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Cuando era niño, mi padre me contaba a menudo la historia de nuestra familia.

« ¿Sabes, decía, que nuestro antepasado era un gigante? »


Yo abría ojos como platos al oír esto y le pedía que me contara más.
« En la Canción de Roldán, dicen que nuestro antepasado combatió contra él, y que
Roldán le mató de un golpe de su espada en el ombligo »

« Mira, en esta foto de una vidriera de la Catedral de Chartres, se puede ver el


combate. »
« Pero, ¿quién era nuestro antepasado?”
«Pues, dicen que era el hijo de un rey moro que vivía en España, ya que en aquella
época, los Àrabes, dominaban este país »

Pasaron los años. Mi padre murió pero ocupó sus últimos años investigando y
escribiendo sobre la genealogia de nuestra familia.
Yo, me olvidé de todo eso porque la vida adulta había borrado este reino maravilloso
en el que los reyes y los gigantes solían convivir con los dragones y las hadas.
Pues, pasaron los años.
Y llegó la época del internet.
Un día, empecé a teclear y escribí nuestro apellido en un buscador y estuve
asombrado de la cantidad de respuestas que me dio. Me sentí importante. Y también
un poco perdido. Pero, la internet es como un ovillo de hilo que sólo espera que alguien
lo desenrede con tal que sepa lo que está buscando y, de dirección en dirección, acabé
por volver a encontrar al gigante de mi infancia.
En España.
En la Rioja.
En Nájera.
Mi padre no me había dicho todo. O yo no me había fijado en los detalles. Descubrí
que en la Canción de Roldán no hablaban de gigante, por lo menos en la que los
alumnos franceses suelen estudiar en clase. Por mucho que leyera el librito, no había
ningún gigante escondido en él. Pero descubrí también que existían varias versiones
de esta historia y en particular, una que mencionaba al gigante y que situaba el
combate en Nájera.
Pero es cuando piensas haber descubierto algo que te das cuenta de que no has
descubierto nada: al leer el texto, entendí que esta historia de gigante era pura ficción
inventada por un escribano para divertir a la gente. Mi decepción fue grande. No por la
pérdida del gigante de mi niñez, sino por el engaño.
Se lo explico.
A principios del siglo XII, el Papa Calixto II mandó escribir un libro que contara la
historia del apóstol Santiago. Encargó un monje de esta tarea: Aymery Picaud. En
aquella época, por motivos en que se mezclaban grandeza religiosa e intereses más
sórdidos, el soberano pontificio quería asentar su poder en esta zona. Así apareció el
Liber Sancti Jacobi. Se le llama también el Codex Calixtinus. Si le interesa saber más
sobre el tema, puede consultar la dirección siguiente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Codex_Calixtinus.
Es en el Libro IV que aparece mi antepasado. No sé dónde Aymery Picaud encontró el
apellido que le dio pero creó este personaje y su creación tuvo gran éxito. Siempre las
historias de gigantes han apasionado al público: un ser dotado de dones
excepcionales, de una fuerza sobrehumana, casi invencible cautivaba la atención de
los espectadores. Además en aquellos tiempos, los combates de caballeros, armados
de hierro de pies a cabeza estaban muy de moda. No sé si ha leído alguna vez unos
de estos cantares, pero están llenos de hazañas sangrientas que hacen de las
películas actuales más violentas cuentos para niños. Las cabezas, los troncos, los
miembros vuelan por el aire como espuma al viento. Y si se puede hendir a un
caballero de arriba abajo de un solo golpe, mejor. No hemos inventado nada. Y los
trovadores tampoco: al leer estas historias, me di cuenta de que muchas no hacían
más que copiarse las unas con las otras. Tanto que, ocurre que el autor se siente
obligado a menudo a afirmar que es su historia la verdadera y no la que otros cuentan.
Así es como encontré el apellido de mi antepasado en varios casos, directa o
indirectamente: a veces era el adversario de Roldán, otras veces, Roldán cabalgaba en
un caballo que le había pertenecido, etc.
Pero lo encontré no sólo en los textos sino también en las representaciones. En
Estella primero donde existe un capitel en el Palacio de los Reyes de Navarra que lo
muestra luchando con Roldán, en las miniaturas medievales que hasta el siglo XV
siguieron representando el famoso combate, en las vidrieras de la catedral de Chartres
pero también en Verona, en Angoulême, quizás en Carcassonne y sin duda en otros
sitios que quedan por descubrir. Fue tanta la fama de la historia que había inventado
Aymery Picaud, que transcurrió los siglos, que hubo más de 300 manuscritos de esta
versión y que el mismo Molière y el famoso Cervantes la mencionaron en sus obras.
(Libro 26) Y luego se perdió.
La lectura del Liber Sancti Jacobi me llevó a Nájera. Y allí encontré un sitio web que
abarcaba casi toda la historia de esta zona. Hay gente apasionada que cumple un
trabajo formidable poniendo al alcance del aficionado textos y documentos que sólo se
encuentran en obras y bibliotecas especializadas. Le aconsejo visitar este sitio si le
interesa el tema:
http://www.vallenajerilla.com/legadomedievalnajera/legadomedievaldenajera.ht
m

¿Qué relación entre Nájera y el gigante? Aymery Picaud sitúa el famoso combate allí.
¿Por qué? Mirando un mapa se puede preguntar ¿por qué Roldán y Carlo Magno
vinieron allí sabiendo que la meta de su viaje era Zaragoza? No es el trayecto más
directo. Pero en el Liber Sancti Jacobiestamos en una ficción literaria y el autor parece
haber mezclado diferentes ingredientes según los necesitaba. En otros cantares Carlo
Magno aparece en regiones en que históricamente nunca puso los pies. No se pueden
contar los sitios que se refieren a Roldán y a sus hazañas. Es la fuerza de un mito. La
situación de la escena del combate en Nájera procede de esta lógica. Se necesitaba
crear una motivación para iniciar una conquista. El Liber Sancti Jacobi fue escrito en
este sentido. Las fronteras con el Califato de Córdoba no estaban bien definidas y el
norte de España necesitaba de un apoyo de los reinos cristianos para afirmar su
existencia. Si Nájera no se situaba en el camino de Zaragoza, se situaba en el de
Santiago. Aymery Picaud conocía esta zona: el Liber Sancti Jacobi describe con
precisión el camino que los futuros peregrinos tendrán que tomar para ir allí. Está
seguro que muchos peregrinos al llegar delante de Nájera, esperaban ver los restos del
gigante yaciendo al pie de las murallas. Hoy en día, muchos se paran en el poyo de
Roldán en Alesón donde el caballero acabó con su adversario.

Pero la Historia está llena de sorpresas y en el momento en que me preguntaba por


qué Aymery Picaud había elegido nuestro apellido para nombrar a su gigante, encontré
que en Alesón, en la misma época, vivía una familia del mismo apellido. (MOROS,
JUDÍOS Y FRANCOS EN EL REINO DE NÁJERA Dr. Rodríguez R. de Lama )

No se puede apartar la tentación de acercar estos dos hechos : el nombre del


gigante y el de mi antepasado como Aymery Picaud lo hizo hace más de ocho siglos
quien se apoderó de este apellido que encontró en su camino para nombrar a su
protagonista. Es una explicación. A lo mejor hay otras. Pero el misterio se hace más
espeso. En efecto, ¿por qué elegir este apellido y no otro? ¿Cómo tuvo conocimiento
de este apellido, él que era un forastero?¿Tenía el tal Ferragut, ciudadano de Alesón,
una particuralidad que le hizo conocer a gente ajena ?¿Era conocido por su fuerza o su
tamaño ? Es verdad que, hasta en Francia, los vascos o navarros son famosos por su
fuerza. Es verdad también que en la historia de la zona se encuentran a personajes de
tamaño imponente: Sancho el Fuerte (2,22 m), Jaime de Aragón (de misma estatura
según él mismo), el gigante de Altzo (2,42 m). No sé. Éstas son conjecturas
personales. Pero como no soy historiador me permito estas suposiciones esperando
que no molesten la verdad. No se puede ir más lejos. He propuesto una lectura
personal de la Historia pero la leyenda de Roldán y de Ferragut seguirá existiendo
mucho tiempo en la mente de la gente y no creo que estas líneas cambien cualquier
cosa en el asunto, menos para mí.

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