Está en la página 1de 13

KARL

MARX
Ensayo capítulos XI, XII, XII del
Capital

Octavio Rivera Jimenez Rivera


ECONOMIA POLLITICA I
KARL MARX
Resumen Capitulo XXI
La producción capitalista tiene, histórica y lógicamente, su punto de partida en la reunión
de un número relativamente grande de obreros que trabajan al mismo tiempo, en el
mismo sitio, en la fabricación de la misma clase de mercancías y bajo el mando del mismo
capitalista. Por lo que se refiere al régimen de producción, vemos que la manufactura, por
ejemplo, apenas se distingue en sus orígenes de la industria gremial del artesanado más
que por el número de obreros empleados al mismo tiempo y por el mismo capital, número
que en la manufactura es mayor. Veíamos que la masa de plusvalía producida por un
capital dado era igual a la plusvalía rendida por cada obrero multiplicada por el número de
obreros simultáneamente empleados. El número de obreros no altera para nada...la cuota
de plusvalía o grado de explotación de la fuerza de trabajo.

Y, desde el punto de vista de la producción de valor de mercancías en general, parece


que los cambios cualitativos operados en el proceso de trabajo debieran ser
indiferentes. En la producción de valor los muchos sólo cuentan como la suma de factores
adicionados. Para estos efectos, lo mismo da, pues, que 1.200 obreros produzcan aislada
o conjuntamente, bajo el mando del mismo capital. Estas divergencias individuales, que
matemáticamente se llaman «errores», se compensan y desaparecen en cuanto se reúne
un número relativamente grande de obreros.

Y el famoso sofista y sicofante Edmund Burke llega a asegurarnos, como fruto de su


experiencia práctica de colono, que basta «un grupo tan insignificante» como 5 braceros
para que se comprendan todas las diferencias individuales en el trabajo...No entraremos a
discutir esto, pero lo cierto es que la jornada total de trabajo de un número relativamente
grande de obreros que trabajen simultáneamente, dividida por el número de obreros
empleados, representa de por sí una jornada de trabajo social medio. Por tanto, el
empresario individual, si quiere acogerse íntegramente a la ley de la valorización, tiene
que producir como capitalista, poniendo en acción desde el primer momento, trabajo
social medio. El empleo simultáneo de un número relativamente grande de obreros
revoluciona también las condiciones objetivas del proceso de trabajo, aunque el régimen
de trabajo no varíe. De un lado, el valor de cambio de las mercancías, incluyendo por
tanto los medios de producción, no aumenta ni mucho menos porque se explote más
intensivamente su valor de uso, y de otra parte, crece la escala de los medios de
producción usados colectivamente.

Sin embargo, el producir un taller para 20 personas cuesta menos trabajo que el producir
10 talleres para dos personas cada uno, por tanto, el valor de los medios de producción
colectivos y concentrados en masa no aumenta en proporción a su volumen ni a su
utilidad. De este modo, disminuye una parte integrante del valor del capital
constante, disminuyendo también...en proporción a su magnitud, el valor total de la
mercancía. El resultado es el mismo que si los medios de producción de la mercancía se
produjesen más baratos. Esta economía en el empleo de los medios de producción
proviene exclusivamente de su aplicación colectiva en el proceso de trabajo de muchos.

Y para que revistan este carácter, como condiciones del trabajo social o condiciones
sociales del trabajo, a diferencia de los medios de producción desperdigados y
relativamente costosos de toda una serie de obreros o maestros artesanales
independientes, basta con que coincidan geográficamente en los mismos locales muchos
obreros, sin necesidad de que trabajen al unísono. La economía de los medios de
producción puede enfocarse... desde dos puntos de vista. Otro, aquel en que modifica la
proporción entre la plusvalía y el capital total desembolsando, o sea, la suma del valor de
los elementos constantes y variables de éste. La marcha del análisis nos obliga a
desarticular el tema, aparte de que este descoyuntamiento refleja el espíritu de la
producción capitalista.

Aparte de la nueva potencia de fuerzas que brota de la fusión de muchas energías en


una, el simple contacto social engendra en la mayoría de los trabajos productivos una
emulación y una excitación especial de los espíritus vitales, que exaltan la capacidad
individual de rendimiento de cada obrero, razón por la cual doce personas reunidas rinden
en una jornada simultánea de trabajo de 144 horas un producto total muy su- perior al que
esos mismos obreros rendirían trabajando aisladamente durante 12 horas o al que tendría
un obrero que trabajase 12 días seguidos. Aunque los muchos obreros congregados
ejecutan simultáneamente el mismo trabajo o un trabajo de la misma clase, puede ocurrir
que los trabajos individuales de los distintos obreros, considerados como partes del
trabajo colectivo, representen diversas fases del proceso de trabajo, fases que el objeto
elaborado recorrerá rápidamente gracias a la cooperación. En los casos en que se trata
de procesos de trabajo complejos, la simple existencia de una masa de obreros
coordinados permite distribuir entre diversos brazos y, por tanto, ejecutar
simultáneamente las diversas operaciones, acortándose con ello el tiempo de trabajo
necesario para la fabricación del producto total. Y lo mismo que con el capital
variable, acontece con el capital constante.

La cooperación de obreros asalariados tiene...como condición material la concentración


de grandes masas de medios de producción en manos de cada capitalista, y el alcance de
la cooperación o la escala de producción depende del grado de concentración de estos
elementos. Con la cooperación de muchos obreros asalariados, el mando del capital se
convierte en requisito indispensable del propio proceso de trabajo, en una verdadera
condición material de la producción. Hoy, las órdenes del capitalista en la fábrica son algo
tan indispensable como las órdenes del general en el campo de batalla. Esta función de
dirección, de vigilancia y enlace, se convierte en función del capital tan pronto como el
trabajo sometido a él reviste carácter cooperativo.

Como función específica del capital, la función directiva asume también una importancia
específica. El motivo propulsor y la finalidad determinante del proceso de producción
capitalista son, ante todo, obtener la mayor valorización posible del capital, es decir, hacer
que rinda la mayor plusvalía posible y que, por tanto, el capitalista pueda explotar con la
mayor intensidad la fuerza de trabajo. Al crecer la masa de obreros empleados
simultáneamente, crece su fuerza de resistencia, aumentando también...la presión del
capital para vencerla. El papel directivo del capitalista no es solamente una función
especial que se desprende de la naturaleza del proceso social del trabajo...es también
una función de explotación en el proceso social del trabajo, función determinante por el
inevitable antagonismo entre el explotador y la materia prima de su explotación.

Al crecer el volumen de los medios de producción que se enfrentan con el obrero


asalariado como propiedad ajena, crece también la necesidad de fiscalizar su
empleo, evitando que se malgasten o derrochen. Pero si, por su contenido, la dirección
capitalista tiene dos filos, como los tiene el propio proceso de producción por él
dirigido, los cuales son, de una parte, un proceso social de trabajo para la creación de un
producto y de otra parte un proceso de valorización del capital, por su forma la dirección
capitalista es una dirección despótica. Lo mismo que los ejércitos militares, el ejército
obrero puesto bajo el mando del mismo capital, reclama toda una serie de jefes y
oficiales , que durante el proceso de trabajo llevan el mando en nombre del capital. El alto
mando sobre la industria se convierte en atributo del capital, como en la época feudal eran
atributo de la propiedad territorial el alto mando en la guerra y el poder judicial.

Por consiguiente, la fuerza productiva desarrollada por el obrero como obrero social, es
fuerza productiva del capital. Esta fuerza productiva social del trabajo se desarrolla
gratuitamente tan pronto como los obreros se ven sujetos a determinadas condiciones, a
que el capital los somete. Y como la fuerza productiva social del trabajo no le cuesta nada
al capital, ya que además, el obrero no la desarrolla antes de que su trabajo pertenezca al
capitalista, parece a primera vista como si esa fuerza fuese una fuerza productiva
inherente por naturaleza al capital, la fuerza productiva innata a éste. En la sociedad
moderna, este poder de los reyes asiáticos y egipcios o de los teócratas etruscos pasa al
capitalista, ya actúe como capitalista aislado o como capitalista colectivo, en forma de
sociedad anónima.

La cooperación en el proceso de trabajo, que es la forma imperante en los comienzos de


la civilización, en los pueblos cazadores, o en la agricultura de las comunidades indias se
basa, de una parte, en la propiedad colectiva sobre las condiciones de producción y de
otra parte en el hecho que el individuo no ha roto todavía el cordón umbilical que le une a
la comunidad o a la tribu, de la que forma parte como la abeja de la colmena. Ambas
cosas distinguen este régimen del de la cooperación capitalista. La forma capitalista
presupone, por el contrario, desde el primer momento, la existencia de obreros libres y
asalariados que venden su fuerza de trabajo al capital. Y así como la fuerza productiva
social del trabajo se presenta como fuerza productiva del capital, la cooperación aparece
también como una forma específica del proceso capitalista de producción, que la distingue
del proceso de producción de los obreros aislados o de los maestros artesanales
independientes.

Es el primer cambio que experimenta el proceso efectivo de trabajo al ser absorbido por el
capital. Su premisa, el empleo simultáneo de un número relativamente grande de obreros
asalariados en el mismo proceso de trabajo, constituye el punto de arranque de la
producción capitalista. Históricamente, este momento coincide con el nacimiento del
capital. Por tanto, si el régimen capitalista de producción se nos presenta, por una
parte, como una necesidad histórica para la transformación del proceso de trabajo en un
proceso social, de otra parte esta forma social del proceso de trabajo aparece como un
método empleado por el capital para explotarlo con más provecho, intensificando su
fuerza productiva.

En su forma simple, que es la que hasta aquí hemos venido estudiando, la cooperación


coincide con la producción en gran escala, pero no constituye ninguna forma fija
característica de una época especial en la historia del régimen capitalista de
producción. La cooperación simple sigue siendo la forma predominante en aquellas ramas
de producción en las que el capital opera en gran escala, sin que intervenga de un modo
considerable la división del trabajo ni la maquinaria. La cooperación es la forma
fundamental del régimen de producción capitalista, aunque en él su forma simple se
presenta como forma especial, al lado de otras formas más complejas.
Reflexión, de las ventajas entre cooperación y el trabajo individual:
Marx nos ha dejado muy claro este punto a lo largo de varios capítulos, llegamos a este
capítulo donde por fin podemos ver algo que sucede en nuestra realidad laboral actual
capitalista. Marx nos habla que al igual que las mercancías, el trabajador también tiene
una segmentación, uno que puede ser malo, uno algo malo y un trabajador sobresaliente,
por obvias razones el capitalista buscara tener trabajadores sobresalientes, puesto que
este genera más plusvalía, es decir puede generar mas productos en su horario laboral a
que diferencia de una malo, de esta manera se el trabajador costea su mano de obra más
rápido y genera más plusvalía en su trabajo en su horario completo. Como hemos visto, la
producción a gran escala es una tendencia clara, la expansión demográfica que vive el
mundo es perfecta para el sistema capitalista, ya que cuenta con más mano de obra de
reserva y el mercado exige mas de demanda por lo cual la oferta crece día con día y así
mismo la acumulación de riqueza es basta, ya que la expansión de sus negocios es más
que exponencial. La demanda lo único que ha generado es que las empresas trabajen 24
x 24 y con un mayor numero de fuerza laboral, casi ni hay empresas capitalistas que
necesiten pocos trabajadores, como lo hemos visto, lo único que busca el capitalista es
esa plusvalía que solo puede agregar la fuerza de trabajo de un obrero, por lógica, entre
más trabajadores explotados más plusvalía. De igual manera es más barato tener mas
trabajadores en una fabrica que pocos en varias fábricas.

Resumen Capitulo XII


La cooperación basada en la división del trabajo cobra forma clásica en la
manufactura. La manufactura surge históricamente de dos modos. En un principio, la
manufactura de coches no es más que una combinación de oficios independientes. Poco
a poco, se va convirtiendo en un sistema de división de la producción de coches en las
diversas operaciones especiales que la integran, cada una de las cuales se erige en
función exclusiva de un obrero, siendo ejecutadas en conjunto por la colectividad de estos
obreros parciales.

Del mismo modo, mediante la combinación de diversos oficios bajo el mando del mismo
capital, surgieron la manufactura de paños y toda otra serie de manufacturas. Pero la
manufactura puede también nacer por un camino inverso, cuando el mismo capital reúne
simultáneamente en el mismo taller a muchos oficiales que ejecutan el mismo trabajo o un
trabajo análogo, que hacen, por ejemplo, papel o tipos de imprenta o agujas. Esta
distribución que comienza siendo casual, se repite, acredita ventajas especiales, y, poco a
poco, va cristalizando en sistema, bajo la forma de división del trabajo. Como se ve, los
orígenes de la manufactura y su derivación del artesanado son dobles.
De una parte, la manufactura brota de la combinación de diversos oficios
independientes, que mantienen su independencia y su aislamiento hasta el instante en
que se convierten en otras tantas operaciones parciales y entrelazadas del proceso de
producción de una misma mercancía. De otra parte, la manufactura brota de la
cooperación de artesanos afines, atomizando su oficio individual en las diversas
operaciones que lo integran y aislando éstas y haciéndolas independientes hasta que
cada una de ellas se convierte en función exclusiva y específica de un obrero. Para
comprender bien el alcance de la división del trabajo en la manufactura, es esencial no
perder de vista los siguientes puntos. Finalmente, esta división del trabajo es una
modalidad especial de cooperación, muchas de cuyas ventajas se derivan, no de esta
forma específica de cooperación, sino de su carácter general.

El obrero parcial y su herramienta

Si nos detenemos a analizar de cerca y en detalle este proceso, vemos ante todo que el
obrero, reducido a ejecutar de por vida la misma sencilla operación, acaba por ver
convertido todo su organismo en órgano automático y limitado de esta operación, la cual
hace que necesite, para ejecutarla, menos tiempo que el oficial obligado a ejecutar por
turno toda una serie de operaciones distintas. El obrero total combinado que forma el
mecanismo viviente de la manufactura es, en realidad, una suma de obreros parciales y
limitados de este tipo. Comparada con los oficios independientes la división del trabajo
permite, pues, producir más en menos tiempo, o lo que es lo mismo, potencia la fuerza
productiva del trabajo. Y como en la misma manufactura conviven y trabajan juntas
siempre varias generaciones de obreros, los secretos técnicos del arte descubierto por
unas van consolidándose, acumulándose y se transmiten a las siguientes.

La manufactura crea...el virtuosismo del obrero especializado, reproduciendo y llevando a


sus últimos límites, de un modo sistemático, en el interior del taller, la diferenciación
elemental de las industrias con que se encuentra en la sociedad. El rendimiento del
trabajo no depende sólo del virtuosismo del obrero, sino que depende también de la
perfección de las herramientas con que trabaja. La diferenciación de los instrumentos de
trabajo, gracias a la cual instrumentos de la misma clase adquieren formas fijas
especiales para cada aplicación concreta, y su especialización, que hace que estos
instrumentos especiales sólo adquieren plena eficacia y den todo su rendimiento en
manos de operarios parciales especializados, son dos rasgos característicos de la
manufactura. Con esto, la manufactura crea una de las condiciones materiales para el
empleo de maquinaria, que no es más que una combinación de instrumentos simples.

El obrero especializado y su herramienta forman los elementos simples de la


manufactura. Estudiemos ahora esta forma de producción vista en su conjunto. La
organización de la manufactura presenta dos formas fundamentales que, aunque a veces
aparezcan combinadas, representan dos tipos esencialmente distintos y desempeñan un
papel radicalmente distinto también, sobre todo por lo que se refiere a la transformación
ulterior de la manufactura en la gran industria basada en el mecanismo. El segundo tipo
de manufactura, que es su forma más perfecta, produce artículos que recorren toda una
serie de fases y procesos gradua- les, como ocurre por ejemplo con el alambre en las
manufacturas de agujas, que pasa por las manos de 72 y hasta 92 obreros parciales
especializados.

Comparada con el artesanado, esta forma de producción supone un aumento de fuerza


productiva, aumento que tiene su origen en el carácter cooperativo general de la
manufactura. El obrero colectivo, formado por la combinación de obreros detallistas, tira
del alambre con una parte de sus muchas manos, armadas de instrumentos, a la par que
con otras manos y otras herramientas lo estira, lo corta, lo aguza, etc. Esto permite
suministrar más mercancías acabadas en el mismo tiempo. Es cierto que aquella
simultaneidad responde a la forma cooperativa general del proceso colectivo de
trabajo, pero la manufactura no se limita a recoger y continuar las condiciones de la
cooperación tal y como las encuentra, sino que en parte las crea desglosando el trabajo
artesanal. Por otra parte, si consigue esta organización social del proceso de trabajo, es a
costa de encadenar siempre al mismo obrero a la ejecución del mismo detalle.

La experiencia se encarga de señalar el tiempo de trabajo necesario para la consecución


del efecto útil apetecido en cada proceso parcial, y el mecanismo total de la manufactura
descansa sobre la premisa de que en un tiempo de trabajo dado se puede alcanzar un
resultado dado. En el régimen de producción de mercancías, la concurrencia impone
como norma imperativa la de que en la fabricación de una mercancía no se invierta nunca
más que el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción, puesto que, para
decirlo en términos superficiales, cada productor tiene que vender sus mercancías a los
precios del mercando. En la manufactura, la fabricación de una determinada cantidad de
productos en un tiempo determinado es una ley técnica del propio proceso de
producción. Pero a pesar de las muchas ventajas que la manufactura combinada
supone, ésta no llega a adquirir jamás, sobre sus propias bases, una verdadera unidad
técnica.

Durante el período manufacturero, que en seguida de aparecer proclama como principio


consciente la reducción del tiempo de trabajo necesario para la producción de una
mercancía, va desarrollándose esporádicamente el empleo de máquinas, sobre todo para
ciertos procesos primarios simples, susceptibles de ser ejecutados en masa y con gran
despliegue de fuerzas. Pero en líneas generales, la maquinaria desempeña todavía en
esta época aquella función secundaria que Adam Smith le asigna a la par de la división
del trabajo. La maquinaria específica del período de la manufactura es, desde luego, el
mismo obrero colectivo, producto de la combinación de muchos obreros parciales. La
limitación y hasta la imperfección del obrero parcial son las que determinan su perfección
como miembro o parte integrante del organismo obrero total.

Como las funciones del obrero colectivo son unas veces más sencillas y otras más
complicadas, más primitivas o más desarrolladas, reclaman de sus órganos, de los
obreros individuales, grados muy distintos de desarrollo, razón por la cual éstos poseen
un valor muy diverso. De este modo, la manufactura va creando una jerarquía de fuerzas
de trabajo, a la que corresponde una escala o gradación de salarios. La manufactura
crea, pues, en todos los oficios, una clase especial de obreros, la de los llamados
peones, que no tenían cabida en la industria artesana. La escala jerárquica del trabajo se
combina con la división pura y simple de los obreros en obreros especializados y peones.
División del trabajo dentro de la manufactura y división del trabajo dentro de la
sociedad. Hemos estudiado...los orígenes de la manufactura, luego sus elementos
simples, el obrero parcial y su herramienta, y finalmente su mecanismo de
conjunto. Ahora, examinaremos rápidamente la relación que existe entre la división del
trabajo en la manufactura y la división del trabajo en la sociedad, como base general de la
producción de mercancías. Si nos fijamos en el trabajo mismo, podemos considerar la
división de la producción social en sus grandes sectores, la agricultura, la
industria, etc., como división del trabajo en general, la clasificación de estos sectores en
categorías y subcategorías como división del trabajo en particular, y la división del trabajo
establecida dentro de un taller como división del trabajo en el caso concreto.

La división del trabajo dentro de la sociedad, con la consiguiente adscripción de los


individuos a determinadas órbitas profesionales, se desarrolla, al igual que la división del
trabajo dentro de la manufactura, arrancando de puntos de partida contrapuestos. Dentro
de la familia, y más tarde, al desarrollarse ésta, dentro de la tribu, surge una división
natural del trabajo, basada en las diferencias de edades y de sexo, es decir, en causas
puramente fisiológicas, que, al dilatarse la comunidad, al crecer la población y, sobre
todo, al surgir los conflictos entre diversas tribus, con la sumisión de unas por otras, va
extendiéndose su radio de acción. Diversas comunidades descubren en la naturaleza
circundante diversos medios de producción y diversos medios de sustento. Allí donde la
división fisiológica del trabajo sirve de punto de partida, los órganos especiales de una
unidad cerrada y coherente se desarticulan los unos de los otros, se fraccionan – en un
proceso de desintegración impulsado primordialmente por el intercambio de mercancías
con otras comunidades – y se independizan hasta un punto en que el cambio de los
productos como mercancías sirve de agente mediador de enlace entre los diversos
trabajos.

La base de todo régimen de división del trabajo un poco desarrollado y condicionado por
el intercambio de mercancías es la separación entre la ciudad y el campo. Como la
producción y circulación de mercancías son la premisa de todo régimen capitalista de
producción, la división manufacturera del trabajo requiere que la división del trabajo dentro
de la sociedad haya alcanzado ya cierto grado de madurez. A su vez, la división del
trabajo en la manufactura repercute en la división del trabajo dentro de la sociedad, y la
impulsa y multiplica. La explotación manufacturera, encargada de fabricar todas las
especialidades, da un nuevo impulso a la división territorial del trabajo, que circunscribe
deter-minadas ramas de producción a determinadas regiones de un país.

La expansión del mercado mundial y el sistema colonial, que figuran entre las condiciones
generales del sistema, suministran al período manufacturero material abundante para el
régimen de división del trabajo dentro de la sociedad. Sin embargo, a pesar de las
grandes analogías y de la concatenación existentes entre la división del trabajo dentro de
la sociedad y la división del trabajo dentro de un taller, media entre ambas una diferencia
no solo de grado, sino de esencia. El hecho de que el obrero parcial no produce
mercancías. Claro está que las diversas esferas de producción procuran mantenerse
constantemente en equilibrio...Pero esta tendencia constante de las diversas esferas de
producción a mantenerse en equilibrio sólo se manifiesta como reacción contra el
desequilibrio constante.
La norma que en el régimen de división del trabajo dentro del taller se sigue a priori, como
un plan establecido, en la división del trabajo dentro de la sociedad sólo rige a
posteriori, como una ley natural interna, muda, perceptible tan sólo en los cambios
barométricos de los precios del mercado y como algo que se impone al capricho y a la
arbitrariedad de los productores de mercancías.

Carácter capitalista de la manufactura

La existencia de un número relativamente grande de obreros que trabajan bajo el mando


del mismo capital es el punto natural y primitivo de partida de la cooperación en general, y
de la manufactura en particular. A su vez, la división manufacturera del trabajo convierte
en necesidad técnica la incrementación del número de obreros empleados. Ahora, es la
división del trabajo reinante la que prescribe a cada capitalista el mínimo de obreros que
ha de emplear. La masa de éstas, absorbida en un tiempo dado por una cantidad dada de
trabajo, aumenta en la misma proporción en que aumenta, por efecto de su división, la
fuerza productiva del trabajo.

Por tanto, el volumen mínimo progresivo del capital concentrado en manos de cada
capitalista, o sea, la transformación progresiva de los medios de vida y de los medios de
producción de la sociedad en capital, es una ley que brota del carácter técnico de la
manufactura. El mecanismo social de producción, integrado por muchos obreros
individuales parcelados, pertenece al capitalista. Mientras que la cooperación simple deja
intacto, en general, el modo de trabajar de cada obrero, la manufactura lo revoluciona
desde los cimientos hasta el remate y muerde en la raíz de la fuerza de trabajo
individual. Es el resultado de la división manufacturera del trabajo al erigir frente a
ellos, como propiedad ajena y poder dominador, las potencias espirituales del proceso
material de producción.

El proceso sigue avanzando en la manufactura, que mutila al obrero, al convertirlo en


obrero parcial. Y se remata en la gran industria, donde la ciencia es separada del trabajo
como potencia independiente de producción y aherrojada al servicio del capital. La
cooperación basada en la división del trabajo, o sea, la manufactura, es, en sus
orígenes, una manifestación elemental. Tan pronto como cobra alguna consistencia y
amplitud, se convierte en una forma consciente, reflexiva y sistemática del régimen
capitalista de producción.

Como forma específicamente capitalista del proceso social de producción –


que, apoyándose en las bases preestablecidas, sólo podía seguirse desarrollando bajo la
forma capitalista – , esta organización no es más que un método especial de creación de
plusvalía relativa, un procedimiento para incrementar las ganancias del capital – la
llamada riqueza social, «riqueza de las naciones», etc. – a costa de los obreros. Por
tanto, la división del trabajo perfecciona el producto y el productor. Como la pericia
manual del operario es la base de la manufactura y el mecanismo total que en ella
funciona no posee un esqueleto objetivo independiente de los propios obreros, el capital
tiene que luchar constantemente con la insubordinación de los asalariados. Además, la
manufactura no podía abarcar la producción social en toda su extensión, ni revolucionarla
en su entraña.

Al alcanzar cierto grado de desarrollo, su propia base técnica, estrecha, hízose


incompatible con las necesidades de la producción que ella misma había creado. Este
producto de la división manufacturera del trabajo producía, a su vez, máquinas. Y la
máquina pone fin a la actividad manual artesana como principio normativo de la
producción social.
Reflexión, división de trabajo y manufactura:
La manufactura se origina a partir del artesanado que presenta un carácter dual. Surge de
la combinación de oficios artesanales, autónomos, de índole diversa, que pierden su
autonomía y se vuelven unilaterales hasta el punto de no construir más que operaciones
parciales. A partir de la cooperación de artesanos del mismo oficio. Combina oficios
antaño separados. Pero cualquiera que sea su punto particular de arranque. Pero
cualquiera que sea su punto particular de arranque. Su figura final es la misma; un
mecanismo de producción cuyos órganos son los hombres. El análisis del proceso de
producción en sus fases particulares coincide con la disgregación de una actividad
artesanal en sus diversas operaciones parciales. La destreza artesanal continúa siendo la
base del proceso de producción. Tenemos manufacturas orgánicas y heterogéneas. La
división manufactura del trabajo se simplifica y multiplica los órganos cualitativamente
diferentes del obrero colectivo social. Genera una proporción numérica fija para el
volumen cuantitativo de los órganos, la regla y proporcionalidad cuantitativas del proceso
social del trabajo. Las diversas manufacturas combinadas constituyen departamentos de
una manufactura global, de ahí la importancia de la división del trabajo dentro de la
manufactura.

Resumen capitulo XIII


Es sencillamente, un medio para la producción de plusvalía. Hemos de investigar, por
tanto, qué es lo que convierte al instrumento de trabajo de herramienta en máquina y en
qué se distingue ésta del instrumento que maneja el artesano. Los matemáticos y los
mecánicos...definen la herramienta como una máquina simple y la máquina como una
herramienta compuesta. No encuentran diferencias esenciales entre ambas y dan el
nombre de máquinas hasta a las potencias mecánicas más simples, tales como la
palanca, el plano inclinado, el tornillo, la cuña, etc. Sin embargo, desde el punto de vista
económico, esta definición es inaceptable, pues no tiene en cuenta el elemento histórico.

La máquina motriz es la fuerza propulsora de todo el mecanismo. El mecanismo de


transmisión, compuesto por volantes, ejes, ruedas
dentadas, espirales, fustes, cuerdas, correas, comunicaciones y artefactos de la más
diversa especie, regula el movimiento, lo hace cambiar de forma cuando es
necesario, transformándolo por ejemplo de perpendicular en circular, lo distribuye y
transporta a la máquina instrumental. Estas dos partes del mecanismo que venimos
describiendo tienen por función comunicar a la máquina-herramienta el movimiento por
medio del cual ésta sujeta y modela el objeto trabajado. De esta parte de la
maquinaria, de la máquina-herramienta, es de donde arranca la revolución industrial del
siglo XVIII.
Y es de aquí donde tiene todavía su diario punto de partida la transformación constante
de la industria manual o manufacturera en industria mecanizada. Si observamos un poco
de cerca la máquina-herramienta,la verdadera máquina de trabajo, vemos reaparecer en
ella, en rasgos generales,...los aparatos y herramientas con que trabajan el obrero manual
y el obrero de la manufactura, con la diferencia de que, en vez de ser herramientas en
manos de un hombre, ahora son herramientas mecánicas, engranadas en un
mecanismo. La herramienta se convierte de simple herramienta en máquina cuando pasa
de manos del hombre a pieza de un mecanismo. El número de instrumentos de trabajo
con que el hombre puede operar al mismo tiempo está circunscrito por el número de los
instrumentos naturales de producción con que cuenta, es decir, por el número de sus
órganos físicos propios.

La misma máquina de vapor, tal y como fue inventada a fines del siglo XVII, durante el
período de la manufactura, y en la forma en que persistió hasta el año
1880, aproximadamente, no provocó ninguna revolución industrial. Fue, por el contrario, la
creación de las máquinas-herramientas la que obligó a revolucionar la máquina de
vapor. La máquina de que arranca la revolución industrial sustituye al obrero que maneja
una sola herramienta por un mecanismo que opera con una masa de herramientas
iguales o parecidas a la vez y movida por una sola fuerza motriz, cualquiera que sea la
forma de ésta. En esto consiste la máquina, con la que nos encontramos aquí como
elemento simple de la producción maquinizada.

El gran genio de Watt se acredita en la especificación de la patente expedida a su favor


en abril de 1784, en la que su máquina a vapor no se presenta como un invento con fines
especiales, sino como un agente general de la gran industria. Ahora, una sola máquina
motriz puede accionar muchas máquinas de trabajo al mismo tiempo. Mas, para que
exista verdadero sistema de maquinaria y no una serie de máquinas independientes, es
necesario que el objeto trabajado recorra diversos procesos parciales articulados entre sí
como otras tantas etapas y ejecutados por una cadena de máquinas diferentes, pero
relacionadas las unas con las otras y que se complementen mutuamente. Aquí, volvemos
a encontrarnos con aquella cooperación basada en la división del trabajo característica de
la manufactura, pero ahora como combinación de diferentes máquinas parciales.

La máquina de trabajo combinada, que ahora es un sistema orgánico de diversas


máquinas y grupos de máquinas, es tanto más perfecta cuanto más continuo es el
proceso total, es decir, cuanto menores son las interrupciones que se deslizan en el
tránsito de la materia prima desde la primera fase hasta la última y, por tanto, cuanto
menor es la intervención de la mano del hombre en este proceso y la mayor la del mismo
mecanismo, desde la fase inicial hasta la fase final. Todo sistema de maquinaria, ya se
base en la simple cooperación de máquinas de trabajo de la misma clase, como ocurre en
las fábricas textiles, o en la combinación de máquinas distintas, como en las fábricas de
hilado, constituye ...un gran autómata. La base técnica inmediata de la gran industria se
halla...en la manufactura. Fue ella la que introdujo la maquinaria con que ésta pudo
desplazar a la industria manual y manufacturera, en las ramas de producción de que
primero se adueñó.

Al llegar a una determinada fase de desarrollo, la gran industria se


hizo, además, técnicamente incompatible con su base manual y manufacturera. La
manufactura no podía lanzar al mercado, por ejemplo, máquinas como la moderna prensa
de imprimir, el telar a vapor moderno y la moderna máquina de cardar. Al revolucionarse
el régimen de producción en una rama industrial, ésta arrastra consigo a las otras. La
revolución experimentada por el régimen de producción agrícola e industrial determinó, a
su vez, un cambio revolucionario en cuanto a las condiciones generales del proceso social
de producción... en cuanto a los medios de comunicación y transporte.

Por todas estas razones, la gran industria no tuvo más remedio que apoderarse de su
medio característico de producción, de la máquina, y producir máquinas por medio de
máquinas. En efecto, en los primeros decenios del siglo XIX, al desarrollarse la industria
maquinizada, la maquinaria se fue adueñando paulatinamente de la fabricación de
máquinas-herramientas. Sin embargo, fue en estos últimos tiempos cuando la
construcción de los grandes ferrocarriles y la navegación transoceánica provocaron la
creación de esas máquinas ciclópeas empleadas para construir los grandes mecanismos
motores. Al convertirse en maquinaria, los instrumentos de trabajo adquieren una
modalidad material de existencia que exige la sustitución de la fuerza humana por las
fuerzas de la naturaleza y de la rutina nacida de la experiencia por una aplicación
consciente de las ciencias naturales.
Reflexión, ideas propias sobre la tecnología.
Se podría decir que actualmente estamos pasando una situación muy parecida a la que
Marx plantea en el capítulo, ya que estamos viviendo una revolución tecnológica día con
día, ahora mismo casi todas las cosas requieren de tecnología (hasta la escuela), vemos
que el que no esté dispuesto a actualizarse esta destinado a ser devorado por el mismo
sistema. Es verdad que la mayoría de estos avances son con el fin de disminuir estrés de
los trabajadores y gente en general, es decir hacer más liviano su trabajo o sus
actividades diarias y de esta manera tener una “vida mas placentera”, pero como Marx da
entender pareciera que no hacemos dependientes a estos avances, y el capitalista ve una
oportunidad enorme, por que al final del día el único que se ve beneficiado es el mismo
capitalista. Como sabemos cualquier maquina puede trabajar mucho mas tiempo que
cualquier persona, por ejemplo, las computadores pueden trabajar casi 24 horas por día,
obviamente con un reposo relativamente corto para evitar un sobrecalentamiento,
entonces el capitalista ve el área de oportunidad de crear horarios de trabajo, para que la
maquina sea explotada lo mas que se puede, entonces ya no necesita tantos
trabajadores, solo necesita uno que este ahí cuidando que la mecánica trabaje de manera
eficiente, de esta manera puede bajar sus costos puesto que se ahorra varios salarios,
pero como nos dice Marx, este es un beneficio a corto plazo puesto que sus competidores
harán lo mismo y el mercado buscara un equilibrio con precios mas bajos. Podemos llevar
estas reflexiones a nuestros días, realmente ahora es fundamental saber usar una
computadora pata hacer cualquier trabajo, también vemos horarios cada vez mas amplios
y prácticamente todo el día, vemos que hay trabajos hasta de madrugada donde tienes
que estar pegado a la computadora. Esto nos debe hacer reflexionar los avances
tecnológicos, benefician al trabajador o al capitalista. Vivimos en una epcoa de avances
increíbles pero cada vez menos humanizados, cada vez el trabajo humano es mas
despreciado y nos volvemos egoístas con el otro. La pandemia es momento de reflexión
para este tipo de prácticas, ya que como hemos visto estos meses, la era digital es una
realidad y debemos preguntarnos, ¿Dónde queda el laboral humano, en este sistema
capitalista tan feroz?

Bibliografía:

https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/11.htm
https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/12.htm
https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/13.htm

También podría gustarte