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LA CQNQUIS.

TA
DEL DESIERTO
Síntesis histórica de los principales sucesos ocu-
rridos y operaciones militares realizadas en La Pampa
y Patagonia, contra los indio.s (años 1527 -1885)

JUAN CARLOS WALTHER

4 ¡ •

~
LUCHA DE FRONTERAS CON EL INDIO ~
EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES
PREMIOS LITERARIOS ADJUDICADOS
A ESTA OBRA

Premio Nacional de Historia, Arqueología


1
y Fílología, de la Comisión Nacional de
Cultura, correspondiente al trienio 1946-48

Premio especial otorgado por el jurado


del concurso "Estímulo a la Liternturn
Militar Argentina". Año 1948. A los camaradas del ejército de ayer, que for-
maron las expediciones militares a La Pampa y .
Patagonia, escribiendo con su sangre la historia
de este solar patrio, dedico este libro con respetuoso
reconocimiento, por liabernos legado una herencia
profesional llena de virtt1osos e;emplos de valor,
abnegación, sacrificios y heroísmo.

Cuarta edición; Septiembre de 1980

EUDEBA. S.E.M.
Fundada por la Uni\'ersidad de Buenos Aires

© 1970
EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES
Sociedad de Econom!a Mirta
Rivadavia 1571/73
Hecho el depósito de ley
lMPRE50 EN LA ARGENTINA • PIUNTED IN ARGENTINA
1
PRÓLOGO A LA 3~ EDICIÓN•

Hace 22 años, en el prólogo de la primera edición de esta


obra, decía: "La enseñanza de nuestra historia general y militar,
... en lo que a la Conquista del Desierto concierne, permanece en
la penumbra, como si todo lo que ocurrió no interesara o fuera
intrascemlente para la posteridad".
Hoy, al respecto, digo que casi nada es lo que se hq. avanzado
en su conocimiento porque estimo que en los establecimientos de
enseñanza poco y mal se la ve; por otro lado, la naturaleza tan
cosmopolita de gran parte de nuestra poblaci6n, la hace, en mu-
chos casos, indiferente al estudio de nuestra historia patria, a su
rico acervo y a su tradici6n.
Acaso ¿es posible aún ignorar que la Conquista del Desierto
(en el sur del país) fue la lucha más larga de nuestra historia,
proceso secular que, iniciado en la época colonial, sólo se super6
en el año 1885 en los confines patagónicos?
Por igual ¿se sabe que hasta el año 1875 la llamada frontera
interior con el desierto pasaba por el meridiano central de la
provincia de Buenos Aires, Río V y Río Diamante en Mendoza?
• Si a lo dicho agregamos que en el extremo norte del país, gran
parte de Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco estaban en poder
del belicoso indio aborigen, fácil es comprobar· que la porci6n civi-
lizada donde la naci6n hacía efectiva su soberanía era s6lo un
tercio· de st.i territorio, porque en el resto dominaban, o se l4 dis-
putaban palmb a palmo, tribus salvajes, con el agravante <le que
muchas de ellas no eran_nativas de esas tierras, sino de la Arau-
cania chilena.
Preclaros estadistas, después de 1852, pugnaban por dar al
país su definitiva organización nacional, pero relegaban el hecho
de que no solo no estaba integrado sino que peligraba en forma
alarmante nuestra Patagonia ante las desmedidas pretensiones te-
rritoriales de Chile, entredicho recién superado en el año 1881.
Coincidentemente, en la campaña, la sangre derramada por ros
l
1 ° Corresponde a la primera edición de EUDEBA de marzo de 1970.

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abnegados pobladores, sus casas reducidas a ruinas humeantes, el
desconsolador cuadro del cautiverio de seres queridos y los cuan-
tiosos y reiterados robos de hacienda para su ilegal comercio en
el sur de Chile (estimados en unos 40.000 animales en el año 1876),
1 1
la sociedad como 1111 ser civilizado y que así viviera en una paz
constructfra.
Pujantes ciudades que hoy exhiben con orgullo su progreso,
fueron hasta no hace un siglo solitarios fortines de la frontera, en
esa sangrienta puja de la civilizacicí11 contra la barbarie que se
eran los resultados o el saldo normal de los temibles y sorpresivos cobijaba en el entonces misterioso y clesconocido santuario del de-
malones sobre las atribuladas e inermes poblaciones de frontera. sierto. Esos sacrificios fueron luego mencionados, fidedignamenti!,
De lieclto, la reiteraci6n de tantos vandalismos retard6 por merced a la {!enerosa pluma de Prado, llemández, Gutiérrez, Man-
décadas la natural expansi6n de una pujante economía que, ansiosa, silla. Daza. Olascoaga, ElJe/ot. Armaigr"iac, Ramayón, quienes, entre
buscaba dar al país los frutos de esas tierras vírgenes y los ex- otros actores de esa gesta histúrica, nos recordaron con emociona-
ponentes de una selecta ganadería, merced al laborioso trabajo dos relatos los perfiles de esta lucha secular.
de los colonos. No liubo en. ella batallas de la resonancia de Maipú, Ituzaing6,
Superar estos problemas, según las predicciones de algunos ilus- Curupaity, pero los combates ocurridos evidenciaron, por su sangrien-
tres estadistas de los años 1860-1875, era una tarea aiín de siglos to dramatismo, que los soldi!dos d.e la Conquista del Desierto fueron
o de lapsos imprecisos, ante la imposibilidad material de frenar la dignos émulos de sus hermanos de armas de Ta Independenciit y de
agresiva beligerancia de las indiadas del desierto. Por supuesto, no
todos pensaban así, pttes decfa el joven general Roca que si se lo ...... otros episodios.
Exhumar esos hechos de la penumbra en que permanecen, re-
dejaba actuar, brinclándosele los medios por él estimados, se com- vere11dar el 110ml>re de esos héroes, son también páginas trascen-
prometía a resolver de raíz ese mal crónico en un par de años. dentes de nuestra historia que 110 pueden relegarse al olvido. Por
Un inesperado design io del destino le deparó a Roctz la opor- el contrario, su co11ocimiento es obligación mo ral !/ necesidad cul-
t.unidad de cumplir su v iejo plan y mediando s6lo meses, llet>6 ld tural de los argentinos; en efecto, las luchas de la Independen~ ~os
frontera interna a las m<Írgenes de los ríos Negro y Neuquén , dieron la libertad, Pavón dio principio a la definitiva orgamZ?ción
materializando así aritiguos proyectos de la época colonial y pos- política nacional, pero arín subsistían ignominiosas fronteras inter-
teriores. nas, seiialadas por las chuzas del saluaje en el linde d e ese vasto
Años después, el mismo Roca -presidente de la República- de.)'ierto en que moraban.
en su gobierno complet6 en 1885 la ocupación de la Patagonia Alás allá de ese linde, la autoridad <> gobierno ele la nación era
hasta los límites intrrnacionales, dejando de ser la Argentina una ilusoria, al no ser efectiva su sohera11ía. quedando extensos campos
naci6n en cierne, al borrar definitivamente las ilógicas y artificia- improductivos 1¡ despoblados ante una pujante expansión rural que
les fronteras internas que la constreñían. buscaba fecundarlos.
También se acabaron los sangrientos mlllones, la ruinosa e in- En sus montes y praderas levantaron por muc110 tiempo sus
moral especulaci6n con los robos de haciendá cuyos activos per- endebles tolderías las hostiles indiadas ranquelinas de Yanquetruz,
soneros eran los indios del desierto, terminaron los onerosos y de- • Painé, Epumer; los borogas de Calfucurá, Namrmcurá: los rx:mpas
nigrantes tratados !/ paf!.os de tributos por parte del f!.Obiern? na- de los Catriel, Pincién. y otras tribus, que fueron por UJ.rgo tiempo
cional para mantener una precaria paz con los volubles cacique~. el constante azote de la campaiia por la fu ria de sus destructores
Pero lo más troscr11dcmtal, en el orden 11wral. fue que por fin malones.
los atribulados colonos 110 escuclwrían más el infernal alarido del Resta aclarar, una ve.: más, qfle la Conquista del Desierto .no
indio, previo al artero malén, y sus campos de¡aron de ser esce- fue una acción. indiscriminada 11i despiadada contra el indio abori-
nario de comlJatcs para convertirse en hermosos trigales que ger- gen de nuestras pariipas. como nuís de un autor o t~po de literatura
m inaban tras los surcos del arado. tendenciosa buscó presentar este proceso. A la inversa, la Con-
Pero rsa cme11ta 11 mtty ig11orado epope1¡a dema11dó privaciones. quista del Desierto se efectuó r,011/ra el indio relJel~, reacio a los
penurias y muertes heroicos de muchos de los expedicionarios al reiterados y generosos ofrecimicntos de las autoridades, des.e~sa.~
desierto. quienes, las m<Ís de las veces, regaron con su generosa de incorporarlo a la vida civilizada para que como tal conviviera
sanwe las tierras recorridas para que fueran libres, o de;aron St'-3 junto a los demás pobladores, p(JCÍficamcnte, y así de;ara de una
huesos como ialones del ¡>rogreso frente a esa lucha cqntra un indio vez de ser bárbaro y saloa;e, asimilá11dose a lo~ tisos y costum.bres
rudo, altfvo y salooic. que dominado por un atávico espíritu de de los demás argentinos. Ello l>ien lo compre~d~ron .muchas ~ribus,
libertad -propio del medio en que vivía-, tarde le hizo compren- que la historia registró con el nombre de 111d1os fieles, amigos o
der que la mismil 110 era 1111 acto de guerra que buscaba su exter- mansos.
minio, sino, por el contrario, su objetivo era integrarlo al seno de

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Más en particular, se operó -como lo expresaron ~n su mo-
mento Alsina y Roca- contra aquellos recalcitrantes caciques que:
desoyendo deliberadamente dichos ofrecimient.os, se habían envi~
cia.do con los pingiies malones y otros negocws porque eran su
"modus vivendi", aparte que sus hábitos de salvajes .mal podían
1
trocarlos por un nuevo sistema de vida que los obligara a tra-
bajar y vivir decentemente, prefiriendo seguir tal como eran. Pero PRÓLOGO
su natural egoísmo los inhibía de comprender que eran una ré-
mora para una vigorosa civilización, que procuraba ganar las feraces
tierras del desierto, cuya. posesión mal alegaba~, porque muc}1os
de esos caciques olvidaban que no les pertenecian por no haber
nacido en ellas, al provenir de otros lares y menos porque las fecun-
daran con su tesonera labor. Era natural que escritores e historiadores fijaran primeramente
Hoy con el correr del tiempo, el indio del desierto, humani- la atención en los grandes hechos de armas con los cuales la Nación
zaclo, es' sólo un recuerdo más de nuestro pasado, y la nación, a consolidó la independencia y luego resolvi6 problemas de frontera,
sus descendientes, gene•rosamente los ha cobijado en forma frater-
nal en el gran seno de la sociedad ar{!.entina.
Finalmente deseo expresar que esta edición se ha completa-
- así como de supervivencia en el orde1i internacional americano.
Pero, no obstante ello, causaba extrañeza que una página gloriosa
y poco conocida de la Historia Argentina pe:maneciera rele~ada en
do con alf!,unos antecedentes nuevos, lo que permite abarcar con el más injustificable de los olvidos. Me re/tero a la Conquista del
más claridad el panorama integral del proceso narrado. Desierto.
Por igual, se ha despojado a la versión original de r;i.uchas ex,- En otros países de América, Estados Unidos de Norteamérica,
presiones y términos militares sin alterar en nada el sentido o reali- por ejemplo, el problema de la frontera, sus derivaciones y la i~­
dad histórica. fluencia que ella ejerció en el desenvolvimienfo de la Nación mereció,
Por último, me es f!,rafo expresar mi agradecimiento al notab_1e como es natural, desde temprano, la debida atención de los histo-
acuarelista Enrique J. Rapela, quien eri desinteresado gesto de amíS- riadores.1
tad y evocación histórica me cedió el dibujo que ilustra la tapa Nosotros, en cambio, dejamos sepultadas, por un largo tiempo,
de este libro, que representa "Un soldado de la lejana frontera_ en los amarillentos manuscritos y en una cartografía dispersa, cuando
de la época de 1880", cumpliendo su servicio en medio de un cru- no perdida, campañas llenas de heroísmo y de sacrificios; campaña3
do invierno. mediante las etwles el patrimonio nacional no fue desmembrado.
Olvidanws, fácilmente, que hasta ayer el país tuvo que cu~r
dos fronteras: la frontera internacional y la línea siempre movediza
-· y nunca respetada que separaba la zona civilizada, de aquella en
la cual era rey y señor el bárbaro del desierto. Y no siempre se
Uene en cuenta o se sabe que la desaparición de esta segunda
frontera es tan reciente que se la incluye entre los hechos contem-
poráneos de la cual sólo nos separan sesenta y ocho ~ños escasos.
Felizmente, de un tiempo a esta parte se ha podido notar, en
este aspecto, una reacción saludable. ,
Dionisio Schoo Lastra fue el primero que, en nuestros dia~,
rompió el fuego en ese sentido. Su obra El indio del desierto, dedi-
cada al gra11o público, llamó merecidamente la atención de numero-
sos lectores. En pos de él, Rómulo Muñiz, 2 Ezequiel Pereyra,3 José

l De la abundantísima bibliografía recordaremos tan rolo una obra re-


ciente como la de F. L. Paxon: Hi$tory of the American frontier ( 1783-1893),
Nueva York, 1929.
2 Los indios pamp~, Buenos Aires, 1934.
3 Tercera epopeya n!lcional, Buenos Aires, 1937.

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María Moldes, 4 A. Braun Menénd~z.6 Enrique Stieben,º E. Ramírez JoUlados de nuestro ejército de ayer, relegado! en parle en el olvido
]uárez,' y R. Pastor 8 completaro1i el ciclo de autores que contribu- después que escribieron con su sangre páginas inmortales de gloria
yeron a indicar a las nuevas generaciones argentinas la importancia y jalonaron con sus esqueletos el derrotero a las genera~iones actua·
de un proceso que, iniciado en plena Colonia, alcanzó a ser defi· les, se habrá llenado en parle una de las fmalidades de este modesto
nitivame11tc resuelto co1i las memorables expediciones de Roca, Vi· libro.
llegas, Vintter y demás jefes que continuaron tan patri6tica tarea.
Faltaba, empero, el libro que presentara al problema en forma
integral, bien documentado y estudiado desde el punto de vista
militar.
Ese libro ya lo tenemos. Un distinguido ewesado de nuestra
Escuela Superior de Guerra, haciendo un paréntesis en el tiempo
que debe dedicar a sus tareas proft¡sionales, presenta 11oy esta obra
fruto de sus lecturas y de sus meditaciones.
El mayor D. Juan Carlos Walther con su Conquista del desierto
nos brinda, en efecto, un traba;o que no solamente responde a más
de un interrogante de los muc11os que· surgen en el análisis hist6rico
de dicho · período, sino que, sin duda alguna, servirá de base fun·
damental para las futuras investi~aciones. Obra seria, honesta, en
la cual el autor con escrupulosidad e;emplar, no siempre imitada en
nuestro ambiente, reconoce lo que debe a cada autor y a cada
libro. Obra bosquejada y llevada a cabo con un sentido amplio y
con el criterio profesional de un militar que conoce a fondo el
,.
problema.
Esta obra no está fundamentada únicamente en la información
suministrada por los autores más conocidos o en los informes ofi·
ciales -algunos de ellos excepcionalmente interesantes- de los que
participaron en la conquista del desierto, sino que su autor echó
mano también a la rica documentación inédita que se conserva en
el Archivo del Ministerio de Guerra.
Su clara visi6n de los problemas analizados, .el tacto que de-
muestra al considerar algunos aspectos de los mis'7ios, íntimamente
vinculados con aZgtín país vecino, todo ello da pie para afirmar que
.....
la obra del mayor W alther será leída y utilizada con provec110 por
todos los que anidan algtín cariño por el estudio de hombres y de
aspectos del desenvolvimiento nacional en la segunda mitad del
siglo XIX.
'"No puede atribuirse el nombre de Historia a nada que no res-
ponda a la necesidad de trazar una imagen absolutamente auténtica
de un determinado pasado", escrib~ ]. Huizinga. 0 Nada .más exacto.
Y bien. La conquista del desierto que este joven jefe ofrece hoy a 11

4 La tierra de los tehuelches, Buenos Aires, 1937.


o Pequeña historia patag6nica;-Buenos Aires, 1937.
o De Caray a Roca, La guerra con ws indios de la pampa, Buenos Aires,
1941.
1 La estupenda conquista, Buenos Aires, 1946.
a La guerra con el Tndw en la Jurisdicción de San Luis, Ed. 1942.
o J. Huiunga, El concepto de k1 historia y tros ensayos, México, 1946.

14 19
....,_.
'
PRIMERA PARTE

.....

·-

••
,,

CAPITULO I
(Ver anexo nQ 1)

SlNTESIS IIlSTORICOGEOGRÁFICA DE LA ZONA


DE OPERACIONES

Límites - Antecedentes históricos del litoral patagónico - Orografía


- Hidrografía - Clima - Caminos y comunicaciones - Poblaciones
y ciudades - Ganado - Recursos

Al promediar el siglo xvm, la zona de operaciones involu-


craba parte del territorio de las antiguas intendencias de Buenos
Aires y Córdoba del Tucumán.
Sus límites aproximados eran, al nordeste, la línea general:
Magdalena - Luján (Mercedes) - Salto - Pergamino. Por el norte,
el río Cuarto - ciudad de San Luis y fort.ín de San Carlos en Men-
doza. Al oeste limitaba con la Capitanía General de Chile.

·- Hacia el sur, la zona de operaciones se continuaba indefinida-


mente hacia el dominio de los indios pampas y ranqueles, en todo
el territorio de las actuales provincias de Buenos Aires, sur de
Santa Fe, de Córdoba, de San Luis y Mendoza, no pudiéndose
fijar un límite más o menos exacto, porque geográficamente esa
zona austral, erizada de riesgos y peligros, era en esa época poco
v nada conocida, materializándosela con el título "del desierto o
tierra adentro" no bien se trasponían los suburbios de las pobla-
ciones de campaña.1
, Lo que por el año 1750 prácticamente constituía la frontera
con este "desierto" era, dentro de la actual provincia de Buenos

1 Este equivoca.do calificativo de "desierto", geográficamente no era


exacto, porque en .ru interior existían fértiles y productivas regiones, prin-
cipalmente en los valles de los ríos y arroyos.
¡\ Más bien se atribuía al desconocimi_e nto de la geograffa, como ocurrió
huta casi a fines del siglo pasado.
~

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Aires, una serie de guardias o fortines situados en la línea general: de los Leones o de Los Lobos Marinos, en la zona de Ja actual
San Nicolás - San Antonio de Areco - Luján - Merlo y de e.5te Bahía Gil. •
último punto se dirigía hacia la costa del Río de la Plata pasando Allí Alcazaba fundó el 9 de marzo la provincia de Nueva León
por el pueblo de Magdalena. (hoy de Chubut), donde se hizo reconocer como Gobernador y
Esa frontera, en años posteriores, se fue desplazando hacia el Capitán General, resultando así el primer intento de colonizaciófl.
interior del desierto como consecuencia de la expansión paulatina española en las costas patagónicas. ·
de la población rural y de expediciones militares que procuraban Una posterior tentativa de Alcazaba de explorar a pie el inte-
su seguridad. rior desértico de la Patagonia fracasó por un motín y su asesinato,
be hecho, el río Salado, por su importancia como obstáculo dando así fin, sin querer, su empresa. .
natural, fue la frontera interior bonaerense hasta las primeras déca- Otra expedición posterior dirigida por Camargo, en 1540, llegó
das del siglo pasado. Igual misión llenaron los ríos IV y Diamante a la 't>oca del estrecho, pero los fuertes vientos le impidieron pro-
en el sur de Córdoba y de Mendoza. . ' seguir la navegación, por lo que se vio obligado a regresar a España.
Del río Colorado poco se sabía entonces, iniciando sólo en La nave capitana naufragó y ello dio margen a que se dijera que
1780 su reconocimiento y navegación el piloto español Basilio Vi- Ja tripulación se refugió en la costa y fundara más tarde en el inte-
llarino, según instrucciones del virrey Vértiz. En cuanto al río rior del continente, la fabulosa e imaginaria "Ciudad de los Césa-
Negro, si bien se lo ubicaba sólo en los mapas o cartas, también res'!, dando motivo a _que se originaran innumerables leyendas sobre
se lo desconocía en particular, siendo el mismo Villarino su primer su ubicación y expediciones para dar con. la misma.2
explorador, al descubrir su embocadura en febrero de 1779. Entre ellas figura la de Hernandarias, que en 1604 efectuó
Del litoral marítimo patagónico, escasos eran los datos que un viaje, pero tan solo llegó hasta el río Colorado debiendo re-
obraban en poder de las autoridades coloniales, intensificándose los gresar por las penurias sufridas en esas soledades y por los encuen-
reconocimientos a partir de 1779 con motivo de la fundación de tros sostenidos con los indios lugareños.
fuertes y poblaciones por razones de seguridad en las bahías Sin .. pomo la costa patagónica fuera a fines de ese siglo XVI muy
Fondo (actual golfo de San Matías) y la de San Julián. VlSltada por aventureros y corsatios europeos, como Drake. Caven-
dish, etcétera, el rey de España dispuso que se levantaran dos forti-
Antes de esas fundaciones dicho litoral fue objeto de explo-
raciones circunstanciales. En etecto, Magallanes, en marzo de 1520, ,ficaciones en la entrada este del estrecho, comisionando para ello
al navegante Pedro Sarmiento de Gamboa, ·quien por el año 1584
invernó en la zona de la actual población de San Julián durante
su viaje en d~manda de una comunicación hacia el Pacífico, en estableció las mismas con sus consiguientes poblaciones, denomi-
t nadas "Nombre de Jesús" y "Rey Dori Felipe". La primera de ellas
su ruta a las islas Molucas.
ocupó el lugar donde se erigió d faro argentino de Vírgenes y la
· Por enero de 1526 una expedición naval al mando del Comen- otra en territorio chileno.s
d~dor Fray Loaysa, en búsqueda del estrecho de Magallanes reco-
noció esa costa, pero fuertes temporales malograron el objeto del
viaje.
Posteriormente, el reparto de las posesiones españolas en Sud-
·- Posteriormente una tormenta dispersó las naves, por lo que
quedaron los 400 pobladores completamente aislados en esas sole-
dades australes. AJlí las inclemencias del tiempo, otras .privaciones
y la acción de los indios. los exterminaron pronto, al extremo que.
américa en concesion~s de conquista Y. colonización, llevó en 1529 . en el año 1587, cuando Cavendish pasara por allí, tan solo encontr6
al emperador Carlos V a celebrar contratos o capitulaciones con los "cráneos" enastados de algunos motineros ajusticiados sobre la
particulares o comerciantes adinerados, llamados Adelantados en que fue plaza del puehlo de Safi Felipe y, diseminados por Ja región,
quienes el monarca delegaba su autoridad en las nuevas com~cas alrededm· de tres mujeres y doce hombre, víctimas de las penurias
concedidas. .. consiguienl'es.
Entre otros Adelantados, al Comendador Simón de Alcazaba
le tocó la zona o franja al sur de la asignada a D. Pedro de Men- . :i El doctor Estanislao Zeballos. en su libro La conquista de 15.000 leguas,
doza. Vale decir, la del paralelo de ~º - 35' de latitud sur hasta analizó profundamentE' los antecedentes históricos .relativos a esta presunta
el esh·echo de Maga11anes, y desde el Atlántico hasta el Pacífico. ciudad. Supone que fue una poblaciém fundada por el expedicionario español
Villagra, en la segunda mitad del siglo xv¡, en las orillas N.O. del lago
Alcazaba, con 250 personas y dos naves, llegó en enero de 1535 Un:e-L~uquén. ª. la que los ;.odios _denominaron Los Arboles, población que se
a la altura del río Gallegos y tras un breve reconocimiento de una extingmó paulatinamente por su aislamiento.
parte del estrceho de Magallanes retornó al Atlántico, desembar- ¡l 3 "La colonización patagónica del período virreinal", Héctor R. Rafto,
cando a fines de febrero en una ensenada que ~e denominó Puerto Revista Mllitar, n9 40~. '

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Thomas Cnvendish, en 1586, invernó en el actual puerto De- mientos de ese litoral y publicar las primeras cartas náuticas de
seado y luego, en 1670, lo hizo su compatriota Juan Narborough esa zona.
durante seis meses en San Julián, en medio de sus aventureras in- Las Islas Malvinas, sometidas a la jurisdicción de la Capitarúa
cursiones por el Atlántico Sur. General de Buenos Aires, ya en tiempo del Virrey Vértiz se utili-
Por enero de 1616 los marinos holandeses Isaac Le Maire y zaban como prisión militar, existiendo un foco de población hispana.
Guillermo Schouten, en su ruta al Oriente, reconocieron la actual En cuanto al interior de la Patagonia, su desconocido territorio
isla de Los Estados y más al sur un estrecho que bautizaron con fue objeto de continuos viajes por parte de exploradores, misione-
el nombre de Le Maire. Por igual, ubicaron al Cabo Hoom (Cabo ros o aventureros, en su mayoría procedentes de Chile-,
Hornos } en ese confín marítimo continental, lo que señaló otra En efecto, en el año 1650 el P. Diego Rosales llego al actual
ruta al Pacífico. Lago Traful a través del paso de Villarica. .
El descubrimiento del cabo de Hornos incentivó los viajes ma- Tentativas de catequizar y civilizar las tribus situadas al onente
rítimos de otras potencias europeas hacia esa nueva vía al Pacífico, de los Andes, provocaron en 1670 un viaje del P. Nicolás Mascardi,
obligando a los navegantes a escalas forzosas en el litoral patagó- intrépido misionero jesuita, quien siendo el primero en cruzar los
nico para abastecerse de agua dulce y carne de lobos marinos o Andes levantó una reducción en inmediaciones del lago Nahuel
ballenas. Huapi~ aUí permaneció largo tiempo entre los tehuelches, hasta que
Ello impuso n España una prolongada vigilancia del mismo, Jo mataron en 1673.
a la vez que a su exploración, para preservar sus dilatados dominios Más tarde, en el año 1703, el P. jesuita Felipe van der Mere
contra intentos de ocupación y de otras actividades de corsarios (Padre Laguna) , arribó ni Nahucl Huapi, y con el P. Guillermo,
y filibusteros. . . .. en 1704 construyeron una capilla y sembraron por primera vez se-
Durante Jos siglos xvn y xvm particularmente, se mtens1fica- mi11as de manzanas, los que motivó que los indígenas denominaran
ron las expediciones españolas respondiendo a una política coloni- como "país de las manzanas" esa vasta zona.
zadora y de soberanía ante constantes amenazas extranjeras. Por el año 1766 el P. jesuita Guel llegó al Nahuel Huapi con
Entre otros viajes cabe citar el de 1745 del navío San Antonio, el fin de reconocer las orillas del río Limay, pero su pedregoso
que llevaba a los padres jesuitas Matías Strobel, José Cardiel y curso y su rápida corriente inutilizaron sus botes, debiendo retor-
losé Ouiroga para instalar una misión. Ellos recorrieron la costa nar a Valdivia.
hasta la zona de Río Gallegos no encontrando lugares apropiados, Luego en 1791 el P. franciscano Menéndez en procura de la
por lo que regresaron, reconociendo prolijamente el litoral, volcan- , fabulosa ci~dad de Los Césares, logró navegar por el Nahllf•l Huapi
do esos datos en un completo diario cartográfico. ' y por un tramo del Limay, pero la imposibilidad de ubicar su
En 1767, en un viaje del capitán Domingo Perler, también objetivo determinó su regreso. . . . .
exploró la costa patagónica y la de las Islas Malvinas. . Posteriormente, se continuaron esas expediciones con fines cien-
De esa época por igual data otro viaje por la costa patagónica
e Islas Malvinas, ejecutado por el piloto de la Real Armada, Pablo
Zizur, no '<•xento de los peligros propios de una navegación . difícil
en esas latitudes y con débiles barcos.
·- tíficos v sobre todo en procura de una vía de acceso más directa
al Atlá~tico; estos sucesos cobraron particular importancia a partir
del año 1854, destacándose Jos viajes de Fonk y Hers desde Pu;rto
Mont al Nahuel Huapi a través del paso que denominaron Perez
Por 1776, C'I rey Felipe II ordenó al gobernador Bucarelli del Rosales y los efectuados por D. Guillermo Cox en 1857 y en 1862
Río de la Plata, que estableciera una colonia en el Cabo de Hornos, hasta el río Limay.
zona reconocida anteriormente por los náufragos del buque Con- También ese inmenso y desconocido territorio de la Patagonia
cepción de Gurruchea, perdido en aquellas costas en su ruta al fue explorado ocasionalmente desde el Atlántico, en oportunidad
Perú, en 1766. .de fundar D. Antonio de Viedma Ja colonia de Florida Blanca (San
Ya en epoca <IC'I Virr<:'inato del Río de la Plata, en 1779, en Julián) en el año 1780; remont6 el río de ese nombre en busc~
un intento más efectivo de colonización, tuvo lugar la fundación de madera para constru ir viviendas. llegando así a un lago al pie
de una población y fuerte en el Golfo de San José, seguida de de la cordillera donde nacía el río Santa Cruz (lago Viedma).
Carmen de Patagones (sobre el río Negro), Floridablanca (San Ju· Ya en el siglo pasado, en 1833, una expedición hidrográfica inglesa
Jián) y Puerto Deseado. de lo que nos ocuparemos más adelante. al mando de Fitz Roy, reconoci6 las márgenes del río Santa Cruz
También a partir de 1789, marinos españoles e italianos, entre en una extensión de 200 millas y el naturalista Daf\vin por tierra,
ellos Alejandro Malaspina, procedieron a efectuar nuevas explora- llegó a Bahía Blanca.
ciones de la costa patagónica, lo que permitió ampliar los conocí- Pero fue a partir de la segunda mitad de ese siglo XIX, cuando

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los Andes, alcanzando en algunos lugares hasta 2.000 metros de
esas expediciones, via¡es o reconocimientos militares se efectuaron altura. Estas mesetas se encuentran a su vez separadas por los
con más frecuencia por el interior de la Patagonia, detallándose su valles de los principales ríos patagónicos, que teniendo su ·origen
resultado <.'n otros capítulos de este libro. · en los Andes, desembocan normalmente en el Atlántico. En ellas,
En cuanto al relieve orográfico de la zona de operaciones men- las condiciones de vida son bastante rigurosas, por la evidente falta
'cionada, pr<.'<lomina en parte el tipo de llanura bonaerense, que de medios de subsistencia.
termina en el río Colorado (altura paralelo 39), iniciándose allí las Tan solo en los vaUes de los ríos patagónicos o cañadones, es
mesetas y planicies patagónicas, que eran en ese entonces los donde se encuentra relativa abundancia de recursos, especialmente,
dominios de los indios tc-huelches.~ agua y pasto en cantidad para los animales de la zona. Sus ~ra­
Las llanuras que abarcan la actual provincia de Buenos Aires, deras de pequeña extensión y con agua subterránea potable prónma
La Pampa y parte sur de Córdoba y de Santa Fe, son praderas a la superficie, se denominan "mallines".
cubiertas de hierbas y zonas dC' montes de eucaliptos, sauces y talas, En la parte oeste de la zona de operaciones (sur de Mendoza,
de los cuales muchos se han extinguido paulatinamente con el Neuquén y más ¡i.l sur), el relieve orográfico pa~ticipa en gene:al
correr clC'l tiempo. de las características de la cordilcra de los Andes. En estas regio-
Su sudo horizontal está constituido por arcillas arenosas prove· nes, por el siglo xvm, se desarrollaba poca actividad como conse-
nientes de ta prccordillcra y <'S interumpido al sur-sudeste po~ las cuencia de su despoblación; sólo existían algunas que otras tolde-
Sierras del Sistema del Tandil y Vulcán, como las denominaban rías de los indios nómadas, que, afincados en los valles, cuidaban
Jos indios y de !,a Ventmw o Casuhati y algunas otras lomas que sus pequeñas haciendas, habitando las tolderías que construían con
emergen sobre bancos de toscas. Estas últimas sierras forman en los e~casos re~ursos que la naturaleza les brindaba. Estos valles son
total tres cordones, conocidos con los nombres de La Ventana, de fértil producción, especialmente en frutales y vid.
Pilla-Huincó y Curu-Mala1. Con respecto a la hidrografía, dcstflcanse como cursos de agua
Más al oeste y lindando con La Pampa, encuéntranse zonas de más importante, de norte a sur, los siguientes:
médanos y algunas colinas arenosas. El río Salado (o Saladillo, como se lo llamaba antiguamente),
Estas llanuras, nor su clima moderado, húmedo v templad0; que recorre la provincia de Buenos Aires desde la laguna de Mar
hacen factible la vida en C'llas y fueron comúnmente denominadas Chiquita, hasta desembocar en el golfo de Samborombón, tuvo
pampas por los conquistadores. que asignaron igual denominación cierta importancia porque desde 1800 hasta 1820 constituyó prác-
a los aborígenes que las habitaban. º ticamente la frontera entre la zona civilizada y el desierto. Se ca-
En La Pampa. el sistema orográfico lo constituye un ~rupo racteriza por su curso muy horizontal y al recibir las aguas de las
de cPrros v lomadas aislados que no exceden n~ Jos 400 metros grandes lluvias formaba, a veces, extensos zonas de bañados y
de altura, dividiendo al territorio en dos zonas de relieve bien dis- lagunas, obligando, cuando no quedaba intransitable, a buscar ,paso
tinto. Al oeste del mismo la cuenca salitrosa del río Salado o Cha- hacia su curso medio o superior. Otra caracteristica de este no es
dileuvó forma \JO área árida ~in agua potable. mientras que al este la gran cantidad de pozos y remolinos que tiene, originando acci-
el terreno está constituuido por una serie de valle.s pequeños y ~e­ dentes continuos al personal y ganado. .
neralmente secos. con ahund:mtes médanos v algunas que otras El río Colorado o ColuleuotÍ nace en los Andes con el nombre
lagunas con a~ua dulce y otras con agua salada. de 'Grande, para atravesar luego enormes arenales que absorben
l..as áridas mesetas y nlanicies patagónicas que desde el sur parte de sus aguas y desaguar en el Atlántico, después de 1.400 km
del río Colorado se c-xtirndrn hasta los confines magallánicos, se de recorrido. Su caudal normal es ele 60 metros cúbicos y de 1.000
elevan paulatinamente del Atlántico hacia las faldas orientales de en crecientes rápidas y violentas. Su ancho varía entre 200 y 380
metros, no siendo tampoco vadeable en gran parte de su recorrido,
lo que crea un problema de flanqueo, en caso de tener que ope-
4 Como Pntagonin se considera el territorio o zona ciue se extiende al
S. de Jos ríos Negro y Limny. Es una voz de origen quichua oue significa rarse en esa zona.
"país do las colinns" ( tn conquista de 15.000 leguas, E. Zeballos. p. 58). El río Negro o de los Sauces o Cas11le1t01í es el más importante
A su vez, "pompa", también de origen ciuichua quiere decir geográficamente de la Patagonia, pues colecta las aguas de una serie de lagos del
"llanura" o "planicie", denominaciones usadas por los españoles después de la Neuquén; una de sus corrientes es el río Limay, que nace en el
conquista. lago Nahuel Ruapi. Sigue su curso en medio de estrechos valles con
Por ello, también llamaron "pampas" a la población indígena de esas
llanuras. una velocidad muy rápida y frcnt<' a la ciudad de Neuquén junta
En consecuencin, no es un término etnográfico, sino geográfico. sus aguas con las del río Neuquén, para luego recorrer un valle
0
Ver nota n° 4.
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cuyo ancho varía entre 6 y 25 kilómetros. Aproximadamente en tana, en cuyas márgenes habitaron primitivamente las distintas tri-
la mitad de su curso encuéntranse las islas de Choele Choel, gran- . bus de pampas y otras familias indígenas.
de y chica; luego, sin recibir un solo afluente en las áridas mesetas Entre las salinas, cuyo origen fueron lagos evaporados dejando
que atraviesa, desemboca en el Atlántico, formando una barra muy el suelo cubierto de mantos salitrosos, cabe mencionarse, por la
peligrosa para la navegación, por los bancos existentes. Su el(ten- importancia. económica que tenían en la época para el comercio de
sión total es de 1.500 km; en cuanto a su caudal, oscila en los sal, las Salmas Grandes, grupos de varias lagunas principales, si-
períodos de creciente entre 300 y 5.000 metros cúbicos y su paso tuadas a unos 100 km al oeste-sudoeste del actual pueblo de Adol-
sólo es posible por los vados conocidos. fo Alsina ( Carhué).
El río Salado o Cliadileuvú nace entre Mendoza y San Luis Estas salinas fueron, hasta 1876, el asiento de otras tribus del
y, después de pasar los bañados del Atuel, sigue su curso por el interior -Oe la pampa, desde donde incursionaban sobre sus objetivos
centro del terilorio de La Pampa, desembocando en el río Colorado elegidos. ·
con el nombre de Curaeó. El clima predominante en la zona de llanuras bonaerenses es
Su desborde anormal Jorma algunas lagunas y salitrales de benigno y de tipo de transición entre el subtropical y el templado
escasa importancia, por absorber sus aguas el terreno arenoso que patagónico, con variaciones isotérmicas entre los 30 grados en ve-
recorre dicho río. rano y menos de 10 en invierno.
La importancia histórica <le dicho curso de agua radica en ... En las mesetas patagónicas el c:lima es seco y de tipo desér-
el hecho de que en sus márgenes moraban algun~s tribus disper- tico, con temperah1ras frías y muy rigurosas en el invierno. Las
sas de los ranquelcs, que fueron los salvajes que más costó dominar lluvias, normales y beneficiosas para la tierra en las zonas de lla-
a las tropas nacionales, como oportunamente veremos. nura, son en cambio muy escasas en la Patagonia, no así próximo
En lo que a este subcaptíulo interesa, completa la hidrografía a la cordillera, donde llueve más, influyendo la presencia de una
de la zona una serie de arroyos y lagunas, siendo las más impor- abundante vegetación arbórea.
tantes por su tradición histórica las de: En la Patagonia los recios vientos del oeste son constantes
Los Huesos, en cuya orilla, en el año 1770, se reunieron los caracterizándose por su velocidad, sequedad y fuerza, ya que arras~
principales caciques pampas, para parlamentar con el Maestre de tran muchas veces piedras pequeñas. Las nieves y heladas durante la
Campo Pinazo, delegado del virrey Cevallos. noche son comunes; contribuyendo todo esto para dificultar la vida
La de Esquivel; en sus inmediaciones tuvo lugar, a fines del y aclimatación en la zona.
año 1781, un combate entre los indios y los españoles, viéndose La vegetación, casi nula, está constituida por estepas de gra-
éstos obligados a meterse con gansi.do y otros il]lplementos dentro mineas tipo "coiron" y "neneo" y matas duras y leñosas. Sólo en
de la laguna, para evitar ser quemados a consecuencia de que los los eañadones existen pastos tiernos y agua (vegas), que son luga-
salvajes prendieron fuego al campo. res predilectos para los animales de la zona. En la época. abun-
La Perfidia; allí, en 1823, los indios traicionaron al general daban considerablemente los guanacos, con cuyo cuero los tehuel-
D. Marlío Rodríguez mientras ejecutaba una expedición sobre las che~ revestían sus chozas o confeccionaban ropas y quillangos para
tolderías de los infieles, matando a varios jefes y oficiales de la abngarse.
expedición a su mando. En el siglo .>..'VIII no existían caminos propiamente dichos; sólo
Kaquel-Huincul; en su orilla existió durante mucho tiempo una se ccnocían en las proximidades de Buenos Aires y pueblos vecinos
de las primeras guarniciones de los ..Blandengues de la Frontera", las huellas o rastrilladas, marcadas sobre el suelo natural por el
creada en el año 1819. tránsito de ganado o por las pesadas carretas de Ja época.
Guanaco; en sus márgenes se estipuló, en el año 1825, un tra- Esta ruta, pasando por la villa de Arcco, EsquinaJ Fraile Muerlo
tado de paz entre el gobierno de Córdoba y los ranqueles. y Río Segundo, unía principalmenlc Buenos Aires con Córdoba.
Las Perdices; inmediata a ella se concentraron, en el año 1824, Tucumán y Salta. De Fraile Muerto salía un ramal hacia la ciudad
las tropas que formaron la tercera expedición del geI)eral D. Mar- de San Luis, que continuaba a Mcncloza, designándosela como el
tín Rodríguez al desierto. "camino de las postas".
La de los Padres, próxima a la actual ciudad de Mar del Plata, Casi al final del siglo xvm, dos oficiales de la marina española,
en cuyas inmediaciones se fundó en el año 1747 una de las primeras los tenientes de navío D. Felipe de Bausá y D. José de Espinoza,
reducciones jesuíticas ( la de Nuestra Sra. del Pilar). partiendo de Valparaíso y continuando por Santiago, Mcndoza, San
Igualmente existía una enorme cantidad de lagunas, alimenta- Luis, Posta de Gutiérrez (sobre el río Tercero), levantaron un plano
das por el agua de los arroyos que nacen en la sierra de la Ven- de este último camino.

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Por igual, este camino fue recorrido desde Buenos Aires a' San-
tiago de Chile y viceversa, en los años.1790 y 1794, i·espectivamente,
r A su vez los indios utilizaban para sus andanzas una especie
. de red propia, denominada comúnmente "caminos de los chilenos"
por el joven ..abio naturalista Tadeo Haenke.6 porque en última instancia convergían hacia los pasos cordilleranos
Del mismo y fl. la altura de Pilar se a bría hacia el noroeste cuando arreaban ganado hacia Chile, o viceversa, para aproximarse
un ramal que, pasando por las villas de San Nicolás y Rosario, desde sus tolderías hacia las praderas y establecimientos en procura
llegaba a la ciudad de Santa Fe, el que, desde Paraná, continuaba de subsistencias o para ejecutar malones. Por supuesto, esas sendas
hacia el Paraguay a través de Corrientes. y rastrilladas eran muy difíciles de ubicar para quien no estuviera
Cabe expresar que estas rutas eran las utilizadas por los "chas- bien familiarizado en su uso, siendo algunas de ellas anteriores a
quis" o correos de entonces, en las comunicaciones que portaban, la época de Ja Conquista.
ya fuera hacia Chile, Perú o Paraguay, mudando caballos y des- Ya a niediados del siglo pasado, las más importantes conocidas
cansando en las primitivas "postas" que en ese entonces jalonaban eran:
los enormes tramos que separaban entre sí las villas, pueblos, forti:: , Desde Carmen de Patagones, por el valle del río Negro hacia
nes o ciudades existentes. las provincias chilenas de Concepción, Arauco, Valdivia y Llan-
Hubo veces en que estos pobres chasquis tuvieron que termi- quihué.
nar alguna comisión a pie por falta de caballos, corriendo todos Desde Bahía Blanca, por el ·valle del río Colorado hacia Mal-
los riesgos fáciles de imaginar. barco, Antuco, cordillera de Pichachen y del Viento, hacia las pro-
En una carta que escribió Rosas· al general Guido en mayo vincias de Linares, Maule, Concepción y Arauco.
de 1833, dice en un párrafo: Desde Ja zona de las lagunas de Carhué y Puan en dirección
a Salinas Grandes, Trarú Lauquen y Lihuel Calcl, hacia el valle
El chasqui qe. vino con comunicaciones del Gl. Ruyz enviado por el del río Colorado.
Comte. de la villa del Río Cuarto, tubo qe. seguir á pie desde lo de Desde el norte y oeste de la provincia de Buenos Aires, zonas
Miles hasta Tapalque por qe. el Inglés Mayordomo no quiso darle caba- de 9 de Julio, Melincué, Junín y Blanca Grande, hacia Trenque
llo contestándole qe allí no había ningunos bienes del Estado. Esto mismo
sucedió a Cachul cuando vino del Tandil de una comisión importante, pues Lauquén, Luan-Naincó, Poitahué, Meucó (sobre el río Salado),
en la estancia de un ingles del Tramito no le quisieron prestar tres caba- Cerro Chachahuén y Cerro Payén llegaban a la cordillera por las
llos. Creo no errarme cuando aseguro qe. hemos salido de una combina- nacientes de los ríos Atuel, Grande y Barrancas, para desembocar
d6n pa. entTar otra peor.s en dirección a Colchagua, Curic6, Talca, Linares, Nuble y Maule.
En tiempos de lluvia los viajes se realizaban con muchas difi-
Un camino o mejor dicho huella que periódicamente era re- cultades, por el estado fangoso del terreno o por el desborde de
corrido por pesados carretones en busca de sal, era el que desde los ríos y arroyos de la zona.
Buenos Aires se dirigía hacia las Salinas Grandes, pasando por la Si bien estos caminos unían las postas y puestos con las villas
guardia de Luján - Cruz de Guerra, laguna de Cabeza de Buey y o ciudades, más que nada orientaba su trazado la necesidad de
laguna del Monte. Tenía una extensión aproximada de 120 leguas, ir a dar a los pueblos, o puntos que disponían de aguadas o pas-
demorando el viaje de ida y vuelta nonnalmeI\,te dos meses. tizales, por ser elementos vitales en ese entonces para calmar la
Más al Sur, hacia los ríos Colorado y Negro, sólo eristían vagas sed y reparar energías del ganado durante las largas jornadas que
referencias para llegar a las sierras del Tandil y de la Ventana, caracterizaban, entre otras cosas, los viajes de la época.
en cuyas estribaciones los indios pampas y algunos ranqueles tenían El centro poblado más importante del Río de Ja Plata era la
sus tolderías. ciudad de Buenos Aires, que contaba ya en 1700 con 7.000 habi-
La historia menciona entre otros viajes hacia ésos parajes los tantes, i11cluyendo los negros e indios esclavos. En el año 1744
de Garay por el año 1582, el de Hernandarias en 1604 y el de la esta cifra aumentó, teniendo 10.000 pobladores y aproximadamente
comisión efectuada por el capitán Bernardo Miranda y el marino 2.000 en su campaña. ·
Pablo Zizur en 1781, por orden del virrey Vértiz, para canjear indios Al principio España no toleró extranjeros en sus colonias ame-
por cautivas, Jos que llegaron al nuevo fuerte de Carmen de Pata- ricanas, pero la penetración se materializó como consecuencia del
gones, sobre el río Negro. comercio y contrabando imperantes.
Así, cuando en 1777 D. Pedro de Cevallos declaró libre el
5 Ver detalles de ese viaje científico, en Via¡e por el Virrcynato del Río comercio del Río de -Ja Plata con la metrópoli y demás colonias, Ja
d e la Plata, Tadeo Haenke. Colección Buenos .Afres, año 1943. población creció sensiblemente, y en 1778, según un censo orde-
e Revista Militar, n9 530, p. 455. nado levantar por el virrey Vértiz, existían 15.719 españoles en la
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ciudad, 5'H indios, 674 mestizos, 3.153 mulatos y 4.115 negros: en
t~ 2UO>. En la Intendencia de Córdoba (Córdoba, San Luis. Mendoza
""-'" 'San Juan y La Rioja ), la villa y fuerte de La Carlot:i, levantada e~
A la C3JD(>3Üa se le asignaron 12.925 habitantes en proporción
semejante, para una superficie calculada en 28.000 kilómetros cua-
1 1788, era el principal establecimiento en la frontera sur. En él resi-
drados. dían el Comandant~ General de la Frontera y las tropas destinadas
Los mismos se encontraban distribuidos en las siguientes zonas : a la defensa de la lmea, contra los desmanes de Ins indiadas.
. _Otros fortines que en el siglo xvn1 estaban al sur: de esta pro-
San Nicolás,A~ del Medio y Ramallo .... .... .... . 1.344 habitantes vmc1a eran Loreto, Lais Tunas, San Rafael, Pilar, San Bernardo
Baradero ....•........•.. • .... ..•.•..........• 2'.639 y San Pacho.
Sm Antonio de Areco ............. .... . ...... . 420
Costa de San Isidro ............ . ... .. ... . ..... . 3.047
" .. La villa ,de Río Cuarto fue, en sus orígenes, el fortín llamado
La Concepcion, fundado en 1786.
~ferio. .. .. . ..... ....... .. .... .. ... . . .• ....... 2.563 " En la provincia de San Luis existía, desde 1593. la actual ciu-
Magdalena, Ensenada y Quilmes . . ... ........... . 2.644 ".. dad capital; además, sobre el río Quinto. se encontraban otros fuer-
tes, entre ellos el de San Lorenzo del Chañar y sobre el río Desa-
Esta población rural se encontraba diseminada en una amplia guadero al fuerte de San José. Posteriormente, en el siglo xtx, en
zona caracterizada por la presencia de agua y pasto, que abarcaba
una faja de terreno que se extendía paralelamente a la costa. Allí
exist~an toda cJase de establecimientos, tales. como huertas, cha-
cras, saladeros y vaquerías primitivas.
Los fortines de entonces, a su vez, proporcionábanle su precario
- la frontera sur de Córdoba y San Luis se construyeron nuevos
for_tjnes para reforzar la vigilnncin ante los malones y contener los
desbordes de los salvajes.
E n Mendoza, el fuerte de Snn Carlos, conslTnido <'n 1770, era
el b~luarte más .ªu~tral que ?efendín esa. provincía de los ataques
amparo cuando incursionaban Jos indios. continuos de J.a md1ada y bn10 su pr<'cario amparo se estableció en
Los primeros gobiernos patrios fomentaron y protegieron la él el curato de los sacerdotes misioneros, en su obra civilizadora
inmigración, pero no se logr6 un mayor arraigo del extranjero por de propa~ar la doctrina cristiana.
la poca seguridad existente y mal régimen en la distribución de M~ hacia el sur. o "ti<'~r~ adentro'' y mirando para el interior
las tierras. del desierto, no hab1a vestigios de pueblos cristianos por estarse
Asimismo los proyectos posteriores a la época de Rivadavia ya en los feudos de los aborígenes. '
para llevar inmigrantes· a la campaña no prosperaron, como tam- En el Litoral patagónico. entre los años 1779 y 1780, expedicio-
poco el sistema de enfiteusis decretado (arrendamiento de tierras nes navales ordenadas por el virrey Vértiz. fundaron sucesivamente
a los particulares). Carmen de F'a~~gones, San José, Puerto Deseado y Floridablanca
Pese a ello con el andar del tiempo llegaron al país nuevos (actual San Jul1an ). Sobre estas fundaciones patagónicas. más ade-
pobladores que se internaron en la campaña, desparramándose en lante se haran otras considcracionrs históricas.
sus confines y así dieron origen a las villas y pueblos, bases de Completaba el cuadro de la población del virreinato del Río
las actuales ciudades. de la Plata la presencia, desde ti<'mpos remotos; de las tribus o fa-
En este orden de ideas cabe consignar la fundación de los milias de los aborígenes, que en forma nómada o sedentaria habi-
siguientes pueblos bonaerenses: Morón ( año 1600 ). Luján (año taron ?riginariarnente todo nuestro actual territorio, desplatlndose
1630), Las Conchas ( año 1676 ), Baradero ( año 1696 ), San Isidro paulatma~ente haci~ el desierto ante t-1 empuje sucesivo de que
(año 1719), San Antonio de Areco (año 1725), Pergamino (año fueron oh1eto, especialmente a partir de 1536 por los conquista-
1730 ), Magdalena . (año 1730 ), San Vicente (año 1734 ), San Nico- dores del país. '
lás (año 1749 ), Guardia de Luján, posteriormente denominado Su población no ·se puede fijar con alguna realidad, por la falta
Mercedes (año 1752), Merlo (año 1754), Arrecifes (año 1756). de a~tecedentcs respectiv~s y por las continuas emigraciones e inrni-
Pilar ( afio 1772) y otros más, cuya lista sería largo enumerar. ~raCJones que se produc1an. Con todo se puede afirmar que no
En la provincia de Santa Fe, que políticamente pertenecía en Eu;ron ~fectivos importantes por su cantidad y que sólo hadan
t'Se entonces n Ja ex Intendencia de Buenos Aires, la actual ciudad n11mero cuando se trataba de efectuar algún malón.
capital fundada en 1651 era su pueblo más importante. Solamente Sobre los orígenes, distribución y otras modalidades de su raza,
en 1819 consiguió esa provincia su autonomía política. en otro capítulo de este libro se mencionan algunos antecedentes
Por el año 1796, aseguraban el límite sur de Santa Fe Jos for· ilustrativos.
tines de Mercedes, Melincué, India Muerta y Esquina. El ganado caballar existente n fines del siglo XVUI en d virrei-
nato era numeroso en las ricas llanuras bonaerenses· parece ser
• •
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según Jos antecedentes históricos respectivos, que tuvo su origen en tiempos por los ganados cimarrones pasaba de cuarenta y dos mil leguas
el plantel primitivo traí<lo de España por don Pedro <le Mcndoza cuadradas, y calculo que había a!Jí cuarenta y ocho millones de cabezas
~n el año 1535, porque la ganadería prehistórica sólo se reducía a las de ganado.
llamas y alpacas. Luego, en 1580, al repoblarse Buenos Aires, se Entraban los gauchos a esas vaquerías para hacer acopio de cuero
trajeron del Paraguay las primeras vacas, ovejas y cabras. Dicho que lue~o embarcaban y conducían a España. El ganado vacuno o cima-
ganado encontró en los campos buenos pastos para su alimentación rrón se cuenta -deda Lozano-, no por millares, sino por millones y los ca-
y así la reproducción fue favorable desde sus comienzos.7 ballos que trajo Mendoza se encontraban a cada paso en las pampas desde
el Cabo Blanco hasta el fuerte de Gaboto. Eran tropas de muchos millares
que miradas de lejos se representaban a Ja vista como espesos y movibles
Llegó ella a tal grado, que ya Garay, por ~l año 1581, la esti- bosques, y de cuyo ímpetu era preciso se cuidaran los viajeros, porque si
maba en un número de 80.000 animales. Éstos, en estado salvaje no los espa·n taban, atropellaban cuanto enco11traban por delante. Exten-
(cimarrones), vagaban tan sólo a 30 leguas del perímetro de Bue- díanse hasta la Cordillera y eran aprovechadas las yeguas por las tribu~
nos Aires, teniendo los vecinos o pobladores rurales, Hbertad de pampas, pues constituían su alimento predilecto. (Lozano: Historia tk la
acción para adueñarse de aquellos que ambulaban por los campos conquista del Río de la Plata ).9
y as!. negociar con la cerda de las colas y sus cueros.
Catorce años después, cuando el Rey se dirige al gobernador del Río
de la Plata, Valdez y de la Banda, pidiéndole informes sobre las caballa-
das existentes en Ja pampa, éste le contesta . .. que las yeguas son tantas
que parecen montes cuando se ven de lejos y tal es su número que exceden
- La matanza de este ganado, o "vaquerías", para negociar ct;;n
sus cueros, sebos, astas y carne salada, fue el oficio primitivo de
nuestros hombres de campo y hacendados y que luego con el andar
del tiempo, a medida que se perfeccionaron sus métodos y resul·
tados, dio origen a nuestra actual ganadería.
a las que dicen Jas historias que avía en las deesas de los Partos de la Edad Otro tipo de ganado existente eran los bueyes, importados tam-
~tedia y de que se servían Jos Reyes de Persia en que decían tener 150.000, bién originalmente por los españoles y usados para las faenas ru-
y aquí si dijéramos que Vuestra Majestad tiene millón y medio, quedaremos rales y arrastre de las carretas.
cortos.a
Completaban la fauna las crías de la hacienda vacuna y ovina
Por si parecieran datos d~ wyendas, más tarde, en 1780, se decía traídas anteriormente desde el Perú, y la presencia, aun en la
sob1e cantidades: misma provincia de Buenos Aíres, en 1833, de una serie de anima-
les salvajes, predominando el puma o león americano. Al respecto
Consta -dice Azara- que desde el ptincipio del siglo diez y ocho, es interesante el siguiente párrafo de una carta dirigida en esa
es decir, en 1700 y hasta pasada la mitad del mismo, estaban las pampas fecha por Juan Manuel de Rosas, en circunstancias que operaba
de Buenos Aires desde esta ciudad de Río Negro, a los cuarenta y un grados por la provincia de Buenos Aires:
lle latitud, tan llenas de ganado cimarrón, que no cabiendo se extendía
hacia las minas de Chile, Mendoza, Córdoba y Santa Fe, y también es Desde que salimos del Monte -escribe D. Juan Manuel-, los tempo-
· público y notorio que por el propio tiempo y hasta pasados los años 1780 rales se sucedieron sin interrupción; y era necesario que no descansase
había cuanto ganado alzado podían mantener los campos del norte desde para dirigir y dar ejemplo, pues ya eran insufribles las rondas a los sol-
el Río de la Plata al Tebicuary a los veinte y siete grados. Desde esta lati- dados que hubo ocasión de estar cuatro días seguidos mojados sin podemos
tud a los cuarenta y uno hay extensión de doscientas ochenta leguas maríti- secar. Los campos como desiertos y desconocidos, abundaban en leones y
mas. Por lo que hace a la anchura, tomaré -dice Azara- la menor, que tigres de que resultaba mil trabajos para salvar las haciendas en las dis-
es de ciento cincuenta leguas; de modo que el espacio ocupado en aquellos paradas. Sin embargo, llegamos a la Ventana, sin pérdida, con salud y
c.on toda felicidad.1º
7 En investigaciones históricas más recientes, el señor Federico Oberti ex-
presa que el origen de ese ganado fue el plantel que introdujo al Paraguay
En la Patagonia existían avestruces y guanacos en gran can-
el Adelantado Cabeza de Vaca en 1541 y no el de Pedro de Mendoza, porque tidad, siendo sus cueros muy solicitados por los tehuelches, para
el mismo fue muerto por Jos aborígenes o sacrificado para alimentarse sus usos caseros.
cluei1os (diario La Prensa del 4-VII-1965). . Más t~rde, en 1813, se importaron de contrabando de España,
Sin embargo, en una excavación estatitográfica realizada en la Patagonia, ove1as rnennas.
próxima al estrecho de Magallanes, se encontraron en una capa inferior restos
de caballo nativo, sin poder explicnrsc ello. (Las culturas precolcmbinu,
Lehmann. Ed. Eudeba. Aúo Hl64, p . 17.) 9
"Orígenes de In nacionalidad argentina", Retiista Militar, nº 429, pp.
8 "Orígenes de la nacionalidad argentina", ( Retiísta Militar, nº 429, pp. 758 y 759.
750 y 759). 10 Revista Militar, nº 529, p. 200.

36 37
~ Y. se introducían en la mi.sma ?bjctos metálicos para provocar lit
En lo que a recursos concierne, la 'z.Ona de operaciones delimi- ~Uvae1on y hallar por este mecho algun a livio. En la tarde se nos hizo
tada no presentaba una gama abundante de ellos. debido a Ja poca insoportable la sed y ?OS atonnentaba más bnjo el sol de fuego en que
explotación de la tierra, a las incipientes industrias de la Colonú y marchábamos: Se decia que un<?S soldados bebieron los orines de caballo;
a las consecuencias que se derivaban del monopolio comercial im- yo no Jo he visto, pero sí lo he 01do comentar vari.1s vcl·e~. Algo más tarde
perante. Ja caballada de reserva olfateó el agua y se lanzi> a la <"arrcra sin que Jos
El agua potable se obtenía en manantiales, lagunas y en los caball~os pudieran contenerle, hasta llegar a 1111 charco q~e había en
el cammo, donde s~. habla guarnecido !ln número t'lmsid<'rable de sapos;
cursos de agua, de donde se Ja buscaba en carros. . la ca~da se meho en el charco, bebió y lo ensudl1 h:i~ta transformarlo
Los pocos pozos que había, normalmente daban aguas sucias en un mmundo .lo_dazal. Cuando llegó el regimiento, hizo uua detención;
y salobres. un?s ~l~dos pidieron a sus oficiales permiso para apartarse de las filas,
La actual provincia de Buenos Aires tenía abundante agua sub· ba10. futiles pre~~tos, y se arrojaron al barrizal, tomaban con ambas
terránea, pero la perforación hasta dar con eJJa no se practicaba manos una por':on de ese barro, se lo llevaban a la boca y absorbían el
por falta de herramientas apropiad~. En Jos largos viajes que em· agua; otro ~trrua de su bolsillo un pañuelo sucio, lo llenaba de barro v
prendlan las carretas hacia el interior del país, llevaban consigo luego absorbia, no para be~~tla, se~n creo, sino para aplacar o humedecér
barriles de agua dulce o carros aguateros. ~us fauces resecas; yo tamb1en tome un sorbito de esa agua sucia que había
quedado en un pequeño hueco, tal vez fonnado por el casco de algún ca-

-
Muy común fue también, hasta fines del siglo XIX, el uso del
chifle, el que era un elemento indispensable en el equipo del solda- ballo, pero la arrojé después de retenerla un momento.· Proseguimos Ja
marcha. Y llegam~ a la sierra de Huel Calel, donde acampamos decaídos
dado o paisano de entonces. por la .mtensa fati~, famélicos y sroientos. No bien desmonté y tuve al-
A veces las partidas aisladas cavaban un pozo pequeño para guna libertad, me 1~terné .ª duras penas en Ja síemi en busca de agua y
encontrar agua, pero por lo general no era potable, debiendo re· al poco andar qu.ede admirado: habla descubierto un abra y como oculto,
currir a la de las lagunas próximas. rodeado por la sierra, ~n v:illezue)o con un bosquecillo de durazneros y
Donde el problema del ogua revestía una mayor magnitud era muy cerca, un manantial de agua fresca y cristalina; apagué la sed ...u
en las zonas desérticas~ allí el pobre viajante que era sorprendido
sin recursos, sólo esperaba una muerte segura. Sobre este mismo aspecto, más adelante agrega:
Ahondaban este singular problema en las regiones arenosas y
patagónicas, las sequías prolongadas y calores excesivos, que con· La sed se hacía sentir nuevamente y llegó su intensidad a ser com
tribuían para que prontamente se secaran los lechos de las peque- en I~ marcha ant.er!ormente descripta; el charco que encontramos en e~
ñas lagunas y disminuyera el caudal de Jos ríos. camino, ya no ex1sha; se .ha?la secado; no quedaba, pues, en estos cam-
En este trance padecían igualmente Jos seres humanos corno pos una gota de agua; s1gu16se esta marcha con análogas penurias na-
Jos animales; así era dable ver (según los partes de la época) morir IT3~as en I~ anterior exp~ición, hasta llegar a h laguna de Traní Lau-
en gran cal)tidad el ganado y a veces personas, como ocurrió en ~uen. 1:'fo bien llegamos, ~1ceme de un momento, no recuerdo cómo, y me
el año 1858 en la expedición del coronel don Emilio Mitre al país
de los ranqlleles.
La captación d e las aguas potables subterráneas fue un pro-
- mtrodu1e ~ Ja laguna, as1 calzado como estaba, porque Ja sed me devo-
rabd; su onll~ estaba ':" parte destruida con detritus; adelantó por donde
~uh.e Y. tome u.n sorb1to de agua al mismo tiempo que unos caballos se
ªr 1an mtroducido en medio de la laguna para abrevar tomaban esta agua
ceso tardío en nuestros campos y, como ya se dijera anteriormente, Y evantaban el. hocico al no poderla tragar. Me caus6 pesar ver sufrir ~
la presencia de e1la determinó la ubicación del asiento de las pri- f'Stos pobres arum~!es que tantos servicios nos prestaban, pero afortunada-
mitivas poblaciones. mente se descubno una :iguada potable y se hizo un ·agu.. el co 1
aplacamos Ja sed.12 1 n o que
Aun en la expedición al desierto realizada en 1878 surgió de
nuevo, entre otros inconvenientes, el problema de la falta de agua;
nada mejor que recordar lo que el teniente coronel D. Francisco En cuanto a
ma, po.r !ª
·'ª
carne, para d consumo local no había proble-
relativa abundancia de ganado vacuno cimarrón en
Bidot aludiera al respecto:
Ja provmcia de Buenos Aires, debido, entre otras cosas, a Ja bondad
Emprendimos la marcha en una tarde calurosa, para recorrer un tra- de los pastos, cambiando de aspecto d problema cuando se trataba
yecto de veinte y dos leguas sin agua y que nosotros, por esta causa, deno-
minábamos travesía; se marchó al paso toda la noche con cortos intervalos 11
"Segunda expedición en 1878" teniente coron~I don F
de descanso, para conservar la caballada en buen estado; el dia siguiente Hc11Nta Militar, nº 468, p. 56. ' ' rancisco Bidot,
siguió caluroso en estos campos ardientes y de sequla; algunos soldad:,s ~ Re1Ji.\1a Militar, nº 468, p. 57.
no podían ya resistir la sed, ni la sequedad que el calor producía en 111!1

38 39
de abastccC'r a tropas en operaciones en regiones carentes de ga-
nado y de todo. Al igual que los in<lios, vemos que nuestro criollo se acostum-
Entonces se comía d "charqui", que, colgado de la montura bró a comer carne de yeguarizo o de potro, cuando no disponía
d<'l caballo o transportado en los carros, se había tenido la precau- de carne vacuna, demostrando así una adaptabilidad perfecta al
ción de llevar. De lo contrario, se carneaban las yeguas o potros ambiente en que se encontraba y circunstancias en que operaba.
y se asaba su carne, pero éste no era ,manjar predilect? para to?~s Respecto a la leña, los montes existentes proporcionaban la
· Jos paladares. También fue muy comun que la. care~c1a o P.roh_ib1- cantidad suficiente como para satisfacer las necesidades de la (!poca.
ci6n de sacrificar estos animales, por su necesidad 1mprescmd1ble Pero ·en zonas de vegetación desértica, las cosas cambiaban de
de usarlos como medio de transporte, motivara que se comiera lo especie y sólo el ojo avizor del paisano determinaba rápidamente
que circunstancialmente se tuviera a mano. Ja presencia de una mata, caldén, chañar o espinillo que le per-
Nada mejor, al respecto, que la elocuente descripción que nos mitiera pronto hacer un fogón para calentar el agua para el mate
proporciona nuevamente el teniente coronel Bidot: o cocer su pucherito de charqui.
Cuando realmente' escaseaba o se efectuaban viajes largos. la
Hallándome al día siguiente apostado de centinela, observé que ~lgu­ leña, al igual que el agua, dC'bía transportarse en carretas, <.'Orno
nos soldados próximos a la guardia escarbaba~ con las manos la ti~rra si fuera un elemento o mercadería cualquiera.
de entre las piedras sueltas de la sierra y extr.uan ~n tu?érculo. parecido
n la batata y lo comían; cuando me relevaron de m1 facc16n, ba¡o un pre-
texto fútil fui e hice lo mismo que los soldados; era una ralz dulce y agra-
dable; co~í muchas, hasta aplacar mi hambre; regresé a m!. guardia Y
- E l pasto también era un recurso que en la época considerada
constituía un problema muy serio, cuando se trataba de alimentar
grandes cantidades de ganado, porque debe recordarse que, aparte
de los bueyes para las carretas, todo el personal se desplazaba
momentos después me tomó tal descompostura, con unas irresistibles náu- montado.
seas, que me hicieron arrojar cuanto tenía en el estói:nago; !'?ego me sobre- La agricultura se practicaba en forma precaria, tan solo en )as
vino un debilitamiento, que no podía t.enerme en pie. Tu".1eron que rele- huertas de la ciudad o en las rurales, protegidas por los fuertes.
varme de la guardia; me envolví en mi poncho y me arro¡é al suelo, po-
niéndome mi montura de cabecera. Mientras me hallaba en esta postura En los campos bonaerenses, por falta de cuidados o cultivos
me trajo no sé quién mi ración de carne de oveja, lo que me hizo suponer apropiados, abundaban mucho los pastos duros y a veces venenosos.
que habían regres:\do algunas partidas volantes que se n~braron'.. con Los colonos cosechaban con éxito hortalizas y en cantidad para
indios y cierto número de este gan~do que se came6 para racionar; d1¡e <1l subvenir las necesidades locales; además, obtenían semillas de las
que me traía mi ración que la pusiera bajo Ja montura que ten.fa d~ cabe- principales le~mhres importadas de España o de las mismas co-
cera y a In tarde, ya cuando estuve algo restablecido, bus~ué m1 rac1~n; ~ sechas. Así, el trigo C'ra un elemento que proporcionaba la harina
estaba allí dondo se dejó. ¡Me la habían robado! Ese d1a lo pas~ sm ali- con que luego se hornearía el bizcocho o galleta de la época; esta
mentarme. Al día siguiente se carnearon yeguas, porque los ove¡unos se galleta normalmente se Ja conservaba largo tiempo, solucionando
habían concluido; se racionó a media raci6n, es decir a 650 gramos, de un aspecto de la alimentación en los largos viajes.
un hueso con un poco de carne flaca y pegajosa, porque qu.edaban pocas El cultivo del cáñamo y el lino comenzaba a fomentarse, res-
yeguas flacas las precisas para )legar a nuestro acantonamiento. La po-
breza y el h~mbre llegaron a su colmo; al segundo jefe del Regimiento pondiendo a instancias del rey, que deseaba se pudieran llevar a
Nº 2 de Caballería, Mayor Peiteado, una noche le carnearon uno de su.s España esos frutos de las nuevas colonias.
parejE'rOS de Jos dos que conservaba en buen estado de gord~ra, n.o consi- . Otros productos, tales como yerba y tabaco, que formaban par-
guiendo descubrir a sus autores. a pesar de las muchas avenguaciones. ';- te de la ración del soldado o miliciano, eran importados o traídos
la siguiente noche Je carnearon el otro y dos del Estado; y hubie~n segm- desde el Paraguay o el Alto Perú.
d o seguramente estos hechos. si no hubiesen terminado las operaciones de Los ríos proporcionaban peces en abundancia, así que ello con-
esta zona. Las fuen;ns. pues. pusiéronse en marchn lentamente. porque tribuía para la alimentación de los colonos y también en campaña
la caballada ya se hallaba exhausta y cuando un caballo no podla seguir para aquellos soldados que por su cuenta apelaran a este alimento.
más, se lo degollaba. para que el indígena no lo aprovechase; entonces La sal que se consumía en la zona del Río de la Plata se
algunos soldados famélicos pedian permiso a su oficial para apartarse de extraía ya en 1700 de las Salinas Grandes (anteriormente mencio-
Ja columna, so pretexto de necesidad y se agrupaban alrededor de .la res.
Uno le cortaba Ja lengua, otro le extraía los riñones, etcétera. He visto en nadas), provocando su obtención largos viajes en carretas, no exen-
esa marcha, soldados que comían esos riñones crudos ...13 tos de los peligros inherentes al desierto. Hubo épocas en que este
comercio fue una preb('nda concedida a los indios amigos, como
un medio de mantener Ja paz con ellos.
13 Reristn 1ililitnr. n~ 468. p. 57. Si bien, en lo que a recursos respecta, no había mayores incon-
venientes para su obte nción en ias fértiles llanuras, no ocurría así
40
en Ja Patagonia, donde los mismos tan solo se encontraban en las
vegas y cañadones y no siempre en la cantidad necesaria.
En los valles cordilleranos, Jos mallines eran Jos lugaTes donde
se ubicaba agua y apacentaba el ganado.
Es indudable que las necesidades en cuanto a recursos para CAPITULO '11
las tropas de entonces, no eran tan vastas ni complejas como hoy· (Ver gráfico de p. 57)
también los efectivos con que se operaba eran muy reducidas d~
don,d~, bien o mal, siempre se podía solucionar el aspecto del ~bas­
tec1m1ento de los elementos más vitales. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LOS INDIOS
La comida del soldado no sólo era más sobria, sino que la mis-
ma se simplificaba porque se basaba normalmente en un plato fuerte Sus orígenes - Principales razas que habitaban el suelo argentino,
a base de carne asada. especialmente La Pampa y Patagonia - Su clviliuci6o y costumbres
En sín~esis, se comprueba que nuestros antepasados, formados - Indios amigos e infieles
en un a~b1ente poco pródigo en recursos naturales, pronto se adap-
taron a el y solucionaron sus necesidades más premiosas con los
elementos que la tierra les brindaba.
Para los ojos del paisano o del indio, la naturaleza fue el esce-
nario donde, a fuerza de vivir, aprendieron a luchar por su exis- Los primitivos habitantes de nuestro actual territorio fueron
tencia en esas soledades llenas de acechanzas, en las cuales las Jos indios, que poblaban sus valles, llanuras y otras regiones.
enormes distancias, ]as alimañas y fieras, se aliaban contra su vida, Sobre su· origen los historiadores y etnógrafos mucho han es-
~re~ndoles, ~n su desamparo y Jucha por el sustento diario, un
crito y polemizado, sin que con seguridad se manifieste una opinión
msh~t~ atávico que Jos capacitó para bastarse a sí mismos y· poder definitiva a1 respecto. Como ello no interesa dilucidar eh el pre·
subs1strr. sente trabajo, tan solo diremos que su antigüedad es remotisima
y Jos vestigios que de su civilización han perdurado a través de los
siglos, algo permiten ilustrar sobre su vida, costumbres, etcétera.
En lo que a nuestro tema concierne y por el papel que juga-
ron inicialmente, interesa recordar a Jas siguientes tribus:

a) Los guaraníes .

Eran aborígenes sedentarios que ocupaban en parte las már-
genes de1 río Paraná, desdé su curso superior hasta el delta, agru-
pándose en familias, naciones o tribus, sujetas a la autoridad de
un cacique denominado "tu bichá". Sus viviendas consistían en gran-
des chozas. habitadas indistintamente por una o varias familias sin
distinción de sexos ni edades.
De mediana estatura. tenían una constitución física sana y re·
sistente a las inclemencias del ambiente. Se alimentaban frugal-
mente de las cosechas de sus huertas, de donde obtenían prin·
dpalmente Ja mandioca; además, constituía su sustento la pesca
y la caza de aves silvestres, avestruces y guanacos.
Sus costumbres familiares, social~s y morales, dejaban mucho
que desear, como consecuencia de la promiscuidad en que vivían.
Fuer-0n Jos primeros aborígenes con que tomaron contacto
Mendoza en 1536 y luego Garay en 1580, porque sus tribus ocu-

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p~ban le. ~oM elegida para fundar Buenos Aires, para luego refu- e) Los querandíes.
giar~e hacia el norte ante el empuje de los conquistadores.
Esta raza se ha caracierizado por hablar un lenguaje cuya Ocuparon muy remotamente el sur de la actual provincia de
dulzura se ha perpetuado con t>1 ~empo,_ hasta sus actuales des- Santa Fe y norte de la de Buenos Aires.
cendientes. Así, las tolderías de esta tribu primitiva se levantaban desde
el río Carcarañá hasta el arroyo del Medio y por el oeste llegaban
En. cuanto a ~u belicos'..iad, se distinguieron por. su espíritu hasta el río Salado. Posteriormente, entre los siglos xvn y >.."Vll.I,
combativo, no debwni!o e::Lrañar esto, porque en su lengua la pa- dejaron de figurar como querandíes, al eliminarse o confundirse con
labra guaraní signifü;a ";uerrero".
otros pampas.
_ Era las luchas que sostenían con sus similares o con los esp~ ­ Comúnmente eran nómadas y cuando se instalaban en un lugar
nole.s, cuentan las leyendas de la época que festejaban sus victo- construían viviendas rudimentarias, cubiertas con pieles de animales.
;·ias, entre otra~ formas, comiéndose a sus prisioneros. Acostumbrados a vagar por los campos, llegaron a ser muy li-
Tenían especiales aptitudes para las emb~scadas, valiéndose de geros en su andar, adquiriendo una aptitud tal que les permitía ·
las v<>:,,~ajas naturales que les brindaba el terreno, especialmente f'a alcanzar corriendo a los animales más veloces.
las zonas de pasos obiigados, de montes o pantanos. . No gustaban tampoco de la agricultura y se alimentaban de
. Los guaraníes,_ ya en 1535, apelaban a la . fortificaciór. primi-
la caza y de la pesca o de los animales o ue capturaban.
Respecto a su carácter, el Padre Lozano dice:
ti~a. construyendo tosos o palizadas concéntricas, a veces eJl forma
tnple, para defeuderse indistintamente de las fieras o de los ataques Que la nación querandí fue célebre al tiempo de la conquista por
sorpresivos de sus semejantes. su valor, por su número y por su barbaridad. Hoy (mediados del siglo
Completaban las obras una serie de hoyos que tenían clavados xvm), con nombre de pampas, se conserva igualmente bárbara pero menos
en su interio'. palos duros y puntiagudos (pozos de lobo), ta- numerosa. Lo que nos confirma en la creencia, así como la circunstancia
padcs cor. paJa y ramas con tierra, a fin de disimularlos a la vista de que no figuren indios querandíes en los encomendados en Buenos Aires,
de las fieras u otros enemigos. que dichos escritores confunden a pampas con querandíes, siendo aque--
llos los que vivían en estas comarcas al arribo de Mendoza.1
En caso de guerra, elegían a su jefe o cacique, previa convo-
catoria de un consejo entre los más capaces por su valor y reputación. Las tribus precedentemente mencionadas se las supone oriun-
das o desprendimientos de otras, que ocuparon inicialmente el Gran
Chaco.
b) Los timbúes. En cambio, la parte centro y sur de nuestro actual territorio,
digamos con más exactitud al sur del paralelo 35, la poblaron
Habitaban también sobre la margen oeste del Paraná, próxi- otras tribus de origen chileno en su mayoría y pertenecientes a la
mos al Carcarañá. • nación o raza "mapuche", voz cuyo sentido lingüístico es "gente
Parece ser que eran sedentarios, laboriosJs y de carácter tran- de la tierra".
quilo y hospitalario. · Las emigraciones más importantes y en particular en el siglo
XIX, provinieron de la Araucania, z_ona chilena situada al sur del
. Normalmente eran d1! elevada estatur~ y muy amigos de des- río Bío-Bío, y que al oeste de la Cordillera de los Andes, limita
figurarse y adornarse el rostro, fijándos~ en él piedritas u otros con nuestra Patagonia. Por ello, todas esas tribus araucanas, de
objetos pequeños. hecho eran mapuches. 2
Sus aliinentr1s predº 1cctos eraP los productos que ohtenían (l0
la caza y dP Ja pesca, no siendo muy afectos a la agricultura. l Crónicas militares, t. I, p p. 52 y 53.
1''.o tenían fama de guerreros, pero, si se los provocaba. ata- 2 El uso o empleo, las más de las veces indebido de voces o vocablos
ca},an con ímpetu, como les ocurrió a los defensores del fuerte de lingüísticos, propios de los mapuches u otros d ia lectos indígenas, creó con-
~ancti Spíritu, en el año 1527.
fusiones notorias en la verdadera identificación de las tribus que habitaron
nuestro suelo; confusión q ue en p::irte 110y subsiste. , En el Congreso del ..A rea
En caso de derrota, se retiraban prontamente hacia t>! interior Araucana Argentina, efectuado e n 1961 en San Martm de los Andes, se f1¡aron
del territorio, eludiendo así las contingencias del resultado del conceptos bien interesantes al respecto.
oom~~. · Cabe también recordar que los araucanos a su vez llamaban "aucas" a
las tri bus que emigraron de Arnuco hacia nuestro actual territorio.

44 ""'
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Así, en el transcurso <le este proceso histórico,

d) Los pampas o pehuelches.


vem~s:
l Negro, alojándose preferentemente en las fértiles comarcas próxi-
mas a las sierras del Tandil o Vulcán.
Los pehuP.nclies o serranos, a su vez. se instalaron en Ja zona
sudoeste de la sierra de la Ventana, luego en las márgenes del río
Fueron indiscutiblemente los que jugaron d papel principal en Negro o Sauce y, por éstas, hasta la confluencia con el Neuquén
Ja conquista del desierto, por su q>ntinua y enérgica r<'sistcncia a y Limay, en medio de los tupidos bosques de pinos.
los blancos. Físicamente eran de constitución robusta y de estatura en ge-
Los conquistadores denominaron bajo este nombre común a neral mediana.
una numerosa cantidad de tribus, emparentadas entre sí por lazos Habitaban chozas o toldos, apuntalados por estacas y cubiertos
sanguíneos qu<', procedentes de la Araucania, ocuparon por el año normaJmente con cueros de los animales de la zona.
1670 la región de llanuras y pampas bonaerenses. De costumbres y vida simples, evidenciaron una civilización
Denominadas también puelches,3 estas tribus, después de in- muy primitiva, característica muy común al resto de las tribus.
migraciones suéesivas, terminaron por instalarse en los valles cor- Refiriéndose a los pampas, el coronel D. Pedro A. García,4 de-
dilleranos, márgenes de los ríos Negro y Colorado y regiones de cía en el año 1810:
La Pampa y Patagonia, atraídos a estas llanuras por la presencia
y posesión de los caballos, que en estado salvaje vagaban por los • Los efectos de la bebida en el indio son los comunes, pero con una
campos. violencia y desafuero extraño; recuerdan los agravios hechos a sus mayo-
En consecuencia, se los distinguía con distintos nombres indí- res y deudos ~ se empeñan en vengarlos en aquel acto, de que nacen
genas, según su procedencia o zonas que ocupaban. frecuentes pendencias entre sí, hiriéndose y matándose mutuamente a vista
de sus caciques y padres. sin respeto a nadie y muchas veces acometién-
dolos. El español debe ser siempre un insensible espectador, sin auxiliar
a nadie, aunque les vea hacerse pedazos; porque en el momento que lo
haga, el auxiliado y el contrario le acometen, improperándole. Es un acto
de cobardía entre ellos reparar o quitar el golpe y por lo mismo se hieren
de muerte y matan. El emborracharse es una de sus mayores feücidades
y los caciques dan el ejemplo: para esto observan una franqueza y una
generosidad muy particular. Un cacique no tomará sin la concurrencia de
sus indios: es cosa muchas veces observada, que si no hay más que un
cigarro, todos han de fumar de él, pasándolo de mano en mano y así con
los comestibles y cuanto se presente. Para estos alardes, que por tales Jo'
tienen, vienen a su usanza todos pintados los rosrros, de negro unos con
lágrimas blancas en las mejillas, de colorado otros con lágrimas negras
• y párpados blanqueados, con plumajes y machetes, reservando las lanzas,
bien acicaladas, en un asta de seis varas de largo, con mucho plumaje
en el gollete, en los toldos, para hacer el uso que convenga de eJlas, según
el resµltado de los parlamentos.

En tiempo de paz vivían de los productos que les brindaba


Ja naturaleza y de animales que cazaban. Algunas tribus comet·
Un toldo indio. (Copia fotográfica del dibuio existente en el libro Voynge dan1 ciaban con los cristianos, cambiando cueros de animales, tejidos,
les Pampas, por Dr. Armaignac, Tours, año 1888.) plumas y la sal que extraían de las salinas, por aguardiente, yerba,
maíz y tabaco, especialmente.
Los llanistas habitaron la parte central de Ja provincia de Bue- En cuanto a su vestimenta, las prendas variaban según la época
nos Aires, desde la · m~rgen sur del Salado hacia La Pampa y Río
4 Este jefe, espaiiol de nncimiento, intervino activamente durante l~s

a Vocablo formado de 1:1 partícula puel (este u oriente) y de che (gente) invasiones inglesas y posteriormente se plegó a la causa de Jos criollos. Cumpl~ó
es dttir, "gente del este", con •especto n los araucanos. ' con celo ejemplar numerosas misiones delic:idns y llenas de riesgos. Ademas
fue autor de varios proyectos en bien de las fuerzas armadas de entonces.
Después de formar una ilustre familia de argentinos, falleció en 1833.
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41
del año. Así, en el verano, sólo cubrían sus cuerpos con lo más Así ocurrieron incickncias, como la siguiente:
indispensable, para abrigarse durante el invierno con tejidos o pon-
chos que ellos mismos fabricaban. ti El oficial de ingenieros no perdía la oportunidad que se ofrecía de
hacer observaciones, ocultándolas a los bárbaros que nos acompañaban y
Era muy común en los salvajes engalanarse con adornos de que no dejaban burlar su vigilancia, I?ªYºrm.ente cuando se hallaban ~n
plata, piedras u otros metales que trabajaban con bastant~ perfección. prevención para tenerla. Una operación delicada . como ésta no perm1tta
En la guerra, vestían especies de sacos protectores de cuero que se hiciese sin las comodidades que son necesarias, mayormente cuando
y n veces usaban sombreros para atajarse de los golpes de las armas
blancas.
Antes de la introducción del caballo en las pampas, andaban y
combatían a pie, pero cuando adaptaron el cuadrúpedo a sus cos-
tumbres, se convirtieron en habilísimos jinetes, transformando a los
equinos en un valioso auxiliar para la guerra. Ello les permitió
ganar movilidad y rapidez de acción en sus correrías.
Cuando incursionaban sobre los establecimientos de los blan-
cos, ya fuere por necesidad o pór haber roto la paz que los suje-
taba, eran audaces y sanguinarios en sus malones, combatiendo con
denuedo y energía.
Como veremos más adelante, esto5 desbordes llegaron a carac-
terizarse por su violencia, continuidad y trágicos resultados para
los primitivos pobladores de Ja campaña.
Por una desconfianza natural, propia de ·su total incultura y
barbarie, fuerón poco susceptibles a la influencia espiritual de los
misioneros; pero pese a ello, estos abnegados apóstoles de la fe
lograron catequizar un buen número de salvajes, incorporándolos
al seno de la civilización.G
Al igual que otras tribus, eran paganos y así su incultura los
predisponía a una sugestión total, ante Ja vista de objetos o cosas
raras. Al respecto, cabe mencionar un incidente ocurrido durante
la expedición a la provincia de Buenos Aires, realizada por el co-
ronel García en 1821. ...
Acompañaba a este jefe el oficial de ingenieros D. José M. de
los Reyes, para efectuar el levantamiento topográfico de los terre-
nos recorridos. Para ello usaba una serie de instrumentos de medi-
ción, que debía ocultar cuidadosamente para evitar la desconfianza
de éstos y su temor al "gualicho" (diablo de las pampas), al que
se espantaba, según ellos, con disparos de cañón y humo de pólvora.

r; En ese aspecto Ja ac<:ión de abnegados y heroicos misioneros hizo po-


sible la conversión de muchos indígenas. Solos en su empresa y llenos de
privaciones, expusieron sus vicias en medio de las tolderías de los salvajes,
como el caso del padre Mascardi en Nahvel Huapi, que terminó pagando
con su sacrificio un caro tributo n su fe'. Las reducciones jesuíticas fueron
verdaderas avanzadas de la civilización en las soledades que eran entonces
las tierras ni S. del Salado. En el año 1740 en la Reducción de Nuestra Señora
de la Concepción Jos ¡esuibs no solo predicaron la fe de Cristo sino enseñaron Prototipo <le la ra"Z3 indígena mostrando sus ras~os fískos y
a los indios a sembrar y cosechar trigo, hortalizas y frut:iles. vestimenta. (Copia fotográfica obtenida en el Museo Mitre.)

48 49
alcohol y rara era la orgía que no tenía una conclusión sangrienta. Son
se observaba con horizonte Rrtificial. Los inteligentes en estas operaciones los "salteadores" de las pampas, los califas y enemigos acénimos de la
de la geodesia conocerán cuánto es el mérito que se contrae en hacer una propiedad ajena; cuando no podían robar a los españoles, saqueaban a
observación entre gente desconfiada, que a la sola vista <lcl quintante o los indips más cercanos,T
del sextante, temblaban o concebían supersticiones funestas para el obser-
vador. No solamente veíamos pintado el peligro en nuestTo viaje, al ejecutar
aquellas operaciones, sino que ni el reloj se podía sacar a la luz delante f) Los voroganos.
de ellos, mucho menos la aguja. Pero a pesar de esto trabajábamos sin
temor, engafi:lndo a los indios, cuando áramos vistos, con d;ídivas e insi- También procedentes de Chile, en su emigración se establecie-
nuaciones que los aquietasen. Una noche en que el oficial de los Reyes
trabajaba en la tienda de c:impafia, con un farol, dos instrumentos y el
ron, por el año 1830, en las feraces llanuras de La Pampa y Buenos
plano sobre la mesa, se abre repentinamente Ja puerta y entra un indio Aires, entre Carhué y las. Salinas Grandes. En el punto denominado
pampa, .completamente desnudo. El bárbaro "sorprendido al ver los instru- Massallé (al norte de la laguna de Epecuén. zona rica en aguas y
mentos, pregunta qué es aqueJlo y el ingeniero le contesta que era pintura pastos), el cacique Rondeau había establecido sus tolderías.
ttaída de Buenos Aires. No satisfecho, sale gritando: "¡Gualichul ... ¡Gua- Ocupaban ellas tan sólo una zona reducida próxima a las caña-
hchu!". Tuvo que sujetársele con gran trabajo y alboroto del campamento.º das y lagunas existentes. Se dedicaban en parte a la agricultura y

e) Los ranqueles.
.. a la caza de los animales silvestres. con cuyos cueros y otTos pro-
ductos negociaban con los cristianos.
Esta tribu. de carácter tranquilo, se mantenía en paz con las
autoridades y fue también aliada de Rosas en 1833, contra los ran-
Según la traducción indígena, significa "gente del cañaveral". queles. Pero en 1834 el cacique Calfucurá, mediante un audaz
Parientes directos de los araucanos, una vez que se asentaron en golpe de mano, copó el mando de la tribu, dominándola por la
nuestra pampa se establecieron en la zona sur del río Quinto, este fuerza, dando nacimiento a una dinastía indígena.
del Salado o Chadileuvú y norte del Colorado. La presencia de Calfucurá marcó en La Pampa el comienzo de
Es a partir del siglo XIX que esta tribu empieza a jugar. un una historia trágica, ensangrentada por sus continuos malones, re-
papel preponderante en la lucha por la conquista del desierto. Su alizados con la alianza de otras tribus vecinas a quienes supo acau-
apogeo comenzó con la llegada del cacique Yanquetruz de Chile . dillar oportunamente.
(acompañado por un centenar de guerreros), quien fue recibido Fue un cacique muy hábil y diplomático, que cuando creía
y aclamado como un triunfador por los ranqueles. Muy pronto se conveniente establecía treguas o tratados de paz con los cristia-
destacó por su inteligencia, valor y otras condiciones; especialmen- nos, hasta que nuevas ambiciones lo llevaban a violarlos impune-
te organizó militarmente la tribu, dándole un poder combativo bien mente. Se. convirtió, por así decir, en el señor soberano de La Pam-
apreciable en las luchas que sostuvieron contra los cristianos. pa, gobernándola con un absolutismo único.
Enemigos de Rosas en lá campaña que éste realizara en 1833,
fueron dispersados, pero el escarmiento duró poco, porque pronta-
mente establecieron sus tolderías en sus antiguas tierras.
Muerto Yanquetruz en 1835, heredan sucesivamente el gobierno
·- . .. Se titulaba general y se hizo proclamar emperador ; tenía por se-
cretario a un cristiano chileno llamado Manuel Acosta o Manuel F reyre,
vivísimo, astuto y taimado que oficiaba de ministro y le servía de todo;
de las tribus una serie de caciques, que las gobiernan hasta fines usaba en su correspondencia oficial un sello con esta leyenda: "General
del año 1878, en que, batidas por las fuerzas nacionales, quedaron Juan Calfucurá - Salinas Grandes".8
dispersas e impotentes, terminando por someterse a las autoridades.
Sobre sus características, los que los conocieron algo discrepan. A su muerte en 1873, heredó el cacicazgo su hijo Namuncurá,
Mientras al~unos los tildan de valientes y audaces, el mismo Co- quien llegó a tener gran renombre por su audacia y violencia en
ronel D. Pedro A. García, que muc_ho tuvo que ver con ellos, hace los malones que efectuó. Este cacique se permitió, en su osadía,
el siguiente relato: declararle la guerra al presidente Avellaneda.º. Posteriormente,

... los pinta malamente en el sentido de sus condiciones o idiosincra- 1 Cr6nictJ.Y militares, t. I, p p. 52 y 53. El roronel Lucio V. Mansilla, e:>
sia; tan feroces como cobardes, hacen la guerra a base de felonía y trai- ·su libro Una ercursi6n a los ir.dios ranqueles, a su vez relata detalles de
ción. Borrachos consuetudinarios, sus malas pasiones se exaltaban por el cómo vivlan estos indios por el año 1870.
8 ..La conquista del desierto", Retl'ista Militar, n9 400, p. 924.
11 Idem. o. 938.
11 Concepto histórico de la conquista del desierto, Manuel M. Oliver, p. 11.
51
50
a consecuencia de contrastes y derrotas sucesivos sufridos, se vio
esta tribu muy disminuida y dispersa por los montes.
Otro cacique pampa, montonero intrépido que no obedecía
otra foy ni señor que su voluntad, fue Pincén, subalterno de Calfu-
curá, que a su muerte se independizó y estableció su sede próxima
l elemc~tos que confeécionaban, comprando a su vez ropa, tabaco,
armas y bebidas. 10

a la laguna de Malalicó ( 50 km al oeste de Trenque Lauquen).


Cabe especialmente hacer notar que las zonas en que origi-
nariamente se instalaron estas tribus, sufrieron posteriormente c.am-
bios como consecuencia de la vida nómada de algunas, o por las inva-
siones de nuevas tribug. p~ocedentes de la cordilera o por las batidas
de que focron objeto por las expediciones militares al desierto.
Más tarde, las ventajas de vivir en paz y de adaptarse a las
costumbres de la vida civilizada, movieron a algunos caciques a
cobijarse bajo el amparo de los cristianos y permanecer tranquilos,
viviendo en chacras o quintas, próximas a Jos fortines fronterizos.
Con el tiempo y a raíz de los continuos cambios de emplaza-
mientos de las tolderías, en la misma provincia de Buenos Aires
hubo zonas ocupadas comúnmente por tribus errantes de pampas,
ranqueles, tehuelches y otros más.

g) Los tehuelches o patagones.

Parientes de los otros pampas, moraban en la Patagonia, en


el interior de los valles, viviendo en toldos cubiertos con las pieles
de los guanacos u otros animales de la zona. Su alimentación la
obtenían de la caza del guanac,o y del avestruz o de la pesca.
Eran de elevada estatura y cuerpo muy desarrollado. Por in-
fluencia del clima ambiente, se arropaban mucho, alhajándose con
adornos de plata que ellos mismos hacían. Además tejían con
_telares primitivos, mantas para su uso personal. .....
Estas tribus, de tendencia nómada, generalmente viajaban mu-
cho a pie por falta de caballos, en procura de su sustento. Algunas
de el1as fabricaban también, para sus necesidades, armas rudimen-
tarias de piedra.
Indios patagones. ( Copili fotográfica del dibujo existente en el libro; Voyage
Sus costumbres los caracterizaban, dentro de su estado de bar- Pampas, por Dr. Armaignac, Tours, aiio 1888.)
barie, como individuos sobrios, tranquilos y poco belicosos; pero,
al igual que otras tribus, cuando se acostumbraron al uso del ca- En síntesis, podemos decir:
ballo, incursionaban sobre los establecimientos aislados de los cris- Que a la llegada de los españoles, nuestro actual territorio es-
tianos, en demanda de ganado y otros productos. taba en parte poblado por tribus indígenas que se diferenciaban
Normalmente comerciaban con las tribus vecinas y en invier- entre sf por sus medios de vida, por sus costumbres, lenguas o dia-
no con los cristianos de la localidad de Carmen de Patagones, de lectos y especialmente por su espíritu guerrero.
quienes fueron amigos, llegando a ser también sus auxiliares, espe-
cialmente -de Rosas en el año 1833. Más tarde, al fundarse las co- 10 El comandante inglés C. H. Musters en su obra Villa entre los pata-
lonias galesas en el Chubut, hasta eilas llegaban los tehuelches para gones, narra en forma amena y pintores.ca detalles de su convivencia con los
vender cueros y plumas de los animales que capturaban, y otros tehuelches en el año 1870. ·

52 53
Que muchas de estas tribus pronto se extinguieron a raíz de la
conquista española, o por enfennedades (pestes) o luchas entre sí. fieles o amigos. Facilitaron las tarC'as. iniciadas por los españoles.
Que los más civilizados, por la cultura que poseían, fueron los indicándoles la ubicación de las aguadas y pastizales y proveyendo
diaguitas y los araucanos, pero con todo la misma era muy rudi- hasta de víveres en los tiempos iniciales de la conquista.
mentaria. Del resto se puede decir que se encontraba en complet:o Posteriormente, en operaciones de guerra se desempeñaron como
estado salvaje. combatientes, cumpliendo misiones de baquianos, exploradores u
No se estableció en Buenos Aires una fusión efectiva de razas otras tareas que oportunamente se mencionarán. Además, su hon-
blanca e iµdígena y el mestizaje no se extendió como ocurrió en el radez, conducta y oportuna mediación, evitaron muchas veces a las
Paraguay e interior del país. . autoridades numerosos conflictos con las indiadas rebeldes.
Que en el norte de la actual provincia de Buenos Aires los Del resto, denominados salvajes o infieles, aterra su historia ante
guaraníes fueron los indígenas que encontraron los conquistadores, la presencia de hechos de consumado salvajismo, propios de su
mientras que los pampas recién se evidenciaron por el año 1672; grado de incivilización.
ocupando éstos las tierras del Tandil y Vulcán. Les cabe como atenuantes que a veces Jos mismos cristianos
Que Ja principal corriente que alimentó la guerra contra los refugiados entre ellos, ya sea por desertores o por tener cuentas
conquistadores y sus sucesores provino de la Araucania chilena, pendientes ante la justicia, eran los que los instigaban a cometer
zona al oeste de los Andes, resultando con el tiempo una promis- delitos para usufructuar sus resultados.
cuidad de aborígenes y nueva distribución de los mismos en nues- El coronel García, refiriéndose a este asunto, decía en 1810:
tras pampas y Patagonia.
Que los pampas fueron atraídos hacia las llanuras bonaerenses La clase de gentes aquí pobladas son poco menos feroces e inciviles
por la presencia de las enormes manadas de ganado cimanón que que Jos mismos indios: de su roce y trato resultan Jas frecuentes clandesti-
ambulaban por los campos. nas entradas en las primeras tolderías de nuestros compatriotas, llevándoles
el agµardiente, yerba y tabaco que ellos apetecen. Se entregan a la lascivia
Que, puestos en. contacto los pampas con los conquistadores, y forman los proyectos de las extracciones y robos de haciendas, unas veces
pronto se inició la lucha entre ellos por la posesión de ricas comar- en unión con ellos y otras proporcionándoles los ganados en los puntos
cas y de las haciendas salvajes. que en las mismas existían. Quids que conciertan, teniendo interés en ellas, de gergas, ponchos, lazos y pieles,
esto mismo, llevado día a día' a proporciones mayores, fue impen- con algunos caballos buenos de los muchos que tienen en sus tolderías,
sadamente el origen de esa lucha de siglos que caracterizó l~ con- v que tanto halaga este género de comercio a nuestros compabiotas, si de
quista del desierto. él resulta que tengan un buen recado y gergas con excelente caballo.
Que los pampas y ranqucl<>s fueron las tribus que posterior- l!:ste es uno de los principales motivos de la destrucción de nuestras
mente ju~aron el principal papel en la enconada lucha por la con- campañas, pero en mi concepto no el mayor, como después diré. Pero sí es
quista del desierto. el que puebla los campos infieles de ap6statas, porque estos mismos, más
Parte de estas tribus, a veces fueron aliadas de los cristianos bien acomod<1dos con Ja vida haragana y brutal de Jos indios, perspicaces
en su acción contra el resto de los indígenas, pero las más de las para hacer los robos por sus conocimientos, fácilmente toman créditos entre
ellos, se hacen de caudal a su modo, que consiste en yeguas, caballos, es-
veces buscaron satisfacer sus intereses tribales. puelas de plata, chapeados y alguna ropa, armas y abalorios, para comprar
Respecto a sus creencias religiosas, fueron paganos; mientras dos, tres y cuatro mujeres; contentando con aquellas especies a los padres
unos adoraban las fuerzas de la naturaleza, otros creían en la exis- y hermanos, que es en Jo que únicamente consiste el casarse y tantas veces
tencia e influencia de espíritus malos y buenos, siendo muy amigos cuantas puedan hacer estas compras. En tanto extremo, que ya hoy es Ja
de usar talismanes u otros ªmuletos para ahuyentar al espíritu malo voz preponderante la de esta clase de renegados, así por su número como
( gualichu). Existieron otras tribus dóciles a la catequización de por su ventaja de armas en mucho: de que ya los caciques ancianos se
los abnegados misioneros que se aventuaron a predicar por sus tol- quejan, diciendo que, en cuanto a excesos que se cometen, la mayor parte
derías la doctrina cristiana, pero hubo muchas que no se doblefZa- son causados por los mismos cristianos, a quienes no pueden reducir con
ron ante la cruz y menos aceptaron en sus tierras la entrada de los sus consejos.
misioneros, los que fueron bárbaramente sacrificados.
No todos los indios fueron enemigos declarados del cristiano Más adelante y en el mi~mo año de 1810, c1 cacique Pallatur,
o de su obra civilizadora; por el contrario, muchos dieron muestras refiriéndose a su adhesión a Jos cristianos, decía:
de sumisión y lealtad total, desempeñándose como auxiliares en la
paz y en ]a guerra. Pero, por desgracia veía que en estos tiempos todos se hacían caciques
Ellos son los que la historia registra con el nombre de indios sin serlo y que la causa de verse arruinados era la falta de sujeci6n
en los indios y los muchos cristianos que hoy había entre eJlos, cuyo nú·

55
mero se hacía ya respetable a los mismos indios por sus determinaciones,
así en los consejos que les daban para resistir a los mismos españoles y ~· División y distribución de \os Indígenas
su venida a estos campos, como para ir a "maloquear" o robar las baciendns ¡ a partir del período de la Conquista
de los españoles; y esto solo podría remediarse situándose alli mismo
los cristianos, como lo deseaban é l y otros caciques, por la cuenta que les
tenia para proveerse de muchas cosas de que carecían.

Prosigue García en su ofic:io del 19 de noviembre de 1810 al


Presidente de la Junta:

Aunque he pretendido ganar el posible partido con Jos jefes de estos


infieles, no me ha sido fácil con muchos a quienes dominan los mismos
apóstatas del cristianismo que hay entre ellos, que sin hipérbole pueden
ser como una décima parte de los que se me han presentado, incluso deser-
tores de todos cuerpos con uniformes recientes y de blandengues. V.E. crea
que más de 3.000 hombres no tienen otro ejercicio que robar y talar Jos
campos, adiestrados y conducidos por los mismos pobladores en las fronte-
ras que mantienen constantemente este clandestino manejo a pretextos de
licencias.

Otras veces ocurría que eran los extranjeros los que los impul-
saban al robo, para comerciar con su producto, como parece despren-
derse de Ja lectura de la siguiente carta, enviada por el Coronel
Pach eco en el año 1833 a l General Guido:

Me aseguraban unos Cherguelchos, qe. en uñ lugar que Ha.man Sta.


Cruz sobre la costa de la Mar, y distante de aquí como un mes de camino.
han formado un pueblito de tablas, cuyos habitantes les regalan aguar-
diente, galleta. tabaco, chaquetas, ponchos, etc. que s. pre. hay un barco
grande, y qe. barias veces Jos han inducido a robar haciendas en Patagones,
qe, ellos se las comprarían como les compran los cueros de baca, guana-
cos, etc. seguramente, son Extrangeros qe. hacen Ja pezca pr. aquella costa. •
Una Corveta inglesa ha permanecido pr. allí bastante tiempo, h:t·
ciendo reconocimiento pr. toda la costa, parte de su equipaje ha estado
varias veces en Patagones, han fletado Buques Menores, y con pretesto
de carreras y otros juegos. han derramado el oro con profusión, solicitaron
los mejores baqueanos del Rlo, tomaron de eJlos Jos conocimientos más mi-
nuciosos, y han comprado a cualqr. precio todas las plantas qe se producen
allí y hta. los arbustos mas insignificantes si será mera curiosidad.u

También es digno de mención el caso del Coronel don Manuel


Baigorria, ex oficial del General Paz, que a raíz de acontecimien-
tos políticos adversos, Jo obligaron a refugiarse entre los ranqueles
cerca de 30 años, durante los cuales asoló varias veces la campaña En r esumen, a las causas señaladas puede agregarse que el
de Córdoba y Buenos Aires. indio, ostentando un orgullo racial exclusivo, propio de hombres
libres acostumbrados a la vida en el desierto, se opuso desde un
principio y con toda valentía al despojo de que, a título de Ja civi-
11 ReOOta Militar, nO 530, p. 453.
51
56
lizaci6n, era objeto por parte de los conquistadores españoles, los
que, a sangre y fuego la mayoría de las veces, los iban empujando
hacia el interior de ese desierto, donde las distancias enormes, Ja
soledad, la falta de recursos y otros miles de peligros, se conjura-
ban contra su existencia.12
Convertido el salvaje en un enemigo irreconciliable, fue ya im- CAPITULO III
posible civilizarlo, menos con los procedimientos o métodos de que
hicieron gala inicialmente los conquistadores.
¡Lástima que su salvajismo inaudito lo llevó, la mayoría de las
CAPACIDAD Y APTITUDES MILITARES DE AMBOS
veces, a proceder en forma sangrienta, cuando quizá por la persua-
sión y la razón, como lo aconsejaron los soberanos españoles, hubiera ADVERSARIOS PARA LA GUERRA
depuesto en beneficio de su causa esa soberanía racial y así la con-
quista del desirrto no hubiera sido jalonada por anales sangrientos, Organización - Armamento - Conocimiento del tCJTeno - Su táctica
e instrucción - Procedimientos de combate
sino obtenida por medios más naturales!
Los reyes católicos fueron tnal interpretados y desobedecidas sus
instrucciones por Jos conquistadores primitivos, que desde un prin-
cipio trataron al aborigen como a un ser despreciable e indigno de
toda consideración humana. Así se produjo la reacción viril de esta
raza indómita, doblegada tan sólo hace 60 años aproximadamente. I. DE LOS INDIOS

Mientras los españoles libraban sus primeros encuentros en tierra


de América, aplicando en parte la experiencia adquirida en guerras
europeas y disponiendo de la superioridad proporcionadá por armas
de fuego desconocidas por Jos salvajes, éstos en cambio entraron
a combatir en condiciones evidentemente desventajosas.
Sus tribus estaban acostumbradas tan sólo a luchar por la po-
sesión de una comarca más fértil, para conseguir alimentos o para
imponer un cacicazgo, dando lugar a acciones de guerra simples,
irregulares y sin mayores proyecciones.
En ese entonces sus enemigos eran seres raciales semejantes,
.., de características y aptitudes más o menos .conocidas, con un arma·
mento casi igual, acompañando el éxito a Ja tribu más belicosa o a
la que empleara más guerreros o la sorpresa inicial. En algo tam-
bién influía a favor de un bando el mejor conocimiento del terreno
en que se actuaba.
A estas luchas las tribus concurrían haciendo número y al man-
do de un cacique elegido por su valor. En consecuencia, poco o
nada podía mencionarse su organización, desde el momento que
procedían frente al enemigo sin mayor sentimiento de solidaridad.
Esta debilidad orgánica y falta de cohesión era notoriamente una
desventaja frente a un enemi~o mejor dotado y armado para el
combate, como eran los españoles.
Además no todas las tribus disponían del mismo espíritu comba-
u Aspectos sobre Ja vida de los indígenas pueden ampliarse leyendo Ju tivo; así, mientras algúnas de carácter tranquilo y poco predispues-
del coronel Pueyrredón y las narraciones que hizo el naturalista
}.{emoria.f tas para la lucha, se entregaban o plegaban a los conquistadores
Darwin (ver libro Escritos, comunicaciones y discwsos cW coronel D. Juan A. · tras los primeros disparos de arcabuz, otras, como Jos pampas o
Garret6n, p. 180 [51]). guaraníes, se destacaban por su belicosidad, apelando a toda suerte
58 59
de ardides y emboscadas, retiráudose tan solo cuando el resultado Como annas defensivas, los salva jes tc-n,an, entre otras, las
de un combate evidentemente no les era favorable. . · coraza.s, las que existían de distintos materiales, quizá copiadas de
Más tarde, cuando la lucha en el desierto fue tomando cuerpo, los patagones.
los indios adquirieron el hábito de organizar mejor sus medios y ·.Hablando don Juan de Caray de los indios que vio en 1581-
posibilidades para el combate, poniéndolos bajo Ja dirección y auto- 1582: durante su exploración al sur de Buenos Aires, dice que "traían
ridad de un cacique o ''Toqui", el más capaz de ellos. unas planchas de metal amarillo en unas rodelas que traen cuando
Su armamento lo constituían armas rústicas y primitivas, desti- pelean".2 •
nadas principalmente para defenderse de las fieras o cazar anima- Además era común entre los indios el empleo de otras armas
les salvajes. También se las usaba para la lucha con sus semejantes, blancas diversas, como el cuclúllo, puñales, etcétera, construidos de
caractcrizcíndose por su heterogeneidad: divers'os materiales y usados en sus tareas diarias.
La latlza. arma predilecta de los pampas y ranqueles, fue la En cuanto al vestuario, por lo general andaban semidesnudos,
que más amplio emplE>o lleg6 a tener entre los indios. La fabricaban cubriéndose partes del cuerpo con pieles de animales o toscos te-
con distintos materiales. según las regiones que habitaban, pero jidos de paja.
preferentemente se usaba el colihue o tacuara, por ser un material Hasta tanto apelaron al caballo, la mujer fue entre los pampas
flexible y resistentr. utilizada como medio de transporte. Así, en redes o bolsas llevaban
carne, pescado seco o harina de maíz, que eran los alimentos pre-
Las boleadoras, usadas inicialmente para la caza, se convirtieron
dilectos en época de guerra. 3 .
en un arma de guerra, hábilmente usada por los pampas en la Igualmente el agua se llevaba en vasijas, cuando se preveía su
persecución . . . Recuerdan cronistas de 1a fundación de Buenos escasez o porque las operaciones se desarrollaban en zonas carentes
Aires como Francisco d e Villalba, en carta de 2 de junio ele 1536:
de dicho elemento.
... Y si no fuera por la infantería que atrás benia, que los socorri6, Para el transporte de heridos empleaban palos cruzados con
todos quedáran en el Campo por ser como heran los indios tan ligeros y tiras de cuero o cortezas de árboles, improvisando una camilla.
tan diestros en atar los caballos con bolas que traían ... De su táctica poco o nada podía decirse, del momento que
inicialmente no la conocieron: combatían empleando procedimientos
Y Schmidel decía que tenían: instintivos y muy característicos, basados en astucias y ardides. En
las acciones iniciales contra el conquistador procedían siempre de
... unas bolas de piedra atadas a un cordel largo, que las arrojaban a pie y así se entraba de lleno al combate, atacando desde las dis-
a la! patas de los caba1los ... y con esas bolas mataron a D. Diego de Men- tancias cortas, mediante el empl~o de sus armas ofensivas. Gene-
doza y a los otros Hidalgos. ralizado el entrevero, allí vencía el más fuerte o el más resistente;
normalmente las armas de fuego de los españoles ocasionaban pér-
Años después hirieron malamente en la costa oriental al fa- • . didas sensibles a los salvajes, originando la derrota o su retirada .
moso Juan de Caray en el combate de San Salvador (1754 ).1 • D espués de estos primeros combates donde el español se im-
La bola o "bola perdida'', al igual que las boleadoras, era un puso a sangre y fuego, el odio del salvaje vigorizó y templó su espí-
arma d Pstinada para la caza y para el combate. Fue usada por los ritu guerrero, desarrollando mejor sus medios y posibilidades p~ra
fodios de la cuencia del Plata, especialmente por los pampas; gol- la lucha. Así, .el dominio logrado sobre el caballo y su adaptación
peaba a su adversario. nreferentemente en la cabeza, o la arrojaban para el combate dio al indio una mayor movilidad y potencia; dejó
previo impulso sohre el blanco elegido. entonces, como lo hacía anteriormente, de andar y combatir a pie.
El arco y la flecha fue otra arma primitiva, no usada por todas El caballo le permitió no sólo avanzar por donde piso, sino cargar
las tribus. sino por las del norte; se la empleaba ofensivamente por sorpresivamente y retirarse impunemente antes de que pudiera ser
su gran eficacia. máxime .si a la flecha se la untaba con veneno o alcanzado.
se le agudizaba In punta. Su alcance dependía de la habilidad del Adiestraban cor. habilidad el mismo, según la siguiente narra-
que la arrojara, llegando a veces a cerca de los 300 metros; era es- ción:
pecialmente apta para provocar incendios.
2 ldem, p. 185.
a Además, los indios solían llevar en sus m:m·lt.,~. hol~itas ron vainas de
1 Cr6n!cas militares, t. 1, p. 179. algarrobo, las que chupaban como alimento.

60 61
• 1

loS campos que eran una proyección de lomas onduladas. Su caballo a pesar
... El indio con ía el día entero, a todo correr, con el caballo ente- de Jas bolas potreadas que lo enredaban. no parecía incomodado. pues
rrándose hasta la rodilla en el guadal o la arena, cayendo y levantándose, ·corría como libre o venado, con una agilidad pasmosa. Sin duda, dice el
pero sin rodar o darse vuelta jamás y esto constituía la desesperación de contemporáneo cuyos Recuerdos extractamos, eran de los que aquéllos
los soldados que lo perseguían, los que a poco andar quedaban reducido~ acostumbran OOf'em y ejercitan en los médanos o guadales del desierto, con
a la impotencia, pues el caballo que no se cansaba, o rodaba o se daba cueros frescos o grandes pesos en el lamo y maneas anchas en las paw
vuelta, inutilizando, muchas veces, al mismo jinete; por eso decía el Gene- para no lastimarlos. /'.. saltos y por pasos escabrosos y poco conocidos.
ral Mansilla que era inútil salir en persecución del indio cuando llevaba logró CaHiao despuntar a los cristianos que continuaron en su empeño por
algunas horas de ventaja, porque era como correr tras el viento. tres leguas, desde las faldas del Colonquelú hacia Ja Tinta, teniendo q~
Toda la mentada estrategia de los indios consistía en la resistencia, hacer alto por habers~ aplastado las cabalgaduras. Al clia siguiente el
agilidad y vigor de sus caballos y en el conocimiento perfecto del terreno em>gante Calfiao se presentó en el mismo orejano de pelea y ace~dose
para llevar a las fuerzas regulares que los perseguían n los guadales o are· a la columna que habla cautivado a su familia, Ia siguió por uno de sus
nales, que ellos podían pasar, mientras que aquéllas quedaban empanta· flancos, pero ya nadie lo molestó porque habría sido inútil.º
nadas y clamando que mandaran a relevar!as.4
Paulatinamente aumentaron también· sus efectivos y cada día
los malones fueron más importantes.
En el asalto a la ciudad de Buenos Aires, en junio de 1536, in-
tervinieron entre pampas y guaraníes unos 23.000 · indios.
li:stos adquirieron luego ciertos conocimientos tácticos, que les
enseñaron los desertores o sujetos al margen de la ley, a cambio de
alojamiento y resguardo en las tolde~ías. Otros se les unían en sus
malones como guías o baqueanos hasta los objetivos elegidos para
el asalto.
Muchos capitanejos que inicialmente sirvieron en las fuerzas
auxiliares de los cristianos e instruidos por éstos, posteriormente por
causas varias se pasaban a sus congéneres con sus armas, etcétera,
enseñando lo aprendido o actuando de jefes en los malones.
Por el año 1830 atacaron los indios por la zona de la laguna
del Carpincho (noroeste de Buenos Aires), moviéndose a toque de
clarín. En esta oportunidad "eran dirigidos por cristianos, entre
ellos un capitán de caballería desertor". 8
Otras veces eran montoneros fracasados que se refugiaban entre
la indiada para evitar ser ajusticiados si caían en poder de sus ene-
migos. Así fueron a parar a los toldos del Coronel Raigorria mu-
chos cristianos más, que fqrmaron un campamento dcit refugiados,
dependiendo del cacique ranquel Painé. Baigorria vivió 22 años en
Caceria de Jicras, óleo de F. Angero. ( Copi:i obtmida el desierto, para luego pasarse nuevamente a las filas del General
en el Musco Histórico Nadonal.) Mitre, combatiendo heroicamente en Pavón.

Otro ejemplo notable al respecto ocurrió en 1821, cuando asal- Estos cristianos refugiados no tenlan de tales más que el nombre, por·
tadas las tolderías del cacique Calfiao, debió huir p restamente para que en lo demás eran tan salvajes como los mismos indios y para probarlo
salvar su vida: basta citar este solo hecho: en una evasión de los refugiados de Trenel,
Baigorria los persiguió y, una vez alcanzados, pasó a degüello a los hombres
Catfiao escapó en un generoso zaino pangaré llevando a las ancas su y se volvió con las mujeres; como una de éstas tenía un chico de pecho
hijo que era un fornido hueche ( mocetón). Lo persigu.ieron con preferencia y estaba sin él, el Coronel le preguntó qué había hecho de la criatura y
Pancho el Flato, Selarrayán y otros que montaban parcjeros. El cacique, a
favor de la tenue luz de la madrugada y antes de ser reconocido, ganó
6 Del libro La reooludón. del 39, A. J. Canan7.a, p. 119, llamada 2.
e El indio del desierlo, D. Schoo L:i.stro, p. 105, llamada 2.
• "La conquista del desierto", Revista Militar, n9 400, p. 925.
63
62
11 desalmada le contestó con la mayor naturalidad q~e, temiendo
~~eseª le cansara el caballo, Jo había tirado vivo en la traves1a. 7 persiguiera a unas partidas de sal vajes que habían robado ganad'o,
,pero éstos lo rodearon en un corral donde fue atacado por una in-
Con Ja experiencia que Jograr,on, los ~ncuentros adquirieron dia diada muy superior y asesinado con sus hombres, salvándose tan
<lía más proporciones; eran mas sangnentos y muchas veces .el solo uno que pudo escapar y rela tar lo sucedido.
:alvaje no solo triunfó, sino que infligió _severas derrotas a los cris- También en 1856 veremos cómo el General Hornos fue derro-
tianos. Entre otros casos m erecen mencionarse: tado por Calfucurá, quien revelándose como un consumado táctico,
obligó a su enemigo a librar ~l combate de Saa Jacinto en un tem-
En marzo de 1847, llevaron los ranqueles dirigidos por P~é '! Bai- bladera).
orri:l una invasión a San Luis, pero el gobernador de Ja provmcia q~e
fuvo conocimiento oportuno de ella, salió a espe~arla con f~ei:za numerosa,
destacó como avanzada exploradora una compañia del regu:p1ento de Dra- . . . donde no podía evolucionar el ejército de R omos, que sentía hun-
.,.0nes que fue sorprendida de noche por los indios y lanceada en su tota- dirse el suelo bajo sus plantos, mientras que los caballos de los indios,
lldad,' sin que escapara vivo un solo hombre.• accostumbrados al piso, evolucionaban en él como en una pista y su caba-
llería llevó cargas formidables que desbarataron el ejército de Hornos,
que sufrió una derrota estrepitosa, escapándose el general a uña de caballo
En e l año 1855: y perdiendo hasta el sombrero.9
El MiJÜStro de Guerra y Marina, Coronel D. Bartolomé Mi.tre, marchó
a la frontera y se situó en el Azul, concentrando alli las me1ores tropas Indudablemente, los caciques conducían sus huestes basados en
<lis onibles para ir a batir las hordas de Callvucurá. , . una táctica "sui gcneris", así vemos que:
p Los indios estaban acampados en Tapalqué y hasta ~lh fue Mitre a Planeaban las operaciones en una especie de reunión o consejo
buscarlos derrotando a Ja vanguardia, mandada por el cacique Cachul; al de los principales caciques, donde se determinaba el objetivo, Ja
ver huir '3 los indios, la caballería del ejército vencedor, en vez ~e perse: forma de lograr la reunión previa y desde dónde se iniciaría el ma-
uirlos, se entregó al saqueo del campamento abandonado, .~erd1endo as1
~odas las ventajas obtenidas en el primer momento y permitiendo que el lón en la primera noche de luna llena. A éste, las tribus concurrían
aisladamente, fijándose bien la oportunidad para encontrarse.
enemigo reaccionara y volviera al campo de su derrota, trocando ésta en
victoria. Fue tal el empuje con que los indios volvieron a la pele~•. q~c Previo a la operación, escondían normalmente sus armas en los
la infantería formó cuadros, para poder salvar lo que. quedaba del e1crc1to cañaverales y pastizales, así e n caso de ser vistos próximos a las
de 'Mitre, cuya caballería había sido aniquilada o d1s~ersada , por los ~fl­ poblaciones, por el hecho de estar d esarmados no inspiraban des-
vajes· éstos no solamente atacaban a los cuadros de la mfantena a caba º¡ confianza alguna, logrando totalmente la sorpresa buscada.
sino que desmontaban y peleaban a pie cuerpo a cuerp?; la noche Y e Sus marchas nocturnas de aproximación las precedían por una
cansancio del combate hicieron que éste ces'!-1'1; s~ perd~e~on las caballa- exploración continua a cargo de indios denominados "bomberos",
das del ejército, apoderándose de ellas los indios y estos hicieron gran mor- que disponiendo de un fino 5entido de la observación espiaban día
tandad de tropas y numerosos heridos. . y noche Ja actividad de sus contrarios.
El Coronel Mitre tuvo que retirarse, aprovechand~ l~. oscundad ~e la Completaban su exploración con Ja trasmisión hacia retaguar-
noche, levantando todos sus heridos y marchando a pte desde el pnm~r
·efe hasta el último soldado": después de una penosa ma~cha de seis dia de las noticias, m ediante el empleo del chasqui o un código de se-
~oras llegaron los restos de Ja brillante división al arroyo de Nievas, donde ñales convenidas, efectuadas con humo y fuego, o revoleo de pon-
chos.
tom;u'.00 caballos y pocas horas después se e~contraban en el Azul; se
habían salvado de sufrir un desastre mayor, qwzá total, pues en la noche Las noches, especialmente las de luna llena, eran elegidas para
Callvucurá con una división de lanceros escogidos había llegado de ~ avanzar, de manera que la luz del día los tomaba descansando
fresco paro. reforzar a su lugarteniente vencedor.a ocultos tras los montes o médanos u o tras cubiertas del terreno, pero
próximos a sus objetivos, sorprendiendo así completamente a sus
En 1856 el General Hornos, acampado con su ejército en Azul, enemigos. Durante e llas se cuidaban muy bien de encender fogatas
destacó a l Coronel Otamendi, a l frente de 128 hombres, para que o hacer algo que pudiera delatados, como esparttar los animales
que huían inquietos, como ser avestruces, zorros, pumas, etcétera.
En sus ataques, para desorientar sobre el lugar del malón prin-
7 "La conquista del desierto", J. del Viso, ReLista Militar, n9 400, pp. 930,
cipal, amagaban simultáneamente por otro frente.
935 y 941.
º Ver nota n° 7.
8 Conqui.rta del suelo patrio, S. J. Albarracín, p. 54.
9 "La conquista del desierto", J. del Viso, Revista MUitar, nº 400, p. 925.
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no les convenía iniciar algún malón o que los blancos se preparaban
La sorpresa la t-rnplcaban normalmente, atacando con audacia para atacarlos, entablaban con éstos relaciones amistosas, las que
y denuedo, Jo c1uc les deparaba casi siempre el éxito, máxime ante tan solo duraban hasta la iniciación del próximo malón.
un enemigo mal organizado y con un marcado espíritu defensivo. Su servicio de informaciones lo tenían perfectamente organiza-
Es así como los salvajt-s dispusieron de Ja libertad de acción do. Así se desprende de la Jechua de una carta remitida por Quiroga
necesaria para actuar donde querían y cuando se les ocurriera. a Rosas, en el año 1833.
Ello sucedió hasta que se lo permitieron sus enemigos que, con
comandos más capaces y resueltos, adoptaron también la ofensiva, Mi querido amigo: en una que dirigí a V. por una posta le incluy una
lo que les permitió vencer efectivamente al salvaje, como lo hicie- copia relativa al personage que había dado a los Indios aviso de la guerra
ron, entre otros jefes: Rauch, Rosas. Pacheco, Rivas y Roca. que se preparava contra ellos ... 11
En las retiradas tenían la habilidad de hacerlo en primer tér-
mino con su botín principal, dejando detrás del mismo para retardar Completaba ~ta táctica el uso habilísimo de una serie ele estra-
la persecución, ganado desparramado en amplio frente del campo; tagemas o ardides, tales como el incendio de Jos campos, ya sea
así interce ptaban a sus perseguidores. para privar de pastos al ganado o para obligar al enemigo a retirarse
También la efectuaban por terrenos bien conocidos, de manera o detener la persecución, como le ocurrió al Comandante Sarden
que una tropa al querer perseguirlos por el camino más corto fuera en la laguna de Esquive), al General Rodríguez en 1824 y al Coro-
a dar a tembladeralcs, médanos u otrns lugares de tránsito difícil, nel Granada en 1858.
donde virtualmente cansaban sus caballos y los paraban los obs- Robar las caballadas o dispersarlas de los campamentos o viva-
táculos naturales. ques de sus enemigos. era también un n•curso muy empleado, am-
En retiradas con arreos importantes rehuían combatir, pero parados por la oscuridad de la noche.
obligados, cargaban con ím~tu. lanceando d esde el galope en me- Así, con toda clase de procedimientos, vuelta a vuelta sorpren·
dio de alaridos para asustar a los reclutas. Si eran rechazados se dían a las tropas nacionales; por su originalidad y simpleza cabe
dispersaban rápidamente y en forma aislada para volver a reunirse también mencionar los siguientes:
y cargar nuevamente, impidiendo toda persecución por el amplio
desbande con que se retiraban. Este J¡>rocedimiento de común les Estos, ante la amenaza de las tropas de línea, empleaban un sis-
deparó éxitos frente a una infantería formada en cuadro, cuya única tema ele combate original y que consistía en tirar un alambre grueso de
defensa se basaba en Ja lentitud de fuego del fusil de avancarga. más o menos cien o doscientos metros de largo, colocando en cada extremo
Así, al cargar, se desataban la vincha. con que sujetaban sus dos o más caballos a los cuales ataban tachos, ramas u otros objetos que
cabellos y se los echaban sobre los ojos para no ver el fuego. los asustaban. Los largaban contra las tropas a las cuales ponlan fuer3
de combate porque sufrían la acción del alambre. Aprovechaban también
Luego, pegados al lom·o del caballo, atropeliaban cerca del ene- la confusión de las mismas para caer sobre ellas y derrotarlas. Nuestros
migo, pero cuidando de sujetar al animal si les convenía huir. soldados, vivos por naturaleza, bien pronto encontraron la forma de con·
Pero cuando se cargaba contra caballería, se producían due- trarrestar tal procedimiento de combate, cavando zanjas en las cuales se
los y entreveros muy sangrientos al arma blanca, donde vencía el meúnn tan pronto el enemigo les enviaba tales regalitos, salvándose de
más diestro y tenaz. Posteriormente por el año 1870 la introducción ser degollados por el alambre.12
de armas de fuego más modernas, como el Remington, frenó esta
audacia, ocasionándoles en sus cargas muchas bajas. Pero paralela- El Tt>niente Coronel Bidot, expedicionario al desierto en 1878,
mente, los salvajes las adquirieron, formando cuerpos de tiradores narra:
especiales.
Ya en 1830, los indios pampas y ranqueles usaban armas de Las divisiones de Cnrhué y Cuaminí a las órdenes del Coronel Levalle
fuego proporcionadas por los cristianos o adquiridas en Chile, de emprendieron la marcha para batir a Ja fuerte tribu de Namuncurá, que
donde provenía la masa de los ranqueles.10 se había situado en las proximidades de la laguna Traurú Lauquén. Cuando
nos hallábamos ya próximos a la toldería, el coronel recibió un mensaje
En la persecución, mediante el empleo de las boleadoras, tra- del cacique anunciándole que Jo esperar.l, que vendría a batirlo. El coronel
baban a los caballos y luego mataban a los jinetes.
T ambién cuando apreciaban que por su estado de inferioridad
11 Rosas y Guido en la campaña al desierto (1833-34), D. C. Mendila-
harzu, Revisfa Mílitar, n<> 532, p. 889.
10 Más tarde, por el año 1882, se las procuraban en las colonias galesas. 12 Capitón de fragata (Expedicionario al Desierto) D. Marinno Sar:icho.
Vl:ase La guerra del indio, Eduardo A. Rnmay6n, ed. 1941, p. 145.
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tomó sus disposiciones e hizo acampar a las fuerzas en un terreno escogido, El campamento estaba defendido por el río Quequén Salado de un
que nos daba cierta ventaja; se pasó todo el día y el cacique con sw Indo, siendo inaccesible por las barrancas y por un arroyo igualmente
guerreros no se presentaron a batimos, de donde se dedujo que era un barrancoso del otro, formando un cono cuya entrada se había cerrado
ardid del indio para ganar tiempo y huir.' con fosos y era defendida por una guardia fuerte. .
Un día amaneció oscuro de niebla y se esperó hasta que ésta se disi-
No sólo contribúyó en los éxitos del salvaje el empleo de esa para para dejar salir la caballada de los potr~ros.
táctica instintiva ya narrada, sino también su audacia y el absoluto Alrededor del campamento pastaban dispersos muchos caballos y
conocimiento del terreno en que operaba; lo recorría en todo sen- entre éstos los indios dispersos también y echados sobre el pescuezo de
sus cabal1os, esperaban que la caballada saliese para apoderarse de ella.
tido sin necesidad de, baqueanos o de guías, por serle muy familiar, Cuando Ja niebla se hubo disipado un poco, la caballada salió al campo y
dado que diariamente desarrollaba en el mismo sus actividades. Así Jos indios vinieron paso a paso siempre agazapados hasta mezclarse entre
conocía con exactitud la ubicación de los pasos de los ríos, aguadas, ella y solo entonces con gran sorpresa de los cuidadores aparecieron sobre
pastizales y especialmente dónde el suelo era ar~noso o pedregoso, el lomo de los caballos qu~ paredan sin jinetes, levantaron sus lanzas,
inconveniente hábilmente explotado a su favor, como ocurrió en Ja los caballerizos huyeron y ellos arrearon a escape toda la caballada.
campaña de Tapalqué, donde fue derrotado el General Hornos al Cuando una parte de las fuerzas pudo montar en los caballos que
dejarse atraer a un tembladera!. quedaron, los indios habían desapa.recido llevándose la caballada de la
Es digna de mención la habilidad que tenían los salvajes para división.
explorar y aproximarse o retirarse en forma aislada sin ser vistos. Estos dos hechos demuestran Ja seguridad, audacia y acierto con que
Utilizaban los árboles o colinas como observatorios ( mangrullos) los indios ejecutaban toda sorpresa.H ·
o dentro de los pastizales se pasaban días enteros. Para confirmar
lo dicho, Completaba la aptitud operativa de los salvajes para la gue-
rra la simpleza con ~ue resolvían el problema fundamentalísimo
... acude a la memoria haber sorprendido en 1882 en momentos de del abastecimiento, en una zona de operaciones de características
atravesar en la Patagonia un campo recientemente incendiado a dos indios tan peculiares como era la del escenario de esta guerra.
que confundidos entre las cenizas aún humeantes que les hacía pasar Nada mejor, para ilustrar al respecto, que un párrafo de la me-
inadvertidos, espiaban a corta distancia el tránsito de la tropa.13 moria del virrey Vértiz al Marqués de Loreto, en 1784:

En cuanto al aprovechamiento de la noche o días nublados, Que los indios forman unos cuerpos errantes, sin población ni habi-
también fueron propicios para los indios. Al respecto son intere- tación determinada; que carecen de todos los bienes de fortuna; que no
santes los dos ejemplos siguientes: aprecian las comodidades; que se alimentan de yeguas y otros animales
distintos de los que usamos nosotros; que no necesitan fuego para co-
El año 55 poco más o menos se anunció una invasión por Rojas. mer, ni otras provisiones para sus marchas; que residen en sierras y parajes
En consecuencia se tomaron las precauciones requeridas y ~ntre otras incultos que transitan por caminos pantanosos, estériles y áridos; que s11
Ja de encerrar la cal:)allada en cierto solar del pueblo, asegurado bajo un robustez, criada a las inclemencias, resiste hasta el punto que nosotros no
alto cerro de tunas, colocando una guardia en la única puerta que tenía. podemos principiar.IG
La noche se pasó sin novedad, pero cuando empezó a amanecer el día, con
gran asombro de la guardia, el corral estaba sin un caballo y en el fondo De la frugalidad de su alimentación, más tarde, en el año 1833,
apareció un portillo estando las tunas recientemente cortadas. Los indios el Coronel Pacheco la menciona, entre otras cosas, en una carta
se presentaron entonces alrededor del pueblo, a favor de la oscuridad de dirigida al General Guido:
Ja noche habían hecho el portillo tan sigilosamente que la guardia nada
sintió. Sacaron un caballo, luego otro y otro. Los animales hambrientos ... es increlble como vivían estos indios, después de haberse comido
siguieron saliendo uno a uno, por donde habían salido los primeros y asi hta. los perros qdo. no encontraban qe. bolear, se mantenían de la semilla,
los indios dejaron a pie a la tropa sin que fuesen sentidos. de lengua de baca y de rayces silvestres, sancochadas en un caldo de
Si tienen bastante destreza para ejecutar esto es nuestros pueblos, garras cuero. Por todas las declaraciones que he tomado a los pricioneros
¡qué no harán en sus campos desconocidos para nosotros! v algunos cautivos todos sus Parlamentos se reducían a concerbar sus ca-
· Hada poco tiempo que el campamento de Ja frontera costa sur se
había llevado a Quequén Salado en 1867. Se anunciaba invasión de indios
y por lo tanto la vigilancia era más activa que de ordinario. H Fronteras y territorios federales de las pampas del sur, coronel don
Alvaro Barros, año 1872, pp. 41 y 42.
1:1 "La <entrada general> a los indios proyectada por el virrey Cevallos
18 Cróníca.s militares, t. l, p. 158. en 1777'', Coronel (R.) D. Juan Bevcrina, Revista Maitar, n9 410, p. 445.

68 69
ballos y engordarlos pa. hir a robar otras haciendas y esta vez la nece- Pero cuando los españoles salieron del asiento de sus ciudades,
sidad los habría hecho mas atrevidos y avaros.u abandonando la fuerza que les deparaba la defensa y el poder del
fuego de sus armas, para buscar nuevos éxitos en el ataque, el esce-
En síntesis, el indio, dentro de sus rudimentarias costumbres nario varió, cosechando tan rolo muy pocas y sangrientas victoria$
que generalmente rayaban en barbarie, sin ninguna preparación sobre su tenaz enemigo, que combatiendo con denuedo defendía
para la guerra, demostró tener aptitudes naturale~ ~ue lo desta~ron palmo a palmo lo que creía pertenecerle.
como eximio combatiente. Precisamente ese salvaJ1smo con que ac- De nada valían las formaciones ni la táctica de entonces, ante
tuó Je granjeó totalmente la negación de todo derecho hacia la este adversario astuto y muy móvil que, conociendo tan bien el
defensa de su causa. terreno, lograba casi siempre vencer o retirarse voluntariamente.
Fue un soldado sufrido y estoico que no necesitó ni de equipos A ello también contribuyó la circunstancia de que normalmente
ni de otros implementos más que el caballo y la lanza para el com- las tropas españolas no estaban mandadas por militares profesiona~
bate. A él concurrió con un valor legendario, defendiendo una causa, les sino por jefes de milicias, con muy buena voluntad, pero escasas
desde su punto de vista, noble y justa. Cuando por sus sentimi~n­ aptitudes de mando.
fos y voluntad se incorporó al seno de la civilizació?, d~m~stró tam- En cuanto al terreno en que se actuaba:
bién ser un elemento útil al bien general de la patria, rindiendo es-
fuerzos dignos de todo elogio. . .. los hombres más prácticos en el conocimiento de las campañas,
que basta ahora conocemos, alcanzan solamente por la parte de eshl
jurisdicción (referíase a Ja de Buenos Aires) , en 1770 aproidmadamente,
.basta avan7.ar dos días de cam.in'o de las Salinas y por el sur del río
11. DE LOS ESPA~OLES Colorado. Los de la jurisdicción de Córdoba, hasta las Víboras, en el
paraje que llaman del Monte; y los de Mendoza y Cuyo, hasta el río
La vasta experiencia que los españoles obtuvieron en Eur.op~, de los Sauces, sin que se descubran otros (hombres) que nos faciliten
especialmente en su secular lucha contra los i:noros, poco les StrVIÓ más adelantados caminos.17
contra Jos salvajes dado el carácter de guerra megular que se desa-
rrolló en América. De las expediciones que de tanto en tanto se hacían a las Sali-
Los aborígenes sin ninguna organización, equipo Y armas ?e nas Grandes en busca de sal, ~s observaciones se publicaban
fue~o. fueron sin embargo enemigos temibles que, con su valenh~, sobre Ja extensa zona recorrida y sólo en el año 1786 el AHérez
audacia y procedimientos de combate ajenos. a los usuales de la Zizur, en un viaje a las mismas, procedió a efectuar el levantamien-
época, hicieron pagar bien caro a sus conquistadores el logro de to cartográfico del itinerario. Otros antecedentes topográficos no
nueva experiencia en América. , . . . . existían.
Fueron los españoles sorprendidos por Ja tactica mstmhva de los Por el año 1776 al establecerse en Buenos Aires el asiento de
indiqs, que combatían de clía o de noche, prendie~do fuego a los las autoridades virreinales, trajeron tropas de veteranos de la metró-
fortines y campos dC" combate o atacando sor1?res1~am~nte. ~r la poli, pero c:-n realidad su misión fue defender las tierras del rey
vanj:!uardia o retaguardia, o desde cualquiC'r otra d1recc16n, 1mp~d!endo contra posibles invasiones inglesas y de ataques o luchas con los
así formar c1 usual frente de combate. La lucha se caractenzo más portugueses. establecidos en el Brasil, o con piratas extranjeros que
bien por acciones parcial~s de extre.ma viole~ci~, .descartándose en merodeaban continuamente por el litoral marítimo.
esta forma toda_ conduccion del con1unto y d1sCJpÜna de combate Y Las unidades destinadas en ese entonces para la lucha contra
~fu~. . el salvaje eran milicias y otros voluntarios reclutados para ese ser-
Inicialmente las acciones fueron favorables a los peninsulares, vicio, caracterizándose por su heterogeneidad y escasa disciplina.
porque con sus armas de fuego y coraz~s con~arrest.aban los efec- Al respecto algo ilustra la siguiente narración:
tos de los impehwsos ataques del salva1e. As1 ocumó en 1527, ~n
el asalto al fuerte de Sancti Spíritu, y en 1536, durante el asedio Dentro de los cuarteles no había mucho mayor orden. Los soldados
y ataque contra la primitiva ciudad de Bue?os Ai~e~,. considerados no se alojahan distribuidos en compañías, sino que cada cual dorroia
como Jos combates más importantes de la epoca m1c1al, dados los donde quería. Resultaba de aqtÚ que cuando eta necesario disponer una
efectivos que intervinieron y lo sangrientos que resultaron. salida, debía darse Ja orden con un día de anticipación. "Estaba esta ger:ite

UI Reoisúl Militar, nº 530, p. 452. 11 Recista Militar, nº 410, p . 448.

70 71

f
(informaba al rey) tan mal disciplinada y simple en las cosas de Ja ron reemplazados por el primitivo fusil de chispa, armado con ha-
milicia, que nunca tal pudiera imaginar, ni me sería posible dallo a en-
tender"; y algunos años después, siendo ya gobernador de nuestro Tucu· . yoneta.
mán, refiriéndose a los soldados españoles de que había sido y era jefe, La ballesta, traída también al Río de la Plata por don Pedro
juzgábalos respecto de sus conocimientos militares "más bárbaros que los de Mendoza, servía para disparar proyectiles, tales com~ balas de
indios y que ha sido milagro de Dios, conforme a su proceder en la guerra plomo, piedras, tierra endurecida o flechas. Era un armazón de
y en la paz, que no los h ayan echado de la tierra y degollado muchos madera dura con un arco flexible en un extremo, aprovechando su
años ha".18 · tensión para disparar el proyectil. Inicialmente fue usada por la
infantería y la caballería. ·
La organización primitiva de las unidades y el armamenfo que Completaba el armamento individual de la infantería una serie
dispusieron en el período inicial de la lucha con el aborigen, fue: de armas blancas defensivas y algunos implementos de protección,
tales como cascos, corazas y escudos.
a) lnfantería. 19
b ) Caballería.
Organizada en compañías al mando de un capitán, tenían un
efectivo variable entre 60 y 100 soldados, denominándose de piqueros Al igual que la infantería estaba organizada en subunidades
o arcabuces, según su armamento. denominadas compañías, y dos o tres de ellas a su vez, constituían
Doce de ellas formaban un Tercio, unidad más o menos equi- un escuadrón.
valente al actual regimiento; éste era mandado por el Maestre de Su armamento fue muy heterogéneo, como consecuencia de los
Campo (equivalente a un coronel actual), que tenia como segundo cambios sucesivos en el equipo y de su exigua existencia en el Río
jefe al sargento mayor. de la Plata. Así, algunas compañías disponían de lanzas y otras de
Su armamento consistió en armas blancas tales como picas, es- arcabuces; posteriormente al siglo XVl1 se dotó a la caballería de
padas y puñales, por su mayor eficacia con respecto a las primiti· común en la caballería el uso de corazas protectoras y cascos, abo-
vas armas de fuego; pero luego, a partir del siglo XVI, son paulati· lidos cuando razones de comodidad o temperatura evidenciaron que
namente reemplazadas por las nuevas armas de fuego portátiles que las primeras pistolas y carabinas, creándose las unidades de dra-
iban surgiendo. gones.
Así en el año 1536, Mendoza trajo su infantería armada con el También en los tiempos iniciales de la Conquista llegó a ser
primitivo arcabuz de mecha, usado basta mediados del siglo xv11; eran elementos poco apropiados.
era un arma muy pesada, siendo necesario calzarla en una horquilla, En cuanto a su táctica, instrucción y armamento, refiri~n1lo,1·
que a su vez se clavaba en el suelo; otros inconvenientes eran su
lenta velocidad de fuego y que con la lluvia 6e mojaba la mecha.
Con todo, resultó ser eficaz para la defensa, por las bajas que pro· .. al año 1812, el General Paz dice en sus memorias:

Diré algunas palabras más sobre lo que era entone-<'~ nuestra caba·
ducía. llena. Aunque la organización de los regimientos era sq:t'tn lo prevenido
En el siglo XVI fue en parte reemplazado por el a1'cabuz de en los reglamentos españoles, no h,?b{a destinada, ni se s•·l!uia, una táctic:a
rueda, mucho más práctico por haberse eliminado la horquilla y especial para esta arma. La instrucción elemental sc- rt•tlucía al mane10
simplificado el dispositivo de fuego. Su alcance llegaba alrededor del fusil de la infantería, adaptado a In <':trabina y :t las mism.a s ma-
de los 300 metros y su calibre era superior al del anterior arcabuz; niobras que cada uno aplicaba lo mejor que podía: c-1 mecanismo de la
por su peso reducido de 7 kilos pasó a ser también un arma para carga, su importancia, los períodos de ella, todo era desconocido; no .se
la caballería. daba más voz que la de "avancen" y lo hada cada uno como se le antojaba.
A fines del siglo XVII los arcabuces primitivos y mosquetes fue- ¡Pero, que mucho, si no se sabía apreciar In utilidad, mejor diré, la nec.e-
sidad del arma blanca para Ja caba1Ierfal A falta de sables y armas de chis-
pa, se daban algunas veces lanzas y los soldados se venían vilipendiados y
is Cr6nicos mllitores, t. l , pp. 154 y 155. envilecidos con el arma más formidable para quien sabe hacer uso de ella.
19 Detalles mlÍs completos sobre la organización española de la época, pue- He visto llorar amargamente soldados valientes de caballería, porque se
den consultarse en el libro Las campañas típicos de la Conquisto, confeccionado les había armado de lanzas; oficiales sumergidos en una profunda tristezn
por la División llistoria del Estado Mayor General del Ejército, año 1914. porque su compañia había sido transformada en lanceros. Ya se deja
Además, la historia militar durante los siglos xvn y xvro ( Historio de la Nacl6n entender que, en Ja primera oportunidad, se tiraban las lanzas, para armar
Argentina, por el General D. Juan M. Monferini, volumen IV, zi sección, p. 307). al caballero de unu tercerola o un fusil largo, con el que, llegado el caso

72 73
de un com~ate, hacía un disparo, sujetando su caballo para cargar, cuando forma esférica de su proyectil, su. alcance eficaz no era mayor de
no tomaba Ja fuga. Yo, como uno de los tantos, participé en la crasa igno- 600 metros; también el efecto de su proyectil era relativamente po-
rancia de mis compañeros y no valía más que los demás.20 bre, por ser una bala maciza.
Las piezas más usadas aún en el siglo XVIII eran cañones de
La lanza fue decisivamente para la caballería el arma más er~ hierro de calibre 2, 4, 6 y 8. Las de menor calibre disparaban balas
caz, no sólo por su efecto sino por el adiestramiento y agilidad que de piedra de media libra de peso, por lo que se las denominó "pe-
se logró en su manejo. Si bien en algunas épocas de la lucha contra dreros". Estas piezas constituyeron la dotación de los fuertes de Ja
el salvaje fue reemplazada por las primeras carabinas, necesidades frontera y también fueron usadas por los ejércitos de la época de
posteriores del combate evidenciaron que ambas armas se necesita- la Independencia. ·
ban por igual. Posteriormente, cuando mejoraron algo sus características tecni-
En cuanto al uso de bolas perdidas y boleadoras, armas predi- cas y especialmente su sistema de rodado, esta artillería empezó a
lectas de los pampas, los españoles y oficiales criollos prontamente usarse más en el desierto, organizándose normalmente baterías de
se las copiaron y las incorporaron a su equipo. dos piezas; pero asimismo su rendimiento, aún en _1826, no fue muy
eficaz, como surge de la siguiente narración:
e) Artillería.
Falló -la artillería a causa de algunas piezas con las roscas usadas;
Esta arma, en el proceso de las luchas contra el salvaje, no sufrió se habían tenido que dejar los estopines porque no prendían. Los artilleros
inicialmente una evolución orgánica sustancial. improvisados, a pesar de mandarlos un buen oficial, no conseguían bajar
los tiros, disparando con tan poco acierto por sobre el enemigo que el
Así en el Río de la Plata, el material empleado, proveniente de

r
coronel, advertido de que los indios se burlaban de aquello, dio orden de
España, fue muy diverso, usándose hasta el siglo xvux las primitivas suspender el fuego (detalles de la campaña del Coronel Rauch al de-
culebrinas, versos y otros cañones de la época. Todas estas armas sierto, en el año 1828, inserta a página 87 del libro El indio Ml desierto).
y~ sea por su peso excesivo, lenta velocidad de fuego y escasa ma .
niobrabilidad, evidenciaron poca aptitud para su uso en campaña, Igualmente, por el año 1831, estos materiales los usaba el Ge-
razón por la cual fueron destinadas para la d~fensa de los fuertes neral Paz en sus campañas, no expresándose el mismo muy satis-
o aldeas. fecho.
De hecho fueron descartadas para la lucha contra Jos salvajes, Por lo expresad·o vemos que esta arma no jugó un papel pre-
que imponían accionar rápidamente y sobre todo disponer de una ponderante en las campañas realizadas contra los indios.
movilidad adecuada para tC'rrenos por lo general fangosos y arenosos En conclusión se ve que el armamento de las unidades fue.
carentes de caminos. muy desuniforme, no sólo como consecuencia de la evolución técnica,
En consecuencia, resultó ser la artillería, en el siglo XVI, más un sino también por su escasez, dado que las provisiones no se efectua-
arma de intimidación que de destrucción. Su velocidad de fue~o ban con Ja regularidad deseada. . Esto dio lugar a una anarquía en
no pasaba de 8 tiros por hora, agravada por el recalentamiento del la dotación respectiva, con los consiguientes inconvenientes de la
tubo, así que al cabo de 40 tiros era necesario lavar las piezas y instrucción de la tropa, empleo y abastecimiento de munición.
dejar que se C'nfriascn, lo que se traducía en una pérdida de tiempo La instrucción de la tropa y procedimientos de combate usuales
al tener que suspender el fuego. También su sistema de avancarga tampoco evidenciaban mucha disciplina y eficiencia.
demoraba Ja apertura del fuego en forma sensible. Empezando porque las marchas exigían largos preparativos, co-
En artiJlería las subdivisiones tácticas eran casi desconocida.e; mo consecuencia del desorden existente en sus alojamientos. Ini-
y las piezas disponibles formaban normalmente una batería, que en ciada la misma, todo el personal iba montado o en carretas, sin orden
el combate se intercalaba en el frente o línea de combate. ni formación alguna, porque no se respetaba el orden de marcha
La proporción de boca~ de fuego en el ejército español fue de inicial establecido.
dos o tres por cada mil hombres. Era común que cada individuo o subunidad marchara próximo
Se dividían en las siguientes cate~orías: cañones de grueso c:tli- a las carretas para custodiar sus bagajes, abastecimientos u otros
bre o dobles. cañones serpentinos o de calibre mediano, gmesas o efectos particulares. Así, la columna de marcha se constituía con
medianas culebrinas o sagres y gruesos y pequeños falconett>S. una larga caravana de jinetes, carretas e indios auxiliares y personal
Ya fuera por el estado de la pólvora, por su tubo liso o por la al servicio de los cantineros. Completaban la columna los arreos
de vacunos, dei;tinados para la alimentación del personal de la ex-
20 Tomo l. p. 101. . pedición.
"'
74 75
Los indios amigos o auxiliares se desempeñaban indistintamen-
. te como baqueanos, exploradores, chasquis, o para el cuidado del
ganado.
Cuando se pasaba al alojamiento, se formaba un campamento
en forma redonda, dejando el centro libre como plaza de armas. En
tomo del campamento se fijaban maromas para el ganado y a veces
CAPITULO IV
estacadas contra posibles ataques del salvaje.
Los cargos de centinelas no se daban, contra Jo que parece natur!ll, BREVES CONSIDERACIONES SOBRE LA ZONA
a fos soldados más expertos y briosos, sino a los más infelices y menos DE OPERACIONES
bien armados, de donde resultaba que el ~ervir de centinela era conside-
rado una afrenta. Por lo demás no se les daba santo y seña; y cuando
se trató de introducir estas y otras precauciones usadas en los ejércitos Influencia del factor geogd.fico - Deducciones que surgen de su estudio
regulares, Jos soldados se reían de tales reformas.21
En el combate, una vez producido el encuentro, los soldados ata-
caban sin aguardar a sus jefes y peleaban sin orden ni cohesión.
Adoptada la defensa en campo abierto, el procedimiento usual
era formar cuadro con la infantería, para resistir por el fuego Ja em- Un análisis elemental nos revela que, una operación de guerra
bestida del enemigo, mientras que la caballería combatía por otro a ejecutar en una zona de características geográficas tan peculiares
lado o ya había sido dispersada. Si se lo paraba al adversario, a como son nuestra pampa y Patagonia, no estaría exenta de dificul-
su vez se pasaba al ataque sin mayor orden ni disciplina, ocurrien- tades motivadas fundamentalmente por la influencia preponderante
do a veces que las dispersionC's aisladas que se producían fueran de los factores geográficos.
aprovechadas por los indios para dejar fuera de combate a los sol- Si bien en el siglo xvm los efectivos de una tropa eran relati-
dados o milicianos que impensadamente se habían alejado del resto. vamente pequeños, lo que contribuía en parte a disminuir el volu-
La indisciplina existente, poca antitud de comandos y tropas, men de esas dificultades, la poca explotación, preparación o conoci-
desconocimfonto del terreno y una deficiente trasmisión de órdenes miento de la zona de operaciones, las aumentaba casi en proporción
efectuada Por medio de un tambor, fueron los principales factores inversa.
que dificultaban el éxito de cualquier operación contra el salvaje. También cabe recordar que las tropas iniciaron la lucha contra
H abía que agr~gar, por otra parte, los gastos que demandaban el salvaje con una organización, equipo y adiestramiento adecuados
la organización de una expedición, escasez de armamentos, difícil para hacer frente a adversarios más o menos semejantes. Aquí el
reclutamiento del personal y abastecimiento. enemigo y el terreno imponían otra organización y equipo acordes
Lo antedicho obligó a que se adoptara inicialmente por parte a las características de la zona de operaciones. ·
de las autoridades una actitud defensiva ante los indios, Que por Las primeras tropas de los conquistadores estaban acostumbra-
un largo tiempo se perpetuó como el mejor arbitrio en la lucha con- das a guerrear en Europa, en zonas no muy extensas Y. en general
tra el salvaje. con buenos caminos, abundante agua y otros recursos. S1 é~os esca-
Así surgforon a escasas distancias de Buenos Aires una serie de seaban y la requisición no era posible, con la anticipación necesaria
guardias y fortines, que materializaron la frontera de la civilización se organizaban depósitos de abastecimientos o se encargaba su pro-
con el desierto. visión a proveedores particulares, así que ello no constituía un ma-
Estas guardias y fortin es eran atendidos por personal de mili- yor problema.
cias que tenían por . misión explorar la campaña inmediata y con- En invierno normalmente no se operaba, pasando a ocupar acan-
trolar las actividades de las tribus pacíficas o amigas de los cris- tonamientos o cuarteles de invierno. .
tianos, que moraban en sus proximidades. En cambio, en nuestra pampa y Patagonia todo era al revés,
En conclusión, se comprueba que la aptitud combativa de los empezando por un enemigo tenaz y escurridizo, amigo de ardides
españoles en su lucha contra el salva je estuvo muy lejos de ser un y sorpresas.
fiel refl ejo de su experiencia ni de lo que la situación aconsejaba No sólo se luchaba contra este adversario que atacaba de día
como necesario. · o de noche sino contra el desierto, que a veces con su desnudez
o pobreza causaba tantas o más bajas que los indios.
21 Cr6nicas militares, l 1, pp. 155 y 156.
77
76
Cuando algún ~xilo promisorio permitía avanzar algo en este aguerri<.bs, con comandos capaces, que pretendieron operar dese-
desierto, pronto había que regresar en busca de agua o pasto para chando las lecciones antedichas, sufrieton graves reveses, como lo
el ganado, porque pretender perseguir a un adversario más veloz ocurrido en 1856 al General Hornos en la campaña de Tapalqué.
por su mejor caballada, por su profundo conocimiento del terreno Más tarde, en el año 1858, el Coronel D. Emilio Mitre
y adaptación al n11smo, era exponerse a lo incierto, o a morir de
hambre o de sed o a una nueva sorpresa, quizás en la misma noche. . . . fue aún más desgraciado en su expedición contra los ranqueles;
ltsta era hábilmente aprovechada por el salvaje no sólo para apro· se movió de sus acantonamientos de Rojas y de la Cruz de Guerra, con-
ximarse en silencio sino también para atacar, robar o desbandar el centrando sus fuerzas en el Médano de Acha y desde este paraje rompió
ganado de su enemigo. )a marcha con 2.000 hombres perfectamente equipados, internándose hacia
Jo ignoto.
Ante esta realidad era indudable que toda imprevisión sólo Durante los primeros quince días de marcha todo fue bien; pero, por
conduciría a fracasos y originaría pérdidas muy lamentables. Por eso falta de baqueanos, se extravió la división en medio de ese pals descono-
conociéndola y valorándola debidamente nada se tentaba pes.e ~ cido y desierto, viéndose el Coronel Mitre obligado a emprender la retira·
los deseos de las autoridades, de escarmentar al salvaje. da, vencido sin haber tenido encuentros con los indios, luchando contra
Así vemos que Cevallos, en 1776, propuso una expedición al enemigos aún más terribles: el calor y la sed, abandonando hasta una pieza
desierto, pero su sucesor Vértiz no la ejecutó, con sólo prever la de artillería con su armón y municiones.2
magnitud de los inconvenientes a solucionar.
Aún en 1820 poco se había experimentado al respecto y el En síntesis, podemos decir que el desierto, lleno de acechanzas
General Paz decía: y mil peligros, era un enemigo más a vencer, lo que obligaba, al
que pretendiera moverse en él, a tomar una infinidad de precaucio-
Preciso es confesar que nuestros generales de entonces meditaron poco n.es; de lo contrario, era el desierto el que vencía, con su agreste
sobr~ Ja naturaleza ?e ~1:1 guerra y que si hubieran reflexionado mejor, naturaleza y desnudez de medios.
habnan dado otra direcc1on a sus operaciones y otra organización a sus
ejércitos. Generalmer_ite olvidaron que la de un cuerpo de tropas debe ser
nde~ada a las lorohd~des que han de servirle de teatro, a Jos enemigos
q'.'1e tienen qu~, c~mbatir .Y a la clase de guerra que tienen que hacer. Por
e1emplo: un e1erc1to destinado a operar en el Perú debería confeccionarse
de otro m~do que el_~ue hubiese de combatir en las llanuras de la pampa;
el que tuviese que lidiar con tropas regulares sería distinto del que tuviese
por e~emigos esas hordas semisalvajes, que, aunque armados de fusiles y
de _canones algunas vec:es. no se sujetan a la táctica ni a Ja disciplina,
y finalmente, es muy diverso tener que combatir cuerpos reglados, com-
puestos de las tJ;es armas y en que la infantería es más numerosa, que
h~ber de lucha~ ~n esos grupos informes de caballería, que hacían el ner-
vio ~ fuerza pnncipal de los disidentes. Por Jo general, el ejército que se
desti~ba contra ellos se r~rgaba de artillería y un gran parque, que
lo hac1an pesado; iie establec1an en una desproporción desconveniente Ja
fue¡za de las armas y ,llegó hast~ creerse que 1a relajación de la disciplina
en nuestras tropas sena un medio de retenerlas en sus banderas. Errores
fatales, que se pagaron bien caros y de que se resintió por mucho tiempo
nuestra organización militar y aún nuestro país.1

A_sí pasa~ los años y recién en 1833, don Juan Manuel de Rosas,
cono~1endo bien e~ terreno, organizando adecuadamente sus tropas
Y cuidando especialmente sus abastecimientos, logró éxito dentro
de la finalidad perseguida.
Pese a las enseñanzas que surgieron, posteriormente tropas bien

l Memorias, t. I, p. 323. 2 La conquista del suelo 71atrio, Santiago J. Albarracío, p. 58.

78 79
CAPITULO V

ORIGEN Y PROCESO DE LA LUCHA CONTRA EL ABORIGEN


DURANTE LOS PERíODOS DE LA CONQUISTA
Y COLONIAL (1527 - 1810)

Consecuencias del descubrimiento de América • Viajes al continente


- Fundación de Sancti Spíritu - Relaciones con los aborígenes -
Fundación de Bueno~ Aires y divergencias con los indios • Origen
do las hostilidades con los p:1111p:1s - Proceso en las fronteras de
Córdoba y Cuyo - Población de la ca111pa1in - Influencia del ganado
cimarrón - Comercio a que dio lugar • Robos de hacienda - Su arreo
y venta en Chile - Ori¡;en de lns malopes - Intereses comerciales
en jue¡~o - Bel·ruclccimiento ele los malones - Tratados de paz
- Abastecimientos de sal y viajes n las Salinas Grandes - Vi¡:(ilancia
de las fronteras - Creación de compaiiíns de Blandengues - Obra del
virrey Cevnllos por la defensa ele las fronteras - Trabajos efectuados
por su sucesor \ "értiz - Cn::ición de íucrtes y poblaciones en el sur
de Buenos Aires • Frontera !'\llr de entonces .· Nuevos malones pampas
- Fundación de Reducciones - Crcaciún de poblaciones en el litoral
patagónico - Exploración y reconocimiento de los ríos Colorado
y Negro por Villnrino - Gobierno del virrey Lorcto - Muerte de
Villnrino - Reconocimiento de la frontera por Azara - Ordenanzas
reales reorganizando bs milicias voluntarias del virreinato - Invasiones
inglesas - Ofrecimiento de los indios amigos - Proyecto de avance
de la frontera del Capitán Undinno y Castellú - Viaje de Concepción
a l\lelincué de D. Luis de la Cruz.

La zona de operaciones descripta fue el vasto escenario en el


cual, a partir de 1527, se desarrollaría cronológicamente la biStoria
de la conquista y colonización de ese solar patrio, dando lugar a
una larga y sangrienta epopeya, cuyos episodios finales culminaron
en los confioes patagónicos en el año 1885, cuando el General Vintter
quebró la lanza de combate, hostil atributo de man<l9 de Sayhueque,
último cacique alzado contra las fuerzas nacionales.
El descubrimiento de América en 1492 marcó, entre otras cosas,
el principio de una serie de expediciones navales españolas, en busca
de nuevas tierras en este continente. Tal acontecimiento despertó
&
igualmente en muchos países de Europa el deseo de poseer tam-
bién territorios, sobresaliendo en esta puja Portugal y España.

81
r

En este orden ele i<leas se suceden los via1es de Álvarez de Asi ll~gamos al aiío 1527, en que Gaboto, en viaie a ias Molu-
Cahral a principios del año 1500, el de Vespucio en C'l año 1501, cas, como le habían ordenado los reyes de España, decide por su
<'l de Balboa al istmo de Panamá en 1513 y d ele Solís c·n el año cuenta y riesgo internarse en el río descubierto por Solís, ya fuera
1515 dt"scubri<'nclo el Hío de Ja Plata. atraído por Ja noticia de la existencia de ricos metales en las regio-
nes visitadas anteriormente por otros navegantes, o por la necesidad
de conseguir víveres que le escaseaban.
Remontando el Parami, se detuvo en la confluencia del río Car-
carañá con el Coronda, donde el día 27 de mayo de 1527 construyó
un reducto de madera, al que denominó Sancti Spíritu.
Esta fortificaci6n primitiva fue el primer baluarte levantado por
los conquistadores hispanos e11 nuestro actual territorio.
Descoso de llegar a las regiones de metales preciosos (Perú
o Potosí) prosiguió la navegación hacia el norte, dejando al cuida-
do del fuerte a una guarnición de 30 hombres, al mando del Capitán
D. Gregm io Caro.
Las rdaciones. iniciales con los indios lugareños (los timbúes ).
fueron amistosas, proporcionando éstos a los del fuerte, víveres y
otras subsh,tencias; pero al poco tiempo la armonía cedió paso a
agresiones mutuas. que culminaron con el ataque e ínccndio del
fuerte por los timbúes.
Así sonó por primera_vez en los ámbitos de esta tierra, el dis-
paro del arcabuz de los conquistadores, dando origen a una tenaz
y porfiada lucha contra el nativo, cuyo punto final se puso trescien·
tos cincuenta y ocho afios más tarde, a 2.000 kilómetros de distan-
cia de Sancti Spíritu.
Sobre las probables causas que justificaron la actitud violenta
de los timbúcs, Luis Ramírez, actor de los sucesos ocurridos, es-
cribió en el año 1528 una carta, entre cuyos párrafos dice :

Aquí habían venido todos los indios de la comarca, que son de diver-
sas naciones y lenguas, a ver al señor Capitán General ( Gaboto). Todos
'inieron a hablar y ver al señor Capitán General: es gente muy bien
dispuesta ...

Poco más adelante, refiriéndose a unos indios timbúes que ha-


bían ido al real español a cambiar especies y se habían retirado
descontentos, por lo que Gaboto comisionó al Teniente Rufis (que
Ramírez llama Rifos) para que fuese a darles una mano, agrega
esto que hiela la sangre:

El bergantín ido amaneció sobre sus casas (toldos), e luego saltamos


en tierra y los cercamos dentro de las casas y les entramos dentro y sin
ninguna resistencia que ellos hiciesen, que como vieran que éramos cris·
tianos no tuvieron ánimo para levantarse, ni para tomar arco ni flecha.
En fin que matamos muchos dellos y otros se prendieron y les tomamos
SEBASTIAN CABOTO todo el millo que en la casa tenían e cargamos el bergantín y quemámosles
Fundador del fuerte de Sancti Spíritu, el 27 de mayo de 1527. ( Repro- las casas: los indios que con nosotros iban (guaraníes sus aliados) vinie-
ducdón fotognífica del libro "Historia Argentina", por Ricardo Levene.) ron cargados de los dichos timbús y con mucho millo, y ansi nos volvimos

82 "
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\
a donde habíamos dejado la galera, donde nos recibieron con mucha El resultado de este suct>so no amedrt>ntó a los indios y, au-
alegría y más cuando vieron el buen recado de abatí que traiamos.1 mentando sus fuerzas con el concurso de los timbúes y charrúas,
dos meses más tarde llegaron hasta el real, al que pusieron sitio,
Surge al respecto que desde los orígenes de la conquista los ·soportando así los españoles toda suerte de privaciones, que cul-
españoles no evidenciaron en su trato y relaciones con los nativos, minaron con un asalto efectuado el día de San Juan Evangelista
procedimientos muy persuasivos, sino bien injustos y violentos. El ( 27 de diciembre) por 23.000 indios. Rechazados inicialmente, reno-
tiempo se encargaría de ratificar o rectificar tal cosa. varon su intento, pero ante el poder de fuego de la defensa, de-
D esde entonces quedó abandonado el Río de Ja Plata por los cidieron incendiar la población, obligándola en su mayor parte a
blancos hasta la llegada, en el año 1535, de D. Pedro de Mendoza, refugiarse en los barcos para no perecer en la lucha.
originada por el deseo del Rey Carlos V de "conquistar y poblar las En esa angustiosa situación se presentó Ayolas, que regresaba
tierras y provincias que hay en el río de Solís que llaman de la con víveres que traía del Carcarañá y así alivió el hambre existente.
Plata", como rezaba en el convenio firmado por este soberano" Calmados los indios, de hecho cesaron las hostilidades y retor-
con Mendoza, el 21 de mayo de 1534. nó la vida normal en el resto de la hambrienta población. Los
Efectuada la fundación del real (nombre con que se designa- aborígenes se mostraron humanos con sus vencidos perdonando sus
ba en ese entonces a la población) el 2 de febrero de 1536, iniciá- vidas, ayudándoles a sembrar las parcelas y facilitándoles los pocos
ronse, al igual que en Sancti Spíritu, las relaciones amigables con alimentos disponibles, necesarios para el sustento diario.
los aborígenes cle la zona. Relatos del historiador alemán Ulrico En este proceso histórico da nuevamente vida y colorido al
Schmidel, participante de esa expedición y narrador .de la primera Río de la Plata la refundación, en el año 1580, de la ciudad de
historia del Río de la Plata, clice que encontraron en la zona una Buenos Aires por don Juan de Garay, cuyos escasos pobladores
tribu que llamó carendics, agregando que eran como en mayo de 1541 habían emigrado a la Asunción, por orden del
... dos mil hombres con mujeres· e hijos y su vestir era del ombligo gobt)mador Irala. .
a las rodillas; nos trajeron de comer carne y pescado . . . Estos carendis Garay dispone acertadamente la defensa de la nueva etudad,
(que en realidad eran los guaranís quf:; habitaban las islas cer.ca°:as del contra posibles ataques de los guaraníes, ordenando la construcción
delta) traían a nuestro real y comparhan con nosotros sus misenas de en los sitios más amenazados de una serie de obras, tales como
pescado y de carne por 14 dlas sin faltar más que uno en que no vinieron. empalizadas y fosos.
Entonces nuestro General don Pedro de Mendoza despachó un alcalde lla- Posteriormente, en el año 1582, ejecutó varios viajes por el sur
mado Juan Pavón y él y dos de a caballo se arrimaron a los tales carendies y sudeste de la provincia de Buenos Aires, llegando hasta la ac-
que se hallaban a cuatro 1\lillas (leguas) de nuestro real. Y cuando llegaron tual zona de Mar del Plata. Durante estas expediciones sostuvo va-
a donde estaban los indios, ncontecíóles que salieron los tres bien escar- rios encuentros con los pampas que habitaban en esa zona, pero
mentados, teniéndose que volver enseguida a nuestro real. Don Pedro de
Mendoza, nuestro capitán, luego que supo el hecho por boca del alcalde logró imponer su autoridad.
envió a Diego de Mendoza, su propio hermano, con 300 Janskenetes y 30 Este nuevo conquistador procedió a repartir entre los compo-
de a caballo bien pertrechados: yo iba con ellos, y las órdenes eran bien nentes de su expedición las parcelas, haciendas e indígenas que
apretadas de tomar presos o matar a todos estos indios y de apoderarnos habitaban las comarcas, buscando así colonizar cuanto antes estas
de su pueblo. Mas cuando nos acercamos a ellos había ya unos 4.000 tierras, pero consultando tan solo los intereses de los cristianos.
hombres, porque habían reunido a sus amigos.
Sábese de rebaños enormes de caballos desparramados por estas tie-
El 15 de junio se produjo el choque en las inmediaciones del rras, de los que Mendoza y los suyos abandonaron meQjo siglo atrás,
río Luján ( llamado valle cle Corpus Christi), originándose un reñido multiplicados en número considerable. Caray, a falta de mejor aliciente,
combate con los indios lugareños. se los ofrece como compensaci6n a los que con él vinieron. Agrega a esto
Al atardecer de ese día los q ueranclíes emprendieron la retirada, el repartimiento de los indios de estas regiones, en "Recompensa de ...
sufriendo los espafioles treinta y cinco bajas, incJusive la de su muchos gastos y trabaxos que An Tenido en dha poblaci6n".2
jefe. Sobre este combate, Schmidc1 aclara :
Esta facultad real para tomar a '\ZOluntad cierto m'.1mero de
Se batieron tan furiosamente, que salimos nosotros bien escarmen- indígenas, buscando su bien espiritual, había sido concedida a
tados. aquellos que descubrieran y pacificaran nuevos territorios, durante

l Crónicas militares, t. I, p. 59. 2 Cr6nica.s militares, t. I, p. 61.

84 85
los liempos de Ja conquista y colonización de las Indias. A ella Olvidaron esos conquistadores que ya el Papa Paulo III, en
se la denomin6 "'Encomiendas". junio de 1537, m ediante sendas buJas, declaró que los indios del
Nuevo Mundo "son realmente hombres", no debiendo continuar en
Vemos desde esa hora a los primeros pobladores de Buenos Airas condición de esclavos.
en "Nombre de In Santísima Trinidad. dios padre, dios hijo y dios espíritu Después de Isabel la Católica hubo monarcas como Carlos V
santo y de la Virgen Gloriosa Sta. María Ntra. Señora y en nombre de en 1542, Felipe II en 1593, Felipe llI en 1601, F elipe IV en 1628,
la Majestad Real del Rey Don F elipe l" dueños de todo lo que las po-
tencias divinas, reales y humanas podfan ofrecerles: tierras, haciendas y para no mencionar otros, que se distinguieron por sus instrucciones
habitantes de estas comarcas, que, por la ficción de un derecho se adue- benévolas y celo, recomendando a sus delegados justicia y dulzura
ñaron. Al entregar en propiedad la vida de seres y la existencia de cosa~. para tratar a los indígenas. D esgraciadamente los hechos dieron
la vana fantasía de los hombres sintióse halagada Y• cumplida su ambición lugar a constantes insurrecciones y los indígenas no aceptaron esta
de señorío.ª esclavitud y pronto se fugaron, refugiándose los guaraníes en las
comarcas al norte de Buenos Aires y Jos pampas en las llanuras
Confirmando lo dicho, en 1583 un subalt~mo de Caray, el del Salado o más al sur.
Sargento Mayor Juan Ruiz de Ocaña, sostuvo un nuevo encuentro Con semejantes atropellos consumados en nombre de la civili·
zación y reiterados continuamente, los conquistadores predispusie-
... habido a cuatro lenguas de Buenos Aires, con el cacique de nación ron bien pronto en su contra el ánimo de los salvajes, restando
guaraní Telemonián Condie, que fue vencido y cuya tribu redujo a enco-
mienda en su provecho el conquistador Juan Ruiz de Ocaña, que lo venció, igualmente ambiente a la obra de catequización e mpeñada abne-
originó el nombre del hasta hoy llamado río o arroyo de la Matanza.4 gadamente por los misioneros católicos.
Así, los españoles despertaron en los indios su espíritu guerrero,
Así este sistema de encomiendas, que se caracterizó por la exaltado por Ja pasi6n de la lucha que los volvió más salvajes y
esc1avitud del salvaie, creció paulatinamente y a su vez dio motivo sanguinarios y así también se inició la rebelión de una raza bravía,
al distanciamiento de los indios de la vecindad de Buenos Aires y plena de ansias de libertad, exasperada por las violencias, arbitra-
a continuas fugas de los esclavos. riedades e injusticias de los peninsulares.
La realidad de los sucesos ocurridos, narrados en parte por A los indios, dentro de sus bárbaras costumbres y primitiva ci- -·
un testigo imparcial como Schmidel, ratifica que los españoles fueron vilización, no les faltó la clarividencia necesaria para comprender
reincidentes en el uso de procedimientos arbitrarios y violentos, que seres extraños a su raza, lenguaje y otros hábitos, no sólo
no sólo reñidos con la obra civilizadora que sustentaban, sino tam· pretendían. esclavizarlos a sangre y fuego, sino que, violando todo
bién con el deseo de las cortes de Madrid: sentimiento humano, Jos iban despojando de sus bienes naturales.
Todo hace pensar que quizá los blancos hubieran logrado desde
Los reyes de España desde Isabel Ja Católica habían declarado que
Jos indios eran libres, pero los súbditos de los reyes resolvieron de hecho el principio un éxito más efectivo, más breve y más espirifual, si
lo contrario. Aquella gran mujer, sabiendo que el descubridor de América Ja conquista del nativo la hubieran basado en procedimientos más
h:ibía enviado a la Península varios indios, ordenó en el acto restituirlos humanos, acordes con las instrucciones de los monarcas católicos
a su país, diciendo: ¿quién es Don Cristóbal Colón para disponer de mis y con las normas elementales del d erecho de gentes, reservando
súbditos? Los indios son tan libres como los españoles. Pero Aguirre c.n tan solo el uso de Ja fuerza para aqucJlas tribus r emisas u hostiles,
Santiago, Abreu en Córdoba, Irala en Paraguay. disponían que fueran que evidentem ente lo justificaran.
esclavos v lo eran, porque en América los caudillos eran más que los En cuanto al origen
magistrados instituidos por la ley.is
El mismo Colón, el grande descubridor del nuevo mundo, no obstante
su elevación moral, creía oue la América y sus habitantes debían ser tra-
tado~ como país conquistado y como esclavos, y poseído de esta idea fue ... de las hostilidades pampas, se mencionan por primera vez en 1672
un desgraciado colonizador de las Antillas.6 (Acta 6 de abril), diciéndose que los indios habitantes de la sierra (Tandil
o Vulcán) han hecho daño a una estancia. Quiere decir esto que los
habitantes de Buenos Aires disfrutaron de paz con los indígenas durante
casi un siglo y que ese año de 1672 marca la iniciación del cerco pampa,
3La Guardia de San Miguel del Monte, E. F. Sánchez Zinny, p. 11. que seguirá estrechando cada vez más. No hay la menor duda de que fue
4 La guerra de fronteras en r.i pampa ckl cokmiaie, Anlbal D. Facio, p. 6.
G Crónk;as militares, t l. p. 77.
el multiplico de la hacienda cimarrona que al hacer -habitable la pampa
e Historia de Belgrano, Bartolomé Mitre, t. l, p . 4.'3. porteña provocó la succión de los indios extendidos por el sur de Buenos

86 87
Aires, las márgenes de los ríos Colorado y Negro, los valles andinos y hasta ches, pehuelches y otras indiadas, con las que se lanzó nuevamente
del propio Chile. 7 . al asalto de los principales establecimientos del sur mendocino.
Este tren de violencias menudeó hasta fines de ese siglo xvn,
Dura~te ~I gobierno de D. Andrés de Robles ( 1674 -1678), en que los salvajes, entusiasmados por !ms éxitos anteriores, los re-
este func1onano personalmente se internó en los aduares de los petían indistintamente en todo lo largo de la frontera de Mendoza,
pamp~s, . b.uscando ,P?r medios pacíficos su catequización. Si bien de San Luis y de la misma Córdoba, regresando a las tolderías
en prmc1p10 tuvo ex1to, pronto inconvenientes que surgieron como con numerosos cautivos y gran cantidad de ganado.
f~lta de medios y enfermedades, malograron tan buen propósÚo vol- En el siglo xvm, reeditaron sus correrías anteriores, resul-
viendo los salvajes a su vida indómita. ' tando .impotentes los esfuerzos del gobierno provincial para conte-
ner esos desmanes. Ocurría que el salvaje, bien informado y mejor
E.n 1686 los indios pampas ya llegan en sus incursiones a las puertas montado, basaba el éxito en la sorpresa y rapidez con que actuaba,
de ]a cmdad y en acta del 26 de abril, el Cabildo pide medidas para evitar frente a indefensas poblaciones y débiles milicias provinciales.
danos, robos, muertes hechas por los pampas en estancias y chacras.•
Así transcurrió este siglo, jalonado por continuas destrucciones
y matanzas, mencionándose entre las primeras ]a del fuerte de San
. La defe.nsa ~ediata de los pobladores estaba librada a sus Carlos, que era el bastión más aislado del sur mendocino.
exiguos 11Jed1os y ast el salvaje, conociendo el terreno y bien mon-
tado, acometía cuantas veces se le ocurría y donde quería en su Ante la escasa resistencia que encontraba a su paso, el malón
afán de robo. cada vez entraba más hacia el interior de la provincia, en de-
Para B~enos Aires, la vida rural en el siglo XVII se caracterizó manda de nuevos objetivos, porque los del sur del Diamante poco
por ~na sene de malones de tristes recuerdos, ante los cuales las aliciente ofrecían; en 1784, los incursores llegaron hasta Luján y
autoridades col.oniales poco o nada podían hacer para impedirlos, a los suburbios de la misma capital, alarmando a sus pobladores,
por la falta evidente de recursos apropiados. quienes, ante el peligro evidenciado, aunaron sus esfuerzos en bien
En cuanto a Córdoba, en 1609 su frontera sur fue saqueada de . su seguridad.
P?r lo~ pampas, motivando que su gobernador D. Alonso de Rivera En estas difíciles circunstancias, en 1785 el maestre de campo
d1sp~s1era que el Teniente D. Luis del Peso procediera a Ja re- D. José Francisco de Amigorena logró organizar y armar un nutrido
~res1ón qe los salvajes. Este oficial atacó a la indiada en su re- escuadrón de voluntarios, con el que resueltamente salió al encuen-
tu~da Y en sus toldos, logrando un éxito total. Desde entonces y a. tro de los indios y tras rudos combates los rechazó desde el Carrizal
ratz de las paces que se celebraron, los indios se mantuvieron más hasta el Neuquén.8
o menos tranquilos hasta la mitad del siglo XVII.
Las provincias de Cuyo también soportaron la furia de los En esta tarea Amigorena insumió cerca de siete años, pero tuvo
bárbaros, los qu~ asaltaro:i sus establecimientos del sur dejando a la satisfacción de alejar el peligro de la ciudad capital, haciendo
su paso nada mas que rwna y desolación. retroceder a ]a indiada ensoberbecida hasta sus antiguas guaridas;
Así tuvo lugar en 1606 la primera correría de los indios del
sur del Diamante sobre las aisladas poblaciones mendocinas como
reacci~n al mal trato que sufrían los aborígenes de manas 'de los 8 Dentro de los cargos militares existentes en el virreinato, en lo relacio-
conquistadores. nado con fronteras, hablan:
Comandante general de frontera: Quien tenía a su carj!O la vigilancia de
Casi medio siglo más tarde, en 1658, tuvo lugar una sublevac-ión la extensa línea de frontera y la distribución y empleo de las tropa.s perma-
genera~ de lo~ puelches bajo el mando del cacique Yiuiaric, pero, nentes ( Blandengues) en los fuertes y fortines. También efectuaban las expe-
prevemdo a tiempo e.1, gobi~rno de la invasión que se preparaba, diciones en persecui:i6n t castigo de los indios invasores. Pcr lo i:reneral ese
eQg~rgó de la repres10~ al ~e~eral de Carbajal y Saravia, quien cargo lo desempeñaba e mismo Comandante del Cuerpo de ~landengues de
pudo sor~re?der al cacique md1~en~ y, ~l tomarlo prisionero junto la Frontera, por sus funciones.
Maestres de Campo: S6lo eran jefes de sectores de la frontera, que se-
· a sus ~rmc~pales secuaces, coniuro a tiempo el peligro de una cundaban al Comandante general en sus tareas. .
nueva mvas1ón. Comandante general de la Campaña: era la autoridad en tiempo de
Al año siguiente el cacique Tanaqueupú acaudilló a los pehuen- guerra y en previsión de un conflicto con un enemigo externo (Inglaterra y
Portugal) .
Estos cargos subsistieron por largo tiempo, en fonna confusa, a raíz
7 El gaucho, Emilio A. Coni, pp. 21 y 22. de las constantes modificaciones orgánicas que hubo en los siglos xvm y XIX.
• Ver nota o9 7.
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tan distinguida y meritoria acción le valió el aprecio de toda Men- en la campaña, sacrificándoselos única?1ente en la ciudad de Buenos
doza, por Jo que fue poco después ascendido al grado de general. . Aires y en los establecimientos autorizados. .
Entre fines del siglo xvm y comienzos del siguiente, desde Por su parte los indios también se agenciaban este ganado,
la ciudad de Mendoza hacia los campos del Sur, se efectuaron no sólo para proveerse de susttmto sino preferentemene para arr~ar­
unas quince importantes expediciones a cargo de Amigorena, las que lo a través de los valles patagónicos hacia Chile, donde lo vend1an,
permitieron derrotar a los indios y rescatar centenares de cautivos, o solían entregarlo a otros traficantes que merodeaban por, la
ganado, y otros efectos robados por éstos. Entre estas campañas, Patagonia, obteniendo en cambio productos carentes en sus toldenas.
se destacaron: la de 1778, en que incursionó contra los indios si- Al respecto:
tuados en "Los Manantiales", paraje cerca de los rí9s Salado y Dice Azara que los indígenas de las faldas de los And~ empezaron a
Colorado. La de 1781, oportunidad en que Amigorena llegó hasta llevar grandes cantidades de hacienda a Chile, cuyos pr~1d~nt?5 ~lebra­
proximidades de la confluencia del Limay y el Neuquén. (Río ban con ellos contratas al efecto. Este tráfico, de apanenc1a mob1etable
Negro). En 1784 se ejecutó una operación en común entre las fuer- en sus comienzos, puesto que se trataba de hacienda alzada que los na~1-
zas de MC'ndoza y Buenos AirC's, para escarmentar a los salvajes. rales capturában lo mismo que el yeguarizo, contravení~n.' del punto . e
Amigor<'na comandaba las fuerzas de Mendoza, y las de Buenos vista de las poblaciones del Río de la Plata, ·u?a dispos1ci6n gubernativa
Aires que operaban desde Carmen de Patagones Jo eran por el que había declarado a dicha hacienda de propiedad comunal.
superintendente D. Juan de la Piedra. Esta expedición fue derro-
tada por el cacique pampa Negro, debiéndose lamentar la muerte Más tarde, en 1783, mientras el navegante español Villarino
de de la Piedra y del insigne navegante VilJarino, quien ya en reconocía el río Negro, comprobó personalmente el tránsito de ha-
1783 efectuó por primera vez un extenso y detallado reconocimiento cienda marcada hacia Chile, robada por los indios a los ~olonos
del Río Negro. bonaerenses. En esa oportunidad le expresaron los salva1es que
Pes<' a los desbordes de los pampas, los aledaños de Buenos habían hecho trato con habitantes de Valdivia para proveerles
Aires se poblaron paulatinamente de toda suerte de chacras, estan- ganado, el que arreaban pasando el río Negro .fre'!1~e. a Choele _Choel.
cias y vaquerías, protegidas tan solo por el precario amparo de las Indudablemente, a los indios este comercio 1hcito les reportaba,
guardias y fortines de entonces y por las escasas milicias volunta- sin mayores sacrificios, buenas ganancias. Un arreo representaba
rias, mandadas por jefes militares encargados de Ja seguridad de un capital que a su vez les permitía proveerse de ropas, prendas
la frontera , (maestres de campo). de abrigo, bebidas, armas, alhajas de metal y otros ~lementos. de
Bajo tales auspicios se inició en la campaña la incipiente agri- que carecían, con los cuales surtían a sus familiares en pnmer té:mmo.
cultura, cosechando los colonos las primeras fanegas de trigo, maíz Las más de las veces el ansia desmedida de poseer haciendas
y otros granos. para lucrar daba lugar a robos, cometidos por los salvajes o esp~­
ñoles. Estos ~matreros procedían impunemente ante la ausencia
Pero la principal ocupación y riqueza de Ja época la cons- de toda ley o autoridad que lo impidiera, imper~ndo tan solo la
füuía la captura de los vacunos en estado cimarr6n, para quitarles violencia y el derecho del más fuerte. . .
sus cueros y otros productos como grasa y cebo, con cuya venta Normalmente eran traficantes blancos los que msh~aban ~ los
obteníansc buenas ganancias.
salvajes a cuátrerear, dándoles a cambio del ganado, ~eb1das, ~mero
Al principio estas actividades no estaban sujetas a reglamen- u otras mercancías, que se canjeaban en una especie de fena ce-
taci6n alguna, sino al simple dei;eo de comerciar; luego fueron to- lebrada aún en 1814, en la zona de las nacientes del arroyo Cha-
mando cuerpo, por la abundante demanda de los productos y así paleufú (Buenos Aires).
aumentaron en los siglos :\."VII y XVIII las vaquerías y saladeros en. Los perjudicados por estos robos, en el des~ ~e recuperar sus
las fértiles llanuras bonaerensC'.s, induciendo a los pobladores '3. haciendas; a su vez atacaban a los cuatreros, ongmándose. e! mal
internarse más, día a día, en las tierras indígenas.• hábito de sistematizar, con razón o sin raz6n, estos proced1m1entos
Ello originó un exterminio tal del ganado, que bien pronto expeditivos. d 1 · d. f
las autoridades debieron re~lamentar y conceder permisos para su Así en este siglo xvn, los robos o desbordes e os m ~os ue-
faenamiento. En 1748 se prohibió totalmente la matanza de novillos ron paulatinamente adquiriendo más proporci6~, dando ongen al
mal6n, que por el salvajismo con que era e1~~tado sembraba
la ruina y la muerte en los florecientes establecumentos que poco
11 Aún en el ano 1801 por el puerto de Ensenada (Barragán., se expor-
taron 150.000 cueros y otros frutos de un valor de $ 500.000 fuertes. (Censo a poco s~gían en la campaña. . d
general de la Pcia. de Bs. As., ed., 1881, p. 90.) En 1636 las autoridades de BueQos Aires dictaron un han o

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contr~ los ladrones de haciendas, pero pese a él los robos seguían, Nuevos· tratados de paz que se lograron establecer con algunos
refugiándose sus autores en las tolderías o en el desierto para caciques de los pampas limitaron algo su osadía, pero duraría poco
eludir a Ja justicia. tiempo porque en 1739 se reanudaron las hostilidades de los salvajes
. Por otra .parte la -~etróp~li había establecido un rígido mono- contra los florecientes pueblos de Luján, Arcco, ~ lalanza y Magda-
polio con:icrc1al, permitiendo unicamente exportar por el puerto de lena, llegando a veces los malones hasta bien cerca de la misma Bue-
Buenos Aires; esto dio principio e incremento a un activo contrabando nos Aires.
por las desoladas costas del Plata, en el cual participaban activamente Tan solo en el pago de Magdalena, atacado a fines de 1740 por
!oda clase de aventureros y traficantes, especialmente portugueses, las huestes del cacique pampa Cangapol o Bravo (para los españo-
ingleses y holandeses. les hijo de Caca poi ), mataron unos 200 pobladores y se retiraron
~~ consecuenc~a comprobamos que no sólo el deseo de pre- con cautivos y 20.000 vacunos.
dom1010 ? el conqu1s.tador sobre el nativo originó esta lucha, sino Las tentativas de una represión fueron tardías y estériles por-
que la misma fue alimentada por el interés comercial nuevo factor que los invasores, bien montados, pronto ganaron seguro refugio en
que con~ibuyó gradualmente a su intensidad y prop~gación. sus lejanas y ocultas tolderías.
Recap1tulan?o vemos que durante los siglos XVI y XVII, tribus Con esas alternativas la paz se concertó otra vez en 1740, entre
arauca~as em1gr_aron de sus lares atraíd~s por la hacienda salvaje el ¡robernador Ortiz de Rozas y los salvajes, quienes fueron recibidos
yeguar1za y bovma que vagaba por las fertiles llanuras bonaerenses. y obsequiados por aquél.
Así estas tribus se instalaron en los valles de los ríos y arroyos lle- Relacionado con ese acuerdo de paz tuvo lugar en mayo de ese
gando hasta las zonas de las sierras de la Ventana y del Tandil d¿nde año 1740 la fundación del pueblo de Nuestra Señora de la Concep-
las encontró por primera vez D. Juan de Caray en su expedición a ción por el padre jesuita Matías Strobel, en Ja margen sur del río
las sierras de los Padres (zona de la actual Mar del Plata). Salado, a unos 30 km de su desembocadura. Fue la primera reduc-
Por lo tanto podemos afirmar que los primeros pobladores de ción en el sur de Buenos Aires para Ja conversión de los indios
~ Pampa y Patagonia, es decir, los indios pampas, como los deno- pampas, donde modestos misioneros también les enseñaron a sem-
minaban los es~añoles,_ pr~cedicron de una corriente emigratoria del brar y cosechar el trigo y otros frutos de la tierra.
oeste Y no tuvteron nmgun contacto con los indios que primitiva- Más tarde, desde principios de 1744 hasta mediados de 1746,
mente poblaron las r~beras del Plata (guaraníes y querandíes), en otro padre jesuita, Tomás Falkner, con un pequeño séquito exploró
Ja época de Ja fundación de Buenos Aires por Mendoza. los campos al sur del río Salado hasta el cabo Corrientes, en busca
. En el siglo ~ el proceso iniciado no cambió mayormente de de un lugar apropiado donde su orden religiosa quería formar un
fisonomía, sucediéndose los saqueos por los salvajes y las represiones pueblo o reducción en el territorio de los belicosos pampas.
de Jos peninsulares. Como consecuencia de ello, en un nuevo viaje Falkner y el padre
Las buenas relaciones que precariamente se habían logrado es- José Cardiel fundaron en 1747 la Reducción de Nuestra Señora del
tablecer con los pampas dieron cierta seguridad a la campaña, donde Pilar en las proximidades de Mar del Plata. 11
moraba entre otros el cacique Cacapol, amigo de los españoles. En cuanto al problema de la seguridad de la campaña, la mis-
Mue~o este cacique, terminó la armonía y en 1737 los partidos de ma sólo se lograría terminando definitivamente las agresiones mutuas
Arrecifes y Areco fueron asaltados, retirándose los indios con gran y las causas que las originaban. Entre éstas, las arbitrariedades y la
cantidad de cautivos y hacienda. mala fe de muchos comerciantes o pulperos que vendían clandestina-
El maestre de campo D. Juan de San Martín decidió escarmen- mente alcohol a los infieles, o se lo daban a trueque de plumas, cue-
tarlos, pero al no dar con los incursores desahogó la ira de su fracaso ros, boleadoras o ponchos que traían.
con la pacífica tribu de Caleliyán que moraba por las costas del Iniciados los indios en ese vicio de nada sirvió la acción de Jos
Salado. La injusticia cometida provocó a su vez en 1738 una inva- padres misioneros y los acuerdos celebrados, porque con razón o no,
ción al pueblo de Luján por 300 indios aucás y picunch~s. quienes,
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los indios culpaban a los españoles de robarles sus bienes, inducién-
como de costumbre, lograron retirarse con un buen botín. dolos al malón para recuperarlos.
En medio de esas tribulaciones fue como en 1739 se levantó en Al mismo tiempo, las autoridades proyectaban medidas para de-
los pagos de Arrecifes el primer fortín de nuestra campaña, desde fender la frontera, ya fuera reclutando milicianos a sueldo, levantando
donde los .milic~anos que lo guarnecían debían prevenir los malones;
pero su eXJstenc1a fue precaria.1º 11 Guillermo Furlong en Tomás Falkner 1/ su Acerca de los Patagones
(1788), ed. 1954, p. 32 y ss., hace un veraz relato de la obra de esos padres
10 Acuerdos del Cabildo de Buenos Aires, Serie 11, t. Vll, p. 508. jesuitas.

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nuevos fortines o instando n los pobladores a armarse en su defensa, de subunidades las milicias que pudieran reclutarse. Además, dispU-
pero las posibilidades de lograr tales resultados eran muy escasas. ~ ·so la construcción de algunas obras elementales de fortificación y
La grave situación imperante movió a esas autoridades coloniales, 1 la exploración del campo, con el fin de estar pr('vcnidos contra las
<'n el año 1745, a <>stableccr un impuesto a los comerciantes de sal, actividades de los belicosos indios.
para agenciar los fondos necesarios con el fin de adquirir armas y Indudablemente estas medidas basadas en el empleo de mili-
otros elementos para la defensa de la frontera. Esta medida no me- cianos sin ninguna instrucción ni cohesión orgáni~: no fueron ~ás
joró mucho en la práctica la situación reinante, porque los fondos que un débil paliativo para ese terrible mal que aílig1a a la campana,
obtenidos fueron mal administrados. la que ya por el año 1750 llegaba a las costas del Salado, con sus
Ante esta triste realidad, los pobladores aunaron sus esfuerzos establecimientos más aislados.
en bit>n O<' una defC'nsa coleeliva, J><'TO mayormente no dio resultado Como es fácil de im:iginar, este servicio de milicianos dejó mu-
por In desorganización y <>scasez de armas con que actuaban y Jos cho que desear, entre otras cosas por las continuas deserciones que
desbordes de los salvajes se repetían continuamente. vuelta a vuelta se producían. Las mismas se justificaban co~ide-.
Pese a lo dicho, había indígenas que por su naturaleza pacífica rando que esos soldados no tenían ninguna instrucción práctica m
S<' avenían a la amistad con los cristianos, ocupándose <'n comerciar teórica y que, al no recibir sueldo alguno, debian ocuparse en ?tras
con éstos, vendiéndoles plumas, cueros. etcétera. tareas para agenciarse dinero o medios con qué mantener íl sus fa-
Otras tribus también dóciles habían aceptado el trato con los milias.
blancos, cobijándose bajo su amparo y se les pem1itía vivir próxi- Además, el largo alejamiento de sus hogares d.ejaba ª.éstos. y
mos n las poblaciones rurales, en muchas de las cuales eran utiliza- otros bienes a expensas de los salvajes, que vuelta a vuelta· mcurs10-
dos como peones. Con todo, su número era muy reducido, aprecián- naban por los pueblos fronterizos.
dose que en 1744 no pasaban de 500, siendo en su mayor parte gua- Complicaba también la solución oportuna de estos problemas
ran\es ó indios del norte'. En cambio, los pampas eran más reacios la poca autoridad que tcnian en esa época los gobernadores de Bue-
y los que convivían próximos a los cristianos no excedían de 200 nos Aires; en efecto, dependían, paro Ja solución de m~chos a~tos,
en total. · del virrey del Perú y asimismo éste, en muchas cuestiones, deb1a a
Las autoridades coloniales trataron por todos los medios de su vez recabar la autorización del monarca.
atraerse a los principales caciques, para lo cual estipulaban nuevos En consecuencia, la falta de atribuciones de las autoridades para
tratados de paz o les permitían comerciar con los pobladores, aun tomar medidas, Ja escasez evidente de armamento y equipo y el poco
en la misma ciudad de Buenos Aires. valor profesional de los milicianos y su~ con:iandos, retardaba.~ so-
También se lc>s permitió a los que poblaban la zona próxima lución de la seguridad de la frontera mtenor. A esto tamb1en se
a las Salinas Grandes vender a los cristianos la sal extraída de dichas sumaba el desconocimiento del terreno y el largo proceso de la apro-
salinas, originando esto un comercio que adquirió relativa impor- bación de las medidas que aconsejaban los gobernadores, que como
tancia, por la gran cantidad de sal que se consumía en la población vimos sólo eran ejecutables si así lo ordenaba el rey mediante una
y en los saladeros de Ja campaña. real cédula.
Desplazados lu('go los indios de estas actividades, los particula- Muchas veces ocurría que ciertas iniciativas impuestas por las
res se hicieron cargo d e este comercio, pero la necesidad de evitar circunstancias y en plena ejecución, fueron posteriormente desau-
el lucro y asegurar la llegada de este producto· obligó al gobierno a torizadas y dejadas sin efecto. .
tomar medidas al respecto. Con todo se logró atemperar esta situación mediante renovados
En 1778 el virrey Vértiz encargó de tal tarea al maestre de cam- tratados de paz, establecidos con los caciques de entonces, sobresa-
po D. Manuel Pinazo, quien cxpcdicionó al. frente de una caravana liendo entre ellos el cacique Bravo o Canga poi (hijo de Cacapol),
compuesta, entrn otros elementos, por 600 carretas, 12.000 bueyes, reconocido por su valentía y prestigio entre sus c?ngén~res.
2.600 caballos y cerca de 1.400 personas, entre soldados, picadores Desgraciadamente estos acuerdos tuvieron vida ef1mera, porque
y artesanos necesarios. Estas cifras dan una idea de la importancia a las causas ya explicadas se sumaba que, las más de las veces, los
que revestía el abast('cimicnto de este producto a la ciudad de Bue- españoles faltaron a sus compromisos de paz, porque las necesidades
nos Aires. de un arraigo .incrementado iba formando nuevas chacras y campos,
Volviendo al probl('ma de Ja seguridad de la frontera interior, más allá de.l ejido rural, rozando los feudos de sus intolerantes ve-
en 1746 el ma~!re de campo D. Juan de San Martín, a cuyo c¡lrgo cinos. 1
se encontraba la defensa de la misma, ordenó por su cuenta y riesgo Así, tal•estado de cosas y los rniterados desastres causados por
que en cada partido o lugar más amenazado se organizaran en forma los malones efectuados indistintamente sobre Pergamino y otros pue-

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blos vecinos, decidieron en 1751 al gobernador Andonaegui a crear la defensa contra los bárbaros, llegando a tener en la época un total
por acuerdo del Cabildo, del 8 de febrero de ese año, compañías a ·de veinte compañías de caballer!ª· .
sueldo de milicias de caballería, que se designaron vulgarmente con Mendoza, como ya se explico, no se sustra¡o a esta clase de suerte,
el nombre de blandengues. . es ecialmente de Jos pchuenches, pero lograda l a paz con ellos a su
Para su sostenimiento se creó también un impuesto denominado ve~ se constituyeron en defensores· de la fr?nkra contra los .malones
"rama de guerra", alimentado por el pago de dos reales por cuero de los huilichcs, tribu enemiga de la anterior.
que se exportaba a España, cuatro por cada petaca o tercio, cuatro
por cada odre de vino o aguardiente de Cuyo y así aplicable pro-
porcionalmente para otros productos con que se comerciaba en la
época.
Inicialmente tan solo se organizó una compañía de blandengues,
pero para junio de 1752 ya se dispuso de tres, denominadas: La
Conquistadora o Atrevida, L a Valerosa y La Invencible, destinadas,
respectivamente, a los fuertes del Zanjón, Luján y Salto (ver ane-
xo N º 1). Las mismas cubrían las fronteras d ~ Buenos Aires y de
la actual provincia de Santa Fe, y orgánicam~nte fueron las primeras 1
fuerzas o unidades militares sostenidas por el erario públíco.
En cuanto a sus efectivos, constaba cada una de un capitán,
un oficial y unos treinta hombres de tropa. La aptitud militar d e
[.
éstas, dejó mucho que desear por su deficiente organización e ins-
trucción .
E ntre otras, sus misiones fueron: defender la frontera, custodiar
el tránsito de carretas y vigilancia general de la campaña.
Si bien con tal medida no se solucionaba definitivamente el
problema de entonces, desde el momento que no ponía un freno a
los malones que se sucedían como de costumbre, por lo menos fue
un paso que se dio hacia la solución que reclamaban imperiosamente
los pobladores y hacendados de la campaña.
En cuanto a la frontera de Córdoba a Mendoza, su custodia
también estaba a cargo de milicianos, cuyo valor y eficiencia mili-
tar pr.:>porcionaban una seguridad muy débil ante las auda.ces incur-
siones de los puelches y otras tribus. •
Córdoba la vi~ilaba con voluntarios a sueldo, sitos en. los forti-
nes de Santa Catalina, San Bernardo y Las Tunas. Posteriormente
en 1788 se estableció el fuerte de La Carlota, principal baluarte de
la zona sur, que también servía de depósito general de la región.
Más tarde este servicio fue reforzado con la creación de regi-
mientos de milicias, pero como esta provincia simultáneamente tenía
que atender su límite norte contra los desbordes de las tribus del
Chaco, no pudo cuidar debidamente tan extensas fronteras.
San Luis sufrió en los siglos xvn y xvm los ataques continuos
de los indios lugareños, los q ue la saquearon en 1712 y en 1720, .
dando motivo a que se construyeran los fortines del Morro, Pulgas,
Varela y el del Cerro del Lince.
La paz celebrada posteriormente con los ranqueles proporcionó
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I~~~~.
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......_ ... ."f·¡.
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M · uí de soldado de Blandengues de b frontcrn de l uj{m, p~rlcneci~n~e
cierta tranquilidad hasta los finales del siglo xvm. al 86i~rpo creado en el año 1751. (Obtenida en el Musco C..clcmal e Hlstó-
Pese a ello, esta provincia también organizó sus milicias para rico de la provincia de Buenos Aires.)

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Que señalarían fecha para traer a Luján y entregar todos los cau·
Ante esta realidad, efectuar un viaje a <lichas provincias era tivos que retuvieren, pagándoselos 10 que fuere justo" por cada uno.
arriesgarse a Jo incierto, porque si no se iba bien armado y con una Que cada cacique y por turno de dos meses, había de entregar un
buena protección,, I~ tropas de_ c~rretas u otros_v~ajantes corrían hijo en rehenes, para asegurar el cwnplimiento del tratado.
el peligro de ser victimas de los 10d1os, o de los cnshanos refugiados Que obligarían al cacique "pampa" Rafael a aceptar la paz. y en
entre ellos. ('3SO de estar reticente, han de traer su cabeza a la frontera de Luján, la
En la ~mpaña de Buenos Aires, en 1753, los pagos de Magdale- que entregarían al jefe del punto. ~
na fueron impunemente asaltados por el cacique Cangapol y los Aceptadas las condiciones, el tratado quedó hecho, comprometién-
estragos de los malones, aún en 1766 no se habían atenuado' en sus dose el cacique Aguel a concurrir a la capital y entregar al gobernador
dolorosos saldos; .ª su vez por_ el año 1768 volvieron a inquietarse en rehenes un sobrino por no tener hijos.
los pampas cometiendo una sene de desmanes, pero se logró en parte
contenerlos. En octubre de 1772, el Cabildo de Buenos Aires orden6 un nue-
El maes~rc de cam~ ele c>ntonces y jefe de los blandengues, vo reconocimiento de la campaña bonaerense, visitándose los campos
D. Manue~ Pmazo, efectuo en 1770 una expedición hasta el río Salado. situados en las márgenes del Salado, desde Melincué hasta cerca del
La misma. partió a principios de octubre y pasando por Cruz Vulcán, con vistas a la instalación de nuevos pueblos ante el aumen-
de Guerra y s1err~· de la Ventana llegó hasta las márgenes del río ~ experimentado por la población rural.
Colorado, reconociendo la zona inmediata al mismo. En 1776, con la creación del virreinato del Río de la Plata,
E? su re~eso to~aron la dirección de la sierra del Vulcán, sor· mejoraron algo las cosas. En tal sentido, el primer virrey D. Pedro
prendiendo tribus de mdios enemigos a las que derrotaron después de Cevallos, alarmado por Ja indolencia con que se toleraban los
de un combate, causándoles un centC'nar de muertos y capturándolt>s malones, encaró el problema de la defensa contra el salvaje; pero, al
cerca de 4.000 animales. querer llevarlo a la práctica, tropezó con los conocidos inconvenien-
En su época esta expedición fue una de las más importantes tes materiales.
de las que se ejecutaron. por haber alcanzado en el río Colorado la Con todo reforzó algunos fortines y construyó en la fronU.ra
zona del país de los tehuelches; asimismo porque se abasteció por de Santa Fe el fuerte de Melincué, terminado en octubre de 1779.
sus pr?pios medios durante todo su trayecto. En 1778 creó dos cuerpos "fijos'', cuyo núcleo lo constituían 'tro-
, Pmazo propuso al gobernador Bucarelli ocupar el desierto hasta pas veteranas que irucialmente trajo de España, pero llegó a desem-
el no. Salado, pero este plan no prosperó por considerárselo un tanto peñar esas misiones un solo cuerpo de dragones.
atrevido, Y el mismo se limitó a establecer una línea de fort ines en Dentro de los medios y posibilidades existentes logró frenar algo
las g-uardias de Chascomús, Monte, Rojas. y en los puntos intermedios los ataques de los salvajes, pero preocupado por otros problemas
de Ranchos, _Navarro, Lobos y Carmen de Areco (de hoy ). El costo políticos do mayor consistencia. no pudo dedicar más atención al
de estos fortin es fue de $ 200.000 fuertes. Así la parte defendible escarmiento de los infieles. Así fue acusado de despreocupación e
de la campaña fue de unos 30.000 km. A este avance respondió un indiferencia ante nuevos malones ejecutados contra los partidos de
malón, de grandes ~fectos sobre Luján, _Sa~ Vicente y Magdalena. Pergamino, Salto, Saladillo y La Esquina.
Aun en 1770, dicho gob ernador logro concertar en las proximi- Su relevo ese mismo año por Vértiz lo sorprendió cuando pro-
dades ~e la l_~guna de los Huesos un nuevo tratado de paz con los yectaba ejecutar un ataque general contra los indios del sur de
· aucás, 1mpomendoles, entre otras, las siguientes condiciones: Buenos Aires, del cual nos ocuparemos más adelante.
Su sucesor Vértiz, virrey americano de mucho carácter y am-
No podrían trasponer Ja línea de fronteras y en caso de hacerlo pa- plio deseo de asegurar definitivamente la paz y seguridad en las
r~ ll_egar a la capital, tendría necesariamente que ser por la de L~ján, z.onas rurales, se destacó por una serie de medidas bien efectivas.
s1gu1endo el camino Saünas, no excediendo el número de seis personas Dispuso oportunamente la reparación de los fuertes anticuados y
custodiad.as por uno o dos soldados de aquella frontera. ' construir otros más modernos a fin de que tuvieran más valor, dentro
~enan responsa~ili~~os. por cualquier daño o perjuicio que se de una frontera tan extensa como era entonces. Para dar una idea
exp~nmentara en la ¡unsdicc16n, aunque Jo ejecutaran indios de otras
naciones. de lo que serían dichos fuertes, nada mejor que consultar la memoria
No osarí~n llevarse los ganados que por esterilidad de los campos de Vértiz a su sucesor, el Marqués de Loreto:
traspasen la linea, quedando advertidos que serían castigados siempre
que haya ~lguna no~ci~ o .se _encuentre rastro que manifieste el hecho. S61o se hallaban tres pequefios corrales que denominaban fuertes,
Cel~nan que run~n !nd10 se apodere de esos ganados y a quien donde se entraba o se salía a caballo, con tres compafiías que se titula-
sorprendieran se Jos qmtanan, matándole en castigo, fuere quien fuere. ban de Blandengues que las guarneclan, compuesta cada unA de capitan,

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' 01

alférez con 30 hombres, inclusos sargentos, baquianos o guías, cabos y


soldados; mandadas por paisanos que ,las conservaban en el mayor des- Este plan fue aprobado por real orden del 5 de marzo de 1778,
greño, sin que conociesen subordinación, tuviesen disciplina, gobierno in- quedando reservado su cumplimiento al virrey Vértiz.
terior, vestuario, ni más armas que pequeñas, desiguales lanzas y una u Al respecto, Vértiz, en su memoria al Marqués de Loreto, hace •
otra arma de fuego de diversos calibres y figuras.12 el siguiente comentario:
· En cuanto a los blandengues, los reorganizó y dio más eficien- Mi anteceso~ proyectó y se figuró que pa.r a estimar los indios bárba...
cia como tropa combativa; su memoria dice: 1 Ósenemigos, bastaba se hiciese una entrada general, que propuso y pintó
muy fácil a la Corte y no obstante de que recibió la aprobació~n tiempo
En cada fuerte mandé poner una compañía de dotación compuesta oportuno, se ignora Ja causa de su inacción y que, dilatándola, se con-
de un capitán, u~ teniente, un alférez, un capellán, cuatro sargentos, ocho tentase con dejármela encargada, sin adelantar la menor providencia
cabos, dos baquianos, un tambor, ochenta y cinco plazas de Blanden- para S\1 verificación.
gues, su total cien _plazas, co_n uniforme propio para la fatiga del campQ,
armados con carabma, dos pistolas y espada, con lo que ejercitados en el
f':1?go, as~ ~ pie, co_mo a _cab~llo al paso, al trote y galope con ·subordina- Si bien este gobernador apreci6 la necesidad de llevar un ataque
c10n, poüc1a y gobierno mtenor, a cargo de un comandante sub-inspector contra los dominios del salvaje, no se conformó con ejecutar lisa y
Je toda la frontera con dos ayudantes mayores colocados a la derecha llanamente el plan que le imponían, por considerarlo arriesgado e
izquierda Y centro de ella con una dilatada instrucción, adiciones y órde: inadecuado. En consecuencia, procedi6 al estudio de sus aspectos
nes particulares, se ha logrado poner este cuerpo en estado respetable fundamentales, asesorado por una junta compuesta por los más ex-
para algo más que indios. perimentados jefes de blandengues de la frontera; así lleg6 a la
conclusión de que dicho plan no era factible, entre otras cosas, por
Con l~ creación posterior de una nueva compañía de blanden- la falta evidente de medios materiales y poca posibilidad de escar-
gu~, d~stinada al f~erte de Ranchos, se dio por terminada la reor- mentar a un enemigo tan móvil y astuto como era el salvaje.
gamzac1ón de los mismos, cuyo efectivos posteriormente llegaron a En cambio propuso dicha junta, como mejor solución, adelantar
ser más de 1.000 hombres en total. y mejorar Ja línea de guardias y fortines existentes, más o menos
El plan que el virrey Cevallos tuviera intención de dirigir per- basta las márgenes del río Salado en la provincia de Buenos Aires
sonalmente en febrero de 1778, consistía en lo siguiente: y río Diamante en la jurisdicci6n de Mendoza.
El maestre de campo de la provincia de Buenos Aires, D. Ma-
Yo medito que se haga una entrada general en la vasta extensión nuel Pinazo, fue comisionado para reconocer e informar sobre lo
a donde se retiran y tienen su madriguera estos bárbaros favorecidos propuesto por Ja junta, quien elev6 un informe muy completo, pro-
de la gran distancia y de la ligereza y abundante provisión d~ caballos de poniendo avanzar la línea de fuertes existentes al sur del río Salado.
que están provistos. Convocaré para después de la cosecha a las gentes Tal proyecto fue aprobado por el rey en marzo de 1779, que-
de Córdoba, de Mendoza, San Luis de ~ Punta y de la jurisdicción de dando de hecho sin efecto el plan ofensivo del virrey Cevallos.
esta ciudad. Estoy haciendo un pequeño mapa donde se describirán los •• Para su cumplimiento, orden6 Vértiz el reconocimiento previo
r~mbos por donde d_ebe conducirse cada uno de los cuerpos de gente, el de la nueva zona de fronteras al Teniente Coronel D. Francisco Bet-
ti~m~o en que, consideradas las distancias, deben salir de sus respectivos
distritos .Y el ~unto de reunión a donde hayan de dirigirse.
bezé, comandante del cuerpo de artillería de Buenos Aires. Est~
_AVlSaré igualmente al Presidente de Chile por si le pareciese salir
jefe, después de un profundo estudio y viajes por la campaña, elevó
t~mb1én con su ge~t~,. por ser esencialmente interesado en esta expedi- en abril de 1779 un informe en el cual.llegó a Ja conclusión de que, ·
ción, la c,ual hago ¡wc10 que se podrá efectuar a principios de febrero, por la ubicación de las aguada.s, extensi6n extraordinaria de la nueva
que estaran desocupadas las gentes y me persuado que en el espacio de línea prevista y ·de que el río Salado (a veces intransible) quedaría
tres meses puede haber tiempo suficiente para concluir la diligencia y que a espaldas de la frontera proyectada, era inconveniente el proyecto
todos vuelvan a sus casas antes que entre el invierno. de Pinazo. En cambio, decía ser más útil dejar las guardias donde
Acaso no estaré yo aquí para ese tiempo, porque deseo volverme. estaban y construir un fortín en la laguna de Ranchos que con los
Pero es de tanta importancia el objeto, que estoy medio vencido a dete- de Lobos, Navarro y Areco facilitarían el reconocimiento del campo.
nerme para acalorarlo. Y si me fuese antes, dejaré dispuestas las cosao; Además propuso que Jos fuertes de Rojas, Salto, Luján, Monte y
~e modo que podrá efectuar esta expedición cualquiera que me sucediese.a
Vitel ( Chascomús ) se convirtieran en guardias principales. (Ver
plano del reconocimiento efectuado.)
12 Archivo General de Bueno" Aires, t. Ill.
18
Memoria de Vértiz a Loreto (Archivo General de la Nación, t. ID).
El virrey Vértiz hizo suyo tal proyecto, lo que comunicó al Rey,
el que a su vez lo aprobó en setiembre de 1779.
100
101
En definitiva, sólo se procedió a re6taurar los fuertes y fortines milicianos y blandengues que guarnecían la frontera, a fin de que
en la forma anteriormente citada, a mejorar su armamento y a sus servicios asegurasen debidamente el orden en la misma; para
aumentar debidamente los efectivos de los blandengues, encargados ello nombró un comandante de frontera subinspector de todas las
de su defensa. milicias del campo y dos ayudantes mayores, con asiento en Luján,
En el año 1781 quedaron terminadas esas obras y Ja línea gene- Monte y Salto, respectivamente. -
ral de sudeste a noroeste, constituida por los fuertes de Chascomús, A estos comandos y tropas les fijó minuciosamente sus principa-
Ranchos y Monte, fortines de Lobos y Navarro, fuerte de Mercedes les obligaciones en la Instrucción que deve observar el Comandante
( Luján), fort'm de Claudio de Areco, fuertes de Salto y de Rojas, de la F:rontera, Subinspector de 1.as Milicias del Campo y por su
fortines de Merc«cles, Melincué y de la Esquina, marcaba en la cam- ausencia o legítimo impedimento los Ayudantes Mayores a quien co-
paña de Buenos Aires y Santa Fe la frontera de la civilización. rresponda por su grado y antigüedad, las que constituyen todo un
Con análogo criterio se procedió en el sur de Santa Fe, que ya reglamento de disciplina, instrucción y empleo de los blandengues
contaba con su compañía de blandengues de 100 hombres. En Cór- y milicianos, que en ese entonces atendían los fuertes y fortines en
doba existían los Partidarios de la Frontera, que era una compañía actividad.
permanente de 100 soldados, similares a los blandengues, que cu- Por si resultara interesante su lectura, se ha estimado convenien-
brían una extensión de 70 leguas, con el fuerte de L<l Carlota en el te reproducirlas (ver capítulo "Documentación", anexo n9 1 ).
centro de la línea, aparte de otros fortines escalonados a lo largo Como resultado de es~ reorganización, las compañías de blan-
de ella. dengues guarnecían en Buenos Aires los seis fuertes principales de
Así, muchas de las actuales y prósperas ciudades bonaerenses la frontera. A Jos milicianos o voluntarios sin sueldo les incumbía
tuvieron su origen en un modesto fortín de la época colonial, que, defender Jos fortines de entonces: Ranchos, Lobos, Navarro. y Areco,
como atalaya del desierto, cerraba el paso a las ordas salvajes del existiendo en cada uno de ellos 12 voluntarios.
Sur. 14
Como ya se dijera, Vértiz se empeñó en la reorganización de los Este servicio fue poco a poco debilitándose a consecuencia de
las deserciones, motivadas especialmente en 1782 por la falta conti-
nua de pago de haberes.
· Así ocurría que los blandengues o los milicianos debían <><;uparse
en otros quehaceres para poder subvenir a las necesidades p<>rsonaJes
o de sus familias.
"!<.
• ·~ 1
Sardén, el 15 de noviembre, se dirije al Teniente de Rey, Don Diego
Salas, haciéndole presente el atraso en que se encuentran de lo que les
corresponde por racionamiento así como de Jos jornales de los tnba¡a·
dores empleados en las obras de fuertes y poblaciones.
Oada la premura de la situación, el comandante Sardén arbitra Ja
suma de 2.500 pesos con lo que entrega algo a cuenta, ante el temor que
por esta falta "pudiera haver novedad", según lo manifiesta. No andaba
desacertado el jefe de la frontera, pues las continuas demoras en la per-
cepción de sus emolumentos hacía imposible Ja vida de los infelices. solda-
dos y era un escarnio a las fatigas y peligros que pasaban.
Tarda apenas un mes (21, 14 y 15 de diciembre) , en hacerse paten-
Plano de la frontera de Buenos Aires, que :;e reconoció por orden del Excmo. tes y reales los recelos de Sardén. Desde Melincué avisan que las tropas,
señor D. Juan José de Vértiz, Virrey y Capitán General de estas provin- a las que se ordenara aprontarse para salir al campo, después de ensillar
cias, elevado- el 12 de abril de 1779. Comprende el curso del río Salado y sus caballos, tomaron sus chuzas y arreando la caballada del fuerte se
desembocadura del de la Plata, desde los 312º a 318° de longitud (Tenerife} amotinaron, abandonando a los oficiales y unos pocos soldados fieles, que
e indicaci6n de las Guardias que había para defensa de la frontera. (De quedaron a pie. Los del fortm de Areco hacen lo mismo al recibir orden
R~ DucriptitJO de los Mapas, Plmws, etc., del Virreinato de B~ Air8I -
Pedro Torres Lanzas, 1921. ) de relevar a una partida que andaba de rerorrida.
Desde Ja Guardia de la Laguna del Monte, dos días más tarde, o
~ el 17 de diciembre, Don Jaime Viamonte comunica haber recibido
noticia que los indios "rancachelcs" del cacique Llanquetruz, se estaban

102 103
preparando y reuniendo "en el arroyo de las Salinas y sierra de Galelian",
para entrar por la India Muerta al partido de los Arroyos.
El Teniente de Rey, al responder a esta comunicaci6n y teniendo
en cuenta la mala voluntad manifiesta de las milicias, comprende ser
¡ Poblaciones

San Juan Bautista de Chascomús ...


1781

374 hombres
Fin dsl siglo

1.000 hombres
aventurado pretender que se reúnan en número suficiente para responder
ª. la amenaza de los indios. ~ero, siendo indispensable -dice- atajar este 1 Nuestra Sra. del Pilar de los Ranchos . 235
"
800
"
nesgu amenazado, es necesano valerse del arte más bien que de la fue17.a, San Miguel del Monte ......... . 345 700
En este s~puesto, in~ed~atamente publique Vm. en los Arroyos, la noticia San José de Luján (Mercedes) .. . 464 " 2.000 "
San Antonio del Salto . .. ... .... . 421 750
de la venida de los md10s. mandando al vecindario eme interne sus ha-
ciendas, lo mismo puede Vm. avisar hasta Luián. para -que de esta sue1te
puedan los Sargentos Mayores citar sus compañías con mejor esperanzas
San Francisco de Rojas .. . ... . . .
San Claudia de Areco (C. de Areco)
325
85
.. 740
de reunirlas. "
A no dudar que solo así se resolverían los campesinos a abandonar
sus bogare~ e intereses por el servicio público y bien lo sabe Don Diego Al final del siglo la poblaci6n se había más que duplicado, en Ja
de Salas, cuando recomienda el engaño para atraer su concurso. ' forma indicada.is
Con esta misma fecha, el 20 de diciembre, trasmite estas noticias
Don Diego Salas al virrey, manifestando que desde el Salto Je comunican Vemos así que muchas de las actuales ciudades bonaerenses
"que se iban desertando en corto número milicianos", con lo que agrega fueron fortificaciones avanzadas dentro de lo que, en el siglo xvm,
el exponente, "que no me dab:t maior cuidado por ser una de las fre- se entendía por desierto o "tierra adentro", mereciendo el honor de
quentes ocurrencias", demostrando ser el de deserci6n el estado corriente haber sido jalones sucesivos de la obra civilizadora de nuestro
de los milicianos.13 territorio.
En cuanto a la fundación de pueblos patagónicos, más adelante
Le tocó también al activo virrey Vértiz, durante su mandato se relatarán brevemente sus orígenes.
materiali7ar u!1 viejo proyecto del Cabildo de Buenos Aires, - origi~ Los salvajes, que transitoriamente habían permanecido tran-
nado ~n el ano 1755, que consistía en fundar pueblos en la línea quilos, se disgustaron otra vez porque gente española de Buenos
f~onter~za, co~o procedimiento m~s conveniente para dar cierta con- Aires había muerto una tropa de indios con sus mujeres y niños
s1stenc1a y solidez a la campaña de Buenos Aire$. y querían tomar venganza. En realidad éste era el pretexto, pero
Dicho proyecto tuvo aprobación real en el año 1760, fecha en lo que realmente los hacía volver hostiles contra los blancos era
que el rey Carlos JII orden6 que E>n cada una de las guardias esta- el despojo continuo de que eran objeto, no sólo de las aguadas y
b!ecid~~ en la frontera se fundara un pueblo; pero se demoró su pastizales, sino de los campos donde ellos sabían que encontra-
e¡ecuc1on, la que se concretó durante el gobierno de Vértiz. rían ganado cimarrón del quP podían adueñarse libremente.
Éste ~ncarg6 al Maestre de Campo D. Juan José de Sardén, Así, los días 22 y 23 de agosto de 1780 ejecutaron contra Cbas-
en su caracter de comandante general de la frontera dirigir las comús, Rojas, Melincué y Luján un fuerte ataque, lanceando a 50
obras y vigilar el traslado de los nuevos pobladores q~e se encon- soldados y cometiendo toda clase de robos e incendios; las pérdidas
traban diseminados por los campos. materiales fueron muy elevadas para los pobladores.
Tal hecho influyó para que el virrey Vértiz decretara una serie
. Así, ~r el año 1179, junto a los cinco fuertes principales, sur- de nuevas medidas para la seguridad de la frontera, que en la
gieron of1c1almente las poblaciones de Chascomús, Monte, Luján práctica no reportaron ninguna utilidad.
(hoy Mercedes ), Salto y Rojas, si bien algunas de ellas ya existían Poco después, por el mes de octubrl'! del mismo año, un cau-
como pagos o poblaciones de menor importancia. tivo que consiguió escapar de las tolderías confirmó un aviso del
superi!ltendente de Patagones, D. Francisco de Viedma, de que
Las cifras proclamaron elocuentemente el resultado inmediato de la Jos indios preparaban una nueva invasión, para lo cual sólo aguar-
nueva política desplegada. El primer censo levantado en noviembre d<3 daban al famoso cacique Negro que tenía sus tolderías en las
1781 arrojaba los siguientes resultados: márgenes del río Colorado.
Este salvaje, dueño y señor de las márgenes de los ríos Negro

15 Historia de la prodncia de Buenos Aires IJ formaci6n de sus pueblos,


y 135. La Guardia de San Miguel del Monte' E · F · Sáncbez Zinny, PP· lº~..
16
Ricardo Levene, t. I, p. 145.

104 105
y Colorado, caracterizó su conducta con las autoridades por su poHtioa
acomodaticia a las circunstancias, así que lograba satisfacer siempre
sus desmedidas ambiciones por tratados o por malones.
Vértiz, aún impresionado por los desmanes cometidos en Luján.
I las veces rebelde a toda influencia que no fuera la de su medio,
así que poco entendía o quería entender de su mejoramiento moral
y material; generalmente, por una desconfianza intuitiva o rencor
hacia el cristiano, rechazaba toda insinuación que le formularan los
ordenó al comandante de la frontera, D. Juan de Sardén, castigar misioneros.
a la indiada. El 24 de noviembre de 1781 tuvo lugar la invasión, Además, el recuerdo de la esclavitud sufrida por sus antepa-
la que sólo se redujo a unos saqueos, por la presencia oportuna sados en las encomiendas, también contribuía a esa mala predis-
de los blandengues y milicianos que cooperaban. posición.
Sardén les salió al encuentro y en las proximidades de la laguna Testigos mudos de esa devota y tesonera obra de predicación de
de Esquive} se entabló una desordenada lucha, motivada sobre todo los padres Falkner, Strobel y Cardiel, en medio del desierto de en-
porque los milicianos se empeñaron sin control alguno de sus -supe- tonces, fueron las mcnciQnadas reducciones de Nuestra Señora de~
riores, Jlegando en su fuga a írseles encima de los blandengues. Concepción de los Pampas y de Nuestra Señora del Pilar, a las que
en 1750 se sumó la de Nuestra Señora de los Desamparados, situada en
... con tal tropel qe. a poco mas pudieron haver causado maior es- proximidades del arroyo Brusquitas. Ya mucho antes existieron otras
trago sus harma5 y caballos, que los mismos enemigos. reducciones como la de San José, desde 1604, a orillas del río Areco;
la de Tubichaminí en la isla Santiago desde 1615, la del Lago Nahuel
Los indios decidieron prender fuego a los campos para cubrir Huapi, levantada en la Patagonia por el padre Mascardi en 1670,
su retirada, obligando con este ardid a las tropas de Sardén a inter- pero su existencia fue efímera por las causas ya citadas, a las que
narse en la laguna para no perecer entre las llamas. hubo que sumar el poco apoyo que les brindaron las autoridades.
Dado que en esas circuntancias el desempeño del comandante Mencionamos antes al padre Tomás Falkner, misionero jesuita
Sardén no conformó al virrey Vértiz, permitiendo que los indios de· origen inglés. Por su profesión inicial de médico en un barco
escaparan, lo sometió a un consejo de guerra para juzgar su actuación. negrero que traía esclavos a Buenos Aires, quiso el destino que
Mientras tanto, lo reemplazó interinamente hasta 1792 el ayu- enfermera aquí gravemente.
dante mayor D. Francisco Balcarce. Posteriormente el tribunal que Restablecido de su mal, ingresó posteriormente en la Compañía
juzgó a Sardén falló a su favor, por lo cual fue repuesto en su de Jesús, a la que sirvió con talento, iniciativa y espíritu de sacri-
anterior cargo. ficio, en las misiones que le encomendaron. Dotado de una vasta
Decidido este ejemplar virrey a dar la tranquilidad necesaria cultura y de una gran predisposición por las investigaciones cien-
a la campaña, reclamada imperiosamente por sus pobladores, logró tfficas, su labor fue fecunda en todo sentido, documentando ·ia
firmar en julio de 1782 un tratado de paz con el cacique pampa misma en una serie de escritos que, en su momento, tuvieron amplia
Lorenzo Calpisqui, quien tenía sus tolder:ías entre las sienas de divulgación.17
la Ventana y de Tandil.
Por el mismo, entre otras cuestiones estipuladas, se autorizaba
... Con motivo de la expulsión de los jesuitas de los dominios
a los indios ..potrear en las campañas inmediatas", fijándose las españoles, regresó en 1768 a su patria y allí, por el año 1774, pu-
zonas correspondientes. También ellos se obligaban a dar aviso de blicó la Descripción de la Patagonia y de las partes adyacente.r de
los intentos de ataque de los ranqueles, en ese entonces enemigos la América meridional.
de los cristianos. En dicha obra hacía una serie de consideraciones erróneas de
Por si resultara interesante la lectura de dicho tratado se lo carácter po1ítico-geográfico y militar sobre nuestra Patagonia, que
transcribe en el capítulo "Documentación" (ver anexo nO' 2). llamaron la atención del mundo de entonces. Al respecto decía,
En medio de esa vida Uena de peligros que caracteriz4 a ese entre otras cosas:
siglo, cabe recordar la labor tesonera, anónima y silenciosa reali-
zada por los padres j':suitas. La gente de estos países no son gran cosa como soldados y tan des-
Estos abnegados servidores de la civilización, en su obra de. contenta se halla con el gobierno español, mal estado de los negoci.os,
propagación de la doctrina cristiana, se alejaban de la frontera para
lle~ar solos hasta los reductos de los salvajes, obteniendo las más
n La perronalkltld y la obra de Tomás Falkncr, Guillermo Furlong Car-
de las veces escasos resultados, dado que la catequización del indio diff {Instituto de lnvestigncíoncs Históricas, monografía nº 48, Buenos Aires,
se hizo muy lenta y difícil. afio 1929), y del mimlo autor: Tomds Falkner IJ su Acerca de los Palagonu

106
El salvaje, por su mismo estado de barbarie, era las más de
- (1788). ed. 1954, p. 11 y as.

107
carestía de las mercaderías de ultramar y lo que es peor, impuestcn ex-
orbitantes, etcétera, que de buen grado se verían súbditos de cualquiera
otra nación que los libertara de la opresión en que se hallan sumidos. Y
todo esto, no obstante, el pa{s entero está sin más defensa que una poca
tropa veterana en Buenos Aires y Montevideo; y bastaría tomar a estas
- Para e] cumplimiento de esa misión, fueron provistos de ins-
trucciones bien precisas, dictadas por Vértiz, complementarias de
las impartidas por el Rey. Ellas son interesantes de recordar en
algunos aspectos,20 tales como: fundar un fuerte y establecer un
núcJeo de población en bahía Sin Fondo 21 y en San Julián. En
dos plazas para que todo el país se sometiera con solo hacer un paseo
militar por él; porque los criollos se harían uno con el enemigo, cualquie- caso de encontrar extranjeros establecidos, deben salir,
ra que fuese. La pérdida de estas dos plazas despojaría a Ja España de
los únicos puertos que posee en estos mares para socorrer a las embar-. . . . valiéndose de Ja fuerza si fuere superior a ellos.
caciones que han de pasar por el cabo de Hornos al mar del Sud ... 1• Si al arribo se presentaren algunos indios se les tratará con el mayor
cariño, y perSuadirá dexen a distnncia l:irga las armas, agazaxándolos y
Por otro Jado, sugería que podría descubrirse un medio de co- regalándolos con las bugerías que lleva para ese fin; esmerándose mucho
municación más corto hacia el Pacífico, navegando el río Negro en en acariciar las criaturas en presencia y ausencia de sus padres, y prohi-
chata hasta cerca de Valdivia, agregando que: biendo absolutamente baxo de graves penas, no solo el daño que se les
hiciera y que habrá de castigarse a su vista, sino también el que con
... muchas tropillas de los indios del río, que son los más fuertes pretexto alguno traten con los indios otras gentes que los Eclesiásticos o
de todas estas naciones, se enrolarían por el amor al botín; y de este sugetos que detenninadamente destine, y los que pondrán todo cuidado
modo sería fácil tomar Ja guarnición de Valdivia, que llevaría como con- en persuadirles a la Paz, y de hacerles entr.11cier que la intención de poblar
secuencia lógica la calda de Valparaiso, fortaleza de mucha menor im.; allí es de enseñarles a conocer a Dios y su Santa Ley para que se salven,
portancia: la posesión de estas dos plazas aseguraría Ja conquista del fértil y también en tener amistad con ellos y no para hacerles mal, ni quitarles
:reyno de Chile. sus haciendas, procurando siempre por todos los suaves y buenos medios
posibles, que el establecimiento se haga con su paz y consentimiento; pero
Tal publicación causó una verdadera alarma en Ja Corte de si no obstante este buen trato que se encarga, se obstinar~ en contrade-
Carlos 111, disponiendo con tal motivo una serie de medidas entrn cirlo, no por esto ha de suspenderse, y podrá llegar el caso de ser nece-
las que caben mencionar por su trascendencia: ' sario auyentarlos y también de que el rigor los contenga, siempre que
poniendo estorbos a la pronta práctica de Ja intención de S. M. precisen
a estos procedimientos en que ha de obrarse con el mexor pulso y con-
a ) Ocupaci6n de la costa patag6nica, estableciendo fuertes y po- sideración.
blaciones a lo largo del Atlántico (ver mapa de p. 118) . De Jos ríos particularmente del Colorado y Negro, hará un rigu-
roso y repetido ex.amen.
En virtud de una orden de Jas cortes de Madrid, del 8 de
junio de 1778, el 17 de diciembre de 1778 saJía de] puerto de Mon- RecomendábaseJe además a Jos expedicionarios tratar de atraer-
tevideo una expedición de 6 navíos conduciendo a D. Juan de Ja se aJ cacique Negro, el más importante de Ja comarca, observando
Piedra y a D. Francisco de Viedma como comisarios superinten- con sus indios buenos modos y cariño, por cuanto su amistad podía
dentes de las nuevas poblaciones que fundarían en Jas costas pata- facilitar mucho Ja ocupación y pobJación de que se les encargaba.
gónicas. Dicha.expedición buscaba asegurar a las cortes la posesión El 7 de enero de 1779 Ja expedición hizo pie en el interior
de tan dilatadas regiones. Posteriormente, el virrey Vértiz cambió del actuaJ golfo de San José (Península de Valdés), en cuya costa
los cargos de los funcionarios nombrados. sur de La Piedra dispuso fundar un establecimiento y fuerte de-
nominado San José.
Llevaban 232 personas de distintas categorías y oficios; víveres pn- Con ello se materializaba en principio la política de la Corte
ra 15 meses; semillas y granos para experimentar diversas especies de española de establecer poblaciones al sur del extenso Virreinato del
siembras¡ 35 arados, 12 bueyes e igual número de caballos; más de un Río de la Plata y sobre ese litoral, al cual ya, prematuramente, le
centenar de tiendas de campaña y útiles para canteros, albañiles, herreros
y carpinteros, amén de cerca de 30 piezas de artillería para los fuertes
habían echado el ojo potencias rivales como InglatetTa.
y gran cantidad de armas blancas y de chispa.19 Posteriores reconocimientos del litoral de la zona de la Bahía
Sin Fondo (Golfo de San Matías) permitieron a] piloto de la real ar-
mada Basilio Villarino, que integraba esa expedición, dar con las
18 Descripcl6n ele la Patagonia y de las partes contlJ:?ttas de la Amifrlca bocas del río Negro el 22 de abril de ese año 1779.
del Sud, P. Tomtí~ Fnlkner, edito.do por la Unh·ersidad de La Plata. Biblíoteca
Centenaria, ed. 1911, t. I . p. 56.
19 "La coloninción patag6nic11 del perícdo virreinal", Capitán de Fra- 20 Cr6nica hlst6rlca del rio Negro, José J. Biedma, p. 37.
gata D. Héctor R. Ralto, Rcr;~ta MUitar, n9 402, p. 72, ed. por Círculo Militar.
.... 21 Actual golfo de San Matins.

108 109
Remontó su curso leguas arriba renociendo sus caracterís- tinuar las exploracioÓcs terrestres y marítin1as hasta el río Santa
ti~s, de lo _que inf?rm6 a su regreso en San José a Francisco de Cruz, pero
V1c~~ª· quien ~a.b1a quedado a l frente de la expedición porque ... no tardaron en sufrir estos noveles pobladores los estragos del
dec1d1ó de La Piedra regresar a Buenos Aires. escorbuto. La carencia de víveres frescos y la poca variedad de los que
Viedma, por propia iniciativa, resolvió crear un nuevo cstable- se habían proporcionado se sumaron a los rigores de la estación y la
cimi<'nto sobre un paraje apropiado del río Negro, indicado en el mala calidad del agua, conspirando contra la existencia del nuevo pueblo.
r~conocimi~nto de Villarino. Consecuente con su idea partió Fran- Trece individuos, entre gente de a bordo, pobladores y soldados,
cisco de V1edma, con un séquito civil y militar, abordándose el río dejaron por allí sus vidas. Con esto, otro mal hizo irrupción: el descon·
Negro el 18 de mayo. tento de la gente, que reclamaba el irunediato regreso al R{o de la Plata.
Sobre un valle de su margen sur, situado a unas siete leguas Don Antonio de Viedma, que alguna experiencia tenía ya de todo
esto, cortó de raíz el mal, embarcando para Buenos Aires enfermos y
de su des<'mbocadura (zona de la actual ciudad de Viedma ), el d{a murmuradores en una de las naves. Pero, desde su asiento, las autoridades
22 e~ig_ió Viedma el asiento de una nueva población y fuerte, esta- virreinales de Buenos Aires no miraron con simpatia la formación de esas
blec1m1ento que luego se denominó Nuestra Señora del Carmen poblaciones marítimas, que los jefes navales del apostadero -pensando, tal
( nombre dado en obsequio a la patrona de los marinos ). vez, en su comodidad- no estimularon. Ello trajo por resultado la real
Una inesperada creciente del río Negro anegó el 13 de junio orden de fecha 19 de agosto de 1783 que disponfa el total abandono de
en parte el establecimiento, lo que indujo a Viedma a trasladar la San Julián, practicado en enero de 1784.
sede del mismo a su frente, en la orilla norte, donde subsiste hoy. A partir de entonces simples pilares acreditaban la dominación es-
Más tarde D. Francisco de Viedma ordenó construir sobre la pañóla en ese punto y apenas si recalaban en su puerto los buques de
margen sur y próximo a Carmen de Patagones un pequeño reducto estación en Malvinas. Administrativamente el intento de Carlos III había
o fortín denominado San Javier, cuya misión era resguardar las fracasado, pero un servicio prestaron a nuestra nacionalidad: el releva-
haciendas que pastaban próximas. miento de · gran número de cartas con las cuales naveg6se durante un
tiempo y que, posteriormente, han servido para facilitar el estudio de la
Al mismo tiempo, contribuía a la seguridad de la población toponimia de la costa.
dando la alarma ante un ataque de los salvajes, pero en febrero Aludiendo a las causas que motivaron el alejamiento de los colonos.
de 1785 un incendio motivado por la imprudencia de sus guardia- dice Francisco de Viedma, con toda razón, que en contra de lo que era
nes hizo desaparecer este fortín. lógico esperar, eran los pobladores y autoridades de la colonia. quienes
En cuanto a las poblaciones de más al sur, también fueron pre- más lucharon para impedir tal acto y que "las autoridades de Bµenos
vistas sus fundaciones por la real orden de junio de 1778, comisio- Aires fueron las que más conspiraron contra su existencia".
nando Vértiz para ello a Antonio de Viedma (hermano dd fun- 1 Durante el lapso que se mantuvo esa alejada colonia se reconocieron
dador de Carmen de Patagones), quien desde San José casi todas las calas y fondeaderos de nuestro litoral de mar, realizándose
también algunas expediciones terrestres que llegaron hasta la cordillera
de los Andes.23
... al mando de una expedición de tres naves inició su navegación
~n ener~ de 1780. Llevaba consigo: 2 cirujanos, 2 capellanes, 1 oficial de
mfantena jefe de una guarnición de 30 soldados de esa arma y 7 artille--
... Una de ellas la realizó Antonio de Viedma, quién partió de San
Julián en 1781 y se internó en ese desconocido territorio de Santa
ros, además de 18 pobladores solteros y los oficiales obreros considerados Cruz. Así cruzó el río Chico, se vinculó con tribus tehuelches, lle-
neces~os. Co,n?ucían también víveres para un año, agua para 4 meses,
herramientas, utiles de labranza y 10 mulas para iniciar los trabajos.22 gando hasta la cordillera a Ja altura del Lago Argentino.

Meses más tarde, en abril de 1780, fundó Viedma en la zona b ) Exploración y reconocimiento del río Colorado
de la actual San Julián la población de Floridablanca, nombre acor-
dado como homenaje al ministro español autor de ese proyecto. Para reconocer la desembocadura, navegabilidad y . presencia
Luego, prosiguiendo su comisión, en mayo de ese afio fuhdó de indígenas en las márgenes de este río, el superintendente de :Car-
otro establ.ecimiento sobre la desembocadura del río Deseado, el men de Patagones, D. Francisco de Viedma, consecuente con las
que se conoció por ese nombre, pero subsistió poco porque cuatro instrucdones del virrey Vértiz, ordenó al piloto de la armada espa·
afíos después fue destruido por los tehuelches. ñola D . Basilio Villarino la ejecución de las tareas expresadas.2•
En esas poblaciones Ja expedición invernó, para después con-
23 Revista Mlliror, n9 402, pp. 73 y 75. Ed. por Circulo Militar.
z.! Revista Militar, n9 402, p. 72. Ed. por Círculo Militar. 24 Fue el mismo que en febrero de 1779 reconoció la boca del no Negro.

110 111
Durante los primeros meses del año 1780, este navegante pro- Formular a D. Francisco de Viedma, a su regreso, un plan de
cedió a efectuar en dicho curso de agua comprobaciones náuticas defensa contra incursiones de los araucanos, para lo cual proponía,
y geográficas, desconocidas hasta entonces. Posteriormente en 1781 entre otras medidas, establecer en la confluencia del Neuquén con
y 1783 surcó dicho río complementando sus anteriores tar~as· tales el Limay una guardia o fuerte que impidiera a aquéllos el cruce del
viajes le permitieron entablar relaciones amistosas con los s~lvajes río Negro. La conveniencia de ocupar también con fuerzas la isla
que poblaban sus orillas y balizar los canales reconocidos en ese delta. de Choele Choel, evitando que por allí transitaran rumbo a Bue-
nos Aires. 26
e) Exploraci6n y reconocimiento de los rfos Negro, Limay y Collón Tal informe sirvió posteriormente de base a D. Francisco de
Curá. Viedma para elevar al virrey Vértiz, en mayo de 1784, una memoria
destacando la importancia de ocupar militarmente el río negro
guarneciendo la zona de la confluencia del Neuquén con el Limay
El superintendente de Carmen de Patagones, a fin de compro-
bar lo indicado por el padre Falkner en su famosa obra, · es decir y la isla de Choele Choel.
la posibilidad de una comunicación fluvial con Chile, . ordenó al Además, hacía presente las grandes ventajas que se ofrecían
mismo Villarino el reconocimiento del río Negro, cumplimentando para el comercio de Cuyo y el sur de Chile, con la posibilidad de
así órdenes reales de 1779 referentes a la exploración de dicho río. navegar el río Negro.
Este piloto inició su viaje el 28 de setiembre de 1782 con 4 Dichas proposiciones no pasaron de tales, debido a que otros
chalupas y 62 hombres de tripulación, regresando ocho meses más problemas de la colonia demandaban la atención de sus autorida-
tarde a Carmen de Patagones, es decir el 25 de mayo de 1783. des y al posterior relevo de Vértiz.
Después de recorrer detenidamente y en forma penosa el río A este progresista y enérgico virrey le cupo también en di-
Negro y parte del Limay, wetendió remontar el Catapuliche o ciembre de 1783 la gestación de una batida contra los salvajes, ba-
actual Collón Curá, pudiendo llegar hasta la zona indicada en el sada en el viejo proyecto del virrey Cevallos, ya considerado.
ane~o nº l. La imposible navegación de esos cursos de rápida
comente, la falta de abastecimientos y la hostilidad de los indios, Para hacerlo factible decretó la concurrencia de las milicias de
lo obligaron a volver al punto de partida. Córdoba y Cuyo; pero la aprobación real llegó a mediados de 1784,
Durante el mismo reconoció la isla de Choele Choel, en donde cuando Vértiz había sido relevado per Loreto, así que a este nuevo
tuvo que resistir un asedio de los indios lugareños mientras espe- virrey le tocó cumplir su ejecución.
raba víveres que había solicitado a Carmen de Patagones. En los preparativos de esa expedición, Balcarce informaba a
Cabe aclarar que anteriormente, en febrero de 1779, Villarino, Vértiz, entre otras cosas, sobre:
en un breve viaje, comprobó el acceso al curso del río Negro logran-
do salvar el serio obstáculo que constituía su barra, llena de bancos
de arena.
En síntesis, su expedición le permitió, entre otras cosas:
... ... la incapacidad de las milicias en el cuidado de la frontera, te-
miendo que durante la campaña que se prepara, ésta quedara a merced
de Ja osadía de los bárbaros. Propone también se nombre en su lugar,
C~mprobar la impracticabilidad de lo aseverado por Falkner, mientras dure Ja expedición, al Capitán Dn. Nicolás de la Quintan:\,
es decir, el error geográfico de poder llegar a Valparaíso desde el (Comandante de· la frontera sur).
Atlántico por el río Negro. Aprueba el virrey lo indicado por Balcarce y manda que se traigan
Descubrir la isla de Choele Choel, donde levantó un fortín y todos los vagos de Montevideo para engrosar el número de soldados y
permaneció 45 días. milicias a cuyo cargo quedaría el resguardo de la linea contra la posible
Relacionarse con los indios que habitaban las márgenes de los sorpresa de los salvajes.
ríos Negro y Limay, verificando que por esa zona se arreaban ha- A su notá acompaña Balcarce una "Relación de la fuerza de milicias
ciendas para Chile. con que se hallan los partidos de la campaña, según las listas que me
Apreciar su hostilidad ante la posibilidad de que se ocupara pasaron los sargentos mayores en el año pasado de 1783, con expresión del
Choele Choel, por ser un lugar de invernada y de tránsito obligado número de ellas que de cada uno marcha a la expedición y del que queda
de las haciendas que se dirigían a Chile. Como se ve, los indios en ellos:
comprendieron en ese entonces que la pérdida de dicha isla sería
su ruina; por ello, desde un principio rechazaron todo intento en
ese sentido. 25 Este insigne navegante fue el primer explorador del río Negro desde
el Atlántico, produciendo un minucioso y exacto informe.
112 113
Número de N"-o q~Núnum> que reunión de las familias o tribus más aguerridas, y así las hordas
PARTIDO milicias que marcha a queda en comúnmente agrupaban alrededor de 500 ó 600 lanceros.
tienen e:cpecüctón cada parlido Si bien en estas correrías a veces intervenían otras tribus pro-
venientes del oeste, ello no era lo común y el éxito de los ataques.
Arroyos ... . ..... . ........... 389 200 188 más que en los efectivos, se basaba en la sorpresa, en la rapidez
Arrecifes ..... . ........ . ..... 242 - 241 de su ejecución y audacia con que procedían. Así un abundante
Areco ...................... . 251 120 131 fruto o botín, era el mejor aliciente para volver a tentarlos.
Luján ...................... 320 120 200 A esos ataque.s los cristianos oponían una forntera de 700 km
Morón y Matanzas ........... 721 200 521 de extensión, guarnecida por no más de 15 fuertes y fortines y unoo
~tagdalena . . . . . . .. . . . . . . . . . . . 251 60 131 800 a 1.000 blandengues dispersos en todo ese frente .
2.171 700 1.410 Evidentemente, este dispositivo de cordón era, por su consisten·
cia, tan sólo comparable a "una tela de cebolla", fácil de cruzar
cuando y como querían los indios, con sólo hacerlo de noche y por
Buenos Aires, 13 de febrero de 1784. lugares fuera de la observación de los fuertes.
Francisco Balcarce·.2s A Vértiz lo reemplazó el 2 de marzo de 1784, el marqués· de
Loreto, quien inició su gobierno bajo el peligro de un malón de
Ejec!1tada a fines de 1784 dicha expedición, su resultado no araucanos, que fue conjurado por el activo comandante de la fron-
compenso totalmente los esfuerzos que exigió su preparación, lo- tera D. Francisco Balcarce.
gr{mdose tan solo rescatar poca cantidad de cautivos y ganado. Loreto se caracterizó por la suerte o habilidad que tuvo en
Al cerrar con este relato el capítulo de la actuación del virrey celebrar y mantener las paces con los indios que habitaban al
Vér!~z, podemos ~ecir que evidenció durante su gobierno preocu- sur del Salado.
pac1on para solucionar el escabroso problema de seguridad interior Al respecto, en 1802 decía el comandante militar Martínez Cá-
de las fornteras, máxime que, al igual que Cevallos, su atención fue ceres, refiriéndose a los pampas:
atraída constantemente por la consideración de otros problemas inhe-
rentes al vasto territorio del virreinato. Este virreinato confina por el sur con los indios pampas, cuyas tol-
Con todo, reforzó las fortjficaciones, reorganizó a los blanden- derlas llegan hasta las inmediaciones de Valdivia, pla7.a del Reino de
~ues, firmó un nuevo tratado de paz con los pampas, ocupándose Chile. Están divididos en varias naciones, son muy belicosos, y sólo con
finalmente de la preparación de un ataque, que no se llevó a cabo dulzura y regalos se les tiene en quietud; cada nación tiene su cacique;
durante su gobierno. en tiempos pasados han hecho varias entradas en nuestro territorio, aso-
Pero los hechos demostraron que con medidas pasivas poco lando diferentt>,S estancias, robando y matando a ¡us dueños. Desde el go-
o nada se consiguió, del momento que los malones fueron en los bierno del marqués de Loreto, que los supo atraer y conciliar con agrado
y dádiva están muy sosegados, y no hay exemplar desde entonces hasta
siglos xvn y xvm más frecuentes y más sangrientos. •• el presente (que van corrido más de quince años que me hallo encargado
·Vulnerados los endebles tratados de paz y evidenciando el de esta· Comandancia} que hayan cometido el menor exeso; vienen fre-
sa~v.lje una belicosidad creciente, había que cambiar los procedi- cuentemente a esta Capital (Buenos Aires), muchas veces con sus ca-
mientos para asegurar, de una vez por todas, la vida de los colonos ciques, a quienes se les regala y viste de cuenta de la Real Hacienda;
y el surgimiento de la riqueza de los campos que ellos explotaban. traen siempre a vender cueros de guanaco, zorrillo y otros animales, plu-
El problema creado por la presencia hostil y permanente del meros de pluma de avestruz, riendas y otros efectos propios de ellos, que
aborigen en las mismas fronteras, imponía buscar soluciones defini- rambian por aguardiente, cuchillos, tabaco. etc., trahen asi mismo al-
punas mulas, pero pocos caballos, procedido todo de los robos de las
tivas y no otras circunstanciales que a nada conducían. estancias en tiempos pasados.
Una apreciación simple indicaba que los pampas eran en ese
entonces Jos principales enemigos, más que nada por su proximi-
Pese a los buenos deseos de Loreto, no pudo evitar que en los
dad y por su espíritu combativo. En cuanto a sus efectivos que conuenzos de su virreinato ocurriera un hecho bastante doloroso
normalmente empeñaban para la lucha, no constituían un adver-
por sus consecuencias, originado por e) proceder arbitrario e inhu-
sario de consideración, dado que lograban hacer número previa
mano del nuevo $Uperintendente de Carmen de Patagones, D. Juan
de la Piedra.
!!6 La gwrdia de San Miguel del Monte, E. F. Sánchez Zinny, p. 138. Este funcionario decidió dominar por las armas a los indios

114 115
que ocupaban las sierras de la Ventana, pretendi~ndo ampliar los columna o pilastra que contenga las Rs. Armas de Su Majestad
lúnites de la colonia y también anular los recelos motivados por y una inscripción que acredite la pertenencia de aquel terreno .. .".
Ja anterior presencia de Villarino en su exploración del río Negro, El pueblo de San José debía correr igual suerte, subsistiendo·
pero olvidó que las instrucciones del virrey Loreto recomendaban tan solo el fuerte de Carmen de Patagones, pero San José logró
observar una conducta circunspecta con los indios y que Vértiz ha- sobrevivir a esa orden hasta el 7 de agosto de 1810, en que lo des-
bía precisamente firmado en 1782 un tratado con el cacique pampa truyeron los indios tehuelches previo su incendio.
Ca.lpisqui. Ocurría que España, empeñada en constantes luchas contra
En diciembre de 1784 inició la marcha desde Carmen de Pata- Francia, Holanda e Inglaterra, más otros problemas políticos ínter-
gones y en camino a Ja sierra se encontró con la tribu del capita- . nos, en sus vastas posesiones de América debía afrontar enormes
nejo Francisco, de Ja que apresó un grupo de 15 personas, inclusive gastos, así que por razones económicas tuvo que abandonar entonces
mujeres y niños, los que fueron cruelmente degollados. su política marítima en la Patagonia.
Acampando en la sierra de Ja Ventana, se dispuso luego a Tales instrucciones evidenciaban que España, en medio de sus
atacar las tolderías más próximas, sujetas a la autoridd del caci- conflictos internacionales, no descuidó la seguridad de su impor-
que Negro, pero los salvajes, prevenidos de su intención y ante tante posesión de ultramar, pero en los hechos no se alteró lo
el recuerdo de su inhumana represión, a su vez lo atacaron, ocasio- subsistente.
nando su muerte y la de varios componentes de su expedición. En diciembre de 1789 sucedió a Loreto el virrey Arredondo,
Los restos de sus tropas se refugiaron en la orilla sur del arroyo cuya obra de gobierno nada aportó en bien del problema del desier-
Sauce, donde el cacique Calpisqui les ofreció la paz, restableciendo to, siendo relevado en 1795 por el virrey Melo, quien encomendó
así la concordia que existiera anteriormente. en febrero de 1796 al capitán de la armada española D. Félix de
Como saldo doloroso de ese encuentro, debió sumarse la muerte Azara el reconocimiento militar de la frontera, con miras a su· segu-
del piloto Villarino, aquel navegante español que reconociera an- ridad y para fijar los lugares más convenientes para levantar nuevas
teriormente los ríos Negro y Colorado. También en esa oportuni- poblaciones; es decir, proyectaba un avance de la misma formando
dad quedó como prisionero de los indios el alférez León Ortiz de nuevos pueblos al amparo de los fuertes.
Rosas (padre de don Juan Manuel de Rosas, jefe de la expedición Este destacado marino español vino a Buenos Aires en el año
al desierto en 1833). 1781 como comisario principal para la demarcación de límites entre
Salvo lo expresado, en el lapso 1784-1790 que gobernó Loreto, las PQsesiones españolas y portuguesas. .
Jos indios se mantuvieron tranquilos, pudiéndose, mediante la paz ., En el cumplimiento de las misiones oficiales que desempeñó,
concertada, fijarse el río Salado como límite común. Por ello se dejó documentados sus resultados en una serie de obras y memorias
permitió a las tribus indígenas comerciar al noroeste del mismo con de carácter geográfico - económico - militar y topográfico, especial-
Jos cristianos y las relac.iones acusaron períodos de bienestar común, mente.
entrando la campaña ~n una era de verdadera prosperidad. Es por estos antecedentes que el virrey Melo encomendó a
También este virrey elevó en marzo de 1788 un mapa geográ- Azara la tarea indicada, la que inició el 22 de m!\._rzo de 1796.
fico que abarcaba los reconocimientos y descubrimientos del litoral Acompañado entre otros por D. Manuel Pinazo, el ingeniero
patagónico, desde el Río de la Plata hasta el río Gallegos. En el Cerviño y 120 hombres de comitiva, recorrió durante cuatro meses
mismo se incluía el sector conocido del río Negro y los caminos exis- la Jínea dP. fortines de la provincia de Buenos Aires. llegando por
tentes en Ja campaña bonaerense (ver p. 118). el noroeste hasta Melincu( para luego regresar hocia el sur, reco-
Relacionado con ese litoral y su ·importancia mrntar, a fines de nociendo la zona situada en ambas márgenes del río Sa1ado; deter-
1791 la corte de España instruía otra vez al virrey de Buenos minó coñ exactitud Ja situación geográfica de Jos pueblos y otros
Aires sobre la necesidad de establecerse sólidamente en los prin- lugares de Ja campaña.
cipales Jugares de Ja costa patagónica y en ocupar Choele Choel Así exploró hasta la zona de los Altos ele Troncoso (en proxi-
sobre el río Negro, para proteger esos objetivos contra una posible midades del actual pueblo de Guerrero), desde donde tomó por
acción de Inglaterra, que buscara hacerlo por intereses comerciales el este del Salado para visitar todos los fuertes y fortines de la
y políticos. zona, regresando a Buenos Aires el 31 de jubo de 1796.
Al respecto cabe recordar que, de las anteriores poblaciones o En el informe que elevó, acompañado de una carta de la fron-
establecimientos fundados por una real orden de agosto de 1783, se tera sur, aconsejó una serie de medidas, de las que merecen men-
abandonaron los de San Juhán y Puerto Deseado, "dejando una cionarse por su importancia social y militar las sigúientes:
••
ll6 117
Construcción de nuevos fuertes y fortines, próximos a zonas de
abundantes recursos naturales, los que por su situación permitirían
proteger más convenientemente la campaña y de hecho a la capital.
Bajo el amparo de los fuertes, levantar seis poblaciones nuevas,
distribuyendo terrenos a aquellas ¡>('.rsonas o familias que se com-
prometieran a ocuparlos y trabajarlos. Proponía que los más indica-
dos s<.'rían los mismos blandengues, a los que deh<!rian facilitar prés-
tamos para levantar sus viviendas.
En cuanto a la isla de Chocle Choel, opinaba que debía tomarse
posesión de ella y fortificarla, para impedir por allí el tránsito de
los indios conduciendo hacia Clúlc hacienda robada de Ja campaña
de Buenos Aires.
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r La Vuelta del Malén, cuadro de Enrique Della Valle. (Copia obtenida del
libro La Patagonla y sus Problemas del Coronel D. José María Sarobe.)

Proponía modificar el seIV1c10 de exploración establecido por


las instrucciones del virrey Vértiz, por otro más conveniente a su
juicio y que consistía en:

"Mapa geográfico que comprendía todos los modernos descubrimientos de la ... desprender por la madrugada de cada fuerte o fortín una pareja
cost.a patagónic:a y sus puertos, desdo el Río de la Plata hasta el puerto de de blandengues por la derecha y otra por la izquierda hasta encontrarse
Río Gallegos. ¡unto al cabo de las Vírgenes: la porción descubierta del río en la medianía donde se entregarían una seña que acreditara su diligen-
Negro y ~os por la ca~~aiia de Buenos Aires. El cual mMd6 formar por cia, regresando en el acto a dar noticias de las novedades constatadas
las memorw y pl.an?s adqwndos, el Excmo. señor Marqués de Loreto, Virrey en el campo, lo que permitiría reconocer diariamente toda Ja frontera con
Gobernador y Capitan Cenera! de estas provincias del Río de la Plat;i" (De poco trabajo y en breve tiempo, medida puesta posteriormente en prác-
Rr.lación Descriptfoa da los Mapas, Planru, etc., del Virreinato de Buenos ·J\iru tica y que perduró en nuestras costumbres hasta la terminación de la
Pedro Torres LoDZ83, 1921.) ' guerra. También indicaba para adquirir los conocimientos necesarios
118 119
del campo, Ja salida semestral de un oficial ron treinta blandengues que Ja acción de los indios infieles y de enemigos externos, ocupando
lo reconociese en una extensión de veinte leguas a los efectos de un pro- la línea del río Negro y otros puntos vulnerables de la campaña,
bable avance de la frontera.21 · sus respectivas propuestas no encontraron un eco auspicioso.
Por lo tanto, este proceso, impensadamente infoiado, continua-
Vemos que Azara, bien compenetrado del problema de la época, ría su ritmo creciente en medio de esporádicas calmas, pero cam-
tan solo se limitó a cumplir la misión encomendada, gestando un biando sus formas y su fondo al gravitar otros intereses en juego.
plan o proyecto netamente defensivo. El siglo XIX fue pródigo en toda clase de acontecimientos eco-
No consideró conveniente solucionar este viejo problema sugi- nómicos, sociales y políticos para el destino del virreinato y para
riendo una acción ofensiva. su campaña.
La muerte del virrey Melo, en 1797, hizo que el proyecto de En enero de 1801 el monarca español dio a conocer las "Or-
Azara quedara olvidado y la frontera no pasó del río Salado. denanzas Generales de Su Majestad", por las cuales reglamentaba
Fue para fines del ese siglo que el capitán de milicias de y reorganizaba las milicias voluntarias de infantería y caballería del
caballería de Mendoza, D. Sebastián de Undiano y Gastelú, que virreinato.
había recorrido y explorado numerosas veces los campos desiertos Así se crearon varias unidades
del sur de Mendoza, en viajes y combatiendo contra los indios luga-
reños, concibió la idea de trasladar la frontera hasta la margen ... para la defensa de las haciendas, vidas y religi6n de los muy
norte de los ríos Negro y Neuquén. amados vasallos cuya felicidad empeña siempre todo mi cuidado.
Su experiencia y observación así se lo aconsejaban, considerando·
al río Negro como llave de Ja pampa. Estimaba que su proyecto Las mismas $!uarnecían las principales ciudades del virreinato,
permitiría ganar 17.000 leguas cuadradas de fértiles tierras, sin que inclusive Montevideo, Paraguay y el Alto Perú.
para ello se chocara con ninguna potencia, por cuanto todo se Para el cuidado de la campaña se destinaban:
desarrollaría en una posesión de España. Un regimiento de •voluntarios de Caballería de ln Frontera",
Lamentablemente este interesante v audaz proyecto fue recién con un total de 1.204 plazas, en la frontera d<> Luján. Estaba orga-
considerado en una reunión de autoridades en mayo de 1804, oor nizado en 4 escuadrones, los que, subdivididos en 12 compañías,
el entonces virrey Sobrcmonte. Pero ante argumentaciones de índole · llegaron a guarnecer las noblnciones más apartadas.
económica y por escasez de personal no se lo conceptuó practicable Un escuadrón de 180 hombres para Río Negro (probablemente
ni conveniente. destinado a Carmen de Patagones. por ser la única población de
Con los acontecimientos narrados lle~amos al final del siglo Ja zona). .
xvm. precursor de nuevos sucesos en la vida política de la Colonia. En Córdoha. Mendoza v San Luis, igualmente se crearon r~g1-
Como saldo de Ja enconada lucha contra el salvaje, librada hasta mientos de caballería destinados a la defensa de sus respectivas
entonces. se podía decir:
Que la misma. ori¡?inada nor los nrocedjmientos arbitrarios fronteras. ,
Por otros artículos de las referidas instrucciones se fijaban que
del conquistador. nrosil!ui6 por la suma de otras causas. en parti- habitantes tenían obligación de servir en esas milkias Y qwénes
cular por la posesión del ganado cimarrón y por el paulatino des- podían exceptuarse en ese servicio. Asimismo, el régimen para ob-
pliegue de la población rural.
tener el retiro, ascenso y otros premios.
Que los distintos tratados de p~z suscriptos en nada respaldaban
la tranquilidad de la campaña, porque eran violados a menudo por En cuanto a la disciplina,
ambas partes, y aun por causas fútiles. según los intereses en juego.
La frontera militar existente desde 1781 no era suficiente res- . .. recomendaba a Coroneles y Comandantes tener presente oue
todo vasallo nace con Ja precisa obligación de servir a su Rey y defender
guardo porque las nuevas poblacion<'s. en su expansión hacia el ~u patria, y que la utilidad de cualquier tropa pende much,o más de su
interior, en particular las adyacentes al río Salado. se habían alejado buena calidad, disciplina, subordinación y honor, que del numero.
de su control o zona de vigilancia.
Que si bien Villarino, Viedma, Azara y Undiano de Gastelú Aparte de llenar una sentida necesidad en l~ se~ida?. de las
señalaron la necesidad · de asegurar el patrimonio colonial contra poblaciones y constituir un adelanto en la orgamzac1ón m~htar del
virreinato, estas medidas fueron oportunas porque la campana estaba
27 Memoria sobre el estado rural del Río de la Plata y otro: lnfonne:, casi desguarnecida desde 1782, como vimos oportunamente.
Félix de Azn.ra. Editorial Baje). Biblioteca Histórica Colonial, ed. 1943, p. 167. La paz se mantenía en forma precaria mediante tratados que

120 121
se renovaban periódicamente. Así en 1803, el capitán D. Fcliciano AJli fue necesario hacer un alto para recabar permiso de Carm-
Chiclana, en su carácter de asesor del Cabildo argumentaba que pilún, cacique principal de dicha tribu, en esa época enemiga de-
dichos tratados eran el medio más eficaz para atraer a los indios . clarada de los españoles.
y entablar con ellos relaciones comerciales, proponiendo, entre otras Autorizado de la Cruz a proseguir viaje, llegó hasta una la-
soluciones, otorgarles d privilegio exclusivo de abastecer de sal a guna próxima al fortín de Melincué, donde lo dio por terminado.
la capital y darle trabajo en forma permanente. El regreso a su destino lo hizo sin experimentar mayores inconve-
.En este proceso histórico las invasiones inglesas de 1806 y 1807 nientes.
motivaron, entre otras consecuencias, el desguamicimiento de las El diario del viaje, confeccionado por su abundante y detallada
fronteras interiores de Buenos Aires y de Córdoba. Así lo dispuso información, constituyó un importante elemento de juicio de ~áctcr
el virrey Sobremontc, quien envió a Montevideo, para reforzar a geográfico, mencionado en muchos trabajos realizados posreriormente
las tropas que se oponían a los ingleses, los blandengues de Buenos en el país de los ranqueles, como lo citó el coronel D. Juan F. Czetz
Aires y de Santa Fe y la compañía partidaria que guarnecía la a raíz ~e un reconocimiento de la frontera sur de la República,
frontera sur de Córdoba. Una vez más la seguridad interior quedó efectuado en el año 1869. u
confiada a las posibilidades de los pobres müicianos. Con la narración final de estos sucesos ocurridos en la colonia,
Cabe mencionar que en medio de estas azarosas circunstancias, el proceso de la lucha con el aborigen continuaría su marcha pero
los caciques pampas Epumer. Errepuento y Turuñamquü. ofrecieron bajo circunstancias y características bien distintas, como veremos
en diciembre de 1806 al Cabildo de Buenos Aires su colaboración enseguida.
para rechazar a los invasores, en caso de que volvieran.
En señal de agradecimiento por tan leal cooperación, dichos
caciques fueron ampliamente obsequiados y homenajeados.
Conjurada esta crisis en la forma conocida, ocupáronse las auto-
ridades de establecer nuevos acuerdos con los pampas a fin de 6e-
guir disfrutando de una tranquilidad muv necesaria. Así los caci-
ques llegaron a Buenos Aires y lograron facilidades para comerciar
con la sal y otros productos.
Linicrs ajustó un acuerdo con Carrupilún, el más temible y
taimado cacique de los pampas. sujeto lleno de falsedades e intri-
gas que se titulaba "S<>iior. el Virrey y Rey de todas las pampas..
y para sellar la amistad le obsequió un uniforme de general.
Indudablemente, e.stas dádivas respondían a] buen propósito de
las autoridades de mantener cordiales relaciones con los salvajes,
más necesarias que nunca ante el peligro de tener que afrontar
nuevamente acontecimientos como las invasiones inglesas.
A ello obedeció la generosidad y la facilidad que las autorida-
des otorgaron a los pampas para negociar los productos que traían.
De esta manera se logró disfrutar de una paz de aproximada-
mente quince años.
En esa primera década del siglo XIX. también tuvo lugar en
1805 un viaje de exploración efectuado por D. Luis de la Cruz,
alcalde del Cabildo de Concepción, para ver la posibilidad de una
comunicación entre Buenos Aires y Chile.
Inició el viaje desde Ballenar el 7 de abril de dicho año, pro-
visto de todos los documentos y otras instrucciones para ser presen-
tados ante los caciques que habitaban las tierras a atravesar, con los
cuales trataría de celebrar acuerdos y lograr su alianza.
Después de pasar los Andes, casi a fines de mayo llegaron a1
Chadileuvú o Salado, entrando en la jurisdicción de los ranqueles.

122 - ::a Ver Memoria ds ¡uerro (año 1869-1870), pp. 128 y 131.

128
. ,

CAPITULO VI
(Ver anexo n 9 2)

PROCESO DE LA LUCHA DURANTE EL PRIMER


GOBIERNO PATRIO HASTA LA EXPEDICIÓN
DE ROSAS (Ai\lOS 1810 A 1833)

Medidas y d.ecretos del primer gobierno patrio vin<:ulado con el


aborigen y arreglo de la frontera - Límite sur de la misma en
Buenos Aires y Córdbba - Desguornecmiento de Ja campaña •
Plan del Coronel García para avanzar la frontera - Reorganización
de las fuerzas de vigilancia por el Coronel Balcarce - Proyecto
del Brigadier Viana para extender Ja frontera - Situación política
interna a partir de 1815 - Plan de defensa de las fronteras, de)
Coronel Balcarce - Creación de unidades y división militar de
la campaña - Situación política interna en 1819; proposiciones
de Saavedra - Anarqula del año 1820 - Elección del General
Rodríguez para gobernador de Buenos Aires • Aparici.6n de D.
Juan Manuel de Rosas - Tratado de paz con los pampas - Malón
de Carrera sibre el pueblo de Salto - Expedicion del General
Rodríguez al desierto - Malones • Viaje del Coronel García a
las tolderías - Expediciones de Rodríguez y López - Nuevo,-;
malones y última expedición del gobernador Rodríguez - Gobiernos
de Las Heras y Rivadavia - Batidas del Coronel Rauch - Gobiemo
de Dorrego - F undación de pueblos y adelanto de la linea de
frontera en Buenos Aires - Situación y lucha contra el salvaje en
las provincias de Cuyo • Los pincheiras • Primer gobiemo de Rosas.

Surgido en 1810, el primer gobierno patrio caracterizó su labor


por una serie de medidas de carácter militar, político, social y eco-
nómico.
En lo relacionado con el aborigen, se procuró una pat efec-
tiv.a, eliminando las causas de las hostilidades mutuas; por igual
se procuró un mejor ordenamiento administrativo de los nuevos focos
de población . rural y la necesidad de arreglar las fortificaciones de
la frontera.
Así se buscó, desde un principio, tratarlos con dulzura y jus-
ticia, para borrar los sangrientos recuerdos anteriores y que, rena-
ciendo por ambas partes la confianza, se pudiera convivir en paz
....' y que los indios dejaran de ser salvajes .

125
~n este orden de ideas cabe consignar: al Paraguay. Entre otras medidas, se dieron a los sargentos alabar-
das para que alcanzaran los fusiles para los soldados.
l) Decreto considerando la necesidad de arreglar l'" fortificacionss El coronel García obvió estos inconvenientes recabando de los
de la frontera. particulares armamento, en calidad de préstamo.
La expedición partió el 21 de oc tubre de Luján y llegó el 13
Uno de los primeros actos del doctor Mariano Moreno, como de diciembre a las Salinas Grandes.
encargado del D espacho de los Asuntos de Guerra, fue promover Aparte de los setenta y cinco hombres de la escolta, formaban
al presidente Saavedra el decreto mencionado, quien lo aprobó. la expedición ciento setenta y dos carretas, cinc uenta y cinco carre-
Para su cumplimiento, por oficio del 15 de junio de 1810, se tillas y otros siete vehículos, con un total de dos mil novecientos
le precisaba al coronel D. Pedro A. García: veintinueve bueyes y quinientos veinte caballos.
La noche de la salida desertaron cinco hombres, la del día 25
La necesidad de arreglar las fortificaciones de nuestra frontera e se fugaron otros diecisiete milicianos y así otros más, hasta com-
Influencia que debe tener este arreglo en la felicidad general que ocupa pletar en tres días veinticinco soldados. Estos sucesos daban Ja pauta
los desvelos de esta Junta, la han movido a conferir a U. S. la importante. de la moral de estos milicianos y, en cua nto a s u valor profesional,
comisión de visitar todos los fuertes de nuestra frontera, averiguar su es- nada_ mejor que atenerse al juicio e mitido por el general Belgrano,
tado actual e informar los medios de su mejora, tanto por la variaciones
que convengan en su situación, cuanto por las reformas que deban adop- en circunstancias que preparaba la expedición al Paraguay:
tarse en el sistema de su servicio; averiguar al mismo tiempo el estado
de las poblaciones y los ganados, los medios de reunirlos en pueblos, la El pensanúento había quedado suspenso y yo me enfermé a prin-
legitimidad con que ocupan los terrenos realengos, con todos los demás cipios de septiembre; apuran las circunstancias y, convalenciente, me
ramos anexos a la policía y mejora de nuestros campos; que }D&nifieste hacen salir, destinando doscientos hombres de la guamicición de Buenos
si los pueblos de Ja campaña tienen egidos y cómo se les podrán propor- Aires, de los cuerpos de granaderos, arribeños y pardos, poniendo a mi dis.- ·
cionar; que arbitre cómo se podrán dar Jos terrenos realengos con utilidad posición el reginúento que se creaba de caballería de la Patria con el
de la Real Hacienda, sin las tr3bas hasta ahora usadas. En esta virtud pie de los blandengues de Ja frontera, y asimismo, la compañía de blan-
espera la Junta se ponga U. S. en marcha inmediatamente para el logro dengues de Santa Fe y las milicias del Paraná, con cuatro cañones de a
de tan importantes objetos, llevando en su compañía dos oficiales de su cuatro, y respectivas municiones.
t'ntera confianza y consagrando este servicio más al Rey y a la Patria Salí para San Nicolás de los Arroyos, en donde se hallaba el expresa-
en inteligencia que las reformas de fácil ejecuci6n las comunicará desde do cuerpo de caballería de la Patria, y solo encontré en él sesenta hom-
aquellos mismos destinos para que, con la aprobación de la Junta sea bres, los que se decían veteranos, y el resto hasta unos cien hombres
• . sacado de las compañías de milicias
que hab1an ' de aquellos partidos'
U. S. mismo el ejecutor de ellas.
er.in unos verdaderos reclutas, vestidos de soldados. '
Como en agosto del mismo año el Cabildo dispusiera la reali-
Más adelante agregaba:
zación de una expedición a las Salinas Grandes para abastecer de
sal a Ja ciudad, consideró el coronel García que también podía ejecu-
tarla simultáneamente con el reconocimiento de las fortificaciones. . Entre tanto, arreglaba las cuatro divisiones que formé del ejército,
dest:ipando a cada una una pieza de artillería y municiones dándoles las
instr:u~o.nes a los jef~, J?ara su buena y exacta dirección: e inspirando
Las autoridades Je dieron el mando solicitado y decretó la sali- h dtsciplina y subordmaetón a la tropa, y particularmente Ja última cali-
da para el 4 de octubre. dad de que carecía absolutamente la más disciplinada, que era la de Bue-
Si bien esta expedición no tenía carácter militar, ~ebía <.'Ontar nos Aires, pues el jefe de las armas, que era don Comelio Saavedra no
con una seguridad conveniente, desde el momento que el viaje du- sabía lo que era milicia, y así creyó que el soldado sería mejor dejándole
raba cerca de dos meses, en medio de territorio poblado de indios hacer su gusto.1
infieles y cristianos renegados.
En cuanto al resto del viaje, fue inte rrumpido constantemc.nte
Era tal la escasez del personal de tropa y armamento, que des- por la presencia a veces no muy amigable de los caciques de las
pués de mucho bregar y pedir el coronel García se pudo organizar zoo~ recorridas, quienes exponían al jefe sus problemas o rendlhs,
la escolta con cincuenta milicianos de los partidos de Monte, Chas- debiendo el coronel García apelar a mucha paciencia y habilidad
comús, Salto y Rojas, armados únicamente con lanza, y con veinti-
cinco veteranos del Regimiento N9 4 que marcharon sin armas, por- 1 Fragmento de la memoria de la expedici6n al Paraguay en M emorias
que el gobie!no había dispuesto de las existentes para la expedición pdstumas del General José Maria Paz, t. 1, pp. 18 y 19. '

12B

l
para desembarazarse de más de una situación violenta, ocasionada El servicio más importante que este gobierno pueda hacer a su país
por las pretensiones o pérfidas intenciones de algunos jefes de tribus, es el de perpetuar en él, por la dulzura de su adnúnistración, a los que se
tales como Lincon y Currupilán. unen a sus principios. Cualesquiera que sea la nación de que procedan,
Esta expedición permitió a su jefe tomar contacto con los habi- 0 la diferencia de su idioma o costumbres, Jos considerará siempre como
tantes de la campaña y comprobar el estado social y económico de la adquisición más preciosa. Si reconoce esta obligación respecto de todos
Jos que pertenecen al globo que habitamos en general, cuál no será Ja que
la misma, ampliando sus conocimientos anteriores de la zona. Así nos impone la afinidad de sangre que tan estrechamente nos une. Sin
pudo volcar en su diario de viaje los elementos de juicio necesarios entrar en el examen de las causas que nos han separado hasta hoy día,
para producir posteriormente el informe ordenado. bástenos saber que somos vástagos de un mismo tronco. El espíritu de
En marzo de 1811, en la memoria que elevó a la Tunta, García la intolerancia ha negado el acceso a este hermoso país a Jos que lo hu-
expuso, entre otras cosas, el desorden general que había en la cam- bieran fecundado con su industria. Vuestros campos favorecidos por Ja na-
paña, donde las estancias se confundían con otros establecimientos turaleza con mano pródiga, solo producen abrojo y espinas. Amigos, com-
rurales, por falta de alambrados o cercos que detuviesen el tránsito patriotas y hermanos, unámonos para constituir una sola familia. Elevemos
del ganado sobre los sembrados. Informaba también sobre la mul- nuestros votos al dios de los inocentes, para que cesando los estorbos
titud de personas existentes, habituadas a vivir de lo ajeno, por lo que oponen los extravíos de la opinión y el furor de las pasiones, libres
general "individuos de costumbres perniciosas, dados a la vagancia, del tumulto de las armas, y de las devastaciones de la guerra, podamos
celebrar el triunfo de la razón, y dedicamos en el seno de una paz do-
al juego y a toda clase de vicios". Para esta clase de gente proponía méstica a las mejoras que exige nuestra situación presente. Que el seno
transformarlos en ciudadanos virtuosos, facilitándoles tierras, asi se
formarían núcleos de pueblos que, a su vez, contribuirían a Ja
r de la inocencia renazca entre vosotros las delicias de la edad patriarcal;
¡y feliz el gobierno si puede decir algún día, a mí se me debe la unidad
defensa de las fronteras. de este cuerpo, cuyos miembros estaban antes diseminados en un vasto
En cuanto a la seguridad de las mismas, garantizándolas contra continente!
los salvajes, formulaba un plan basado en un avance a efectuarse
sucesivamente hasta la línea del río Negro, contando con la coope- Como consecuencia de lo dicho, los caciques reiteraron en esa
ración oportuna de los indios amigos, Epumer, Quintelen y Victoriano. oportunidad su adhesión y amistad al gobierno y, al reconocerlo,
El coronel García evidenció haber cumplido en una forma am- de hecho se estableció una paz. Desgraciadamente la misma poco
plia y meritoria la misión encomendada, forjando asimismo un ex- debía durar, corno veremos más adelaD:te.
tenso plan de colonización y la asimilación a la vida civilizada de
aquellos aborígenes que tuvieran predisposición para ello.
La seguridad de la frontera la basaba en un amplio avance 2) Decreto separando los cuerpos de naturales del de Castas (pardos
ofensivo, único procedimiento capaz de solucionar simultánea e in: y morenos).
tegralmente el problema social, político y económico que desde
tiempo atrás reclamaba la campaña, la que día a día, aumentando En junio de 1812 la Junta resolvió la separación indicada. Para
su población y comercio, gravitaba visiblemente en el desarrollo de ello, en una reunión efectuada en la Fortaleza, se les hizo saber a los
la colonia. oficiales indígenas que prestaban servicios en los cuerpos de "pardos"
El mencionado proyecto no pasó de tal, dado que· la situaci6n y "morenos", que con sus respectivas compañías se incorporaran a
política imperante en ese entonces reclamaba como más urgente la los Regimientos 2 y 3 de Infantería, alternando con los oficiales de
atención del gobierno en otros lugares del país. estas unidades sin diferencia alguna y con igual opción de los as-
Una de las consecuencias de la expedición de García fue la censos.
llegada a Buenos Aires, en octubre de 1811, de algunos caciques Fundamentaban esta resolución, entre otros, los considerandos
para reconocer al gobierno surgido de 1810. ~i~uientes: ·
Así el día 5 de octubre fueron recibidos por el Triunvirato, La Junta no ha podido mirar con indiferencia que los naturales ha-
Quintelen y su sobrino Evinguanau, hijo del cacique Epurner. Más yan sido incorporados al "Cuerpo de Castas" excluyéndoles de los batalI<>-
tarde, el 11 de octubre, acompañados por García y un séquito nu- nes españoles a que corresponden por su clase y por expresas declaracio-
meroso de otras tribus, los atendió el presidente interino de la Junta, nes de S.M. En lo sucesivo no de~ haber diferencia entre el militar espa-
D. Fdiciano A. Chiclana. ñol y el militar indio - ambos son iguales y siempre debieron serlo pe,: 1ue
Este funcionario, después de cambiados los saludos protocolares, desde los principios del descubrimiento de estas Américas quisieron los
les expresó: reyes católicos que sus habitantes gozaran los mismos privilegios que los
• vasallos de Castilla .
128 129
Estas ideas dieron principio a un sentimiento de hermandad
con los aborígenes, que si bien fue sincero, en .la práctica no.se ma-
3) E%lh1ción de los tributos que pagaban los indios a la corona de terializó, porque los prejuicios e intereses. sociales ~ co~ercml~s se
&,>aña. sobrepusieron al logro de estas hermosas ideas y as1 las mten~1ones
de los hombres de la Junta de 1810 no pasaron de ser una quunera.
Por un decreto del mes de setiembre de 1811, la Junta resolvió A partir de 1810 y hasta 1823 la frontera sur de Buenos Aires
extinguir, en todo el territorio de las Provincias Unidas del gobierno se mantuvo prácticamente en el río Salado, entre otras causas:
del Rfo de la Plata, el tributo que se pagaba a la corona de España Porque las luchas que se desarrollaban en otras zonas de opera-
como signo de la conquista y que pesaba sobre los aborígenes. ciones, éomo la Banda Oriental, Paraguay y Alto Perú, absorbían
El gobierno por dicho decreto reconoció que los indios, como todas las tropas disponibles e imposibilitaban tentar nuevas opera-
hijos primogénitos de América, eran nuestros hermanos, de donde ciones en el sur.
correspondía asignarles iguales condiciones y derechos que a los
demás ciudadanos y promover por todos los medios su ilustración, Porque Ja leva ordenada para reclutar milicianos, destinad~s a
cultura y libertad. esos ejércitos, había despoblado algo la campaña de Buenos Arres.
Tal resolución fue ratificada posteriormente por la Asamblea
Nacional, del 12 de marzo de 1813. Por no violar los tratados de paz suscriptos con los principa-
les caciques de los pampas, evitando así que éstos renovaran sus
malones.
4) Intervención directa de los indígenas en las funciones gubernativas.
En esa época, Chascomús era Ja población más extre~a dentro
Por otro decreto de la Junta, de enero de 1811, dispuso darles de la línea de fuertes que jalonaba Ja frontera con el desierto.
intervención directa en las funciones gubernativas, para lo cual co- Más a] sur, sobre el río Negro, l'l fuerte de Can;nen de Pata-
municó a su representante en los ejércitos del norte, D . Juan José gones seguía siendo un baluarte español que depe~d1a del gobe~­
Castelli, que, nador Vigodet, de Montevideo. Así que su población de mayona
española le servía de apoyo hasta que las ~utoridades del Direc-
. . . sin perjuicio de Jos diputados que deben elegirse en todas las torio dispusieron su recuperación, lo que ocunó sólo en 1815.
ciudades y villas, se elija en cada Intendencia exceptuando las de C6rdob.i.
y Salta, un representante de los indios que siendo de su misma calidad >'
. De esta comandancfa dependían el destacamento de,San José
nombrado por ellos mismos, concurra al Congreso con igual carácter y y e] fortín de San Javier y otro situado en Ja boca del no Negro.
representación que los demás diputados. · Sus recursos los obtenía en la zona y por medio de los navíos
que de tanto en tanto le traían de Buenos Aires•. productos y abas-
Este decreto no Uegó a cumplimentarse a raíz de la derrota tecimientos.
sufrida por las tropas nacionales ese mismo año en el combate El peso de la vigilancia de la frontera sur estaba a cargo
de Huaqui. únicamente del regimiento de milicias "Voluntarios de Caball:ría",
Estos tres últimos decretos mencionados más bien tuvieron re- cuyo jefe era el sargento mayor D. Cario~ B~lgrano. Esta. urudad,
lación para los indígenas de las regiones del interior del ex virrei- por Ja escasez de sus efectivos y la diseminación de los mISmos .en
nato, sujetos voluntariamente a la autoridad del Rey y no para los las principales poblaciones de una extensa frontera, en la práctica
infieles de La Pampa y Patagonia, que, lejos de toda idea de sumi- cumplía mediocremente su servicio. Igualmente, por e] escaso ar-
sión o concordia, se mantenían en casi constante hostilidad con las mamento y total abandono en que se encontraban los fuertes, sin
autoridades. fosos ni empa1izadas, poco se les podía exigir para oponerse a los
En síntesis, vemos que el gobierno revolucionario evidenciaba desbordes de los indios alzados.
una política r<'ivindicatoria de los derechos del indio, en su carácter La débil situación de seguridad en que se encontraba esta
de autóctono habitante de estos suelos, siendo los p rincipales ges· frontera no era. desconocida para los salvajes y menos para los
tores de esta política Chiclana, Belgrano y Moreno. cristianos renegados que pululaban por sus adyacencias, desven-
Así sostenían los líderes revolucionarios que la conquista espa- tajas que explotaron para cometer desmanes. en los pueblos in~efensos.
ñola fue una usurpación de Ja propiedad y de los derechos de los Así la paz en la campaña fue muy mestable, depend1:ndo . la
americanos; en consecuencia, había que reconocerles a los indígenas misma de la buena voluntad de los caciques y otros cap1tane1os
sus derechos a todo lo que les había sido quitado por la fuerza de pampas y ranqueles.
los conquistadores.
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La influencia del coronel García ante muchas tribus ponía freno fr teras debe procurarse por igual y en todos sus puntos amenazados.
a las actividades ilícitas de éstas, a cuyos caciques astutos, las más on Por su cuenta, también en 1814, el coronel García, en su anhelo
de las veces, no les faltaban pretextos o excusas para "justificar sus d solucionar los problemas derivados de la campaña, elevó al Di-
venganzas", pues siempre estaban dispuestos a tomar partido por el r:ctorio un nuevo plan, en el cual, entre otras cuestiones, proyectaba
malón, si el mismo les reportaba alguna ventaja material. 1 avance general de Ja frontera hasta cJ río Colorado, para luego
De esos desbordes mucha culpa llegaron a tener los prisione- extenderla hasta el Neuquén. Para ello se levantarían cuatro fuertes,
ros españoles internados desde 1811 en los principales fuertes del ~ituados en las sierras del Volcán y Tandil, en el arroyo Sauce Grande
sur de Buenos Aires, los que, observando continuamente una con- y en el río Colorado.
ducta desleal, instigaban a los indios contra los criollos a fin de En el order:i político y militar, también proponía García:
crearles dificultades.
Más adelante, con su traslado a Córdoba, en parte se solucionó Fijar nuevas jurisdicciones a las autoridades militares, organi-
dicha situación. zando las comandancias teniendo en cuenta las poblaciones y dis-
. En cuanto a la frontera sur de esta provincia, su estado ·era tancias; así proponía que un jefe de comandancia tuviera a su cargo
más o menos igual al de la de Buenos Aires. En 1814 su gobernador Jos departamentos de la costa del Paraná y otro el de la frontera
intendente Ortiz de Ocampo la guarneció, organizando tres "com- interior.
pañías de españoles" y dos de "naturales".
Las unidades de peninsulares fueron destinadas a los fuertes Para el servicio de milicias de los fuertes debería llevarse un
de La Carlota, Villa de La Concepción (actual Río Cuarto) y padrón exacto de los jóvenes aptos para )as armas y su forma de
Achiras (ver anexo n9 3), y las de "naturales" reforzaron a La sorteo, según se destinaran a los regimientos de milicias o a las tro-
Carlota y Villa de La Concepción. pas de línea.
El activo comandante de la frontera de La Carlota, D. Ramón Consideraba también necesario, para la defensa de las guar-
de Echeverría logró mantener a los pampas tranquilos, gratificán- dias, establecer en cada una de ellas una compañía veterana de ca-
dolos con ropas, aperos y otras prendas. Así esta frontera sur se ballería de 120 hombres y otra de milicianos, las que debían servir
mantuvo, con algunas intermitencias, relativamente calma, pese a en forma alternada.
los constantes amagos del cacique Llenan.
Con el andar del tiempo y como consecuencia de las fricciones Respecto a las relaciones con los indios para mantenerlos en
políticas que se desarrollarían entre las provincias, poco a poco estas estado de paz, al cual eran propensos muchos indígenas, proponía
tropas tuvieron otro destino o fueron disminuidos sus efectivos, en adoptar medidas para eliminar a los desertores de las tolderías y
perjuicio de la seguridad de la campaña. destinar en la campaña lugares precisos de entrada y salida para
BuenÓs Aires, que no escaparía a la influencia de los fenóme- los viajes de los indios en sus actividades comerciales. Asimismo,
nos políticos de la época, también desguarneció sus fronteras para puntos de pastoreo para sus ganados, así no se producían confu-
poder atender a las necesidades de personal de otros frentes de siones o robos de hacienda.
guerra, quedando librada su defensa a los escasos milicianos despa-
rramados entre los diferentes fuertes. Preveía un indulto general para aminorar la cantidad de deser-
Uno de los más ricos hacendados de Monte Grande, D. Joa- tores y tránsfugas, que normalmente se complicaban en los malones;
quín Suárez, propuso al gobierno en octubre de 1813 crear UM a ellos se los tomaría a sueldo en las compañías veteranas.
compafifa de milicianos para frenar a los indios que asaltaban la
campaña guiados por Jos desertores; resultaba así que muchos po- El Director Supremo, D. Gcrvasio A. Posadas, aprobó dicho
bladores no formaban estancias por temor a las correrías de los plan, disponiendo que c1 coronel García procediera a su ejecución;
salvajes. Decía que a esa unidad podía destinarse una gran can- pero desgraciadamente el largo estudio que motivó la preparación
tidad de gente que se mantenía en sus estancias, "sin otro ejercicio del mismo dio lugar a que se fuera demorando, hasta postergárselo
que hacer cuerambre de baguales, cisnes y nutrias" y para realizarlo para mejor oportunidad por falta de recursos.
sólo bastaría nombrar un jefe idóneo y proveer las armas. Ante, A todo esto, los indios aprovechaban esta debilidad de la fron-
esta proposición, opinó el general D. Martín Rodríguez <¡ue no con- tera para hostilizarla continuamente y en 1814
venía armar aquella gente levantisca, por los males que pudiera
atraer, y el coronel D. Pedro Andrés García decía que sería dar pre- ... el comandante de la Guardia de Chascomús, don Mariano Fer-
ferencia a unos hacendados sobre otros, cuando la seguridad de las nández, avisa al gobierno que los excesos de los indios se repiten con fre-

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132
cuencia, siendo alarmante su mu1tiplicaci6n, pues asaltan las estancia!, las
roban, y si Jos habitantes resisten, los asesinan. Al respecto, recuerda que
el 27 de junio invadieron en gran número los establecimientos de José Para el mej_or cumplimiento de la misión recibida, el coronel
Domínguei y Félix Salomón, arrebataron los ganados y como los peones Balcarce propuso, entre otras cosas:
con sus capatace9 al frente les hicieron oposición, libr6se un combate del -Reorganización total del regimiento en escuadrones indepen-
q~e resultaron v?t!ºs muerto~ y heridos. Con motivo de este y otros hechos áientes, a base de tres compañías de cien plazas cada uno. Estas-
reiteraba la solicitud de cincuenta hombres hecha anteriormente para compañías se situarían en las principales poblaciones, para facilitar
guardar aqueJla frontera.2 la conéurrencia de los reclutas de las mismas a instrucción.
Simultáneamente se experimentaban iguales amenazas por la fron-
tera de Luján, de donde anunciaba el Comandante don Manuel CorvaJán -Reglamentar la obligación de prestar servicios por los milicia-
al Coronel doi:i Pedro Andrés Gnrcía, en oficio del 8 de julio de 1814, que nos, resultando así una especie de conscripción.
Juan Sot?, r.ec1entemente llegado con procedencia de los toldos, le prevenía' -Para la incorporación del personal, deslindar claramente las
qu~ los mdms se aprestaban a iniciar :10stilidades, por lo cual las familias atribuciones concernientes a las autoridades militares de las inhe~
radicadas en las poblaciones expuestas a las depredaciones abandonaban rentes a las autoridades civiles. Con ello se ponía fin a · una serie
sus hogares e intereses movidos por el pavor ... 2
de interferencias anotadas, resultando de las mismas no sólo conse-
cuencias desagradables, sino incorporaciones muy defectuosas.
El coronel D. Carlos María. de Alvear, en su carácter de co-
mandante de las fuerzas de la ciudad de Buenos Aires, ante tal -Obligatoriedad de los ciudadanos a concurrir cuando les co-
estado de cosas, propuso en enero de 1814 al Triunvirato que un rrespondía, para prestar servicios en la frontera. Este servicio, que
jef: "que además ?e
sus conocimientos militares tenga los muy nece- más que nada se basaba en el temor de invasiones de los indios, se
cumplía muy mal, entre otras causas por la falta de puntualidad
sanos de las localidades y costumbres de sus habitantes", procediera
a la organización completa del regimiento de voluntarios de ca- de los milicianos en concurrir a los lugares de instrucción. Influían
ballería. en ello las enormes distancias a recorrer y el tener que abandonar
El coronel D. Juan Ramón Balcarce fue designado a principios por un tiempo prolongado sus familias y otros bienes, expuestos a
de 1814, jefe de esa unidad y encargado de la tarea indicada. los asaltos de los indios.
. . Al hacerse cargo del regimiento, éste tenía el siguiente dispo- Simultáneamente al plan de Balcarce, el comandante militar de·
s1hvo: Ranchos, capitán D. Ángel Galup, propuso a la superioridad que.
en vez de mantener permanentemente en su guardia 50 milicianos,
pagados, se los alternara mensualmente con otro número iinial. Asi
que en servicio y cobrando sueldo había 50, pero aprestados en la
Escuadr611 1 Compañía 1 Fuerzas 1 Acantonamiento zona de Ranchos, un total de 100 instruidos.
Tal proposición fue aceptada por el gobierno, dando origen a
1 1 109 Capilla del Rosario las llamadas "compañías de alternación".
5 110 Arroyo de Pavón Cuando en 1815 se logró iniciar el cumplimiento del plan de
9 109 San Nicolás de los Arroyos 1814 del coronel García, acarreando materiales para construir el
2 2 110 San Antonio de Areco primer fuerte previsto, tuvo lugar la revolución que derrocó a Al-
6 87 San Pedro vear, la que, entre otras derivaciones, determinó el encarcelamiento
10 108 Cañada de la Cruz del coronel García y la suspensión definitiva del mencionado plan.
3 3 109 Lomas de San Isidro Más tarde, las autoridades, comprendiendo que este benemérito
7 107 Villa de Luján y Salado jefe no había tenido culpa alguna, ordenaron su libertad y reintegro
11 110 Villa de Luján, Cañada, Escobar a sus anteriores funciones.
y Pilar Por igual, a principios de 1815, el brigadier D. Francisco Ja-
4 4 110 Santos Lugares vier de Viana, en su función de encargado del despacho general
8 110 Santa María Magdalena de guerra, insistió en la idea de Villaril}O y presentó un proyecto.
12 108 San Isidro Era de opinión que para fijar la nueva frontera convenía prolongar
4 12 1.287 Ja existente tirando una línea desde Chascomús al· cabo San Andrés
(entre Mar del Plata y Miramar) , pasando por la sierra de Tandil.5
:a Crónica$ militares, t. II, pp. 87 y 88.
3 Pedro de Ángelis. Cokcci6n de Obras y Doet1mentos relatioos a la HÚI·
torla Antigua y Moderna de las Pr()f)incias del Río de la Plata. t. V, p. 85.
134
135

r
La cubrirían cuatro guardias, situadas próximas a los princi- biemo de Pueyrredón al Coronel D. Juan Ramón Balcarce que, como
pales establecimientos rurales y, una vez consolidada la misma, se Comandante de Milicias de la Campaña realizara una expedición
adelantaría paulatinamente a una segunda línea sobre el río Colo- destinada a fijar la nueva línea de frontera, vinculada con denuncias
rado, para luego avan~arla hasta los ríos Negro y Diamante, sobre para poblar terrenos próximos a )as nuevas guardias.
los cuales se establecenan nuevas guardias y pueblos. Relevado después Balcarce por el Coronel· D. Francisco Pico,
En este plan cooperarían las provincias de Córdoba y Cuyo de quedó sin efecto tal medida, por tener que prestar el gobierno su
manera que el avance de la frontera sería general y progresiv~ en máxima atención a la solución de los problemas políticos que ocu-
todo el frente del Atlántico a los Andes, guarneciendo esa dilatada rrían en el litoral.
extensión con la cantidad de guardias necesarias. Pasados diez años El Coronel ·Balcarce, mientras se desempeñó como comandante
de su esblecimiento, opinaba su autor, sería factible trasladarla nue- de milicias de la campaña, propuso en julio de 1815 al gobierno
vamente a las orillas de los ríos Negro y Diamante (confundiendo un plan general para la mejor defensa de la frontera terrestre del
este último con el Neuquén). litoral bonaerense, ante la posibilidad de una invasión exterior.
Para la ejecución de este plan descontaba el Brigadier Viana A raíz del mismo, el Directorio, entre otras medidas, dispuso:
la cooperación de los principales caciques de La Pampa, amigos en 1Q) Confirmar como comandante general de milicias de las cam-
ese entonces de los· cristianos. pañas a dicho jefe, que desempeñaba ese puesto interinamente.

¡
Este proyecto, como otros anteriores, si bien fue previsto como
necesario, no prosperó por inconvenientes de la época.
En el lapso de 1815 a 1817, pese a la crisis interna existente Situación Política en 1815 • 1816
provocada por las miras políticas de los caudillos y agravada por
el constante peligro de una invasión de tropas españolas proceden-
tes de la metrópoli, o por los sucesos que ocurrían en la Banda
Oriental,• el gobierno dispuso una serie de medidas relacionadas con
Ja seguridad de la ·frontera y la vigilancia de la campaña. Entre
otras, cabe mencionar: 1
- Limpieza de los campos de aquellos individuos que, sin obliga-
ción u ocupación alguna, ambulaban por ellos. Así, el 30 de agosto
de 1815 el Gobernador Intendente de la provincia de Buenos Aires,
D. Manuel Luis de Oliden por un Bando sobre Policía de la Cam-
paña, ordenaba: Art. 1º:

. . . que todo individuo que no tenga propiedad legítima de qué sub-


sistir, será reputado en la clase de ~irviente, debiéndolo hacer constar ante
el juez territorial de su partido. Es obligación que se muna de una pape-
leta de su patrón, visada por el juez. Estas papeletas se renovarán cada
tres meses. Los que no tengan este documento, serán tenidos por bagos.
Para transitar esta papeleta debe ser visada y con licencia del Tuez.
Se castiga a los bagos con cinco años de servicios en el ejército de linea.
Los que no sirvan para este destino, están obligados a reconocer un pn-
trón, a quién servirán por obligación durante dos años, por su justo sa-
lario, en la primera vez y en la segunda por diez años.ti

- Reglamentar las concesiones de las tierras situadas al sur del ?


Salado, que los indios decían ser de su propiedad. ~
Esta medida tuvo relación con otra posterior ordenando el go- EXPSICIÓU
llE MORIU.0
4 Ver mapa de p. 137.
~ Archivo General de Ja Nación (Legajo Gobierno 1815), S. X - C. 8 -
A.9 - nº 3.
137
136
29) Designar comandante general de frontera~ al Coronel don
Francisco Pico, con comando en Ja guardia de Luján. Adscriptos a las compañías, se agr~gar;.rn los cu~rpos de pardos
y morenos libres, que hasta e~c momento no estu"1eran agregados
3°) Reunir y reorganizar )as compañías y escuadrones de mili- a Jas compaiíias del extinguido regimiento de ..voluntarios de ca-
cias existentes, en seis regimientos de caballería, Jos que tendrían
ballería~.
las jurisdicicones que se mencionan en el cuadro siguiente. En cuanto a la obligación de servicio en esos cuerpos, la mism¡i
Cada uno de estos regimientos, organizado en cuatro escuadrones in't'Olucraba para todos los habilantcs de Ja campaña de 15 a 45 años
de tTes compañías cada uno, con un total de 1.200 hombres. de edad, salvo )as excepciones a qul hubiere lugar.
La compañía tendría un capitán, un teniente y un alférez, ele- El armamento de estas subunidadcs sería la carabina o terce-
gidos por sus antecedentes y bienes de fortuna entre los vecinos rola espada o sable y lanza. Además, cada regimiento tendría cua-
del distrito correspondiente.
tro ~iezas de artillería del tren volante, ~e c--.J1bre 4 a 6. .
Finalmente se reglamentaba el uniforme y dotaba a cada uru-
dad de un estandarte de damasco celeste, que h•nía en su centro
Frontero • Regi- Asiento de Partido qtJe daban bordadas en plata las armas de: Buenos Aires, Cf1ronadas por un mote
miento Jefe las millcta8
comando que expresara el número del regimiento y su denominación.
Nº 1 Coronel Gra- Magdalena Magdalena 49) Creación de un regimiento de caballería muy móvil, para
duado don Ensenada actuar o cumplir misiones independientes, especialmente prevenir
Baltn.sar Quilmes de cualquier peligro proveniente O<.' la frontera marítima. Su jefe
Vargas Matanza fue el mismo Coronel Balcarce.
San Vicente
59) Creación de un cuerpo policial en cada distrito, constituido
Nº 2 Tcnl. don San Fer- San Isidro por los habitantes de la campaña de 45 a fY;> años .de. edad, cuya
Francisco nando San Fernando
Las Conchas misión sería Ja vigilancia intc>rior en cada partido o distrito.
Uzal
Litoral Morón 69) Práctica obligatoria de "ejercicios doctrinales" para ~os .en-
(Río de la San José de Flores rolados en cada partido. Los mismos d ebfan concurnr penóc!ica-
Plata y Pa· mente a los lugares indicados, con el propósito de mantener la ap-
raná) Nº 3 Cnl. don Mi· Luján Escobar
guel Aráoz Capilla del Señor titud para incorporarse en cualquier momento de peligro a sus r~s­
San Antonio de Areco pectivos cuerpos. Esta instrucción se hacía normalmente los d1as
Pilar festivos en las localidades principales del distrito y en los meses
Luján del año en que los pobladores no estaban ocu¡,.ados en la siembra
Nº4 Tcnl. don Baradero Baradero o cosecha, o rodeos y herradero del ganado. . ,
Bernabé s. San Pedro Muchas de estas medidas no se concretaron en realidad, y asi
Martln San Nicolás en el año 1816 Balcarce reclamaba armas para completar la dotación
Arrecifes de los regimientos 5 y 6.
NS Cnl. don Chasoomús Chascomús No sólo para llenar el importante objeto de guardar la front~ra. .sino
Francisco Ranchos también para obrar contra los enemigos que invadan nuestro temton o.
Sur Pico Monte Ocurría que ya entonces San Martín organizaba el. Ejército de
Lobos los Andes, el que absorbía la mayoría ~e .los recursos exist~ntes.
---- Nº6 Tcnl. don Salto Carmen de Aieco Pese a estos inconvenientes, los regimientos de ca?allena com~n­
Rorendo Salto zaron a cumplir las misiones asignadas con los efectivos que pudie-
O este Fernández Rojas ron equipar y armar.
Pergamino Entre otras, llenaron con éxito las siguientes tareas:
Luján
Aprehender vagos y desertores; impedir todo jueg~ prollibido; q~­
tar a los indios el ganado ajeno, empleando la fuerza s1emp~e que resis-
tieran a las razones· impedir a todo cristiano posar a negoc1ar a las tol-
11 Ver mnpa dr p. 140. derías; prohibir Ja ~atanza de ganado hembro; cuidar que los g~nados
introducidos por los indios pasen directamente a los corrales de la cmdaci;
138
139
revisar las licencias de los transeúntes y detener a los sospechosos; no
consentir reuniones de españoles europeos; no permitir circulen o se ins-
Al respecto, cabe recordar que desde octubre de 1815 un des-
talen pulperías volantes; guardar completa armonía con los jueces, auxi- tacamento de blandengues mandado por el Capitán D. Ramón Lara
liarlos cuando lo recaben y no invadir su jurisdicción; y contener todo desde un fortín en la laguna de Kaquelhuincu1, controlaba la acti-
exceso disponiendo lo que sea <:onveniente a los pobladores en el orden vidad de las indiadas y su tránsito hacia Buenos Aires. También
económico y policial. protegía a los establecimientos rurales que, al extenderse la pobla-
ción, se habían situado al sur del Salado.
Continuó este proceso de seguridad para la campaña con el Como ello le exigía contar con mayores efectivos y así poder
restablecimiento del cuerpo de blandengues, cuyo núcleo se había extender su vigilancia, movió al gobierno a decretar, el 6 de diciem-
destinado en el año 1810 para reforzar el plantel de las expediciones bre de 1816, el restablecimiento del antiguo cuerpo de blandengues
al Paraguay y al Alto Perú. para lo cual estableció, entre otras cosas, las siguientes normas:

19) La denominación será la de Blandengues; su clase de caba1lería


ligera; estará montado al pie de cuatro escuadrones de dos com-
pañías cada uno y cada compañía con la fuerza de: un capitán,
dos tenientes, dos alférez, seis sargentos, diez cabos, un trompa,
un tambor o timbal y cien soldados, divididos en diez escuadras;
dos cadetes y un baqueano; de modo que cada compañía cons-
tará de 120 plazas, cada escuadrón de 240 y los cuatro de 960.
59 ) Para dar principio a la recluta de vagos y desertores, el coronel
enviará a cuatro puntos bien equidistantes de la frontera do:;
oficiales, dos sargentos y algunos cabos para que reciban y
filien los que se presenten.
2!9) Cada uno de estos escuadrones formará un pueblo. El gobierno
se reserva designar premios correspondientes a los individuos
que los componen.

Hasta febrero de 1817 sólo se pudo reorganizar el escuadrón


del Capitán Lara, e] que guarnecía:
Santa Elena o las Bruscas (que era un de.Pósito para prisioneros
españoles) .7 ·
Lagunas de Kaquelhuincul y de Chascomús (vigilando esa zona
y protegiendo los establecimientos rurales) .
Ya en esta época, fines del año 1817 y principios del siguiente,
el anarquismo originado en el litoral por las pretensiones de Artigas,
hacía crisis y Buenus Aires luchaba contra Santa Fe y Entre Ríos,
acaudilladas por López y por Ramírez.
Una vez más, los blandengues integrarían las tropas que a las
órdenes del General Viamonte operarían sobre Santa Fe, quedando
tan sólo una compañía en Santa Elena para custodiar los prisio-
- · - · - · - l'ltOllTnt. '"TCllOt neros allí recluidos.
- - - - - - - t10101111• M•~•T._o; En medio de e$te torbellino político, surgieron en mayor canti-
dad como elemento de desorden, las montoneras, refugio de toda clase
de sujetos enemigos del orden y de indios infieles vagabundos.
Para ello, el Director Pueyrred6n ordenó, en febrero de 1816, Estas montoneras, que tan triste recuerdo han legado para la
al comandante general de la frontera, que se procediera a remontar historia, bajo el pretexto de un sentimiento federalista que prego-
a un escuadrón los efectivos que habían quedado de guarnición en
el partido de Chascomús.
7 En proximidades Noreste del pueblo de Dolores (Pcia. de Buenos Aires).

140 141
este furioso no escuchaba sino su rabia . y su desesperación. Fue preciso
matarlo, como se hubiera hecho con una pantera o con un tigre.
naban, aprovccluban sus andanzas para asaltar y robar a ios inde-
fensos establecimientos de la campaña. El mal ejemplo que daban estas montoneras unido a la eferves-
Desgraciadamente, sirviendo a los fines políticos de Artigas, Ló- cencia política de la época, fueron motivos las más de las veces q ue
pez y fü1mírcz, buscaban la unión de los indios del norte y oeste minaron la moral de la milicia y de otras tropas veteranas. Así su-
de Buenos Aires, que, ajenos a estos vaivenes políticos, permanecían cedió el lamentable quebrantamiento de la disciplina y de continuas
tranquilos en sus tolderías. Otras veces fomentaban su alzamiento deserciones y conatos de rebelión, aun en los cuerpos más aguerridos
contra el gobierno de Buenos Aires o los impulsaban a cometer de- y disciplinados.
predaciones contra sus poblaciones; para ello, !os alarmaban con En este proceso histórico, a consecuencia del aumento paulatino
supuestos movimier1tos de las tropas de Buenos Aires contra sus tol- de la población, la misma se expandió hacia el desierto, creciendo
derías. el número de establecimientos en el sur del Salado, donde los pobla-
Para bien de Ja campaña y de sus pobladores, muchos indios dores les disputaban por necesidad las tierras a Jos indios.
amigos" permanecieron fieles a las autoridades y con su ejemplar . Como el arraigamiento de muchos pobladores al sur del Sa-
conducta evitaron al gobierno nuevos conflictos y también mediaron lado, las más de las veces era determinado por su libre voluntad, 1
como elementos de orden ante otras tribus vecinas. procedían ellos a elegir terrenos baldíos donde las condiciones de
Si lamentable resultó para Jos pueblos de Buenos Aires la vio- vida les resultaran más fáciles. Ello originó en la campaña un des-
lencia inaudita de fo• :nontoneros, más doloroso fue comprobar que orden en la fijación y ubicación de las tierras en propiedad, al que
a veces estas hordas eran mandadas por aventureros extranjeros, como se refirió en varias oportunidades, entre otros, el Coronel García.
el irlandés Pedro Campbell (desertor de Beresford ), quien al frente Velando por una distribución más equitativa d e los terrenos
de una partida de 600 indios tapes atacó, a principic>s de 1818, al baldíos o llamados de realengo, el Coronel Balcarce e proyectó, en
pueblo de Pergamino. Después de una heroica resistencia, sus de- octubre de 1816, adelantar las poblaciones ·fronterizas, reglamentando
feJ'l.sores debieron capitular y el heroico Coronel D. Francisco Pico debidamente la adjudicación de las tierras o terrenos rurales.
al poco tiempo fue sacrificado, pese a la promesa de respetar su vida. El Director Pueyrrcdón, valorizando la bondad de ese proyecto,
Otro caudillo de montoneras tristemente famoso por su trágica resolvió en julio de 1817 comisionar al comandante general de la
andanza fue el emigrado chileno D. José M. Carrera, que siendo campaña para que procediera a efectuar una expedición, a fin de
protegido político de López y Ramírez operaba también en esta preparar la mejor adjudicación en propiedad de esas tierras. Dada
época en la frontera común de Buenos Aires y Santa Fe, al frente la escasez de recursos del Estado en ese entonces, el gobierno pro-
de una horda de indígenas y 128 expatriados chilenos. En sus pe- movía a Ja cooperación de los particulares en esta expedición, a los
regrinaciones, estos sujetos, carentes de todo sentimiento, desaho- q ue se les favorecía en el reparto a efectuar a fin de arraigar las
gaban sus bárbaros instintos vejando a los pacíficos e indefensos po- nuevas poblaciones en esa frontera.
bladores rurales. El nuevo comandante general de la campaña, Coronel don
Nada mejor para ilustrar la vehemencia y ardor con q ue pro- Francisco Pico, en 1817 mismo, efectuó los reconocimientos necesa-
cedían los indios salvajes de estas montoneras, que relatar un pasaje rios, resolviendo que, en vista de
de las Memorias póstwnas del General José María Paz:
. .. lo baldío, despoblado y dilatado de los campos que median entre
Aunque los federales o montoneros no tuviesen táctica, o mejor di- Ja sierra del Tandil a Ja laguna de Kaquelhuincul y de ésta hasta el sur
cho, tuviesen una de su invención, se batí3n con el más denodado valor; hasta encontrar con el principio de la Mar Chiquita, lugar conocido con
su entusiasmo degeneraba en el más ciego fanatismo y su engreimiento por el nombre del Tuyú, se planificara otra población en este último paraje.
causa de sus multiplicadas victorias sobre las tropas de Buenos Aires, se
parecía al delirio. Entre Jos hombres que perdieron en la carga, que serían Como saldo de todos estos proyectos del Director Pueyrredón,
treinta, sólo uno se pudo tomar vivo y herido tambíJn, pues los otros pr&- tuvo lugar en agosto de 1817 Ja fundación del pueblo de Dolores, en
firleron morir con sus armas en la mano. Vi un indio (no hablo de Jos sal- proximidades de las "Islas del Tordillo", realizada con el propósito
vajes, de que trafan algunos del Chaco), que habiendo perdido su caballo
había quedado a retaugan~ia de los nuestros cuando había pasado el
momento de la carga y que, rodeado de diez o doce soldados que le ofre- e En esta ÓPoCa había sido relevado como comandante general de la
cían salvarle la vida, los desafiaba con la lanza en la mano, despreciando campaña por el Coronel O. Fr:mci..~co Pico.
el perdón; a algunos hubo de costarle cara su clemencia, pues el bárbaro o CrónJc;as militares, t. II, p. lG6.
fürió a uno de sus generosos vencedores. Semejante a una fiera acosada
por los cazadores que vuelve a esperarlos para vender cara su vida, asi 143
de establecer autoridades civiles, religiosas y una guarnición militar, En abril de 1819, el gobierno resolvió:
encargadas de velar por la moral, bienestar y seguridad de los po-
bladores de la zona al sur del Salado, perturbada por los continuos
,.. Apruébase el proyecto propuesto por el Delegado directoria! de Ja
campaña sobre la formación del Cuerpo de Blandengues en los mismos
robos de hacienda y otras actividades ilícitas motivadas por la pre- •• términos que contiene su presente nota del 30 de marzo último, :1 excep-
sencia de gente al margen de la ley. ción del nombramiento del Coronel del Cuerpo, sobre cuyo particular se
Igualmente en setiembre de 1817, se decretó que a inmediacio- le comunicará en oportunidad la resolución que se estime conveniente.
nes de Kaquelhuincul (donde existía un escuadrón de blandengues),
se creara la "Estancia del Estado", establecimiento destinado a man- Para proteger Ja zona del arroyo del Medio, constantemente
tener el ganado de propiedad fücal y otros que los hacendados espa- devastada por los montoneros o los indios, opinaba Saavedra que
ñoles o europeos remitían en forma de impuesto, para la manuten· se situara una línea de fortines desde el arroyo del Medio hasta el
ción de los prisioneros ele guerra españoles, alojados en el depósito antiguo fortín Mercedes (abandonado en 1815 por las tropas de Bue-
de Santa Elena. nos Aires), pasando la misma por la laguna de Cardoso. Esta linea
Estas medidas, y en particular darles la propiedad de la tierra serviría de seguridad a los· establecimientos de la z.ona y al nuevo
a los viejos pobladores que las ocupaban, afianzaron las relaciones camino que, partiendo de las guardias de Salto y Rojas, pasaba por
con los indios vecinos y amigos. la laguna del Milagro, Los Leones, Saladillo y Fraile Muerto. Así
Además, el nuevo forún San Martín, construido en inmediacio- se dejaba de lado a Melincué y Esquina, parajes en que solían ubi-
nes de la laguna Kakel Huincul, aparte de ser una seguridad adelan- carse las montoneras.
tada de la línea de frontera, controlaría las actividades de las tribus. A pesar de las ventajas de este proyecto no pudo pasar de tal,
porque el caos que originaban las luchas internas que azotaban al
En consecuencia, el proyectado avance de la frontera no pasó país obligó al gobierno a negociar primero una paz ocn los ranque-
de lo dicho, no prosperando la vieja idea de ocupar la Sierra de Tan- Jes, por demás necesaria para aquietarlos ante el proyectado despla-
dil. Ese avance lento y lleno de inseguridades y vacilaciones en parte zamiento de los fortines al O. del río Salado.
era aceptable por Ja crítica situación, por demás conocida, en medio El Coronel D. Feliciano A. Chic1ana, enviado del gobierno, reali-
de la· cual el gobierno debía prestar su atención a otros complejos zó de octubre a noviembre de 1819 una existosa misión ante los
y numerosos problemas. ranqueles, colmándolos de obsequios, incluso su espada. Po: lo
Por lo tanto, por 1818 la frontera seguía apoyándose en los anti- tanto, en el paraje denominado Mahucl Maeu, asiento del cacique
guos fuertes de Cbascomús, Ranchos, Monte, Mercedes (Luján), Ro- Lienan, celebró el 27 de noviembre dicha paz.
jas, Navarro, Areco, Pergamino, Mercedes, Melincué. j¡
Asimismo. les propuso Chiclana que, para
En enero de 1819, la difícil situación política que atravesaba
todo el país, motivada por la anarquía existente, hizo que el gobierno .. . mantener la amistad no debían prestar oídos a los persuasiones
nombrara al Brigadier D. Cornelio Saavedra "Delegado Directoria}", de los indios chilenos, sus amigos, sobre abrigar a los europeos-españoles
con amplias facultades para Jlevar la tranquilidad a la campaña y que merodeaban entre ellos y mucho menos darles paso por su territorio
mejorar la defensa de sus fronteras. :i invadir nuestras fronteras.

Como consecuencia de esta misión, Saavedra propuso, entre otras


medidas: A lo fundamental de aquella reunión, o sea el
Vna nueva reorganización de los blandengu~s. creando un cuer- ... consentimiento para extender indefinidamente la línea de nuestras
po de ocho compañías destinadas a los fuertes o fortines de: Chas- fronteras acordaron Jos caciques que "se adelantasen las guardias de Lu-
comús, Ranchos, Monte, Luján, Salto, Rojas, Mercedes y Melincué, ján, Salt~ y Rojas al oeste del, Salado, con tal. que en ella.s s?lo se pu~iese
por ser las zonas pobladas más amenazadas de la campaña. Los la fortaleza y algunas pulpenas para comerciar con Jos md1os, a quienes
núc1eos de esas compañías serían dados por el escuadrón de blan- se debía auxiliar con cabalgaduras y carne".
dengues, de guarnición en Santa Elena.
Asimismo, que el comando de ese cuerpo se instalara en Luján Prácticamente, de este parlamento no surgió nada concreto y la
y que su jefe fuera el comandante general de Ja frontera. línea de fuertes no pasó de sus emplazamientos anteriores.
Que cuando las subunidades mencionadas tuvieran Ja mitad Este episodio nos revela de paso el papel importante que jugaban
de sus efectivos, se las hiciera avanzar hasta ocupar Ja margen norte los indios, como instrumentos de paz, en medio de las tribulaciones
del Salado para'protegcr los establecimientos de la zona. polítlcas que envolvían al país.

144 145
Así en el sur y oeste de Buenos Aires, el río Salado y el ¡iueblo
de Dolores marcabnn la línea de frontera, que no podían trnspon'..'r
los indios sin permiso, ni para comerciar ni para arrc:ir hacienda ... t.ad cinco de los Dragones de la Patria, procedentes de la Guardia
pnisenR· ~con todo el aparato de unos pordioseros. For lo que hnce a bs
salvaje. Tampoco era permitido a los blancos pasar al sur del Sala- 1
d&
es necesario convencerse quo na da va1~n, que na da .deoe
0)85,
milicias ' sa~
do para hacer negocios con los indígenas. do ellas· son me.les de su constitucion, son hábitos muy arr::ugados; estan
Los blandengues fueron los encargados de controlar tal cosa, en un e~tero desquicio.10
pero se vulneró por ambas partes debido a la natural expállSiÓn de
los colonos en demanda de nuevos campos y de los intereses comer- Más adelante encontramos que las tropas encargadas de la
ciales en juego. · '6n de la frontera y a las úrdenes del Coronel Saavedra tw;i
Casi simultáneamente, en abril d e 1819, varios estancieros de
~~componían de 353 soldados ~n total, distribuidos en la Sl"
11
Buenos Aires elevaron un memorial proponiendo la conveniencia de guiente forma:

. . . formar y costear a sus expensas una fuerza veterana que tenga


36

artilleros
dragones
t de In cbsc veterana .
por único d estino cubrir las fronteras, situándose en b localidad avanzada 32 húsares
a Ja nueva demarcación. 15 .núlicianos del 2. Regimiento
36 milit:-;:mos del ·3, Regimiento
A raíz de tal pedido, el gobierno nombró para cumplir esa 66 milicianos del 5. Regimiento
misión al Capitún del Regimiento de Dragones de la Patria, don 131 milicianos del 6. Regimiento
Antonio Sáenz, quien con un núcleo de veinte soldados del regi- Vemos que estos párrafos, provenientes de una autoridad qu<.
miento de húsares se situó, en el mes de junio, en proximidades de excluye toda duda al respecto, reflejan elocuentemente el estado. en
Kaquelhuincul. que se encontraba Ja seguridad de la frontera. Por lo tanto, ello cxnne
Esta fuerza, después de ser reforzada en personal, armamento de formular otros comentarios. ,
y equipo por los estancieros de la zona, se dedicó a la vigilancia La crítica situación política por que atravesaba c,l pa1s con res-
de la campaña, limpiándola de malhechores y otros aventureros que pecto a su seguridad interior, minada por la an_:irqma y la desola-
encontraban. ción en la campaña, movió al gobierno en ese ano de 1819 a nom-
Pero esta solución tan solo era un débil paliativo al grave mal brar una comisión para estudiar Ja defensa de la frontera Y PJ~eili_tar
que afligía a las poblaciones, por más buenas intenciones que tuvie- el plan correspondiente. Fueron encargados de ella el Bng~ er
ran las autoridades. La escasez de personal instruido, la falta de Saavedra y los Coroneles D. Marcos y D. Juan R. ~a\carce, qwen~
armamentos y otros recursos necesarios al servicio de fronteras, cons- elevaron un proyecto que fue aceptado el 2 de .setiembre. .
piraban contra Ja ejecución de los innumerables proyectos que se Por él se dividía la provincia de Buenos Aires en tres regiones
estudiaban y por largo tiempo las cosas continuaron como entonces. militares a cargo cada una de un jefe veterano, que a su vez depen-
Aún en 1819, el Brigadier Saavedra insistía en la solución de derían d~l comandante general de la.~~ª· . .
estos males y, refiriéndose a los milicianos que cubrían el servicio En consecuencia, la reorganización md1cada comprendió.
de fronteras, expresaba al gobierno:

.. . a los soldados de estos Regimientos, formados por milicias, cuesta Jefe \ Tropa subordinada \ Frontera que t>igi1.aba
mucho contenerlos porque no se les pasa por el estado gratificación algum,
ni siquiera para rancho, en cuyo caso están todos los demás do la fron- l. R.M. Cnl. don l. y 5. Regimientos Sur de Buenos Aires y
tera, de lo que resulta que cada vez que se trata de relevarlos cuesta infi- de Milicias litoral
Juan R.
nito trabajo y muchas veces no se consiguen. Las compañías del 61> son las Balcarce
que más servicios han hecho entre los que componen todos los cuerpos 2. y 4. Regimientos de Litoral
de la campaña sino es que se exceptúe la de los "Colorados" que se ha 2. R.M. Brig. don
Martín Milicias
distingiúdo y se está distinguiendo en el Ejército. Las compaiiías enteras
Rodríguez
han sido violentadas 111 servicio dejando en abandono sus partídos, sus
familias y haciendas. Tengo pruebas seguras que la. miseria espantosa y J.1 3. R. M.\ Cnl. GT. 3. y O. Regimientos de Norte y noroeste de Bue-
Milicias nos Aires
desnudez quo sufr()Jl los veteranos en Pergamino, Rojas y otros puntos es Perdriel
uno de los pnncipales agentes de su deserción. Ellos piden ir al Ejército
r.or donde siquiera tendrán t1ué fumar y tomar un mate. Ayer se me han lo Archivo General de la Nación: S. V - C. Vlll - A 6 -Legajo n• l .
11 c,.6nicas militares, t. 11, pp. 82 y 83.
146
141
Por ese mismo decreto se recomendaba a los jefes de región: importantes terratenientes, entre ellos Rosas y Ramos Mejía, pues
El alistamiento y organización de las tropas de las respectivas alegaban que esos desplazamientos afectarían Ja paz o amistad con
zonas y en particular de los esclavos, pardos y morenos Jibrc.> ca- tribus vecinas y, en sus reacciones contra el gobierno, sus campos o
paces de tomar las armas. establecimientos serían objeto de malones.
Ejercer rígid:1 po1icía, persiguiendo a Jos vagos y otros enemi- De donde surge el porqué de tantos cambios de opiniones o de-
gos del orden; asimismo, aprehender desertores y vigilar a los indios moras, o abandonos de proyectos encarados.
pnra prevenir cualquier actividad ilícita de ellos. Con ese panorama principió 1820, también precursor de impor-
Los jefes de las regiones q ue limitaban en Ja frontera interior tantes sucesos políticos y militares que gravitarían en la seguridad
debían p~eocuparsc por la reparación de los fortines y proponer Ja de la campaña.
construcc1ón de aquellas obras que consideraran necesarias. Para En el aspecto político, la anarquía que se había desencadenado
est~s ~areas podían disponer de los prisioneros españoles residentes como un torrente por todo el país, levantaba nuevamente la bandera
ba10 fianza en la campaña. de rebelión contra Buenos Aires y la guerra civil amenazaba con Ja
En cuanto a las relacionc·s con los indígenas, se les recomenda- disolución social y política del mismo.
ba mantenerlas en el mejor grado de amistad y cordialidad, inspi- Las únicas fuerzas capaces de imponer el orden ansiado por
rándoles en lo posible confianza. Además, velarían por la protec- el gobierno de Buenos Aires eran las del General San Martín, pero
ción de los establecimientos ubicados fuera de la línea de fortines éste desobedeció una vez más las órdenes del Directorio y se apres-
y de los que en adelante se instalaran. En este sentido debían fomen- tó a operar sobre el Perú. Indudablemente, (•I General San Martín
tar paulatinamente la creación y avance de nuevas estancias. temía que Ja anarquía desatada en todas las provincias hiciera presa
.. Preferentemente se ordenaba al jefe de la 1~ región, procediera a su ejército, malográndose con ello sus más caros anhelos de lograr
a levantar a todo esfuerzo el regimiento de Blandengues y elevarlo Ja independencia ameticana del poder realista.
al máximo de su fuerza con la brevedad posible", para lo cual los En cuanto al ejército del Norte, mandado por Belgrano y lue~o
comandos vecinos debían cooperar, remitiendo reclutas. por el General Cniz, también fue devorado por la anarquía de. Ja
A fines de 1819 este plan empezó a tener principios de ejecución. época y terminó sublevándose el 8 de enero de 1820, en Areqmto.
En cuanto a las fronteras sur de las provincias de Córdoba y
Renovada as{ la enconada lucha entre Buenos Aires y el Litoral,
Cuyo, las mismas no habían logrado mayormente un adelanto hacia
el desierto, permaneciendo estacionadas sobre e] Río IV.u se caracteriz6 ésta por una serie de combates más sangrientos que
La extensa zona que la frontera sur abarcaba desde Buenos decisivos. ·
Aires a Mendoza, tan solo estaba defendida por una 'serie de fuertes Las circunstancias impusieron que los ~obemantes de Buenos
o fortines, ubicados por lo general en lugares de tránsito obligado Aires cambiaran con un ritmo anormal, y el 4 de julio el Coronel
o en las principales poblaciones. Así en Córdoba, los fuertes de La Dorrego fue elegido gobernador interino.
Carlota y Las Tunas, continuaban siendo Jos más eficaces de la zona. Decidido a terminar definitivamente con la anarquía en el Li-
Dichas provincias preveían la defensa de sus fronteras en la toral ape16 al apoyo det odas las fuerzas militares disponibles, y una.
oportuna intervención de los paisanos lugareños, los que formaban vez más los acontecimientos producidos motivaron que los paisanos
los cuerpos de milicianos. del sur concurrieran a la frontera norte.
Para mantener cierta aptitud, estos milicianos obligatoriamente Así, el primer escuadr6n del 5° Regimiento de Milicias de Monte,
debían concurrir, por lo general los días festivos, a recibir instruc- fue a integrar las tropas de Dorrego.
ción en los llamados ejercicios doctrinales.
Al frente de este cscuadr6n haría su debut oficial D . Juan Manuel
A este relato sumario de los principales acontecimientos ocurri- de Rosas, cuyos peones, bien discipJinados y adiestrados en luchas
dos y de medidas adoptadas en ese lapso de 1810 a 1819, quizá cabría anteriores con los indios, se distinguían con el nombre de "Colorados
agregar otro elemento de juicio para aclarar un tanto más ese pro• del Monte".
ceso que se desarrollaba. .
Por este concurso y ¡Jarticipación personal, Rosas recibió del
En efecto, algunos propósitos del gobierno de trasladar la fron- Coronel Dorrego el despacho de capitán de milicias y, más tarde,
tera sur, en particular en ese año 1819, chocaban con intereses de por el éxito que obtuvo este gobernador en San Nicolás frente a
Carrera y Alvear,13 lo distinguió nuevamente a Rosas con el ascenso
1
2 San Luis, .hasta 1820, pertenecía poHticamente a la provincia de Cuyo
y Santa Fe sólo se independizó de Buenos Aires en 1818. '
ta Este último era enemigo p olítico de Dorrego.
148 149
a ~omandante y el encargo de reorganizar el 59 Rl>fñ . d Acometían no sólo en el sur de Buenos Aires sino también en
lic1as. -o-miento e Mi- su zona oeste, contra Rojas y Salto y en las mismas proximidades
Después de esta breve y f i· · de Ja ciudad de Santa Fe, como ocurrió en 1819 y posteriormente.
establecimientos del sur e e iz .rntervenci6n, Rosas regresó a sus En e] sur de Buenos Aires, el prestigio adquirido y amistad man-
y población bonaerense. on un cimentado prestigio ante su tropa tenida con Jos pampas preservaban en parte a Jos principales estan-

nal, motivando que la Junta d ~


:ru
En este proceso político-millt el
Coronel Dorrego fue derrotado
.
2 de setiembre de 1800 el
pez en el combate del Gamo-
cieros, como Rosas y D. Francisco Ramos Mejía,1s de los esporádicos
malones indígenas, habiendo logrado ellos desligar a los pampas de
sus alianzas con los ranqueles.
dicho mes, gobernador interino
Rodríguez.
d BepresenA~tes nombrara el 26 d e
e uenos tres al General D. Martín
El General Rodríguez, en su carácter de comandante general
de la campaña, desde largo tiempo bregaba por poner fin a estos
Los partidarios de Dorr g . males y tuvo Ja suerte de poder firmar por intermedio de Ramos
dor y el l 9 de octubre estaIJÓeo ~onspirar~n contra el nuevo gobema- Mejía, el 7 de marzo de 1820, un tratado de paz con los pampas, que
encabezada por el Corone] pn uenos Aires una sublevación militar constaba de 10 artículos. Por él se declaraba línea divisoria el terreno
, ago1a.
Rodnguez, a fin de ¡ . que ocupaban en la frontera los hacendados, debiendo aquéllos de-
Rosas, quien el 5 de octubr;>ncr su a~torldad, apeló al auxilio de volver las haciendas que habían arrebatado en los malones de ese afio.
tribuv6 activamente a dom~n'arc°J° susbl Co ~rados del Monte.., con- Tal tr•.itado infundió a ~os pobladores nuevas esperanzas de se-
restabieciiniento del orden. .
Entre otras consecuen . d'
a su evac16n de Ja Capital y al
.
• ~idad para reanudar sus tareas rurales, tantas veces interrumpi-
das por ese constante peligro que significaba Ja presencia cercana
siguientes de las jornadas ca~' 5 1~ecta o mdirectamente sur~eron la:; y hostil del salvaje. ·
La reconquista de] a ed e octubrn Y dP. las anteriores: Asimismo, parecía devolver la tranquilidad a la campaña, la que,
confinnaci6n definitiva ~t~/ por e~ R"obernador RodríJ.?l1ez y sn pese a los acontecimientos narrados, día a día pugnaba por la ex-
La celebración de una al~:n~~n e apovo político de Rosas. pansión natura] de las poblaciones que crecían por el aporte de las
Aires Y Santa Fe celebrado l 24 ~ trata~o de paz, entre Buenoi: inmi~aciones.
debía abandonar ~1 territorio ~e Sa e noviembre. Por él, Carrera Sin embargo este nuevo tratado tuvo vida efímera por los suce·
Aires cuanto antes.u nta Fe Y de hech~ el de Buenos sos que luego enlutarían a Ja proVincia de Buenos Aires, terminando
La dfsolución de Ja<; tronas sublevad con el encarceJamicnto de Ramos Mejía y la matanza de muchos
entre las cuales se contaban la d bJ d as por el Coronel Pagola, indios inocentes.
efecto su anterior reor~anizaci6~ d~s ~ en'id: con. ello qued6 sin En cuanto a Rosas, nieto e hijo de primitivos terratenientes afin-
La consagración de Ja fam · pu sta e 2 e setiembre de 1819. cados en la campaña de Buenos Aires, vivió su juventud en ese am-
autoridad Je~al, quien ante el ; t~ a:sa~ como r~staurador de Ja biente rural. Así, desde temprano forjó su carácter en una escuela
del 5 de octubre. ue 0 e uenos Aires fue el héroe de privaciones, acechanzas y otros peligros, propios de la vida en
Su ascenso a coronel y co '6n d 1 la frontera. ·
gimiE:nto de Milicias. nservaci e comando del 59 Re- Con el tiempo, dueño de estancias y saladeros, estableció su re-

tecim~:n:~s s~~~~t;11~~d~;re~eB~:~~t:~n lds principal~ acon-


sidencia en la estancia "'Los Cerrillos", situada en los pagos de Monte
(ver anexo nº 2).
En ct•nnto a Ja cam - b es urante el ano 1820. Cabe agregar que. por su valentía, integridad y destreza en las
salvajes r~crudecían antcp~:~~t~ ~ed:!ªfr:n¿ue Jas fec~orías de los tareas rurales, Rosas se convirtió bien pronto en una figura d esco-
vechando para ello la ausencia ele tropas ·1·t que los SOJetara, apro- llante de la campaña.
A f 1 mi i ares. Esto, unido a su astucia, protección y ~enerosidad que dispen-
s ' vue ta a vuelta éstos y en particular 1
han ~s jndefe nsos establecimientos del sur del s°:Jad:q:les dquea- saba a cuantos recurrían a él en demanda de auxilio, le granjearon
bien pronto Ja amistad y simpatía hasta de los mismos indios de la
canti ª de ganado Y Uevando numerosos cautivos ~ susea~l~=

mi.stadl4J:t·~lg~fn~era,s:~ emigrado político de Chile en virtud de su ene-


15 Respetable hacendado, propietario de la estancia de Miraflores (ver
anexo n9 2), que, afincado desde l:trgo tiempo al sur del Salado, trató siempre
Buenos Aires. RefuStiaao junto ~· de h;:~, lo era también del gobierno de en forma justa y paternal a los indios; así éstos fueron sus peones más leales y
cha contra Buenos Aires d pez y ailllrez, colaboró con éstos en su lu· guardianes de sus establecimientos, que lo distinguían con el t!tulo de ..nues·
del Chaco y araucanos. . man ando una agrupación de montoneros y de indios tro padre".
u

150 151

1
zona. a muchos de los cuales utilizaba como peones en sus estable-
cimientos. Así pudo compenetrarse de sus dialectos, caracteres y ro~ asaltados por los salvajes, quienes en su furia ocasionaron más
otras costumbres, llegar a comprenderlos y lograr un gran ascen- de 100 víctimas, contando cutre ellas al comandante mismo del fortín.
diente ante ellos. Las tropas salidas en su persecución; entre las cuales figuró el
Por lo dicho, servir a las órdenes de Rosas resultó ser una es- Coronel D. Juan Manuel de Rosas, no lograron darles alcance y me-
pecie de atracción para aquellas personas necesitadas de trabajo y nos rescatar a los cautivos y numerosa hacienda.
amparo, a las que imponía una sing ular y rigurosa disciplina en las No repuestos los pobladores de este infausto suceso, el pueblo
actividades diarias de sus establecimientos.
de Salto fue también asaltado bárbaramente el día 3 de diciembre
Así también su influencia y prestigio rebasaron lejos los límites
de ese año.
inmediatos, extendiéndose por los campos vecinos, por la Patagonia
y por la misma Capital.IS Eran los montoneros de don José Miguel Carrera, que:
Muchas veces, siendo sus propiedades amenazadas por Jos ma- Desde el momento en que López, gobernador de Santa Fe, escuchó
lones o víctimas de ellos, le obligó a organizar militarmente sus peo- Jas proposiciones pacificas que le lúzo el gobernador de Buenos Aires, no
nes, con Jos cuales cooperaba en el rechazo y persecución de los podía Carrera, que solo quería incendiar todo, conservar sus buenas reln-
salvajes; porque la defensa de la frontera, fuera o no atacada su ciones con él; las cortó, pues, levantando bruscamente su campo del Ro-
estancia, era también un peHgro para las haciendas de sus otros ~ario del Paraná, o sus cercanías e internándose al sur en busca. de hs
establecimientos. indios pampas, cuya amistad había procurado. Esto solo bastana para
Preocupado por la seguridad de sus estancias, en su carácter de piobar que Carrera se había propuesto llevar a cabo su obra a to~o tranc7,
sin que hubiese consideración de ningún género que lo detuVIera; mtls
hacendado presentó en 1819 al Directorio un proyecto titulado "So- después quiso aún damos otras pruebas de que estaba resuelto a emplear
ciedad de Labradores y H acendados", en el cual exponía a las auto- toda clase de medios, por reprobados que fuesen, a trueque de poner el
ridades, entre otras cosas, un plan de vigilancia y defensa de los pie en Chile y trastornar el orden allí existente. No entra~é a juzgarlo, por-
campos. que demasiado comprendo la fuerza de las grandes pasiones y te~go ba.~ ­
En resumen. vemos que por su buena situación económica, por tante indulgencia para disculpar, hasta donde se puede, los clásicos ex-
sus dotes personales y prestigio adquirido, Rosas resultó ser en la travíos políticos. Sin embargo, sea dicho de paso, que este hombre, cuya
campaña no sólo el representante del orden sino también el "pro- c:ipacidad nadie le contesta, se equivocó torpemente, pensando hacer ser-
tector» del paisanaje: y, como diiera posteriormente el Cenera) don vir toda la República a sus miras personales, que nos eran del todo e.t-
tranjeras.
Bartolomé Mitre en la Historia de Belgrano y ele la Independencia
Argentina: Reunido con algunos centenares de indios del sur, entró en la pro-
vincia de Buenos Aires, siendo pasivo espectador, si no debiésemos lla-
marle actor con m&s propiedad, del saqueo, del asesinato, y de las \.iolen-
Rosas era en aquella época un vínculo entre la civilización de la ciu- cias que se cometieron en el pueblo de Salto; díganlo_ las cautivas ~ue se
dad .Y. la semibarbarie de la campaña y, en este sentido, una influencia al llevaron los indios, entre las que fueron algunas senoras pertenecientes
serv:icio del orden, 11
n la clase distinguida de la sociedad. Si esta alianza monstruo se conservó
por algún tiempo, es fuera de duda que los indios no prestar?º a Carrera
y podemos agregar que, sin ser militar de profesión, la lucha contra grandes servicios y que, habiéndolo acompañado en poco numero ~n los
el salvaje, de estanciero lo convirtió en guerrero. primeros pasos de su campaña, desaparecieron de la escena para irse a
C_uand~ el trá tado con los pampas del 7 de marzo de 1820 y la sus soledades.ta
posterior alianza con Santa F e hac1a n presagiar para Buenos Aires
una era de calma, por d emás nec<'saria para sus atribulados habi- Si bien a Carrera no le faltaron argumentos para justificar esta
tantes, nuevamente la campaña se vio sacudida por dos hechos do- acción reprobable, el relato que de los sucesos ocurridos hace el
lorosos: ilustre historiador chileno Vicuña Mackenna, proporciona un nuevo
El 27 de noviembre de 1820, los establecimientos de Lobos fue- elemento de juicio para poder juzgar su actuación:

La guarnición capituló a condición de que se dejara salva la vida en


Ci~ el coma~dante Musters ~ su libro Vida entre los patagones, en p .
15
el campanario y en el fuerte y habiendo cesado toda resisten~a, com~nz6
372, que aun en el ano. ~870 los caciqu.~s lo recordaban con aprecio, en parti- la escena de la desolación; el degüello y el saqueo, el incendio, los cnme-
cular Orkeke y otros, diciendo que er:i un hombre bueno"
17 Tomo III, p. 284. ·
1a Memcrlas p6rtu'"'" del General Mana Pa%, t. I, p. 368.
152
153
y las de la Villa de Luján y dos peq ueños cañones, sumaban 74 jefes
y oficiales y 1.034 soldados.
nes contra el pudor perpetrados en la calle pública, las abominaciones más Pensó Rodríguez con la División Norte atacar a Carrera por su
sacrílegas en el templo.
Los indios se precipitaron a la puerta de la iglesia. . . Ahí estaba la retaguardia, suponiéndolo aún por el norte de Buenos Aires, pero, si
parte más codiciada de su botín que es la mujer, porque la gloria del sal- no fuera así, debía Hortiguera operar hacia el sur sobre las tolderías
vaje 'de la pampa se cuenta por el número de sus cautivas y su poder, por enemigas que encontrara hasta juntarse con la División Sur que en
el de los hijos que éstas !e dan. Como cuadrillas de lobos en el indefenso una mar.cha de flanco avanzaría por la laguna de Kakel Huincul hacia
redil, cayeron sobre las familias que arrodilladas en pavoroso tumulto, las sierras del Tandil y de la Ventana. Con esta columna iba Ro-
dirigían a la Virgen las plegarias de su aflicción y en un momento cada dríguez. ·
una de aquellas desgraciadas tuvo un dueño feroz ... tt En la orden general, impartida el 14 de diciembre de 1820, vís-
pera de la marcha de la División Norte, el General Rodríguez expresó:
Po{ si quedára alguna duda al respecto, estos párrafos de una
carta escrita la víspera de este hecho, por Carrera a su esposa, dicen: Soldados: Las famili:ls arrebatadas por los infieles, gimen bajo el yu-
go crue) de aquellos monstruos. Volemos a rescatarlas. Ellas nos llaman
Ayer a las doce de la mañana llegué al campo de los indios com- y aguardan nuestros bra2os. Yo marcho por otro rumbo con respetables
puesto como de 2.000 enteramente resueltos a avanzar las guardias de fuer7.8S para imponer a los salvajes, que han abusado de nuestra amisttd
Buenos Aires para saquearlas, quemarlas, tomar las familias y arrear las para traicionamos, robar nuestras haciendas y esclavizar a nuestras muje-
haciendas. tDoloroso paso! En mi situaci6n no puedo prescind,ir de acom- 1 cs e hijos. En los campos desiertos del sur, volveremos a encontramos
pafiarlos al Salto que será atacado mañana al amanecer. De ail1 volvere- para juntar nuestros esfuerzos y coronar nuestra obra. Constancia en los
mos para seguir a los toldos. en donde estableceré mi cuarte] para dirigir trabajos, firmeza en los combates y subordinaci6n a vuestros jefes y ten-
mis operaciones como más convenga. El paso de mañana me consterna dremos el placer de volver a nuestros hogares, dignos del amor de nuestras
y más que todo que se sepa que yo voy, pero atribúyase por los impar- familias y del agradecimiento de nuestros ciudadanos.20
ciales a la cruel persecuci6n del infernal complot
En ese intervalo y después de la acción sobre Salto, Carrera y
Al Gobernador Rodríguez, que gestaba una expedición al de- sus fuerzas se corrieron hacia el partido de Navarro, donde en la
sierto para velar por la s~ridad de Jos pabladores en su lent11 -Yerba" derrotaron a las milicias de los tenientes coroneles Cenaro
expansión rural. no le tomó de sorpresa la acción de Carrera sobre Cbaves y Pedro N. 16pez de la Guardia de] Monte, causándoles 100
Salto, pues sabfa <tUP se retiró de Santa Fe enemistado con L6pez bajas y robando hacienda y las cautivas que quisieron.21
y por Jo tanto con él, oor el acuerdo de paz concertado el 24 de Después de esos sucesos, parece que Carrera se dirigió hacia los
noviembre, Jo que significaba ne~arle el apoyo o auxilio que solici- toldos ranqueles de su aliado aYnquetruz, raz6n por la cual so.
taba para concretar sus planes o ambiciones políticas. perdió entonces su paradero.
De hecho, era de esperar cualquier reacción conociendo su ca- De ·hecho, la actuación de la División Norte fue breve, regre·
rácter v sobre todo que se retiraba al frente de una indisciplinada sando al promediar enero de 1821 hacia Monte, ignorándose por qué
fuer7..a hacia el sur. no fue al encuentro de la Sur.
Por lo tanto Rodríguez resolvió anticipar su salida a campaña En cuanto al Gobernador Rodríguez, partió el 17 de diciembre
para escarmentar a Carr<>ra y a las tribus que, acompañándole, falta· hacia el sur sobre el fuerte Kakel Huincul, en la estancia Miraflores,
ron al compromiso o tratado suscripto el 7 de marzo anterior, y para a fin de integrar esa columna con otros efectivos previstos.
procurar rescatar las familias y haciendas arrebatadas. De ese lugar avanzó el 4 de enero sobre el arroyo Chapaleofú
En Lobos, Rodríguez reunió las fuerzas de milicias de Luián. buscando sorprender a los caciques Añepan y Ancaljfú, que tenían
de Magdalem. y otros pagos vecinos, contándose entre ellas e] 59 sus tolderías en las márgenes de ese arroyo, y a quienes Rodríguez
Regimiento int~ado por los Colorados del Monte mandados por suponía por mala información como enemigos.
Rosas; con estas tropas organizó dos divisiones, la Norte a cargo del Enterados éstos de la presencia de las tropas, pudieron retirarse,
Corone.1 Rafael Hortiguera, que llevaba como segundo al Coronel logrando tan sólo Rodríguez tomar algunos prisioneros y hacienda.
Gregorio Aráoz de Lamadrid; el resto integró Ja División Sur a cuyo Pero Ancalifú, a su vez, trató de hacer caer a Rodríguez en
frente estaba el coronel Sáenz; en total fueron unos · 2.500 soldados.
La división Norte constituida por Jos Húsares del Orden, 59 Re· 20 .\rch.ivo Ceneral de la Naci6n, X-XXVIl-7-6.
gimiento de Milicias, Cívicos de Caballería, Piquete de Milicias nº 1 21 Un 80ldado argentino, por el Coronel Prudencio Amold. Eudeba. Ed.
1970, JIP. 17 y 18.
19 ~ hlsf6rlcos del General Pueyrredén, pp. 74 y 75.
15.'S
154
una celada, para lo cual lo entretuvo varios días con parlamentos y El año 1821 trajo, entre otras novedades para Ja campaña de
promesas de ayuda en s~1 posterior avance. contra los tehuel~hes, Buenos Aires, Ja división de esta provincia en cinco partidos: Arre-
circunstancias en que .senan atacado sorpres1vamente por las tribus . cifes, Luj{m, Morón, Ensenada y Chascomús, según un decreto de
de Ancalifú y los tehuelches,. pero Rodríguez fue prevenido de este la Junta de Representantes, dictado el 10 de marzo de dicho año.2s
plan por la delación de un cacique amigo. Cada uno de estos pueblos era, a su vez, la capital del partido,
Habiendo comprobado los indios que su estratagema no pros- bajo 1~ administración de un "subdelegado". Estos funcionarios te-
peraría, el 16 de enero atacaron el campamento enemigo, originán- nían y ejercitarían sus facultades y jurisdición en todos los asun-
dose un reñido combate que dejó como saldo Ja derrota del atacante. tos relacionados con policía, justicia, hacienda y guerra, de acuerdo
Sus pérdidas se estimaron en 150 hombres, entre muertos y he- con lo establecido en el respectivo Código de Intendencias. De
ridos. hecho quedaban sujetos a su autoridad los comandantes militares
Después de estos contratiempos e imposibilidades de dar con de las guardias de la frontera.
las huestes de Carrera, Rodríguez resolvió regresar, pero en el -Asimismo, en el mes de abril se destinó para la · vigilancia de
camino ordenó detener a la indiada pacífica que trabajaba en la Ja fomtera sur una compañía de blandengues con asiento en la
hacienda de Miraflores, alegando que: localidad de Monte, mantenida con fondos aportados por los ha-
cendados.
. . . en esta estancia es donde proyectan los planes de hostilidad con- Los indóciles pampas reanudaron el 20 de abril de 1821 las
tra nuestra provincia. Por esto destaqué anoche una partida que conduzca hostilidades guiados por José L. Molina, ex capataz de la estancia
a este Cuartel General, a mi disposición, cuantos indios y familias existan
en el establecimiento para castigar su conducta y privar a los demás el Miraflores,2 4 quien al frente de 1.500 indios asaltó los estableci-
apoyo de sus maldades. Del mismo modo, he intimado a Ramos, que con mientos del sur del Salado. El pueblo de Dolores y las estancias
toda su familia baje a la Capital en el perentorio término de seis días y de Rosas fueron víctimas preferidas de ese malón y un arreo de
a su llegada se presente a V. E. Ha dado pruebas de muy estrecha amis- más de 150.000 cabezas de ganado fue el trofeo de esta jornada,
tad con los salvajes ... 22 numerosos cautivos y la destrucción del mencionado pueblo.
En cuanto a las tribus situadas al oeste de Buenos Aires y sur
Durante las operaciones narradas, las distintas columnas de- de Santa Fe, subsistían sus amenazas de invasión, originadas por
bieron afrontar una serie de graves inconvenientes, tales como falta los preparativos de los caciques Quel, Pablo y otros más. Los mis-
de enlace, deserciones de Jos milicianos y escasez de caballada. mos mantenían estrecho enlace · con los indios chilenos, a quienes
Como desenlace, esta breve campaña deparó las siguientes con- habían invitado para invadir dichas provincias.2 6
secuencias militares y políticas: Una vez más vemos que los indios, con sus feroces atropellos,
La operación fue un fracaso, no alcan~ándose a cumplir en sembraban la ruina de los florecientes establecimientos, cuyos ab-
ningún momento los planes o finalidades previstos. negados pobladores veíanse resignados a perder sus bienes y seres
Rodríguez tan solo escarmentó a algunas tribus aisladas, que más queridos, en medio de una impotencia desesperante.
encontró en su camino, a las que batió en el arroyo de los Huesos,
en el Azul y Chapaleufú. 23 A medida que en la campaña se arraigaban nuevos focos de poblaci~n
Creó un ambiente de enemistad entre Rodríguez y Rosas, por importantes se fueron creando otros pueblos y partidos a fin de regularizar sus
oponerse este último a la ejecución de esa expedición, alegando necesidades públicas y su control administrativo. Por el año 1865, la provincia
de Buenos Aires al sur del río Salado, estaba dividida en 4g partidos.
entre otras cosas que, al atacar a los pampas (que a su juicio no 24 Este gaucho, después de la eitpedición de Rodríguez, se refugió en el
eran responsables de los sucesos del 27 de noviembre), se originaría desierto para asegurar su persona. Sea por venganza o fastidio hacia las auto-
nuevamente una enemistad con ellos, no conveniente para la tran- ridades de BuenGs Aires, pronto se convirtió en un caudillo de los salvajes del
quilidad de la campaña y seguridad de la frontera. desierto, asolando continuamente los establecimientos de la frontera. Poste~ior­
Al disolverse las milicias convocadas para esta expedición, los mente en 1827, cuando se produjo el desembarco brasile!io y ataque a la
alejada población de Carmen de Patagones, a Malina le cupo ~a actuación
establecimientos rurales quedaban nuevamente expuest.os a los ata- dc.stacadísima en la defensa de la misma.
ques de las montoneras o a la saña de los salvajes. Más tarde, mediante una resolución del presidente Rivadavia, fue indul-
Rosas, visiblemente disgustado con Rod¡íguez, .solicitó su baja, tado de sus crímenes pasados y restituido a la vida de la civilización. El
la que le fue concedida el 10 de febrero de 1821. ' gobierno decidió utilizar su experiencia y lo nombró capitán de baqueanos de
la división del Coronel Rauch, para finalmente embanderarse con el partido
de Rosas durante su gobierno.
26 Divis~ón Historia del Estado Mayor General del Ejército - Documento
2z La guardia de San Miguel del Monte, E. F. Sánchez Zínny, p. 264. nº 189.

156 • 157
El general Rodríguez, impresionado por las pérdjdas de )a
campaña, cncarg6 al coronel D. Pedro A. García 20 la misión de
efectuar un viaje hasta las tolderías de las tribus hostiles del sur y obsequios que Carda entregó a los salvajes, tuvo que partir a
del Salado, a fin de ajustar una paz duradera y obtener de los ·Buenos Aires sin conseguir llenar la finalidad de este viaje.
mismos el consentimiento para fundar nuevos pueblos. En su regreso, lleno de peripecias desagradables, aprovechó
A tal efecto el gobierno cursó a dicho jefe la siguiente nota también para informarse debidamente del estado socia) y rural de
en el mes de noviembre de 182.1: la campaña, lográndose efectuar reconocimientos topográficos de
Jos principales pueblos y lugares visitados.
Siendo \U10 de los objetos más interesantes de este gobierno la segn- Al volver, el 26 de noviembre, propuso entre otras cosas ocu.
1 idad y adelanto de las poblaciones y fronteras de esta provincia; teniendo par Ja zona de las sierras del Tandil, estableciendo nuevos fortines
p resente la dedicación de V.S. r este importante raimo, tiene por conve-
niente comisionarle al efecto y espera que a la mayor brevedad p resentará
en Tandil, Ranchos, Chascomús, Monte, Navarro y Areco, para
un plan correspondiente en que a su juicio crea el más oportuno por ahora Juego avanzar paulatinamente la frontera hacia los ríos Colorado
a precaver las incursiones del enemigo infiel sin perjuicio de ulteriores y Negro.
medidas y pacificaci6n y advenimientos que sucesivamente prevendrá a Mientras tanto, unos 500 pamp36 asaltaron en abril de 1822
V. E. el gobierno para su cumplimiento.21 el pueblo de Pergamino, donde mataron algunos pobladores y arrea-
ron con todos Jos animales que encontraron.28 Luego, a principios
Indudablemente la misión encomendada a García no resultaba de diciembre de 1822, invadieron nuevamente el sur de la provincia,
nada agradable ni exenta de graves riesgos, fáciles de comprender llegando basta 60 leguas de la ciudad de Buenos Aires. Las tropas
por el ambiente desfavorable en la indiada motivado por el recuerdo ene3l'gadas de la vigilancia de la frontera,29 por inconvenientes de
de la expedición del gobernador .:1Rodríguez. la misma empresa, no pudieron darles alcance y los invasores se
El coronel García inició Ja marcha desde la guardia de Lobos, retiraron tranquilamente.
en abril de 182.2, tan solo con 30 hombres entre soldados y pc-ones, Ocurría que desde Chile habían venido comq 2.000 ·mapuches
acompañándolo también el capitán D. José M. de los Reyes, quien para reforzar las huestes del cacique Pablo, autor de los malones
se encargaría de efectuar Jos levantamientos topográficos necesarios. sobre Córdoba y Buenos Aires.so
El buen prestigio que había logrado conquistar este jefe en sus
expediciones y comisiones anteriores, le valió poder tratar amiga- Acicateados por los éxitos anteriores, del 10 al 12 de diciembre
blemente con algunos caciques y efectuar con los más díscolos un de 1822 volvieron a invadir el sur de Santa Fe, para retirarse en
..parlamento". El mismo tuvo lugar en las márgenes del arroyo dirección a la guardia del Salto, pero en esta oportunidad el sar-
Sauce Grande, en las cercanías de la sierra de la Ventana, pero gento mayor D. Federico Rauch,31 al frente de un escuadrón de
fracas6, entre otras causas, por las exigencias de los salvajes.
E n efecto, éstos, después de ruidosas demostraciones hostiles 21 Documentos números 194, 2CYT y 226, archivados en la División Histo-
y amargos reproches, se negaron a permitir que se establecieran ria del Estado Mayor Cenera! del Ejército.
guardias en las sierras del Tandil y Vulcán, exigiendo que se reti- 211 Entre otras, estaba el Regimiento de Blandengues, al mando del Co-
raran las situadas al sur del Salado y de Carmen de Patagones, ronel Arévalo, con asiento en Chascomús y el Regimiento de Húsares, oJ m:uido
como igualmente los cristianos allí ubiéados. del Coronel Saubidet, en Luján. Subunidades de dichos cuerpos, a au vez,
Reprobaron quejosamente la inconducta del gobierno para con guarnecían las principales ciudades. ·
ellos y el incumplimiento de los tratados existentes, negándose de 30 Documentos números 194, 2CYT y 226, archivados en la División HW..
toria del Estado Mayor General dd Ejército.
hecho a devolver los cautivos que tenían en su poder. Indudable-
31 Este brillante jefe, de origen prusiano, sirvió en su juventud como
mente este resultado era de esperar y, pese a la habilidad, energía oficial de Napoleón, para dirigirse al Río de la Plata después de la caída d e
Bona parte.
20 Es el mismo jefe que en 1810 dirigiera la expedición a las Salinas En 1819 fue dado de alta en el ejército nacional con el grado de teniente
Grnndes, que más tarde elevara sucesivos proyectos relacionados con la se- 29 y ascendido en setiembre de 1820 al grado de capitán; fue d estino.do al
guridad de In frontera. Asimismo se caracterizó por su intensa labor profe- Regimiento de Húsares, en la guardia del Salto.
sional en bien del país y del ejército; sus memorias geográficas y topográfica! Al frente de un escuadrón de este regimiento combatió innumernbles ve-
son numerosas, como sus proyectos para la mejor organización del ejército, en- ces contra los salvajes, para distinguirse posteriormente en las campañas que
tre los cuales se encuentra el de instalar una fábrica de armas. hiciera al desierto el General Rodríguez. Más tarde, durante la presidencia
21 Fronteras y terrltori.os federales de las pampas del sur, Coronel don A. de ruvadavia, efectuó dos expediciones al desierto, con las que llegó hasta
Barros, p. 153. la sierra de la Vent3.na, obteniendo un éxito completo.
Los acontecimientos políticos que se sureden en el año 1829 hacen
tomar 11 Rauch partido con el General Lavnlle, lo que le costó inter;enir en
158
159
que por cualquier motivo se separara cierto número de cuadras de la
húsares dcstacac.lo en Salto, les salió al encuentro y tras un rudo linea.83
combate logró rescatarle veinte soldados que los incursores lleva-
ban prisioneros y gran cantidad de ganado. Por otro lado, el co- Pero:
ronel D. Domingo Sáenz los alcanzó con sus fuerzas en el partido la enconada campaña contra el gobierno de Rodríguez, llegaba al
de Rojas, logrando vencerlos y rescatar así cerca de mil cabezas extremo de dificultar medidas de tanta trascendencia pública, c0mo era la
de ganado. seguridad y defensa de Ja propiedad rural. Rosas, los Anchorena, Terr&-
Ante el recrudecimiento de estos malones, también el goberna- :-o, etc., miran con hostilidad toda iniciativa que parta del Poder Ejecutivo.
dor de Córdoba, general D. Juan B. Bustos, p ropuso al gobernador de No sólo no le prestaban su apoyo moral ni su ayuda económica, sino que
obligan a las severas precauciones y castigo de que nos habla el edicto
Santa F e un plan común para escarmentar la osadía d e los salvajes,
para evitar las deserciones.as
evidenciada en sus repetidas incursiones.º
El gobernador Rodríguez vio como única solución para asegu- En esta expedición Rosas no intervino, por estar ausente en
rar los establecimientos situados al sur del Salado extender la fron- Santa Fe.
tera, con lo que también se lograría fijar en el campo esa masa Pese a las dificultades habidas, se lograron reunir las siguientes
de población errante que ambulaba por la provincia. fuerzas: s.
Para ello gestó una nueva expedición, tomando como base el
informe del viaje del coronel García y las sugestiones que Je for- Unidad Jefe Efectivos
mularon a su pedido los principales hacendados del sur de Buenos
Aires, quienes ofrecieron contribuir con ganado para Ja alimentación
-Infantería:
de la tropa. Batallón de Cazadores .... Tcnl. D. Manuel Correa 575 hombres
IgualmcntC', para el mejor éxito de esta operación, el día 3 -Caballería:
de enero de 1823 se firmó entre Buenos Aires y Santa F e un tr::ltado Regimiento de Húsares de
o plan, para escarmentar conjuntamente a los indios que asolaban Buenos Aires .......... Ten!. D . Domingo Sáenz '294 ,,
la zona fronteriza de ambas provincias. Regimiento de Blandengues
El mismo se concertó en Buenos Aires, siendo los comisionados de Ja frontera ... . . ..... Cnl. D. Domingo Arév.ilo 330 »
autorizados el general D. Francisco de la Cruz, en su carácter de Caballería patricia . . . . . . . . Cnl. D. Rafael Hortiguera 220
ministro secretario de Guerra de la provincia de Buenos Aires y, Escuadrón de "Colorados' 216
Voluntarios de campaña Sgto. My. D. Bernabé
por Santa F e. el diputado D . Francisco Seguí.3 :? 168 ,,
Márquez ......... .
Resuelta la expedición, en febrero de 1823 el general Rodríguez
estableció su puesto de comando en la zona d e Monte, dondé, al
N9 1 .. ,, Ten!. D. Miguel Crutara·
ville ............. . 114 ,,
igual que en Lobos, se reunirían los integrantes de la columna. Lo N9 2 Sgto. My. D. Ramón Gue·
secundaban en esas tareas su ministro de guerra, general D . Fran- rrero ............ . . 170 ,,
cisco Fernándcz de la Cruz y el inspector general del ejército N9 3 ,, Sgto. My. D. Santiago
general D. José Rondeau, a quien nombró general en jefe del Videln . .......... . 207
N9 5 ,, Sgto. My. D. I g nacio "
ejército expedicionario.
" !narra ....... .... . . 163 ,,
Aleccionado por la experiencia recogida anteriormente, Rodrí-
guez dispuso una serie de medidas para el paisanaje, entre las -Artillería:
cuales figuró la publicación de un edicto 7 piezas .......... ...... . Sgto. My. D. Juan S. 80
Warcalde .. . .... .. .
. . . castigando con pena de muerte a los desertores, o a cualquiera -Comisaría, parque y convoy . 259 ,,
Total .. ... . . 2.537 hombres
los combntcs librados contra las tropas de Rosas y así pere<:ió en "las Vlz· -Caballos de muda ... . .. .............. ........... 6.000
'=====
cacheras" el 28 de marzo de dicho año.
E l pa(s, rindiendo un justiciero homenaje a sus servicios, designó con su 33 La guardia de San Miguel del Monte, E. F. Sánchez Zinny, pp. 266
nombre una ciudad de la provincia de Buenos Aires, por ser el t eatro prin-
cipal do sus continu.-is activid ades profesionales. y 267.
3f Datos r ecopilados de los escritos históricos del Coronel Pueyrredón,
• Ver nota nº 30.
p. 125 y del Boletín del Instituto de Inocstlgaclon~ His16riccu, números 64 y
3 2 Documento n9 233, archivado en la D ivisión Historia del Estado Mayor
General del Ejército. 66 (Facultad de FiJ050fia y Letras, Buenos Aires).

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era un deseo del general Rodríguez, por lo que la campaña bas6
Además se contaba con la alianza de 800 indios aucaces, que su tranquilidad en la voluntad de los salvajes.
se incorporarían más adelal)te, quienes se desempeñarían como com- Nada valía para la defensa de la frontt-ra el nuevo fuerte, del
batientes auxiliares contra los ranqueles y también indicarían en el momento que, por su alejamiento de los centros poblados, los mis·
terreno la ubicación de aguadas y pastizales. mos quedaban a expensas de Jos sorpresivos ataques de la indiada.
El día 6 de marzo de 1823 se inició desde Monte el avance
general (ver anexo n<> 2).
El día 12 se llegó a la laguna Sin Nombre, el 15 a Ja laguna
Llrnpia. Al río Chapaleufú se arribó el 17 de marzo, incorporándose
en este lugar el teniente coronel Caxaraviíle, quien, al frente de
200 bl~ndengues y 114 milicianos del Escuadrón nº l de campaña,
proced1a de Kaquelhuiocul.
El avance prosiguió sin mayores novedades, llegándose el día
26 de marzo al arroyo Tandil, donde la expedición permaneció al-
rededor de un mes. En este tiempo se efectuaron una serie de
reconocimientos locales, para determinar la mejor ubicación del
fuerte Independencia, el que se comenzó a construir el día 4 de
abril de 1823.
· Asimismo se delineó la formación de un pueblo denominado
Tandil.
El 26 de abril se continuó la marcha con rumbo sudoeste hacia
la zona del cerro Cinco Lomas, donde se incorporaron los indios
aucaces. En el avance posterior con el mismo rumbo tuvo lugar
la traición de estos indígenas, quienes deliberadamente se habían
unido a la columna buscando sorprenderla y así obligarla a regre-
sar. Temían que, de proseguir el general Rodríguez su marcha,
deberían abandonar las fértiles zonas donde vivían, de manera que
la presencia de las tropas expedicionarias les significaba un peligro
inmediato.
Cuando la columna alcanzaba una laguna (denominada más
tarde por Rodríguez "La Perfidia") , los aucaces la atacaron el día
8 de mayo, causándole con su acción inesperada algunas bajas,
en~e ellas, la del sargento mayor D. Juan Valerio Bulewski, ca-
Pltán D. Juan Booth, capitán Ferrer, teniente coronel Miller, te-
niente Montes, dos cometas, un "lenguaraz" y el porta Alvendín.
El general Rodríguez logró finalmente rechazar el ataque, pero
el mal estado de la caballada y las posibilidades de encontrar ma-
yores inconvenientes en su avance lo decidieron a suspender el
mismo y regresar hacia Monte, adonde arribó el 5 de agosto.
Como resultado de esta expedición surgieron, entre otras, las
siguientes consecuencias:
Se avanzó Ja frontera en su extremo sur hasta las sierras del
Tandil, donde se fundó el fuerte Independencia y levantó el núcleo
de . la actual ciudad del Tandil, facilitando la comunicación terres:
tre con el aislado fuerte de Carmen de Patagones. Brigadier Cenera! D. MARTIN RODRtCUEZ
El resto de la linea de frontera, de Monte hacia e] norte, que- Cobernador de la provincia de Buenos Aires y ejecutor
daba en la misma situación del año 1820 (ver aneXo n9 2). · de tres campañas al desiedo
No se pudo concertar una paz definitiva con los indios, como
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La expedición de Rodríguez fracasó, entre otras causas, por Ja tana y las Salinas Grandes, invadieron simultáneamente por el sur
falta de apoyo de los principales hacendados de la zona sur, tales de Santa Fe, por Luján y por el sur de Buenos Aires sobre Tandil
~mo R?sas, Terrero, Anchorcna, etcétera, quienes, por razones poH- y Chascomús. ·
hcas o intereses económicos personales, discrepaban con la manera El malón del norte arrasó con todos los establecimientos sitos
de pensar y de obrar del gobernador. en ambas márgenes del arroyo del Medio y cargados por el gober-
Vemos también que, por una coincidencia muy sugestiva, en nador de Santa Fe, D. Estanislao López, con las milicias provin-
el desarrollo dt> esta expedición se consumó, al igual que la de ciales, las mismas fueron derrotadas, retirándose tranquilamente los
1821. unit traición de Jos salvajes. Si bien no existen elementos de indios con gran cantidad de hacienda.
juicio que permitan dilucidar claramente y en la medida necesaria El malón que se dirigió sobre Luján, el día 27 de octubre se
el motivo de la defección ele los indios, no es de extrañar que ella trabó en combate con los húsares del comandante Saubidet, pero
obedeciera a influencias políticas adversas al gobcrnaclor de Buenos los salvajes, más disciplinados, mejor montados y más numerosos,
Aires, impidiendo así que se concretaran sus deseos. pronto dieron cuenta de sus enemigos, desbandándolos a los pocos
En cuanto a la cooperación de Ja provincia de Santa Fe, el que .salvaron sus vidas. Rehechos los húsares, volvieron al ataque,
gobernador López efectuó una sorpresiva expedición contra las tol- consiguiendo rescatar tan solo 10.000 cabezas de ganado vacuno
derías del cacique ranquel Llenan, ubicadas en los montes y agua- que arreaba una partida.
das en el medio de La Pampa. En cuanto a Ja indiada que se dirigió hacia el sur de Buenos
Inició el avance a principios de marzo de 1823. desde Melincué, Aires, tras rechazar al coronel Aráoz de Lamadrid que quiso inter-
al frente de 800 hombres de esa provincia. Después de 17 días de ceptarlos al frente de los húsares de guarnición en Monte, robaron
marchas consecutivas llegó a una isleta situada a diez leguas de una cuantiosa hacienda. Otras tropas de blandengues, al mando
Jos toldos de Lienan. del teniente coronel Caxaraville, salidas en persecución de los sal-
. En e.sª. ~ituación ~preció López que el mal estado del ganado vajes, les perdieron el rastro; ello obligó al jefe de Jos blandengus,
le 1mpos1b1htaba continuar su avance, por lo que resolvió formar coronel Arévalo, a permitir que el hacendado D. Juan Manuel de
un destacamento con los 200 hombres mejor montados. Así pudo Rosas, con una partida de milicianos, continuara Ja persecución,
el 17 de mayo amanecer sobre las tolderías, sorprendiendo total- lor.rando alcanzarlos a fines de octubre en la zona de la laguna
mente a los indios. · del Arazá, donde Jos derrotó y logró rescatar a los tehuelches
El éxito obtenido consistió en poner 100 indios fuera de com- cerca de 150.000 cabezas de Ja hacienda robada en los estable-
bate, capturar cerca de 40 prisioneros y gran cantidad de hacienda. cimientos de las márgenes del Salado.
La falta de baqueanos impidió continuar el avance contra la indiada Los sucesos narrados fueron los hechos más importantes en el
de Curutipay, otro cacique invasor, que al saber la proximidad de lapso 1822-1824.
López sólo pensó en ponerse a salvo, abandonando s~ numerosa Asombra ver la creciente audacia con que ya actuaban las
hacienda a aquél. tribus y sus grandes efectivos, procurando siempre sorprender; para
.. ~xpresab~ López que el extenuamiento del ganado no le per- ello operaban en amplios frentes a fin de dispersar a las fuerzas
m1ho proseguir Ja persecución, teniendo que abandonar su campaña. de represión y regresar con buenos arreos, que era el incentivo
. En sí~tesis , ~ogró la finalid¡\d perseguida, anulando por un que los impulsaba en sus correrías.
tiempo y sm pérdida alguna las nuevas tentativas de los ranqucles Ya también en la misma época procedían con mayor cohesión
de invadir el sur de Santa Fe.311
orgánica y dirigidos normalmente por desertores o españoles refu-
. Los salvajes, en su constante afán de rapiña, excitados por los J?;iados en sus filas, cargaban y se retiraban a toque de clarín.
traficantes que ocultos en sus tolderías negociaban con las hacien- Igualmente disponían de algunas armas de fuego, con las que cu-
das robadas, llevaron en octubre de 1823 un nuevo malón a todo brían en especial su retirada.
lo largo de Ju provincia de Buenos Aires, mandados por Cátriel,
Calfiau y el gaucho Molina. Por los efectivos que intervinieron y Lá impunidad con que procedían estas hordas se veía favo-
los resultados obtenidos, quizá fuera el más importante de la época. recida por la actitud poco patriótica de algunos caudillos que las
En efecto, 4.000 ranqueles y casi un millar de pampas y tehuelches, más de las veces los alentaban contra las autoridades constituidas,
que se concentraron en Ja zona situada entre la sierra de la Ven- a fin de crearle a éstas dificultades en el ejercicio de su gobierno,
buscando con ello minar su prestigio o provocar su caída política.
Vemos que las pasiones políticas de la época se reflejaban
~ Documentos números 230 y 231, archivados en la Dhisión Historia
del Estado Mayor Cenera] del Ejército. con toda intensidad en las mismas tolderías y engendraban, natu-

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1
A fines del afio 1823 la fuerza expedicionaria estaba lista para
ralmcnte, los desmanes relatados; es decir que no sólo intereses partir, componiéndose así : 88
comerciales sino también políticos concurrían a estas anomalías.
Evidentemente, la paz con los indios alzados no pasaría de una
mera ilusión hasta tanto no se los destruyera o escarmentara por Unitla4 Jefe Efectivt>!
un largo tiempo. D e una vez por todas había que abandonar la
precaria protección basada en las débiles fortificaciones de una Batallón Nº 1 . . . . . . . . . . . . . Cnl. Córrea ........ . 500 bomb~
extensa línea de frontera, escasamente guarnecida por milicianos Milicias de infantería montada 400
mal armados, para ir a atacarlos sorpresivamente en sus propios Regimiento de Blandengues Cnl. O. M. Ibarrola ... . 500 "
reductos. Escuadrón de Húsares de la "
Había que despojarlos de las aguadas y pastizales de la sierra Muerte y Dragones (tropas
de la Ventana, Carhué y Salinas Grandes, privándolos de sus fuen- entrerrianas) .....•...... Cmtes. O. A Medina y
tes naturales de abastecimientos para el ganado, con lo que se les
restringiría enormem<.'nte su movilidad, que era para ellos el factor
D . A. Motel ... .... .
Húsares de Buenos Aires .. . . Omte. O. Federico Rauch
400
200
..
Milicias de caballería . ..... . . Cmtes. Sayós e Ibarra .. 600 ",,
esencial de sus malones.
Pero tal escarmiento dc-bía responder a un plan bien organi-
Voluntarios ......... : . .... . Cmte. Miguens ...... .
Colorados de las Conchas .. . José M. Videla . .. .... .
100
250
..
zado, para que no terminara en un fracaso o descrédito para las
mismas autoridades, como había ocurrido hasta entonces.
Baqueanos ................ . 50 ..
Total . . . . . . . . 3.000 hombres
Al coronel Rauch, y a Rosas posteriormente, el tiempo les re-
servaría el cumplimiento de esta misión.
El gobernador Rodríguez, velando por el prestigio de su go- De artillería se llevaban dos obuses y dos piezas de a 4.
bierno, insistió en solucionar el problema de Ja seguridad de la El 5 de enero de 1824 se inició el avance, marchando las tropas
campaña. Para ello consagró todos sus esfuerzos en adelantar la por el mismo camino elegido el año anterior (ver anexo n9 2 ).
línea de fronteras y en poner coto a los excesos de los indios infieles Al &ente de la expedición iba el general Rondeau y el gober-
que en sus últimas correrías habían causado graves males. nador como acompañante.
El 8 de enero se llegó ál Tandil, lugar donde se permaneció
A fin de dirigir su tercera expedición al desierto, en diciembre unos 20 días, descansando la caballada y aprontando el convoy,
de 1823 delegó provisionalmente el mando y, acompañado de su' que era bastante numeroso.
ministro de Guerra, general D. Francisco d e la Cruz y del general La marcha prosigujÓ sin alternativas dignas d e mención, pa-
Rondcau, se dirigieron a Monte, donde organizaron la expedición. sándose por el cerro de las Cinco Lomas (lugar alcanzado por la
Su plan general consistía en: expedición en 1823); hasta allí los baqueanos conocían bien el te-
Explorar los campos que median entre el Tandil y Bahía Blan- rreno, no ocurriendo así hacia las sierras de la Ventana, que era
ca, desconocidos hasta entonces. el rumbo que llevaba la columna.
El mal tiempo reinante y los reconocimientos necesarios previos
Fundar en Bahía Blanca un pueblo fortificado, desde donde a cada jornada de marcha demoraban la misma, llegándose a la
avanzaría posteriorm<.'nte el ejército hasta el Rincón del Colorado. zona este de la sierra de la Ventana después de rechazar repetidos
Allí haría cuarteles de invierno. ataques de Jos indios que habitaban en los valles inmediatos.
Abrir n.ú evamente en 1825 las operaciones para limpiar de in- En el posterior avance hacia la sierra de Pillahuinc6 los sal-
dios el terreno hasta el río Negro, donde se fijaría la nueva frontera, vajes merodeaban próximos a la columna, pero retirándose cuando
asegurándola con nuevos fuertes a construir. se intentaba carga.r los. Mientras la misma descendía al llano del
arroyo Sauce Grande, incendiaron los campos por donde transitaban.
Paralelamente a las operaciones terrestres, una expedición ma- las tropas · y simultáneamente atacaron desde distintas direcciones.
rítima encomendada por el gobierno a los sefiores Casares tenia por Así el ejército efectuó jornadas fatigosas por el humo y por la
objeto reconocer la zona de la costa sur y ubicar la bahía Blanca, falta de agua, hasta que se llegó al arroyo mencionado.
para establecer allí una población. Esta expedición naval ]a inte-
graban- el ingeniero D. Mariano Chilavert, D. Fortunato Lemoine,
3CI Escritos históricos, Coronel Pueyrredón, p. 124. Este jefe se desempe-
más el personal técnico necesario y una pequeña escolta al mando
ñaba como edecán del gobernador Rodrlguez.
del capitán D. Jaime Montoro.
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Desde este lugar se adelantó por el valle del Napostá Cl1ico
hacia la bahía Blanca el general Rondeau, al frente de 500 hom- Dicho decreto, originado en abril de 1822, en sus considerandos
bres. en busca de la expedición marítima que debía, llegar a esa . expresa: que las propiedades de un Estado sirven para dar mayor
bahía. Después de una marcha sin mayores inconvenientes, a los impulso al progreso de la prosperidad del país. En consecuencia
dos días tomó contacto con ella. se prohibió primero su venta a los particulares, dándolas en arreo:
Reunidos en el terreno -el general Rodríguez con los compo- damiento por largo plazo, para facilitar su posteriór adquisición
nentes de la expedición naval se verificó que no era conveniente por aque~os poblador~s que las hubieran ocupado y explotado.
fundar una población en la zona, por la soledad y pobreza de la Tal sistema produ10 en la campaña de Buenos Aires una reno-
misma. Ello, unido a la escasez de recursos para la numerosa co- vación saludable en el aspecto económico y moral, porque facilitó
mitiva de la expedición, movió a su jefe a emprender el regreso d aumento de la población y cierto orden en la posesión de los
hacia Tandil, dirigiéndose directamente hacia la sierra de la Tinta terren~s. Carlos Tejedor decía, treinta años · después: "Todas las
para cortar camino. conqwstas que hemos hecho al desierto las hemos hecho por la en-
Sucedió que la expedición marítima confundió la verdadera ubi- fiteusis". "Aumentó los ganados, agregaba, y ailí donde van los
cación de la bahía Blanca con la desembocadura del arroyo Na- ganados, van los hombres."
postá Chic;o, situado n 16 leguas de la misma. Posteriormente, en el año 1828, el Congreso Nacional sancionó
En cuanto a la columna, ocurrió que, por querer acortar ca- como ley este sistema enfitéutico.
mino, Jo hizo por zonas intransitables por el desborde de los arro- En ~esumen, el. general Rodríguez representó. en la lucha por
yos a causa de continuas y copiosas lluvias. Se caminaba por entre la conqmsta del desierto, a uno de sus más decididos sostenedores
el agua y cañadones, tardándose mes y medio én llegar a las alturas por ex~andir la frontera y quizá fue uno de los gobernantes más
de la sierra de la Tinta. progresistas que tuvo la provincia de Buenos Aires, porque su norte
Las jornadas eran muy cortas, entre 10 y 20 kilómetros y a fue el bien público, sin dejarse absorber por las tumultuosas pa-
veces hasta de cinco cuadras. siones políticas de la época.
Por el frío intenso la trooa padecía mucho ante Ja falta de Como saldo de su labor se puede decir:
ropa para abrigarse, registrándose varias muertes diarias, especial- Que no pudo tener la satisfacción de ver coronados por el
mente entre los negros del batallón de cazadores, que iban casi éxito sus sucesivos proyectos de extendf'r la frontera.
todos descalzos. Tan solo logró fundar el fuerte Independencia, en las sierras
Así, en julio de 1824, al llegarse al Tandil, se disolvió el ejército. del Tandil y echar los cimientos de una nueva población.
De esta última expedición se puede expresar: . . En cuanto _al proyecto de poblar la bahía Blanca. resultó impo-
Que el plan que se proponía Rodríguez era encomiable y digno sible, por ser maptos los campos de In zona para la agricultura
de meior suerte, pero quizá muy extenso para poder satisfacer en y la ganadería.
una sola operación los aspectos fundamentales que el mismo invo- Con todo se ganaron al dominio de los indios unas 4.000 le-
lucraba. guas de terreno, las que con el tiempo serían fructíferas comarcas.
La expedición, desde el punto de vista profesional. fracasó por Si bien se adelantó el extremo sur de Ja frontera hasta Tandil
falta de unR organización mejor para la wna donde se debía operar. no estaba lo suficientemente asegurada con el nuevo fuerte Inde:
Careció principalmente de la movilidad necesaria y de un es- pendencia, porque rodeando Ja sierra por el norte de la laguna
tudio previo del terreno, que le permitieran avanzar en forma segura Blanca Grande. un malón se podía internar en la provincia.
y sin pérdidas de tiempo injustificadas. De la población de Monte hacia el norte la frontera no había
En síntesis. faltó orizanización y hubo insuficiencia de recursos. variado. '
Así se explica que las bajas fueran causadas por las inclemen- . . . La paz con .l?s indios alzados tampoco se lo~ró concertar, sub-
cias del tiempo, hambre, sed y enfermedades y no por los indios, s1.shendo la hostilidad de los mismos a consecuencia de los ataques
que tan ·solo mataron a un miliciano. e1ecutados contra sus tolderías por las expediciones anteriores.
Al margen de lo expresado. al general Rodríguez tnmbién le El hecho de que 01 general Rodríguez terminara su mandato
pertenecen, en el proceso de adelantar la frontera interior, una serie ponía fin a su~ aspiraciones y acción, como gobernante, de llevar
de decretos tales como el del establecimiento de cÓrreos mensuales la frontera al no Colorado y luego al Negro.
en In enmpnñn: pero el más fundamental fue el de enfiteusis, que El a~o 1824 tr~jo nuevas autoridades gubernamentales para
representó junto a la acción militar un factor preponderante por Buenos Aires, sucediendo el 9 de mayo al general Rodríguez el
la conquista del desierto. general D. José Greg<?riO de Las Heras.
El problema de la seguridad de la frontera interior subsistió
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1
en 1824 y 1825, ocn la gravedad de años anteriores, y los malones de la provincia de Buenos Aires, y sin perjuicio de sus tareas de
se sucedían esporádicamente, afectando los intereses de los prin- reconocimiento de la frontera .
cipales ganaderos de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Indudablemente, esos tratados o acuerdos eran básicos como
Córdoba y Cuyo. tarea previa al deseo de desplazar la f rontcra.
Por entonces el coronel D. Juan Lavalle, al frente del Regi- Por su trascendencia, se reproduce lo fundamental del ya men-
miento de Coraceros, participó en varias acciones para escarmen- cionado tratado del 20 de diciembre, en la laguna de Huanaco, en
tar Ja osadía de la indiada que avanzaba sobre Jos campos poblados el cual intervinieron 39 caciques y 50 representantes de tribus indí-
del Salado. Junto con él, sus jefes subordinados, el comandante genas de Buenos Aires, Santa Fe y sur de Córdoba.37
'b. Andrés More] y el sargento mayor D. Narciso del Valle, car- En dicho tratado se estipuló:
garon continuamente a los pampas, como ocurrió el 14 de julio "Art. 19 Que ellos reconocen por único gobierno de todas las
de 1825, en que este último batió en las lorpas de Marín a una provincias al soberano Congreso.
indiada muy superior a sus fuerzas, logrando reconquistar lo robado. Art. 2º Que la paz debe ser con todas las provincias.
El gobernad~r Las Heras a·preció que, para conseguir la tan . ~· 39 Que si .algún. cacique quisiese invadir a cualquier pro-
ansiada tranquilidad de Ja campaña, por el momento lo más con- vmc1a, ell~s deben 1mpedLrlo y, si fuese preciso, atacarlo, pues de
veniente ora encarar la paz con los indios, rectificando de paso la lo contrario, desde el momento de invadir a cualquier provincia
quedar~ declarada la guerra contra ellos, por todos los demás. ·
línea de frontera interior, por cuanto la misma no se encontraba
bien definida y. asegurada en su extremo sur. Art. 49 Que las cautivas serán canjeadas una por otra, pues
·entregarlas todas como se s?.licitaba no era posible, por estar la
Más que nada impulsaba a tomar esta medida la necesidad ma.yor parte casadas y con hi¡os: solo sí que serán rescatadas equi-
imperiosa de lograr la tranquilidad interna ante una eventual guerra tativamente.
con el gobierno del Brasil, presentida. por los sucesos que se de- Art. 59 Que los terrenos comprendidos desde la sierra del Vul-
sarrolfaban en la Banda Oi;iental, no descartándose intentos por- cán, Tandil y Curicó, por no perten~cer a Ja nación de ellos, sólo
tugueses de apoderarse de las zonas de Bahía Blanca y de Carmen debe convenirse con los huiliches, etcétera, que son los dueños de esos
de Patagones, para entrar en tratos con los indios. terrenos.
No desconociendo las autoridades de Río de Janeiro la ene- Art. 6º Que ellos podrán entrar a cualquier provincia a su ne-
mistad de ciertos caciques pampas con el gobierno de Buenos Aires, gocio, debiendo tocar primeramente a Ja frontera más inmediata y
sobre todo por la represión del general Rodríguez y por la funda- pr:_sentarse al comandante de ella, para que éste les haga acom-
ción del fuerte Independencia en las sierras d el Tandil en una panar con uno o más soldados hasta su destino y del mismo modo
zona que según ellos eran dueños, y desde donde les controlaban a su regreso, por lo cual se les ha dado pasaporte a los caciques
sus viajes hacia el Salado, procurar su alianza o apoyo en caso de que lo han pedido."
guerra era de sumo interés militar para los portugueses. En cuanto al proyecto de rectificación de la frontera interna,
Ya por a~osto de 1825, apreciando la crisis política que se ave- Las Heras tuvo en cuenta memorias e informes de reconocimientos
cinaba, el gobernador Las Heras logró, mediante los comisionados anteriores al sur del Salado. E ntre ellos, el d e agosto de 1824,
Oyuela, firmar nuevas paces con los principales caciques del sur efectuado por el Inspector General de Armas, general Miguel Soler,
bonaerense, entre ellos los tehuelches Negro (o Chanil) y Llam- que a su vez se basaba en otros reconocimientos topográficos ~el
pilc6; los boroanos Pablo, Rondeau y Canuillán y el pampa Pichi- capitán de Los Reyes, acompañante del coronel García en 182.2. '
lloncoy. Así, el 31 de óctubre de 1825, mediante un decreto se nombró
Luego, el 20 de diciembre, támbién hubo un acuerdo de paz una comisión integraaa por el coronel Juan Lavalle, i~geniero Fe-
con ranqueles, pampas, y builiches, convenido en la zona de la lipe Senillosa (jefe de la Oficina Topográfica) y Juan M. de Rosas,
laguna del Huanaco (Dep!lrtamento de Río IV). encargada de fijar los puntos de la nueva frontera. Posteriormente.
Todos esos caciques reconocían la autoridad ~el Soberano Con- por otro decreto, se creó una segunda comisión constituida por1 el
greso, el que les permitía sus actividades pacíficas, de común en- coronel Mariano Ibarrola, capitán de Los Reyes y el hacendado
tendimiento con los respectivos comandantes de frontera. Pedro Nolasco L6pez, para realizar de común acuerdo dicha tarea.
Estos acuerdos de paz fueron luego complementados por otros,
entre ellos el suscripto por Rosas en Tandil a comienzos de 18~ 37 Documentos números 241, 242, 247 y 249, archivados en la División
con los pampas, en su función de comandante general ·de milicias Historia del Estado Mayor General del Ejército.

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La línea general reconocida por la primera comisión fue de a las lagunas de Curalafqucn (o Blanca Grande), de Cruz de Gue-
S.E. a N.O. desde la cabecera de las sierras del Vulcán sobre la rra y del Potroso.37 •••
costa, sierras del Tandil hasta la zona de la horqueta de los arroyos Por igual ordenó completar a cuatro los regimientos de caba-
Tapnlqué y Las Flores. La otra comisión lo prosiguió hacia Santa llería que debían guarnecer ]a nueva frontera.
Fe hasta la laguna del Chañar (nacientes del río Salado). Estos planes se vieron nuevamente interrumpidos por la inva-
Tales medidas, Jos tratados de paz con Jos principales caciques sión de los pampas y r:mqueles, ejecutada contra los establecimien-
y el reconocimiento de Ja frontera, fueron evidentes aciertos del tos del sur y oeste de Buenos Aires. Ocurría que la paz firmada
gobierno de Las Heras. en 1825 no satisfacía a la tot:ilidad de los díscolos caciques, los
Sobre todo esa pu, laboriosamente lograda, abría nuevos ho- que eXteriorizaron su disconformidad apelando al malón.
rizontes para los pobladores, a la vez que aseguraba la vieja fron- As~ en junio y agosto de 1826, invadieron como 700 bárba-
tera del Salado. ros las zonas de Salto, Arrecifes y Dolores, retirándose con sus co-
Se cumplió así el anhelo del general D. Martín Rodríguez, que nocidos trofeos. El coronel Rauch, desde Salto, salió tras ellos y
a su vez se basaba en las sucesivos proyectos de los coroneles persiguiéndolos durante 60 kilómetros logró rescatar sus presas y
García y Balcarcc y del brigadier Viana, para no mencionar otros causarles numerosas bajas.
anteriores. Por otro lado, una breve expedición del teniente coronel Mo-
También quedó demostrado que en muchos de los principales rel, emprendida con el Regimiento de Cor:lceros, terminó el 11 de
caciques pampas y ranqueles había buena predisposició.n · hacia Ja setiembre de 1826 con el desastre de Toldos Viejos, porque una
paz y que, procediendo con habilidad y persuasión, se lograrían indiada muy superior, después de encarnizados combates, obligó
con esta gente mejores resultados y más rápidos que apelando a a replegar a los escuadrones.
la violencia. Estos vandálicos sucesos hicieron, entre otras cosas, exclamar
E l uso de la fuerza debía ser sólo el medio necesario para a Rivadavia:
aquellas tribus remisas, normalmente araucanas, que con su hos-
tilidad evidenciada eran un constante peligro para Jos pobladores
Uno de los objetos que ha llamado preferentemente la atenci6n de)
de In campaña y adelanto de la misma. Presidente de la República es poner en completa seguridad nuestra cam-
Pero mientras subsistiera el hecho de que las tolderías fueran paña contra las incursiones y depredaciones de los bárbaros. La paz que
refugio de comerciantes inescrupulosos y otros traficantes, el indio se ha hecho y que se procura conservar a costa de grandes sacrificios, no
sería un agente al servicio de los intereses de estos aventureros, y es una garantía suficiente a que puedan librarse la riqueza de nuestros
asi una paz efectiva dependería de la sinceridad con que se pactara. campos y Ja vida de sus laboriosos habitantes. Aun cuando no tuviéramos
El 6 de febrero de 1826. al dictarse la ley que creaba el Poder ·fie esto repetidas pruebas, las encontraríamos en la reciente invasi6n.
Ejecutivo de las Provincias Unidas, asumió el mando del país don Solo el poder de la fuerza puede imponer a estas ordas y obligarlas
Bernardino Rivadavia. a respetar nuestra propiedad y nuestros derechos.
Esta ley había sido dictada en vista de la complicada y difícil
situación que afrontaba la Nación, por la guerra con el Brasil Y Por lo tanto, se dispuso que el coronel Rauch incursionara hastfi
por las disensiones internas: . . . sus tolderías, para proceder con toda energía al castigo de los salvajes.
Rivadavin, con la energ1a y patriotismo que lo caracterizaban. Rauch partió a campaña el 25 de octubre desde los Toldos
más su experiencia lograda durante su anterior ministerio en el Viejos (zona de Dolores), a] frente de una columna de 800 hom-
gobi<'rnO del general Rodríguez, Je dispensó particular atención al bres bien montados y equip:idos en forma tal que pudieran operar
problema de la frontera interna ante el peligro de un desembarco sin trabas.
enem igo frente a Bahía Blanca o a Carmen de Patagones. Descubierta su presencia por los indios, debió regresar al no
Procurando la lealtad de las tribus sureñas, ratificó el 17 de encontrarlos, circunstancia en que se le presentó un joven cristiano
marzo de 1826 un tratado de paz con los caciques Pablo, Nicolás cautivo de los indios desde muy niño, quien había olvidado el
y Venancio y los borogas de Alon, Rondeau y Canvillán, que le- idioma. Resultó ser el más tarde benemérito coronel D . Eugenio
vantaban sus tolderías próximas a la laguna de Salinas Grandes y del Busto. Por él supo la ubicación de las tribus enemigas y avan-
de Epccuén ( Carhué). zando de noche para no delatar su presencia alcanzó el 19 de no-
Adcmns, el 27 de setiembre de 1826 dictó un decreto dispo-
niC'ndo a la brevedad posible la construcción de los fuertes pro-
37 b1o Registro Nocional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, 1826,
yectados durante el gobierno de Las Heras, en las zonas aledañas p. 220.

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viembre la zona del arroyo Sauce Grande del norte (Pecun), en la
l
,.
El ~ronel Rauch dispuso t i ataque en forma tal que los indios
no pudieron escapar y así el día 7 de enero fueron exterminados
sierra de la Ventana, desde donde, sin detenerse, pasó al ataque después de defender heroicamente sus vidas en medio de las aspe-
contra las primeras tolderías de los caciques Can-Huihuir y Colú- r~ de la sierra donde se hablan refugiado.
Macun, que completamente sorprendidos fueron batidos en un . .La breve campaña del coronel Rauch, entre otras ventajas, con-
combate efectuado únicamente al arma blanca. Los pocos sobrevi· s1gwó: .
vientes que quedaron, para no caer prisioneros, apelaron a la fuga. Tranquilizar un tiempo la campaña.
Entre los muertos figuraba el cacique El Mulato, dirigente de la Permitir que la seguridad de la misma quedara a cargo del
última invasión. Regimiento de Húsares (denominado en lo sucesivo n º 5 de Húsa-
A todo esto, el coronel Rauch tuvo conocimiento de que se res), a raíz de que la guerra con el Brasil imponía destinar a ese
estaba llevando un malón hacia la zona de la laguna de Kaquel- frente los mayores efectivos posibles.
huincul, lo que lo decidió a regresar para defender la frontera. E!1 Establecer y consolidar la Hnea de frontera.
la marcha retrógrada, fue acosado constantemente por nuevas tri- Volver al seno de la civilización a una gran cantidad de cau-
bus qu~ querían rescatar los prisioneros y la hacienda que llevaba tivos y otras familias que, en medio de los vaivenes de la lucha
la tropa; así, al llegar al arroyo de las Salinas, los indios cargaron, con el indio, vivían refugiados en zonas completamente aisladas del
contándose entre ello~ varios cristianos españoles y chilenos, pero contacto de las autoridades.
al final fueron rcd1aza¿os y Rauch pudo continuar su marcha al Mantener la paz y alianza con muchos caciques pampas, con
día siguiente. lo que se lograba que éstos vigilaran las actividades de sus con-
Como resultado de esta brevísima campaña, se limpió de tolde· géneres rebeldes.
rías las sierras de la Ventana y se logró rescatar 200 cautivos Y Demostró que el indio, atacado sorpresivamente en sus tolde-
12.000 vacas y 4.000 caballos que estaban en poder de la indiada, rías, era propenso a huir y no a combatir.
pero no se pudo evitar que los pampas rebeldes, más numerosos. Y Finalmente, permitió preparar las bases para la futura delimi·
reforzados con indios araucanos, prepararan nuevos planes de m - tación de la nueva frontera, que se haría en el año 1828.
vasión. Si bien este éxito de Rauch fue un buen ~uspicio para el go-
Por ello Rauch organizó su segunda expedición, ejecutada bierno de Rivadavia, ocurrió que el dC'sconocimiento de las auto-
desde mediados de noviembre de 1826 a fines de enero de 1827. nomías provinciales y otras reformas políticas que encaró le gran~
En esta oportunidad formaron la columna expedicionaria los jearon pronto contra su gobierno la reacción del interior del país.
5., 6. y 7. Regimientos de Caballería de Línea,3 ª el Escuadrón d~ En este mal<>star quc se fermentaba no eran ajenos los prin-
Colorados, los 29 y 49 Regimientos de Milicias de Caballería, un pi- cipales hacendados de Buenos Aires, del momento que ciertas me-
quete del batallón de artillería de Buenos Aires, más el refuerzo didas de Rivadavia afectaban sus intereses económicos y así Rosas,
de 400 tehuelches auxiliares al mando del cacique Negro y otros ocultamente, resultó ser un enemigo de aquel gobernante.
tantos pampas del cacique Catriel. En total, llevó 1.200 hombres La convulsión provocada, unida al desarrollo de los aconte-
bien montados, 4 piezas de artillería y 900 indios auxiliares. cimientos de la guerra con el Brasil, motivó que Rivadavia presen-
Iniciado el avance, debió pasar a Ja persecución, porque los tara su renuncia el 27 de junio de 1827.
salvajes, prevenidos de su presencia, optaron por la fuga. El día Pese al breve tiempo de su mandato, buscó este presidente
3 de enero logró alcanzarlos en la zona de la laguna de Epecuén, solucionar los problemas latentes de la campaña; aparte de las
donde destruyó y dispersó los restos de las huestes capitaneadas medidas ya citadas, cabe mencionar asimismo, en bien del progreso
por Petey, Maicá, Llanquinel, Uñol y Coñuepan, los que abando- de la población rural, una serie de decretos
naron las haoiendas y rehenes con que se retiraban. Asimismo los
cristianos que los acompañaban salvaron sus vidas apelando pres· . .. para fomentar el arraigo de lns poblaciones que bajo la defensa do
las tropas destinadas a guarnecer los fuertes deben proporcionar un gran
tameñte a Ja fuga. , . . . aliciente a la multitud de familias que, sin una propiedad territorial en
Al no divisar más toldenas en la zona regresó hacia la sierra. nuestra campaña, o son el azote de los propietarios o no pueden progresar
de la Ventana, donde nuevamente se habían instalado las tribus en proporción de su trabajo y de su industria.
de Nequeleque, Patraeua y otros caciques.
A estas familias se les dio en propiedad un solar al abrigo
aa Las unidade.1 de tropas veteranas se distinguían de las milicianas porque de los fuertes; los agricultores recibirían además, en enfiteusis, una
los regimientos llevaban numeración, mientras qua a las otras sólo se las men- suerte de chacra o finca.
doDAba por ru nombre.
175
Por otra medida, tendía a la ..restricción de los terrenos con<» fomento del puerto de Bahía Blanca; cuanto para la formación de un plan
que abrace todos los detalles necesnrios para la conservación de todos los
didos en enfiteusis, para frenar un abuso cuyas consecuencias eran · objetos que quedan expresados, a fin de proceder a su ejecución, previa
evidentes. Por él se buscaba evitar que J~ autorización de la Legislatura.39

. . . . la acumulación de tan vastas campañas en pocas manos va a


retardar forzosamente su población y cultivo. No es justo por otra parte Vemos que Dorrego trataba de materializar viejos proyectos de
que unos pocos se aprovechen exclusivamente de un beneficio que la ley 1::. época del gobernador Rodríguez, también contemplados por sus
proporciona para favorecer la industria de todos. sucesores Las Heras y Rivadavia y no ejecutados durante sus res-
pectivos gobiernos por los inconvenientes políticos o materiales que
En fin, se trataba de evitar el latifundio, permitiendo así la surgieron.
colonización y el arraigo de una masa grande de ge.nte pobre, que La misión enc.omendada a Rosas exigió nuevos estudios y
como población vagabunda ambulaba por los campos. reconocimientos del terreno, a fin de determinar el mejor trazado
Aceptada la renuncia de Rivadavia el 5 de julio de 1827, asu, de la frontera. En su extremo sur, la nueva línea debía partir ahora
mió interinamente la jefatura del Poder Ejecutivo el doctor Vicente de la zona de la bahía Blanca y pasar por la laguna Blanca Grande
López, quien devolvió la autonomía a la provincia de Buenos Aires y la de Cruz de Guerra. Convenía, según Rosas, que en su parte
y convocó a sus representantes para la designación de nuevo go- norte se apoyara en Cerrito Colorado, en vez de la laguna Potroso,
bernador. como se aconsejaba en el proyecto de la época de Rivadavia.
Por otro decreto, el 14 de julio se reeligió comandante general Rosas complementó su tarea tomando contacto con los princi-
de las milicias de caballería de la provincia de Buenos Aires al pales caciques del sur de la provincia a fin de no entorpecer el
ex coronel de milicias D. Juan Manuel de Rosas. adelanto oportuno de Ja frontera; no sólo obtuvo éxito sino que
El doctor Vicente López, en lo que a la lucha contra el salvaje le prometieron su cooperación para la expedición a efectuar hasta
concernía, no dispuso otras medidas en su breve interinato. ,, la laguna Blanca.
· El 13 de ago5to de 1827 tomó el gobierno de la provincia de En enero de 1828, Rosas elevó al gobierno un informe detallado
Buenos Aires el coronel D. Manuel Dorrego, elegido por la Junta del cumplimiento de la misión y sus proposiciones al respecto.
de Representantes. Pero Dorrego aprobó por anticipado las proposiciones de Ro-
Pese a los graves problemas 'derivados de la guerra con Brasil sas, impartiendo éste en consecuencia las instrucciones pertinentes:'º
en ese territorio, Dorrego no descuidó el frente intern.o Por lo tanto, el teniente coronel Bernardino Escribano, jefe del
Entre otras medidas solicitó el 4 de octubre autorización a la Eegimiento 5 de Caballería, procedente de Salto, a fines de diciem-
Sala de Representantes para modificar en parte la línea de fron- bre de 1827 inició los trabajos del fuerte Federación (actual loca-
teras proyectada, no materializada aún por los acontecimientos que lidad de Junín) en Ja zona entre Cerrito Colorado y Laguna del
ocurrieron entre 1825 y 1826. Carpincho. · .
En vez de terminar en su extremo S.E. en la oosta del cabo Otra columna, desde el cantón Las Saladas, e integrada por
Corrientes, propuso extenderla hasta la bahía Blanca a fin de ganar fuerzas del Regimiento 6 de Caballería bajo el mando del sargento
espacio a poblar y, fundamentalmente, para levantar en la zona un mayor Julián Perdriel, el 14 de enero de 1828, en proximidades
nuevo fuerte por necesidades derivadas de la guerra con Brasil. S.S.E. de la laguna Cruz de Guerra, dio comienzo a las obras del
Además con ello no quedaría aislada Carmen de Patagones por nuevo fuerte bajo la dirección técnica del ingeniero agrimensor
tierra y podría Bahía Blanca ser un puerto para eludir el bloqueo Narciso Parchappe.
del Río de la Plata por las fuerzas navales enemigas. Este fuerte se denominó 25 de Mayo.
La autorización le fue acordada el 13 de octubre, pero Dorrego Al teniente coronel Juan R. Estomba, Rosas le confió la misión
previendo la urgencia de contar con esa obra ordenó el 16 de de levantar el otro fuerte proyectado en la costa de Bahía Blanca.
agosto de 1827 a Rosas que, por su conocimiento del terreno y Estomba partió del fuerte Independencia con el 7. Regimiento de
funciones de comandante general de Milicias de la provincia, efec- Caballería, llegando a la zona prevista el 9 de abril de 1828, des-
tuara el reconocimiento definitivo del trazado de la nueva frontera. pués de 18 jornadas. ·
El artículo 1<? del Decreto del 16 de agosto dice~
El Coronel D. Juan Manuel de Rosas encargado de la celebración y a9 Registro Oficial de la República Argentina (Nacional), t. II - 1822 -
<'onservaoión de la paz con los indios, queda especialmente autorizado, tan-· 1852 - n9 2.200.
to para ir preparando lo necesario a la extensión de las fronteras del sur y ~o Archivo General de la Nación: S. V - C. XVI -A. 7 - L.N. 7.

176 177
Días después el ingeniero P.archappe, como jefe técnico, dirigió
la construcción del nuevo bastión denominado Fortaleza Protectora
Argentina, y Nueva Buenos Aires al poblado contiguo.
Así, .al término del año 1828, con la construcción del fuerte
de Bahía Blanca la frontera se había extendido considerablemente
en su extremo sudoeste, alejándose del río Salado (ver anexo n9 2) .
La misma quedaba protegida por los escuadrones de húsares y
tropas de blandengues, que tenían sus efectivos distribuidos en los
fuertes nombrados y en los anteriores.
Rosas, en su carácter de comandante general de la campaña,
veló por que la nueva frontera proporcionara realmente la tranqui-
lidad necesaria, reclamada por las poblaciones rurales.
Recapitulando, podemos decir que al gobernador Dorregv le
correspondió, como tal, el mérito de haber materializado los viejos
proyectos de expandir los Hmites de la civilización. En cuanto a
Rosas, por la ejecución de los trabajos y reconocimientos previos a
que dieron lugar estas tareas, también se hizo acreedor en esa época
ál aplauso público.
En efecto, su celo y dedica9ión ejemplar lo llevaron a tomar
contacto con los taimados caciques indígenas, que por una natural
desconfianza miraban recelosos toda nueva tentativa de avance
hacia sus aduares, máxime que esto involucraba ocuparles las zonas
de aguadas y pastizales, donde se habían afincado y se mantenían
sus haciendas_y caballadas, utilizadas pera sus conocidas andanzas.
Con el trazado de la nueva frontera se ganaron para el Estado
enormes extensiones de tierra, que con el tiempo y el trabajo de
los inmigrantes que llegaban al Río de la Plata, pronto se conver-
tirían en campos de cultivos y focos de futuras poblaciones, como
fueron Tandil, Azul, Tapalqué.
Cuando la evolución general del país y en particular de la pro-
vincia de Buenos Aires reclamaban un largo período de sosiego,
necesario para afianzar sus instituciones y llevar adelante una era
de progreso, aconteció un grave suceso político que avivaría con
mayor violencia el caos en que se debatía la República desde 1814.
El 19 de diciembre de 1828 las fuerzas políticas opositoras a
Dorrego provocaron la revolución militar encabezada por el gene- Coronel D. MAN UEL DORRECO
ral Lavalle, quien derrocó a dicho gobernador. Progresista Gobernador de la Provincia de Buenos AU-es durante los años
Los acontecimientos que ocurrieron en la ciudad, por reflejo 1827 - 1828. (Copia fotográfica obtenida en el Museo Histórico Nacional. )
directo, convulsionaron a la provincia· de Buenos Aires, en su ma-
yor parte favorable a Dorrego. Este jefe buscó el apoyo de Rosas,
dado su carácter efe comandante general de las milicias, pero, de-
rrotados ambos en la acción de Navarro, epilogó l~ misma con el Así, en febrero de 1829, el teniente coronel D. Andrés More!,
fusilamiento de Dorrego y la huida de Rosas a Santa Fe, donde logró de guarnición en Bahía Blanca, al frente del cuerpo de Coraceros,
la protección y auxilio de Estanislao L6pez. de la indiada del cacique Cayupan y los borogas, buscó la reunión
En la campaña, los jefes al mando de tropas tomaron partido con el coronel Estomba que se encontraba en el fuerte Indepen-
por Lavalle o Dorrego. dencia; avanzarían ·a Kakel, para unirse con Lavalle, pe.ro los in-
dígenas, seducidos por partidarios de Rosas, se sublevaron en las
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179

\
márgenes.del Napostá Grande y, tras ele matar al comandante More! afianzar la tranquilidad en la provincia. En el ambiente se sentía
y 50 hombres más, dispersaron <'l rcsto:u la necesidad de un gobierno fuerte, ~stable y enérgico, para cimen-
Para eliminar nuevas fuerzas que los parlidarios ele Rosas re- tar de una vez por todas el orden. La opinión pública designaba
clutaban contra Lavallc en e] sur de Buenos Aires, éste encargó ya unánimemente a Rosas como la persona capaz de lograr tal cosa.
a1 coronel Rauch la destrucción de las mismas, pero el 28 de marzo No había dudas de que por su arraigo en la campaña y aun
de 18~9 Rauch, en 1~ acción de Las Vizcacheras, fue derrotado y en la misma ciudad, gente honorable lo señalaba para asumir en
postcnormente decapitado por una partida de indios leales a Rosas. esas circunstancias el gobierno.
Indiscutiblemente, la revolución de Lavalle, con sus trágicas
consecuencias, le había facilitado el camino.
Así, el 8 de diciembre de 1829, la honorable Junta de Re-
presentantes de la provincia de Buenos Aires nombró gobernador
y capitán general de la misma al ciudadano don Juan Manuel de
. Rosas, quien asumió el mando con un cimentado prestigio entre el
paisanaje de toda ella.
Por entonces era necesario volver los ojos a la campaña, porque
el caos político producido repercutió en la misma en forma de
asaltos y malones, como ocurrió el 7 de febrero de 1829, cuando el
gaucho Molina, ex capataz de la estancia Miraflores, al frente de
una banda de cris.tianos e indios pampas, llevó un malón cercano
a Federación, siendo rechazado por las fuerzas a cargo del coronel
Isidoro Suárez. De esas fechorías tampoco eran ajenos grupos de
desertores y prisioneros de guerra que, fugados de los fuertes en
que estaban recluidos, ambulaban por los campos.
También motivaba urgente ese orden la necesidad de arrai-
gar en los lindes de la frontera a los nuevos pobladores que allí
se establecieron, en virtud de un reparto de tierras efectuado me-
diante un decreto del 19 de setiembre de 1829 del gobernador
Muert.e del C~r?nd . Ranc-h en el c-ombate de Las Vizcacheras. (Cuadro de Viamonte.
FranCJSco Fortm1, existente en el ~luseo Colonial e Histórico <le la Provincia Con ese ·reparto se procuraba por igual compensar la miseria
de Buenos Aires.) y quebranto. a que habían quedado reducidas numrrosas familias
a causa de las recientes luchas v guerra externa. Mediando otro
decreto del mes de marzo de 1829, el territorio de la provincia de
_Ye'?°s qu~ el aciago destino · deparó a Rauch el triste fin de Buenos Aires fue dividido en dos Comandancias de Fronteras; Ja
morir sm glona en manos de los salvajes, a quienes tantas veces Norte, a cargo del coronel D. Ángel Pacheco y Ja Sur a las órdenes'
escannent? en sus ~erítorias campañas de los años 1826 y 1827, del coronel D. Ramón Estomba.
donde amesgó su vida en mil oportunidades. Estos jefes, con las fuerzas destacadas en los fuertes de sus
Más tarde'. el giro de los acontecimientos, desfavorables a resnectivas jurisdicciones, eran responsables de la seguridad y tran- ·
Lavan:, lo ~bhgaron a f írmar con Rosas y López "la convención quilidad necesarias para que los nuevos pobladores emprendieran
de Canu~las , en la cual se estipuló el cese de las hostilidades y ]a sus tareas rurales a cubierto del constante peligro proveniente
convocación de representantes de la provincia para elegir a la ma- del desierto. De lo contrario optaban por regresar a Ja antigua
yor brevedad un nuevo gobernr.dor. Por ello, se designó provisio- frontera, porque la ausencia de recursos mat<'riales para viviendas,
nalmente al general D. Juan J. Viamonte. " medicamentos y falta de pagos en los sueldos del personal mili-
El gobierno de Viamonte fue meramente transitorio y en los tar de los fuertes, los desanimaban con Jó¡:dca razón. Ya por el
tres meses que duró, sus resoluciones más que nada tendieron a año 1830 al afirmarse el régimen fod<'ral de Rosas el panorama
político tenía otra· fisonomía y el orden renació en Ja campaña.
Por igual, Rosas gobernador, mediante su influencia personal
H La reoolución del 29, A. Carranza, p. 119 . logró atraer y concretar una paz efectiva con los belicosos caciques
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pampas Catriel y Cachul, autores de las más importantes invasiones apogeo la fücha entre Facundo Quiroga y el general Paz, la que
a la frontera. Por lo tanto se avinieron a vivir con sus tribus sose- culmin6 en la batalla de La Tablada.
gados y a celebrar una alianza militar con el gobierno, la que dur6 Además, las continuas reyertas poHticas entre Mendoza y San
hasta Caseros. Juan hacían que las pocas milicias disponibles se emplearan en
En cuanto a los dudosos borogas, encomend6 Rosas al mayor esos frentes y no en el del sur.
del busto en 1831 q ue celebrara una paz con los mismos. Este En medio de ese caos político de las luchas civiles, que fa-
jefe llegó al Chacdi-Lcuvú, residencia de aquellos, y después de cilitó el desorden de la campaña, otra vez Jos pincheiras, asO<"ia-
superar los peligros imaginables, con ingenio y perseverancia di- dos con indios pampas y chilenos, atacaron en vasto frente el sur
vidió a éstos de los pincheiras y los redujo a la paz. de Cuyo. El 10 de julio de 1829, luan A. Pincheira con sus huest<'s
Ello permitió también en los años 1831 y 1832 construir los llegó a unas 14 leguas al sur de la ciudad de Mendoza, pero por
cantones en las márgenes de los arroyos Tapalquén y Azul, en el no haber tropas que los contuvieran el gobierno debiq claudicar
centro de la provincia, los que junto a los erigidos en otros parajes en forma humillante con ese bandolero.
como Federación y Salto arraigarían en esas zonas a una nume- En efecto, se le otorg6 el grado de coronel y el título de· jefe
rosa población, que con su fecundo trabajo produciría una notoria de las tropas del Sur de esa provincia, lo que, en síntesis, impor-
prosperidad a la incipiente economía argentina. taba darle libertad de acción.
De esta forma, Rosas, gobernador, al término de su mandato Por ello, no era de extrañar que más tarde, en junio de 1830,
logró imponer cierto orden en la campaña, ansiosamente reclamado los indios del séquito de Pinchcira, procedentes de sus tolderías
por sus pobladores. en Los Pina1es, Cerro Payén y márgenes del río Barrancas, ejecu-
Le quedaría reservado para mejor oportunidad el cumplimien- taran en el sur de Mendoza una cruel matanza sobre los indefensos
to de un viejo deseo suyo, cual era el de escarmentar debidamente pobladores, demostrando con ese salvajismo lo que podía esperarse
a aquellos caciques que se habían mostrado reacios a las gestiones de ellos.42
de paz. manteniendo una evidente hostilidad. En 1831 los indios nuevamente avanzaron hasta el fuerte de
Efectivamente, si bien se había logrado con la mayor parte de San Carlos y tras un sangrie~to combate, ultimaron al coronel
los pampas concertar la paz, ocurría que otras tribus de pampas, D. Florencio Videla y a casi todos los milicianos de los fuertes de
ranquelcs y otros indios chilenos, asediaban a la Fortaleza Argen- San Carlos, Tunuyán y Tupungato, después de saquear las estancias
tina, queriendo destruirla para rescatar una zona para ellos pri- de la zona v la iglesia parroquial.
vilegiada. Los malones menudearon, amparados los indios P,or el conoci-.
El benemérito coronel Estomba, Morel, Del Valle y otros jefes miento de _qtte la mayor parte de las tropas de represión se hallaban
de esa lejana guarnición, durante los años 1828 y 1829, sostuvieron empeñadas en otros frentes interiores; así reiteraron sus desmanes
enconados combates contra pampas, ranqueles y pincheiras, que sobre San Rafael y San Carlos, porque. aparte de ser los objetivos
pugnaban por sacrificarla. más próxúnos, sabían que en ellos habla abundantes recursos.
. · En cuanto a las provincias de Cuyo, a principios del siglo XIX, Tales hechos motjvaron que el gobernador Corvalán enviara
los salvajes se encontraban más o menos sosegados, pero el reflejo una comisjón para tratar con los pincheiras un acuerdo que per·
de las luchas que se desarrollaban entre los criollos y éspañoles mitiera poner fin a las hostilidades v en esta forma la ciudad de
despertaron su agresividad, estimulados a veces por los mismos Mendoza pagó con creces la tranquilidad que quería disfrutar.
blancos que se servían de ellos para sus fines políticos o, como ocu- , Ese año 1831 transcurrió con estas mismas alternativas y las
rría en Buenos Aires, para negociar con el producto de sus malones. . audaces indiadas mandadas por Neculmán, Troncomán y otros ca-
Por otro lado, rivalidades existentes entre los pincheiras y ciques, cada vez se acercaban más a las puertas de la ciudad capital.
. Jos pehuenches que habitaban el sur de Mendoza hacían que sus En estas incursiones también tomaron parte activamente los pin-
diferencias repercutieran en la tranquilidad de la frontera, como cheiras, tan temibles como los misi:nos salvajes por la brutalidad
sucedió en el año 1826, a raíz de la muerte del cacique I'iaicún. con que actuaban.
Por entonces el general Aldao, comandante general de la fron-
Encargado de Ja represión en esta oportunidad. el general _D.
tera, el 20 de octubre de 1828 decidió escarmentar a los incurso-
José A. Cutiérrez, les salió al encuentro el 16 de octubre de 1831,
res, librándose un reñido combate en el desfiladero de los Aucas
(sobre el río Diamante), que terminó con la retirada de éstos.
Esas provincias poco podían atender debidamente el proble- ~ Ver Historia General de Chile, D. Barros Arana, ed. 1897, t. XV, pp.
ma de su seguridad fronterita, del momento que estaba en pleno 336 l' 340.

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1
pero fue muerto durante el combate, el que terminó con una reti· En ~ta forma escuetamente narrada vemos que Mendoza so-
rada tranquila de los salvajes, con el consabido botín de guerra. portó la furia del salvaje quizá con la misma intensidad que Buenos
En el año 1832, el activo general D. José Félix Aldao, a cargo Aires, pagando debido tributo para poder afianzar su seguridad
de las· milicias de la ciudad, hizo frente a un nuevo malón que lleg6 en las regiones que lindaban con el desiC'rto.
hasta Luján. En su persecución dispersó a Neculmán y su indiada, En cuanto a San Luis, por su vecindad con los belicosos ran-
a Ja que obligó a refugiarse en la cordillera; sorpresivemente dio queles de Laguna del Cuero, Trapa) y L envueó, no corrió mejor
con las tolderías de Ranquilcó, Pichicapel y otros caciques menores, suerte su campaña que la de Mendoza. En efecto, la misma fue de
causándoles numerosas bajas, debiendo éstos ganar asilo en el de· continuo desolada. 4 :1
sierto para no perecer. En el subcapítulo anterior se mencionó a los pincheiras o pin-
Casi simultáneamente a lo narrado, tropas del ejército de Chile cheirinos. Tales sujetos eran cuatro hermanos chilenos: Antonio,
al mando del general Bulnes operaron a principios de 1832 en la Pablo, Santos y José Antonio, que, pertenecientC's a acomodadas fa-
zona cordillerana, en persecución de los salvajes. Al respecto, el milias de Chile, ingresaron en el ejército español en los albores del
coronel 01ascoaga, en su obra sobre topografía andina, narra: • 3 siglo XIX.
Obligados a abandonar ese territorio en la época de la campaña
Bulnes se puso en campaña el 10 de enero de 1832 con 2.000 hom· de Jos Andes, ya fuere por fidelidad a la causa dél rey F ernando
bres del Ejército de Hnea y pasó directamente la cordillera por el Roble
internándose en territorio argentino en las inmediaciones de Epú-Lavquén. VII o por desavenencias políticas locales, se instalaron a partir de
En el Roble, fue sorprendido Pablo Pincheira con tres hombres que 1818 en .el sur mendocino (zona de Ja confluencia del Limav Ma-
lo acompañaban y fusilados los cuatro. Quedaba el último de los Pinchei· huida y· el Salado), donde se entregaron al b andolerismo. Allí for-
ras, José Antonio, con la montonera. La División continuó su marcha en maron una banda integrada por chilenos, españoles e indios pehuen-
pleno territorio argentino desprendiendo partidas de arrebato de ganados
en todas las comarcas indígenas que atravesaba. Guiado el ejército por 1 ches, calculada de 500 a 1.000 individuos que actuaban indistinta-
mente en el sur cuyano o sobre las localidades chilenas próximas,
desertores pincheirinos que se le presentaron, llegó en los primeros días de razón por la cual fueron puestos fuera de la ley de Chile en 1825.
marzo al campamento de Ja montonera situado entre los ríos ~tuel y Sa· Sus ocultas tolderías eran el refugio de aventureros o sujetos
lado, seis kilómetros al norte de nuestro pueblo actual "Alamito o San Mar-
tín" y a doscientos setenta y cinco de la ciudad de Mendoza. Sorprendi- que escapaban a Ja acción de Ja justicia, no llegando hasta esos
dos y rodeados los montoneros, no hubo combate sino matanza encarniza- lugares el brazo de la ley, porque cualquier autoridad que osare
da y a discreción, en la que cayeron sin distinción con la horda perse- intervenr allí pronto encontraba Ja muerte. ·
guida todos los hnbitantes de la costa del río en muchas leguas a la redon· Aliados con Jos voroganos y otTos indios de Ja zona, se .trans-
da, con sus fam ilins y sus ganados. Los indios Pehuenches pretendieron ha· formaron en unos verdaderos salvajes del desierto, apelando al malón
cer alguna resistencia pero fueron inmediatamente aplastados pereciendo para poder subsistir sin necesidad de tTabajar.
entre ellos los caciques Naculmán. Coleto y Troncomán. Los indios Pe-
huench~. conservan la tradición transmitida por alsronos que escaparon y Sus depredaciones, ejecutadas indistintamente sobre el sur de
refieren todavía con láwimas. horrendos detalles de aquella hecatombe, Mendoza o en las provincias chilenas de Colcba~ua, Maule y Con·
afirmando que por muchos días hubo una larga línea de clamores y que- cepción, llegaron a causar tales daños que obJigaron al gob~mo
jídos en toda la costa del Atuel hasta que al fin todos se extinguieron por de Chile a erganizar en sucesivas oportunidades tropas para comb a-
Ja muerte . . . José A. Pincheira huyó. Más, después de vagar algunos tirlos y aun en territorio argentino, como sucedió en 1827 y luego
dfas por los alrededores, reapareció presentándose voluntariamente al Ge- en 1832. Ocurría que por falta de una acción coordinada entre_ Ar-
neral Bulnes, quien le salvó la vida. Se agrega que la fuerte divi:;ión gentina y Chile los pincheiras podían actuar en est e país y refugiarse
chilena re~esó repatriando m:is de 2.000 mujeres cautivas; pero no dejó en seguida en sus escondites de Neuquén o Mendoza. A Ja inversa,
f'n su legítima patria las 40.000 cabezas de ganado que los montoneros
traían arrebatadas en las estancias de Mendoza.•• cuando las circunstancias no les eran favorables en territorio argen·

43Ver la obrn Hi.fl oria de Tu p11n1ZatO, Dionisio Chaca, p. 219. del general J. M. Borgoño, realizó a principios de 1827 la campaña de ultra
44Sohrc esta campaña, Barros Arana en Historia General de Chile, t. XVt. cordillera contra Jos pincheiras. En e.sa oportunidad operaron a través de los
pp. 110 y ss .. menciona oue el jefe de la misma fue por orden del general Andes hasta la zona de confluencia del río Neuquén y el Covunco, sin
Bulnes el capitán fosé A. Zúñi¡:ta, Quien al frente de un destaromento persiguió lograr destruir, pero sí dispersar, a esas hordas. (Misma obra: tomo XV, .l'P·
a los pincheirns entre lo~ campos del Aturl y c-1 Salado, al sur de Mendoza. 112 y SS.)
El general Bulncs habla rel.!resado ya a Chillán por el paso de Copulhue. 4:1 Al respecto, se sugiere leer sus pormenores en la obra La guerra con el
Anterionnente el coron.:1 Bulnes fonn6 parte del ejército chileno que, al mando indio en la jurisdícclón de San Luis, de Reinaldo Pastor, ed. 1942.

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pasando los Andes, de combate, vino a dar a Ja provincia de Buenos Aire~.
tino, prestamente se dispersaban por sus campamentos en los cubier- con los Cazadores de Chile obligados a correr su suerte.
tos valles chilenos. Quiso el destino que esa vez el cacique, persona de buena conducta
Rosas buscó oportunamente negociar con los pincheiras, porque en el Pacífico y ex indio invasor de nuestras fronteras, coincidiera con
en sus correrías osaban llegar hasta Bahía Blanca y Carmen de los intereses argentinos por ser enemigos de las tribus que se oponían. ál
Patagones, como ocurrió en enero de 1829, y a otros puntos de Bue-. C.oronel Estomba. Este, utilizando la coyuntura que así se le ofrecía, con-
nos Aires, pero tratando de potencia a potencia desecharon t~les siguió unir a Coñuepan en su empresa, lo mismo que habla hecho con
proposiciones y continuaron en sus and~nzas. _ Cachul, otro cacique chileno fuerte de seiscientas lanzas y también ex
Resultando necesario "' Rosas, en Vtspera de su campana al de- invasor, según· el mismo Coronel Estomba, y con los caciques argentinc.s
Negro, Chanil y sus segundos, ex aliados de Rauch.
sierto de 1833, debilitar el poder de los pincheiras, resolvió desunil- _ El Capitán de Dios Montero correspondió dignamente a la oonsid&
los de los voroganos, que eran sus principales ~liado~. P~a tan ración que se tuvo con él. Secundando al Coronel Estomba en sucesivas
delicada misión, no exenta de los r¡esgos y otros peligros unagmables, acciones de guerra contra naturales argentinos rebeldes y chilenos, en una
eligió en 1829, por sus conocimientos y experiencia que tenía de l~s de ellas, en defensa de Bahía Blanca, cayó herido de cinco lanzazos, uno
costumbres de los indios, al baquiano mayor y lenguaraz D. Eugeruo de ellos de diagnóstico mortal, pero que no obstante se lo pudo salvar.'7
del Busto.
Este jefe (que actuó ant<'s con Rauch y lueg? en l~ e~diei~n Un breve análisis de este largo capítulo narrado nos muestra
de 1833), marchó solo. en julio de 1829, al Chaed1-~ufú. res1d.en~ia c6mo el gobierno patrio surgido en mayo de 1810 heredó, entre
de los voroganos, donde con paciencia y suma hab1hdad cons1gu1ó, otros problemas, el relacionado con la seguridad de la campaña,
después de largo tiempo, preparar al principal cacique de los voroga- provocado por la natural expansión de una creciente población que
nos, Cañuiquiz, para un posterior parlamento con ~osas. En él, éste procuraba tierras vírgenes para arrancarles sus frutos mediante su
logró que los voroganos se separaran de los pinche1ras, a los que en tesonero trabajo.
lo sucesivo los perseguirían como enemigos. . Esa expansión rozó de continuo los intereses de les indios luga-
Jtstos se vieron obligados a refugiarse en los valles cordillera- reños que, en forma dispersa, circundaban la incipiente· campaña.
nos, situándose en las márgenes de los ríos Atuel y Salado, dond.e En particular alimentaron los choques habidos la puja por la
fueron más tarde atacados Por las tropas del General BulnE'S Y eh- posesión del ganado cimarrón que vagaba por las praderas; los indios
minados para siempre, en la forma narrada en el subcapítulo an- Jo querían para comercializarlo en Chile y los colonos para las ven-
terior. tas de sus cueros, siendo así un factor de la naciente er.onomía.
Así terminó en 1832 una banda de forajidos, que con sus an- Ante el cariz de ese latente problema Jos gobernantes de Mayo
danzas y otros atropellos, no sólo sembraron el ter.ror en el d esierto, buscaron con sinceridad soluciones amistosas para terminar de una
sino que dieron lugar a una leyenda muy generalizada en Mendoza vez las frecuentes luchas, eliminando las causas que las originaban
hasta fines del siglo pasado. , o, mejor dicho las que las alimentaban , a veces artificiales, porque
Esa lucha que se desarrollaba en territorio argentino coincid1a respondían a ocultos intereses comerciales.
con la que soportaba Chile, dentro de sus fronteras, contra los arau- Los tratados celebrados con algunos caciques hacían presagiar
canos al sur del Bío·Bío.•ll mejores tiempos para una constructiva convivencia que, a su vez,
Para ello apeló también dicho gobierno al auxilio de trib~ permitiera incorporar al aborigen a los usos y costumbres de la vida
amigas, civilizada, inaugurando una ansiada era de paz y concordia.
Lamentablemente, esos loables anhelos de las autoridades las
. .. siendo una de ellas la del cacique Ve~ancio Coñ~epan, titulacl1> más de las veces fracasaron ante la mala fe evidenciada o por arbi-
amigo del Director de Chile y del General O Higgins •..aliado de aquel
gobierno, que le habla conferido el grado de mayor, facilitándole a la vez trariedades usadas.
un destacamento del Regimiento de Cazadores a Caballo a las órdenes del Todo ello dio paso a violencias mutuas o a sangrientos malo-
Teniente del mismo cuerpo don Juan de Dios Mo.ntero, en refuerzo_ de sus nes, con sus secuelas y sus represalias.
mil lanzas, para que lidiase con Tas tribus enemigas. ~n ello Conuepan, Cabe recordar que no todas las tribus fueron sensibles a enten-
dimientos con los blancos o cristianos; por el contrario, las hubo
44 Iniciada en ~poc:n de la conquista, fracasaron tod~ los esfue~s. para su reacias y hostiles, quizá por su natural estado de barbarie o porque
dominad6n total. Posteriores tentativas del gobierno nacional. de as1m1larlos a
la civilización demandaron nuevos esfuerzos y la ejecución de punitivas cam-
pañas, aún hnsta 1882. Ver libro Documentos ~elaticos a ~a ocupación tú Arauco, <fT El indio del desierto, D. Schoo Lastra, p. 102.
coronel D Cornelio Saavedra, ed. 1870, Santiago de Chile.
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mantenían frescos los recuerdos de las drásticas represiones de los dos, que malograron el cumplimiento de esos buenos deseos, razón
conquistadores u otros agravios inferidos, lo que vigorizaba su odio por la cual la seguridad de toda esa dilatada zona se respaldó en la
mortal hacia el "huinca". defensa de unos esqueléticos fuertes, guarnecidos por escasos mili-
Así, refugiados en sus ocultas tolderías acechaban de continuo cianos. ·
la oportunidad para caer sorpresivamente sobre las chacras, quintas Evidentemente este sistema completamente pasivo era un débil
u otros establecimientos que surgían en medio del campo, para des- paliativo ante los temibles y audaces malones de los reyezuelos de
tntirlos, matar o capturar a sus ocupantes y robar sus bienes, en par- la pampa, lo que justificaba no sólo la osadía de éstos sino el que
ticular el ganado. por largo tiempo disfrutaran de la posesión de más de la mitad de
La reiteración de tales atropellos a su vez dio lugar a las nuestro actual territorio.
llamadas fronteras interiores, pero por su poca consistencia o segu- De su furia no se escaparon ni los establecimientos de Rosas,
ridad sólo fueron un débil paliativo contra ese mal que afligía a considerado en Ja época como el hacendado de más arraigo y res-
la campaña. peto en la campaña; y así, vuelta a vuelta, sus estancias fueron asal-
En otro orden de consideraciones esas fronteras, por mucho tadas.48
tiempo, materializarían el límite de lo conocido con lo descono- Con tales auspicios, sorprendió al país en el afio 1826 la guerra
cido de la campaña con el desierto o el linde de la civilización con del Brasil y el recfl!decimiento de la belicosidad de las tribus arau-
la barbarie. canas, lo que ele nuevo alzó la voz de los pobladores reclamando
Nuevas necesidades de tierras y de productos rurales origina- insistentemente una solución definitiva para este grave mal, que de
ron proyectos de C'xpandir la frontera interior, a la vez que se procu- no remediarse amenazaba con despoblar los campos.
raba su seguridad material. Por mucho tiempo las costas del Salado y los establecimientos
El Coronel García, el Brigadier Viana: Balcarce y Saavedra, vecinos fueron el sangriento escenario de continuos desmanes, con-
sucesivamente, buscaron el logro de dichos propósitos, pero las gue- tenidos las más de las veces con enormes sacrifjcios ante los escasos
rras de la Independencia primero y las disensiones políticas poste- efectivos existentes y la necesidad de vigilar todos los sectores o
riores, agravadas por el estado anárquico del país, absorbían no sólo lugares amenazados, aun desde el exterior.
los medios materiales sino también la ateflción de las autoridades La caballada no se reponía en la medida solicitada por los jefes,
para resolver esos problemas donde se jugaba el destino de la joven y la fuga y deserciones del personal era incrementadas por la ca-
patria. rencia de vestimenta y por la falta de pagos, muy atrasados de por sí.
A lo Antedicho desgraciadamente hubo que sumar la acción Lamentablemente, la revolución de 1828 y el fusilamiento de
derrotista de ciertos caudillos, que allá por el año 1815 alentaban a Dorrego, la muerte de distinguidos jefes como Rauch y Morel, el
los salvajes para perpetrar malones contra Buenos Aires, a ~ de alejamiento de otros como el coronel Escribano, convulsionaron más ·
crearle dificultades al gobierno. ese panorama, favoreciendo tan solo a los indios por el provecho
Además no faltaron los intereses comerciales ocultos en las tol- material que sacaron, llegando en su audacia a destruir lo que tenían
derlas, que movían a la indiada a asaltar las poblaciones para agen- por delante· f a atacar los fuertes, como lo hicieron con el de Fe-
ciarse de haciendas vacunas, que luego eran arreadas hacia Chile para deración (Junín) a principios de octubre de 1829.
negociarlas. En esta situación fue cuando Rosas asumió el gobierno de la
Por lo tanto, y por la presencia de nuevos factores en juego, provincia, no siéndole ajeno el problema de la lucha con Jos habitan-
esa lucha se prolongaría por largo tiempo, demorando involuntaria- tes del desierto, por haber experimentado en carne propia y en la
mente el p;obierno c-1 afianzamiento de nuestra soberanía en La de sus antepasados los efectos de los malones. Conociendo profun-
Pampa y Patagonia, donde Carmen de Patagones, como lejano ba- damente este grave mal, desde tiempo atrás Rosas se preocupó de
luarte, llevaba una precaria existencia por el abandono en que sub- la defensa de la frontera y así en 1821 proponía al gobierno le con-
sistía. veniencia de dar "una batida general", con la .cooperación del go-
Así Ja frontera interior o con el desierto, poco había avanzado bierno de Chile.
v hasta el ' año 1820 estaba materializada en la actual provincia de Posteriormente las tareas que le encomendó el g9bierno, reali-
Buenos Aires por el río Salado. En el resto de las p'.róvincias, ningún zadas en noviembre de 1825, en que ejecutó un prolijo reconocimien-
progreso había experimentado. to y trabajos de carácter científico en la zona de Tandil, Azul, Bal-
Cuando gobernadores decididos como Rodríguez, ·Las Heras,
Rivadavia y Dorrego dispusieron llevar adelante esta frontera, se ""ª Ya en el año 1815, llosas era dueño del primer saladero situado en
sucedieron con ritmo caótico los acontecimientos políticos ya narra- Quilmes, en propiedad con Terrero y Cía.

I~
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caree, complementadas con sus actividades similares de los afios
1827 y 1828, le permitieron ampliar sus conocimientos del desierto y
vislumbrar la ejecución de la campaña militar que propondría a fines
de 1832 en un mensaje a la legislatura, pidiendo los fondos para su
realización.
Sobre este mismo proyecto, anteriormente, en abril de 1831,
escribía a Quiroga, manifestándole: CAPITULO VII
(ver anexo nP 3)
No' juntaremos en un punto céntrico y continuaremos una fonnnl
eipedición, quo termine con todos Jos indios que hostilizan nuestra fron-
tera.
OPERACIONES EN EL DESIERTO EN LOS A~OS 1833 Y 1834
También efectuó gestiones idénticas ante el gobernador de Santa
i:e, al que se dirigió por nota en el mes de setiembre del mismo año. Proyecto inicial do Rosas - Cooperaciho del o¡ército de Chile -
Simultáneamente a estas gestiones, el gobierno de Mendoza se Plan definitivo - Oper:aciones de la División Derecha (Geoeral
Aldao) - Operaciones do la División Ccnb"o (General Rui%
había ocupado en reprimir a los salvajes que asolaban su frontera Huidobro) - Operaciones de In División Izquierda (General
sur, cursando una invitación al gobierno de Buenos Aires, para una Rosas) - Consideraciones Hnnlcs, rcsultndos y consecuencias de
expedición combinada contra los indios. las operaciones realizadas.
A ella, Rosas contestó que:
. .. así la provincia se reponga me ocuparé de ese pensalTÜento del
que no cUsto, ni dejo de trabajar, y entonces comunicaré mis ideas a este
respecto.•o En 1832, último año de su mandato, Rosas remitió a la legisla-
tura de Buenos Aires un proyecto de expedición contra los dominios
Con este panorama, entraremos a ver otro capítulo por demás de Jos salvajes, buscando entre otras finalidades extender la frontera
interesante de la lucha en el desierto. hasta el río Negro.
Entregado el gobierno a su sucesor, el General Balcarce, Rosas,
en su carácter de comandante general de la campaña, continuó en
la confección de este plan.1
El mismo consistía en una amplia ofonsiva a llevar en un frente
de 400 leguas desde la cordillera hasta el Atlántico. El primer obje-
tivo sería alcanzar el país de las manzanas ( Neuquén) y allí esperar
hasta que el ejército chileno arrojase a los indios al este de la cor-
dillera, para entonces batirlos y librar a ambos países de su enemigo
común.
Para ello, operarían sobre el desierto tres divisiones:
La derecha: Formada por tropa del ejército de Chile (a órde-
nes del General Bulnes), atacaría en la forma ya expresada.
La Centro: Integrada por tropas de las provincias del Cuyo y
del interior, avanzaría a órdenes del General Quiroga a través de
La Pampa central hacia el sur, hasta alcanzar el río ·Colorado,
donde aguardaría a la División Izquierda.
La Izquierda: Constituida por tropas de Buenos Aires y bajo
el mando de Rosas, atacaría de este a oeste a las indiadas que
.a Trozos de unn carta dirigida por Rosns nl señor Manuel Corvnlán, Inser-
ta en el folleto Algunas ucrdadu hbtéricru sobre la conquista del desierto, por l Documento n9 278, archivado en la División Historia del Estado Mayor
Laurentino Ol:uco:iga. Geneml del Ejército. ·

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buenas intenciones que encerraban tos sucesivos proyectos gestados,
habitaban en los valles de los ríos Colorado y Negro, buscando involuntariamente o no, eran defraudados por circunstancias de dis-
la unión con las otras divisiones en la zona, del país de los manzanos. .tinta índole que pesaban en el éxito material de dichos proyectos.
El comandante en jefe de esta operación o "director de la Entre esos inconvenientes no faltó Ja imprudencia de una per-
guerra" sería el Brigadier General D. Juan Facundo Quiroga, el sona que comunicó a los caciques el plan para atacarlos, pero Rosas
que reiteradas veces renunció a este cargo alegando que no conocía no se dejó dominar por esos contratiempos y, adaptándose a la
esta cJ~e de guerra,· pero a instancias de Rosas se logró que no nueva situación creada por la desvinculación de las tropas chilenas,
insistiese Quiroga en renunciar. propuso una modificación al plan general, en forma tal de operar
Para la gestación <le este plan, Rosas tuvo en cuenta los ante- en el desierto con las tres divisiones previstas:
cedentes de carácter geográfico y militar existentes y las enseñanzas
deducidas de los viajes al desierto realizados por Villarino, el Co- La Derecha (al mando del general D. José Félix Aldao) avan-
ronel García y otros jefes. Además, su experiencia obtenida en lar- zaría por el sur de Mendoza, sobre la región andina, comprendida
gos años de vida en la frontera y comisiones ordenadas por la entre los ríos Barrancas y Neuquén hasta la confluencia de este
último con el Limay, donde se reuniría en las nacientes del río
superioridad le permitieron formarse una clara idea de la natu-
raleza de las operaciones que su proyecto exigía. Negro con la División Izquierda.
A tal fin juzgó conveniente la cooperación de las provincias de La Centro (a las órdenes del General D. José Ruiz Huidobro)
Córdoba, La Rioja, Tucumán, Catamarca, Cuyo y del ejército chi- tenía por misión rechazar hacia el sur a las tribus situadas en La
leno, el que, operando por los valles cordilleranos de los rfos Neu- Pampa central y llegar hasta el río Colorado, donde por la derecha
quén y Yaimá, atacaría <le oeste a este a las indiadas que moraban debía adquirir noticias de la división de Aldao y por la izquierda
en la zona de Neuquén. de la de Rosas.
Con esto propósito, el Ministro de Relaciones Exteriores, doctor La Izquierda (al mando de RosM) no moclificaba fundamen-
Vicente D. Maza, en una nota de fecha 6 de abril de 1833, dccla talmente su plan anterior. Su objetivo era alcanzar primero el río
al ministro de igual rama: Colorado, para luego avanzar, junto con las divisiones Centro y
Derecha, hasta la zona de los manzanos, por el valle del río Negro.
Sería convenientísimo al más favorable y breve éxito, que Chile anti- Es decir, se buscaba con la conquista del dt'sierto la solución
cipase al mes qe diciembre su cooperación Jo más rápido posible que el
hempo dii:se, internando su fuena hasta los ríos Neuquén y Negro, pu~s de dos problemas fundamentales, como eran el dominio de nuevos
por este tiempo deben obrar por ellos las de esta República.2 territorios nacionales y la expulsión, dC'slrucción o sometimiento
de aquellas tribus salvajes que se opusiC'ran sistemáticamente a la
Cuando los preparativos de su plan culminaban, el estallido obra civilizadora del ~obi erno. Entre éstns, el principal enemigo
d e una revolución en Chile privó de la participación de las tropas para Rosas eran la;; indiadas de los caciques Chocori y Quiñigual,
de ese país en la campaña. situadas entre el Colorado y Chocle Choel.
Opinaba el Dr. Ramón J. Cárcano, refiriéndose a ella:
Por otro lado, la escasez de recursos de las provincia.s de
Cuyo y Córdoba, muy castigadas por los malones, por las prolon- La campaña contra los indios del desierto, entraña el problema
gadas sequfas y exigencias de guerra anteriores, impidieron que político y social de mayor influencia en la riqueza del país. La solución
esas. provincias contribuyeran en la cantidad y medida deseada para resuelve una lucha permanente do tres siglos, dobla la extensión terri-
equipar sus tropas. torial, multiplica las empresas capitalistas y los rendimientos del trabajo,
El poco entusiasmo que sentía el mismo Quiroga en participar asegura la frontera del sur contra la codicia extronjera.z
en una guerra por demás azarosa y de procedimientos desconocidos Asimismo Rosas se expresaba en la siguiente forma, en una
para él, lo hizo quedar finalmente en San Juan para atender la carta qu~ le escribió al general Quiroga:
e~fermedad de su pierna y otros asuntos personales. Desde esta
ciudad nct~ó como comandante en jefe de las operaciones, pero La República reportarin un inmenso bien y una riqueza positiva, si
en la práctica su autoridad de mando se concretó a las divi9iones en el acto de concluir esta campaña nos juntásemos en un punto céntrico
Centro y Derecha. y combinásemos una formal expedición, que tenga como resultado la
conclusión de todos los indios que hostilizan nuestrn~ fronteras. 3
Vemos, una vez más e igual que en años anteriores, cómo las
a Juan Facundo Quirogo, Ramón J. Cárcano, p. ll .
2 Archivo General de la Nación - Sala 5 - Cuerpo 26 - Anaquel 5 - nº 4.
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Finalnwnte, el coronel D. Antonio Rl·yes (componente de la
expedición del coronel García al desierto en 1821 ), decía:
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En aquella época este pensamiento (se refiere al plan de Rosas)
era obra solo de gigantes: el desierto :isustnba; habíamos visto volver
deshechas las fuerzas que habían intentado penetrar en él, como habl:i
sucedido con la última.•

Resuelta Ja misma, las divisiun<'s se organizaron en las respec-


tivas provincias, estando listas a fines de febrero de 1833 para ini-
ciar las operaciones.
A continuación veremos en una forma muy sumaria las prin-
cipales actividades de las respectivns columnas y los resultados
obtenidos .
. ·''

l. DlVISióN DERECHA

(Brigadier General D. José Félix Aldao).

"'>
: 1 ·.\, • r ·:<•t. ~:·m: ••· ;.1: , ., \ J.r 11
a) Organización de la expedición 11
·.
1
. ..
-. 1
• :, --J ~~:.!di ~ :!t ~ :.U :J .r.L1.t ·'
.
Jefe de Estado Mayor: Comandante D. Estarúslao Ricabarren.
Tropas: De las provincfas de Cuyo.
Unidades:
.... 1 , -
Batallón. Nº 2 de Auxiliares de los Andes d e San Juan (200
hombres) . Jefe: Coronel D. Nazario Benavídez.
Regimiento de Granaderos a Caballo de Mendoza (200 hom-
bres). Jefe: Teniente Coronel D. Bernardo Vera.
Batallón de Infantería de Mendoza ( 200 hombres). Jefe: Coro-
nel D. Jorge Velazco.
Regimiento de Caballería Nº 2 de Auxiliares de San Juan (200
hombres). Jefe:· Teniente Coronel D. Martín Yanzón.
Cacique auxiliar Juan Coyco, con 26 indios (guías y explora-
dores) .

..
b) Plan de acci6n
. Cenera! D. JUAN FACUNDO QUIROGA Avanzar hasta la confluencia del río Neuquén con el Limay,
Director de la guerra contra el salvaje ea el año 1833.
batiendo a las indiadas que moraban en el territorio del sur men-
'! ~sí e? ~érminos parecidos, al solicitar a los .,gobernadores de
f.;J°~ncias limi~ofes la colaboración deseada, les explicó las fina-
1 a es perseguidas con la proyectada expedición. • Documento nº 278, archivado en la División Historia del Estado Mayor
General del Ejército.
ú Datos recopilados de diversas publicaciones citados en la bibliografía con-
194 sultada.

195
docino. Posteriormente, reunirse con la División Izquierda en la Bordeando los contrafuertes andinos, pasó por el fuerte ·de
zona de las nacientes del río Negro. Aguan da ( 8 leguas), desde donde el jefe de la expedición destacó
al teniente Rodríguez con 50 hombres de tropa hacia el sudeste,
e) Efecuci6n de 7.as operaciones (ver anexo n9 3) quien, avanzando sobre el cerro Nevado, trataría de cortar la reti-
rada a una partida de indios supuesta en esa zona.
Después de aguardar a las tropas de San Juan, el día 3 ,de La marcha del resto de la columna continuó el día 5, siempre
marzo de 1833 fa· división inició su avance desde el fuerte de San en dirección al sur, y acampando sucesivamente en Lagunilla,
Carlos hacia el sur. arroyo de las Pajas u Hondo, se llegó a la margen sur del río
Diamante (zona de Paso Ureta) en la tarde del día 7 de marzo.
Ya muchas jornadas se efectuaban durante la noche, para no
delatar la presencia de la columna a los indios que en forma aislada
merodeaban por la zona, espiando el avance de las tropas.
. ~
En la reanudación del avance, el día 8 se arribó al paraje
., .!·, denominado Agua Caliente, y continuando 17 leguas más se alcan-
'
zó el río Atuel a las 19 horas del día 9 de marzo. ·
El día 10, a las 16 horas, se continuó hacia Pichichacay, donde
se llegó a la madrugada del día siguiente.
Después de cruzar el arroyo Chacay, se descansó en el río
Malargüe, desde donde el día 12 se prosiguió nuevamente el avance
~octurno en dirección sudeste, hasta Menuco, donde se acampó
a las 10 horas del día 13.
A la zona de la gran laguna de Nan-can-elo se aproximaron a
las 10 horas del día 14 de marzo; allí también llegó al mediodía la
partida del teniente Rodríguez, sin haber encontrado en su explo-
ración rastro de indiadas.
Como la continuación del avance debía ser a través de zonas
carentes de agua y otros recursos, en Nan-can-elo
. .. se separó el ganado y caballada flaca, Ja armería, médico, mu-
jeres, enfermos, todo el cargamento menos necesario y puesto todo a las
órdenes de D. Santiago Caur con 32 hombres de tropa y un oficial
marcharon al Nevado, punto céntrico para nuestras primeras correrías,
comunicaciones C9n la Provincia por el Río Salado, y lugar de Reserva.e

Entre otras disposiciones para la reanudación del avance, se


adelantó al teniente Rodríguez con una patrulla y las herramientas
">. J
4

necesarias para arreglar los pozos de agua que había en la próxima


...~ travesía de Chacaycó (zona al ESE de la laguna y salina de'
Llancanelo).
"'; ... El día 16 de marzo, a las 18 horas, se emprendió la marcha,
• :~' '~I o

entrando en una extensa travesía de 36 leguas, hasta el punto de-


nominado de Agua Nueva, donde se llegó a las 22 horas del día
17 de marzo.
Brigadier General D. JOSI!: Fl!:LIX ALDAO
Jefe de la columna derecha de la Expedición al Desierto en el año 1833.
(Foto obtenida del libro El Brigadier General D. José Félix Aldao, por el 6 Diario de marcha de la expedici6n sobre los indígenas del sur, Coronel
Teniente· Coronel D. Carlos A. Aldao.) D. Jorge Velazco, p. 6.

196 197
cacique Yaypilau, el que con su indiada se había re-unido ante-·
riormente a Yanquetruz para dar un mal6n sobre Río Cuarto. Que
después de efectuado el mismo, en el punto llamado La Seña (en
Si bien no se había tomado contacto con el enemigo, la marcha
San Luis, a unos 100 kilómetros al SSE de Villa Mercedes), se
era muy penosa, por la falta de agua y la fatiga de los animales.
encontraron con una división de cristianos (se refería a la de Ruiz
Así· Huidobro ), donde después de un combate fue d<'rrotado Yanque-
... el aesconsuelo de la tropa era grande, pues como casi toda la truz el día 14 ó 16 de marzo. Que regresaba a Ranquilcó, donde
división no traía más que un chifle por hombre, y no vinieron barriles fue tomado prisionero por el teniente mencionado.
por falta de mulas nn qué cargarlos, nos chasqueamos; pero por fin Ante estas noticias, apreció el general Aldao que Yanquetruz
refrigerados algún tanto con frutas de tuna que hallaron, los" soldados en su retirada iría probablemente hacia Cochicó o a sus inmedia-
tomaron nuevo ánimo y gran resolución para continuar la marcha.7 ciones, debido a que no tenía otra dirección mf1s favorable. Diri-
girse hacia las travesías del sur no le convenía, por la falta de
El día 18, a Ja tarde, nuevamente se adelantó el teniente Ro- agua, si quería hacerlo hacia el Colorado se exponía a i;ncon-
dríguez hasta la nueva travesía de Copel para agrandar los pozos trarse con la división de Rosas, de cuyo avance Yanquetruz ya
de agua existentes y, a fin de facilitar el avance de la columna, el tenía conocimiento.
día 19 se march6 por escalones para aprovechar mejor el agua que En consecuencia, resolvió
había en esa zona desértica.
Su naturaleza salitrosa produjo gran mortandad en el ganado ... permanecer emboscado en aquel destino, con el objeto de sor-
y los consiguientes inconvenientes para el personal. prender toda Ja emigraci6n y hacienda.9
Pasad~ esta zona de ciénagas, se entró en otra pedregosa y
con montes para llegar a Ranquilcó, a las 16 horas del día 23. Ese Ante la evidencia de que los indios conocían su presencia, el
lugar era el final de la gran travesía recorrida en medio de terrenos día 29 resolyió A1dao avanzar con 400 hombres hasta el Salado,
cenagosos y salitrosos. En esa región tuvo lugar la deserción de
unos 15 soldados, quienes fugaron con todos sus elementos. . . . a causa de recelar que los indios tomasen otra d1recci6n y no
En Ranquilcó moraba el cacique Yaypilau, quien, sorprendido les diese caza la División del Centro ni Ja nuestra; y a virtud de haberse
por el avanc-e de las tropas, logró escapar, pero se Je tomaron 39 ofertado el indio prisionero entregar él mismo a Yanquetruz, imponién-
personas de su tribu y urias 100 ovejas, 16 caballos y ·una vaca de dose pena de muerte si no lo efectuaba.to
las robadas en sus malones.
En esa toldería se enteró el general Aldao que el cacique Yan- A medianoche se arribó al pasaje denominado Salinitas, bifur-
quetruz (que moraba en la zona de Ja confluencia del Atuel con cación de sendas situada 5 kilómetros al oeste el<> un paso del río
el Salado) Salado. Allí Aldao decidió continuar el día 30, al oscurecer, hasta
las tolderías de Yanquetruz, para sorprenderlo en su refugio de las
. . . había convocado todos los indios de estas inmediaciones y que islas boscosas del Salado .
después de haber reunido como 600 había marchado con dirección al Al coronel Velazco dejó el resto de las tropas, ordenándole
Río 49, dejando las tolderías casi desiertas de chinos, y solo con las que el día 31. al oscurecer, se dirigiera al paso del Limay Mahuida,
chusmas y las cautivas.a donde, despué~ de armar una balsa, le permitiera al amanecer del
día 19 de abril atacar a los indios situados en la isla próxima al paso.
El día 24 se prosiguió la marcha hasta una ciénaga con un Hasta ese lugar (río Salado) se habían recorrido en un .mes
manantial, denominada Utacupel; en la tarde se continuó hasta 214 leguas, efectuando continuas jornadas nocturnas, para evitar
Cochicó, donde se llegó a las 18 horas del día siguiente ( 2.5 de que durante el día los indios bomberos notaran la presencia de
marzo). sus enemigos por el polvo que levantaba el tránsito de la columna
· Este paraje es la entrada de una travesía hacia el río Salado, y para atenuar los rigores de la alta temperatura.
situado a unas 20 leguas al este del mismo, .donde se encontraban El día 31 de marzo, una partida adelantada sorprendió al
las tolderías de Yanquetruz y otros caciques. ..
Allí se presentó el teniente Rodríguez con un indio tomado
prisionero, próximo al río Salado, quien expresó que pertenecía al • Diario de marcha de l.a expedición sobre los indígenas del sur, Coronel
D. Jorl(e Velazco, p. 33.
lo Mismo libro, p. 12.
1 Diario de marcha de la expedición sobre les indígenas del !!Ir, Coronel
D. Jorge Velazco, p. 7.
8 Mismo libro, p. 10. 199

198
aclarar al cacique muluche Painequeo en sus tolderías, con 18 mu-
jeres y niños.
Uno de sus indios que logró escapar, alarmó al resto de las
tolderías de Yanquetruz, situadas por la costa e islas del Salado, En consecuencia, Aldao continuó en su campamento a h es-
en una superficie de 10 leguas al norte y al este del Limay Mahuida. pera de la División Centro.
Ante este aviso, la indiada de Yanquetruz, reunida, se aprestaba El día 23 los indios robaron unos 25 cabailos del Regimiento
a hacer frente a los incursores en un paraje situado a una legua de Auxiliares; ocurría que éstos, dispersos por las tolderías escondi-
de los toldos. das en las islas y delta que en esa zona forma el Salado, efectua-
Aldao, el lQ de abril, avanzó al ataque, pero antes de chocar, ban sorpresivos golpes de mano, buscando debilitar en toda forma
se retiraron los salvajes hacia Meuco (paraje situado a unas 40 al audaz enemigo que se había introducido en sus moradas.
leguas al nordeste del paso Limay Mahuida). Los días subsiguientes transcurrieron sin mayores novedades,
Como resultado ·de la batida y persecución efectuada quedaron disponiendo Aldao, entre otras tareas, la exploración de los campos
en poder de Aldao vecinos y el envío desde su depósito establecido en el cerro Nevado
de víveres y otras subsistencias.
... 51 cautivas, las más de la provincia de San Luis, 133 ipdios Yanquetruz, según informe obtenido por algunos indios prisio-
de chusma, 200 caballos de servicio, 120 cabezas entre potrillos y yP.-· neros, se mantenía oculto a unas cuatro leguas de distancia, razón
guas mansas, 48 cabezas chúcaros, 352 cabezas de ganado entre chico por la cual ordenó Aldao que el 2Q Escuadrón de Auxiliares, al
y grande, y 10.000 cabezas de ganado lanar y cabras.u mando de Benavídez, tratara de sorprenderlo, pero éste no consi-
guió hacerlo.
Después de esta acción, el día, 7 de abril el teniente Rodríguez La falta de alimentación adecuada hizo que se declarara la
avanzó río arriba 30 leguas, sobre la confluencia del Atuel y el disentería y se contaran más de 50 enfermos. Además, las arañas
Salado, para sorprender a Jos ca,ciques Barbón 12, Pichún, Levian y
Quellef, logrando capturar al primero con 71 indios, poner fuera r
1
ponzoñosas y víboras alteraban el estado sanitario del personal.
En cuanto a la alimentación del ganado, los pastos también se
de combate a los otros tres caciques, a 28 indios y tomar 13 mujeres. habían agotado, lo que obligó a cambiar el campamento a unas
Se logró también rescatar 12 cautivos y cierta cantidad de ganado. tres leguas al norte y que se dispusieran nuevos reconocimientos
Mientras tanto Aldao estableció en un extremo de una extensa de campos fértiles en busca de pastos.
isla su campamento, en un paraje denominado Redención del Sa- Originaba los perjuicios mencionados la tardanza de las comu-
lado, donde decidió permanecer hasta la llegada de la División nicaciones con Mendoza y el envío de víveres. Cada día debía
Centro, que, seg{m noticias suministradas por el cacique Barbón, alejarse más . la hacienda para el pastoreo, lo que exigía que la
el día 18 de abril se ha11aba en el Trapa} (laguna situada en el misma fuera custodiada por una fuerte seguridad; así se llegó a
sur de San Luis, sobre el paralelo 30 y a unos seis días de marcha distanciar hasta 12 leguas del campanento y tener la tropa casi
de Limay Mahuida). dispersa.
Destacamentos aislados recorrieron por orden de Aldao las ras- ' Igualmente contribuía a la detención de la expedición en ese
trilladas hacia Cochicó y río abajo, en busca de indios dispersos lugar la demora de la División Centro, a la que se suponía en
y ganado. avance. cuando en realidad ya se había reple~ado. Vemos que la
El día 18 de abril llegó al campamento en calidad de prisio- falta de enlace motivaba que ambos comandos desconocieran su
nero el cacique Barbón, quien expresó, entre otras noticias, que el situación en el terreno, con los inevitables inconvenientes para el
ejército de Buenos Aires (Rosas) hacía ocho días que había Uegado desarrollo de las operaciones. En realidad, el general Quiroga, en
a la toldería del cacique Rondeau (se refería a Jos voroganos ), su carácter de "director de la guerra", debió prever tal aspecto vital
situada de ese lugar a unos seis días de camino, es decir 120 leguas. para la conducción del conjunto, regulando el avance de las colum-
Que el ejército del centro ( Ruiz Huidobro) se encontraba en nas, marchando en una de ellas o desde un lugar equidistante. En
el Trapal, como a 60 leguas de distancia. cambio permaneció en San Juan y cada comandante de división
procedió según su criterio.
El día 14 de mayo, .al amanecer, los ranqueles, en una audaz
11
Diario de marcha ele la expedtclón sobre les lnd!ge~ del sur, Coronel acción, sorprendieron a una compañía que al mando del capitán
D. Jorge Velazco, p. 36. Sotelo Mosqueira vigilaba un paso del río Salado, denominado Balsa.
12
, Te1:11ible. cacique que, pese a sus 90 años de edad, era famoso por sus Como consecuencia de este ataque, los indios sacrificaron a 30
cnmenes e invasiones a los pueblos fronterizos.
personas· entre oficiales, suboficiales, cadetes y soldados, dispersán-
200 dose totalmente el resto de la compañía; un fugado fue el que llevó
la trágica noticia al campamento.

201
tinuado su avance hacia el sur, dejando a Yanquetruz a su espalda
mal lo hubiera pasado si este cacique le arrebataba su ganado d~
El 16 de mayo Ja columna, avanzando río arriba, cambíó de reserva o las remesas desde Mendoza; por eso no fue criticable la
campamento y se situó en el paraje denominado Lagunitas. El día resolución de eliminar a este peligroso enemigo situado a un flanco
17 se Jlegó a otro alojamiento en Vera o La Rinconada y así suce- de su camino.
sivamente se acampó en la zona norte de la confluencia del Atuel · Las difíciles condiciones de transitabilidad del terreno, lleno de
y el Salado, donde permaneció la expedición esperando comuni· montes, carrizales, guadales y pequeños cursos de agua, fueron obs-
caciones de Mendoza. táculos que impidieron su rápido avance sobre Yanquetruz y la
En esos intervalos se presentaron periódicamente los salvajes, posibilidad de derrotarlo totalmente en una posterior persecución.
quizá buscando la oportunidad para hostilizar a la columna me- Así este cacique otra vez escapó a la acción de las tropas expe-
diante golpes de mano como el efectuado en el Chadileufú contra dicionarias.
· la compañía del capitán Mosqueira. Finalmente, las deficiencias graves en el abastecimiento .de
En busca de nuevos campamentos con buenos pastos para el la columna restringieron la movilidad de su tropa y de hecho dis-
ganado, el 30 de mayo se llegó a Butaló, pero los víveres escasea- minuyeron Ja aptitud combativa de su ejército, razones que lo obli-
ban, diciendo el coronel Velazco en su diario de marcha: garon a buscar campos de pastoreo. En esas circunstancias fue que
recibió, el día 1 de setiembre, la orden del general Quiroga de
Hoy 3, el día ha sido igual al de ayer que fue hennoso y sin no- regresar a Cuyo.
vedad, agregando solo que la came del ganado ha tomado el color Todo hace suponer que. subsanados los problemas o inconve-
azul, y si más tarde el de Mendoza tal vez se transforme en verde {libro nientes que afrontó Aldao, fácil le hubiera sido no sólo perseguir
mencionado anteriormente, pág. 23). a Yjtnquetruz sino avanzar luego para tomar enlace con Ja coluro- (
na de Rosas o con sus destacamentos a través del río Colorado.
A todo esto, se hicieron sentir fuertes fríos y nevadas continuas, En ningún momento se pudo atribuir a Aldao ineptitud pro-
sin efectuar la columna nuevas operaciones contra los salvajes. fesional, con solo recordar que fue un soldado formado en la escue-
Los refuerzos de personal y el abastecimiento solicitados a Men- la del general San Martín, adquiriendo una vasta experiencia en
doza d emoraron enormemente; ocurría que 1~ falta de recursos en toda la campaña de los Andes y del Per\1 y posteriormente en las
esa provincia impedía proveérselos oportunamente al general Aldao, luchas contra el salvaje en las prov~ncias de Cuyo, donde eviden·
para que éste pudiera reanudar las operaciones. ció audacia, valor y temeridad.
En consecuencia, Ouiro~a ordenó el día 7 de sftiembr~ que
Ja división rt"gresara a fas provincias de Cuyo, lo que se efectuó
a mediados de octubre.
Sobre Ja · actuac1on de esta columna se puede expresar que, II. DIVISIÓN CENTRO
después de ocho meses de operaciones, no cumplió la misión pre-
vista por Rosas; tan solo logró batir en parte a las temibles india- (General D. José Ruiz Huidobro).
das acaudilJadas por Yanquetruz, autoras de los malones sobre las
provincias de C6rdoba y Cuyo.
El fracaso de Ja operación no fue del todo imputable a Aldao; a) Organización de la expedición 13
inicialmente procedi9 bien al avanzar a cubierto y 'por el camino
más practicable hacia · el objetivo ordenado. Jefe de Estado Mayor: Coronel D. Andrés Seguí.
Luego, ante la noticia de la presencia pr6xima de Yanquetruz, Tropas: De Buenos Aires, Córdoba, San Luis y La Rioja.
vemos que Aldao resolvió interceptar su probable camino de reti- Unidades:
Regimiento de Caballería auxiliares de los Andes (Costeado por el
rada hacia Ja cordillera, ocupando los lugares de paso obligado co- gobierno de Buenos Aires). Jefe. Coronel D. Pantaleón Argañarás.
mo era el Limay Mahuida. Buscaba batirlo sucesivamente a me- Regimiento de Dragones Voluntarios Confederados de Córdoba.
dida que franquearan sus huestes el Salado, suponiendo que la Jefe: Coronel D. Francisco Reinafé.
División Centro los hostigaba por retaf.!uardia. '
Pero ignoraba Aldao, por falta de los enlaces entre ambas co-
lumnas, que Ruiz Huidobro, por inconvenientes ~n su avance, había is Datos recopilados de diversas publicaciones mencionadas en la biblio·
resuelto suspt>nder el mismo. Tal cuestión permitió a Yanquetruz grafía consultada.
refu~arse en las costas del Salado y proceder en la forma conocida.

L
Si Aldao, en vez de dirigirse al Limay Mahuida, hubiera con-

2o2
Batallón Defensores del Honor Nacional. Jefe: Coronel D.
Lorenzo Barcala. · . La .tropa tuvo que cavar continuamente jagücles para d
Escuadrón Dragones de la Unión. Jefe: Comandante D. Pru- consegwr escasa agua. po er
dencio Torres.
Totales aproximados: 1.000 hombres; 4 caballos por El día 15 de marzo se llegó a la zona de la laguna Soven, don-
hombre; 18.000 tiros de bala. de se descansó después de una fatigosa jornada.
En. esta opor~i~ad la exploración adelantada comprobó la
presencia de enemigo importante.
b) Plan de acci6n

Avanzar hacia el río Colorado, paFa incorporarse a la División


Izquierda, rechazando todas las tribus de ranqueles situadas en La
Pampa central.

c) E;ecuci6n de la.s operaciones (ver anexo n9 3)

A fines de febrero los efectivos de esta división se encontra-


ban en la zona del fuerte de San Lorenzo (al sur del rfo Quinto),
listos para operar.
Rosas, en su deseo de cooperación, le envió a Ruiz Huidobro,
con fecha 26 de febrero, un extenso documento, que recibió a me-
diados de marzo.
En él (ver capítulo "Documentación", anexo n9 3) le formu·
r
Jaba una serie de observaciones para el mejor desempeño de su
cometido, aclarándole que se dirigía directamente y no 'por inter-
medio de Quiroga para no demorar su enterado oportuno.
Le infonnaba la ubicación de las indiadas del desierto y dónde
podrían encontrarse; además, le prevenía que avanzara con cuida-
. do, por si encontraba en el camino a Yanquetruz, porque le habían
informado los voroganos que se preparaba para invadir la provin-
cia de C6rdoha, en la presente luna.
Le aclaraba bien la forma de buscar el enlace con sus tropas
y con Aldao y por último su probable forma de operar.
También le envió adjunta una carta geográfica de la zona de
operaciones, apreciando que pudiera servirle en sus marchas y mo-
vimientos.14
A mediado!\ de marzo se inició el avance, internándose la co-
lumna en Jos áridos desiertos del sur de San Luis, en medio de
los cuales se movían · los belicosos ranqueles.
Las prolongadas sequías habían agotado las lagunas de agua
dulce y limpiado los campos de pasto, por lo que el personal y
ganado de la expedición sufrieron los inconvenientes fáciles de
imaginar.

14 Este interesante documento, pone en evidencia con su lectura, la mi- General D. JOSe RUIZ HUIOOBRO
nuciosidad con que Rosas preparó y organizó la expedición al desierto; por
lo tanto, se sugiere consultarlo. Jefe de la columna centro de la Expedición al Desierto del año ~ 833.
( Foto obtenida del Musco Histórico Nacional. )

204 •
205

1
Era Yanquetruz que, al frente ele una numerosa tribu ele pam-
pas y ranqucles, se aprestaba en las zonas de las lagunas El Cuero
y Lepleve para invadir Río Cuarto, en busca de recursos para po- •• La dest'rción del personal adquirió caracteres graves y la muer-
der subsistir. te de muchos animales por la falta de agua restó movilidad a la
Ruiz Huidobro resolvió avanzar buscando sorprender a su ene- columna.
migo. El 16 de marzo a la madrugada, sus patrullas le informaron D espués de nuevas jornadas la columna llegó, casi a fines de
que Yanquetruz venía a su encuentro al frente de unos 1.000 com- marzo, a la laguna de Trapa], lugar donde Ruiz Huidobro se enteró
batientes aproximadamente. que el ganado de reserva de la expedición, consistente en 1.300 va-
Después de ser rechazados los destacamentos adelantados de cunos y unos 200 caballos, dejados en pastoreo en la laguna de
los ranqueles, ambos adversarios se encontraron, el día 16 de mar- Soven, lo había arrebatado una partida de indios de Yanquetruz..
zo, en la zona entre las lagunas de Las Acollaradas y Corral de Indudablemente, se luc~aba no sólo contra un enemigo astuto
Díaz. y <'Scurridizo sino también con un desierto hostil, que con su des-
Yanquetruz cargó con ímpetu a los cuadros formados por las . nudez causaba más bajas que los mismos salvajes.
tropas de Ruiz Huidobro, entablándose un reñido combate en me- Desde Trapa!, Ruiz Huidobro pretendió continuar avanzando,
dio de una fuerte lluvia, la que mojó la mayor parte de la muni- pero nuevamente una extensa travesía lo detuvo y obligó a regre-
ción de los fusiles y carabinas, debilitando así el poder de la defensa. sar hasta la laguna Bagual.
Pese a las furiosas cargas de los lanceros de Yanquetruz, les En esa oportunidad Ruiz Huidobro envió a su jefe de Estado
resultó imposible obtener la victoria después de seis horas de in- Mayor a Cuyo, para informar al director de la guerra de la angus-
tensa lucha. En consecuencia, él emprendió la retirada hacia el tiosa situación de su columna, resolviendo Quiroga que la División
Salado y los ranqueles hacia el sur, dejando sobre el campo de com- Centro volviera a Río Cuarto para
bate 160 muertos (entre ellos su hijo, el cacique Pichún y tres más),
numerosos heridos v alrededor de 1.000 caballos. . ..reponer Ja caballada y aumentar los recursos para emprender
Por su parte, la división tuvo aproximadamente 15 muertos y nuevamente Ja campaña, y mientras tanto cuidar de las fronteras de
25 heridos. · Córdoba y San Luis.111
Este encuentro. denominado lue~o combate de Acollaradas, si
bien fue . un éxito para Ruiz Huidobro, por la falta de una perse- Así, el 29 de abril, la columna entró en Río Cuarto.
cución oportuna anuló las ventajas de la victoria obtenida y el deseo Ante el conocimiento de que los indios acaudillados por el ca-
de Rosas de acabar con todos los indios infieles. . cique Cuitiño se reunía en la zona de la laguna El Recado, donde
Después de Las Acollaradas, Ruiz Huidobro decidió perseguir preparaban una nueva invasión sobre Córdoba y San Luis, motivó
hacia el sudeste a los ranqueles, apreciando que Yanquetruz, oor que Quiroga escribiera el 22 de mayo a Ruiz Huidobro, expresán-
la dirección de su retirada, caería "fatalmente en manos de Ja Di- dole entre otras cosas:
visión Derechan.1¡¡
. .. \:'endrá en conocimiento de la oportunidad q.e se presente p.a
De paso, buscaba encontrar campos aptos para la alimentación. batir con suceso á Jos Indios Ranqueles, y de cuanta importa en no des-
del ganado y entrar en comunicación con Ja división al· mando perdiciar un solo instante en· dar cumplim.to a las órdenes que sobre
de Rosas, omitiendo enterar de esta resolución a Aldao, a quien atacar a los referidos indios se le tienen dadas antes de abora.16
mucho le interesaría. ·"
El avance prosiguió lentamente, haciéndolo a pie el batallón En una palabra, reiteraba que se moviera cuanto antes para
de defensores. para no fati.Q;ar al ganado. La exploración :-.delantada atacar a las referidas t.ribus.
sólo comprobó tolderías abandonadas y la huella de lo·; vencidos, Ruiz H uidobro le contestó posteriormente que el estado de la
que se dirigían hacia las lagunas del sudeste de Buenos Aires y caballada tan sólo permitía llegar hasta cerca del Salado mediante
ñacia las costas del Salado. marchas no muy precipitadas, debido a las fuertes heladas y esca-
Los arenales y la sequedaa de los campos obligaban a efectuar sez de pastos.
jornadas cortas y a intercalar descansos muy prolongados. Más tarde, parte de los jefes de la División Centro se vieron
La inmensa travesía hacia el interior de La Pampa era un comprometidos en los sucesos políticos que culminaron con la re-
desierto donde hacía años que no llovía, sin en..:ontrarse árboles,
ni pasto, ni agua, sino tan solo médanos, vientos y polvo continuo. lll Juan Facundo Quirogn, Ramón J. Ci\rcano, p. 91.
16 Correspondencia del Cenernl Rosas, derroteros, planos, etc., sobre la
206 • expedición al desierto en 1833, en poder del señor Osear A. Carbone.

207
volución principal de Córdoba, del 12 de junio, encabezada por el División Centro, lo hizo por compromiso con Quiroga, que fue
comandante Castillo, lo que desorganizó en parte la columna del siempre su protector.1s
centro. Con respecto a las operaciones efectuadas, se cometieron erro-
Restablecida la calma, Quiroga orden6 a mediados de junio a res de conducción evidentes, empezando porque Ruiz Huidobro
Ruiz Huidobro reabrir la campaña, por lo que ·el día 18 de ese pretendió entrar en el desierto por lugares impracticables, dejando
mes se avanzó hacia el desierto. La vanguardia, a órdenes del te- de lado las rastrilladas más utilizadas por los mismos indios en
niente coronel Torres, encontró y cargó el día 27 de junio, en la sus andanzas.
zona de Huinca Renancó, a la indiada del cacique Coronado, obte- El desconocimiento involuntario de la naturaleza del enemigo
niendo éxito, pero la falta de buena caballada impidió proseguir y a atacar, por demás astuto y escurridizo; la mala organización de
obtener mayor utilidad de la persecución. la columna, por su poca movilidad para el medio en que debió
actuar, fueron también dificultades notorias que se hicieron sen-
Nuevos acontecimientos políticos que ocurrieron en la provin- tir en el desarrollo de la campaña, agravadas por la pérdida de
cia de Córdoba y la falta de recursos materiales fueron causas ganado de repuesto, lo que obligó á Ruiz Huidobro a detener 6U
por las que el general Quiroga dispuso en esas circunstancias la avance en Trapal.
suspensión de la campaña y devolver a las provincias de Córdoba Así, al descartarse inicialmente la ventaja que en esta clase de
y San Luis el personal, armas y otros elementos con que habían
guerra deparaba el logro de la sorpresa, evidentemente las opera-
contribuido para la formación del ejército expedicionario. ciones contra tribus aguerridas como eran las de los pampas y
Al efecto, el 16 <le julio de 1833 decía Quiroga a Rosas, en ranq:-ieles, debían amoldarse a la táctica impuesta por éstos, quienes
una carta: elud1an el combate cuando no les convenía o cuando su resultado
les era adverso.
... ya no cuente U. con la División del centro cuya moral se ha El breve éxito que obtuvo Ruiz Huidobro, al no ser explotado
perdido absolutamente por la conducta de un general quien desaten- oportunamente, no le reportó ninguna ventajá posterior. Por el con-
diendo el grande y honorable objeto a que fue destinado, se ha ingerido trario, al abandonar con su regreso el terreno recorrido, permitió
vergonzosamente en los movimientos de Córdoba contra el Gobernador que las tibus dispersadas pronto volvieran a sus antiguas tolderías
Reynafé. Quando apareció su complicidad se lo previne y fingió acelerar amenazando así las fronteras de Córdoba y San Luis. '
su marcha contra los Indios Ranqueles, como se lo tenía ordenado con Ante el fracaso de las operaciones confiadas a las Divisiones
encarecimiento y anticipación, la marcha se realizó a la verdad, y la van- 11
Derecha y Centro, el general Quiroga, como director de la guerra,
guardia se encontró con un grupo de Indios que dice venía a robar Cór- resolvió disolver los contingentes de las mismas, dando término a
doba y San Luis, Jos indios fueron cargados por solo la vanguardia y su breve actuación.
puestos en fuga ... A esto se ha reducido toda la acción y ya lo tiene U.
otra vez sin caba'llos y demás .recursos que pide nuevamente. Solo por Con ello, virtualmente la campaña al desierto quedó concre-
decir algo, cuando la deserción es enorme y solo le quedaron como tres- tada a las operaciones que realizaría la División Izquierda (al man-
cientos hombres según se me clise, pues hasta el Coronel D. Prudencio do de Rosas), asumiendo éste de hecho la dirección de las opera-
- Torres y el Mayor D. Juan Mnl. Espinosa se ha regresado a Córdoba di- ciones, porque Quiroga permaneció en las provincias de Cuyo.
ciendo que el General marcha como en fuga y pierde y consume la caba-
llada en tirar un rodado . . . se le había prohibido. Viendo pues que 'de
esta División nada se puede ya esperar sino un esteril consumo de recur- III. DIVISióN IZQUIERDA
sos he tomado la resolución que U. vera en la copia que Je incluio ...11
(Brigadier D. Juan Manuel de Rosas) 19
· En realidad, Ruiz Huidobro no era un jefe con méritos profe- 18 Sobre el origen y relación q ue tuvo Rui;r. Huidobro en la revuelta
sionales y suficiente experiencia que lo capacitaran para desempe- provincial de Córdoba, el Dr. Ramón J. Cárcano, en su libro Juan Facundo
ñarse en esta clase de operaciones, y si aceptó el comando de la Quiroga, pone de relieve los antecedentes y entrete>lones de la misma, apare-
ciendo muy comprometida la situación del General Quiroga.
19 Los detalles de esta campaña se pueden ver con más amplitud en las
signiente.s obras: Escritos, comunicaciones y discursos del Coronel D. Juan
Antonio C arretón (diario de marcha de la expedición); Documentación de la
·17 Papeles o~iginales sobre la expedición al desierto en 1833, en poder guerra contra los indios, archivada en la División Historia del Estado Mayo r
del señor Osear A. Carbone (contienen la correspondencia del General Ro- General del Ejército y "Rosas y Cuido en la campaña al desierto (1833-1834)",
sas, derroteros, planos, etc.). Dr. Dardo Corvalán Mendilaharzu, Retiísta Militar, nQ 529 y ss.

208 209
1
volución principal de Córdoba, del 12 de junio, encabezada por el Divisi6n Centro, lo hizo por compromiso con Quiroga, que fue
comandante Castillo, lo que desorganizó en parte la columna del siempre su protector.1ª
centro. Con respecto a las operaciones efectuadas, se cometieron erro-
Restablecida la calma, Quiroga ordenó a mediados de junio a res de conducción evidentes: empezando porque Ruiz Huidobro
Ruiz Huidobro reabrir la campaña, por lo que ·el día 18 de ese pretendió entrar en el desierto por lugares impracticables, dejando
mes se avanzó hacia el desierto. La vanguardia, a órdenes del te- de lado las rastrilladas más utilizadas por los mismos indios en
niente coronel Torres, encontró y cargó el día 27 de junio, en la sus andanzas.
zona de Huinca Renanc6, a la indiada del cacique Coronado, obte- El desconocimiento involuntario de la naturaleza del enemigo
niendo éxito, pero la falta de buena caballada impidió proseguir y a atacar, por demás astuto y escurridizo; la mala organización de
obtener mayor utilidad de la persecución. la columna, por su poca movilidad para el medio en que debió
actuar, fueron también dificultades notorias que se hicieron sen-
Nuevos acontecimientos políticos que ocurrieron en la provin- tir en el desarrollo de la campaña, agravadas por la pérdida de
cia de Córdoba y la falta de recursos materiales fueron causas ganado de repuesto, lo que obligó a Ruiz Huidobro a detener 6U
por las que el general Quiroga dispuso en esas circunstancias la avance en Trapal.
suspensión de la campaña y devolver a las provincias de Córdoba Así, al descartarse inicialmente la ventaja que en esta clase de
y San Luis el personal, armas y otros elementos con que habían guerra deparaba el logro de la sorpresa, evidentemente las opera-
contribuido para la formación del ejército expedicionario. ciones contra tribus aguerridas como eran las de los pampas y
Al efecto, el 16 <le julio de 1833 decía Quiroga a Rosas, en ranq~eles, debían amoldarse a la táctica impuesta por éstos, quienes
una carta: elud1an el combate cuando no les convenía o cuando su resultado
les era adverso.
... ya no cuente U. con la División del centro cuya moral se ha El breve éxito que obtuvo Ruiz Huidobro, al no ser explotado
perdido absolutamente por Ja conducta de un general quien desaten- oportunamente, no le reportó ninguna ventajá posterior. Por el con-
diendo el grande y honorable objeto a que fue destinado, se ha ingerido trario, al abandonar con su regreso el terreno recorrido, permitió
vergonzosamente en los movimientos de Córdoba contra el Gobernador que las tibus dispersadas pronto volvieran a sus antiguas tolderías
Reynafé. Quando apareció su complicidad se lo previne y fingió acelerar amenazando así las fronteras de Córdoba y San Luis. '
su marcha contra los Indios Ranqueles, como se lo tenia ordenado con Ante el fracaso de las operaciones confiadas a las Divisiones
encarecimiento y anticipación, la marcha se realizó a la verdad, y la van- Derecha y Centro, el general Quiroga, como director de la guerra,
guardia se encontró con un grupo de Indios que dice venía a robar Cór- resolvió disolver los contingentes de las mismas, dando término a
doba y San Luis, los indios fueron cargados por solo la vanguardia y su breve actuación.
puestos en fuga ... A esto se ha reducido toda la acción y ya lo tiene U.
otra vez sin caballos y demás .recursos que pide nuevamente. Solo por Con ello, virtualmente Ja campaña al desierto quedó concre-
decir algo, cuando Ja deserción es enorme y solo Je quedaron como tres- tada a las operaciones que realizaría Ja División Izquierda (al man-
cientos hombres según se me dise, pues hasta el Coronel D. Prudencio do de Rosas), asumiendo éste de hecho la dirección de las opera-
· Torres y el Mayor D. Juan Mnl. Espinosa se ha regresado a Córdoba di- ciones, porque Quiroga permaneció en las provincias de Cuyo.
ciendo que el General marcha como en fuga y pierde y consume la caba-
llada en tirar un rodado ... se le había prohibido. Viendo pues que de
esta División n:\da se puede ya esperar sino un esteril consumo de recur- III. DIVISIÓN IZQUIERDA
sos ho tomado la resolución que U. vera en Ja copia que le incluio ... 17
(Brigadier D. Juan Manuel de Rosas) u
· En realidad, Ruiz Huidobro no era un jefe con méritos profe- !J 111 Sobre el origen y relación que tuvo Ruiz Huidobro en la revuelta
sionales y suficiente experiencia que lo capacitaran para desempe- provincial de Córdoba, el Dr. Ramón J. Cárcano, en su libro Juan Facundo
ñarse en esta clase de operaciones, y si aceptó el comando de la Quiroga, pone de relieve los an tecedentes y enlretrlones de la misma, apare-
ciendo muy comprometida la situación del General Quíroga.
ta Los detalles de esta campaJia se pueden ver con más amplitud en las
i;iguientP.S obr:is: Escritos, comunicaciones y discursos del Coronel D. Juan
Antonio Carretón (diario de marcha de la cxpcdici6n); Documentnci6n de la
,17 Papeles o~iginales sobre l:i expedición al desierto en 1833, en poder guerra contra los indios, archivada en In División Historia del Estado Mayor
del señor Osear A. Carbone (contienen la correspondencia del Cenera! Re>- General del Ejército y "Rosas y Cuido en la campaña al desierto (1833-1834)",
sas, derroteros, plnnos, etc.}. Dr. Dardo Corvalán Mcndilabarzu, Rccísta Militar, nº 529 y ss.

208 209
c) Previsiones orgánicas

a) Organización de la expedici6n ~o Por decreto del 28 de enero de 1833 ~ 1 , Rosas asumió el mando
de la misma, y el hecho de que se desempeñara hasta entonces
Jefe de Estado Mayor y 21> Jefe: Coronel Mayor D. Angel como comandante general de la campaña de la provincia de Bue-
Pacheco. nos Aires le facilitó las preparativos de la Expedición.
Tropas: De In provincia de Buenos Aires.
Unidades:
- Infantería:(541 hombres):
Batallón Guardia Argentina.
Piquete Río de Ja Plata.
Batallón Libertos Veteranos.
Piquete de infantería de campaña.
. ......

- Caballería (1.181 hombres) :


9. Regimiento.
10. Regimiento.
\ .
·~\
2. Escuadrón d e Línea.
3. Escuadrón de Línea.
4. Escuadrón de Line.i.
6. Escuadrón de Linea.
/
I
\

Escuadrón Patricios a Caballo. ' \


Escuadrón escolta.
Piquete N9 5.
- Artillería:
52 artilleros. ..
5 piezas de bronce de calibre 4 y 2.
1.
Marina:
25 hombres al mando del Capitán D. Guillermo Bathurst.
- Maestranza y cuartel general:
42 hombres.
Médicos, ingenieros, astrónomos:
16 hombres.
..·.
Jefes y oficiales:
140 oficiales.
.,:/
Totales: I
2.010 hombres.
'· '.l
3 c:iballos por soldado y 4 por oficial.

b) Plan de acci6n

Alcanzar el río ~olorado, para luego avanzar por las márgenes


del río Negro junto con las Divisiones Centro y Derecha, hasta la
zona del país de los manzanos, batiendo a todas las indiadas ene- General D. JUAN MANUEL DE ROSAS
migas situadas en los valles de dicho río. Jefe de la columna izquier<ln de In Expedición al Desierto del uño _1833.
.Es. decir, h~scaba sorprende; a los salvajes atacándolos en ple- (Foto obtenida del Mu~co Histórico Nacional)
no mv1emo, rmentras permanec1an recluidos en sus tolderías, des-
cansando para operar en el verano próximo.
21 Archivo General de la Nación • División Nacional - Sec. Gobierno •
Sala V - Cuerpo 26 - Anaquel 5 - n° 3.
:zo Datos recopilados de diversas publicaciones citadas en la bibliografía 211
consultada. '
210
\
Los mismos se efectuaron con más anticipaci6n, experiencia y copilada por el coronel Álvarez y Arenales, distinguido jefe que se
conocimientos sobre su naturaleza, reduciéndose a un mínimo los desempeñaba como presidente del departamento topográfico de
inconvenientes que se evidenciaron. La soluci6n de estos aspectos . Buenos Aires. Copias de ella le fueron enviadas a los generales
esenciales vemos que no fueron considerados en igual forma por Ruiz Huidobro y Quiroga.:i3
el general Quiroga para las Divisiones Derecha y Centro, dada su 3 ) Para una vez que el ejército se internara en el desierto se
funci6n de "director de la guerra". previó sus comunicaciones organizando un sistema de postas mili-
En ese sentido, Rosas nada dej6 librado a la improvisaci6n y tares, que en todo momento estaban en condiciones de servir a las
paulatinamente fue ajustando todo lo concerniente a la reuni6n, necesidades del enlace.
instrucci6n, equipamiento de la tropa y muy especialmente todo 4) Mediante una requisa de caballos, asegur6 Rosas a la tropa
Jo que su abastecimiento exigía. disponer de los animales necesarios y capaces por su calidad para
No s6lo encaró la campaña bajo el aspecto militar sino gue afrontar las contingencias de la campaña.
también previó desarrollar un plan de tareas técnicas, científicas y 5) En cuanto a los abastecimientos, se organizó un depósito
económicas, como veremos oportunamente. Para ello, integraron la general en la zona de Bahía Blanca, adonde se enviaron por mar
columna una cantidad de técnicos, médicos, astr6nomos, agrimen- todos aquellos elementos que no era necesario que fueran por tierra.
sores, etcétera. Asimismo, en Patagones se estableció otro dep6sito general de ele-
En cuanto a la tropa, se la organiz6 y equipó en forma tal que mento~ varios, tales como víveres, carretas, etcétera, desde donde
pudiera operar desde un principio con la mayor capacidad y mo- oportunamente se proveería de recursos a la columna:
vilidad posibles. 6) Dejó en Buenos Aires encargado del abastecimiento de re-
La infantería fue dotada con carabinas y march6 montada, para ses y caballos a los comisionado.~ D. Vicente Gonzólez y D. Manuel

1
no clebilitarse prematuramente en las duras jornadas del desierto. Guerrico.
La caballería llevó sable y lanza para las primeras filas de Jos 7) Llevó 2 chalanas y 25 marineros de tripulación, las que se
escuadrones y sables y tercerolas, para el resto. Igualmente llev6 utilizaron para reconocimientos de los ríos Negro y Colorado.
una buena dotaci6n de animales de repuesto. 8) En tanto que la disciplina lo permitiera y las necesidades
En cuanto a la artillería, arma poco apta para operaciones muy lo aconsejaran como convcniC'ntc, dcj6 Rosas que las esposas de los
móviles como las que se efectuarían, tan solo se utilizaron las piezas hombres de tropa acompañaran a sus maridos en Ja expedición,
indispensables. viajando en carretas o a caballo.24
Finalmente, la reuni6n de la tropa tuvo lugar en los primeros 9) Se llevó a campaña una imprenta volante y una cantidad
meses de 1833, parte en un campamento próximo a Ja laguna de Las de elementos varios, necesarios para las distintas nctividadc~ de nu-
Perdices ( 10 .kil6metros al sudoeste de Monte) y la del resto se meroso personal técnico que componían la expedición.
efectuó sobre la marcha, en Tapalqué 2 2 y Bahía Blanca. 10 ) Para las obras a efectuar en el terreno, contrat6 una can-
tidad de zanieadores profrsionnlcs, para no distraer en esas tareas
d) Otras previsiones tomadas por el fefe de la expedición al personal de tropa.
Las previsiones y medidas adoptadas, evidenciaban el espíritu
Entre otras, cabe destacar a las siguientes, por su finalidad: organizador de Rosas, que no dcscuid6 aspectos esenciales de Ja
1 ) Velar la operación proyectada, buscando obtener al máximo r.ampaña a desarrollar. en particular aque11os relacionados con el
posible la sorpresa inicial. En tal sentido, los jefes estacionados en terreno, considerando al desierto como un en<.'migo más a vencer.
las guardias y fu ert<'s recibieron instrucciones de evitar hechos o También es de señalar el empeño en superarlas. ante la escasez
preparativos que pudieran prevenir a Jos desconfiados indios de la de medios y fondos C'xistcntE's. como consE'cuencia de que el tesoro
acci6n que se planeaba contra ellos. Asimismo, toda persona, ya estaba exhausto por las sucesivas erogaciones ocasionadas por la
fuera tripulante, pasajero o viajante para el sur, era advertida seria- guerra con el Brasil y otras anteriores.
mente de que no podía en forma alguna revelar los preparativos
que hubieran visto. .
,
23 Ingeniero del Depnrtamento Tooo¡:(Túfico de la Prov. de Buenos
2) Se confeccion6 una carta militar de la zona a recorrer, re- Aires, era hijo del general D. Juan A. Alvarcz de Arenales, patriota de la
Independencia en el norte argentino y de la E~peclici6n Libertadora al Perú.
24 Documento no 35. Campaña contra los lndlot, archivado en la Divi-
u En la estancia del extinto General Balcarce. sión Historia del Estado Mayor General del Ejército.

212 218
e) Comandos subalternos

Como segundo jefe y jefe de Estado Mayor, se desempeñó


inicialmente el coronel .mayor D. Angel Pacheco, jefe de vasta ex-
r
'( . ronel Zepeda con todo el Escuadrón de linea de su mando fue en-
cargado de conducir mil reses, y quinientos caballos para el Exto.
doscientos pa. Patagones cuya guanúción no tenía ya mantención, y cua-
periencia profesional adquirida sucesivamente en la campaña de
los Andes, en la guerra del Brasil y luego durante su actuación en trocientos· pa. Ja Guardia Argentina - De las reses perdio seiscientas, y
la frontera interior de Buenos Aires, corno comandante del De- de los caballos trescientos - He reconveñido al Tente. Coronel Cepeda.
partamento Norte. como corresponde, pero continua á la cabeza del Escuadrón, por que no
ntraño qe. le haya sucedido esta desgracia desde qe. yo en persona
Además constituían la columna jefes de prestigio y experiencia me he visto en apuros pa. salvar las qe. venian con migo.
en Ja lucha contra los indios, como el coronel D. Pedro Ramos el En el Fuerte Argentino me encontré con la noticia de que los in-
teniente coronel Francisco Sosa 25 , el coronel D. Eugenio del Bust~ 2a, ciios de Chocori 21 en numº como de treinta, les habían llevado en la
Del Valle y Juan Zelarrayán. madrugada, hacían como quince días, corrio cuatrocientos caballos, de
El capitán d e marina Bathursth, el agrimensor coronel D . Fe- los mejores. Esto es todo el atrazo qe. hemos tenido hasta hoy - Pero
liciano A. Chidana y el astrónomo D. Nicolás D escalzi, tendrían es cosa corta atendido el mal tiempo que hemos tenido. Todos pues
por misión efectuar el relevamiento topográfico de las nuevas zo- marchamos con salud hasta el presente, y con felicidad.28
nas a recorrer y actualizar los existentes, además de realizar el
reconocimiento de los ríos Negro y Colorado. El avance se hacía con tiempo muy lluvioso, el que a veces
sKlo permitió andar cinco kilómetros por día, también porque se
utilizó
f) Síntesis del desarrollo de la.s operaciones (ver anexo n9 3 )
, , , un camino enteramente ignorado, y qe. hasta el present~. ni los
A mediados del mes de marzo de 1833 los preparativos tocaron indios lo han podido abrir - Pero conocía cuanta era Ja importancia de
a su término y el día 22 se inició el avance desde la localidad de abrirlo, y ya queda conseguido.28
Monte.
Respecto de la marcha, decía Rosas en una carta dirigida al Efectivamente, para desorientar a los indios Rosas veló en toda
gobernador Balcarce: forma su marcha, no utilizando el camino conocido que de Monte
conducía al fuerte Independencia ( Tandil); avanzaba por uno nue-
... Desde qe. sal:!' Jel Monte los temporales se sucedieron sin int&- vo, situado mucho más al oeste, que iba casi en línea recta a Bahía
rrupciÓI); y era necesario que yo no descansase pa. dirijir ..¡ dar ejemplo, Blanca (ver anexo n9 3).
pues ya eran insufribles las rondas a los soldados que hubo ocacion ele El día 24 de marzo se cruzó el Salado por el paso de La Tabla,
estar cuatro días seguidos mojados sin podernos secar -Los campos acampándose en proximidades de la laguna del Juncal (en esa zo-
como· desiertos y desconocidos, abundaban en leones y tigres de que ~ na, llamada Las Vizcacheras, el 28 de marzo de 1829 fue donde lo
su!taban mil trabajos para salvar las haciendas de las disparadas.- Sin derrotaron y sacrificaron al valiente c9ronel Rauch).
embargo Ile~mos a la Ventana, sin perdid con salud, y con toda felici- El día 31 de marzo se llegó al arroyo Tapalqué, donde los
dad a Dios Gracias - No sucedió asi con las qe. salieron del fuerte In- voroganos. al tener conocimiento de su marcha, enviaron algunos
dependencia y que no venían á mi lado - Porque era preciso marchasen caciques de sus tribus en signo de amistad.
por el camino que de este fuerte se dirije al Argentino - El Tente. Co-
AJJí, el día 3 de abril, se incorporaron las tribus de los caci-
ques amigos Catriel, Cachul, Llanquelleo, Fracaman, Reilet, Ca·
25 Este jefe "tenía sangre indlgena en ]as venas, no pertenecía al ejér- yapan y otros, que con 600 indios más concurrieron con auxiliares
dto activo sino a las milicias de fronteras". Otros detalles sobre su persona- de la expedición.20
lidad se mencionan en e] Ubro anteriormente citado del señor Adolfo Carretón,
p. 152.
. 26 Cautivo de los indio~ desde su infancia, a los 15 años de edad se 27 Era un poderoso cacique puelche qu~ tenía sus tolderías sobre el Co-
P:esent6 al Coronel Rauch, en el año 1826, cuando este jefe expedicionaba lorado y a unas 30 leguas de su desembocadura. Asolaba constantemente a
contra aquéllos. Incorporado a las fue~s nacionales, prestó servicios conti- Bahía Blanca y otros pueblos vecinos, con el concurso de los vorogan0$ y
n uamei;ite en la frontera, conquistando merecidos ascensos en operaciOnes otras tribus que acaudillaba.
contra ·Jos salvajes. Otros datos sobre su persona, se consignan en la obra :?a "Rosas y Cuido en la campaña :il desierto (1838.1834)", Dr. Dardo
Fronteras y t.emtorlos federal.es de la p.:mpa del sur, Coronel D. Alvaro Ba· Corvalán Mendilaharzu, Revista Militar, nº 529, p. 200.
rros, p . 334 y en el libro l'llellcionado del señor Carretón, a pp. 223 y 229. 20 Catriel el viejo y J uan M. Cachul moraban pacíficamente con sus
tribus en las márgenes del arroyo Tapalquén, donde se dedicaban a tareas
agrícolas bajo la vigilancia y protección del gobierno de Rosas¡ por eso re·
214 dbió éste el apoyo y cooperación de d ichos caciques.

215
.. . a qe. marchasen unidos al Escuadrón qe. Comanda el Teniente
Coronel Dn. Mol. Delgado, y cargasen íl los ranqueles y Llanquetrur,
1 que suponía se les huviese reunido con los indios qe. pudo escapar des-
En los días posteriores el avance prosigue en medio de tem- pués del golpe de muerte, con qe. fue exemplarm.te escarmentado por Ja
porales de agua que hacían casi intransitables los terrenos, debién- División del Centro.s2
dose jalonar el camino con patrullas para dar la dirección a la co-
lumna. Las carretas se cuarteaban con seis yuntas y así las jornadas Al fin pudo convencer para tal cosa a los caciques Rondeau,
fueron muy cortas. ·· Mellin, Cañinquir, Guaquimil y otros, que, como se verá después,
El día 18 de abril se alcanzó la margen del arroyo Sauce Gran- participaron en las operaciones indicadas. Asimismo, en Bahía
de; mientras tanto Rosas destacó fuertes patrullas de exploración Blanca esperó al buque que debía reconocer el río Negro, a fin de
hacia el curso superior del río Colorado; otras para tratar de tomar darle las instrucciones correspondientes a su capitán.
enlace con la División Derecha ( Aldao), pero regresaron sin en- También se incorporó en este lugar a la columna, el escuadrón
contrarla. de linea del 3er. Regimiento de Milicias, con 108 hombres de efecti-
Ya el camino mejoraba, porque se aproximaban a las sierras vos, al mando del teniente coronel D. Narciso del Valle.
de la Ventana. El día 19 de mayo la expedición llegó a un campamento sobre
A medida que se pasaba por algún lugar importante se deja- la margen izquierda del arroyo Sauce Chico, unos 18 kilómetros
ban guardias militares para desempeñar las funciones de postas del al oeste de Bahía Blanca.
ejército. Allí Rosas tuvo conocimiento del retraso de la división de Ruiz
El 24 de abril se acampó en el arroyo de los Manantiales y a Huidobro, lo que, unido a la falta de noticias de Aldao, lo movió
unas tres leguas de Bahía Blanca. a ordener el adelantamiento del general Pacheco para perseguir
Durante el avance se hacían diariamente observaciones astro- a los indios situados en el río Negro antes de que sintieran su av~n­
nómicas y barométricas, a cargo de D. Nicolás D~calzi, las que ce y lograran fugar.ª3
eran cuidadosamente anotadas en un registro especial que se llevaba. Al respecto. escribía al Gobernador de Buenos Aires (general
El día 26 de abril la columna llegó al arróyo Napostá, avanzando Juan Ramón . Balcarce ):
... por campos altos y secos, muy malos pa. los caballos, pr. qe. ... En este estado dispuse qe. el Mayor General Pacheco marchase
aun las costas, qe. son buenas, por Ja Guardia Argentina y aquí están peo- con seiscientos hombres largos, de caballería y doscientos infantes, a
res, 6 terminos que no tienen los animales qe. comer mas que pasto duro ver si logra sorprehender los indios que están reunidos en Chuelechel -
seco - Por esto encontré flaquísimos los caballos de Ja Guarnición, y les Para esto me ha sido forzoso desflorar las caballadas, dandole todo lo
de la división de Valle - No me queda ya mas remedió que marchar gordo y bueno, a tres caballos, largos, por hombre y seiscientas reses,
de cualquier modo, y hacer la travesía al Color~do que es malísima.ªº pues tiene qe. marchar cuarenta leguas de malisimo campo, y otros cua-
1 enta de marchas forzadas, para llegar al punto - No ha sido posible ir
El cruce del Napostá fue difícil para las carretas, por las ba- por e] camino de arriba, que no es tan malo, pr. qe. hay tienen sus
rran:as de sus orillas, debiéndoseles poner espias puestos los indios, de día y de noche - D e esto debe V. dedu-
cir que he quedado con los caballos en mal estado y en mal campo; y
· ... catorce yuntas de bueyes a cada una, y reteniéndolas con cuar- logre o no el ~olpe Pacheco, pronto estara mal de caballos esa fuerza,
tas a su retaguardia al bajar ciento cincuenta hombres.31 pues esos caballos, y los qe. tengo, tienen ya de trabajo y rondas desde
fines de enero.a•
El 26 la división permaneció en la margen oeste del Napostá,
donde descansó varios días, que se aprovecharon para abastecer a
Vemos que Rosas, ante el fracaso de .las divisiones º" Aldao
y Ruiz Hujdobro, constituyó un fuerte destacamento-, buscando sor-
Ja tropa desde el depósito de Bahía Blanca (distante unas dos le-·
guas).
Desde este lugar Rosas se trasladó a Bahía Blanca, donde ins- 32 Papeles princioales sobre la expedición al d esie1 to en 1833 ( éontienen
peccionó los depósitos de abastecimientos allí formados. Igualmen- la correspondencia del General Rosas, derroteros, planos, etc.), en poder del
te aprovechó la estada para inducir a los caciques voroganos Ron- señor Osear A. Carbone.
deau y Cañuiquir 33 Documento nº 117, archivado en- la División Historia del Estado Ma-
yor General del Ejército.
3t Párrafo de una carta de Rosas al Gobernador D. hum Ram6n Balcarce,
escrita el 19 de mayo de 1833, Reoista Militar, nº 529, p. 200.
JO "Rosas y Guido en la campaña al desierto ( 1833-1834 )", D r. Dardo
Corvalán Mendilaharzu, Rei.~a Militar, nO 529 p . 202.
31 Diario de marclias de la expedición al desierto en 1833, p. 71.
217

216
prender a las indiadas que tenían sus tolderías en la isl~ de ~hoele
Choel, impidiendo su retirada hacia el oeste. Es decll', asignó a
Pacheco la misión original que debía cumplir la división de Aldao. 3) El día 25 de mayo fue recordado con gran solemnidad, pre-
Para lograr el éxito en esta misión, Pacheco no eligió el ca- parándose un vasto plan de actos.
mino del valle del río Colorado, vigilado por los indios, sino que, 4) A partir de esa fecha, salieron sucesivamente los distintos
como veremos más adelante, lo hizo más al sur, por ambas már- destacamentos a órdenes del teniente coronel Ramm, Delgado, Ro-
genes del río Negro. dríguez, Miranda e Ibáñez, a operar contra los caciques infieles,
El 8 de mayo se reanudó la marcha hacia Cabeza de Buey, quienes cumplieron las misiones que posteriormt'ntc se mencionan.
avanzando por el antiguo camino utilizado por los indios. 5) El 29 de junio se le encargó al agrimensor Chiclana que,
Después de largas jornadas en medí() de arenales y salitrales avanzando con el destacamento del coronel Ramos por la margen
hacia el río Colorado, fueron etapas sucesivas: Cabeza de Buey, sur del Colorado, midiera la distancia y rumbos hasta el camino
Primeros Manantiales, Segundos Manantiales o Pozitos, campamen- proveniente de la isla de Choele Choel, que era el comúnmente uti-
to a 20 kilómetros del río Colorado, y río Colorado. lizado por los indios. ·
En el camino no había agua para los bueyes, debiéndoseles dar 6) Igualmente, el 6 de julio ordenó Rosas a Descalzi un reco-
de los barriles para que no perecieran de sed. . nocimiento fluvial del río Negro, desde Carmen de Patagones, aguas
Entre el 10 y el 11 de mayo alcanzó la columna el río Colo- arriba, llegando un poco más al oeste de Choele Choei. Como re-
rado, estableciendo finalmente el campamento definitivo y cuartel sultado de esa exploración levantó una carta geográfle'.! bien exacta.
general en el lugar denominado "Médano Redondo" (más tarde 7) El 9 de julio fue celebrado el aniversario patrio con un gran
fortín Mercedes, sobre la margen izquierda de dicho río), situado programa de actos. 311
a unas 20 leguas de su desembocadura.SlS Anteriormente encargó Rosas a una comisión que expidiera un
Allí Rosas pensaba permanecer "mientras el centro no pueda informe sobre la naturaleza y aprovechamiento de algunos vege-
llegar. o no se adquirieran noticias de la derecha, o hasta que se tales de la zona, como la resina o incienso, mandioca y unas yerbas
considere conveniente o forzoso moverse".se parecidas al c!áñamo.
Desde ese momento, Rosas desplegó una gran actividad gene- 8) El día 27 de julio 11<-gó al campamento la goleta "San Mar-
ral· no sólo estudiaba y resolvía los problemas derivados de las tín", conduciendo elementos para la expedición y maderas :para
o~raciones de las columnas enviadas contra los indios sino que construir dos balandras, con las que se reconocerían los ríos Negro
atendía una numerosa correspondencia y vigilaba personalmente to- y Colorado.
do aquello que, directamente o no, se vinculaba con la expedición. 9) El 3 de agosto salió en comisión el agrimensor Chiclana,
Entre otras medidas, órdenes y disposiciones, cabe mencionar: ª' para medir y levantar un plano desde el campamento hasta Car-
1) Asegurar las comunicaciones con la localidad de Monte me- men de Patagones v desde allí hasta la isla de Choele Choel, por
diante el escálonamiE'nto de 21 postas militares, atendidas por 100 la margen norte del río Negro.
hombres con unos 600 animales. 38 10) El 13 de a~osto llegó al campamento el naturalista inglés
2 ) El día 17 de mayo ordenó Rosas al capitán D. Guill,enno D. Carlos Darwin. Que, procedente de Carmen de Patagones, se-
Bathurst el reconocimiento del río Colorado, regresando el d1a 25 ~ía viaje hasta Bahía Blanca, para examinar geológicamente la
de mayo. Este reconocimiento ¡;>ermitió más tarde que este rfo se sierra de la Ventana. Al mismo se le brindaron todas ]as facilidades
utilizara como vía fluvial de abastecimiento de las tropas. posibles para continuar su tarea.
11) Tanto al gobernador de Buenos Aires, como al ministro
de Guf'rra v al general Ouiroga los tenía Ro~as interiorizados del
as Por decreto del 9-tl-1834 del ~obcmador Viamonte ordenó erigir un desarrollo de las· operaciÓnes, mediante el envío de partes, cartas,
monumento en las márgenes del Río Colorado, a Ja memoria del Ejército Expe-- etcétera.40
dicionarlo. Historia áe los Premios Militares, t. U, p. 175. Así el 15 de julio. en una extensa carta al general Quiroga, le
38 Documento nº 117, archivado en la División Historia del Estado Mayor
General del Ejército. informaba detalladamf'nte del desarrollo de las operaciones y, refi-
37 Resulta por demás instructivo e interesante leer el diario de marcha riéndose a la isla de Choele Choel, decía:
de esta columna, Inserto en el libro Escritos, com!JflÍCado1 " discursos del Co-
ronel D. Juan A. Carret6n, t. l. compilado por el señor AdoHo Carretón.
ae Documento nO 117 ·( Campaña contra los indios), archivado en la Di· s. Según constancias insertas en el diario de marchas de la expedición,
visión Historia del Estado Mayor General del Ejército. Rosas, al igual que el 25 de Mayo, celebró esta efeméTides patria con gran
solemnidad siendo interesante la lectura del programa desarrollado.
•o L~r el documento nO 117 (Campaña ocntra los indios), archivado
218 en Ja División Historia del Estado Mayor General del Ejército.

219
r . E!ta adquisición la concidero, Exmo.. Sor. de la mas alta impor-
tancia para ambas Repúblicas - Cuatrocientos soldados situados dentro
de esta isla concervarian siempre sus caballos gordos, sin riesgo de ser
tomados por los Indios - Esto solo bastaría para alejar estos a ·cien
leguas de distancia - y entonces donde iban! Veasé la carta, y luego se
conocerá qe. no se necesita mas para enfrenar á los indígenas, ó acabar
con todos ellos, qe. situar en Chuelechel, una Divicion de cuatrocientos
soldados pero de una manera permanente.u

Es decir, destacaba Rosas la importancia de Ja posesión de esa


isla, que era el refugio de Chocorí.
El 20 de julio Rosas <lirigió una carta a Quiroga, en la que
efectuaba las siguientes consideraciones: 4 2
Observaba que el extremo de la derecha de la división de Aldao
debía pasar al río Colorado. Que su centro ocupase el Tunuyán
o el río Salado, punto donde se radicaba el cacique Yanquetruz
anteriormente. .
Estas medidas las sugería cnnsiderando lo imposible que sería
abastecer las divisiones (Derecha y Centro) cuando operasen ade-
lante de la línea de los ríos.
Colocado el centro en ese punto, proporcionaría recursos con
.s eguridad por la derecha y buenas comunicaciones por Mendoza.
El centro de Charileo permitiría ventajosamente mover en su
flanco cualquier efectivo de tropas, ya sea sobre la región ranque-
lina sobre el Colorado o sobre otro punto que se hiciese necesario.
Además proporcionada, como ventaja, que las comunicaciones
llegarían a ese punto costeando el río Colorado.
En estas condiciones se operaria provechosamente sobre los ríos
Neuquén y Negro.
Agregaba luego Rosas:
Ahora bien; al operar sobre el río Negro debo proceder:
Ocupar el centro de este río para atender los recursos de animales
para el consumo de mis tropas.
No cortar las comunicaciones con el General Pacheco, que en estos
momentos, le tengo encomendado, el mantenimiento de la amistad actual
con los indios boroganos y tehuelches, a fin que los indios chilenos,
que han fijado su residencia mós al sur del río Negro, por las costas
patagónicas, sean atacados por .aquéllos de ese modo tratar de conseguir
la entrega de las familias y cautivos cristianos que tuviesen en su poder.
Posiblemente, una vez repuesto el ganado, a fines de agosto, haré
cperar un destaca.mento de 300 hombres; Colorado arriba, hasta encon-
trar a las tropas de la División Derecha, asegurada por las noticias que
se servirá disponerse me envíen.

41° "Rosas y Guido en la campaiia al desierto ( 1833-1834)", Dr. Dardo


Corvalán Mendilaharzu, Revista Militar, n9 531, p. 685.
4:? Ver obra Conquista del desierto, Coronel (S.R.) D. Ismael Lugones,
p. 32.

221
Al respecto, dice Rosas en un párrafo de una carta escrita el
22 de mayo al gobernador Balcarce:
Si para entonces la División Derecha, estuviese en el río Colorado,
sería necesario que el General Aldao, garanta el paso de elementos que El General Pacheco llegó bien al Negro el diez del presente; pero
por alli, para el caso de que se resolviese la operación sobre el Neuquén; habiendo encontrado sumamente crecido tocaba dificultades, para, pa-
por las dos divisiones, que proponga deben reunirse en aquel punto con sar una parte de la fuerza « cuya operación era necesaria por que
ese objeto.~ª segun fas noticias adquiridas, los Indios que habian quedado sin reti-
rarse á las Manzanas estaban situados en ambas márgenes_ Mas,
Lo antediGho revela que Rpsas concibió un plan militar am- habiendo, como creo, hasta el 17 podido pasar doscientos hombres de-
plio, mediante el cual preveía la actividad de las distintas divisio- bieron el 18 marchar al ataque por ambas margenes. Esperd el resul-
tado.45
nes, pero que en la práctica quedó alterado ante el fracaso de las
columnas de Aldao y Ruiz Huidobro. Asimismo, ese fracaso im·
puso a Rosas efectuar otras operaciones, como las encomendadas Es halagador dejar constancia de que fue el general Pacbeco
al coronel Rodríguez y al comandante Miranda, debilitando así al el primer jefe de nuestro ejército que llegó al río Negro, que hasta
resto de la expedición para operar en fonna efectiva por los ríos ese entonces no había sido recorrido por otras tropas.
Colorado y Negro, como se había propuesto Rosas inic~almente. La continuación del avance se efectuó por ambas márgenes;
la columna del sur fue oída por los salvajes, quienes huyeron aban-
Tan es así, que en setiembre de 1833 tan solo le quedaron donando sus tolderías, las que fueron destruidas por las tropas.
en Médano Redondo 150 hombres de infantería, unos pocos arti- Luego, a la altura del actual pueblo de General Frías, cruzó el
lleros y caballadas flacas en invernada. Con estos efectivos redu- río y se unió al resto de la columna.
cidos y la vasta zona de operaciones por delante no era lógico Antes de llegar a Choele Choel, Pacheco logró sorprender el
exigir que obtuviera resultados más positivos, ni tampoco pretender 26 de mayo en sus tolderías al cacique Payllarén, quien fue muerto
ocupar permanentemente puntos importantes y alejados del terreno. con un grupo numeroso de indios al querer oponer resistencia. POf
Ahora se narrarán sintéticamente las operaciones realizadas por su parte, las tropas de Pacheco tuvieron que lamentar la pérdida
los distintos destacamentos adelantadas, de tres soldados y un sargento, que en su deseo de proseguir se
arrojaron armados al río Negro, donde se ahogaron.48
Por los prisioneros tomados se supo que el temible cacique
1) Destacamento del mayor general D. Angel P(Z(:heco
Chocorí, dejando sus familias en la isla de Choele Choel, se había
dirigido -ajeno al avance de Rosas y Pachecho-, a fines de abril,
En cumplimiento de la orden recibida (ver pág.. 217), el día hacia la zona de Bahía Blanca, para robar hacienda.
2 de mayo, a las 8 horas, inició el avance desde el campamento En su posterior avance fue encontrando tolderías abandonadas
del arroyo Sauce · Chico, llegando ese mismo día al lugar denomi· de los restos de la tribu Payllarén, la que huía ante las tropas de
nado Cabeza de Buey. Pacheco.
La marcha hacia el río Colorado se efectuó con ayuda de ba- El 10 de junio Pacheco acamp6 frente a la i5la sobre su ex·
queanos y su margen norte se al~anzó entre los días 3 y 4 de mayo. tremo norte, aprestándose para poder franquear el río Negro.
El pasaje a nado no demandó mayor trabajo, efectuándose Después de varias tentativas malogradas por la fuerte corriente
próximo al lugar en que actualmente se encuentra la localidad de del río, en la madrugada del 3 de julio lo logró pasar en balsas,
Pedro Luro, entre los días 5 y 6 de mayo. con 300 hombres.
Por orden de Rosas dada a conocer el 17 de setiembre de 1833, Durante 48 horas el interior de la isla fue recorrido. por los
se denominó Paso de Pacheco al lugar donde cruzaron el río Co- destacamentos del comandante Sosa, del comandante Lagos y del
lorado las tropas expedicionarias. teniente Ferrat, quienes, juntamente a la acción principal desarro-
Entre los días . 9 y 10, la columna llegó al río Negro, el que llada por el resto de las fuerzas al mando de Pacheco, revisaron
se encontró muy crecido. Los preparativos del pasaje se efectuaron
en una zona situada aproximadamente frente a una islita ubicada 44 Eran dos escuadrones al mando del Comandante Lagos.
a unos 20 kilómetros, aguas arriba del fuerte de Carmen de 46 "Rosas y Guido en la campaña del desierto ( 1833-1834)", Dr. Dardo
Patagones. Corvalán Mendilaharzu, Rei;ista Militar, n9 530, p. 449.
46 Documento n9 117, archivado en la División Historia del Estado Mayor
Cenera) del Ejército.
o Documento inédito, citado por el Coronel ( S.R.) D. Ismael Lugone:s en
s·u libro Conquista del desierto, pp. 32 y 33. 223

222
los montes y pajonales. Tan solo encontraron las familias de Cho-
corí, Vctocurá y Lupil, tomando cerca de 400 prisioneros y resca- En esos días Pacheco ordenó al teniente coronel D. Francisco
tando 20 cautivas cristianas. El resto de la indiada de pelea, como Sosa la persecución de Chocorí, de quien se sabía que rondaba por
ya se expresó, se encontraba ausente acompañando a Chocorí en · el río Negro, de regreso de sus correrías por Bahía Blanca y sierra
sus andanzas. de Ja Ventana.
También el comandante Lagos, al frente de otro destacamento,
recorrió aguas arriba a principios de julio la margen norte del río
Negro siguiendo algunos rastros descubiertos, y después de unas
20 leguas dio con las tolderías de Pitriloncoy, logrando poner fuera
de combate a casi toda la indiada y regresar a Choele Choel con
los sobrevivientes.
Sorprendido el general Pacheco en el desarrollo de estas ope·
raciones por un crudo invierno resolvió invernar en la zona, más
que nada para poder reponer )as caballadas para las próximas
operaciones.H
El día 9 de julio de 1833 se celebró izándose la bandera na-
cional, acontecimiento por demás remarcable porque era la pri-
mera vez que nuestro pabellón flameaba al viento en aquellas
soledades, donde tan solo moraban salva¡..,.; o extranjeros. Es por
ello también que el general Pacheco merece un justiciero recuerdo,
porque en todo momento tuvo presente la imagen de la patria,
afirmando su soberanía en regiones que entonces pertenecían "al
desierto".
Pacheco, el día 10 de julio, escribió al general Guido una carta,
entre cuyos párrafos es interesante leer:
La expedición contra los salvajes, puedo yo a,segurárselo, tendrá me-
jores resultados dfl los qe. el mismo Gral. se había prometido. El podrá
ofrecer a su regreso un oceano de campos utiles pa. Ja labranza y limpios
de Indios, con los datos resultados de reconocim.to practicos.
Despues de los primeros encuentros, estos famosos Chilenos ya no
piensan en defenderse, sino en huir a pie o caballo como pueden.
Que plaga hiba a caber sobre ntra. frontera en la prox.ima Primaveral
es increíble como vivían estos indios, despues de haberse comido hta. los
perros qdo. no encontraban qe. bolear, se mantenían de la semilla de lengua
de baca, y de rayces silvestres, sancochadas en un caldo de garras cuer'l.
Por todas las declaraciones que he tO'lllado a los Pricioneros, y algunos
cautivos todos sus Parlam.tos se reducian a concerbar sus caballos y en-
gordarlos pa. lúr a robar ntras. haciendas y esta vez la necesidad los
habria echo más atrevidos y avaros.
Que campos pa. el pastoreo los del Río Colorado, y es navegable hta.
bien adentro. El Río Negro lo es pr. mas de cien leguas desde fa Mar, tiene
inagotables maderas de construcción. La viña produce en sus costas a los

·C7 El camp:imento lo ubicó en el brazo N. del río Negro, próximo al lugar


Coronel D. ANGEL PACHECO al que el piJoto Dcscalzi, q ue lo navegaba, denominó Puerto Encamación. 46
aiios mis tarde, en su expedición de 1879, el General Roca instaló su vivac en
Jefe ele la columna que rC'montó el río !\Pgto en 1833, óleo <le Reinaldo esa zona, a 6 leguas al O. de Puerto Encamación, en un extremo de la isla
Ciuclicc. (Copia Iotográfic.'3 obtenida en el ~luseo Histórico Nacional.) menor, denominada Pacheco. Ali se levantó el primitivo pueblo Avellaneda,
arrasado dos meses después por una crecida del rfo Negro.
224
225
tancias en que se dcscmpcilaban nuestros sufridos soldados, es decir
tres afios ( be tomado el vino de Patagones y me ha parecido delicioso> su espíritu ele abnegación y sacrificio, resultando dignos émulos de
con muy poco trabajo, serían de riego estos terrenos como en Chile. Lo&
Indios me aseguran qe. como a 30 leguas de este pto. pa. arriba se en- los de la epopeya sanmartiniana y de otras gestas nacionales.
cuentran montañas de manzanas, y poco mas halla de Pinos muy elevados Cuando las condiciones ele la estación lo permitieron, Pacheco
d e cuyas frutas hacen sus familias orejones pa. el invierno; pr. supuesto, envió a los comanelantes D. Francisco Sosa y D. Juan J. Hcrnández,
qe. aun a mayor distancia, no quedará un palmo de terreno qe. no sea quienes al frente de 200 hombres cruzaron la travesía que dista
prolijnmte. reconocido. hasta el río Colorado y elcspués de varios días de marcha, l ograron
D esde aquí hta. el Cavo de Hornos no quedarán mas indios qe. Ch~ sorprender el 16 de agosto, sobre el camino de la Sal, a los caciques
guelches y los Guergues, unos y otros tienen un idioma enteramte. distinto Ungufian, M illao y Picholoncoy, muriendo los dos últimos. Además
do los Chilenos, Pampas y Ranqueles. Los primeros moran pr. las sierras se tomaron numerosos prisioneros, entre ellos el cacique Paynén.
e.le So Jose, tiene haciendas alzndas qe. amazan pa. hender en Patagones Estas tropas, en su avance, recorrieron parte de la margen nor-
nunca han hecho daño, y tampoco pasen de 200. Los segundos son en:
termte. de a pie, nunca hacen uso del caballo, sus armas la flecha. te dd río Colorado, para regresar al lugar de partida.
Me aseguran unos Cherguelcbes, qe. en un lugar qe. llaman Sta. Cniz En cuanto al ~cneral Pacheco, cumplit•ndo instrucciones de Ro-
sobre la costa de la Mar, y distante de aqui como un mes de camino han sas. rronudcí a meeliados de octubre el avance gen<:'ral hacia la C'On-
formado un pueblito de tablas, cuyos habitantes les regalan, aguardÍente fluencia dd Limay con d Neuquén, lugar que alcanzó d 22 de
galleta._ tabaco, chaquet~s, po?chos, etc. que s.pre hay un barco grande, ; octubre. En su camino tan solo encontró rastros viejos de india-
qe. banas veses los han mduCJdo a robar haciendas en Patagones, qe. ellos das en retirada, que seguidas por distintas columnas se internaban
se las comprarían como les compran los cueros de baca guanaco etc segu- por los valles de los ríos Neuquén y Limny haci::i Chile. Por la
ramte. son Extrangeros qe. hacen la pezca pr. aquella costa. distancia que lleva ban fue imposible darles alcance, porque lo
. Una Corv~ta inglesa ha pennanecido pr. allí bastante tiempo, ha- hacían sobre los pasos que tan solo ellos conocían muy bien.
ciendo reconocun.to pr. toda la costa, parte de su equipaje ha éstado Después de recorrer unas 46 leguas desde Choele Choel hasta
varias veces en ~atagones, han fletado Buques Menores, y con pretexto de
<'ai:eras y otros Juegos han derramado el oro con pr0fusi6n, solicitaron Jos los primeros contraf uC'rtcs a ndinos, sin encontrar enemigos, y al apro-
rneJores baqueanos del rio, tomaron, de ellos los conocimtos. mas minucic- ximarse ya a la cordillera, zona para la que no estaba preparado
sos, y han comprado a cualqr. precio todas las plantas qe. se producen para operar, decidieron a Pacheco emprender el regreso. Durante
alll y hta. los arbustos mas insignificantes si será mera curiosidad? 'ª el mismo se encontró con el piloto D. N icolás D escalzi, quien con
Nuestra Población ba á aumentarse con las familias de estos indios la goleta "Encamación" reconocía el río Negro.
las mugeres nos serán muy utiles, pr. qe. son laboriosas y acostumbrada; Este nave gante también el día 4 de noviembre debió regresar
a un aciduo trabajo, ya hay bastantes en mi campo y viven muy conten- a Patagones, llamando al paraje extremo que había alcanzado e n
tas, hasta ahora ninguna ha intentado fugar.
su dificultosa navegación. "Vuelta del Dolor". Antes, a mediados
Aunqe. cahe alguna nieve en esta estación, el frio no es mucho en
los valles, saliendo el sol los dias son tan templados como en Primavera. de julio, .D escalzi había llcv;ado a Chocle C hocl conduciendo víveres
La demora de los vestuarios nos ha perjudicado, ntros. pobres sol- para las tropas del general PachC'co, tardando un mes elesde Car-
dados como no tienen qe. mudarse quando lluebe, tienen qe. acostarse con men de Patagones, debido a la fuerza ele la corriente.
la ropa mojada sobre un suelo humedo y elado, asi es qe. he perdidrJ El genc-ral Pachcco, el día 29 de octubre, arribó a Choele Choel,
a~gunos, y sin embargo spr. estamos en movimto. y la disciplina en todo para continuar el 16 de noviembre el r egreso hacia el cuartel ge-
VJgor, y creerá V. qe. estan contentos y deseando y solicitando ser nom- neral de Médano Redondo.
brados pa. los destacamtos. d istantes? Es preciso convenir en qe. no hay
en el mundo soldados como otros. paysanos V. tambien en otras partes Esta vez utilizó el primitivo camino que · recorrían los indios,
ha sido testigo de su recignacion y sufrimto. en la penurias." es decir, el que desde Chocle Choel se elirigfa más brevemente
hacia el río Colorado.
Las consideraciones formuladas por Pacheco en esta carta re- Costeando la margen sur de elicho río, dispuso el reconoci-
flejan aspectos desconocidos o poco divulgados hasta entonces, de miento del río Curacó o Salado, que desemboca en el Colorado
los aborígenes que convivían por el río N egro y más al Sur. Pero cerca del extremo oriental de la sierra de Choiqué Mahuida, para
quizá lo más interesante de ella fue conocer la forma y c ireuns- luego cruzar el 25 de noviembre a la margen norte, a la altura de
la actual estación de Río Colorado. Desde allí cortó directamente
h acia las Salinas C hicas, llegando sin novedades a fines de dicho
•8 Posiblemente fueran lns naves al mando del Capitán Fitz Roy. que oon
el nnturalista Danvin efectuaban un \iaje científico por América del Sur. mes a la Fortaleza Argentina.
•o "ROS3S y Guido en la campaña del desierto (1833-1834)", Dr. Dardo La fom1a como el general Pacheco cumplió la misión rE>cibida
Corv:il6n Mendil:iharzu, lk'oista Militar, nº 530, p. 452.
227
puso una vez más en evidencia las condiciones militares que ador- solo le han quedado. Que habiendo corrido veinte y un días de continuas
naban a este distinguido jefe. marchas pr. entre Montes, Campos de travecias, y ?astos duros1 vfondos.e
Reverenciemos a este servidor de la patria, por cuanto fue un yá con los Caballos enteramente destruidos, y no s1endoles pos1?Ie s~gu1r
soldado formado en la escuela de San Martín, que hizo toda la i Llanquetrur, qe. por otra parte yá nada podría hacer, d1spus1eron
retirarse á dar cuent.a, asegurando quedar enteram.te deshechos los R~n­
campaña de los Andes, actuando Juego en la defensa de Ja frontera queles y Llanquetrur, y a pedir órdenes respecto de estos, qe. se havian
interior, en la guerra con el Brasil y en 1833 en el desierto.
entregado. . . . ., 1
En esta campaña, avanzando de noche y de día por regiones Que todas las cautivas cristianas estaban_ a Illl dispos;c1on, ,Y qe. e
inhóspitalarias donde jamás . anduvieron otras tropas, persiguió te- camino era enteram.te libre, lo qe. me comurucavan, por s1 por esa nota,
naz.me nte> a través de los ríos, montes y pantanos a los temibles quería dirigir comunicaciones a V. E. que los Ranqueles tambien han que-
salvajes de Chocorí, que era uno de Jos caciques que más crédito dado poros después de los qe. han muerto en la jornada del 16 de Marzo,
gozaba entre las indiadas, regresando recién cuando comprobó que por el centro pues qe. ib~n muchos con Llanquetru~, y de los golp_es qe.
a su frente no tenía más enemigos de consideración, por haberse en seguida recibieron pr. la derecha. Y en efecto s1 és como se die~, 1~
éstos refugiado en sus más ocultas guaridas de la cordillera. perdida qe. estas tribus han sufrido há sido mucho mayor qe. lo qe. 1?d1-
can los partes, pues considerable numero de heridos fueron a monr a
gran distancia.50
2) Destacamento del teniente coronel D. Manuel Delgado
El Teniente Coronel Delgado, de regreso de esta comisión el
Después que Rosas tuvo conocimiento de la derrota sufrida día 215 de junio lleg6 al Fuerte Argentino, desde donde envi6 a Rosas
por Yanquetruz frente a la división del general Ruiz Huidobro, el parte dando cuenta del desarrollo de la misión ordenada.
destacó a fines de mayo al teniente coronel Delgado y a los ca- Este jefe, al frente de un escuadr6n de 200 _hombres, permaneció
pitanes D. Pablo Casb·o y D. José María Plaza para perseguir a luego en la zona de Salinas Grandes para cmdar que los . v_oroga-
dicho cacique, que se había refugiado en las márgenes del Salado. nos se mantuvieran en paz mientras el resto de la exped1c16n de
Con el escuadrón del teniente coronel Delgado avanzaron los Rosas cumplía las tareas narradas. En realidad, .desempe~aba una
indios voroganos, a raíz de un pedido que Rosas les hizo par~ situación de rehén para conformar a los desconfiados caciques vo-
convencerse de que querían ser amigos de los cristianos, según eJlos roganos, pero su verdadera misión era prevenir e info":!ar. a Rosas
manifcsta han. de c~alquier actitud hostil de esa tribu para con el e1erc1to expe-
dicionario.
D espués de una persecuc1on de más de veinte días efectuada
par los desiertos de la marge n norte del Colorado y en ' medio de Esta medida fue por demás necesaria para evitar que los vo-
los montes del Salado, los ranqueles iban abandonando tras sí fa- · roganos influidos por otros congéneres, .e nemigos de Rosas, opor-
milias, bienes y restos de hacienda. tuname~te trocaran la paz por un estado de belicosidad.
Al respecto hubo tentativas de sublevación apróvecb~ndo la
Los caciques Payné, Marileo, Manqueo, Antibil y otros, con ausencia de los caciques Catriel y Cachul que, desobedecidos por
alrededor de unos 300 indígenas hambrientos, se entregaron al te- los otros caciques que quedaron al frente de las indiadas, preten-
niente coronel D elgado. en tanto que Yanquetruz, con sus mejores dieron violar las paces, pero los culpables fueron de inmediato
indios de pelea y montando los pocos caballos que les quedaban, fusilados como ejemplar escarmiento.
ponía distancia de sus perseguidores.
Al respecto, Rosas informaba el 15 de julio de 1833 al general
Quiroga: 3) Destacamentos del Coronel D. Martiniano Rod_ríguez y del
Teniente Coronel Miranda .
. . . El Teniente Coronel Dn. Man!. Delgado, y los Capitanes Dn.
Pablo Castro y Dn. José María Plaza, me aseguran que luego que pusieron Constituidos por cuatro compañías de infantería . y. algunos in-
P-n marcha los Caciques Boroganos, unidos al Escuadrón enunciado -Que dios auxiliares de las tribus de Catriel y Cachul, rec1b1eron a me-
lo qe. los sintieron los Ranqueles y Llanquetrur ganaron los montes aban- diados de junio la misión de perseguir a Jos caciques Chocorí, Mau-
donando todo cuanto tenían, y qe. viendo qe nada podian hacerles dentro
de ellos por ser tan dilatados, y espesos dispusieron mandarles ofrecer qe.
les libraría si se presentaban traiendo las cabezas de Llanquetrur y efe líO Papeles originales sobre la expedición al desierto en 1833 (contienen_ la
~u hijo Pichum. Que entonces se empesaron á presentar sin haver podido correspondencia del General Rosas, derroteros, planos, etc.), en poder del senor
agarrar á Llanquetrur por haverse disparado con sesenta indios que dicen Osear A. Carbone.

228
lín y Catrercú, quienes con un centenar de indios a principios de tiales), donde le salió al enc uentro ~l jefe dt- la misma, Olpitán don
ese mes lograron sorprcsivamente robar 400 caballos de los mejo- F elipe Rodríguez, con su p equeña guarnición de 4 soldados.
res que tenía Ja guarnición del Fuerte Argentino ( en realidad, Después de un combate desigual por la superioridad evidente
era el de Fortaleza Protectora Argentina). de Yanquimán, éste dio cuenta de sus adversarios, degollando a
Rosas, con fecha 15 de julio, informaba en una carta a Quiroga: los moribundos.
Una vez que Rosas tuvo conocimiento de este suceso, comi-
... qe. el Cacique Chocori se le seguían los rastros, qe. no podfa re- sionó el 22 de agosto a l Teniente . Coronel Miranda para perseguir
gresar sin ser sentido, y concluido, por qe. no tenia otro camino para hacerlo a estos salvajes. D espués de seguirle los rastros por la sierra de la
qe. el qe. havia trahido, á no ser qe. se arrojase á superar las dificultades de Ventana, dio dicho jefe un gran rodeo y lo alcanzó a unas dos
Ja grande travecia qe. hay qe. andar para ~ornar el camino de las Cordi- leguas al sur de las Salinas Grandes, logrando tomar prisionero a
lleras, por donde tampoco creía podría escapar, sila Div.n Derecha ocupab:.t Yanquimán tras un encarnizado combate. También se logró causar
el Colorado. entre la indiada 10 bajas y rescatarles dos cautivas y un niño. A
El 11 recivi parte del Coronel g.do Dn. Martiniano Rodriguez encar- su vez, Chocorí se refugió en las travC'sías al norte del río Colorado,
gado de su persecución, avisandome qe. el expresado Chocori creía se la
havia incotporado una fuerza mayor, y qe. por los fogones y extension de pero conociendo Pacheco su paradero encargó al Teniente Coronel
los Campamentos donde paraban se creía no bajarla de Trescientos hombres Sosa que fuera a su encuentro. Este jefe, procediendo con cautela
el todo de los enemigos, por lo qe. no creyo prudente cargarlos con mucha y rapidez, logró sorprender a Chocorí mientras descansaba. En
m7nor fuerza -El mismo dia hize marchar al Tente. Corl. Dn. Miguel ese combate quedó casi toda la indiada muerta o prisionera.
Miranda con su Escuadron de maniobra - El 13 estuvo incorporado á Chocorí logró escapar casi desnudo con unos pocos indios, mon-
aquel Cefo quién entonces á la cabeza de doscientos cinquenta Saoldados, tando en pelo unó de sus mejores caballos; en e l ardor de la lucha
logró á los siete días de marchas forzadas alcanzar al enemigo. Cargarlo, y perdió Ja cota de cuero y el sable que usaba. En esta forma se !ogró
correrlo una gran distancia hasta qe. los Caballos no pudieron mas.111 infligir la última derrota a este temible cacique, azote de las fron-
Estos indios al avistar nuestra Tropa solo procuraron escapar con teras del Sur y de Bahía Blanca.
sus Caballos los mas en pelos, dejando sus recados, cargueros, ochenta
caballos útiles, y dos Indios qe. se entregaron.
El Cacique Chocori con cien indígenas disparó en rumbo al camino
qe. trajo - Los de igual clase, sus segundos, Maulin, Catrircu tomaron pr. 4 ) Destacamento del Coronel D. Pedro Ramos
el de la travesía indicada - Mas el primero luego qe. 1leg6 á las inmedia-
ciones del rio y descubrio la fuerza nuestra, mandada por el Coronel Dn. Una patrnlla fuerte que al mando del Capitán lturra fue en-
Pedro Ramos qe. lo esperaba cerca del paso en el camino qe. baja de viada el 17 d e mayo por Rosas para buscar el enlace con la di-
Chuelechel á cuarenta y una leguas de este punto (esta distancia acaba visión de Aldao, informó haber visto indiada e nemiga sobre el
de ser medida) disparó rio arriba. valle del Colorado, a Ja altura del camino proveniente de ChoeJe
Estos y aquellos Indios como qe. no pudieron robar nada absoluta- Choel (unos 200 km al oeste del campamento de Rosas).
mente, se han ido comiendo Jos caballos qe. les han quedado.
En los Campamentos de sus paradas se han encontrado de dos ~ Ello mot'ivó que Rosas dispusiera el 27 de mayo el avance
cinco muertos, qe. se supone seria de frío.u de Ja caballería al m ando del Coronel Ramos,:1 3 pnra atacar a ese
e nemigo, pero, llegado al Jugar referido, resultó que los indios ya
D espués de este combate, el escuadrón del T eniente Coronel se habían alejado.
Miranda regresó a Médano Redondo. Era Chocorí, que en un nuevo viaje hacia la zona del Fuerte
En cuanto a ·Maulín se retiró con el cacique Yanquimán, pen- Argentino o Bahía Blanca para robar ganado, iba ocultándose en
sando separarse para eludir a sus persegtúdores. Mientras el pri- los montes,G 4 para no delatar su presencia.
mero se fue para Chile, Yanquimán <'n su fuga se acercó a m ediados Mientras tanto, el Coronel Ramos acampó en la margen norte
de agosto a. Ja posta de Lafquen-Monocó ( laguna de los Manan- del Colorado, por ser este paraje un lugar de paso obligado, donde
muy probablemente daría con cualquier indiada que quisiera ir
ISl No se pudo precisar bien In zona de este encuentro. dado que Chocori hacia Choele Choel o provenir de allí.
huJa constantemente ante fas partidas de Pacheco Ramos y Rodríguez basta
su última derrota frente al Comandante Sosa. ' '
11 2 Papeles originales sobre la expedición al desierto en 1833 (contienen la CiJAvanzó al frente de 300 hombres y 100 indios auxiliares.
correspandencia del Cenera! Rosas, derroteros, planos, etc.); en poder del señor 5• Documento nº 117, archh·ado en la División Uistoria del Estado Mayor
Osear A. Carbone. Cenenl del Ejército.

230 231
El-22.de julio se le ordenó que regresara hasta unas tres leguas
al oeste del campamento.
El 25 de agosto, Ramos avanzó nuevamente por el río Colorado
arriba. Llevaba Ja misión de explorar y batir las tolderias que en-
contrara en sus márgenes hasta los contrafuertes de la cordillera
l recuerdo inscripciones con los nombres de los patriotas que firma-
ron el acta de la Independencia.
Inició su regreso hacia Médano Redondo pór el mismo camino,
encontrando perdidos y hambrientos en el desierto al cacique Ca-
o hasta donde no encontrara más rastro de indios. yupan, junto con 45 indios de su tropa que escapaban de la perse-
Haciéndolo por la margen sur del Colorado, el día 4 de se- cución de otro destacamento mandado por el Mayor Ibáñez.67 To·
tiembre llegó el Coronel Ramos a unas 55 leguas del lugar de mados prisioneros, fueron remitidos al cuartel general.
partida; allí tuvo conocimiento, por un parte que le envió Rosas, A fines de noviembre de 1833 regresó al campamento de Mé-
de las actividades de la división de Pacheco y del destacamento dano Redondo, donde informó a Rosas las actividades desarrolladas
del Teniente Coronel Miranda. Este jefe perseguía a los caciques en los tres meses de campaña.
Maulín y Yanquimán, porque el último había atacado Ja posta de Analizando la actuación de Ramos se comprueba que, en sen-
Lafquen-Monocó o laguna de los Manantiales donde sacrificó al tido inverso, cumplió la misión asignada a la columna de Aldao;
capitán Rodríguez y a Jos cuatro soldados que Ja guarnecían. pero los contratiempos ocurridos, en particular a la columna centro,
Además le indicaba Rosas la conveniencia de permanecer "dos posibilitaron a los indios ganar sus conocidos refugios en la Arau-
o tres días en Paso Grande", por si de la dirección de las Salinas cania chilena, desde donde, después de rehacerse, volverían a sus
Grandes se retiraban hacia allí Maulín o Yanquimán.11G andadas.
El 6 de setiembre alcanzó sin novedad una zona situada a 70
lP.e:nas del Médano Redondo y, prosiiruiendo su avance, el 9 de
dicho mes chocó en In actual localidad de Gobernador Doval con 5) ' Destacamento del Sargento Mayor Leandro Ibáñez
los restos de In tribu de Maulín, que, derrotado en Salinas Grandes
por el Teniente Coronel Miranda. huía hacia el oeste. Deseoso Rosas de exterminar a las más peligrosas indiadas,
AIH tuvo que lamentar el 10 de setiembre Ja pérdida de un dispuso la salida del Sargento Mayor Ibáfiez con Ja misión de dar
sarl!ento v 3 soldados de una patrulla, sorprendida por los indios con el cacique Callupán, refugiado al sur del río Negro.
emboscados en un monte. Este indio de origen araucano, por el año 1828 era aliado de
Por el curso superior del río Colorado arribó al paso de lns los cristianos, pero producida la revolución de Lavalle se sublevó
Bnrdas, encontrando sólo los rastros del resto de Ja indiada de con~ el Teniente Coronel D. Andrés More) y produjo la muerte
MauHn que, totalmente dispersa, trataba de ganar los refugios de de éste y 50 soldados del Regimiento de Dragones (ver capítulo VI,
Ja cordi1lera. págs. 179-180).
Posteriormente alcanzó Ja confluencia de los ríos Grande y Ba- Por esto y temiendo la represión de que sería objeto huyó ha-
rrancas, desde donde destacó patrullas en dirección al cerro Payén cia la Patagonia.
Y hacia el valle del río Grande, para comprobar la presencia de El Sargento Mayor Ibáñez, al frente de 200 soldados y un
indiadas en esas zonas. escuadrón de indios amigos, partió el 12 de setiembre hacia el sur
del río Neirro. dispuesto a dar con Ca11upán:
En Jos primeros días del mes de octubre llegó Ramos al cerro
Después de activas marchas que le permitieron cubrir la tra-
Payén (unos 400 km al sur de la ciudad de Mendoza ). lugar
vesía de 100 leguas desde Carmen de Patagones hasta el río Bal-
dondf'. Pn solemne acto de soberanía, izó por primera vez la ban-
c}tjtas, Ibáñez sorprendió el 6 de octubre a Callupán (Cayupán) en
df'ra de la Patria, coincidiendo en su emotivo significado con el que
sus tolderías. Tras un rápido y encarnizado combate, en que mu-
anteriormente realizara Pacheco el 9 de julio en Chocle Choel,
rieron 36 indios, tan solo sobrevivieron Callupán y 12 guerreros
Prosiguió su marcha Ramos hacia el Norte hasta el río Atuel. lle-
que huyeron prestamente.
gando sus patrullas a unos 50 km del fuerte San Rafael sin hallar
vestigios de indios.11n Cayeron en poder de Jbáñez las familias de los salvajes, nu·
merosos cautivos y hacienda.
El 30 de octubre el Coronel Ramos envió un parte a Rosas
Esta tribu era la única indiada rebelde refugiada en esas sole-
comunicando el lugar extremo alcanzado y que alH dejaron como
dades. al abrigo de una enorme travesía; por es.o Callupán, en la
seguridad de que nadie osaría llegar hasta alH, pudo ser sorprendido.
fi:O En este pnso terminaba la senda que venía de las Salinas Grandes
:io ConquiJta del desietto, Coronel ( S.R.) D. Ismael Lugones, p. 26:
111 Archivo General de la Nación - Sala 5 - Cuerpo 26 - Anaquel 5 - nº 6.
11
232
El día 12 de noviembre, después de una breve campaña de más que nada la ventaja de obtener raciones y otros víveres con
dos meses, el destacamento de Ibáñez se incorporó al cuartel gene- que podían subsistir sin necesidad de asolar los establecimientos
ral de Médano Redondo. de la campaña.
En cuanto a Cayupán, en su huida hacia la cordillera se le Celebradas estas paces, los indios e ntregaron todos los cauti-
juntaron indios dispersos. Próximo al río Colorado se encontró COI\ vos que tenían en su poder, cuyo recibimiento e n la fortaleza de
un destacamento de re taguardia del General Pacheco, sufriendo 6 Bahía Blanca se efectuó e n forma solemne.
bajas y la pérdida de 29 prisioneros. Como dijera el doctor Estanislao Zeballos en su libro La con-
En su fuga final a través del Colorado, (',ayupán se entregó quista de quince mil (eguas:
prisionero y medio muerto de hambre al Coronel Ramos, en cir-
cunstancias que este jefe regresaba de su expedición. Eran conmovedoras lns escenas que ofrecían aquellos desgraciados
Una vez que Pacheco y Ramos alcanzaron con los resultados cautivos al encontrarse de repente aliviados del sufrimiento y del mar-
mencionados los contrafuertes cordilleranos y el Mayor Ibáñez, tirio que por tanto tiempo habían expe-~mentado.~0
por c1 sur, la zona del arroyo Valchetas, juzgó Rosas que en esas
direcciones los indios hablan sido debidamente escarmentados. Finalmente los salvajes fuC'ron obsequiados antes de emprender
Ello, unido a la necesidad de dar descanso a Ja tropa, excedida su regreso. mientras qm· otros decidieron incorporarse ai ejército
en toda clnse de fatigas y priyaciones, motivó que a principios de de Rosas, actuando en la campaña de Buenos Aires como tropas
1834 la División Izquierda di<.'ra término a sus operaciones, y a su auxiliares.
r<'greso ocupó, en febrero de 1834, .un campamento en el arroyo Rosas informó n lns nntoridades que como consC'cuencia de las
Napostá. operaciones rC'alizadas. S<' registraron en el personal las siguientes
Rosas pensaba continuar un año más Ja campaña, para com- novedades: unos 3.200 indios muertos, 1.200 individuos de ambos
pletar la obra anterior. Para ello opinaba trasladar el cuartel ge- sexos prisioneros; se rescataron en total unos 1.000 cristianos cau-
neral 100 leguas al noroeste y perseguir a los raoqueles hasta las livos.00
fronteras con Chile.
Cuando se disponía a consultar a ese respecto al gobierno, éste
ordenó la retirada.» h) Rcsultndos y conscct~cncins de la expedición.
El 25 de mayo Rosas licenció a la tropa, la que fue despedida
con una proclama, cuyos principales párrafos dedan: 1) De orden político y social.
Soldados de la patria: Hace doce meses que perdisteis de vista vues- Se regularizaron los límites internos de entonces, entre las pro-
tros hogares, para internaros en las vastas pampas del sur. Habéis operado
sin cesar, todo el invierno y terminado las operaciones de Ja campaña, en vincias de Buenos Aires. Santa Fe y Mendoza.
~oco meses, como os anuncié. Vuestras· lanzas han inferido una derrot.a
En el extremo oeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires
casi completa a los indios del Desierto, castigando los crímenes y vengando se extendió la frontcrn, la que pasaba ahora por el oeste de Bahía
los agravios de dos siglos. Blanca, Médano Redondo y Carmen de Patagones.
Las bellas regiones que se extienden hasta la Cordillera de los Andes Se ganaron asi al d esierto unas 2.900 leguas cuadradas, que
y las costas que se desenvuelven hasta el afamado Magallanes, quedan pronto serían fértilec; campos de labranza.
abiertas para vuestros hijos. · Como ya se dijera ante>, por primera vez las fuerzas del ejér-
Habéis excedido a las esperanzas de la patria. cito llegaron a lejanas regiones de nuestro territorio, donde Pacheco
y Ramos izaron Ja ba ndera patria en afirmación de nue-stra nacio-
Aprovechó también la permanencia en el Napostá. para celebr~.r nalidad, para advertir a todos aquellos intrusos que i ndcbidament~
la pnz definitiva con Jos voroganos, que eran los enemigos más actuaban por allí.
eviclrntes que quedaban en In frontera. Se terminó con la acción de los pinchciras en b zona de Cuyo
Con ese fin Rosas l<>s ele-mostró cómo con su ejército podría y de su nefasta influencia entre los indios lugareños.
ocasionarles un castigo si no optaban por Ja paz que les ofrecía, y Se logró concertar y mantener la paz con las principales tribus

lll Documento nt> 29.J archivado en la División Histori:\ d~I Estado Mayor n Página 42.
Ccnrr:il del Ejército. 60 Caceta lifcrcontil, 24 de diciembre de 1833.
..
234 235
del sudoeste de Buenos Aires y sur del río Negro (pampas, voro- pán, Yanquemán y Paynén. A los mismos se les debilitó su poder
ganos y tehuelches). Así, los voroganos habitaron tranquilamente de lucha por los prisioneros capturados y por las bajas que sufrie-
una zona próxima a las Salinas Grandes, teniendo su jefe, el cacique ron.
Rondcau, sus tolderías en Masallé. En cuanto a los belicosos ranqueles del sur de San Luis y de
En cuanto a los tehuelches, que moraban próximos a la pe- Córdoba, la poco feliz actuación de la División C entro y su de-
nínsula de San José, su principal cacique Niquiñile reiteró su amis- sentendimiento con la División Derecha ( Aldao ), p ermitió la fuga
tad a los cristianos, quedando subordinado para su vigilancia a la de Yanquetruz y otros caciques que lo acompañaban. E s decir esta
comandancia militar de Patagones. tribu fue sólo dispersada y no destruida. '
Se rescataron numerosos cautivos que desde largo tiempo atrás - Con todo se acabó con el mito de que el indio era un com-
eran prisioneros de Ja indiada, publicándose en la "Gaceta Oficial" batiente valiente y decidido. Por el ocntt:ario se comprobó que su
el nombre de ellos para su identificación. audacia y ferocidad la basaban en el número y en la sorpresa con
La campaña de Ja provincia de Buenos Aires logró disfrutar de que actuaban o guiados por Ja voluntad de un destacado cacique.
una relativa calma hasta el año 1852, época en que cayó Rosas. Que cuando eran sorprendidos o ante inferioridad numérica, re-
De hecho renació paulatinamente la tranquilidad en los prin- huían prontamente el combate apelando a la fuga¡ al respecto Ro-
cipales pueblos, pudiéndose consagrar sus habitantes a tareas ru- sas expresó: "Que el indio en sus toldos no valía nada; que sólo
rales. era temible y agresivo en el malón".
Se a.brió un nuevo camino a Bahía Blanca jalonado por 20 pos- - En cuanto a las tropas expedicionarias no se pudieron de-
tas, que serían las bases de futuros pueblos. terminar con exactitud las bajas sufridas, pero por los efectivos
Permitió conocer por el sudoeste y noroeste la campaña, más que volvieron se aprecia que hubo un 50 % del personal entre muer-
allá de la sierra de la Ventana y Arrovo Tapalqué, hasta donde habían tos y desaparecidos.
llegado las expediciones anteriores de Rodríguez y Rauch. - En el campamento de Médano Redondo se construyó el "For-
Se intC'nsificó el tránsito terrestre entre Carmen de Patagones tín Colorado", dónde quedó un pequeño destacamento a las órde-
y Buenos Aires a través de los pueblos. nes del baqueano San Martín. Su misión era vigilar esa zona de
D ecía Sarmiento en su libro Facundo: frontera y prevenir a la comandancia de Bahía Blanca cualquier
novedad que se notare. Este fortín subsistió en ese lugar hasta el
Estancieros del sur de Buenos Aires me han aseverado después, que año 1857, aproximadamente, pero ya con el nombre de Fortín Mer-
Ja expedici6n asegur6 las fronteras, :i}ejando a Jos bárbaros indómitos v cedes.
5ometiendo muchas tribus, que han formado una barrera que pone a cu- - Igualmente se dejaron establecidas reducidas guarniciones
bierto las estancias de las incursiones de aquéllos y que, a merced de estas en la isla de Choele Choel y en otros for.t ines que se levantaron
ventajas obtenidas, la población ha podido extenderse hacia el sur. La E'n las márgenes del río Negro, los que con el tiempo fueron aban-
geografla hizo también importantes conquistas, descubriendo territorio; donados.
desconocidos hasta entonces y aclarando muchas dudas. El General Pa- - Se reforzaron las guarniciones de Bahía Blanca y Carmen de
checo hizo un reconocimiento del río Negro, donde Rosas se hizo adiudi-
car la isla de Choelechoel y la división de Mendoza descubrió todo el Patagones con 300. y 200 hombres. respectivamente, del regimien-
curso del río Salado hasta su desagüe en la laguna de Yauquenes.u to de Blanden~ues. El fortín de Médano Redondo sirvió de punto
intermedio entre esas guarniciones.

2) De orden mUitar.
3) De orden económico, técnico y científico.
- Se llegó hasta el río Negro y por él hasta los contrafuertes
.andinos, lugares por primera vez alcanzados por las tropas nacio- Se aprovecharon pausas de las operaciones para efectuar com-
nales, después de cruentos sacrificios y penurias. probaciones agrícolas, en las zonas próximas a Jos principales cursos
- Las operaciones realizadas eliminaron la influencia y pres- de agua, resultando ser tierras de cultivo para toda clase de granos
tigio de Jos principales caciques rebeldes, que moraban entonces y otras especies vegetales.
el sudoeste de Buenos Aires, entre ellos el temible Chocorí, Cayu- Se pusieron en evidencia las riquezas naturales que encerra-
ba.n los valles de los ríos 1\egro y Colorado, donde había abundan-
tes bosques de valiosas mndcras y frutales, que los mismos indios
111 Página 229. utilizaban para sus necesidades alimentarias.

236 2:37
El Capitán de Marina Bathurst y el piloto Dcscalzi recorrieron hacia Chile de la hacienda robada en Buenos Aires; en particular
diversos sectores de los ríos Negro y Colorado, verificando las po- estimó la gravitación de la isla de Choele Choel como seguro re-
sibilidades de su navegación por embarcaciones de calado redu- . fugio de los araucanos y lugar de invernada para el ganado.
cido. Asimismo fueron utilizados para el abastecimiento fluvial de Si bien lo!) resultados obtenidos no fueron mayores, ello no es
las tropas. imputable a la conducción de Rosas, sino, entre otras causas, al
El Coronel Chiclana, como agrimensor, efectuó una serie de fracaso de las columnas de Aldao y Ruiz Huidobro y a la deficien-
relevamientos topográficos que permitieron más tarde completar te dirección de 1.as operaciones a cargo del Brigadier General Qui-
los antecedentes escasos que de esa zona existían. roga.
C?i;., el aporte de los ~abajos de otros jefes y marinos de Ja Asimismo al faltar la cooperación del ejército de Chile como
~xped1c1on, se pudo actualizar una carta fluvial y topográfica que . se había previsto, permitió a Jos indios de Yanquetruz y Chocorí
mvolucraba hasta ·Ja isla de Choele Choel. encontrar refugio al oeste de la cordillera, evitando su aniquila-
A los resultados y consecuencias mencionados cabe agregar las miento.
siguientes consideraciones finales: Escribía Rosas a Quiroga el 15 de julio de 1833:
. Que las circunstancias en que Rosas realizó su expedición, como
die~ el. doctor Corvalán Mcndilaharzu, "fueron simplemente extra- ... Esta adquisición la concidero, Exmo. Sor de la mas alta impor-
ordman~ y sus resultados han sido recogidos, utilizados y iuzga- taucia para ambas Repúblicas. Cuatrocientos soldados situados dentro de
dos, segun el temple de la pasión de las opinionP.s de cada uno".62 esta isla conservarían siempre sus caballos gordos, sin ne5go de ser toma-
El clima político en que la misma se gestó y llevó a términa dos por los Indios. Esto solo bastaría para alejar estos á cien leguas de
no le era propicio a oRsas, porque ya en esa época entre los hom- distancia. Y entonces donde iban! Veasé la carta, y luego se conocerá qe.
bres. de gobierno y l.?s principales dirigentes políticos se había evi- no se necesita mas para enfrenar á los indígenas, 6 acabar con todos ellos,
denciado un antagonismo profundo, que al hacer crisis más tarde qe situar en Chuelechel, una Divici6n de cuatrocientos soldados pero de
una manera permanente.63
desvió la atención del fundamental problema del desierto hacia otros
de más gravitación.
Qu~ desde el punto de vista militar fue la expedición más impor- Lástima que tales deseos posteriormente se malograron por la
tante e¡ecutada hasta entonces, corno bien la reconoció en su tiem- escasez de recursos y otros inconvenientes, lQ que se deduce del
po un profesional del prestigio del General Roca, quien dijo en siguiente párrafo de una carta escrita el 22 de julio de 1833 a Rosas
octubre de 1875: "A mi juicio, el mejor sistema para concluir con por el General Cuido:
los indios,. ya sea extinguiéndolos o arrojándolos al otro lado del
río Negro, es el de la guerra ofensiva que fue seguida por Rosas . . . Preveo con igual certidumbre qe. los reemplazos necesarios pa.
que casi concluyó con ellos ..." ' formar las guarniciones qe. deban quedar en Patagones, Choelechuel, Ba-
Que dicha expedición sirvió de base a las expediciones poste- bia Blanca y cualquier otro punto, no se remitirán en las actuales cir-
riores, por las enseñanzas que deparó. cunstancias, y desde qe. faltara esta base, no comprendo como pueda Ud.
continuar sus operaciones, dejando asegurada su línea de comunicación,
Evidenció Rosas, sin ser militar de profesión, poseer estima- ni como pueda quedar guardada Ja nueva frontera, cuando Ud. haya de
bles aptitudes. Se identificó bien con la naturale-1.a del escenario retirarse, pues tengo entendido que la mayor parte de la tropa de linea
en que ~ctuarían sus tropas, para organizarl a~ lo roejor posible con va solamente enganchada pa. la nueva campaña, y qe. las milicias ocu-
los m:d10s a su ~lcance.. T~mbién consideró las características y padas en ella cuentan también con su licencia; terminado que sea su
modalidades propias del md10 hostil, es decir, su astucia, movili- servicio.8'
dad y accesibilidad a las zonas de sus tolderías.
. Su plan original de operaciones, basado en una amplia ofen- Fue evidente que Rosas, por las causas ya señaladas, con esta
siva, procuraba mediante la acción concéntrica de las tres divisio- expedición no resolvió en forma definitiva el problema de la segu-
nes encerrar sobre el río Negro a toda la indiada enemiga que ridad de la campaña, como se lo había supuesto.
no s~ ~ntregara voluntariamente. Asignó a este río toda la impor-
tancia que tenía, por ser su valle, de antaño, el camino natural
63 Papeles originales sobre la expedición al desierto en 1833 (contienen la
correspondencia del General Rosas, derroteros, planos, etc.), en poder del señor
e2 "Rosas y Guido en la campaña del desierto ( 1833-1834 )", Dr. Dardo Osear A. Carbone.
Corvalán Mendilaharzu, Revista Militar, nQ 531, p. 675. o. Recista Militar, nQ 531, p. 689.

239

1
De hecho, menos pudo eliminar la presencia del indio hostil,
tenaz enemigo del poblador rural.
En consecuencia, aquél, repuesto de los descalabros y en cono·
cimiento de que las tropas, al retirarse, no vigilaban sus pasos, pron-
to preparó su ansiado regreso a sus antiguos feudos, en particular
los ranqueles.
El espíritu de la patria no estuvo ausente en esas soledades y
así pudo enarbolarse el 9 de julio de 1833 por primera vez la ban-
dera nacional en la isla de Choele Choel y posteriormente en el ,,
cerro Payén.
Finalmente podemos decir sobre la expedición de 1833 que
la misma fue un ejemplo admirable de las virtudes profesionales DOCUMENTACIÓN
que adornaban a nuestros abnegados soldados, quienes, superando
toda clase de fatigas y privaciones, marcharon de día y de noche
por desiertos, atravesaron ríos, montes y pantanos, teniendo las
más de las veces como úrúco lecho un suelo húmedo y solo un uni-
forme con qué cubrirse.
Por eso, al tomar la expedición de 1833 como ejemplo de la
lucha en el desierto, por las circunstancias y época en que se reali-
zó y lugares alcanzados, merece que la recordemos como un hecho
de armas tan glorioso como otros de los anales de nuestra historia
patria.
Al no valorar aún debidamente el esfuerzo realizado por esos
abnegados soldados y las glorias que nos legaron, estamos en deuda
con ellos.

240
. ANEXO N9 1

INSTRUCCióN QUE DEBE OBSERVAR EL COMANDANTE


DE LA FRONTERA SUBINSPECTOR DE LAS MILICIAS
DEL CAMPO Y POR SU AUSENCIA O LEGITIMO
IMPEDIMENTO LOS AYUDANTES MAYORES A QUIBN
CORRESPONDA POR SU GRADO Y ANTIGOEDAD

1<1 Como las Distintas Juntas celebradas con el fin importante de res-
guardar esta Frontera y los caminos por donde se transita a las otras
Provincias: repetidas providencias y reconocimientos, que asegurasen el
acierto; y una continua, e incesante meditación que me ha devido con
preferencia este gravo asunto a cerca de los medios útiles para contener
las hostilidades que de algunos años a esta parte han executado los
Indios infieles, me indugeses a la resolución ( convinando en los posi·
ble y con atención también a los fondos particularmente destinados a
estos gastos, los mismos dictámenes producidos por los M.tres del
Campo, y otros prácticamente inteligentes) no sólo de restablecer a
su primera creación las tres compañíás de la frontera sino también de
awnentar dos más, con igual fuerza, situando por toda ella distintos
Fuertes, y fortines para el mismo resguardo: así <.'Onsiguientemente he
crehido necesario por este aumento de Tropas, y Puestos fortificados;
como también por el conocimiento de que n los más de los sucesos
funestos ha contribuido en mucha parte la poca, o ninguna vigilancia,
nombrar un Comandante de frontera Subinspector de todas las Milicias
del Campo, y dos Ayudantes Mayores: a efecto de que teniendo el
primero su residencia en el centro, é inmediaciones a la Guardia de
Luján y los dos últimos a Jos costados en las vecindades de la Laguna
del Monte, y fuerte del Salto: discurran proporcionadamente por toda
la frontera, y hagan observar el buen orden y disciplina que combiene.
2 9 Y aunque es manifiesto que la defensa de la Campaña, la seguridad
de los caminos: el desterrar tan lamentables irrupciones, y el reprimir
con el pronto castigo a los Indios infieles son en general los importantes
Cines, a que el Comandante de Frontera y sus Ayudantes han de aplicar
todos sus connatos dedicandose con asidua, é infatigable vigilancia, y
también constante, que estos Objetos aunque referidos con generalidad
presentan desde luego las providencias que <leven arreglarse para el más
puntual desempeño: sin embargo ha parecido combeniente expresar las

243
más principales, y peculiares atenciones de sus encargos; comprehen· de que los Oficiales deven cuidar de su permanencia, como asi mismo
dienod asi mismo las que son relatibas a los Capitanes de las Compañías de que se conserven siempre bien armados en Astas, ó taqueras de
a sueldo para que advertidas con particularidad instruyan mejor las igual proporción de tres baras y media, no permitiendo se corten: y
obligaciones en que están constituidos. al que la perdiere o cortare se le hara remplazar a su costa por los
mismos Oficiales como que son responsables.
3Q La primera operación pues del actual Comandante de frontercl
ha de ser revistar; todas las Milicias del Campo, que hará se citen para 89 Si en las Milicias huviere como es de persuadirme algunos Sol-
aquellos fuertes, ó lugares, que en los partidos considere mas comodos dados inclinados a las Armas de fuego tan ventajosas para hacer Ja Guerra
é imnediatos proporcionalmente y áfin de que esta diligencia se execute a los Indios, y en cuyo exircicio es por lo mismo indispensable se ins-
con la devida exactitud, los Oficiales, Srg1tos y Cavos daran puntuales truya alguna parte de cada Compañía: se les proveerá de ellas en precio
noticias de toda Ja gente, que haya alistado en sus Compañias: igual· mui comodo, y respecto a que esta prevención conduce a la seguridad
mente de los mozos que de diez y st:lis años para arriba se hallen en los de sus vidas y haciendas, que no puede ser mayor su particular interés,
Partidos capazes de tomar las Armas; así mismo de los nuebamente es justo se esfuerzen a tenerlas, y siempre listas con sus correspondientes
avecindados, y de otros que talvez se huvieren quedado sin estar Municiones, que así .se harán seguramente temibles a los infieles y estos
c:omprehendidos en Compañia alguna: en el concepto, qué á excep- no aprobecbaron el descuido en que hasta ahora han permanecido Jos
ción del que por hijo unico estubiese precisado a man,tener Madre Viuda havitantes de la Compañia: y de que a 1a verdad se sirven los Indios p.
ó Padre que por su ancianidad y notorias enfermedades, no tenga otro repetir sus insultos.
auxilio, todoo- los demás que residan de continuo en Campana han de 99 Respecto a ser mui perjudicial a la Causa publica el no castigar
alistarse en aquellas Correspondientes Coro.as y aunque aleguen que con severidad, a los Soldados que siendo citados en caso de invasión, o
lo estan en las de esta Ciudad. de otro asunto del Servicio no concurren inmediatam.te ni obserban la
49 Arreglara también cada compañía según la fuerza, que con más devida Subordinación a sus Gefes, haciendose por el disimulo, o indul·
comoda proporcion pueda reunirse, y ser apercivida de los respectivos gencia de que se ha usado sobremanera comun este grave Delito en
Oficiales siempre que haya necesidad de tomar prontamente las armas; que faltan a la fidelidad real, a la Defensa de la Patria, y á su mismo
y havra en cada una dos Sargentos, y cuatro Cabos, en cuyos cargos honor: se les hara saver a todas las Milicias estando sobre las Armas,'
colocara, y aun obligara a que los admitan los Sargentos, que considere que Qualesquiera que no concurra con prontitud siempre que sea citado,
mas aproposito: sin que sea inconveniente no tener unas compañías el ~in admitir.le disculpa, ni atender a Jo que pueda alegar, será irremisi·
fuerte numero de otras: porque deve prevalecer la razón de poderse blemente castigado: a los Oficiales con tres años de Destierro a las
más fácil, y brevemente citar, y reunir en qualesquiera acontecimiento. Islas de Martín García 6 Maldonado, y los Sargentos, Cavos. y Soldados
59 Si hallare vacantes, o sin despachos aprovados por el Virrey an· con igual tiempo de cadena en las obras públicas de esta Capital, á ra-
tecesor, o por mi los Empleos de Jos tres Oficiales que ha tener cada ción, y con uso de vestuario ridículo, por publica declaración de su
Compañía de Milicias, me propondrá sujetos aproposito con individual Cobardía.
informe de sus circunstancias, merito y celo al Rll Servicio a efecto de 109 Los que desertaren de los fuertes, ó Puestos, á que esten
despacharles los pertenecientes títulos: y la misma propuesta havrá destinados, ó después de salir a Campaña: y con maior razón los que
de hacer para Dos Ayudantes Mayores, ha de haver, que sean Mozos lo ~ecutaren Jlevandose como ha sucedido parte de la Cava11ada, con
activos, advertidos, de conveniencias, y perfecto conocimiento de la cuya infamia atrasan, ó inutilizan la Expedición, y también los oue inci-
Campaña. taren a otros, a cometer tan reprobado delito, ó Jos que saviendolo con
69 Estando infonnado de que muchos han conseguido de mis ante- anticipación, no lo abisaren en tiempo á sus Gefes inmediatos, seran
cesores Jubilaciones, o reformas, tanto en clase de Oficiales, como en condenados a diez años de Malvinas en calidad de Presidiarios: y aun
las <lemas, aun hallandose, con capacidad, y aptitud para continuar el castigados con pena Capital, segll!l las circunstancias del caso: que
Servicio (en medio de creer no usaran de estos permisos, o exenciones, igualmente se les hará saver para que les conste.
exponiendo por floxedad, o falta de valor sus vidas y haciendas), los 119 La segunda diligencia del Comandante Subinspector, y tam·
anotará el Comandante de Frontera, me informara con reflexión a la bién de los Ayudantes maiores ha de ser imponerse perfectamente de
iobuztez, edad y salud, que manifiesten, para detel11Jlinar en el particular Tos terrenos. é inmediatos Campos en que esta situada Ja Frontera: asi·
lo que hallase Justo, y entre tanto siempre que no pasen de sesenta años, mismo de los Caminos. y travesías por donde regularmente hacen sus
y ~e ofrezca enemiga invasión se les obligara a tomar las Armas en entradas los Indios infieles, de Jos Pantanos, aguadas. Ríos, Arroyos,
defensa común, y de la Patria, que a todos obliga generalmente. Pastos, Bosques y de cuanto puede conducirles a un cabal conocimiento
79 Si en la inspección reconociere que estas Milicias, o la mayor geográfico. importantísimo para el desempeño de sus encargos. y éxito
p..irte se hallan, como tengo entendido, sin Armas y desprevenidas aun feliz de las operaciones, que comprehendan especialmente al fin de
de Chuzas, o Lanzas, de que generalmente usan: tomara individual prevenir, y cortarles la retirada en caso de irrupción.
razón de las que cada Comp:-a necesitase de estas últimas clases, para 129 Deveran consiguientemente reconocer con frecuencia en sus
provcerse)as por esta vez, y sin que sirva de exemplo en Ja inteligencia respectivos Departamentos y recorrer todas las Guardias, y Puestos for-

244 245
tificados para examinar por su vista si en ellos, y en las Compañías
que los defienden, se guarda el buen orden y disciplina que combiene;
y si los Capitanes hacen executar el servicio con toda la puntual exac-
titud, que es urgentemente necesaria, y para que no se duden .}as más
comunes atenciones de estos fuertes se comprehenderan en los capítulos
r venciones y formalidades, que a este efecto prescriben las ordenanzas Ge-
nerales del Exerclto, deviendo existir siempre en la Secretaria del Vi-
. rreynato un Juego completo de Filiaciones de cada una de las expresadas
Compañías, y tendrá que remitirlo el Comandante de Frontera con la
posible anticipación aun por lo que respecta a las Plazas existentes en
siguientes, que serbiran de instrucci6n a los mismos Capitanes. la actualidad, vigilando igualmente, que no haya falta en el numero <le
139 Entre estos Fuertes, y puestos de la Frontera unos son princi- Milicias, que a justa proporci6n ha de destinar a los Fortines intermedios,
pales, a saver Chascomus, Sn. Miguel del Monte, Luján, Salto, Rojas y n~ tampoco mala versaci6n en la distribuci6n de las raciones, con que
Melinque, defendidos los cinco primeros de otras tantas compa.s de se les asistirá, si sufriere este gasto el Ramo de Guerra.
Blandengues a sueldo, y en la fuerza de su primera creaci6n; y otros 16º Conduce igualmente- a la buena disciplina el Vestido unifor-
fortines, y menos principales, como son el de la Laguna de los Ranchos, me, y consiguientemente se havrá de precisar a todas las Compañías de
Lobos, Navarro y Areco, que los deven guamecer las Milicias de ·1a Blandengues de Ja Frontera, a que lo costeen segun actualmente lo usa
Campaña, igualmente que el de Melinque, y aquellas Compañías que b del Fuerte de Chascomus, que parece el más acomodado su Exercicio:
señalare para cada uno el Comandante de frontera: deviendo proceder esto es sombrero negro con galon blanco, casaca corta y ancha de color
en este Detall, de que me embiará puntuales relaciones, con fa precisa azul, collarin, solapa, buelta, chupetín y calz6n rojo, Boton blanco, cal-
igualdad: así entre las Compañías que destine, como para los Soldados, zado las inferiores clases hasta el Cabo inclusive segun usan los Paisa-
que no han de repetir destacamento, sin que todos hayan hecho el que nos de estos Campos: aunque si al Coman.te de Frontera pareciere
por su escala les corresponda, a efectos de evitar perjuicios, y que salen
~in agravio en esta fatiga, a que obliga la privilegiada causa común;
J. poner en el uniforme de cada Compañía alguna c0rta diferencia que
les haga distinguir entre si, podrá arvitrarla con este fin.
pero sin embargo de sus diferentes establecimientos, y circunstancias,
son quasi en todos estos fuertes, y fortines generalm.te uniformes los 171> El Comandante de Frontera, los dos Ayudantes, y con mayor
mismos cuidados y obligaciones, ya en cuanto a lo material de ellos, razón los Capitanes de las Compañías, tendrán especial cuidado de hacer
como en lo fonnal, y respectibo al buen orden, y disciplina. obserbar las ordenanzas Generales del Exército, en quanto se adapte si 1
14° Por lo que hace a lo primero: deven cuidar Jos Capitanes de Servicio de Cavalleria, y destino en que eston empleadas, deviendo por
las Compañías, y estar a la mira de su obserbancia, el Comandante v consiguiente instruir mui particular, y señaladamente a las cinco Com-
Ayudante Maiores de frontera, de que Jos Puestos se conserben en el pañías de Blanden¡nies en el manejo de las Armas de fuego de que
precisamente han de usar, y en las Formaciones que graduen más ne-
buen estado de defensa que tanto importa que los fosos sean anchos, y
profundos, que esten limpios, sin rampas para bajar a ellos, que las cesarias al mejor desempeño en los lanzes, y acontecimientos que se
estacas que falten se repongan inmediatamente sin permitir se quemen les han de ofrecer.
aun con el pretexto de inutiles, las que no se hallen reemplazadas: que 18º Estas Compañías de Blandenques <leven estar siempre prontas,
los rastrillos y Puentes lebadizos se mantengan corrientes, que las l1a- a salir al Campo con toda su gente efectiva; y por esto se ha de vigilar,
vitaciones en que se recoge la Tropa, y se resguardan las municiones y quo mantengan sus Annas bien acondicionadas, que cada individuo esté
Armas de repuesto, no se deterioren, refaccionandose todo inmediata- surtido de una suficiente y buena mana o Tropilla de Cavallos; aunque
mente que se conosca el menoscabo aunque sea de poca consideración,
porque de no acudir lnego se aumenta considerablemente, y también
la dificultad de repararlo, y en esta parte deve incluirse también el pro-
J todas han de estar unidas y al cuidado de la Guardia que se juzgue
precisa; por no ser conbeniente que cada en particular se Distraiga a
Ja atenci6n de sus Cavallos; y a que no les falte el reouesto y provisión
lijo cuidado acerca del aseo no solo en lo interior del fuerte, si no tam- a lo menos para Ja manutención de un mes de Yerba, Tabaco, Charque, y
lién en sus inmediaciones, y á este fin los Comandantes nrescriviran a <lemas especies precisas; pues deven estar en la inteligencia que si
los Sarg.tos o Cavos de las Guardias que ha de haver diariamente a saliesen en seguimiento de los Enemigos no ha de permitirse Carruage
!as Puertas, no.se entreguen do ellas, sin haver reconocido todo rinC"on alguno, ni que se conduzca ganado Bacuno; respecto a que no suge-
visible, y hecho arrojar bien lexos de las habitaciones, cualesquiera de- tandose los Indios a las detenciones, que dichos Carruages, y Ganado
secho de· Carne, huesos, u otras suciedades, que a mas de ser pemicio">a ocasionan, resultaría de ellos la imposibilidad de alcanzarlos prontamente
a la salud, son atractibo de Ratas, que arruianarian los terraplenos <le por Ja ligereza con que verifican sus marchas espedal.te quando van
Ja fortificación y aun demas Ediliciés. de huida.
159 En lo formal, y perteneciente al buen Orn. y Dis~iplina deve 19º De todos los fuertes y fortines, han de salir Partidas de Bati-
sobremanera cuidarse, que las cinco Compañías de Blandenques, se dores, que continuamente recorran los Campos, y sus respectibos distri-
rompleten hasta el fuerte nuroero, que tengo determinado: reclutando tos de Derecha é izquierda, y a lo menos de diez y ocho a veinte 1egu:is
J~s Capitanes con dedicada aplicaci6n todos los soldados que falten, si a sus Frentes con la orden de avisar a sus Comand.tes sin perdida de
IHen desde hoy en adelante no se ha de alistar indibiduo alguno sin que instante las novedades que advirtiesen dignas de su vigilancia: asi mismo
preceda apro'bacl6n del Comandante de Frontera, o ele uno de sus dos Ja han de ll~var para conducir arrestados a cualesquiera personas que
Ayudantes Maiores; que deverán arreglarse adaptablemente a las pre- encontrasen abanzadas del Cordon sin la correspondie"lte Licencia mía,

l
247
que ha de refrendarla el Comandante del Puesto, por donde el Suj~to por segunda mano, vendan, trafiquen, o contraten, especialm.te con los
haya pasado la Frontera; o del fiel Executor que esta en la posesión Soldados, á quienes sin la menor Dilación deveran distribuir sin des-
de conceder permisos a los que han á conducir ganado para el abasto, cuento, ni contribución voluntaria el Prest, según se librase por las
Reales Caxas.
vajo de aquellas formalidades q.e se h~llan acordadas, y ~os c¿>manda~­
tes no permitirán se adelante alguno sm las expresadas licencias, y or- 26º El Comandante de Frontera por si, y los dos Ayudantes Mayo-
cunst:ancias, so pena de ser responsables: y procuraran indagar e im- res respectibamente en su.s distritos, celarán de continuo 1a observan-
pedir el que vicien o hagan algún clandestino abuso de las expresadas cia de las Ordenanzas, ordenes y Providencias, que expidieren Jo¡
Licencias. Virreyes, para el regimen y goviemo, servicio y disciplina de las Milicias
201> Todas estas Partidas de explotadores saldrán cada seis días imponiendo a los Blandengues en las Leyes penales para que en caso
de sus respectibos Puestos con un papel firmado de sus ~omandantes, de contravención a ellas no excusen la pena ale11:ando ignorancia, y a
que exprese la señal, que hayan de hacerse quando se avisten la Dere- este fin los Capitanes de las mismas Compañias dispondrán se les lean
cha, o izquierda. a que los encamina; y el día de la fecha en le~: a todas las Semanas.
fin de que entregando estos reciprocamente los Cabos de las .mismas 270 Si el Comandante de Frontera, o alguno de los Ayudantes
Partidas en detenninado, y prefijado paraje se asegure la exactitud de Mayores en sus respectibos Departamentos, tubiere noti~a. de inva~6n
fo diligencia, precediendo el ponerse de acuerdo los Comandantes de de Indios, pasará aviso a toda la Frontera. con la acttb1dad poS1blc
los Vecinos, y Puestos colaterales acerca del lugar en que se han de en- Tuntará la Gente, y sin aguardar mi detenninaci6n los seguirá hasta
contrar las Partidas como también siempre que tengan por combenien- escarmentarlos, tratándolos como n Enemigos implacables, y rebeldes.
tu variarlo, y añadir otras prevencíones para cerciorarse mejor de la despachándome al mismo tiempo un Soldado de razon con info"lnes
puntuaüdad en el reconocimiento. por escrito, siempre que lo permita Ja Urgencia, del paraje donde se han
21º Las mnñnnas de Jos dias en que corresponda retirarse. por visto, o executado la hostilidad, la ruta que Llevan, el número a que
1~. tarde las Partidas, saldrán las del relebo, a encontrarlas en sitios v considere ascenderá Ja Partida de Indios, y á quanto poco mas o me-
parajes, que a proporcionada distancia señalaran también los resi:ectlbos nos alcanzara la que ha congregado p.a perseguirlos, por si combiniere
Comandantes, y havran de variarlos segun tengan por combatiente a dar otras providencias a fin de cortarles la retirada, y no abenturar el
rfecto de precaver contingencias e informados aquí de las novedadts castigo.
del Campo Jos que salen a reconocerlo. proseguirán inmediatamente 281> Los Despojos, que en este caso, ú otra acción de Armas, se
unos y otros la marcha a sus destinos. cogiesen a los Infieles han de repartirse (entregando precisamente lo
2211 No obstante de tener todas las Guardias continuamente exi~­ que fuese de Dueño conocido) con la posible equidad, y á prorrata
tentes a lo menos dos Partidas exolorando sus inmediaciones, en los ter- prudencial del sueldo que gozaran las Milicias quando sirvieron en la
mines que quedan prevenidos. deveran abrirse e cerrarse cada dia. los otra vanda de este Río de Ja Plata; y este rPpartimiento ha de compre-
Fuertes a las horas. y con lns adaptables circunstancias q.e pre.scnben hender no solo a los que se hallaran en la función, sino también a los
las Ordenanzas Cene{ales del Exe.to. Que con motibo legítimo del R.1 servicio, se hubiesen separado antes
de la Armada, o Destacamento que peleó: sin que por esto se use de
230 Las Listas Juradas, que mensualmente han de remitir los Ca- la desonesta v escandalosa inhumanidad de dejar absolutamente E'1l
pitanes, y Comandantes de los Puestos, así para el abono del Su~l~o cueros a los · Pnsioneros, como ha sucedjdo, deviendo conducirse todos
de las Compañías de Blandengues. como el de raciones. para las Mihc1t1s a mi disposición; y es advertencia también que de los Cavallos, que s~
que guarnecen los fortines intermedios han de estar ':'1~a~as por el Co- tomen deverá sacarse el Diezmo para el Rey, y no los de menos esti-
mandante de Frontera, que sera responsable de su legihm1dad: y ~ mas mación, para que destinándolos el Comandante de Front~ á paraje.5
de las que deven dirigirse a las respectivas oficinas del R.1 Ha~enda, 2proposito, y proporcionados tengan los Dragones, que awalfan la Fron-
ha de embiarse otra igual a mi Secretaria de Camara. con Relación de tera en que montar, sin perjuicio del Comun.
las altas, y vajas ocurridas en el anterior Mes, ó bien parte de no hnber
experimentado nlguna de estas novedades, tomando sobre todo el Co- 29º No se permitirá absolut:i.mente que Indio alguno reduddo a
mandante de Frontera aquellas precauciones para no exponerse a IR N.ra Sta. Fée, de veinte años a esta parte, more. ni transite, dentro del
efectiba responsabilidad que le resulta por su Visto Bueno. distrito de diez leguas a la retarguardfa de la Frontera; y mucho me-
24º No se despachará ya Individuo alguno de las expresadas Com- nos podrá permitirse a los Infieles: de suerte que cualesquiera que se
pañias de Blandengu~, sin que preceda formal Licencia mia por escri- hallare de una, u otra clase en los prcfixndos tenninos, deverá ser inme-
to solicitada con individual noticia de los motibos por el Comandante diatamente conducido a la Carzel de esta Capital; y lo mismo se execu-
el~ Frontera, o por el que a la Sazon exerciese las Funciones de Co- tará con otro cualesquier Indio, aunque sea de más tiempo bautizado,
mandante Subinspector de las Milicias del Campo que se anotará en si huviere alguna fundada sospecha de Que ~ta con los Infieles: dispo-
el Libro que precisamente deve Llebar de estas Compañías. sjción que igualmente comprehende a los Españoles, y demás Castas.
25° A todo Capitan subalterno, y sargento de estas Comp~as •. 809 Como tengo entendido el mucho desorden que hay en la Cam-
se les prohibe vajo de pena de pribación de Empleo, que por s1, m paña, y la Frecuencia de huras, y de otros excesos no menos criminosos,

248 249
en cargo particuJarmente, y en caso necesario les Doy la Correspondien-
te Comisión al Comandante de Frontera, á los dos Ayudantes Mayores;
a los Comandantes de las Guardias; a los Mayores de los Partidos; y a
los Capitanes, y demás Oficiales de Milicias para que todos juntamente
dedicados a evitar estas Ofensas de Dios, que sin duda son la causa de
las calamitosas irrupciones con que castiga la Campaña, persigan con in- ANEXO N9 2
cesante inflexible vigilancia, y arresten a todo Delinquente, mal entret.e-
nido, escandaloso, y Bagamundo, que residentes, o transeuntes haya en
sus Departamentos y Partidos; prohibiendo también en las Estancias, ó
Chacaras Jos que llaman agregados: con advertencia que si se averigua- TRATADO DE PAZ CON LOS INDIOS
se, que los abrigan, los miSJl\OS que devian perseguirlos, o disimulan In
residencia en sus Partidos de tan perniciosa e iniqua Gente se les im-
pondrá el Castigo que sea proporcionado en su Contravención que cede.
en perjuicio Comun.
319 Siempre que la Justicia Ordinaria o Alcaldes de Santa Her-
mandad pidiesen auxilio para prehender Delinquentes, a qualquiera In- En la Ciudad de Ja Santíssima Trinidad, Puerto de S.ta María de
dividuo del Cuerpo de Milicias del Campo, estara ob1igado a darselo Buenos Ayres a veinte y siete dias delmes de Julio demil setezientos ochta.
inmediatamente sin necesitar en Jos casos que no admitan Dilación, con- y dos. En consequencia Delo dispuesto por el Exmo. S.or Virrey con fh.
sentimiento ni ordenes de sus Mayores u otros Oficiales: de forma que de 15 del corriente sobre los puntos que propone el Cazique Pascual
si se negase no se consiguiese fa aprenhensión del Delinquente por las Cayupulqui en nombre de su hennano Lorenzo Calpisquis para que se le
Voluntarias Demoras del Oficial, o Miliciano a quien se pidio el awdlfo, conceda como preliminares de la paz que se está Tratando. Hizo com-
las referidas Justicias me pasaran una puntual justificación del Suceso parecer en mi presencia al Comandante De las Guardias de las Fronteras,
para aplicarle Ja mortificación que considere justa. D.n Juan José de Sarden, alos Sargentos Mayores De Milicias, D.n
Mathias Corro, D.n José Miguel De Salazar y D.n Franc.co Leandro
32º Ultimamente el Comandante de Frontera obserbará y hará De Sosa, que lo son respectivamente delos partidos ~e Luján, Cañada de
que se guarde esta Isntruoción con puntualidad, a cuyo efecto la man- Morón y Magdalena, y al Cazique Pascual Cuyupulqui, para que en pre-
dará leer repetidas vezes en las Compañías de Blandengues, y a las sencia de Todos propusiese nuevamente loo partidos que por ahora
Milicias siempre que se junten en Ja inteligencia que faltará a su propio solicitaba, para establecer la paz, y haviendolo executado por medio Del
honor; y tendrá que responder, a Dios, al Rey, y á la Patria, si abusando Lenguaraz Almiron y reduciendose a que se le permitiera a los Indios
de la confianza, que se hace de su Conducta no propendiese Vigilante- De su nación Aucar el potrear enlas campañas inmediatas sin que seles
mente a los importantes Fines para que se le ha nombrado, lo que no incomode ni haga perjuicios por fas partidas exploradoras, y guardias de
<levo persuadirme de su pundonor, y celo que tiene acreditado. Buenos la frontera, se acordo De común Acuerdo en señalarle al dho Cariquo
Aires y Mayo ocho de Mil Setecientos Setenta y nuebe. ylos suyos los Parajes y límites hasta donde deven llegar con tal que
Juan· Jph. de Vértiz no puedan excederse de ellos, que con otras condiciones que se le pro-
pusieron y aceptó dho Cazique sonlos sig.tes.
Es copia de la Original que queda en mi poder, fecha ut supra. -· Respecto aque la extensión De estas Campañas es dilatada y que
Jun. José de Sarden. franquea su utilidad, a todas las naziones de Indios que las pueblan sin
(Biblioteca Nacional -M.S. -nº 5.122). perjuicio de nuestros usuales Territorios, siempre que se contengan en
los que les son a ellos proporcionados. se les concede al referido Cazique,
y asu hermano Lorenzo, el que puedan potrear en las Campañas inculta:;
que estan alos frente de los Fuertes de Chascomúz, Ranchos, Laguna del
Monte y Luján, en esta forma; desde el frente De Chascomúz hasta el
rincon del Tuyo y Corral del Vezino; Desde el frente de los Ranchos
h.ta las Lagunas delos Camarones; de el frente de Ja Laguna del Monte,
hasta la Laguna blanca; y desde el frente De la Guardia de Luján,
hasta el paraje llamado Palantelén, sin que puedan ocupar otra exten-
sión fuera de los límites referidos por motivo alguno y sí lo hizieren
principalmente si pasaren de Palantelén que es el camino de Salinas, de-
verán tenerse y tratarse como Enemigos y como que faltasen alo esti-
pulado.
Para conocer que Jos referidos Caziques y los suyos proceden De
buena fe en el uso De los territorios q.e se le franquean por este tratado,

250 2.51
tendrán obligación de encargar a los Indios que siempre que vengan a
potrear a los parajes señalados, den aviso de su destino a la guardia más
inmediata nuestra que esté a su frente, para q.e De esta forma sean
conocidos siempre que se encuentren por las Partidas q.e salen al Campo
y q.e recíprocamente se den auxilios unos a otros en caso De necesitarlo,
evitando p.r este medio los daños q.e pueden originarse por la falta De ANEXO N9 S
noticia.
Será del cargo del referido Cazique, y su hermano, y desde luego se
obligan a damos avisos anticipados siempre que los· Indios Rancachelcs
(enemigos suyos) con quienes estamos en Guerra, intenten atacar nuestra~ DIVISION DE LA IZQ.DA
fronteras y se comprometerán desde ahora a auxiliarnos recíprocamente
p.a hazerles Ja guerra a esta nación, atento a que siendo contrarios de
ambos partidos, sean castigados con mas facilidad por n.ras superiores
fuerzas, o reducidos a una Paz general.
Se Je Clarán al expresado Cazique 2 Indios en cange de las dos
Cautivas Christianas que ha traído, y para que conozca que por nuestra Buen.s Ay.s Feb.o 26 de 1833.
parte guardarnos buena armonía, se le concede fa India infiel que solicita, Año 24 de la libertad y 18 de Ja Independencia.
con calidad que ahora ni en ningún Tiempo han de tener acción a pedir
ni por cange ni sin él, India Christiana que se halle entre nosotros, y Al Gefe que manda la Div.on del Centro compuesta acaso del Re-
solamente podran cangear aquellos Indios o Indias que no hubieren recivi- gimiento de los Andes, y tropas de San Luis y Cordova destinadas contra
do el agua Del Baptismo, Jos Indios enemigos.
Se le conceden los 10 Cavallos que pide para conducirse a sus Tol- El infrascripto Gral. de la Dvi.on de Ja izq, procedente de esta
dos y para transportar el regalo De Aguardiente, Tabaco, Yerba y Ropa provincia y destinada contra los Indios enemigos, acompaña al S.or Gefe
de uso que en nombre Del Exmo S.or Virrey, se le entrega para el su de la Div.on del Centro la carta geográfica cornprenciva del territorio
Hermano el Cazique Lorenzo, por un efecto De venignidad y amor que en q.e deben obrar las fuerzas combinadas de las Prov.s fronterizas; y
les tiene. p.a o q.e á su señoría pueda servirle, en sus marchas y movimientos, el
Instruido por el Lenguaraz palabra por palabra de Todo lo rela- infrascripto cree de su deber dirigirle las observaciones sig.tes.
cionado, ofrece el referido Cazique en prueva de su agradecimiento y En Bahía blanca se halla en el día la Banguardia de la División q.e
satisfecho del buen trato hacer venir a su hermano Lor.o o concluir en- sale de esta Prov.a compuesta de trecientos hombres, fuera de la guar-
teramente las paces trayendo en su compañía todos los Cautivos y Cautivas nición del punto.
oue estan entre ellos y cangearlos por Indios y Indias que hay en esta En el nl esta cituada la Divición de Bosoganos a la q.e están agre-
Capital, aptos para entregarselos y que nose comprehendan enla clase de gados cien soldados también de la fuerza q.e sale de la Prov.a. Desde
Christianos, que por este tratado queda negada su extracción. Y así este punto hasta la laguna de Salinas, y desde Salinas por el mismo rumbo
mismo ofrece auxiliar por sí, y por los suyos hasta el paraje de su destino del Oeste-Nor-Oeste sigue el camino hasta el n2 en cuyo punto aseguran
al Chasque que con Plie~o del Exmo. S.or Virrey y se dirige a los Esta- Delgado y los de mas individuos q.e acaban de llegar de la Div.on de
blezimientos dela Costa de Patagones, asegurando que no deve quedar Bosogamos ya indicada, que esta cituado el Cacique Llanquitrux con los
recelo en su conducción. Indios de su mando q.e cuando más serán trecientos; y con toda la por-
De Todo Jo que aquí va expresado ha dado muestras dho. Cazique ción de haciendas q.e ha robado en sus incurciones, teniendo entre estas
de estar entendido, haverlo aceptado y ofrecido su cumplimiento, sin- muchas majadas de obejas.
tiendo y manifestando con vivas demostraciones, no poder el mismo Resulta por la escala de la .carta que de donde están los Bosoganos
venir con su hermano LQrenzo y <lemas amigos a formalizar la Paz por ( q.e es el punto n-to) hasta donde está Llanquitrux hay de setenta á
ser preciso quedarse en los Toldos, para que sus indios se manten¡l:an pa- ochenta leguas, y que desde el Fuerte de San Rafael costeando el Dia-
cíficos; Yno teniendo que agregar finnamos este Tratado en Dcho d!a mes mante hay que andar igual distancia p.a dar con Llanquitrux.
y año.
El expresado río nombrado en la carta el Diamante, le llaman los
Diego~ Salas - Jph. Miguel Sal.asar Indios Chaze-leu, ó Chazileufú q.e quiere decir río salado.
- Matías Corro - Juan José Sarden - Aseguran tamb.n al infrascripto q.e en todo el río n3 no hay indio
Franco Leandro Sosa. ninguno; y q.e los Ranqueles están poco mas o menos cituados en el pun-
(Copiado del Archivo General de la Nación - División Colonia - Sección to n'. Es decir de cincuenta á sesenta leguas al sur del río quinto.
Gobierno - Teniente del Rey: 1782-1792 - Legajo 9 - S. IX - C. Los mismos q.e han venido del punto donde están los Bosoganos
XXXII - A. 8 - n9 3). dicen al infrascripto de parte de estos, que Llanquitrux se preparava

252 253
para invadir, y robar hacienda en .Ja Prov.a de Cordova, en la presente p.a bolber despues á la misma operación podrán dejar señales en dil~
luna, 6 más tardar en Ja proxima entrante. ., rE'ntes lugares visibles sobre Ja Costa, q.e pue<len consistir en papeles
En virtud de esta noticia conveniente será q.e el Gefe q.e comande 'atados que digan (CENTRO) la una (IZQUIERDA) Ja otra. Las par-
la Div.on del Centro ynq.e marchará o habrá marchado de la frontera tidas de la Dvi.on del mando del infrascripto llebarán orden p.a lo
de Cordova vaya con cuidado por si lo encuentran en el camino. Si asi último.
no fuere es de opinion el infrascripto q.e siga sin embargo el punto La Div.on de Buen.s Ay.s no se moverá del Colorado hasta ponen>e
n:.t, donde debe echarse sobre la familia y los Indios q.e hayan quedado en relación con la del Centro y saber q.e en lo q.e dispone el Gral en
p.a custodiarlas; q.e en seguida lo espere en un punto aparente por Gefe respecto a la fecha en q.e las tres Divisiones puedan moverse en
donde debe regresar y q.e despucs de batirlo abanee sobre los Ranqueles rumbo al rio Negro de Patagones; pero si el infrascripto por noticia q.e
(punto n•) siguiendo después a situarse sobre el Colorado en el cual adquiera del Comandante de Patagones sabe q.e Chocorl. Quifügü.al, y
por la derecha deberá adquirir notisins de la División ele Mendoza, y por sus aliados permanecen en la Isla n 1º de Chuelechel, 6 poco mas arriba
la i:zquierda de la de Bueuos Ayr.s. ó abajo, en tal caso dejando alg.a pequeña fuerza en el punto nº p.a q.e
Pero si la Div.on del Centro no ha marchado directamente al punto pueda tomar noticia de la Division del Centro, marchará á atacar al
n2. donde está Llanquitrux, bien por q.e con conocim.nto de su paradero, indicado Chocorí, situandose despues en la Isla enunciada donde espe-
la Div.on de Mendoza haya bajado á atacarlo; ó ya por q.e la indicada rará hasta adquirir noticia de la Div.on del Centro, c.le In de Mendaz.a,
Div.on del Centro á el partir de la frontera ele Cordova se baya dirigido y lo q.e disponga el Gral. en Gefe. Mas la marcha sobre Chocorí, solo
en rumbo al punto u.i. donde están los Ranqueles, en tal caso parece al la emprenderá el infrascripto antes de tener noticia. de la Div.on del
infrascripto lo siguiente - Qué atacados los Ranquelcs puede seguir al Centro, en el caso que sepa á no dudar que por la demora ha de saber
punto n:i á vatir a Llanquitrux., lo q.e fecho puede seguir al colorado, y la llegada de la fuerza al Colorndo, p.r q.e en este caso es natural q.e se
. proceder segun se lia dicho anterionn.te; pero si solo encontrase en el retiren y se pierda el golpe, si no se le carga con tiempo.
punto donde esta cituado Llanquitrux á las familias, podria despues El Comandante de Patagones con fecha 4 de Enero dice al infras-
de tomarlas esperarlo en el punto aparente, á que regresase de la imba- cripto entre otras cosas lo siguiente.
ci6n sobre Cordova, siguiendo despues de batirlo, su marchas al Co- "Según · declac.on del individuo de q.e hago referencia, (es un
lorado. "cautivo pasado) puede asegurar a Vs. q.e á mas de la fuena q.e manda
Todo esto se comUJ:úca al Gefe de la Div.on del Centro por lo' que "Chocorí, se hallan reunidos trescientos Indios en Chueleche~ mil tres-
puede servirle, considernndo q.e si este aviso no se le pasase directamente, " cientos en las manzanas, y doscientos cincuenta sobre la Costa del río
ya acaso no tendria tiempo de recibirlo del Sor. Gral. en Gefe de D.n Juan "Colorado; cuya fuerza total de dos mil cincuenta Indios deberá reunirse
Facundo Quiroga; pues por lo':- de mas el enunciado Gefe de la Div.on "precisamente en el presente mes en las tolderías de Chocoxí, distante
del Centro podrá proceder seg.n fuese anas conforme á la instrucciones y "cuarenta leguas de este punto con el objeto de invadir á este estableci-
ordenes q.e tubiese del indicado Gral. en Gefe. miento ó al de Bahía Blanca".
No se sabe si el Rio Colorado desde el n5 sigue directamente al n6 ó Estas noticias las considera el infrascripto ciertas en cuanto á los
si sigue de la gran laguna n 7 á juntarse con el ns al infrascripto parece puntos donde estan cituados estos Indios y solo cree q.e no serán tantos
q.e es lo primero y q.e el Diarn.te y Tunullan marcados con los números los q.e estan en las man?..anas; y q.e si es ese numero no han de estar
Jos y tres acaban en el gran lago n7. juntos si no divididos en varios puntos inmediatos. Las manzanas no sabe
el infrascripto el punto fijo donde están; pero Je 'parece q.e debe ser
Pudiera haber algunos Indios enemigos situados sobre el Colorado.
donde poco mas 6 menos esta colocado el nlt y q.e por esta razon la
Si l~ hay, considera el infrascripto q.e no pasarán de trecientos y q.en
Div.on de Mendoza se aproxima mas a los Indios q.e estan situados en·
tal caso estarán sobre la costa en el punto ns.
ese punto. Me aseguran los q.e han venido de la Div.on de Bosoganos,
La Vanguardia de la Div.on de Buen.s Aq.s cree el infrascripto q.'! q.e por la parte interior y exterior del rio Neuquen (n12), en las man-
estará del 15 al 20 del proximo marzo sobre la margen interior del zanas nll y en Llayma nl3 están cituados esos mil trescientos Indios
Colorado en el punto n9; y tendrá orden de atacar á los Indios q.e pueda de q.e abla el Comand.te de Patagones. El río 6 arroyo no va colocado en
encontrar á derecha ó izquierda, á una distancia capaz de poderlo veri- la carta sino con una pequeña señal con lapis por q.e no se sabe el punto
ficar, sin dejar cortadas las relaciones con la fuerza de su dependencia y fijo, pero el infrascripto cree que poco mas ó menos debe ser donde está
q.e Comandada por el infrascripto irá mas á retaguardia - Tendrá tam- ol nl3,
bien ordenes de hacer busca~ por la derecha costeando siempre el rio, El río Neuquen n12 se me asegura confluye en el Negro de Patago-
á la Div.on del Centro; sirbiendo de preven.on que la sefial para cono- nes seg.o aparece señalado con lapis.
cer.;e las partidas será al abistarse tirar un tiro q.e deberá ser contestado Es todo lo .q.e por ahora ha creido conveniente el infra.scripto Co-
por otro, saliendo despues un hombre de cada una de ellas para juntarse municar al Gefé de la Div.on del Centro, por lo que pueda serbirle sin
en un punto medio y conocerse. Si las partidas indicadas de ambas perjuicio de las ordenes q.e tenga del Gral. en Gefe.
Divisiones después de haber costeado el rio hasta donde les fuese posible,
las de las del Centro p.a abajo, y las de la fuerza de esta Prov.a p.a J.M . R.
1
an;iba, no se pudiesen encontrar unas con otras, entonces al retirarse (Biblioteca Nacional - M. S. - n° 11.920).
1
254

l
SEGUNDA PARTE

¡
1

1
CAPITULO VIII

PROCESO DE LA CONQUISTA DEL DESIERTO DURANTE


EL GOBIERNO DE ROSAS, HASTA LA BATALLA
DE CASEROS (1835-1852)

Invasiones de tribus araucanas a nuestro territorio - Otras tribw


que habitan en La Pompo y Patagonia- Personalidad y apogeo de
Calíucur4 - Represión de los desmanes de In indiada hostil en las
provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Cuyo - Crisis
políticas internas en Buenos Aires - Fundación de la colonia y
fuerte do Bulnes en el estrecho de Magallancs y gestión diplomática
de Rosas - Caída de Rosas - Consecuencias

. Como se expresó en el capítulo anterior, los inconveni~ntes


ocurridos durante las operaciones realizadas por los generales Al-
dao y Ruiz Huidobro impidieron cumplir el plan original de Ro-
sas, que buscaba limpiar de indios rebeldes la zona comprendida
desde los Andes al Atlántico y por el sur hasta Río Negro.
Tan solo logró eliminar algunas tribus, huyendo sus principales
caciques hacia Chile, donde repuestos de los desastres sufridos y
auxiliados por sus congéneres volvieron pronto a sus anteriores
actividades.
E~ abril de 1834, el gobierno de Chile comunicó al de Buenos
.Aires que unos dos mil indios del sur del Bío Bío habían resuelto
trasladarse en los meses de marzo y abril a las pampas de Buenos
Aires, para hacer sus acostumbradas correrías. Asimismo informa-
ba que e] comandante general de la frontera (general Bulnes)
... pensaba hacer destinar a] otro lado de la cordillera un destaca-
mento para que en uni6n de los Yndios aliados los ataquen y destruyan
:i su regreso.1

1 Documento nº 298, archivado en la División Historia del Estado Mayor


General del Ejército.
Rosas, en conocimiento de este informe como comandante ge- En consecuencia, mientras los indios dispusieran de esos bo-
neral de la campaña de Buenos Aires, apreció que esa indiada di- quetes tenían refugio seguro en la Araucania y, a la inversa, desde
vidida, invadiría por Patagones, Bahía Blanca y por la fronter~ de ella se alimentarían por largo tiempo las principales invasiones ha-
Cuyo, Córdoba y Santa Fe. En consecuencia, sugirió a esos go- cia nuestras llanuras.
biernos que para una mejor protección de sus fronteras prepararan Cortar definitivamente las idas y venidas a través de los mis-
una fuerza para su escarmiento oportuno. mos demandaría aún cerca de medio siglo a ambos países en su
También, ante la posibilidad de que se unieran a los voroga- lucha contra un enemigo común.
nos y ranqueles, consideraba hacer momentáneamente las paces con En esa época se encontraban instaladas en La Pampa y Pata-
éstos al no ser posible batirlos en una nueva campaña, para la cual gonia, entre otras, las siguientes tribus o agrupaciones principales,
no estaban preparados en ese entonces los gobiernos.2 cuya población variaba constantemente:
Vemos que Rosas no fue responsable, como se le atribuyó erró-
neamente, de esas nuevas invasiones, porque la obra de concluir a) Los pampas: bajo el mando de los caciques Lucio, Juan
con el salvaje era una tarea ímproba que exigía entre otras cosas Catriel y Juan Manuel Cachul, que ocupaban la zona del arroyo
la contribución adecuada de todas las provinci~s limítrofes con el Tapalqué próxima al noroeste de la población de Azul. Estas tribus
desierto, y no posible de cumplir tan solo con los medios de que manteníanse en estado de paz y a su vez eran aliadas de Rosas,
disponía Buenos Aires en esa época. hasta que producida su caída reanularon sus corr.erías.
Pero las provincias estaban exiguas de recursos por las luchas b) Los voroganos: del extinto cacique Mariano Rondeau, des-
anteriores y totalmente convulsionadas por las profundas diferencias pués de ser sometidos por Calfucurá formaban parte de su confe-
políticas que absorbían la atención de sus gobiernos. También deración y moraban en la zona de los valles, montes y cañadones
Santa Fe y Córdoba tenían en su contra la circunstancia de estar próximos a las Salinas Grandes, donde Calfucurá tenía su asiento.
obligadas a cuidar contra las depredaciones de los salvajes sús fron- Agrupaba este cacique gran cantidad de tribus dispersas. que lle-
teras norte, que lindaban con las tolderías de las tribus de los garon a tener en una época cerca de 13.000 hombres, de los cuales
abipones, tobas, totoras, etcétera, refugiadas en el Chaco. unos 2.000 eran combatientes.3
Además, pronto tomó cuerpo la resistencia civil y militar con- Esta agrupación de indígenas fue por largo tiempo la más im-
tra la dictadura de Rosas. que se caracterizó por una serie continua portante del dc>sierto, no sólo por su cantidad, poder y ascendencia
de luchas armadas, arrojando como saldo pérdidas de vidas muy de Calfucurá sino por la peligrosidad que significaba su presen-
lamentables y el atraso del progreso del país. . cia constante a las puertas de Buenos Aires.
En esas circunstancias Rosas se vio obligado a retirar la ma- Desde 1835 Calfucurá mantenía con Rosas un estado de paz,
yor parte de sus fuerzas que vigilaban importantes lu!:!;ares de paso por el cual recibía anualmente, entre otros elementos, ropas, bebi-
como eran Chocle Choel y los vados del río Colorado, quedando das, yerba, tabaco y 8.000 animales entre yeguarizos y vacunos para
expeditos los accesos a las aguadas y pastizales de las pampas.. sus necesidades. pero como veremos más adelante, el cumplimien-
En conocimiento de ello, pronto regresaron los caciques con to de estas estipulaciones era muy elástico para dicho cacique, por-
sus huestes para reasumir su perdida jurisdicción en el desierto, que pretextando fútiles argumentos las violaba ímpunemente.
situándose próximos a sus apetecidos objetivos. Cabe señalar que Sobre los orígenes de la aparición en La Pampa de Calfucurá
por entonces, Chile, al oeste de la cordillera de los Andes y al sur hay varias versiones diferentes; una dice que llegado de Chile a
del Bfo Bío (en la Araucania chilena), prosiguió la cruenta lucha: mediados de 1834 al frente de sus tribus buscó asilo entre los vo-
para imponer respeto a los araucanos garantizando las poblaciones roganos cuyos caciques Rondeau y Melín le brindaron amplia hos-
con que lindaban. pitalidad, pero sorpresivamente atacados por Calfucurá murieron
Esta bravía tribu ocupaba los valles andinos contiguos al ac- ambos, lo que permitió a aquel astuto araucano proclamarse jefe
tual Neuquén, dominando de hecho los pasos cordilleranos, cuyo de la nueva tribu, la que incorporó a sus huestes.
cruce se lo permitían a los indios de nuestro territorio cuando arrea-
ban ganados o en sus forzosas retiradas.
3 Algunos caciques, por circunstancias especiales o por su predisposición
a mantener relaciones pacíficas con los cristianos (o huincas como los llamaban),
2 aceptaron ser bautizados. Ejemplos fueron el cacique voroga Alón que por 1823
Documento n9 293, archivado en la División Historia del Estado Mayor adoptó el apellido de su padrino el General Rondeau y el ranquel Paguitruz,
General del Ejército. Resulta interesante su lectura por las reflexiones que hijo de Painé, quien por 1838, prisionero de Rosas, fue bautizado como Mariano
hizo Rosas al respecto. ' Rosas, nombre con que pasó a I~ historia.

260 261
Otra versión alude a Rosas complicado con la venida de Cal-
fucurá al desierto, alegando que dicho C:acique era comerciante y hábil pqlítico y gobernante de sus secuaces, cuali-
dades que no sólo le permitieron perpetuarse en el mando de sus
... el hombre radicado para gobernar La Pampa, dominarla con t tribus sino hacerla servir oportunamente en el logro de sus- deseos.
mano de hierro y mantener las hordas salvajes en sumisión y al servicio En su osadía se asignó tal importancia que para su correspon-
de Rosas; por eso lo trajo a nuestro país. Que Calfucurá vino de Chile dencia oficial con el gobierno argentino o jefes de fronteras, usa-
]Jamado por Rosas lo declara aquel mismo en una carta que escribió ba sellos y varios secretarios o escribanos, entre ellos un cristiano
desde Michitué el 27 de abril de 1861 a una persona a quien trata de chileno Ilamado Manuel Acosta.
hermano, en la que dice: "También le diré que· yo no estoy en estas tierrns Como conclusión podemos decir que Calfucurá llegó a ser real-
por mi gusto, ni tampoco soy de aquí, sino que fui llamado por don Juan mente un soberano poderosísimo del desierto, no sólo por su fama
Manuel, porque estaba en Chile y soy chileno; y ahora hace como y ascendiente entre sus congéneres sino también por el poder mi-
30 años, que estoy en estas tierras" (Archivo del General Mib'e - tomo
litar de que llegó a disponer.
22, p. 18); en otra carta de la misma fecha dirigida a don Pedro Navarra
le dice que hace mucho tiempo que vino de Chile y se quedó aquí porque c) Los ranqueles: en actitud bien hostil, propia del salvajismo
Jos caciques le pidieron que se quedara para que los gobernase, a Jo que continuo en que vivían, tenían sus toldc•rías en los montes del in-
accedió previa promesa que le hicieron_de obedecerle en todo (mismo terior de La Pampa, permaneciendo en constante contacto con el
t.omo, p. 17). También le cüce que con don Juan Manuel habla hecho sur de C6rdoba, San Luis y oeste de Buenos Aires.
las paces para siempre.• En el paraje denominado Leuvucó ( 40 leguas al sudoeste de
·Una nueva versión expresa que "en enero de 1835, por orden Ital6) los caciques principales tenían su asiento (ver anexo nQ 3).
superior, el sargento mayor del Busto, al frente de dos escuadrones del
rc,ltimiento 3 de caballería y en unión con los indios Borogas, ataca las En ese entonces, Yanquetruz, célebre por su audacia y belico-
tolderías de Calfucurá, sucumbiendo en la acción los caciques Rondeau sidad, a~rup6 bajo su mando unas 8.000 personas, de las cualeS
y Melin, consiguiendo con Calfucurá escapar Cañuquis y Caumillán, unas 1.200 eran guerreros. Este dato poco factib1e de comprobar,
presentándose los dos últimos más tarde pidiendo protección, hecho que posiblemente fuera algo exagerado por la falta de un control o cen-
viene a dejar por el momento en Jn penumbra si Calfucurá detentó el so. Tan solo se menciona con carácter ilustrativo.
~obiemo de las tribus que acampaban en Jos arroyos y lagunas al N. E. Esta tribu tuvo a su favor de que hasta antes de 1833 no fue
de las Sierras de Cuaminl, por la fuerza, o bien a causa de ser el cacique objeto de ataques, como sufrieron los pampas de manos de Rodrí-
más importante que sobrevivió a las razzias de las tropas nacionales.11 guez, Rauch y Rosas sucesivamente; así que ello le permitió con-
servar más tiempo su poder a~esivo.
Fuera su presencia originada por cualquier causa, el hecho es C\lando alguna expedición osaba llegar a sus tierras, pronta-
que ella Ja utilizó para fundar una especie de estado hereditario, mente se refugiaban en los montes, dispersos, y las tropas ya exte-
reconocido por casi todos los aborígenes y tácitamente por el mis- nuadas por Ja soledad del desierto sólo encontraban alguno que
mo gobierno nacional con el que ne~ociaba de potencia a potencia.' otro indio y el vado a su frente.
firmando tratados de paz y amistad.11 Tras períodos de decadencia por las derrotas sufridas en 1833
Su influencia sobre muchos de los caciques del desierto fue y por Ja muerte posterior de Yanquetruz, bcurrida en 1835, heredó
tan efectiva que los mismos ranqueles lo reconocían como sobe- el cacicaz~o de esta tribu Painé, oriundo de Chile.
rano. sin que nadie osara disputarle su autoridad. Evidentemente Painé E/:Obem6 hasta su deceso en 1847. sucediéndole su hijo
Jos hechos probaron q ue a una natural astucia e inteligencia un~ó mayor Calvain. nero muerto éste en 1857 Mariano Rosas asumió
otras cualidades, tales como eximio guerrero indígena, aprovechado el' cacicazgo, dedicándose a reorganizar su tribu como en los me-
. jort>s tiempos de su pasado. Su mandato duró hasta su fallecimiento
en 1873, ocupando IueJ?O el comando de Jos ranqueles su hermano
• Acotacione.J a la conquista del desierto, Jacinto del Viso, pp. 31 y 32.
11 Los inclio.t pampas, por Rómulo Muñiz, pp. 172 v 173.
Epumer. quien f'n diciembre de 1878 fue tomado prisionero por
e Otrn versión del año 1875, proveniente del Comandante militar de Bahía la expedición del general Racedo.
Blanca (Teniente Coronel D. Daniel Cerri), ratifica que Calfucurá era chileno Mariano Rosas 1 fue un cacique que por su carácter sosegado,
y en 1848 obtuvo penni~o de Rosas para ·ocupar y poblar SaUnas Grandes.
(Documento nQ 1.250, nrchivndo en e] Estado Mayor General del Ejército). aprecio y admiración por Rosas, se predispuso a vivir en paz con
En tren de versiones no puede excluirse que lo quP. motivó la venido de
este cacique y su tribu fue una gran sequía en Ja Araucania que lo obligó a
emigrar en procura de mejores tierras. (Ver La Cr6nica de Araucanla, Horacio 7 El Coronel D. Lucio V. Mansilla. en su libro Una ercur.ri6n al oaú de
Lara. Ed. año 1889, p . 73, Santiago de Chile). lo$ ranquelu, describe bien en detalle pormenores interesantes sobre la vida
de me singular cacique. ·
262
los blancos, pero presionado muchas veces por los acontecimientos
circunstanciales o por intereses. de su tribu, al igual que Calfucurá,
violó los tratados de paz que mantenía con las autoridades y así reali-
zó o permitió ejecutar desmanes a su indiada.
d) Dis~rsa y próxima a los ranqueles vivía una agrupación
1
'?
En vecindad con los ranqueJes pasó sus días asimilándos0 a
sus usos y costumbres, y así conviviendo con ellos en más de una opor-
tunidad encabezó sus malones contra Córdoba y el oeste de Buenos
Aires como ocurrió en los años 1834 y 1843. Bajo estas alternativas
continuó su a7.arosa vida en el desierto hasta que, producida Ja
caída de Rosas, entró al servicio de la Confederación, que le en-
de indios y cristianos semisalvajes que respondía a las órdenes del cargó fundar el 7Q regimiento de línea con guarnición en la ciudad
Coronel D. Manuel Baigorria. Este jefe, que fue oficial subalterno de Córdoba.
de Paz, a raíz de la eliminación de dicho general, debió buscar Los sucesos políticos que rápidamente se sucedieron obligaron
asilo en el desierto para ponerse a salvo d~ la persecución de sus a · Baigorria a tomar partido en los distintos bandos en lucha, y
enemigos políticos, instalando en la zona de Ja Laguna del Recado cuando estalló la guerra entre Ja Confederación y Buenos Aires,
( 100 kilómetros al norte de Santa Rosa de Toay) un campamen- Baigorria se sublevó para unirse al general Mitre; así con su Q'~pa
to, refugio de toda clase de indios, desertores y otros sujetos al y Jos indios que le acompañaban, intervino en Pavón. Posterior-
margen de la ley (ver anexo n9 3) . mente y hasta el año en que pidió su baja fue comandante del
regimiento n9 7 de caballería de línea, en Ríp Cuarto, realizando
varias batidas contra los ranqueles.
Con el andar de los años y siendo Baigorria ya viejo, prestó
importantes servicios a varios jefes en la preparación y ejecución
de campañas, mediante el valioso aporte de su experiencia sobre
la vida de frontera.
e) En el actual territorio de Neuquén y próximo a
la zona
de la confluencia del Neuquén y Limay, denominada en la época
"País de las Manzanas", tenían a orillas del arroyo Caleuvú sus
tolderías las tribl,lS que respondían al cacique Sahiueque, hijo del
famoso cacique chileno Chocorí. derrotado por los destacamentos
de la expedición de Rosas en 18~3.
La jurisdicción de este cacique se extendía hasta las tribus
dispersas situadas al sur de Mendoza y por el sur hasta Teckel, en
las nacientes del río Chubut. Sayhueque, sin disponer de una per-
sonalidad de los relieves de Calfucurá, fue el cacique más pode-
roso de la Pata~onia. reconociéndolo como tal los picunches. man-
zaneros, mapuches, huilliches v tehueJches, es decir una población
de cerca de 10.000 indígenas de los cuales unos 1.500 eran guerre-
ros. Por su carácter o quizá por el recuerdo del escarmiento de
su padre, !!lJardó cierto respeto y consideración por las autorida-
des nacionales, no tolerando que en sus dominios se atentara con-
tra los cristianos.
Su título era gobierno de las manzanas, porque era así como se
titulaban sus antepasados, de quienes él había heredado el cacicazgo. Su
padre, el cacique Chocorí, le había recomendado al morir que jamás pe-
leara contra loo cristianos, porque las ropas en que lo envolvieron cuando
nació eran cristianas.8

Cornnel D. MANUEL BAIGORRIA


(Reproducción de una fotografía facilitada por la familia Pedemera.)
l e La conquista de 15.000 leguas, Estanislao Zeballos, pp. 367 y 375.

264
Más tarde el mismo autor, refiriéndose a dicho cacique, agre-
gaba:

1

. Es necesario darse cuenta de la importancia del cacique Sayhueque,


y de las consideraciones que le debemos por su nobleza y por la cons-
bnte protección que ha prestado a la causa de la civilización y de los
intereses argentinos. ~l domina a los tehuelches, y aliado a nosotros en
el rio Negro, aq~éllos lo estarían con más raz6n.
Ha sido también un contrapeso para ciertos b-abajos chilenos sobre
los indios. Refiérenos Bejarano · que estando él con Sayhueque, llegó
un emisario del coronel Serrano de Osomo conduciendo dos banderas
chilenas para el cacique, quien las devolvió diciendo que él era árgentino.?

f) Al sur del río Negro moraban dispersos los tehuelches, tri-


bus pacíficas que formaban un conjunto de u~as 1.000 personas,
gobernadas por el cacique Casimiro. Este cacique mantuvo con los
cristianos la amistad iniciada por sus antecesores y quizá la dis-
1 tancia en que se encontraban de los centros poblados y el poco
1 apego que tenían al caballo por su escasez en esas regiones, influ-
yeron para que no incursionaran contra las poblaciones de la fron-
J tera.

Casimiro llevaba siempre una bandera azul y blanca, que hada


flamear en reuniones, fiestas y consejos, con el deliberado propósito de
significar que ellos eran indios argentinos.to

En procura de víveres y otros sustentos. en particular durante


el invierno, hacían largos viajes por la Patagonia.
En esos intervalos, Casimiro y su gente solían acampar en las
márgenes del río Chiéo, próximo a la factoría que el capitán D.
Luis Piedrabuena tenía en la isla Pavón. Allí cambiaban las pieles,
cueros y efectos que manufacturaban, por ropas, bebidas y algu-
nos utensilios domésticos. Lo mismo solían hacer en Carmen de
Patagones. localidad que visitaban con frecuencia para recibir las
raciones del gobierno, manteniendo de hecho buenas relaciones
con los pobladores y autoridades.
Después de sostener esporádicas y sangrientas luchas de pre-
dominio con los araucanos y con los mamancros, en 1870 celebraron
la paz con Sayhueque, a quien Casimiro reconoció como cacique
principal. De común acuerdo convinieron orohibir a Calfucurá que
atacara a Carmen de Patap:ones. como lo habfa pensado este caci-
que, para asegurarse los tehuelches y los manzaneros la recepción

-
11 Se rrataba del mayor D. Mariano Bejarano, quien en el año 1872 lll'gÓ
Cacique pampa VALENTIN SAYHUEQUE a las told~ de Saybueque en misión de paz.
( Fotograffa reproducida del Archivo General de la Naci6u.) 1
10 El indio del de.rierlo, Dionisio Schoo Lastra, p. 161.

266
267
de víveres y otras raciones que desde esa poblaci6n les pasaba el
gobierno argentino. u
Además de las nombradas, que eran las principales, habitaban
en el desierto otra cantidad de familia> o tribus dispersas que, por
su escasa importancia o continuo desplazamientó en procura de
zonas abundantes· de recursos, no podían ser clasificadas con exac-
titud como las anteriores. Por eso no es de extrañar que en la lec-
tura o narraci6n de muchos sucesos se mencionen caciques o fa-
milias de esas tribus.
Salvo en los dominios de Calfucurá. y de los ranqueles, en el
resto de las tribus no hubo una ligaz6n política ni orgánica que
les diera cierta cohesi6'n, lo que fue un factor que indirectamente
preservó a los pobladores rurales de su belicosidad. Tan solo exis-
ti6 cierto entendimiento entre Calfucurá y los ranqueles que se
evidenci6 en su tácito acuerdo para convivir en paz en el desierto
y para elegir a las poblaciones co~o objetivos de sus ataques.
Como muchas de las tribus del País de las Manzanas vivían
semiindepC'ndientes en los valles de ln zona o mudando continua-
mente de lugar, originó que a l~unas de ellas, rebeldes a la autori-
dad de Casimiro v de Sayhueque, decidieran de tanto en tanto
inc.ursionar sobre los pobbdos en demanda de recursos para sub-
sistir o de ganado con qué nC'gociar.
Resultaba otras veces que nuevas indiadas del Pacífico, ante
el aliciente del ptllaje. pusieron sus ojos sobre las ricas llanuras
bonaerenses, invadiendo las mismas sorpre->ivamC>nt". ~uiadas por
otras tribus también inter<>sadas en el botín a conseguir.
As{ ocurrió casi a fines de setiembre de 1836. <>n que indios
chilenos atacaron las poblaciones y tolderías de tribus pacíficas si-
tuadas sobre el arroyo Tapalquén a las que despojaron de su caba-
llada v llevaron como cautivos a los sobrevivientes. Tal cosa motiv6
que el jefe de la divisi6n i:nr. de p:uarnici6n en Tapalqul>n. saliera en
su perseC'uci6n. originándose un sangriento encuentro que duró cer-
ca de tres horas.
Durante el mismo, b indiada invasora djsput6 n las tropas del
coronel Ramos el retener <>1 botín logrado, pero finalmente los in·
dios fueron vl'ncidos y rescatados los efectos del malón. Como sal-
do de esta jornada muriC'ron de los invasores el cacique mayor
Mayguyn, el cacioue Guclé y otro de mPUor importancia; además
quedaron sobre el C'ampo de combate 200 indios muertos y 100
ncrsonas <'ntre oficiaks v soldados de las fuer7as nacionales. Las
bajas mencionadas nos dan la pauta del ardor con que combatían

11 Por su trato con f'} gobierno de Chile, el i;>Tesidente Bulnes le otOr$!6


el rtrndo y sueldo de capitnn d el ej~rcito. En 1865 estuvo en Buenos Aires v
también el .l(Obiemo d e Mitre le dio el .l(Tildo de teniente coionel, reconociéndolo
como jefe d e los tehuelches. (Ver libro Ch. Musters, pp. 173 a 208.) El cacique CASIMIRO y su hijo !'l\~i SLICK. "" 1664
(Copia obtenida del A·dtivC> '-·~11cra t de la :. ac:on.)
268 269
Este "modus vivendi" era ya toda una doctrina bien arraigada,
los salvajes cuando a toda costa se empeñaban en defender un que por largo tiempo perduraría, como 1o prueba el testamento
importante trofeo. político de Calfucurá al morir en 1873, quien entre otras cosas ex-
Volviendo al problema de la seguridad de la campaña, después clamó: "No ceder Carhué al huinca". Carhué era un bello oasis
que Rosas asumió en 1835 por segunda vez el gobierno de la pro- en su poder, a un paso de las abundantes haciendas y con buenas
vincia dedicó preferente atención a la misma; además, la protección rastrillada hacia retaguardia con el río Negro y con los pasos cor-
de sus propios bienes así se lo aconsejaba. dilleranos hacia Chile.
Bien sabía él que al no ser eliminados definitivamente los sal- De hecho, un elemental razonamiento nos revela que por en-
vajes, como se había propuesto en 1833, lo mejor era mantenerlos tonces la lucha en el desierto no la alimentaban las causas iniciales
en paz hasta tanto se pudiera cumplir ese deseo. f de Ja época de la conquista, sino un poderoso factor comercial que
Tal propósito no era un problema de fácil solución, debido, se prolongaría por mucho tiempo ante la imposibilidad material
entre otras circunstancias, a las exigencias inestables y crecientes de las autoridades en haeer respetar la soberanía nacional en esas
de los interesados caciques como Painé y Ca1fucurá. Los mismos lejanías, porque su atención era absorbida por los problemas polí-
no se avenían a privarse de la rica zona en que se encontraban ticos internos y externos. que sacudían a la joven patria.
en el oeste y sudoeste de Buenos Aires, necesaria para expandir Esa paz promovida sobre la base de tratados o arreglos para
la población rural, porque alegaban que desplazarse a otras zonas mantener tranquilos a los aprovechados caciques, fomentó más su
más hacia el desierto los llevaría a la miseria y al exterminio. haraganería y vagancia, al acostumbrarse a (!Sa modalidad.
Ese argumento, aparentemente cierto, era muy relativo porque La s~licitud continua de diversos elementos, como especies,
la mayoría de esos indios no eran nacidos en esas tierras, sino en ropas, dinero y ganado, adquirieron proporciones ilimitadas ~ a
la Araucania chilena, de donde sus derechos de posesión susten- veces desconsideradas. (Ver carta de Calfucurá al general Mitre,
tados no tenían ni prioridad ni mayor consistencia. · en ese entonces presidente de la Nación - Capítulo "Documenta-
Además convivían en estado casi primitivo, sin manifestar vo- ción", anexo n9 4.)
luntad de fecundar los campos con su tesonero trabajo, ni menos Asimismo el sistema de racionamiento que se estableció dio
para asimilarse a la vida civilizada, respondiendo a generosos y con- motivo a irregularidades en Ja entrega por parte de algunos comi-
tinuos ofrecimientos de las autoridades de Ja frontera. sionados. Tal cuestión, ante su reiteración, provocó reacciones
Productos del medio ambiente en que se habían desarrollado violentas de muchos caciques, que justificaron sus malones por el
y sin ninguna propensión para mejorar su situación para subsistir, ,\ incumplimiento de los acuerdos o tratados concertados.
una natural indolencia Jos inclinaba fácilmente al robo. Por otra Pese a la existencia de estos acuerdos o tratados, menudearon
part~ robar era ya un viejo hábito entre eJlos, estimulado por apro-
vechados comerciantes. Jos robos de haciendas y los sangrientos malones, con cuyo producto
los indios negociaban posteriormente en Chile o con otros cristianos
_ Refiriéndose a esta modalidad de los indio!', decía el general poco escrupulosos refugiados en el desierto. Ello les permitía ad-
Paz por el año 1835: "Algo semejante a los salvajes del Chaco o quirir ropas, bebidas, adornos, élementos varios y armas de fuego,
de las Pampas, que desatienden Jos medios honrosos de adquirir, con las que luego enfrentaban n las tropas nacionales. ' De donde
para vivir a costa de sus vecinos, ya por la violencia, ya haciéndo- no es de extrañar que más tarde se viera a algunas tribus abandonar
se pagar su aparente amistad." 12 la lanza para manejar el Remington u otras armas de fuego.
Por lo tanto, el incentivo del robo y pillaje, mediante el crimi- En Ja. cronología de los principales malones y otros aconteci-
nal malón, fue el principal factor que los llevó a defender tenaz- mientos ocurridos en la floreciente campaña, a partir del año 1834,
.\Dente esas tierras y no otras causas o razones valederas. tuvieron notoriedad:
En efecto, desde sus ocultas tolderías, en medio de los montes
con aguadas ·y pastizales, estaban a un galope o a cortas jornadas En 1834, las negociaciones de paz promovidas por el mayor
de los establecimientos poblados de buena hacienda; y alejarse m&s Eugenio del Busto con los voroganos o borogas, por orden de Rosas,
de ellos, hacia el desierto, los distanciaba de objetivos tan favoritos lo que permitió rescatar 150 cautivos.
privándolos de una remuneradora tarea. Además, del Busto, en protección de estos borogas, atacados
por Calfucurá, rechazó a éste obligándole a refugiarse en la cor-
12 Memorias de la Prisión. Buenos Aires en la époM de Rosa.t. Ed. Eu-
dillera.
deba, 1963, p. 130.
271
270
Ya en tren de amistad, Yanquelén con su tribu a fines de 1835
Por 1835 1os ranqueles rcinjciaron sus actividades, por lo que cooperó en el rechazo de una acción de los ranqueles en proxin1i-
el mismo mayor del Busto, junto con los veroganos, los persiguió dac1es de Federaci6n, permitiendo recuperar el ganado y los cau-
basta la laguna de Nahuel Mapú ( 200 kms. al O. de Epecuén), . tivos 1levados por sus hermanos de raza y tribu. 15
rescatando la hacienda que 1levaban y 50 cautivos. 13 El 19 de octubre de 1836 una fuerte agrupación de araucanos,
El 26 de febrero de 1835 el Sargento Mayor Ram6n Maza con en connivencia con borogas de Salinas Grandes, incursionó sobre
del Busto y una fuerza mixta del Regimiento 3 de Caballería e el cantón de Tapalquén, pero su jefe, el ilustre guerrero de la In-
indios vorogas amigos del cacique Cañuiquir, por orden de Rosas dependencia, coronel D. Pedro Ramos, tras un combate de -tres
expedicion6 sobre las tolderías de Yanquetruz, en Nahucl Mapú, horas, rechazó a los invasores y pudo rescatar los cautivos tomados.
regresando al mes siguiente con 34 cautivos y cerca de 400 pri- Este encarnizado encuentro, recién decidido a siete leguas
sioneros. Al año siguiente incursion6 otra vez sobre las tolderías de distancia, produjo 27 soldados muertos, más un crecido número
ranqueles de Ja laguna del Cuero, retomando al fuerte Federaci6n de heridos.
a mediados de junio, con escaso éxito, porque los indios huyeron De continuo, Jos jefes de fronteras informaban esas novedades,
a tiempo. es decir de la invasión de araucanos que unidos a los ranqueles u
Hablando de Jos ranqueles, no todo era paz y armonía en esa otras indiadas golpeaban por distintos lugares de la frontera.
tribu, cuando mediaban asuntos que por su naturaleza escapaban Preocupado Rosas por la frecuencia de esas amenazas,, deci-
a la disciplina y poder del cacique principal de los mismos. Jió levantar un nuevo fuerte o cantón en proximidades de la
Motivada por una dc,savenencia privada con Yanquetruz, el laguna de Mulitas, lo que efectuó el teniente coronel D. Juan I.
cacique ranquel Santiago Yanquelen ( Llanhuelen) por el año 1834 Quesada el 8 de noviembre de 1836, dando origen más tarde a la
levant6 sus tolderías de los montes de Leuvuc6 y se insta16, auto- localidad de 25 de Mayo.
rizado por Rosas, en las cercanías del fuerte de Federación. Pero Además, para escarmentar a los culpables en sus mismas tol-
llevado por sus malos hábitos, a fines de ese año 1834 invadi6 el derías, ordenó ese año una rápida expedición al río Colorado,. en
sur de Santa Fe por las zonas de Melincué y Cruz Alta, arreando la seguridad de que en esa direcci6n se encontrarlan sus refugios.
unos 500 animales y otros efectos. La expedición estuvo a cargo del coronel D. Narciso del Valle,
Informado Rosas de ese mal6n por el gobernador L6pez de participando:
Santa Fe, provocó un parlamento con Yanquelén, a raíz del cual El Regimiento Coraceros Escolta, de 900 hombres al mando
cambió su conducta por una actitud amistosa e incluso una alianza del coronel D. Nicolás Granada.
militar, pero, lamentablemente, las más de las veces la sinceridad
de algunos caciques por su fragilidad dejaba mucho que desear, no •• El Regimiento 3 de Caballería de Línea, con 600 soldados,
extrañando que cometieran falsedades o picardías según sus con- organizados en Monte por el teniente coronel D. Vicente González.
veniencias o intereses.14 Tres escuadrones de caballerla de milicias, de los partidos de
Tandil, Azul y Dolores, con un total de 370 plazas.
Los indios auxiliares del cacique Nicasio, al servicio de Rosas,
13 Al margen de esa acción, del Busto permaneció en la laguna del Monte Jo que hacía un total de unos 3.070 soldados.
( Guamin[) vigilando esa zona ,hasta 1836, para Juego al m:lildo de una fuerza Esas tropas se concentraron en Tapalquén a fi.nes de julio de
incursionar por La Pampa y Sur de Mendoza y regresar hasta la laguna del
Cuero, explorando el desierto. 1837, iniciando en pleno invierno su marcha hacia el Colorado.
Tras una breve y exitosa expedición en tierras de los ranqueles volvió La misma fue lenta y penosa por ,transitar por zonas desiertas y
al· cantón de Tapalquén, donde ese año, 1836, rechazó una nueva invasión carentes de recursos. Los indios, quizás apercibidos de Ja presen-
araucana. cia de efectivos tan importantes, pronto ganaron refugio hacia luga-
En 1837, a raíz ele otra invnsión a Tandil, debió a su vez perseguir in-
diadas enemigas por las zonas de Puan, Bahía Blanca, Salinas Grandes, cose- res más seguros, mientras algunas tribus enfrentaban a la columna.
chando, por sus éxitos y ejemplar comportamiento, heridas y ascensos. Sin lograr un éxito decisivo, la expedici6n llegó al rÍ? Colorado,
Luego, en 1839, rechazó otro malón de Jos ranqueles; en 1840 quedó a para regresar en octubre de ese año 1837 a Tapalquén.
cargo do la defensa de Tapalquén hasta el año 1844. En 1845 marchó con una
columna a fundar Bragado y por 1846 expedicionó hasta Toay (La Pampa)
y Laguna Grande, en busca de indiadas que invadieron sobre Federación y 11 Má3 tarde, en abril de 1838 los ranquelcs de Painé, ejecutando un
Rojas. En Bragado permaneció hasta 1851, custodiando esa frontera. mRlón, sorprendieron a Yanquelén en sus tolderías, sacríficándolo junto CQil
B Ver Archivo General de Ja Nación: S. 5. C. XXVI - A. 3 legajo nº 6 y
otros componentes de su tribu por su deslealtad.
S. 10 C. XXlll • A. 7 - L. 3.
t.
272 273
Allí, por orden cíe Rosas, se licenciaron lor. tres escnadrones
de núlicias para que los soldados regresaran a sus hogares.16 En medio de estas tribÚlaciones, la campaña contó con el aporte
Ante el resultado adverso de esa camp;Uia, Rosas dispuso oaa '1· · de nuevos inmigrantes establecidos en el país y se los envió a po-
expedición sobre las Salinas Grandes, ejecutada en 1838 por el blar los campos de Buenos Aires, estirándose los primeros alambra-
coronel Granada con el Regimiento 3 de Caballería y los indios dos que señalaban las nuevas propiedades.
dd cacique Ni.casio. Las mismas se ubicaron hasta la zona de Sierra de la Ventana
Envalentonados los indios ante tan pocos enemigos, se concen- y más al sur hasta Bahía Blanca, protegidas por una serie de guar-
traron en las Salinas Grandes para resistir el ataque, pero después dias militares que terminaban en la localidad de Carmen de Pa-
de sangrientos entreveros a punta de lanzas y filo de sables y en tagones, que continuaba siendo el baluarte más austral de nuestra
medio de una ensordecedora gritería, la suerte se inclinó a favor soberanía.
de las tropas nacionales, huyendo prestamente los restos de las Según decreto del 20 de mayo de 1836, se levantó un padrón
trib~s para no ser capturados o muertos. que acusó para Ja provincia 170.000 hombres, lo "que significaba
Después de ese éxito tan reconfortante, el coronel Granada un aumento de cerca de 33.000 hombres con respecto al censo
regresó con sus tropas al cantón de Tapalquén, desde donde con- de 1822". 19
tinuaría una activa vigilancia sobre su audaz enemigo. Los valientes pobladores se arriesgaban a buscar nuevos hori-
Mientras tanto, los ranqueles, temible azote del O. y N. de zontes en los dominios del salvaje, desafiándole la posesión de
Buenos Aires, no se quedaban quietos y menos sus peligrosos ve- ricas comarcas donde aún pastaban tropillas de hacienda baguala.
cinos de tolderías. Por eso, el cuidado de la frontera fue una tarea difícil que
En su osadía llegaron hasta los mismos fuertes del Salado, requirió de jefes capacitados y resueltos. Ese esencial pq>blema,
como aconteció en abril de 1838, cuando Baigorria atacó sorpresi- Rosas lo consideró bien, pese a la notable carencia de ganado Y
vamente a Federación. Perseguido en su retirada por los escasos personal, ocupados en otros frentes de luchas fratricidas; además
efectivos del fuerte, se produjo un desigual combate con numerosas las deserciones de los milicianos, las enfermedades y las pestes, cau-
bajas para los defensores de Federación. 17 saban con frecuencia bajas en los efectivos, debilitando el continuo
En este proceso entramos al año 1839, en que en la madruga- e ingrato servicio que debían cumplir las guarniciones. .
da del 20 de agosto la guarnición de Tapalquén, accidentalmente En 1839 el activo general Pacheco, comandante en 1efe del
a las órdenes del coronel D. Nicolás Granada, fue atacada por 1.200 dC'partarnento del norte con su comandancia en . Salto, vi~ilaba en
salvajes provenientes de Chile. Como la tropa en esos momentos µarticular los amagos de los ranqueles, que continuaban siendo las
estaba algo dispersa ocupada en las actividades que seguían a Ja ,;¡t hordas más temibles.
diana, sufrieron algunas pérdidas como consecuencia del inespe- Ese mismo año el coronel O. Prudencio Rosas, al mando de la
. rado malón. Organizada Ja defensa, pronto se pasó al ataque y división del sur, con comando en Tapalquén, defendía la frontera
después de una persecución de dos leguas se logró alcanzar al meridional bonaerense.
enemigo y derrotarlo completamente, rescatándose lo robado y cau- Otras fuerzas situadas en Federación, 25 de Mayo, Tandil,
sándole más de 150 bajas.la Bahía Blanca y Carmen de Patagones, completaban la seguridad
A raíz de esta acción murieron, entre otros, el teniente D. Vi- de la frontera. Bajo esá precaria seguridad, los sufridos pobladores
cente Ferrer y.23 soldados. Además resultaron heridos varios jefes, aprovechaban las calmas existentes para desarrollar sus tareas de
entre ellos el teniente coronel D. Ramón Bustos y 34 soldados. laborar las fértiles tierras en demanda de buenas cosechas.
Vemos que en el desierto y con el indio por delante, cualquier Pero esas calmas duraban poco por cuanto los sucesos políticos
descuido podía ser fatal, pues éste, eximio cultor de la sorpresa, que se ventilaban en Buenos Aires tenían profunda resonancia en
caía como tromba de día o de noche sobre su presa, para confun- la campaña.
dirla más con sus alaridos y así robar, matar y cautivar, desapare- En agosto de 1839 Lavalle levantó en Montevideo la bandera
ciendo tan prestamente como había llegado. de la rebelión, ganando prontamente prosélitos en el sur de Bue-
nos Aires, siendo Jos pueblos de Dolores, Chascomús y Monsalvo
los principales focos de sublevación de "Los Libres del Su~"·
111 El Coronel D. Nicolás Granada r¡ la Conquista del Dericrlo, Carlos
Granada. Rei,'ista del Círcuw Militar, n9 645. Pero desinteligencias en las operaciones, que más bien se
17 Ver Archivo General de la Nación S. 10 - C. 23 - A. 7. L. n9 3 y ss.
18 Documento n9 376, de la Compañía contra los indios, archivado en la
División Historia del Estado Mayor Cenera! del Ejército. 1P Historia de la Pf'Oolncia de Buenos Aires y formaci6n de sw pueblo!,
t I, p. 27.
274
275
basaban en un enorme entusiasmo patriótico de las milicias reclu- terial del salvaje, propósito imposible de conseguir más tarde por
tadas, pronto permitieron que las fuerzas leales a Rosas extermi- las dificultades políticas internas y externas que debió afrontar du-
naran el 7 de noviembre en Chascomús a los revolucionarios. rante su segundo gobierno, que le absorbieron toda su atención y
Así pagaron con sus vidas Rico, Castelli y otros patriotas más. fuerzas militares. Por lo tanto, muy contra su voluntad, se vio obli-
Estos acontecimientos, brevemente narrados, dieron margen a gado a mantener la amistad con las tribus más hostiles, como la
Ja inseguridad y desorden que siguen a toda acción incontrolada, de Calfucurá, procurando con ello que la c~mpañ~ dispusie:c1 d~
que en la campaña bonaerense repercutió más por el papel que tranquilidad para que sus pobladores traba1aran sm angustias m
jugó en esta revolución. peligros sus tierras.
Por ello, se produjo el desbande de muchas familias largamente De acuerdo a sus viejos deseos evidenciados, todo hace supo-
arraigadas al sur del Salado y Ja emigración de numerosos patriotas ner que Ja intención de Rosas fuera acabar de una vez por todas
que con su sola acción de presencia eran una seguridad indirecta con aquellos indios más díscolos, que eran una rémora. ~ara el pro-
para Buenos Aires. greso del país. Pero al no contar ~º!1 las fuerza~ s~f1c1entes para
En otro orden de consecuencia, los indios aprovechaban la superar a la vez a sus enemigos pohticos y a los md1os, pactó con
confusión rcinaate y el descuido de su vigilancia para saciar sus éstos momentáneamente en ganancia de tiempo para desembara-
instintos de pillaje. zarse primero de los unitarios, por ser los más. peligroso~.
De 1840 en adelante se repitieron los sangrientos desbordes Logrado ello, rápido hubiera vuelto sus OJOS ~l de~1erto, con
de los ·ranqueles o de nuevas tribus araucanas, atraídas al Colorado Jo que el proceso de su ocupación º. ~onquista hu~iera sido mu:ho
por el incentivo de robo. Con suerte variada, la rel?resión a veces más breve sin dar lugar a las exped1c1oncs de Alsma, Roca Y V11le-
era tardía o inoportuna. El mismo Calfucurá aprovechó los mo- ¡zas entre '1876 y 1883. En consecuencia,_ también es posible que
mentos de caos en 1844 para lanzarse sobre las estancias desde de no haber procedido Rosas como lo hizo, la. suerte de la pro-
Cuyo a Buenos Aires, bien pobladas, en busca de hacienda. Pero vincia de Buenos Aires hubiera sido otra y quizá la frontera con
encarS!ado el general Pacbeco de la represión, dio término a sus el desierto habría relrogradndo hasta el mismo río Salado, ante la
correrías, sosegándose al astuto cacique mediante nuevas paces o desmedida ambición y osadía de los temibles caci_ques araucanos,
parlamentos que, aceptados siempre en forma ambigua, pronto impelidos las más de las vcc<'s al malón. por los intereses comer-
serian violados. ciales que se movían ocultos tras las tolderías.
Con dichas alternativas transcurrió la vida en la campaña de Para comprender c:>l serio problema que entrañaba concertar
J\uenos A_ires durante el gobierno de Rosas, estando la seguridad una paz duradera con el salvaje. na~a mejor que reprod~cir lo que
de la misma confiada a jefes de gran experiencia y reconocido dijo un experimentado jefe del desierto, por la actuación que le
valor, que desde las guarniciones anteriormente nombradas v otros cupo en estos asuntos:
nuevos pueblos fronterizos como Bragado, fundado en 1845, vigi-
laban constantemente a Jas bordas de Calfucurá, Painé y demás, La paz establecida por Rosas en 1833. ~ue la menos o~erosa Y la
J
sanguinarios caciques. más duradera: bajo el ascendiente que adoum6 entre los Indios, ella fue
conservada y pareci6 afianzarse más cada día.2 1
En esta forma la frontera interior de Buenos Aires se afianzó
en la línea general de norte a sur: Melincué, Federación, Cruz de En la campaña de Buenos Aires, Rosas pud?, co? l~s altibajos
GuC'rra o 25 de Mayo, Laguna Blanca Grande, siguiendo por las conocidos contener los desórdenes de las agresivas indiadas, pero
estribaciones norte de la Sierra de la Ventana, Bahía Blanca, Carmen en el rest~ de las provincias que lindaban con el desierto no o~u­
de Patagones (ver anexo n9 3).2 º rrió lo mism,p. Sus gobiernos afrontaban notoria escasez de medios
En el resto de las provincias no había sufrido modificaciones y de milicianos para vigilar di~a~adas y abierta~ fron~eras, porque
notables. las necesidades de las luchas c1v1les y externas msum1an los pocos
Recnpitulando sobre lo dicho. vemos que efectivamente Rosns, recursos disponibles.
con la expedición de 1834, no hnbía logrado eliminar el poder ma- De esta forma, Jos mnqueles y Calfucurá principalmente tu-
vieron libertad de acción para actuar sobre sus objctiyos predilectos.
En C6rdoba y San Luis, una vez disuelta Ja división del ge-
º
2 En las inmediaciones de Lnguna Blanca Grande existia un fuerte cons-
neral Ruiz Huidobro, quedó la frontera semiabandonada, y en ~ne­
truido a principios de 1828, complementando Jos !"res levantados entonces. Lns
cnrt:is gc()f(r:Hic:is mencionan la existenci:i de este fuerte despué.~ de 1830, siendo ro de 1834 se reiniciaron Jos numerosos malones sobre Achrras,
luego nbandonado como tal. ( Referencias obtenidas en Dirección de Geodesia
\
del Ministerio de Obras Públicas dt" la Pcia. de Buenos Aires.) 21 La guerra contra los indios, Coronel D. Alvaro Barros, año 1875.

276
A principios de octubre de 1837 Río Cuarto fue un& vez más
Río Cuarto, La Reducci6n, Chilcas, LJ;t Carlota y San José del el objetivo de los ranqueles, comandados por Painé y Baigorria.
Morro. Eran las huestes de Jos dcscendie~tes de Yanquetruz que, pero el regimiento de Húsares de la Cuardi:i, sito en esta localidad,
impelidos por el hambre. incursionaban sobre todos los Jugares posi- logró contenerlos después de tres días de intensos combates en que
bles donde hallar el trofeo apetecido y, así, hasta marzo de 1834 ambos bandos sufrieron sensibles pérdidas.
prosiguieron ininterrumpidamente sus desmanes, ejecutando sobre En 1839 reiteraron Jos ranqueles sus ataques sobre Río Cuarto,
Río Cuarto un gran ma16n, con el sacrificio de casi toda la gunr- Redu~ción y Chilcas, y tras furiosas cargas fueron finalmente re-
nici6n y parte de Jos más caracterizados vecinos. chazados por el coronel D. Juan Pablo Sosa, quien al igual que
Impuestas las autoridades cordobesas del peligro que signifi- años anteriores, en su carácter de comand:mte de la frontera sur
caba el abandono de Ja campaña, realizaron, dentro de la pobre- de Córdoba, los vigilaba bien de cerca.:3
za de sus recursos, esfuerzos extraordinarios para reorganizar las Santa Fe no escap6 a la furia del salvaje, viéndose obligada a
milicias y hacer renacer la confianza en los atribulados pobladores dividir sus fuerzas para proteger sus fronteras norte y sudoeste,
del sur: entre otras medidas se dispuso el aumento de fas guarni- librando a la par de Buenos Aires y Córdoba continuos combates
ciones de los fuertes y especialmente las las de Río Cuarto v Achiras. contra los ranqueles, tobas y abipones.
El gobierno de Santa Fe también dispuso reforznr la defensa Así el 22 de agosto de. 1838 tuvo lugar el combate de Loreto,
de su frontera sur, para Jo que aument6 en 50 hombres b. ~uar­ donde los bárbaros fueron derrotados, arrebatándoseles la hacienda
nición del fuerte Melincué, por ser el principal bastión de la robada anteriormente.24
defensa de esa provincia.22
Llcg6 a ser tnl la sih.lación imperante a mediados de 1834 que Ante esta lucha incierta, sangrienta y de desgaste, se logró
Rosas y Ouiroga decidieron auxiliar a Córdoba v San Luis, l"nvinndo concertar entre los salvajes y los gobiernos de Córdoba, San Luis
a esta i'1ltima provincia, <>n el mes de iulio, al Regimiento de Auxi- y Mendoza, un tratado de paz por el que momentáneamente se
liares de Los Andes para su protP.cci6n. puso término a esta penosa siruación para las poblaciones de la
El comandante general de la frontera, coronel D. Pablo Lucero, campaña 23, pero el mismo duró poco porque en 1841 se reanudó
pudo or~anizar la represi6n y evitar que San José del Morro y la esa cruenta lucha.
misma capital fueran víctimas de los malones. En persecución de En 1843 el pueblo de Cruz Alta fue saqueado por los ranque-
la indiada. se internó en el desierto y a principios de octubre les mandados por Baigorria, el que ach.lando con toda impunidad
de 1834 les dio alcance en la zona de Jos Molles del Rosario, donde se retiró con toda la hacienda que encontró.
Jos escarmentó debidamente y pudo rescatar parte de los robos Más tarde, en 1846, el ritmo creciente de los malones movió lll
anteriores. gobernador de Córdoba a pedir auxilio a Rosas, pero éste apre-
En mf'dio de continuas luchas transcurrieron los años siguien· miado por los difíciles acontecimientos que ocurrían a su J?obiemo
tes para f'l sur de San Luis. si<>ndo Pl coronel Lucero el alma de poco pudo ayudarlo, razón por Ja cual Ja campaña de Córdoba
la represión dP los ataques de las hordas de Painé, Baigorria, Pichún quedaba librada a sus propios recursos defensivos.
y sus aliados. las indiadas de Chile. En marzo de 1847 nuevamente Painé y Baigorria atacaron a
Más tarde cuando las circunc;tancias se lo permitieron. el nuPvo San Luis, previa sorpresa y aniquiJamiento de una 'compañía del
gobernador de C6rdoha. comandante D . Manuel L6oez. de acuf'rdo. regimiento de Dragones, adelantada en misión de exploración; así
con el gobif'mo dP. Santa Fe. se ocup6 de la defensa de la ca~­ pudieron Jos ranqueles asaltar a San José del Morro, pero en su
p:tña constantemente amenazada nor los ranaueles. En febrem de retirada fueron alcanzados por las milicias de Córdoba y San Luis
J R.'36 insta16 el cuartel gPner:tl en L'\ Carlota. donde recibi6 de que después de un rudo combate consiguieron derrotarlos y rescatar
~osas f'l nuxilio del cuerpo de au.,..iJiares, mandado oor el coronel la mayor parte del ganado robado. Como de costu~bre este nuevo
D. Napoleón Arl!añaraz. Con estf\ cuPrpo y otras tropas provincia- entrevero dejó un saldo muy elevado de bajas, siendo gravemente
les loitró en sucesivas acciones CM(lar y dispet1Sar a los ranquelcs: herido el coronel Baigorria, pero pudo escapar al desierto.
desbaratando sus tentativas de pillaje.2s Así la historia del 'desierto fue para las provincias limítrofes
jalonada por malones de tristes recuerdos, narrándose tan solo los
22
Documento n° 301, archivado en la Divisi6n Historia del Estado Mayor
General del Ejército.
2l Documentos números 345. 346. 347, 35S y 380 del "índice general de 24 1dem, n'> 372.
la c:unp:iñn contTa los indios", archivados en la División Historia del Estado 2li ~ a lo conquista del desierto, Jacinto del Viso, pp. 10_y 11.
Mayor General del Ejército.
279
278
más importantes de una serie muy larga que llenó el lapso que se
cerró dcfinitivamente recién en 1885. inconcluso, y siendo sin la menor duda el hecho de la autoridad que han
En cuanto a Mendoza, si bien su suerte no fue muy distinta ejercido los gobernantes de la de Buenos Aires, sobre la vigilancia del
a las de otras provincias, ocurrió que Ja limpieza y desbande de Estrecho de Magallanes, es evidente entonces que la colonia mandada
los ranqueles y otras tribus, ejecutados en 1833 y 1834 por las fundar por el Excmo. Gobierno de Chile en dicho estrecho, ataca la in-
tegridad del territorio argentino.2 8
tropas del general Aldao y el destacamento del coronel Ramos, le
permitieron cierto alivio a par tir de esa fecha.
Asimismo influyó en ello la batid:i de salvajes ejecutada por
tropas del gobierno de Chile, que a órdenes del general Bulnes,
en 1832 exterminó

... las indiadas de Neuculman y los suyos en la confluencia de los


ríos Atuel y Salado, dentro de la misma cordillera 20 y en territorio
argentino.

En esta brevísima síntesis histórica resulta interesante hacer


un alto para mencionar un acontecimiento que tuvo lugar en la
lejana Patagonia, en Ja época en que ocurrían los sucesos ante-
riormente narrados.
El gobierno de Chile, en su deseo de afianzar su soberanía en
las regiones del estrecho de Magallanes, recorrido por toda c1ase
de comerciantes y navegantes que se dedicaban a la caza de balle-
nas especialmente, organizó una exnC'dición marítima, la que des-
pués de desembarcar en el Puerto del Hambre el 21 de setiembre
de 1843 tomó posesión del estrecho, fundando Ja colonia y fuerte de
Bulnes ( 50 kilómetros al sur de la actual ciudad de Punta Arenas) .21
Esa actitud conocida sólo en 1847 por el gobierno argentino,
fue interpretada por Rosas como una violación del territorio de
jurisdicción nacional, y previo estudio de tal asunto inició la gestión
diplomática correspondiente, expresando nuestro canciller Arana:

Desde los tiempos más remotos en que la monarquía española .tomó


posesión de esta parte de América y en que se estableció las gobernacio-
nes o intendencias, tanto de Ja actual República de Chile como las de Ja
Confederación, las órdenes para la vigilancia y policía del Estrecho de
Magallanes, como para otro~ "'-·!Ptos que le eran relativos, asl como
de sus islas adyace:-.~~=· y 1a Tierra del Fuego, siempre fueron dirigidas
a los gobernadores y virreyes de Buenos Aires, como autoridad a la que
estaba sujeta esa parte del territorio. Las repúblicas de la América del
Sur, al desligarse de Jos vínculos que les unían a la metrópoli y al cons-
tituirse en estados soberanos e independientes, adoptaron por base ele
su división territorial Ja misma demarcación que existía entre los varios
virreinatos que la constituían. Sentado este principio, que es de suyo

20Historia de Tupungato, Dionisio B. Chaca, p. 21°9.


27En el libro Fuerte Bulncs, por A. Braun Menéndcz, se cita la historia
de este fuerte.
2a Lecciones de 11i.s1orla argentina, Ricardo Levene, t. ll, p. 426.
280
••
281
que las guarruc1ones que anteriormente existían habían sido reti-
El gobierno de Chile contestó por intermedio de su Ministro radas o estaban muy debilitadas.3 º
de Relaciones Exteriores, diciendo que creía indisputable el de-
.. También s~ . produjo una eliminación y reempfazo paulatino
recho de su país
d~ .Jefes bene~entos y conocedores del desierto, por otros que si
bien fueron VJrtuosos soldados no tenían experiencia alguna en esta
... no solo al terreno que ocupa la colonia recientemente establecida
1m Magall::ines. sino a todo el Estrecho y a las tierras adyacentes y demás c~e de guerra y conocimiento dt• la zona de operaciones. Así pronto
que aquéllas designan.211 ve~arnos q~e las tropas nacionales al mando de jefes de prestigio
sen~ sucesivamente derrotados por Jos s:Hvajes, resultando así más
, 1'osas designó para efectuar el estudio de tal entredicho y la san~~nta Ja conq~sf'a ~el desierto, y de hecho Calfucurá llegó a
busqueda de antcc<'dentes probatorios a una comisión especial, pero adqumr fama de mvenc1ble tratando con las autoridades con una
la reclamación y solución definitiva quedaron aplazadas hasta mejor ~nsolencia inaudita, propia de la impotencia del gobierno para so-
oportunidad, dadas las difíciles complicaciones internacionales a 1uzgarlo.
que se cncontraha abocado nuestro país en esa época. En síntesis, después de casi un siglo de lucha constante, poco
De estas dificultades por oue' atravesó Rosas desde 1839 a 1852, se había avanzado en la conquista del desierto y menos solucionado
el que más usufructuó fu<' Calfucurá. que olvidando continuamente el problema de la 'seguridad de los terrenos ganados hasta entonces.
las paces cel<'bradas en 1852. al día siguiente de la batalla de Por el contrario, los indios cada vez más poderosos por los re-
Caseros aprovechó que Rosas desguarneció la provincia de Buenos fuerzos de a1Jende Jos Andes, por su constante proximidad a la
Aires para atacar Bahía Blanca, al frente de · 5.000 salva jes, reti- frontera y por su mayor aptitud adquirida para la guerra fueron
rándose tranquilamente con cuanto quiso Jlevar. n:iezclados indirectamente en las contiendas políticas al tomar par-
Así llegamos al fin del gobierno de Rosas, comprobando bajo .. tido en las luchas que sobrevivieron al derrocamiento de Rosas, tan
qué azarosas alt<>rnativas transcurrió 1n vi<k en nu~stra campafia, pronto en favor de un bando como de otro, según donde aprecia-
retrasándose su progreso por Jos continuos y dolorosos desmanes ran obtener mayor provecho.
de los hijos del desierto.
De hecho, la caída dr Rosas dcp:1ró:
, ~ue los c~ciq11cs aliados ( Cntrie1. Cachul y otros), fieles a su
pohhca v amistad. ncrraron su concurso a las nuevas autoridades·
que sur~ieron d<'spués de Caseros.
Aprovecharon ln desorientación exist~nte para efectuar corre-
rías a lo largo tlC' 1n frontera cle.c;!f11amecida. guiados por desertores
que lf's señalaban In ausencia de fuerzas en ciertas poblaciones.
Al respE'CtO. Rosas se valfa de Ja circun.'itancia de pac;arlcs ra-
ciones o mantención para poseer en detalle la composición de todas
las indiadas resident<'s en Taonlquén. Azul. Tandil: Bahía Blanca,
Carmen de Pfltagones y otros lul!ar<'S sobre el rfo Colorado, ejer-
ciendo así sobre <'llas un exacto control de sus actividades.
Afianzar y aumentar el prestigio de Calfucurá ante In indiada
ensoberhf'cidn. qui<'n pasó a s<'r el soberano indiscutido del dl"sif'rto,
al rechazar en formales combates a las tropas nacionales que iban
a atacarlo.
Rf'troceso de la línea de fronteras hasta la cxistf'nte en el
año 1826 (ver ~mcico nQ 2) con lo oue flor.ecientec; pu<'hlos como
Roins-. Tunfn. 2.1) d" Mavo. TapAloué. Rral!ado. Azul Tandil. 'Rnhta
Blanca y Carmen de Pata~ones quedaron a merced de los indios, 30 Por un deaeto de noviembre de 1852, el antiguo Departamento del
quienes rerorrían esas zonas con toda tranquilidad porque sabían Norte (B~enos Aires) se dividió en dos: El Norte, a cargo del Coronel Caye-
U.no Lapnda, ahora abarcaba desde el arroyo del Medio al de A:reco, y el del
\ Centro~ al mando del Coronel D. Hilario Lagos, el sector restante.
:1 Idcm, p. 427.
283
282
CAPITULO IX

PROCESO DE LA LUCHA POR LA CONQUISTA


DEL DESIERTO DESDE LA CAIDA DE ROSAS HASTA
LA MUERTE DE CALFUCURÁ (1852-i873)

Crisis políticas internas y sus consecuencias • Vinculación de


Urquiza con Calfucurá • Recrudecimiento de los malones - Campaña
y derrota del Coronel D. Bartolomé Mitre en las Sierras Chicas
(1855) - Campaña del General D. Manuel Hornos y su derrota en
San Jacinto (1856) - Apogeo de Calfucurá - Paces con Catriel y
Cachul - Línea de fronteras en el año 1858 - Campaña del Coronel
Granada a las Salinas Grandes - Expedición del Coronel D. Emilio
Mitre contra los rnnqueles - Nuevas actividades de Calfucurá y
paces .que se celebran - Fronteras en 1860 - Orllie Antoine, rey de
la Araucania y Patagonia - Expedición del Coronel D. Julio de
Vedia contra los ranqueles - Línea de fronteras en 1864 y efectivos
que la guarnecían - Proyecto de avance de la frontera del General
l'aunero - Asalto al fortín Ballimanca - Proceso de la lucha contra
el salvaje durante la guerra del Paraguay - Nuevos malones - Colonias
galesas - Promulgación de una ley de ocupación de la frontera
hasta el Río Negro - Avances paulatinos de In frontera desde 1869
a 1872 • Aspectos sobre el servicio fronterizo - Viaje patagónico
de Musters • Revolución en Entre Ríos y postergación del avance de
la frontera - Nuevos malones de Calfucurá - Combate de San Carlos
y derrota de Calfucurá - Línea de frontera en 1872 - Reconocimiento
del río Negro por el Teniente Coronel Guerrico y el Sergento
Mayor Bejarano - Expediciones del General Arredondo y del
Teniente Coronel Lagos contra los caciques Mariano y Pincén,
respectivamente - Aspiraciones chilenas patagónicas y reconocimiento
del río Santa Cruz - Muerte de Calfucurá

Como ya se expresó anteriormente, una de· las consecuencias de


la caída del gobierno de Rosas fue la crisis notable que se produjo
en la campaña de la provincia de Buenos Aires ante la irregulari-
dad en que se encontró su frontera por el debilitamiento de las
guarniciones militares.
Todo el orden mantenido durante su época se trastornó por la
larga guerra civil que se entabló entre Buenos Aires y la Confede-
ración. Las acciones ocurridas absorbieron la masa de los hombres
\ aptos para el combat~ y otros ·recursos necesarios para las opera-

285
ciones que se llevnron a término. Por igual se descuidó Ja conserva-
ción de Jos fortines, muchos de los cuales tan solo eran vulgares Urquiza, valorando la ventaja del poder <le Calfucurá, decidió
empalizadas. . tenerlo como aliado contra Buenos Aires, enviando emisarios a Sa-
En medio de este caos continuaron las luchas entre los diri- linas Grandes, a lo que Calfucurá corrnspoodió haciendo ir en 1854
gentes y partidos políticos, ansiosos por dar a la nación las bases a su primogénito Namuncurá a Pamná.
de su seguridad institucional. Hábilmente explotó Calfucurá la situaci6n política imperante
En efecto, el 1 de setiembre de 1852 tuvo logar la revolución ~ obtener a su tavor e l máximo provecho material, q ue fue la
encabezada por el Dr. D. Valentín Alsina, proclamando el alza- tinalidad que en tocia época guió Ll.s actividadt's de este astuto
miento de Ja provincia de Buenos Aires contra el gobierno provisional cacique.
de Urquiza. Se designó gobernador propietario al mismo Dr. Alsina Estas visitas a Paraná se repitieron periódicamente.
surgiendo así nute el resto del país el Estado de Buenos Aires, co~
Constitución propia dictada en 1854. El general Guido en carta a su amigo el doctor Mariano Lozano, es-
Esta puja dt' intereses y predominios, con variadas alternativas crita desde Paraná el 20 de octubre de 1857, Je hace saber que el día
se mantuvo latrnte hasta setiembre de 1861, en que a raíz del 14 de ese mes llegó a esa ciudad el cacique Cristo, renombrado por sus
combate de Pavón se pudo sellar la unión definitiva de todas las atrocidades y su maJdad. Era acompañado por un hijo de Calfucurá, que
provincias argentinas, después de una lucha fratricida de nueve años. debía seguir los estudios en el Colegio del Uruguay, y de un séquito de
Dicha crisis poUtica dio margen para que los salvajes menu- 16 personas.2
dearan en sus actividades de pillaje, regresando triunfales a sus
tolderías después de arrasar todo lo que encontraban en su camino. Posteriormente en 1858, el mayor D. Máximo L6pez logró
Como dijera el doctor Zeballos en 1878: interceptar una partida que conducía una carta de Calfucurá a Vr-
quiza, de cuyos párrafos merecen transcribirse:
La paz con los indios dura Jo que dura la paz de la república, pues
.ipenas la guerrn externa o interna reclama Ja acción del ejércHo de línea S~or P~sidente D. Justo José de Ürquiza: Mí corazón está más
en otros teatros, los indios, nuestros aliados y amigos, -ensartan el tra- contento desde que la comisión que usted me ha mandado ha llegado a
t:1do en sus chuzas y se lanzan de nuevo al pillaje y a la camicería.1 mis tolderías. Tanto yo como mis capitancjos quedamos sabiendo lo que
usted me ha mandado decir por boca del capitán que encabex.a dicha
. En. la época que corría, en la pampa o desierto mantenían la comisión. Vuelven mañana para esa. tierra. acompañados de tres baquia-
belicosidad con las fuerzas nacionales: nos. con los cuales le pido de favor me mande los vicios que ellos le
didn.
- La poderosa confederación de Calfucurá, con sus tolderías llevan 3.5 cautivas del Salto, y el Capitán Ruiz no se ha portado
en Salinas Grandes. muy bien, pues solo me ha dado por el rescate 350 pesos plata ~ ..
- Los ranqueles, sitos en los montes de Ja pampa central, man- Como Usted bien me dice, don JU3n Catriel juega á dos barajas,
dados por el cacique Calvain, quien había sucedido a Pcyné. así es que me tiene enojado por la paz que ha hecho, dejándome abandona-
En Lcuvuc6 residían los principales caciques. do. Quiere olvidar que yo fui personalmente a protegerlo cuando se vio
- ~s tribus de Baigorrita y del indio Ramón, desde sus domi- apurado por las fuerzas del Azul, y que peleamos con la gente de Mulitas
nios en el sur d e San Luis y Córdoba (vecinos de los ran- y Bmgado, tan solo porque los Tapalqueneros salvasen sus familias y
queles }, asolaban preferentemente el oeste de Buenos Aires haciendas.
y el sur <le Córdoba. Está muy creído Catriel que yo he do volver á auxiliarlo otra vez, si
tuviese otra guerra con el gobierno de Buenos Aires y yo así se lo hago
, En el interior de la Patagonia Jos tehuelches y los indios del creer para engañarlo mejor; pero cuando venga el refuerzo de Baigorria,
pa1s de los manzanos, por razones de distancia y neutralidad que si Granada no me pelea, iré á atacar á los pampas para hacerles ver Jo
mantenían con las autoridades, no participaban en las incidencias que vale la lanza de tos chilenos.
narradas. Yo deseo hacer la paz con el gobierno de Buenos Aires, porque
<?alfucurá, a la caída de Rosas, se creyó desvinculado de sus toda m,i gente se está aburriendo por no tener c6mo hacer negocio con la
anteriores tratados de paz y al frente de su numerosa indiada se sal y los cueros.
aprestó para atacar la campaña desde Mendoza hasta Bahfa Blanca El jefe del Azul me ha mandado o&eccr su amistad, y u.c;ted me
inclusive. hiuá el favor de creer que no puedo sostenerme más tiempo sin hacer
tratados. Mis ojos son pocos para mirar á tantas partes. Hay fuerzas en
t La conquisto de JS.000 kgcuu, p. ~ .
' La edupenda conquilla, E. Rnmúv: Juáre7, p. 29.
286
la Loma Negra, en el Bragado Y en el Sauce, y tengo miedo que el dfa Sector del Fuerte Junín (o Federación) hasta las puntas del Arroyo
menos pensado me cerquen en los montes y me hagan disparar la .fn.. Tapalquén, pasando por el fortín de Cruz de Guerra. La extrema
diada. izquierda de esa línea nueva sería un fortín a construir en las
puntas del ~rroyo Tapalquén, al cual se trasladarían las fuerzas del
·· ·· ·~ig~; ·Y~· ie. f~r~· ~~~: ~~~¿¡~ ·1Í~g~~ ~¡ <lí~ ·a~ i~ ~·ei~. ·~·i~ i~ciia~i~ Azul. ( Coincidentemente, a mediados de ese año 1855, el primitivo
.han de hacer lo q~e usted J?le dice, no dejando vivo á un solo pampa, cantón de Tapalquén hizo efectivo ese traslado al nuevo pueblo,
porque ahora no tienen caClques tan guapos como fueron los difuntos
Nicasio y Guiniguel. actual ciudad de Olavarría.)
He recibido los regalos que me ha mandado con el capitán Ruiz En el sector más al Sur debía colocarse un puesto militar en
por lo que le digo: Dios se lo pague. ' las nacientes del Tres Arroyos y formar un pueblo nuevo en la
, Ob~dezco á usted, tratándolo como un buen amigo, y así le pido me margen del Arroyo Quequén Grande, hasta tanto pudiera llevarse
env1e rac10nes para la gente, porque de lo que yo he recibido no puedo la frontera a Ja altura de Bahía Blanca y Salinas Grandcs·.6
~arles, por ser tan poco para tanta indiada . ..s Pero en medio de esas alternativas de calmas y zozobras, Cal-
fucurá, el 13 de febrero de 1855, reanudó sus andanzas efectuando
E~tos párrafo~ de por sí tan claros confirman que Calfucurá con 5.000 jinetes un recio malón sobre Azul, donde asesinó a 300
e~a . cluleno de ongen'I~ Y. que peleaba tan solo para saciar su am- pobladores y saqueó comercios, retirándose con 60.000 vacunos y
b1c10nes de pillaje, o p·~tándose a alianzas cuando de las mismas
1
150 familias cautivas. En esa empresa colaboraron las indiadas ve-
obtendría. sumo provecho, aserto que ratificaremos más adelante.
Por i~ual las pacíficas tribus de Catriel y Cachul, que vivían
en el partido de Azul en paz con las autoridades de Buenos Aires,
pretextando el reclamo de las raciones que el gobierno les adeuda-
t cinas de Tapalquén, Laguna Blanca y otras, próximas a Bahía
Blanca.7 El coronel D. Benito Machado, jefe de uno de los cuerpos
de esa frontera, propuso en abril de 1855 al ministro Bartolomé
Mitre efectuar un raíd sobre las tolderías al S.O. de Bahía Blanca,
ba se lanzaron sobre las poblaciones vecinas, asaltándolas a man- para sorprenderlos. "Sin preparativos de guerra, por estar engol-
salva Y transgrediendo e.le hecho los tratados de paz concertados fados en su nuevo triunfo y descansando de los trabajos hechos
anteriormente. en el verano." También expresaba que con esa acción "se harán
Retomando el hilo principal de esta narración en una incur- bastante chinas cautivas, para de ese modo obligarlos a un canje
sión realizada en 1853 sobre las costas del Salado fueron rechaza- para las familias cristianas que nos han llevado". Pero tal empre-
dos por el coronel D. Pedro Rosas y Belgrano, librándose entre e] sa no se llevó a cabo, quizá porque las autoridades estaban en
río Salado y Chascomús el combate de San Gregorio. La indiada se otros planes.8
retiró hacia Tatalqué cometiendo nuevos robos en los estableci- En cuanto a los ranqueles, repetidas veces incursionaron sobre
mientos gue encontraron a su regreso.~ las poblaciones indefensas del oeste de Buenos Aires, y así el 7 de,.
El_ año 1855, sería pródigo en novedades para ]a atribulada mayo de 1855 el pueblo de Rojas sufrió un nuevo asalto, llegando'
campana; empezo por un decreto provincial del mes de enero di- hasta arrebatar la caballada de las tropas de esa guarnición, por
vidiendo ahora la frontera militar bonaerense en tres comandan~ias: haber sido sorprendidas.
La Norte. desde San Nicolás al Fuerte Junín (o Federación) La inseguridad llegó a ser tal, que la gente despoblaba los cam-
al mando del coronel D. Cruz Gorordo. ' pos ante el peligro diario 9e perecer en manos del salvaje. El co-
La Centro. ,desde Junín al fortín Esperanza, a cargo del coronel mandante de Ja frontera sur, coronel D. Julián Martínez, informa-
D. Laureano D1az.~ do sobre el movimiento de indios decía el 6 de mayo de 1855 al
~a Sur, hasta Bahía Bfanca, a órdenes del coronel D. Ju1ián entonces ministro de guerra de Ja provincia de Buenos Aires, co-
Martmez. ronel D. Bartolomé Mitre:
Esta reestructuración se acompañó con un deseo de las auto-
... No pasa una hora que no reciba noticias, partes, etc., sobre en-
ridades de extender la frontera centro y sur de Buenos Aires, en el trada de indios. Estas pobres gentes están viendo en cada paja del campo
un indio grandote.ll
3
Archiuo del General Mitre, t. XVII, p. 123.
~ Este combate fue_ un episodio del levantamiento del coronel Lagos contra
el ~ob1emo de _Buenos Aires, en el cual algunas tr¡bus participaron como fuerzas " Ver libro Eférclto Guerrero, Poblador y Cfoilizador, E. Ramayón, e<l.
amigas. 1921, p. 183.
~ En el año 1853 los pobladores de lo~ Partidos de Las Flores y Saladillo 7 Ejemplar n9 531 del diario La Tribuna, del 8-VI-1855 en Museo Mitr~.
con :iutori7.ación provincial con~truyeron el fortín Esperanza, origen en 1855 dei 8 Archivo del General Mitre, t. XV, p. 98, en Museo Mitre.
pueblo de ese nombre (hoy General Alvear). & Archivo del General Mitre, t. XV, p. 104, en Museo Mitre.

288 289
El clamor originado por la ferocidad de los asaltantes, en par-
En su audacia, los salvajes capturaron al juez de paz de Ta- ticular de Calfucurá, y el peligro de que se alejaran los pobladores,
palqué, junto con otros distinguidos pobladores, o asaltaban las ~
1
llevó al Gobernador Obligado a imponer orden en la campaña.
tropas de carretas que conducían víveres u otras subsistencias hacia comisionando para ello a su ministro de Guerra, Coronel Bartolomé
los pueblos fronterizos. Mitre.
Normalmente las noticias de estos desbordes llegaban casi siem- A tal fin, Mitre organizó en Azul las fuerzas provinciales, qui':
pre tarde, con dos o más días de atraso, anulando de hecho la- integraron la División de Operaciones Sur. ·
posibilidad de todá represión inmediata por los jefes de fron_tera. Listas esas fuerzas, dispuso Mitre actuar en primer término
sobre los caciques Juan José Catriel y Cachul, para lo que el Coro-
nel D. Laureano Díaz, Comandante dé Ja frontera Centro, operaría
con 400 soldados desde el fuerte dé Cruz de Guerra contra Cachul,
procurando sorprender por retaguardia a sus tolderías diseminadas
ente las lagunas Blanca Grande y Chica, incorporándose luego a
Mitre en _la Sierra Chica de Tapalqué.
Por su parte, Mitre, avanzando desde Azul buscaría sorpren-
der por el flanco a las tolderías de Catriel ubicadas en las sierras
mencionadas.
El 27 de mayo inició Mitre su marcha y desoués de un rodeo
de 8 leguas alcanzó la Sierra Grande de Tapalqué, donde se ocultó
sunoniendo que su enemigo estaba t~n solo a unas 4 leguas dt>
distancia. Esto ocurrió el día 28 del mismo mes.
A todo esto las tribus de Catriel y Cachul va se habían junta.do
y con las indiadas del arroyo d.J Sauce sumaban un total de un
millar de combatientes.
El 29 a la noche avanzó Mitre pensando caer sorpresivamente
al amanecer del día siguiente sobre su enemigo, pero ocurrió que
por un error de distancia por parte de Jos baquianos, las tolderías
estaban a mayor distancia de la calculada.
·· Alarmados los indios por Ja presencia de su adversario, pron·
to .tocaron rennión con cornetas y se aprestaron para el combate.
Mitre cargó decididamente, logrando arrollar a los primeros sal~
va-jes que encontró, los que acuchillados pronto se refugiaron entre
Jos toldos.
Se pudo arrebatar la caballada y tomar algunos prisioneros,
pero el ardor con que se empeñaron las tropas y el afán de los
soldado~ por registrar Jos toldos, diluyeron a las unidades desorgani-
zándose de hecho la fuerza del ataque.
Así mientras unas fracciones peleaban aisladas, otras saqueaban
los toldos. desorden que permitió reaccionar a los indios v con el
concurso de ·nuevos combatientes convergieron a los focos de lucha,
interceptando a las tropas empeñadas en las tolderías del resto de
las unidades.
Las mismas fueron finalmente rodeadas, produciéndose san-
~entos en'treveros y la dispersión de todo el ganado capturado y
del propio.
Ante este desorden el general Mitre logró reorganizar algunas
Vestimenta, equipo y am1amento de un cacique. (Fotografía facilitada unidades y pasar a la defensa, por ser imposible tentar otro ataque
por la familia Pedemera.)

290 291
eh esa situaci6n. En esa cir~unstancia se esper6 Ja llegada de la tancia de San Antonio de lraola, donde el cacique Yanquctruz 11 robó
noche para retirarse, porque querer hacerlo de día hubiera sido de 6.000 a 8.000 cabezas de ganado, Otamendi estaqucó a un indio
desastroso por la presencia de una indiada superior que amagaba
ataques desde todas direcciones. r
1
emisario de dicho cacique, por lo que la indiada, muy superior, Jo
atacó enfurecida, obligándolo a defenderse con su tropa en un
El hecho de haber avistado desde la dirección de la Laguna
corral, donde murió heroicamente,
Blanca Chica una polvareda hizo suponer a Mitre que fuera el
coronel Díaz que después de rechazar a Cachul venía a su en- ... d~pués de quemar el último cartucho, sobreviviendo dos a lol
cuentro, pero al no contestar a unos disparos de cañón que se 128 hombres que componían el escuadrón. De éstos, el uno que quedó
efectuaron le convencieron de su error. Por el contrario, era Cal- entre Jos muertos se halla perfectamente atendido en este hospital. Y los
fucurá que después de combatir con el coronel Díaz se aproximaba médicos aseguran que salvará. El otro que era un trompa, aún herido, to
hacia las sierras. llevaron los indios prisioncro. 12
E l día 30 a las primeras horas de la noche Mitre emprendió Ocho días después de la masacre de San Antonio, Yanquetruz
el regreso hacia Azul marchando toda la columna a pie, inclusive él. al frente de 3.000 indios, el 21 de setiembre de 1855, irrumpió
A la madrugada del día siguiente se llegó al arroyo Las Nievas,
sobre Tandil en trágico malón, lo que muestra su audacia y avidez
donde se pudo montar, y así el 1 de junio arribó al Azul.
al reiterar ello en noviembre de ese año.
El saldo de este combate deparó a Mitre las siguientes no- Pero la inerme e indefensa campaña lindante con las hordas
vedades:
de Calf ucurá sentiría ::iún en ese año 1855 un latigazo más de su
- 16 muertos, 234 heridos y la pérdida de la caballada y gran
cruel beligerancia, pues en octubre de ese año cayeron sobre el
parte del equipo.10
fuertc y el próspero pueblo de las puntas del Arroyo Tapalqué y
Por su parte, el coronel Díaz tuvo inconvenientes que malo- arrasaron con cuanto encontraron a su p::iso, deiando sólo los muer-
graron el plan previsto por Mitre; en efecto, el día 30 de mayo tos y restos humeantes de sus fincas como saldo de una desigual
alcanzó la zona donde moraba Cachul; pero éste no estaba por lucha.
haberse unido ya a Catriel. Con todo logró tomar en las tolderías Ante tal alarmante realidad dispuso Mitre organizar un nuevo
a unos 600 prisioneros, familiares de Cachul. ejército. denominado "Ejército d e Operaciones del Sur" sobre la
El dia 31 fue atacado por Calfucurá que con sus huestes mero- hase- de las fuenas de esa frontera súr, al mando del general
deaba por Ja zona; si bien el coronel Díaz contuvo el ataque, por el D. Manuel Hornos.
p eligro que significaba el número de prisioneros en su poder, se D ecidido a escarmentar a Calfucurá. salió Hornos el 29 de
vio obligado el mismo día a retirarse hacia la estancia del Sala- octubre de 1855 desde Azul al frente del "Eiército de Operaciones
dillo, no pudiendo cumplir con Mitre en la forma en que éste la del Sur", que constaba de 3.000 hombres v 12 piezas de artillería.
había previsto. Avistadas ambas fuerzas en la zona de las Sierras de Tapalqué,
En esta breve campaña denominada de Sierra Chica, a Mitre Calfucurá, mejor conocedor del terreno, logró atraer al ejército na-
no lo acompañó Ja suerte, atribuyendo el fracaso de la expedición cional hacia una llanurn que resultó ser un tembladeral e inmovi-
a la falta de buenos caballos de las tropas, que le permitieran avan- li-z6 complC'tamente a fa caballería. La misma, sin mayor adiestra-
zar más rápido y poder perseguir oportunamente. A ello había que miento. peco o nada podía andar en esos suelos fangosos donde
sumar el desconocimiento del terreno frente a un enemigo bien se hundía pl'sadamPntc con sus jinetes.
identificado con el mismo y mejor montado. Así se inició el combate de San Jacinto t'ntrc las sierras de
También a la poca instrucción militar y disciplina de la tropa, f'ste nombre v f'l Arroyo Tap::ilquén, canmndo velozmente la caba-
que como vimos se empeñó desordenadamente, dando oportunidad llería india nesdc varias dir<'cciones al ejército de Hornos. Los sal-
a que los indios reaccionaran y pasaran al ataque. vaies: bien familiarizados con esos terrenos, pronto dieron cuenta
Fue también en esta época que ocurrió, en setiembre de 1855, del enemigo, quii>n sufrió una evidente derrota. Rápidamente tuvo
la trágica muerte en manos de los ~odios del comandante D. Nicolás que abandonar Hornos el campo de combate dejando 18 jefes y
Otamondi. Destacado para reprimir una incursión hecha en la es- oficiales y 250 hombres de tropa muertos, además de 280 heridos,
numerosos caballos, ::irmas, municiones y otros pertrechos.
10 Slntcsi.s del parte de combate enviado por Mitre al gobernador de Ja
provincia de Buenos Aires, Dr. Obligado, el 2 de junio de 1855. (Inserto en el 11 Era un cacique pnmpa de las hordas del Cnlfucurá, de igual nombre que
diario Lo Tribuno, del 8 de junio de 1855.) el jefe de los ranoue)('S en 1833.
u Archioo del General Mitre, t. XV, p. 130.
292
293
Vemos que a Hornos le ocurrió lo mismo que al coron~l Mitre Ocurría que contra las hordas del desierto a veces intervenían
y a otros jefes que .con oficiales y tropas noveles no acostumbra- tropas con más entusiasmo que eficiencia, pues el reclutamiento de
dos a guerrear contra el salvaje y actuando en zonas casi desco- las mismas era difícil en esa época y su poca o apresurada ins-
nocidas, fueron vencidos por la astucia y habilidad de Calfucurá, trucción no los capacitaba para desempeñarse en la frontera contra
que supo elegir un terreno por demás favorable para hacer actuar el salvaje.
a su adiestrada caballería.
El coronel D. Emilio Mitre,· haciendo alusión al servicio de
fronteras, decía en un párafo de una carta dirigida el_ 12 de se-
tiembre de 1855 a su hermano, el ministro de Guerra:

Estoy muy preocupado con este suceso de indios; si el oficial· de


San Antonio hubiese t~nido la vigilancia debida, éstos en vez de conse~
fuir su robo hubieran sufrido una derrota . que hubiera sido de inmensos
· 1 esultados; pero, po'r de~gracia para el país, la mayor· parte de nuestros
oficiales de caballería no son capaces de cuidar uná gallina, aunque te
prometo que eon el ejemplar que pienso hacer han de hacer el servicio
como se le ordene, porque han de ver que tienen que atenerse a las re-
sultas; cosa de que están olvidados.1a . ·

. Las quejas sobre este deficiente personal eran comunes en


.otros jefes. En 1857, el teniente coronel ,Aguilar, jefe del primer
regimiento del norte, expresaba entre otras cosas en una carta:

Yo a los bárbaros no los considero tan capaces;-como hasta hoy todo


el muo.do fos respeta; hacen sus invasiones, llevan 'cu~nto quieren, .cauti-
van nuestras paisa!_las y se ríen de la nulidad de nuestras espadas; y si ·
Ud. quiere amigo, . ~ienen -razón, porque nosotros les hemos dado ese
lugar, para que est'én engreídos, por los muchos. triunfos que han tenido
sobre nuestras fuerzas, y porque es esto, señor juez de paz, le diré a Ucl.
el motivo, aunque Ud. no lo duda, es porque a nuestro gobierno lo han
engañado y lo están engafümdo sobre la práctica ·militar, como Ud. no
Jo duda, Y. para que U~. vea que yo le hablo la verdad y que me intereso
en exponerme por salvar las familias . del partido, y que por lo tanto me
oferto a acompañarlo, pero advirtiéndole que el valiente Coronel Díaz
solo será el Jefe de nuestras operaciones; pero para esto que se ·nos dé
recursos, buenos caballos, buenos armamentos y la fuerza que nosotros
pidamos, que no pasarán de 2.000 a 2.500 para nuestra empresa; pero.
estos hombres que compongan nuestra columna expedicionaria a escar-
mentar- a los salvajes que están engreídos, deben de ser guardias nacio-
nales de la campaña, gauchos todos de a caballo: para esta expedición
no se precisan batallones de línea, compuestos de negros o blancos, afei-
tados a la francesa, ni menos recortado el· oelo a la misma moda; preci-
samos hombres gauchos de a caballo, de bola y law, para cuando se
ofrezca y entonces tendremos el triunfo.
Amigo y compatriota, por causa de todo esto, todos nuestros gene-
rales han perdido sus empresas, han perdido sus batallas y los indios los
han vencido. ¿Qué ha hecho el valiente y benemérito General D. Manuel
General D. BARTOLOMÉ MITRE Hornos en Tapalqué? Nada, amigo; y ¿por qué ha ~ido? porque su jefe
Jefe de la expedición a la Sierra Chica, en el año 1855.
(óleo de Querúola. Copia fotográfica obtenida en el Museo
Histórico Nacional.) ·
13 A rch ivo del General Mitre, t. XV, p. 128.
294
295
no puede andar en todas partes, y el señor general precisaba andar y ser
'.Y
hasta subalterno, porque los oficiales que tenía no eran oficiales, eran
1 hechos oficiales con el dedo, no aguerridos; así es, ni aunque un jefe que
mande una columna que no tenga recursos, principalmente buenos ofi-
ciales, ni aun que él sea de bronce, no triunfará y si dicha expedición que
ustedes piden no Ja pr0vean de buenos oficiales y de los demás que arriba
expreso, es mejor no hacerla.u

Otras veces ocurrían serios inconvenientes con la caballada,


que-llegaron a tener el carácter de graves negligencias. Al respecto
el doctor Alsina se expresaba en una carta escrita en abril de
1858 a Mitre:

... a costa de trabajo y gastos, se logra al fin reunir, durante tres


meses, mil caballos en el sur, para el ejército que tanto los necesita; y
salimos con que en su marcha a Bahía Blanca se dispararon y perdieron
como 600 ... todas son dificultades y embarazos renacientes.t:i

Estas breves citas histórjcas bastan para dar una leve pauta
de los inconvenientes y adversidades con que los jefes de tropa
debían hacer frente a un enemigo bien organizado y mejor disci-
plinado para estas luchas; por ello no era de extrañarse que tan
solo se cosecharan reveses como frutos de esas improvisaciones
e inexperiencia.
Por el contrario, los indios basaban sus éxitos en el empleo
acertado de la sorpresa, conseguida en parte por el conocimiento
de la zona en que operaban. Pero sobre todo lo que les daba una
neta superioridad sobre sus adversarios era el disponer de veloces
y bien adiestrados animales para el combate, lo que los ponía opor-
tunamente a cubierto en caso de una derrota, o en sus retiradas
después de sus acostumbrados robos.
Para conseguir ' esa movilidad se aproximaban a sus objetivos
en caballos de andar, los que cambiaban en vísperas de una acción
por los más veloces.
Tal recurso fue copiado luego por las tropas nacionales y
cuando se familiarizaron en su uso se acabó la 'Superioridad de
la indiada, permitiéndoles efectuar sobre su enemigo profundas
persecuciones.
Después de los triunfos sobre Mitre y Hornos, Calfucurá aumen-
tó ante la indiada su prestigio, para quien resultó invencible, por
lo que fue reconocido como suprema autoridad en la pampa.
Este período de su vida quizá fue el más culminante de su
poderío, marcando el apogeo de su gobierno cacical.
Llegó a ser tal la importancia que se asignó después de sus

General D. MAN UEL HOR!\OS 14 Archíuo del General Mitre, t. XV, p. 60.
.,Jefe llc1. I~ cxpedi~ón del aiio 1855 contra Calfucurá. 1s Archivo del General Mitre, t. XVIll, p. 27.
( Cop1.\ fotograf1ca obtemda en el Archivo General de la Nación.)
296

t
victorias que uno de los amigos del general Mitre, .don Antonio siguientes artículos: 1.200 libras de yerba, 600 de azúcar, 500 varas de
Llorente, le escribió el 5 de noviembre de 1856 para consúltarle tabaco, 500 cuadernillos de papel, 2.000 libras de harina, 200 frascos de
sobre un plan por el que se ofrecían 1.500 a 2.000 yeguas al indio aguardiente, 80 ídem de vino, 72 botellas de ginebra, 72 ídem de vino
ranquel Cristo, a cambio de la cabeza de Calfucurá. Agregaba que de Burdeos, dos carretadas de maiz y 200 yeguas, trimestralmente. ~er·
esto no sería honroso cuando fuera con un hombre racional, pero güenz.a da consignar tanto alcohol, yerba y tab~C? y nada qu~ sea ins-
que a los indios él los consideraba como cualquier otro animal.1ª •rumento de trabajo o simplemente elementos utiles a las tribus. En
En la misma ciudad de Buenos Aires la derrota del general ~1 artículo 6º "se le concede por un acto de benevolencia del Superior
Gobierno" el título de General y Cacique Superior de las tribus del
Hornos conmovió hondamente a la opinión pública, y en el Congre-
Sur y el ~o de charreteras de Coronel a D. Juan Catriel.11
so provincial hubo interpelaciones al respecto, por lo que el coronel
D. Bartolomé Mitre ofreció la renuncia a su cargo. Con este tratado quedó momentáneamente pacificada la zona
Ante los continuos embates de la indiada ejecutados sin ma- de Azul y Tapalqué, pero asimismo la indiada, envilecida por el
yores treguas, surgió nuevamente la zozobra .en la provincia de comercio ilegal, engreída por los tributos que el gobierno le acor-
Buenos Aires, donde las hordas salvajes recorrían triunfantes la daba y ante la impunidad de sus atentados, vuelta a vuelta efec-
campaña, sin encontrar mayor resistencia a su paso. tuaba raterías en los establecimientos de las zonas, lo que puesto
Además las fricciones entre la Confederación y Buenos ¡\ires, en conocimiento de Catricl
obligaban a esta provincia a distribuir los efectivos militares dispo-
nibles en los lugares más amenazados de invasión, por. lo que invo- ... a asegurado que no son sus indios sino los chilenos los invasor~s.
luntariamente se desguarneció su frontera. El Coronel (se refiere a Diaz) dicl:l que le ha dado razones tan conVID·
centes Catriel, que no cree que sean los indios de Catriel los que <:°metan
La misma retrocedió hasta la existente en 1828, es decir: Cabo tales tropelías y si los Chilenos, pero siempre le queda duda de s1 será o
Corrientes, Tandil, Azul, Cruz de Guerra, Junín, Melincué (ver no en combinación.18
anexo n<> 4).
Y así los pueblos de Tandil, Olavarría, Alvear, Bragado, Junfn, Esta debilidad del gobierno d e pactar en forma casi humi-
Rojas y la misma Bahía Blanca quedaron a merced de los pampas, llante mediante tratados de paz que eran vergüenza nacional, del
cuyas tolderías volvieron a situarse en las fértiles zonas próximas momento que se les otorgaba ~rados militare~ .Y ho1:10res. a esos ,s~n­
a la Sierra de Ja Ventana y más al nordeste. guinariQs caciques, se justificaba por la critica s1tuac1ón poht~ca
Nuevament~ Bahía Blanca ;: Carmen de Patagones quedaban por que atravesaba el Estado de Buenos Aires. En efecto, la tensión
aisladas dentro de los viejos dominios de los araucanos y al alcánce con la Confederación crecía en violencia; dia a día se hablaba de
de sus chuzas. invasiones desde el exterior a la provincia, las intrigas políticas en-
Calfucurá pudo operar más audazIJlente no sólo sobre la pro- volvían basta al mismo coronel Mitre y sus más directos amigos, el
vincia de Buenos Aires, sino donde quiso, asaltando indistintamente paisanaje en su mayoría desertaba de sus obligaciones militares
Jos principales establecimientos ganaderos de Buenos Aires y sur influido por las pasiones políticas de <'ntonces. Pero lo más grave
de Córdoba. era que el erario provincial estaba exhausto, escaseaban los arma-
En 1856. durante el gobierno d"el doctor Obligado, se nombró mentos y otros equipos necesarios para organi~ar las tropas Y en-
al general D. Manuel Escalada jefe de la frontera sur con el de- frentar a los montoneros del desierto.
sierto, el que se trasladó al Azul buscando solucionar el mal que Por ello, el comandante del fuerte Esperanza expresaba.:
afligía a la campaña.
El gobierno no omitía gastos para obsequiar a los caciques Y co!l·
Ya fuere porque apreció que con las escasas tropas de que dis- servar su amistad. Don Juan Noguera escribe desde Fuerte. Esperanza al
oonía poco podía esperarse de ellas, o porque en esa circunstancia Coronel ·B. Mitre el 24 c'lo mnr.m de 1857 comunicán~ole que ~l, general
los resultados de una nueva campaña serían dudosos, resolvió hacer en jefe tuvo una entrevista en San Benito con los caciques Catriel Y Ca-
la paz con Catriel y Cachul, jefes de las indiadas más próximas a chul y ]es dfo un banquete y 1.500 yeguas para ase~rar. la paz., pues
Buenos Aires y más predispuestas a un arreglo. se tcmia una invasión de Calfucurá y Cristo (Archivo citado, t . XV,
p. 167).19
Por el artículo 4 9 de la Convención firmada al efecto, el gobierno
de Buenos Aires se oblignbn a pasarles a los dos primeros caciques, los
i1Les irulios pampas, Rómulo Muñir, p. 184.
18Archioo del General Mitre, t. XV, p. 17?· .
itAcotacú>nes a la conquisto del desierto, Jacinto del Viso, p. 24. El general
ia Archioo dtl General Mitre, t. XV, p. 204.
que se menciona en esa carta era Escalada.

299
. Mientras tanto, el 5 de mayo de 1857 el doctor V. Alsina asu- .,. También en ese entonces distintos autores como D. Angel
mió el ~obiem~ de Ja pr~vi.ncia de Buenos Aires, siendo el general Plaza Montero y el mayor Zambíanchi propusieron adelantar Ja
D. Matías. Zap1?la su mm1stro de guerra y marina, quien entre frontera hasta el Colorado, pero la poca probabilidad de llevar a
otras i:.ied1das ?1~.I?~so la reorg~nización de la guardia nacional de término dichos proyectos por la carencia .de los medios necesarios,
camp~na, la div1.s10n de Ja misma en diecisiete regimientos y la hizo que no pasaran de simples des.eos .
.creación de 4 umdades de guardias nacionales activas y una pasiva. En cambio, por una ley dictada en octubre <le 1857, el ministro
de gobierno de Buenos Aires estableció en julio de 1858 que la.
línea de fronteras
... se extendiera por el Sud desde Quequén grande, sierra de Tandil
y el arroyo Tapalqué, hasta encontrarse su prolongación con el fortín
Esperanza; 20 desde aquí hasta Cruz de Guerra y la línea de fortines
que cubría Bragado en el centro, y en el Norte desde el fortín Ituzaingó
ha·sta Junin y, desde este punto, hasta Arroyo del Medio, en una línea
que corre en dirección al camp:i.mento a la Loma Negra .2 1

La misma sufrió posteriormente una pequeña modificación para


no frnc"ionar '1os terrenos medidos antiguamente en enfiteusis" (ver
anexo n· 4).
En realidad, se ratificó por ley la línea ya existente en el
terreno desde la época de la caída de Rosas.
En ese particular proceso histórico que vivía entonces la re-
pública, el gobierno de la Confederación Argentina con asiento en
la ciudad de Paraná, contrayendo su atención al arreglo y sostén
del resto de las fronteras de la nación, dispuso una serie de me-
didas. Entre otras designó en el año 1856 Comandante Militar de
las Fronteras Sur de Córdoba y San Luis al general D. Juan Es-
teban Pedemera.
Correspondió a este viejo y benemérito soldado de la Indepen-
dencia la fundación el día 1 de diciembre de 1856 del fuerte de-
nominado Constitucional, en cuyo torno se formó la Villa de las
Mercedes (actual Villa Mercedes).
Al año siguiente, es decir el 29 de marzo de 1857, sobre la
margen norte del Río V y a unas 30 leguas al S.O. del Río IV
construyó el pueblo y fuerte "3 de Febrero", que resultó el prin-
cipal bastión de la frontera sur de Córdoba, apoyada sobre el
Río V.
La creación de esos dos nuevos fuertes significaba un ade-
lanto de la línea de frontera en una extensión de unas 300 leguas
cuadradas que se ganaron para su futura colonización porque, por
entonces, los ranqueles se mantenían tranquilos en esa zona en
virtud de los convenios de paz suscriptos ·con los gobiernos pro-
vinciales de Córdoba y San Luis. Además sabían que la guarnición

Coronel D. NICOLAS G RA NA DA
:io Actual localidad de CC'>'l'ral Alvear.
Jek de la exp<'di<.:i~~ cont1a Cnlfu curá en el a1io 1858. 21 Historia de Ta proui ncit1 de Buenos Aires y formación de sus pueblos,
{ Fotografta fac1htadn por In familia Pederncr..i.) Ricardo L evene, t. 1, p . 419.

300 301
Dispuestos a interceptarlos a su regreso, tuvo lugar el 31 de
de esos fuertes la constituían tuerzas veteranas difíciles de sor- octubre de 1857 un encuentro al S. de Ja Sierra del Cristiano, que
prender. "' se denominó Sol de Mayo.
Por · Jo tanto, la frontera sur desde Córdoba a Meodou se El coronel Conesa mediante un decidido ataque dispersó a la
delineaba en el Río V con esos nuevos fuertes "Constitucionai- y indiada que venia con un cuantioso arreo y otros bienes; en la per-
"3 de Febrero", más el antiguo San Rafael, sobre el Río Diamante secución efectuada al día ·siguiente ( 1 de noviembre) alcanzó al
en Mendoza. grueso del malón en las puntas del arroyo Cristiano Muerto al N.
Esa frontera Ja guarnecían Jos regimientos 3, 4 y 7 de caba- de la sierra de ese nombre. Cañumil tuvo 80 bajas en sus huestes,
Jlería de línea, en total unos 937 so]dados; pero Ja gran separación más las pérdidas del arreo que llevaban, debie~do apelar a l~, fuga
existente entre los fuertes no permit(a un plan de defensa coordi- hacia sus tolderías en Pigüé para salvar su v1da. Esta acc1on se
nada sino ]ocal, por la falta de en]ace entre ellos. llamó combate de Cristiano Muerto.
Esas medidas relacionadas con Ja seguridad y adelanto de En el posterior avance del Ejército del Sur hacia Salinas Gran-
fronteras fueron complementadas mediante sucesivos decretos del des, el 10 de febrero de 1858, en las puntas de la Sierra de La
mes d e setiembre de 1858 en todo Jo que concernía a la vieja e Ventana se le incorporó Ja división de Bahía Blanca al mando del
irre~ular línea del Chaco, que limitaba con Santiago del Estero.22 coronel \Venceslao Pauncro. 23
Volviendo a Calfucurá, pretextando sus conocidas excusas, no Internado el ejército del coronel Granada por las estribaciones
aceptó las gestiones de paz iniciadas por el gobierno y continuó al N. O. de Ja sierra de Curumalal, en Ja zona entre los arroyos Pi-
en actitud hostil desde sus toldetías de Salinas Grandes. güé y Curumalal Chico, el 15 de febrero Calfucurá y Cañumil, con
Así, e] 26 de marzo de ese año 1857, indiadas de Salinas Gran- 700 lanceros intentaron pararlo con escaramuzas, para luego pretender
des irrumpieron por sorpresa sobre el pueblo de 25 de Mayo y Jancearlo sorpresivamentc. Al día siguiente, cuando el e jército pro-
campos vecinos, asaltan.do y def!ollando a indefensos pobladores. siguió su marcha dividido en tres columnas, fue otra vez atacada
Como saldo de esa invasión quedaron casas incendiadas, unos 30 desde varias direcciones previo incendio del campo por donde ~~­
muertos y heridos, 60.000 animalE's arreados, pero Jo más doloroso sitaba, produciéndose confusos y sangrientos entreveros que tenm-
fue et·. tributo de 200 ó 300 cautivas., presas por demás codiciadas naron con la fuga de los salvajes ante la decidida carga de las tropas.
que jamás · volverían a sus hogares. Apagado el fuego de los campos, el 17 temprano se prosig~ó
La reiteración de tantos saqueos y sus dolorosos saldos llevaron hacia el norte amenazando constantemente Jos indios la retaguardia
al Gobernador Valentín Alsina a enviar una expedición sobre el de las column~s, pero una vez más fueron rechazadas sus embes~d.~.
campamento de Calfucurá en Salinas Grandes. Se procuraba anu- A estas acciones, en su conjunto, se las denominó batalla de P1gu~.
lar el peligro que significaba C'alfucurá para la campaña, y para Comprendiendo Calfucurá y sus caciques. que y~ no era IX?s1-
la provincia su tácita alianza militar con Urquiza y el coronel D. ,Ma- ble pretender una exitosa sorpresa y que las ba1as sufridas no pod1an
nuel Baigorria en su enfrentamiento con Buenos Aires. n iponerlas, los hizo optar por una retirada. El coronel Granada qr-
Para eJlo se reorganizó el Ejército de Qperaciones del Sud
con las fuerzas que ~uarnecían los fuertes de frontera, completadas
con la movilización de los guardias nacionales de los partidos del 23 En definitiva este Ejército se integró as[:
Centro de la provincia, Azul, Las Flores, Tandil, Mar Chiquita y la. División: B. nº 1 de Línea - R. nº 2 de Coraceros - R. de Granade-
ros - Br.'de Artillerfa: 2 piezas - R. n° 17 de G. N, (Sol de Mayo) -
Lobería. C. N. Costa Sud - Indios amigos cacique L. López.
El 6 de octubre terminó el apresto del e jército bajo el mando Comandante: Coronel E. Conesa.
del coronel D. Nicolás Granada y constituido por dos divisiones: Total: 1.608 hombres.
la 1\1 de Azul, a órdenes del coronel D. Emfüo Conesa, y la 2\1 en 2a. División: R. Húsares del Plata y 2 obuses ligeros - R. n° 6 de Cara·
bineros - G. N. de Dahla Blnncn - I ndios nmiF(os de Bahía Blanca ca-
Bahía Blanca, mandada por el coronel D. Wenceslao Paunero. cique F. Ancalao - Legión Militar de Bahln Blanca con 2 piezas de
En camino de Azul y Tandil hacia Bahía Blanca se tuvo A. de 4 cm. 1
conocimiento de una invasión que Juan Cañumil , principal secuaz Comandante: Coronel W . Pauncro.
de Calfucurá. realizaba sobre los poblados de la costa (actuales Total: 706 hombres.
. ....: Indios amigos de los caciques Juan Catriel y Cachul.,
partidos de Tres Arroyos, Juárez -y González Chaves). -¡efe traductor indlgena e intfapretes: Teniente 2º SantiaJlO Avendano.
(En e libro Ejército de Operaciones del Sud t¡ la batalla del Pihüé, ~el
que es autor el señor Ernesto E. Moníerrán, se narra bien en det:ille la a~tuación
22 Memoria <k Cue"a y Marina de la Confederación Argent"1o del a&> de este ejército y el mismo ha sido en parte consultado para esta mención. )
1880. Capitulo "Fronteras".
803
302

1
dcnó entonces al coronel lionesa que con un destacamento persi- inconvenientes de su amistad con Urquizn, por entonces adversario
guiera a la indiada, llegando este jefe el 21 de febrero a los toldos
de Calfucurá en la Laguna de Ja Cordillera ( 8 leguas al O. de Sali-
... político de Buenos Aires.
Mientras en el sur ele Duenos Aires ocurría lo anteriormente
11
nas Grandes). Allí el Coronel Conesa comprobó Ja rápida fuga de relatado en Ja frontera oeste los indómitos ranquelcs invadieron una
este ~cique hacia los médanos del río Colorado, acompañado de vez más' en 1857 los partidos de Rojas y Pergamino, retirándose con
sus familiares, otros caciques y con una escasa habienda. No habiendo ·sus caballos cargueros colmados dr objetos robados.
ya motivo para continuar las operaciones ·y menos para una per-
secución inútil, el Ejército del Sur, por orden del gobierno, regresó
más tarde a sus guarniciones.
Sobre su actuación se puede decir que, si bien no obtuvo éxi-
tos de resonancia, permitió frenar por un tiempo la agresividad de
Calfucurá y sus sanguinarios caciques, lo que entonces equivalió
a un triunfo moral dado el ambiente de pesadumbre que perdura-
ba en el país y en la campaña, después de los desastres de Mitre
y de Hornos de años anteriores.
Sin embargo, sobre los resultados de esta expedición hubo quie-
nes expresaron su disconformidad, lo que entonces no era de extra-
ñar por cuanto en esos juicios, las más de las veces pesaban las opi-
niones políticas y apasionamientos.
En una carta escrita en febrero de 1858 por el señor D. Nicasio
Rodríguez a Mitre, decía:

¿Qué hemos sacado con llegar a Salinas? Nada; no hay un indio en


las tolderías; todos huyen despavoridos; y el Coronel Conesa, a fuerza de
súplicas al Coronel Paunero, pudo lograr que le diese 800 hombres y
marchó a Ja toldería de Calfucurá. En su marcha logró tomar dos
indios, quienes le infonnaron que Calfucurá no podía reunir la indiada;
que huyen para el norte; que él se dirigía para la cordillera, dejando los
toldos sin nada; el resultado es, mi Cor0nel, que hoy regresamos sin
haber hecho nada. Felizmente, sin perder ningún hombre; pero hemos
perdido el entusiasmo de la tropa, que era incansable; hoy vienen todos
renegando, tanto oficiales como jefes.
Gracias al infatigable Coronel Conesa, que no descansa un instante,
que es el todo del ejército, es el ídolo de todos.
No quiero que V.S. dé crédito a nú palabra; pero estoy seguro que Cenera! D. EM I LIO ~llTRE
muy pronto verá que todo es cierto, y todavía omito pormenores, que Jefe ele la expedición c:ontrn los ra11qu ck s en el ~iio 1S3b.
más des;;:acio se los comunicaré. ( Cooia fotogrilfiro obtenida en el Museo Mitre.)
Ojiu6 tome medidas que salven esta brillante división, que va 1t
tener un fin trágico. Me parece dificultoso que se presente otra ocasión
tan favorable para haber exterminado a Calfucurá.24 El coronel D. Emilio Mílrc, en su carácter de Comandante de

En cuanto a este cacique, indudablemente pasaba por un mal


momento de su apogeo, por cuanto sus congéneres chilenos que ali-
,, esa frontera , saHó en .su persecución y pudo alcanzarlos en Mclincué,
donde los batió y recuperó Jos cautivos y parte de la hacienda.
Este asalto era tan solo uno de los ejecutados por los ranquc-
mentaban sus huestes le privaban esa ayuda por no cumplir las les, cuyo saldo les resultaba favorable porque aparte de los ~uti­
promesas convenidas. Tampoco le respondían a su autoridad otras vos que luego canjeaban en efectivo, el ganado robado era siem-
tribus por su estado de rebeldía interna, coincidiendo con notorios pre considerable.
Las más de las veces estos desmanes eran impulsados por Jos
t• enemigos políticos de Buenos Aires, en su afán de crearle a esta
24 Arcliiuo del General MUre, t. XVIII, p. 18.

304
• 305
proyincia dificultades de todo orden. D. Valentín Alsina en un pá•
rrafo de una carta dirigida al coronel D. Bartolomé Mitre, decía: siva contra los salvajes, lo's que se enseñorearon en los campos apa-
ciguad?s mediante. lo.s conocidos tratados de paz, dádivas y 'otras
Lo que sí es indudable, es que Urquiza apura mucho a los indios, erogaciones pecuruanas.
~specialmente a los ranqueles, para que ·invadan. Puede ser que lo logie, E! año 1858 si bi.en no tuvo pa~a la campaña las proyecciones
embauclndolos con promesas de auxilios y de invasi6n. Si hay ataque sombnas de los anteriores, en cambio se caracterizó por una sequía
de indios, creo que solo podrá ser en mayo o junio, a no declararse antes muy prolongada que se hizo sentir especialmente en la parte norte
las, aguas. Recomiendo, pues, que se redoble la vigilancia. .Una sorpresa, de la provincia de Buenos Aires. La misma repercutió en el man-
sena inexcusable.:ie tenimiento y existencia de ganado, cuya carencia se hizo tan no-
toria que el gobierno se vio obligado a declararlo como artículo de
Por ello, más tarde el gobierno de D. Pastor Obligado encar- guerra, prohibiendo su exportación.
gó al coronel D. Emilio Mitre que efectuara una batida sobre los Los jefes militares lo pedían con extremada urgencia, alegando
aduares de los ranqueles, buscando sorprenderlos en sus tolderías ..no tenerlo ni para montar una partida".
. instaladas en la zona de Leuvucó (ver anexo nQ 4). El cuidado de la frontera sur exigía al personal encargado de
Después de concentrar sus tropas en Rojas y en Cruz de Gue- ello desvelos y esfuerzos extraordinarios para poder estar atentos
rra, las reunió en el fortín de Médanos de Acha, de donde partió ante los taimados caciques que no se avenían a deponer ·su actitud
en enero de 1858 al frente de 2.000 hombres con rumbo al oeste. hostil, pese a las continuas insinuaciones y seguridades del gobier-
. Llegado al lugar denominado Witalabo ( actu::\l !taló), los ba- no de concederles un trato fraternal si optaban por el camino de
quianos erraron la senda hacia la laguna Trenel o Recado, que los la civilización.
dirigía luego hacia Leuvucó.26 En ese entonces el servicio de la frontera sur insumía a 10
Ello motivó que la columna siguiera de largo, lo que la des- jefes, 96 oficiales y 1.194 hombres de tropa, sobre un total de 22
orientó completamente en medio del desierto. jefes, 208 oficiales y 3.036 soldados 27 que eran los efectivos totales
En este avance la expedición sufrió serios inconvenientes, por de que disponía la provincia de Buenos Aires.
tener que atravesar zonas muy secas y desérticas. Al calor y la sed La bondad de dicho servicio se agravaba también notoriamente
se agregó la escasez de ganado, lo que~ obligó al coronel Mitre a por la carencia de armas adecuadas, por la escasez de vestuario
emprender la retirada presurosamente para no perecer en. ese de- apropiado par~ resistir las in~lemencias del tiempo y por la falta
sierto. Pues tan solo se había· llegado a la aguada de Chamalcó, continu.a de V1veres para racionar, lo que obligaba al personal a
paraje situado a seis leguas al sur de la Laguna del Cuero y a unos s~b~eru_r a ~us necesidades mediante "expropiaciones" y otros ar-
120 kilómetros al noroeste de. Leuvucó. bitrios mgeruosos.
Fue tal el carácter que asumió la retirada que hubo que mar- . Si a ello ~e sumaba que los pagos de haberes se atrasaban con-
char de noche, abandonando los dos cañor:ies que se llevaron y per- siderablemente, la inseguridad en que quedaban los hogares de mu-
diéndose 6 soldados, extraviados en el camino. chos d? los .sol~ados y guardias nacionales y el retraso prolongado
Los indios no dieron señales de vida durante todo el mes de en el licenc1am1ento, motivaban que las deserciones fueran a veces
enero que duró la expedición, vale decir que el desierto con su frecuentes.
naturaleza fue un aliado fortuito de los salvajes, obligando al co- . P~e. a lo dicho, esos guardianes de la frontera, aceptaron en
ronel Mitre a desistir de su empresa. s1lenc10 1ugars? la. vida diariamente, de día y de noche, ante su
EvidentC'mcnte se cometieron errores apreciables, del momento astuto Y sangu!nano enemigo que no le daba tr<'gua con tal de sor-
que se iniciaron las operaciones en pleno verano y a través de zonas prenderlo y as1 poder asaltar más tranquilamente los pueblos.
cuyas características desérticas eran por demás desconocidas. Con- . Por eso, por su abnegación y sacrificio en esa cruenta lucha
tribuyeron también al fracaso las deficientes cartas geográficas dis- de la conquista del desierto, los nom brcs de estos beneméritos ser-
ponibles y la mala organización de la columna, la que debi9 basarse vidores d~ .la patria deben recordarse con el respeto y la gratitud a
en la movilidad de las tropas. que se hicieron acreedores ante la posteridad.
Estos continuos contrastes experimentados por las distintas ex- El año 1859 se inició para la campaña con un malón ejecu-
pediciones obligaron a suspender momentáneamente la guerra ofen- tado e~ el mes de marzo sobre Bahía Blanca por Calfucurá que ya
se babia rehecho de la persecución estéril del año anterior.
26 Arcltfoo del Ccneral Mitre, t. XVIII, p. 31.
26 Una excursión al país de los ranqueles, Lucio V. Mansilla, P·. 80. 17 Memoria ckl Deparla"'4!nto de Guerra y Marina (afio 1858).

306 307

1
Mientras tanto, entre Ja prO"iincia de Buenos Aires y la Confe- junio de 1860, escrita por el general Rivas al entonces gobernador
deración se agudizaron las diferencias políticas existentes, las que de Buenos Aires, general Mitre, le informaba que por intermedio
culminaron en la batalla de Cepeda, donde el 23 de octubre de de Catriel podría comprarse a Calfucurá todas las cautivas en su
1859 las tropas de Buenos Aires fueron derrotadas. poder, mediante el precio que le pareciera bien al gobernador.
En esta emergencia ambos bandos en lucha procuraron atraer- Antes de Cepeda, vimos que el mismo Calfucurá en una carta
se como aliados a las tribus del desierto, así los ranqueles pélearon dirigida en 1858 a U rquiza (ver p. 273) decía en un párrafo:
contra Buenos Aires en Ja zona norte, mientras que el astuto Cal-
fucurá, creyendo servir mejor a los intereses de U rquiza atacó por
su cuenta la campaña de dicha provincia. Llevan 35 cautivas del Salto, . y el capitán Ruiz no se portado muy
bien, pues solo me ha dado por el rescate 350 pesos plata ...
Para ello invadió al frente de 2.000 indios el pueblo de 25 de
Mayo, salvándolo del pillaje la hábil mediación del cura párroco
. .. de donde vemos una vez más que a Calfucurá sólo le inte-
del pueblo D. Francisco Bibolini, el que salió al encuentro de Cal-
resaba obtener dinero, ya fuera vendiendo el ganado robado o ne-
fucurá y pudo persuadido de que desistiera de asaltar esa localidad.ªª·
gociando con los cautivos ante Mitre o Urquiza, sin interesarle par-
Pero Calfucurá al día siguiente retornó sobre Azul, a la que ticularmente la situación política existente; por el contrario se sir-
saqueó al igual que los establecimientos rurales que encontró has- vió muy bien de la misma, sacando amplio provecho material a
ta el Tandil.
Cumplido ese propósito, regresó tranquilamente al desierto con
su favor. ,
A raíz del triunfo de Cepeda, la provincia de Buenos Aires se
sus caballos de tiro cargados con objetos varios y mercaderías, ade-
vio obligada a entrar en la Confederación, pero el acuerdo a que
más arreó gran cantidad de hacienda como no Ja había logrado en
ocasiones anteriores. sé llegó en San José de Flores poco duraría porque nuevos sucesos
políticos internos romperían la unidad lograda, llevando a chocar
En esta forma y apelando a estos procedimientos, Calfucurá a las fuer:ras de Buenos Aires y de Urquiza en la batalla de Pavón,
intervino en la lucha, quedando bien con Urquiza, con su bolsillo ocurrida el 17 de setiembre de 1861.
y con sus huestes, a las que repartió generosamente parte del bo-
tín obtenido en su triunfal correría. El triunfo de las armas porteñas trajo como consecuencia po-
lítica la unión definitiva de todas las provincias argentinas y el fin
Este taimado cacique temiendo una reacc10n del gobierno de
de una lucha fratricida de nueve años.
Buenos Aires, por haber llegado éste a un acuerdo con el de la
Confederación, resolvió aceptar la paz con las autoridades nacio- En cuanto a Calfucurá, perdió el apoyo ele Urquiza por su
nales sobre la base de su independencia, más 8.000 cabezas de ga- derrota militar. También sufrió la pérdida de su bravo lugarteniente
nado por año, bebidas, etcétera. Yanouetruz, el que resultó muerto en Bahía Blanca a raíz de un
El tratado concertado constaba, entre otras, de las siguientes incidente personal con el capitán Méndez. Por su parte, los ran-
cláusulas principales: queles habían disminuido sus efectivos por las bajas sufridas en
Pavón, no sacando mayor partido de su colaboración en esta batalla.
. . . racionamiento de la tribu, con ganado y vicios, y por parte del Ahora la frontera sur de la República formaba un extenso arco
cacique la obligación de no dirigir, organizar ni autorizar invasiones. 29 de 360 leguas de longitud, cuyo extremo derecho lo constituía el
fuerte de San Rafael en Mendoza v el izquierdo el fuerte Indepen-
Así los indios continuaron como dueños absolutos del desierto, dencia en la provincia de Buenos Aires (ver anexo nQ 4).
negociando como mercaderes con las autoridades por el rescate de
Dicha frontera en 1860 se encontraba vigilada en la siguiente
los cautivos, solicitando distintos precios según fuera su importan-
forma: 30
cia o los que se interesaran en 1a compra. En una carta del 19 de

28 En el museo de la Patagonia "Perito Francisco P. Moreno" ~San Ca_rlos


de Bariloche), se encue'ltra una litografía que reproduce este emoc10nante ms- 30 Datos obtenidos en la Memoria del Departamento de Guerra r¡ Marina,
tante. 1863, y de la Memoria de Guerra y Marina de la Confederación Argentina,
29 Los indios pampas, Rómulo Muñiz, p. 196.
1860.

308 309
Provincia !Longitud Fuertes 1 Unidad de tropa 1 Efectiooa
rrido era prácticamente el mismo del año 1852, el que con escasas
variantes coincidía con el de 1828.
El territorio afianzado a raíz de la expedición de 1833 y aban-
donado después de 1852, aún no se había logrado recuperar.
l
Mendoza 120 leg. San Rafael R~g. de Dragones 250hom. Buenos Aires era la provincia que estaba guarnecida por ma-
San Lu.is 62 leg. Constitucional o .Reg. N9 4 de C. yor cantidad de fuertes y más personal, pero en cambio era lá más
VilJa Mercedes de Linea 200 hom. c:aStigada por los desbordes de la indiada, dado que en su campa~
Córdoba 41 leg. 3 de Febrero Reg. N9 7 de Caba· ña ella encontraba -el producto apetecido de sus robos, como eran
Hería del Coro· la numerosa hacienda vacuna y caballar, con la que luego obten-
nel Baigorria 200 hom. drían ganancias con su venta.
Santa Fe 19 leg. Orqu~ta y Melin- Guardias Naciona- Haremos un breve alto en esta narrar.i6n cronológica para en-
cue les 68hom. terar a los lectores de un suceso acaecido en nuestra lejana Pata-
Bs. Aires 118 leg. Mercedes, Pelao o Tropas de línea y
Saubidet, Cha- Guardias Nacio- gonia.
ñar, Piñero o Ge· nales 3.500hom. El mismo, por su carácter original y hasta pintoresco si se quie-
nera1 Rodríguez, re, pone en evidencia )as actividades que ejercieron en esas sole-
Tiburcio, Junin o dades no sólo los indios araucanos sino otros extranjeros que a tí-
Federación, Ma- tulo de exploraciones, viajes comerciales, etcétera, de continuo viaja-
taco, Bragado, jaban o la cruzaban.
Mulitas o 25 de Un señor francés llamado Aurelio Antonio de Tounens, quizás
Mayo, Estomba influido por sus conocimientos geográficos y espíritu aventurero,
o Resistencia, I

Fortín Viejo o decidió fundar una monarquía A.rauco-Patagónica en el extremo sur


Pereda, Fortín de nuestro continente, olvidando que esas tierras pertenecían a Chile
Nuevo, Barran- . y Argentina, respectivamente.
Por octubre de 1860 arribó al puerto de Valdivia
cosa y Tandil
.. . donde se vinculó con algunos pobladorés franceses, quienes,
movidos sesniramente por sentimientos de solidaridad nacional, Je brinda-
A su vez en el año 1859, la frontera de la provincia de Buenos ron hospitalidad y hasta le prestaron Jos medios para introducirse en 1a
Aires estaba dividida en: "tierra" -que así se llamaba la zona habitada por el indio-, lo que
dectu6 incorporándose a la caravana de comerciantes.si
Regimiento3
Departa- Sector Jefe Guardias Nacio- Es decir, tomó contacto con Jos habitantes de la Araucaria 32
mento
1nales adscriptoa y para revestirse con cierto aspecto real se presentó con

Costa Desde la costa océano Cnl. D. Benito Ma- Nos. 11, 14, 15 .. . una espesa melena, cuyos rizos se esparcían por la espalda. De
al arroyo Chapa- chado y "Sol de Ma- su macilenta fisonomía se descolgaba una barba de profeta. El vestido
leofú yo" consistía en la levita, ceñida a la francesa, pero cubierta en parte con
Sur Desde el arroyo Cha- Cnl. D. Ignacio Rivas Nos. 10, 12, 13, un poncho mapuche; llevaba colgado al cinto un corvo sable de caba-
paleofú has ta e1 y 16 llería.lit
fortín Esperanza
Desde ·el arroyo Las Cnl. D. Julio de Ve- Nos. 1, 6, 7, ,9, Habiendo tenido éxito ante las tribus de la Araucania se deci-
Flores hasta el for- dia y 18 dió a dictar el 17 de noviembre de 1860 un decreto fundando una
tín ltuzaing6 monarquía de la cual se designó rey. Por otros artículos reglamen-
Norte Hasta el fortín Mer- Cnl. D. Emilio Mitre Nos. 2, 3, 4, 5,
cedes y8
31 "El reino de la A.raucania y Patagonia", conferencia pronunciada en e]
Instituto Popular de Conferencias, el 22 de setiembre de 1944, por el doctor
Armando Braun Menéndez.
D el anáHsis correspondiente surge que la línea de la frontera a2 Zona del territorio chileno situada al sur del río Bío Bío y al oeste de
la cordillera de los Andes.
no había experimentado progreso alguno de importancia. Su reco- ..
310 311
taba debidamente el mencionado decreto. Asimismo, creó una ban- El mismo fue complementado posteriormente por otros actos
dera, títulos de nobleza, sellos, etcétera. de su gobierno, promulgando la constitución de su "Estado".
Ante el éxito obtenido, extendió su autoridad hasta los toldos
de los caciques patagónicos "a quienes había hecho la misma pro-
posición de unirse bajo su bandera que a los «toquis> araucanos".
Como la respuesta obtenida fue aceptada, movió a este "rey
patagónico" a dictar la siguiente ordenanza:
Orllie-Antoine Ier. por Ja gracia de Dios y Rey de Araucania, a todos
presentes y ausentes. ¡Salud!
Considerando que los indígenas de la Patagonia tienen los mismos
derechos e intereses que los araucanos, y que declaran solemnemente que--
rer unirse a ellos para no formar sino una sola nación bajo el gobierno
monárouico-constitucional.
Hemos ordenado y ordenamos lo que sigue:
Artículo 19 - La Patagonia queda reunida desde hoy a nuestro
Reino de la Araucania, como parte integrante del mfamo, en la forma y
condiciones enunciadas en nuestra Ordenan7..a Real el 17 de noviembre
del corriente.
Artículo 2Q- Nuestro ministro, secretario de Estado en el departa-
mento de la Justicia, queda encargado de la ejecución de la presente
ordenanza.
Hecho en Araucania el 20 de noviembre de 1860. Firmado: Orllie-
Antoine Ier.

A raíz de ese decreto


. .. todo el territorio comprendido dentro de sus dilatados límites
desde el Río Negro hasta el Estrecho de Magallanes, desde el macizo
andino hasta la costa Atlántica incluso Jos tehuelches, quedaron inmedia-
tamente incorporados al reino de Orllie-Antoine Ier.
La trascendencia que tuvo este hecho ante las autoridades de
Chile. las llevó a df'tener al "rey Orllie" y luego a procesarlo en los
Ángeles en el año 1862.
Después de un lari:o juicio y mediando una gestión del cónsul
francés <>n Valoaraíso Orllie fue embarcado para Francia. Cuando
toda lógica hacía suponer como superado ese episodio, en 1869 reapa-
reció por Sudamérica este ambicioso aventurero, desembarcando
sigilosamente· en San Antonio (Río Negro) para seguir viaje con
un corto séquito por el Río Negro. Choelc Choel hacia Chile, cobi-
jándose en la protección que le dispensó el cacique Quilapán, en
plena Araucania.
Prevenido el coronel D. Cornelio Saavedra (se desempeñaba
como jefe de las operacones para la ocupación de la Ara icania)
de la presencia de Orllie, puso precio a su cabeza, razón por la
cual éste fugó a través de los Andes hacia las tolderías de Calfu-
ORLLIE - ANTOINE l. curá en Salinas Grandes. De allí pudo pasar a Bahía Blanca y lue-
Primer rey de la Araucania y Patagonia. (Copia obtenida del libro go a Buenos Aires, donde llegó de incógnito en julio de 1871, p..ara
El reino de la Araucania y Patagonia, del Dr. A. Braun Menéndez.) ir en seguida a Montevideo y luego a Francia.

312

l 313
. ;¡>ero el espíritu de aventura o demencia pudo más 'que la cor-
dura en la ·mente de este frustrado rey- y pese a sus añós y des~­
labros anterióres, a fines de mayo de 1874, acompañado de entusias-
tas fiel<;s peregrinaba por Bahía Blanca como · escala de viaje a
su reino.
Reconocido en esa oportunidad por el coronel D. Julián .Murga
(jefe militar de esa guarnición) fue detenido y obligado a regre-
$ar a Buenos Aires y luego a Europa, cerrándose ·así, definitivamen-
te, esa original y risueña aventura.
En consecuencia, vemos cómo nuestra alejada Patagonia fue
en la época narrada nQ·sólo teatro de luchas con }os salvajes .sino
campo de acción propicio para aprpvechados intrusos.
En realidad, en ese entonces poco y nada podía vigilar en
forma efectiva el gobierno nuestra Patagonia, por cuanto su aten-
ción debía concentrarla en problemas políticos. internos, más urgen-
tes y peligrosos.
Tampóco desde Ja guarnición de Carmen de Patagones ello
era posible, por las enormes distancias a recorrer y por la escasez
de medios adecuados.
El control y vigilancia del litoral marítimo lo ejercía el bene-
mérito capitán de marina D. Luis Piedrabuena, quien, en 1859,
estableció una factoría en la isla Pavón, sobre el río Santa Cruz,
próxima a _su desembocadura, dónde permanentemente tenía izado
nuestró pabellón.33
., En el año 1862 ~e llamó a· nuevas elecciones presidenciales
resultando triunfante la fórmula Bartolomé Mitre-Marcos Paz.
El general Juan A. Gelly y Obes fue designado ministro de
Guerra y se propuso, al igual que el presidente de la Nación, solu-
cionar con carácter definitivo el problema de la seguridad de la
campaña.
Así se preparó una nueva expedición contra los ranqueles a
cargo del comandante D. Julio de Vedia y otra contra los indios
tobas del Chaco que continuamente asolaban la campaña santafecina.
El comandante de Vedia, al frente de 1.000 hombres de pelea,
inclusive 200 hombres del cacique amigo Coliqueo, partí~ a fines Coronel D. JULIO DE VEDIA _
Jefe de la expedición contra los ranqueles en el ~no 1862.
(Copia fotográfica obtenida en el Museo Mitre.)
ai Nacido Piedrabuena en Carmen de Patagones en 1833, una acendrada
vocación lo llevó a navegar por nuestro litoral marítimo patagónico y mares Si bien el golpe quedó frustrado se consiguió poner fuera de
australes, incluso el Estrecho de Magallanes, llegando a conocer perfectamente combate a 50 indios y capturar 50 prisioneros, rascatar algunos cau-.
las características de esas zonas. Lobero y cazador de cetáceos, participó también tivos, ·más de 4.000 vacm;ios y otro ganado yeguarizo.
en el salyamei:ito de náufragos y en operaciones de rescate por lo que mereció
honrosas distinciones extranjeras. La persecución tuvo lugar · inmediatamente de la laguna Na-
Alternó esas actividades con su residencia en la isla Pavón. desde donde, huel Mapú ( 60 kilómetros al sudoeste de Léuvucó), a través de 3.5
por encargo del gobierno nacional controlaba nuestras costas y mares patagó- leguas de los montes donde tenían sus guaridas los ranqueles. 3'
nicos, ante la acción de aventureros, loberos y otros cazadores que actuaban
sin permiso. Por sus meritorios serviéios, por su patriotismo y desinterés con
que actuó en épocas diffciles y no exentas de constantes peligros, merece sin 34 Memoria del Departamento de CueTf'a 1/ Marina, 1862-1863, P· 14.
retaceo alguno el calificativo de héroe nacional.
1
315
314

1
. 1

El resultado material obtenido fue nulo, desde que no se cum- En este mismo año 1863 so debatió en el Congreso Nacional
plió Ja finalidad propuesta; en cambio, demostró que el sistema el viejo problema de la seguridad de las fronteras y pese al interés
ofensivo era el más apropiado para vencer en esta lucha secular · en solucionarlo, después de largas réplicas y opiniones de los re-
contra el salvaje. presentantes de varias provincias, a nada concreto se llcg6. Por su
Pero habla que organizar bien Jos medios a fin de poder afron- parte los bárbaros, r epuestos de sus crisis anterfores, prosiguieron
tar con éxito no sólo a un enemigo astuto y escurridizo, sino tam- con sus acostumbrados desmanes.
bién al dcsi<'rlo que, con su desnudez, a veces causaba más vícti- La situación en la campaña se volvió muy inestable ante las
mas que las lanzns del salvaje. pretensiones e insolencias de a lgunos caciques para con las auto-
El comandante de Vedia al informar al jefe interino del ejér- ridades.
cito. general D. Emilio Mitre, sobre el resultado de la expedición, Aun la misma tribu de Juan Catrid, situada al noro05te de
decía e ntre otras cosas: Azul, con quien se mantenía In paz a hase de tratados, inspiraba
continuos temores y sobresaltos entre los hacenda dos vecinos por
Al terminar e.~ta nota séamc permitido decir a V.S. que considero las raterías de algunos de sus miembros.
malograda hasta cierto punto la expedición que se me confió y apunbu
ligeramente las causas principales de este malogro. Ellas son de dos Tan solo gozaban de más confianza ante el jefe de la frontera
naturalews: accidentales y permanentes. En las primeras está: la seca sur, coronel D. Ignacio Rivas, los caciques Lucio, Calfuquir y Ci-
terrible porque pasa la pampa. seca de que no hay antecedentes y que mihuala, los que recibían raciones m ensuales, ropas y dinero. A
no es natural suponer que continúe ni se repita. Está también el encuen- cambio de ello convivían en paz y ofrecieron su concurso para el
tro casual a puertas de sal de la invasión a Santa Fe que batí en Poyuen- caso de tener que combatir contra los infieles.
teyá. En las segundas, está Ja mala calidad de nuestras caballadas, que En esta época la indiada enemiga del gobierno podía estimar-
compuestas en su mayor parte (je caballos viejos y .. ,35 no son aptos
para soportar la fatiga de una larga campaña: y Ja pésima calidad rle se como sigue :
nuestros recados 011e hacen pedazos el lomo de los caballos sin que baste Los ranqueles: calculados en unas 1.500 ¡wrsonas, habían pre-
a evitarlos el cuidado. más esmerado y el mayor número de jergas .. . sentado 1.200 hombres de pelea en su última invasión sobre la Vi-
Como V.S. ve 1M dos primeras causas no existirán en otra expedici6n y lla de Mercedes (San Luis).
las dos últimas son también muy fáciles de remediar, y entonces una Además las tribus de indios qu<' moraban en el sur de Men-
cxpedici6n a los toldos C(ueda reducida a sus proporciones naturales, es doza eran aproximadam<:>nte unas 700 personas y normalmente
decir, a las de una larga jornada y nada más, pues no hay que contar
para nada la resistencia de un enemi¡zo oue no tiene ni el coraje ni los acompañaban en sus incursiones a los ranqueles, por la vecindad
medios de hacer frente a nuestros soldados. Dios guarde a V.S. Julio en que vivían.
de Vedia.36 Los pampas: constituidos por las tribus no sujetas a la autori-
dad de Calfucurá y que habitaban en Ja provincia de Buenos Aires.
Como se dijo. el general Mitre en su carácter de presidente En total se los calculaba en unos 2.000 indios de pelea.
de la Nación tuvo lll intt"nción de extirpar de raíz el problema del
Las tribus de Calfucurá: e n su mayoría eran chilenos al man-
salvaje, así lo expresó públicamente en su mensaje al Congreso el
do de Jos caciques Cañumü, Que ntrie l y otros más, que normal-
día 1 de mayo <le 1863. pero fas graves conmociones políticas in-
mente para los asaltos reunían unos 1.000 indios.
ternas que succdeTían. malograrían su firme propósito.
El mismo se r eflejaba en los párrafos de una carta contestando Otros araucanos: que viviendo en Jos valles cordilleranos, pe-
a . otra de Calfucudl. donde le decía Mitre: riódicamente atravesaban Ja cordillera para reforzar los malones
de Calfucurá o de los ranqueles. Estas tribus en general se podían
Estoy resuelto a poner término a estos robos escandalosos; y como calcular en unos 800 hombres.
hace tiempo que me estoy preparando para contenerlos y escarmentar a Entre estos últimos cacique se encontraba Reuque, o Reuque
los indios ladrones, yendo a buscarlos hasta el fin del mundo, he de Curá, que de todos Jos situados sobre las márgenes del río Negro,
conseguir lo que me he propuesto, pues no tengo guerra ninguna que me
clisb·aiga, ni más atención que guardar Ja frontera.s1 sobre el arroyo Picun-Leufú era e l que más indios tenía; pese a
Ja paz. que mantenía con las autoridades argentinas, no podía ne-
gar el auxilio de sus lanzas a su hermano Calfucurá, cuando éste
a11 No legible. se Jo solicitaba.
JG Doc11mento n° 639, archivado en la División Historia del Estado Mayor
General del Ejército. El teniente coronel Murga, jefe de la guarnición de Patagones,
87 Archioo del General Milre, t. XXIV, p . 80. decía al general Mitre por entonces:

316 317

1
Reuque es e] más importante, por el número de indios que tiene;
en todas las invasiones que ha habido aquí la mayor parte de la fuerza en su mayor parte guarneciendo· las fronteras, porque ·los indios in-
ha s1do de él, y cuando Calfucurá reúne indiada para invadir en otros fieles aprovecharon. la guerra civil que se desató para· eféctuar
puptos, él le manda grandes contingentes; yo creo que tiene más indiada golpes de mano sobre los establecimientos más próximos a· sus
que el mismo Calfucurá. tolderías.
Pese a la latente conmoción que vivía la Repúbllca, ello no fue
El coronel D. Ignaci.o Rivas propuso reiteradas veces en 1863 óbice para que en el or~en provincial, mediante los respectivos
al presidente de la Nación dar un golpe sorpresivo sobre las tol- decretos, se fueran creando oficialmente los pueblos de Saladillo y
derías de las Salinas o contra los ranqueles, para que sirviera de Tapalqué (nuevo).
escarmiento a todos. Más tarde, General Lavalle, 9 de Julio, Lincoln, Gúárdiá Na-.
Pero para mal de la campaña, el general Mitre se vio obli- cional y otros, los que al ser posteriormente•surcados. por los pri-
gado por las circunstancias a asegurar primero el orden en el ~nte­ meros ferrocarriles fueron puntales del progreso de la c.ivilización
rior del país y así tuvo que· basar la paz con los salvajes mediante ·sobre el desierto.
Jos conocidos tratados, por demás onerosos y humillantes para el El presidente de la Nación, eficazmente secundado por su mi-
prestigio de la Nación. nistro de Guerra y· Marina (general Gelly y Obes )", afianzó la se-
Para tener tan solo una idea de lo que significaba uno de guridad de esos nuevos pueblos _mediante el ·adelantamiento pro-
·esos tratados, decía el mismo teniente coronel Murga, el 30 de gresivo de sectores de la frontera. .
julio de 1863 al general Mitre: Dicha frontera · tenía· el siguiente dispositivo de vigilancia: 39

... Usand9 de la autorización de V.E., he regalado a todos los ca- Pr0t>inciaJ Canten o fuerte Unidad · J#e .. \Efectivos
<.iques que han venido, los que se han retirado muy satisfechos y esperan
la aprobación de V.E. al tratado de Huincal, para hacer los suyos, bajo Mencíoza Cantón Punta de Infant. de Línea Cm te. Olas- 200 hqm.
las mismás bases. Los principales de ellos son Quitraillán, Saihueque y Agua G.N. de Caballería coaga 100 ,,
ReuquE! ..
No sé· si en los regalos que les he hecho, que ascienden a sesenta Cai:itón Plumerito Reg. N" 1 de Ca- Cmte. D. lg- 400 hom.
.y tres mil pesos, me habré excedido de la idea de V.E., al darme esa ballería de.Línea nacio · Sa-
autorización; pero puedo asegurarle a V.E., que la conservación de la paz Artill. de G. N. de govia 25
San Luis Mendoza "
con estos caciques, que representan una fuerza de dos mil ó más indios,
nunca costará menos anualmente, que lo que he gastado hoy.as Cantón Cerro Varela G.N. de Caballería 50 ,,
li'uerte Constitucional Reg. N" 4 d~ Ca- Cnl. !seas 300
b Villa Mercedes ballena de Línea "
En consecuencia hubo que pactar con los indios, porque Ja
revolución provincial estallada en Córdoba eri junio de 1863, la Cant<?~ 3 de Febrero Reg. N9/ 7 de Ca- Cnl. D. Ma- 300 hom.
conmoción causada por la invasión a La Rioja por el general Pe- ballena de Línea nuel Bai-
fíaloza y los desmanes motivn1_os en la provincia de San Luis y gorria
Mendoza por otros montonen,J, obligaron al general Mitre, como' Cantón La Carlota Reg. N 11 2 de Ca- 50 ,,
Córdoba ballería de Linea
presidente de la Nación, a tomar medidas de fuerza para restable- G. N. del punto 50
cer el orden y las autonomías provinciales, ante la anarquía que Cantón Las Tunas Reg. N9 2 de Ca- Cm te. Villar 180 ,.",
.amenazaba envolver a todo el país en nueva,s luchas fratricidas. y · Mayor
Pero la seguridad interna de las provinGias y de las fronteras G.N. de Infantería Ayala 10
norte y sur de la República no pudo basarse únicamente en el "
ejército de línea, por lo que se llamó bajo banderas a 120 oficiales Cantón Los Leones Escuadrón de nue- 25' hom.
va ·creación
y 1.870 hombres de tropa de la guardia nacional. · Cantón La Esquina 30
Asimismo se hallaban en coñstante servicio 387 indios amigos, Santa Fe Cantón Melincué Escuadrón de nue- Cm te. del 103 "
a los que el gobierno por su lealtad y buen comportamiento les va creación • Prado "
retribuía en forma generosa. · Bat. 49 de Líne:i 20
Los guardias nacionales, relevándose éada 6 meses, estaban G.N. de Caóallería 16 "
"
3a Archii;o del General Mitre, t. XXIV, p. 50. a~ Datos ,obtenidos de fa Memcria del Mini.rterlo d e Guerra y Marina,
1883.

318
319

1
En cuanto a la provincia de Buenos Aires, la vigilancia esta.ha de haber arrojado a lo opuesta a los salvajes que no hubieran aceptado IR
organizada en la siguiente forma: paz..o

Si tal proyecto "pareciera demasiado atrevido o prematuro"

Frontera 1Extensión¡ Jefe


Fuertes
extremos
Efectioos lCdo. en:
indicaba otro de más fácil ejecución, el que consistía en:
Ocupar el arroyo y sierra de Guaminí (al noroeste de la Sie-
rra de la Ventana) y desde allí vigilar hasta Bahía Blanca, con un
cuerpo de ejército formado por todas las tropas existentes entre
Norte 34 leg. Grl. D. Emi· Meüncué-Hor- - 816 hom. det Rojas Azul y Bahía Blanca.
lio Mitre nitos Ej. del Línea
- Indios amigos
Oeste 38 leg. Cnl. D. Julio Hombres Sin - 805 hom. del 9 de Julio Construir un gran ca~mpo atrincherado sobre Ja laguna del Cuero
de Vedia Miedo Ej. de Líne;1 o laguna del Bagual, que es el centro del campo que ocupan los Ran-
e indios ami· queles, y desplegar después en líneas de fortines a su derecha hasta apo-
gos de Coli· yarse en la. laguna de Mosmota, o el Salado, que divide las Provincias
queo de San Lu.1s y Mendoza. De este modo quedan defendidas y perfecta-
Sur 46 leg. Cnl. D. lg· Resistencia - 805 hom. del Azul mente cubiertas las fronteras de la Provincia de San Luis, Córdoba Santa
nacio Ri· Ej. de Línea Fe y Norte de Buenos Aires".40 '
vas e indios del
c:icique Maí· A cargo de Ja vigilancia debía estar otra división formada por
cá los regimientos 29, 49 y 79 de caballería de línea y el batallón
Costa 35 leg: Cnl. D. Be· Costa océano -550 hom. de Arroyo nQ 6, una batería montada y los indios amigos de Coliqueo.
roto Ma línea del Pes-
chado cado El claro entre esas dos líneas defensivas (es decir entre la
B. Blanca Cmte. D. Al· Bahía Blanca v -196 hom. de B. Blanca Laguna del Cuero y norte de la Sierra de Guaminí), por el hecho
bino Lla· ForHn Colo- las tres ar· de, ser u.na zona de territo:ios. desierto era poco probable que por
nos rado mas ah1 pudieran penetrar los md1os. En tal caso serían interceptados
Patagonei Ten!. D. Ju· General Mitre e -169 hom. de Patagones a su salida por las fuerzas de frontera.
lián Murga Invencible infantería y Este proyecto no pasó de tal p¿rque por su carácter netamen-
caballería te defensivo no resolvía en forma radical el problema de la cons-
tante presencia del indio sobre la frontera, máxime que el río Co-
lorado no era una barrera infraf!queable. La solución había que
En general, para toda la frontera sur existía un ejército com- buscarla por otro procedimiento, como Jo propiciaban los genera-
puesto por 5.259 hombres, los que aseguraban una extensión apro- les Bartolomé Mitre y Emilio Mitre, es decir apelando a la guerra
ximada de 380 leguas. ofensiva, que tan buenos resultados había deparado a L6pez en
1823, al coronel Rauch en 1827, a Rosas en 1833 y más tarde a
La masa de estos efectivos estaba constituida por un 65 % de Levalle, Villegas, Roca, etcétera, como veremos oportunamente.-
tropas de caballería, un 33 % de infantería y el resto por artillería.
Pero la guerra contra el Paraguay y las nuevas convulsiones
El general Paunero, inspector y comandante general de armas internas pronto se encargarían de poner freno a todos los buenos
de la República, e~ cun1plimiento de una orden, elevó el 30 de deseos de las autoridades de entonces, absorbiendo una vez más los
abril de 1864 al ministro de Guerra y Marina un minucioso infor- recursos militares a que podía echar mano el país para terminar
me sobre el estado en que se encontraban las fronteras de la Na- definitivamente con los problemas del desierto.
ción, proponiendo do!: l)royectos de avance de la misma en el sur
de la República. Cooperando en la idea de organizar de una manera efectiva
la defensa de esa frontera sur, el poronel D. Benito Machado, como
. El primero consistía en destacar 5 columnas militares, que par- jefe del extremo sur de la misma, presentó también al gobierno
tiendo de Mendoza, San Luis, Rojas, Azul y Bahía Blanca tras un proyecto para formar una colonia agrícola militar en el punto
operar en el desierto fueran a
.. . acantonarse sobre la margen izquierda del Río Colorado, después 'º Memoria del Dcpartamerito de Guerra y Marmo, 1864, p. 81.

320 321
A estos pobladores el gobierno les proveyó víveres, cierta can-
donde se designara, la cual_sería compuesta por 1.300 colonos mi- tidad de hacienda lanar y útiles de labranza, para que pudieran
litarizados. subsistir hasta tanto produjeran con su trabajo.
En ese entonces se fundaron nuevos pueblos en las Tres La- Cabe recordar que beneméritos jefes de frontera, entre ellos
gunas, en la zona del fortín Las Tunas, en Melincué, Tres Arroyos los coroneles de Vedia, Machado, Rivas, D. Eustaquio Frías y co-
y el Chañar, cuya base la constituyeron los abnegados colonos que mandante D. Benito Villar, en sus respectivas jurisdicciones, fuera
vivían próximos a esos lugares, normalmente personal de tropa li- de StJS obligaciones militares, levantaron con materiales de circuns-
cenciado, como ocurrió en Las Tunas, donde se radicaron con sus tancias los primeros caseríos de muchos pueblos que hoy subsisten
familias. florecientes, heredando corno acervo histórico la honrosa tradición
de lo que fue su precaria vida en el siglo pasado.
Las dificultades críticas por las que atravesaba el gobierno de
Mitre en la época considerada, fueron nuevamente apreciadas por
Calfucurá, quien aprovechó Eara reunir sus huestes y lanzarlas so-
bre las desmoralizadas poblaciones, como lo hizo a principios de
mayo, en que cayó sobre Tres Arroyos (frontera de Tandil) y más
tarde sobre 25 de Mayo y otros pueblos.
Cuando las autoridades le pedían explicaciones sobre estos su-
cesos u otros amagos de invasión, desde sus toldos en Laguna Chi-
lué ( 50 kilómetros al oeste de Salinas Grandes), se excusaba di-
ciendo que no tenía culpa alguna porque no los había autorizado
y menos podía gobernar a las indiadas que vivían en el campo
fuera de su autoridad.
En fin, excusas siempre le sobraban pero los malones se re-
petían; a veces salvaba hábilmente las apariencias dando aviso a
los jefes de frontera de un posible malón de otras tribus, en el cual
Calfucurá no tendría interés, o lo dejaba ejecutar ante 1a imposi-
bilidad de evitarlo o para que la ·indiada ,se agenciara de recursos.
Calfucurá al reprochar en toda forma a' las autoridades los car-
gos que se le hacían, pedía de paso una serie tan larga de obse-
quios, cuyo cumplimiento eta tan costoso como otro tratado con
estos caciques.
Estos continuos pedidos no sólo los hacía Calfucurá sino to-
dos los caciques amigos y neutrales, de donde a la larga resultaban
una constante sangría para el erario nacional
Como ejemplo, en el anexo n<> 4 se transcribe una carta en la
que Calfucurá contaba "sus cuitas" y formulaba al general Mitre
algunos pedidos, siendo interesante su lectura. .
E~ el año 1864 continuaron las tropelías sobre Córdoba, efec-
tuadas ·por los ranqueles y hordas del misma Calfucurá, de quien
el coronel Rivas decía en un párrafo de una carta escrita en abril
de dicho año al presidente de la Nación .

. . . Ya es intolerable la conducta de este indio desleal, y por que


Vd. quisiera operar sobre ellos ya he hablado con todos los caciques de
Chipitruz, sondeando la opinión de ellos para ese caso y los he encontrado
ansiosos de que llegue el momento, y creo bien fácil la operación y sin
mucho costo para el Gobierno .. .

323
322

1
En resumen, proponía dar un buen golpe sobre las tolderías, indios tapalqueneros, originándose una encarni:iada lucha con sus
efectuando una expedición sorpresiva para poder así descansar de defensores. Antes de aproximarse al fortín los salvajes lograron
las continuas amenazas y violaciones de la indiada. sorprender a 10 hombres del mismo que andaban cortando leña
E l general Mitre se vio obligado por las circunstancias políticas en sus inmediaciones, asesinándolos bárbaramente.
expresadas a contestarle que si bien veía la conveniencia de efec-
tuar una operación, se ocuparía después de ella. El Capitán D. Eliseo Marques, Comandante del fortín y su segundo
E n este sentido el ministro de Guerra, general Gelly y Obes, el Teniente D. Francisco Morales, llevados de un ardor imprudente y con-
ordenó en noviembre de 1864 al general D. Emilio Mitre inspec- fiados en el brillante espíritu de su tropa, se lanzaron con treinta y tantos
vionar las fronteras sur de las provincias de Santa Fe, Córdoba, hombres a recibir la carga a más de media legua del fortín. Envueltos
San Luis y Mendoza y proceder a lo más conveniente a fin de Rllí y dominados por el m'1mero, se vieron obligados a echar pie a tierra.
Los indios desmontaron también la mitad de su jente y con ellos y los
ponerlas a cubierto de las depredaciones de los bárbaros, dado que que quedaron a caballo atacaron la fuerza, trabándose un furioso y desi-
eran lás más castigadas por los malones. gual combate en que han luchado brazo a brazo nuestroo soldados uno
También lo autorizó para entenderse con el cacique Mariano contTa seis por espacio de más de tres horas, dando por resultado quedar
Rosas, jefe de los ranqueles, buscando atraerlo a un arreglo que en el campo muertos, los valientes Capitán Marques y Teniente Morales,
diera por resultado hacer terminar sus desmanes. El general Mitre, y veinte y nueve individuos de tropa.•8
después de reconocer personalmente la zona indicada, elevó ef 29
de diciembre el informe correspondiente. Daba cuenta de haber Asimismo la tenaz defensa de nuestros soldados hizo que iU-
reforzado la línea fronteriza construyendo los nuevos fuertes: Loreto, cumbiera un número crecido de enemigos y se retiraran sin po-
Totora, Loboy, Los Algarrobos, Las Terneras, Santa Catalina, Che- der robar hacienda, ante el peligro de la concurrencia de otras
meg, Santo Tomás (ubicados en Ja jurisdicción de Santa F e y Río fuerzas.
Cuarto ) . Con ello se asegtiraba la cooperación entre los fuertes Entre los indios se reconoció a dos cristianos, los que induda-
frente a las probables zonas de invasión, se alejaba en parte del blemente fueron sus guías en este malón.
alcance de los indios a las poblaciones fronterizas y también se fü;te breve e ignorado combate fue un jalón más de esa enco-
ganaban al desierto tierras productivas. nada lucha de vaivén que caracterizó la conquista del d<.>sierto,
Dicho informe '4 1, que además expresaba otras medidas previs- donde, como el relatado, ocurrieron innumerables ejemplos de va-
tas, fue aprobado por el gobierno, solucionando en parte un viejo lor y heroísmo por parte de las tropas y comandos de nuestro ejér-
deseo de las autoridades. cito de ayer. Por eso al divulgar sus nombres sacándolos del olvido
En cuanto a las fronteras de Buenos Aires, quedaron como en CJUC permanecen sepultados se rinde un silencioso homenaje
estaban y la extensión de las mismas y su débil vigilancia alentó a quienes no vacilaron, en el cumplimiento de su deber, en ofren-
a los indios a lanzarse al pillaje, obteniendo continuos éxitos ante dar sus vidas a Ja patria en cruentas jornadas.
la escasa resistencia que encontraban frente a los lugares que ellos El año 1865 marcó en la historia de Ja organización de nues-
sabían estaban desguamecidos.4l tro país la reanudación de una época turbulenta.
Además vagaban por los campos algunos restos de los monto- En sus relaciones exteriores, en abril de 1865 so empeñó en
neros, que perseguidos anteriormente por las autoridades optaron la j!uerra contra el Para~uay, originada por la invasión de Co-
por ganar el desierto y unirse a los salvajes, temiendo que el in- rrientes por tropas de aqu<>lla república.
dulto que se les ofrecía no fuera tal. En el interior, los montoneros dispersados en 1863 y 1864, al
D e todas las acciones que ocurrieron este año, la más san- no saber acallar patrióticamente la voz de sus pasiones, levantaron
grienta fue el ataque al fortín Bally Manca. nuevamente la bandera dC' la rebelión contra las autoridades cons-
En efecto, el día 28 de febrero el fortín Bally Manca ( 60 ki- tituidas, motivando perturbaciones políticas y sociales cuando pre-
lómetros al N.O. de T apalqué ). fue atacado por alrededor de 200 cisamente la seria crisis que afrontaba el país imponía la unión
de todos los argentinos.
El Poder Ejecutivo, para hacer frente a esas contingencias,
•1 Ver anexo ffDocumentación" en la Memoria del Departamento de Guerra oportunamente enroló y movilizó a los guardias nacionales de toda
y MarÍf'IO, 1865, p . 40.
la República .
.u Por entonces, mediando la Ley nº 404 del 18 de julio de 1865 en época
del gobernador D. Mariano Saavcdra, la campaña exterior del río Salado fue
dividida en 27 partidos, entre ellos los de Tres Arroyos y Balcarce. Dicha ley '43 Extracto del parte ofici:\I enviado por el Comandante <le la Frontera
permitió regularizar la administración civil de esas comarcas y sus pueblos. Oeste, en la Memcria del Departamento de Guerra y Marina, 1864.

l
325
Así en setiembre de 1865, La Rioja se vio convulsionada por
las correrías de los montoneros, proceso que en el lapso 1865-1867
se propagó en forma esporádica por Córdoba, Mendoza, San Luis,
Salta y Santa Fe.
El desorden reinante asumió tal gravedad, que obligó al mis-
mo general Mitre a delegar momentáneamente el comando de las
tropas aliadas en el frente del Paraguay y regresar al país para nor-
malizar la situación que amenazaba degenerar en una guerra civil.
Asimismo hubo que traer de aquel frente de operaciones tro-
pas de línea nacionales para combatir a los insu~ectos.
Mientras tanto los guardias nacionales de caballería convoca-
dos anteriormente guarnecían las fronteras interiores (del Chaco
y del sur), debiendo apelar a su celo y abnegación para poder
cumplir las· exigencias que tal misión demandaba frente a los salva-
jes que, juntando sus hordas, pronto avanzaron por los polvorientos
caminos del desierto en pos de sus presas predilectas.
Pero resultaba que una gran parte de los seis me~es de servi-
cio para el que habían sido movilizados estos guardias nacionales
se perdía en su reclutamiento y distribución en la larga línea de
fronteras de entonces y pQr la demora de algunas provincias en
remitir sus contingentes. Así el tiempo útil prestado era tan solo Combate entre indios y fuerzas de la Guardia Nadon:il. ( óko de F .
de tres meses, porque debían ser licenciados al vencer su convo- Angero, 1865. Copia fotográfica obtenida en el Museo Histórico Nacional.}
catoria.
En consecuencia, la vigilancia se resentía notoriamente porque Para 1866, la Nación había movilizado un efectivo de 22.214
dicho personal nunca alcanzaba a lograr una capacidad necesaria hombres en total para el frente del Paraguay y 6.600 para_guarne-
para enfrentar a un tenaz y artero enemigo como era el salvaje. cer sus dilatadas fronteras norte y sur (Chaco y La Pampa) .
Referente a la situación en que se encontraba la frontera sur Con este escaso personal, distribuido tan solo en unos pocos
v costa sur de Buenos Aires, decía su jefe, el coronel D. Alvaro fuertes de una línea de defensa que abarcaba unas 360 leguas,
Barros en agosto de 1865: resultaba imposible evitar la entrada de los malones a través de
la misma. Por ello, normalmente sólo se tenía conocimiento de
La guarnición constaba de 400 hombres de la guardia nacional, y un asalto cuando el mismo ya había sido perpetrado o cuando se
se hallaban en el más lastimoso estado de miseria. Sin armas suficientes, retiraban hacia sus toldos.
sin monturas, escasos de caballos y sin nada en fin, no solo de aquello Pese al dénodado heroísmo con que muchas veces se batían
indispensable para las operaciones que requería la defensa, sino aún de los guardias nacionales, no lograron impedir que los desbordes de
aquello indispensable para que los hombres pudiesen soportar el rigor de los nómadas del desierto se sucedieran contra los establecimientos
las estaciones. de los pobres colonos, los que pagaban dolorosos y sangrientos tri-
Comuniqué al gobierno mi situación; pedí armas, vestuarios y ca- butos a su desenfrenado pillaje y crueldad.
. ballos, pero como no era posible que me fuesen remitidos antes de dos Así. en la provincia de Buenos Aires, en octuhre de 18~5, cua-
o tres meses, después de repartir mi ropa de uso entre los soldados más trocientos indios invadieron con éxito por la laguna Aposada, si-
desnudos, mandé a traer del Tandil 200 blusas y 200 pantalones de brin, tuada unas 7 leguas al norte de Claro Mecó, pero cuando se retira-
que existían en el depósito, y aquellos desgraciados al recibir aquellas ban divididos a fin de eludir un combate con los .defensores, el
piezas, en todo el rigor del invierno, se consideraron confortablemente
aviados, para resistir a las lluvias y nevadas.44 coronel Barros les salió al encuentro pudiéndoles rescatar 200 ani-
males de los seis mil que llevaban.
Más tarde, en el mes de diciembre, volvieron a invadir por
44 Frontera.f y territorios federales de la.f pampas del sur, p. 72. Tapalqué, "en donde se calcula que llevaron 30.000 cabezas de
ganado, habiendo demorado 3 días para reunirlas", sin que en esta
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1
oportunidad el comandante de la frontera Costa Sur, que er~ el En lo posible respetando un orden cronológico se mencionará
coronel D. Benito Machado, dispusiera la represión correspondiente. en forma muy sumaria, por cierto, un episodio que hace a la his-
Ello dio motivo a que cuando Calfucurá enviara más tarde una toria pacífica de nuestra Patagonia y que, con el andar del tiempo,
comisión para recibir las raciones que les correspondían, según los también se vería relacionado con ese turbulento proceso de la
tratados de paz estipulados, los miembros de la misma, entre ellos conquista del desierto, en tierras de pampas y tehuelches. Hace
dos hijos de dicho cacique, fueron detenidos por orden del coronel un siglo, para más exactitud, el 28 de julio de 1865, llegó al actual
Machado.•~
Puerto Madryn la goleta "Mimosa" conduciendo a bordo un grupo
Alegó Calfucurá que la invasión se había efectuado sin su per- de familias galesas que venían a radicarse en la Argentina.
miso, no estando en sus facultades el impedir que las tribus que Este hecho adquirió particular relieve porque entonces el Chu-
no dependían de él invadieran cuando se les ocurría. Asimismo but, como casi todo el resto de la Patagonia, se encontraba muy
exigía que se pusiera en libertad a sus hombres y se le entregaran escasamente poblado.
las raciones que les correspondían; de lo contrario se le obligarla, Más al norte, en las márgenes del río Negro, sólo había algunas
contra su voluntad, a hacer la guerra, apelando a la ayuda de ¡us estancias de ingleses y de suizos, las que subsistían por la protec-
congéneres. ción que les brindaban los fortines próximos y porque esos indios
Tal cuestión provocó de hecho una situación muy tirante, ame- eran pacíficos con respecto a los temibles araucanos.
nazando degenerar en una formal invasión de Calfucurá y de su Volviendo a los galeses, gente dinámica y emprendedora, fija-
hermano Rcuque Corá, secundados por el mismo Juan Catriel que, ron sus ojos en esa comarca en busca de una nueva patria, qui-
a pesar de mantenerse en paz con las autoridades, estaría de parte zás influidos por las referencias que de ellas hicieran explora-
do Calfucurá en esta emergencia. dores como Darwin y Fitz Roy, quienes anteriormente las habían
El gobierno nacional, ante esta crisis, relevó al coronel Ma- visitado. Los comienzos de su nueva vida para los 151 galeses fue-
chado nombrando en febrero de 1866 al coronel Barros como reem- ron penosos por las adversidades que debieron vencer, es decir,
plazante. clima riguroso, falta de agua, malas cosechas, a lo que se sumaba
Este jefe, considerando las escasas fuerzas disponibles y el apres- la soledad y aislamiento de la zona. Pero sobre esas penurias priva-
to de los salvajes. logró conjurar el peligro, tranquilizando en pri- ron las genuinas características de su raza y poco a poco _se supe-
mer término ni cacique Catriel, haciendo saber luego a Calfucurá raron los embates iniciales y en los valles del Chubut !iurg1eron los
que pondría en libertad a sus indios y que se le entrep:arían las primeros nombres celtas en medio de la toponimia indígena: Pues
raciones solicitadas. Asimismo le previno que si después de esto Trelew, Trevelin. Treorki. Gwin, Puerto Madryn fueron los ¡alones
se decidía por la invasión, iría a atacarlos con las fuerzas que le de esa pacífica colonización.
proporcionaría d gobierno nacional. Por lo tanto puede afirmarse que, por el esfuerzo de los labo-
En definitiva, Calfucurá desistió de invadir y aceptó lo pro- riosos colonos galt>ses. esa región floreció a través de las manifes-
puesto por el coronel Barros, quien prestó un gran servicio a la taciones de una activa vida desarrollada en esos nuevos pueblos.
campaña al· evitar un malón que indudablemente revestiría aspectos Sensible a esa realidad. el gobierno nacional l e~alizó la mis-
·extraordinarios, dado el número de lanzas que participarían. ma mediante actos <'manados de las autoridades militares de la
zona. En efecto, el 15 de setiembre de ese año 1865, el coronel
Finalizó este proceso con el tratado de paz que logró concer- D. Tulián Murga, jefe militar de Cannen de Patagones, represen-
tar en Azul en agosto de 1866. el mismo coronel Barros con Reuque tando al gobi<>rno Pntreg6 oficialmi>nte a los colonos galeses las
Corá, quien se mantenía en una situación amenazadora en la zoca tierras que laboraban mientras se iz.'lha nuC'stro pabellón para ru-
de Salinas Grandes, al frente de 1.500 araucanos. bricar tan emotiva y trascendental ccrc-monia.
Cabe consignar que Calfucurá, en esta circunstancia, eviden- La frontera sur de C6rdoba sufrió, por esta época, continuas
ció buena disposición parn mnntener la paz en base a los tratados invasiones. En marzo de 1866 atacaron los ranquclc-s por el paso
existentes, cuando podía haber violado los mismos, como era su Los Barriales, siendo rechazados por la guarnición del fortín Car-
norma, ante la noticia de la detención de sus hijos y suspensión de lota. Posteriormente, al 'presentarse por la zona de fortín Reducción,
las raciones acordadas. fu eron batidos por el regimiento n9 7 de caballería de línea recu-
perándose en estos encuentros la hacienda robada, según consta
45 Documentos números 854 r 868, archivados en l:i División Historia de]
en los partes remitidos por la inspección de esa frontera. 46
Estado, Mayor General del Ejército.
46 .Memorias del Departamento de Cucrra y Marina, 1866, Ane:to C .
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Esas invasiones se efectuaron indistintamente sobre el sur de línea que la protegían, lo que permitió renacer en los indios sus
Córdoba o San Luis, donde en el mes de mayo de 1866 el coronel ansias de saqueo. Así se dedicaron a maloquear en el frente San
D. Carmen Adaro, en su carácter de jefe de la frontera, batió una Rafael, Villa de Ja Paz y San Luis, pero se logró contener Sll!J des-
incursión efectuada por la zona de "Chalante". bordes y rechazarlos a sus guaridas.
Pero la más sangrienta entrada de las efectuadas sobre el sur En noviembre de 1868, unos 300 indios y gauchos cristianos,
de Córdoba ocurrió el 22 de noviembre de 1866, cuando unos 500 después de invadir San Luis, sitiaron y asaltaron la Villa de la Paz,
ranqueles al mando de un sobrino de Mariano Rosas, llegaron has- motivando que el jefe de la frontera sur de Mendoza (coronel D.
ta el Co~al de Barrancas ( 5 leguas al norte de Río .Cuarto), lo- Ignacio Segovia) los atacara con fuerzas a sus órdenes y consiguie-
grando robar como 10.000 cabezas, cautivar cerca de 70 personas y ra recuperar lo robado. ·
matar alrededor de 25, aparte de los heridos. Tales hechos mo- En el sector sur de la provincia de Buenos Aires, el coronel D.
vieron al gobierno de la provincia de Córdoba a dar cuenta al Alvaro Barros no pudo evitar que en febrero de 1867 los salvajes,
ministro de Guerra y Marina, solicitando una resolución capaz de tras sorprender y matar "al teniente Lobo y seis soldados que ha-
terminar esos desmanes que afectaban su economía y la seguridad bía enviado a descubierta aquel mismo día", invadieran por el sur
de sus departamentos fronterizos. del partido de Olavarría.49
Eos" malones se repitieron sobre el sur de Córdoba, San Luis En su persecución salió dichG jefe al frente de 150 hombr~s y
y Mendoza, las más de las veces guiados por montone~os refu~ia­ 30 indios de la tribu amiga de Catriel, logrando alcanzarlos en .la
dos entre los ranqueles, como "el cabecilla Bargas, famoso bandido zona de la laguna de "Parahuil". Los indios, al ser sorprendidos,
que junto con otro apellidado Molina eran los instigadores de los emprendieron la fuga, abandonando 3.000 animales que arreaban
indios en sus correrías. y 30 muertos sobre el campo de combate. ,
Posteriormente, en circunstancias que el general Paunero avan- Alentados por la facilidad con que ejecutaban sus correr~,
zaba desde Río IV sobre Cuyo para atacar a los insurrectos en esas en diciembre de 1868 invadieron otra vez por el sur. de Olavarna,
provincias, destacó en marzo de 1867 una expedición al mando pero Calfucurá anticipó tal cosa al comandante de la frontera sur,
del coronel Arredondo para que libertara a Villa Mercedes del sa- lo que le permitió alcanzarlos a su salida por el pesado arreo que
queo a que la hacían víctima los rebeldes y unos 500 ranqueles conducían.
auxiliares. Iniciada la lucha, los invasores fueron derrotados, lográndose .
Ello dio lugar a un sangriento encuentro donde se impusieron rescatar los 10.000 animales que llevaban y un cautivo.
las. fuerzas nacionales huyendo ·Jos salvajes en todas direcciones En este combate cooperó con el coronel Barros el cacique ami-
bajo el amparo de la noche. go Quen.trel, quien se distinguió por ser el último en abandonar la
En abril de 1868, Calfucurá al frente de 2.000 indios, en su persecución de los enemigos. Salvo estos acontecimientos en que se
mayor parte chilenos, asaltó el sur de Córdoba, entrando por el consiguió escarmentar a la indiada infiel y mediando las precarias
lugar denominado Leroy ( 12 leguas de La Carlota) y se retiró con paces con el .resto de ellas, ese lapso transcurrió sin mayores no-
un szran arreo. Previame11te tomaron prisioneros al sargento mayor vedades para Buenos Aires. Tan solo se registró la muerte del ca-
D. Mariano Rodríguez y · a un soldado, a quienes largaron desnu cique pampa Juan Catricl, que se había caracterizado por su leal
dos, encargándoles que comunicaran al coronel López (jefe de la amistad con los cristianos, a los que acompañó muchas veces con
guarnición) "que por donde hemos venido vamos a volver, y que su tribu en la defensa de la campaña. ·
nos espere si quiere pelear".47 El heredero, su hijo Cipriano, también evidenció una marca-
Este suceso muestra la falsedad y dobleces que caracteriza- da fidelidad con las autoridades. terminando su vida trágicamente
ron los procedimientos de este taimado araucano, quien sabía ele- a raíz de la revolución mitrista del año 1874. Pese a su incultura,
gir las zonas donde siempre encontraría recursos y cautivos, obje- hubo caciques sensibles a los problemas externos que afrontaba
tos de su codicia.48 entonces el país.
Entre otros, Ign!lcio Coliqueo y su segundo Raninqueo, que
En cuanto a Mendoza, la revolución de los Colorados en no- con sus tribus contribuían a la vigilancia de la frontera norte de
viembre de 1868 obligó a retirar de la frontera sur las fuerzas de Buenos Aires desde la Tapera de Díaz ,actual zona de Los Toldos.
partido de Gral. Viamonte ) . Argentinos de origen, en mayo de
H Memoria del De partamento de "Guerra 1/ Marina, 1868, Anexo F.
48D ocumento nº 1.058, archivado en la División Historia del Estado Mayor
General del Ejército. 4D Fronteras y territorios federales de la pampa del sur, p. 192.

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1865 lo dt'mostraron ofrccicµdo sus servicios al general Mitre para
combatir en el Paraguay.
También a principios de 1866, el ya citado cacique Quentrel,
.... de defensa era difícil de franquear si se vigilaban sus pasos. Por
eso construyeron en esos lugares (ele sur a norte ) los fortines Liber-
dependiente de Calfucurá, solicitó al jefe de Ja frontera Sur ser tad, Argentino, Año Diez, Campamento, Buenos Aires y Marcos paz.
admitido en condición de indio amigo, para Jo que deseaba ser Cada uno estaba guarnecido por un oficial, un sargento, dos
protegido en el traslado de su tribu hacia Azu1, a fin de prevenirse cabos y nueve soldados; ademis contaba con un cañón empleado
d e la persecución de Calfucurá. El gobierno accedió a ello, por la para la defensa y para dar aviso al comando en caso de invasión.
ventaja que significaba a traer por medios pacíficos a las huestes Por esa zona de la frontera tan solo hubo, el 30 de octubre de
rebeldes. 1867, un malón que pudo ser batido cuando regresaba y rescatarse
Tales ejemplos ratifican lo ya dicho de que no todos los indios el producto del robo.
hicieron gala de un consumado salvajismo. Los hubo propensos Finalmente, el coronel López Osornio se proponía extender el
a convivir pacíficamente, asimilándose a los usos y costumbres d e sector a su cargo hasta Bahía Blanca, construyendo fortines esca-
los cristianos; otros, cons~rvando su autonomía tribal cooperaron lonados en los arroyos de los Cauchos, Mostaza y en el Sauce
con las fuerzas de frontera a quienes guardaban acatamiento. El Grande.
resto, feroces por instinto, y en su mayor parte provenientes de En definitiva, este nd<'lanto de la frontera hasta el Quequén
la Araucania, fueron los invasores de nuestros campos para saciar Salndo permitió ganar unas 300 lcguns a los señoríos del indio.
sus ansias de robos, asesinatos y pillajes. El eliminar estas hordas " En el sector oeste no hubo modificaciones de interés.
motivó que la historia de la conquista del desierto fuera larga, san- En cuanto al sector norte, n cargo del coronel D. Nicolás Gra-
grienta y tenaz. Coincidentemente al gobierno de Chile, empeñado nada, no se produjeron avances en la frontera ni malones de im·
también e n civilizar y ocupar su tupida Araucania, ello le demandó portancia; tan solo pequeñas incursiones, quizá por saber los ran-
bastante siempre y el tributo de muchas vidas para somete r a esa raza queles que no obtendrían mayor botín en sus andanzas por esa zona.
altiva y guerrera. La frontera sur de Santa Fe era vigilada desde los fortines de
El moment{meo sosiego de )a campaña bonaerense permitió Melincué y de San José de la Esquina, a cargo de guardias nacio-
cierto progreso en la misma, manifestándose por la formación de nales que se relevaban cada seis meses. En el año 1867 tan solo
nuevos pueblos como Olavarría, Brandsen, etcétera, y otros qw:, sin se registró un malón por el paraje de las "sepulturas". En 1868, se
denominación oficial, iba~ formándose por el esfuerzo de los pobla- efectuaron nuevos malones, logrando los indios llevar alguna ha-
dores, quienes se arriesgaban a internarse hasta 20 leguas al exterior cienda después de asesinar a varios colonos.
<le la frontera oeste de Buenos Aires, en demanda de nuevas tierras En medio de estas alternativas los rieles ferroviarios comen-
de trabajo. zaron a surcar la provincia, extendié ndose e n 1868 hasta Lobos, pa-
También los jefes de fronte ras, en cumplimie nto de órdenes ra prolongarse luego por el oeste, hacia Bragado, donde llegaron
extendieron los sectores a su cargo. Las modificaciones más nota: en el afio 1869.
bles fueron: Paralelo al ferrOC3rril facilitaban las comunicaciones en ese
En el sector sur se construyó un campo fortificado en Ja mar- entonces una red de caminos y de telégrafo, enlaces que a1 con-
gen derecha del arroyo Tapalqué ( 8 leguas al oeste de Azul ). tribuir al adelanto de la provincia también favorecían )as opera-
Se adelantó al exte rior el antiguo fortín Esperanza ( unas 8 ciones militares que tenía lugar en dicha zona.
leguas}, dcnom iná ndose e n lo sucesivo el "Ciudadano". que JUO· Pe~o el acontecimiento má~ trascendental que ocurrió en ese
to con el "Vctrrano" y el "Ley" formaban el nuevo límite del sec- año 1867 para la historia de la conquista del desierto fue la pre>-
tor sur de la frontera bonaerense, empalmándose por el norte con mulgaci6n por el Congreso Nacional ele una ley de ocupación de
el fortín H ombres Sin Miedo, al sector oeste. En el extremo sur, por la frontera hasta el río Negro.
lps nue vos f uc rtcs Libertad. Independencia, El Perdido y La Re- Por fin el clamo~ de los doloridos colonos encontró eco en el
pública, se unían por medio de este último al sector Costa Sur Congreso Nacional, que votó la ley mencionada.
e n la zona del fortín Resistencia (ver anexo n'> 4 ), con lo gue In Entre s~ fundamentos se dijo:
frontera p:anó al desierto una considerable extensión de leguas.
El jefe de la frontera Costa Sur, cargo ejercido desde julio de Ni la Nación ni el Congreso pueden consentir por má3 tiempo que
1866 por el comandante· D. Antonio López Osornio, procedió den- los bárbaros de Ja pampa, con violación de los tratados más solemnes,
tro de sus posibilidades a formar un nuevo compamento sobre el sigan asolando y destruyendo nuestros poblaciones fronterizas. Es evi-
Quequén Salado, 11 leguas al oeste del a nterior. La nueva línea 1 dente que un remedio actual e inmediato se necesita para que desaparezca
• ese violento, ese espantoso estado de cosa' ...
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333
par la isla de Choele Choel donde perqianeci6 un breve tiempo.
Esta ley n9 215 disponía en su artículo 99 que su cumplimien- Pero dicha expedición inquietó a las indiadas que moraban por
to debía empezar inmediatamente después de terminar la guerra el valle del Río Negro, quienes vieron en ella una presunta opera-
del Paraguay, resultando así de un efecto moral enorme para los ción sobre sus tolderías.
atribulados habitantes de la campaña víctimas permanentes del El mismo Calfucurá se alarmó ante el probable peligro de que
vandalismo de las tribus araucanas. el gobierno destinara tropas que regresarían del Paraguay para ser
· Por la importancia histórica que la misma revistió, se la repro- dirigidas contra él. .
duce en el capítulo "Documentación" (ver anexo n9 5). Tal presunción lo movió a pedir auxilio a sus aliados de los
Nuevas elecciones presidenciales consagraron a D. Domingo Andes, quienes le enviaron nutri~os escuadrones de lanceros. Con
F. Sarmiento como presidente de la Nación Argentina, quien asu- esta seguridad Calfucurá solicitó el retiro de las tropas de Choele
mió el poder empeñado en dedicar a la cuéstión fronteras el má- Choel, diciendo que si así se hacía "no habrá nada y estaremos
ximo apoyo, a fin de poner a los pobladores fronterizos al abrigo bien".
de los desbordes de los salvajes. Ocurría que los indios se asustaron con la sola idea de que al
Poco antes de entregar el mando a su sucesor, el general Mitre ocupar Choele Choel, se les privaría de un refugio excelente que
firmó un decreto disponiendo: utilizaban para invernar sus hacienqas en tránsito hacia Chile y se
les interceptaba el paso obligado más importante en sus comunica-
. .. establecer una línea que partiendo de Choele Choel en el Río . ciones a lo largo del valle del río Negro. ·
Negro, y 90ntinuando por el Río Colorado en frente de aquel punto, si- Ante este malestar terminaron los reconocimientos y regresa-
gtúera su dirección por la costa de ese río hasta el Paso del Planchón en ron las expediciones mencionadas.
la Cordillera.60 A todo esto el coronel Bartos contestó a Calfucurá:
Como primer paso de esta tarea se ordenó la ocupación mili- Que el gobierno ningún interés tenía en ocupar Chocle Choel ni
tar de la isla de Chocle Choel. Previo a ello se comisionó al capitán había mandado allí fuerzas, que lo que había ido era toda gente pacifica
de Marina, D. Ceferino Ramírez, para explorar el río Negro hasta con negocios de pulpería y de siembra, y con la mira de comerciar con
la mencionada isla. · todos los indios, pero que habiendo hecho presente al gobierno su reclamo
les había mandado retirar y por tanto estuviesen tranquilos.62
Asimismo, una columna al mando del comandante de la guar-
nición de Carmen de Patagones, coronel Murga, avanzando por
Pese a ello, el ministro de Guerra y Marina, coronel D. Martín
tierra, debía cooperar con el capitán Ramírez.
Gainza, identificado con los propósitos del presidente lre la Repú-
· Oecía también en ese entonces el ministro de Guerra: blica, consideró que era indispensable corregir la línea de fronte-
ras, ocupando aquellos lugares más importantes (aguadas y cruces
Las ventajas de esta línea son del todo patentes, siendo la distancia de caminos), desde donde fuera más eficaz la acción de las fuer-
entre Choele Choel y Sierra Nevada 51 de ochenta leguas aproximadamen-
te, a esa línea quedaría reducida la inmensa extensión que abraza Ja zas contra las huestes del desierto.
línea actual desde la costa del Atlántico en Quequén Grande hasta San Entre otras medidas, ordenó:
Rafael, teniendo además guarnecida una parte por una barrera natural, En primer término el avance de la frontera sur y sudoeste de
el Río Negro hasta Choele Choel y provisión de agua para las tropas por Córdoba (a cargo del coronel b. Lucio V. Mansilla) desde la línea
el Río Colorado hasta Sierra Nevada.so del río Cuarto hasta la del río Quinto.
El adelantamiento posterior de las fronteras en San Luis, San-
·El capitán Ramírez navegó en setiembre de 1869 el Río Negro ta Fe. y norte de Buenos Aires.
desde Carmen de Patagones hasta Choele Choel, efectuando impor- Una serie de reconocimientos previos que permitiría fijar los
tantes comprobaciones de su practicabilidad y fundando el fortín mejores lugares del nuevo servicio fronterizo, así:
Conesa, sobre la margen norte, a la altura del paralelo 40. El jefe de la frontera sur de Santa Fe (coronel D. Antonio
En cuanto al coronel Murga, al frente de 150 hombres, inició Benavidez) y el jefe de Ja frontera norte de Buenos Aires llegaron
en 1869 el cumplimiento de la misión confiada, alcanzando a ocu- hasta Ancal6 (luego Fortín Lavalle Norte). ,
De abril a junio de 1869, el coronel de ingenieros D . Juan T.
Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1868, p. 19.
ISO
_ lllPosiblemente aludiera al cerro Nevado de Mendoza, dado su equidistan- 62 Fronteras y territorics federales de 1'u pampas del sur, p. 46.
cia del paso El Planchón, sobre Ja cordillera.

334

r
En cuanto a la antigua iínea de Buenos Aires, aún no se había
Ctzet.z, procedió a reconocer la línea del río Quinto y su prolonga-
ción hasta el Médano de Acha (Buenos Aires), fijando en un in-
forme elevado al Ministerio de Guerra los puntos que a su juicio
debían ser ocupados por las tropas de defensa.~ª
Asimismo indicaba completar esta reorganización, establecien-
-,.... rectificado.
Posteriormente, en agosto de 1869, el coronel Ctzetz en cum-
plimiento de órdenes del ministro de Guerra, elevó un informe del
reconocimiento de las fronteras oeste, centro, sur y Costa Sur de
Buenos Aires, proponiendo ligar la frontera sur de Santa Fe con
do en la zona de la laguna de Langhcló (unos 100 km al sudeste
Ja norte de Buenos Aires.
de Médano de Acha) la guarnición Mclincué y hasta ur.a laguna
Aprobado este proyecto, en octubre de 1869 se inició el avance
denominada Desconocida o Picaza (a unos 60 km al este de la
paulatino de las tropas, operación que terminó en enero de 1870.
anterior) a las tropas de Junín, pertenecientes a la frontera norte
En definitiva resultó (ver anexo nQ 4).
de Buenos Aires.
En cuanto a la división de San Luis debería ocupar el Cerro En el sur de Santa Fe la laguna de Langheló era el centro del
de Varela y Plumerito (allí ya existían cantones o guarniciones. mi- nuevo límite correspondiente a esa provincia, con su extrema iz-
litares) , evitando las invasiones sobre esta provincia, efectuadas a quierda unos 10 kilómetros al este del lugar denominado La Verde
lo largo de los ríos Salado y Desaguadero. (70 kilómetros al oeste-noroeste de LavaUe Norte o Ancal6 Gran-
En la provincia de Mendoza, opinaba el coronel Ctzetz llevar de). Su extrema derecha lindaba con el sudeste de Córdoba en la
las tropas a la línea propuesta en 1864 por el general Paunero (can· zona este del más tarde fortín Gainza.
tón Punta de Agua). La división norte de Buenos Aires (al mando del coronel D.
De ejecutarse totalmente este proyecto, se ganarían con pocos Martiniano Charras) ocupó en octubre de 1869 el Médano de An·
gastos unas 2.200 leguas cuadradas en las fronteras de Córdoba y caló Grande (Lavalle Norte), lindando en la zona de fort ín Me-
Santa Fe y \mas 150 en la parte norte de Buenos Aires. dialuna con el sector este de Santa Fe y con el sector centro u
Además, al reducirse la extensión de la misma, se dispondría oeste de Buenos Aires, en la zona del Médano de "Rellisó" (lue·
de más personal y principalmente se privaba al salvaje de nume- go fortín Vigilancia) .
rosas aguadas y pastizales, donde descansaban y reponían sus ca· El límite del sector centro u oeste (al mando del coronel L6-
ba!Iadas. pez Osomio y luego del coronel D. Juan C. Boer) pasaba ahora
El coronel Mansilla hizo efectiva la ocupación de las márgenes por los fortines Comisario, Guevara o Baguales, Algarrobo, Luna,
del río Quinto el 23 de mayo de 1869, donde se levantaron los General Paz, Queneguin, hasta el Médano Reunión próximo a la
fuertes de Pringles, Sarmiento (antes paso Argana), Necochea ( an- margen norte del arroyo Vallimanca.
tes paso Cerrillos del Plata) y los fortines intermedios denominados En el fuerte General Paz se encontraba la fuerza principal.
nQ 12 y n9 7 sobre la margen norte del río Quinto.
Faltaba ubicar las fuerzas de Las Tunas, que eran el ala iz- La divisi6n sur (al mando del coronel D. Francisco Borges,
quierda de la frontera de Córdoba y las de Loreto (sur de Santa que había relevado al coronel Barros), tenía su extremo norte en el
Fe), operación que se efectuó en setiembre y octubre de 1869, fortín Rodríguez (al sur del Reunión), siguiendo por Jos fortines
de común acuerdo entre el coronel Mansilla (jefe de las fronteras Vigilancia, Brandsen, Zelaya, Frías, Sanquilcó (Lavalle Sud), hasta
sur y sudeste de Córdoba) y el coronel Benavídez ( jefe de la fron- tres y media leguas más al sur de este último punto que cerraba
tera sur de Santa Fe) . Así el extremo este del límite de Córdoba el paso a los indios en su avance de Salinas a Tapalqué.
resultó ser la laguna Ramada Nueva o La Amarga o Trapaleó co- Sector Costa Sur ( jefe, coronel D. Julio Campos), desde San·
mo Ja denominaban los indios, quedando para Santa Fe el sector quilcó la línea de fortines seguía por el Necochea, Libertad, en el
desde el extremo este de Córdoba hasta el norte de la frontera de General La Madrid empalmaba con la frontera de Bahía Blanca
Buenos Aires; la laguna de Langheló pertenecía ahora al sector de por medio del fortín Pavón, sobre el arroyo Sauce Grande.
Santa Fe. En lo refativo a la frontera de Mendoza y oeste de San Luis,
La frontera nueva partía entonces (de oeste a este) del fuerte el general Arredondo, como comandante general de las fronteras
Pringles (San Luis) hasta la laguna Ramada Nueva (zona de la de Mendoza, San Luis y Córdoba, opinó mantener su extremo oeste
laguna La Amarga). en San Rafael y establecer la de San Luis por el fortín Salto (en
el río Salado) hacia el fuerte de Pringles, sobre el río Quinto.
u Dicho íefe, que fue posteriormente el primer director de nuestro Colegio Este avance entre otras cuestiones permitió:
Militar, produjo un interesante informe consignado en la Memoria del Departa- Acortar la frontera en unas 60 leguas.
mento de Guerra y Marina, 1869, p. 126.
o
337
336
Asegurar las comunicaciones, especialmente entre Buenos Aires
y Cuyo, pasando por Río IV.
En cuanto al camino hacia Carmen de Patagones, dispuso esta-
Privar a los indios de las aguadas más importantes en sus avan- blecer otro fortín en el médano Cabeza de Buey.
ces o malones. Sintetizando, la nueva línea presentaba el dispositivo que se
Ganar enormes extensiones .de tierras aptas para el pastoreo y ve en las páginas 340, 341 y 342.
agricultura. A título de ilustración se mencionarán ahora algunos aspectos
Permitir una mejor vigilancia y defensa, del momento que la desconocidos e interesantes sobre el servicio fronterizo.
menor extensión den5ificaba más a las tropas. Los fortines de entonces (considerando el sector oeste de Bue-
Pero con ello no se resolvió el problema fundamental de la nos Aires) eran de construcción circular
seguridad de la campaña, porque no se podía impedir que los sal-
vajes, con sus tolderías relativamente cerca, atacaron sorpresivamen- . .. siendo el diámetro de cada uno de ellos de 20 metros, teniendo
un muro en taluz de 1 de altura por 50 centímetros de espesor, con el
te por los lugares vulnerables de esa larga frontera cuando así lo foso de 4 metros de boca por 3 de profundidad: un C)ntrafoso cuadrado,
juzgaran, del momento que no se les privó la libertad de aeción que tiene 100 metros por lado, viniendo a resultar una superficie de
para actuar. 10.000 metros, que encierra el foso del Fortín y et Potrero para la caba-
Así pronto los veríamos ávidos de codicia reanudar sus correrías. llada. siendo este cuadrado también y teniendo una lonjitud de 20 me·
Sobre este sistema netamente defensivo, decía el Cnel. Campos: tros por lado; dos ranchos en forma de cabnña, construidos con caña
tecuarilla y techados de juncos; y un cañ6n de a 8 con las municiones
Es imposible cerrar nuestra inmensa Pampa completa.mente y de correspondientes.GG
tnl manera que no pueda entrar y salir alguna vez un enemigo tan as-
tuto, osado y conocedor del t~rreno como el indio, y tanto más difícil será En cuanto a los fuertes, tipo general Paz, que era el asiento
si en vez de tomar la ofensiva e ir n buscar al indio en sus tolderías nos del comando del coronel D. Juan C. Boer, consistían en un cua-
conservamos a la defensiva. drado de 150 metros por lado y una superficie total de 22.500 me-
Tomando· la ofensiva nos colocaríamos indudablemente en condi- tros cuadrados, circunvalado por un pozo de 4 metros de ancho por
ciones ventajosas, pues teniendo al enemigo en jaque, no se separaría 3 de profundidad y un muro de 1 metro de altura por otro de
a invadir por temor a perder las familias, que tanto quiera y por Ja que
no hay sacrificio que el Pampa no haga. espesor.
• Para la ofensiva bastarán las fuerzas reunidas que actualmente tie- Dentro del mismo se encontraban los alojamientos para todo
ne la frontera,- para la defensiva el duplo sería poco y no alcanzaría a el personal del fuerte, el edificio para el comando, depósitos, hos-
asegurar la línea actual. pital y un polvorín.
Para esperar ,ª.un e~e!°igo que no pelea sino cuando no puede
escapar, pues su umco auc1ente es el robo, se necesitaría para cuidar
una. frontera c:omo la nuestra diez vee€cs más fuerias que las que se
precisan para 1rlos a buscar a sus guaridas y batirlos completamente.G4
'
Este juicio, por provenir de un jefe tan capaz y experimentado
como fue su autor, no necesita ser ampliado porque era efectiva-
mente muy cierto.
Posteriormente, con el objeto de inspeccionar la parte de la
frontera de la jurisdicción militar de Bahía Blanca, el comandante
gencr~l d: la frontera sur, Costa Sur y Bahía Blanca, general D.
Ignacio Rivas, efectuó en abril de 1870 un nuevo reconocimiento.
A raíz del mismo, propuso entre otras medidas establecer fortines
en el lugar denoJ?inado Nueva Roma sobre el arroyo Sauce Chico,
otro 10 leguas. mas al norte y un tercero en el Cerrito del Napostá
Grande; tamb1.én se reforzó Ja guarnición del fortín Pavón.

114 Memoria de Guerra, 1869-1870, p. 170.


~ Memoria de CuerTa, 1869-1870, pp. 177 y 178.

339
DISPOSITIVO DE LA FRONTERA SUR DE LA REPúBLICA EN 1870 s~

~
....C·~

Provincia ii
<I)~ Principales Fortines Jefe
Comando
en:
~ ~ '::3
Comandante (e) " ( <I)Q.
General ck ~-l:c:
i;, Observaciones
Jl ~ Fronteras ~...;.S
.. <I)

-º~
Mendoza 32 Fortín Atuel (18 le- Cnl. don San Rafael
guas S.O. de San Ra- Ignacio M. r:l
fael), San Rafael, Segovia ~
......
Línea del río Día- ~
mante, Media Luna,
Salto Gral. don o
.....
José M. d
San Luis
~
35,75 Coronel Charlone, Cnl. don Villa Arredondo
Lince, Coronel Fra- José lseas Mercedes (Comando
ga, Linea del río en Villa ci
Quinto ,
Mercedes) ,_:¡
Córdoba 42 3 de Febrero, n9 12 Cnl. don Río Cuarto ~
de Linea, Sarmien- Lucio V. r:l
to, Necochea, Gue- Mansilla ra0
rrero

----· f· - -- - , j

Sur de 16,25 N9 2, Gainza Dinz, Cnl. don Fuerte 0


Este punto an-
Santa Fe Benavídez (Laguna Antonio Coronel tes se denomi-
La Verde) Benavídez Gainza 0 naba Curotropó
y el Ministro de
Norte de 30 General Las Heras, Cnl. don Fuerte r:l Guerra ordenó
Buenos
Aires
Media Luna, Gene- Martiniano
ral Paz, n 9 3 de Li- Charras
General
La valle ~
.....
cambiar su nom-
bre para no con·
nea, Rivadavia, Bel- Gral. don ::E fundirlo con otro
grano, Triunfo, Vigi- Emilio o
..... similar sito en
lancia Conesa la fr ontera de
d Córdoba.
::E
Oeste (o 34 Comisario, Conesa, Cnl. don ·Fuerte r:l
0 0
centro) de Guevara, Algarrobos, Juan General Entre el for-
Buenos Amaya, Luna, Dick, Boer ººº Paz ci tín Reunión y
Aires Aliados, Flechar.•
~
Rodríguez pa-
Quenechín Pichi car- saba el .antiguo
huel, San Carlos, San r:l camino a las Sa-
Luis, Reunión ° 0 z linas, que utili-
r:l
0 zaban en todo
Sur de 23 Rodríguez, Vigilancia, Cnf. don Fuerte. momento los in-
Buenos Brandsen, Zelaya, Francisco Blanca dios en sus ma-
Aires General Frías, San- Borges Grande Iones.
quilcó º º º º
Además había 2 potreros para la caballada en el exterior del
fuerte; también a un costado del mismo se sembraba un cuadro de
alfalfa que abarcaba una superficie de 220.000 metros cuadrados.
Los ranchos para el personal de tropa eran cabañas de caña
tacuarilla con capacidad para seis soldados, cuyo costo era menor
al valor de una carpa y de doble duraci6n.1i1
Cada fortín estaba guarnecido por un oficial como. comandante
y un número variable de tropa según su importancia. Además
tenían tres caballos por hombre. .
·q~ f1l ep Para la organización de la . dcfen'sa el sector de vigilancia se
sviwvlP ·1.io dividía en dos líneas, denominadas derecha e izquierda, cada una a
·;mu:J li ·dsu¡
cargo de un capitán que se desempeñaba como comandante de la
línea. De ellos dependían los jefes de cada fortín.
Estos comandantes de línea disponían de otro personal con el
que debían operar en combinación con .los de los sectores limítro-
fes, en caso de ataque o invasión. Su efectivo era aproximadamente
de 30 hombres.
En cuanto al servicio de exploración o descubierta en el sector
oeste se hací~ diariamente
...al aclarar el día, tomando todas las medidas y precauciones ne-
cesarias, para su mejor resultado. Cada fortín hace su descubierta a de-
. recha e izquierda, cambiándose a mitad de distancia, y en un punto dado,
una banderola de seña, lo que prueba que las descubiertas se han
encontrado.

El Jefe de la línea de fortines manda un parte cada veinte y cua~o


horas al Detalle de la División, de todo cuanto ocurre; y si antes de trans-
currido ese tiempo, hay noticia de invasión, entonces los comandantes de
fortín, mandan partes inmediatamente al Campamento y tiran los caño-
nazos da alarma. Para distinguir a qué lado es la invasión, la línea de la
derecha tira cuatro cañonazos y la de la izquierda tres, los repite el vijía
del fortín "Aliados", y en ningún caso, ningún fortín tira más cañonazos,
si no es en defensa propia.
Los Jefes de la línea de fortines recorren una vez por semana, o má!
si Ja necesidad del servicio lo requiere, la línea respectiva de su mando.
Ningún comandante de fortín puede abandonar su puesto, ni dar
licencia a soldado alguno sin solicitarlo antes, por medio del Jefe de su
línea respectiva.
La carneada Ja hacían por la tarde para que en Ja mañana siguiente,
con las mismas partidas descubridoras, se racionen los fortines, evitando
de este modo, el recargo del servico de caballos y hombres.
Los partes se reciben cüariaimente del todo de la línea a las cuatr<>
de Ja tarde, independiente de la descubierta que se .hace por medio de Ja
partida de baqueanos, haciéndose cada ocho días, una exploración sobre
"Las Tres Lagunas", veinte leguas a vanguardia de la línea izquierda

57 ldem, pp. 178 y 780.



343
342
y otra a la derecha en dirección a la "Mar Chiquita" y el "Médano del tle tordillos, de gateados, de alazanes, de cebrunos y, resumiendo, pue-
Cardon".68 den cabalgar tantos o cuantos indios, lo que quiere decir que, en caso de
malón, podrá poner en armas muchos, y que si el malón es coronado por
Este servicio de exploración fue el propuesto por Azara en 1796, la victoria tendrá participación en el botín, con arreglo al número de
así que casi un siglo después vemos que aún se aplicaba con éxito. caballos que haya suministrado ...ISO
Completó el Ministerio de Guerra las tareas relativas a la mo·
viJidad de las tropas fronterizas ordenando a los jefes de las mis- Cabe recordar que el indio, generalmente, rehuía el combate
mas la formación de potreros de alfalfa y la siembra de maíz en y más bien le interesaba arrear rápido la hacienda robada y poner-
ellos. se a cubierto apelando a la fuga, pero cuando se vía acorralado
Expresaba en su mensaje a las Cámaras que combatía con denuedo para abrirse paso.
Así buscaba siempre desde un principio dejar a pie a sus enemi-
... con un gasto relativamente pequeño se habrá conseguido resol- gos robándoles los caballos, logrando con este ardid operar con
ver el problema de tener siempre nuestra caballería bien montada, sin más tranquilidad y retirarse voluntari:imcnte una vez conseguido
las erogaciones que costaba al Erario la reposición de caballos cuando su propósito.
menos tres veces en el año.59
Volviendo a sus actividades dclictuosas. los infieles en este año
Efectivamente, no cualquier caballo reunía las condiciones ne- 1870 efectuaron por el sudeste de Córdoba, sur de Santa Fe y Bue-
cesarias para el intenso trabaio de la frontera, así que tan solo los nos Aires continuos malones, en parte no tan fructíferos como otras
animales de Buenos Aires o de Santa Fe aguantaban las exigencias veces porque la represión y vigilancia estaban mejor organizadas.
impuestas. Ya esos asaltos ejecutados por las tribus de Calfucurá, de Pin-
Por otra parte, los crudos inviernos y las nevadas anulaban las cén y algunos ranqueles, les costaban victimas si querían obtener
condiciones para el servicio de muchos animales ante la carencia provecho.
de pastos en los campos o por los fríos y heladas que sufrían al Enumerarlos sería repetir una larga lista de hechos similares y
descubierto. Otras veces los jefes se quejaban por la mala fabri- de deplorables consecuencias para los colonos.
cación de las monturas, resultando que por más cuidado que se , En cuanto a la alejada guarnición de Bahía Blanca, continua-
tuviera era casi inevitable lastimar a los animales, causa que, su- mente sus pobladores sufrían ratcrfo.s sangrientas. lo que obligó al
mada a las otras mencionadas, conspiraba contra la movilidad de jefe de esa zona, coronel D. Tulián Murga, a efectuar una batida
las fuerzas cuando pretendían per.seguir al indio. contra las tolderías del cacique Cañumil, comprobando que no sólo
En cambio éste, mejor montado y con caballos bien adiestra- era autor de ellas sino que amparaba a los desertores cristianos.
dos, contaba con una evidente ventaja que lo ponía a cubierto de
las persecuciones de que era objeto. En consecuencia fue tomado preso con su chusma y retiradas
las franquicias de otorgarle raciones. como hasta entonces le pasaba
El robo de caballos en los malones les permitía disponer de ellos
en cantidad, a los que luego ejercitaban con paciencia y habilidad el gobierno, dada su condición de "indio amigo".
porque sabían que en ello estaba su éxito, es decir movilidad para Este pequeño episodio demuestra que el indio en general evi-
sorprender y fugar. · denciaba poco apego al trabajo y por el contrario se había habitua-
Sobre esto, decía el coronel Mansilla: do al robo y a la haraganería, explotando la inseguridad en que
se encontraban los pobres pobladores de la campaña.
Para ellos los caballos son lo que para nuestros comerciantes el Con todo, en algunos sectores se logró firmar nuevos tratados
precio de los artículos públicos. Tener muchos y buenos caballos es co- de paz, como ocurrió entre el comandante de la fron~era d; Cór-
mo entre nosotros tener muchas y buenas fincas. La importancia de un doba (coronel Mansilla) con los ranqucles (ver capitulo Docu-
indio se mide por el número y Ja calidad de sus caba1Ios. Así, cuando mentación'', anexo n9 6) y entre el j<'fc de lá frontera de Mendoza
q uieren dar Ja medida ele lo que un belio vale, de lo que representa y (coronel Segovia) con el cacique Calpé.61
significa, no empiezan por decir: tiene tantos y cuantos rodeos de vacas,
tantas y cuantas manadas de yeguas, tantas y cuantas majadas de ove-
jas o cabras, sino: tiene tantas tropilJas de obscuros, de overos, de bayos, 110 Una excursión a los indias ranqucles, Coronel D. Lucio V. Manstlla,
p. 158.
81 El tratado con los ranqueles ce)C'brado C.'n 1870 entre el cacique ~farian~
68 Memoria de Guerra, 1869-1870, pp. 183 y 184. Rosas y el Cenera) Mansilla, hasta el año 1877 no habí::i obtenido dictamen ni
G9 Memoria del Departamento de Cue;ra y Marina, 1869, p. XX. sanción del Congreso Nacional. Memoria de Guerra y Marina, 1877, p. 42.

344 345
Pero estos tratados sólo duraban lo que querían los salvajes, con agua potable de Jos escasos arroyos existentes, donde vivían
porque alegando fútiles pretextos los violaban en cualquier mo- pequeñas tribus de pampas y tehuelches. Finalmente, Musters
mento, como pronto ocurriría. llegó a Va1cheta, y el 21 de mayo de 1870 al río Negro, conociendo
En este proceso cronológico de la historia patagónica, el 19 de los establecimientos de colonos extranjeros, ingleses y suizos, don-
abril de 1869 el fuerte chileno de Punta Arenas fue el punto de de se criaba ganado y se sembraba cereales y fmtales. En Carmen
partida del viaje de un pequeño grupo de personas, encabezado de Patagones terminó su largo y peligroso viaje de más de un año
por el comandante inglés D. Guillermo Ch. Musters. a través de la Patagonia.92
Este marino, que había arribado a nuestras islas Malvinas, de- Terminada la guerra del Paraguay, el regreso de las fuerzas
cidió viajar a Buenos Aires por asuntos comerciales a través de la del ejército de línea permitió al gobierno encarar la posibilidad de
Patagonia y hacia el río Negro. efectuar el avance de .las fronteras hasta el río Negro, cumplimen-
Lo llevaba su espíritu aventurero y quizá también influido tando así lay le nacional dictada en 1867 (Ley n9 215).
por los relatos de anteriores exploradores o naturalistas ingleses Poco a poco las tropas veteranas fueron ocupando algunos sec-
como Darwin, F itz Roy y otros. ' tores fronterizos a fin de reforzar los mismos.
. En Punta Arenas conoció Muslers a Casimiro, que era el ca- En ese lapso Ja costa sur de Buenos Aires fue teatro, el 14
cique general de los tehuelches, ello le permitió una larga convi- de junio de 1870, de un sangriento malón dirigido por Calfucurá,
vencia y peregrinaje hacia su meta en el río Negro, por el valle del que penetró hacia el pueblo de Tres Arroyos por Ja zona de los
río Chico primero y luego por los contrafuertes andinos. De esta fortines General García y Coronel Suárez, donde fueron asesinados
f~rm~ se identificó con la naturaleza de las regiones patagó- el alférez Pío Cáceres y quince individuos de tropa y cautivados
nicas que cruzaron y sobre todo con las costumbres y medios de el teniente Benjamín Rivero y unos catorce soldados.
vida de los andariegos tehuelches en procura de sus alimentos y Así pudieron entrar y saquear Jos establecimientos ~ituados en
caza. Con ellos invernó en la factoría de la isla Pavón, e!i el río Tres Arroyos, arreando en su re~reso cerca de 40.000 animales en
Santa Cruz, lugar desde donde nuestro compatriota, el capitán D. dirección al fortín Necocbea y Libertad. En esas circunstancias les
Luis Piedrabuena, ejercía l~ soberanía nacional y vigilancia en esa salió al encuentro el coronel Campos que, pese al mal estado de
región, ante las furtivas incursiones de audaces loberos y pescado- la caballada, los atacó y logró rescatar unos 8.000 animales que
res que hacían pie en esas costas. fueron devueltos a sus dueños. Dicho jefe comprobó que los inva-
Posteriormente, en largas jornadas a través de los valles y me· sores, en número· de mil, eran indios salineros (de Calfucurá), ta·
setas patagónicos, y acompañando siempre a los tehuelches de Ca- palqueneroi y patagoneses, si~ndo reconocido entre ellos un ba-
simiro, llegó Musters a las tolderías de los indios en Las Manzanas queano que había traído anteriormente el general Rivas y que per-
(situadas en el actual territorio del Neuquén entre los lagos Nabuel tenecía a la tribu de Calfuquir.
Huapi y Lacar, próximas a las nacientes del Limay). Allí residían Opinó también el coronel Campos que ese malón fue el más
las tribus araucanas que respondían a Saybueque, otrora seculares' grande efectuado desde el año 1855 a Ja fecha.
enemigos de los tehuelches, basta que una paz, epílogo de una Tal suceso movi6 al gobernador de la provincia de Buenos
larga lucha, los amigó. Aires, Sr. D. E milio Castro, a dirigirse por nota al ministro de Gue-
Entre otros interesantes relatos de Musters a raíz de ese viaje rra y Marina, exponiendo los males ocasionados por las invasiones
me~cion6 un. p~rlamento general efectuado entre Sayhueque y s~ a la riqueza nacional y ofreciendo al gobierno nacional la coope-
pariente Cas1m1ro, por el cual se convino reconocer a éste como ración de esa provincia a fin de lograr, mediante un sistema de
cacique principal de todos Jos indios al sur del Limay y también el defensa, las garantías necesarias para la vida de las poblaciones
que ambos ·caciques garantizaría_n la seguridad de Carmen de Pa- fronterizas.
tagones contra posibies malones ·de Calfucurá. Esta medida fu-e
tomada par~ poder recibir ellos, sin inconvenientes, ]as remesas que Contestó el gobierno por intermedio del ministro de Relaciones
Exteriores, expresando en síntesis el doctor Mariano Vareta que se
mediante Jos tratados vigentes les pasaba el gobierno desde esa complacía "al ver los espontáneos ofrecimientos que la Provincia
poblaci6n. , .
de Buenos Aires" hacía a la Nación. Que
. Más ~a:de, ~usters, acompañado siempre de Casimiro, prosi-
gwó su viaJe hacia Carmen de Patagones. pudiendo comprobar Ja
escasez de medios de vida en esa desolada travesía por el sur del 62 Vida entre 1-0s pata¡¿ones. Un año de ncursión por tierra.t no frecuentada.J
río Negro. Por. igual vio, entre otras cosas, có.mo las pestes, enferme- deJ<k el Estrecho de Ma~allanes hasta el Río Negro. Londres. 1873. Universidad
dades y sed diezmaban a los tehue1ches, hasta arribar a las zonas de La Plata. Biblioteca Ce11tenaria, ed. 1911, t. l .

346

1
Si bien ia ciudad no pudo ser saqueada, por estar prevenida,
... el gobierno contaba con que una vez terminada la guerra del
Paraguay, Je seria posible aplicar todos los elementos de poder de que ocurrió que a causa de la poca fuetza exis t~ntc no se pudo impe-
dispone la Nación, para realizar un cambio completo en el sistema de dir que Jos salvajes hicieran un bo ~ín considerable en los al~ede­
defensa. dores, arreando una . importante cantidad de gnnado; en cambio no
Desgraciadamente la rebelión de Entre Ríos, desbarató inopinada- lograron llevar cautivo~ c?mo ot~as veces. . .
mente estos cálculos y esperanzas, y vino a distraer la atención del Go- Por su parte, los md1os sufneron considerables ba1as al que-
bierno reclamando preferentemente para su represión, el concurso de asaltar en su aproximación un puesto militar situado sobre el
las armas nacional~s. y produciendo la postergación necesaria de los arroyo Napostá y a una legua de Bah'in Blanca.
rer
trabajos adelantados en el sentido indicado'. En las actuales circunstan- Un mes después de estos sucesos, el nuevo comandante de la
cias el país está comprometido en una lucha de honor y de propia con· frontera sur (coronel D. Francisco de Elías) , logró .concertar en
rervación que absorve la actividad de los poderes públicos de la Nación,
y en cuyo éxito se hallan interesados la moral, la justicia, y los más
noviembre de 1870 un convenio con Calfucura, mediante el cual
altos intereses del país. No es posible dedicar las tareas ni los elementos se procedió al canje de prisioneros y a mantener las
del Gobierno por el momento, a una operación que como la de Ja trasla-
ción de la Frontera, requiere preparación tan seria, y estudios previos ... amistosas relaciones, procurando que por pequeñeces que no afec-
tan importantes, si no se quiera esponer al país a ver defraudadas sus ten de ningún modo los intereses de la Nación no se turbe la paz de la
esperanzas por la precipitación en la ejecución de tan grande como tan frontera.M
difícil empresa. Para atender a ella, es menester ante todo concluir con.
la rebelión, y para llenar esta primordial necesidad el señor Presidente Asombrará hoy pensar que las autoridades adoptaran frente a
cuenta con el mismo patriotismo y cooperación que V.E. le ofrece, a fin este sangriento cacique una poHtica tan contemp~ativa y prude~te,
de dejar despejado el camino para emprender enseguida la grande obra pero ello se justificaba con solo recordar las d1ft~ultades políticas
de asegurar definitivamente nuestras Fronteras.G3 por que atravesaba el país, a raíz de los sucesos internos ya men-
cionados.
La opinión pública apoyaba a las autoridades en sus deseos El mismo coronel Elías concertó, el 9 de octubre de 1870, un
de solucionar la cuestión fronteras y en este sen tido cabe destacar convenio con el cacique principal de los pampas Cipriano Ca?"iel
la nota que en julio de 1870 la Sociedad Rural Argentina envió al y el cacique Calfuquir, mediante el cual se esperaba poner fu~ a
gobierno de la provincia de Buenos Aires, ofreciendo su coopera- los frecuentes robos que los indios amigos cometían en el partido
ción más decidida. de Azul y sus vecindades. .
En efecto, la situación expresada por el gobernador de la pro- Por si resultara interesante su lectura, se transcribe el corres-
vincia dio motivo a que el Congreso sancionara el 22 de julio de pondiente acuerdo celebrado en el pueblo de Azul (ver capítulo
1870 la ley nQ 385, autorizando al gobierno nacional a invertir dos "Documentación" - Anexo nQ 8).
millones de pesos para dar cumplimiento a la ley n9 215 del año Lamentablemente, el año 1871 tendría iguales alternativas que
1867, relativa al avance de la frontera hasta el río Negro (ver los anteriores en la campaña.
anexo n9 7). En el centro sur del país, el 4 de marzo, los ranqueles y otros
Cuando el ministro de Guerra estudiaba el plan más conve- cristianos renegados irrumpieron por el lado del fuerte Sarmiento
niente para el cumplimiento de dicha ley, tuvo lugar el asesinato (Córdoba). . .
del general Urquiza y la rebelión de López Jordán en la provincia En esa emergencia el teniente coronel Sosa, 1efe de la guam1-
de Entre Ríos, que como dijera el doctor Varela "desbarató inopi- ci6n, desprcnclió tras el rastro de los indios, entre otros oficial~s,
nadamente estos cálculos y esperanzas". al capitán Morales. Sobre su suerte el parte elevado a la superio-
Así, la expulsión del salvaje sufrió una nueva postergación, que ridad informaba :
fue aprovechada para lanzarse en su avidez de rapúia en pos de
nuevas presas, ante el estado anárquico que nuevamente envolvió . . . asi que tuviera noticia de la fuerza desprendida al mando del
a una parte de1 país. Capitán Morales en persecución de los Indio~, me ~?ndría c?n ellos
en marcha con el objeto de alcam.arlos en el Cuerpo , y seguir la es-
En este sentido Calfucurá no perdió tiempo, permitiendo que pedición. En este estado mandé más tarde un chasque a objeto de in-
su hijo mayor Namuncurá invadiera el 23 de octubre de 1870 quirir alguna noticia del Capitán Morales, y habiéndose pásado toda
Bahía Blanca, al frente de 2.000 indios.
o~ Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1871, pp. 236 y 278.
63 l\!cmoria de Guerra, 1871, pp. 210 y 211.
84-9
348
la noche def día 4, sin que regresare, ,a1 otro ~.ª mandé otros tres indi-
viduos que llegaron a la Posta de 'Cheroeco y allí encontraron los tera de la actitud de sus subordinados motivando 1a intervenci6n
restos mutilados de cinco oficiales y sesenta individuos de tropa, a que . armada del coronel de Elías.
me he referido y que fueron despachados con el Capitán Morales, dándo- 'Al respecto, el coronel Boer (jefe de la frontera oeste de Bue-
me algunos detalles borror~os de Ja ma.tanza, y haciéndome comprender nos Aires) comunicó posteriormente el 8 de mayo a la superiori-
que dicho capitán, a cometido por los mvasores en momento de desor-
den y de fraccionamiento de fuerzas, habla sido obligado a rendirse y dad que los caciques Manuel Grande y Chipitruz se presentaron
muerto con todos los individuos que mandaba, salvando tres o cuatro en el sector a su cargo, solicitando amparo porque fueron "ataca-
heridos de mucha gravedad, y que no pudieron dar datos exactos sobre lo dos por el cacique Catrie] y parte de las fuerzas de la División del
acontecido ...".64 jefe de la frontera Sur".e1
· Según se aclaró, ·esta sublevación no fue contra las autoridades
Por ·su parte, el cacique general de los ranqueles, Mariano Ro- nacionales sino contra el cacique general Catriel, originada por
sas, aprovechó el alejamiento momentán~o de las tropas de línea, intrigas entre los indios, las que tomando cuerpo degeneraron en
que cuidaban las fronteras, para romper sus tratados de paz .con una enemistad hacia ese cacique. No resultaría muy aventurado el
el gobierno y enviar a sus hordas dirigidas por su hermano Epu- decir que en ella hubiera mediado solapadamente Ja acción · de
mer sobre las florecientes poblaciones del interior, especialmente Calfucurá, quien, enemigo de Catriel, pretendía ser el único amo
sur de Córdoba y San Luis y norte de Buenos Aires. Tal proceder de Ja indiada.
del cacique Rosas movió al general Arredondo a disponer una bati-
da eri las tolderías de Jos ranqueles. En consecuencia es muy posible que a lo que el coronel de
Una columna de 800 hombres, mandada por el coronel D. An- Elías, quizá interiorizado por los partes de Catriel, le qiera carác-
tonio· Baigorria & , partiendo desde el fuerte Sarmiento (Córdoba) ter de sublevación no fuera tal cosa, sino simplemente un proceso
se internó en el mes de mayo de 1871 en el país de los ranqueles interno entre las tribus sujetas a la autoridad de dicho cacique.
logrando pleno éxito. La cuestión fue que el astuto Calfucurá, oficiando de protec-
En efecto, llegó hasta la sede de Mariano en Leubucó, quien tor de los sublevados, pronto sacó partido a su favor y olvidando
tuvo que apelar a la fuga para no caer prisionero. En cambio se una vez más los compromisos de paz con el gobierno resolvió
arrasaron las tolderías, se mataron unos 50 indios, entre ellos dos hacer justicia por su cuenta, nada menos que con una invasión de
capitanejos, se capturaron 70 familias de ellos y buen número de una proporción como nunca se vio hasta entonces.
hacienda; finalmente libertaron a 9 cautivos cristianos.66 . Para ello, silenciosamente, convocó a los principales caciques
El partid9 de Carmen de Patagones no escapó a la furia del de la pampa y en estrecha unión avanzaron sorpresivamente sobre
salvaje, quien en octubre de 1871 asaltó sorpresivamente esa zona. Buenos Aires las hordas de los ranqueles, las de Calfucurá, las de
Organizada la represión por el jefe accidental de esa guarnición, los araucanos de Reuque Corá y otras de indios amigos, que opor·
teniente coronel D. Mariano Ruiz, le salió al encuentro y tras un tunamente se rebelaron contra las autoridades nacionales.
breve raid por las márgenes del Colorado y río Negro logró derro- La osadía de este cacique en esa ocasión surge de la le-:!tura
tarlo y rescatar también 7 cautivos, entre ellos una mujer y dos de la siguiente carta:
criaturas.
También en Ja zoi:1a de Azul (Buenos Aires) en mayo de 1~71
los caciques Manuel Grande, Calfuquil y Chipitruz, que obedecían La Verde, 5 de marzo de 1872.
a Catriel, con el pi;etexto de demorarles Ja entrega de los sueldos Señor Coronel D. Juan Boer.
y raciones se sublevaron contra este cacique, obligando a.1 coronel
Señor Coronel: .
de Elías (comandante de la frontera sur) a atacarlos de inmediato
para conjurar ese peligro. Hoy Je participo que el día 5 vine a sorprender ~l cacique mayor D.
Andrés Raninqueo · con toda la indiada, así es que me vine con seis mil
Ocurrió que Catriel al ver minada su autoridad, en virtud de los indios, á vengarme por la gran picardía que hicieron con Manuel Grande
tratados firmados (ver anexo n9 8), dio cuenta al jefe de la fron· y Chipitrús y demás capitanes; en fin de muchas picardías que han hecho
con los soldados de Manuel Grande, y creo le mandase hacer lo mismo a
65 Era sobrino del célebre ex oficial de Paz, mencionado anteriormente en
Raninqueo, y por este motivo hoy me llevo al cacique Raninqueo por que
este libro por haber convivido largo tiempo con los ranqueles en el desierto. ustedes no lo vuelvan a hacer con él; así es que por su fuerte no me aso-
ee Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1871, p. 288 (ver parte
respectivo).
67 ldem, 1872, p. 23.
350
3.51
al ataque con un furor inusitado, entablándose. un reñido comb~te
maré y no haré ningún daño en su parte porque somos amigos. No se
nos ofrece otra cosa y solo !e pido se aplaca como Cefo lo saluda este donde por ambos bandos se hizo gala de cora¡e y valor, especial-
su atento servidor. mente por parte de los indios de Catriel.
Juan Calf ucurá os El entrevero fue espantoso, peleándose cuerpo a cuerpo, echando pie
a tierra los indios y muriendo a centenares los salvajes en las m~as
Su "venganza" consistió en acaudillar a todas las tribus enemi- bayonetas de Jos infantes, cayendo volteados por las culatas de los fusiles
gas del gobierno y lanzarlas en un amplio malón sobre la frontera por los machetazos de los soldados, que no les dejaban romper los
0
oeste de Buenos Aires, que dio lugar a un sangriento combate, de- cuadros.
nominado San Carlos, considerado como el encuentro más impor- . ¡Hubo un momento en que los veteranos pare~eron flaquear! , .
tante por los efectivos que intervinieron, por el ardor con que se En un principio los indios de Cabiel y de Cohqueo atacaron deb1l-
luchó y más que nada porque significó la derrota y ocaso de mente; pero el famoso cacique, ebrio de coraje y de. valor, se ~p~o á
Calfucurá. Jos suyos, mandando fusilar a algunos de Jos más remisos y ya la md1ada,
Este cacique, el 5 de marzo de 1872, invadió al frente de unos viéndose atacada por la división de indios chilenos que mandaba Reu-
6.000 indios los partidos de Alvear, 25 de Mayo y 9 de Julio. qu&-Curá, recordó antiguos y adormecidos agravios, entre pampas y
araucanos, y, corúundiendo sus salvajes alaridos con los de sus atacantes,
Mientras con una parte de sus huestes vigilaba a las tropas de volvieron al combate con tan irresistible ímpetu, que Reuque-Curá Y los
Azul, el resto saqueó los establecimientos y poblaciones, donde se suyos fueron derrotados, después de un tenaz entrevero a facón y bola.71
apoderó ele 200.000 cabezas de ganado, 500 cautivos y mató a unos
300 pobladores después de incediar sus viviendas. Sin duda alguna El desenlace del mismo estuvo indeciso por largo tiempo hasta
era ol Atila de nuestras pampas. que la suerte acompañó a las tropas nacion~les. " .
Nada mejor para ilustrar sobre la realidad de ese hecho sm
... Esta invasión ha sido hecha de acuerdo con los indios de b ejemplo de muchísimos años a esta parte", que leer el informe d~l
tribu amiga de Raniquco y Tripailas, que tenía su campamento en Ja combate, elevado a la superioridad por el general Rivas (ver capi-
"Verde" y prestaban servicios en la frontera del oeste. tulo "Documentación" - Anexo nQ 9).
Según todos los dato", el cacique Raniqueo ha sido traicionado por
su segundo Tripalias, el que a la llegada de Calfucur:í a los toldos se Como bien lo expresara el general Rivas, la derrota de San
alzó con toda la tribu, aprisionó a Raniqueo, que se babia puesto en acti- Carlos quebró la insolencia de Calfucurá y abatió por un tiempo
tud de defensa .. ·º' el poder del temible salvaje, que mantenía en angustiosa expecta-
ción y alarma al país, amenazándolo a todo lo largo de su fron-
En cuanto a las fuerzas de las fronteras, si bien sintieron el tera sur.
malón ocurrió que el mismo entró muy fraccionado, así que no se Lamentable fue que no se aprovechara este momento de debi-
tuvo la sensación de su magnitud hasta muy tarde. lidad de la indiada para terminar con el poder de Calfucurá. Pero
Organizada la represión por el comandante en jefe de la fron- no se pudo llegar a sus tolderías porque surgieron los conocidos
tera (general Rivas), avanzó desde Azul al frente de las fuerzas de inconvenientes y los salvajes, paulatinamente, se repusieron del des-
las fronteras sur y costa sur en protección del coronel Bocr (jefe calabro sufrido.
de la frontera oeste) que se encontraba con unos 500 hombres con- En medio de esas azarosas alternativas transcurría la vida en
centrado en el fuerte San Carlos. el resto de la campaña para los abnegados guardias nacionles, que
Asimismo ordenó el general Rivas al cacique am!go Catriel su las más de las veces, en cumplimiento d e su deber, las inmolaban
convergencia hacia ese lugar con su tribu. silenciosamente en manos de sus bárbaros enemigos.
En total juntó Rivas unos 1.800 hombres, de los cuales 800 eran No se podía fiar en la sinceridad del indio, su odio racial he-
indios de Catriel y de Coliqueo. redado desde siglos anterior<'s lo volvía más salvaje y menos pre-
En San Carlos el general Rivas decidió descansar y esperar el dispuesto a aceptar las ventajas de la vida civilizada que le ofrecía
regreso de Calfucurá para atacarlo, chocando ambos adversarios en el cristiano.
la mañana del 8 de marzo a legua y media al N.O. de San Carlos.70 Así esta raza indómila apelaba a Ja violencia ante el despojo
Los indios, maniobrando al toque de clarín, desplegaron y pasaron de que, a su juicio, era objeto por los cristianos, sucediéndose con
ritmo variable una serie interminable de malones, de los cuales
os Frontera.f y tcrritorl-Os federales de las pampas del sur, Coronel D. Al- solo se mencionaron los más notables.
vnro Barros, pp. 133 y 134.
Gt Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1872, p. 111.
10 Actual localidad de Bolívar. '11 Conquista del .tUelo patrio, Santiago J. Albarracin, p. 70.

353
352
Evidentemente, vemos que era una lucha sin cuartel, en la que
el indio infiel insistía cada vez con más brutalidad y ensañamiento,
y que sólo terminaría cuando se lo venciera o doblegara sin término.
Esa solución ya estaba prevista, pero la imperiosa urgencia de
atender compromisos originados por luchas externas e internas, co-
mo fueron con el Paraguay y las rebeliones civiles, demoraron la
oportunidad de ejecutarla.
Asl se explica también cómo unas pocas tribus, pero aguerri-
das, pudieran mantener una enconada resistencia, retardando mu-
cho más tiempo la fijación de la frontera en su real límite. Si bien
fueron diezmadas por combates y por pestes que azotaban sus tol-
derías, como la viruela y la tisis, continuamente eran reforzadas
por sus hermanos araucanos, los que cobraban buen precio por su
fraternal ayuda.
Ante esta dudosa situación, en 1871 la Sociedad Rural de Bue-
nos Aires presentó un memorándum a las autoridades provinciales
insistiendo en la necesidad de expulsar al sur del río Negro a los
bárbaros que asaltaban los establecimientos bonaerenses. De hecho
ofrecían decididamente su cooperación, con los recursos a su alcance.
· Solicitaban que hasta tanto no se realizara la expedición, la
frontera de Buenos Aires fuera "dotada inmediatamente de todos
los elementos necesarios, para su seguridad y defensa".72
.La precedente solicitud el gobernador de Buenos Aires Ja re-
mitió al gobierno nacional, contestándole en 1872 el ministro de
Guerra, coronel Gainza:

V.E. apoya en su nota la idea de llevar la frontera hasta la linea


del rlo Negro.
Este Gobierno se ocupa actualmente de preparar los elementos
necesarios para llevar a cabo esta idea dando al mismo tiempo cumpli-
miento a una ley dictada por el Congreso hace algunos años, pero para
ello ha de tomarse el tiempo indispensable, pues, no quiere exponerse a
que los armas de la civilización retrocedan como otrns veces ante !a·
chuza de la barbarie.
Los señores hacendados, con un desprendimiento que los honra, ofre-
cen en obsequio del mismo pensamiento todo su apoyo moral y material.
El Gobierno Argentino acepta gustoso ese concUISo; y en el caso de
que se haga práctica la operación, espera que V.E. se servirá entenderse
directamente con ellos a fin de averiguar, hasta que punto y en que
sentido podrá contar con él.
Ese conocimiento seria de suma importancia, pues el Gobierno
tendría entonces un punto más de partida para proceder seguro como
está de que si los señores hacendados toman con empeño el encargo
de concurrir a Jn operación, una gran parte de las dificultades habrán
sido superadas.n
Coronel D. IGNACIO RIVAS
Vencedor de Calfucuró en él combate de San Carlos en marzo ~; 1872.
72 La coru¡uista de 15.000 leguas, Estanislao S. Zeballos, p. 284. (Copia fotográfica obtenida en el Archivo General de la Nacion.)
73 1dem, pp. 285 y 286.

354

t
La derrnta de Calfucurá y sus huestes en San Carlos no pro-
dujo un alivio en el panorama de la nación en 1872.
El ejércilo de línea se componía de 6.100 hombres de las tres
armas, número reducido para hacer frente a las necesidades de
entonces.
Las fronteras del Chaco, de Salta y la permanencia de fuerzas
en guarniciones para conservar el orden en el interior de la repú-
blica absorbían la mayor parte de sus efectivos. Por ello continuó
la necesidad <le completar esos efectivos indispensables, apelando
a voluntarios y a los guardias nacionales, que
... reclutada y remitida siempre violentamente, da los peores re·
sultados en el servicio, habiéndose repetido el caso de deserción en
masa con armas y caballos, abandonando los fortines cuya defensa les
había sido encomendada.

Luego expresaba el ministro de Guerra en su mensaje al Con-


greso:
... En las .fronteras del Sud, los indios de Catriel a más del servi-
cio que les está encomendado, prestan el de escoltar a los guardia~
nacionales que hacen descubiertas y guarnecen fortines para evitar su
deserción. 7 4

Esta anómala situación y hasta original si se quiere, donde los


indios vigilaban a los guardias nacionales, era la consecuencia de
que muchas veces se destinaba personal inapto. En ese sentido ilus-
tra claramente la siguiente nota del comandante en jefe de las fron-
teras sur, costa sur, y Bahía Blanca:

Azul, abril de 1872


A S. E. el señor Ministro de Guerra y Marina, Coronel D. Martín
de Gainza.
Cumplo con el deber de poner en conocimiento de V. E. las irregu·
laridades con que continúan recibiéndose los contingentes de G. N. para
el servicio en las fronteras de mi mando.
La milad de los hombres que lo componen son extranjeros (Napo-
litanos) completamente inútiles para el servicio de fronteras, por ser
enfermos una gran parte y no saber montar a cabalJo ninguno.
He reclamado de esta falta al Sub Inspector del Sud, quien ha
contestado que el Gobierno de la Provincia no puede negar el derecho
poner personero a los ciudadanos a quienes toca ese servicio.
Entre tanto, los contingentes así compuestos son perjudiciales <"n
fas fronteras; en los casos de marcha rápida es necesario dejar los
extranjeros en los fortines pues son incapaces de acompañar una colum-
na al galope, y siempre inutilizan los caballos que montan; pues igno-
ran absoluta.mente como deben ensillarlos.

N Memoria del Departamento de Guerra IJ Marina, 1872, p. 5.

356
Como mi facultad para el recibo de contingente¡¡ solo alcanza a re· Fortín Rodríguez (sur de Buenos Aires), Blanca Grande, Fortín
clamar de su número y composición, al señor Subinspector, doy cueotu Vigilancia, Brandsen, Zelaya, Frías, Fuerte La valle ( Sanquilc6 ),
a V.E. de estos hechos que se repiten con frecuencia a fin de que se Fortín Aldecoa, Fortín Defensa (costa sur), Necochea, Libertad,
sirva adoptar lo que considere conveniente. Fuerte San Martín 27-XII-Chaco, Fuerte Argentino (zona norte
Dios guarde a V.E. de Bahía Blanca), Nueva Roma (sobre el arroyo Sauce Chico),
1. Rioos.'I& For.tín Mercedes (sobre el Río Colorado), Fuerte El Invencible( so-
bre el Río Negro), Carmen de Patagones (ver anexo n9 4).77
A- pesar de esos notorios inconvenientes, el servicio de vigilan- .,
cia se cumplía porque al frente de esas tropas había jefes de pres-
tigio, experiencia en la lucha con el salvaje y por sobre todo con
gran valor personal, como eran los generales Rivas, Arrcdondo;
los coroneles Roca, Mansilla, Bocr, Ocampo, Borgcs y los más tarde
famosos Levalle, Racedo, Villegas, Vintter, Leyría, Heredia y mu-
chos más cuya lista sería muy larga .de mencionar.'°
En general, la frontera bonaerense sufrió pequeñas modifica-
ciones, adelantándose en los sectores de Bahía Blanca y costa sur.
En este sector el límite pasaba ahora por el arroyo Sauce Corlo,
línea natural de defensa situada tan solo a 170 kilómetros de las
Salinas Grandes, donde moraban normalmente las tribus avanza-
das de Calfucun't.
En el sector de Bahía Blanca, al ocuparse el arroyo Sauce Chi-
co, se aseguró la campaña de esa importante localidad cuya de-
fensa estaba anteriormente reducida a los alrededores de la ciudad.
Además, mediante nuevos fortines levantados, se cerraron las
entradas a las sierras de Curu Malal y de la Ventana.
Tales modificaciones crearon ·condiciones ventajosas par~ ini-
. ciar en cualquier momento una rápida ofensiva sobre las Salinas
Grandes.
En esta época y basta el uño 1876 la frontera pasaba por la
línea geperal: San Rafael ( MPndoza), Río Diamante, Fuerte Salto,
Charlone (San Luis), Cerro Lince, Fuerte Fraga, Fuerte Constitu-
cional o Villa Mercedes, Fuerte Paso de los Avestruces, Fuerte Ro-
setti, Fuerte Pringles, Fuerte 3 de Febrero (Córdoba), Lechuza,
n9 12, Fuerte Sarmiento, nQ 7, Fuerte Necochea, Achirero, Guerre- Guardia nacional de caballería. (Reproducción fotográfica de un dibujo
ro, Arbol, Santa María, Fuerte La Ramada, Fuerte nQ 2, Fuerte nQ 8• de G. Campos, en poder de la familia Pedemera.) ·
(sector de Santa Fe ), República, Fuerte Gainza, Fuerte Díaz, La
Verde, Fuerte Benavídez, Fuerte Las Heras ( norte de Buenos Ai-
res ), Fuerte Mcd.ialuna, Fuerte La Paz, nQ 3 de Línea, General La- En cuanto al adelantamiento de la frontera sur hasta el río
valle ( Ancaló ), Rivadavia, Belgrano, Triunfo, Vigilancia, Fuerte Negro, cumpliéndose así la ley sancionada en el año 1867, infor-
Comisario (oeste de Buenos Aires), Conesa, Gucvara, Algarrobo, maba el ministro de Guerra al Congreso Nacional en mayo de 1872:
Fortín Aliados, Fuerte San Carlos, Fuerte San Luis, Fortín Reunión,
Contaba haber podido tener el honor de anunciaros que vuestra
Ley de traslación de la frontera al Río Negro se hallaba cumplida.
75 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1872, pp. 144 y 145. Todo estaba preparado, cuando estalló la guerra civil en Corrientes y
76 Este panorama general que presentaba la campaña del S. del pals y
los hechos que en ella se desarrallaban, sirvió de inspiración a nuestro insig-
ne escritor D. losé Hernández, para interpretarlo en su inigualado libro Martín 77 Para evitar posibles confusiones, se aclara que los sectores de defensa
Fierro, apareciClo en diciembre de 1872. no coincidían con los actuales límites políticos provinciaies.

358 359
e.l Gobiem?, ~vo qu~ sus~ender la espedición, no creyendo pmdente
situar el E¡erc1t~ ª. d1stanc1a '.ªn grande del teatro donde se producíar¡ dios amigos, el día 20 de junio d e 1872 partió de Carmen de Pa-
ttqucllos acontecimientos. Felizmente aquel desgraciado suceso terminó tagones.
p~r~ ya había pasado la e~tación en que podía llevarse a cabo la espe- D espués de un viaje de tres meses, no exento de los consiguien-
d1c16n proyectada y ha sido preciso aplazarla hasta la •época convc- tes riesgos y peligros, regresó el 24 de setiembre, logrando cumplir
niente. 78 con éxito la misión encomendada.
Durante el mismo se entrevfató· con los caciques Sayhueque,
Sin embargo se dispuso Ja ejecución de reconocimientos flu- Naucucheo, Wiliqueo, etcétera, y pudo efectuar un buen recono-
viales y terrestres hasta el río Negro. cimiento del terreno, consignado en eJ Diario de Viaje que elevó el
El teniente coronel de marina D. Martín Guf'rrico recibió en 16 de octubre de 1872.79
febrero de 1872 la orden de explorar el río Negro, con arreglo a Aparte de los reconocimientos expresados, se efectuaron otras
las siguientes instrucciones : expediciones sobre las tolderías, estando a cargo de ellas el gene-
ral Arredondo y el teniente coronel D. Hilario Lagos.
19 Exploración de los ríos Negro, Neuquén, Limay y sus afluen- El general. Arredondo, en el mes de julio, recibió la orden de
tes, hasta la mayor altura posible. someter al cacique general de Jos ranqueles (Mariano), que se ha-
2<:> Hará usted los estudios necesarios con la mayor prolijidad de- bía rebelado a las autoridades, y de evacuar un informe sobre Ja
terminando con exactitud los pasos de los ríos, de uno y otro lado.78 topografía del terreno hasta Leubucó, con la situaci6n respectiva

En cumplimiento de la misión expresada, el teniente coronel ... de las aguadas, pastos, etc., con expresión de la distancia que
Guerrico debió vencer numerosos inconv<.>nicntes derivados del des- media entre las primeras, las facilidades o inconvenientes d el camino y
conocimiento de las características de este curso de agua, escasa demás detalles que ofrezcan algún interés.
pot<'ncia de las <'mbarcaciones empleadas, alternando el reconoci-
miento fluvial con varias jornadas terrestres. Esta expedición partió ele Villa Mercedes y siguiendo al sur
Así, el 4 de agosto se llegó a la altura de la isla de Choole sudeste alcanzó la zona de la laguna Guada (a 11 leguas al sur de
Choel, donde se levantó un croquis de la misma. Pese a numero- Leubucó ), en una rápida y sorpresiva marcha en pleno invierno.
sos contrati<'mpos tales como: <'scasez de combustible, fuertes co- La operación realizada permitió que
rrientes en contra y falta de pc-rsonal. que retardaron considerable-
mente las tare-as indicadas. pudo el comandante Guerrero alcanzar . . . el Cacique Mariano Rosas que había roto un tratado de paz
UnAS cinco leguas aguas arribas de la isla, donde resolvió empren-
con el Gobierno, abandonado por su aliado Baigorria, no considerándose
der el regreso. seguro en el mismo centro de sus clominios y viendo desmoralizadas to-
das sus tribus que huyeron a los bosques; solicitó nuevos tratados con
El rcconocimiC'nto terrestre fue ordenado al sargento mayor mayores ventajas para el Gobierno, que hasta hoy cumple fielmente.
D. Mariano Be-jarano. quic-n debía internarse en el desic-rto v tratar
de llegar hasta C'I país d<' Las M amanas. a fi n ele conferenéiar . con En cuanto al teniente coroMl D. Hilario Lagos (comandante
las tribus de los caciques Sayhueque y Renque Curá y otras racio- de Ja división del oeste). dcch1ó una expedición sobre las tolderías
nadas por <'l gobierno, para comprobar la entrega de las mismas. del cacique Pincén, quien, situado entre las tolderías de- Calfucurá
D e paso debla aprovechar ese viaje y de los ran q u ~l cs, era el cacique de más prestigio y valor que ha-
bitaba en La Pampa; habiendo rechazado siempre todas las pro-
... para tomar todos los datos posibles sobre el número de indios posiciones de paz cfe'ctuadas por las autoridadt-s nacionales. En
que haya en esa parte y trayecto que siguiere, calidad de los campos, esta emergencia se sabía que aprestaba sus huc>stes para efectuar
cl:lse Y situación de las aguadas, etc., y cuando pudiese interesar al co- una nueva invasión sobre Buenos Aires.
nocimiento de esas regiones.79
El 8 de noviembre de 1872 (.') tmiente coro1wl Lagos al frente
En virtud de Ja ordc•n recibida. el sargento mayor Bejarano de una columna ligera de 400 h ombres y de 80 indios de la tribu
acompañado tan solo por el capitanejo Manuel Linares y cinco in- del cacique am igo Coliquco, emprendió desde el fuerte General
Paz la marcha con rumbo al oeste.
Avanzando por Las Tunas, Trenque Lauqucn y S::mqui1c6, don-
78 Memoria de Crwrra y Marina, 1872. de quedó el grueso de la columna, el teniente coronel Lagos con
7
9 Anexo n° 7 de la Memoria de Guerra y Marina, 1873. sólo 80 hombres bien montados prosiguió el avance hasta el sud-
360 361

J
oeste de la laguna de Polroló ( 20 kilómetros de Sanquilc6) bus-
cando sorprender a Pincén, a quien lo suponía situado a unas 15
leguas de distancia. Así, el día 15 al amanecer atacó las tolderías,
atinando los indios sólo a huir después de cambiados los primeros
dispa~os. ·
Después de este éxito se efectuó un br1tida general en unas
cinco leguas a la redonda, logrando tomar 54 prisioneros, rescatar
4 cautivos y reunir un millar de hacienda vacuna y lanar.
Anteriormente, en agosto y setiembre de 1872, este mismo jefe
efectuó dos batidas hacia Las Tunas, motivadas por las invasiones
al partido de 9 de Julio, por los indios de Pincén.
Este indomable cacique que en esta emergencia pudo huir gra-
cias al buen caballo que montaba, mandó luego una comisión ante
las autoridades militares de la frontera solicitando la paz y el can-
je de sus prisioneros por cautivos que tuvo que comprar a otras
tribus rebeldes.
En cuanto a las pérdidas propias, consistieron en un oficial y
ocho soldados, extraviados los últimos en la marcha durante una
noche de tormenta.
A la columna del teniente coronel Lagos la acompañó el sar-
gento mayor D. Federico L. Melchert, encargado do efectuar el
reconocimiento topográfico del terreno recorrido. Dicho jefe elevó
a la superioridad un informe muy interesante, conteniendo detalles
hasta entonces ignorados del interior de nuestra pampa.
Finalmente resta mencionar un lamentable suceso, ocurrido du-
rante la persecución de unos indios que entrando por el sur de
Buenos Aires salieron por el oeste de dicha provincia.
Casi a fines de junio de 1872, habiéndose avistado en el extre-
mo izquierdo del sector oeste de la frontera una rastrillada de indios
ladrones, se dispuso Ja partida de tropas para capturar el producto
del robo y rechazar a los autores.
El teniente coronel D. Estanislao Heredia, situado con el regi-
miento 5 de caballería de línea en el fortín Rifles, avanzó hasta el
fortín San Carlos buscando la incorporación de otras fuerzas.
Dicho jefe en conocimiento de que los indios ya se retiraban,
se adelantó con 30 hombres a ·reconocerlos, dejando a retaguardia
el resto de su tropa, pero debido a su impremeditado arrojo fue
cercado por los indios, quienes lograron desorganizar gradualmente
la partida, acuchillándola con toda fuerza. Así entregaron sus vidas
el Teniente Coronel Heredia, 4 sargentos, 1 cabo, 1 corneta, 1 aspi-
rante y 13 soldados, quienes con su valor engrosaron la lista de Cacique PINCl!:N .
aquellos abnegados expedicionarios que en cumplimiento de su de- (Copia fotogrilica obtenida del Museo Histórico Nacional.)
ber no vacilaron un segundo en medir la imprudencia de su arro-
jo y decisión.

362 363
, Quizás un lógico asombro o interés se produzca en el lector rializaba nuestra soberanla en aquellas latitudes. Esta enojosa cues-
al comprobar In realidad que era la lucha por la conquista del de- tión, sin solución definitiva, se prolongó mediando exigencias y ve-
sierto en el sur del país, matizada por las distintas incidencias sin- ladas amenazas, lo que configuró un clima propenso a una guerra,
téticamente narradas. Pero por entonces también en ese vasto es- dado que, poco a poco, tomaron partido en esta controversia la
cenario patagónico se incubaban problemas de otra naturaleza, ajenos prensa y la opinión pública en ambos países; en tanto, nuestro go-
a los ya mencionados, y de difícil solución por los intereses en juego. bierno mantenía una enérgica y prudente calma, buscando siempre
Er~n los inherentes a los límites &onterizos entre Argentina y Chile, el camino para una solución pacífica.
pa1scs que después de 1810 no habían tenido tiempo de fijar su Lamentablemente, el problema de fondo subsistiría aún por
&ontcra común en el terreno, ratificando la que tenían al St.'parars<• largo tiempo, dando margen a sucesos bien peligrosos por cierto.
de la dominación española.
Si bien después de Caseros, d 30 de agosto de 1855, se f irrnó Bajo este clima, a partir de entonces se desarrollarían los fu-
un tratado de paz, amistad, comercio y navegación, en el cual se turos acontecimientos en nuestra lejana Patagonia, no extrañando
mencionó en su articulado tratar este asunto en forma pacífica y que ciertas actitudes de las indiadas araucanas sobre nuestra cam-
amigable, al cumplirse la vigencia de dicho tratado sin haberse re- paña respondieran a una política vinculada a ese conflicto &onte-
suelto nada, quedó de hecho anulado. Posteriormente, Chile, en rizo; asunto totalmente al margen del viejo contrabando que se hacía
este. asunto fr~nt~r izo, inopi~adam ent c sorprendió a~ evidenciar pre- hacia Chile, a través de los pasos cordilleranos, con el ganado ro-
tensiones territoriales al onentc de la cordillera, es decir, sobre bado en Ja Argentina y vendido a ganaderos chilenos, muchos de
nuestra Patagonia, y con más exactitud lo demostró queriendo ejer- los cuales aun lo invernaban en valles de Neuquén.
cer actos dt• soberanía incluso en el litoral marítimo atlántico, lo Al respecto, entre otras referencias, consideradas como testimo-
que perturbó en forma evidente las buenas relaciones entre ambas nios irrefutables, está Ja carta del general Roca contestando a Sar-
naciones. miento en 1876, uno de cuyos párrafos aludiendo a Reuque, dice:
Por el año 1870 nuestro país mal podía prestar mayor aten-
ción n ese delicado problema, porque la finalización de Ja guerra Casi todos los caciques de estas tibus acuden al llamado de las
con el Paraguay y la liquidación de los asuntos diplomáticos que autoridades chilenas, y el principal de ellos, Feliciano Purán, que tiene
subsistieron a su vez provocaron nuevas dificultades en el orden su residencia en Campana.rio, doce leguas al Sur de Neuquén ... recihe
internacional, aparte de las de orden interno existentes. sueldo del gobierno chileno para hacer respetar los intereses y las vidas
Años más tarde, en 1872, el gobierno argentino autorizó al de sus ciudadanos {ver págs. 428 y 429 de esta obra).
Sr. Ernesto Rouquaud para establecer una colonia factoría en la
orilla sur del Rro Santa Cruz para industrializar la pesca de esa
zona. Eh virtud de esa autoriiación, por el mes de octubre St" le- A mediados de 1873, con el fin de fijar una representación del
vantaron en el paraje denominado "Cañadón de los Misioneros" las gobierno nacional en el interior de la Patagonia, personal de la go-
primeras viviendas de esa colonia, donde ya en 1862 se había ins- leta ..Chubut" de la armada argentina, al mando del comandante
talado una misión de la Sociedad Anglicana. Lawrence, estableció en el "Cañadón de los Misioneros" una capi-
Enteradas de ello las autoridades de Chile, hicieron saber al tanía de puerto, izando en sus precarias instalaciones nuestra enseña
gobierno argentino por nota patria. En oportunidad de un posterior viaje que h izo la "Chubut"
a esa capitanía, un oficial de su dotación, el subteniente D. Valentin
. ... que no estaban dispuestas a tolerar la instalación de colonos Feilberg, efectuó una expedición fluvial y terrestre por el río Santa
argentinos en el Sur del río Santa Cruz, territorio que consideraba den- Cruz, hasta dar con su fuente. Acompañado por 4 marineros partió
tro ele los límites de sus dominios. Agregaba además, q uc mi<'ntrns el 6 de noviembre de 1873 en un bote y después de 20 días de penoso
so. resolviera In cuestión de limites pendientes de un tratado, la Repli- viaje por las dificultades y otros riesgos inimaginables, arribaron
bhca Argentina no podía ejecutar actos de soberanía sobre las ticrrns el 26 de ese mes a un lago, que luego el perito Moreno denominó
en disputa.so Argentino.
Antes de regresar, Fcilbcrg plantó sobre la elevación de un mé-
Al. resp:cto cabe recordar que ya desde el año 1859 el capitán
dano un remo en cuyo extremo clavó con orgullo la bandera ar-
argcntmo P1cdrnbuc.·na, desde su residencia en la isla Pavón, mate-
gentina. Luego en la base de rsta improvisada asta dejó atada una
botella en la que previamr nte había guardado el acta levantada por
ao Pcquc1ía llistoria Patagónica, A. Braun .Menéndez, p. 131. él en ese mismo lugar, como demostración verídica y perdurable de

364
haber sido el primer argentino que había llegado a esos lejanos
parajes.11
Llegamos al final de este extenso capítulo, por demás frondoso
en novedades de toda índole. Se lo ha extendido deliberadamente
para cerrarlo con un acontecimiento ocurrido el 4 de junio de 1873. CAPITULO X
En sus tolderías de Chiloé (oeste de Salinas Grandes) ese día
murió, casi centenario, Calfucurá, el indiscutido soberano del de-
si~rto, que ejerció un poder omnímodo sobre la 'confederación indí-
gena a sus órdenes. DESARROLLO DE LA LUCHA CONTRA EL SALVAJE
DURANTE EL MINISTERIO DEL DOCTOR
El "testamento" político de este gran caudillo legaba a sus he-
rederos la consigna: "No abandonar Carhué al huinca". ADOLFO ALSINA (1874-1877)
De hecho esa voluntad fue el norte que regló las actividades
Malones en 1873 - Principales tribus rebeldes que poblaban el desierto
posteriores de sus descendientes, quienes no variaron en nada su • Expedición. del General Rivas :i Salinas Grandes - Revolución
conducta y procederes con el gobierno nacional. militar del 24 'de setiembre de 1874 y su gravitación en la campaña -
Después de un tumultuoso consejo cacica], su hijo Namuncurá. Muerte de Cipriano Catriel - Nuevos jefes de fronteras - l1lan ~e
de 62 años, asumió el mando de la tribu y pronto se lo vería galopar avance de la frontera del doctor Alsina - Medidas previas -
al frente de sus huestes en demanda de sus presas favoritas, pero, Reconocimiento del Sargento Mayor Melchert - Demoras en la
enfrentándolo, encontraría jefes valientes y dispuestos a poner freno
ejecución del plan - Sublevación.?e Juan Jo~é Cntriel - l~vasi6n de
los indios confederndos en nux1lio de Catr1cl - Repres16n de las
a su ambición sanguinaria. tropas nacionnles y principales combntcs q ue ocurrieron - Avance
· de lns tropas nacionales a la nueva frontera - Marcha ele las columnas
mandadas por el Coronel Levnlle y los Tenientes Coroneles Maldona-
do y Freyre - Coroneles Villegas y Nelson - Trabajos y obras en la
nueva frontero - Fortines construidos - Comandos y tropas que
guamecínn el resto de la fronten sur - Situación y efectivos de la
indiada - Nuevas invasiones - Re11cción de las tropos nacionales -
Fallecimiento del Dr. Alsina - Breve juicio sobre su obra - Acción
civilizadora do sacerdotes misioneros - Exploraciones cientHicas del
perito Moreno y del Capitán Moyano

·En mayo de 1873, la segunda rebelión de López Jordán en la


provincia de Entre Ríos demoró una vez más el traslado de la fron-
tera al río Negro, por Ja larga guerra civil que sobrevino.
El límite sur se estacionó en la línea mencionada en el capítulo
anterior, donde las unidades que la guarnecían construyeron sus
alojamientos, plantaron arboledas y fundaron escuelas, en las que
después de instrucción recibían clase primaria muchos soldados anal-
fabetos al lado de sus hijos y de pobladores vecinos. Vemos entonces
que el ejército nacional no sólo garantizaba las fronteras sino que
con su acción educadora fue un elemento de progreso para el país,
arraig~ndo Jos cimientos de la civilización en esas desoladas regiones.
Velando por la conservación del ganado se hicieron corrales
y se sembraron campos, lo que permitió mantener a las caballadas
en condiciones de prestar eficientes servicios sin mayor gasto para
.
1
1 Peq~ña Historia Patag6nica, A. Braun Menéodez, p. 166 y "Acerca
de la fundación de Santa Cruz", J. J. FeUberg (La Prensa del 8-1-1969).
el Estado.
~

366 367
La frontera no se apoyaba en ~as poblaciones rurales sino en ~argas mas le hicieron al cuadro que defendía el. Capitán Torres con tal
los nuevos fortines avanzados, por lo que los malones eran sentidos bravura y decisión a piedras, pues se les había acabado la munición,
con más anticipación y el cañonazo de alarma prevenía con más consiguiendo que después de 5 hor::is de combate que los indios se reti-
tiempo a las tropas de represión. rasen costándoles 60 a 80 entre muertos y heridos.
Anteriormente la frontera pasaba por las mismas poblaciones, Al cerrarse la noche el Capitán Torres con sus soldados, cargando
Jos heridos se encaminó al sud hasta llegar al Rlo Salado, logrando de
por lo que coincidía la invasión con el saqueo. Ahora, las tentativas la imposibilidad, de que los invasores le siguieran atendida la escabro-
de malón eran normalmente rechazadas con graves pérdidas para 6idad de la sierra y c;londe llegó al siguiente día a las 6 de la mañana.
Jos incursores. Estando alll vio pasar a 300 pasos una partida como de cien indios que
Con todo hubo invasiones de regular importancia, mereciendo entraron por el cajón del Valle Hermoso y regresaron al día siguiente
destacar la ocurrida el 11 de diciembre de 1873. En esa oportunidad, con 200 cabezas de ganado. Como estaba a pie el Capitán Torres y Ja
Namuncurá al frente de un millar de indios 1 penetró por las zonas jente, y sin ningún tiro Je fue imposi?Je atacar a esa partida de quien
del fuerte General San Martín y de Pillahuincó (sectores Bahía quedaban río por medio. De alli se dlrijió al :'-lfalfalito a pie en ~onde
Blanca' y costa sur) consiguiendo robar unas 1.000 vacas y 100 ca- ha permanecido hasta que fue relevado por m1 orden con toda su ¡ente,
ballos. la que ha llegado aquí desnuda y descalza completamente.2
El jefe de las fronteras de Bahía Blanca y costa sur (coronel
D. Julián Murga) organizó la represión y pudo atacar a los invaso- Este singular combate evidenció el brillante comportamiento
res cuando regresaban a sus tolderías. Los indios huyeron abando- del capitán Torres quien al igual que otros distinguidos jefes supo
nando el arreo y cautivos; asimismo se les tomaron numerosos pri- sostener con honor el prestigio de las armas nacionales frente a las
sioneros. hordas invasoras1 por eso se lo menciona como un ejemplo más de
Estas invasiones se efectuaron intermitentemente sobre el sur lo cruenta y costosa que fue la lucha por la conquista del desierto,
de las provincias de Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza, pero lograda por nuestros beneméritos soldados del ejército de ayer a
ya se expresó que no tuvieron tanta trascendencia como otras ante- fuerza de valor y coraje.
riores y Ja del 11 de diciembre por Bahía Blanca. . En esta época poblaban el desierto 1as siguientes tribus pi-in-
En el sur de Mendoza, el 22 de diciembre de ese año 1873, el cipales, rebeldes a las autoridades de la nación (ver anexo nQ 5).
cacique Usalman al frente de unos 400 indios chocó en el lugar La confederaci6n de Namuncurá, que levantaba su¡ tolderías
denominado Coihueco con una partida de 35 guardias nacionales desde los montes y Laguna de Chiloé hacia Salinas ~randes.
del regimientos guías de Mendoza, mandada por el capitán Satur- Los indios de Pincén, ubicados en plena pampa, entre Namun-
nino Torres. curá y los ranqueles, ocupaban la zona de la Laguna de Toay y
No pudiendo evitar el combate, se retiró hacia una loma Trenque Lauquen. Este cacique había pertenecido a la confedera-
ción de Calfucurá, pero a su muerte se instaló en el centro de la
. . . donde apenas ::ilcanz6 a echar pie a tierra y formar cuadro. pampa, acosando preferentemente el oeste de Buenos Aires.
Así esperó Ja primera carga haciendo fuego contra los invasores así que Los ranqueles, mandados por Mariano Rosas, moraban siempre
estos estuvieron a 30 ó 40 varas, los que por la diferencia enorme de su por Leuvucó y los montes próximos. . . . .
número at&caban en tres filas, dos de a pie y una tercera a caballo, ata- últimamente el cacique Mariano había solicitado la revalidación
cando el cuadro por tres costados, pues solo un flanco . estaba respal- de su tratado de paz anterior, interrumpido en 1872; prometía aho-
dado en el cerro. Con la gritería de los indios, las pedradas de estos y ra al gobierno su fiel cumplimiento para lo que ofreció rehenes y
el tiroteo de los soldados, los caballos rompieron el cuadro medio desor- devolvió cautivos.
ganizándolo, lo que aprovecharon los indios para irse sobre él l?nza
en mano. De este entrevero resultó un soldado muerto y 8 hendos, Había otras tribus ranquclcs sujetas en parte a la autoridad de
quedando 4 indios muertos dentro del cuadro. Los muertos y heridos Mariano Rosas tales como la del cacique Ramón 3 (situado en 1os
que caían a poca distancia del cuadro eran recojidos por sus compañe- montes de Cer;ilobo, al sur do la Laguna Verde, San Luis) y la del
ros, como lo fue el capitanejo Manuel Páez, al que, el subirlo a caballo l' cacique Baigorrita 4 , en Potahué ( 30 kilómetros al sur de Leuvu-
recibió otro balazo en la cara q uedando muerto inmediatamente. Tres
2 Memoria del Departamento de GtLCNa y Marina, año 1874, pp. 624 al 626.
J Era hijo de una cristiana cautivada en La Carlota, por lo que no mos-
l Ln invasión Ja efectuaron 800 indios de lanza, 50 con armas de fuego, traba mayor hostilidad hacia los blancos. . . .
10 trompas y 200 indios sin armas para los arreos. ( i\1em?ri~ del Dep~rtament~ 4 Este cacique ranquel fue también hijo .de una cristiana. ca~hvada ~~
de Guerra y Marina, 1874, p. 602). Vemos que ya los mdios se habinn fami- el Morro, distinguiéndose por su bravura y altivez. JámÍls se rmdio Y muno
liarizado con el uso de las armas de fuego. peleando, después de ser herido varias veces.

368 369
c6), las que consideradas aisladamente poca Ímportancia tenían, sub- ___ ..:...------- ..
sistiendo al igual que otras del producto de sus robos o malones.
En cuanto a Cipriano Catricl, que vivía en la zona de Azul,
caracterizaba su conducta por su fidelidad y respeto a las autoridades.
Por lo g<'ncral los indios invocaban como causa de sus frecuen-
tes violaciones a los tratados de paz, el no cumplir el gobierno con
la entrega en cantidad y calidad de las raciqnes estipuladas.
El gobierno previó acertadamente enérgicas medidas para evitar
esas anormalidades y que los racionamientos se efectuaran con toda
exactitud. En esa forma se logró captar en gran parte la confianza
de tribus predispuestas a la paz.·
Se proveía a la indiada para su alimentación de hacienda vacu-
na en vez de yeguariza, eliminando en esta forma Ja posiblidad de
que Jos indios la utilizaran en sus malones.
Tales tratados ocasionaban a la Nación ingentes gastos, pero
había que aceptarlos en beneficio de la seguridad de la campaña,
hasta tanto no se les expulsara o se avinieran a convivir en un am-
biente civilizado. De no proceder así, los continuos malones ame-
nazaban con destruir las fuentes de riquezas fundamentales de la
Nación, como eran en ese entonces nuestras promisorias ganaderías
y agricultura.n
En general, los principales caciques paulatinamente optaron por
ganar Ja amistad del gobierno, pero otros, como Narnuncurá y Bai-
gorrita, se mostraron reacios a toda tentativa, pretendiendo mantener
su hegemonía política y racial dentro del propio territorio; eso explicó
su proceder inamistoso y sanguinario.
Entre las tribus que decidieron entregarse una fue la de Ranin-
queo, que lo hizo en Bahía Blanca con 6 capitanejos, 42 lanceros y
70 familiares, cansados de vivir como salvajes, pues querían convivir
con los · blancos, pero antes debieron vencer la resistencia de otras
indiadas de Namuncurá, que incluio los atacaron para disuadirlos
de su actitud.
En este sentido el General Rivas, en su carácter de comandante
en jefe de Jns fronteras sur, costa sur y Bahía Blanca, comprendi6
la necesidad de eliminar a Namuncurá o alejarlo en forma tal que
dejara de ser un elemento perturbador para el progreso y tranquili-
dad de Ja campaña bonaerense.
Para eJlo el 28 de diciembre de 1873 ( 17 días después de su
última invasión), se puso en marcha desde el fortín Necochea sobre
las tolderías, situadas en Mayalarquen.
Llevaba el regimiento n9 9 de línea, 60 guardias nacionales
y 900 indios al mando de Catriel, incorporándose luego en Curu- Cacique NAl'vtUNCURA
Era hijo de Calfucurá. La presente foto lo muestra en el ocaso de su vida,
5 Sayhueque recibía, entre otros efectos, 1.200 vacunos por año. Calfucurá, una vez entregado a I~ autoridades nacionales. Viste un uniforme de
200 vacas, 100 yeguas, 500 ovejas, prendas, víveres y bebida. Reuque Curá, coronel que le fuera obsequfado. (Copia foto~ráfica obtenida en el Museo
1.000 vacunos. Histórico Nacional.}

370 371
malt1l el Coronel Murga con la división sur, integrada por 550 hom- La m isma estalló el 24 de noviembre, es decir, dieciocho días
bres ,. a tres caballos. antes de que las nuevas autoridades na7ionalcs asumieran sus fun-
Durante la aproximación, un indio que desertó llevó el alerta
ciones.
a Na11111ncurá, lo que movió al General Rivas a acelerar el avance, Mitre buscó el apoyo militar de sus jefes amigos. En la provin-
pero al llegar a los campos <le dicho cacique los indios habían le- cia de Buenos Aires lo secundó el General Rivas y e n el interior del
vantado campamento. país el General Arre dondo, quien se aprestó para la defensa de la
El avance continuó hac ia el oeste de las Salinas Grandes y el ciudad de Mendoza. ·
7 de enero se logró tomar contacto, persiguiéndose a lgunas partidas Por su parte, e l gobierno organizó la represión de los sublevados,
hasta la laguna Atreueó ( 2 leguas al oeste de Salinas Grandes). La los que fueron batidos sucesivamente. El General Mitre en La Verde
expedición siguió hasta la zona del Médano Grande ( 8 leguas al (provincia de Bue nos Aires) por el Coronel Arias el día 26 de no-
oeste de Salinas Grandes), fracasando las tentativas de dar alcance viembre de 1874.
a un enemigo que, bien montado, se mantenía a la vista de la colum- El Coronel D. Julio A. Roca (jefe de la frontera sur y sudeste
na sin presentar combate pero listo para huir si era atacado. Ante de Córdoba ), a su vez derrotó al G eneral Arrcdondo en el com~te
la imposibilidad de a traerlo a un combate, el General Rivas em- de Santa Rosa, librado en la provincia de Mendoza el 7 de noviem-
prendió la retirada. bre de 1874.
Por su parte las tropas nacionales sufrieron notablemente por Como saldo de estos sucesos hubo que lamentar las muertes
los "efectos del sol abrasador, las sabandijas, y Ja blandura de los del general T. Ivanosky y del digno Coronel D. Juan F. Borgcs y el
campos".6 castigo y alejamiento de las filas del ejército de b eneméritos y ca-
En esta breve campafia hubo también actos de arrojo y de valor, paces jefes para la lucha en el desierto, como eran el General D. Igna-
como ocurrió el día 8 de enero, cuando cio Rivas, los coroneles D. Nicolás Ocampo, D. Benito Machado,
D. Martiniano Charras y D. Julián Murga, acu~ados de deserción,
... el Capitán D. Zoylo Prado, con veinte y cinco G. N.; persiguió
tenazmente a treinta indios, y dejfodose llevar de su arrojo, avanzó lo abandono de sus puestos, desobediencia a sus superiores y otros
bastante para que los enemigos se reunieran en número de cien, obli- cargos más. 8
gándolos así a batirse. _ . En esa emergencia, el General Rivas solicitó la cooperación del'
Pócos momentos después un punado de G. N. animosos como su cacique amigo Cipriano Catriel, que con su tribu moraba a orillas
Capitán, se batían, uno contra cualro, durante me~lia h.orn,. que ~emora. del arroyo de Nievas ( 4 leguas de Azul).
l>an en llegar al terreno, cincuenta C. N. y vemte md1os amigos <le Este cacique, probablemente ajeno al motivo de la revoluci~n
Bahía Blanca, que al mando del Comandante de G. N. J?·Pablo Vera,
f
de Mitre, no pudo negarse al pedido de Rivas, dada la gran amis-
habían sido enviados en previsi6n, para proteger al Capitán Prado. tad que los unía, así que intervino más por compromiso con su ex
Sin embargo que durante el pequeño combate, el enemigo que en jefe de San Carlos que por su razonamiento o especulación política.
número de trescientos o cuatrocientos se hallaba a corta distancia re- Tomado prisionero por las fuerzas gubernamentales del Coronel La-
forlÓ sus combatientes con cincuenta hombres más, nuestras fuerzas
lograron rechazarlas haciéndoles seis muertos y algunos 11erido~ , huyen- gos, más tarde se lo dejó en libertad solo y desarmado, frente a una
uo en seguida; desgraciadamente el Teniente de C. N. c}e Bahía Blanca indiada que respondía a su hermano Juan Tosé. Este cacique, celoso
D. Benigno Palao, y cuatro soldados, de la misma. dejándose llevar im- del prestigio de Cipriano y ávido de ser él el jefe de la tribu, apro-
prudentemente de su tememario arrojo, fue cortado. de las fuerzas, y vechó la oportunidad para efectuar una expeditiva justicia india,
muerto.7 haciendo lancear a l indefenso Cipriano.9 A raíz de esta sublevación
la frontera quedó por un tiempo desguarnecida, lq que facilitó la
En 1874 nuevas elecciones presidenciales proclamaron al doctor ejecución de dos m alones en el S. de Buenos Aires y otro e n enero
Nicolás Avellaneda como primer magistrado de la Nación, pero el de 1875.
partido político opositor encabezado por el General Mitre, no con-· A su vez, la frontera oeste fue invadida en noviembre de 1875
forme con el resultado de los comicios, provocó una r evolución ale- por 500 indios, quienes llegaron a unas 7 leguas del pueblo de 25
gando que el triunfo del doctor Avellaneda se debía a fraudes elec- de M~yo, re tirándose con 5.000 yeguarizos y 2.000 vacunos.
torales.
B Memorias del Departamento de Guerra y Marino, 1874-1875, p. 61.
8 En el museo de la Patagonia "Perito Francisco P. Moreno" (San Carlos
6 Memoria del Departamento de Guerra y Marino, 1874, p . $308. de Bariloche) se conservan algunas armas, prendas de vestir y otros elementos
' Idem, p. 612. que perten~cieron a Cipriano Catriel.

372 373
En ese trance, unos l()ér·guardias nacionales, mal armados, qui-
sieron recuperar sus bienes y familiares cautivados, pero fueron
vanos sus esfuerzos después de una heroica y cruenta lucha. Días
más tarde, el Teniente Coronel D. Marcelino E. Freyre, en una ba-
tida, dio con el rastro de los invasores, rescatando Ja hacienda robada
que arreaban para sus aduares.
Ep el sur de Córdoba y Santa Fe, pequeños grupos de salvajes
cometieron asaltos, pero sin mayor trascendencia porque fueron ~car­
mentados en sus tentativas.
Afianzado el orden público, casi todas las unidades volvieron a
ocupar sus guarniciones de fronteras, quedando al frente de sus sec-
tores los siguientes jefes:

Sector Jefe Observaciones



Mendoza Tcnl. D. Luis Tejedor (•) (
0
) Jefe accidental.
San Luis Tcnl. D. Julio Ruiz Moreno
0 0
Sur y sudeste de ( ) Relevaba al Co-
Córdoba Cnl. D. Antonio Baigorria (0 0
) ronel don Julio A.
Sur de Santa Fe Ten]. D. Napoleón Berroente Roca, que había sido
Norte de Buenos n ombrado jefe del
Aires Cnl. O. Conrado Villegas ejército del norte.
Oeste de Buenos
Aires Cnl. D. Hilarlo Lagos (ººº) El Coronel D.
Sur de Buenos Rufino Victorica se
Aires Col. D. Nicolás Levalle desempeñaba como
Costa sur Sgto. My. D. Marcial Nadal inspector y coman-
Bahía Blanca Ten!. D. Daniel Cerri dante general de ar-
Carmen de Pata- mas de la república.
gones Tcnl. D. Liborio Bemal

Norf!1alizada Ja situación política y militar en el país, el doctor


Alsina ( ministro de Guerra del doctor Avellaneda ) se dedicó a com-
binar un plan de ocupación permanente, al exterior de la línea de
fronteras de la provincia de Buenos Aires, suprimiendo por el avance
proyectado lo que entonces se entendía por sur de Santa Fe.
Es decir, buscaba adoptar un sistema que diera por resultado
suprimir los malones y hacer imposible ]as grandes invasiones.
En un mensaje elevado al Honorable Congreso Nacional por Cacique CIPRIANO CATRIEL (1874 )
el Poder Ejecutivo, el 25 de agosto de 1875, se solicitaba al mismo ( Copia fotográfica obtenida en el Museo Histórico Nacional)
autorización para invertir hasta 200.000 pesos fuertes para fundar
pueblos, establecer sementeras, plantaciones de árboles y levantar
fortines exteriores a la frontera existente.
• 375
374
Entre otros fundamentos expresados en dicho mensaje, decía el Quiú Jo que este plan o pensamiento tenía de objetable era
Poder Ejecutivo: la intención de atra<•r al indio hacia la civilización por medios pa-
cíficos. Desgraciadamcntt• la experiencia de casi medio siglo había
... que todo gasto que haga la Nación es productivo y económico al demostrado que, salvo contadas excepciones, el indio ~r~ un ser ~~ial
mismo tiempo, siempre que él conduzca a ganar permanentemente sobre rebelde 0 reacio a toda idea de sometimi<.'nto a los cr~st!anos, maXJme
el Desierto, asegurando el dominio existente y entregando al trabajo áreas si se trataba dt• despojarlo de las titrras <' 11 que conVtvia desde largo
de campo considerable. tiempo.
Más adelante agregaba:

Si la industria pastoril se conserva hoy estacionaria, si no toma vuelo


y ensancho hasta pr~ucir lo bastante para cubrir la importación, no es
por falta de mercados, no es por falta de material de ganados. Es que
los campos al interior de las líneas de fronteras están cansados o recar-
gados y se necesitan otros, en que las haciendas estén desahogadas y
sobre todo que no representen un capital crecido cuyos intereses dcvora11
todo el fruto del trabajo.
Y si se ha propuesto, como hipótesis, que se conquistarán al De- •
síerto y a la barbarie 2.000 leguas, no es en verdad porque tal sea el
límite de Ja ocupación definitiva, sino por que el Plan del Poder Eje-
cutivo es ir ganando zona.s, vor medio de líneas suceSivas.
Empezar por cubrir la línea del Río Negro, dejando a la espalda el
Desierto, equivale a querer edificar reservando para lo último los ci-
mientos.

El Río Negro, pues, ñebe ser no Ja primera, sino por el contrario,


Ja línea final en esta cruzada contra la barbarie, hasta conseguir que los
moradores del desierto acepten, por el rigor o por la templanza, los bene-
ficios que la civilización les ofrece. Y si se ha de juzgar por lo que
sucede con otras tribus que viven sometidas, no es dudoso esperar que
el éxito sea satisfactorio.!º

Más adelante expresaba dicho mensaje que una expedición que


ocupara lugares estratégicos, con elementos de población, obligaría a
las tribus del desierto a retirarse al sur del Río Negro o a buscar la
paz, porque perdiendo la posesión y el uso de estos lugares estra-
tégicos no les sería posible vivir sin ellos. Es decir, "el plan del
Poder Ejecutivo es contra el desierto para poblarlo y no contra los
-
indios para destruirlos".
Ateniéndonos a su contenido, indudablemente el proyecto del
doctor Alsina era muy loable desde el punto de vista económico
y social. por cuanto propendía a ganar para la civilización nuevas
tierras del desierto, poblándolas paulatinamente, lo que abría nuevos
horizontes para la riqueza ganadera del país.
Pero desde el punto de vista militar pensaba llegar hasta el Río
Negro ocupando líneas sucesivas, es decir efectuando el avance en
una forma lenta y progresiva, lo que insumiría mucho tiempo. Doctor ADOLFO ALSlNA
Ministro de Guerra de l:i Nnción, 1874-1877. ( óle~ de. Epni;ni~ondas Shiama.
10 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, p. 17. Copia fotogr:\íica obtenida en el museo lhstórico NacionaL)

376
• 377
de los 'indios en quitamos el campo de Carhué ni haberse vendido dicho
Precisamente todas las tentativas en ese sentido exigieron san- campo se halla de esta parte de la línea de fortines ocupado <le hacienda,
grientas luchas, dejando como saldo dolorosas pérdidas. en que se grava el anal de nuestro trabajo. . . . .
Contra esta experiencia la nueva teoría iba a chocar una vez ... Comunicándole que he soñado qu~ los cristianos me quitaban un
más, teniendo en cuenta que el testamento político de Calfucurá campo, si· en cas· 0 estos campos que defiendo me- los sacanb
entonces
·
legaba como consigna a . sus descendientes "no abandonar Carhué me s'ometeré entre los cristianos y haré grandes danos y sa remos quien
al huinca". podra mas ...11
También los principales caciques del desierto como Namun-
curá, Pincén y Bai~orrita, estaban prevenidos y recelosos ante esas Como final de todo. este p roceso relacionado con '1.a explora-
tentativas y. cuando más tarde, por su servicio de información se ción científica a Carhué" se cambiaron entre Namuncura Y el co-
apercibieron de la posibilidad de un avance, gestaron silenciosamen- mandante militar de Bahía Blanca una serie de cartas y notas, corres-
te la rebelión más grande que se conoció contra las autoridades pondencia que a nada práctico condujo.
nacionales seguida de terribles malones. Su recuerdo perduró por Por su parte, Namuncurá desconfiando del verdadero alc;a~ce
mucho tiempo en la mente de los atribulados pobladores y aun los de Ja misión del Sargento Mayor Melchert, dado que por los d1a~1os
mismos indios lo distinguían con el nombre de "invasión grande". de Buenos Aires ya tenía conocimiento del plan del ?actor A~s~na,
Consecuente con su proyecto, el doctor Alsina resolvió la ejecu- ordenó a sus patrullas que interceptaran ~. avance de dicha com1si6n,
ción de una serie de medidas previas, estimadas como necesarias a cuyo jefe debió regresar para no caer . prisionero. . .
fin de que las expediciones encargadas de avanzar la línea de fron- Dicho jefe, informando sobre el cumplimiento de esa mlSlÓn,
teras dispusieran de bases más seguras. . . d 'a· "No cabe duda Sr. Ministro, que esa mala voluntad de
Entre otras, ordenó que el Sargento Mayor de Ingenieros don p:~e · d.e. los indios, está f~mentada h ábilmente p~r Chile, y es más
Federico Melch ert se trasladara al pueblo de Bahía Blanca, d~nde que probable oue el chileno Navarrete. secretario de Namuncurá,
re unido con el Mayor D. F elipe Caronti y otros vecinos conocedores, proceda, en todo, según inspiraciones oficiales, y. no .~;; otra cosa
reconociera el comino a recorrer por los tropas para llegar a Puan, que un empleado pagado por el gobierno de Santiago . .
Carhué y Cuaminí, saliendo ya fuere de Bahía Blanca o desde el A i:odo esto. sus huestes en acecho ocupaban lugares im?Or-
arroyo de Sauce Corto. tantes a vanguardia, como Puan, donde, se encontraba el cac1~ue
Este jefe debía organizar también un pequeño cuerpo de ba- G eneral Rumay (hermano de Namuncura) con una fuerza conside-
quianos en su avance hasta Carhué, levantando Jos planos necesarios rable, Carhué y Cuaminí.
y estudiando las adyacencias de ese lugar. Namuncurá con el resto de su indiada estaba más a r.etaguar-
Se le indicaba también que en lo posible regresara por el cami- dia en las Salinas Gran.des, listo para acudir en breve tiempo. a
no de San Carlos. pasando por Ja la~tma del Monte. Puan, Carhué o Guaminí, según le informaran sus jefes de vanguardia.
En una palabra, se buscaba conocer el terreno en el trayecto Pese a Jos contratiempos narrndos, el Sargento Mayor Melchert
a recorrer por las tropas expedicionarias y los campos en que se situa- logró obtener muy buenos datos de1 camino de Gua~iní a la La~~a
rían posteriormente. de Cabeza de Buey, lo que, completado con lo leido .en el d1ano
Si durante C'sta comjsión furra estorbado por los indios, les de marcha de un viaje efectuado hacia Ja zona de las Salma-s Grandes
diría que su . misión era llevár a Namuncurá algunos regalos, sin en el período colonial por el niloto de la Real Armada ?· Pablo
evidenciar el cumplimiento de la tarea ordenada para no alarmarlos. Zizllr le permitió a su re~reso l evantar una carta tooográfica de La
Namuncurá, en setiembre de 1875, tuvo conocimiento oficial Pampa,' la más exacta confeccionad a h asta entonces. 13 •
de la comisión dC'l sargento Mayor Melchert. por intermedio del
Teniente Coronel C<mi (comandante militar de Bahía Blanca) quien Otras de la previsiones del doctor AlsU:a fue solici~ar fondos
le aclaró que la exploración del SargPnto Mayor Melchert "era una para extender hacia la frontera de Buenos Aues ~ tres lineas ~ele­
exploración científica que nada se relacionaba con t"llos". gráficas militares existentes, uniendo así a la Capital con las cinco
Namuncurá contestó al comandante militar de Bahía Blanca comandancias.
por carta, Ja que en algunos de sus párrafos decía:
u Documento nº 1.243, archivado en la División Historia del Estado Mayor
.... nos parece mal esta disposición que hace por parte del Superior General del Ejército. 32
Coviemo, llamando la atencinó de este incidente reconocemos que como 12 La estupC11da wnquist-a, E. Ramírez Juárez, ed. Plus Ultra, 1~~· .P· l ·
13 Una copia de la misma se encuentra en nuestro Museo H1Stonco Na-
todavía no nos hemos dado la mano derecha para quedar definidos los
arreglos de paces se ordt:na una disposición que grava a nuestro estado cional.

379
378
La red telegráfica· bonaerense alcanzaba en la época, por el siempre que, por esta misma causa, sea desgraciado el éxito de una
0
oeste hasta Chivilcoy, e n el norte hasta Rojas y en dirección a Bahía jomada. 16
Blanca hasta Las Flores; con el nuevo proyecto se construirían 771 Formaba también parte de este vasto plan dd doctor Alsina
kilómetros mús. construir un ferrocarril económico desde Bahía Blanca a las Salinas
, En el rcsl<~ de la frontera sur la red existente sólo 11egaba hasta Grandes, buscando así poner en comunicación una extensa zona de
Rio Cuarto; as1 que desde esta localidad hacia San Luis o Mendoza campos favorables para la ganadería y agricultura.
los partes se trasmitían por estafetas. ' En lo concerniente al resto de la frontera isur del país, desde
. Complementó el doctor Alsina s.us medidas disponiendo el me;or el sur de Santa Fe hasta Mcndoza. expresaba el doctor Alsina en
cuidado del f!.011ado, buscando me1orar las condiciones del mismo su proyecto que se ignoraba hasta dónde convl'ndría t•jccutarse las
para las operaciones a realizar. ' obras de su plan, por cuanto ello d<'pendía del pensamiento defini-
tivo que se formara sobre la rectificación o adelanto de las líneas
Al respecto decia:
actuales. Que aunque nada de lo previsto se realizara, sería siempre
conveniente fomentar la creación de pueblos e n las zonas de los
... la estadística del ronsumo de caballos en las fronteras de la fortines Gainza y Sarmiento, según planos que ya fueron presenta-
~epública, las sumas pagadas por ellos, y los perjuicios ocasionados a la dos por los comandantes en jefe de aquellas líneas fronterizas.
r1.queza por su mal estado en m~ltitud de ocasiones darían lugar a reíle.
inon:s doloros?s• y nos revelaria que se han malgastado millones por Sancionadas por el Poder Ejecutivo el 1 y 5 de octubre las leyes
seguir una n1tma que todas las conveniencias condenan. nos. 752 y 753, relacionadas ocn el proyecto del doctor Alsina, se
No. puedo pretenderse, sin invertir el orden trazado por Ja natu- votaron 400.000 pesos fuertes destinados a crear pueblos, levantar
raleza. m1srnn, ~uo el. c?ballo alimentado por pastos naturales, que duerme fortines, extender la red t elegráfi ca y hacer otras construcciones ur-
a la mtempcne rec;1b1endo las h~ladas del desierto .Y que en ningún gentemente requeridas para el adelanto de la frontera hasta la línea
momento se ve cubierto de la acción del calor o del fno en las estaciones general: Carhué, Cuáminí, Trenque Lauquen e Italó, que eran los
es~emas, pueda resistir a un galope de seis leguas, cuando es necesario puntos objetivos de la expedición, utilizados por los indios como
salir ~l encuentro ele alguna invasión que penetra, o perseguir Ja que aguadas en sus correrías (ver anexo nQ 10).
se retira.
Pero siendo su deber l!evar a cabo innovaciones que den economía En Ja forma brevemente expresada, los preparativos de la expe-
Y aseguren la eficacia del servicio, ensayar el cambio que se propone en dición tocaron a su término, fijándose como fecha de iniciación del
la man.era de alimentar u de conservar los caballos. avance el día 1 de marzo de 1876, porque el otoño era la estación
S1, fuer~ de las fro~teras, ésto~ bien mantenidos y durmiendo bajo más adecuada para emprender Ja marcha y porque se tenía conoci-
de techo, resisten por seis u ocho anos al trabajo diario de tiros 0 cabal- miento de que se preparaba una gran invasión para mediados de
gados. no hay r_az6n alguna para que en las fronteras mantenidos y con- marzo, la que se deseaba tomar fuera de la linea de fronteras.
servados del mismo modo, no se obtengan idénticos resultados muchn Pero surgieron una serie de contratiempos que postergaron la
mas cuando la fatiga del caballo es allí periódica y hasta eventt'.iaJ.u
ejecución hast:i nueva fecha. Los mismos fueron:
a) La demora de la llegada de Europa de materiales necesa-
. Vela.ndo p~r la conservación del personal de tropa, el doctor rios para construir Ja red telegráfica previa al avance de las tropas.
Alsma hizo obligato1:io .el uso d~ la coraza, buscando también que
los soldados de· la 1\ac1ón duplicaran su poder y su fuerza· decía b) Muchos artículos de los denominados de comisaría (parque)
en este sentido: ' tampoco se recibie ron oportunamente.
c) La sorpresiva sublevaci6n del cacique principal Juan José
Catriel, ocurrida a fines de diciembre de 1875, que apoyado por
Por lo que a mi rescpecta, confieso que solo me inspira tristeza Ja lucha
cuerpo a c~1erpo entre el cristiano y el indio. todas las tribus del desierto no sólo postergó el plan de Alsina
. El J?r>mcro con su coraza y armado como lo está vencerá siempre, sino que conmovió intensamente el sur y sudoeste de la provincia
saliendo ileso, a clicz de los segundos, que nada tienen que los reguarde de Buenos ~ires.
y con su chuza despreciable. Sucedió que el doctor Alsina, desde 1866, fecha en que desempe-
Así, pues, ordeno q~e !atropa use coraza; y hago responsable a Jo~ ñaba el gobierno de la provincia de Buenos Aires, pensaba alejar
Gefes toda vez que un individuo de aquella sea herido por no llevarla, la tribu de Catriel del arroyo de las Nievas (cercanía de Azul),

14
Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, pp. 21 y 22. ir· Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, p. 73.
380 381
porque su presencia aparte de ser un p~ligro por las continuas ventajas con su pequeño comercio . y raterías, pues esa situaci6n pri-
raterías de los indios, daba l~gar a que extensas zonas ricas perma- vilegiada la trocarían por otra donde no sólo se alejaban sino debían
necieran improductivas, disminuyendo el valor de las tierras. trabajar para producir.
La oportunidad para alejarlos se le presentó con motivo de la La· otra razón, más efectiva, era que Namuncurá, en su carácter
ejecución de su plan. .
de jefe espiritual de la indiada, enterado de todo lo que ocurría
. Para ello buscó un arreglo o convenio estando encargado del veía en el plan de Alsina "un despojo" de las tierras que habitaban,
mismo el coronel Levalle, en su carácter de jefe de la frontera empezando el mismo por un alejamiento de Catriel.
oeste.
. ~n setiembre de 1875 se logró concertar con dicho cacique Así sus emisarios diplomáticos pronto se encargaron de "aclarar
prmc1pal un acuerdo por el que esa tribu debía observar entre esa · realidad" a Catriel, preparando el tetTeno para el descontento
otras las siguientes cláusulas: que vio el Dr. Alsina, el que culminó a fines de diciembre de
Prestar servicios como guardia nacional movilizada, por lo qu.e 1875 con la referida sublevación de la tribu de Catriel.17
quedaban sujetos. a la disciplina militar y a las órdenes del jefe de En su auxilio. acudieron simultáneamente Namuncurá con su
la frontera. tribu, reforzada con las ranqueles de Baigorrita, la de Pincén y
Organizarse en regimientos y escuadrones, con oficiales propios unos mil indios chilenos, sumando en total una horda de unos tres
y sueldos que a su clase corresponda. mil quinientos salvajes.
Recibir racionamiento y vestuario. Decía el doctor Alsina;
Como guardias nacionales deberían acudir a donde se mande
cualquiera fuera el punto de la frontera de Buenos Aires. ' No había ejemplo de una invasión tan numerosa, a lo que se agregaba
· El cacique ·general Catriel de acuerdo con el coronel Levalle la circunstancia es¡:iecial y completamente nueva de una tribu sometida
designaría dos lugares para campamento, uno entre la laguna Blan- que se sublevaba en el momento más inesperado, doce leguas a retaguar-
ca Grande y el arroyo Sauce Corto y el otro a la derecha de la • dia de la línea de defensa, a cuatro de un pueblo importante y vigorosa-
Blanca, donde se determinarían sus alojamientos, sembrados y c~m­ mente auxiliada por todos los bárbaros de la Pampa. En cuanto a las
causas reales de la sublevación, han quedado envueltas hasta ahora en el
pos para hacienda.1G
misterio ...
. El traslado debía iniciarse tan pronto el comandante· de la
frontera rsur pusiera a disposición de Catriel los elementos necesarios.
Pero antes de ser puesto en ejecución, algunos capitanejas de 17 Para completar una idea sobre los sentimientos que animaban a este
la tribu expresaron cierto descontento, alegando que no habían cacique con el país, se reproduce un aspecto de la interpelación al ministro
Alsina, en la Sesión del 22-IX-1875, en el Senado Nacional:
sido consultados. "Sr. MINISTRO DE LA GUERRA - La observación del señor senador
Temiendo el Dr. Alsiria que ese malestar fuera contrario al que deja la palabra es fundamental, va a la esencia del proyecto; no así la
efecto buscado, se trasladó en diciembre de 1875 al pueblo de Azul que había formulado el señor senador por Santa Fe.
donde convocó a un parlamento o conferencia a los jerarcas de la El señor senador, por ejemplo, dice que todo era vago, y pregunta: ¿dónde
va a establecerse la nueva línea? · .
tribu, a fin de conocer los inconvenientes de lo anteriormente pac- Pero el señor senador me permitirá que le diga que el poder ejecutivo
tado. . · no ha de decirle a él ni a nadie dónde va a establecer la línea, porque no
Oídas por ambas palies las observaciones y razones particulares, puede decirlo, o porque no debe decirlo. Es materialmente imposible proceder
el doctor Alsina logró firmar un nuevo convenio. ·de esa manera, señor presidente so pena de que haciendo uso de un exceso
Ocurría que la buena intención del Dr. Alsina se veía sabo- de franqueza, se malogre la operación o una expedición. ·
Voy a dar al señor senador algunos datos para que se comprenda que no
teada fundamentalmente por dos razones que gravitaban en el podemos desenvolver todo el plan, poniéndolo en conocimiento del enemigo.
espíritu de los salvajes. La primera fue que Catriel y su tribu He leído hace pocos días una correspondencia cambiada entre Namuncurá
no tenían interés en abandonar una zona donde estaban profunda- y el comandante de Bahía Blanca. Namuncurá decía estas palabras:
mente arraigados y' en contacto con poblaciones que les deparaban Amigo: Veo por los diarios que están ustedes envueltos en complicacio-
nes internacionales con. el Brasil y con Chile. Esto debe hacer ver a ustedes que
deben cuidarse mucho de estar bien con nosotros, porque en caso de una guerra.
los podemos servir mucho como amigos y hacerles mucho daño como enemigos.
16 El encargado de trazar el nuevo pueblo para la tribu de Catriel en
¿Se quiere que le pasemos aviso a Namuncurá, que le demos el alerta?
la zona de la laguna Blanca Grande fue el ingeniero francés D. Alfredo Ebelot, Esto no pu.ede ser, al menos el poder ejecutivo tiene distinto modo de apreciar
quien al margen de esta tarea posteriormente cumplió otras., en particular en las cosas. Así es que el punto de partida es completamente opuesto."
el año 1879. (Ver Relatos de la Frontera, A. Ebelot Edición Solar-Hachette, (Congreso Nacional - Cámara de Senadores, sesión del 22 de setiembre
1968, pp. 11, 12 y 26.) de 1875).

382 383
Intereses bastardos pugnaban para que la indiada se conservase muncurá, quienes pese a las derrotas anteriores pugnaban por ob-
clondo estaba, y adem<'1s, Namuncurá, a fines de Diciembre, sabía ya que
la especlición se preparaba. tener nue'!'as presas y recursos.
Los Mensajes del Gobierno pidiendo fondos para la ocupación de(i- · El día 12 de marzo, el Teniente Coronel Donovan al frente de
nitiva del Desierto, habían sido leídos en la tolda del soberano de la 200 infantes y un piquete de caballería. resistió y rechazó luego a
Pampa. 18 la indiada anterior que, rehecha, lo había atacado dos días más
tar9e.
Las hordas del desierto penetraron por el centro de la provin- Finalmente, el día 18 dC' marzo. las divisiones sur y costa sur
cia en amplio frente, bien a retaguardia de la frontera, asolando las mandadas por el Coronel Levalle sostuvieron un sangriento en-
poblaciones que encontraron a su paso en las zonas de Olavarría, cuentro con una indiada calculada en 3.000 lanceros en los campos
Tandil, Azul, Tapalqué, Tres Arroyos y Alvear. de Ja laguna de Paragüil.2º
Así asaltaron establecimientos, robaron comercios y asesinaron De estos combates merecen destacarse, por el encarnizamiento
a inocentes poblador<'s y guarniciones de fortines en más de tres- con que se luchó. el de la laguna Tif!,re o d.e la Tigra ( 30 al 31 de
cientas leguas. Tan solo en Azul 400 vecinos fueron asesinados, diciembre de 1875), que tuvo dos días de duración, lográndos~ res-
500 cautivados y los indios arrearon unos 300.000 animales. catar unas 225.000 cabezas de ganado, que fue la mayor cantidad
arrebatada hasta ese entonces a los salvajes.
Ardían las poblaciones, cual si hubieran caído sobre ellas el fuego
de los cielos, talábanse los campos, hasta el punto ele convertirse en El combate de la laguna de Paragiiil fue librado, como ya se
téhicos eriales, al paso ele las haciendas robadas, y en tanto el eco nos expresó, por el Coronel Levalle. El mismo se produjo en la siguiente
traía en angustiosas notns, el clamor de los hombres degollados y de fonna: la exploración propia dio noticias de la presencia de una
las mujeres y de los nifios que eran llevados cautivos a la grupa de! numerosa indiada próxima al fortín Defensa.
temible invasor.19 El Coronel Levalle resolvió avanzar a su encuentro mientras que
el Coronel Maldonado permanecía de reserva con el regimiento 1 de
La represión no se hizo esperar, estando a cargo de los Coro- caballería. Una densa niebla obstaculizaba el avance y así se pro-
neles Levalle, Vintter, Villegas, Maldonado y Freyrc, que después dujo sorpresivamente el choque con los salvajes, desarrollándose
de varios días de marcha lograron tomar contacto con los invasores, un combate cuerpo a cuerpo en plena cerrazón.
combatiéndose denodadamente durante unos tres meses, hasta el 18
Cuando la niebla comenzó a despejar se notó que las tropas
de marzo de 1876, fecha en que la victoria de Paragüil (laguna si-
nacionales estaban totalmente cercadas por un enemigo superior,
tuada a unos 100 Km sur sudoeste' del pueblo Olavarría) dio término
a esta sangrienta sublevación indígena. que formando una masa compacta se disponía a rematar la acción.
En ese lapso se libraron cinco combates principales: En esta crítica circunstancia el Coronel Maldonado cargó im-
El 1 de c·nero de 1876, las divisiones sur y oeste, a órdenes petuosamente al enemif!O, obligándolo no 1sólo a renunciar a la lucha
del Teniente Coronel VintlC'r, en la laguna del Tigre o de la Tigra, sino también a emprender la retirada dE>jando todo el arreo que con-
con el grueso de las indiadas, que habían penetrado en apoyo de ducía. ·
Catriel; las mismas fueron perseguidas hasta el Paso del Sauce A consecuencia de las marchas precipitadas y pérdidas de ga-
( 100 Km. al E. de Carhué). nado ocurridas durante el combate, las tropas del Coronel Levalle
El día 2 de mero del mismo año, el Coronel Villegas proce- debieron re~resar a pie a sus acantonamientos, llevando sus montu-
dente del fuerte Lavalle, derrotó al oeste de San Carlos a unos ras al hombro. Así las revistó en Fuerte Sanquilcó ( Lavalle) el
200 indios que, conduciendo un malón, se retiraban del partido de ministro de Guerra, presente en esas circunstancias, pudiendo com-
Alvear. probar el espíritu militar que las animaba después de los combates
El 10 de marzo, c1 Teniente Coronel D. Salvador Maldonado, sostenidos.
con la división costa sur, batió a unos 2.000 indios en las Horquetas Rechazados los salvajes en todo el frente, se retiraron vronta-
del Sauce (unas 7 leguas al exterior de la límia de frontera) . Los mente al desierto, poniendo buena distancia entre las tropas nacio-
salvajes eran mandados por el cacique Rumay, hermano de Na- nales y sus toldos.

is Memoria del Departame nto de Guerra y Madna, 1877, p. 77. l!O En homenaje a los ca.idos en defensa de la civilización, en el campo
¡g Folleto Campaña del de~ierto, p. 14. (Conferencia dnda por el Te- pr6%!mo • la laguna de Paragüil se levantó en el afio 1938 una col11mn:1 re-
niente Coronel D. ~fanucl Prndo, el 24 de mayo de 1920 ). cordatoria. ·

384 385
Allí se instalaron en nuevas zonas de aguada (ver anexo n9 5), Dichas instrucciones, por su valor histórico, se reproducen en
donde se repondrían de sus derrotas y quedarían al acecho de su el anexo nQ 11.
implacable adversario, buscando la oportunidad de volverlo a atacar. De su lectura surge que, ocupados los objetivos señalados, los
Esta derrota marcó para Namuncurá el principio de su ocaso, jefes de colu~na dispondrían la construcción de potrer~s y otras
porque ella fue precursora de otras mayores que sufriría, en las que obras necesanas.
poco a poco iría perdiendo su fama, poder y chusma.2 1 Ocurría que
a su frente el gobierno disponía de mayores medios, jefes experimen-
tados y capaces en la lucha contra el salvaje y por sobre todo con
un gran valor y tenacidad que era el mejor incentivo para ir tras
el bárbaro, que a sangre y fuego destruía los pueblos y cautivaba
familias.
Repuestas las tropas nacionales de esta dura prueba a que las
sometió el salvaje, pronto se reanudaron los preparativos para el
interrumpido avance de Ja frontera. ·
El doctor Alsina se trasladó al Azul, donde con férrea voluntad
activó la ejecución de su plan; especialmente remontó el ganado a
las columnas, muchas de las cuales se habían quedado casi de a pie,
a causa de tres meses de activas operaciones.
En esta emergencia se hizo presente el valioso aporte de Ja pro-
vincia de Buenos Aires, cuyo gobernador (Sr. D. Carlos Casares)
y e) senado provincial facilitaron tres millones de pesos para reponer
el ganado a las tropas.
Así pronto se consiguieron unos 4.500 animales.
En cuanto al telégrafo, se iría construyendo paralelamente al
avance de las columnas.
Las mismas fueron provistas de subsistencias para cuatro meses,
útiles de zapa para mil hombres, bombas para extraer agua, ganado
de repuesto y otros elementos y materiales que les permitirían afron-
tar una posible carencia de recursos en las zonas a recorrer y ocupar.
También se agregó a cada columna un ingeniero, que dotado
de material e il'l'Strumental técnico debía levantar una carta de la
zona recorrida y parajes a ocupar.
Con ello se buscaba disponer del conocimiento topográfico
ne<:esario de la nueva línea de fronteras y a su vez faciütar po!\te-
riores operaciones.
Pero lo más fundamental de este proceso previo al avance fue
la explicación del plan para la ocupación de la nueva línea, aclarado
personalmente a los jefes de las columnas por el doctor Alsina, en
Olavarría el 16 de marzo de 1876.
Los mismos recibieron por escrito un pliego conteniendo las
•instrucciones a que deberán sujetarse los Gefes Superiores de las
Divisiones espedicionarias a] abrir y proseguir las operaciones para
· la ocupación permanente de la nueva linea•.

Coronel D. NICOLÁS LEVALLE


21 Con el término de chusma se aludía entonces a las famtlW de loe Comandante de In Divisi6nº Sur o Carhué, niio 1876.
wvafes. (Copia fotográfica obtenida en el Museo Histórico Nacional.)

386
Terminadas las mismas debían ordenar el zanjeo de todo su Reanudada la marcha, el día 20 se llegó al arroyo del Pescado.
frente, hasta llegar por cada flanco a media distancia de los sectores A partir del día 21 la marcha prosiguió con mayores precauciones
vecinos. Es decir, se contruiría un foso de cuatro varas de ancho y además se mantuvo el enlace por cohetes luminosos con 1a división
y tres de profundidad. . Costa Sur. A la noche se acampó en las márgenes del arroyo Gua-
Finalizados los preparativos mencionados, veremos a continua- miní, a tres leguas del campamento de la división del oeste, situado
ción cómo se efectuó el avance de las distintas columnas y las prin- en la desembocadura del mencionado arroyo con la laguna del Monte.
cipales novedades ocurridas durante el mismo (ver anexo n9 5): El día 22 de abril al mediodía se incorporó la división Costa
Sur (al mando del teniente coronel Maldonado), siguiendo ambas
a) Ditiisi6n sur o de Carhué (al mando del Coronel D . Nicolás unidades en dirección a Carhué; ese día se vivaqueó a orillas del
Leval.Ie. arroyo Venado. a tres leguas de GuamiJÚ.
La misma se componía de: El -23 de abril
Plana mayor de la división.
Bamllón 5 de infantería de línea (Jefe: Cnel. N. Levalle - jefe acc.: ... A medio día se pusieron en marcha las Divisiones reunidas y,
Capitán Luis Valle). después de cesar la lluvia, que habla sobrevenido en la noche, se des-
Regimiento 5 de caballería de línea (jefe: Teniente Coronel D. plegaron las banderas, avani.ando la columna en orden de combate, al
Lorenzo Vintter). son alegre de cometas, clarines y bandas de música. A las 4 p. m. se
Batallón 8 de infantería de línea (jefe acc.: Sargento mayor D. detuvo sobre el arroyo "Pigüé" frente al médano "Carhué".112
Pedro Falcón).
Piquete de artillería ligera al mando del teniente 19 Tomás Par-
kinson (2 p iezas Krupp de a 4, 2 lisas de a 4 y 2 rayadas de a 4).
En ese lugar más tarde se levantó el fuerte General Belgrano,
100 guardias nacionales movilizados. con asiento del comando de la división Carhué o Sur.
Indios mansos de Rojas. Se esperaba que los indios opusieran una enérgica resistencia
Indios fieles del sur de Peralta. a la ocunación de esta zona, dada su privilegiada situación y por
Total:
haber sido la residencia tradicional de las tribus de Calfucurá, pero
no ocurrió así; por el contrario, establecieron sus toldos escondidos
12 jefes. en los montes al oeste de Ja nueva frontera, situándose en Chiioé
84 oficiales. ( Namuncurá) y en Guatraché ( Catriel) .
1.015 hombres de tropa.
Determinada Ja zona de la nueva frontera, se dio principio el
A esta columna la acompañó el señor ministro de Guerra con 26 de abril a las eonstrucciones de defensa, entre ellas la linea de
su estado mayor. fortines, que un~ vez terminados se denominaron:
El día 14 de abril de 1876 se rompió la marcha a las 8.30 horas Línea derecha: Alsina, Comandante Gaspar Campos, Coronel
desde .el fuerte General Lavalle, con rumbo general oeste sudoeste. Martínez de Hoz, 18 de Julio, Carlos Paz, 24 de Mayo, Avellaneda,
En general el camino de marcha seguía el denominado "CamiQo de. Teniente Acuña (comandancia de la Hnea derecha), Peri bebu y (ex-
los chilenos", que, abierto por los misioneros, servía desde tiempos trema derecha).
muy remotos como principal comunicación con las Salinas Grandes Línea izquierda: Atalaya, Coronel Rivero, Coronel Moreno, Sar-
y el desierto. En sus inmediaciones existían vestigios de campamen- gento Martín, Talita, Coronel Esteban García, D . Gonzalo, Coronel
tos y cementerios indígenas, lo que prueba que antiguamente fue Ayala, Curupaity (comandancia de la línea izquierda), Coronel
poblado por diferentes indiadas. Ese día se acampó en la orilla este Fraga, Alférez Zclada, Coronel Pablo Dlaz, Coronel F. Romero (ex-
del arroyo Salado. trema izquierda), Lomas Valentinas; fortín avanzado al frente de
El día 15 de abril se vadeó el arroyo Salado antes de salir el los fortines Coronel Rivero y Moreno, fortín Coronel Rosseti y fortín
sol, demorando al convoy un paso bastante dificultoso; la jornada General Conesa (situado sobre el médano Carhué).
terminó en las orillas de la laguna Maya Laufquen (laguna de la
A retaguardia del campamento y estableciendo el enlace eón
Tosca).
el fuerte La valle ( Sanquilcó) se construyeron los fortines Recom-
El día 16 Ja división después de una nueva etapa acampó al
pensa, Trabajo. Constancia y Fe, a lo largo del antiguo "Camino de
oeste del arroyo Sauce, en la zona del paso de "Los Chilenos".
los chilenos". Los mismos estaban guarnecidos con fuerzas suficien-
A todo esto los indios observaban con pequeñas partidas el
movimiento de la división, por lo que a la noche del día 18 se des-
tacó una compañía como retaguardia de la columna. u Memoria del Departarnento de Guerra y Marina, 1877, p. 15.

388 389
tes y dotados de cañones destinados a proteger y auxiliar las reme- Con motivo de la ocupación de este punto, el doctor Alsina en
sas de correspondencia. su carácter de ministro de Guerra, dio la siguiente:
Además se construyeron pisaderos y un horno, necesarios para
un pueblo a fundar en la zona, que se denominó Adolfo Alsina ( ac-
tual ciudad bonaerense de ese mismo nombre). ORDEN GENERAi,,
Completaban los trabajos y obras, sementeras de alfalfa y maíz
y pequeñas huertas para subvenir a las necesidades del personal. ¡A las Divisiones Sud y Costa-Sud!
b) División Costa Sur o de Puan (al mando del Teniente 'c o- Sin penurias, sin peligros y sin avistar un solo enemigo, habéis to-
ronel D. Salvador Maldonado). mado posesión en el día de hoy de Carhué, baluarte de la barbarie.
La misma se componía de: Para conseguir este resultado solo se necesitaba, acabáis de verlo, lo
que felizmente ha habido, fe y voluntad.
Comandancia. En la marcha, he tenido ocasión de admirar vuestra disciplina.
Regimiento 1 de caballería de línea (jefe: Tcnel. S. Maldonado; Si llega el momento de combatir, sé bien que uniréis a esa disciplina,
jefe acc.: Sargento mayor ~iez~; . indispensable para la victoria, la bravura que jamás os faltó, fuese cual
Regimiento 11 de caballena General Lavalle" (jefe: Sargento fuese el enemigo que se pusiese a vuestro frente.
mayor D. Marcial Nadal) . La misión que el Gobierno os ha confiado es grande -asegurar la
Batallón · gendamles del Rosario. riqueza privada, que constituye al mismo tiempo, la riqueza públíca-
Piquete de artillería (5 piezas). vengar tanta afrenta, como hemos recibido del salvaje -abrir ancho cam-
8 soldados de guardia nacional. po al desarrollo de la única industria nacional con que hoy contamcic; -
1 escuadrón de indios amigos. salvar las poblaciones cristianas de la matanza y del pillage del bárbaro
Total. -en una palabra- combatir por la civilización.
6 jefes. No se me oculta que hay mucho que hacer todavía para consumar
42 oficiales. la obra, pero estoy seguro de que vuestro valor y vuestra constancia
751 hombres de tropa. vencerán al desierto, único enemigo terrible que tenemos hoy y h~mos
de tener más tarde a nuestro frente.
El día 15 de abril esta división inició el avance a las 16.30 horas En nombre del Presidente de la República, saluda a las Divisiones
Sud y Costa-Sud.
desde el fuerte General San Martín con dirección noroeste y después El Ministro de Guerra en Campaña.
de vadear el arroyo Sauce Corto se acampó en su margen opuesta Dada en Carhué, a veintitrés de Abril de mil ochocientos setenta
a unas 10 cuadras. El día siguiente se continuó costeando el mismo y seis.
arroyo, para acampar en la zona de Paso Hondo ( 8 leguas del punto Es copia.
de partida) . A. ALSINA.ia
El día 16 se prosiguió Ja marcha hasta la~ Horque!as del ~~uce,
distante del lugar anterior unas diez leguas. Ese d1a se hicieron
señales con cohetes luminosos para fijar a la división sur la situa- El 26 de abril se dio princ1p10 a los trabajos de zapa "para el
ción propia, pero no fueron contestadas hasta el día 18. atrincheramiento de la División Sur", participando en ellos 100 sol-
dados de esta división. -
El día 20 de abril, después de andar siete leguas en el paraje El día siguiente las avanzadas del campamento avistaron a las
denominado Challahuincal se pasó al descanso. La marcha pro- 5 de la mañana grupos de indios merodeando, los que huyeron
siguió por entre cañadones hasta un lugar llamado Quetreolofú, dis- rápidamente en dirección a las Salinas Grandes al ser perseguidos.
tante 5 leguas del anterior, donde se vivaqueó. El 4 de mayo la división Costa Sur emprendió el avance ha-
El día 22 de abril se acampó en el arroyo Venado después de cia el oeste en dirección a Masayé (antiguo paraje utilizado como
marchar 7 leguas. Se tenía ya a la vista la división Carhué o Sur (a residencia de los boroganos), donde se encontraron unas taperas
órdenes del coronel Levalle) que avanzaba por la margen derecha que según datos obtenidos pertenecieron a Catriel después dC' su
del arroyo Guaminí, cuyo curso era paralelo al del arroyo Venado. huida a raíz de la sublevación de diciembre. A ese lugar se llegó
El día siguiente, juntamente con la divi5iÓn Carhué o Sur, se el 5 de mayo, donde se acampó próximo a unos jagüeles abiertos
continuó la marcha y al promediar Ja tarde se acampó en la margen anteriormente por los indios en los médanos del lugar.
derecha del arroyo Pigüé; después de atravesar el médano en Carhué,
objetivo de avance para ambas columnas. 23 Menwria del Departamento de Guerra y Marina, 1876, pp. 46 y lt7.

390 391
Posteriormente esta división (Costa Sur), el 3 de junio se tras-
Allí ~rmaneci~ un tiempo y comenzaron los trabajos para la ladó de Carhué a la laguna de Puan, lugar ordenado para establecer
construcción de vanos potreros para el ganado, nnjeo v alojamientos un campamento general; allí llegó dos días después, procediéndose
para el personal. · a delinear el campamento y a construir otras obras. 2 •
. El día 14 de mayo I_l~garon sin novedad las familias pertene- Entre los principales trabajos ejecuta dos caben destacarse el
cmtes a las tropas expcd1c1ooarias. local para la escuela, el de una oficina telegráfica, botica, depósitos,
Ell? de ma~o ~a exploración adelantada comprobó la presencie corrales, alfaHares y una plaza jardín de unos once mil metros de
de un millar de indios, por lo que la división salió a su encuentro superficie. Los fortines fueron:
pero. los sal~ajes rehusaron el combate y se limitaron a manteoers~ Línea derecha: Justo Reyes, General Vedia, Coronel Catalán,
próximos, mientras tanto se acercó la División Sur. Legión Militar, Sargento Segovia, Mateo Martínez, Ayudante Escu-
. En ese lapso, arribaron al campamento el ministro de Guena dero (comandancia de la línea), Mayor Baldomero Díaz Morales.
1untame.nte c~n . ~a división Oeste ( Teniente Coronel Freyrc), pero Línea izquierda: Río Bamba, Regimiento N9 1, Coronel Ruiz,
ante l~ ~n:ipos 1b1hdad de entablar un serio combate con el salvaje, las Carlos Keen, General Domíngucz, Mclchor Romero, Coronel Marcos
tres d1v1s1ont>s, por orden del doctor Alsina regresaron a Carbué. Paz, 17 de Agosto, Coronel D íaz, Coronel Sandes (comandancia de
la línea), Capitán Rosas, 29 de Agosto, Comandante Rivaderoar, San
Salvador.
Los indios, que no p erdían oportunidad u ocasión para robar o
asaltar el campamento, acechaban ele continuo al mismo, pero impo-
sibilitados de sorprenderlo efectuaron sus acostumbrados malones
sobre las poblaciones más inmediatas, matando a los pobres soldados
y oficiales en forma aislada.
Así una partida de 30 indios se encontró con el alférez Peña
y 2 soldados, a quienes dejaron por muertos, pero el oficial herido
de once lanzazos "caminó 12 leguas a pie para arribar desde el punto
que lo dejaron los indios y dice cree que su hijo menor fue cauti-
vado ...".25
c ) División Oeste o de Guami11í (al mando del Teniente Coronel
D. Marcelino E. Freyre ).
La misma se componía de:
Regimiento Nº 2 de caballería de línea (jefe: Sgto. mayor D. Roque
Peitiado).
Batallón 7~ de infantería (jefe: Teniente Coronel D. Marcelino
E. Freyre) .
34 guardias nacionales.
60 inclios amigos.
Total:
6 jefes.
35 oficiales.
645 hombres de tropa.

:!4 La actual <:iudad de Puan ln fund6 r1 capitñn D. Victoriano Rodrl-


guc7:, quien en julio de 1876, mardu'i <ll•Sdt' Carhué por orden del coronel
Maldoaado que era el jefe de la Di\'i~hm Co,ta Sur. (Ver diario El Expcdi-
Coronel D. SALVADOR MALDONADv
ciooa1io en Biblioteca del Círculo Milit:ir).
Jefe de la División Costa Sm·. (Reproducción de una fotografía facilitada por, 25 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 187i, p. 83.
In familia Pcdernera.)
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Esta columna inició el avance el día 19 de marzo desdo fa zona Línea izquierda: Barquín, Portela y Comandanci~ San Martín.
del fu~rte San ~arlos, .con rumbo sudoeste, siguiendo e:n general
el cammo conocido hacia las Salinas Grandes y que recorriera ante- Línea derecha: Dr. Maza, Casares, Avellaneda, Rauch, Rome-
riormente en 1810 el Coronel García. ro, Roseti, Suárez, Belgrano, Patriotas, Castelli, Martínez, Lamadrid,
La. primera etapa fue h~ta la laguna de "Cabeza de Buey", en Bravos, Conesa, Zapiola, Lavalle, Pringles, Necochea, Frías, Limite.
otros tiempos una aguada importante de los salvajes, pero como En cuanto a las indiadas de Namuncurá, Catriel, Antemil y
ya estaba seca, la vanguardia debió construir dos grandes jagüeles Pincén, pronto comenzaron a rondar este campamento, buscando la
para las necesidades del personal y ganado. oportunidad de robar sus caballadas. Ello dio lugar a numerosos
El hecho de desconocer la existencia de agua en el terreno a encuentros, destacándose entre otros el ocurrido el día 15 de agosto
recorrer hacia Guaminí motivó que se adelantaran comisiones de de 1876, oportunidad en que 60 -soldados del regimiento 29 y bata-
reconoci~iento hasta la próxima etapa, en la zona de médano "El llón 79 al mando del capitán Exequiel DeJmozo se batieron por espa-
Deseado. cio de dos horas contra 360 indios. Al final se logró matarles 37
. El día 23 ~e marzo una gran tormenta de tierra y lluvia hizo combatientes, herir una gran cantidad del resto y tomarles armru;
disparar la hacienda vacuna, llegándose al término de una nueva de fuego, 400 caballos, etcétera, después de una persecución que se
jornada a un médano denominado El Tordillo. hizo de ~ía y de noche y hasta de a pie.2'1 ·
~s indios que acompañaban a la división, informaron que ese
para¡e era un~ de los más importantes para los salvajes, por ser d) Divisi6n Norte o de Trenque LQuquen (a órdenes del co-
punto de reunión después de las invasiones y porque allí también ronel D. Conrado E. Villegas).
se separaban en sus malones para invadír simultáneamente los par- La misma se componía de:
tidos de Nueve de Julio, Tapalqué y Alvear.20
La marcha en los días subsiguientes se fue haciendo en mdio Regimiento 3 de caballería (jefe: Coronel D. Conrado E. Villegas).
de tormentas .de agua, lo q~e dificultaba el avance de las pesadas Batallón 2 de linea. · ·
~etas; las _iornad~s eran 1alonadas por la presencia de lagunas, Guardia nacional movilizada de Junm.
¡agueles Y lena. As1 el 29 de marzo se hizo alto en el lugar deno- Piquete de artillería.
minado "El Divisadero". Total:
Al ~ía .siguiente, al toque .de diana, se adelantaron la vanguardia 8 jefes.
Y el regimiento 2 de caballena a órdenes del Teniente Coronel don 4.2 oficiales.
Enrique Godoy para batir a una indiada que se encontraba en las 655 hombres de tropa.
márgenes del _arroyo "Mayo-Leofú" (actual Gmtminí). 68 familias (correspondienh!s al personal del regimiento
Resultó ser la indiada de Catriel y después de un combate contra 3 de caballería y batallón 2 de línea).
300 salvajes de la misma, se le mataron 6 indios se le tomaron 4
chinas, 200 cabaJlos, 400 yegÜasJ 1.200 vacunos, ~rmas de fuego y Esta división partió del fuerte General Lavalle el día 22 de
otros elementos. marzo, teniendo como misión establecer una comandancia en la zona
Alcanzada el 30 de marzo la zona de la Gran Laguna del Monte de la laguna de Trenque Lauquen, donde además debería Jevao-
o ~uaminí, se situó el campamento en sus proximidades, dándose tarse un pueblo.
pr~nc1p10_ ~ la construcción del foso de defensa, ordenado por el Antes del avance de Ja columna, una partida exp1oradora al
senor mm1stro de Guerra (ver capítulo "Documentación", anexo mando del sargento mayor D. Demetrio Solís jalonó el camino a
n9 10), cua~eles para 1os cuerpos, alojamientos para oficiales, ofici- recorrer y determinó los lugares con agua, pasto y otros recursos.
nas telegráficas, corrales. etc.; también se procedió a delinear un El primer campamento fue µna laguna, denominada ·de la
~turo pueblo, ?ividido en manzanas y a su vez en solares, que se Víbora" (situada a 12 km del Jugar de partida).
dieron en propiedad al personal bajo ]as condiciones de construir
un rancho rodeado de pared. Avanzando con rumbo general sur-sudoeste, el día 23 de marzo
Con respecto a la línea de defensa de esta frontera, posterior- se llegó a un cañadón (denominado del Escuerzo), situado a unos
mente se construyeron un fuerte y 26 fortines, que fueron: 28 kilómetros del fuerte Lavalle. Hasta entonces, las jornadas fueron .
cortas por las copiosas lluvias.
2
e Memoria del Departamento de Gue"a y Marina, 1877, p. 130. · 27 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, p. 140.
394
395
El 24 de mano se vivaqueó en la "Laguna de la Cama Muerta" Tenemos alimentos por un mes, y en estos días nos llegarán más.
ubicada a 38 kilómetros del fuerte Lavalle, sin tener noticias d~ Así, pues, en cuanto á vuestras comodidades os garantizo que mejo-
r~iréis, aquí tendréis leila en abundancia, que no teníais en el punto que
Jos indios.
habéis dejado.
El día 25 de marzo, después de recorrer 21 kilómetros, \Se hizo Mas tarde, cuando el Gobierno os dé vu~stras licencias al regresar
alto en las márgenes de la "Laguna Moro-Malan". En ese lugar se - ~ vuestro bogar, podreis con orgullo csclamar: "Yo soy de los conqtrista-
trazó la base de un fortín, cuyas obras se terminaron el 28 de marzo dores del Desierto", y en vuestras conciencias, sentiréis la voz de la Patria,
por la tarde, denominándoselo "Coronel Timotc". que os dirá: "Hijo mio, has cumplido con tu deber".
Al día siguiente, la división reanudó el avance dejando como Señores Gefes y Oficiales: yo os estoy grato, pues todos me habcis
guarnición en el fortín Timote a un sargento y nueve soldados. Des- ayudado con la mejor voluntad para dar cumplimiento á las Ordenes
pués de andar unos 25 kilómetros se acampó en una cañada deno- Superiores; y, mas tarde el Gobierno sabrá recompensar vuestros sacri-
minada "Anchiqucluá", la que fue en un tiempo campamento del ficios y desvel9s.
cacique Pincén, en sus marchas de invasión o de retirada. Señores Gefes, Oficiales y Soldados de la División del Norte. ¡Viva
El día 1 de abril se hizo alto en el médano "Epú-lobo", donde el Presidente de la República! ¡Viva el Ministro de la Guerra!
se construyó un nuevo fortín denominado "Comandante Heredia", Vuestro Gefe y compcñero.
ViUeg(11). t9
a cuyo cargo quedaron un sargento y cinco soldados.
Estos fortines servían principalmente para mantener y asegu-
rar las comunicaciones y envío de subsistencias y correspondencia El día 15 ante In posibilidad de que en P!Oximidades del cam-
entre la línea de fronteras de entonces y la nueva a establecer· pamento existieran toldos del cacique Pincén, se exploró el campo
es decir, eran unn especie de pos.tas militares de los caminos que ne: y se construyó sobre ln cumbre de un médano un mangrullo de 7
cesariamente debían recorrerse para llegar a la nueva frontera. metros de alto.
El día 17 de nbril comenzaron los trabajos en el campamento,
El 5 de abril se avanzó · siguiendo una antigua rastrillada de los empezando por la construcci6n de tres grandC's potreros y el 27 de
indios hasta una laguna donde se hizo alto. En sus inmediaciones abril se dio principio a la delineación de un pueblo que con el
se levantó un tercer fortín, el que quedó terminado el día 10 de
progreso del tiempo se convirtió en la actual ciudad de Trenque
abril denominándosclo "Carmelo Salinas".
Lauquen.30
El 12 de abril la columna se puso en marcha e hizo alto en el Más tarde, el 14 de mayo, se levantó en el paraje anteriormente
"Médano Anear-lobo", pero después de un descanso prosiguió el indicado como "Anear-lobo", un nuevo fortín denominado "Sargento
avance en dirección a Trenque Lauquen (Laguna Redonda), donde Farías" y entre el Hcrcdia y Salinas, otro, que se llamó "Desobe-
se llegó al atardecer. Se acampó en la orilla de la laguna "tomándo dientes"
posesión del territorio y enarbolando la bandera de la Patria. Se Para completar las comunicaciones en la nueva frontera se
solemnizó el acto con los disparos de 21 cañonazos".28 construyeron en un frente de treinta leguas. los siguientes fortines:
Al día siguiente con motivo de la ocupación del luga.r ordena- Línea d.erecl1a: Batallón 2 de línea, Mayor Orellano, Coronel
do por la superioridad, el coronel Villegas impartió la siguiente Vega, Coronel Rauch, Coronel Olavarría, Coronel Martínez de Hoz,
Coronel Gaspar Campos, General Lamadrid (comandancia de la línea
y extrema derecha de la misma).
ORDEN GENERAL Línea izquierda: Regimiento 3 de línea, Junineros, 24 de Mayo,
25 de Mayo, General Mansilla (comandancia de la línea).
¡Soldados de la División Norte! Esta división, pese a tener a su frente fas toldC'rías de las tribus
Al estampido de cañón habéis visto en el día de ayer, flamear el de Pincén, Manuel Grande, Tripailao y Tapayú (a quienes se las
Pabellón Nacional, símbolo de las glorias de la Patria; hoy día, centinela
nvanzndo de la civilización.
Algunos espíritus malvados 6 pusilánimes han crcido que nuestra 29 ,Memoria del Departamento de Guerra 1¡ Marlnll, 1877, pp. 178 y 179.
marcha al Desierto era caminar á la tumba. 30 En la misma so conserva en buen estado el local donde el coronel
Vil1egas instaló su comando. Es monumento na•. ional y ~unrda en un cofre las
Yn. lo habéis visto: ningím compañero ha sucumbido por los peligros cenizas de este extinto jefe, como respetuoso hon1c-najo a su memoria. Asimismo,
6 necesidades, que segun ellos, debíais esperimentar. · en Trenque: Lauquen se celebró del 5 al 12-IV-65, la Primera Semana de la
Conquista del Desierto, desarrollñndose un cvocntivo programa de festejos,
impresionando gratamente la visita a la histórica comand:tncia y la reproduc-
21 Memoria del Dcpnrlamento de Guerra y Marina, 1877, p. 178. ción de WJ fortl.n y su m:ingrullo.

396 397
suponía a unas cincuenta leguas), no tuvo combate alguno, persi- rentes a la edificaci6n de los futuros pueblos de Carhué, Guaminf.
guiendo tan solo en los oportunidades a partidas de salvajes que
merodeaban por las proximidades del campamento.
. Puan, Trenque Lauquen e Ita-ló.
En cuanto a obras de defensa, se construyeron fuertes y fortines
(ver págs. 406 y 407), los que tenían por objeto guarecer la nueva
e) División Sur de Santa Fe o de Ita-ló (al mando del Coronel frontera, unidos entre sí por una zanja que obraba como obstáculo
D. U<>poldo Nelson). al paso de los invasores.
La misma se componía de:

Regmiento 8 de caballería de línea (comandante D. Manuel Díaz).


Compañía suelta de infantería de guardias nacionales de Santa Fe.
Total:
S jefes.
S6 oficiales.
346 hombres de tropa.

Esta división era Ja que menor recorrido debía efectuar, pues


su misión se limitó a marchar desde el fuerte Gainza hasta ocupar
Itá-Jo.
El día 20 de marzo inició su avance, previa construcción en el
trayecto de jagüeles.
Su primera jornada fue a 3 leguas del fuerte Gainza, como con-
secuencia de un fuente huracán de viento y agua.
Al día siguiente avanzando con rumbo sur-sudoeste, por un
antiguo camino de indios, llegó al lugar denominado Médano del
León.
La tercera jornada fue en la laguna Pollingeló, situada a 3
leguas del campamento anterior.
El avance prosiguió por Curopotró y de ahí, con rumbo oeste,
después de marchar 5 leguas se llegó a Itá-lo el 25 de marzo, donde
se instaló el comando.
. Al i!ttJal que las otras divisiones se construyeron fortines de
observación y de comunicación entre los sectores vecinos, especial-
mente trabajos de zapa y agricultura hechos en gran parte con
elementos propios de los componentes de la división, por la falta
de mayores recursos oficiales. Los fortines levantados en la exten-
sión de unos 102 Jcilómetros a vigilar por esta división, fueron: MiltOJ)
(luego Ortega), Orma, Coronel Nelson, !taló (fuerte principal y
comandancia), General Paunero, General Alvear, Coronel Alsina y
General Roca.
Establecida la nueva línea, los fortines Orma y Ortega fueron
agregados a la frontera sur de Córdoba, quedando el frente de la
de Santa Fe reducido a unos 100 kilómetros.
Esta división sólo fue molestada dos veces por los salvajes, pero
fueron rechazados, lográndose rescatar unos 300 animales robados
en enero de 1877 en Melincué. Coronel D. CONRADO VILLECAS
En la forma expresada terminó el avance de las cinco columnas, Comandante de In Divisi~n Norte o Trenquelauquen, año 1876.
en cuyos sectores de ocupación se llevaron a cabo los trabajos inhe- ·(Copia fotográfica obtenida en el Museo Histórico Nacional.)

398 399
La misma se proyectó hacer desde el fortín Cuatreros (B. Blan- medio del dcsit'rto matan la· disciplina, diezman las tropas y poco 0
ca) hasta la frontera S. de Córdoba (laguna La Amarga), pero ·de ninglin t"Spacio dominan".
esos 730 km sólo se terminaron unos 374. En particular cubrió el A todo esto, t•I doctor Alsinn cont<'stó:
sector entre Carhué y laguna del Monte (Guaminí), por donde cru-
zaba el "camino de los chilenos" que era utilizado por los indios Algunos piensan que el cstablecimento de um línea avanzada, con
al regresar con arreos. fortines y con foso. constituye la guerra puramente defensiva que resulta-
Vestigios de esa famosa zanja se pueden observar aún junto a la dos tan fatales nos h.i dado.
carretera entre Carhué y Guamfaí y entre Álamos y Villa Sauce. En Es un error: esa actitud rc\·el11. por el contrario, que hay la voluntad
el cruce de las rutas nacionales 5 y 33 ( Pcia. de Buenos Aires) se y que hay los medios para tomar vigorosamente Ja ofonsiva.
encuentra un monolito, recordatorio de dicha obra.
Con esta zanja pensaba el doctor Alsina cortar las grandes inva·
siones y hacer difícil las pequeñas.
En efecto, al desalojar a los indios de sus antiguas posesiones,
bien provistas de agua y pasto, se los alejaba de las poblaciones;
ahora tendrían que recorrer inmensas travesías para llegar y sus
caballos no resistirían el viaje de ida y vuelta.
Además, si querían los indios salvar la zanja, desde los fortines
que la vigilaban estaban prontos para repelerlos y para dar tiempo
a organizar la reacción de los efectivos, situados en la segunda línea
de frontera, es decir desde donde partieran las columnas.
Como ya se expresó, esa zanja tenía tres varas de boca, dos de
profundidad y media vara de ancho en su parte inferior. Se calculó
bien el declive de las paredes para evitar el desmoronamiento y que
su angostura impidiera enderezarse a un animal caído en su interior.
(Vcr perfiles en p. 405.)
En los trabajos intervinieron las tropas de línea y guardias
nacionales, reforzados en algunos sectores por peones y presidiarios.
El trazado y vigilancia de su construcción estuvo a cargo del inge-
niero Alfredo Ebelot.
En cuanto al valor de esta obra, rebatiendo los argumentos del
Dr. Alsina, p ronto surgieron opiniones contrarias sobre la misma.
Entre otras cosas se decía que se acentuaba "más que en toda
otra época el sistema de guerra defensiva" y que "es · una ilusión
que poco ha de tardar en desvanecerse".ª 1
Luego se decía que:
Colocándonos todavia en la situación más ventajosa que puede de-
searse: y suponiendo que los indios dejasen de invadir detenidos por el
obstáculo defensivo, esto sería solo en la provincia de Buenos Aires: loJ
indios se dirijirian entonces a Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza, y
seria por tanto necesario, emprender allí las mismas obras, con mayores
gastos, por ser mayor la estcnsion y empleando por consiguiente mas nu-
merosas tropas. 01
El gc11cral Roca, el 19 de octubre de 1875, exponiendo en una
carta sus puntos de vista al respecto, deda: "Los fuertes fijos en Coronel D. LEOPOLDO l\ELSON
Jefe de la 01' isiún Sur <lt' !>:i11l;1 h-. ( Il.t'producc1011 de una
s1 La guerra contra los indio:;, Coronel D. Alv:J.Io Barros, pp. 16, 20 y 26. fotografia dc:! MuSl"O II1sturit-o Nacional.)

400 401
Los que pretenden hacer aplicaciones de las teorías de Turena a la En esta acción civilizadora no se habla descuidado la vigilancia
guerra con el indio no pueden repudiar lo que consagra, como un axioma contra el salvaje, tan solo rechazado después de sus bárbaros y re-
en el arte de la guerra, que, para operar sobre el enemigo, conviene antes cientes malones. Por el contrario, al no renunciar a sus dominios
establecer una base, y que el éxito es más seguro a medida que me.1os atisbaba día y noche la posibilidad de volver a la lucha para recu-
se alejen las operaciones de esta misma base.
Operar desde la 2• linea hasta los toldos tiene desventajas noto~s. perar sus antiguas posesiones.
como creo haberlo demostrado cuando he tomado en consideración las Por eso se debía asegurar lo conquistado, dejando a veces la
consecuencias probables de una expedición segun sea pesada o lijera, segun pala y el arado para empuñar las armas listas y rechazar un sor-
marche ni tranco o al galope. presivo ataque, tras el cual, cansados y a veces heridos, vol.vían a
Las fuerzas, entonces, se internan dejando la base cincuenta leguas sus cotidianas tareas en el cuartel, en sus chacras, en las qwntas o
a retaguardia. en nuevas construcciones, que día a día surgían, tales como escuelas,
Operando desde la primera línea, eligiendo el momento oportuno y hospitales, capillas, etcétera. , .
rompiendo la marcha con los caballos descansados, hay mucha mayor Nada mejor para ilustrar cómo transcuma la vid.a _en un fortín
probabiUdad de lograr el golpe, y, en caso de algun contraste, facilidad de entonces que recorda r algunos detalles ·de sus actividades Y ser-
para unn retirada o para recibir auxilios.
Esto es claro. az intemo:

Una apreciación elemental nos revela que dicha zanja para


poder ser vigilada convenientemente requería enormes efectivos, no
posibles de mantener en ese e ntonces con las precarias finanzas pro-
vincialos y nacionales. Además, la tropa debía extenderse tanto que
era débil en todos lados para enfrentar a un malón de un millar de
indios, como normalmente a tacaban. Pero el inconveniente más gra-
ve era que el progreso ulterior del plan del doctor Alsina era muy
lento, renunciando hasta entonces á las ventajas de la ofensiva, la que .
hábilmente empicada por los salvajes les deparaba casi siempre éxi-
tos. El tiempo se encargaría de dar el fallo final, demostrando si este
sistema era conveniente o no.
Pese a las consideraciones expresadas, gracias al espíritu em-
prendedor y decidido del doctor Alsina, se había logrado con este
avance:
Ganar al desierto unos 56.000 kilómetros cuadrados de tierras
vírgenes. .
Acortar en 186 kilómetros la frontera bonaerense, que ahora
medía 610 kilómetros. Construcción de fosos y p:irapctos e.le defensa. ( Reprcx.luccion de ';1~ ~ibujo
Empujar a los bárbaros hacia el interior del desierto. de F Fortuny inserto en el libro Ejército guerrero, poblador y ciuilszador,
Levantar cinco nuevos pueblos. · Edu:irdo Ramayón, Buenos Aires, 1921.)
Extender la red telegráfica hacia las comandancias militares,
asiento de esos'nuevos pueblos de Guaminí, Carhué y Puan. Diana: siempre dos o tres horas antes de aclarar. .
Abrir nuevos caminos. Pasada la lista de. ordenanza. Luego que regresaban las descubiertas
comunicando que no había novedad en el campo, se soltaba el ganado
Facilitar a la provincia de Buenos Aires y a la Nación nuevas
a pastoreo, después de haberlo rasqueteado y. revisa?o los cascos.
posibilidades para su progreso económico y social. Se tocaba luego trabajo y carneada, al pnanero iban todq· menos los
Ini;taladas las tropas en sus nuevoo destinos se procedió con aspirantes que formaban la guardia de prevención. '
una actividad febril a dar vida a las nuevas poblaciones, lo que in- En el trabajo se hacía lo siguiente:
sumió largas horas de intensos trabajos y desvelos a los soldados de P.isadero para hacer adobe.
la patria. Así el ejército alternó la acción de las armas, para forjar Zanjeo en los reductos y en las chacras. .
con su esfuerzo el porvenir de futuras ciudades. Construción de cercos y muros en las casas vecinas.
Corte de juncos en las lagunas para los techos.
l2 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, pp. 128 y 129. Roturación de tierra para la siembro del forraje, etcétera.

403
A las siete se daba un descanso de media hora para el desayuno, eoñ-
sisüendo éste en té pampa sin azúcar.
La carneada era tarea más breve y se reducía al sacrificio de algunas
yeguas flacas y viejas, que se cocían sin sal al calor del fuego hecho con
estiércol.
L:i galleta y el arroz eran artículos de lujo y no llegaban. ·
A las 11 do la mañana descanso y comida :ilrededor de los fogones,
comiendo ln no muy abundante ración y rociándola con mates.
A las 12.30 horas, trabajo otra vez hasta la lista de la tarde, despué;;
de la cual se reforzaba la guardia con los trabajadores del día, se organi- ~
zaban rondas, las descubiertas, las avanzadas, y las patrullas encargadas ~
de cuidar la caballada.
Sueldo: En cuanto a lo que el Estado daba como retribución al sol-
dado como sueldo, era de seis pesos por mes pagados a razón de un mes
::z:
~
s.+-
rr-oo·
cada veinte.
Vestuario: Una blusa y un pantalón calculado para seis meses de
~
C)
....
~

1
: r
~
-j
uso, que alcanzaba h asta dos o más años. ::>
Un par de botas sin medias, calzoncillos de lienzo, dos camisas de ~
lienzo, para la eternidad.
Un kepis, un poncho y una manta. ~ ..g ~
Obligadas las tropas a mantenerse listas para acudir sin pérdida de :z e: ~
~ es
tiempo a las formaciones de alarma, que se producían casi todas las noches ~
transcurrían las semanas sin que el Jefe ni el último soldado se pudieran """"
sacar las ropas para dormir. ~
D ando lugar a la ÍOI111lación de plagas graves.
Un día cuando el servicio lo permitía Ja tropa se dedicaba al Invado
~ .J,....
:::::>
de Ja ropa. C)
i.~i -··· --· L_ oo.r
Racionamiento diario: Tres libras de carne, ocho onzas de galleta, dos ~
onzas de arroz y media de sal.
Racionamiento mensual. (vicios) dos y media libras de yerba, diez
:a 1---...
onzas de tabaco y cuatro onzas de jabón, dos pliegos de papel de fumar.
Si estos víveres hubieran llegado hubiera sido Jauja, pero por des- ~
:z:
gracia no era así. a3 ~
;::s
Lo expresado era sólo un fugaz episodio de ese vasto proceso
de la cruzada de la civilización contra la barbarie, por eso se lo
registra en este libro a fin de que los miembros del ejército de hoy
1 :!
.2, .:.,._
.
1
1

º''I
.,
~
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"'-'
sepan cómo deslizaban su existencia en Ja frontera nuestros abne-
gados expcdicionarios. 3~
Q ~ ~~
~
...J
~ ~
33 "Algunos datos historicogeogrHkos de la regién Bahía Blancn - Rlo Co-
lorado, donde se desarrollaran las maniobras del Centro de Instrucción de l nfan-
terla, 2• Divisibn de Ejérdto y tropas de la ~ División do Ejército - Inspección
~
4-J ~ ~
~
~
General del Ejército ( 1939 )", p. 36. · p..
3" Fue durante esa permanencia en C:irhué que las tropas, abrumadas por ~
~
tantas fatigas y privaciones, debían sobreponerse a las mismas para ejecutar
~ ~
obli~acioncs del servicio de fronteras; oportunidad en que el coronel Levalle,
para cxhortarlns, pronunció la famosa arenga ;
Camnrndas de la Divis ión Surl
No tcncm03 ycrbn, ni tabnro, ni ropa, ni recursos, ni esperanzas de
recibirlos ... 1
-ª' -
..or
Estamos en la 1'1ltima miseria, pero tenemos deberes que cumplir ... l,
La Dlnast(a de los Piedra, E. Zeballos. Ed. 1954, p. 199.

404
405
Sector Frente Jefe Fortines Comande en: Obseroociones
1 1

Bahía 89,300km. Tcnel. Da- Línea izquierda: Cuatreros, Teniente Fuerte


·Blanca niel Cerri Fa rías, General Pirán, Nueva Ro- Argentino
ma, Manuel Leo, General Iwanows-
ki, Fuerte Argentino.
Línea derecha: Tres fuertes (proyec-
tados).

Costa Sur 80,480km. Tcnel. don Línea izquierda: San Salvador, Ri- Puan (º) Espacio
(º) Salvador vademar, 29 de Agosto, Capitán Ro- ganado:
Maldonado sas, Coronel Sandes, Coronel Díaz, 7.191 km1
17 de Agosto, Marcos Paz, M. Ro-
mero, Domínguez, Carlos Keen,
.
Rui.z, Regimiento II> Rí'o Bamba,
Puan,¿usto, Reyes.
Línea . recita: General Vedia, Coro-
nel Catalán, Legión Militar, Sego-
via, Martínez, Escudero, Mayor Díaz,
Morales, Límite.

Sur(º) 52,080km. Cnl. don Línea izquierda: Lomas Valentinas, Fuerte (º) Espacio
Nicolás Florencio Romero, Pablo Díaz, Ze- General ganado: .
Leva lle lada, Coronel Fraga. Curupaity, Itu- Belgrano 9.970 km2
zaingó, Roseti, Atalaya. .

Línea derecha: Vigilancia, Alsina,


Necochea, Gaspar Campos, Martí-
nez de Hoz, 18 de Tulio, Carlos Paz,
24 de Mayo, · Ave1Ianeda, Coman-
dante Acuña, Piribebuy, Límite.

rcnel. don Línea izquierda: Barquín, Portela, Fuerte ( •) Espacio


Oeste (º) 98,450km. ganado:
Marcelino San Martín. San Martín
Freyre Línea derecha: Dr. Maza, Casares, (Laguna 14.958 kmZ
Avtllaneda, Rauch, Paunero, Rose- del Monte)
ti, Suárez, Belgrano, Patriotas, Ca.<;- o Guaminí
telli, Martínez, Lamadrid, Bravos,
Conesa, Zapiola, Lavalle, Pringles,
Necochea, Frias, Límite.

Cnl. don Línea izquierda: Mansilla, 24 de Mn- Trenque- (º) Espacio


Norte (º) 153,200 km. ganado:
Conrado yo, 25 de Mayo, Junineros, Regi- lauquen
Villegas miento 3, Vanguar ia, Trenquelau- 17.472 km~
quen.
Línea derecha: Cabo Nicolet, BatJ.-
llón 2, Orellano, Vega, Olavarría,
Rauch, Martlnez de Hoz, Gaspar
Campos, Lamadrid. Límite.

Cnl. don Línea izquierda: General Roca, Co- Itá-Jo (º) Espacio
Sur de 137,300 km. ganado:
Santa Fe Leopoldo ronel Alsina, General Alvear, Gene-
Nelson ral Paunero. 6.386 bn2
(º)
Línea derecha: ltá-lo, Coronel Nel-
son, Onna, Ortega, Guerrero.
Consolidada en abril de 1876 la nueva línea de defensa, Ja
anterior se convirtió en la segunda línea de fronteras (ver anexo n9 5 ).
Ella servía de apoyo a la exterior y, además, tenia por misión
interceptar y rechazar algún malón que se hubiera filtrado.
Dicha frontera estaba guarnecida en la siguiente fonna:

Sect01' Jefe Comando en: Unidades

Sur de Ten!. D. Genaro Regimiento Nº 1 de


Santa Fe Racedo Guardias Nacionales •
División Goytea

Norte Cnl. D. Manuel Fuerte General Regimiento de Guardia


Sanabria Lavalle Nacional Movilizada

Oeste Cnl. D. Maximino Fuerte General - Batallón 3 de Infan·


Matoso y luego Paz tena
el Ten!. D. Eleu- - Piquete del Regimien·
terio Barros to 2 de Caballerla
- Piquete del Batallón 7
de Infanterla
- Contingentes de Guar-
dias Nacionales
- Tribu de Coliqueo
- Tribu de Manuel
Grande
- Tribu de Tripailay

Sur Tcnl. D. Zacarías Fuerte Blanca 300 guardias nacionales


Supisiche Grande
300 guardias nacionalm
Costa Sur Cnl D. Plácido Ló- Fuerte General
pez y luego el San Martín
Ten!. . D. Jos6 A.
Llano

El resto de Ja frontera sur de la República tenía una extensión


de 695 kilómetros y no hábía sufrido variantes fundamentales.
En su extrema derecha se construyó el fuerte "General San Mar-
tín" en el paraje El Alamito ( noroeste de Lancanelo), ventajosa-
mente ubicado para contener los malones. Allí el comandante de la
frontera, teniente coronel D. Luis Tejedor, dejó como guarnición:
5 oficiales y 150 hombres de tropa, al mando del sargento mayor don
Saturnino Torres.
Junto con el fortín Niguil y Cuadro Nacional, sobre el Atucl y
Diamante, respectivamente, cerraban los lugares de paso más im- Soldado de infanterín de Hnea. (Reproducción fotognífica de un dibujo
portantes. de C. Campos, en poder de la familia Pcdcmera.)

408 409

1
La defensa de esta frontera est~ba a cargo de los siguientes co- El doctor Alsina no lo pudo estudiar detenidamente, expresando
mandos y unidades: a su vez:

He creído y creo que para modificar en cualquier forma que sea, la


situación actual de las fronteras del Interior, conviene haber asegurado
antes la ocupación de las que cubren hoy a la Provincia de Buenos Aires
Sur y Cnl. don -Plana Mayor . . . . . . . 2 1 9 1 20 y a una parte de la de Santa Fe.36
sudeste de Eduardo - Batallón 10 de Infan- Pienso que hay conveniencia en esperar a que se consolide efectiva-
Córdoba Racedo tería de Línea . . . . . 2 1 12 1 302 mente la ocupación de la nueva línea en la Provincia de Buenos Aires; o,
- Regimiento 9 de Ca- por el contrario, a que los hechos vengan a demostrar que es insostenible.
ballería de Línea . . . 1 1 20 1 332 19 Porque, una vez juzgados los hechos a la luz de la experiencia, po-
- Escuadrón de indios dremos hacer de ellos explicaciones prudentes a casos o a situaciones
amigos . . . . . . . . . . . . - 1 10 f .87 análogas.
·-~-'-~~..!-~~
21> Porque, si las líneas han de fonnar un triángulo, conviene ~segurar
Total . . . . . . 5 1 51 1 741
1-~-'-~~-'--~~ uno de los costados antes de hacer innovaciones en cualquiera de los otros.
Sur de Tcnl don - Plana Mayor ...... . 2 1 6 1 39 Porque podremos acumular mayor suma de recursos para operar
San Luis Julio Ruiz - Regimiento 4 de Ca- en. las fronteras Sur del Interior, cuando las de Buenos Aires, para su
Moreno . ballena de Línea . . . 2 1 14 1 336 cuidado y defensa, necesiten menos elementos. .
- Regimiento 3 de Guar- 49 Porque el sometimiento a discreción de las tribus, una vez establ~
dias Nacionales 2 1 28 1 303 cicla la línea del Barrancas, será mas posible si las que quedan al Norte
- Piquetes de indias de aquellas se sienten estrechadas sobre uno de los lados del triángulo,
amigos . . . . . . . . . . . . - 1 2 1 72 perfectamente cerrado. Repito, pues, que, yor ahora, son objeciones de
•~~-=-~~-'--~~ oportunidad las únicas que me sujiere el plan propuesto por el Comandante
Total ..... . 6 1 50 1 711 ~n Gefe de las Fronteras del lnterior.s7
Sur de Tcnl. don - Plana Mayor ...... . 2 1 5 1
Mendoza Luis - Regimiento 7 de Ca- Así que la frontera sur e n este extremo no sufrió modificadones
Tejedor ballería .... . ...... . 2 1 17 1 348 sustanciales.
- Piquete de baquianos - ] 4 25 En cuanto a la indiada que vivía al exterior de la frontera, su
Total . . . . . . 4 1 26 1 373 situación. era la siguiente: ·
a) Las tribus ranquelinas continuaban sosegadas y cumplían
El com~ndante en jefe de esas . fi:onteras (General D. Julio A. los compromisos derivados de los tratados de paz establecidos.
Roca), a ra1z de una orden del mm1stro de Guerra sometió a la En general no excedían de unos 600 lanceros, divididos en· la
superioridad un plan de avance ºd e las mismas. Al ;especto decía: siguiente forma:
Cacique Ramón (toldos en Carri-lo), 50 hombres.
Creo que ~es conveniente no retardar por más tiempo esta operación Cacique principal Mariano (toldos en Leubucó), 250 hombres.
que dará por resultados: cortar el tráfico inmoral de los comerciantes chi- Cacique Baigorrita (toldos en Nahuel-Mapú y Poitahué), 300
lenos. <X?n los ganados robados por los indios; dar mayor ensanche a 1a hombres.
Provincia de Mendoza que necesita campo de pastoreo al mismo tiempo
que seguridad y garantías para esplotar las abundantes y numerosas minas Sus efectivos estaban disminuidos porque las tribus de Linco-
que contienen los cerros del sur de San Rafael· y poder por aquel lado nao y Villarreal, pertenecientes al cacique Ramón, ahora vivían some-
amenazar la r~taguardia de ,los Pampas y Ranqueles. tidas, alojándose en la zona de la guarnición Sarmiento.a&
Establecida l~ nueva lmea en el Río Barrancas, desd~ la Cordillera
hasta su confluenc!a con el. Colorado, y de aquí siguiendo este río hasta
d.onde toca el cammo que viene desde Salinas, se toma posesión de fertili- 36 1dem, t. 1, p. VI.
sunos v~lles Y se inter~epta inmediatamente el paso del Maule, el más 87 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877., t. 111, p. 143.
co~curndo por los traficantes chilenos y de allí se puede dominar como as Como resultado de la catequización de que eran objeto los indios, pro-
tremta o cuarenta leguas a~ Sur e inutilizar los pasbs. de la Laguna y de pensos a ello, existían en 1874 varias reducciones ranquelinas. La de Villa
Antuco que conducen a Chillán y a Concepción.85 Mercedes se componía de unas 140 personas y estaba a cargo de fray D. Mar-
cos Donatti. La de Sarmiento con dos grupos de aborl~enes, a cargo del padre
M. Álvarez; la de Villa Real contaba con unos 230 indígenas y la de Lincuén
35 con 105.
Memoria del Departamento de Guerra. y .Marina, 1877, t. 111, p. 142.

410 411
b) Tribus de Namuncurá: Para tener una icÍea de este cacique, nada mejor que recurrir
Aparte de este cacique principal, había 6 caciques, 70 capita- al juicio que le merecía en la época al doctor Alsina:
nejos, 2.300 indios de lanza Y unos 7.500 indios de chusma.
Sus toldos estaban a unas 16 leguas al oeste de Salinas Grandes . . . indio indómito y perverso, azote del Oeste y Norte de esta Pro-
residiendo Namuncurá en el monte y laguna de q1iloé. ' vincia, jamás se someterá, á no ser que, por un golpe de fortuna, nuestras
fuerzas se apoderásen de su chusma.
e) Tribu de Juan José Catriel: Si esto último no sucede, Pincen se conservará rebelde aún dado el
Situada en la zona de la laguna de Guatraché (70 kilómetros sometimiento de todas las otras tribus hóstiles.
oeste-sudoeste de Puan), sus efectivos se calculaban en unos 45 ca- Para mí, es el tipo del hijo del Desierto, indómito y salvaje, por placer,
pitanejos, 760 indios de lanza y unos 3.000 de chusma. por costwnbre y por instinto.39
d) Tribu de Renque Curá: f) La de los caciques Manuel Grande y Tripalao:
Vivía semidispersa en los valles de los ríos Negro y Colorado En octubre de 1876 se habían sublevado estos caciques, insta-
y eran en total unos cinco caciques, 60 capitanejos, 2.200 indios de. lándose en las Salinas Grandes bajo el mando de Namuncurá.
lanza y 6.000 de chusma. Este cacique era hermano de Calfucurá y Convencidos del error que habían cometido, se presentaron
de hecho entraba en las combinaciones o planes de los araucanos luego en junio de 1877 a las autoridades de Carhué, después de
contra el gobierno nacional. burlar las vigilancias de Namuncurá "que los trataba como vasallos".
e) Tribu de Pincén: g) En la provincia de Mendoza:
Tenía sus tolderías en la zona de la laguna de Toa y (unos 180 Loo pehuenches tenían sus tolderías al sur del río Grande, en
kilómetros al N.O. de Guaminí). cuyos valles convivían numerosas tribus en contacto y comunicación
frecuente con los indios y cristianos chilenos.
Los muluches habitaban las mesetas ocidentales de la cordi-
....._.,..._ _ ______ ~
llera de los Andes y eran los que con más frecuencia pasaban el
º'(
límite para reforzar a los caciques del sur de Mendoza y del Neu-
quén, como Millaleu, Coepi, Udalman, Vila y otros más, ubicados
hasta las Salinas Grandes y Leubucó. De estas tribus era muy difí-
cil poder precisar con exactitud su número, a raíz de sus continuos
desplazamientos.
El capitanejo Millaleu tenía unos 50 indios de lanza para las
invasiones, los de Gudalman eran unos 70, situados en la margen
norte del río Curileo. En el mismo curso de agua p ero a una legua al
oeste de los anteriores vivía el cacique Vilo con unos 40 salvajes,
más al sur moraba el capitanejo Lineó y como a una legua de él, Caipé
con unos 80 indios.
En el río Neuquén y a unas 6 leguas de su margen norte
estaban las tolderías de Chauguet, compuestas de unas 80 personas;
en la margen sur las del cacique Purran con iguales efectivos. Más
hacia el sur vivían el cacique Ayala, Rancaqueo y los indios de
Guilechez;

... pero en todas estas indiadas que se han mencionado hay otro
tanto número de cristianos chilenos que están con los indios: los lugares
por donde pasa el Río "Grande" son cerranías y solo al Naciente tienen
/ .
Soldado de caballería de línea. (Reproducción fotográfica de un dibujo
de C. Campos, en poder de lll. familia Pedemera.) 39 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, t. III, p. 130.

412 413

1
algunos ceñ.adones, en donde invernan sus haciendas por ser campos muy Después de una activa persecución se pudieron rescatar unos
buenos. Es cuanto puedo decir al respecto.40 9.000 animales y causar unas bajas entre los indios.
Al día siguiente ( 10 de octubre) se siguió otra rastrillada y por
Además vagaba por los campos una cierta cantidad de indios la tarde se alcanzó Ja retaguardia enemiga, haciendo frente los sal-
ladrones, no sujetos a la autoridad de cacique alguno, los que efec- vajes en el paraje denominado Laguna del Cardón (7 leguas de
tuaban pequeños asaltos indistintamente en uno u otro sector de Quemú Quemú).
la larga frontera sur, para luego ponerse a cubierto de la represión. El parte elevado por .el Coronel Garmendia informaba luego:
En general las principales tribus hostiles, debido a las estreche- ... más allá habían estendido su linea demostrando hasta ese mo-
ces que pasaban, dado que por su actitud el gobierno les había su- mento la intención de combatir, mudamos Jos únicos caballos que nos que-
primido el racionamiento, apelaron a los malones para agenciarse de daban y dí a la pequeña fuerza que llevaba la colocación d~bida de modo
víveres y otros recursos, que por su indolencia y haraganería no que pudiera defender su frente, flanco y retaguardia y guardar las caba-
producían. lladas, y marché sobre ellos y cuando vieron que tenía la firme intención
A partir de abril de 1876, fecha de la ocupación de la nueva de combatir me rodeaban con innumerables guerrillas, cuyo fuego causaba
frontera, se produjeron tan solo tres invasiones principales en Buenos mas risa que impresión, viendo que no podían contenernos incendieron el
Aires, permitiendo el telégrafo dar aviso a retaguardia y así las campo que era un fachinal sobre el cual tenía que pasar para ir sobre
tropas de la segunda línea se aprestaron para su rechazo. el grueso de la indiada, acerqué los tiradores de los flancos del fuego
La primera invasión fue a principios de agosto, encabezada para evitar que por debajo del humo se vinieran sus tiradores y pasé a
gran galope.
por Namuncurá y Catriel, quienes al frente ~ un millar de indios Continué mi marcha tiroteando fuertemente a la fuerza de los sal-
penetraron en el partido de Olavarría. vajes, la línea que habían formado para esperarme se disolvió como por
Organizada la represión por el Teniente Coronel D. Antonio encanto y una fuga general me anunció que solo trataban de salvar sus
Dónovan (jefe del batallón 8 de infantería de línea) les _salió al arreos, y era tan rápida la fuga que habían dejado a pie en la "Laguna del
encuentro en la zona de Azul, pero los indios querían fugar con un Cardonn algunos chinos de Manuel Grande .. . 42
arreo considerable; alcanzados en las inmediaciones del fortín Al-
mada, se produjo un combate ante la resistencia que ofrecieron los La persecución siguió hasta dos leguas más allá de Quemú
salvajes para conservar el ganado robado. Quemú suspendiéndose por la oscuridad.
Al día siguiente se dio con la tribu del cacique Justo Coliqueo,
Después de luchar con éxito, las tropas nacionales lograron la que se retiraba sobre la laguna del Cardón conduciendo un
rescatar unas 50.000 vacas y poner fuera de combate a más de un arreo importante.
centenar de enemigos. Después de otro activo combate se les ocasiona.ron 10 bajas,
El 9 de octubre de ese año 1876, Namuncurá y su hermano bastantes heridos y se les secuestraron como 20.000 animales en total.
Rumay, al frente de 2.000 indios, invadieron el sector de la frontera La última invasión tuvo lugar en el sector norte de Buenos
<>eSte, penetrando sin ser sentidos entre los fortines Luna y Barrerlo, Aires, el día 8 de diciembre de 1876, encabezada por Pincén.
porque los indios de Manuel Grande y Tripailao, encargados de la Ese día unos 300 indios penetraron por Chiquiló ( 30 kilómetros
exploración, se plegaron a los invasores facilitando su progreso. al sudoeste de Federación o Junín) y arreando toda la hacienda que
Hasta eptonces esas tribus eran amigas, pero en esta oportu- encontraron por Ja costa del río Salado se retiraban en dirección al
nidad se sublevaron y se retiraron con los atacantes hacia Salinas fortín Triunfo. _
Grandes. El regimiento de guardias nacionales de Junín al mando del
El Coronel Gannendia 41 al tener aviso el mismo día 9 de Comandante D. Ataliva Roca logró su incorporación a las tropas del .
octubre de Ja invasión, buscó Ja incorporación de las unidades veci- fuerte General Lavalle, a órdenes del Coronel D. Manuel Sanabria.48
nas a Chivilcoy, dirigiéndose sobre la laguna del Cura ( 25 kiló-
metros al sur de la actual ciudad de 9 de Julio), por donde se sabía •2 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, t. l, pp. 243
que el cacique Rumay se retiraba. y 244.
43 La guardia nacional de Junín cooperó muy estrechamente con las fuerzas
del Norte y Oeste de Buenos Aires desde 1870. Era su jefe D. Ataliva Roca,
40 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, t. 1, pp. 476 quien repetidas veces prestó importantes servicios combatiendo al fr~te de sus
y 579. guardias nacionales con denuedo y bizarría; junto a jefes como Borges y Villegas,
41 Dicho jefe, en marz.o de 1876, había sido nombrado Jefe de la Fron- contra Pincén y los ranqueles. Por su leal y efectiva coperaci6n estos G. N. de
tera Oe5te. continuo fueron recomendados a la superioridad por los jefes de frontera.

414 415
En segujmiento de la rastrillada de Jos invasores, los mismos para que los trabajos adelanten. Namuncurá levantará sus toldos 0 ~e
fueron oargados desde .varias direcciones, en circun stancias en que someterá a discreción."
levantaban campamento después de un prolongado descanso.
Eran las tribus de Pincén, Manuel Grande, Tripailao y Ramón, Esto último revela claramente cómo pensaba el m4Ustro de
los que no trataron de defenderse sino de sacar la mayor cantidad Guerra respecto al sometimiento incondicional de los bárbaros, de
posible del arreo conseguido. Jo contrario nada consC'guirían en sus gestiones. .
Dejaron como saldo del encuentro unos 30 muertos, tres cauti- Pero a todo esto, Namuncurá, Catricl y otros caciques ali_ados
vas que llevaban, 5.000 yeguas y otros arurnaJes más. se aprestaban nuevamente en la zona del arroyo Curumalán Chico,
En la frontera sur de Uendoza, a mediados de agosto entró al frente de unos 3.000 lanceros para cargar sobre la frontera, segu-
una pequeña invasión de 30 indios, retirándose con unos 50 animales. ros de sorprender a las tropas de vigilancia.
En su persecución el Teniente 19 Pérez del regimiento 7 de caballería El día 20 de abril de 1877, el comandante Donovan, d e la dota-
les dio alcance en el paraje "Agua de Mula", quitándoles todo el ción del fuerte Puan, en un reconocimiento del campo fue atacado
botín después de resultar heridos dicho oficial r seis soldados. por una patrulla de las fuerzas de Namuncurá, episodio que permi-
Pero la invasión más importante se produjo en Mcndoza el 4 tió al Coronel Mal donado (jefe de la frontera Costa Sur) conocer
de noviembre de 1876, penetrando por el paso del Carrizalito (ex- la presencia de esa indiada tan numerosa.
trema derecha de la frontera ) y después de llegar hasta el arroyo Dispuesto el ataque, se produjo un encarnizado entrevero que
de las Cortaderas, se retiraron Jos invasores con unos 5.000 animales. terminó con la derrota y huida de Namuncurá en dirección a sus
En general los indios ya no asaltaban tan impunemente corno guaridas en los espesos montes de Ja zona al O. de Salinas Grandes.
en 6pocas anteriores, porque sabían que Ja defensa estaba mejor En esa oportunidad perdieron los incursores parte de su caballada
organizada y que las tropas nacionales disponían de jefes capaces y y un estandarte que el ex presidente Mitre le obsequiara a Juan José
valientes. Catriel, cuando éste mantenía las paces con el gobierno.
Las unidad0$ mejor montadas y equipadas solían llevar la per- Ante la hostilidad evidente de la indiada, especialmente de
sceusión profundamente, a veces hasta las mismas tolderías, como Pincén y Catriel, no se h izo esperar la reacción de las tropas na-
se verá luego. cionales.
El armamento más moderno y de más poder les causaba bajas Decía en agosto de 1877 el doctor Alsina:
sensibles difíciles de r~poner.
Por eso sabían los salvajes que, enfrentar ya las tropas, era un Si las tribus hostiles se conservan de este lado del Colorado, he de
riesgo nada aconsejable. or$anizar expediciones Hjeras que vayan a b.uscarlas a sus toldos, pero
Así los malones ejecutados tenían por finalidad conseguir la esfo mismo no he de hacerlo hasta que se encuentren bien adelantadas
mayor cantidad posible de vacunos y yeguarizos para alimento. las obras de seguridad en Ja linea avanzada.
Cuando no lo lograban en tiempo, pasaban estrecheces notorias Espero que, a fines de Octubre; podrá desprender columnas lijeras
máxime que poco a poco ÍUC'ron desalojados de sus f6rtil es campos'. sobre Catriel y sobre Pincen, con orden terminante para que los persigan
con Vigor y sin descanso. .
Otras tribus se encontraban en su mayor parte casi desnudas
Aquellos dos Caciques son los enemigos que amenazan hoy los parti-
y sin vicios ( tabaco, yerba, azúcar y aguardiente), Jos que no podían dos fronterizos de esta Provincia.•6
comprar a los comerciantes chilenos por carecer de hacienda para
dar a cambio. 44 Con este propósito tuvieron lugar las siguientes expeiliciones
En cuanto a Namuncurá, a principios de 1877 solicitó la paz, principales: .
prometiendo no robar ni dejar a otras tribus, siempre que el gobierno
les pasara ~ubsis ten cins necesarias para "Vivir. Más que nada exigía El 11 de noviembre el doctor Alsina facultaba al jefe d~ la
la devolución de Carhué, alegando que a su propiedad no podía división Trenque Lauquen (Coronel D. Conrado Villegas) para ata-
renunciar "sin quebrant ar un mandato de Calfucurá moribundo''. car las tol_d erías de Pincén, porque sus indiadas merodeaban conti-
D ecía el doctor Alsina: nuamente la frontera, buscando robar animales para su uso particu-
cular y para el consumo.
Las negociaciones han continuado y continúan dándome esto tiempo
46 tdem, t. m, p. 153.
•e Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1877, t. lll, pp. 129
.. Memoria del Dc:parlamento de Guerra y Marina, 1877, t. 11, p. 147. y 130.

'416 417
persó por las inmediaciones y otra parte lo hizo por el Río Colo.
El coronel Villegas hizo aprontar a unos 170 hombres del regi- rado arriba. •
miento nQ 3 de caballería de línea, partiendo el día 13 desde Trenque
Lauquen. Después de avanzar por Mayi-Lauquen, Sanquilcó y Po- El pánico que se produjo en las anasas salvajes fue completo asi lo
troló, siguió por el antiguo camino de los ranqueles hacia Leuvucó, había esperado al lanzar sobre el aduar los valientes Escuadrones de
hasta llegar el 15 de noviembre a una monte llamado Mamul-Tué. nuestra Caballería que con sus relumbrantes corazas y bien afilados sables,
Al día siguiente prosiguió el avance, cubriéndose de la obser- . causar0n efecto aterrante en los rujos de la Pampa.
vación de las tolderías próximas, dado que buscaba sorprender las Todos aquellos que tentaron la suerte de las annas bien pronto en-
de Pincén; así el día 17 por la noche acampó en los montes de Mala} contraron la muerte, síguiéndose de aquí su total dispersión, rindiéndose
unos y tratando de salvarse en los montes, otros.
( 40 kilómetros al norte de Toa y) y al amanecer pasó al ataque sobre La persecución fue activa y perseverante durante el día -no poca
la indiada. La persecución duró cuatro horas por los montes, logran- Ja tarea- para recojer la tribu en su mayor parte que se había internado
do poner 80 indios fuera de combate, rescatar cuatro cautivas, tomar en los montes.
104 familiares de los indios prisioneros, 300 caballos, 1.500 ovejas y Juan José y Marcelino Catriel, deben su salvación a haber mudado
unas 70 vacas y bueyes. su! familias el día antes -a seis leguas al Sud de las tolderías- solo los
Durante el regreso a Trenque Lauquen los indios hostilizaron cons- acomp~ñaban una veinte a treinta lanzas de las cuales fueron muertos
tantemente a la columna, especialmente dos cristianos que armados varios y tomados otros prisioneros, en la tenaz persecución que sobre ese
con rémingtons, lograron herir a un soldado que luego falleció. A grupo llevó el Teniente Daza, del Regimento n9 I.•ll
su vez los indios sufrieron varias bajas, entre ellas el cacique Catr.e ano.
Salvo estas novedades, el día 20 se llegó a Trenque Lauquen. El resultado de esta jornada fue : causar al enemigo la muerte
de 7 capitanejos y unos 150 indios de pelea, capturar 65 indios de
Como resultado de esta breve campaña, informaba el Coronel Vi- . lanza, unos 300 familiares, 600 caballos
llegas a la superioridad:
•.. y un Estandarte de raso de seda celeste, bordado en oro con esta
El terrible Pincén, se puede decir que hoy está destruido. No tendrá inscripción: "Justicia al Valor", que fue tomado por el Sargento distin-
a sus órdenes, cien lanzas. Sus antiguos caciques y capitanejos no le obe- guido del Regintlento 59 de Caballería Don José Rodríguez ...
decen. Todos campan por sus respetos.~T
En el parte de combate agregaba: · Las tropas nacionales no sufrieron bajas.Go
Aparte de las anteriores, tuvieron lugar otras expediciones
El poder de Pincén ha quedado completamente quebrantado con este
golpe pues Catreano .indio valiente, era siempre quien los llevaba a la ligeras, las más de las veces como reacciones ante las entradas y
pelea y habiendo dejado de existir este, ya no es temible aquel. raterías que hacían los indios por la línea de fortines, buscando arre-
Pincén se encontraba de paseo en lo de Baigorrita y si esto no hu- batar las caballadas o ganado de alimentaci6n de las guarniciones.111
biera sido hubiera él también pagado sus fechorías."8 Así en el mes de julio de 1877 un grupo de indios robó caballos
en la frontera sur de Córdoba, por lo que se desprendió desde fuerte
En cuanto a Catriel, situado en la zona de 'Treyco" ( 12 leguas Sarmiento (Córdoba), al alférez Santos Morales para tratar de dar
de la laguna Guatraché), fue sorprendido en su guarida por el con los incursores; a los 5 días de marcha se encontr6 con una inva-
Teniente Coronel D. Teodoro García (jefe de la división Puan), sión de unos 35 salvajes a los que batió, consiguiendo poner fuera de
Dicho jefe partió el 9 de octubre del fuerte Puan al frente combate al capitanejo que los mandaba, a cuatro indios más y res-
de una columna compuesta de unos 320 soldados y 80 indios ami- catar cerca de 100 animales.
gos de Manuel Grande y Pichibuincó, convenientemente montados.
Pasó por los montes de Guatraché sin encontrar vestigios de in- •D Documento n9 1.335, archivado en la División Historia del Estado Mayor
dios, por lo que prosiguió el avance de noche hacia Atreucó para General del Ejército. Este oficial, en el año 1881, encontró la muerte, lanceado
no delatar su presencia. por los indios junto a 17 soldados.
110 Resulta interesante leer el parte del combate, elevado al Ministerio de
El 11 de noviembre atacó sorpresivamente al amanecer las Guerra por el Teniente Coronel D. Teodoro García. (Vr documento citado
tolderías y después de un sangriento co¡yPate la indiada se dis- precedentemente.)
lll Algunos escritores mencionan una batida efectuada en octubre de 1877
por el Coronel Levalle sobre las tolderia$. de Namuncurá. Al respecto, el autor
H M~moria del Departamento de Guerra y Marina, 1878, 'p. 133.
no encontró antecedente alguno, en varios documentos oficiales consultados, pOI"
•a Documento n° l.3'36, archivado en la Divi5i6n Historia del Estado Ma- eso no se hace mención de la misma.
yor General del Ejército.

418 419
A pesar de esta represión los salvajes no escarmentaban en su los tol?os. de Juan ~hico, pero. habiéndose quedado a retaguardia
af?n de robar anima~es, y ~na noche consigui.e~on llevarle al regi- otros md1os conduciendo un gran arreo, el mencionado soldado
miento 4 de caballena de lmea unos 50 caballos. En persecución Torres los cargó y des~ués de matar a cinco enemigos, les quitó
de los ladrones salió una comisión del batallón 10 de línea al mando nuevamente unos 300 animales de los que traían los indios.
del capitán Agenor de la Vega, quien partiendo desde fuerte Sar- También, en junio de ese mismo año 1877, en la frontera sur
miento fue tras la rastrillada, llegó a la Laguna del Cuero, retor- de Santa Fe tuvo lugar a 10 leguas al sudeste de Gainza, un com-
nando con unos 600 animales pertenecientes al cacique ranquel bate ..con una treintena de indios ladrones, el cual deparó comq
Ramón. saldo doloroso la muerte del Teniente Coronel D. Saturnino Un-
El mismo se presentó a la comandancia de la frontera para dabarrena. Este jefe, dejándose llevar por su temerario valor, se
reclamarlos, pero el Coronel Racedo le impuso, como base para la alejó imprudentemente en su persecución, circunstancia que fue
entrega de Jos mismos, que viniera con su tribu a vivir en la zona aprovechada por otra indiada más numerosa para cercarlo y po-
denominada "Sarmiento Nuevo". El cacique Ramón después de nerlo fuera de combate al igual que a los Tenientes lros. Francisco
~eflexionar un rato aceptó la propuesta, porque de lo contr2rio, Colaso, Francisco Machado y a 7 soldados.
iba a quedar sumido en la mayor pobreza. Tan solo exigió que se En el mes de octubre de 1877 el Sargento Mayor D . Camilo
diera escolta a su tribu desde las tolderías de Carriló hasta el lu- García y Subteniente Manuel Palacio (de la división Guaminí)
gar de su nueva sede, por si Epumer (cacique general de los ran- al frente de 35 soldados y 10 hombres con tres cahallos cada uno,
q ueles) quería impe,dfrselo. El Coronel Racedo con 150 hombres sorprendieron los toldos d el cacique Blanquillo, regresando a los
del batallón 10 de infantería (al mando del Mayor D. Sótrates seis días con 86 indios prisioneros y muchos animales.
Anay~) y 150 hombres del regimiento 4 de caballería (al ·mando El 25 de noviembre, el Comandante Godoy, también de la
del Teniente Coronel B. Meana) dieron la protección a Ramón, división de Guaminí, con 100 soldados y 20 indios amigos, sor-
quien se instaló finalmente en el paraje Tala ( 5 leguas al norte de prendió nuevamente a la indiada del cacique Blanquillo. Luego
Sarmiento Nuevo) . En esta forma se consiguó reducir a Ramón v a se internó hasta el centro de las tolderías de Namuncurá, pero
su !rihu. destinándose a este cacique una casa como alojamientÓ y habiendo sido sentida su proximidad erró el golpe, por lo que
el empleo de teniente coronel, de alférez para su hijo y de
oficiales debió regresar. En la retirada algunas partidas intentaron atacarlo
para sus capitanejos. pero logró contenerlas, poniéndose fuera de combate a un cristia-
Con la indiada joven de esta tribu se formó un escuadrón de no llamado González, que oficiaba como importante capitaneja entre
45 plazas, drnominado "Escuadrón Ranqueles", que luego lo ve- la indiada.
ríamos p~rticipar en operaciones contra el resto de los-~alvajes .112 Después de lo relatado, comprobamos que el estado de la ·
..En la frontera de Mendoza también este año lst17- fue pró- indiada había disminuido notablemente en poder y cantidad, pues
digo en golpes de mano sobre el ganado de las poblaciones y for- la necesidad de robar para vivir, los volvía audaces y agresivos,
tines, ejecutados por pequeñas partidas de indios que rricrodeaban a costa de las bajas que sufrían . El famoso Pincén tan solo tenía
por los valles del sur de Mendoza. unos 150 indios de lanza; pero por su prestigio ante su congéne-
Ello obligó al comandante de la frontera · (Teniente Coronel res, conseguía que para su~ malones se le agregaran indios de
D. Luis Tejedor) a destacar una patrulla del 21 Voluntarios hasta otras tribus, entre ellas las del cacique Melideo que acampaba con
los toldos del cacique Juan Chico, compuesta por cuarenta indios. sus tolderías por el paraje denominado Nebucó.
El 23 de junio la patrulla rompió la marcha desde San Ra- En cuanto a Namuncurá, el otrora soberano de la Pampa.
fael, al mando del soldado Isaac Torres del piquete de baquia- que al igual que su padre so permitía la insolencia de tratar cor
nos. Después de varios días pudo sorprender las tolderías, situadas las autoridades 11acionales de potencia a potencia, imponiendo con-
en la margen norte del Barrancas, matando 6 indios y tomando un diciones de paz, también se encontraba quebrantado por los últi-
prisionero; además rescató unos 200 caballos y vacunos. De regre~ mos golpes que recibió y por la pérdida de Carhué. Sus subordi-
so y a unas 6 leguas al sur del río Grande chocó sorpresivemente con nados, dispersos, sólo acataban su autoridad ante el temor de sus
una invasión compuesta por 50 indios pampas, originándose un re- venganzas brutales; así pasó a ser un cacique cualquiera, contan-
ñido encuentro. do apenas con un millar de indios de pelea, no siempre dispuestos
Los indios le quitaron la mayor parte del arreo obtenido en a obedecerle de primera intención.
Los mismos carecían de buenos campos para invernadas y
de aguadas, porque se habían visto obligados a abandonarlos con
52 ,Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1878, p. 169. motivo del avance del doctor Alsina.

421
La miseria de muchos indios era evidente y por ello de con-
tinuo se rendían a las autoridades fronterizas, como ocurrió con a marchar al río Negro, como primer y principal objetivo; y su resolución
el cacique Ramón, perteneciente a los ranqueles, y con los caciques de gastar ingentes caudales en preparar líneas paralelas y sucesivas pro-
Manuel Grande Y Tripailao que se sometieron en masa el 30 de siguiendo el sistema trazado por el conquistador españoJ.68 '
julio de 1877 ( 141 indios de pelea y 300 familiares).
Anteriormente, .el 23 de mayo, 396 indios de la tribu de Ca- Comprendió el doctor Alsina la bondad de un procedimiento
triel también se presentaron al comandante militar de Patagones. ofensivo, después de los éxitos obtenidos en las batidas efectuadas
Otra pérdida sensible para las indios fue en ese entonces la por el coronel Villegas sobre Pincén y por los Tenientes Coroneles
m~erte del cacique general de los ranqueles Mariano Rosas, ocu- García y Vintter contra Catricl; así fue que ordenó al Coronel
m~a en Leu~có. Lo sucedió en el mando su hermano Epumer, . Levalle la ejecución de una nueva expedición contra Namuncurá,
qwen procedió a respetar los tratados de paz que se mantenían a efectuar juntamente ocn las divisiones Puan, Carhué y Guaminí,
vigentes con el gobierno nacional. pero su prematurCI fallecimiento le privó del placer de ver coronada
El doctor Alsina debió experimentar una gran satisfacción al por el éxito dicha orden.
ve;. que sus planes se iban cumpliendo según sus deseos pese a la Como balance de su tesonera obra se puede expresar:
cnhca formulada por los opositores de su época. Que acortó la frontera ganando al desierto 56.000 kilómetros
. No sólo se había extendido la frontera sino que la indiada, cuadrados de campos aptos para Ja ganadería y agricultura:
obligada día a día a emigrar en busca de nuevos campos, se dis- Arraigó los cimientos de Ja civilización en esas desoladas regio-
persaba con rumbo al <?olorado o se entregaba a las autoridad~s. ues, fundando cinco nuevos pueblos que hoy son florecientes ciudades.
Así encaró la gestación de nuevas batidas, especialmente con- Relevó topográficamente La Pampa y otras regiones inexplo-
tra Namuncurá, Catriel y Pincén, buscando eliminar la resistencia radas de nuestra campaña.
de est?s. últimos caciques. Pero una vieja dolencia, agravada por Extendió la red telegráfica hasta los confines fronterizos, uniendo
su actividad y preocupaciones en campaña motivó su deceso el Jos pueblos y comandancias militares con Buenos Aires.
1

29 de diciembre de 1877, balbuceando en su agonía los nombres Al ejército lo dotó de nuevo armamento, material de comuni-
de sus jefes amigos e impartiéndoles órdenes. · caciones aligeró el equipo de la caballería y mejoró sensiblemente
Ni en su lecho de dolor quiso apartárse de su idea de con- su caballada, elemento vital de su movilidad.
q':"s~ar el desierto, lo que consiguió en parte con abnegación, pa- Creó en el Cole~io MiJitar el curso de tele~rafistas militares,
triotismo y voluntad. para satisfacer con personal propio las necesidades del enlace de
Evidentemente, su plan no era el más apropiado porque era ese entonces.
lento y costoso, e insumía para cuidar la frontera una gran canti- En fin, sus ideas y planes en el orden militar, social y econó-
dad de tropa, a veces ociosa, lo que redundaba en contra de la mico, reflejados en sus minuciosas memorias al Congreso Nacional,
disciplina. nos revelan al doctor Alsina como un abnegado y virtuoso patriota,
Pero 5u falla may·o r consistía en que, renunciando a toda idea merecedor de la gratitud nacional. ·
operativa, dejaba en Lbertad de acción a los principales caciques En este histórico acontece.r cabe hacer una pausa para relatar
como Pincén, Namuncurá y Catriel, lo que les .daba oportunidad otros sucesos que tuvieron Jugar entonces en las · inmediaciones de
para reanudar esporádicamente sus sistemáticos malones. Ja lejana Patagonia, coincidentes con Jos mencionados y de cuyo
Quizá como dijera el doctor Zeballos: conocimiento no se puede prescindir.
El padre misionero D. Juan Cagliero, llevado por la fe de su
... le faltaban estudio, práctica y convicciones formadas por medio sacerdocio. peregrinó en esa Patagonia a partir del año 1875, bau-
de ellos, para decidirse por una ofensiva pura y simple, sin zanjas ni acan- tizando niños, convirtiendo almas al catolicismo, instalando escue-
tonamientos, ofensiva que debía dar por resultado Ja dispersión y desmo- las hogares, oratorios, y ejecutando demás tareas afines para atraer
ralización del enemigo, dejando allanado a nuestra marcha el camino del a los infieles hacia una convivencia más pacífica y más cristiana.
rlo Negro... · Con sus compañeros Fagnano, Vespiniani, Roux y Cassini, fueron
verdaderos legionarios de la obra de Don Bosco en aquellas apar-
Quizá como dijera el doctor Zeballos: tadas regiones en procura de adeptos al catecismo y de la edu-
cación moral de sus semejantes.
El Dr. Alsina daba al indio mayor importancia y temía al desierto
más de lo que en realidad era razonable, y de ah{ esa negativa constante
118 La conquúta de 15.000 leguas, Dr. Estanislao S. Zeballos, pp. 318 y 319.

423
Así, a caballo, a pie, con lluvias, fríos y vientos, recorrieron posterior actuación como perito oficial en la cuestión de límites
mesetas y llanuras en su santa misión, dura y difícil, al exponerse con Chile, le confirieron un prestigio y autoridad científicamundiales.
i~defensos frente a un indio supersticioso e ignorante, que a veces
Esta m~nción tan escueta significa un respetuoso homenaje más
ni respetaba a sus rudos caciques. Pero con paciencia, abnegación
a la memona del creador de nuestros Parques Nacionales y del Mu-
y un gran aliento espiritual, poco a poco doblegaron a muchos de seo de Historia Natural de la Ciudad de La Plata, por ser aconte-
cimientos profundamente enraizados con la naturaleza de nuestra
l?s. J?rev~nidos indígenas hasta inculcarles las primeras nociones de Patagonia.
c1vdizac16n. _El esfuerzo realizado finalmente tuvo su premio, que
son esas reahd2des que hoy contemplamos recorriendo la Patagonia Los restos de este honesto y desinteresado argentino encontra-
razón más que obliga a su recuerdo y agradecimiento. ' ron tranquilo reposo en el islote Centinela, en medio del lago Nahuel
Los venerables resto~ de este insigne misionero salesiano repo- Huapi.
san en el seno de la tierra que tanto caminó y cabalgó, y que fuera Para cerrar .estas breves referencias científicas e históricas de
teatro de sus fecundas realizaciones. la Patagonia, cabe mencionar la actuación de otro benemérito ma-
. M_ientras el .sacerdote Cagliero realizaba su labor espiritual, • rino argentino, el capitán D. Carlos M. Moyano.
un ms1gnc argentino. D. Francisco Moreno, casi paralelamente curn- También en ese vasto escenario patagónico realizó, desde 1877
p~ía c~n patrióti?a devoción otro objetivo. Llevado por su pasión hasta 1890, una serie de exploraciones de gran valor científico por
c1entíf1ca recomó la Patagonia para descubrir los secretos de su sus resultados y enseñanzas, por lo que, sin duda alguna, se lo puede
naturalen y bautizarlos -geol!Táfica o históricamente. calificar como el más notable explorador geográfico del país.
~ partir de 1873 inició sus viajes de estudio y exploración Vinculado profesionalmente desde joven con D. Luis Piedra-
para indagar sobre los indígenas y su pasado, humanizar las rela- buena, conoció de este experimentado marino los detalles del lito-
ciones y predicar actitudes paéíficas, abogando por una efectiva ral marítimo patagónico y de su ten:itorio inmediato.
colonización de las tierras aptas para eJlo. Su pasión por la exploración lo llevó, a partir de 1874, a viajar
En 1876 Jle¡:!Ó por el río Limay al la~o Nahuel Hua-pi, es decir por el interior o el gran "vacío patagónico".
a. los feudos de Sayhucque, donde los desconfiados indios le impi- En el orden de sus realiiaciones, se conoce en 1876 la expe-
~1ero;i sus ~erificacionrs científicas porque vPfan en todo ello "gºua- dición por el río Santa Cruz a la región de los la¡ws Argentino,
hcho , debiendo ·regresar porque su vida peligraba. San Martín y Viedma, acompañando en esa oportunidad como car-
Hombre de un temple a toda prueba, no se dio por vencido, tógrafo a otro joven explorador. como era D. Francisco Moreno.
Y en 1879 volvió al país de las ma07.anas para develar sus miste- En 1878. con su joven amigo D. Ramón Lista y tres baqueanos,
rios. recorriendo a c.-iballo más de 1.000 km de estepas en procura reconoció hasta sus nacient~s al río Chico. Más tarde, en 1879,
de colecciones. exploró nuevamente el lago San Martín en busca de una comunica-
En el Nahuel Huapi, Sayhueque lo tomó prisionero junto con ción con el Viedma.
sus acompañantes: cuando su vida parecía sellada en un rapto de Posteriormente, en otras expediciones por la precordillera des-
audacia y valor Jo~ró salvarla. ' cubrió nuevos lagos como el Buenos Aires; las fuentes del río Desea-
Antes, por el año 1877, Moreno con otros exploradores reco- do, e>) recodo del río Senguer, las la¡runas Colhuc Huapi y Musters,
nocit>ron el peligroso curso del río Santa Cruz basta sus fuentes, finalizando con el reconocimiento de la travesía hasta la colonia
sim11ltáneamcnte que hunmban las comarcas vecinas en nrocurn dC' galense de Rawson. Muchos de estos vfajes tienen el mérito de
fósiles o raslToi; palC'ontolóizicos para sus colecciones. En los con- haberlos efectuado Moyano por propia iniciativa, buscando favore-
trafuertes andinos dio con el nacimiento d<'l Santa Cniz. denomi- cer los intereses económicos del país. Así formó su personal de
nando Argentino a e~e hPrmoso la¡:!o. descubierto en l 873 nor Feil- acompañantes, reunió el ganado y otros elementos necesarios, lo que
berg. Lue~o ubicó y bautizó al San Martín y más tarde al Viedma ; le permitió atravesar las mesetas patagónicas, develando en parte
pero su vista S<! posó en los imponentes cerros de la zona, denomi- el misterio geográfico que se cernía sobre ellas y que contribuyó
nando Fitz Roy a un lejano volcán. a acJarar el injusto nombre de "tierra maldita" con que el sabio
SC:'guir refi.riéndonos a ~oreno como científico y explorador, Darwin calificaba a la Patagonia a raíz de un viaje que efectuó
escapa su crómca a este capitulo porque su proficua actuación de- años anteriores.
mandaría uno larga y minuciosa tarea, ya justicieramentc condensada En 1883 recorrió Moyano el camino de la costa de Santa Cruz
en numerosos libros y folletos. a Puerto D eseado, y mús tarde la zona entre los ríos Santa Cruz· y
Sus exposiciones, sus viajes y conferencias en el extranjero, su Gallegos.

424 425
1

1
Al margen de lo expresado, cumplió en los intervalos de esos
viajes otras tareas en Santa Cruz, incorporándose en 1878 a Ja es-
cuadra del comodoro Py que, entonces, afirmó la soberanía nacional
en ese territorio a raíz de un entredicho con Chile.
En 1884, al crearse por ley los territorios nacionales el entonces
capitán de fragata Moyano fue, muy acertadamente, ddsignado pri- CAPITULO XI
mer ~obemador de Santa Cruz. En 1890, exigencias de la hora lo
llevaron a efectuar una nueva expedición a la precordillera, en el
Chubut, desde el lago Nahuel Huapi hasta casi el Buenos Aires. PROCESO DEL AVANCE DE LA FRONTERA HASTA EL RtO
Estas muy breves referencias sólo buscan presentar el nombre de NEGRO, POR EL GENERAL D. JUIJO A. ROCA (1878-1879)
este culto y modesto ~rgentino, que con su brújula y sextante exploró
los páramos pataS1;6mcos. En el· puerto de Santa Cruz. una sencilla , Ideas de Roca sobre la lucha en el desierto - Plan de avance hasta
estatua de bronce recuerda hoy al viajero la obra de ese ilustre los ríos Negro y Ncuquén - Expediciones preliminares efectuadas
explorador y marino. en el año 1878 y principios de 1879 - Capturas de los principales
caciques y otros resultados - Expedición naval al río Santa Cruz
o instalación de una guarnición militar en eso zona - Ley 947,
asignando fondo~ para el traslado de la frontera en cumplimiento
de la ley 215 - Iniciacióa del avance por las columnas a órdenes
del ~neral Roca (D. 1), del Coronel Levalle (D. 2), del Coronel
Racedo (D. 3), del Coronel Uriburu (D. 4) y del Coronel Lagos y
Teniente Coronel God.oy (D. 5) - Instrucciones particulares y
ejecución de lns operaciones - Principales resultados obtenidos -

r Consideraciones generales sobre esta campaña

Al doctor Alsina lo sucedió en el Ministerio de Guerra y Marina


el joven general D. Julio A. Roca. . ·
Este prestigioso jefe unía a su talento y cultura una vasta ex-
periencia profesional sobre la guerra contra el salvaje, así que el
problema del desierto no le era desconocido y de un principio .se
consagró a hacer efectivas sus anteriores previsiones, reflejadas en
distintas oportunidades.
Contestando a una consulta formulada por el extinto doctor
Alsina cuando éste proyectaba su plan de avance, le escribía:
... A mi juicio el mejor sistema de concluir con los indios, ya ~ea
extinguiéndolos o arrojándolos al otro lado del Rlo Negro, es el de la
guerra ofensiva, que es el mismo seguido por Rosas, que casi concluyó con
ellos .. .
Luego agregaba:
... yo me comprometería, señor Ministro, ante el gobierno y ante
el país, a dejar realiuido esto que dejo expuesto, en dos años: uno para
prepararme y otro para efectuarlo, etc. 1

i Publicaciones del Museo Roca. Documentos V, p. 105.

426 427
En su libreta personal había consignado las siguientes refle- de las colwnnas del diario La República. Argumentaba en pro de
xion,es: la ofensiva diciendo entre otros los siguientes concaptos:
¡Qué disparate Ja zanja de Alsina! Y Avellaneda lo deja hacer. No solamente ofrecerá esta operación grandes beneficios para el país,
Es lo que se le ocurre a un pueblo débil Y.en Ja irúancia: atajar con por los riquísimos campos regados por los numerosos ríos y arroyos que
murallas a sus enemigos. 11e desprenden de la cordillera, y que se ganarían para la provincia de
Así pensaron los chinos, y no se libraron de ser conquistados por Mendoza o para la Nación, sino por las ventajas que reportaría para la
un puñado de tártaros, insignificante, comparado con Ja población china. segW"idad de nuestras fronteras actuales, el hecho de interceptar y cortar
para siempre el comercio ilícito, que desde tiempo inmemorial hacen, con
..
.. . ..Si.~~.;e: ~~~~~. ia. p~~~~ ¡,;~~i~. d~s·t~~~~iÓ~ · d~ ·I~~. rrld~~ ·cÍ~ ·i~dÍ~s· las .haciendas robadas por los indios, las provincias del sur de Chile, Talca,
es inútil toda precaución y plan pará impedir las invasiones. ' Maule, LID.ares, ?il'uble, Concepción, Arauco y Valdivia.
En épocas normales, en que no se tienen en cuenta las grandes inva-
Pero donde más evidenció públicamente sus ideas fue el año siones como las realizadas últimamente, que aumentan considerablemente
1876 en una correspondencia sostenida c~n Sarmiento, por medio la exportación de ganados a Chile, se calcula la cifra del ganado de nuestras
provincias en cuarenta mil cabezas al año, cuya mayor parte las venden
los Pehuenches, que viven en perfecta paz y armonía con la República
Chilena, recibiendo en cambio, en especies, un valor de dos o tres pesos
fuertes por cabeza.
Algunas personas que han vivido en las fronteras chilenas me han
asegurado que· algunos de los prohombres de aquel país, que tienen o han
tenido establecimentos de campo en aquellas provincias, no han sido
extraños a este comercio y deben a él sus pingües fortunas o el considerable
aumento de ellas.
Abrigo la convicción de que, suprimido este mercado que hace subir o
bajar la hacienda en Chile, en proporción a la importancia de los malones
a Buenos Aires y otras provincias argentinas, se quitaría a los indios el
más poderoso de los incentivos que les impulsaba a vivir constantemente
en acecho de nuestra riqueza, al mismo tiempo que se impediría a Namun-
curá y a Catríel recibir de sus aliados de la cordillera refuerzos tan con-
siderables como el que les ha traído el cacique Renque, que ha venido con
dos mil de los suyos y ha tomado parte en las invasiones de los Tres Arro-
yos y Juárez, siendo él, según noticias que he tenido, por conducto de Ma-
riano Rosas, el que presentó combate a Maldonado. Casi todos los caciques
de estas tribus acuden al llamado de las autoridades chilenas, y el principal
de ellos, Feliciano Purrán, que tiene su residencia en Campanario, doce
leguas al sur del Ncuquén, que se titula gobernador y general y, además,
muy rico, recibe sueldo del gobierno chileno, para hacer respetar los inte-
reses y las vidas de sus ciudad~nos. Otras veces arriendan sus tierras, y
los ganados chilenos suelen vivir largas temporadas entre ellas, sin que
sufran sus intereses. Se calcula que solo en esta parte se invernan en
los potreros naturales que forman la Cordillera, de 20 a 30.000 cabezas
anualmente.
Temüno aquí, señor redactor, dejando otras consideraciones de detalle
par ser incluidas en la memoria general que sobre esta materia preparo
para el Gobierno, y espero que estos ligeros apuntes serán para que la
prensa ilustrada de esta ciudad tome una opinión exacta sobre .Ja parte
verdadera de esta ardua cuestión que corresponde a la frontera de mi
mando.
Saluda al señor redactor:
Julio A. Roca.2
Cenera! JU LIO A. ROCA
Jefe <le la expedición al Río Negro, en 1879. :! "Páginas de Lcopoldo Lugoncs", Rer;ista Militar, nº 451, pp. 282 y 283.

428 429
En dicho proyecto se solicitaban los recursos necesarios para el
Además, el liecho de ejercer largo tiempo el general Roca el cumplimiento de la ley nQ 215 y, ha~ta tanto pudiera hacer efectivo
comando en jefe de las fronteras de Córdoba, San Luis y Men- el avance al río Negro, Roca ordenó a los jefes de fronteras tomar
doza, le dio oportunidad para informarse en una forma amplia la ofensiva contra las indiadas a su frente, ejecutando con pequeños
de la realidad del problema de la lucha en el desierto. destacamentos sorpresivos golpes de mano sobre las tolderías, a fin
Conoció mediante su estudio personal y antecedentes de cam- de ir preparando a los comandos y tropas para posteriores acciones.
pañas o reconocimientos anteriores, las costumbres, efectivos, situa- Es decir se buscaba limpiar de indios el terreno entre la fron-
ción y táctica de las tribus; los caminos a las tolderías, etcétera. tera y el río' Negro, ya fuere quebrando su moral, reduciendo sus
También le fue valioso el testimonio del viejo coronel Baigo- efectivos o privándolos de sus haciendas; manteniendo el sobresalto
rria, quien tenía un amplio conocimiento del interior de la pampa en ellos, se los obligaría a someterse voluntariamente o a emigrar
por haber convivido entre los salvajes cerca de veinte años. Además hacia el interior del desierto.
el de otros jefes capaces a quienes consultó como amigos, tales como También se lograría conocer mejor la futura zona de operacio-
Villegas, Vinttei y García. · Pero, quizá, quien más se destacó en ,' nes, evitando equivocarse de rastrilladas y sufrir privaciones por des-
este asesoramiento fue el coronel D . Manuel J. Ol~coaga, por su conocimiento de las aguadas o ubicación de los objetivos de marcha.
profundo conocimiento topográfico de la zona de operaciones.ª Vemos que en estas acciones preliminares en ejecución, se usa-
A.sí que cuando a mediados de 1878 asumió Ja cartera de gue- ba contra los indios la misma táctica y procedimientos con que ellos
rra y marina, principió por cambiar todo aquello que no respon- pretendían frenar el avance de las poblaciones cristianas hacia sus
diera a su forma de emplear las tropas. Suprimió Ja artillería que seculares comarcas.
restaba rapidez a las · operaciones y resultaba ineficaz en su efecto Ante este nuevo proceder, efectivamente los indios fueron total-
ante un enemigo que presentaba siempre un hlanco muy móvil y mente sorprendidos, lo que, unido a su debilitada ~tencia, ~
disperso. que este primer aspecto del plan del general Roca tuvtera un éxito
Aumentó la cantidad y calidad del ganado de las tropas, sim- sin igual. .
plificó el equipo para dar más soltura al personal; en este sentido En cumplimiento de dicho plan los jefes de sectores de .fron-
abolió las molestas corazas de la época de Alsina. tera efectuaron y ordenaron en el resto del año 1878 una sene. de
En cambio incrementó Ja construcción de líneas telegráfica!>, expediciones, de las que merecen destacarse en orden cronológico,
así sus órdenes llegarían oportunamente y se viviría la situación real por sus resultados:
sin sufrir mayores retardos. Contra Namuncurá realizada en enero de 1878 sobre sus tol-
En síntesis, el plan del general Roca era: eliminar primero las derías de Chiloé por Ías divisiones: Carhué, Puan y Guaminí, a
indiadas entre la frontera y los ríos Negro y Neuquén. Avanzar órdenes del coronel Levalle."
luego la misma hasta esos cursos de ~gua. _ La misma causó unas 200 bajas a la tribu de Namuncurá, lo
Para ello el Poder Ejecutivo, el 14 de agosto de 1878, elevó al que produjo una inmensa desmoralización en sus huestes. N~un­
Congreso de. la Nación un enjundioso mensaje y proyecto sobre curá tuvo que retirarse a unas 20 leguas más al oeste de Chiloé,
la traslación de Ja frontera sur a los ríQs Negro y Neuquén, en porque no se sentía seguro ante la creciente agresividad de las
ejecución de Ja ley nQ 215, del 13 .de agosto de 1867 (ver anexo nQ 5). tropas nacionales. . . .
Por su importancia histórica y minuciosidad con que fue argu Este golpe disminuyó mucho el prestigio de su po~er e i~u~n­
mentado, se lo reproduce en el capítulo "Documentación", anexo n9 13. cia que había gozado hasta ese entonces entre sus mismos md1os.
Decía el general Levalle el 1 de marzo de ~878, al señor Inspect~r
l Este jefe en 1866 se encontraba expatriado en Chile, donde tmprimió un y Comandante General de Armas de la Republica (coronel D. L~
mapa de ese país. Más tarde, entre 1869 y 1871, levantó con autorización mi- M. Campos).
litar un plano topográfico de la Araucania, lo que le permitió identificarse con
las tribus aborígenes que la poblaban y convencerse de la necesidad de una ... Abrigo la convicción que, antes de dejar llegar este caso~ Namun-
represión para la ocupación definitiva de la Pampa Argentina. curá se someterá sin condiciones al Gobierno; en esto me confirman las
De regreso en 1873 a la Argentin·a, tomó luego contacto con el Cenera! ·
Roca, y plenamente identificado con su criterio respecto a Ja Conquista del
Desierto, motivó su reincorporación al ejército en 1877, a órdenes directas de 4 Esta expedición' en realidad fue ordena~a por e) Dr. Alsina en víspera
Roca, desempeñándose como jefe del Departamento Topográfico Militar. de su fallecimiento; se la involucra en este capitulo para agruparla entre otras
En 1879 acompañó a Roca al desierto, de 1881 a 1883 realizó expediciones similares ocurridas en este año de 1878. Sus detalles pueden vers_e -~ el r~~­
científicas y de pacificación indígena en el Sur del país. tivo parte de oombate (documento nº 1.339, archivado en la D1vis1on H1Stona
En 1887 fue el primer gobernador militar del Ncuquén fundando su del Estado Mayor General del Ejército).
capital Chos-MalaJ. ·
431
430
yor Lucero y del teni:.!nte Pedro Crouzcilles, respectivamente, re-
cartas que me h~ dirigido insistiendo e~ los tratado~ ~e paz y declin~~do
por completo de sus primeras pretensiones que exigtan como condición .º
gresando los mismos el día 20 informando <lel estado del terreno,
de paz nada menos que el abandono de la primera linea, o en su defecto, su transitabilidad y recursos existentes.
Ja entr~ga de 200 millones de moneda corriente, sin contar gran cantidad Al teniente coronel Dónovan le ordenó el reconocimiento de
de prendas de plata y oro, equipo, 6.000 cabezas vacunas y yeguarizas Ja margen sur del Colorado. . .
cada 2 meses, sueldo do General para él y sus jefes., etc., etc. Hoy, El regreso de la expedición. lo efectuó el tcruc!'te coronel Vm~­
Namuncurá confiesa que los campos pertenecen a la Nación y no insiste ter por el mismo camino de ida, costeando el no h~ta el fortín
más en sus ridículas pretensiones ...6 Mercedes (inmediatamente al sudeste de la ~ctual localidad de Pe-
dro Luro), donde debía incorporársele el t~mente ~oronel Dónovan.
El 8 de julio de 1878, e] mayor D. Camilo García (perteneciente Luego la expedición se dirigió a las Salmas Chica;; buscan~o el
a Ja frontera de Bahía Blanca), llegó hasta Guatraché (a unos 130 paradero de Catriel a quien se suponía en el para1e denominado
km al N.O. de Bahía Blanca), donde encontró unos 300 indios. Los ,
Sanquilc6. .. d d l
mismos fueron derrotados, tomando 5 prisioneros y una pequeña El día1 30 la columna llegó al punto de l?s erra1!1es e
cantidad de ganado. Chasicó'' (laguna situada a 75 km al ·oeste-noroeste. de Bah~a Blan-
El 6 de octubre de 1878 se efectuó una nueva expedición sobre ca) donde fueron sorprendidos el cacique Marcehno Catr1el, Blas
los toldos de Namuncurá, dirigida por el teniente coronel Freyre. Ro~án y varios indios. Por éstos se tuvo conocimiento que _Juan
La columna estaba compuesta por 200 hombres de la división Gua- José Catriel reunía sus tolderías a unas 14 leguas de distancia, lo
miní y unos 100 soldados de la división Carhué, a órdenes del te- que motivó que el teniente coronel Vintter adelantara al ,mayor
niente coronel D. Bernardino París., Lucero al frente de 50 hombres del regimiento 5 de caballena para
La batida tuvo lugar sobre las tolderías situadas al norte del dar alcance a Juan José Catriel. . . .
valle de Chiloé, obteniéndose los siguientes resultados: 1 cacique, El mencionado cacique, al sentir la prox1m1dad de las tro~as,
2 capitanejas y 23 indios muertos; 1 capitaneja, 34 indios de lanza
~I
en Ja madrugada del día 31 emprendió la fuga, sien~o perseg~1do
y 152 de chusma prisioneros. Además, se rescatar'on 5 cautivas y se por el teniente Emi1io Crouziellcs ( hermano <lel anterior del mismo
tomaron 140 animales vacunos, 900 ovejas y 100 caballos. apellido y fallecidos ambos posteriormente en manos de los sal".a-
Namuncurá, ni bien tuvo aviso de la presencia de las tropas jes), hasta quedar tan solo con cuatro soldad~s; al ver esto Catri~l
nacionales se fugó siguiendo el camino a Chile, sin saberse con exac- hizo alto con los treinta indios con que se retiraba, pero no se am-
titud su verdadero escondite porque lo cambiaba constantemente m6 a cargarlo. . , . . .
ante el temor de una sorpresa desagradable. Comprendiendo Juan J. Catriel lo muhl de s1:1 res1stenc1a, se
También el 6 de octubre de 1878 partió desde el fortín Nueva presentó el 25 de noviembre de 1878 al coronel Vmtter. ~n Fuerte
Roma el teniente coronel D. Lorenzo Vintter, quien desde el 1 de Argentino, c<?n 150 lanceros y 400 indios de chusma, hoshhzados en
agosto de ese año había tomado el mando de la frontera de Bahla su marcha por indios de Namuncurá.
Blanca. En cuanto al teniente coronel Dónovan cruzó a la margen sur
A dicho jefe se le encomendó como misión efectuar el recono- ·por las inmediaciones del cerro Pichi Mahuida, en . una balsa de
cimiento del río Colorado, para lo que avanzó primero en dirección sauce secos, construida por la tropa. Dura~te el pasa¡e se aho~aron
a las Salinas Chicas ( 60 km al oeste de Bahía Blanca) y desde tres soldados que efectuaban el vadeo del no a caballo conduciendo
allí hacia dicho río.G el arreo de la columna.
El reconocimiento lo efectuó por su margen norte, llegando el Varias partidas efectuaron reconocimientos parciales, entre ellas
día 16 de octubre a Pichi Mahuida (sierra situada en la desembo- una avanzó 12 leguas al sur en dirección al río Negro. El 24 de
caduxa del río Curacó en el Colorado), después de marchar por octubre el teniente coronel Dónovan regresó por la ~argen sux
terrenos pedregosos y carentes de pasto para las caballadas. para alcanzar el día 29 el fortín Mercedes, donde se mcorporó al
El teniente coronel Vintter destacó el día 17 partidas hacia resto de la columna.
Choyquc Mahuida y hacia el Lago Urrelauquén, al mando del ma- En general no se encontraron indiadas enemigas d~rante este
reconocimiento, por el contrario, todo indicaba que las. mismas fuga-
11 Memcria dol Departamento de Gu.e"a y Marina, 1878, p. 90.
ban hacia zonas más seguras, a fin de precaverse de posibles sorpresas.
0 Lo5 partes que contienen los informes respectivos se pueden consultar El comandante de la frontera Costa Sux (división Puan}~ te-
en el documento nº 1.354, archivado en la División Historia del Estado Mayor nümte coronel D. Teodoro Garcfa, obtuvo datos de que el cacique
General del Ejército. '
433
432
Cañumil se encontraba con su tribu en la laguna de Cono Lans-
50 hombres sobre FotaJauquen, pero a la llegada de éstos, los indios habían
quen ( 12 leguas· al oeste de Guatraché ), por lo que resolvió dar un ya disparado. Llegué al aclarar a este último punto esperando alli la in-
golpe sobre esa tribu. c.'Orporación del Mayor Solis, la (!Ue se efectuó a las 10 y ~ a.m. trayendo
Al frente de 250 hombres emprendió la marcha el 4 de octubre prisioneros al cacique Pinsen y vanos de chusma.
desde Puan y al día siguiente una patrulla tomó en las inmediacio- El resultado total de la operación es el siguiente: seis indios muertos,
nes de Guatraché 5 indios, entre los cuales se encontraban Mariano prisioneros: Cacique Pinsen, dos capitanejos, diez y siete indios de lanza.
Cañumil, hijo del cacique buscado. cincuenta y cuatro de chusma y doce cautivos y·cautivas rescatadas_, ciento
Por los prisioneros se supo que el resto de la indiada se en- veinte caballos y yeguas, una punta de hacienda vacuna y otra de ovejas.
contraba en Rumecó Grande y en Hucal Grande 1 , paraje donde el Después de estar todo él dia en Fotalauquen a las 6 de la tarde contra-
día 7 fueron otra vez sorprendjdos los indios, resultando tres muer- marché llegando a este Campamento en la tarde del 11.s
tos, numerosos prisioneros y escapando el resto por los montes
próximos. Resulta interesante consignar las circunstancias y otros porme-
En la frontera norte de Buenos Aires, su jefe el coronel D. nores relacionados con la captura de este temible cacique, de quien
Conrado Villegas, emprendió desde el campamento de Trenque el mismo general Roca se expresara en la siguiente forma:
Lauquen, el 2 de noviembre de 1878, una expedición contra las
tolderías del cacique Pincén. El más atrevido y aventurero de los salvajes, montonero intrépido
La columna estaba compuesta por unos 200 hombres del regí- que ' no obedece a otra ley y señor que sus propios instintos de rapiña.•
.miento 3 de cabaUería, 100 del batallón 2 de línea y unos 12 ba- Habiendo atacado el Mayor Solís a Malal, el cacique Pinsen, que
quianos, con sus correspondientes jefes y oficiales. tenía su caballo atado a la puerta de su toldo, saltó en el con su hijo en
Como se ignoraba el verdadero paradero de Pincén, el avance ;meas; habiéndolo corrido nuestras fuerzas, pero siendo el caballo de Pinsen
superior al de nuestros soldados, este avanzó gran terreno; no obstante
se efectuaba durante la oscuridad y descansando de día en los montes, esto nuestras fuerzas Jo siguieron en dirección a Fota-Lauquen como legua
para no delatar a fos "bomberos' la p_resencia de )as tropas. y m~a, mas hallándose en este punto el resto de la f~erza Pinsen temió
El día 5 se llegó a un paraje denominado Japenque ( 43 leguas ~ tomado prisionero y entonces ya porque se le hubiese cansado el ca-
al sudoeste de Trenque Lauquen) donde se permaneció t-0do el día ballo, se quedó de a pie, escondiéndose en los pastos, donde se hacia el
emboscado. A eso de las 20 horas del mismo día 5, la columna muerto; y es allí donde fue encontrado por los flanqueadores del Sargento
siguió hasta "Pihuebue" ( 20 km al noroeste de Japenque). habiendo Mayor Solís, que lo seguían.
desprendido con misión de reconocimiento varias partidas que más De esta manera cayó el terrible Cacique Pin.sen.
que nada buscaban tomar prisioneros para averiguar con seguridad Cuando se trajo al Pinsen, en presencia del Comandante en ~o
la guarida de Pincén. y Coronel, éste le dijo, que no tuviere miedo, que él le hacia la graeta de
Desde Pibuehue, ~1 coronel Villegas adelantó al sargento ma- la vida, a lo que Contestó Pinsen, que él quería pelear a su lado contra los
yor D. Rafael Solís al frente de 70 hombres, con la orden de alcan- Ranqueles y que lo tratase como amigo y no como Pinsen.
zar la laguna del Malal ( 20 km al noroeste de Pihuebue), lugar Cuando se llevó a Pinsen a la Guardia de Prevención, donde se en-
en que se suponía se refugiaba Pincén. El resto de la columna si- contraba la chusma, éstas se sacaron los collares y pulseras de brazo Y
guió su avance, sorprendiendo en el lugar denominado Licaucha piema, destrenzándose el cabello, como prueba del sentimiento, dolor Y
una toldería donde se tomaron varios prisioneros; informaba el coro- duelo, de que estaban poseídas.
nel Villegas en el parte respectivo: ~ués pidió gracia ni Coronel, para mandar ~no de los prisioneros,
a decir a los indios, que habían escapado de su tribu, ~ue él o:d~~
La obscuridad de la noche y espesura del monte nos privó de un que se presentasen al Coronel Villegas, que de lo contrario él los mvadiría
óxito mucho más grande, pues un indio que logr6 escapar á caballo llevó y los traería. Que ya sabían que él era vaqueano de los campos!
el aviso a Fotalauquen en donde hubiera tomado más de cien prisioneros p~ el efecto se mandó un indio, que por lo menos tendría 100 años.
si esto no hubiera sucedido, pues allí se encontraba la mayor parte de Al dar esta orden al comisionario, lo hizo con una voz imperiosa Y
la Indiada. sonora, propia del hombre que está acostumbrado al mando y a ser obe-
Inmediatamente que pude sacar alguna gente del monte, desprendí decido. ·
Una de las 4 mujeres, que él tiene ahora, (antes tenía hasta 15) es

7 Lagunas situadas respectivamente a unos 50 y 90 Km., al oeste-sudoeste


de la Cuatraché. En cuanto n Cañumil, era el mismo cacique que con Calfu- a Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1879, p. 253.
curá, combatió en 1858 contra las fuenas de Jos coroneles Con~ y Granada. o Párrafo del mensaje y proyecto de la posterior ley n° 947. Ver anexo
ºº 13.
434 '
cristiana, ·cautivada en Ja Villa del Río Cuarto y dicen, que es sobnna Más que nada buscaba el coronel Roca la sumisión de los ca-
del General Arredondo. Pinsen tiene una edad de 70 años.10 ciques Epumer y Baigorrita, según se lo habían prometido, pero no
se logró porque los indios, a su vez, buscaban ganar tiempo para
En la frontera de San Luis, su jefe, el coronel D. Rudecindo dar un golpe sobre las tropas nacionales. Ello ocurrió el día 21 de
Roca, efectuó también una expedición sobre las tolderías de los ran- noviembre al aclarar, en medio de un temporal muy fuerte, cir-
queles, en cumplimiento de órdenes del ministro de guerra. cunstancias en que llevaron un ataque al campamento, ayudados por
El coronel Roca partió desde Villa Mercedes el día 8 de no- indios de Narnuncurá.
viembre al frente del regimiento 9 de caballería, del batallón 3 de El ataque fue rechazado y el día 22 la columna emprendió el
línea, 50 paisanos de la guardia nacional y el capitaneja Capuyan regreso a Villa Mercedes.
con 20 indios amigos. En la frontera vigilada por Ja división lta-ló (al mando del
La marcha se efectuó por el camino de "Cochiguinga", uno de coronel Ne'l6on) también se efectuó una expedición hasta la laguna
los peores de Jos que se internaban en el desierto por las vueltas ' de Trenel ( 175 km al oeste de Trenque Lauquen ).
que daba, pero fue elegido buscando sorprender al cacique Lucho, Para ello el coronel Nelson, el día 10 de noviembre partió
indio gaucho hermano de Baigorrita, autor de las ftecuentes inva- desde el f~erte Ita-ló con unos 40 soldados del regimiento 8 de
siones sobre la línea de fortines del sur de San Luis. caballería y otros 20 soldados pertenecientes a Ja compañía de in-
Desde Ja laguna de Molle fueron desprendidos varios destaca- fantería ..Guardia Nacional".
mentos para capturar en lo posible al cacique Lucho, pero ya el D espués de 4 días de marchas forzadas, en Trenel no se en-
enemigo sabía la presencia en sus dominios de las tropas expedi- contraron más que toldos abandonados. En la prosecución del avan-
cionarias, ignorando tan solo el camino que éstas llevaban. · ce se Jle~ó a Loucó, sin obtener mejor resultado; por lo que la expe-
El día 14 el coronel Roca llegó a Leuvucó, antiE!ua residencia dición siguió hasta el paraje conocido con el nombre de Mal~lcó.
de los ranqueles, abandonada ahora por el cacique Epumer. Allí Allí moraba un pequeño número de indios, quienes, al ~entir la
supo que la indiada se encontraba reunida en "Poitahué" (30 km· proximidad de su enemigo, prontamente ganaron las cubiertas de
al sur de Leuvucó). los bosqu es próximos. , . .
Ante esa noticia, el coronel Roca escribió a los caciques Epu- En operaciones posteriores contra las toldenas del cap1~ane¡o
mer y Baigorrita una carta en la que buscaba hacerles creer que Nagüel-Cayú, que residía en Pilin-Toró, quedó prisionera casi toda
su presencia en ese paraje tenía por obíeto estipular un nuevo tra- la tribu.
tado de paz. Como resultado de esta breve expedición ~e logró poner fuera
En realidad era un ardid para entretenerlos y ganar tiempo para 1 de combate a tres indios, capturar 47 prisioneros y rescatar un
caer al día siguiei:ite, con las primeras luces, sorpresivamente sobre cautivo menor de edad, robado últimamente en el paraje de Las
las tolderías, mientras los indios deliberaban en sus largos parla- Tunas. .
mentos sobre la propuesta formulada. El cOf"onel Villegas, en su carácter de comandante de la divi-
El coronel Roca logró alcanzar Poitahué el día 18 a las 4 de Ja
mañana, capturando al cacique Melideo (hermano de Mariano Rosas
1 sión Trenque Lauquen. destacó el 27 de noviembre de 1878 al sar-
gento mayor D. Germán Sosa. quien, al frente de 100 .hombres del
Y Epumer), 5 capitanejas, 76 indios de lanza y 230 de chusma, regimiento 3 de cabaJJería debía avanzar hasta Puecha ~1c~-Lauquen.
entre prisfoneros y presentados. En Toav capturó al capitaneja Nahuel Pavum. 6 md1os de lan-
La columna permaneció en Poitahué el tiempo necesario para za v 20 de · chusma. Lue~o. prosi~uiendo hacia d lu~ar ord~na~o,
descansar varios días las caballadas y esperar Ja incorporación de lo~ó sorprender t'n el mismo a otra indiada, resultando 7 indios
diversos destacamentos desprendidos, al mando de Jos comandantes muertos 14 indios de lanza prisioneros y 89 de chusma.
Panelo, Rodríguez Y otros oficiales subalternos. En 'su regreso, a estas fuerzas se le presentaron en. car:kter de
El comandante Rodríguez so internó en su persecución basta sometidos el capitancjo Cuera, 2 indios de lanza y 4 muieres.
el paraje denominado Colotracal, distante unas 20 leguas de Poi- En virturt de saberse que Namuncurá se encontraba en las
tahué. Salinas Grandes. dispuesto a una gran invasión al frente de .2.000
indios orden6 Roca al comandante en jefe de la frontera sur, coro-
10
v'.
nel Nicolás Levalle, efectuar una nueva expedición.
Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1879, pp. 271 y 272. El 25 de noviembre de 1878 marchó desde su ca'!11?amento
En el museo de l:i Patagonia "Perito Francisco P. Moreno", se conserva la la división Oeste en dirección a Masayé y el df a 26 lo ~c1eron las
lan_za de guerra de ese audaz cacique, construida por una larga caña de
colihue, la que en su extremo tiene fijado un agudo puñal. divisionP.s Puan y Carhqé, tenienc;lo como objetivos las Salmas Gran-
437
436
de las tropas a Chiloé por los indios bomberos de una partida que
des. A este lugar se llegó el día 27, acampando las divisiones en la se preparaba para invadir, tuvo tiempo u~as oc~o horas antes ~e .
zona de la laguna Atrencó (legua y media más al oeste). llegar las fuerzas a Lihué Calcl, I?ara rehrars~ J.unto con sus prin-
Hasta entonces no había indicios de los indios, resultando ser cipales caciques y familias. Lo hizo ~an prec1p1tada~ente que no
falsa la anterior noticia de una supuesta invasión. Pero el coronel alcanzó a dar aviso al resto de su tribu, la que sufnó el ataque
Levalle decidió seguir las rastrilladas que llevaban hacia ]a gran ya narrado.
travesía sin agua, ubicada entre Salinas Grandes y el lago Une El coronel Levalle, tras un breve descans,o, resolvió ~estacar
Lauquén (o laguna La Amarga). Sabía Levalle que esa travesía, una columna ligera de 200 hombres de caballena pa~a continuar l~
con sus montes de chañares, caldenes, algarrobos y otros arbustos, persecución de Namuncurá, internándose basta el no Colorado s1
era de antiguo el asiento temporal o escondite de las indiadas que fuera posible Al frente de la misma partió el teniente coronel Cerri,
invadían Buenos Aires, o que, a la inversa, cuando se retiraban des- el día 8 de diciembre, pero después de intensas marchas d ebió sus-
pués de un malón, allí descansaban ocultas.u penderlas a unas 30 leguas del río Colorado, dado el estado de
En Ja aproximación hacia Une Lauquén se alcanzaron suce- postración del ganado.
sivamente los parajes denominados: Tumáque y Quiñi-Malal. El Otra partida, al mando del sargento mayor D. ~enito He~ero,
día 6 de diciembre: Trarú-Lauquén.12 A toc,io esto, 1os indios, ante recorrió en dirección norte Ja zona, hasta el para1e denominado
la presencia de las tropas huían rápidamente internándose en los Pichi-Mahuida (unos ~ km al N.O. de Lihué .<?alel), capturando
montes de la zona. 2 capitanejos, algunos indios de lanza y sus fam1l~as.
Por ello el coronel Levalle ordenó al teniente coronel Carda Dispuesto el re¡?reso, el mismo se efectuó sm novedad ~n las
(jefe de Ja división Puan) que avanzase hasta el lugar Puetrel- distintas divisiones, llegando a sus campamentos entre los d1as 26
Toró, donde se decía que había una aguada y construyera jagüeles y 27 de diciembre. . . .
para abastecer de agua al resto de Ja expedición cuando llegara en A esta expedición la acompañó en su recor_r1do el mg~mero
su próxima etapa. Alfredo Ebelot, quien procedió a efectuar trabaJOS topográficos a
La columna prosiguió hasta la sierra de Lihué Calel, creyendo fin de completar la carta de la zona. .
que se encontraba Namuncurá, pero la exploracióñ no halló indios Por igual. a fin de ese año -1878, Roca dispuso. qu~ . el coman-
en esas sierras. ~ dante D. Liborio Bemal efectuara una rápida exped1c1ón por, la
Cuando las tropas elegían campos para vivaquear, un tiroteo margen norte del río Negro hacia la confluencia del Neuquén Y
originado en las partidas adelantadas señaló la presencia de jinetes Limay para dar con los toldos del caci~ue Queupo. La falta de
en una de las faldas de entrada a la sierra. pasto Por la quemazón de los campos obhgó a esta columna a regre-
Dispuesto el ataque, se pasó directamente a Ja persecución, sar después de haber alcanzado el paraje de Malal-Huacá ( 12 leguas
llegando la división Puan hasta unas cinco leguas al oeste dé Ja al O. de Chichinal). El día 4-1-1879, desde . Fortín Mitre, Berna\
sierra, donde hubo que suspenderla por el cansancio de la caballada informaba el término de su tarea, sin novedades.
y oscuridad reinante. En la frontera sur y sudeste de Córdoba, Ja amistad con los
ranqueles quedo rota por el incumplimiento de lo estipulado e!1 el
Como saldo de esta persecución Jos indios sufrieron más de 50
tratado de paz, concluido el 24 de julio de 1878.l3 (Ver capitulo
muertos, entre ellos: un cacique, 3 capitanejos, 46 indios de lanza
y 270 de chusma prisioneros: 33 cautivos en total fueron rescatados •Documentación", anexo n9 15.)
y además se les tomó todo el ganado que tenían en su poder. Tal cosa motivó que se realizaran sobre sÜs tolderías dos expe-
En cuanto a Namuncurá, que se encontraba en Lihué Calel diciones, obteniéndose en la primera 405 prisioneros y el rescate de
( 15 Jan al E. del lago de Urre Lauquén), prevenido de la ll ega~a 37 cautivos.
Los ranqueles debieron abandonar sus antiguos campamentos
de Leuvucó, dispersándose esta aguerrida tribu por los montes al
11 Dicha travcsln, como zona pennanente para vivir, resultaba mnla por sur de ese lugar.
la falta d e agiin y dureza do los pastos pero los indios supHan i;u c~casez
cavando jagüeles para sus necesid.ades más inmediatas. Por mu cho tiempo fue La segunda expedición la dirigió el coronel Eduardo Racedo,
el refu~io del cacique Juan Cañumil, cuya tribu era una avaniadn y sc~uridad comandante de las fronteras sur y sudeste de Córdoba, quien, el
de Calfucurá y luego de Namuncurá, en sus operaciones sobre Buenos Aires.
También fue común entro los indios designar con el nombre de Chiloé una zona
con la¡tUna de esa trnvesia situada n unos 45 km. al O. d e Snlinns Grandes. 1a Documento nº l .:Ha, archivado en la División Historia del Estado Mayor
12 Parnjc situado entre Salinas Grandes y Libué Calel. a unos 90 Jan. al General del Ejército.
nordeste de este último punto. (Actual población de General Acha, La Paml,)3.)
439
438
día 11 de diciembre de 1878, avanzó nuevame~te sobre los ranque- La comisión del mayor Anaya llegó a Nahucl Mapú, donde la
les con parte de las fuerzas a sus órdenes : batallón 10 de infantería tropa echó pie a tierra esperando el regres~ de u~as. patrullas de
de línea, regimiento 4 de caballería y 100 indios de lanza, auxiliare& ]oración adelantadas. En esas circunstancias se smticron algunos
de la frontera. e~p
tirOS,
por lo que el grueso de la comisión se dirigit> hacia el lugar
El coronel RaC<'do buscaba capturar al cacique Epumer (jefe de la alarma.
de los ranquclcs) y al valiente Baigorrita (cacique de olTa tribu Ocurrió que unos 80 indio!.4, ocultos en unos médanos, atacaron
ranquelina ), quienes, al permanecer en libertad, sostenían a su alre- sorpresivamente a una de las patrullas de 10 soldados al mando
dedor en estado de rebelión a una indiada más hostil que numerosa. del teniente Morales, la que a causa de la espesura del. ~onte Y
Avanzando cautelosamente para no delatar su presencia, una de haberse alejado más de lo que se le ordenó, no era vmble por
partida de 15 indios auxiliares comunicó que en Leuvucó se hablan el grueso de la columna.
descubierto fogones encendidos, lo que presumía la presencia de
enemigos. .
Al mencionado oficial

Ante tal novedad. el coronel Racedo destacó 15 indios más a ' rodeado 8 a 10 indios, pero el los contuvo ha~ta tanto
· · · 1o t eruan 1 'd de ando el
las órdenes del capitán Ambrosio (perteneciente al escuadrón de le quedaron tiros en su revólver, los que .una vez c:onc u1 os 1
los ranqueles) para que capturara a los indios comprobados en arma inutilizada, lo pusieron en la necesidad de tirarle con ella a uno
Leuvuc6; mientras tanto el resto de la columna lle~ó a la la~ma de su agresores y empezar a defenderse con la lanza, los demás soldados
de Trapa) (unos 18 km al norte de Leuvucó), donde se ocultó en peleaban con el resto de los enemigos.
los montes vecinos.
Agregaba luego el parte elevado a la superioridad por el coro-
La partida del capitán Ambrosio, al amanecer del día siguiente,
cayó sobre las tolderías, tomando prisionero al cacique Epumer nel Racedo:
Rosas, a lTes indios de lanza y a 8 mujeres que había traído Epu- Debo prevenir a V. S. que el Teniente Morales no es la primera vez
rner oara levantar la cosecha de tri~o y cebada de Leuvucó. Tan ue en combates desiguales ha manifestado un valor a toda prueba: as{
solo logró fugar co la oscuridad reinante el hijo del mencionado q ues ¡0 recomiendo. El señor Pico u dejando sus insbumentos, montó a
cacique y su secretario. conocido por el nombre de capitán Cabra!. ~ballo y tomó un fusil y junto con las fuerzas que ma:charo~ en pro-
El coronel Racedo, al llegar a Leuvucó tuvo conocimiento que tección de los lanceadores se presentó a la vista del enemigo quienes em-
el resto de la indiada se encontraba en Nelquel-Huichú y sin perder prendieron la más precipitada fuga ...111
tiempo adelantó al mayor D. Sócrates Anaya al frente de una co-
lumna de 180 hombres sobre el punto anteriormente indicado. Incorporadas a las columnas las patrullas anteriormente m~n­
SimultánC'amente destacó dos comisiones más a parajes vecinos cionadas se emprendió el rej!rf'SO hacia Leuvuc6 y luego a Carnló,
en busca de indiadas rebeldes. El grueso de la columna desde Leu- en form; muy lenta para dar descanso a la caball~da. . .
vucó si~uió el avance hasta Aucameleu, donde al día siguiente se El coronel Raccdo tuvo noticias de In presencia d~ md1os, reu-
incorporó el mayor Anaya conduciendo 180 prisioneros entre indios nidos en una ele las aguadas de Ja entrada a la traves1a a recorrer\
de lanza y de chusma. capturados después de algunos combates por ello orden6 que nuevamente' se adt>lantara el. ma~or Anaya a
en los que sufrió la pérdida de 5 soldados y varios indios auxiliares. frente de un destacamento de 200 hombres en dirección a ~ur:u­
En cuanto a las comisiont.>s anteriores, también re~esaron con Mahuida. Jugar en donde se suponía debían encontrarse .los md1?s·
algunos prisioneros y con Ja pérdida de dos indios auxiliares, muer- f:stos al notar la prC'sencia de su implacable enemigo, se m-
tos por el enemigo. temaron ~n la travesía, pero las propias fue.rzas con su ganado des-
Desde Nnlqucl-Huichú e1 coronel Racedo se dirigió hacia Poi- cansado, emprendieron una tenaz persecución.
tahué ( 25 km al sur de Leuvucó), desµachando al mayor Álvarez
con 150 hombres para perseguir a los indios que pudieran quedar ... siguiendo la rastrillada que en su fuga dejaban, y cuando los
por la zona; dicho jefe regr.csó dos días más tarde con algunos indios las descubrieron, tiraban los hijos y las bolsas de agua que llevaban
indios prese.ntados voluntariamente.
Desde Poitahué nuevamente el mayor Anaya avanzó con 150
soldados hasta NahueT Mapú ( 60 km al sur-sudoeste de Leuvucó) 14 Era el ingeniero que acompañaba la columna, a ohíeto de rec~g~i daJ~j
y otra comisión al mando del teniente coronel Coquet lo hizo hacia to áficos de la zona; ese día se había adelantado ~n .1a comisi náf'
M~yfr
0
Anaya, a fin de completar lo más posible sus conoCIIIllentos geogr icos
el paraje Colé-Traca1. Este último regresó al día siguiente después
de tomar unos 80 prisioneros en el lugar designado. de aquellos puntos. ·
is Memoria del Departamento de Guerra y Manna,
1879 295
• P· · ·

440 441

1
He podido observar que es crecido el número de chilenos existentes
Y d.espavoripos solo atinaban a huir y escaparse cada uno como le era t'ntre ellos, que son los principales enemigos con cuyas annas. de fuego
pos.ible.18 han hecho por momentos frente al ataque, siendo uno de los soldado&
muertos, resultado de él. n
. Después de diez leguas a través de guadales que cansó a la
caba!lada tuvo que cesar esa persecución, quedando en poder de las Finalmente se mencionará el resultado obtenido en la excursión
propias tropas unos 80 prisioneros entre indios de lanza y chusma efectuada por el teniente coronel D. Benito Herrero (de la guar-
Fi.nalmente, el día 21 de enero de 1879, la expedición llegó a Sar~ nición de la frontera sur) contra las tolderías de los restos de las
miento Nuevo, sobre la línea de frontera. tribus de Pincén y de los ranqueles.
Con e~a o~ración se eliminó definitivamente la hostilidad de Los mismos moraban en el paraje denominado Cayaqueo, adonde
una ague~nda tnbu, azote de nuestras poblaciones desde los tiem- se dirigió el día 18 de enero de 1879 el teniente coronel Herrero, al
pos coloniales. !'~eron l~s huestes que, mandadas sucesivamente por , frente del r~gimiento 6 de caballería, parte del batallón 5 de línea
Y~nquetruz, Pame, Mariano y Epumer, habían resistido y sobrevi- y unos 15 indios auxiliares.
vid~ a t~das las batidas anteriores, efectuadas indistintamente por Avanzando rumbo al oeste, mediante jornadas· nocturnas para
Rmz Hmdobro, Aldao, el coronel Baigorria, el coronel Mitre, el ge- substraerse a los fuertes calores de la zona, pasó por las Tres La-
neral Arredondo, el coronel Lagos, etcétera. gunas, Laguna Mayó, Atreucó y el día 22 de enero alcanzó el pa-
Tan solo subsistía, encarnando la resistencia de las mismas el raje "El Sauce" ( 40 km oeste de Salinas Grandes). En este lugar
cacique Ba~gorrit~, quien decidió no someterse y vender cara s~ li- se desvió la columna al nordeste, para dirigirse a Cayaqueo, donde
bertad. Asi murió .I.uego en su l.ey este indómito representante de se suponía la presencia de la indiada enemiga.
nuestras pampas, h110 de un cacique y de una cristiana cautiva.· Ese lugar había sido abandonado cuatro días antes, fugando
En las fronteras de Mendoza, el teniente coronel D. Rufino los indios en dirección al sur. Siguiendo su rastrillada el día 22 de
Ortega, cumplic.~do órdenes del coronel D. Napoleón Uriburu ( co.. enero la columna llegó a Tunaqué y el día 25 se alcanzó la laguna
mandante de dicha frontera), efectuó un reconocimiento hasta el Marac6 ( 100 km al sudoeste de Salina Grandes), donde la explora-
sur del río Culileo. ción comprobó al amanecer la presencia de la indiada que perseguía.
. A~ frente. de 80 soldados del batallón Nueva Creación y unos . La misma, al sentir la · aproximación de las tropas, se había
15 indios y paisanos auxiliares. partió el día 2 de enero desde el fuerte aprestado para luchar, pero cargados decisivamente se produjeron·
General San Martín, en dirección al sur. varios combates cuerpo a cuerpo, donde los indios se defendían con
Despué~ de siet~ días de ma~chas difíciles por caminos que- sus lanzas, algunos rémingtons y revólveres.
brados, .el ?1a 9 ll~go a una. toldena abandonada, habiéndos.e fuga~ Vencida la resistencia, dejaron 9 muertos y el resto prisionero,
do los md1os hacia la cordillera y en dirección a Ja costa del río escapando tan solo los mejor montados a través de pajonales y es-
Neuquén. En su persecución sobre los escondites de los distintos pesos montes vecinos.
cerros, _se logró tomar 30 indios de chusma, en su mayoría chilenos, Ante la noticia de que en la laguna Remecó (a unos 20 km
200 ammale.s vacunos, 400 caballos y yeguas, unas 1.500 ovejas y al sudoeste de ese lugar) se hallaba el c~pitanejo Lemor con sus
cabras, debiendo lamentar las propias fuerzas la pérdida del capi- indios, el teniente coronel Herrero dispuso que el sargento mayor
tán Jorge Brie y 3 soldados. D. Lorenzo Monteagudo tratara de caer a la brevedad con una
Desde la margen sur del río Culileo, el día 10 se emprendió el pequeña fuerza sobre sus tolderías, mientras ·que el resto de la
regreso al lugar de partida, adonde se llegó sin novedad. · columna lo seguía de cerca para apoyarlo oportunamente.
Informaba el teniente coronel Ortega en su parte de combate: El mayor Monteagudo llevó sobre su enemigo

. Esta expedición hubiera dado mejores resultados sorprendidos Jos Una violenta e impetuosa carga, a pesar de ser allí los jndios en
indios ~ la told~rla como deb~a h.aber sucedido sin el error de los baquea- proporción de 4 por 1 de los nuestros los despedazó en todas partes donde
nos amba mencionados que dio tiempo que fueran avisados y se previnie- ostinadamente trataron de hacer pie alentados de su mayor número;
ro?. para nuestra llegada. Puedo decir que nuestra ida ha sido de gran causándoles veinte y siete muertos muchos heridos y tomándoles prisio-
utilidad pues por los chilenos tomados se que se preparaban en aquellos neros mayor número de indios y chusma que lo apresado en la_ primera
momentos para traer una invasión a este Fuerte -habiendo pedido al efecto toldería: así como también varias lanzas y algunas armas de fuego. 18
300 lanzas al cacique Purran del Sud del Neuquén. ·
17 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1879. p. 309.
18 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1879, pp. 225 y 226.
io Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1879, p. 296.
443
Los indios, algo rehechos después de su derrota, atacaron a las Capturar a Pincén, Epumer y Catrie1, temibles caciques rebel-
tropas del mayor Mooteagudo pero avistando al resto de la colum- des, azotes de las poblacioner fronterizas.
na del teniente coronel Herrero, se retiraron. La persecución no fue Tomar prisioneros unos 4.000 salvajes, entre ellos unos 43 capi-
posible efectuarla porque la caballada estaba agotada por los esfuer-. tanejas.
zo~ realizados y por la necesidad de custodiar los prisioneros tomad~.
Poner fuera de combate a unos 400 indios de lanza.
Durante el regreso los restos de la tribu rondaban a la colum-
na, resultando ser emisarios del capitaneja Lemor que pedía pre- Rescatar y reintegrar al seno de la civilización unos 150 ca~ti­
sentarse, pero tan solo era un ardid de este cacique, que buscaba vos, que vivían una precaria existencia como prisioneros de los salva1es.
Ja oportunidad para dar un golpe sorpresivo contra las fuerzas del Se completó el conocimiento de muchos lugares desconocidos
teniente coronel Herrero. ' del exterior de la frontera procC'diéndose a su relevamicnto expe- ·
ditivo. Ello fue de suma utilidad porque, para las próximas expedi-
El día 26 de enero se llegó a Maracó, avistándose nuevamente
indios bien montados que vigilaban el movimiento de la columna • ciones se sabría con mayor certeza la ubicación de aguadas, pasos
expedicionaria. La misma pasó al descanso en un paraje montuoso y pastizales, como también d rumbo y diolancia a los mismos.
y quebrado, donde quedó atada la caballada en previsión de cual- Se tomaron en total cerca de 15.000 cabezas de ganado vacuno,
quier eventualidad. lanar y caballar, el que fue devuelto a sus propietarios y parte con-
A las 18 horas del mencionado día, y en medio de una fuerte sumido por las tropas.
tormenta de viento, truenos y lluvia, un grupo de unos 70 indios En cuanto a los restos de las tribus rebeldes, se encontraban
llevó una carga sobre la tropa mientras que otro buscaba arrebatar sin recursos y dispersas e impotentes por la falta de sus principales
la caballada; logrado esto último se hizo caciques para tentar nuevas resistencias.
Tan solo se hallaban prófugos Baigorrita y Namuncurá, el otrora
... montar en pelo una p::irte de la fuerza de caballería que a las insolente soberano de Salinas Grandes que en su huida pasó a Chiloé,
6tdenes del valiente alferez de] Rejimiento 69 D . Florencia Pérez con el
capitaneja Unaiché con varios lanceros, les Hevaron a los· salvajes una luego a la Cortadera y laguna de Acuraz, hasta ignorarse su des-
brillante carga a sable y l:in7.3, rescatándose toda nuestra caballada, más tino por su fuga constante. únicamente se sabía que se había salvado
algunos de los indios que cayeron en la refriega.ta su familia, 10 indios de lanza y unos cuantos de chusma.111
Baigorrlta, al no aceptar el sometimiento a las . autoridades,
El resto d<' l:t indiada ll<'vÓ renetidas cargas contra las tropas como éstas lo habían invitado, se veía también obligado a refu-
nacionales, luch4ndose con ardor v denuedo por ambas partes, hasta giarse en las tolderías scmiescondidas de los conlr~f ucr~e~ andinos,
ser rechazados finalmente los atacantes. para eludir el castigo de las fuerzas, que en una ~1stematica y pro-
Los mismos dejaron sobr" el campo 7 muertos y al capitaneio longada persecución lo iban cercando cada vez mt•S.
T...emor que los mandaba, vudicron llevarse un crecido número de Así se ac~baron los malones y desaparecieron de la inmensidad
heridos por la oscuridad de la noche, la que impidió iniciar la per- de la pampa las viejas tribus de Calfucurá, de los Catriel, los ran-
secución. queles de Yanquetruz, Mariano y Epumcr y las ~rav1as. hu~stes de
El día 27 de enPro sr prosif!ui6 el regreso, llegándose sin nove- Pincén, después de combatir denodadamente casi medio siglo x1x
dad al fuerte GenC'ral Bdgrnno ( Carhué ). contra todas las tropas nacionales que fueron a su encuentro.
Como saldo d<' esta jornada hubo 44 bajas entre los indios, f:ste fue el normal resultado y ventajas de la ofensiva, tanto
inclusive el cacique Lcmor; 41 indios de lanza prisioneros, entre tiempo preconizada por Rauch, Rosas, Pacheco, Mitre, Roca y otros
éstos el cnpitanrio Echagner; 153 indios de chusma también prisio- distinguidos jefes.
neros y 24 cautivos rescatados. Además se les tomaron unos 70 ca- El éxito obtenido por estas C'xp<>dicion<>s ligeras fue tal que
ballos, 30 lanzas. 3 rémingtons y 3 revólveres. movió a S. E . el señor presidente de la Nación a impartir, el 11 d,e
Como se expresó antC'riormente, aparte de las expediciones men- enero de 1879, la siguiente orden general para las tropas de Bah1a
cionadas, hubo otras más d e menor trascendencia que completaron Blanca, Fuerte Arrrcntino, Puan, Carhué, Guaminí, Trenque Lau-
los fines buscados por el genera] Roca en el primer aspecto de su quen, lta-16 y Lavallc:
plan general.
Tales expediciones, preliminares al avance general sobre el río
Negro, arrojaron un saldo por demás favorable, pues se logró: 19 Memoria del Dcparlonu:nto de Cuf'rra y .\/t1ri1111. 18í9 p. 209.
ORDEN DEL DIA n )a zona atlántica de Santa Cruz a la n~v: ~~rteameric:ena l?e-
Por orden del Examo. señor Presidente de la Repúbüca se leerán a . ~onshire", mientras cargaba guano en junsd1cc1on argentina, reite-
las fuerzas del Ejército Expedicionario las siguientes palabras: rando con ello actos similares anteriores.
Estáis llevando a cabo con vuestros esfuerzos una grande obra de Conocida esta noticia por el go~iemo del Dr. A~e~laneda, pro-
civilización a la que se asignaban todavía IArgos plazos. La pericia y la ocó como reacción nacional el envio de una exped1c1ón naval al
abnegación militar se adelantan al tiempo. Cada una de vuestras jornadas ~ando del comodoro D. Luis Py con la misi~n do ocupar Santa
mnrca una conquista para Ja humanidad y para las armas argentinas. Cruz y a la vez dar vida estable en ese para1e a una subdelega-
El país agradecido os reconoce esta doble gloria. ción 'marítima, a cargo del teniente Carlos M. Moynno. .
Después de muchos años la guerra contra el indio sale del terreno por igual integraba esa expedición naval un Batallón del E1é~­
de las hazañas obscuras y hay a vuestras espaldas todo un pueblo que cito ( artilleria de plaza) mandado por el sargento m~yor D. Fébx
victorea a los vencedores.
Adalid el que debía posesionarse> de la margen sur del no Sant~ Cruz.
~~
No se perderá la ruta que habéis trazado sobre el desierto descono.
. ~ fuerza naval del comodoro Py, constituida por anticuad~s
barcos de Ja escuadra fluvial , después de un rics~oso andar. en ~ed10
Por los rastros de las expediciones se encaminará en breve el trabajo
a re:coger el fruto de vuestras victorias, abriendo nuevas fuentes de riqueza del Atlántico Sur lle?g6. el 30 de noviembre de 1878, al ~estmo f~¡ado,
nacional al amparo de vuestras armas. Nunca habrá sido más fecunda 13 coincidiendo como feliz solución del entredicho el retiro previo de
misión del ejército argentino. las naves chilenas. .
Soldados del Ejército Expedicionario: El gobierno está satisfecho de Por lo tanto, el desembarco se produjo sin novedad, mst~án-
vuestra mnducta, y pronto quedará asegurado el éxito final. dose las fuerzas nacionales en los viejos galpones de ~a faetona de
' Mientras tanto, os envío mis felicitaciones y os anuncio que en el pesca Rouquaud, en previsión de su lar¡ra permanencia. en .Ja mar-
próximo período legislativo solicitar6 del Honorable Congreso una cond~ gen sur del rio Santa Cruz. Próxima a ellas se estableció la subde-
coración conmemorable de este grande hecho que se llamará en la historia
La conquista de la Pampa hasta los Andes.
legación naval del temiente .Moyano, la que antes se encontraba más
Buenos Aires, enero 11 de 1879. hacia el interior, sobre la isla Pavón.
N. Aoell.aneda.
Ese memorable día, la enseña nacional al ílamea.r una vez más
Lw M. Campo! 20 con gallardía en aquellas latitudes. evidenciaba una irrevocable de-
cisión de defensa de la sobnania patrimonial, pese a que otros
Indiscutiblemente al éxito de la primera fase del avance ·de problemas internos y externos. abi:umab~ a la joven nación mientras
la frontera había contribuido enormemente la inteligente dirección procuraba su definitiva orgamzac16n nacional. .
dada a las operaciones efectuadas, por el general Roca. J!:l mismo De hecho, el 30 de noviembre de 1878, por su trasccn~enetn,
supo .estimular con palabras oportunas a los jefes de las columnas, es una fecha que merece recordarse dentro de los f ?stos nac1ona~es
premiar sus afanes y desvelos. y, asimismo, porque hermanó a las fuerzas de la patria en un comun
Si bien las tropas nacionales rindieron lamentables tributos de objetivo.~ 1 •
vidas, ese sacrificio no fue estéril en presencia del gran éxito que En la forma escuetamente mencionada finalizó su com~tido
ya se vislumbraba, pues se había cumplido felizmente el primer esa expedición, que como dijera el mismo general Roca en al;>~ de
aspecto del plan del ministro de Guerra y el camino al río Negro 1879, al dar cuenta al Congreso Nacion,.al de su .labor ~dmirustra­
estaba casi expedito con el seguro debilitamiento de una raza de tiva como ministro de guerra y marina: ... camb1óse felizmente su
salvajes, verdadera rémora para el progreso de la Nación, que ha- objetivo bélico en trabajos destinados a la paz y progreso de 1ds
bía costado a las poblaciones del sur del país un reguero de sangre mismas naciones que tan próximas se hallaron de los desastres e
,,
y lágrimas con sus cobardes y vandálicas agresiones. l a guerra . . . . d 1878
Respetando en lo posible el orden cronológico histórico, .cabe En virtud del pedido formulado el 14 de agosto e por
hacer un breve paréntesis, para mencionar un suceso más ocurrido
en la lejana Patagonia. n Con referencia a la actual provincia de Santa Cruz, el 5 de i~o de
Llevado por su política exterior agresiva, el gobierno de Chile 1879 por n decreto que finnaron Roca como mini.•tro de Guerra. Y Mann~ Y
por setiembre de 1878, mediante el uso de barcos de guerra, apresó Avelianedau como presidente de la nación, se creó la subd~l~ac16n marítima
de Río caÜegos. Dicho decreto sólo se cumplió el 18 de ~1le~br; dte ~84¡
fecha ue se considera como el nacimiento de la actual cap1ta e an a ~ •
20 La conqul.sto del de8ierlo. ütudio topográfico ck La Pampa y 1Uo a cuyaqfundaci6n asistió, entre otras autoridades, el entonces gobernador capitiD
N1gro, Manuel J. Olascoaga, t. I, p. 107. de fragata O. Carlos M. Moyana.
447

1
El avance de las columnas se realizó en la siguiente forma:
el Poder Ejecutivo para el traslado de la frontera a los ríos Negro (ver anexo nQ 6) .
y Neuquén, el Congreso Nacional sancionó el 4 de octubre de dicho
año una nueva ley (nQ 947), por la que se destinaban $ 1.600.000
a. esos fines (ver capí~lo ."Documentación'', anexo n'? 14). l. DIVISióN 2s
Con esta nueva ley el general Roca estaba en condiciones de
ejecutar el segundo aspecto de su plan general, es decir, llevar la -Comandante: General D. Julio A. Roca.
frontera a los ríos Negro y Neuquén.
Para ello ordenó en setiembre de 1878 a los comandantes de Unidades:
sectores de fronteras que, en vista de las nuevas jornadas a efec- -Cuartel general de S. E. el señor Ministro de Guerra.
tuar próximamente, se diera un conveniente descanso a las caballa-
das para reponerlas del intenso trabajo soportado. A 6rdenes del Teniente Coronel
Se aprovechó también del lapso de setiembre de 1878 a abril' r
-Plana mayor . . . . . . . . . . . . . . . . • .
9
D. Lorenzo Vintter.
de 1879 para preparar el equipo de las tropas, subsistencias, servi-
cio sanitario y otros, solucionando todos aquellos detalles relaciona- -~:~~t~. ~. • ~. ~~- .~~~~~~. ~~ JTotales:
dos con la operación a ejecutar, ya fuere desde el punto de vista -::al~~~-~º. . ~e. ~~~t.~a..~~ ~f~
ª. l
administrativo, como científico y militar.
Se buscaba eliminar cualquier inconveniente que conspirara con-
-Escuadrón lanceros indígenas . • . .
·
l 8 jefes
40 oficiales
646 hombres de tropa 2~
tra el éxito de la campaña. Además, hombres de ciencia de las
univer.sidades del país, ingenieros, topógrafos, marinos, periodistas,
· fotógrafos, etcétera, tendrían a su cargo estudios y comprobaciones
-;Plana mayor ...............•..
-Regimiento nº 1 de Caballería de
JA órdenes del Teniente Coronel
D. Teodoro García.
técnicas y científicas, tendientes a develar el misterio que envolvía Línea . . . . ... . . ........ .... . . .
todo lo existente al exterior de la frontera.22 También integraban -Regimiento n9 11 de Caballería de Totales :
la expedición sacerdotes y misioneros· para la catequización de los Línea ........ '. . . .... . .. . . .. . .
salvajes, siendo el arzobispo D . Antonio Espinosa capellán jefe. -Batallón n° 1 de Infantería de Lí- 1 7 jefes
Pero Roca tampoco descuidó lo relativo al control administrativo y l
nea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 oficiales
-Escuadrón de indios amigos . . . . . 692 hombres de tropa 26
militar de la Patagonia, una vez que se estableciera la nueva fron-
tera en su interior, sugiriendo crear entonces una gobernación mili-
tar hasta la sanción de una futura ley para el gobierno de los terri-
torios nacionales. "' - Regimiento n9 3 de Caballería de
Linea . . .. ..... . ............ . .
j
-Plana mayor ......... . ........ A órdenes del Coronel D. Conra-
do Villegas.
Con ese criterio, el 11 de octubre de 1878, por ley nacional -Batallón nQ 2 de Infantería de Lí- Totales:
nQ 954 se estableció la gobernación militar en los territorios de la nea . . . . . . .. . . ... .... . ...... . 1
Patagonia (ver capítulo "Documentación", anexo nQ 14) . -Escuadrón de indios amigos . . . . . . l 500 hombres
El plan de operaciones del general Roca, en síntesis, consistía:
Con la D.l avanzar desde el S.O. de Buenos Aires sobre el río
Negro. Allí, juntarse con los efectivos de la D.4, que proveniente El general Roca y su cuarté! general partieron el 16 de abril
del fuerte San Martín ( Mendoza), lo haría por los contrafuertes de Buenos Aires por tren hasta Azul; las demás unidades mencio-
andinos sobre el río Neuquén. Con la D.2 y D.3 (y luego la D .5) , nadas se integrarían a la columna sobre la marcha. Desde Azul el
operar concéntricamente en el espacio del interior de La Pampa, día 18 se continuó a caballo hasta Olavarría, término de la jornada
limpiando de indiadas enemigas el terreno a recorrer. de ese día.
Es decir, buscaba dentro del perímetro cerrado por las D.l y El día 19 de abril se llegó a La valle ( Sanquilcó) y las etapas
D.4, eliminar los restos de las tribus que hubieran sobrevivido a las sucesivas fueron: Fortín Rivadavia, Carhué. Allí se incorporó el co-
campañas de 1878, sea por su entrega voluntaria, por su derrota, o
por su expulsión al S. de los ríos mencionados.
23 Sobre e) avance de esta colwnna se harán consideraciones más extensas
porque en ella iba el General Roca.
:a En la obra La conquista del desierto. Estúdio topográfico de La Pampa 2-i En estas cifras se involucran: 3 oficiales y 59 soldados indlgcnas.
y Río Negro, Manuel J. Olascoaga, ts. I y II, se pueden ver en detalles otros ~ .En estas cifras se involucran: 4 oficiales y 46 soldados indígrr :.1s.
aspectos esenciales de la preparación y ejecución de esta campaña.
449
448
ronel D. Conrado Villegas, quien procedía de la guarnición de Tren-
que Lauquen, al frente del C. 3 y Batallón n9 2 de Infantería. posterioridad al lado de Lavalle, Brandsen, Olavarría, Lamadrid, Pringles,
En este campamento el general Roca permaneció una semana Necochea y otros valientes de la epopeya de la Independencia.
expidiendo las últimas instrucciones para los jefes de las columnas, En esta campaña no se arma vuestro brazo para herir ccmipatriotas
quienes .debía~ operar simultáneamente en el centro de La Pampa. y hermanos extraviados por l~s ~asiones políti~s o par~ esclavizar y amri-
Entre otras medidas, ordenó: nar pueblos o conquistar temtonos de las naciones vecmas. Se arma para
Que ~a 2\\ División quedaba formada por el Batallón 59 de la In- 3lgo más grande y noble; para combatir por Ja se.guridad y engra.ndeci-
fantería de Línea, el 69 Regimiento de Caballería y el escuadrón miento de la Patria, por la vida y fortuna de millares de argentinos y
aun por Ja redención de e.50s mismos salvajes que, por tantos añ.os libra-
de indios amigos, a órdenes del coronel D. Nicolás Levalle. dos a sus propios instintos, han pesado como un flagelo en la nqueza y
Organizar la 5ª' División, a órdenes del coronel D. Hilario La- bienestar de Ja República. Aún quedan restos de Tas tribus de Namuncur~,
gos, constituida por el Batallón 79 de Infantería de Línea y el 29 Baigorrita, Pincén y otros caciques que pronto caerán en poder de las di-
Regimiento de Caba1lería. , visiones encargadas de hacer la batida general en el circuito de la Pampa,
Adelantar hasta el río Colorado a la División Villegas, para mientras otras toman posesión del Río Negro.
reconocer sus vados. Pero lo más trascéndente por su profundo sig-
nificado y valor histórico, fue la siguiente:

ORDEN DEL DlA


Campamento General en Carhué, abril 26 de 1879
Soldados del Ejército Expedicionario al Río Negro:
Al despedirme del señor presidente de Ja República para venir a
ponenne al frente de vosotros me recomendó saludaros en su nombre y
deciros que está satisfecho de vuestra conducta.
Con asombro de todos nuestros conciudadanos en poco tiempo habéis
hecho desaparecer las numerosas tribus de la Pampa que se creían inven-
cibles con el pavor que infundía el desierto y que era como un legado
fatal que aún tenían que transmitirse las generaciones argentinas por
t!spacio de siglos.
Cuando la ola humnna invada estos desolados campos que ayer eran
el escenario de correrías destructoras y sanguinarias para convertirlos en
emporios de riqueza y en pueblos florecientes en que millones de hombres
puedan vivir ricos y felices, recién entonces se estimará en su verdadero
valor el mérito de vuesb·os esfuerzos. Extinguiendo estos nidos de piratas
terrestres y tomando posesión real de la vasta región que los abriga, habéis El General Roca en las márgenes del Rfo Negro.
abierto y dilatado los horizontes de la patria hacia las comarcas del sur,
trazando por decirlo asi, con vuestras bayonetas un radio inmenso para
su desenvolvimiento y grandeza futura. Dentro de tres meses quedará todo concJuido. Pero la República no
Los Estados Unidos del Norte una de las más poderosas naciones termina en el río Negro: más allá acampan numerosos enjambres de sal-
de la tierra no han .podido hasta ahora, dar solución a la cuestión de vajes que son una amenaza para el porvenir y que es n~esario ~m~eter
indios, ensayando todos los sistemas, gastando anualmente millones de a las leyes y usos de la nación, refundiéndolos en las poblaciones cristianas
dólares y empleando numerosos ejércitos: - vosotros vais a resolverla en el que se han de levantar al amparo de vuestra salvaguardia.
otro extremo de la América con un pequeño esfuerzo de vuestro valor. Sé que entre ellos hay caudillos valientes. y animos.os que ª](res.tan s~
Alejados de los centros de población careciendo muchas veces de lo lanzas prefiriendo sucumbir antes que renunciar a la VJda del p1lla1e. Allí
indispensable para la vida, soportando con paciente abnegación el rigor iremos a buscarlos aunque se oculten en los valles más profundos de los
de las estaciones y expediciones sin consultar otra cosa que el rumbo del Andes o se refugien M los confines de la Patagonia abriendo así una segun-
enemigo nada ha podido quebrantar vuestro espíritu ni alterar la dis- .da campaña donde nuevos trabajos y glorias nos esperan. .
ciplina. Formado en el ejército y salido de sus filas, conozco sus virtudes,
No tengo necesidad de enumerar la serie de hechos brillantes que su füerza en las fatigas y su valor en los campos de batalla. Me· veo
habéis llevado a cabo conducidos por vuestros jefes cuyos nombres han con placer entre vosotros y consideraré siempre com? el timbre más
reconido ya, de boca en boca la República entera y que figurarán en la glorioso de mi vida haber sido vuestro general en 1efe en ~ta gran
<.TUZada inspirada por el más puro patriotismo, contra la barbane.
450
451
Veamos pues, confiados Y resueltos al cumplimiento del deber en El día 13 se marchó Colorado arriba, hasta un paso previa-
el rol que a cada, un.o le . está marcado en este vastísimo campo estra- mente explorado .y reconocido para cruzar a la orilla sur. Al mismo,
tégico que Ja Republica siempre generosa sabrá premiar vuestros sac.n. el general Roca lo denominó "Paso Alsina" y de allí presenció el
ficios.
Soldados del ~jército Exp~~ionario. Antes de dar el primer paso desfile de las tropas; luego, alrededor del mediodía, se acampó a
sobr~ Ja ruta d~l no Negro, os mvito a dar un ¡viva! a la República AI- corta distancia.
gentina al ~residente de la .Repú~lica, doctor Avellaneda. ¡Honor eterno En ese campamento, por la orden del día, el general Roca
a la memona del doctor Als1na, m1 ilustre Antecesor! reorganizó la l~ División, así:
abril 26 de 1879.
Julio A. Roca. 21 Jefe de estado mayor: Coronel Villegas.
1~ Brigada: Jefe: Coronel Villegas. (Fuerzas de Trenque Lau-
quen).
Por su profundo contenido, sencil1ez y caballerosidad que de- 2P Brigada: Jefe: Coronel García. (Fuerzas de Puan).
~ostró el general ~.oca al recordar .e involucrar en el éxito qu~ se ~ Brigada: Jefe: Teniente Coronel Vintter. (Fuerzas de Fuerte
VJslumbraba a su ilustre antecesor ' el doctor Alsina, merece tam- Argentino) .
bién ser transcripta como un documento histórico, la orden pre- Jefe del detall: Teniente Coronel Da~el Cerri.
cedente.
El 29 de abril se prosiguió el avance desde Carhué con rumbo El 15 de mayo se reinició el avance hacia el oeste paralela-
al sur, llegándose a Puan después del mediodía. mente a la costa del río y después de andar unas 8 leguas se pasó
. Allí se incorporaron a la columna las fu erzas de esa guarni- al descanso en una ·isla que forma el Colorado.
ción, al mando de su jefe el teniente coronel D. Teodoro García. Hasta entonces no se habían producido nove9ades de impor-
Desde Puan se destacó al capitán D. José S. Daza, con un escua- tancia para la división.
drón. del . C. l por el camino de Guatraché (Salinas Grandes) y Las· jornadas posteriores por la margen sur del Colorado fueron
en direccJÓn al paso de M ullilin ( río Colorado), para explorar' el cortas por el mal estado del tiempo y necesidad de arreglar lugares
terreno y reconocer las aguadas y calidad de los campos hasta difíciles de tránsito.
C?oele Choel, donde debía tomar contacto con el comandant~ Gue- El 22 de mayo se pasó por las estribaciones de la sierra de Pichi
r~1co, de la Armada Nacional, quien se encontraba remontando el Mahuida y siguiendo la marcha se llegó al paraje Choique Mahuida
no Negro, por orden del general Roca. (sierra del avestrµz) desde donde debía tomarse el camino al sur
~n la reanudación de la marcha, fueron jornadas sucesivas: para ir hacia el río Negro, situado a 14 leguas de distancia.
Fortm Sandes ~ 30 d e abril ), Fuerte Argentino ( 1Q de mayo). En Allí el río Colorado hace un recodo muy pronunciado y ~acias
este lugar terminaba el telégrafo militar y se agregó a la columna a un plano de la zona, levantado en 1833 por el ingeniero Chiclana
el teniente coronel Vintter, con las fuerzas a sus órdenes. que acompañó a Rosas en su expedición, se pudo tomar bien el rum-
Desde Fuerte Argentino se continuó el avance por: Fortín M. bo hacia Cnoele Choel. Por eso se bautizó ~se paraje con el nombre
Leo ( 3 de mayo), Fuerte Nueva Roma ( 4 de mayo), donde se in- de Codo de Chiclana. ·
corporó al cuartel general el ingeniero militar . don Alfredo Ebelot.
El .6 de mayo, se prosiguió, ya en pleno desierto, hacia las Sltlinas ... rindiendo honor · y justo homenaje al ilustrado ingeniero de
Chicas, acampandose en un lugar Bamado Naran Choique (avestruz este nombre~ cuyos levantamientos científicos en esta regi6n hemos
tenido ocasi6n de utilizar constatando su exactitud.21
enterrado), para llegar el día 7 a las Salinas Chicas. La próxima jorna-
da hasta el Médano Colorado se hizo de noche para salvar una tra- El 24 de mayo, a las 5.15 horas, se partió de Choique Mahuida
vesía de 16 leguas existentes, alcanzándose el 8 de mayo el paraje: hacia el río Negro, dejando el general Roca un destacamento de 70
Algarrobo Clavado, situado a unas 6 leguas del río Colorado. hombres al mando del mayor Lucero, encargado de mantener el en-
. ~ este río se. llegó el día 10 de mayo, celebrándose este acon- lace entre el cuartel general y las otras divisiones.
tec1m1ento con dianas y una misa de campaña. Allí ya se encon- Al atardecer del día 24, después de una jornada de 14 leguas,
traban las fuerzas del general Villcgas. llegaron las primeras unidades con sus banderas desplegadas al río

26
La conquista del desierto. Estudio topográfico de La Pampa y Rio
Negro, J. Olascoaga, t. I, pp. 153 a 155. !!7 La conq11í.sta del desierto. Estudf-0 topográfico de La Pampa y Río
Negro, Manuel J. Olascoaga, t. 1, p. 197.
452
453

1
Negro 28, frente a la isla de Chocle Choel, meta final de un viaje
de 140 leguas, a través de campos desconocidos y despoblados. El
resto de la divisi6n acamp6 posteriormente a lo largo de la ribera
norte del río, después de atravesar la llamada isla de Pacheco.20
- La noche de ese día 24 la división fue gratamente sorprendida
t • por la presencia del comandante Guerrico, en un paraje próximo
. I~ de la isla .
. - I~
i
••
" :
Este jefe de la armada nacional recibió Ja orden de explorar el
río Negro, para lo cual partió con el vapor "Triunfo", de Buenos
Aires, el 26 de marzo de 1879.
El 7 de abril llegó a Carmen de Patagones y prosiguiendo su
1
.. navegación por el río Negro, debido a la bajante no pudo pasar
por un bajo fondo, situado a unas cuarenta leguas de Choele Choel.
Por ello el comandante Guerrico se adelantó en un bote a esa isla
al encuentro del general Roca.
El día 25 de mayo se celebró con marciales dianas mi1itares
desde la salida del sol, dice el diario de marcha de esta división.

CHOELE-CHOEL. 25 de mayo de 1879. La diana a las 6 a. m.


precedió al solemne saludo militar rendido al sol naciente de este dia
que marca la más gloriosa efemérides de los argentinos.
Las salvas y las melodías agitando hoy el espacio en la orilla del
rio Negro han sido más que una conmemoración la continuidad o re-
percusión de los himnos del gran día de 1810.
Este día de Choele-Choel es digno día siguiente de aquel; porque
inaugurar el dominio de la civilización aquí donde la barbarie ha reina-
do tre~· siglos, es lo que verdaderamente puede llamarse "continuación
de la tarea principiada el 25 de Mayo de 1810". Fuimos entonces
libres e independientes; damos ahora el paso más trascendental de
nuestra soberanía adquirida.ªº

A su vez el general Roca cursó al ministro de guerra interino


un parte telegráfico en el que comunicaba la llegada al río Negro,
las principales novedades ocurridas y medidas dispuestas.
Entre éstas cabe consignar una intimaci6n dirigida al cacique
Renque Curá (situado en el paraje llamado Panguecó) por haberle
dado hospitalidad a Namuncurá. Decía el general Roca:

28 Fueron el cuartel general, el 3 de Caballería, el Batallón n9 2 de


Infantería y una batería de artillería, tropas pertenecientes a la División Trenque
Lauquen, a órdenes del Coronel Villegas.
2? Era el mismo lugar alcanzado por el General Pacheco en el año 1833,
avanzando a lo largo del río Negro. Allí el 2-11-1947, sobre la barranca del
río Negro, se inauguró un monumento en honor del General Roca, del Ejército
y de la Marina expedicionarios, costeados por una suscripción popular.
30 La conquista del desierto. Estudio topográfico de La Pampa y Río
Negro,. Manuel J. Olascoaga, t. 1, p. 203.

455
Si aquel cacique no precede inmediata mente a responder como e~
debido, será tratado coam los otros rebeldes a cuyo efecto tomo las
precauciones convenientes. · Avanzando paralelamente al río Negro, el 9 de junio acampó
en proximidades de una laguna llamada Huaique-Nelo (tiene sau-
En cambio, Roca, consecuente con intenciones ya evidenciadas ces). AIH se recibieron copias de los telegramas enviados al
buscó mediante una sincera proposición el pacífico sometimiento' General Roca por el Teniente Coronel Uriburu (Comandante de
de Sayhueque. Esperando el resultado de esas gestiones permane- la D. 4), del Coronel Levalle (comandante de la D. 2) y Coronel
ció en Choele Choel, y de paso aguardaba Ja llegada del resto de Lagos (comandante de Ja D. 5), dando cuenta de las operaciones
las tropas, lo que se produjo el 28 de mayo. realizadas por las unidades a sus órdenes.
En ese ínterin y asesorado por Jos ingenieros de su comitiva El 11 -Oe junio Hegó Roca a Confluencia y se aprovechó para
ordenó Jevanta.r un p~eblo (Avellaneda) junto a un brazo del rí~ reconocer un paso próximo sobre el río Neuquén, al que deno-
Neg:o, denommado no Salado, cuya construcción comenzó de in- minó "C9mandante Fotheringham" porque fue el primero en cru-
mediato. ' zarlo sin conocer las características del mismo.81
/
Días después, Roca decidió buscar enlace con la 4~ División · Allí el General Roca esperó al Teniente Coronel Uriburu que
del teniente coronel Uriburu, que procedente de Mendoza debía bahía instalado su campamento en las juntas del Neuquén y el
alcanzar la confluencia de los ríos Neuquén y Limay. Para ello arroyo Curri-Leuvú, pero resolvió Juego no ir a su encuentro por
acompañado, d.e varios jefes ,Y de una, escolta de 100 hombres y l~ desconocer la calidad de los campos a cruzar y temor de arruinar
banda de mu~1ca del Batallon 6 de Lmea, partió el 2 de junio por Ja caballada en terrenos pedregosos.
el valle del no Negro, quedando en Choele Choel, a cargo de las Entre otras medidas, ordenó Roca que ise construyera un fuerte
f ucrzas, el coronel Villegas. en proximidades del paso ya reconocido, para vigilar esa importante
dirección por ser un lugar de tránsito obligado de cualquier indiada
procedente de la cordillera.
Dicho fuerte se denominó 1~ División y quedó a cargo del
capitán D. Juan Méndez del C. l. El día 13 de junio emprendió
Roca el regreso a Choele Choel, verificando en el valle del río Negro
lugares apropiados para instalar futuros pueblos-campamentos y su
acceso por rodados.
El 17 de junio, ya en Choele Choel, indicó al Teniente Coronel
Vintter que con el regimiento 5 de caballería levantara un pueblo
a mitad de camino entre Choele Choel y la confluencia del Neuquén
y Limay, en la zona ya reconocida como Fico-Menocó. El día 18 de
junio se dio conocimiento a la siguiente

ORDEN GENERAL
Ocupación militar <lcl río l\cgro. ( óleo <le S. t-.1. Blancs existente . Campamento en Choele-Choel, juvfo 18 de 1879.
en el Musco Histórico Nacional.) ' A fin de que esta División y las demás que componen el Ejército
Expedicionaijo, actualmente en el Desierto conozcan los sentimiento~
del Excmo. señor Presidente de la República acerca de su diJ:{Ila v efi-
. Despu~ de andar unas 6 leguas acampó Roca en el lugar deno- caz comportaci6n en esta campaña se transcriben las siguientes palabras
minado Ch1mpay ( llega a !ojar), al día siguiente ( 3 de junio) que S.E. acaba de dirigir por el telégrafo:
en Chelforó (huesos de indios ). Al señor ministro de guerra en campaña, general don Julio A. Roca.
El 4 de junio reanudó la marcha por terrenos accidentados Recibí su telegrama de felicitaciones y amistad. Quedo muy con·
hasta un punto conocido por los indios con el nombre de Chichi~ tento por usted, por mí y sobre todo por nuestro país: "al gran señor
na! (Jugar de plomo ) . El 5 llegó a un paraje llamado Maugue • C'odo honor". El ministro de la Guerra contesta oficialmente su telegra-
( cóndo~ ) soportando intensos fríos ( 4 grados bajo cero ) , propios de
Ja estación. 31 Este jefe iba al mando de la vanguardia de ese destacamento. En el
lugar donde acampó Roca ese día 11 de junio de 1879, se erigió un mo-
456 numento ·recordatorio el 3 de febrero de 1947.

457
Conrado Villegas y mientras dicho jefe desempeñara ese mando
se encargaría de la I brigada de caballería el Teniente Cor~
ma. Con mis aplausos por el éxito soberano de la empresa, por la nel D. Manuel Campos.
exactitud de hs operaciones, por la perfección de todos los servicios
militares, por Ja constancia infatigable de los soldados y por la pericia Emprendido el regreso, el General Roca· hizo el viaje por tierra
de sus jefes, jamás demostrada como en esta ocasión, voy a proponer al hasta General Conesa, lugar adonde llegó el 27 de junio emb~cán­
Congreso un premio para los soldados, oficiales y jefes de la expedición. dose con su comitiva en la cañonera "Paraná" hacia Buenos Aires.
Mis felicitaciones y las de toda la Nación. Lo saludo en las márgenes
del río Negro y del Neuquén donde su presencia realiza los votos de
muchas generaciones en las que se presenta la Bandera Argentina, sos-
tenida por brazos gloriosos, haciendo un llamamiento a la civilización,
al inmigrante y al genio de la patria, que desciendan y derramen sus
beneficios desde el río Negro hasta el Estrecho sobre la Patagonia inex-
plorada, y que dejará de asustar con su extensión cuando haya sido'
bollada por el pie del trabajador y medida por el paso de nuestros
soldados.
Su siempre amigo.
N. Avellanedo
Presidente de Ja República.32

Su profundo y exacto contenido excluye <le form ular conside-


raciones sobre In misma, tan solo se desea recalcar Ja extraordinaria
importancia que se dio a la misión cumplida con tanto éxito por
el ejército de la nación, quien mereció las felicitaciones del primer
magistrado y de todo el país por haber afianzado para siempre el
dominio del mismo sobre una zona donde durante largo tiempo ha-
bíase cobijado la barbarie.
El día 24 de junio, víspera de su regreso a Buenos Aires,
llamado por las obligaciones inherentes a su cargo, mediante una
orden que contemplaba las necesidades de un mejor servicio de los
cuerpos destinados a guarnecer la nueva frontera. dispuso el ministro
de guerra:

a) Dividir a la 1 División en tres brigadas (dos de caballería y


una de infanterla).
Constituir la 1 brigada de caballería, con los regimientos
números 1 y 3, al mando del Coronel D. Conrado E. Villegas.
La II brigada de caballería con el regimiento nC> 5 y el
n 9 !7 (proveniente de la D. 4 en Neuquén), al mando di Te-
niente Coronel D. Lorenzo Vintter.
1 '
Organizar la brigada de infantería con los batallones nú-
meros 1, 2 y 6 y escuad rón de artillería, al mando del Tenien-
te Coronel D. Teodoro García. .
b) Que el regimiento n9 11 de caballería se trasladara a Ja D. 4,
en reemplazo del n9 7. .· · ·
e) Formar con la D. 1 y D. 4, la línea militar que se denominará
del no Negro.
d) Nombrar comandante de todas esas fuerzas al · Coronel D.

:ti La conquista del d~ierlo. Estudio topográfico de La Pampa y lUo


Negro, Manuel J. Olascoaga, t. 1, p. 240. 459

458
A todo ésto, el nuevo pueblo de Avellaneda estaba terminado e
inaugurado, j>ero una inesperada creciente del río Negro, a media-
dos de julio de 1879 comenzó a inundarlo peligrosamente, razón
por la cual dílliS después las tropas quedaron sitiadas por las aguas,
debiendo proceder a una rápida evacuación hasta ganar Ja margen
N. del río Negro, para no perecer ahogadas.
Vale decir que el primitivo pueblo Avellaneda tuvo una efí-
mera vida. En el ulterior campamento se trabajó febrilmente para
erigir el nuevo pueblo.
En cuanto al Teniente Coronel Vintter, en marcha a Fico-Mc-
noc6 para crear el pueblo ordenado por Roca, la misma crecida del
río puso en serio peligro la vida de los integrantes de esa columna
al ser sorprendidos por la avalancha de las aguas. Pero pudo ser .
superado ese mal trance por el descenso del aluvión, Jo que per-
mitió a Vintter llegar el 1 de setiembre al lugar prefijado, donde
levantó un fuerte y el asiento de un nuevo pueblo que denominó
Fuerte General Roca..

2. DMSION

Comandante: Coronel D. Nicolás Levalle.


Unidades:
Plana m:i.yor.
Regimiento n° 6 de Caballería de Línea. Jefe: Teniente Co- .
r0nel D. Clodomiro Villar.
Batallón n° 5 de Infantería de Línea. Jefe: Teniente C-Oronel
· D. Máximo J. Bedoya.
Escuadrón auxiliares del desierto. Jefe: cacique Tripailao.
Totaks: 33

8 jefes.
41 oficiales.
402 hombres de tropa.

Según las instrucciones impartidas oportunamente por el mi-


nistro de Guerra. esta división tenía como objetivo de marcha <'I
parnje denominado Trauru-Lanqucn (en actual partido de General
Acha, La Pampa ), donde debía fijar su campamento, base de ope-
raciones posteriores.
Donde lo ju1gara conveniente, el Coronel Levalle dejaría pe-
queñas partidas para servir y garantizar el enlnce hasta Carhué,
acla"Tándosele que fas mismas podrían construir buenos fortines Mástil levantado en las orillas del río Negro en mnyo de 1879, con los
con elementos de circunstancias. .ª
gallardetes .de Jos cue1pos expedicionarios al río Negro. Junto él se
encuentran el Cenera! Roca (en primer plnno y con enpote) y mas atrás
y a la izquierda el Coronel Villcgas tomando mate. (Dibujo a lápiz
efectuado por el Coronel don M. B. Campos y obsequiado por éste al
33 De estos totnles, 20 oficinles y 105 soldados eran indígenas. Coronel D. Conrado Villegas. Facilitado al autor por la familia Vintter.)

460 l 461
Desde Traru-Lauquen debían despach~rse patrullas para bus-
car también enlace con parte de Ja D. 5 (al mando del Teniente Ese día al amanecer un destacamento adelantado, a órdenes del
Coronel Godoy) la que ocuparía Naincó, con la columna norte de Teniente Coronel D. Clodomiro Villar se encontró en esa zona con
la D. 5 (a órdenes del Coronel Lagos) a situarse en Toay y con otro destacamento al mando del Comandante Anaya (perteneciente
la D ..3 (al mando del Coronel Racedo) que fijaría su campamento a la D. 3 ), quien había llegado también en la madrugada del día
en Po1tahué o Leuvucó. 24, creyendo encontrar allí al general Roca para quien traía comu-
Debía también extender su exploración hasta la sierra de Lihuel nicaciones del Coronel Racedo.
Cale} y el río Chadi-Leuvú (Salado), procurando obtener conoci- Instalado el campamento en Trarú-Lauquen, el Coronel Levalle
mientos para el mejor aprovechamiento y dominio de los campos buscó el enlace con el Teniente Coronel Godoy (en Naincó) y con
de su ocupación. el Coronel Racedo (en Poitagüé, ubicado a 30 leguas al noroeste
~demás ?uscaría enlace con el cuartel general (en Choele Choel), de Trarú-Lauquen).
por mtenned10 del destacamentos dejado por la D. 1 en el paraje ' También informó al ministro de guerra en campaña, que du-
Choique Mahuida. ' rante su ::w:!nca hasta el lugar ordenado no encontró raseros de indios,,
El día 1 de mayo se inició el avance desde Carhué hacia el oeste y que se habían construido cuatro fortines en los parajes anterior-
siendo etapas sucesivas: la margen este del arroyo Pichi-Pul Tre~ mente indicados.
La~as (día 3), Leuvucó (día 4). Allí se construyó el primer Más tarde la división avanzó hasta la sierra de Lihuel-Calel,
fortín . de enlace con Carhué, permaneciéndose hasta el día 7 in- dond'e permaneció hasta el 18 de junio, tiempo necesario para ex-
clusive.34 plorar y batir sistemáticamente las márgenes del Salado o Chadi-
Leuvú y costa norte del Colorado, porque se sabía que en sus montes
.. Siguiendo el. m~smo rumbo, se marchó por el viejo camino
utilizado por los md1os, denominado de los "chilenos". se encontraban ocultas tolderías de restos de indiadas de Namuncurá
y algunos ranqueles dispersos.
El día 8 se acampó en las lagunas de Salinas Grandes anti- En esas actividades se distinguieron:
gua toldería de Namuncurá; el día 9 se llegó a Atreu-co do~de se . El teniente Coronel D. Camilo Herrera, quien a principios de
construyó el segundo fortín, quedando el mismo a cargo de un oficial junio reconoció la zona desde Trarú-Lauquen hasta la sierra de
y 13 hombres de tropa.36
Pichi Mahuida y río Chadi Leuvú.
~l 13 de mayo se reanudó la marcha con dirección· oeste y El Teniente Coronel D. Máximo S. Bedoya, también en los
se hizo alto en el paraje llamado la Chinchilla. Al día siguiente primeros días de junio avanzó hacia la desembocadura del Salado
después de andar 10 leguas se vivaqueó en la laguna del Sauce en el lago Urre Lauquen y luego por la margen este del río hacia
donde se permaneció hasta el día 17 construyéndose un tercer for~ el norte. El día 11 de junio dio con una toldería enemiga, resul-
tín, _guarnecido por un oficial y 15 hombres. tando ;3 indios muertos, 30 de chusma capturados, inclusive una
El día 18 se acampó en Ja Rinconada, que fue otro antiguo cautiva.
campamento de Namuncurá; el 19 se hizo lo mismo en la · laguna El Sargento Mayor D. Florencia Monteagudo, el 11 de junio
de Quetren-Huitrú, en cuyas inmediaciones se levantó un cuarto exploró desde Lihuel-Calel en dirección al paso del Salado ( pró-
fortín igual a los anteriores, demorándose en ello hasta el día 22. ximo a la desembocadura del río Curicó en el Colorado) para
El 24 se inició la última jornada para llegar a Traru-Lauquen. recorrer luego la margen oeste del Salado.
· Al poco andar descubrió un pequeño grupo de indios, a quienes
34
atacó, resultando 3 salvajes muertos y varios prisioneros; er1tr6 e11os
. Ese parale, denominado Leuvuc6, no debe confundirse con otro del una cautiva.
mismo nombre ubicado al norte de Ja actual gobernación de La Pampa donde
residían los principales caciques de los ranqueles. ' Entre los muertos se reconoció a los capitanejos de Namuncurá,
• • SG A ese fortín, más tarde, en un viaje de exploración que realizara en Agneer y Querenal, coµsiderados como los más bravos caciques de
diciembre. de 1~79 el Dr. E. ~ballos a la región pampeana y del río Negro, La Pampa.
lo denominó Villar ~~ homena¡e al jefe de ese apellido. Fue también en el Los mismos vivían en la zona de las sierras de Choique
transcurso .~e ese via¡e q~e el Dr. Zeballos encontró en proximidades de la
la~ Qwné-Malal y sermescondido en la ladera de un médano, el archivo de Mahuida y no solo eran salteadores y asesinos de tribus vecinas,
la documentación cambiada por los caciques de Salinas Grandes con las autori- sino que decidieron impedir la huida de ellas hacia la cordillera,
dades del go~iemo, con jef~ de la frontera y comerciantes. También sellos y alegando que debían morir en la pampa argentina, que les per-
correspondencia de Calfucura y Namuncurá. ( Descripci6n amena de la R. Ar· tenecía.
gentina, t. 1, p. 192, ed. Peuser, 1881.)
Así mataron sin consideración a aquellos indígenas que no
decidieron acatar su firme determinación.
462
463
j
'
Sustentando sus ideas, A.gneer y Querenal defendieron tenaz- marcha con las fuerzas de Sarmiento y Villa Mercedes, dirigiéndose
mente con sus vidas las tie.rras que creían pertenecerles, informando hasta el paraje Poitagüé, donde establecería esta división su campa-
al respecto el parte de combate del mayor Monteagudo: mento general.
Agneer y Querenal han muerto con una lanza en una mano y un
puñal en la otra, defendiendo con el fuego de una pasión salvaje el

Desierto, que creían dominar eternamente.
Otras comisiones lograron capturar unas 37 familias de ran-
queles, pertenecientes al cacique Huichal, entre las cuales había
7 cautivas más.
Las demás patrullas destacadas no encontraron rastros de in-
dios, porque los últimos prisioneros eran los restos de las huestes
de Namuncurá que aún no habían pasado al sur del río Negro. '
El 23 de junio marcharon tres nuevas patrullas para limpiar
el terreno comprendido entre Trarú-Lauquen y Poitagüé, única zona
que quedaba por reconocer.
Informaba el Coronel Levalle al ministro de guerra en cam-
pafia:
... puedo asegurarle que en la parte sur de Buenos Aires y ·puntos
reconocidos por Ja División de mi mando, no existen indios, la Pampa
está limpia; solo queda uno que otro que anda vagando en el último
estado de miseria, y que tendrá que presentarse o sucumbir de nece-
sidad.

3. DIVISIÓN

Comandante: Coronel D. Eduardo Racedo.


Plana mayor.
Regimiento 49 de Cab:illería de Línea.
Batallón 10 de Infantería.
Escuadrón ranqueles.
Compañía única de indios auxiliares de SaI11Diento Nuevo.
Piquete indios auxiliares de Santa Catalina.
Regimiento 9° de Caballería de Línea.
Batallón 31> de Infantería de Línea.
Indios amigos, de Simón.
Indios amigos, de Cuyupán.
Totales: co
13 jefes.
83 oficiales.
I.256 hombres de tropa.

Al igual que las otras divisiones, la D. 3 recibió instrucciones


del ministro de guerra, por las cuales debía regir su avance.
Las mismas le indicaban que el día 10 de abril iniciara la
Comandante D. EDUARDO RACEDO
Comandante de la 3i División '6Il el avance hasta Río Negro.
30 De estos totales, l jefe, 15 oficiales y 230 soldados eran indígenas. (Copia fotográfíca obtenida en el Museo Histórico Nacional. )
• 465
Cochicó (en la gobernación de La Pampa a unos 200 km al sudeste
Debían desprenderse patrullas para efectuar una exploraci6n de la laguna de Lancanelo), después de cruzar médanos, salitrales,
completa "en todo el desierto de la regi6n ranquclina", limpiando guadales y varios cursos de agua, entre ellos el Salado. Baigorrita
de indios las márgenes del río Chadileuvú. Con la D. 4, que a una vez más pudo zafarse de sus tenaces perseguidores, a raíz de
órdenes del Coronel Uriburu avanzaría por Jos contrafuertes an- que un indio le comunicó la presencia pr6xima de las tropas del
dinos hacia Neuquén, debería tomarse contacto. · Teniente Coronel Roca, por lo que este jefe se vio obligado a
Finalmente se ordenaba que el ingeniero al servicio de esa regresar.
división (Capitán D. Raimundo Prat), determinara y estudiara to- · Su breve expedición no fue infructuosa, pues ech6 a Baigorrita
pográficamente el territorio explorado. sobre las patrullas de la D. 4, capturando en Cochic6 y otros parajes
El enlace con el cuartel general se efectuaría por intermedio de pr6ximos a 3 ca¡jitanejos, 22 indios de lanza, 102 de chusma y 29
la D. 2, ubicada en la sierra de Llhuel Calel o en Trarú-Lauquen. cautivos.
La D. 3, en virtud de las órdenes precedentes, el día 10 de En cuanto al resto de la D. 3, su comandante destacó conti-
abril inici6 el avance por brigadas desde Villa Mercedes ,, S2.!- nuamente varias patrullas para efectuar una minuciosa limpieza de
miento. Así la 1\\ brigada salió el día mencionado desd: Villa los antiguos campos de los ranqueles.
Mercedes, rumbo al desierto. Avanzando por las conocidas ras- Hasta fines de junio había logrado tomar 500 prisioneros, entre
tril!adas de los ranqueles, pasó por las lagunas de Sayape, de los ellos 7 capitanejos y unos 42 cautivos.
Baios Hondos, Santiago Pozo, de los Barriles, lugares (excepto Con estos resultados, esta divisi6n también cumpli6 con éxito
Santiago Pozo) en que se construyeron fortines de enlace con reta- la misión que le fuera encomendada, soportando constantes priva-
guardia. ciones por fríos excesivos y especialmente por el frecuente peligro
E l 20 de abril la brigada lleg6 a la laguna de las Acollaradas de contagios de la viruela que diezmaba a los salvajes. 37
(zona donde en 1833 el General Ruiz Huidobro bati6 a los ranque- Así contribuyó a eliminar definitivamente a una aguerrida
les y pampas, mandados por Yanquetruz). El avance prosigui6 tribu que por largo tiempo constituyó la zozobra en el sur de C6r-
sin novedades, arribando el 23 de abril a la laguna de Avera Manca, doba y San. Luis preferentemente.
en donde se construy6 un nuevo fortín.
El 29 de abril se acampó en la laguna del Médano Colorado, 4. DMSION
paraje donde convergían las sendas provenientes de Fuerte Sar-
miento y Villa Mercedes. Ali{ se junt6 la brigada al resto de la Comandante: Teniente Coronel D. Napoleón Uriburu.
D. 3, que también el día 10 de abril partió de Fuerte Sarrniento.
D espués de jornadas muy cortas, durante las cuales las par- Unidades:
tidas desprendidas a los flancos y a vanguardia recorrieron todo el Plana mayor.
terreno situado en la zona de avance, el día 18 de mayo la división Piquete escolta y baqueanos.
lleg6 a Poitagüé. Ingenieros.
Una sección de artillería de montaña: 4 piezas de a 4.
Al poco tiempo, por el mal estado de los campos de Poitagüé, Batallón de infantería de línea "Nueva Creación".
cambi6 su campamento general a Pitre-Lauquen, paraje situado a Regimiento 7º de Cab:illería de Línea.
una legua del anterior. l. Compañía de gulirdias nacionales voluntarios de caballería.
En el mes y días empleados en este avance, tan solo se toma- 2. Compañía de guardias nacionales.
ron unos 30 indios prisioneros, lo que evidenciaba que los restos
de las tribus que habían escapado a las batidas efectuadas en 1878 Sin restar méritos obtenidos por las otras divisiones expedi-
y principios de 1879, a su vez se habían dispersado en procura de cionarias en el cumplimiento de las misiones que les fueron asig-
zonas más seguras por los montes del Chadi Leuvú y Colorado. nadas, cabe destacar la forma por demás satisfactoria con que esta
. Du~ante el viaje al destino indicado, se supo que el cacique división (D. 4) cumplió también las instrucciones impartidas por
Ba1gomta con los restos de su tribu se hallaban en las márgenes el ministro de guerra.
del río Salado en camino para Chile, por lo que el Coronel Racedo
encargó al Teniente Coronel Roca que al frente de un destacamento
de 200 hombres, entre ellos 60 indios auxiliares, efectuara su bús- 37 Detalles más completos sobre la actuación dt- la D. 3 pueden con-
queda en la zona entre los ríos Salado y Colorado. sultarse en la obra La conquista del desie1to. Memoria militar IJ descriptioo
Este jefe parti6 el 14 de mayo desde el campamento en Leuvú de la ~ Dioísión expedicionaria, Eduardo Racedo.
Carreta y tras una intensa persecución llegó hasta la laguna de
467
466
. En efecto, ope~6 por t~rrcnos casi desconocidos, desiertos ) ... haciéndoles presente que la guerra no llegará hasta ellos si aca-
peligrosos por las tribus hostiles que en los mismos habitaban. tan Ja autoridad del Presidente de la República y se muestran sus Jeales y
Sufrió, tanto el personal como el ganado, los rigores de un crudo fieles amigos; y, con objeto de arreglar un h-dtado de amistad, los invitará,
invierno, dándose el caso de soportar temperaturas de 14º bajo especialmente al primero, para celebrar un parlamento que tendrá lugar
cero y no poder emprender Ja marcha hasta tanto desapareciera la para fines del mes de mayo o en los primeros días de junio en Choele-
helada de los lomos de los caballos, depositada durante la noche al Choel o el Chichinal, presidido por el Ministro de Guerra, a cuyo parla-
permanecer al campo raso. mento se invitará a Sayhueque y otros, que concurrirán a finnar la paz
Fueron muchas las veces en que se permaneció en vigilia y con con el gobierno de la República Argentina, que es la patria de todos.as
el ganado ensillado, porque los indios acechaban en todo momento
la oportunidad para robarles las caballadas. El día 21 de abril se inició el avance desde el fuerte General
San Martín, siendo jornadas de marcha: Malal-hue ( 21 de abril),
_ Especialmente fue digno de mención por su brillante desem- arroyo Agua Botada ( 22 de abril), río Grande o Colorado ( 23 de
peno el Sargento Mayor D. Saturnino Torres, que, como veremos , abril).
luego, persiguió continuamente a indiadas enemigas hasta termi- Dichas jornadas fueron muy dificultosas porque se atravesaron
nar con Baigorrita, último representante de esa indómita raza de terrenos pedregosos y con cerros de difícil acceso, motivando que
ranqueles.
en algunos tramos las piezas de artiUería debieran ser desengancha-
Las instrucciones para esta división le precisaban emprender das y rodarlas a pie por las quebradas existentes. . ·
su marcha en dirección a Neuquén, entre el 15 y 20 de marzo de En el último campamento mencionado se permaneció hasta el
1879, llevando todos los enseres pertenecientes a los cuerpos y en día 27, para proporcionar un merecido descanso al ganado.
la medida necesaria para establecerse permanentemente en la margen Las patrullas de exploración dispersaron a grupos de cuatreros
norte del río Neuquén. chilenos, los que dejaron un arreo de 30 animales robados.
~reviamente debía limpiar de indios la zona comprendida entre El día 27 se reanudó el avance y después de. una jornada de
los nos Barrancas y Neuquén, velando por la seguridad en su 20 kilómetros se llegó al arroyo Manzana. Durante el viaje el inge-
retaguardia. niero Host procedía a levantar topográficamente las zonas recorridas.
, Antes de instalarse la división, el comandante de Ja D. 4 de- El día 30 de abril se acampó en la laguna Coipo-Lauquen (la-
bena ~xamin.ar el paraje más. conveni~nte para formar una gran guna de nutria ), después de efectuar 3 jomadas por terrenos tam-
población ub1qada en la zona mtcrmed1a entre la cordillera de los bién difíciles y en parte desconocidos; ya se hacían sentir l_os pri-
Andc>s y la confluencia del río Neuquén con el Limay. meros fríos fuertes y heladas, pero no influyó en el resultado de la
marcha ni en el espíritu del personal.
Las instrucciones mencionadas prescribían que se debía res-
Desde este lugar el Mayor D. Saturnino Torres recibió la orden
petar y da~ toda clase de garantías a los habitantes o pobladores
de marchar con la vanguardia. hasta el río Neuquén llevando ví-
en los paraies a recorrer y que acataran y se sometieran a la auto-
ridad nacional. veres para cuatro día:t y correspondencia para un señor llamado
Méndez Urrejola (vecino del Mal Barco), citándolo hasta el día 8
Debería ~olocarse un d~st~camento en el paso del río Colorado, de mayo en la zona de la confluencia de los ríos Neuquén y1Curre-
por donde sohan pasar los md1os en sus viajes a La Pampa o a los Leuvú (río Negro) a una entrevista a efectuarse con el Teniente
toldos de Namuncurá.
Coronel Uriburu. También se adelantaron- patrullas a explorar los
Ese destacamento protegería la comunicación de la D. 4 y campos en dfrccción :\ los parajes denominados por los indígenas
detendría a los salvajes que del río Salado o Chadileuvú se diri- Ranquil·co y Culchi-co.
~~e~a.n hacia esa dirección, perseguidos por las tropas de otras El día 1 de mayo se acampó en el estero de Ranquil-co y al
d1VJs1ones. siguiente en el río Barrancas.
Se haría un prolijo estudio hasta la cordillera, una vez cstable- Allí quedó un destacamento de 25 hombres, mandado por el
cid? el ca~pamento sobre el río Neuquén; en Jos pasos accesibles Teniente Gómcz, encargado de asegurar las comunicaciones con
se 1~staJar1an fuerzas militares y también hasta su confluencia con retaguardia y sirviendo al mismo tiempo de posta militar.
el L1may. El 3 de mayo después de atravesar un cordón de difícil trán-
Finalmente, las instrucciones dadas al Teniente Coronel Uri-
buru, le precisaban bien la actitud a observar con el cacique Purran
y demás caciques importantes del sur del Neuquén, 38 lA conquista del desierto. .Estudio topogrdfico de La Pampa y Río
Negro, Manuel J. Olascoaga, t. U, pp. 68 y 69.
468

l
469
sito, la columna acampó en el arroyo Vuta-co (Agua G d )
era el · f1 d 1 , ran e , que A dicho cacique el Teniente· Coronel Uriburu le envió un chas-
prune~ a ucnte e rio Colorado al este de la Cordillera.
Se continuó la marcha y cruzando por el portezuelo de la que invitándolo a una entrevista:
Zorra el 4 de mayo la columna acampó al atardecer en Huerin
chenque (casa de piedra), después de andar unos 40 kilómetro - ... contestó a mi amistosa invitación de una manera poco satisfacto-
~l 5 de mayo s~ hizo alto en la confluencia del arroyo ~~e­ ria, haciéndome decir con mis enviados que los buscara para los objetos
de parlamentar pero eligiendo un sitio que además de alejamos del punto
Leuvu con el Neuquen (actual zona de la localidad de Chosmalal).
en que él tiene sus tolderías hay muy malos pastos y el grave inconve-
En este lugar _la vanguardia al mando del Mayor Torres atacó niente de no haber alli un solo lugar cercano en el que no se desarrolle en
la tolde~ía del cacique Peyeüman, causándole 15 muertos, inclusive las caballadas un género de enfermedades que las produce la muerte instan-
este cac1Que, se capturaron 62 prisioneros y unos 600 animales entre
táneamente.u
va~, caballos Y ovejas; la mayoría de esta tribu era ranquelina
recién llegados a ese lugar desde sus anteriores tolderías. : Como este taimado cacique demorara más de lo convenido la
Allí se permaneció hasta el día 12, por la necesidad de dar un respuesta al Teniente Coronel Uriburu y también se supiera que
reparador descanso a la caballada y para explorar la zona· también otro cacique picunche, llamado Udalman, se aprestaba para ofrecer
se destacaron ~l 8 de mayo patrullas para apresar a unas' indiadas 't"esistencia al avance de las tropas nacionales, resolvió el jefe men-
ranqucles próximas. . cionado cruzar el 12 de mayo el Neuquén, atacando a la brevedad
. Ese _mismo. día llegaron al campamento el administrador de los posible las indiadas situadas al sur del mismo.
mtere~cs del ciudadano chileno Méndez Urrejola, acompañado de Si bien esta determinación no formaba parte de las instruc-
4 VP.cmos de la población de Mal Barco, que, al igual de los demás ciones del ministro de guerra, se consideró necesario tomarla porque
pobladores de estos puntos, buscaban amparo de las tropas nacio- si no se eliminaba el peligro de la presencia hostil de Purrán y los
nales.31 suyos, las tropas y poblaciones de la regi6n quedarían constante-
. Entre las medidas dispuestas por el Teniente Coronel Uriburu mente expuestas .a sorpresas desagradables, lo que sería un serio
da: · • obstáculo para establecer Ja nueva línea de frontera .
Además, la carencia de pastos para el ganado obligaba a cam-
. ~t 11 mandé con. 50 soldados de infantería al Teniente Coronel D. biar de lugar, en demanda de otros donde hubiera en Ja cantidad
Pa~c10 Recaban:en qu1?n al mismo tiempo que garanta esos intereses or-
garuza la Guardia Nacional del vecindario que acenderá a más de 100 necesaria.
hombres. El Teniente Coronel Recabarren va también investido de carác- El día 12 partió la divfaión con rumbo general sur, quedando
ter de autoridad civil la cual hasta hoy estaba representada por un Sub- en ese lue:ar ( confluPncia del Neuouén con el Curre-Leuvú) <>1
delegado nombrado por el Gobierno de Chile.40 T eniente Coronel Tejedor al frente de una guamici6n de 250 hom-
Los habitantes de Mal Barco y de todos estos puntos exportaban bres y dos de las cuatro piezas de artillería que traía la columna
sus ~nados y hasta 1.os ~nos de sus sementeras a Chile, proveyendo a las a lomo de mula.
necesldades. de los indios con artículos introducidos de Chillán y otras En ese Jugar se levantó un fuerte, denominado "4'1- División".
plai.as pr6nmas a la Cordillera.
Ese día después de recorrer un9s 17 kilómetros se acampó sin
A seis leguas al sur de la margen del Neuq\,\é n se encontraban novedad en el estero de Jaquimelan. donde se había alojado anterior-
las. tolderías ~e los Picunches, cuyo cacique principal Purrán tenía mente el cacique Santuno, extremándose las precauciones contra un
ba10 su autoridad cPrca de un millar de indios. posible ataque de las indiadas, no muy distantes.
Sus dominios llegaban de norte a sur desde Neuquén hasta el El día 13 se prosi~ui6 el avance hasta el arroyo de Coñipe
~oyo Lonquimav y de oeste a este, desde los Andes hasta unas (pequeña papa silvestre).
cincuenta leguas hacia el interior del país. La jornada fue de 22 kilómetros, debiéndose marchar con van-
guardia y retaguardia porque los rastros frescos y otros indicios
encontrados, se sabía que los indios exploraban continuamente de
. d:io .En esa época Mal Barco tenía bastante import.incla por reunir un
vecin :tº de unns 600 personas, población agrícola y pastoril.
Para unn más completa ilustración, resulta por demás conveniente leer
noche sobre el campamento, buscando la oportunidad de dar un
golpe de mano.
cr6nlcas d e la época en la Memoria del Departamento de Guerra y MarlM 1879
p . 434. ' •
n Memoria del Deparlamento de Gutn'" 'I Marina, 1879, p. 434.
470 471
tares y para comprobar la ubicación de sendas o caminos, ignorados
En los días posteriores se hicieron etapas sucesivas en el estero basta entonces.
de Trabuncurá (angostura de piedra), Arroyo Quintu-co (Agua 'También el Teniente Coronel Uriburu despachó hacia la zona
Buscada). de confluencia una patrulla para tomar enl:icc con la D. 1, a la
, u
Dice el diario de marcha de esta columna: que ya se supoma en esa zo.na. , .
En medio de esas actiV1dades y soportando f nos excesivos, se
Jueves 15. A C'.lusa de una fuerte helada que cayó anoche fue celebró el 25 de Mayo, resaltando entre los actos que
necesario esperar hasta tarde a que se derritiera la escarcha del lomo de ... Las fuerzas, en orden de paradas, han saludado al sol en su sa-
los animales, ensillándolos después de salir el sol y soltando los de reserva. lida haciendo la artillería 21 cañonazos; fueron é.stos tira~os. a bala para
ejercitar a algunos artilleros que no tienen aun conoc1m1ento de sus
A todo esto, los indios que tenían sus tolderías próximas al
camino de avance de la columna abandonaban presurosamente esos piezas.42
lugares, internándose en Ja cordillera con sus haciendas y otros Como aún no se tenía ninguna noticia de la columna en . que
bienes. avanzaba el ministro de guerra ( D. 1), el 28 de mayo se des~ach6
~117 de mayo se llegó a las costas del río Agrio, encontrándose con correspondencia al Teniente To:res a su cnc~entro, debiendo
continuamente indicios que evidenciaban la reciente retirada de llegar este oficial a Chocle Choel y s1 fuera necesario hasta Carmen
indios y que los mismos vigilaban muy activamente de noche Ja de Patagones. , , . . .
ubicación del campamento. El día 31, el cacique Purran envio como. em1san9 a su so~nno,
El 19 de mayo se vadeó el río Agrio, logrando el Mayor Illescas, Panchito '.Huallical con una carta para el Temento Coronel Unburu,
al frente de un destacamento, batir tras una breve persecución a dé cuya lectura parecía que Purrán deseaba hacer. la paz,. por lo
una tribu que fugando de La Pampa. se acc>rcaba al mencionado río. que se lo invitó a trasladarse al camp~mento; Dicho cacique. se
Eran las huestes del cacique ranquel Painé (de la tribn de encontraba situado a unas 30 leguas del V1V~C as1 que la eontestac16n
Baigorrita) quien cayó prisionero junto con 7 indios de lanza v 54 no sería inmediata.
de chusma. Además se puso fuera de combate a 6 indios y sé les Parecía por informes obtenidos
tomaron cerca de 200 animales.
Por . ello se supo que Baigorrita en completa fuga, se encontra- . .. que los indios están bajo la impresión del asom~!º• y aun del
ba próximo, escapando a ln persecución de las partidas de otras temor, por nuestra presencia aqui; han mandado sus familias y ga~dos
a las regiones más ocultas de los Andes. Purrán reconoce la generosidad
columnas expedicionarias. con que ha sido tratado, al atravesar nuestras fuerzas por sus t~rrenos;
El día 21 se llegó a la confluencia del arroyo Cumun-co (Agua · pero de la perfidia de los indios no se debe esperar .mucho, m de su
Caliente) con el Ncuquén. · agradecimiento y adhesión a nosotros, y más, estando a su carta, en la que
. La proxii:nidad de nuevas indiadas exigía redoblar las precau- confiesa haber mandado dar cuenta a Chile de que se invadían sus te-
c~ones, especialmente de noche, así las fu'erzas de Ja vanguardia, rritorios.~8
.situadas a una legua del campamento, durmieron con los caballos
atados. En cuanto a la guarnición de Mal-barco. a cuyo, frente se en-
. Por ese lu~ar pasaba ~1 camino más usado por los indios para contraba el Teniente Coronel Recabarren, rechazó el dta 15 de mayo
1r de las toldenas de los P1cunchos a La Pampa; el mismo recorría a un malón de indios que mandados por un cristiano, Ramón Sosa,
el valle del río Neuquén hacia la zona de confluencia y luego asaltó una estancia de la zona.
hacia Choele Chod. El 7 de junio la D. 4 reanudó su avance por el valle del
. ~ D. 4 perman<'ció en este campamento varios días esperando Neuquén, rumbo al este, acampando frente a _un paso llamado ~e
noticias de la D. 3, procediéndose mientras tanto a efectuar una los Indios. Allí se presentó de regreso el Tentc~tc Torre~, despues
serie de reconocimientos <'n busca de nuevos campos de pastoreo. de tomar enlace con el Teniente Coronel Fothenngham, ¡efe de la
El Sargento Mayor Torres partió el 22 de mayo para sih1arse vanguardia ?e la D. l.
en el cruce del camino de La Pampa con el Neuquén enh·c el
Fuerte "4~ División" (actual localjdad de Chosmalal) y el' 1ugar del 42 La misma regresó el 6 de junio, después de cumplir con éxito su
campamento de la D. 4 (conflu encia del arroyo Cobuncó con el misión.
río Neuquén). 43 La conquista del desierto. Estudio topográfico de La Pampa y Río
Dicho jefe debía también estudiar la zona de la margen este Negro, Manuel J. Olascoaga, t. Il, pp. 121 y 123.
del Neuquén, con vista al establecimiento de nuevos puestos mili.
473
472

l
Este oficial trajo varios indios de la tribu de Namuncurá que
tomó prisioneros en su viaje de ida. Los mismos procedían de La
-~-·-~ · ··
Pampa, huyendo de las patrullas de las tropas que exploraban por
los ríos Colorado y Salado.
La D. 4 el día 11 de junio cruzó a la margen norte del Neu-
quén efectuando una nueva jornada de 29 kilómetros hasta el lugar
llamado Paso de la Balsa.
La necesidad de conocer la zona para establecer puestos mi-
litares y disponer de buenos campos para engordar la caba1lada,
motivó que se marchara hacia e) este, basta el lugar Nido del Cóndor
y luego el 19 hasta otro campamento 2 kilómetros aguas abajo del
Neuquén, que se denominó El Mangrullo.
En esta oportunidad se supo por informes recibidos que el día
14 de ese mes el Sargento Mayor Torres había sorprendido a una
tribu de ranqueles que proveniente de La Pampa buscaba paso
hacia las tolderías de Purrán, al sur del Neuquén.
.. Pertenecían a Baigorrita y de ella se tomaron: 27 indios de
lanza y 80 de chusma, 40 caballos y 300 ovejas.
Los salvajes capturados fueron remitidos al Fuerte 41.\ División,
donde se formó un depósito de prisioneros y un lazareto, en virtud
de que la viruela y otras enfermedades hacían estragos entre los
indios, con un grave peligro de contagio para las propias tropas,
donde hubo que lamentar varias bajas por esta causa.
Por su parte, el Teniente Coronel Recabarren logró el día 12
capturar unos 13 indios en la zona, los que fueron alojados en el
depósito del fuerte a su mando.
En esta época el invierno se hizo sentir con intensidad, así
las lluvias continuas. heladas v fuertes vientos huracanados destruían
las escasas carpas disponibles.
Relata escuetamente el dfario de marcha de esta columna

Martes 24. La única novedad es el frío extraordinario que hace;


hasta las 7 a. m. marcaba el tenn6metro 12 y medio grados centígrados
bajo cero. La helada es espesa.
El Neuquén ha crecido considerablemente.

Un destacamento a órdenes del Mayor Jllescas logró el día 25


batir a otra tribu de pampas, capturando en total unos 60 indios des-
pués de causarles 9 bajas. ,.
Otro destacamento al mando del Teniente Torres se encontró con
un nuevo grupo de indios, tomándoselcs más de un centenar de
prisioneros. ..
Evidentemente, se notaba que los salvajes buscaban ganar gua-
ridas más seguras en la montaña, obligados por una implacable
persecución y limpieza de los campos que anteriormente ocupaban
474 en La Pampa, donde no habían sido molestados mayormente.

475
Este escurridizo cacique 1ogro escapar ante Íos Mayores Ta-
Ocurría que, día a día, las patrullas de las distintas columnas
. boada e lllescas, por Ja postración en que se encontraban los pro-
que operaban de este a oeste, empujaban hacia la cordillera a los
pios caballos después de intensas corridas a través de campos secos
que lograban escurrírseles en sus batidas. Pero ignoraban Ja pre-
y sin pastos.
sencia de Ja D. 4 y D. l cuyos destacamentos interceptaban Jos
El Comandante Aguilar y el Teniente Walrond, del batallón
vados y pasos obligados de los ríos Negro, Neuquén y Grande.
"Nueva Creación", mejor montados, continuaron la persecución,
Entre los últimos prisioneros tomados en uno de esos encuen-
pero debieron regresar ambos, herido el primero de un balazo y
tros figuraba un cacique principal de Namuncurá, llamado Cumi-
lao, que se entregó con unos 70 indios más. el Teniente de un lanzazo y de un tiro de bolas en la cara.
Así al llegar cansados, hambrientos y cas.i a pie las más de las Ocurrió ,que en la persecución se distanciaron de sus propias
veces, eran capturados en Ja forma ya mencionada. tropas y, al atacar a los indios, éstos le presentaron combate que-
Pero como se dijo anteriormente, Ja viruela por conla~1u causó ' dando ocho muertos y varios prisioneros.
entre los indios numerosas bajas, dándose el caso de tener que dejar En esta época muchos indios disponían de buenas armas de
parte de los prisioneros en libertad para evitar estragos mayores, aun fuego, tipo Remington, así que cuando se les presentaba ocasión
en las mismas tropas. dejaban la lama y usaban las mismas, como lo hicieron 4 salvajes
En esas circunstancias, una parte de los picunches (que mo- contra el Teniente Torres que los perseguía al frente de una
raban al sur del Neuquén) decidieron atacar sorprcsivamente. Para patrulla-.
ello, el día 29 se aproximaron a cubierto al paso de la Balsa, donde Baigorrita, en su desesperada fuga, enfrentó el día 16 de julio
descansaban cinco soldados, después de efectuar el día anterior una a una comisión del destacamento del S~rgento Mayor Torres (si-
persecución activa contra un grnpo de enemigos. tuado en los Ramblones, cubrienqo el camino de las Salinas), que
Antes de las siete de la mañana, unos 60 salvajes montados en iba tras sus rastros .•
pelo y completamente desnudos, c'ruzaron el Neuquén sin ser sentidos Así murió combatiendo este bravo cacique, con 5 indios más.
por la patrulla. · Los dfapersos de su tribu errante cayeron paulatinamente prisione-
Lue¡!O de rodearla atacaron con bríos, pero lo quebrada que era ros, sumando en total otro centenar de personas.
la :rona dio tiempo a Jos d~fensores a abrir el fuego. En la forma brevemente narrada y con la mención de los prin-
. En ese entrevero quedó fuera de combate el capitanejo que cipales sucesos ocunidos, se pone término a las actividades de
mandaba a los salvajes, quienes huyeron prontamente al sur del ·esta columna, que cumpüó satisfactoriamente las instrucciones que
Neuquén, donde fueron recibidos por un grupo de unos 200, que le impartió el General Roca.
se mantenía a cubierto de las vistas. Al formarse la Línea Militar del río Negro (ver orden inserta
Se narra este pequeño y sencillo episodio para poner en evi- en pág. 458), la D. 4 quedó guarneciendo el sector que recientemente
dencia, una vez más, que los indios eran hábiles maestros en el ocupara.
empleo de la sorpresa y otros ardides de combate. Los principales resultados que obtuvo en los tres meses que
En este caso, la muerte inesperada del jefe originó su retirada, operó esta columna, fueron:
pero no cabe duda que en pleno invierno, cruzar un ancho río
antes de aclarar, casi en presencia del enel'!ligo, montando en pelo Extender el extremo oestP. de la frontera sur de la república
y desnudos, es un ejemplo que escapa a los de orden común. desde el Atuel hasta el río Neuquén.
Por eso se Jo divul~a, para recordar taro bién que en nuestro Limpió de salvajes y otros intrusos esa zona, reivindicando nues-
acervo histórico hay· hechos, pequeños o no, pero que como mo- tra soberanía en la misma.
tivo de enseñanza quizás superan a otros de orig1m foráneo. Eliminó el peligro derivado de la belicosidad de Jos restos de
Para cerrar este aspecto de la captura de indios resta mencio- los ranqueles, que. no se avinieron a celebrar las paces con las
nar, quizá, la más imnortante qne ocurrió. autoridades nacionales. Así desaparecieron Baigorrita y casi un millar
Las patrullas y destacamentos que guardaban los pasos obliga- . de indios, entre los que quedaron fuera de combate, fallecidos por
dos sintieron la proximidad de nuevas tribus en fuga. Así que se pestes en esos tres meses, dispersos, y unos 700 prisioneros.
intensificó Ja vigilancia a fin de estar prevenidos. Al crear el fortín "4ª División", dio lugar a la actual locali-·
El día 15 de julio, los Mayores Taboada e Illescas alcanzaron dad de Chos Malal.
en distintas direcciones a grupos de indios errantes provenientes de Al cerrar este capítulo, resta poner en evidencia el espíritu
La Pampa, tomándoles en total unos 230 prisioneros entre los que militar de los comandos y tropas participantes.
figuraban los familiares de Bajgorrita,
477
476
El mismo Teniente Coronel Uriburu se vio afrontado a tomar
por propia iniciativa, la resolución de vanzar al sur del Neuqué~
para atacar a los indios hostiles, contrariando expresamente las ins-
trucciones del ministro de guerra que no autorizaban a dicho jefe
a efectuar tal pasaje.
Pero las circunstancias y los fin es que se buscaban al establecer
la nueva línea de fronteras sobre el Neuquén, fueron los factores
que determinaron al comandante de la D. 4 a tomar esa resolución,
basada tan solo en su iniciativa, decisión y bien del país.
En cuanto al resto de los comandos, referir su actuación sería
una tarea muy larga, por lo que sólo se mencionará como ejemplo
el desempeño de una patrulla al mando del Teniente Torres.
Este oficial el día 27 de junio al frente de 16 hombres avanzaba
en dirección de Auca Mahuida, cuando supo la proximidad al río
Neuquén de un pequeño grupo de indios provenientes de La Pampa,
decidiendo ir a su encuentro.
Anduvo toda la noche de ese día por el valle del Neuquén y
el 28 con las primeras luces dio con sus fogones, cargando sobre
el campamento. Ocurrió que eran unos 90 bien armados, los que se
aprestaban para la defensa.
Agregaba luego el parte del referido oficial al comandante de
la D. 4;

El desorden en que se puso la chusma y considerando que ésta se


me escaparía si no andaba activo con ella, me obligó a juntarla, dejando
que los indios se reunieran y así pude tomar ciento y tantas mujeres y
criaturas, con una caballada, vacas y ovejas.
Entre los prisioneros hechos en la primera carga había quedado un
viejo, y con éste mandé decir al cacique Marillán que mandaba los indios,
y que con ellos formados me esperaba a una cuadra de distancia, que
entregase las armas, bajo la formal garantía de sus vidas. Contestó a esta
intimación, que dudaba de ani palabra, y que más antes quería pelear,
a Jo que repliqué que descendi~ra al bajo, pero sin hacerles un tiro
aun, pues me suponía quisiera entrar por tratados. Un grito unánime de
guerra fue su segunda contestación, y sin repararme mucho de la chusma
prisionera y animales tomados, esperé, pie a tierra, haciendo fuego nutrido,
la carga que rápidamente me traían a pie y a caballo, dirigida por el'
expresado Marillán. Sin embargo, de ser ésta muy violenta y excelente
los caballos en que venían montados, antes de llegar hasta chocar cayeron
como 16 indios; pero los restantes nos rodearon por todas partes, trabán-
dose un combate reñido a arma blanca. Muchos indios arrojaban al suelo
las lanzas y luchaban brazo a brazo por arrancar a nuestros soldados las
carabinas o fusiles; otros sacaban cuchillos y así duró un rato la pelea
hasta desalojarlos y ponerlos en fuga, dejando ellos 14 muertos en el
Teniente Coronel.°· NAPOLEON URlBURU, Coman<l:inte de la 4~ División sitio, 5 prisioneros de lanza y 106 de chusma, con más de 80 caballos, 33
en el Avance al füo Negro. (Copia fotográfica obtenida del Archivo General de
la Nación.)
479
478
cabezas vacunas y 30 ovejas, teniendo por nuestra parte que lamentar la
baja de tres soldados heridos de lanza y cuchillo.
o

Pues se ha transcripto parte de este informe de combate para


no restar sinceridad, ni realidad, al mencionado episodio.

5. DIVISION
Comandante: Coronel D. Hilarlo Lagos.'-15
Unidades:
Regimiento nQ 2 de caballería.
Batallón nQ 7 de infantería.

Esta división f uc organizada para operar t.n el desierto, por


orden del Cenera] Roca en el campamento de la D. l en Carhué,
el 29 de abril de 1879.
Las instrucciones particulares peninentes indicaban en lo esen-
cial para esta división:
Ponerse en marcha el 1 de mayo por el camino de Llanquilcó,
que conduce a Toay o a Malal.
Asegurar con destacamentos instalados en pequeños fortines, la
comunicación con Trenque Lauquen.
Al llegar a destino se efectuaría un reconocimiento de la zona,
asegurándose de su situación, con respecto a la ubicación de la
D. 3 (en Poitahué o Leuvucó); después de e11o fijaría su cámpa-
mento definitivo.
Desdr el mismo tomaría enJace con las D. 2 y D. 3 y se des-
prC'ndc>rían patrullas para explorar los campos próximos en busca de
indiadas rebeldes.
El comandantP Godoy, desde Guarninf. avanzaría sobre el ca-
mino a Naincó, operando paralelamente a la columna del Coronel
Lagos. hasta incorporarse al mismo.
Ese jefe también había recibido instrucciones directas del
General Roca.
Finalmente, se fijaba la forma de mantener el enlace con el
cuartel general (por intermedio de la D. 2).
La D. 5 (columna del Coronel Lagos) inició su avance desde
Trenque Lauquen el 2 de mayo, debiendo efectuar marchas muy
lentas para conservar las caballadas, en parte extenuadas por fuertes
t:xigencias anteriores. 4 e

H La conqui.sta del dc.1icrto. Estudio topográfico de La Pampa y Rto •


Nrgro, Mnnuel J. Olascongn, t. II, pp. 187 y 188.
~11 Era hijo cleJ jefe del mismo nombre y apellido, quo particlp6 en la
e:xpeclición ele 1833, ni mando ele Rosas.
4G De !ns operaciones efectuadas por esta columna, no se COl131gnan ma- C:ronel o HlLARIO LAGOS, Comandante de la 5~ Division en _el -~vanc:c
yores datos, por no haber sido posible obtenerlos. al Rí.o Ñegro. (Copia fotográfica del Archivo General de la l\ac1on.)

480 481
El 23 de mayo acamp6 en Luan Lauquen, habiendo asegurado pero éste se fug6 con su tribu al notar la presencia de sus ene-
su línea de comunicaciones con Ja construcción de cinco fortines migos. .
escalonados entre Luan Lauquen y Trenque Lauqucn. Dice el diar.io de marcha de esta columna:
Llegado a destino, comprobó que ese lugar reunía mejores con-
diciones que las zonas de las lagunas de Toay o la de Malal, por Lemumier nos había burlado ya cuatro veces, escapándosenos de
eso la eligió como campamento definitivo. entre· Ía~ manos; el aliciente de los 150 caballos que tenía Y los .20 que
Durante el avance se efectuaron continuas batidas por los mon- acababa de robarnos, resolvieron al comandante Godoy. a perseguirlo, ~
tes y otros escondites de las tribus, en los que se distinguieron los mo efectivamente se hizo, poniéndonos sobre la rastrilla.da, la que iba
Mayores Peiteado, Baigorria y Lamela. adalosos lo que fatigaba considerablemente a
por campos sumamente gu • d' 1 l
Igualmente se tomó enlace con las D . 3 y D . 2 por cuyo inter- nuestros caballos; sin embargo, a la~ 5 leguas se les 10 a canee, en e
medfo se comunicó con el cuartel general. paraje denominado Llmacó-hue, poniendonos entonces a gran carrera sobre
En cuanto a la columna del Teniente Coronel Godoy, partió · E'Ilos, quienes, viéndose apurados, atropellaron a una la~a fangos~; al~l
de Guaminí el 2 de mayo, avanzando hasta Naincó por las lagunas alcanzamos fa retaguardia de Ja caballada, como tamb1en C:1. cap1tane¡o
Lemumier y un hijo, a los que matn~on entre el alférez en com1si6.n, cadete
de Guaminí-Huncal y Masayé.47 don Martín Hemández, ayudante del jefe de las fuerzas Y su bompa de
De este lugar se siguió hacia el oeste-noroeste, por Jos médanos órdenes. El alférez Hernández se dis~n~e ya po~ segunda o tercera vez,
de Quillay-Lobo, de la Ventana y de Macachin, explorándose cui- por su arrojo sobre el enemigo. Los indios defendieron s~ .caballada, per?
dadosamente el terreno para dar con tolderías de indios enemi~os. sin audacia así fue que con 4 6 5 soldados, fue lo suficiente para qw-
Ilecién el 12 de mayo al entrar al monte de Naincó, después tarles la m~yor parte de ella, pues los demás habían qu.edado con sus
de andar unas 42 leguas, se pudieron ver rastros de indios, encon- caballos, rendidos dentro de la laguna, pudiendo el enemigo salvar sola-
trándose tan solo a un cristiano cautivo. mente una tropilla como de 40 caballos ...
Al día siguiente se logró capturar a unos 25 indios y rescatar a
2 cautivas que tenían en su poder. En esta forma, reconociendo sistemáticamente el terreno, se fue-
En la prosecución del avance, un destacamento a órdenes del ron eliminando los focos de indios, escondidos en los bosques más
Sargento Mayor D. Sebastián Pereyra, exploró el valle próximo de ocultos, hasta donde llegaron las patrullas en su busca.
Malal-Huaca, donde tomó pruioneros a otros 24 indios de lanza y Esta columna el día 9 de junio prosiguió su avanc:e al cai:'~­
un centenar de chusma. También se rescataron 6 cautivos y pusieron mento del Coronel Lagos, después de cumplir con éxito la m1S1ón
fuera de combate a 4 enemigos.
que se le confiara. . . .
Entre Jos prisioneros figuraban varios capitanejos, quienes con- El resultado obtenido, en cifras, fue el siguiente:
firmaron que Baigorrita se había retirado hacia el río Chadi Leuvú
(Salado). Además expresaron que los caballos que ellos habían
tomado en Villa Mercedes y Trenque Lauquen les fueron robados 270 indios prisioneros, entre ellos 5 capitanejas.
por una comisión de Baigorrita al retirarse éste al Chadi-Leuvú. 9 cautivos rescatados.
De dopde vemos que entre Jos mismos indios se robaban de 12 indios muertos, inclusive el capitanejo Lemumier.
continuo, cuando las necesidades se lo imponían. 250 animales recuperados.
En las jornadas. siguientés se marchó con rumbo norte, al ·en- Poi su ~arte, las tropas nacionales no sufrieron bajas en el personal
cuentro del Coronel Lagos, explorando las zonas próximas al camino y ga.nado.
de avance.
As{ el 16 de mayo, en los montes de Aucahué y Calchaué, se·
Lograda la unión de ambas columnas, informó el Coronel
capturaron nuevos prisioneros y rescataron cautivas tras pequefi.os
combates. Lagos al ministro de guerra:
El mismo Teniente Coronel Godoy, el día 22 de mayo, ~espués
de una marcha de 8 leguas dio en el paraje boscoso de Curu-Pichi- ·
Cajuel (potrilla negro ) con la guarida del capitaneja Lemumier, ÉÍ ·r~~~i~~. ~eneral coronado de un fe~~ ~xito gracias al esfuerzo
y actividad de los jefes y oficiales de esta Divmón, en que cada. u~o se
ha disputado y más allá del cumplimiento de sus deberes, es el s1gu1ente
4? Lo hizo al frente de 135 soldados del Batallón n° 7 y 21 indios amigos. basta la fecha.

482 483
Cautivos rescatados . . . . . . . . . . . . . . . . 40 eta al arraigo de nuevos pobladores, sw·giendo así con el andar del
Indios prisioneros: tiempo florecientes 1ocalidades.
De lanza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156 Entre ellas cabe mencionar: Chos Mala! en el Neuquén, el pue-
Mujeres y muchachos . ............. 473 blo Nicolás Avellaneda en Choele Chocl, General Roca en el valle
Muertos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
de río Negro, Fortín l~ División en la actual zona de Cipolletti,
705 Fortín Covunco en Covunco, etcétera.
Entre los prisioneros existen los capitanejos Cumiú, Huanchilco, Wí- Se reintegraron al seno de la civilización unos 500 cautivos,
ligal, Bena, Pablú Guylquín, Tapayú, Catreñán, lóagüé, Anenéh, Hue- que desde largo tiempo sobrellevaban una penosa existencia en las
maian, Juan Ferreyra y Colahuincá. sucias tolderías, donde eran generalmente tratados como esclavos o
Opino que en un radio de treinta leguas, no queda sino algún des- sirvientes; o bien como elementos de canje, a negociar en dinero
graciado indio, condenado a morir de hambre sino se presenta advirtiendo con el mismo gobierno o familiares que se interesaran en su rescate.
que en el total de prisioneros no hay que deducir sino once indios y ' Escuelas, hospitales, iglesias y otros establecimientos también
chusma presentados, pero después de encontrarse sol}>rendidos y a pie. surgieron en esos focos de población, que como testimonios de pro-
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . .4 8 greso y civilización completaron la obra de las fuerzas nacionales .
En esas escuelas distinguidos oficiales y suboficiales fueron los
Con el relato de los subcapítulos anteriores se pone término primitivos maestros, como ocurrió en fuerte General Roca, donde
a esta síntesis del proceso del avance de la frontera hasta el río un sargento del C. 5 enseñó ]as primeras letras.
Negro. Se eliminó definitivamente el peligro de los sangrientos malones
A continuación veremos cuáles fueron los principales resultados sobre Jos pueblos más importantes del interior, que como dijera
obtenidos: el General Roca eran:
a) DE ORDEN rodnco-socrAL Y ECONÓMICO.
. .. verdaderas avalanchas de centauros que se lanzaban sobre las
Se cumplió la ley n9 215 (ver anexo n9 5) que ordenara en poblaciones, los ganados y los caminos, esparciendo el terror y la muerte
1867 la ocupación de los ríos Negro y Neuquén, como línea de por todas partes.
frontera sur contra los indios.
Se ganaron para la civilización unas 15.000 leguas, que pronto, Velando por la subsistencia de los indios y sus familiares pre-
por la acción del trabajo fecundo del colonizador, se convertirían dispuestos al trabajo y a otras actividades de la vida civilizada, se
en focos de prósperas comarcas, cimentando así la riqueza nacional. los recluyó en colonias indígenas, donde conservaron sus hábitos y
En cumplimiento de la ley n9 954 promulgada el 11 de octubre costumbres.
de 1878, se nombró gobernador de los territorios de la Patagonia Así por un decreto de febrero de 1879 se destinó como colonia
al Coronel D. Alvaro Barros, quien instaló la sede de su gobierno indígena para los restos de la tribu de Catriel, el Fortín General
en Mercedes de Patagones (actual población de Viedma sobre la Conesa (sobre el río Negro).
margen sur del río Negro). A los colonos se les daba: elementos para construir viviendas,
En esta forma se vinculaba más de cerca el Gobierno Nacional semillas, útiles de labranza y otros artículos de subsistencia. Tam-
con todos los problemas inherentes de las regiones situadas' desde bién un sacerdote que viviría en la colonia promovería su conversión
los Andes al Atlántico y desde el río Negro al Cabo de Hornos, las al catolicismo. ·
que antes estaban prácticamente aisladas, por ser dominios de las Dicha colonia estaría bajo las órdenes de un intendente miJitar,
tribus recientemente expulsadas o eliminadas. encargado de la policía y administración de la misma.
Así por leyes posteriores se exploró, midió y se efectuaron En cuanto al resto de los indios prisioneros, se previó su ocupa-
otros trabajos, destinados a permitir crear pueblos, colonias, campa- ción inmediata, diseminándolos en poblaciones rurales. Se buscaba
mentos, etcétera, en las márgenes de los ríos Colorado, Negro, Neu- obtener, mediante un trabajo regenerador, su trasformación y adap-
quén y Santa Cruz. tación en elementos civilizados y productivos.
Al establecer en regiones aisladas fuertes guarnecidos por do- En lo posible se respetó la integridad familiar de esas tribus,
taciones de cierta importancia, se t::ontribuy6 en sus zonas de influen- destinándose muchas de ellas a la provincia de Tucumán, para las
tareas de Ja zafra y otras a la provincia de Entre Ríos.
48 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1879, t. I, pp. 430 Otros salvajes fueron incorporados a los cuerpos de líneas,
y 431. buques de la armada, etcétera, donde se desempeñaron con eficacia y

484 485
habilidad, de?;ostrando que _en el fondo de sl.i ser nao1a pasta para .. . la cantidad de pesos fuertes 223.556 y el Proyecto de Presu-
una reeducac1on moral y social en un nuevo ambiente civilizado. puesto para 1880, solo consigna a esta partida fa suma de pesos fuertes
96.000 no ya para mantener las relaciones que antes había necesidad de
Se acabó con el antiguo, degradante y oneroso sistema de racio- cultivar con los salvajes, sino para sostener colonias indígenas fonnadas
namiento de los indígenas en especies y efectivo para comprar su paz. con indios sometidos y que una vez cimentadas serán reproductoras.
En el año 1875 el presupuesto preveía para este servicio:
Vemos cómo se cambió ese sistema por el de la colonizacióri
indígena, con lo que éstos debían producir con su esfuerzo para
subsistir; así se lo transformó al indio en agricultor y propietario
de las tierras que cuidaba y trabajaba.
Con ello se indujo a esta raza a vivir en un clima de bienestar
y trabajo, desapareciendo su espíritu de pillaje y matanza, lo que
redundó en bien de las . poblaciones rurales, las que ya no debían
vivir sobresaltadas por el temor constante del malón.
En este sentido se vieron favorecidas las provincias de Buenos
Aires, Córdoba, San Luis y Mend9za, al alejar de sus límites con
el desierto toda amenaza para el futuro, trocando la alarma cons-
tante por la paz y el trabajo fecundo, necesario para elevar la ri-
queza rural del país.
Al alejarse los peligros para Ja campaña, su población, refor-
zada con el aporte de nuevos inmigrantes, se expandió rápidamente
hacia las· fértiles comarcas bonaerenses, contribuyendo así a dar im-
pulso al progreso del país.49
Los pasos añdinos, por donde desaparecían las haciendas roba-
das para ser vendidas al oeste de Ja cordillera, quedaron cerrados
para estos turbios negocios, poniéndose fin a un comercio ruinoso
para nuestra riqueza ganadera.
Como dijera el ilustre General Roca:
...serán solo en adelante los pasos del comercio honrado y de la
comunicación entre pueblos hermanos y civilizados.M

Con el traslado de la frontera al ~ío Negro se abrieron y facili-


taron las comunicaciones del interior hacia el litoral atlántico, sur-
giendo así paulatinamente Bahía Blanca como puerto de exportación
para la producción de su zona de influencia.
Se extendió progresivamente la red telegráfica militar hasta el
valle del río Negro, la que luego fue entregada a la administración
ci\jl para beneficio integral del país. Primero se prolongó hasta
Bahía Blanca, luego a Carmen de Patagones y de ahí por Pringles,
Conesa, Chocle Choel, General Roca, Confluencia.

49 Ya para entonces se habían establecido por el Azul en el año 1877,


muchas familias de inmigrantes rusos y alemanes. Además, en otros pueblos,
había colonos vascós e italianos.
oo Memoria del Departam.e11to ck Guerra y ,Marina. 1879, p. 4.

486 487
En cuanto a vialidad, en las rcgion~ recorridas se señalaron los y levantaron construcciones militares para comodidad del personal
itinerarios hasla Jos lugares extremos alcanzados, ordenando el Ge- y conservación del ganado, elemento vital para las operaciones con-
neral Roca habilitar un camino carretero hasta el Neuquén. tra el salvaje.
Finalmente, se reivindicó Ja soberanía nacional en regiones Se construyeron una serie de fortines de enlace entre la antigua
donde tan solo se reconocía Ja autoridad de caciques bravíos o se y nueva frontera, que con el tiempo agruparían nuevos colonos, for-
cumplían órdenes dictadas por fu ncionarios extranjeros. mándose así núcleos de futuras poblaciones como el Fortín Uno
(sobre la margen sur del Colorado). .
b) DE ORDEX ~ ílLITAll. El resto de las tropas expedicionarias, después de asegurarse
que no quedaban indios dispersos en las zonas recorridas, regresó
. Se eliminaron totalmente los restos de las tribus hostiles que
habitaban en la zona recorrida por el ejército expedicionario según a sus guarniciones iniciales.
Jos siguientes resultados: r,1 '
En cuanto a los principales caciques del sur del río Negro,
Renque Curá (situado en esta época en la confluencia del Llmay
5 caciques principales prisioneros. y arroyo Pichi Picun Leufú) escribió en agosto de 1879 al Coronel
1 cacique principal muerto {Baigorrita). Villegas, avisándole que se entrevistaría con él cuando se ·lo orde-
1271 indios de lanza prisioneros. nara, para someterse, lo que no cumplió.
1313 indios de lanza muertos. Sayhueque, jefe principal de los indios manzaneros (ubicado
10513 indios de chusma prisioneros. en proximidades d el río Caleufú y Collón Curá), también había
1049 indios reducidos. solicitado en julio de 1879 al Teniente Coronel Uriburu mantenense
en paz, y por haber reconocido a. las autoridades nacionales fue
. El resto de los salvajes, que eludió la acción de las tropas na- nombrado por el General Roca gobernador del territorio de las
c10nales, tuvo que ganar prontamente refugios al sur del río Negro, Manzanas (zona sudoeste de Neuquén), para que hiciera cumplir
hasta donde se extendería más tarde la acción civilizadora del Ge- entre las indiadas a sus órdenes todo lo que el Gobierno Nacional
neral Roca. dispusiera en lo sucesivo. Más tarde, por su desleal proceder, hubo
La nueva frontera establecida sobre la margen norte de los que someterlo por la fuerza.
ríos Neuquén y l\egro, medía unas 130 leguas, en vez de las 250 de Los caciques tehuelches, entre ellos lnacayal (que tenía sus
la anterior al año 1879. tolderías a orillas del Nahucl Huapi ), mantenían una prolongada paz
D e esta forma. su vigilancia sería más efectiva y menos fatigosa con el Gobierno, por lo que recibía raciones y se les permitía co-
para el personal, al reducir su extensión y la cantidad de unidades merciar con Carmen de Patagones.
para su custodia. El cacique principal de los pehuencbes, Purrán, permanecía
Su nuevo jefe, el Coronel D. Conrado Villegas, instaló su cuar- a la expectativa al sur del río Ncuquén, en el paraje denominado
td general en la isla de Chode Choel. A su vez las brigadas lo Loncopué, donde tenía reunidos cerca de un millar de combatientes.
hicieron rcspcctivamcntc> rn Fuerte 4<). División ( Chos Mala]), Fuerte Namuncurá, el ex soberano d e Las Salinas, se encontraba pró-
General Roca y Chocle Choel. fugo y oculto e n los dominios del cacique Trenque, situados en el
En cuanto a la ántigua frontera, en el sector bonaerense (la de alto Llmay.
Alsina), se la conservó con rfcctivos reducidos, entre Trenque Lau- Se actualizó el conocimiento de la geografía y topografía de
quen y el río Colorado. como una seguridad interna de la zona y las zonas recorridas por las d iferentes columnas, y se relevaron
apoyo a fa actual. Su jefc> C'ra el Coronel Nicolás Lcvalle, con isu hasta donde nunca se había llegado anteriormente.
comando en el pueblo de Adolfo Alsina (Carhué), y su reemplazante, El Teniente Coronel D. Martín Guerrico, intrépido navegante
el Teniente Coronel Clodomiro ViTiar. y explorador, afrontando los riesgos imaginables, procedió a reco-
De <'Sa forma, la zanja ele Alsina, como se la designaba común- nocer el curso superior de los ríos Negro y Neuquén y parte del
mente, era ya un simple obstáC'ulo del terreno, que las lluvias, vien- Limay, contribuyendo así a que el primero de ellos pronto pudiera
tos y médanos, poco a poco In inutilinrían como tal. ser navegado en toda su extensión, llevando el progreso a sus co-
Desde la nueva frontera se aseguraban los l u~arcs más impor- marcas hasta entonces casi desconocidas, y ahorrándose más de la
tantes (pasos, aguadas, poblaciones, etc.), donde se establecieron mitad del tiempo que antes se empleaba para llegar por vía te-
rrestre.
11 1
De orden del General Roca también se efectuó un reconoci-
?ifem<>ria del Departamento de Guerra y Marina, 1879, p. 6. miento sobre la costa marítima al sur de Mercedes de Patagones
488 489
... Y.º me C?mprometería, seño~ ministro, ante el Gobierno y ante eJ
hasta el puerto San Antonio ( en el golfo San Matías), tarea minu- país a de1ar realizado esto gue de¡o expuesto -ocupación de la nueva
ciosamente ejecutada en junio de 1879 por el Sargento Mayor D. frontera- _en ~os años: úno para ~repararme y otro para efectuarlo ...
Jordán Wysoski. Una vez limpio el desierto, el Gobierno Nacional tendrá suficiente con
A raíz de estos reconocimientos &e dispuso de un material car- cuatro o cinco mil hombres; economizaría anualmente algunos miles y
tográfico militar, que a su vez proporcionó elementos de juicio para podría 'legislar con entera libertad sobre él, basta las márgenes del •rlo
Negro . ..
otras actividades civiles y para futuras operaciones militares.
Sin duda alguna fue esta expedición la más importante de las
C) DE ORDEN CIENTÍFICO Y ESPIRITUAL. realizadas hasta entonces, por los provechosos resultados que deparó,
Desde . este punto de vista, el General Hoca no descuidó la consignados en el subcapítulo anterior.
importancia- de contar con la presencia de hombres de ciencia en , El General Roca evidenció inteligencia y clara comprensión del
Ja expedición, como los profesores del Instituto de Ciencias de Cór- problema que significaba el avance de la frontera. No se trataba
doba, Pablo F. Lorentz, Adolfo Dohring, Custavo 'Niederlein y Fe- tan solo de llegar al río Negro sino también de asegurar la zona
derico Schulz, el ingeniero Alfredo Ebelot, y los sacerdotes misione- recorrida, limpiando de enemigos la misma.
ros: doctores Antonio Espinosa, Costamagna y Botta, quienes, en J?e las seis columnas que operaron, cuatro llegaron al corazón
forma silenciosa y a bnegada, contribuyeron a completar la obra del oasis ranquelino, única raza indígena que había podido subsistir
civilizadora del ejército nacional: poderosa hasta entonces (ver anexo n9 6).
.Por eso el General Roca, al elevar un informe desde Choele Las otras dos columnas al juntarse prácticamente en la confluen-
Choel, decía el 23 de junio: cia del Neuquén y Limay, cerraron el círculo exterior hacia cuya
periferia tratarían de huir los prófugos de La Pampa, cayendo en
También debemos reportar el beneficio de los reconocimientos im- esta red.
portantes que en estas rejiones nuevas a Ja investigación cientifica se ade- Por eso el plan nel General Roca, sencillo y ejecutable, dio el
lantarán con la esploración pericial que han venido haciendo los sabiós fruto esperado.
profesores del Instituto de Ciencias de Córdoba que me han acompañado. A este 'éxito del General Roca mucho contribuyó el hábil des-
Ellos han seguido Ja marcha hasta el mas lejano término de mi escursión empeño de los jefes de divisiones, quienes con energía, decisión y
y su contracción asidua e incansable a pesar de las fatigas consiguientes competencia profesional cumplieron las . instrucciones particulares
de un largo camino, así como el gran interés que han mostrado en el que recibieron. Roca llegó al extremo de prever el relevo de un
lleno de su noble tarea, prometen deducciones preciosas, clasificaciones jefe amigo, ante inconvenientes que alegó para demorar el cumpli-
nuevas, resultados que por si solos podrian dar importancia a la esped1ción
ante nosotros mismos y en el exterior. Oportunamente tendrá el Gobier- miento de dichas instrucciones.
no el interesante informe que Jos sabios viageros se proponen presentarle.112 Cabe aclarar que la idea de llevar la frontera al río Negro no
fue original de Roca, esa necesidad se evidenció ya en el siglo xvm
En cuanto a los misioneros, se expresaba en el mismo informe: por ilustres navegantes y expedicionarios como Viedma, Villarino,
Undiano y GastelJu.
Son asimismo acreedores a ~n respetuoso concepto los virtuosos sa- Al General Roca el destino le deparó la feliz oportunidad de
cerdotes que siguieron esta división hasta el Río Negro, conduciendo a ser el ejecutor de esa vieja idea, convertida en ley ·nacional en 1867,
todas partes su espíritu de fe cristiana y los auxilios de su santo mi- pero post~rgada por continuos inconvenientes. ·
nisterio.lía La expedición de 1879, ~n muchos aspectos, presenta cierta simi-
litud con la del año 1833.
Finalmente, ca ben las siguientes · consideraciones generales:
En efecto, ambas tenían como meta final el río Negro, bus-
:r~n solo seis meses bastaron al General Roca p ara cumplir sus cando en una decidida ofensiva limpiar de enemigos el territorio
profellcas pa:la bras, expresadas al doctor Alsina en su carta del 19 'hasta el mismo. En parte coincidió el recorrido de algunas columnas
de octubre de 1875, en la que le decía : (ver anexos números 3 y 6), no así ep sus operaciones.
Mientras Roca dio instrucciones claras y precisas a cada jefe,
:i2 La ~on:iisión Nil<'iona1 Monumento al Teniente General Roca, publicó regulando hasta donde fuera posible las operaciones, asegurando
en 1939 el Diario d e los doctores A. Dohring y Pablo G. Lorentz. los enlaces y marchando en la píincipal cplumna, Quiroga, en cam-
53 Resulta interesante• leer el Diario del capellán de Ja ex¡>edición Monse- bio, como director de la guerra. ·en 1833 no procedió así. Por el
ñor Antonio Espinosa, ed. en 1939. '

490
491
contrario se quedó en cuyo y cada jefe actuó según su criterio, faltó y como queriendo ser dignos herederos de Qllos, las crónicas
conducción de conjunto, y una organización y servicios adecuados de 1876 nos repiten más o menos idénticas noticias, fielmente refle-
a Ja zona en que se operaría. jadas en la proclama de Levalle
En lo anteclic:ho estribtt la fundamental diferencia entre ambas
expediciones. Acll•má..,, mientras <'n 1879 se logró cerrar el cerco, Camaradas de la división del sur:
dentro del cual quedaron atrapados los prófugos más remisos, en No tenemos verba. Ni tabaco. Ni ropa. Ni recursos. Ni esperanzas
de recibirlos. Estamos en la última miseria; pero tenemos deberes que
la campaña de 1833 los salvajes pudieron fugar libremente hacia la
cumplir y los cwnpliremosl
cordillera, donde con el auxilio de sus congéneres araucanos pu-
dieron volver a sus andadas. Ambas citas nos dan Ja pauta del carácter y coraje ?e esos
En cambio en 1879 la batida fue sistemitica y no quedó monte abnegados expedicionarios, que llevaban en su sangre los mas acen-
ni guarida sin revisar. drados rasgos de una estirpe decidida y valerosa. .
Ambas exprdiciones también tienen de común que sirvieron para ' En cuanto a los indios, representantes genumos de una raza
poner en evidencia las estimables aptitudes que adornaron a nues- físicamente fuert~, jugaron también en esta campaña, desde un polo
tros expedicionarios que, sin distinción de jerarquías, en su continuo opuesto, un papel destacado.
andar en esas soledades, sufrieron toda clase de privaciones, fríos, Mientras algunos comprendieron y optaron a tiempo por las
borrascas! epidemias, mojaduras y a veces hambre. ventajas de una existencia pacífica y vida ci~ljza~a, otros, mis .re-
Hubo en esta campaña episodios como Jo ocurrido en la D. 3, misos o menos inteligentes, apelaron a la resistencia, cre?"endo ~­
donde una partida, al mando del Mayor Álvarez, con temperatura tintivamente, como Agneer y Querenal, defender lo me¡or posible
de varios grados bajo cero sus tierras pampas, que, heredadas de sus abuelos, encerraban como
sagrada consigna el disputar su dominio a los que llegaban a ella.
... se quita sus ropas y monta en pelo para poder persegulr a los Evidentemente, a éstos no se les puede formular mayor~ car-
indios que los hostigaban y llegar así, a atravesar Jos rlos de aguas hela- gos porque esa natural hostilidad fue el producto de s.u estado ~e
das y correntosas. Morados y ateridos de frío, esos hombres, horas des- barbarie, propia de la vida que llevaban y de otras crrcunstanc1as
pués, se presentan a sus jefes cumplida Ja misión que se les encomendó.5' de su precaria existencia en el desierto.
Unos y otros, ya fuere como auxiliares o enemigos de !as tropas
Si tal cosa pareciera tan solo una fantasía para exaltar a esos nacionales en esta campaña y otras, demostraron a su tiempo ser
abnegados expeclicionarios, están las anotaciones consignadas en los dignos representantes de una raza viril, combatiendo con denuedo
diarios de marcha de las columnas. y encarnizamiento por sus ideales.
Vale una vez más tener presente esos hermosos párrafos de la
carta de Pachcco, escrita en 1833 en plena campaña por el río Negro.

Aunque, c.1he alguna nieve en esta estación, el frío no es mucho en 1


los valles, saliendo el sol los días son tan templados como en primavera.
La demora de los vestuarios no ha perjudicado, ntros. pobres soldados
como no tiene qe. mudarse quando lluebe, tiene qe. acostarse con la
ropa mojada sobre un suelo húmedo y elado, asi es qe. he perdido algu-
nos, y sin embargo spre. estamos en movimto. y la disciplina en todo
vigor y creerá V. qc. estan contentos y deseando y solicitando ser nom-
brados na. los clestacamtos. distantes? Es pre<:iso convenir en qe. no hay en
el mundo soldados como ntros. paysanos. V. tambien en otras partes ha
sido testigo de su recignación y sufrimto. en las penurias.G5

M La co11q11ista del clesirrto (documentos relacionados con las expedi-


ciones a Santa Cruz )' Río NeJ!ro. ordenad:i una y realizada otra por el Ministro
de Guerra y Marina. Cenera) D. Julio A. Roca). prólogo y recopilaci6n do
Bartolomé Galindcz, t. IV, p. 10.
11~ "Rosas v Cuido en la camp:iiia al desierto", Dr. Dardo Corv::1lán
Mendilabarzu. Ret.ista Militar, n9 530, p. 453.
493
492
CAP1TU LO XII

EPISODIOS F1NALES DE LA CONQUISTA DEL DESIERTO


(1880 - 1885)

Actividades dclictuosas de los salvajes después del año 1879 - Ba-


tidas del jefe do la frontera interior de la provincia de Buenos Aires,
Teniente Coronel Villar, en el interior de La Pampa en los años
1880 y 1881 - Exploración y reconocimientos topográficos ejecutados
por el Teniente Coronel Olascoaga - Explotaciones fluviales del
Limay por el Capitán de Fragc1ta Obligado - Expedición "Al lag~
Nahucl Huapi", efectuada por el Cenera! Villegas en el año 1881 -
ReorganizMión de las unidades operativas del ejército - Nueva ex-
pedición del Cenera! Villcgas "A los Andes" en 1882-1883 - Reco-
cimiento fluvial del lago Nahuel Huapi por una comi~ión naval en
1883 - Obra del General Vintter como gobemndor militar de In
Patagonin y comandante de In D. 2 - Expedición y reconocimiento
de la Patagonia efectuada. por el Teniente Coronel de Roa en los años
1883-1884 - Sometimiento d e Nnmuncurá y otros caciques - úl-
timas batidas en la Patagonia, la presentaciún de Snyhueque y fin
del proceso de la conquista del desierto

Al ténnino del mandato presidencial del Dr. Avellaneda, le su-


cedió en la primera magistratura del país el General Roca, quien
• acababa de afianzar su prestigio llevando la frontera sur del terri-
torio hasta los ríos Negro y Ncuquén.
El 12 de octubre de 1880 el General Roca asumió su cargo,
secundándolo en la cartera de Guerra y Marina el General D. Ben-
jamín Victorica.
En cierta oportunidad, el General Roca había expresado:

El territorio argentino no acaba en el río Negro: al Sud de nuestra


línea de ocupación actual la Patagonia nos brinda todavía territorios férti-
les donde el labrador extranjero, enriqueciéndose a la sombra de nuestra
bandera, vendría a hacerse un aliado, un elemento de grandeza argentina.
Es preciso para ello suprimirlo (el desierto) o dominarlo ha~ta el último
confín, pero si Ja tarea es grande, los resultados que reportará a la
patria son irunensos.
~
495

J
Estamos prep:irando la cuna de una ~igantesca naci6n. dom.le las condicio~1es <le vida .ºº iueron ~an rigurosas y, especial-
• . • . • • . . • . .• .1
mente, para agcnc1<u·se <le mc<l1os <le subsistencia, de los que care-
cían por completo.
Anteriormente, al iniciar desde Carhué el avance hacia el río Elu<lienc1o con habilidad el control <le los fortines y patrull~ 1
Negro, decía al ejército expedicionario: algunos lograron infiltrarse por la lronlera y unidos a otros disper:
sos, ocultos por los montes, clcctuaron varios asaltos de regular im-
Dentro de tres meses quc<lará todo concluido. Pero la República no portancia por la zona de >:cuquén, ~ lendoza, Córdoba y en el interior
termina en el río Negro; más allá acampan numerosos enjambres de sal- de Buenos Aires.
vajes que son una amena:za para el porvenir y que es necesario someter a En Neuquén y Mcndoza, los pieunchcs }' otros indígenas, man-
las leyes y usos de la naci6n, refundiéndolos en las poblaciones cristianas dados por los caciques Udalman, Guatquillán y Nahuclan, asaltaron
que se han de levantnr al amparo de vuestra salvaguardia. sorpresivamcntc los nuevos fortines en su atán de conseguir víveres
Sé que entre ellos hay caudillos valientes y animosos que aprestan y hacienda, pero fracciones de la l Drigada los rt'ehazaron, logrando
sus lanzas prefiriendo sucumbir antes que renunciar a la vida de pillaje. recuperar lo robado.
AlH iremos a buscarlos 'aunque se oculten en los valles más profundos de Anteriom1ente otros cnpitancjos de l)urrán, al frente de unos
los Andes o se refugien en los confines de la Patagonia, abriendo asi una
segunda campaña donde nuevos trabajos y glorias nos esperan. 500 indios, atacaron al fortín 4\L l)ivisión ( Chosmalal), pero fueron
también dispersos por fracciones del regimiento NQ 7 de caballería,
Por cierto, y vincuÍado a C\Ste proces~. Roca también tendría mandados por el Sargento Mayor Torres, capitanes Castro y Pérez.
presento las difíciles circunstancias políticas que vivía la nación y Otras veces eran indios e.le Sayhueque que sorprendían a los
de hecho, la imperiosa necesidad de ocupar nuestra Patagonia troperos que conducían ganado o subsistencias para los fortines o
cuanto antes, en afirmación de una irrenunciable soberanía. poblaciones alejados, asesinando al personal para evitar la represión
Aún subsistía, amenazadora, la intransigencia de Chile contra consiguiente.
nuestro país, pese a las negociaciones entabladas. Pero el malón de mns lamentables consecuencias en ese sector,
Al respecto, en agosto de 1878, públicamente había expresado ocurrió el 19 de enero de 1881, cuando unos 300 indios moluches
Roca, entre otros fundamentos: "No hay argentino que no compren- (araucanos) del cacique Queupo, armados con winchcster, lograron
da, en estos momentos agredidos por las pretensiones chilenas, que sorprender la guarnición del tortín Guanacos (sobre el arroyo de
debemos tomar posesión real y efectiva de la Patagonia, empezandb ese nombre), en la que fallecieron su jefe el Alférez Elíseo Boerr,
a llevar la población al Río Negro que puede sustentar en sus már- 12 soldados y 17 particulares, después de una heroica y desigual
genes numerosos pueblos capaces de ser en poco tiempo la salvaguar- lucha.
dia de nuestros intereses".2 En Ja provincia de ~lendoza d 12 de fobr~ro de 1881 un cen-
Este enojoso pleito tuvo principio de pacífica solución cuando tenar de indios invadió la zona de Malargüe, robando cierta cantidad
Chile renunció a sus pretensiones en la Patagonia, dando lugar a de hacienda.
un Tratado de Límites, aprobado y firmado en Buenos Aires el 23 En su persecución el Sargento Mayor D. Saturnino Torres les
de julio de 1881. dio alcance en inmediaciones del paraje "Agua Nueva", originándose
· Con tales declaraciones, la campaña del río Negro resultó ser un breve combate, tras el cual fugaron los invasores hacia la cordi-
el prólogo de nuevas a realizar, que completarían definitivamente la llera, dejando unas 300 yeguas que arreaban.
conquista del desierto. Por los prisioneros se supo que eran los mismos salvajes que
Mientras tanto los indios que lograron sustraerse a las batidas atacaron al fortín Guanacos, capitaneados por Guaquillán y Nahuclan.
anteriores no tenían residencia fija, por temor a nuevos encuentros, En las fronteras de Córdoba y Snn Luis también se rechaza-
y ambulaban hambrientos por los valles cordilleranos. Por ello se ron y capturaron pequefías partidas de indios errantes que se habían
aJ1.1íesgaron en volver a sus antiguas tierras, en demanda de zonas !I internado en La Pampa.
En la zona <le Buenos Aires se hicieron sentir en el año 1880,
va_ri~s incursion~s de pequeñas partidas, indistintamente sobre Gua-
1 La conquista del desierto (documentos relacionados con las expedicio- mm1, Puan y mas al sur, ejecutadas por los indios del cacique Paihué,
nes a Santa Cruz y Río Negro, ordenada una y realizada otr~ por el Ministro el que había logrado pasar en el mes de junio al norte del río Negro
do · Guerra y ~arinn, General D. Julio A. Roca), prólogo y recopilación de aprovechando la momentánea retirada de las tropas de vigilancia.
Ba.rtolomó Gnhndcz, t. IV, p. 153. Esas actividades motivaron que en noviembre de 1880 se efec-
3 Mensaje y proyecto de la ley 947, al Honorable Congreso de la Nación,
del 14 de agosto de 1878. tuara una breve expedición sobre el oeste y sudoeste de La Pampa
(1

496 497
central, ejecutada por tres columnas livianas, mandadas respectiva- Más tarde a principios de junio de 1881 .se produjo una nueva
mente por el Teniente Coronel · D. Nazario Iranzo, Sargento Mayor invasión por las zonas de Puan y Bahía Blanca, realizada por unos
D. Juan Aldorino y Mayor Daza. .200 araucanos procedentes del sur de Neuquén, los que alarmaron
Las tropas llegaron hasta la sierra de Lihuel Galel, logrando allí en la forma imaginable a las poblaciones fronterizas. ·
lomar 7 prisionerns y unos 400 animales. El resto de la indiada, al La represión no se demoró, disponiendo el · T eniente Coronel
sentir la proximidad de las columnas, se puso rápidamente en fuga. Villar, a fines de julio, el avance de tres columnas, de5de Guaminí,
Carhué y Puan, respectivamente, a órdenes de los tenientes corone-
les D. Luis L. Cerro, D. Benito Herrero y D. Victoriano Rodríguez.
En pleno inviemo y soportando temperaturas muy rigurosas,
esta expedición recorrió otra vez en dos meses y medio La Pampa-
central, llegando hasta el paso Alsina sobre el Colorado y. hasta el
río Salado o Chadileuvú por e] oeste. Se limpiaron de enemigos
todos los lugares en donde se encontraro_n sus rastros, los que eviden-
ciaban la retirada presurosa. ·
En esta breve campaña hubo que lamentar, en el mes de agosto
de 1881, la muerte del Teniente Abelardo Da~, un· sargento y . 15
soldados del regimiento n9 l de caballería, quienes, integrando una·
patruJla de exploración, chocarpn en el monte. de Cuchillocó (unos
100 km al sur de Trarulauquen) con una indiada muy superior. Pese
al comportamientp heroico de los mismos, sucumbieron ante el nú-
mero todos menos dos soldados, cupiéndole al Teniente Daza d
postrer honor de morir al frente de su tropa en un magnífico ejem-
plo de arrojo y valor.
Nuevas partidas de salvajes, en forma dispersa, 'llegaron hasta
la zona de Bahía Blanca y más a] sur, donde pronto fueron recha-
zadas. Otras lo hicieron también, sorpresiva'mente, sobre Sa~ An-
tonio (costa del Atlántico) donde en un entrevero asesinaron al jefe
del cúter "Bahía Blanca" de la Armada Nacional, Subteniente Ru-
perto Mazza, y a cinco personas más.
En parte se comprende esa osadía de los indios, p~rque la
revolución de mayo de 1880, encabezada por el doctor Carlos. Teje-
dor ( gobemador de la provincia de Buenos Ai'res) '·y la revuelta .en
Coriientes, ese mismo año, contra e] gobierno nacional, obligó a
trasladar a esas provincias a parte de las fuerzas que cuidaban los
ríos Negro y Ncuquén; circunstancia que fue aprovechada por los
salvajes. para realizar Jos malones narrados.
Solamente quedaron dos débiles regimientos, para vigilar esa
extensa línea del Neuquén al Atlántico, hasta el regreso del General
Villegas con el resto de las fuerzas. .
Superados los problemas internos acaecidos en 1880, surgió la
impostergable necesidad de comenzar Ja ocupación de la Patagonia.
Sobre todo, la de garantizar a las poblaciones rurales contra los
desmanes reiterados que ejecutaban tribus aisladas y partidas de
gauchos matreros que actuaban com.o guerrilleros; ambos aspectos
llevaron al General Victorica (ministro de Guerra ) a ordenar al Gene-
Teniente Coronel D. CLODOMIRO VILLAR, Jde de b frontera interior de la
provincia de Buenos Aires, aiio 1880. ( Copia fotográfica obtenida del ~l useo ral Villegas que efectu':lra una expedición al actual territorio del
Histórko l\acional. ) Neuquén.

498 499
En efecto, se sabía que en los cubiertos valles de ese territorio del Neuquén esperando el regreso del General Villegas del Lago
se refugiaban muchas indiadas hostiles, autoras de los recientes Nahuel Huapi.
malones. · Indudablemente no se pudo llegar al Nahuel Huapi como se
Por lo tanto, esa expedición tendría por meta el lago Nahuei creía posible, expresando el Teniente Coronel Obligado que el reco-
Huapi, previo reconocimiento del terreno intermedio, desconocido nocimiento se practicó en la época en que el río presentaba la más
en su mayor parte. Asimismo, se p rocuraría r educir a tribus pre- grande bajante conocida, y si bien no se alcanzaron los objetivos
dispuestas a convivir en forma pacífica, y, más en particular se propuestos, en cambio la expedición sirvió para efectuar. comproba-
eliminaría de esa zona a todo t:lemento antinacional que igno~ara ciones sobre Ja navegabilidad de dichos ríos desconocida hasta en-
o resistiera los actos de propia soberanía. tonces y tomar conocimiento de la vegetación existente en el valle
T ambién se resolvió entonces que al general Villegas, en su del Río Negro.
expedición al Nahuel Huapi, lo secundara la escuadrilla fluvial del Por su parle, el Teniente Rohde elevó un informe sobre las
Río Negro, bajo las órdenes del Capitán D. Erasmo Obligado, quien' tareas que desarrolló, acompañándolo de un plano topográfico de
practicaría una exploración del río Limay y del lago Nahuel Huapi los ríos Negro y Limay, levantado durante su viaje. Tampoco pudo
y ~us terrenos adyacentes, a los fines de su colonización y estableci- llegar a1 paso de Barilocbe, que era uno de los principales objetivos
miento de la futura frontera. Asimismo, con la anterioridad necesaria de su exploración.
se comisionó al Teniente Coronel D. Manuel J. Olascoaga ( jefe de l~
Oficina Topográfica del Ejército ) para realizar las exploraciones y
levantamiento topográfico del territorio comprendido entre los ríos
Neuquén y Limay y la Cordillera de los Andes, complementando así
Ja d el Capitán Obligado.3
En esa oportunidad el Teniente l<> Jorge S. Rohde (del bata-
llón n9 2 de línea) pidió autorización para efectuar '1a exploración
y descubrimiento del camino y paso Bariloche en la Cordillera de
los Andes, la del río Limay y sus valles y la del lago Nahuel Huapi
y sus alrededores". El Coronel Villcgas, en su carácter de jefe de
la línea mi_litar del Río Negro, elevó al ministerio la ~olicitud pre-
cedente opinando de conformidad, por lo que el ministro de Guerra
autorizó al causante para incorporarse a Ja expedición del Teniente
Coronel Obligado.
Este jefe, acompañado por el Teniente 19 Rohde, Teniente de
la armada Eduardo O'Connor, Subteniente de la armada Santiago
Albarracín Y,d~l P!loto Eduardo Moysés, se embarcaron en el vapor
"Río Ncuquen , partiendo el 25 de febrero desde Carmen de Pa-
tagones.
~ navegación fue en extremo lenta y dificultosa por la escasa
potencia ,del barco para vencer la fuerza de la corriente; por ello
só.lo el dta ~ _de marzo se ll~gó a la confluencia del Neuquén y
Limay, pros1gu1endo por <'Ste ultimo aguas arriba para reconocerlo,
P?ro fue imposible seguir fa navegación del Limay por la bajante de
dicho curso.
El Teniente Coronel Obligado ordenó al Teniente O'Connor
que al frente de una comisión prosiguiera el reconocimiento en bote
quien después de andar 18 millas aguas arriba, volvió el 1 de abriÍ
y se incorporó al resto de la expedición, que p ermaneció en el paso

Capitán de Fragata O. ERASMO OBLIGADO, Jefe de los viajes


3 Memoria del Departamento de Guerra y .\farina, 1881. p . 501. de exploracióo por los ríos Negro, Ncuquéo y Limay.

500 501

L
El General Villegas, en cumplimiento de la orden del ministro avance, quedando en el Fuerte 4\l División como guarnición unos
de Guerra, relacionada con la expedición a efectuar contra los indios 200 hombres, al mando del Capitán Ramón Correa.
que moraban en el actual territorio de Neuquén, formuló a principios El día 15 de marzo se inició la marcha rumbo al sur, pero preve-
de 1881 el siguiente plan de operaciones: nidos los indios de la batida que se pensaba llevarles, abandonaron
Ja mayor parte de los caciques sus tolderías, fugándose hacia el
Con la 1 Brigada (en Chos MaTal ) costear los contrafuertes andinos oeste de la cordillera en territorio chileno. Entre ellos se contabá a
fulsta el lago Nahuel Huapi, batiendo en su tránsito todos aquellos lugares Renque Curá, Namuncurá, su hermano A~barito Rumay. Zúiga, ~.Jdal:
en que pudieran existir indios, para llegar finalmente el dia 30 de mano man y otros más, que se situaron en la rinconada del Lonqwmay
al Nahuel Huapi.
y las nacientes del río Bío-Bío.
Con la 11 Brigada (en Fuerte General Roca) avanzar hacia Confluen- De todos estos caciques, únicamente tenían tribus importantes
cia], y prosiguiendo por la margen norte del Limay se dividirla en dos
columnas, una por Ja ribera norte del Pichi-Picum-Leufú, buscando las Renque Curá ( unos 200 indios situados sobre el río Qu~lm.ary, ~ue~­
:mtiguas tolderías de Reuque-Curá para hacer una limpieza de las mismas. te del Aluminé ), Sayhueque reunía unos 700 a 900 md1os, diserru-
Luego continuarla su avance hacia el sur buscando la reunión con la nados en la confluencia del Caleufú en el Collón Curá.
otra columna que avanzando por el norte del Limay rumbo al oeste y El cacique principal Purrán había sido tomado prisionero por
sobre Nahuel Huapi, batería a las indiadas de' Sayhueque, que moraban el Sargento Mayor Ruibal en una batida anterior, ordenada por el
en la zona del rlo Caleufú. Teniente Coronel Ortega en enero do 1880.4 ,
La 111 Brif:{acla (en Choele Choel ) marcharía hacia el arroyo Val- La brigada desde 1\'orquin siguió por la margen oeste de~ no
cheta, cruzando la travesía hasta dicho lugar; ·luego. a través del actual Agrio.. llegando el 17 de marzo a la confluencia con el arr_oyo Cod1hué.
territorio del rio Negro proseguiría el avance hasta el lago Nahuel Hunpi Ese día se destacó al Sargento Mayor D. Manuel Rmbal al frente
limpiando de enemigos esos terrenos y reconociendo la mayor zona que Je ele un destacamento con In misión de C'xplorar el terreno hasta el
fuera posible, dado el desconocimiento de la misma. límite y por él seguir hasta !'1 lago Aluminé, regresando por el valle
del arroyo Catan-Lil hasta encontrar a la columna.
Esta brigada debb acelerar su avance para ocupar los pasos La briaada prosiguió rumbo al sur por el valle del arroyo Las
del Limay, ele manera que los indios situad<;>s :d norte del m smo. Lajas, lucio hasta alcanzar las nacientes del Catan-Lil, y por éste
al ser atacados por las otras brigadas, no pudieran fugar hacia el hasta su desembocadura en el Aluminé. ·
sur del Limay. Es decir, se buscaba cerrarlos desde tres d irecciones.
Al aproximarse Pl día 26 de marzo al desfiladero que conduce
El avance general se había previsto para el día 1 de marzo al paso de este río. la columna fue intf'nsamente atacada por reta-
de. 1881, pero inconvenientes en e] abastecimiento de ganado obli- gu:irdia, tratando los indios de robar la hacienda para consumo.
garon a postergarlo hasta el día 15 del mismo mes.
Ocurría que los indios desde sus escondites en territorio chileno,
las operaciones se efectuaron en la siguiente forma (ver ane- les salían por sorpresa sob;e las espaldas de las tropas, obligándolas
io n 9 7): . a combatir en distintas direcciones. Así la vanguardia debió recha-
zar a otra partida muriendo en el entrevero 2 suboficiales y 2 sol-
1 Brigada: (a órdenes del Teniente Coronel D. Rufino Ortega).
dados.
Unidades: Además, hubo que lamentar la muerte, ahogado, del Mayor
Plana mayor. . Illescas. Más tarde, otro sorpresivo encuentro costó la vida al T~
Batallón 12 de Infantería. niente Juan Cruz Solalique.
Regimiento 11 de Caba1Jería. Dice la memoria del Coronel Ortega:
Efectivos:
6 jefes. Uno de los muertos debe ser cacique o capitanejo, pues de su ca-
16 oficiales. dáver se .AA recojido una espada. Esta tiene en su tasa el escudo de Chlle.
474 hombres de tropa.
En este combate y en otros, se distinguió notablemente por su
A esta brigada se le ordenó previamente pasar a la margen sur decisión, y eficaz desempeño el Sargento Mayor Ruibal, que el día
del río Neuquén, lo que cumplió el día 8 de marzo situándose en
la actual localidad de ~orquín ( 50 km al sudoeste del Fuerte 4\\
4 Posteriormente, en carácter de prisionero, fue remitido vía Mendoza a
División). En ese lugar debía esperar la fecha de iniciación del Buenos Aires, y alojado en Martín Carcla.

502 503
23 de marzo ya se había incorporado a la brigada después de cumplir
con éxito la misión recibida.
La columna prosiguió su marcha por el valle del río Collón
Curá, teniendo otro encuentro el día 30 con un centenar de indios
mandados por Tacuman (hijo de Sayhueque). A raíz del mismo
resultaron muertos un suboficial y unos 10 indios.
Después de varios días de descanso, se prosiguió el avance por
el valle del Limay, llegándose el 5 de abril al Nahuel Huapi, luego
de recorrer 125 leguas por terrenos desconocidos y de difícil trán-
sito poblados por tribus hostiles.
Como saldo de los combates resultaron: 23 6alvajcs muertos y
4 prisioneros. A su vez las tropas n~cionales perdieron 2 oficiales,
3 suboficiales, 5 soldados; un oficial y 2 soldados heridos.
Se lograron rescatar 25 caballos, 187 vacunos y unos 1.000 la-
nares.

11 Brigada (a órdenes del Coronel D. Lorenzo'Vintter).

Unúlades:
Plana mayor.
Regimiento n° 5 de Caballería.
Regimiento o\l 7 de Caballería.
Una sección de artillería (2 piezas de montaña).
Efectivos:
6 jefes.
22 oficiales.
5 cadetes.
557 individuos de tropa.

El día 15 de marzo inició el avance desde el fuerte General


Roca en dirección al paso del Neuquéo, debiendo llegar el día 10
de abril al lago Nahucl Huapi, punto de reunión de todas las brigadas.
El 16 se franqueó el Neuquén frente al fortín 1~ División y la
brigada avanzó por la margen norte del Limay hacia el sudoeste.
Después de varias jornadas nocturnas para no delatar prematu-
ramente su presencia y para evitar mayores esfuerzos al ganado por
la temperatura de la estación. d día 19 se pasó por t-1 arroyo Pieún
Le ufú, el 22 por Ncmucó (agua corrompida) y al río Col Ión Curá
se arribó el 24 de marzo, frente al arroyo Qucm-quemtreu . Es decir,
que la II brigada llegó casi cinco días antes a esa zona que la I
brigada.
El mismo día 24, Ja vanguardia a órdenes del Sargento Mayor
D. i\ figuel Vidal sorprendió al aclarar y cerca del Collón Curá las
1

tolderías del cacique Molfinquco, tomando 28 indios prisioneros y


Coronel D. RUFINO ORTEGA C 3 comerciantes chilenos que ha bían llegado hacía pocos días de
al lago Nahuel Huapi año lBBl om(~nd~tef de '? .I Drigad~ en la expedición
. eencr'a1 d eopia otograf:ca obtemda en el Archivo Valdivia para comerciar con los salvajes.
· la Nación.)

504 505
retaguardia con el mencionado cacique, pero el mismo, prevenido
de la presencia de las tropas, hacía poco que se había retirado hacia
la cordillera, abandonando 843 vacunos, 600 yeguarizos y 4.000 lana-
rés de los que se posesionó la brigada.
La columna se reunió entre el 25 y 26 de marzo en el valle del
Caleufú, destacándose nuevamente· partidas hacia las zonas adya-
centes para descubrir tolderías. El resto de Ja brigada permanecí~
hasta el 5 de abril en el valle del Caleufú a la espera de la incor-
poración de los destacamentos de exploración y cambiando de cam-
pamentos en busca de pasto. ,
Una patrulla al mando del Alférez Andrés Gaviña, adelantada
el 31 de marzo para reconocer una polvareda, regresó "dando cuenta
haber encontrado una rastrillada como de veinte indios, que se
dirijían al sur y una balija con una levita militar, con las insignias
del ejército de Chile".ú

"Noche terrible; las mulas y caballos tiritaban. El soldnclo que había echado
pie a tierra no vol vía a montar sin grandes sacrificios'' ( R_eproducción
fotográfica de un3 figw-a inserta en el libro E;ército guerrero, poblador y
ci1,,..¡!izador. Eduardo R. Ramayón, ·Buenos Aires, 1921.)

El día 5 de abril la 11 brigada llegó a la margen norte del Limay,


También el 24, un destacamento mandado por el Teniente Co- quedando en el campamento del río Caleufú el regimiento n9 7 de
ronel D. Diego Lucero pasó ai oeste del Callón Curá para éxplorar caballería, que a órdenes de su jefe, Teniente Coronel Tejedor, ten-
el terreno hacia el sudoeste hasta el río Coleufú, en busca de Say- dría por µlisiones mantener el enlace con el fortín l ' División Y. ex-
hueque, a quien se lo suponía en esa zona.
Otro destacamento a órdenes del Teniente Coronel D. Luis
Tejedor partió hacia ~aleufú, aguas arriba, tratando de dar por 5 Memoria del Departamento de Guerra y Marina ("Expedición a1 lago
Nahuel Huapi", ariexo año 1881), p. 135.
506
plorar la zona hasta el Picún Lcufú para conservar expedito el ca-
mino seguido, pennitiendo así llegar la correspondencia.
En el valle del Limay se encontraron indicios del paso anterior
de la I brigada. El día 7 de abril la JI brigada prosiguió por la
r margen norte del Limay y tras cortas jornadas el 9 se llegó al Nahuel
Huapi, después de recorrer desde General Roca unas 450 leguas.
'!
Como saldo de las operaciones realizadas hasta esa fecha, resul-
taron: 17 indios muertos, 26 prisioneros y 4.000 ovejas, 800 caballos
y yeguas rescatados. Las propias tropas no tuvieron pérdidas.

III Brigada (a órdenes del Coronel D. Liborio Bemal).


Unidaaes:
Plana mayor.
Batallón n9 6 de Infantería de Línea.
Regimiento n9 3 de Caballería de Línea.

Efectivos:
10 jefes.
36 oficiales.
9 cadetes.
525 individuos de tropa.

Esta brigada, como expresaba el General Villegas, "tenía en el


plan de .campaña la parte más difícil", dado que d ebía recorrer
una zona de terreno completamente desconocida y con una larga
travesía inicial hacia el arroyo Valcheta .
De ese trayecto muy pocas noticias existían, porque los indios
lugareños no suministraban informes concretos y claros.
Por ello se ordenó al Coronel Berna} hacer una etapa previa
hasta el lugar denomfaado Castre (en la entrada de la travesía hacia
Valcheta), donde se había construido un fortín.6
Allí_la brigada llegó el 6 de marzo, donde esperó órdenes del
General Villegas, porque este jefe avanzaría con cstn brigada hasta
el lago Nahucl Huapi.
El Coronel Dcrnal dispuso que la zona difícil hasta Valcbeta
( 135 km) se salvara saliendo diariamente, a partir del 11 de marzo,
d estacamentos de 100 hombres divididos ·en fracciones horarias de
25 soldados, conduciendo sus animales de repuesto y yeguas para la
alimentación.
El día 16 de marzo se reunió la brigada en las márgenes del
Valcheta, que resultó ser una fértil comarca donde el ganado se

a Sobre la margen del río Kegro, a 70 Km. al sudoeste de Chocle Choel.

508 509
repuso del esfuerzo realizado en las marchas por terrenos pedregosos El día 19 se prosiguió el avance con rumbo general coste, siendo
y con temperaturas de 34 grados. 7 jornadas de marcha el valle del arroyo Treneta (21 de marzo), el
.arroyo Trapal-Leufú (22 de marzo), arroyo del VasCQ (día 23), don-
de se dejó un destacamento de 1 oficial y 5 soldados, como guarni-
ción de ese lugar.
La marcha se efectuaba ~in· nov~dades, de campamento en
C'ampamento, previamente elegidos por la va.nguardia y en zonas
con agua potable.
. El día 26 se atravesó el arroyo Maq'uinchao a!:ampando en el
gran valle de Epú-Laufquén; siempre con dirección oeste se avanzó ·
por ese valle, y el día 28 la vanguardia tomó una criatura de 12.
aiios que resultó ser cautiva de Sayhueque. la que con un hijo de
este cacique escapaba de los destacamentos de la brigada del Co-
ronel Vintter.
El hijo de Sayhueque logró huir montado eri pelo y el cautivo
acompañó a la columna, orientándola dentro de lo posible. Este
cautivo se llamaba Rivas y hacía 8 años había sido capturado en
Azul, razón por la cual no hal;>laba en castellano y más bien parecía
un aborigen.
. El día 29 ab~ndonó el valle de Epú-Laufquén (actual ruta
nacional n9 244) y ante la noticia de la existen~ia de ·una toldería
próxima al flanco derecho, la vanguardia logró apoderarse del capi-
taneja Purayan y 37 indios, más unos 700 yeguarizos y 700 ovejas.
EL 30 de marzo se llegó a Limen-Nieieu (casa de piedra),
excelente posición en el cañadón por donde se avanzaba, donde que-
daron un suboficial y tres soldados ·como des~acamento.
El cautivo Rivas señaló la ·presencia de ·otra toldería próxima,
por Jo que se destacó al Sargento Mayor D. Julio Morosini con 20
soldados, que tomó a 10 indios, 240 vacunos, 700 yeguarizos y 700
ovejas'.
Este ganado significaba una presa codiciada, porque simplifi-
caba d problema del abastecimiento de carne para el personal, por
eso vemos que; muchas veces, la necesidad de arrear cualquier ani-
mal que se encontrara· apto para consumo, detenía el tiempo indis~
pensable a cualquier columna.
Coronel D. LIBORIO BERNAL; Comantbnte de lá' III Brigada en la expedición La tropa expedicionaria se había adaptado perfectamente desde
al lago Nahuel Huapi, año ~881. (Copia fotográfi ca obtenida en el Estado tiempos muy anteriores a comer carne de - yegua, solucipnando así
· "fyfayor General del · Ejércit~.)
un esencial aspecto del abastecimiento, copiado de los indios. El
mismo día 30 se acampó finalmente en una angostura del arroyo
-7 Hasta esta zona llegó so.rpresivnmente el G de o:;tubre de 1883, el Cumallo (pintura colorada) .
. Mayor D. Leandro lbáñez, perteneciente a la división de Rosas, quien batió
tOtal!llente las tolderías del cacique- Cayupan, el que nunca sospechó que hasta El 2 de abril, después de recorrer 152 leguas desde Choele
allí llegaran fuerzas nacionales. Más tarde, en •1870, en su viaje a Carmen Choel, se llegó al valle del lago Nahuel Huapi y al día siguiente
de Pat;:igones desde La~ Manzanas ( Neuquén), cruzó esa bavesía el <.-oruan- fue izada la bandera nacional en un roble del cerro más elevado
dante y explorador inglés Charles Musters.

510
511
de la zona, que fue b autizado con ci nombre de Nuestra Señorá El día 18 de abril la II brigada regresó hacia el do Caleufú y
del Carmen por ser el santo ele ese día. 8 el 20 se le incorporó en ese lugar la I brigada.
El 3 de abril se franqueó el Limay por un paso que se deno- También el 20 de abril de 1881
minó "Cabo Campos", en homenaje póstumo a este suboficial que
pereció ahogado duranl<· c>l pasaje. . .. En ambas riberas del río se puso un· pino labrado en prisma
Igualmente ese día Sl' tuvo conocimiento de la proximidad de rectangular · con estas inscripciones grabadas:
Ja I brigada, la que se encontraba a 9 leguas de distancia. Paso Cabo Campos
Producida la reunión de las tres brigadas, el día 10 de abril
Pasaje de la División del Río Negro y Neuquén.
tuvo lugar una formación de la división del Neuquén y Río Negro, .
sobre las nacientes del Limay y con frente al oeste, circunstancia En Abril 4 de 1881
en que se saludó a la bandera nacional con 21 cañonazos, salva que El 16 de Abril de 1881 llegó a este paso desde el lago, la primera
anunciaba a toda la República que las tropas nacionales habían lle- . lancha con bandera argentina.to
gado por primera vez al lago Nahuel H uapi, cumpliendo la orden
del ministro de Guerra . En esas circunstancias consideró el General Villegas que, al
Ante tan trascendental acontecimiento, el General Villegas iJn- llegar.al Nahuel Huapi, previa limpieza de indios rebeldes del terreno
partió la siguiente orden del día: transitado, su misión estaba cumplida.
En ello también influyó que ya se hacían isentir fuertes fríos y
Soldados de la División del Río Negro y Neuquén: nevadas que perjudicarían Ja salud de sus tropas y del ganado, al
En nombre del Gobierno de la Nación, os saludo al pie de los no estar suficientemente aclimatados para una 'larga permanencia en
históricos Andes, cuyos nevados picos sintieron la planta de nuestros Ja zona y además desprovistos de abrigos adecuados, alojamientos
:mtepasados, que en nombre de la humanidad y de un derecho divino y víveres de reserva (ganado en pie).
llevaron la libertad a pueblos hermanos aun sometidos a la 'ley del Por igual, pretender operar en invierno en la nieve y contra un
conquistador.
Sois la primera División de las tres armas que viene a oír la reper- enemigo tan irregular y huidizo como era el indio, no justificaba la
cusión del cañón de Maipo y Chacabuco, que en su eco llevará a los presencia de toda su división.
pueblos la feliz nueva de que el estandarte azul y blanco flamea en el Por lo tanto, ordenó el retorno de las fuerzas. El día 2 de mayo
gran lago Nahuel Huapi, como un centinela avanzado de la civilización lo hizo la I brigada hacia Fuerte 4?- División ( Chosma]al ), ante la
y un guardián de los derechos de la patria. eventualidad de que la proximidad del invierno cerrara algunos
Señores Gefes de Brigada: os agradezco vuestra eficaz cooperación. pasos a cruzar en su tránsito por las montañas.
Todos habéis sido puntuales, pues a pesar de la larga distancia y malos La II brigada el 9 de mayo emprendió su regreso al Fuerte
caminos que habéis atravesado, estáis en vuestro puesto el día designado. General Roca, por el camino de ida, haciéndolo mediante jornadas
Señores Gefes, Oficia-les y soldados: cortas para mantener en buen estado las caballadas. .
El país tiene su mirada fija en vosotros y os contempla con recono-
cimiento. La III brigada si~ui6 el día 11 a retaguardia de la I y frá.nque6
Os saluda vuestro General.9 el Neuquén media legua aguas abajo de Confluencia, el dfa 24 de
mayo.
Los días posteriores se aprovecharon para efectuar reconoci- Al día siguiente, con motivo del aniversario patrio, formarrm las
cimicntos por la margen norte del lago Nahuel Huapi y el 16 el unidades de ambas brigadas. saludando la salida del sol con una
General Villegas, acompañado por el Coronel Vintter y el Teniente salva de 21 cañonazos, tras lo cual se rezó una misa en ac-ción d e
Coronel Suárez, recorrieron el lago en un bote traído por tierra gracias por el buen resultado de la expedición realizada.
desde Choele Choel, que llevaba en su popa el pabellón nacional. Como saldo de la misma se puede expresar que
Su pasaje por el paso "Cabo Campos", frente. a las unidades, fue Si bien se alcanzó el objetivo propu~sto ( Neuquén y lago Na-
saludado por las bandas de los cuerpos. huel Huapi), no se pudo en cambio someter o·eliminar la masa
de las indiadas rebeldes. En efecto, los principales caciques aper·
8 El asta de roble indicada y la bandera enarbolad:i en la formación cibidos de la presencia de las tropas, huyeron hacia la Araucania
del 10 de abril, se encuentran depositadas en el museo de la Patagonia "Perito
Francisco P. Moreno", en San Carlos de Bariloche.
D Memoria del Departamento de Guerra y Marina, ("Expedición al lago 10 1Memoria del Deparlamento de Guerra y Marina ("Expedición al lago
Nahuel Huapi", anexo año 1881), p. 212.

512
. Nahuel Huapi", anexo año 1881 ), p. 2.16.

l
513
a través de los pasos que conocían perfectamente y sólo se c-.apturó
a lo~ más remisos o desprevenidos.
Así resultó: 45 indios muertos; 3 capitanejos, 45 indios <le lan-
za y 92 de chusma, prisioneros; 1 cautivo rescatado; 2.325 yegua-
rizos, 1.717 vacunos y 6.500 lanares,· recuperados.
Al impedir el invierno la permanencia de fuerzas frentP a los
pasos, quedaron éstos sin vigilancia y de hecho, expeditos. Por ello
los "bomberos" o espías de los indios comprobaron que tenían el
terreno despejado hacia sus antiguas posesiones, adonde tratarían
de volver en procura de subsistencias y mejor vida.
Se reconocieron por primera vez las caractC'risticas topográfi-
cas del terreno, en vista a la futura viabilidad hacia las regiones
neuquinas.
También se documentó la existencia de agua y otros t~ursos
naturales, cuya presencia se ignoraba.
Lo más trascendente y emotivo de esta expedición fue la for-
mación efectuada el 10 de abril en el lago Nahuel Huapi, cuya
significación está reflejada en la hermosa orden del día. del Cene-
ra} Villegas, cuyo contenido tan medular hace innecesario formu-
lar otras consideraciones.
Finalmente, la campnña al Nahuel Huapi despertó tal curio-
sidad en el ambiente cultural que el Instituto Geográfico Argenti-
no recibió al GC'neral Villegas, quien, con el Subteniente de la ar-
mada Albarracín, ilustraron a un notable auditorio en una confe-
rencia relacionada con la expedición efectuada.11
En otro orden de consideraciones, más bien de índole econó-
mica y militar, se buscó develar un:t vieja incógnita, como era la
posibilidad de navegar por el río Llmay hasta el lago Nahuel Hua-
pi. Tentativas anteriores habían fracasado totalmente, como la reali-
zada en febrero de 1880.
En este sentido el Capitán de fragata Obligado efectuó con el
vapor "Río Negro" una segunda exploración.
El Coronel Vintter, a cargo accidental de la división de los
ríos Negro y Ncuquén, dispuso como una elemental seguridad que
un destacamento de 50 hombres del regimiento N9 7 de caballería,
a órdenes del Capitán Juan Gómez, acompañara por la costa del
Limay al Capitán Obligado en este reconocimiento.
Este jefe inició su reconocimiento en octubre de 1881 y en esa
oportunidad tuvo mPjor suerte que en su anterior tl'ntativa, pues
el Limay tenía un mayor caudal y así pudo llegar el 13 de noviem-
bre de dicho año hasta la confluencia del arroyo Collón Curá 12
de donde no pudo seguir aguas arriba porque Jos remolinos de la
corriente se Jo impidieron.

11 Conquisto del suelo patrio, Santiago J. Albarracln, p. 123. ·


12 A este paraje habla Ucgado en 1782 el intrépido navegante español D.
Basilio Villarino.

514 515
La ~xploración se continuó en bote, pero los indios lugare- mente considerable en la estación en que los nieves abran los pa.sos de
ños de Sayhueque advertidos de la presencia de los navegantes por la cordillera.
A este efecto se prepara un avance de la línea militar del Neuquén
sus dominios, les impidieron con su peligrosa resistencia llegar hasta V Río Negro.
el lago Nahuel Huapi. · La comandancia de la cuarta Brigada, avanzará al Río Agrio u y
El 23 de noviembre regresaron los exploradores hasta donde desde allí a Nahuel Huapi se establecerán los acantonamientos nece.sa-
quedó el vapor "Río Negro", y con el mismo se arribó a Carmen rios, fijos unos, móviles otros, puesto que en fa época de los deshielCll
de Patagones el 3 de diciembre. nuestras avanzadas deben vigilar los boquetes mismos de la Cordillera.u
En cuanto al Capitán G6mez, a la altura del arroyo Pichi Pi-
cun Leufú, regresó por orden del Capitán Obligado, quien consi- Mientras tanto, Reuque Curá y Saybueque, habían
deró conveniente ello dado que era muy difícil mantener el enlace
y porque la presencia hostil de una indiada cada vez más supe- ... enviado emisarios y regalos a los principales caciques de las
rior podía poner en peligro a la tropa. tribus araucanas, alentándolos a la resistencia y ofreciéndoles su coopera-
Esta segunda exploración del Capitán Obligado deparó los ción para un levantamiento para el que los invitan, porque como lo han
dicho en es~ ocasión prefieren morir peleando que vivir esclavos.1•
siguientes resultados: 1ª
Evidenciar que era imposible la navegación con buques por
el Limay hasta el lago Nahuel Huapi. Consecuentes con su plan, ya expresado, decidieron atacar al
Destruir ideas erróneas anteriores, formuladas a raíz de otros Fuerte General Roca, pero el camino hacia él sobre el valle del río
reconocimientos incompletos. · Negro era controlado por el nuevo fortín I División ubicado en
Conocer nuevos detalles para la navegación del río Negro has· la confluencia del Ncuquén y el Limny. Por ello aste fortín debía
ta Confluencia. ser cuanto antes neutralizado. Para esto, fue asaltado por sorpresa
Finalmente se adquirieron nuevos conocimientos geográficos en la madrugada del 16 de enero de 1882 por cerca de un millar de
de las márgenes del Negro y Limay, contribuyendo a la posterior indios, que atacó a la tropa allí estacionada ( 15 soldados ~el regi-
colonización y población del valle del río Negro. miento 7 de caballería y 15 peones de una tropa de vehículos);
pese a la desproporción numérica y tenacidad de los salvajes, se
Como ya se expresara antes, la expedición del General Villegas
los rechazó con grandes bajas.
del año 1881 al la~o 'Nahucl Huapi no había eliminado totalmente
Esta acción es un ejemplo más que evidenci.a el valor de nues-
las actividades delictuosas de los indígenas que vivían en la zona
tros expedicionarios, en este caso del jefe del fuerte, Capitán Juan
cordillerana.
G. Gómez, quien no se arredró ante el número y empuje de los ata·
Su huida a la Araucania l('s proporcionó un seguro refugio, fra. cantes. Por el contrario, pese a estar herido, dirigió durante varias
casando de hecho las ten.tativas del gobierno nacional para obtener horas la defensa hasta que los indios diezmados y presa del desalien-
el sometimiento de los principales caciques, aún remisos a toda idea to optaron por retirarse.
de una pacífica convivencia. Por el contrario, en las tolderías de Por entonces, las nuevas necesidades de una mejor vigilancia
Reuque Curá, se gestó una próxima invasión para sorprender la ~uar­ territorial derivadas del adelantamiento de la frontera, provocaron
nición de la II brigada en el Fuerte General Roca. De tener éxito. un reagn:pamicnto de las fuerzas militares.
se repetirla sobre la de la III brigada de Choele Choel y luego en Por un decreto del 28 de marzo de 1882, complementando otro
Ja de Chos Malal. anterior de octubre de 1880, se dispuso Ja organización de la 2~
Con este plan buscaban esos astutos caciques, más que la eli- División de Ejército, compuesta de los cuerpos que ocupaban la
minación total de esas fuerzas, provocar en Buenos Aires un fuerte línea de los ríos Negro y Ncuquén, bajo las órdenes del General
movimiento de opinión contra su permanencia en la nueva frontc- D. Conrado Villegas.
ra. imponiendo su regreso a las anteriores guarniciones. A torlo esto, Por el mismo decreto se formó la 3\\ División d e Ejército, a ór-
epinaba en octubre de 1881, el rninistro de guerra: denes ·del General D. Eduardo Racedo, encargada de ocupar La
Pampa central, donde ejercería las funciones de vigilancia y segu·
.. .la permanencia de los indios al otro lado de fos Andes será siem·
pre un peligro que nos obligarla a mantener una fuerza mfütar relativa·
14 El Teniente Coronel Ortcgn ocupó In linea del Agrio en enero de 1882,
desde donde vigilaba con patrullas los pasos de la cordillera.
ta Este oficial, posteriormente en 1883, efectu6 una tercera exploración JG Memmia del Departamento de Ccuirro y Marino, 1881, t. l. p. 33.
al Nahuel Huapl. 18 Memoria del Departamento de Cucrra y Marino, 1882, t. 1, p. 197.

516 f 517
ridad en el territorio comprendido entre los límites de Buenos Aires, -Tratayen: situado a unos 80 km. de Confluencia y sobre fa margen..
Córdoba y San Luis y los ríos Colorado y Chalileo. norte del río Neuquén. Allí se preparaba la instalación de una nueva
En esas tareas de exploración, el 20 de agosto de 1882, una
patrulla de 26 soldados de la III brigada de la 3\1 División al mando
i. oficina telegráfica.
-Cor<>nel Vidal: sobre el río Neuquén y a 7 leguas al nordeste de
del Teniente Tránsito Mora y del Alférez indígena Simón Martínez, Confluencia.
que atravesaba las lomadas de Cochicó (a unos 280 Km. al O. S. O. -Primera División: situada en proximidades noroeste de Conflu~!lcia .
de Santa Rosa -La Pampa-), cayó en una emboscada preparada -Estratégico: construido sobre la margen sur del río Negro y frente
al comando de la lI brigada (General Roca).
p0r 400 indios. Después de una heroica resistencia en desigual lu- -Lagunitas: al este del Fuerte General Roca y a unos 25 kilómetros
cha, fueron sacrificados todos los integrantes de la patrulla, lo que de distancia.
evidencia la audacia de esos ranqueles en su desesperado afán de . -Fortín Chichinal: al este del fortín Lagunitas y sobre la margen
infiltrarse en procura de un provechoso malón. norte del río Negro.is
Con ese combate· quedó escrita la última página de esa secular '
lucha en la inmensidad de la pampa de ayer. Más al oeste, sobre la línea del río Agrio, rec1en a fines de
El nuevo dispositivo que adoptaron las fuerzas de seguridad fue: enero de 1882 avanzó la I brigada para posesionarse de la misma.
-2ll División (ríos Negro y Neuquén) - Comando en Choele Choel.
En vista de que la expedición al lago Nahuel Huapi no había
permitido eliminar las incursiones delictuosas de los indígenas, por
I Brigada (Fuerte 4ll División) :
Batallón 12 de Infantería (Regimiento 2Q). i la facilidad con que se refugiaban en la Araucania, a lo que se su-
Regimiento 3 de Caballería.
maba la necesidad de vigilar en forma permanente los desemboques
Regimiento 11 de Caballería. de los pasos cordilleranos hacia territorio argentino, motivó ello
II Brigada (Fuerte General Roca) :
que la superioridad autorizara al General Villegas, en su carácter
Batallón 2 de Infantería (Regimiento 2Q). de Jefe de la línea militar del Río Negro, a efectuar una nueva ex-
Regimiento 2 de Caballería. pedición, denominada de Los Andes.
Regimiento 5 'de CabaHerla. Ahora, las tropas se estacionarían con carácter estable en fuer-
III Brigada ( Choele Choel) : tes y fortines a construir, próximos a los pasos fronterizos, cum-
. Batallón 6 de Infantería (Regimiento 59). pliendo tareas de vigilancia y seguridad.
Regimento 7 de Caballería. Además, las enseñanzas obtenidas de campañas anteriores
ilustraron al general Villegas sobre el mejor modo de organizar
-3~ División (Pampa central) - Comando en Río Cuarto y luego en
y equipar sus fuerzas para operar en terrenos abruptos, por sus
Villa Mercedes.
bosques y montañas, máxime si las acciones serían contra enemigos
i Brigada (Río Cuarto): tan astutos y escurridizos como eran los indios.
Regimiento 2 de Artillería.
Batallón 4 de Infantería (Regimiento 49 ) . Pero cuanto más demorara la iniciación a la espera de per-
II Brigada en Fuerte General Victorica, antiguo paradero trechos y equipos solicitados facilitaría el retorno de las indiadas
ranquelino de Echolue. hostiles, así que Villegas decidió salir a campaña con lo único
Batallón 10 de Infantería (Regimiento 3Q). que tenía y el patriótico deseo de llegar a destino cuanto antes,
Regimiento 9 de Caballería. haciéndolo en la primavera de 1882.
III Brigada en Fuente General Acha, ex tolderías de Na- Con esta idea fue que el general Villegas impartió oportu-
muncurá, en Traru Lauquen: namente las instrucciones particulares a cada jefe de brigada,
Batallón 1 de Infantería (Regimiento 19). llevándose a cabo las siguientes operaciones (ver anexo ne? 7) :
Regimiento 1 de Caballería.11
l. Brigada: (a órdenes del Teniente Coronel Rufino Ortega).
En cuanto a la vigilancia del río Negro, sobre su margen se
encontraban los siguientes fortines (de oeste a este): Plano trwyor:
Teniente Coronel D. Saturnino Torres, 2 oficiales y 10 ba-
quianos.
17 Fuertes Victorica y General Acha, primeras poblaciones de La Pampa,
fueron inicialmente fortines levantados el 12-II y 12-VIII de 1882, respectiva-
mente, por los coroneles D. Ernesto Rodríguez y D. Manuel J. Campos. 18 Ubicar estos fortines en los ane.xos adjuntos.

518 519
Regimiento 11 de caballería:
100 hombres mandados por el Teniente Coronel D. Manuel
Ruibal.
Regimiento 3 de caballería:
100 hombres a órdenes del Sargento Mayor D. José S. Daza.
Batallón 12 de infantería:
100 hombres mandados por el Sargento Mayor don Carlos
E. O'Donnell.
T otal:
4 jefes.
20 oficiales.
310 soldados.

Esta brigada debía avanzar hacia el sur hasta tomar enlace


con la II brigada, que procedente de los ríos Neuquén y Limav
instalaría un campamento en la confluencia de los ríos Collón Curií
y Qucmquemtreu.
Eñ su marcha efectuaría la exploración en un frente de 40
leguas, tratando de que la misma. llegara hasta el límite interna-
cional sin pasarlo en ningún momento. Las instrucc iones le preci-
sab,an que cualquier g rupo de ind ios que se presentara en actitud
pacífica debía ser recibido y tratado con humanidad.
Anteriormente a la iniciación de las operaciones por esta bri-
gada ise había presentado a ~orquín, a mediados de noviembre
de 1882, el indio Juan Paillecurá (secre tario de Namuncurá ), for-
mulaneo proposiciones de paz de este cacique y de Reuque Curá,
motivadas sin duda las mismas por la captura del hijo de Namun-
curá. E l teniente coronel Ortega estimuló a los causantes para
cumplir su proyecto, fijándoles un plazo de cinco días para la
contestación.
Transcurrido el mismo, los caciques no contestaron, en cam-
bio se presentó más tarde un enviado del capitanejo Millamán
(perteneciente a la tribu de Reuque Cun\), solicitando auxilio de
tropas para proteger su presentación y la de su tribu, que era
impedida por el resto de los capitanejos.
E l teniente coronel Ortega aprovechó esas circunstancias para
iniciar la marcha, fijando simultáneamente a Millamán la fecha
para que lo aguardara en sus toldos, recomendándole Ja mayor
discreción sobre las operaciones a realizar.
El 22 de noviembre lo hizo desde ~orqu ín con rumbo al sur
por el valle del río Agrio y, a fin de ocultar su aproximación a
los desconfiados indios, el teniente coronel Ortega marchó sola-
mente de noche y sin pérdida de tiempo.110 Después de rudas jor-

111 A esta brign<la In :icompañó inicialmente el ·Cener:il Villegas hasta e]


18 de diciembre de 1882, feclia en que se trasbd6 a la zona de operaciones
de la lll brigada.
521
520
nadas por los rigorC's de la temperatura, la que había llegado a Al teniente coro'!el Ruibal contra el cacique Queupo.
varios grados bajo cero, el día 28 de noviembre, a la 1 de la ma· Al mayor Daza para capturar a Namuncurá y Reuque Curá.
drogada, se franqu <'Ó C'1 río Aluminé sin novedad, pese a su ere· Al mayor O'Donnell para ocupar en Ja cordillera el paso de
ciente y a l:l fuerza de su corriente, llegándose a Melún (zona San José (cerca de ViUarrica). a fin de impedir que el cacique
del cerro de este nombre, situada a unos 10 km al N.N.O. de Rancucheo pudiera pasar hacia Chile, perseguido por el destaca-
Ja actual localidad de Aluminé-Neuquén ). donde se encontraban mento del teniente coronel Torres.
Jas tolderías del eapitanejo MiJlamán. El teniente coronel T orres buscarla sorprender y capturar al
La brigada había recorrido hasta es~ paraje, en seis jornadas mencionado cacique.
nocturnas, unos 250 km por terreno de tránsito dilicil por sus esca- Los jefes expresados recorrieron en el desempeño de sus fun-
brosidades y otros obstáculos a vencer. ciones enormes distancias por peligrosas sendas y quebradas, en
· Fiel a su palabra, este cacique se presentó con su tribu com- parte nevadas, atravesando montes, bosque6 y ríos correntosos, sin
puesta por 27 indios de lanza y 61 de chusma, quienes de inm.c- pode.r dar con esos escurridizos caciques que fugaban por lugares
diato fu eron incorporados a Ja brigada, prestando reconocidos ser- únicamente conocidos por ellos y aparentemente inaccesibles para
vicios en las operaciones posteriores por su conocimiento de esa recién llegados.
zona. Ante Ja evidencia de la huida de los indios, fue necesario des-
El mismo día 28 el comandante de la brigada destacó a los tacar nuevas comisiones para tratar de capturarlos, trabándose re-
siguientes jefes : ñidos combates, porque .Jos salvajes se negaban a someterse. El
Al teniente coronel Ruibal, al frente de 85 hombres del Regi- mismo teniente coronel Ruibal, extraviado con una partida en la
miento 11 do Cabnllerla, sobre las tolderías del cacique Queupo, 'e spesura de un bosque, debió abandonar los caballos y seguir a
quien logró fugar; en cambio sorprendió y capturó a 65 indios, des- pie, circunstancias en que los atacó una indiada muy superior.
pués de sufrir los mismos 14 bajas en un combate. Este jefe, casi aislado, se vio en un trance muy difícil reci-
Las propias tropas perdieron a 1 suboficial y 4 soldados aho- biendo 3 heridas y 2 balazos y si no hubiera mediado la oportuna
gados al cruzar la fu erte corriente del río Aluminé. La intensidad ayuda del alférez O'Donnell, probablemente habría quedado muer-
de la misma determinó también la pérdida de 31 caballos. to o prisionero de sus adversarios.
El teniente coronel D. Saturnino Torres recibió Ja orden ele Nuevos destacamentos adelantados por tercera vez, tras seguir
atacar al cacique Cayul, uno de los más adictos a Reuque Curá. rastrilladas en medio de lugares desconocidos, cruzando por terre-
El mismo fue sorprendido y tomado prisionero, junto con cerca nCJs en partes nevados y llenos de cubiertas donde el indio buscaba
de 80 salvajes. atacarlos sorpresivamente, completaron la obra de limpiar los mon-
El mayor D . José S. Daza tenía por misión intentar la captu- tes y otras guaridas de salvajes.
ra de Namuncurá y Reuque Curá. Dichoo caciques, ante el cono- En resumen, como resultado de la actuación de esta brigada
cimiento de la presencia de las tropas, emprendieron prontamente después de casi dos meses de operaciones, se obtuvo:
Ja fuga hacia In zona boscosa al sur del lago Aluminé, seguidos
por fracciones del destacamento del mayor Daza. Presentados: el cacique Millamán con casi un centenar de indios a
La persecución se hizo intensa a través de los bosqu<'s al
sus 6rdenes.
oeste del Aluminé, revisándose las guaridas en que solían refugiar- Más de 52 indios de •lanza prisioneros y 396 de chusma.
se los salvajes. La misma fue tan efectiva que llegó hasta el paso 120 indios muertos.
5 cautivos rescatados.
Llaima, teniendo el cacique Albarito Rumay (hem1ano de Namun· 200 caballos recuperados.
curá) que dejar su equipaje, poncho que llevaba y varios caballos
ensillados. Finalmente, se pudo capturar a 32 indios de chusma y A lo anterior debe sumarse la captura de los principales fa-
poner fuera de combate a unos 9 más. miliares de los últimos caciques ranquclinos, entre los cuales se
El alfél'ez Ignacio Albornoz operó en otra dirección, pudien- encontraban la mujer de Mariano Rosas. un hijo y unJ hermana
do tomar prisioneros a los capitanejos Cayupán y Nahuclpán y un de este cacique, la familia de Reuquc Curá y parte de la de Na-
centenar de indios. muncurá.
El día 4 de diciembre, el teniente coronel Ortega reunió a su Cabe destacar la actividad y el encomiable espíritu militar
brigada en el lago Aluminé y, después de un breve descanso evidenciado por todos los jefes de esta brigada, el valor del co-
envió Jos siguientes destacamentos: ' mandante Ruibal y el gesto de camaradería del alférez ODonnell.

522 523

r
!gualmc~t~, el sargento maror D. José Daza cruz6 de noche diéndose por el oeste hasta el límite internacional, por su flanco
el no Alumme y pese a lo crccid(I y peligroso de su corriente derecho hasta tomar enlace con In 1 brigada y hacia el sur hasta
alcanzó e~ objetivo indi~aclo sin perder ni un solo hombre ni animal'. el río Caleufú, hasta donde llegarían las fracciones de la III bri-
Cons.1dcraba. el temcnto coronel Ortega que con esta campaña gada, cuyo campamento general eslaría en el lago Nahuel Huapi.
los. salvaics !lufncron un golpe sensible, porque, desprovistos de En cuanto a sus misiones, en general eran similares a las indi-
arumales para el consumo y movilidad, los restos de indios que cadas para la 1 brigada.
quedaban solo leoían para alimento la fruta de Jos pinos de Ja Antes de esta nueva tarea, ya el 15 de marzo de ese año, esta
zo~~· pero q~e nuevas partidas que recorrerían constantemente Ja brigada apoy6 el avance de la I brigada sobre el río Agrio, ope-
rcgwn logran an la captura de los mismos. rando durante dos meses en el terreno a vanguardia de aqueJJa línea.
Finalmente agregaba que
En cumplimic:nto de esa misión llegó hasta el antiguo campa-
mento de Reuque Curá ( en Curú Charaguilln), no registrándose
.. : . sin temor de ser tachado de exageración, que por este punto el ' mayores novedades porque los indios que encontraban huían pron-
dom1mo del salvaje ha desaparecido por completo. En la zona de 1.200
leguas ~adradas más o menos, que mi brigada ha recorrido, no ha quedado tamente.
un ca~no, un~ senda, que no haya sido visitada por las partidas des- En virtud del nuevo avance ordenado (expedición a Los An-
prendidas d e m1 columna.20 des), esta brigada ejccut6 una serie de operaciones escalonadas en
tiempo, hasta fin es de marzo de 1883, recorriendo unas 2.400 }eguas
. Ocupado el río A!?I"io, se lrvantaron en su· margen este los for- cuadradas.
tmes Gualeupcn, Huermcheuquc, Codihué, Cobuncó, Cuneó y Valle El núcleo de la brigada al mando del teniente coronel Godoy
de las J?amns, desde don~c se vigilarían con patrullas los pasos de inició su avance desde el pueblo General Roca el día 19 de novietl)·
la c~rd1llt?rn ~nra prevenir nu<.'vas actividades delictuosas de Jos bre de 1882, ocurriendo los principales acontecimientos que ~e
salva1cs ref ugrados al oeste de la misma. En ~orquín se delineó mencionarán a continuación: ·
~ _pueblo, lugar en donde ya existía el asiento de una guarnición
militar. a) Al mayor D. Roque Peitiado (a cargo del C. 2), el día 2.5
de noviembre se le ordenó alcanzar la zona del lago Huechú-
11 Brigada (a órdenes del Teniente Coronel D. Enrique Godoy). Lafquen, con el objeto de sorprender las tolderfos del cacique
Plana mayor: 'tilancuchco, que había evidenciado una actitud bien hostil hacia las
tropas nacionales, sustrayéndose varias veces a su persecución.
~Wg~í)'.ento 5 de Caballería (Sargento Mayor D. Miguel E . Debía pon<'rse de acuerdo con el comandante Suárez (de la
Re~miento 2 de Caballería (accidentalmente a órdenes del III brigada), quien recibió la misión de capturar al cacique Say-
Teniente Coronel D. Roque Peitiado) . hueque, situado al sur del lago Nahuel Huapi. Ambos destaca-
~at~llón 2 _de Infantería de Línea (Teniente Coronel D. Ben- mentos operarían simult~nea mente sobre las tolderías de estos
¡amm Montán). caciques.
Efectivos: El mayor Pcitiado avanzó desde la zona de confhH'ncia de los
6 jefes. ríos Neuquén y Limay, por este último, Picun-Lcufú, para fran-
32 oficiales. ouear el día 2 de diciembre el Coll6n Curá y acampar. el día 5
512 hombres de tropa. de diciembre a orillas del Qucmquemtreu (afluente de la margen
derecha del río Collón Curá).
Las ins~r~c~ionos parlicularcs para esta brigada Je indicaban Desde ese ulgar prosiguió el mayor Pcitiado hacia el noroeste,
e~ ge?eral 1111c1ar el av~nce el día ~9 de noviembre de 1882, en en busca de los toldos de 'tilancucheo, pero al llegar al valle del
dirección a, la conflucncra del Ncuquen y Lima y, para luego llegar río Chimeuin supo Ja presencia pró~;jma del capitaneja Platero, a
hasta los n os Collón Curá y Qucmquemtreu, lugar donde fijaría quien resolvió atacar para impedir que diera aviso de su presencia.
su campamento general. La sorpresa no tuvo lugar porque los indios lograron escapar.
Posteriormente se desprenderían patrullas y destacamentos pa- Con todo, se tomaron 22 prisioneros, 3 carabinas Rémington, algu-
ra explorar Y reconocer el terreno a s u frente y a los flancos, exten- nos animales y varias prendas de uniformes, probablemente de
algunos desertores allí refugiados. Las propias tropas tuvieron la
20 pérdida de dos soldados y 10 heridos, entre ellos un soldado que
Memoria cid De11artamcnto de Guerra y Marino, 1883, p. 217. presentaba en el cuerpo 2.5 h eridas.
524
52.5

r
Otra partida del teniente lQ Canavery recibió Ja misión de heridos de piedra. En cuanto a los indios, se fugaron prontamente
sorprender las tolderías del capitanejo Antener. Avanzó el día 5 pudiéndoseles arrebatar tan solo unas 50 vacas y otro ganado lan~
de diciembre por el arroyo Quemquemtreu, y al día siguiente dio y caballar.
con una toldería abandonada bacía poco tiempo, porque sus ocu- Una vez más el astuto cacique l'ilancucheo había escapado a
pantes se fugaron ante la proximidad de la patrulla. la persecución de las fuerzas nacionales.
Después de una tenaz persecución por terrenos muy escabro- Durante el regreso de este destacamento los indios vigilaban
sos se pudo tomar una cautiva, una china y cerca de 200 animales. constantemente a la columna, buscando la oportunidad de recu-
El mayor Peitiado resolvió regresar al campamento en vista del perar el ganado perdido; así el día 15 se llegó al campamento general.
estado de los heridos, de los prisione,ros en su poder y porque su
caballada, m.uy cansada, le impedía perseguir a ?'lancucheo, quien, e) Primera operaci6n a 6rdenes directas del teniente coronel·
ya sobre aviso, fugaba con su tribu junto con otras indiadas de Godoy .. Eran propósitos de este jefe dar con los campamentos de
Namuncurá, Reuque Curá, Platero y otros caciques. los caciques Reuque Curá, Namuncurá y Manquiel, quienes habi-
En cuanto a las pérdidas experimentadas por las propias tro- taban próximo a la zona de la margen oeste del río Aluminé,
pas, se debió a que los indios pretextaron un parlamento para pre- para :eclamarl~ en forma pacífica el cumplimiento de la palabra
sentarse unos cuatrocientos, entre ellos algunos de Namuncurá. empenada antenormente, de someterse a las autoridades del gobierno.
En ese lapso, vadeando tsigilosamente el río Chimehuin por En caso de proceder así serían auxiliados para el traslado de
un lugar imposible de descubrir por las tropas nacionales, Jos sal- sus tribus, pero si por el contrario en una forma directa o no
vajes las atacaron a pie y a caballo, armados de lanzas y carabinas. rehusasen el cumplimiento de los compromisos contraídos, serían
Así se produjeron parte de las pérdidas mencionadas. atacados sin consideración alguna, buscando su captura o destrucción.
Los mencionados caciques habían enviado voluntariamente al
b) El teniente coronel D. Juan G. Díaz (2Q jefe del batallón teniente coronel Ortega varios familiares para ofrecer su someti-
2 de Línea) debía perseguir a las indiadas que anteriormente ha- miento, Jos que quedaron en poder de las tropas nacionales como
bían combatido con el mayor Peitiado, hasta alcanzarlas y batirlas. prenda de lealtad.
· Al frente de un destacamento partió el día 9 de diciembre El día 1 de diciembre se inició el avance con el Regimiento
desde el campamento de Quemquemtreu. 5 de ~aba~ería y el Batallón 2 de Infantería, por la costa de Picun-
Después de llegar al valle del río Chimehuin, prosiguió hacia ~~ hacia el oe.ste. Después de varias jornadas se llegó, el 3 de
el noroeste a través de quebradas y cerros hasta proximidades del d1c1embre, al para1e denominado Curú-Charahuilla (75 km al E.S.E.
lago Huechu Lafquen, en cuyas inmediaciones se encontraron ras- de la actual localidad de Aluminé).
trilladas que señalaban la presencia de los toldos del cacique . Desde allí, el teniente coronel Godoy preparó notas para los
l'ilancucheo. cac1q!-1es N~~curá, Reuque Curá y Manquiel (ubicados al oeste
El día U, a la madrugada, el destacamento prosiguió el avance del no Alumme ). las que se enviarían al día siguiente por medio
por la marge~ sur del lago Huechu Lafquen con rumbo oeste, de chasques, previniéndolos de Ja proximidad de las tropas y exhor-
marchando dentro del mayor silencio y al aclarar el día entró a tándolos a que se sometieran a las autoridades de las cuales en-
un desfiladero, donde se vieron obligados a ir en columna de a- uno. contrarían toda clase de amparo y garantía par~ sus vidas y otros
Al terminar el disfiJadero el destacamento se encontró fren- bienes.
te a una especie de posición (trinchera), defendida por salvajes Asimismo se les previno que se les facilitarían elementos de
que, armados a Rémingtons y lanzas, se oponían al avance. tr~bajo para todos los componentes de la tribu y que si no cum-
El parte de combate del teniente coronel Díaz dice: "no tenía phan con su palabra empeñada serían considerados como enemigos
yo conocimiento de la existencia de esa fortificación" desde Ja cual sin admitírseles más tratados. '
se hicieron rodar grandes piedras ya preparadas, lo q~e dificultaba La columna continuó hacia el oeste, tomando el día 4 una in-
el avance y ataque. · diada del capitaneja Sailá, perteneciente a la tribu de Reuque Curá.
Tr~pando las alturas vecinas y después de dos horas y media El 5 de dici~mbre, después de cruzar el Catan-lil, se acampó
de un intenso combate, se pudo rodear la posición quedando libre en un valle del no Aluminé (zona de la actual localidad de Alu-
el paso (zona de Ja margen sur del lago Huechu Lafquen a unos miné), antiguo refugio de Reuque Curá en la expedición del año
5 kilómetros de su extremo este). ' 1881.
Como saldo de este encuentro falleció el día 11 el teniente En ese lugar se presentó el cacique Manquiel, poniéndose con
lQ D. Joaquín Nogueira, desapareció un soldado y hubieron varios toda su tribu a disposición del teniente coronel Godoy; también

526 527

r
escampa por algunos minutos, pero nuevas ráf~gas ~os h~cen ~ás nieve
se supo por este cacique que las tropas de la I brigada capturaron y así continúa toda esta noche, nevando con mtem11tenc1as y sm haber
a la mayor parte de la tribu de Reuque Curá y que Namuncurá cesado un solo momento el molesto y fuerte viento. .
se dirigía a Chile. · La tropa siempre admirable por su sufrimiento y vigor en tan rudas
Ante esta situación, el teniente coronel Godoy envió al sargento fatigas. Dispone el Coronel que los centinelas sean relevados antes de
mayor Vidal con una nota a Namuncurá, ratificando los deseos an- media hora de facción.21
teriormente expresados; mientras tanto el resto de la brigada quedó
en ese lugar esperando noticias del resultado de esa comisión. Al día siguiente hizo una temperatura de 8º bajo cero y
Decía el diario de marcha de la columna:
... Todo este día el viento ha soplado con una furia espantosa y en
vez de la nevada en copos que nos caía ayer, soportamos hoy una lluvia
La invasión a la tribu de Reuque Curá ha descodcertado absolurc (le granizo menudo en fonna de piedritas. No ha sido pues posible marchar
mente nuestros planes, pero nos consuela el buen suceso obtenido en aqu( hoy para trasponer una cordillera tan difícil y elevada. 22
IJa operación por las fuerzas de la I• Brigada. Laméntase sí, que Namun-
curá con fos suyos, haya podido escaparse, esparciendo el pánico y la El día 10 se llegó a Trayen Nieieu.
desconfianza entre sus hermanos de raza. Allí se supo que Rancucheo había asaltado a parte d<; una
Los antecedentes de su gran poder en época no lejana, las tradicio- tribu de Manquiel, buscando apoderarse de ganado. Por ello se
nes de su poderoso. tribu ligada a su omnímoda voluntad por su padre o;denó nuevamente al sargento mayor Vidal salir con un desta-
el fonnidable Calfucurá, especie de Anti-Cristo por sus hazañas, sagacidad camento en su persecución, debiendo además llegar a las vegas
y talento, que todos admiraban, le do.n a Namuncurá un prestigioso respeto,
que sin duda alguna empleará para sostener el espíritu de rebelión y de Chapelcó ( 15 km ni este del actual pueblo de San Martín de
guerra. Es, pues, por estas consideraciones que estimáabse en mucho el Jos Andes) , desde donde exploraría las quebradas próximas de la
sometimiento o captura de este enemigo recalcitrnnte, y nos proponfam05 cordillera para capturar restos <le la tribu de f\Sancucheo, que Lu-
para conseguirlo, emplear todos los memos suaves o enérgicos.:1 bieran fugado a la batida del teniente coronel Peitiado.
El resto de la columna, ·a órdenes del teniente coronel GodCly,
En cuanto al sargento mayor Vidal se encontró en el paraje llegó el 14 de diciembre al campamento preparado en la confluEn-
Pulmari ( 20 km al noroeste de Aluminé) con patrullas de la I bri- cia del Collón Curá y el Quemquemtreu. .
gada y supo que el teniente coronel Ortega se hallaba en Taleufú El sargento mayor Vida!, en cumplimiento de la com1Slon in-
(costa del Llamuco ), tomando dicho jefe prisioneros a varios capi- dicada, desde Trayen-Niciu avanzó hacia el sudoeste, llegando el
tanejos, inclusive una mujer e hijos de Namuncurá; además se le 13 de diciembre a las vegas de Chapelc6. Allí tan sólo encontró
presentaron al cacique WiJlamain con un centenar de indios. dos indios que fugaron rápidamente.
Al cacique l"l'ancucheo lo perseguía también el teniente coronel Varias patrullas a órdenes del capitán Crouzielles y teniente
Torres (de la I brigada ), siendo muy difícil dar con nuevas tolde- Insay recorrieron las quebradas vecinas, pero no dieron con ene-
rías porque los indios se habían retirado hacia la cordillera. migos, por lo que el sargento mayor Vida! decidió regresar al cam-
Por este motivo el teniente coronel Godoy dispuso el regreso pamento general (en la confluencia del Quemquemtreu y Collón
del sargento mayor Vida!. Curá).
El día 8, el jefe de la brigada regresó con rumbo sudeste hacia
el paraje Trayen Nieicu (sobre la costa del Catan Lil). viéndose d) Segunda operación a cargo qel teniente coronel Godoy.
la columna obligada a Desde el campamento general. el jefe de la Il brigada se propuso
atacar nuevamente a ~ancucheo en su reducto al sur del lago
... campar en una quebrada abrigada, porque el viento arrecia y Huechu Lafquen ( laguna de Ja punta), considerand.o que era la
empieza caer la nieve en mucha abundancia y por que tenemos al frente tribu más hostil y enemiga de someterse a las autoridades.
una. alta y escampada cordillera con desfiladeros difícHes que atravesar, Como a ese paraje se lo consideraba casi inaccesible por estar
siendo peligroso este pasaje con semejante temporal. Apenas campamos en medio de desfiladeros estrechos y empinados, se previó llevar
la nieve cae copiosamente, tanto que a los 15 minutos hab¡a cubierto la
superficie de nieve, totalmente con una capa de 4 pulgadas de espesor; el personal necesario para lograr el éxito buscado.

%2 Idem, p. 292. El relnto mencionndo aludía a la sierra de Cat.á.n LU,


21 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1883, t. I, pp. 285
286 y .29~. entre el Aluminé y el Catán Lll

529
528
Por ello, el teniente coronel Godoy decidió desorientarlos, pro-
siguiendo Ja marcha hacia el norte por otro camino. El 21 se llegó
al río Malleo ( vane de Mamuil-MaJal) y por él hasta sus nacientes.
En esta zona se capturaron varios indios y sus familiares, co-
nociéndose por ellos Ja presencia de otros próximos. Una comisión
que fue a tomarlos debió regresar porque el indio que servía de
baqueano Ja condujo por caminos extraviados, razón por la cual
fue fusilado por traidor. ·
El día 22 se regresó hacia el sudeste para atacar a flancucheo,
expresando el diario de marcha:

A las 7 a. m. la cOl111llna se vio precisada a detenerse forzosamente,


por no ser posible proseguir la marcha debido a que estaba completamente
Qbstruido el camino por grandes árboles atravesados y recientemente tron-
chados cuyo trabajo se supone haya sido practicado por los indios de
:¡<;¡'ancucheo para impedir el tránsito de este camino que ofrece mayores
ventajas que los otros para llegar a sus guaridas.23

Salvado este obstáculo, el 23 se pasó a la margen sur del Chi-


mehuin y se prosiguió hacia el oeste por el linde sur de la laguna
de Huechu Lafquen.
De flancucheo se sabía que ise encontraba en la dirección
que se llevaba, entre unos cerros situados en proximidades d~l
extremo oeste de esa laguna. Dispuesto el ataque en forma tal de
asegurar el éxito, no ocurrió así porque los indios sintieron la proxi-
midad de su enemigo ñuyendo a las montañas más agrestes y
montuosas, a cuyo pie se encuentran preventivamente".23
En cuanto a la persecución que se efectuó, nada mejor para
explicarla que transcribir lo que expresa el diario de marcha:
... los indios habían huido a pie con anticipación, trepando la alta
cadena de montaña que nos divide con el territorio chileno, abandonando
los pocos animales que les quedaban, sus enseres y vitualla; que habían
Coronel D. ENRIQUE GODOY, Comandante de 1:i II Brigada sido perseguidos sin omitir esfuerzo alguno, pero sin conseguir aprehen-
en la expedición de los años 1882-1883. derlos: que durante los tres días que ha estado ·separado de la columna,
' se ha empleado las fuerzas en recorrer los lugares más escabrosos, teniendo
unas veces que abandonar las cabalgaduras para proseguir a. pie, y otras,
A tal fin, el 18. de diciembre partió el teniente coronel Godoy vadear arroyos a nado para que una operación de tantas fatigas y de la
con: 56 hombres del batallón 2 (a órdenes del teniente coronel cual tanto éxito nos prometía, no fuera infructuosa.
Para darse clara cuenta de lo difícil que es hacer prisioneros por estos
Moritán), 83 del regimiento 2 de caballería (al mando del teniente parajes, es necesario conocerlos prácticamente; cordilleras elevadas de rá-
coronel Peitiado ), 78 hombres del l'egimiento 5 de caballería (a pidas pendientes y bosques impenetrables para otra gente que no sean
órdenes del capitán Emilio Crouzielles) y varios indios de la tribu nacidos y criados en ellos, escasos de ropa que los embaracen y más que
de Manquiel que se desempeñarían como baqueanos. todo, el pánico de que están poseídos, les hace atropellar por todo en su
La marcha se efectuó con rumbo noroeste por los valles de los
ríos Chimehuín y Curuhué, notándose el día 20 de diciembre que
23 Memoria del Departarrumto de Guerra IJ Mariua, 1883, t. I, pp. 322
desde. los éerros próximos varios indios observaban el avance. y 325.

530 531
,•
fuga sin que sea suficiente detenerlos, rJ obstáculos ni precipicios. Nues-
tros 'soldados con sus armas y municiones y la falta de costumbre de
transitar por semejante campaña, tienen una .desventaja notable en .la
p~ecución, pero sus inútiles .e~fuerzos s?n ~~os del mayor en~m10,
romo así mismo los Gefes y Oficiales que 1os dirigen en estas operaciones
f del lago Hucchu Lafquen, operando por retaguardia a lo largo
del camino probable de retirada de Ñancucheo.
El teniente coronel Godoy lo haría frontalmente, juntándose
el día 14 con el sargento mayor Vidal en el extremo oeste de la
citada laguna.
especiales o únicas tal vez en la historia de la guerra.u En cumplimiento de este plan las tropas a órdenes del teniente
coronel .Godoy negaron, el 14 de enero, a la zona próxima a Jos
En consecuencia, una vez más fracasar~n los deseos de eliminar toldos de ~ancucheo, pero este cacique, enterado de la presencia
a este reacio y astuto cacique, regresando la columna al campa- de sus adversarios, una vez más se fugó con su tribu, pasando a
mento general,. adonde se fü•gó el 29 de diciembre. territorio chileno. ·
Antes de emprender el regreso, el teniente coronel Godoy or- Perseguido hasta el límite mismo por patrullas del sargento
denó el 27 de diciembre al teniente coronel Moritán en Huechu ' mayor Vidal, se logró tan solo tomarle 55 prisioneros, algún ganado
Lafquen marchar por d camino de Curuhué, buscando las tolde- y poner fuera de combate a 1 capitanejo y 3 indios.
rías de los caciques Gervasio, Nahuelquiel, Antener y otros, que se En consecuencia, ante Ja certidumbre de la fuga de ese astuto
!'abía tenían sus guaridas en la zona. Igualmente efectuaría una cacique, el teniente coronel Godoy decidió el reg~eso.
batida hacia la cordillera (hasta el límite), persiguiendo a todo Como una patrulla de exploración encontró rastros recientes de
indio refugiado por allí. indios en la margen sur de la laguna, el 19 de enero se llegó hasta
Practicadas esas operaciones debía volver al campamento, ex- el paraje Mallin-Mapu 25 sin dar con Jos salvajes.
plorando el valle del Caleufú.
Para tener una idea de Ja forma en que marchó hasta ahí la
Este jefe · regresó el 1 de enero de 1883 después de recorrer columna. resulta por dC'más interesante apelar nuevamente al diario
la zona Jimítrofe entre el lago Huechu Lafquen y Lacar, logrando de marcha, donde se lee :
tan sólo tomar 61 caball.os y 16 mulas, pues las tolderías que en-
contró estaban abandonadas y sus moradores huían hacia las sierras. Hemos recorrido este camino venciendo las mayores dificultades dt:
También el día 31 de diciembre se encontró en la zona de la tránsito; no se adelantaba un paso sin ser preciso salvar un obstáculo: ya
vega de Chapelcó con una fuerza de la UI brigada mandada por un rápido descenso para atravesar los innumerables arroyos que se des-
el teniente coronel Palacios. quien le expresó que se le habían pre- prenden de Ja Cordillera nevada, a cuya falda pasa el camino y que co-
sentado algunos ·de los indios que él buscaba, por lo que resolvió rriendo todos con una impetuosidad vertiginosa, van a precipitarse a In
explorar en otra dirección. laguna; ya por las sensibles pendientes que hay que trepar siguiendo los
accidentes del camino en Jos cuales las mulas resbalan y caen, y el ginete
Como final de esta breve operación se obtuvo la captura y tiene que desmontarse forzosamente; y ya por fin; por los muchos troncos
sometimiento de varias tribus errantes y se obligó al resto, que aún de un espesor exagerado que interceptan la vía en toda su extensión. No
se mostraba reacio a toda idea de sumisión. a tener que abandonar era posible hacer tal camino más que de a uno en fondo y esto detenién-
constantemente sus tolderías para efodir la acción de las tropas dose il cada instante, por 1os .inconvenientes naturales, como por no apar-
nacionales. tarse demasiado los unos de los otros ...
En resumen, tal camino, o más propiamente tal senda, ha sido abierta
e) Tercera operaci6n a 6rdenes del teniente coronel Godoy. por las manos de los indios, empleando hachas, pero con la imperfección
En su deseo de capturar defintivamente a la tribu de ~ancucheo, con que ellos hacen todas sus obras, pues se han concretado a desmontar
solamente aquello que materialmente les detenía el paso. A dos varas de
refugiada en la zona de la margen sur del lago Huechu Lafquen
distancia, hacia Jos flancos, no sería posiible distinguir -a una persona,
(paraje denominado Contrá). el teniente coronel Godoy efectu? aunque ella no tratara de ocultarse.26
una nueva acción contra dicho cacique, buscando cortar su reti-
rada hacia el territorio de Chile, para lo cual sería atacado simul- La columna el día 20 retrocedió hacia el este, por la senda
táneamente en forma frontal y por retaguardia. ·indicada, acamoándose el 22 en el paraje denominado Contrá (ex-
A tal fin, el día 10 de enero el sargento mayor Vidal se puso tremo este de Hucchu Lafquen), esperando al sargento mayor Vidal,
en marcha con un destacamento hacia el valle de Mamuil-Malal
( corr~I de madera), desde donde avanzaría hacia el extremo oeste
211 Rinconada situada en la extremidad oeste del Huechu-Lafquen, próximo
a] límite internacional.
24 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1883, t. 1, p. 326. 26 Memoria del Departamento ck Guerra y Marina, 1883, pp. 346 y 347.

532
que regresab¡t por el camino que costea la margen norte de esa Como resultado de esta breve comisión, se obtuvieron:
laguna. 60 indios prisioneros y varios puestos fuera de combate.
En esa oportunidad (día 11 de enero) y con escaso intervalo Dispersión total de la tribu de ~ancucheo, quien, desde su
el teniente coronel Godoy tuvo conocimiento: refugio en territorio chileno, solicitó someterse al gobierno nacional.
Que una patrulla de un oficial y ocho soldados del "Escuadrón Además, se exploró la zona al oeste del Collón Curá, desde
Antuco" del ejército de Chile, que efectuaba una expedición en la el río Caleufú al sur hasta la laguna de Hucchú-Lafquen por el
Araucania chilena, se había internado ocho leguas en territorio ar- norte. Hacia el oeste las patrullas más adelantadas reconocieron
gentino para efectuar una inspección geográfica de la laguna de el terreno basta el límite fronterizo en persecución de las belicosas
Huinchú Lafquen, suponiéndola por el oeste, en territorio de Chile. tribus de ~ancucheo.
Tal cuesti6~ dio lugar a que se labrara un acta, la que por su Tan sólo quedaron escondidos en refugios difíciles de abordar
interés histórico se reproduce en el capítulo "Documentación", , algunos r~stos de indios, que vagaban entre las quebradas, esca-
anexo número 18. pando diariamente de la vista de las distintas patrullas de las tres
También recibió una nota del ..comandante en Gefe del Ejér- brigadas de la D. 2, que en una forma sistemática y tenaz día a
cito del Sur de Chile", coronel D. Domingo Urrutia (ver capítulo día penetraban más en ese territorio del Neuquén, que hasta hacía
"Documentación", anexo n<? 17), donde ponía en su conocimiento . poco tiempo era un estado indígena donde Purrán, ~ancucheo y
que unos indios chilenos le dieron cuenta de que fuerzas argentinas Sayhueque, oficiaban de soberanos.
los días 13 y 17 de enero habían penetrado en ese territorio hasta Sólo se mencionaron hasta ahora las principales operaciones
los parajes denominados Rehuico y Carriné, llevando del primer realizadas, continuando esta brigada la exploración de la zona a
lugar mencionado, algunos cautivos y hacienda. su cargo hasta su regreso, ocurrido en · el mes de marzo de 1883.
Tal nota dio lugar a otra en la que el teniente coronel Godoy Hasta entonces, nuevos destacamentos y patrullas a órdenes
contestaba al coronel Urrutia (ver capítulo 'Documentación", anexo del sarJ?:ento mayor Vidal, de los tenientes coroneles Peitiado y
n9 16), efectuando al mismo tiempo el teniente coronel Godoy una
Díaz, alférez Martín Hernández y teniente Julio E. Mallea, comple-
investigación para verificar la veracidad de esa novedad, surgien- taron la obra anteriormente expuesta.
do que
Resta finalmente mencionar. un lamentable suceso conocido con
... nuestras fuerzas no han hecho pns1onero alguno en territorio el nombre de "Combate de Pulmarí", ocurrido el día 6 de enero
chileno ni cometido ninguno de los hechos denunciados al señor Coro- de 1883. El parte oficial del general Conrado E. Villegas 28, eleva-
. nel Urrutia, por el contrario cuando una pequeña descubierta se en- do a la superioridad, informaba al respecto que el capitán del C.5,
contró con un rancho habitado retrocedió inmediatamente por ~emor de Emilio Crouzeilles y el teniente del C.2 Nicanor Lezcano, con unos
haber ultrapasado sin notarlo la línea divisoria de fa Nación, procedien- 40 hombres, perseguían a un grupo de salvajes y
do asi de conformidad con las instrucciones que todas y cada una han
recibido... 21 ... al Jlegar a Pulmarí fueron atacados por indios y fuerzas a cuyo
frente se veía un oficial con unifonne, espada y revólver en mano.
No era de extrañar que se pudieran haber cometido. involun- El malogrado Capitán Crouzeilles al ver al frente de las fuerzas
tariamente esas violaciones de Ja frontera, porque en ese entonces oouestas un oficial mandó suspender el fuego a las suyas, pues temía
los límites sobre las altas cumbres de la cordillera eran tan solo chocar con alguna de nuestras partidas que maniobraban en distintas di-
una línea imaginaria, difícil de precisar a simple vista en el terreno. recciones, Jos enemigos aprovechando ese momento lo atacaron dando
Finalizó esta. tercera operación del teniente coronel Godoy, re- por resultado la muerte de nuestros dos bravos oficiales y un soldado.
~istrándose el pedido de indulto para él y su tribu formulado por En el momento del combate no acompañaba al Capitán Crouzeilles
~ancucheo, prometiendo someterse ampliamente a las autorid~des. ni la mitad de su fuerza, pues dicho oficial por imprev!si6n o dema-
argentinas. siada confianza la había dejado a más de una legua a retaguardia cui-
dando la caballada.
El día 23 de enero, tras incorporarse el sargento mayor Vidal, La infonnaci6n que he mandado levantar dará algunas luces al
la columna inició el regreso, llegando al campamento (confluencia respecto, y será elevada al conocimiento de V. S.
del Collón Curá y Quemquemtreu) el día 25.

~a Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1883, t. I, p. 244.


27 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1883, t. I, p, 363.

534 535
La muerte prematura de estos jóvenes oficiales fue muy lamen-
table porque el ejército perdió dos elementos de valer, que habían municiones, y un cintur6n de cartuchos con la inscripción "Guardia
evidenciado en innumerables ocasiones anteriores brillantes condi- Nacional".
ciones profesionales, especialmente el Capitán Crouzeilles por su No he podido traer mas trofeos por haberme retirado a pie. Te-
nutrida y meritoria foja de servicios. nemos que lamentar por nuestra parte la pérdida de los soldados
Como informara en ese entonces el teniente coronel Godoy al Esteban Godoy, Pedro Leal y Domingo Ríos, todos del Batallón 2 de Lí-
comandante de la División: nea, el último herido en un pie.
En el campo de batalla q:iedaron 10 animales muertos entre mu-
las y caballos, quedando 6 vivos, cinco herido' y uno sano. 21>
.. . Hay una emulaci6n ilimitada que lleva a los oficiales hasta la
temeridad, produciendo muchas veces, como V. S. conoce, sucesos bri- El mismo parte de combate anterior decía más adelante:
Dantes y admirables, pero que alguna vez ocasionan descalabros difíciles
de compensar. . .. Por 10! indios prisioneros sabemos que los chilenos están cons-
truyendo un fortín en Labuicul a orillas del arroyo Lien-Curá y está
Evidentemente muchas veces un arrojo incontrolable y un ilimi- guarnecido por' 40 a 50 infantes a 6-denes del Teniente Martín.
tado afán del cumplimiento del deber llevaba a los comandos, aun Según informes, este fortín queda en nuestro territorio, pues está
a los más subalternos, a arriesgar imprudentemente sus vidas para cerca de Aluminé.
lograr un éxito más inmediato, sin medir esa temeridad fatal.
Casi un mes después de este luctuoso suceso y más o menos Este nuevo incidente dio lugar a que se realizaran las averi-
por el mismo paraje (alrededores del lago Al u miné), el Teniente ~uaciones correspondientes, remitiendo posteriormente el general
coronel D. Juan G. Díaz efectuaba al mando de un destacamento Conrado Villegas al jefe de Ja II brigada, la siguiente nota :
un reconocimiento en busca de indios.
Nahuel-Huapi, Febrero 23 de 1883.
Así el día 16 de febrero de 1883 se encontró una rastrillada
que conducía hacia dicha laguna, por la que avanzó al día siguiente Al Gefe de la 2' Brigada Señor Coronel D. Enrique Godoy,
el Teniente Coronel Díaz con una parte del destacamento, siendo Como le decía en mi anterior apruebo la conducta de V. S. y la del
Comandante Dlaz en el suceso que ha tenido lugar el 17 del corriente
rodeado. entre fuerzas de esa Brigada y otras del lado de la República de Chile en
protección de indios, pues llegado el caso es necesario que nuestras
. .. por 100 a 150 indios quP. en wupo de 20 ó 30 iban saliendo armas salgan siempre con honor.
detrás de las lomas; haciendo acollarar las mulas truné posesión de un Sin embargo, a fin de no ocasionar a nuestro Gobierno complica-
médano, pues temía ser cargado por los indios, más estos se limitaron f'iones que pudieran alterar la paz entre las dos Repúblicas, recomendará
a hacerme algunos tiros. V. S. a sus subordinados el más exacto cumplimiei:ito de las instruccio-
En vista de no ser atacado retrocedí buscando puntos estratéjicos nes recibidas: "no ultrapasar el límite de la República" y no permitir
para mi defensa ha.sta que lograron sacarme a un valle; entonces vimos que fuerzas extrangeras armadas avancen un paso hacia el nuestro.
gran polvareda que no deiaba duda que era gente que nos cerraba el Es cuanto tengo que ordenar a V. S.
paso de un arroyo que debíamos pasar. . · Dios guarde a V. S.
Previendo encontrar allí muchos indios me desvié a la derecha, v Conrado E. VU/eg(Z.lt
notando que los indios amenazaban cargarme por retaguardia. tomé p~
sesión de un arroyito seco que encontré a mi '[)aso. En ese momento se
presentó a mi flanco izquierdo un infante del ejército chileno con ban- Con la cita de estos últimos episodios de carácter histórico se
dera de parlamento, mandé no hacer fuego, mas como viera Que detrás dará por terminado el relato de la actuación de esta brigada, pu-
de él venía una f(>mpañía de infantería en guerriUa y ocultándose, y diendo expresarse como resultado final de su desempeño lo si-
que Ja indiada me atacaba por retaguardia y teniendo en cuenta lo su- guiente:
cedido a otras comisiones mandé romper el fuego, siendo yo el primero Se eliminaron en combates más de un centenar de indios, que
en efectuarlo. . prefirieron la resistencia al sometimiento generoso que le brindaban
Desde este momento se trab6 un ei:icamizado combate cargándo- las autoridades.
nos por último los enemigos a la bayoneta, hasta cuarenta pasos de
nuestra débil posición, donde dejaron 7 muertos y algunos heridos que
fueron recojidos por los indios poniéndose en retirada al trote. 29 Fragmento de la copia de la nota elevada por el Teniente Cotonel Díaz
Traigo del enemigo 6 rifles Martín Henry, 1 kepi, algunos porta- al jefe de la U brigada, inserta en la Memoria del Departamento de Guerra y
Marina, 1883, t. I, pp. 248 y 249.

l
536
Efectivos:
Se tomaron C'ntre prisioneros y presentados unos 700 indios,
inclusive sus familiares. 4 jefes.
Se recorrieron en total unas 2.400 leguas de territorio, explo- 22 oficiales.
rando las patrullas más adelantadas hasta el límite internacional, 437 hombres de tropa.
Jugares a donde nunca habían arribado anteriormente las tropas
nacionales. · Al igual que las otras brigadas recibió instrucciones particu-
Se podía as<'gurar que con los resultados obtenidos, e n esta lares, las que en general les prescribían las siguientes misiones:
zona las indiadas no SC'rÍan ya motivo de serias alarmas como ocu- Iniciar el avance el 15 de noviembre de 1882 desde su guar-
rría hasta hace poco. Los principales caciques, completamente nición en Choele Choel, llegando hasta e l lago Nahuel Huapi donde
desmoralizados por los quebrantos experimentados, se habían refu- establecería su campamento general.
giado en territorio chileno, desde donde solicitarían a las autoriT En el valle del río Caleufú dejaría un destacamento compuesto
dadcs nacionales el indulto, más que nada porque privados de sus por un oficial y 30 hombres de tropa, para garantizar y mantener
bienes y otros elementos para poder subsistir quedaban sumidos las comunicaciones con la JI brigada, que en esa fecha ya se encon-
en Ja mayor pobreza. traría en Ja confluencia del Collón Curá con el Quemquemtreu.
Corroborando Jo antedicho, pronto veríamos al otrora influ-
yente Namuncurá pr<.>scntarse voluntariamente .a las tropas nacio- Alcanzada la zona del lago Nahucl Huapi, sus destacamento5
nales, de quienes recibió un trato generoso y facilidades para tran- y patrullas reconocerían y explorarían hacia el norte hasta tomar
sitar con su tribu hasta los lugares en que el Gobierno les fijó contacto con la JI brigada en el río Caleufú y hacia el oeste hasta
como residencia. el límite internncionnl sin sobrepasarlo en ningún momento.
Nuevos fortines construidos en la zona recorrida por esta bri- En cumplimiento de estas misiones, In hrigada avanzó por el
gada asegurarían la misma contra posibles incursiones de las tribus valle del río Limay h asta el lago NahuC'I T111api, recorriendo en
em igradas. al mismo tiempo que sus efectivos explorarían basta total cerca de 5.000 leguas cuadradas, hasta mediados de marzo
los pasos de la cordillera, para estar prevenidos de hs futuras acti- de 1883, fecha en que dio por terminada su misión.
vidades de las indiadas. Durante ese lapso operó en Ja zona ordenada en las instruc-
El general Vill<.>~as, en el informe final el evado al inspector ciones particulares, librando rudos combates.
~eneral de armas el 5 de mayo de 1883, refiriéndose a "los bravos
de la 2'.\" decía: Mencionar los mismos sería más o menos r<'petir encarnizado~
encuentros como los sostenidos por las otras brigadas, oportuni·
... Si grandes han sido, señor Inspector, los resultados conseguidos dades en que tanto los comandos como las tropas evidenciaron
por Ja 2' Brigada, grandes y sensibles han sido también las pérdidas. capacidad profesional, valor y gran espíritu de sacrificio luchando
Tres jóvenes oficiales, tres esperanzas de la Patria han caído como bue- en zonas casi desconocidas, llenas de acechanzas y otros mil peli-
nos a la sombra de su pabellón; derramando su sangre en holocat1sto gros, como eran las que recorrieron altc-mando las montañas con
de la grandeza y e.~plendor de ella y en aras de la civilización. Capitán los bosques y montes a veces impenetrables.
Crouzeilles. Teniente Le~cano y Teniente Nogueira; son los nombres de Sólo se mencionarán:
esits ilustres víctimas. Sus cuerpos descansan en Ja nevada Cordillera
que nuestros antepasados treparon para llevar la libertad a nuestros La acción ejecutada por el teniente coronel D. Rosario Suárez,
hermanos de allende. Sus tumbas han sido di!!JlaS de argentinos. Han quien al frente de la vanguardia de la brigaca inició el avance el
muerto también, combatiendo al lado de sus beneméritos oficiales. 10 25 de noviembre de 1882. Con el fin de apoderarse ilc Sayhueque
bravos veteranos de esa brillada y tres h~n sido arrebntados por las im· y otros caciques refugiados en los toldos del cacique tehuelche Ina-
petuosas corrientes andinns.:io cayal, lle12:6 en su p<'rsccución a unas 125 leguas al sudeste del lago
Nahuel Huapi, es decir. a una y media jornada del río Chico, en
JJl Brigada (n órdenes del Teniente Coronel D. Nicolás Palacios).
el actual territorio del Chubut.
Re~imiento n" 7 de Caballería.
Batallón n° 6 de Infantería. No pudo conseguir capturar a Sayhueque, pero en cambio tomó
Indios auxiliares. varios prisioneros y hacienda a los tchuelchos.
El teniente c<'J"onel Palacios. empeñado en la tarea de dar con
:io Conqui.\ta del desierto. Operacior¡es principales de gwma, Coronel el cacique Lineo!, internado en la cordillera boscosa del lago Lacar,
( S.R.) D. Ismael Lugoncs, pp. 37 y 38. se puso en marcha tras él a principios de enero.

538
Sabiendo que no había can1inos, ni senda alguna, cerradas es-
pesuras boscosas, que los arroyos eran torrentosos y las pendientes
abruptas, es decir andando por un terreno desconocido por comple-
to, resolvió avanzar venciendo todos esos obstáculos y así exclamó:

"Si los indios han hecho esa travesía a pie, también podemos
hacerla los del 6 de línea". Y al cabo de tres días de penosa marcha,
abriendo picadas en la selva, la brigada alcanzó la indiada, luchó con
ella y después de derrotarla, .Ja despojó de sus bienes mal habidos.
El mismo Teniente Coronel Palacios, el 22 de febrero de 1883
libró en el paraje conocido con el nombre de Apulé o Apelec (al sur
del Lima y), un combate contra las indiadas de Sayhueque, quien logró
otra vez escapar a la acción de las fuerzas nacionales.

En C'sta acción el capitán Adolfo Druy (del C. 7) y teniente lQ


Eduardo Oliveros Escola, al frente de una patrulla de 15 soldados
y 10 indios auxiliarés, mientras efectuaban una exploración para
dar con Sayhueque e lnacayal, chocaron sorpresivemente con unos
400 indios de Inacayal a los ºque cargaron.
Repuestos de la sorpresa inicial, los salvajes reaccionaron em-
pleando las armas de fuego que tenían, con las que causaron once
bajas entre el personal de la patrulla.
El capitán Druy ocupó un cerro próximo a la espera del te-
niente coronel Palacios, a quien comunicó con un estafeta el encuen-
tro con los salvajes; mientras tanto resistió con sus escasas fuerzas
las cargas de su enemigo.
La providencial llegada de su jefe de brigada lo salvó de esa
difícil situación, huyendo entonces los indios.
Los resultados generales obtenidos por esta brigada, fueron: 31
Se recorrieron unas 2.400 leguas de terreno desconocido, lim-
piándolas de núcleos de las tribus remisas de Inacayal, Sayhueque
y otros caciques rebeldes.
3 -capitanejas y 140 indios de lanza, eliminados en encuentros.
2 caciques, 4 capitanejas, 114 indios de lanza y 361 de chusma,
entre prisioneros y presentados.
Se tomaron a este enemigo 8 fusiles, 6 sables y 180 lanzas.
Se construyeron nuevos fortines en los principales caminos y
sendas que provenían de la frontera, destinados a completar la
vigilancia de esa región neuquina.
Por parte de las tropas nacionales hubo que lamentar la pér-
dida del subteniente Lorenzo Sharples, ahogado con un suboficial
y siete soldados al vadear el Collón Curá, el 2 de diciembre de
1882. También el alférez Julio H. Mármol, un suboficial y un sol-
dado al atravesar crecido el Neuquén.

Coronel D. NICOLÁS PALACIOS, Comandante de. la III Brigada en la 31 Datos obtenidos, parcialmente, en el libro Conquista del 'Desierto. Ope-
expedición de lo• años 1882-1883. ( Cqpia obtenida en el· Archivo General raciones principales de guerra, Coronel ( S.R.) D: Ismael Lugones.
de la Nación.)
540 541
Esta expedici6n a los Andes, concebida y dirigida brillante-
mente por el general Villegru;, deparó los siguientes resultados
generales:
Se extendi6 el extremo sudoeste de la frontera de la República
con el desierto, desde el río Neuquén hasta el río Limay (lago
Nahuel Huapi), complementándose así los resultados de la expedición
del general Roca en 1879.
Quedó incorporada a la obra fecunda del progreso la zona
del actual territorio de Neuquén, eliminando a los salvajes que -
~

co
co
.....
poblaban la misma, verdadera rémora para el adelanto de esta
parte del país.
Se afianzó definitivamente la soberanía nacional en esas regio-
nes, que eran los refugios de Namuncurá, :t'l"ancucheo y otros empe-
cinados cacique indígenas, enemigos declarados de aceptar los rei-
terados ofrecimientos del gobierno para acogerse a las ventajas de
la vida civilizada.
Facilitó, de hecho, la posterior demarcación de la frontera
internacional en zonas no reconocidas hasta entonces.
En total resultaron 364 indios muertos, 1.721 prisioneros o pre-
sentados y la posesión de gran cantidad de ganado lanar, caballar
y vacuno.
Como bien lo expresara el .entonces ministro de Guerra, ge-
neral Victorica, no era el objeto de la expedición el exterminio de
la raza "sino de las tribus nómades, indómitas".
También decía el ministro de Guerra, general Victorica, en
la Memoria del Departamento a su cargo, presentada al Honorable
Congreso en el año 1883:
Las operaciones de la 2~ División han coincidido con el avance de
la frontera verificado por fuerzas de Chile. Según la memoria del Mi-
nistro de Guerra de aquella nación fueron advertidos el Coronel Urrutia
en los boquetes de Llaima y Villarica y el Comandante Druily en el de
Lonquimay para facilitársele el paso y darles a los indios a ese lado
tierras -aparentes a donde puedan domiciliarse. Aconsejaba este proce-
dimiento, según In mencionada memoria, la consideración de que esos
indios son más chilenos que argentinos desde que portenecen a la raza
araucana. Este diverso modo de proceder ha producido durante la
c.-ampaña en la proximidad de los límites algunos incidentes lamentables
contra las instrucciones terminantes de los gefes superiores y las ór-
denes de los respectivos gobiemos. No pueden ni deben tener tras-
cendencia alguna perjudicial a las buenas relaciones y serán por el
contrario motivo para demostrar la conveniencia de celebrai· prudentes
convenciones. Con posterioridad a esos incidentes, hánse dado dos
testimonios de buena armonía los oficiales respectivos que acampan
sobre las fronteras .

.. .>s reconocimientos de carácter científico que se realizaron


aportaron las bases para la futura colonización de las zonas de

543
los valles de los principales ríos dd Ncuquén y permitieron el
conocimiento de gran parle de la zona lacustre neuquina, en gene-
ral ignorada.
El telégrafo militar llegó a Ñorquín y según los deseos clel
ministro de guerra, lut"go, paulatinamente, se extendería hasta el
resto de las guarniciones recientemente instaladas. A lo largo del
río Negro y iSUS principales afluentes ya existían oficinas telt•gráfi- ..
cas en Paso de los Indios, General Roca, Fortín Llmay y Fortín
Trata yen. ·
Complementnn<lo las operaciones realizadas por las distintas
brigadas, el día 20 de marzo de 188,3 el general Villrgas envió
nuevas instrucciones a los jefes de .ellas, rC'lacionadas con la vigi-
lancia y seguridael del territorio de Neuquén.
Por las mismas se fijaban dónde se instalarían destacamentos
y fortines permanente~ para asegurar las comunicaciones con rcta-
guardin y vip:ilar los caminos ante una Pventual o posible aproxi-
mación de tribus <lesde la cordillera.
Así surgieron cn total y en forma casi paralela a la frontera
3 fuertes y 13 fortines, construidos por las brigadas desde el lago
Nahuel Huapi .hasta ~orquín, los que estaban guarnecidos por 4
jefes, 17 oficiales, 438 hombres de tropa y 100 indios amigos.
Los más importantes se denominaban:
Fuerte Cliacabuco, levantado por la III brigada en la margen
de un arroyo situado 5 kilómetros al norte del extremo este del
lago Nahucl Huapi, el 27 de marzo de 1883.
Fuerte Maiptí, en Ja zona oeste de la vega de Chapelcó (San
Martín de los Andes), el día 1 de abril de 1883, por la III brigada.
Fuerte ]unín ( Junín de los Andes ) levantado por la II brigada
sobre la margen derecha del río Chimehuin, en el paraje denomi-
nado Cuncum-Nicieu el 15 de febrero de 1883.
Fortines siguientes:
Capitán Crouzcilles se denominó así al fortín existente en el
paraje denominado Mamuil Malal, construido por la II brigada.
Teniente Lezcano en Ja zona del laj?;o de Huechu Lafquen, cons·
triuido con el anterior por el personal de la II brigada.
Paso de los Andes: se 11am6 así el fortín Pulmarí, construido
en la angostura que separa los lagos Aluminé y Noquehuá.
Subteniente Sharplcs. sobre la desembocadura del río Quem-
quemtreu en el Collón Curá, denominado así en homenaje a este
oficial que pereció ahogado el día 2 de diciembre de 1882, en la
marcha de avance de la III brigada hacia Nahuel Huapi, jun-
tamente con un suboficial y 8 soldados del regimiento n9 7 de
Caballería.

544
Caleufú, levantado en proximidades de la confluencia de ese El general Roca, presidente ·de lá Rept>blica, impuesto de la
río con el Collón Curá por la III brigada ,el día 10 de diciembre tarea ejecutada por el general Villegas y las fuerzas a sus órdenes,
de 1882, para mantener el enlace con la II brigada. le cursó la siguiente nota:
Teniente Nogueira, situado a 15 kilómetros al norte de la con-
fluencia del arroyo Pichi-Picun-Leufú con el río Limay, como ho- Presidencia de la República
menaje a este oficial, también fallecido en un combate contra los Oficial
salvajes. Buenos Aires, Abril 28 de 1883
Al General Conrado E. Villegas
Cabo Alarc6n, levantado en proximidades de la confluencia del RIO NEGRO
arroyo Picun-Leufú con el río Limay, para perpetuar el nombre
Acabo de ver el telegrama en que V. E. me comunica que ha in-
de un benemérito suboficial asesinado por los salvajes junto con formado a la Inspección de Armas su regreso a los Cuarteles y Campa-
dos soldados en el desempeño de un acto del servicio. mentos del Río Negro, dejando en todo el territorio conquistado las
Con estas obras se aseguró defintivarneote a las poblaciones guarniciones necesarias para asegurar su d~minio y evitar que los últimos
del sur de Mendoza y Pampa central contra furtivos golpes de mohicarios de Ja pampa, rehagan sus guandas.. . .
mano, ejecutados por partidas aisladas de indios provenientes de He seguido con vivo anhelo todos los mc1dentes de su brillante
ocultos valles cordilleranos, los que antes burlaban la escasa vigi- campaña, admirando una vez más las virtudes del soldado a~gen?°º•
lancia existente. · verdadero hombre de guerra que nunca siente hambre, cansancio ru te-
mor y está siempre pronto para las más atrevidas y arriesgadas e.m-
La campaña de loo Andes, si bien no deparó la ocupación defi- presas. , . . .
nitiva del desierto, fue una empre~a complementaria de la obra Nahuel Huapi y Bariloche donde V. E. de¡a flameando VJctono.so
emprendida por el doctor Alsina y el general Roca, que evidente- el pabellón que la Patria le confiara, son General, las columnas de
ment~ destruyó el principal foco indígena que quedaba en terri- Hércules de ésta grandiosa epopeya del Desierto que cuesta sudores
torio argentino, refugiado en las espesuras de los montes· neuqui- de sangre y mares de lágrimas a la República.
nos y otras guaridas ocultas en las quebradas de los contrafuertes la ola de bárbaros que ha inundado por espacio de siglos las di-
andinos. latadas y fértiles llanuras de las pampas y que nos tenía co~o oprim~­
dos en estrechos limites, imponiéndonos vergonzosos y humillantes tri-
En los párrafos del informe que elevara el general Villegas butos, ha sido por fin destruida o replegada a sus primitivos lugares
al inspector general de armas, fechado el 5 de mayo de 1883, decía: allende las montañas. Más allá de ese encantado lago de aguas azules
a cuyas márgenes levantan sus tiendas las bayonetas argentinas, en _los
En el territorio comprendido; entre ·los ríos Neuquén, Limay, Cor- mismos sitios en que en un porvenir no remoto surgirán poblacio~es;
dillera de los Andes y Lago Nahuel Huapi; no ha quedado un solo no quedan ya indios, tribus audaces ni caciques terribles que atemoncen
indio, todos han sido arrojados al Occidente. Con la vigílancia que en a Jos pastores e impidan el cultivo de los campos.
adelante ejercerán nuestros destacamentos, colocados en los boquetes de Los padficos y hospitalarios patagones, de índole dulce. y ro.ansa,
Ja Cordillera; les será imposible pasar al Oriente. Al sur del Río Limay no necesitarán la represión de las armas para someterse al 1mpeno de
y en lo que propiamente se puede llamar Patagonia, queda del salvaj~ las leyes de la Naci6n.
los restos de Ja tribu del cacique Sayhueque, huyendo, pobre, miserable Esas ramas de laurel general, se conservarán siempre verdes en
y sin prestigio. Hoy, recién, puede decirse que la Nación tiene sus las sienes de los valientes que han sabido cogerlas en aquellos abruptos
territorios despejados de indios, pronto asl, a recibir en su fórtil suelo, a o nevados ventisqueros de los Andes australes y servirán ,_de llamada
millares de ·seres, que sacarán de él, sus ricos productos. La Patagoni:l permanente a la atención y gratitud públicas porque tales servicios a ia
será, sin duda, un emporio de riquezas. El territorio del Sur del Río civilización y al engrandecimiento nacional, son de aquellos que los
Limay, es inmensamente rico y se está brindando a la colonización; con pueblos no olvidan nunca; así J:an repercutido en to~os los ámb~tos
una vía fácil por el paso de Bariloche. La region de. los Lagos; en del país los éxitos de su campana que pone punto fmal a un triste
cuyas márgenes podrán establecerse millares de hombres y conducir y lúgubre capítulo de nuestra historia.
en su fácil navegación, los productos que la naturaleza les está brin- Al cultivo del trabajo en la paz, norte actual de la República, no
·dando. Todo allí se produce y solo falta que la mirada inteligente del lardarán esas vírgenes comarcas en abrir sus senos fecundos y brindar
hombre se fije en ese suelo para sacru- de él un céntuplo de lo que el en huertas sembradas los valles y colinas, cubiertas de vides, mares de
indio ignorante le arrancaba.u2 mieses y rebaños sin fin, en abundante y espléndido banquete a millo-
nes y millones de seres que no olvidarán en su alegría y en la embriaguez
de la riqueza y el bienestar a los humildes héroes que entregaron tan
s2 Conqul.rta del Desierto. OperacfOM$ prlncípale.s de guerra, Coronel anchurosos oampos, libres de peligro, a la actividad humana.
(S.R.) D. Ismael Lugones, pp. 36 y 37. Para felicitar general Villegas n V. E. y a Ja División que tan

546 547
hábilmente ha dirigído bastará decirle que, tanto el Gobierno como el
país todo,· se sienten orgu11osos de sus soldados y también su jefe y se oponían tenazmente a la expansión de la civilización en aque-
amigo que sabe cuantas desconocidas emociones tienen para el soldado llas latitudes. ·
y son compensación de sus amargas horas. · En los años 1882 y 1883, al mismo tiempo que el general Vi-
Estas románticos campañas al Desierto es lástima concluyan, eran Uegas efectuaba la expedición de los Andes, el capitán de fragata
una admirable escuela para los jefes y oficiales del ejército. Obligado insistía en su deseo de llegar al Nahuel Huapi, realizando
Le estrecha la mano y saluda a todos sus compañeros de armat su tercera y última exploración del río Limay.
Juli-0 A. Roca. a2 bis Para ello remontó a principios de 1883 dicho río con el vapor
"Río Negro", pero no tuvo la suerte de ver coronados por el éxito
Finalmente, del punto de vista profesional, esta campaiía puso sus reiterados y buenos propósitos.
en evidencia una vez más las sob~esalientes aptitudes y otras con- La satisfacción de poder llegar al Nahuel Huapi a lo largo
diciones que tenían nuestros soldados. del Limay le estaba reservada a una, comisión integrada por los-
A pie o a caballo recorrieron inmensas distancias, llenas de tenientes de la. armada Eduardo O'éonnor y Federico Erdmann,
obstáculos donde se ponían a prueba su ingenio y perseverancia guardiamarinas León L. Zorrilla y Elías Romero, quienes en una
para vencerl~s. Cuentan las memorias de guerra respectivas, que nueva tentativa llegaron el 12 de noviembre de 1883 en el vapor
para el pasa¡e de las lagunas y arroyos se empleaban pelotas de "Río Negro" hasta el Limay y el Collón Curá.
cuero en cuyo interior se ponían las ropas y armas, pelotas que los Desde dicha confluencia prosiguieron, en una lancha construí- .
soldados tit'aban con los dientes mientras nadaban de costa a costa. da a esos fines, por el curso superior del Limay, teniendo la agra-
En otras oportunidades se construyeron con eleme~tos de cir- dable sorpresa de arribar el 1J de diciembre de 1883 al ,Nahuel
cunstancias, balsas. Huapi. _
Después de efectuar un reconocimiento completo del lago,. el
... y algunos cueros que me servían para hacer pelotas, las cuales día 7 de febrero iniciaron el regreso a Carmen de Patagones; pu-
eran necesarias pasarlas a las colas de los caballos, habiendo suspendido diendo ratificar el teniente O'Connor qu~ el Limay no era total-
esta operación a las 4 p m. por el excesivo frío que empezaba a hacer. mente navegable en cúalquier época del año.
· Asimismo. en este viaje fluvial se efectuaron estudios hidro-
Otras veces fuertes vientos; nevadas abundantes y temperatu- gráficos y geológicos de las márgenes de los ríos Negro y Limay,
ras de. 8º bajo cero obligaban a relevar a los centinelas antes de levantándose planos muy completos y de gran utilidad para pos-
media hora de estar apostados, mereciendo la tropa por su admi- teriore1) empresas. ·
rable comportamiento, sufrimiento y vigor en tan rudas fatigas, el ' Estas expediciones, al igual que otras realizadas en esa época
más cálido elogio de sus- superiores, como está consignado en los a lo lar¡!o del litoral patagónico, ponen en evidenda la estrecha
respectivos diarios de marcha.Ja cooperación que prestó nuestra marina de guerra en este proceso
En cuanto a los com¡mdos, sin distinción de jerarquía alguna, de la conquista del desierto, derramando sus miembros su san~e
también evidenciaron valor y arrojo, que rayaban en imprudencia, generosa en apartadas regiones, como el caso del subteniente Ru-
como el caso del capitán Crouzeilles. perto Maza (comandante del cúter "Bahía Blanca"), asesinado
También es Ul) digno ejemplo el comportamiento de los sar- en 1881 por los indígenas en un sorpresivo malón ~obre el puerto
gentos mayores Ruibal y Daza, a quienes vemos franqueando, de San Antonio.
noche, ríos torrentosos, y otras combatiendo solos, antes un enemi- En marzo de -1884, debido á la enfermedad del general Ville-
go muy s~perior, terminando herido de bala y arma blanca, como gas, se hizo cargo del comando de Ja 2ª' División de Ejército el
le aconteció al sargento mayor Ruibal. ·
general Vintter, sin perjuicio dél gobierno que ejercía en el terri-
En fin, enumerar estas gestas heroicas sería una tarea ím- torio de la Patagonia.
proba por su v~stedad, mencionándose tan solo aquellas que nos
ilustran con más detalles y a cuyos protagonistas la Nación debe Esta división, después de la campaña de los Andes, vigilaba
recordar agradecida, porque con sus generosos sacrificios contri- por el oeste con sus fuertes y fortines la Hnea del río Agrio y por
buyeron a bon-ar la barbarie y poderío de los indios del sur, que el sudoeste y sur, la línea que desde el lago Nahuel Huapi pro-
seguía por los valles de los ríos Limay y Negro.
Con SJJS destacamentos adelantados continuó efectuando la ex-
112 bl• La lanza rota, de D. Schoo Lastra, p. 153. ploración de los valles al este de Ja cordillera, para eliminar los
33 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1883, t. I, p. 291. restos de inclios remisos que hubieran quedado en nuestro territorio.
548
"
549
indios, a efectuar por tres columnas ligeras, que obrando simul-
Eludiendo hábilmente esa vigilancia, en el sector de la II bri·
gada, algunos grupos de indios arrebataron parte del ganado del
táneamente por el norte, sur y oeste lograrían el sometimiento de
las indiadas hostiles que aún resistieran.34
fuerte Junín de los Andes. - • A tal fin partió del fortín Valcheta, el 21 de noviembre de
Tal novedad dio Jugar a una persecución efectuada el 29 de 1883. al frente de unos cien hombres del C.5 y C.7, inclusive unos
febrero de 1884 contra unos 70 indios de los capitanejas Queupo 38 indios auxiliares (ver anexo no 7).
y Nahuel, a quienes se rescató el producto del robo. Después de seguir Jos primeros cinco días de marcha por el
En esa oportunidad hubo que lamentar las sensibles pérdidas camino a Nahuel Huapi, tomó luego hacia el sudoeste y se internó
del teniente del C.2, Casildo Ferreyra y un soldado, que víctimas en pleno desierto, es decir "al corazón de la Patagonia".
de su desmedido arrojo se distanciaron excesivamente en la per- Este cambio obedecía a los deseos de reconocer el río Chubut
secución. y al de tratar de batir Jos lugares: Tromenieyo (90 km de Castre ),
En total, hasta el 16 de febrero de 1884, la 2~ División tenía Manquicbao (210 km al este-sudeste de Nahuel Huapi ), y Yala-
entre prisioneros y presentados: 7 caciques, 565 indios de lanza y Lababat, por ser zonas de campamentos de las tribus de Sayhueque.
1.230 de chusma, de los cuales prestaban servicio como auxiliares La marcha se hacía en condiciones difíciles por los obstáculos
7 caciques y 530 indios de lanza_ que entorpecían el avance a campo traviesa y por entre las sierras,
El mismo Namuncurá, acérrimo enemigo del gobierno, se pre- dado el interés de sorprender a las indiadas, atacándolas por donde
sentó voluntariamente eJ 24 de marzo de 1884, en el sector de la menos podrían esperarlo.
I brigada a lns autoridades militares del fortín "Paso de los Andes", La columna llegó al cañadón de Tromenieyo, donde se en-
con 9 capitnncjos, 137 indios de lanza y 185 de chusma, respon- contraron indicios de haber acampado en el mismo Sayhueque.
diendo así a los reiterados y generosos ofrecimientos de someterse De allí se prosiguió hacia la sierra nevada de Zeballos l6 y
a las leyes protectoras que se Je acordaban. sucesivamente al paradero de Irschiquig, mientras las patrullas ex-
Con su feliz actitud desaparecía un motivo más para continuar ploraban hacia Maquinchno, lugar que durante largo tiempo fue
la lucha en el desierto, tan solo emprendida para exterminar a aque- el principal campamento de Sayhueque, pero nada descubrieron
llos indios rebeldes a la acción civilizadora de la nación, en regiones en esas zonas.
donde su progreso económico le exigía proporcionar Ja seguridad Por tal causa la columna se dirigió hacia otro posible cam-
necesaria a la expansión de su población y nuevas industrias_ pamento indígena, denominado Yalalababat, distante unas 16 leguas
La 3' División de Ejército, con jurisdicción en La Pampa cen- del río Cbubut, donde tampoco se dio con los enemigos buscado5.
tral (comando en Villa Mercedes), se desempeñaba como gendar- La necesidad de conoc~r y explorar la región entre los ríos
mería militar, asegurando el avance e intalación paulatina de las Chubut y Senger orientó porteriormente el avance hacia el valle
poblaciones rurales en las zonas que fue!on antiguos reductos ran- del Cbubut, marchándose por terrenos difíciles. Dice el informe
queünos y de Namuncurá. del teniente coronel de Roa:
Esta división vigilaba el sector que desde Villa Mercedes (San
Luis) se extendía por los nuevos pueblos de Fuerte Victorica y ... La jornada de este d!a fue penosísima. La caballada que se
de General Acha, hasta su extrema izquierda en el Paso Alsina hallaba bastante flaca y despeada por efecto de las marchas anteriores
sobre el Colorado. sufri6 este dfa 7 de diciembre como ninguno. Obligada a marchar 16
Al sur del Limay y Negro sólo vagaban desmoralizadas las leguas por un terTeno quebradísimo como no es posible imaginar otro
tribus rebeldes de Inacayal. Sayhueque y otros caciques, quienes peor, sembradfl su superficie de fragmentos de cuarso hiaüno, de pór-
fido, de lava y de captus espinosos como pocos de su especie, con caren-
desdeñaron los oportunos ofrecimientos de las autoridades milita- cia absoluta de agua y de pasto, y bajo la acción de un sol abrasador,
res para gozar de las ventajas de la vida civilizada bajo el amparo
de las leyes de la nación.
Contra estos indómitos caciques el general Vintter, en su ca- :J'4 Menwria del Departamento de Guerra 11 Marina, 1884, p. 101, y 1884-
rácter ele ~obernador de la Patap;onia, ordenó al teniente coronel 1885, p. 56. Otras tropas de estn ex·pcdición, al parecer al mando del Capitán
José A. Sosa, fueron trnnsportadns por mar, desde Vie<lma a Puerto Deseado,
D. Lino Oris de Roa Ja ejecución de una nueva expedición punitiva. para operar desde esa zona en combinación con el resto de la columna a cargo
Además, dicho jefe debía explorar y reconocer el interior des- del Coronel de Roa. De estas fueruis do Puerto Deseado no se logró obtener
conocido de la Patugonia (en la zona entre puerto Deseado, el datos de su actuación.
3.'.I Cordón paralelo o la Cordlllern, situado al N. E. del río Chubut y a
río Negro, los 40 grados de latitud y los primeros ramales de los unos 60 Km al E. do Gasb"e.
Andes), para preparar una última y decisiva expedición contra los
551

l
esos arúmales, a pesar de haber sido relevados tres v~. sufrieron
tanto, que 38 caballos de marcha y yeguas de racionamiento cayeron
estenuados de fatiga, y cuatro mas sucumbieron atacados de un tem-
blor violento que los derribaba al suelo muriendo instantáneamente."6

Ese día ( 1 de diciembre), se acampó sobre la margen norte


del Chubut E:D la zona de Paso Concepción ( unos 200 km al sur-
sudeste del lago Nahuel Huapi), comprobándose que por alü no
había pasado Sayhueque, debiéndose encontrar entonces refugiado
en la cordillera.
El 9 de diciembre se pasó a la orilla sur del Cbubut, arrastran-
do la fuerte corriente a un caballo y su jinete, primeras bajas de
esta campaña.
Por el valle del· Chubut se recorrieron unas 13 leguas aguas
abajo hasta un paso que se lo denominó "Paso de la Expedición"
(zona actual de Paso de los Indios). Allí se juntaban dos caminos
usados normalmente por Jos indios y provenientes de la cordillera
y del alto Senger.
En este campamento permaneció la e~pedición buscando nue-
vos indicios de Jos salvajes, que les permitieran orientar sus activi-
dades. Precisamente por la captura de varios indios de las tribus
de Huichaimilla, Huenchunecul y de Inacayal se supo que:
A pocas jornadas y próximas a los contrafuertes andinos se en-
contraban las tolderías de Huenchunecul, y a unas 20 leguas al
norte, las del cacique Cumilao, existiendo en las mismas cerca de
un centenar de indios en total.
Inacayal se encontraba, desde hacía un mes, en las márgenes
del río Tapelcy 37 , aprestándose para refugiarse en la cordillera.
Este cacique había protegido a · Sayhueque anteriormente y ade-
más su hijo cuidaba los bienes de Ñ'ancucheo.
Que con Inacayal se hallaban fas tribus de Foyel-Chagallo y
otros capitanejos, reuniendo en toial unos 350 indios de combate.
Que los caciques ...

. . . se habían invitado recíprocamente con Sayhueque que estaba


en el Norte para unirse y pelear a las tropas hasta morir. Que la
vigilanCia que se tenla en los toldos era grande, y que de ellos no se
separaban los hombres más que en reducido número y por pocas horas
para bolear, teniendo ul propio tiempo el encargo de bombear el ((ampo
y cortar rastros en todos rumbos.38

sa Merrwria del Departamento de Guerra lj Marina, 1884, t. J, p. 75.


Teniente Coronel D. UNO O. DE R01\ , ] <'ÍC ~le h c:q~e? iciún _a! interior

.
11 Debe ser el rio Appeleg (ver anexo n° 7).
de la Pala¡?onia I' 1 1.u~ :1i10~ 1883- lSIH . (~op1a foto~r,1 f1t-:i fac1htada por
38 Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1884, t. l , p. 7:5. ..J serio T l·11il'11 l1• Corone·! D. ,\ mhal flp~ t·~ ele Roa.)

552 553
.. continuar la exploración, y aprovechar, si la oportunidad se pre-
Ante esta situación resolvió el teniente coronel de Roa atacar sentaba, de tentar un golpe contra la coalisión de lnacayal.
sorpresivament~ a las toderías más próximas (las de Cumilao y
Huenchunecul), buscando no sólo batir a ese enemigo, sino reco- Así marchó hacia la confluencia del arroyo Genua con el Sen- .
nocer el terreno hasta la cordillera y agenciarse de ganado para el ger y de allí hacia el curso inferior del Tapeley, para remontarlo
consumo y para reponer sus medios de movilidad en vista a futuras y tomar por retaguardia a lnacayal.
operaciones. El 30 de diciembre se llegó al Senger y por él se siguió aguas
Para ello formó dos patrullas fuertes, mandadas por el sargento arriba hasta las faldas de la cordillera. El 1 de enero de 1884, los
mayor D. Miguel Linares y el capitán Manuel Peñinory. Mientras indios ya habían advertido la presencia de su ene~!go, comunican-
tanto el teniente coronel de Roa, con el resto de las tropas, se situó do la novedad mediante fogatas, que pronto se repitieron a lo largo
en el paraje Bajo del Ca~tillo (ubicado al pie de las cadenas de de la cordillera.
Sierras de Victorica), desde donde estaba en condiciones de auxi- , Pese a ello el teniente coronel de Roa decidió avanzar hasta
liar a cualquiera de las patrullas. la zona en qu~ se produjo la primera fogata, distante unas seis
El sargento mayor Linares no dio con las tolderías de Huen- leguas del lugar en que se encontraba.
chunecul, por haber cambiado recientemente de lugar; en cambio Cuando la vanguardia alcanzó el lugar indicado que era una
capturó 7 indios de chusma y 49 yeguarizos de Cumilao, después quebrada del valle del alto Senger, fue atacada. sorpresivame~t~
de poner a dos indios fuera de combate. · por unos 300 indios de Inacayal, divididos en vanos grupos, .ºn~1-
Tampoco pudo evitar la fuga de un salvaje hacia la cordille- nándose un reñido entrevero y combate por el fuego, pues los md1os
ra, el que Jlevó el parte de la presencia de tropas en esa zona, lo disponían de más de 100 carabinas y fusiles Martiny.-He~y, que
que óriginó que los indios se internaran en las sierras, malográn- para bien de los expedicionarios no manejaban con ef1cac1a.
dose con ello la misión del capitán Peñinory, quien sólo pudo tomar La oportuna cooperación del teniente coronel .de Roa. con el
a un indio y un muchacho. resto de las fuerzas impidió . la eliminación de la vanguardia, ante
Por este prisionero se supo: . el audaz y sorpresivo ataque de los salvajes.
Que Sayhueque se había retirado un mes atrás, al sur del Chu- Como saldo de este combate quedaron 4 indioo muertos Y
but, hasta el paraje Schiuniqueparia (Juncal del Sol), donde tenía unos 16 heridos; las propias tropas también tuvieron 2 soldados
unos 400 inclios de lanza. heridos.
Otra patrulla de exploración, que al mando del ca~itán Peñi-
Que ... nory se dirigía hacia una entrada del Senger en la co~dillera, tam-
bién fue atacada por unos 60 indios, pqr lo que el teruente coronel
... en SchuniqtJepnria había tenido lugar un gran parlamento, al de Roa destaéó en su auxilio al sargento mayor Linares al frente
que concurrieron lnecnyal, Foyel, Chagallo, Salvutia, Raye), Nahuel, de 30 hombres, pero los indios no buscaban obtener éxito sino en
I'ichi-Curuhuinca, Cumilao, Huichaimilla, Huenchunécul, Huilcaleo y otros un ataque sorpresivo, así que rehuyeron pronto el encuentro al ver
caciquillos en representación de su tribu--y Sayhueque con todos sus la proximidad del sargento mayor Linares. _
capitanejos. . .. Que en el parlamento-Se arribó a la conclusión de no Al poco tiempo se logró juntar toda la columna y después de
entregarse ninguno a las fuerzas del Gobierno y de pelear hasta morir,
debiendo prestarse recíproco apoyo las tribus entre sí. Que la señal de un breve descanso se replegó hacia el río Genua, ante el t~mor
alarma convenida era prender fuego en los cerros, y que según su número de que en medio de la oscuridad y semirrodeados por ene.m1gos,
1

y situación tenían su inteligencia esplicativa, cosa que solo era conocida éstos prencliernn fuego al terreno por el que deb1a transitar la
por los caciques ...ss tropa.
Los salvajes observaban constantemente desde las alturas pró-
Que los tehuelches, unos 400 indios en total, se encontraban ximas la marcha de la expedición, pero no intentaron atacarla.
ep el curso superior de los ríos Deseado y Santa Cruz, no partici- La falta de subsistencias y el estado de cansancio de la caba-
pando de los parlamentos mencionados. llada decidieron la retirada general, haciéndose por el _valle del
El teniente coronel de Roa, considerando que con los medios curso medio del río Chubut sobre Colonia Chubut (a 130 leguas
disponibles y estado de la caballada no le era posible atacar con del lugar en que se encontraba la columna), por s~r el. camino más
éxito a S~yhueque en sus seguros refugios, resolvió ... corto y por la necesidad de explorar esa nueva drrecc1ón, descono-
cida hasta entonces.
Las jornadas fueron cortas, intercalándose prolongados descan-
Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1884, t. I, p. 78.

554
311
• 555
sos por el estado del ganado. El 25 de enero, después de 66 días derías habituales, refugiándose prontamente en las quebradas de la
de operaciones, llegó la columna al Rincón de Santa Cruz (zona cordillera.
del posterior Fuerte "General Villegas") donde permaneció unos El mal estado de la caballada y su poca adaptación al suelo
25 días para que se repusiera bien el ganado y estuviera en condi- de las mesetas y quebradas recorridas impidió efectuar una perse-
ciones de afrontar la etapa final hasta el fortín Valcheta (a unas cución más activa y obtener resultados más positivos en la batida
110 leguas de distancia). realizada.
Aún restaba al Teniente Coronel de· Roa explorar la zona entre En el valle del arroyo Valcheta se construyó un fortín y otro
el río Chubut y fortín Valcheta, donde se sabía que actuaba el estaba por terminarse en una aguada, lugar de paso obligado para
cacique Gervasio, principal enemigo de las poblaciones entre el cualquier tentativ~ de invasión a las poblaciones situadas en el
Chubut, el río Negro y la península de Valdez. curso inferior del río Negro.
Buscando las guaridas de ese cacique, el Teniente Coronel de En el resto del año 1884, los acontecimiento dejaron de revestir
Roa reanudó el día 10 de febrero de 1884 su avance hacia el norte, la importancia de años anteriores. Sin embargo, se caracterizó por
recorriendo el curso de los arroyos Telsen y Cona. la sumisión del resto de la indiada hostil, con lo que el proceso
Después de 18 días de marchas y exploración, no pudo dar de la lucha por la conquista del desierto llegaba pronto a su fin.
con las tolderías de Gervasio, quien al comprobar la presencia Así, ocurrió que: .
del enemigo, se había refugiado probablemente en parajes más Antes de la presentación de Namuncurá (24 de marzo de 1884),
seguros. se sometió a las autoridade.5 de ~orquín, el 10 de marzo de ese año,
El l de marzo la expedición llegó al arroyo Valcheta, donde el cacique Maripan con 50 capitanejos y 134 indiós de lanza.
finalizó su cometido.
Como resultado de su actuación, se puede expresar: El 28 de mayo lo hicieron en el fuerte ~orquín Jos capitanejos
Que se verificó que al interior de Ja Patagonia se podía pe- Yiillapí, Vidal y Antuco el Bulnes, con unos 20 indios.
netrar sin correr los riesgos motivados por la presencia de un El 29 de mayo también se presentaron voluntariamente en el
absoluto desierto, carente de medios de vida ·como se había ge- Fuerte General Roca, 71 indios, 51 mujeres y 44 menores.H
neralizado en el medio ambiente hasta entonces, al decirse que Evidentemente, la mas~ de los indígenas comprendió que era
no había agua, vegetación y vida animal. Por el contrario se com- mejor optar por las facilidades que les otorgaba el gobierno a
p_robó la existencia de fértiles valles con pastos tie;nos y frutas cambio de su sumisión, que pasar miserias vagando constantemente
silvestres, una gran cantidad de guanacos, avestruces y vacas sal- para substraerse a las intensas batidas que las tropas iban efec·
vajes. En otros parajes recorridos se utilizó la leña y agua de los tuando cada vez má profundamente en todo el extenso territorio
cañadones. · que ellos antes ocupaban. .
Se recorrió en diversas direcciones durante casi cuatro meses Los más díscolos tentaron golpes de mano sobre el fortín
una zona de unas 700 leguas, desde cerca del Atlántico hasta los Alarcón y otras zonas limítrofes, pero algunos fueron capturados
contrafuertes andinos y desde el sur del río Negro hasta el Senger y otros muertos, como los caciques Kuepú, Meliqueo, · Manq~epu,
y Chubut, donde sólo vivían indígenas en estado de semibarbarie. Niculman y varios más, últimos representantes de esa raza mdó-
Se rectificaron conceptos erróneos y completaron otros sobre mita, que prefirieron sucumbir a abandonar su vid.a nómade y de
la topografía e hidrografía de esa zona, especialmente el río Chu- pillaje.
but, el que fue reconocido en la mayor parte de su curso. Restos de salvajes ocultos en sus tolderías en el Senger y curso
Al recorrer el teniente éoronel de Roa su úlÚma jornada, evi- superior del Chubut, para proveerse d<: ~edios de vida asalt~on
dendó la posibilidad de establecer una nueva ruta para las pobla- los establecimientos aislados de las colonias galenses del Atlántico,
ciones y colonias existentes entre los valles del río Chubut y asesinando a los pobladores que se les oponían.
Valcheta. 40 Por la seguridad de esos colonos, el general Vintter, en su
En cuanto a los salvajes que moraban al 6Ur del río Negro, carácter de comandante de la 2~ División de Ejército, ordenó al
la presencia de las tropas expedicionarias los ahuyentó de sus tol- teniente coronel D. Vicente Lasciar que con 50 hombres del C. 5
estableciera una guarnición militar en un paso obligado del río
Chubut conocido con el nombre de "Corral Charmata" (luego for·
~o Colonia galense de Rawson, establecida desde julio de 1865 en Ja ' -
zona de la desembocadura del río Chubut y otras en Caimán y otros lugares
del valle formado por el curso inferior de ese rlo. 1 u Memoria del Depart~nk> de Gusrra y Marina, 1884, 1885, p. 21.

i
556 557
tín General Villegas), desde donde cerraría la puerta a los salvajes a dicho cacique su rendición, pero éste le expresó que le había
en su tránsito hacia el norte. • prometido al General Vintter que se presentarla en el lago Nahuel
Como este fortín evidentemente interfería las actividades ilí- Huapi, lugar adonde ya se dirigia.•s
ci.tas de las tribus lugareñas, los caciques Inacayal y Foyel deci- Efectivamente, e) sargento mayor Vidal comprobó ello y el
dieron atacarlo. · 1 de enero de 1885, Sayhueque, el más poderoso y temido cacique
A principios de octubre de 1884 se aproximaron al mismo, pero 9el sur, se presentó en el fuerte "Junín de los Andes" al jefe del
al ver a la tropa aprestada para la defensa simularon los caciques C. 7 (teniente coronel Nadal), amparándose en !rus leyes de la
nombrados una presentación voluntaria. Nación juntamente con 700 indios de lanza y 2.500 de chusma
El Teniente Coronel Lasciar la aceptó en principio mante- pertenecientes a las· tribus de Inacayal, Huenchunecul, Chiquichan,
niendo como garantía en rehén a Inacayal y a la mitad de la in- Qual Salvutia, Prayel, Nahuel, Pichi-Curuhuinca, Cumilao, Foyel y
diada. Mientras tanto Foyel, con el resto de la partida, regresó en otros más.
busca de sus familiares para efectuar la presentación, escoltados '
por una patrulla de 20 soldados al mando del Teniente Insay, quien Posiblemente movió a este cacique a tomar esta determinación
debió activar el regreso. el hecho de comprobar que no podría eludir permanentemente la
Una vez que Foyel llegó a sus tolderías (en las márgenes del acción de las tropas nacionales, que d(a a día más estrecho con-
río Genua) evidenció mala voluntad en cumplir con su presentación· tacto le mantenían, obligándolo a peregrinar con sus familiares de
e hizo veladas amenazas a la patrulla del Teniente Insay; con este refugio en refugib para escapar a su persecución.44
mal proceder obligó a este oficial a salvar esa crisis peligrosa. En cuanto al Sargento Mayor Vidal regresó a -Valcheta con-
Para ello, atacó sorpresivamente en la mañana del 18 de oc- duciendo los prisioneros tomados por el Teniente Insay en las
tubre a las tribus que ... tolderfas del río Genua, que junto con 300 indios de las tribus de
Chiquichan y de Qual, eran los últimos representantes de la otrora
... aun cuando éstas opusieron alguna resistencia por el excesivo fuerte confederación indígena de Sayhueque.
número d.é hombres que tenía sobre nuestra pequeña fuerza, muy luego
cuando VIeron caer una treintena de su gente, empezaron a desbandarse
Lo narrado fueron los principales acontecimientos y operacio-
mendo perseguidos por nuestias tropas sellando con este hecho sobre esas nes efectuadas por la 2~ división de Ejército hasta la sumisión de
tribus el último choque de armas de la civilización contra la barbarie en Sayhueque.
el Sud de 18 Repúblic:a. •2 Al sur del río Negro tan sólo vagaban las pacíficas tribus te-
huelches, que entregadas a la caza y otros quehaceres comerciales
. ~ún quedaba en libertad y en actitud peligrosa el cacique habían renunciado por completo a las correrías, obedeciendo a las
prmc1pal Sayhueque, quien tenía un gran prestigio por su poder autoridades situadas al sur del río Deseado.
entre las tribus situadas al sur del Nahuel Huapi y más al interior
de la Patagonia. Terminadas con la sumisión de Sayhueque las operaciones de
. Contra él, el General Vintter previó una nueva expedición a guerra para someter a las indiadas rebeldes, la D. 2 tuvo por .misión
e1ecutar por tres columnas llgeras, las que operando en forma con- fomentar la población y progreso de los pueblos que iban sur-
céntrica acabarían con la resistencia de este cacique y de las tribus giendo bajo su amparo.
que le seguían. Así, eJ 20 de febrero de 1885, informaba el general Vintter:
En tal sentido dispuso que el segundo jefe del C. 5, Sargento
Mayor D. Miguel Vida!, al frente de 50 hombres, marchara al
Fuerte General Villegas para entrevistarse con el Teniente Coronel u En realidad el que inici6 las gestiones para el sometimiento de Sayhue-
~sciar y combinaran la forma de atacar a Sayhueque y tribus .de que fue el Teniente Coronel D. Roque Peitado, jefe del C. 7 y de la frontera
Foyel desde el sur, mientras que otra columna procedente del lago del Lirnay, prosiguiendo luego las mismas el Teniente Coronel Nadal, por relevo
Nahuel Huapi cooperaría en esta acción, de la cual resultaría la de aqu~I.
captura de las indiadas enemigas. 44 Sayhue~ue, junto con su tribu, fue recluido en la colonia indígena
"16 de octubre , dedicándose en esta zona andina a labrar las tierras que
. A Jos doce días de iniciar su avance, el Sargento Mayor Vidal el gobierno le don6, falleciendo el 8 de setiembre de 1903. Con su muerte
dio co~ los rastros de ~ayhueque y tras seguirlos activamente intimó desapareci6 el último monarca, vestigio de una raza salvaje e indómita, que solo
se doblegó ante la obra del nuestro ejército expdiclonarlo. A estp prestigioso
ca.cique cabo reconocerle como mérito póstumo que en todo momento se sintió
"2 Mtlml>rl4 del Departamento de CtJetTa y Marina, 1884-1885, p. 61. argentino, prelirie11do entregarse antes de huir a tierra extranjera.

558 559
Viedma, Febrero 20 de 1885. Ha concluido para siempre en esta parte, la guerra secular que
contra el indio tuvo su principio en las inmediaciones de esa Capital el
Al señor Jefe del Estado Mayor General del Ejército, General de aúo de 1535.
División D. Joaquín Viejobueno. . 43

1 El gobierno nacional, vislumbrando por anticipado el resultado


Me es altamente satisfactorio y cábeme el honor de manifestar al feliz contenido en el informe del General Vinterr, promulgó en
Superior Gobierno y nl país por intermedio de V. S. que ha desaparecido octubre de 1884 la ley 1532, por la cual dio organización y límites
pnra siempre en el Sud de la República toda limitación fronteriza contra ,, a los territorios nacionales, surgiendo así de su división las gober-
el salvaje. · naciones de La Pampa, del Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa
El antiguo dominador de 'la Pampa, el conocido Namuncurá por larga Cruz y de la Tierra del Fuego.
tradición que se presentó con los restos de sus aguerridos guerreros y • Después de 1885 las tropas nacionales guarnecieron. hasta 1897
familias acatando las leyes del país en Marzo del año que acaba de fina- la línea militar d e los ríos Negro y Limay, fecha en que el ~eneral
lizar, se halla hoy asentado en Cbimpay, acantonamiento de esta Lútea D. Rudecindo Roca, en su carácter de comandante de la División·
militar, entregado por completo a las prácticas de la vida civilizada. de los Andes, la abandonó porque no tenía objeto como frontera
El Cacique Saihueque, cacique eminentemente prestigioso por su militar, desde la desaparición de los indios.40
poder entre todas las tribus que tenían su asiento entre el río Collon-Curá. · Dicho general propuso a la superioridad substituir esa línea
afluente del Limay al Norte, y el río Deseado al Sud, acaba de efectuar de frontera por una nueva, paralela a la cordillera de los Andes,
su presentación voluntaria, y con él también 'los caciques de orden inferior,
Inacayal, Huenchunecul, Cbiquichan, Qual, Salvutia, Prayel, Nahuel, Pichi- que consultaba mrjor a las necesidades de seguridad militar de la
Curuhuinca Cumilao y otros, incluso el obstinado y rebelde Foyel cuya frontera.
tribu fue últimamente derrotada en las orillas de Genua. · Así desaparcci6 la vieja línea del Negro y Limay, ~stablecida
por los Generales Roca y Villegas, y en el años 1900 la nación ocupó
Consiguientemente, puedo decir a V. S. que hoy no queda tribu definitivamente la Patagonia a raíz de los reconocimientos y nuevas
alguna en los campos 'que no se halle reducida voluntaria o forzosamente, guarniciones y pueblos creados por el general D. Rudecindo Roca,
y si algún número de indios quedase aún, éstos se hallan aislados, errantes, con la División Los Andes, tal comQ San Martín de los Andes fun-
sin formar agrupación que merezca tenerse en consideración y ext(años dado el 4 de febrero de 1898, y anteriormente Las Lajas, el 16 de
por completo a la obediencia de caudillo alguno, cuyo nombre y prestigio marzo de 1896, por el general Godoy.
~ean conocidos.
Este lapso de ocupación militar, posterior al año 1885, comple-
El plan de operaciones activas contra el salvaje, iniciado en ~l Sud mentó la obra anterior de la conquista del desierto.
de Ja República en 1876, por el malogrado Ministro de Ja Guerra el emi- En consecuencia, como lo expresado en este último subcapítulo
nente ciudadano Dr. D. Adolfo Alsina, proseguido después con cons- se pone punto final a este proceso de la conquista del desierto, en
tancia e inteligencia en 1879 por el actual Presidente de la República el
Teniente General D. Julio A. Roca, hasta las márgene5 de los ríos Negro el sur de la República, la que dio origen a una larga y cruenta epo-
y Neuquén. Las operaciones ofensivas en la doble campaña 1881-1882 peya iniciada en los albores del siglo xvr, cuy.os principales acon-
a la cordillera, comandadas en Jefe por el benemérito Comandante Gene- tecimientos y operaciones de guerra a que dio lugar fonnan los
ral de Ja 2• División, mi antecesor, el General D. Conrado E. Villegas; capítulos de este libro.
y las últimas operaciones llevadas a cabo al interior de la Patagonia en
1883 y 84 por una ligera columna que organicé a las inmediatas órdenes
del Teniente Coronel D. Lino O. de Roa, con la misión especial de explorar
y reconocer todo el interior de la Patagonia para preparar con pleno co-
nocimiento una operación decisiva y última contra el salvaje, han sido
las etnpns principales de esa campaña que ha tenido por vasto teatro de
sus operaciones una zonn de tierras mayor de 40.000 leguas cuadradas,
zona comprendida entre los paralelos 37 y 47, el Atlántico y la cordillera
Andina.
Las aspiraciones del gobierno y del país hánse realizado en menos
de un decenio.
En el Sud de Ja República no existen ya dentro de su territorio fron-
teras humillantes impuestas a Ja civilización por las chuzas del salvaje. . ~5
46
Me11wria del Departamento de Cu~rra y ~forina, 1884-1885, pp. 55 a 57.
Memoria del Departamento de Guerra y Marina, 1898-1899, p. 138.

561
560
CONSIDERACIONES FINALES

Como se lo expresara en el prólogo de este libro, la conquista


del desierto en el sur de la República originó una secular lucha,
cuyo punto final se puso en el año 1885.
Abarcando panorámicamente este vasto proceso histórico, cabe
formular las siguientes consideraciones finales:
El escenario del mismo fue el dilatado territorio desde los An·
des al Atlántico y desde el paralelo de Río Cuarto hasta los confines
patagónicos.
En sus comienzos el· problema de la lucha contra el salvaje
fue simple, porque sólo se utilizaron los escasos medios militares
existentes para asegurar ios intereses de las poblaciones rurales que
lindaban con el desierto, surgiendo como línea de defensa los pri·
mitivos fortines, situados a cortas distancias del Buenos Aires co-
lonial.
El aborigen, en su esporádico trato con los cristianos, aprendió
ciertos usos y costumbres de la vida civilizada, pero más perdura-
ron sus vicios, a veces trasmitidos por desertores o sujetos al margen
de la ley, que buscaban seguro refugio en sus tolderías o en la in-
mensidad del desierto.
De este contacto con la civilización el indio poco asimiló, pues
su idiosincrasia, medio ambiente en que vivía y su natural haraga-
nería, lo llevaban a preferir la vida nómade y salvaje, auxiliado por
el notable dominio que adquirió sobre el caballo, complemento na-
tural de su libre existencia. Para subsistir, en la naturaleza encon-
traba los recursos más indispensables.
' Así la frontera interior fue por largo tiempo el río Salado en
la provincia de Buenos Aires y, en el interior de la República, los
fortiiles de la época virreinal.
Los primeros tratados de paz celebrados, en general satisfacían
.los resultados que se anhelaban, porque sólo 'se buscaba la seguri-
dad de la campaña, próxima a la zona más habitada.
El progresivo aumento de la población rural motivó a su vez
la necesidad de dilatar los límites y comenzó en forma paulatina
el avance hacia el desierto. El aborigen, dueño de esas tierras
inexploradas, consideró esa penetración como una violación a sus
derechos y una amenaza a su libertad.

563
Las necesidades de esa expansión, día a día más grandes, hi- que debió afrontar la Nación en sus luchas internas y externas, la
cieron que los roces entre los nuevos pobladores y el indio dege'- obligaban, involuntariamente, a desentenderse de ese vital proble-
neraran en sangrientos encuentros, agudizados por la posesión de ma del desierto, dilatánaose así indefinidamente su solución.
tropillas de ganado, elemento de canje para los indios en sus nego- En este proceso, la escasa cultura del aborgen le inhibía de
ciaciones allende. los Ancles. apelar a medios pacíficos, cuando con razón o sin ella se creía víc-
Así se encendió el odio y la violencia que caracterizaron las tima de arbitrariedades de los blancos, resolviendo hacer justicia
relaciones posteriores clel salvaje con el cristiano, naciendo una serie por su cuenta mediante los conocidos malones, ganando pronto con
de malones ininterrumpidos y memorables que dejaron como re- sus veloces caballos un escondite seguro en la inmensidad del
cuerdo una estela sangrienta, de miseria y desolación. desierto.
Vemos que este vital problema no p~udo ser resuelto por los Rosas fue el primer gobernante que comprendió plenamente
primitivos conquistadores y los funcionarios españoles que les su- el ptoblema del escarmiento de esas hordas salvajes y organizando
cedieron. bien sus medios, con un profundo conocimiento de la naturale-i:a
Más tarde, en los tiempos de nuestra emancipación política, de esta clase de guerra, de la zona de operaciones y de la idiosin-
la!! autoridades trataron por medios persuasivos de atraer al indio crasia de su enemiE!O, llegó con sus tropas hasta sus más lejanas
a la vida civilizada para poner fin a una luch!l. que a nada práctico guaridas en la isla de Cboele Cboel. Su plan general, bien conce-
llevaba; pero las sucesivas exigencias militares derivadas del estado bido, tuvo mala ejecución, y de no haber sido así, esta lucha muy
anárquico <je nuestra política interior y otros compromisos exterio- probablemente hubiera llegado a su fin antes de 1885.
res obligaron a desguarnecer la frontera y los indios, con cualquier En perjuicio de la solución definitiva de la conquista del de-
pretexto, olvidaron los tratados pendientes para lanzarse a su favo- sierto vemos, después de 1833, que el país debió soportar una serie
rita lucha de pillaje, que tan pingües resultados les deparaba. de luctuosos episodios de índole política, interna y externa; que
Ocurría que en los salvajes, poco amigos del trnbajo personal absorbieron casi todos los medios de represión existentes.
y de bastarse a s( mismos con su trabajo honrado, no se habían Así el salvajismo del indio perduró, manteniendo "sus fronte-
hecho carne las virtudes que abnegados misioneros trataron de ras" hasta 1876 ( antt>s dd avance de Alsina ) casi en el mismo
inculcarles desde largo tiempo atrás y i:nenos las adquirieron en estado que medio siglo atrás.
sus posteriores tratos con los que se refugiaban en sus tolderías. El clamor de las poblaciones inermes ante la osadía de los
Cabe agregar que no todos los indios hicieron gala de un con- principales caciques fue tal. aue motivó la sanción unánime de ley
sumado salvajismo, por el contrario, los hubo humanos y compren- nacional nQ 215 en el año 1867, aue proyectaba llevar, al término
sivos, que pronto se amoldaron a la convivencia con los cristianos, de Ja guerra con el· Paraguay, Ja frontera sur con el desierto hasta
siendo sus fieles auxiliares en Ja paz y en Ja guerra y que 1a Jlistoria los ríos Negro y Ncuquén: p<>ro nuevas convulsiones internas se
ha registrado con el nombre de indios amigos. opusieron a la materiali7aci6n de dicha ley.
Del resto, reacios y rebeldes, . aterra su historia jalonada por La ejemplnr l<>nacidad del doctor Adolfo Alsina le dio principio
trágicos malones; contra dios las autoridades se vieron obligadas a de ejecución, hábilmente coronada por el General Roca, quien en-
empeñar sus medios de' lucha, a fin de reducirlos o eliminarlos. focó la realidad del problema del indio y sus derivaciones políticas,
Erróneamente se ha generalizado el concepto de que la acción sociales v económicns. Por eso, el nombre del General Roca per-
punitiva del ejército nacional se Uevó contra todos Jos aborígenes; manecerá Íntimamente ligado a la historia d<> la conquista del de-
falsa éreencia que se destruye conociendo la verdad de los hechos, sierto, al igual que el de aquellos abnegados colaboradores que
sintéticamente narrados en los capítulos de este libro. Las fuerzas con su esfuerzo contribuyeron a forjar la grande1a de nuestra patria,
armadas tuvieron por misión limpiar el territorio de esas hordas brindando a la obra fecunda de la civilización c-normes extensiones
bravías que audazmente llegaron, como en la época de Calfucurá, de fértiles tierras vírgenes, donde el inclio lc-vn ntara sus sucias y
Namuncurá, Purrán y Sayhucque, a disputar a la Nación la posesión endebles tolderías, en lns que gemían las C'a111 iVas y se gestaban
de las tierras donde se habían instalado y que alegaban pertene- los robos de hacienda y los sangrientos mnlonrs. ·
cerlcs, olvidando, como Calfucurá y otros, que ni habían nacido No menos herederos de ese reeonocimicnlo nacional fueron
en ellas. Villegas y Vintter, quienes en la lejana Patagonia ejecutaron las
Es que en las tolderías, ocultos intereses, comerciales y polí- expediciones finales que permitieron a la Nación el ej<>rcicio de
ticos, guiaban y alimentaban las más de las v~ces esa encon~da su soberanía en regiones donde oficiaban de monarcas Sahueque,
resistencia, que pudo prolongarse porque los continuos compromisos Purrán y otros; últimos jerarcas ae esa raza indó¡nita que, llevada

564
por un irrenunciable a.mor a su libertad e incomprensión a los
generosos ofrecimientos de las autoridades de la Nación, prefirieron
luchar antes que claudicar en sus fanáticas creencias.
Así debe aceptarse esa enconada resistencia de esta estirpe
bravía. Finalmente podemos decir que, observando en un mapa Ja
magnitud del esfuerzo realizado por nuestros expedicionarios, vemos
que ello fue posible porque más de una vez regaron con su sangre
ta tierra recorrida para que fuera libre, sin contar los esqueletos de
otros, jalones de esas difíciles jornadas. DOCUMENTACION
En efecto, tras las tropas se delinearon fortines y bajo su som-
bra se cosecharon trigales, creciendo pueblos que hoy son opulentas
ciudades.
Si bien a esta epopeya no la si~on batallas de resonancia,
sí la caracterizaban rudos· y sangrientos combates, propios de esa
sin igual lucha, rica en episodios de valor y dramatismo, donde sus
actores en nada desmerecieron en fama a Jos soldados de la Inde-
pendencia y de otras campañas. Por eso, y por otros legítimos mé-
ritos, merece la Conquista del Desierto parangonarse con las demás
gestas de nuestra historia.
Las generaciones del presente no pueden ignorar ello, por el
contrario, una vez más debemos reverenciar a esos héroes, como
agradecimiento por habemos legado una tradición llena de virtud~
y sacrificios para que nuestra patria fuera soberana en todas sus
latitudes.
En cuanto al indio indómito, es ya sólo un recuerdo hist6rico.
Hoy la Nación ha hermanado en su seno a sus descendientes, dis-
pensándoles el más fraterno trato.
\

A~ E X O N9 4

CALFUCUM CUENTA SUS CUITAS Y HACE ALGUNOS


PEDIDOS AL GENERAL MITRE

Monte Chilué, marzo 8 de 1863 (C. el 6 de mayo). - Al señor Presi-


dente-de Ja República D. Bartolomé Mitre. - Muy honorable Presidente:
Con el mayor respeto que a mí me corresponde, saludo a V. E., que goce
de perfume y laureles en co1"9pañía de su segundo de Buenos Aires, y que
obedecen a vuestras 6rdenes.
Quedo bueno, a Dios gracias, para lo que uste4 mé ordene, pronto
y súbito de V. E.
Señor Presidente D. Bartolomé Mitre: Estoy tan aburrido en este
distrito en que me hallo, porque las mentiras son muchas. Cada vez que
mando a traer las raciones del Azul, siempre me mandan decir que yo
estoy por ir a mal6n; yo no sé por qué es tanta desconfianza, siendo así
que yo cuando hice los tratados con usted, no los hice por faltar a mi
palabra, sino para ser firme y ser leal. Así como yo no tengo la menor
desconfianza de ustedes, no deben desconfiar de mí. Crea usted que
soy un hombre de palabra. Todo el mundo lo sabe que yo no me muevo
para nada, y aún más, tengo prudencia cuando los míos me dicen que
estoy vendido por azúcar y yerba y varias cosas; pero esto no me importll
nada a mí. Vivo bien con todos, aunque siempre digan que voy a ma16n,
esto no es 'cierto;· estos que de mí hablan es por malquistarme con los
rristianos; no pase a creer semejante cosa, que yo no soy loco ni zonzo
para desha~r lo que tenemos hecho, y el convenio de nuestras paces,
y aún de haberle escrito dichas cartas le mando ésta acompañada de
mis enviados. Va mi yerno, se llama Ignacio Aveldaño; éste es un hombre
de los mayores principales y unos tres de su compañía, que lleva, son
de toda mi ·confianza; mando para que usted viva más seguro y conforme,
y no crea que su amigo ha de faltar a su palabra; nunca faltará. ·
Señor Presidente D. Bartolomé Mitre: Mi deber es ponerle en cono-
cimiento que varios amigos, uno es el infrasquito don Ga1ván, proveedor
de Bahía; éste es uno de .Jos principales ricos; es muy ladr6n. Cuando yo
mando mis enviados a Bahía, pues tiene la desfachatez y protestad de
retárme~os a mis enviados, ensultándomeles como mejor gana le da a este

569
~eñor Galván. Espero me le dé una reprensión sobre este asunto, en lugar
de regalármeles, aunque fuera un cigarro, los insulta de un modo dicién- cara se me cae de vergüenza. Este es el motivo de que yo nUDca mando
doles que son unos ladrones y pícaros. Esto no me es bien parecido a mi pedir dinero suelto; y así es que usted me mandará decir con cuál me
ni a mis enviados; son manteles del señor Galván para que él tenga Ja mandó el dinero, para yo castigarlos por lo mal que han hecho.
facultad; no hay motivo en esto; espero lo reprenda usted. Señor Presidente: Cuando mande mis enviados me manda usted ~
Como le digo de mi compadre Rivas, otro ladrón de primera clase· puelas, chapindo y estribos de plata, rebenque, poncho también y varias
él me da de lo que mejor gana le da; no me da lo que tiene ordenado d~ cosas más me manda usted; pero de todo esto no recibí más que unas
usted. Las yeguas vienen cuando él ya ha ganado doble con las que usted estriberas, el chapiado me dijeron que se perdió, ídem se perdieron las
me pasa. Le .Pido una cosa buena; me manda Jo que no sirve; yo no sé espuelas; el rebenque también me dicen que se perdió. Mucho de esto
cuál es el motivo de tocio esto. Y el Comandante O. Llanos hace otro tanto me dicen que se perdió. Recibi lo de poca importancia: tod:is las prendas
peor; nunca me manda una cosa que sirva, o si no aquello que no sirve de plata que usted me mandó, nada recibí de la prenda; me dijeron qo~
como también tiene el atrevimiento de retar a mis enviados; como si todo; se le habían perdido por el camino. Mi lenguaraz Ciriaco, que traía
éstos gastasen algún dinero conmigo; no me dan un cigarro, me roban todo tocias estas prendas, se vino con el coronel Juan Cornet. Yo no sé ri
lo que usted me da. Le mando avisar para que sepa lo que éstos están estos dos usaron de picardía conmigo; se perdieron siete prendas de plata,
h~ciendo conmigo y con usted. A mí me roban, a usted le roban, porque freno, espada, estribo, chapeado, el pretal, el rebenque, fiador; se per-
!:l me llegan a dar unos estribos de compasión, lo ponen en conocimiento dieron siete mantas, un poncho de paño. Todas estas prendas que le digo
como que me han regalado el valor de cinco mil pesos, estos hombres el de ellas, no recibí ninguna cosa. De esto sin duda, éstos se quedarlan con
gasto que hacen por mí no es mayor; cosa como le digo son ciertas. todo. Cuando me mande, mándeme por escrito lo que me manda
Señor P.rcsidente: hágame el favor, si no es perjuicio, de ordenar Amigo: Lleva ésta de todo, poniéndole en conocimiento que ~hí va
al Coronel Rivas que me dé quinientas vacas y quinientas yeguas, como ese hombre de toda mi confianza. Esta le puse que nunca pedía (linero
también le digo que a mis enviados les haga hablar con mi amigo Coliqueo. pero tenga usted la bondad de mnndanne dos mil pesos con el portador,
Señor: Le dije que iba a mandar a mi hijo Millacurá, y no lo mando pues es mi yerno, a ver si los píerdc otra vez, como sucedió vez pasada
{íorque está en el Azul; mando mi yerno, que es lo mismo. Tenga usted que me decía que todo se perdió.
la bondad de ha~e el favor de mandármele unas botas granaderas y un A este mi yerno me hará el favor de dármele unas espuelas de plata,
recado completo bueno. Esto es para mi escribano. Se llama Manuel. un chapeado, unos estribos y un recado bueno, un rebenque, un pretal de
Me manda por secrito lo que le manda para él; un chapeadito también. plata, un tirador, un puñal de plata, el tirador con botones; también un
luan Calfucurá sobrepuesto bordado, y doscientas yeguas. Demele mil pesos plata. Todo
esto es para los enviados.
Otro poncho, espuelas, chapeado con freno, estribos, pretal, puñal,
P. D. - .:>c:1M Presidente: Tenga usted la bondad de mandar un:i doscientas yeguas, tirador, un recado con tocio completo, sobrepuesto bor-
carta a Juan Cabiel, que vive en desavenencia con Lucio; los dos son dado todo de plata.
caciques, como que estamos debajo de sus órdenes, y para que vivamos Para el platero chapeado con freno. estribos de plata, pretal, puñal,
oon el corazón contento. Yo lo he hecho lo mismo en aconsejar a estos 200 yeguas, tirador con botones de plata, recado completo, sobrepu03to
dos amigos míos. - Juan. bordado.
Sin más que esto.
Amigo Mitre: De tantos cuentos estoy loco de la cabeza. Me dicen Juan Calfucurti
muchas mentiras, pero yo no creo nada de esto.
Con confianza y no tenga usted cuidado de su amigo. Si en algún P. D . - Dámele al portador de é.~ta unos estribos de plata, unas
tiempo hay algún combate con usted, cuenten en todo tiempo con su espuelas, un tirador con botones, un recado bueno con cojines bordados,
amigo y su fuerza está a su disposici6n, amigo. un puñal, unas botas granaderas finas, sombrero, camiseta fina, poncho
Como también le digo que por la causa de muchos fadrones que hay. de paño. - Juan Calfucurá.
~toy siempre recibiendo reprensiones, no teniendo culpa ninguna; no me
importa que a estos ladrones ustedes los agarren; y si llegan a acordar de ( Es copia fiel del original. Ver Arcliir.;o del General Mitre, t. XXIV, p. 82)
mí, pueden hacer lo que mejor gana le dé a usted. Hay tantos indios que
yo no los gobierno; éstos son muy ladrones, y no puedo contenerlos d~
ningún modo. Qué hacer entonces. Usted detennine lo que hago; me harán
el favor de mandáimelo a Ignacio, que lo agarraron en el Bragado; andaba
robando. Si puede me lo manda, si no, como le digo, que cuando mande
a mis enviados, pues el lenguaraz Ciriaco, el Mayor Andrés,. Juan Mi1lacurÁ
y Creuil, que yo supe que me había mandado un dinero. Quiero que me
ruga cuál de estos enviados recibió la plata, porque a mí no se me entregó
nada de plata. Yo cuando mando, no mando pedir plata nunca, porquo la

570
571
Artícul.o 79 Autorízase igualmente al Poder Ejecutivo para hacer
todos los demás gastos que demande la ejecución de la presente Ley,
usando si fuera necesario el crédito nacional, para la consecución de tan
importante objeto, dando oportunamente cuenta al Congreso.
Artículo 8" Por una ley especial se fijaron las condiciones, el tiempo
A NE X O N9 5 y la extensión de tierras que por vía de gratificación se concederá en
(Diario de Sesiones, Cámara de Senadores, 1867, p. 644). propiedad a los individuos que compongan la expedición, ya sea como
fuerzas regulares o como voluntarios agregados.
Artículo 9" Todo el contenido de la presente ley comenzará a tener
efecto inmediatamente de terminad:i la guerra que hoy sostiene la Nación·
LEY N9 215 contra el Paraguay o antes, si fuera posible. Lo relativo al pacto de indios
Ley ordenando la ocupadón de los ríos Negro y Ncuquén como deberá comenzar su ejecución inmediatamente de sancionada por el
Unce de frontera sud contra los indios
Ejecutivo.
Artículo 109 Comuníquese al Poder Ejecutivo.
(Copia de Ja Biblioteca del Congreso Nacional).

Buenos Aires, Agosto 13" de 1867.


EL SENADO Y LA CAMARA DE DIPUTADOS, etc.
Artículo 1~ Se ocupará por fuerzas del ejército de fa República b
ribera del rlo "Neuquén" o "Neuquen", desde su nacimiento en Los Ande11
hasta su confluencia en el río Negro, en el Océano Atlántico, estable-
ciendo la linea en la m:irgen septentrional . del expresado río de cordillera
a mar.
Artíoul.o 2" A las tribus n6madas existentes en el territorio nacional
comprendido entre la actual línea de frontera y Ja fijada .por el artículo 1º
de csfa ley, se le concederá todo lo que sea necesario 'Pªra su existencia
fija y pacifica.
Arlícul.o 311 La t:Alc11..1on y límite de los territorios que se otor1'!uen
en virtud dol artículo anterior, serán fijados por convenios entre las tribus
que se sometan voluntariamente y el Ejecutivo de la Nación. Quedará
rxclusivamente al arbitrio del Gobierno Nacional fijar la· extensión y Hmitc
de las tierras otor¡tadas a las tribus sometidas por la· fuerza. En ambos
casos se requerirá la autorizaci6n del Congrero.
Artíaulo 4 11 En el caso oue todas o algunas de las tribus se resistan
.al sometimiento pacífico de la autoridad nacional, se organizar:\ contrn
ellos una emcdici6n general basta someterlas. y arrojarlas al sud de los
ríos "Negro" y "Neuquen".
Artículo '511 A ln margen izquierda o septentrional de los expresados
ríos y sobre todo en los vados o pasos que puedan dar acceso a las incur-
siones de los indios, se formarán establecimientos militares r.n el número
y en la distancia que juzgue conveniente el Poder Ejecutivo para su
complctn seg4ridal.
Artículo 611 -Autorizase al Poder Ejecutivo para invertir fondos en
la adquisici6n de vapores adecuados y en la exploración y navegación del
no Negro. como una medida auxiliar de la expedición .por tierra; igual-
mente que para el establecimiento de una línea telegráfica que ügue
todos los establecimientos dispuestos a las márgenes del expresado río.

572 573
Ruiz, enviados expresamente por el mencionado Cacique a ceiebrar el prl'-
sente tratado han convenido en los artículos siguientes:
19 El Cacique Limonao con toda su tribu se declara súbdito Atjen-
tino, y reconoce en el Gobierno General el dominio y soberanía que tiene
en todo el territorio de la República, que se comprende por la parte Orien-
tal de los Andes hasta terminar en el Estrecho de Magallanes.
ANEXO N9 6 29 No reconoce otro Cacique y su tribu ningun dominio ni autoridad
en los Caciques Calfucurá y Renqué, ni en ningún otro Cacique natural
del país o de Chile, titulándose dueños de los territorios pertenecientes a
TRATADO CON EL CACIQUE LIMONAO esta República de una y otra banda del Río Negro, la Isla de Cholechoel,
el Río Neuquén y el Limay.
39 Como tales súbditos ar)cntinos, el Cacique y toda su tribu formarán
una Colonia agrícola militar, sea en Cholechoel o más aproximado a Pata-
gones donde el Gobierno Nacional le designe; y formarán el pueblo con los
elementos que el Gobierno les facilite, bajo la dirección del ingeniero que
Comandancia en Jefe ·de la! Fronteras Sud y Sud Este de Córdoba. mande al efecto.
41> El mencionado Cacique y su tribu admitirán y obedecerán a un
Río 4º, Febrero 5 de 1870. Comisario intendente que el Gobierno mandase para regentear la Colonia,
y también admitirán uno o más Sacerdotes que les enseñen la religión
Al Exmo. señor Ministro de Guerra y Marina, Coronel don Martín cristiana; uno o mas maestros de escuela que eduquen y enseñen a los niños
de Gai:Rza. de ambos sexos y a una o mas personas peritas que les enseñe la agricultura.
Tengo el honor de avisar a V. E. que con esta fecha despacho en co- 50 El mencionado Cacique y su tribu declarados que sean súbditos
misión al Ayudante D. Demetrlo Rodríguez, condu7iendo el tratado d~ paz arjentinos, harán el servicio militar de frontera como Guardias Nacionales,
celebrado con las tribus Ranquelinas, aprobado y firmado por los Caciques contra toda invasión e indios ladrones, o de otro poder extranjero, poniéndo-
respectivos y sus representantes. .. . . .. se a las órdenes del Comandante del punto, o del que el Gobierno man-
En este tratado están consignadas todas las moclif1cac1ones que 10dicó dase, y harán este servicio con sus gentes de armas en sus propios ca-
el Exmo. Señor Presidente, que redactó en artículos en Buenos Aires, que ballos.
le leí y aprobó. .
Espero, pues, que V. E . se servirá mandarme el tratado firmado Y 69 En caso de invasión de indios ladrones o de chilenos que se in·
ratificado por quien corresponda. troduzcan a robar a este lado de las cordilleras, territorio Arjentino, el
Así mismo, confía en que se servirá dictar sus órdenes y tomar suJ Cacique Limonao. y su tribu se comprometen a espedicionar hasta el
medidas, para que de acuerdo con lo estipulado no se demore la entrega desierto en persecución de los invasores, y atacarlos donde les diesen al.
a los indios, de las yeguas, raciones, etc. canee. se entiende a las órdenes del Jefe que dirija la espedici6n.
V. E. sabe que sería un mal comienzo no ser exacto. 79 Poblados que estubie~en, antes o despues de formado el pueblo,
A más de eso, como lo verá V. E. por la carta orijinal del Capitán el Cacique y su tribu se ocuparán en labrar la tierra con los elementos
Rivadavia que incluyo, los indios están muy pobres, y una demora puede que el Gobierno les proporcione.
precipitarlos a alguna .escurslón donde las fronteras están más débiles. 89 El Gobierno Jeneral por su parte reconoce y declara súbditos
Mientras tanto dicta V. E. sus medidas en el sentido indicado, voy a :irjentinos al Cacique Limonao y toda su tribu, en los mismos términos
despachar un chasque a tierra adentro con algunas frioleras para los Caci- )' condiciones que espresan los artículos anteriores, y les concede todos
ques, y sigo obsequiando a la numerosa comisión de capitanejas de im- los privilegios que las leyes del país acuerdan a los Guardias Nacionales.
portancia, que está en esta lo mejor y más económicamente posible, en
virtud de las órdenes que tengo recibidas sobre el particular. 99 Les dará un área de campo en propiedad, suticiente para toda
la tribu, donde el terreno sea mas a propósito para el cultivo y para la
Dios guarde a V. E. cría de ganados, como también mil ovejas, trescientas vacas, dos tercios
Lucio V. Mansüla yerba y dos barricas azúcar.
1Q9 Cada año les mandará el Gobierno un vestuario completo de
Cacique y diez vestuarios de capitanejo .completos, para que sean distri-
TRATADO CON EL CACIQUE LIMONAO buidos uno para cada uno de los hijos del Cacique y el resto a los capi-
tanejos.
El Gobierno Nacional Arjentino por una parte y por otra la Comisión 119 Si el Cacique y su tribu cumplen fielmente con todo lo que
del Cacique Llmonao, compuesta de rus dos híjos Henichal y Manano
575
574
~e le ha espresa<lo en los artículos anteriores y que ellos lo prometen, el
· · Gobierno les asignará un sueldo mensual al Cacique y cada uno de sus
hijos mayores, así como a sus capitanejos principales y esto tendrá lugar
<.:uando ya establecida la Colonia, sea informado el Gobierno, del exacto
rumplimiento de todo lo tratado.
En fe de lo cual en el Palacio de Gobierno, en Buenós Aires, a trece ANEXO N9 7
de octubre de mil ochocientos sesenta y nueve, se firma el presente tra- (Diario de Sesiones, Cámara de Senadores, 1870, p. 805).
tado por el Excmo. Señor Ministro de la Guerra y Marina, ante los tes-
tigos que firman y a ruego de la Comisión Limonao el Jefe encargado
de las tribus, habiéndose hecho dos de un tenor.
D. F. Sarmiento LEY N9 385
M. de Gainza A.utorizando al Poder Ejecutivo para invertir dos millones de pesos
en la ejecución de la ley del 18 de agosto de 1867.
(Copia de la Memoria de Guerra, 1869-1870, pp. 291 a 294).

Buenos Aires, julio 22 de 1870.


Artículo l" Autorízase al Poder Ejecutivo para invertir la suma de
dos millones de pesos a fin de atender a Ja más pronta ejecución de la
ley de 13 de agosto de 1867.
Artículo 2" Los recursos a que se refieren el artículo anterior serán
tomados de las rentas generales de la Nación y en caso de no ser suf;.
cientes, queda autorizado el Poder Ejecutivo para hacer uso del crédito
de la Nación dentro de los límites de esta ley.
Artículo 3" El Poder Ejecutivo informará anualmente por medio <le
un mensaje especial del uso que hiciere de esta autorización así como de
los trabajos que realice en ejecución de la ley de 13 de agosto de i867,
del mismo modo que de la inversión de los fondos votados, sin perjuicio
de la que dé en la cuenta general de inversión.
Artículo 4" Comuníquese al Poder Ejecutivo.

(Copia de la Biblioteca del Congreso Nacional).

576 577
culpabilidad que se lo hallase a cada uno, como también la entrega de
todos los desertores que se encontrasen amparados en los toldos de algu-
nos Caciques y Capitaneíos.
6° Se sancionó por unanimidad que el C:icique Catriel convocara
a una reunión a toda la indiada para el dia 11 del corriente, con el fin
ANEXO N9 8 de proclamar todos los puntos arriba indicados y preparar los medios de
someter al Cacique ~fonuel Grande y Ja aprehensión del Cacique Ramón
L6pez con todos sus ladrones.
CONVENIO ENTRE LOS 'CACIQUES CATRIEL Y CALFUQUIR, . 7° Que. toda vez que la autoridad civil necesite la cooperación del
CON EL CO~fANDANTE DE LA FRONTERA SUD Cacique Catriel a cualquier objeto de servicio, se los prestarla inmediata-
(CORONEL D. FRANCISCO DE EL1AS) mente muy gustoso, como igualmente si de algún robo sabia la autori-
dad perpetrado por algún indio se lo denunciara, que en el acto haría
aprehender al autor y lo entreg:irfa al Juez de Paz (que estaba presente)
para que le diera el c:istigo que corresponda.

(Copiado de b Memoria de Guerra, 1871, pp. 240 a 248).


19 De conformidad general acordaron los Caciques y Cnpltanejos
que se hallaban presentes, nombrar como su Gefe principal ni Cacique
Catriel, manifestando todos hallarse conformes; y que los indios que se
encontraban independientes a su mando, en lo sucesivo se someterían a
la autoridad de dicho Cacique, y el que así no lo hiciere, no solo se con·
sideraría rebelde sino enemigo del Gobierno de la Nación.
2. Por aclamación general y de acuerdo los Caciques y Capitanejos,
nombraron como Segundo Gefe al Cacique Calfuquil; poniéndolo en ese
momento en posesión de su cargo.
3º Se estipuló de común acuerdo y con la aprobación de todos los
Caciques presentes, quienes se prestaron muy gustosos a cooperar a la
defensa y resguardo de la frontera, quienes prestarán toda clase de aux.i-
}jos que esté a su alcance al Gefe de ella cuando los necesite; recon~
ciéndolo como representante del Gobierno Nacional, como también pres-
tarle su cooperación en cualquier eventualidad, pidiendo a su vez el
Cacique Catriel al infrascrito, le preste su influencia moral y materia!
para someter a aquellos Caciques que con alguna parte de indios des-
~probasen el pacto estipulado y al mismo tiempo hacerles conocer que
cuenta con la protección del Gobierno, que tienen que obedecerle y
respetarle y 'poder también capturar Capitanejos é indios que desde algún
tiempo anterior han estado causando graves perjuicios en los intereses
fronterizos, como asi mismo para repeler cualquier invasión exterior.
4º Convinieron también que el Cacique Catriel investirá la autori·
dad de Cacique principal de todos los indios (por corresponderle el de-
recho de rein:ido) desdo el fallecimento de su padre Juan Catriel: ha-
biendo sido reconocido siempre por tal, a escepción de Manuel Grande,
Ramón López, C:ichul y Chipitruf, que anteriormente han pertenecido a
Calfucurá, pero desde esta fecha quedan bajo las inme<lfatas órdenes de
Catriel, como todos los demás. Y que en cualquier ocurrencia debe
entenderse directnmente con el Comandante general de frontera, prohi·
hiendo a todos los Caciques hacerlo parcialmente.
59 De común acuerdo quedó establecido que todos los ladrones
capturados serfon sometidos a pri~ón y castigarlos según el grado de

578 579
ANEXO N<> 9
1 algo parecido, fundándome en su demora, y resolví marchar al punto
invadido a fin de recuperar el tiempo que en todo esto había retardado.
T~es !~guas habríamos marchado, unas veces al trote, otras al galope,
en la dirección del fuerte S. Carlos, cuando oí la señal de salir la invasión
de nuestra linea de Frontera, esto era los cafionazos, que en la última
hora de la nota fecha 7, del Comandante Levalle, debían indicármelo.
En, esta virtud y juz~ando que al seguir la dirección que llevaban, lle-
ganan cuando ya los mvasores se encontrasen a gran distancia del Fuerte
quise dirijinne a la "Cabeza del Buey", aguada indispensable que de:
PARTE DEL COMBATE DE SAN CARLOS bían t~ar aquellos ~~ su retirada, y a Ja que necesariamente debía llega 1
con mis fuerzas anticipadamente y esperarlos para batirlos allí con ven-
taja. Cuatro leguas lo menos habría andado en Ja nueva dirección y recibí
allí la carta del Coronel Boer que lleva el núm. 1 y en la cual me pedía
que fuese al Fuerte "San Carlos". Juzgué, con todo, que fatigaría sin
/ provecho mis cabaliadas y en ese sentido le contesté, pues estaba deci-
Blanca Grande, Marzo 11 de 1872. dido a esperarlos fuera de Ja línea, donde no podrían escusarme el com-
bate. Pero mi baqueano erró aquella dirección, y a las 8 de Ja noche.
El Comandante G€neral de las Fronteras Sud, Costa Sud y Bahía Blanca. después de haber vagado largo tiempo, poco menos que errantes, hallamos
Al Sr. Inspector y Comandante General de la República. las "Encadenadas", que son también dos lagunas que se hallan situadas
Hoy a las tres de la tarde he regresado a este campamento con las en Ja misma dirección que la otra, aunque seis leguas más al interior.
fuerzas a mi mando, como tuve el honor de anunciar en mi parte fechado La larga marcha y lo fatigado de los cabal1os, me decidió a esperar-
en "San Carlos" y cúmpleme el grato deber de dar cuenta detallada de los en este punto, desde donde era también imposible que pasaran sin
las operaciones que han precedido al triunfo obtenido el día 8 del corrien- ser batidos; pero a las diez de la noche recibí al Teniente Andrade quien
te sobre las hordas capitaneadas por el cacique Cafulcurá en Pichi-Car- de parte del Coronel Boer me pedía urjentemente que marchase hadia "San
hué, a las 8 1/4 de la mañana. Carlos", pues temía ser sitiado por Jos indios. Inmediatamente mandé
En virtud de los avisos y disposiciones tomadas desde que tuve co- ensillar y media hora después emprendimos nuevamente Ja marcha du-
nocimiento de 'la invasión, de cuyos primeros datos di cuenta oportuna- rante la cual un otro chasque del mismo Coronel me entregaba la' nota
mente a S. E. el señor Ministro de la Guerra y que hoy los complemento que lleva el núm. 2. Continué siempre mi marcha al trote y galope paso
con las copias autorizadas que adjuntas envío; el día 6 me puse en marcha a qu~ se marchó desde que me moví de este ·campamento, y a las dos de
del Azul con mi escolta y los indios amigos capitaneados por el Caciqu·~ la mañana acampaba la División frente al Fuerte "San Carlos".
General Cipriano Catriel, llegando a este punto a las doce de la ·noche, Informado en este punto por el Coronel Boer de la posición que
porque sabiendo por la nota del Comandante Levalle, que la invasión era "cupaba el enemigo, como asimismo del fue~te número de invasores me
de tres mil indios, tuve que demorarme, reuniendo las fuerzas que se determiné a dar un descanso conveniente para que se restablecies~ las
hallan destacadas en diversos puntos del tránsito. c•aballadas de la fatiga de Ja marcha, convencido además que no saldrían
A la mañana siguiente en momentos en que debía pone1me en mt' · de allí sin ser batidos y esnerar al mismo tiempo la incorporación de los
cha con Ja División estalló entre los indios un movimiento de inobediencia 300 indios que venían del Fuerte "Lavalle", a quienes Catriel había man-
a su cacique General, negándose a seguir la columna que veinte y cuatro dado orden de llegar a la mayor· brevedad, bajo las más severas penas,
horas más· tarde debía escarmentar severamente a los eternos perturb...- de lo que me ofrecía toda clase de garantías por el exacto cumplimiento
dores de la tranquilidad de nuestra vasta y rica campaña, obligándome que aquellos darían a su orden:
así a perder algunas horas en proteger a Catrial para sofocar aquel motín, En efecto al salir el sol el día 8 estaba incorporado este excelente
Desprendí el Batallón 2 y el Regimento 9 de linea con el Coronel refuerzo. ·
Ocampos a la cabeza, y en breve y sin emplear medios violentos el Al mismo tiemp.o recibía el parte del Mayor Plaza, Comandante de
r:otín fue sofocado. Pero el capitaneja que lo encabezaba y algunos las fuerzas que practicaban Ta descubierta, que los indios comenzaban a
otros de los principales, solo faltaba la incorporación del Teniente Coro- moverse y este parte era confirmado por el polvo que el gran número de
nel Leyria con las fuerzas que para el caso de tener lugar la invasión a si.Js arreos levantaba. Inmediatamente mandé ensillar y emprendí la
esta frontera lo había mandado allí desde el Azul al Fuerte "Lavalle"; marcha al trote procurando tomar Ja delantera de Jos indios, oue se ha-
pero éste también luchando con la pereza o mala voluntad de los indios, 1Jaban poco mas o menos a la alhira de nuestras fuerzas, disponiendo
que esponían tener sus caballos en mal estado y a los qi¡e de ninguna éstas (>n tres columnas paralelas. compuestas de 1a manera siguiente: A Ja
manera podía conseguir hacerlos andar con la actividad que era menes- derecha el Cacique General Ciprinno Catriel con 800 lanzas, al centro
ter, tuvo que decidirse a dejarlos, incorporándose así mismq en la mar- formando cabeza de columna. el aguerrido batallón 2 de línea, coman-
cha, pues que, después del motín aquí, no dudaba que a Leyria le pasase dado por el Sargento Mayor D. Pablo Asies con 170 plazas y a su reta-

580 581

r
guardia el Regimiento 9 de línea con 50 hombres al mando del Teniente Todo esto me hizo comprender que aquello sería perder ~n tiempo
Coronel D. Pedro Palavecino. La izquierda la componían las fue17.as de precioso, y observando que en nuestra <lerecl1a las cargas se repetían en
la Frontera Oeste al mando del Coronel Boer siendo la cabeza de esta la misma forma, no dudé que el enemigo se aprovechaba de esto para
columna el Batallón 59 de línea con 95 hombres, seguíanle 140 indios de alejarme los arreos como en efecto sucedía. Resolví, pues, atacar el cen-
Coliqueo, 80 Guardias Nacionales y 70 vecinos que reunió el Coronel tro; y al efecto ordené al Coronel Ocampos, que con el Batallón 2 y la
Boer en su marcha desde el pueblo 9 de julio hasta el Fuerte General fu~ del Comandante Leyria, se dispusiese a la carga, del mismo modo
Paz, con más 50 hombres del Regimiento 59 de caballería de línea. que el Cacique General Coliqueo con el resto de sus fuerzas. Tomé el
El Teniente Coronel Leyria con los Guardias Nacionales d.e su man- mando de todas ellas, y la completa derrota del enemigo fue el brillante
do y 40 indios de los que se hallan en servicio en esta Frontera y 30 resultado de esta vigorosa carga. Partida en dos grandes grupos la línea
Guardias Nacionales de la Costa Sud al mando de los Oficiales Capitán enemiga, las fuerzas que amagaban al Coronel Boer se vieron cortadas,
D. Gil Sánchez y Teniente D. Alejandro Gama cubrían la retaguardia, desde este momento solo pensaron en huir como lo hadan también la$
custodiando al mismo tiempo nuestras caballadas. Puesta en marcha la de la derecha.
División destaqué bomberos sobre el Queuchuim para que avisasen los Dí orden jnmediatamente a todos los Gefes que mandaban fuerzas,
movimientos del enemigo. de perseguir al enemigo tenazmente en todas las direcciones que llevase,
Continuando en este orden la marcha y recibiendo repetidos avisos nasta quitarle los arreos, siguiendo por mi parte con las fuerzas que be
de .Jos bomberos, que los indios enemigos apuraban su marcha en !lues- mencionado uno de los grupos cuya dirección era hacia el Sud, la que
tra dirección como lo justificaba la polvareda, a medida que avanzába- varió entre dos y cuatro leguas al Norte, continuando la persecución en
mos, era más fácil distinguir, ordené al Cefe del Regimento 9 de línea este nuevo rumbo, proximamente 14 leguas.
que con Jos 50 hombres de su mando y 2-00 indios amigos se constituyese Lo fatigado de la caballada, la falta de agua, el sofocante calor de
f'n vanguardia de la División, sosteniéndose a todo trance toda vez que ese día, y la nube de polvo que nos cubría, me impedía continuarla tanto
el número de enemigos no fuese muy crecido, y replegándose solamente como hubiera deseado, por Jo que me decidí a hacer alto después de
en tal caso, si pudiese verificarlo en el mayor orden y al tranco.• Este haberles quitado cuanto llevaban. Concurrían también a esto, hallarme
Gefe había avanzado 30 cuadras al galope y desde ahí mandó avisar que sin un vaqueano que supiese el paraje donde nos encontrábamos y fue
el enemigo se aproximaba con fuerzas considerables. En vista de esto también en este momento que recibimos el más grande y mayor consuelo
dispuse que el gefe de las fuerzas del Sud Coronel D. Nicolás Ocampo, que en tal situación podíamos apetecer.
que marchaba al frente de la columna del centro, se pusiese a gran Una lluvia abundante, benéfica y salvadora, precisamente en el mo-
galope y con ella en protecci6n de la izquireda del Comandante Pala- mento en que la sed nos afligia de tal manera que a no haber sobreveni-
vecino y el Cacique General Catriel, que con los de su mando, a gran do hubiéramos corrido inminente peligro. En tal estado apareció a mi
carrera, pasando por retaguardia de fas fuerzas de aquél, ocupase su flanco izquierdo una fuerza que arreaba un número considerable de ca-
derecha en la misma línea. ballos y yeguas, y en un acto mandé al Teniente Coronel Leyria, que la
Estos movimientos fueron hechos con la precisión y velocidad que persiguiese y le quitase el arreo, todo lo que se consiguió a pesar de fa
el caso requería, produciéndose en el mismo instante el choque de las tenaz resistencia que opusieron los ladrones; ocurriendo en este combate
fuerzas, donde pie a tierra las dos líneas, trabóse el más reñido y san- que un indio se agarrase de los cabellos con el Comandante Leyria, ca-
griento combate a lanza, sable, cuchillo y bola, del que puede decirse, sin yendo ambos al suelo, donde protejido éste, pudo desasirse de su atlético
ejemplo en estas guerras. A la sola presencia del 2° de línea, huyó la :idversario, a quien solo podla dar de golpes con el rewolvers que mo-
derecha enemiga, y puedo asegurar a V. E. que a no haber sido así, los mentos antes había descargado.
que buscaron la salvación en la fuga no la habrían conseguido. Permanecí en este desconocido lugar por espacio ele dos horas espe-
En estas circunstancias un grnpo de doscientos indios, dobla la caba- rando la incorporación de las demás fuerzas, y persuadido que se halla-
Uería del Coronel Boer, arrebatando las caballadas de las de infantería d~ rían en igual caso al en que yo me encontraba, me resolví a contra-
línea y Coliqueo, por cuya razón mandó al Teniente Coronel Leyria, con marchar.
las fuerzas que antes he mencionado, a que protejiese a éstas; pero Conviene aquí retroceder a los primeros momentos de la derrota
rehechos sobre su línea, protejieron los fuegos del cuadro 59 de Infante- para esplicar la situación de las fuerzas del Coronel Boer. Pronunciada
ría, dispuse hicieran alto y se hechase pie a tierra, al mando de una ésta en todas direcciones, mandé orden al Coronel Boer que siguiese el
nueva carga a mi retaguardia. En presencia de la activdad de las fuenas movimiento de las fuerzas de mi mando, lo que para efectuarlo tuvo que
del Coronel LeY"ia, el enemigo se retira a poca distancia amenazando vencer grandes dificultades, a consecuencia de la falta de caballos del 5°
otra vez a las del Coronel Boer. Entonces me trasladé allí con el Coman- do infantería, como ya se ha dicho. Por esto mismo su marcha fue pesada,
dante Rojas y 40 indios para tentar si podía con este auxilio vigorizar no reuniéndose ya hasta mi regreso al fuerte "San Carlos" donde también
los de Coliqueo, a quienes ni los esfuerzos de éste ni los del Teniente se hallaban las <lemas fuerzas, cuyos gefos creyéndome allí, habían regre-
Coronel Boer, podían llevarlos a cruzar sus l:m7..as con las del enemigo' sado anticipadamente buscando incorporárseme.
pero mis palabras y mis esfuerzos consiguieron el mismo resultado, ini- A esta jornada, Sr. Inspector, han concurrido coaligados todos los
ciando una nueva carga como las anteriores sin decidirse la lucha. indios del desierto: pues se hallaban allí los Ranqueles, los Renqué, los

582 583
Povan, y In tribu de Calfucu•·á, cuyo cacique principal era el gefo superior
de los invasores.
Reputo este triunfo como el más espléndido de cuantos hasta hoy se
han co?seguido sobre estos crueles enemigos, pues que además del severo
escanniento que llevan, no han conseguido aprovechar su inmenso botln
l. El Sargento Mayor Rebución y el Teniente Frías, estuvieron siempre
en lo recio del combate, no ya como custodia, sino luchando a la par de
Jos que acaso por primera vez derramnb.1n su sangre en defensa de la
civilización y de la propiedad.
Terminaría esta relación, en la que omito los nombres de muchos
oficiales que se han distinguido, porque ellos, estoy seguro, serán dados
Han sido rescatadas 30 personas de las familias de nuestra campa:
ñn, 36 indias de Riniqueo, el capitán Villalba, que se hallaba de servicio a conocer oportunamente por el parte del gefe de la frontera Sud, y me
con éste, ~ indios de 1.a. tribu de Chipitruz de los que se le hablan agre- limitaré relacionando a mis ayudantes de campo, Sargentos Mayore~. D.
gado al mismo y 4 pns1oneros. Se les han quitado de setenta a ochenta Isidoro Báez, D. Santiago Moritán; capitanes D. Pedro ~ticbeuver, D.
mil animales vacunos, quince a diez y seis mil yeguas y caballos y un Rufino Solado; AUérez, D. Pablo Montenegro, y a decir han cumplido
crecido número de ovejas, quedando además el campo cubierto de los ron su deber valerosamente a mi completa satisfacción; sin embargo el
diferentes objetos que contenían su robo. intérprete D. Santiago Avendaño, que posee el dialecto pampa, debo
No trepido en asegurar a V. S. que en toda la estensión que han mencionarlo separadamente, pues fue el ayudante que me trasmitía la.s
ocupado las fuerzns de mi mando, no han podido arrear absolutamente órdenes que tenía que darle a Catriel.
nada, y esto mismo se me ha sido asegurado por algunos de los rescatados. Así mismo debo mencionar al capitán rebajado del ejército oriental
Los invasores han dejado en el campo del combate más de 200 D. José Mármol, y al vecino D. luan L6pe7,, que con 40 caballos de su ·
muertos, entre los que ha sido reconocido un cuñado de Calfucurá y otros establecimiento, se presentaron voluntariamente a acompañarme.
capitanejos, y en el crecido número de heridos que llevan, dicen los Felicito, pues, al Gobierno por el intermedio de V. S. por tan plau·
cautivos .haber visto a un hijo de Calfucurá gravemente herido en el fible acontecimiento, con el cual se ha quebrado por primera vez, y acaso
vientre. por siempre, el poder salvaje de Cnlfucurá que por tan dilatados años
Nuestras pórdidns consisten en 4 ·muertos y 2 heridos, siendo uno ha sido azote desvastador do nuestras fronteras.
de éstos el Ayudante del Coronel Ocampos, Capitán D. Manuel Gómez; Dios guarde a V. S.
y de los indios amigos 30 muertos y 14 heridos, contándose entre Jos l. Rivas.
últimos 2 capitanejos.
Ahora permítame V. S. que cumpliendo también con un riguroso (Copiado de la Memoria de Gucrra y Marlria, 1872, pp. 123 a 133, inclusive ).
deber de justicia, detalle la d igna comportaci6n de los Gefes y Oficiales
que con tanto brío han contribuido al munfo, y que al particularizanne
con los d~ la frontera de mi mando, para dejar al Coronel Boer Ja parte
que le corresponde por lo que respecta a las milicias a sus órdenes hago
~qu i mención de la conducta, actividad y valor del Sargento Mayor gefe
de la lfnea de fortines de la avanzada Oeste, D. Santos Plaza. '
El Sr. Coronel Ocampos ha conmbuido grandemente a la realiza.
c.ión de es.ta obra, no solo con sus acertadas disposiciones para la marcha,
SUlO también por su valor e intrepidez.
El Teniente Coronel Palavecino y su segundo el Sargento Mayor D.
Femando Sosa, han probado que a pesar del limitado número de su
naciente cuerpo, han sabido inducirle el espíritu militar, que es la sólida
base sobre que reposa e] laurel de Ja victoria. .
El Teniente Coronel D. Francisco Leyria, cuyo valor no es menos
que su incansable nctividad es acreedor a Ja mayor consideración.
El Cacique General Cipriano Catriel, que en ning{m momento des-
mintió su valor indomable, ni Já fibra que caracterizn la raza indígena,
se ha hecho merecedor. no solo por estas condiciones sino tambión porque
a la vista del enemigo para darme una prueba evidente de su firmeza me
pidió que pusiera a sus órdenes una escolta de cristianos para fusil~r a
t?dos Jo~ indios que cobardemente dieran la espalda al enemigo y accedl
!"m trepidar a su pedido dándole mi propia escolta mandada por el Te-
niente. D. Juan Farlas a las órdenes del Sargento Mayor D. Domingo
Rebuc1ón, y aren¡zándolos en su dial~to y mostrándoles la Escolta les
hizo oresente el objeto con que la había pedido, según la esplicaci6n' que
de ello me hizo el intérprete D. Santiago Avendaño.

584 • .585
ANEXO N9 10
l de materiales telegráficos, que serán estimados nl servicio de las fronte-
ras, a medida que sus necesidades lo exijan.
Art. 30 El gasto que esta ley autoriw, serú cubierto con las rentas
generales, y si ellas no alcanzaren, podrá el Poder Ejecutivo hacer uso
del crédito.
Art. 40 El Poder Ejecutivo dará cuenta detallada al Congreso
anualmente y en el primer mes de sesiones, del uso que hiciera de esta
autorización.
Art. 50 Comuníquese al Poder Ejecutivo.
LEY N9 752 • -Sanción: lº de octubre de 1875.
-Promulgación: 5 de octubre de 1875.

(Copiadas en Anales de Legislación Argcnlina [1852-1880] - 1-1073 en Biblio-


teca del Palacio de Justicia Nacional).
Artículo 1° Autorizase al Poder Ejecutivo para invertir hasta
200.000 pesos fuertes a fin de crear pueblos, levantar fortines y hacer
consbucciones adecuadas en la nueva linea de fronteras que se establezca
en la provincia de Buenos Aires y en otras de la República, que urgent&-
mente lo requieran.
Art. 29 El gasto que esta ley autoriza, será cubierto con rentas
generales; pudiendo hacer uso el Poder Ejecutivo del crédito si ellas no
alcanzaren.
Art. 3º Tan luego como la línea de frontera avance s.obre el de-
sierto en cualquier dirección, el Poder Ejecutivo tomando por base f!)
nuevo punto ocupado, adoptará a la mayor brevedad las medidas nece--
sarias para adelantar y uniformar el resto de la frontera de la República.
Art. 4º Los pueblos, villas y colonias que se funden en ejecución
de esta ley, en territorio en el cual no esté reconocida la jurisdicción d e
una provincia, quedarán sujetos a la jurisdicción nacional, hasta que se
dicte la ley que determine los límites provinciales.
Art. 50 El Poder Ejecutivo dará cuenta detallada al Congreso en
el primer mes de sesiones, del uso que hiciere de esta autorización.
Art. 6° Comuníquese, etc.
-Sanción: lº de octubre de 1875.
-Promulgación: 4 de octubre de 1875.

LEY N<> 753

Artículo 1° Autorizase al Poder Ejecutivo para invertir hasta Ja


suma de doscientos mil pesos fuertes ( $ 200.000) en el establecimiento
de líneas telegráficas que unan esta Capital con las cinco comandancia~
militares existentes en la Provincia de Buenos Aires.
Art. 2° Las lineas serán ejecutadas con arreglo a los estudios, pla-
nos y presupuestos que han sido practicados, debiendo emplearse el ex-
cedente que resulte sobre los gastos que se presuponen, en la :idquisición

i
586 587
l
"''
s• Que es muy posible que Jos indios sin perder de vista Ja defensa
del camino que conduce a Caruhué tengan que distraer una parte de su
personal para vigilar; cuando menos, Ja fuerza que se sitúe en la Laguna
del Monte, lo cual ofrecerá siempre la ventaja de que las divisiones Sur
y Costa Sur marchen sin ser hostilizadas en el tránsito por gran número
de indios y bien entendido que sin presentarles batalla, pero amenazando
ANEXO N9 11 por golpes de mano audaces, nuestras caballadas y nuestro arreo.
61J Que suponiendo que el resto de Jos indios se conserve escalonado
hasta Carhué o más allá ser.la posible que impotentes para resistir y deci-
INSTRUCCIONES A QUE DEBERÁN SUJETARSE LOS CEFES SUPERIO- didos a no retroceder, aprovechasen las ventajas que les da el conocimiento
RES DE LAS DIVISIONES EXPEDICIONARIAS AL ABRIR Y PROSEGUIR del terreno y la movilidad de sus cuerpos, para apartarse de los que con-
LAS OPERACIONES PARA LA OCUPACIÓN PERMANENTE DE L A ducen a Sanquilcó y San Carlos pasando impunemente al interior de la
NUEVA· LINEA
línea actual, operación que sería mucha más difücl una vez ocupada la
Laguea del Monte, y llevados a cabo algunos de los trabajos que después
se indicarán.

Confieso que esta última hipótesis, es improbable. Primero: porque


Las Di.visiones Oeste, Norte y Sur de Santa-Fe se pondrán en marcha
..,,. para que los indios ejecutasen lo supuesto seria preciso que antes pusie-
sen en salvo sus familias e intereses llevándolas al otro lado del Colorado.
ol 19 del corriente, al romper el día, partiendo Ja primera de San Carlos Segundo: porque los indios no invaden por el gusto de invadir, sino para
para ocupar la Laguna del Monte, la segunda de Lavalle para ocupar robar y sacar lo que roben y es indudable que su retirada con arreo ,pe-
Trenque-lauquen y la tercera de Cainza para ocupar Ita-loo. sado sería materialmente imposible. Tercero: porque las grandes inva-
Respecto a la d1visi6n Norte debo hacer presente, que si el lugar siones no pueden apartarse sino momentáneamente de Jos caminos cono-
denominado Trenque-lauquen ofrece inconvenientes por falta de agua o cidos y detenninados, únicos en que se encuentran aguadas y buenos
por la mala calidad de los campos, el Coronel Villcgas podrá fijar sus campos que les sirven de descanso
posiciones en cualquier punto de la zona comprendida entre Sanquilcó y Esto no obstante, sería de tal mal efecto en la Provmcia de Buenos
las Tunas. Aires y en toda la República, la aparición de una indiada sobre la líne.a
En cuanto a la División Sur de Santa-Fe, el Coronel Nelson podrá actual hallándose intemadai; las fuerzas en el Desierto, que hasta que Ja
partir directamente de Cainza hacia Ita-loo si el resultado del estudio liipótesis sea posible para que yo adopte todas aquellas precauciones que
hecho así lo aconsejase o seguir la línea de los fortines hasta la Ramada y le quiten ese carácter de posibilidad.
de aquí a Ita-loo. Para tenninar lo referente a la modificación en el plan primitivo solo
.La no simultaneidad en el movimiento de las fuerzas me ha sido tengo que agregar que las Divisiones Sur y Costa Sur demorarán su
wjerida por las siguientes consideraciones: movimiento el tiempo necesario para dar lugar a que las otras ocupen sm
puestos y reciban los caballos necesarios.
1~ Porque siendo un hecho probable que el plan y la voluntad de Paso ahora a fijar las instrucciones que deben observar los Cefos y
las tribus unidas sea disputamos el paso hasta Carhué, las Divisiones Sur que son comunes a todos y a cada uno de ellos.
y Costa Sur destinadas e ocuparlo deben ir provistas de caballadas para El Comandante Cepri con la fuerza de que dispone se situará entre
la marcha, para operar en el tránsito y para espedicionar también des- el Paso de los Chilenos y Cortapié.
pués de ocupada aquella posici6n. Su misión es merodear por los alrededores, llevar sus esploraciones
2' Que, hasta este momento, todo hace suponer que las divisiones hasta Puan, y protejer en cuanto sea posible la comunicación entre Puan
que van a ocupar la Laguna del Monte, Trenque-Iauquen e Ita-loo, no y San Martín, bien entendido que su movimiento será simultáneo con el
encontrarán indios que les disputen el paso, ni serán hostilizados seria- de las fuerzas de Costa Sur y Sur.
mente donde van a situarse de una manera definitiva. La primera de aquellas saldrá de San Martín y dejando la sierra a
3" Que siendo exacto lo contenido en la consideraci6n anterior di- la izquierda, ocupará Carhué.
chas Divisiones podrán contraerse sin ser molestadas, a establecer sus lí- La segunda saldrá de Sanquilcó o Lavalle y siguiendo el camino
neas, en la fonna que más adelante se dirá, y buscar la comunicación de conocido con las desviaciones indispensables, ocupará también Carhué.
las cabezeras ocupadas. La incorporaci6n de estas dos Divisiones se verificará entre los des-
4" Porque partiendo de Ja exactitud de lo afirmado en la primera puntes de los dos Curumalanes y el Paso del Venado.
consideración, es conveniente que las Divisiones Sur y Costa Sur que van La División Oeste, saliendo de San Carlos y siguiendo el antiquícimo
a marchar separadas aunque con un mismo objetivo, Carhué, encuentren camino que va recto desde lo que hoy es 25 de Mayo hasta Salinas
establecida una base a su derecha. ocupará la Laguna del Monte.

588
• 589
Las Divi~iones Norte y Sur de Santa Fe saldrán de los puntos que
3ntes he mencionado y ocuparán los que ya dejo dichos.
E'.s preciso. que los Gefes de División ~e.ngan muy presente que la
operación combmada que- va a aiectuarse difiere esencialmente de todas
aquellas que hasta hoy se han llamado espediciones.
Las fuerzas no van a sorprender toldos, ni a pelear indio~ van a
l
~-
acometer otro trabajo de la mayor importancia y que les está encomen-
dado a los ingenieros, agrimensores y baqueanos, que son los que pueden
con más propiedad marcar la dirección respectiva de las diversas ca-
beceras.
Es sabido que los caminos que conducen a la Pampa son los mismos
de que se servían los españoles en el tiempo de la Colonia, es sabido
lomar posiciones avanzadas y puntos estratégicos para estable~r una también que, desde entonces, no se han descubierto ni se han abierto
nueva línea aprovechando ventajas preciosas que nos proporciona la topo- otros nuevos.
grafía del terreno. ' Pero si es verdad que se conoce donde están Salinas, Carhué, La·
Bien podrá suceder que se sorprendan toldos o que se den combates guna del Monte, Trenque-lauquen e Ita-loo corno también de donde
pero esto no pasará de un accidente, ajeno al propósito fundamental y arrancan los caminos que a ellos conducen, no lo es menos que son casi
que se realizará o no según lo quieran circunstancias que no pueden aesconocidas las zonas intermedias.
preverse. De la zona entre Carhué y la Laguna del Monte poco se sabe aunqu~
Abierta la marcha, recomiendo de una manera muy especial a Jos se conoce la línea que se describe yendo de uno a otro punto.
Gefes de División el orden y la adopción de todas aquellas medidas de De la zona entre Laguna del Monte y Trenquelauquen nada se sabe
precaución que hagan imposible una sorpresa, un golpe sobre las caba- y no hay linea de comunicación entre ambos, pudiendo decirse lo mismo
. liadas y arreo, como tamb¡én las disparadas espontáneas tan frecuentes rle la extensión que media entre Trenquelauquen e Ita-loo.
en aquellas, y que podrían originar consecuencias a cuales mas fatales. Ahora bien: siendo indispensable establecer cuanto antes la comu-
En el trayecto, se irán haciendo jagüeles de distancia en distancia • nicación entre las cabeceras ocupadas, la operación se hará como sigue:
para asegurar en todo caso una retirada apresurad~. ' Las Divisiones que ocupen Carhué harán el estudio sobre su flanco
Los ingenieros por su parte irán consignando las rectificaciones ·o derecho y Ja que ocupe la Laguna del Monte sobre la izquierda y .a la
ratificaciones que ·el estudio les sugiera, 'a fin de ir levantando Ja primera vez sobre su derecha, basta encontrarse a media distancia con las partidas
carta de la Pampa que tendrá la República Argentina. o destacamentos que habrá desprendido sobre su izquierda la fuerza que
La ciencia, a este respecto, está bastante adelantada, y nada falt~rá ocup_a Trenquelauquen. Esta misma fuerza esplorará su derecha conser-
a los ingenieros Y agrimensores, en cuanto a instrumentos de observación vándose algo al frente hasta encontrar las partidas destacadas de Ita-loo
y prácticos para hacer ese estudio y para trasladar al papel su resultado. sobre su izquierda inclinádose algo a retaguardia.
En cada División se ll~vará un diario de la manera más prolija, en Las Divisiones Sur y Costa Sur tendrán presente en su marcha haci.l
que se anoten todos los accidentes de Ja travesía, marcando las )ornadas Carhué; para los casos de comunicación y protección, que desde que se
~~ermirumdo las distancias, consignando las aguadas, natural~s ·o arti: encuenll'en a 15 leguas de aquél, marcharán paralelas separándolas, cuan·
faciales, naturalez.a de los pastos, sinuosidades del terreno y trabajos que do menos de 7 a 8 leguas.
.se hayan practicado de zapa o de desmonte. Tanto para establecer la nueva línea, como para marcar la direc-
Llegadas las fuerzas a los puntos de ocupación que les están desig- rión respectiva de dos fuerzas que operen o marchen en combinación, se
nados, el primer cuidado como el primer deber de los Gefes será ordenar servirán las Divisiones de los cohetes y globos según el plan de señales
que empieze el zanjeo para tres potreros en que quepan holgadamente que por separado se acompañan.
los caballos, la hacienda vacuna y las yeguas. Terminados los potreros y aquellas construcciones más necesarias
Los potreros te~drán frente al rumbo por el cual sea más probable que puedan llevarse a cabo con los elementos que se encuentren sobre
un ataque del enemigo, de modo que la zanja sirva también como línea el terreno encontrada la dirección precisa de un punto con relación a
de defensa, una vez que sea prolongada corno se dirá más adelante. otro, los Gefes de División ordenarán el zanjeo de todo su frente, h~sta
Llevando cada DivisióQ útiles de zapa como para 200 hombres estos llegar por cada flanco, a media distancia de las posiciones vecinas.
serán relevados cada cuatro horas y e l trabajo no podrá ser interrumpido. En esto punto, el Gobierno está resuelto a no omitir gastos: ha de
Solo una causa puede discupar a los Gefes si no cumplen con Jo hacer el foso que dejo indicado, inviértase en él el tiempo que se invierta,
antes prescripto y es un ataque del enemigo en número tal que sea nece- debiendo tener cuatro varas de ancho por tres de profundidad y cargando
sario que todas las fuerzas concurran a rechazarlo. toda la tierra que se estraiga sobre la parte interior.
Por el contrario, si partidas pequeñas merodean por los alrededores, Los Gefes d<' División quedan autorizados para ofrecer a la tropa la
sea meramente corno bomberos o sea con ánimo hostil, esto no debe, en propiedad do toda la estensi6n que zanjée con una legua de fondo, ga-
manera alguna, demorar o interrumpir el trabajo de potreros. rantiendo que el Gobierno comprará después la tierra si así lo prefiriese,
Si se presenta alguna fuerza enemiga u se conserva a la espectativa, y, al mismo tiempo, haciéndole comprender las ventajas que ella misma
no será atacada s~vo el caso de que hubiese seguridad de batirla y siem- ha de· reportar para su seguridad y para su vida.
pre que las venta¡as probables compensasen loi: inconvenientes y peligros Teniendo en vista Jo c~puesto en la consideración número 6, se re-
de cansar nuestros caballos. comienda muy especialmente a la División Oeste que active el trabajo de
Inmediatamente después de ocupadas las posiciones, pre.ciso será :zanjeo sobre su izquierda para dificultar asi el tránsito de la indiada que

590 • 591
pretendiese, salvando los caminos, pasar entre Carhué y Laguna del
Monte.
Verificada la ocupación la comunicación de las fuerzas tendrá lugar
en la forma siguiente:
Las de Carbué y Paso de Jos Chilenos por San Martín.
Las de Laguna del Monte por Sanquilcó o Lavalle. ANEXO N9 12
Las de Trenquelauquen por Paz.
Así q ue las Divisiones tengan las corazas que actualmente se cons-
truyen, la tropa las usará; y, el Gobierno que piensa que en la guerra
con los indios debe sacarse todas las ventajas que la civili7.ación nos
ofrece, vería también con gusto que los Gefes y oficiales las usasen. ORDEN GENERAL
Por lo que a mi respecta, confieso que solo me inspira tristeza la
lucha cuerpo a cuerpo entre el cristiano y el indio. Imtrucciones a que deben sujetarse para el servicio de ·fort:ine.s los
El primero con su coraza y armado como lo está vence(á siempre, se~orcs oficiales o sargentos, comandantes de ellos. •
saliendo ileso, a diez de los segundos, que nada tienen que los reguarde
y con su chuza despreciable.
Así, pues, ordeno que la tropa use coraza; y hago responsable a los
Gefes toda vez que un individuo de aquélla sea herido por no llevarla,
o siempre que, por esta miS'l'lla causa, sea desgraciado el éxito de una
jornada. .
... Trenquelauquen, Octubre ¡o de 1876.
Siendo de suma necesidad organizar debidamente el servicio de
fortines en esta nueva linea, a fin de que é l responda a las aspiraciones del
No sé si habré omitido algo importante y esencial en las instrucciones Gobierno que al hacer el nuevo avance de fronteras ha tenido en vista,
que anteceden. que es de garantir la vida y propiedad de los habitantes de la campaña que
Si así fuese, confío en que cualquiera deficiencia será llenada por están confiados a su salvaguardia, y siendo un deber de todos, a los
la práctica y la inteligencia de los Gefes a quienes el Gobierno ha con- que nos ha confiado esta honra, coadyuvar n ellas; el Gefe de la Divi-
fiado el mando de las columnas expedicionarias. sión ordena se observen las siguientes prescripciones:
No todo puede preveerse: algo es preciso dejar a Ja inspiración del Artículo 111 Al toque de Diana estarán de pie todas las guarnicio-
momento. nes de los fortines.
Adolfo Alsina.
Obvarría, Marzo 16 de 1876. Art. 2º Inmediatamente después de Diana se hará la policía en
los reductos, arrojándose los residuos de ellos, en parte conveniente.
(Copiado de la Memoria de Cue"o y Marina, 1877, pp. 64 a 73, inclusive) . Art. 30 Así que aclare se mandarán las descubiertas a uno y otro
flanco de los dichos.
Art. 40 Cada descubierta se compondrá de un cabo y un soldado,
Jas que antes de salir cargaran sus armas poniéndolas en el descanso a
fin de evitar alguna desgracia. ·
Art. 50 Los dos indjviduos de descubierta marcharán por fuera
del camino, que a una distancia en que puedan protejerse en caso de
necesidad, y observando con toda atención todo rastro que pudiesen des-
cubrir, a fin de dar cuenta inmediatamente a su Comandante.
Art. 69 Toda descubierta que salga debe marchar al paso, pues
solo así se puede observar si hay o no rastros que penetren o salgan o
se hayan acercado a la línea.
11 Art. 7Q Se recomienda a los individuos que hagan descubierta,
que si inesperadamente encontrasen algún grupo ele indios estando a larga
distancia del fortín y vean que no pueden llegar a él sin ser alcanzados,
echen pie a tierra y con su re.mington hagan su retirada con toda tranqui-
lidad, pues el salvaje no se expone a morir cuando ve que no va a sacar
provecho del combate.
Art 8\l El soldado debe tener la plena confianza de que pie a
tierra y con un remington en la mano, vale por cinco indios.

592 593
Art. 99 Toda descubierta que salga de un fortín lo debe hacer con
caballo de tiro; y se prohibe a los Comandantes de ellos que ningún a ser reconocido, se acerque a él, pues si viene toda la fuerza que march:i
individuo ensille caballo que esté lastimado del lomo. sobre él o varios individuos de ella, debe el primero ponerse en retirada.
Art. 109 Toda descubierta que se mande, debe siempre marchat Art. 229 Sobre el reconocimiento de ginetes en el campo se re-
con toda cautela y siempre que tenga médanos a su frente o flancos a comienda la mayor precaución a fin de evitar sorpresas.
corta distancia los debe descubrir para evitar ser sorprendido. Art. 239 Se prohibe a los Comandantes de fortines, bajo la más
Art. 1!9 Las descubiertas deben marchar, si son de caballería, con gi;ave responsabilidad, el dejar salir soldados sueltos al campo, bajo nin-
5u carabina en guardia, y si son de infantería con su rifle en mano, siem- gun pretesto. ·
pre cargados unos y otros. 1 Art. 249 Asi mismo se les previene a todo Comandante de Fortín
Art. 12º Siempre que un soldado ensille un caballo debe limpiarle q~e les deje salir sin sus armas, será severamente castigado; y si la con-
el lomo con la jerga y después sacudir ésta, para ensillar pues por Ja travención a esta orden, resulta la muerte ~e algún individuo bajo sus
suciedad del lomo del caballo y la de la jerga, es que aquél se lastima. órdenes, será el infractor sumariado y remitido a la superioridad a fin
Art. 13º Siempre que se desensille un caballo, debe restregársely de que sea suget:ado a un consejo de guerra, si es ofical, pues si es de
bien el lomo a fin de secarle el sudor, pues cuando el animal se revuelca tropa, será juzgado inmeditamente en consejo de guerra ordinario, el que
sudado, y no se limpia en el acto. se Je adlueren partículas perjudiciales. le impondrá la pena a que se ha hecho acreedor.
Art. 259 Siempre que salga la fuerza de un fortín a reconocer un
Art. 149 El cuidado de los cascos de los caballos, es uno de los
primeros deberes que tiene que tener todo Oficial encargado de un
tortín, pues debe tener presente, que sin caballos no hay caballería, como
.,. grupo de gente que sea mayor que la guarnición de él, lo hará con toda
su fuerza, pero dejando siempre, uno o dos individuos para la defensa de
con infantes enfermos de los pies, no puede haber infantería; así pues a dicho fortín (Esto se deja a la previsión del Comandante).
su cuidado debe particularmente prestar su atención. Art. 269 Siempre que pasase a la vista de los fortines alguna par-
Art. 159 Como aun no hay cañones en los fortines toda novedad tida de indios, los Comandantes de los dos por donde pase deben tratar
aue se advierta debe ser comunicada inmediatamente por chasque a de batirla poniéndose en marcha sobre ella, de derecha a izquierda o
esta Comandancia, y al mismo tiempo el Cefe de la línea si estuviese a vice-versa, y siempre se hará esto en la pr0porción de uno contra cinco
estremo opuesto, de donde ocurra y este punto, pues, en caso contrario como lo dice el articulo 17. '
debe ser él quien la comunique. Art. 279 El cumplimiento del anterior articulo debe de entenderse
Art. 16º Teniendo cada fortín diez hombres debe todo Comandafll &iempre que haya caballos, pues faltando estos y viendo que no se ptJooe
te de ellos batir cualquier partida que se presente a su alcance, no pa- alcanzar a Jos salvages, es infructuoso el· moverse, pues, se acabarían de
sando ésta de cincuenta indios. concluir los que haya.
Art. 179 Cuando el número de invasores sea mayor debe esperar · Art 289 Las Comandancias y oficiales de fortines, llevarán un dia-
todo Comandante de fortín la incorporación de los de su flanco para rio de las novedades que ocurran en los de su mando, el que será
operar, pero siempre en la proporción que se ha dicho de WlO contn\ llevado con toda minuciosidad, apuntando en él lo que ocurra en las
cinco, pues siendo mayor el número de los salvages debe esperar el con- 24 horas del día.
curso de mayores fuerzas, pero no perdiéndoles nunca Ja pista. Art. 299 Siempre que llegue un individuo a un fortín, el Coman-
Art. 189 Siempre que por la linea de fortines saliese alguna partida dante de él, debe anotar su nombre y hora en que llega, caballo o caballos,
de indios y fuera batida, quitándoles el arreo que llevasen o parte de que tráe, si son de propiedad o patrios, sanos de lomo, patas y manos o
él, el Comandante del fortín por donde se efectuase dicha salida, dará :o contrario, y la hora en que se vuelve a salir.
cuenta inmediatamente al Comandante de la Línea, de los animales quita- Art. 309 En el diario se anotará, así mismo Ja temperatura, vien-
dos y sus marcas, a fin de que esta Comandancia, pueda comunicarlo al tos que reinen en el día, movimiento del campo & &.
GoÍ>ierno, para que los interesados ocurran a recibirlo de su propiedad. · Art. 319 En los fortines, que haya sargentos mandarán éstos el
Art. 199 Todo animal perteneciente a los indios, sin marcas, perte- parte, por las descubiertas a los oficiales que estén subordinados; en
necerá a los soldados del fortín que los quiten. el que les darán cuenta de toda novedad que ocurra, a fin de que el ofi-
Art. 20" Las señas con que debe reconocer toda descubierta a cial pueda asentarlo en su diario o dar cuenta si es de carácter que deba
hacerlo.
cualquier ginete o grupos que encuentre, son las siguientes: escaramuce·
rar el caballo a derecha e izquierda y en seguida galopar un corto trecho Art. 32° Siempre que se releve la línea, los oficiales anotarán en
a su frente. los diarios fas existencias de los fortines poniendo el entrante su con-
Art. 219 Siempre que alguna fuerza que marche por la linea, des· fonne.
cubriere reconocerlo inmediatamente haciendo adelantar a otro ginete a Art. 3$9 Estos partes de los sargentos se entiende que deben ser
uoa distancia del grueso de la fuerza que marche, a fin de que el que va ron las descubiertas que salen por la mañana, pues solo que ocurra no-

594 • vedad de importancia deben comunicarla inmediatamente.

595
Art. $49 Como los fortines están a la vista unos de otros, solo se
harán las descubiertas por la mañana pues durante el día se advierte de
ellos toda novedad que ocurriere en su intermedio.
Art. 359 En las Comandancias y fortines habrá siempre, por lo
menos un centinela, tanto de día como de noche.
ANEXO NQ 13
Art. 369 En las Comandancias y fortines se atará de noche un
caballo por hombre, al que se le cortará pasto y dejando el otr? caballo
en el campo, siempre que no haya novedad, pues de lo contrano deben
ser atados todos y cortarles pasto. MENSAJE Y PROYEc;I'O
Art. 37" Los Comandantes de línea, prestarán auxilio a las fron-
teras limítrofes, no solo cuando éste le sea requerido sino cuando ellos Del Señor Ministro de Guerra y Marina, General Don Julio A. Roca,
crean deban hacerlo en pro del servicio. sobre la traslación de la frontera sur a los Ríos Negro y Neuquén
Art. 38\> El auxilio ha de ser con la fuerza que tienen en las Co-
mnndancias, pues la línea debe quedar siempre c~bierta.
Art. 399 Se deja a la inteligencia de los Comandantes de la línea
el cumplimiento del artículo 37, pues ellos sobre .los sucesos, pueden Buenos Aires, Agosto 14 de 1878.
mejor apreciarlos, y ocurrir por lo tanto en oportunidad, donde sea ne-
c·esa.rio su ayuda. Al Honorable Congreso de la Nación.
Art. 409 Toda novedad de indios debe ser irunediatamente C<l- El Poder Ejecutivo cree llegado el momento de presentar a la san-
municada a esta comandancia con toda urgencia. ción del Honorable Congreso el proyecto adjunto, en ejecución de la ley
de 23 de Agosto de 1867, que resuelve de una manera definitiva el pro-
Art. 419 Se prohibe el enviar chasques a este Campamento, .que
blema de la defensa de nuestras fronteras por el oeste y por el sur, adop-
no sean por asuntos puramente del servicio, pues cuando haya ne~1dad
tando resueltamente el sistema que desde el siglo pasado vienen acon-
de mandar alguri individuo, se solicitará antes y esto por medio de
sejando la esperiencia y el estudio como el único que, a una gran eco-
los fortines . nomía, trae aparejada una completa seguridad: la ocupación militar del
Art. 429 Ninguna familia podrá moverse de los fortines, hasta que río Negro, como frontera de la República sobre los indios de la Pampa.
Ja fuerza que la guarnece no sea relevada. El viejo sistema de las ocupaciones sucesivas, legado por la conqui~­
Art. 439 Los Comandantes de línea serán los responsables del 1;¡
ta, obligándolos o disminuir las fuerzas nacionales en una ~stensión di-
cumplimiento de estas prescripciones recorriendo constantemente sus lí- )atadísima y abierta a toda las incursiones del salvaje, ha demostrado ser
neas a fin de vigilar por sí, su observación y'CaStigando los contraventores. impotente para garantir la vida y la fortuna de los habitantes de los pue-
Art. 449 Dése a conocer a la División por la orden del día, el con- blos fronterizos constantemente amenazados. Es necesario abandonarlo
tenido de estas instrucciones, a fin de que nadie alegue ignorancia, ~e­ de una vez e ir directamente a buscar al indio en su guarida, para· some-
biendo entregarse por el Detalleuna copia de ellas a las Comandancias terlo o espulsarlo, oponiendo enseguida, no una zanja abierta en la tierra
y fortines donde residan Oficiales, poniéndola en el encabezamiento de por la mano del hombre, sino la grande e insuperable barrera del río Ne-
s,us diarios. gro, profundo y navegable en toda su estensión, desde el Océano hasta
CONDADO VILLECAS los Andes.
Hemos perdido Il1Ucho tiempo y puede afirmarse que cualesquiera
de los esfuerzos hechos en los avances sucesivos que se han realizado, a
(Copiado de la Memoria de Guerra y Marina, 1877, pp. 211 a 217, inclusive).
medida que la población creqía y se sentía estrecha en sus límites an-
teriores, hubiera bastado para verificar Ja ocupación del río Negro.
A mediados del siglo pasado, ya los reyes de España aceptaban
como un principio de defensa militar lo que hoy día ha llegado a convertirse
en una verdad evidente y comprobada por la dolorosa esperiencia que <'n
sesenta y ocho años de vida nacional hemos cosechado, con la destrucción
constante de la primera fuente de nuestra riqueza rural y la pérdida de
numerosas vidas y cuantiosos tesoros: "que es imposible la defensa de
una línea militar que se estiende por cientos de leguas, si no se cuenta
oomo auxiliar y base de la defensa, con una barrera natural que pueda
ser opuesta a las escursiones del salvaje",
• 597
596
A consecuencia de las revelaciones del libro de F ALKNER, la Espa. blación civilizada se estiende por millares de leguas más allá de la línea
fia, temerosa de que fuese a despertar la codicia de otras naciones a b de f:ontera que nos legó el virreinato, y la riqueza pública y privada que la
· Patagonia, cuya posesión hubiera sido un peligro para sus colonias del Nación se, halla. en el deber de garantir, se han centuplicado.
Río de la Plata y del Pacífico, ordenó a Don FRANCISCO DE BIEDMA Podn~ vacilarse, con estos elementos y facilidades, en realizar hoy
y al piloto D. BASILIO VILLARINO, la exploración del río Negro y de una .operación 9ue estuvieron dispuestos a llevar a cabo los virreyes, varios
las costas patagónicas. gobiernos patrios y el Congreso de 1867.
El éxito feliz obtenido por VILLARINO detenninó l a presentación Hasta nuestro propio decoro como pueblo viril a someter cuanto
hecha por D. FRANCISCO de BIEDMA en mano de 1774 al virrey antes, por Ja razón o por la fuerza, a un puñado de salvajes que destru-
marqués de LORE TO, en la que hacía una esposición clara y evidente de yen nuestra principal riqueza y nos impiden ocupar definitivamente, en
la importancia estratéjica del río Negro como Ja línea militar de de- nombre de la ley del progreso y de nuestra propia seguridad los terri-
fensa, y de las inmensas ventajas que de su adopción reportará al reino torios más ricos y fértiles de la República. '
por los estensos y fértiles territorios que, una vez ocupado este punto, _Las ventajas de esta operación son evidentes; y, sin necesidad de
serían adquiridos "para la cría y fomento del ganado". acudir a los autores que han tratado de ella ni participar del sentimiento
Otros proyectos y escritos semejantes se dieron a luz por aquel mis- Y ~e la opinión pública que nos impulsan a poner manos a Ja obra, bas-
mo tiempo. Es uno de los más notables de D. SEBASTIAN UNDIANO tana ab:ir ~ma cartl! cualquiera de la Pamp~ para ver que el río Negro
Y GASTELú, capitán de lns tropas que guarnecían la frontera de Men- es por s1 1!11smo una barrera natural; que se~ia la línea más corta, segura
doza, que había recorrido y estudiado los territorios del sur; y son cono- ~ e~~nóm1ca, y que, una vez ocupada, ·hana perder en poco tiempo el
cidos de todos los escritos del afamado geógrafo D. FELIZ de AZARA, s1gnif1cado de Ja palabra frontera , cuando no se trata de naciones es-
que en 1796 manifestaba la necesidad de ocupar al río Negro, aconse- trañas, puesto que para la República Argentina no hay otra frontera por el
jando esta solución como el único medio de "asegurar la tranquilidad y oeste Y por el sur, que las cumbres de Andes y el Océano.
posesión de las Pampas con la mayor brevedad, ventaja y estensión". La primera línea actual, desde Patagones nl Fuerte General San Mar-
Así, e1 pensamiento de situar la frontera en el río Negro, como la tín estrema derecha de la frontera de Mendoza, abraza una estensión de
línea más corta, más económica y segura, data del siglo pasado. No es trescientas leguas geográficas, y la segunda línea una de las de Buenos
una idea nueva que se trae como solución improvisada a la más vital de Aires Y de la de. Córdoba mide ciento sesenta )ef!Uas guarnecidas por se.-
las cuestiones que puedan preocupamos, sino que, por el contrario, cuenta tenta gefes, trescien.tos setenta oficiales, y seis mil ciento setenta y cuatro
por la sanción de un largo trascurso de tiempo, que ha madurado y he- soldados, que cuestan a la Nación en vestuarios, armas, alimentos, suel-
cho evidentes sus ventajas, y con el asentimiento de todos los hombres dos, caballos, etc.: $ 2.361.199 al año, sin contar el valor de las constru-
notables que le han dedicado sus estudios. <'i_ones, aloj~ientos y zanjas que son necesarias en estos avances peri6-
En la elavoraci6n de este sistema y en las diversas tentativas llevadas d1cos por !meas paralelas, siguiendo el sistema conocido desde la con-
a cabo para realizarlo, se h an hecho notar. desde los primeros días de fa. quista.
•I
independencia hasta la fecha, militares distinguidos y hombres de Estado Tampoco se halla comprendido en este gasto lo que se. invierte en
eminentes, que, después de la caída de Ja tiranía, h an consagrado esfuer- ;as ~ovilizaciones extraordinarias a que hay que ocurrir siempre, para
zos laudables a Ja consecución de este gran desiderátum, hasta que al t:ubnr los puntos amenazados y que se encuentran desguarnecidos. pues
fin el Congreso de 1867 convirtió en ley lo que puede decirse con ver- no es posible, con 6.174 soldados, guardar completamente todo y cada uno
dad, era una aspiración nacional. tle los puntos que pueden ser atacados por los salvajes.
El P. E. viene hoy simplemente a pediros tos recursos necesario.s Podríamos duplicar este ejército, siguiendo la vieja rutina, y el re-
para el cumplimiento de esta ley, votada en medio de la f!Uerra que sultado sería el mismo, porque este sistema es contrario a la naturaleza de
sQstenía Ja Nación contra el Gobierno del Paraguay y de las d ificultades las cosas y a todo principio militar.
consiguientes a esa situaci6n, porque el Congreso comprendía ya que E'.ntre tanto, Ja frontera en el río Negro estará bien guardada por
ese era el único medio de cortar de raíz Jos graves males ele la inseguri- dos mil hombres, y aun por mil quinientos. Bastará ocupar a Choele-·
dad de Ja frontera. C~oe~, Chichinal, la coníluencia de los ríos Limay y Neuquén y la parte
Cuando surjió este pensamiento, en el siglo pasado, el desierto em· ~upenor de éste hasta los Andes, para hacer desaparecer todo peligro
pezaba en el Fortín Areco, Mercedes y el Salado: los medios de acció:i futuro.
eran deficientes y una serie incalculable de dificultades se oponlan a su ~a naturaleza del terreno <lrido y seco que caracteriza Ja zona com-
realización. Y, sin embargo. los infonnes elevados al Gobierno estaban p.rend1da entre el Colorndo y el Negro, hasta la proximidad de las Cor-
contestes con afinnar oue Ja soluci6n mejor y única definitiva sería fa dilleras, ~ lo pro!1.mdo de ~as aguas de este último río, navc~able en toda
ocupación militar del río Negro. su estenSJ6~. facilitan ndm1rablemente Ja defensa. con solo ocupar cierto~
Hoy· Ja Nación dispone de medios poderosos, comparados con lbs pasos precisos. El resto estará defendido por si mismo.
que poseía el virreinato y aun con los mismos con que contaba el Con- Del Carmen de Pata¡¡;ones a Choele-Choel, o isla d e Pacheco, situa-
~eso de 1867 al dictar la Ley; el ejército se encuentra en Carhué y da a los 39º 29' de latitud y 7°18' O. de Reuter; no se necesita un i;olo
Cuaminí, el corazón del desierto, a media jornada del río Negro; la po- hombre par guardar toda la línea, porque al sur del río Negro, en esta

598 599
parte, no habitan tribus ind.ígenas hasta una distancia muy considera-
ble, y las que se encuentran después de esa region son de índole mas Las tribus que Ja habitan son poco numerosas y, segun mtormes
mansa. La línea que habrá que guardar quedará así- reducida desde fidedignos, su población total no alcanza a veinte mil almas. Miembros
Choele-Choel a la Cordillera de los Andes, a setenta y tantas leguas. de Ja gran familia Araucana, pasaron a la falda oriental de los Andes
Debe tenerse presente, además, que entre aquella isla y la confluencia con el nombre de "Aucas" y se dividen, según los nombres de los lugares
del Lirnay con el Neuquén, a Jos 39º 13' de latitud y 10º 27' de Jongi: que ocupan: en Huiliche (indios del sur), Puenches (indios de los Fi-
tud, el río Negro es de cauce más fijo, de barrancas más elevadas, y da nales), etc., etc. Han alcanzado un grado de civilización bastante eleva-
una profundidad que varía entre 16 y 32 pies, según el comandante do, respecto de las otras razas indígenas de la América del Sur, y su
GERRICO, gefe distinguido de nuestra armada que exploró dicho río transformación se opera como estamos viendo todos los días de una ge-
en 1872, y cuyo informe presentado al Ministerio de Guerra tell!l1ina con neración a otra, cuando poderes previsores le dedican un poco de aten-
estas palabras que deben merecernos entero crédito: cióh. Su contacto pennanente con Cbile y Ja mezcla de la raza europea
"Para concluir, diremos que se infiere de todo esto, y que tales son han hecho tanto camino, que estos indios casi no se diferencian de nues-
nuestras ideas, que Ja navegación hasta Nahuel Huapi no es de manera tros gauchos y pronto tendrán que desaparecer por absorción.
ninguna dudosa, y, por el contrario, la razón de tener su origen las En Ja superficie de quince mil leguas que se trata de conquistar,
aguas en la primera cuenca, de sufrir aquellas menos evaporación de comprendidas entre los límites del río Negro, Los Andes y la actual lí-
Choele-Choel adelante, y de no tener ningunos derrames conocidos, nea de fronteras, la población indígena que la ocupa puede estimarse
influyen poderosamente para demostrar que la desconfianza que se tie- en veinte mil almas, en cuyo número alcanzarán a contarse de mil ocho-
ne o puede existir respecto de la posibilidad de navegar este río, es de cientos a dos mil hombres de lanza, que se dedican indistintamente a
todo punto infundada."
La profundidad media del río en toda su estensión, según el mismo
.""" la guerra y al robo, que para ellos son sinónimos de trabajo.
Los ranqueles, famosos en la Pampa, por ser los más valientes, se
comandante GERRICO, es de diez pies en la época del descenso de las hallan reducidos en la actualidad a menos de seiscientas lanzas a conse-
aguas, y de quince en la de las crecientes. cuencia de haberse p_resentado grupos numerosos a los gefes de la fron-
Calculando, pues, sobre dos mil hombres, que es el máximun de las
f.uerzas necesarias para la defensa de esta línea, resultará un gasto al año 1 tera de San Luis y Córdoba, preferiendo vivir al abrigo y protección in-
mediato de la Nación y de sus tropas, antes que en el desierto. Sus tol-
de 692.394 pesos fuertes que dará una diferencia anual en favor del derías están diseminadas por familias en una estensión de 600 leguas
Tesoro Nacional de 1.666.805 pesos fuertes. cuadradas próximamente, en medio de los bosques espesos cortados a
· No es menester entrar en mayores consideraciones para dejar evi- intervalos regulares por grandes obras. Empiezan los primeros en Cho-
denciados no solo las ventajas sino la necesidad de adoptar sin demorn cha, a los 36° 6' de latitud y 7° 36' de longitud, y el Médano Colorado
esta solución. Aunque solo fuese mirado bajo el aspecto de .Ja economía, a los 35º 42' de latitud y 7° de longitud. 60 leguas directamente al sur del
economía que representará para la Nación en diez años un capital de Tres de Febrero, y van a concluir en Tracolauquen, a· 30 leguas al sur
diez y seis a diez y siete millones de duros, que puede ser empleados de Poitagua, asiento del cacique Baigorrita. Veinte leguas al oeste de
en obras reproductivas de progreso, no se debiera trepidar un solo ins- esta línea de toldos y paralelamente a ella, corre el río Chadi-leuvu, en
tante en llevarla a téxmino. dirección norte-sur, y este espacio intexmedio se halla cubierto de un
Pero hay, además, sobre esta misma economía, el incremento cpnsi- bosque muy espeso y bastante elevado, pero que carece de agua, y es,
derable que tomaTá la riqueza pública y el aumento de todos los valores po< lo tanto inhabitable.
en la estensión dilatada que abraza la actual línea, como efecto inmediato El Ministro actual de la Guerra ha recorrido personalmente estos
de Ja seguridad y garantías perfectas que serán la consecuencia de la fugares y puede aseguraros que son inmejorables para la ganadería y aun
ocupación del río Negro, la población podrá estenderse sobre vastas ph- para la colonización. Abundan en pastos ele varias clases; el agua dulce y
nicies y los criaderos multiplicarse considerablemente_ bajo la protecci6n clara se encuentra en grandes lagunas, al pie de los médanos de arena,
eficaz de Ja Nación, que solo entonces podrá Hamarse con verdad due- y, donde se la ve en la superficie, se oculta de tan cerca, que basta le-
ña absoluta de las pampas argentinas. Y aun quedara al país, como ca- vantar algunas paladas de arena para que surjan en abundancia del seno
pital valioso, las quince mil leguas cuadradas ·que se ganarán para la ci- de la tierra.
vilización y trabajo productor; cuyo precio irá creciendo con la población El otro grupo araucano que habita esta región y que es el más con-
hasta alcanzar proporciones incalculables. siderable, es la tribu de Namuncurá, notablemente disminuida, a conse-
Por otra parte, la ocupación del río Negro, su navegig~ión ~asta cuencia de contrastes y derrotas últimamente sufridas. con motivo de las
Nahuel Huapi por el Limay, la de alguno de sus afluentes, como el espediciones realizadas, y .del iivance de la línea de fronteras de Buenos
Chum&-chuin y el Catapuliche, explorados por VILLARINO, faéilitarán Aires hasta Carhué llevado a cabo con tanta firmeza por el malogrado
Ja colonización y Ja conquista pacifica de la parte comprendida entre Dr. Alsina; se sabe que su antigua residencia era Chilhué, legua más o
el Limay y el Neuquén, riquísima comarca fecundada por numerosos menos al Oeste de Carhué, y que, al contrario de los ranqueles, ocupaba
arroyos, de suelo feracísimo y cubierto, en parte 'de bosques que alcanzan un espacio reducido a lo largo de una gran Cañada, formando algo pa-
una considerable altura. Sus cerros contienen metales de todas clases, prin- recido a un campamento árabe en marcha a través del desierto.
C'ipalmeente el cobre aurüero y el carbón de piedra. Se encuentra ahora Naµ:mncurá, con cien guerreros, la flor de su

600 601
tribu y de su familia en Maracó Grande, 20 leguas próximamente al El Poder Ejecutivo tiene ya hecho y bien meditado el plan de ope-
sur-oeste de Chilhué hacia el Colorado. El resto se ha dispersado entre 1aciones, que estima prudente no revelar por ahora para asegurar mejor
los montes, en precaución de nuestras persecuciones. su éxito, y cree firmemente que vencerá los obstáculos que se oponen al
El cacique Pincen, el más atrevido y aventurero de los salvajes, desalojo previo de los indios.
monto~ero intrépido que no obedece a otra ley ni señor que sus propios Ante la magnitud de 1a empresa que se acomete.• podrá parecer in-
instintos de rapiña, ha sufrido rudos golpes que lo han desmoralizado suficiente Ja suma que el proyecto fija. Pero el Poder Ejecutivo estima
<'ompletamente. Su residencia es la laguna de Melicó, 10 leguas al oe.~­ que ella bastará para llevar a cabo una obra que tantos y tan grande~
te de Trenquelauquen, y el número de sus indios alcanzarán a penas bienes ha de producir y a la que tan valiosos intereses se hallan vincu-
a cien. lados.
Quedan aun otras agrupaciones de esta raza, la más viril de toda Ja Hemos sido pródigos de nuestro dinero y de nuestra sangre en las
América del Sur, y una de las más avanzadas, después de los Incas, en luchas sostenidas para constituimos y no se esplica como hemos permane-
los valles andinos, al oriente de la Cordillera, entre el rio Grande y Neu- cido en perpetua alarma y zo1..obra, viendo arrasar nuestra campaña, des-
quén; pero son de poca consideración y se someteran fácilmente a condi- truida nuestra riqueza, incendiar poblaciones y hasta sitiar ciudades en
ción de que se les deje en posesión de sus tierras, que son de las más toda Ja parte sur de la República, sin apresuramos a estirpar el mal de
fértiles de la república, favorecidas por un clima muy benigno. raíz y destruir esos nidos de bandoleros que incuba y mantiene el de-
Como se ve, la Pampa está muy lejos de hallarse cubierta de tribus sierto.
salvajes, y éstas ocupan lugares determinados y precisos. No se esplica satisfactoriamente esta eterna defensiva en presen-
Su número es insignificante, en relación al poder y a los medios de cia del indio, dado el carácter nacional. Se trata de sofocar una revuelta,
que dispone la Nación. Tenemos seis mil soldados armados con los últi- y de todas las fuerzas vivas del país concurren a vencerla, y solo Lopez
mos inventos modernos de la guerra, para oponerlos a dos mil indios que Jordan cuesta al Tesoro Nacional catorce millones de duros y otro tanto
no tienen otra defensa que Ja dispersión, ni otras armas que Ja lanza pri- o más a la fortuna particular.
mitiva, y, sin embargo, les avandonamos toda la iniciativa de Ja guerra Hoy, con la cantidad que el proyecto fija, la Nación va a asegurar
permaneciendo nosotros en la más absoluta defensiva, ideando fortifica-
dones, como si fuéramos un pueblo pusilánime, contra un puñado de
bárbaros.
La importancia política de esta operación se halla al alcance de
t la vida y propiedad de millares de argentinos, a conquistar quince mil
leguas de territorio, a disminuir el gasto anual en el ramo de la guerrn
en $ 1.666.804 y oor fin a cauterizar esta llaga que se extiende por todo
el costado de la República y que tanto debilita su existencia.
lodo el mundo. No hay argentino que no comprenda, en estos momento~ Enunciados así los grandes propósitos de este pensamiento, y los
agredidos por las pretensiones chilenas, que debemos tomar posesión medios más indisoensables que requiere su realización, el P. E. debe agre-
real y efectiva de la Patagonia, empezando por llevar Ja población al río garse. para concluir, que cr~ justo y conveniente destinar oportunamen-
Negro que puede sustentar en sus márgenes numerosos pueblos, capaces te a los primitivos poseedores del suelo, una parte de los territorios que
de ser en poco tiempo Ja salvaguardia de nuestros intereses y el centro de quedará dentro de la nueva línea de ocupación.
un nuevo y poderoso estado federal, en posesión de un camino inter- Responde a este objeto el artículo 40 del proyecto, por el cual se
océanico fácil y barato a través de la cordillera por Villa Rica, paso acec- dispone reseivar para lol: indios amigos, y los que en adelante se sometan,
sible en todo tiempo. un área de 50 leguas sobre la frontera de Buenos Aires, otra de la misma
Ya el ojo sagaz y penetrante del Jesuita FALKNER, en eI°siglo pa- estensión sobre la de Córdoba y una de 30 leguas sobre la de Mendo1.a,
sado había indicado a la Inglaterra el porvenir de esas regiones y la donde se podrán concentrar después en poblaciones agrícolas. ]as distin-
importan~~ que podrían adquirir para el comercio u_nivcrsal; y, si bien tas tribus ranqueles y pehuenches que ocupan esa zona, desde el Atlán-
las cond1c1ones generales a que obedecen sus evoluciones se han modi- tico a los Andes.
ficado profundamente con los grandes cambios operados en la ruta que Dios guarde a V. E.
sigue actualmente la navegación siempre existen para nosotros y el resto N. AVELLANEDA
de la América Meridional los motivos que FALKNER señalaba como Juuo A. RocA
un incentivo poderoso para la población de esas regiones.
Una vez esouesto ligeramente los principales fundamentos del pro-
yecto que el Poder Eiecutivo presenta al Honorable Congreso, y sin en- .
trar en mayores detaJJes oue fatigarían la atención de V. E., debe des- PROYECTO DE LEY
cenderse a la esposición de la manera como piensa el Ejecutivo realizar
tan importante operación. El Senado y Cámara de Diputados, etc.
La ocupación del río Negro no ofrece en sí misma ninguna dificul- Artículo 111 El Poder Ejecutivo procederá a dar ejecución a la Ley
tad,_ pero antes de llevarla a cabo es necesario desalojar a los indios del de 23 de agosto de 1867, estableciendo la línea de frontera sobre la
des1ert-0. que se t:ata de conquistar, par~ no dejar un solo enemigo a re- margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén.
taguardia, sometiéndolos por la persuación o la fuerza, o arrojándolos al
sur de aquella barrera; ésta es la principal dificultad. Artícu!.o ~ Para el cumplimiento de esta ler, queda autorizado

602 603
el Poder Ejecutivo a invertir hasta la suma de un millón quinientos mil
pesos fuertes de rentas generales, o usando del crédito en caso necesario,
para lo cual podrá afectar especialmente la tierra comprendida entre ll\
actual linea do fronteras y la que debe establecerse por el Artículo 1°.
Artículo 3" A medida que avancen las fuerzas la línea actual, el ANEXO N9 14
Poder Ejecutivo ordenará la mensura de las tierras a que se refiere el
srticulo anterior y su clasificación, según su importancia relativa.
Artículo 4" De estas tierras, se reservarán para las tribus amigas y
los indios que so sometan, los siguientes lotes: una área de 50 leguas LEY DE OCTUBRE DE 1878 (N9 947)
cuadradas, tomando por base la zanja entre Guaminí y Carhué hacia
el Oeste.
Una úrea igual al Sud del Río 5°, en el punto que el Poder Ejecutivo
rncuentre más conveniente.
Una área de 30 leguas cuadradas entre el río Grande y el Neuquen. DEPARTAMENTO DE GUEIU\A

Artículo 5(1 Comuníquese, etc.


JULIO A. ROCA Buenos Aires, Octubre 5 de 1878.
Por cuanto:
(Copiado del Diario de Sesiones de la Cámara de Diputador, 1878, t. l , pp. 678
a 683, inclusive).
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina, reunidos
en Congreso, etc., sanciouan con fuerza de

LEY
Arlículo 1 9 Autorizase al Poder Ejecutivo para invertir basta la
¡urna de un millón seiscientos mil pesos (1.600.000 pesos) en la ejecu-
ción de la ley 23 de Agosto de 1867, que dispone el establecimiento
de la linea de frontems sobre la margen izquierda de los ríos Negro y
Neuquén, previo sometimiento o desalojo de los indios bárbaros de la
pampa, desde el Rio Quinto y el Diamante hasta los doo ríos antes men-
cionados.
.Art. 2" Este gasto se imputará al producido de las tierras públicas
nacionales que se conquisten en los límites determinados por esta ley;
pudiendo el Poder Ejecutivo, en caso necesario, disponer subsidiaria-
mente de las rentas generales en calidad de anticipos.
Art. 3<' Decláranse límites de lns tierra.s nacionales situadas al este-
rior de las fronteras de las Provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdo-
ba, San Luis y Mendoza, las siguientes líneas generales, tomando por
base el plano oficial de la nueva linea de fronteros sobre la pampa, de
1877:
l' La línea del rlo Negro desde su desembocadura en el Qcéano,
remontando su corriente hasta encontrar el grado 5° de longitud occiden-
tal del meridiano de Buenos Aires.
2• La del mencionado grado 5° de longitud en su prolongación nor-
te, hasta su intercepción con grado 35° de latitud.
3' La del mencionado grado 35° de latitud, hasta .m intercepción
con el grado 10° de longitud occidental de Buenos Aires.
4' La del grado 10º de longitud occidental de Buenos Aires en su
prolongación sur, desde su intercepción en el grado 35º de latitud, y

605
604

1
desde allí hasta la margen izquierda del río Colorado, remontando la
corriente de este rlo hasta sus nacientes y continuando por el río Barra- Art. 12~ La enagenación de estas tierras podrá hacerse por amor~
c:as basta la Cordillera de los Andes. tización de títulos.
Art. 13'> La entrega de los títulos se hará una vez satisfecho el im-
Art. 4" Destinase igualmente a la realización de la presente ley, el
producido de las tierras públicas que las provincias cedan de las que se porte d.e cada acción, dándose recibos provisorios a medida que se abo-
nen las cuotas.
Jes adjudica por esta Ley. Estas tierras serán enajenadas en la misma
forma que las nacionales sin afectar Ja jurisdicción provincial y los de- Art. 149 Los suscritores que no abonaren sus cuentas respectivas
rechos adqtúridos por particulares. hasta treinta días después de vencido el término fijado para el pago de
cada una, perderán todo derecho a las sumas que tuviesen entregadas,
Art. 5" Queda autorizado el Poder Ejecutivo para levantar sobre y la oficina podrá ceder las mismas acciones a otros suscritores que qui-
la base de las tierras a que se refieren los artículos anteriores, una suscrip- sieran tomarlas abonando su importe total, para lo cual publicará los
ción pública por el importe de la cantidad espresada en el artículo 19 de avisos que fuesen necesarios.
la actual será destinada a los gastos que demande la ejecución de esta ley.
Art. 15" Los suscritores podrán abonar en una sola vez el importe
Art. 6" La suscripición se hará por medfo de cuatro mil títulos de de sus acciones, y en tal caso se les hará un descuento de cuatro por
a cuatrocientos pesos fuertes cada uno, emitidos nominalmente o al por- dento al nño sobre el monto de las cuotas anticipadas.
tador, a opción de los suscritores, y pagaderos por cuotas de a cien pesos Art. 169 Los títulos espresarán que el portador o persona suscrita
fuertes cada una, cada tres meses. que es acreedor por la cantidad que represente su valor escrito, y que
Art. 7" Los capitales suscrítos devengarán el seis porciento de renta el pago se hará por medio do adjudicaciones de lotes de tierra pública, en
anual, que se abonará por semestres, y se amortizarán por medio de la forma prescrita por esta ley; y serán firmadas por el Ministro de Ha-
adjudicacion.es en propiedad de lotes de tierra, en el modo y forma que cienda, por el Presidente de Ja Contaduría o uno de los Contadores ma-
esta ley prescriba. yores y por el Gefe de la Oficina encargada de esta operación por el
Art. 8<> A medida que avance la actual línea de fronteras, se hará Poder Ejecutivo.
mensurar las tierras a que se refieren los artículos anteriores, y levantar Art. 17" Los suscritores o tenedores de acciones deberán pedir la
los planos respectivos, dividiéndose en lotes de diez mil hectáreas ( cua- amortización de sus títulos dentro del término de cinco años contados
tro leguas kilométricas cuadradas) numeradas de uno adelante, con de- desde la fecha en que el Poder Ejecutivo ponga los planos de la tierra,
signación de sus pastos, aguadas y demás calidades, todo lo cual se en la forma prescrita por esta ley, en la oficina respectiva, para que en
hará constar en un registro especial denominado "Registro gráfico de las su vista puedan pedirse las adjudicaciones.
tierras de fronteras". Art. 189 Los gastos de Ja mensura general serán por cuenta del Go-
Art. 9~ Una vez practicada esta operación, los suscritores o tenedo- bierno, y las ubicaciones serán hechas en el modo y forma que el Poder
res de títulos, podrán pedir por solicitud dirijida a la oficina que el Poder Ejecutivo determine, pero siempre por medio de un empleado del De·
Ejecutivo determine Ja amortización de sus tltulos por adjudicación ~e partamento de Ingenieros, sujetándose a Jos datos e instrucciones que al
lotes de tierra. La solicitud deberá presentarse cerrada y contendrá la efecto le trasmitirá esa oficina.
fecha en que se presente, la designación del lote o lotes, que se soliciten Arl. 19P El Poder Ejecutivo reservará en las partes que considere
por sus números respectivos, los números de los títulos que deben amor- más conveniente los terrenos necesarios para la creación de nuevos pue-
tizarse, si el que los presenta es suscritor y por cuantas acciones. En el blos y para el establecimiento de los indios que se sometan.
sobre se espresará tan solamente el nombre y domicilio del solicitante Art. 2011 Queda facultado el Poder Ejecutivo para hacer los gastos
y el número o números de lotes solicitados; y la oficina encargada espe- que demanda la ejecución de esta ley.
dirá un recibo talonario en que se trascribirá lo escrito en la cubierta y Art. 21(1 Comuníquese al Poder Ejecutivo.
la fecha de la presentación; dejando igua1 constancia en el talón del libro. Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Argentino, en Buenos
En caso que haya varios suscritores que pidan la adjudicación de Aires a cuatro de Octubre de mil ochocientos setenta y ocho.
un mismo lote, se adjudicará por sorteo entre ellos.
Art. lCP La base para la venta de la tierra ·será de cuatrocientos MARIANO ACOSTA FELlX FRIAS
pesos fuertes, o sea el valor de una acción por legua cuadrada; pero la CARLOS M. SARA.VIA P. ÁLEJO LEDESMA
enagenaci6n no podrá hacerse sino por áreas de cuatro leguas cuadra- Secretario del Senado Secretario de la C. de DD.
das, y tampoco podrá adjudicarse más de tres áreas a nombre de un.a Por tanto: Cúmplase, comuníquese, publíquese y dése al R. N.
~ola y misma persona.
AVELLANEDA
Art. n<> A los efectos del artículo precedente solo se tomarán en JULIO A. ROCA
consideración para Ja adjudicación por so(teo, las solicitudes presentada5
dentro de quince dias contando desde la fecha en que se pidiere Ja compl~ta de leyes nacionales sancíonada.f por el
(Copiado de la Colecct6n
adjudicación del lote o lotes en competencia. Honorable Congreso durante ws años 1&52 a 1917, l. IV, pp. 431 a
4.34, inclusive).

l
606
607
ANEXO N9 14a AN ~X O N9 15

LEY 1RATADO DE PAZ

Acordado por el Emio. Gobierno Nocional n' las tribus indígenas


que encabezan los Caciques Epumcr Rosas y Manuel Baigorria,
concluido en 24 de jµlio de 1878.

DEPAJ\TAME1'"TO DE GUERRA y MARINA

Buenos Aires, Octubre 11 de 1878 S.E. el Señor Ministro de la Guerra, General Dn. . Julio A. Roca,
Por cuanto: El Congreso ha sancionado la siguiente ley: bajo la inteligencia de que los espresados Caciques y tribus reconocen
El Senado y Cámnra de Diputados de la Nación Argentina, reunidos en y acatan como miembros y habitantes de la República Argentina la So-
Congreso, sancionan con fuerza de ley: be~anía Nacional y Autoridad de su Gobierno, ha convenido en la si-
guiente:
Artículo lP El Poder Ejecutivo establecerá una gobernación en
los Territorios de la Patagonia con el personal de empleados y los suel- Por cuanto ha sido concluido en esta Ciudad de Buenos· Aires, un
dos que la Ley de Presupuesto asigna para la del Chaco. tratado entre el Teniente Coronel Dn. Manuel J. Olascoaga, comisionado
al efecto por parte del Gobierno, y los Caciques Cayupan y Huenchug'-
Art, 211 Mientras se dicta la ley general para el Gobierno de los ner (a} Cbaucalito, como representante el primero del Cacique principal
Territorios Nacionales, el de la Patagonia se regirá por la ley 11 de ~anuel Baigorrita de Poitagüe y el segundo del Cacique de igúal cla~c
octubre de 1872. Epumer Rosas de Lebuc6, cuyo tratado es a la letra cómo sigue:
Art. 3 11 Este tendrá su asiento en la población de Mercedes de
Patagonia, y dependerá del Ministro de Cuerna y Marina en todo lo Artículo 1 9 Queda convenido que habrá por siempre paz y amistad
concerniente a esos ramos de la Administración. entre los pueblos cristianos de la República Argentina y las tribus Ran-
quelinas que por este convenio prometen fiel obediencia al Gobierno
Art. 4~ Comuníquese al Poder Ejecutivo. Dada en la Sala de Se- y fidelidad a la Nación de que hacen parte y el Gobierno por su parte
siones del Congreso Argentino, en Buenos Aires, a nueve de Octubre de les concede protección paternal. ·
mil ochocientos sesenta y ocho.
Arlíoulo ~ El .Gbbiemo Nncional -en consideración a lo arriba es-
presado y mientras los Caciques contratantes cumplan y hagan cumplir
MARIANO ACOSTA FELIX FRIAS fielmente lo aquí estipulado asigna· al Cacique Epumer Rosas (150 B/$r
CARLOS M. SARAVIA P. Au:.]O LEDESMA c'iento cincuenta pesos bolivianos ni mes; den pesos bolivianos ( 100 B/ $)
Secretario del Senado Secretario de la C. de DD. también mensuales al Cacique Mariano hijo, Epumer chico. Asigna tam-
bién mensualmente (7 B/$} siete pesos bolivianos, para un trompa,
(Colecci6n de leyes y decretos militares, 1609, p. 575). ( 15 B/ $} quince pesos bolivianos a un escribiente y quince a un lengua-
rás para cada uno.
Asigna así mismo al Cacique Hu'enchugner (a) Chaucalito (50 B/$)
dncuenta pesos bolivianos y ( 15 Il/$) quince pesos bolivianos para su
lenguarás.
ArtíCUÚ) 3~ El Gobierno Nacional asigna mensualmente al Caciqul!
Manuel Baigorrita (150 B/ $} ciento cincuenta pesos bolivianos (7 B/$)
siete pesos bolivianos para un trompa y quince para su lenguarás.
Artículo 4" El Gobierno Nácional asigna mensualmente al Cacique

608 609
Cayupan (75 B/$) setenta y cinco pesos bolivianos y quince pesos bo-
livianos a su lenguarás, asigna as{ mismo al Cacique Yanquetruz Guz-
man (50 B/$) cincuenta pesos bolivianos y quince pesos bolivianos a
tu Ienguarás.
J 'I hacer respelar a los Caciques que respeten fielme1:1te estos tratados y
quieran conservar el orden entre sus tribus, ordenará a todos los Gefes
de Frontera aprehendan y detengan todo indio fugitivo que llegue o se
tncuentre sin licencia o pasaporte de sus respectivos Caciques; y si
trajeran animales u otros objetos robados, Jes se-an quitados con cuenta
Artículo 5q El Gobierno Nacional acuerda a los dos Caciques prin- y razón, y oevueltos al primer reclamo justificado ae los reterídos Ca-
dpales arriba mencionados, para repartir entre todos los Caciques, Ca- ciques o propietarios; y que asi mismo se haga con Jos cristianos que se
pitanejos y tribus que comprenden' este tratado (2.000) dos mil yeguas bailen en el mi9.mo caso. También ordenará que toda Comisión o indios
cada tres meses para su subsistencia. suel~os que vengan a los fuertes o pablaciones cristianas con . cualquier
negocio o diligencia, trayendo el competente permiso de su Cacique, sean
Artículo 6P El Gobierno Nacional dará también a los mismos Ca- protejidos y respetados en sus personas y bienes y recomendará que se
ciques para la misma. aplicación y efecto del Artículo anterior, cada tres ~s haga entera justicia en sus reclamos y ·quejas con arreglo a las leyes
meses {750) setecientas cincuenta libras de yerba, ( 500) quinientas li- que amparan a todo ciudadano argentino.
bras azúcar blanca, ( 500) quinientas libras tabaco negro en rama, ( 500)
quinientos cuadernillos de papel, (2.000) dos mil libras arina, (200) Artículo 119 Queda formalmente estipulado que sí WlO o algu~os
doscientas libras jabón y dos pipas aguardiente. indios de los que ~ntran en este tratado, aiesen malón sobre cualquier
pWlto de la Frontera o cometiesen robo o asesinato sobre los bienes o
Artículo 7P Es deber de los Caciques arriba mencionados y de to- personas de algún transeúnte o estanciero, quedará por este solo hecho
dos los Capitanejos que los acompañan, entregar al Gobierno todos Jos rota la paz con el Cacique y tribu a que pertenezcan d1cllos malllecno-
cautivos, hombres, mujeres o niños que asistan o lleguen a sus tierras
o pagos, bien entendido que si el Gobierno tiene alguna vez conocimien-
• 1·es; y por lo tanto suspendidos los sueldos y racionamientos asign~dos
.il Cacique y tribu responsable, hasta que se haga efectiva la devolu·
to de que en alguna tribu de las que entran en el presente tratado se ha ción de lo robado y el castigo de los criminales. .l!.n todo robo o asesina-
detenido por fuerza algún cristiano o se ha hecho algún mal o privado de to que se cometa por indio sobre cristiano o por algún cristiano sobre
su libertad, hará responsable del hecho al Cacique mas cercano o Capi- wdios, las partes acusadas serán prendidas y aseguradas y resultando
tanejo que lo hubiera consentido, privándoles del sueldo o ración que criminales serán castigados, con arreglo a las leyes del país, y en cuanto
tuviesen por el tiempo que estime conveniente. Todo lo que se espresa a los animales u objetos robados seran sacados del poder en que se en-
en el presente artículo respecto de los cautivos queda así mismo estipu- cuentren para devolverlos a su legitimos dueños.
lado respecto de los ma1évolos o desertores cristianos que se asilen o
guarezcan entre los indios. Tanto los cautivos como los cristianos mal- Artículo 129 A mas de las concesiones que el Gobierno Nacional
hechores deben ser entregados en el fuerte más inmediato al lugar donde hace por este tratado a los Caciques y tribus que él comprende, dispon-
se encuentren; siendo bastante motivo para considerar sospechoso y com- drá que aquellos Caciques que más se distingan en la conservación dd
prendido en esta estipulación, todo cristiano, de cualquier parte que orden y la paz, y muestren dedicación a los trabajos de la labranza :y
\"enga, no teniendo pasaporte o licencia escri~ de un Gefe de Frontera, agricultura, como también se presten a la instrucción y civilización de sus
lujos, sean obsequiados con alguna gratificación proporcionada a1 me-
Artículo 8<' El Cacique Epumer Ros.u, el Cacique Manuel Bai~orrita, 1ito y se les proporcionen algunos efectos, herramientas y útiles que les
y los demás caciques nombrados en este tratado, darán toda protección sirvan para su adelanto y bienestar.
y amparo a los sacerdotes misioneros que fueran a tierra adentro, con. el
objeto de propagar el cristianismo entre los indios o de sacar cautivos. • Artfoulo 139 En caso de Guerra esterior o invasión de extranjeró u
El Gobierno Castigará Severamente a todo Cacique, Capitanejo o indio cama puches, todos los Caciques o tribus se coxtiprometen a prestar de-
que no les tributase el debido respeto y hará responsable al Cacique que cidido apoyo al Gobierno Argentino; bien entendido que serán muy se-
consienta a las personas de dichos sacerdotes. veramente perseguidos y castigados como traidores a la Patria, los Ca-
Art. !P Los Caciques mencionados se obligan a perseguir a los ciques y tribus que en algun tiempo se sepa haber tenido relación o
fndios Cauchos .ladrone.t y a entregar los malévolos cristianos con los connivencias con el enemigo.
animales que llevan a tierra adentro, así como también entregara bajo Artículo 149 Este tratado durará permanentemente mientras am·
la más seria responsabilidad a todo negociante de ganado robado que
cruz.e por sus campos y pueda ser capturado por algunos de los Caciques has partes le presten cumplimiento y los Caciques y tribus que enteren
o Capitanejos, conviniendo el Gobierno en recompensar generosamente cuatro años de haberle dado estricto cumplimiento en todas sus partes,
a los que entreguen en el fuerte más inmediato las personas y haciendas se harán acreedores a un aumento proporcional de sueldos y raciones.
referidas. Así también castigará severamente y hará responsable con sus Artículo 159 Este convenio será firmado en prueba de asentimiento,
sueldos y racionamientos a los Caciques, Capitanejos o tribus• que am- por los Caciques Cayupan y Huenchugner, como representante el pri-
paren o se nieguen a entregar a dichos negociantes o malévolos. mero del Cacique principal Manuel Baigorrita, y el segundo, del de
Artículo l<P S. E. el señor Ministro de la Guerra deseando protejcr igual clase, Epumer Rosas. Lo suscribirá así mismo el Teniente Coronel

610 611
Dn. Manuel José Olascoaga como comisionado al efectó, con la aproba-
ción del Exmo. Gobierno.
A ruego del Cacique Cayupan
PATRICIO URIBE
Secret0 de Baigorrita
r ANEXO N9 16
A ruego del Cacique Huenchugner
MARTIN LóPEZ
Secret9 de Epumer
Testigo Padre MARCOs DoNATI

MANuEL J. ÜLASCOAGA Comandancia de la 2' Brigada de la 2~ Divisi6n.


Comisionado por S. E. el Sor. Ministro
de Guerra y Marina Huichú-Lafquen, Enero 22 de 1883.
Buenos Ayres, Julio 30 de 1878. Ha llegado a mis manos la comunicación de V. S. que con fecha 17
Aprobado y comuniquese. der corriente dirije al Comandante de las avanzadas de la División Ar-
AVELLANEDA gentina en operaci6n sobre los indios rebeldes, y como Gefe Superior
JULIO A. ROCA' de la Brigada que en estos momentos opera en la zona de territorio al
Oriente de Villarica, tengo la satisfacción de contestarla .
.(Es copia fiel del original. Ver documento nº 1.346 archivado en la División Si las denuncias llevadas a V. S. por indios chilenos, de que fuerzas
Historia del Estado Mayor General del Ejército). ' argentinas han ultrapasado el territorio de Ja Nación, cometiendo actos
qe guerra, son exactas, asiste a V. E. la más amplia justicia en sus re-
clamaciones, y reconociéndolo así haré por mi parte lo procedente a fin
de subsanar lo que solamente por un error hijo de la falta de conoci-
miento del terreno como V. S. lo supone acertadamente, haya podido
tener Jugar, pues las fuerzas argentinas tienen las órdenes más termi-
nantes de no adelantar un paso más allá de los confines de la Repúblictt.
Una columna de Ja Brigada a mis 6rdenes opera actualmente por el
camino de Villarica, respondiente a mis instrucciones, hoy espero su
incorporación y una vez efectuada, haré las averiguaciones del caso en
esclarecimiento de los sucesos que V. S. apunta para resolver como s.ea de
justicia.
Si efectivamente se han hecho prisiones .en territorio chileno, esté
V. S. seguro que serán puestos en libertad, comprobado que sea.
En descanto de los oficiales ar~entinos que sin saberlo hayan pcr
elido pasar la línea divisoria de ambas naciones, permítame V. S. una
consideración. Los límites del país sobre Ja cadena de los Andes, de-
marcados solamente por una Jínea imajinaria, hasta ahora, aunque si
bien, determinada por las corrientes de las aguas, es sin duda alguna
muv difícil reconocerla a primera vista. ya porque esas corrientes como
V. S. habrá tenido ocasión de observarlo, tienen generalmente un curso
tan irregular, que no es posible asegurarse del verdadero. sin estudiar-
lo, pues, muchas veces una corriente que en su nacimiento toma Ja di-
recci6n occidental, al caer a los va1les busca su desnivel natural y dando
rodeos se derrama en los canales de desaguan en nuestros mares o vi-
ceversa.
Dejando así constatados los términos de su comunicació11, paso a
mi vez, y a nombre del Gobierno de mi país. a formular idéntica pro-
testa respecto de fuerzas chilenas del mando de V. S. que en estos mo-
mentos recorren nuestro territorio, no sé con qué propósito.

612 613
Ayer, casi al mismo ~empo que llegaban los correos de V. S. por- ocurridos me es satisfactorio manifesmr a mi vez iguales sentimientos Y
tadores del oficio que contestó, llegaba también a corta distancia de ofrecerme de V. S. oficial y particular;mente muy atenta y S. S.
mi campamento un señor Francisco Oyarzún, a la cabeza de diez sol- ENRIQUE GoooT
dados annados del Ejército chileno, quien encontrándose con una colum-
na de la fuerza a mis órdenes, manifestó el deseo de pasar hasta m[; el
Gefe argentino no tuvo inconvenientes y se lo permitió haciéndole acom- Al señor Comandante en Cefe del Ejército del Sur de la República de
pañar por un baqueano que le guiara, pero, a dos leguas próximamente Chile, Coronel don G. Urrutia.
antes de llegar a este punto, cambió de rumbo, hacia el Norte toman-
do el camino que conduce al Valle de Mamuil-Malal, situado casi fuera de (Copiado de la Memoria de Guerra, 1883, t. I, pp. 353 a 356, inclusive}.
las Cordilleras hacia el Oriente y por consiguiente, a considerable dis-
tancia de Ja línea divisoria. Con el mismo guía que lo acompañaba me
Jirijió la tarjeta, cuyo testo transcribo: "Señor Coronel Godoy. - Había
deseado pasar hasta su campamento para saludarlo a nombre del Co-
mandante de Ja División chilena don M. OrovilJy, acampado a orillas
del Trancurá en el camino de ViJla Rica (en Maichú). El mal estado
de las cabalgaduras no me permite alcanzar hasta el campamento de
Vd. - Quedo de Vd. atento y S. S. - Francisco Oyarzún, Ayudante de
la División".
..
.
Creí en el primer momento que el señor Oficial Oyarzún, había
campado por el mal estado de sus caballos, como por esperar mi res-
puesta, pero más tarde supe que había seguido el camino de Mamuil-
Malal, en cuyo punto se me asegura está campado el resto de esa fuerza,
que es una comisió11 científica militar. No ha podido menos que sor-
prenderme seriamente la presencia de tropas estrangeras internadas en
nuestro territorio, entre nuestros propios campamentos puede decirse. No
es posible suponer que una comisión científica que cuenta con los ins-
trumentos técnicos y compuesta de hombres prácticos se h r.ya internado
por error a tan notable distancia de los confines de su Nación.
En representación pues de los derechos de mi Gobierno y en cum-
plimiento de los deberes de mi puesto, he enviado a uno de mis Ayu-
dantes a conferenciar con el señor Oyarzún y pedir a mi nombre, bajo
constancia, una esplicación de su presencia en nuestro territorio, para
elevarla al conocimiento de mi superior.
En obsequio a la buena armonía que felizmente existe entre las dos
Naciones, y en h onor a Ja b uena fe que caracteriza la chilena, he supues-
to que solamente un móvil útil a la campaña civilizadora que en ambas
faldas de Jos Andes se practica simultáneamente, ha podido traer a la
precitada comisión basta nuestros dominios, sin ignorarlo; y, es por esta
consideración que he dado orden de proceder como lo hago sin exigir
más que una esplicación amistosa y la desocupación inmediata del te-
rritorio.
Al prescindir de Jos derechos que en rigor me asisten, como repre-
sentante del Gobierno de mi patria, en este momento, crea V. S. que Jo
haJ!O intemretando los sentimientos de amistad y fraternidad de que
tantas pruebas tienen dadas Ja Nación Argentina y de ninguna manera
por un acto de debilidad muy contrario, por cierto, a la altivez con que
ella sabe salvaguardarse.
Estimando debidamente las rectas cuanto pacíficas intenciones de
V. S. y apreciando la justicia de sus juicios y reclamos en los incidentes

614 615
A NEXO N'> 17 BIBLIOGRAF!A CONSULTADA

Cuartel General del Ejército del Sud. ALBARRAClN, S. J., Conquista del .welo patrio, Buenos Aires, Ed. Juan A. Al-
sina, 1912.
ALDAO, Carlos A., El Brigadier General D. José Féfü: Aldao, Buenos Aires,
Villarica, Enero 17 de 1883. Ed. Tor, 1934.
ARCHIVO GENERAL DE LA NACióN, Consulta de documentos varios de
Hacen cuatro días vm1eron un indios vivientes en Rehuico, terri- la época colonial y siguientes y de Act1J$1 del extinguldo Cabildo d e
torio chileno, dando aviso que fuerzas argentinas habían llegado hasta Buenos Aires.
aquel lugar de donde se habían llevado un considerable número de AZARA, Félix de, Memoria sobre el Estado Rural deA R.!o de la Plata en
animal~s. algunos cautivos, habiendo además quedado tres o cuatro per-
1801 y otros informes, Buenos Aires, Ed. Bajel, Biblioteca Histórica Co-
lonial, 1934.
sonas muertas. BARROS, •Alvaro, Territorios federales de ~ vampas del Sur, Buenos Airea,
· Hoy han venido por segunda vez· haciendo presente que esas ·mis- Ed. Imprenta de Tipos a Vapor, 1872.
mas fuerzas u otras, segun suponen han alcanzado hasta un lugar llama- La guerra contra los indú>s, Buenos Aires, Ed. Mayo, 1875.
do Carirriñé, todavía más al .poniente del lugar ya referido. BARROS ARANA, Diego, Un decenio de la historia de Chile, tomo l , 1841-
Como tengo carta del señor General Villegas, Gefe del Ejército 1851, Sl\ntiago de Chile, Ed. Barcelona, 1913.
argentino y también copia de las instrucciones que . se han dado a las Historia general de Chile, tomos XV y XVI, Santiago de Chile, Ed. Rafael
respectivas Brigadas, a las cuales se ordena terminantemente que en Jover, 1897.
ningún caso las avanzadas traspasen Ja línea divisoria de ambas Repú- BEVERINA, Juan, Memorias póstumas del General José M. Paz, Buenos Aires,
Ed. Círc\llo Militar, 1924.
blicas, creo que solo por un error o por falta de conocimiento del terre- "La entr ada general a los indios proyectada por el Virrey Cevallos en
no han podido llegar fuerzas de Sl' mando a los puntos que ya dejo re- 1777", en Revista Militar. n9 410, del Círculo Militar, Buenos Aires, 1935.
feridos, en Jos cuales como Vd, h·1brá podido notarlo las aguas corren BIBLIOTECA NACIONAL, Consulta de documentos de la época del Virrey
hacia el poniente· para caer a nuestros ríos. Vértiz y de Rosas.
Tf;nieodo, pues, presente las consideracionis que dejo apuntadas, y BIBLIOTECA DEL SENADO NACIONAL, Lectura de las leyes 215, 385,
no dudando que Vd. las estimará justas, espero en vista de las buenas 752, 753 y 947, relacionadas <'On avances de la frontera.
relaciones que felizmente existen entre ambas Repúblicas que Vd. deso- BIDOT, Francisco, "Segunda expedición en 1878'', en Reoista M'1itar, n9 468,
cupará inmediatamente nuestro terdtorio, devolviendo a los moradores del Círculo Militar, Buenos Aires, 1940.
de esos lugares, tanto los prisioneros que se les haya hecho como los BIEDMA, José Juan, Crónica del Rfo Negro, Buenos Aires Ed. Juan Canter
1905.
animales que se les hubiere tomado, previniendo a Vd. QUE'. enQ"e los BRAUN MEN:E:NDEZ. A., El reino de la Araucanla y Patagonla, Buenos Aires,
prisioneros reclamo también a los indios argentinos que, habiendo · ga- Ed. E mecé 1945.
nado ya territorio chileno, hubieran sido aprehendidos en él, pues estár. Pequeña l1istoria patagónica, Buenos Aires. Ed. Viau y Zona, 1936.
amparados por el Derecho de gentes que invoco a su favor, esperando Fuerte Bulnes, Buenos Aires, Ed. Emecé, 1943.
que Vd., haéiéndose el eco generoso de los sentimientos · altamente hu- CALLE, Jorge A., José F. Aldao, Buenos Aires, Ed. A. Plantié 1 1938.
manitarios que adornan a la República Argentina hará cumplida j4sticia CABRAL, Jorge, Las misiones jesuítícas en el Río de la Plata, Buenos Aires,
a esta petición que hago a nombre del Gobierno de quien dependo. Ed. Peuser, 1934.
Si a Vd. por causas que yo no conozco, no le fuese posible atender CARBONE, Osear A., "Papeles originales sobre la expedición al desierto en
1833. Correspondencia, derroteros, planos, etc." en su biblioteca particular.
a las justas exigencias que me veo en la imperiosa necesidad de hacerle, CARCANO, Ramón J., Jlian Facundo Quiroga, Buenos Aires, Ed. Losada, 1960.
en resguardo de los legítimos derechos de mi Nación, sirvase elevar. esta CARRANZA, Ángel J., La reoolución del 39. Buenos Aires, Ed. Macias, 1853.
nota al conocimiento del señor General del Ejército de que Vd. depen- CHACA, Dionisio B., Hístaria de Tupungato, Buenos Aires, Ed. Centenario,
de, a fin de que él, en su justicia, en la cual tengo la mas completa con- 1941.
fianza, resuelva lo que estime conveniente; pero siendo entendido que la CORV ALÁN MENDILAHARZU, D., "Rosas y Cuido en la Campaña del
desocupación do nuestro territorio la efectuará Vd. tan pronto como tenga D esierto (1833-1834 )", en Reuista Militar, nos. 529 al 531, del Círculo
conocimiento de esta comunicación. Militar, Buenos Aires, 1945.

616 619
MANSiLLA, Lucio V., Una excurs'6n a lqs indios ranqueles, Buenos Aires,
CONI, Emilio A., El ga11c1io, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1945. Ed. Espasa Calpe, 1949.
Las vaquerías en el Río de la Plata, Buenos Aires Ed. Devenir, 1956. MINISTERIO DE GUERRA, Cr6nicas militares. Antecedentes históricos sobre
CRESPO, Jorge B., Las luchas fratricidas y contra los Indios. Antes y durante la campaña contra los indios, tomos I y 11, Buenos Aires, Ed. Oficial,
la guerra del Paraguay, Buenos Aires. Ed. Biblioteca del Suboficial, 1924. 1924 y 1931.
DAZA, José, Episodios militares, BueJ:!OS Aires, Ed. Daroqui, 1908. MITRE, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencía Argentina,
DEPARTAMENTO DE GUERRA Y MARINA, Memorias anuales, Ed. oficial, Buenos Aires, Ed. Biblioteca del Suboficial, 1942. ' _
Buenos Aires, 1858, 1862, 1863, 1864, 1865, 1866, 1868 a 1879, 1881 a MU~IZ, Rómulo, Los indios pampas, Buenos Aires, Ed. Buenos Aires, 1931.
1885, 1897, 1898. MUSEO MITRE, "Consulta de periódicos del año 1885, conteniendo corres~
EL EXPEDICIONARIO, "órgano de publicidad del Centro Militar de Expe- pendencia del general Bartolomé Mitre'', en biblioteca del museo.
dicionarios al Desierto", Buenos Aires, 1910-1912, en Biblioteca del MUSEO COLONIAL E HISTÓRICO DE LA PROVINCIA DE BUENOS
Círculo Militar. AIRES, Antecedentes históricos y fotograflas existentes.
ESTADO M'AYOR GENERAL DEL tJtRCITO, "Introducción a la historia MUSEO HISTÓRICO NACIONAL, Antecedentes históricos y fotografías exis-
militar de la República Argentina. Las campañas típicas de la conquista", tentes.
en Direccf-On de Estudies Hist6ricos, 1924. "Documentos de la División MUSTERS Charles C., Vida entre los patagones. Un año de excursiones por
tiertds no frecuentadas desde el estrecho de. Magallanes hasta el Río Negro,
Historia. Copia de papeles y documentos originales de los archivos his-
tóricos de las provincias de Tucumán, Santa fe, ·Santiago del Estero, y Londres, 1873; Buenos Aires, Ed. Universidad de La Plata, Biblioteca
Archivo General de In Nación, relacionados con campañas contra Jos in- Centenaria, tomo I, 1911.
OLASCOAGA, Manuel J., La conquista del desierto. Estudio topogr6/ico de
dios", en Dírecc16n de Estudios Hist6ricos. La Pampa y Río Negro. Comprende el itinerario de todas las columnas
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1 CAPITULO I
1
/
' Síntesis historioogeográflcos de la zona d~ · operaciones: Llmit~ - Antece-
dentes históricos del litoral patagóruco - Orografla - Hidrografía -
Clima - Caminos y comunicaciones - Poblaciones y ciudades - Gana-
do - Recursos . • ........... ... . .... . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 23

),yCAPITULO Il
Consideraciones generales sobre los indios: Sus orígenes - Principales razas
• que habitaban el suelo argentino, especia~mente. La P~~a y Pata-
gonia - Sus civilización y costumbres - Indios amigos e infieles 43

CAPITULO llI

Capacidad y aptitudes militares de ambos adversarios para la gue~:


Organización - Armamento - Conocimiento d el terreno - .S u táctica
e Instrucción - Procedimiento de combate . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . 59

CAPITULO IV

Breve. consideraciones sobre la zona de operacionet: Influencia del fac-


tor geogr&.fico • Deducciones que surgen de su estudio . . . . . . . . . . . 77

CAPITULO V

Origen y proceso de la lucha contra el aborigen, dunnte los períodos de

623
la conquista y colonial (1527-1810): Consecuencias del descubri- DOCUMENTACIÓN
miento de América - Viajes al continente - Fundación de Sancti
Spiritu - Relaciones con los aborígenes - Fundación de Buenos Aires Anexo N9 1: Copia de Jr1~ instrucciones impartidas por el virrey Vértiz al
y divergencia con los indios - Origen de las hostilídades con los comandante de la frontera " .... . .... ........ ... .... .... , . . . . . . 243
pampas - Proceso en las fronteras de Córdoba y Cuyo - Población de Anexo N9 2: Copia del tratado de paz con los indios, subscripto en julio
la campaña - Influencia del ganado cimarrón - Comercio a que dio de 1782 entre el virrey Vértiz y el cacique Lorenzo Calpisqui . . . . . 251
lugar - Robos de hacienda. - Su arreo y venta en Chile - Origen de los Anexo NQ 3: Copia de las instrucciones remitidas por Rosas a Ruiz 11uido-
malones - Inte reses comerciales e n juego - Recrudecimiento de los bro, en febrero de 18J3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . 253
malones - Tratados de paz - Abastecimiento de sal y viajes a las Sali-
nas Grandes - Vigilancia de las fronteras - Creación de compañías
de Blandengues - Obra del virrey Cevallos por la defensa de las fron-
teras - Trabajos efectuados por su sucesor Vértiz - Creación de fuertes SEGUNDA PARTE
poblaciones en el sur de Buenos Aires - Frontera sur de entonces -
Nuevos malones yampaas - Fundación de Reducciones - Creación de
poblaciones en e litoral patagónico - Exploración y reconocimiento CAPITULO VIU
de los ríos Colorado y Negro por Villarino - Gobierno del vi rrey Lo-
reto - Muerte de ViUnrino - Reconocimiento de la frontera por Azara
- Ordenanzas rea!cs reorganizando las milicias voluntarios del virrei- Proceso de la conquista del desierto durante el gobierno de Rosas, hasta
nato - Invasiones inglesas; ofrecimiento de los indios amigos - Pro- la batalla de Caseros (1835 - 1852): Invasiones de tribus araucanas
yecto de avance de la frontera del Capitán Undiano y Gastellú - a nuestro territorio - Otras tribus que habitaban en La Pampa y
Viaje de Concepción de Mclincué de D. Luis de la Cruz . . . . . . . . . . . 81 Patagonia - Personalidad y apogeo efe Calfueurá - Represión de los
desmanes de la indiada hostil en las provincias de Buenos Aires,
Santa Fe, Córdoba y . Cuyo - Crisis politicas internos en Buenos
CAPITULO VI Aires - Fundación de la colonia y fue rte de Bulnes en el estrecho
de Magallanes y gestión diplomática de Rosas - Caída de Rosas -
Consecuencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259
Proceso de la lucha durante el primer gobierno patrio hasta la expedición
de Rosas (años 1810 a 1833): Medidas y decretos del primer gobierno
patrio vinculados con el aborigen y arreglo de la frontera - Lúnite sur
de la misma en Buenos Aires y Córdoba - Desguarnecimiento de la CAP1TULO LX
campaña - Plan del Coroni:l García para avanzar la hontera - Reorga-
nización de las fuerzas de vigilancia por el Coronel Balcarce - Proyecto Proceso de la lucha por Ja conquista del desierto desde la caída de Rosas
del Brigadier Viana para extender la frontera - Situación política in- hasta· la muerte de Calfucurá (1852 - 1873): Crisis políticas internas
terna a partir de 1815 - Plan de defensa de las fronteras, del Coronel y sus consecuencias - Vinculación de Urquiza con Calfucurá - Re-
Bnlcarce - Creación de unidades y división militar de la campaña - Si- crudecimiento de los malones - Campaña y derrota del Coronel D.
tuación política interna en 1819; proposiciones de Saavedra - Anarquía Bartoll,mé Mitre en las Sierras Chicas (1855) - Campaña del General
del año 1820 - Elección del General Rodríguez para gobernador de D. Manuel Hornos y su derrota en San Jacinto (1856) - Apogeo de
Buenos Aires - Aparición de D. Juan Manuel de Rosas - Tratado de Calfucurá - Paces con Catriel y Cachul - Linea de fronteras. en el
paz con los rampas - Malón de Carrera sobre el pueblo de Salto - Ex- año 1858 - Camp'ttña del Coronel Granada a las Salinas G~andcs -
pedición de General Rodríguez al desierto - Malones - Viaje del Expedición del Coronel D. Emilio Mitre contra los ranqueles - Nue-
Coronel García a las tolderías - Expcdiciopes de Rodríguez y López - vas actividades de Calfucurá y paces que se celebran - Fronteras
Nuevos malones y última expedición del Gobernador Rodríguez - Go- en 1860 - Orllie Antoine, rey de la Araucania y Patagonia : Expe-
bierno de Las Hcras y Rivndavia - Batidas del Coronel Raucfi - Gobier- dición del Coronel D. Julio de Vedia contra los ranqueles - Línea
no de Dorrego - Fundación de pueblos y adelanto de la linea de de fronteras en 1864 y efectivos que la guarnecían - Proyecto de
frontera de Buenos Aires - Situación y lucha contra el salvaje en las avance de la frontera del General Paunero - Asalto al fortín Balli-
provincias de Cuyq - Los pincheiras - Primer gobierno de Rosas . . . . 125 manca - Proceso de la lucha ~otra el salvaje durante la guerra del
P~aguay - Nuevos malones - Colonias galesas - Promulgación de
una 'ley de ocupación de la frontera hasta el Río Negro - Avances
CAPITULO VII l. paulatinos de la frontera desde 1869 a 1872 - Aspectos sobre el
servicio fronterizo - Viaje patagónico de Mustcrs - Revolución en
Entre Ríos 'y postergación del avance de la frontera - Nuevos malo-
Operaciones en el desierto en los años 1833 y 1834: Proyecto inicial de nes de Calfucurá - Combate de San Carlos y derrota de Calfucurá
Rosas - Cooperación del ejército de Chile - Plan definitivo - Opera- - Línea de frontera en 1872 - Reconocimiento del no Negro por el
cione.~ de la División Derecha (General Aldao) - Operaciones de la Teniente Coronel Guerrico y Sargento Mayor Bejarano - Expediciones
División Centro (General Ruiz Huidobro) - Operaciones de la División del General Arredondo y del Teniente Coronel Lagos contra los caci-
Izq,uierda (General Rosas) - Considcr:iciones finales, resultados y con- ques Mariano y Pincén, respectivamente - Aspiraciones chilenas pata-
secuencias de las operaciones realizadas .. : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191 gónicas y reconocimientos del río Santa Cruz - Muerte de Caliucurá 285

624 625
CAPITULO X efectuado por el Teniente Coronel de Ro_a en lo5 ~os 188~ -1884
- Sometimiento de Namuncurá y otros caciques - últimas batidas en
la Patagonia hasta la presentación de Sayhueque y fjn del proceso
Desarrollo de la lucha contra el salvaje, durante el ministerio del Dr. de Ja conquista del desierto ........ . ........... .. · . ..... · · · . · : 495
AdoHo Alsina (1874 - 1877): Malones en 1873 - Principales tribus re-
beldes que poblaban el desierto - Expedición del General Rivas a CONSIDERACIONES FINALES .... .. . .. . ...... .............. ... . 563
Salinas Graneles - Revolución militar del 24 de setiembre· de 1874
y su gravitación en la campaña - Muerte de Cipriano Catricl - Nuevos
jefes de fronteras - Plan de avances de la frontera dd doctor Alsina -
Medidas previas - Reconocimiento del Sargento Mayor Melchert - De- DOCUMENTACIÓN
moras en la ejecución del plan - Sublevación de Juan José Catnel
- Invasión de los indios confederados en auxilio de Catricl - Represión Anexo N9 4: Calfucurá cuenta sus cuitas y hace algunos pcclidos al Ge-
de las tropas na"Cionales y principales combates que ocurrieron - Avance
de las tropas naacionales a la nueva frontera - Marcha de las columnas neral Mitre . .... ..... ...... · · . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 569
mandadas por el Coronel Levalle, Tenientes Coroneles Maldonado y Anexo N9 5: Ley Nacional n9 215 (ocupación de Jos ríos Negro y Neuquén) 572
Freyre y Coroneles Villegas y Nelson - Trabajos y obras en la nueva
frontera - Fortines construidos - Comandos y tropas que guarnecían el Anexo N9 6: Tratado con el cacique Limonao ..... ....... · .. · · · . · . · · · 574
resto de la frontera sur - Situación y efectivos de la indiada - Nuevas
invasiones - Reacción de las tropas nacionales - Fallecimiento del Dr. Anexo N9 7: Ley Nacional n9 385 (facilitando fondos para cumpliment:1r
Alsina - Breve juicio sobre su obra - Acción civilizadora de sacerdotes la Ley n9 215) ...........•................•... ...... ..... .. . 577
misioneros - Exploraciones científicas del perito Moreno y del Capitán Anexo N9 8: Convenio entre los caciques Catriel y Calfuqu~r con el coman-
Moyano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 367 dante de la frontera sur (Coronel D. Francisco de Ehas) . . . . . . . . . . 578
Anexo N<.> 9: Parte del combate de San Carlos . . ........ · · . · · · · · · · . · · · 580
CAP1TULO XI
Anexo N9 10: Ley Nacional n9 752; y n9 753, asignando fondos para el
avance de Ja frontera ......... · ... . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 586
Proceso del avance de la úontera hasta el río Negro, por el General D.
Julio A. Roca (1878 - 1879): Ideas de Roca sobre la lucha en el de- Anexo N9 11: Instrucciones a que deberán. sujet~e ]~ jefes super_iores
sierto - Plan de avance hasta los rios Negro y Neuquén - Expediciones de las divisiones expedicionarias al abnr y proseguir las operaciones
preliminares efectuadas en el año 1878 y principios de 1879 - Capturas para la ocupación permanente de Ja nueva linea ..... . .. · · · · · . .. · 588
de los principales caciques y otros resultados - Expedición naval al río Anexo N9 12: Orden general - Instrucciones a que deben sujetarse para
Santa Cruz e instalación de una guarnición militar en esa zona - Ley el servicio de fortines los señores oficiales o sargentos, comandantes
N9 947, asignando fondos para el traslado de la frontera en cumpli-
miento de la Ley NQ 215 - Iniciación del avance por lns columnas a de ellos ............ . ........... ... .. ·. · · · .. · · · · · · · · · · · · · · · · 593
órdenes del General Roca (D. 1), del Coronel Levalle (D. 2), del Co- Anexo N9 13: Mensaje y proyecto del General D. Julio A. Roca, para
ronel Racedo (D. 3), del Coronel Uriburu (D. 4) y del Coronel Lagos el traslado de la frontera sur a los ríos Negro y Neulruén ... · · · .. · · 597
y Teniente Coronel Godoy (D. 5) - Instrucciones particulares y ejecu-
ción de las oeeraciones - Principales resultados obtenidos - Considera- · Anexo N9 14: Ley Nacional n9 947, asignando fondos para la expedición
ciones generales sobre esta campaña . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 427 del General Roca a los ríos Negro y Neuquén .... • .•... · ·, · · • · · · 605
Anexo N9 14a: Ley Nacional n9 954, ~.tableciendo una gobemaci6n mili-
tar en los territorios de la Patagorua .. . .... . ... · .. · · · · · · · · · · · · · fl08 .
CAP1TULO XII
Anexo N9 15: Tratado de paz con las tribus ranqueles, año 1878 • • · · · · · · 609
Episodios finales de la conquista del desierto (1880 - 1885): Actividades Anexo N9 16: Nota al comandante en jefe del ejército del sur de la R_epú-
delictuosas de los salvajes después del año 1879 - Batidas del jefe blica de Chile, Coronel don G. Urrutia, enviada por el Teruente
de la frontera interior de la provincia de Buenos Aires, Teniente Coronele D. Enrique Godoy el 22 de enero de 1883 .... · · · · · ·• · • · 613
Coronel Villar, en el interior de La Pampa en los anos 1880 y 1881
- Exploración y reconocimientos topográficos ejecutados por el Te- Anexo N9 17: Nota al comandante de las avanzadas del ejército argentn:o
niente Coronel Olascoaga - Exploraciones fluviales del Limay por el (Teniente Coronel G<>doy), en viada por el Coornel don G. Urrutia
Capitán de Fragata Obligado - Expedición "Al lago Nahuel Huapi" el 17 de enero de 1883 ............. . . · · . . . · · · · · · · · · · · · · · · • · · · · 616
efectuada por el General Villegas en el año 1881 - Reorganización
de las unidades operativas del ejército - Nueva expedición del Gene- Anexo N9 18: Acta comprobando el.. pasaje al territori?, de la. Repúbüc_a
ral Villegas "A los Andes" en 1882 - 1883 - Reconocimiento fluvial Argentina, de una patrulla del Escu~drón Antuco del etrc1to chi-
leno, expedicionario contra la Ar~ucama, 22 de enero de 1 83 . ; · · · · 618

626
del lago Nahuel Huapi por una comisión naval en 1883 - Obra del
General Vintter como gobernador militar de la Patagonia y coman-
dante de la D. 2 - Expedición y reconocimiento de la Patagonia,
.. Bi'Jliografía Consultada . .................. · .... · · · · · · · · · · · · · · 619

627
......
General D. Tulio A. Roca ...................................... . .f28
El General Roca en las márgenes del Río Negro ................... . 451
Columila avanzando a través de La Pampa ........................ . .c5'
Ocupación militü del Río Negro . .... ·: .. . .................. . ... . 456
Fortín 1~ División, fundado el 11 de junio de 1879 ................. . 459
Mástil levantado en mayo de 1879 en el Río Negro ................. . ..61
Comandante D. Eduardo Racedo .................... ~ ............. . 465
INDICE DE FOTOGRAF1AS Y MAPAS
Banda lisa de un regimiento de infantería en la campaña al desierto ... . 474
Teniente Coronel D. Napoleón Uriburu ............................ . 478
Coronel D. Hilarlo Lagos ........... .. ............. ...... ........ . 480
I - Fotografías: "El oficial enseña. Considerado acto de servicio militar, no se desprende
de su espada" ........................................... · · .. .(86
TenJente Coronel D. Clodomiro Villar .......................... · · · . 498
~r~f~~~: dí;~~a. Ín°díg~~~. ::::::::::::.:::::::::::::::::::::::: '.: :: 46
49
Capitán de Fragata D. Erasmo Obligado ......................... .
Coronel D. Rufino Ortega ..................................... · ·
501
504
~ndios.
pdtª'j?nes .. .. ..... ................. .. ................... . Coronel D. Lorenzo Yintter ................. ............. .... · · · · 506
Se ~~~ cal::-5 ............................................... .
8 53
62 ··~oche terrible; las mulas y caballos tiritab~. El soldad~ ~ue.. Labia
o ............................................... . 82 echado pie a tierra no volvía a montar sm grandes sacriflcios .... 507
~oldado de Blandengues de la frontera de Luján ..................... . 97
ª. 'vu~lta del maJón ..................................... , ...... . 119
~ngadif ~General D. Martín Rodríguez .... ... . .... ................ . 163
M°:~r~! deÍ ~ot~~:~ ~~~e~o · ··· ··· ··· ··· ···· ·· ··· · ···· ···· ··· ··· ·· 179
.. "Cruzando durante Ja noche y con frfo insoportable el muy correntoso rlo
Aluminé, sobre los célebres caballos blancos" . ·........ .......... .
Coronel D. Liborio Bernal ...................... · · · · · · · · · · · · · · · · · ·
Formación en el cerro Carmen ................................ · · .
•508
510
515
e, . ......... ..... ........ ............. .. . . 180 Teniente Coronel Ruibal conduciendo preso al cacique Reuque-Curá ... . 521
Cc.ner~l D. Juan Facundo. Quirogn ........ ...... ................ ... . 194 Coronel :D. Enrique Godoy ....... .. ............. ......... · · .. · · · · 530
Bngad1er General D. ]ose Félix Aldno ...... ..... .................. . 5-tO
General D. José Ruíz Huidobro . 196 Coronel D. Nícol&.. Palacios .•............ · . · .. · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·
General D. Juan Manuel de Rosas·· .. · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 205 Fuerte Chacabuco .... ................. · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 5'3
Expcdici6o en los desiertos del sur.· · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 2H Fortín Cabo Alarc6n ...................... · · ·. · · .... · · · · · · · · · · · · · 5-45
Coronel D. Án el Pache o . . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 220 Teniente Coron~l D. Lino O. de Roa ........................... · · · · 558

i'
Co 1 g c ·· · · · · · · · · · ·· · ·· · ··· ··· ··· ··· ··· · ·· · · · 224
rone D. Manuel Baigorria .............. ...................... . 264
Cac~que p~pa Yalentín Sayhueque ......... .. .................... . 266
Cacique Casimiro y su hijo Sam Slfck t
Combate de Loreto en el año 1838 . · · .. · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 269 U-Mapas:
Vestimenta, equipo y armamento de ~ ·~;cÍq~~ ·: : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : :
281 ~
Generalral D. Bartolomé Mitre ............... ... ............. . ..... . 294
290
.C ene D. Manuel Hornos División y distribución de los indígenas a partir d el periodo de la conquista 57
Coronel D. Nicolás Cranada. · . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 296
...................................... 300 Plano de la frontera de Buenos Aires .......................... · · . · 102
General D. Emilio Mitre ........................................ . 3().5 Mapa geográfico de la costa patagónica y sus puertos ........... · ..• 118
Orllie-Antoinc l. primer rey de la Arnucnnia y Patagonia .............. .
Coronel D. Julio Vedia ......................................... . 315
312 • Situación política en 1815 - 1816 .................. . .............. .
División ·militar de ·las fronteras de Buenos Aires (1815) ............ .
137
Fortín del Azul en 1864 .................. ... ................. . 140
322
go1JJba:e enire in?íos .Y fuerzas de la Guardia NacionaJ ............. : : 327
oro~e D. gnac10 R1vas ... ............. .............. ..... ..... . 355
Invasión de l~s indios mandados por el cacique Calfucurá ........... .. . 357
Guardia nacional de cabaJlería ....................... . ........... . 359 CROQUIS ANEXOS
Cacique Pincén ................................................ . 363
Cacique Namuncurá ................... .. . ..... .......... ....... . 371
Cacique Cipriano Catriel .... ........... .................. .. ..... . 375 N9 1: Mapa de la zona de Opt>raciones en la época colonial.
Dr. Adolfo Alsina ......................... . .................... . 377 N9 2: Avance de la frontera en el lapso 1810 - 1828.
Coronel D. Nicolás Levalle .. ... .... .... ......................... . 387
N9 3: Mapa indicando J~s operaciones efectuadas en 1833 y 1834.
Coronel D. Salvador Maldonado .......... ........ ............ .... . 392
Coronel D. Conrado VJllegas ............... ... ... .. .............. . 399 N9 4: Movimiento de la frontera sur en el lapso 1852 • 1876.
Coronel D. Leopoldo Nelson .............. ,....................... . 401 N9 5: Avance de la frontera por el Dr. AJ5ina.
Construcción de fosos y parapetos de defensa ....................... . 403
Soldado de infantería de línea . ... . .............................. . 409 N9 6: Expedición del General Roca a los ríos Negro y Neuquón en el año 1879.
Soldado de caballería de línea ........ . .. ........ ............... .. . 412 NI? 7: Expediciones al lago Nahuel Huapl (1881), a los Andes (1882 - 1883) y
al interior do la Patagonia (1883 - 1884).

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