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La Producción Capitalista Tiene
La Producción Capitalista Tiene
MARX
Ensayo capítulos XI, XII, XII del
Capital
Sin embargo, el producir un taller para 20 personas cuesta menos trabajo que el producir
10 talleres para dos personas cada uno, por tanto, el valor de los medios de producción
colectivos y concentrados en masa no aumenta en proporción a su volumen ni a su
utilidad. De este modo, disminuye una parte integrante del valor del capital
constante, disminuyendo también...en proporción a su magnitud, el valor total de la
mercancía. El resultado es el mismo que si los medios de producción de la mercancía se
produjesen más baratos. Esta economía en el empleo de los medios de producción
proviene exclusivamente de su aplicación colectiva en el proceso de trabajo de muchos.
Y para que revistan este carácter, como condiciones del trabajo social o condiciones
sociales del trabajo, a diferencia de los medios de producción desperdigados y
relativamente costosos de toda una serie de obreros o maestros artesanales
independientes, basta con que coincidan geográficamente en los mismos locales muchos
obreros, sin necesidad de que trabajen al unísono. La economía de los medios de
producción puede enfocarse... desde dos puntos de vista. Otro, aquel en que modifica la
proporción entre la plusvalía y el capital total desembolsando, o sea, la suma del valor de
los elementos constantes y variables de éste. La marcha del análisis nos obliga a
desarticular el tema, aparte de que este descoyuntamiento refleja el espíritu de la
producción capitalista.
Como función específica del capital, la función directiva asume también una importancia
específica. El motivo propulsor y la finalidad determinante del proceso de producción
capitalista son, ante todo, obtener la mayor valorización posible del capital, es decir, hacer
que rinda la mayor plusvalía posible y que, por tanto, el capitalista pueda explotar con la
mayor intensidad la fuerza de trabajo. Al crecer la masa de obreros empleados
simultáneamente, crece su fuerza de resistencia, aumentando también...la presión del
capital para vencerla. El papel directivo del capitalista no es solamente una función
especial que se desprende de la naturaleza del proceso social del trabajo...es también
una función de explotación en el proceso social del trabajo, función determinante por el
inevitable antagonismo entre el explotador y la materia prima de su explotación.
Por consiguiente, la fuerza productiva desarrollada por el obrero como obrero social, es
fuerza productiva del capital. Esta fuerza productiva social del trabajo se desarrolla
gratuitamente tan pronto como los obreros se ven sujetos a determinadas condiciones, a
que el capital los somete. Y como la fuerza productiva social del trabajo no le cuesta nada
al capital, ya que además, el obrero no la desarrolla antes de que su trabajo pertenezca al
capitalista, parece a primera vista como si esa fuerza fuese una fuerza productiva
inherente por naturaleza al capital, la fuerza productiva innata a éste. En la sociedad
moderna, este poder de los reyes asiáticos y egipcios o de los teócratas etruscos pasa al
capitalista, ya actúe como capitalista aislado o como capitalista colectivo, en forma de
sociedad anónima.
Es el primer cambio que experimenta el proceso efectivo de trabajo al ser absorbido por el
capital. Su premisa, el empleo simultáneo de un número relativamente grande de obreros
asalariados en el mismo proceso de trabajo, constituye el punto de arranque de la
producción capitalista. Históricamente, este momento coincide con el nacimiento del
capital. Por tanto, si el régimen capitalista de producción se nos presenta, por una
parte, como una necesidad histórica para la transformación del proceso de trabajo en un
proceso social, de otra parte esta forma social del proceso de trabajo aparece como un
método empleado por el capital para explotarlo con más provecho, intensificando su
fuerza productiva.
Del mismo modo, mediante la combinación de diversos oficios bajo el mando del mismo
capital, surgieron la manufactura de paños y toda otra serie de manufacturas. Pero la
manufactura puede también nacer por un camino inverso, cuando el mismo capital reúne
simultáneamente en el mismo taller a muchos oficiales que ejecutan el mismo trabajo o un
trabajo análogo, que hacen, por ejemplo, papel o tipos de imprenta o agujas. Esta
distribución que comienza siendo casual, se repite, acredita ventajas especiales, y, poco a
poco, va cristalizando en sistema, bajo la forma de división del trabajo. Como se ve, los
orígenes de la manufactura y su derivación del artesanado son dobles.
De una parte, la manufactura brota de la combinación de diversos oficios
independientes, que mantienen su independencia y su aislamiento hasta el instante en
que se convierten en otras tantas operaciones parciales y entrelazadas del proceso de
producción de una misma mercancía. De otra parte, la manufactura brota de la
cooperación de artesanos afines, atomizando su oficio individual en las diversas
operaciones que lo integran y aislando éstas y haciéndolas independientes hasta que
cada una de ellas se convierte en función exclusiva y específica de un obrero. Para
comprender bien el alcance de la división del trabajo en la manufactura, es esencial no
perder de vista los siguientes puntos. Finalmente, esta división del trabajo es una
modalidad especial de cooperación, muchas de cuyas ventajas se derivan, no de esta
forma específica de cooperación, sino de su carácter general.
Si nos detenemos a analizar de cerca y en detalle este proceso, vemos ante todo que el
obrero, reducido a ejecutar de por vida la misma sencilla operación, acaba por ver
convertido todo su organismo en órgano automático y limitado de esta operación, la cual
hace que necesite, para ejecutarla, menos tiempo que el oficial obligado a ejecutar por
turno toda una serie de operaciones distintas. El obrero total combinado que forma el
mecanismo viviente de la manufactura es, en realidad, una suma de obreros parciales y
limitados de este tipo. Comparada con los oficios independientes la división del trabajo
permite, pues, producir más en menos tiempo, o lo que es lo mismo, potencia la fuerza
productiva del trabajo. Y como en la misma manufactura conviven y trabajan juntas
siempre varias generaciones de obreros, los secretos técnicos del arte descubierto por
unas van consolidándose, acumulándose y se transmiten a las siguientes.
Como las funciones del obrero colectivo son unas veces más sencillas y otras más
complicadas, más primitivas o más desarrolladas, reclaman de sus órganos, de los
obreros individuales, grados muy distintos de desarrollo, razón por la cual éstos poseen
un valor muy diverso. De este modo, la manufactura va creando una jerarquía de fuerzas
de trabajo, a la que corresponde una escala o gradación de salarios. La manufactura
crea, pues, en todos los oficios, una clase especial de obreros, la de los llamados
peones, que no tenían cabida en la industria artesana. La escala jerárquica del trabajo se
combina con la división pura y simple de los obreros en obreros especializados y peones.
División del trabajo dentro de la manufactura y división del trabajo dentro de la
sociedad. Hemos estudiado...los orígenes de la manufactura, luego sus elementos
simples, el obrero parcial y su herramienta, y finalmente su mecanismo de
conjunto. Ahora, examinaremos rápidamente la relación que existe entre la división del
trabajo en la manufactura y la división del trabajo en la sociedad, como base general de la
producción de mercancías. Si nos fijamos en el trabajo mismo, podemos considerar la
división de la producción social en sus grandes sectores, la agricultura, la
industria, etc., como división del trabajo en general, la clasificación de estos sectores en
categorías y subcategorías como división del trabajo en particular, y la división del trabajo
establecida dentro de un taller como división del trabajo en el caso concreto.
La base de todo régimen de división del trabajo un poco desarrollado y condicionado por
el intercambio de mercancías es la separación entre la ciudad y el campo. Como la
producción y circulación de mercancías son la premisa de todo régimen capitalista de
producción, la división manufacturera del trabajo requiere que la división del trabajo dentro
de la sociedad haya alcanzado ya cierto grado de madurez. A su vez, la división del
trabajo en la manufactura repercute en la división del trabajo dentro de la sociedad, y la
impulsa y multiplica. La explotación manufacturera, encargada de fabricar todas las
especialidades, da un nuevo impulso a la división territorial del trabajo, que circunscribe
deter-minadas ramas de producción a determinadas regiones de un país.
La expansión del mercado mundial y el sistema colonial, que figuran entre las condiciones
generales del sistema, suministran al período manufacturero material abundante para el
régimen de división del trabajo dentro de la sociedad. Sin embargo, a pesar de las
grandes analogías y de la concatenación existentes entre la división del trabajo dentro de
la sociedad y la división del trabajo dentro de un taller, media entre ambas una diferencia
no solo de grado, sino de esencia. El hecho de que el obrero parcial no produce
mercancías. Claro está que las diversas esferas de producción procuran mantenerse
constantemente en equilibrio...Pero esta tendencia constante de las diversas esferas de
producción a mantenerse en equilibrio sólo se manifiesta como reacción contra el
desequilibrio constante.
La norma que en el régimen de división del trabajo dentro del taller se sigue a priori, como
un plan establecido, en la división del trabajo dentro de la sociedad sólo rige a
posteriori, como una ley natural interna, muda, perceptible tan sólo en los cambios
barométricos de los precios del mercado y como algo que se impone al capricho y a la
arbitrariedad de los productores de mercancías.
Por tanto, el volumen mínimo progresivo del capital concentrado en manos de cada
capitalista, o sea, la transformación progresiva de los medios de vida y de los medios de
producción de la sociedad en capital, es una ley que brota del carácter técnico de la
manufactura. El mecanismo social de producción, integrado por muchos obreros
individuales parcelados, pertenece al capitalista. Mientras que la cooperación simple deja
intacto, en general, el modo de trabajar de cada obrero, la manufactura lo revoluciona
desde los cimientos hasta el remate y muerde en la raíz de la fuerza de trabajo
individual. Es el resultado de la división manufacturera del trabajo al erigir frente a
ellos, como propiedad ajena y poder dominador, las potencias espirituales del proceso
material de producción.
La misma máquina de vapor, tal y como fue inventada a fines del siglo XVII, durante el
período de la manufactura, y en la forma en que persistió hasta el año
1880, aproximadamente, no provocó ninguna revolución industrial. Fue, por el contrario, la
creación de las máquinas-herramientas la que obligó a revolucionar la máquina de
vapor. La máquina de que arranca la revolución industrial sustituye al obrero que maneja
una sola herramienta por un mecanismo que opera con una masa de herramientas
iguales o parecidas a la vez y movida por una sola fuerza motriz, cualquiera que sea la
forma de ésta. En esto consiste la máquina, con la que nos encontramos aquí como
elemento simple de la producción maquinizada.
Por todas estas razones, la gran industria no tuvo más remedio que apoderarse de su
medio característico de producción, de la máquina, y producir máquinas por medio de
máquinas. En efecto, en los primeros decenios del siglo XIX, al desarrollarse la industria
maquinizada, la maquinaria se fue adueñando paulatinamente de la fabricación de
máquinas-herramientas. Sin embargo, fue en estos últimos tiempos cuando la
construcción de los grandes ferrocarriles y la navegación transoceánica provocaron la
creación de esas máquinas ciclópeas empleadas para construir los grandes mecanismos
motores. Al convertirse en maquinaria, los instrumentos de trabajo adquieren una
modalidad material de existencia que exige la sustitución de la fuerza humana por las
fuerzas de la naturaleza y de la rutina nacida de la experiencia por una aplicación
consciente de las ciencias naturales.
Reflexión, ideas propias sobre la tecnología.
Se podría decir que actualmente estamos pasando una situación muy parecida a la que
Marx plantea en el capítulo, ya que estamos viviendo una revolución tecnológica día con
día, ahora mismo casi todas las cosas requieren de tecnología (hasta la escuela), vemos
que el que no esté dispuesto a actualizarse esta destinado a ser devorado por el mismo
sistema. Es verdad que la mayoría de estos avances son con el fin de disminuir estrés de
los trabajadores y gente en general, es decir hacer más liviano su trabajo o sus
actividades diarias y de esta manera tener una “vida mas placentera”, pero como Marx da
entender pareciera que no hacemos dependientes a estos avances, y el capitalista ve una
oportunidad enorme, por que al final del día el único que se ve beneficiado es el mismo
capitalista. Como sabemos cualquier maquina puede trabajar mucho mas tiempo que
cualquier persona, por ejemplo, las computadores pueden trabajar casi 24 horas por día,
obviamente con un reposo relativamente corto para evitar un sobrecalentamiento,
entonces el capitalista ve el área de oportunidad de crear horarios de trabajo, para que la
maquina sea explotada lo mas que se puede, entonces ya no necesita tantos
trabajadores, solo necesita uno que este ahí cuidando que la mecánica trabaje de manera
eficiente, de esta manera puede bajar sus costos puesto que se ahorra varios salarios,
pero como nos dice Marx, este es un beneficio a corto plazo puesto que sus competidores
harán lo mismo y el mercado buscara un equilibrio con precios mas bajos. Podemos llevar
estas reflexiones a nuestros días, realmente ahora es fundamental saber usar una
computadora pata hacer cualquier trabajo, también vemos horarios cada vez mas amplios
y prácticamente todo el día, vemos que hay trabajos hasta de madrugada donde tienes
que estar pegado a la computadora. Esto nos debe hacer reflexionar los avances
tecnológicos, benefician al trabajador o al capitalista. Vivimos en una epcoa de avances
increíbles pero cada vez menos humanizados, cada vez el trabajo humano es mas
despreciado y nos volvemos egoístas con el otro. La pandemia es momento de reflexión
para este tipo de prácticas, ya que como hemos visto estos meses, la era digital es una
realidad y debemos preguntarnos, ¿Dónde queda el laboral humano, en este sistema
capitalista tan feroz?
Bibliografía:
https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/11.htm
https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/12.htm
https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/13.htm