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ESQUEMA

DERECHO CIVIL lll


INFORME DE LECTURA CON LAS EXPLICACIONES LEGALES, DOCTRINALES Y
JURISPRUDENCIALES PERTENECIENTES SOBRE LOS TEMAS SIGUIENTES

1. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES

1.2.1 CAUSA DE EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES Y SU CLASIFICACIÓN POR CATEGORÍA.

Sólo retenemos aquí las causas de extinción que obran directamente sobre la obligación
misma. Por orden, las clasificaremos en cuatro categorías:

a. Una categoría está constituida únicamente por el pago y sus diversas modalidades, es decir,
por la extinción natural de las obligaciones procedente de su misma ejecución;

Hay modos de extinción que suponen que el acreedor ha obtenido una satisfacción distinta de
aquella a que tenía derecho: dación en pago, novación, compensación, confusión;

A veces, ocurre que la obligación se extingue al margen de toda satisfacción obtenida por el
acreedor: remisión de deuda, imposibilidad de ejecución, término extintivo; En fin, la
prescripción llamada extintiva debe ser incluida en una categoría especial.

2. CAUSA DE LA EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES QUE OBRAN DIRECTAMENTE.


2.2.1 EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES POR SU EJECUCIÓN (EL PAGO)

El artículo 1234 enumera nueve causas de extinción de las obligaciones; la lista. Está
abarrotada de causas que obran, a decir verdad, no directamente sobre la obligación, sino sobre el
contrato mismo, el cual es anulado, rescindido o resuelto. No volvemos sobre esos acontecimientos,
estudiados ya a propósito de los contratos.

2.2.2 DEFINICIÓN DEL PAGO.

Pagar es ejecutar la prestación misma a que uno estaba obligado, consista esa prestación
en la entrega de una suma de dinero o de un cuerpo cierto, en un hecho o en una abstención. La
terminología jurídica es pues aquí más amplia que el lenguaje corriente: el arquitecto que dirige las
obras, el obrero que ejecuta un trabajo, efectúan un pago lo mismo que el prestatario que restituye
la suma prestada.

El pago es el medio de extinción, por excelencia, de las obligaciones; constituye el desenlace normal
(solutivo, de ahí volveré, pagar) de la obligación; se diferencia, pues, muy profundamente de todos
los otros medios de extinción que presentan, poco más o menos, un carácter accidental, anormal,
inesperado; el Código federal suizo de las obligaciones ha subrayado esta oposición al tratar del
pago a propósito de la ejecución de las obligaciones (título II de la primera parte) y separadamente
de los medios de extinción propiamente dichos que están regulados bajo un epígrafe diferente
(título III).

De las condiciones requeridas para la eficacia de un pago;

a. De la prueba del pago;


b. De los efectos que produce,

3. CONDICIONES REQUERIDAS PARA LA EFICACIA DEL PAGO.


3.2.1 RESPECTO DE LA OBLIGACIÓN.

Principio. -- El pago supone la existencia de una obligación civil, o por lo menos de una
obligación natural, cuyo alcance exacto conozca el solvens; si paga creyendo. Falsamente que estaba
obligado a hacerlo, le da la ley a acción de repetición a causa del error que ha cometido pago de lo
indebido. - Cuando la prestación ha sido efectuada sin que el solvens fuera el deudor del accipiens
y sin que hubiera tenido la intención de realizar una liberalidad, se dice que hay pago de lo indebido,
es decir, pago sin causa jurídica; el solvens puede reclamar la restitución ejercitando al efecto una
acción de repetición de lo in-debido. La teoría no es más que una adaptación a cierta situación
particular de la teoría más vasta del enriquecimiento sin causa, y la acción de repetición no es otra
cosa que una variedad de la acción de in rem verso: el accipiens se ha enriquecido injustamente sin
causa a costa del solvens, a quien debe dar cuenta de su enriquecimiento.

Elementos constitutivos del pago de lo indebido. - Para que haya pago de lo indebido, se requieren
dos condiciones, de acuerdo con los artículos 1376 y siguientes.

Es preciso que no haya deuda. El indebitum es una noción bastante simple; sin embargo, hay que
recordar que una obligación condicional deja subsistir el indebitum pero no así la obligación a
término: el deudor que paga antes de la llegada del término, nunca tiene por ello la acción de
repetición en cuanto a la obligación natural, el artículo 1235 establece la distinción arriba señalada,
según la mentalidad del solvens que creía o no estar obligado civilmente.

Es preciso, en efecto, para que haya pago de lo indebido, que el solvens haya cometido un error,
que haya pagado creyéndose obligado civilmente si ha pagado a sabiendas la deuda ajena, o si sabía
no estar obligado más que, o si ha querido hacer una liberalidad al accipiens, se le niega la acción
de repetición.

Desde el momento en que se dan esas dos condiciones (y es al demandante a quien incumbe probar
su existencia), la acción de repetición está abierta al solvens, a menos, sin embargo, que el acreedor
haya suprimido su título a consecuencia del pago recibido (o haya perdido las garantías que le
pertenecían en relación al pago.

Pero la buena fe del accipiens no se toma en convide ración y no es obstáculo a la acción de


repetición influye solamente sobre el monto de las restituciones a que pueda obligársele. Monto de
las restituciones.- Cuando ha habido un pago de lo indebido, el accipiens debe hacer ciertas
restituciones cuyo monto varía según una distinción fundada en su buena o su mala fe.
Indudablemente, en todos los casos, puede exigir que el demandante le indemnice de las impensas
hechas en la cosa en el intervalo que media entre el pago y la restitución; sabido es que esta teoría
de las impensas no distingue entre el poseedor de buena fe y el poseedor de mala fe Pero, a esto se
limita el punto de contacto; en todos los demás aspectos, la buena fe del accipiens es decisiva
cuando se trata de determinar el monto de las restituciones a que está obligado.

De mala fe, es decir, si ha recibido a sabiendas lo indebido, tiene que restituir, no solamente la suma
o la cosa recibida, sino también los intereses y los frutos desde el día del pago de buena fe, cumple
con restituir. La cantidad de dinero o la cosa; Si en el momento de la repetición no se encuentra ya
en posesión de la cosa recibida, hay que subdistinguir

a. Suponiendo que la cosa haya perecido: de buena fe, no responde más que de su culpa;
de mala fe, responde también del hecho ajeno, del caso de fuerza mayor; los musgos son para él.

b. Si la ha enajenado: de buena fe, se libera restituyendo el precio recibido, y sin restituir


nada, por consiguiente, si la ha' enajenado a título gratuito pero, de mala fe, responde, por
argumento a contrario sacado de este último texto, del valor real de la cosa que no puede entregar.

Si el accipiens es un incapaz, por ejemplo un menor, no está obligado, aun cuando hubiera procedido
de mala fe, sino en la medida de su enriquecimiento en el día de la demanda. La solución puede
sorprender, porque el menor se compromete por sus cuasidelitos como por sus delitos, pero, en
realidad, cuando recibe lo indebido, no comete un delito ni un cuasidelito; se enriquece da causa,
lo que es diferente; las reglas de la capacidad no son las mismas en materia delictual que en materia
de en requerimiento sin causa.

Corresponde al demandante, a quien ejerce la acción de repetición, el probar que el accipiens


procedió de mala fe en el momento del pago; la buena fe se presume siempre. Quién puede obrar
en repetición de lo indebido. La acción de repetición de lo indebido puede ser ejercida por el solvens
y también por sus acreedores, obrando oblicuamente por su propia autoridad (art. 1166), pero no
por el verdadero acreedor, a quien se la rehúsa contra el accipiens, bien que reconociéndole la
posibilidad de ejercitar la acción de in rem verso, que es de mayor envergadura.

3.2.2 RESPECTO DEL SOLVENS.

Principio demasiado general. - El artículo 1238, declara que, para pagar válidamente, hay
que ser propietario de la cosa dada en pago y ser capaz de enajenarla.

Pero esta doble condición sólo concierne a ciertos pagos, los traslativos de propiedad, por ejemplo,
a consecuencia de una venta de género que no ha podido, por sí misma, transferir la propiedad.

El "solvens" debe ser propietario de la cosa entregada en pago; de no ser así, el pago sería nulo y la
nulidad podría ser invocada, ya por el accipiens, que tiene razones para no estar satisfecho porque
no ha obtenido plenamente lo que se le debía, ya también por el deudor, que puede obrar en
restitución de la cosa entregada; es cierto que la nulidad del pago no se ha establecido en su interés,
pero es preciso pensar en el propietario de la cosa a quien el solvens está sin duda deseoso de
restituir su bien y a quien no se quiere reducir a su acción de reivindicación; el acreedor obraría mal
rehusando la restitución siempre que se le ofrezca otra cosa de la que podrá al fin ser propietario;
su resistencia sólo será legítima en el caso de que hubiera consumido de buena fe la cosa recibida,
y el artículo 1288, le dispensa precisamente entonces de restituir; tiene un motivo legítimo para no
hacerlo;
El "solvens" debe ser capaz de enajenar la cosa que entrega en pago. - En defecto de esta condición,
el pago es nulo aquí también, pero la nulidad no puede ser invocada, según el derecho común, sino
por el incapaz mismo, no por el accipiens. Como en el caso precedente, éste se halla dispensado de
restituir si ha consumido de buena fe la cosa recibida que es común a las dos condiciones indicadas
en el primer apartado).

Personas calificadas para efectuar un pago. - Prescindiendo del caso de un pago traslativo de
propiedad y considerando el tema en su conjunto, ¿no habrá que decir que, para efectuar un pago,
es preciso ser el deudor? No; el pago puede emanar:

a. Del deudor mismo;


b. De un coobligado que se ha comprometido con él o por él: codeudor solidario, codeudor
comprometido en una misma deuda indivisible, caucionero;
c. De un tercero jurídicamente interesado en la extinción de la deuda, como el detentador de
un inmueble hipotecado en seguridad de dicha deuda
d. De un tercero cualquiera, aun cuando no esté interesado y esto bien que pretenda obrar en
como un gestor de negocios, bien que declare obrar en su propio nombre, q hasta que no
declare nada en absoluto sin duda, no podrá exigir la subrogación en los derechos del
acreedor (el texto lo subraya en términos defectuosos), pero l acreedor no podrá rehusar el
pago que se le ofrece, y esto porque no tiene interés en hacerlo. ¿Qué más le da recibir lo
que se le debe, por ejemplo una suma de dinero, de Pedro o de Pablo? Desde el momento
en que se le paga, poco puede importarle la calidad, la personalidad del solvens.

Pero las cosas no ocurrirían así si esta personalidad desempeñase un papel en el contrato y en su
ejecución, lo que se produce frecuentemente en las obligaciones de hacer: el acreedor ha tratado
con un arquitecto, un médico, un artista, en consideración a su saber, a su talento, a sus aptitudes;
no podría depender de una tercera persona el interponerse entre las partes, aun cuando ejerciera
la misma profesión que el deudor; el pago ha sido previsto y ni un caucionero, ni el tercero
detentador de un inmueble hipotecado, podrían tener la pretensión de sustituir al deudor sin el
asentimiento del acreedor.

Por otra parte, el deudor mismo podría oponerse a la intervención de una tercera persona si tenía
interés legítimo en hacerlo.

Si el acreedor y el deudor están de acuerdo en descartar la intervención de un tercero, todas las


dificultades quedan, por ello mismo, allanadas, en principio. Su responsabilidad quedará
comprometida si hay entre ellos colusión con ánimo de atentar contra los intereses legítimos de una
tercera persona, por ejemplo para hacer caer la hipoteca de éste mediante la acción de resolución
del vendedor que, con ese objeto, quiere continuar impagado y se niega, por consiguiente, a recibir
el pago de manos de una persona extraña a la deuda; al proceder.

Hecha esta observación, volvemos a las dos condiciones exigidas por el artículo 1238. Así, abusa del
derecho que le corresponde de exigir el pago del deudor mismo, de acuerdo con éste; ejerce dicho
derecho sin motivo legítimo y compromete por tal razón su responsabilidad respecto al tercero
(aquí, el acreedor hipotecario lesionado por esta desviación del derecho).
3.2.3 RESPECTO DEL ALCCIPLENS.

El pago debe hacerse, bien al acreedor, bien a una persona que tenga calidad para recibirlo
en su lugar.

Se trata del acreedor en el momento del pago, y éste puede ser el heredero del acreedor primitivo
o un cesionario del crédito.

El acreedor actual es quien debe recibir el pago, a condición de que sea capaz: el pago hecho a un
incapaz sería ineficaz, no liberatorio; el acreedor podría exigir un segundo pago: "quien paga mal,
paga dos veces"; sin embargo, el pago es válido y liberatorio en la medida en que el incapaz ha
sacado provecho de él, pero es al deudor a quien incumbe la carga de la prueba.

Pago hecho a una persona que tenga calidad para recibirlo en lugar del acreedor. - Ordinariamente,
dicha persona calificada es un mandatario del acreedor: mandatario legal (tutor, administrador
legal), judicial (curador dado a un ausente en virtud del artículo 112) o convencional: un mandato
general confiere los poderes de recibir un pago, entrando este acto en la categoría de los actos de
administración lato sensu. Fuera de los mandatarios, el pago puede hacerse también válidamente
al acreedor del acreedor, cuando éste ha practicado una retención en manos del deudor y su
oposición ha sido convalidada por una sentencia.

Pago hecho a una persona no calificada. -- Este pago es nulo; no libera a quien lo ha efectuado, que
continúa, por consiguiente, obligado. Sin embargo, no ocurre así, y el pago hecho a persona no
calificada es liberatorio en todo o en parte, en los casos siguientes:

El acreedor ratifica el pago- Se aprovecha del pago; en la medida del provecho sacado, el deudor
queda liberado El deudor ha pagado de buena fe a un tercero que estaba en posesión del crédito

a. El pago tiene que haber sido hecho de buena fe, es decir, en la creencia, por parte del
solvens, de que el accipiens era el verdadero acreedor. Se supone, pues, un error que se
convierte, aquí como en otras circunstancias, en creador de derecho. Pero no se exige la
buena fe del accipiens: la circunstancia de que haya creído o no ser acreedor no influye
sobre el valor liberatorio del pago;
b. Es preciso que el accipiens esté, en el momento del pago, en posesión del crédito. Esta
segunda condición está en estrecha relación con la precedente: la posesión del crédito por
el accipiens es lo que explica y legitima el error del solvens y, por consiguiente, su buena fe.

No se trata en modo alguno por lo demás aquí de la posesión del título, del acto instrumental, sino
de la posesión del derecho, del crédito mismo: la ley quiere que el accipiens pase a los ojos del
público como titular del crédito, que tenga la posesión de estado de acreedor, que sea un acreedor
aparente. Es, por ejemplo, un heredero aparente, un legatario instituido por un testamento
reconocido nulo más tarde, un cesionario en virtud de un acto posteriormente anulado o rescindido:
estas diferentes personas están calificadas para recibir un pago liberatorio, definitivamente
liberatorio, ocurra lo que ocurra después; pero no sucedería lo mismo si se tratara de un supuesto
mandatario, el cual no podría ser considerado como el titular del crédito; corresponde al deudor
asegurarse de la realidad del mandato alegado por el accipiens. El artículo 1240 conviene una
medida de seguridad para el deudor; éste no tiene sorpresa alguna que temer si pagó de buena fe,
por error, a condición no obstante de que el error sea excusable, y lo es desde el momento en que
el accipiens tenía la posesión de estado de acreedor.

3.2.4 RESPECTO DE LA COSA QUE SE DEBE PAGAR.

Conforme a la regla de que las convenciones son la ley de las partes, el pago debe ser
efectuado en los mismos términos que habían sido previstos; debe recaer sobre el objeto mismo de
la obligación, no sobre un equivalente, un sucedáneo: la dación en pago es posible, pero implica el
consentimiento de las dos partes.

Aplicaciones; pago en especie y pago por cheque - Si la deuda tiene como objeto una suma de
dinero, el deudor debe liberarse en especie, bien en moneda contante, bien en cupones, en valores
de curso legal.

Las monedas de vellón, es decir, aquellas cuyo valor intrínseco es inferior al valor nominal, no
pueden ser empleadas en los pagos entre particulares más que para pagar las cantidades
fraccionarias, es decir, las monedas de plata hasta la suma de 250 francos, las monedas de bronce
y de aluminio hasta 50 francos, las monedas de níquel y bronce, cuya composición fue modificada
por decreto de 24 de febrero de 1938, hasta 10 francos Las monedas de oro y de plata acuñadas
anteriormente a la fecha de promulgación de dicha ley, dejaron de tener curso legal). Los billetes.
De banco tienen curso legal sin limitación de suma,

El pago se efectúa frecuentemente por medio de un cheque (pagadero en un banco) corriente o


cruzado; esta práctica se ha desarrollado mucho desde hace algunos años; supone comodidad y
seguridad, sobre todo si el che.

4. INDIVISIBILIDAD DEL PAGO

El artículo 1244, llevando a sus últimas consecuencias el principio de que el deudor debe pagar
exactamente su deuda, decide que no se podría obligar al acreedor a recibir un pago parcial, y esto
aun en el caso de que la deuda fuera perfectamente divisible. Es que, en efecto, un pago por
fracciones no presentaría tal vez para el acreedor la misma utilidad que un pago total, efectuado en
una sola vez: el pago es indivisible, salvo, claro está, la facultad del acreedor de aceptar un pago
parcial; pero no está obligado a hacerlo; teóricamente, acreedor de mil francos, puede rehusar los
novecientos cincuenta francos que le ofrece su deudor.

La regla de la indivisibilidad del pago comporta diversas derogaciones, una de las cuales es sólo
aparente: en caso de fallecimiento del deudor dejando varios herederos, el acreedor no puede
demandar más que una parte a cada uno de ellos; pero es porque la deuda se ha dividido; ahí en
adelante, no una, sino dos, tres o más deudas, y para cada una de estas deudas interviene el
principio de la indivisibilidad del pago. Las derogaciones efectivas son por lo menos en número de
cuatro; en el campo exclusivamente del derecho civil. En caso de compensación, las dos obligaciones
que coexisten en sentido inverso quedan extinguidas hasta el por lo tanto, que recibir un pago
parcial en moneda de compensación
En materia de caución, el acreedor que persigue a uno de los caucioneros, puede ver que se le opone
el beneficio de división; si, por ejemplo, hay tres caucioneros, el caucionero perseguido podrá no
pagar más que el tercio de la deuda; el acreedor debe entonces conformarse con un pago parcial.

5. CONDICIONES RELATIVAS A LAS CIRCUNSTANCIAS QUE RODEAN EL PAGO.


5.2.1 IMPUTACIÓN DEL PAGO.

Art. 1235.- Todo pago supone una deuda: lo que se ha pagado sin ser debido, está sujeto a
repetición. Esta no procederá respecto a las obligaciones naturales que han sido cumplidas
voluntariamente.

Art. 1236.- La obligación puede cumplirse por cualquier persona que esté interesada en ella, tal
como un co-obligado o un fiador. La obligación puede también ser saldada por un tercero que no
esté interesado en ella, si este tercero obra en nombre y en descargo del deudor, o si obra por sí,
que no se sustituya en los derechos del acreedor.

Art. 1237.- La obligación de hacer no puede ser cumplida por un tercero contra la voluntad del
acreedor, cuando este último tiene interés en que sea cumplida por el deudor.

Art. 1238.- Para pagar válidamente es preciso ser dueño de la cosa que se de en pago y capaz de
enajenarla. Sin embargo, el pago de una suma hecho en dinero o en otra especie que se consuma
por el uso, no puede reclamarse al acreedor que la ha consumido de buena fe, aunque el pago haya
sido hecho por uno que no era dueño, o que no era capaz para enajenarla.

Art. 1239.- El pago debe hacerse al acreedor o al que tenga su poder, o al que esté autorizado por
los tribunales o por la ley, para recibir en su nombre. El pago hecho al que no tiene poder de recibir
en nombre del acreedor, es válido, si éste lo ratifica o si se ha aprovechado de él.

Art. 1240.- El pago hecho de buena fe al que posee el crédito, es válido, aunque en adelante sufra
la evicción el poseedor.

Art. 1241.- El pago hecho al acreedor no es válido, si estaba incapacitado para recibirlo, a menos
que el deudor pruebe que la cosa pagada ha quedado en provecho del acreedor. Art. 1242.- El pago
hecho por el deudor a su acreedor, con perjuicio de un embargo o de una oposición, no es válido,
con relación a los acreedores ejecutantes u oponentes: éstos pueden, según su derecho, obligarle a
pagar de nuevo, salvo en este caso solamente su recurso contra el acreedor. Art. 1243.- No puede
obligarse al acreedor a que reciba otra cosa distinta de la que le es debida, aunque el valor de la
cosa ofrecida sea igual o mayor.

5.2.2 QUIEN PUEDE OPONERSE AL PAGO.


Art. 1244.- (Modificado por la Ley 764 de fecha 20 de diciembre de 1944, G.O. 6194). El deudor
no puede obligar al acree- dor a recibir en parte el pago de una deuda, aunque sea divisible. Los
jueces pueden, sin embargo, en consideración a la posición del deudor, y usando de este poder
con mucha discreción, acordar plazos moderados para el pago, y sobreseer en las ejecuciones
de apremio, quedando todo en el mismo estado. Cuando se trate del pago de deudas con
garantía inmobiliaria, este plazo no excederá nunca de seis meses, a contar de la fecha de la
sentencia que lo acuerde, y sólo gozarán de este favor los deudores que hayan pagado o paguen
al momento de solicitarlo los intereses devengados. El beneficio del plazo se perderá y la
ejecución puede continuar de pleno derecho tan pronto como se compruebe que el deudor no
ha cumplido con las condiciones en que le hubiere sido acordado. No obstante, después de
transcrito el embargo, ningún plazo podrá ser acordado.

Art. 1245.- El deudor de un objeto cierto y determinado queda libre, por la entrega de una cosa
en el estado en que se encuentre en el momento de entregarla, si los deterioros que en ella
hayan sobrevenido no son causados por él ni por su causa, ni por la de las personas de las cuales
es responsable, o si antes de los deterioros no estuviese en mora.

Art. 1246.- Si la deuda es de una cosa que no está determinada sino por su especie, no se
obligará al deudor para que quede libre, a darla de la mejor, aunque tampoco pueda ofrecerla
de la peor.

Art. 1247.- El pago debe hacerse en el sitio designado en el contrato. Si el lugar no estuviere
designado, el pago, cuando se trata de un objeto cierto y determinado, debe hacerse en el sitio
en que estaba la cosa de que es objeto la obligación al tiempo de encontrarse ésta. Fuera de
estos dos casos, el pago debe hacerse en el domicilio del deudor.

5.2.3 PAGO FORZOSO O POR CONSIGNACIÓN.

Art. 1257.- Cuando el acreedor rehúsa recibir el pago, puede el deudor hacerle ofrecimientos reales;
y si rehúsa el acreedor aceptarlos, consignar la suma o la cosa ofrecida. Los ofrecimientos reales
seguidos de una consignación, libran al deudor, y surten respecto de él efecto de pago, cuando se
han hecho válidamente; y la cosa consignada de esta manera, queda bajo la responsabilidad del
acreedor.

Art. 1258.- Para que los ofrecimientos reales sean válidos es preciso: 1o. que se hagan al acreedor
que tenga capacidad de recibir, o al que tenga poder para recibir en su nombre. 2o. Que sean hechos
por una persona capaz de pagar. 3o. Que sean por la totalidad de la suma exigible, de las rentas o
intereses debidos, de las costas líquidas y de una suma para las costas no liquidadas, salva la
rectificación. 4o. Que el término esté vencido, si ha sido estipulado en favor del acreedor. 5o. Que
se haya cumplido la condición, bajo la cual ha sido la deuda contraída. 6o. Que los ofrecimientos se
hagan en el sitio donde se ha convenido hacer el pago; y que si no hay convenio especial de lugar
en que deba hacerse, lo sean, o al mismo acreedor, o en su domicilio, o en el elegido para la
ejecución del convenio. 7o. Que los ofrecimientos se hagan por un curial que tenga carácter para
esta clase de actos.

Art. 1259.- No es necesario para la validez de la consignación, que haya sido autorizada por juez;
basta: 1o. que la haya precedido una intimación notificada al acreedor, que contenga la indicación
del día, de la hora y el sitio en que se depositará la cosa ofrecida. 2o. Que se desprenda el deudor
de la cosa ofrecida, entregándola en el depósito que indique la ley, para recibir las consignaciones,
con los intereses hasta el día del depósito. 3o. Que se forme por el curial acta acerca de la naturaleza
de las especies ofrecidas, de haber rehusado el acreedor recibirlas, de no haber comparecido, y por
último, del depósito. 4o. Que en caso de no comparecencia del acreedor, el acto del depósito le
haya sido notificado con intimación de retirar la cosa depositada.
Art. 1260.- Las costas de los ofrecimientos reales y de la consignación, son de cuenta del acreedor,
si son válidos.

Art. 1261.- Mientras que la consignación no haya sido aceptada por el acreedor, puede el deudor
retirarla; y si lo hace, no quedan libres ni sus codeudores ni sus fiadores.

Art. 1262.- Cuando el deudor hubiere obtenido por sí un fallo pasado en autoridad de cosa juzgada,
que ha declarado sus ofrecimientos y consignación buenos y válidos, no podrá ya, ni aun con el
consentimiento del acreedor, retirar la consignación en perjuicio de sus codeudores o de sus
fiadores.

Art. 1263.- El acreedor que consiente al deudor el que retire la consignación, después de haber sido
ésta declarada válida por fallo que ha adquirido fuerza de cosa juzgada, no puede, para el pago de
su crédito, ejercer los privilegios o hipotecas que le fueron afectos; no hay hipoteca sino desde el
día en que el acto por el cual consistió en que se retirase la consignación, fue revestido de las formas
requeridas para tener hipoteca.

Art. 1264.- Si la cosa que se debe es un objeto determinado, que haya de entregarse en el sitio en
que se encuentra el deudor, debe requerir al acreedor para que se le lleve, por acto notificado a su
persona o en su domicilio, o en el elegido para la ejecución del contrato. Hecho este requerimiento,
si el acreedor no retira la cosa, y teniendo el deudor necesidad del sitio en que radica, podrá éste
obtener de los tribunales el permiso de ponerla en depósito en otro sitio cualquiera.

5.2.4 PAGO POR SUBROGACIÓN Y SUS CLECTOS

Art. 1249.- La subrogación en los derechos del acreedor en provecho de una tercera persona que le
paga, es convencional o legal.

Art. 1250.- La subrogación es convencional: primero, cuando recibiendo el acreedor su pago de una
tercera persona, la subroga en sus derechos, acciones, privilegios o hipotecas contra el deudor; esta
subrogación debe expresarse y hacerse al mismo tiempo que el pago; segundo, cuando el deudor
pide prestada una suma con objeto de pagar su deuda y de subrogar al prestador en los derechos
del acreedor. Es preciso, para que esta subrogación sea válida que el acta de préstamo y el pago se
hagan ante notario; que en el acto de préstamo se declare que la suma ha sido prestada para hacer
el pago, y que en el finiquito se declare que el pago ha sido hecho con la cantidad dada con este
objeto por el nuevo acreedor. Esta subrogación se hace sin el concurso de la voluntad del acreedor.

Art. 1251.- La subrogación tiene lugar de pleno derecho: primero, en provecho del que siendo a la
vez acreedor, paga a otro acreedor que es preferido, por razón de sus privilegios e hipotecas;
segundo en provecho del adquiriente de un inmueble que emplea el precio de su adquisición, en el
pago de los acreedores a quienes estaba hipotecada esta heredad; tercero, en provecho del que,
estando obligado con otros o por otros al pago de la deuda, tenía interés en solventarla; cuarto, en
provecho del heredero beneficiario que ha pagado de su peculio las deudas de la sucesión.

Art. 1252.- La subrogación establecida en los artículos precedentes, tiene lugar lo mismo respecto
a los fiadores que a los deudores, no puede perjudicar al acreedor cuando no ha sido reintegrado
sino en parte, en cuyo caso puede ejercer sus derechos por lo que aún se le debe, con preferencia
a aquel de quien no ha recibido sino un pago parcial.

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