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Meditación para aceptar el cuerpo

Rebekah Borucki

Preparación/acerca de esta meditación

En la meditación para sentirte mejor con tu cuerpo te he pedido que


repitieras mantras que no necesariamente te crees en este momento.
Esas mentirijillas que te dices cuando meditas son, en realidad, atisbos (o
predicciones) de lo que puede ser y será verdad para ti en el futuro.
Gracias a la repetición constante, lo que parecía imposible se va
convirtiendo poco a poco en creíble. Y una vez que creas en algo,
empezarás a verlo en tu vida de verdad. Sé que a muchos lectores puede
parecerles que me estoy poniendo demasiado mística, pero este es uno de
los principios de la manifestación. Imagina de lo que serías capaz si
creyeras de verdad que nada puede interponerse en tu camino. La
meditación para sentirte mejor con tu cuerpo te enseña a ser amable y
benévolo con tu cuerpo.
Te enseña a ser amable y benévolo con lo que sientes acerca de tu cuerpo.
¿Qué significa eso? Ahora tienes permiso para sentir emociones no
demasiado positivas, para no sentirte culpable si no te gusta lo que ves en
el espejo y para pasarte un día apoltronado en el sofá sin sentir que le
estás fallando a toda la humanidad.
Practicar la aceptación tanto de tu cuerpo (en las distintas formas y
tamaños que adopte) como de lo que piensas acerca del mismo te
ayudará a acercarte más a tus objetivos. Dejarás de ser el palo en tu
propia rueda, porque ya no perderás tiempo lidiando con tus emociones
ni avergonzándote de ellas.
Verás que en esta meditación utilizo la expresión «no amo» en lugar de
«odio». Es posible que muchos lectores odien su cuerpo, y al principio del
capítulo ya he dicho que es lícito sentirse así. Sin embargo, uno de los
objetivos de la meditación es reestructurar los pensamientos y las
palabras que usamos para referirnos a nosotros mismos.
Creo que es importante usar palabras amables, incluso durante una
práctica centrada en la aceptación de los pensamientos no positivos. Hoy
quizá sientas que odias tu cuerpo (o algunas partes), pero ¿cómo puedes
cambiar tu discurso durante la meditación para que transmita más
compasión por tu cuerpo y por lo que sientes en relación con este?
Aunque meditar puede resultarte aún algo relativamente nuevo, pronto
serás capaz de crear tus propias meditaciones. Y mientras avanzas en tu
práctica personal, ten presentes estos elementos inspiradores para
meditaciones sobre la aceptación del cuerpo:

Permito todos los pensamientos, ya sean positivos o negativos, pero


pronuncio únicamente palabras amables y benévolas. Tendré un buen
concepto de mí.
Me demostraré compasión. Hablaré con amabilidad. Miraré mi reflejo y
daré gracias por esta máquina bella y milagrosa que se me ha concedido.
¿Son amables mis palabras? ¿Cómo hablo acerca de mi persona conmigo
y con los demás? ¿Qué palabras permito en mi vocabulario cuando hablo
de mi cuerpo?
Estas palabras son negativas: gordo, débil, feo. Estas palabras son
positivas: guapo, fuerte, sano. Usaré términos amables para hablar de mi
cuerpo.

Esta meditación es como un complemento de la meditación para sentirte


mejor con tu propio cuerpo. Todos los pensamientos y mensajes positivos
de esa meditación son nutrientes puros para tu viaje. Sin embargo, al igual
que sucede cuando hacemos dieta y hay días en que el anhelo por una
tarta supera a los beneficios de un batido verde, habrá días en que los
pensamientos positivos no podrán superar a la negatividad. Los
suplementos de vitaminas llenan los huecos en tu dieta «casi» perfecta y
este suplemento de meditación te ayudará a equilibrar tu práctica «casi»
perfecta de pensamientos positivos.

¿Cuándo? Esta meditación es adecuada en cualquier momento del día, así


que practícala siempre que la necesites.
¿Dónde? Siempre prefiero que practiques las meditaciones en lugares que
te ofrezcan la máxima comodidad. Si existe una incomodidad física,
meditar puede resultar muy difícil, y sentir preocupación por si te oyen o
te ven mientras meditas puede resultar especialmente perturbador. Esta
meditación puede suscitar muchas emociones intensas, por lo que
asegúrate de estar en un espacio que te permita dar rienda suelta a tu
vulnerabilidad más profunda sin miedo ni aprensión. El dormitorio puede
ser un lugar ideal. Siéntate sobre la cama, rodéate de tus almohadas y
mantas preferidas, y prepárate para meditar.

¿Postura? Siéntate en una postura que te resulte cómoda y que te


permita mantener el pecho abierto. Si te cuesta mantener el pecho
abierto mientras estás sentado sin apoyar la espalda, quizá sea preferible
que optes por una postura reclinada. De ser así, repasa en el capítulo 2 las
indicaciones para la postura del ángulo atado reclinado o la postura del
cadáver con las rodillas flexionadas.
Son dos posturas ideales para la práctica de la aceptación y la entrega. Tal
y como se ilustra en las instrucciones para realizar las posturas, los brazos
quedarán tendidos a ambos lados del cuerpo, con las palmas de las manos
hacia arriba y los dedos abiertos. Si estás sentado, apoya las manos sobre
los muslos o las rodillas, con las palmas hacia arriba. Te recomiendo que
practiques esta meditación con los ojos cerrados, si es posible. Tras cada
indicación, ábrelos poco a poco para leer y recibir la siguiente.

Tienes 4 minutos para no amar tu cuerpo

Sentirte regular por tu aspecto físico o por cómo te trata tu cuerpo puede
provocarte ansiedad y depresión. Estas emociones pueden perdurar, ir y
venir, o alternarse. Acepta dónde estás en este momento dedicándote un
poco de tiempo para centrarte. Ese tiempo no tiene por qué ir más allá de
la duración de unas cuantas respiraciones.
1. Con los ojos cerrados (o abiertos y enfocados con suavidad) y el cuerpo
cómodo en la postura que hayas elegido, centra la atención en la
respiración y en las características que presenta en este momento. Cuenta
cinco inhalaciones y exhalaciones sin dejar de observar la duración, la
profundidad y la suavidad de cada respiración. Pueden ser cortas o largas,
superficiales o profundas, irregulares o suaves. Ninguna de estas
características es mejor o peor que las demás. En este momento, tu tarea
es observar, no juzgar.

2. Mientras sigues respirando, piensa en lo que más te molesta de tu


cuerpo (o de las conductas en relación con tu cuerpo) en este momento.
¿Qué te ha llevado a elegir esta meditación hoy? Quizá te avergüence
responder a eso porque crees que mostrar insatisfacción con una parte de
ti es una muestra de fracaso. Abandonemos esa creencia ahora mismo.

3. Inhala tan profundamente como te sea posible, llenando de aire los


pulmones y luego el vientre, hasta que quede hinchado y redondo. Al
exhalar, deja que todos los músculos del cuerpo se relajen y se fundan con
la superficie que tienes debajo.

4. Inhala de nuevo. Exhala y di en voz alta (o para tus adentros, si estás en


un lugar público): «Suelto la idea de que está mal no amar todo mi
cuerpo en todo momento». Si lo prefieres, también puedes decir: «Suelto
la idea de que tengo que amar todo mi cuerpo en todo momento».

5. Repite el mantra cuatro veces más (serán cinco repeticiones en total).


Si incluso después de la quinta repetición te sigue pareciendo artificial,
repítelo durante 21 ciclos de respiración completos. No es necesario que
pases al mantra siguiente, puedes dejarlo para la próxima vez. Pero si
quieres dar un paso más, ahora diseñaremos tu mantra del día.

6. Rellena los espacios en blanco del mantra siguiente con la parte del
cuerpo o la conducta relacionada con el cuerpo con la que tienes
dificultades: «Acepto que hoy no amo mi _____. Suelto la idea de que
mis pensamientos acerca de mi _____ tienen que ser positivos en todo
momento».

7. Sigue con la pauta de inhalaciones profundas que inundan el cuerpo de


aire y las exhalaciones que relajan toda la musculatura durante cinco
ciclos completos. Repite tu mantra personal en cada exhalación. Las
palabras de liberación con cada exhalación ayudarán al cuerpo a relajarse
cada vez más y a fundirte cada vez más con la superficie que tienes
debajo.

8. Rellena los espacios en blanco para tu último mantra: «Puede no


gustarme mi ___ sin que eso me impida amar y aceptar mi cuerpo».
Repite tu segundo mantra personal en todas las exhalaciones de otra serie
de cinco ciclos de respiración.

Estos son tus mantras personales de amor, aceptación y liberación. Te


protegen de los pensamientos derrotistas que entorpecen tu avance.
Además de enseñarte a aceptar pensamientos no positivos acerca de tu
cuerpo, te enseñan a amar (honrar) tu cuerpo tal y como es en este
momento. Amar (honrar) el cuerpo que tienes ahora te permitirá tener el
cuerpo que quieres.

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