sexo. Por ejemplo, que las mujeres se maquillen es considerado propio de su rol de género, así como que los hombres se interesen por los deportes. En ambos casos, se trata de una construcción social, unas reglas marcadas por el contexto en que vive cada individuo. De este modo, una conducta considerada apropiada para el género femenino puede variar de una cultura a otra y de un tiempo a otro. Siguiendo con ejemplos anteriores, en otras épocas y lugares, ha sido o es habitual ver a hombres maquillados. A su vez, los roles de género están en constante cambio y evolucionan a la par que lo hacen otras normas sociales. Así, hace 70 años en España era reprobable que una mujer vistiera con pantalón y sorprendía que un hombre se dedicara a las labores de casa. Hoy, ambas conductas están normalizadas, pues la sociedad ha progresado en materia de igualdad de género.