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TEMA 36
Fecha: 17 diciembre 2016.
3852 palabras – 17:08.
Sumario:
I. Concepto.
Se entiende por ejecución penal el conjunto de actuaciones atribuidas a los órganos del Estado para
dar cumplimiento a los pronunciamientos contenidos en las resoluciones penales ejecutables.
Si la sentencia es absolutoria, el artículo 983 dice que el absuelto «será puesto en libertad
inmediatamente, a menos que el ejercicio de un recurso que produzca efectos suspensivos o la existencia de
otros motivos legales hagan necesario el aplazamiento de la excarcelación, lo cual se ordenará por auto
motivado».
La sentencia penal tiene un contenido penal, pero también puede resolver sobre la responsabilidad
civil.
1) Garantía jurisdiccional (artículos 1 de la Lecrim y 3.1 del CP): los artículos 1 de la Lecrim y
3.1 del Código Penal exigen que la pena haya sido impuesta por el juez o tribunal competente y con arreglo
al procedimiento establecido.
2) Principio de legalidad (artículo 3.2 del CP): «Tampoco podrá ejecutarse [ninguna] pena ni
medida de seguridad en otra forma que la prescrita por la ley y reglamentos que la desarrollan, ni con otras
circunstancias o accidentes que los expresados en su texto. […]» (artículo 3.2 del CP).
1
Lo más parecido que existe es la posibilidad de acordar la prisión provisional para el condenado por una sentencia no firme (art. 504.2.II de la
Lecrim), pero sigue siendo una medida cautelar (otra cosa es que el tiempo pasado en prisión provisional se abone al de la pena, pero eso no la
convierte en una ejecución provisional).
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3) Principio de resocialización (artículo 25.2 de la CE): «Las penas privativas de libertad y las
medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en
trabajos forzados. El condenado a [una] pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los
derechos fundamentales de este capítulo [el capítulo II del título I], a excepción de los que se vean
expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria.
En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad
Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad» (artículo 25.2 de la
Constitución).
Las sentencias solo podrán ejecutarse después de haber sido declaradas firmes mediante un
auto dictado por el órgano sentenciador (artículo 988.I).
— [Fijación del límite máximo de cumplimiento en los casos del art. 76 del CP
cuando se hayan seguido varias causas]. Cuando el culpable de varias infracciones penales haya sido
condenado en distintos procesos por hechos que pudieron ser objeto de uno solo, conforme a lo previsto en el
artículo 17 de esta ley [sobre la conexidad de delitos], el juez o tribunal que hubiera dictado la última
sentencia, de oficio, a instancia del Ministerio Fiscal o del condenado, procederá a fijar el límite del
cumplimiento de las penas impuestas, conforme a lo dispuesto en el artículo 76 del Código Penal. […].
Contra tal auto» cabrá el «recurso de casación por infracción de ley».
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Cada raya es un párrafo del artículo.
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Esto es reiterativo del art. 987, que tiene aplicación general.
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Relacionado con esto:
Art. 997: «El juez de instrucción a quien se hubiere cometido la práctica de algunas diligencias para la ejecución de la sentencia dará
inmediatamente cuenta del cumplimiento de las mismas al tribunal sentenciador [será el tribunal de la ejecución, no el sentenciador], con
testimonio en relación de las practicadas al intento, el cual se unirá a la causa».
Art. 998: «Las referidas diligencias se archivarán por el LAJ que en ellas haya intervenido».
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Según el artículo 990, párrafos 1.º a 5.º (modificado por la LO 1/2015, de 30 de marzo):
[…].
Los tribunales ejercerán además las facultades de inspección que las leyes y
reglamentos les atribuyan sobre la manera de cumplirse las penas».
Se rige por las normas que da el Código Penal y las establecidas en la legislación
penitenciaria; con arreglo a ella, la pena se cumplirá según un sistema progresivo, clasificado en grados, de
menor a mayor libertad.
2) Localización permanente (artículo 37 del CP): se regula en el artículo 37 del Código
Penal, que permite que se cumpla, a petición del penado, solo durante los sábados y domingos o de forma no
continuada. También dice que se podrá cumplir en un centro penitenciario en los casos en que la parte
especial del código lo prevea, pero ya no existe ninguno, de modo que tal disposición es inaplicable 5.
3) Multa (artículos 50 a 53 del CP): si el condenado no paga voluntariamente, se intentará
ejecutar por la vía de apremio. Si ni siquiera a través de la vía de apremio consigue cobrarse, y el penado es
una persona física, la multa se sustituirá por una responsabilidad personal subsidiaria, consistente en la
privación de libertad; si es una persona jurídica, el juez puede acordar la intervención de la entidad. También
cabe que modifique el importe de la multa o conceda un aplazamiento (artículos 50 a 53 del CP).
La Lecrim remite a las «disposiciones establecidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil, si bien será
en todo caso promovida de oficio por el juez que la dictó» (artículo 984, párrafo 3.º, que, aunque se refiere a
la ejecución de sentencias por delitos leves, se aplica a los demás procedimientos) 6.
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Eso lo añadió la LO 5/2010, de 22 de junio, y solo para la falta de hurto reiterada; pero la LO 1/2015 se olvidó de modificar el art. 37, hasta el punto
de que hay polémica (según MIR PUIG) acerca de cuál es la duración de la localización permanente: si los 3 meses de los que habla el art. 33, o los 6
de los que habla el 37.
6
Esa particularidad de que sea promovida de oficio es una excepción al principio dispositivo que rige la ejecución forzosa de la LEC; si la Lecrim no
dijera eso, el perjudicado tendría que pedir la ejecución forzosa.
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En tal caso, la Lecrim señala que «cualquiera de las partes podrá instar, durante la ejecución de la
sentencia, la práctica de las pruebas que estime oportunas para su precisa determinación. De esta pretensión
el LAJ dará traslado a las demás para que, en el plazo común de 10 días, pidan por escrito lo que a su
derecho convenga. […]. Practicada la prueba, y oídas las partes por un plazo común de 5 días, se fijará
mediante auto, en los 5 días siguientes, la cuantía de la responsabilidad civil. El auto dictado por el juez de lo
penal será apelable ante la audiencia respectiva» (artículo 794.1.ª8).
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Aplicando el art. 525.3 de la LEC: los pronunciamientos de carácter indemnizatorio de las sentencias recaídas en delitos de injurias y calumnias
(contra el honor) no son provisionalmente ejecutables.
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La ley no dice si hoy cabría la apelación ante los TSJ si la sentencia condenatoria la dictó una AP.
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La ejecución de las sentencias que condenen a penas privativas de libertad corresponde a los
juzgados de vigilancia penitenciaria, así como a la Administración penitenciaria, si bien el tribunal
sentenciador ostenta algunas competencias.
1.ª Dictar el auto por el que se declara la firmeza de la sentencia (artículo 988, párrafo 1.º, de la
Lecrim).
3.ª Otorgar la suspensión o sustitución de la pena impuesta (artículos 82 y 89 del Código Penal,
respectivamente; lo pueden hacer en la misma sentencia o en un auto posterior).
También les corresponde acordar la libertad condicional en la prisión permanente revisable (que
en la prisión ordinaria es una decisión que corresponde al JVP) (artículo 92 del CP)9.
5.ª A partir de este momento, las restantes incidencias de la ejecución son competencia del JVP,
salvo el licenciamiento definitivo (artículo 17.3 de la LOGP) y la facultad de informar en el expediente de
concesión de un indulto (artículo 23 de la ley del indulto de 1870).
El artículo 94 de la LOPJ indica que habrá uno o varios JVP en cada provincia (aunque pueden
crearse JVP para varias provincias de una misma comunidad autónoma o de ámbito inferior al provincial),
que 1ejercerán las funciones jurisdiccionales previstas en la LOGP, 2controlarán la potestad disciplinaria de
las autoridades penitenciarias, 3ampararán los derechos y beneficios de los internos, 4tendrán competencia
para la emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento mutuo de resoluciones penales en la UE
que les atribuya la ley y las 5demás funciones que señale la ley.
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En la prisión permanente, el JVP solo tiene una —y solo una— competencia: revocar la suspensión cuando se ponga de manifiesto un cambio de
las circunstancias que hubieran dado lugar a la suspensión que no permita mantener ya el pronóstico de falta de peligrosidad en que se fundaba la
decisión adoptada. De resto, todo corresponde al tribunal sentenciador (art. 92 del CP). Eso también lo puede hacer en la prisión ordinaria, pero es
que en la ordinaria todas las revocaciones las hace él.
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Y en Madrid existirá también uno o varios juzgados centrales de vigilancia penitenciaria (creados
por la LO 5/2003, de 27 de mayo), que básicamente ejercen las mismas competencias que los JVP, pero en el
ámbito de la Audiencia Nacional.
4) Y, en definitiva, «todas las decisiones necesarias para que los pronunciamientos
de las resoluciones en orden a las penas privativas de libertad se lleven a cabo, asumiendo las funciones que
corresponderían a los jueces y tribunales sentenciadores» (artículo 76.2.a), pues «el juez de vigilancia tendrá
atribuciones para hacer cumplir la pena impuesta [y] resolver los recursos referentes a las modificaciones que
pueda experimentar con arreglo a lo prescrito en las leyes y reglamentos» (artículo 76.1).
III. Administración penitenciaria.
Los actos dictados por la Administración penitenciaria son actos administrativos. En caso de que
puedan recurrirse, hay que distinguir:
a) Si el acto es competencia de una autoridad administrativa: el recurso contra tal acto,
en cuanto acto administrativo, se regirá por las normas del procedimiento administrativo.
II. Recursos contra las resoluciones de los JVP (d. a. 5.ª de la LOPJ).
La disposición adicional 5.ª de la LOPJ establece los siguientes recursos contra las resoluciones de
los jueces de vigilancia penitenciaria:
1. Recurso de reforma.
La ley dice que el recurso de reforma cabe contra todos los autos del juez, aunque la doctrina
admite que puede interponerse también contra todas las providencias.
2. Recursos de apelación.
a) Resoluciones recurribles:
1) Resoluciones del JVP que resuelvan los recursos sobre la clasificación del
penado: son recurribles en apelación ante el tribunal sentenciador. Las demás decisiones del JVP cuando
resuelva recursos contra decisiones de la Administración solo son recurribles en reforma.
administrativos): cabe el recurso de apelación ante la audiencia provincial que corresponda a la demarcación
donde esté el establecimiento penitenciario, a no ser que se trate de resoluciones de un juzgado central de
vigilancia penitenciaria, en cuyo caso corresponde a la sala de lo penal de la Audiencia Nacional (apartados
3 y 6).
3. Recurso de queja.
También podrá interponerse el recurso de queja contra todas las resoluciones en que el juzgado de
vigilancia penitenciaria deniegue la tramitación del recurso de apelación, y se interpondrá ante el tribunal
sentenciador o ante el tribunal que hubiera debido conocer de dicho recurso (apartados 2 a 4).
4. Recurso de casación.
También cabe formular el recurso de casación, ante la sala de lo penal del TS, por infracción de ley,
pero solo «contra el auto por el que se determine el máximo de cumplimiento [de la condena] o se
deniegue su fijación», y «se sustanciará conforme a lo prevenido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal»
(apartado 7).
«Contra los AUTOS de las audiencias provinciales y […] de la Audiencia Nacional» que resuelvan
«recursos de apelación, que no sean susceptibles de casación ordinaria, podrán interponer el Ministerio
Fiscal y el letrado del penado [el] recurso de casación para la unificación de doctrina ante la sala de lo penal
del Tribunal Supremo, el cual se sustanciará conforme a lo prevenido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal
para el recurso de casación ordinario, con las particularidades que de su finalidad se deriven. Los
pronunciamientos del Tribunal Supremo al resolver los recursos de casación para la unificación de doctrina
en ningún caso afectarán a las situaciones jurídicas creadas por las sentencias precedentes a la impugnada »
(apartado 8)10.
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El recurso de casación para la unificación de la doctrina existe en tres casos en el ordenamiento procesal penal: en este de juzgados de vigilancia,
en el ámbito de menores (art. 42 de la LORPM) y en el caso de las sentencias dictadas en apelación por las AP (art. 847.1.b de la Lecrim, que, aunque
no dice nada sobre que este recurso sea para la unificación de la doctrina, el TS sí lo ha configurado como tal).
Por cierto, esta casación para la unificación de la doctrina en materia de vigilancia penitenciaria es bastante parca, porque no especifica si hay que
aportar las sentencias de las AP o la AN donde se observe una supuesta contradicción en la interpretación de normas sustantivas; es que ni siquiera
especifica que tiene que haber esa contradicción. Todo eso hay que suponerlo sobre la base de la expresión con las particularidades que de su
finalidad se deriven.
Otra cosa (y esta es importantísima): a diferencia del recurso en interés de la ley civil, en el que no se recurre ninguna sentencia (de hecho, eso no es
ni un recurso ni un medio de impugnación; es un mero procedimiento), en las de procesal penal (menores, 847.1.b de la Lecrim y esta de ejecución) sí
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Aunque nada se dice expresamente, debe entenderse que su motivo determinante es la existencia de
contradicciones entre estas resoluciones para resolver situaciones en que exista semejanza en los hechos y en
la norma aplicable (MONTÓN REDONDO)11.
se recurre una sentencia concreta, aunque se citen otras que se contradigan, y sí se va a ver modificada la sentencia recurrida, pero las otras
quedan intactas (aunque en menores no lo diga la LORPM, en la misma medida en que se recurre una sentencia, esta va a poder anularse).
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No obstante, MONTÓN REDONDO considera que ya no cabe recurrir en casación contra esas resoluciones tras la modificación de la d. a. 5.ª
operada por la LO 7/2003. Este autor dice: «Recurrir en casación contra estas últimas resoluciones es dudoso, el menos en nuestro criterio, tras la
LO7/2003, de 30 de junio, al modificar la d. a. 5.º de la LOPJ, que introdujo un nuevo apartado 5, y el anterior apartado 5 pasó a ser el 6, sin decir si
eso supone sustituir la redacción original de ese apartado, al no indicar que haya de modificarse su ordinal [en el BOE en la versión consolidada, por
ejemplo, los anteriores apartados 5 a 9 entienden que son ahora 6 a 10 —por cierto, dejan muy claro que eso es una interpretación suya—, pero es
confuso, porque la LO decía solamente que el “actual” —en su día— apartado 5 pasaría a ser el 6, ¿qué pasa con los demás?]. ¿Error en la técnica
legislativa? ¿Desaparición del recurso de casación contra estas resoluciones un mes después de considerarse admisible? ¿Qué pasa con el contenido
del antiguo apartado 6? No deja de sorprendernos el legislador.
Los autos dictados por las AP que resuelven los incidentes de recusación de jueces o magistrados eran recurribles en casación, según el art. 69 de la
Lecrim, pero el art. 228 de la LOPJ establece su irrecurribilidad. Esto puede hacer dudar sobre la prevalencia de la Lecrim por su carácter especial o la
disposición derogatoria 1.ª, in fine, de la LOPJ, que deja sin efecto las normas que se opongan a lo que en ella se establece. Si observamos, además,
que el art. 851.6.º de la Lecrim considera motivo de casación que la sentencia se dicte por magistrados cuya recusación hubiera sido rechazada, hay
que concluir la irrecurribilidad de aquellas resoluciones».
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