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Filo Del Derecho Resumen Bolilla 1-5
Filo Del Derecho Resumen Bolilla 1-5
OBIOLS
CIENCIA Y FILOSOFÍA.
En cada ciencia, en un momento dado, hay teorías que se consideran básicas y que son
aceptadas por el conjunto de la comunidad científica pero también puede ocurrir que las
ciencias progresen y logren construir teorías más exactas,
Cuando se estudia una ciencia, se estudia una serie de conocimientos definidos (teorías)
y ciertos métodos de los que se vale una ciencia.
La ciencia, en cambio, se asienta en ciertos supuestos, es decir sin admitir sin necesidad
de demostración y muchas veces, sin hacer explicitas ni tematizar, la verdad de algunas
proposiciones como la afirmación del valor del conocimiento científico, o la validez de
la observación sensible como instrumento final para contrastar las teorías con la
realidad. La filosofía aspira a constituirse en un saber sin supuestos, en un saber que sea
fundamento de cualquier otro saber
IDEOLOGÍA Y FILOSOFÍA.
Es una visión global de la realidad que es elaborada desde una determinada perspectiva,
configuran una visión del mundo y dotan de sentido a las acciones humanas. Se
constituye como una herramienta que nos permite revelar y develar las posiciones de
poder, entender a que intereses sirve como distribución de determinadas cosas en el
mundo
La filosofía presenta algunas diferencias con las ideologías. En primer lugar hay
cuestiones o problemas filosóficos que tiene poco o ningún interés para las ideologías
porque no parecen tener implicancias prácticas, lo que si es cierto que hay cuestiones
ideológicas que no son filosóficas y cuestiones filosóficas que no son ideológicas.
Por otro lado las ideologías o concepciones del mundo dan respuestas más o menos
dogmáticas que deben ser aceptadas por provenir de alguna autoridad. Desde el punto de
vista filosófico, las mismas preguntas reciben respuestas críticas, es decir, respuestas
fundamentadas racionalmente que puedan ser objeto de discusión y análisis y de una
valoración de los argumentos en que se sostienen. Sin embargo hay zonas de grises
entre la filosofía y la ideología, no solo por la existencia de cuestiones comunes como
señalamos antes, sino porque en ocasiones los filósofos pueden llegar a afirmar sus
doctrinas de un modo por demás dogmático con ciego fanatismo ideológico. En realidad
cuando de un filósofo de pasa a un “ismo”, de Aristóteles al aristotelismo, la filosofía se
transforma en ideología.
José Ferrater Mora señalo la existencia de posibles planteamientos sobre las relaciones
entre ciencia, filosofía e ideología.
CONTEXTO HISTÓRICO
Aristóteles, por ejemplo, considera que hay un saber fundamentado que busca establecer
las causas de los sucesos, que trata de lo universal y necesario, un saber que es distinto
del saber que proporciona la experiencia, es decir el frecuentar un objeto que es un saber
que ignora las causas, que solo conoce lo singular y lo contingente.
Este pensador, hace una diferencia entre las causas primeras y las causas segundas. Las
causas primeras es la búsqueda de los principios, de los fundamentos últimos y las
segundas es el conocimiento más próximo a los fenómenos.
La filosofía primera, entonces, se ocupa de las causas primeras y las filosofías segundas,
las que con el tiempo serán las ciencias particulares, se ocupan de las causas segundas.
Esta distinción aristotélica se mantiene hasta el dia de hoy, las ciencias realizan una
tarea en la que se atiene más a lo observable y la filosofía es más especulativa y trata de
ser un saber más profundo. Para Aristóteles, la filosofía por ocuparse de las causas
primeras constituye el saber al que deben subordinarse las ciencias, la filosofía a la que
llama sabiduría es la reina o la madre de las ciencias. Las ciencias de las filosofías
segundas, en la época aristotélica, son saberes poco desarrollados y dependientes de la
filosofía
Wittgeistein, otro autor de la época, realiza una labor filosófica, una labor de análisis del
lenguaje. La labor filosófica por experiencia es realizar una aclaración lógica de nuestro
lenguaje.
Jaspers, pensador alemán que se lo ubica en el existencialismo, nos dice que la filosofía
es considerada como una búsqueda incesante, un pensar y un reflexionar sobre todas las
cosas, sobre el mundo de la ciencia, el poder de la técnica y muy especialmente acerca
del ser humano y su estar en el mundo.
Siguiendo a Jaspers, se distinguen tres orígenes del filosofar, el asombro, la duda y las
situaciones límites.
Dudar es suspender el juicio, es no afirmar ni negar nada, y las situaciones límites, son
situaciones que no podemos eludir, como la muerte, el dolor, la lucha que nos lleva a
tomar conciencia de nuestra subjetividad.
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El tercer origen de la filosofía, las situaciones límites en la vida del hombre conduce a
un primer grupo de cuestiones antropológicas: ¿es el hombre un producto más de la
evolución del reino animal?, esta pregunta es tratada por la antropología filosófica. Pero
las situaciones límites llevan también al problema del obrar humano ¿Qué debo hacer de
mi vida?, esta cuestión constituye el problema ético o moral que es estudiado por la
ética.
Ahora es necesario efectuar algunas aclaraciones sobre esta división del campo de la
filosofía. En primer término debemos señalar que la filosofía constituye una unidad que
si bien es conveniente distinguir los problemas filosóficos, cualquier división es un tanto
artificial. Las cuestiones filosóficas están interrelacionadas entre si, de tal manera que
generalmente una desemboca en la otra, y en segundo término hay una distinción en
etapas históricas que permiten hablar de una filosofía antigua, una filosofía moderna y
una filosofía contemporánea.
PORTELA EPISTEMOLOGÍA
JURÍDICA.
Durante la antigüedad la ciencia no era considerada como una rama del saber que se
encontraba independizada de la filosofía o del resto del conocimiento, sino que por el
contrario se encontraba estrechamente unida a este formando parte de una especie de
saber total que incluía todo lo conocido acerca de Dios, el hombre y su entorno. Este
conocimiento único implicaba la creencia en la ubicación de la tierra como centro del
Universo, alrededor de la cual giraban el sol y el resto de los planetas conocidos. Esta
perspectiva se sostenía en un saber vulgar (por saber vulgar se entiende, aquel
conocimiento que se adquiere a través de la observación del mundo que nos rodea, no es
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El mundo que hoy denominamos occidental era cerrado, poco era lo que existía fuera
del entorno de la Europa. La vida de la mayoría de la gente transcurría siempre en el
mismo lugar. El trueque simbolizaba todo el comercio existente, toda la cultura se
refugiaba en los conventos donde los monjes copiaban la sabiduría antigua en libros,
gracias a eso después de la caída del imperio romano se pudo recuperar gran parte del
conocimiento de esa época.
Todo este panorama comenzó a cambiar gradualmente entre los siglos XV y XVII en los
que se produjo una de las mayores revoluciones de la historia de la humanidad.
Desapareció el poder de la nobleza feudal, se consolidaron reinos y con ellos el
centralismo de lo que luego serían los diversos Estados Nacionales, adquirieron
fundamental importancia las ciudades, se inventó la pólvora, la brújula y la imprenta. Se
cuestionó el poder religioso con los primeros síntomas de la reforma y su permiso para
efectuar la libre interpretación de los textos sagrados. Aumento la población y la riqueza
y surgieron nuevas necesidades. Fue necesario expandir, ampliar el mundo porque las
necesidades comerciales así lo exigían.
Mientras tanto Humé, en Inglaterra sentaba las bases del empirismo que consideraba al
sujeto que conocía como una simple tabla rasa, receptáculo en el que ingresaban las
sensaciones, los datos del mundo exterior transmitidos por la percepción. Esta nueva
concepción de la ciencia domino el pensamiento occidental hasta principios de nuestro
siglo. Fue entonces cuando a instancias de los avances acaecidos en la lógica, como
consecuencia de su intersección con las matemáticas, el empirismo se transformó en
lógico y formulo nuevas exigencias para el saber que pretendía ser científico, y se surgió
la necesidad de establecer límites precisos entre el saber científico y el que no lo era.
EMPIRISMO E INDUCTIVISMO.
El primer paso de toda investigación científica empieza por la observación de los datos
de la experiencia (empirismo), que luego por el uso de la inducción (Forma de
razonamiento que consiste en establecer una ley o conclusión general a partir de la
observación de hechos o casos particulares), como segundo paso, obtener leyes
generales que en conjunto formaran el cuerpo de una determinada teoría.
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Como tercer paso, se pueden explicar los fenómenos que se refieren a los diversos
campos de estudio. No solo se pueden explicar los fenómenos que ya se produjeron, lo
que es más importante, es que se pueden predecir hechos que han de ocurrir en el futuro.
La explicación y la predicción se distinguen uno porque mira hacia atrás y el otro hacia
adelante en la flecha del tiempo y solo son posibles mediante la existencia de leyes
generales.
EXPLICACIONES NOMOLÓGICAS-DEDUCTIVAS.
Mediante la predicción que no es otra cosa que la aplicación dela misma lógica citada a
las leyes generales, se puede impedir que un fenómeno no deseado acaezca o al revés.
Algunos de los problemas que pusieron en crisis esta noción canónica de la actividad
científica, se refieren en primer lugar, a la existencia de datos observacionales puros,
que puedan ser neutralmente captados por un observador. Se ha demostrado que la
existencia del sujeto que observa, siempre modifica lo observado. El imprescindible
sujeto que observa, penetra en el mundo que desea observar, previamente cargado con el
peso de alguna hipótesis que pretende demostrar o con alguna teoría que le va indicando
ciertos caminos a su observación. No existe el experimentador absolutamente neutral,
que todos ellos, nosotros, nos movemos en el mundo al menos con un marco lingüístico,
dentro de una forma particular de vida que nos condiciona la percepción.
EL FALSACIONISMO.
El más fuerte de estos modelos se debe a Karl Popper (autor de una obra
epistemológica), dedicado a estructurar el criterio de demarcación de la actividad
científica, para distinguirla de la que no lo es. Para ello el autor manifiesta que las
teorías científicas son simples conjeturas que deben ser sometidas a rigurosas pruebas
determinadas a su comprobación.
EL CRITERIO DE DEMARCACIÓN
Popper y sus discípulos intentaron mejorar el programa falsacionista. Surgió así la tesis
de los programas de investigación, no es otra cosa que un conjunto que permite avanzar
la investigación, tanto de una forma positiva como de otra negativa. La primera indica
que deberán seguir los futuros programas, en lo que a la investigación respecta y que
han de ser progresistas o retardatarios y la segunda consiste en la convención de no
modificar la estructura central del programa a los efectos de no desnaturalizarlo.
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CIENCIA Y VERDAD.
Un segundo ítem que hay que tener en cuenta y que puede llegar a ser complejo es la
relación que existe entre la ciencia y la verdad. Por eso hay que tener en cuenta que la
verdad siempre es una característica proposicional, lo que implica valorar los contextos
en los cuales se efectúan afirmaciones acerca de la veracidad.
Si bien toda teoría científica aspira a alguna forma de verdad esta no tiene por qué
coincidir exactamente con la realidad tal como la vemos. Habitualmente las leyes
científicas suelen contradecir fuertemente a la realidad desde el momento en que operan
con condiciones ideales no equiparables a las de la vida cotidiana.
RACIONALIDAD Y FINES.
Toca señalar que es posible efectuar clasificaciones diversas a las ciencias. Se han
distinguido las ciencias duras de las ciencias blandas siendo las primeras aquellas que se
ocupan del dominio de las denominadas exactas y estas de las sociales, o también
pueden distinguirse las ciencias naturales de las exactas y de las ciencias sociales.
PÓRTELA
DOGMÁTICA JURÍDICA.
¿Es el derecho una disciplina científica? No todos los autores sustentan idéntica opinión
respecto de la aptitud poseída por el derecho o por las normas jurídicas para constituirse
en objeto de estudio de una ciencia. Hay quienes niegan toda posibilidad que con tal
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• Legisladores: son los que crean las normas generales (diputados, senadores,
concejales, el poder ejecutivo cuando ejerce su actividad reglamentaria, etc.)
• Abogados: que son los que utilizan las normas existentes para tratar de persuadir
a los jueces de las razones que asisten a sus clientes en los conflictos particulares
mediante el uso de la argumentación.
• Jueces: son los órganos imparciales encargados de resolver los conflictos de las
partes mediante la aplicación de las normas generales a las diversas situaciones
de hecho individuales.
• Juristas: se ocupan de describir las normas generales a los efectos de poder
sistematizarlas para que los legisladores y jueces cumplan con más eficiencia sus
funciones al aplicarlas.
Cabe destacar que en esta lista solo se encuentran los más importantes y si bien las
actividades de todos se encuentran entrelazadas son distintas entre si. Todos estos
cumplen una función técnica al utilizar las normas para el cumplimiento de ciertas
funciones sociales, económicas y políticas específicas.
Los únicos operadores jurídicos mencionado, aptos para constituirse en sujetos de una
hipotética comunidad de científicos del derecho serán los juristas que describen las
normas jurídicas utilizando un metalenguaje descriptivo (el de la ciencia) para referirse
a un lenguaje objeto prescriptivo (el de las normas jurídicas).
Resulta importante entender que los legisladores, los jueces y los abogados se nutren
para mejor cumplir su función de la tarea que desempeñan los juristas, y es imposible
que los juristas puedan describir o investigar en su campo sin la previa tarea de los
legisladores que hacen las leyes y códigos y de los jueces que al resolver los conflictos
los aplican haciendo uso de una técnica argumentativa especifica.
La dogmática tiene su origen a partir del momento en el que el Estado, esa nueva
entidad ya totalmente afianzada en la época referida, monopoliza la creación del
derecho que hasta ese entonces era una tarea absolutamente descentralizada y repartida
entre diversos sujetos de acuerdo a sus posiciones de poder en la escala social.
La labor desarrollada por los jurisconsultos en Roma Imperial y por los Glosadores en el
medioevo podría también tildarse como el inicio de una incipiente actividad científica,
especialmente por su unión espacial en escuelas, pero no hay que olvidar que en
aquellos tiempos se utilizaba la expresión como indicando un simple agrupamiento de
personas con fines políticos o legislativos y no de la manera actual.
La denominación de dogmática como sinónimo de ciencia del derecho, nace a partir del
monopolio de la legislación por parte del estado, el derecho pasa a ser monista,
desplazando así al pluralismo antiguo que permitía la existencia de legislaciones locales,
forales, personales, del señor rey y de la iglesia en un mismo plano tanto de igualdad
como de confusión.
Este monismo jurídico hace que a partir de la época indicada se tome la ley puesta por el
estado, al derecho positivo en suma como un dogma, un fenómeno fuera de toda
posibilidad de discusión.
POSITIVISMO Y IUSNATURALISMO.
Quienes se han ocupado del derecho desde el principio de la historia del conocimiento
humano acerca de las normas, sea desde una visión científica o meramente especulativa
y filosófica, lo han hecho desde dos tradiciones diversas.
Las dos posturas poseen multitud de variantes y clasificaciones internas ya que ambas
expresiones son ambiguas y por las mismas se suelen entender significados y actitudes
que nada tienen que ver entre sí.
Durante el siglo XX se han desarrollado, desde la teoría general del derecho, diversos
modelos de ciencia del derecho que han sido medianamente aceptados por los juristas.
Es útil efectuar una somera descripción de las principales.
Para ello debe desarrollar una tarea que sea descriptiva y neutral, cuyo objeto sea el
estudio del sistema normativo o conjunto de normas. Distingue en primer lugar al
mundo del ser, reino de la naturaleza, la necesidad, la causalidad, del mundo del deber
ser donde radica la libertad, la imputación y que es el reino que corresponde al derecho.
Las normas jurídicas son juicios hipotéticos del deber ser ya que un antecedente
determinado le imputa un consecuencia perjudicial bajo amenaza de la coacción, que no
es otra cosa que la posibilidad de utilizar la fuerza física contra el infractor.
Las normas jurídicas son técnicas de motivación social, instrumentos utilizados para que
los hombres se comporten de determinadas maneras mediante la amenaza de aplicar
sanciones coactivas (motivación indirecta). Las normas jurídicas pueden ser primarias o
completas (acto antijurídico y sanción) o secundarias (derivación lógica de aquellas que
indican el deber jurídico), generales o particulares (según se dirijan a clases de sujetos o
a individuos determinados).
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En Kelsen la expresión deber ser indica una imputación de carácter lógico, vacío de toda
referencia semántica. Es una simple copula que permite unir a un antecedente con un
consecuente.
Las normas jurídicas son válidas, esto es porque han sido creadas por la forma y con el
procedimiento establecido en normas superiores que pueden seguirse en cadena
ascendiente. Pero es necesario colocar un punto de clausura en tal camino, lo que se
logra con la suposición de una norma hipotética, porque es simplemente imaginada por
los juristas, que permite validar todo el sistema. A su vez, los juristas trataran que esta
norma supuesta valide como norma primera del sistema aquella que haya contribuido a
fundar un orden jurídico que sea en general eficaz, esto es aquel en el que las
prescripciones y mandatos jurídicos son generalmente obedecidos.
Kelsen logra acabadamente conformar una sintaxis del fenómeno jurídico, con total
prescindencia de los contenidos del orden en estudio (semántica) y quitando toda
racionalidad a lo que denominamos pragmática del derecho que queda simplemente
dejado en manos de la política o de las valoraciones subjetivas de los aplicadores.
Kelsen, ademas, distingue entre las proposiciones jurídicas que son las que emiten los
juristas en su tarea descriptiva y el lenguaje prescriptivo de las normas jurídicas que
hace que aquellas puedan ser susceptibles de juicios de verdad/falsedad, mientras que
estas solo pueden serlo de juicios acerca de su validez/invalidez.
Las normas son vigentes si permiten predecir las decisiones de los tribunales, siempre
son enunciados de probabilidad, profecías debidamente fundadas, como las de cualquier
otra ciencia.
Ross a diferencia de Kelsen, no se opone a que los juristas aconsejen a los jueces acerca
de tomar una u otra solución en los casos controvertidos.
a) Reglas definitorias que definen una actividad, tal como las reglas de un juego,
las de la gramática o las de cálculo.
b) Directrices o normas técnicas que son todas aquellas que indican medios para
alcanzar diversos fines y que se basan en relaciones necesarias. Ejemplo el
instructivo de uso del lavarropas
c) Las prescripciones o mandatos, permisos y prohibiciones dados por alguna
autoridad a algunos sujetos y que requieren necesariamente promulgación y
sanción
c) Normas morales que son muy difíciles de identificar y que pueden confundirse
con prescripciones o con directivas para realizar valores morales.
Nuestro derecho está compuesto por varias de este tipo de normas pero el mayor grupo
pertenece a las denominadas prescripciones, lo que exige un análisis especial y
particularizado de las mismas. Para ello establece un núcleo normativo que se forma
con:
Al lado del núcleo normativo existen componentes distintivos de las prescripciones que
son la autoridad (que la emite o dicta), el sujeto (a quien se dirige), la ocasión
(localización espacial o temporal), la promulgación (la formulación de la prescripción) y
la sanción (amenaza del daño para el incumplimiento). VER POWER
NÚCLEO NORMATIVO COMPONENTES ADHESIÓN
DISTINTIVOS PRESCRIPTIVA
Carácter autoridad promulgación
Contenido sujeto sanción
Condición de aplicación Ocasión.
Von Wright es el creador de la lógica deóntica, que es la que se ocupa del lenguaje
normativo prescriptivo. Esto es básicamente, ocuparse del mismo como expresiones de
mandatos (Op, debe ser p) de prohibiciones, o de permisos y consecuentemente
formular las respectivas leyes formales que hagan posible un adecuado sistema de
cálculos.
Se han ocupado del tema de la existencia de la ciencia del derecho Carlos Anchourrón y
Eugenio Bulygin, quienes también creen que la tarea científica debe independizarse de
las cuestiones axiológicas. Enfatizan básicamente la función de sistematización que
debe cumplir la ciencia del derecho y que consideran una tarea eminentemente lógica.
En esta perspectiva las normas son enunciados que relacionan un caso con una solución
normativa, siendo el caso un estado de cosas y las soluciones normativas las
modalizaciones deónticas.
Los juristas nunca trabajan con todo el sistema jurídico, sino que lo hacen con
subsistemas parciales que seleccionan por su relevancia. Las propiedades de todo
sistema jurídico son las mismas que Tarski señala para los sistemas lógicos: completitud
(carencia de vacíos, técnicamente denominados lagunas), independencia (inexistencia de
redundancias) y coherencia (solución coincidente de casos desde un punto de vista
normativo).
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Los juristas deben ocuparse de la identificación empírica de la base del sistema, para
luego desarrollar las tareas lógicas correspondientes a la sistematización, que no son
otras que la de ir infiriendo las consecuencias lógicas e ir reformulando todo el sistema
de manera mas económica.
Hart: profesor de Oxford, se reconoció así mismo como un positivista suave y que, a
diferencia del seco normativismo kelseniano, presenta al derecho como una unión de
reglas primarias (dirigidas a los ciudadanos porque prescriben realizar ciertos actos) y
secundarias (de reconocimiento, adjudicación y cambio, que son tales porque se ocupan
de las reglas primarias) dirigidas a los órganos del sistema. La regla secundaria de
reconocimiento es la que permite identificar, en esta tesis, las demás reglas (validez) en
tanto que las demás permiten la aplicación y modificación de los contenidos del
derecho.
De tal manera, una adecuada ponderación de los principios efectuada por los jueces con
integridad, permitirá eliminar la discrecionalidad judicial ya que frente a cualquier caso,
aun los difíciles, existe una y solo una respuesta correcta. Con ello pretende Dworkin
racionalizar la tarea de los jueces e imbricar dentro mismo de la teoría, a través de la
consideración de los principios, valores éticos y políticos, sin los cuales serían
imposible que los ciudadanos sintieran sus derechos como cartas de triunfo frente a las
pretensiones estatales.
Tal como observa Nino, los juristas desde el momento en que se decidieron a tratar
sistemáticamente los fenómenos jurídicos, no se han adecuado a ninguno de los modelos
canónicos ya estudiados. Esto ocurre porque los juristas no se han ocupado únicamente
de una descripción neutra delas normas con el fin de tratar de encontrar una mejor
sistematización o de formular profecías exitosas.
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Por el contrario los científicos del derecho, desde los inicios de la actividad dogmatica
además de realizar el trabajo indicado, se ha ocupado siempre de guiar la tarea de los
órganos aplicadores y creadores del derecho hacia lo que consideran son las mejores
soluciones para los casos conflictivos y difíciles de suerte de contribuir a la mejor
integración del sistema normativo. Estos pueden ser tales ya porque el sistema
normativo no contiene solución al problema (lagunas) o porque existen varias
soluciones alternativas, motivo de la mala labor legislativa o de la interrupción de casos
reales no previstos por el legislador que siempre se encuentra ubicado cronológicamente
por detrás de los hechos.
BOLILLA 2 PÓRTELA
LENGUAJE Y DERECHO.
LA COMUNICACIÓN.
Saussure, autor clásico en la materia que se refería a estos temas en 1916, nos dice que
el código de la comunicación es una totalidad psíquica que se compone de dos caras:
una el significado y otra el significante mediante las que se produce tanto el sonido de la
palabra u oración como la representación que del mismo surge. Peirce definió al signo
como algo que esta en lugar de alguna u otra cosa para alguien en ciertos aspectos o
capacidades.
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Tan importante iba a resultar el estudio de los signos que desde Saussure en adelante se
ha descubierto una ciencia que se ocupa de los mismos que es la semiótica, que
justamente trata de cualquier cosa que pueda considerarse como signo.
EL LENGUAJE.
Una vez adentrados en el umbral de la ciencia de los signos nos encontramos a un paso
de acercarnos a la lingüística o ciencia que estudia el lenguaje. Partimos de la base que
existen diversas clases de lenguaje, tenemos el lenguaje natural, el que usamos
cotidianamente para satisfacer nuestras necesidades de comunicación, el que
escuchamos en la radio, el que vemos en los diarios y también otros a los que se los
denomina artificiales. De estos tenemos como ejemplo el lenguaje técnico utilizado por
determinados profesionales, por ejemplo médicos abogados etc., para referirse a
cuestiones propias de su oficio.
El tema del estudio sistemático del lenguaje, plantea graves problemas. Uno de ellos es
el de la adquisición de la lengua por parte de los niños, ¿se trata de una capacidad innata
o de un mecanismo elaborado? En caso de que fuera innata ¿que es lo que viene
genéticamente determinado?, etc.
CONVENCIONALISMO Y REALISMO.
Otro de los dilemas a resolver es el que se refiere a la relación existente entre palabras y
las cosas y es una discusión que viene desde Platón hasta la actualidad. Existen dos
posturas acerca del tema:
a) La realista que considera que entre palabra y cosa hay un vínculo real, o sea que
a cada palabra le corresponde necesariamente una cosa y a la inversa.
b) La nominalista que sostiene que las palabras son un constructo humano que
detrás de las mismas no es necesaria la correlación con una cosa o hecho de
soporte, sino el acuerdo entre los miembros de una comunidad de comunicación.
Una forma de vida no es otra cosa que una práctica social común a quienes viven en un
espacio y en un tiempo determinados, compartiendo ciertas ideas que se caracterizan por
adoptar una serie de reglas y convicciones fundamentales.
LINGÜÍSTICA Y DERECHO.
Conviene saber que las palabras tienen una doble función: denotar y designar. La
primera de ellas comprende la extensión de todos los objetos que la voz en cuestión
nombra. La designación son las particularidades que un objeto debe tener para ser
nombrado por la palabra o las características que deben acaecer para considerar que la
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LAS DEFINICIONES
Esto nos permite avanzar en el tema de las definiciones, cuya teoría no consiste en otra
cosa que ofrecer los significados de las palabras ( a la manera de los diccionarios que
simplemente indican aquello a lo cual quien utiliza un símbolo se refiere efectivamente).
Es claro que las definiciones son arbitrarias (siempre desde el nominalismo) y que con
el tiempo las arbitrariedades aceptadas han pasado a ser una costumbre que indica a los
atributos relevantes que las cosas deben poseer para que la palabra sea aplicable. Es
igualmente claro que las definiciones no tienen por qué tener correlatos en la realidad
(palabras sin denotación) y además que existen numerosos tipos de definiciones.
Vale la pena hacer una breve referencia a los inconvenientes que se presentan en los
lenguajes naturales, inconvenientes que puedan con mucha facilidad hacer que la
comunicación no sea del todo eficaz.
La ambigüedad, es un problema que nace del limitado número de palabras que tenemos
a nuestra disposición y que provoca que una misma expresión tenga más de un
significado.
Este umbral provoca indeterminaciones varias, que en algunos casos, son tan fuertes que
pueden terminar con cualquier intento de comunicación eficaz. Vale aclarar que todas
las clasificaciones son arbitrarias y únicamente aceptables por su utilidad. Por último,
todos los lenguajes naturales tienen la cualidad que todas sus palabras son
potencialmente vagas. Esto significa que se desconocen las características insólitas o
que no han sido consideradas en el presente por determinadas expresiones. Lo cierto es
que la textura abierta hace que justamente los casos de aplicación de una palabra no
pueden incluir a todos los casos posibles. Con otra expresión todas las palabras son
potencialmente vagas y muy especialmente cuando la tecnología a cada momento nos
introduce conocimientos de relaciones que se ignoraban ayer.
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La semántica es la parte de la semiótica que se ocupa de relacionar los signos con los
objetos que designan. Aquí se ubica la relación de las palabras con las cosas y la
elaboración de las tesis realistas o nominalista en relación con el significado que ya
hemos reseñado. Igualmente son problemas semánticos los que hacen a la vaguedad,
ambigüedad o textura abierta que también advertimos como graves inconvenientes de la
comunicación.
Una sintaxis del derecho se ocupa de las relaciones formales que existen entre las
normas y del sistema que forman en conjunto. Pertenecen a este campo los temas de la
estructura de las normas, los conceptos jurídicos fundamentales, la validez jurídica y la
noción de sistema normativo.
La semántica del derecho es el contenido concreto de las normas, la conducta que las
mismas modalizan, lo que prescriben, lo que permiten, lo que prohíbe en cada situación
específica, en una palabra, el mensaje que transmite.
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Finalmente la pragmática es la aplicación concreta del derecho, el uso que hace del
mismo y entran dentro de este marco de estudio los temas de la interpretación de las
normas, de la valoración del derecho con referencia concreta a cada situación particular
de uso. Se trata en fin del tratamiento del grave problema de la decisión jurídica, su
racionalidad y su justicia y la relación que con el mismo tiene los legisladores, jueces y
dogmáticos.
GUIBOURG.
Todos los lenguajes están constituidos por símbolos (es decir, signos artificiales), pero
la formación del sistema de símbolos puede a su vez tener diversos grados de
artificialidad. Por esto suele distinguirse entre los llamados lenguajes naturales y los
lenguajes artificiales en sentido estricto.
1. Lenguaje natural: se llama lenguaje natural al que utilizan los seres humanos
en su comunicación ordinaria, porque ha sido formado paulatinamente mediante
el uso del grupo social, a través de una dinámica histórica no deliberada. Son
lenguajes naturales el castellano, el ingles, el latin, etc. El lenguaje natural posee
una gran riqueza significativa y no solo transmite descripciones sino tambien
emociones, ordenes u otros mensajes. El contenido metaforico, las sugerencias,
la ironia o el sutil arte demuestran la capacidad del lenguaje natural para
transmitir informaciones en distintos planos.
2. Lenguaje artificial: se denomina así por oposición al lenguaje natural. Entre los
lenguajes artificiales suelen distinguirse el lenguaje técnico y el formal.
Lenguaje técnico: el lenguaje técnico podría denominarse, con mayor
propiedad. Aparece cuando se otorga a determinados vocablos o expresiones
un significado restringido, a través de definiciones precisas. Las ciencias
utilizan comúnmente este procedimiento para otorgar mayor precisión al
lenguaje, pero la base y la estructura del lenguaje técnico son las mismas del
lenguaje natural del que se parte.
3. Lenguaje formal: es aquel en el que se han eliminado los términos del lenguaje
ordinario y se emplean únicamente símbolos arbitrarios de cuyo significado se
prescinde para dirigir la atención exclusivamente sobre las relaciones entre
dichos símbolos, expresadas en formulas tal como en el álgebra o en la lógica
formal.
SEMIÓTICA.
LINGÜÍSTICA.
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En el lenguaje objeto hay palabras que hablan acerca de cosas, y en el metalenguaje hay
palabras que hablan acerca de palabras. Si decimos “las hormigas tienen seis patas”,
estaremos expresándonos en lenguaje objeto. Pero si decimos “la frase las hormigas
tienen seis patas es una oración bien construida del idioma del castellano”, estaremos
hablando en metalenguaje. El uso de las comillas hace que los signos entre comillados
no se consideren según su referencia directa a objetos sino como parte de un lenguaje
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objeto. En síntesis podríamos decir que el metalenguaje es un lenguaje que se usa para
hablar acerca de otro lenguaje, al lenguaje del que se está hablando se llama lenguaje
objeto.
SINTAXIS.
La sintaxis se puede decir también se la usa en un sentido más amplio, en este sentido la
gramática de un lenguaje pertenece toda ella al campo sintáctico, ya que se determina la
forma de combinar los signos en secuencias (palabras, oraciones) pertenecientes al
lenguaje de que se trate.
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SEMÁNTICA.
La semántica es el estudio de los signos en relación con los objetos designados o por
decirlo de un modo más claro, es el estudio del significado. La semántica nació ante
todo como una disciplina empírica: examinaba los distintos lenguajes naturales y
estudiaba el modo en que los significados se atribuían a las palabras, sus modificaciones
a través del tiempo y aun sus cambios por nuevos significados. Esta, mediante una
clasificación semejante a la sintaxis, es la semántica descriptiva o lingüística que
también puede ser especial (del castellano, del francés, del guaraní) o general
descriptiva de la evolución histórica de todos los lenguajes. La lexicografía (disciplina
que busca establecer el significado de las palabras de un idioma en un momento dado, y
suelen exhibir su resultado en la confección de diccionarios) es, por ejemplo una parte
de la semántica descriptiva.
VAGUEDAD.
AMBIGÜEDAD.
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DEFINICIÓN.
Definir una palabra es indicar su significado, esto implica una toma de posición respecto
de cierta clasificación de las definiciones. Se sostiene que hay definiciones nominales y
reales: las nominales son las que definen un nombre y las reales las que definen cosas.
PRAGMÁTICA.
La pragmática ha sido definida como la disciplina que estudia el discurso (es decir el
habla, el acto de hablar o de escribir) como un acto humano que se dirige a la
producción de ciertos efectos, pero su campo de interés es mas amplio que el mero
análisis del discurso: puede decirse que la pragmática es la parte de la semiótica que
trata del origen de los signos, de sus usos y de los efectos que ellos producen en la
conducta dentro de la cual aparecen.
Las oraciones pueden tener muchos propósitos. Tal es la característica del lenguaje,
instrumento del que se sirve el hombre para diversos fines. Cuando una persona dice
algo a otra persona, intenta siempre producir algún efecto en este último, busca influir
en el. ¿Pero qué clase de influencia se busca en el mensaje?, hay muchas formas de
influir en el otro, y a todas ellas sirve el lenguaje: el emisor puede tratar de informar, de
preguntar, de pedir, de insultar, de persuadir, de dominar, de halagar, de ordenar, de
despreciar, de engañar, de entretener, etc. Toda esa variedad de funciones, puede
clasificarse en grandes grupos entre ellas tenemos:
BOLILLA 3 BOBBIO
El estudio de las normas de conducta presenta problemas no solo para la teoría general
del derecho sino también para la lógica y para la filosofía contemporáneas.
Si se quiere establecer una teoría de la norma jurídica, lo primero que hay que tener bien
en claro es si toda norma jurídica puede ser sometida a tres distintas valoraciones y si
estas valoraciones son independientes entre si.
1. Si es justa o injusta
2. Si es valida o invalida
3. Si es eficaz o ineficaz
3. Comprobar que no sea incompatible con otras normas del sistema (lo que
también se llama derogación implícita), particularmente con una norma
jerárquicamente superior (una norma constitucional es superior a una ley
ordinaria en una constitución rígida) o con una norma posterior, comoquiera que
en todo ordenamiento jurídico rige el principio de dos normas incompatibles no
pueden ser validas a un mismo tiempo (así como un sistema científico dos
proposiciones contradictorias no pueden ser ambas válidas).
Estos tres criterios de valoración dan origen a tres clases distintas de problemas,
independientes entre si, en el sentido de que la justicia no depende ni de la validez ni de
la eficacia, la validez no depende ni de la eficacia ni de la justicia y la eficacia no
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1. Una norma puede ser justa sin ser válida: los teóricos del derecho natural
formulaban en sus tratados un sistema de normas sacadas de principios jurídicos
universales. Quien formulaba estas normas, las consideraba justas porque las
reputaba coherentes con principios universales de justicia. Pero estas normas no
eran válidas. Adquirían validez solo en la medida en que fueran acogidas en un
sistema de derecho positivo.
2. Una norma puede ser válida sin ser justa: ningún ordenamiento jurídico es
perfecto, porque entre el ideal de justicia y la realidad del derecho hay siempre
un vacío más o menos grande según los regímenes. Un ejemplo de esta puede
ser aquellas civilizaciones que admitían la esclavitud, si bien era válida pero no
era justa.
3. Una norma puede ser válida sin ser eficaz: una norma es válida cuando emana
de un órgano competente pero aun así siendo válidas no son eficaces. Ejemplo
por ejemplo una ley de prohibición de bebidas alcohólicas, emana de autoridad
competente, es válida pero no eficaz.
4. Una norma puede ser eficaz sin ser valida: hay muchas normas que se
cumplen espontánea o habitualmente, es decir que son eficaces. Estas reglas, por
el solo hecho de ser cumplidas, no llegan a pertenecer a un sistema jurídico, esto
es, no adquieren validez jurídica. Un ejemplo de estas, son las costumbres, pero
ninguna costumbre se vuelve jurídica por medio del uso, porque lo que la hace
jurídica, lo que la incluye en un sistema, es el hecho de ser acogida y reconocida
por los órganos competentes para producir normas jurídicas en ese sistema.
Garcia Maynez, seguidor del filsofo Ortega y Gasset, nos dice que por derecho se
entiende generalmente tres cosas: el derecho formalmente valido, el derecho
intrínsecamente valido, el derecho positivo o eficaz. Con la primera denominación se
pretende aquellas reglas de conducta que la autoridad política considera como
vinculantes en determinado territorio o en determinada época, con la segunda se quiere
indicar el derecho justo, esto es, las reglamentaciones de las relaciones de coexistencia
entre los hombres que mas corresponden al ideal de justicia y con la tercera se indica
aquellas reglas de conducta que determinan efectivamente la vida de una sociedad en
determinado momento histórico.
Julius Stone, afirma que el estudio del derecho consta de tres partes:
Alfred Von Verdross precisa que hay tres modos diversos de considerar el derecho,
según se le examine en su valor ideal ( que es la justicia), en su valor formal (que es la
validez) y en su cumplimiento practico (que es la eficacia), y se expresa así: el sociólogo
con sus medios puede comprender solo la eficacia del derecho, el teórico del derecho
solo la forma del derecho y la conexión intrínseca de las normas positivas, mientras el
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filósofo moral (el teórico del derecho natural) se interesa solamente por la justicia ética
de las normas jurídicas y por su obligatoriedad interna.
Los tres problemas son tres diversos aspectos de un solo problema central, el de la mejor
organización de la vida de los hombres asociados. Si se insistió en la distinción e
independencia de las tres valoraciones, es porque consideramos perjudicial su
confusión y principalmente porque consideramos inaceptables otras teorías que no
hacen esta clara distinción, y que por el contrario tienden a reducir alguno de estos tres
aspectos a los otros dos, haciendo lo que se llama un “reduccionismo”.
Hay una teoría que reduce la validez a la justicia, a firmando que una norma es válida
solo si es justa, en otras palabras hace depender la validez de la justicia. El ejemplo más
evidente es la doctrina del derecho natural.
Otra teoría reduce la justicia a la validez, en cuanto afirma que una norma es justa por el
solo hecho de ser válida. Un ejemplo seria la concepción positivista.
Finalmente, hay una teoría que reduce la validez a la eficacia, por cuanto afirma que el
derecho real no es el que se encuentra enunciado en una constitución, en un código o en
un cuerpo de leyes, sino que es aquel que los hombres efectivamente aplican en sus
relaciones cotidianas. El ejemplo histórico es la corriente realista.
Se considera que estas tres concepciones están viciadas por el error del reduccionismo
que lleva a eliminar o a confundir uno de los tres elementos constitutivos de la
experiencia jurídica.
EL DERECHO NATURAL
El derecho natural, en sus teóricos, tiene una tendencia general en sus teóricos a reducir
la validez a la justicia. Se podría definir esta corriente como el pensamiento jurídico que
concibe que la ley, para que sea tal, debe ser conforme a la justicia. Cuando una ley
niega conscientemente la voluntad de justicia, cuando concede arbitrariamente o rechaza
los derechos del hombre, adolece de validez. A este enfoque del problema de las
relaciones entre justicia y derecho podemos replicar que es una exigencia, o si queremos
un ideal que nadie puede desconocer, que el derecho corresponda a la justicia, pero no
una realidad de hecho.
Cuando nos planteamos el problema de saber que es el derecho, nos preguntamos que es
en realidad el derecho y no que quisiéramos que fuera o que debería ser , pero si nos
preguntamos que es en realidad el derecho, no podemos sino responder que en realidad
vale como derecho también el derecho injusto, y que no existe ningún ordenamiento que
sea perfectamente justo.
Con otra definición se podría decir que la teoría del derecho natural es aquella que
considera poder establecer lo que es justo y lo que es injusto de modo universalmente
valido. Pero ¿tiene bases esta pretensión? A juzgar por los desacuerdos entre los
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diferentes seguidores del derecho natural, se debería responder que no. Para Kant la
libertad era natural, pero para Aristóteles la esclavitud era natural. Esta diversidad de
juicios entre los mismos iusnaturalistas dependía de dos razones fundamentales
Pero ¿a quien corresponde establecer lo que es justo y lo que es injusto?. Hay dos
respuestas posibles:
Por otra parte, es doctrina constante en los iusnaturalistas que los hombres antes de
entrar a un estado civil, Vivian en un estado de naturaleza, cuya característica
fundamental es ser un estado en el cual rigen solo las leyes naturales. Tambien es
entendible que el estado de naturaleza es imposible y que es necesario salir de el para
fundar el estado. Esto se debe interpretar como que el derecho natural no cumple con la
función del derecho positivo, y por lo tanto, si llamamos derecho al derecho positivo no
podemos considerar derecho del mismo modo al derecho natural.
Kant llamo al derecho natural provisional para distinguirlo del derecho positivo que
llamo perentorio dando a entender con ello que solo el derecho positivo era el derecho
en el más pleno sentido de la palabra y además es doctrina común de los iusnaturalistas
que el derecho positivo no conforme al derecho natural debe ser considerado injusto
pero no obstante esto debe ser obedecido, obedecer significa aceptar cierta norma de
conducta como obligatoria, esto es, como existente en un determinado ordenamiento
jurídico y por lo tanto valida.
POSITIVISMO JURÍDICO.
Entre los filósofos positivistas del derecho, tomemos a Levi, quien no reconoce valores
absolutos de justicia y admite que hay que diferenciar entre lo que vale como derecho y
los ideales sociales que llevan continuamente a modificar el derecho establecido y que
por lo tanto, el derecho puede ser válido sin ser justo.
Kelsen afirma que lo que constituye al derecho como derecho es la validez y para el los
ideales de justicia son subjetivos e irracionales, el problema de la justica para Kelsen es
un problema ético muy diferente del problema jurídico de la validez.
Hobbes, plantea que no existe otro criterio de lo justo y de lo injusto que el de la ley
positiva. Solo es verdad lo que es justo, lo que es ordenado, por el solo hecho de estar
ordenado, es injusto lo que es prohibido, por el solo hecho de estar prohibido.
En el estado de naturaleza, todos tienen derecho a todas las cosas, surge la guerra de
todos contra todos. Del estado de naturaleza solo se puede decir que es preciso salir de
él, y para salir del estado de naturaleza de manera definitiva y estable, los hombres
pactan entre si la renuncia reciproca de derechos que tenían en el estado de naturaleza y
su sesión a favor del soberano. En el paso del estado de naturaleza al estado civil, los
individuos transmiten todos sus derechos naturales al soberano, inclusive el derecho de
decidir lo que es justo o injusto, y desde el momento que se constituye el estado civil, el
único criterio de lo justo e injusto es la voluntad del soberano. Esta doctrina hobbesiana
esta ligada a la concepción de la pura convencionalidad de los valores morales y por
tanto de la justicia según la cual no existe lo justo por naturaleza, sino únicamente lo
justo de manera convencional. Para Hobbes la validez de una norma jurídica y de su
justicia no se diferencian, porque la justicia y la injusticia nacen juntas con el derecho
positivo es decir al tiempo con la validez.
REALISMO JURÍDICO.
En el curso de la historia del pensamiento jurídico, ha habido teóricos del derecho que
en diversas ocasiones han tratado de descubrir el momento constitutivo de la experiencia
jurídica, no ya en los ideales de justicia en que se inspiran los hombres, si no en la
realidad social en que el derecho se forma y se transforma, y en el comportamiento de
los hombres que con su actuación hacen o deshacen las reglas de conducta que los
gobiernan. Entre los diferentes aspectos que presenta el fenómeno jurídico, ha
considerado de manera especial la eficacia más que la justicia o la validez. Ellos libran
una batalla en dos frentes: contra el iusnaturalismo, que tiene una concepción ideal del
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derecho y contra el positivismo en sentido estricto, que tiene una concepción formal del
derecho.
Esta corriente no observa al derecho como efectivamente es, sin considerarlo siquiera
como un sistema de normas validas, sino como un conjunto de normas efectivamente
aplicadas en determinada sociedad. Desde su punto de vista, pecan los iusnaturalistas
como los positivistas. Los primeros porque confunden el derecho real con las
aspiraciones de justicia, y los segundos porque lo confunden con las reglas impuestas y
formalmente validas, que a menudo son también formas vacías de contenido. Los
positivistas observan solo el conflicto entre derecho valido y derecho justo. Los
seguidores de estas corrientes ven también un conflicto entre el derecho impuesto y el
efectivamente aplicado., considerando solo este último como el derecho concreto, y por
lo tanto el único objeto de investigación posible para el jurista.
Se pueden precisar por lo menos tres periodos en los cuales surge ese modo de concebir
el derecho.
La obra de Eugenio Ehrlich sobre la lógica de los juristas, es una de las más
documentadas e intransigentes polémicas contra el positivismo estatalista en
nombre de la libre investigación del derecho por parte del juez y del jurista,
quienes deben buscar las soluciones a las controversias, no tanto confiándose en
el dogma de la voluntad estatal pasivamente aceptado, sino penetrado en el
estudio del derecho vivo, que la sociedad produce estando en permanente
movimiento.
3. El tercer periodo, lo constituye la concepción realista del derecho. No hay que
olvidar que los países anglosajones están naturalmente más inclinados a las
teorías sociológicas del derecho por el lugar que ocupa el derecho
consuetudinario (common law) en sus ordenamientos jurídicos que no conocen
las grandes codificaciones. El padre intelectual de las corrientes realistas
modernas es Oliver Wendell Homes, fue el primero, precisamente en el ejercicio
de sus funciones de juez, en descalificar el tradicionalismo jurídico de las cortes,
y en introducir una interpretación evolutiva del derecho.
En los Estados Unidos, la jurisprudencia sociológica ha tenido su teórico más
notable Roscoe Pound, defensor de la figura del jurista sociólogo, entendiendo
con esta expresión el jurista que tiene en cuenta, en la interpretación y en la
aplicación del derecho, los hechos sociales de los cuales se deriva el derecho y a
los cuales va dirigida su regulación. Más allá de los principios que se pueden
deducir de Holmes y de Pound, la tesis principal de la escuela realista es esta: no
existe derecho objetivo, es decir objetivamente deducible de hechos reales,
ofrecidos por la costumbre, por la ley o por los antecedentes judiciales; el
derecho es obra exclusiva del juez en el momento que decide una controversia,
de este modo se derrumba el principio tradicional de la certeza del derecho.
¿Puede a caso decirse que si se le da trascendencia al aspecto activo, evolutiva y
social del derecho desaparece la diferencia entre validez y eficacia, es decir, el
efectivamente seguido y aplicado?
Observemos como se presenta la relación entre validez y eficacia en estas dos fuentes:
CARACTERIZACIÓN GENERAL
Von Wright propone una clasificación de las normas. Las que mencionara no son
estrictamente subclases de la clase general de las normas, sino mas bien distintos
sentidos de la palabra norma.
Von Wright distingue tres tipos de normas principales y tres secundarias. Las especies
principales son las siguientes:
Al lado de estos tipos principales de normas, Von Wright menciona tres especies
secundarias que se caracterizan por tener aspectos en común con los tipos principales.
Normas ideales: son normas que no se refieren directamente a una acción sino
que establecen un patrón o modelo de la especie óptima dentro de una clase. Así
hay normas que pueden determinar quién es un buen actor o un buen abogado.
Las reglas ideales mencionan las virtudes características dentro de una clase. En
cierto sentido se parecen a las reglas técnicas porque indican el camino para
alcanzar el grado óptimo dentro de una clase.
Costumbres: las costumbres son especies de hábitos, exigen regularidad en la
conducta de los individuos en circunstancias análogas. El carácter social de una
costumbre es lo que le da una presión normativa. En este sentido las costumbres
se parecen a las prescripciones, que tienen el mismo carácter compulsivo. Se
distinguen de aquellas en que las costumbres no emanan de autoridad alguna,
son en todo caso prescripciones anónimas. También se distinguen de las
prescripciones en que no necesitan promulgación por medio de símbolos, en
especial, no necesitan estar escritas, podrían llamarse por esta característica
prescripciones implícitas. Las costumbres determinan, definen una comunidad y
la distinguen de otras.
Normas morales: son muy difíciles de identificar y hay muy poca claridad sobre
que las normas deben tomarse como morales. Ejemplo: deber de cumplir las
promesas y el de honrar a los padres. La concepción que se podría llamar
teológica, considera a las normas morales como emanadas de una autoridad, en
concreto, de dios. Para esta interpretación, las normas morales serian
prescripciones.
La otra interpretación podría llamarse teleológica, considera a las normas
morales como una especie de regla técnica que indica el camino para obtener un
fin. Respecto a cuál es el fin a que están conectadas las reglas morales, hay
principalmente dos corrientes: para el eudemodismo es la felicidad del
individuo, según el utilitarismo es el bienestar de la sociedad.
Buena parte de las normas que integran los distintos sistemas juridicos´, son
consuetudinarias, muchas disposiciones jurídicas se pueden ver como determinativas.
Esto ocurre, no solamente con las que definen palabra empleadas por otras normas, sino
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también con las que sirven para delinear o definir una institución como el matrimonio,
la propiedad, etc.
Otras normas jurídicas se pueden considerar como reglas técnicas, o sea como
directrices que indican el camino para conseguir algún fin. Ejemplo normas que indican
como hacer un contrato de hipoteca.
Para los juristas que sostienen la existencia de un derecho natural, habrá normas
jurídicas que guardan una estrecha analogía con las normas morales.
Sin embargo, es evidente que las normas jurídicas que son prescripciones ocupan un
lugar especial en el orden jurídico, sea porque la mayor parte de las normas jurídicas
responden a esta especie, sea porque su presencia define a un sistema como jurídico o
sea por cualquier otra razón. Esto nos lleva a analizar las normas prescriptivas:
• CARÁCTER
• CONTENIDO
• CONDICIÓN DE APLICACIÓN
• AUTORIDAD
• SUJETO
• OCASIÓN
• PROMULGACIÓN
• SANCIÓN
A los primeros tres elementos Von Wright los llama nucleo normativo, puesto que se
trata de una estructura lógica que las prescripciones tienen en común con otras normas.
Carácter: el carácter que tiene una norma esta en función de que la norma se de para
que algo deba, no deba o pueda ser hecho. Cuando la norma se da para que algo deba
hacerse, la norma es de obligación. En el caso de que la norma se formule para que algo
no deba hacerse, la norma es prohibitiva. Cuando la norma tiende a que algo pueda
hacerse, su carácter es permisivo
Los caracteres obligatorio y prohibido son interdefinibles, en el sentido que uno de ellos
puede definirse en términos del otro. Decir que una conducta está prohibida equivale a
afirmar que su opuesta es obligatoria valiendo también a la inversa.
Las palabras prohibido, permitido y obligatorio se usan no solo en las normas sino
también en las proposiciones que se refieren a ellas.
Las acciones pueden ser positivas o negativas, según que el cambio se produzca por una
intervención activa del agente en el curso de la naturaleza (en general, por un
movimiento corporal) o por una abstención de actuar, teniendo capacidad para hacerlo.
Hasta ahora hemos hablado de la acción, pero el contenido de las normas también puede
estas constituido por actividades (por ejemplo: fumar, correr, permanecer en un
domicilio ajeno, etc.).Mientras las acciones están relacionadas lógicamente con los
sucesos, o sea con los cambios, las actividades lo están con los procesos. Un suceso
acaece en un momento, en cambio, un proceso se extiende en forma continuada durante
un lapso apreciable.
La condición de aplicación: es la circunstancia que tiene que darse para que exista una
oportunidad de realizar el contenido de la norma. Las normas pueden ser categóricas e
hipotéticas.
Son categóricas aquellas normas que solo suponen las condiciones para que haya
oportunidad de realizar su contenido; en ese caso las condiciones surgen del mismo
contenido. En cambio son hipotéticas las normas que aparte de las condiciones de
aplicación que permiten una oportunidad para la realización de su contenido, prevén
condiciones adicionales que no se refieren a su contenido. Para que una norma sea
hipotética, ella debe establecer condiciones, no para la realización de la acción sino para
que esa realización de la acción sino para que esa realización pueda calificarse de
prohibida, permitida u ordenada.
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Sujeto normativo: los sujetos de la prescripción son los agentes que son destinatarios de
ella. Por sus sujetos, las normas pueden clasificarse en particulares, cuando se dirigen
a uno o varios agentes determinados, y generales, cuando se dirigen a una clase de
agentes indeterminados por medio de una descripción. Las prescripciones generales,
ademas, por su sujeto pueden ser de dos tipos según Von Wright; las conjuntivamente
generales son aquellas que se dirigen a todos los miembros de una clase, por ejemplo
todos los que están en el buque deben abandonarlo. Las disyuntivamente generales, en
cambio son las que se dirigen a uno o varios individuos indeterminados de una cierta
clase, por ejemplo, algunos de los que están en el buque deben abandonarlo.
Cuando una norma es general, tanto respecto del sujeto como de la ocasión, von Wright
la llama eminentemente general.
John Austin define a las normas jurídicas como mandatos generales formulados por el
soberano a sus súbditos. Toda norma jurídica es un mandato y orden, o sea una
expresión del deseo de que alguien se comporte de determinada manera y de la
intención de causarle daño si no se conduce de conformidad con el deseo.
Hans Kelsen sin conocer la elaboración de Austin, formula una concepción respecto de
las normas jurídicas en muchos aspectos análogos, aunque con importantes diferencias.
a) Las normas jurídicas como juicios de deber ser: Kelsen distingue dos tipos de
juicios. En primer lugar, los juicios de ser, que son enunciados descriptivos,
susceptibles de verdad o falsedad. En segundo término, los juicios de deber ser,
que son directivos y respecto de los cuales no tiene sentido predicar verdad o
falsedad. Los juicios de deber ser sirven para interpretar porque constituyen su
sentido, los actos de voluntad, o sea los actos cuya intención se dirige a la acción
de otra persona. Kelsen niega que haya voluntad real en sentido psicológico
detrás de los juicios del deber ser que llama normas y por eso rechaza la
identificación que hacia Austin entre normas y mandatos.
En sustitución de la voluntad, que para Kelsen es característico de los mandatos
y solo concomitante en las normas, este autor señala otra propiedad que tienen
las normas que las diferencia de los mandatos u órdenes, esta propiedad se llama
validez. La validez es la existencia específica de las normas y constituye su
fuerza obligatoria, cualidad que no tienen las meras órdenes. Las normas son
juicios de deber ser que expresan el sentido objetivo de un acto de voluntad,
mientras las órdenes son la expresión de la mera. Intención subjetiva de quien
las formula.
b) La estructura de las normas jurídicas: las normas constituyen técnicas de
motivación social, o sea instrumentos para inducir a los hombres a comportarse
de determinada manera. Kelsen distingue dos técnicas diferentes de motivación.
Por un lado, está la técnica de motivación directa que se caracteriza porque las
normas indican directamente la conducta deseable y se pretende motivar a la
gente solamente por la autoridad o racionalidad de la propia norma.
Característica de esta técnica son las normas morales que por ejemplo dicen que
no se debe matar. El incumplimiento de las normas morales puede acarrear una
sanción desprecio social, etc.
La técnica de motivación indirecta se caracteriza, en cambio, porque se pretende
motivar a la gente, no indicándole directamente la conducta deseable, sino
estableciendo una sanción para la conducta indeseable o un premio para la
deseable. Las normas religiosas son casos de técnica de motivación indirecta,
puesto que inducen al cumplimiento de ciertas conductas, determinando para las
conductas opuestas sanciones o premios que se aplicaran, sea en la tierra o en el
otro mundo, por obra de un ser supra empírico. Las normas jurídicas también
constituyen casos de técnica de motivación indirecta. A diferencia de las normas
religiosas, las jurídicas prevén sanciones aplicables por seres humanos. Si bien
teóricamente las normas jurídicas podrían ser prémiales, la técnica que el
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contenido no sea un acto coercitivo solo es una norma jurídica si constituye una
norma secundaria que derive de alguna norma primaria.
Resulta que si observamos el contenido de cualquier sistema jurídico,
encontraremos una serie de enunciados normativos cuyo contenido no son actos
coercitivos, ni pueden derivarse de enunciados normativos que mencionan actos
coercitivos. Si nos detenemos en nuestro sistema jurídico, veremos que, por
ejemplo, la mayor parte de las normas que integran la constitución no prescriben
sanciones, sino que establecen derechos y garantías. Así mismo si leemos
nuestro código civil nos vamos a encontrar con normas que establecen el
procedimiento y las condiciones para celebrar un contrato, contraer matrimonio,
adquirir la propiedad de un bien, etc.
La respuesta Kelsen ante este hecho, es que efectivamente todos estos
enunciados no son normas, sino partes de normas genuinas. Así la mayoría de
los enunciados que encontramos integrando un sistema jurídico formarían el
antecedente de las auténticas normas, en cuyo consecuente debe figurar siempre
una sanción.
O sea que, según Kelsen un sistema jurídico, como cuestión de hecho, estaría
integrado solo por tantas normas como sanciones se prevean, siendo cada una de
las normas extraordinariamente compleja, puesto que su antecedente seria la
conjunción de una serie enorme de enunciados. Esto también implica que una
misma norma puede estar dictada a través de muchos actos legislativos
realizados en épocas diferentes por distintas personas, pues los enunciados que
integran el antecedente pueden no ser formulados en un mismo tiempo y por la
misma autoridad. Las únicas normas que fuera de las penales constituyen
normas autónomas son, según Kelsen, algunas normas civiles cuyo contenido es
un acto de ejecución forzosa de bienes, o sea las normas que prescriben el
secuestro y el remate de bienes de propiedad de una persona cuando se dan
determinadas condiciones, por ejemplo que no pague a su acreedor.
e) Norma jurídica y proposición normativa: para terminar con el enfoque
kelseniano de las normas jurídicas, hay que aludir a su distinción entre norma
jurídica y proposición normativa o jurídica.
La proposición normativa constituye un enunciado que describe una o varias
normas jurídicas. La ciencia del derecho está integrada por un conjunto de
proposiciones normativas, no por normas jurídicas; las normas jurídicas
constituyen el objeto de estudio de la ciencia del derecho, que formula para
describirlo proposiciones normativas.
Mientras una norma jurídica A dice, por ejemplo: “si alguien mata deberá ser
castigado con prisión de 8 a 25 años”, una regla de derecho diría lo siguiente: “la
norma pertenece al derecho argentino”
Las proposiciones normativas, como enunciados descriptivos que son, a
diferencia de las normas jurídicas, son susceptibles de verdad o falsedad. Kelsen
remarca esta distinción, pero a pesar de ello sostiene que las proposiciones
normativas igual que las normas jurídicas son juicios de deber ser, aunque
puramente descriptivos.
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Hart pone en la picota la concepción de las normas jurídicas como mandatos, teniendo
en mira fundamentalmente la teoría de Austin de las órdenes respaldadas por amenazas.
Sin embargo muchas de las observaciones de Hart, como el mismo lo aclara, son
extensibles al esquema de Kelsen.
Sostiene que el esquema de las órdenes respaldadas por amenazas responde bastante
bien a la estructura de las normas jurídicas penales y a la de algunas pocas de las civiles.
No obstante, ese esquema no reconoce la estructura de una gran cantidad de normas que
integran los sistemas jurídicos en forma característica.
Hay normas jurídicas que se refieren a la forma para celebrar contratos, matrimonios,
testamentos, etc. Esas normas no tienen por función imponer obligaciones sino acordar a
los particulares facilidades para concretar sus deseos, otorgándoles potestades para
crear, en ciertas condiciones, derechos y obligaciones dentro de un marco coercitivo.
Estas normas que confieren potestades no son solamente las que se refieren a actos
privados, como las que se acaba de señalar; también están las que confieren potestades
públicas, por ejemplo las que dan competencia a un legislador para dictar leyes a un juez
para dictar sentencias, etc.
Hart dice que tanto las normas penales como las que confieren potestades sirven como
pautas o criterios de conducta para la apreciación crítica de ciertas acciones, y esto es lo
que hace que ambas sean reglas o normas.
Hart puntualiza que el hecho de que haya necesidad de distinguir entre los diferentes
tipos de normas no implica negar que haya relaciones relevantes entre ellos. Sugiere que
las normas que confieren potestades constituyen reglas para la creación de las normas
que imponen deberes.
En primer lugar, Hart objeta este intento en cuanto supone, como en el caso de Kelsen,
que las normas jurídicas se dirigen a los funcionarios. Esto implica desconocer la
función del derecho de motivar la conducta de los súbditos. Supone, además, considerar
el ordenamiento jurídico solo desde ese punto de vista del hombre malo, el hombre que
ya ha infringido su deber, y hay que ver qué hacer con él, en vez de poner en el centro al
hombre que quiere cumplir con su deber y toma el derecho como guía.
Pero aun cuando se admita que hay deberes dirigidos a los súbditos, la reducción de las
normas potestativas como partes de las de obligación sigue siendo criticable. Tal
reducción obtiene uniformidad al precio de una gran deformación del derecho, porque
deja de lado la situación de los individuos que guían su conducta por las normas
potestativas para saber cómo obtener determinados efectos jurídicos, centrándose solo
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en las normas que guían a los individuos para ejecutar, o no ser víctimas de sanciones.
El que los hombres se guíen por normas potestativas en su actividad cotidiana, tanto
como se guían por normas de obligación, sugiere la necesidad de no obscurecer el
primer aspecto normativo del derecho reduciéndolo al segundo.
Al concluir Hart que la concepción que reduce el derecho a un solo tipo de reglas
implica una inaceptable deformación de la realidad jurídica, propone considerar el
ordenamiento jurídico como una unión de diferentes tipos de normas o reglas.
1. Reglas primarias: son las reglas que prescriben a los individuos a realizar
ciertos actos, los quieran o no; imponen, en cierto sentido, obligaciones, puesto
que tienen fuerza compulsiva y sirven de base para la critica o el elogio por la
conformidad o la no conformidad con la regla. Estas reglas no solo se dirigen a
los funcionarios, prescribiéndoles la aplicación de sanciones, sino que
principalmente, se dirigen a los súbditos, indicándoles conductas que se
consideran deseables. Un ejemplo de este tipo de reglas son las que integran un
código penal.
2. Reglas secundarias: son reglas que no se ocupan directamente de lo que los
individuos deben o no hacer, sino de las reglas primarias. Hart distingue tres
tipos de reglas:
a) Reglas de reconocimiento: son las reglas que sirven para identificar que
normas forman parte de un sistema jurídico y cuáles no. Establecen los
criterios de identificación del derecho. Una regla de reconocimiento simple
seria, por ejemplo, la que dijera: “son derechos en este país todas las reglas
dictadas por el legislador A o por quien el autorice”
b) Reglas de cambio: permiten dinamizar el ordenamiento jurídico indicando
procedimientos para que las reglas primarias cambien en el sistema. Estas
reglas son precisamente, las que confieren potestades a los funcionarios y a
los particulares para, en ciertas condiciones, crear reglas primarias de las
cuales surjan derechos y obligaciones. Ejemplo: artículo 67 inciso 11 de la
constitución nacional que da competencia al congreso para dictar diversos
códigos.
c) Reglas de adjudicación: son las reglas que dan competencia a ciertos
individuos, los jueces, para establecer si en una ocasión particular se ha
infringido o no una regla primaria.
Si estas reglas no existieran, como quizás ocurrió en estadios jurídicos
primitivos, habría una gran falta de certeza jurídica, porque cualquiera
podría invocar la violación de una regla primaria, y no habría forma de
dirimir las diferencias de interpretación. Estas reglas son las que indican
condiciones para que alguien sea juez, el procedimiento que debe seguirse
para adoptar una decisión judicial y el alcance que tiene el carácter
constitutivo de las decisiones judiciales.
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Hart sostiene que ver el derecho como una unión de reglas primarias de obligación con
las normas secundarias que se acaban de indicar, facilita una comprensión mas aguda de
una serie de fenómenos jurídicos que si se lo encasilla en forma simplista en un
esquema unitario.
Este enfoque unitario de Hart permite advertir que, contrariamente a lo que piensa
Kelsen y otros autores, no es posible distinguir una norma jurídica de otras clases de
normas por su contenido o estructura, considerando a la norma en forma aislada, sino
por su pertenencia a un sistema jurídico. En vez de definir sistema jurídico como un
sistema integrado por normas jurídicas, hay que definir norma jurídica como una norma
que pertenece a un sistema jurídico.
Para Alf Ross, por ejemplo una norma jurídica existe, o sea está vigente en un
determinado lugar, cuando se puede decir con probabilidad que los jueces la usaran
como fundamento de sus resoluciones. No importan para Ross el origen ni el contenido
de una norma para calificarla de jurídica y para sostenes que es vigente; lo decisivo es
que sea probable que forme parte del razonamiento de los jueces de un ámbito
determinado.
Para Kelsen la aplicacion judicial de las normas jurídicas determina su eficacia. Una
norma es eficaz si es obedecida por los súbditos o, en caso de desobediencia, aplicada
por los jueces. Pero este autor (por lo menos en las primeras versiones de su teoría),
sostiene que la eficacia de una norma jurídica es irrelevante respecto a su existencia.
Puede existir una norma jurídica que sea ineficaz y puede haber normas eficaces que no
existan como integrantes de un sistema jurídico.
Obviamente para que sea verdad, según Kelsen, que existe una norma jurídica, tiene que
ser positiva, o sea que ciertos individuos o conjuntos de individuos empíricos deben
haber formulado, en determinadas condiciones, una oración cuyo sentido sea la norma
jurídica en cuestión. En el caso del derecho consuetudinario la cuestión es más
complicada, pero de igual modo se exige, para que una proposición como la norma
consuetudinaria X existe sea verdadera, que haya una reiteración de una serie de
conductas por parte de un conjunto de individuos reales.
Kelsen exige otras condiciones necesarias para que exista una norma jurídica. Una de
ellas podría ser, por ejemplo: que el estado de cosas que la norma regula sea lógica y
empíricamente posible. Como dice Kelsen, una norma que ordenara a las mujeres
acortar el periodo de gestación a cinco meses, no sería en realidad, una norma jurídica.
Pero la condición decisiva en la teoría de Kelsen para que una norma exista es que sea
válida. Para este autor, la validez constituye una existencia específica de las normas
jurídicas.
LLAMAS ALEJANDRA MICAELA 3884969542
Como ya se ha dicho, en la teoría de Kelsen una norma es válida, o sea existe como tal,
cuando tiene fuerza obligatoria, cuando debe ser lo que ella dispone. Esta fuerza
obligatoria, deriva para Kelsen, de la norma fundamental o básica que los juristas
presuponen en forma hipotética, sin que tal presuposición implique una adhesión
ideológica al sistema (la norma fundamental prescribe observar el sistema, pero los
juristas la presuponen como hipótesis sin adherirse categóricamente a su contenido).
Esto quiere decir que tal como se puede determinar si una norma es jurídica si no es por
su pertenencia a un sistema jurídico, tampoco se puede determinar si una norma jurídica
existe si no es por su pertenencia a un sistema jurídico existente. Esto nos conduce a
suspender la discusión acerca de la existencia o validez de las normas jurídicas hasta
que hayamos considerado el concepto de sistema jurídico y las condiciones para
establecer cuando una norma pertenece a un tal sistema.
BOLILLA 4 NINO
El derecho pertenece a la familia de los sistemas normativos, entre los cuales se suele
incluir también a la moral, la religión (o al menos cierto aspecto de ella), los usos
sociales, los juegos, etcétera.
Sin embargo Kelsen parece estar bien encaminado al erigir la coactividad en una nota
distintiva de los sistemas normativos que son jurídicos, aunque resulte exagerada su
afirmación de que toda norma de un sistema jurídico prescribe un acto coactivo.
Hay autores como Joseph Raz, que ponen en duda que la coactividad sea una condición
necesaria de un sistema jurídico. Este autor sostiene que si bien todos los sistemas
jurídicos que conocemos incluyen normas que estipulan sanciones en determinadas
condiciones, esta es una circunstancia que esta impuesta por la naturaleza humana y no
es lógicamente necesario que se dé para que califiquemos a un sistema jurídico.
Una sociedad compuesta por seres “angelicales”, que no necesitan de la coacción para
hacer lo que deben hacer (pues siempre están dispuestos a actuar correctamente, en
forma espontánea), pero si requieren reglas y tribunales para saber lo que deben hacer,
tanto en general como en situaciones particulares. Ese sistema de reglas seria, según
Raz, considerando un sistema jurídico, no obstante el hecho de que él no incluye reglas
concernientes al uso de la fuerza. Este argumento de Raz no resulta muy convincente, ya
que mucha gente efectivamente dudaría en llamar “derecho” a un sistema que no
estipulara medidas coactivas.
Las normas de la moral regulan el uso de la fuerza; ellas por ejemplo prohíben ciertos
actos coactivos (por ejemplo, el homicidio) y autorizan la realización de otros, en
legítima defensa; en carácter de pena, como acto de guerra, etc.
Esto es lo que advierte Hart cuando sostiene, que un sistema jurídico se caracteriza por
incluir ciertas normas secundarias. Hart imagina una sociedad primitiva en la que rigen
solo reglas primarias de tipo consuetudinario estableciendo la obligatoriedad de ciertas
conductas. Las normas de esa sociedad serian calificadas de pautas morales, o
tradicionales, o usos sociales, etc., pero no de reglas jurídicas. Sostiene Hart que a
medida que esa sociedad se haga más compleja se irán haciendo evidentes determinadas
falencias de su sistema normativo.
La falta de certeza sobre que normas rigen en la sociedad da origen una regla de
reconocimiento, que determina las condiciones para que una regla sea una norma valida
del sistema. Los problemas que pueden presentarse respecto de la aplicación de las
normas de obligación a casos particulares, cuando esa aplicación está a cargo de los
propios interesados, se resuelven recurriendo a normas de adjudicación que facultan a
ciertos órganos para tomar decisiones revestidas de autoridad sobre la aplicabilidad de
las normas de obligación en casos particulares.
De modo que, según Hart, para distinguir al derecho de otros sistemas normativos, no
basta acudir a la coactividad sino que hay que tomar en cuenta que el derecho no solo
cuenta con normas primarias de obligación, sino tambien con normas secundarias (que
se llaman asi porque versan acerca de las anteriores) de reconocimiento, de adjudicación
y de cambio.
Estas normas que Hart menciona como distintivas del derecho apuntan a un propiedad
que muchos autores como Ros, consideran definitoria del concepto de sistema jurídico:
su carácter institucionalizado, o sea el que sus normas establezcan autoridades u órganos
centralizados para operar de cierta manera con las normas del sistema. Las reglas de
cambio de Hart establecen órganos creadores de normas; las reglas de adjudicación
establecen órganos de aplicación de normas, fundamentalmente los jueces, y la regla de
reconocimiento establece limitación importante a los órganos de aplicación de normas.
Cuando antes se dijo que el sistema jurídico regula el ejercicio del monopolio de la
fuerza estatal, se apuntaba a la nota de coactividad. Si el sistema no establece órganos
centralizados que son los únicos autorizados para aplicar medidas coactivas, no hay
monopolio de la fuerza estatal. Es el hecho de que el sistema jurídico no solo regula el
empleo de la fuerza sino que lo regula como un monopolio de ciertos órganos, lo que
permite distinguirlo de otros sistemas normativos.
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Los derechos desarrollados que conocemos presentan tres tipos principales de órganos:
Corresponde destacar aquí que si bien los tres tipos de órganos que se ha mencionado
son distintivos de todo sistema jurídico desarrollado, la segunda clase de órganos, o sea
los órganos encargados de aplicar normas a casos particulares y de disponer medidas
coactivas, juegan un papel central en el esclarecimiento de una serie de preguntas acerca
de la naturaleza del derecho.
Debemos concentrarnos en los órganos que, por un lado aplican normas generales a
casos particulares y que por otro lado, están en condiciones de disponer la ejecución de
las medidas coactivas que esas normas prescriben. Lo que importa aquí es señalar el
lugar relevante que ocupan los órganos de la segunda especie mencionada, que
siguiendo a Raz podemos llamar órganos primarios, en la caracterización del concepto
de sistema jurídico.
Raz imagina un sistema en que sus órganos primarios o jueces estuvieran obligados a
aplicar ciertas normas en sus decisiones, si no que estuvieran autorizados a resolver cada
caso según sus méritos, aplicando a ese efecto, discrecionalmente las normas o
principios que consideran más justos o convenientes. Raz se pregunta si un sistema
semejante, al que denomina sistema de absoluta discreción, sería un sistema jurídico. Su
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respuesta es negativa, ya que sostiene que un rasgo distintivo de los sistemas jurídicos
es que proveen guías de conducta a los individuos, y estas guías están constituidas por
normas que los tribunales están obligados a aplicar. Si los tribunales no tuvieran la
obligación de aplicar ciertas normas, sino que decidieran los casos según las normas que
les parecieran correctas o convenientes, los súbditos solo podrían guiar su conducta de
acuerdo con predicciones acerca de que pautas serian de hecho aceptadas por el juez que
eventualmente entendería, en su caso.
Lo cierto es que en todos los derechos desarrollados que conocemos los órganos
primarios están obligados a aplicar ciertas normas a casos particulares (aunque cuando
esas normas no contienen solución para el caso, por ser imprecisas, contradictorias o
tener lagunas, los jueces tienen que recurrir a normas o principios que juzgan
propiedades para resolver el caso).
Alguien podría preguntarse cómo es posible que los jueces están obligados a aplicar
ciertas normas si esa obligación surge de una regla (la de reconocimiento) que ellos
mismos practican voluntariamente y que podrían alterar si quisieran, ya que no hay otra
regla positiva (aunque si puede haber factores extra normativos de presión) que los
obligue a persistir en la práctica.
La respuesta más plausible es que, al igual que en el caso de toda regla consuetudinaria,
hay que distinguir entre la situación del conjunto de los jueces frente a la regla de
reconocimiento y la situación, respecto de esa misma regla, de cada uno de los jueces
tomado en forma individual. El conjunto de los jueces no está obligado por la regla de
reconocimiento, pero si lo está cada uno de los jueces que integran ese conjunto (del
mismo modo que una sociedad en conjunto que no está obligada a mantener sus
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costumbres respecto de la forma de vestir, saludar, etc., pero si lo están los individuos
que la integran, tomados en forma separada.)
En un cierto sentido, esta posición es razonable ya que los jueces no pueden justificar
sus juicios de que deben aplicar ciertas reglas solo en el hecho de que exista una práctica
social en tal sentido (recordemos que los hechos no permiten justificar por si solos
acciones o decisiones). Para justificar ese tipo de juicios, los jueces deben recurrir,
además a principios valorativos que determinen la adecuación de la práctica en cuestión.
Sin embargo la crítica de Hart es incorrecta, ya que este último autor no sostiene que los
jueces pueden justificar sus juicios de que están obligados a aplicar ciertas normas sobre
la sola base de la regla de reconocimiento. Lo que se infiere de las afirmaciones de Hart
es que, cualquiera que sea la forma en que los jueces justifiquen o deberían justificar sus
conclusiones acerca de que normas ellos deben aplicar.
Hart distingue lucidamente entre el punto de vista externo y el punto de vista interno
respecto de la regla de reconocimiento. El punto de vista externo es el de un observador
que describe el hecho de que en cierto ámbito rige determinada regla de reconocimiento
que prescribe que normas deben ser aplicadas. Cuando un observador externo dice que
en un país los jueces están obligados, según la regla de reconocimiento vigente, a aplicar
las normas que satisfacen la condición X, el observador usa la palabra obligación con un
sentido puramente descriptivo que no implica considerar justificada la obligación en
cuestión.
Este desarrollo nos permite sugerir una caracterización del concepto se sistema jurídico
(o de derecho en sentido objetivo). Un sistema jurídico es un sistema normativo
reconocido (generalmente como obligatorio) por ciertos órganos que el mismo sistema
estatuye, y que regula las condiciones en que esos órganos pueden disponer la
ejecución de medidas coactivas en situaciones particulares recurriendo al monopolio
de la fuerza estatal.
Entre las dificultades que tal caracterización pone de manifiesto está la de determinar
qué es lo que hace que un grupo de enunciados que como vimos, puede estar compuesto
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no solo por normas y no solo por normas que estipulan actos coactivos y estatuyen
órganos primarios, formen un sistema unitario, diferente de otros. Esto constituye el
problema de la pertenencia de una norma a un cierto sistema jurídico y de la
individualización de ese sistema.
La pregunta acerca de cuándo una norma forma parte de un cierto sistema jurídico y no
de otro está estrechamente relacionado con la pregunta acerca de cómo se puede
distinguir un sistema jurídico de otro. La primera pregunta requiere que se formule un
criterio de pertenencia de una norma a un sistema jurídico, y la segunda reclama un
criterio de individualización de sistemas jurídicos.
En el caso de algunos autores, esto es así porque se identifica la validez de una norma
con su pertenencia a un sistema; en este caso, se está usando la palabra validez con un
significado puramente descriptivo que debe ser cuidadosamente distinguido del
significado normativo valides, ya mencionado, que alude a la fuerza obligatoria de una
norma.
Hay algunos autores para quienes decir que una norma es válida es equivalente a decir
que la norma tiene fuerza obligatoria, pero que sostienen que una condición necesaria
para que una norma sea válida o tenga fuerza obligatoria es que pertenezca a un cierto
sistema.
El primer criterio de pertenencia que parece razonable utilizar y que prácticamente todos
los autores aceptan puede formularse así: una norma pertenece a un sistema jurídico
cuando el acto de dictarla está autorizado por otra norma que pertenezca al sistema
jurídico en cuestión. (o empleando otra terminología: una norma es válida cuando ha
sido creada de acuerdo con otra norma valida de un sistema jurídico.)
Kelsen es uno de los iusfilosofos que han expuesto con más profundidad este criterio
para decidir la pertenencia de una norma a un sistema, es decir, su validez. En un pasaje
de su teoría pura, este autor nos dice:
Es decir que para determinar si una norma pertenece a un sistema debemos llegar, a
través de lo que Raz denomina “cadena de validez y Von Wright cadena de
subordinación, a una norma o conjunto de normas que consideramos que forman ya
parte del sistema.
Raz define del siguiente modo el concepto de cadena de validez: es el conjunto de todas
aquellas normas tales que
1. Cada una de ellas autorice la creación de una sola de las restantes, excepto una
que no autorizara la creación de una sola de las restantes, excepto una que no
autorizara la creación de ninguna, y
2. La creación de cada una de ellas este autorizada por una norma del conjunto.
Que una norma autorice la creación de otra, quiere decir fundamentalmente que la
conducta de dictar la norma inferior este permitida por la superación. El permiso para
dictar una norma se dirige a ciertas personas, a quienes se denomina órganos
competentes. Tal permiso puede estar condicionado a que se siga un cierto
procedimiento para dictar la norma y a que esta tenga determinado contenido.
Sostiene Kelsen que una norma es válida cuando concuerda con lo establecido por otra
norma valida en cuanto:
Para Kelsen el elemento importante que toma en cuenta las normas jurídicas, a
diferencia de las morales, para permitir la creación de otras, es el órgano que debe
dictarlas. También la pertenencia de una norma a un sistema está condicionada a que no
haya habido un acto de derogación de esa norma, autorizado por otras normas del
sistema. (Alchourron y Bulying, han analizado una serie de dificultades que presenta la
derogación de las normas que no pueden ser tratadas aquí).
Un posible criterio de pertenencia a un sistema, diferente de este, que está basado en que
el dictado de la norma este autorizado por otro norma del sistema, podría estar fundado
en el hecho de que haya otra norma del sistema que declara obligatoria la observancia o
aplicabilidad de la norma en cuestión.
es válida en relación a X siempre que no haya sido derogada de acuerdo con las normas
X. (ver ejemplo página 116).
Cuando decimos que una norma es válida si proviene de otra norma que sea a su vez
valida, la cadena de validación no puede progresar infinitamente. Más tarde o más
temprano habremos de encontrarnos con una norma cuya pertenencia al sistema no
podrá depender de que el acto de dictarla ese autorizado por otra norma valida, por la
sencilla razón de que no existirá ninguna otra norma que permita la creación de la
norma en cuestión. En especial, si hablamos de sistemas positivos, o sea de sistemas de
normas originadas en actos de seres humanos, es imposible hallar siempre una norma
que faculte la creación de otra, y que los hombres solo pueden realizar un número finito
de actos de creación de normas.
Como se ve, el problema se plantea en relación con aquellas normas respecto de las
cuales no puede aplicarse el criterio de la cadena de validez para determinar su
pertenencia al sistema, por constituir el último eslabón de cualquier cadena de validez
que se forme. Sin embargo, la dificultad de determinar la pertenencia al sistema de las
normas en que concluyen las cadenas de validez, se proyecta en definitiva sobre todas
las normas que derivan de ellas, ya que la atribución de validez que se formula respecto
de las normas subordinadas es condicional: ellas son válidas en tanto y en cuanto lo sean
también las normas que autorizan el acto de dictarlas.
¿Pero cuáles son las condiciones que permiten distinguir un sistema jurídico de otro?
sentido amplio) lo que parece ser decisivo para otorgar una unidad a un grupo de
normas y para predicar de una cierta norma que pertenece a ese conjunto
unitario. Sin embargo, este enfoque plantea una serie de problemas que no son
de fácil resolución.
El primer problema es el de caracterizar a los órganos cuyo reconocimiento de
una norma determina su pertenencia al sistema. Las propuestas de
caracterización de esos órganos sobre la base de la competencia que le otorgan
las mismas normas que pertenecen al sistema que esos órganos reconocen,
corren el riesgo de caer en un círculo vicioso.
Así parece ocurrir cuando Ross sostiene que el derecho está formado por las
directivas que forman parte esencial de la fundamentación de las decisiones de
los jueces, al mismo tiempo que para identificar a los jueces acude a las normas
de competencia del sistema.
Del mismo modo, Raz caracteriza ahora (en Practical Reasons and Norms) a los
órganos primarios, cuyo reconocimiento de las normas determina su pertenencia
al sistema, como aquellos órganos facultados a adoptar decisiones con fuerza
obligatoria. Pero resulta que esa facultad deriva de las normas del sistema, y
para determinar qué individuos gozan de tal poder hay que determinar primero
qué normas pertenecen al sistema.
Ese criterio caracterizaba a los órganos primarios como aquellos órganos que
están autorizados para decidir cuándo el uso de la fuerza en ciertas
circunstancias está jurídicamente prohibido o permitido. La vinculación entre los
órganos, cuyo reconocimiento de una norma es relevante para su pertenencia a
un sistema, y el ejercicio de medidas coactivas, es importante no sólo por la
relevancia que las normas que regulan la coacción tienen para caracterizar a un
sistema como jurídico, sino porque lo que nos interesa es formular un criterio de
pertenencia a sistemas existentes (si son sistemas imaginarios podemos
considerar como parte de él cualquier norma que se nos ocurra sin seguir ningún
criterio) ; como veremos luego, la existencia de un orden jurídico, está vinculada
al ejercicio de la coacción.
Pero Si se exige que los órganos estén autorizados para decidir cuándo el uso de
la fuerza está prohibido o permitido, para determinar cuáles son órganos
primarios habrá que recurrir a las normas, del sistema, y para determinar cuáles
son las normas del sistema habrá que determinar si ellas son reconocidas por los
órganos primarios.
Para evitar este círculo vicioso, parece que habría que caracterizar a los órganos
primarios no como aquellos que están autorizados a declarar prohibidos o
permitidos los actos de coacción, sino los que de hecho pueden (en el sentido
táctico y no normativo de la palabra "poder") determinar el ejercicio del
monopolio coactivo estatal en casos particulares, o sea quienes están
efectivamente, en condiciones de disponer que se ponga en movimiento el
aparato coactivo del Estado
LLAMAS ALEJANDRA MICAELA 3884969542
Los problemas de interpretación que hemos estudiado hasta ahora presuponen dudas
acerca de las consecuencias lógicas que pueden inferirse de ciertos textos jurídicos,
quedando sin determinar la calificación normativa que ellos estipulan para determinados
casos. Estos problemas deben distinguirse de otros que no consisten en dificultades para
derivar consecuencias de normas jurídicas, sino que, por el contrario, aparecen una vez
que tales consecuencias han sido deducidas. Sin embargo, ambos grupos de problemas
tienen en común el impedir que pueda justificarse la solución de un caso concreto sobre
la base exclusiva de un sistema jurídico. Constituyen deficiencias que el derecho a veces
presenta cuando se lo aplica para calificar normativamente ciertas conductas.
Hemos dicho que uno de los requisitos de la contradicción normativa es que ambas
normas se refieran a las mismas circunstancias fácticas. Esto puede ocurrir, bien porque
la descripción del caso que hace una norma es equivalente a la descripción que hace
otra, bien porque una de las descripciones implica lógicamente a la otra, o bien porque,
a pesar de ser ambas descripciones independientes, hay casos que, contingentemente,
caen en ambas descripciones.
Independientemente del tipo de relación que pueda haber entre las distintas
descripciones de las normas cuyas soluciones son incompatibles, también es posible
hacer una clasificación de acuerdo con el grado de superposición entre esas
descripciones.
Los juristas y los jueces utilizan, como dice Alf Ross, varias reglas para resolver los
problemas de contradicción normativa. Ellas están constituidas, sobre todo, por los
principios llamados lex superior, lex specialis y lex posterior.
El principio lex superior indica que entre dos normas contradictorias de diversa
jerarquía debe prevalecer la de nivel superior (por ejemplo, una norma constitucional
tiene prioridad sobre una ley). La aplicación de este principio es esencial para que
funcione la delegación del poder, pero no carece de excepciones. Todos conocemos
casos de leyes evidentemente inconstitucionales o de sentencias ilegales cuya validez
fue, sin embargo, mantenida por los tribunales superiores.
Lex posterior estipula que la norma posterior prevalece sobre la promulgada con
anterioridad. Este principio también tiene una aplicación muy general —tanto que sin él
no sería posible la derogación de las normas de un sistema— pero, sin embargo,
reconoce también excepciones, sobre todo en algunos casos de conflicto con la lex
superior.
El principio lex specialis prescribe que se dé preferencia a la norma específica que está
en conflicto con una cuyo campo de referencia sea más general. Al igual que las
anteriores, no siempre esta regla se observa, principalmente cuando la norma general sea
superior o posterior respecto de la particular.
las normas en conflicto no son reconocidas, como es el caso de los principios que
menciona Dworkin y que vimos en el capítulo III, por derivar de cierto origen; los
principios lex superior y lex posterior hacen referencia al origen de las normas.) (Leer
ejemplo de la pagina 277)
norma del derecho argentino dijera: "las personas menores de edad que hayan
adoptado un hijo, deberán hacerlo conocer a su propio padre o tutor"; esta norma
sería de imposible aplicación porque nuestra ley de adopción prohibe que
adopten los menores de 35 años. Este defecto es denominado por Ross "falsa
presuposición normativa.
b) La conducta que la norma prescribe realizar, puede ser lógicamente
imposible, haciendo inaplicable la norma, si está descripta en forma
contradictoria. Por ejemplo, se daría este caso si una norma dijera: "por las rutas
del país deberá tomarse la mano derecha, de modo que los vehículos que vienen
en sentido contrario puedan pasar por la derecha del propio vehículo." Estos
casos pueden analizarse fácilmente como constituidos por dos normas
contradictorias, por lo cual el problema no es otro que la inconsistencia
normativa de que ya hemos hablado y que constituye un caso límite de
inaplicabilidad de normas. La obligación puede referirse a una conducta que es
empírica o técnicamente imposible de realizar. Esto se podría ejemplificar con
una norma que dijera: "la demanda laboral siempre debe notificarse al
demandado por telegrama colacionado", y se diera el caso de que no llegara el
servicio telegráfico hasta el domicilio del demandado. Lo mismo ocurriría,
obviamente, con las normas que prescriben penas de prisión si resultara que, en
el lugar donde debería cumplírselas, no había prisiones, o no había plazas
disponibles en ellas. En fin, la imposibilidad normativa de ejecutar una acción
ordenada se da cuando el cumplimiento de ella requiere alguna circunstancia que
está prohibida por otra norma. Supongamos que haya una norma que obligue en
todo contrato de locación, cualquiera que sea su monto, a formalizar un seguro
en la Caja Nacional de Ahorro, habiendo otra norma que prohíba a esa
institución contratar seguros. No se trata propiamente de una inconsistencia
normativa tal como la hemos definido, pues aquí la conducta que se manda y la
que se prohíbe son diferentes, ya que corresponden a distintas personas, aunque
la ejecución de la primera exija la cooperación de la última.
2) Hay casos en que una norma es inaplicable, no por la imposibilidad de
ejecutar el comportamiento ordenado, sino, viceversa, porque tal conducta es
necesaria. La norma es, entonces, superflua. El paralelo con la imposibilidad no
se extiende a la condición de aplicación de la norma cuyo antecedente es
necesario (por ejemplo, "se perciban rentas o no, debe presentarse la declaración
de réditos"), porque tal norma es equivalente a una norma categórica,
perfectamente aplicable.
La necesariedad de la conducta prescripta puede ser de carácter lógico. Se daría
este caso si una norma dijera: "solamente deben ser castigadas por adulterio las
personas casadas".
También puede ocurrir que la acción ordenada sea empíricamente necesaria. Así
acaecería si, por ejemplo, una norma dispusiera: "los médicos deberán
abstenerse de resucitar a personas fallecidas".
Por último, podría darse el caso de que la conducta que la norma obliga a
realizar fuera necesaria por razones normativas. Esto se da, como caso límite, en
la redundancia normativa, que ya hemos analizado, y también en otros casos que
LLAMAS ALEJANDRA MICAELA 3884969542
BOLILLA 5 ATIENZA
Existen analogías entre las normas jurídicas y las morales, pero también algunas
diferencias: por ejemplo, las normas jurídicas- o algunas de ellas- están respaldadas con
una sanción institucionalizada y de tipo coactivo, lo que no ocurre con las morales;
además en la moral no parece haber normas de tipo constitutivo o al menos no con la
importancia que tienen en el derecho, de ahí que suela decirse que los sistemas morales,
a diferencia de los jurídicos son estáticos, en el sentido de que no contienen
procedimientos (normas) relativos a la creación, aplicación e interpretación de las
mismas. La regla de reconocimiento lleva a plantearse el problema de si el Derecho
debe o no ser obedecido, cuya respuesta (positiva o negativa) no puede ser más que
moral. Y una de las cuestiones más disputadas de la teoría del derecho contemporánea
es si la juridicidad de las normas puede determinarse prescindiendo de criterios morales
(tesis clásica del positivismo jurídico) o si, por el contrario necesita recurrir a criterios
morales.
Muchas de las normas jurídicas coinciden en cuanto a su contenido con normas morales:
así ocurre con una buena parte de normas constitucionales o de las que integran el
código penal o la legislación civil. Y el propio derecho positivo no deja de incidir en la
moral social; una prueba de esto lo ofrece el hecho de cuando la regulación de una
cuestión disputada sufre una modificación legislativa (por ejemplo, el aborto; y así
ciertos tipos de conductas abortivas que eran consideradas delitos pasan a ser
jurídicamente licitas), eso influye en las opiniones morales de la gente.
Si del plano objetivo de las normas pasamos al subjetivo de los diversos operadores
jurídicos, el resultado es semejante. Los jueces tienen que enfrentarse con problemas
morales, con problemas de conciencia, al menos cada vez que tienen que aplicar una
norma que consideran injusta. Se dice que el oficio del juez, es aplicar correctamente el
derecho democráticamente establecido y no plantearse justicia o injusticia, pues esto
último le correspondería en exclusiva al legislador en asamblea democráticamente
elegido. Pero esto último sigue siendo una respuesta moral, porque lo que se viene a
decir es que en la conciencia del juez debe operar como razón última para su decisión el
hecho de que el legislador haya dictado una determinada norma, y no su punto de vista
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personal sobre la cuestión a juzgar. Si las razones morales son las razones últimas que
tiene un sujeto para decidir sobre una cuestión, entonces la norma que dice que el juez
debe actuar siempre de acuerdo con el derecho positivo es una norma moral. Y es
además discutible porque semejante idea implica una claudicación del principio de la
autonomía de la moral (de que la moral critica, no es algo que se nos impone desde
afuera, sino las normas y principios que cada uno de nosotros elabora), que no es fácil
de justificar. Es razonable que el origen democrático de las normas juegue como una
presunción a favor de la moralidad, del carácter moralmente justificado de las mismas.
Tampoco es ajena la moral al trabajo de los abogados (por razones semejantes a las que
se aplican a los jueces). La abogacía, como cualquier otra profesión, no cancela los
problemas morales. Per a los abogados se les aplica sin duda la norma (moral) de que no
todo lo que es técnicamente posible (aquí: posible utilizando el Derecho positivo) es
moralmente correcto. De hecho la práctica de la abogacía está regida por códigos
deontológicos (normas que tienen un estatuto entre el derecho y la moral).
Los ciudadanos que viven bajo un sistema jurídico, no pueden tampoco concebir al
derecho y la moral como dos mundos completamente separados. Si en general, se
considera que el derecho de un estado democrático es legitimo y, en consecuencia, que
deben obedecerse sus normas, es porque se entiende que ese Derecho asegura (aunque
sea imperfectamente) valores morales: una cierta libertad, una cierta igualdad, justicia.
Un positivista jurídico diría que el Derecho puede ser injusto: “la existencia del derecho
es una cosa, (Austin) su justicia o injusticia, otra”.
En concreto un positivista del siglo XX, podría concluir que la acción del pirata, del
grupo terrorista o de la mafia no serian ejemplos de derecho, sino precisamente de
acciones antijurídicas contrarias al derecho, no porque nos parezcan inmorales, sino
porque ninguna de ellas puede verse como la aplicación de una norma dictada de
acuerdo a una regla de reconocimiento (que existe en la medida que exista una práctica
social).
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En el caso de los autores iusnaturalistas, dado que para ellos hablar de Derecho implica
hablar de algo que está justificado (Derecho injusto vendría a ser una contradicción), lo
que parece seguir al menos en principio, es el deber de obedecer al Derecho; o
demostrar que esos mandatos no constituyen Derecho, para justificar su desobediencia;
que una cosa es el derecho positivo, el establecido –“puesto”- por el poder, y otra el
Derecho natural al cual debe acomodarse aquel.
Las tesis positivistas (y también las iusnaturalistas) sobre las relaciones entre el
Derecho y la moral tienen un carácter conceptual y quizás también practico, lo que
puede verse en el siguiente ejemplo “si usted fuera presidente”
Imagínese que es usted el primer presidente constitucional de un país que acaba de pasar
por una experiencia de varios años de dictadura militar, durante los cuales la población
vivía bajo un régimen de auténtico terror. Bandas militares y paramilitares asesinaron e
hicieron desaparecer a miles de ciudadanos. Durante esos años, ciertas leyes del anterior
periodo constitucional continuaron vigentes (no fueron formalmente derogadas).
Muchos de estos actos fueron denunciados por familiares de las víctimas, pero el
resultado fue siempre negativo. Algunos de los jueces -bien por temor, bien porque
compartían la ideología de la dictadura, 0 bien par una mezcla de ambas cosas-
archivaban las denuncias. Otros, que en principio parecían dispuestos a llevar adelante
la investigación, eran obligados de diverso as maneras a desentenderse de los casos, En
el primer consejo de ministros del gobierno que usted preside, el primer punto del
orden del día es: "Desaparecidos y ley de amnistía, antes de tomar una decisión, pide un
resumen de su punto de vista a cada uno de los representantes de las 5 posturas.
1. El ministro de Hacienda, sostiene que la ley de amnistía forma ya parte del este
país, y solo se puede acatarla aunque nos resulte repugnante, y políticamente lo
mejor es olvidar y no desenterrar el asunto.
2. Los ministros democristianos del gobierno (Ministro de educación),
mencionando a San Agustin, sostiene que solo son derecho los mandatos en
conformidad con la ley natural, disiente con el Ministro de hacienda por
considerar que la ley de amnistía no puede ser válida, que no existió derecho en
ese momento, pero es mejor olvidar.
LLAMAS ALEJANDRA MICAELA 3884969542
Del ejemplo se observa que en la práctica, las propuestas sobre que hacer al respecto
pueden ser semejantes (ocurre con la tercera y cuarta opinión) y sin embargo estar
basada en una posición iusnaturalista (la 3era opinión) o iuspositivista (la 4ta).
1. Además y por encima del derecho positivo (de la ley humana) existe un derecho
natural, esto es, conjunto de normas y principios validos para todos los tiempos y
lugares.
2. El derecho (el derecho positivo) solo es tal, si concuerda (al menos en sus
principios fundamentales) con el derecho natural, esto es, si es justo.
Esta contraposición continua presente en el siglo XX, los iusnaturalistas han tratado de
fundamentar el derecho en la religión (derecho universal e inmutable), pero autores
como FULLER, defienden el derecho natural sin relacionarlo con la religión y sin
presuponer la existencia de un derecho superior al derecho positivo. Para él, el derecho
natural tiene un carácter procedimental (para que exista derecho las normas deben haber
sido promulgadas, no retroactivas, claras e intangibles, no contradictorias, estables en el
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Las dos versiones principales del positivismo jurídico son; el positivismo ideológico y
el positivismo conceptual o metodológico. El positivismo ideológico es una concepción
del derecho a la que se inclinan los juristas prácticos y puede ser indistinguible con una
concepción del iusnaturalismo que entienda que el derecho positivo incorpora los
principios del derecho natural. El positivismo metodológico o conceptual (Hart) que a
diferencia de Kelsen (otro positivista), no piensa que las normas de un sistema jurídico
puedan tener cualquier contenido, sino que establece racionalmente un mínimo de
contenido de justicia que toda organización social debe incorporar para que sea viable, y
que él llama “contenido mínimo de derecho natural”.
Hart acepta la relación entre el derecho y la moral, pero no por ello debe renunciarse a
distinguir la validez de la justicia (el derecho, de la obligación de obedecerlo). Para él
las normas pertenecen a un ordenamiento jurídico no por razones morales sino porque el
propio ordenamiento jurídico le otorga validez.
Podemos descartar las tesis que no parecen estar justificadas. El positivismo ideológico
viene a decir que el derecho debe ser obedecido simplemente porque es derecho, por lo
que reduce la justicia al derecho positivo, al derecho vigente, de alguna forma relación
al derecho con la moral, siendo contradictorio.
Los positivistas como se ha visto sostienen que es posible describir un derecho sin
valorarlo; que el juicio“esto es derecho” es independiente de esto es justo. Por el
contrario los iusnaturalistas vienen a decir que el concepto de derecho supone una
necesaria referencia a la moral, a la justicia y que la afirmación “esto es derecho pero es
injusto” encierra algún tipo de contradicción; sin embargo no se excluye porque un
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sistema jurídico puede ser injusto y seguir siendo derecho, pero como dice Fuller solo
hasta un cierto punto fijado por un umbral que él llama “moralidad interna” del derecho.
Hoy existe una tendencia por parte de los autores que provienen de la tradición
iusnaturalista a hablar más bien de hermenéutica jurídica, mientras que los herederos del
positivismo jurídico tienden a usar rótulos como positivismo crítico o inclusivo. Pero si
prescindimos de la cuestión terminológica, lo que queda es la necesidad de vincular al
derecho con la moral, para comprender el funcionamiento de nuestro sistema jurídico.
El peligro consiste en aproximar demasiado el derecho a la moral.
EL IUSNATURALISMO.
PÓRTELA
El termino natural hace referencia a porque se debe obedecer al derecho, las leyes son
medios a través de las cuales el hombre intenta conseguir sus fines naturales y los fines
de la naturaleza.
El contenido del derecho natural puede ser conocido por el hombre a través de la razón,
para ello necesita la reflexión y la observación; en ese sentido no natural puede ser
captado mediante el empleo de facultades naturales.
Los iurnaturalistas afirman la existencia de dos tipos de leyes: las naturales y las
positivas (creadas por el hombre para la organización social), la diferencia está en la
jerarquía, estas últimas son inferiores a la ley natural. En caso de contradicción entre
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ambas, se considera que la ley humana carece de validez jurídica (no podrían ser
consideradas como existentes).
UN INTENTO DE DEFINICIÓN
Platón, afirma que los valores como lo justo, lo bello, poseen una existencia
independiente de las cosas del mundo real son abstracciones llamadas formas o ideas, y
constituyen ppios morales de validez universal y atemporal, sirviendo de criterio para
juzgar.
Cicerón, el ideal del estoicismo es aspirar a que los hombres sigan un curso moralmente
correcto de acción.(amar el prójimo porque así lo imponía su naturaleza, y ese era su
fin) La ley natural, es una y la misma para todos promueve la consecución del interés
común; es un ppio. de validez internacional que las comunidades deben adoptar en sus
leyes para conseguir propósitos.
EL CRISTIANISMO
Agustín: estableció la división tripartita de la ley; la ley eterna, que es el ppio. que rige
el universo en su totalidad; la ley natural, participa de ese cometido, pues es la
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encargada de regular la conducta de los hombres (creada por Dios) y la ley humana, que
no puede contradecir el contenido de la ley natural, quedando subordinad a a ella.
La verdad que el hombre descubre a través de la razón práctica (es lo que llama ley
eterna).
Distingue 4 tipos de leyes; ley eterna, ley natural(es universal, valida en cualquier
lugar), la ley divina; y la ley humana o positiva que derivan de la ley natural de dos
formas: determinando los contenidos que debe poseer la ley positiva o estableciendo un
marco dentro del cual la ley positiva puede elegir diferentes opciones, todas ellas de
acuerdo a la ley natural.
Así considera que si una ley se aleja de la ley natural ya no es ley sino la corrupción de
la ley. (Una ley injusta no es ley)
John Locke: Intenta rebatir la tesis que otorgaba origen divino al poder monárquico,
afirmando la existencia de ciertos derechos en los ciudadanos. Los ciudadanos en estado
de naturaleza, deciden delegar algunos de sus derechos a uno o varios de su grupo, para
lograr las ventajas de la paz y la seguridad de una organización política. Y por lo tanto
tienen el derecho de rechazar la autoridad de un gobierno que no respete esos derechos
de loa que es titular por naturaleza.
Edmund Burke: Afirma que el derecho no consiste solo en normas impuestas sino
también en la difusa moral tradicional de la comunidad. Las únicas normas capaces de
promover el bienestar de la comunidad son las que surgen de la experiencia de esa
comunidad.
EL IUSNATURALISMO EN EL SIGLO XX
Para Fuller el derecho natural tiene carácter procedimental o institucional, y forma parte
del mismo derecho positivo, constituye “la moral interna del derecho”.
Las condiciones de validez para afirmar que un sistema jurídico existe son los
siguientes:
Se opone a separar el derecho de la moral que proponen los positivistas, y sostiene que
al no existir esta distinción clara entre el derecho que es y el que debe ser, se fomenta la
creatividad judicial, la interpretación y aplicación del derecho.
Sostiene que existen bienes humanos (cosas buenas para la existencia del hombre, como
la libertad) que solo puede asegurarse a través del derecho. Y existen exigencias del
razonamiento practico, que permite distinguir el pensamiento correcto del incorrecto.
Bienes básicos
Razonabilidad practica
Finnis considera que no existe una obligación moral de acatar una ley contraria a las
exigencias de la razonabilidad práctica, esto es, contraria al derecho natural.
Derechos naturales
Finnis considera que los derechos humanos constituyen una derivación del derecho
natural. Los derechos humanos no están subordinados al bien común, sino que
constituyen un aspecto esencial del mismo, reconociendo importantes para el estudio de
los derechos humanos al “derecho como reclamo” y al “derecho como libertad”.
Los ppios del derecho natural son los ppios de la razonabilidad práctica, y esto no
emana de la existencia humana, sino que preexiste a la situación humana.
La función del derecho natural, es proveernos de un ppio racional para el juicio moral.
El sistema jurídico está formado por reglas (pautas de conducta) y otro tipo de pautas,
que pueden ser dos; directrices políticas, que se dirigen al legislador. Y los ppios en
sentido estricto, dirigidos a los jueces y de los cuales deriva e contenido de los derechos
que gozan los individuos en un sistema jurídico.
Principios y reglas
Dworkin distingue los ppios de las reglas. Las reglas se aplican a todo o nada, mientras
que los ppios poseen excepciones que no pueden ser listadas (diferencia lógica). Los
ppios tienen un peso e importancia que carecen las reglas (diferencia funcional). Los
ppios jurídicos constituyen proposiciones morales que poseen un fundamento en actos
de autoridades oficiales del pasado. Constituyen ppios morales, pero no pertenecen a la
moral crítica de los jueces, sino que se encuentran implícitos en los hechos ocurridos en
la práctica jurídica del pasado.
Para Dworkin laa reglas y ppios no son el derecho mismo sino los materiales que tienen
los juristas para resolver los conflictos jurídicos. El derecho no es la obra terminada sin
el proceso de llevarla a cabo, es una interpretación. Interpretar significa mostrar al
elemento interpretado como lo mejor que puede ser. Loa jueces deben mostrar que su
interpretación se ajusta mejor a los hechos relevantes de la practica jurídica.
Hasta aquí pareciera que Dworkin puede ser considerado un iusnaturalista racionalista,
ya que sostiene que la validez de las normas jurídicas que los jueces emplean, derivan
de ppios de moralidad política que los jueces pueden conocer apelando a su razón. Pero
Dworkin termina distinguiendo entre integridad inclusiva es la que permite determinar
el contenido actual del derecho, constituye la guía de los jueces y la integridad pura, que
solo toma en cuenta la dimensión de la justicia y permite mostrar cual es el camino que
debería seguir la práctica jurídica, acercándose a un ideal de justicia.
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POSITIVISMO JURÍDICO
El núcleo de las corrientes iusnaturalistas está constituido por las tres tesis. Al
positivismo se lo define considerando que todos los pensadores positivistas se oponen a
la tesis N3, en ella se afirma que solo se puede considerar “derecho” (leyes positivas) al
conjunto de normas dictadas por los hombres que se encuentren en concordancia con lo
que establecen los principios de moralidad eternos y universalmente cognoscibles por la
razón humana (leyes naturales).
Algunas de las razones para esta posición puede tener origen en el rechazo de algunas de
las dos tesis con las q definimos al iusnaturalismo. Se apoya la tesis P1 argumentando
que no existen principios morales eternos y universales, es decir, negando la tesis N1. O
se puede llegar a ella aceptando que esos principios morales existen, pero negando la
posibilidad humana de conocerlos mediantes facultades racionales, así oponiéndose a la
tesis N2. Incluso negar ambas N1 y N2.
CLASIFICACIONES
En el siglo XIX aparecen los primeros intentos de separar lo jurídico de lo moral, con
las obras de Bentham y Austin, como reacción al iusnaturalismo tradicional. En el siglo
XX las críticas mas sistemáticas al Derecho natural surgieron de dos corrientes:
El Normativismo, con Kelsen criticó sus variantes clásicas, y Hart extendió sus criticas a
las formas modernas de concebirla;
Hay dos fundamentos en los que se suele apoyar la posición positivista respecto de la
definición de derecho:
A finales del siglo XVIII y principios del XIX la vida de Europa se caracterizaba por el
iluminismo. Este movimiento afecto al ámbito de la reflexión iusfilosófica, dando como
resultado el auge del iusnaturalismo racionalista en el continente-, y del empirismo y
utilitarismo en Inglaterra.
En el continente europeo existía una crisis del derecho común por la gran variedad de
normas vigentes. Las codificaciones que tuvieron mayor repercusión fue el código
prusiano de 1794 nació para elaborar un sistema de derecho positivo con ideas
iusnaturalistas pero acogió el principio positivista así como el del vínculo del juez a la
ley, lo mismo ocurrió en Francia y surgió el Código civil de 1804(código napoleón), el
código de procedimiento civil, el código de comercio y el procedimiento penal.
Surgen las primeras críticas al derecho natural, David Hume critica que la doctrina del
derecho natural se asienta en un salto no justificado del ser al deber ser, le critica la
inconsistencia lógica de sus tesis. No le objeta al iusnaturalismo como entienden el
mundo del ser ni del deber ser. La naturaleza del hombre es esto o aquello, por eso debe
comportarse de tal manera, a este defecto se lo conoce como “falacia naturalista”.
como la única fuente del derecho y la ley positiva se convirtió así en el único derecho y
fuera de ella no se reconoció ningún principio valido.
Un reflejo fiel de estas ideas fue la Escuela de la Exégesis. Apareció en Francia como
resultado del proceso de codificación. Sus objetivos fueron la búsqueda de la certeza del
derecho y la división de poderes. Su apogeo entre 1830 y 1880, consideraba que el
ordenamiento jurídico es un sistema pleno y por reducir el derecho a la ley como la
voluntad del Estado. Se identifica el derecho con las leyes recogidas en los códigos, y la
única forma de interpretar el derecho es la interpretación literal de la Ley.
BENTHAM Y EL UTILITARISMO
Reconoce que el derecho constitucional debería formar parte del cuerpo general de las
leyes, también tiene su origen en el gobierno soberano y obligan al soberano a través de
una fuerza exterior, que según el autor podría adoptar la forma de una sanción religiosa
o de naturaleza moral ejercida por los sujetos del propio Estado.
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Uno de sus mayores logros fue haber delimitado el campo de la Ciencia de derecho o
Jurisprundence. El derecho que “es”, es objeto de estudio de la Teoría del derecho
“expositiva”, y la “Teoría Censoria” estudia el derecho que debería ser, es la que en su
pensamiento cobro mayor interés, así como la reivindicación de la misión crítica del
derecho por parte de los juristas teniendo en cuenta el derecho que debería ser. El
contenido de este derecho se conformará de acuerdo a su Ética Utilitarista.
Austin distinguió entre Teoría Gral. Del derecho o filosofía del derecho positivo y
ciencia de la legislación, la primera estudia el derecho que es, la segunda el derecho
como debería ser.
Austin se separa de Bentham en cuanto consideró que el principio de utilidad servía para
acceder a los mandatos divinos no revelados, admite la existencia de un derecho divino.
Por mandato entiende la invitación a la acción propuesta por quien tiene el poder y la
intención de infligir una pena en el caso que no se adecue a su deseo. Para que un
mandato sea derecho es necesario que obligue a actos o prohibiciones de una clase con
carácter general, porque solo en este caso constituye una ley. No toda ley forma parte
del derecho, estas serían aquellas normas establecidas por un hombre como guías de
conductas para otros hombres sobre los cuales aquel tiene poder. Estas leyes
comprenden leyes establecidas por los hombres como superiores políticos para
inferiores políticos y leyes establecidas por los hombres como individuos privados en
cumplimiento de derechos legales.
Austin admite que el derecho se cree no directamente por el soberano sino por personas
en quien este haya delegado. Por esta razón acepta como derecho al derecho judicial ya
que el poder en virtud del cual los jueces lo crean ha sido otorgado por el soberano. El
derecho judicial es derecho estatal en cuanto que aquellos actúan en virtud de la
delegación que el Estado les concede.
Quedan fuera del concepto de derecho los mandatos que constituyen leyes no
propiamente dichas: normas impuestas por la mera opinión, llamadas leyes por analogía
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Para delimitar el concepto de derecho lleva una 2da clasificación de las leyes: los
Derechos positivos son las leyes en sentido estricto respaldadas por el soberano, y en la
Moral Positiva se incluiría las leyes por analogía y las leyes en sentido no estricto,
respaldadas por otras entidades.
El soberano puede ser una persona o grupo de personas determinado que ejercen la
soberanía de una sociedad política independiente, o sea un Estado. Una sociedad pasa a
ser política cuando la mayor parte de su población obedece habitualmente a un superior
determinado común. Para que una sociedad política sea independiente es necesario que
el superior no tenga el deber de obedecer a un determinado superior humano.
Austin persiguiendo el mismo fin que el iusnaturalismo racional, pero el autor utiliza el
método deductivo, para extraer a priori dela razón un sistema de conceptos jurídicos.
Austin partió de la realidad empírica que es derecho positivo para construir ese sistema
de conceptos, convirtió el estudio del derecho en un estudio científico. Y comparte con
el iuspositivismo la diferenciación entre la ley que es y la ley que debería ser o no
debería ser. Comparte la idea de construir un sistema de derecho positivo racional y
autónomo al margen de todo contenido ético y de todo aspecto histórico.
EL POSITIVISMO EN EL SIGLO XX
Hans Kelsen basa su concepción de la ciencia jurídica en su Teoría Pura del Derecho, es
una explicación de la naturaleza del derecho en la que se eliminan los elementos
sociológicos, políticos y morales. La teoría permite definir todos los conceptos jurídicos
básicos a partir de las normas positivas. Constituye una Teoría Gral. del derecho,
pretende explicar los aspectos estructurales comunes a todos los fenómenos normativos
a los que aplicamos la expresión “derecho”.
Para Kelsen una norma jurídica es un juicio de deber ser, en el que se imputa una
sanción jurídica a la descripción de una conducta. Para explicar la noción de sanción,
tomemos como ejemplo el concepto de delito, del que Kelsen no da una definición, se
limita a indicar la posición que ocupa la descripción de la conducta que es un delito.
Define el delito o acto antijurídico como la conducta del sujeto contra quien se dirige
una sanción jurídica. Kelsen se opone a la visión iusnaturalista que considera al delito
como una conducta mala in se (intrínsecamente disvaliosa). El considera al acto
antijurídico como una conducta mal prohibita (disvaliosa porque una norma le imputa
una sanción).
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Kelsen considera fundamental eliminar de su teoría toda alusión a los aspectos morales
y políticos relacionados con la legitimación de los sistemas jurídicos. Se mantiene
neutral respecto a las disputas morales o políticas porque considera que no puede dar
respuestas fundada en el conocimiento científico.
Kelsen le dirige dos críticas: afirma que la doctrina del derecho natural no distingue
entre dos mundos, el mundo del ser y el mundo de deber. Se traduce como la Falta de
diferenciación entre dos tipos de leyes: las leyes de la naturaleza, que tienen carácter
descriptivo, pueden ser verdaderas o falsas; y las leyes que regulan las conductas
humanas, que tienen carácter prescriptivo, no se predica verdad o falsedad, solo se
puede realizar juicios de valor. El iusnaturalismo pretende apoyar la existencia de las
últimas en las primeras, lo que resulta inaceptable.
Según Kelsen el iusnaturalismo realiza un salto lógico no justificable entre juicios del
ser y juicios del deber ser. Pretender derivar de la realidad natural valores morales, de
hechos de la realidad social aspira a inferir normas de conducta. Kelsen considera que el
iusnaturalismo no puede inferir las leyes que forman el derecho natural de la naturaleza
del hombre, sino que solo puede derivar su concepción del hombre a partir de los
principios morales que ha considerado importantes.
de esos principios, la conclusión podría ser que el derecho positivo resulta innecesario
para el funcionamiento de una sociedad. La doctrina del derecho natural Sostiene que el
derecho positivo se caracteriza por su carácter coercitivo. Kelsen considera que en este
aspecto de la doctrina del derecho natural existe una contradicción se presupone que el
hombre es un ser bueno por naturaleza y al mismo tiempo que es un ser malo por
naturaleza.
Por estas razones Kelsen considera que el derecho natural como tal no existe, que los
pensadores defienden su existencia debido a que satisface la necesidad de justificar sus
juicios de valor. Considera que los juicios de valor tienen su origen en la conciencia del
hombre, en sus emociones y deseos subjetivos. Esto los hace subjetivos y relativos. Para
poder justificarlos se les debe dar carácter objetivo y universal, por ello se los debe
presentar como derivados de principios de moralidad objetivos y no como deseos
individuales, pero esto no altera, según Kelsen la verdadera naturaleza que a su entender
tienen los juicios de valor: su carácter relativo. Kelsen puede englobarse en el
escepticismo ético: afirma que los juicios valorativos no son ni verdaderos ni falsos, y
con ello rechaza la posibilidad de conocimiento moral.
Herbert Hart es la figura más importante de la filosofía jurídica anglosajona del siglo
XX. Su estrategia es no intentar dar respuesta a la pregunta de ¿Que es el derecho? sino
en distinguir las preguntas que se han planteado en torno a ella: ¿en que se diferencia el
derecho de las ordenes respaldadas por amenazas, y qué relación tiene con ellas?, ¿en
que se diferencia la obligación jurídica de la obligación moral, y qué relación tiene con
ella?, ¿que son las reglas, y en qué medida el derecho es una cuestión de reglas?. El
propósito de Hart “…. no es dar una definición de derecho, sino hacer avanzar la teoría
jurídica proporcionando un análisis más elaborado de la estructura distintiva de un
sistema jurídico nacional, y una mejor comprensión de diferencias y semejanzas entre
derecho, coerción y moral “
El concepto de derecho
Esta teoría fue defendida por Austin. Hart considera que también refleja la posición de
Kelsen en lo que se refiere a la concepción básica de las normas jurídicas. Las críticas
que Hart formula a este “modelo simple” le permiten mostrar las nociones teóricas:
El argumento es que los sistemas jurídicos reales incluyen normas que por su contenido,
origen, ámbito de aplicación, no pueden ser explicadas con el modelo de órdenes
respaldadas por amenazas. Hay normas que otorgan potestades públicas o privadas
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POSITIVISMO METODOLÓGICO
Hart publicó un artículo para hacer frente a las críticas recibidas por el positivismo, que
fue un hito importante para la filosofía del derecho en la discusión respecto a la relación
entre derecho y moral. Porque su defensa delineó la primera versión de lo que se
conocería como “positivismo moderado o metodológico”. Hart abogaba por mantener
la distinción entre el derecho que es y el derecho que debe ser, y sostener la sig. Tesis:
-Respecto de derechos subjetivos. las reglas que confieren derechos subjetivos son
diferentes de las normas que imponen obligaciones o prescriben sanciones, pero son
normas que no tienen por qué estar justificadas moralmente.
Al final contiene NOTAS sobre los términos y conceptos usados para entender mejor la
bibliografía.
Movimiento del S. XX, formado por juristas (no filósofos), actuaban contra el
“formalismo”(los jueces decidían los casos basándose en reglas o razones jurídicas, las
cuales aseguraban resultado único para la mayoría de los casos) o “jurisprudencia
mecánica”, a favor de un estudio empírico basándose en lo que es “justo” según los
hechos del caso.
LA INDETERMINACIÓN JURÍDICA
Los realistas sostuvieron que el derecho era indeterminado racionalmente, porque las
razones disponibles no justifican una única decisión (al menos en los casos apelables), y
causal o explícitamente indeterminado (las razones jurídicas no son suficientes para
explicar porque los jueces deciden en la forma que lo hacen).
Los realistas tenían claro que su enfoque era la indeterminación en las revisiones que
hacen los jueces en el nivel de apelación, donde se puede esperar un alto nivel de falta
de certeza en el derecho.
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Todos los realistas estaban de acuerdo en que el derecho y las razones jurídicas son
racionalmente indeterminadas (al menos en la etapa apelatoria), asique la explicación de
por qué los jueces deciden en la forma que lo hacen, debe buscarse fuera del derecho.
La “afirmación central “del realismo, establece que al decidir los casos, los jueces
responden primariamente a estímulos de los hechos (sean o no jurídicamente relevantes)
del caso, en vez de responder a las razones y reglas jurídicas (esto no es, que nunca
afecten; sino que tiene un efecto nulo o más débil, especialmente en casos difíciles). Los
realistas defendieron la afirmación central con la esperanza de que las reglas jurídicas
pudieran ser reformuladas en formas más específica a los hechos.
El ala sociológica del realismo (Oliphant, Moore, LLewellyn, Cohen), las decisiones
judiciales caen dentro de patrones predecibles, sostienen que operan sobre los jueces
fuerzas sociales (hechos psicosociales, sus experiencia, su profesionalización etc, que no
son idiosincráticos) para forzarlos a responder a los hechos en forma similares y
predecibles. Esto muestra como los abogados pueden predecir lo que las cortes harán.
Solo el ala sociológica, podría crear reglas jurídicas que realmente pudieran guiar la
decisión o al menos describir con exactitud el curso de decisión en realidad tomado por
las cortes. Para un juez aplicar la regla que “requería la buena fe” es solamente aplicar la
cultura comercial (justamente lo que los realistas afirmaban que ellos hacían).
El ala idiosincrática del realismo, (Franck, Hutcheson) afirmaba que lo que determina la
respuesta de los jueces a los hechos de un caso particular son hechos idiosincráticos
acerca de la psicología o personalidad del juez. Frank estuvo influenciado por el
psicoanálisis de Freaud, de que la clave de una personalidad yace en las profundidades
enterradas del subconsciente, sin embargo sostuvo que era imposible para los
observadores de la conducta jurídica describir los hechos cruciales acerca de la
personalidad que determinarían la respuesta de un juez a los hechos en particular.