Está en la página 1de 20

El Café de Marco en tiempos del Mayo de 1810 era un café ubicado estratégicamente a 100

mts del Cabildo. Allí se reunían los patriotas que conspiraban contra el Régimen Colonial y que
sembraron el germen de nuestra Independencia (leer más en
http://serdebuenosayres.blogspot.com.ar/2012/09/cafe-de-marco-precursor-y-
revolucionario_22.html). El Café de Marco cerró hacia 1871, sin embargo acumuló tal
capital simbólico que 200 años más tarde sobrevive en el imaginario colectivo porteño
como un lugar patriótico. Pues desde el año pasado se materializó y volvió a abrir. Ahora
también se encuentra en un sitio estratégico, sigue en el Centro (San Nicolás), entre el eje
cívico que representa la Avenida de Mayo y el eje social de la Avenida Corrientes. Ni más ni m
No voy a decir que los propietarios del nuevo Café de Marco son descendientes del
primigenio porque no es verdad, pero este nuevo también sale a disputar una porción del
territorio de juego de los Cafés de Buenos Aires (como lo diría Bourdieu) como un café
patriota. Toda su puesta está conformada de imágenes, replicas, originales de medallas y
banderas de batallas por nuestra Independencia. Y al igual que aquel esconde algo más. El
Café de Marco es un Café Masón. Sobre la calle Perón, de la vereda de enfrente, a pocos
metros, se encuentra el edificio de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados
Masones. Y en la misma cuadra está la joyería masónica
(https://www.facebook.com/pages/Joyas-Masonicas-de-Am%C3%A9rica/265417243475549 enos
que en la El Café de Marco abre de lunes a sábado de 8 a 24hs. El diferencial lo tiene por las
tardes (tipo 18hs) cuando los masones se reúnen antes de cruzar a la Logia (también vuelven
para cenar). Compartir ese rato con ellos es una experiencia que difícilmente se repita en la
Ciudad. Para los más interesados, una vez al mes desde el Café de Marco salen tours
masónicos (por lo general suceden los últimos domingos de cada mes). Y el 24 de mayo se sirve
una cena de locro con empanadas y a las 24 se canta el Himno Nacional. Café de Marco,
masones, calle Perón. Una auténtica oferta de combo que se propone volver a revolucionar
Buenos Aires.

calle
¿Dónde nació Café de Marco?

Café de Marco nació en Argentina.

El Café de Marco fue un café situado en Buenos Aires (Argentina), fundado en 1801, que
funcionó hasta 1871.

En 1801, en Buenos Aires, en la esquina de las calles Alsina y Bolívar, Pedro José Marco,
inauguró su café. El establecimiento contaba con servicio de confitería y botillería y, según
rezaba un cartel ubicado en su entrada, también contaba con villares, con v, según se escribía
en la época para referirse al billar. Gracias a su sótano, que hacía las veces de depósito y
bodega, los parroquianos disfrutaban, en verano, de tomar bebidas “frescas”.

Las bebidas no alcohólicas habituales eran el café y leche actualmente conocido como café
con leche, el chocolate, el candial o candeal, una bebida en base al trigo, y los refrescos de
horchata y naranjada. Curiosamente, el té, generalmente no se bebía en los cafés, fondas o
pulperías de principio de siglo XIX, sino que se adquiría en farmacias como hierba de uso
medicinal.

El café y leche era servido en inmensas tazas que desbordaban hasta llenar el platillo y jamás
se veía azúcar en azucarera. Se servía una pequeña medida de lata llena de azúcar,
generalmente no refinada, colocada en el centro del platillo y cubierta por la taza; el
parroquiano daba vuelta la taza, volcaba en ella el azúcar, y el mozo le echaba café y leche
hasta llenar la taza y el plato.

Durante los días de lluvia, las calles porteñas, en su mayoría de tierra, se anegaban y hacían
muy difícil el trasladarse. Para facilitar el desplazamiento de los clientes en la vuelta a casa
después de las tertulias, el café contaba con un servicio único en los establecimientos
comerciales de la época: un coche de alquiler, de cuatro asientos esperando a la puerta del
café para quienes lo pudieran costear.

En una ubicación de privilegio, a un paso del Cabildo, el Fuerte, la actual Plaza de Mayo y
justo a comienzos del siglo XIX, en el que se forjaron las independencias americanas, el café
de Marco fue lugar obligado de cita para varias generaciones de políticos. Por sus mesas
pasaron variadísimos personajes de nuestra historia como Martín de Álzaga, Juan José Castelli,
Bernardo Monteagudo, Manuel José de Lavardén, todos los integrantes de la Sociedad
Patriótica y los de la Sociedad del Buen Gusto, Agustín Donado, French, Beruti, como así
también casi todos los hombres de la burguesía porteña.

Según el deán Gregorio Funes, parece que existía una enemistad bastante virulenta entre los
parroquianos del café de Los Catalanes, que ocupaba la esquina nordeste de las calles San
Martín y Cangallo y los del café de Marco. Dice Funes, que era partidario de Saavedra, que el
café de los Catalanes servía como tribuna política y competía con el de Marco, donde
concurrían los partidarios de Moreno, "muchachones perdidos y sin obligaciones" tales como
Francisco Seguí, Lucio Norberto Mansilla o Julián Álvarez.

Como consecuencia de la asonada de Álzaga de 1809, que se había gestado en el café, el virrey
Liniers mandó clausurar el local y dio tres días a Marco para salir de la ciudad. José Antonio
Gordon, socio en otros negocios de Marco, presentó dos rogatorias a Liniers para reabrir el
local y ambas fueron denegadas. A partir del mes de agosto, ya en su cargo el virrey Cisneros,
Marco retornó a Buenos Aires y, junto con una nueva rogatoria, presentó a las autoridades una
memoria de las pérdidas sufridas producto de la clausura que, entre productos y utensilios
sumaba 30.000 pesos. El 21 de agosto de 1809, finalmente, el local volvió a las actividades
comerciales.

A partir de mediados de siglo XIX, con las sucesivas epidemias de fiebre amarilla en Buenos
Aires, el público del café, perteneciente a la alta burguesía que había emigrado hacia los
nuevos palacios edificados en el barrio norte, dejó de frecuentar el lugar y el local entró en
decadencia hasta su cierre, en el año 1871.

Sobre el nombre que recibió el café, a lo largo de la historia, ha habido diferentes versiones.
En algunos libros de memorias de la época, se lo nombra como Café de Marcos, otros lo
recuerdan como Café de Marcó y Miguel Cané lo evoca como Café de Mallcos. Un ejemplar del
Telégrafo Mercantil en el que se hace referencia a la inauguración del café, nos informa
acerca del apellido de su dueño, Marco, sin tilde en la o. Y el mismo propietario, en la
rogatoria que enviara a Cisneros en 1809, no le adjudica nombre; se refiere al local como la
"casa de café en la calle que va del colegio a la Plaza Mayor" (actual calle Bolívar); por lo cual,
resulta muy probable que el local nunca haya tenido nombre alguno.

Pedro José Marco, también era socio de Antonio F. Gómez, quien atendía otro café que ambos
tenían en sociedad por la misma época. Se trataba del establecimiento ubicado a escasos cien
metros del anterior, en la esquina de las actuales calles Perú y Alsina. Este café, del que
tampoco se conoce nombre cierto, era más modesto que el que atendía Marco y lo frecuentaba
una clientela más bohemia; cantantes, músicos y actores que se presentaban en el Teatro de
la Ranchería y comerciantes, changadores y carreteros que trabajaban en el Mercado Viejo,
también llamado Mercado del Centro. Ese mismo Histórico Café abrió nuevamente sus puertas
en Tte. Gral. J. D. Peron 1259 entre las calles Libertad y Talcahuano (frente a la Gran Logia
Argentina de Libres y Aceptados Masones).

¿Dónde nació Café de Marco?

Café de Marco nació en Argentina.

El Café de Marco fue un café situado en Buenos Aires (Argentina),


fundado en 1801, que funcionó hasta 1871.

En 1801, en Buenos Aires, en la esquina de las calles Alsina y Bolívar,


Pedro José Marco, inauguró su café. El establecimiento contaba con
servicio de confitería y botillería y, según rezaba un cartel ubicado en su
entrada, también contaba con villares, con v, según se escribía en la
época para referirse al billar. Gracias a su sótano, que hacía las veces de
depósito y bodega, los parroquianos disfrutaban, en verano, de tomar
bebidas “frescas”.

Las bebidas no alcohólicas habituales eran el café y leche actualmente


conocido como café con leche, el chocolate, el candial o candeal, una
bebida en base al trigo, y los refrescos de horchata y naranjada.
Curiosamente, el té, generalmente no se bebía en los cafés, fondas o
pulperías de principio de siglo XIX, sino que se adquiría en farmacias
como hierba de uso medicinal.

El café y leche era servido en inmensas tazas que desbordaban hasta


llenar el platillo y jamás se veía azúcar en azucarera. Se servía una
pequeña medida de lata llena de azúcar, generalmente no refinada,
colocada en el centro del platillo y cubierta por la taza; el parroquiano
daba vuelta la taza, volcaba en ella el azúcar, y el mozo le echaba café y
leche hasta llenar la taza y el plato.
Durante los días de lluvia, las calles porteñas, en su mayoría de tierra, se
anegaban y hacían muy difícil el trasladarse. Para facilitar el
desplazamiento de los clientes en la vuelta a casa después de las
tertulias, el café contaba con un servicio único en los establecimientos
comerciales de la época: un coche de alquiler, de cuatro asientos
esperando a la puerta del café para quienes lo pudieran costear.

En una ubicación de privilegio, a un paso del Cabildo, el Fuerte, la actual


Plaza de Mayo y justo a comienzos del siglo XIX, en el que se forjaron las
independencias americanas, el café de Marco fue lugar obligado de cita
para varias generaciones de políticos. Por sus mesas pasaron
variadísimos personajes de nuestra historia como Martín de Álzaga, Juan
José Castelli, Bernardo Monteagudo, Manuel José de Lavardén, todos los
integrantes de la Sociedad Patriótica y los de la Sociedad del Buen Gusto,
Agustín Donado, French, Beruti, como así también casi todos los
hombres de la burguesía porteña.

Según el deán Gregorio Funes, parece que existía una enemistad


bastante virulenta entre los parroquianos del café de Los Catalanes, que
ocupaba la esquina nordeste de las calles San Martín y Cangallo y los del
café de Marco. Dice Funes, que era partidario de Saavedra, que el café de
los Catalanes servía como tribuna política y competía con el de Marco,
donde concurrían los partidarios de Moreno, "muchachones perdidos y
sin obligaciones" tales como Francisco Seguí, Lucio Norberto Mansilla o
Julián Álvarez.

Como consecuencia de la asonada de Álzaga de 1809, que se había


gestado en el café, el virrey Liniers mandó clausurar el local y dio tres días
a Marco para salir de la ciudad. José Antonio Gordon, socio en otros
negocios de Marco, presentó dos rogatorias a Liniers para reabrir el local
y ambas fueron denegadas. A partir del mes de agosto, ya en su cargo el
virrey Cisneros, Marco retornó a Buenos Aires y, junto con una nueva
rogatoria, presentó a las autoridades una memoria de las pérdidas
sufridas producto de la clausura que, entre productos y utensilios
sumaba 30.000 pesos. El 21 de agosto de 1809, finalmente, el local
volvió a las actividades comerciales.

A partir de mediados de siglo XIX, con las sucesivas epidemias de fiebre


amarilla en Buenos Aires, el público del café, perteneciente a la alta
burguesía que había emigrado hacia los nuevos palacios edificados en el
barrio norte, dejó de frecuentar el lugar y el local entró en decadencia
hasta su cierre, en el año 1871.

Sobre el nombre que recibió el café, a lo largo de la historia, ha habido


diferentes versiones. En algunos libros de memorias de la época, se lo
nombra como Café de Marcos, otros lo recuerdan como Café de Marcó y
Miguel Cané lo evoca como Café de Mallcos. Un ejemplar del Telégrafo
Mercantil en el que se hace referencia a la inauguración del café, nos
informa acerca del apellido de su dueño, Marco, sin tilde en la o. Y el
mismo propietario, en la rogatoria que enviara a Cisneros en 1809, no le
adjudica nombre; se refiere al local como la "casa de café en la calle que
va del colegio a la Plaza Mayor" (actual calle Bolívar); por lo cual, resulta
muy probable que el local nunca haya tenido nombre alguno.

Pedro José Marco, también era socio de Antonio F. Gómez, quien atendía
otro café que ambos tenían en sociedad por la misma época. Se trataba
del establecimiento ubicado a escasos cien metros del anterior, en la
esquina de las actuales calles Perú y Alsina. Este café, del que tampoco
se conoce nombre cierto, era más modesto que el que atendía Marco y lo
frecuentaba una clientela más bohemia; cantantes, músicos y actores
que se presentaban en el Teatro de la Ranchería y comerciantes,
changadores y carreteros que trabajaban en el Mercado Viejo, también
llamado Mercado del Centro. Ese mismo Histórico Café abrió
nuevamente sus puertas en Tte. Gral. J. D. Peron 1259 entre las calles
Libertad y Talcahuano (frente a la Gran Logia Argentina de Libres y
Aceptados Masones).

¿Dónde nació Café de Marco?

Café de Marco nació en Argentina.

El Café de Marco fue un café situado en Buenos Aires (Argentina),


fundado en 1801, que funcionó hasta 1871.

En 1801, en Buenos Aires, en la esquina de las calles Alsina y Bolívar,


Pedro José Marco, inauguró su café. El establecimiento contaba con
servicio de confitería y botillería y, según rezaba un cartel ubicado en su
entrada, también contaba con villares, con v, según se escribía en la
época para referirse al billar. Gracias a su sótano, que hacía las veces de
depósito y bodega, los parroquianos disfrutaban, en verano, de tomar
bebidas “frescas”.

Las bebidas no alcohólicas habituales eran el café y leche actualmente


conocido como café con leche, el chocolate, el candial o candeal, una
bebida en base al trigo, y los refrescos de horchata y naranjada.
Curiosamente, el té, generalmente no se bebía en los cafés, fondas o
pulperías de principio de siglo XIX, sino que se adquiría en farmacias
como hierba de uso medicinal.
El café y leche era servido en inmensas tazas que desbordaban hasta
llenar el platillo y jamás se veía azúcar en azucarera. Se servía una
pequeña medida de lata llena de azúcar, generalmente no refinada,
colocada en el centro del platillo y cubierta por la taza; el parroquiano
daba vuelta la taza, volcaba en ella el azúcar, y el mozo le echaba café y
leche hasta llenar la taza y el plato.

Durante los días de lluvia, las calles porteñas, en su mayoría de tierra, se


anegaban y hacían muy difícil el trasladarse. Para facilitar el
desplazamiento de los clientes en la vuelta a casa después de las
tertulias, el café contaba con un servicio único en los establecimientos
comerciales de la época: un coche de alquiler, de cuatro asientos
esperando a la puerta del café para quienes lo pudieran costear.

En una ubicación de privilegio, a un paso del Cabildo, el Fuerte, la actual


Plaza de Mayo y justo a comienzos del siglo XIX, en el que se forjaron las
independencias americanas, el café de Marco fue lugar obligado de cita
para varias generaciones de políticos. Por sus mesas pasaron
variadísimos personajes de nuestra historia como Martín de Álzaga, Juan
José Castelli, Bernardo Monteagudo, Manuel José de Lavardén, todos los
integrantes de la Sociedad Patriótica y los de la Sociedad del Buen Gusto,
Agustín Donado, French, Beruti, como así también casi todos los
hombres de la burguesía porteña.

Según el deán Gregorio Funes, parece que existía una enemistad


bastante virulenta entre los parroquianos del café de Los Catalanes, que
ocupaba la esquina nordeste de las calles San Martín y Cangallo y los del
café de Marco. Dice Funes, que era partidario de Saavedra, que el café de
los Catalanes servía como tribuna política y competía con el de Marco,
donde concurrían los partidarios de Moreno, "muchachones perdidos y
sin obligaciones" tales como Francisco Seguí, Lucio Norberto Mansilla o
Julián Álvarez.

Como consecuencia de la asonada de Álzaga de 1809, que se había


gestado en el café, el virrey Liniers mandó clausurar el local y dio tres días
a Marco para salir de la ciudad. José Antonio Gordon, socio en otros
negocios de Marco, presentó dos rogatorias a Liniers para reabrir el local
y ambas fueron denegadas. A partir del mes de agosto, ya en su cargo el
virrey Cisneros, Marco retornó a Buenos Aires y, junto con una nueva
rogatoria, presentó a las autoridades una memoria de las pérdidas
sufridas producto de la clausura que, entre productos y utensilios
sumaba 30.000 pesos. El 21 de agosto de 1809, finalmente, el local
volvió a las actividades comerciales.

A partir de mediados de siglo XIX, con las sucesivas epidemias de fiebre


amarilla en Buenos Aires, el público del café, perteneciente a la alta
burguesía que había emigrado hacia los nuevos palacios edificados en el
barrio norte, dejó de frecuentar el lugar y el local entró en decadencia
hasta su cierre, en el año 1871.

Sobre el nombre que recibió el café, a lo largo de la historia, ha habido


diferentes versiones. En algunos libros de memorias de la época, se lo
nombra como Café de Marcos, otros lo recuerdan como Café de Marcó y
Miguel Cané lo evoca como Café de Mallcos. Un ejemplar del Telégrafo
Mercantil en el que se hace referencia a la inauguración del café, nos
informa acerca del apellido de su dueño, Marco, sin tilde en la o. Y el
mismo propietario, en la rogatoria que enviara a Cisneros en 1809, no le
adjudica nombre; se refiere al local como la "casa de café en la calle que
va del colegio a la Plaza Mayor" (actual calle Bolívar); por lo cual, resulta
muy probable que el local nunca haya tenido nombre alguno.
Pedro José Marco, también era socio de Antonio F. Gómez, quien atendía
otro café que ambos tenían en sociedad por la misma época. Se trataba
del establecimiento ubicado a escasos cien metros del anterior, en la
esquina de las actuales calles Perú y Alsina. Este café, del que tampoco
se conoce nombre cierto, era más modesto que el que atendía Marco y lo
frecuentaba una clientela más bohemia; cantantes, músicos y actores
que se presentaban en el Teatro de la Ranchería y comerciantes,
changadores y carreteros que trabajaban en el Mercado Viejo, también
llamado Mercado del Centro. Ese mismo Histórico Café abrió
nuevamente sus puertas en Tte. Gral. J. D. Peron 1259 entre las calles
Libertad y Talcahuano (frente a la Gran Logia Argentina de Libres y
Aceptados Masones).

El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo. En parte, esto se debe a la gran gama de
sabores y la diversidad de aromas que existen, un hecho que lo dota de una versatilidad que
conquista casi cualquier paladar. El consumo de una taza de café en la mañana puede ser el ritual de
inicio de día de muchas personas, el combustible con el que se arranca cada jornada. Tras los
numerosos estudios a los que se ha sometido el café, se le ha atribuido a la cafeína -el principal
componente del café- múltiples beneficios, pero también hay algunas contraindicaciones. En
ONsalus te contamos más acerca de los beneficios y contraindicaciones del consumo de café.
También te puede interesar: Sushi: beneficios y contraindicaciones

Índice

• Beneficios del café solo


• Perjuicios y contraindicaciones del café
• Consejos al tomar café
Beneficios del café solo
Algunas se las ventajas de tomar café son:
• Se ha encontrado una relación entre el consumo de café, y la disminución en la incidencia de
cáncer oral, esofágico, hepático, de mama y de próstata; pero aún no se ha encontrado la
causa, por lo que esto no se puede afirmar con certeza.
• El café podría actuar como un factor protector para el desarrollo de Alzheimer, se ha
propuesto que el consumo de 3 o 4 tazas de café al día, podría disminuir hasta un 65% el
riesgo de sufrir Alzheimer o alguna otra demencia.
• El café podría mejorar la función circulatoria, al mejorar la función de los vasos sanguíneos,
activar la presión arterial y limpiar las arterias.
• El riesgo de sufrir Parkinson también se podría ver disminuido por el consumo de café, se
propone que el café puede aumentar la expresión del gen GRIN2A, un gen que tiene un
efecto protector para el desarrollo de la enfermedad de Parkinson.
• El café podría ayudar a prevenir la aparición de diabetes tipo 2, se propone, que el
magnesio y el cromo presentes en el café, podrían estimular la secreción de insulina en el
páncreas, lo que podría postular al consumo de café, como un factor protector para el
desarrollo de esta importante enfermedad crónica.
• El café actúa como un potencializador de medicamentos, se ha demostrado que la cafeína
acelera la respuesta de los medicamentos, además de potencializar hasta un 40% sus
efectos. Por esta razón, muchos medicamentos –como los analgésicos-, tienen cafeína
dentro de sus componentes.
• El café puede aumentar la actividad del tracto gastrointestinal, al aumentar el peristaltismo
(la actividad muscular que dirige el transito del bolo alimenticio por el tubo digestivo), esta
acción puede deberse a la acción de la cafeína en las células epiteliales, las que recubren
todo el sistema digestivo. Además, puede aumentar la secreción de gastrina.
• El café sin tostar (café verde), puede tener un efecto beneficioso sobre la visión, se propone
que podría disminuir la degeneración de la retina.
Perjuicios y contraindicaciones del café
No todo es bueno, algunas de las desventajas de tomar café son:
• El consumo de más de 315 miligramos de café por día, puede aumentar hasta tres veces el
riesgo de sufrir alucinaciones, en comparación a quienes toman menor cantidad. Las
alucinaciones incluyen: oír cosas, ver cosas o percibir cosas que no existen.
• Aunque el café es legal, puede volverse adictivo, el cuerpo puede desarrollar una
dependencia tanto física, como psicológica, incluso, se puede sufrir del síndrome de
abstinencia por el café.
• El consumo de café puede estar asociado con el aumento en el riesgo de aborto
espontáneo, mujeres que consumen más de 200 miligramos de café por día, tienen el doble
de riesgo de sufrir abortos espontáneos, que aquellas que no consumen café.
• Es importante filtrar el café, se ha demostrado que al filtrar el café, disminuye la carga de
cafestol y kahaweol, dos moléculas importantes en el aumento de los niveles de colesterol
en sangre.
• El café tiene un efecto diurético, es decir, aumenta la cantidad de orina producida, lo que
puede conllevar a la deshidratación.
• El consumo de café puede estar asociado a la aparición de úlceras en el tracto
gastrointestinal, especialmente en el estómago e intestino.
• El café va a aumentar los niveles de irritación y ansiedad, lo que va a aumentar la
circulación sanguínea a músculos y cerebro. Este aumento selectivo de irrigación sanguínea
va a traer como consecuencia la disminución en el flujo sanguíneo del tracto
gastrointestinal, lo que puede aumentar el riesgo de sufrir irritaciones en el tracto.
Actualmente, hay mucha información que le da beneficios y contraindicaciones al consumo de café,
algunas pueden ser verdadera y otras no. Lo importante es la moderación, el consumo de 3 o 4 tazas
de café puede tener efectos beneficiosos, pero cuando se excede este límite los contras del
consumo de esta bebida pueden ser mayores.
Consejos al tomar café
Ten mucho cuidado con el consumo excesivo de café, según como puede tener efectos en el
organismo. Además, los siguientes grupos deberían abstenerse o tomar las siguientes
consideraciones:
• Si presentas enfermedades crónicas, como diabetes tipo 2 o hipertensión arterial, es mejor
que consultes con tu médico la cantidad de café que puedes consumir diariamente. Aunque
no es uno de los alimentos prohibidos para hipertensos, sí que deberías controlar su ingesta.
• En niños no se debería consumir grandes cantidades de café. Una buena opción es
acompañarlo de leche para diluir el café.
• Es mejor que no consumas café en las noches, podrías desvelarte.
Este artículo es meramente informativo, en ONsalus.com no tenemos facultad para recetar
tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el
caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.
Si deseas leer más artículos parecidos a Café: beneficios y contraindicaciones, te recomendamos
que entres en nuestra categoría de Alimentación.

Isoflavonas de soja: beneficios y contraindicaciones


Alpiste: propiedades y contraindicaciones

Semillas de amapola: propiedades y contraindicaciones

Beneficios de la espirulina para la salud


Categorías relacionadas
BienestarActividad físicaTratamientos estéticosEquilibrio emocionalSexualidad

Lo más visto
1.
¿Es normal que se salga el esperma después de la relación sexual?
2.
Por qué mi semen sale como agua
3.
Por qué se oscurecen los labios vaginales
4.
¿Se puede combinar diclofenaco con paracetamol?
5.
Cómo quitar la resequedad de los pies
6.
¿Se puede combinar diclofenaco con ibuprofeno?
7.
¿Puedo tomar alcohol si estoy tomando vitaminas?
8.
Por qué no tengo hambre y me da asco la comida

Propiedades y contraindicaciones del Kefir de agua para adelgazar

Propiedades de las hojas de trigo y sus contraindicaciones

Mango africano: propiedades y contraindicaciones

Semillas de hinojo: propiedades y contraindicaciones


Clorofila líquida: propiedades y contraindicaciones

Cartílago de tiburón: propiedades y contraindicaciones

Beneficios de las semillas de chía

Beneficios de los cactus para la salud


Escribir comentario
Tu valoración:

¿Qué te ha parecido el artículo?

Enviar comentario
He leído y acepto la política de privacidad
Red Link To Media recopila los datos personales solo para uso interno. En ningún caso, tus datos
serán transferidos a terceros sin tu autorización.
De acuerdo con la ley del 8 de diciembre de 1992, puedes acceder a la base de datos que contiene
tus datos personales y modificar esta información en cualquier momento, poniéndote en contacto
con Red Link To Media SL (info@linktomedia.net)
2 comentarios
Santiago Cuenca Galloso
06/05/2019

Pregunta el café causa difusión eréctil...???


Responder
00
Su valoración:

Carolina
05/03/2018
Excelente información. Muy útil

Responder
00

Esta planta andina es


Per

capaz de impedir la
metástasis en cáncer de
mama
| Fuente: Wikimedia Commons
por Redacción RPP
27 de Septiembre del 2017 5:02 PM · Actualizado el 27 de Septiembre del 2017 5:17 PM

La Ambrosia arborescens es conocida como marco


o artemisa en Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia,
países andinos en cuyas alturas prospera esta
especie, empleada tradicionalmente con fines
medicinales.
(Agencia N+1 / Hans Huerto) El cáncer fue la principal causa de muerte
en todo el mundo, con 8,8 millones de víctimas tan solo en 2015, de
acuerdo con estadísticas de la Organización Mundial de la Salud. Acaso
el aspecto más letal de esta enfermedad —que, en sencillo, es una
mutación a nivel celular que transforma en células tumorosas las
saludables— es su rápida expansión en el organismo, con células
anormales que crecen sin control por la acción de células madre
cancerosas. Así, la enfermedad puede invadir partes adyacentes del
cuerpo, desencadenado la metástasis, un cuadro de cáncer
generalizado de difícil tratamiento.

Por lo tanto, evitar la propagación del cáncer para salvarle la vida al


paciente es casi tan urgente como extirparlo de su organismo y sin duda
es un factor crítico que puede potenciar la eficacia de los tratamientos.
Hoy, gracias a un estudio de la Universidad de Lund (Suecia) y la
Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia), publicado en la revista PLOS
One, sabemos de una planta sudamericana que es efectiva en el control
del crecimiento del cáncer, neutralizando la actividad de sus células
madre. "Diferentes células cancerosas tienen diferentes habilidades
para sobrevivir a la quimioterapia Las células madre cancerosas pueden
considerarse el tipo más peligroso, ya que parecen tener una resistencia
inherente a los fármacos quimioterapéuticos”, señala Stina Oredsson, de
la Universidad de Lund, una de los autores del trabajo.
La Ambrosia arborescens es conocida como marco o artemisa en
Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia, países andinos en cuyas alturas
prospera esta especie, empleada tradicionalmente con fines
medicinales.

Los investigadores han aislado el sesquiterpeno lactona damsin de la


planta y estudiado su efecto sobre las células madre de cáncer en tres
diferentes líneas de células de cáncer de mama. También han realizado
estudios similares utilizando lo que se conoce como un análogo
sintético a la damsin, llamado ambrosina. Los resultados demostraron
por primera vez que ambos compuestos tienen un efecto sobre las
células madre del cáncer, inhibiendo su crecimiento y propagación entre
las células estudiadas.

Incluso en bajas concentraciones, las sustancias inhiben la división y


movilidad de las células cancerosas, lo que causa la contracción del
tumor, en la medida en que disminuye la proliferación celular.

Pese a que los resultados obtenidos se han dado en laboratorio, sobre


¡cultivos celulares, Oredsson señala que la investigación puede ser el
primer paso hacia el tratamiento eficaz de las células madre del cáncer,
es decir, las células que se cree que causan metástasis.

“Nuestros resultados pueden contribuir al desarrollo de nuevos


fármacos contra las células madre del cáncer pero,
desafortunadamente, toma mucho tiempo para pasar de la
investigación básica a las drogas utilizables ", dice Stina Oredsson,
quien con su equipo continúa desarrollando otros compuestos análogos
al damsin y ambrosin, también con efectos similares, cuyos resultados
aún no han sido publicados.
La forma en que el cáncer resiste la acción de diversas terapias gracias
a sus células madre ha sido ampliamente estudiada. Según una
investigación publicada en mayo último, realizada por científicos de la
Universidad de Princeton (EE.UU.), las células madre cancerosas utilizan
programas genéticos propios de las células madre normales para
adquirir propiedades extra, lo que les confiere la capacidad de
adaptación para ser más agresivas, iniciar el crecimiento tumoral, la
metástasis y la resistencia a la quimioterapia.

Café de Marco, la
8998ón: Tte. Gral. J. D. Pe

esquina de la historia argentina


Búnker de Mariano Moreno y sus ideales revolucionarios, el Café de
Marco escribió sus inolvidables páginas en la historia nacional.
Convertidos en una verdadera institución porteña, los cafés de Buenos Aires han
visto desfilar historia de la buena por sus sendas mesas. ¡Si hasta los más
importantes asuntos nacionales se han discutido con un feca de por medio! Sólo
que la infusión o bebida de turno no ha sido más que una simple excusa.
Conjugando el acervo heredado de los cafés españoles con la impronta de las
pulperías criollas, los primitivos cafetines de Buenos Aires han tenido un sello
distintivo: el quid de la cuestión no pasaba por lo que el mozo de turno nos
chantara sobre la mesa; sino por lo que se tejía entre sus cuatro paredes.
Amistades, conquistas amorosas, peleas, conspiraciones. El chismoso vulgo se
codeaba con celebridades del mundillo político e intelectual que germinara en los
tiempos coloniales; mientras mercaderes y poetas también hacían lo propio. ¿Será
que podremos asomar nuestras narices por allí? Claro que sí. Hoy abrimos las
puertas del Café de Marco…y las de un pedazo de ayer. Pase usted tranquilo.
Después de usted
“Mañana jueves se abre con superior permiso una casa café en la esquina frente del
colegio, con mesa de villar, confitería, y botillería. Tiene hermoso salón para tertulia,
y sótano para mantener fresca el agua en la estación de verano”. ¿De qué café daba
cuenta el flamante Telégrafo Mercantil aquel 4 de junio de 1801? Del Café de
Marco, cuyo nombre rendía homenaje al nuevo dueño de aquella esquina, don
Pedro José Marco. ¿Qué esquina? La de las calles Santísima Trinidad y San Carlos
(actuales Bolívar y Alsina), justo frente a la iglesia de San Ignacio y en diagonal a la
botica Marull; aquella que habría de convertirse en la Librería del Colegio (hoy
Ávila), así llamada por su cercanía con el Colegio San Carlos, al que hiciera
referencia el anuncio del Telégrafo (y que hemos conocido durante nuestra
recorrida por la Manzana de las Luces, ¿lo recuerda?). Pues bien, ya reconocido el
terreno, nos disponemos a ingresar. “Villar, confitería y bollitería”. El cartel de la
entrada, sobre la calle Santísima Trinidad, nos da la bienvenida. Un puñado de
mesas, dos billares y dos espejos -que componen toda la decoración existente-
aguardan puertas adentro. ¿Qué se va a servir, amigo? Sí, sí. Aunque no lo parezca,
ese buen hombre de calzón corto y alpargatas es el mozo. ¿Anda con ganas de
algo fuertón? Además del anís y los buenos vinos españoles, puede tomarse una
sangría -a base de vino tinto, agua y limón-. ¿Un clásico de la Madre Patria?
Azucarillos con agua -o aguardiente, si su garganta así lo prefiere-, jugo de limón
o naranja. Mire que estamos en junio y el fresquito se siente aún dentro. Mejor
inclínese por un buen café o un chocolate caliente. ¿Té? No, amigo. En el 1800
el té brilla por su ausencia en los cafés; más bien se consigue en las boticas
como hierba medicinal. Eso sí, decida rápido el pedido porque el boliche se está
llenando de gente de la casa, vio… y mejor no hacerlos esperar. ¿Por qué será que
todos los parroquianos asisten al lugar durante el día? Es que, según dicen, la
noche del Café de Marco no es para la destacada clientela. Tan sólo los errantes
noctámbulos y algún que otro grupito de jugadores toca a su puerta. Los hombres
bien son de quedarse en su casa o de asistir a alguna tertulia familiar. Apenas
alguna circunstancia urgente o fuera de lo común puede convocar a una noche
de café. Y créame que de extraordinarios acontecimientos, esta esquina sabe
largo y tendido.
Café Morenito
¿Escucha los ruidos que vienen desde las azoteas? Es que hemos llegado al año
1806 -usted sabe, año de Invasión Inglesa- y los vecinos se encuentran subidos
a los techos del café para seguir bien de cerca los movimientos de la tropa
invasora. Aquella que ha instalado su cuartel en el teatro de la Ranchería, vecino
a la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo). ¡Mire si tendremos buena vista de sus
movimientos desde estas alturas! Así que vaya preparándose para las agitadas
jornadas de defensa y estoicismo que nos esperan. Apenas el eslabón inicial de
una cadena de aconteceres políticos que desfilarían por entre las mesas del
Café de Marco. Para prueba de lo que le digo, preste atención al grupito de
ilustrados hombres que acaba de entrar. ¿Los conoce? Mariano Moreno, Manuel
Belgrano, Bernardo de Monteagudo, Juan José Castelli, Vicente López y Planes…
El calendario nos sitúa en el desenlace de 1808, y éstos se traen algo entre manos.
Parece que, con el bueno de Moreno a la cabeza -y con la colaboración del
alcalde Martín de Álzaga- se está gestando una movida para reemplazar al
Virrey Liniers -aquel que asumiera como tal tras su destacada participación en las
pasadas invasiones- por una junta de gobierno. Pero no vaya a levantar la perdiz
fuera de aquí. Menos que menos del otro lado de la Plaza Mayor, donde se
encuentra el Café de los Catalanes, otra esquina de aquellas. Allí, en el encuentro
de las calles Catedral y Cangallo (actuales San Martín y Sarmiento), los seguidores
del militar Cornelio Saavedra andan diciendo que por estos lados sólo se juntan
muchachotes sin rumbo, que siguen los aires revolucionarios de Moreno sin más.
Así que ya sabe, la enemistad de aquellos parroquianos con los del Café de Marco
es fulera, fulera. Algo así como una pica entre morenistas y saavedristas, esa que
perdurará en la historia nacional por largo rato. Y que empieza por este agitado 1
de Enero de 1809. ¡Qué manera de comenzar el año! Al mando del Regimiento de
Granaderos a Caballo, Saavedra derrota a Moreno, Álzaga y compañía en su
intento de destitución de Liniers (la llamada Azonada de Álzaga). Y, no contento
con eso, se despacha con la clausura de nuestro café. Sin embargo, tanto don
Pedro Marco como don Mariano Moreno tendrían su revancha.
Moviendo el avispero
Falta un mes para comience la primavera del agitado 1809 y -ya con el Virrey
Cisneros al mando del poder- el Café de Marco reflorece en la escena porteña.
¿Se viene la calma? Nada de eso, los albores del próximo mayo encuentran la
esquina colmada. La revolución se respira en el aire, así que no se asombre si,
llegado el día 25, los parroquianos comienzan a marchar en fila hacia la Plaza
Mayor. Es que, entre las paredes del Cabildo, la Primera Junta de Gobierno Patrio
ya es un hecho. ¡Quién iba a decir que el primer paso hacia la autonomía
nacional se iba a gestar en un café! Y no en cualquiera; sino en el que hoy nos
convoca. Aquel que, un año después, sería protagonista de otra gesta. Sabidas
eran las diferencias entre Moreno, secretario de aquella Primera Junta, y Cornelio
Saavedra, presidente de esta última y de la posterior Junta Grande. Por lo que el
bueno de Moreno se las iba a ver negras: sería separado de su cargo
involuntariamente. Hemos llegado al 1811 y otra vez los aires se agitan a la esquina
de Don Marco. Los Coroneles French, Berutti y Dupuy ingresan al salón. ¿A
tomarse un cafecito? No, estos tres han convocado aquí una concentración para
restituir a don Mariano en sus funciones. Es 11 de marzo de 1811 y somos actores
presentes de un nuevo nacimiento: el de la llamada Sociedad Patriótica, aquella
que intervendría por su revolucionario líder. ¡Guarda que a Saavedra no le gustó
nada enterarse de este asunto! Así las cosas, todo hombre presente en el café
marcha preso. Pero no se preocupe, los liberarán pronto. Allí vuelven a las
andadas, ¿los oye?: “¡Al café!, ¡Al café!” Hágase eco del festejo de estos
muchachones. Las ventanas se abren, el aguardiente corre a lo pavote y no
importan las desafinadas a la hora de entonar las estrofas de La América toda se
conmueve al fin, poema y canción que compusiera un viejo conocido del barrio:
Esteban de Luca.
Festejemos, sí. No todos los días uno puede darse el lujo se sentarse a la mesa,
frente a frente, con nuestro ayer. Y mucho menos si la cita es en el Café de Marco.
Sin duda alguna, la esquina de la historia argentin
rón 1259.

También podría gustarte