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Capítulo 1: La muerte de Arthur

Narra Arthur Harrison

2 años después…

Mi tío me convenció de mudarnos a otro país, Inglaterra para


ser más exacto y con eso la empresa también, ya que, para
los medios y mis conocidos, yo morí y con mis sentimientos
de por medio. Creí haber estado enamorado, pero sólo fue
una obsesión. Isaac me recomendaba ir a terapias para
sanar mi pasado, ¡claro! Uno muy podrido, por cierto. Gilbert,
mi mejor y único amigo, me decía que la mejor terapia
estaba en los antros, y ni como negarlo. Canadá estaba
pegado a EE. UU. y lo mejor era irnos a otro continente.

Desde que vi lo enamorada que estaba Katherine de Aarón,


decidí acabar con mis sentimientos de “conocer el amor” eso
no fue hecho para mí. Ya teníamos apenas una semana de
nuestra llegada a Londres, y ya por las noches después del
trabajo, me iba a los antros, ahí se conocen a las mejores
mujeres de buenos cuerpos, ellas buscan lo mismo que yo,
sólo pasarla bien. Gilbert, me acompaña a estas diversiones,
¿Qué haría sin él?
– Te dije que te la pasarías bien en estos lugares. – dice
gritando bebido a la música alta.

– Te doy la razón, amigo. – brindamos y bebemos nuestros


tragos. Mi teléfono suena y es Isaac.

– ¡¿Qué pasó?! – digo alegremente.

– ¿Dónde demonios estás? – dice muy molesto.

– En la pura diversión. – ya me encontraba muy borracho.

– Con razón llegas mal al día siguiente al trabajo, pues si te


la pasas metido todo el tiempo ahí. – que ogro.

– Ya, ya, ya. No te enojes. – digo tranquilamente.

– Te veo mañana. – cuelgo si esperar respuesta.

– Hola, guapo. – se me acerca una mujer exuberante y muy


guapa.

– Hola, muñeca. – la tomo de la cintura y ella pega sus labios


con los míos.

– Vamos a otra parte. – dice seductoramente.


Me lleva en su carro, la verdad yo estoy muy indispuesto
para manejar. Llegamos a un hotel, la recepcionista nos da
la llave y yo le pago. No está de más ser un poco
caballeroso.

Entramos a la habitación y ella hace que me recueste en la


cama, mientras me quita la ropa, hace lo mismo, se acomoda
arriba de mí y comienza a besarme con pasión. Hace que
entre en ella y gime de placer, comienza a moverse y se
siente muy satisfactorio.

A la mañana siguiente…

Me despierto por la luz del sol, veo la hora y apenas son las
7 de la mañana, seguramente mi tío esta furioso. Me levanto
y veo a la mujer de anoche, recordando lo que pasamos. Me
visto y me voy a mi departamento, me doy una ducha,
saliendo me pongo un traje gris oscuro una camisa blanca y
una corbata roja y zapatos negros. Desayuno y cuando
termino, bajo al estacionamiento y entro a mi carro.

Llego a la empresa y saludo a la recepcionista quien no deja


de comerme con la mirada, quería pasar una noche con ella,
pero mi tío me lo prohibió. Ni hablar.
Entro a mi oficina e Isaac ya estaba ahí con cara de pocos
amigos.

– ¿te parece buena hora de llegar? – dice molesto

– Tío, tengo 30 años, y me gusta divertirme. – digo con


fastidio.

– Si, pero también tienes responsabilidades aquí. Tú


aceptaste hacerte cargo de la empresa de tu padre. – es
verdad, hice una promesa.

– Está bien, sólo saldré los fines de semana. – digo rendido.

– Me parece bien. – se levanta de la silla y sale de la oficina.

Me puse a trabajar, pero antes le pedí a Andrea un café y


que, si ya llegó Julia, mi asistente, y ella niega, le pido que la
llame.

– Sr. Harrison, Julia renunció por su embarazo. – dice y yo me


molesto.

– Busca otra asistente que sea responsable. – digo y ella


asiente.
Espero algún día encontrar una buena asistente.

Ya han pasado tres meses desde que llegamos a Inglaterra, y


el negocio ha prosperado muy bien, y como se lo prometí a
mi tío, sólo salgo los fines de semana al antro, he estado con
muchas mujeres por una noche, pero hay una que me ha
llamado mucho la atención, aun no se su nombre, pero es
muy hermosa. Espero verla este sábado.

– ¡Hey, hermano! – entra Gilbert a mi oficina.

– ¿Qué quieres? – digo concentrado en la computadora.

– ¿vamos a ir a lugar de siempre? – dice y lo miro

– Claro que sí, quiero verla nuevamente. – digo y él sabe a


quién me refiero.

– Veo que te gustó mucho esa mujer. Dice con una sonrisa
cómplice.

– Así es, sabes que no busco una relación estable, sólo una
buena amante que me llene. – digo con determinación y él
asiente.
Al fin es sábado por la noche, y yo ya me encontraba en el
antro de siempre. Como siempre me acompaña mi mejor
amigo. Nos sentamos en la barra y no tardando, unas
mujeres guapas se nos acercan a coquetearnos.

– ¿Por qué tan solitos? – dice una morena de buen cuerpo


apoyando su mano en mi hombro, mientras que la güera se
acerca a Gilbert.

– Acabamos de llegar, nena. – no pierde el tiempo.

– Te invito a bailar. – dice la rubia y él acepta con gusto.

– ¡Fuera de aquí, Ximena! – grita una mujer y al voltear se


trata de ella, la mujer que tanto deseo. La morena se asusta
y hace lo que le pide.

– Veo que vienes seguido por aquí. – dice coquetamente.

– Así es muñeca. – la agarro de la cintura acercándola a mí.

– Eres muy guapo. – dice y comienza a besarme.

– ¿Cómo te llamas? – le pregunto con curiosidad.

– Bárbara. – dice aun cerca de mis labios.


– ¿Y tú? – me mira intensamente.

– Arthur Harrison. – después de eso, fuimos a bailar un rato y


me invito a su departamento donde tuvimos s***o intenso.

Ya era lunes y mi tío me obligo a ir con el loquero, perdón


psicólogo, él mismo se encargó de hacerme la cita con el Dr.
Drake Adams. No me quedó de otra más que asistir.

– Buenas tardes… sr. Harrison. – saluda cortésmente.

– Buenas tardes, Dr. Adams. – saludo de igual forma.

– Bien, comencemos, cuéntame que te hizo tomar terapia. –


pensé que eso se vería como por la segunda sesión.

– Antes que nada, mi tío, Isaac Harrison, me lo obligó desde


que llegamos, pero no me siento preparado, ya que todo por
lo que había pasado, fue reciente, y pues vimos el cambio de
la empresa de mi difunto padre a otro país y eso me
mantenía ocupado, pero ahora que tengo tiempo, lo puedo
hacer.

– Muy bien. Cuéntame tu historia desde el principio hasta los


hechos que te cambiaron la vida. – dice y comienza a grabar
la conversación.

– Cuando tenía 5 años, mi padre había fallecido, era muy


pequeño para entender las causas, mi madre estaba
inconsolable, pero de repente un hombre apareció en
nuestras vidas y al año del fallecimiento de papá, ella se
volvió a casar, nos mudamos de Los Ángeles a San Diego,
ahí conocí a Roxana Williams, la hija de mi padrastro, ella
más pequeña que yo y mi madre la cuido como si fuera
también su hija. Con el tiempo crecimos y cuando éramos
mayores de edad, comencé a sentir cosas por ella, pero sólo
fue temporal… le seguía contando hasta que llegamos al
punto más importante.

– Te voy a detener por un momento, a partir de ahora me


dirás que pasó para tomar terapia. – dice mientras hace unas
notas en su computadora.

– Yo me dejé enredar por la familia Williams, al grado


sentirme poderoso y por culpa de Roxana, me obsesioné con
una bella mujer, su nombre… Katherine Smith, ella estaba
enamorada de mi rival en los negocios, Aarón Moore. – seguí
contando los hechos, llegando al tema de Katherine.

– Cuéntame más. – dice poniendo atención.


– Lo recuerdo como si fuera ayer… digo preparándome
para seguir hablando.

– Lo dejaremos para otra ocasión.

Aún hay más cosas que tratar y de que si en verdad deseo


hacer una nueva vida en Londres, esto será un camino largo
y no solo de mi pasado sino también de lo que me espera de
ahora en adelante. No sé por qué me voy a sentir nostálgico
cuando le tenga que hablar de Katherine Smith.

Mientras tanto, los fines de semana me sigo viendo con


Bárbara, de hecho, nos hicimos amantes oficialmente, pero
no significa que dejaré de ver a otras mujeres.

Miércoles y otra sesión con el Dr. Adams, apenas es la


segunda sesión y ya no quiero seguir con esto, pero si no lo
hago, Isaac se va a molestar conmigo.

– Bienvenido. – me saluda y me invita a sentar.

– Gracias. – me siento un poco nervioso.

– Cuéntame ¿Qué te hizo retener a Katherine Smith? –


pregunta mientras me pone atención.
– Roxana la r***ó porque ella quería quitarla de su camino
con Aarón, la llevó a una cabaña y me la presentó, al ver lo
hermosa que era, no aguanté las ganas de retenerla
conmigo, creí que me había enamorado, pero no fue así.
Tanta fue mi obsesión con ella que ya estaba preparando mi
boda, no me daba cuenta de lo mal que estaba ella, no
comía, no dormía y si me llevaba la contra la castigaba. –
digo con un dolor en el pecho.

– ¿Qué tipo de castigo? – pregunta con curiosidad.

– La encerraba en un sótano sin comida. Yo mismo hacía que


se deprimiera. – siento correr unas lágrimas por mis mejillas
y el Dr. me pasa una caja con pañuelos desechables y tomo
uno.

– Cuando Aarón supo de donde la tenía y a donde la llevaría


gracias a Roxana, me la llevé conmigo aun arriesgándola,
donde casi pierdo la vida. – seguí contándole del tiroteo y
donde fui rescatado por mi tío.

Esto de sacar lo que lleva uno dentro, es más doloroso de lo


que pensé, no sé qué más pueda seguir, pero me pidió más
sesiones, quiere saber si creo estar listo en un futuro de
hacer bien mi vida a lado de una mujer que valga la pena y
para ser honesto, no lo creo.
Capítulo 2: Flechado por cupido
Narra Arthur

Ya ha pasado 2 años desde que me enteré de la verdad


sobre los Williams y de mi tío, quien siempre estuvo
pendiente de mí, y cuando se presentó la oportunidad,
fueron por mí y comenzaron a protegerme. En cuanto a la
familia Williams, me enteré de que Roxana murió en plena
boda de Katherine y Aarón, estaba a punto de cometer un
error, pero la detuvieron a tiempo, sus padres fueron
hallados en el cuarto de un hotel sin vida, imagino que se
quitaron la vida por lo de su hija o alguien más hizo el
trabajo sucio, me dejaron toda su herencia, pero a decir
verdad no me interesaba, es dinero mal habido y a pesar de
que formé parte de ellos con esas ideas de mafiosos, no
deseo saber nada de ese asunto. Le dije a Isaac que se
encargara de ese dinero, él sólo asintió sin objetar. No me
importa lo que haga con eso. En cuanto a la empresa, la
mudamos a la ciudad de Londres, Inglaterra, mientras más
lejos de todo mi pasado, mejor. Aun recuerdo todo lo que
viví antes de mudarnos.
Flashback

Narra Arthur

Después de lo que pasó con Aarón y sus hombres, yo perdí


la noción del tiempo y la conciencia, cuando sentí un disparo
en mi abdomen, pero cuando desperté, me encontraba
conectado a unos aparatos, quise moverme, pero en eso
entra un hombre poco mayor como de 65 años.

¿Quién eres? ¿Qué hago aquí? – fue lo primero que me vino


a la mente.

Soy hermano de tu difunto padre. – dice y ahora que lo veo


bien si tienen mucho parecido.

Creí que habías fallecido. – digo sorprendido.

No, sólo me escondí, Alonso Williams se encargó de acabar


con tu padre, así se aprovecharía para casarse con tu madre,
por la herencia que les había dejado él. – ahora entiendo
porque Roxana es así también, es de familia.

Y al poco tiempo ella también falleció, y el muy desgraciado


hizo que tu madre le dejara tu herencia a él. Pero el juro
protegerte. – veo una furia invadir su mirada y quien no lo
estaría así.

Maldito, ahora entiendo porque mi hermana adoptiva es así.


– digo tratándome d levantar, pero siento un fuerte dolor en
donde recibí el disparo. En eso entra una enfermera y me da
una píldora para calmar el dolor.

Sólo espero que ese hombre pague lo que les hizo a tus
padres. – dice y sale de la habitación.

Que yo recuerde, mis padres jamás se habían dedicado a la


mafia, eran empresarios y de los más reconocidos, pero ese
desgraciado lo vino a tumbar todo. Tal vez yo levante de
nuevo nuestra empresa, pero antes de eso, acabar primero
con los Williams, sino no valdría la pena hacerlo.

Los días pasan y comienzo a desesperarme por no poder


moverme, la enfermera viene rara vez a cambiar vendajes y
traerme esa típica comida de hospital, y la verdad no s si
pueda aguantar de aquí a que me recupere. Vi en las
noticias la escena en donde yo me encontraba hace 5 días, y
pensar en que le pudo haber pasado a Katherine, estaba tan
concentrado en el tiroteo que no pensé en ella, pero cuando
nunca mencionaron a una mujer, supuse que ese idiota la
rescato, sana y salva, por esa parte me siento aliviado.
Apagué el televisor y decidí descansar un poco más.

Le propuse a mi tío de volver a levantar la empresa de mi


padre, dijo que no me preocupara por ello, que él ya se había
encargado de eso, y que en cuanto yo me ponga mejor y
acabar con esa familia, yo tomaría cargo de los negocios, al
menos Alonso hizo algo bueno, pagarme la universidad y
estudiar administración de empresas, así que por ese lado
no me preocupo.

Y volviendo al tema de Katherine, espero que algún día


pueda perdonarme, no sé que me pasó con ella, pero es que
es realmente hermosa e inocente, fui un imbécil por
retenerla por un año lejos de su familia y del hombre que
ama, le deseo lo mejor a esa pequeña princesita. Lo merece.

Mi tío, se encargó de ir a buscar a los Williams, pero ya


habían dejado su casa, los muy malditos se escondieron muy
bien, pero tarde o temprano tendrán que salir de su
escondite. Yo afortunadamente me he estado recuperando
muy rápido y antes de lo esperado, y pronto retomare los
negocios familiares.

Estaba pensando en enviarle mis más sinceras disculpas a


Katherine, pero supongo que debe pensar que fallecí en
aquel día del tiroteo, lo mejor es dejar las cosas como están
y seguir adelante con mi vida. Creí que me había enamorado
de ella, pero no fue más que una obsesión por su belleza,
sólo quedé impresionado.

Mi tío me tiene informado de las finanzas de la empresa, lo


cual agradezco mucho y por haber rescatado lo que es mi
patrimonio y herencia de mi padre, todos ya habían dado por
perdido el imperio que construyó para mi madre y para mí,
pero Isaac Harrison, lo volvió a levantar nuevamente,
también me dijo que me estaban buscando y cuando me
encontraron, Alonso los amenazó con acabar con ellos, si se
acercaban a mí, ya que yo era parte de su familia, y yo sería
su sucesor de esos negocios turbios.

Fin del flashback.

Me encuentro sentado y bebiendo un delicioso café


capuchino y un cup cake, cuando ella entra de nuevo, desde
hace dos semas en estos tres años, que la vi por primera vez
en este lugar, siempre vengo aquí antes de ir a trabajar, y
ella apenas tiene dos semanas de venir, lo que hace que me
pregunte, ¿es nueva por la zona? ¿tendrá novio o casada? Ya
que siempre la veo sola. Es una mujer muy guapa y atractiva,
como de 1.65 cm, delgada, de buen cuerpo, pelirroja natural,
y no usa mucho maquillaje y sus ojos son azules como unos
zafiros. Siempre me le quedo viendo, pero ella nunca se da
cuenta de ello, toma asiento y se concentra en su teléfono,
la veo que sonríe, y minutos después, entra un hombre y se
acerca a ella, lo mira y se levanta para abrazarlo. – entonces
si eres casada, mi hermosa pelirroja. – digo para mí mismo,
pago la cuenta y salgo de ahí sin mirarla, además hoy tengo
unas entrevistas para mi nueva asistente, la última renunció
porque se iba a casar y estaba esperando un bebé. No debo
de pensar más en aquella mujer hermosa, en mi corazón no
hay amor, está podrido.

Llego a la empresa después de 10 de camino, está muy


cerca de esa cafetería. Saludo al personal que se encuentra
en la recepción, Claudia la recepcionista, siempre me ha
dado unas miradas y una sonrisa muy coquetas, es guapa,
no niego, pero después de todo lo que viví prefiero llevar ya
una vida más tranquila y encontrar a una mujer de hermosos
sentimientos, y nunca perderé esa esperanza, lo merezca o
no.

Me encuentro en mi oficina revisando los documentos de las


entrevistas anteriores, pero la verdad ninguna me ha
convencido hasta ahora, la mayoría son sin mucha
experiencia o me coquetean a lo descarado y la verdad no
tengo ánimos para ello. Suena el teléfono de mi oficina y sé
que se trata de Andrea.
Dime, Andrea. – digo sin ánimos

Señor Harrison, hay una muchacha que viene a la entrevista.


– dice un poco apenada.

Dile que entre. – cuelgo la llamada y en eso se abre la puerta


de la oficina y veo es la pelirroja de esta mañana.

Buenas tardes. – dice con una bella sonrisa

Adelante, tome asiento. – le digo todo embobado. Aun no


puedo creer que ella este aquí. ¡Diablos! No puede estar
aquí.

Gracias. – toma asiento y extiende una carpeta, la cual tomo


sin dudar.

Su nombre es… pregunto con curiosidad.

Annel Maxwell. – un hermoso nombre para una bella mujer


como ella.

Es un placer, señorita Maxwell. – digo estrechando su mano,


y se sientes suaves y delicadas, como una rosa sin ser
cortada.
El placer es mío, sr. Harrison. – dice con una sonrisa
hermosa, pero su voz es profesional.

Veo aquí en su hoja de vida que tiene un posgrado en


administración de empresas. – digo viendo sus documentos
de trabajo. Pero se ve que es muy eficiente. Será mucha
tentación para mí. Tal vez un buen polvo con ella. No quiero
hacerme ilusiones a cosas que sé que no pasaran.

Así es, sr. Harrison. – la vuelvo a mirar y sonrío.

Bienvenida, señorita Maxwell. – ella me mira feliz y estrecha


nuevamente mi mano.

Muchas gracias. No se arrepentirá. – y no lo dudo.

La espero mañana a primera hora. – volvemos a sonreír, y


ella se despide.

Realmente es hermosa, ella es perfecta para tener una


relación estable, pero el problema es mi “noviazgo” con
Bárbara Black. Es una mujer hermosa y exuberante, pero con
ella todo es sexo y poses en las secciones de sociales en
periódicos, revistas y redes sociales más concurridos del
país.
Ella es modelo, pero para comerciales de perfumes, ella
aspira a más, por eso estamos saliendo, para tener más
oportunidades, como modelar en pasarelas más importantes
del mundo o miss universo. La verdad deseo que lo logre, así
le lloverá más pretendientes y al fin pueda concentrarme en
una buena mujer y formar mi familia.

Hoy espero con ansias volver a ver a la señorita Maxwell, la


verdad me emociona tener a una hermosa mujer como ella
trabajando para mí. Llego a la oficina y ya la veo sentada en
uno de los sillones que está cerca de mi oficina. Lleva
puesto una blusa blanca y un saco gris, también tiene una
falda de tubo que la hace ver muy atractiva, y unas zapatillas
altas color negras.

– Buenos días, señorita. Maxwell. – digo acercándome a ella.

– Buenos días, sr. Harrison. – se levanta y me tiende su mano


y la tomo en seguida.

– Venga, le voy a mostrar su oficina, ya que será mi nueva


asistente. – ella asiente y la guio, abro la puerta y ella mira
con asombro.

– Muchas gracias. – dice con su hermosa sonrisa.


– Andrea la va a apoyar en lo que necesite. – me despido de
ella y me voy a mi oficina.

Así la tendré más cerca de mí, en toda la noche no había


dejado de pensar en ella, sus labios, sus hermosos ojos de
zafiros, y su bella figura… ¡Dios! Creo que me estoy
enamorando.

– ¡Arthur! – entra de repente Gilbert, sacándome de mis


pensamientos.

– Gilbert. ¿Qué te trae por aquí? – digo rodando los ojos con
molestia, él lo nota y comienza a reírse.

– ¿así tratas a tu amigo? – finge estar ofendido y yo sólo


bufo.

– Ok, ok. Ya vi a tu nueva asistente y esta… uuff… lo miro


con seriedad.

– Ella no es como tus novias o las mías, así que la respetas.


– el alza las manos en señal de rendición.

- Bien, no haré nada para conquistarla. – se acomoda más


en la silla frente a mí.
– ¿a qué viniste? – digo más tranquilo.

– A invitarte a una fiesta esta noche. – dice con una sonrisa


pícara.

– No lo sé, hoy llega Bárbara de Italia, y debo ir por ella. –


digo haciendo una mueca.

– Mmm… pues la dejas en tu departamento y te vienes


conmigo. – con ella es imposible dejarla sola para irme de
fiestas.

– Bien, hablaré con ella. – digo rendido, el festeja y se


despide saliendo de la oficina.

Ella es algo posesiva, cuando está conmigo no deja que


ninguna otra mujer se me acerque, a pesar de que ella si
anda de coqueta con otros hombres, pero sé que lo hace
para darme celos, por mi puede andar con quien quiera, no
me importa.

Ya era la hora del almuerzo y no sé si mi bella asistente, la


señorita Maxwell, tiene con quien ir a comer o no, pero
recuerdo el día de ayer que se había visto con un hombre, en
la cafetería. Salgo de mi oficina y la veo esperando el
ascensor. Me acerco a ella y le hablo sin más.
– Disculpe mi atrevimiento, pero ¿la puedo invitar a comer? –
digo directamente, veo que sorprende y compone rápido su
postura.

– Muchas gracias por su invitación, pero me están


esperando. – dice y disimulo mi decepción de que alguien
más ya es el dueño de su corazón.

– Yo… lo siento. Nos vemos más tarde. Sonrió levemente y


ella también me regala su hermosa sonrisa.

– Claro que sí, sr. Harrison. Nos vemos. Se despide y veo


que camina hasta aquel hombre, se dan un corto beso en los
labios y siento como mi mundo se derrumba, no debería
sentirme así, apenas y la conozco, pero al verla por primera
vez sentí que cupido me había flechado por primera vez, ni
siquiera me había sentido así cuando había conocido a
Katherine Smith. Soy un imbécil, no sé qué me está pasando
con ella.
Capítulo 3: Cambio de vida
Narra Arthur

La hora de la comida ya había pasado, y Annel aun no


llegaba, supongo que no debe de tardar, si me siento algo
decepcionado de que esa hermosa mujer está casada, o sólo
sea su novio, y como no lo va a ser, si es hermosa y joven,
sería muy raro que no lo estuviera. Escucho abrirse la puerta
de su oficina y estoy entre si la llamo o no, la verdad me
pone algo nervioso, aunque si debo hacerlo después de todo,
debo ver unos pendientes con ella. Así que tomo el teléfono
para llamarla, pero en eso toca la puerta que divide nuestras
oficinas.

– Adelante. – digo y ella entra.

– Disculpe señor por llegar un poco tarde. – se disculpa y yo


la miro extrañado.

– No se preocupe, no fue tanto. – digo y ella sonríe.

– Por cierto, necesito los contratos del mes pasado con la


empresa “Coleman” necesito revisar algo. – digo y ella
asiente, sale de la oficina. 10 minutos después entra esta
vez sin tocar, y se vuelve a disculpar.
– Aquí esta lo que me pidió. – deja la carpeta sobre mi
escritorio.

– Muchas gracias. – la miro y me sonríe.

– ¿algo más? – pregunta y yo niego.

– Es todo. – se despide y sale nuevamente.

Como dejar de mirarla, si es muy hermosa, pero ya está con


alguien más y eso me pone algo triste, desearía conocerla
con el tiempo y conquistar su hermoso corazón.

– Buenas tardes, amor. – miro a Bárbara entrando a mi


oficina, lleva puesto un vestido rojo pegado al su exuberante
cuerpo, y tacones del mismo color. Se va acercando a mi
hasta sentarse en mi escritorio frente a mí.

– ¿Qué no llegabas hasta más tarde? – digo sorprendido.

– El vuelo se adelantó y deseaba darte una sorpresa.

– Además, te extrañe mucho, mi cielo. – se sienta en mi


regazo y comienza a devorar mis labios con deseo.
Me ayuda a bajar el pantalón y se baja de mis piernas y
mete mi m****o en su boca y comienzo a gozar, no lo voy a
negar, ella es muy buena en esto, igual así me olvido de mi
hermosa asistente. Se levanta, y se vuelve a colocar en mi
escritorio invitándome a entrar en ella, la tomo de las
caderas y entro en una sola estocada, ella grita con fuerza y
la verdad no me importa que todos nos escuchen, fueron 3
semanas sin placer, aunque tratara de hacerlo con otras
mujeres, simplemente no se me daba la gana.

Ya era casi la hora de la salida, y Bárbara y yo, estábamos


saliendo de la oficina, cuando nuevamente me encuentro
con mi asistente, se da cuenta de nuestra presencia y puedo
ver ¿tristeza? En su mirada, no debería, se supone que ella
tiene a alguien más.

– Buenas noches. – dice Annel con seriedad.

– Buenas noches. – digo, pero veo que a mi novia no le


agradó para nada mi nueva asistente.

En el transcurso dentro del elevador, fue algo incomodo, mi


novia se pegaba mucho a mí y puedo imaginar que mi
asistente debe estar muy incómoda con las muestras de
cariño (posesiva) de Bárbara.
Salimos de la caja metálica y nos fuimos directo al
estacionamiento por mi auto, ya no me pude despedir de
Annel. Trataré de no volverlo hacer en mi oficina. . .

Narra Annel.

tres días antes.

Estaba en mi nuevo departamento, acababa de llegar de


Liverpool, dejando todo mi pasado allá, mi amigo Gabriel, me
acompañó a Londres, no me quería dejar sola, y menos al
saber que podía recaer en una nueva depresión, mi exnovio
Albert, me había traicionado con mi propia madre, eso no lo
pude soportar y tomé la decisión de irme de ahí, mis padres
ya estaban separados, y la muy descarada se atrevió a
decirme que ya tenían dos años amándose en secreto.
¿Cómo se atrevieron hacer me algo así?

– Lo primero que debes hacer es, buscar trabajo. – me dice


mi amigo sacándome de mis pensamientos.

– ¿tan pronto? – digo haciendo pucheros.

– Si, mi bella Annel. – dice abrazándome.

– Está bien. – le doy un beso en la mejilla y se separa de mí.


– Yo haré lo mismo. – dice con una linda sonrisa.

– Bueno, así lo haré. – dejamos pendiente el seguir


desempacando, para poder cenar una pizza. Al menos no
estaré sola en esta gran ciudad.

Al día siguiente…

La verdad tenía mucha flojera de levantarme, pero le prometí


a mi amigo de buscar trabajo, así que aproveché para
preparar mis documentos. Una vez listos, salgo del
departamento y comienzo a busca empresas cerca, en unas
si me las aceptaron, pero que después me llamaban y en
otras de plano decían que no había vacantes. Ya era muy
tarde y estaba muy cansada de buscar y ser rechazada, así
que regresé al departamento y ya estaba Gabriel terminando
de desempacar.

¿Cómo te fue, flaca? – dice acercándose a mi para darme un


corto beso en los labios.

– Mal… no hubo suerte. – digo sentándome de mala gana en


el sofá.

– No te rindas, mañana será otro día. – nos dimos las buenas


noches y cada uno se fue a su recamara. Me fui a dar una
ducha relajante. Me puse mi pijama y me recosté a dormir.

Al día siguiente me levanté con la esperanza que ahora si


pueda conseguir un trabajo, mientras me arreglaba, estaba
viendo que piden asistente del presidente, el sr. Arthur
Harrison, había fotos de él con una mujer muy guapa, y como
no va a estar con alguien, si es guapísimo.

– Mi amor, te invito un café. – dice mi amigo y yo sonrío.

– ¿Dónde? – pregunto con curiosidad.

– Una cafetería que está cerca de la empresa Harrison &


asociados. – al escuchar el nombre de la empresa, me da un
cierto de alegría y un buen presentimiento, espero estar en
lo correcto.

– Justamente están solicitando asistente, hoy mismo iba a


dejar mi hoja de vida. – digo sonriendo.

– Perfecto, nos vemos ahí en una hora. – me abraza y se va.

Ya estaba camino a la cafetería, mirando a mi alrededor y


pude ver el gran edificio de las empresas “Harrison &
Asociados”, pero antes de ir allá, quedé con mi amigo
Gabriel para tomarnos un café. Entro al lugar y una
muchacha muy amable me guía hasta una mesa vacía, le
agradezco y tomo asiento. Toma mi orden y se va, veo a las
personas, hasta que mis ojos recaen en una persona, Arthur
Harrison, es muy guapo y mas en persona, siento que
levanta su mirada y comienzo a ver mi teléfono.

– Hola, hermosa. – me saluda mi amigo y yo lo abrazo.

– Hola, guapo. – le digo y él sonríe.

– ¿estás lista para tu entrevista? – me dice y yo asiento con


seguridad.

– Totalmente. – sonrío y bebo de mi café. Pasan unos


minutos mas y veo hacia donde estaba el sr. Harrison y ya no
está, lo que significa que ya comenzó su hora de trabajo, me
despido de mi amigo y me voy a la empresa.

– Hola, buenos días. – saludo a la recepcionista.

– Buenos días. ¿en qué te puedo ayudar? – dice


amablemente.

– Vengo por la entrevista de trabajo. – digo y ella me indica.


Agradezco y subo por el ascensor, al llegar me presento con
una mujer y a lo que vine, ella agarra el teléfono y le avisa a
su jefe.

– Puedes pasar. – me dice amablemente, agradezco y me


dirijo a la puerta, toco y escucho un adelante.

Al entrar, veo al sr. Harrison mirándome sorprendido y en


seguida me invitó a sentarme, le entrego mis documentos y
él los toma, me hace unas preguntas, respondo, y me dice
que, si puedo comenzar mañana mismo, asiento con una
sonrisa, tenía esa esperanza de ser contratada y así fue. Nos
despedimos estrechando nuestras manos y ¡vaya! Las tiene
fuertes, es un hombre guapísimo y caballeroso. Lástima que
tenga novia, y parece una diosa a comparación mía, dudo
que un hombre como él se fije en alguien como yo.

Llego al departamento y veo que mi amigo aun no llega,


seguramente él también ya debió conseguir trabajo. Me voy
a mi habitación y tomo mi pijama, me meto a dar una ducha.
Después de unos minutos salgo ya vestida y me dirijo a la
cocina y ya se encuentra mi amigo ahí, preparando la cena.

– Hola, guapo. – me acerco a él y lo abrazo.

– Hola, bella Annel. – me da un beso en la mejilla y lo suelto,


camino para sentarme en un banco y hace lo mismo.
– ¿Cómo te fue, hermosa? – dice sonriente.

– ¡Excelente! Me dieron el puesto. – me mira sorprendido, se


levanta de su lugar y me abraza.

– ¡muchas felicidades, hermosa! Lo mereces. – la verdad no


sé qué haría sin mi guapo amigo.

Al día siguiente…

Me levanté temprano, ya que hoy es mi primer día de


trabajo, y no quiero quedar mal desde ahora. Me doy una
ducha relajante, después de 15 minutos, me pongo una
blusa blanca, una falda de tubo y un saco y unos tacones
negros, una vez lista, voy a desayunar y Gabriel ya tenía
huevos cocidos, pan tostado y jugo de naranja, le agradecí y
comenzamos a desayunar.

Nos despedimos en la calle y cada uno tomó su camino,


tomé un taxi y después de 20 minutos, llego a la empresa,
saludo a Claudia y tomo el ascensor, llego al piso donde
estaré trabajando, saludo a Andrea, tomo asiento en uno de
los sillones en lo que el sr. Harrison llega, mientras me
pongo a revisar mi teléfono, se escuchan las puertas del
ascensor abrirse y lo veo salir, ¡Oh por Dios! Esta guapísimo,
lleva puesto un traje de color azul marino, una camisa
blanca, zapatos negros y su cabello esta ligeramente
alborotado. Me saluda estrechando mi mano, me lleva a la
será mi nueva oficina, al abrir la puerta, quedé impresionada,
era de buen tamaño y los tonos grises y blancos la
contrastaban a la perfección, y tiene una ventana de buen
tamaño que tiene vista a una parte de la ciudad. Le agradecí
y se despidió.

Estaba poniéndome al corriente de todos los pendientes, que


ni me di cuenta de la hora, ya tenía que salir a comer, le
envío un mensaje para ir a comer, él acepta y que me veía
afuera del edificio.

Minutos después ya estaba esperando por la llegada del


ascensor, cuando escucho la voz del sr. Harrison, me
pregunta que, si podía invitarme a comer, la verdad no me lo
esperaba, pero ya tenía un compromiso, le dije que me
estaban esperando y pude ver algo de decepción en su
mirada, no dijo más y bajamos juntos por la caja metálica,
fue un silencio algo incomodo, cuando salimos de ahí, nos
despedimos y ya estaba mi amigo esperándome, me abraza y
da un corto beso en los labios. Subimos a un taxi y Gabriel
le indica la dirección del restaurante al que iremos.
Una vez que llegamos, buscamos una mesa y una muchacha
poco amable, nos atiende, pero sin dejar de mirar a mi
amigo. Carraspeo y veo que se molesta, se va y mi amigo
comienza a reír.

– Déjate de celos, que no te quedan. - ¿está loco?

– ¿Disculpa? – me hago la desentendida.

– No te hagas, sé que soy muy guapo, pero estoy soltero. –


dice entre risas

– No seas idiota, sólo eres mi amigo, lo que me molestó es


que la tarda esa me ignorara. – digo indignada.

– Ok. Haré como que te creo. – me giña un ojo y yo ruedo los


ojos.

– ¿Cómo cas en tu primer día? – pregunta con curiosidad.

– Muy cansado, pero bien. Había muchos pendientes. – digo


bufando.

– Todo con calma, bella Annel. – dice con una hermosa


sonrisa.
Mientras comíamos, él también me contaba de que estaba
yendo muy bien en su trabajo, y que ya tiene pretendientes,
yo sólo movía la cabeza negativamente, pero sonriendo. Nos
despedimos y tomé un taxi para llegar a la empresa, ya se
me había hecho un poco tarde. Al llegar, fui directamente a
mi oficina, dejé mi bolso y toqué la puerta que divide su
oficina de la mía, dijo adelante y así lo hice, me disculpé por
la hora de llegada y me dijo que no había problema, pero me
pidió unos contratos con la empresa “Coleman” asentí y
después de unos minutos le llevé la carpeta y me agradeció,
pregunté si necesitaba algo más y él negó.

Me fui a mi oficina a seguir con los pendientes, estaba tan


concentrada, cuando escucho ruidos estruendosos viniendo
de la oficina de mi jefe, y son los gritos de una mujer en
medio de un acto sexual salvaje. ¡Dios! ¿en qué me metí?
¿va a ser así todos los días? Como si no pudieran ir a un
hotel o a la casa de alguno de ellos. Ya quería irme para no
escuchar su escándalo, cuando me decido, tomo mis cosas y
salgo de la oficina, me despido de Andrea quien tenía puesto
unos audífonos, ¿y quien no lo haría? En eso salen de la
oficina y puedo ver que se trata de su novia, la reconocí por
las fotos, nos saludamos, pero la mujer me ignora poniendo
mala cara. Al salir del ascensor salí casi corriendo y ya me
estaba esperando mi amigo, tomamos un taxi para ir a casa.
Creo que tendremos que hablar para comprar un carro para
mayor comodidad y no estar pagando transporte público.

Que decepción que mi jefe este con alguien como ella, una
mujer muy guapa, pero muy superficial, si yo estuviera con él
sería por amor.
Capítulo 4: No hay amor en mi corazón
Narra Arthur

Han pasado dos semanas desde que Annel trabaja para mí,
creí que era una mujer soltera, pero no es así, tiene novio y
con justa razón, es guapísima y con una mirada hechizante,
sus hermosos ojos azules como el cielo. Yo siempre he
deseado una mujer como ella, pero no llegaba y me di la
oportunidad con Bárbara, aunque no como lo esperaba,
entre nosotros sólo existe el s**o y quiere ser más famosa a
nivel mundial, por eso se cuelga de mí, de hecho, muchas
mujeres lo han intentado hacer, sólo buscan dinero y fama,
ya que soy un hombre muy exitoso y muy reconocido, pero al
parecer la única mujer que no se le ve interés por mi dinero
es la señorita Maxwell, ella es diferente, por lo que me he
dado cuenta en este poco tiempo, se ha desempeñado muy
bien en su trabajo y además que es muy reservada, y eso la
hace misteriosa para mí, deseo conocerla.

– Buenos días, sr. Harrison. – entra mi bella asistente con


una sonrisa que enamora.

– Buenos días, señorita Maxwell. – saludo amablemente.

– Estaba revisando su agenda y pasado mañana tiene que


viajar a España para cerrar unos negocios con los Ferrara. –
dice y la verdad es que no lo recordaba.

– Muchas gracias por recordármelo. – digo y ella asiente.

– Así que vaya preparando maletas y sus documentos para


viajar. – digo y ella me mira sorprendida.

– ¿Dis… disculpe? – dice tartamudeando.

– Usted es mi asistente y tiene que acompañarme.

– Pero… - la interrumpo.

– Nada de peros señorita, si tenía planes con su novio, le


recomiendo que los posponga para otro día. – digo y ya no
dice nada. Asiente y sale de la oficina.

Sé que es mucha tentación de tenerla cerca y no poder


besarla, ella es una mujer inalcanzable. Ella lo tiene todo,
belleza, simpatía, amabilidad, entre otras más virtudes, el
único defecto que tiene es, su novio.

Estaba concentrado en unos correos electrónicos de algunos


de nuestros clientes, cuando se escucha la puerta abrirse,
miro y es Bárbara, quien lleva un vestido rojo pegado al
cuerpo. Me mira con una sonrisa seductora, y sé lo que
significa, pero me prometí no tener s**o en la oficina, no
quiero incomodar a Annel.

– ¿Qué haces aquí? – me hago el sorprendido.

– Vine a invitarte a comer. – querrá decir a que yo la invite.

– Ok. Vamos. – apago el monitor y tomo mi saco. Ella se


cuelga de mi brazo y salimos de la oficina, veo a Annel
saliendo de la suya, me mira y agacha la cabeza esperando a
que nosotros entremos primero al ascensor, imagino que se
sintió incomoda la otra vez por las demostraciones cariñosas
de Bárbara.

Subimos al auto y la llevé a uno de sus restaurantes


favoritos, donde siempre le gusta comer un poco de pasta o
sus ensaladas. Si que se mata de hambre para tener una
figura espectacular, pero ya la tiene. En fin, la vanidad.
Estábamos comiendo tranquilamente, cuando se aparece mi
rival, John Richardson, un egocentrista de primera y peor de
mujeriego que yo, que se cree el más poderoso de las
industrias.

– ¡Harrison! – dice con hipocresía.

– ¿Qué quieres, Richardson? – digo de mal humor.


– Saludar, hombre. – me ignora y posa su mirada den mi
acompañante.

– Hola, bella mujer. – dice sonriéndole a Bárbara y ella le


regresa la sonrisa coqueta. Son tal para cual.

– Hola, soy Bárbara, la novia de Arthur. – no dejan de


mirarse. Por mí que se vayan lejos y no regresen más.

– Es un placer, hermosa mujer. Toma su mano y le da un


beso en ella. Yo estuve a punto de reírme.

– ¿nos acompañas? - ¿lo dice en serio? Ella sabe muy bien


que no lo soporto, si tantas ganas tienen de estar juntos que
se vayan a otra parte. El idiota me mira y se pone serio, la
vuelve a mirar y sonríe.

– Me encantaría, pero tengo una comida con algunos socios.


– se despiden y a mí me ignora, para lo que me importa. Pero
antes de irse intercambian números telefónicos.

– ¿Es en serio? – la miro con el ceño fruncido.

– ¿De qué hablas? ¡Ah! ¡claro! No te pongas celoso mi amor,


yo soy sólo tuya. – tiene que ser una maldita broma.
– Sabes muy bien que ese imbécil es mi enemigo. – digo en
un tono molesto, pero parece no importarle.

– No entiendo por qué, se ve que es muy agradable. – esta


mujer es más descarada y ya me tiene harto.

– Además, pienso pasar estos días contigo. – recordé mi


viaje con Annel.

– No voy a estar. – digo sin mirarla.

– ¿A qué te refieres? – dice molesta y la miro.

– Pasado mañana salgo de viaje de negocios. – digo y ella


sonríe.

– No hay problema, voy contigo. - ¡pero por supuesto que no


lo hará!

– ¿si sabes que son negocios y no de placer? – digo y me


mira irritada.

– Eres un imbécil. - ¡Dios!

– Entiéndeme, quieres. – digo cansado.


– Haz lo que quieras. Pero una cosa si te advierto, si me
entero de que estas con otra. Esto se terminó. – como si me
importara. Para mi mejor.

– Son negocios. ¿Ok? – digo y me mira sin creerme. Lo que


menos quiero son problemas con esta mujer.

– Estas advertido. – después de sus amenazas, terminamos


de comer, se despide descaradamente de Richardson y nos
vamos. Le pido un taxi y se va a casa de una de sus amigas y
yo a la oficina, deseo ver a mi bruja de ojos hechizantes.
Como deseo tenerla en mis brazos, pero es una mujer
inalcanzable.

****

Ya era el día de viajar y ya estábamos en el aeropuerto, y la


miro y se ve un poco nerviosa, al parecer es la primera vez
que viajará en avión. Pongo mi mano sobre su hombro para
tranquilizarla.

– Todo va a estar bien. – digo y ella sonríe nerviosamente.

– Es… es la primera vez en avión. – y fue lo que me había


imaginado.
– Se le nota. – digo sonriéndole.

– Usted tranquila, que voy a cuidar de usted. – me mira y


sonríe un poco más relajada. Se escucha el timbre de un
mensaje en su teléfono y lo revisa, miro de reojo y creo que
es su novio. Ella responde y se ve muy feliz.

Abordamos el avión y buscamos nuestros lugares en primera


clase, ella se ve muy asombrada.

– ¿primera clase? – dice sin poder creerlo.

– Así es, así viajaremos más cómodos. – le guiño un ojo y veo


que se pone tímida. Se ve linda así.

Llegamos a Madrid, España, ella estaba maravillada con lo


que veía. Un auto ya nos estaba esperando para llevarnos al
hotel, Annel no dejaba de mirar por la ventana del carro, es
tan hermosa en toda la extensión de la palabra. Llegamos al
hotel, dio mi nombre y nos entregan nuestras llaves. Un
botones nos ayuda con nuestro equipaje por el ascensor,
llegamos a nuestro piso, las habitaciones están juntas para
cualquier cosa que se necesite. El muchacho deja primero el
equipaje de ella y después en la mía. Le doy las gracias y su
propina. Se despide y se va.
– Descanse señorita Maxwell, a las 7 pm. tenemos la reunión
con los clientes. Póngase guapa. – le vuelvo a guiñar un ojo y
ella asiente con timidez.

– Nos vemos más tarde. – se despide y cierra la puerta, me


voy a la mía y me recuesto en la cama. Cierro mis ojos y me
quedo dormido

Suena la alarma marcando las cinco de la tarde, me levanto


y me voy a dar una ducha, cierro los ojos mientras disfruto
del baño y la veo a ella, desnuda, parada frente a mí con una
mirada llena de deseo. Termino de todo y me pongo un traje
gris oscuro, una camisa blanca y unos zapatos n****s y mi
corbata roja. Salgo de la habitación y Annel ya me estaba
esperando, me dejó con la boca abierta, llevaba puesto un
vestido casi a los tobillos de color azul metálico brillante,
zapatillas del mismo color, su cabello esta ligeramente
suelto, y su maquillaje es ligero, es perfecta. Pero no hay
amor en mí, y no quiero tenerla para una noche, ella merece
más que un corazón podrido.

– ¿nos vamos? – le ofrezco mi brazo, ella no duda y lo toma.


Ambos sonreímos.

Voy a ser la envidia de todos.


Capítulo 5: Celos
Narra Arthur.

Llegamos a un restaurante de lujo, mis clientes, los Ferrara,


padre e hijo, este último es un prepotente, pero tengo que
aguantarlo, su padre, el sr. Francisco es más centrado y
profesional, es por eso, que los negocios los hago con él,
pero como pronto se va a retirar, dejará todo a su hijo.
Entramos y le dije a la recepcionista que los Ferrara nos
esperan, ella sonríe y nos guía hasta la mesa. Y ahí estaban,
pero Juan Carlos estaba acompañado por una rubia muy
exuberante, exagerada para mi gusto. Nos miran y se queda
embobado al ver a Annel, no puedo evitar que la mire con
morbosidad.

Buenas noches, señores. – saludo cordialmente a Francisco,


toma mi mano y sonríe.

¿Quién es esta bella mujer? – el idiota ignora mi saludo pasa


seguir babeando por mi asistente, la cual esta algo incomoda
con su mirada.

Ella es mi asistente, la señorita Annel Maxwell. – digo y el


idiota se levanta de su lugar para acercarse a ella y tomar su
mano depositando un beso en ella, pero quita discretamente
su mano. Creo que le produce asco.

Es un placer, bella dama, soy Juan Carlos Ferrara. – dice con


seducción.

Igualmente. – dice un poco incomoda.

Es un gusto, señorita. – dice más amable Francisco. La mujer


que acompaña a su hijo no ha despegado su mirada de mi
desde que llegamos.

Ella es Rebeca Miller, mi asistente. – ella me sonríe con


lujuria y quiero rodar los ojos.

Mucho gusto, sr. Harrison. – dice extendiendo su mano, la


tomo y la suelto en seguida.

Bueno, a lo que venimos, hablar de negocios. – dice


Francisco y en lo que pedimos la cena, hablamos de la
publicidad para sus nuevos negocios en Inglaterra, se
quieren expandir más ahí, me pareció muy bien.

Casi toda la noche, Juan Carlos no dejaba de mirar a Annel,


los celos comenzabas a aparecer, así que nos despedimos y
la tomé de la mano para salir de ahí. Pero no sin antes ese
par de idiotas querían intercambiar números con nosotros.
Los ignoramos.

Siento mucho lo que pasó. – digo y ella me mira sin


comprender.

¿de qué habla? – tan linda.

Por el hijo de Francisco, es un idiota. - Digo y ella niega.

No se preocupe. Imagino que siempre habrá personas así. –


es muy comprensiva.

Lo sé, pero tenga por seguro que siempre cuidaré de usted. –


digo tomando su mano entre las mías, veo que se sonroja un
poco. Al verla un poco incomoda, retiro de inmediato mis
manos.

Lo siento, no debí tocarla sin su consentimiento. – me


disculpo y ella no dic nada. Subimos al carro, pidiéndole al
chofer que nos lleve al hotel.

Al llegar, subimos al ascensor sin decir ni una palabra,


realmente soy un idiota, pero muero por tenerla a mi lado,
besarla y hacer el amor con ella. Bajamos y cada uno se fue
a su habitación, pero antes de cerrar la puerta, escucho su
voz angelical.
Que descanse, sr. Harrison. – dice con una hermosa sonrisa.

Igualmente, señorita Maxwell. – le sonrío levemente, y cierro


la puerta dejando salir un suspiro por ella.

¿Qué me has hecho, Annel Maxwell? – digo para mí mismo.


Me voy al baño donde tomo una ducha muy relajante.
Debemos descansar. Mañana es una reunión informal con
los Ferrara, y no quiero que el imbécil de Juan Carlos se le
acerque a ella o no responderé. Cierro mis ojos y la veo a
ella con su bella sonrisa que hace que me enamore más de
ella. Es realmente hermosa, no dejo de pensar en ella, que a
veces pienso que no la merezco.

Al día siguiente…

Siento la luz del sol sobre mi rostro, lo que hace que me


cubra, pero unos toques en la puerta llaman mi atención, me
levanto, y la abro, veo a Annel que tiene los ojos muy
abiertos y la miro sin entender de su expresión, y recuerdo
que no llevo nada puesto en la parte de arriba de mi cuerpo.
Cierro la puerta en seguida y tomo una playera blanca, me la
pongo y abro nuevamente la puerta.

Lo siento… yo sólo venía a ver si quería ir a desayunar. –


dice mirando a otra parte con total timidez.
Discúlpeme usted a mí. – digo apenado.

Me cambio y la veo en el restaurante. – digo y ella asiente y


se va.

No pensé que vendría a verme para ir a desayunar, de


haberlo sabido, no la recibía así. Me cambio y bajo, entro al
restaurante, la veo sentada mirando hacia un ventanal, me
acerco a ella y la saludo.

Buenos días. – digo con una sonrisa apenada.

Buenos días, sr. Harrison. – dice mirando a otra parte, creo


que nunca se imaginó verme así. Y eso me gustó y mucho.

¿ya pediste algo? – digo y ella niega sin decir nada.

Aquí está la carta. -la extiende y la tomo rozando sus dedos


con los míos y veo que se sonroja.

– Gracias. – digo sin mirarla.

– De nada. – me encanta verla así de tímida. Es bellísima.


Narra Annel.

Acabábamos de llegar a España y aún no podía creer que


había viajado con mi jefe, pensé que no sería necesario, ya
que no llevo mucho trabajando para él. Gabriel sólo se
burlaba de mí que estaría a solas con el sr. Harrison, yo sólo
lo fulminaba con la mirada, él se ha dado cuenta de que me
la paso suspirando por mi jefe, pero estoy muy consciente de
que nunca se fijaría en mí, o al menos eso pensaba, siempre
que lo veo por la oficina o entro en la suya para dejarle
documentos que me pide para firmar, siempre m sonríe y eso
me pone un poco nerviosa, pero recuerdo que tiene novia y
me saco esas ideas de la mente.

Hoy fuimos a una cena con los Ferrara, el padre es muy


amable, pero él hijo… es un idiota, no dejaba de mirarme,
eso me ponía incomoda, pero mas cuando la mujer que lo
acompañaba se comía con las miradas a lo descarado a mi
jefe, de cierta manera me puse celosa, ya sé, es absurdo, ya
que entre mi jefe y yo no hay nada, más que una relación
laboral. El sr. Harrison estaba tan furioso por las miradas del
sr. Juan Carlos, que se despide de todos al igual que yo lo
hago, pero antes de salir, ese par se acercan a nosotros
tratando de intercambiar números con nosotros, pero el sr.
Harrison los ignora. Se disculpa por lo ocurrido, le dije que
no se preocupara, que lo entendía. Me promete que cuidaría
de mí, siento que exagera un poco, la verdad se defenderme
de idiotas como el hijo del sr. Ferrara. Toma mi mano entre
las suyas y ese contacto hizo que sintiera una corriente
eléctrica en todo mi ser, me siento sonrojar, él lo nota, me
suelta y se vuelve a disculpar.

Dentro del ascensor, hubo un silencio un poco incomodo, lo


veo de reojo y lo noto un poco frustrado, al bajar salimos y
antes de entrar a las habitaciones le hablo.

– Que descanse, sr. Harrison. – digo con una sonrisa sincera.

– Igualmente, señorita Maxwell. – se despide también y me


sonríe. Tiene una sonrisa muy sexy.

Entro a mi habitación y me deslizo por la pared hasta llegar


al suelo. Es muy guapo y amable, me hace sentir cosas que
nunca había sentido, ni siquiera con el idiota de mi exnovio,
lo imagino desnudo, acariciando mi cuerpo debajo de mi
ropa, y haciéndome suya.

¡¿Qué cosas pienso?! Él tiene novia, no puedo fijarme en un


hombre como él. Estaba tan concentrado en mi propia
batalla entre deseo algo con mi jefe como que todo eso está
mal que suena mi teléfono y es Gabriel.
– Hola, Gabo. – lo saludo tratando de controlar mis nervios.

– Hola, guapa. – me saluda muy contento

– ¿a qué debo tu llamada? – pregunto un poco curiosa.

– Saludarte y saber cómo te va con tu jefe. – dice en un tono


pícaro.

– Sólo trabajar. – digo resoplando un poco molesta.

– Si mi vida, lo que tú digas. – dice con burla.

– Ya mejor váyase a dormir. Necesito descansar que mañana


me espera otro día largo. – digo un poco cansada.

– Ok. Cualquier cosa me hablas. Descansa. – nos


despedimos y colgué la llamada.

Me voy a dar una ducha para poder descansar mejor, y no


pensar más en mi atractivo jefe. Después de salir, me pongo
mi pijama, me recuesto en la cama y me tapo, no tardo en
quedarme dormida.
A la mañana siguiente…

Me levanto temprano, tengo mucha hambre, así que me doy


otra ducha. Salgo y me pongo unos jeans y una blusa blanca
holgada y me maquillo ligeramente. Salgo de la habitación y
toco la puerta de la habitación, sale mi jefe, pero no tiene
nada que cubra su torso bien trabajado, al verlo así me puso
muy nerviosa, se da cuenta de mi shock cierra la puerta y la
vuelve a abrir, ya tiene puesto una playera, me disculpo y le
dije el propósito de mi visita, lo veo apenado y me dice que
sólo se cambia y me alcanza en el restaurante. Nos
despedimos y bajo por el ascensor. De sólo verlo así, me
dieron unas ganas de abrazarlo y comerlo a besos. No, no,
no y no. Es mi jefe, tiene novia. Debo repetirme esas
palabras para no caer en la tentación.

Veo que llega y me concentro en otra cosa, nos saludamos y


le paso la carta para que pida su desayuno, pero al tomarla
roza sus dedos con los míos y sentí una corriente eléctrica.
No me pudo fijar en un hombre como él.
Capítulo 6: No soy para ella
Narra Arthur

Después del desayuno con mi asistente, nos fuimos a


recorrer parte de la cuidad ya ella no conoce. La miro y esta
maravillada por el lugar, realmente es hermosa, como la
deseo. Pero no, ella no es para mí, ni yo soy para ella. Es
inteligente, bella y eficiente en el trabajo, y merece que
alguien la ame, yo no puedo hacerlo, yo no creo en el amor,
por más que tenga mucha tentación de querer hacerla mía,
no deseo que saliera lastimada en algo que no puedo
ofrecer, además de que ella ya tiene a alguien más en su
vida, pero puedo sentir una fuerte atracción hacia ella, debo
hacerme a la idea que ella nunca será para mí.

Por la tarde teníamos otro compromiso con los Villanueva,


otros de los clientes de la empresa. Son un matrimonio
agradable y tienen una hermosa hija, Paola, rubia, ojos
verdes, alta y un cuerpo ardiente. Salimos una vez cuando
concreté negocios con sus padres, nunca más volví a saber
de ella. Me doy otra ducha refrescante, pensando en Annel,
imaginándome su hermoso cuerpo, no puedo hacerlo
pensando en ella, abro la llave del agua fría para calmar mis
ganas.
Salgo de la regadera y me pongo un traje gris oscuro, una
camisa blanca, con los dos botones abiertos. Me dejo el
cabello ligeramente alborotado. Salgo de la habitación y voy
a la de mi asistente, toco la puerta y la abre y quedo
impactado, lleva puesto un vestido suelto color azul cielo,
zapatillas negras y su cabello está suelto.

– Hermosa. – me mira y sonríe.

– Gracias. – dice y no entiendo por qué.

– Por lo de hermosa. – creo que lo dije en voz alta.

– Yo… lo siento. – digo apenado.

– Usted también está muy guapo. – dice sin dejar de


mirarme.

– ¿Nos vamos? – le ofrezco mi brazo y ella lo toma.

Subimos al carro que esperaba por nosotros y le doy la


dirección de la casa de los Villanueva, el chofer comienza a
manejar, veo de reojo a Annel y ella mira por la ventana, me
dan unas inmensas ganas de besarla, pero no, tiene novio.
Después de 20 minutos llegamos a la casa de mis clientes,
bajo del carro y antes de que abra la puerta para que salga
mi hermosa asistente, escucho una voz familiar.

– ¡Arthur! – Paola llega hasta a mi abrazándome y


besándome apasionadamente.

– Paola… - digo sorprendido separándome de ella.

– Buenas tardes. – dice Annel y Paola la mira feo.

– ¿Quién eres? – dice haciéndole cara.

– Soy Annel Maxwell, la asistente del sr. Harrison. – dice ella


con seriedad.

– ¿asistente? – la mira sin creerle

– Así es Paola, es mi asistente. – digo y me mira y me sonríe.

– ¡Harrison! – sale David Villanueva.

– David. – saludo cortésmente.

– ¿Quién es esta bella dama? – pregunta mirando a Annel.


– Es su asistente. – dice su hija con mala cara.

– Es un gusto. – ella le extiende su mano a David la cual


recibe con gusto.

– Pasen, no se queden ahí. – sale Marlene a invitarnos a


pasar.

– Tomen asiento. – David sale por un momento mientras que


nosotros lo hacemos. Paola se sienta junto a mi poniendo su
mano en mi pierna. Annel se sienta junto a Marlene.

– Te había extrañado mi cielo. – dice descaradamente, veo


discretamente a mi asistente y veo que está muy molesta.

– No sé qué decirte. – digo con seriedad.

– Ven, vamos a otra parte. – toma mi mano y antes de


levantarnos llega su padre.

– La comida esta lista. – dice y todos nos levantamos y


fuimos al jardín. Paola no suelta mi mano, no quiero
imaginar a mi bella asistente molesta.
Narra Annel

Me encontraba en mi habitación arreglándome para la


comida que tiene mi jefe con otros de sus socios, una vez
lista, tomo mi bolso y escucho que tocan a la puerta y estoy
100% que es él. Salgo y me mira embobado que me dice
hermosa, le agradezco, pero no entiende el por qué, le
respondo y se disculpa apenado, le digo lo guapo que se ve
también, me ofrece su brazo y nos dirigimos al ascensor. El
chofer ya esperaba por nosotros, subimos al auto, el sr.
Harrison le da instrucciones. Después de 20 minutos
llegamos a una enorme mansión, es hermosa. Mi jefe sale
para ayudarme a bajar del carro, pero en eso llega una mujer
muy guapa, lo abraza y besa con mucha pasión, -
¡Demonios! – bajo y saludo, me mira con cara de pocos
amigos y me pregunta quién soy, le digo que la asistente del
sr. Harrison y lo duda, seguramente piensa que soy una
amante, ni de broma, en eso sale un señor poco más de 60
años, muy guapo, por cierto, nos saluda y su esposa sale a
invitarnos a pasar.

La mujer esa no se separa de mi jefe y le pone una mano en


la pierna, veo a la Sra. Marlene con una sonrisa. No puedo
creer lo descarada que es esa mujer, pero por lo que veo y
logro entender ellos son amantes o lo eran, no sé y no me
interesa. Al parecer a los padres de esa tipa tampoco les
importa que se manoseen delante de los demás, tengo
ganas de desgreñarla.

– Hacen una hermosa pareja, ¿no crees? – me dice la madre


de ella y la miro sin comprender.

– No entiendo. – digo y me mira con una sonrisa.

– Hace 2 años que hacemos negocios con Arthur y mi hija se


enamoró de él, pero dijo que no estaba listo para una
relación formal y además que estaba saliendo con una tal
Bárbara. – tiene que ser broma, aunque no la culpo, ¿Quién
no se enamoraría de un hombre como Arthur Harrison?

– ¿Qué hizo ella al saberlo? – pregunto con curiosidad.

– Ella le pidió una noche juntos, él aceptó y desde ahí no se


han vuelto a ver, hasta ahora. – la Sra. Marlene tiene
esperanzas de ellos se cansen, lo dudo. ¿o sí se casaría con
ella?

Estábamos comiendo tan a gusto, que no me di cuenta de


que mi jefe y Paola ya no se encontraban con nosotros,
seguramente se están revolcando. Volteo y vienen, veo que
ya no están tomados de las manos y ella no tiene buena cara
que digamos, seguramente la rechazó.
Nos despedimos de la familia Villanueva y nos subimos en el
auto, se sentía un silencio muy incómodo, ya quiero ir a
casa, extraño mucho mi cama y a mi amigo. Llegamos al
hotel y cada uno se fue a su habitación sin decir nada.
Mañana será otro día.
Capítulo 7: ¿Qué hace él aquí?
Narra Annel.

Al fin en casa, el viaje de regreso fue más tranquilo, el sr.


Harrison estaba de mejor humor, que se ofreció a traerme a
casa, nos despedimos. Entro al departamento, llamo a Gabo,
no responde, debió salir. Le dije que llegaría hoy. En eso
escucho la puerta abrirse y es él.

– ¿Dónde estabas? – pegunto con curiosidad.

– Te traje un regalo. – me da una bolsa de papel, la abro y es


un vestido, n***o con estampados de rosas azules.

– ¡es hermoso! – digo y lo abrazo.

– Sabía que te gustaría. – me da un beso en la mejilla.

– Muchas gracias, en verdad. – lo vuelvo a abrazar.

– ¿ya comiste? - pregunta mientras se dirige a la cocina.

– No. – me siento y él me sirve pasta con champiñones y una


copa de vino. También se sirve comida y se sienta frente a
mí.
– ¿Cómo te fue en el viaje con tu jefe? – dice con una sonrisa
pícara.

– Ya te dije, sólo fue trabajo. Además, tiene o tenía una


amante allá. – tan sólo de recordarlo, me hace pasar corajes,
aunque no debería.

– No puedo creer que te resistas a la tentación. – dice


indignado. Yo sólo alzo una ceja incrédula.

– ¿Y tú? ¿has conocido a alguien? – desde que llegamos a


Londres, no lo he visto con alguien.

– No. Nadie que llame mi atención. – dice como si nada.

– ¡Vamos! Debe haber alguien. – digo y me mira un poco


triste.

– Estuve enamorado una vez, y sabes cómo terminó. – es


verdad, su novia de casi toda una vida se casó con su mejor
amigo, así como Albert me traicionó con mi propia madre.

– Ella no era para ti. Debes darte una oportunidad como yo lo


deseo. - me vuelve a mirar y sonríe levemente.

– Tienes razón. – terminamos de comer y nos pusimos a


limpiar.

Nos pusimos a ver unas películas por el resto de la tarde.


Nos dimos las buenas noches que mañana hay que trabajar.

– Buenos días, Annel. – me saluda Andrea al llegar a la


oficina.

– Buenos días, Andy. – la saludo amablemente. Si ella y yo


nos estamos haciendo amigas, es soltera, vive sola, es la
persona perfecta para mi amigo. Un paso a la vez.

– Hoy habrá junta, viene un posible accionista. – me entrega


una carpera roja con la información.

– Perfecto. Me avisas cuando ya sea la hora. Ella asiente y


me voy a mi oficina. Entro y veo un ramo de flores sobre mi
escritorio. Veo una tarjeta y es de mi jefe.

“Disculpe la molestia que le hice pasar en España, sé que


las flores no lo compensaran del todo, pero espero que sea
un inicio”

Arthur Harrison.

¡Vaya! Me dejó muy impresionada con este detalle, es muy


amable y caballeroso y todo un romántico.

– ¿Annel? – me llama Andy.

– ¡Por Dios, Andy? No me asustes así, por favor. – digo


sorprendida.

– Toqué la puerta, pero no respondías. – dice un poco


apenada.

– Lo siento. – me disculpo y ella mira las flores.

– ¡Son hermosas! – dice ilusionada.

– Son del jefe. – digo y me mira sorprendida.

– No digas nada. – le guiño un ojo y ella entiende.

– Los posibles accionistas están aquí. – dice mirándome.

– Bien. Vamos. – salimos de la oficina y caminamos hasta la


sala de juntas, entramos y me quedo en shock… ¿Qué hace
él aquí?

– Buenos días. – digo componiendo mi postura.


– ¿Quién es esta bella dama? – me mira un poco
sorprendido. Esperen… ¿En serio? ¿hará que no me conoce?

– Ella es mi asistente personal, la señorita Annel Maxwell. –


dice mi jefe “presentándome” con este idiota.

– Es un placer. - trata de acercarse a mí, pero lo ignoro.

– ¿Comenzamos? – digo sin prestarle atención al traidor


este.

La junta comenzó y la verdad me siento un poco incomoda


con la presencia de mi exnovio, escapé de mi ciudad natal,
lejos de todo lo que viví y la traición de estos dos, y ahora
¿me lo vengo a encontrar aquí? ¿Qué más podría salir peor?
La verdad no quiero que el sr. Harrison haga negocios con
este imbécil, no lo quiero ver seguido por la empresa.

– Estudiaremos su propuesta sr. Tylor. – dice mi jefe y


apenas le da la mano. Yo salgo lo más rápido de ahí, no lo
soporto.

– Annel. – creo que no funcionó.

– ¿Qué quieres? – trato de mantener la calma de no


golpearlo.
– No nos vemos por algún tiempo ¿Y así me recibes? – tiene
que ser una maldita broma.

– ¿y cómo esperabas que te saludara? – digo entre dientes.


Respira Annel, respira.

– Vamos mi cielo, te fuiste sin decir nada, tu madre y yo


estamos muy preocupados por ti. – trata de acercarse a mí,
pero doy un paso atrás.

– ¿En serio? – digo con ironía.

– ¿Qué pasa? – pregunta haciéndose el desentendido.

– ¿Ya se te olvidó que tú y mi madre, me traicionaron? – digo


molesta y me mira sin entender.

– Espera… ¿Qué? – ya no aguanto más su actuación.

– ¿Todo bien por aquí? – dice mi jefe acercándose a


nosotros.

– Claro que sí, sr. Harrison. Sólo quería conocer más a su


asistente. – se despide y se va y yo estoy que echo chispas
de furia.
– ¿Quién era él? Es evidente que si se conocen. – dice mi
jefe esperando por una respuesta.

– Mejor vayamos a mi oficina. – caminamos y entramos,


tomamos asiento.

– ¿bien? – dice con curiosidad.

– Él es mi exnovio. – digo molesta sólo de recordarlo.

– ¿Él sabía que trabaja aquí? – lo miro y niego con la cabeza.

– Claro que no, a decir verdad, si se vio sorprendido de


verme aquí. – digo con seriedad.

– ¿Qué le hizo? – parece policía.

– Preferiría no hablar de ese tema. – la verdad aun es


doloroso.

– Entiendo. No se preocupe. – se levanta de la silla y camina


hasta la puerta y se detiene un momento.

– Me alegró que le haya gustado las rosas. – dice con su


sexy sonrisa y se va.
El sr. Harrison es todo lo contrario a Albert, él si es un
caballero y muy amable, y podría jurar que me ha hecho
miradas coquetas, pero es sólo un hombre lejos de mi
alcance.

– Él no es para ti. – digo en voz bajita mientras me masajeo


las sienes.

– ¿Quién no es para ti? – entra Gilbert, el amigo de mi jefe.


Otro mujeriego.

– ¿qué hace aquí? – digo sorprendida.

– Venía a invitarte a comer. – dice con una mirada coqueta.

– Yo lo siento, pero mi novio pasa por mí. – miento un poco.

– Mmm. Qué pena. – dice sin dejar de mirarme.

– ¿Qué haces aquí? – vuelve a entrar mi jefe.

– Venía a invitar a esta belleza a comer. – dice Gilbert y el sr.


Harrison lo fulmina con la mirada.

– No me veas así, por favor. De igual me rechazó por su


novio. – se desilusiona su amigo y también veo un poco de
desilusión en la mirada de mi jefe.

– Ya deja en paz a mi asistente. – le regaña y Gilbert


simplemente alza los hombros restándole importancia y sale
de la oficina.

– Siento el comportamiento del idiota de mi amigo. – se


disculpa y también se va.

Total, ya no supe a que vino mi jefe, al menos de que se


diera cuenta de que su amigo entró aquí. En fin. Termino
unas cosas y las guardo, agarro mi bolso, salgo de la oficina
y veo a la novia despampanante del sr. Harrison y como
siempre… me ignora. Tomo el ascensor y bajo, Gabo ya me
estaba esperando. Al fin compró un carro, sencillo, pero
bonito.

– ¿Por qué esa cara? – creo que sigo enojada.

– Albert estuvo en la empresa. – digo de mala gana.

– ¡¿Qué cosa?! – dice sorprendido.

– ¿Qué demonios hacia ahí? – ni yo lo entiendo.


– Negocios con mi jefe. – digo mirando a la nada.

– Pero ¿Por qué? – sigue sin poder creerlo.

– Seguramente me investigó con la traidora de mi madre. –


sólo de recordarlo me da rabia. Mi padre también se había
ido en cuanto supo de su romance, a pesar de su separación
de 10 años, él aun la amaba, pero ella a él, no.

– ¿le dijiste a tu jefe? – niego con la cabeza.

– Sabe que es mi exnovio, pero no de su traición. – bajamos


del carro y nos adentramos al restaurante, un muchacho
muy amable nos llevó hasta nuestra mesa.

– ¿Por qué no debería saberlo? Así tal vez no haga negocios


con él. – puede tener razón.

– No lo sé. – no hablamos más del tema, pero le prometí que


lo pensaría.

Al terminar la comida y me llevó de regreso al trabajo, nos


despedimos y se fue a su trabajo.

– Annel, espera. – no pude ser.


– ¿Qué quieres? – digo molesta.

– Escúchame. – dice en un tono suplicante.

– ¿de cómo me traicionaron tú y mi madre? – le reclamo.

– Claro que no. – dice con seriedad.

– ¡Por Dios, Albert! Deja de mentir, yo los vi y ella lo


confirmó.

– Ella me sedujo, sabia lo mucho que te amaba. - ¿espera


que le crea?

– No me mientas. – lo fulmino con la mirada.

– Es la verdad. - ¿cree que soy idiota?

– Ella me dijo que llevaban años siendo amantes. – me giro


para entrar al edificio, no quiero seguir escuchándolo. Y
antes de que entre al lugar, siento como me toma de la mano
y me abraza quedando muy cerca nuestros rostros.

– Ella miente… - dice mirándome a los ojos, no le creo.

– No te creo. – digo molesta.


– Yo aun te amo. – quiere besarme, yo me resisto.

– Déjame. – trato de zafarme, no me deja.

– Te lo voy a demostrar. – cierro mis ojos aun batallando.

– La señorita dijo que la dejara. – escucho la voz de mi jefe y


me lo quita de encima.

– Ella fue mía y la voy a recuperar. – amenaza y se larga.

– ¿Qué ocurre? – la misma pregunta de la mañana.

– Como le dije, es mi exnovio y me traicionó junto con mi


madre. – le digo y me mira sorprendido.

– Vamos a mi oficina. – entramos al edificio y después de un


par de minutos ya estábamos entrando a su oficina.
Capítulo 8: Mi destino no es el amor
Narra Arthur.

Hoy en la junta vi un poco nerviosa a mi asistente por la


manera en que la vio el sr. Taylor, él decía no conocerla, pero
después de la junta vi que la estaba molestando, me
acerqué a ellos y él dijo que la quería conocer, algo que no
me dio buena espina, ella y yo hablamos, y me dijo que fue
su novio, quise indagar más, Annel no quiso decir más, y la
respeto.

Ya era la hora de la comida, salgo a descansar un momento,


pero en eso veo a Gilbert entrar a su oficina. - ¿Qué hará
ahí? - entro y le hago esa pregunta, pero está decepcionado
de que la señorita Maxwell lo rechazó al decir que tenía su
cita con su novio, también sentí un poco de decepción. No
debería ponerme así. Los dos salimos de su oficina y lo
regaño.

– Te dije claramente que no la buscaras. No es de esas


mujeres que acostumbramos. – digo y me mira un poco
molesto.

– Ya sé, ya sé. Pero es hermosa y no tenía nada de malo


invitarla. – ¿quiere j*****e?
– Si lo tiene y mucho. – ahora soy yo el molesto.

– Te gusta ¿cierto? – pero ¿Qué demonios?

– ¿estás loco? Como te dije, ella es otro tipo de mujer. – yo


no soy para ella.

– Pero, puedes sentar cabeza con ella. – de plano se volvió


loco.

– El amor no es para mí y lo sabes muy bien. – desde mi


obsesión por Katherine, me prometí a mí mismo no hacerle
daño a ninguna otra mujer. Por eso es mejor tener amantes
ocasionales.

– Veo que el loquero no te ayuda a sanar esa parte. – dice


con un tono de burla.

– Aun sigo en terapias, ya no como antes, y preferí no tocar


ese tema, hasta que estuviese “preparado” y ya han sido 3
años desde que tomo terapias. Porque que nunca lo estaré,
mi destino no es el amor. – la verdad no sé pensar.

– ¿no sientes nada por tu asistente? – pregunta con


curiosidad y antes de que yo responda, se abre la puerta.
– Amor, vine por ti a comer. – dice con una sexy sonrisa.

– ¡Bárbara, hermosa! – Gilbert la saluda con un beso en la


mejilla.

– Gilbert, cariño. – ella le corresponde.

– Yo me retiro. Nos vemos. – se despide y sale de la oficina.


Se acerca a mi pasando sus manos por mi cuello para
besarme.

Ahí estaba la señorita Maxwell, esperando el ascensor, pero


no sube con nosotros puedo imaginar su incomodidad de
estar junto a mi novia y más si esta la ignora. Subimos al
carro y conduzco hasta llegar a un buen restaurante.
Bajamos y una mujer bonita nos atiende, Bárbara la fulmina
con la mirada al notar que no dejaba de verme.

– Casi no vas a verme, amor. – me reclama de repente.

– Te he dicho que tengo mucho trabajo, te prometo que iré


esta noche. – Muchas ganas, no tengo.

– Está bien. Te tendré una sorpresa. – me giña un ojo y


sonrío un poco forzado.
Después de comer, la llevé a su departamento y me dirijo al
trabajo, estaciono en carro a fuera. Al bajarme me percato
que el idiota de Tylor está abrazando a Annel, siento como
me hierve la sangre. Escucho que grita que la deje, pero él
no le hace caso, así que lo aparto de ella, el idiota grita
diciendo que es suya y se larga.

Le vuelvo a preguntar que estaba ocurriendo, ella me dijo


que era su exnovio, lo que no me dijo fue que la traicionó
junto con su mamá, eso sí me sorprendió. Le pedí ir a mi
oficina, deseo saber más. Así lo hacemos.

– ¿Cómo que su ex y su madre la traicionaron? – pregunto


aun sorprendido.

– Ellos son amantes desde hace tiempo y apenas hace poco


y por eso me decidí a venir a Londres. – dice con cierta
tristeza, que hasta ganas me dan de abrazarla. Si ese Tylor
es su ex, entonces ¿Quién es el hombre que viene a verla?
Bueno de igual forma ella decidió rehacer su vida con
alguien más.

– No puedo imaginar que tan decepcionada pueda estar de


ellos, pero puede confiar en mí. – me mira un poco
extrañada, pero asiente.
– Muchas gracias, sr. Harrison. – sonríe levemente y sale de
mi oficina.

¿Cómo es posible que una mujer tan hermosa, le hayan


hecho algo tan bajo como eso? La verdad no lo entiendo. No
me quiero ni imaginar cuanto ha estado sufriendo por una
traición y más viniendo de su propia madre.

Le doy vueltas y vueltas de lo que me contó mi asistente, y


veo la propuesta de ese imbécil, y viéndola bien, no me
parece muy atractiva, así que le pido a Andrea que me
comunique con ese idiota.

– ¿Diga? – sólo de escucharlo me molesta.

– Sr. Tylor, soy Arthur Harrison. – digo en tono seco.

– Dígame. – dice en el mismo tono que yo. Si a esas vamos.

– Le hablaba para informarle que no nos interesa su


propuesta. – digo y no contesta.

– ¿es por Annel? – dice y no sé si reír o golpearlo.

– No es por ella, simplemente no suena atractiva su


propuesta. – digo y lo escucho bufar.
– Es absurdo. Esto no se quedará así. – dice y antes de que
yo pueda decir algo, cuelga la llamada.

– Imbécil. – digo en voz baja.

– ¿Qué ocurre? – entra Annel a mi oficina y me mira sin


entender nada.

– Nada. – digo sin mirarla. No quiero preocuparla, de ese


idiota me encargo yo.

– Aquí le traigo estos documentos que debe firmar. – los


pone sobre mi escritorio y se va.

¡Dios! ¿Cómo puede existir personas así? No permitiré que


le haga daño a Annel, no es más que un pobre imbécil.

Ya es hora de la salida y la verdad estoy muy cansado, le


pedí a mi mejor amigo que investigue a ese idiota de Tylor,
necesito saber más de él, y no descansaré hasta que esté
muy lejos de mi empresa y, sobre todo, de mi bella asistente.

– Hasta mañana, sr. Harrison. – se despide Andrea.

– Hasta mañana. – digo amablemente.


Subo al ascensor, hundido en mis pensamientos, que no me
di cuenta de que ya estaba en planta baja, salgo y camino
hasta la salida del edificio, veo a mi asistente subirse a un
carro, su novio, al menos trata de ser feliz, algo que no existe
en mi diccionario ni en mi vida. Llego a mi departamento, no
tenía ganas de ver a nadie.

– Llegaste, amor. – y lo que menos deseaba.

– Bárbara. – digo un poco sorprendido.

– Como no te vi ganas de ir a mi departamento, decidí venir


al tuyo. – se quita el vestido dejando ver una lencería muy
sexy color negro.

No lo pienso dos veces y me dejo llevar por su seducción,


creo que necesito una sesión como esta, comienza a
besarme y me ayuda a quitarme la ropa lentamente.
Llegamos a mi habitación, tomo su cintura con mis manos y
sin dejar de romper el beso apasionado, nos dejamos caer
en la cama quedando ella arriba de mí. Terminamos de
quitarnos la ropa y hace que entre en ella, ambos soltamos
un gemido.
Esto se siente muy bien. El amor no fue hecho para mí. Sé
que Isaac no está de acuerdo con la vida que llevo, pero
estoy bien así, no deseo hacer más daño del que ya hice.
Capítulo 9: ¿Boda?
Narra Arthur

Han pasado dos semanas desde que Bárbara se la pasa más


en mi departamento, no sé si sea bueno o no, pero al menos
me hará olvidarme de mi bella asistente, también ha venido
a verme a la oficina y seguimos con nuestros encuentros
s*****s, puedo imaginar que la señorita Maxwell debe estar
incomoda por eso, no deseo sentir nada por ella, sólo tratarla
en lo laboral. No tenía mucho que trabajar, a decir verdad,
estoy aburrido y Bárbara está de viaje, llega hasta pasado
mañana. No soporto las ganas de ver a Annel, así que me
levanto y salgo de la oficina, veo que la puerta está entre
cerrada me acerco para tocar, pero me detengo en cuanto
escucho su hermosa voz.

– ¡¿En verdad?! – dice sorprendida.

– ¿para cuándo es la boda? - ¿Boda? ¿Quién se casará?


¿ella? No creo.

– Entonces estaré ahí con Gabriel. - ¿y ese quién es? Cuelga


y es cuando me decido a tocar y escucho un adelante.

– Buenas tardes. – saludo amablemente.


– Buenas tardes, sr. Harrison. – dice con su bella sonrisa.

– ¿Qué se le ofrece? – puedo sentir que esta incómoda con


mi presencia, y la entiendo

– Venía a… invitarla a comer. - ¡¿en serio, sólo se me ocurre


eso?! ¡Diablos!

– Se lo agradezco en verdad, pero… mi novio no tarda. – lo


duda por un momento.

– No se preocupe, lo entiendo. – desde que ella entró a


trabajar para mí, no he tenido la oportunidad de comer con
ella.

– Gracias. – me despido de ella y salgo de su oficina.

– ¡Hermano! – y ahí está Gilbert.

– Vamos a comer, Bárbara no está. – digo y él no lo piensa un


momento.

****

– Te he notado distraído últimamente. – dice y lo miro sin


comprender.
– ¿de qué hablas? – me mira con el ceño fruncido.

– ¿estas enamorado de tu asistente? – su pregunta me toma


por sorpresa.

– ¡¿Estás loco?! – digo un poco molesto.

– Admítelo, te conozco. – me mira fijamente.

– Claro que no, además ya te lo he dicho, estoy podrido y no


quiero hacer más daño del que hice. – y es la verdad.

– Como tú digas. – dejamos el tema por la paz. No pienso


ceder ante unos sentimientos inexistentes.

Llego a mi oficina y veo que Annel aun no llega. Debe estar


pasándola bien con su novio, espero que ese tipo si la valore,
algo que Tylor nunca lo hizo, si mi situación fuera otra,
también la valoraría como la maravillosa mujer que es.
Escucho que llega a su oficina y siento un poco de alivio de
saber que está bien.

Tengo ganas de pasarla bien por un rato, así que le propongo


a mi amigo de salir el sábado y buscar un poco de diversión,
en el mismo lugar que conocí a Bárbara y no lo piensa dos
veces. Deseo desconectarme un rato de mi realidad.

Salgo de la oficina y veo a mi bella asistente, como todos los


días, esperando el ascensor, me mira y la veo apenada. Debo
de un maldito a*****l en la oficina con mi amante, para que
Annel no quiera verme y trate de evitarme lo más que puedo.
Las puertas de la caja metálica se abren y entra, lo mejor es
que me espere a que ella baje primero, no quiero
incomodarla más de lo que he hecho n estas dos semanas.
Me mira un poco confundida como esperando a que también
lo haga.

– ¿no va a entrar? - ¿e incomodarla?

– No se preocupe por mí, olvide algo en mi oficina. – miento,


ella asiente y las puertas se cierran.

Ella es mucha tentación para mí, la deseo tanto, pero al


recordar mi pasado me detengo, no la merezco, ella merece
lo mejor de una persona, en mi sólo hay oscuridad y
podredumbre, llevo más de 3 años con las sesiones con
Drake, y siempre evito tocar el tema de llegar a tener algo
estable, "¿y como piensas sanar tu pasado, si evitas a toda
costa hablar de ello? No tengo ni la menor idea, no sé cómo
empezar, ya bastante difícil fue para mí hablar de lo que le
hice a Katherine, abrir viejas heridas ¿en qué me va a ayudar
eso? Eso lo tendré que averiguar”, esas fueron las últimas
palabras de mi psicólogo hasta hace dos años, voy una vez
por semana a las sesiones con él, y siempre hablamos de
cosas triviales, que hasta siento que eso no llevara a nada.

Entro al ascensor y sigo pensando una y otra vez en esas


palabras y en cómo me siento muy atraído por la mujer de
cabello de fuego, hechicera que me tortura día a día con esa
mirada tan única, esos ojos azules como el mar, su
melodiosa voz, y esa sonrisa tan tierna y cálida. Salgo del
ascensor y me despido de la recepcionista, estoy afuera del
edificio y ahí está ella, ¿aun no viene su novio?

– ¿aun no vienen por usted? -digo y veo como se sobresalta


por mi presencia.

– No tarda. – dice sin preocupación. Le hago compañía, no


quiero dejarla sola, hasta estar seguro de que estará bien.
Dos minutos después, aparece un carro rojo, se estaciona
frente a ella, y mientras abre la puerta, me da las buenas
noches, a lo que respondo con una sonrisa. – buenas noches
mi hechicera de cabello de fuego. – digo una vez que se van.
Narra Annel.

Hoy era un día muy tranquilo, no había mucho trabajo, y para


no aburrirme, me puse a reorganizar unos documentos, por
fecha y grado de importancia, sentía un poco de calor, así
que abrí un poco la ventada de mi oficina y la puerta para
que refrescara mejor. En eso suena mi teléfono, veo el
identificador y es mi padre. Lo extrañaba mucho, desde que
se fue casi no lo he visto.

– ¡Hola, papá! – saludo con felicidad.

– Mi pequeña. – también está feliz de escucharme.

– ¿Qué milagro? – siento un ligero nudo en la garganta.

– Siento mucho tenerte muy abandonada, pero sabes el por


qué no te he buscado. – dice cambiando su tono de voz a
una más triste.

– Ya no vivo con ella. – digo sabiendo lo que me dijo.

– ¿y eso? – pregunta algo curioso.

– Sabes cómo es ella, se metió con Albert. – digo y lo


escucho suspirar con pesadez.
– Lo imagino. Lo importante que saliste de ahí. Pero… ¿a
dónde te fuiste? – esta intrigado por mi respuesta.

– Londres. – digo y aun lo siento como un sueño.

– ¿En verdad? – dice con sorpresa. Algo que me extraña.

– Si. ¿por? – ahora soy yo la curiosa.

– Justamente me acabo de mudar aquí con Nancy. – sí, mi


padre tiene novia y es todo lo contrario de mi madre. Tienen
como 3 años juntos. Él merecía rehacer su vida.

– ¡¿En verdad?! – tarde unos segundos en reaccionar.

– Así es cariño. – eso me pone realmente feliz.

Me cuenta que le pidió matrimonio a su novia y estoy muy


contenta por ellos, y de cuando se casa a lo que
evidentemente seré la madrina. Después de colgar, tocan a
la puerta y digo adelante. Veo y es mi guapo jefe, me
pregunta con un poco de nervios a invitarme a comer, me
encantaría de verdad, pero él tiene novia y no sería correcto,
así que le agradezco porque mi “novio” pasaría por mí. Se
decepciona, se despide y sale de la oficina. Como
decepcionado. No lo entiendo, no creo que se fije en mí.
Arreglo mis cosas porque no tarda Gabo en venir por mí.

***

– ¡¿De verdad?! – también quedó en shock por la noticia.

– No te miento. – digo con una sonrisa.

– Me alegro mucho por él. – y sé que es así.

– Puedo invitar a varios amigos, pero como sólo te conozco a


ti y a Andy, así que ya sabes.

– ¿Quién es Andy? – pregunta con curiosidad.

– Es la secretaria de mi jefe, es muy linda, por cierto. – digo


de manera burlona y se pone rojo.

– Pero… pero… yo seré tu acompañante. – dice tratando de


evitar el tema.

– Cuando la conozcas, cambiaras de opinión. -terminamos


de comer y me fue a dejar a la empresa.
Estaba pensando invitar a mis dos amigos a un antro este
sábado, así los podría presentar, aunque… tiene razón, si
ellos dos van juntos, me tocaría ir sola, pero ya es lo de
menos. Lo importante es estar ahí para mi padre.
Capítulo 10: ¿Invitar a mi jefe?
Narra Annel.

Ya era sábado, aún era temprano, y hoy es noche de antro y


diversión, Gabo no estaba muy convencido de ir, pero al final
lo aceptó, y de Andy ni lo pensó dos veces y más cuando le
dije que iría un amigo muy guapo con nosotras.

Me levanto de la cama y me dirijo a la ducha, termino de


ducharme y me pongo un short y una playera de tirantes.
Salgo a desayunar, donde mi amigo me espera con el
desayuno.

– Huele muy rico. – digo sentándome en uno de los bancos


junto a la barra.

– Buenos días, muñeca. – me saluda con una sonrisa.

– Buenos días, bombón. – lo saludo también y pone un plato


de panqueques y un tazón con fruta picada y un vaso con
jugo de naranja.

– Así que… invitaste a tu amiga hoy. – su comentario me


sorprende.

– Si, en verdad deseo que la conozcas. – pongo una carita de


cachorro tierno.

– Bien. Pero no esperes mucho. – dice soltando un suspiro y


yo celebro.

****

Ya me estaba arreglando para la noche, le envié un mensaje


a Andy para verla en el antro, me llegó su mensaje de
confirmación, ya debe estar ansiosa por conocer a mi mejor
amigo. Me puse unos jeans, una blusa blanca y unos
botines, me dejé el cabello suelto, y mi maquillaje es ligero.
Salgo de mi habitación y Gabo ya me estaba esperando,
llevaba un pantalón casual n***o, una camisa blanca,
zapatos muy pulcros y una chaqueta café, su cabello esta
ligeramente rebelde. Se ve muy guapo.

– Para no querer conocer bien a Andy, te esforzaste mucho. –


digo con una sonrisa burlona y veo que se pone un poco
nervioso

– No es por eso, yo… voy a ligar por ahí. – entre cierro los
ojos sin creerle.

– Como tú digas. – me ofrece su brazo y lo tomo con gusto.


Bajamos por el ascensor, hasta llegar al estacionamiento del
edificio, llegamos hasta el carro y me abre la puerta del
copiloto. Todo un caballero. Después de 20 minutos de
camino, llegamos al lugar y bajamos del carro.

– ¡hasta que llegas! – me reclama mi amiga.

– Lo siento. – me disculpo. Me sonríe y posa su mirada en mi


amigo.

– Andy, él es Gabriel, querido amigo, ella es Andy. – los


presento y puedo ver como se miran fijamente sin dejar de
sonreír.

– Es un gusto. – dice Andy sin dejar de mirarlo.

– El gusto es mío. – Uy, aquí hay amor. Carraspeo un poco


sacándolos de su trance.

– Entremos. – les digo y así lo hacemos.

Adentro del lugar, había mucha gente, bailando, besándose,


bebiendo, miraba por todos lados, hasta que lo veo ahí, mi
jefe esta con su amigo Gilbert, ligando con dos mujeres, una
morena y una rubia. Nunca se les van a quitar lo mujeriegos
que son. Caminamos hasta llegar a una mesa vacía, llega un
mesero a ofrecernos bebidas.

– Eres muy guapa. – dice Gabo y Andy se sonroja.

– Gra… gracias. – cómo lo dije antes, aquí hay amor. Mi


amigo la invita a bailar y ella acepta con gusto. Mientras los
veía en la pista mientras le daba un trago a mi bebida, un
hombre guapo se acercaba a mí con una sonrisa seductora.

– ¿Por qué tan sola? – se para frente a mi sin dejar de


mirarme.

– Mis amigos están bailando. – digo señalándolos con la


mirada y él voltea a verlos.

– Entonces te invito a bailar. – dice extendiendo su mano


para que la tome, y antes de que lo haga, mi jefe está detrás
de él. ¿a qué hora llegó?

– Disculpa, pero ella está conmigo. – dice Arthur con una


mirada fría dirigida al hombre que vino a buscarme.

– Lo siento, creí que estaba sola. – dice un poco intimidado


por mi jefe. El hombre de despide y desaparece.

– Sr. Harrison. – lo llamo y él me mira con una sonrisa única.


– La vi y quería saludarla, también vi a su… novio bailando
con Andrea. – dice y yo estoy apenada por esa pequeña
mentira de que Gabriel es mi novio.

– Este… bueno… yo… - no sé cómo decirle la verdad.

– Él no es mi novio. – digo apenada mirando a otra parte.

– Pensé que lo era. – dice y lo miro, tiene una hermosa


sonrisa.

– Estaba pasando por una situación difícil. – digo y él no deja


de mirarme.

– No tiene por qué darme explicaciones. – me da la mano y la


tomo sin pensarlo y me lleva a la pista a bailar. Quien lo viera
así. Después de dos pistas de música, los 4 nos fuimos a
sentar.

– ¿Por qué no lo invitas a la boda de tu padre? – me dice


Gabo en un susurro y lo miro sorprendida… ¿Invitar a mi
jefe?

– No creo que sea una buena idea. – le digo cerca del oído.
– ¿Por qué? – me mira con curiosidad.

– Tiene novia, y no creo que la deje por un día para estar


conmigo. – digo con un poco de desilusión.

– No pierdes nada con intentarlo. – dice y se concentra en


Andy. Bueno, lo intentaré.

Ya era algo tarde y quedamos en llevar a mi amiga a su casa,


y antes de subir, aparece mi jefe, pero no se acerca
demasiado.

– ¿va para su casa? – pregunta de repente.

– Vamos a dejar primero a … - no termino de hablar, porque


mi amigo me interrumpió.

– No te preocupes. ¿Por qué no dejas que tu jefe te lleve? –


dice y lo fulmino con la mirada.

– Por mí no hay problema. – dice el sr. Harrison con su


coqueta sonrisa y a mí no me queda de otra. Nos
despedimos de mis amigos, caminamos hasta el carro de mi
jefe y me ayudo a subir, después sube él y comienza a
manejar, le di la dirección de mi casa. No dijimos nada
durante el camino, no sé cómo lo puedo invitar. – sólo dile. –
me regaña mi conciencia. Se detiene afuera de mi edificio.
Bien, aquí vamos.

– ¿sr. Harrison? – habla llamando su atención.

– Dígame. – dice mirándome fijamente.

– Yo… - ¡Rayos! Es un poco difícil. – me preguntaba si lo


puedo invitar… a la boda de mi padre, es la otra semana. –
bueno al fin lo dije.

– Claro que sí, yo encantado. - ¡No lo puedo creer! Pensé


que no aceptaría.

– Muchas gracias. En la semana nos ponemos de acuerdo. –


digo y él asiente.

– Cuídese mucho. Nos vemos el lunes. – nos despedimos,


bajé del carro y me dirigí al edificio.

Al llegar al departamento, y veo que Gabo aun no llega, de


seguro no debe tardar. Me alegro de que haya congeniado
con Andy, la verdad ellos dos harían una bonita pareja. Entro
a mi recamara y me despojo de mi ropa, estaba a punto de
meterme a dar una ducha, cuando el timbre suena. ¿Quién
podrá ser? Me pongo mi ropa de dormir y voy a ver de quien
se trata. Abro la puerta y es…

– ¿Sr. Harrison? – digo sorprendida.


Capítulo 11: Hechicera
Narra Arthur.

Nos encontrábamos en el antro, la verdad no me la estaba


pasando bien, a pesar de tener muy buena compañía, ya ni
siquiera me siento así con Bárbara, digo con el sexo no me
quejo, pero se está haciendo muy monótono. Estaba
tomando un trago mientras que la morena hablaba de no sé
qué cosas, la verdad no le estaba poniendo atención a lo que
decía, cuando veo a Andrea bailando con el que se supone
es el novio de Annel, - desgraciado, ¿Cómo se atreve a
engañarla así? Veo a todos lados cuando la veo ahí sola,
pero no parece molesta. ¿Qué ocurre aquí? De repente veo
que un tipo se le acerca, así que me levanto de mi lugar sin
decir nada y camino hasta donde esta ella, diciendo que
estamos juntos, el tipo estaba apenado y se va, así que
comenzamos a platicar del por qué su novio está bailando
con Andrea, Annel me confiesa que no es su novio, lo cual, y
no sé por qué, sentí un alivio. Sin más la invito a bailar, ella
acepta sin pensarlo dos veces. Pongo una de mis manos en
su cintura y siento como se estremece, los dos nos miramos
fijamente. Realmente es una hechicera con esa sonrisa
cautivadora y esa mirada tan profunda. ¡Dios! Tengo unas
inmensas ganas de besarla y hacerla mía.
Después de un buen rato de estar conviviendo con Annel y
sus amigos, decidimos que ya era hora de irnos, tenía ganas
de llevarla a su departamento, y parecía que Gabriel me leía
la mente, porque justamente le dijo que por qué no la
llevaba yo, ella se veía un poco incomoda, la puedo entender.
Le digo que por mí no hay problema y ella termina
aceptando.

Durante el camino nadie dijo nada, al llegar, ella duda un


momento en hacerlo, hasta que decide hacerlo. Dice que me
quiere invitar a la boda de su padre, lo que me recuerda lo
poco que escuché la vez que la invité a comer. Yo acepto con
gusto y veo que su expresión a una sorprendida, después de
eso me dijo que lo hablaríamos en la oficina. Esta mujer es
única y especial.

Estaba por irme, pero de la nada, bajé del carro y entre al


edificio, y le pregunto al vigilante en qué departamento vive
Annel, le agradezco y tomo el ascensor, no sé por qué estoy
haciendo esto, sin embargo, tengo la necesidad de hacerlo.
Al salir de la caja metálica y camino hasta su departamento,
respiro profundamente y toco el timbre, pasan unos
segundos, abre y me mira sorprendida.

–¿Sr. Harrison? – sin más, me pego a ella abrazándola y


besándola, ella me corresponde de inmediato pasando sus
manos por mi cuello, tal vez después me dé una cachetada,
pero valdrá la pena.

Después de un largo beso, nos separamos por falta de aire,


nos miramos fijamente sin decir nada, no existe nada a
nuestro alrededor, sólo nosotros.

–Annel. – digo sin dejar de mirarla.

–Yo… lo siento… no debí… - soy interrumpido con otro beso,


esta vez más corto.

–No lo lamentes, por favor. Porque yo no lo estoy sabiendo


que tienes novia. – dice con su bella sonrisa.

–Está bien. – le doy un beso en la mejilla y me despido de


ella.

Llego al departamento, me siento muy cansado, me quito la


ropa sólo dejándome en bóxer, ni ganas de darme una ducha
tengo, me recuesto en mi cama y al cerrar los ojos puedo ver
a esa mujer hechicera y cautivadora, sus hermosos labios
que besan delicioso, esos ojos como dos zafiros… que
penetran en lo más profundo de mi ser, si, un ser podrido
que no la merece, tal vez ella tenga razón en no arrepentirse,
sólo fue el momento y mis impulsivas ganas de besarla, no
pude resistirme más a sus encantos. Lo deseaba y
necesitaba.

Escucho sonar mi teléfono, lo busco y esta sobre la mesita


de noche, lo tomo y veo un mensaje de mi amigo.

Gilbert: ¿Dónde estás?

veo la hora y no ha pasado mucho desde que salí del


departamento de mi bella asistente.

Yo: vine a mi departamento. – le respondo.

Gilbert: no inventes, Sam estuvo preguntando por ti. -


¿Quién?

Yo: ¿Gilbert: la morena que no te quitaba la mirada?.

Ahora lo entiendo.

Yo: lo siento, me sentía cansado.

A decir verdad, no me sentía cómodo, creí que al salir a


“divertirme” me olvidaría de Annel, y no fue así, al contrario,
al verla ahí, mis ganas de estar con ella aumentaron más en
contra de mi voluntad.
Gilbert: bien, a la próxima no lo vuelvas hacer.

Me regaña, y, a decir verdad, no me importa.

Yo: te lo prometo.

Eso no importa ahora, sino ese beso apasionado que tuve


con la señorita Maxwell. ¡DIOS! ¿Qué me está pasando con
ella? No debería estar sintiendo esto, no quiero volver hacer
daño a nadie, siento que las terapias no ayudan de nada, son
tres malditos años que estoy en eso y mi pasado no se cura,
me sigue atormentando en todos lados, y luego viene esta
mujer que me hechiza con su belleza interior, ella es luz, yo
soy oscuridad y no deseo arrastrarla a esto, no lo merece.

****

Es lunes, y sigo sin dejar de pensar en ese maravilloso beso,


no estoy seguro de que lo dejemos pasar por alto, ella dijo
que no estaba arrepentida de ello, y yo no sé si arrepentirme
o no, lo correcto sería que, si debería estarlo, pero una
pequeña parte de mí no lo está y eso no está bien.

–No lo está. – digo en voz alta para mí.


–¿no está qué? – la voz de mi amigo me saca de mis
pensamientos.

–Un pendiente con los españoles, los Ferrara. – no quiero


contarle lo que paso aquella noche con Annel.

–Su hijo Juan Carlos me cae de la patada. – dice y ¿a quién


no?

–No te preocupes, pronto se resolverá. – digo restándole


importancia.

–Buenos días. – saluda Andrea entrando a la oficina con mi


café, lo necesitaba.

–Muchas gracias. – le agradezco y ella asiente y se va.

–¡Demonios! Estas rodeado de bellezas. – dice mirando hacia


donde se fue Andrea.

–Te lo advierto, además ella tiene novio. – digo y me mira


confundido, creo que acabo de regarla, pero viéndolo bien
no.

–¿Cómo lo sabes? – me mira con sospechas.


–La vi en el antro bailando y besándose con alguien. – así de
simple.

–Como sea. Y como lo prometiste, este sábado nos vamos de


nuevo de diversión. - ¡Rayos! No puedo, la boda del padre de
Annel.

–Te quedaré mal esta vez, ya tengo otro compromiso. – digo


y me mira un poco dudoso.

–¿con quién? – parece investigador

–Es la boda del padre de la señorita Maxwell. – no me quedó


de otra.

–¿de qué hablas? -me mira asombrado.

–Me lo pidió hoy en la mañana. – no se si hago bien o no al


decirle.

–¿y su novio? – no había pensado en eso.

–No lo sé, tal vez no pueda. – espero salir de este enredo.

–Pues que suerte la tuya. – me mira de una forma picara y yo


sólo ruedo los ojos.
No sé si ir o no, pero ya se lo prometí y no le quiero quedar
mal, lo que pasa que tenerla cerca de mi hace que comience
a perder el control sobre mí, y lo que menos deseo es
hacerle daño.
Capítulo 12: Miedo a mis sentimientos
Narra Arthur

Pasado mañana es la boda del padre de Annel, y me sigo


sintiendo nervioso, no quiero volver a cometer ese pequeño
error de besarla nuevamente, aunque muera por hacerlo.,
toda la semana he tratado de evitarla, sólo nos vemos cosas
del trabajo y me pasó la dirección de donde se celebrará la
ceremonia.

No quiero tener más tentación de sus labios, tengo miedo de


perder el control y cometer una locura más grande como
hacerla mía este lugar, es por eso por lo que trato de no
estar tan cerca de ella. Lo mejor sería hablarlo con Drake.

***

–¿A que le tienes miedo? – dice mi terapeuta mirándome


fijamente.

–A mis sentimientos. – digo sin pensarlo mucho, porque es la


verdad.

–¿a qué exactamente? – siento que fue buena idea venir o al


menos eso pienso.
–A enamorarme y volver hacer daño. – esto me tiene
frustrado.

–¿conociste a alguien más? – él sabe de Bárbara y lo que es


ella en mi vida.

–Si, ella es… Annel Maxwell, mi asistente. – no parece


sorprendido.

–¿Qué sientes por ella? - esto se pone difícil.

–Ese es el problema, que no sé qué siento por ella por mis


miedos, y lo que pasa que el sábado pasado la fui a buscarla
y besarla, además de que toda esta semana la he estado
evitando. – lo miro y veo que está escribiendo algo.

–Por ahora terminó la sesión, te daré otra cita para la otra


semana, lo que te puedo recomendar es que no la evites,
síguela tratando y descubras que es lo que sientes
realmente por ella. – dice y yo asiento en silencio. Nos
despedimos y salgo de ahí un poco más confundido, si lo que
menos quiero es tratarla más de la cuenta.

Llego a mi departamento, me tomé el resto de la tarde para


tratar de poner en orden mis sentimientos, trato de
relajarme mientras me bebo un coñac, ¿Qué es lo que siento
por Annel? Buena pregunta, tendré que descubrirlo, y a la
vez me da miedo hacerlo. Por eso dudo también en ser su
acompañante en la boda de su padre, pero se lo prometí y
voy a cumplirlo.

Me encontraba muy dormido, hasta que unas caricias en mi


zona intima me despertaron, ¿Qué hace ella aquí? Bárbara
estaba tan concentrada en mi parte, baja mi bóxer y lo mete
en su boca haciéndome gruñir de lo excitado.

–¡Dios, Bárbara! – digo y ella me mira con seducción y


lujuria.

–Hola, baby. – dice una vez que se levanta, se desnuda


frente a mi haciendo que la toque.

–Oh, Arthur. – esto es lo mejor, no puedo pensar en mi


asistente.

–Me encantas. – digo dándole un beso en la frente mientras


estamos abrazados.

–Y tú a mí. – y no miento, aunque a veces me haga enojar.

Después de eso, cenamos y ella me pidió que la acompañara


este sábado a una cita en una agencia de modelos, aun sigo
con lo de la dichosa boda, le dije que ya tenía un
compromiso, tengo que ver lo del traje para asistir, ella me
hizo su drama de siempre, que “que era más importante” le
tuve que mentir que tenía que viajar a Liverpool. Esto me
está volviendo loco.

–Ese traje le queda muy bien. – dice el sastre y tiene razón.

–Es verdad, me lo llevo. – asiente y le hace los ajustes


necesarios.

Una vez listo, pago y me hacen entrega del traje, ahora que
lo pienso, parecería que soy yo quien se va a casar. – mi
bella Annel. – por más que intente no pensar en ella y sus
hermosos labios besando los míos, no logro conseguirlo.

Por mucho que le estuve dando vueltas al asunto, lo mejor


será no ir con ella a la boda, sé que me vería como un hijo de
p**a, y que eso la va a decepcionar bastante, pero sé que es
lo mejor, así no poder tener esa tentación de hacerla mía,
ella merece a alguien mejor que yo que no esté podrido por
dentro.

Narra Annel.

Parece que lo estuviera soñando, el sr. Harrison regresó a mi


departamento sólo para besarme, aunque vi arrepentimiento
en sus ojos, yo también debería sentirme se esa forma, sin
embargo, simplemente no lo hago, sé que no hay amor entre
él y su “novia” y yo debería respetar esa relación, pero hay
algo que me impulsa a luchar por él y su amor, es una
persona buena y amable, caballeroso y …… todo un dios
griego.

–¿ya tienes tu vestido para mañana? – dice Andy sacándome


de mis pensamientos.

–Si ¿Y tú? – le pregunto de vuelta.

–Así es, ya estoy ansiosa por ver de nuevo a Gabriel. –


cuando dice el nombre de mi amigo suspira.

–Vaya, te ves enamorada al igual que él. – digo y ella me mira


sonrojada.

–¿crees? – dice un poco curiosa.

–Claro que sí, además de que casi ya no se la pasa en el


departamento. – digo guiñándole un ojo y se pone aún más
roja.

–Este… yo… ¿con quién vas a ir? – me cambien de tema


drásticamente. No lo esperaba.

–Yo… iré con… - no termino de decir porque e3n eso entra


mi jefe, Andy se sorprende, se disculpa y sale de la oficina,
de cualquier forma, ella se va a enterar quien será mi
acompañante para la boda.

–Buenos días, srita. Maxwell. – saluda y se sienta frente a


mí.

–Buenos días sr. Harrison. – digo amablemente.

–Venia para decirle que no podré ir a la boda de su padre. –


dice seriamente y yo estoy que me quiero morir. No puede
ser.

–Ah, lo entiendo. - digo mirando a otra parte.

–Mire, yo… - no lo dejo hablar. No es justo que me haga


esto, ya había avisado, ¿ahora que diré? ¿con quién voy a ir?

–No tiene por qué darme explicación alguna, así que no se


preocupe. – que decepción.

–Lo siento. – no dice más y sale de mi oficina.


Supongo que fue lo mejor, él tiene novia y lo que menos
deseo es que tengan problemas por mi culpa. Siento como
una lagrima sale y la limpio en seguida.

Tengo miedo a mis sentimientos, no quiero ilusionarme de


nuevo.
Capítulo 13: La boda de papá
Narra Annel.

Hoy es la boda de mi padre, y a decir verdad no me siento


con ganas de ir, simplemente porque no tengo compañía,
Gabo me dijo que también sería mi compañero, pero él esta
con Andy y no los quiero incomodar. La verdad tenía una
pequeña esperanza de que mi jefe me dijera que siempre si
iría, pero sé que eso no va a pasar, su lugar esta con su
novia.

Ya me estaba arreglando, me puse un vestido corto platinado


con brillos, zapatillas del mismo color, mi cabello lo ondulé y
lo agarré dejándolo un poco suelto, mi maquillaje es ligero.
Tomo mi bolso con mis cosas y salgo del departamento. Bajo
por el ascensor hundida en mis pensamientos, saludo al
vigilante y salgo del edificio. Me acerco para pedir un taxi
cuanto siento que alguien me toma del brazo.

– Sr. Harrison. – digo sorprendida, lo miro y se ve


guapísimo en ese traje negro

– Hola, Annel. – me saluda con su hermosa sonrisa.

– Creí… creí que no vendría. – digo aun en shock.


– Discúlpeme, pude resolver mis pendientes a tiempo. –
dice y me ofrece su brazo el cual tomo con gusto.
Caminamos hasta su carro y me abre la puerta del copiloto,
entro y la cierra, a los pocos segundos entra, lo enciende y
comienza a manejar.

– Muchas gracias, en verdad. – digo y él me vuelve a


sonreír.

– A usted por la invitación. Por cierto, se ve muy hermosa.


- ¡Dios! Hasta me sentí sonrojar.

– Gracias, usted también se ve muy guapo. – escucho que


ríe con diversión y eso me hace sentir bien.

– Gracias, Annel. – después de media hora manejando,


llegamos a la casa de mi padre. Me ayuda a bajar. Entramos
a la casa y veo a mis amigos, nos acercamos y saludamos.
Veo a mi padre y se acerca dónde estamos.

– ¡Mi hermosa hija! – me abraza mi papá y lo abrazo con


amor.

– Mira, él es Arthur Harrison, mi jefe, sr. Harrison, él es mi


padre, Alejandro Maxwell. – los presento y ellos se saludan
de mano y mi jefe le da un abrazo.
– Es un placer sr. Harrison. – dice mi padre con una
sonrisa.

– El placer es mío, sr. Maxwell. – me alegro de que se


hayan agradado a la primera.

Después nos fuimos al jardín y tomamos asiento en lo que


Nancy hace acto de presencia, me siento muy feliz por ellos,
hacen una hermosa pareja. La música empieza a sonar, lo
que significa que la novia ya está aquí, todos giramos y se ve
muy guapa, es un traje en color blanco, una falda tipo A y un
saco muy bonito, zapatillas del mismo color, su cabello está
en un peinado cerrado y su maquillaje es suave. Nancy
sonríe alegremente, me saluda y luego mira a mi padre, se
toman de las manos y el juez comienza a hablar. Después de
sus votos, firman el acta de matrimonio, después yo y el hijo
de Nancy, Cristian, firmamos como testigos. Se dan su beso
y todos aplaudimos.

– ¡Muchas felicidades! – les digo y los abrazo.

– Muchas gracias, Annel. – me dice la ahora esposa de mi


padre son una sonrisa sincera.

– Gracias, mi hermosa hija. – me da un beso en la mejilla


y yo le doy otro.

Ya era de nochecita, y la fiesta estaba muy alegre, veo a mis


amigos bailando y no dejan de mirarse y besarse, la verdad
me da envidia de la buena.

– Señorita Maxwell, ¿quiere bailar conmigo? – mi jefe me


invita a la pista y yo acepto.

Ya extrañaba su cercanía, y no les voy a mentir, extraño sus


besos, su calidez y su mirada. No pude evitar estos impulsos
que tenía, lo besé, él enseguida me correspondió, no me
importa que mis padres y mis amigos nos vean, no lo
aguantaba, él toma mi cintura acercándome más a su
cuerpo, y yo paso mis manos a su cuello para profundizar
más el beso.

– Annel. – dice una vez que nos separamos para poder


tomar aire.

– Arthur yo… - no quiero arrepentirme de esto, pero


siento que estuvo mal, ahora entiendo lo que le pasó a él la
semana pasada.

– Disculpen la interrupción. – dice Andy y me toma de la


mano para llevarme a otra parte.
– ¿Qué fue eso? – dice una vez que estamos lejos de los
demás.

– Yo… no lo sé. – digo bastante apenada.

– ¿estás enamorada del sr. Harrison? - ¿lo estoy?

– Siento una atracción por él. – le soy sincera porque la


verdad no sé qué siento.

– ¿Qué acaba de ocurrir? – lo que me faltaba, mi padre.

– Papá yo… - no termino porque fue interrumpido por mi


jefe.

– Sr. Maxwell, fue mi culpa, no debí hacerlo. - ¿se está


echando la culpa por mí?

– ¿podemos hablar? – ay no, no los puedo dejar solos.

– Papá… - me mira tiernamente y se lleva a Arthur.

– ¿Qué hice? – digo con los nervios de punta.

– Tranquila. – Andy trata de calmarme. Miro hacia donde


están ellos, pero se ven muy tranquilos, igual ya no están
hablando del beso que le di a mi jefe. Veo a Nancy acercarse
a ellos y se lleva a mi padre, y mi jefe viene hacia mí, y está
sonriendo.

– Yo… los dejos solos. – se despide y se va con Gabriel.

– ¿Qué te dijo? – pregunto aun con nervios.

– Tranquila, todo está bien, le dije a tu padre que te


respeto y que eso no volvería a pasar. – dice con
tranquilidad, pero puedo ver una pequeña decepción en su
mirada.

– Muchas gracias. – digo y él sonríe.

– Lo mejor es que me vaya a mi casa. – dice y yo asiento,


aunque la verdad quisiera que no lo hiciera.

– Nos vemos la otra semana. – me da un beso en la


mejilla y se va. Me siento triste. Es lo mejor.

Regreso a la fiesta y desearía hacer lo que él hizo ir detrás


suyo, no está bien, no lo está.

– ¿Todo bien? – me pregunta Gabo con cierta


preocupación.

– Si, todo bien. – trato de sonreír.

– Lo mejor es que me vaya al departamento. – me


despido de todos y camino hasta la calle para esperar un
taxi.

– Annel … - una voz conocida me hace girar.

– ¿Mamá? – digo sorprendida. – NO, Rocío.

– ¿Por qué me tratas así? - ¿es en serio?

– ¿Qué haces aquí? – digo molesta.

– Supe de la boda de tu padre. – dice con tranquilidad.

– ¿venias a echársela a perder? – digo y me mira molesta.

– Claro que no, él lo merece. – dice viendo a otra parte.

– Además ¿Cómo supiste donde vive? – seguramente lo


mando a espiar.

– Por Albert, él lo vio cuando estuvo aquí en Londres por


negocios. - ¿Por qué no me sorprende?

– ¿ya regresó tu novio contigo? – digo con sarcasmo.

– Albert y yo ya no estamos juntos. – eso si es bastante


raro viniendo de esos dos. – él aun te ama.

Suelto una risa irónica.

– Es broma ¿verdad? – la miro sin poder creerle.

– No lo es, él ni siquiera sabía que estabas en Londres.

– Mira, ya no me importa lo que hagan o dejen de hacer


con su vida. - ¡Dios! Me quiero ir de aquí y ni un taxi pasa.

– Hija, por favor. – trata de acercarse a mí, pero doy un


paso atrás.

– Por favor nada. – empiezo a molestarme nuevamente.

– ¿Todo bien? - ¿creí que ya se había ido.

– Claro que sí. – digo un poco apenada.

– Buenas noches. Soy Rocío Carter, la madre de Annel. –


dice con cierta coquetería hacia mi jefe. En verdad no tiene
remedio.

– Es un placer, soy… - no lo dejo terminar, porque lo tomo


de la mano y lo saco de ahí.

– ¿Qué ocurre? – dice sin entender nada de lo acabó de


pasar.

– ¿se acuerda lo que le dije? – él niega. – ella es mi


madre, la amante de mi exnovio Albert. – lo piensa por un
momento y después parece recordarlo.

– ¡Es verdad! Lo siento mucho, con tanto trabajo lo había


olvidado. – dice un poco apenado.

– Por cierto, creí que ya se había ido. – digo mirándolo


con confusión.

– Annel. – antes de que hable, lo vuelvo a tomar de la


mano y él lo entiende, vamos a su carro.

– Vamos a mi departamento. – asiente y comienza a


manejar, veo por la ventanilla del carro y ella ya no está ahí,
espero que no le eche a perder la fiesta a mi padre y a
Nancy.
Así que, para estar segura, le envío un mensaje a mi amigo
para saber que está pasando.

Yo: ¿mi madre está en la fiesta?

No responde, así que supongo que se fue o mi amigo está


muy ocupado con Andy.

– Llegamos. – dice mi jefe sacándome de mis


pensamientos.

– Muchas gracias. – le agradezco con una sonrisa.

– No me agradezcas. – me mira fijamente y yo comienzo a


ponerme un poco nerviosa. Tengo unas ganas inmensas de
besarlo y… hacer el amor con él.

– ¿Quiere pasar? – parece pensarlo un poco.

– No creo que sea buena idea. – me sentí un poco


decepcionada, pero recuerdo lo que le dijo a mi padre, que
me respeta.

– Tiene razón. – sonrío. Me despido de mi jefe y bajo del


carro. Creí que platicaríamos de lo que pasó con mi madre.
Gabo: ¿Rocío está en Londres?

Hasta que por fin recibo respuesta.

Yo: si, venia “arrepentida” y que ya no está con Albert que


porque me ama.

Digo con sarcasmo.

Gabo: perdón, pero está loca.

Yo: ya sé.

Gabo: espero que no vuelva a molestar.

Yo: eso espero.

Nos despedimos, me dijo que se iba a quedar con Andy, me


da mucho gusto por ellos, lo merecen.

Ya me estaba acomodando para dormir cuando suena el


timbre. ¿es en serio? ¿acaso la gente no duerme? Iba a
ignorar el sonido, cuando era mucha la insistencia. Me
levanto y abro la puerta. Me quedo en shock cuando veo de
quien se trata.
– ¿Qué demonios haces aquí? - ¿Cómo supo donde vivo?
¡Claro! Mi madre. Debió decirle de la boda y me siguió.

– ¿podemos hablar? – pide tranquilamente.

– No tenemos nada de qué hablar. – digo molesta.

– Annel, por favor. – insiste.

– ¿no la escuchaste? - ¿Qué hace aquí? ¿volvió por mí?

– Esto es entre ella y yo. – reta a mi jefe.

– ¡LARGATE! – Le grito, me mira sorprendido y así lo


hace.

– ¿Qué hace aquí? – aun sigo molesta por la presencia de


mi ex.

– Yo… - lo veo apenado. – lo mejor es que me vaya.

– Lo siento. – se va y quiero detenerlo, lo dejé ir una vez,


no lo haré nuevamente.

– Arthur, no te vayas… - se detiene, pero no me mira.


– Me gustas mucho, Annel, pero no sé cómo
demostrártelo. – dicho eso, se va por el ascensor y a mi
dejándome sola con un mar de pensamientos por su
confesión.

– Tú también me gustas, Arthur. – digo para mí misma.


Capítulo 14: No puedo enamorarme
Narra Arthur.

No pensaba ir a la boda del padre de Annel, pero le daba


vueltas y vueltas, le dije a Gilbert que siempre no iría a ese
evento, me dijo que entonces lo acompañara al antro de
siempre para ligar mujeres de una noche. Vi el traje que
compré para la boda y si le hice una promesa a mi hechicera,
debía cumplirla. Así que me fui a dar una ducha relajante,
extraño tanto sus hermosos labios. ¡Dios! Sólo de pensar en
ella, mi amigo despierta. – tranquilo, no le podemos hacer
algo que después pueda herir sus sentimientos. - Ella es una
mujer maravillosa y merece ser feliz con alguien que valga la
pena en su vida. Salgo de la ducha envuelto en una bata de
baño, y antes de comenzar en vestirme, le mando un
mensaje a mi amigo, que lo voy a defraudar. Dijo que no
había problema con tal que para el siguiente fin de semana
se lo compense, no hay problema. Salgo de mi departamento
y me dirijo al estacionamiento, una vez ahí, me subo a mi
carro y manejo hasta la dirección que me había dado Annel.
Lo mejor sería pasar por ella, así que llego al edificio, la veo
y esta hermosa, debe estar esperando taxi, así que bajo del
carro y me acerco a ella tomando su mano, ella se gira
sorprendida, no se esperaba que estuviera aquí, y con justa
razón, le había cancelado. Ella me pregunta que hago aquí, lo
que respondo que resolví unos pendientes. Subimos a mi
carro, y fuimos a casa de su padre.

Una vez que llegamos, la ayudo a bajar del carro, entramos a


la casa y ahí estaban Andrea y el amigo de Annel, nos
saludamos, en eso baja el padre de mi asistente y ella nos
presenta, se ve muy amable el sr. Maxwell, ahora veo de
dónde sacó Annel su amabilidad.

****

La ceremonia fue muy bonita, Annel fue uno de los testigos


en el matrimonio de sus padres. En cuanto a la fiesta, estuvo
muy alegre, invité a Annel a bailar, es realmente bella, no
aguanté más las ganas de probar nuevamente sus labios y la
besé, por un momento me olvidé de todos los de nuestro
alrededor. Fue tierno y lleno de… amor. ¿Por qué siempre me
siento culpable por esto? Nos separamos por falta de aire.

– Annel. – digo recuperando el aliento.

– Arthur yo… - debió sentirse incomoda por lo que hice.

– Disculpen la interrupción. – Andrea nos interrumpe y se


aleja con mi hechicera. Las veo platicar y puedo ver
preocupación en su mirada, veo a su padre acercarse a ella.
– Sr. Maxwell, fue mi culpa, no debí hacerlo. – y es la verdad.

– ¿podemos hablar? – me pide el padre de Annel con un


poco de seriedad, ella trata de detenerlo.

– ¿Qué siente por mi hija? – su pregunta me sorprendió, es lo


mismo que me preguntó mi psicólogo.

– Yo la respeto mucho, no hay duda de que sea una mujer


bellísima e inteligente. En verdad lo siento mucho. – digo con
sinceridad y me mira a un serio.

– ¿sabes que sufrió por culpa de su madre y exnovio? – dice


y yo asiento.

– Ella me lo dijo. – me siento mal por esto.

– Ella merece una buena persona en su vida, y no tengo


duda de que tú eres así. - ¿estamos hablando de mí?

– Lo que menos deseo es hacerle daño. – veo que sonríe


levemente.

– Eso no tengo duda. – apoya su mano en mi hombro.

– Así será. – él iba a decir algo más, cuando su esposa llega


y se lo lleva de nuevo a la fiesta.

Soy un idiota, no puedo controlar estas ganas de estar con


ella, no le puedo ofrecer amor, algo que no tengo. La veo y
camino hasta ella, Andrea se despide y se va con su amigo.
Ella me pregunta cómo me fue, le dije que puede estar
tranquila, le dije que lo mejor es irme, nos despedimos y
salgo de ahí, me subo a mi carro y me quedo ahí, in hacer
nada, sólo pensando en lo del beso.

La veo salir de la casa de su padre, sigo con esta tentación,


pero trato de contener todo esto. Una mujer se acerca a ella
y Annel se sorprende, pero en seguida cambia su actitud a
una molesta, parecen discutir, salgo del carro y me acerco a
ellas, parezco un loco acechador.

Por lo que entendí, ella es la madre de mi bella hechicera,


pero bastante coqueta, eso pareció molestarle, me toma de
la mano y nos alejamos de ella, m explica que es la causante
de sus males, por un momento se me había olvidado, a pesar
de que su padre me lo recordó. Me pide ir a su
departamento, sé que no es una buena idea estar a solas
con ella, y más si le prometí a su padre de no herirla.

Está enviando un mensaje, supongo que, a su amigo, quien


no le ha respondido, ella se pierde en sus pensamientos
durante el trayecto, le hablo diciéndole que llegamos, ella
agradece y me vuelve a invitar a pasar, le respondo
diciéndole que no es una buena idea, la veo decepcionarse
un poco, pero accede. Se baja del carro y entra a su edificio,
sigo sin poder irme, algo me dice que algo no está bien, así
que espero un poco, pasan 20 minutos y veo a un tipo entra
al edificio, esto no está bien, bajo y entro al ascensor, llego
al piso donde ella vive y está discutiendo con ese idiota, veo
que se trata de Tylor, su exnovio.

– ¿no la escuchaste? – digo una vez que llego hasta ellos, los
dos me miran sorprendidos. El idiota parece no hacer caso,
ella le grita que se largue, y así lo hace.

se ve muy molesta que hasta me pregunto qué hacía yo ahí,


me disculpé con ella y decidí mejor irme, pero me alcanza
antes de que entre al ascensor. Le digo que me gusta
mucho, pero no sé cómo demostrárselo, las puertas se abren
y entro sin mirarla.

No puedo enamorarme de ella, no merece a una persona


como yo en su vida.

****

Era domingo y no tenía ganas de levantarme, anoche le


estuve dando vueltas llegando a la conclusión que soy un
idiota por volver a besarla, y buscarla a su departamento,
pero fue porque vi a ese imbécil entrar, lo que no fue
necesario, ella sabe defenderse sola.

– Hola, amor. – y ya llegó mi novia, es en ella en quien


debería pensar y estar a su lado, aunque a veces haga sus
dramas, por algo estoy con ella.

– Hola, cariño. – la abrazo y beso.

– ¿Cómo te fue ayer en tu trabajo? – le tuve que mentir para


que no me reclamara nada.

– Todo bien. – le digo con una sonrisa.

– El próximo fin de semana tengo una pasarela y quiero que


me acompañes. – así estaré lejos de Annel.

– Claro que sí, amor. – la llevo a la habitación, nos


desnudamos y entro en ella con fuerza y gime de placer, esta
es mi vida y no puedo arrastras a mi hechicera a esta
porquería, es una buena mujer, no la merezco.
Capítulo 15: Lejos de ella
Narra Arthur

Todos estos días he vuelto a evitar a Annel, le pedí a Andrea


que ella se encargara de cualquier cosa y que me lo
reportara a mí, sé que soy un cobarde por no querer
enfrentar mis temores, si, temores, ¿Por qué? Porque eso
son, al estar cerca de ella y lastimarla como lo hice en el
pasado con la mujer de Aarón Moore, ni las malditas
terapias ayudarían con eso, ya son más de tres años que las
tomo, Drake trata de indagar en el tema de querer
enamorarme, pero siempre lo evito, estoy muy podrido,
gracias a que me dejé manejar por los Williams, me dejé
contaminar por su hija Roxana, incluso casi no vivo para
contarlo, estoy aquí con una segunda oportunidad para vivir
y seguir adelante, pero no en el amor, nunca lo he estado,
sólo era pasión u obsesión, hasta que llegó Annel, y ha
vuelto mi vida un caos, no sé si pueda controlar mis deseos
hacia ella. Lo mejor es que me vaya de viaje con Bárbara, a
otro país, alejándome de mi asistente, sólo así podré olvidar
todo esto antes de que termine mal para ella y para mí.

– Sr. Harrison, aquí le traigo los documentos que me pidió. -


¿Qué no entendió mi mensaje?

– ¿Por qué no se los pasó a Andrea? – digo secamente sin


mirarla.

– Ella no está en su lugar. – su tono de voz se escucha


apagado y me maldigo por ser un hijo de p**a con ella.

– Bien. ¿otra cosa? – digo y sólo escucho que sale de la


oficina. Quiero ir tras de ella, y decirle que no tiene la culpa
de mi mal. Pero en eso entra mi novia, y lleva puesto un
vestido rojo pegado a su cuerpo. Se sienta en mi escritorio
invitándome a entrar en ella, y así lo hago. No me importa si
ella escucha.

“es lo mejor” me repito una y otra vez esas palabras para ya


no pensar más en mi asistente, parece un dejavú, siempre
que estoy cerca de Annel, muero de ganas de tenerla
conmigo, y termino besándola y deseándola y eso no está
bien y no va conmigo.

****

Estaba saliendo de mi oficina y me encuentro con ella, se ve


triste y sin ánimos, puedo imaginar el por qué, la he tratado
mal, tengo sexo en mi oficina con mi novia. Camino hasta el
ascensor, pero ella se regresa a su oficina, supongo que
también quiere evitarme y no la culparía de ello. Es lo que
deseo en estos momentos.
Llego a mi departamento y Bárbara me esperaba ahí sobre la
cama como últimamente, en poca ropa o de plano sin nada.
Me quito la mía y me acomodo para entrar en ella como a los
dos nos gusta.

Le dije a Andrea que saldría del país por unas semanas, que
cualquier cosa me diga ella directamente, pero pidiendo la
información a mi asistente. Espero que este viaje me ayude
a no pensar más en Annel. Lo mejor es estar lejos de ella.

Bárbara quiere que vayamos a Paris Francia, dice que ahí


están las mejores pasarelas del mundo y ya que ella desea
ser una modelo reconocida, esta sería una gran oportunidad
para conseguirlo, claro aparte de que sea yo su patrocinador.

****

– ¿amor? – me llama Bárbara despertándome.

– ¿mmm? – la verdad no me quiero levantar.

– Quiero que me acompañes a comprar ropa. – es lo que


menos me gusta hacer, es sólo perder mi tiempo.
– ¿es necesario que vaya? – digo un poco molesto.

– Pues sí, ya que esta noche vamos a ir al desfile que


presentaran cerca de la Torre Eiffel. - ¡Dios! Lo que deseaba
era descansar.

– Bien. Sólo me ducho y te acompaño. – me levando y entro


al baño, ella no duda en entrar conmigo, sé lo que desea, y la
verdad lo necesito.

Después de una buena sesión de sexo, nos vestimos y


salimos del hotel para ir a la tienda de Channel, ropa mus
costosa para mi gusto, pero esta mujer tiene a su banco para
que le compre todo. Se la pasó casi toda la mañana
escogiendo los vestidos perfectos y accesorios para estos
días de moda, dice que quiere estar más que perfecta para
darse a conocer con las empresas de modas más
importante, espero que eso pase, aunque me sienta bien con
ella en el s**o, que me agarre de su patrocinador, no me
gusta, es una aprovechada, y lo mejor sería terminar con ella
y seguir como antes, una amante por noche, aunque eso no
le guste a mi tío, es lo de menos, lo que importa es que me
sienta bien.

***
Estábamos en el evento que tanto deseaba Barbie, estaba
fascinada y no lo dudo, es su mayor sueño, pero que no sea
a costa mía. Una vez que termina el desfile, ella se acerca a
empresarios muy importantes de la moda y con su belleza no
es difícil que no la miren y se queden embelesados con su
hermosa figura y lo hermoso que es su rostro.

Estaba un poco alejado de ella, mientras bebía, veo que un


hombre se le acerca y le dice algo al oído, Barbie no parece
dudarlo y se van juntos, al menos podré ligar a una mujer
guapa sin problemas.

Encontré a una bella francesa, quien no dudo en


coquetearme, ella es perfecta para pasar esta noche, le dejo
en claro las reglas, acepta y nos vamos al hotel donde me
quedo. Comenzamos a besarnos, mis manos las poso en sus
caderas mientras que ella tiene en mi cuello, comienzo a
quitarle la ropa y le pido que se acomode en la cama, me
quito mi ropa y busco un preservativo, me acomodo arriba de
ella y entro con fuerza haciéndola gemir, comienzo a
moverme y al cerrar mis ojos la imagen de Annel regresa,
¡Rayos! No debería hacerlo, ella no es para mí, no quiero
hacerle daño en lo más mínimo, es por eso por lo que me
alejo de ella, es mejor que se decepcione de mi ahora a que
lo haga cuando las cosas lleguen más lejos.
Capítulo 16: No dejo de pensar en ella
Narra Arthur.

Después de un mes fuera de Londres, ya era el momento de


regresar a casa y a la empresa, no puedo estar tanto tiempo
fuera del trabajo, aunque Gilbert me ha ayudado mucho,
pero no es lo mismo.

No es la primera vez que me alejo para no pensar en Annel,


de nada sirve, mientras más lejos de ella, más la pienso y
siento que eso no está bien. No sé si deba volver hablar de
este tema con Drake, la vez que se habló de ello, preferí
dejarlo por la paz. ¡Maldita sea! ¿Cómo lograré sacarme a
esa mujer hechicera de mi mente? La opción sería que ella
conociera a alguien más, pero sólo la idea de pensarlo mi
sangre comienza a hervir del coraje.

Dejé a Bárbara a su departamento en lo que yo me fui al


mío, necesito estar solo, tratar de poner mis pensamientos
en orden y en como demonios sacar a mi hermosa asistente
de mi mente. Sé que será difícil, y más que la seguiré viendo
en el trabajo, pero de igual forma trataré de evitarla.

****
Ya es lunes y llego un poco tarde de lo habitual, sé que ella
es muy puntual, así que para no verla yo demoro en subir a
mi oficina, le llamo a Andrea para que lo que me tenga que
entregar Annel, lo haga atreves de ella así no la vería.
Después de 15 minutos, me decido a subir a mi oficina y una
vez que estoy, entro y veo unas carpetas, sobre mi escritorio,
los reviso y los firmo, le llamo a mi secretaria para que se los
de a la señorita Maxwell y los entregue a sus áreas
correspondientes.

Las horas pasan muy lentas, y ya es la hora del almuerzo,


hago lo mismo de cuando llegué, salgo y bajo por el
ascensor, Gilbert ya me esperaba para ir juntos a comer,
llego a recepción y lo veo coquetear con la recepcionista,
llamo su atención, me mira con pena y salimos del edificio, y
la veo ahí subiendo al carro de su amigo junto con Andrea,
pero hay alguien más con ellos.

¿Quién es? ¿Cuándo lo conoció? Sé que ella está en todo su


derecho de salir con quien desee. Es lo mejor, una y otra vez
lo digo para no pensar más en ella.

– ¿Cómo te fue en Paris? – mi amigo me habla sacándome


de mis pensamientos.

– Bien. – digo secamente.


– Uy ¿Por qué de mal humor? – lo miro molesto.

– No quiero hablar de eso. – parece entenderlo y no insiste.

– Ya que estuviste fuera un mes, me debes una salida al


antro. – es verdad.

– Si, no te preocupes. – lo necesito.

Salí antes que ella, así llegaré a mi departamento. Llego a mi


departamento y voy al minibar y me sirvo vodka, lo bebo de
un solo trago y me sirvo otro, ni con esto la podría olvidar
esa mujer hechicera. Me voy a dar una ducha y a descansar.

****

– ¿Por qué le tienes miedo al enamorarte? - ¿Por qué me


cuesta hablar de ese tema con Drake?

– No me gusta hablar de ese tema. – digo mirando a otro


lado.

– Sabes que nunca podrás evadirlo. – y es cierto.

– Sólo no me siento preparado. – pero no es el momento.


– Mira, sé que pasaste por mucho en toda tu vida desde
la perdida de tus padres, y lo que le hiciste a aquella joven,
pero tienes que soltar ese pasado y darte la oportunidad de
amar. – eso jamás.

– Siento que hago un bien el no enamorarme de nadie, así


evitaría otra tragedia. – y sostendré eso.

– Espero que algún día lo puedas hablar. – hablamos de


otros temas, y le pedí no verlo hasta que realmente lo
necesité, Isaac se va a molestar mucho, ya que han sido
poco más de 3 años de terapias y no hay avances de mi
parte, pero yo no pedí esto, él me obligó.

***

Los días pasaron rápido y no vi en ningún momento a Annel,


y en la junta se presentó Andrea en la sala de juntas en su
lugar, y le pasa los reportes, sé que ella ha estado evitando,
y así está bien así no tengo la tentación de besarla de nuevo
como aquella vez en la boda de su padre, me siento tan
culpable por eso, que lo mejor que puedo hacer es estar
distanciado con ella.

– Hola, guapo. – se acerca a mí una rubia de buen cuerpo.


– Hola, hermosa. – se acerca a mí y me besa con pasión. No
sé cuánto duramos que, al separarnos por falta de aire, la
veo ahí, bailado con el tipo de la otra vez, se ven tan
sonrientes y no dejan de mirarse. Sólo de verlos así quiero ir
y separarlos sin importarme las consecuencias. Estaba por
levantarme de mi lugar, cuando la mujer junto a mí me toma
del brazo y me dice al oído que tiene ganas de un buen
polvo.

¡Dios! ¿Qué hago? Vuelvo a ver a mi asistente y… ¿se están


besando? Esto es ir lejos con ella. Pero ¿Qué me pasa? No
tengo por qué intervenir, es evidente que está feliz, era lo
que yo deseaba, no darle falsas señales. Los veo separarse
y se van a su lugar, ella les dice algo a sus amigos y se dirige
a los sanitarios, me olvido de mi acompañante y voy hacia
ella, espero a que salga.

– Annel. – la llamo y me mira sorprendida.

– Se… señor… - dice aun en shock.

– Veo que está muy bien acompañada. – no lo pude evitar.

– Él… - no la dejo terminar, es evidente que ya tiene a


alguien.
– No tiene nada de malo. – digo y me mira sin comprender.

– Bueno yo la dejo, no le quito más tiempo. - ¿Por qué me


es difícil todo esto?

Regreso a mi lugar y tomo a la rubia sacándola de ahí y nos


dirigimos a mi auto, ella sube y antes de que yo lo haga una
voz me detiene.

– Arthur… - me llama Annel. No quiero hacerle caso. Muero


por hacerla mía, sin embargo, le hice una promesa a su
padre de no hacerle daño.

– No estoy para nada del trabajo. – la ignoro y subo a mi


carro.

– Me siento mal por el beso de aquella ocasión. – grita y


arranco mi auto dejándola atrás. Y no es para menos que se
sienta así, es lo que menos deseaba.

Al día siguiente…

Me despierto y veo a la rubia de anoche, recordando lo que


pasó, se supone que no debió quedarse, así que la despierto
y le pido que se vaya, ella insiste en quedarse, le dije que así
no funciona esto. Termina de vestirse y se va, voy a la cocina
y comienzo a prepararme el desayuno, estaba a punto de
comer, cuando recibo un mensaje, es de ella.

Annel: lo que le quería decir es que me sentía mal por


haberlo besado, no debí hacerlo, pero no me resistí.

Pero… ¡¿Qué?! ¿Qué fue ella quien no se resistió? Y yo


sintiéndome mal porque fui yo quien la besó, y ahora resulta
que ella actuó por impulsos al igual que yo. ¡Maldición!

Yo: Annel, lo siento. No quiero que te sientas culpable por


ello, fui yo quien comenzó, no deseo darte falsas señales.

Sé que sonó un poco cruel decirle eso, pero es la verdad,


además no quiero que se ilusione con alguien que no existe.

Annel: Lo entiendo.

Es lo único que responde. Muero por estar con ella, y hacerla


mía, tengo miedo mucho miedo de hacerle daño como lo hice
en mi pasado.

Salgo a caminar un poco necesito despejar un poco mi


mente, necesito olvidar, aunque sea por un momento a mi
asistente. Aunque… eso será difícil, ahí está ella con el tipo
del antro, están tomados de las manos, ¿Por qué me hace
hervir la sangre verla con otro? Necesito hablar con alguien o
me volveré loco.
Capítulo 17: Seguir adelante
Narra Annel.

El sr. Harrison se fue de viaje y no fue para pedirme que por


lo menos le arreglara lo de la reservación, sino que se lo
pidió a Andy, la verdad eso me hizo sentir mal, ni siquiera sé
a dónde se fue, pero lo averigüé por el Instagram de su
novia, Paris, Francia. Me negaba en sentir algo por él, pero
ya es demasiado tarde, me he enamorado desde el primer
beso que me dio, es por eso por lo que no me resistí en
besarlo nuevamente en la boda de mi padre, si sentí
arremetimiento por ello, aunque en el fondo de mi corazón
es lo que más deseaba volver a sentir sus labios.

Lo extraño mucho, Andy y Gabriel me dicen que me olvide de


él y conozca a otras personas, sé que tienen razón, pero
estoy tan enamorada de mi jefe que siento que será un poco
difícil olvidarlo aún cual él tiene a alguien más en su vida. Si,
lo mejor será eso, se la está pasando de maravilla junto a
ella, duele un poco. Le dije que fuéramos de antro el fin de
semana, así me olvidaría de todo y conocer personas.

Los días pasan muy lentos y más sin su presencia, al fin es


sábado, Andy y yo nos estamos arreglando para esta noche,
ella se puso un vestido azul con escote y la falda esta suela,
zapatillas n***s y su cabello suelto, en cuanto a mi preferí
usar jeans y una blusa blanca, zapatillas n***s también y yo
si me agarré el cabello y mi maquillaje es ligero.

– ¡Que guapas! – nos elogia mi amigo

– Tú no te quedas atrás, amor. – Andy se acerca a él y se dan


un beso.

– Oigan, no coman delante de los pobres. – les digo de


broma y ellos ríen.

****

Llegamos al antro de siempre y no había mucha gente como


de costumbre, lo que es raro, Andy me señala a un grupo de
hombres guapos, si lo están, uno de ellos me mira, es un
hombre alto como 1.80 cm, cabello castaño claro. Me sonríe
y sonreí por inercia, se acerca a mí y me invita un trago.

– ¿Cómo te llamas, hermosa? – pregunta sin dejarme de


mirar.

– An… Annel. – digo tímidamente.

Mucho gusto, Annel. Soy Rafael. – se presenta.


Me invita a bailar y lo hace excelente. Bebíamos y
platicábamos de a que nos dedicamos o nuestros
pasatiempos favoritos. Ya era la hora de despedirnos, pero
antes de eso me pidió mi número para seguir en
comunicación, lo dudé por un momento y terminé dándoselo.

– ¿Quién era él? – dice Andy con picardía.

– Se llama Rafael. – digo un poco sonrojada.

– Se te veía contenta. - ¿en serio?

– No lo sé. – digo un poco triste.

– Date la oportunidad de conocer a alguien más, sabes que


el jefe es… imposible. – eso es verdad, lo mejor es olvidarlo.

– Tienes razón, amiga. – eso haré.

****

Un mes ha pasado y el sr. Harrison no ha regresado y quien


sabe cuándo lo hará, eso ya no tiene mucha importancia, él
nunca me ha llamado para ver si hay pendientes, todo lo ha
hecho a través de Andy, así que ya me acostumbré a eso.
– Annel, el jefe llega el lunes. – dice mi amiga entrando a mi
oficina.

– Gracias. – estoy lista.

– ¿Qué harás mañana? – pregunta con curiosidad.

– Rafa me invitó al cine. ¿por? – es muy lindo y caballeroso.

– Me alegra mucho que te dieras esa oportunidad. – sonríe y


yo igual.

– Es lo mejor, lo sé. – digo y ella asiente.

****

Hoy llega el sr. Harrison y estoy algo nerviosa, no debería, y


como estoy segura de que me va a evitar como siempre,
procuro llegar un poco más temprano, tampoco deseo verlo.
Me pongo a trabar y veo su agenda así que lo imprimo y ya
cuando estaba a punto de salir, escucho que llega a su
oficina, salgo y le pido a Andy que, si por favor le puede dar
su agenda, ella asiente y así lo hace.

Rafa: hola hermosa. Hoy te invito a comer, Gabriel y yo


pasaremos por ustedes.
Yo: claro que sí.

Rafa: perfecto. Besos.

Me siento un poco rara con todo esto, siento que yo debería


estar con Arthur, sin embargo, eso no va a pasar ni en mil
años, así que a olvidarme de eso.

El tiempo pasa un poco lento y ya es la hora del almuerzo,


Andy me avisa que los muchachos ya nos están esperando,
así que tomo mis cosas y salgo un poco antes de que mi jefe
lo haga, bajamos por el ascensor y al salir podemos ver el
carro de Gabo, entramos y saludo a Rafa con un beso en los
labios. Antes de que mi amigo avance, veo a mi jefe por la
ventanilla del carro y se ve muy molesto, no entiendo por
qué.

– ¿Qué les parece ir este sábado de antro? – dice Rafa con


su bella sonrisa, no me siento cautivada por eso.

– Si, está bien. – dice Andy emocionada.

– Por mí no hay problema. – esta vez habla Gabo.

– Igual yo. – digo y Rafa me mira con una sonrisa en sus


labios.

En la comida nos la pasamos bien, entre risas y bromas,


quiero mucho a mis amigos.

Me encontraba en la oficina terminando unos pendientes


para salir, cuando escucho al sr. Harrison irse, como siempre
evitándome, sé que debe estar incómodo por lo de aquel
beso, esperaba que no hubiese sido así, pero con justa
razón, tiene novia y ahora yo me estoy dando esa
oportunidad.

****

Al fin es sábado y hoy toca ir al antro, esta vez sí me puse un


vestido, porque Andy prácticamente me obligó, dijo que era
para que Rafa se decidiera pedirme ser su novia, siento que
no es necesario, pero bueno.

Estábamos en el lugar, fuimos por unas bebidas y antes de


beber la mía, Rafa me toma de la mano y me lleva a la pista
a bailar, admito que me sentí un poco incomoda. Me toma de
la cintura pegándome mas a su cuerpo y sin dejar de
mirarme, y pega sus labios con los míos. Después de unos
momentos nos separamos por falta de aire, nos volvemos a
mirar y preferí ir con mis amigos, les dije que iría al tocador.
Entro y me refresco un poco la cara por lo que acababa de
pasar, no se siente como cuando me besé con mi jefe, con él
sentí algo muy especial, una calidez dentro de mí, y con
Rafa, simplemente nada.

Salgo del sanitario y su voz se hace presente, lo miro en


shock, está aquí, me pone nerviosa. Me dice que estoy muy
bien acompañada y quiero decirle que Rafa y yo no somos
nada, pero no me deja hablar, me dice que no tiene nada de
malo. Si esta así por el beso de aquella vez. Sale del antro
acompañado por una mujer, la ayuda a subir a su carro y yo
le hablo, me dice que no está en el trabajo, se sube y le grito
que me sentía mal por ese beso.

– Arthur. – digo para mí. Siento los brazos de mi amiga


abrazarme.

– No estes triste. – me dice al oído.

– ¿nos vamos? – dice Gabo y yo asiento. No tengo ánimos se


seguir aquí.

Me dejan en el departamento, no querían dejarme sola, les


dije que no se preocuparan por mí, que estaría bien. Me doy
una ducha, me pongo ropa cómoda y me acomodo en mi
cama para dormir.
***

Al día siguiente…

Me levanto y me voy a preparar mi desayuno, miro mi


teléfono y me debato entre mandarle o no un mensaje al sr.
Harrison. Así que lo tomo y le escribo lo que deseaba decirle
noche, espero su respuesta, y en eso llega

Sr. Harrison: Annel, lo siento. No quiero que te sientas


culpable por ello, fui yo quien comenzó, no deseo darte
falsas señales.

Su respuesta la siento fría, ¿falsas señales? Pensé que podía


existir algo entre nosotros, pero veo que no.

Rafa me envía un mensaje invitándome a desayunar, acepto


y me pidió vernos cerca de un parque. Me doy una ducha
rápida y me pongo una blusa blanca y una falda n***a y unas
zapatillas del mismo color.

Salgo del edificio y tomo un taxi dándole la dirección,


después de unos minutos, llegamos, pago y me bajo y ahí
está él esperándome, nos saludamos y entramos a una
cafetería.
Después de una hora, salimos a dar la vuelta, me toma de la
mano y caminábamos, y lo que menos me imaginaba ahí
está, y como sé que no siente nada por mí, no le importará
que este con alguien más. Así que me acerco más a Rafa y lo
beso, lo mejor es seguir adelante.
Capítulo 18: ¿Seguir mis instintos?
Narra Arthur.

Después de ver a Annel con ese tipo, salí a casa de mi tío, él


siempre me ha apoyado mucho desde que me salvó aquella
vez, quizás él sepa cómo ayudarme o lo más seguro dirá que
lo hable con mi terapeuta, puede que tenga razón, pero
necesito más consejos.

– ¡Arthur! Qué milagro que vienes a verme. – me saluda una


vez que me ve.

– Ya sé que casi no vengo, pero necesito tus consejos. – digo


y me mira sorprendido.

– ¿sobre qué? ¿es de la empresa? – pregunta con dudas.

– No, es… algo más. – me siento un poco nervioso.

– Dime. – lo miro y me mira con curiosidad.

– Me gusta una mujer y no es Bárbara, es alguien más. –


está en shock.

– ¿de quién se trata? ¿la conozco? – espero que en cuanto le


diga no se moleste conmigo.
– Es… - dudo un momento, pero continuo. – Annel Maxwell.
– espero no meterme en problemas.

– ¡¿Estás loco?! - ¡Lo sabía! De aquí no paso.

– No lo sé, sólo sé que ella me atrae más de lo que me pude


imaginar. – digo con frustración.

– Te conozco, y eres un mujeriego sin remedio. – y tiene


mucha razón.

– Pero… siento algo por ella, aunque aún no sé de qué se


trate. – y es la verdad.

– ¡Dios! Sino estas seguro, lo mejor es que no te acerques a


ella y no la lastimes. – es lo que menos deseo hacer.

– Lo sé, ese el problema, que cuando está cerca de mi tengo


ganas de estar con ella, y créeme que me he estado alejando
de ella, y cuando está lejos de mí, la extraño. – esto es tan
desesperante.

– Eso es amor. - ¡¿Qué?!

– No, yo no creo en eso… son sólo… impulsos. – resopla un


poco molesto.

– No sé qué decirte. – se mira un poco preocupación.

– Yo tampoco sé que hacer. – si Isaac está así, ahora como


estoy yo.

– Sigue tus instintos. – dice y lo miro extrañado

– ¿seguir mis instintos? - ¿escuché bien?

– Medítalo o habla con Drake y ver que resulta. – me supuse


lo del terapeuta.

– Tienes razón. – aunque no está por demás tener otra


opinión.

Mi tío me invitó a quedarme a comer y acepté, estaban


también su esposa Diana y mi primo Edward. Casi no
convivo con ellos, se puede decir que en estos tres años que
sé de mi familia, casi no los frecuento, obviamente me la
paso en el trabajo, viajando o en fiestas conociendo mujeres
por noche, algo que he reducido desde que comencé mis
terapias.
Después de pasar una tarde agradable con ellos, me fui a mi
departamento y le envié un mensaje a Drake pidiéndole una
cita, después de todo si necesito otra opinión.

– Qué bueno verte. – saluda amablemente.

– Gracias. – aunque no me sienta seguro de esto.

– ¿de qué quieres hablar? – habla con más seriedad,


supongo que se lo debe imaginar.

– De Annel Maxwell. – no se mira sorprendido así que si lo


supuso.

– Te escucho. – me mira poniendo atención. Tomo aire antes


de hablar.

– He tratado de evitar la atracción que siento por ella, sé que


no es amor. – y es la verdad.

– ¿Qué te impide estar con ella? ¿es el miedo a lastimarla? –


le dio en el clavo.

– Así es, pero cada vez que la tengo cerca, deseo estar con
ella, no quiero que ella se enamore de mí, y que en un futuro
hiera sus sentimientos. Y es lo que menos deseo para ella. –
veo que sigue atento a lo que le digo.

– ¿Por qué no te das una oportunidad y descubrir que es lo


que sietes por ella? – tal vez tenga razón, no lo sé.

Sigo pensando que este tema no va a llegar a nada, no he


querido decirle el cómo me siento, no aun, tampoco quiero
arrastrar a mi hechicera a esta oscuridad. Quedamos para
otra sesión dentro de dos semanas, él sabe que esto será
imposible para mí, al menos por ahora.

Llego a la oficina y mis pensamientos dan vueltas, ¿seguir


mis instintos? ¿Qué siento por Annel? ¡Dios! Todo es tan
confuso, no sé qué hacer, realmente la deseo y no soporto la
idea que este con alguien más. Alzo el teléfono marcándole a
Andrea, y una vez que responde, le pido que encargue un
arreglo de rosas y que la tarjeta diga “para la mujer más
guapa del mundo” pero que sea anónimo. ¿Quién me viera
así? Sólo queda esperar.

Las horas pasan y me habría gustado ver la reacción de mi


asistente con las flores, y decirle que fui yo quien las mandó,
y poder abrazarla y besarla. ¿y por qué no hacerlo? De
seguro va a pensar que fue el tipo con el que está saliendo,
mejor se lo aclaro. Salgo de la oficina y toco su puerta, ella
dice adelante, entro y la veo concentrada en su
computadora, carraspeo llamando su atención y se mira
sorprendida, la entiendo, después de más de un mes que la
he ignorado, así era para menos su reacción.

– Se… señor… - dice aun en shock y yo sonrío.

– Hola. – la saludo.

– Veo que te gustaron las rosas. – digo y me vuelve a mirar


sin poder creerlo.

– ¿fue usted? – dice con el ceño fruncido, supongo que


pensó que fue el imbécil ese.

– Así es. – digo con un poco de seriedad

– ¿Por qué? – creo que no le gustó la idea.

– Te lo dije una vez y te lo volveré a decir, me gustas mucho.


– la veo con un poco de confusión.

– Sr. Harrison, yo… tengo novio. - ¡¿Qué cosa?! No, no, no y


no, esto no puede ser. Se levanta y agarra las rosas, camina
hasta a mí y me las devuelve.
– Pero… - digo y ella me interrumpe.

– No las puedo aceptar, lo siento. – se vuelve a su silla y


seguir trabajando, salgo de su oficina y tiro las flores en el
primer bote de basura que veo y prefiero salir de la empresa
e irme a mi departamento.

Soy un idiota, ¿Qué me hizo pensar que ella aceptaría tan


fácilmente después de todo lo que hice para mantenerla
lejos?

Tomo la botella de vodka y me sirvo y bebiendo como loco,


hasta que perdí la conciencia. No supe más.

Siento que el timbre suena y siento que me zumba la cabeza


y los oídos por el molesto ruido, trato de abrir los ojos, pero
me cuesta demasiado hacerlo, lo intento nuevamente, hasta
que lo consigo, me levanto y me siento muy mareado, veo
por la ventana y aun no amanece, entonces ¿Quién toca a
esta hora? Veo el reloj son las 4 de la mañana. Camino hasta
la puerta y al abrir, me llevo una gran sorpresa.

– ¿Pa… Paola? – ¿qué hace aquí?

– Hola, guapo. – entra al departamento y me abraza y besa.


– ¡Dios! ¿Cuánto has bebido? – dice preocupada.

– Eso no importa. – digo con seriedad.

– Vente. - me toma de la mano y me lleva hasta la cocina. Y


se pone a preparar café.

Bebo el café y siento un poco más de alivio, ella me cuenta


de cómo le fue de viaje y de lo mucho que me ha extrañado,
ella sabe que ando con Bárbara y aun así esta ilusionada
conmigo, no le puedo corresponder, si no lo hago con Annel,
menos por Paola. No dormí nada, me fui a dar una ducha y
ella si se fue a descansar a otra habitación. Me visto y salgo
hacia el trabajo, ya no debería de pensar en Annel, tengo
que aceptar que esta con alguien más. Llegué tarde.
Capítulo 19: Rosas rojas
Narra Annel.

Es un día más en el trabajo y ya para que me molesto en


preguntar por mi jefe, sé que no quiere verme, quería
aclararle algo que veo ya no tiene importancia. entro a mi
oficina y veo un hermoso ramo de rosas rojas. – son
hermosas. – dije para mí misma. Mire la tarjetita que tenía y
decía “para la mujer más guapa del mundo” pero mas no
decía de quien eran, seguramente me las había enviado
Rafa, de ser así después se lo agradecería. Las puse a un
lado de mi computadora, ya que no tenía donde ponerlas. Me
puse a trabajar, y distraerme un poco.

Los chicos pasaron por nosotras para ir a comer, y nos la


estamos pasando bien, entre bromas y risas, la verdad es
que me siento bien con todos ellos.

Regresamos de comer y cada una se fue a su lugar de


trabajo y a continuar con los pendientes. Después de un
rato, tocan a la puerta y digo “adelante” se abre la puerta y
era mi jefe, de quedé en shock, me dice que por lo que ve,
me gustaron las rosas, pregunté que si había sido el quien
las envió, él lo confirmó

– ¿Por qué? – pregunto sin entender


– Te lo dije una vez y te lo volveré a decir, me gustas mucho.
– si tanto le gusto, entonces ¿Por qué tratarme así?

– Sr. Harrison, yo… tengo novio. – tuve que mentir, digo si


tengo algo con Rafa, pero nada oficial. Lo miro y esta furioso.

Iba a decir algo más, pero lo interrumpí, diciéndole que no


las podía aceptar, me dolió mucho regresarlas, porque
realmente son hermosas, el sr. Harrison las tomó y salió de
la oficina muy furioso. Soy una tonta, no debí hacer eso, él
simplemente quería tener un detalle conmigo y yo lo
desprecié. Salgo de la oficina, necesito despejarme un
momento, voy al área de cafetería de la empresa y voy por
una botella de agua, al regresar veo el ramo de rosas en un
cesto de basura, me dio mucha tristeza verlas ahí, así que
las recogí y me las llevé a mi oficina.

***

Al llegar a mi departamento, busqué un florero y las puse ahí


con agua, es un crimen tirarlas así. Quería disculparme, pero
sé que en estos momentos debe seguir molesto, él también
me gusta mucho, sin embargo, me ha estado evitando y
siendo cortante conmigo. Me fui a mi recamara, me puse
ropa cómoda y me fui a dormir.
Han pasado dos días desde lo de las flores, he tratado de
hablar con Arthur, pero no ha venido a trabajar, tal vez siga
molesto conmigo, deseo confesarle que también me gusta y
que sentía mucho lo de aquel día.

Escucho la puerta de su oficina, tomo aire y me levanto de


mi lugar, salgo y antes de tocar la puerta, Andy me detiene.

– ¿Qué ocurre? – digo sin entender.

– Él no está solo, esta con una mujer extranjera. - ¿Qué


cosa?

– ¿en verdad? – esto no lo puedo creer. En eso la puerta se


abre y salen juntos, me mira fríamente, mientras que la tipa
esa no deja de colgarse de su brazo.

– Nos vemos en la noche para cenar. – dice la mujercita esa


y él le sonríe. ¿es en serio?

– Si. Cuídate. – se dan un corto beso en los labios. Esto no


puede estar pasando.

– ¿se le ofrece algo? – me pregunta mi jefe, lo ignoro y me


voy a mi oficina.
¡Demonios! ¿Ahora sale con esa? ¿y su novia? Claro, es el
típico mujeriego. No debí recoger esas rosas de la basura.
No soporto más esto, lo mejor es irme de esta empresa, no
puedo más con esto, me duele esta situación con él, y esta
con una y otra paseando por aquí, y que se la pase
ignorándome.

***

– ¡¿Qué vas a hacer que cosa?! – grita Andy sin poder creer
lo que les dije a ella y a Gabo.

– Renunciar. – digo y los dos me miran como si estuviera loca


y tal vez lo esté.

– No puedes hacer eso. – Andy me mira con preocupación.

– Claro que sí, no soporto que el sr. Harrison me esté


ignorando de esa forma. – digo con seriedad.

– ¿y de qué vas a trabajar? – esta vez habla mi amigo.

– Ya he estado buscando opciones, y he mandado


solicitudes. – y es la verdad.
– Está bien. Te apoyaremos. – nos despedimos y ellos se
fueron del departamento, así es, ellos ya están viviendo
juntos y me alegro por ellos.

Encendí la computadora y comencé a escribir la carta de


renuncia, aun no la presentaría hasta que me respondan en
una de las empresas en las que estoy buscando trabajo. Es
lo mejor. Vi las rosas en el florero y están hermosas, pero al
recordar lo que vi en la mañana, las tomé y las tiré, sentí feo
hacerlo, pero debía, él sólo se está burlando de mí.

Narra Andy

Sé que mi amiga está enamorada de nuestro jefe, pero es un


mujeriego sin remedio y ella merece más, por ejemplo, Rafa,
el chico del antro, se le nota lo mucho que quiere con ella,
sólo que, o no se da cuenta o no quiere darse esa
oportunidad.

– Estoy preocupado por ella. – dice mi guapo novio.

– Lo sé, estoy igual, mi cielo. – digo con preocupación.

– Creí que el sr. Harrison sentía algo por ella. – digo y me


mira sin entender.
– ¿Por qué lo dices? – pregunta con curiosidad.

– Hace dos días él me encargó pedir un arreglo de rosas


rojas para ella, pero que la tarjeta fuese anónima. Ese
mismo día él salió furioso de la oficina de Annel con el ramo
y las tiró a la basura. – digo un poco triste y él me abraza y
besa en la mejilla.

– Él se lo pierde. – dice y le doy la razón.

Pusimos una película en Netflix hasta quedarnos dormidos.

Sólo espero que mi amiga se pueda dar una oportunidad con


Rafa, lo merece.
Capítulo 20: ¿Se va de la empresa?
Narra Arthur.

He estado saliendo estos días con Paola, a decir verdad, me


la estado pasando bien con ella, en cuanto a Bárbara, ya casi
no la he visto, seguramente sigue en París, se regresó una
semana después de que regresamos a Londres. Por otra
parte, aun sigo sin poder creer que Annel tenga novio, sé que
no tengo derecho de estar así y que es su vida y puede hacer
lo que ella quiera.

Llego a la oficina y me acomodo en mi silla y enciendo la


computadora y me pongo a trabajar. Pasa media hora y
tocan a la puerta, digo “adelante” y se abre, se trata de mi
asistente, se ve muy seria.

– Sr. Harrison, vengo a renunciar. – suelta de golpe y no lo


puedo creer.

– ¿Disculpe? – digo sorprendido.

– Ya no seguiré trabajando para usted. - ¿se va de la


empresa? No lo voy a permitir.

– No le voy a aceptar su renuncia. – digo fríamente y ella me


mira furiosa.
– No puede hacerme esto, ya conseguí trabajo en otra
empresa. – dice casi gritando, nunca la había visto así de
molesta.

– Está bien. – es lo único que digo y ella sale.

No quería dejarla ir, pero no tuve otra opción, la voy a


extrañar.

***

Han pasado dos semanas desde que Annel se fue de la


empresa y no es lo mismo sin ella, la nueva asistente es
buena, pero no como ella, y a decir verdad he estado con un
pésimo humor, fui un idiota por como la traté de indiferente
e hijo de p**a. y si… ¿me disculpo con ella? Y que nada es lo
mismo sin su presencia, que…

– soy un imbécil.

– Y si lo eres. – entra Gilbert sacándome de mis


pensamientos y lo miro confundido.

– ¿Qué dijiste? – digo y comienza a reírse.


– Dijiste que eres un imbécil y yo te di la razón. - ¿lo dije en
voz alta?

– ¿Qué te aflige? – me pregunta con curiosidad.

– Por mi culpa, Annel se fue de aquí. – digo con frustración.

– Pues te toca traerla de nuevo. – dice con seriedad.

– Lo sé. – se levanta, palmea mi hombro y sale de mi oficina.

***

Estoy afuera del edificio donde vive, tomo aire y bajo del
carro, saludo al vigilante y tomo el ascensor y marco su piso,
estoy muy nervioso, llego hasta su puerta y toco el timbre,
pasan unos segundos y abren la puerta, sonrío, pero en
seguida se me borra al ver a ese tipo su “novio”.

– ¿Qué se le ofrece? – dice con tranquilidad. Iba hablar, pero


aparece Annel.

– Sr. Harrison. ¿Qué hace aquí? – dice sorprendida.

– Yo… – iba a pedirle que regresara, pero al ver que está feliz
con él, preferí mejor irme.
– Lo siento, no debí venir sin avisar. – me despido y me voy.

– ¿a qué vino? – escucho su voz atrás de mí.

– Yo sólo quería pedirle que volviera a la empresa. – digo con


un poco de arrepentimiento.

– No, sr., no puedo votar un trabajo que recién empecé. –


doce con seriedad.

– Yo lo siento mucho, no debí tratarte así, de ignorante por


un error que yo cometí. – digo un poco alterado.

– Ya es pasado. Lo mejor es seguir adelante. – no quiero


perderla.

– Annel, lo siento mucho. – me despido y me subo a mi auto.

Terminé perdiéndola y eso me molesta de mí mismo, por


cobarde.

Estaba en mi departamento solo, Paola ya se había ido a


España, y de Bárbara me dejó por un francés que la va a
ayudar con lo de su carrera de modelo y pueda ser
reconocida a nivel mundial, eso es bueno, así no se cuelga
de mi reconocimiento como CEO de una empresa
importante. Le mando un mensaje a mi amigo para ir a un
antro diferente, no vaya a ser de malas que ella vaya con ese
tipo y sus amigos, él aceptó.

***

– La c****é muy feo con ella. – ya estoy muy ebrio.

– Ni que lo digas, eres un hijo de p**a.- le doy la razón.

– Lo sé. Es más, como ella no volverá, le daré el contrato


definitivo a mi nueva asistente, que la canija esta como
quiere. – digo y me mira sin entender.

– Y ¿Cómo sabes que Annel no volverá? – pregunta con


curiosidad.

– Ella me lo dijo cuando la fui a ver para rogarle que volviera


al trabajo. – y eso dolió.

– Piénsalo bien antes de hacer una estupidez. – sé que lo


será, pero también sé que no volverá.

Unas mujeres muy guapas se nos acercan, y nos coquetean,


tomo a la morena y la llevo a un hotel donde la hago mía y
sacara toda mi frustración.

Ya era lunes una vez más, y Caroline no ha llegado, ya


necesito que firme el contrato, uno que quebrantó mi
asistente personal, pero sus razones eran validas.

Le pedí a Andrea que en cuanto llegara la hiciera pasar a mi


oficina. 10 minutos después tocan a la puerta y digo que
pasen.

– ¿Sr. Harrison? – se asoma y la miro con seriedad.

– ¿Qué hora de llegar es esta? – la miro fijamente.

– Disculpe. – dice apenada.

– Firme esto. – le entrego el contrato y ella lo toma. Y en eso


vuelven a tocar la puerta.

– Adelante. – digo y se trata de ¿Annel?

– Buenos días. – saluda y veo como Caroline la mira con


frialdad.

– ¿Qué desea? – digo fríamente.


– Yo venía a hablar con usted. – dice tranquilamente.

– Déjanos solos. - digo y así lo hace sin antes darle una


última mirada a mi exasistente. Le indico que se siente y así
lo hace.

– Bien, la escucho. – la verdad no sé qué hace aquí.

– Venía a … - se detiene por un momento. – por el trabajo. -


tiene que ser una maldita broma. Gilbert tenía razón.

– Pensé que ya tenía trabajo. – digo sin dejar de estar serio.

– No. Yo sólo… - la interrumpo. Aun me duele haberla visto


ese día con su “novio” de seguro hicieron el am…
¡Maldición! No puedo ni pensarlo.

– Ya es tarde para eso. – digo y me mira sin entender.

– ¿disculpe? – dice sin dejar de mirar.

– Que le acabo de entregar el contrato a Caroline. – ella sólo


asiente, se levanta de su lugar y cuando está a punto de
salir, la detengo.

– Al menos seamos amigos. – me mira y niega.


– No. - se despide y se va.

Una vez más la perdí, Gilbert tenía razón, soy un imbécil.

– Sr. Harrison, no podré firmar el contrato. – ahora si Caroline


me sorprendió. De seguro escuchó mi conversación con
Annel.

– Ni lo pienses. – digo molesto. Me mira y asiente.

– ¿De verdad la dejaras ir? – dice mi amigo desde la puerta.

– Si. – no dice más y se va.

– Pero ¿Qué estoy haciendo? – salgo y bajo por el ascensor.


Espero alcanzarla.
Capítulo 21: Lo Amo
Narra Annel.

Arthur Harrison es una persona complicada, primero me


besa, después se arrepiente, lo beso demostrándole lo
mucho que me gusta, se aleja de mí y me ignora, decidí irme
por la misma razón y también porque me he enamorado de
él, sí, y sé que es una locura, pero es la verdad.

Hoy fui a verlo para regresar al trabajo, deseo estar cerca de


él, le estuve dando vueltas y el cómo decirle que no me
habían aceptado en otro trabajo, requerían recomendación y
no quería pedirle a mi exjefe ese favor. Además, que mis
amigos y Rafa me hicieron entrar en razón debido a la idiotez
que estoy cometiendo. El día que fue a buscarme, aún
estaba indecisa en volver, sin embargo, Rafa me convenció.

Flashback.

– ¿Por qué no regresas? – dice Rafa una vez que regreso al


departamento.

– Es un tipo de lo más arrogante. – digo molesta.

– Se les nota lo mucho que se gustan. – dice y lo miro con el


ceño fruncido.
– Que cosas dices. – se acerca a mí y me abraza.

– ¿Lo amas? – este hombre está loco.

– ¡Claro que no! – digo un poco nerviosa, porque la realidad


es así.

– No me mientas, hermosa. Lo puedo ver cada vez que lo


miras. – sonríe y me da un beso en la frente y lo abrazo.

Sin del flashback.

Y resulta que ya contrató a una tipa con pinta de zorra, en


cuanto me vio, me fulminaba con la mirada, diciendo que no
te metas con este hombre, pero no me importó aun así
accedió a verme. De nada sirvió.

Estoy saliendo de la empresa con decepción, apenas


pasaron poco más de dos semanas que salí y se olvidó de mi
tan rápido.

– Annel, espera. – escucho su voz detrás de mí y me giro y


quedo frente a él.

– ¿dígame? – digo sin ánimos.


– Regresa. – dice y me quedo sin comprender.

– Pero usted ya tiene asistente. – digo sin ánimos.

– No firmo. - ¿Qué dijo?

– No entiendo. – y es verdad.

– Ella estaba a prueba, apenas iba a firmar hoy, porque tú no


ibas a regresar. – tiene razón.

– Gracias. – me acerco a él y lo abrazo.

– A ti. – corresponde mi abrazo.

– Nos vemos mañana. – él asiente y tomo el taxi.

Lo amo y no puedo decirle, tengo miedo de que me rechace


y no lo deseo. Llegué al departamento y envío un mensaje a
mis amigos diciendo que regresé al trabajo, a lo que
respondieron que hice bien.

Ya era la hora de cenar e iban a venir a acompañarme para


no dejarme sola. Y en lo que llegan, preparé unos
emparedados de atún, ya sé, algo sencillo. Estaba
escuchando música, cuando tocan el timbre, voy y al abrir,
me encuentro con Arthur.

– Sr. Harrison. – digo sorprendida.

– Hola. – saluda con una bella sonrisa.

– ¿Qué hace aquí? – pregunto con curiosidad.

– Quería invitarte a cenar. – me mira esperando mi


respuesta.

– Este… yo… - no terminé porque llegaron mis amigos.

– Hola. - Entran y saludan a Arthur.

– Veo que estas ocupada. – se iba a ir, pero lo detengo.

– Quédate. – me mira y sonríe.

– Si. No hay problema. – dice Gabriel.

– ¿Qué hiciste de cenar? – pregunta Andy con curiosidad.

– Emparedados. – dije tímidamente.


– No, no. Traje pizza y sodas. – no lo había notado.

Al menos no le hicieron feo a mis emparedados. Arthur y mis


amigos se estaban llevando bien y eso me alegra. De vez en
cuando él y yo nos dábamos miradas discretas. Como lo
amo.

– Ya es tarde, nos tenemos que ir. – dice Andy.

– Mejor quédense, ahí está la habitación. – se miran un


momento y asienten.

– Yo si debo irme. – dice algo incómodo.

– No, quédate. – tomo su mano.

– No quiero incomodar. – no quiero que se vaya.

– Al contrario. – lo miro tiernamente.

– Está bien. – fui a mi habitación por una almohada y un


cobertor.

– Aquí tienes. – le ayudé con el sofá cama.

– Gracias, Annel. – me acerco a él y le doy un beso en la


mejilla.

– Descansa. – dice con su hermosa sonrisa.

Me voy a mi habitación a descansar, aunque no sé si pueda,


¿la razón? Simple, porque esta mi jefe en la sala y tengo la
tentación de ir y recostarme a su lado y quien sabe que
podría pasar, digo ganas no me faltan, pero mis amigos
están en la otra habitación, descansando o eso quiero
pensar. Tocan a la puerta sacándome de mis pensamientos y
digo que pasen, imagino quien puede ser.

– Hola. – dice Arthur desde la puerta.

– Hola, estoy recostada en mi cama sin dejar de verlo o más


bien contemplarlo.

– No puedo dejar de pensar en ti. - ¿en serio dijo eso?

– ¿en verdad? – digo tratando de ocultar una sonrisa. Entra a


la habitación cerrando la puerta.

– De verdad. – me muevo para que se pueda recostar a mi


lado.

– Arthur… - no me deja seguir porque comienza a besarme.


Nos abrazamos para profundizar más el beso, hasta hacerse
más candente la situación.

– Te deseo Annel. – dice en medio del beso, y pasa sus labios


a mi cuello.

– Y yo a ti, Arthur. – digo mientras que baja sus besos, va


quitando mis prendas, pero no me deja que le haga lo
mismo.

– Déjame disfrutarte primero. – dice sin dejar de besarme.


Sólo hace que gima de placer.

Me deja completamente desnuda, no siento vergüenza de


que me vea así, todo lo contrario. Sus labios llegan antes de
mi intimidad, me mira pidiendo permiso y asiento con la
cabeza. Abre mis piernas y comienza a besar con deseo
haciéndome retorcer de lo delicioso que se siente.

– Eres deliciosa. – Dice aun besando, hasta hacerme llegar al


éxtasis. Se recuesta a un lado de mí, mientras que yo trato
de recuperar la respiración.

– Me encantas. – digo y me sonríe.


– Y tú a mí. – acaricia mi cabello y eso me motivo a ponerme
arriba de él, lo besé apasionadamente mientras
desabrochaba su camisa

– Arthur… - digo su nombre en un suspiro.

– Dime… - tiene sus ojos cerrados disfrutando de lo que


hago.

– Hazme tuya. – digo al oído y veo como se tensa un poco.


Me mira y sonríe con lujuria.

Sin decir nada, me acomoda nuevamente debajo de su


cuerpo ya desnudo, saca un preservativo de su pantalón y se
lo pone. Me mira nuevamente y yo sólo atino a morder mi
labio inferior. Se acomoda en mi entrada y siento parte de su
m*****o y eso me hizo temblar un poco.

– No me tortures así. – digo con los ojos cerrados.

– Serás sólo mía a partir de ahora. – dice cerca de mi oído,


abro los ojos y lo miro. Dicho eso, siento la estocada, una
suave que aun así dolió, se siente grande.

– ¿te lastime? – me mira con preocupación


– No. – nos miramos una vez más y comienza con las
embestidas un poco más fuerte lo que me hace gritar de
placer sin importarme que mis amigos estén en la otra
habitación, seguramente están en la misma situación que
nosotros. Y no sólo eso, sino que es la mejor experiencia
s****l que haya tenido en mi vida. Si tan sólo supiera cuanto
lo amo, no lo quiero asustar, todo en su tiempo.

***

Ya es de día y puedo sentir los rayos de sol sobre mi rostro,


trato de abrirlo, pero me es un poco difícil, ya que anoche la
pasé de maravilla con Arthur, lo que me recuerda, abro los
ojos y ahí está a mi lado aun descansando. – se ve tan lindo.
– pienso para mí misma sin dejar de contemplarlo.

– Buenos días. – digo cerca de su oído, lo que hace que


despierte poco a poco.

– Hola, buenos días, hermosa hechicera. – ¿me dijo


hechicera?

– ¿Por qué hechicera? – me da curiosidad, me mira y sonríe.

– Porque desde que te vi en la cafetería cerca de la empresa,


me hechizaste con tu belleza. - y yo que pensé que no me
había notado, yo si lo miraba. Era nuestro destino.

– ¿en verdad? – pregunto y acaricia mi mejilla con


delicadeza.

– Así es. – me da un corto beso y nos abrazamos.

– ¡ya está el desayuno! – nos habla Andy del otro lado de la


puerta.

– Si, ya vamos. – dicho eso, Arthur me toma de la mano y nos


adentramos al baño, abre la llave del agua de la regadera y
nos metemos, besa mi espalda y comienza a pasarle el jabón
mientras que yo disfruto, se pega mas a mi acariciando mis
senos y siento su m*****o erecto, lo que hace que gima y
tiemble al mismo tiempo.

– Eres bella. – me acomoda para dar paso a la entrada de mi


intimidad.

– Aah… Arthur… - ¡Dios! Como me encanta este hombre.

– Annel… - dice mi nombre en un suspiro.

Sus embestidas son… mmm… deliciosas. Una vez que


terminamos de hacerlo, nos duchamos y salimos de la
regadera, me envuelve una toalla, y hace lo mismo. Nos
vestimos y salimos donde ya nos estaban esperando mis
amigos. Nos sentamos frente a ellos y comenzamos a
desayunar.

– ¿Qué tal durmieron anoche? – dice Andy en un tono pícaro


y yo casi me ahogo con el jugo. Aunque para que negar lo
evidente.

– Normal. – digo tratando de sonar normal.

– ¿y ustedes? – me mira sonriente mi amiga.

– De maravilla. – mas descarada no puede ser.

Como era domingo, nos pusimos a ver películas, Arthur se la


pasó con nosotros, pero debía irse a su departamento, ya
que mañana tocar trabajar. Sólo espero que después de lo
que pasamos, las cosas sigan así para bien y que vuelva a
ser ese hombre frio que sólo se alejaba de mí.
Capítulo 22: Me siento bien
Narra Arthur.

El fin de semana no esperaba habérmela pasado bien, y más


a lado de una mujer tan maravillosa como Annel, nunca me
había sentido de esta forma con nadie más, pero… deseo
enamorarme no es para mí, lo que sí puedo hacer es
disfrutar cada momento con ella, tiene derecho a estar con
una persona que pueda amar y la ame, y yo no le puedo dar
mi corazón podrido.

Y sería muy egoísta de mi parte retenerla a mi lado, sería


volver al… no lo quiero recordar, de hacerlo es frustrarme
con el pasado y no deseo hacerle daño a mi hechicera, así
tenga que sacrificarme para que Annel sea feliz con otro,
aunque me muera de celos, es lo mejor.

– Buenos días, sr. Harrison. – entra mi bella asiente.

– Buenos días, Srta. Maxwell. – sonrío con sólo verla.

– Aquí le traigo estos documentos que debe firmar. – pone


unas carpetas sobre mi escritorio. Me levanto y me acerco a
ella para abrazarla.

– Gracias, Annel. – siento como se estremece en mis brazos


y eso me vuelve loco.

– Arthur… - no dejo que continue porque la beso. Paso mis


manos por sus muslos y la levanto recostándola sobre el
escritorio, me detengo recordando que la puerta no está
cerrada.

– ¿Qué ocurre? – me mira sin comprender.

– No tenía el seguro puesto y no quiero que nadie nos


interrumpa. – le sonrío coquetamente.

La tomo de las caderas y la acerco más a mí, ella envuelve


las mías con su piernas invitándome a entrar en ella me bajo
el pantalón junto con el bóxer y entré en una sola estocada
haciéndola gemir de placer. Me muevo con suavidad
haciendo que suspire mi nombre pidiendo por más.

– Oh… Arthur… - es tan sensual y atractiva.

– Annel… - unas embestidas más y terminamos juntos.


Tratamos de recuperar el aire, mientras nos manteníamos
abrazados.

– Me encantas… - dice casi en un susurro sin separarse de


mí.
– Y tú a mí, mi hermosa. – digo dejando un tierno beso en el
cuello.

Salgo de ella y me acomodo la ropa al igual que Annel.

– Te invito a cenar esta noche. – digo y ella sonríe.

– Nos vemos esta noche. – guiña un ojo y me da un corto


beso en los labios.

Como me encanta esta mujer, mi hechicera hermosa. No sé


qué me está pasando cada vez que estoy con ella, digo
siento una fuerte atracción por ella, de eso no hay duda,
pero… sé que no es amor, al menos espero que no lo sea,
aún tengo ese temor que no me deja ver más allá, lo que
menos deseo es hacer más daño del que hice en mi pasado

(…)

– ¿Por qué no te quieres dar esa oportunidad? – pregunta


Drake mirándome fijamente.

– Por mi pasado. – digo así de simple

– Porque temo enamorarme o que simplemente sea una


nueva obsesión como lo fue Katherine Smith. – lo veo
asentir.

– Sabes que para eso son las terapias, para ayudarte. – dice
anotando algo en su computadora.

Lo sé. – algo que no deseaba hacer.

– Sé que llevamos más de 3 años con esto, y realmente no


he visto un solo avance. – dice volviendo a mirarme.

– Tengo mucho miedo. – admito con dolor.

– Te entiendo, pero necesitas avanzar y aprender a cerrar


esas heridas para poder crecer como persona y amar por
primera vez y no sólo a una mujer, sino la vida misma. – sé
que tiene mucha razón, pero me siento tan podrido y
hundido en la oscuridad que no le veo una salida a todo este
sufrimiento.

Después de una hora de “terapia” nos despedimos y me fui a


mi departamento, debo arreglarme para ver a mi Annel, estoy
muy ansioso por tenerla nuevamente en mis brazos.

– Pasa, hermosa. – me hago a un lado para que pueda entrar.


– Gracias. – se acerca a mí y me besa apasionadamente, la
abrazo y comienza a subir la temperatura. Nos separamos
antes de llegar a otro nivel.

– Hice espagueti y una carne asada. – digo y ella sonríe.

– ¿tú? ¿cocinando? – me mira con diversión.

– Aunque lo dudes muñeca. – digo en el mismo tono


divertido.

Nos sentamos, le sirvo vino y comenzamos a cenar.

– Guarda espacio para el postre. – digo y ella solo niega con


su bella sonrisa.

– Tonto. – dice y sólo me río.

Después de cenar, nos fuimos a sentar un rato, la comida


tiene que procesar antes de hacer ejercicios y saben a qué
me refiero. Ella se quita las zapatillas y se acomoda mejor
junto a mí. Es muy cariñosa y eso me asusta un poco, no
quiero que se enamore de mí.

– Me gustas mucho. – dice mientras entrelaza nuestras


manos.
– Y tú a mí. - y es verdad.

Pasamos una maravillosa vela y teniendo intimidad de lo


mejor, en verdad nunca me había sentido así con alguna
mujer antes, es la primera vez que me siento bien a lado de
alguien y más que ella es única y especial, y que sus ojos
son hechizantes e hipnotizantes…

Al día siguiente…

Nos fuimos juntos al trabajo, y al entrar al edificio todos nos


miran asombrados, se escuchaban por ahí algunos
murmullos, pero no le dimos importancia, hasta que me di
cuenta de que íbamos tomados de las manos, pero ¿Qué
está pasando? ¿yo? ¿estando así con alguien? La miro y ella
a mí y puedo notar un ligero rubor en sus mejillas y eso hace
que sonría como un idiota.

– Te ves hermosa sonrojada. – digo mientras acaricio su


mejilla con delicadeza.

– Arthur… - dice apenada.

Salimos del ascensor y cada uno se fue a su oficina.


Me encontraba terminando unos pendientes, estaba tan
concentrado cuando se abre la puerta, miro y se trata de…

– ¿Bárbara? – la miro sorprendido, está muy cambiada, se


cortó el cabello, esta lacio y esta ligeramente bronceada, no
negaré que se ve guapísima y con un vestido roja entallado
haciendo resaltar sus senos.

– Hola, galán. – se ve muy jovial y con una actitud diferente.

– ¿Qué te trae por aquí? – pregunto con curiosidad. Veo que


mete su mano en su bolsa de mano y saca un sobre.

– Ten. – lo extiende y lo tomo, lo abro y veo que es una


invitación de boda, la suya.

– ¿te casas? – y yo que pensé que era de las que no se


casaban.

– Así es, es un hombre maravilloso y encantador. – dice con


un brillo en sus ojos.

– Pues muchas felicidades. – me levanto de mi lugar y ella


hace lo mismo. La abrazo para felicitarla.

– Perdón, no quise interrumpir. – dice Annel con un poco de


decepción.

– No, espera. – Bárbara la detiene y Annel la mira extrañada.

– Dime. – dice con seriedad.

– No es lo que tú crees. Vine a invitar a Arthur a mi boda con


mi prometido Pietro. – Annel esta que no lo cree.

– ¿Eh? – se escucha una risa ligera de mi examante.

– Así es, así que ni te preocupes. Bueno, los dejo, me está


esperando. Tú también estás invitada. – dicho eso sale y
cierra la puerta.

– ¿Qué fue eso? – Annel parece que sigue sin creer lo que
acababa de pasar.

– No tengo idea. – estoy igual de sorprendido que ella.

– Por cierto, venia por ti para ir a comer con nuestros


amigos. – dice con su sonrisa. Esperen… ¿dijo nuestros
amigos? Ósea que Andrea y Gabriel ¿me consideran un
amigo? Nunca había tenido más amigos más que Gilbert, no
sé qué pensar al respecto con esto.
– Vamos. – le tomo su mano y salimos de la oficina, Andy ya
no se encontraba en su lugar, así que supongo que nos está
esperando abajo junto con su novio.

La verdad me la he estado pasando muy bien en su


compañía, nunca me había sentido bien en una convivencia
tranquila que no fueran los antros y… entre otras cosas.

– Sólo te pido que no vuelvas a lastimar los sentimientos de


Annel o te juro que te haré pagar. – suelta de repente Gabriel
haciéndome sentir raro por su advertencia.

– Yo no pretendo lastimarla, al contrario. – digo con seriedad.

– Ella lloró mucho por ti y por eso se quiso salir de tu


empresa. – si lo recuerdo, me sentía miserable aquella
ocasión, no era la primera vez que trataba de alejarla de mí,
pero era todo por su bien.

– Lo imagino. – digo un poco pensativo.

– Ya regresamos. – dice Andy con una sonrisa.

El resto de la tarde nos la pasamos en mi departamento


viendo películas, sé que Isaac se va a molestar conmigo por
dejar así el trabajo, pero no había mucho por hacer, así que
me puedo dar ese pequeño lujo. Todo por estar con ella, me
hace sentir bien.
Capítulo 23: Promesa
Narra Isaac Harrison

La salud mental de mi sobrino Arthur me preocupa mucho


desde que llegamos a Inglaterra, ¿Por qué? Porque sufrió
con los Williams. Todo marchaba a la perfección en los
negocios de mi hermano, hasta que apareció Alonso. James
y Cynthia eran una pareja envidiable y llena de mucho amor
y Arthur apenas estaba muy pequeño. Pero un día Williams
se reunió con mi hermano y mi cuñada estaba preocupada
por su esposo y me llamó preocupada y fui a buscarlo a la
empresa, y fue ahí donde me topé con un accidente, bajé
para ver si podía ayudar y ahí vi a mi hermano sin vida, me
sentí derrumbarme por la escena frente a mí, unos
paramédicos me ayudaron, nos trasladaron en una
ambulancia, y ya estando ahí, le llame a Cynthia, a los pocos
minutos llegó y al verme corrió hasta a mí, le dije lo ocurrido
y ella se derrumbó peor de lo que me pasó a mí. La abracé
con todas mis fuerzas y tratando de darle de ánimos
diciéndole que no estaría sola nunca más.

En el velorio de James, ante su féretro le hice la promesa de


proteger a su esposa e hijo y lo iba a cumplir.

Un día llegó Alonso Williams y me pidió las acciones de la


empresa, a lo que me había sorprendido, era la herencia de
Arthur y mi cuñada, le dije que no, me mostró una sonrisa
fría. Un año después conquistó a Cynthia y se casaron, se la
llevó a California mientras que a mi me amenazó con acabar
conmigo. Tuve que desaparecer, pero sin dejar de estar
pendientes de mi cuñada y mi sobrino. Tuve que fingir mi
muerte y Cynthia le tuvo que mentir a Arthur, fue lo mejor.

Años más tarde, me enteré de que mi excuñada falleció de


forma natural, no me la creí para nada, alonso se juntó con
la madre de su hija Roxana, mientras que a mi sobrino lo
mandaron a estudiar alejados de ellos, mientras que lo
estaban preparando para ser uno de ellos, echaron a perder
su niñez y se pudrió. Cuando me enteré de que su “hermana”
se llevó a la novia de Aarón Moore, Arthur se obsesionó con
ella teniéndola en cautiverio, cuando descubrieron su
paradero, él intentó llevársela y los interceptaron donde casi
pierde la vida, que bueno que los estaban siguiendo mis
hombres, así pudimos salvarle la vida.

Tres años después, me lo traje a un país nuevo y comenzar


de cero, donde él sólo se refugiaba en el alcohol y las
mujeres sin tener una relación estable, por eso le sugerí
tomar terapias, al principio se negaba, pero terminó
aceptando.
Con el tiempo conoció a una bella mujer, Annel Maxwell, su
asistente, ella por lo que he notado, se enamoró de él, pero
Arthur tiene miedo a no hacerle daño, creí que con 3 años de
terapia lograría sacar todo lo que lo atormentaba, no fue así.
No entiendo el por qué no le quiere echar ganas a su
tratamiento, él merece su felicidad y que mejor a lado de su
hermosa asistente, aunque le recomendé no hacerle daño en
pocas palabras, le quería decir, sigue tus sentimientos, pero
para no confundirlo le dije instintos, se ve que es una
persona de buenos sentimientos.

– Amor, ven a comer. – me dice mi esposa Diana, también es


una mujer maravillosa y que decir de mi hijo Edward, él no
quiso estar en los negocios familiares, se fue más por
medicina y sé que será un gran doctor.

– Gracias, mi cielo. – le doy un tierno beso en sus labios.

– ¿Cómo sigue mi primo? – pregunta mi hijo con interés.

– Igual, ya han sido casi 4 años de aquella tragedia y parece


negarse a una oportunidad a la vida. – digo con cierta
preocupación.

– Espero lo consiga. – esta vez habla mi esposa.


– Eso espero, también. – y es la verdad.

(…)

Voy llegando a la empresa, casi no vengo, ya que mi sobrino


y su amigo, Gilbert se encargan de mantenerla a flote. Y de
hecho vine a verlo para ver cómo están las cosas.

– Arthur. – lo saludo una vez que entro a su oficina.

– Isaac, ¡que sorpresa! – se levanta de su lugar y me da un


¿cálido abrazo?

– Ya ves, vine a ver como estabas y como marchan las cosas


en la empresa. – digo con una sonrisa mientras tomo
asiento.

– Pues… yo estoy… bien. Y en cuanto a la empresa, no


tengas dudas de que está yendo muy bien. – y no lo dudo.
Levanta el teléfono y marca un número.

– Srta. Maxwell, puede traerme los últimos reportes de los


últimos 4 meses, por favor. – cuelga, parece ansioso por
verla. A los pocos minutos aparece su asistente.

– Buenas tardes, sr. Harrison. – me saluda amablemente.


– Buenas tardes, srita. Maxwell. – le doy la mano y ella la
toma con una sonrisa.

– Aquí le traigo lo que me pidió. – la observo y puedo ver un


brillo en su mirada al estar cerca de Arthur.

– Muchas gracias. – él los toma, pero roza su mano con la de


ella discretamente y Annel se sonroja y se retira.

– Ya veo. – digo y él me mira confundido.

– ¿Qué cosa? – sino lo conociera diría que, si está


enamorado, pero él se niega ante ese sentimiento.

– Nada, imaginación mía. – no quiero asustarlo.

– Ok… - dice y ce concentra en las carpetas.

– Mira, aquí están los reportes, se han elevado un 30% en


estos últimos 4 meses. – dice pasándome los documentos y
los miro a detalle.

– Perfecto, me alegro mucho de que estes sacando adelante


la empresa de tu padre. – digo y él sonríe satisfecho.
– Y pienso seguir elevándola aún más. – dice con decisión y
asiento alegremente por su esfuerzo.

Estuvimos un rato más platicando de otras cosas y de que ya


se acerca mi aniversario con la mujer que amo, así que lo
invité y que llevara a una invitada, él no lo pensó dos veces y
me dijo que llevaría a su asistente.

Espero que esa joven lo ayude a salir se la oscuridad en la


que se encuentra enterrado mi sobrino.
Capítulo 24: Eres la mujer de mi vida
Narra Gabriel.

Mi nombre es Gabriel Garner, y soy el mejor amigo de Annel


desde la preparatoria, siempre fuimos muy unidos, hasta que
se apareció su exnovio, Albert. Al principio nos llevábamos
bien, pero poco a poco se fueron separando de mí, no les voy
a negar que sentí feo que me alejaran de ella, éramos como
hermanos al principio, pero su lejanía me hizo sentir algo
más por ella, o tal vez ya lo sentía sólo desde que la conocí y
no le veía así por su amabilidad conmigo. Como sentí que la
había perdido decidir salir con alguien más, también me
había llevado decepciones. El punto es que no supe nada de
ella hasta apenas hace casi un año que me buscó
diciéndome que había encontrado a su novio engañándola
con su madre… ¡¿Pueden creerlo?! Porque yo no, y eso fue
la traición más grande que le pudieron hacer a una persona
tan bondadosa como ella.

Le recomendé la loca idea de irnos de Liverpool a Londres


donde comenzáramos una nueva vida, ella sin pensarlo dos
veces aceptó. Así que buscamos departamento y una vez
listo, tomamos lo más elemental y a comenzar nuestra nueva
aventura.
Una vez instalados, comenzamos a buscar trabajo, y cuando
estábamos solos en el departamento nos dábamos cariños y
besos, pero sin ir más allá, yo siempre la he respetado.

Un día estaba a punto de confesarme, sin embargo, ella ya


se veía enamorada de alguien más, no me iba a rendir. Un
día me invitó a un antro junto con una nueva amiga, con el
fin de presentarnos, no estaba muy seguro de ello, hasta que
la vi, era hermosa y encantadora, no es por hacer menos a
Annel, pero algo en Andy me llamó la atención, y sentí que
en verdad me había enamorado por primera vez.

Esa misma noche la llevé a su casa y me pidió quedarme con


ella, no lo pensé dos veces, no me resistí más y la besé, y
terminamos haciendo el amor.

Semanas después decidimos en vivir juntos, Annel lo


entendió, eso no significa que la dejaremos sola.

Con el tiempo ella se fue enamorando de su jefe, pero el


idiota la heria cada vez que podía, la ignoraba y era seco con
ella, eso me enteré por Andy, cuando me enteré de eso, tenía
ganas de irlo a golpear por hacerle daño a mi mejor amiga,
Andy no lo permitió.
Ahora parece que las cosas van bien, a mí la verdad no me
da buen presentimiento del todo, sé que mi amiga volverá a
ser lastimada por ese hombre y no lo soportaría y entonces
si me va a conocer.

En cuanto a mi relación con Andy, ha sido lo mejor que me


ha pasado en la vida y siempre le estaré agradecido a Annel
por habernos presentado, estoy más enamora que nunca, de
hecho, en un par de meses más, estoy pensando en pedirle a
mi Andy su mano en matrimonio y le pienso pedir ayuda a mi
amiga.

– ¿Qué opinas? – le pregunto y me mira sorprendida.

– ¡¿En verdad?! – aún sigue en shock.

– Si. - Digo con una sonrisa de felicidad.

– ¡Muchas felicidades! – se levanta del sillón y me abraza


con mucho cariño.

– Gracias, hermosa. – la abrazo con el mismo cariño.

– Espero que tú también encuentres tu felicidad con una


buena persona. – digo y veo que se desilusiona un poco.
– Yo… - la interrumpo de inmediato.

– No quería hacerte sentir triste. – digo volviéndola abrazar.

– No, no. Para nada. Es sólo que… Arthur es un poco


complicado, ignoro porque lo es, y me gustaría saberlo algún
día. – dice mirándome con un poco de tristeza, pero decidida.

– Te deseo lo mejor mi querida amiga. – ella asiente con su


cálida sonrisa.

Nos despedimos y me fui al departamento con Andy, al llegar


vi un camino de rosas y velas que llevaban hasta nuestra
habitación. – es muy detallista la mujer que amo – llego y la
veo recostada sin nada de ropa y con crema batida sobre sus
hermosos senos y sin pensarlo dos veces, llego hasta ella
saboreando con calma de su bello cuerpo, puedo sentir
como se estremece y gime de placer.

– Eres hermosa. – digo mirándola a los ojos y veo deseo en


ellos.

– Te amo, Gabriel. – dice en medio de un jadeo. Me quito la


ropa y me acomodo en ella para entrar en su intimidad.

– Aah… - decimos al mismo tiempo. Comienzo las


embestidas con suavidad, pero ella me pide que sea un poco
más… salvaje y así lo hago en cada posición que hacemos,
hasta quedar exhaustos.

– Eres maravilloso. – dice mi amada mientras acomoda su


cabeza en mi hombro y pasa su mano por mi pecho.

– Tú lo eres, mi cielo. – le doy un beso en su frente y ella


suspira.

– Te amo. – dice y en seguida se queda dormida al igual que


yo.

Al día siguiente.

Me desperté muy feliz por la noche que pasé con mi


hermosa Andy, quien por cierto no está a mi lado, así que
supongo que debe estar en la ducha. Me levanto de la cama
y camino hasta el baño y efectivamente, ahí está ella, entro y
sonríe al verme.

– Buenos días, mi bella. – digo dándole un corto beso en los


labios.

– Buenos días, amor. – me abraza con amor.


– ¿Qué tal descansaste? – digo sin dejar de mirarla.

– Muy bien. ¿y tú? – deja un beso en mi barbilla.

– Excelente. – digo son emoción

– Lo imagino. – dice riendo tímidamente.

– ¿sabes algo? – pregunto y me mira con curiosidad.

– Dime. – espera por mi respuesta.

– Eres la mujer de mi vida. – sonríe tiernamente y me besa


con amor y le correspondo.

– Y tú el amor de mi vida. – nos abrazamos y terminamos


haciendo el amor.
Capítulo 25: Mi primer amor
Narra Andrea Wilson

Nunca me había enamorado antes, ¿Por qué? Porque nunca


tuve la oportunidad de conocer a las personas, siempre fui
una persona muy tímida y reservada. Si tuve muchas
amistades hombres, pero ninguno que llamara mi atención o
que se las llamara a ellos. Tengo dos años trabajando para el
sr. Harrison, siempre ha sido un buen jefe, además de Dios
griego, pero sabía que jamás se fijaría en mí y más
conociendo el tipo de mujeres que le gusta.

Un año después conocí a la que sería mi mejor amiga, Annel


Maxwell, una mujer agradable y de lo más amable, en
seguida hicimos química y nos llevamos super bien y la amé
cuando me presentó al bombón de su amigo Gabriel, cuando
lo vi por primera vez en el antro, me enamoré de él, y esa
misma noche, Gabriel se ofreció a llevarme a mi
departamento, cosa que no me negué.

Esa misma noche me entregué en cuerpo y alma al ser más


encantador que pude conocer, sé que fuimos muy rápido,
pero es como si nos conociéramos de tiempo.

Hoy cumplimos casi 5 meses juntos y estoy muy feliz por


tenerlo a mi lado, a veces me pregunto ¿qué habría sido de
mí si mi amiga no lo hubiese llevado al antro? ¿la verdad? No
lo sé, quizás seguiría en espera de ese amor, pero no es así,
él está aquí y haciéndome feliz cada día, minuto y segundo
de mi vida.

– ¿Qué sorpresa piensas darle a Gabo? – Dice Annel con


curiosidad.

– No lo sé, soy nueva en temas de relaciones amorosas. –


Digo un poco decepcionada por el tema.

– Pues… yo estoy igual, tuve un novio y no fue nada del otro


mundo. Pero… puedes ver ideas en YouTube. – es verdad.
¿Cómo no se me ocurrió?

– Tienes razón, amiga. – le doy un abrazo y nos fuimos a


trabajar.

En un momento de descanso, me puse a ver ideas para la


sorpresa que le daré a mi novio. De todo lo que vi lo pondría
en marcha esta noche.

(…)

Ya estaba todo listo, velas, el camino de pétalos de rosas


rojas y lo más importante… yo recostada sobre la cama sin
nada de ropa y con crema batida en mis senos, así es, crema
batida, sé que mi novio no se resistiría a algo como esto.

Y ahí está, parado en el lumbral de la puerta sin dejarme de


mirar y con unas ganas de estar conmigo, como yo lo estoy
por él. Se acerca a mí y comienza a disfrutar sin prisas de
este momento y comienza a quitarse la ropa para hacer el
amor.

A la mañana siguiente, me levanto y lo veo dormir


plácidamente, no me gustaría despertarlo, se ve tan guapo.
Me meto a dar una ducha y es cuando siento su cuerpo junto
al mío, nos damos los buenos días mientras me besa y hace
que la situación aquí se ponga más intensa. Y me confiesa
que soy el amor de su vida, así como le dije que él era el
mío.

Después del desayuno, me llevó a mi trabajo, me despedí de


él con un beso en los labios y bajé del carro y entré casi
corriendo al edificio, llegué a mi escritorio y por lo que veo
Annel y el sr. Harrison no han llegado.

Se escuchan las puertas del ascensor y en eso salen esos


dos de ahí tomados de las manos. Quien diría que ellos
hacen una hermosa pareja, pero tengo entendido que él es
muy indeciso, se acerca y se aleja de Annel sin saber qué es
lo que realmente desea, sólo espero que terminen juntos.

Más tarde…

– ¿Cómo te fue anoche con tu novio? – pregunta Annel con


ansias de hasta los detalles, o eso supongo.

– Fue una noche mágica. – digo con plena felicidad.

– Por el brillo de tus ojos puedo ver que fue así. – sonríe y
siento que me pongo roja.

– Nunca me cansaré de estar agradecida contigo por


habernos presentado. – y ella sabe que digo la verdad.

– Lo sé, amiga. Y me da mucho gusto verlos juntos y felices.


– espero lo mismo para ella, también lo merece.

– Y ¿Cómo vas con Arthur? – pregunto, pero veo una mezcla


de emociones pasar por su rostro.

– Yo deseo más que nunca que las cosas funcionen de


verdad entre nosotros. – la veo y se pierde en algún punto de
su oficina. Tomo sus manos a través de su escritorio para
darle ánimos.
– Verás que sí. – le sonrío y ella sonríe, pero un poco triste.

Nos despedimos y salí de su oficina y me fui a continuar con


mi trabajo. Bien dicen que no conocemos a las personas sólo
así porque si, sino que estamos destinados a encontrarnos
en situaciones menos imaginadas, así como yo con Gabriel y
ella con Arthur.

Me encontraba en el departamento junto al hombre que


amo, estábamos cenando unos emparedados mientras
veíamos una película de acción, lo sé, es raro en mi ver una,
pero desde que estoy con él las he visto y a decir verdad me
gustan y mucho, o sólo es por el hecho de estar a su lado y
disfrutar cada momento con Gabriel. Al terminar la película,
nos fuimos a dormir, mañana será otro día más de trabajo y
próximo al fin de semana en donde podemos descansar.
Capítulo 26: Sin ella, no soy nadie
Narra Arthur.

Últimamente he estado saliendo mucho con Annel, al grado


que ya no me importa si alguna de mis examantes me llega a
recriminar por estar con alguien con quien me hace sentir
diferente, la verdad no sé cómo explicar esta sensación, lo
que sí puedo decir es que lo disfruto cada vez que estoy a su
lado. El otro día llegamos tomados de las manos, como ya es
costumbre, y al salir del ascensor, nos encontramos con
Andy que, al vernos, se le pudo notar una ligera sonrisa, tal
vez ella esté feliz de ver a su mejor amiga conmigo o al
revés, no lo sé.

– ¿Y esa cara de enamorado? – dice Gilbert sacándome de


mis pensamientos.

– ¿Disculpa? – digo sin entender.

– ¡Oh, vamos! Quien no te conociera diría que estas


enamorado y eso es algo nuevo en ti. - ¿Será verdad lo que
dice? Saco eso de mi mente rápidamente. ¿Enamorado?
¿yo?

– Por favor no digas estupideces. – digo seriamente lo que


consigo una carajada de su parte y lo fulmino con la mirada.
– Arthur, mírame… sé que no crees es esa “estupidez” del
amor, pero desde que conoces a Annel, tu vida ha dado un
gran cambio, quizás no te has dado cuenta de ello, pero lo
que si te puedo asegurar es que ella si lo está de ti. – Annel
no puede estar enamorada de mí, digo la pasamos bien
cuando estamos juntos, pero de ahí ¿enamorada? No lo creo,
y con más razón cuando la había tratado tan mal.

– No lo creo. – dejo de mirarlo y me concentro en unos


documentos.

– Sólo espero que cuando te des cuenta de ello, nunca la


dejes ir, ella merece ser feliz al igual que tú. – sale de la
oficina y a mí me deja muy pensativo con lo que acababa de
decir.

Lo que menos deseo es eso, que se enamore de mí, y menos


de una persona con un pasado muy oscuro como el mío. Ella
merece más, de eso no hay duda, pero tampoco deseo estar
lejos de ella.

– Arthur, buenos días. – Entra Annel con su bella sonrisa.

– Buenos días, Annel. – Saludo de igual forma.


– Aquí te traigo unos documentos que debes firmas,
además… - se queda pensativa un momento.

– ¿Qué ocurre? – digo sin comprender su silencio.

– Los Ferrara están en la ciudad. – dice con clara


incomodidad ¿Y cómo no estarlo? Aquella ocasión Juan
Carlos la estuvo molestando.

– Entiendo tu incomodidad. – me levanto de mi lugar y al


llegar a su lado, la envuelvo en mis brazos y ella se deja
querer.

– ¿Debo ir a la comida? – dice aun acomodada en mi torso.

– Me gustaría que sí, pero no te preocupes, yo estaré


cuidando. – le doy un beso en la frente para que se sienta
más tranquila. Me mira y sonríe tiernamente, lo que me hace
pensar en las palabras de mi amigo, Annel está enamorada
de mí.

Esto no está bien, ella no lo puede estar, al menos no de mí.

(…)

Llegamos al restaurante y una linda joven nos recibió


amablemente, le dije que teníamos una cita con los Ferrara y
ella nos guía hasta la mesa, pero para mi sorpresa, sólo está
Juan Carlos. Nos mira y se enfoca en Annel, por instinto me
paro delante de ella en señal de protección. Él lo nota y se ve
un poco molesto. Para lo que me importa.
¡Harrison! Que es bueno volver a verte. – dice con alegria.

– Ferrara. – digo a secas. Tomamos asiento y Annel toma mi


mano por debajo de la mesa y le correspondo.

– A lo que venimos. Negocios. – saca una carpeta y me la


pasa. Annel y yo nos ponemos a revisarla.

– Me parece muy bien que inviertan aún más con nosotros. –


digo sin dejar de mirar la propuesta.

– Perfecto, entonces celebremos. – dice y pide una botella de


champaña.

Annel se sigue sintiendo un poco incomoda, pero como se lo


había prometido, no la dejaría sola ni un momento, así
tuviera que acompañarla al tocador.

La cena pasa con tranquilidad, Juan Carlos no miró en


ningún momento a mi bella Annel y eso me puso tranquilo.
Nos despedimos de Ferrara y salimos, pero en eso una mujer
se acerca a mí y veo como Annel se pone molesta.

– Arthur. Cuanto tiempo sin vernos. – dice coquetamente


mientras se acerca a mí y me da un beso corto es los labios.

–¿ Hola? – Digo un poco confundido.

– ¿No me recuerdas? Soy Ximena. – creo recordarla.

– Lo siento. – no quiero estar más incómodo de lo que estoy.

– Nos conocimos hace 6 meses casi. - ¡Dios! Es mejor


cortarla. Volteo para tomar a Annel de la mano, pero ya no
está. ¿Qué Demonios?

– Lo siento en verdad. Debo irme. – me voy sin esperar


respuesta y comienzo a buscarla, hasta que la veo
deteniendo un taxi.

– Annel, espera. – digo tomando su mano, pero ella se suelta


bruscamente.

– ¿Por qué no te vas con ella? – dice muy furiosa.

– No te vayas, no tengo nada con ella. – digo y ella está que


no me cree.

– Hasta mañana, sr. Harrison. – dicho eso, se sube al taxi y


veo como se aleja. Pero esto no quedará así. Subo a mi carro
y manejo hasta su departamento.

Llego y subo al ascensor, una vez que llego toco la puerta,


debió llegar antes que yo. Sin respuesta, entonces no debe
tardar.

Espero y espero y nada que aparece, seguramente se fue


con sus amigos. - ¡Maldición! Gabriel ya me había advertido
que si le hacía daño a su amiga no me la iba a acabar. No me
atrevería en buscarla al departamento de Andrea. Lo mejor
es que me vaya al mío.

(…)

Me meto a dar una ducha para calmar mis nervios e ira por
lo que pasó, Gilbert tenía razón, ella se enamoró de mí, eso
no es nada bueno y menos para ella, y no es una opción
alejarme de ella nuevamente, la lastimé cuando la ignoraba
e incluso cuando me fui por un mes con Bárbara a Paris,
incluso me dio una lección renunciando al trabajo para que
la valorara o al menos eso pensé, realmente nunca imaginé
que el estar lejos de ella me pondría así de mal y si ¿Gilbert
tenía razón, que me enamoré de ella? Eso no lo tengo muy
en claro, lo que, si lo tengo, es que, sin ella, no soy nadie.
Capítulo 27: No la dejaré ir
Narra Arthur

Estos días, Annel ha estado distanciada de mí, ahora puedo


sentir lo que ella pasó en aquella ocasión. Sólo entrar para
poner los documentos sobre mi escritorio y cuando estoy a
punto de levantarme, ella me mira sin alguna expresión en
su hermoso rostro, lo que hace que me detenga y sale de la
oficina. Realmente soy un idiota.

Las horas pasan como la eternidad y estoy muy nervioso,


deseo verla, abrazarla y besarla, hacerle ver que no estoy
con nadie más desde que estuvimos juntos desde nuestra
primera vez, y saben a qué me refiero. Salgo de mi oficina y
voy a la suya, pero me percato de que Andrea no está en su
lugar, veo mi reloj y ya es hora de la comida, entro a la de
ella y no esta, debió irse con ella y Gabriel. Maldigo en mi
interior. Así que decidí quedarme aquí a esperarla, así tenga
que aguantar una hora.

– ¿Sr. Harrison? Despierte. – escucho la voz de una mujer.


Esperen… dijo ¿despierte? Abro los ojos y la veo frente a mi
aun sin expresión alguna.

– Annel. ¿Qué hora es? – digo mientras froto mis ojos con
mis manos.
– Las 4 p.m. – dice dirigiéndose a tu asiento detrás del
escritorio. ¿en qué momento me quedé dormido?

– Annel. Debemos hablar. – digo y me ignora por completo.

– Sr. Harrison, estamos en el trabajo y no es un lugar para


hablar temas fuera de contexto. – realmente esta furiosa.

– Bien. Disculpe la molestia, srita. Maxwell. – salgo de su


oficina y me encierro en la mía.

No sé qué hacer para que me escuche y me dé la


oportunidad de demostrarle que me interesa. ¡Dios! Ni yo
mismo me reconozco, soy un ser podrido y un pasado oscuro
que teme a volver hacer daño. Pero Annel me ha hecho
sentir diferente, me hace sentir una persona que lo único a
lo que le tiene miedo es a perderla.

Salgo un poco antes para no darle disgustos a la mujer que


me encanta, no pienso en dejarla ir, ya no más. Me despido
de Andrea y entro al ascensor. Medito y medito en cómo
hacerle ver que es la única mujer que realmente me interesa.
Salgo del elevador y camino hasta mi carro y la veo ahí
parada junto a la puerta del copiloto.
– Annel. – me acerco a ella, pero estira el brazo para marcar
evidente distancia. Siento que algo duele dentro de mi pecho
por su indiferencia.

– Entiendo que sea un mujeriego sin remedio, le pediré que


me respete. - ¿Qué significan sus palabras?

– ¿Qué quieres decir? – digo con algo de miedo a que me


diga que la deje en paz.

– Que, si quiere estar conmigo, no me haga a un lado delante


de sus amantes. – siento un poco de alivio. Y yo pensando lo
peor.

– Eso nunca mi Annel, ellas no significan nada para mí, en


cambio tú… - me interrumpe.

– Demuéstremelo. – ahora creo más en lo que me había


dicho mi mejor amigo, está enamorada de mí. Y no sé si le
pueda corresponder a un sentimiento que ni siquiera existe
en mí.

– Así lo haré. – sonrío, pero ella no.

– Ahora me voy a mi departamento. – comienza a caminar y


tomo su mano suavemente.
– Déjame llevarte. – digo y ella niega.

– Por ahora no. – aún sigue dolida por aquel día.

Sale del estacionamiento y yo subo a mi carro, me quedo ahí


pensando en todo lo que me ha pasado últimamente, bueno,
desde que hice el amor con ella, y me repito una y otra vez,
no la merezco, ella no me merece, es una mujer maravillosa,
es buena y no merece a un imbécil como yo.

(…)

Llego a mi departamento y me siento realmente cansado,


confundido, frustrado, son una mezcla de emociones, ella
realmente vino a poner mi mundo de cabeza, ya no he ido a
los antros a conquistar mujeres para una noche, Paola me
ha estado llamando, pero la he estado ignorando. ¿Qué
demonios me pasa? Yo no soy así, nunca he sentido amor
por alguna mujer ¿Por qué lo sentiría por Annel? Ya vimos
que alejarse de ella fue imposible y más cuando estaba
saliendo con alguien más, no lo soporté, y tampoco deseo
dañarla.

Voy al minibar de mi departamento y saco una botella de


vodka y me sirvo, lo bebo de un trago y me sirvo otro y así
hasta perder la noción del tiempo.

– Déjame ir por favor. – escucho la voz de una mujer, pero no


logro ver de quien se trata.

– ¿Quién eres? – pregunto.

– Quiero irme con el amor de mi vida. – se escucha cerca,


sigo sin ver.

– Dime quién eres. – insisto.

– Soy Katherine. Por favor déjame ir. - ¡No puede ser!

– Arthur. Despierta. – me dice una voz y abro los ojos de


golpe.

– Annel ¿Qué haces aquí? – ignoro cuanto tiempo ha pasado


desde que quede inconsciente por el vodka.

– Vine a verte, te estuve llamando y nada y después te


escuché gritar y por eso te desperté. – dice con
preocupación.

– Yo… siento mucho que te preocuparas por mí. – digo sin


mirarla, pero siento sus manos tomando mi rostro para que
la vea.

– Siempre lo voy a estar por ti. – es lo que menos deseo, ya


que es una forma de lastimar sus sentimientos.

– No tienes… - soy interrumpido por sus hermosos labios.

– No te atrevas a decirlo. – dice con suavidad aun cerca de


mis labios. Me abraza con fuerza y le correspondo. ¡Dios!
Esta mujer me ama realmente y tengo miedo de muchas
cosas, que vea que no soy el hombre para ella.

– Annel, eres una mujer maravillosa. – nuestras miradas se


encuentran y veo un brillo en sus hermosos ojos.

– Tú también lo eres. – eso no es verdad, ella no tiene ni idea


de lo podrido que estoy, y sé que en cuanto lo sepa, se
alejara de mí y no lo deseo. Ya no más.
Capítulo 28: Nuevo miedo
Narra Arthur

Annel se quedó conmigo todo el día, ninguno de los dos


fuimos a trabajar, a decir verdad, no podía con mi cruda y
ella tan amable que es, me preparó unos chilaquiles muy
picosos, pero deliciosos y una cervecita, realmente es única
mi mujer… ¿Dije mi mujer? Bueno, ¿Por qué no? Hemos
estado casi dos meses con esta relación y les confieso que
tengo miedo de lo que pueda pasar, sólo puedo disfrutar de
esto.

– Arthur, ¿quieres ver una película? – me dice con su


hermosa sonrisa y asiento con la cabeza.

– La que tú elijas. – quien me viera así.

Nos sentamos en el sofá y se acurruca junto a mí poniendo


el bowl sobre sus piernas. Realmente no la merezco, es
demasiado buena para mí, pero tampoco la quiero fuera de
mi vida.

– ¿Cuál es tu nuevo miedo? – me pregunta Drake con su


típica seriedad.

– Que cuando descubra mi oscuro pasado, ella me deje y no


quiera saber más de mí. – y es la verdad.

– ¿Por qué piensas así? – tiene que ser una broma.

– Porque le hice daño a una mujer inocente y tengo miedo a


que se repita con Annel. – sólo de pensarlo me viene un
dolor que se instala en mi pecho.

– Háblalo con ella. Si deseas que su relación funcione no


debe de haber secretos. – las personas siempre los tendrán.

– Lo pensaré. – una vez que termia la sesión, me despido de


Drake y salgo.

Me encuentro en mi oficina con un mar de pensamientos, y


debatiéndome entre decirle o no a la mujer que me ama de
quien soy y lo que soy realmente y que todo los que ha visto
y conocido de mí, no es más que una vil mentira y fachada, si
he demostrado ser frio, pero no cruel.

– ¡Hey, hermano! – entra Gilbert a mi oficina.

– ¿Qué ocurre? – digo con seriedad.

– Eso me pregunto yo. – me mira fijamente.


– No sé de qué hablas. – finjo sobre el tema.

– Ya no vas a los antros a ligar, te la pasas como p***o


faldero de tu asistente y estás más tiempo con ella. – finge
decepción.

– Tengo miedo. – digo de repente.

– ¿sobre qué? – pregunta con curiosidad. Él y su madre y mi


tío son los únicos que conocen mi pasado.

– Tú sabes… mi pasado. – digo en voz baja.

– Sobre K… - pido que no lo diga y él comprende.

– Así es, Annel no lo sabe y tengo miedo de que se entere y


me deje. – digo con preocupación.

– Ya veo. Entonces… no piensas decirle nada. – me mira con


curiosidad.

– No. Es mi última decisión. – o quizás algún día lo haga. No


lo sé.

Ya era de la comida y no estaba muy seguro de invitarla, tal


vez a un quiera su espacio, así que mejor me voy por mi
cuenta, no deseo abrumarla.

Salgo de mi oficina y ahí está ella, esperándome. Siento


como una sonrisa aparece en mi rostro.

– Arthur, ¿nos vamos? – dice acercándose a mí.

– Claro. – nos tomamos de las manos y salimos juntos.

Al parecer no les dijo nada a sus amigos de lo que pasó


aquella ocasión, sino… sería hombre muerto, por la
advertencia de tiempo atrás hecha por Gabriel.

– ¿Qué harán este fin de semana? – pregunta Andrea con


curiosidad. Annel me mira en espera de una respuesta.

– La verdad, no tenemos nada planeado. – digo y Andy


sonríe.

– ¡Perfecto! – dice alegremente.

– ¿Por qué? – pregunta Annel sin comprender.

– Pues… - dice pensativa.

– Ya diles, amor. – Gabriel le pide que hable y ella asiente.


– Bien, los queremos invitar a pasar este fin de semana
Paris. – eso me traer recuerdos de cuando me alejé de Annel
por un mes y me fui con mi ex, Bárbara. Veo a mi bella mujer
y veo una pequeña tristeza en su mirada.

– ¿Qué dicen? – habla Gabo y tiene nuestra atención.

– Iremos. – digo con seguridad y mi hermosa me mira con


sorpresa.

Terminamos de comer y fuimos a la empresa, pero Annel


sigue algo triste y la puedo entender. Entra a su oficina y
entro detrás de ella.

– ¿Qué ocurre, mi bella? – digo y se deja caer en el sofá.

– No estoy muy segura de ir. – dice desanimada.

– ¿Por qué? – no la entiendo, ella no sabe que me fui allá ¿o


sí?

– Yo… sé que estuviste por allá con tu ex. – dice mirando a


otra parte y me sorprende. Pero ¿Cómo?

– ¿Cómo lo sabes? – me da curiosidad.


– Ella subió fotos de ustedes en redes sociales. - ¿y por qué
no me extraña de Bárbara?

– Entiendo. – digo también sin ánimos. Realmente deseaba


estar con ella.

– Sé que es quedar mal con Andy y Gabo, que ellos lo


desean. – sigue sin mirarme.

– Mi bella. – me acerco a ella y tomo su hermoso rostro en


mis manos para que me mire.

– Eso ya no importa, yo… yo sólo deseo estar contigo. – digo


con sinceridad.

– ¿de verdad? – dice con un ligero brillo en sus hermosos


ojos. Asiento y comienzo a besas sus labios tiernamente.

Sé que es un gran paso en mi vida a lado de Annel, pero aún


tengo miedo de perderla en cuanto sepa quién soy
realmente.
Capítulo 29: Viaje a Paris
Narra Annel

Les confieso que me daba cierta rabia al saber que Arthur ya


había estado antes en París con su ex, pero sus palabras me
sorprendieron al decirme que sólo deseaba estar conmigo,
digo es muy lindo y a la vez misterioso, a veces es amable y
otras era muy frio y eso a veces me confunde. Pero de lo que
estoy segura es mi amor por él, a veces tengo miedo de que
algún día se canse de mí y me deje por otra. Voy poco a poco
demostrándole lo que siento por él, parece no incomodarle.
Sólo queda ver qué pasa.

– ¿ya tienes todo listo? – dice Andy sacándome de mis


pensamientos.

– Si. No falta nada. – digo dando un último vistazo a mi


maleta. Cierro la maleta y la tomo para salir del
departamento.

– ¿Listas? – dice Gabo y Arthur está a su lado sin dejarme de


mirar.

Los dos hombres guapos y caballerosos nos ayudan a subir


a un vehículo muy cómodo para llevarnos al aeropuerto. No
sé cómo sentirme con respecto a ir de viaje a un lugar donde
el hombre que amas ya estuvo ahí con una ex.

Llegamos a la ciudad del amor, bajamos del avión y una


camioneta ya esperaba por nosotros. Arthur en todo
momento me tenía de la mano, se aferraba a ella como si
sintiera que lo voy a dejar, bueno eso siento yo, tal vez me
equivoco.

Llegamos a un hotel 5 estrellas, muy elegante, por cierto, le


dan las llaves y les entrega una a Gabo. ¡Dios! Me siento un
poco incomoda y nerviosa al mismo tiempo, sigo con esa
idea de que estuvo con esa mujer. Subimos por el ascensor y
siento como Arthur me abraza.

– Me encantas. – me dice de repente en un susurro, algo que


hizo que me estremeciera en sus brazos.

–Y tú a mí. – me giro para estar frente a él y cuando estoy a


punto de besarlo cuando escucho un carraspeo, vemos y me
había olvidado de que aún estamos en el ascensor.

– ¿no pueden esperar cuando estén solos? – dice Andy de


forma picara y sólo siento mi rostro rojo de la pena.

– Lo siento. – digo muy apenada y ella ríe.


Salimos de la caja metálica y cada pareja de fue a su
habitación correspondiente. Arthur cerró la puerta y me
vuelve a abrazar mientras contemplo la habitación, es
grande y tiene una pequeña sala de estar en medio y la
cama una queen zise.

– ¿Te gusta? – dice cerca de mi oído.

– Me encanta. – digo sin dejar de estar asombrada.

– Ven. – me toma de la mano y me guía a uno de los sillones.

– Realmente me siento bien contigo a mi lado. – dice


mirándome a los ojos y siento una sonrisa de mi parte.

– ¿en… en verdad? – digo sin poder creerlo.

– Claro que si mi hechicera de ojos azules. - ¡Dios! No puedo


creer que esto esté pasando, realmente lo amo, me gustaría
poder decírselo, pero aún tengo miedo de su reacción.

– ¡Oh, Arthur! – lo abrazo y me corresponde.

Cierro los ojos al contacto de sus labios con los míos, y


cuando comenzaba a intensificarse, escuchamos que tocan
la puerta, hace que nos separemos.
– ¡Oigan tortolos, los estamos esperando! – dice Andy y
escucho como maldice Arthur.

– Ya vamos. – respondo sin ganas, que no sé si me escuchó


o no.

– Ok. – dice y escucho como se aleja.

– No hay de otra ¿verdad? – lo miro y está igual de frustrado


que yo.

– No la hay. – digo dejándole un corto beso es sus labios.

Nos cambiamos de ropa por una más ligera, porque estaba


haciendo algo de calor, él se puso una camisa y un pantalón
de mezclilla. y yo un vestido de tirantes y suelto de la falda
color blanco y unas sandalias. Salimos de la habitación y sin
esperarlo, me toma de la mano, le correspondo. Nuestros
amigos ya nos esperaban en la recepción, nos vieron y
sonrieron. Salimos del hotel y fuimos a un buen restaurante
donde nos entendieron muy bien, le doy gracias a mi padre
por haberme pagado un curso intensivo de francés, así se
me hace más fácil entender todo, es la primera vez que
vengo.
– ¿saben? – habla de repente mi amiga y la miro con
curiosidad a lo que tenga que decir. – hacen una hermosa
pareja. - ¿será cierto? Siento que me pongo un poco roja y
miro a Arthur, pero lo siento un poco incómodo.

– ¿crees? – digo tratando de componer la compostura.

– Si. No tengo la menor duda. – dice nuevamente ella y Gabo


le da la razón. Digo mi jefe es guapísimo y que tal vez sienta
algo por mí. Aun no sé con certeza.

– Aquí están sus platillos. – dice el camarero mientras


acomoda lo que cada uno pidió. Le damos las gracias y se
retira.

– Yo quiero brindar por nuestra amista y porque encontré a


un hombre maravilloso. – dice Andy alzando su copa y
chocamos las nuestras con la suya.

– Yo también brindo, porque al fin encontré a una mujer tan


encantadora como tú a quien no he dejado de amar desde
que nos conocimos. – eso es realmente hermoso. Se miran
con amor y se dan un corto beso en los labios. En cuanto a
mí, no sé si sea una buena idea que haga un brindis como el
de ellos, ya que entre Arthur y yo no hay una relación formal
como tal.
– Yo brindo por mi hechicera de fuego, que, cuando la vi por
primera vez en esa cafetería, hizo que todo en mi cambiara. –
ok. Eso no me lo esperaba.

– Arthur… - no pude aguantar más y sentí unas lágrimas


corriendo por mis mejillas, me mira con ternura y las limpia
con un pañuelo, lo hace de una manera muy suave.

– Y yo brindo, porque nuestros caminos se cruzaron y nos


conocimos para estar… juntos. – sonríe y me da un beso en
mis labios.

Después de esas hermosas palabras, nos pusimos a


degustar de la comida francesa. Deliciosa, por cierto.
Después de la comida, pedimos un delicioso postre.
Pagamos y salimos del restaurante y fuimos a dar un paseo
por las hermosas calles de Paris, veo el paisaje y recuerdo la
serie de “Emily en Paris” muy buena.

Llegamos a la torre Eiffel, nos tomamos fotos para insta y


Facebook, llenándonos de recuerdos de este hermoso viaje y
que mejor a lado de tus mejores amigos y… del hombre que
amo.
Estuvimos así toda la tarde, hasta que comenzó a caer la
noche, iluminando la ciudad de una manera muy
espectacular. Fuimos a Moulin Rouge a disfrutar del
espectáculo que ofrece de can can. Me pregunto si Arthur
venía a estor lugares con su ex. Sería una tortura para mi
pensar en eso.

– ¿todo está bien? – dice cerca de mi oído.

– Si. Todo bien. – le regalo una sonrisa y me la devuelve.

Después de un buen rato, decidimos regresar al hotel, la


verdad ya estaba muy cansada, fue un día muy agitado,
desde el viaje hasta el último paseo de la noche. Mañana
seguiríamos con los paseos, a decir verdad, me la pasé de
maravilla.

– ¿te gustó el paseo? – dice Arthur una vez dentro de la


habitación.

– Me encantó. – me sonríe y se acerca a mi para abrazarme.

– Pero no se compara con tu belleza. – me mira a los ojos y


veo un hermoso brillo en ellos, algo que no había visto antes
en él.
– Arthur. – me besa y le correspondo de inmediato.

Nos vamos quitando la ropa y nos recostamos sobre la


cama, me vuelve a mirar y me besa despacio mientras
recorre mi cuerpo con sus labios, sólo hace que mi corazón
se acelere al máximo, sus besos van quemando sobre mi piel
haciendo que yo me prenda por la pasión. Llega hasta mi
intimidad, empieza a zacearse de mis jugos haciendo que
llegue al orgasmo. Cambiamos de lugar y me tocó ahora a mi
darle placer al hombre con el que estoy. Comienzo por
besarlo en sus labios, bajando lentamente, hasta llegar a su
m*****o, sólo puedo escuchar sus gemidos por el placer que
le provoco.

– Annel… eres maravillosa. – saco su p**e de mi boca y me


subo a él, me ayuda a que entre en mí, y ambos soltamos un
gemido de placer al mismo tiempo.

– Tú… también lo eres… - ¡Dios! Este hombre me encanta.

Una vez que hicimos el amor, nos acomodamos y nos


cubrimos con una sábana. Realmente amo a este hombre y
me pregunto si él también me ama.
Capítulo 30: La amo
Narra Arthur.

Estas semanas que la pasé nuevamente en París a lado de


Annel, realmente me sentí completo, aun no creo eso del
amor, y a decir verdad me da mucho miedo descubrirlo o
terminar de hacerle daño a la mujer que tengo a mi lado.
Trato de sacar todo mi pasado en las sesiones con Drake,
pero me cuesta tanto, digo, no debería ya que llevo 3 años
de “terapia” y sólo no me nace hacerlo, tanto que estoy
pensando en dejarlas al menos por un tiempo y cuando
realmente me sienta listo para hablar, regresar.

Por ahora estoy concentrado en el trabajo, Gil me ha estado


ayudando mientras estuve lejos de casa, pero ahora que ya
me encuentro aquí, retomé los pendientes, Annel y Andy me
han estado apoyando y les estoy muy agradecido por ello.
Abro el cajón de mi escritorio para buscar un bolígrafo para
firmar algunos documentos que lo requieren, y me encuentro
con la invitación de boda de Bárbara, veo la fecha y ya es
para este fin de semana, ¡Vaya! Si que se pasa volando el
tiempo.

– ¿Arthur? – entra Annel sacándome de mis pensamientos.

– Si, ¿Dime? – le presto atención a mi mujer. ¿eh? ¿dije mi


mujer? Bueno, ya llevamos un corto tiempo saliendo y no he
vuelto a salir con nadie más, eso sí es nuevo en mí.

– En una hora tienes una reunión con los accionistas. – dice


y yo asiento.

– ¿es todo? – pregunto con curiosidad.

– Es todo. – dice con su hermosa sonrisa. Le hago una seña


de que venga hasta donde yo estoy, me mira con seducción y
se acerca hasta sentarse en mi regazo con una pierna a lado
de mi las mías.

– No sabes cómo me encantas. – le digo mirándola a los


ojos.

– Y tú a mí. – su respiración se acelera un poco al igual que


la mía.

Comienzo a besar su cuello, mientras mis manos se posan


en sus caderas. La levanto cuando siento un bulto debajo de
mi pantalón y la recuesto sobre el escritorio, ella envuelve mi
cadera con sus hermosas piernas.

– Arthur… - suelta mi nombre en medio de un suspiro.


– Oh, Annel… - bajo su bikini y ella me ayuda con el
pantalón y el bóxer ayudando a liberar mi erección. Entro en
ella con cuidado y suelta un gemido. ¡Dios! Esto se siente
maravilloso estar dentro de ella.

Empiezo lento con las embestidas, pero ella me pide que


vaya un poco más fuerte, y así lo hago.

Cierro los ojos sintiendo el placer que Annel me provoca, y


de sólo pensar que está enamorada de mí, y lo que menos
deseo es decepcionarla, ni mucho menos herirla. Tampoco
quiero pensar cuál será su reacción cuando sepa quien fui
en el pasado, me aterra mucho que me deje.

Una vez que terminamos de hacer el amor, nos arreglamos la


ropa, me dio un corto beso en los labios y salió de mi oficina.
Yo me quedé hundido en mis pensamientos, pero tengo que
reaccionar o se me hará tarde para la junta.

(…)

La junta con los accionistas fue más larga de lo que


pensaba, pero salí justo a tiempo para ir a comer con Annel,
Andy y Gabriel, así es, desde que salgo con mi bella
asistente.
– ¿Cómo te fue en la junta? – me dice Annel una vez que
está cerca de mí.

– Algo cansado, pero dentro de lo que cabe, muy bien. – digo


una sonrisa leve y ella me devuelve el gesto.

– Me alegro, en verdad. – Annel es tan hermosa.

– ¿nos vamos? De seguro Andrea y Gabriel ya nos están


esperando. – ella asiente con la cabeza y me toma de la
mano. No me importa que los de la oficina hablen o no de
nosotros, pero al parecer lo ven normal.

Salimos del ascensor y ahí estaban nuestros amigos


esperando por nosotros.

– ¿no me invitan a mí también? – veo a mi amigo Gilbert


fingiendo tristeza. Miro a mi chica y ella sonríe.

– Está bien, puedes venir. – digo y el celebra. Parece un


pequeño de 5 años.

Subimos en un solo auto, en de Gabriel ya que es un poco


más grande que el mío. Les confieso que no esperaba tener
más amigos que no fuera sólo Gilbert. Y a decir verdad se
siente muy bien.
En la hora del almuerzo, lo disfrutamos bastante, todos
contamos anécdotas muy divertidas, nunca imagine que
algún día pudiera sentir o vivir algo como esto, siempre me
mantenía distanciado de las personas, cuando estaba lejos
de la familia Williams, si convivía con compañeros de la
facultad, borracheras y sexo, aun todavía lo hice al llegar a
Inglaterra, pero al conocer a Annel, todo eso terminó, me
siento bien por ello, pero aún tengo miedo de hacer daño, ya
he hablado de esto con Drake, quizás un día abra más de lo
que siento al respecto.

(…)

Llegamos a la empresa y nos pusimos a trabajar, antes de


eso le dije a Annel que la invitaría a cenar fuera del
departamento, ya llevamos 2 meses viviendo en el mío, ella y
Gabriel dejaron de rentar el anterior, porque él también se
fue a vivir con Andrea. Annel aceptó con gusto. Ella es una
mujer única y maravillosa tanto que la amo.
Capítulo 31: ¿Enfrentar el pasado?
Narra Arthur

Estoy una vez más en el consultorio de mi psicólogo,


decidido a que me ayude de verdad, Drake conoce mi
pasado, pero siempre me he negado a un tratamiento para
salir de la oscuridad en la que aún me encuentro, aunque
vea una luz al final del camino, tengo miedo de extinguir esa
hermosa luz, y miedo a que en cuanto Annel conozca mi
pasado, decida alejarse de mí, definitivamente.

– Entonces… ¿tiene miedo a que Annel se vaya en cuanto


conozca tu pasado? – Drake me mira con detenimiento
esperando a mi respuesta.

– Así es. Ella es una mujer maravillosa y a decir verdad no


deseo perderla, pero con las cadenas que arrastro, tampoco
deseo arrastrarla a mi oscuridad. – y eso me preocupa
mucho.

– Ya veo. Lo que te puedo recomendar es que te enfrentes


primero a tu pasado, y después hables con ella una vez que
te sientas más liberado. - ¿Qué acaba de decir? ¿Enfrentar el
pasado? La verdad no me siento preparado para dar un paso
así de grande, sé que ha pasado mucho, pero… s supone
que morí en ese enfrentamiento con los hombres de Aarón.
– Yo… no sé si pueda hacerlo, ellos creen que morí. – digo
con sinceridad.

– Entiendo. Bueno, la otra opción es escribir en una carta


dirigido a Katherine Smith, pero sin enviarla. – eso suena
mucho mejor que verla en persona.

– Es una mejor idea. – y la verdad que lo es.

Termina la sesión y me despido de Drake. Salgo del


consultorio con destino a la empresa. Me siento un poco
más tranquilo en cuanto no veré más a Katherine y a su
esposo, pero, por otra parte, aun me aterra de tan sólo
pensar en que en cuanto Annel lo sepa, me deje.

Una vez que estoy en la oficina, Annel pasa a saludarme, lo


bueno que ella no me pregunta en donde estuve parte de la
mañana, además no creo que le importe.

– Arthur, aquí te traigo unos documentos que necesitas


revisar y firmar. – dice mientras deja las carpetas en mi
escritorio.

– Muchas gracias, mi bella hechicera. – la miro y veo como


se pone rojita como manzanita, se ve muy linda así, además
que le gusta que le llame de esa forma.

– Tonto, hiciste que me pusiera roja. – pone sus manos en su


bello rostro, me levanto de mi lugar y me acerco a ella
retirando sus delicadas manos de su cara, la tomo con las
mías y la acerco para darle un corto beso en sus labios.

– Eres bellísima. – no dejamos de mirarnos, puedo ver en ella


todo ese amor que siente por mí. ¡Dios! ¿Cómo es posible
que una mujer como ella se haya enamorado de alguien
como yo? Y ¿Qué siento yo por ella?

– Y tú eres muy guapo. – dice con un poco de timidez.

– Por cierto, ¿en verdad debemos ir a la boda de tu ex? – ya


olvidaba ese tema, se suponía que ya debió celebrarse, pero
lo pospusieron.

– No es tan malo. – digo y ella hace una mueca de disgusto.


Tomo su mano y la abrazo.

– Está bien, pero espero que no trate de seducirte. – se ve


linda cuando se pone celosa.

– Veras que no, además tiene tiempo que no sé nada de ella


desde la invitación. – me mira con un poco de duda.
– Está bien, pero la estaré vigilando. – se acerca a mí y me
da un beso en los labios.

Se despide de mí y sale de la oficina dejándome solo, pienso


y pienso en lo que me dijo Drake esta mañana, así que le
pido a Andy que me consiga una libreta nueva, después de
unos minutos, entra y me la deja, le doy las gracias y sale.

Y así aprovecho para comenzar una “carta” dirigida a


Katherine, empezando así…

“querida Katherine.

¿Cómo has estado? Te escribo para decirte lo mucho que


siento el daño que te causé años atrás, fui manipulado por
una mujer sin corazón y escrúpulos, sé que no es
justificación para mis acciones hacia contigo, mi motivo por
el que te escribo es para disculparme…”

¿Por qué me cuesta mucho pedir disculpas a una mujer que


no mi hizo nada? Esto es frustrante, desearía poder hacerlo
de frente de ser necesario, pero se supone que fallecí para
ella y el presentarme frente a Katherine y más que ahora
tiene su familia.
Quizás siga con la idea de la carta.

“sé que te hice pasar un infierno al tenerte en contra de tu


voluntad, casi pierdes la vida por mi culpa, pero ahora trato
de enmendar todos esos errores que cometí contigo, y no te
voy a negar que aún tengo miedo de cometerlos con alguien
quien es muy especial para mí, de hacerle daño. Es por eso
por lo que estoy tomando terapias para sanar y salir de esa
oscuridad en la que aún me encuentro.

Dejo de escribir nuevamente, imaginando a Katherine


sentada frente a mí, pero no sonríe, es todo lo contrario,
como si no le gustara que le escriba todo esto, pero sólo es
mi imaginación, tal vez por la primera idea de mi psicólogo
de enfrentarla, puede ser una buena idea, sin embargo, no lo
es para mí.

Guardo la libreta en uno de los cajones de mi escritorio, y lo


cierro con llave, no quiero que nadie vea lo que estoy
haciendo y menos Annel, al menos no por ahora, o tal vez
esto me lo lleve a la tumba. Sigo con mi trabajo hasta que
llega la hora de la salida, veo a mi bella hechicera salir de su
oficina y sonrío por instinto al verla, ella me regresa el gesto.

– ¿nos vamos? – dice mientras se acerca a mí y me toma de


la mano.
– Si. – caminamos hacia el ascensor y entramos una vez que
se abren las puertas. De repente me toma por sorpresa y me
abraza y me mira y sin decir nada, pega sus lindos labios en
los míos.

Sólo ella me hace sentir bien, con ese amor que siente por
mí, aunque a veces pienso que no la merezco.

Llegamos al departamento y me pregunta si deseo algo de


cenar, le digo que sí, y los dos nos ponemos a preparar unos
emparedados de mermelada y ella prepara unas malteadas
de vainilla. Nos sentamos en el sillón y nos ponemos a ver
una película de zombis en Netflix. Me encanta estar
acompañado de una mujer como ella.
Capítulo 32: Sólo nosotros
Narra Annel.

Todo el tiempo que llevo a lado de Arthur, ha sido


maravilloso, ya no ha intentado alejarme de él, y eso me
pone muy feliz, aunque de repente se distancia un poco,
pero no como para irse de mi lado, y es por eso lo amor con
todo mi corazón, él es hombre con quien deseo.

Estoy viendo unos documentos y siento que abren la puerta


de mi oficina y es Andy.

– ¿Qué ocurre? – sólo entra sin tocar cuando hay algo muy
importante.

– La exnovia de tu novio está aquí. – dice de mala gana.

– ¿viene a verlo? – espero que la corra, se supone que se va


a casar, ¿acaso quiere su despedida de soltera con Arthur?
Espero que no.

– De hecho, no, viene a verte a ti. – eso me sorprendió.

– Ok, hazla pasar, por favor. – digo y ella asiente.

– Buenos días, Annel. – dice Bárbara con una sonrisa, una


sincera.

– Buenos días. Toma asiento. – así lo hace.

– Vine a visitarte y a recordarles que este fin de semana me


caso. – es verdad, con tanto trabajo se me olvida y Arthur
siempre me lo recuerda.

– Lo sé, Arthur me lo ha recordado. – veo un brillo en sus


ojos.

– ¿Sabes? Antes me sentía celosa de que él anduviera


contigo, pero ahora que conocí a mi verdadero amor, sé que
ustedes serán felices. – realmente me sorprende sus
palabras, en otro momento podría pensar que está
mintiendo.

– Gracias, en verdad. – le digo con sinceridad.

– Bueno, te dejo, aún tengo que ver unos detalles. – se


despide y sale de la oficina. Ahora si me dejó sorprendida,
podría pensar que algo trama, no lo sé.

Termino con mis pendientes y me levanto de mi silla para ir a


ver a Arthur, deseo besar esos carnosos labios que tiene.
Salgo de la oficina y voy a la suya y antes de tocar escucho
voces, me acerco con más cuidado.

– Te ves más feliz que nunca. – reconozco esa voz, Bárbara.

– Así me siento cuando estoy con ella. – la voz de mi novio se


escucha con cierta alegría.

Lo mejor es retirarme no quiero que piensen que los estoy


espiando, veo a Andy concentrada en el monitor.

– ¿Qué haces? – la interrumpo.

– Agendando unos eventos para dentro de dos semanas. –


dice sin mirarme. Es verdad la otra semana habrá un evento
por el aniversario de la empresa y va a haber personas muy
importantes y posibles nuevos socios, ya está reservado el
lugar y entre Andy y yo estamos viendo todos los detalles,
como banquetes y las invitaciones. En eso veo salir a
Bárbara junto con Arthur se despiden y me mira con una
sonrisa. Me despido de mi amiga y entro con él a su oficina.

– Vino a lo de su boda ¿cierto? – espero que así haya sido.

– Así es amor, no debes preocuparte, ella está muy feliz por


nosotros. - nuca había visto a Arthur tan más contento,
comenzó a sonreír cuando salimos formalmente, pero ahora
sus ojos están llenos de vida. Me siento sobre su regazo y
nos abrazamos.

– Soy un poquito celosa. – digo y el ríe divertido.

– No te preocupes, en verdad. – me da un corto beso en los


labios.

– Arthur… - llamo su atención.

– Dime. – está atento a mi respuesta. ¡Dios! Estoy muy


nerviosa, no sé cómo decirle que lo amo.

– Yo… yo… te… a… - estaba apunto cuando entra Andy y


nos interrumpe, rápido me levanto y acomodo mi falda.

– Dios, vayan a un motel. – dice fingiendo molestia.

– ¿Qué pasa, Andy? – dice Arthur tratando de sonar serio.

– La otra semana es lo del aniversario de la empresa, tu


novia y yo ya estamos con los últimos preparativos, y aquí
está la lista de invitados para que la revises. – le extiende la
carpeta y Arthur la toma.

– Muchas gracias. – Andy se despide y me mira picara antes


de salir. Me siento junto a Arthur y juntos revisamos la lista,
al verla detalladamente dos nombres me llaman la atención.

– ¿invitaste a mi padre y a su esposa? – digo sin poder


creerlo.

– ¿Por qué no debería hacerlo? – me mira confundido.

– Bueno… - me interrumpe.

– Eres mi novia y pareja y sé lo importante que es para ti


estar con ellos y que oportunidad que en el evento. – me
sonríe y siento una lagrima correr por mi mejilla y él la limpia
con su pulgar.

– Arthur… te amo… - al fin le confesé mis sentimientos por


él.

– Mi hermosa Annel … también te amo. – me mira con


ternura y amor.

Me vuelvo a sentar en su regazo y nos besamos


apasionadamente, terminamos haciendo el amor sobre su
escritorio. De ahora en adelante, sólo seremos nosotros dos.

(…)
El día de la boda de Bárbara llega y es la primera me vez que
me siento tranquila sabiendo que ya no tiene ningún interés
por el hombre que amo, así que por ese lado no me
preocupo.

Llevo puesto un vestido verde agua, lago hasta mis talones,


con piedras de fantasía incrustadas alrededor de la cintura,
llevo unos aretes de diamante que me regalo Arthur para la
ocasión haciendo juego con un hermoso collar, unas
zapatillas del mismo color del vestido y llevo el cabello
recogido en una coleta alta y ligeramente ondulado. Mientras
que mi novio lleva un esmoquin n***o camisa blanca, una
corbata roja, zapatos n****s.

– Te ves bellísima. – su mirada tiene un brillo único.

– Tú estás muy guapo. – le digo con una sonrisa.

– ¿nos vamos? – me tiende su brazo como el caballero que


es, le tomo el brazo y salimos del departamento.

Llegamos a la iglesia, y está muy bien decorada con rosas


blancas, al ver todo esto imagino como sería mi boda con
Arthur. Pero ¿en qué estoy pensando?
– ¿Todo bien? – pregunta mi novio a un lado de mí.

– Si. – me limito a responder con una sonrisa.

– Está bien. Ven aquí están nuestros lugares. – asiento y nos


acomodamos donde nos corresponde.

(…)

A decir verdad, la boda fue muy bonita. Ya afuera de la


iglesia, felicitamos a los novios, Bárbara se ve muy radiante
y hermosa es ese vestido largo en corte de sirena.

– Gracias por haber venido. – me dice en medio del abrazo.

– A ti por la invitación. – sonrío con sinceridad.

– Espero que pronto me inviten a la tuya con Arthur. – dice


susurrando en mi oído, yo sólo siento como me pongo roja
por el comentario.

– Felicidades. – mi novio se acerca y la abraza.

Estamos en la fiesta y está muy animada, todos bailando y


festejando la unión en matrimonio de la ex de mi novio y con
su ahora esposo.
Después de una larga noche de celebrar, Arthur y yo nos
fuimos a nuestro departamento, entro a darme una ducha y
Arthur me acompaña, me besa en un hombro y me giro para
verlo de frente.

– Te amo, Annel. – que hermoso suenan esas palabras de


sus labios.

– También te amo. – comienza a besarme y le correspondo


de inmediato. Este hombre hace que me derrita en todos los
sentidos. Se pega más a mi cuerpo haciendo que reaccione y
como me carga pegándome a la pared y sintiendo como va
entrando en mí, jadeo por la excitación que me provoca.

Salimos de la ducha y nos acomodamos para dormir, porque


mañana tendremos un día largo junto con Andy y Gabriel.
Capítulo 33: Es amor
Narra Arthur

Nunca imagine que alguna de mis examantes se casara y


que me deseara felicidad con alguien más y no cualquier
persona, mi bella Annel, nunca imaginé que terminaría
enamorado de ella, cada vez que le digo que la amo, siento
una calidez dentro de mí, siempre me negaba a este
sentimiento a como diera lugar, intenté alejarme de ella de
una u otra forma, no porque no me atrajera, sino por miedo a
herirla, es lo que menos he deseado desde que la conocí.

Creo que después de todo, las terapias con Drake si han


estado frutos después de todo y cuando menos me lo había
imaginado. Saco por un momento esos pensamientos y
continúo escribiendo la carta para Katherine.

(…)

Nos encontramos en una junta, Annel está a mi lado


apuntando lo más importante de esta reunión para después
hacer un buen reporte. Puedo notar que uno de los socios no
le quita la mirada de encima de la mujer que amo y eso
realmente me molesta, no voy a permitir que nadie se le
acerque, ella es mi novia.
– ¿todo bien? – pregunta ella cerca de mi oído.

– No. – respondo molesto.

– ¿Qué pasa? – pregunta con curiosidad.

– El idiota de Andrew Morrison no deja de mirarte. – ella


toma mi mano con discreción y me sonríe, lo que hace que
me tranquilice.

– Tranquilo amor, yo sólo tengo ojos para ti. – y me alegra


saberlo.

La junta termina y todos se despiden. Morrison intenta


acercarse a Annel y de inmediato la tomo de la mano y salgo
con ella de la sala de juntas.

– Celoso. – dice con diversión.

– Un poco. – le sigo el juego.

– Amor, a ni nadie más me interesa, ya te lo dije. – sus


palabras me hacen sonreír.

– Lo sé. – nos despedimos y cada uno se fue a su oficina.


Realmente ella es única y no voy a permitir que nadie más se
acerque a la mujer que amo, aun me siento raro con este
nuevo sentimiento, eso me recuerda a las palabras que una
vez me dijo mi amigo Gilbert, que estaba enamorado de
Annel, y me negaba a verlo, decía que no que él estaba loco,
y aquí él único que no lo veía así, era yo.

(***)

– Desde que estas con Annel, me has olvidado. – dice Gilbert


fingiendo tristeza.

– Tú que te la vives en los antros. – le regreso el falso


reclamo.

– Pues no tengo más. – dice alzando los hombros restándole


importancia.

– Algún día vas a conocer a la mujer que te ponga en tu


lugar, sino mírame a mí. – le sonrío y él bufa.

– Así estoy bien. – eso lo veremos.

Cambiamos de tema con respecto al aniversario de la


empresa y revisando nuevamente la lista de invitados, y no
me había percatado que Paola Villanueva, no creo que a mi
hechicera le agrade mucho la presencia de mi examante y
más que hace tiempo ella aún se lanzaba a mis brazos.
Ahora todo es diferente, también vendrán los Ferrara, otra
molestia, Juan Carlos.

Tiempo de no saber de esos dos, y ahora estarán en este


evento, simplemente porque sus familias son socios
importantes de esta empresa.

(…)

Nos reunimos los cuatro en mi departamento, pedimos


pizzas y compramos cervezas, hasta que suena el timbre, me
levanto del sofá y abro la puerta es mi amigo.

– ¡Que milagro que vienes! – digo realmente sorprendido.

– Pues últimamente hemos estado alejados y extraño a mi


mejor amigo. – y me alegra saber eso.

– Pasa, bienvenido. – lo invito a pasar.

– Buenas noches. – saluda y las chicas y Gabriel lo saludan

– Gilbert, bienvenido. – mi Annel saluda amablemente.


– Gracias. – le sonríe amable.

Nos pusimos a jugar UNO, ese juego es realmente divertido,


me la estoy pasando bien en compañía de mi novia y mis
amigos, gracias a Annel que tengo nuevos amigos.

– ¡UNO! – grita Andrea mostrando su última carta.

– Quiero la revancha. – Dice Gilbert como un n***o pequeño.

– Bien. – ella sonríe con triunfo.

Después de jugar contábamos chistes o anécdotas de


nuestras infancias, aunque yo tengo poco con mis padres, el
falleció cuando aún era pequeño y mi madre se casó con
William, pero eso es lo de menos, lo que aun importa es mi
presente y la gente que me rodea.

Nos pusimos a ver películas, hasta que llega la hora de que


la pareja enamorada de Andrea y Gabriel se van al igual que
Gilbert. Espero que mi mejor amigo encuentre la mujer de su
vida, diga lo que diga.

Soy un claro ejemplo de que eso realmente existe y lo que


siento por Annel, es amor y de lo mejor de lo que pensaba.
Capítulo 34: Evento
Narra Annel

Hoy es el día del aniversario de la empresa de Arthur


Harrison y la verdad me tiene con los nervios al límite, sé
que Andy y yo vimos que no faltara ni el más mínimo detalle,
así que no hay de que preocuparse ¿o sí? Espero que no.

Llevo puesto un vestido azul cielo, largo, y con un escote en


forma de corazón, unas zapatillas color blanco, y el juego de
collar y pendientes que me había regalado.

– Estás bellísima. – dice Arthur desde el marco de la puerta


con su hermosa sonrisa.

– Tú estás guapísimo. – me acerco a él y me da un corto


beso en los labios.

– ¿nos vamos? – pregunta sin dejar de mirarme.

– Claro. – siento que soy muy afortunada al tenerlo en mi


vida.

Subimos al carro, durante el camino estuvimos platicando y


escuchando un poco de música.
Llegamos al lugar y mi novio queda impactado por como
quedaron todas las decoraciones.

– ¡Está increíble! – dice sin dejar de mirar el salón

– Gracias, amor. – le doy un beso en la mejilla y me mira.

– Tú y Andrea son excelentes. – me abraza y me besa.

– En serio… vayan a un auto… - la interrumpo antes de que


siga diciendo locuras.

– Ya entendimos. – finjo estar molesta.

– ¡Que guapos están! – nos alaga con una sonrisa pícara.

– Gracias, ustedes no se quedan atrás. – abrazo a mis


amigos.

– Bueno, vayamos a disfrutar de la velada. – se despiden de


nosotros y se van a pedir unas bebidas. Mientras que Arthur
y yo atendemos a los invitados, veo a mi padre y a Nancy
llegar y me abrazan con mucho amor.

– ¡Bienvenidos! – les digo con alegría.


– Gracias, hija y gracias por la invitación, sr. Harrison. – se
dirige a mi novio y se estrechan las manos.

– Por favor, dígame, Arthur. – sonríe y mi padre asiente.

– Entonces dime Alejandro. – al menos comienzan a llevarse.


Digo casi no he visto a mi padre, pero él sabe de mi relación
con Arthur.

– Pasen y disfruten. – se despiden y se van.

– ¡Amor! – esa voz, la conozco

– Paola. – se avienta a los brazos de mi novio y antes de que


intente besarlo, la quito.

– ¿Qué te pasa? – dice con cara de asco.

-Disculpa, pero a mi novio lo respetas. – digo molesta.

– ¿Tu novio? Creí que eras su secretaria.

– Asistente y novia. – la miro con odio.

– ¿Arthur? – lo mira sin creer me.


– Así es, Annel es mi novia. – dice con orgullo mientas pasa
una de sus manos por mi espalda y sonrío.

– Es broma ¿verdad? - nos mirar sin poder creer aún.

– No, no lo es. Y si nos disculpas, estamos ocupados. – le


digo con seriedad y se va furiosa.

¿Por qué no es como Bárbara? Quien encontró a un buen


hombre con el que se casó. Simplemente no lo entiendo.

(…)

El evento está marchando muy bien, a excepción de que esa


tal Paola no le quita la mirada de mi novio, entre otras
mujeres que me miran como si fuera un bicho raro, sólo por
el simple hecho de estar al lado del hombre que amo, pues
ni modo, él me eligió a mí, así que se aguanten.

– ¿todo bien, amor? – Arthur se acerca a mí.

– Si, mi vida. – le sonrío y me da un beso en los labios.

– ¡Hermano! – se acerca Gilbert a saludarnos y junto a él


esta una rubia, pero se ve agradable.
– Gilbert. – mi novio saluda.

– Miren, les presento a Susan. – dice con una sonrisa.

– Mucho gusto. – ambos la saludamos.

– El gusto es mío, Gilbert habla mucho de ustedes. – dice


con una sonrisa amable.

– ¿Qué puede decir de nosotros? – digo mirándolo pensativa,


pero él sabe que es broma.

– Pues, que son sus mejores amigos y que se la pasa muy


bien en su compañía. - ¡Vaya! No pensé que Gilbert nos
consideraba sus mejores amigos, digo de Arthur sí, pero de
mí y de Andy y Gabo.

– No le creas mucho. – hablando de mi amigo.

– Mucho gusto, soy Andrea y él es Gabriel. – se presentan


con Susan.

– Es un gusto. – saluda amablemente.

– Parece que al fin alguien amarró a nuestro amigo. – dice


Arthur en tono de burla y Gilbert se sonrosa y todos reímos.
– Buenas noches. – dice la voz de un hombre y todos
giramos de quien se trataba. Juan Carlos Ferrera.

– Buenas noches. – lo saludamos no muy de buenas.

– ¿Así reciben a sus invitados? – dice irónicamente.

– Pues… no eres bienvenido, pero no había opción. – dice


Gilbert de mala gana.

– Como sea. Hola guapas. – trata de acercarse a nosotras y


nuestros novios nos protegen.

– No siempre cuidaran de ellas. – ríe y se va.

– Que insoportable. – digo un poco molesta.

– Ni que lo digas. – habla Andy rodando los ojos.

Después de ese mal momento, nos fuimos a beber y a bailar,


realmente la velada era maravillosa, compartiendo con
nuestros seres queridos. Me siento feliz por mis padres, mis
amigos y el amor de mi vida, espero que esto sea así
siempre.
Entro al tocador para arreglar un poco mi maquillaje, y veo
que entra la insoportable de Paola, quien me mira con odio y
rencor.

– Ni creas que Arthur se quedará contigo. Él es mío y te lo


voy a quitar. – dice con ira en su mirada.

– ¿por quién me tomas? Arthur es mi NOVIO y no lo dejaré ir


por zorras como tú. – esta va a sacar lo peor de mí.

– Mira, estúpida. – estaba a punto de tomarme de los brazos


cuando dos personas la detienen a tiempo, miro y son Andy y
Susan.

– ¡Suéltenme! – grita con odio.

– Deja a nuestra amiga en paz. – dice Andy mientras que la


sacan del lugar.

– ¿Estás bien? – pregunta Susan con preocupación.

– Claro. – trato de controlar mi respiración, esa loca sólo


alteró mis nervios.

– Que ni se le ocurra ponerte una mano encima o se las verá


conmigo. – dice Andy y la tranquilizo.
– No te preocupes, dudo que quiera volver a molestar. – digo
restándole importancia.

– Eso espero. – salimos del tocador y nos encontramos con


los muchachos, quienes nos reciben con una sonrisa cálida,
me a Arthur, nos abrazamos y besamos.

Al terminar el evento, cada pareja de fue a sus respectivos


hogares. Arthur y yo fuimos a darnos una ducha, mientras
que hacíamos el amor, el estar con la persona que amas y no
sólo en lo se***l, sino en la compañía de disfrutar cada
momento de ir de viaje, convivir en lugares públicos, o
simplemente viendo películas en casa. Y me encanta estar
siempre a su lado.
Capítulo 35: Un amor verdadero
Narra Arthur

Es maravillo estar con una persona como Annel Maxwell,


¿Por qué? Porque ella es especial y única en todos los
sentidos, es la primera vez que tengo este sentimiento por
una mujer como ella, a decir verdad, nunca esperaba que
alguien como ella apareciera en mi vida, la amo y eso me
hace sentir vivo, y deseo que esto sea siempre, aunque…
aun me invade el miedo de que cuando sepa mi pasado, no
quiera volver a saber nada de mí, y no lo deseo, he tratado
de hablar con ella de ese tema, sin embargo, no me atrevo
por el miedo que me invade de tan sólo pensar de lo que
pueda pasar.

– ¿Qué pasa, amor? ¿no puedes dormir? – al parecer mi


mujer despertó.

– Si, amor. Vuelve a dormir. – le doy un corto beso en sus


hermosos labios.

– Tú también. – se acomoda en mi torso y la abrazo.

Definitivamente no la voy a perder, eso jamás, ella me ama y


yo a ella, y estoy seguro de que nada ni nadie nos va a
separar.
(…)

– ¿Qué pasa, hermano? – Gil me saca de mis pensamientos.

– Aún tengo miedo de perder a mi Annel, pero lucharé de que


no sea así. – digo con decisión.

– Ya veo. No puedes dejar mas ese tema. – me mira


fijamente.

– Lo sé. Pero por ahora no. Ya encontraré la oportunidad. –


espero no tardar o será peor.

– Eso espero. – sonríe levemente y sale de la oficina.

Sigo tratando de concentrar en el trabajo, cuando se abre la


puerta y se trata de Paola.

– ¿Qué deseas? – digo con seriedad.

– A ti. Te quiero a ti. – dice tratando de acercar a mí con


seducción.

– ¿Estás loca? Sabes que tengo novia ¿cierto? – digo


evitando que se acerque más.
– Si, mi amor, por ti lo estoy, y no me trago ese cuento de
que tu secretaria es tu “novia” porque eres un mujeriego sin
remedio. – esta de plano perdió la razón.

– Pues, aunque te cueste creerlo, la amo y desde hace


meses que estoy sólo con ella y vivimos juntos. - digo con
molestia. Comienza a reír.

– Mi vida, dudo que ella te dé lo que conmigo no te falta y lo


sabes. – me mira con deseo.

– No te quiero ver más. Y cuando regrese aquí, no te quiero


ver. – salgo de mi oficina, necesito despejarme.

– ¿todo bien? – Annel se acerca a mí.

– Si, amor, sólo estrés del trabajo. Vayamos a comer. – ella


asiente y salimos de la empresa.

(…)

– Eres una mujer maravillosa. – digo y ella se sonroja.

– Soy normal. – dice sonriendo aun tímida.


– Claro que no, realmente eres especial y única en mi vida. –
acaricio su hermoso rostro y veo como se pone rojita,
demostrándome lo mucho que me ama.

– Tú también eres especial en mi vida. – me mira con


lágrimas en sus bellos ojos. Me acerco a ella y le doy un
beso en sus labios.

Regresamos a la empresa y cada uno se fue a su lugar de


trabajo, para mi suerte, Paola ya no se encontraba en mi
oficina. Sólo espero no verla más por aquí, sé que sus padres
son socios de mi empresa, pero aun así no permitiré que su
hija se salga con la suya. Amo a Annel y no dejaré que nadie
se interponga en nuestro amor.

Llegamos a nuestro departamento e invitamos a nuestros


amigos a pasar una noche de diversión entre bromas y
juegos como verdad o reto. Sólo espero que a Gil no se le
suelte la lengua al preguntar cosas de mi pasado, una vez
ebrio dice cosas de más.

– La verdad me la he estado pasando muy bien con ustedes.


– dice Gil de repente.

– Yo igual. – digo mirando a mi Annel con una sonrisa y ella


me sonríe también. Y es la verdad, antes era un mujeriego
sin remedio, y ahora sólo soy de una mujer.

– Ni que lo digan. ¡Salud por eso! – esta vez habla Gabo


alzando su copa.

– Y todo gracias a mi casi hermana, Annel. – dice Andy con


una sonrisa. y tiene razón, gracias a ella todos somos
amigos.

– A ustedes por abrirme las puertas de su amista. Y a ti por


tu amor. – me toma de la mano.

La verdad no me imagino una vida sin Annel, sé que antes


deseaba alejarme de ella, pero ahora no hay marcha atrás,
ella es la luz que necesitaba para salir de esta oscuridad.

(…)

– Te amo. – le digo a mi bella hechicera mientras la abrazo.

– También te amo. Nunca dudes de eso. – nos miramos y me


da un beso en los labios, uno que se intensifica y
terminamos haciendo el amor.

Nos fuimos a nuestra recamara a descansar, mañana deseo


llevarla a casa de Isaac y presentarla oficialmente, él ya sabe
de mi relación con ella, pero no como se debería.

(…)

Vamos rumbo a la casa de mi tío y veo que mi mujer esta


algo nerviosa con esto, ella lo ha visto pocas veces, pero de
ahí a ya conocer a toda la familia de una manera más formal,
así que la puedo entender.

Al llegar, la ayudo a bajar del auto y tomo su mano para que


se sienta más segura, me sonríe y antes de tocar, le doy un
corto beso en sus labios.

– ¡Bienvenidos! – la tía Diana nos recibe con una sonrisa


cálida.

– Gracias. – Dice Annel algo tímida.

– Pero pasen, los estábamos esperando. – se hace a un lado


para que podamos pasar. Una vez adentro, se pueden
apreciar a Isaac y a mi primo Edward junto a su esposa.

– ¡Bienvenidos! – Isaac nos recibe con un abrazo.

– Srita. Maxwell, bienvenida a la familia. - le tiende la mano y


ella la acepta amablemente.
– Muchas gracias. – sonríe y en eso se acerca Johana, la
esposa de mi primo.

– Hola, que tal, soy Johana. – la saluda amablemente.

– Mucho gusto, Annel Maxwell. – se ve que se llevaran muy


bien.

– Yo soy Edward Harrison, primo de este idiota. – dice con


diversión y yo lo miro mal.

– Que gracioso. – digo con sarcasmo.

Pasamos al jardín a comer lo que mi tío y primo estuvieron


preparando, carne asada y hamburguesas. Miro a mi bella
hechicera y me gusta que se lleve bien con Johana, ya se ve
más relajada.

– Sólo espero que no lo eches a perder con ella. – dice Isaac


de una manera seria, sé que se preocupa por mí, imagino
que como lo estaría mi padre.

– Ten lo por seguro, yo la amo y no permitiré que nadie nos


intente separar. – digo con seguridad.
– Me alegra escucharlo. – me palmea la espalda y
continuamos en servir la comida.

La verdad me la he estado pasando bien con la familia,


Edward también es muy agradable, nunca pensé así de él, ya
tratándolo mejor uno se da cuenta de ello.

Annel y yo regresamos a casa después de pasar un día


completo con la familia, y ahora la puedo ver más relajada y
contenta. Me mira y sonríe, me acerco a ella y la beso, esto
que tenemos es un amor verdadero.
Capítulo 36: No será de ella
Narra Paola

Desde que conozco a Arthur, gracias a los negocios con mi


padre, he estado enamorada de él, al principio sólo era
pasarla bien juntos, pero como él vive en Inglaterra y yo en
España. Supe que salía con la tal Bárbara, una trepadora, lo
bueno que al final se casó con un francés, pero sigue con su
secretaria, no es más que otra mosquita muerta, y yo me
encaré de separarlos.

Hoy vine a verlo, tiene que darse cuenta de que soy para él,
y no esa, así que llego de sorpresa, pero al verme se molesta
en seguida. Le hago ver lo que es evidente, y me doy cuenta
de que esta más ciego que nada, me pide no volver a verme
y pide que me vaya, al no ver respuesta de mi parte, se
levanta de su lugar y me dice que espera que ya no esté aquí
para cuando regrese, se va y me quedo un poco más.

Me pongo a observar su oficina, donde alguna vez me hizo


suya, me siento en su silla y sé que no esta bien revisar sus
cosas, pero debe haber algo que me sirva para que esos dos
ya no estén juntos. Reviso y algo llama mi atención, una
libreta, veo su contenido, y me encuentro con una carta a
una tal Katherine, comienzo a leerla y estoy muy sorprendida
por lo que dice.
– Así que tuviste a esa mujer en cautiverio en contra de su
voluntad.

Lo que me hace preguntar ¿su “noviecita” lo sabrá?


Conociendo lo reservado que es, lo dudo mucho. Le tomo
una foto, esto es suficiente para mí. Salgo de su oficina y me
voy rumbo al hotel y pensar en cómo le hago llegar esto a
esa estúpida, Arthur es mío y se lo advertí el día del
aniversario de esa empresa. Desde que era pequeña, soñaba
con una persona como él y no dejaré que nadie lo tenga.

En la noche hablo con mi madre y le cuento lo que me


encontré, ella me apoya mucho para que nos casemos, y
está muy de acuerdo en que debo alejar a esa mujercita del
hombre que amo. Pienso y pienso en cómo le hago llegar
esta información, seguramente le gusta las cursilerías.

Pero viven juntos, estaré pendiente cuando ella se quede


sola, sería una gran oportunidad. Ya que no puedo entrar a la
empresa, me lo prohibió a pesar de que mi padre es socio de
Arthur, ni hablar.

Estoy en una florería, pido las mejores rosas, sólo que no


pongo tarjeta, en lugar de eso un sobre con la copia de esa
carta, le doy la dirección a la joven que me atiende. Como
desearía ver la cara de esa mujer cuando descubra quien es
su amorcito.

Llego al hotel y muero de aburrimiento, como me gustaría


que Arthur estuviese conmigo en estos momentos,
besándome, acariciándome, haciendo el amor. ¡Dios! Como
lo extraño.

(…)

Los días pasan y no sé nada si esa mujer dejo a mi hombre,


lo que me toca ir a su departamento y averiguarlo.

Estoy parada frente a su puerta, se supone que a esta hora


debería estar aquí. Respiro profundamente y toco… no se
escucha nada, insisto, hasta que abren y veo a esa estúpida,
que, al verme, lo hace con rabia. Pero… ¿Qué hace aquí?

– ¿Qué demonios haces aquí? – dice furiosa.

– Eso me pregunto yo. – la miro fríamente.

– Así que trataste de separarnos, ¿no es así? - ¿Cómo lo


supo?

– No sé de qué hablas. – me hago la desentendida.


– Mejor vete sino quieres que te jale de esos pelos de elote.
- ¿Qué dijo?

– Maldita, me vas a conocer. – estaba a punto de aventarla,


cuando sale mi Arthur.

– Vete, o llamaré a la policía y a tu padre. - me mira sin


expresión alguna.

– Amor… - trato de hablar, pero me ignora y cierra la puerta


frente a mi cara.

Esto no se va a quedar así, él no es para ella, es mío y voy a


luchar por su amor, está cegado por completo por esa
estúpida. Le pediré ayuda a un viejo amigo de mi padre.

Tomo mi teléfono y lo llamo…

– ¿Paola? – responde enseguida.

– Cuanto tiempo, Alan. – lo saludo.

– ¿A qué debo el honor de tu llamada? – pregunta con


alegría, Alan es un hombre muy guapo, y salíamos antes de
conocer a Arthur, pero sólo fue algo temporal y lo sabe.
– Necesito tu ayuda para separar a mi amor de una idiota
mosca muerta. – soy directa.

– ¿Arthur Harrison? – le hablé una vez de él.

– Así es. – sé que puedo contar con su ayuda.

– ¿Qué necesitas? - ¡Lo sabía!

– Que a esa mujercita te la lleves lejos, lo mas que puedas. –


sólo así podré estar con el hombre que amo.

– Bien, no te preocupes. – colgamos y espero que esto si


resulte.
Capítulo 37: La verdad sale a la luz
Narra Annel

Me encontraba en la oficina, cuando de repente entra Andy


con un hermoso ramo de flores y las pone sobre mi
escritorio, algo que se me hizo un poco raro.

– ¿Para quién son? – pregunto confundida.

– Para quien más, para ti. – dice con obviedad.

– Pero… - me levando en busca de la tarjeta, en lugar de eso


es un sobre poco mas grande, lo abro y comienzo a leer.

Al leerla, tapo mi boca con una de mis manos, por el


contenido de la hoja, dejándome caer a mi asiento.

– Esto no puede ser. – digo sin poder creerlo.

– ¿Qué ocurre? – Andy se acerca a mí con preocupación y me


quita la hoja.

– Es broma ¿verdad? – dice mirándome.

– No… no lo sé. – sigo en shock.


– ¿Por qué no le pregustas? - ¿sería lo correcto?

– No… ya no se que clase de persona es… y si esto es


verdad, ¿Qué podría hacerme a mí? – digo con miedo.

– ¿Qué harás entonces? – se ve igual de preocupada y


confundida al igual que yo.

– Irme de aquí, lo mas lejos posible, tengo miedo. – comienzo


a temblar.

– Tranquila, debe de haber una explicación a todo esto. –


trata de calmarme.

– Y ¿si no la hay? ¿si es verdad todo lo que dice ahí? ¡Por


Dios Andy! ¡Tuvo a una mujer cautiva! – me levanto de mi
lugar toda alterada.

– ¿Qué pasa aquí? – y hablando de ese hombre.

– Yo mejor me voy. – y mi mejor amiga me abandona.

– Tú… maldito desgraciado. – digo con odio y me miro


sorprendido.

– ¿de que hablas? – cínico.


– De esto. – le aviento el papel, lo levanta y comienza a leerlo
y veo miedo en su mirada y desesperación.

– Annel, déjame explicarte, por favor. – trata de acercarse a


mí, pero lo impido.

– No te quiero cerca de mí. Sólo dime si es verdad lo que


dice. – se ve un poco indeciso para responder.

– ¡RESPONDE! – grito y él reacciona.

– Eso fue hace años atrás, yo… formaba parte de una familia
que hacían negocios mal habidos, y tuve una hermanastra
con la que estaba involucrado, ella tiempo después, estaba
obsesionada con un conocido de esa familia, Aarón Moore…
- siguió contándome su historia, era muy difícil para él seguir
con esto.

– Si después de saber de mi pasado, quieres dejarme, lo


entenderé. - antes de dar mi respuesta, sale de la oficina
dejándome con todo esto dándome vueltas.

¿Realmente debo dejarlo? Sabiendo que lo amo. Si me contó


todo esto, es porque seguramente ha cambiado, además del
dolor que mostraban sus ojos.
Ya era la hora de salida y él aun no salía de su oficina, así
que me dirigí y entré sin tocar, estaba recostado en el sillón,
así que me acerqué a despertarlo con cuidado.

– ¿Arthur? – toco su brazo y reacciona lentamente.

– Annel. ¿Qué hora es? – dice un poco confundido.

– Ya es tarde, ya casi no hay nadie en la empresa. – se


levanta y camina hasta su escritorio por su saco. Y camina
pasándome por un lado sin siquiera mirarme.

– ¿me vas a dejar? – se encuentra esperando el elevador,


pero no me mira.

– Eres libre. – dicho eso, entra dejándome sola. Entonces era


él quien quería que me fuera de su vida, ya lo había
intentado antes. No lo quiero dejar, no sabiendo la verdad y
de las terapias que ha estado tomando desde tiempo atrás.

Narra Arthur.

Estoy que me lleva el diablo, mi mayor temor se hizo


realidad, no sabía cómo le había llegado esa copia de mi
carta a mi hechicera, así que recordé que tengo cámaras de
seguridad en mi oficina, claro las apago cuando hago el amor
con Annel aquí. Reviso mi computadora, y ¡Ahí está! Fue
Paola, el día que vino y la dejé sola cuando le dije que se
fuera y no hizo caso, ella hurgó mi escritorio sacó mi libreta y
le tomo unas fotos, pero esto no se va a quedar así.

Saco del frigobar una botella de vodka y agarro un vaso, me


sirvo y comienzo a beber, pero procuro no perder el juicio.
Me siento cansado y prefiero descansar un poco, todo me da
vueltas. Por otro lado, le pude contar toda mi historia, sin
embargo, si ella decide dejarme, no podré hacer nada, la he
perdido para siempre.

(…)

No sé cuanto tiempo dormí, porque escuché la voz de Annel,


le pregunto la hora, me levanto una vez que me responde,
tomo mi saco y salgo de mi oficina, cuando estoy esperando
el ascensor, ella me llama, me duele ignorarla, en verdad me
duele hacerlo.

Llego a mi auto y entro, golpeo con fuerza el volante.

– SOY UN IMBECIL. – Grito con fuerza de coraje.

Manejo hasta el departamento. Una vez que entro y voy a mi


habitación y ahí esta ella, sentada en el borde de la cama
hundida en sus pensamientos, me duele verla así.

– ¿De verdad deseas que me vaya? – dice sin mirarme y a mi


me parte el corazón en dos al verla así.

– Fui un monstruo en el pasado, y tengo miedo de hacerte


daño. – y es la verdad.

– Fuiste, y sé que no lo eres ahora, lo he visto, he visto el


amor que tienes por mí. – me mira y sus hermosos ojos
azules están cristalizados por las lágrimas.

– Te amo, de eso no hay duda alguna, pero mi mayor temor


era el perderte al conocer lo que fui, y quería ahorrarte esa
decisión de hacerlo. – me arrodillo frente ella tomando sus
manos entre las mías.

– Entonces no me pidas que te deje, porque no lo haré,


también te amo y siempre estaré a tu lado en las buenas y
en las malas. – dicho eso, me levanto y la abrazo con amor,
nos besamos e hicimos el amor.

Después de eso le dije quien le había enviado esa copia de


la carta, a lo que ella dijo que no se la iba a acabar.
Días después, vino a molestarnos como habíamos supuesto,
creyó que Annel me había dejado. Tendré que hablar con su
padre, su constante insistencia en separarme de mi mujer ha
llegado muy lejos.
Capítulo 38: No dejaré que se la lleven
Narra Annel.

Después de que Arthur habló con el padre de esa mujercita,


me dijo que podíamos estar tranquilos, pero a decir verdad
no me confío para nada de estar con esa tranquilad, hay algo
que no me agrada de esa mujer, sólo espero estar
equivocada.

Hasta ahora las cosas entre el hombre de mi vida y yo,


hemos estado muy bien, me dijo que no por eso dejaría de ir
a sus terapias, pero que ya fue un gran paso al contarme
esto a pesar de sus inseguridades, también dudé al
enterarme de esta manera, sin embargo, aquí estoy a su lado
para que enfrente su pasado y pueda vivir sin más oscuridad
en su vida.

(…)

– Siento que últimamente, alguien me ha estado siguiendo,


tal vez son alucinaciones mías. – le digo a mi amiga Andy.

– ¿has hablado de esto con Arthur? – me mira con


preocupación.

– No, lo que menos quiero es preocuparlo, ya tiene


demasiado. – y es verdad.

Narra Arthur.

Después de hablar con David sobre su hija, se disculpó y


dijo que hablaría con ella, que no me preocupara, así que
podemos estar tranquilos, no dejaré nadie nos separe, ya
hemos pasado por tanto como para que una caprichosa
como Paola, venga a tratar de arruinar mi relación con la
mujer que amo.

(…)

Últimamente, Annel ha estado muy distraída, tal vez su


madre o exnovio la han estado molestando, de ser así, ella
ya me lo habría dicho, sólo espero que todo este bien, de lo
contrario pediré protección para ella.

– ¡Hermano! – entra un Gilbert muy alegre, otro que dejó de


ser un mujeriego.

– ¿Por qué tan feliz? – pregunto con curiosidad.

– Tenías razón, que algún día llegaría la mujer que me


cautivaría, y estoy muy enamorado de Susan. – y no lo
dudaría ni un momento.
– Lo puedo notar a kilómetros. – digo con una sonrisa.

– Gracias. Y también me alegro mucho porque las cosas con


Annel salieron mejor de lo que esperabas. – le doy la razón.

– Es verdad, aunque te confieso que, al principio, estaba


seguro de que me dejaría. – les confieso que aún lo tengo.

– Tranquilo, ella te ama y estoy seguro de que lograran


superar todos sus temores. – me anima y sólo atino a sonreír
con la esperanza de que así sea.

– Gracias. – dicho eso, Gil sale de la oficina y yo sigo con mis


asuntos. Estoy tan concentrado, que de repente me llega un
mensaje de un numero desconocido.

“no estarán juntos por mucho tiempo”

Al leer eso una y otra vez, hace que mis alarmas se activen,
debo proteger a mi mujer de quien intente hacerle algo, no
dejaré que se la lleven.

Salgo de la oficina como rayo y entro a la de Annel, y estaba


tan concentrada que, al ver la manera en la que entre, se
asustó.
– ¿Qué ocurre, amor? – dice con preocupación.

– Recibí un mensaje de un numero desconocido. – le


muestro el mensaje y ella palidece un poco.

– Arthur… de unos días para acá, he sentido que alguien me


sigue. – dice y eso me preocupa aún más.

– ¡Maldición! – esto no puede estar pasando.

– ¿Qué vamos a hacer? – me mira aun con temor.

– No te preocupes, amor, hablaré con Isaac para nos apoye


con la seguridad. La abrazo con amor diciéndole que todo
estará bien.

(…)

Mi tío si me apoyó sin dudarlo, le dije lo que estaba


sucediendo, me dijo que no me preocupara por eso, lo cual
estoy muy agradecido. También puso a otros de sus hombres
para investigar quien es la persona que ha estado siguiendo
a mi mujer, ya que no sólo puede ser Paola, también está su
exnovio y su madre.
– Sr. Harrison. – entra uno de los hombres de mi tío, Paul, el
de más confianza.

– Paul, bienvenido. ¿Qué me tienes? – pregunto en seguida


yendo al punto.

– Estas fotos. – me da un sobre amarillo, una vez que lo


tomo, abro y miro.

– ¿estás seguro de que es quien sigue a mi mujer? – miro sin


comprender.

– Muy seguro. – asiento y vuelvo a mirar.

– Muchas gracias. – se despide y tomo el teléfono llamando


a mi tío.

(…)

– No puede ser. – dice sin poder creerlo.

– Yo estaba igual, no hay duda. – digo con seriedad.

– Debemos investigar todo esto a fondo. – toma su móvil y


da instrucciones a sus hombres. Sólo queda esperar.
– Gracias por tu apoyo. – le agradezco.

– Para eso esta la familia y me alegra que eres feliz a lado de


Annel.

– Tenia miedo por mi pasado, pero gracias a ella, he salido


adelante. – digo con una sonrisa en mi rostro.

– Se puede ver ese gran cambio en ti. – en eso suena su


teléfono y responde.

– ¿Qué ocurre? – pregunto después de que colgó.

– Ya lo tienen. – dice con seriedad. Nos levantamos de


nuestros lugares y salimos de la empresa y nos dirigimos a
una bodega abandonada, propiedad de los Harrison.

(…)

– Habla hdp, ¿Por qué Paola te lo pidió? – dice mi tío


mirándolo con rabia.

– No diré nada. – maldito.

– Sino hablas, despídete de tu familia. – lo amenazo mientras


lo sujeto de la camisa y veo miedo en sus ojos.
– Está bien, hablare. – no le dejamos mas opciones.

– Te escuchamos. – digo con seriedad.

– Paola quería que me la llevara lejos para que ella pudiera


conquistarte. – era de esperárselo de esa mujer.

– ¿te pagó? – esta vez habla mi tío.

– No, fue por los viejos tiempos, habíamos tenido un amorío.


– ahora lo entiendo todo.

– ¿es buena idea dejarlo ir? – digo con cierta preocupación.

– Si, no creo que después de esto se atreva a acercarse a tu


mujer. – dice con seguridad.

Íbamos en una de las camionetas, y nos detuvimos cerca de


su hotel, le abrí la puerta y antes de que se fuera le di una
advertencia y un mensaje para esa mujer y su familia.

Le agradezco a mi tío por su ayuda y me despido de él,


yéndome al departamento para estar a lado de la única
mujer que he amado y me ha amado.
– ¿Qué pasó? – dijo con ansiedad una vez que entre al
departamento.

– No volverán a seguirte, ni mucho menos intentar algo


contra ti. – nos abrazamos y dejo un suave beso en su frente
y ella suspira con mas tranquilidad.

Y así fue, Paola y su examante se fueron del país, sin


intentar nada mas en contra de Annel o de mí, así que se
podría decir que ya estamos mas tranquilos en ese tema, ya
no quise saber más de ellos, así que se retiraron como
socios de la empresa, afortunadamente no afecta en nada a
la economía de esta.
Capítulo 39: No habrá mas obstáculos
Narra Annel

Por fin ya no había nadie que pudiera tratar de separarnos.


En cuanto a mi prometido, si, escucharon bien, él y yo nos
comprometimos y fue hermoso.

Flashback

Arthur me había invitado a un hermoso restaurante, apartó


un lugar sólo para nosotros en una terraza con una vista a la
ciudad, y con el resplandor de la luna. Un mesero trae una
botella de vino tinto mientras que otro pone en la mesa dos
platos con pasta, mi favorita.

– ¿te gusta, amor? – me mira con un brillo en los ojos.

– Me encanta. – digo con felicidad.

– Me alegro mucho. – me sonríe y le correspondo.

– Eres un hombre maravilloso. – toma mi mano por encima


de la mesa para llevársela a sus labios dejando un cálido
beso.
– Tú eres la maravillosa, mi cielo. – nunca imaginé una vida y
a un hombre tan esplendidos.

Me vuelve a besar la mano y comenzamos a comer mientras


platicábamos de nuestras vidas, aunque para él fue muy
dolorosa, la perdida de sus padres, una familia que lo educó
a una mala vida donde se obsesionó con una mujer que
estaba con el amor de su vida donde casi pierde la vida, sin
embargo, gracias a su tío Isaac estuvo en el momento y lo
ayudó, aunque al principio Arthur se negaba a tomar
terapias, algo que a la fecha ya no frecuenta como antes.

Después de cenar, un mesero se acerca a dejar un rico pay


de manzana, se va y de repente no lo veo, hasta que escucho
un carraspeo, lo veo apoyado en una rodilla mientras que
con sus manos tenía una pequeña cajita de terciopelo color
azul. Lo miré sorprendida con los ojos inundados de
lágrimas.

– Annel Maxwell, ¿quieres ser mi esposa? – va directo con la


pregunta que tanto he deseado que hiciera.

– ¡Si! ¡Si deseo ser tu esposa! – se levanta y me abraza,


busco sus labios y lo beso.
– Te amo, mi hermosa hechicera. – dice una vez que nos
separamos, mientras que nos miramos a los ojos.

– También te amo. – apoyo mi cabeza en su pecho sonriendo


de felicidad.

Fin flashback…

Fue tan romántico, y en definitiva no tengo dudas en


casarme con él, porque lo amo y deseo pasar el resto de
nuestras vidas juntos.

Ya era hora de la salida y mi ahora prometido, se encontraba


en una junta e iba a salir tarde, así que me toca ir sola a
casa, lo bueno que no es tan tarde y podré tomar un taxi
hasta nuestro departamento.

Estaba afuera del edificio y mi suerte de ver uno


acercándose, sin embargo, fui jalada del brazo con algo de
brusquedad, lo cual me asustó mucho.

– Pero ¿Qué demonios? – digo tratándome de soltar.

– Hola. - ¡No puede ser? – digo asombrada, creí que nunca


más lo volvería a ver, ni mucho menos a ella.
– ¿Qué quieren? – los miro con frialdad.

– Pedirte delante de tu mamá que nos casemos. – dice con


una sonrisa que da miedo.

– ¡¿Qué?! – esto no puede estar pasándome.

– Albert aun te ama. – no les creo ni una sola palabra.

– No es verdad… - digo molesta.

– Annel… vine con Rocío para que comprobaras que, entre


ella y yo, ya no hay nada. – trata de acercarse a mí, y yo doy
un paso atrás.

– No hagas más difíciles las cosas. – mi “madre” habla en un


tono amenazante.

– Déjenme en paz. – comienzan a darme miedo.

– ¿Qué ocurre aquí? – llegó mi salvador.

– Sr. Harrison, que sorpresa. – ahí va de nuevo de hipócrita.

Amor. – me refugio en sus brazos y mi madre y Albert están


sorprendidos por mi acercamiento con el hombre que amo.
– Venimos por mi hija, Albert aun la ama. – maldita.

– Con todo respeto señora, pero Annel es mi prometida y no


voy a permitir que nadie nos aleje. – el tono de voz de Arthur
es seco y los otros dos se quedaron sin palabras.

– No… no lo sabíamos. – es claro que están sorprendidos.

– Ahora lo saben, así que, o se alejan de ella, o aténganse a


las consecuencias. – puedo imaginar de lo que es capaz de
hacer.

– No se preocupe, no volverá a pasar. – dice mi madre con la


voz temblorosa. Me miran por ultima vez, y se van.

– ¿Estás bien, amor? – me mira con preocupación.

– Si, contigo lo estoy. – me abraza y me deja un casto beso


en los labios.

Llegamos al departamento y nos sentamos en el sillón, sólo


abrazados sin decir una palabra, encerrados en nuestra
burbuja de tranquilidad. Pienso y pienso que sería de mi vida
hasta ahora sino lo hubiese conocido y ser su ahora
prometida.
– Te amo. – dice sacándome de mis pensamientos.

– También te amo y gracias por aparecer justo en el


momento en el que necesitaba. – y es la verdad.

– Siempre estaré para ti. – me mira y sonríe.

– Y yo para ti. – nos besamos con amor y el beso va subiendo


de tono, nos vamos quitando la ropa, una vez sin nada que
nos estorbe, una de sus manos acaricia mis senos, mientras
que la otra iba bajando hacia mi intimidad.

– Arthur… - digo su nombre en medio de un jadeo, deja de


masajear mi pecho y sus besos van bajando hasta llegar a
mi parte sensible que aclama por su m******o.

– Deja de torturarme. – digo y me mira mientras que sus


labios están aún en mi zona.

Una vez que termina causándome un clamado orgasmo, se


posiciona en mi entrada, y una vez que se hunde dentro de
mí, hacer que vuelva a gemir de placer. Comienza a mover
sus caderas mientras que lo abrazo con mis piernas para
profundizar mas el acto del amor.
– Eres lo mejor que me ha pasado. – dice una vez que
estamos abrazados después que terminamos de hacer el
amor.

– Me siento muy afortunada por haberte conocido. – me mira


con ternura y me da un tierno beso en los labios.

– Yo soy el afortunado, porque eres la luz de mi camino en


medio de una oscuridad por la que había estado por mucho
tiempo solo. Acaricio su mejilla y lo beso.

– Mi cielo. – sus palabras realmente me llegaron al corazón.


Lo amo tanto. Y presiento que después de todo por lo que
hemos pasado, no habrá mas obstáculos.
Capítulo 40: Al fin me siento liberado
Narra Arthur

Un año después…

Mis visitas a Drake son cada vez menos frecuentes, gracias


al apoyo de la mujer que más he amado, quien siempre será
mi luz y el final de toda esa oscuridad por la que he estado
encerrado por mucho tiempo, al fin me siento liberado de
ella. Por otra parte, nunca hubo la necesidad de ver de frente
a Katherine y pedir perdón por todo lo que cause, realmente
fue mejor idea el haber escrito una carta expresando lo
arrepentido que estoy por ello.

Y también me siento bien al no estar siendo perseguido por


Paola y tratando de hacerle daño a mi Annel, yo por ella soy
capaz de hasta dar mi propia vida con tal de que no sufra.

(…)

Me encontraba trabajando, viendo unos últimos detalles, ya


que en una semana me casaré con Annel, y me siento muy
nervioso, años atrás no me iba a “casar” por amor con
aquella joven a quien le robé parte de su libertad, sin
embargo, si me casaré porque amo a la mujer que está a mi
lado, eso ya es capítulo aparte.
– ¡Hermano! – entra Gil con alegría, como siempre.

– Gil. – me levanto y nos damos un fuerte abrazo.

– ¿Cómo van los preparativos de tu boda? – Él será mi


padrino de argolla.

– Pues Annel, Andy y Susan están viendo eso. – sólo a las


mujeres tienen sus gustos para las bodas.

– Cierto. – dice recordando.

– Por cierto, ¿Cómo vas con tu novia? – me da curiosidad.

– De maravilla. – dice con felicidad.

– Míranos, quien viera a este par de mujeriegos a punto de


casarse con unas mujeres maravillosas. – al decirlo, siento
una calidez en mi pecho.

– Es verdad, siempre decíamos que nunca llegaríamos a


esto. – le doy la razón.

– Así es, y como dijiste, son unas mujeres maravillosas. –


cambiamos de tema con respecto al trabajo.
(…)

Me encontraba en la casa donde viviré con Annel, estoy


viendo detalles, ya que se trata de un regalo para ella.

– ¿Qué le parece estas rosas en esta parte del jardín? – dice


la decoradora. Quien no ha dejado de coquetearme.

– A mi prometida le va a encantar. – digo con seriedad para


que no mal interprete nada. Rápido cambia su semblante a
un serio.

– Entiendo sr. Harrison. – al menos lo comprendió.

Las recamaras están muy bien, pero la que mas me interesa


en la principal, es donde compartiré todas noches llenas de
amor y pasión a lado de mi hechicera.

Al final del recorrido, quedé satisfecho por el resultado, le di


las gracias, cerré la casa y me subí a mi auto para llegar al
departamento. Estoy en un semáforo rojo y al mirar, veo una
tienda de chocolates, aprovecho que no tengo carros y
manejo hasta estacionarme afuera del local. Bajo y entro,
una señora de la tercera edad me recibe con una cálida
sonrisa, a la cual correspondo.
– ¿En qué puedo ayudarlo? – pregunta sin dejar de mirarme.

– Quiero unos chocolates con relleno a rompope. – ella


asiente y toma una caja de un estante no muy alto.

– ¿es un regalo? – pregunta con curiosidad.

– Así es. – sonrío de tan sólo pensar en mi Annel.

– Perfecto. – le pago y ella me entrega la caja. Salgo de ahí y


vuelvo a subir al carro.

Llego a casa, y al entrar, todo esta oscuro, excepto la de la


recama, camino y al abrir mas la puerta, mi bella mujer está
recostada a la mitad de la cama con una lencería color
blanco y con encaje, se ve realmente sexy.

– Hola, amor. – dice con una voz tan seductora que hace que
mi amigo crezca dentro de mi pantalón, ella se levanta, pero
apoyada en sus rodillas aun sobre la cama.

– Hola… - digo con la voz ronca que ella provoca.

– Mmm, veo que alguien esta ansioso por hacer el amor. –


pasa su mano por encima del pantalón haciendo que sienta
corrientes eléctricas por mi cuerpo.

– Annel… - trato de tocar sus hermosos pechos, pero ella lo


impide.

– No, mi cielo. – desabrocha lentamente mi camisa, pero sin


quitarla de todo, pasa sus delicadas manos por mi torso ya
desnudo, y en sus ojos hay un deseo insaciable. Baja
lentamente hasta llegar de nuevo al pantalón, lo desabrocha
liberando mi dura erección, lame lentamente sus labios y
comienza el s***o oral, uf, es realmente maravillosa.

– Amor, déjame hacerte sentir en el cielo como lo estás


haciendo conmigo. – se detiene antes de que yo explote de
placer.

– De acuerdo. – se recuesta nuevamente en la cama. Tomo


una venda que tengo en un cajón de la mesita de noche, se
la coloco sobre sus bellos ojos, saco un chocolate de la caja
que compré, pensaba en dárselos, pero ahora que, en esta
situación, las cosas cambiaron. Paso el chocolate
lentamente por su abdomen y lo voy subiendo hasta llegar a
sus labios.

– Abre tu linda boquita. – digo y así lo hace.


Veo como lo disfruta, y una vez que lo termina, ataco sus
labios como si tuviera mucha sed de sus besos ardientes. Le
quito el sujetador dejando libres sus hermosos senos, con
una mano acaricio uno, mientras que con la otra mano voy
acariciando su intimidad, meto uno de mis dedos y escucho
como gime de placer aun en mis labios. Me detengo antes
de que ella llegue a su preciado orgasmo. Termino por
quitarle su tanga y comienzo a saborear lentamente en su
entre pierna, ¡Dios! Es maravillosa.

Preparo bien para poder entrar sin problemas. Una vez que
entro en su ser, ella gime de placer y rasguña ligeramente la
espalda causándome una sensación única que provoca que
mis embestidas sean un poco mas fuertes de lo normal.
Annel no para de gemir y decir mi nombre.

A la mañana siguiente…

Me despierto con una sonrisa recordando lo que ocurrió


anoche, hacer el amor de una forma juguetona y maravilloso,
y mas si es a lado de una mujer que provoca sensaciones
únicas antes, durante y después del acto s*****l. Me levanto
de la cama y me voy a dar una refrescante ducha. Una vez
que estoy vestido, llego hasta la cocina y el desayuno esta
listo.
– Buenos días, amor. – le doy un corto beso en sus labios.

– Buenos días, mi cielo. – sonríe y es inevitable no hacerlo


con ella.

– ¿Cómo amaneciste? – Pregunto con interés.

– Muy bien. – dice con una sonrisa pícara.

– Te amo. – nos miramos con amor y en los suyos puedo ver


una calidez y una paz que jamás había sentido antes, o
acaso una vez, cuando era pequeño y mi madre me amaba y
protegía.
Capítulo 41: Epilogo
Narra Anya.

Dos años después…

Arthur y yo hemos tenido algunos problemas de casados,


pero nada que se pudiera resolver, como, por ejemplo, quería
que dejara de trabajar durante mi embarazo, ¿Qué quería
que hiciera entonces? ¿Aburrirme en casa? ¡Pues no! Así
que el primer trimestre eran las náuseas, y si necesitaba
reposo, así que sólo trabajaba medio tiempo, el resto del
embarazo fue tranquilo. Fue en nuestra noche de bodas
donde quedé embarazada del hombre que mas he amado.

Y aquí nos encontramos con nuestra pequeña Alice, una


bebé de casi dos años, en dos días será su cumpleaños, y
mis amigas, Andy, Susy y Nancy, ayudándome con los
preparativos, mientras que los hombres se la pasan viendo
su futbol americano. Hombres.

– Arthur ¿ya esta el pastel listo? – le pregunto con


curiosidad.

– Justamente iba ir con Gil por él. – dice un poco apenado.

– De una vez, amor. – le doy un beso en los labios y sale de


la casa.

(…)

Hoy estamos celebrando el cumpleaños de mi princesita,


quien, a pesar de cortita edad, esta muy feliz por su
celebración.

Mi madre había llamado con la intención de hacer las paces,


la verdad no le creo mucho, según ella, esta muy arrepentida
por quitarme a Albert, incluso ya ni siquiera se han vuelto a
ver desde que mi esposo les puso un ultimátum de no volver
a acercarse a mí.

Así que no creo aun estar lista de verla y perdonarla, sé


tendría derecho de conocer a su nieta, pero aún no confío
del todo en ella. Además, no creo que mi padre y Nancy
estén muy cómodos con su presencia.

(…)

– ¡Felicidades, Alice! – gritamos todos con emoción mientras


aplaudimos, y ella mostrando una hermosa sonrisa.

– Mi pequeña. – la abrazo con mucho amor.


– Mami… - me da un pequeño beso en la mejilla.

– Mi pequeño angelito. – su padre también le da un abrazo y


beso que son correspondidos por Alice.

Y somos seguidos por amigos y familiares, a Isaac le dice


abuelo, ya que es como un padre para Arthur, al igual que su
tía.

Sus tíos Susy y Gilbert, también tienen una hermosa bebita


llamada Lilly, es un año menos que Alice, esper que sean
también mejores amigas.

El hijo de Andy y Gabriel, quien es de la misma edad de mi


pequeña, se pone a jugar con ella armando bloques, se ve
que de grandes se llevaran muy bien, mientras que a mi
celoso esposo no esta muy contento con eso, el típico padre
que quiere que su nenita nunca crezca, lo puedo entender,
sin embargo, debe entender que algún día ella va a crecer y
hará su vida.

(…)

Todos los invitados se fueron a sus respectivas casas, mi


princesita, esta por fin dormida, hoy tuvo mucha energía, que
en ocasiones debíamos estar detrás de ella y de Josh, el hijo
de Andy, ya que les daba por querer jugar en los columpios,
al final se calmaron.

– Todo estuvo excelente. – le digo a mi esposo una vez que


me acuesto junto a él.

– Así es, amor mío. – me mira como siempre lo ha hecho, con


amor. Acaricio su torso desnudo y siento como se humedece
mi entrepierna.

Sin decir una sola palabra más, comenzamos a besarnos con


mas pasión, lo bueno que no traigo nada debajo de mi batita
de dormir, mete una de sus manos en mi intimidad, mientras
que, con una de las mías, acaricio su dura erección, se quita
el pantalón del pijama y entra en mi de una estocada
arrancándome un fuerte gemido de placer, mesa mis pechos
con delicadeza mientras que sus movimientos son lentos,
pero que te hacen sentir mucho placer.

Narra Arthur

Han sido dos años ya desde que me casé con mi hechicera


de ojos azules, con quien tuve una hija maravillosa y tan
hermosa como su mamá, y sé que lo será aun mas cuando
sea mas grande, aun me niego en que deba tener
pretendientes, ya es suficiente con Josh, así que digan lo
que digan, siempre la voy a cuidar, así diga mi esposa que
soy un padre exageradamente celoso, es mi única hija y
debo protegerla. No tengo nada en contra del hijo de Andy y
Gabo, pero no dejare que nadie se le acerque.

(…)

Anoche hice el amor con mi esposa quien sigue siendo


maravillosa y única, y jamás me voy a cansar de amarla y
contemplarla, nunca imaginé conocer a alguien como ella, y
ni mucho menos casarme con ella, a pesar de todo el daño
que le había causado y aun así aquí estamos juntos
formando una hermosa familia y no sólo nuestra pequeña
Alice, sino también nuestras amistades que son también
familia.

– Nunca me cansaré de decir lo mucho que te amo y lo feliz


que me haz hecho desde que nos conocimos. – digo din
dejar de mirarla.

– Mi vida, yo también soy feliz a tu lado, siempre supe que


estaríamos así. – dice mientras acaricia mi mejilla con
suavidad.

– Gracias por todo y por la hermosa hija que me has dado. –


le doy un beso en sus hermosos labios.
– Eres maravilloso. – me mira y le doy otro beso.

Soy Arthur Harrison, tuve una vida llena de negocios mal


habidos, gracias a mi familia adoptiva, y gracias a Alonso
Williams, perdí a mis padres y me convertí en un despiadado
al grado de tener encerrada en contra de su voluntad a
petición de una hermosa mujer, pero sin corazón. Desde que
me mudé a Londres, Inglaterra, conocí a una mujer
maravillosa que cambió mi vida en su totalidad. Y ahora soy
muy feliz a lado de mis dos princesas.

Fin.-

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