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LA SUNAMITA

Del 16 al 22 de Julio de 2023

Idea central

Las personas de fe llaman las cosas que no son como si fuesen.

Introducción

En el Antiguo Testamento leemos la historia de una mujer sunamita que hizo espacio en su casa para el Profeta
Eliseo. Luego de recibir Palabra del profeta ella tuvo un niño, pero al crecer murió. Lo sorprendente de esta
historia es que, aun cuando ella sabía que el niño había muerto, su fe la hizo acudir a Eliseo y cuando este le
preguntó cómo estaba todo, ella declaró que todo estaba bien. Esa buena actitud, manteniendo su fe y
determinación, fue la que le devolvió la vida al niño.

No hay nada imposible para Dios

“Eliseo le preguntó a Guiezi: —¿Qué puedo hacer por ella? —Bueno —contestó el siervo—ella no tiene hijos,
y su esposo ya es anciano. —Llámala —ordenó Eliseo. Guiezi la llamó, y ella se detuvo en la puerta. Entonces
Eliseo le prometió: —El año que viene, por esta fecha, estarás abrazando a un hijo. —¡No, mi señor, hombre
de Dios! —exclamó ella—. No engañe usted a su servidora. En efecto, la mujer quedó embarazada. Y al año
siguiente, por esa misma fecha, dio a luz un hijo, tal como Eliseo se lo había dicho”. 2 Reyes 4:14-17 (NVI)

Dios quiere usar a personas obedientes y con una fe inquebrantable. Aunque vivamos en la era de la razón, es
nuestra fe, y no nuestra inteligencia, lo que le agrada. A todos nos dio una medida, nuestra responsabilidad es
usarla todos los días para hacerla crecer y mantenerla firme. Todos tenemos problemas y angustias, pero a veces
olvidamos que para Dios no hay nada imposible.

Dios se glorifica en nuestras debilidades

“Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto,
gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo”. 2
Corintios 12:9 (NVI)

La fe no solo sirve para salir de nuestros problemas, sino para avanzar en la vida y saber qué dirección tomar en
la educación de nuestros hijos, en nuestro trabajo y en nuestros proyectos. Dios también tiene fe en nosotros a
pesar de nuestras debilidades e imperfecciones humanas. A Él no le importan nuestras habilidades, sino nuestra
obediencia. Notemos que en la Biblia se cuentan muchas historias de gente con limitaciones con las que el Señor
hizo grandes proezas: a un pastor de ovejas lo hizo rey de Israel, a un hombre con deficiencia en el habla le dio
la orden de liberar a su pueblo de Egipto, a la sunamita le concedió un hijo a pesar de sus limitaciones.

Pr. Darwuin León


Lo que Dios nos da, nadie nos lo quita

“Cuando Eliseo llegó a la casa, encontró al niño muerto, tendido sobre su cama. Entró al cuarto, cerró la puerta
y oró al Señor. Luego subió a la cama y se tendió sobre el niño boca a boca, ojos a ojos y manos a manos,
hasta que el cuerpo del niño empezó a entrar en calor. Eliseo se levantó y se puso a caminar de un lado a otro
del cuarto, y luego volvió a tenderse sobre el niño. Esto lo hizo siete veces, al cabo de las cuales el niño
estornudó y abrió los ojos. Entonces Eliseo le dijo a Guiezi: —Llama a la señora. Guiezi así lo hizo, y cuando la
mujer llegó, Eliseo le dijo: —Puedes llevarte a tu hijo. Ella entró, se arrojó a los pies de Eliseo y se postró rostro
en tierra. Entonces tomó a su hijo y salió”. 2 Reyes 4:32-37 (NVI)

Hay cosas imposibles que solo se solucionan con una Palabra de Dios, así que no la soltemos hasta ver nuestra
promesa cumplida porque siempre funciona. Él siempre responde. No esperemos que otra persona arregle lo
que solo nuestro Padre puede. Como la mujer sunamita, quienes escuchan a Dios tienen una fe inquebrantable
y declaran que todo estará bien; así que pongamos nuestros problemas en Sus manos, escuchemos y seamos
obedientes, para que seamos bendecidos por el resto de nuestras vidas.

Conclusión

A veces Dios nos concede milagros sin pedirlos, simplemente por el hecho de servirle y adorarle. La sunamita
no pidió un hijo, pero Dios se lo concedió. ¿Cómo podemos servir a Dios? Como lo hizo la sunamita, sirviéndole
a los hombres. Seamos personas de fe, llamando las cosas que no son como si fuesen: Estando el niño muerto,
la sunamita declaró que estaba bien. Tengamos un corazón agradecido y dispuesto a servirle a Dios, y Él siempre
estará presto a atendernos.

Llamado y ministración

La honra precede al milagro y un corazón agradecido a la salvación. Reconozcamos a Jesús como nuestro Señor,
honremos su sacrificio en la cruz, sirviéndole y vivamos agradecidos, para empezar a disfrutar de una vida de
milagros.

Intercesión

“Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho
más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”. Mateo 25:23 (NVI)

Oremos para que las personas puedan multiplicar los bienes que Dios les da y sean fieles con Él.

Ofrendas

“Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para
que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. Mateo 6:3-
4 (NVI)

Cuando tengamos la oportunidad de ser generosos, no esperemos que todos se enteren de lo que hacemos.
Sembremos para Dios.

Consolidación: Estamos a pocas semanas de nuestro Encuentro, motivemos y animemos a nuestros discípulos.
Pr. Darwuin León

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